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Via Lucis

Cristo Resucitado alumbra las realidades de injusticias,


muerte y miedo y las transforma con nuestra cooperación
en oportunidades de, vida, paz y desarrollo humano.

“La caridad en la verdad, de la que Jesucristo se ha


hecho testigo con su vida terrenal y, sobre todo, con su
muerte y resurrección, es la principal fuerza impulsora
del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la
humanidad”.
(Benedicto XVI, Caritas in veritate)

Con alegría presentamos el camino de la luz o vía lucis, como una fiesta llena de esperanza y
confianza en Cristo Resucitado presente en nuestras vidas. Con el lema Cristo Resucitado alumbra
las realidades de injusticias, muerte y miedo y las transforma con nuestra cooperación en
oportunidades de, vida, paz y desarrollo humano, queremos destacar el valor de este mes que es
la cooperación y reivindicamos el espíritu de conquistas sociales y laborales de este mes de mayo,
mes de San José Obrero, para la reflexión nos haremos acompañar de algunos textos de la Encíclica
Caritas in veritate (Caridad en la verdad), del Papa Benedicto XVI, dedicada al desarrollo humano
integral. Conscientes de que nuestro compromiso con Cristo Resucitado es con el bienestar integral
de todos los hombres y la defensa de la vida y la lucha por justicia hemos querido destacar nuestra
alegría pascual como una fiesta de la cooperación y compromiso ciudadano de todos los cristianos.

Recomendaciones
 Preparar con tiempo las estaciones y sus lectores con su biblia cada uno.
 Elegir lugares para las mismas que sirvan para transmitir el mensaje a mayor número de
personas posibles.
 Preparar una carrosa con el cirio pascual, coro y equipo de sonido.
 Hacer un cancionero pascual, y ágil que pueda distribuirse en una hoja.
 Pedir a las personas que lleven velas.
 Hacer pancartas alusivas a la participación social, la cooperación y la justicia
 Entre estaciones hacemos canciones pascuales, misión y compromiso cristiano

Inicio: En el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.


Invocación al Espíritu Santo cantada

V/ Verdaderamente ha resucitado el Señor. Aleluya.


R/ Como anunciaron las Escrituras. Aleluya.
V/ Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.
R/ Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Cantos de Resurrección
PRIMERA ESTACIÓN.
¡CRISTO VIVE!: ¡HA RESUCITADO!
Encontremos a Jesús vivo en la Galilea de nuestra cotidianidad

Del Evangelio según San Mateo 28, 1-7

Reflexión
La caridad es la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia. Todas las responsabilidades y
compromisos trazados por esta doctrina provienen de la caridad que, según la enseñanza de Jesús,
es la síntesis de toda la Ley (cf. Mt 22,36-40). Ella da verdadera sustancia a la relación personal con
Dios y con el prójimo; no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la
familia, el pequeño grupo, sino también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales,
económicas y políticas. Para la Iglesia —aleccionada por el Evangelio—, la caridad es todo porque,
como enseña San Juan (cf. 1 Jn 4,8.16) y como he recordado en mi primera Carta encíclica «Dios es
caridad» (Deus caritas est): todo proviene de la caridad de Dios, todo adquiere forma por ella, y a
ella tiende todo. La caridad es el don más grande que Dios ha dado a los hombres, es su promesa y
nuestra esperanza. (Caritas en veritate, 6)

Comentario
Pensar en Galilea, lugar donde Jesús resucitado convida a sus discípulos, es recordar el lugar donde
comenzó todo. Donde la caridad de Jesús se hizo acompañar de la cooperación de unos pobres
hombre que siguieron su voz para transformar el mundo de injusticia y marginación que sufría
Galilea.

Hoy esa voz nos sigue llamando por primera vez a uno y es rencuentro cotidiano con todos aquellos
que sobre la base del amor cristiano se unen a distintas iniciativas para defender la vida y el bien
común.

Oración
Señor Jesús, queremos seguir tu voz de buen pastor. Tener sentido de rebaño, de pertenencia a
nuestra Iglesia y a nuestro pueblo. Te pedimos que nuestra caridad se manifiesten en gestos de
cooperación comunitaria y social. Amén.

