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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA
EL PENSAMIENTO EVOLUTIVO
DE TEILHARD DE CHARDIN
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA
Diseño de carátula, contracarátula y supervisión de edición por Arq. Milagros Neira de Gil.
Valiosa asesoría general del Dr. Leandro Sequeiros San Román, S.J., miembro de la
Academia de Ciencias de Zaragoza, Director de Metanexus, Instituto Internacional para el
diálogo Ciencia-Religión con sede en Granada. Reconocimiento y agradecimientos.
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PRESENTACIÓN
Dr. Gerardo Remolina, S.J. Facultad de Filosofía, Pontificia Universidad Javeriana, Bogotá.
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TABLA DE CONTENIDOS
3. Obras de Teilhard…………………………………….……………..31-45
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18. Personalismo-Panteísmo………………………………………...265-272
19.Teilhard y Marx…………………………………………………..273-288
GLOSARIO TEILHARDIANO……………………………………..309-325
BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………… 327-336
ÍNDICE GENERAL……………………………………………...………399
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TEILHARD DE CHARDIN
SIGNO DE NUESTRO TIEMPO
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que han cambiado algo en nuestra época y se convierten en índice de un cambio de período
histórico.
"Los hombres de Estado colocan su obra en la base de sus
constituciones; los hombres de ciencia encuentran en ella la
posibilidad de una síntesis total; los hombres de Iglesia reconocen
en ella el instrumento privilegiado de un redescubrimiento de Dios
por la civilización técnica. Progresivamente, los espíritus antes
reticentes, reconocen su importancia y se interrogan sobre ella. Los
marxistas la discuten, los tomistas la descubren, Mauriac mismo se
interesa por ella. Sería absurdo hablar de moda. Hay razones por
las que la obra de Teilhard aparece de una sorprendente
actualidad en el sentido mejor de la palabra, es decir como
respondiendo a una necesidad profunda de los espíritus" (1).
La marea alta de la "moda” teilhardiana ya pasó. Fue en 1965. Tanto los ditirambos
contra él como los zahumerios fueron por entonces en tono mayor. Hubo gente seria que lo
llamó "la subversión en la Iglesia", "el jesuita que no creyó en Adán”, "el escritor de
novelas científicas y sueños metafísicos”, "el jesuita que puso en apuros al Vaticano”,
"hermano de los masones en espíritu y en verdad". Y también lo llegaron a elogiar como
"filósofo, poeta y místico”, "el Santo Tomás de una época en la que Einstein, Heisemberg y
Louis de Broglie son los Aristóteles” (Teldy Naím), "el pensador más revolucionario en la
cristiandad europea del siglo XX" (Friedich Heer), "el más grande apologista del
cristianismo después de Pascal" (Bruno de Solages).
La moda ya pasó, pero hay algo de él que sigue respondiendo a las aspiraciones pro-
fundas de los hombres de nuestro tiempo. Más que un pensamiento estructurado, el suyo es
un pensamiento estructurante. Tiene un dinamismo propio que responde a muchas de
nuestras inquietudes, imprime a los varios campos del saber moderno una dialéctica tal que
logra todavía impactarnos con éxito. Un comentarista de Fígaro (André George, 7 julio
1966), aplica a Teilhard la frase que Mme. de Stáel decía de Rousseau: "No ha descubierto
nada, pero lo ha inflamado todo!
Una encuesta hecha en Bélgica da estos datos (I.C.I. no. 237, 29):Teilhard responde a
una necesidad contemporánea? ” — Sí 84°/o. "Le ha planteado problemas nuevos? " — Sí
60°/o. "Responde a preguntas que usted se hace? "- Si 44 %
Si el influjo sobre una época se mide por el impacto real que se tiene sobre las repre-
sentaciones e imágenes que elaboran dicha época, hay que reconocer que las propuestas por
Teilhard tienen actualmente una vasta audiencia. T. pertenece a ese tipo de personas que sin
ser filósofos geniales, ni fundadores de religión, ni santos, ni líderes políticos o
revolucionarios de masa, son sin embargo figuras que han cambiado algo en nuestra época
y se convierten en índice de un cambio de período histórico.
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Este vidente gritó a todo pulmón en el desierto del siglo pasado: tenéis que llegar a
igualar vuestra concepción del cristianismo con la amplitud del mundo en el que vivís ahora
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y viviréis mañana. Y su eco resuena ahora con nuevo brío en nuestro siglo XXI en un
mundo más amplio y más necesitado del eterno cristianismo por el que luchó el jesuíta
Teilhard un poco quijotescamente y contra fuertes resistencias en el Vaticano sin llegar a
pensar que llegara un día en el que un primer Papa jesuíta, Francisco, ocupara el solio de
Pedro y reivindicara para Teilhard el rol genial de evangelizador que le corresponde en
nuestro siglo XXI. Teilhard dió golpes certeros contra hábitos inveterados de pensamiento
científico, filosófico, y teológico, buscando hacer ampliar nuestra visión. Y es probable que
lo logre poniéndose de nuevo de moda su genial pensamiento evolutivo en consonancia con
lo fundamental del cristianismo.
Místico, sin ser santo, murió incomprendido por la mayor parte de sus coetáneos,
pero "sin inquietud ni amargura". Estaba tan seguro del triunfo final! Las dos vocaciones -
que desde niño, y más aún de jesuita- científico lo absorbieron tanto, que llegaron al final
a confundirse. El se había ofrecido a Dios "como un campo de experimentaci6n", para que
se obrase en él "la fusión entre los dos grandes amores, el de Dios y el del Mundo".
Teilhard había deseado terminar "al borde de un camino", como un pobre y perpetuo
caminante en búsqueda de algo que nunca llega. Porque decía: "el Mundo no es
comprendido y salvado sino por aquellos que no tienen donde reposar la cabeza". New
York, fue en 1955, para este perpetuo viajero, el borde de un camino, allí donde hoy con-
fluyen todos los caminos marítimos y aéreos de nuestro inquieto mundo. Este viajero no
tenía nada en sus manos ni en sus bolsillos. Pero había logrado fundir y agarrar fuertemente
en su corazón a Dios y al Mundo!
El legado de Teilhard
Pierre Teilhard experimentó desde niño esta tensión entre Dios y el Mundo. Solo des-
pués de una ardua búsqueda de 30 años logra hacer la síntesis, que es su interesante y
revolucionario legado para nuestro siglo XXI.
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Alguien ha llamado por eso a Teilhard "Pontifex" del pensamiento moderno, pues ha
intentado tender un puente nuevo que una las dos riberas por entre las cuales corre el fluir
de nuestra humanidad: Ciencia y Religión, Mundo y Dios.
"Cristificación" del Mundo, "mundanización" de Cristo: son los dos temas, afines
entre sí, que se entretejen a lo largo de los escritos del sabio jesuita. Cristianismo y Evolu-
ción no son, pues, dos visiones inconciliables sino dos perspectivas hechas para encajar y
complementarse mutuamente. Así lo dejó Teilhard consignado en un lúcido estudio titulado
"Catolicismo y Ciencia", que contiene en síntesis todo su pensamiento (6).
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nos ha obligado a dar un paso, el gran paso "hacia adelante" como le gustaba a él mismo
repetir. Aceptemos su reto!
NOTAS
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ETAPAS BIOGRAFICO-MENTALES
"Peregrino del futuro, regreso de un viaje absolutamente realizado por el pasado" (China OrientaI 1923, Cartas de Viajes)
I. PRIMERA ETAPA:
"LA DIGNIDAD DE LA MATERIA" (1881-1923)
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1. Datos biográficos
La vida de familia (1881-1892); los estudios inferiores realizados en el colegio de
los Jesuitas de Notre-Dame de Mongré (1882-1898); la formación jesuita (1889-1911);el
comienzo de los estudios universitarios científicos en París (1912-1914); los años de la
guerra (1914-1919); y finalmente la carrera en París con la obtención del doctorado en
Ciencias Naturales y con el cargo siguiente de profesor adjunto de Paleontología en el
Instituto Católico de París (1919-1923).
Nace el 1o. de Mayo de 1881 en la casa solariega de Sarcenat, cerca de Orcines
(Francia) es el 4o. de 11 hijos. Son sus padres: Alexander Víctor Emmanuel (1884-1932),
Berthe Adele de Donpierre d'Hornoy (1853-1936). "A ella debo lo mejor de mí mismo"
exclamó Pierre cuando en el Extremo Oriente se enteró de su muerte.
A la edad de seis años siente gran atracción por lo material, cualquier cosa que
vislumbre el corazón de la materia, porque su consistencia le parece como el atributo
fundamental del ser. Cuando cae en la cuenta de que el hierro es oxidable, su atracción pasa
a las piedras.
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Rousselot, Joseph Huby, Auguste Valensin, Pierre Charles, fue elegido por tres años
consecutivos para sostener la disputa pública de teología.
Sacerdocio, 24 de Agosto de 1911.
París (1912-1914): entabla amistad con el Abate Breuil (futuro profesor de pre-
historia en el Colegio de Francia) y Marcellín Boule, profesor de Paleontología.
Por insinuación de Breuil se dedica al estudio de la Paleontología. Su pasión será el
hombre prehistórico.
Tercera Probación en Canturbery 1914. Intensificación de su vida espiritual.
Primera Guerra Mundial. 1915: camillero, hombre resuelto. No duda en buscar un
cadáver en una noche envuelta en llamas. Su don de simpatía conquista a sus jefes. En ple-
na acción bélica encuentra tiempo para observar y escribir. En las trincheras de Reims bos-
queja su tesis para el doctorado en geología. Esta primera guerra mundial fue su "bautismo
en lo real". Cultiva un trabajo intelectual, sin ser insensible a los horrores de la guerra. Aquí
tiene el sentido de la organización de las grandes colectividades y se acerca a la noción de
planetariedad humana, presintiendo la existencia y contornos de la Noosfera, es decir, de
una tierra pensante y unificada. Estuvo en los frentes más difíciles: Verdun, El Marne.
Recibió condecoración por sus buenos servicios.
Desde la guerra su carrera será la del paleontólogo y la del geólogo. En medio de los
huesos piensa en el hombre. Será un amante apasionado de la humanidad, un devoto de la
materia "matriz de la humanidad".
París y la Sorbona (1919-1923). Con sus nuevos estudios en la Universidad, se inte-
gra al más sobresaliente círculo de los sabios de su tiempo. El 22 de Marzo de 1922 pre-
senta su tesis para adquirir el grado de doctor en Ciencias Naturales: "Los mamíferos del
Eoceno inferior francés". Se acredita en la Universidad como profesor y especialista en
geología, botánica y zoología.
