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La 33
Índice
A modo de presentación ..............................................................................................................4
Editorial ........................................................................................................................................5
Hacia una política pública de formación superior en la provincia de Buenos Aires .....................7
De trayectorias y miradas...........................................................................................................41
Itinerarios ...................................................................................................................................45
Construir Institución...................................................................................................................56
Mensajes de Tipo Gráficos y Feedback entre los Sonidos de las Máquinas y los Operarios .....132
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La 33
Nuevas tecnologías en la enseñanza: ......................................................................................143
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A modo de presentación
La democratización es una forma de distribución del poder, de la iniciativa, de la
gestión; es una construcción horizontal. Por eso supone espacios de encuentro, de partici-
pación, de debate, de intercambio de ideas y de consensos. Nada de eso es posible si los
actores del colectivo no pueden poner la voz, dar cuenta de lo que transitan en un tiempo y
espacio determinado.
La 33 nace en ese marco y para ese fin Intenta construirse como un escenario de
circulación de la palabra, de lo que hacen las cátedras, los estudiantes, los profesores, los
equipos del 33. Intenta hacer conocer lo que estamos haciendo, lo que sucede en la educa-
ción superior en un recorte, en un “aquí y ahora”, en una ciudad del sur de la provincia de
Buenos Aires.
En síntesis, es atravesar una y otra vez desde los márgenes como lectores y escrito-
res lo que estamos haciendo como docentes y estudiantes Es un espacio de participación
que se abre más allá de las aulas, del instituto.
El equipo del 33
Tres Arroyos, agosto de 2009
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Editorial
La educación superior como bien público, no transable, es, según la definición de los
foros internacionales, una “fuerza primordial para la construcción de sociedades del cono-
cimiento integradoras y diversas”1. En el centro de la escena mundial como una responsabi-
lidad de todos, especialmente de los gobiernos, por su naturaleza de bien común, centra
sus funciones en la investigación, la enseñanza y el servicio a la comunidad en un contexto
de autonomía institucional y de libertad académica. Esta libertad académica transita hacia la
interdisciplinariedad, la promoción del pensamiento critico y la ciudadanía activa para con-
tribuir a erradicar la pobreza y promover el desarrollo sostenible, la paz, el bienestar y los
derechos humanos.
En ese escenario el país avanza hacia una nueva Ley de ES y lo hace en el contexto
de una política latinoamericana que pone en exigencia la obligatoriedad de todos de cons-
truir esa ES como bien común para todos y discute el límite de las autonomías que no estén
en congruencia con el proyecto de desarrollo plural e integrador de la diversidad de nues-
tras sociedades, que no piensen la inclusión de los más pobres y que no trabajen para un
desarrollo sustentable en términos de bienestar, de cuidado ambiental, y de la salud .
Para ello las instituciones de educación superior, como la nuestra necesitan ampliar
la democratización institucional, interpelar a todos al compromiso de pensar los itinerarios
posibles para el logro de cada uno de estos desafíos que es parte de la mejora académica.
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Conferencia Mundial sobre la Educación Superior - 2009: La nueva dinámica de la educación superior y
la investigación para el cambio social y el desarrollo (Sede de la UNESCO, París, 5-8 de julio de 2009)
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ES obligada que pasa debe pensar el acceso, la permanencia y el egreso de cada vez mayor
cantidad de personas .
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Hacia una política pública de formación
superior en la provincia de Buenos Aires
Para comenzar a trazar algunas líneas claras de política pública en formación supe-
rior hay que elaborar un mapa que nos permita identificar las principales “ataduras”, los
problemas que en distinto orden y nivel de intervención, atraviesan a las instituciones, a los
sujetos y sus prácticas en los procesos de formación. Pero lo que no podemos perder de
vista es que la elaboración de una política pública de la formación superior tiene interrogar-
se, ante todo, por el sentido político cultural de la formación. Pensar y debatir qué horizonte
de formación, qué docente formador y qué docente a formar, qué técnico superior, qué
estudiante en general, qué institución formadora necesitamos y queremos en función de
qué proyecto de sociedad y de país. No podemos soslayar la tensión conflictiva que una
discusión de esta naturaleza entraña, barnizándola tras un enfoque tecnocrático. Aquí está
en juego una concepción de política educativa, que necesariamente anclará en una visión de
los sujetos, sus posibilidades y lo que significa una sociedad justa.
Las Leyes Nacional y Provincial de Educación fijan un piso para esas discusiones al
definir a la educación como un bien público y un derecho personal y social que el Estado ga-
rantiza. Afirman también que la educación es además una prioridad y por ello, debe consti-
tuirse como una política de Estado que impulse la construcción de una sociedad justa, re-
afirme la soberanía e identidad nacional, profundice el ejercicio de la ciudadanía democráti-
ca y republicana, respete los derechos humanos y las libertades fundamentales y fortalezca
el desarrollo económico-social sustentable de la Provincia en la Nación (Art. 3 de la Ley de
Educación Provincial).
Por otra parte, en la letra y el espíritu político educativo de la Ley de Educación Pro-
vincial se sostiene el antiguo concepto de educación común, la cual es comprendida como
una articulación de diferencias que, sin embargo, debe garantizar la educación para todos
en situaciones de igualdad y justicia social.
Este es el punto de partida, pero también debemos reconocer los límites y condicio-
nantes que nos atraviesan en cualquier proceso colectivo: desde restricciones presupuesta-
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Directora Provincial de Educación Superior y Capacitación Educativa
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rias hasta enfoques de numerosos actores de corte mercantil de la educación, desde trabas
procedimentales y marcos burocráticos hasta orientaciones distintas o cuestiones persona-
les.
Una política para la educación superior deberá dotar de mayor integración e institu-
cionalidad al sistema formador, superando la fragmentación, atomización y primarización
que lo ha caracterizado.
Por eso, los núcleos que exponemos a continuación, se constituyen en objetivos marco
que animan la política educativa para la Formación Docente y Técnica Superior de la provin-
cia de BUENOS AIRES. Ellos hacen posible la construcción de los nuevos sentidos políticos
de la Formación, profundizando la innegable dimensión política y cultural de la misma.
Considerar, entonces, centrales a los sujetos y sus prácticas, y no sólo a los instru-
mentos y dispositivos; de ahí que la participación de todos los actores y la confian-
za resulten clave para los procesos de construcción y desarrollo curricular, institu-
cional – organizacional - normativo y para la vinculación con el sistema y la comu-
nidad. Sin embargo, es importante subrayar que la búsqueda de consensos no de-
be oscurecer ni negar la dimensión conflictiva y antagónica de las sociedades. La
convicción de que este proceso no debe ser pensado “para” las instituciones y los
diversos actores involucrados, sino “con” ellos, de manera de generar un compro-
miso por construir una alternativa común. No es por la vía de la imposición política
o doctrinal ni del elitismo academicista como podremos lograr esa transformación
anhelada del sistema educativo, que signifique la construcción de los nuevos senti-
dos de la educación común en la educación superior. La educación común en el sis-
tema educativo superior deberá reconocer los pilares de la política educativa esta-
blecida por la Ley de Educación Provincial, que hacen que los hechos educativos y
los actores sean los protagonistas del proceso de transformación y recreación polí-
tico-cultural del sistema educativo provincial y de la formación de sus docentes.
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Reconocer la complejidad de la cultura y la pluralidad de ámbitos que devienen edu-
cativos, asumiendo su carácter conflictivo. La escolarización, originalmente, se
pensó ligada a una noción estática y cristalizada de la cultura, en las coordenadas
de los grandes imaginarios estatal/nacionales del “contrato social” moderno. El
contrato requería una visión de comunicación entendida como acuerdo, como pac-
to, como relación armoniosa entre sujetos. Pero hoy, si nos movemos en esas co-
ordenadas, corremos el riesgo de no comprender la situación y de equivocar las al-
ternativas. Los grandes contratos sociales están en crisis, y crecen y proliferan la-
zos sociales muchas veces más débiles, a la vez que lazos que atraviesan lo local y
lo global al mismo tiempo. Y todo esto en contextos conflictivos, principalmente a
nivel social. Para poder proponer un proceso de formación es necesario un recono-
cimiento del mundo cultural en el que estamos inmersos. En nuestras sociedades,
es necesario reconocer algunas características de las culturas de los niños y los
jóvenes. Entre ellas: las nuevas disposiciones subjetivas y perceptivas producidas por
la cultura mediático-tecnológica, los nuevos sentidos del tiempo y el consecuente des-
arreglo de la “educación para ser alguien”, los conflictos en lugar de los grandes con-
tratos sociales, la crisis de la lógica escritural, las nuevas formas de leer y escribir y las
alfabetizaciones posmodernas, las múltiples interpelaciones y los polos educativos, los
antagonismos generacionales.
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las formas reproductivas (tanto en el nivel de las teorías como de las prácticas) ex-
tendidas en la Formación y el impulso a la imaginación creadora de un sistema que
pueda concebirse en un proceso mutuo de transformación: de las instituciones
formadoras y de las escuelas donde los docentes desempeñan su profesión. Un
proceso que debe incidir en la construcción de una sociedad con igualdad y justicia
social, basada en la democratización del conocimiento.
Hemos optado por una enumeración de cuestiones problemáticas que, si bien respon-
den a problemas de diverso orden y jerarquía, permiten visualizar en un rápido mapeo, las
principales dificultades que entrelazan aspectos legales, de la estructura y organización del
sistema, institucionales, académicos, de matrices de formación, laborales, de articulación,
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etc. Vale enfatizar que no es intención de este trabajo endilgar “culpas” o “poner los pro-
blemas afuera” sino dar cuenta de un estado de situación, cuya complejidad involucra pro-
cesos históricos y decisiones de larga data que no vamos a estudiar aquí. También es impor-
tante señalar que los puntos enunciados son “generalizaciones” y, por lo tanto, son injustas
en muchos casos particulares, que sabrán entender el sentido en que han sido descriptos en
estas líneas.
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Atomización institucional, como si los Institutos de Formación Docente y
Técnica pudieran regirse según sus necesidades aisladas y según las iniciativas
fragmentadas, sin asumirse como momentos particulares de un “sistema”
que, por otra parte, muestra indicios de entropía. La tensión entre la auto-
nomía y la unidad del sistema, entre la democratización y el centralismo, la
subordinación jerárquica y la independencia son a veces falsos antagonismos,
pero todavía en procesos de construcción negociada, atravesada por perspec-
tivas muy diferentes según la historia y la tradición de cada institución y sus
actores. En el caso de la formación técnica, la vinculación con el sistema socio
productivo y cultural es clave.
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ticular en los institutos del conurbano, pero también, aunque no en la misma
proporción, en el conjunto de la provincia. Los datos indican que el crecimien-
to de aspirantes al ingreso es sostenido en formación técnica y también en
docente. Tal es así, que la implementación de los nuevos diseños de 4 años, le-
jos de desalentar ha atraído más matrícula. Esta situación trae aparejados
problemas de diverso orden: uno de ellos es el referido al ingreso, teniendo en
cuenta los límites que impone un cupo restringido por razones de infraestruc-
tura y presupuesto para cargos docentes, en el marco de una política de inclu-
sión. A esto es necesario agregar a las dificultades espaciales preexistentes,
las exigencias de infraestructura derivadas de la implementación de diseños,
que añaden un año más a la formación.
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Desorientación normativa que produce una permanente “juridización”, que
lleva, a su vez, a una superabundancia de recursos jurídicos y, paralelamente,
a la existencia de vacíos normativos que da lugar a una dispersión de criterios.
A su vez, existe una tendencia a “derivar” los conflictos para que sean resuel-
tos en “otra esfera”. Por otra parte, las trabas burocráticas excesivas dan rigi-
dez a la vida institucional e impiden u obligan a incumplir o sortear las normas
para poder realizar propósitos propios del nivel. Además, los cambios curricu-
lares ponen al descubierto los circuitos académicos rígidos plasmados en las
normas vigentes.
Condiciones del trabajo docente que llevan a una relación esporádica con la
institución (por la cantidad de módulos que tienen los docentes en distintos
ámbitos), trabajo individual y pocos espacios colectivos. Esto pone en cues-
tión el tema de la carrera docente y el tipo de cargo que requiere un nivel su-
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perior. Las condiciones del trabajo docente tal como se desarrolla hoy obtu-
ran la posibilidad de un real trabajo de mejoramiento académico institucional.
Por otra parte, la falta de organización en cátedras (que permitirían el inter-
cambio y la discusión sobre las orientaciones de la materia, la bibliografía y las
innovaciones en el área) y la precariedad de la discusión acerca de la relación
entre materias y docentes, en el marco del currículum son cuestiones pen-
dientes. A esto se suma la falta de tiempos para el trabajo colectivo y una tra-
dición que desconoce como parte del currículum el trabajo de articulación ins-
titucional, aspecto que resulta difícil de instalar, aún cuando los nuevos dise-
ños de formación docente los contemplan y responden a una larga y sosteni-
da demanda histórica en la provincia.
Las políticas públicas de formación docente y técnica deben permitir plasmar en ac-
ciones concretas los sentidos buscados en pos de resolver los problemas enunciados, aten-
diendo los tiempos y plazos siempre escuetos de la gestión. La planificación debe permitir-
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nos saldar la distancia que juega entre lo cotidiano y lo estructural, entre lo macro y lo mi-
cropolítico.
Los contextos
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(sin forzarla) desde los pensamientos “cristalizados” y simples; debemos construir
“con” el proceso de crisis un pensamiento complejo y abierto.
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de luchas particulares, de acuerdo con esos antagonismos socioculturales múltiples,
a la vez que la emergencia de nuevos sujetos políticos.
Cabe destacar que los tres tipos de escenarios se entrecruzan y condicionan mu-
tuamente, dando origen a situaciones que, más allá de las denominaciones, desafían el es-
tatuto de la educación, en general, y de la formación y la capacitación docente.
A su vez, la sanción de normas federales nodales permitió consolidar aún más la inscrip-
ción del proyecto jurisdiccional en los parámetros estratégicos construidos por el conjunto
nacional. Entre ellas destacan la Resolución 24/07 CFE sobre Lineamientos Curriculares, la
Resolución 30/07 CFE que define una nueva institucionalidad para el sistema formador y la
reciente Resolución 72/08 CFE que establece los criterios a partir de los cuales darle carna-
dura jurisdiccional e institucional a la deseada institucionalidad, condición indispensable,
como se ha dicho, para la transformación curricular promovida. En formación técnica es
clave la Resolución 47/08, que define los grandes parámetros curriculares para esa forma-
ción.
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Desde 2006 la jurisdicción viene trabajando en un proceso de transformación curricular.
El punto de partida y los acuerdos alcanzados definieron para los distintos diseños trabaja-
dos un paradigma articulador, en cuanto marco referencial de la educación superior, que
conjuga de manera compleja algunos elementos conceptuales emergentes del escenario en
que se desenvuelve la formación de docentes, con el posicionamiento de sus “sujetos curri-
culares” (docentes formadores, docentes en formación y futuros alumnos de los docentes
en formación).
Los primeros pasos dados en esta materia, con la elaboración de los diseños de forma-
ción docente, exigen hoy que esos cambios puedan “anclar” a través de una genuina
“apropiación” por parte de los sujetos y las instituciones, y esto será posible, en la medida
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en que se asienten en una nueva dinámica organizacional. Paralelamente, el proceso de
transformación curricular sigue según prescriben los acuerdos federales, en el caso de la
provincia de Buenos Aires, en 13 profesorados que comenzarán a ser revisados. Pero es
fundamental tener en claro que los sentidos planteados en los diseños sólo pueden desen-
volverse bajo determinadas condiciones organizacionales, no hay transformación curricular
posible sin una trama organizacional que la sostenga. Esto supone revisar normativas, ade-
cuar criterios organizacionales, redefinir trayectorias, reordenar pautas de trabajo, generar
condiciones para el trabajo docente acordes con los propósitos manifiestos, empoderar a los
distintos sujetos, abrir nuevos espacios de participación y decisión, articular con otros orga-
nismos, entre otras cuestiones, darle, en definitiva, un nuevo estatus a la educación supe-
rior.
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líneas de investigación, extensión, mejora, tutorías, becas, entre otras, subordinando las
diversas intervenciones a las prioridades del proyecto político jurisdiccional.
En esta línea, como ya se adelantó, es preciso superar las tendencias curriculares histó-
ricamente consolidadas en la práctica y las políticas educativas de los últimos años. Muchas
de ellas se han asentado en supuestos políticos, sociales y culturales que anudan y tensan la
gestión del currículum sobre imaginarios y contextos poco o nada relevantes en la forma-
ción docente. En ellas, el “dispositivo curricular” suele ser ubicado por sobre las acciones de
los sujetos de la formación. Y, por otra parte, se sobrestima la capacidad transformadora de
las prácticas por parte de las prescripciones curriculares.
En síntesis, esta estrategia debe alentar y permitir que los educadores también sean
educados y protagonistas de la construcción del sentido político cultural del currículum.
Lejos de pensarse el cambio de las prácticas y de la educación en los diferentes niveles co-
mo producido desde los contenidos de los Diseños, se concibe ese cambio a partir de las
acciones de Formación Docente que impugnen las matrices de reproducción propias de la
escolarización y que incidan en la transformación de los sujetos, de sus prácticas y de las
gramáticas institucionales frecuentemente “primarizadas”.
Uno de los aspectos centrales de esta línea estratégica deberá ser la construcción colec-
tiva de la comunidad de Formación Docente en los procesos de elaboración, seguimiento,
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gestión y evaluación curricular, esto supone generar las condiciones de participación (jor-
nadas institucionales, encuentros, talleres, foros virtuales, etc.) de directivos, supervisores,
docentes, estudiantes de institutos superiores y de otros actores del sistema, en particular
con el nivel secundario, construir alianzas con gremios, universidades y organizaciones de la
comunidad.
Esta línea estratégica incluye dos ejes centrales: a) Rediseños de la Formación Docente
para el nivel Secundario y para diferentes modalidades educativas. En el segundo semestre
2009 se dará inicio al proceso de consulta, a través de la formulación de los Documentos
Base para la discusión en los Institutos Superiores de los diseños curriculares de estos pro-
fesorados, lo que implicará un aceitado trabajo conjunto con la Dirección del Nivel Secunda-
rio y una profunda articulación con las orientaciones de los diseños ya elaborados y en mar-
cha de la nueva secundaria de 6 años en la provincia.
El enlace con el vasto territorio provincial demanda constituir equipos móviles, que en-
lacen al equipo central con los institutos.
Por otra parte, lo deseable es que las instituciones formadoras se constituyan en co-
responsables de los procesos de transformación curricular de los diferentes niveles del sis-
tema educativo provincial, a través de puentes de construcción curricular fluida con los ni-
veles centrales y las instituciones pertenecientes a los niveles Inicial, Primario y Secundario.
Esto supone mantener un contacto permanente entre el nivel central y los órganos colegia-
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dos, en particular, el Consejo Provincial de Educación Superior, los Consejos Regionales y el
Consejo Consultivo Docente.
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les propicias para escuchar las voces de los diferentes actores (estudiantes y docentes, en
particular) más aún cuando se trata de jóvenes y adultos del nivel, comenzando especial-
mente por la legitimación y respeto de los estudiantes en el aula. En esta línea se promueve
una especial atención a las trayectorias estudiantiles. Una mirada amplia que impulse desde
la constitución de centros de estudiantes, la participación en diferentes actividades acadé-
mico-políticas, la participación en los Talleres de Articulación Interdisciplinaria en los nuevos
diseños, en los órganos colegiados, en los concursos docentes, en la conformación de cáte-
dras como ayudantes o asistentes del profesor, en encuentros, talleres y ámbitos de debate
de nuevos diseños, en cuestiones del campo o problemáticas y propuestas específicas del
claustro estudiantil, entre otras.
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Uno de los ejes centrales que da vida al Diseño Curricular de la Formación Docente es el
referido al intercambio y la articulación permanente con los niveles para los cuales se for-
man los docentes. Frecuentemente esta relación entre niveles del sistema se produce como
la relación entre las teorías y las prácticas, donde puede avalarse una distancia y ajenidad o
puede construirse una articulación dialéctica. De ello depende frecuentemente la desinte-
gración y la entropía que se erige como riesgo en el sistema educativo.
En esta línea estratégica es imprescindible desarrollar una mirada sobre el sistema edu-
cativo en su totalidad y sobre las particularidades de la realidad escolar. Pero no como una
mirada que se asienta en posiciones iluministas o autorreferenciales, sino como aquella
mirada que asume el reconocimiento de las diversas realidades y condiciones educativas.
Esa mirada sobre las realidades escolares, con sus culturas y sus contextos, con sus particu-
lares resonancias y sentidos, enlaza lo que enseñamos en la Formación Docente con lo que
se apropia y hace efectivo en los niveles destino y con lo que se aprende en las Escuelas y
Jardines. Pero también debe articular la comprensión de los sujetos educativos de diferen-
tes niveles y modalidades, superando las distancias entre lo que “leemos” de ese sujeto y lo
que ese sujeto es realmente.
En cada nivel donde se incluyen docentes en formación existe una gramática que se
hace visible en prácticas, representaciones, formas de organización, rituales, rutinas, que es
imprescindible conocer y reconocer, más allá de los discursos teóricos sobre las mismas.
Cada nivel posee su lógica propia y una cantidad de variables que enriquecen o ponen en
evidencia los alcances y las debilidades de los saberes y las prácticas.
Las gestiones institucionales, los docentes y los alumnos de los Jardines, las Escuelas
Primarias, Secundarias o Especiales, configuran universos desde donde construir, repensar
y reformular la Formación Docente de manera permanente, abriendo espacios ciertos de
integración entre docentes en formación y orientadores, entre las acciones de los Institutos
Superiores (que van mucho más allá de las áulicas) y las necesidades e inquietudes de cada
espacio educativo, de allí la importancia de adecuar la norma de “Maestros orientadores” y
la realización de encuentros compartidos que permitan intercambiar y construir acuerdos
internivel.
En ese sentido, las transformaciones curriculares de cada nivel o modalidad deben ser
conocidas e incorporadas como material de estudio y reflexión, enlazando el trabajo de la
Dirección de Educación Superior con las demás Direcciones y sus equipos. Esto supone insta-
lar un verdadero trabajo interrama tanto a nivel central como territorial. Con lo cual tam-
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bién el nivel Superior debe configurarse como “formador” para el sistema, pero a la vez
como interpelado y “formado” por ese sistema que le da sentido.
En estas múltiples y complejas relaciones que hacen del sistema educativo una totalidad
integrada de diferencias que se vivifica en virtud de la comunicación, es imprescindible la
participación activa de los supervisores del nivel Superior, habida cuenta de los nuevos roles
y las nuevas prácticas planteadas para los mismos por la DES.
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Acerca de los debates en torno a la ley de
educación superior
1
Miembro titular del CPES - Claustro de Directores
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Promover regímenes normativos y administrativos propios para la Educa-
ción Superior en su conjunto que incluyan:
a) pautas para la organización del gobierno y la conducción de las
instituciones con participación de todos los claustros;
b) régimen de acceso y permanencia a cargos del nivel superior;
c) definiciones acerca de la carrera docente.
Procurar marcos de autonomía de gestión en las instituciones de Educación
Superior.
Garantizar expresamente la gratuidad de la Educación Superior de Forma-
ción Docente y Técnica, incluyendo a la vez partidas presupuestarias que fa-
ciliten la formación, investigación y extensión, y promover sistemas de be-
cas y pasantías que incluyan la formación continua (especialización y postí-
tulos).
Establecer un sistema de articulaciones que garantizando la movilidad de
los estudiantes, permita la continuidad y prosecución de estudios en todas
los ofertas del sistema de educación superior.
Establecer una planificación de la Educación Superior que tienda a la articu-
lación de los subsistemas respetando el principio de territorialidad.
Garantizar un presupuesto específico para el sostenimiento y el crecimiento
de la Educación Superior en todas sus modalidades.
Proveer un organismo estatal de regulación de políticas de Educación Supe-
rior con representación de todos los actores involucrados que establezcan
parámetros comunes y eviten la superposición de ofertas.
Establecer regulaciones precisas a la Educación Superior de gestión privada
para resguardar los principios de una política educativa de estado.
Entender la Formación Docente como una política educativa prioritaria de
estado.
Establecer que los criterios de acreditación de las Instituciones de Educación
Superior deben implementarse con parámetros propios a cada realidad y
subsistema.
La Comisión de Educación (CE) de la Honorable Cámara de Diputados de la Nación
(HCD), presentó en el mes de noviembre de 2008 a las autoridades nacionales del Ministerio
de Educación, un documento que contiene el fruto de todo el proceso de consulta realizado
entre los más variados sectores de la sociedad en torno a una nueva LES .
Dice el documento que se han realizado más de 90 reuniones de consulta con más
de 100 organizaciones entre las que nombra la que tuvo con el Consejo Provincial de Educa-
ción Superior de la Provincia de Buenos Aires (CPES); han recibido más de 50 documentos,
entre ellos el del CPES y el de algunos Institutos Superiores de Formación Docente y Técni-
ca de la Provincia de Buenos Aires (ISFDyT); analizaron diez proyectos de Ley de Educación
Superior presentados por distintos bloques políticos y han llegado con ellos a “acuerdos,
coincidencias y consensos”.
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Este CPES destacó ante la CE de la HCD que varios de sus puntos de vista han sido
recogidos por el documento de ellos y al mismo tiempo subrayó otros puntos que no han
aparecido.
En los puntos de acuerdos, coincidencias y consensos logrados por la CE de
la HCD se afirma que “la educación y el conocimiento son bienes públicos y constituyen dere-
chos personales y sociales conforme lo establece la ley 26.206 de Educación Nacional; no
pueden ser servicios lucrativos o estar sujetos a la mercantilización, por lo cual debe recha-
zarse la resolución de la Organización Mundial del Comercio que inscribe a la Educación Su-
perior como un “bien transable”. El Estado es el responsable del financiamiento de la Educa-
ción Superior estatal, como así también de la regulación de la Educación Superior estatal y
privada. La mayor parte de los consultados afirmó: la centralidad del Estado en la garantía
del financiamiento para el conjunto de la Educación Superior estatal, en la provisión de sus
recursos indispensables…, en la orientación de políticas de calidad y excelencia.”
Para el CPES estos son los puntos de partida y los pilares sobre los que se debe sos-
tener todo lo que se organice y decida en la futura LES, donde la organización específica de
toda la Educación Superior no puede entrar en contradicción con estos principios rectores.
Por ejemplo hace imprescindible la presencia del Estado en la regulación de las ofertas pri-
vadas que a veces responden más a las leyes del mercado que a la pretendida oferta de
“calidad”, como erróneamente algún imaginario puede asociar.
Otros puntos de los acuerdos, coincidencias y consensos logrados dicen: (La
centralidad del estado en) La expansión territorial equilibrada del sistema de Educación Su-
perior:
incorporar la utilización de TIC’s para todo el proceso educativo.
contemplar los factores demográficos y geopolíticos al momento de creación
de nuevos establecimientos educativos.
La necesidad de promover, regular y establecer mecanismos de control de los apor-
tes de los sectores productivos y de servicios para complementar los recursos estatales.
Los ISFDyT viven en su experiencia diaria la ausencia de “esta expansión territorial
equilibrada” que tienen en estos momentos las ofertas de Educación Superior, donde pro-
puestas de universidades y de institutos terciarios privados se superponen con oferta de
misma carrera o tecnicatura con una ya existente de un ISFDyT. Una de las riquezas de es-
tos institutos es su distribución geográfica pues 2.381 institutos se ubican a lo largo de todo
el territorio nacional, atendiendo la demanda de Educación Superior de ciudades y hasta
pueblos aislados de centros urbanos importantes que cuenten con universidades. Esta ri-
queza en la distribución geográfica y en la atención a la población estudiantil específica se
debe a la necesidad de preparar a los profesionales que atiendan los diferentes niveles del
sistema educativo de las jurisdicciones, pero también a las necesidades del desarrollo pro-
ductivo, técnico y artístico de las regiones. También esta expansión de los ISFDyT debe ser
objeto de una “expansión territorial equilibrada”, respondiendo a una planificación del es-
tado y no solamente a la demanda o entusiasmo de grupos sectoriales.
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Otro de los puntos de los acuerdos, coincidencia y consensos refleja fielmente lo
pedido por el CPES: “Que se establezcan mecanismos para combinar o continuar estudios
realizados:
a)- en Institutos Superiores con las carreras universitarias a través de sistemas de acredita-
ción,
b)- con los estudios cursados en una u otra institución, carrera o especialidad universitarias
Que se establezcan mecanismos amplios para acreditar todos los tramos formativos dentro
de áreas y carreras afines; y
que se posibilite la continuación de los estudios en el conjunto del sistema, en sus distintas
instituciones y regiones del país, en los Estados parte del MERCOSUR y en otros países.
Más adelante el documento afirma “es también función del Estado el planeamiento
de la Educación Superior que asegure la participación del conjunto de las instituciones de
nivel superior estatales y universitarias”.
En primer término se destaca la supresión de la denominación “sistema de educa-
ción no universitario” con el que se denominaba en la ley anterior y directamente se hable
de Institutos Superiores y de carreras universitarias. La necesidad de garantizar la “movili-
dad de los estudiantes” dentro de todo el sistema de Educación Superior implica adherir a
una concepción de “educación continua” y romper tradiciones que han compartimentado y
fragmentado a la educación superior, y encaminarse a un “nuevo tipo de vinculación cola-
borativa y asociativa a través de intercambios pedagógicos productivos que redunden en el
mejoramiento del sistema educativo y del campo de la educación en su conjunto”.
Otro capítulo al que el CPES le ha dedicado espacio en las diferentes reuniones que
ha mantenido en torno al tema de la LES, aparece ampliamente reflejado en este documen-
to de la CE de la HCD, en el capítulo “Garantizar el bienestar estudiantil”. Afirma. El Estado
debe garantizar en la Educación Superior estatal niveles adecuados de bienestar estudiantil
para:
asegurar la permanencia y graduación de los estudiantes,
incrementar las becas, mejorar la distribución y adecuarlas para la continua-
ción de los estudios
revalorizar la reflexión pedagógica en la Educación Superior que permita
abordar con éxito la diversidad estudiantil y la perspectiva de género.
promover procesos de orientación vocacional, profesional y laboral para los
estudiantes
contemplar mecanismos que posibiliten a todos el acceso a la formación su-
perior elegida;
Otorgar especial importancia a…
comedores;
sistemas de transporte complementarios;
sistema de prevención y protección a la salud;
albergues estudiantiles;
centros de cuidado y educación infantil.
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Con todo el material recogido por la CE de la HCDN este año la diputada Adriana
Puiggros y su equipo elaboró un anteproyecto de LES al cual el CPES tuvo acceso y fue con-
vocado a hacer aportes y críticas. Esta convocatoria se interrumpió momentáneamente
por el proceso de las elecciones nacionales.
El anteproyecto cuenta con una extensa fundamentación donde, entre otras cosas,
se afirma:
Si bien aquí hay un explícito reconocimiento a los institutos como parte de la Educ-
ción Superior, luego en el desarrollo histórico sólo se hace mención a la historia de las uni-
versidades en el mundo, no se vuelven a mencionar a los ISFDyT. Desde el CPES se ha redac-
31
La 33
tado un texto para incluirlo donde se narra brevemente la historia de la Formación Docente
y Técnica en nuestro país.
La Fundamentación concluye así: “Hoy no es posible postergar soluciones. Los con-
sensos diagnósticos alcanzados en el proceso que la Cámara de Diputados ha llevado ade-
lante en Consulta con el conjunto de las instituciones de la Educación Superior, los acuerdos
operativos mayoritarios y las demandas permanentes y sistemáticas de la sociedad civil y
política, nos enfrentan a una oportunidad histórica y a una posibilidad única: la sanción de
una Ley Nacional de Educación Superior que represente al conjunto de los intereses secto-
riales desde un paradigma histórico regional latinoamericano y con precisos instrumentos
que aseguren Inclusión, Justicia social, Soberanía política, Independencia cultural, Moder-
nidad científica e Innovación tecnológico-productiva.”
