Sunteți pe pagina 1din 3

tarde recortar.

Definición histórica inconscientemente universaliza-


da, que no es adecuada sino para un estado histórico del campo, la de-
finición de tipo weberiano que sostuvo más o menos oscuramente la
mayor parte de las interrogaciones caracteriza al clérigo, cuya encar-
nación ideal-típica es el sacerdote católico, corno el mandatario de un
cuerpo sacerdotal que, en tanto que tal, posee el monopolio de la
manipulación legítima de los bienes de salud y que delega a sus miem-
bros, tengan o no carisma, el derecho de administrar lo sagrado. Par-
La disolución de lo religiosos tiendo de esta definición implícita del clérigo, nos hemos preguntado
si hay "nuevos clérigos" y, al mismo tiempo, nuevas formas de lucha
por el monopolio del ejercicio de la competencia legítima. Si me pare-
Mi rol es quizá menos el de concluir, de cerrar, de poner un pun- ce indispensable evitar el error positivista de la definición previa-lo
to final, que el de indicar un nuevo punto de partida. Plantearé una se· que hicimos al aceptar la noción vaga de "nuevos clérigos" -es porque,
rie de preguntas semiimprovisadas que corren el riesgo de arrojar con- precisamente, todo campo religioso es el lugar de una lucha por la de-
fusión pero que me parecen indispensables para volver al principio finición, es decir la delimitación de las competencias, siendo tomado
verdadero de nuestras discusiones. Me parece, en efecto, necesario competencia en el sentido jurídico del término, es decir como delimi-
cuestionar las definiciones con las cuales abordamos el problema. En tación de un resorte. Así, la cuestión que se encontró planteada, a
efecto, ¿el tema propuesto no era parcialmente inadecuado? ¿Era ne- través de la comparación entre los antiguos clérigos definidos por la
cesario hablar de "nuevos clérigos"? Mi primera reacción hubiera si- universalización de un caso histórico y los nuevos clérigos, intuitiva-
do la de decir que ese vocabulario es peligroso. Y sin embargo, la con- mente percibidos, era quizás en realidad la cuestión de·la diferencia
fusión misma del concepto, que permite ir da una definición muy estre- entre dos estados del campo religioso y de la lucha por la definición de
cha, en la cual la palabra clérigo está tomada en el sentido ordinario las competencias que en él se desarro1Ia o, más exactamente, entre dos
de sacerdote, a definiciones muy amplias y muy vagas, se reveló fun- estados del campo religioso en sus relaciones con los otros campos
cional porque permitió al grupo producir, por su funcionamiento mis- orlen tados hacia la cura de los cuerpos y de las almas, en suma, entre
mo, una construcción del objeto bastante conforme a lo que se ohscr- dos estados de los límites del campo religioso.
va en la realidad social, es decir un espacio -lo que yo llamaría un Se nos ha descrito la redefinición de las competencias en el in-
campo- en el interior del cual hay una lucha por la imposición de una terior del campo religioso que resulta del hecho de que los límites mis-
definición del juego y de los triunfos necesarios para dominar en ese mos entre el campo religioso y los otros campos, y en particular con la
juego. Enunciar de entrada cuál es la apuesta de ese juego, sería ha- medicina, han sido transformados. No se ve ya muy bien hoy dónde
cer desaparecer las preguntas que los participantes hicieron surgir termina el espacio sobre el cual reinan los clérigos (en el sentido res-
aquí porque ellas se plantean realmente en la realidad, en el espacio tringido de clero). Al mismo tiempo, toda la lógica de las luchas se
de los médicos, de los psicoanalistas, de los trabajadores sociales, etcé- encuentra en él transformada. Por ejemplo, en su confrontación con
tera. Y tomar en serio esas cuestiones, en lugar de darlas por resuel- laicos, los clérigos son víctimas de la lógica del caballo de Troya. Pa-
tas, es rehusar las definiciones previas del juego y de las apuestas; es ra defenderse contra la competencia de nuevo tipo que les hacen
por ejemplo operar un cambio completamente radical en relación a indirectamente ciertos laicos, los psicoanalistas por ejemplo, están
Max Weber al plantear que el campo religioso es un espacio en el cual obligados a tomar armas del adversario, exponiéndose a ser conduci-
los agentes que se trata de definir (sacerdote, profeta, hechicero, dos a aplicárselas; ahora bien, si los sacerdotes psicoanalizados se po-
etcétera) luchan por la imposición de la definición legítima de lo reli- nen a encontrar en el psicoanálisis la verdad del sacerdocio, no se ve
gioso y de las diferentes maneras de cumplir el rol religioso. cómo dirán la verdad pastoral del psicoanálisis.
La definición que se encontraba implicada, en estado implícito, El objeto verdadero de la investigación colectiva que se instauró
por lo tanto vago, en el tema propuesto, funcionó cornoprincipio de en- aquí a propósito de un objeto oscuro y mal definido era pues, me pa-
gendramiento colectivo de una problemática que quisiera ahora tra- rece, la confrontación de dos estados del campo religioso en sua rela-
ciones con los otros campos, y, al mismo tiempo, dos estados de los 1ími-
tes del campo religioso: límites muy tajantes, claros, visibles (la sota-
8 Comunicación presentada en Estrasburgo en octubre de 1982, publicada en Les
11out1eczux clercs, Ginebra, Labor y ñdcs, 1986, Postfncio, na) en un caso, o al contrario imprecisos, invisibles en el otro caso. Se