2. Su proceso de ideas
a) Sentido cósmico
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b) Sentido crístico
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c) Sentido humano
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1. Datos biográficos
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2. Su proceso de ideas
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en él de una manera casi total son ciertas formas de sentir y de juzgar, que están
francamente rebasadas manteniéndose intactas la fe y la felicidad. El Padre se abandona
sin trabas, goza de esa libertad de los hijos de Dios, aun conservando la convicción de que
Dios lo ha querido en tal lugar preciso, en tal punto de inserción, en la Compañía de Jesús y
no en otra parte. Ni un instante se le ocurre salirse de la Iglesia" (8).
En el plano filosófico esta doble y fundamental experiencia (la experiencia de la
multitud y la crisis de emancipación) coinciden con el descubrimiento de la Noosfera y con
la emersión de la mística pan-cristiana.
a) Descubrimiento de la Noosfera
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Espiritualizarse no es, pues, desmaterializarse, sino comunicarse con Dios a través de todo
el Universo (pan-comunión). No un simple divorciarse del Mundo, pero tampoco un
perfecto matrimonio con el Mundo, no simple renuncia al Mundo, pero tampoco mera
expansión natural: síntesis de ambas actitudes en un "gesto de pasar a través": a Dios a
través del Universo. El hombre actúa o padece, pero en ambos casos gana espiritualmente si
está entregado a Cristo, viviendo ese medio ambiente místico en el cual Dios se revela por
todas partes como un centro universal.
1. Datos biográficos
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Central y Sur. Entonces su célebre carta al P. General Juan Bta. Janssens. "Evidentemente
ya no puede (so pena de catástrofe interior y de infidelidad a mi querida vocación) detener-
me en la búsqueda de mí mismo. Pero yo no me ocupo de pregonar mis ideas, sino sola-
mente de una profundización personal de las mismas" (Cape Town, 12 de Octubre de
1951).
Estados Unidos 1951-1955. Prosigue en Africa sus investigaciones antropológicas, y
como geólogo se plantea el problema de dar solución a la génesis de los continentes. La
Wenner-Gren Foundation de Nueva York, le paga un subsidio de cinco mil dólares para sus
estudios en Africa. Makkapan es la sede de sus investigaciones. Busca ideas más claras
sobre los orígenes geológicos de la especie humana: "Este contacto con la tierra me ha
despertado y como rejuvenecido” escribe. Viaja, en el 54 por Francia e Inglaterra después
de corta temporada en Nueva York, para conversar con los peritos claves de Europa.
De nuevo tremendas angustias y contrariedades por obstáculos disciplinares. Sus su-
periores desaconsejan otra vez su proyecto de ir a la Sorbona para exponer sus nuevos
descubrimientos.
Teilhard no lanza ni una queja. Se le impide hablar de lo más querido que hay sobre
la tierra: sus propias ideas. Pero su adhesión al amor de Cristo es inmenso. Este amor, solo
puede destruir al amor a sí mismo. Por esta causa vuelve a Nueva York. Lo acepta todo con
resignación: "hay que continuar luchando, sin amargura y con una inmensa confianza en lo
interior. Nada resiste a un amor, siempre más grande, del Phylum crístico" (14 de Marzo
1955).
El 15 de marzo de 1955 en una comida en el consulado de Francia de Nueva York,
confiesa a sus sobrinos el deseo de morir el día de Resurrección. "Oh Señor, puesto que por
todos mis deseos y por todos los conocimientos de mi existencia, no he cesado jamás de
buscaros y de colocaros en el corazón de la materia universal, es en la luminosidad de una
universal transparencia y de un universal abrazo en el que yo tendré el gozo de cerrar mis
ojos".
El 2 de abril abre su alma al P. Gannon, su rector de N. York "con tal espontaneidad
e ingenuidad, que yo creía ver a un niño". El Sábado Santo se confiesa con su mejor amigo
el P. de Breuvery.
El domingo de Resurrección, 10 de abril de 1955, después de decir su Misa, asiste
devotamente a la Misa solemne en la Catedral de San Patricio. Por la tarde, al regresar de
un concierto y mientras asiste a un té en casa de un amigo que lo había invitado, cae
desvanecido. Al volver en sí exclamó: "¿Qué ha sucedido? ¿Dónde estoy? " y como lo
intentaron tranquilizar, pronuncia con dulzura sus últimas palabras: "Esta vez creo que va
en serio". El médico declara el caso desesperado y aconsejó llamar a un sacerdote. Al ser
trasladado a la casa-residencia de los jesuitas de Nueva York, muere, tenía 74 años.
Después de una sencilla Misa por su alma, es inhumado en presencia de una decena
de personas amigas, 12 de abril, a las 9 de la mañana. Teilhard encuentra descanso en tierra
extranjera, lejos de Francia su tierra. Sus restos descansan en el cementerio del Noviciado
jesuita de Saint-André, sobre el Hudson, provincia de Nueva York.
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Recojo aquí dos breves retratos de Teilhard: Uno de Helmut Terra, compañero suyo
por largos años, y otro de un crítico suyo, J. Maritain, quien sin embargo reconoce las
grandes cualidades de la personalidad de Teilhard:
2. Su proceso de ideas
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a) Sentido Humano
b) Sentido Crístico
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espíritu la convergencia del universo y de aquello que esta convergencia implica (Ley de
complejidad- conciencia, confluencia de las ramas humanas, existencia del punto Omega).
Teilhard sintetiza así en El Corazón de la Materia, los nuevos progresos de
1930 a 1950: "sería la obra y la alegría continuada de 20 años el ver gradual y
simultáneamente reforzarse en torno a mí, la una por medio de la otra, la Densidad Crística
y la Densidad Cósmica de un mundo cuyo poder comunicante subía incesantemente a mis
ojos con el poder convergente". La conjunción Cristo-Cosmos se precisa en la siguiente
fórmula: "El Corazón de Cristo universalizado coincide con el corazón de la materia
amorizado". Y en esta otra tomada de su último escrito: "aquí (en el caso del cristiano) un
centro en expansión, que se busca una esfera. Y allá (en el hombre), una esfera en vías de
profundización, que reclama un centro".
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NOTAS
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OBRAS DE TEILHARD
"No ambiciono otra cosa sino el ser arrojado en los cimientos de lo nuevo que
comienza a surgir". (Cahiers Teilhard 2, p. 35)
A) OBRAS PUBLICADAS
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Edición Española
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VIII. El grupo zoológico humano (GZH). Taurus, Madrid, 1957, Ensayistas de Hoy, nº 13.
IX Ciencia y Cristo (1920-1955) (CC). Taurus, Madrid, 1968, Ensayistas de Hoy, nº 54.
X Cómo yo creo. (1919-1953) (CYC). Taurus, Madrid, 1970, Ensayistas de Hoy, nº 67. Nueva
traducción. “Lo que yo creo”. Trotta, Madrid, 2009.
XI Las direcciones del porvenir (DP). Taurus, Madrid, 1974.
XII Escritos del tiempo de la guerra (1916-1919) (ETG). Taurus, Madrid, 1966, Ensayistas de
Hoy, nº 46.
XIII. El Corazón de la Materia (CM) Sal Terrae, Santander, El Pozo de Siquem, 2002
Fuera de serie
XIV Cartas de Viaje (1923-1939) (CV). Taurus, Madrid, 1957, Ensayistas de Hoy, nº 9.
XV Nuevas Cartas de viaje (1939-1955) (NCV). Taurus, Madrid, 1960, Ensayistas de Hoy, nº
23.
XVI Génesis de un pensamiento (cartas, 1914-1919) (GP). Taurus, Madrid, 1963, Ensayistas de
Hoy, nº 36.
XVII Himno del Universo (HU). Taurus, 1964. El fututo de la Verdad. Nueva traducción: Trotta,
Madrid, 2009.
XVIII Cartas de Egipto (1905-1908) (CE). Taurus, Madrid, 1967, Ensayistas de Hoy, nº 49.
XIX Cartas de Hasting y de París (1908-1914) (CHP). Taurus, Madrid, 1968, Ensayistas de Hoy,
nº 53.
XX Yo me explico (YME) . Taurus 1969, El futuro de la Verdad. (selección de textos)
XXI Ser más (SM) Taurus 1970, El futuro de la Verdad (selección de textos).
XXII Cartas íntimas de Teilhard de Chardin (1919-1955) (CI). Desclée, Bilbao, 1974.
XXIII Esbozo de un universo personal (EUP). Narcea, Madrid 1975
XXIV Sobre el amor y la felicidad (SAF). PPC, Madrid, 1997
XXV Teilhard de Chardin. Escritos esenciales (EE), Sal Terrae, Santander, 2001 (selección de
textos)
XXVI Teilhard de Chardin : Oeuvre Scientifique (OSc). Edición de K. Schmitz-Moorman, 11
volúmenes, Oltren Suiza, 1971.
XXVII Teilhard de Chardin. Cartas a Édouard Le Roy. La Maduración de un pensamiento. Trotta,
Madrid, 2010.
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II. LA VIDA
Cap. I. La Aparición de i a Vida.
1. El Paso de la Vida.
2. Las apariencias iniciales de la Vida.
3. La Primavera de la Vida.
Cap. II. La Expansión de la Vida.
1. Los movimientos elementales de la vida.
2. Ramificaciones de la masa viviente.
3. El Arbol de la Vida.
Cap. III. Demeter
1. El hilo de Ariadna.
2. La ascensión de Consciencia.
3. La proximidad de los tiempos.
III. EL PENSAMIENTO
Cap. I. El Nacimiento del Pensamiento.
1. El Paso de la Reflexión.
2. Las formas originarias.
Cap. II. El Despliegue de la Noosfera.
1. La fase ramificada de los Prehomínidos.
2. El haz de los Neandertaloides.
3. El complejo "Homo sapiens"
4. La metamorfosis neolítica.
5. Las prolongaciones del Neolítico y la Ascensión del Oeste.
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Obra más científica y elaborada que "El Fenómeno Humano", libro que
complementa y supera con este.
Sumario
I.LUGAR Y SIGNIFICACION DE LA VIDA EN EL UNIVERSO.UN MUNDO. QUE SE REPLIEGA
1. Física y Biología: El problema
2. Lema. Diversas formas de ordenación de la Materia. "Verdadera" y "Falsa"
complejidad.
3. La curva de la "corpusculización". Vida y complejidad.
4. Mecanismo de la corpusculización-. El paso de la Vida.
5. Dinamismo de la corpusculización. La expansión de la conciencia.
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Sumario
PRIMERA PARTE: LA DIVINIZACION DE LAS ACTIVIDADES
El problema cristiano de la santificación de la acción.
Una solución incompleta: la santificación por solo la intención.
La solución definitiva: la terminación del mundo "in Christo Jesu" La comunión por
la Acción.
La perfección cristiana del esfuerzo humano. El desasimiento por la acción.
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siempre creadora de Dios y a la acción santificadora del Cristo, la vida cotidiana -en su
doble dimensión de acción y pasividad, de éxito y sufrimiento- es camino de perfección y
elevación en Cristo-Jesús.