El articulado del anteproyecto consta de 73 artículos que el CPES viene desmenu-
zando y haciendo sus aportes. Entre varias cuestiones, preocupan el artículo 20 y el 21 que
dicen:
32
La 33
Hacia la democratización
33
La 33
Contactos con IS de otras jurisdicciones a los efectos de ampliar la voz de
los IS frente al Congreso Nacional
Participación en reuniones y eventos preparatorios del debate sobre la LES
Realización de la Jornada con IS de otras jurisdicciones en La Palta en no-
viembre de 2009
34
La 33
cipación y compromiso en los IS, podrá sostener y profundizar la acción político-estratégica
de los cuerpos colegiados que la Ley dispone para la ES de la Provincia
35
La 33
Los nuevos horizontes formativos en
Educación física
Ceferino Dominguez1
Hemos recorrido un año con el nuevo Plan de Estudios del Profesorado de Educa-
ción Física. Este DC lleva a “pensar la Formación Docente de Educación Física desde los
horizontes formativos, supone al menos un desafío en términos de ruptura: epistemológica,
del Campo Curricular y del Campo de la Formación Docente”2. El fortalecimiento de la iden-
tidad y la significación social de la profesión docente, la construcción del maestro como
productor colectivo del discurso pedagógico y el posicionamiento activo del maestro como
trabajador de la cultura son los propósitos que se reconocen en ese horizonte formativo
Los futuros Profesionales, desde el campo de la motricidad —entendida como el
movimiento corporal intencional, consciente, ejecutado de acuerdo a ideas concretas que
implican un razonamiento continuo sobre las experiencias y acciones propias—, contri-
buirán con su labor docente al logro de los propósitos educativos señalados en los nuevos
Diseños Curriculares. En especial, trabajarán para que todos los sujetos, según sus carac-
terísticas y condiciones personales, desarrollen su motricidad; específicamente, promo-
verán que los alumnos desarrollen sistemáticamente sus habilidades y competencias motri-
ces; mejoren sus niveles de desarrollo físico y su expresión corporal; adquieran conocimien-
tos, hábitos y actitudes para el fomento de su salud y se desenvuelvan en el campo intelec-
tual, así como en los campos afectivo y de socialización, para alcanzar una formación inte-
gral que contribuya a mejorar su nivel de vida.
Para que la Educación Física, con estos nuevos profesionales logre dichos propósi-
tos, es fundamental analizar la ubicación de la educación física en el contexto socio cultural,
estudiar lo que se requiere para aplicarla como asignatura y situarla en el lugar que le co-
rresponde dentro del conjunto de los campos de estudio de las ciencias que la atraviesan.
Todo esto implica “posicionar la práctica docente en escenarios inciertos, inacaba-
dos, caóticos, imperfectos, “que requiere de múltiples perspectivas teóricas y prácticas y de
la necesidad de ser situada temporal y espacialmente.” , como alternativa a una formación
acrítica, pensada como dispositivo de disciplinamiento y control social, sustentada en dis-
cursos académicos reproductores de la cultura hegemónica de la disciplina”.3
Los escenarios en los que trabajarán los futuros Docentes de Educación física serán
variados y múltiples, caracterizados por la complejidad, la diversidad y la masificación; en
ellos, todos los sujetos, sin distinción, ejercerán su derecho a la educación. Escenarios que
para ser pertinentes, requerirán promover la construcción de conocimientos, el desarrollo
1
Profesor de Didáctica de las Prácticas Gimnásticas I y de Didáctica de las Prácticas Lúdicas. Especialista
consultado en la escritura del DC
2
DGCyE. Diseño Curricular para la Formación Docente del Profesorado de Ecuación Física. La Plata, 2009.
pág. 9
3
Ibídem
36
La 33
de competencias y propiciar comportamientos, todos estos, componentes necesarios de
una cultura para continuar aprendiendo durante la vida.
Ante una sociedad cambiante y compleja, caracterizada por la incertidumbre, El
nuevo diseño se abre y pone más atención en los sujetos que aprenden, así como garantiza
una educación de calidad para todos mediante una base común de conocimientos y actitu-
des que permitan al sujeto desempeñarse satisfactoriamente en la sociedad. También con-
sidera la individualidad y las diferentes formas de aprender de los sujetos.
Trabajar con la diversidad, no es fácil, supone un mejor conocimiento de las realida-
des individuales, fomentar interés por lo que se aprende y hacer que ese aprendizaje perdu-
re para toda la vida. De ahí que formarse para la enseñanza adquiere un gran significado: el
profesional de la Educación Física será sensible para educar a todos atendiendo sus diferen-
cias individuales y culturales y estará preparado para trabajar con distintos enfoques que
posibiliten modos diferenciados de aprender. Este nuevo diseño tiene mucho que aportar a
estos fines, porque puede ayudar a los estudiantes a desinhibirse, a expresarse, a descubrir
y apreciar el cuerpo como elemento valioso de la persona, acciones que a futuro tendrán
que fomentar en sus alumnos.
El futuro Profesional estará en condiciones de crear ambientes de aprendizaje favo-
rables a los alumnos —de respeto, buen trato, aliento, apoyo mutuo, entusiasmo e interés,
seguridad, confianza, de gusto por realizar la actividad, abiertos a las sugerencias, con sen-
tido y claridad de lo que se va a llevar a cabo y para qué, en los que haya un aprovechamien-
to efectivo del tiempo en lo que es prioritario— y dar atención a las diferencias individuales
y a los distintos intereses por la actividad física. En síntesis brindaran actividades idóneas,
con sentido para los alumnos y congruentes con los diferentes entornos de trabajo.
El nuevo Diseño de carrera le da un nuevo impulso al Área, la hace más flexible, ca-
paz de adaptarse a las realidades y necesidades locales o regionales, y la considerada como
un derecho a la práctica de la motricidad en condiciones adecuadas, como un espacio para
atenuar ciertas desigualdades o para evitar que se sigan profundizando. Por todo lo ante-
rior se requiere de una práctica pedagógica diversa, amplia e incluyente.
Por otra parte, al vincular la noción de horizonte formativo y sus propósitos con las
rupturas del campo nos aproximamos a la “definición del profesor como pedagogo, traba-
jador cultural y profesional de la enseñanza, caracterizado por: ámbitos y contextos escolares y
no escolares; sujeto formador que entrelaza su acción con los otros actores del proceso curri-
cular; constructor del currículo, que se reconoce y actúa en él como ámbito de producción pro-
yectual y, a la vez, de formación permanente y de transformación institucional” 4.
De esto trata el nuevo Diseño.
4
Op.cit. pág.10
37
La 33
¿Cómo construir políticas públicas hacia un
“paradigma anfibio”? Estado, políticas públi-
cas y organizaciones estudiantiles
Desde esta perspectiva la integración entre las políticas públicas del Estado y el movi-
miento estudiantil, es posible e imprescindible en la medida que sus actores construyan
nuevos escenarios de trabajo, sin desnaturalizar uno ni otro. En este sentido, la tensión se
presenta, en la convivencia de discursos corporativos (de gestión, estatista, antiestatistas,
academicista, normativistas, partidarios, gremiales, estudiantiles etc.) y lógicas políticas-
culturales ambiguas.
1
Referente de Políticas Estudiantiles solicitado por el INFOD para la provincia de Buenos Aires. Dirección de
Educación Superior y Capacitación Educativa.
38
La 33
proyecto político-cultural democrático y transformador. Con respecto, a este punto, la pre-
ocupación de cuál es el rol del Gobierno en relación a las organizaciones estudiantiles, la
tensión que se presenta frente a la construcción de un modelo que no genere vicios (espa-
cios corporativos) y desafíe las representaciones dogmáticas.
En esta dirección, resulta necesario cuestionar y romper con los moldes de modelo que
han llevado los gobiernos argentinos en las últimas décadas (en relación al sector estudian-
til), así como abandonar aquellos esquemas binarios y adictivos a las estructuras de poder.
En consecuencia es posible subrayar la potencialidad de un modelo anfibio, pues lejos de
transitar el “habitus” de la construcción de las políticas públicas focalizadas y profesiona-
lizadas o de acartonarse en ellas, de lo que se trata aquí es de hacer uso de ellas, ampli-
ficándolas, politizándolas en el sentido genuino del término.
Acorde con esta línea en el año 2009 la Dirección de Educación Superior y Capacitación
Educativa de la provincia de Buenos Aires dio la apertura a “una línea de trabajo en Políticas
Estudiantiles para los Institutos Terciarios”. Esto implica una ruptura en el modo de interpe-
lar la construcción de las políticas públicas hacia el sector estudiantil en la provincia de Bue-
nos Aires. Aun cuando solo es “un puntapié, un intersticio, una veta” simbólicamente se
transforma en un mensaje explícito, pero a la vez lleno de tensiones y desafíos. Este equipo
de trabajo intenta poner ejes de debate alrededor de cómo construir en este espacio. Aquí,
de lo que se trata, no es de discutir que la democratización debe ser un proceso que apun-
tale a la transformación del interior de los Institutos y que si los estudiantes participan son
sujetos más críticos, etc., porque eso lo compartimos todos, sino de debatir cómo construir
los puentes, usinas, dispositivos, para democratizar el interior de los Institutos Terciarios,
para que la construcción sea colectiva y representativa, para que transforme la realidad de
cada sujeto en un contexto socio-histórico compartido. Eso es discutir y construir un mode-
lo de políticas públicas democrático. Así mismo, lejos de abandonar la construcción política
con militancias partidarias, no partidarias, etc. de lo que se trata es de buscar un lugar de-
ntro de él, en tanto las construcciones sean comprometidas y a la vez críticas, no compla-
cientes; esto es ser capaces de producir un movimiento que vaya más allá de las represen-
taciones de los sujetos. Finalmente el desafío consiste en contribuir a la construcción de
alternativas políticas, en el vaivén que se establece entre la planificación de las políticas
públicas, entre el cómo construirlas y la praxis transformadora.
Visto en estos términos, la apuesta por construir un modelo –tanto por parte de la Di-
rección de Educación Superior y Capacitación Educativa como el del sector estudiantil- de-
viene realmente posible y, más aún, creíble en la medida que construyamos espacios de
encuentros compenetrados con la realidad del sector (teniendo en cuenta la historicidad
del movimiento, el proceso socio-histórico por el cual atraviesa la participación ciudadana,
los desafíos de la construcción política, etc.) Claro está, que la tarea no resulta nada fácil,
pero tampoco es, como pareciera serlo una década atrás, un cambio definitivamente clau-
39
La 33
surado. La línea de trabajo en Políticas Estudiantiles que se abre desde la DES ya tuvo su
lugar en otro gobierno, a lo largo de la historia de la Educación Superior. Hoy abre otras
vías, se deberían abrir, en pos de una articulación entre el gobierno, las políticas públicas y
el movimiento estudiantil, un espacio de geometrías variables que pueda dar una apertura
al surgimiento de un nuevo modelo en pugna. Pero esto, se construye solamente, con cua-
dros de trabajo territorial, sensibilizado con la necesidad de otro, con conocimiento de la
realidad de los Institutos Terciarios, con militancia; definido por la reflexibilidad y el com-
promiso verdadero con un proyecto político con identidad NACIONAL Y POPULAR. Un
desafío que aguarda, muy especialmente a los nuevos dirigentes estudiantiles, a los go-
biernos actuales, a esta línea de Políticas Estudiantiles y al conjunto del Estado. El debate de
una política democrática con/en relación al sector estudiantil es una deuda que nos han
dejado las políticas neoliberales de los 90 y las dictatoriales del último gobierno facto. Mo-
delo que ha tenido rupturas, pero también continuidades residuales, aguardando así un
espacio que tiene nuevos desafíos y responsabilidades políticas.
40
La 33
De trayectorias y miradas
La acción política de construir lo común
El rol del director está necesariamente atravesado por la mirada de los otros y tiene
centro en mirar a los otros. Por eso la idea de “mirada” nos parece central para aproximar
una manera de transitar la tarea directiva. La mirada no es unívoca, es una mirada plural,
dinámica que se va tiñendo de ánimos, intereses, perspectivas, ideología, posicionamiento
frente lo que se mira En un instituto formador se mira a los profesores, se mira a los alum-
nos, se mira al equipo de conducción, se mira al currículo, a los escritos teóricos, a los dis-
positivos didácticos, se mira las propuestas, las trayectorias, los resultados. Cada una de
estas miradas están condicionadas por el que las hace, lo que siente, lo que piensa, lo que
busca y por el momento en que mira, por el objeto que mira, por el espacio en el que mira.
Esta multiplicidad de la mirada es una cuestión a atender por un equipo directivo para no
clausurar trayectorias, para no empobrecer las potencialidades de lo que sucede en una
institución. Y sobre todo para rescatar en cada caso lo construido, lo instituido, lo desarro-
llado, lo aportado por el o los sujetos y desde allí potenciar la trayectoria formadora en
cualquiera de sus márgenes de trabajo.
Rescatar la categoría de la mirada, nos coloca frente a tres cuestiones el lugar de la
neutralidad, los enfoques situacionales, la escucha osada. En torno a la neutralidad aparece
la categoría de la implicación, ese encuadre como lugar desde donde se ejerce esa mirada
referencial que porta un director, su experiencia portada que se constituye en un analizador
que media entre el observador y lo observado. El trabajo del director se encuentra en esta
situación implicada. Habilitar la palabra en cada caso implicará el interrogar lo enunciado, en
el sentido de abrirse a significarlo de otra manera. En síntesis no a cerrar, clausurar el senti-
do desde un mirada unívoca sino a abrirlo a otras certezas provisorias que puedan habilitar
espacios de acuerdos, de tránsito con otros “Una escucha osada es aquélla que abre el diá-
logo sobre dimensiones que hasta ahora estuvieron veladas o pregunta por lo ya conocido
para intentar, bucear aspectos no conocidos, conmoviendo el análisis canónico que ya to-
dos conocemos y repetimos.”2.
El otro concepto en que se va a centrar nuestra mirada es el de la trayectoria “Sólo
hay formación cuando uno puede tener un tiempo y un espacio para el trabajo sobre sí
mismo”3. Pensada así la trayectoria es un “itinerario en movimiento” En nuestro caso, la
institución formadora, su proyecto institucional y el currículo le ponen límites a este itinera-
rio en tanto van estableciendo condiciones, acreditaciones, requisitos para acceder al gra-
do, y formas obligadas de ese itinerario (las cursadas, las residencias, entre otras)
1
Directora del ISFDyT Nº 33 de Tres Arroyos, provincia de Buenos Aires
2
Nicastro, Sandra. (2006) Revistar la mirada sobre la escuela. Rosario, Homo Sapiens, pág.81
3
Ferry G. (1991) El trayecto de la formación. Los enseñantes entre la teoría y la práctica. México. Paidós.
41
La 33
La formación docente es un desplazamiento en un campo determinado La trayec-
toria como recorrido forma parte de la propuesta institucional pero se pone de manifiesto
en un itinerario particular de cada sujeto, la producción idiosincrática que debe ser percibi-
da como cuestión institucional y no solo de los estudiantes. Al considerarla como un efecto
de la ligazón de prácticas, acciones tutoradas, situaciones de andamiaje que son sostenidas
por las instancias de evaluación.
En este contexto la acción del director adquiere una dimensión política en tanto la
producción de lo común, la generación de un espacio potencial, la articulación de múltiples
espacios, cátedras u otros, para que se produzca la integración de lo común, un común que
el estudiante perciba como factible de ser transitado.
Ese común que incluye lo diverso es el singular común que supone una aceptación y
no es la comunidad total. Trabajar en la brecha, articular las diferencias (espacios, tiempos,
ideas, modos), verse con ese singular; en eso consiste el accionar político que nos demanda
la dirección de una institución formadora.
La imagen de un director es la imagen de los traductores de Z. Bauman. “Todos so-
mos traductores”, al decir de Z.Bauman4 La traducción unida a la textura de la vida cotidia-
na está presente en cada encuentro comunicativo en cada diálogo porque la polivocalidad
no puede ser eliminada en la matriz de los significados posibles, en la “logosfera” de Bajtin.
Las voces del resto de los profesores son dispares, hay quienes adhieren a esta
visión y quienes creen que los estudiantes tienen logros, pueden enfrentar el desafío de
formarse como docentes.
Datos del grupo: Se matricularon 31, ingresaron 29, a poco de comenzar el cur-
sado abandonaron algunos, ante las primeras evaluaciones parciales abandonaron 9.
Del intercambio con el resto de los profesores se ponen en evidencia que en los
espacios de la fundamentación los resultados son mejores, que las dificultades de apro-
piación de saberes matemáticos parecen condicionada por grandes huecos en los cono-
cimientos matemáticos que se supone se deberían haber adquirido en los niveles ante-
riores. De las reuniones de profesores para analizar la situación, surge una idea “cómo
enseñarles a pensar matemáticamente “. Los estudiantes dicen que les dan mucho para
4
Bauman, Zygmunt- ( 1999) En busca de la política. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, pág. 210
42
La 33
leer, mucho para resolver, que trabajan y que no disponen de mucho tiempo para ello.
Algunas cosas no se acuerdan, otras no las vieron, nadie se las enseñó”.
5
Cornu L. (2002) “La confianza en las relaciones pedagógicas”, en Frigerio G., Poggi M., Korinfeld D. (comps.)
Construyendo un saber sobre el interior de la escuela. Buenos Aires, Novedades Educativas
43
La 33
situación, una emoción y un saber determinados. Aún así, poco pensamos acerca de la exis-
tencia del otro, más allá de su presencia. Porque de continuar la educación en esa senda
condicionada por esa insulsa fidelidad a la herencia, por esa amnesia planificada y por el
pasaje de manos de una tradición monolítica, sólo habremos de ser seres identificados por
una rígida presencia, pero en el fondo ausentes, inexistentes, fuera de toda conversación,
en un estar-juntos de absoluto desinterés, ignorancia e indiferencia”6
Bibliografía
6
Skliar, Carlos. Crisis de los discursos sobre la crisis educativa.
44
La 33
Itinerarios
Un relato sobre la instalación institucional del espacio
pedagogía de la memoria
Grupo Pedagogía por la Memoria1.
1
El ISFDyT Nº 33 tiene un proyecto de extensión “ que coordinan este Equipo integrado por Susana Pedone,
Julio Zabaljáuregui y Juan Pablo Salomón.
2
Notas sobre la transmisión escolar del pasado reciente en la Argentina en: Mario Carretero y otros Enseñanza
de la Historia y la memoria colectiva. Buenos Aires. Paidós 2006
45
La 33
los sujetos se hacen de él, la conflictividad y complejidad en la que se entraman tiempo,
historia y memoria .
“Papel fundamental desempeña la memoria en este acto de representación en que
vemos junto lo que no sucedió al mismo tiempo. Así, pues si me refiero a la facultad de sinteti-
zar, hablo de la capacidad humana de imaginar como presente algo que, en realidad no lo esta,
y relacionarlo con lo que en verdad sucede aquí y ahora. Se trata de una manifestación de la
facultad humana de síntesis, que desempeña un papel decisivo en todas las formas de deter-
minar el tiempo” Elías, Norbert. Sobre el tiempo. México, Fondo de Cultura Económica, 1989.
Hacer evidente y posible el pasado, ponerlo en estudio es evocar las múltiples re-
presentaciones que los sujetos sociales se han hecho de él de acuerdo con sus distintos
posicionamiento sociales en el contexto en el que los hechos tuvieron lugar.
La apropiación de esta mirada histórica por parte de los docentes y estudiantes irá
siendo interpelada por sus preguntas y sus sentidos desde las vivencias y las representacio-
nes, para construir nuevos sentidos acerca del lugar del sujeto en el contexto socio históri-
co y en la constitución de la subjetividad.
Concebimos que todo acto de memoria se realiza desde el presente y que es un ac-
to perteneciente al campo de la ética. (Schmucler3) por eso se propone siguiendo a Pilar
Calveiro4: pensar a la memoria en un doble movimiento; por un lado, recuperar el sentido
que tuvo para sus protagonistas, que testimonian los documentos y la teoría; y al mismo
tiempo cargarlo de sentido en el presente, desde las preguntas que jóvenes y adultos nos
podemos hacer hoy.
Reponer saberes de la historia de los grupos sociales en la resistencia y reflexionar
sobre el impacto en el presente histórico es una decisión ético política en esta etapa de la
formación de los futuros docentes y de los docentes en actividad. Este es el sentido que en
la transmisión intergeneracional permite recuperar sentidos y saberes que habiliten una
interacción pedagógica genuina, la que posibilita el cuestionamiento, la confrontación y la
complejización de las diversas memorias.
Las instituciones públicas, y específicamente, los institutos de formación docente
tienen un lugar privilegiado en la recuperación, la confrontación y transmisión de múltiples
memorias, atravesadas por los conflictos propios de los posicionamientos ideológicos y de
las propias vivencias ante los hechos sociales tanto de la historia más reciente como de los
procesos más lejanos en el tiempo. Como lo expresa Cullen: “La escuela es el ámbito de
vigencia de lo público, o mejor expresado, es un ámbito donde debemos construir un espa-
cio público” Cullen, Carlos. Perfiles ético-políticos de la educación. Ed. Paidós. Bs. As. 2004
La realización de este trabajo en equipo conformado por adultos y jóvenes; profe-
sores, directivos y estudiantes, agrega otra complejidad. La construcción colectiva con
horizontalidad, habilita la participación de los sujetos pedagógicos en la deliberación y la
concreción de proyectos compartidos, expresando la politicidad de la relación pedagógica y
el ejercicio de la ciudadanía.
3
Schmucler, Héctor. Una ética de la memoria, en Revista Puentes, Año 1 nº 2, diciembre. 2000
4
Calveiro, Pilar. Política y/o violencia. Una aproximación a la guerrilla de los 70. Editorial Norma
46
La 33
La recuperación de hechos y los sentidos locales se realiza organizando un archivo
oral y escrito en la institución de formación docente. Archivar es hacer memoria porque “la
archivización produce tanto como registra el evento” en términos de Derrida, citado por
Inés Dussel
En el momento de instalar en el escenario institucional un equipo de investigación y
construcción pedagógica sobre la memoria se abren un conjunto de interrogantes respecto
a los campos y a los modos de intervención, habida cuenta de que una acción concebida en
el plano político y de construcción de conciencia social, se abre ahora a un plano de elabo-
ración teórica y metodológica impregnada de una lógica de construcción institucional, éste
es un verdadero desafío para todos los que conforman el equipo en su sentido más amplio.
Las acciones institucionales abren el juego a la explicitación de las distintas memo-
rias ante los conflictos sociales del presente, por parte de docentes y estudiantes; en la
producción de interacciones en las clases, e intercambios informales en los pasillos, con
explícito contenido político.
Es además la oportunidad de introducirse en un universo social que hasta ahora ha
sido convocado débilmente al ejercicio de reponer su memoria, voces forzadas al silencio
de un exilio interno y de un gran olvido, como si el genocidio, la muerte, la tortura, no
hubiese golpeado todas las puertas de los hombres y mujeres sensibles de esta tierra del
sur.
47
La 33
Breves escritos sobre memorias para interpre-
tar el presente
Grupo Pedagogía por la Memoria1.
Palabras clave:
1 El ISFDyT Nº 33 tiene un proyecto de extensión “ que coordinan este Equipo integrado por Susana
Pedone, Julio Zabaljáuregui y Juan Pablo Salomón.
2 Ese Infierno. conversaciones de cinco mujeres sobrevivientes de la ESMA.De Actis, Munú; Aldini,
Cristina; Gardellia, Liliana; Lewin, Miriam; Tokar, Elisa. Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 2001.
48
La 33
Creemos saber de algo por lo que recibimos como explicación multiplicada ad infi-
nitun por usinas de poder, de construcción ideológica que controlan con su voz la concien-
cia común
Segundo problema: accionar en términos de una pedagogía social para que emerjan
a la superficie del presente los discursos silenciados.
Pensamos una comparación. La búsqueda de un presente (ahora pasado) donde el
silenciamiento se descubrió en tragedia.
Desde las tapas de los principales matutinos porteños, se acompañó, y a veces hasta
arengó, la euforia ciudadana que despertó la posibilidad de recuperar dos islas olvidadas en
el sur del continente aquel 2 de abril de 1982.
La población se lanzó a las calles y llenó la Plaza de Mayo para proclamar una victoria
inventada por el general Leopoldo Fortunato Galtieri y reflejada en los medios de comunica-
ción, que sólo se limitaban a levantar las noticias que transmitían la agencia y el canal estatal.
Los medios llamaron a la población a manifestarse mientras el presidente de facto gritaba des-
de el balcón: “si quieren venir que vengan, les daremos batalla”.
Clarín titulaba por aquella época: “Euforia popular por la recuperación de Malvi-
nas” y La Nación se sumaba días después con un “Alborozo ciudadano por la reconquista
de Malvinas”.
La Razón, el 2 de abril de 1982, horas después de iniciarse el conflicto, titulaba: "Se
recupera una zona de gran riqueza" y desde Córdoba, La Voz del Interior decía: "Argentina
reconquista las islas Malvinas".
El título que eligió Crónica fue "Argentinazo:¡Las Malvinas recuperadas!" y la sexta
edición de La Razón afirmó en la tapa: "En las Malvinas hay gobierno argentino".
Desde Buenos Aires, era muy limitada la información genuina que los medios pod-
ían levantar, por lo que no hubo una intención de investigar lo que realmente estaba pa-
sando con los 5.000 soldados que desembarcaron en las Islas.
La euforia Malvinas la transmitieron también periodistas como Mariano Grondona y
Bernardo Neustadt.
Las revistas también hablaron de victoria. Las páginas de revistas como Gente o
Somos se llenaron con fotos e imágenes de jóvenes de 18 años “dando la vida por la pa-
tria”, aunque no todas coincidieron en su postura frente al conflicto:
La revista Gente publicó un título simbólico, que quedó grabado en el imaginario
colectivo de la Argentina: "Estamos Ganando", decía su tapa del 6 de mayo de 1982. Siete
días después, el próximo número, fue titulado "Gran Bretaña asesina".
El 27 de mayo insistió con "Seguimos ganando" y detalló: "6 buques hundidos, 16
averiados, 21 aviones y 16 helicópteros derribados. Estamos destruyendo la flota británica".
49
La 33
Por aquella época, el ejército del Reino Unido había desembarcado en San Carlos, un hecho
nada alentador para los soldados argentinos.
La revista Somos también fue parte de la tendencia triunfalista. El 9 de abril de 1982
publicó un número extraordinario titulado: "Victoria ¿Y ahora qué?". El 15 de junio, cuando
la derrota era una realidad innegable, el título fue "Perdimos la guerra, no perdemos el
país".
Es una Memoria imperativa con unicidad discursiva (que instaló la dictadura) que
constituye un guión canónico casi universal, que no admite, no hace posible, la elaboración
permanente de la memoria y la resignificación desde la experiencia de los sujetos sociales.
En algunos de los pliegues de la sociedad actual está intacta la memoria sobre la
manipulación, el ocultamiento, el silenciamiento.
Si la memoria se presenta como acabada, está cerrada al futuro y al presente; ya
que cercena el derecho de los sujetos de distintas generaciones y de distintos grupos socia-
les, a resignificar y valorar, desde percepciones y aproximaciones, que conviene que sean
libres y no estén determinadas por la transmisión de un pensamiento único.
Una pedagogía de la memoria va en el sentido de aquel militante socialista recor-
dado por Todorov, que ha vuelto, no para denunciar un genocidio que oculta otro, si no
para ser testigo y denunciar de todas las noches del ahora y del porvenir, la experiencia
convertida en ejemplaridad.
De aquella experiencia histórica y recordada pueden surgir las claves de lectura para
penetrar en la lógica que ordena las relaciones del escenario actual y así contribuir al pasaje
de la opinión al análisis.
Señala Ludmila Catela “…un recorte permite reflexionar sobre un campo donde "lo
no dicho", lo "censurado", lo "corregido" está íntimamente ligado a la significación que
toma el hecho del pasaje de la palabra privada al mundo de lo público, donde los condicio-
namientos sociales, culturales y políticos atraviesan la expresión de las historias singulares y
sus identidades.”3
Desplegar el contexto lejano en el tiempo como una forma de romper la auto refe-
rencialidad y favorecer el pensamiento sobre las situaciones socio políticas del presente,
Desplegar y construir escenarios que favorezcan la reflexión, el intercambio permite
entramar a los sujetos entre sí en proyectos colectivos, a la vez que permite que la memoria
individual se articule con las condiciones de existencia, con las propias vivencias, para entre-
tejer los cortes de la memoria que han minado el pensamiento crítico.
Nos preguntamos
50
La 33
¿Las radios comunitarias, los diarios pequeños, los canales de televisión del interior,
que lograron no ser comprados por los medios hegemónicos, a quien representan?
“¿Qué poderes económicos sostienen a los medios de comunicación que son em-
presas? ¿Pueden transparentar el sostén económico y los objetivos que se proponen?” se
preguntaba Pablo Bussetti, el Director de Ecodías en la charla acerca la nueva ley de me-
dios, que se realizó en nuestra ciudad. “¿Desde qué lugar social construyen su discurso?”
La política pública debe garantizar a los ciudadanos el ejercicio del derecho civil que
funda y basa un ámbito de responsabilidad en el gobierno, tiene que ser garantista, protege
un derecho y estimula su ejercicio.
La memoria pública se construye en el debate político, social y cultural que produce
la sociedad según cada coyuntura, con la intervención de todos los agentes que participan:
con luchas, negociaciones, distanciamientos, encuentros, imposiciones y resistencias. Situar
en espacio publico la presencia y el ejercicio de ese derecho, explicitarlo y regularlo estable-
ciendo como norma priera que hay una frontera infranqueable, la que separa democracia
de dictadura.
Anexo
51
La 33
Polo de desarrollo técnico profesional
Educación Alimentaria y Nutricional en las escuelas de
educación primaria
“Alimentación Saludable para vivir mejor”
María Ibsen,
María Eugenia Tumini,
Marcela García
Equipo del polo
52
La 33
Formación por competencias
El nuevo enfoque de la Educación Técnico Profesional
Graciela E. Diez1
La Competencia Laboral
1
Es Jefa de Área Técnica en el ISFDyT Nº 33, de Tres Arroyos
53
La 33
tas. Esto exige una precisa identificación de qué debe lograr el trabajador y qué capacida-
des pone en juego para resolver estas situaciones de trabajo.
Se trata de identificar las competencias laborales, es decir, la combinación de co-
nocimientos, habilidades y actitudes, que el sujeto pone en juego en el desempeño de una
función productiva. Ello supone aludir a la integralidad, al conjunto de la capacidad y no a la
sumatoria o a su ejecución parcial.
La competencia laboral es “una construcción social de aprendizajes significativos y úti-
les para el desempeño productivo en una situación real de trabajo que se obtiene no sólo me-
diante la instrucción sino también y en gran medida, mediante el aprendizaje por experiencia
en situaciones concretas de trabajo (Ducci, 1998).
Las competencias laborales constituyen un instrumento para la interacción entre el
mundo productivo y laboral por una parte y el de la educación y la formación profesional
por el otro, para el diálogo y la negociación entre los actores de uno y otro.
El diseño de la formación basada en competencias comienza por la identificación de
competencias.
El mapa o perfil de competencia de una función ocupacional incluye: la competencia
general, las unidades de competencia, los elementos de competencia y el desarrollo de los
estándares para cada elemento.
La formación basada en competencias propone un nuevo enfoque centrado en el
sujeto que se forma y en la unidad productiva, permite y exige contar con programas flexi-
bles, de mayor calidad y pertinencia. Las prácticas formativas buscarán responder a los si-
guientes criterios:
Se busca que la persona que se capacita gestione y controle su proceso de
aprendizaje, con el apoyo de los educadores.
El trabajo se convierte en un instrumento pedagógico y didáctico privilegia-
do. Se privilegia la formación en servicio y se estimula la formación continua.
El progreso de los capacitandos en el programa se produce al ritmo que ca-
da uno de ellos determina. Los instrumentos de competencias posibilitan
personalizar los procesos y los ritmos de aprendizaje.
54
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
Construir una mirada pedagógica
al interior del sistema
Tramo de Formación Pedagógica
para Profesionales, Técnicos Superiores y
Técnicos de Nivel Medio
1
“El Tramo de Formación Pedagógica para Profesionales, Técnicos Superiores y Técnicos del Nivel Medio consti-
tuye una respuesta a un conjunto de necesidades sentidas al interior del sistema educativo; entre ellas, el cum-
plimiento de derechos que les corresponden a los trabajadores de la educación”- DGCyE, Resolución 2087/07-
Anexo I , Fundamentación
2
“el mismo sistema educativo se vio en la necesidad de designar a aspirantes que, teniendo una formación
técnica o profesional vinculada al área de desempeño, no contaban sin embargo con la formación docente re-
querida” ( Op.cit).
55
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
Construir Institución
1
Profesora de Análisis Institucional en el Tramo de Formación Pedagógica para Profesionales, Técnicos Superio-
res y Técnicos Medios.
