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1.

Estudiar ajedrez no es entrenar ajedrez

Una vez que has comprendido la naturaleza de la partida del ajedrez y que sabes que es
más importante reparar la estructura que achicar agua o que mejorar la navegabilidad de
la barca (y que vas a ponerlo en práctica), debemos empezar a hablar de cómo jugar
mejor.

Si quieres aumentar tu ELO o simplemente ganar más partidas, aunque no juegues


torneos oficiales, necesariamente deberás jugar mejor. Es uno de los puntos importantes
del método Zugzwang.

Así expuesto es una obviedad sin contenido, pero tiene un trasfondo importante.

Uno de los errores que más se repiten en los jugadores de nivel interme-dio que
pretenden progresar, es dedicar tiempo simplemente a estudiar ajedrez.

Estudiando ajedrez uno puede saber más ajedrez, lo que indudablemente es po-sitivo,
pero si nos dedicamos únicamente a ello nos saltamos una parte importante: el puro
entrenamiento, que es aquella dirigida a potenciar las habilidades necesarias para jugar
mejor y que no implican, necesariamente, saber más ajedrez.

Estoy de acuerdo con la afirmación que, en una reciente entrevista, me hacía la jugadora y
gran maestra Sopiko Guramishvili (puedes leerla en el siguiente enlace):

http://thezugzwangblog.com/exclusiva-entrevista-la-gm-sopiko-guramishvili/ «Todo lo
que estudies o entrenes, sea lo que sea, te vendrá bien». Pero cuando inten-

tamos optimizar nuestro progreso, y cuando nuestro tiempo es limitado, podemos estar
dedicando demasiados recursos a aspectos que nos van a proporcionar una me-jora muy
poco significativa. De hecho, considero que son especialmente los jugadores de nivel
principiante e intermedio, entre 1600-2100 puntos de ELO, aquellos que más se pueden
beneficiar de entrenar específicamente para jugar mejor y no para saber más. Trataré de
explicarlo a través de un ejemplo muy gráfico.
Supongamos que eres un corredor de atletismo y quieres mejorar tu ranking o conseguir
algún premio, etc., y en lugar de entrenar y correr en la pista te dedicas únicamente a ver
vídeos sobre técnica, a estudiar libros sobre cómo realizar una me-jor pisada, etc.,
probablemente, después de todo esto, habrás aprendido que es impor-tante dar zancadas
más largas, que una buena postura reduce la oscilación vertical y que ambos aspectos te
harán correr mejor. Pero si no bajas a la pista y te pones a sudar, no servirá de mucho
todo lo anterior.

¿Debemos entonces evitar estudiar aperturas, teoría de finales, repasar partidas de


grandes maestros? La respuesta es no.

Lo que debes conseguir es que exista un equilibrio entre tu entrenamiento (llamaré a


partir de ahora así a potenciar las habilidades para jugar mejor) y tu adquisición de
conocimiento técnico.

¿Por qué razón? Si únicamente nos dedicáramos a mejorar nuestro conocimien-to técnico,
podríamos convertirnos en unos buenos teóricos del ajedrez, pero di-fícilmente seremos
buenos jugadores. Y, por el contrario, si únicamente invertimos nuestro tiempo en
entrenar, estaremos dejando de lado una parte muy importante también, ya que todo el
conocimiento teórico funciona como una especie de mante-nimiento interior. Si
utilizamos la analogía de una máquina, el entrenamiento sería el aceite que engrasa los
rodamientos y el conocimiento técnico (finales, aperturas, es-trategia, maniobras…)
vendría a reflejar la calidad de esos rodamientos: si su tamaño y materiales son los
adecuados. Funciona así.

Anteriormente, explicaba qué es aquello que nos hace jugar peor, es decir, aquellos
hábitos que hacen que mermen nuestras habilidades. Junto a estos hábitos se encuen-
tran fundamentalmente los errores de cálculo y de táctica, cuya presencia es mayor a
medida que descendemos por la escala de ELO.

