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CIUDADES REGIÓN GLOBALES LATINOAMERICANAS


PARA EL DESARROLLO ECONÓMICO Y SOCIAL

1. Resumen y palabras claves


La consecuencia natural de la mutación del sistema capitalista industrial y comercial, en el modelo
de capitalismo financiero macro tecnológico, es la globalización planetaria de los mercados de
bienes y servicios, reales o virtuales, además de la adopción de todas las configuraciones del
dinero, en papel moneda, oro, transaccional, plástico, virtual, criptomonedas y más que vendrán,
con operaciones de comercio sobre la red virtual en tiempo real y con poder ubicuo planetario, el
uso de sistemas logísticos multimodales con trazabilidad geo-referenciada en tiempo real, las TIC
como soporte de las redes sociales transaccionales, el desarrollo exponencial de la ciencia, la
tecnología y la investigación aplicada y con ello el crecimiento equivalente de los derechos de
propiedad intelectual y las patentes sobre todo lo comercializable, es decir se trata de una mega
tendencia irreversible, con la denominación genérica de globalización planetaria de los mercados.
Las ciudades aglomeradas de Latinoamérica, son la esperanza mas creíble, real y cercana para
llevar a estos países a formar parte activa de la globalización de los mercados, con posibilidades de
que sean generadoras de riqueza y crecimiento económico con equidad social; para ello muchas se
deben transformar en ciudades globales y unas cuantas en ciudades región globales, con nuevos
perfiles empresariales, empoderamiento de sus innovados modelos de gobernanza, con base legal
de la autoridad sobre lo micro y macroeconómico real y con propósitos misionales centrados en el
desarrollo económico, y social del país como su foco esencial y articuladas ellas en redes de
ciudades en la región y de alcance planetario.

Palabras clave: Capitalismo financiero, globalización planetaria de los mercados, ciudad global,
ciudad región global, micro y macroeconomía, ciudad aglomerada, transformación.

2. Abstract
The natural consequence of the mutation of the capitalist industrial and commercial system, in the
model of macro-technological financial capitalism, is the planetary globalization of the real or
virtual goods and services markets, in addition to the adoption of all money configurations, in
paper currency, gold, transactional, plastic, virtual, cryptocurrencies and more to come, with real-
time trading over the virtual network and with planetary ubiquitous power, the use of multimodal
logistics systems with real-time geo-referenced traceability, ICT as a support for transactional
social networks, the exponential development of science, technology and applied research, and
thereby the equivalent growth of intellectual property rights and patents on everything
marketable, i.e. this is an irreversible mega trend, with the generic designation of planetary
globalization of markets. Latin America's clustered cities are the most credible, real and close hope
to lead these countries to be an active part of the globalization of markets, with the potential for
them to be generators of wealth and economic growth with social equity; to do this many must be
transformed into global cities and a few in global region cities, with new business profiles,
empowerment of their innovative governance models, with legal basis of authority on the real
micro and macroeconomic and with mission purposes focused on the economic, and social
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development of the country as its essential focus and articulated in networks of cities in the region
and of planetary reach.

3. Introducción
El problema presente básico de los países de Latinoamérica, es como descifrar las
ecuaciones que conlleven a lograr los estándares para ascender al estado de países
económica y socialmente desarrollados, tomando en consideración sus propias realidades,
sus propios mercados y sus entornos internacionales globalizados, las relaciones de
mercados polivalentes virtualizados en redes y en toda clase de transacciones mediante
las TIC, la existencia de conglomerados empresariales o de empresas privadas
multinacionales de gigantescos capitales superiores ellos a los de muchos países del
mundo, el cambio climático global y las dinámicas competitivas de muchas naciones de
otras latitudes, que evolucionan, crecen, acumula riqueza y se expanden más rápido que
la región de América Latina y, con ello se amplía la brecha.
El eje central del desarrollo integral de las naciones, es el desempeño de su economía y la
forma como este se refleja en la calidad de vida social; dinámica económica que con sus
propios actores nacionales debe ser generadora de riqueza y acumulación de capitales en
consecuencia de sus logros en los mercados internacionales con sus ofertas exportables y
de la capacidad de las naciones de atraer y captar inversiones extranjeras para la
ejecución de proyectos sostenibles que creen valores agregados, de mediano y largo
plazo, es decir lo contrario a los capitales golondrina y a los proyectos de explotación
primaria de materias primas. El devenir económico de cada país depende de la forma
inteligente como resuelva el sistema complejo de las ecuaciones simultaneas de: i) su
microeconomía, ii) su planeación macroeconómica, iii) de las fuerzas y corrientes de las
economías internacionales del mercado capitalista en las que participa, iv) de su
gobernanza y v) de los modelos estratégicos y políticos del desarrollo adoptados.
Esas ecuaciones de la economía para el desarrollo tienen componentes exógenos, siendo
los principales: i) el mercado propio globalizado mediante la suscripción entre países de
tratados o acuerdos comerciales, operando sobre plataformas tecnológicas y de logística
complejas y; ii) las reglas de juego multilaterales del sistema capitalista planetario y, de
otra parte los endógenos que, para Latinoamérica, además pasan por: i) la organización
geopolítica del estado, sus territorios y sus entes territoriales descentralizados y
empoderados o no; ii) la organización del estado y el grado de efectividad y transparencia
de la gobernanza en sus niveles y sus ramas del poder público; iii) el desempeño
productivo y competitivo del empresariado privado; iv) las alianzas público privadas para
la inversión y la gestión-acción; v) la inclusión de la población en relación con el espacio y
el territorio y los procesos de formación y consolidación democrática; vi) el desarrollo
humano integral para la prosperidad económica con calidad de vida, sin miseria ni
pobreza; vii) la gestión estratégica para bienestar y el desarrollo de las ciudades,
poblaciones y sus regiones; viii) las acciones de preservación y sostenibles del medio
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ambiente; ix) la gestión estratégica del conocimiento, la ciencia y la tecnología para la


innovación y el emprendimiento y; x) las reglas de juego claras con seguridad jurídica para
el capital privado nacional o extranjero.
Dentro de ese marco contextual complejo y dinámico por naturaleza, nos ocuparemos de
la necesaria transformación en ciudades región globales, de los entes territoriales
denominadas áreas metropolitanas en América Latina, que son conglomerados de
ciudades vecinas, creadas todas en el siglo XX para atender problemas internos como la
movilidad, la seguridad ciudadana, la cobertura y prestación de los servicios públicos y de
saneamiento básico, la articulación de los servicios educativos y asistenciales de la salud
pública, la regulación y control del medio ambiente, los planes de ordenamiento del
territorio y del uso del suelo, modelo de gestión-acción de las ciudades conurbadas,
procesos que has sido exclusivamente endógenos y, que frente al problema esencial que
está planteado en el siglo XXI, cual es, conquistar los estándares de ciudades que le
aportan la máxima contribución económica y social al desarrollo de su país, con
oportunidades de prosperidad y de calidad de vida para sus habitantes; la realidad es que
las Áreas Metropolitanas Latinoamericanas han hecho crisis estructural frente al alcance
misional de su razón de ser y a las exigencias del nuevo entorno planetario.
Las Ciudades Áreas Metropolitanas Latinoamericanas, no fueron diseñadas en su
momento de creación, para resolver el problema fundamental del desarrollo económico-
social de esas grandes urbes metropolitanas y con ello aportarle una máxima contribución
a su país en el objetivo estratégico del desarrollo, es decir obsolescieron inercialmente, en
consecuencia a las dinámicas y exigencias de la globalización planetaria, sin ofrecen casi
que ninguna resistencia ni respuesta sólida que generara resultados sostenibles
cuantitativos y cualitativos, más allá de haberse convertido en sus territorios en
aglomeraciones convivientes pasivas de población y de asentamientos empresariales,
ellos a su propia iniciativa, según sus individuales posibilidades, para atender cada quien
sus oportunidades y amenazas del mercado, en el entendido que los propios mercados
nacionales ya están globalizados, es decir que el problema ya está instalado en sus propios
territorios, en su propio patio.
Este trabajo tiene como intención aportar análisis científico a la re-creación de los
propósitos misionales de las grandes ciudades metropolitanas en Latinoamérica, para
reconvertirlas en ejes dinámicos focales del desarrollo económico-social sostenible, en el
entendido que la región dejó de ser rural y se transformó en urbana y las personas
naturales y jurídicas viven y tienen sus centros de operaciones en las ciudades y es desde
ahí en donde se crean y generan las relaciones y los sistemas de operaciones económicas
planetarias, para el progreso, la prosperidad económica, la calidad de vida incluyente, la
eliminación de la pobreza, la miseria y por el desarrollo de toda una nación.
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4. Metodología

La investigación doctoral a la cual dimos el título de “Bucaramanga Metropolitana Ciudad


Región Global Prosperidad y Desarrollo Social”, se circunscribió en elementos del territorio,
la población, la economía, lo social, lo medioambiental y geográfico regional de las ciudades
y poblaciones vinculadas, que para el caso de Colombia no tiene referentes ni antecedentes
porque a la fecha no existe aún esa experiencia, de que alguna de las ciudades importantes
de la nación Sudamericana, haya hecho su transformación en Ciudad Región Global, pero
ha servido de referente para la elaboración de este artículo científico, focalizado en las
ciudades Latinoamericanas con altas aglomeraciones y potencial de alcance planetario.

Las consideraciones geofísicas, turísticas, mineras, hidrológicas, climáticas, agropecuarias,


en general económicas, sociales, culturales y, todas las otras potencialidades del territorio,
obligan a consideraciones críticas desde el reconocimiento de las realidades geográficas,
del hábitat y humanas, que se albergan dentro de los linderos de lo que podría ser el alcance
de un nuevo modelo de ente territorial, las ciudades región globales, que para el contexto
colombiano y muy seguramente también en el contexto latinoamericano son una verdadera
propuesta innovadora para enfrentar los retos y oportunidades del desarrollo en contextos
económicos planetarios globalizados.