56
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
alianzas hacia adentro y hacia fuera: equipo docente - equipo directivo, escuela y familia,
escuela, universidad y mundo de la producción, entre otras. Es transformar las organizacio-
nes desde un avance sobre conceptualizaciones anteriores que ponían al aula como espacio
unitario preferente del sistema educativo.
Todas las relaciones que se desarrollan en el espacio escolar constituyen relaciones
de aprendizaje. Muchas de ellas exceden a lo que ocurre solo en el aula. El estilo de conduc-
ción, las formas en que se toman decisiones, el clima que viven los alumnos, las pautas de
convivencia, las prohibiciones y los permisos, la participación en la vida de la escuela, el tipo
de actividades que se promueven, etc., conforman una red de múltiples y complejas situa-
ciones que merecen ser pensadas y comunicadas en “clave educativa”. Verdaderas oportu-
nidades para atender una demanda acuciante de la sociedad: la formación en valores, la
educación integral. Esto solo es posible si salimos de una línea de pensamiento que privile-
gia “recortes”: mi materia, mi forma de evaluar, mi grupo, etc. y transitamos hacia una con-
cepción más participativa, hacia una cultura de trabajo escolar más colaborativa, más con-
sensuada, en definitiva, más solidaria.
57
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
ENSAYO
¿Qué es una Buena Escuela?
Elsien Sophia Ambrosius1
La propuesta de escribir sobre “¿ Qué es una buena escuela?” luego de haber cursa-
do el primer tramo de la carrera de Formación Pedagógica para profesionales, haber leído a
distintos autores, escuchado a profesores, disertantes, compañeros docentes y analizado la
propia trayectoria en ámbitos educativos, permite abrir un interrogante complejo y un de-
safío movilizante.
Mentalmente uno repasa recuerdos de las escuelas que conoce y conoció, y las pa-
labras de Bianchi Bustos actúan como un eco: “Encontrar una buena escuela no es tan difícil
como encontrar un unicornio azul…las hay”2
¿Las hay? Hoy, en Julio del año 2008 en Tres Arroyos, ¿hay una buena escuela? ¿Cuál?
En esta “modernidad líquida” 3 en que estamos inmersos, “La escuela, como todo
ser viviente, no sólo se modifica cada año, cada día y cada hora, sino que está expuesta a
diversas crisis, a desgracias, a dolencias.”
Escuelas que hasta hace poco funcionaban aparentemente bien, hoy muestran se-
rias dificultades, al menos eso sostienen los docentes, los padres, los alumnos… no todos,
pero la gran mayoría. Y los medios de comunicación se encargan obviamente de difundir
los peores ejemplos y casos.
La inestabilidad es una constante, y está mucho más presente en las escuelas públi-
cas que en las privadas.
En el presente ensayo, básicamente trataré de exponer las características que, a mi
criterio, definen una buena escuela. Haré hincapié en el texto de Inés Dussel y Myriam
Southwell ¿Qué es una buena escuela?, en las características de las Escuelas Efectivas de
Reynolds y en Hardgreaves, Culturas colaborativas, ya que considero que son conceptos
fundamentales a la hora de hablar de buenas escuelas.
1 Estudiante del Tramo de Formación Pedagógica para Profesionales, Técnicos Superiores y Técnicos Medios.
2 Bauman, Z.; Modernidad líquida, Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica,2002
3Tolstoi, León; “La escuela de Yasnaia Poliana, Buenos Aires, Tor, 1944
4 Dussel, Ines y Myriam, Southwell, ¿Qué es una buena escuela?, El monitor, 2005
58
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
Los maestros y profesores son docentes, especialistas en enseñar. Es muy impor-
tante que tengan amplios conocimientos de psicología, sociología, relaciones humanas,
etc., pero su función básica es enseñar. Los alumnos van a la escuela para aprender, y lo
reclaman.
Los resultados de la prueba PISA, expresan que el rendimiento es pobre (sólo en
Brasil y Colombia en matemática han quedado debajo nuestro entre los países de la región)
y además tenemos la mayor diferencia entre los mejores y peores logros de nuestros alum-
nos. Eso se llama inequidad.6
El 40 % de los alumnos de escuelas secundarias de la provincia de Buenos Aires cues-
tiona el desempeño y calidad de sus docentes.7
Los cambios sociales de las últimas décadas nos confundieron, el advenimiento
agresivo de la economía de mercado nos confundió, el uso y abuso de la libertad y los dere-
chos, nos confundieron…Perdimos de vista el rumbo, y cuando las metas son poco claras el
resultado es ambiguo y mediocre.
Una escuela para lograr ser efectiva, debe poseer”metas académicas claras” y éstas
deben ser compartidas por todos.8 Esto se refleja en las reglas y en la forma de hacer las
cosas.
El Proyecto Institucional constituye la base para diseñar estrategias de actuación,
coordinación y evolución institucional. Debe ser un proyecto educativo articulado, amplia-
mente conocido y asumido.9
La escuela debe abrir posibilidades hacia el futuro, trasmitir mucho, conocimientos
actualizados y valiosos, con herramientas adecuadas, con instrumentos que permitan ex-
plorar, inventar, descubrir y dar cabida a la creatividad y a la libertad”.10
Para poder enseñar mucho y bien, es fundamental un clima de enseñanza y apren-
dizaje seguro y ordenado, un ambiente tranquilo, que permita pensar.
Las instituciones enseñan, no sólo las personas.11
También son necesarias adecuadas condiciones edilicias, bibliotecas, laboratorios,
computadoras, televisores y videos. (En esta época en que la tecnología es ampliamente
dominada por los jóvenes, no podemos pretender estimularlos a aprender con fotocopias
borrosas o escasos libros antiguos)
Si la escuela enseña, esto se plasma en egresados que logran acceder a estudios
terciarios o universitarios o se insertan en el mundo laboral, como ciudadanos plenos.
Una buena escuela es aquella que posee directivos, maestros y profesores responsables,
comprometidos con su labor, reflexivos y que se perfeccionan continuamente.12
5
Dussel, Ines y Myriam, Southwell, Op.cit.
6
Iaies Gustavo F., “Exigir, contener y enseñar”, La Nación, 2007
7
Dirección General de Cultura y Educación de la provincia de Buenos Aires, 2007.
8
Escuelas Efectiva (SEGÚN Rutter el al.,1979; Edmonds,1980; Brookover et al.,1979; Reynolds et.al., 1976; Weber,
1971; Purkey y Smith, 1983)
9
Escuelas Efectiva .Ibidem.
10
Dussel, Ines y Myriam, Southwell, Op.cit.
11
Tedesco, Juan Carlos;. “El papel docente en el proceso de aprendizaje”, La Nación
59
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
Una buena escuela debe abrir amplias posibilidades de contacto con docentes que
actúen como guías, como modelos, como puntos de referencia del proceso de aprendiza-
je.13
Considero que es muy importante la conservación de una asimetría sin dominio. Ser
educador es ser un otro distinto.14
El Equipo Directivo de una escuela, como cabeza visible de la misma, debe estar
constituido por personas integras, confiables, moral y éticamente respetables.
Deben tener un amplio conocimiento de la institución que lideran, su alumnado y la
comunidad; ser capaces de compartir criterios, fomentar el trabajo en equipo y tomar deci-
siones importantes.15
Directivos y docentes probablemente tendrán alma de pioneros algunos, y de colo-
nos, otros. Dispuestos a enfrentar riesgos y reconocer nuevas posibilidades los primeros, y
a consolidarlas y mantenerlas, los segundos.
En una institución como la escuela, es necesario “tener la mente abierta y de ser ne-
cesario romper con éxitos pasados”. Pero también reconocer las medidas efectivas y con-
servarlas. Creo que los cambios muchas veces son buenos, pero la estabilidad es muy nece-
saria, sobre todo para los jóvenes de esta sociedad actual tan expuesta a modificaciones
(divorcios, desempleos, mudanzas, quiebras, etc). Los niños y jóvenes necesitan alguien y
algo duradero, y cuando a su alrededor todo se tambalea, a veces es la escuela la que debe
tener cierta estabilidad. Me refiero no solo a la institución-cascarón…que parecen iguales
que siempre desde afuera pero por dentro son bastante diferentes” sino también, sobre
todo sus integrantes (directivos, maestros, profesores, preceptores).
Una buena escuela es aquella que tiene “estabilidad del equipo docente”.16 Donde
los docentes gozan de buenas condiciones de trabajo y salarios dignos, están formados,
capacitados para acompañar y promover a los alumnos en su progreso año a año, confían
en la capacidad de aprendizaje de todos sus alumnos y se hacen responsables por los resul-
tados.
Surge de inmediato, que lo que entendemos por democracia son cosas diferentes 17.
La escuela debe promover modos de convivencia y educar en valores dándoles im-
portancia neurálgica.
12
Fullan
13
Tedesco, Juan Carlos. Op.cit.
14
Norodowsky, conferencia.
15
Pioneros de Paradigmas, video
16
Escuelas Efectiva. Op.cit.
17
Dussel, Ines y Myriam, Southwell, Op.cit.
60
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
Al hablar de democracia, rápidamente surge una asociación con el ámbito de los de-
rechos, pero no debemos dejar de lado el ámbito de los deberes, que en el último tiempo
han sido relegados, y sus consecuencias están a la vista.
Nadie puede tener en la escuela menos derechos 18 ni deberes (insisto) dentro de la
escuela que fuera de ella en tanto ciudadano, y esto incluye tanto a docentes como alum-
nos.
El lugar de los adultos-educadores implica una asimetría con los más jóvenes, que
cobra sentido debido a su función de velar por brindarles lo mejor y abrirles puentes hacia
un futuro deseable. Pero cuidando que no se asfixie aquello que los más jóvenes tienen
para decir.
Los alumnos actualmente demandan que la escuela no sea ni más fácil, ni más per-
misiva, ni más exigente, ni más parecida a otros ámbitos, sino más justa.
Este reclamo de justicia hace eco de un reclamo actualmente generalizado de la so-
ciedad, y los adultos responsables de una escuela deben hacer todo lo posible por efectivi-
zarla.
Una buena escuela es aquella en la que reina un clima de trabajo y de esfuerzo.
Aprender es un trabajo.
Una escuela en que los niños y jóvenes puedan aprender no sólo los contenidos de
las asignaturas, sino también a convivir con otros, a ser parte de una institución con roles
diferentes, a escuchar y hacer uso de la palabra; una escuela que habilite a los chicos para
pensar el porvenir, aún cuando no podamos prever con certeza lo que el futuro depara, una
escuela que forma para comprender la cultura y operar en forma reflexiva con ella.
La compleja realidad actual hace necesario que una buena escuela sea capaz no sólo
de transmitir saberes y ofrecer una formación de calidad para todos, sino de formar a las
nuevas generaciones en valores humanistas que difundan una cultura de paz, justicia, soli-
daridad y valoración de la diversidad cultural 19 y respeto por las discapacidades físicas. Lo-
grando así un alcance más trascendente brindando estímulos afectivos que marcarán la
vida de los chicos y los acompañarán siempre.
Una buena escuela es aquella que está en permanente interacción con la comunidad
Aquella que propicia un fuerte apoyo e implicación de las familias. “Una escuela
capaz de adoptar innovaciones procedentes del exterior y a su vez con la prudencia necesa-
ria para retrasar su adopción con la fortaleza moral para oponerse a ellas.20
Capaz de examinar de manera preactiva el ambiente en relación a los cambios por
venir y descubrir las oportunidades, capaz de ceder o admitir un cambio de ideas.
Una escuela que incorpore a los partícipes de ese ambiente _padres, empresas, co-
munidades, etc.-evitando el encapsulamiento o aislamiento.
18
Ley Nacional de Educ., documento de base.
19
Lic. Filmus, Daniel; “La misión de transmitir valores.”
20
Michael Fullan y A: Hardgreaves)
61
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
Una buena escuela es aquella que propicia una alianza escuela familia basada en la
responsabilidad conjunta con las consecuentes exigencias mutuas.
En conclusión, creo haber explicitado lo que considero fundamental para que una
escuela sea considerada “buena” y mis coincidencias con algunos autores debidamente
citados.
Pero el eco que mencioné en un principio aún retumba en mi memoria “encontrar
una buena escuela no es tan difícil…”
¿Las hay? Pensándolo con optimismo diría que sí, alguna hay, al menos bastante
aproximada a los lineamientos que consideré importantes. Lamentablemente debo recono-
cer que las escuelas en las que pienso son de gestión privada. ¿Por qué digo lamentable-
mente? Porque la escuela pública fue orgullo de nuestra cultura nacional y garantía de equi-
dad, y actualmente se aferra a los riscos del abismo.
Aquí y allá pueden verse algunos rasgos de buenas escuelas en instituciones públi-
cas, pero las limitaciones ( sobre todo” legales”) son demasiado fuertes como para dejarlas
crecer.
Hemos demostrado una muy baja capacidad de reacción como sociedad.2 No
hemos sido capaces de mirar el futuro a largo plazo. Cada uno, en su medida, siguió los co-
nocidos lemas del “sálvese quien pueda” y del “no te metás”, tan tristemente argentinos.
Cuando la escuela pública dejó de ser efectiva o cuando las huelgas amenazaban la
escolaridad de sus hijos, las clases sociales que pudieron, decidieron enviarlos a escuelas
privadas, creyendo que estaban a salvo.
No todos pudieron “salvarse”, y los que están en el bote, están igualmente rodea-
dos. Los rodea la sociedad, La sociedad que se manifiesta permanentemente: en las calles,
en los boliches a los que concurren nuestros hijos, en la delincuencia que violenta nuestras
cerraduras…
La decadencia de la educación pública argentina no es un problema exclusivo de los
docentes, de los alumnos o de sus padres, es un problema de la sociedad toda.
Creo que como docente debo cumplir con mi función lo mejor que pueda y como
ciudadana no dejar de reclamar lo que merecemos los argentinos, una educación pública
buena.
Tener una educación de buena calidad para pocos o una educación de mala calidad
para todos son objetivos políticamente inaceptables.21
21
Ley Nacional de Educ., documento de base
62
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
ENSAYO
¿Qué es una Buena Escuela?
Diana Arias
Maggie Savage, 1
La pregunta acerca de qué es una buena escuela abre una puerta hacia un espacio
de multiplicidad de consideraciones. Plantea una serie de dimensiones que parecen no aca-
barse nunca, que encierran historias, cuestionamientos y mutan transformándose perma-
nentemente.
Cientos de preguntas surgen como disparadores: ¿Qué significa pensar en escuelas
que sean buenas para cada uno de nosotros y buenas para el conjunto de la sociedad?
¿Cómo se conjuga la heterogeneidad y el respeto, con la fragmentación y los problemas de
distribución del capital cultural en una sociedad injusta?
Invitamos a explorar éstos y otros problemas en las líneas que siguen.
Partimos de una premisa básica que asumimos y respetamos: La buena escuela es
una institución que no puede existir sin tres pilares vitales: la organización, los docentes y
los alumnos, como parte de un todo. Y como la consabida explicación del fuego y la Santí-
sima Trinidad: tres llamas distintas y un solo fuego verdadero.
Por otra parte, tratar de definir qué es una buena escuela nos puede conducir, si no
tenemos cuidado, a caer en la trampa de creer que hay una única concepción posible. A
riesgo de caer en un análisis filosófico, creemos imprescindible establecer que el carácter
bueno de una cosa, sea objeto o institución, no está determinado por su naturaleza sino por
su utilización y funciones.
La escuela, en tanto institución, está conformada por una multiplicidad de individua-
lidades que la constituyen y la transitan, imprimiéndole un carácter único. De ahí que sean
los actores institucionales con sus objetivos y metas personales, conjugados o no en objeti-
vos y metas institucionales, los que determinen en última instancia la bondad de la escuela.
1
Estudiantes del Tramo de Formación Pedagógica para Profesionales, Técnicos Superiores y Técnicos Medios.
63
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
Desde este fundamento, que puede parecer demasiado obvio, se proyecta la escue-
la.
Tratar de definir qué es una buena escuela nos fuerza a ubicarnos en el contexto ac-
tual, donde las instituciones de la modernidad están en crisis. La mayoría de las discusiones
contemporáneas giran en torno a la definición de los nuevos sentidos que adquiere o debe
adquirir la escuela, sentidos múltiples que se configuran en una comunidad particular y en
un momento histórico definido, y que son en definitiva complementarios de lo que la co-
munidad institucional considera son sus funciones, sus objetivos y metas. En esta dirección,
es de fundamental importancia la visión que el cuerpo directivo tiene, el horizonte que vis-
lumbra para la institución y su capacidad para interpretar las demandas de formación que la
sociedad reclama.
Una buena escuela necesita unidad de sentido, definir metas y prioridades claras,
compartidas y significativas. Una buena escuela debe atender a la necesidad de devolver a
la educación escolar la relevancia cultural que tuvo, para la recreación de los valores sobre
los que se funda la identidad: la responsabilidad por el bien común, la pasión por la verdad,
la visión trascendente de la vida, la cultura del trabajo, el cariño por lo propio, el respeto de
las instituciones y símbolos patrios. Una buena escuela debe tender a la equidad, brindando
una educación de calidad para todos, priorizando a los que hasta ahora recibieron menos, a
los más débiles, a quienes sufren exclusión social, pero exigiendo a los que han tenido me-
jor desarrollo escolar y mejores posibilidades anteriores; debe alentar y sostener a todos
aquellos que tienen voluntad y capacidad. Una buena escuela debe dar a la familia un lugar
trascendental, ya que la familia es el lugar privilegiado para la gestación de las personalida-
des sólidas que hoy necesitamos más que nunca; es imprescindible que la escuela atienda
las opciones de los padres y los padres legitimen la autoridad de los educadores.
Es así que una buena escuela debe contar con directivos capaces de pensar “fuera
de la caja”, hábiles para descubrir los nuevos paradigmas educativos –imposibles de inter-
pretar desde un papel burocrático-administrativo– que los lleven a repensar las necesidades
para la cual la escuela fue creada, y dispuestos a escuchar las propuestas que aporten los
actores institucionales. Requiere, en definitiva, directivos que sean líderes de los equipos
administrativos y docentes que encabezan, demostrando apertura a las ideas nuevas, moti-
vando la participación y la colaboración institucional, y siendo los motores que permitan el
desarrollo del sentido de pertenencia de alumnos y docentes en base al compromiso con el
proyecto que la institución lleva adelante, y no por identificación con la figura directiva.
Podríamos decir entonces que una buena escuela es aquella que permite que sus miembros
interactúen libremente en pos de un objetivo institucional que los abarca y los trasciende.
Mucha tinta se ha gastado en torno al análisis del rol que los docentes deben asumir
en la escuela, rol que queda indisolublemente ligado al sentido que la escuela adquiere en la
comunidad en que se encuentra inserta. En este sentido, el análisis de situación efectuado
por Tedesco es más que suficiente, ya que deja explicitado y sin dar lugar a confusiones la
divergencia en los roles que se le exigen al docente hoy en día, caracterizada por la dico-
tomía formación en valores y contención versus transmisión de saberes. Sin minimizar esta
visión, creemos importante puntualizar que la función docente se encuentra hoy condicio-
nada por la realidad económica de la sociedad argentina, que fuerza al docente a concurrir a
64
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
múltiples instituciones no permitiéndole desarrollar un sentido de pertenencia con ninguna
de ellas -¿tal vez para conservar su salud y paz mental?-. Entonces, si no existe un compro-
miso asumido libremente con ninguna de las instituciones a las que concurre, si no se parti-
cipa plenamente de un proyecto que motive y otorgue nuevas finalidades al trabajo del
docente, ¿qué sentido tiene invertir tiempo y esfuerzo en formación y perfeccionamiento
que en definitiva no será apreciado por nadie? Es en este punto donde la vocación juega su
necesario papel; vocación que conjugada con pertenencia y motivación nos lleva a concebir
una buena escuela como aquella donde los docentes pueden desarrollarse profesionalmen-
te, articulados e inmersos en un proyecto institucional que los impulsa a mejorar constan-
temente, a buscar nuevos horizontes en las actividades que desarrollan, a animarse a pro-
poner alternativas y nuevos sentidos a los contenidos que deben transmitir, devolviendo el
trabajo docente a una dimensión humana y ya no exclusivamente económica, recuperando
la trascendencia moral de la función docente como formadores y referentes de las subjeti-
vidades de niños y adolescentes.
Ahora bien, ¿qué papel juegan los alumnos en la definición de una buena escuela?
Está claro que esta dimensión de la institución escolar es la más difícil de definir, sobre todo
porque está en continua metamorfosis. Si bien las escuelas pueden compartir objetivos,
recursos, cuerpo docente, es claro que la población de alumnos es única para cada estable-
cimiento, y es un factor fundamental a la hora de definir la identidad de una institución.
Hablamos de nuevas infancias y juventudes con un acento nostálgico que nos impide ver el
abanico de nuevas posibilidades que traen los alumnos hoy, encerrados en nuestro para-
digma y paralizados en nuestras prácticas de siempre. Nos concentramos en la violencia, la
crisis de autoridad y representación, y las nuevas relaciones de poder en el aula en un senti-
do analítico y ajeno a la realidad palpable, y no nos detenemos a analizar para nuestra po-
blación de alumnos cuáles son los factores que nos llevan a las inquietantes situaciones
áulicas. Si lo que hoy vivimos es consecuencia de la vida democrática, ¿qué dice esto de
nuestros ideales, del respeto por nuestros semejantes, del reconocimiento del otro como
sujeto de derecho? Si vivimos inmersos en la inmediatez, el consumismo y la satisfacción a
todo precio, ¿cómo pretendemos que los adolescentes que transitan las aulas puedan con-
cebir un proyecto de vida y vislumbren un futuro posible?
Resulta obvio que si deseamos que nuestros alumnos adquieran destrezas para in-
corporarse y desenvolverse en la sociedad, no podemos partir de la alienación de sus dere-
chos. Pero conjugar este reconocimiento de los niños y adolescentes como sujetos de dere-
cho, con el sostenimiento del docente como adulto, figura de referencia y elemento de
construcción de filiaciones, implica un cambio mucho más profundo en la dinámica de los
actores que transitan la institución escolar. Este es un ejercicio que recién comenzamos a
comprender, y que no podremos realizar a menos que los alumnos reencuentren en los
adultos las referencias parentales que han perdido en este mundo globalizado y adorador
del consumismo y la tecnología. Repetimos hasta el cansancio que la familia “ha desapare-
cido” del escenario escolar, en vez de concentrar energías en buscar alternativas para in-
corporar la realidad cotidiana de los alumnos a nuestra práctica, tal vez porque esto implica
reconocernos en desventaja frente a los avances tecnológicos que los jóvenes viven como
naturales.
65
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
Para renovar el pacto entre la escuela y la familia necesitamos la colaboración de las
nuevas tecnologías, de los medios de comunicación, porque es indudable que no se puede
construir en cuatro horas lo que se destruye en las otras veinte. No se puede aceptar que la
única evasión y la única diversión posible, sobre todo de los que tienen menos, sea la des-
trucción -particularmente, a través de la televisión- de lo que la escuela ha construido. En
palabras de Alfredo Van Gelderen “Como ciudadanos, debemos lograr que los medios de
comunicación sean sanos, constructivos, complementarios con el obrar de la escuela y, a su
vez, que el Estado cumpla con las funciones que tiene que cumplir como garante del bien
común, para orientar a esa escuela sin paredes que tiene una fuerza de transmisión cultural
-o anticultural- impresionante”.
Consideramos entonces que no existe una única definición posible de lo que es una
buena escuela; dado que la institución se construye a partir de las múltiples individualidades
que la integran y la recorren, existen tantas definiciones de buenas escuelas como institu-
ciones escolares. Será entonces cada escuela la que construya su significado en torno a los
agentes que la recorren, en un marco funcional que les permita alcanzar objetivos comunes
y compartidos por toda la comunidad escolar.
66
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
ENSAYO
¿Qué es una Buena Escuela?
Arnaldo P. GUGLIELMETTI1
Preguntarnos hoy por qué es una buena escuela significa adentrarnos en una pro-
blemática que puede ser abordada desde innumerables perspectivas, todas igualmente
conducentes y pertinentes. La multiplicidad de respuestas posibles nos habla no sólo de la
riqueza de posibilidades que esconde la pregunta, sino también de la significatividad social
y profesional que la cuestión tiene en nuestros tiempos. Esta circunstancia impone a quien
pretende adentrarse en el difícil pero fascinante intento de elaborar algún esbozo de res-
puesta, la necesidad de aclarar desde qué perspectiva piensa hacerlo y a qué aspectos le
dará centralidad, pero con la certeza que los aspectos no tratados tienen también impor-
2
tancia. Simplemente, para utilizar una metáfora hecha famosa por Kart Popper , hemos
enfocado de una determinada manera el reflector y, por consiguiente, la imagen que ilumi-
namos es sólo resultado de esa acción deliberada y axiológicamente determinada, sin pre-
tender que la realidad sea sólo esa; lo que queda en las sombras también existe e influye.
El criterio que desarrollaremos está centrado en la misión de la escuela. Sostenemos
que una manera adecuada de definir qué entendemos por una buena escuela pasa por te-
ner en claro el para qué la escuela. Aquella que lo logre o se acerque, estará en el camino
deseado. Las circunstancias o estrategias que sean contradictorias con la misión deseada,
deberán ser abandonadas o modificadas. En tal sentido, nos proponemos –una vez especi-
ficada y fundamentada cuál debe ser la misión- hacer una breve referencia al contexto en el
cual deben actuar las instituciones educativas en la Argentina de hoy. Para utilizar el voca-
bulario tan popularizado de los análisis FODA, ese contexto ofrece oportunidades y amena-
zas sin cuya consideración todo análisis o toda propuesta corre serios riesgos de ineficacia.
A partir de allí, destacaremos las características de las distintas dimensiones que integran la
escuela como institución que pueden significar aportes conducentes al logro de los objeti-
vos propuestos. Desde este punto de vista, consideraremos que al momento de centrar
nuestra mirada en la escuela, debemos por lo menos distinguir una dimensión organizacio-
nal y dos dimensiones centradas en los sujetos-actores: docentes y alumnos. De la forma en
que se conformen e interactúen las tres dependerán los resultados obtenidos.
Ya hemos dicho que la escuela es una institución. Por la polisemia del término,
creemos necesario aclarar en qué sentido lo utilizamos. Categorizarla así, implica considerar
a la escuela como una organización concreta en las que se cumplen ciertas funciones espe-
cializadas con el propósito de concretar acciones-valores que pautan el comportamiento de
los individuos y los grupos fijando sus límites3. Vemos entonces cómo la función específica
1
Estudiante del Tramo de Formación Pedagógica para Profesionales, Técnicos Superiores y Técnicos Medios.
2
POPPER, Kart R. La sociedad abierta y sus enemigos. Edit. Planeta-Agostini, 1992, Barcelona. Capítulo 25, tomo
II, p. 423
3
FERNÁNDEZ, Lidia. El análisis de lo institucional en la escuela. Capítulo 1, versión suministrada por la cátedra, p.
20-21.
67
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
define a la institución y fundamentamos así la centralidad que le damos a la misión institu-
cional al momento de determinar qué es una buena escuela.
Si el lector ha tenido la amabilidad de seguirnos hasta aquí, seguramente estará an-
sioso por conocer cuál es esa misión. Lo diremos sin más prolegómenos: para nosotros, una
buena escuela es aquella que efectivamente actúa como un centro social de construcción
de ciudadanía y como un lugar de aprender. Seguimos aquí las ideas expuestas por Inés
Dussel y Myryam Southwell al presentar un dossier de investigación en una conocida revista
especializada. Dicen allí las autoras citadas:
Hay dos modelos de “buena escuela” que parecen irse abriendo paso como respuesta a
la crisis: aquel que postula a la escuela como un centro social preocupado ante todo por
educar en ciertos valores y organizar la conducta de los futuros ciudadanos para evitar la
violencia y el conflicto en sociedades crecientemente desiguales y aquel que plantea a la
escuela como un lugar de aprendizaje, estrictamente vinculado con la instrucción cognitiva,
dominado por el saber experto, la multiplicidad y riqueza de recursos didácticos y la idea de
innovación permanente.4
Más adelante, las mismas autoras sintetizan ambos enfoques sosteniendo que una
buena escuela es una escuela democrática, donde todos tienen “su” lugar sostenido por
valores compartidos, y también es una escuela que enseña. No entendemos ambos mode-
los como excluyentes. Nuestro optimismo sobre las potencialidades de la educación nos
permiten sostener la posibilidad –y, según nuestra opinión- la necesidad de que ambos as-
pectos se desarrollen conjuntamente. Entendemos que el contexto social, cultural, econó-
mico y político en el que se mueven las instituciones educativas hoy y ciertos valores que
creemos garantizan una convivencia respetuosa de la dignidad humana fundamentan nues-
tra propuesta.
Al momento de analizar la sociedad en la cual las escuelas argentinas están insertas
y más allá de los distintos enfoques en los cuales sus autores se ubiquen, hay un rasgo que
aparece como claramente compartido: el permanente cambio como característica de los
tiempos contemporáneos y la crisis de los modelos tradicionales a partir de los cuales se
trataba de dar inteligibilidad a la complejidad de la realidad. Esto tiene un impacto directo al
momento de determinar qué significa entender a la escuela como “lugar que enseña”. Ya
no nos referimos a un lugar que transfiere conocimientos previamente elaborados en los
ámbitos científicos, porque éstos pueden perder rápidamente actualidad. Nos referimos,
básicamente, a aquello que Maxime Green ha expresado diciendo que
enseñar, al menos en una determinada dimensión, es proporcionar a las personas los tru-
cos y el conocimiento que necesitan para enseñarse a sí mismas. *…+ Los profesores deben
comunicar maneras de proceder, modos de observar reglas y normas, así como una serie de
las denominadas “capacidades abiertas” para que sus alumnos puedan poner en práctica a
su modo lo que necesitan para participar” [en la vida social]5
4
DUSSEL, Inés y SOUTHWELL, Myriam. “¿Qué es una buena escuela?”. Revista El Monitor, N°5, 2005. Versión
suministrada por la cátedra, p. 61.
5
GREENE, Maxime. Liberar la imaginación. Participación en un panel de especialistas según versión suministrada
por la cátedra. P. 30.
68
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
Si a este aspecto lo vinculamos con la necesaria inclusión de la escuela en las tramas
de dominación que atraviesan nuestras sociedades, enseñar es también enseñar a leer el
mundo y las lecturas que de él se hacen, según feliz expresión de Paulo Freire.6
Pero el contexto nos marca otra función fundamental de la escuela, sobre todo en
el espacio latinoamericano. Nuestras sociedades han atravesado procesos de profundiza-
ción de las diferencias sociales, de fragmentación social y de segmentación. La vocación por
construir sociedades democráticas encuentra así inquietantes desafíos, por cuanto esta
finalidad puede verse seriamente comprometida en ámbitos donde la ciudadanía es muchas
veces sólo un principio enunciado en las normas jurídicas, pero de lejana concreción en la
realidad. Es aquí donde vemos aparecer la segunda misión fundamental que hemos marca-
do para una buena escuela: la construcción de ciudadanía. Y ese rol lo puede cumplir en un
doble aspecto. Por una lado, relacionado con lo dicho anteriormente, proporcionando
herramientas que permitan construir sujetos dueños de su propio destino, que sepan hacer
valer sus derechos y que puedan avanzar en estrategias efectivas de profundización de su
rol de agente. Pero por otro lado, la escuela debe ser el ámbito donde nuestros jóvenes
puedan experimentar la construcción de lazos sociales basados en la convivencia democrá-
tica, es decir, en la consideración del Otro como semejante, con el cual es posible y necesa-
rio establecer un diálogo a pesar de nuestras diferencias. Con esto queremos decir que una
escuela sólo puede realmente enseñar democracia si ella misma entabla las relaciones que
se dan en su seno de una manera democrática. El desafío es mayúsculo, primero porque
implica una transformación de muchos de los modelos institucionales vigentes; pero tam-
bién porque debe tomar en cuenta y respetar la relación de asimetría propia de toda rela-
ción pedagógica.7
Determinada nuestra idea sobre la misión de la escuela y fundamentada en la inter-
relación entre las características sociales concretas existentes y los valores que pensamos
deben promoverse, pasaremos a continuación a realizar un panorámico análisis de aquellos
aspectos institucionales que nos parecen que deben ser potenciados para alcanzar los re-
sultados queridos.
