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Los Diez Mandamientos: un breve

resumen para estudiantes del


colegio secundario
 EL DIÁCONO DOUGLAS MCMANAMAN
Los Diez Mandamientos en la Torá (Éxodo 20) son la formulación de los
preceptos (principios) básicos de la moral.
Los judíos y cristianos creen que Dios se los reveló a
Moisés, a pesar de que para entender el contenido de estos preceptos no se
requiere una virtud sobrenatural de fe como tal, sino que se entienden a través
la luz natural de la razón humana. Veamos cada uno de ellos:

1. No tendrás otros dioses delante de mí: Como ya saben, es muy importante


leer las Sagradas Escrituras en su contexto histórico. Así, tengamos en mente
que los judíos pasaron años en Egipto y que cuando Moisés descendió del Monte
Sinaí, los encontró en pleno jolgorio; habían caído en la adoración de un dios
egipcio, Apis, que está representado en el panteón egipcio como un toro (Ex 32,
1ff). Apis era el dios de la fortaleza y fertilidad, es decir, del poder y la riqueza.
Adorar algo es hacer que eso sea el centro alrededor del cual gira la vida. Hay
muchas cosas posibles en las que una persona puede centrar su vida. A pesar de
que no encontramos hoy en día a tantas personas que se inclinen frente a ídolos
de oro, son pocas las que no tienen al poder y la riqueza como su principal
objetivo en la vida. Sin importar la forma que tome, la violación del primer
mandamiento, que es el pecado de la idolatría, no es más que egolatría; dado
que la búsqueda del poder y del dinero como meta principal es, en definitiva, la
búsqueda de uno mismo como centro de la propia vida.
2. No pronunciarás en vano el nombre del Señor: La forma principal de violar
este mandamiento es jurar utilizando el nombre de Dios: "... y que Dios me
ayude" — invocando a Dios como testigo de que estás diciendo la verdad — y
luego mentir. Eso es jurar en falso. El mandamiento también se viola cuando se
utiliza el nombre de Dios como insulto, habitualmente en respuesta a un enojo o
simplemente mencionando el nombre de Dios en forma frívola, sin ningún tipo
de reverencia. Esto es "insultar" en el verdadero sentido de la palabra. Decir
palabrotas que no incluyen el nombre de Dios (por ejemplo, la palabra que
empieza con "m") no es lo mismo que insultar. Esto último es ciertamente
desconsiderado y un signo de falta de autocontrol, pero es mucho menos grave
que insultar en el verdadero sentido de la palabra.

3. Acuérdate del día sábado para santificarlo: Para los judíos, el Sabbath
comienza el viernes a la tarde y continúa a lo largo de todo el sábado. Para los
cristianos, como Cristo resucitó de entre los muertos un domingo, el Sabbath
comienza el sábado por la tarde y continúa a lo largo de todo el domingo. Para
los judíos, la palabra 'sagrado' significa 'apartado'. El Sabbath está apartado de
los demás días como el día de adoración y contemplación. La vida consiste en
prepararnos para la vida eterna y la vida eterna es una vida de adoración y
contemplación eterna de Dios, tal como Él es en sí mismo. Ello se representa en
la semana de trabajo de 7 días, que es un microcosmos siempre recurrente de la
vida humana para recordarnos hacia dónde estamos yendo. Cada día de la
semana es un día de trabajo, pero nuestro trabajo está ordenado hacia el
'descanso', que es el Sabbath (saba en hebreo es 'siete' y 'juramento' por el cual
nos comprometemos). El ocio es una actividad santa y la vía más elevada para el
ocio es la contemplación. La forma de contemplación más elevada es la que se
dirige al ser superior, que es Dios. En inglés, el término 'holiday', que equivale a
feriado o día festivo, significa 'holy day' o día santo. La cultura occidental ha
perdido el sentido de esta noción de feriado como día santo, que es el motivo
por el cual durante esos días la gente se dedica más a consumir que a adorar. El
consumismo se ha transformado en la nueva religión y los centros comerciales se
han convertido en nuevas iglesias.

