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Campaña de Lectura

EUGENIO ESPEJO

Campaña de Lectura
EUGENIO ESPEJO

Nº 121 / Noviembre 2018 - ISSN 1390-4515

Bajo la carpa de
• Un buen tiempo
El triple salto para la crónica

de Iván Égüez • Diamela Eltit e Ida Vitale,


trayectorias premiadas
PREMIO LA LINARES DE NOVELA BREVE
2018

La Campaña de Lectura Eugenio Espejo convoca al Premio “La Linares” de


novela breve 2018 de conformidad a las siguientes bases:

I. Podrán participar narradores ecuatorianos, o extranjeros con cinco años


de residencia en Ecuador.

II. Quienes concursen deberán enviar por duplicado una novela breve inédi-
ta, escrita en español, con tema y formas libres, que no esté concursando
simultáneamente en ningún otro certamen. No podrán participar obras que
hayan sido premiadas en algún otro concurso literario, que tengan compro-
metidos sus derechos de autor o estén en proceso de publicación.

III. Los trabajos deberán presentarse en letra Garamond 12, por una sola
cara, a doble espacio, tamaño carta, con un máximo de 150.000 caracteres
con espacios; deberán presentarse anillados junto a un CD que contenga
la copia de la novela. La identificación externa del CD tendrá el título de la
novela y el pseudónimo del participante.

IV. Quienes concursen deberán firmar su trabajo con seudónimo. Adjunto


enviarán una tarjeta de identificación dentro de un sobre cerrado, en cuyo
interior consten los los datos personales: nombre completo, domicilio, nú-
mero telefónico, correo electrónico y copia a color de cédula de identidad.
En caso de extranjeros, deberán incluir documentación que avale el tiempo
de residencia en Ecuador.
En el exterior del sobre solo debe constar el seudónimo correspondiente.
PREMIO LA LINARES 2018

V. Para preservar el anonimato, los trabajos deberán estar exentos de dedi-


catorias y epígrafes que sugieran la identidad del autor.

VI. Habrá un premio indivisible de US$ 6000.00 (SEIS MIL DÓLARES), y la


circulación masiva de la obra en la red de suscriptores de la Campaña de
Lectura Eugenio Espejo.

El jurado podrá adjudicar hasta tres menciones a fin de que puedan ser
publicadas por la Campaña de Lectura Eugenio Espejo.

VII. Las obras concursantes serán recibidas, en sobre cerrado y bajo seudó-
nimo, en Casa Égüez (Juan Larrea N 16-76 y Río de Janeiro) en horario de
oficina.

VIII. El plazo de entrega vence el 27 de diciembre de 2018.

IX. En caso de trabajos remitidos por correo, se aceptarán aquellos cuya fe-
cha de matasellos postal sea anterior a la fecha del cierre de la convocatoria.

X. El jurado calificador estará integrado por tres escritores de reconocido


prestigio y su fallo será inapelable. Es facultad del Jurado resolver cualquier
caso no considerado en las bases de la presente convocatoria.

XI. El fallo se dará a conocer en marzo de 2019.

XII. Quienes participen aceptan de hecho estas bases y, en caso de obtener


el premio y la publicación, o una de las menciones y la publicación respectiva,
ceden por una sola vez los derechos de autor para la primera edición.

XIII. Las copias de los trabajos no favorecidos serán destruidas.

Quito, agosto de 2018


6
• Especial: la crónica,
un género en auge

22
• Un librero itinerante:
la historia de Julio
Hernán Muñoz
Rocinante No. 121
Noviembre 2018

32
• 100 años
después de
Apollinaire

Contenido
40
• Diamela Eltit
e Ida Vitale,
dos militancias
literarias Portada:
Pintura de
65 Victor C. Anderson
(detalle)
• Sandra Araya
indaga en el policial

71
• César Carrión,
en su faceta
de ensayista
•ROCINANTE es una publicación de la Campaña Nacional Eugenio Espejo por el Libro y la Lectura, que es una iniciativa ciudadana que
busca mejorar el comportamiento lector de los ecuatorianos. No recibe fondos públicos y se maneja mediante la autogestión y a través
de la asociación con diversas entidades. Sus líneas básicas de acción son la edición y distribución masiva de libros, la capacitación a me-
diadores de lectura, la difusión de la literatura nacional en el extranjero y la reflexión teórica sobre el tema de la lectura. • FOTOS: Busca-
dores en internet •DIRECCIÓN GENERAL: Iván Égüez. •EDICIÓN: Andrés Cadena. •DISEÑO: Agustín Montúfar Égüez. © CORPORACIÓN
EUGENIO ESPEJO POR EL LIBRO Y LA CULTURA. El Heraldo 244 y Juan de Alcántara. Teléfono: 243 2980. •DERECHOS RESERVADOS.
Nueva década
Comenzamos una nueva década. A
partir de este número siempre in-
cluiremos en nuestras páginas al
menos un cuento o un poema. Así
nos hacemos eco del deseo de mu-
chos lectores que, a la final, son
Iván Égüez quienes nos impulsan a marcar
director@revistarocinante.com el rumbo.
Andrés Cadena Esta vez publicamos dos cuen-
andresecu29@hotmail.com tos del escritor brasileño Ru-
Agustín Montúfar Égüez bem Fonseca, cifra alta en la
creativo@revistarocinante.com
narrativa latinoamericana,
donde a más de sus innu-
merables libros de cuentos,
se destacan las novelas El
gran arte, sobre la violen-
cia urbana, y Agosto, una
de las novelas políticas de
mayor profundidad y deta-
lle sobre el fichero latinoa-
mericano.
También queremos compar-
revistarocinante.com tir el pesar que enluta a la
info@revistarocinante.com comunidad cultural por el
fallecimiento de Alfonso Mon-
salve, escritor colombiano, ra-
Textos de: dicado desde los años noventa
Diego Cazar Baquero, Gabriela Ruiz en Ecuador. Él fue editor de la
Agila, José Miguel Cabrera, Juan Carlos
Campaña de Lectura Eugenio Es-
Arteaga, Andrés Cadena, Carla Badillo
pejo, gran colaborador de varios
Coronado, Daniela Alcívar Bellolio,
proyectos culturales, profesor uni-
Fernando Balseca, Bruno Sáenz A.,
versitario y autor de novelas, cuentos,
César Chávez Aguilar, Carlos
Ferrer, José Aldás, Leonardo
poesía y ensayo. Pero, sobre todo, inta-
Parrini. chable amigo, cuya lealtad permitió conso-
lidar la Campaña de lectura como proyecto
cultural independiente.
Por otro lado, esperemos que noviembre no sea un
mes anodino y nos traiga alguna novedad, algún bene-
plácito cultural. Hacemos votos por ello.

Rocinante 5
ESPECIAL
La crónica
late en el Ecuador
Un género con prosapia, cuyos antepasados (en nuestra
región) se remontan al período colonial, vive hoy en
día un renovado aliento en el país. Varios autores
reclaman, con su esforzado trabajo investigativo y un
trato sensible y potente con el lenguaje, el ser escuchados
como voces con posturas propias frente a las insólitas
formas de las problemáticas sociales que enfrentamos.
No se trata de información estructurada con la lógica
de una objetividad ideal, sino de la capacidad de atar
cabos, de ampliar contextos y reconstruir un relato
y una mirada desde la vivencia más real: la propia.
Las dinámicas digitales en el ámbito de la comunicación,
tras un primer momento que parecía amenazante para el
género, han contribuido a este auge de la crónica y se han
convertido en terreno propicio para cultivar estos textos
que, desde una multiplicidad de enfoques, dan cuenta
de la dimensión profunda del mundo en que vivimos…

Rocinante 7
ESPECIAL

Crónica en la mitad del miedo


La publicación reciente del libro El fotógrafo de las tinieblas,
del periodista, músico y chef quiteño Santiago Rosero (1978),
constituye un homenaje de dignidad para una tradición que
define a la región: hacer crónicas. En una cuidada edición de
La caída editorial y el Centro de Publicaciones de la Pontificia
Universidad Católica del Ecuador, esta colección de crónicas
de París nos recuerda que el relato es patrimonio colectivo y
que para él no hay fronteras ni patrias que no sean la mirada
particular y el vasto territorio de la vida sobre la Tierra

D
n Diego Cazar Baquero

Decían que había que ser del internet y con la posibili-


más rápidos. Que los textos dad de que los periodistas pu-
largos eran ya aburridos e blicaran en la web, muchos
inútiles y que la gente ya no temores invadieron las salas
leería porque no le quedaba de redacción y se apropiaron
tiempo para esas cosas. Los de las cabezas de los editores.
primeros «dosmiles» fueron Más videos y menos palabras.
años de incertidumbre para Más imágenes, menos texto.
el periodismo tradicional lati- Si ya durante medio siglo los
noamericano. Con la llegada periódicos habían relegado a

8 Rocinante
la crónica al patio trasero de
las ediciones especiales o, en
el mejor de los casos, a alguno
que otro suplemento domini-
cal, con la internet parecían
cerrarse para siempre las
posibilidades de hacer perio-
dismo de largo aliento en los
periódicos. Los medios comen-
zaron a menospreciar a sus
audiencias tratándolas como
a entidades sin capacidad de
discernimiento, inmediatistas,
vacías.
Pero la irrupción de la era
digital supuso una gran pa-
radoja: si a finales de los no-
venta se temía que los periódi-
cos impresos desaparecieran,
también se celebraba el naci-
miento de medios de prensa
digitales como El Faro (elfaro.
net), portal que vio la luz en
1998, en uno de los países con
menos conectividad de todo el
continente por entonces, y al-
tísimos índices de analfabetis-
mo: El Salvador.
Mientras esto ocurría, los
cronistas hacían esfuerzos pa-
ra malvivir regalando o ven-
diendo sus textos por unos
cuantos centavos a las revistas
que aún ofrecían, cual oasis,
historias bien escritas. Algu-
nos, desesperados, ya habían
renunciado a contar historias
para dedicarse a fabricar no-
titas enlatadas y así garanti-
zarse un salario decente a fin

Rocinante 9
ESPECIAL
de mes. Otros más desafortu-
nados cambiaron a la crónica
por el escritorio del relacionis-
ta público y se conformaron
con leer, de la pluma de otros,
las historias que alguna vez
quisieron ellos mismos contar.
El fotógrafo de las tinieblas
y otras crónicas periodísticas
(2018) es un libro que nace en
medio de la vorágine de lo di-
gital para recordarnos que el
valor del relato no depende de
su soporte sino de su calidad.
Su autor, el quiteño Santiago
Rosero (1978), sabe bien que la
crónica es el producto de un
esfuerzo que toma tiempo y Leila Guerriero
que no se lleva bien con el tra-
bajo a presión sino solamente
con la observación atenta, con
la paciencia y con la reporte-
ría profunda. A veces cuesta briel García Márquez de perio-
muchos años dar el punto fi- dismo. En la edición de 2017,
nal a una historia. entre más de 800 textos, el
El cronista no es el perio- perfil de Santiago Rosero «Un
dista que busca la fama y el panadero de alta costura», que
renombre. Y en los tiempos se había publicado en Etique-
que corren, eludir la vanidad ta Negra, estuvo entre los 10
de estar presente en redes so- textos finalistas para obtener
ciales es un reto muy difícil de el reconocimiento. Y en este
vencer. A Rosero no le atrae 2018, su historia sobre el fotó-
el protagonismo. Se trata de grafo ciego Evgen Bavcar —
un autor sensible que se ha que da nombre al libro— llegó
puesto al servicio de las histo- de nuevo a figurar entre los 10
rias que ha perseguido duran- mejores trabajos.
te mucho tiempo. Por eso ha Durante los últimos veinte
ubicado dos de sus crónicas años, América Latina vio sur-
entre los 40 mejores trabajos gir a una serie de medios digi-
participantes en el Premio Ga- tales que, unos más pronto que

10 Rocinante
Julio Villanueva Chang María Fernanda Ampuero

otros, echaron mano de la cró- futuro, le dijo a la revista digi-


nica para contar historias y le tal La Barra Espaciadora que
perdieron el miedo a los textos «el periodismo narrativo ha
extensos. En 2014, en una en- empezado a abrirse espacio a
trevista que el cronista colom- los codazos en lugares como la
biano Alberto Salcedo Ramos red, que era tan alérgico a los
concedió al ecuatoriano Víctor textos largos».
Vimos, decía que notaba «una Las nuevas narrativas di-
cierta tiranía de la inmediatez gitales posibilitaron y posibi-
sin contexto, derivada del ape- litan, además, enriquecer los
go excesivo a las herramientas textos planos con infografías,
tecnológicas». Y seguramente series fotográficas, líneas de
tenía razón. Vivíamos el inicio tiempo, mapas interactivos,
de todo un período de transi- audios, hipervínculos y videos,
ción con un cariz de limbo. y nos permiten descubrir que
Tres años más tarde, cuando el entorno digital, contrario a
Leila Guerriero presentó en lo que se creía, puede ser un
Quito su libro antológico de campo muy fructífero para ha-
crónicas Un mundo lleno de cer periodismo.

Rocinante 11
ESPECIAL

Santiago Rosero

Esta ola de innovaciones de los nombres de quienes se


y experimentación se vio im- empeñaron en sembrar la cu-
pulsada por una pléyade de riosidad por contar historias
maestros de la crónica, mu- más allá del golpe mediático,
chos de ellos auspiciados por de la primicia o de la noticia
la Fundación Nuevo Perio- del día a día.
dismo Iberoamericano, de El caso de Santiago Rosero
Gabriel García Márquez, que —como los de María Fernan-
se dieron a la aventura de da Ampuero, Sabrina Duque,
recorrer los países de habla Alexis Serrano o Gabriela
hispana para dictar talleres Alemán— es una consecuen-
de crónica dirigidos a perio- cia directa del nuevo respiro
distas y a estudiantes de Pe- que experimenta un género
riodismo en Hispanoamérica. anciano y por eso integral.
El editor de Etiqueta Negra, Incorporar los recursos de la
el peruano Julio Villanueva literatura en una pieza pe-
Chang; los colombianos Al- riodística no es pretensión
berto Salcedo Ramos y Sinar de rimbombancia ni alegoría
Alvarado; los argentinos Mar- fatua sino, al contrario, una
tín Caparrós, Diego Fonseca y declaración de principios que
Leila Guerriero son algunos enaltece el buen uso de la len-

12 Rocinante
Sabrina Duque Gabriela Alemán

gua para poner al servicio de lidad es que se han heredado


los otros el trabajo del conta- los símbolos y las prácticas
dor de historias. más sólidas de los que ahora
La crónica no es mejor ni nos reconocemos como pue-
sustituto alguno de la noticia. blos hispanohablantes. Y a
Puede, más bien, represen- través del relato es que cono-
tar el complemento que tan- cemos lo que somos. Aún hoy,
to reclaman las audiencias en tiempos de redes sociales,
al periodismo tradicional y el relato se presenta como una
a sus oficiantes: seguimien- perla codiciada.
to, detalle, comprensión de La publicación de El fotó-
los datos duros, sensibilidad, grafo de las tinieblas repre-
subjetividades, contacto con senta un llamado de atención
la gente. Pero, sobre todo, in- para mirar todo lo que se ha
dependencia. América Latina escrito bien y todo lo que he-
es cuna de cronistas. Los pue- mos dejado de mirar mientras
blos originarios de la región el periodismo ecuatoriano se
se construyeron sobre la base entregaba a la prisa, al pa-
del relato como su argamasa triotismo, al rating y a la ex-
emocional. A través de la ora- clusiva.