Comenzaremos refiriéndonos a la dimensión organizacional y nos centraremos so-
bre todo en aspectos referidos a la gestión educativa. En este sentido, creemos importante
que las escuelas incorporen los aportes de las disciplinas específicas de la teoría de la admi-
nistración que tanto auge tienen en las últimas décadas. No desconocemos que esto tiene
fuertes resistencias en nuestro ámbito educativo. Quizás por prejuicios originados en el
desconocimiento, quizás porque muchas veces el discurso de la gestión ha venido asociado
en nuestra historia reciente a intentos de hacer valer la lógica del mercado como única lógi-
ca social posible, este rechazo ha provocado que los directivos y docentes desaprovechen
enseñanzas que, como técnicas que son, no son buenas ni malas en sí mismas, sino herra-
mientas cuya positividad o negatividad depende de los objetivos a cuyo servicio se ponen.
Si entendemos con Pilar Pozner que la gestión es la función específica para hacer a las or-
6
FREIRE, Paulo. Cartas a quien pretende enseñar. Primera carta. Versión suministrada por la cátedra, p. 6
7
NARODOWSKI, Mariano. “La escuela vuelve a la escuela”. Revista Vigencia Educativa, N° 180. Versión suminis-
trada por la cátedra, p. 20.
69
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
ganizaciones capaces de producir resultados8, no podremos dejar de admitir la importancia
que tiene una buena gestión para la obtención de aquello para lo cual hemos creado las
escuelas.
Pero hay una segunda razón para darle a esta dimensión una importancia que no
siempre le es reconocida. La unidad ejecutora del aprendizaje ya no es el aula. Quizás en
algún tiempo lo fue; por eso, hemos creído que nuestros resultados dependían del docente
y del alumno dentro de las cuatro paredes del salón de clases. Pero hoy, los especialistas en
educación están poniendo de resalto que esa unidad ejecutora es la escuela en su conjun-
to9. De allí que si pretendemos mejorar la enseñanza tenemos que tener una visión global
de la organización, para lo cual lo más razonable es buscar ayuda en las disciplinas que des-
de hace mucho tiempo se dedican a su estudio.
De los muchos aspectos que podríamos resaltar, nos gustaría detenernos en dos de
ellos: la cultura organizacional y el liderazgo. Entendemos que la complejidad de la tarea
educativa nos pone como condición para el logro de resultados acordes con nuestros obje-
tivos construir una cultura de la colaboración. Andy Hargreaves sostiene que esta es la úni-
ca respuesta productiva a un mundo en donde los problemas son imprevisibles, las solucio-
nes no son evidentes y las demandas y expectativas se intensifican10. El abandono del indi-
vidualismo y del principio de jerarquía como organizador excluyente de las relaciones entre
los actores educativos y su reemplazo por la formación de equipos reales de trabajo parece
ser un requisito indispensable para lograr organizaciones efectivas, es decir, con capacidad
de respuesta a los problemas y desafíos identificados por la sociedad y las situaciones por
las que se transite. En palabras de Pilar Pozner,
Cuando el dinamismo actual exige desarrollar a pleno las capacidades del ser humano, los
resabios del modelo de la administración aún obstaculizan la puesta en práctica de redes de
cooperación, anulando cualquier posibilidad de trabajar formando equipos que puedan des-
arrollar al máximo la profesionalidad de los sujetos de las organizaciones 11.
8
POZNER, Pilar. Liderazgo de los aprendizajes en las instituciones educativas: impulsar el cambio escolar. Ver-
sión suministrada por la cátedra, p. 48.
9
Cita de Inés Aguerrondo efectuada por el Dr. Patricio Ferrario en la conferencia brindada sobre gestión educa-
tiva en el marco de este Tramo de Formación Docente.
10
HARGREAVES, Andy “La reestructuración educativa y las culturas de colaboración”. Versión de conferencia
suministrada por la cátedra, p. 31.
11
POZNER, p. 43.
12
POZNER, p. 50.
70
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
los lineamientos que proponen Michael Fullan y Andy Hargreaves 13 a los directores y que
nos parecen una buena síntesis de lo que entendemos por liderazgo democrático.
Somos conscientes que la promoción de una cultura colaborativa y el establecimien-
to de liderazgos democráticos implican reformular las relaciones de poder dentro de la es-
cuela. Quizá esto explique también muchas de las resistencias. Pero queremos concluir el
análisis de la dimensión organizacional mencionando otra condición para una buena escuela
que está relacionada con esto: la apertura de espacios de participación. Ya hemos dicho que
entendemos que una escuela sólo puede formar ciudadanos democráticos si ella misma es
democrática y la participación democrática sólo se aprende participando democráticamen-
te. Por eso creemos que la generación de instancias que canalicen las visiones, intereses y
propuestas de los distintos actores es un aspecto clave si pensamos a la escuela como cen-
tro social de construcción de ciudadanía. Pero los otros dos aspectos ya mencionados tam-
bién están estrechamente relacionados con esto. En efecto, la colaboración y el liderazgo
democrático encuentran su fundamento en una visión del otro respetuosa de su individua-
lidad y potencialidad y en la convicción de que sólo a través de la discusión y el encuentro
de consensos podemos avanzar en la construcción de comunidades democráticas, sean
estas la escuela o el país. Por otro lado, estas tres condiciones de la gestión educativa que
destacamos se convierten también en requisito fundamental para que la escuela pueda
cumplir su misión de ser un lugar de aprender, si lo que la escuela tiene que enseñar está
signado por su permanente actualización y renovación y la ausencia de respuestas únicas e
indiscutidas. Vemos entonces la íntima conexión existente entre el modelo de gestión y el
logro de la misión propuesta para la escuela.
Nos concentraremos ahora en la dimensión docente. Al imaginar el docente que ne-
cesita nuestra buena escuela, debemos primero advertir los peligros que la acechan. Hay
dos tipos de docentes que, cada uno desde un extremo, impedirían –a nuestro entender- el
logro de la misión. Uno es el docente como mera pieza de una maquinaria, resignado a
cumplir una función que considera mecánica y ejecutora de decisiones tomadas por otros.
Otro es la visión del docente apóstol cívico de la educación que enfrenta su tarea con una
única herramienta: su inmenso amor por los niños. No negamos con esto último la impor-
tancia de la vocación docente, pero nos parece fundamental –tal como lo ha señalado Al-
fredo van Gelderen14- entender que no debemos quedarnos sólo en su dimensión de llama-
do, sino que también tenemos que prestar atención a la respuesta inteligente que hagamos
a él. Es decir, entenderla como un fuerte compromiso moral que implica, entre otras cosas,
una exigencia ineludible de capacitación permanente y un compromiso de búsqueda de
instrumentos que tengan en cuenta la naturaleza moral de la relación entre docente y
alumno. Estas ideas dan fundamento ético a la consideración del docente como profesional
reflexivo. Así entendido, no corremos peligro de caer en los extremos a los que hacíamos
referencia. Porque si como docente me considero un profesional ya no me veo como un
mero operario sino que asumo mi responsabilidad en la toma de decisiones y reconozco mi
13
FULLAN, Michael y HARGREAVES, Andy. “Lineamientos para el director”. Participación en panel según versión
suministrada por la cátedra, p. 32
14
Entrevista a Alfredo van Gelderen, según proyección efectuada en el marco del presente Tramo de Formación
Docente.
71
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
papel de sujeto determinante –no exclusivo, obviamente, pero tampoco prescindible- del
proceso educativo y del logro de las metas propuestas. Pero al mismo tiempo, me sitúo en
el lugar de intelectual con formación en el campo pedagógico y tomo en cuenta los aspec-
tos técnicos necesarios para el cumplimiento de mi labor profesional. Asimismo, la reflexión
pone el acento en la necesidad de una actitud de permanente análisis de los factores que
influyen en el desarrollo del proceso de enseñanza – aprendizaje y la necesaria capacitación
continua para poder estar a la altura de los permanentes cambios y adelantos que se pro-
ducen tanto en el campo disciplinar específico como en el pedagógico-didáctico.
Sin embargo, no debemos entender que esta consideración del docente como pro-
fesional reflexivo implica dejar de lado los aspectos afectivos o emocionales. Maxime Gree-
ne rescata el valor de imaginación en la actividad docente y pone de resalto sus funciones
en varias dimensiones, tanto para establecer vínculos que a través de la empatía permitan
hacer presentes los mundos alternativos, captar la diversidad y heterogeneidad, cruzar los
espacios vacíos existentes entre docentes y alumnos, como para, desde la perspectiva so-
cial, inventar visiones de cómo debería ser nuestra deficiente sociedad e imaginarnos un
mundo mejor como condición necesaria para ver las falencias del propio y vencer el con-
formismo.15
El docente de la buena escuela que imaginamos debe tener como meta el aprendi-
zaje activo y para ello el primer paso es reconocer a los estudiantes como sujetos de apren-
dizaje, entendiéndolos como personas diferenciadas y críticas en proceso de definirse a sí
mismas. En tal sentido,
hace falta imaginación para romper con las clasificaciones habituales y entrar en contac-
to con los jóvenes reales en sus situaciones diversamente vividas. Los jóvenes precisan tam-
bién de imaginación para percibir oportunidades, brechas abiertas, por las que puedan mo-
verse.16
Tampoco podemos dejar de señalar que el docente no sólo enseña, sino que apren-
de cuando enseña, según nos recuerda Paulo Freire17. Tener esto presente puede ayudar a
acercar al profesor y al alumno, al entender que están en una tarea doblemente comparti-
da, que el proceso de enseñanza – aprendizaje es bidireccional y que el saber no circula en
un solo sentido en el cual uno de los polos ocupa el lugar del sabio y otro el del ignorante,
sino que ambos contribuyen al perfeccionamiento del otro.
Esta manera de ver el rol docente nos acerca al cumplimiento de la misión por cuan-
to plantea un modelo que por un lado garantiza la necesaria calidad académica del conoci-
miento que se construye en la escuela, pero al mismo tiempo permite entablar las relacio-
nes humanas que se dan en su marco a partir del mutuo reconocimiento de todos como
sujetos portadores de derechos. Como bien plantean Dussel y Southwell, nadie puede tener
dentro de la escuela menos derechos que los que posee fuera de ella en tanto ciudadano 18.
¿Y no es tiempo de hablar de los alumnos? En realidad, venimos hablando de ellos
desde el comienzo de este ensayo, porque la escuela y los docentes existen porque existen
15
GREENE, p. 27.
16
GREENE, p. 30.
17
FREIRE, p. 6.
72
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
los alumnos. Desde cierto punto de vista, son los que menos responsabilidades tienen en el
éxito de la empresa educativa (aunque deberían ser los más directos beneficiarios del logro
de nuestra misión). Las escuelas son una creación voluntaria de unas sociedades que en un
momento de la historia las creyeron necesarias. Los docentes lo son porque han elegido
serlo, por vocación o porque no les quedaba otra opción, pero lo eligieron y pueden aban-
donar cuando lo crean conveniente. Pero los alumnos están en la escuela porque esas mis-
mas sociedades han transformado a la escuela en obligatoria y porque han organizado sus
relaciones sociales de manera tal que la capacitación que da la escuela sea indispensable
para sobrevivir. Obviamente, muchos jóvenes son alumnos por decisión, pero si no la hubie-
ran tomado lo serían lo mismo. O al menos ese es el ideal normativo de la actualidad.
Por eso entendemos que para exponer una idea de buena escuela no es necesario
plantear un determinado tipo de alumno o exigir determinados comportamientos o estra-
tegias, como sí necesitamos hacerlo con los directivos, los docentes, los padres o los go-
bernantes. Obviamente que ciertas características pueden ayudar bastante; pero si no
están no podemos bajar los brazos y echarles la culpa del fracaso. Nuestro rol de adultos
nos impone a nosotros la responsabilidad del éxito y no a ellos. En tal sentido, la considera-
ción que de esta dimensión haremos en el presente trabajo está centrada en la forma en
que deben ser mirados y el rol que deben ocupar, no en conductas que podamos exigirles 19.
En este sentido, creemos fundamental que los alumnos sean reconocidos como su-
jetos de derecho. Sus intereses, motivaciones, temores y esperanzas deben estar presentes
al momento de planificar la actividad escolar. No creemos necesario extendernos en este
aspecto porque todo lo que hemos dicho sobre las dimensiones organizacional y docente
puede ser reformulado desde la perspectiva del alumno. Solamente queremos destacar que
insistir en la idea de democracia implica también proteger a los más desfavorecidos, a los
que más necesitan el amparo, a los que no pueden solos. No alcanza con proclamar una
idea monolítica de igualdad, sino que es necesario construir las condiciones para ella, sin
asfixiar aquello que los más jóvenes tienen para decir20. Desconocer la función inclusiva de
la escuela, es negarse a ver que no todos los que lleguen a la escuela lo harán en igualdad
de condiciones y que el compromiso ético de la vocación docente de la que nos habla Alfre-
do van Gelderen es también un compromiso de trabajo para darles posibilidades de futuro a
quienes por sus condiciones sociales, culturales o económicas no pueden abrirse el camino
solos.
Implica también hacer el enorme esfuerzo de la comprensión del otro. Solemos a
veces manejarnos a partir de ciertos estereotipos de infancia y juventud que hoy están en
crisis. Si no hacemos el intento de acercarnos a la nueva manera de construir la subjetividad
de los jóvenes de hoy, si no tratamos en penetrar en las tramas de significaciones que ellos
construyen, diferentes a las nuestras como adultos y a las que nosotros construimos opor-
tunamente como jóvenes, la posibilidad de entablar relaciones basadas en el diálogo se
18
DUSSEL y SOUTHWELL, p. 62.
19
Obviamente, nos referimos a conductas relacionadas con la responsabilidad en el cumplimiento de la misión.
De ninguna manera queremos decir que puedan hacer lo que quieran dentro de la escuela o que no estén obli-
gados a respetar normas de convivencia y respeto mutuo. La generación de una actitud de responsabilidad de
los alumnos integra insoslayablemente su formación como ciudadanos democráticos.
20
DUSSEL y SOUTHWELL, p. 62.
73
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
vuelven imposibles. El conflicto aparece, entonces, como inevitable y no podemos dejar de
recordar que la relación pedagógica es sobre todo una relación de comunicación.
En conclusión, vemos a la buena escuela como aquella que puede cumplir su misión
de ser un centro social de construcción de ciudadanía y un lugar que enseña. Para lograrlo
en los tiempos que nos toca vivir, debemos entenderla como una organización preocupada
por generar una cultura de colaboración entre sus integrantes, con un equipo directivo que
asuma su rol de liderazgo democrático y que se gestione a través de instancias participati-
vas donde todos puedan hacer oír su voz. Asimismo los docentes deben asumir su com-
promiso ético de promoción del aprendizaje activo con profesionalismo e imaginación y
todos deben ver a los jóvenes que a ellas concurren como los destinatarios principales de
los esfuerzos y sujetos plenos de derechos, reconocidos como Otro diferente pero igual.
Quizás pueda sonar utópico. No nos preocupa. Ya Miguel de Unamuno dijo que las
utopías son la sal de la vida. Particularmente, creemos que las utopías son necesarias y que
cumplen una función similar a la de la búsqueda del arco iris: aún cuando sepamos que no
llegaremos nunca, nos dan la certeza de cuál es la dirección del camino que debemos trans-
itar.
74
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
1
Prof. y Lic. En Ciencias de la Educación. Docente Formadora del Tramo Pedagógico para Profesionales y Técni-
cos Superiores y de la Formación Docente de Grado. Capacitadora de CdC como Integrante de Equipo Técnico
Regional. Región XXI.
75
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
gratuita, al cuidado de la salud, a la agremiación, o sea derechos de 2º generación, es decir,
derechos económicos, sociales y culturales, comenzó a ser reconocida en pactos interna-
cionales entre algunos Estados desde 1960. Esta ciudadanía exige del Estado de Bienestar,
que con sus políticas sociales y educativas pueda generar condiciones sociales para la con-
creción de los mismos, ampliando las bases de la participación social.
La ciudadanía cultural, que refiere al derecho del ejercicio de pertenencias y ads-
cripciones culturales, derechos de grupos minoritarios de participar de la propia cultura,
como los indígenas, los jóvenes, los niños, como así también derechos ecologistas, el dere-
cho al uso de la tecnología, datan del Siglo recién terminado.
Por ello para definir ciudadanía en este comienzo de Siglo XXI es necesario recupe-
rar los logros en materia de derechos que los distintos grupos sociales han conseguido y
que algunos Estados vienen reconociendo en pactos internacionales desde el siglo pasado.
Y a la vez contextualizar esos logros en los fines de una sociedad salarial, en la cual las insti-
tuciones se diluyen en su acción instituyente (Dubet y Martuccelli, 2000) y en la que cada
vez más grupos sociales viven en condiciones de precariedad, lo que los sitúa en una ciuda-
danía en déficit o restringida (recuperando la tensión entre derechos otorgados y posibili-
dades de concreción de los mismos)
El modo en que ejercemos la ciudadanía, el modo en que promovemos la ciudadan-
ía en los otros, se vincula con la concepción que tenemos de ella; las concepciones de ciu-
dadanía y las representaciones culturales que sostenemos se ven interrogadas en ese ejer-
cicio.
La nueva Materia Construcción de Ciudadanía del Diseño de la Escuela Secundaria
de la Provincia de Buenos Aires considera a la ciudadanía como un proceso histórico que se
construye a través de la interdependencia con los otros y la reciprocidad en las interaccio-
nes, al participar en tareas públicas (de la comunidad) que nos implican como ciudadanos,
desde los roles de trabajadores, de habitantes de la comunidad, de responsables de institu-
ciones y empresas, de estudiantes, y otros.
El Diseño Curricular de esta Materia indica la construcción de espacios, de tiempos,
es decir, de escenarios sociales en que los jóvenes aprendan a participar, participando en
cuestiones públicas; con estrategias que favorezcan el debate, la argumentación, la exposi-
ción y la escucha de los distintos argumentos, la tarea colectiva, la planificación y gestión de
las acciones.
Se entiende la ciudadanía como una práctica activa, plural, en interacción con otros,
reconocedora de los saberes sociales diversos que portan los sujetos como sujetos sociales
plenos (sujeto de derecho). Ciudadanía que se construye en la escuela en tanto los sujetos
toman la palabra, aportan argumentos, escuchan a los otros, proponen acciones y las po-
nen en interacción con las propuestas por los otros, discuten y argumentan, acuerdan en
algunos puntos y sostienen diferencias en otros, producen nuevas ideas y acciones, las es-
criben, las comunican, ejercitan el moverse de lugar implicándose en las tareas.
Una ciudadanía activa, según Matías Landau (2003), se basa en la participación co-
lectiva para la reivindicación de una mayor equidad y justicia tanto política como social y se
apoya en tres rasgos:
76
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
La exigencia de garantías democráticas e interpelación al sistema político y
social.
La constitución de un colectivo social que reclama desde un espacio de po-
der en acciones sostenidas.
El mantenimiento de la responsabilidad y el compromiso ciudadano median-
te la participación en ese colectivo social que integra al sujeto en una trama
social de pertenencia.
Bibliografía
D.G.C. y E. Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. 2007. Diseño Curricular para la E. S. Construcción
de Ciudadanía.
Dubet y Martuccelli 2000 ¿En qué sociedad vivimos? Editorial Losada. Bs As.
Landau, Matías. 2003. Los múltiples significados de ser ciudadano. Ciudadanía y construcción de subje-
tividades en la Buenos Aires actual. En “Sujetos de la incertidumbre. Transformaciones sociales y cons-
trucción de la subjetividad en al Buenos Aires actual” (Susana Murillo coordinadora) Ed. Del Centro
Cultural de la Cooperación. Bs As.
Le Goff, J. 1991. El orden de la memoria. El tiempo como imaginario. Barcelona. Paidós.
Nicastro, Sandra. 2005. La cotidianeidad de lo escolar como expresión política. En Frigerio, G y Diker G:
“Educar: ese acto político” Del Estante editorial.
Shumway, Nicolás. 1995. La invención de la Argentina. Editorial Emecé. Bs. As.
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Tramo de Formación Pedagógica
La 33
FUNDAMENTACIÓN
Marco teórico
El Diseño Curricular para la Educación Secundaria. Construcción de Ciudadanía (en ade-
lante, DCESCC) establece que la escuela secundaria debe garantizar a los alumnos y alum-
nas la posibilidad de ser ciudadanos en condiciones de ejercer sus derechos y deberes y hacer
oír su voz con profundo respeto por las instituciones democráticas, y en la plenitud de los ejer-
cicios de las propias prácticas sociales y culturales (DCESCC, p. 9).
A partir de ella, enumera tres conceptos estructurantes de dicha propuesta político-
educativa: ciudadanía, interculturalidad y sujetos sociales. El concepto de ciudadanía que se
propone implica reconocer incluidas las prácticas y no sólo los aspectos normativos, al
mismo tiempo que se aparta de la consideración de la ciudadanía exclusivamente relacio-
nada con la posibilidad de ejercer derechos políticos, acorde con los modernos alcances de
la sociología y teoría política a partir del clásico estudio de T. H. Marshall. La ciudadanía im-
plica, desde esta perspectiva, una compleja articulación entre discursos (de la política, de
las ciencias, sociales y del sentido común) y prácticas, ambos asociados a los vínculos que el
sujeto establece con sus conciudadanos, con el Estado y con las organizaciones de la socie-
dad civil (Landau, p.8).
Así entendida la ciudadanía, el aula puede ser pensada como un ámbito donde se la
construye y ejerce, en tanto está atravesada por discursos y prácticas que definen vínculos
entre los alumnos y de éstos con el profesor. Esta afirmación tiene sentido en tanto entre
en juego otro de los conceptos estructurantes: sólo podemos entender al aula como un
78
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
ámbito de construcción de ciudadanía si consideramos a los alumnos y alumnas como suje-
tos de derecho plenos. Con la articulación de ambos conceptos cobra significado la afirma-
ción que no se apela a la concepción de formar ciudadanos “en” o “para el” futuro, posdatan-
do la participación activa de los sectores jóvenes de la sociedad en espacios donde son actores
fundamentales (DCESCC, p. 26).
Si con Alicia de Alba entendemos que una de las dimensiones del currículum es el
contexto social amplio, podemos ver en la nueva propuesta curricular de la provincia de
Buenos Aires un paso más en el inacabado e inacabable proceso de consolidación de la de-
mocracia. Y al mismo tiempo reconocer uno de los desafíos más complejos y apasionantes
que enfrentamos los docentes en la actualidad: transformar nuestras prácticas heredadas
de un pasado signado políticamente por el autoritarismo y la visión desde el déficit de los
jóvenes en otras que sean coherentes con el nuevo marco teórico-político resumido en los
párrafos anteriores. El aprendizaje de una ciudadanía activa sólo es posible a través de una
enseñanza con ejercicio de ciudadanía activa (DCESCC, p. 21). Pero dicha enseñanza con
ejercicio de la ciudadanía activa no puede quedar reducida a un espacio curricular. Sería
caer en una fuerte contradicción y un doble discurso peligroso afirmar que cumplimos con
el propósito de fortalecer la construcción de ciudadanía si no revisamos las prácticas docen-
tes contradictorias con la consideración del alumno como sujeto de derecho en todos los
espacios curriculares.
Evaluación y ciudadanía
El presente proyecto se fundamenta en la convicción que la transformación de
nuestras prácticas docentes con respecto a la evaluación puede ser un factor muy impor-
tante en el proceso de construcción de ciudadanía de los alumnos y los profesores, al mis-
mo tiempo que una necesidad si no queremos caer en las contradicciones a las que hacía-
mos referencia.
En primer lugar, los docentes no siempre somos conscientes del impacto que nues-
tra evaluación tiene en el proceso de subjetivación de nuestros alumnos y alumnas. Dice
Santos Guerra que las repercusiones psicológicas de la evaluación son importantes ya que, a
través de sus resultados, los alumnos van configurando su autoconcepto. Uno de los referen-
tes que determina la autoestima es el pretendido valor objetivo de la evaluación docente (San-
tos Guerra, p. 15). Encontramos aquí la primera estrecha relación entre evaluación y ciuda-
danía: el agenciamiento del sujeto puede ser potenciado o deprimido según cómo resulte
evaluado. Evidentemente, esto no debe ser interpretado en el sentido de que dicho proce-
so se favorece con buenas notas o se perjudica con malas notas. Sino que se apunta a con-
siderar que la forma en que sea evaluado, no el resultado, puede presuponer su legitima-
ción como agente de su aprendizaje o su consideración como sujeto pasivo sometido al
poder – saber del docente. Encontramos entonces una íntima conexión entre la evaluación
y la dimensión individual de la ciudadanía que remite a la vocación y compromiso personal y
autónomo, el empoderamiento, la convicción, las voluntades personales y la conciencia
individual (DCESCC, p. 35).
1
Estudiante del Tramo de Formación Pedagógica para Profesionales, Técnicos Superiores y Técnicos Medios.
79
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
En segundo lugar, las prácticas de evaluación tal como generalmente se efectúan no
incluyen la participación de los alumnos. Para Santos Guerra, la participación de los alumnos
en el análisis del proceso es imprescindible, y agrega
Es necesario que estén presentes para opinar sobre todos los aspectos de ese
complejo proceso. [...] Resulta increíble que los protagonistas del proceso sólo lo sean
como pacientes de la evaluación, pero no como agentes de pensamiento. Cuando los
profesores desean mejorar la evaluación, se separan de los alumnos, se reúnen con otros
profesionales o se aíslan en la soledad del estudio y de la lectura. ¿Por qué no dialogan y
discuten con los alumnos para disponer de la perspectiva esencial del proceso? (Santos
Guerra, p. 34/35)
La incorporación de mecanismos que posibiliten la incorporación de la voz de los
alumnos y alumnas en el proceso de evaluación tiene un doble sentido en la construcción
de ciudadanía:
a) sentido ético: la ausencia de dichos mecanismos implican desconocer al
alumno como sujeto pleno de derecho, en tanto no tiene participación en
uno de los actos fundamentales del proceso de enseñanza – aprendizaje.
b) sentido propedéutico: la participación de los alumnos será una herramienta
importante en su proceso de autonomía, en su vivencia del reconocimiento
por parte del otro y, en definitiva, en su constitución como sujeto.
Nuevamente aquí tenemos que ser cuidadosos de no generar malos entendidos. La
participación del alumno no significa desconocer el rol docente. En tanto profesional, será
el profesor quien esté en condiciones de determinar los aspectos técnico-didácticos de la
evaluación y en esa función no puede ser reemplazado por el alumno. Tampoco implica
descargar en el alumno la responsabilidad indelegable del docente en la evaluación. Se tra-
ta, nada más y nada menos, que de enriquecer el proceso incorporándole una dimensión
polifónica. Esto nos permite hacer una referencia a la idea que marcamos al inicio de este
acápite al considerar que el aula es un ámbito propicio no sólo para que los alumnos cons-
truyan ciudadanía, sino también los profesores.
La mirada y el análisis de los sujetos jóvenes y sus prácticas desde el déficit debe
ser superada. La relación con las y los adolescentes y jóvenes –y con todas las personas
sea cual fuera su condición etárea– hay que construirla desde el reconocimiento de las
capacidades, y desde ahí partir para poder hacer con ellos. [...] La validación del otro
construye sujetos que se incluyen, que se sienten y son parte de una comunidad educati-
va y política. (DCESCC, p. 31).
En conclusión, el presente proyecto pretende ser coherente con el marco concep-
tual de referencia del DCESCC en tanto tiene como propósitos que el proceso de evaluación
permita:
Vivenciar la ciudadanía como práctica social que se construye en proyectos
compartidos.
Acortar la asimetría de la relación docente – alumno.
Plantear estrategias pedagógicas coherentes con la consideración del alum-
no como sujeto de derechos.
80
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
Reconocer que todo sujeto que está en la escuela es portador de conoci-
miento legítimo y que este espacio es el ámbito legítimo para ponerlo en
juego.
EXPECTATIVAS DE LOGRO
De acuerdo con la fundamentación expuesta, las expectativas de logro que se pre-
tenden alcanzar con el presente proyecto son las siguientes:
Transformar a los alumnos y las alumnas en interlocutores válidos en el pro-
ceso de evaluación de sus aprendizajes.
Realizar el derecho de los alumnos y las alumnas a hacer oír su voz en el pro-
ceso de determinación curricular en su dimensión áulica
Reforzar el empoderamiento de los alumnos y las alumnas que facilite su
proceso de agenciamiento.
Reformular en sentido democrático la circulación del poder en la relación
pedagógica
Mejorar la extracción de datos rigurosos de la realidad y de explicación de
las causas que los producen, inherentes a todo proceso de evaluación.
Generar mecanismos de diálogo docente – alumno que se traduzcan en
cambios en las prácticas de ambos a fin de facilitar el cumplimiento de los
propósitos de la educación secundaria.
ACCIONES
Por la propia naturaleza del proyecto y la fundamentación que le sirve de sustento,
no resulta compatible con el mismo el establecimiento de mecanismos o dispositivos con-
cretos de evaluación participativa, por cuanto los mismos deben surgir del propio diálogo
entre docente y alumnos. Por ello, las acciones que se enumeran a continuación están pen-
sadas en el sentido de abrir e institucionalizar esos canales de diálogo. Por otra parte, el
primer objetivo debe ser generar confianza en los alumnos para la intervención en su pro-
pio proceso de evaluación y calificación, de manera de avanzar en la generación de auto-
nomía, y no simplemente en un proceso en donde los alumnos adivinen la nota porque co-
nocen los criterios del profesor, fijados heterónomamente con respecto a ellos.
El primer punto a tomar en cuenta es el carácter público de los registros del profe-
sor. La evaluación debe perder todo resabio de misterio que se revela mágicamente en el
momento de entregar los boletines. El alumno debe poder consultar en cualquier momento
cuáles son los registros que sobre su proceso de aprendizaje ha realizado el docente y su
nota trimestral debe ser comunicada y fundamentada por el profesor al finalizar el mismo.
Si bien estas prácticas son conocidas en nuestras aulas, su falta de generalidad hace necesa-
rio su reconocimiento explícito. En consecuencia se propone:
81
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
Reconocer el carácter público de los registros de clase del profesor y el con-
siguiente derecho de los alumnos a su consulta cuando lo estimen pertinen-
te.
Comunicar las notas trimestrales en forma personal por parte del docente y
la fundamentación de las mismas
Expresar explícitamente ambas circunstancias en la documentación (pro-
grama, expectativas de logro, etc.) que el alumno posee en su carpeta.
Generar ámbitos de diálogo previo a las instancias de evaluación formales
sobre cuáles son las expectativas del docente y los alumnos con respecto a
la misma y, en consecuencia, con qué tipo de consignas podremos encon-
trarnos.
No es necesario insistir sobre la importancia del carácter público de la información
en un proceso de democratización del poder. Ya lo descubrieron los plebeyos romanos en
su lucha por el derecho escrito hace dos mil quinientos años y no hay hoy ningún teórico de
la democracia –desde los más conservadores hasta los más radicales- que no incluya la liber-
tad de acceso a la información como uno de sus requisitos esenciales. Nadie puede hacer
oír efectivamente su voz desde la ignorancia sobre datos claves de aquello sobre lo que
tiene que opinar, además de los efectos de autocontrol sobre quien sabe que no tomará
decisiones protegido por el arcano de sus datos.
Sin embargo, aún no hemos avanzado en la participación en el proceso de evalua-
ción: conocer las razones de una decisión no implica haber participado en su proceso de
elaboración. Para hacerlo conviene tener en cuenta las funciones que tiene la evaluación.
Nos dice Santos Guerra (Santos Guerra, p. 8/9) que la evaluación tiene tres cometidos de
naturaleza diferente pero igualmente importantes, a saber:
a) Extraer datos rigurosos de la realidad, de tal manera que la información ob-
tenida sea relevante, clara y pertinente.
b) Explicar las causas que producen esos datos y no otros, mostrar el origen de
esos procesos y de esos resultados. Sólo así se podrá intervenir eficazmen-
te.
c) Plantear aplicaciones de naturaleza ética, es decir, que tengan en cuenta los
valores y miren con predilección por los desfavorecidos.