Sin importar la forma que tome, la violación del primer mandamiento, que es el pecado
de la idolatría, no es más que egolatría; …
4. Honra a tu padre y a tu madre, para que tengas una larga vida en la tierra que
el Señor, tu Dios, te da: Tenemos una deuda para con nuestros padres, una
deuda que no podremos cancelar por completo. Sin embargo, estamos
obligados a pagar esa deuda en la mayor medida que podamos y eso se logra
honrándolos. Honrar, para los judíos, significa 'glorificar'. Estamos llamados a
glorificar a nuestros padres, que se sentirán glorificados por nuestros éxitos,
porque nuestros éxitos se proyectan en ellos. Sin embargo, debemos tener
cuidado en la manera de definir el éxito, ya que este término ha pasado a
significar una cantidad de cosas diferentes para personas diferentes. Las buenas
calificaciones, un trabajo bien pagado y la prosperidad material son "éxitos"
hablando en forma relativa, pero uno puede alcanzar muchos logros en estas
áreas y terminar siendo un fracaso moral. Eso sí que deshonra a los padres. El
éxito humano tiene más que ver con la integridad del hombre, que es un logro
moral. Los santos son un ejemplo de lo que significa tener un éxito genuino.


5. No matarás: La persona humana se crea a imagen y semejanza de Dios, es


decir, a imagen del "conocimiento y amor" o de la "mente y corazón". En otras
palabras, un ser humano es como Dios en la medida que es una persona que
tiene la facultad de pensar y elegir libremente. Todo lo demás que se encuentra
en la creación, es decir, las plantas, los animales, los minerales, existen para
satisfacer sus necesidades. Por otro lado, Dios quiso que la persona humana
existiera por su propio bien y no como un instrumento del estado o para que la
usen los demás (por ejemplo, mediante la esclavitud en todas sus diversas
formas). Nos deshacemos de los instrumentos cuando ya no son necesarios
(tiramos viejos ordenadores, televisores, bolígrafos, relojes, etc. a la basura). Sin
embargo, el valor de la persona humana no puede calcularse en base a su
utilidad, ya que ello implicaría reducirla a un mero instrumento. La diseminación
de esta mentalidad utilitaria en la cultura trae aparejado un aumento en el
número de asesinatos directos e indirectos (aborto, infanticidio, eutanasia,
fraude, asesinato de reputaciones, indiferencia hacia los enfermos, los que
sufren y los pobres, etc.).

En la medida que el mentiroso continúa mintiendo -dado que somos creaturas de


hábitos- se va perdiendo a sí mismo y, en algún punto, su pérdida termina siendo
prácticamente irreparable.
6. No cometerás adulterio: La comunidad primera e inmediata en la que
nacemos es la familia, que es la unidad fundamental de la sociedad, muchas
veces comparada con la célula del cuerpo humano. La familia comienza con el
matrimonio y el matrimonio es santo. Es una institución, o sea, una organización
que existe para el bien público. En otras palabras, es más que una amistad
privada. Además, lo estableció Dios (ver Gn 2, 24). El matrimonio es la entrega
completa y mutua de dos personas, un hombre y una mujer. Como tal, es la
unión de dos en una sola carne, en un sólo cuerpo, ya que esta entrega es total,
física, hasta la muerte, exclusiva e indivisa y está ordenada a la generación de
nuevas vidas. El acto de la unión sexual es una expresión de esta unión en una
sola carne. El adulterio es un acto de infidelidad a las promesas matrimoniales y
reduce el acto sexual a una mentira (uno se está uniendo a alguien que no es su
cónyuge). El precepto contra el adulterio incluye, dentro de su alcance, a toda
otra actividad sexual que se practique fuera del matrimonio.

