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estudiante
Fecha 26/octubre/2019
1.1. identificación
C-337/97
Número
proyecto de ley No. 002/95 Cámara, 220/96 Senado, "Por la cual se establecen
estímulos para los sufragantes".
1.6. decisión
RESUELVE
- "El Proyecto de ley que se revisa no sólo desconoce los principios fundantes de la
República, sino también establece estímulos que distorsionan la naturaleza del
derecho que tienen los ciudadanos a participar en la conformación del poder
político, pues votar bajo la 'presión' de un beneficio generador de tratamiento
discriminatorio, significa desatender la concepción de democracia-participativa
consagrada en la Constitución Política."
- "El ejercicio del poder político corresponde a una actividad que interesa a todos y
no solamente a los beneficiarios de algunos privilegios. Por tanto, resulta
contradictorio estimular mediante un sistema de beneficios a quienes se encuentran
en el deber de participar en la vida política, cívica y comunitaria, propia de la
sociedad a la cual pertenecen."
Es verdad que, en principio, el control que debe ejercer la Corte sobre los
proyectos de ley objetados debe recaer sobre las normas materia de discusión entre
el Congreso y el Gobierno, a propósito de la objeción formulada. También en
principio, el asunto que de modo primordial debe ocupar a la Corte es
precisamente el que, con referencia a los preceptos objetados, resulte de los cargos
que el Presidente de la República formula cuando se niega a sancionar lo aprobado
por el Congreso, alegando su total o parcial inconstitucionalidad. Pero, cuando, al
asumir el examen de la normatividad puesta en tela de juicio por el Ejecutivo, la
Corte encuentre que, pese a no estar llamados a prosperar los argumentos
presidenciales, existen otros motivos por los cuales las normas objetadas
quebrantan la Constitución, está obligada a declarar la correspondiente
inexequibilidad, aunque no surja de los razonamientos contenidos en las
objeciones. Es mi criterio el de que, si la Corporación, persuadida de la
inconstitucionalidad de una norma objetada, por motivos distintos de los señalados
por el Presidente -por ejemplo, en cuanto ella no vulnere los artículos
constitucionales que el Jefe del Estado indique, pero sí otro u otros-, permite que
la ley que la contiene sea sancionada, incumple, mediante un esguince de carácter
formal, su función básica, que reside en velar por el imperio efectivo de la
Constitución Política. Ninguna distinción se hace, ni para excluir del examen
constitucional artículos no objetados, ni para impedir que la verificación de su
contenido se haga frente a todos los preceptos constitucionales. Según la
Constitución, el fallo de exequibilidad obliga al Presidente de la República a
sancionar el proyecto y sería un contrasentido, en grave detrimento del imperio de
la Carta, que una Corte Constitucional, mediante su sentencia, forzara al Jefe del
Estado a sancionar una ley que ella sabe inconstitucional, por el sólo motivo de
una limitante formal, confiada al tino del Gobierno, pese al conocimiento efectivo
del vicio existente.
Sentencia C-337/97
Con el debido respeto, manifiesto mi discrepancia con una tesis que subyace a lo
decidido.
Si bien el punto al cual he de referirme no era el primordialmente debatido -por lo
cual simplemente aclaro y no salvo mi voto-, reviste, a mi juicio, la mayor
trascendencia desde la perspectiva del contenido y los alcances de la función de
control constitucional confiada a la Corte como guardiana de la integridad y
supremacía de la Carta Política.
Es verdad que, en principio, el control que debe ejercer la Corte sobre los proyectos
de ley objetados debe recaer sobre las normas materia de discusión entre el
Congreso y el Gobierno, a propósito de la objeción formulada.
Por eso, la regla general consiste en que la Corte Constitucional, estudiado el caso,
declare fundadas o infundadas las objeciones presidenciales.