102 103
pasa así hoy por gradaciones a
insensibles de clérigos la antigua (con dedores de servicios simbólicos comenzó a pensar como perteneciente
al orden del cuerpo las cosas que se tenía costumbre hasta aquí de im-
todo un continuum en el interior) a los miembros de sectas, a los psi-
coanalistas, a los psicólogos, a los médicos (medicina psícosomátíca, putar al orden del alma. Quizá se ha descubierto que hablar del cuer-
medicina lenta), a los sexólogos, a los profesores de expresión corporal, po era una manera de hablar del alina-lo que algunos sabían desde
de deportes, de combate asiáticos, a los consejeros de vida, a los tra- hacía mucho tiempo-, pero de hablar completamente de otro modo:
bajadores sociales. Todos forman parte de un nuevo campo de luchas hablar de placer como se habla con un psicoterapeuta es completa-
por la manipulación simbólica de la conducta de la vida privada y la mente diferente que hablar de ello como se habla con un cura. Cuando
orientación de la visión del mundo, y todos ponen en práctica en su la cura de almas se confía a los psicólogos y a los psicoanalistas, de nor-
práctica definiciones rivales, antagónicas, de la salud, de la curación, mativa se vuelve positiva, de la búsqueda de normas se desliza a una
del cuidado de los cuerpos y las almas. Los agentes que están en com- búsqueda de técnicas, de una ética a una terapéutica. El fenómeno
petencia en el campo de manipulación simbólica tienen en común nuevo es la aparición de profesionales de la cura psicosomática que ha-
ejercer una acción simbólica: son personas que se esfuerzan por ma- cen moral creyendo que hacen ciencia, que moralizan bajo cubierta de
nipular las visiones del mundo (y, por allí, transformar las prácticas) análisis. "Consejeros de vida", analizados-por Karl Wilhelm Dahm,
manipulando la estructura de la percepción del mundo (natural y so- "trabajadores sociales", estudiados por Rémy, y otros, médicos de to-
cial), manipulando las palabras y, a través de ellas, los principios de das clases, profesores de gimnasia o de expresión corporal, maestros
la construcción de la realidad social (la teoría llamada de Sapir-Worf, de deportes orientales, psicólogos y sobre todo psicoanalistas, otros
o de Humboldt-Cassirer, según la cual la realidad que se construye a tantos agentes que compiten con el clérigo a la antigua en su propio
través de las estructuras verbales es completamente verdadera terreno, redefiniendo la salud y la curación, las fronteras entre la cien-
cuando se trata del mundo social). Todas esas personas que luchan por cia y la religión (o la magia), la cura técnica y la cura mágica (con el
decir cómohay que ver el mundo son profesionales de una forma de ac- reconocimiento acordado a técnicas de cura tales como la sugestión, la
ción mágica que, por palabras capaces de hablar al cuerpo, de "tocar", transferencia, y otras formas, más o menos transfiguradas y raciona-
hacen ver y hacen creer, obteniendo así efectos completamente reales, lizadas, de "posesión" mágica).
acciones. En el campo así definido, es decir en el campo más amplio de la
Así, allí donde se tenía un campo religioso distinto, se tiene en manipulación simbólica, la ciencia social es parte tomadora. De
adelante un campo religioso de donde se sale sin saberlo, aunque no ahí la dificultad para los sociólogos de pensar este campo. Ante todo
sea sino biográficamente, puesto que numerosos clérigos se han vuel- porque, para pensarlo en tanto que tal, es necesario pensar la posición
to psicoanalistas, sociólogos, trabajadores sociales, etc., y ejercen for- que se ocupa en él. Y descubrir que el juego que allí sejuega tiene algo
mas nuevas de cuidado de las almas con un estatuto laico y bajo una de ambiguo, hasta de un poco sospechoso: por una parte, en razón
forma laicizada; y se asiste a una redefinición de los límites del cam- del hecho de que el campo religioso se encuentra disuelto en un campo
po religioso, al acompañarse la disolución de lo religioso en un campo de manipulación simbólica más amplio, todo ese campo está coloreado
más amplio de una pérdida del monopolio de la cura de almas en sen- de moralismo y los no religiosos mismos ceden a menudo a la tentación
tido antiguo, por lo menos al nivel de la clientela burguesa. de transformar los saberes positivos en discursos normativos, propios
En este campo de cura de almas ensanchado, y de fronteras para ejercer una forma de terrorismo legitimado por la ciencia. Se
imprecisas, se asiste a una lucha de rivalidad nueva entre agentes de defiende mejor, en efecto, contra una moral que contra una (falsa)
un tipo nuevo, una lucha por la redefinición de los límites de la com- ciencia de las costumbres, contra una moral disfrazada de ciencia.
petencia. Una de las propiedades de la definición común del clérigo a Habría que interrogarse también, para terminar, sobre los fac-
la antigua está contenida en la noción de cura de almas. Lo implícito tores a la vez internos del campo religioso, del campo de poder simbó-
de nuestra representación del clérigo es que él se ocupa de las almas, lico, y más ampliamente, del campo social, que pueden explicar esos
por oposición a los cuerpos (que son dejados al hechicero, al curande- cambios. Una de las mediaciones importantes es la generalización de
ro, pero también al médico). (. .. ). El desmoronamiento de la frontera la enseñanza secundaria y el acceso más amplio, especialmente para
del campo religoso que mencioné parece ligado a una redefinición de las mujeres, a la enseñanza superior. La elevación generalizada del
la división del alma y el cuerpo y de la división correlativa del traba- nivel de instrucción está en el principio de una transformación de la
jo de cura de las almas y de los cuerpos, oposiciones que no tienen nada oferta de bienes y de servicios de salud de las almas y de los cuerpos
de natural y que están históricamente constituidas. Podría ser corre- (con la intensificación de la competencia que es correlativa de la multi-
lativo del hecho de que una parte de la clientela burguesa de los ven- plicación de los productores) y de una transformación de la demanda