7. No robarás: Un derecho siempre se corresponde con un deber, entonces si


tienes el deber de criar a tus hijos, de protegerlos, alimentarlos y educarlos, etc.,
tienes el derecho de contar con los medios necesarios para cumplir con ese
fin. Esto significa que tienes derecho a los bienes que necesitas para cumplir con
tu obligación, pero esos bienes deben comprarse y la primera medida que
debemos tomar para comprar esos bienes consiste en desarrollar nuestra
capacidad para generar riquezas (es decir, bienes y/o servicios). Para adquirir
bienes, debes hacer una operación convenida de mutuo acuerdo con terceros.
Entonces, produces algo que otra persona desea y por la que quiere pagar un
precio (el dinero es simplemente un medio artificial de intercambio). De este
modo, por ejemplo, acuerdas fabricar una mesa (dado que tienes la capacidad
para hacerlo) con alguien que acepta pagar el costo de los materiales y la mano
de obra. Entonces, robar es tomar un bien que por legítimo derecho le
pertenece a otra persona. De este modo, si yo te robo, lo que estoy haciendo en
definitiva es modificar los términos de tus acuerdos con otras personas. Por
ejemplo, ganaste $100 como resultado de una operación convenida de mutuo
acuerdo relacionada con tu oficio (por ej. carpintería, contaduría o enseñanza,
etc.), pero yo tomo ese dinero cuando no estás mirando. En esencia, lo que hice
es que he decidido, sin tu permiso o conocimiento, que tú fabricarás esa mesa
para él, pero que él me pagará a mí por ella. Esa conducta viola la justicia.
8. No levantarás falso testimonio: Un mentiroso es una persona en la que no se
puede confiar. Es alguien que lleva una división dentro de él es decir, un grado
de desintegración. La mentira es una violación inmediata de la "integridad";
dado que existe una separación entre lo que aparece en las palabras del
mentiroso y lo que está en su mente. A pesar de que la verdad está en su mente,
no lo está en sus palabras. Sin embargo, el hombre fue creado a imagen y
semejanza de Dios, quien está absolutamente unido a sus Palabras y es por ese
motivo que todo comienza a existir a través del poder de su Palabra: "Dios dijo:
«Haya luz», y hubo luz...". Por consiguiente, debo estar cada vez más unido a mis
palabras y no separarme de ellas. Si nuestras palabras están cada vez más unidas
al contenido de verdad que está dentro de nosotros y cada vez más llenas de
dicha verdad, nos pareceremos cada vez más a Dios. Cuanto más vacías de ese
contenido estén nuestras palabras y cuanto más se utilicen para expresar una
falsedad en vez de lo que tenemos dentro (como sucede con las mentiras),
seremos cada vez más diferentes a Dios.
La mentira implica meditación. Consideren una mentira pobremente armada:
"No pude devolverte la llamada con la urgencia que querías porque estuve fuera
todo el fin de semana cazando elefantes." Nos resultará fácil ver a través de
semejante mentira - no la han pensado demasiado. Una mentira elaborada con
más cuidado requiere más de pensamiento y meditación.
¿Por qué meditación? El motivo es que la mente piensa, pero el espíritu medita
y cuando un mentiroso piensa cual es la mejor manera de modelar su mentira, su
espíritu está abierto a las mejores sugerencias. Sin embargo, el espíritu está
abierto al espíritu y no a la carne. El espíritu del mentiroso no está abierto a
Dios, quien es Espíritu y Verdad, sino que al espíritu a quien Cristo se refiere
como el "padre de la mentira" (Jn 8, 44), a quien las Sagradas Escrituras se
refieren como a la más astuta de todas las creaturas de Dios (Gn 3, 1). El
mentiroso astuto se involucra en una suerte de anti-oración. Y la "división" que
el mentiroso lleva dentro suyo por mentir es una fisura a través de la cual la
influencia de la oscuridad va penetrando hasta lo más profundo.
En la medida que el mentiroso continúa mintiendo –dado que somos creaturas
de hábitos– se va perdiendo a sí mismo y, en algún punto, su pérdida termina
siendo prácticamente irreparable. Pronto comenzará a deleitarse con sus
mentiras porque a través de sus éxitos se demuestra a sí mismo que tiene una
aparente superioridad intelectual por sobre todos aquellos que han sido
engañados, cada uno de los cuales se ha convertido en un medio para los propios
fines del mentiroso, títeres dentro de un entorno que él arma para sí mismo.
La mentira es la antítesis absoluta de la oración y sus efectos se oponen del
mismo modo a los de la oración genuina, tales como la integración, luz,
comunidad y salvación. El único remedio contra la mentira es un compromiso
que la excluya por completo, para siempre, en todo lugar y bajo cualquier
circunstancia.