Ahora bien, desde la filosofía de la ciencia de la investigación, se hace necesario reconocer


que a diferencia de otros ámbitos investigativos en los cuales se encuentran todo tipo de
acumulados y referentes que ya tienen una frontera científica definida, la cual podría
extenderse o expandirse. Aquí el pragmatismo con qué se debe mirar estos procesos
evolutivos de Ciudad, especialmente en países en vías de desarrollo como Colombia,
pueden virar hacia un modelo que se debe demostrar a sí mismo como una verdad que
funciona, con propósitos de hábitat, de comunidad, de convivencia, de tejido social, para
generar prosperidad y desarrollo integral, es ahí tal vez el argumento central que sustenta
la selección del método de investigación escogido, como el instrumento desde las ciencias
de la investigación.

Al decir de la escuela filosófica del Pragmatismo que fuera creada en los Estados Unidos en
el siglo XIX por Charles Sanders Peirce, John Dewey y William James, basa el centro focal de
su concepto filosófico, en que sólo es verdadero aquello que funciona, enfocándose así en
el mundo real objetivo, que es nuestro caso, porque el pragmatismo hace énfasis en los
hechos, como forma contundente de caracterizar la verdad o el significado de lo que es, el
pragmatismo es la forma de pensar y de reconocer las verdades contraria al intelectualismo,
a la mirada exclusivamente conceptual, ideológica y teórica de los fenómenos que
constituyen las realidades y de las dinámicas de cualquier clase, que es el caso que nos
ocupa las Ciudades Globales Región Latinoamericanas.
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El diseño de la investigación basado en la filosofía pragmática de la ciencia


investigativa, tuvo como paradigma, establecer los significados de todos los fenómenos, de
los hechos y de las cosas que se involucran en la materialización de la ciudad global región,
todo verdades que solo serán medibles a través de las consecuencias que este fenómeno
geopolítico pueda generar, en juicios sistémicos, elaborados con rigor, que puedan ser
aplicados a los hechos, a los resultados y a los logros y que sean examinables a posterioridad
y no a través de los prejuicios, con apego solo a las teorías preformadas y preestablecidas.

De otra parte, resultó necesario, adoptar también un sistema filosófico que esté basado en
el método experimental y que se caracterice por rechazar las creencias universales y las
nociones a priori, que a riesgo nos podrían llevar a la flacidez científica de exponernos a
afirmar verdades desde el fundamentalismo, por consiguiente también se tuvo como
instrumento el método filosófico de la investigación científica, denominado el Positivismo,
de Augusto Comte, Henri de Saint-Simon y John Stuart Mill, que además reconoce y se
respalda en las teorías de la aplicación del método científico, porque la investigación hecha,
llevó a la estructuración práctica y positiva de la viabilidad sobre la prosperidad y desarrollo
económico-social de la ciudad global región, lo que tiene como elementos focales variables
reales de naturaleza económica, social, humana, ambiental y del territorio.

Por lo expuesto, desde la filosofía de la ciencia de investigación, el método aplicado fue


mixto, en una sistémica colaboración conceptual y metódica, entre el pragmatismo y el
positivismo, con lo que se dio confianza a la realidad, a lo experimental con fuerzas
económicas, sociales, humanas, enmarcadas dentro de un nuevo territorio desde la
geopolítica en un entorno planetario, con amalgamas culturales y ambientales que
conduzcan a la prosperidad, al desarrollo y a la calidad de vida, en y desde la Ciudad Región
Global Latinoamericana.

La integralidad con que fue tratado el objeto del estudio investigativo, declara que el criterio
incluyente, sin que haya lugar a qué grupos humanos o elementos físicos, naturales,
económicos, sociales o culturales del territorio por ningún motivo o razón, pudieran ser
excluidos de ser considerados como parte fundamental, de lo que al final podrá terminar
creando una gran integración en el modelo que se propone como ciudad región global para
América Latina.

5. Resultados
Los Planificadores del desarrollo económico y social a nivel mundial, desde los grandes
grupos de países influyentes o desde el Banco Mundial, el BID, la CAF, en todos sus
esfuerzos procuran que esta simbiosis se mantenga en armonía, no se rompa, es decir que
el desarrollo económico conlleve inequívocamente el desarrollo social con equidad,
medible por los indicadores de la calidad de vida que se alcancen en las poblaciones,
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pareciendo ser que el desarrollo social es subsidiario del económico y lo es, pero siempre
debe estar presente en proporciones evidentes. Cuando se rompe ese equilibrio, se
generan las explosiones sociales de inconformidad y descontento, que pueden llevar a
actos masivos impredecibles, como parece estar ocurriendo en varias naciones
Latinoamericanas, todo aún más soberbio si la prosperidad económica se ha mancillado
con actos de corrupción de parte de los gobernantes.
La viabilidad social y económica de las ciudades región globales latinoamericanas a partir
de las actuales ciudades distrito o metropolitanas, significa un opción real, con muchos
acumulados y caminos recorridos, disímiles, pero posibles, para transformar sus propias
realidades pasivas e inermes, en activas-reactivas, estratégicas, dinámicas, flexibles, frente
a los retos y oportunidades que se les ofrecen con la globalización de los mercados,
comenzando con los de sus propios patios; convirtiéndose en actores reales, con opciones
de ganar y acumular riqueza, dentro de las reglas de la nueva economía capitalista
financiera de plataforma tecnológica, cada vez más incisiva, penetrante, arrolladora, pero
posible para quienes se atreven a descifrarla y a jugar con todo su poderío, especialmente
el know How.
La transformación de ciudades aglomeradas a ciudades claramente región globales o
simplemente ciudades globales, demanda adoptar novedosos modelos de gestión de
ciudad y formatos de gobernanza empoderados desde la institucionalidad y la legalidad,
focalizadas en el desarrollo económico y social, con planeación estratégica hacia la
internacionalización y sus fuerzas endógenas en la iniciativa empresarial privada, la
ciencia, la tecnología para el emprendimiento y la innovación, la creación de las
plataformas de lanzamiento de todas sus ofertas exportables y de aterrizaje de los
capitales de inversión privada extranjeros en proyectos de valor agregado. Este es un reto
gigantesco a los líderes políticos de los países, que hacen las leyes y que los gobiernan con
pensamiento estratégico concertado con sus fuerzas sociales vivas, o lo hacen con
mentalidad de corto plazo y focalizados en la solución de los conflictos internos. En
definitiva, es todo un reto y un proceso de aprendizaje para jugar bien en la mesa
planetaria de la nueva globalización de los mercados hacia donde ha mutado el sistema
capitalista transformándose a su vez en financiero, edificado en la logística, los servicios,
el Know How y las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, muy
parecido al juego del póker, en el cual los jugadores acumulan riqueza que la ganan en las
partidas, en las cual son otros jugadores los que las pierden, el juego es ganar o perder y el
propósito es la acumulación de la riqueza financiera país o simplemente perderla,
incluidos sus capitales, es decir sus riquezas naturales.
Valga decir que, acompañando las dinámicas de los cambios del sistema capitalista
financiero, a ritmos y por métodos distintos, se van produciendo fenómenos de
globalización social, que viajan a la velocidad de las tecnologías de las comunicaciones y
que hacen de la información su elemento para abandonar las pasadas reacciones
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individuales, lentas, aisladas, precarias, por veloces reacciones colectivas, para bien o para
mal, ha nacido en consecuencia de la globalización social los colectivos que operan en las
redes sociales TIC, que se amalgaman virtualmente y son capaces de generar hechos aún
inéditos, que pueden ir desde la protesta callejera, hasta el bloqueo en la decisión de
compra de productos que paralicen empresas ofensivas, o el acompañamiento a
propuestas con solidaridades inesperadas e impactantes, sobre todos los temas que
tengan esa etiqueta, ser social.
6. Discusión
Se hizo, a modo de una mirada de análisis crítico, al estado del arte de la investigación
científica sobre las ciudades región globales, con ello una revisión de los avances
científicos de los investigadores sobre el tema y encontramos diferentes ángulos de
reflexión, que nos permiten identificar la frontera de ese conocimiento sistémico
aportado, sobre el cual este trabajo propone contribuciones construyendo pensamiento y
conocimiento pertinente.
Necesario es marcar desde la epistemología el propósito de este trabajo investigativo,
hecho con la intención de aportar al análisis y la crítica analítica en la búsqueda de las
verdades científicas que sustentan, lo que son y podrán ser los proyectos macro de
asentamientos humanos en permanente expansión denominadas las ciudades
Latinoamericanas, con opción de transformarse en ciudades región globales, para
responder a los retos y oportunidades de los entornos económicos planetarios, que se ha
dado por denominar globalización. Coincidimos con los publicado por Cuervo González,
Luis Mauricio, (CEPAL, 2017, 41) “Fundamentos epistemológicos. Entendemos el propósito
básico de la ciencia como búsqueda de una verdad, no única, universal ni definitiva;
siempre incompleta y en permanente proceso de prueba. Esa búsqueda posee un lenguaje
propio y utiliza un procedimiento de objetivación, que hacen posible el ejercicio de la
crítica, del debate, de la reformulación, e incluso de la destrucción de las ideas sin
ocasionar daño sobre la persona humana (Popper, 1995: 17, 22, 23, 104). La ciencia es, por
tanto, búsqueda de la verdad, no de seguridad (Popper, 1995: 99-100). Significa aceptar y
convivir en medio de la incertidumbre, del permanente cambio y de la vida en una
comunidad agitada por la insatisfacción y alimentada por la crítica permanente. Rechazar
el dogmatismo, entendido como la aceptación de una única verdad, y ejercer la crítica,
con la incertidumbre y la incompletitud como sensaciones permanentes, es para algunos
tan insoportable que les incentiva a buscar seguridad a través del mito (completitud) y del
dogma (seguridad)”.