104 105
(con la aparición de una demanda masiva de "religiosidad de virtuo- minan te, tiende a volverse dominado, en provecho de clérigos que se
sos"). Las nuevas sectas religiosas que florecieron especialmente en amparan en la ciencia para imponer verdades y valores de los cuales
los Estados Unidor y de las que habló aquí JacC)ues Gutwirth (hay un es claro que no son a menudo ni más ni menos científicos que los de las
lado PSU en ciertas sectas, un lado "sectario" en el PSU o los grupúscu- autoridades religiosas del pasado.
los trotskistas), tiene que ver con el hecho de que un cierto número de
personas, gracias a la elevación del nivel de instrucción, han estado en
condiciones de acceder a la producción cultural en primera persona, a
la autogestión espiritual. El rechazo de la delegación fundado sobre el
sentimiento de ser para sí mismo su mejor vocero conduce a toda cla-
se de agrupamientos que son reuniones de pequeños profetas carismá-
ticos. Otro rasgo del funcionamiento de esas sectas que está muy liga-
do al nivel de instrucción: todas las técnicas de manifestación. El
movimiento estudiantil renovó el arsenal de las técnicas de protesta,
que no se había movido desde el siglo XIX. Todo esto supone ya gran ca-
pital cultural incorporado y, más generalmente, una buena parte de
lo que hemos escrito no puede comprenderse sin hacer intervenir el
efecto de la elevación del nivel de instrucción a la vez sobre los produc-
tores (por ejemplo, los clérigos católicos) y también los consumidores.
La misma causa actúa a la vez sobre la oferta y sobre la demanda;
resulta de ello un ajuste de la oferta y de la demanda, que no es bus-
cado como tal en y por estrategias de transacción (lo que constituye
otra ruptura fundamental con Weber).
Se puede ver sin duda otro factor de explicación, recordado por
Thomas Gannon, en el hundimiento de los controles colectivos, ligado
a fenómenos como la urbanización y la privatización de la vida. Esto
se refiriría más particularmente a la pequeña burguesía: el repliegue
sobre lo privado, que se acompaña de una psicologización de la expe-
riencia y del nacimiento de una demanda de servicios de salud de un
tipo nuevo, está fuertemente ligado al hundimiento de los marcos
colectivos que controlaban los clérigos pero también sostenían los
laicos correspondientes y hacían posible la religión que los sociólogos
de la religión designaron como "popular", esa religión ritualista de la
cual todo el mundo está de acuerdo en decir que está en vías de desa-
paricién, El clérigo tradicional no conserva su monopolio sino sobre el
ritual social: tiende ano ser sino el ordenador de las ceremonias socia-
les -entierros, casamientos, etc-, sobre todo en el campo. El ritual
mismo se intelectualiza: se vuelve cada vez más verbal, es decir, redu-
cido apalabras, y palabras que funcionan cada vez menos en la lógica
de la coacción mágica, como si la eficacia del lenguaje ritual debiera
reducirse a la acción del sentido, es decir a la comprensión.
En conclusión, me parece que es necesario tomar en serio el he-
cho de que el clérigo tradicional está inserto en un campo del que su-
fre restricciones y que la estructura de ese campo ha cambiado y al
mismo tiempo el lugar. En la lucha por la imposición de la buena
manera de vivir y de ver la vida y el mundo, el clérigo religioso, de do-

106 107

S-ar putea să vă placă și