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UNIVERSIDAD NACIONAL AGRARIA

LA MOLINA

FACULTAD DE ECONOMÍA Y PLANIFICACIÓN

CURSO: TEORÍA DEL DESARROLLO ECONÓMICO

TEMA
Análisis del Desarrollo Económico

PRESENTADO POR:
Azabache Rada, Carlos Alberto (20160193)

PROFESOR
Rojas Cubas, Juan Carlos

Lima – Perú
2019
I ¿En qué consiste el desarrollo?
Existen muchos enfoques sobre el desarrollo económico, por tanto no existe unicidad en
los planteamientos pues cada país ha pasado por un proceso histórico, cultural y
económico distinto (Mora, 2006). Además se han desarrollado diferentes teorías tales
como la Teoría de la Modernización, la Teoría Estructuralista, la Teoría Neomarxista,
Teoría Neoliberal y Teorías Alternativas que surgieron luego de la segunda guerra
mundial, con una ideología propia y sujetos a la realidad del momento (Reyes, 2009).
Primero, se debe hacer algunas aclaraciones respecto al crecimiento económico. Por
muchos años se ha creído que el crecimiento económico era suficiente y necesario para
llevar a un país por las sendas del desarrollo. Sin embargo, existen ciertas diferencias a
tomar en cuenta para el entendimiento del funcionamiento de las economías.
Según Álvares & Alonso (2005), el crecimiento económico mide el desempeño
económico de un territorio en términos monetarios y mediante la tasa de crecimiento del
PBI. Mientras que el desarrollo hace referencia a un componente personal y de
distribución de la renta o de la riqueza. Es posible que el crecimiento provoque diferencias
entre los habitantes de un país. El desarrollo genera vías para la transmisión del
crecimiento económico. El concepto de desarrollo es más amplio y puede incluir algunos
indicadores de calidad de vida de los ciudadanos: educación, salud, etc. El desarrollo
económico busca el bienestar social.
Según el Banco mundial, el desarrollo económico se define como “el mejoramiento
sostenible del nivel de vida, el cual comprende consumo material, educación, salud y
protección del medio ambiente. En un sentido más amplio, la definición también
comprende otros aspectos trascendentes como la igualdad de oportunidades, libertad
política y libertades civiles”.
Según Todaro (1983), el desarrollo económico es un proceso multidimensional
compuesto por grandes transformaciones de las estructuras sociales, actitudes de la gente
y las instituciones gubernamentales, así como la aceleración del crecimiento económico,
la reducción de la desigualdad y la erradicación de la pobreza absoluta.

II ¿Cuáles son las metas a conseguir para el desarrollo?


En el año 2000, se celebró la Cumbre del Milenio de las Naciones Unidas. Los principales
líderes mundiales establecieron objetivos y metas mensurables con plazos definidos para,
por ejemplo, combatir la pobreza, la hambruna, las enfermedades, el analfabetismo, la
degradación del ambiente y la discriminación contra la mujer. Estos objetivos y metas
constituyeron la esencia del programa mundial y fueron denominados como “Objetivos
de desarrollo del milenio” (ODM), que comprometen a la comunidad internacional a una
visión del desarrollo humano y es clave para sostener el progreso social y económico en
todos los países (Amate & Guardino, 2011).
En los ODM se reconocen explícitamente la dependencia recíproca entre el crecimiento,
la reducción de la pobreza y el desarrollo sostenible, y en ellos se considera que el
desarrollo se sustenta en la gobernabilidad democrática, el estado de derecho, el respeto
de los derechos humanos, la paz y la seguridad.
Fuente: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD)

La consecución de estos objetivos hasta el momento parece poco probable para todos los
países.
En 2015, la ONU aprobó la Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible, una oportunidad
para que los países y sus sociedades emprendan un nuevo camino con el que mejorar la
vida de todos, sin dejar a nadie atrás. La Agenda cuenta con 17 Objetivos de Desarrollo
Sostenible, que incluyen desde la eliminación de la pobreza hasta el combate al cambio
climático, la educación, la igualdad de la mujer, la defensa del medio ambiente o el diseño
de nuestras ciudades.