El punto de partida es comprender el origen y el estadio natural de los desequilibrios y


asimetrías de América Latina en relación con los países desarrollados, que al decir de
Jordan, Simione, 2003,11), "Los desequilibrios y las asimetrías en el desarrollo en las
regiones latinoamericanas se expresan territorialmente en los asentamientos humanos
que existen en ella, los beneficios y potencialidades generados por las economías
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aglomeradas a escala urbana coexisten con condiciones extendidas de pobreza y


precariedad del hábitat"

La globalización de la economía capitalista, con base en las plataformas de las nuevas


tecnologías TIC, permite a todos los actores en la concurrencia de los mercados, viajar en
tiempo real de forma ubicua a todos los sitios del planeta, lo que constituye las reglas de
juego fundamental del relacionamiento multipropósito del siglo XXI y venideros, que
pone en las manos de los más fuertes, sean empresas privadas multi y trans-nacionales,
así como de los países desarrollados, el poder de apropiarse de las nuevas tecnologías,
del know how y sus dinámicos desarrollo, los que se constituyen en las plataformas en
donde el dinero juega de múltiples formas, para configurar el nuevo capitalismo mutante,
creable, destruible, acumulable, viajero, ya no fundamentado como en sus orígenes en
los medios de producción y la tierra, sino en los medios de pago, sea el dinero
monetizado, el dinero virtual, los papeles negociables en las bolsas en sus diferentes
modalidades y en general en cualquier modo de transacción financiera, es decir estamos
en la era del capitalismo financiero, que además adoptó como centro irreductible de sus
operaciones las ciudades, es una realidad compleja inevitable. Ilustra esta realidad de
complejidad dinámica lo expuesto por Boisier Etcheverry, Sergio, (2006) “la globalización
no es sino, para bien o para mal, la fase tecno–cognitiva actual en el desarrollo del sistema
capitalista, sistema iniciado en los Países Bajos allá por el siglo XVII como protocapitalismo
comercial, que dará lugar, un siglo después, al capitalismo industrial en Inglaterra para
transmutarse en capitalismo financiero ya en el siglo XX, principalmente en los Estado
Unidos y ahora, visible en varios lugares de categoría mundial por cierto, transformado en
capitalismo tecno–cognitivo”.

América Latina es una región planetaria en proceso de lograr su inserción equilibrada y


competitiva en la economía mundial globalizada, cada vez con mayores brechas propias
del subdesarrollo, con muchos desequilibrios intra-regionales y al interior de los países,
los cuales deberá ser el propósito estratégico de sus Planes del Desarrollo Económico y
Social, que incluyan la productividad, la competitividad y la seguridad jurídica y así
puedan alcanzar estándares de reconocimiento como países confiables para ser destino
de la inversión extranjera y, a su vez para lograr el status de origen de ofertas exportables
con valores agregados, de calidad, oportunidad, contenidos, diseños, funcionalidad, más
allá de los bienes básicos primarios; todo además para crear oportunidades y equidad
social, que al decir de Quintero y Otto, (2009, 10) “El gran reto para Latinoamérica y para
el país durante la primera mitad del presente siglo será el de sentar las bases, socio
políticas, culturales, económicas y de orden territorial, para poder superar las numerosas
inequidades presentes en nuestra sociedad y buscar alternativas para que los beneficios
que se puedan obtener se distribuyan y lleguen a todos los miembros de la misma”
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La incertidumbre de mediano y largo plazo es muy alta en América Latina en relación con
el propósito del logro de múltiples indicadores del desarrollo, incluidos los de la calidad de
vida de sus pobladores, la acumulación de capital financiero y del desarrollo humano, lo
cual hace necesario reinventar casi todos los modelos que fueron aplicados en el pasado y
que no pueden ser replicados por obsolescencia, porque interpretan realidades nacionales
y del entorno global cerrado y proteccionista del comercio, que ya no existen, fueron
reemplazados por otros modelo con sus lógicas planetarias más dinámicas, flexibles, de
alta penetración a los mercados locales y agresivas; ya lo preveía Koolhas, Mau (1995,
961) al manifestar que " no se trata de continuar obsesionados con las formas
urbanas (…), estábamos construyendo castillos de arena, ahora nadamos en el mar que
los destruye."
Desde otro foco de la visón, la articulación de las corrientes económicas globales y las
propias locales dentro de los Estados nacionales Latinoamericanos, es otro factor de
inmensa debilidad generador de desequilibrios y asimetrías imposibles de resolver, con
los modelos de gobernanza endógena que se utiliza actualmente, porque obliga a
transitar el camino de repitencia de modelos obsoletos enquistados en la administración
pública del pasado, por los que transita la subregión Latinoamericana, que al decir de
Quintero Arias, Otto Francisco, (2009, 21), “la posibilidad de articularse a los mercados
globalizados se encuentra estrechamente relacionada con las condiciones que cada
nación y cada una de sus regiones y subregiones poseen para efectuar de manera efectiva
dicha articulación. Condiciones que abarcan aspectos de infraestructura física, capacidad
del recurso humano, capacidad institucional y capacidad empresarial instalada, entre
muchos otros aspectos. De tal manera que solo aquellas regiones que contaban de
antemano con una base con alguna estructuración en los aspectos señalados son las que
han podido beneficiarse de las posibilidades que brinda la globalización. El resto, que son
la gran mayoría en el mundo, se encuentran cada vez más lejos de lograr las bases
necesarias para obtener beneficios en la relación global – local y solo han podido
desempeñar papeles secundarios y menores dentro de los diferentes procesos inducidos
por la nueva condición mundial”.

Desde la mirada sociológica y antropológica, se hace necesario revisar los efectos de la


globalización económica y social sobre la calidad de vida de los habitantes y su espacio,
dentro los diversos territorios regionales y locales que integran el interior de los países
Latinoamericanos, los que fueron el resultado de la distribución espacial desde su
nacimiento como estados independientes, distribución geofísica de esos territorios que
aún se mantienen intocables, por su origen político partidista desde las gestas libertaria,
ordenamiento atávico de sus territorios al que las naciones tienen que adaptarse,
habiendo muchas otras formas, más inteligentes y efectivas de ordenar el territorio con
lógicas de productividad y competitividad dentro de entornos globalizados, que al decir
de Fals Borda, Orlando, "la territorialización resultante se presenta como una condición
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preestablecida casi que natural dentro de la existencia social y política de los estados que
no admite otras fórmulas de construcción social como estrategias históricamente
determinadas, con una visión Newtoniana, estática e inmodificable que restringe
seriamente la comprensión de los procesos sociales de base, implícitos en el
ordenamiento y uso del territorio… el ordenamiento territorial debe ser entendido como
un ordenamiento social en donde lo que se busca es también la humanización de las
relaciones entre las personas y entre estas y su espacio"
Ahora bien, desde la visión de la estrategia regional para el desarrollo, no se puede seguir
soslayando la mirada profunda del significado de las urbes metropolitanas en América
Latina, siendo necesario repensar sus propósitos misionales, ya no desde la solución de
los problemas intrínsecos exclusivamente, propios de la aglomeración de viviendas,
empresas, espacios públicos, servicios públicos, infraestructuras, sino desde la viabilidad
de la urbe metropolitana al largo plazo en un entorno de modelo capitalista globalizado
de base predominantemente financiera, dentro del cual hay que jugar bien con mucho
riesgo, para acumular riqueza, generar corrientes de capitales financieros, construir
muchas oportunidades de trabajo y empleo de calidad perdurable, apalancar el
crecimiento económico-país, resolver los problemas de la pobreza interna y la
distribución equitativa de la riqueza generada y promover el desarrollo con sostenibilidad
ambiental, respecto de lo cual, ha publicado como su contribución al debate la CEPAL,
Cuervo Luis Mauricio, Délano, María del Pilar, (Planificación, multiescalar regional y local
Volumen 1, 2019), definiendo tres objetivos estratégicos: “La actualización de la
Estrategia Regional de Desarrollo que en especial (…) se hace cargo de las problemáticas
de ciudades, en sus tres objetivos: Objetivo Estratégico 1: “Gobernanza Metropolitana”, en
el Objetivo Estratégico 2: “Calidad de vida de ciudades” y Objetivo Estratégico 3:
“Competitividad en ciudades”.

La relación del componente geofísico denominado territorio, que por su naturaleza es


permanente en el tiempo, con las diferentes formas de su extensión, por causales
geográficas, económicas, sociales o políticas para configurar las regiones, las que pueden
obedecer a temporalidades de la estrategia del desarrollo que adopte el país dentro de la
cual se configuren, ha sido desde el nacimiento de los estados en América Latina de la
discusión meramente política, pero con el modelo neocapitalista de la globalización
integral que tiene como su vector esencial la riqueza financiera, tendrán que reinventarse
las regiones desde miradas económicas, sociales, culturales, ambientales, con alcances
planetarios y con pensamiento estratégico prospectivo de largo plazo, para sobrevivir y
para crecer ordenadamente, aportando generación de riqueza con sus desempeños a sus
países, en el propósito de conquistar el desarrollo. Dentro de estas aglomeraciones
inteligentes del territorio surgieron las ciudades conurbadas y las que tienen opciones de
transformarse en ciudades región globales, como los centros de masas capaces de ejercer
roles de competitividad en las economías globalizadas, que, al decir de Otto Francisco,
Quintero (2009, 39), “El concepto contemporáneo de “Ciudad-Región” parte de las
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reflexiones realizadas por Peter Hall en los años sesentas y retomado por Allen Scott
(2001), Jhon Friedman (1982) y Saskia Sassen (1991), entre otros, durante las siguientes
décadas”. Proponiendo de su parte una contextualización conceptual, al declarar que
Otto Francisco, Quintero (2009, 40): “La “ciudad-región” se refiere a territorios extendidos
en los cuales es posible identificar vínculos cercanos relacionados con su actividad
económica, su perfil histórico-cultural y sus condiciones físico-ambientales, y en donde
dichos vínculos se vienen convirtiendo en fuerzas socio políticas que rompen con las
delimitaciones administrativas vigentes”.