SEGUNDA ESTACIÓN
EL ENCUENTRO CON MARÍA MAGDALENA
Damos gracias por el don de las mujeres que participan y creen en la cooperación

Del Evangelio según San Juan 20, 10-18

Reflexión
“Para los creyentes, el mundo no es fruto de la casualidad ni de la necesidad, sino de un proyecto
de Dios. De ahí nace el deber de los creyentes de aunar sus esfuerzos con todos los hombres y
mujeres de buena voluntad de otras religiones, o no creyentes, para que nuestro mundo responda
efectivamente al proyecto divino: vivir como una familia, bajo la mirada del Creador. Sin duda, el
principio de subsidiaridad[137], expresión de la inalienable libertad, es una manifestación particular
de la caridad y criterio guía para la colaboración fraterna de creyentes y no creyentes. La
subsidiaridad es ante todo una ayuda a la persona, a través de la autonomía de los cuerpos
intermedios. Dicha ayuda se ofrece cuando la persona y los sujetos sociales no son capaces de
valerse por sí mismos, implicando siempre una finalidad emancipadora, porque favorece la libertad
y la participación a la hora de asumir responsabilidades. La subsidiaridad respeta la dignidad de la
persona, en la que ve un sujeto siempre capaz de dar algo a los otros” (Caritas in veritate, 56).

Comentario
María Magdalena, discípula del señor y testigo de excepción de su Resurrección, es expresión de
ese llamado universal de Dios a todos los hombres y mujeres, sin importar su condición, de estar de
parte de la vida y de la verdad, y consecuentemente disponer de todas sus capacidades para
ofrecerlas como cooperación para hacer de todas las gentes una sola familia humana.

Oración
Señor Jesús te damos gracias por todos los hombres y mujeres, creyentes y no creyentes, que
cooperan con su talento en la construcción de un nuevo orden donde se respete la vida, se reclame
y aplique justicia y donde haya paz y progreso para todos. Amén.

TERCERA ESTACIÓN.
JESÚS SE APARECE A LAS MUJERES
Gracias Señor por nuestras Evangelizadoras de las Pastoral Social

Del Evangelio según San Mateo 28, 8-10

Reflexión
“La Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi guarda una relación muy estrecha con el desarrollo,
en cuanto «la evangelización —escribe Pablo VI— no sería completa si no tuviera en cuenta la
interpelación recíproca que en el curso de los tiempos se establece entre el Evangelio y la vida
concreta, personal y social del hombre». «Entre evangelización y promoción humana (desarrollo,
liberación) existen efectivamente lazos muy fuertes»: partiendo de esta convicción, Pablo VI aclaró
la relación entre el anuncio de Cristo y la promoción de la persona en la sociedad. El testimonio de
la caridad de Cristo mediante obras de justicia, paz y desarrollo forma parte de la evangelización,
porque a Jesucristo, que nos ama, le interesa todo el hombre. Sobre estas importantes enseñanzas
se funda el aspecto misionero de la doctrina social de la Iglesia, como un elemento esencial de
evangelización. Es anuncio y testimonio de la fe. Es instrumento y fuente imprescindible para
educarse en ella” (Caritas in veritate, 16)

Comentario
Las mujeres contadas entre los pobres, por ser marginadas y desconsideradas, ocupan en la vida de
Jesús un lugar de dignidad. Hoy por hoy son ellas agentes de cooperación y desarrollo en nuestras
comunidades. Verdaderas matriarcas de generosidad y lucha social, madres de la fe que con su vida
nos devuelven la esperanza que nos arrebatan el crimen y el régimen de impunidad. Nuestras
mujeres son luz del Resucitado que nos inspiran a seguir cooperando con la instauración de un
nuevo y justo orden social en nuestro país.