Rocinante 13
ESPECIAL

La subversiva vocación
de contar
El oficio del cronista en Ecuador goza de un renovado
prestigio que habría sido difícil de imaginar apenas
una década atrás

E
n Gabriela Ruiz Agila

En 2008, la Constitución zaciones de defensa de dere-


del Ecuador se reformó para chos humanos emprendieron
garantizar derechos indivi- la evaluación del cumplimien-
duales, colectivos y de la na- to de esas garantías frente a
turaleza, y así mismo, las vio- los casos reportados por la so-
laciones de estos derechos en ciedad civil como graves viola-
todo el país se hicieron más ciones a la vida.
visibles. ¿Contribuye la cróni- La cobertura de narcotráfi-
ca periodística con enfoque de co, trata y tráfico de personas,
derechos al registro, memoria así como de delitos ambienta-
y descubrimiento de delitos? A les, ratifica al periodismo co-
diez años de la promulgación mo un oficio altamente riesgo-
de la que se precia de ser la so. 2017 registró 12 periodistas
Constitución más garantista asesinados y 507 agresiones en
del continente, varias organi- el continente, según la Socie-

14 Rocinante
dad Interamericana de Prensa do el mejor modo de contar
(SIP); mientras que el informe hechos que significan graves
de la Federación Internacional violaciones de derechos.
de Periodistas (FIP) reconoce Dos características fortale-
a 81 periodistas asesinados, cen el impacto de la crónica
entre ellos a ocho mujeres. El como género periodístico: el
periodismo evidencia la tra- reporteo en campo, el profun-
ma de corrupción de redes do trabajo de investigación y
criminales en la que, con fre- la capacidad de hacer del re-
cuencia, el principal agresor lato de la experiencia personal
es el mismo Estado llamado a una forma universal. El perio-
garantizar esos derechos. Pe- dismo narrativo es investiga-
ro también es una revelación ción documentada y reporteo
de que el periodista acucioso de campo acerca de un tema
encuentra en el relato profun- universal, para contarlo desde

Rocinante 15
ESPECIAL

Yuliana Marcillo Marcela Ribadeneira

un punto de vista particular. El miento de derechos colectivos


carácter universal de la cróni- mediante el impulso de condi-
ca tiene que ver con su capaci- ciones adecuadas para ejercer
dad de responder a un interés el oficio.
común. Algunos ejemplos mues-
Ahora bien, tomando en tran que, más que consigna,
cuenta que la escritura de una la crónica es producto de una
crónica demanda el desplie- vocación y de la voluntad in-
gue de una gran cantidad de dividual. La crónica y su tema
recursos (tiempo, formación, son elección del ojo que mira.
pericia, remuneración), es difí- Se pueden leer los relatos de
cil que los medios tradicionales los naufragios de barcos car-
destinen reporteros o espacios gados de migrantes en 2005,
regulares a la publicación de frente a las costas de Manabí,
crónicas, mucho menos cuan- por Diana Zavala, o la recupe-
do los temas implican riesgos. ración de las «Memorias del
En consecuencia, los periodis- 16-A», por Yuliana Marcillo,
tas elegimos escribir crónicas tras el terremoto que sacudió
por cuenta propia. Esa misma a la costa ecuatoriana, en abril
Constitución garantista de de 2016. En julio de 2017, el pe-
2008 pasa por alto la necesi- riodista Alexis Serrano narró
dad de garantizar el cumpli- el «Horror en el Sexto C», por

16 Rocinante
la violencia sexual contra 41 la discriminación por razones
niños en una escuela, conocido étnicas o raciales, las diferen-
como caso Aampetra, que se cias o la imposibilidad de acce-
publicó en diario La Hora, me- so a salud, educación o traba-
dio impreso de cobertura na- jo, y los derechos de minorías.
cional que destina entre ocho Las historias que narran las
columnas y dos páginas a la crónicas de hoy en Ecuador
crónica. Inmenso mérito en un contienen, en esencia, la sub-
terreno en que pocas revistas versión narrada desde la voz
hacen prevalecer el relato: ac- de los otros. Si hay un manda-
tualmente el suplemento cul- to constitucional que vela por
tural CartóNPiedra, de diario el cumplimiento de derechos
El Telégrafo, y Mundo Diners, colectivos y aún así se come-
como lo fueron antes Soho y ten violaciones, es deber del
Gatopardo. cronista contar las historias
Cronistas como Elena Pau- humanas detrás de estos deli-
car, Daniela Rea Gómez, Ós- tos. La vitalidad del género en
car Molina, Marcela Noriega, el ejercicio periodístico desde
Marcela Ribadeneira o María Ecuador se sostiene en el en-
Fernanda Mejía han escrito so- foque de derechos como un pa-
bre la desigualdad de género, radigma de trabajo.

Gabriela Ruiz Agila fue reportera asignada en campo,


junto al fotógrafo Andrés Yépez, para cubrir la Ruta por
la Verdad y la Justicia para la naturaleza y los pueblos,
proceso que movilizó a actores locales en audiencias
públicas y que documenta delitos ambientales como de-
rrames petroleros, tala ilegal, contaminación del agua
y persecución a líderes sociales. Su crónica «Los ríos
de Santo Domingo huelen a mierda» obtuvo el Premio
Nacional de Periodismo Eugenio Espejo 2017, por usar
narrativas web e incorporarlas al rigor del periodismo
para revelar las afectaciones de la agroindustria a las
comunidades de Santo Domingo de los Tsáchilas.

Rocinante 17
ESPECIAL

El tiempo, la internet
y las fronteras
En Ecuador los medios que están dando espacio
al periodismo de largo aliento
son jóvenes y nativos digitales

E
n José Miguel Cabrera

En los noventa, el desapa- to hacia la élite —por llamarlo


recido diario Hoy hacía una de alguna manera— del nuevo
interesante apuesta por las periodismo iberoamericano.
crónicas. Como fue el primer Se podría ubicar un mo-
diario que subió sus conteni- mento clave en los últimos
dos a internet, algunas pueden años: cuando la guayaquileña
rastrearse todavía. Aunque el Sabrina Duque ganó, en 2017,
género se sigue practicando la beca de crónica viajera Mi-
en los medios de comunicación chael Jacobs, con su proyecto
tradicionales, ha sido en la úl- «Nicaragua: pueblos, lava y ce-
tima década cuando los traba- nizas», acerca de la forma en
jos de largo aliento escritos por la que los volcanes han impac-
ecuatorianos han dado un sal- tado en la vida de los nicara-

18 Rocinante
güenses. Duque —la primera y que se trabajan durante me-
ecuatoriana en publicar en la ses. Años, quizás. Siempre de
revista Etiqueta Negra, refe- largo aliento.
rente del periodismo de largo Leila Guerriero dijo alguna
aliento a nivel latinoamerica- vez que cuando escribe, nece-
no— había sido finalista dos sita sentirse una autoridad en
años antes del Premio Gabriel el tema sobre el que está tra-
García Márquez de la Funda- tando, y que eso le toma mu-
ción Nuevo Periodismo Ibe- cho tiempo. Eso explica que el
roamericano, en la categoría género al que aspiran los se-
texto, con su perfil “Vasco Pi- guidores del nuevo periodismo
mentel, el oidor”. iberoamericano no sea la ofer-
La crónica es un terreno ta de todos los días en la pren-
ambiguo. En el más estricto sa nacional: hacer una crónica
de los sentidos, un relato cro- cuesta. Cuesta tiempo, dinero
nológico de cualquier cosa, y mucho esfuerzo. A eso se
como los que se hacen en los refirió Guerriero en Quito, en
periódicos luego de un partido noviembre de 2017, cuando
de fútbol, son crónicas. Pero fue invitada como Escritora
hay otros sectores del perio- Visitante del Centro Cultural
dismo que, cuando hablan de Benjamín Carrión. En un foro
crónicas, se están refiriendo a le preguntaron qué opinaba
algo mucho más elaborado, un acerca de un chiste en redes
relato que no necesariamente que decía que «pronto habrá
depende del tiempo, en el que más talleres de crónicas que
el periodista se convierte en un cronistas». Guerriero respon-
autor —no solo uno que firma, dió que los cronistas siempre
sino el dueño de una voz— que habían sido minorías.
toma posturas, una licencia Es decir, históricamente los
que es posible gracias a una medios no han apostado mu-
reportería larga. cho por un género que suele
En julio de 2013, Julio Vi- requerir demasiado texto, lo
llanueva Chang, editor de Eti- que afecta al espacio para las
queta Negra, dictó en Guaya- imágenes y los avisos. En su
quil su taller De cerca nadie es artículo «La vieja crónica se
normal, en el que definía mu- encontró con internet», Xavier
chos de los textos con los que Gómez Muñoz explicaba que
trabajaba como híbridos: cró- el modelo de negocio en que
nicas de perfil. Son textos que los medios se venden a pre-
suelen tener muchas versiones cios bajos para atraer lectores

Rocinante 19
ESPECIAL

y sostenerse a partir de los nato Cisneros. Cuando se llegó


ingresos por anuncios había a hablar de que la audiencia
devaluado a los artículos, con- requiere contenidos cada vez
vertidos en «marcos para las más fragmentados, Cisneros
publicidades», lo que convier- lanzó un matiz, y lo hizo am-
te a los textos de largo aliento parándose en internet: «Cuan-
en una inversión ineficiente. do los diarios pidieron que los
Eso, sumado a la idea de que el textos sean cortos, aparecieron
comportamiento del lector exi- los blogs con crónicas kilomé-
ge cada vez textos más cortos, tricas. Cuando las radios dije-
ha minado los espacios para la ron que nada debía durar más
crónica. de 13 minutos, aparecieron los
En la última edición del Fes- podcasts para demostrar que
tival Gabriel García Márquez, no era cierto».
a inicios de octubre, Villanueva Internet ha facilitado la vida
Chang y Guerriero estuvieron de los textos de largo aliento.
en una mesa discutiendo acer- Aunque aún no ha dado con el
ca de los «Nuevos caminos de modelo de negocios definitivo,
la crónica latinoamericana», sí ha aportado tanto con espa-
junto al periodista peruano Re- cios dispuestos a publicarlos

20 Rocinante
cuanto con lectores que ahora decena de acusaciones de abu-
pueden leer lo que se publica so sexual en una iglesia ca-
en otros países. De hecho, Un tólica de Guayaquil sigue sin
niño manchado de petróleo, resolverse». Como planteaba
de Joseph Zárate, el ganador Gómez Muñoz, la vieja crónica
del premio Gabriel García se encontró con internet.
Márquez en la categoría texto El caso de Santiago Rose-
de este año, es una crónica que ro y Sabrina Duque, que han
se publicó en la revista españo- llegado a instancias finales
la 5W, que solo tiene versión del premio más importante
online. de periodismo en español, si-
En ese sentido, los medios gue siendo el de la publicación
nativos digitales en Ecuador en papel, pero hay un detalle
también han dado un espacio que es necesario resaltar: sus
que antes no tenía el perio- carreras periodísticas se dis-
dismo de largo aliento. Para pararon mientras vivían en el
destacar dos, están «Los ríos extranjero. Desde el cierre de
de Santo Domingo huelen a la versión ecuatoriana de la
mierda», de Gabriela Ruiz Agi- revista SoHo, en 2017, que en
la, publicada en la revista di- cada edición incluía su Zona
gital La Barra Espaciadora y Crónica, los medios que hoy
ganadora del premio nacional están dando espacio al perio-
de periodismo Eugenio Espejo, dismo de largo aliento son jó-
en la categoría Nuevas tecno- venes aún y son nativos digi-
logías; y la investigación del tales.
portal periodístico GK «Una

José Miguel Cabrera Kozisek (Machala, 1988)


es editor del suplemento cultural
CartóNPiedra, de diario El Telégrafo. Ha tomado talle-
res de la FNPI. En 2011 escribió «Un
trending topic llamado #30S», una crónica sobre los su-
cesos del 30-S narrada desde Twitter, con el que ganó
el premio Telecom, de Telefónica en Ecuador. Fue editor
asociado de GK.

Rocinante 21
PERFIL

Julio Hernán Muñoz


Un librero itinerante

C
n Leonardo Parrini

Cuando me confirmó la ci- ser singular. Me dio la señal


ta al teléfono para encontrar- de que venía con gafas os-
nos en el «Tontódromo», dijo curas, con un solo ojo, como
que tenía una virtud: ser el pirata. Al reconocerlo y salu-
ecuatoriano que mejor cono- darlo le dije: «Mucho gusto,
ce al Ecuador. Esa sola pre- pirata Muñoz». Sonrió, y con
sentación lo perfiló como un risa afable comenzó a narrar

22 Rocinante
una historia tan singular co- tes descomunales y me con-
mo sus señas particulares de vertí en un niño feo, con esas
librero itinerante que patepe- cosas inmensamente gruesas,
rrea a diario por todo el país. me decían cuatro ojos, vitri-
Comenzó reconociendo que na. Ese fue mi primer encuen-
le duelen las ausencias «con tro con la lectura.
un dolor seco», ausencias de Los primeros cuatro años
seres para él queridos, como en la escuela fueron para Ju-
sus padres y abuelos, el ex lio Hernán como los de un pa-
presidente Jaime Roldós y el tito feo.
trovador Facundo Cabral. Y Su padre, Julio Muñoz, fue
la ausencia de objetos queri- un importante distribuidor de
dos, como los libros: «En esta libros asociado a su hermano
avenida ya nadie te vende una Alfonso. Cabezales del nego-
revista o un libro, porque no cio familiar llegaron a formar
se atreven a seguir vendien- un imperio de los libros: Mu-
do; el buen negocio son los ñoz Hermanos.
celulares», dijo al extenderme —Mi padre era campesino
su mano. Le comento que los labriego —cuenta Julio Her-
libros infantiles son los que nán—, fue lojano nacido de la
más se venden, y replica que más profunda pobreza de Lo-
en eso radica la fuerza de un ja, hijo de una profesora ru-
libro, en la posibilidad de que ral, Rosita. A los 11 años se fue
sean los niños los que más se a Guayaquil a lomo de mula a
interesen en leer. lustrar zapatos y trabajar. Su
Lo dijo con la mirada evo- hermano Alfonso era impor-
cando su infancia, las prime- tante en Cuenca. Un día que
ras imágenes relacionadas le invita a visitarlo conoce al
con el mundo de los libros dueño de una librería que ha-
donde le tocó nacer, hijo y so- bía sido ministro de Estado y
brino de libreros: embajador en EEUU. Llega en
—Un libro en mis manos ese momento un gringo a pro-
con letras grandes que se ti- ponerle que se convierta en el
tulaba El Patito Feo, y una distribuidor en Ecuador de la
frustración respecto a la lec- revista Selecciones del Rea-
tura. Hijo de un gran librero, ders Digest. El comerciante
me meten en el colegio ameri- no aceptó la distribución, por-
cano y entro a primer grado. que dijo que «en Ecuador na-
Pero no veía el pizarrón, era die lee y que es un mal nego-
hiper miope. Me pusieron len- cio». Mi tío Alfonso le dijo al

Rocinante 23
PERFIL
gringo que quería ser distri- a dejar el grupo empresarial
buidor de la revista. El grin- familiar e inicia el solitario
go pidió una garantía de 500 camino de vender libros y re-
sucres. Mi tío se fue a diario vistas por los rincones de la
El Comercio y lo recibe César patria. Atrás quedaban los
Mantilla Jácome. Éste le negó hitos de una empresa monu-
la garantía, pero le dio una mental: El Peneca de Chile.
carta que decía que los seño- El sistema nacional de al-
res Muñoz Rodríguez «son las quiler de revistas en las es-
personas ideales para recibir quinas. Las colecciones de
la distribución de Readers Di- cromos Blanca Nieves y los
gest», así se empezó a distri- siete enanitos. El proceso de
buir la revista en Ecuador. distribución de fascículos Sal-
Así nacía Muñoz Hnos. vat Editores. Revista Sputnik,
una versión rusa parecida a
—¿Cuando empiezas a Selecciones.
amar los libros? Alfredo Pareja Diezcanseco
—Yo a los libros no los amo. dice en una reseña de prensa:
Yo amo el verbo leer, más «Tuve el privilegio de haber
que el sustantivo libro. Amo conocido a las dos cabezas
el verbo leer, porque ahí hay de tan sorprenden empresa
acción. A mí me fascinó, más de negocios culturales. Los
que las librerías que son un hermanos Muñoz. Comenza-
poco muertas y las bibliotecas ron con poca cosa pero, con
que son más muertas todavía, mucha inteligencia y una
la distribución; y ese fue un pulcra rectitud moral ya des-
trabajo notable de mi padre. acostumbra en estos días. Ju-
El día menos pensado, la lio Hernán Muñoz, hijo de un
próspera empresa Muñoz buen amigo, suele decir que
Hermanos enfrenta la dura la gente “pierde el miedo” a
competencia internacional en los libros. Nuestra cultura es-
la distribución de revistas en tá centralizada, social y geo-
Ecuador. Es el principio del gráficamente; excesivamente
fin. La familia acusa el golpe parcializada porque se cree
con serias diferencias entre que quienes deben acceder a
los hermanos. Julio Hernán ella son los estudiantes, y la
diría que «el peor enemigo gente con posibilidades eco-
de una empresa familiar es la nómicas, o una elite intelec-
propia familia». Por diversas tual…».
circunstancias, se ve obligado

24 Rocinante
Las vueltas a la República
Serrat dice en su canto «el La empresa distribuidora de
titiritero va de feria en feria». libros y revistas Muñoz Hnos.,
En Ecuador este librero fue de luego de trabajar 60 años en la
feria en feria de libros, levan- venta de libros, decide impul-
tando una carpa para expen- sar la Fundación Cultural Mu-
der títulos conocidos y otros ñoz Hnos. Puso así en marcha
por difundir. En ese entonces el Sistema Nacional de Centros
Julio Hernán dio varias vuel- de Información y Cultura Po-
tas a la República con la Carpa pular. El escritor y periodista
de la Cultura. Diego Cornejo comentaba: «Se
—Vendí libros en varios pue- trata de una quijotada de la
blos durante 17 años, haciendo empresa privada. El SINACIP
ferias en 159 ciudades del país. es una importante realización
Yo sentía mucha vergüenza de que silenciosamente se ha ido
vender en carpas, después de constituyendo en todas las pro-
haber sido gerente de una em- vincias, pues cada biblioteca
presa de distribución de libros se levanta en un cantón rural.
gigantesca. Una quijotada como pocas en
Ecuador».