Las acciones de la gobernanza de las ciudades de altos conglomerados, en proceso de


transformación en ciudades globales, que integran en el hábitat las viviendas con las
instalaciones empresariales, la infraestructura física y virtual con el espacio público, el
paisajismo con las zonas protegidas y de protección ambiental, que al insertarse
funcionalmente dentro de los entornos de relaciones socioeconómicas globalizadas, se
hace indispensable repensar estos modelos endógenos y sus roles en el ejercicio de la
gobernanza de la ciudad, para articular las ciudades con todas las ecuaciones posibles de
naturaleza exógena planetaria, es decir global, lo cual demanda reinventar buena parte
del derecho administrativo público, incluidos especialmente los elementos de
descentralización empoderada de la gestión pública en las ciudades región globales y
complementar los deberes de territorialidad y gestión de los servicios públicos, agendas
sociales, convivencia y el urbanismo, con la gestión-acción de ciudad, claramente
enfocadas a los ámbitos de la economía y el comercio internacional para generar y
acumular riqueza financiera, a partir de la capacidad de ofertar bienes y/o servicios
exportables a la globalidad planetaria, en la que el país está inserto por virtud de sus
acuerdos o tratados internacionales del libre comercio. Bien manifiesta Otto Francisco,
Quintero (2009, 48): “en América Latina se requiere que, "los gobiernos locales
modifiquen sus enfoques concentrados en el gerenciamiento de los servicios
urbanos" y en la definición normativa de clasificación y usos del suelo ( en nuestro
medio), " a asumir una visión emprendedora"; hacia las "cuestiones de desempeño
económico que le permita visualizar la inserción del territorio dentro de la competencia
global sobre la base de poder identificar los conflictos que pueden interferir con su
proyecto de competitividad y ser capaz de concientizar a los diferentes actores de la
región del momento crítico, y liderar un proyecto consensuado de revitalización
económica y social. … Se trata del manejo del concepto de ciudad en "términos de “City”
vinculado a la productividad urbana y a la eficiencia empresarial, en contraposición a
un discurso de “Polis” asociado a los valores de ciudadanía, participación y debate."

Otras consideraciones identifican de que forma una ciudad aglomerada, con una
configuración heterogénea, que mezcla el uso del territorio entre aplicaciones para la
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vivienda, las zonas empresariales, las infraestructuras de movilidad y servicios, el espacio


público, los campus educativos, los centros de la gobernanza, las zonas de reserva y
protección entre más, puede insertarse como actor determinado en la economía y las
finanzas de los países de la comunidad de los globalizados, para competir por espacios de
mercados, generar y acumular riqueza, crecer y lograr que se genere balance social
medido por la calidad de vida de sus habitantes, sin exclusiones, sin pobreza ni miseria.
Apunta Klink citando a Hubert Schmitz, que " la eficiencia es necesaria pero no es
suficiente" y que “se requieren igualmente un esfuerzo consciente, continuo y
deliberado de parte de los actores privados y públicos para generar la elaboración de
sinergias que solo se pueden constituir a mediano y largo plazo bajo una dimensión
relacionada con la eficiencia colectiva".

Otro elemento de la reflexión hace con la diferencia entre el perfil de una ciudad global y
el de una ciudad región global, como es el caso que nos ocupa. Siendo en especial la
diferencia la expansión del territorio vinculado y los aportes que, al proyecto de la
globalización, puedan hacer las ciudades que se asocian en la región para acumular
fortalezas para el aprovechamiento de las oportunidades de los mercados globalizados.
Las poblaciones que se integran a la región de la ciudad global tienen así la oportunidad
de beneficiarse de las dinámicas de mercado hacia la exportación de sus productos, que
difícilmente podrías aspirar a hacerlo solas. Al decir de (Sassen, 1991) “es importante
diferenciar entre ciudad global y ciudad región global, la primera es una categoría en la
que se produce una división especializada de actividades en los distintos núcleos urbanos
que conforman una red urbana mientras que la logística operativa se maneja desde una
gran unidad central. En la segunda se encuentra una diversificación económica mayor en
una serie de núcleos urbanos dispersos sobre un territorio en donde tiene lugar una mayor
convivencia de sectores medios con un patrón de distribución espacial de actividades y de
oportunidades menos excluyentes que los del primer tipo.

El macro-fenómeno multidireccional que trasciende las fronteras geopolíticas de los


estados, teniendo como punto focal los mercados y por consiguiente de naturaleza
económica capitalista, es la globalización de la concurrencia a los mercados nacionales
que han sido integrados mediante los tratados o acuerdo de libre comercio entre los
países, lo cual es la quinta esencia de la ley de la oferta y la demanda de bienes, servicios
y del dinero en la forma que esa globalización sea regulada por los estados, siendo
entonces la globalización de los mercados una mutación super-estructural planetaria del
sistema capitalista, al parecer irreversible, a no ser que ese sistema fracase frente a las
masas de los países y sea reemplazado al mismo nivel planetario, por otro que no tenga
como esencia el mercado de oferta y demanda.
13

El parámetro fundamental de la macroeconomía de los países, en su proyección social es


el desarrollo, entendido este como un estado general de la vida de sus habitantes, en
consecuencia del cual satisfacen con equidad sus necesidades básicas, cumplen los
indicadores de calidad de vida, se crean oportunidades de trabajos o empleos de calidad
que les permiten prosperar y crea oportunidades para elevar el nivel del desarrollo
humano integral, además de actuar frente a la comunidad local, regional, nacional y
mundial con responsabilidad y equidad social por la el mejoramiento y la sostenibilidad
del tejido económico-social y del medioambiente, creándose condiciones generales
saludables, educadas, culturales, sin discriminación, pobreza ni miseria y sin exclusión de
los espacios del territorio y con una participación activa en el ejercicio de las prácticas
políticas democráticas que validen la legitimidad de sus Instituciones públicas. Al respecto
del desarrollo declara Luis Mauricio Cuervo González (CEPAL, 2017, 33) “Comprender los
procesos de desarrollo significa reconocer que su principal ingrediente es el ser humano. La
infraestructura, la riqueza material, la tecnología, las instituciones, los valores y los
símbolos son todos ellos productos humanos. Por tanto, aunque parezca una afirmación
trivial, constituye probablemente una primera identidad o una tautología de la cual hay
que partir: debe afirmarse que los protagonistas de los procesos y de las dinámicas de
desarrollo son los seres humanos. Esto significa, por tanto, que el reto es construir una
teoría de los sujetos (individuales y colectivos) y no de los objetos: mercancías, tecnología,
procesos productivos, instalaciones”.

La globalización de los mercados de la economía capitalista financiera, en las dimensiones


y profundidad del siglo XXI y venideros, es una mega-tendencia planetaria generadora de
rupturas de todos los modelos que ya fueron funcionales para operar en los mercados,
generadora de veloz obsolescencia masiva de métodos y procesos de las tecnologías para
hacer los negocios y acumular riquezas, mega-tendencia que se desplaza a grandes
velocidades sobre los desarrollos de las nuevas ciencias cibernéticas de las
comunicaciones y la logística, que transforma a los actores de los mercados en ubicuos y
empoderados del tiempo real, con lo cual se crean nodos invisibles de redes relacionales,
para movilizar la oferta y la demanda de bienes, servicios y el dinero en cualquier
configuración, aquí y ahora en cualquier punto del planeta, lo cual no tiene límites,
pareciera ser incontrolable por los estados con relación a los nuevos dueños del sistema,
especialmente por sus efectos sobre el control social y su poder de influenciarlo, lo cual
constituye el nuevo ingenio propietario con inconmensurables efectos de redito para los
dueños del know How científico y tecnológico y sus derechos de propiedad intelectual y
patentes, así como para los acumuladores de la riqueza financiera. Estamos ante una
monumental crisis naciente que terminará eliminando las fronteras geopolíticas de las
naciones y desarrollando el estado planetario. Andler, Fagot-Largeault, Saint-Sernin,
14

(2002: 160-161) citan a “Thomas Samuel Kuhn en La estructura de las revoluciones


científicas (1962) propone que las comunidades científicas transitan por dos momentos
evolutivos, el de la ciencia normal y el de la crisis. En período de madurez, todos comparten
una misma literatura de referencia especializada, una manera de enseñar una disciplina y
criterios comunes de validación del conocimiento, es decir, un paradigma. En período de
crisis, este se resquebraja, surgen escuelas y diversidad de puntos de referencia, es una
fase de revolución”.

Durante la década los años 70 del siglo XX las industrias de los países desarrollados
entraron en crisis en consecuencia del advenimiento de los países del sudeste asiático con
Japón como líder en el logro de niveles sorprendentes de producción de alta calidad,
excelentes diseños funcionales y bajos costos, lo cual hacía que sus productos fuesen
invencibles por sus precios y preferencias en los mercados de occidente, lo que llevó al
incremento del desempleo industrial, a la amenaza de quiebra de la industria
automovilística y otras tantas en Estados Unidos y a las acciones de salvamento del
gobierno, aportando capitales de riesgo a largo plazo y altos subsidios, para financiar las
estrategias de reconversión industrial y tecnológico, porque se evidenció un rezago del
conocimiento científico y tecnológico con respecto a las industrias asiáticas emergentes,
proceso que duró en madurar y cumplirse las siguientes tres décadas. Esta crisis movió a
las inteligencias científicas de la economía y la gestión empresarial, a investigar las causas
de la ruptura económica de occidente y sus soluciones. En especial los hallazgos de
Michael Porter desde el desempeño de la microeconomía productiva industrial y sus
efectos en el desempeño macroeconómico, al decir de Cuervo González, Luis Mauricio,
(CEPAL, 2017, 22) “Esta búsqueda dio lugar a una muy interesante renovación de la teoría
microeconómica, desbordando los estrechos límites de la firma y abriendo su mirada hacia
el papel de las redes empresariales que dan sustento a su actividad. Surgió así la teoría
(micro-meso económica) de la competitividad como una explicación comprensiva e
integral del desempeño de las firmas (Porter, 1987). Estas teorías tuvieron tanta
resonancia y aceptación que fueron solicitadas como explicaciones del desempeño
económico nacional y subnacional (Porter, 1991), dando así lugar a la aparición de las
teorías de la competitividad nacional y territorial (tanto regional como urbana)”.