Oración
Oh Jesús, en ti nuestros ojos ven la luz que impulsan a tantas mujeres a dar su vida por los hijos de
otras mujeres. Gracias por todas aquellas mujeres que siguen pujando entre nosotros la vida y la
justicia. Que María tu madre y madre nuestra siga caminando con ellas y todo tu pueblo. Amén.
CUARTA ESTACIÓN.
LOS SOLDADOS CUSTODIAN EL SEPULCRO DE CRISTO
Nuestra cooperación, en la verdad y el amor, no conoce ni se vende por sobornos

Del Evangelio según San Mateo 28, 11-15

Reflexión
“La doctrina social de la Iglesia responde a esta dinámica de caridad recibida y ofrecida. Es […],
anuncio de la verdad del amor de Cristo en la sociedad. Dicha doctrina es servicio de la caridad, pero
en la verdad. La verdad preserva y expresa la fuerza liberadora de la caridad en los acontecimientos
siempre nuevos de la historia. Es al mismo tiempo verdad de la fe y de la razón, en la distinción y la
sinergia a la vez de los dos ámbitos cognitivos. El desarrollo, el bienestar social, una solución
adecuada de los graves problemas socioeconómicos que afligen a la humanidad, necesitan esta
verdad. Y necesitan aún más que se estime y dé testimonio de esta verdad. Sin verdad, sin confianza
y amor por lo verdadero, no hay conciencia y responsabilidad social, y la actuación social se deja a
merced de intereses privados y de lógicas de poder, con efectos disgregadores sobre la sociedad,
tanto más en una sociedad en vías de globalización, en momentos difíciles como los actuales”
(Caritas in veritate, 5)

Comentario
Todos sabemos cuánto se atrasa nuestro desarrollo por culpa de aquellos que descaradamente
mienten sobre nuestra realidad, reduciéndola a la opinión pública o a criterios de subjetividad que
algunos han osado de llamarlo “percepción ciudadana”. El colmo, que quienes están destinados
para ser atalayas de la verdad y de la seguridad de nuestro sistema estatal sean sobornados,
comprados por agentes del robo, la corrupción y la criminalidad.

Nos llena de orgullo y de esperanza las distintas manifestaciones de hombres y mujeres de buena
voluntad, que no se han dejado amedrentar ni confundir por aquellos que siembran nuestro país de
miserias y desigualdades, y en distintos momentos han sacado la cara para exigir mejores
condiciones para nuestro sistema educativo, respeto ambiental y últimamente los que gritan por el
fin de la corrupción y la impunidad.

Oración
Señor gracias por encender en el pecho de tantos hombres y mujeres de nuestro pueblo la llama
que templa el amor por la patria, la justicia y la libertad. Haz que seamos contados entre aquellos
de quienes dice el salmista: “Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor”. Amén.

QUINTA ESTACIÓN.
PEDRO Y JUAN CONTEMPLAN EL SEPULCRO VACÍO
La cooperación no tiene edad ni tiempo ni se deja todo a la técnica

Del Evangelio según San Juan 20, 3-10

Reflexión
“El absolutismo de la técnica tiende a producir una incapacidad de percibir todo aquello que no se
explica con la pura materia. Sin embargo, todos los hombres tienen experiencia de tantos aspectos
inmateriales y espirituales de su vida. Conocer no es sólo un acto material, porque lo conocido
esconde siempre algo que va más allá del dato empírico. Todo conocimiento, hasta el más simple,
es siempre un pequeño prodigio, porque nunca se explica completamente con los elementos
materiales que empleamos. En toda verdad hay siempre algo más de lo que cabía esperar, en el
amor que recibimos hay siempre algo que nos sorprende. Jamás deberíamos dejar de sorprendernos
ante estos prodigios. En todo conocimiento y acto de amor, el alma del hombre experimenta un
«más» que se asemeja mucho a un don recibido, a una altura a la que se nos lleva. También el
desarrollo del hombre y de los pueblos alcanza un nivel parecido, si consideramos la dimensión
espiritual que debe incluir necesariamente el desarrollo para ser auténtico. Para ello se necesitan
unos ojos nuevos y un corazón nuevo, que superen la visión materialista de los acontecimientos
humanos y que vislumbren en el desarrollo ese «algo más» que la técnica no puede ofrecer. Por
este camino se podrá conseguir aquel desarrollo humano e integral, cuyo criterio orientador se halla
en la fuerza impulsora de la caridad en la verdad” (Caritas in veritate, 77).