Rocinante 25
PERFIL

Quijote sin rocín


Julio Hernán asume la di- Hernán, que mira a la cámara
rección de la Fundacion, y con el carisma de un persona-
funge de Quijote, pero sin ro- je singular de la cultura de los
cín: recorre el país a pie y en libros. En la esquina de la se-
los más inverosímiles trans- de central del IESS una mujer
portes. Conjuga sus ventas lo saluda desde un quiosco de
viajeras con la atención en un revistas y frutas. Es doña Car-
puesto en San Rafael. Allí tie- mita de Olmedo, mujer de 95
ne su «imperio» personal, le- años que vende los últimos 80
vantado con una decisión: «No años publicaciones en el país.
vender libros de magia negra Ella fue una de los expende-
ni el libro La Puta de Babilo- doras de los 1600 puntos que
nia, del colombiano Fernando tenía Muñoz Hnos.
Vallejo, que escribió contra la —Esta vivita con frío y con-
iglesia». taminación callejera —comen-
En la fase final de nuestro ta Julio Hernán, mientras se
encuentro, avanzamos por el acerca a abrazarla—. Ella ha
parque El Ejido y nos detene- hecho mucho más por la con-
mos a tomar unas fotos a Julio tribución a la cultura que el

26 Rocinante
Ministerio de Cultura —con- —La vida me proporcionó
cluye jocosamente. el goce de volverme vendedor
Le pregunto cómo hacer ambulante —reflexiona con
para formar lectores y vender una abierta sonrisa—. Cuando
en todo el país, y responde sin alguien te compra algo es por-
titubeos: que lo va a leer y hay mucha
—Tengo la tesis de formar más identidad entre la presen-
lectores de la misma manera cia física del libro y la lectura
que formaste de tu hijo un pe- de ese libro. El libro no va a
lotero. Llegaste con una pelo- morir.
ta y se la diste a tu hijo por Como pensando en eso mis-
un instante. El guagua agarró mo, en el fin, Julio Hernán, el
la pelota e hizo lo que dio la librero trashumante, se ima-
gana. Los objetos culturales gina lo que será su legado,
como un libro tienen que ser tras él: «Que se acuerden de
puestos en manos de los niños, mí, sin necesidad de condeco-
y que ellos elijan y que hagan raciones, y que pongan en el
lo que quieran y que los de- epitafio: Dio todo a la patria y
vuelvan. nada le pidió».

Rocinante 27
LIBRO DEL MES

El triple salto
Los cuentos de Iván Égüez son una experiencia verbal lúdica y
a la vez profunda, una exploración en las emociones y suertes
de carismáticos personajes cuyas historias reproducen
la tragicomedia de la vida

28 Rocinante
N No mucha literatura es ca-
paz de acoger una variedad de
lectores, de posibilitar múlti-
ples niveles de interpretación
amor, la venganza, la tristeza,
la nostalgia… las eternas pa-
siones del hombre.
El mismo narrador repite
o desovillar, desde tramas las palabras de otro persona-
redondas, diversos hilos de je para definir a los gitanos
sentido. Los cuentos de Iván trashumantes del circo como
Égüez son de esta naturaleza, gente «que no hace nada pero
artefactos de la lengua arma- puede todo, que es desposeí-
dos con precisión para provo- da y a la vez tiene el mundo
car desde el humor de una mi- al alcance de la mano [y que]
rada irónica hasta la profunda merece la première del es-
indagación en los recovecos pectáculo». Acaso la paradoja
del ser humano, pasando por esencial sea no la prerroga-
una aguda reconstrucción del tiva de estos personajes ex-
ser social. traordinarios, sino justamente
El medio circense, por ejem- aquello que los hace vívidos,
plo, es una recurrencia en va- humanos, volátiles y siempre
rios de estos cuentos porque se tensados entre los extremos.
trata de un universo en minia- En tal sentido, los sobreves-
tura, como lo señala uno de los tidos y maquillajes no serían
narradores: «el circo no tiene nada diferente de aquello que
tiempo ni fronteras porque llamamos personalidad; y las
es de siempre y ha estado en «gitanerías», como dice Bujäs
todas partes». Allí se debaten el gitano, terminan siendo tan
unos personajes que aparen- íntimas como nuestras fibras
temente salen de lo común, más características: son aque-
tienen proporciones o caracte- llas «que no se dicen pero que
rísticas más allá de lo huma- uno las lleva para siempre en
no, realizan acrobacias físicas la manga y en el corazón para
o intelectuales que deleitan al cuando se ofrezca».
público; pero paradójicamente Justamente el corazón, sus
los vemos desnudos en medio enigmas y sus vuelcos son
de la parafernalia de sus dis- otro ámbito explorado en estos
fraces y actos, y accedemos a cuentos. Unos novios que bus-
lo que los mueve en el fondo: el can la vestimenta para su boda,

Rocinante 29
LIBRO DEL MES
un chofer que intenta aparen-
tar lo que no es para conquis-
tar a una «chica chévere», un
rencoroso cazador que cae en
la trampa final de su esposa,
un ejecutivo que modela a su
amante involuntariamente, un
payaso enamorado de la grácil
acróbata, una pareja reflejada
en el agua cambiante que es la
vida… es amplia la galería de
personajes que sucumben a los
efluvios del cortejo, el goce o
el desamor; o que requiebran
las ideales formas del deseo
cuando las cosas empiezan a
Iván Égüez
concretarse en el siempre in-
dócil ámbito de la realidad. La
motivaciones y sueños adquie-
paradoja ahí, a menudo, vuel-
ren la mustia concreción de la
ve a presentarse cuando la ilu-
suerte común. Un cura de pue-
sión se deshace para dar paso
blo reconvenido por su dióce-
a la tragedia, y los personajes
sis, un funcionario ministerial
quedan desolados como termi-
que planea un suculento pecu-
na el payaso Pitillín: «con este
lado, un inesperado boxeador
drama minúsculo del tamaño
presa de voluntades superio-
de la humanidad entera».
res, una seductora jinetera
Pero más allá de las rela-
que insufla de ilusión a un
ciones amorosas, el sentido de
viajero… configuran ejemplos
lo trágico es una construcción
de que el destino, como decían
que da cuerda a varios meca-
los griegos, es ineludible. Esa
nismos en estas narraciones. A
dimensión en que los seres hu-
veces, en ello radica la ironía
manos se ven a lo lejos, como
que propone el autor en medio
partes de una maquinaria ma-
del festivo ambiente del circo,
yor, es lo que —de nuevo, pa-
cuando allí, por ejemplo, ocu-
radójicamente— les dota de un
rren una muerte, un crimen,
sentido de trascendencia, pro-
o el penoso desenlace de una
bablemente no en su acepción
infidelidad. Pero aquí también
de postrimería sino de expan-
cualquier personaje se ve abo-
sión de la experiencia vital, de
cado a lo trágico cuando sus
conexión con ese ámbito en

30 Rocinante
“Circo”, de Georges Seurat

donde es posible la identifica- termina por dotar de vetas pi-


ción con (cualquier) otro. carescas, tragicómicas, a mu-
Es, como siempre en Égüez, chos de sus personajes y tra-
más que destacable la cuida- mas, cuyos diálogos son por
dosa reutilización de la len- sí solos un espacio de disfrute
gua popular, a través de la verbal.
cual no se busca el retrato de Esta reedición de El triple
un determinado pueblo sino la salto es una oportunidad para
reconstrucción de una cosmo- que nuevos lectores se acer-
visión solo comprensible en el quen a la faceta menos conoci-
lenguaje y solo abordable en da del autor de novelas como
sus propios códigos; como si La Linares, Pájara la memo-
se psicoanalizara a un sujeto ria o Malabares en su tinta,
social. La sabiduría comunal un género en el que alcanza
que junta extremos y metafo- más de una cima dentro de su
riza sin concesiones ni recato producción literaria. (AC)

Rocinante 31
CLÁSICO

Guillaume Apollinaire
a cien años de la muerte del padre del caligrama

P
n Carla Badillo Coronado

París, 21 de agosto de 1911. Una de las obras más emblemáticas


del Museo de Louvre desaparece: La Gioconda, de Leonardo Da
Vinci. Los medios de comunicación anuncian el robo, la gente
dispara el escándalo; todos quieren conocer al autor del delito.
La policía baraja sospechosos, la lista la encabeza un poeta: Gui-
llaume Apollinaire, una de las figuras más notables del barrio de
Montmartre y uno de los escritores más vanguardistas del arte
parisino. No hay pruebas suficientes, pero los oficiales lo asocian
de inmediato al nombre de Gery Piéret, culpable de otros robos.

32 Rocinante
Los hechos se agravan cuando Apollinaire alienta públicamente
a los culpables a quemar La Monalisa, basado en la propuesta
del futurista Marinetti de quemar los museos para dar paso al
nuevo arte.
El 7 de septiembre de 1911 Apollinaire es arrestado; pero el ca-
so se vuelve más confuso cuando implica a un reconocido pintor
de la época: Pablo Picasso.
La gente alucina. ¿Quién dice la verdad?
Las investigaciones continúan y al cabo de unas semanas se
descubre que el delito fue perpetrado por Vincenzo Peruggia, un
ex empleado del Museo. El cuadro finalmente aparece y ambos
artistas son liberados, aunque sus nombres quedan bajo la lupa
de la opinión pública. A Apollinaire eso no le quita el sueño, aun-
que sabe que sus detractores usarán la anécdota para injuriarlo.
¿Su respuesta?
Seguir creando.

***
Poeta, novelista y ensayista, Guillaume Apollinaire nació en
Roma el 26 de agosto de 1880, bajo el nombre de Wilhelm Al-
bert Wlodzimierz Apollinari de Waz-Kostrowicki, adoptando la
nacionalidad de su progenitora: polaca dentro del imperio ru-
so. Cuando tenía cinco años su padre los abandonó y las difi-
cultades económicas llevaron a su madre a emigrar por varios
países. Desde muy joven se sintió atraído por los intelectuales
anarquistas. A los 15 años se instaló en Niza, donde se destacó
como alumno y comenzó a escribir sus primeros poemas. Adoptó
el nombre de Guillaume Apollinaire, en honor a Apolón, dios
mediterráneo de la poesía.
Tuvo una vida azarosa; y múltiples romances como oficios.
En 1901 viajó a Alemania para trabajar como preceptor de la
hija de la vizcondesa de Milhau y un año más tarde se instaló en
París, donde trabajó como contador de Bolsa. Dirigió y editó una
colección de clásicos eróticos: Los maestros del amor (1909) y
colaboró con publicaciones como París-midi, Mercure de France
y Les Marges —bajo el seudónimo de Louise Lalane—. Escribió
dos novelas: Las once mil vergas (1908) y Las hazañas de un
joven Don Juan (1908), y fundó algunas revistas de poesía y
crítica literaria como Le Festin d’Esope (1903) y Les Soirées de
París (1912), donde teorizó en defensa de las nuevas tendencias.

Rocinante 33
CLÁSICO
En 1909 publicó su primer poemario, El encantador en pu-
trefacción, basado en la leyenda de Merlín y Viviana; al que le
siguieron El bestiario o el cortejo de Orfeo (1911) y Alcoholes
(1913), estableciendo un singular puente entre las experiencias
del simbolismo y las inmediatas vanguardias. Ese mismo año vio
la luz el ensayo Los pintores cubistas y más adelante: La antitra-
dición futurista (1913), La Roma de los Borgia (1914) y El poeta
asesinado (1916), en el cual proponía —con refinado sarcasmo—
una campaña para exterminar a todos los poetas.

***
Voraz. Apasionado. Contradictorio. Cuando estalló la Prime-
ra Guerra Mundial, Apollinaire se alistó como voluntario en el
ejército francés, donde obtuvo el grado de teniente y la condeco-
ración de la Cruz de Guerra. El 17 de marzo de 1916 recibió una
herida de metralla en la cabeza que dejó secuelas en su salud,
y durante su convalecencia escribió algunos de sus textos más
recordados, entre ellos los dramas surrealistas Los pezones de
Tiresias y El color del tiempo. Muchos de los experimentos vi-
suales y sonoros de Apollinaire fueron la base de algunas van-
guardias del siglo XX, sobre todo sus Caligramas (1918), poemas
dispuestos de tal manera que representan gráficamente los obje-
tos y conceptos que encierran; dibujos con palabras.
«En este espejo estoy / encerrado vivo y verdadero / como se
imagina a los ángeles / y no como son / los reflejos.»
El 2 de mayo de 2018, Apollinaire contrajo matrimonio con
Jacqueline Kolb, y seis meses después —el 9 de noviembre— fa-
llecía, víctima de una epidemia de gripe que azotaba París.

***
«Mi hijo tiene la cabeza vendada como Apollinaire cuando fue
herido en el campo de batalla. Mi hijo fue herido en un campo de
batalla oscuro y silencioso que nunca he visto, como Apollinaire,
y ahora grita sin sonidos... De pronto, Bird comenzó a llorar. La
cabeza vendada, como Apollinaire: la imagen simplificó y orien-
tó sus sentimientos. Se dio cuenta de que estaba convirtiéndose
en una gelatina sentimental; pero al mismo tiempo se sentía jus-
tificado: incluso descubrió cierta dulzura en las lágrimas.
Como Apollinaire, mi hijo fue herido en un campo de batalla

34 Rocinante
oscuro y silencioso que no conozco, y ha llegado con la cabeza
vendada. Tendré que enterrarlo como a un soldado muerto en
combate.»
(De Una cuestión personal. Kenzaburo Oé)

***
Subtitulado Poemas de la paz y de la guerra, Apollinaire es-
cribió la mayoría de sus caligramas entre el campo de batalla y
su cama —durante la recuperación de su herida en la cabeza—,
llevando al extremo la experimentación formal de sus anterio-
res obras, preludiando la escritura automática surrealista y rom-
piendo las distinciones de géneros y artes. No en vano, el pintor
Francis Picabia, fundador de la revista protodadaísta 391, publi-
có algunos de sus caligramas en Barcelona; y aunque el poeta
no formaba parte «oficial» del movimiento liderado por Tristan
Tzara, su poética siempre estuvo ligada con los principios de
experimentación dadaísta. El caligrama Lunes en la calle Cris-
tina, por ejemplo, reproduce en forma de poema los retazos de
una conversación oída al azar en un café de París. Escrito en
1913, muestra rasgos muy similares a los que caracterizarían los
ready made de Marcel Duchamp, sobre todo la asociación libre.

Rocinante 35
CLÁSICO
Cuatro años más tarde, Duchamp le dedicaba el ready made:
Apolinère Enameled.

Tuve el valor de mirar hacia atrás


Los cadáveres de mis días
Marcan mi camino y les voy llorando
Unos se pudren en las iglesias italianas
O en pequeños bosques de limoneros
Que florecen y fructifican
Al mismo tiempo y en todas las estaciones
Otros días lloraron antes de morir en las tabernas
Donde ardientes ramos rodaban
Ante los ojos de una mulata que inventaba la poesía
Y las rosas de la electricidad se abren aún
En el jardín de mi memoria.

***
¿Y a ti, Apollinaire, quién te celebra?
Recuerdo la nota que te dejé en el cementerio de Père Lachai-
se, división 48, cerca de Balzac y de Proust.
Llovía.
***
A cien años de su muerte, la obra de Guillaume Apollinaire
sigue vigente.
E inspira.
Uno de los libros más interesantes en torno a su figura, co-
rresponde al escritor español Miguel Ángel Ortiz Albero: Un día
me esperaba a mí mismo (Jekyll & Jill, 2011), una novela que
narra las peripecias, movimientos y delirios del poeta, formando
una especie de collage con todos los temas que lo atravesaron
en vida: el amor, la trinchera, los trenes, las cartas encendidas,
la pasión hacia su musa, el hambre voraz de vida. No encuentro
mejor imagen que describa todo eso en una sola escena: Apolli-
naire fabricando —como un niño inventor— anillos con piezas de
aviones derribados. He ahí toda su entrega feroz para decirnos
que, aun cuando sea en vano, siempre vale la pena.