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4. La Hominización. 1925.
5. La paradoja transformista. 1925.
6. La historia natural del Mundo. 1925.
7. Acerca de la Apariencia necesariamente discontinua de toda serie Evolutiva.
1926.
8. Los fundamentos y el fondo de la idea de Evolución. 1926.
9. Los movimientos de la vida. 1928.
10. Qué debe pensarse del Transformismo? 1930.
11. El fenómeno humano. 1030.
12. El lugar del hombre en la Naturaleza. 1932.
13. El descubrimiento del pasado. 1925.
14. Las Unidades humanas Naturales. 1942.
15. El lugar del Hombre en el Universo.1942.
16. Evolución zoológica e Invención. 1947.
17. La visión del pasado. 1949.
18. Evolución de la idea de Evolución. 1950.
19. Nota sobre la realidad actual y el significado Evolutivo de una Ortogénesis
humana. 1951.
20. Hominización y Especiación. 1952.
21. Una defensa de la Ortogénesis. 1955.
Sumario
1. La prehistoria y sus progresos.(1913)
2. Los hombres fósiles.(1921)
3. La paleontología y la aparición del hombre.(1923)
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Sumario
1. Palabras preliminares.
2. Nota sobre el progreso, 1920
3. Herencia social y progreso, 1938
4. La gran Opción, 1939
5. Reflexiones sobre el progreso, 1941
6. El Espíritu nuevo, 1942
7. Vida y Planetas, 1945
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7. La Energía humana = EH
Son textos recogidos en torno al tema general del hombre como energía espiritual.
Son los más elaborados desde el punto de vista del método y aportan
nociones muy interesantes sobre la moral, sobre el amor (sexual, humano y
religioso), pero se resienten de cierto "biologismo" y de exceso de tecnicismo.
Sumario
1. El espíritu de la Tierra, 1931
2. La significación y el valor constructivo del Sufrimiento, 1933
3. El gozo de un Universo Personal, 1936
4. El fenómeno espiritual, 1937
5. La Energía Humana, 1939
6. La Mística de la Ciencia, 1939
8. La activación de la energía = AE
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Sumario
1. La hora de escoger (1939)
2. El Atomismo del Espíritu (1941)
3. La Subida del Otro (1942)
4. Universalización y Unión (1942)
5. La Centrología (1944)
6. El Análisis de la Vida (1945)
7. Esbozo de una dialéctica del Espíritu (1946)
8. Lugar de la Técnica en una Biología general de la Humanidad (1947)
9. Sobre la Naturaleza del Fenómeno Social Humano (1948)
10. Las Condiciones Sicológicas de la Unificación Humana (1949)
11. Un Fenómeno de Contra-Evolución o el miedo de la Existencia (1949)
12. El Sentido de la Especie en el Hombre (1949)
13. La Evolución de la Responsabilidad en el Mundo (1950)
14. Para Ver Claro (1950)
15. El gusto de vivir (1950)
16. La energía espiritual del sufrimiento (1951)
17. Un surco mental bajo nuestros pasos: del Cosmos a la Cosmogénesis (1951).
18. Reflexiones sobre la probabilidad científica y ;las consecuencias religiosas de un
Ultra-Humano (1951).
19. La Convergencia del Universo (1951).
20. Transformación y prolongaciones del Hombre, Mecanismo de la Evolución
(1951).
21 Un problema mayor para la Antropología (1951).
22. La Reflexión de la Energía (1952).
23. Reflexiones sobre la Compresión Humana (1953).
24. Mirando un Ciclotrón (1953).
25. La Energía de la Evolución (1953).
26. La Trama del Universo (1953).
27. La Activación de la Energía Humana (1953).
28. Frontera de la Muerte y Co-Reflexión (1953).
9. Ciencia y Cristo = CC
Este volumen contiene todos los ensayos en los que T. quiso mostrar el
puesto del Cristianismo y del hecho religioso respecto de la Ciencia y de la Sociedad.
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Muestra también en qué línea el Cristianismo debería profundizarse para llegar a ser
efectivamente la religión del mañana, la "Palabra esperada por todos". Hay textos de
gran interés religioso y cristológico para este nuevo Pontificado en el siglo XXI.
Sumario
1. ¿En qué consiste el Cuerpo Humano? (1919)
2. Nota sobre el Cristo Universal (1920)
3. Ciencia y Cristo (1921)
4. Mi Universo (1934)
5. El Fenómeno Humano (1928)
6. El Cristianismo en el Mundo (1933)
7. La Incredulidad Moderna (1933)
8. Reflexiones sobre la Conversión del Mundo (1936)
9. Salvemos la Humanidad (1936)
10. Super-Humanidad, Super-Cristo, Super-Caridad (1943)
11. Acción y Activación (1945)
12. Catolicismo y Ciencia (1946)
13. Sobre los grados de Certeza Científica y la idea de Evolución (1946)
14. Ecumenismo (1946)
15. Sobre el Valor Religioso de la Investigación (1947)
16. Nota-Memento sobre la estructura Biológica de la Humanidad (1948)
17. ¿Qué es la Vida? (1950)
18. ¿La Biología, llevada a fondo, puede conducirnos a-Emerger en el
Trascendente? (1951)
19. Investigación, Trabajo y Adoración (1955)
20. Carta a Manuel Mounier (1947)
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Hay otras obras de distinto género literario, menos complicado y oscuro, en los
que se manifiesta el pensamiento de T. con espontaneidad, frescura y belleza literaria. Tales
son:
11. Génesis de un Pensamiento = GP
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA
Un Himno del Universo, creado por Dios y santificado por Cristo, contienen
efectivamente esas páginas rebosantes del lirismo cristiano de los viejos escritores de la
Iglesia oriental. Teilhard se nos muestra aquí a plena luz como lo que es: un poeta cristiano
del universo. Sería, en efecto un error ver en esta poesía una manifestación accidental del
pensamiento de Teilhard. Su pensamiento es esencialmente poético, porque como ha escrito
Blanchard: "cuando un pensamiento es más conforme a la verdad de un universo, poesía
pura y exhuberante, tanto más este mismo pensamiento será una fuente de poesía". Esta
experiencia poética de un universo transfigurado por la fe es la que nos comunica Teilhard
en las tres piezas que forman este volumen: La misa sobre el mundo, Cristo en la materia,
y El poder espiritual de la materia.
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA
UNA DESCONCERTANTE
METODOLOGÍA CIENTÍFICA
"Tendré en contra a los científicos puros y a los metafisicos puros; pero ¿qué
otra cosa se puede decir si se intenta hasta el fin asignar al hombre un puesto coherente en
nuestro universo"- (Pekín 1940. Nuevas Cartas de Viaje).
Teilhard tuvo conciencia de que sus escritos planteaban a los demás un delicado
problema de "género". No se dejan clasificar fácilmente en las categorías clásicas de: cien-
cia, filosofía, teología. Teilhard "ha hecho saltar los marcos metodológicos en los que
tanto las ciencias como la filosofía parecen encerrados; muy pronto, esperando poco de
de una investigación de detalle cada día más avanzada ha comprendido que para hacer
avanzar la ciencia e impedir que se marchite, será preciso aumentar el objeto y cam-
biar los métodos, llegar a un estudio más profundo y más sintético" (1).
De aquí han provenido fuertes críticas a su obra. Al hombre de ciencia Teilhard
se le hace sospechoso de dogmático, y al teólogo profesional se le hace sospechoso de
hetero-doxia. Todos los que lo leemos tenemos la impresión de que no tiene un método
bien definido, de que mezcla los puntos de vista y no distingue bien los varios planos que
integran su cosmovisión cristiana del universo. Teilhard se mueve de modo inquietante en
sus escritos.
Deja con frecuencia el terreno de su competencia científica para invadir terrenos
filosóficos-teológicos que no son de su especialización (esto y solo esto fue el motivo que
le atrajo más dificultades con los superiores jerárquicos). Bajo una misma inspiración, por
así decir, habla del átomo y del deseo de eternidad del hombre, de la evolución de la vida y
del amor al prójimo y a Dios. Atraviesa a grandes zancadas terrenos de clausura y de caza
vedados. Como él mismo escribió en cierta ocasión al P. Fessard al someterle a su juicio
uno de sus escritos:
"Yo me paseo en él como un elefante por los jardines mejor cuidados de la
escolástica. Olvide la desventura y esfuércese por ver lo que yo he querido expresar" (2).
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1. MOTIVOS
Algún autor ha anotado bien los motivos personales que parece movieron a Teilhard a
separarse en forma sensible de las maneras habituales de pensar (3):
A) Su poca preocupación por la metodología y la sistematización en la
expresión de sus ideas, preocupado como estaba por afrontar problemas mayores de
contenido en su nueva visión del universo.
B) Centrado en el destino del hombre y en su situación en el cosmos, la
reflexión de T. tiende a reunir en una ciencia única las enseñanzas de la paleontología (su
especialidad básica) y las de las ciencias filosóficas y teológicas.
C) Atento solo a la síntesis, a la comprensión plena de las cosas, a la totalidad,
el T. aproxima entonces naturalmente ciencia-filosofía y teología (4).
D) La extremada especialización moderna, que aísla nuestros conocimientos en
disciplinas autónomas (que parecen compartimientos estancos) lleva a T., por reacción, a
insistir sobre todo en la unidad del saber, en los problemas de conjunto, en subrayar más las
continuidades que las discontinuidades. Diríamos hoy, que su gran preocupación fue la
interdisciplinariedad como solución metodológica para el gran abanico de ciencias
modernas.
2. SU METODOLOGÍA
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3. SU FENOMENOLOGIA O ULTRA-FISICA
T. como los husserlianos practica -aunque sin decirlo- la regla de "reducción de pre-
juicios"; se apoya en "análisis completos que se refieren no solo a lo que se conoce verbal,
intelectual, conceptualmente, sino a lo que se ha vivido, a lo que se conoce por
"experiencia". Como observa Gastón Berger, "toda la fenomenología ES una teoría de la
visión: pues bien, esta teoría de la visión no abandona jamás a T. quien tiene siempre
cuidado de "ver", de "mostrar" (8).
Pero T. se aparta mucho de HusserI y Sartre en la forma como concibe el
"fenómeno". Ellos toman el "fenómeno" en cuanto "fenómeno", es decir solo en cuanto
"aparece" al hombre, en cuanto entra en la conciencia y ahí encuentra su valor y su sentido.
La fenomenología de ellos -especialmente de Sartre en las primeras páginas de "El Ser y la
Nada"- tiende a un descripción del sentido de los fenómenos de conciencia o de procesos
del espíritu". Se emparenta, pues, con la psicología y la lógica. Es algo más bien
"introspectivo" y subjetivo. Para T. en cambio, "fenómeno" no es el puro "aparecer" en mi
conciencia, sino que se presenta como un dato objetivo al conocimiento y a la experiencia
humana. Su fenomenología es, pues, más bien "extrovertida", vuelta hacia los hechos
objetivos de las cosas y del mundo. Está estrechamente emparentada con las ciencias
naturales. El mismo hombre, su subjetividad, su conciencia y su libertad son estudiados
más bien como objetos (9).