La misma norma agrega que "si la Corte considera que el proyecto es parcialmente
inexequible, así lo indicará a la cámara en que tuvo su origen para que, oído el
ministro del ramo, rehaga e integre las disposiciones afectadas en términos
concordantes con el dictamen de la Corte".
De otro lado, considero que la Sala dejó escrito el artículo 22, inciso 2, del Decreto
2067 de 1991, incluido en el Capítulo IV de dicho estatuto, que se refiere en
general a las sentencias de la Corte Constitucional y no sólo a las que tienen origen
en la acción pública (por lo cual cobija también las que resuelven sobre objeciones
presidenciales), que dice: "La Corte Constitucional podrá fundar una declaración de
inconstitucionalidad en la violación de cualquiera norma constitucional, así ésta no
hubiere sido invocada en el curso del proceso".
No ignoro la existencia del artículo 35 del mismo Decreto, según el cual "la
sentencia que declare constitucional un proyecto de ley objetado, surtirá efectos de
cosa juzgada respecto de las normas invocadas formalmente por el Gobierno y
consideradas por la Corte, y obliga al Presidente de la República a sancionarlo".
Magistrado
"El trato desigual establecido por la norma acusada carece de una justificación
razonable, en cuanto no satisface los requerimientos del concepto de
proporcionalidad... En este punto, es particularmente importante para la decisión de
la Corte el hecho de que el privilegio otorgado por la disposición acusada no
guarda relación de conexidad con el tipo de actividad realizada por el bachiller que
presta el servicio militar. En efecto, las pruebas del ICFES tienen como único
objetivo la medición de la preparación académica de los alumnos que terminan sus
estudios secundarios, con el fin de establecer un punto de referencia para el ingreso
de las instituciones de educación superior" El único criterio relevante en relación
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con dichas pruebas es, por lo tanto, la competencia académica del bachiller..."
No obstante, como comparto en general la filosofía del fallo del que fui ponente no
hago del asunto una discrepancia esencial y, en consecuencia, me limito a aclarar el
voto en los anteriores términos.
Magistrado
Es claro que los motivos que llevan a alguien a abstenerse de votar en unas
elecciones, son muy diversos. Pero uno de esos motivos puede ser su convicción
política o filosófica. El no votar puede ser, y lo es en muchos casos, una forma
legítima de expresar una posición política o filosófica en contra del sistema. De
otra parte, no hay que olvidar que una de las causas del abstencionismo,
especialmente en las zonas rurales, consiste en la dificultad para llegar a los sitios
de votación. Los estímulos, y las correspondientes discriminaciones, no son de
poca monta
Es claro que los motivos que llevan a alguien a abstenerse de votar en unas
elecciones, son muy diversos. Pero uno de esos motivos puede ser su convicción
política o filosófica.
De otra parte, no hay que olvidar que una de las causas del abstencionismo,
especialmente en las zonas rurales, consiste en la dificultad para llegar a los sitios
de votación. ¿Por qué discriminaron así, en materia de educación, propiedad y
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acceso a los cargos públicos, a los sectores más pobres, y por lo mismo más
desprotegidos, de la población?
Estudiante
Fecha 26/octubre/2019
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Número T-027/18
6. Por otra parte, la accionante reconoció que la UPTC “ha dado facilidad de
1 intérprete por persona con discapacidad auditiva para el
acompañamiento a las clases”. Sin embargo, manifestó que esta medida
resulta insuficiente, toda vez que la labor de los intérpretes “requiere de
un esfuerzo amplio físico y gesticulación, por lo cual se agotan en no más
de 30 minutos y las clases son de dos horas”.
9. Finalmente, señaló que el Acuerdo 029 de 2015 “no estipuló las normas
mínimas de accesibilidad para personas en condición de discapacidad,
teniendo en cuenta las diferentes categorías y clasificaciones frente a
discapacidad”. Al respecto, en las consideraciones de la acción de tutela,
se refirió a la normativa sobre personas en situación de discapacidad y a
las Normas Técnicas Colombianas sobre “accesibilidad y ayudas técnicas
para personas con algún tipo de discapacidad”.
