Sunteți pe pagina 1din 2

LA CASHUA DEBE SER DECLARADA BAILE OFICIAL EN TODOS LOS

EVENTOS DE CAJAMARCA
La música y danzas siempre nos acompañan en los acontecimientos felices y en los tristes,
desde el nacimiento hasta que nos vamos. La música acuña a los niños, consuela, tranquiliza,
inquieta, anima, glorifica a Dios, lleva los secretos íntimos de nuestra alma.

Nuestros antepasados expresaron su alma artística a través de la música y la danza. Por ello se
encontraron instrumentos musicales en diferentes lugares, como las ruinas de los Perolitos de
Pulltumarca, hoy Baños del Inca, que usaban cuando celebraban la Fiesta al Agua. Desde esa
época ya se bailaba una variante del huaino, llamada Cashua, descrita admirablemente por el
gran filósofo cajamarquino, Dr. Mariano Ibérico Rodríguez, en el texto que transcribimos líneas
abajo.

Es la danza más representativa de nuestra Cajamarca, que sin embargo, no es valorada como
se merece y que es dejada de lado en muchas ceremonias oficiales y eventos que se realizan
en todo el Departamento. Se interpretan danzas de otros departamentos, como la Marinera, el
Vals limeño, pero no la Cashua.

Todas las danzas de nuestro Perú son maravillosas, pero cada departamento, cada región, tiene
algo propio que las identifica, que es parte de su identidad. Y la Cashua es cajamarquina, es
nuestra, por sus cuatro costados. Y es a nosotros, a los cajamarquinos, a quienes nos
corresponde difundirla por todos los medios posibles para darla a conocer y afianzar aún más
nuestra identidad. Por ello debe estar presente en todas las actividades cívico, cultural y religioso.

Nadie dice que en ellas no se interpreten danzas de otras regiones, pero la Cashua no debe
faltar; así como no falta la Marinera en todo evento que tiene que ver con Trujillo o Chiclayo. Les
pregunto, ¿cómo se vería si fuésemos a un evento típico trujillano en el que se interpretase el
huaino, y no la marinera? Eso es lo mismo que siento cuando se deja de lado a nuestra Cashua.

No sería mala idea tampoco, que se le declarase Baile Oficial de Cajamarca, en los eventos que
se realizan en todas nuestras provincias, para despertar el amor por nuestra tierra y hacer
resaltar el cariño y el amor cívico por nuestro Cajamarca.

La Cashua, según el Dr.Mariano Ibérico Rodríguez

“Yo he visto bailar la cachua en Cajamarca. Es un baile tan fino, tan enigmático, tan infinitamente
delicado que es imposible describirlo. La india, cuyo plisado anacu se infla ligeramente en las
suaves vueltas de la danza, está más bien inmóvil. Con la cabeza inclinada, los ojos fijos en la
tierra, las manos caídas, golpea el suelo con los talones al compás de la cachua; pero su cuerpo
apenas si se agita con sobresaltos leves y rítmicos. Desplazase cual una sombra y gira
lentamente, llevando, fascinado, en la dirección de su cadencioso movimiento, al indio. Éste, que
danza con las piernas ligeramente encogidas, describe un amplio círculo en derredor de la pareja.
Pero no avanza, no la persigue, no la coge; hay entre él y ella una zona infranqueable, absoluta.
Y así, ella permanece en el centro y él, como un astro, sigue su órbita fatal, atraído y repelido a
la vez por la llama sagrada, objeto inaccesible de su extático anhelo.

El aire es frío, la luz crepuscular, la música de flauta y caja borda una melodía triste, monótona
y golpeada como la lluvia. Alguna rara vez se cantan coplas.

Bailan los bailarines transfigurados por la danza, envueltos en el prestigio desconocido que viene
desde lejos, desde los confines de un pasado abolido, desde las entrañas de una vida hermética,
desde Dios sabe qué fatales predestinaciones de la raza y del alma. Al fin la música termina con
un golpe de caja y una nota estridente de la flauta. Es un grito final y único en que se rompe el
encantamiento de la danza. Y los danzantes se separan y vuelven –inconscientes, extraños al
rito que se ha cumplido en ellos- a la simple materialidad de su indiferencia melancólica.

Hay en esta danza humilde, el sentimiento platónico de la absorción mística y de la distancia


absoluta. El indio, fascinado por la rítmica inmovilidad de su pareja, la contempla y la sigue; la
ama, pero no intenta trasponer la zona mágica que la separa de ella. Su fascinación, al par que
lo pierde y anula ante la presencia inasible, conserva la distancia. Así, la india, absoluta y lejana
(como una imagen) y el indio, visionario y enajenado (como un místico) constituyen los polos de
una tensión indisoluble. Y así, en fin, el Amor –Eros, en su significación más esencial y auténtica-
une, aquí como en el Cosmos, lo que está separado, y dispensa, cual una gracia paradójica, la
presencia de la inasequible lejanía, en el propio corazón de la vida”

S-ar putea să vă placă și