Comentario
El testimonio de la Resurrección no es aislado. Es un acontecimiento eclesial, colaborativo de
distintas experiencias sobre un mismo acontecimiento. Así la madurez y autoridad de Pedro, la
intrepidez del joven discípulo Juan y la gracia e intuición femeninas de la Magdalena, convergen
para una comprensión más profunda de la Resurrección Jesús.

Hoy necesitamos también ese espíritu colaborativo para no dejarlo todo en la opinión y la
manipulación de la técnica y las tecnologías. Muchos, por ejemplo, muestran su fe y su compromiso
social con la justicia en las redes sociales, pero eso en la vida práctica no se traduce en una
cooperación real en la lucha por una sociedad más justa y fraterna. Es necesario construir nuestro
conocimiento sobre la base de experiencias reales de vida e integración con otros.

Oración
Señor danos corazón de discípulos y discípulas, siempre atentos a tu voz. Ayúdanos a buscarte,
conocerte y servirte desde experiencias personales que nos involucren contigo y los demás, para
que te descubramos siempre vivo, presente y real en todos los hombres y mujeres de buena
voluntad y en aquellos humildes que gritan “justicia”. Amén.

SEXTA ESTACIÓN.
JESÚS EN EL CENÁCULO MUESTRA SUS LLAGAS A LOS
APÓSTOLES
Cooperando venceremos los miedos de nuestras gentes

Del Evangelio según San Lucas 24, 36-43

Reflexión
“La dignidad de la persona y las exigencias de la justicia requieren, sobre todo hoy, que las opciones
económicas no hagan aumentar de manera excesiva y moralmente inaceptable las
desigualdades [83] y que se siga buscando como prioridad el objetivo del acceso al trabajo por parte
de todos, o lo mantengan. Pensándolo bien, esto es también una exigencia de la «razón económica».
El aumento sistémico de las desigualdades entre grupos sociales dentro de un mismo país y entre
las poblaciones de los diferentes países, es decir, el aumento masivo de la pobreza relativa, no sólo
tiende a erosionar la cohesión social y, de este modo, poner en peligro la democracia, sino que tiene
también un impacto negativo en el plano económico por el progresivo desgaste del «capital social»,
es decir, del conjunto de relaciones de confianza, fiabilidad y respeto de las normas, que son
indispensables en toda convivencia civil” (Caritas in veritate, 32).

Comentario
El saludo del Resucitado es el deseo de la paz. Esa es la tarea ciudadana y cristiana a la que hoy por
hoy no podemos sustraernos. Nuestro pueblo dominicano que se enorgullece de ser alegre y
divertido ve muy borrosa esa imagen, porque se ha quedado en la chercha y la chabacanería como
evasión de tantos miedos. Miedo a las autoridades, miedo de salir a la calle, miedo al robo en sus
casas, miedos a sus jefes, miedo a los conductores, al médico, a la pareja, en fin, ni durmiendo ni
rezando o bailando la gente se siente segura.

Cooperemos todos para que vivamos en una cultura de respeto y garantías a la integridad física y
moral de nuestros conciudadanos. Que nuestra fe disipe nuestros miedos comprometiéndonos con
la paz.

Oración
Que nuestros niños y niñas encuentren Señor en nuestras autoridades y en los adultos maestros de
paz. Que aprendamos de los más pequeños su inocencia que pone barreras raciales ni ideológicas
para encontrarse. Que todos hagamos el juego de los niños, jugar a ser amigos de todos sin
distinciones. Amén.

SÉPTIMA ESTACIÓN.
JESÚS EN EL CAMINO DE EMAÚS
Cooperar es saber escuchar y acoger

Del Evangelio según San Lucas 24, 13-32

Reflexión
“… es preciso escuchar la voz de las poblaciones interesadas y tener en cuenta su situación para
poder interpretar de manera adecuada sus expectativas. Todo esto debe estar unido al esfuerzo
anónimo de tantas personas que trabajan decididamente para fomentar el encuentro entre los
pueblos y favorecer la promoción del desarrollo partiendo del amor y de la comprensión recíproca.
Entre estas personas encontramos también fieles cristianos, implicados en la gran tarea de dar un
sentido plenamente humano al desarrollo y la paz” (Caritas in veritate, 72).