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Para T., como para los grandes fenomenólogos, el hombre es centro de referencia,
pero a título muy diferente. Para ellos, el hombre es centro porque la conciencia humana
es la que da a las cosas y a las relaciones diversos significados. Para T., el hombre es centro
porque constituye objetivamente el coronamiento y la meta de la evolución, por consi-
guiente su significado (11).
Una Hiperfísica
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A) En el Campo Filosófico
T. afirma con frecuencia que "en este terreno del ser profundo trata de manera
cuidadosa y deliberada, de no aventurarse en ningún momento" (GH 39), pero de hecho
construye su fenomenología sobre postulados filosóficos, utiliza en ella principios
filosóficos y tiene deducciones cuya justificación pertenece a la Filosofía.
Presupuestos Filosóficos
1) El primado del psiquismo. Es mejor ser que no ser; es mejor ser
consciente que ser inconsciente. En una palabra, se presupone que el espíritu es la forma
ontológicamente más perfecta y acabada de ser. El primer postulado de Teilhard está expre-
sado en dos fórmulas diferentes, una dice: "La primacía otorgada a lo psíquico y al
pensamiento dentro de la masa del universo", y la otra: "El significado preeminente del
hombre en la naturaleza". La doble fórmula convierte este postulado en un postulado
complejo que podría expresarse de la siguiente manera: Puesto que lo psíquico, y en
especial el pensamiento, es el fenómeno más importante dentro del universo y puesto que el
hombre es el único portador de esta superior forma de psiquismo, el hombre es de una
importancia primordial y posee el valor de clave explicativa para toda la esfera de lo
material.
2) El valor "biológico" del hecho social, es decir, la hipótesis de que la
conciencia social es un enriquecimiento de la reflexión consciente ( FH 40-41). El segundo
postulado está igualmente formulado de dos maneras: "El valor biológico atribuido al
hecho social que nos envuelve" / "la naturaleza orgánica de la humanidad". Teilhard
acentúa de esta manera la unidad orgánica de la humanidad que forma un átomo biológico",
es decir, una totalidad; como los organismos individuales, este super-organismo humano se
supone que ha de crecer. El modo y la dirección que apunta este crecimiento solo se señala
de una manera parcial en el prólogo, como "movimiento combinado hacia la unidad". Las
características especiales de este crecimiento social hacia la unidad se enumeran mucho
más tarde en El Fenómeno Humano.
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Principios Filosóficos
Deducciones Filosóficas
La más evidente es la de la existencia y naturaleza del Punto Omega, a partir de las
condiciones necesarias de la acción humana. Es un auténtico análisis trascendental, como el
intentado por un Kant, un Blondel, un Marechal.
Lo anterior justifica el juicio que da Smulders:
"La fenomenología que se juzga universal de T. podría ganar con un análisis crítico
del método empleado. La validez de su visión no puede menos de ganar con la explicitación
clara de estos elementos filosóficos y con una justificación crítica al nivel mismo de la
Filosofía” (14).
B) En el campo teológico
En su vertiente teológica, la obra de T. constituye a su vez una especie de
fenomenología del acontecimiento cristiano. De modo similar a la fenomenología
científica, T. trata de hacer una reflexión sintética sobre el conjunto del "fenómeno
cristiano", en orden a poner de relieve los lazos que unen entre sí a los principales datos
revelados y a insertarlos en la moderna visión científica del mundo. T. tiene en cuenta para
ello los sucesos fundamentales de la Revelación Cristiana: Creación, Encarnación,
Redención, Iglesia, Eucaristía, Parusía; y los relaciona entre sí. A la vez se esfuerza por
"trasponer" estos mismos hechos revelados, de una concepción estática a otra dinámica,
devolviendo así a todo el acontecer histórico-salvífico su sentido de Cristogénesis. Puede
así mostrar su convergencia con el acontecimiento natural de la cosmogénesis.
También en este campo T. es tributario de principios y presupuestos cristianos:
"El primado del espíritu es para él un dogma de fe antes de ser un dato
fenomenológico; sin el mensaje cristiano, no hubiera sin duda descubierto el papel capital
del amor en el desarrollo final de la humanidad. El cree que el mundo material es una obra
y un signo de Dios, antes de lograr mostrar que Dios se encuentra al término de la
evolución: no hubiera probablemente trazado con mano tan firme la imagen de Omega, si
no hubiera conocido de antemano el misterio del Cuerpo Místico de Cristo" (Smulders, 32).
T. sin embargo está persuadido de que por una fenomenología realmente científica,
puede concluir en estos puntos de vista; tan acordes con el dogma cristiano.
Nos preguntamos entonces: no estamos de nuevo ante un ingenuo "concordismo"
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entre ciencia y fe, como el intentado hace 50 años con tan malos efectos? . El diablo del
"concordismo" que parecía exorcizado, vuelve a la carga tratando de mezclar ciencia y fe? .
T. se defiende de esta acusación. Distingue bien entre la verdad de la Revelación
judeo-cristiana y la verdad de la ciencia, porque ellas se sitúan en nivel diferente. Pero
también juzga que entre las dos no puede existir una separación total. Está bien no mezclar
confusamente ciencia y fe, pero juzga que el divorcio moderno entre conocimientos
científicos y convicciones religiosas es pernicioso y está llevando a la humanidad moderna
a una "esquizofrenia espiritual". Entre ciencia y fe debe ser posible una armonía y una
síntesis positiva. Esto lo que ha intentado mostrar. No se trata de "concordismo" sino de
"coherencia", de armonía interior sólida, que se obtiene por síntesis, por "implosión" entre
las dos visiones situadas a niveles diferentes.
5. BALANCE METODOLÓGICO
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la vida en cuanto tal, dirección que llega a ser también la dirección más general del
cosmos. Su base, pues, no está en la biología, sino en la intuición de Teilhard acerca del
primado cósmico-evolutivo del hombre. Con todo, aunque no se trata de una ley de carácter
estrictamente científico, no carece de valor cognoscitivo como ensayo laudable de
integración del hombre en la imagen científica moderna del cosmos.
NOTAS
1. N.M. Luyten, "T. de Chardin. et la pensée catholique", Coloque de Venise, p. 19.
2. Teilhard, Carta del 16 de Mayo de 1963.
3. F. Ruso, S.J., "La méthode du P. Teilhard de Chardin", Recherches et Debats,
No. 40 (1962), p. 13-24.
4. "Este espíritu de síntesis, esta capacidad de abstracción, de comprensión de lo
esencial, de reconocimiento de "lo uno bajo lo múltiple" es una característica
fundamental del espíritu humano que lo opone al psiquismo animal. Es
necesario a quien quiera dedicarse a la fenomenología científica".(P.
Chauchard, El ser humano según T. de Ch., p. 39).
5. P. Chauchard, El ser humano, p. 27-30. Esta visión de síntesis lleva a una
"extensión" de los conceptos propiamente científicos, que describe muy bien
D'Armagnac, en "Philosophie de la Nature et methode chez le P. T. de Ch.",
Archives de Philosophie, janvier 1957, p. 19.
6. Las expresiones descorteces de T. para con la Metafísica de su tiempo, indican
que la concebía como una ciencia puramente abstracta y a priori, como una
deducción geométrica de consecuencias a partir de unos principios. Nunca ha
sido tan despegada de la experiencia y menos hoy, cuando se cultiva en el neo-
tomismo una Metafísica existencial del ser. Véase Ontología de J. B. Lotz, para
citar un solo ejemplo.
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EL MARCO EVOLUCIONISTA
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Teilhard no fue solo un paleontólogo. Fue también un geólogo. Una serie de textos
geológicos frecuentemente ignorados, contienen estudios sobre la génesis del continente
asiático. En ellos se expresa la tentativa sintética de dos génesis: la de la tierra y la de la
vida. En el fondo y siempre presente, está el problema del hombre. Sin la tierra ¿ habría
hombres? Sin los hombres ¿qué será de la tierra? De ahí el proyecto supremo de esta
geología: establecer en función del hombre la relación de dos evoluciones: la de los
continentes inertes y la de la vida.
Esta definición tan concisa implica que todas las formas más elevadas de la materia,
ya se trate de formas vivas o no vivas, se han derivado de las partículas materiales más
simples por un proceso sucesivo de organización. A pesar de que estos especialistas se
refieren a la evolución universal o cósmica, indican que las pruebas son especialmente
abundantes y el análisis ha sido particularmente preciso en la esfera de evolución biológica.
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El no científico puede apreciar y de hecho lo hace hasta cierto grado la fuerza de las
pruebas en favor de la evolución. La prueba más importante es la paleontología; el registro
de fósiles que en estratos fijados muestran formas cada vez más altas de seres vivientes
aparecidos tras de formas inferiores. Quizá los evolucionistas no deban interpretar estas
pruebas diciendo que las formas inferiores han sido causa de las más elevadas. Pero las
demás pruebas que hablan a favor de la evolución, pruebas que provienen de la Anatomía,
de la Bioquímica Comparada, de la Genética, de la Filosofía, de la Bioquímica, de la
Biogeografía, de la Taxonomía y de la Embriología, todas juntas con las pruebas que ofrece
la Paleontología, producen una convergencia tan probativa que otra cualquier explicación
se hace casi impensable (3). John Henry Newman quedó tan impresionado por estas
pruebas que dijo: "No me queda más remedio que una de dos, o admitir plenamente a
Darwin, o prescindiendo del tiempo y de la Historia, atenerme no solo a la teoría de la
diversidad de las especies sino incluso a creer que las rocas han sido creadas con su carga
de fósiles" . Ahora, un siglo después de El Origen de las Especies, es casi imposible
encontrar un científico, ya sea cristiano o no cristiano, que trabaje en ciencias biológicas y
que sea antievolucionista.
Por eso Huxley presenta un amplio concepto de evolución: "un proceso natural de
cambio irreversible que, generalmente, produce novedad, variedad e incremento de
organización; y toda la realidad puede ser considerada desde una perspectiva evolutiva. La
evolución biológica es solo un sector o fase de este proceso total. Existe también un sector
inorgánico o cósmico y un sector psicosocial o humano" (4).
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La pregunta que divide a los evolucionistas es: ¿qué ley preside este desarrollo de
las especies y con qué mecanismos?
* Los darwinístas (en general los teóricos del llamado mundo libre) responden que es
la selección natural. Ley que implica la eliminación de los "débiles" en beneficio de los
"fuertes". La Struggle for life es el tema darwiniano por excelencia.
* Los lamarckianos (en general fueron los biólogos marxistas) responden que es la
aptitud para adaptarse a las dificultades del medio, la que mide la vitalidad de las especies,
y que la necesidad de adaptación explica cumplidamente las modificaciones estructurales
presentadas por cada especie en el curso de su evolución.
