Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Andrew Selee
Centro Woodrow Wilson, Programa Latinoamericano
Washington, D.C.
Inicio
Quisiera centrar mis comentarios hoy en dos preguntas que surgen de las presentaciones
que acabamos de escuchar. Son también las dos preguntas que hicimos en un estudio que
realizamos sobre descentralización y democracia, en coordinación con investigadores de 10
países, incluyendo 6 países latinoamericanos, dos de África y dos de Asia:
La democracia es clave no sólo por sus beneficios propios para el bienestar de las
sociedades, sino porque también es una herramienta vital para que los ciudadanos puedan
incidir en las políticas del estado y reorientar las políticas hacia estrategias que abaten la
pobreza. Es a lo que se refiere Alberto Enríquez cuando dice que los ciudadanos tienen que
ser "los sujetos de la construcción de su país".
A. Un proceso generalizado
Ha habido reformas de descentralización en gran parte de los países del planeta en los
últimos dos décadas; esto es cierto en casi toda América Latina, como en gran parte de
Asia, Africa, Europa y Norteamérica. Países tan disímiles como Perú, México, China,
Filipinas, Francia, Brasil, Sudáfrica, Uganda, España y los Estados Unidos han pasado por
procesos descentralizadores.
Estos procesos han sido producto, por un lado, de intentos de reforma del estado, con la
idea de hacer el Estado mas eficiente y responsivo (o en algunos casos de reducir el gasto
del Estado, como en Argentina), y por otro lado, como respuesta a demandas de sectores
sociales y políticos durante transiciones a la democracia, en donde se abren nuevos canales
a demandas de grupos sociales y locales, y líderes nacionales buscan reafirmar su
legitimidad ante los ciudadanos.
No obstante los avances hacia mayores facultades, responsabilidades y recursos para los
gobiernos municipales y regionales en casi todos los países de América Latina, éstos son
limitados en la práctica en casi todos los países por varios factores, entre ellos (como ha
mencionado Iván Finot):
A. Resultados contradictorios
Por otro lado, en otros casos, la descentralización ha permitido que resurjan y se refuercen
liderazgos autoritarios locales y regionales, que se fragmenten sistemas de partidos
políticos donde éstos ya eran débiles y de que se debilita la posibilidad de coordinar
esfuerzos nacionales para abatir la pobreza y fortalecer derechos sociales.
No hay duda que muchos gobiernos municipales (mas que regionales) se han vuelto
importantes arenas de experimentación e innovación democrática. Aquí es donde se ve un
gran número de los experimentos importantes al respecto. Por ejemplo:
• Jornadas municipales desde San Fernando, Argentina hasta León, Gto., México
• Presupuestos Participativos—Porto Alegre (y 100+ otros municipios en Brasil)
• Plaeación participativa en Tijuana, Cuquío y Berriózabal (México); así como
Quetzaltenango y Sololá (Guatemala)
• Sistemas indígenas de usos y costumbres en Oaxaca, México y partes de Guatemala
• Planeación sectorial en educación, salud, asuntos de la mujer, etc. en Brasil, México
Estas innovaciones democráticas cambian la histórica relación vertical del gobierno con los
ciudadanos y crea oportunidades de mayor participación activa y de vigilancia y control
social de las acciones de los gobiernos locales. Representan una "horizontalización" de la
política y permiten lo que Alberto Enríquez llama la "concertación" entre diferentes
sectores de la sociedad, incluyendo gobierno, sociedad civil e iniciativa privada.
En los mejores casos, estas experiencias también pueden llevar a esfuerzos deliberativos
donde los ciudadanos en conjunto van creando nuevos conceptos de su propia ciudadanía.
Esto es uno de los temas pendientes de la democracia en América Latina y el espacio local
ofrece una oportunidad ideal para dar esta construcción de ciudadanía.
Al mismo tiempo, estas experiencias exitosas son solamente una cara de la moneda. Por
otro lado tenemos que reconocer una serie de desaciertos democráticos por la
descentralización. Estos incluyen, en primer lugar, el fortalecimiento de “enclaves
autoritarios”, ya mencionado, sobre todo en zonas rurales. No es demás mencionar los
casos del PRI mexicano y el Partido Justicialista argentino, que independiente de los
méritos que podrían tener estos partidos en cuanto a sus programas nacionales, han visto su
fragmentación en cacicazgos regionales con bases en los gobiernos regionales y locales.
Aún cuando no se da esta dinámica a nivel general, muchos liderazgos autoritarios locales
se están afianzando en el ámbito municipal en lugares donde la sociedad civil ha estado
débil y el estado de derecho poco presente.
Además de esto, podemos señalar que en algunos casos se ha visto una fragmentación del
sistema de partidos, en países donde éste ya era débil. En estos casos, la descentralización
ha permitido que emerjan un número considerable de partidos chicos con bases
exclusivamente regionalistas. Mientras la creación de partidos locales y regionales puede
ser de gran beneficio en la política local y regional (como la experiencia de los comités
cívicos de Guatemala muestra), su proyección a la política nacional tiende a dificultar la
elaboración de proyectos nacionales y los procesos de la toma de decisiones.
Finalmente, se debe observar de nuevo que hay muchos gobiernos municipales que no han
tenido la capacidad humana o recursos económicos para funcionar efectivamente. Estos
municipios se vuelven casi irrelevantes como entidades políticas o, peor, pueden frustrar las
aspiraciones de los ciudadanos y su sentir hacia el proceso democrático.
Esto requiere dar (1) claridad a las responsabilidades de cada nivel de gobierno, (2)
rediseñar políticas fiscales para que sean transparente y equitativas, (3) experimentar con
nuevas formas de "descentralización asimétrica". La descentralización asimétrica reconoce
que las divisiones territoriales históricas, muy importantes por la identidad que provocan,
son incapaces en algunos casos de enfrentar las nuevas tareas de gobierno descentralizado,
y por lo tanto propone como opciones:
Finalmente, hay que repensar las formas de cooperación internacional que inciden en los
procesos descentralizadores, aprendiendo de las experiencias locales, regionales y
nacionales, mas que presentando fórmulas preestablecidas. Esto es una tarea de
fundamental importancia no sólo para los países en desarrollo, sino para los países
desarrollados también.
Argentina 44%
Chile 7% 8.5%
Filipinas 8% 18.5%
Fuentes: Ver Andrew Selee and Joseph Tulchin, "Conclusion: Decentralization and
Democratic Governance," in Philip Oxhorn, Tulchin, and Selee, Decentralization,
Democratic Governance and Civil Society in Comparative Perspective (Baltimore: Johns
Hopkins University Press, en prensa) and Selee "Decentralization and Democratic
Governance in Latin America" (manuscrito) para una lista completa de fuentes. La
mayoría de cifras provienen del Banco Mundial, “Fiscal Decentralization Indicators,” con
información suplementaria para países específicos.