De otra parte se evidenció que el crecimiento económico real en la micro y


macroeconomía tiene una relación de funcionalidad directa con la productividad, esta
como la relación eficiente entre el valor del resultado alcanzado o producido con el costo
de los recursos utilizados, de tal forma que a mayor productividad de las empresas o de
los países, mayor es el potencial de competitividad en los mercados, entendiéndose la
competitividad como la medida de la preferencia en los mercados por los productos o
servicios que se ofertan. Se ha definido el incremento de la productividad como el hecho
15

de lograr mayor valor de los resultados alcanzados con el costo igual de los recursos
utilizados, es decir hacer más con lo mismo y los japoneses la definen con el uso de
menores recursos para producirlos, es decir hacer más con menos, es una diferencia
conceptual sustantiva, lo cual lleva a un modelo de altísima productividad y un máximo
potencial de competitividad. La fórmula clásica para calcular el crecimiento económico
mediante PIB ha tenido que ser adaptada, para incluir el impacto funcional de este
concepto de la productividad, ajuste que aún muchos países Latinoamericanos no toman
en consideración para calcular adecuadamente su PIB, tal como bien refiere Mariana,
Galindo y Viridiana Ríos (México, ¿cómo vamos? productividad. 2015, 2) citando a Huntel
(2000) y a Jones (2015) “La productividad es una medida de qué tan eficientemente
utilizamos nuestro trabajo y nuestro capital para producir valor económico. Una alta
productividad implica que se logra producir mucho valor económico con poco trabajo o
poco capital. Un aumento en productividad implica que se puede producir más con lo
mismo (…) En términos económicos, la productividad es todo crecimiento en producción
que no se explica por aumentos en trabajo, capital o en cualquier otro insumo intermedio
utilizado para producir. Esto se puede expresar algebraicamente como: PIB =
Productividad * f (capital, trabajo), donde el Producto Interno Bruto (PIB) es una función f
del capital y trabajo, y de la productividad. Así, la productividad (también llamada
Productividad Total de los Factores, (PTF) es el crecimiento del PIB que no se explica por los
niveles de trabajo y capital (Hulten, 2000). La PTF incluye factores amplios que van desde
el acervo de conocimientos existentes en una economía, hasta la eficiencia con la que los
recursos son asignados en una sociedad (Jones, 2015). Ahora bien, no debemos confundir
la PTF con la productividad laboral. La productividad laboral es una medida mucho menos
amplia que solo mide qué tanto se logra producir por hora trabajada”.

Tomando como eje matricial la estructura del capitalismo financiero globalizado, el Foro
Económico Mundial evolucionó hasta hacer, en estos tiempos, inseparable en sus modelos
conceptuales, el desarrollo económico con la competitividad en los mercados, lo cual ha
supuesto que los países y sus regiones endógenas, están en el ojo del huracán, obligados a
generar bienestar, prosperidad y calidad de vida en su población y la óptima relación
productividad-competitividad de sus ofertas exportables, sin lo cual no es posible alcanzar
el status de actores reales en los mercados globalizados en que participen. Ayuda en esta
comprensión las afirmaciones de Cuervo González, Luis Mauricio, (CEPAL, 2017,23) “La
versión más representativa y acabada de la teoría de la competitividad es la elaborada por
el Foro Económico Mundial (FEM) que publica cada año un reporte global de
competitividad tomando las naciones como unidad de medición y análisis. Su principal
resultado es un índice de competitividad nacional, construido con los aportes de
prominentes economistas contemporáneos tales como Michael Porter, Jeffrey Sachs y
Xavier Sala-i-Martín. En su presentación de las novedades introducidas al índice a finales
de la primera década del siglo XXI, se aclara que: “el nuevo Índice General de
16

Competitividad IGC se concentrará en los determinantes de los niveles de productividad


que una economía nacional podrá sostener, la cual se entiende a su vez como el elemento
determinante de la prosperidad nacional” (WEF, 2008: 43). Esta productividad, medida por
el valor per cápita de los bienes y servicios producidos por una nación, es el sostén de altos
niveles de salario, una moneda fuerte, ganancias de capital atractivas y altos niveles de
vida”.

La gobernanza en los países en vías de desarrollo económico, calificación en la que se


encuentra toda la región de América Latina, está invitada por las corrientes planetarias de
la globalización a elevar el nivel de exigencia de las buenas prácticas de gestión y
gobernanza de los entes del estado, del orden nacional, regionales y locales, flexibilizando,
descentralizando, empoderando desde la legalidad institucional las ciudades región
globales, yendo mucho más allá de concentrarse exclusivamente en el ordenamiento de
los territorios, los usos del suelo con criterios fiscalistas y las transferencias para atender
las agendas sociales asistencialistas, de modo que se implementes modelos matriciales de
las variables que generan productividad y aumentan el potencial de competitividad de las
ofertas exportables, de tal forma que la institucionalidad del estado, se concerte con el
empresariado, las universidades, los centros de pensamiento estratégico, para
transformar las ciudades y sus alcance regionales en auténticos centros de generación de
dinámicas para la competitividad planetaria, basándose en sus propios logros de
productividad local y regional. Lo ha expresado Luis Mauricio, Cuervo González, (CEPAL,
2017, 14) “… ello obligó a introducir consideraciones inicialmente ajenas a la teoría de la
competitividad de la firma, relacionadas con temas como la infraestructura, la formación y la
educación, la innovación y el desarrollo, la equidad y la distribución del ingreso, así como las
instituciones, la cultura, las organizaciones y los comportamientos económicos tanto
individuales como colectivos”. (…), “se entenderá por desarrollo las capacidades de una
sociedad determinada para, de un lado, formularse una representación colectiva, una idea
socialmente construida de un estado deseado, de un deber ser, una aspiración de bien
común; y del otro, desplegar los medios, materiales e inmateriales, para su consecución”.

En América Latina en 2019 según el CELADE- División de Población de la CEPAL en


conjunto con la División de Población de las Naciones Unidas (DPNU) informaron que el
92,4% de la población de ambos sexos y de todas las edades, se encuentra residiendo en
zonas urbanas, la cual se proyecta en el 93,8% para 2.030, en el 94,8% en 2.040 y de
96,2% para 2.060. Entendiendo como zonas urbanas las poblaciones y ciudades de todos
los tamaños y alcances territoriales, es decir que América Latina es una región
inminentemente urbana y de igual forma se debe entender el origen de la formación de
los indicadores del crecimiento económico. De otra parte, según la ONU-Hábitat (2012),
“A pesar del importante papel de actividades no característicamente urbanas en la
economía regional, como por ejemplo la exportación de materias primas y el turismo, el
aporte de las ciudades y, en particular, de las grandes metrópolis al PIB regional es
significativo: entre un 60% y un 70% de este se produce en las ciudades”, con lo cual se
17

evidencia el rol fundamental de las ciudades en la creación de valor frente a la economía


macro o micro, de los países de la región y por consiguiente la necesidad de repensar y
recrear las estrategias país, del crecimiento económico y social para el desarrollo desde las
ciudades globales y las ciudades región globales que se creen. Se han roto los viejos
paradigmas y llegó el momento, al decir de Cuervo González, Luis Mauricio, (CEPAL, 2017,
44) “permitir a la ciudad el protagonismo y la posibilidad de interrogar a la economía y no
lo contrario, como suele hacerse”.
Las ciudades Latinoamericanas por su origen son centenarias y unas cuantas son además
ancestrales prehispánicas, pero sus dinámicas las han transformado en estos tiempos en
espacios polivalentes de naturaleza socio-económica, espacio-territorial, ambiental y
cultural, con estructura de hábitat humano, que hilvana y con sus dinámicas, construye,
mantiene y renueva sus propios tejidos de las relaciones de convivencia y el trabajo
humano, con flexibilidad y capacidad de adaptación a los entornos regionales, nacionales
y planetarios para sobrevivir, crecer, generar saberes, valores agregados y riquezas. Bien
lo expresa la investigación de Cuervo González, Luis Mauricio, (CEPAL, 2017, 40-51) “En la
ciudad coexisten, pasado, presente y futuro, no solamente por la heterogeneidad del
espacio urbano y arquitectónico, testimonio de huellas de generaciones múltiples; sino
también por la variedad de formas de producción y trabajo, yuxtapuestas e
interrelacionadas, la plural configuración espacial y económica de la ciudad (...) Algunos
fundamentos para la construcción de una teoría económica de la ciudad basada en la
heterodoxia, el pluralismo y el multicentrismo: Heterodoxa, porque reconoce la presencia
de diversidad de escuelas y enfoques de teoría económica para comprender la ciudad,
rechaza las pretensiones de verdad universal que cada una de ellas se atribuye. Plural,
porque se nutre de un amplio recorrido por diversas ciencias sociales que explican la
ciudad y toma distancia del proyecto que intenta colocar la economía en una posición
hegemónica y dominante. Multicéntrica, por este medio y, a través de este procedimiento
busca desprenderse de la idea de que las ciudades del norte son la prefiguración del futuro
de las del sur, En cada momento hay una ciudad o un conjunto limitado de ellas que
encarna con la mayor fuerza y contundencia los rasgos de la época, convirtiéndolas en
emblemáticas y referenciales. Ello, sin embargo, no las constituye en el modelo de ciudad
al cual convergería el universo urbano”.

Sobresale las contribuciones de los estudios e investigaciones de Sassen (1991) a partir de


las ciudades referentes mundiales para la década de los años 70 y 80 del siglo XX, es decir
Nueva York, Londres y Tokio, con lo cual llevó a un despertar de la conciencia crítica sobre
una nueva forma de entender el rol y el desenvolvimiento económico de las ciudades con
alcance de influencia planetaria, lo que le permitió a Sassen acuñar la denominación y el
concepto de ciudades globales y señalar el deber ser de estas aglomeraciones y en
relación con el papel protagónico de las economías urbanas de estas ciudades. Esta onda
18

expansiva conceptual de las ciudades globales alcanzó a los países de Latinoamérica, al


decir de Cuervo González, Luis Mauricio, (CEPAL, 2017, 52) citando a (Cuervo, 2003b) “En un
conjunto nada despreciable de trabajos e investigaciones sobre ciudades
latinoamericanas, esta caracterización fue adoptada como proyecto de ciudad. Es decir, se
asumió que la economía de las ciudades debería asemejarse a lo descrito por Sassen para
Nueva York, Londres y Tokio, como condición y requisito para la generación de crecimiento
y prosperidad. Como canales de transmisión de estas ideas operaron los innumerables
estudios de competitividad urbana realizados desde 1990, los planes estratégicos urbanos
elaborados con inspiraciones muy semejantes y los distintos índices de competitividad, -
nacional, territorial y urbana- que se regularizaron a escala internacional y nacional”.