* Los mutacionistas (siguiendo a De Vries) tienen en cuenta los cambios bruscos que
intervienen a veces en una línea y responden que las especies se transforman mediante
modificaciones radicales, bruscas e irreversibles (6).
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Es decir, para T. el evolucionismo es más bien una mentalidad, una situación del
espíritu, "una condición general del conocimiento (otra dimensión) a la que deben en
adelante satisfacer todas las hipótesis" (VP 326).
En otras palabras, para T. el evolucionismo no es ya una teoría, sino un transfondo
para todas las teorías. Es la dimensión mental necesaria para apreciar todas las realidades
intramundanas. Por qué así? Sencillamente porque en este mundo cuenta esencialmente la
duración, el tiempo, la preparación. Quien observa el fenómeno en extensión y profundidad
descubre que el universo entero es un inmenso proceso evolutivo. La dimensión evolutiva
se hace indispensable para el método científico y para la epistemología general: sin ella no
se comprende nada. La génesis -la historia- invade la ciencia: el estudio se centra en las
"descendencias" e "interligazones". El tiempo, la duración, es la entraña de las cosas. No
estamos en régimen de cosmos, sino de cosmogénesis.
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Esta visión dinámica o perspectiva evolucionista (la del pasado y la del presente en
marcha) suministra a T. los principios determinantes y rectores del porvenir del hombre y
del universo, le permiten construir una verdadera "ciencia del futuro". Su Fenomenología
abarca también una ciencia del "porvenir del hombre".
A) Biología y Paleontología
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Todavía al final del siglo XVII, Bossuet en una nota marginal a su célebre Discurso sobre
la historia universal escribe: "Año 1 del mundo: 4.004 antes de Jesucristo".
Sin embargo los avances en todos los campos de las ciencias naturales, de los siglos
XVII y XVIII, preparan nuevas ideas. Con Linneo (1707-1778) quedan ordenados los seres
vivientes dentro de un sistema de clasificación que pone de manifiesto sus afinidades y sus
diferencias. Comienza a plantearse en serio el dilema: la constancia de las especies a lo
largo del tiempo, por un lado; y por otro, los cambios sufridos en el transcurso de los
tiempos geológicos, como lo manifiesta el estudio de los fósiles.
Existe una fuerte tendencia finalista en biólogos actuales que tienen en cuenta no
solo los factores mecánicos de la evolución, sino también una tendencia progresiva interna
que explicaría la aparición de organismos cada vez más complejos en el transcurso del
tiempo. La evolución sería un fenómeno histórico orientado hacia el hombre. Entre estos:
Lecomte de Nouy, Bertalnffy, Vandel, Piveteau, Bergonioux, Blanc (franceses); Leonardi
(Italiano); Meléndez, Crusafont, Aguirre (españoles). Algunos como Cuénot, prefieren
adoptar un eclecticismo entre las varias teorías.
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B) Física
C) Matemática
La misma matemática ha perdido su carácter estático desde que descubrió
la 4a. dimensión, indispensable para realizar operaciones matemáticas. La geometría
euclidiana sigue siendo la geometría de la tierra; pero determinadas formas de la geometría
no-euclidiana son formas de pensamiento matemático que se aplican hoy al universo.
D) Astronomía
Es curioso observar que en las ciencias del espíritu la categoría tiempo, la idea de
evolución ha entrado con más dificultad que en las ciencias de la naturaleza. Pero ha
entrado ya lo suficiente como para no poder concebirse hoy una Antropología, una
Filosofía o una Teología sino encarnadas en tiempo y espacio, eminentemente históricas y
dinámicas, como es todo lo del hombre y el universo.
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Son tributarios de esta mentalidad "fixista" los autores de los libros sagrados (8), los
filósofos y los teólogos antiguos y medioevales, con muy raras excepciones. Y no podría
ser de otra manera, porque la tarea literaria, filosófica y teológica está siempre "situada" y
"culturizada" en lugar y tiempo. Esa era la concepción y la representación del mundo de
entonces y muy pocos genios escaparon de ella.
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La revolución producida en la visión del mundo durante este siglo y medio ha sido
colosal. "El universo ha adquirido una nueva dimensión", escribe Teilhard en carta del 28
de Septiembre de 1950.
Nos explicamos, así, por qué la Iglesia miró por mucho tiempo con estricta reserva
el transformismo, aunque nunca llegó a condenarlo categóricamente (10). Con el correr del
tiempo, el mismo transformismo ha decantado sus anexos espúreos y se ha visto que la
teoría evolucionista no está necesariamente ligada a la mentalidad materialista y atea, con
que fue presentada en sociedad el siglo pasado. La Iglesia ha podido, por lo mismo, adoptar
una actitud abierta y acogedora, respecto del transformismo.
La Encíclica Humani Generis" de Pío XII (1950) pide que cuando se trata de
hipótesis no demostradas, se proceda con cautela si rozan con la doctrina revelada. Por lo
demás deja libertad al estudio y al diálogo de los científicos y peritos en teología. Admite la
concepción de que las distintas especies vegetales y animales proceden unas de otras y "no
prohíbe la doctrina del evolucionismo" en cuanto se pregunta por " el origen del cuerpo
humano a partir de una materia previa y viviente", con tal que se sostenga "que las almas
sean creadas inmediatamente por Dios" (Denzinger 2.327).
El Vaticano II (1962) da un paso más adelante. Reconoce que "el género humano
pasa de una concepción más bien estática del orden cósmico, a otra más dinámica y
evolutiva" (Gaudium et Spes, No. 5) y "no desconoce todo lo que ha recibido de la historia
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y evolución del género humano" (No. 44). Acepta como "signo de los tiempos" este valor
evolutivo e histórico que hoy se considera como fundamental.
NOTAS
1. E. Aguirre define la evolución: “la diferenciación progresiva de las formas de vida
orgánica en su descendencia" ("La noción de evolución biológica". La
Evolución BAC 258 p. 61), En Francia se ha usado para expresar lo mismo, el
término “transformismo” y en Alemania el de “Teoría de la descendencia”.
2. Evolution after Darwin, Sol Tax, University of Chicago Press, 1960, III, 107.
3. Véase. R. J, Nogar, The Wisdom of Evolution, N. Y. Doubleday 1963. J. Huxley,
Essays of a Humanist, Penguin Books, 1966, p. 33.
4. J. Huxley, Essays of a humanist, Penguin Books1966, p. 33.
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FENOMENOLOGÍA I.
LA GRAN LEY DE LA EVOLUCIÓN
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Estas "leyes" que son simplemente descripciones de los casos observados en los
fósiles y de su ordenación en el tiempo, han sido establecidas por eminentes paleontólogos.
Los nombres de Deperet, Dollo, Cope, Gregory, Blanc, Simpson, Eimer, Willston,
etc. van unidos a muchas de estas leyes, a las que con frecuencia han dado sus nombres (1).
Teilhard juzga posible formular una ley general a la que obedece la Evolución sobre
la tierra. Ley que vale no solo para la materia inanimada y para la vida sino también para la
misma historia de la humanidad. Para "ver" esta ley bastaría recorrer a vuelo de pájaro la
historia de la tierra tal como nos la describen las diversas ciencias (GZH 16).
Esta ley general, que expresa la dirección de la Evolución en todos los niveles de la
existencia material es la ley de complexificación o Ley de complejidad-conciencia (2).
Aquello de que está hecho todo el Universo, T. lo llama "urdimbre" o "estofa"- étoffe
de l'Univers" en francés- "Weltsfoff" en alemán (3). Esta trama del Universo manifiesta una
complejidad creciente: avanza en el sentido de construcciones cada vez más complejas
(partículas nucleares -átomos- moléculas, células-organismos). Esta complejidad es una
heterogeneidad organizada.
Implica:
1. Un siempre mayor número de elementos y a la vez
2. Una organización cada vez más estrecha (centrada) entre ellos
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100.000 años de luz. Y en lo pequeño, 300 bacterias -según Huxley- podrían alinearse en el
punto que nuestro esferográfico pone sobre una i.
Transformadas en granos de arena -observa Boll- las moléculas contenidas en un cm 3 de
aire, formarían una capa de 5 cm., de espesor sobre la superficie total de un país como Francia.
Pero el vértigo producido por estos dos abismos, es según T. "descorazonador",
porque tenemos la sensación de que estas profundidades desmesuradas nos tragan, nos
aniquilan.
En los dos infinitos, cada vez más acentuados hacia sus extremos, la Ciencia observa
diferencias enormes, no solo cuantitativamente, sino también cualitativamente, en el
sentido de que se observan propiedades fundamentales que son distintas en lo Inmenso y en
lo Infinito. Los dos abismos son, pues, heterogéneos: en el Macrosmos rige cada vez más
la Relatividad; en el Microcosmos rigen las leyes de los Quanta.
"
L e yes R e l a t i v i d ad
-
"Aprisionados entre
lo Inmenso y lo
Infinito, la Vida y la
Humanidad parecen
PRINCIPALES perdidas,
insignificantes, en
número y volumen:
qué significa el
UNIDADES de MATERIA millar de millones
SEGUN SU LONGITUD
humano (1010)
comparado con las
centenas de miles de
LINEAL (En Cms.) millones de átomos
(1080 ) que circulan
por el Universo? "
(VP 294).
Leyes Quanta
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entropía vida
Esta ley de complejidad-conciencia la concibe T. como una corriente contraria, pero
de importancia superior, a la ley de Entropía que rige todos los fenómenos físico-químicos.
El Universo se construye en virtud de la complejidad, a pesar de que su energía tiende a
degradarse en virtud de la Entropía. En 1930 Teilhard contrapone la deriva de la Entropía
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hacia lo más probable a la deriva de la Vida hacia lo improbable (8). Dos años más tarde su
afirmación no deja lugar a dudas:
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En síntesis:
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Hay, pues un Ritmo oculto de la Evolución (12) que nos ayudará Teilhard a
descubrir en sus varias etapas cuantitativas y cualitativas, aplicando la gran Ley de la
Evolución de Materia-Espíritu a través de la Cosmogénesis, la Biogénesis y la
Antropogénesis.
Nota. Debo reconocer acá -aunque sea de paso- el influjo bienhechor que T. recibió
en su momento de Henri Bergson y su obra maestra La evolución creadora (a comienzos
del siglo XX). Fue él un pensador brillante, opuesto al mecanicismo del neo-darwinismo,
que le reveló a Teilhard la diferencia entre <tiempo> y <duración> y la importancia del
<élan vital> que empuja todo en nuestro universo 'hacia-adelante' y 'hacia-arriba'. Lo
mismo el valor de la Acción, que se convirtió en T. en una Energética cuasi experimental
de las potencias biológicas de la evolución. Y quizás fue también el primero en utilizar la
atrevida noción de <pancristismo> de que hablaremos más adelante (capítulo 18).