Comentario
El pasaje de Emaús nos descubre la fuerza transformadora de la escucha activa y respetuosa de toda
persona que hace interlocutora en el diálogo de lo que damos como verdadero y por de lo que nos
perturba y aterroriza. Es esa escucha la que nos dispone para saber acoger la verdad que nos pone
en paz con ella y que nuestros ojos no pueden asimilar prontamente.
El refrán, la voz del pueblo es la voz de Dios, es una invitación para que nuestra cooperación no sea
sorda ni ciega a los signos de los tiempos que reclaman de nosotros una mayor atención y
colaboración.

Oración
Señor tu Palabra es viva y eficaz, profundiza hasta los tuétanos, es llama viva que nos purifica.
Dispón nuestra alma, vida y corazón a la escucha atenta de tu Palabra que nos habla e interpela en
la liturgia, la creación, la cultura, la historia, los acontecimientos del mundo y en la vida del hombre.
Haz que la acogida de esa Palabra Eterna que eres Tú, el nacido de María, el Resucitado, nos haga
sus colaboradores. Amén.

OCTAVA ESTACIÓN.
JESÚS DA A LOS APÓSTOLES EL PODER DE PERDONAR LOS PECADOS
Seamos cooperadores de la misericordia Divina

Del Evangelio según San Juan 20, 19-23

Reflexión
“El desarrollo necesita cristianos con los brazos levantados hacia Dios en oración, cristianos
conscientes de que el amor lleno de verdad, caritas in veritate, del que procede el auténtico
desarrollo, no es el resultado de nuestro esfuerzo sino un don. Por ello, también en los momentos
más difíciles y complejos, además de actuar con sensatez, hemos de volvernos ante todo a su amor.
El desarrollo conlleva atención a la vida espiritual, tener en cuenta seriamente la experiencia de fe
en Dios, de fraternidad espiritual en Cristo, de confianza en la Providencia y en la Misericordia divina,
de amor y perdón, de renuncia a uno mismo, de acogida del prójimo, de justicia y de paz. Todo esto
es indispensable para transformar los «corazones de piedra» en «corazones de carne» (Ez 36,26), y
hacer así la vida terrena más «divina» y por tanto más digna del hombre” (Caritas in veritate, 79).

Comentario
La grandeza del mensaje cristiano es la grandeza de la vocación del hombre que colabora con la
fuerza transformadora de la gracia y misericordia divinas. Nuestra misión es la misma misión de
Jesús, restaurar a la humanidad entera con la entrega generosa de nuestro amor hecho justicia,
perdón y misericordia. Nuestra actividad humana está urgida a ofrecer su colaboración en la
transformación de los males que aquejan al mundo sobre la base de gestos y actitudes que se
ofrecen como reparación de los mismos. Pidamos al Resucitado ser renovados en la tarea de ser
misericordiosos como nuestro Padre celestial es misericordioso.

Oración
Jesús, Señor de amor y de misericordia, haz que cooperemos con nuestro perdón, paciencia y
tolerancia a sanar los pecados de nuestros hermanos, y a sobrellevarlos con sus debilidades y
limitaciones. Amén.

NOVENA ESTACIÓN.
JESÚS FORTALECE LA FE DE TOMÁS
Creer para cooperar

Del Evangelio según San Juan 20, 26-29

Reflexión
“Una de las pobrezas más hondas que el hombre puede experimentar es la soledad. Ciertamente,
también las otras pobrezas, incluidas las materiales, nacen del aislamiento, del no ser amados o de
la dificultad de amar. Con frecuencia, son provocadas por el rechazo del amor de Dios, por una
tragedia original de cerrazón del hombre en sí mismo, pensando ser autosuficiente, o bien un mero
hecho insignificante y pasajero, un «extranjero» en un universo que se ha formado por casualidad.
El hombre está alienado cuando vive solo o se aleja de la realidad, cuando renuncia a pensar y creer
en un Fundamento[125]. Toda la humanidad está alienada cuando se entrega a proyectos
exclusivamente humanos, a ideologías y utopías falsas[126]. Hoy la humanidad aparece mucho más
interactiva que antes: esa mayor vecindad debe transformarse en verdadera comunión. El
desarrollo de los pueblos depende sobre todo de que se reconozcan como parte de una sola familia,
que colabora con verdadera comunión y está integrada por seres que no viven simplemente uno
junto al otro” (Caritas in veritate, 53)

