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INFORMÁTICA

TEMA:
Aspectos positivos y negativos del crecimiento de la
tecnología dentro del derecho

Alumna: Dayhana Araceli Bernal Acosta

Profesor: Abg. Rubén Romero

2do Semestre – Derecho

Coronel Oviedo
2019
Desde hace tiempo, se viene utilizando cada vez con más asiduidad en el mundo jurídico
el concepto de 'legaltech', término con el que originalmente se designaban dos
vertientes. Por un lado, las empresas que desarrollan herramientas tecnológicas para
facilitar a los prestadores de servicios jurídicos la gestión ordinaria de su actividad
empresarial (incluyendo entre otros la contabilidad, la facturación o el procesamiento
de documentos). Y por otro, aquellas empresas y herramientas que buscan automatizar
tareas que forman parte de la propia asesoría jurídica, entre las que se incluyen: la
digitalización y el procesamiento de grandes bases de datos jurídicos para su
interpretación y estudio, la analítica predictiva o la modelización de posibles resultados
de una operación legal con vistas a mejorar la calidad y eficiencia de la asesoría jurídica.
Ambas dimensiones del 'legaltech' conllevan ventajas evidentes para los operadores que
incorporen algunas de las herramientas disponibles a su actividad empresarial.

Este concepto se ha ido expandiendo con el tiempo para incluir no solo a las empresas
que desarrollan herramientas tecnológicas para ayudar a los abogados sino también a
las nuevas firmas proveedoras de servicios jurídicos, que se crean 'ex novo' con base
fundamentalmente tecnológica, y en las que la mayoría de los empleados son ingenieros
y científicos de datos. Esta nueva dimensión tiene dos objetivos: dar asesoría jurídica a
clientes finales y prestar servicios de consultoría tecnológica a firmas 'tradicionales'.
Estas firmas colaboran en algunos aspectos con las tradicionales, y compiten en otros.

El efecto del 'legaltech' en el ejercicio de la asesoría jurídica —tanto en el ámbito de la


empresa como en el de las firmas de abogados— ha supuesto una generación mayor de
competencia en el sector, con el consiguiente efecto positivo en la calidad de los
servicios y en la reducción de los costes asociados. Si bien estos beneficios se han
limitado en un principio a las grandes firmas y a algunas 'startups', dada la elevada
complejidad y los costes asociados a la integración de las soluciones tecnológicas en la
práctica jurídica. Asimismo, la progresiva reducción de los costes de desarrollo de
tecnologías y la creciente familiaridad de los juristas con estas últimas han ido
permitiendo que un número creciente de operadores acometan el desarrollo de nuevas
herramientas tecnológicas para resolver todo tipo de problemas existentes en los
sistemas legales, algunos ya antiguos y otros más novedosos.
Retos del 'legaltech'

Un primer reto que los emprendedores con base tecnológica se han propuesto resolver
es el de las limitaciones en el acceso al sistema de Justicia de millones de personas en
todo el mundo, dados los costes y la falta de conocimientos sobre el derecho. Así,
iniciativas como el World Justice Project tienen como misión la promoción del acceso a
la Justicia mediante el apoyo a iniciativas con base tecnológica a lo largo y ancho del
mundo.

Un segundo reto tiene que ver con la posibilidad de redactar las normas de un
ordenamiento jurídico en lenguajes de programación, de manera que se automatice su
aplicación a casos concretos, generando ahorros de tiempo y dinero e incrementando la
predictibilidad del sistema. Este es un objetivo de la disciplina conocida como
Computational Legal Studies (CLS) que se originó en la Universidad de Stanford.

Un tercer reto, relacionado con el anterior, tiene que ver con la capacidad de
determinar, predecir, 'ex ante', y de monitorizar después el comportamiento de los
operadores jurídicos, tanto de naturaleza privada como pública, en su propia actividad,
en las interacciones entre ellos y con el sistema legal en su conjunto. Un ejemplo es el
trabajo de Dan Martin Katz y su equipo en la Universidad de Chicago-Kent, que ha hecho
posible predecir con un elevado índice de acierto el sentido de las sentencias del
Tribunal Supremo de los Estados Unidos, basándose en un análisis de todas las
decisiones del alto tribunal.

