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Las barreras arquitectónicas son el principal obstáculo de todas aquellas personas que

presentan una discapacidad, normalmente física. Son personas que pueden tener problemas
en la movilidad, en la deambulación, usuarios de sillas de ruedas. También puede afectar a
aquellas personas que tengan una discapacidad sensorial: deficiencia visual o auditiva. No
tiene por qué ser a personas con una discapacidad reconocida como tal, las personas mayores
por ejemplos son los grandes usuarios del urbanismo y son los que más problemas tienen en la
movilidad y accesibilidad.

Se denominan barreras u obstáculos porque impiden a la persona alcanzar su objetivo final,


pero este obstáculo no quiere decir que sea un obstáculo físico, puede ser la ausencia de algo.
Por ejemplo, el que un semáforo no disponga de señal sonora (falta de dispositivo) es un
obstáculo para el invidente que desea cruzar (barrera). El que un usuario de silla de ruedas no
alcance a pulsar los botones de un ascensor, también es un obstáculo. Lo más importante por
ello, es que las características del urbanismo tengan en cuenta las necesidades de este tipo de
usuarios desde el principio de los proyectos.

Dentro de los más afectados por las barreras arquitectónicas son las personas discapacitadas,
los de la tercera edad y las personas con movilidad reducida temporal (personas con algún
impedimento de movilidad temporal)

Existen una serie de barreras arquitectónicas como las urbanísticas, estas existen en las vías y
espacios libre de uso público como aceras, pasos a distinto nivel, obstáculos, parques y
jardines no accesibles, muebles urbanos no adecuados. Están las barreras arquitectónicas en la
edificación, las cuales se presentan en los accesos y/o interior de los edificios tanto públicos
como privados, escalones, pasillos y puertas estrechas, ascensores reducidos, servicios de
pequeñas dimensiones; también se presentan las barreras en el transporte o en sus
infraestructuras, estas se encuentran en los diferentes medios de desplazamiento y provocan
la imposibilidad de utilizar el autobús, el metro, taxi, así como las dificultades para el uso del
auto particular.

Por lo tanto, es de vital importancia adaptar las zonas de acceso público a cualquier tipo de
usuario, ya que existe un gran número de barreras presentes en nuestro entorno, las cuales
como personas sin ningún tipo de discapacidad no las consideramos en nuestro quehacer
diario y que no nos afectan directamente, concluyendo que como sociedad debemos tomar
conciencia y empatía de lo que es el día a día de una persona con discapacidad y las barreras
arquitectónicas a las que se enfrenta.

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