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NOTAS
1. Véase B. Meléndez. "Evolución y Paleontología", La Evolución (BAC 1228), p. 228-
247.
2. Sobre la ley de complejidad-conciencia en relación con el estado actual de la ciencia
puede verse: M. Crusafont, La ley recurrente de complejidad-conciencia al día,
Barcelona 1964.
3. Esta palabra designa la realidad concreta que compone el universo -a la vez corporal y
dotada de interioridad: realidad considerada en sus caracteres más generales, pero
con sus energías y virtualidades, que se desarrollan en forma de vida y de psiquismo.
Noción, pues, más rica que la clásica de "materia". Teillhard la forja para evitar el
lenguaje dualista, la dicotomía simplista de materia y pensamiento.
4. Léase al respecto todo el artículo "El lugar del hombre en el universo. Reflexiones
sobre la complejidad”. La Visión del Pasado, pp. 287- 31 1.
5. Pascal: Les Pensées, No. 72, de la edición Brunshvicg.
6. Este "interior" parece corresponde a lo que Aristóteles llamaba la "entelequia" o la
telegénesis. Y en este segundo decenio del siglo XXI -tras 40 años de investigaciones
experimentales- lo que se designa como "asimetría" contrapuesta a "simetría" -
ambos ya presentes en la masa original del universo según los estudios recientes del
Boson Higgs y que permite hablar de "la partícula de Dios", lo que vendría a ilustrar
ahora la intuición de Teilhard. Algo que trataremos en el capítulo sobre las pruebas
de Omega en Teilhard (capítulo 9).
7. Consideramos inadecuada la expresión que utiliza a veces T. de "pre-vida” y aun más
inadecuada la de "conciencia" cuando se refiere a este "interior" o "energía radial"
de los cuerpos naturales.
8. Teilhard, en el articulo "El fenómeno humano", Visión del Pasado, p. 226-227.
9. Teilhard, Journal de guerre. Cahier 1, 18 février 1916.
10. Evolución y ascensión el título acertado de la obra de M. Crusafont Pairo. Cuadernos
Taurus, Madrid 1960.
11. Teilhard: Comienzo del artículo "Reflexiones sobre la probabilidad científica", La
Activación de la energía, p. 281-282.
12. J. Diex, El ritmo oculto de la Evolución: Toda la realidad manifestada aparece,
inexorablemente, en forma de dualidades. No es posible ninguna expresión fuera del
juego de los opuestos. No cabe encontrar sonido sin silencio, ni sujeto sin objeto, ni
dentro sin fuera. Todos los contrarios son mutuamente dependientes, y, por tanto,
podemos entenderlos como manifestaciones polares de una realidad que los
trasciende, y que es “previa” a esa dualización. Contiene un detallado estudio con
gráficos ilustrativos: un nuevo universo, la crisis del darwinismo, la evolución
orientada, una solución armónica, planteamiento de la hipótesis y comprobación de
la hipótesis en el macrocosmos y en el microcosmos.
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA 79
7
FENOMENOLOGÍA
FENOMENOLOGÍA II
COSMOGÉNESIS Y BIOGÉNESIS
COSMOGÉNESIS
Por ello es posible hablar de una "cosmogénesis", es decir, de una obra que todo el
cosmos realiza en el tiempo y en el espacio.
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA 80
La materia cósmica
El estudio de la información suministrada en los últimos años por las sondas espa-
ciales, satélites artificiales y observatorios electrónicos, puede resumirse en estas 5 con-
clusiones generales (2):
1) La materia cósmica está constituida por doquier por los mismos átomos que se
encuentran en la Tierra, aunque más o menos condensados dentro de una amplísima gama;
así, existen estrellas mucho más densas que nuestro sol (106 la densidad del agua).
2) Tan lejos como se alcanza a ver con ayuda de los más potentes telescopios, las
aglomeraciones de materia, o sea, las estrellas, las galaxias y cúmulos de galaxias, ofrecen
las mismas características físicas y químicas.
3) La distribución de galaxias y de sus aglomeraciones en el espacio es
completamente al azar, y el número de diferentes aglomeraciones por unidad de volumen
es el mismo a todas las distancias. Si existen heterogeneidades aparentes, son debidas a
efectos de oscurecimiento causados por nubes de polvo inter-estelar y nubes de polvo
inter-galáctico recientemente descubierto.
4) Cuanto más concentradas y macizas son las asociaciones de materia, tanto
mayores son las velocidades de los elementos constituyentes de tales asociaciones. Por
ejemplo, las velocidades de las estrellas en una galaxia son del orden de 10 kms. -segundo-
, y en el orden de las mayores aglomeraciones de galaxias llegan a 1.000 kms. -segundo-.
5) Aunque la mayoría de las galaxias sean de un tipo irregular o semirregular,
existen, sobretodo entre las más grandes galaxias, estructuras de una belleza y una simetría
verdaderamente sorprendentes.
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA 81
"La huida (décalage) hacia el rojo de los rayos espectrales para las
galaxias alejadas es un fenómeno cuya importancia es
revolucionaria.Las medidas más crecientes de Humason (1951)
indican una huida hacia el rojo que, expresado en términos de
efecto Doppler, en kilómetros por segundo se eleva a 61.000. Su
isotropía, su homogeneidad sugieren ineluctablemente la idea del
universo en expansión, en el que todas las distancias mutuas crecen
con el curso del tiempo. Sin embargo la expansión del universo
conduce muy naturalmente a la idea de la expansión a partir de un
estado singular de la materia (como por ejemplo el átomo primitivo
de Lemaitre) y por lo mismo a una edad única para todos los
objetos del universo " (6).
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA 82
Átomos: Los átomos originales, lanzados unos sobre otros, por su trayectoria
"oblicua", por su "clinamen", se unen para formar cuerpos complejos. Estos átomos
complejos, a su vez, se unen entre sí (y con los átomos más ligeros) para formar moléculas,
y las moléculas por su parte se unen para formar cuerpos "simples”.
Del átomo más ligero al cuerpo más simple habría de este modo una continuidad
fácilmentediscernible y expresable en términos de "complejidad creciente" atómica. La
complejidad aquí se manifiesta por relaciones matemáticas y es relativa al número de
elementos que entran en la composición. En el reloj cósmico de Lemaitre, esta
complejificación primera habría durado alrededor de 6.000 millones de años, pero en este
terreno cualquier cálculo es aventurado.
Moléculas: En este nivel de organización nos hallamos en presencia de
"combinaciones" que pueden por lo demás, mostrarse muy complejas. Así, las grandes
moléculas conocidas con el nombre de "proteínas", han manifestado desde que existen -
probablemente en estado libre- propiedades de agrupamiento y una plasticidad interna que
las capacita para producir fenómenos completamente nuevos.
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA 83
BIOGENESIS (10).
Qué sabemos hoy de la Biogénesis?
Este problema suscitado hace poco más de dos siglos no ha encontrado aún
respuesta. Nos contentamos con hipótesis todavía frágiles aunque comienza a hacerse luz
sobre muchos puntos.
Algunos se admirarán del carácter condicional de la cita de Virchow. Sin embargo,
Pasteur no dudaba al afirmar: "Colocáis la materia antes de la vida y hacéis la materia
existir desde toda la eternidad. ¿quién os dice que el progreso de la ciencia no obligará a
los sabios, dentro de un siglo, o 1.000 años o diez mil, a afirmar que la vida ha existido
desde toda la eternidad, y no la materia? ". Más cerca de nosotros Teilhard escribía en
1931:"El Cosmos es fundamental y primeramente viviente. La tierra juvenil contenía un
quantum de conciencia y este quantum ha pasado todo entero a la Biosfera".
Abordamos o nos enfrentamos de lleno al problema de la definición de la vida. Para
simplificar escogeremos los siguientes criterios puramente biológicos: asimilación,
crecimiento, reproducción, evolución, descartando toda consideración filosófica. Hechas
estas reservas podemos suprimir el carácter condicional de la posición de Virchow,
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA 84
porque hoy está sólidamente establecido que la vida no ha existido desde toda la
eternidad. Hubo, pues, en la noche del tiempo la aparición de la vida sobre nuestro planeta
(10). Los hombres no están siempre interesados en su origen, pero este problema no ha
sido abordado de manera racional sino recientemente, hace menos de un siglo. Echamos
una ojeada a las teorías sostenidas por nuestros antepasados.
1. ¿Generación espontánea?
Los antiguos pensaban que los pequeños seres vivientes podían nacer sin padres, a
partir de los cuatro elementos de Empédocles: agua, fuego, tierra y aire. Lucrecio veía
salir de la tierra los animales engendrados "por las lluvias y el calor del sol". Se admitía
que los seres vivos podían nacer de dos maneras: por procreación o por generación
espontánea. Todavía en el siglo 17 Van Helmont daba la siguiente sorprendente receta
para producir ratones: basta poner en un granero gérmenes de trigo en una camisa sucia
(de preferencia de mujer) y aguardar 21 días. Redi, fue uno de los primeros en protestar
contra estas extravagantes ideas. En 1650 demostró que si la carne la protegemos con una
fina tela de muselina, no podrá "engendrar" moscas. Los adeptos a la generación
espontánea creyeron ganar de nuevo terreno, cuando en productos alterados Leeuwenhoek
descubrió bajo su microscopio microbios que él bautizó "animalillos" (1683). Menos de
un siglo después, en 1770, el abate Spallanzani probaba que calentando suficientemente
un caldo en vaso sellado, ningún "animalillo" podría allí desarrollarse. Fue necesario
aguardar a Pasteur para poner fin a las querellas a menudo venenosas entre partidarios y
adversarios de la generación espontánea. Es a Pasteur, a quien se debe el mérito de haber
traído la prueba irrefutable -por sus experiencias clásicas que mostraban la contaminación
por los microbios en el aire- de que la vida sin germen es imposible: "omne vivum ex
vivo". Pero ¿de dónde procedió el primer germen de vida?
2. ¿Panespermia cósmica?