En este apartado, en el lado opuesto, trataré de explicar qué es lo que tienes que hacer
para jugar mejor, es algo que también te va a ayudar a que los errores de cálculo y táctica
vayan disminuyendo. Recuerda, no hablamos de saber más ajedrez ni ser un experto en la
variante del peón envenenado de la defensa siciliana, hablamos de jugar mejor con el
conocimiento de ajedrez que ya tienes, sea este el que sea. Por tanto, se trata de llevar tu
nivel del juego hasta el límite que determinan tus conocimientos de ajedrez (de ellos nos
ocuparemos más adelante).
¿CUÁLES SON LAS CLAVES?

Debes llevar a cabo un entrenamiento activo. Este aspecto es muy im-portante.


Significa que no sirve con enterarte por qué un gran maestro lleva a cabo una jugada
brillante. No sirve con comprender esto ni si-quiera con memorizarlo a la perfección.
Tienes que ser tú quien se es-fuerce ejercitando tu capacidad de cálculo, tu visión espacial
y tu agi-lidad mental general. Los ejemplos de partidas anteriores que hemos visto han
mejorado, mínimamente, tus conocimientos de ajedrez, pero no han ejercido ninguna
influencia en tu capacidad de cálculo, ni en tu

agilidad mental.

El entrenamiento debe ser como mínimo estable desde el punto de vis-ta del tiempo
dedicado o, si te resulta posible, progresivo, mejor aún.

Quiero decir que, al menos, debes dedicar el mismo tiempo todas las se-manas, y, si
puedes, ir incrementando la dedicación. En general, cuanto más entrenes y estudies,
mayor nivel tendrás (aunque también existen sus excepciones que trataré en otros
puntos).

Es mucho más beneficioso que dediques 30 minutos todos los días o una hora cada dos
días que 10 horas en un solo día. La constancia es funda-mental.

Este entrenamiento debe versar sobre todo en cálculo de variantes y resolución de


posiciones tácticas. Explicaré con posterioridad cómo

llevarlo a cabo y, al final del libro, encontrarás una planificación para diez semanas.

El balance que considero adecuado de entrenamiento respecto a la adquisición de


conocimiento técnico para un jugador cuyo ELO se en-cuentre entre 1600 y 2100 ELO es
de 60%-70% a favor del entrenamien-to y un 40%-30% de preparación de finales,
aperturas, etc.
2. Las 7 claves para jugar mejor, por orden

a) Cómo pensar correcta y eficazmente

Pensar correctamente no significa pensar acertadamente. Uno puede pensar co-


rrectamente y equivocarse, y también puede pensar erróneamente y acertar, aunque esto
es mucho menos probable. Pero sea de uno u otro modo, defiendo que es mucho mejor
seguir un método que no seguirlo a la hora de pensar.

Como se exponía en el punto «Tu argumento interior, ese paradigma», cuanto me-nos
experto es un jugador mayor tendencia tiene a que ese argumento interior guíe su forma
de pensar. Utilizaré un ejemplo extremo para que este punto quede bien en-tendido: los
niños que están aprendiendo tratan de comerse las piezas de su rival sin tener en cuenta
ningún tipo de consideración, obviando cualquier tipo de amenaza o de fiasco estratégico.
Su argumento es: «tienes que comerte las piezas de tu rival», y cualquier decisión que
vaya dirigida y (según ellos) les garantice dicho objetivo será una decisión válida.

A medida que el jugador se aleja de ese nivel, empieza a tener en cuenta las ame-nazas
directas de su rival, pero no tanto las indirectas. En un estadio posterior, se tienen en
cuenta todas las amenazas y, además, el jugador ya es capaz de percibir los planes de su
rival (no solo las jugadas aisladas) y contemplarlas como un conjunto que debe integrar en
la totalidad de sus planes. Este último jugador es el más experimen-tado y el que juega
con mayor precisión. No solo es capaz de diseñar planes complejos, de tener un gran
razonamiento abstracto y buenos conocimientos estratégicos, sino que diseña sus planes
a partir del pronóstico de los planes de su rival, lo que incre-menta las posibilidades de
que sus planes no fracasen.

Por todo lo anterior, quiero proponerte un esquema sencillo que te ayudará a ir orde-
nando tu pensamiento y empezar a pensar cada vez de manera más efectiva y eficiente.