Comentario
Nuestra colaboración o cooperación con el desarrollo y otras actividades humanas puede quedarse
en una mera materialidad reducida a expectativas muy provisionales o ineficaces, solo cuando esta
cooperación brota de una experiencia profundamente evangélica se la puede considerar como
sincera, perdurable, auténtica y profundamente transformadora. Porque es la fe la que nos impulsa
a buscar un camino de solución no transitorio, sino real y sostenido en el tiempo, puesto que el
cristiano está llamado a hacer de la vida en este mundo un reflejo de la confesión de su fe: la vida
del cielo.

Oración
Señor Jesús aumenta nuestra fe, para que la testimoniemos como realidad viva y presente en la vida
de este mundo, para que el desarrollo y la participación humanas sean expresión de tu reino de
justicia, amor y solidaridad en el mundo. Amén.

DÉCIMA ESTACIÓN.
JESÚS RESUCITADO EN EL LAGO DE GALILEA
Dios hecho hombre para cooperar con el trabajo humano

Del Evangelio según San Juan 21, 1-6

Reflexión
“Sin Dios el hombre no sabe adónde ir ni tampoco logra entender quién es. Ante los grandes
problemas del desarrollo de los pueblos, que nos impulsan casi al desasosiego y al abatimiento,
viene en nuestro auxilio la palabra de Jesucristo, que nos hace saber: «Sin mí no podéis hacer nada»
(Jn 15,5). Y nos anima: «Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el final del mundo» (Mt 28,20).
Ante el ingente trabajo que queda por hacer, la fe en la presencia de Dios nos sostiene, junto con
los que se unen en su nombre y trabajan por la justicia. Pablo VI nos ha recordado en la Populorum
progressio que el hombre no es capaz de gobernar por sí mismo su propio progreso, porque él solo
no puede fundar un verdadero humanismo. […] La disponibilidad para con Dios provoca la
disponibilidad para con los hermanos y una vida entendida como una tarea solidaria y gozosa”
(Caritas in veritate, 78
Comentario
En la Resurrección Jesús nos remite a su Encarnación, se ha hecho uno de nosotros para venir en
auxilio de la debilidad y la limitación humana. Su presencia no es un simple acontecimiento o una
suma, sino que Encarnación, comunión, que se traduce en cooperación y superación de nuestras
fragilidades, haciendo de la tarea humana una aspiración y realización de su redención o
divinización. Es el mismo canto de la liturgia de navidad, en lo divino se hace humano, y lo humano
se hace divino.

Oración
Gracias Jesús por tu Encarnación, por hacerte uno de nosotros para elevarnos a tu condición de Hijo
por tu muerte y Resurrección. Gracias porque tu vida colabora y coopera con nuestra vida,
dándonos más vida hasta que lleguemos totalmente hasta ti, la verdad y la vida plena para todos.
Amén.

UNDÉCIMA ESTACIÓN.
JESÚS CONFIRMA A PEDRO EN EL AMOR
Amar para cooperar

Del Evangelio según San Juan 21, 15-19

Reflexión
“La caridad es la vía maestra de la doctrina social de la Iglesia. Todas las responsabilidades y
compromisos trazados por esta doctrina provienen de la caridad que, según la enseñanza de Jesús,
es la síntesis de toda la Ley (cf. Mt 22,36-40). Ella da verdadera sustancia a la relación personal con
Dios y con el prójimo; no es sólo el principio de las micro-relaciones, como en las amistades, la
familia, el pequeño grupo, sino también de las macro-relaciones, como las relaciones sociales,
económicas y políticas. Para la Iglesia —aleccionada por el Evangelio—, la caridad es todo porque,
como enseña San Juan (cf. 1 Jn 4,8.16) y como he recordado en mi primera Carta encíclica «Dios es
caridad» (Deus caritas est): todo proviene de la caridad de Dios, todo adquiere forma por ella, y a
ella tiende todo. La caridad es el don más grande que Dios ha dado a los hombres, es su promesa y
nuestra esperanza” (Caritas in veritate, 2).

