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Las consecuencias económicas de la revolución – Tulio Halperín Donghi

La revolución y la guerra han traído pobreza en lugar de la esperada prosperidad. Más allá de la
destrucción de riquezas que trae consigo la guerra, también significó la destrucción del orden español,
cuyas trabas parecían cada vez más intolerables durante los últimos años del período colonial, pero
en el marco del Rio de la Plata, había vivenciado una vasta prosperidad debido a los fluidos
intercambios con el Virreinato del Perú.
Para hacerle frente a la guerra, el gobierno revolucionario agravó la carga impositiva a través de
contribuciones extraordinarias, exigidas solo parcialmente en dinero. Ideó un nuevo sistema de
ingresos ficales que comenzó siendo provisorio tendió a transformarse en permanente.
El gobierno revolucionario se valió de contribuciones comenzaron siendo espontáneas, y había
diferencias entre los distintos sectores.
Las contribuciones de dinero recaen sobre los comerciantes. De ellas surgirán dos tipos diferentes:
 aumento de tasas o introducción de tasas nuevas para el tránsito y las ventas
 contribuciones de urgencias, recaudables a plazo muy breve.
 Recursos (esclavos,
La segunda opción solía ser la preferida, ya que la imposición de nuevas tasas siempre trae un efecto
negativo.
Y las contribuciones extraordinarias permitía elegir e ir rotando entre las nuevas víctimas. Esto era
necesario ya que para todos resulta insoportable el peso del fisco y a su vez permite revelar la gran
irregularidad de la fiscalidad revolucionaria.
La irregularidad fue notoria en la distribución: el sector mercantil británico fue privilegiado (el
gobierno no insistía por temor a la potencia), mientras que los mercantiles peninsulares fue duramente
golpeado. Los criollos, por su parte, buscan eludir como pueden los impuestos.
El peso recae sobre sector mercantil que en cifras significó una fracción muy importante del total de
las importaciones. En 1816, la crisis comercial la que, disminuyendo los ingresos ordinarios el Estado,
le obliga a recurrir en más abundancia a los extraordinarios. Pero precisamente esa incidencia
agravada del fisco multiplica los efectos de la crisis y contribuye a que también la vida comercial de
Buenos Aires sea inestable.

En 1817 y en 1818 un nuevo reglamento impone tasas aduaneras más altas. Esto provoca una
expansión del contrabando.

En cuanto a las contribuciones de recursos (entre ellos los esclavos), también la desigualdad en
notoria: las corporaciones, las iglesias y conventos, ceden rápidamente sus esclavos para la guerra,
en cambio los particulares ofrecen resistencia.
A su vez, también existían variaciones en el ámbito rural(ganado, caballerías y alimentos) al urbano.
Los

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