Primer paso. Después de la jugada de tu rival piensa siempre qué amenaza dicha
jugada. No te lances premeditadamente a responder de manera automática.

Dedica un tiempo a pensar qué es lo que está amenazando realmente. Las amenazas
pueden ser totalmente evidentes, como cuando tu oponente amenaza comerte clara-
mente una pieza pero, muchas otras veces, no son nada claras, e incluso, hay ocasio-nes
en las que es muy muy difícil descubrir qué «se trae entre manos» tu rival. Pero ejercita
esta habilidad. Incluso te diría de forma muy radical, para que entiendas la importancia de
este punto, que debes considerar como un error hacer una jugada sin

haberte cuestionado esto previamente, obtengas con tu jugada el resultado que sea.
Segundo paso. Determina si la amenaza de tu rival es válida o no. En este se-

gundo paso, una vez que hemos «descubierto» las intenciones directas de la jugada de
nuestro rival, debemos valorar si dicha amenaza es válida o no. Es decir, si dicha amenaza
es potencialmente peligrosa o no. La persona contra la que jugamos no es perfecta, diseña
planes inexactos, persigue objetivos que estratégicamente no son ta-les y, como hemos
explicado con anterioridad, se equivoca: la importancia del error.

Por todo ello, es importante que no reacciones automáticamente a la amenaza de tu rival.


Pregúntate. ¿Es real? ¿Debo evitarla?

Tercer paso. Analiza cómo ha cambiado la posición. No se trata de empezar a elaborar


planes ni de decidir cómo jugar. De nuevo, hay que volver a familiarizarse con la evolución
de la partida y abstraernos de nuestros pensamientos anteriores. ¿Qué consecuencias ha
tenido la jugada de mi rival en la posición? ¿Ha dejado de pro-teger alguna casilla? ¿Hay
algún punto que haya quedado vulnerable? ¿Existe menor refuerzo en algún lugar de su
estructura? ¿Se ha abierto alguna línea que antes no existía?

Toda jugada, sea la que sea, y se juegue en la primera fase o en la última de la partida va a
modificar la posición. Esto está muy relacionado con la naturaleza del ajedrez.

El ajedrez no es reversible, no se puede dar marcha atrás. Cada jugada modifica más y más
la posición como si se tratara de la evolución de un ente biológico, y esto permite que se
vayan construyendo relaciones entre las piezas, las casillas, las columnas… Comprender
estas relaciones es fundamental para jugar mejor. Pero no solo eso, la clave estriba en
entrenar una y otra vez el hábito de pensar de esta manera.

Abarca, X. (2000) - González Seguillo, O. (2107) Sants, 2015


Abarca, X. (2000) - González Seguillo, O. (2107) Sants, 2015 BUSCAR POSICION¡

13…c5?? [Un error que inicialmente podría pasarse por alto pero que conde-na la
posición. La apertura negra sin c5 sería perfectamente jugable. Sin embar-go, la ruptura
negra es precipitada. ¿Por qué razón? ¿Cuáles son las consecuencias de esta jugada?

1) El negro abre la posición ante unas piezas blancas mejor desarrolladas y muy
centralizadas que podrán presionar el centro negro.

2) La presión por las columnas «c» y «d» es muy relevante, y a ello se une la
peligrosa clavada del caballo de f6.

Es evidente que las negras debieron mantener el juego un poco más cerrado y terminar
precisamente el desarrollo.

A partir de este momento, de este error, las blancas deben localizar exacta-mente dónde
pueden hacer daño al rival y aprovechar las líneas abiertas para su ataque].

[13…De7 era más natural y tranqui-la. Se conectan las torres, la dama en f8 puede tener
una posición defendida y la posición solo es levemente inferior]. 14.Ab5! [Una gran
decisión. Parece que el alfil estaba bien colocado en d3, pero la casilla h7 no era una
debilidad grave, ya que el alfil de d3 se encontraba delante de la dama y no la dama
delante del alfil. El blanco aprovecha la diagonal abierta para el traslado a una mejor ubi-
cación. Las clavadas ahora son dobles, y no es fácil resolver el doble ataque en d7 y f6.
Además, se despeja la columna «d» para la torre, por lo que d5 es también una debilidad
importante. Como ves, se suman varias debilidades y, por lo tanto, la defensa es muy
difícil]. [14.dxc5 sería similar tras 14…bxc5 15.Ab5; 14.Af5 era también fuerte, pero ¿por
qué no clavar los dos caballos a la vez como en la par-tida?].