36 Rocinante
NOVEDAD

Diálogo literario binacional


La participación de Ecuador como invitado de honor en
la FIL de Montevideo fue el marco para la presentación
de una antología con narrativa de ambos países de la
primera mitad del siglo XX

A A veces las antologías cum-


plen la misión de recolectar lo
similar, encontrar el parecido
en aquello que está desper-
logo, porque la interlocución
solo puede darse en la multi-
plicidad. Una muestra de este
segundo caso es la Antología
digado. En otras ocasiones, Ecuador-Uruguay. Clásicos de
la antología es en cambio un la narrativa ecuatoriana-uru-
encuentro de lo distinto, y en- guaya 1900-1950.
tonces se convierte en un diá-

Rocinante 37
NOVEDAD

Desde la izquierda: Alfredo Coirolo, Andrés Echavarría, Raúl Serrano y Galo Galarza

El libro es resultado de una Tal como señala Coirolo en


propuesta del embajador del la presentación, los escritores
Ecuador en Uruguay, el escri- de ambos países recogidos en
tor Galo Galarza, extendida al el libro nacieron en la segun-
Ministerio de Relaciones Exte- da mitad del siglo XIX pero
riores de ese país, para la co- sus obras se publicaron y al-
lección que dicha institución canzaron reconocimiento en
mantiene con otras entidades la primera mitad del XX, un
uruguayas (Administración momento «fermental» para la
Nacional de Educación Pú- literatura hispanoamericana,
blica y Consejo de Educación que ganaría notoriedad de
Técnico Profesional). «La Can- modo exponencial en las dé-
cillería uruguaya aceptó mi cadas posteriores. ¿Cómo se
propuesta —cuenta Galarza— vivió aquello en cada nación?
y encargó la coordinación a En la parte correspondiente
Alfredo Coirolo. Propuse a al Ecuador, Raúl Serrano ca-
Raúl Serrano para que hiciera lifica al período abordado co-
la selección de autores ecua- mo clave para la literatura del
torianos, y Coirolo propuso país, tanto por la irrupción de
al escritor uruguayo Andrés las vanguardias latinoameri-
Echevarría. Así se fue hacien- canas de las décadas del 20 y
do el libro que presentamos en del 30, como por las crisis so-
la FIL Montevideo. La Embaja- ciales (con sus correspondien-
da del Ecuador en Uruguay es tes luchas y reivindicaciones)
la coeditora del libro». que tuvieron su correlato en

38 Rocinante
la expresión cultural. La Ge- racio Quiroga, Juana de Ibar-
neración del 30, el indigenis- bourou, Juan José Morosoli,
mo y las preocupaciones de la Enrique Amorim y Felisberto
naciente vida urbana son las Hernández.
presencias más fuertes en las Y como todo diálogo, el de
letras de la época. esta antología —presentada
Del lado uruguayo, Andrés en la reciente Feria del Li-
Echevarría delinea la narrati- bro de Montevideo, donde el
va de su país como reflejo de Ecuador fue invitado de ho-
un momento ligado a una vi- nor— es susceptible de con-
sión costumbrista, sin las con- tinuarse. Como lo mencionó
flictividades sociales de otros Galo Galarza en el acto de
lugares. «Un país donde apro- lanzamiento: lo ideal sería
ximadamente la mitad de su que se complemente con una
población vive en Montevideo publicación que recoja obras
—la capital— y en el cual no de la segunda mitad del siglo
existe una presencia indígena XX de ambos países; y quizás,
como en el resto de América que instituciones ecuatorianas
del Sur, posee una literatura sean las que acojan la iniciati-
vinculada a la inmigración. va esta vez.
Las diversas colectividades
de extranjeros fueron compo-
niendo características en las
costumbres de convivencia.
Las migraciones españolas
e italianas resultaron funda-
mentales en su territorio»,
anota.
A este diálogo narrativo en-
tre dos naciones acuden, en-
tonces, por parte del Ecuador,
Elysa Ayala González, Mary
Corylé (María Ramona Corde-
ro), José de la Cuadra, Pablo
Palacio, Jorge Icaza, Humber-
to Salvador, Joaquín Gallegos
Lara y César Dávila Andra-
de; y por parte de Uruguay,
Eduardo Acevedo Díaz, Javier
de Viana, Carlos Reyles, Ho-

Rocinante 39
RECOMENDADA

Cuerpo, voz y violencia


en la obra de Diamela Eltit
La autora chilena acaba de recibir el Premio
Nacional de Literatura de su país

D
n Juan Carlos Arteaga

Diamela Eltit, escritora chi- dre y una hija quienes, en la


lena nacida en Santiago en misma medida en que se odian,
1949, es una de las autoras la- se necesitan para continuar
tinoamericanas más importan- sobreviviendo en un contexto
tes de la actualidad. Su obra, desfavorable; quienes son ex-
en la que se destaca sobre todo puestas a la violencia médica
la producción de novelas y de de varias cirugías para modi-
ensayos, está marcada por una ficar sus cuerpos. La autora,
visión personal sobre la escri- desde su tono de voz descarna-
tura donde lo importante es el do, utilizando una narradora
tratamiento del cuerpo, de la en primera persona, construye
violencia a la que es sometida una voz que va «quejándose»
ese cuerpo y, finalmente, la voz de los padecimientos clínicos,
que narra ese desgarramiento. mientras su relación se dete-
Impuesto a la carne, publi- riora de a poco.
cada por la editorial Seix Ba- Eltit no es una novelista en
rral en 2010, empieza con la el sentido clásico del término
siguiente frase: «Desde que pues no crea un teatro de per-
nacimos mi madre y yo fuimos sonajes que interactúan entre
maltratadas por los médicos y sí, siguiendo los mandatos es-
sus fans». En ese drama pos- colares de la narratología bá-
moderno, se relata la mons- sica para concebir un espacio,
truosa relación entre una ma- un tiempo o una focalización.

40 Rocinante
Por su parte, como gesto en- ella, se apertura un parlamen-
frentado a aquel academicis- to que describe un mundo en
mo popular entre algunos es- donde se oprime a la protago-
critores, ella busca estructurar nista.
la narración desde una voz Diamela Eltit, ganadora de
femenina —y fragmentada— la beca Guggenheim en 1985,
que se explica el mundo y los del Premio Iberoamericano de
conflictos que aparecen pau- Letras José Donoso en 2010,
latinamente. A partir de ese finalista del Premio Rómulo
discurso literario, de esa sub- Gallegos en 2011 y ganadora
jetividad interpelando direc- del Premio Nacional de Litera-
tamente al lector, se construye tura de Chile en 2018, padeció
toda la trama, haciendo que algunos años de su vida la dic-
este lector se identifique direc- tadura de Augusto Pinochet.
tamente con la violencia, con Aunque su obra no se dedica
las modificaciones quirúrgicas a denunciar directamente los
de los cuerpos, con las posibili- excesos de ese régimen mili-
dades de dolor asociadas a él. tar, se puede rastrear como
A este hecho, se debe sumar la un motivo recurrente el auto-
atmósfera asfixiante, entrevis- ritarismo de las entidades de
ta únicamente por la mirada control. En Impuesto a la car-
de ese personaje anónimo que ne, por ejemplo, los médicos
«no para de hablar». Desde se encuentran recubiertos de

Rocinante 41
RECOMENDADA
una estela sagrada de poder este relato, demostrando que la
que les permite decidir sobre propuesta estética de Eltit se va
los otros al encerrarlos en hos- erigiendo sobre la base de cada
pitales, al abrirlos con sus bis- uno de sus textos, también se
turíes, al intervenirlos según cuenta con una voz femenina
la conveniencia de un poder en primera persona, una voz
central que es una sombra, un única que se dedica a escribir
fantasma que presiona y que, a un esposo ausente una serie
al parecer, no se encuentra en de cartas sobre el terror que le
ninguna parte; solo en el mie- causa la vigilancia continua de
do que todos los personajes pa- sus vecinos. Ellos, de alguna
decen al no nombrarlo. forma, la quieren denunciar
Otro de los tópicos que ator- —por un crimen que no se ex-
mentan a la escritora se re- plica: ¿algún rumor de Kafka
laciona directamente con la sobreviviendo en esas líneas,
vejez. La madre y la hija de alguna referencia a El proce-
Impuesto a la carne, quienes so?—, para que sea juzgada.
se mantienen anónimas a lo En medio de la súplica y de
largo de todo el relato, pueden la asfixia que siente la prota-
ser cualquier mujer en cual- gonista al no poder moverse
quier país, no solo que están libremente ni siquiera por los
«enfermas» —siempre desde la recovecos de su casa, pues ya
mirada dictatorial de la medi- los ojos atentos de sus vecinos
cina—; sino que, además, están se encuentran espiándola, apa-
viejas. Ese deterioro del cuer- rece otra mujer: la madre de
po es causado por la enferme- su pareja. Su suegra, como es
dad y por el paso incontenible llamada en el mismo texto, no
del tiempo, que las desgasta y, tiene nombre, como tampoco
en suma, las desvalora frente lo tienen la narradora ni su
a la mirada de quienes se en- esposo ni su hijo; su suegra se
cuentran cerca. encarga de recordarle que, a
Este detalle de la edad su- lo que denuncien sus vecinos,
ma mayor terror al clima de la ella misma aportará su testi-
novela. Y esa misma atmósfe- monio enumerando cada una
ra de terror, por el autoritaris- de las veces en las que no ha si-
mo, la vigilancia, la denuncia do «una buena madre». No solo
y el encarcelamiento, aparece que la amenaza con quitarle a
en Los vigilantes, publicada su hijo —es una constante la
por primera vez en 1994, en pérdida de los seres queridos
la editorial Sudamericana. En en un ambiente cargado de

42 Rocinante
violencia, no ya física por gol- Más allá de describir, quizás
pes que no se dan; cuanto por de forma panfletaria, una épo-
las posibilidades de desapare- ca de represión, el lector puede
cer sin que a nadie le impor- encontrar en la obra de Diame-
te—; sino que también la chan- la Eltit el miedo a la constante
tajea con un proceso judicial vigilancia, el acecho sobre un
que terminará por encerrarla. cuerpo que deja de pertenecer-
La protagonista, casi al fi- le al personaje y que se vuelve
nal, pregunta a su esposo au- la cartografía donde el gobier-
sente si no será mejor abando- no marcará su poder, su huella,
narse a ese encierro que, por el terror de ser denunciado y
lo menos, tiene la certeza de desaparecido como un suje-
quitarle la amenaza de «los to anónimo más, alguien que
vigilantes», de esos espiones simplemente se pierde frente a
que la torturan cotidiamente. las inconstancias de los proce-
El efecto que se despierta en el sos judiciales, que son pasados
lector, evocado por el terror de por alto. El lector no registrará,
ser observado, es el cansancio en la obra de la escritora chi-
y la facultad de rendirse a un lena, detalles minuciosos sobre
sufrimiento seguro en manos violencia explícita. Los percibi-
de los agentes, antes que con- rá en la atmósfera, los sentirá
tinuar estando a la expectativa desde la primera línea en una
de cuándo será acusada por narrativa que transmite la cla-
esos personajes anónimos. ra sensación de que la muerte
está rondando.

Rocinante 43
PERFIL

Foto tomada de: letraslibres.com

La palabra nómada
de Ida Vitale
La poeta uruguaya recibe este noviembre un
reconocimiento en la FIL de Guadalajara

44 Rocinante
I Ida Vitale nació en Montevi-
deo (1923). Es poeta, traducto-
ra, ensayista, docente y crítica
literaria. Estudió derecho y
Integrante de la Genera-
ción del 45 junto a Juan Car-
los Onetti, Mario Benedetti,
Amanda Berenguer, Idea Vila-
humanidades. Es descendien- riño, Washington Benavides y
te de migrantes italianos. Este Enrique Fierro. Su obra lírica
año, la Feria Internacional del está compuesta por más de 20
Libro de Guadalajara (FIL) de libros: La luz de esta memoria
Guadalajara, le ha otorgado, (1949), Palabra dada (1953), Ca-
a sus 94 años, el premio Lite- da uno en su noche (1960), Oi-
ratura en Lenguas Romances dor andante (1972), Jardín de
por considerarla «una fuerza sílice (1978), Elegías en otoño
poética en el ámbito de la len- (1982), Fieles (1982), Entresaca
gua española». Vitale ha enri- y Parvo Reino (1984), Procura
quecido esta lengua durante lo imposible (1988), Serie del
siete décadas por lo que es una sinsonte (1992), Paz por dos
de las grandes maestras de la (1994), Procura de lo imposible
literatura hispana. (1998), Reducción del infinito
Reconocida como poeta doc- (2002), Mella y Criba (2010),
tus por sus alusiones a la lite- Mínimas de aguanieve (2015).
ratura clásica y mitología, en Cuando en 1974 Ida Vitale
2010 recibió el doctorado ho- se marchó de Uruguay, afi-
noris causa por la Universidad laba el terror de la dictadura
de Uruguay. Vitale fue alum- que persiguió a los tupamaros
na de José Bergamín, poeta (1973-1985). Publicó su primer
insigne de la generación del libro de poesía La luz de esta
27, así como Juan Ramón Ji- memoria en 1949, para luego
ménez, con quien compartía la emprender el desplazamiento
obsesión por corregir poemas. contra el exilio, de su única y
«Borrar y borrar» asegura que verdadera patria, la palabra:
es su método de escritura. Su «Un breve error / las vuelve
poema Zoon politkon enuncia: ornamentales. / Su indescrip-
«Quisieras escribir al margen tible exactitud / nos borra».
de combustiones / y escalo- Abandonó Uruguay para refu-
fríos, / malezas que ametra- giarse en México entre 1974 a
llan/ y testimonios del fracaso 1984, y desde 1989 vive en Es-
de toda magia». tados Unidos.

Rocinante 45
PERFIL
bosque, / otra vez lo cruzamos
/ por lo mínimo diario». Su
obra continúa editándose en
países como España, Colom-
bia, Inglaterra, Estados Uni-
dos y, por supuesto, México
y Uruguay. Se recomienda la
conferencia-recital publicada
por la Residencia de Estudian-
tes.
Su interés como lectora se
recoge en parte en las obras
de crítica y ensayo sobre An-
tonio Machado (1940), Cecilia
Meireles (1965), Juana de Ibar-
bourou (1968) y Enrique Casa-
«No me propongo hacer una ravilla Lemos (1984). Vitale ha
poesía geográfica, una poesía traducido del francés y el ita-
política», afirmó. Sus antolo- liano, textos teatrales, poéticos
gías muestran ese peregrinar y narrativos de autores como
y persistencia: Sueños de la Gaston Bachelard, Simone de
constancia (1988), Reducción Beauvoir, Benjamin Péret, Ja-
del infinito (2002) y Poesía cques Lafaye, Jean Lacouture
reunida (2017). Esta última es y Luigi Pirandello.
una edición de Aurelio Major, En su biblioteca pululan li-
y reúne de forma cronológica, bros en francés y de autores
y en orden inverso, más de 70 orientales como Mishima o
años de escritura. Y es que el Kawabata; su libro titulado El
orden inverso es una carac- abc de Byobu (2005) recoge
terística de la obra reunida a esas lecturas. Otros ensayos
partir de 1986, con la publica- suyos son Léxico de afinida-
ción de Sueños de constancia. des (1994), Donde vuela el ca-
Vitale asegura que puede maleón (1996), Plantas y ani-
dejar la geografía de lado. males (2003). Son memorables
Las palabras revelan el meca- sus columnas en periódicos y
nismo de la memoria: «Luego revistas como Vuelta (en co-
vienen los argumentos de ol- laboración con Octavio Paz),
vido; / mansos / lamemos la Uno más uno, y Letras Libres
nueva cicatriz / cuando nos en México; El País en España;
duele oscura / y olvidados del Jaque, Clinamen, Maldoror,

46 Rocinante
Asir en Uruguay; Crisis en la antología y empezó por lo
Argentina, por mencionar al- más viejo: «moriré sin llevar
gunas. hasta tu tierra las memorias
En cinco años, la poeta oscuras… el inimaginable des-
uruguaya ha ganado varios tino transgredido». Su voz se
premios: Octavio Paz (2009), levanta blanca entre los desfi-
Alfonso Reyes (2014), Reina laderos del exilio: «Regresar
Sofía (2015), García Lorca es / volver a ocuparse / de de-
(2016), Max Jacob (2017). Sin volver a la tierra / el polvo de
duda, los galardones con- los últimos meses; / recibir el
ceden a la obra de Vitale la mundo / el correo dormido /
oportunidad de encontrar intentar saber / cuánto dura /
nuevos lectores. Su retorno a una memoria de paloma». La
Uruguay se celebró con un re- poeta nunca abandonó su pa-
cital donde, como de costum- tria, la literatura. (GRA)
bre, seleccionó un poema de

Rocinante 47
Olio,
último libro de Tyehimba Jess
El poeta estadounidense, ganador del Pulitzer en
2016, estuvo en Guayaquil en el Festival anual
«Ileana Espinel»
48 Rocinante
ENTREVISTA

E
El alcance de Olio (Wave Books), el poemario más reciente de
Tyehimba Jess, es de gran envergadura: excava las historias de
artistas y músicos negros de las últimas décadas de la esclavi-
tud, pasa por la Guerra Civil, la Reconstrucción, y llega hasta la
Primera Guerra Mundial y sus repercusiones.
Jess reaviva las voces de estos pioneros artísticos, crea conver-
saciones, historias y sonetos de «llamada y respuesta»1 que supe-
ran las barreras del tiempo, clase social y distancia geográfica,
y se adentran en los titulares noticiosos de la actualidad. En La-
te Night Interview, Jess discute sobre la investigación, música e
historias que lo llevaron a componer esta ambiciosa y compasiva
colección de textos que desafían al género poético. Este frag-
mento ha sido traducido por Rocinante; la entrevista completa,
en inglés, se puede leer en la página de Late Night.