Comentario
Al final seremos juzgado por el amor, decía San Juan de la Cruz, y la vida cristiana no puede ser
comprendida sin su referencia al amor. Dice san Pablo que sin amor de nada nos sirven nuestras
obras y saberes (Cf. 1Cor 12-13). Nuestra cooperación en las distintas actividades humanas estarían
desprovistas de su verdadera motivación si les faltara el amor. Las preguntas de Jesús a Pedro
anteceden el compromiso y tarea apostólicas que luego le son confiadas. Pidamos a Dios ese amor
a Él y a su pueblo y que se traduzca en obras y gestos de fraternidad y solidaridad.

Oración
Jesús, amado Cristo vivo, tu eres Dios, eres amor, que te confesemos como Señor y te amemos como
Rey eterno y amigo verdadero. Danos amor para amar sin medida, que nuestros corazones tengan
tus mismos sentimientos. Amén.
DUODÉCIMA ESTACIÓN.
LA DESPEDIDA: JESÚS ENCARGA SU MISIÓN A LOS APÓSTOLES
Todos colaboradores, misioneros de transformación humana

Del Evangelio según San Mateo 28, 16-20

Reflexión
“La Exhortación apostólica Evangelii nuntiandi guarda una relación muy estrecha con el desarrollo,
en cuanto «la evangelización —escribe Pablo VI— no sería completa si no tuviera en cuenta la
interpelación recíproca que en el curso de los tiempos se establece entre el Evangelio y la vida
concreta, personal y social del hombre»[30]. «Entre evangelización y promoción humana
(desarrollo, liberación) existen efectivamente lazos muy fuertes»[31]: partiendo de esta convicción,
Pablo VI aclaró la relación entre el anuncio de Cristo y la promoción de la persona en la sociedad. El
testimonio de la caridad de Cristo mediante obras de justicia, paz y desarrollo forma parte de la
evangelización, porque a Jesucristo, que nos ama, le interesa todo el hombre. Sobre estas
importantes enseñanzas se funda el aspecto misionero [32] de la doctrina social de la Iglesia, como
un elemento esencial de evangelización[33]. Es anuncio y testimonio de la fe. Es instrumento y
fuente imprescindible para educarse en ella” (Caritas in veritate, 15)

Comentario
La razón de ser de la Iglesia es la evangelización, la misión. La tarea evangelizadora implica la
transformación integral del hombre, de ahí que evangelizar diga relación a promoción humana,
defensa de los derechos humanos y de la vida, lucha por la justicia social, defensa del matrimonio y
la familia, cuidado de nuestra casa grande, el medio ambiente.

Nuestra fe es tarea, es misión, es lucha, entrega, para hacer visible el reino de Dios y su justicia en
este mundo y hacer de todas las gentes discípulos de Cristo Resucitado.

Oración
Danos Señor el ardor de tu Resurrección, la alegría para comunicar la buena noticia de habernos
encontrado contigo camino, verdad y vida de nuestra existencia. Haz que nuestra condición de
bautizados y bautizadas nos lleve a amarnos y hacer uno, como Tú y el Padre son uno, para que el
mundo crea que en verdad Tú nos has enviado. Amén.

DÉCIMOTERCERA ESTACIÓN
JESÚS ASCIENDE AL CIELO
Cooperemos en las obras de la tierra para hacerla cielo

De los Hechos de los Apóstoles 1, 9-11

Reflexión
“El compromiso por el bien común, cuando está inspirado por la caridad, tiene una valencia superior
al compromiso meramente secular y político. Como todo compromiso en favor de la justicia, forma
parte de ese testimonio de la caridad divina que, actuando en el tiempo, prepara lo eterno. La acción
del hombre sobre la tierra, cuando está inspirada y sustentada por la caridad, contribuye a la
edificación de esa ciudad de Dios universal hacia la cual avanza la historia de la familia humana. En
una sociedad en vías de globalización, el bien común y el esfuerzo por él, han de abarcar
necesariamente a toda la familia humana, es decir, a la comunidad de los pueblos y naciones[5],
dando así forma de unidad y de paz a la ciudad del hombre, y haciéndola en cierta medida una
anticipación que prefigura la ciudad de Dios sin barreras” (Caritas in veritate, 7).