Fuente: PNUD
O1: Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo.
O2: Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y
promover la agricultura sostenible.
O3: Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.
O4: Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover
oportunidades de aprendizaje durante toda la vida para todos.
O5: Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas.
O6: Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para
todos.
O7: Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para
todos.
O8: Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo
pleno y productivo y el trabajo decente para todos.
O9: Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y
sostenible y fomentar la innovación.
O10: Reducir la desigualdad en y entre los países.
O11: Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros,
resilientes y sostenibles.
O12: Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.
O13: Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.
O14: Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos
marinos para el desarrollo sostenible.
O15: Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres,
gestionar los bosques de forma sostenible, luchar contra la desertificación, detener e
invertir la degradación de las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad biológica.
O16: Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el
acceso a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a
todos los niveles.
O17: Fortalecer los medios de ejecución y revitalizar la Alianza Mundial para el
Desarrollo Sostenible.
Si bien los ODS no son jurídicamente obligatorios, se espera que los gobiernos los
adopten como propios y establezcan marcos nacionales para su logro. Cada país tiene la
responsabilidad de recopilar la información necesaria para el seguimiento y examen de
los progresos conseguidos en el cumplimiento de estos objetivos. La Agenda 2030 se
supervisará y examinará a nivel mundial mediante un conjunto de indicadores de la
Comisión de Estadística de las Naciones Unidas, mientras que los gobiernos también
elaborarán sus propios indicadores nacionales para colaborar en el seguimiento.
En el caso del Perú, se presentó un primer Informe Nacional Voluntario del año 2017, en
el cual se compartieron los avances iniciales para implementar la Agenda 2030. En el
documento, el gobierno se compromete también a la elaboración de informes anuales para
dar cuenta de los avances respecto a los ODS desde las experiencias de la sociedad civil
y el Estado. El Centro Nacional de Planteamiento Estratégico (CEPLAN) es la entidad
punto focal para la Agenda 2030, que colabora en el proceso de incorporarla en el
planteamiento estratégico del Estado y en la actualización del Plan Estratégico de
Desarrollo Nacional (PEDN).
Desde la sociedad civil, el pasado 17 de julio se realizó un evento organizado por la
Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y otras plataformas para conocer más
sobre la Agenda 2030. En este espacio, resaltó la necesidad de difundirla adecuadamente
a nivel nacional para que en todas las regiones se conozcan sus implicancias. Asimismo,
se evidenció que se debían fortalecer los mecanismos y/o plataformas estatales para
incorporar efectivamente las experiencias de la sociedad civil, el sector privado y la
academia.
En suma, se están dando los primeros pasos hacia la implementación de la Agenda 2030.
Sin embargo, resulta necesario reforzar los esfuerzos para lograr su efectivo
cumplimiento. En materia de empresas y derechos humanos, una de las principales
dificultades es la ausencia de información que permita conocer el estado de la cuestión
para poder plantear las acciones que se deben tomar en adelante.

II ¿Qué variables son las estratégicas para alcanzar los objetivos del desarrollo?
Según el PNUD, el Índice de Desarrollo Humano mide la calidad de vida de los países y
toma en cuenta tres variables estratégicas: la esperanza de vida, la educación y el PBI per
cápita.

Fuente: PNUD
Otra variable que se considera estratégica es el nivel de pobreza multidimensional o el
acceso a los servicios básicos de la población.