9 y 10. No codiciarás a la mujer de tu prójimo; no codiciarás los bienes


ajenos: Codiciar, tal como se utiliza aquí, significa tener un deseo desordenado
de algo o alguien. Quién codicia está insatisfecho con lo que tiene; o más
específicamente, con lo que es. Todo está sujeto a la providencia de Dios y todo
lo que sucede está contenido dentro del plan de mayor envergadura de la divina
providencia. Esta es una verdad incluso a la luz del hecho de que los seres
humanos hacen elecciones libres. Pues bien, todos nosotros tenemos un lugar
en el plan de la divina providencia. Todos tenemos nuestro lugar en este mundo,
del mismo modo que un artista asigna un lugar específico a una gota de pintura
de un color en particular. Nuestro lugar contribuye con el esplendor del plan
total de la providencia plenamente realizado. El problema es que nos amamos
demasiado a nosotros mismos y por eso debemos pasar el resto de nuestras
vidas trabajando para ir disminuyendo la intensidad de ese amor desmesurado
hacia nosotros mismos con el objeto de ir aumentando cada vez más el amor a
Dios y al plan de la providencia. Codiciar es un signo de que tenemos mucho que
hacer, es un indicio de que aún deseamos superar nuestras limitaciones
naturales, ser más de lo que somos. Y esa es la raíz de los problemas en este
mundo; nos amamos demasiado a nosotros mismos y no tanto a los demás. Este
mandamiento nos llama a que aprendamos a amar a los demás como a 'otro ser',
a regocijarnos con sus bendiciones como si fueran nuestras. Cuanto más
avancemos en estas líneas, seremos más felices porque la felicidad de los demás
termina siendo la nuestra.
Una reflexión final. Existe un motivo por el que los primeros tres mandamientos
tienen que ver con nuestra relación con Dios, mientras que los últimos siete rigen
nuestra relación con el prójimo. El motivo es que simplemente no podemos
amar a nuestro prójimo ni no amamos a Dios en primer lugar. Una correcta
relación con nuestro prójimo es tan solo el resultado de una correcta relación
con Dios. Si no veo al otro en relación con Dios, es decir, como perteneciente a
Él, no pasará mucho tiempo antes de que comience a amarlo principalmente por
lo que él hace por mí. Sólo cuando lo veo desde el punto de vista de Dios puedo
amar a mi prójimo por su bien, y no por mi propio bien, porque Dios amó a cada
una de las personas que existen por su bien. El amor que le tenemos al prójimo
es meramente una extensión o una expresión de nuestro amor a Dios. Si un ateo
ama verdadera y genuinamente a su prójimo por su bien -algo que yo no puedo
juzgar con ninguna certeza, de uno u otro modo-, podría decirse que ese "ateo"
ama a Dios sin saberlo explícitamente, del mismo modo que "el que dice: «Amo a
Dios», y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a
quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?" (1 Jn 4, 20).

Agradecimiento
Diácono Douglas McManaman. "The Ten Commandments: A Concise Summary
for High School Students." (Los Diez Mandamientos: un breve resumen para
estudiantes del colegio secundario.) CERC (28 de mayo de 2014).
Impreso con el permiso del diácono Douglas McManaman.
Sobre El Autor

Douglas McManaman es diácono y profesor de religión y


filosofía en la Father Michael McGivney Catholic Academy en Markham, Ontario,
Canadá. Fue presidente de la Canadian Fellowship of Catholic Scholars.
Administra la siguiente página de Internet para su alumnos: A Catholic
Philosophy and Theology Resource Page. Estudió filosofía en el St. Jerome's
College en Waterloo y teología en la Universidad de Montreal. Es autor de Basic
Catholicism, Introduction to Philosophy for Young People, y A Treatise on the Four
Cardinal Virtues. El diácono McManaman forma parte del comité asesor de
Catholic Education Resource Center.
Copyright © 2014 El Diácono Douglas McManaman