Comentario
La Ascensión de Jesús al cielo no es su logro personal, sino la voluntad de Dios hecha destino
universal para todos los hombres y mujeres que creen Él. De esta manera la vida del cielo que Jesús
nos anuncia como promesa más allá de esta vida, y que recibimos como adelanto en distintos dones
suyos en este mundo, nos compromete a hacer de la vida terrena un anticipo del cielo. Una
reivindicación del paraíso perdido hecho realidad por medio de nuestra cooperación en la tarea
creadora y redentora.

Se trata de vivir la vida de este mundo con gran intensidad con la ardiente y alegre esperanza de la
venida definitiva del Reino de Dios.

Oración
Señor Jesús, estás a la derecha del Padre y esperamos tu venida gloriosa, para junto contigo disfrutar
de las verdes praderas de tu Reino. Que la fuerza de tu Resurrección fortalezca nuestro compromiso
por una vida más digna en este mundo. Amén.

DÉCIMOCUARTA ESTACIÓN
LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO EN PENTECOSTÉS
Cooperemos para ser una sola nación, bajo un solo Espíritu

De los Hechos de los Apóstoles 2, 1-4

Reflexión
“Finalmente, la visión del desarrollo como vocación comporta que su centro sea la caridad. En la
Encíclica Populorum progressio, Pablo VI señaló que las causas del subdesarrollo no son
principalmente de orden material. Nos invitó a buscarlas en otras dimensiones del hombre. Ante
todo, en la voluntad, que con frecuencia se desentiende de los deberes de la solidaridad. Después,
en el pensamiento, que no siempre sabe orientar adecuadamente el deseo. Por eso, para alcanzar
el desarrollo hacen falta «pensadores de reflexión profunda que busquen un humanismo nuevo, el
cual permita al hombre moderno hallarse a sí mismo»[51]. Pero eso no es todo. El subdesarrollo
tiene una causa más importante aún que la falta de pensamiento: es «la falta de fraternidad entre
los hombres y entre los pueblos»[52]. Esta fraternidad, ¿podrán lograrla alguna vez los hombres por
sí solos? La sociedad cada vez más globalizada nos hace más cercanos, pero no más hermanos. La
razón, por sí sola, es capaz de aceptar la igualdad entre los hombres y de establecer una convivencia
cívica entre ellos, pero no consigue fundar la hermandad. Ésta nace de una vocación transcendente
de Dios Padre, el primero que nos ha amado, y que nos ha enseñado mediante el Hijo lo que es la
caridad fraterna. Pablo VI, presentando los diversos niveles del proceso de desarrollo del hombre,
puso en lo más alto, después de haber mencionado la fe, «la unidad de la caridad de Cristo, que nos
llama a todos a participar, como hijos, en la vida del Dios vivo, Padre de todos los hombres»” (Caritas
in veritate, 19)

Comentario
Solo el Espíritu Santo nos pone en la verdad de nuestra vocación y misión. Aunque muchos de
nosotros queramos llevar adelante alguna tarea no será posible sin su luz, fuerza y sabiduría, que
hace destrabar lo que nuestros miedos y limitaciones atrofian. Es el Espíritu que nos lleva a la verdad
plena, que hace cooperemos con nuestros dones, carismas y talentos a la edificación de la Iglesia y
nos compromete día a día con la transformación del mundo.

Es el Espíritu que nos hace estar de parte de la verdad en toda circunstancia, que nos hace amar y
defender la vida y nos llena de valor para defendernos de las fuerzas del mal y del pecado. El que
nos llena de gozo ardiente para anunciar a un Cristo vivo, Resucitado, que camina con su pueblo. Es
el Espíritu de hermandad y filiación que nos hace gritar: Abba Padre, venga tu Reino.

ORACIÓN
Pidamos todos la efusión del Espíritu Santo.
Se hace un momento de oración alabanza y acción de gracias al Padre, el Hijo y al espíritu Santo.

Padre nuestro, Ave María, Gloria al Padre


Cantos

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