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MARIANA
Hacernos más libres, más reflexivos, más diversos y sensibles ante todo lo
que concierne al desarrollo humano. Una búsqueda permanente de
sentido.
Dicho así parece que nadie, empezando por nuestro colectivo de artistas,
podría sentirse ajeno a ese deseo.
Como artistas nos resulta impensable una vida sin sueños, sin pasión por
transformar la realidad que conocemos para que el mundo se parezca cada
vez más al sitio que como personas, todas y todos merecemos habitar.
El arte no es para los artistas, así como la salud no es para los médicos y
personal de enfermería, ni las viviendas son para los arquitectos o los
obreros que las construyen, son de y para toda la gente.
GERARDO
Queda mucho por andar, puentes y lazos a tender para reforzar el tejido
social y evitar las desigualdades generadas por cualquier tipo de
discriminaciónón, naturalizadas por el clasicismo estructural, necesitamos
profundizar en las transformaciones y seguir avanzando hacia la equidad
descolonizando saberes con antirracismo.
Nos hemos pasado años recorriendo el país o los barrios y mucho más
desde que al Ministerio de Cultura se lo empezó a tomar en serio,
otorgándole presupuesto. Y así como los Hospitales de excelencia
construidos en el interior, de a poco van dejando atrás aquello de que “si te
tienen que operar morís en la capital”, hoy los centros culturales y espacios
públicos se llenan de letras, música o movimiento en todo el país.
CHAVELA
Hoy, esos pilares con que se fue articulando una nueva visión de los
fenómenos culturales, una visión absolutamente distinta de la que primó
antes de este periodo ya están integrados al imaginario colectivo. Esa
visión democrática del rol de la Cultura ha sido naturalizada por toda la
gente que la sigue construyendo cada día desde su barrio, su colectividad,
sus centros culturales o educativos.
Las palabras, para que sean valiosas, deben mantenerse unidas a lo que
representan, para que se conviertan en hechos constatables y no en la
filigrana que adorna un discurso político partidario.
Palabras que caminen por el país, construyan centros culturales, bailen con
la gente, conversen con jóvenes y viejos, que le pinten la vida a la
chiquilinada de todas las edades, que resuenen fuerte cantadas por vecinos
y vecinas, que le susurren a cada habitante del Uruguay, sin importar
dónde o cómo viva.
Espero que nos entendamos. Amamos esas palabras porque amamos esos
conceptos y hemos luchado por ellos.
PEPE
Así que estos últimos quince años nos parecen cortos y largos a la vez.
Hay mucho, demasiado, aún por hacer. Hacer distinto y hacer mejor.
Nos emociona haber logrado tanto en tan poco tiempo. Pero sabemos que
los cambios profundos, culturales, los que de verdad llegan al alma para
quedarse, los que contribuyen al desarrollo humano desde un punto de
vista integral, llevan mucho más tiempo del que se tarda en legislar o crear
amplísimas redes institucionales para desarrollar el arte en todo el
territorio.
Los teatros recuperados están allí, los centros culturales y los espacios
públicos al alcance de todas y todos, están allí.
Pero no es suficiente.
Hasta que no tengamos una sociedad donde ninguna discriminación tenga cabida,
hasta que la equidad se manifieste en términos absolutos, hasta que no logremos esa
auténtica democracia, no será suficiente.
La creación, igual que las ideas, siguen practicando vuelos, con o sin jaula.
Y empecinados, los artistas siguen creando bajo cualquier condición. Pero
los resultados no son los mismos si no existen apoyos del Estado o si éstos
son minúsculos. Si estamos aquí, es gracias a nuestra historia.
Equidad, que no es lo mismo que igualdad. Y una vez más, son la cultura y
el arte las que nos permiten ver la magnitud de esa diferencia entre ambos
conceptos. Nadie es igual a nadie, todas las personas somos
maravillosamente únicas y esa diversidad es una de nuestras mayores
fortalezas como seres humanos.
Para que la Cultura sea cada vez más, esencia y motor de nuestra
democracia, es que hoy, como siempre, las trabajadoras y trabajadores del
Arte, aquí presentes, respaldamos el único proyecto de país que nos
garantiza el avance y ampliación de nuestros derechos, los derechos de
todas y todos.
Ese sueño y ese país que sin duda alguna, hoy está representado por la
fórmula Daniel Martínez y Graciela Villar.
Daniel: Aquí estamos, como siempre, prontos para trabajar allí donde se
precise, alertas para impedir que se pierda lo conquistado y con entusiasmo
para seguir avanzando… eso sí: exigiéndonos y exigiéndote hacerlo cada
vez mejor.