Ya se ha manifestado que las ciudades en Latinoamérica y el planeta, son espacios


múltiples, plurales, diversos, de naturaleza socio-económica, ambiental y cultural y con
vocación global, que para perfilarlas dentro del análisis científico, además del método se
hace indispensable reconocer su condición dinámica no estática como las fotografías, que
aglomera toda clase de actividades humanas y relaciones sociales y que bien pueden y
deben asumir la responsabilidad por el desarrollo integral, liderado por el económico y
medible por los indicadores de la calidad de vida alcanzada, todo posible en la medida que
estas ciudades globales se hagan visibles y viables en la dimensión de la economía global,
para lo cual pueden y muchas deben asumir una nueva dimensión socio-espacial, la de
ciudades región. Vale reseñar los aportes de Cuervo González, Luis Mauricio, (CEPAL, 2017,
53) “… se requiere adoptar un enfoque plural. En vez de imponer la racionalidad económica a
la ciudad (hegemonía disciplinaria) se invertirá la secuencia, es decir, se partirá de la ciudad
como fenómeno socio-espacial para pasar así a interrogar la economía, y precisar cuáles
desafíos le quedan formulados. De esta manera, la economía reconoce la verdad del otro, en
este caso de aquellas disciplinas como la geografía y el urbanismo, más directa y
ampliamente enfocadas en la comprensión de la dimensión espacial de la ciudad, para
intentar posteriormente aportar su propio y más específico conocimiento”.

La migración explosiva de las zonas rurales a las poblaciones y ciudades, ocurrida a partir del
inicio de la segunda mitad del siglo XX en los países Latinoamericanos, entre muchas causales
destaca la búsqueda de oportunidades de mejorar la calidad de vida y la seguridad,
especialmente para las nuevas generaciones, lo cual se acompañó y se sigue acompañando
con la transformación de los paradigmas del pensamiento científico y tecnológico
dominantes desde las ciencias aplicadas, el advenimiento de las tecnologías de las
información y las comunicaciones, la electrónica y microelectrónica, la robótica, el software y
la virtualidad multimedial, la nanotecnología, la biotecnología, la inteligencia artificial, las
redes comunicacionales, todas fuerzas irreversibles e impensadas por la especie humana
posterior a la revolución industrial del siglo IXX, que junto a los procesos de formación de la
cultura democrática, legitimó los estados y sus instituciones político-administrativas de la
gobernanza, afianzó las economías de mercado de libre concurrencia y con ello dinamizó el
modelo capitalista financiero global en estos países. En los términos de los hallazgos de
19

Demateis y Governa (2001: 38) y de De Mattos, (2010: 265) “comenzó a esbozarse un


nuevo patrón o forma, que puede ser descrita como una trama continua de
asentamientos, organizada alrededor de un gran número de focos nodales especializados
en una vasta región multicentrada, cuyo modelo ideal puede ser definido como una ciudad
sin centro o como una región urbana organizada alrededor de los fragmentos
desparramados de la explosión del centro”, es evidente entonces que durante los últimos
40 años, sin que hayan seguido un único patrón o modelo, las ciudades Latinoamericanas
han sido expuestas a dinámicas transformaciones del crecimiento de su tamaño y a sus
organizaciones del territorio y los usos del suelo por esquemas regulatorios, que ya acusan
visos de obsolescencia funcional-conceptual, frente a las exigencias de la globalización y la
regionalización en las que se ven estas ciudades inmersas.
La segunda década del siglo XXI recibe a América Latina con ciudades inmensas en sus
poblaciones, destacan ciudad de México, Buenos Aires, Lima; Bogotá, Sao Pablo, Santiago,
Caracas, Quito, Medellín, Barranquilla, Cali, ciudad de Panamá y, otras cientos de ciudades
son intermedias con poblaciones entre 200.000 y 1.000.000 de habitantes y en procesos
permanentes de crecimiento espacial y poblacional acelerados y las pequeñas poblaciones
que hacen las veces de articuladoras de los habitantes rurales con el ambiente urbano. Los
modelos de gobernanza con descentralización regulada y las relaciones socio-económicas del
funcionamiento real del más fuerte en el mercado, han impuesto relaciones centro-periferia
en toda la espacialidad de los territorios nacionales, con lo cual se generan dinámicas
diferenciales y se amplían las brechas entre ciudades y sus regiones, empujando esta dura
realidad a repensarse para encontrar formas de construir nuevos modelos de confluencia
entre las ciudades, para expandir sus territorios y potencialidades y así poder hacerse más
competitivas y aspirar a sobrevivir a la fuerza destructiva de la energía centrípeta de las
mega-ciudades, todas con vocación de transformarse en ciudades región globales. Vale
mencionar la afirmación de Manero Miguel, Fernando, (2012, 1), “La confluencia de las
regiones se produce entre la perspectiva geográfica, la económica y la político-
administrativa, sienta las bases de una interesante visión complementaria desde el punto
de vista estratégico”.
Otro aspecto fundamental y estratégico para los países que están haciendo sus apuestas a
la globalización de sus mercados en procura de su desarrollo económico, es redefinir el rol
de las ciudades frente a ese objetivo estratégico y con ello repensarse y porque no
reinventarse desde la ley público-administrativa del estado, la descentralización misional y
presupuestaria, en sus diferentes entes regionales y locales y, en relación con sus
territorios y diversidad de poblaciones, entre ellas la humana y la empresarial y sus
responsabilidades estratégicas, incluida la de sus aportaciones al desarrollo, a sabiendas
que los países de América Latina se transformaron en aglomeraciones urbanas. Valga traer
a la reflexión lo expuesto por Moreno, Leatitia; García, Johann; (CEPAL 2017) “nos hemos
preguntado por el rol de la economía urbana, teniendo en cuenta que la ciudad es un
espacio que produce economías de escala, generando riqueza y crecimiento económico. En
tal sentido, las ciudades de la región (américa latina), han experimentado una transición
20

pasando de ser ciudades industriales a espacios urbanos de servicio. Por otro lado, los
mega centros urbanos están llegando a un umbral de agotamiento de los beneficios que
acarrea la densidad y concentración urbana y se perciben importantes deseconomías de
escala. Al mismo tiempo, se destacan nuevas ciudades emergentes caracterizadas como
ciudades intermedias que están aportando velozmente al crecimiento de los países”.
La regla de juego macro del Sistema capitalista en transformación mutante permanente,
al que se ha denominado capitalismo financiero globalizado por el hecho que, a través de
los tratados multilaterales del comercio mundial, incluida la Organización Mundial del
Comercio OMC, el proteccionismo arancelario parece ceder definitivamente su
preeminencia a la generación de corrientes de gran tamaño y velocidad del consumismo
en los mercados unificados, con lo cual la rotación de las mercancías y con ello el dinero,
se convierte en la fuente de la acumulación de la riqueza financiera, en este modelo
agresivo del capitalismo salvaje. Entonces las ciudades se ven empujadas a participar de
esas dinámicas, o bien ya están globalizadas, o en proceso de hacerlo o simplemente se
abandonan a su suerte. Resulta aún pertinente la reflexión de Sassen, Saskia, (2007) “es
posible, analíticamente, identificar una dinámica distinta en curso en estos dos muy
diversos componentes: ciudades en proceso de globalización y regiones urbanas. Esta
dinámica es la interacción entre la dispersión geográfica y nuevos tipos de economías de
aglomeración. La especificación de un marco analítico común para estas dos muy diversas
formas espaciales deberían permitirnos desarrollar una aproximación más aguda sobre las
políticas y, en segundo lugar, establecer el poder de negociación actual de los actores
urbano/regionales, así como nuevos tipos de actores inter-gubernamentales”.

Las ciudades de América Latina que se convirtieron en centros de masas y


desarrollaron sus aglomeraciones de población residente y de asentamientos
empresariales de la industria, el comercio, los servicios de diferentes tamaños y
naturalezas, que han conformado redes y nodos de alcance planetario para
potencializar sus relacionamientos comerciales con las ciudades pares del planeta,
entonces ya lograron el estatus de ciudades globales o están por lograrlo,
requiriéndose aun avanzar en transformaciones desde las disposiciones legales
vigentes para conquistar autonomías y descentralizaciones de los gobiernos
nacionales o regionales, así como el desarrollo de formatos adecuados para la mayor
productividad y competitividad, con miras a optimizar el desempeño en los
mercados globalizados en los que participen. Las ciudades intermedias o las
pequeñas poblaciones que estén ubicadas en las periferias de estas ciudades
globalizadas, tienen la opción de sumarse a las dinámicas de la globalización si
logran integrar sus territorios, convenir reglas de juego asociativas desde los
geofísico, lo natural, sus recursos y productos, sus agendas sociales y la gestión de la
gobernanza, de tal forma que la gran ciudad global se transforme además en ciudad
región, con mayor población, mayor espacio físico y mayores recursos naturales y de
21

la producción, con los cuales articular sus ofertas exportables a los mercados
planetarios. Recogemos las reflexiones de Sassen, Saskia, (2007) “El concepto de la
ciudad global introduce un énfasis mucho más fuerte en componentes estratégicos
de la economía global, típicamente sujetos a economías de aglomeración extremas
en los niveles más altos de las funciones de gestión y servicios corporativos
especializados; esto a su vez puede conducir a formas extremas de poder y
desigualdades en la ciudad global. (…) puede decirse que el concepto de ciudad
región global nos permite ver las posibilidades de un tipo de crecimiento más
distribuido, una extensión más amplia de los beneficios asociados con el crecimiento
económico, incluyendo el crecimiento resultante de la globalización. (…) ambos
conceptos tienen un problema de límites de a lo menos dos tipos, el límite de la
escala territorial como tal y el límite de la extensión de la globalización en la
estructura organizacional de las industrias, órdenes institucionales, lugares y así
sucesivamente.”.