ANNE RASMUSSEN: ¿Qué ducción artística negra antes


te atrajo de la época de es- de la era de la grabación. Te-
tos intérpretes y artistas nía, y todavía tengo, curiosi-
descritos en Olio? Y, ¿había dad por los artistas negros
algún personaje o figura que estuvieron activos desde
histórica en particular cu- la Guerra Civil hasta la Pri-
ya historia te llamó la aten- mera Guerra Mundial. Esta
ción primero? fue la primera generación que
TYEHIMBA JESS: Me sentí se dedicó a su arte en un país
atraído por esta época de in- como Estados Unidos, donde
térpretes por curiosidad con la esclavitud había sido pros-
relación al estado de la pro- crita —fueron pioneros en las

1
Se refiere a la estructura del soneto que era muy apropiada para el tema porque la «proposición» de los dos cuar-
tetos y la «resolución» en los dos tercetos forman una suerte de llamada y respuesta, dos piezas de conversación
en miniatura.

Rocinante 49
ENTREVISTA
libertades individuales—; te- cia. Por supuesto que nuestra
nían la libertad de tocar cual- historia nos permite saber que
quier instrumento al alcance esto raramente ocurrió, espe-
de sus manos, de actuar en cialmente en el campo de la
una manera que los satisficie- juglaría. El intérprete recibía,
ra tanto a ellos como a cual- con suerte, algún tipo de re-
quier audiencia que buscaran. muneración pecuniaria por
El primer intérprete de esa sus esfuerzos —posiblemente
época que me llamó la aten- tenían algo de satisfacción
ción fue Scott Joplin, el «rey personal por haber actuado
del ragtime». Mucha gente es- al máximo de sus habilida-
tá familiarizada con su nom- des y por sobre los estándares
bre, pero tenía curiosidad de comunes de su arte—. La au-
saber cómo sobrellevó estar al diencia, por supuesto, recibía
frente de esta nueva revolu- la satisfacción de haber pre-
ción musical que lo catapultó senciado el espectáculo y de
a la fama, pero que no pudo haber sido parte de sus mara-
llenar sus bolsillos cuando fue villas, terrores y humor. En el
desahuciado al final de su vi- caso de la juglaría, el principal
da. El hecho de que él fomen- entretenimiento de América
tara este ritmo predecesor del a lo largo del siglo XIX y co-
jazz, que dominara la síncopa mienzos del XX, la audiencia
en el teclado tan hábilmente blanca tiene su amplio sentido
como lo hizo, me parecía una de superioridad reforzado, a
historia irresistible. expensas de los miembros ne-
A lo largo de Olio, al lec- gros de la audiencia que eran
tor se le invita a considerar ofendidos o denigrados por
preguntas de expresión y esa misma actuación.
exhibicionismo, de destre- A lo largo de Olio, he inten-
zas artísticas y de autopre- tado crear una representación
servación, de propiedad, principalmente para mi pro-
invención y supervivencia; pia edificación, para mi pro-
preguntas como «¿quién pia y única satisfacción, que
se beneficia de estas expo- viene del hecho de expresar
siciones?». ¿Qué opinas de ideas previamente encerradas
eso? en mi cabeza. Además, es una
Idealmente, el intérprete o representación en la memo-
el artista se beneficiaría de ria de y en conversación con
la exposición de su arte tanto aquellos representados a lo
como, o más que, su audien- largo del manuscrito. Espero

50 Rocinante
que su memoria se beneficie, ce que había espacio para la
en el sentido de que sus logros expresión personal, en guiño
lleguen a una audiencia más con la noción de la juglaría
grande. También espero que a través del carboncillo de la
el lector se beneficie al infor- máscara del juglar. Eran ca-
marse sobre las historias en paces de crear una actuación
Olio, y que a su imaginación que ponía al público a llorar
le intriguen las muchas repre- lo mismo que a reír, y lo ha-
sentaciones de la forma y de cían al crear personajes pro-
la narración en el libro. fundos, tridimensionales, le-
¿Qué posibilidades para jos de las caricaturas de dos
el desafío y la astuta expre- dimensiones, diseñadas para
sión personal se retuvieron ser planas. Aunque estaban
en el amplio y estereotípico limitados a un modo de expre-
humor del espectáculo ju- sión —el espectáculo juglar—,
glar? se esforzaban por dominar su
Es una gran pregunta que arte y reconvertir la juglaría
depende en gran parte del en historias de seres humanos
contexto y de las sutilezas de plenamente realizados, en lu-
la representación. Si uno mi- gar de meras comedias sobre
ra las carreras de Bert Wi- los simplones y torpes.
lliams y George Walker, pare-

Rocinante 51
Todo lo que despierta

Haruki Murakami
n Andrés Cadena

Es un autor que difícilmente deja indiferentes a sus lecto-


res. Y eso, empecemos por señalarlo, es algo que no todos
logran. No me refiero a su imagen mediática, su rol de ma-
ratonista o su calidad de «eterno candidato al Nobel», que
son añadidos a su quehacer literario pero no pertinentes
para entrar en sus obras.

52 Rocinante
PERFIL
Esto último, entrar en sus obras, resulta completamente
fácil en su lectura, casi natural. Más que la capacidad de
envolver, sus narraciones presentan una ausencia de obs-
táculos, una diáfana sencillez. Las situaciones de las que
parten sus novelas a menudo son cotidianas, prosaicas, y
están relatadas con una claridad modelo. Es, sin embargo,
una prosa alejada de la ritualidad japonesa que tiende a
la pureza y también ajena a la crudeza norteamericana de
amplia popularidad en el siglo XX. Pronto entonces, en las
tramas, cuando el poco espesor lingüístico está a punto de
convertirse en peligrosa insustancialidad, ocurre algo.

La «otra manera»
O, apenas, ocurre la inmi- gente siempre me pregunta
nencia de algo. Y a partir de sobre los libros: “¿Qué quie-
ahí es que empieza a operar res decir con esto, qué quieres
el sello distintivo de Muraka- decir con aquello?”. Pero no
mi, a partir de qué hace con puedo explicarlo para nada.
esa expectativa acumulada en Hablo de mí mismo y hablo del
los lectores, adónde los dirige, mundo, de manera metafórica,
cómo desarrolla sus narracio- y no es posible explicar o ana-
nes. A menudo es este también lizar las metáforas; hay que
el punto en donde el elemento aceptar esa forma. Un libro es
de lo fantástico u onírico hace una metáfora», mencionó en
su aparición para enrarecerlo una reciente entrevista para el
todo. New York Times.
Para muchos, tal recurren- La escritora y docente gua-
cia se asemeja al deus ex yaquileña Solange Rodríguez
machina del teatro romano, Pappe tiene también una lectu-
cuando una deidad hacía su ra sobre la propuesta estética
ingreso para dar un giro a la de Murakami: «En las historias
obra por fuera de su lógica in- occidentales estamos acostum-
terna. Pero esto tal vez pudiera brados a los conflictos y a los
explicarse dada la concepción finales reveladores. El cuento
del autor sobre la construcción latinoamericano contemporá-
metafórica de sus obras: «La neo ha seguido al pie de la le-

Rocinante 53
PERFIL
tra la receta del K.O. que en los ese personaje que es el autor
años sesenta nos legó Cortázar Haruki Murakami y que tras
y, como consecuencia de esto, el enorme éxito de ventas y
los narradores actuales que se una muy buena recepción por
enredan en ese linaje mandan parte de cierta crítica interna-
derechazos que buscan aniqui- cional no quiso desprenderse
lar a los lectores. La narrati- de esta».
va oriental de Murakami no El singular mérito que di-
fuerza ni devasta, construye mensiona esta voz fue descrito
estructuras dignas de ser con- por Rodrigo Fresán hace una
templadas, cultiva flores he- década: «Murakami es uno de
ladas imposibles que se abren esos contados escritores que,
delicadamente y nos dejan sin si bien han seducido a millo-
aliento, pero de otra manera». nes, siempre parecen estar
dirigiéndose única y exclusi-
vamente a quien en ese mo-

La voz de un raro mento los lee y experimenta la


extraña nostalgia de algo que

encanto no se vivió pero, de pronto, se


recuerda».
Probablemente esa interpe-
Con todo, quizás el mayor lación directa al lector viene
logro del escritor nacido en desde el lugar de donde Mu-
Kioto en 1949 sea el haber da- rakami extrae el material de
do con un estilo propio, que su escritura: el universo íntimo
sobrevuela la preocupación y extraño de donde provienen
por el lenguaje y tiene que ver los más profundos impulsos
más con el efecto que genera. que definen nuestra cualidad
Esta distinción es calificada humana. Lo que vendría tam-
por el escritor cuencano Car- bién a dar cuenta del tono
los Vásconez como «una voz». surrealista de su prosa: «Soy
Para él, Murakami es «un es- una persona realista —ha di-
critor para masas, un escri- cho el escritor japonés—, una
tor que vende y que muestra persona práctica, pero cuando
un poco más de lo que tiene. escribo ficción me dirijo a las
No quiero decir con esto que partes raras y secretas de mí
se trate de un escritor menor mismo. Lo que hago es una au-
o de alguien que se disfraza. toexploración dentro de mí. Si
Es alguien que, como muchos cierras los ojos y te sumerges
otros, encontró una voz para hacia ti mismo puedes ver un

54 Rocinante
mundo distinto. Es como ex- efecto de la identificación o la
plorar el cosmos, excepto que complacencia. Manuel de Lo-
es el tuyo». renzo señalaba, en un artícu-
En ese cosmos, no impe- lo publicado en El Español el
ra la lógica racional sino que año pasado, que su lectura de
se despliega una invitación a Tokio Blues —una de las pocas
participar activamente en la obras «realistas» de Muraka-
polisemia. En tal sentido re- mi— fue una experiencia ex-
flexionaba un artículo de la traña pero, finalmente, agra-
revista Jot Down al calificar dable: «Pareces salir de ella
a la novela Kafka en la orilla como entraste, pero te deja un
como «un escenario creado poso extraño. Me sucedió algo
con maestría a partir de un así cuando la leí por primera
crescendo calculado de situa- vez en 2005, el año de su pu-
ciones inexplicables que man- blicación. Al terminarla, tuve
tienen un tono surrealista-oní- la impresión de que no había
rico-metafórico; un marco en en ella nada interesante. Nada
el que los lectores pueden dar que me llamase la atención.
su propia interpretación de Sin embargo, produjo en mí
por qué llueven sanguijuelas y una sensación agradable. (…)
no extintores». Me resulta difícil considerar
Aquello quizás explique la Tokio Blues una obra maes-
enorme llegada de Murakami tra, en cualquier caso. Por la
con el público: cada quien da a misma razón por la que me re-
sus obras la interpretación que sulta difícil no hacerlo. Tal vez
prefiera… y no se equivoca; tal sea en ese conflicto donde resi-
vez, obteniendo el mismo dulce da precisamente su encanto».

Rocinante 55
PERFIL
tural globalizado. Se habla de
El fenómeno comercial un segundo boom de la litera-
tura japonesa por autores como
Murakami; es decir, el primer
Ese sutil, ligero encanto es el boom (Mishima, Kawabata et
que puede llevar a un lector de al.) fue la entrada cultural del
una novela de Murakami hasta Japón al mundo y la literatura
una segunda obra. Y allí (o en occidental, cuyos autores estu-
la tercera, la quinta o décima) vieron muy influenciados por
es que aparece el riesgo de lo sus tradiciones. Murakami es
repetitivo. Como lo advierte más contemporáneo, más he-
Carlos Vásconez: «Lo que res- terogéneo e influenciado por
cato de Murakami es que no el mundo digital; sus temáticas
aburre si es que no se ha leí- y motivos se aproximan a otros
do de él demasiadas obras. Lo referentes; usa mucho las re-
peor, es que escribe demasiadas ferencias musicales, por ejem-
obras a un ritmo inusitado (en- plo».
tiendo que ha firmado cerca de Así, la imagen de un escritor
200). ¿No estará muy apurado como este pone también sobre
por llegar al Nobel? Me es poco el tapete el aspecto de industria
creíble su alegato de que a él lo cultural del mundo editorial.
que más le gusta es corregir. En un debate publicado en la
No entreveo en sus libros a ese revista Metropolis Japan en
tipo de escritor». 2012, se ponía en entredicho
Y es que un autor tan recono- el multiculturalismo con el que
cido y leído trae a cuestas el pe- supuestamente se asociaba la
so de su popularidad, las expec- importancia de Murakami pa-
tativas sobre su próxima obra, ra los lectores occidentales: no
las incógnitas sobre sus nuevos solo que el autor de Crónica del
pasos literarios. Es decir, no pájaro que da cuerda al mun-
solo se lo dimensiona a partir do no suponía una estética di-
de lo que proponen sus obras, ferente, sino que su propuesta
sino que se tiende a abordarlo respondía más a los intereses
como el fenómeno que conlle- editoriales (particularmente es-
va. El editor y narrador Daniel tadounidenses) por complacer
Félix señala: «Considero que a un público anglosajón con
es un autor poderoso, aunque poca tolerancia por lo distinto
evidentemente su trayectoria y o lo difícil. Pero Miho Matsu-
reconocimientos también están gu, docente de la Universidad
mediados por el mercado cul- de Chicago, reflexionaba que,

56 Rocinante
como las de Murakami, pocas to la puerta para las traduc-
obras de la literatura japonesa, ciones y la circulación de una
incluso entre las consideradas nueva generación de autores
«grandes» (como las de Kawa- japoneses (como Banana Yoshi-
bata y Oé), generaban tanto moto, Yoko Ogawa o Hitomi Ka-
interés entre los estudiantes y, nehara, por ejemplo); y el éxi-
más allá, tanta voluntad inter- to en ventas o el trato con las
pretativa, tanta participación y mayores editoriales no parecen
compromiso de lectura. ser exclusivos de obras light,
El fenómeno comercial, en ni factores que necesariamente
todo caso, parece haber tenido resten calidad o espesura a una
un saldo positivo, tomando en obra literaria (como muestra, el
cuenta que tras el éxito que sig- botón de los autores del Boom
nificó Tokio Blues, se ha abier- de la novela latinoamericana).

Murakami en Quito
Pese a que en meses pasados (en una noticia recogida por El Comer-
cio el 18 de julio) se anunciaba la presencia del escritor japonés Haruki
Murakami en la Feria del Libro de Quito, horas antes del cierre de esta
edición de Rocinante hubo un cambio en esta información. El 25 de
octubre, el ministro de Cultura, Raúl Pérez, confirmó que Murakami
no participará de la Feria, pero sí de un evento público programado
para el 8 de noviembre, en el Teatro Nacional de la Casa de la Cultura,
en Quito.
El primer anuncio de julio había sido formulado por Edgar Allan
García, director del Plan Nacional del Libro y la Lectura, quien adelan-
tó que el comité ferial daría más detalles sobre el evento, pero que es-
taban «cumpliendo con los requisitos y con los pedidos que sobre todo
hace Murakami para venir», según declaraciones de la nota de prensa.
Sin embargo, en la reciente declaración el ministro Pérez Torres
detalló: «El encuentro de ese día va a ser una especie de entrevista en
vivo, un abreboca a la feria, en la que voy a conversar con el autor
sobre su obra. Después de (la) charla el autor regresa a su hotel y al
día siguiente se trasladará a Galápagos», de acuerdo con la noticia
redactada por Gabriel Flores para El Comercio.
Por otro lado, Antonio Correa, uno de los encargados de la orga-
nización de la Feria, también confirmó al mismo medio que el autor
colombiano Mario Mendoza (inicialmente en planes de la agenda) no
vendría a la FIL, por otros compromisos.

Rocinante 57
COMENTARIO

Han Kang y las novelas de la rebelión

E
n Fernando Balseca

El Man Booker es un pres- Curiosamente, la primera


tigioso galardón anual que traducción de esta novela se
se entrega a una novela es- hizo al español en 2012 en la
crita en inglés. También hay editorial argentina Bajo la
un Man Booker Internacional Luna. La autora surcoreana
que premia una novela que —que enseña escritura creati-
haya sido traducida al inglés. va en el Instituto de Artes de
El de 2016 —con finalistas de Seúl— presentó esta novela
la talla del Nobel turco Orhan en la Feria del Libro en Bue-
Pamuk y la best-seller italia- nos Aires en 2013. Sin embar-
na Elena Ferrante— fue para go, su amplio reconocimiento
la escritora surcoreana Han internacional vino con el Man
Kang, por la novela La vege- Booker.
tariana, publicada en 2007.