En los tres aspectos, es posible incluir la participación de los alumnos. Hasta ahora,
en general, es el profesor quien determina cuáles son los datos relevantes, quien los regis-
tra, quien los explica y quien plantea las estrategias para seguir avanzando. Pese a que en la
mayoría de los casos lo hacemos con la mejor intención para su progreso, esto supone una
consideración del alumno y la alumna casi como un objeto de investigación y no como un
sujeto pleno de derecho. Robert Dahl funda su teoría del proceso democrático en la pre-
sunción de la autonomía personal, por la cual, en ausencia de una prueba concluyente que
lo contradiga, debe considerarse a cada individuo el mejor juez de sus propios bienes o in-
tereses (Dahl, p. 124). Esta autonomía no es algo que baje mágicamente del cielo el día del
cumpleaños número dieciocho; debemos ir construyéndola a partir del acceso a la informa-
82
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
ción, del desarrollo de nuestras facultades críticas, de la práctica. A partir de estos presu-
puestos, podemos volver a reconsiderar las funciones de la evaluación y el rol del alumno.
a) Los alumnos y las alumnas están en condiciones de intervenir en el proceso de re-
colección de datos de su realidad. En realidad, nadie mejor que ellos para conocer algunos
de los aspectos que los profesores incluimos en nuestros criterios de evaluación. El proceso
de aprendizaje no se desarrolla sólo en el aula, pero es el aula el único ámbito en el que los
profesores extraemos datos porque es el único en el que estamos con los alumnos. Nues-
tros registros se enriquecerían si contaran con información que sólo los alumnos nos pue-
den dar, sobre todo en aspectos que para ellos suelen ser muy importantes, como por
ejemplo el esfuerzo y la dedicación. En tal sentido se propone:
Elaborar planillas de registro con indicadores consensuados referidos a la ta-
rea extraáulica que el alumno desarrolla que serán completados a lo largo
del trimestre por parte de los alumnos y alumnas y entregados al profesor
para su consideración al momento de decidirse la nota trimestral.
Elaborar planillas de registro sobre la participación áulica que también serán
completados por los alumnos y alumnas y que se incorporarán al procedi-
miento de determinación de la calificación trimestral de la misma manera
que la anterior.
Este último dispositivo tiene por función, además de la principal que informa todo el
proyecto, la superación de una dificultad muy fuerte que encontramos los docentes debido
al número de alumnos por curso existentes. Más allá de nuestras intenciones, resulta muy
difícil poder registrar todas las clases el nivel de participación de cada uno de los alumnos y
alumnas. La incorporación de los propios interesados en el proceso de registro de la infor-
mación puede llevar a que no terminemos registrando sólo aquellos que por su personali-
dad se destacan sin esfuerzo sobre el resto. Al mismo tiempo, la responsabilidad de ir clase
a clase registrando su propia participación, les permitirá a los alumnos y alumnas una toma
de conciencia del proceso y quizás coadyuve a revertir tendencia al retraimiento o la apatía.
b) La voz de los alumnos debe ser incorporada al momento de determinar las causas
que explican los resultados obtenidos. Si evaluar es comprender, los docentes debemos
abandonar nuestra actitud de omnisciencia y darnos cuenta que los alumnos y alumnas
seguramente tienen cosas interesantes y pertinentes para decirnos sobre las causas de los
datos que relevamos en conjunto. La institucionalización de estas instancias de diálogo
quizás permita superar barreras de timidez o de prejuicios, haciéndoles ver que realmente
nos interesa lo que les pasa y que la relación pedagógica que entablamos con ellos tiene
aspectos técnicos, pero es por sobre todo una relación humana entre sujetos que se reco-
nocen mutuamente. En tal sentido se propone
Instrumentar una instancia previa a la calificación trimestral en la cual los
alumnos y alumnas tengan la posibilidad de manifestar aquellas circunstan-
cias que estimen convenientes que el profesor sepa y que sean pertinentes
para la comprensión de los resultados.
83
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
Incluir en esa misma oportunidad la posibilidad de que los alumnos y alum-
nas efectúen una evaluación de la cátedra, acercando sugerencias sobre los
aspectos que entienden deben ser mantenidos o modificados.
Generar un ámbito de diálogo posterior en el cual el profesor, previa tabula-
ción de las opiniones, acuse recibo de las sugerencias y explicaciones, incor-
pore las propias y se trate de consensuar estrategias didácticas superado-
ras.
Convertir explícitamente a la evaluación en un proceso bidireccional nos parece un
elemento importante para avanzar en el reconocimiento mutuo como sujetos. Los alumnos
nos evalúan permanentemente, entre ellos y con sus familias. Pero esas opiniones no tienen
un canal institucionalizado de expresión en el aula. Pueden aparecer esporádicamente o, en
el peor de los casos, con tono de reproche en medio de una discusión o comentadas a otro
profesor. Legitimarlas permitirá que sirvan como insumo para la construcción de una rela-
ción pedagógica que mantenga las asimetrías que deben ser mantenidas y disminuya las
que sólo se fundan en una concepción del poder deslegitimadora del otro.
c) Finalmente, entendemos que el enriquecimiento de las instancias previas con la
voz de los alumnos y las alumnas permitirá el encuentro de aplicaciones que puedan surgir
del consenso y no de la imposición, que partan de una comprensión más acabada y comple-
ta de los factores que inciden en los vaivenes de la relación pedagógica y que permitan a los
alumnos hacerse cargo de su proceso de aprendizaje desde un lugar en el cual se sientan
incluidos como protagonistas plenos del mismo.
Obviamente, somos conscientes de las dificultades de encarar una experiencia co-
mo la que se ha esbozado en este proyecto. Son demasiadas las significaciones que hay que
modificar, tanto por parte de los profesores como por parte de las alumnos y alumnos. Nos
permitimos terminar señalando básicamente dos riesgos que nos parecen particularmente
presentes.
Primero, será responsabilidad clave del docente poder discernir el límite entre aque-
llos aspectos técnico-profesionales de la relación pedagógica que son de su exclusiva in-
cumbencia de los que pueden ser sometidos al ámbito del diálogo y el consenso con los
alumnos.
Segundo, todo el proceso está basado en la confianza. Estar a la altura de las cir-
cunstancias y no defraudarla será sin duda uno de los desafíos mayores que deberemos
superar los actores involucrados.
“La ciudadanía empieza por casa” es una frase que resume la práctica docente espera-
da. Se trata de generar estrategias pedagógicas que permitan el ejercicio de la ciudadanía en el
aula y en la escuela (DCESCC, p. 37). El presente proyecto es un intento de avanzar en ese
sentido.
84
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
ANEXO
En virtud de tratarse de un proyecto que ha comenzado a desarrollarse en curso a
mi cargo, agrego como anexo una planilla síntesis de las respuestas efectuadas por los
alumnos al final del primer trimestre y un modelo de planilla de registro para que sea com-
pletada por los alumnos (en proceso de elaboración)
BIBLIOGRAFÍA
DIRECCIÓN GENERAL DE CULTURA Y EDUCACIÓN DE LA PCIA. DE BUENOS AIRES. Diseño Curricular
para la Educación Secundaria. Construcción de Ciudadanía. 2007.
DAHL, Robert. La democracia y sus críticos. Editorial Paidós. 3ª ed. 2000. Barcelona.
LANDAU, Martín. «Los múltiples significados de ser ciudadano. Ciudadanía y construcción de subjeti-
vidades en la Buenos Aires actual» en MURILLO, Susana (coord..) Sujetos a la incertidumbre. Trans-
formaciones sociales y construcción de subjetividad en la Buenos Aires actual. Edic. del Centro Cultural
de la Cooperación. 2003. Buenos Aires. Versión suministrada por la cátedra.
SANTOS GUERRA, Miguel Ángel. Evaluar es comprender. Editorial Magisterio del Río de la Plata. 1998.
Buenos Aires.
85
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
Análisis de la película
“Escritores de la libertad”
Ana María Martín1
FICHA TÉCNICA
Año: 2007.
Sinopsis: El film se basa en una experiencia educativa real y transcurre en Long Beach, en el
año 1994, en el Rodney King, en la High School Wilson. El instituto se encuentra en una zona
mayoritariamente próspera, pero los alumnos asignados al aula 203 pertenecen al grupo de
la “Integración Voluntaria”, clasificados como casos perdidos, a los que es imposible ense-
ñarles. Se trata de adolescentes pobres, pertenecientes a bandas de pandilleros de distintos
grupos raciales: asiáticos, negros, latinos, que con o sin familia han crecido en contextos de
pobreza, violencia y drogadicción. Erin Gruwell es la docente idealista que llega a la escuela
Wilson y le asignan el aula 203. A pesar de su corta edad e inexperiencia, encuentra una
manera de unir a ese grupo de estudiantes pobres divididos por diferencias raciales y mejo-
rar sus resultados académicos y sobre todo sus vidas. Tres ideas sostienen a Escritores de la
libertad como una especie de trípode dramático. La primera es la violencia en los sectores
más pobres de la sociedad, con un fuerte componente racial. La segunda es la ineficiencia
de un sistema educativo que no ha sido concebido para atender las necesidades del ciuda-
dano sino para adaptar a esos mismos ciudadanos a las necesidades burocráticas. La tercera
se conforma a partir del acto creador, en este caso la escritura, como forma de entender la
vida social y como forma de superación personal.
1
Estudiante del Tramo de Formación Pedagógica para Profesionales, Técnicos Superiores y Técnicos Medios.
86
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
FICHA DIDÁCTICA
2
María Salerne. Educadora. “Decires”. Narvaja de Córdoba. 1997.
3
Chevallard. Transposición de saberes. 1996.
4
Marta Souto. Hacia una didáctica de lo grupal. Ed. Miño y Dávila. Buenos Aires. 1993.
5
Marta Souto. Consideraciones epistemológicas.
87
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
En el acto pedagógico podemos diferenciar las tres dimensiones de análisis: 6
Dimensión social - política: Erin, con un yo social formado, pertenece a una clase
social bien educada, producto de una vida suburbana segura. Los alumnos del
aula 203, con un yo social en formación, viven circunstancias de pobreza, mala
educación, historial criminal, drogadicción, padres en la cárcel y dependencia de
pandilleros. Erin, con un rol social de educador, y los alumnos, con roles sociales
de educandos, establecen una relación social asimétrica. Al comienzo de la rela-
ción, los alumnos creen tener el poder cuando desafían a la profesora. Pero lue-
go, Erin incluye el conocimiento o el contenido (acerca de la paz y de la toleran-
cia) como elemento de poder; ofrece instancias o situaciones de aprendizajes
para que sus alumnos participen y que de esa forma se apoderen del poder. En
el resto de la película observamos que el poder es compartido, circula entre la
docente, el contenido y alumnos. La docente pasa a ser la “coordinadora” del
grupo de aprendizaje y la clase pasa a estar organizada horizontalmente.
Dimensión instrumental: Erin les ofrece a sus alumnos situaciones y libros que
podrían ser considerados por encima de sus niveles académicos. Les hace leer
“El Diario de Ana Frank”, “Diario de Zlata”; los lleva de visita al “Museo de Tole-
rancia Simón Wiesenthal”. Les da libros “nuevos” que ella misma paga para que
se los lleven a sus casas. Incluye letras de canciones de rap, los cambia de asien-
to, realiza el “juego de la línea roja” para que puedan descubrir cuánto tienen en
común todos ellos. Con sus alumnos organiza conferencias de escritores y so-
brevivientes del Holocausto. Les propone llevar un diario personal donde pue-
den expresarse como lo deseen sobre sus propias vidas y juntos generan un
proyecto literario que ayuda a favorecer la convivencia de las distintas “tribus
urbanas” en el contexto institucional y social.
6
Marta Souto. Hacia una didáctica de lo grupal. Ed. Miño y Dávila. Buenos Aires. 1993.
88
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
aprovecha las situaciones casuales, cuando intercepta en su clase una caricatura
racista (un retrato de un estudiante afroamericano con labios y nariz exagera-
damente acentuados) y decide hablar del odio racial que justificó el Holocausto.
toma el emergente, sobre la discriminación y las historias bélicas que vivían sus
alumnos para hablarles de historias escritas por personas que habían sufrido
como ellos;
aporta modelo, no defrauda a sus alumnos, se dedica por completo a ellos a pe-
sar de sacrificar su vida personal;
socializa las producciones, las cuales serán publicadas en el libro que inspira al
director de esta película.
89
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
mutuo. Está presente desde el comienzo el deseo de Erin de enseñar, y lue-
go ésta desarrolla el deseo de los alumnos por aprender. Erin al planificar
sus clases, considera a sus alumnos sujetos singulares, tiene en cuenta sus
vivencias e historias particulares y así logra que esos alumnos que se segre-
gaban entre sí, se transformen en un grupo unido por la afectividad y por un
proyecto común.
El currículum oculto está representado por las normas institucionales y valores no
reconocidos abiertamente por profesores y funcionarios escolares; su profundidad e impac-
to en la práctica, a veces llegan a resultar mayores que los del currículum oficial o currícu-
lum pensado. Erin se propuso que sus alumnos lean y escriban, conozcan distintas obras
literarias y autores, pero fundamentalmente que aprendieran y practicaran valores como la
tolerancia, la paz, el respeto a sí mismos y a los demás, la no discriminación, la responsabili-
dad. Margaret, por su parte, a pesar de estar al frente de una institución integrada, no quie-
re ni cree en tal integración.
Margaret, representa al adulto que marca “lo legítimo” o los significados “dominan-
tes” que tienen que aprender los alumnos. Marca “el centro”, “lo visible”, “lo blanco” y
desvaloriza todo lo que está en la periferia, lo invisible, las distintas etnias. De esta forma
7
Alicia De Alba. 1995.
8
Marcelo Caruso e Inés Dussel. De Sarmiento a los Simpsons. Ed. Kapeluz. Buenos Aires. 1999.
90
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
“coloniza” el currículum y transforma a los alumnos del aula 203 en meros “residuos huma-
nos”, ya que no los legitima como “sujetos”.
Erin lucha contra el fracaso escolar y reflexiona sobre un nuevo tipo de relación con
el saber. Procura que los alumnos con grandes dificultades perciban el interés de aprender,
de invertir su energía en la escuela, de movilizarse por el trabajo escolar, de sentirse orgu-
9
Introducción al Diseño Curricular. Programación y enseñanza. DGCyE. Subsecretaría de Educación.
10
Philippe Meirieu. Entrevista. Cuadernos de pedagogía Nº 373. Noviembre 2007.
91
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
llosos con ese trabajo. Establece con sus alumnos una relación codo con codo, solidaria, sin
renunciar a sus saberes y autoridad. Está al lado del proceso y no del resultado. En todo
momento, está preparada para hacerse preguntas en lugar de perseguir respuestas, se co-
loca del lado aprendizaje y no de la enseñanza. De esta forma, logra junto a sus alumnos del
aula 203, un excelente proceso y resultado: “neutralizar al rey y jaquearlo”. Erin y los “Escri-
tores de la Libertad” ganan la partida...
FICHA PEDAGÓGICA
Esta historia educativa real se desarrolla a fines del siglo XX, en un contexto de vio-
lencia étnica, racial y social, donde impactan ciertos aspectos: caída de lo público, individua-
lismo extremo, indiferencia de las masas donde no hay ídolo ni tabú, desinterés por el futu-
ro con búsqueda de satisfacciones inmediatas, apatía, desencanto, ineficacia del esfuerzo,
personalización hedonista, descreimiento político, cambios en la familia, exclusión, frag-
mentación.
En ese difícil contexto, Erin seguramente se preguntó: ¿cómo tender puentes entre
unos y otros?, ¿cómo entablar una comunicación real entre diferentes?, ¿qué hacer para que
las fracturas personales y étnicas se suelden?, ¿cómo hacer para que los alumnos crean que
un futuro diferente es posible?
Desde la Teoría de la escuela como aparato ideológico del Estado de Althusser13, po-
demos ver que esta escuela integrada estatal actúa como un aparato ideológico (primero
por la ideología dominante, después por la represión), pero también en parte como un apa-
rato represivo (primero por la represión, después por la ideología dominante), ya que mu-
11
François Philidor, músico y ajedrecista del siglo XVIII.
12
Dermeval Saviani. Las teorías de la educación y el problema de la marginalidad en América Latina. Cuadernos
de Investigación Nº 2. San Pablo. 1982.
92
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
chos de los alumnos del aula 203, sólo concurren a la escuela para no estar en prisión, al
encontrarse en libertad “bajo palabra”. Margaret, hasta la llegada de Erin, estaba segura
que esos alumnos nunca iban a alcanzar el vértice de la pirámide escolar y por lo tanto no
iban a poder ocupar los puestos dominantes de los agentes de la explotación, de la repre-
sión y de la ideología.
Como vemos, los alumnos del aula 203, marginados y casi analfabetos, vivían dentro
de una “cultura del silencio”. Era preciso “darles la palabra” y Erin es la encargada de hacer-
lo, creando un proyecto para mostrarles lo que nadie había hecho, que ellos importaban y
que sus voces contaban. Los anima a iniciar un diario personal donde plasmaran la violencia
que rodeaba sus vidas, que nadie leería a menos que ellos lo desearan.
Para esto, Erin promueve una educación dialógica, como una acción cultural dialógi-
ca de promoción social, que tiene como protagonista a los “oprimidos”:
por la acción del diálogo y la comunicación que logra con y entre sus alum-
nos, la práctica es liberadora en sí misma;
con una concepción pedagógica crítica y propositiva restaura la subjetividad
de sus alumnos y los posiciona en la lucha por la liberación;
considera que cualquier espacio puede llegar a ser un espacio educativo, no
sólo la escuela;
el contenido es determinado por ella y sus alumnos;
13
Dermeval Saviani. Las teorías de la educación y el problema de la marginalidad en América Latina. Cuadernos
de Investigación Nº 2. San Pablo. 1982.
14
Hugo Russo y Margarita Sgró. Paulo Freire. El Pensamiento Latinoamericano y la recuperación de la Racionali-
dad Dialógica. Cap. I. Tandil. 2001.
93
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
genera una conciencia crítica en el ámbito de una comunidad de iguales con
relaciones democráticas.
Esta educadora a través de la pedagogía crítica o radical se propone transformar al
aula 203, a la institución pseudo integrada y al contexto, en esferas públicas democráticas,
fomentando un discurso público de igualdad y justicia social.15
Erin, como educadora crítica les enseña a sus estudiantes, a leer los textos no como
un proceso de sometimiento a la autoridad del texto, sino como un proceso dialéctico de
comprensión, de crítica y de transformación. Ellos tienen que escribir y reescribir las histo-
rias de los textos que leen, para poder identificar y cuestionar más fácilmente, la manera en
que esos textos trabajan activamente para construir sus propias historias y voces. Al leer un
texto, aprenden como elegir, como construir una voz y como situarse dentro de la historia,
tomando posición y siendo capaces de discernir que les quiere decir realmente. Erin Gruwell
conseguirá que cada uno de sus alumnos después de leer “El Diario de Ana Frank” e identi-
ficándose con la historia de la joven judía, pase a escribir su memoria dolorosa para re-
hacerse y re-encontrarse consigo mismo. Páginas en blanco de un cuaderno escolar escritas
con la tinta de la dolorosa memoria personal, harán posible el resurgimiento de las identi-
dades propias dentro del respeto y del diálogo con las otras identidades tan heridas como
las suyas. En la escritura germinará un verdadero camino que irá del enfrentamiento al diá-
logo sincero, abriendo posibilidades reales en la incesante búsqueda de la difícil cohesión
social de una sociedad fragmentada.
De esta forma, a sus estudiantes les enseña a leer, a interpretar y a criticar. Al leer el
mundo y la palabra, entienden los códigos culturales y genéricos que les permiten construir
una historia con palabras. Al interpretar, extraen los presupuestos y motivos ocultos que
estructuran sus sistemas de valores culturalmente cotidianos. Al criticar, entienden la cons-
trucción de la vida social como un modo de producción particular que puede compararse
con otros textos, analizando otras modalidades culturales desde donde los estudiantes
pueden tomar postura y afianzar su acción social en el mundo. Una alumna después de leer
El Diario de Ana Frank, escribe en su diario: “Justo como Ana, yo conocía el sentimiento de la
discriminación y el ser vista desde abajo... como ella, ‘A veces me sentía como un pájaro en una
jaula y sólo quería volar.’ La primera cosa que vino a mi mente fue que la señorita Gruwell es-
15
Peter McLaren y Henry Giroux. Desde los márgenes: Geografías de la identidad, la pedagogía y el poder.
94
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
taba en lo correcto. Me encontré a mi misma dentro de las páginas del libro, como ella dijo que
lo haría.”
Lo que intenta hacer esta pedagogía crítica del lenguaje y de la experiencia, es pro-
porcionar a los estudiantes “contra-discursos” o “posiciones de sujeto resistentes”; un
nuevo lenguaje de análisis con los cuales puedan tomar posición, formar su opinión y poder
participar de la trasformación social. Erin Gruwell comenta: “Decidí no bajar el nivel, no con-
sentirles como si fueran niños pequeños. Quería que vieran la relevancia de los textos que tenía
en mi programa, ya fuera un soneto o un libro como “La Odisea”. Quería que los conectaran
con su vida, que las palabras saltaran de la página impresa y cobraran sentido para ellos. Al
principio no entendían qué tenían que ver con ellos Homero o Shakespeare, cuando lo que
querían era un contrato discográfico con Dr. Dre. Pero debían entender que todos esos escrito-
res habían vivido su propia odisea; quería que aplicaran esa lección a su propia experiencia,
para validar lo que eran en la vida. Quería crear un puente entre los libros y su formación vital,
enseñarles que la educación tiene una gran fuerza liberadora y es un instrumento igualitario.
Estudiar no significaba que tuvieran que renunciar a sus valores propios, a su experiencia; pero
era importante que entendieran que ahí fuera les esperaba un mundo de oportunidades.”
16
Laurence Cornu. Transmisión e institución del sujeto.
17
Violeta Núñez. Infancia y menores: el lugar de la educación frente a la asignación social de los destinos.
95
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
des, anomalías, conductas desviadas, actos delictivos, etc., en poblaciones
estadísticamente definidas como portadoras de riesgos.
La minorización de las infancias y las adolescencias, que se expande desde finales
del siglo XX, también aparece claramente en la película. Los alumnos del aula 203 son consi-
derados menores, porque la mirada del control social los ubica como “peligrosos”, por lo
tanto son objeto de intervenciones sociales preventivas y punitivas, con el pretexto de edu-
carlos. Esta institución escolar concibe a la educación de estos menores como una tarea de
intervención social y en sentido segregativo, por lo tanto los predetermina, les asigna un
destino social (cultural, económico) prefijado, produciendo un vaciamiento cultural bajo el
lema de “educar al pobre para vivir en la pobreza”.
Erin realiza prácticas desde la pedagogía social, ocupándose de cada uno, intentan-
do tejer red social en tanto educativa, repartiendo las llaves de acceso al mundo simbólico,
pues es el lugar del derecho a la inscripción de cada sujeto. Considera a la educación como
un anti-destino, es decir, una práctica que juega caso por caso, contra la asignación cierta de
un futuro ya previsto al posibilitar la redistribución social de las herencias culturales. De esta
forma, las prácticas que realiza Erin contemplan la particularidad de cada sujeto, sin renun-
ciar al tesoro común de las herencias y les permiten a los alumnos del aula 203 encontrar
sus maneras de elaborar, construir y modificar recorridos propios.
96
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
adecuada, específica o diferenciada que termina revalidando y profundizando las divisiones
sociales.18
Erin sabe muy bien cómo hacer para que en espacios, tiempos e instituciones se
construya un ámbito de trabajo donde se haga confianza. La confianza se presenta habi-
tualmente como una categoría ética, pero en realidad se produce entre individuos, no se
puede imponer ni exigir; es una perspectiva política, democrática, una ofrenda de libertad.
La confianza es una hipótesis sobre la conducta futura del otro; es indispensable, vital y
constitutiva de las relaciones pedagógicas en la vinculación que se produce entre joven-
adulto y adulto-joven. Erin como adulta toma un riesgo, es decir tiene confianza en que esos
jóvenes, pueden aprender.
Con el apoyo decisivo de Erin, sus estudiantes vencieron las representaciones (des-
confianza, determinación y destino) para convertirse en pensadores críticos, con aspiracio-
nes universitarias y ciudadanos en pro del cambio. Se autodenominaron los “Freedom Wri-
ters” (Escritores de la libertad), en homenaje a los activistas por los derechos civiles llama-
dos “The Freedom Riders” (Los jinetes de la libertad), publicaron un libro titulado “El diario
de los escritores de la libertad: cómo una maestra y 150 adolescentes se valieron de la escritura
18
Evangelina Canciano. Discutiendo la noción de “déficit” en la educación del “otro” pobre.
19
Laurence Cornu. La confianza en las relaciones pedagógicas.
97
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
para cambiar y cambiar su mundo” y se convirtieron en embajadores de la paz y la toleran-
cia.
Para finalizar, quiero reflejar el testimonio de una alumna del aula 203 que vivía de-
ntro de una “cultura del silencio”, hasta que llegó Erin Gruwell a “darle la palabra”:
Diario 17
Querido diario:
20
Cacahuete o Maní.
98
Tramo de Formación Pedagógica
La 33
Direcciones de Internet visitadas:
http://pilaresbasicos.blogspot.com/2008/02/escritores-de-la-libertad-freedom.html
http://www.miheroe.org/hero.asp?hero=Erin_Gruwell
http://www.elipsisediciones.es/escritores.pdf
99
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
¿Qué pasa con la escuela en este escenario? ¿Qué pasa con la educación en este
discurso?
La escuela está en crisis y a punto de convertirse en una institución social sin suje-
tos reales y la educación en riesgo de convertirse en pura mediación intersubjetiva sin insti-
tuciones reales.
1
Este trabajo se realizó en el marco del Seminario “Infancias y juventudes en el marco de los cambios sociales,
culturales y políticos producidos a partir de los últimos años del siglo XX: una aproximación analítica “ de la
Carrera de Especialización Nuevas infancias y Juventudes= Facultad de Ciencias Humanas, UNCPBA, Tandil,
2006
2
Cullen;C.A. Perfiles ético-políticos de la educación. Pág.18
100
Nuevas Infancias y Juventudes
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¿Qué hay que leer entre líneas en este discurso? Lo que Cullen llama “las otras es-
cenas “3: la primera representada por el control social del discurso pedagógico y de los
sujetos que produce; la segunda, por la racionalidad de las acciones pedagógicas cotidianas
y de los agentes que las sostienen. Ambas dejan al desnudo los dos grandes temas centra-
les: el de le legitimación y el de la autonomía.
Recuperar implica volver a su esencia algunas de las ideas que construyeron el dis-
curso pedagógico moderno, como la del pacto social de Rousseau. “Como los hombres no
pueden crear por sí solos nuevas fuerzas, sino unir y dirigir las que ya existen,... poner esas
fuerzas por medio de un solo móvil y hacerlas obrar de acuerdo” 4
Este acto de asociación produce un cuerpo moral y colectivo, una persona pública,
el “civis”(ciudadano).
3
Cullen, C.A. Op cit. Pág.19
4
Rosseau, JJ. El contrato social, o sea principios del derecho político, capítulo VI.
101
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
Para poder concebirse como el espacio y el tiempo en que se construye ese itine-
rario, hay que comenzar por escuchar la voz de la infancia, la voz del futuro, del mañana.
Hacerle camino, espacio y tiempo a esa voz para que no suceda con ella lo que a la de los
desaparecidos, muertos, excluidos de esta sociedad en estado de excepción6. La educación
es el itinerario que genera la convivencia, el tiempo de la esperanza, el espacio de lo públi-
co, reconstruyendo el contrato social, redefiniendo la legitimación del saber desde lo públi-
co y no desde el poder de unos pocos. Generar una convivencia que no falsee la fidelidad a
las creatividades culturales y que a su vez permita el mejoramiento en la integración. La
educación constituida en un espacio público que permita decidir a todos los afectados con
argumentos y razones.
La utopía está en marcha desde que nos atrevemos a pensarla... ¿Podrá la escuela
pensarse a sí misma como el tiempo de la esperanza y el espacio de la participación, po-
dremos los docentes pensarnos a nosotros mismos como sujetos capaces de escuchar la
voz de la infancia y darles espacio y tiempo para que tomen la palabra en el espacio público
que legitime y dé autonomía. Sencillamente poblar la escuela de sujetos reales para conver-
tirlas en instituciones reales.
5
Op.cit.
6
Agamben, Giorgio. (2004) En Estado de excepción, Buenos Aires, Adriana Hidalgo, muestra al mismo como un
paradigma de gobierno de la sociedad actual , como la forma legal de lo que no puede serlo
7
Cullen, CA. Op cit, pág. 106
102
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
“La nueva cuestión social: glosario”
María Susana Guembe
Tatiana Lescano
Mónica Marchini1
INTRODUCCIÓN
Para dar cuenta de estos cambios los autores analizan las nuevas relaciones que se
establecen entre estructura (“la nueva cuestión social”) y acción (los procesos de indivi-
duación). Respecto a esto último, a partir de dos posturas: por un lado los que marcan el
proceso de emancipación de los agentes respecto de las estructuras y por otro, aquellos
que marcan todo lo negativo del individualismo contemporáneo, a partir de la falta de sus
anteriores soportes colectivos.
1
El presente trabajo fue elaborado en el marco de la Carrera de Posgrado de Especialización “Nuevas Infancias y
Juventudes” desarrollada en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional del Centro , Sede
Tandil, durante el primer cuatrimestre de 2007
103
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
GRUPO 4: aquellos que tratan la relación entre la producción de una nueva
subjetividad y la acción revolucionaria emancipadora en el marco de una so-
ciedad de control: Virno, Deleusse
GRUPO 5: aquellos que, retomando conceptos anteriormente tratados, tras-
ladan el análisis a las sociedades periféricas: Robles, Merklen.
Resumimos la producción de cada autor resaltando en negrita cursiva las categorías
de análisis.
GRUPO 1
ZYGMUNT BAUMAN
Este nuevo escenario, obliga a idear un modo tolerable de convivencia, los trabajadores
podían reivindicar sus propias exigencias, era un escenario de dotación de poder.
Richard Sennett concluye: “la rutina puede degradar, paro también protege; la rutina puede
descomponer el trabajo, pero también puede componer una vida”.
104
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
La postmodernidad o la actual versión “licuada”, “fluyente”, dispersa, diseminada y desre-
gulada de la modernidad no presagian el divorcio ni una ruptura definitiva de la comunica-
ción, pero si augura una desconexión entre capital y trabajo. El capital se ha soltado de su
dependencia del trabajo merced a una nueva libertad de movimiento inimaginable en el
pasado. Un nuevo escenario de desincrustación, la presencia de la fuerza de trabajo pasó a
un plano secundario, los consumidores podrían ser la nueva pareja del Capital. Ingrediente
fundamental: la mentalidad del corto plazo
La vida laboral está saturada de incertidumbre. La incertidumbre del presente es una pode-
rosa fuerza individualizadora, divide en vez de unir, la idea de unos “intereses comunes” se
torna cada vez más nebulosa, incomprensible.
Temores, ansiedades y quejas nacen de una manera tal que se padecen en soledad. No se
suman, no se acumulan en una “causa común” no tienen un “domicilio natural”.
El Estado ante la globalidad de este siglo tiene que “coquetear con el Capital” para que se
radique en su territorio con las ventajas y desventajas que esto acarrea al proceso de indivi-
dualización, por un lado se consiguen fuentes de trabajo, por el otro, las condiciones labora-
les de volatilizan dejando al sujeto desprotegido y lleno de incertidumbre.
JÜNGEN HABERMAS
Define el capitalismo tardío como un régimen en el que el conflicto de clases del capitalismo
liberal se ha vuelto latente y las crisis periódicas se han convertido en una crisis permanente
y larvada.
Tesis: es indecidible el advenimiento de una crisis sistémica en el marco de las sociedades capi-
talistas avanzadas, donde el Estado ha asumido una función sustitutiva del mercado como
autorregulador del proceso económico.
105
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
C) El equilibrio internacional: el peligro de autodestrucción que entraña el equilibrio in-
ternacional es una consecuencia del crecimiento de fuerzas productivas que pueden
emplearse para la destrucción.
Una clasificación de posibles tendencias a la crisis:
Robert Young complementa el análisis que realiza Jürgen Habermas acerca de la crisis como
rasgo primordial y permanente del capitalismo tardío, representada como crisis de legitimidad
y crisis de motivación que repercute en la tarea docente y en el futuro de nuestros hijos.
106
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
ciendo que unos y otros son relativamente inútiles. Esto amenaza la legitimidad de los go-
biernos y en consecuencia asistimos a un aumento de las peticiones a los mismos para que
cesen de controlar la vida de las personas. Los jóvenes empiezan a preguntarse si tiene sen-
tido esforzarse en la escuela cuando no hay expectativa de encontrar un puesto de trabajo
al finalizarla; y por otro lado el valor de esos puestos de trabajo se reduce a sus ingresos y
desaparece la idea de la vocación.