Fuente: PNUD

Otra variable fundamental para el desarrollo es el progreso tecnológico, que se define


como una mejora en la forma como se utilizan los factores productivos en la producción
de bienes y servicios. Así, el desarrollo tecnológico es un avance en la eficiencia técnica
con la que los recursos son usados en la producción, es decir, permite producir una mayor
cantidad de bienes y servicios con los mismos recursos o seguir produciendo lo mismo
con menos factores.
Es diferente a la acumulación de factores, el desarrollo tecnológico no es un aumento en
la cantidad de los factores de producción (capital o trabajo).
Los gastos en investigación y desarrollo son los gastos corrientes y de capital (público o
privado, depende del sistema económico) que hacen los países en trabajo creativo
realizado de forma sistemática para aumentar los conocimientos. Incluyendo el
conocimiento de la humanidad, la cultura y la sociedad, y el uso del conocimiento para
nuevas aplicaciones. Son los países desarrollados los que más invierten en I&D y lideran
el desarrollo de nuevas tecnologías.
Es preciso evaluar las experiencias pasadas. ¿Qué tienen determinadas naciones que les
permite prosperar mientras otras se quedan estancadas en la miseria? Esta es una cuestión
que viene ocupando el pensamiento económico desde que Adam Smith inauguró la
ciencia económica en 1776, con la publicación de su obra Una investigación sobre “la
naturaleza y causa de la riqueza de las naciones”, conocida comúnmente como La riqueza
de las naciones. Para Adam Smith la respuesta se encuentra en la división del trabajo, que
permite la especialización, y en la economía de mercado. Para Daron Acemoglu y James
Robinson la respuesta radica en las instituciones y su naturaleza. Ricardo Hausmann,
director del Center for International Development de la Universidad de Harvard, sostiene,
en cambio, que la clave puede estar en la relación entre el desarrollo económico y el
sentimiento de identidad, de pertenencia a un grupo o comunidad, que existe en una
sociedad.
Cuando Adam Smith publicó la obra seminal de la ciencia económica moderna, el país
más rico del mundo era Holanda, y su renta per cápita era cuatro veces superior a la de
los países más pobres. Las distancias, entonces, entre unos y otros no eran grandes. La
relación, de hecho, era de 4 a 1. La revolución industrial cambió las cosas por completo.
La industrialización tuvo un carácter geográfico limitado y se concentró en Europa
Occidental, Estados Unidos, Japón, Australia y Nueva Zelanda, pero no llegó al resto del
mundo, al menos hasta fechas muy recientes. El resultado de ello fue una ampliación de
las distancias, en términos de renta per cápita, entre países ricos y países pobres, que
pasaron de 4 a 1 a convertirse en un problema de 256 a 1.
¿Qué paso para que las distancias se ampliaran de semejante forma? Lo que sucedió fue
que la renta per cápita tiene un comportamiento muy peculiar a lo largo del tiempo. Desde
que el ser humano que conocemos hoy apareció sobre la faz de la Tierra, allá por el año
10.000 antes de Cristo, hasta hace doscientos años, la renta per cápita ha permanecido
prácticamente estancada. De hecho, las condiciones de vida de una persona que viviera
en el imperio romano eran muy similares a las de otra que viviera en el renacimiento, en
el siglo de oro español o en tiempos de la revolución francesa. Sin embargo, en los
doscientos últimos años, la renta per cápita empezó a crecer, especialmente en Occidente,
gracias a la revolución industrial. Como indica el profesor Hausmann, la representación
gráfica de la evolución histórica de la renta per cápita es como un palo de hockey, con los
dos últimos siglos formando la base de la “J”.
Para explicar las diferencias que surgen entre países ricos y pobres en los doscientos
últimos años, Acemoglu y Robinson, en su obra “Por qué fracasan las naciones”, se fijan
en las instituciones y concluyen que las diferencias entre los países ricos y los pobres se
deben a la mayor o menor calidad de sus instituciones, a si sus instituciones económicas
y políticas son inclusivas, caso de los países desarrollados, o si, por el contrario, son