Los 10 mandamientos y su
significado
1 comentario

Por Eloy Santos Aguirre. Actualizado: 24 octubre 2019

Historia resumida de MoisésLa historia de David y Goliat

Imagen: Wix.com

Todas las grandes religiones del mundo tienen una serie de


textos en los que se habla de sus creencias y de una serie
de normas que se deben seguir para cumplir con los
valores religiosos marcados, siendo el caso de la Iglesia
Católica la Biblia y los mandamientos. Para conocer estos
principios éticos que marcan el camino de los católicos en
esta lección de unPROFESOR vamos a hablar sobre los
10 mandamientos y su significado.
También te puede interesar: Principales dioses de la
India y su significado

¿Qué son los mandamientos de


Moisés?
Los 10 mandamientos, también llamados Decálogo, son un
conjunto de importantes textos en el cristianismo y
judaísmo que sirven como principios de comportamiento,
necesarios para mantener los valores morales que sugieren
ambas religiones. Los mandamientos pueden variar según
la religión, pero suelen ser bastante comunes entre si.
Se dice que las tablas donde estaban escritas las tablas de
los mandamientos fueron escritas por el mismísimo Dios,
siendo estas entregadas a Moisés en su marcha por el
Monte Sinaí. Al bajar Moisés a la falda del monte, siendo
este el lugar donde el pueblo hebreo esperaba la vuelta de
sus líder, se encontró con que tras su marcha el pueblo
había dejado de adorar a Dios, adorando a un símbolo
pagano representado por un becerro de oro, lo cual enfadó
tanto a Moisés que lanzó las tablas al suelo rompiéndolas.
Moisés pidió perdón a Dios y dijo que no le tomara en
cuenta la acción y que volviera a escribir las tablas,
siendo así como las tablas de los 10 mandamientos fueron
instauradas. A continuación vamos a analizar los 10
mandamientos y su significado para que puedas conocer
mejor la ideología cristiana.
Imagen: Enlace Judío

Los 10 mandamientos en orden y con


su significado
Para continuar esta lección sobre los 10 mandamientos y
su significado, debemos enumerar el Decálogo, siendo en
este caso los que están instaurados en la versión católica.
Por ello en las siguientes líneas vamos a nombrar los
mandamientos y explicar brevemente su significado.
Amarás a Dios sobre todas las cosas
El catolicismo es una religión monoteísta, es decir, que solo
se adora a un dios. Dios es la figura principal de la religión,
por lo que este mandamiento significa que tienes que
amarlo por su importancia como creador de todo y guía
espiritual, y seguir sus pensamientos y escrituras.
No tomarás el nombre de Dios en vano
El segundo mandamiento habla de las formas en las que
usamos la palabra de Dios para jurar o para blasfemar.
También hace referencia a que no se rendirá culto a
distintos dioses, ya que el único dios que debes adorar es
al Dios cristiano. Por todo ello muchas de las palabras
malsonantes que realizamos incumplen este mandamiento.
Santificarás las fiestas
El tercer de los 10 mandamientos de Moisés no hace
referencia a todos los festivos, sino que habla de las
distintas festividades cristianas que se deben celebrar por
su relación cristiana. Aún más importante es la otra parte
del mandamiento, según la cual se debe santificar los
sábados y asistir a las misas de las iglesias, siendo días de
descanso en los que los cristianos deben descansar y
rendir culto a Dios.
Honrarás a tu padre y a tu madre
El significado de este mandamiento es el amor
incondicional que debes tener a tus padres, haciéndoles
caso en todas las órdenes que te realicen, ya que aquellas
personas que siguen las órdenes de sus padres no
cometerán pecados. No se habla en este mandamiento de
la posibilidad de unos padres malvados que incumplan los
mandamientos, en cuyo caso el cuarto mandamiento
chocaría con el resto.
No matarás
El quinto de los 10 mandamientos cristianos es uno de los
más directos y habla sobre los asesinatos, dejando claro
que quien siga los designios de Dios no debe matar a
ninguna persona, sea cual sea el motivo, al mismo tiempo
que niega la violencia, y cualquier tipo de pelea incluidas
las guerras.
No cometerás actos impuros
El sexto mandamiento habla sobre el resto de nuestro
cuerpo, negando la lujuria, el adulterio y los demás actos
moralmente cuestionables que tengan que ver con las
relaciones sexuales. Debemos tener en cuenta que el
mandamiento solo habla de acciones, ya que los
pensamientos no están incluidos dentro del sexto
mandamiento.
No robarás
El séptimo mandamiento es igual de directo que el quinto,
hablando sobre que los seguidores de Dios no deben robar
nada, ni siquiera en el caso de pobreza y posibilidad de
muerte de hambre estas personas no deben hurtar ni
alimentos ni ningún tipo de riqueza. No se habla de ningún
caso en el que el robo este bien visto para el pueblo
cristiano.
No darás falsos testimonios ni mentirás
El octavo mandamiento habla sobre uno de los principales
temas del cristianismo, enfrentándose directamente contra
la mentira, y negando cualquier tipo de ella. Se habla de
todo tipo de mentiras, aunque sean buenas mentiras
contadas para no hacer daño, ni esas deben ser utilizadas.
No consentirás pensamientos ni deseos
impuros
Los mandamientos no solo tratan los temas relacionados
con las acciones, sino que este noveno mandamiento
también habla de no pensar sobre las acciones negativas
comentadas en el resto de mandamientos. Es uno de los
mandamientos más complicados de cumplir, debido a la
dificultad de manejar la mente humana.
No codiciarás los bienes ajenos
Y terminamos este listado con los 10 mandamientos y su
significado para hablar del décimo mandamiento que está
relacionado con uno de los siete pecados capitales: la
avaricia. Este mandamiento habla sobre no codiciar ni
querer nada del vecino, intentando que no exista la envidia
en tu cuerpo. Es un mandamiento importante ya que la
avaricia puede llevar a romper algunos de los
mandamientos anteriores.
Imagen: Aciprensa
mportancia de los 10 Mandamientos