Habermas en un trabajo posterior distinguió con más claridad las crisis de motivación y de
legitimidad producidas cíclicamente; y un proceso a más largo plazo de destrucción de los
valores mediante la intrusión del sistema político-económico en la esfera vital. La invasión
de esta esfera por la administración política y por las fuerzas de control del sistema, como el
intercambio del dinero y el poder, ha reducido gradualmente la capacidad de aquella para
dar sentido a la vida. En épocas como la actual el proceso a largo plazo y el proceso cíclico
se combinan originando problemas sobre el sentido de la vida. En la actualidad la crisis se
percibe más globalmente como una crisis de todas nuestras instituciones.
GRUPO 2
Para los autores de este grupo el sujeto aparece como un individuo compulsivamente
emancipado, productor y responsable de su propia biografía; por consiguiente, la identidad
deviene un proyecto reflexivo y autónomo a construir.
“Es cierto que los nuevos modos de subjetivación encierran un marcado carácter am-
bivalente que alude no sólo a las oportunidades de vida, sino también a los nuevos
riesgos existentes (riesgos laborales, técnicos y ecológicos) a la producción de nuevas
formas de dependencia (y adicciones), así como a sus imprevisibles consecuencias
políticas (comunismo, tribalismo, racismo). Sin embargo ambos autores concluyen en
un diagnóstico optimista.: mayor autonomía de acción, posibilidad de planificación
reflexiva de la vida moderna, nacimiento de una política que problematiza y debate
las nuevas oportunidades y riesgos de la vida, son algunas de las “consecuencias” de
la modernidad” (SVAMPA 2000 : 10)
107
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
ULRICH BECK
Riesgo: cuando los daños futuros obedecen a la decisión tomada por uno mismo (quien no
viaja en avión jamás podrá estrellarse); y de
Peligro: los daños que sobre uno recaen desde del exterior.
108
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
pueden ser mensurados y asimilados por los parámetros institucionales de la sociedad in-
dustrial. Es “una transformación de la sociedad industrial que se produce sin planificación y de
manera latente en el transcurso normal, autónomo y que apunta, bajo tres aspectos, al inva-
riable e intacto ordenamiento político y económico: una radicalización de la modernidad, que
desvincula a la sociedad industrial de sus perfiles y premisas y que a causa de lo cual abre paso
a otra modernidad o contramodernidad” ( :233)
Consiste en hacer que la identidad humana deje de ser un “dato” para convertirse en una
“tarea” y en cargar sobre los actores la responsabilidad de la tarea y de las consecuencias
de su actuación; consiste en establecer una autonomía “de jure” (aunque no necesariamen-
te “de facto”. Tener que “devenir” lo que se “es” es la marca característica de la vida mo-
derna.
Individualización: un ser humano que no tiene más elección que actuar como si la indivi-
duación no se hubiera conseguido. La capacidad de afirmación personal de las mujeres y
hombres indvidualizados no alcanza a lo que exigiría una auténtica autoconstitución.
ANTHONY GIDDENS
Carácter dinámico de la vida social moderna, signada por tres elementos: separación entre
tiempo y espacio; desenclaves de las instituciones sociales; reflexividad generalizada.
109
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
filo, y crean nuevos parámetros de riesgo y peligro, al tiempo que ofrecen posibilidades
beneficiosas para la humanidad.
Se puede definir como “sociedad de riesgo”. Significa vivir con una actitud de cálculo hacia
nuestras posibilidades de acción, tanto favorables como desfavorables, como las que en-
contramos de continuo en nuestra existencia social contemporánea e individual.
GRUPO 3
De manera muy diferente a los autores del grupo anterior, los de este grupo plantean que
la exigencia de autonomía y la necesidad de subjetivación “ponen al descubierto un déficit
básico de “soportes” que caracterizan la situación del individuo contemporáneo y pone de
manifiesto, de manera general, la crisis del “lazo social”. (SVAMPA 2000:11)
Castel distingue, desde un punto de vista histórico, dos formas de individualismo: el negati-
vo “que se traduce en términos de carencia –carencia de consideración, de seguridad, de
bienes asegurados y de lazos estables- y remite a figuras propias de la anomia y la desociali-
zación; y el individualismo positivo, que postula la recomposición del conjunto de la socie-
dad sobre una base contractual, exigiendo que los individuos desprotegidos actúen como
sujetos autónomos”. Castel coincide con Durkheim al afirmar que estas dos formas de indi-
vidualismo moderno no crean lazo social sino que requieren la existencia de soporte colec-
tivo.
A partir de los años 70 se producen dos fenómenos:
1) la crisis de la sociedad salarial conduce a la progresiva desestructuración de los an-
tiguos marcos colectivos de socialización
2) la afirmación de autonomía encuentra sus inflexiones narcisistas, combinada con la
expansión de una cultura psicologizante.
Esto produjo un doble efecto: se deshace el individualismo positivo (surgido de la relación
entre seguridad y propiedad social) y como consecuencia surge la figura del “individualismo
en masa o negativo” afectando a los grupos más vulnerables de la sociedad.
Dentro de esta corriente Erhemberg aborda el análisis de las formas de individualismo posi-
tivo. Define al individuo desde el déficit, aunque a diferencia de Castel desplaza la pregunta
desde los soportes colectivos al centro mismo del individuo.
Este segundo grupo de autores desarrollan una lectura de las consecuencias negativas de
los nuevos procesos de individuación, enfatizando la ausencia de recursos o su fragilización;
señalan la multiplicación de anomias, nuevas formas de desafiliación y nuevas relaciones de
dependencia (y nuevas formas de patologías sociales).
110
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
Sennet señala los efectos corrosivos que sobre el carácter y la moralidad tiene la manera de
conducirse propia del capitalismo flexible, incluso cuando rescata aquellos aspectos consi-
derados más alienantes del sistema capitalista, como la rutina laboral.
ROBERT CASTEL
El sociólogo francés Robert Castel analiza la cuestión social a partir del derrumbe de la con-
dición salarial que desemboca en cuestiones de exclusión.
El trabajo, que ha estado cumpliendo el papel del “gran integrador”, es entonces más que
el trabajo, por lo tanto el no-trabajo es más que el desempleo, y tal vez, la característica más
perturbadora de la situación actual es la reaparición de los “trabajadores sin trabajo” que
ocupan en la sociedad el lugar de supernumerarios o “inútiles para el mundo”. La crisis ha
hecho desaparecer una cierta representación del progreso, la creencia que el mañana será
mejor que hoy.
La precarización del trabajo está regido por las exigencias tecnológico – económico de la
evolución del capitalismo moderno, esta es la nueva cuestión social que tiene tres puntos de
cristalización:
o La desestabilización de los estables: los obreros y los asalariados de la clase media co-
rren peligro de caer, hay un bloqueo de movilidad.
o La instalación de la precariedad: como destino, empleables en tareas de corta dura-
ción y discontinuas que no sirven de base para la proyección de un futuro manejable,
se instala el “vivir al día”.
o Déficit de lugares ocupables en la estructura social donde no hay lugar (entendido
como una posición con utilidad social y reconocimiento público) para los de más de
50 años y tampoco para los más jóvenes que ocupan una posición de supernumera-
rios o inútiles para el mundo. Esta inutilidad social produce la descalificación en el
plano cívico y político (postura diferente a los grupos subordinados de la sociedad
industrial que eran explotados pero indispensables).
Estos tres puntos llevan a la pérdida de una identidad por el trabajo.
Esta nueva cuestión social también se caracteriza por: la vulnerabilidad de la familia, las
diferentes formas que adoptan la sociabilidad y el papel intervencionista que adopta el Es-
tado.
111
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
b) La sociabilidad toma diferentes formas: algunas acompañan la pertenencia a colec-
tivos estructurados, como la adhesión a un sindicato o a una asociación, otras anu-
dan otros tipos de relaciones que responden a otros objetivos, por ejemplo, el in-
tercambio de información sobre los medios de obtener ayuda; también se puede in-
cluir aquí lo que se ha denominado la “desafiliación”, es decir la ausencia de inscrip-
ción del sujeto en estructuras dadoras de sentido-
c) Las intervenciones del Estado, en particular las que se refieren al ámbito del empleo
son más variadas e insistentes. El cambio signa el pasaje desde políticas llevadas a
cabo en nombre de la integración, hasta políticas conducidas en nombre de la in-
serción.
Si bien predecir el futuro es para Castel absurdo, sí señala eventualidades que lo compro-
meten en sentidos diferentes:
112
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
Los autores describen el escenario del malestar francés en las tres últimas décadas del siglo
XX haciendo hincapié en las igualdades – desigualdades sociales que tienen un rotundo
efecto en el proceso de reindividualización del sujeto.
La crisis política, económica, jurídica, social se traduce en una crisis del sujeto. Al flaquear el
apoyo de las instituciones de encuadramiento y las normas sociales de conducta se produce
un fenómeno de quiebre en las estructuras sociales. La jerarquización social que de acuerdo
al nivel de ingreso, al capital cultural y a la categoría socioprofesional marcaba parámetros
de igualdad se está reorganizando. La globalidad y las nuevas condiciones económicas (pre-
cariedad laboral, inflación) impactan y amplían las desigualdades, se produce una conmoción
del homo economicus, hay una desvalorización del capital humano y sobrevaloración del
capital monetario. Los individuos que antes pertenecían a la misma jerarquización social
quedan divididos por la frontera del capital (los que pudieron invertir a tiempo, hoy serán
rentistas). El futuro se convierte en un operador de discriminación entre personas que se
creían iguales. Los partidos políticos se limitan a recordar al hombre que debe asumir su
modernidad cualesquiera sean sus efectos. La justicia flaquea para resolver conflictos que
surgen en el seno familiar (no más sometimiento). Desaparece la estructura familiar “clási-
ca” que ofrecía un punto de equilibrio, un espacio de sostén social y redistribución econó-
mica, un espacio genealógico, un procurar sobrevivirse a sí mismo, una deuda –deberes-
primaria de solidaridad, un puerto de amarre del cual lanzarse a asumir la libertad. Es inape-
lable la necesidad del sujeto de redefinirse, reindividualizarse. Por un lado el individualismo
moderno promete autonomía, oportunidad de ser uno mismo, la posibilidad de liberarse de
coacciones colectivas, de emanciparse; por otro ¿cómo ser alguien en una sociedad de tra-
bajadores sin trabajo?. El individuo se encuentra angustiado, desconectado, desafiliado,
abandonado, frágil, inseguro, con malestar afectivo, con temor a un mañana incierto, vulne-
rable, el porvenir aparece poco ligado a un destino común, cada vez con menos posibilida-
des de apoyarse en una acción colectiva, la pertenencia al grupo no está allí para dar senti-
do. En el período posadolescente se confronta con: un mercado de trabajo que no lo quie-
re, una anomia que con frecuencia se traduce en delincuencia (en muchos casos con benefi-
cios identitarios).
ALAIN EHREMBERG
113
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
que la identidad no aparece más como un dato; ésta emerge más bien como una pregunta,
como un cuestionamiento.
Surge entonces como categoría central de análisis el concepto de depresión, como expre-
sión individual de conflictos estructurantes.
No hay identidades, parentescos tribales que respalden al ciudadano. Esto genera malestar
psico- cultural. Se empiezan a utilizar químicos (drogas) y otros mediadores para resolver
situaciones tensionales estructurales derivadas de una forma agobiante de vida.
Se produce el paso del hombre conflictual (leído por el psicoanálisis) al hombre fusional (fu-
sionado con la sociedad). El conflicto estructural no desaparece sino que se internaliza.
La norma deja de estar fundada en la disciplina para estar centrada en la propia iniciativa.
Entonces, la depresión surge por el desacuerdo del sujeto con los ideales de esta sociedad y
su insuficiencia frente a ellos. Paradójicamente, esta insuficiencia muestra la indentificación
del sujeto con estos ideales, lo cual conduce a una situación de impotencia (capaces – impo-
tentes) y se genera el círculo vicioso de la depresión. El efecto del fracaso de la identifica-
ción con los ideales es la identificación con los residuos de esos ideales.
El sujeto parece haber alcanzado la igualdad consigo mismo (la emancipación) pero esta ha
sido al mismo tiempo, su gloria y su miseria. El sujeto se va a medir en relación a un ideal
que él tendría que construir, ya que él es soberano, y que luego deberá alcanzar. Por tanto,
no es el ideal el que se vacía, sino el propio sujeto, y de allá su insuficiencia.
114
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
RICHARD SENNETT
Este sociólogo analiza cómo repercuten las nuevas relaciones de carácter laboral en el pro-
ceso de individualización, sobre todo en la conformación del “carácter” del individuo.
Dice que las superficialidades de la sociedad moderna son más degradantes que las superfi-
cies y las máscaras del arte.
La falta de rutinas y programas a largo plazo genera en la gente falta de relaciones humanas
sostenidas y falta de propósitos duraderos.
La modificación de la ética del trabajo a lo largo del tiempo ha dejado sus marcas en el pro-
ceso de individuación.
Senett también analiza el efecto corrosivo del capitalismo sobre el carácter. Estos efectos se
traducen en modificaciones producidas por la actual forma de vida sobre los sentimientos,
formas de reacción, etc, de los individuos.
La vida pública se transforma en una cuestión de obligación formal. Los extraños represen-
tan figuras amenazadoras. Se busca en privado, no un principio de lo público sino una re-
115
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
flexión sobre todo lo que se refiere a una autenticidad de los sentimientos, reflexión que se
ha transformado en un fin en sí mismo, en lugar de ser un medio para conocer el mundo.
Cuanto más privada es la psiquis menor es su estimulación y más difícil expresar sentimien-
tos.
Se ha producido una confusión entre la vida privada y la pública. Las gentes están resolvien-
do en términos de sentimientos personales aquellas cuestiones públicas que sólo pueden
ser tratadas correctamente a través de códigos de significado impersonal, lo que produce
ansiedad sobre el camino que sigue el mundo.
Una de las perturbaciones más frecuentes (otro efecto corrosivo sobre el carácter) es el
narcisismo, debido a que una nueva clase de sociedad estimula el crecimiento de sus com-
ponentes psíquicos y elimina en público un sentido de encuentro social significativo fuera
de los límites del yo singular.
El medio impulsa a la gente a concebir el medio como carente de sentido ya que el espacio
público es un área de paso, no de permanencia, que no produce combinación de gente ni
desarrolla actividades.
GRUPO 4
PAULO VIRNO
Para responder a estas preguntas, hace una descripción de una realidad preindividual y un
proceso que convierte al sujeto en individuo con sus propias singularidades.
116
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
El fondo biológico de la especie (órganos sensoriales, aparato motriz, capacidades percep-
tivas), no representa un yo, es un se-ve, se- toca, …-; la lengua, no representa un yo, es un se-
habla, una facultad, una potencia de hablar, es de todos y es de nadie, la parola es el acto
que permite superar el carácter preindividual de la lengua provocando la individuación del
locutor; y finalmente la relación de producción dominante, el capitalismo avanzado moviliza
los requisitos más universales de la especie (percepción, lenguaje, memoria, afectos). Al
capitalista le interesa la vida del obrero, su cuerpo porque es él el reservorio de la fuerza de
trabajo.
El término “biopolítica” introducido por M.Foucault en un curso que dio en los años 70 en
Francia, dedicado al estudio de las trasformaciones del concepto de “población” entre fines
del siglo XVIII y principios del XIX es desarrollado por P.Virno para describir la dimensión
potencial de la existencia que se vuelve relevante precisamente y solamente con los ropajes
de la “fuerza de trabajo”. La importancia práctica que asume la potencia en cuanto potencia
es inseparable de la inmediata existencia corpórea del obrero. Las características paradojales
de la fuerza de trabajo (suma de todas las aptitudes físicas e intelectuales que residen en la
corporalidad), la vida, el puro y simple bios, trabajo todavía no objetivado, adquiere impor-
tancia fundamental en tanto se lo considera tabernáculo de la dynamis, de la mera poten-
cia, trabajo como subjetividad.
De este modo los mecanismos “biopolíticos” funcionan teniendo bajo control la “gestión
de la vida” y “optimizando biopolíticamente un estado de vida.
GILLES DELEUZE
Este autor analiza el proceso de individuación a partir de tomar al individuo como variable
dependiente de los distintos tipos de sociedades.
Filósofo francés contemporáneo, hace una descripción de los tipos de sociedades, de sobe-
ranía, disciplinadas y de control que a lo largo de los siglos han contorneado/dominado los
espacios de individualización.
117
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
En las Sociedades de Soberanía el sujeto tenía como objetivo conservar su vida, en las Socie-
dades Disciplinadas (Siglos XVIII, XIX y principios del XX), según describe Foucault el sujeto
forma parte de un gran proyecto de los lugares de encierro, visible en las fábricas, en donde
la composición en el espacio- tiempo provocaba una fuerza productiva cuyo efecto debería
ser superior a la suma de las fuerzas elementales. El individuo pasaba de un espacio cerrado
a otro: la familia, la escuela, el cuartel, la fábrica, el hospital, la prisión. El individuo era
“moldeado” pero a su vez individualizado (firma, nº de matrícula, posición en la masa). Los
ciclos eran cerrados (se acaba la escuela, comienza….). Estaba ligado a un equilibrio “de
fábrica”, allí lograba corporizarse.
GRUPO 5
FERNANDO ROBLES
2
“control” nombre propuesto por Burroughs para designar al nuevo monstruo que demuestra la crisis
de las Instituciones y la instalación progresiva de un nuevo régimen de dominación
118
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
o La masificación y la exclusión, donde parte de la población queda totalmente priva-
da de las prestaciones de los sistemas funcionales.
o La deslocalización y la relocalización simultánea, la primera puesto que el fenómeno
de la globalización afecta desde afuera a los países periféricos, y la segunda porque
para que la globalización funcione debe convertir lo que viene desde afuera en un
componente de la cultura local.
o Un proceso de autodeterminación desregulada, lo que significa un aumento signifi-
cativo de inseguridad, condicionado por el empleo precario, la subcontratación y las
diferencias de género.
o Desde el punto de vista de las instituciones los sujetos sociales se ven presionados a
modos de vida conscientes pero dotados de creciente autonomía, lo que lleva a un
aumento de las responsabilidades.
o Una búsqueda obligada con respecto a la atención necesaria hacia el otro.
o Conduce a un comportamiento más solidario, tal vez más por una necesidad o como
una forma de contraexclusión en medio de las redes de apoyo de los excluidos y
como limitante en las posibilidades de elección.
o Una exclusión masificada.
o “Arrégatelas como puedas”.
o No es el resultado de una decisión libre.
o El desplazamiento de la política a la actividad de los individuos, sin que necesaria-
mente ellos se sientan el centro de la misma.
o No ser la única forma de construcción de individualidad en las sociedades de riesgo
del capitalismo periférico, pero sí un prototipo en una situación de exclusión masi-
ficada, fenómeno que se manifiesta también en sociedades de riesgo desarrolladas
(tal el caso de los extranjeros, los ilegales y los desocupados)
119
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
o Exclusión primaria: no se puede acceder a los sistemas funcionales que puedan sig-
nificar inclusión a prestaciones y servicios elementales.
o Exclusión secundaria: no se puede acceder a las redes interaccionales de influencia.
o Inclusión primaria: se puede acceder a algunos sistemas funcionales, por lo menos a
los que aseguran beneficios que otorgan confianza y proyecto de futuro.
o Inclusión secundaria: se puede acceder a redes interaccionales de influencia y de
favores de las que se obtengan provecho.
DENIS MERKLEN.
El barrio con la cuestión del lazo social donde analiza bajo que condiciones el barrio
puede ofrecer soportes al individuo y la familia y participar en la cohesión social.
Esta cuestión en relación con lo político donde analiza hasta qué punto el barrio
puede constituirse en punto de apoyo para la movilización colectiva.
En todas las ciudades de América Latina el barrio constituye una de las figuras mayores de
la cultura popular, aunque adopta distintas manifestaciones como las villas, los loteos, las
viviendas construidas por el Estado, los asentamientos.
Las villas son considerados espacios “marginales” que encarnan en todas partes la fractura
social, la exclusión y la pauperización constantes, ya sea como resultado de los modelos
neoliberales o como la expresión de las diversas crisis que azotan a los países desde hace
treinta años.
Los loteos están conformados por pequeñas casas construidas por sus propios habitantes,
en su mayoría con el apoyo del Estado a través del crédito hipotecario y la provisión de ser-
vicios urbanos. Esta modalidad representa el resultado de una integración social más o me-
nos exitosa producida por la estabilización del empleo y el desarrollo de protecciones socia-
les.
Los asentamientos comienzan a aparecer hacia fines de los sesenta en base a ocupaciones
colectivas e ilegales de tierras.
120
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
reclamar sus derechos obligando a “venir al barrio”. Merklen retoma a Robert Castel en que
el barrio aporta los “soportes” necesarios para la integración de los individuos esenciales
para la formación de las familias.
En estos barrios populares los efectos de la anomia son a menudo muy visibles: delincuen-
cia, alcoholismo, violencia familiar, tráfico de droga y maltrato del menor; la inseguridad es
permanente, la imposibilidad de planificar es una constante, la incertidumbre es el eje de
individuación. A partir de una especificidad propia de la “cultura de la pobreza” se enlaza la
anomia con estructuras de solidaridad locales muy fuertes; solidaridad no precisamente con
valor positivo sino como una forma de cooperación que con frecuencia se encuentra mar-
cada con signos de dominación basados en jerarquías muy marcadas entre pobres o traba-
jadores. Sin embargo ante la pobreza y la precariedad la ayuda mutua no puede colmar los
déficit de una situación a la que son abandonadas las familias. Las estructuras de solidaridad
local no pueden reemplazar a las protecciones sociales y a las formas de socialización aporta-
das por las instituciones y el trabajo.
Los recursos obtenidos mediante el trabajo generalmente resultan insuficientes para las
familias de estos barrios populares, lo que los obliga a una organización especial de las acti-
vidades económicas bajo la forma de una poliactividad estructurada a nivel local por la divi-
sión del trabajo. Nuevamente aquí la solidaridad juega un rol importante, sin embargo no
produce casi ningún recurso, sino más bien distribuye y hace circular medios que las organi-
zaciones barriales recuperan fuera. Para lograr cualquier tipo de de resultados los habitan-
tes deben actuar colectivamente sobre todo tipo de institución que implemente modalida-
des de asistencia.
Las tipologías barriales como la villa y los loteos representan las situaciones más cercanas a
la noción de gueto, entendido como una situación extraordinaria de segregación social.
Esto nos advierte que los mecanismos de exclusión institucionalizados impiden acceder a un
modo de vida reconocido como “normal” a una buena parte de las clases populares, y que
estos mecanismos retienen a los individuos confinados a enclaves claramente delimitados.
121
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
La precariedad más los soportes mínimos para que su movilización sea posible garantiza su
supervivencia y es condición de individuación.
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122
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
Zygmunt BAUMAN
Individuo y procesos de individuación
Graciela Callegari
Luis Ramón Marino
María Patricia Massa
Susana Mabel Pedone3
Los referentes de ese individuo, los mártires premodernos eran capaces de sacri-
ficarse por una causa, aún a riesgo de ser incomprendidos por sus propios congéneres. Los
héroes modernos (versiones secularizadas de los mártires), podían inmolarse por una utop-
ía política o por un futuro mejor para los suyos.
3
Este trabajo se realizó en el marco del Seminario "Infancias y juventudes en un contexto de radicalización de la
modernidad" de la Carrera de Especialización Nuevas infancias y Juventudes= Facultad de Ciencias Humanas,
UNCPBA, Tandil, 2007
4
Bauman,Z. ( 2006) Vida líquida. Buenos Aires, Paidós
123
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
están en condiciones de pasar de ser un individuo de derecho a un individuo de hecho. El
temor a no alcanzar el nivel económico que permita ejercer la libertad de consumir y el te-
mor hacia aquellos que han quedado fuera de las posibilidades de esa libertad amenazan a
quienes tienen hoy la pretensión de enarbolar su individualidad. Esto último tiene, además,
consecuencias muy severas en cuanto a la vida ciudadana, ya que, afirma Bauman, "la ten-
dencia a retirarse de los espacios públicos hacia islas de uniformidad se convierte, con el
tiempo, en el mayor obstáculo a la convivencia con la diferencia" Cuanto mayor es el te-
mor, y más grande la distancia que se impone a aquellos a los que se teme, menores son las
probabilidades de que se logre comprenderlos, aceptarlos.
En la visión preindustrial, la tierra era una totalidad completada por los que
la cultivaban y recogían su cosecha. El nuevo orden consistió en la destrucción del campesi-
nado y con él, el vínculo natural entre la tierra, el esfuerzo humano y la riqueza. “Ruptura de
los viejos lazos locales/comunales, declaración de guerra a los modos de vida habituales y a
las leyes consuetudinarias, trituración de los poderes intermediarios: la consecuencia gene-
ral de todo aquello fue el delirio embriagador del “nuevo comienzo”.5 Este nuevo orden
tenía que ser sólido, macizo y destinado a durar “. La modernidad pesada fue indudable-
mente la época del compromiso entre capital y trabajo fortalecido por el carácter mutuo de
su dependencia .Los trabajadores dependían, para su subsistencia, de ser contratados; y el
capital dependía para su reproducción y crecimiento, de contratarlos. De allí la preocupa-
ción de la política y del estado en generar el estado de bienestar para que todos estuvieran
en este circuito aun los que no tenían trabajo bajo al figura del desempleado como ejercito
de reservas para entrar en servicio en cualquier momento. Los horizontes temporales de
esta modernidad eran “a largo plazo” sostenida por la idea de que la relación de los que
venden trabajo y los que lo compraban, estaba estrechamente enlazada y lo estaría por
mucho tiempo. En esa estrecha relación se constituía el individuo.
55
BAUMAN, Zygmunt. (2001) La sociedad individualizada. Madrid, Cátedra. Pág 30
124
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
La nueva mentalidad del “a corto plazo” ha cambiado ahora esta situación. Flexibi-
lidad es el lema del día y la frase “hasta nuevo aviso” marca la precariedad de toda situa-
ción laboral. La incertidumbre del presente es “una poderosa fuerza individualizadora” En
este escenario el empleo se ha convertido en episódico, y casi todas las reglas de promo-
ciones y despidos se han abolido y la lealtad y el compromiso tiene pocas oportunidades de
echar raíces. “El lugar del empleo se percibe como un lugar de acampada “- dice
Z.Bauman. Y agrega , “ la actual versión licuada, fluyente” dispersa, diseminada y desregu-
lada de la modernidad no presagia el divorcio ni una ruptura definitiva en al comunicación,
pero sí que augura una desconexión entre capital y trabajo”6
6
Bauman, Z. Op cit. Pág.36
125
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
de la exclusión: “tal posibilidad significa que una parte de la población queda totalmente
privada de las prestaciones de los sistemas funcionales, así como que , en el ámbito de en-
frente (el de la inclusión), se introducen formas no previstas de estabilización, las cuales,
crean mecanismos de inclusión y exclusión para mantener este entramado”7
77
Luhmann, N. (1988 ). Sistemas sociales. Lineamientos para una teoría social. Anthropos. CEAl
8
Fitoussi, J.P – Rosanvallon, P : “La nueva era de las desigualdades”.
126
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
lista. De esta manera, la reinserción del individuo en lo social y lo colectivo se vuelve priori-
taria.
Giddens examina la relación entre los individuos y las condiciones que los rodean.
Apunta al desarrollo de una política de vida interesada en la realización del yo tanto indivi-
dual como colectivo y que surge a la sombra de la política emancipadora. Plantea la necesi-
dad de repensar el fenómeno de los Estados nacionales, del poder militar y de la violencia.
Analiza el papel del Estado y afirma que debe ser muy activo. Sostiene que la mayoría de los
gobiernos socialistas, por lo menos en Europa, comparten el mismo lenguaje: todos están
flexibilizando el mercado laboral, pero al mismo tiempo se cuidan de no dañar los recursos
humanos, garantizan un salario mínimo, buscan reformar el Estado de bienestar sin abolirlo
y tratan de encontrar un balance entre la participación pública y privada. También afirma
que ésta es la primera vez que el Estado-nación tiene un papel importante: “…hasta ahora
teníamos imperios, como el soviético, al cual respondían muchas naciones. Pero ahora cada
nación quiere ser un Estado. Es esto lo que está alentando a los nacionalismos. Si el Estado-
nación estuviera en vías de extensión, nadie querría constituirse en uno…”9
9
Giddens,A: “Modernidad e identidad del yo”. Ed Península. Barcelona
10
Bauman, Zygmunt.(2005) · “Vidas desperdiciadas” Buenos Aires, Paidós
11
Bauman. Op cit. Pág. 17
127
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
minación de residuos humanos pesan mucho y para siempre en la líquida, moderna y con-
sumida cultura de la individualización. Saturan todos los sectores de la vida social, dominan
las estrategias vitales y generan sus propios desechos en las actividades de la vida: relacio-
nes malogradas, incapaces, inválidas, o inviables
La desregulación de la vida social ofrece lagunas que se llenan con otras formas
de lo social y esa inestabilidad institucional tracciona a la búsqueda de intersticios en la
construcción de otras formas de individualizarse en las clases populares. En nuestro país, las
prácticas colectivas como el movimiento piquetero, las asambleas populares y la experien-
cia del trueque aparecen como estrategias de sostén para esa tarea de individualización en
condiciones de marcada desafectación de los marcos regulatorios estructurales, no sólo
para las clases populares sino también para las clases medias en caída, a pesar de que esos
individuos están con mejores posibilidades, en mejores condiciones de elegir estrategias
individuales de integración social.13 Se pregunta Bauman “¿Y si, como en el pasado, el re-
medio fuera marchar codo a codo y al mismo paso? Si las fuerzas individuales, débiles e im-
potentes cuando están solas, se condensaran en la forma de una posición y acción colectiva
¿podríamos lograr juntos lo que ningún hombre o mujer soñaría lograr por sí solo?” Aunque
inmediatamente presenta reparos, frente esta tarea que denomina “titánica”, haciendo
referencia a la práctica de libertad individual que se resiste a verse restringida.
Señala que “el abismo que se abre entre el derecho a la autoafirmación y la capa-
cidad de controlar los mecanismos sociales que la hacen viable o inviable parece ser la ma-
yor contradicción de la modernidad fluida”; la tensión entre sujeto y estructura; tendrá que
12
Merklen, D. ( 2005)Pobres ciudadanos. Buenos Aires, Gorla.
13
Svampa, M. ( 2005) La sociedad excluyente. Buenos Aires, Taurus
128
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
ser enfrentada colectivamente “por ensayo-error, reflexión crítica y abierta experimenta-
ción”14
Bauman muestra como la metáfora del Gran Hermano encierra la forma de la indi-
viduación en estos tiempos de la modernidad. Compara primitivo Gran Hermano, el de Ge-
orge Orwell, aquel que presidía fábricas fondistas, cuarteles militares y una infinidad de
otros panópticos con el deseo de no dejar salir a nuestros antepasados y devolver al redil a
la oveja descarriada. Y el otro Gran hermano el de los reality shows que está preocupada
en dejar a fuera a los hombres y mujeres sobrantes, a los no aptos, los menos aptos, los
menos inteligentes, o menos hábiles o menos ingeniosos. Al primero le preocupaba la inclu-
sión, a éste la exclusión. Bauman avanza y los muestra juntos en las caseta de control del
nuevo mundo haciendo la salvedad que el nuevo controla escrupulosamente la documenta-
ción a la llegada y el viejo de manera más superficial a la salida. No es que el nuevo Gran
Hermano ha terminado con el viejo. El viejo Gran Hermano – sostiene Bauman,- está vivo y
se lo encuentra fuera de los limites de lo permitido en las regiones marginales del espacio
social: los guetos urbanos, las cárceles o los campamentos de refugiados. Allí perdura la
tarea de no dejar salir a la gente y hacerles formar fila cada vez que alguien la abandona o
la rompe. Los dos hermanos controlan y mantienen entre ellos la frontera entre el “dentro”
y el “fuera”. Juntos abarcan la totalidad del universo social. Solo cabe desplazarse del reino
soberano de uno a la jurisdicción del otro. Una de las funciones del Gran hermano a la anti-
gua es hacernos ver la atención de su hermano menor como una salvación, como una ope-
ración de socorrismo y garantía de una existencia segura y venturosa. “La crueldad in-
humana del primero sostiene la duplicidad diabólica del segundo”15.
Características Tiene una identidad que sólo existe Fluida. Líquida. Liviana.
como proyecto inacabado.
Capilar
Pesada.
Condensada. Sistémica
“Ciberespacio”.
14
Bauman, Z. Modernidad Líquida. FCE
15
Bauman,, Zygmunt.(2005) · “Vidas desperdiciadas” Buenos Aires, Paidós. Pág.170
129
Nuevas Infancias y Juventudes
La 33
Dominación /Poder Los “grandes” dominan a los más Los “rápidos” dominan a los “lentos”.