14…a6? [Ajeno a las amenazas con-cretas del blanco (es decir, haciendo exactamente lo
contrario a lo que hay que hacer), el segundo jugador comete un nuevo error que puede
sentenciar com-pletamente su posición] [14…g5 parecía más sensata aunque el enroque
queda gravemente dañado] 15.Axf6 [la doble clavada de los caballos sentencia la parti-da]
15…gxf6 [llega el momento de rematar la posición. No solo el cálculo es clave sino
también comprender claramente dónde están las debilidades negras] [15…Cxf6 16.Axe8
Dxe8 17.Db3].

16.Axd7! [Otro fuerte cambio que hu-biera dado la victoria al blanco. El caballo era clave
para la defensa de las debilidades de b6 y c5 y, por lo tanto, tras] [16. Ad3

Los mejores jugadores tienen integrado este hábi-to, no piensan en otra cosa cuando ven
la jugada de su rival. Es algo instantáneo, les lleva muy poco tiempo percibir qué ha
sucedido. Pero para ello debes practi-car recurrentemente este recurso tan vital.
Observa la siguiente posición y valora la jugada c5 de las negras. ¿Es una amenaza?
¿Cómo cambia la posición? ¿En qué te beneficia?:

Abarca, X. (2000) - González Seguillo, O. (2107)

Sants, 2015
13…c5?? [Un error que inicialmente podría pasarse por alto pero que conde-na la posición.
La apertura negra sin c5 sería perfectamente jugable. Sin embar-go, la ruptura negra es
precipitada. ¿Por qué razón? ¿Cuáles son las consecuencias de esta jugada?

3) El negro abre la posición ante unas piezas blancas mejor desarrolladas y muy
centralizadas que podrán presionar el centro negro.

4) La presión por las columnas «c» y «d» es muy relevante, y a ello se une la peligrosa
clavada del caballo de f6. Es evidente que las negras debieron mantener el juego un poco
más cerrado y terminar precisamente el desarrollo.

A partir de este momento, de este error, las blancas deben localizar exacta-mente dónde
pueden hacer daño al rival y aprovechar las líneas abiertas para su ataque].

[13…De7 era más natural y tranquila. Se conectan las torres, la dama en f8 puede tener una
posición defendida y la posición solo es levemente inferior]. 14.Ab5! [Una gran decisión.
Parece que el alfil estaba bien colocado en d3, pero la casilla h7 no era una debilidad grave,
ya que el alfil de d3 se encontraba delante de la dama y no la dama delante del alfil. El
blanco aprovecha la diagonal abierta para el traslado a una mejor ubicación.

Las clavadas ahora son dobles, y no es fácil resolver el doble ataque en d7 y f6. Además, se
despeja la columna «d» para la torre, por lo que d5 es también una debilidad importante.
Como ves, se suman varias debilidades y, por lo tanto, la defensa es muy difícil]. [14.dxc5
sería similar tras 14…bxc5 15.Ab5; 14.Af5 era también fuerte, pero ¿por qué no clavar los dos
caballos a la vez como en la par-tida?].

14…a6? [Ajeno a las amenazas con-cretas del blanco (es decir, haciendo exactamente lo
contrario a lo que hay que hacer), el segundo jugador comete un nuevo error que puede
sentenciar completamente su posición] [14…g5 parecía más sensata aunque el enroque
queda gravemente dañado] 15.Axf6 [la doble clavada de los caballos sentencia la parti-da]
15…gxf6 [llega el momento de rematar la posición. No solo el cálculo es clave sino también
comprender claramente dónde están las debilidades negras] [15…Cxf6 16.Axe8 Dxe8
17.Db3].

16.Axd7! [Otro fuerte cambio que hu-biera dado la victoria al blanco. El caballo era clave
para la defensa de las debilidades de b6 y c5 y, por lo tanto, tras] [16. Ad3

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