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CONVERSIÓN
La conversión del corazón sobrevino poco después, en septiembre de 386, de un modo
inopinado. Al año siguiente, su madre, Santa Mónica, quien tanto influyera con su oración y
sufrimiento en la conversión de su hijo, murió en Ostia, Italia. Su fiesta se celebra el día
anterior a la de su hijo, el 27 de agosto.
Deseoso de ser útil a la Iglesia, Agustín volvió a su continente natal, África, y comenzó a
planear una reforma de la vida cristiana. Tres años más tarde fue ordenado presbítero en
Hipona para ayudar a su anciano obispo Valerio. Éste, en 396, le consagró obispo, y a su
muerte el año siguiente Agustín le sucedió en la sede episcopal. Bajo su orientación la Iglesia
africana, derrotada, recobró la iniciativa.
Agustín fue desarmando y desenmascarando las herejías que estaban más difundidas en la
época. Los últimos años de su vida se vieron turbados por la guerra. Los vándalos sitiaron su
ciudad y tres meses después, el 28 de agosto de 430, murió en pleno uso de sus facultades y
de su actividad literaria.
Era de constitución fuerte y sana, como lo demuestran sus actividades, trabajos, viajes y
serena ancianidad; sus enfermedades se debieron a constantes excesos de fatiga, ascesis y
apostolado. La ilusión de su vida fue la verdad para todos los hombres. Pendiente de sus
circunstancias, vivió luchando, aunque era de carácter sereno y apacible. Convirtió su
pequeña diócesis en corazón de la cristiandad. Hoy sus restos mortales descansan en Pavía.
Comúnmente es representado con traje de obispo o de monje, llevando en la mano un libro,
un corazón o una iglesia.
DOCTOR DE LA IGLESIA
Sus numerosas obras nos han llegado casi en su totalidad y en buen estado. En ellas trata muy
diversos temas, desde los que hablan de su propia vida, como las Confesiones y los
Soliloquios, hasta varias obras de tema moral y ascético, pasando por otras de carácter
exegético y muchas apologéticas —entre ellas La Ciudad de Dios— y con argumentos contra
el maniqueísmo y las principales herejías de su tiempo.
La vocación de San Agustín, su misión, consistió en recoger, coordinar, asimilar y transmitir
dos culturas, la grecorromana y la judeocristiana. Lo realizó tan perfectamente, que se
constituyó en genio de Europa. Marcó una nueva ruta al pensamiento y su influjo en la
espiritualidad cristiana ha sido notable.
Tenía grandes cualidades humanas: inteligencia poderosa para la síntesis y el análisis,
voluntad ardiente e indomable, sensibilidad tierna y viril, vitalidad exuberante, imaginación
creadora, iniciativa inagotable, estilo encantador, sentido del humor y del ridículo.
Fue el primer filósofo que adaptó una teología racional a los tres problemas radicales de la
existencia, la verdad, el ser y el bien; y casi el primer teólogo que confió en una filosofía
crítica, frente a los dogmatismos y fideísmos ilusorios, considerando el entendimiento como
revelación natural.
Hombre de una sola pieza, unificó su vida, sus obras y sus intenciones en un sistema vivo y
dialéctico, a veces implícito. Teoría y práctica son en él dos formas de una sola postura, si
bien es exagerado decir que sus teorías son generalizadoras de sus experiencias. Cada tesis
tiene valor desde su fundamento, pero el fundamento florece en cada tesis. Su obra podría
definirse como antropología teológica, y, en este sentido, podría hablarse de un humanismo
cristiano: la condición humana es su punto de partida, incluso para demostrar la existencia
de Dios.
Obras
Autobiográficas
Confesiones
Retractaciones
Filosóficas
Contra los académicos El orden
La vida feliz Soliloquios
La inmortalidad del alma El libre albedrío
La dialéctica La música
La dimensión del alma El maestro
Apologéticas
De la verdadera religión La adivinación diabólica
La utilidad de la fe La ciudad de Dios
De la fe en lo que no se ve
Dogmáticas
La fe y el símbolo de los apóstoles La fe y las obras
Ochenta y tres cuestiones diversas Manual de fe, esperanza y caridad
Cuestiones diversas a Simpliciano La Trinidad
Respuesta a las ocho preguntas de
Dulcicio
Morales y pastorales
La mentira La bondad de la viudez
Contra la mentira La continencia
El combate cristiano La paciencia
La catequesis a principantes Las uniones adulterinas
La bondad del matrimonio La piedad con los difuntos
La santa virginidad
Monásticas
Regla a los siervos de Dios
El trabajo de los monjes
Exegéticas
La doctrina cristiana El Sermón de la Montaña
El espejo de la Sagrada Escritura Exposición de algunos textos de la
Comentario al Génesis en réplica a Carta a los Romanos
los maniqueos Exposición de la Carta a los
Comentario literal al Génesis Gálatas
(incompleto) Exposición incoada de la Carta a
Comentario literal al Génesis los Romanos
Locuciones del Heptateuco Diecisiete pasajes del Evangelio de
Cuestiones sobre el Heptateuco Mateo
Anotaciones al libro de Job Concordancia de los evangelistas
Ocho cuestiones del Antiguo
Testamento
Polémicas
Escribe contra los maniqueos, los donatistas, los pelagianos, el arrianismo y contra herejías
en general.