58 Rocinante
El rechazo a la
violencia humana
De La vegetariana, el ju- ven la decisión de Yeonghye
rado del Man Booker señaló como algo pasajero y como
que era «una obra compacta, parte de sus rarezas. Sin em-
exquisita y perturbadora que bargo, el más afectado es el
reverberará en las mentes, marido, quien, tras cinco años
quizá también en los sueños, de matrimonio, no soporta no
de todos sus lectores». Y es solo la nueva dieta impuesta
que la historia de una mujer en casa —ella se deshace de to-
que decide dejar de comer car- dos los cárnicos que hay en la
ne, aparentemente sin motivo refrigeradora—, sino que le es
alguno y sin imaginar las con- intolerable su nuevo compor-
secuencias que ese acto puede tamiento incluso con sus jefes
traer en su entorno familiar, del trabajo.
se transforma en un alegato En la segunda parte la voz
de defensa por las opciones vi- que conduce la narración es
tales de una mujer. la del marido de Kim Inhye,
En tres partes se van con- la hermana de la reciente ve-
tando los sucesos alrededor getariana. Este otro marido
de esta decisión, que parece (cuñado de Yeonghye), que se
inocua pero que se va volvien- dedica al arte fílmico y visual,
do una fatalidad. La primera lleva a cabo una obsesión ex-
parte está a cargo de la voz trema con su cuñada, quien en
del marido, un ser tan plano ese tiempo de la narración ya
que confiesa que se ha casado está divorciada. Es una extra-
con Yeonghye porque, si bien ña fascinación por los cuerpos
no era atractiva, tampoco te- desnudos y las manchas mon-
nía defectos. De esta manera, gólicas que, finalmente, hacen
a partir de los pensamientos que Kim Inhye también se di-
del marido, atestiguamos el vorcie.
momento en que ella decide En la tercera parte nos en-
dejar de comer carne, tal vez teramos de que Yeonghye es-
afectada por unas pesadillas tá internada en un sanatorio
sangrientas. y que su hermana es la única
Todos —su marido, su pa- persona que la cuida y la visi-
dre, su madre, su hermana— ta; de hecho, Kim Inhye lleva

Rocinante 59
COMENTARIO
el relato final que muestra a
una mujer que se niega a co-
mer, que se propone físicamen-
te desaparecer. Viendo a su
hermana en semejante estado
de postración, ella reflexiona
sobre el amor conyugal y la
imposibilidad de realmente co-
nocer a otro ser humano.
Han pasado ya tres años
desde que Yeonghye decidió
ser vegetariana, y los pensa-
mientos de Kim Inhye divagan
alrededor de la cuestión de si
todo el desmoronamiento fa-
miliar pudo haberse evitado. crítica también está dominada
Hermanada cada vez más con por hombres. A las mujeres
la naturaleza, especialmente, les gustó, les impactó, pero los
con los árboles, el final nos hombres perdían el hilo».
muestra a una mujer acaba- La novela tiene un trasfon-
da física y mentalmente, cas- do de pensamiento oriental,
tigada aparentemente por su pues, según Martínez, este li-
opción vegetariana, pero en bro evidencia «hasta qué pun-
realidad se trata de alguien to el deseo físico incumbe a un
que intentó hacer valorar su ámbito espiritual». Así, pues,
palabra y su postura de mujer. Han Kang ha conseguido «una
Gabi Martínez sostiene que novela que no solo cuestiona
el contexto de la sociedad co- hábitos y realidades presun-
reana ayuda a comprender tamente intocables, sino que
cabalmente los sentidos de La demuestra su endeblez hasta
vegetariana, pues esta novela reventar el, en principio, om-
sería un dispositivo que ero- nipotente Sistema. De hecho,
siona el «ultrapatriarcado que cada uno de los capítulos im-
impera en Corea», que, inclu- plica una ruptura, una desin-
so, se manifestó con la intole- tegración, mientras la prota-
rancia con que los críticos li- gonista avanza en su ideal»,
terarios recibieron la novela. dice Martínez.
Sunme Yoon, la traductora de En las listas de The Huffin-
la novela al español, comentó gton Post, en 2016, La vege-
que ellos «la pulverizaron. La tariana se colocó entre los 18

60 Rocinante
mejores libros; en The New
York Times, entre los 10 mejo- Cuando lo humano
res. La verdad es que se trata
de una novela muy poderosa es inhumano
que nos permite reflexionar
sobre el valor de los gestos de Actos humanos (2014) es la
las mujeres en la actualidad. novela que recrea el horror de
Es una novela que habla de la una masacre en la ciudad na-
insatisfacción permanente a tal de Han Kang, y que ella vi-
la que estamos abocados hom- vió en Seúl cuando tenía nueve
bres y mujeres. años. Las principales víctimas
Pero la propia autora visua- fueron estudiantes de la Uni-
liza una dimensión más am- versidad de Chonnam que pro-
plia de su novela: «No pienso testaban y exigían la instau-
que La vegetariana sea un re- ración de la democracia, pues
trato de la sociedad coreana. Corea del Sur ha sido también
En la novela presento situacio- un país regido por dictadores
nes retorcidas y exageradas a sangrientos y crueles.
posta. No la escribí pensando Hoy se cree que los muertos
en mi país, sino en algo más pudieron llegar a dos mil, y
universal», dijo Han Kang, lo la novela entrega su voz a las
cual abre mucho más la signi- víctimas para que ellas mis-
ficación de esta novela y de la mas describan el horror de la
potencia de la autonomía del muerte y de la extrema vio-
arte. lencia política. Aquí hay per-
sonajes que no saben que, un
segundo después, van a morir
reventados por las balas. Es
una novela que estremece.
«¿Podemos superar la vio-
lencia?», pregunta un perso-
naje. Y la estudiosa Mar Abad
remata: «qué representa la pa-
tria cuando el himno nacional
desparrama sus notas sobre
cientos de cadáveres». Han
Kang es una novelista que nos
plantea preguntas difíciles de
responder.

Rocinante 61
COMENTARIO

Un cubo de Rubik literario


Se presentó el mes pasado
la obra con que Marcelo
Báez (colaborador de la
revista Babieca) ganó el
Premio de Novela Miguel
Donoso Pareja

E En su reciente obra Nunca


más Amarilis (Libresa, 2018),
Marcelo Báez Meza ha ensam-
blado un artefacto narrativo
do Oquendo, y prologada por
Antonio Cisneros. La única
mujer en la publicación (entre
autores como Neruda, Lorca,
en torno a la relación vida-fic- Gelman, Hinostroza, Girondo,
ción. Sus más de treinta acápi- Aleixandre, Machado) es esta
tes (que no son capítulos pro- ecuatoriana de quien poco se
piamente, puesto que se trata sabe o, mejor dicho, de quien
de textos de diverso género todo suena ficticio.
y origen) están cohesionados A partir de ahí, la obra em-
por una figura espectral: Már- pieza a armar un collage con
gara Sáenz, supuesta poeta partes de cronologías biblio-
ecuatoriana reconocida inter- gráficas, testimonios, inter-
nacionalmente. cambios epistolares, ponencias,
El personaje aparece en la diarios personales, ensayos,
antología Poemas del amor facsímiles, entre otros, alrede-
erótico, publicada en Perú dor de la protagonista; huelga
en 1972, a cargo de los escri- decir que todo, desde la prime-
tores Mirko Lauer y Abelar- ra página, está envuelto en ese

62 Rocinante
halo de lo posible o lo «supues- recogidos en la célebre antolo-
to»: nada es de fiar, ningún gía de poesía erótica.
documento certifica nada. O, Así, en la novela se incluyen
al revés, la existencia del re- referentes históricos (autores,
lato es ya una existencia en libros, sucesos) junto con men-
sí. «Soy el fragmento. Estruc- ciones bibliográficas y aportes
tura presente. Nada ausente. ficticios por parte del autor. La
Presentada aquí. (…) Islote de idea, no obstante, no es con-
palabras. Parte de un archi- fundir ciertos hechos ficciona-
piélago. En conexión con otros les con el plano de lo «real», si-
fragmentos», menciona la voz no dotar a toda obra textual de
de Márgara en una de las pri- la misma sustancia y vida que
meras partes. lo extraliterario. En cierto mo-
Este núcleo de la trama, la mento, Márgara Sáenz acepta
figura de una poeta escurridi- haber sido inventada por los
za, podría traer a la memoria antólogos peruanos, pero no
a la Cesárea Tinajero de Los por ello ve mermada su exis-
detectives salvajes, de Roberto tencia. No se quiere aquí hacer
Bolaño; pero en realidad impli- pasar por verídico aquello que
ca el gesto opuesto: no se trata no ha ocurrido, sino que se nos
aquí de unos personajes en pos muestra cómo lo ficcional, una
de una escritora ausente, sino vez creado, pertenece también
que en Nunca más Amarilis al plano de lo existente.
Márgara tiene voz y partici- De tal modo, en sus diversos
pa en intercambios con otroS fragmentos, la obra recupera
personajes, sin dejar de ser, y recrea —entrando y saliendo
fundamentalmente, una voz li- de la ficción— no solo a Bola-
teraria. Así, les escribe cartas ño sino a Cortázar (sobre todo
a los antólogos que recogieron a su personaje de la Maga); a
mal o que no recogieron su tra- Borges (de quien se especula
bajo; nos muestra sus diarios que fue una invención de Bioy
de cuando fue universitaria Casares) y Pierre Menard; a
becada en EEUU para estudiar Manuela Sáenz, otra ecuato-
literatura comparada; leemos riana relacionada con Perú
lo que otras personajes le es- cuyos datos biográficos com-
criben (o ensayan sobre ella), ponen un verdadero cuento; a
aunque se trate de textos que Gabriela Mistral y la anécdota
desmientan que ella exista; e de su postulación al Nobel por
incluso podemos verla anali- parte de una guayaquileña; a
zar —y destrozar— sus versos Marcelo Chiriboga, autor ecua-

Rocinante 63
COMENTARIO
toriano (ficticio) participante
del Boom; a Georgina Hübner,
nombre de una poeta inventa-
da por dos jóvenes peruanos
para establecer una relación
epistolar con Juan Ramón Ji-
ménez… entre otras, numero-
sísimas referencias que nos re-
cuerdan que un texto proviene
de incontables, irrastreables
fuentes.
Esta relación intertextual
(término de Julia Kristeva de
1969) de los personajes se co-
rresponde con una circuns-
tancia actual, como lo pone de
manifiesto una (siempre «su-
puesta») ponencia sobre litera- Marcelo Báez
tura y nuevos medios que cons-
ta en el libro: «La identidad no
sólo se fragmenta, sino que se tivo. Como cuando Georgina
multiplica en un sinnúmero de Hübner dice de Márgara: «Su-
identidades si hablamos de pla- frimos el escarnio de la imagi-
taformas virtuales». Al final, nación poética patriarcal. En
como continúa la ponencia, «lo eso estamos juntas como tantas
que importa es el experimento, otras mujeres que terminaron
no a la manera de las vanguar- también como el humo. (…) Las
dias que buscaban la ruptura dos fuimos perpetradas como
de la tradición o la tradición de figuras de origami a las que se
la ruptura (…) todo es instan- les aplasta con facilidad».
táneo, la autoría individual no Como «gozoso divertimento»
interesa, la verdad está echada se describe en la contraporta-
al canasto, las apariencias son da a este artefacto literario; un
las que importan, los contor- desafío lúdico que, en medio de
nos son los que valen». su lógica metanarrativa, posi-
Esas relaciones terminan bilita la reflexión en torno a la
siendo vívidas y verosímiles literatura como medio de (re)
gracias la lograda variación conocimiento y a la textuali-
de las voces y los registros con- dad como un solo, infinito uni-
vocados a este collage narra- verso de lo posible. (AC)

64 Rocinante
COMENTARIO

El espía, la carnada, el precio


La nueva novela de Sandra Araya
es un policial pero también una
relectura de códigos, lenguajes
y tradiciones

H
n Daniela Alcívar Bellolio

Hay en la obra de Sandra libro, los registros por los que


Araya una pulsión narrati- pasa la literatura de Sandra
va que no se contenta nunca dan cuenta de una explora-
consigo misma: que obedece a ción por los géneros literarios
ciertas obsesiones, porque qué que señala, al menos, hacia
otra cosa es la literatura, que dos lugares: el del trabajo de
no puede dejar de visitar, pa- la lectura que crea y recrea
ra exorcizarlos, esos lugares tradiciones, desarma y vuelve
ominosos de lo que se insinúa a armar los cánones, reconoce
sin darse, de lo que habita en los límites genéricos y juega
la sombra —el mundo inaccesi- con ellos con un aliento clási-
ble de los insectos, de los aban- co muy particular; y el traba-
donados y de los locos—, que jo con la materia ambigua de
recorre una y otra vez los mis- los deseos, las recurrencias
mos espacios (más literarios afectivas e intelectuales, y las
que geográficos), pero que, in- obsesiones. Digamos que San-
sisto, busca incansablemente dra está en todo momento bus-
la forma exacta capaz de con- cando la forma adecuada, la
tener la recurrencia de esos coraza perfecta de una histo-
traumas, de esas verdades a ria, para unos materiales que
medias y de esas imágenes en- la habitan y que está siempre
tre inocentes y pavorosas. Des- tratando de comprender.
de Orange hasta este nuevo

Rocinante 65
COMENTARIO
Esto que digo se hace espe-
cialmente evidente en El espía,
la carnada, el precio. Aquí
Sandra experimenta con el
policial (y es una apuesta muy
jugada con sus altos riesgos),
explora una forma altamente
codificada y de larga tradi-
ción, que requiere de un gran
control y un refinado oído que
permita hacer equilibrio entre
la profusión de información,
datos, detalles que deben coin-
cidir y el trabajo con la len-
gua que posibilite la aparición
de unas atmósferas, de unas
sombras, de unas formas que
también son propias del géne- Sandra Araya, editora de la revista
ro policial, tanto como lo son el Babieca, ha publicado antes Orange, La
crimen, el pesquisa, la víctima familia del doctor Lehman, y El lobo.
y el criminal.
El espía, la carnada, el pre-
cio, editada por editorial El co- que ver con nuevas formas de
nejo, está hecha de contrastes: narración, como las del rela-
es una historia marcadamente to televisivo. A un trabajo con
libresca, en la que la palabra la lengua sorprendentemente
en tanto que narración pero clásico en el mejor sentido del
también en tanto que materia- término, se le viene a acumu-
lidad, la palabra y su forma lar, como si fueran capas in-
de ocupar el espacio físico del visibles pero contundentes de
papel, constituye un elemento una formación geológica de
central en la medida en que es existencia anónima pero re-
la fuente principal de pistas y al, un imaginario que se lleva
evidencias; al mismo tiempo, bien con las recientes concep-
sin embargo, es ostensible que tualizaciones acerca del fin
sus códigos, sus imágenes, las de la autonomía literaria y el
formas de resolución de los traspaso de los límites conven-
nudos y los conflictos, el mis- cionalmente adjudicados al
mo imaginario puesto en jue- lenguaje literario en relación
go en la novela tienen mucho con otras artes.

66 Rocinante
Es decir que Sandra, due- unas formas, un trabajo de
ña de una lengua singular traspaso de frontera, de ha-
en nuestro panorama actual bitación y de interpelación de
en la medida en que apues- esas fronteras. Y es, sin du-
ta fuerte y conscientemente da, un policial. Tanto, que no
por unas formas clásicas, un me animo a contar mucho de
léxico y una sintaxis de tra- qué va por miedo a spoilear
dición casi decimonónica, (y aquí el neologismo no es
una estructuración de rela- casual). Diré únicamente que
to, descripción y diálogos de hay asesinatos en serie, de-
dinámicas voluntariamente talles escabrosos, una ciudad
convencionales (insisto, to- tan tranquila que amenaza,
das estas afirmaciones sobre un detective atormentado y
lo clásico deben ser siempre unas cuantas arañas que con-
entendidas en la mejor de centran y condensan diversos
sus acepciones), es decir que significados. Una triada de
tienen como horizonte una historias que revelan poco a
concepción de la ficción fuer- poco lo extraño que es el es-
temente anclada en las nocio- pacio que nos separa de los
nes de autonomía y espacio otros, ese espacio tan anóma-
literario, se juega al mismo lo, necesario y fatal que es la
tiempo por unas relecturas, distancia entre nosotros y el
en este caso, del género poli- mundo. Que hay erotismo (co-
cial, que abrevan de lugares mo quizá nunca antes vimos
heterogéneos y heterónomos. en la obra de Sandra), que
En esta novela puede leer- hay escatología, violencia,
se, como una insistencia tan amor, recuerdo y oscuros la-
estética como afectiva, la lite- zos familiares puestos a tra-
ratura y la ciudad de Javier bajar, a la luz de la imagen
Vásconez (a quien está dedi- de la marioneta, para elabo-
cada), la prodigiosa nueva rar el relato, sí, de una inves-
tradición (me disculpo por el tigación, pero también para
oxímoron) del policial televi- desplegar un mundo raro,
sivo, las problemáticas cada un mundo donde las monta-
vez más visibilizadas de la ñas hablan, la niebla oculta a
violencia de género. En ese medias los rostros, y el sol es
sentido, El espía, la carnada, tan aplastante y pleno que lo
el precio es un trabajo sobre borra todo. Créanme que no
los límites de unas tradicio- quieren que les cuente más:
nes, de unos lenguajes, de esto hay que leerlo.