Los 'smart contracts' plantean ventajas en el ámbito público, como, por ejemplo, la
posible reducción en el número de infracciones dentro del sistema

Un ejemplo aún más sofisticado tiene que ver con los esfuerzos actuales dirigidos a
modelizar el comportamiento de sistemas legales en su conjunto, mediante la
conceptualización de estos como sistemas adaptativos complejos, que permiten
estudiarlos con herramientas procedentes de las llamadas ciencias de la complejidad. La
modelización y automatización de las consecuencias derivadas de comportamientos
futuros de los operadores en sus interacciones de mercado forma parte de los llamados
'smart contracts'. Este concepto plantea adicionalmente ventajas potenciales en el
ámbito público ligadas, por ejemplo, a la posible reducción en el número de infracciones
dentro del sistema. ¿Cómo? Gracias a la utilización de herramientas tecnológicas en el
ámbito del ejercicio que tradicionalmente la policía lleva a cabo en las administraciones
públicas. Otra ventaja similar se puede producir a través de la posible modelización de
conflictos futuros entre particulares con vistas a encontrar soluciones preventivas que
minimicen los costes derivados de posibles litigios.

Un cuarto reto, relacionado con el anterior, es el de tratar de modelar, 'ex ante', un


sistema normativo en su conjunto, así como en su interacción con otros sistemas
normativos, a nivel global, regional o local. La creciente complejidad de marcos jurídicos
y regulatorios a nivel global para conseguir metas ambiciosas como las ligadas a los
objetivos de desarrollo sostenible de la ONU provoca que la capacidad de modelizar las
interacciones entre ordenamientos (a todas las escalas), cuyo fin es medir su impacto
sobre dichos objetivos, adquiera un gran interés. Este tema es un recurrente en
conferencias sobre CLS en todo el mundo.

Tecnología, derecho y el futuro de la sociedad

La integración de la tecnología en el derecho plantea otros retos aún más profundos.


Todos ellos derivados de las implicaciones que el conjunto de avances acelerados en el
ámbito de la genómica, la robótica, la inteligencia artificial y la nanotecnología están
teniendo en la sociedad. Por ejemplo, cada vez se habla con más frecuencia de las
posibilidades que la tecnología brinda para el llamado 'mejoramiento' humano, por el
que la tecnología puede integrarse en la corporalidad de los individuos para compensar
determinadas discapacidades o incrementar las capacidades naturales.

Efectivamente, la posibilidad, cada vez más real, de que existan personas que puedan
considerarse 'ciborgs' plantea numerosos retos al derecho, derivados de su propia
calificación jurídica, así como de los derechos y obligaciones intrínsecos. El derecho
como disciplina académica se plantea, desde hace años, cómo afrontar esta realidad de
humanos 'mejorados' con el objetivo de adelantarse a los retos que pudieran derivarse.

Por otro lado, hay que considerar la capacidad creciente de los poderes públicos para
emplear herramientas de localización, de reconocimiento facial, de interpretación de
sentimientos, de monitorización de constantes vitales o de simples comportamientos
en el ámbito público o privado para realizar labores de policía, tanto en su vertiente
preventiva como en su vertiente punitiva, así como las posibles consecuencias que
puedan derivarse para el ejercicio de los derechos y libertades fundamentales de los
ciudadanos, ya sean 'ciborgs' o no. Algunas decisiones del Gobierno chino que han
aparecido en los medios han causado alarma por su capacidad de intrusión en la esfera
de la intimidad personal y familiar.

La tecnología tiene el potencial tanto de acercar el ideal tradicional del derecho de


garantizar el orden y la paz como de alejarlo aún más

Otra posible consecuencia más general tiene que ver con las asimetrías que la tecnología
genera en el conocimiento, interpretación y aplicación del derecho, que pueden ser muy
notables y exacerbar las diferencias de tratamiento que unos y otros pueden recibir en
el ámbito del derecho. Si el derecho es la búsqueda permanente de lo justo para
garantizar el orden y la paz social, la tecnología tiene el potencial tanto de acercar ese
ideal como de alejarlo aún más y, además, a nivel global, por la propia naturaleza de los
avances tecnológicos.

Por eso, tanto el uso de la tecnología en el mundo del derecho como las soluciones
jurídicas a los retos tecnológicos tienen una dimensión de bien público de primer orden
y han de ser sometidas a constante atención y escrutinio. La aparición de plataformas
de estudio de la innovación en el ámbito del derecho y la tecnología en algunos países
del mundo, en régimen de colaboración público-privada y con una involucración fuerte
de universidades de prestigio (por ejemplo, el programa 'Future Law Innovation
Programme' de la Singapore Academy of Law), es una novedad que ha de ser aplaudida
por su capacidad de detectar ventajas e inconvenientes de la transformación
tecnológica del derecho, así como de proponer soluciones.

Javier de Cendra, decano de IE Law School.

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