1.5. decisión
Con base en las consideraciones expuestas, la Sala Primera de Revisión de
Tutelas de la Corte Constitucional, administrando justicia en nombre del pueblo
y por mandato de la Constitución,
RESUELVE:
Este ajuste deberá llevarse a cabo antes de que la accionante, la señora Luz Mary
Quintero Carreño, finalice su tercer semestre académico del programa de
Derecho.
Para implementar este ajuste, la UPTC, podrá optar por implementar alguno de
los siguientes ajustes: por un lado, (i) adaptar los contenidos de las clases de
idiomas, de manera que se flexibilice la exigencia en la evaluación de las
competencias orales y de comprensión auditiva de los estudiantes en situación de
discapacidad auditiva, en especial, de la señora Luz Mary Quintero Carreño.
Este ajuste deberá llevarse a cabo antes de que la accionante, la señora Luz Mary
Quintero Carreño, finalice su tercer semestre académico del programa de
Derecho.
Este ajuste deberá llevarse a cabo antes de que la accionante, la señora Luz Mary
Quintero Carreño, finalice su tercer semestre académico del programa de
Derecho.
10 Jalil Alejandro Magaldi Serna
Este ajuste deberá llevarse a cabo antes de que la accionante, la señora Luz Mary
Quintero Carreño, finalice su tercer semestre académico del programa de
Derecho.
No aplica
2. Por ello, solicitó: (i) dar cumplimiento al Acuerdo 029 de 2015; (ii) adecuar
las condiciones para la accesibilidad física de “todas las dependencias y
espacios dentro de la sede central de la UPTC”; (iii) proveer, al menos, dos
intérpretes de señas por estudiante; (iv)garantizar que los intérpretes tengan
formación en el área de conocimiento que les corresponde interpretar; (v)
ofrecer el lenguaje de señas como materia electiva de idiomas; (vi) incluir en
el carné universitario información acerca de la situación de discapacidad de
los estudiantes; (vii) exigir que los docentes de la UPTC utilicen “apoyos
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físico-visuales” en las cátedras educativas; y (viii) capacitar al personal
administrativo, docente y a estudiantes sobre las necesidades de la población
en situación de discapacidad. La Sentencia declaró improcedentes las
peticiones (i) y (ii), y negó aquellas descritas en los numerales (iii), (v) y
(viii).
6. No debe quedar duda de que las normas constitucionales son, ante todo y,
sobre todo, normas jurídicas aplicables y vinculantes, y no simples programas
de acción política o catálogos o recomendaciones a los poderes públicos”.
Esto, sobre todo tratándose de derechos económicos y sociales, los cuales han
sido históricamente relegados e indefinidamente aplazados.
7. Es por ello que no puedo compartir la postura de esta Sentencia, que limita la
labor del juez constitucional a realizar un “estudio acerca del contenido del
derecho [positivo] previsto por el legislador o por la administración”;
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considerando que es en cabeza de las otras ramas del poder público que “se
encuentra la obligación de definir el contenido de los derechos
fundamentales”. Es cierto que la formulación de políticas públicas escapa en
general a la competencia del juez, pero no ocurre lo mismo con la definición
del contenido de los derechos fundamentales. En tanto guardiana de la
supremacía de la Constitución, esta Corporación está facultada y, es su deber,
velar por la vigencia inmediata de la Carta.
13. Desde su primer año de funcionamiento, esta Corporación entendió que “el
sujeto, razón y fin de la Constitución de 1991 es la persona humana” y en
torno a esta es que los derechos, los deberes, la organización y
funcionamiento de las ramas y poderes públicos adquieren sentido. En una
sociedad profundamente desigual, con individuos que atraviesan afanosas
condiciones de subsistencia y marginalización, la Corte reconoció la
necesidad de contar con un instrumento “al alcance de todos y que no exige
formalismos o rigorismos procedimentales”.