“pequeños”.
Extraterritorial.
Territorial.
Relaciones de control “Panóptico”. Las personas a cargo del “Sinóptico”. Los que manejan el po-
control están “allí” en la torre de der suelen ser inaccesibles.
control.
Esfera pública / Privada La “esfera privada” es invadida por la La “esfera pública” es invadida por
“esfera pública”. temas privados
Relaciones sociales Primacía de las relaciones primarias, Colapsa la idea de comunidad y surge
entendimiento compartido por sus la idea de identidad como un sucedá-
miembros. neo de la comunidad.
Vida urbana Sin muros entre las zonas ricas y po- “Ghettos voluntarios”, evitan que los
bres de las grandes urbes. de “afuera” entren en él, y quiénes
están dentro puedan salir a voluntad.
“Seguridad de la mismidad”
130
La 33
¿Límites para los hijos o para los padres?
Melisa Nielsen1
“La voz del NO, no es trémula, ni vacílate, ni agresiva y no deja duda alguna.
Ese No, no es una negación del pasado, es una corrección del futuro” Ruth Harf
Los límites nos habilitan el acceso a la cultura. Es un acto de dignidad que permite la consti-
tución subjetiva.
1
Profesora de Psicología del Desarrollo y del aprendizaje I en el Tramo de Formación Pedagógica para Profesio-
nales, Técnicos Superiores y Técnicos Medios y de Psicología de la Educación y la Cultura en el ISFDyT Nº 33
131
La 33
Mensajes de Tipo Gráficos y Feedback entre
los Sonidos de las Máquinas y los Operarios
Marcela Erneta
Nicolás Espinosa Segovia
Viviana Estevez
Juan Pablo Pérez1
INTRODUCCIÓN
Objetivo
La función de los colores, las leyendas y señales de seguridad es atraer la atención
sobre lugares, objetos o situaciones que pueden provocar accidentes u originar riesgos a la
salud, indicar el emplazamiento de equipos o dispositivos que tengan importancia con la
seguridad, como así también la identificación de fluidos conducidos por cañerías en los lu-
gares de trabajo e instalaciones industriales.
Definiciones
Color de Seguridad: color de características definidas al que se le asigna un signifi-
cado especial.
Símbolo de Seguridad: representación gráfica que se utiliza en las señales de segu-
ridad.
Señal de Seguridad: aquella que mediante la combinación de una forma geométrica,
de un color y de un símbolo, da una indicación concreta relacionada con la seguridad. La
señal de seguridad puede incluir texto destinado a aclarar su significado y alcance. Existen
señales de advertencia, de obligación, de prohibición y de condiciones inseguras.
Señal Suplementaria: aquella que tiene solamente un texto, destinado a completar,
si fuese necesario, la información suministrada por una señal de seguridad.
Cañería: se entenderá por cañería a todo el sistema formado por caños, uniones,
válvulas, tapones, todas las conexiones para el cambio de dirección de la cañería y la even-
1
Estudiantes de la carrera Tecnicatura Superior en Seguridad, Higiene y Control Ambiental Industrial
132
La 33
tual aislamiento exterior de esta última, que se emplea para la conducción de gases, líqui-
dos, semilíquidos, vapores, polvos, plásticos, cables eléctricos, etc.
Es la que informa a un individuo acerca de la mejor conducta a seguir ante unas cir-
cunstancias, tale como:
Riesgo de accidente.
Riesgo contra la salud.
Situación de emergencia.
PRINCIPIOS BÁSICOS
Para que la señalización preventiva resulte efectiva debe cumplir las siguientes con-
diciones:
Atraer la atención sobre la existencia de determinados riesgos, prohibicio-
nes u obligaciones.
Dar a conocer el mensaje y la conducta a seguir.
Ser clara y de interpretación única.
Debe existir la posibilidad real de cumplir con lo que se indica.
Alertar a los trabajadores cuando se produzca una determinada situación de
emergencia que requiera medidas urgentes de protección o evacuación.
Facilitar a los trabajadores la localización e identificación de determinados
medios o instalaciones de protección, evaluación, emergencia o primeros
auxilios.
133
La 33
Para dar instrucciones que estén relacionadas con la seguridad y la salud.
Cuando sea necesario llamar la atención rápidamente hacia objetos o situa-
ciones que afecten la seguridad y la salud.
SEÑALES DE PROHIBICIÓN
134
La 33
SEÑALES DE PRECAUCION
135
La 33
Ruido y comunicación
136
La 33
laboral. La primera y más conocida es la producida entre dos o más personas que forman
parte del espacio de trabajo. Encontramos una segunda forma de comunicación y no menos
importante, la comunicación que se produce entre el trabajador y la máquina, una comuni-
cación en la cual encontramos un proceso de feedback entre los sonidos emitidos por la
máquina y la actuación del operario. Veremos como afecta el ruido en los diversos tipos de
comunicación en el espacio de trabajo.
El ruido puede enmascarar o producir interferencias con sonidos útiles que nos son
verdaderamente importantes. Los procesos de realimentación (feedback) producen una
serie de sonidos particulares, como el clic que acompaña la presión de una tecla, que si se
enmascaran pueden influir muy negativamente en el rendimiento en el caso de que el feed-
back sea indispensable para la velocidad o precisión de nuestra tarea. De acuerdo con un
137
La 33
experto, el ruido puede, "no dejarse oír a uno mismo", enmascarando su pensamiento inter-
ior.
La comunicación con las máquinas y con los procesos de producción es otro tipo de
comunicación en la cual el trabajador ha de estar receptivo a los sonidos útiles y no tener
enmascaramientos ni interferencias. El echo de que el ambiente acústico enmascare la au-
dición de una alarma que emite una máquina o circuito puede provocar errores y disminuir
el rendimiento. Otro ejemplo claro es el de aquel trabajador familiarizado con una máquina,
que por el ruido que emite ésta sepa si funciona correctamente o tiene algún tipo de altera-
ción; en caso de enmascaramiento del ruido característico puede haber un error que dismi-
nuya el rendimiento.
Ruido y salud
Efectos fisiológicos
El ruido es un estímulo sonoro que puede tener efectos traumáticos (lesiones en los
órganos receptores), y probablemente produzcan también efectos no traumáticos a nivel
fisiológico (elevación temporal de los umbrales auditivos, disfunciones en los sistemas de
regulación neurohormonal, etc.). Y digo probablemente debido a que tenemos gran canti-
dad de estudios realizados para demostrar una relación causal, pero también hay otros mu-
chos que, como poco, la ponen en evidencia.
Los resultados de diversos estudios epidemiológicos demuestran que el ruido pue-
de constituir un factor de riesgo para la hipertensión arterial, estos estudios explican que a
partir de 60 dBA y hasta los 90 dBA aparecen las reacciones neurovegetativas como la va-
soconstricción periférica y aumento de la tensión arterial. Esta hipótesis también la avala
una serie importante de estudios de laboratorio que demostró la existencia de niveles
crónicos de hipertensión arterial y demás efectos cardiovasculares en monos a consecuen-
cia de la exposición a un nivel de ruido de 85 a 90 dBA, que no volvieron a la realidad al ce-
sar la exposición (Peterson y cols. 1978, 1981 y 1983).
Sin embargo, según Dejoy, la mayor parte de estos estudios tienen un carácter me-
ramente exploratorio y no permiten establecer una relación causal clara entre exposición al
ruido y la hipertensión, por varias razones:
Van Dijk, de acuerdo con Dejoy, analizó 12 estudios (van Dijk, 1990) en los cuales no
encontró efectos significativos. De los 12 estudios de tipo transversal, la mitad mostraban
una relación causal positiva, y la otra mitad no mostraba efectos significativos. Considera
que los resultados contradictorios provienen de las diferencias entre las poblaciones estu-
diadas (actividad profesional, carga de trabajo, influencia de otros factores de estrés..), la
138
La 33
falta de control sobre los diferentes factores de riesgo de hipertensión (criterios genéticos,
hábitos alimentarios, etc.), y otros factores importantes y que pueden actuar como confu-
sores, ya sean la edad, altura, el grado de estrés que produce la actividad, la sensibilidad del
trabajador, etc.
Estos estudios simplemente ponen en duda la posible relación causal entre ruido y
efectos hipertensores en base a los estudios realizados. No podemos establecer conclusio-
nes definitivas sobre la presencia o ausencia de riesgo de hipertensión arterial con exposi-
ción al ruido. Solo una cohorte prospectiva de 10 a 15 años y teniendo en cuenta los factores
de confusión comentados pueden establecer una conclusión evidente.
Los estudios efectuados sobre los efectos hormonales del ruido muestran resulta-
dos variables y bastante contradictorios. Ello puede explicarse por las grandes diferencias
entre las condiciones experimentales, y por el echo de que los efectos del ruido sobre las
secreciones hormonales pueden variar en función de la actividad del sujeto, de las carac-
terísticas de la tarea a efectuar y de otras molestias físicas y psicosociales.
Los estudios de química sanguínea muestran aumentos de los niveles de las cateco-
laminas adrenalina y noradrenalina debidos a la exposición al ruido (Rehm, 1983) y una serie
de experimentos realizados por investigadores alemanes se halló una relación entre la ex-
posición al ruido y el metabolismo del magnesio en seres humanos y animales (Ising &
Kruppa, 1993).
El ruido puede aumentar la motilidad gastrointestinal y esto explicaría la alta preva-
lencia de úlcera péptica entre los expuestos.
Se han atribuido a la exposición al ruido numerosos síntomas y signos clínicos que
incluyen nauseas, disminución del impulso sexual, somnolencia anormal y anorexia.
En trabajadores expuestos a niveles de ruido entre 110 y 124 dBA se encontró que
presentaban estrechamiento del campo visual y disminución de la percepción de colores,
mejorando la vigilancia visual a 72 dBA.
El ruido interfiere en la función recuperadora del sueño. Tiene, por lo tanto, efectos
negativos sobre la salud y el bienestar. El ruido aumenta el tiempo de adormecimiento,
despierta al sujeto dormido o le impide volver a dormirse, afecta la duración relativa y la
pauta de estados electroencefalográficos del sueño y, por consiguiente, afecta la calidad
del sueño.
Suponiendo que en los estudios realizados hubiera una relación causal clara entre el
ruido y las repercusiones fisiológicas, podríamos hablar de otras causas para aumentar la
incidencia de errores y disminución del rendimiento. Estas causas serían indirectas, ya que
no las produciría el ruido en si mismo, sino que los cambios fisiológicos perjudiciales produ-
cirían un malestar importante para el trabajador, este malestar haría disminuir los niveles de
atención y una aumento del tiempo de reacción, aumento la incidencia de errores y dismi-
nución del rendimiento.
Encontraríamos una relación causal indirecta entre el aumento de la tensión arterial
(en caso de haber relación causal entre ruido y hipertensión arterial) y la producción de
139
La 33
errores ya que la ansiedad, palpitaciones y demás sintomatología que produce, puede pro-
vocar una disminución del rendimiento provocada por el malestar. Lo mismo sucedería con
la relación entre el ruido y los aumentos de los niveles de catecolaminas y el metabolismo
del magnesio.
Los problemas gastrointestinales también pueden provocar indirectamente un au-
mento de la producción de errores y una disminución del rendimiento. Las dolencias gas-
trointestinales como las gastritis, úlceras pépticas, etc. provocan algias intestinales, ardores
i demás sintomatología molesta que seguramente incidirá en la producción de errores.
De igual modo habría una relación causal indirecta entre el estrechamiento del cam-
po visual y la disminución de la percepción de colores, y el aumento de errores y disminu-
ción del rendimiento. El estrechamiento del campo visual producirá una insuficiencia visual
que podría evitar que el trabajador viese según que cosas imprescindibles para su trabajo
(provocando errores por falta de información), o tuviese que hacer más movimientos para
poder ver con claridad (disminución del rendimiento).
Efectos psicológicos
Se considera que existe una asociación entre niveles elevados de ruido ocupacional
y el desarrollo de neurosis e irritabilidad. Otros autores sugieren que acelera e intensifica el
desarrollo de una neurosis latente, pero no se ha podido comprobar el resultado en investi-
gaciones.
Algunos psicólogos afirman que el ruido puede alterar el equilibrio psíquico, ya que
los trabajadores, en ambientes ruidosos, son más agresivos, desconfiados e irritables.
Se ha visto que los trabajadores de turno nocturno, donde el ambiente laboral es
menos ruidoso, tienen mejores relaciones interpersonales y conviven después del horario
de trabajo. La posibilidad y el deseo de la interacción social en el turno diurno son menores
porque los obreros de una fábrica ruidosa no pueden oírse unos a otros; tienen que gritar y
se enojan rápidamente.
Algunas investigaciones indican que en los ambientes ruidosos es menos probable
que las personas se ayuden unas a otras y más probables que se presenten comportamien-
tos antisociales (Suter, 1992).
Estrés
Insatisfacción
140
La 33
El ruido ha sido a menudo una fuente de insatisfacción en oficinas. Varias encuestas
realizados sobre oficinistas norteamericanos incluían una pregunta en que los participantes
elegían entre una lista de diecisiete características de su entorno las dos o tres más impor-
tantes a la hora de desempeñar sus correspondientes tareas. Las más escogida era "la habi-
lidad para concentrarse sin ruido u otras distracciones" (Louis Harris y Asociados, 1978). En
este estudio se puede observar como el ruido es una de las características de trabajo más
valoradas, y de las primeras en hacerse notar cuando se sobrepasa un cierto nivel.
En un estudio realizado (Boyce, 1974), los empleados se mudaron de cinco edificios
a otro teóricamente mejor y más nuevo, en el cual más de la mitad de ellos se veían afecta-
dos por los ruidos, a pesar de su relativamente bajo nivel de sonoridad en el ambiente, 54
dBA. De igual modo, el estudio de Kraemer, Sieverts (1977), incluía mediciones de sonido
ambiente en diecinueve oficinas, pero no encontraron ninguna relación entre los niveles de
sonido y la molestia ocasionada por el ruido. En quince oficinas ellos tomaron más de 8000
lecturas de sonido ambiente con sonómetros y no supieron relacionar dichas mediciones y
la molestia existente en 519 empleados.
No estaremos utilizando al ruido como chivo expiatorio en los problemas de insatis-
facción?.
CONCLUSIÓN
141
La 33
Proyecto de separación de residuos
Alumnos de la Tecnicatura Superior en Seguridad,
Higiene y Control Ambiental Industrial del ISFDT N°33
142
La 33
Nuevas tecnologías en la enseñanza:
Una necesidad, un espacio concedido
Karina Barci1
Que las TIC invadieron la sociedad es una realidad. Para que esto se concrete en las
aulas hace falta no solo que los alumnos las utilicen inteligentemente, sino también que los
docentes las utilicen, más aún, no solo que las utilicen para ellos sino que las incorporen a
sus prácticas docentes, esto sí provocará una verdadera invasión de las TIC en la educación.
El incorporar Nuevas Tecnologías en el proceso de enseñanza aprendizaje
genera prácticas pedagógicas mas interactivas, contextualizadas socialmente (en cuanto al
uso dentro de las aulas de lo que los alumnos manejan fuera de ellas), más atractivas, enri-
quecedoras y con visión de futuro es lo que los alumnos de hoy –futuros profesores- usarán
en su vida laboral, sobre todo teniendo en cuenta que se desarrollarán en el ámbito docen-
te.
Aprender a usar y manejar las TIC no basta. Hace falta además saber en que
situación es conveniente determinado tipo de herramienta, desarrollar una u otra estrate-
gia de búsqueda, de selección o de diseño. Es necesario presentarles a los alumnos un aba-
nico de recursos disponibles (blogs, cacerías, webquest, correo electrónico, sitios con in-
formación, sitios wikis, fotologs, presentaciones multimediales, etc) para que los sepan no
solo manejar sino elegir o descartar para una determinada situación de enseñanza.
Un profesor conectado a Internet no basta. Que tenga acceso a muchos re-
cursos tecnológicos no basta. Que maneje utilitarios no basta. Hace falta además que el
profesor conozca todas las posibilidades que le ofrecen esos recursos y que comprenda
cómo puede trabajar, enseñar y aprender de un modo nuevo con ellos.
Este espacio dentro del último año del Profesorado de Educación Física
pretende mostrarle al alumno, futuro profesor, ese escenario del cual el ya forma parte, y
en el que deberá “actuar” en su inmediato futuro laboral profesional para que pueda hacer-
lo de la manera más eficaz posible. Debe ser conciente que enseñará su disciplina en un
mundo interconectado, con información en constante actualización, con usuarios en red,
con diversas formas de acceso al conocimiento y con diversas formas de producir conoci-
miento. Se pone a los alumnos en contacto con herramientas tecnológicas aplicadas a su
disciplina, intentando que puedan tener una vía más de conexión con sus alumnos, alumnos
que pertenecen a un mundo interconectado, sedentario e impregnado de redes sociales.
Los objetivos de este espacio intentan conocer, como futuro profesor, el valor educativo de
las distintas aplicaciones tecnológicas disponibles, que puedan valorar la construcción
compartida de conocimiento como una situación válida de aprendizaje y que sean capaces
de utilizar y valorar Internet como medio de comunicación, de información y de construc-
ción de contenidos.
1
Profesora del EDI: Nuevas Tecnologías en la Enseñanza de la Educación Física. De cuarto año del Profesorado
para Inicial, EGB y Educación Polimodal en Educación Física
143
La 33
144
La 33
Abuso sexual infantil
“Las representaciones sociales sobre el abusador sexual infantil en la ciu-
dad de Tres Arroyos: una definición desde las instituciones.”
Julieta Fioritti
Mariana José
Guillermina Pizarro1
1
Estudiantes de la carrera Tecnicatura Superior en Trabajo Social.
145
La 33
Niñez, familia y derecho
Algunas conclusiones de nuestros debates en el EDI durante el 2008
Daniel A.Gallardo1
146
La 33
Ante la velocidad del sistema de mercado, ninguna institución es garantía de pro-
tección, por lo tanto ese ciudadano sujeto-niño es primariamente una realidad en la que
confluyen relaciones que se tejen, donde se establecen relaciones, corresponsabilidades,
donde la educación para la ciudadanía, reenvía a la categoría de relación y horizontabilidad
que moviliza educativamente a favor de una sociedad convivencial justa.
Queda en el debate afectada la finalidad misma de la educación bajo el manto de
sospecha permanente de que la misma contribuye al adoctrinamiento.
Este adoctrinamiento que sufrimos diariamente como adultos y fuera del sistema
educativo, es el mismo que ahora sospechamos que amenaza las materias sociales y huma-
nas y que debe ser vigilada por toda la comunidad no solo educativa, sino también con la
fuerza depositada en la ley.
Tan radical puede ser su perversión que corrompe al ciudadano, como a cualquier
materia formativa, incluida la religión.
Los valores que derivan desde la Fe y de la Razón, se proponen como algo valioso
que resulta razonable y hasta bueno para el bien común.
Tanto es así que el niño, va descubriendo progresivamente en cuanto se acerca a la
realidad, dejando de hablar por los otros, se abre a la profundidad de lo real, se escucha a sí
mismo, se conoce.
Estos valores, no consienten en la imposición sino en la seducción, no en la autori-
dad sino en el descubrimiento, no en el proselitismo sino en la búsqueda razonable.
La educación ciudadana tendría que ser un viaje lleno de experiencias, en lugar de
conformarse con la doctrina ya hecha. En lugar de domar al niño para que se lo coman, de-
bemos atrevernos a pensar, en lugar de adaptarse al pensamiento hegemónico, de experi-
mentar el riesgo de buscar alternativas de acuerdo al momento evolutivo de cada niño.
No debemos ofrecer caminos trillados en función de la demanda del mercado, de
los requerimientos de la Ley o de las costumbres sociales, tratemos de llegar a un puerto
que dependa del esfuerzo colectivo. La paradoja de la educación entre otras cosas que
formulaban los griegos en su radicalidad, consiste en no dominar el resultado del proceso
ya que nunca se sabe, si la llegada a ese puerto será buena para los viajantes.
Es alarmante el silencio acerca de lo que realmente importa de los niños para ser
sustituido por lo que necesita una sociedad para lograr cohesionarse o mantener una con-
fesión o una ideología.
Otro disparador durante el curso fue: Que pasa con la casa – familia – y el aula – es-
cuela -, para algunos el lugar natural de la educación es la primera, para otros lo natural es el
colegio reglado por el Estado.
Si se trata de aprender la Constitución, con sus derechos y obligaciones, dicen algu-
nos es la escuela, si se trata de educar en actitudes, afectos y emociones es la casa. Un es-
pacio queda legitimado y otros quedan desacreditados para la formación en valores.
147
La 33
Se le asigna a la casa ser un espacio de la vida, donde el niño expresa sus sentimien-
tos y comprende sus emociones, mientras que en el aula se congelan las relaciones afecti-
vas, mientras en la casa es hogar y lugar matricial de los valores, el aula por el contrario es el
símbolo del taller, del aprendizaje, la antesala de la fabrica o de la góndola, la productora de
la infelicidad.
Las consecuencias de esto son graves ya que se estigmatiza los espacios de educa-
ción entre buenos y malos, entre productores de felicidad y lo contrario.
Quienes consideren que la familia es el lugar natural de la inocencia y de la bondad,
se reservan el derecho a educar en valores, mientras tanto se exime al aula de ser un lugar
donde se practique el reconocimiento, la cordialidad o la ternura, que son condición para
experimentar valores.
Al consagrar la incomunicación entre hogar y aula, se produce la deriva de la frag-
mentación, incapaz de relacionar las diversas realidades que conforman la vida del niño, la
corporalidad y la sociabilidad, la reflexión, la acción, la racionalidad y la cordialidad. La in-
comunicación solo sirve a la racionalidad del mercado.
Una familia inmune y un aula congelada de afectos y relaciones no traducen de
ningún modo, las expectativas del niño.
Al contrario, el aula y partiendo de los niños, la mayoría de las veces es la sustituta
de una familia ausente, inexistente o destruida.
Ambos espacios entonces, se Inter-afectan. En el aula queramos o no, hay algo de
la familia en la que conviven el fuerte, el débil, el enfermo, el sano. El aula está hecha de
contactos y relaciones, de gestos de encuentros no imprevistos etc. y en la Familia hay algo
de aula de aprendizaje, cuando el padre advierte, el hermano mayor reprende, la madre
opina y alienta.
Son espacios vitales de relaciones que prolongan el propio cuerpo, tanto lo que pa-
sa en casa como en el aula, ya que todo es relacional.
Participa tanto en el misterio de la vida que se vive en familia como comparte lo que
se realiza en el aula.
Si el niño vive la escisión entre el aula y la casa será un candidato a convertirse en
productor para la fábrica, o en un ensimismado ciudadano que solo cuida su jardín y se
atonta con programas deportivos.
La reducción del ciudadano a reproductor o consumidor comienza en el aula y el
sistema social quedará legitimado para acercarse a ellos como recurso con valor económi-
co, mientras se perpetua la lógica racionalista neoliberal.
148
La 33
Dentro de los contenidos educativos, la Constitución y la Declaración Universal de
los Derechos del Niño, sirven para que el niño y el joven se orienten en los rudimentos del
derecho y sobre el funcionamiento de una sociedad democrática.
No podemos oponernos a que así sea, es más, para algunos estas pautas despiertan
preocupación. Las razones del positivismo jurídico son que el derecho como tal es el único
cauce para una convivencia ordenada y democrática, los niños entonces aprenden los prin-
cipios jurídicos, los derechos básicos, los procedimientos y las reglas del juego cuya compe-
tencia atribuyen al Estado.
Esta posición preocupa a pedagogos, sicólogos y filósofos, trabajadores sociales,
que advierten que los jóvenes no necesitan el derecho positivo cuanto de los valores que lo
sostienen ya que “sin ética, no hay derecho“. Hay valores actitudes y emociones que prece-
den a las leyes y las legitiman. No es necesario militar en el agustinismo político que reserva
el derecho solo para los pecadores, ni alistarse a las bellas almas que creen innecesario el
derecho, para comprender que con el derecho no basta.
Hay quienes piensan que si los jóvenes aprenden lo que las leyes exigen, podremos
esperar que sean cívicos, educados, corteses e integrados, les asiste la ilusión ilustrada de
que los niños serán buenos ciudadanos si se saben la Constitución, las listas de los derechos
humanos, el procedimiento electoral, ya que aprenderían a obedecer las Leyes y respetar
las autoridades legítimamente derivadas del sufragio universal.
La Ley como las religiones institucionales tiende a preservarse de las amenazas ex-
ternas e internas y de blindarse de toda crítica. Pero sobre todo renuncia al plus ético que
siempre es inicio de posibilidades.
Los gestores del poder, tanto religioso como laico, difícilmente pueden entender
ese plus de imaginación crítica que se despliega en utopía y desencanto y no caben en las
leyes.
Un derecho sin el plus de ética se convierte en razón de Estado y pura gestión ad-
ministrativa.
Los valores pueden prescribirse y protegerse por la vía jurídica y política y no cabe
duda que se debe hacer. Pero ninguna proclamación de derechos puede sustituir las condi-
ciones practico materiales para su reconocimiento ni siquiera puede realizar por si misma lo
que pretende conseguir. Los vemos de continuo cuando las leyes que intentan proteger a la
infancia o a la mujer maltratada logran lo contrario de lo que se proponen.
En consecuencia la efectividad jurídica supone condiciones sociales y políticas, ma-
yor conciencia ciudadana y mayor vigilancia social, mayor organización asociativa y mayor
implicación personal. Sin estos elementos, el aprendizaje del derecho es letra muerta e in-
cluso podría resultar tremendamente perverso en determinados momentos de una exis-
tencia evolutiva.
La insuficiencia del derecho y de los aparatos del estado para educar en valores re-
clama la constitución de esferas sociales de relaciones personales y solidarias sustraídas a la
lógica del derecho y de la institución.
La creación de estos espacios de encuentro y comunicación donde se experimenta
la gratuidad, el desinterés y la proximidad, no solo es complemento pedagógico, sino acre-
149
La 33
dita como espacio de socialización para la ciudadanía. De este modo la ciudadanía se deja
fecundar por una tradición compasiva que merecería el apoyo de las comunidades de senti-
do y el reconocimiento de algo que no se agota en la condición jurídica de ciudadano.
Todos coincidimos en participar, pero pocos participamos, fue otra cuestión que se
planteo durante el año.
Una historia de experiencias y tradiciones forman parte de la participación, que
pueden orientar e incluso seducir a nuestros jóvenes. Esta ciudadanía ha ido formando
núcleos esenciales mediante un proceso abierto en la interacción con el contexto histórico
y social en el que se vive y en constante referencia con un ideal emancipatorio.
En tiempos de una falsa exaltación de la diversidad, es bueno que jóvenes y adultos
podamos argumentar a favor de lo común, a favor de aquello que se estima porque es de
todos, a favor de aquello que pueda ser compartido.
Sean valores compartidos, lugares públicos o bienes comunes, constituyen la expe-
riencia civilizadora de lo público.
Este ejercicio ciudadano es un modo de reconocerse como familia humana, capaz
de trascender los compromisos particulares, la lealtad limitada al grupo de pertenencia y los
intereses de parte, por esta ciudadanía se crea una identidad que vincula a personas lejanas
en el espacio y en el tiempo, distanciadas por las religiones, por las clases, por las etnias o
por las naciones. El advenimiento de la ciudadanía resulta emancipador cuando suscita pro-
cesos de reconocimiento en la casa común de lo humano y nos capacita para entendernos
más allá de nuestras circunstancias, culturas o religiones.
En estos tiempos pos-modernos, vincular la aparición de la ciudadanía a la construc-
ción de un espacio común y compartido, es absolutamente contracultural, ya que despliega
la condición de igualdad entre personas de un determinado lugar, superando las diferen-
cias.
Igualdad significa atribuir a los sujetos una idéntica capacidad jurídica, un idéntico
derecho a ser titular de derechos y en consecuencia de esta igualdad nace el reconocimien-
to: te reconozco como sujeto en cuanto reconozco igual a mi en derechos. Los jóvenes de-
ben aprender a luchar por los derechos y contra los obstáculos que impiden el reciproco
reconocimiento de los sujetos.
Conclusión
150
La 33
organismos oficiales (que teóricamente cuentan con nuestras falencias) a la fecha no han
podido, no han querido, ni siquiera evaluar la necesidad de contar con el mismo. Rudimen-
tarios son los datos relevados por el curso EDI cuyo resultado previo nos indica que:
Estamos en condiciones de sostener que el tema de vulneración de Dere-
chos en niños/as y adolescentes a nivel nacional es una problemática a la
que hay que dar pronta solución y que la efectivización de los distintos nive-
les de respuesta que se pueden dar dependen del conjunto de la población.
Es imprescindible emprender de manera conjunta la aplicación de políticas a
fin de disminuir y eliminar definitivamente los índices de vulneración de de-
rechos, ya que todo pareciera indicar que la situación no sólo no se revierte
sino que, en gran medida, hay una tendencia al deterioro paulatino si no se
toman las medidas adecuadas en forma rápida. Dadas las situaciones de po-
breza e indigencia que viven gran parte de nuestra población, agudiza la si-
tuación de vulneración y riesgo a la que se ven sometidos todos los niños/as
del territorio; pudieron haber aumentado los índices de ocupación, pero las
condiciones de precariedad laboral aumentan considerablemente, mientras
los salarios se estancan, la canasta familiar aumenta día a día y el Estado por
sí solo ya “no puede” revertir la situación, sino tan sólo llamando al conjunto
de la sociedad a participar activamente en esta tarea.
No adherimos a aquella idea de que primero hay que solucionar los proble-
mas inmediatos para luego repensar algunas cuestiones en cuanto a la con-
cepción del niño/a como sujeto activo y portador de derechos, sino más bien
creemos que ambas líneas de acción deben ser llevadas a la práctica de ma-
nera paralela y coherente con dicha concepción involucrándolos a ellos en
este proceso, aprendiendo con ellos a generar estrategias que tiendan a evi-
tar la situación de vulneración.
No solo es necesario un marco legal específico y coherente con la Conven-
ción, sino la modificación de nuestras propias pautas culturales en cuanto al
considerar a la niñez y adolescencia como etapas de la vida de las personas,
pero que no las inhabilitan para desenvolverse de manera más autónoma y
conciente en nuestra sociedad.
Por ende, es necesario considerarlos como sujetos activos con sus particula-
ridades y atendiendo a estas no desde una mirada adulta que pretende sa-
berlo todo, sino desde una mirada adulta en términos de responsabilidad y
en situación de igualdad en lo que respecta a escucharlos y abrirles espacios
para su participación en la vida social y que ésta no llegue solamente a los 18
años cuando les exigimos que de golpe que se transformen en adultos y que
voten algún candidato para una futura elección.
Si en la actualidad nos encontramos con que gran parte de la juventud se
encuentra “perdida”, como sostiene cierto discurso de carácter reaccionario
sin hacerse cargo de los causantes de esa condición; y si sostenemos la falta
de proyectos que tiene hoy una gran parte de nuestra población juvenil, es
151
La 33
justamente por haberles hecho pasar una infancia que no se caracterizó por
ese imaginario ampliamente difundido en el cual nos dicen que la condición
del niño/a es la condición de la felicidad y además que son los únicos privile-
giados, como lo fue o lo intentó ser.
Si realmente creemos que de los jóvenes depende nuestro futuro, entonces,
se hace necesario repensar y modificar nuestras prácticas; se hace necesa-
rio poner todos los mecanismos a disposición para que la condición de la ni-
ñez y la adolescencia sea realmente una condición de pleno desarrollo y feli-
cidad; se hace necesario poner todos los elementos a su alcance y permitir
que se apropien de ellos y que ellos mismos sean capaces de percibir su
condición de niño, niña y adolescente, no simplemente como una etapa por
la cual deban transitar en vistas a el futuro, sino por una etapa por la cual
transitan y deben vivirla plenamente y en la cual se forman día a día como
sujetos autónomos con capacidades de acción y creadoras.
Esta última condición no se da de la noche a la mañana una vez cumplido los
18 años de edad, la ciudadanía comienza con los primeros años de vida de
los sujetos y es un proceso en permanente construcción y “debería ser el
resultado de un conjunto de intervenciones explícitamente orientadas a
desarrollar en cada adolescente y en cada joven aquellas competencias que
constituyen la condición necesaria para la aparición y el despliegue en el in-
terés por la política”.
La visión del niño/a como sujeto activo, en situación de igualdad en cuanto
ciudadano/a portador de derechos aún no se ha transformado en un nuevo
paradigma que guié nuestras prácticas cotidianas, aún prevalece en noso-
tros como individuos y en las instituciones la visión del niño/a como objeto
de protección.