extractivas, como sucede en los países atrasados. Esta explicación, sin embargo, no
termina de convencer totalmente a Hausmann, quien señala que, cuando se observan
países como México, en el que las diferencias de renta entre sus distintos estados son muy
altas, a pesar de tener el mismo sistema económico, político, judicial, etc., cabe concluir
que la explicación es otra.
¿Y cuál es esa explicación? Para el profesor Hausmann la respuesta se encuentra en la
tecnología. Mejor dicho, no en la tecnología en sí misma, sino en la combinación de
herramientas y protocolos que proporciona combinadas con el conocimiento y la
experiencia, es decir, el saber hacer de las personas que trabajan con la tecnología. Es
más, la tecnología en sí misma no es nada si no viene acompañada de ese saber hacer.
Ese conocimiento, sin embargo, no se mueve con facilidad. No es como las herramientas,
que se pueden transportar de un país a otro, de un país rico a uno pobre. Ni es como los
protocolos, que se pueden subir a internet para que se encuentren a disposición de todo
aquel que quiera utilizarlos. No. Con ese conocimiento, con ese saber hacer, no se puede
hacer lo mismo, debido a una característica muy particular de la tecnología moderna. Y
es que esa tecnología exige para su uso que existan equipos de personas que colaboran en
la producción que posean distintos tipos de conocimientos. Por eso no es fácil mover el
conocimiento; porque hay que desplazar no ya a personas individuales, sino a equipos
completos de gente.
Ahora bien, esa limitación tiene un impacto enorme sobre el desarrollo, porque una
sociedad tiene más conocimiento en tanto en cuanto sabe hacer más cosas y la gente está
especializada. Como las personas saben distintas cosas, y lo que saben difiere de una
persona a otra, las sociedades, en su conjunto, saben mucho. Pero si el conocimiento no
se puede adquirir como las herramientas y los protocolos, los países en desarrollo saben
menos y se quedan atrás.
Ricardo Hausmann también recalca que las organizaciones modernas movilizan una gran
cantidad de conocimiento para funcionar. Desde su perspectiva, los productos son como
las palabras: se producen reuniendo conocimiento de la misma forma que las palabras se
construyen uniendo letras. Por tanto, a medida que aumenta la diversidad de conocimiento
que existe en un sistema, aumenta no solo la cantidad de productos distintos que pueden
hacerse, sino también la de productos complejos, o técnicamente avanzados, que se
pueden producir. Todo ello puede medirse con el Índice de complejidad económica. Este
índice mide la intensidad de conocimiento de una economía tomando en consideración la
intensidad de conocimiento de los productos que exporta. Por ejemplo, un teléfono móvil
lleva dentro muchos componentes (la cámara, la pantalla, el procesador, etc.). Para
fabricar cada uno de ellos hay que tratar de forma cuidadosa distintos materiales, encajar
unos con otros y dotarlos de coherencia. Es un producto complejo cuya fabricación
requiere de mucho conocimiento. Si un país exporta muchos teléfonos móviles, su
complejidad económica será mayor que la de un país que exporta muchas materias
primas. Por eso, los países con un valor bajo del índice tienden a ser pobres, mientras que
los que tienen un valor alto tienden a ser ricos.
El problema en materia de difusión del conocimiento con el que se encuentran los países
pobres es que, para difundirlo, hay que resolver serios problemas de coordinación. El
conocimiento se mueve de empresa a empresa, pero para ello hay que mover también a
las personas. Para que los países pobres puedan adquirir conocimiento tienen que atraer
a personas que lo posean. El problema es que los países en desarrollo han estado muy
cerrados a la inmigración e imponen grandes restricciones a la contratación de
extranjeros, lo que dificulta el movimiento del conocimiento. La razón de ello es que la
presencia extranjera violaría el sentimiento de identidad colectiva, de pertenencia al grupo
o a la comunidad, con lo que ese sentimiento frena las posibilidades de desarrollo
económico. Es lo que, para el profesor Hausmann, explica actualmente por qué unos
países son ricos y otros son pobres.

