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El Ministerio de niños requiere de mucha dedicación, los niños son muy especiales para nuestra
iglesia. Debe saberse en nuestra iglesia que los niños no deben ser olvidados o colocados en un
lugar inferior, además ellos necesitan sentirse parte de la iglesia y para ello es recomendable
asignarles un tiempo para desarrollar algún programa.
ALGUNAS personas dicen que solo creen en lo que ven, pero eso no tiene sentido. Hay muchas
cosas que nunca hemos visto y, sin embargo, existen. ¿Cuáles son algunas?...
¿Podemos sentir el aire que respiramos?... Levanta la mano y sopla sobre ella. ¿Sientes algo?... Sí,
el aire, pero ¿verdad que no podemos verlo?...
Un ángel es una criatura con capacidades y poderes sobrehumanos (2 Pedro 2:11). Los
ángeles habitan en un nivel de existencia más elevado que el universo físico, una región
espiritual que la Biblia llama cielo (1 Reyes 8:27; Juan 6:38). Por eso, en algunas ocasiones
también se les llama espíritus (1 Reyes 22:21; Salmo 18:10).
Además, sabemos que se comunican entre ellos, porque la Biblia menciona el ‘idioma de los
ángeles’ (1 Corintios 13:1).
Unos hombres malos hicieron que se arrojara a Daniel a un foso de leones. Daniel estaba solo ante
aquellas fieras hambrientas. ¿Qué le sucedió?
Él nos cuenta: “Dios envió a su ángel y cerró la boca de los leones”. ¡No le causaron
ningún daño! Los ángeles pueden hacer cosas maravillosas por los siervos del Señor (Daniel 6:18-
22).
Pedro estaba durmiendo en medio de dos soldados y tenía las manos encadenadas. Pero la Biblia
dice: ‘¡Mira! Vino el ángel de Jehová, y una luz brilló en la celda de la prisión. El ángel tocó a Pedro
en el costado para despertarlo y le dijo: “¡Deprisa, levántate!”’.
La Biblia habla de un ángel que está diciendo a la gente en todas partes que adore a Dios
(Revelación [Apocalipsis] 14:6, 7). ¿Cómo lo hace? ¿Acaso grita desde el cielo para que todo el
mundo lo oiga?... No. Son los seguidores de Jesús en la Tierra quienes se encargan de hablar a
otras personas de Dios, y los ángeles los guían en su predicación. Los ángeles se aseguran de que
las personas que realmente desean conocer a Dios tengan la oportunidad de escuchar. Nosotros
podemos participar en esta obra, y los ángeles nos ayudarán.
Pero ¿qué haremos si personas que no aman a Dios nos causan problemas? ¿Y si nos
encarcelan? ¿Nos liberarán los ángeles?... Podrían, pero no siempre lo hacen.
A los ángeles les queda otra misión importantísima que cumplir, y lo harán pronto. Se acerca el
momento en que Dios destruirá a los malvados, a todos los que no lo adoran. Quienes dicen que
no creen en los ángeles porque no pueden verlos descubrirán lo equivocados que están
(2 Tesalonicenses 1:6-8).
¿Qué significará eso para nosotros?... Si nos ponemos del lado de los ángeles de Dios, nos
ayudarán. Pero ¿estamos de su lado?... Lo estaremos si servimos al Señor. Y si le servimos,
animaremos a otras personas a servirle también.
Aprenderemos más sobre cómo influyen los ángeles en la vida de la gente leyendo Salmo
34:7; Mateo 4:11; 18:10; Lucas 22:43, y Hechos 8:26-31.
Los elementos del Nacimiento
Pese a la incomodidad que suponía para su esposa, quien en ese momento estaba embarazada de
nueve meses, José viajó a la ciudad de sus antepasados para inscribirse de acuerdo con el decreto
del César. Al llegar a Belén, el matrimonio no encontró alojamiento, pues la ciudad estaba
abarrotada de gente. Así que las circunstancias los obligaron a acomodarse en un establo, donde
Jesús nació y fue acostado en un pesebre. A fin de fortalecer su fe, Jehová proporcionó a los
modestos padres una confirmación de que aquel nacimiento realmente había cumplido la voluntad
divina. ¿Envió una delegación de ancianos prominentes de Belén para alentar a la pareja? No. Por el
contrario, Jehová Dios reveló el acontecimiento a unos pastores laboriosos que pasaban la noche a
la intemperie vigilando sus rebaños.
El ángel de Dios se les apareció y les dijo que fueran a Belén, donde encontrarían al Mesías recién
nacido “acostado en un pesebre”. ¿Les sorprendió o incomodó a estos humildes hombres oír que el
Mesías recién nacido estaba en un establo? ¡Desde luego que no! Sin tardanza dejaron sus rebaños
y partieron hacia Belén. Cuando hallaron a Jesús, contaron a José y María lo que el ángel de Dios
les había dicho. Sin lugar a dudas, su relato reforzó la fe de la pareja en que todas las cosas se
estaban realizando tal y como Jehová se había propuesto. Por su parte, “los pastores se volvieron,
glorificando y alabando a Dios por todas las cosas que habían oído y visto” (Lucas 2:8-20).
En efecto, al revelar lo sucedido a aquellos pastores temerosos de Dios, Jehová había tomado la
mejor decisión.
De todo lo que hemos visto, aprendemos qué clase de personas debemos ser para disfrutar del favor
de Jehová. No es preciso que busquemos prominencia ni riqueza. Más bien, al igual que José, María
y los pastores, tenemos que obedecer a Dios y demostrarle nuestro amor anteponiendo los asuntos
espirituales a las cosas materiales. Lo cierto es que podemos aprender magníficas lecciones al
reflexionar sobre el relato de los acontecimientos que rodearon el nacimiento de Jesús.