En cuanto al panorama local se presenta alentador comparado con el resto
de los partidos del conurbano bonaerense, dado el reducido número de ni-
ños/as entre 0 y 18 años de edad y en cuanto a su situación socio económica
específica, teniendo en cuenta los índices de NBI, IPMH, acceso a la educa-
ción.
Tres Arroyos es un Municipio relativamente chico en cuanto a cantidad de
habitantes y más chico aún si lo pensamos en términos de población infanto
juvenil, por lo cual la aplicación de programas tendientes a mejorar la calidad
de vida y el pleno desarrollo de todos ellos se hace menos compleja, al no
tener serios problemas estructurales.
Sin embargo no encontramos grandes diferencias en cuanto a la percepción
del niño/a como sujeto social ni por parte de la población en general ni en
cuanto al trato que las instituciones de la sociedad civil dan a estos.
Sigue prevaleciendo prácticas paternalistas y la noción del niño/a como ob-
jeto de protección y manipulación, con lo cual la aplicación real y efectiva se
disminuye en tanto calidad de los servicios que se pueden presentar para
152
La 33
dar soluciones concretas a problemas específicos, sumado a ello el manejo
de la información en parte de la prensa oral y escrita, que en general adhiere
a la demonización del joven , como causante de la inseguridad.
A nivel Municipal, se cuenta con infraestructura relativamente adecuada,
numerosas instituciones, medios de comunicación y acceso entre las distin-
tas localidades y con el resto de los municipios quedando algunas cuestio-
nes pendientes en lo que refiere infraestructura urbana y rural , así como la
presencia de muy pocas zonas críticas relacionadas con el hacinamiento y la
precariedad de las viviendas, generalmente de las barriadas populares (
fuente para algunos también de la inseguridad y del reduccionismo reaccio-
nario que concluye : pobre = delincuente ).
La falta general en casi todos los ámbitos de la sociedad de una visión del ni-
ño/a como sujeto portador de derechos.
153
La 33
Este trabajo partió con muchas ambiciones, que lamentablemente no pudieron ser
satisfechas por falta de datos e información en muchos de los ejes propuestos. Sin embar-
go, comenzar a visualizar y poner en evidencia los problemas que existen al interior del
partido relacionados con los niños/as y adolescentes, permite continuar esta labor dia-
gnóstica a fin de poder planificar y diseñar políticas acordes a las problemáticas existentes,
permite abrir el debate a la comunidad y repensar los débiles mecanismos existentes de
inclusión social en un sentido amplio, partiendo del respeto, abriendo los canales a todas y
todos de expresión y participación, consolidando y reesforzando los principios democráti-
cos, así como garantizando el verdadero respeto por los Derechos Humanos, en la que to-
dos y todas estamos incluidos.
Estas líneas son las que seguiremos trabajando en el transcurso de los próximos
años quedando incluidas en el plan de metas y objetivos propuestos desde la cátedra EDI
para el 2009. Para esta tarea convocamos a la participación de las distintas instituciones y
áreas de gobierno a fin de que cada una aporte datos que sean relevantes con el propósito
de seguir profundizando, pero sobre todo localizando problemáticas más frecuentes para
poder encontrar soluciones conjuntas, buscando que la condición de niñez sea una condi-
ción de desarrollo pleno e integral.
Es importante rescatar el compromiso de la gestión municipal en relación con el te-
ma de promoción y protección de los derechos de niños, niñas y adolescentes del partido.
Este se ha visto materializado con la creación de un área específica para el abordaje del te-
ma, y además por las actividades que intenta.
Sin embargo, somos conscientes de que aún queda un largo camino por recorrer y
del cual necesitamos el acompañamiento de la comunidad en su conjunto. Somos conscien-
tes de que aún prevalecen prácticas fuertemente arraigadas en cada uno de nosotros que
no permiten dimensionar el significado del niño/a como sujeto social, por ende como un
actor más en la sociedad portador de derechos y en situación de igualdad.
Por la falta de datos en tantos temas no podemos apresurarnos a cerrar la cuestión
y a plantear conclusiones que pueden terminar pecando por reduccionistas, sin embargo a
grandes rasgos podemos decir que se hace necesario:
Reforzar y ampliar todas aquellas actividades relacionadas en cuanto a promoción
de derechos; dar a conocer las leyes vigentes, ampliar la oferta de capacitaciones a profe-
sionales pero su vez incorporar la visión de los niños/as como sujetos portadores de dere-
chos en los propios niños/as, es decir el conocimiento del marco legal no puede ser propie-
dad exclusiva del mundo adulto si pretendemos lograr cierto grado de coherencia con la
visión propuesta en este trabajo.
Si bien las políticas públicas aplicadas deben ser focalizadas y dirigidas sobre todo
hacia aquellas poblaciones en situación de riesgo o vulneración, la tarea de promoción y
capacitación debe estar destinada a toda la población y a todas las instituciones. En los ni-
ños, niñas y adolescentes también se deben llevar a cabo las tareas de promoción y capaci-
tación, ya que no basta con aplicar medidas que los protejan sino que, acorde a la concep-
ción del niño/a que venimos desarrollando, es fundamental que ellos aprendan y sean capa-
ces, de acuerdo a su edad, a generar sus propias estrategias de protección y cuidado. Los
154
La 33
niños/as deben conocer sus derechos y deben saber que con que recursos cuentan y que
posibilidades de acción tienen ante la vulneración de un derecho.
Adecuar el sistema educativo en su conjunto y las instituciones educativas en parti-
cular a las características de la población que concurre a dichos establecimientos, fomentar
la importancia de la educación y valorizar su rol institucional y lograr no sólo el mantener a
los niños/as en la institución, sino ampliar la cobertura en cantidad pero fundamentalmente
en calidad a fin de lograr una futura igualdad de condiciones para el desarrollo individual
pleno de todos los niños y niñas del partido.
Ampliar la cobertura en salud a la población infanto juvenil en situación de mayor
vulnerabilidad, en tanto recursos y acceso efectivo a tratamientos, así como en cuanto a
prevención y acceso de la información.
Ampliar los mecanismos y canales de participación en la vida comunitaria de los ni-
ños/as de todas las edades, permitiéndoles ser creadores de sus propios espacios logrando
un compromiso mutuo con las distintas actividades que desarrollan al interior de los dife-
rentes ámbitos.
155
La 33
“El aguante de la clase media”1
Melisa Araujo
Verónica Luján
María Fernanda Menna2
Porque en la década de los ’90 un amplio sector de la clase media pasó a engrosar
el porcentaje de pobres de nuestro país, lo que dejó conformada una “clase baja” muy
heterogénea constituida por diferentes sectores: los llamados “pobres indigentes”, “po-
bres estructurales” y “los nuevos pobres” (clase media “empobrecida”) sin existir solucio-
nes gubernamentales que asistieran dicha situación. Las diferencias existentes entre estos
tres sectores han radicado en las posibilidades de acceder a...., de ser dueños de...y en las
estrategias utilizadas por cada uno de ellos para afrontar las dificultades económicas, labo-
rales, educativas, de salud, sociales y culturales lo que los coloca en diferentes situaciones
de vulnerabilidad. En este trabajo es nuestra intención poder ocuparnos del sector denomi-
nado “los nuevos pobres” y sus estrategias de supervivencia.
Abordar esta problemática nos permitiría dar cuenta de los “nuevos lazos” que se
han ido construyendo entre quienes conforman la clase media empobrecida a fin de poder
afrontar la crisis económica vivida en los últimos años. Conocer estos lazos generados en la
conformación de distintas redes solidarias nos permitirá abordar en un futuro, como profe-
1
Liliana Moreno; Diario Clarín; Sección Zona; domingo 27 de mayo de 2001.-
2
Estudiantes de la Tecnicatura Superior en Trabajo Social
156
La 33
sionales, problemáticas asociadas a dificultades económicas, laborales, educativas, sociales,
etc.; pudiendo así facilitarles a quienes serían nuestros sujetos de intervención un medio
posible para la resolución, por ejemplo, de su problemática laboral.
157
La 33
situados; por otra parte tiene mayor potencialidad analítica para referirlo a aquellas situa-
ciones que implican “fuerte acumulación de desventajas”.
Desafiliación y vulnerabilidad son fenómenos que deben ser comprendidos desde
un horizonte más amplio en el que señala la precariedad del lazo social en las sociedades
contemporáneas y la pérdida de poder integrador del Estado a partir de la crisis de la so-
ciedad salarial.
En este sentido el concepto de VULNERABILIDAD refiere a aquella diversidad de “si-
tuaciones intermedias” y al proceso por el cual se está en riesgo de engrosar el espacio de
exclusión. Vulnerabilidad no es exactamente lo mismo que pobreza, si bien la incluye. Esta
última hace referencia a una situación de carencia efectiva y actual, mientras que la vulne-
rabilidad trasciende esta condición proyectando a futuro la posibilidad de padecerla a partir
de ciertas debilidades que se constatan en el presente. Desde este punto de vista es un
concepto más dinámico y más abarcativo. En su sentido amplio la categoría de vulnerabili-
dad refleja dos condiciones: la de los “vulnerados” que se asimila a la condición de pobreza,
es decir que ya padecen una carencia efectiva que implica la imposibilidad actual de soste-
nimiento y desarrollo y una debilidad a futuro a partir de esta incapacidad; y la de los “vul-
nerables” para quienes el deterioro de sus condiciones de vida no está ya materializado sino
que aparece como una situación de alta probabilidad en un futuro cercano a partir de las
condiciones de fragilidad que los afecte.
Un concepto de vulnerabilidad en el sentido que se viene planteando, alude a situa-
ciones de debilidad, de precariedad en la inserción laboral, de fragilidad en los vínculos rela-
cionales; situaciones éstas en las que se encuentran, en mayor o menor medida, una diver-
sidad de grupos sociales y no sólo los que se definen como pobres según las mediciones
usuales
Teniendo en claro estos conceptos de pobreza, exclusión y vulnerabilidad social
consideramos importante poder ubicarlos en un momento determinado de la historia de
nuestro país, como fue la década de los ’80 y los ’90, en el cuál se generó un cambio signifi-
cativo en las estructura de nuestra sociedad con el surgimiento de los “nuevos pobres” o
“empobrecidos” pertenecientes a la clase media.
“…Desde mediados de los años setenta y hasta finales de los ochenta, como efecto del
estancamiento económico se produjo un importante incremento del desempleo, de la inciden-
cia del empleo por cuenta propia y de la precariedad en el trabajo asalariado, y, fundamental-
mente, una fuerte reducción de los ingresos. Se hacen claramente visibles de este modo las
dificultades del mercado de trabajo como instancia de integración social, al quedar un crecien-
te números de trabajadores posicionados en puestos inestables y de baja remuneración, hecho
que se traduce en el empobrecimiento de los sectores de ingresos medios y bajos…”3
“…En la primera mitad de la década de noventa, el paso de la inflación a la estabilidad
y del estancamiento al crecimiento económico significó revertir dos situaciones que claramen-
te forzaban el empobrecimiento de los sectores más vulnerados de la sociedad. Pero el funcio-
namiento del mercado de trabajo en este período no ofrece las condiciones para revertir los
3
Becaria,L-López,N , Cap.III: “El debilitamiento de los mecanismos de integración social”; del libro Sin trabajo;
de Minujín A. y Kessler G; pág 106; UNICEF/LOSADA, 1996.-
158
La 33
niveles de vulnerabilidad y desprotección acumulados durante el período anterior, ya que ge-
nera nuevas fuentes de vulnerabilidad que contrabalancean los efectos positivos de aquellos
logros…”4
En un estudio de investigación realizado por los sociólogos Alberto Minujín y Gabriel
Kessler señalan que “el conjunto de los trabajadores perdió en las últimas dos décadas alre-
dedor de un 40 por ciento del valor de sus ingresos. En el Gran Buenos Aires, entre 1980 y 1990
la pobreza creció un 67 por ciento, dentro del cual se destaca un grupo, el de los ex integrantes
de las clases medias que ingresan en el territorio de la pobreza: los nuevos pobres, que se acre-
centaron en un 338 por ciento”5.
La profundidad y persistencia de la crisis hizo que centenares de miles de familias de
clase media y de ex pobres estructurales-es decir, aquellos que provienen de una pobreza
histórica, tienen las características de bajo nivel de educación, mayor tasa de fecundidad,
bajo capital económico y social- que en el pasado habían podido escapar de la miseria,
hayan visto reducir sus ingresos hasta caer por debajo de la línea de pobreza –uno de los
métodos utilizados para la medición de la pobreza- , que representa el ingreso necesario
para adquirir la llamada canasta básica de bienes y servicios. “...Los nuevos pobres se pare-
cen a los no pobres en algunos aspectos socioculturales, como el acceso a la enseñanza media y
superior, el número de hijos por familia – más reducido que entre los pobres estructurales-,etc.
; y a los pobres de vieja data , en los aspectos asociados a la crisis: el desempleo, la precariedad
laboral, la falta de cobertura de salud, entre otros...”6
Los sectores medios “empobrecidos” inician un proceso de integración hacia abajo,
ya no se reconocen como pertenecientes a la clase media y empiezan a compartir espacios
de sociabilidad con los sectores bajos que ellos mismos llaman pobres. Estos sectores han
asumido la caída, rompen el aislamiento, empiezan a interactuar con otros y ya no atribuyen
lo que les pasó a un problema personal: se consideran víctimas de un proceso social y
económico más amplio. Hoy la identidad de esta franja social pone sus puntos de anclaje en
prácticas retomadas o nuevas, comunitarias o individuales como estrategias de superviven-
cia como lo fueron los trueques, ferias domingueras, el mercado de libros usados, los mer-
cados de pulga, etc.
Acá nos parece importante resaltar lo que dice el sociólogo Emilio Tenti Fanfani so-
bre que “…la clase media , en todas las sociedades modernas, son las que mejor están equi-
padas para desarrollar estrategias relativamente exitosas de simulación social, es decir, para
sacar el máximo provecho simbólico a sus recursos materiales limitados…”7 En este caso po-
demos referirnos a la fuerte apuesta que este sector sigue haciendo por la educación de sus
hijos, reconociendo a la educación como un recurso que siempre ha usado para poder estar
socialmente en un lugar de privilegio en relación a las clases más bajas.
4
Becaria,L-López,N ;Cap.III: El debilitamiento de los mecanismos de integración social; del libro “Sin trabajo(las
características del desempleo)”de MinujínA. y KesslerG.;pág 107;UNICEF/LOSADA, 1996.-
5
Minujín A.- Kessler G.; Prólogo del libro “ La nueva pobreza en la Argentina”; pág 9; PLANETA, Buenos Aires;
1995.-
6
Minujín A.- Kessler G.; Prólogo del libro “ La nueva pobreza en la Argentina”; pág 10; PLANETA, Buenos Aires;
1995.-
7
Tenti Fanfani, E; Cap.II: La escuela en el círculo vicioso de la pobreza; del libro “Cuesta Abajo, Los nuevos po-
bres: efectos de la crisis en la sociedad Argentina” de Minujín A.; pág. 194; UNICEF/LOSADA; Buenos Aires; 1992.-
159
La 33
Cuando nos referimos a las estrategias de supervivencia utilizadas por esta clase
media “empobrecida“ , hicimos mención al trueque, como otra de las redes solidarias que
se fueron armando, aparecieron como una actividad que contenía la posibilidad de una so-
ciedad alternativa para los marginados de la economía global y sus efectos más despiada-
dos: el desempleo y la exclusión social. Y es en este punto donde nos interesaría detener-
nos ya que aquí es donde pretendemos comenzar a abordar el tema seleccionado para
nuestro trabajo.
¿Desde que presupuesto epistemológico nos paramos para abordar este trabajo?
160
La 33
tacto con la practica, pero que ya han sido recogidos y procesados por otros investigado-
res.
En nuestro proyecto nos basaremos en la obtención de datos primarios, lo que
nos reflejara la situación real de Madre Tierra, en relación a las estrategias de supervivencia
de los “nuevos pobres”.
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Actividad Física...
el mejor antídoto contra la obesidad infantil
Verónica Schroh1
Obesidad. Concepto
1
Trabajo realizado para la cátedra Perspectiva teórico-histórico social del Profesorado para Inicial, EGB y Educa-
ción Polimodal en Educación Física
2
Según estimaciones del Centro de Estudios de Nutrición Infantil (CESNI), publicado en la “Revista Domingo” el
27 de Julio de 2008. 2
163
La 33
Esta rutina cada vez más sedentaria no ayuda a combatir la sobredosis calórica que
ingieren.3 Por su parte la escuela tiene la obligación de adaptarse a las circunstancias, in-
quietudes y problemas de la sociedad en la que está inmersa, ya que muchos de estos niños
solo realizan actividad física en el colegio, las cuales no son suficientes para el gasto de
energía que requieren, debido a la alta ingesta calórica que realizan. Y a esto se suma que
las clases de educación física en las escuelas son escasas en cuanto al tiempo de desarrollo
de las mismas, como así también sabemos que son las clases más vulnerables, ya que ante
cualquier situación se suspenden, sea por problemas ambientales, por falta de infraestruc-
tura, entre otras cosas que son propias de cada institución (por ejemplo “los ensayos para
un acto”).
Por su parte el diputado Carlos Nivio, con la intención de elaborar una propuesta pa-
ra combatir la obesidad infantil, en octubre de 2008, presentó en la Legislatura un proyecto
que propone incrementar las horas semanales de Educación Física, por medio de la cual se
contribuirá a fomentar los hábitos saludables y combatir el sobrepeso”. Dicho proyecto aún
no se pudo convertir en ley, es por eso que nosotros como docentes de Educación Física
debemos defender el espacio curricular que nos toca, y demostrar que dicha asignatura
requiere de su tiempo (que muchas veces es escaso), como el resto de las materias que se
dictan en los colegios.4
A su vez, como profesores de dicho espacio debemos tener en cuenta diferentes
cuestiones para la organización de una clase con un grupo donde exista un niño obeso, con
esto no quiero expresar que debemos desarrollar las actividades sobreexponiendo al niño,
sino que todo lo contrario; debemos realizar actividades comunes a todos, donde motive-
mos al niño al desarrollo de la misma, como así también ubicarlo en superioridad de sus
compañeros en las actividades, como por ejemplo, ser capitán de un equipo, lo cual ayudará
a tomar más confianza en si mismo. Por otra parte debemos tener mayor cuidado en los
trabajos corporales, debido a que algunos trabajos pueden ser de alto impacto para ellos, y
podemos ocasionar lesiones si no tomamos los cuidados apropiados.
No debemos dejar de recordar que no solo las clases de educación física en el cole-
gio, van a ayudar al niño a superar la enfermedad, sino que también debemos incentivar al
alumno para que desarrolle una actitud más activa, lo cual junto con las clases de educación
Física lo van a ayudar a superar el sedentarismo, estimulándolo a la realización de activida-
des físicas fuera del ámbito escolar.
Más allá de lo anteriormente expresado, también debemos tener en cuenta que una
disminución en la ingesta calórica, va a generar que la disminución del grado de obesidad se
produzca en menor tiempo. Para ello podemos requerir una charla informativa con los pa-
dres, ya que el apoyo familiar es fundamental. Por medio de dicho diálogo intentaremos
concientizar a dichos padres sobre las oportunidades que ellos mismos pueden hacer posi-
3
Diario Clarín, abril de 2008
4
Jorge Navarro, presidente de la Sociedad Argentina de Lucha contra el Sedentarismo (SALCES), propone que
el Estado debe intervenir ya en este tema; Fomentando una mayor cantidad de horas de actividad física, en
contraturno o a través de formas activas de entretenimiento; el uso seguro de la bicicleta como medio de trans-
porte y las escuelas de iniciación deportiva",
164
La 33
bles para ayudar a su hijo a aliviarse de esta enfermedad, y estimularlo a desarrollar una
mejor calidad de vida, e impulsarlo a un cambio en el plano social, es decir que deje atrás la
etapa de aislamiento a causa de la baja autoestima que la enfermedad le provoca al sujeto.
Conclusión
Referencias
www.drcormillot.com
Diario Clarín, Abril de 2008
www.criticadigital.com.ar
www.effer.wordpress.com
Revista Domingo, Julio de 2008
www.atletasmaster.com.ar
165
La 33
“La tan odiada clase de Educación Física”
Berenice Martínez1
Introducción:
El punto de partida de este ensayo, comienza a partir de una problemática que po-
seen las adolecentes a la hora de realizar la clase de Educación Física, plateando como inter-
rogante ¿por qué las adolecentes son evasivas a la Educación Física?
Esta interpelación es una incertidumbre que vacila en mí desde la propia experiencia
vivida en mis clases y que aún hoy persiste. ¿Será que estas jóvenes carecen de motivación?,
¿se aburren en las clases?, ¿se avergüenzan de algo? ¿No se transmiten aprendizajes signifi-
cativos?
Argumentación:
La clase de Educación Física en la adolescencia debe servir para que los alumnos
tomen conciencia de los beneficios que representa la práctica de ejercicios físicos, ya sea
para su autorrealización como para su salud.
“Los planteamientos didácticos en la adolescencia tienen que estar muy bien pen-
sados en función de la motivación que debe generar, no solamente a nivel circunstancial,
sino pensando que en un futuro el individuo no va a tener que practicar obligatoriamente
ejercicio físico”. 1
En esta etapa la vivencia de las clases de Educación Física son determinantes, ya que
luego de finalizada esta etapa de educación formal, la joven puede optar por continuar rea-
lizando actividad física, o bien por el sedentarismo. En este sentido es fundamental la moti-
vación que deben generar los planteamientos didácticos en relación al futuro; y las clases
deben contemplar los aspectos actitudinales y sociales.
La enseñanza deberá ir dirigida a prácticas que tengan la capacidad de conectar con
las posibilidades reales de las jóvenes. Adecuar las tareas al nivel de conocimientos y capa-
cidades, reduciendo la probabilidad a que fracasen; informarles los objetivos, orientando su
atención y guiando su aprendizaje mediante de los conocimientos previos, tener en cuenta
los intereses promoviendo ambientes de trabajo cooperativo.
Por tanto, la situación de enseñanza-aprendizaje puede ser también vista como un
proceso dirigido a superar desafíos y que hagan avanzar el nivel de competencias de las
alumnas, el cual, no sólo vendrá definido por lo que dichas alumnas ya conocen y saben
1
Trabajo realizado para la cátedra Perspectiva teórico-histórico social del Profesorado para Inicial, EGB y Educa-
ción Polimodal en Educación Física
166
La 33
hacer, sino también por su predisposición, la forma de percibir la escuela, el profesor, los
compañeros, la Educación Física, etc. Pero, además la función del profesor de Educación
Física como mediador es la de concebir un proceso que propondrá al alumno para que, vaya
construyendo su propio aprendizaje.
Es el momento oportuno de definir motivación para seguir adelante con la afirma-
ción al interrogante de este ensayo. “La motivación es la herramienta pedagógica que
propicia la activación de las acciones motrices en los estudiantes, de manera que posibilite
en ellos la voluntad de conseguir los objetivos propuestos en la clase de Educación Físi-
ca”2.
En este caso, en la clase de Educación Física, es importante la motivación hacia la
actividad motriz que se desarrolla en el transcurso de los 60 minutos. De ahí que el profe-
sor de Educación Física tendrá presente la necesidad permanente de hacer de la motiva-
ción un elemento de ayuda que le posibilite alcanzar el logro de los objetivos de la clase, ya
que “al motivar se rescata de manera práctica la parte natural y genuina del ejercicio físico ,
desarrolla la iniciativa individual a la vez que es capaz de dirigir al alumno a alcanzar una
madurez equilibrada y personal”.3
Todo docente persigue dos cosas: alcanzar los objetivos establecidos a través de las
actividades propuestas y lograrlo con el mayor éxito posible.
Para lograr dichos fines, será necesario tener siempre motivado al alumno, lo cual
puede conseguirse al conocer qué es la motivación.
“La motivación es un impulso que nace del organismo a partir de necesidades, cons-
tituyendo una realidad dinámica que aparece, se desarrolla, desaparece y renace. Puede
decirse que la motivación es el comportamiento resultante de la vinculación necesidades-
deseos-estímulos”.
“La motivación engloba la noción de necesidades interiores y de los atractivos exte-
riores; para este autor, es “toda tensión afectiva, todo sentimiento susceptible de desenca-
denar y sostener una acción en la dirección de un fin”.4
El profesor debe tener en cuenta que un alumno manifiesta su motivación cuando
está activo, cuando presta atención, cuando cuestiona, cuando ayuda y cuando siente de-
seo y placer por realizar alguna actividad.
Para poder motivar al alumno es preciso que el profesor conozca en primera ins-
tancia sus necesidades.
En la clase de Educación Física el Profesor deberá despertar el deseo de aprender,
creando las condiciones necesarias mediante un clima de confianza que responda a las ne-
cesidades de relación, sintiéndose seguro y confiado para lograr reconocimiento y sentirse
valorado por sus compañeros.
“Cuando se desea asegurar el éxito de una clase, habrá que seguir una progresión
en la acción pedagógica que dé como resultado una auténtica formación didáctica.
Mientras estas necesidades no sean cubiertas en el alumno, una clase de Educación
Física estará incompleta y carente de motivación total para el educando. Es por ello que una
167
La 33
sesión bien organizada deberá proporcionar al alumno tres ingredientes: movimiento, no-
vedad y confianza”.5
Conclusiones:
Para finalizar, puedo decir que comunicar y compartir con los alumnos cuál
es la situación de partida, poner de manifiesto lo que saben y lo que no saben hacer y, ne-
gociar hacia dónde se van a dirigir los esfuerzos de todos y cuáles van a ser los objetivos y
propósitos a alcanzar, como aquello que se espera que sean capaces de realizar una vez
finalizado el periodo de enseñanza-aprendizaje, supone marcar un trayecto o ruta para ello.
De esta forma, la motivación implica un impulso, un comportamiento, una
realidad y una fuerza que surge del interior de cada sujeto. Una fuerza producida por una
necesidad orientada hacia un fin.
“El ser humano tiene la necesidad de crecer, de avanzar y de progresar; ne-
cesidad de movimiento, de diversión, de juego, de descubrimiento, de ensayo, de experi-
mentación y de superación; necesidad de vencer obstáculos, de vencer miedos, necesidad
de producción y superación personal. Por último, necesidad de compararse con otros, de
imitar a otros y de competir con otros.
Cuando el hombre es capaz de reconocerse y aceptarse, logra para sí, una
seguridad que le abrirá las puertas del éxito”.5
El profesor de Educación Física debe ayudar a sus alumnos a cubrir por sí
mismo sus diversas necesidades a lo largo de cada una de las clases y proporcionarle los
estímulos que requiere para sentirse atraído hacia la actividad propuesta.
Referencias:
168
La 33
Voces que cuentan, voces que ven
Propuesta para el abordaje didáctico de textos fílmicos y
literarios
Dominique Moreno
CUESTIONES INTRODUCTORIAS
1
Casetti, Francesco, Di Chio, Cómo analizar un film, Barcelona, Paidós, 1991
169
La 33
rración, para lo cual enuncia acciones que permitan dar cuenta de la diferen-
cia;
se detiene en una evaluación que ponga en juego el estado de esa construc-
ción;
confronta textos pertenecientes al mismo lenguaje a partir de la reflexión
teórica;
transfiere los nuevos conocimientos a otros lenguajes;
llega a la detección de un problema;
construye/compara teniendo en cuenta el nuevo conocimiento;
enuncia conclusiones/reflexiones;
plantea otros posibles puntos de partida.
SITUACIÓN MOTIVADORA
AVANCES EN LA FUNDAMENTACIÓN
2
Stam, R., y otros, Nuevos conceptos de la teoría del cine, Barcelona, Paidós
170
La 33
el camino interpretativo que recorre el lector/espectador es un itinerario demarcado por un
narrador que ha recortado un aspecto del mundo y que elige mostrarlo de un modo deter-
minado.
En el cuento de Felisberto Hernández La pelota, la historia se nos presenta desde la
focalización interna de un personaje, el nieto que vive circunstancialmente con su abuela, y
que siente el deseo de tener una pelota de colores. La abuela, que no puede acceder al pe-
dido insistente del niño, le cose una pelota de trapo para que pueda jugar. La obstinación
del personaje se vuelve relato, y entonces, asistimos a su lucha con la nueva pelota, con el
fin de demostrar que ésta nunca será como la “verdadera”. La impotencia frente a lo de-
terminado, la asignación de valores a las cosas y la relación abuela-nieto son narradas des-
de la perspectiva de un niño, quien, con su voz, nos acerca el mundo desde lo que Rimmon-
Kennan llama la FACETA PERCEPTUAL: 3 [...] la pelota hacía movimientos por su cuenta [...] A
veces se achataba y corría con una dificultad ridícula. [...] La barriga era como una gran pelota
caliente que subía y bajaba con la respiración; la FACETA PSICOLÓGICA: [...] Lo malo es que
ella me decía que la de trapo sería más linda; era eso lo que me hacía rabiar; y la FACETA IDE-
OLÓGICA: Ella se empezó a reír y a hacer saltar su gran barriga. Entonces yo puse mi cabeza en
su abdomen y sin sacarla de allí me senté en una silla que mi abuela me arrimó. [...] Y después
yo me fui quedando dormido.
En otro texto, la película Camino a casa (Jeong Hyang Lee, Corea 2004) la historia se
teje a partir de la relación abuela-nieto, también, esta vez, forzada por una convivencia cir-
cunstancial y obligada; y como en el texto anterior, el relato se presenta desde la perspecti-
va del nieto que llega al mundo de la abuela, quien vive en condiciones de pobreza en una
aldea rural. Teniendo en cuenta las categorías anteriores, podríamos decir que la recorrida
que hace la cámara sobre la casa, recortando el deteriorado estado de las paredes y los
pisos, la ausencia de muebles y de artefactos eléctricos, así como también la carencia de
agua, corresponde a la FACETA PERCEPTUAL. La insistencia del niño en tener pilas para su
juego, el desprecio que siente -en un primer momento- por su abuela, la soledad que expe-
rimenta cuando su abuela tarda mucho tiempo en volver a su casa, pueden analizarse como
ejemplos de la FACETA PSICOLÓGICA. En cuanto al sistema general de valores del film –
FACETA IDEOLÓGICA- éste se expresa en la abuela, quien con una paciencia y tolerancia
infrecuentes, logra revertir la actitud hostil del niño y ganarse su cariño y protección. Una
de las escenas más conmovedoras del texto, tiene lugar cuando vemos a la anciana que, sin
pronunciar una queja o hacer un gesto de malestar siquiera, vuelve caminando a su casa
cargada con las vasijas de agua, descalza a raíz del robo de los zapatos por parte del niño.
Existe en el texto una actitud crítica frente al focalizador. El niño que mira el “nuevo mun-
do” de manera despectiva, y que agrede verbal y físicamente a su abuela porque ésta no
puede darle lo que él necesita (las pilas) es tratado críticamente por el narrador en la cons-
trucción de varias escenas. Aquellas en las que podemos observar a la abuela queriendo
sustituir la carencia con lo que tiene a mano: si el niño desea comer pollo, le conseguirá un
gallo, si quiere zapatillas, gastará sus escasos billetes en un par nuevo. La cámara, recorta el
detalle de sus pies descalzos y lastimados por el trabajo, muestra la figura de la mujer que
3
Op.cit. 1
171
La 33
se dobla hasta llegar casi al suelo por el trabajo de llevar el agua colgando de su espalda,
hace un primer plano de su rostro surcado por arrugas que cierran los ojos y la boca, y de
esta manera interpela la actitud del niño que no tiene contemplaciones a la hora de pedir y
reprochar.
IMPACTO DE LA PROPUESTA
ORIENTACIONES METODOLÓGICAS
Detección de un problema
172
La 33
Construcción de aquello que se enunció como problema, es decir la diferenciación en-
tre perspectiva y punto de vista, focalización y narración.
Lectura de una adaptación y/o selección del material teórico.
Proyección de algunas escenas de la película.
Identificación de la perspectiva, el punto de vista, la focalización y la narra-
ción.
BIBLIOGRAFÍA
Casetti, F., Di Chio, F., Cómo analizar un film, Barcelona, Paidós, 1990
Sanjurjo, Liliana, La formación práctica de los docentes, Rosario, Homo Sapiensa, 2002
Stam, R., y otros, Nuevos conceptos de la teoría del cine, Barcelona, Paidós
Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología, Plan Nacional de Lectura, Leer X Leer, Buenos Aires,
2004
173