Las herejías, dedicado a Réplica al gramático Cresconio,
Quodvultdeo donatistas
A Orosio, contra priscilianistas y El único bautismo (Resumen del
origenistas debate con los donatistas)
Réplica al adversario de la Ley y Mensaje a los donatistas después
los Profetas de la Conferencia
Tratado contra los judíos Sermón a los fieles de la Iglesia de
Réplica al sermón de los arrianos Cesarea
Debate con Maximino, obispo Actas del debate con el donatista
arriano Emérito
Réplica a Maximino, obispo Réplica a Gaudencio, obispo
arriano donatista
De las costumbres de la Iglesia Consecuencias y perdón de los
Católica y de las costumbres de los pecados, y el bautismo de los niños
maniqueos El espíritu y la letra
Las dos almas del hombre La naturaleza y la gracia
Actas del debate con el maniqueo La perfección de la justicia del
Fortunato hombre
Réplica a Adimanto, discípulo de Actas del proceso a Pelagio
Manés, llamada «del Fundamento» La gracia de Jesucristo y el pecado
Réplica a Fausto, el maniqueo original
Actas del debate con el maniqueo Naturaleza y origen del alma
Félix El matrimonio y la concupiscencia
La naturaleza del bien Réplica a las dos cartas de los
Respuesta al maniqueo Secundino pelagianos
Salmo contra la secta de Donato Réplica a Juliano
Réplica a la carta de Parmeniano Réplica a Juliano (obra inacabada)
Tratado sobre el bautismo La gracia y el libre albedrío
Carta a los católicos sobre la secta La corrección y la gracia
donatista (La unidad de la Iglesia) La predestinación de los santos
Réplica a las cartas de Petiliano El don de la perseverancia
Homiléticas
Tratados sobre el Evangelio de san Sermones (1º) 1-50: Sobre el
Juan (1º y 2º) 1-124 Antiguo Testamento
Tratados sobre la primera carta de Sermones (2º) 51-116: Sobre los
san Juan evangelios sinópticos
Comentarios a los salmos (1º, 2º,
3º, 4) 1-15039
Sermones (3º) 117-183: Sobre el Sermones (6º) 339-396: Sobre
Evangelio de San Juan, Hechos y temas diversos
Cartas de los apóstoles Sermón a los catecúmenos sobre el
Sermones (4º) 184-272B: Sobre Símbolo de los apóstoles
los tiempos litúrgicos La devastación de Roma
Sermones (5º) 273-338: Sobre los Sermón sobre la disciplina cristina
mártires La utilidad del ayuno
Cartas
El extenso epistolario agustiniano prueba su celo apostólico. Sus cartas son muy numerosas
y a veces extensas. Fueron escritas desde el 386 al 430. Se pueden haber conservado unas
800.
Anécdota
Lleven mutuamente sus cargas
Contaba el santo, acerca de ayudarse mutuamente a cargar las cruces:
“Mientras estamos en esta vida, es decir, en este camino, procuremos llevar mutuamente
nuestras cargas para que merezcamos llegar a aquella vida que carece de toda carga. Por
ejemplo, fíjense en los ciervos, cómo algunos expertos en estas materias han escrito: cuando
atraviesan un brazo de mar hasta una isla en busca de pastos, se organizan de tal modo, que
portan, los unos sobre los otros, las cargas de sus cabezas con la cornamente; de tal manera
que el que va detrás coloca su cabeza sobre el anterior, manteniendo el cuello levantado.
Y, como el primero de todos no tiene, delante de él en quien apoyar la cabeza, dicen que
hacen lo siguiente por turno: que cuando el que va primero se ha cansado de la carga de su
cabeza, se coloca detrás del último, y le sucede aquel cuya cabeza sostenía cuando iba él
primero.
De ese modo, soportando sus cargas mutuamente pasan el brazo de mar hasta llegar a tierra
firme."