Proponer una definición de ciudad región, que involucra la expansión del lindero
construido de las ciudades globales o en proceso de globalización, además de
propósitos misionales en términos del desarrollo económico-social, humano,
cultural y ambiental sostenibles para la calidad de vida, a partir de sus propias
capacidades y potencialidades de generar ofertas de mercados globales, que se
integra en lo nacional y planetario y que es capaz de crear y acumular riqueza
financiera, es una aproximación de contenido endógeno y exógeno, que se
complementa con lo expuesto por Sergio Boisier Etcheverry (2006, 9) “Con no poca
pretensión podría ensayarse una conceptualización –en la que el nombre sea la cosa
nombrada– como la siguiente: ciudad–región es un territorio que contiene en sí
mismo, en forma real o latente, el conjunto de subsistemas de cuya articulación y
direccionamiento (sinapsis y sinergia) surge una complejidad evolutiva capaz de
generar tanto crecimiento económico como desarrollo societal y que tiene un lugar
central que funciona como una ciudad–global de primera clase, que articula un
sistema de ciudades secundarias y que actúa como nodo emisor y receptor de
procesos de intercambio entre la región y el mundo. Esta propuesta recoge
elementos de John Friedmann, de Saskia Sassen, de Rosabeth Moss Kanter, de Sergio
Boisier, de Juan R. Cuadrado y de otros autores, como Antonio Vázquez–Barquero en
relación a la endogeneidad implícita en este enfoque o como Mario Bunge desde el
punto de vista de la teoría de sistemas”.

Otro aspecto de la transformación de las grandes ciudades Latino Americanas en ciudades


región globales es que necesariamente se deben convertir en ciudades de aglomeración y
adoptar los modelos y formatos de esa configuración, condiciones sin las que es imposible
22

participar de las reglas de juego del capitalismo globalizado, lo cual demanda un saber
hacer y un saber ser a ese nivel. Valga traer las reflexiones al respecto de Sassen, Saskia,
(2007) “Las economías de aglomeración deben ser distinguidas de las familiares
economías de urbanización. Ellas implican interacciones complejas de diversos
componentes, no simplemente, por ejemplo, más personas usando una línea de metro y
las economías de escala que esto permite.(…) Estos tipos de economías de aglomeración
están hoy distribuidos a lo largo de diversos espacios económicos y escalas geográficas:
distritos centrales de negocios, parques de oficinas, parques científicos, las eficiencias en
transporte y vivienda derivadas de grandes (pero no demasiado grandes) cinturones de
conmutación, distritos de manufacturas de bajo costo (hoy a menudo en el exterior)
destinos turísticos, ramas especializadas de la agricultura, tales como la horticultura o la
comida cultivada orgánicamente, y los complejos evidentes en las ciudades globales”.

Otro aspecto fundamental de la globalización de los mercados, hace referencia de cómo


se hacen circular los bienes y servicios entre los productores, los comercializadores, los
estructuradores de los modelos de negocios, los destinos, los consumidores y los tiempos,
puntos y logística en que los bienes o servicios serán dispuestos al consumo, todo ello
posible por la estructura de redes virtuales planetarias, de gestión – acción, que está a
disposición de los actores de este comercio globalizado, quienes son sus nodos de esas
complejas redes multipropósito, por donde viaja la información empaquetada y
procesada, las transacciones, los documentos, los catálogos, el dinero electrónico todo lo
cual al final del camino se convierte en transacciones de múltiples actores virtuales,
habiendo para todos ellos parte del redito económico de esas negociaciones
perfeccionadas en redes. Sobre este complejo aspecto de la globalización y el rol de sus
actores incluidas las ciudades globalizadas, se trae a colación las reflexiones científicas de
Sassen, Saskia, (2007) “Una forma de pensar acerca de la economía global es en términos
de los varios circuitos altamente especializados que la conforman. Circuitos diferentes
contienen grupos diferentes de países y ciudades. Visto en esta forma, la economía global
se vuelve concreta y específica, con una geografía bien definida. Los commodities
comercializados globalmente –oro, mantequilla, café, petróleo, semillas de flores - son
redistribuidos a un vasto número de destinos, sin importar cuán pocos sean los puntos de
origen en algunos casos. Con la globalización, esta capacidad de redistribuir globalmente
ha crecido velozmente. (…) Es aquí cuando las ciudades globales entran en escena. Ellas no
son lugares donde se producen commodities, pero son los lugares donde se inventan los
mercados de commodities a futuro de manera de facilitar el comercio global de estos
commodities y parcialmente de gestionar los riesgos asociados, y son los lugares donde
son comercializados estos futuros. Traen a un primer plano la distinción entre los sitios y
las redes de producción de los bienes y los sitios y redes de gestión y coordinación del
comercio de bienes y los instrumentos financieros de apoyo.”
23

El elemento esencial del capitalismo financiero que globaliza los mercados y genera
toda clase de corrientes de las transacciones económicas, es el dinero, el cual ya no
es solo papel moneda en físico a la mano, sin respaldo en oro en los bancos
centrales de los respectivos países giradores, sino que también se transmuta en
documentos de pago, dinero electrónico e incluso en dinero virtual bitcoin o sus
equivalentes instrumentos de pago. El desarrollo de las plataformas tecnológicas y
sus propias redes virtuales seguras ante los hackers, sobre y a través de las cuales
puede viajar el dinero para cerrar toda clase de transacciones globalizadas, es el
gran ingenio de la globalización económica capitalista, sin la cual no sería de ninguna
forma posible y en consecuencia las empresas dedicadas a prestar esos servicios
financieros, es decir los bancos y sus redes planetarias, son la nervadura esencial del
sistema globalizado. Al respecto de las redes las apreciaciones de Sassen, Saskia,
(2007) “Redes particulares conectan grupos particulares de ciudades. Esto nos
permite recuperar detalles sobre los diversos roles de las ciudades en la economía
global. La formación de geografías inter-ciudades está contribuyendo a las
infraestructuras socio-técnicas para una nueva economía política global, nuevos
espacios culturales, y nuevos tipos de redes sociales. (…) Las finanzas globales y los
servicios especializados líderes, que proveen a las firmas y mercados globales –
legales, contabilidad, calificadoras de riesgo, telecomunicaciones; constituyen
circuitos trans-fronterizos incrustados en redes de ciudades, cada una posiblemente
una parte de un país diferente. Es un sistema global de facto, centrado en algo más
que competencia y competitividad”.

Tomando como referente de las ciudades región globales especializadas en la creación de


conocimiento aplicado de alta tecnología, la experiencia exitosa de Silicon Valley en la
zona sur del área de la bahía de San Francisco en el norte de California en Estados Unidos
de Norte América USA, asentamiento que tiene como ficha de su perfil según Wikipedia,
(11, 2019) “Silicon Valley aloja muchas de las mayores corporaciones de tecnología del
mundo y miles de pequeñas empresas en formación start-ups. Originalmente la
denominación se relacionaba con el gran número de innovadores y fabricantes de chips de
silicio fabricados allí, pero definitivamente acabó haciendo referencia a todos los negocios
de alta tecnología establecidos en la zona. A pesar del desarrollo de otros centros
económicos de alta tecnología en Estados Unidos y por el mundo, Silicon Valley continúa
siendo el centro líder para la innovación y desarrollo de alta tecnología, recibiendo un
tercio (1/3) del total de la inversión de capital de riesgo en Estados Unidos”. Asocia de
forma sistémica y muy creativa la ciencia, tecnología, la investigación, la innovación y el
emprendimiento empresarial, los inversionistas de capitales de riesgo en proyectos
innovadores de alta tecnología, los investigadores científicos desarrolladores, el know
How propio de las ciudades del saber incluidos los apoyos de las empresas prestadoras de
24

servicios, logística, sistema financiero, plataformas de comunicación TIC. Las reflexiones al


respecto de Sassen, Saskia, (2007) “La profunda historia económica de un lugar es
actualmente una variable crítica en el desarrollo de una economía del conocimiento
competitiva. (…) dos nociones muy comunes: i) que “la” economía del conocimiento es
algún tipo de entidad estandarizada, sin importar cuán estado del arte sea; en este
enfoque, las políticas se orientan a capturar algo de esa economía del conocimiento que
pareciera flotar sobre todo y traerla hacia un área; y ii) para que la economía del
conocimiento se arraigue en un área y se desarrolle, el área debe
superar/sobrepasar/destruir sus viejas economías materiales (industria manufacturera,
minería, agricultura, etc.). Mi investigación sugiere que las economías del conocimiento
más fuertes tienen imbricaciones complejas con la historia profunda de un lugar (ciudad,
región) incluyendo sus antiguas economías materiales”.
Una última nota sobre la identificación del estado del arte en la investigación que sobre
las ciudades región globales se han publicado al alcance de los estudiosos en América
Latina, tiene que ver con los regímenes internacionales que regulan la globalización de las
economías y los mercados, las que se circunscriben a los correspondientes tratados de
libre comercio que cada país ha suscrito y conserva vigente con otros países, así como los
tratados de comercio con grupos de países como la Unión Europea, los Pactos regionales
como la Comunidad Andina de Naciones, la Alianza del Pacífico y el acuerdo macro global
es el ser país suscriptor de la Organización Mundial del Comercio OMC. Al respecto Cuervo
González, Luis Mauricio, (CEPAL, 2017, 71), citando a Kébabdjian, explica que “Los
regímenes internacionales poseen tres determinaciones. Primero, definen un orden
parcial, es decir, no existe un régimen en todos los dominios internacionales; no lo existe a
nivel del movimiento de capitales, ni de los flujos laborales, tampoco a nivel monetario en
donde, sin embargo, si puede hablarse de sistema; comporta fronteras, un interior, un
exterior y una periferia, así como una jerarquía interna: ¨la teoría de los regímenes
autoriza analizar con una gran economía de medios, la existencia de ‘órdenes locales’
(existencia de un régimen comercial muy ajustado por ejemplo) coexistentes con
‘desórdenes’ en otros dominios¨ (Kébabdjian, 1998: 7). En segundo lugar, representan un
orden taxonómico resultante de una decisión entre estados para conducir cierto tipo de
relaciones internacionales, independientemente de otras relaciones económicas. La OMC
reposa así sobre un principio de separación fundamental con la función de dotar de
autonomía al manejo de las relaciones comerciales. Separando y clasificando las
relaciones, los regímenes construyen una ‘organización’, modelando las relaciones
internacionales y construyendo comunidades de pertenencia con principios, normas y
procedimientos reguladores. En tercer lugar, un régimen es un orden institucional
organizado con arreglo a un acuerdo fundacional con tres propiedades básicas: una ley
común, limitaciones a la soberanía de los estados participantes, una mejora en el
desempeño del sistema (Kébabdjian, 1998: 8-9)”.