Rocinante 67
COMENTARIO

El amante
y el aparato soviético
de Vladimiro Rivas

C
n Bruno Sáenz

Como una serie de «relatos Ecuador y su patria de adop-


escogidos» se presenta la re- ción y residencia, México. De
ciente edición mexicana (El acuerdo con sus hábitos, el li-
pez en el agua, de la UAM) bro combina trabajos inéditos,
de los cuentos de Vladimi- recientes y de antigua data,
ro Rivas, autor que busca su objetos todos ellos de constan-
equilibrio en una larga zanca- tes revisiones. El desorden de
da entre dos países: su natal mi biblioteca (¡la falta de espa-

68 Rocinante
cio, en cuya superación radica no me es infiel, de Música pa-
la ventaja del internet que, en ra nadie. Que se me perdone
cambio, no lo tiene todo en sus la minusvalía bibliográfica a
redes intangibles, se diga lo la que me reduce, ya lo he di-
que se diga!) me impide com- cho, el caos reinante entre mis
probar, mediante la aproxima- libros, vale decir mi prestada
ción «a vista de ojos» de las sapiencia.
ediciones anteriores, si la co- Es difícil caracterizar la es-
rrección ha sido solo eso, una critura de Vladimiro Rivas con
mejora, o si, en ciertos casos, palabras más adecuadas que
ha llegado a la elaboración de las de Javier Martínez Palacio,
un nuevo relato a partir del recogidas en la portada poste-
embrión original. rior: «La calidad de su prosa
El amante de letras, de mu- reside en su musicalidad y en
jeres, del cine, de los lugares una manera de contar susu-
aparentemente insólitos y de rrante, con el ritmo, la desnu-
la música (reverso admirable dez y el silencio de una cáma-
del silencio, del caos auditivo ra de cine. Casi una manera
del que nacen argumentos de “litotes”, que diría el filóso-
y reflexiones), se expresa a fo francés Vladimir Jankélé-
lo largo de quince historias, vitch, apenas alterada por
tres o cuatro de los primeros controladas subidas de tono,
logros del autor, otras de una pero nunca en discordancia
madurez que va enriquecien- con lo sentido ni con el drama-
do el estilo del contador de tismo de los acontecimientos
cuentos hasta alcanzar la ca- narrados».
lidad propia de los ensayos, el La temática de los relatos
género nato y afín con la plu- se ensarta, como una serie de
ma de Vladimiro… Por fin, un mullos o los nudos de un qui-
puñado de productos de tem- po, en los hilos de ciertas cons-
prana senectud, si damos a la tantes: la desolación, la impo-
palabra su matiz de experien- tencia (destructora en la vida,
cia y savoir faire, en este caso acaso creadora en el arte), la
literario. De las seis inéditas cotidianeidad con su secreta
en México, dos lo eran igual- tragedia, tan secreta que es-
mente entre nosotros (Edén tá a la vista y hemos de espe-
subvertido y Gracias, Afrodi- rar a que nos la cuenten para
ta). Las cuatro restantes apa- verla (El cuarto del viudo), el
recieron en la imprenta nacio- engaño atado paradójicamen-
nal con el título, si la memoria te al desprendimiento, a una

Rocinante 69
COMENTARIO

forma de caridad (Visita ínti- verdadero por músicos ver-


ma), al disimulado rasgo au- daderos. (Quedó atrás aunque
tobiográfico (a veces, apenas no sin fruto el esfuerzo de la
vestido con la transparencia Orquesta Sinfónica Nacional,
de un velo. Digamos, El aman- de hace más de una veintena
te y el artefacto soviético). La de años; ahora lo reviven la
problemática relación entre Orquesta Sinfónica de Guaya-
el hijo y el padre, evidente en quil y el montaje de una de
su novela El legado del tigre, sus óperas en Cuenca). El lec-
cede sus derechos a otras in- tor inocente apreciará con me-
dagaciones. La unidad de las lancolía la historia de un amor
partes es tanto cosa del tono de un solo lado, de la vejez a
como de queridas relaciones la juventud, que se consume
significativas. (o nunca se consuma) aliado
Mi lectura, en una ocasión a las cenizas de un arte no
al menos, tropieza con una di- tan necesariamente inmortal
ficultad. Hablo de Música para como suele pregonarse. A mí
nadie, donde se dan la mano —el reseñador—, pese a que
la invención pura y simple (o tengo a esa narración por una
la experiencia humana ajena de las más logradas de Vladi-
al protagonista) y las referen- miro Rivas, me desconcierta
cias a la persona y la obra de la urgencia de saltar, aquí y
Luis Humberto Salgado, redu- allá, de la fantasía desoladora
cida a la mudez de las parti- (en el cuento, la realidad) a la
turas durante su vida, solo fotografía cortada en retazos
en tiempos recientes, todavía del artista. Problema del co-
esporádicamente, ofrecida a mentarista, no del escritor de
la apreciación de un público ficciones…

70 Rocinante
COMENTARIO

El deseo es una pregunta


Ensayos sobre poesía latinoamericana,
de César Eduardo Carrión

L
n César Chávez Aguilar

La reflexión sobre poesía o T. S. Eliot, Luis Cernuda, Oc-


sobre sus autores ha sido mu- tavio Paz, Seamus Heaney, De-
cho más interesante cuando la rek Walcott, entre otros, han
han asumido poetas. Hay una ayudado a clarificar el sentido
larga y brillante tradición. So- de lo poético encarnado en las
lo en este siglo los textos de búsquedas de los poetas.

Rocinante 71
COMENTARIO
En nuestro país también se Estas características serán
ha dado esa tradición, aunque también las que se presenten
con menos frecuencia. Hay en el resto de los ensayos, que
que mencionar los trabajos están dedicados al colombia-
ocasionales de Gonzalo Es- no Felipe García Quintero, los
cudero, Francisco Granizo o ecuatorianos Adalberto Ortiz,
Efraín Jara Idrovo, y con ma- Iván Carvajal y Gonzalo Escu-
yor asiduidad los sobresalien- dero; al poeta chileno Gonzalo
tes trabajos de Jorge Carrera Rojas, y al escritor Luis Cer-
Andrade o Iván Carvajal. Es nuda, de quien toma el título
en esta última línea en donde el presente volumen.
se inscribe el libro de César En apariencia podríamos
Eduardo Carrión, El deseo es no hallar un elemento unifi-
una pregunta, publicado por cador de los ensayos, pero lue-
el Centro de Publicaciones go de la lectura del libro algo
de la PUCE, recopilación de nos queda claro: el sentido de
ensayos que el autor, poeta él la búsqueda. Es desde ahí que
mismo, ha escrito a lo largo de Carrión parte realizando ex-
algunos años. haustivas revisiones de la poe-
Son nueve ensayos que es- sía de unos poetas, o centrán-
tán dedicados a varios poetas; dose en específicos puntos en
con la obra de algunos de ellos la obra de otros; pero el libro
Carrión ya se había ocupado, también se realiza en la pro-
en singulares libros, como pia búsqueda del autor como
Javier Ponce y César Dávila poeta y ensayista.
Andrade, trabajos que se han Búsquedas profundas como
constituido en referentes de las de Gonzalo Rojas o las de
los estudios poéticos. En ellos nuestro Carrera Andrade. Del
ya están algunos de los atribu- primero reconoce su pasión
tos del trabajo crítico de Ca- por la búsqueda del absoluto
rrión: la prolija investigación, que se deja ver en su amplio
la detenida prosa, la apelación libro Metamorfosis de lo mis-
al texto poético como fuente mo; y en la lectura que realiza
de referencia, no enfocándose de una recopilación de ensa-
en otro camino más que en el yos de Carrera, evidencia el
poema en sí, apelando por su- largo y complejo recorrido de
puesto a elementos personales, sus búsquedas históricas, ideo-
circunstanciales o temporales, lógicas, poéticas. Búsquedas
pero no se constituyen como el en sí mismo íntimas, como la
centro de su pensamiento. que se ve en el ensayo dedica-

72 Rocinante
do a García Quintero; en este
caso, el encuentro se dará en
su «microuniverso» como bien
sostiene Carrión.
En otros estudios Carrión
nos introduce en búsquedas
más complejas en un cierto ni-
vel personal. Así, en el ensayo
dedicado a Adalberto Ortiz nos
hace mirar el conflicto, nunca
resuelto del todo, radicado en
lo íntimo de su poesía: entre lo
social, lo amatorio, lo racial.
Conflictos internos que se re-
producen también en la poe-
sía de Javier Ponce, en quien
Carrión detecta el problema
de la historia y el lenguaje, A diferencia de los estudios
un trance insoluble aún. La mencionados, en dos casos
poesía es conflicto, aún cuan- Carrión se centra en un ex-
do en apariencia el problema clusivo poema: «La casa del
no exista, eso lo deja claro furor», de Iván Carvajal, y en
Carrión al hablar de Gonzalo «No decía palabras», de Luis
Escudero, quien en un conti- Cernuda. Al igual que en los
nuo retorno a ciertas formas estudios panorámicos, el críti-
poéticas buscaba «un viaje a la co nos muestra la dualidad del
extrema pureza», a riesgo del ser entre habitar un laberinto
anacronismo. Finalmente, hay o salir de él sin esperanza de
que anotar la búsqueda que encuentro, en el caso de Car-
Dávila Andrade realiza en su vajal; y la presencia del deseo,
última etapa, a la cual Carrión eterno tema de la escritura de
ya le había dedicado uno de Cernuda. Este último tema se-
los mejores estudios —si no el rá el que ronda en todo el libro
mejor— de la llamada poesía —gran ejemplo de equilibrio,
hermética del autor cuencano. de pasión e inteligencia—; lo
Este hermetismo es en sí una erótico como fuego que con-
búsqueda y el ensayo dedicado tagia, como luz que seduce,
en este libro a Dávila también como posibilidad de creación
lo es: una búsqueda de la posi- sea en la poesía, sea en el pen-
bilidad de una lectura. samiento.

Rocinante 73
COMENTARIO

Vida atesorada
La nueva obra del peruano Gustavo Rodríguez es un
camino narrativo en el que después de la malvada
madrugada sale el esplendoroso sol

L
n Carlos Ferrer

Lima del caos, Perú del necesita encontrar a su padre


arrebato nocturno, Lima de la y llevar a cabo un trasplante,
violencia, Perú de los perdedo- que le salve de su contamina-
res, Lima del machismo, Perú ción por mercurio, quiere de-
de la supervivencia. Daniel jar de ser desgraciada, dejar
Ríos, padre cantante aficiona- atrás el sufrimiento cotidiano,
do. Trinidad Ríos, hija, madre la soledad y el abuso, y no res-
fallecida. 30 años de silencio pirar más la viciada atmósfera
y distancia. Una enfermedad. del prejuicio. Rodríguez plan-
Una cura. Un encuentro. tea la incógnita del reencuen-
El escritor limeño Gustavo tro entre hija y padre al inicio
Rodríguez (n. 1968) publica su para dejar al lector en vilo y
séptima novela, Madrugada, poder desarrollar los caracte-
en el sello editorial Alfagua- res de los personajes sin que
ra, una «tragicomedia feroz» decaiga la lectura.
en la jungla urbana limeña, Una de las características
una entretenida novela coral de la novela es el humor, que
donde la galería de persona- sostiene la dureza de algunas
jes toma la voz narradora sin situaciones y las hace más lle-
evaluaciones morales, aunque vaderas para el lector, porque
hay dos personajes con más estamos en una Lima efer-
peso que el resto, Trinidad vescente, injusta y rencorosa,
Ríos y su padre Daniel. La donde la crueldad campea a
luchadora Trinidad, una su- sus anchas y solo el humor lo
perviviente en una sociedad neutraliza. Rodríguez alarga
agresiva y deshumanizada, el nudo del argumento, por-

74 Rocinante
que se lee con gusto, aunque
no vaya a dejar huella en el in-
terior del lector.
Conrad, en el prólogo a El
negro del Narcissus, sostiene
que «la tarea que intento lle-
var a cabo mediante el poder
de la palabra escrita es hace-
ros oír, haceros sentir, hace-
ros, sobre todo, ver» y vemos,
oímos y sentimos por medio de
Daniel y Trinidad fundamen-
talmente. Hay un contraste en-
tre la familia acomodada Ríos
que sobre la donación del ór- y la vida de Trinidad, quien
gano sanador se ciernen du- debe pelear a diario para sa-
das y así consigue interesar al car adelante su humilde nego-
lector con una historia cruda, cio y no verse devorada por la
que se digiere con las citadas jauría crematística de la urbe
dosis de humor y una estruc- peruana. Daniel es un hom-
tura acertada. El autor de La bre de vida amorosa disoluta
furia de Aquiles (Alfaguara, y desperdigada, aunque esté
2001) y La risa de tu madre unido a Zoila, todo lo contrario
(Alfaguara, 2003) demuestra que Trinidad. Es el envés y el
un dominio de la adjetivación haz de una realidad ficciona-
y de los diálogos ágiles, sigue lizada.
los patrones del best-seller y Daniel Ríos, el cantante Dan-
utiliza la prolepsis cuando la ny de los Ríos, es un personaje
tensión narrativa decrece. Se- entrañable, que busca alcan-
gún Jorge Luis Borges, «plena zar la gloria en un programa
eficacia y plena invisibilidad de imitadores, pero el futuro le
serían las dos perfecciones de depara una sorpresa. Todo lo
cualquier estilo» y Rodríguez que nos rodea se llena de sen-
lo logra. El narrador limeño, tido solo cuando proyectamos
que domina el tornasolado en ello nuestras ilusiones, pero
mundo de las creaciones no- también nuestras incertidum-
velescas, alambica y depura bres y eso le pasa a Daniel. La
el material del flujo vivo de la próxima vez que usted visite
amarga realidad peruana y lo Perú quizá se cruce en la calle
convierte en esta narración, con Trinidad Ríos.

Rocinante 75
COMENTARIO

Perspectivas sobre el teatro


del absurdo en Ecuador
El estudio fue realizado
por el poeta y dramaturgo
Paúl Puma

D
n José Aldás

Dentro de la colección Ma- literarias que no están dentro


gíster de la Universidad An- de los cánones mercantiles ni
dina Simón Bolívar, se publicó artísticos: en este caso en par-
el estudio El teatro del absur- ticular, el teatro escrito. El au-
do en el Ecuador, del poeta tor aborda obras que aún se
ecuatoriano Paúl Puma. El conservan como manuscritos
libro aborda al teatro desde a pesar de haber tenido tempo-
una perspectiva literaria (no radas en escena. Es el merca-
las puestas en escena sino los do editorial quien, de alguna
textos que sirvieron para mon- forma, ha excluido al género y
tarlas) con las obras que los lo ha relegado a hojas sueltas
dramaturgos nacionales, des- que se trabajan en los estudios
de los años 60, han publicado. teatrales o que sirven como es-
La obra se complementa con tructura para un montaje es-
entrevistas a los directores, cénico.
lecturas de archivos privados La literatura teatral es es-
de obras teatrales y revistas tudiada desde los enfoques
especializadas. Una de las se- cultural, histórico y social: el
veras críticas que hace Puma libro inicia con una presen-
en su obra va en contra de la tación general del Teatro del
«frágil memoria» que tiene el absurdo en la escena mundial.
Ecuador ante las producciones Martin Esslin, Antonin Ar-

76 Rocinante
taud, Ionesco son los autores gunas letras para la banda Sal
con conforman la teoría con la y Mileto), Antonio Ordóñez
que Puma analizará las obras (cuyo proyecto nacido en las
Procedimiento, de Juan Ma- técnicas de Fabio Pacchioni se
nuel Valencia; Bajo la puerta, consolidó en el grupo Teatro
de Ernesto Proaño y Álvaro Ensayo, que lleva ya 51 años
Rosero; y El estigma y el la- de vida artística); nos mues-
drón, de Fabián Patinho. Un tran la amplitud de material
lenguaje teatral que, funda- que se ha consolidado dentro
mentado en la abstracción, de la historia cultural del país.
se emparenta con la poesía. A Sin embargo, es en las tres
partir del fundamento del tea- obras (El procedimiento, Bajo
tro del absurdo, nacido como la puerta y El estigma y el la-
una manifestación surrealista drón) donde Puma encuentra
de la psicología en la obra de el mayor asidero de su hipóte-
arte, se nos presenta un marco sis: ya sea por la intervención
teórico que también repasa la de los objetos en el espacio, la
influencia de dicho teatro en arbitrariedad en su uso o des-
la dramaturgia de Latinoamé- cripción, además del carácter
rica. propio de los personajes; este
La irracionalidad, el len- tipo de teatro es asumido por
guaje alterado, las onomato- tales obras al manifestar sus
peyas y los gags —nos dice características primordiales.
Puma— son los indicadores Obras que ponen en tela de
que muestran la impronta del juicio el abismo que existe en-
teatro del absurdo dentro de la tre la realidad y el absurdo,
dramaturgia ecuatoriana. Pa- categorías que se funden o se
ra la investigación específica confunden y que ponen en evi-
sobre la literatura teatral en el dencia la progenie alienante
Ecuador, se sirve de estudios típico de la modernidad. «Mi
realizados por Michael Han- intención es que la presente
delsman, Arístides Vargas, investigación y/o lectura de
Patricio Vallejo, entre otros; sus obras permita la circula-
revelando que, ubicados co- ción de sus textos»; así, Paúl
rrectamente en el tiempo, los Puma nos lanza un llamado
actores, actrices y directores de atención con respecto a un
del Ecuador han forjado su género literario que muchas
propia historia sobre las ta- veces es olvidado después de
blas. Nombres como el de Peky que la última luz del escenario
Andino (también autor de al- se apagó.