14. La tutela es la herramienta con que cuentan todos los residentes del territorio
colombiano para exigir la protección a sus derechos fundamentales, sin tener
conocimientos especializados o requerir la colaboración de un abogado. En
varias ocasiones, esta Corporación ha defendido la notoria inclinación de la
acción de amparo hacia la informalidad y la celeridad, proscribiendo “la
incorporación de reglas, en el proceso de amparo, que hagan menos
accesibles sus posibilidades para las personas sin mayores conocimientos
jurídicos”.
16. Luz Mary Quintero solicitó contar con dos intérpretes de señas, al considerar
que el acompañamiento de solo uno ha resultado insuficiente para su
desempeño en el programa académico de derecho que cursa en la UPTC y ha
puesto en riesgo de pérdida su cupo por bajo promedio. El fallo no accede a
esta petición. Siguiendo la metodología comentada, la Sentencia se centra en
precisar las obligaciones específicas de la Universidad demandada conforme
al marco legal y reglamentario respectivo, antes que en la maximización del
derecho a la educación de la accionante.
17. Es así como la Sentencia constata que el marco legal vigente (Ley 361 de
1997 y Ley 982 de 2005) consagra un deber de proporcionar “intérpretes” en
lengua de señas, pero no determina el número a proveer. Para suplir el vacío
normativo, el fallo toma entonces como referente el Decreto 366 de 2009 -
aplicable a la educación básica- según el cual sería suficiente un intérprete de
lengua de señas colombiana en cada grado que reporte mínimo diez (10)
estudiantes con discapacidad auditiva.
20. Determinar si un solo intérprete es suficiente para lograr que una estudiante
de derecho comprenda adecuadamente sus clases y desarrolle sus
potencialidades, exige contar con conceptos especializados en la materia; y
no simplemente guiarnos por nuestras percepciones subjetivas. Una revisión
preliminar del servicio especializado de traducción a señas advierte que, en
algunos escenarios, es recomendable contar con un equipo de dos traductores.
Ello permite una traducción correcta de discursos especializados (como
puede ser una clase de derecho) y evita la fatiga que ocasiona el movimiento
físico repetitivo en los traductores; lo que en jornadas extensas disminuye la
calidad de la traducción.
23. En tanto seres humanos somos propensos a calificar como razonable aquello
que se ajusta a nuestras convicciones. Esto no necesariamente es incorrecto.
Pero como jueces constitucionales debemos evitar convertir nuestras
percepciones en la medida universal de lo razonable. Definir si la accionante
podía ejercer plenamente su derecho a la educación pese a contar con un solo
traductor, no es un problema que se resuelva consultando únicamente las
leyes y decretos vigentes; era necesario, además, examinar la especificidad
del caso y buscar apoyo en fuentes especializadas. Como se observa en la
Sentencia de la que me aparto, esto no se hizo.
26. Esta postura que trata el lenguaje de señas como una expresión pobre y
limitada refleja una concepción que -aunque ya se ha superado en buena
medida- ha dejado evidentes rezagos en nuestra sociedad. Según una antigua
y expandida noción, para comprender las ideas era necesario oír las palabras;
hablar y escuchar eran el insumo básico e imprescindible del intelecto. De ahí
que la sordera fuera calificada como “una de las calamidades humanas más
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terribles”; peor que la ceguera, pues descomponía el pensamiento y hacía
imposible el intercambio de ideas. Esta postura se reflejó en el mundo
jurídico, que por siglos consideró a las personas sordomudas como incapaces
de celebrar negocios jurídicos o de participar plenamente en sociedad. Las
personas que no podían comunicarse oralmente eran vistas, en el mejor de los
casos, como “estatuas sensibles”.