Desde las Naciones Unidas en su programa mundial Hábitat, se han hecho varias
resoluciones de sus Asambleas General, entre las que destacan declaraciones fundamentales
que reconocen la fuerza irrefutable, mas no aún con el poder de generar acciones
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estratégicas concertadas de las orbitas nacionales en los países de América Latina, que
descansa con mayor peso en las ciudades, pero en contraste no se logran indicadores
satisfactorios en los avances para eliminar la pobreza, la desigualdad y la exclusión
económica y social y la segregación espacial en prácticamente todos los países de América
Latina; “se ha afirmado que el siglo XXI no será dominado por países, sino por ciudades, y
esto es el resultado de su relevancia económica, predominancia numérica en términos de
población, pero también por su diversidad y ventajas en el contexto del aprendizaje, el
conocimiento y la innovación” (ONU-Hábitat, 2013). “la 25a Sesión del Consejo de
Administración de ONU-Hábitat (abril 2015), hizo hincapié en la contribución potencial de
la urbanización al desarrollo sostenible de los países, bajo las condiciones de estar bien
planificada, de considerar las relaciones y la continuidad entre áreas rurales y urbanas, y,
de favorecer un marco de referencia para orientar las decisiones hacia ciudades y
territorios más conectados, integrados y compactos (líneas directrices internacionales
sobre planificación urbana y territorial). La importancia del papel de los gobiernos sub-
nacionales ha sido subrayada por el Consejo”. “Diversas organizaciones, tales como UN-
Hábitat, CEPAL, OECD, CAF, Banco Mundial y BID, han resaltado la necesidad de hacer una
transición hacia una nueva forma de entender y gestionar las ciudades y los territorios”.
Desde la Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos en
Vancouver (Canadá) en 1976 y en Estambul (Turquía) en 1996, y la aprobación de los
Objetivos de Desarrollo del Milenio en 2000, hemos constatado mejoras en la calidad de
vida de millones de habitantes de las zonas urbanas, entre ellos los habitantes de los
barrios marginales y los asentamientos informales. No obstante, la persistencia de
múltiples formas de pobreza, las desigualdades crecientes y la degradación ambiental
siguen siendo uno de los principales obstáculos para el desarrollo sostenible en todo el
mundo, siendo con frecuencia la exclusión social y económica y la segregación espacial
una realidad irrefutable en las ciudades y los asentamientos humanos.
Al reorientar la manera en que se planifican, se diseñan, se financian, se desarrollan, se
administran y se gestionan las ciudades y los asentamientos humanos, la Nueva Agenda
Urbana ayudará a poner fin a la pobreza y al hambre en todas sus formas y dimensiones,
reducir las desigualdades, promover un crecimiento económico sostenido, inclusivo y
sostenible, lograr la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las
niñas a fin de aprovechar plenamente su contribución vital al desarrollo sostenible,
mejorar la salud y el bienestar humanos, fomentar la resiliencia y proteger el medio
ambiente”.
Nuestro objetivo es lograr ciudades y asentamientos humanos donde todas las personas
puedan gozar de igualdad de derechos y oportunidades, con respeto por sus libertades
fundamentales, guiados por los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas,
incluido el pleno respeto del derecho internacional. A este respecto, los fundamentos de la
Nueva Agenda Urbana son la Declaración Universal de Derechos Humanos, los tratados
internacionales de derechos humanos, la Declaración del Milenio y el Documento Final de
la Cumbre Mundial 2005, y se basan asimismo en otros instrumentos, como la Declaración
sobre el Derecho al Desarrollo”. (Resolución de Quito Hábitat III ONU Asamblea General dic 23
de 2016)
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7. Conclusión
El capitalismo industrial y comercial del siglo XX ha completado su ciclo y está en proceso
de maduración en su última mutación el capitalismo financiero globalizado de alcance
planetarios, que se afianza en el uso de las tecnologías superiores de la información, la
electrónica y las comunicaciones; así como en la aplicación de todas las versiones en que
se reconoce el dinero como medio circulante, sea físico, transaccional, plástico y virtual; la
nueva ciencia de la logística y los servicios; modelos y formas muy depuradas de
operaciones seguras que demandan un Know How especializado para sus portafolios de
ofertas diversificadas; redes privadas bancarias TIC y de entidades financieras seguras, en
todo el planeta con el software que habilita generan detallado control social financiero a
los millardos de usuarios del sistema; La creación de conglomerados con inmensa
capacidad de negociación en grandes inversiones como las alianzas público privadas en
obras de infraestructura; en resumen está el capitalismo financiero imponiendo sus regla
magistral, juega el que tiene como jugar en el sistema, el que tiene que apostar para
ganar o perder en cada juego, el que aspire a acumular riqueza financiera con sus ofertas
de bienes o servicios en el mercado globalizado y tenga como darles sostenibilidad a su
calidad, precio, servicio y valores agregados, con esquemas altamente eficientes en su
productividad y competitividad, los demás países serán los rezagados, cada vez más
rezagados, que podrán vender solo sus materias primas o su mano de obra barata y
dedicarse a sobrevivir con economías esencialmente endógenas.
Los países de América Latina se convirtieron en más del 80% en urbanos, lo cual tiene el
potencial de su mayor fortaleza para transformar las ciudades de grandes conglomerados,
sean ciudades distrito o áreas metropolitanas, en ciudades capaces de ser gestionadas
para operar en los mercados globalizados a partir del propio mercado, desarrollando el
modelo de ciudades región globales o simplemente el de ciudades globales, que hayan
sido adecuadamente empoderadas por la ley para tener facultades de gobernanza
operacionales con autonomías hacia el desarrollo económico-social, en concertación con
los planes macroeconómicos del país, con claridad de propósito en sus planes de
desarrollo estratégico de largo plazo, que además tengan como instrumento el dialogo
dinámico y la concertación con el empresariado privado, con las instituciones académicas
dedicadas a la ciencia, la tecnología, el conocimiento aplicado para la innovación y el
emprendimiento empresarial y con las comunidades de los colectivos de sus habitantes,
sobre las agendas sociales, medioambientales y culturales.
Si las ciudades de grandes conglomerados Latinoamericanas, no se transforman
prontamente en ciudades globales, en consecuencia de las grandes dinámicas del proceso
de maduración del capitalismo financiero meso-tecnológico y su capacidad de penetración
en todos los mercados expuestos, en las próximas tres décadas estas ciudades podrán ser
notoriamente colonizadas en sus economías de mercado por empresas extranjeras de
alto poder competitivo, lo que ya está ocurriendo, quedándoles a sus habitantes solo la
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satisfacción de ser convertidos en consumidores de productos o servicios con calidad y


bajos costos, sin mayores posibilidades de salir del estado de subdesarrollo económico y
social y expuestos a ser objeto de las migraciones de poblaciones de otros países con
capacidad de dinamizar esas economías locales y en consecuencia también expuestos a
los nuevos modelos de la colonización económico-social y cultural consecuencia de las
condiciones a cumplir a cambio de sobrevivir y tener opción de crecer, bajo esas sombras.
El objetivo fundamental, esencial del desarrollo económico es el desarrollo humano,
medido en la calidad de vida, las oportunidades reales de empleo y trabajo, la prosperidad
y la convivencia pacifica, los cuales son indicadores del desempeño de la equidad con que
el avance de la economía se refleja en lo social, de tal forma que las ciudades globales o
las ciudades región globales deben encontrar la forma de eliminar con estrategias de
equidad de las oportunidades, la pobreza, la discriminación, la exclusión de los espacios
donde se accede a la calidad de vida, además de profundizar la democracia participativa,
la rendición de cuentas de los gobernantes, la concertación pública de los proyectos de
inversión pública, la igualdad de género y las estrategias y políticas de inclusión laboral y
sostenibilidad a los jóvenes y adultos mayores.
Los organismos multilaterales como el Banco Mundial, el BID, la CAF deberán destinar
fondos suficientes para financiar a subsidio, los costos y las inversiones en transformación
de las ciudades de altas aglomeraciones en América Latina, en ciudades globales y las que
estén en condiciones geográfica, en ciudades región globales, y los estados deben
abandonar el centralismo obsoleto para encontrar la forma, desde la aprobación de leyes
de transformación institucional del aparato del estado, para descentralizar sus recaudos y
aplicación de los impuestos, los presupuestos, las delegaciones de objetivos misionales
estratégicos, así como las facultades de autonomías de la gobernanza e instancias de
elección y control político en las ciudades región globales, de modo que se generen con
gran poder dinámicas económicas, sociales, culturales, políticas, en la dirección de
promover todas las acciones que vayan dirigidas a conquistar dentro del escenario de la
globalización de los mercados y del sistema capitalista financiero, espacios reales hacia el
desarrollo mediante la generación y acumulación de riqueza financiera alcanzada
participando activa y creativamente de las reglas de la globalización.

8. Bibliografía
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