En 1865 cerca del villorio de Orgueil caía y explotaba un meteorito que contenía
cerca del 6 por ciento de materia orgánica: en aquella época, "materia orgánica" y "vida"
eran casi sinónimos. Hoy se admite que la materia precede, en millones de años, a la
aparición de la vida. ¿Habrá la vida venido de otro cuerpo celeste propulsada por los
meteoritos? A comienzos del siglo pasado, Arrhenius emitió una hipótesis análoga: los
gérmenes de vida hubieron podido llegarnos de los espacios interestelares empujados por
la energía de radiaciones luminosas. Pero semejante transporte parece hoy claramente
imposible si se consideran las condiciones del "viaje": temperaturas extremas, radiaciones
cósmicas letales, duración, etc. Además, si consideramos los planetas de nuestro sistema
solar, que su temperatura es o candente o helada (la temperatura en Júpiter se estima de
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA 85
140°cent. Venus, según reportajes del Mariner II en 1962, tiene una temperatura que pasa
de los 400°cent.) Finalmente, Mariner IV en 1965 nos enseña que Marte es un astro muerto
en el que no hay agua circulante, que su atmósfera es cien veces menos importante que la
de la Tierra. Estos planetas parecen, pues, impropios para la vida tal como la conocemos, y
la Tierra, parece, en nuestro sistema solar, el único planeta donde la vida prospera en el
momento actual. En cuanto a las otras galaxias, nos es imposible afirmar cualquier cosa,
ellas parecen demasiado lejanas para que un germen de vida haya podido venir intacto
desde allí hasta nosotros. De todas maneras, tales hipótesis no hacen sino desplazar el
problema. Porque si la vida comenzó en otro cuerpo celeste, quedaría todavía por
demostrar cómo se originó allí.
3. ¿Azar Creador?
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA 86
Ahora bien esta evolución, primero química y luego biológica, se realizó ciertamente
según las leyes naturales inmutables que nos gobiernan siempre. Solo que las condiciones
actuales son totalmente diferentes de aquellas. Han cambiado completamente bajo la
influencia de la vida misma hasta el punto, que una nueva "generación espontánea" -en el
sentido moderno de la palabra- es en el momento actual inconcebible en nuestro planeta.
Para levantar el velo del enigma que nos interesa es preciso re-colocarnos en las
condiciones atmosféricas, geoquímicas, geofísicas y astronómicas que dominaban en la
hora O cuando nació el primer germen de vida en nuestro planeta. Los conocimientos
que podemos poseer sobre las "eternidades" de tiempo que nos han precedido, son
igualmente importantes.Vemos al punto que la solución de este problema realmente
cósmico no es posible sino por la cooperación de especialistas de disciplinas muy
diferentes.
La hipótesis de que en una zona propicia de la Tierra (el mar), expuesta a las
radiaciones solares y enfriada a una temperatura moderada, se constituyó una agrupación
considerable de moléculas de tipo proteínas, toma para él casa vez más fuerza. Esta
hipótesis está siendo además corroborada por los experimentos de síntesis de amino-
ácidos, a partir de una mezcla de gases naturales que imitan lo que pudo haber sido la
atmósfera primitiva de nuestro planeta (11).
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA 87
No vale la pena entrar en detalles de las hipótesis actuales que difieren sobre
determinados puntos y a las que están ligadas los nombres del soviético Oparin, del francés
Dauvillier, de los ingleses Haldane y Bernal, de los americanos Calvin, Urey, Miller y Fox
y otros más. Consideremos los puntos más importantes:
Se estima que la Tierra primitiva, como todos los meteoritos actuales, estaba
esencialmente constituida de hierro, sílice y otros minerales. En cuanto a su atmósfera, que
ha jugado papel tan importante en la aparición de la vida, admitimos con Oparin que la
atmósfera se componía principalmente de hidrógeno, amoniaco y vapor de agua, estando
presente el carbono en forma de metano como es aún el caso de Júpiter, Saturno y Venus
(otros piensan que estaba bajo la forma de gas carbónico); no había oxígeno. El oxígeno
que nosotros respiramos hoy es producto de la vida, más precisamente, de la vida de las
plantas.
La evolución prebiológica
Los primeros precursores de la vida? Parece que las energías eléctricas y solar (rayos
ultra-violeta) hayan tenido un papel determinante y que gracias a estas energías las
primeras sustancias orgánicas se formaron en la atmósfera antes de ser llevadas por las
lluvias a la profundidad de los mares. En efecto, es en esta época cuando es preciso colocar
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA 88
la aparición de los océanos después de siglos y siglos de lluvias diluvianas. Para apoyar la
hipótesis, encontramos la experiencia de Miller (1959): haciendo simplemente pasar vapor
de agua en una mezcla de metano, de amoníaco y de hidrógeno, durante una semana,
obtuvo -bajo la influencia de descargas eléctricas comparables a pequeñas tormentas-
cuatro amino-ácidos y otras sustancias orgánicas que se encuentran en todo ser vivo. En el
curso de experiencias similares pero utilizando como fuente de energía los rayos ultra-
violetas, se han obtenido igualmente amino-ácidos. Otras sustancias orgánicas
indispensables para la vida se habrían formado en condiciones análogas (azúcares por
ejemplo).
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA 89
Gracias a los intercambios con el medio ambiente estos organismos se habrían puesto
de alguna manera a "comer la sopa biológica" captando los elementos de que tenían
necesidad y produciendo como sustancia de deshecho el gas carbónico (C02) según un
proceso comparable a la fermentación. Llegamos así al estadio de la asimilación y del
crecimiento. Pero para que la vida -tal como la hemos definido antes- persista y progrese,
la reproducción, es decir la división celular, es indispensable. Fue, pues, necesario que
apareciesen los ácidos nucléicos (y más particularmente el ADN), estas maravillosas
sustancias que a lo largo de la evolución -de la bacteria al elefante- asegurarán la auto-
duplicación de las células.
Primeras Células
Las primeras células vivas son construcciones de una extrema complejidad. Pero
están lo suficientemente centradas sobre sí mismas como para poder absorber elementos
sin que su unidad se rompa. Pueden nutrirse y abrirse a una complejidad creciente. Al
mismo tiempo, pueden multiplicarse; la célula se divide en dos nuevas células, que poseen
las mismas propiedades que la célula madre. Así nace poco a poco la posibilidad de la
formación de género y de especies. La vida de la célula se sitúa siempre en una serie de
ascendientes y descendientes: la sucesión en el tiempo, la "filogénesis" se vuelve uno de
los factores intrínsecos de la vida (GZH 37-41).
No sabemos si la vida nació una vez en un punto determinado de la corteza terrestre
o nació repentinamente cada vez que las circunstancias se mostraron favorables. En todo
caso, la vida parece haberse establecido muy rápidamente sobre la superficie de la tierra,
como si toda la masa de proteínas se hubiera encontrado en un estado de sobresaturación y
que en poco tiempo toda la materia animable, hubiera sido capturada por la vivificación.
La tierra se cubrió, así, de una fina película dé materia viva primitiva, que iría a
desplegarse en lo que hoy llamamos la "biosfera" (12).
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA 90
La respiración y
el mundo animal
Fue entonces sin duda, gracias a una nueva serie de mutaciones, cuando aparecieron
formas de vida que aprendieron el proceso inverso de la fotosíntesis, es decir la utilización
del oxígeno con la producción del C02, en otros términos, la respiración. Durante esta
época, la vida emergió probablemente de la delgada capa de agua en donde las primeras
células se conservaron contra la acción nociva de los rayos ultra-violeta. En adelante la
vida se defenderá en gran parte por la capa de ozono formado a partir del oxígeno, que se
mantiene en las capas superiores de la atmósfera. Hemos llegado a la primera célula
animal. La respiración, mucho más económica desde el punto de vista energético que la
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA 91
En esta selva virgen de formas primitivas de vida ¿es posible descubrir una dirección
de líneas evolutivas? ¿Es posible seguir la línea de complejidad y medirla con un
parámetro objetivo? Hasta las proteínas primitivas y los organismos unicelulares, el grado
de complejidad podía medirse por el número de átomos, de moléculas y de relaciones que
entran en juego. Pero este cartabón no se puede aplicar cuando se entra en el terreno de las
formas superiores de vida, en donde las cifras son astronómicas. ¿Cómo se puede comparar
la complejidad de una ameba y de la hormiga, la de un reptil gigante y la de un mamífero?
Pues bien, en el mundo animal aparece una nueva forma de complejidad, que permite
medir el grado y la rapidez de la interiorización (aquí se puede comenzar a hablar ya de
"conciencia"). Este grado de interioridad puede ser determinado anatómicamente según el
desarrollo del sistema central, y sobre todo del cerebro de los vertebrados, o del ganglio
cervical en los insectos.
Obsérvese lo que ha sido la evolución desde el pez devónico, pasando por el reptil y
el perro hasta el hombre.
"La variación del sistema nervioso -o más concretamente aún- la
variación de su parte desafilada, o más sencillamente y en una sola
palabra, la Cefalización, he aquí el hilo conductor que
necesitamos" (GZH 57 ).
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA 92
Gracias en efecto, al sistema nervioso central, todos los órganos que constituyen el
ser vivo, están unidos entre sí y ligados en una sola actividad vital. El factor principal, de
nuevo, no es tanto la cantidad material de células nerviosas, cuanto el refinamiento y la
densidad de estructura y de sus interconexiones.
Vertebrados
"En realidad, una vez admitido que entre los vivientes superiores el
grado de cerebralización es lo que da la medida de la verdadera
complejidad (es decir, el estado absoluto de vitalización) de los
seres, casi es una perogrullada decir que por los Primates,y más
especialmente por los Antropoides, pasa sobre la Tierra, antes del
Hombre, el eje principaI del movimiento cósmico de
corpusculización" (GZH 66).
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En la biosfera se ha formado gradualmente una masa cada vez más rica en sustancia
nerviosa: seres vivos de gran complejidad y organización interna, en una rica diversidad.
Al final del terciario la rama más altamente desarrollada y la más progresiva se concentra
en una zona terrestre limitada, particularmente fecunda, que hace posible la formación de
varios centros de desarrollo, suficientemente conectados entre sí como para favorecer los
intercambios.
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NOTAS
1. La estudia T. en la primera parte de sus dos obras científicas: Fenómeno Humano: "pre-Vida",
p. 53-97; Grupo Zoológico Humano: "Un mundo que se repliega", p. 21-46.
2. J. Balta, "Origen y evolución del universo". La Evolución (BAC 258), p. 111-112.
3. Teilhard: Fenómeno Humano 62, Grupo Zoológico Humano 37, 136.
4. G. Lemaitre, L'hypothése de l'atóme primitif, Neuchatel 1946.
5. Ley de Humason (1928): "Las galaxias se alejan de nosotros a una velocidad V.
proporcional a su distancia d".
6. E. Schatzman, Origine et Evolution des mondes, París 1957, p. 272-273.
7. G. Gamow, The creation of Univers, Wicking Press, New York 1952.
8. Grupo Zoológico Humano, 31-33.
9. "En esta segunda especie de corpúsculos, la unidad permanece cerrada sobre sí misma
en todo instante, pero con una cerradura móvil, pudiendo la complejidad continuar
aumentando también en cada instante, sin ruptura de la partícula" (GZH 35-36).
10. La estudia Teilhard en la segunda parte de sus obras claves: Fenómeno Humano, "La
Vida", p. 97-199; y Grupo Zoológico Humano, "El despliegue de la Noosfera", p. 46-73.
11. Piénsese en lo que significa la obtención en laboratorio del virus DNA por el Dr.
Arthur Kornberg (Standford, California) el 15 diciembre de 1967.