Rocinante 77
CUENTOS

Ciudad de Dios
n Rubem Fonseca

Su nombre es Joao Romeiro, pero todos lo llaman Ziño en la


Ciudad de Dios, un barrio de tugurios de Jacarepaguá, donde
dirige el tráfico de drogas. Ella es Soraia Goçalves, una mujer
dócil y callada. Soraia supo que Ziño era traficante dos meses
después de que empezaran a vivir juntos en un condominio de
clase media alta en la Barra de Tijuca. ¿Te importa?, le pre-
guntó Ziño, y ella respondió que había tenido relaciones con un
hombre que presumía de honrado y no pasaba de ser un cana-
lla. En el condominio Ziño es tenido por un vendedor de una
firma de importaciones. Cuando llega un cargamento grande
de droga a los tugurios, Ziño desaparece durante algunos días.
Para justificar su ausencia, Soraia explica a las vecinas que se
encuentra en el playground o en la piscina, que el marido está
viajando por asuntos de la firma. La policía le sigue los pasos,
pero solo conoce su apodo, y que es blanco. Ziño nunca ha es-
tado preso.
Esta noche, Ziño llegó a casa después de pasar tres días dis-
tribuyendo, por sus sitios de reparto, cocaína enviada por su
proveedor en Puerto Suárez, y marihuana venida de Pernam-
buco. Se fueron a la cama. Ziño era rápido y rudo, y después
de poseer a la mujer le daba la espalda y se dormía. Soraia era
callada y sin iniciativa, pero Ziño la quería así: le gustaba ser
obedecido en la cama como era obedecido en la Ciudad de Dios.
—Antes de que te duermas, ¿puedo preguntarte algo?

78 Rocinante
—Pregunta de una vez, estoy cansado y quiero dormir, cariño.
—¿Serías capaz de matar a alguien por mí?
—Cariño, mato a un tipo porque me robó cinco gramos, ¿no voy
a matar a un sujeto si me lo pides? Dime quién es. ¿Es de aquí,
del condominio?
—No.
—¿De dónde es?
—Vive en Taquara.
—¿Y qué te hizo?
—Nada. Es un niño de siete años. ¿Has matado alguna vez a un
niño de siete años?
—En una ocasión hice agujerear a bala las palmas de dos mo-
cosos que me robaron unas papeletas, como escarmiento, pero
creo que tenían diez años. ¿Por qué quieres matar a un chico
de siete años?
—Para que su madre sufra. Ella me humilló. Me quitó un hom-
bre, se burló de mí, le decía a todos que yo era una burra.
Después se casó con él. Es rubia, tiene ojos azules, y se cree el
ombligo del mundo.
—¿Quieres vengarte porque ella te quitó a tu hombre? El muy
puto todavía te gusta, ¿eh?
—Solamente me gustas tú, Ziño, eres todo para mí. Ese mierda
de Rodrigo no vale nada, solo siento desprecio por él. Quiero
hacer sufrir a su mujer porque me humilló, me llamó burra
delante de todos.
—Puedo matar a ese puto.
—Ella ni siquiera lo ama. Quiero hacerla sufrir de verdad. La
muerte de un hijo es terrible para una madre.
—Está bien. ¿Sabes dónde vive el niño?
—Sí.
—Voy a mandar a que lo secuestren, y lo lleven a la Cuidad de
Dios.
—Pero no lo hagas sufrir mucho.
—Mucho mejor que la puta sepa que el hijo murió sufriendo,
¿no? Dame la dirección. Mañana mismo te hago el favor, Ta-
quara está cerca de mi base.
Al otro día, muy temprano, Ziño salió en su auto hacia la Ciu-
dad de Dios. Estuvo fuera dos días. Al regresar llevó a Soraia a
la cama, y ella dócilmente obedeció todas sus órdenes. Antes de
que Ziño se durmiera, Soraia preguntó:

Rocinante 79
CUENTOS
—¿Hiciste lo que te pedí?
—Siempre hago lo que prometo, cariño. Ordené a mis hombres
que agarraran al chico y lo llevaran a Ciudad de Dios. De ma-
drugada le quebraron los brazos y las piernas, lo estrangula-
ron, lo descuartizaron y después lo arrojaron frente a la puerta
de su casa. Olvídate de esa mierda, no quiero oír hablar más
del asunto —dijo Ziño.
—Sí, ya lo olvidé.
Él le dio la espalda, y se durmió. Tenía un sueño pesado. So-
raia, despierta, lo oía roncar. Después se levantó, y cogió un
retrato de Rodrigo que mantenía escondido en un lugar que
Ziño nunca descubriría. Siempre que Soraia, a lo largo de todos
aquellos años, miraba el retrato de su antiguo amante, sus ojos
se llenaban de lágrimas.
Pero ese día las lágrimas fueron más abundantes.
—Amor de mi vida —dijo, apretando el retrato de Rodrigo con-
tra su corazón sobresaltado.

Betsy
n Rubem Fonseca

Betsy esperó el regreso del hombre para morir.


Antes del viaje él había notado que Betsy mostraba un apetito
fuera de lo común. Después surgieron otros síntomas, inges-
tión excesiva de agua, incontinencia urinaria. Hasta entonces,
Betsy solo había padecido de cataratas en uno de sus ojos. No le

80 Rocinante
gustaba salir, pero antes del viaje entró inesperadamente con
él en el ascensor, y los dos pasearon por la acera de la playa,
algo que nunca habían hecho.
El día en que el hombre llegó, Betsy sufrió el derrame y dejó
de comer, acostada en el lecho con el hombre. Los especialistas
dijeron que no había nada que pudiera hacerse. Betsy solo se
levantaba de la cama para tomar agua.
El hombre permaneció con Betsy en la cama durante toda su
agonía, acariciando su cuerpo, palpando con tristeza la flacura
de sus ancas. El último día, Betsy, muy quieta, los ojos azu-
les abiertos, miró al hombre con el mismo mirar de siempre,
que confesaba la comodidad y el placer que su presencia y sus
cariños le proporcionaban. Comenzó a temblar y él la abrazó
con más fuerza. Sintiendo que sus miembros estaban fríos, el
hombre trató de acomodarla mejor en el lecho. Ella entonces
estiró el cuerpo, como si se desperezara, y echó la cabeza hacia
atrás, en un gesto lleno de languidez. Después estiró aún más
el cuerpo, y suspiró con fuerza. El hombre pensó que Betsy
había muerto. Pero al cabo de algunos segundos ella lanzó otro
suspiro. Horrorizándose de su meticulosa atención, el hombre
contó, uno a uno, todos los suspiros de Betsy. En un breve inter-
valo ella exhaló nueve suspiros iguales, la lengua afuera, pen-
diendo a un lado de la boca. Luego empezó a golpear su vientre
con los dos pies juntos, como hacía a veces, solo que con mayor
violencia. Después, se quedó inmóvil. El hombre pasó su mano
levemente por el cuerpo de Betsy. Ella se desperezó y alargó
los miembros por última vez. Estaba muerta. Ahora, el hombre
sabía que estaba muerta.
La noche entera la pasó despierto a su lado, acariciándola, sua-
vemente, en silencio, sin saber qué decir. Habían vivido juntos
dieciocho años.
Por la mañana, la dejó en el lecho y fue hasta la cocina y prepa-
ró un café puro. Fue a tomarlo en la sala. La casa nunca había
estado tan vacía y tan triste.
Por fortuna, el hombre no había botado la caja de cartón de la
licuadora. Regresó al cuarto. Cuidadosamente, puso el cuerpo
de Betsy dentro de la caja. Con la caja debajo del brazo se diri-
gió a la puerta. Antes de abrirla y salir, se enjugó los ojos. No
quería que lo vieran así.

Rocinante 81
NOTICIA

El Premio Real Academia,


para Raúl Vallejo
El perpetuo exiliado, novela sobre Velasco Ibarra,
le valió al autor ecuatoriano un galardón concedido
por la RAE, en España

E En su XV edición, el Premio
Real Academia Española —que
cada año alterna entre la crea-
ción literaria (en cualquier gé-
euros, consideraba a obras de
creación literaria publicadas
(en primera edición) en 2016
o 2017, que fueran postuladas
nero) y la investigación filoló- por tres académicos nume-
gica— recayó en la novela El rarios de la RAE, o por cual-
perpetuo exiliado, del autor quiera de las Academias de la
ecuatoriano Raúl Vallejo, se- Lengua Española, o por los ga-
gún se anunció el mes pasado. nadores de las convocatorias
La obra había sido ya reconoci- anteriores. En esta ocasión,
da en Colombia con el Premio hubo diez obras candidatiza-
Héctor Rojas Herazo en 2015 y das, en varios géneros, y cuyos
publicada por Random House autores fueron: Yolanda Pan-
en 2016. tin, Cristina Peri Rossi, Élmer
El galardón de la RAE, do- Mendoza, Leonardo Valencia,
tado con una bolsa de 20 mil Andrés Ibáñez, entre otros.

82 Rocinante
El fallo del jurado —integra-
do por el director de la RAE,
Darío Villanueva, además de
los académicos Aurora Egido,
Luis Goytisolo, José María Me-
rino y Félix de Azúa— seña-
la que la novela de Vallejo es
«una reconstrucción meticu-
losa, desde el punto de vista
personal y político de la figura
del expresidente ecuatoriano
José María Velasco Ibarra, en
la que se han integrado con
destreza la crónica histórica y La autora colombiana Luz
la ficción literaria». Mary Giraldo ha comentado
En un artículo publicado sobre la obra: «Esta no es so-
en CartóNPiedra, Vallejo re- lamente una novela histórica,
flexionaba sobre la escritura sino además biográfica, con
de El perpetuo exiliado: «En dosis de autobiografía y com-
la medida en que la literatu- ponente lírico, en la que se
ra construye personajes en muestran heridas del exilio.
conflicto, la novela habitada Dado el personaje central, se
por personajes históricos debe impone el conocimiento de lo
proponer puntos de vista dife- sucedido durante más de cua-
rentes a los que abordaría, por tro décadas, relacionado con
ejemplo, un texto de ciencias la visión del político que, ade-
sociales. En mi caso, al traba- más de haber sido presidente
jar la figura de Velasco Ibarra, en cinco ocasiones, cuatro de
decidí que me enfocaría en la ellas depuesto, es mostrado
historia de amor entre aquél y con las contradicciones de un
Corina, su mujer, y en novelar ser humano, tan enamorado
los momentos de derrota que de sus ideas y concepciones
lo llevaron a vivir más años de gobierno como de Corina,
en el exilio que en su país, du- su segunda esposa, la poeta y
rante el transcurso de su vida pianista argentina compañera
política. Hay que hurgar en el de vida y convencida como él
adentro del personaje: sentir de ser el redentor de su que-
sus anhelos, triunfos, derrotas, rida “chusma” y el quijote que
y también sus miedos». por sus convicciones lucha
contra molinos de viento».

Rocinante 83
SOLAPAS DE LIBRERÍA ROCINANTE

NARRATIVA

TIBOR FISCHER.
No apto para estúpidos. Tusquets Editores
Como en sus anteriores libros, en No apto para estúpidos encontramos
ese característico humor negro, delirante, genuinamente fischeriano,
protagonizado por una galería de seres castigados por la vida, perdedores natos,
fracasados vocacionales, solitarios a la fuerza y peligrosamente escorados a la
marginalidad. Tenemos, por ejemplo, a Jim, un informático perseguido por la
mala suerte que solo aspira a tener unas vacaciones pagadas y que, cuando las
consigue, es víctima de una trágica jugarreta del destino; o Bill, un parado cuyo
matrimonios se ha ido al garete y que se entretiene organizando espectáculos
en los que recrea, tal vez con demasiado riesgo, el ambiente del lejano Oeste;
por su parte Guy, ayudante en un bufete de abogados, está obsesionado con
clasificar taxonómicamente los casos de los diversos clientes del despacho —
todos ellos, por cierto, encarcelados—; o Miranda, una inteligente humorista
que persigue la quintaescencia del humor, pero cuya vida personal no ofrece
demasiados motivos para la risa…

HISTORIA

RAFAEL VIDELA EISSMANN.


El Gran Diluvio. Mitos americanos
sobre la última catástrofe planetaria.
Abya-Yala

Desde Tierra del Fuego a Alaska, los mitos prehispánicos dan cuenta de la
última gran catástrofe planetaria o Diluvio acontecido hace 13.000 años,
revestidos con una rica simbología mágico-religiosa que, en su esencia, cobija
la historia pretérita (el Mythos-Legein). El Diluvio, contrariamente a lo
asumido por antropólogos e historiadores, no fue una tradición importada
por los europeos al continente americano. Fue, en realidad, un cataclismo
planetario, el cual la ciencia contemporánea ha podido comprobar mediante
diversos estudios geológicos y que refuerza los postulados de la Cosmogonía
Glacial (1913) de Hans Hörbiger y Philipp Fauth.

84 Rocinante
NOVELA

JOYCE CAROL OATES.


Violación. Una historia de amor.
Papel de liar

Teena Maguire nunca debió tomar aquel atajo del parque para volver a casa
un cuatro de julio. No después de la medianoche. No con la ropa que llevaba:
camiseta de tirantes, pantalones cortos y sandalias de tacón alto. No con Bethie,
su hija de doce años. No con manadas de jovencitos desatados por las hormonas,
el alcohol y la necedad. Víctima de una violación en grupo, dejada por muerta en
un inmundo cobertizo, esa mujer antes vital y animosa ahora sólo puede lamentar
haber sobrevivido. Y los ojos de la niña que presenció la fechoría serán también
testigos de ese lamento. Al hilo de una prosa envolvente, a un ritmo implacable e
hipnótico marcado por gritos al amanecer y murmullos de pavor cuando cae la
tarde, Joyce Carol Oates va tejiendo con sobria maestría la historia de las víctimas,
los victimarios y el inesperado paladín de una justicia taciturna pero inexorable,
un hombre que conoce el significado de la decencia y la amistad (o tal vez del
amor).

ILUSTRADO

NEIL GAIMAN. Instrucciones.


Ilustrado por Charles Vess.
Océano Travesía

Confía en tus sueños./ Confía en tu corazón/ y confía en tu historia. Un


renombrado autor, cuyas palabras han transportado a miles de lectores a
mundos mágicos y un célebre ilustrador de exuberantes paisajes de cuentos de
hadas, guían al viajero en un recorrido a través de tierras desconocidas, pero
extrañamente familiares…

Rocinante 85
Rocinante
G A L ERI A

Alexandra Quintero
Alexandra Quintero, nacida en Esmeraldas en 1971, es pro-
bablemente la primera artista plástica afroecuatoriana cono-
cida y apreciada en el extranjero, donde expone, es incluida
en prestigiosos catálogos de arte contemporáneo, y colabora
en revistas con artículos sobre la historia de los afroecuato-
rianos y el arte en América Latina.
El inicio de su carrera en el arte se encuentra en Milán,
en la Academia de Brera, a principios de la década de 2000;
siempre en Europa, conoce y frecuenta a muchos artistas co-
nocidos, y estudia a los grandes maestros del pasado. De ahí
su estilo particular, que combina el color y la forma africana,
que permanece también hoy en la provincia de Esmeraldas,
con las tendencias del arte latinoamericano, con el clasicismo
y la cultura europea.
Podemos incluir a Alexandra Quintero en la corriente del
Renacimiento Sudamericano, que se manifiesta sobre todo
en las últimas dos décadas, cuando Sudamérica comienza a
recuperar su identidad y especificidad cultural, liberándose
de siglos de subyugación colonial y cultural, de origen nor-
teamericano y europeo. En sus obras, Quintero no se limita a
los temas de la Costa, sino que también persiste en la tradi-
ción cultural andina, y las conexiones de estas con las cultu-
ras antiguas, tal vez progenitoras: griega, egipcia, asiática.
(Gualtiero A.N. Valeri, Academia Pontificia Tiberina, Roma)
Información e inscripciones:
Casa Égüez Centro Cultural
Juan Larrea y Río de Janeiro (esq)
www.casaeguez.com

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