III ¿Qué obstáculos de la realidad socioeconómica hay que afrontar y qué políticas
se deben aplicar para superarlas?
a) Crecimiento acelerado de la población
Uno de los obstáculos para el desarrollo económico y el crecimiento rápido y sostenido
del ingreso per cápita es el rápido crecimiento de la población. En los últimos 20 años, la
población mundial ha estado creciendo a una tasa promedio del 2% anual. Con esta alta
tasa de crecimiento de la población, la población mundial se duplica cada 37 años.
Dicha población es actualmente de más de 5 mil millones. Pero el patrón de crecimiento
de la población es desigual. Los países industriales ricos tienen tasas de crecimiento de la
población relativamente bajas, a menudo menos del 0.5% anual, en tanto que los países
pobres y subdesarrollados tienen tasas de crecimiento de la población alta, en algunos
casos rebasan el 3% anual.
Estos beneficios sin duda emanando una población grande. Pero cuando la población está
creciendo a una tasa elevada y el país es pobre, se producen dos efectos negativos sobre
el crecimiento y el desarrollo económicos que pesan más que lo beneficios de una
población más grande. Ellos son:
 Un aumento de la proporción entre dependientes y trabajadores.
 Un aumento en la cantidad de capital dedicada a sostener a la población en vez de
producir bienes y servicios.
Este problema se debe afrontar con políticas de concientización y asistencia familiar para
poder una correcta planificación familiar.
b) La dependencia de los productos básicos y la inestabilidad del comercio y las
finanzas
La dependencia de las exportaciones de productos básicos sustenta la diferencia de
productividad entre los países desarrollados y los países en desarrollo. La abundante
liquidez mundial y los crecientes desequilibrios comerciales avivaron el auge de los
precios de los productos básicos en la década de 2000, que ha beneficiado a muchos países
en desarrollo. Todos los auges anteriores de liquidez mundial acabaron en graves crisis
económicas en los países en desarrollo (Akyüz, 2012a). El auge más reciente del precio
de los productos básicos no dio lugar a una mejora duradera en el equilibrio
macroeconómico, especialmente para los países de bajos ingresos.
La dependencia de los países emergentes de los países desarrollados hace que el efecto
contagio sea masiva ante una crisis. La reciente guerra comercial entre Estados Unidos y
China ha tenido repercusiones en América Latina lo cual indica que la inestabilidad del
panorama internacional genera un fuerte obstáculo para el desarrollo.
Para solucionar este problema, los países emergentes deben diversificar su economía y
reforzar la industria secundaria y terciaria ya que la industria primaria de exportación de
materias primas tan solo incrementa la dependencia.
c) La corrupción
Reduce la efectividad y la calidad de las políticas económicas de los tomadores de
decisión capturados por el sector privado o los propios intereses. Distorsiona el diseño y
las aplicaciones de las regulaciones. Impactos adversos en los niveles de inversión
(Mauro, 1995).
La corrupción tiene implicancias éticas, políticas, sociales y económicas. De ahí que
abordar este problema tiene diferentes perspectivas. La corrupción implica, en última
instancia, menor crecimiento económico y menor bienestar social. A nivel
microeconómico, los individuos propensos a la corrupción evalúan incentivos positivos
y negativos en términos privados mediante el análisis beneficio – costo.
Este problema se debe atacar con políticas regulatorias, pero más allá de las restricciones
y la transparencia, se deben inculcar valores y amor por el país.
d) Calidad de gestión gubernamental ineficiente
Ya que se ha concluido que una de las variables estratégicas para lograr el desarrollo son
las instituciones, se debe evaluar a los tomadores de decisiones pues son ellos los que
ejecutan sus planes cuando están en su periodo de función. Para el caso del Perú se ha
observado una baja calidad de gestión en las municipalidades debido a que no logran
ejecutar el presupuesto asignado para la realización de proyectos públicos. Además los
planes que siguen se desmantelan pues no hay una hoja de ruta u objetivos que
permanezcan independientemente de quién está al mando. Para poder mejorar la gestión
pública primero se deben reforzar los partidos políticos con una ideología imperante que
los fortalezca y sean los determinantes en las decisiones. Asimismo es deber del
ciudadano votar por las personas correctamente preparadas para el cargo.

BIBLIOGRAFÍA
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 Amate & Guardino (2011). Factores determinantes del desarrollo económico y social
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 Mora, Óliver (2006). Las teorías del desarrollo económico: algunos postulados y
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https://www.monografias.com/trabajos-pdf4/pensamiento-politico-tomo-
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