Los diez mandamientos son diez


prescripciones que Dios otorgó a Moisés en el monte Sinaí. Los
mismos se relacionan fundamentalmente con el tipo de
comportamiento esperado de los hombres con respecto a su
creador y a la comunidad. Los diez mandamientos siguen siendo
reconocidos por las religiones más importantes del planeta, en general
representadas por el judaísmo y el cristianismo. Pueden existir, no
obstante, algunas diferencias vagas en lo que respecta a la interpretación
de los mismos dependiendo de la religión en cuestión. Los diez
mandamientosestán enumerados tanto en el libro del Éxodo, que da
cuenta de la huida del pueblo judío de Egipto hacia la tierra prometida,
como en el Deuteronomio, que daría cuenta de las palaras de Moisés al
despedirse del pueblo.
La ley de Dios
Los diez mandamientos se dan a moisés cuando el mismo sube al
monte para hablar con Dios, situación que está relatada en el Éxodo. De
esta manera, Moisés recibe los diez mandamientos en dos tablillas y
baja con las mismas para encontrarse con el pueblo, notando que el
mismo estaba adorando un becerro de oro que había forjado como ídolo;
como consecuencia de este accionar, Moisés rompe las tablillas en un
rapto de ira ante la insensibilidad de su gente. De hecho, el primero de
los mandamientos establece la exclusión de cualquier divinidad fuera
de Dios.
Básicamente, los diez mandamientos dan cuenta de la necesidad de
amar a Dios por sobre todas las cosas, no usar su nombre en vano,
santificar las fiestas, honrar al padre y a la madre, no matar, no cometer
actos indebidos con el sexo, no robar, no mentir, no consentir
pensamientos impuros y no codiciar las posesiones de los demás. En el
Evangelio todas estas prescripciones son sintetizadas por Cristo con la
expresión de “amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a uno
mismo”.
Para la Iglesia Católica, los diez mandamientos son revelados por Dios
pero también son accesibles por la razón humana. Esto significa que
existe en el hombre la posibilidad de comprenderlos y tener idea de los
mismos incluso sin que exista una enseñanza religiosa al respecto. La
explicación a esta circunstancia es que los mismos están grabados en
la naturaleza humana, aunque por causa del pecado esta comprensión
pueda verse ofuscada en muchas ocasiones. Los diez
mandamientos son ante todo una secuencia en donde se da cuenta de
la relación de amor que debe existir entre los hombres y su creador.
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