¿Por qué cree la gente en cosas vanas? Los reyes de la tierra se hacen a sí mismos y los príncipes se cosechan. Para conjurar contra el Señor y su consagración dicen. Dejad que hagamos pedazos sus bandos, y rompamos sus lazos. Aquel que está sentado en los cielos, se reirá; el Señor despreciará a todos. Luego les hablará con cólera y rabia y les ofenderá. Y sin resistir, haré que sea mi Rey; y sobre Sión, mi monte sagrado, le consagraré Rey. Clamaré un decreto verdadero; el Señor me lo ha dicho, tú eres mi hijo único; en éste te he engendrado. Pídeme y pide la herencia del bárbaro que se consume; y, para que lo poseas, te daré el plan supremo de la tierra. Así será, los aplastarás a todos, como si fueras una barra de hierro; y como si fueran una vasija de barro, estallarán en mil pedazos. Reyes, de ahora en adelante, sed sabios; hablad y sed los jueces de la tierra: Servid a Dios en el miedo y mirad como se une tembloroso a vuestra alegría. Besad al Hijo, para que su ira no desaparezca en el camino, si alguna vez se enciende su cólera: bendecid todo su ser”.