27. La legislación nacional es clara sobre los compromisos que tiene el Estado
colombiano con respecto a las personas que emplean la lengua de señas. Es
su deber apoyar la “investigación, enseñanza y difusión de la Lengua de
Señas en Colombia” y fomentar “una educación bilingüe de calidad”. En
efecto, la calidad de bilingüe no se predica únicamente en relación con las
lenguas orales, pues ello sería desconocer las varias formas en las que nos
comunicamos los seres humanos más allá de los sonidos que producen
nuestras cuerdas vocales. Es más, la Ley 982 de 2005 trae una disposición lo
suficientemente específica sobre la obligación de considerar la Lengua de
Señas Colombiana como una segunda lengua dentro del sistema educativo:
28. Una vez reconocida la existencia del lenguaje de señas colombiano y definida
su importancia para el patrimonio cultural de los colombianos, el problema
jurídico que debió haber resuelto esta Corporación era establecer si había una
justificación válida por parte de la UPTC para no considerar esta lengua
dentro de las alternativas que ofrece para el requisito de segundo idioma. Por
los argumentos normativos y fácticos que he esbozado en este salvamento,
considero que no los había. El desconocimiento y la indiferencia frente a las
características y al valor cultural, que por fortuna ha comenzado a superarse,
respecto al lenguaje de señas es lo que impide entenderlo como un lenguaje
pleno.
29. El último asunto analizado por la Sentencia fue la petición para capacitar al
personal administrativo, docente y a estudiantes de la UPTC acerca de las
necesidades de las personas en situación de discapacidad, especialmente,
auditiva. De acuerdo con la postura mayoritaria, esta petición carece de
objeto pues la Universidad ya desarrolló “talleres [y] conversatorios” de
sensibilización.
30. Al igual que mis compañeros de Sala valoro positivamente que la UPTC
cuente desde el año 2015 con una “Política Institucional de Educación
Inclusiva” y que haya realizado talleres para avanzar en una educación
accesible para todas y todos. En efecto, el primer paso para superar los
escenarios de discriminación es contar con una política pública que reconozca
y exalte la diferencia de habilidades que nos enriquece como comunidad.
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Pero la sola formulación de una política pública no es suficiente, si no va
acompañada de acciones y transformaciones concretas.
32. El expediente revisado demuestra, por el contrario, que, pese a los talleres de
sensibilización, la comunidad universitaria no ha incluido plenamente a las
personas con discapacidad auditiva. Al momento de interponer la acción de
amparo, la UPTC ya había realizado los tallares, y, sin embargo: (i) tenía un
equipo limitado de intérpretes de señas, los cuales no tenían acceso previo al
material de los cursos; (ii) no incluía materiales visuales de apoyo en las
clases; (iii) tampoco había previsto ajustes razonables para el aprendizaje de
una lengua extranjera; (iv) ni considerado siquiera la posibilidad de ofertar el
lenguaje de señas como requisito de segundo idioma. Este escenario de
desprotección tan solo fue corregido, parcialmente, con la Sentencia de
revisión.
34. Conceder un cupo para una estudiante con discapacidad auditiva no debe
verse como una actuación excepcional y caritativa. Las acciones afirmativas
son deberes legales que se activan para contrarrestar los efectos negativos que
pueden generar las discapacidades en las interacciones sociales:
36. De esta forma, considero que (i) era procedente la petición de dar
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cumplimiento al Acuerdo 029 de 2015, cuya finalidad última de lograr “la
equiparación de oportunidades” aún está lejos de ser una realidad; (ii) era
necesario contar con un equipo más completo de traductores capaz de
garantizar una comunicación efectiva; (iii) era viable considerar el lenguaje
de señas como requisito de segundo idioma; y (iv) era necesario impulsar
nuevos espacios de sensibilización en tanto los tallares organizados por la
UPTC aún no habían logrado transformar las prácticas y actitudes que ponen
en desventaja a los estudiantes con alguna discapacidad.