12. "Por Biosfera debe entenderse aquí -no como hacen erróneamente algunos, designando
apenas la zona periférica del globo en la que se halla confinada la Vida- la película
misma de sustancia orgánica con que se nos presenta hoy envuelta la Tierra: capa
verdaderamente estructural del planeta, a pesar de su sutileza "película sensible del
astro que nos lleva" (GZH 48).
13 Primer resultado obtenido mediante la aplicación del parámetro de cerebralización: el eje
principal de replegamiento (o de corpusculización) cósmica pasa sobre la tierra por la rama de
los Mamíferos (GZH 58-64).
14 Segundo resultado obtenido por la aplicación del parámetro de cerebralización: el eje
terrestre de corpusculización pasa por et orden de los Primates, y más precisamente por la
familia de los Antropoides (Grupo Zoológico Humano, p. 65-67).
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FENOMENOLOGÍA III
ANTROPOGÉNESIS Y NOOSFERA
ANTROPOGÉNESIS
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segundo grado. No solo el hombre conoce sino que sabe que conoce. Ya no es la
conciencia espontánea y directa de los animales más desarrollados, sino una conciencia
refleja, un “siquismo reflejo”.
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Según esta teoría, es claro que el hombre actual no es el resultado de alguna especie
simiesca, viviente o ya extinguida. Ni los diversos tipos de antropoides fósiles que
conocemos, son hijos unos de los otros. El “Australopithecus” no es en modo alguno padre
del “homo-erectus”, como este no es, a su vez, padre del “Homo sapiens”. Todas las
especies conocidas y por conocer de antropoides no son sino intentos vacilantes para llegar
a una conciencia superior, son ramas laterales, escamas de un tronco del que brotó como
“eflorescencia” el actual Hombre, hace unos 2 millones de años, tal vez en África, o Asia
Central.
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA 99
Humanidad actual; es el grupo más interno, el más axial de las “escamas” hominizadas. “Y
el que estas escamas hayan desaparecido en gran parte, se explica satisfactoriamente por su
presumida proximidad al foco principal de hominización” (GZH 81).
De todos modos, los fósiles que conocemos nos permiten hacernos ya una idea de las
condiciones en las que se efectuó la “hominización”: ella no se efectuó por una mutación
única y brusca, a partir de un gran simio, sino por aproximaciones sucesivas, por tanteos,
como es el brote de cualquier otro “phylum” zoológico:
Teilhard las resume en estas 4 singularidades, puesto que en el phylum a que ha dado
origen aparecen casi desde el principio (excepcionales por su intensidad o incluso
decididamente singulares por novedad) las cuatro características siguientes:
• Extraordinario poder de expansión (de cubrir y poseer la tierra).
• Velocidad de diferenciación extremada.
• Inesperada persistencia del poder de germinación (filética).
• Y en fin, una capacidad hasta entonces desconocida en la
historia de la vida, la de interligazón entre las ramas en
el seno de un mismo haz (coaliscencia de las ramas) (GZH 86).
Preparado, pues, por una estructuración más refinada del sistema nervioso y del
cerebro, pero también por otras condiciones morfológicas e indirectamente, por una
movilización del universo entero, el acontecimiento del Hombre, a pesar de un “salto
morfológico ínfimo” introduce una superación radical: no es ya la conciencia solamente,
sino la conciencia refleja. Por un máximum de organización interior, es el corpúsculo más
perfecto y el más profundamente centrado del cosmos. Es un centro personal de libertad y
capaz de creación consciente, de inventiva indefinida, abierto al absoluto universal de los
valores. Por un máximum de desarrollo síquico, el Hombre constituye la cima de la Vida;
es el fruto último y acabado de la Evolución. Enraizado en la animalidad, el Fenómeno
Humano es algo distinto y la trasciende. Es la clave de bóveda, la cabeza, “la flecha ascen-
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Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ Α ΩMEGA 100
Con el hombre ha aparecido una nueva energía, capaz de remover la faz misma de la
Tierra: El Pensamiento. La Noosfera se cierne para siempre sobre la Biosfera.
Obsérvese:
1. La composición de la hoja pitecantrópica, considerada aquí como clave estructural
del sistema entero.
2. El repliegue (o enrollamiento) sobre sí del grupo sapiens bajo los efectos de la
socialización: una especie de “Inflorescencia”.
3. Las razas actuales (hojas virtuales) 1, 2, 3, 4.
4. La línea “ecuatorial” EE, separando en la humanidad actual una zona inferior
expansiva y una zona superior (compresiva).
5. Punto crítico superior (R) conjetural de reflexión colectiva.
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“A partir de lo que los antropólogos llaman el homo sapiens parece que nuestro
cerebro ha dejado de construirse; por lo menos, si ha cambiado, la modificación
todavía no es apreciable. Pero, si bien no es perceptible un progreso anatómico
en los cuerpos (o en las facultades síquicas individuales) desde la edad del Reno
(o de las cavernas), no es discutible por el contrario, la realidad de un progreso
síquico colectivo, que es todavía hoy un verdadero progreso (situado en el mismo
eje principal del progreso).
Progreso = crecimiento de conciencia.
Crecimiento de conciencia= fenómeno de organización, es decir, de
concentración (que varía según el grado de organización). No es
evidente que, desde veinte o veinticinco mil años (edad del Reno),
la humanidad ha efectuado un admirable progreso de su
organización?Organización económica: unificación de las energías
de la Tierra. Organización intelectual: unificación de los
conocimientos en un sistema coherente (Ciencia). Organización
social: unificación de la masa en un conjunto que piensa ” (5).
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I. Presente de la Humanidad
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Dos fases sucesivas, han afectado, pues, el desarrollo de la Humanidad: una primera fase de
expansión y una segunda de compresión. Cada una de ellas se caracteriza por la aparición de ciertos
fenómenos.
A) Poblamiento de la Tierra
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B) Civilización
C) Individuación
Teilhard ha marcado, con su decisión acostumbrada, los tiempos o grados que pueden
distinguirse en el "mecanismo" del proceso:
"Compresión étnica": constituye resorte inicial, en virtud de un complicado juego de
interfecundación genética y cultural, dialécticamente vinculados. Dicho intercambio tiene
como primer efecto una "subida de presión humana", ya que aporta un indudable
rejuvenecimiento a todos los niveles y obliga a estrechar en profundidad los vínculos
humanos.
"Organización económica-técnica": constituye igualmente un valioso factor de
compresión humana. Nuestros contemporáneos son, en mayor o menor grado, conscientes
de que los únicos planteamientos económico-técnicos con validez a largo alcance son los
realizados a escala mundial, ya que se trata de una realidad cada vez más ineludible.
Al mismo tiempo, de la "planetización económico-técnica" se desprende
explosivamente un quantum de energía reflexiva y libre que potencia nueva y
poderosamente el proceso planetizador. Es una expresión, a su nivel específico, de la ley
universal: cuando se comprime la materia, ésta reacciona cambiando de estructura o de
estado; en el nivel humano, el efecto se expresa por vía de organización, en espera de que
se traduzca también el conocido eje de complejidad-conciencia. La curva demográfica y la
curva cultural llegarán a armonizarse en un futuro más o menos lejano.
A los "aumentos concomitantes de conciencia, de ciencia y de radio de acción":
según la mencionada ley de complejidad y de conciencia, (es decir a una elevación de la
"temperatura psíquica") corresponde - en proporción de interdependencia- una elevación
de la "temperatura social". Asistimos cada vez más a una "super-compresión", de la
Noosfera, que desencadena automáticamente una "super-organización", que resulta
innegable, pero que debe anunciar igualmente una "super-conciencia" que, a su vez,
desencadenará una nueva "super-sobrecompresión", continuándose así indefinidamente el
proceso dialéctico.
"Este aumento de interioridad mental, y, por tanto, de poder
inventivo en la medida en que aumenta simultánea e
inevitablemente el radio de acción y el poder de penetración de
cada elemento humano frente a los demás, tiene como efecto
directo el super-comprimir sobre sí la Noosfera: esta super-
compresión desencadena automáticamente una super-
organización, que -perfila también una super- compresión- y así
sucesivamente" (GZH 118).
1. Problemas y angustias
juzgar por sus efectos) que la continuación auténtica y directa del proceso evolutivo de que
ha salido históricamente el tipo zoológico humano. La compresión físico-social a la que
estamos sometidos, tiene como resultado final calentar síquicamente la masa humana"
(GZH 120-121).
Todo ello no es, pues, sino el anuncio de que la Humanidad va acercándose a un
nuevo "umbral" de la evolución cósmica, que una vez superado en buen sentido, le abrirá
posibilidades ilímites. Pero para ello necesita tener motivos y razones experimentales
válidas.
"Y en este momento decisivo, en que por vez primera tiene (él, el
hombre) científicamente conciencia de la forma general de su
futuro terrestre, lo que necesita con más inmediatez acaso, es
asegurarse, mediante fuertes razones experimentales, de que la
especie de cúpula (o de cono) tempóreo-espacial donde le tiene
ligado su destino no es un callejón sin salida en donde va a
estrellarse y a ahogarse sobre sí mismo el flujo de la Vida, sino que
este huso cósmico corresponde, por el contrario (y con tal
naturalmente, de que el juego de nuestras libertades se preste a
ello) a la reunión sobre sí mismo de una fuerza destinada a hallar
en el propio ardor que se desprende de su convergencia, la fuerza
necesaria para pasar todos los límites hacia adelante, cualesquiera
que sean" (GZH 123).
T. juzga que el éxito futuro del hombre está absolutamente asegurado y que es
impensable el aborto de la empresa gigante que lo ha hecho nacer en la Tierra. Es
imposible que la repulsión de las conciencias se imponga sobre la atracción de las mismas,
que el odio tenga la última palabra sobre el amor. Si no pueden excluirse las fallas
individuales, el conjunto estadístico de las libertades no puede orientarse definitivamente
hacia la ruina y la muerte. A pesar de que el porvenir nos está envuelto en niebla e
incertidumbre y la conciencias muestran dificultades en asociarse, -podemos conjeturar
como inevitable y cierto que las conciencias llegarán a realizar su unanimidad, sin
confusión de personas, en un amor recíproco. Al final de una larga maduración, la masa
humana, al alcanzar su "punto crítico", será transformada, en un supremo paroxismo y en
un éxtasis último: la historia, toda, que es cosmogénesis, habrá llegado a su término al
punto supremo de maduración colectiva.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 114
Para que el mundo tenga sentido para el hombre, es preciso que esté constituido de tal
modo, que la conciencia que en él floreció puede considerarse como inmarcesible por
mucho que haya de secarse el tronco corporal y planetario que la sostiene.
El hombre cesaría de obrar si tomase conciencia de una muerte total. Por consi-
guiente, concluye audazmente T., la muerte total no existe:
•Ω
α
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 117
NOTAS
1. Véanse en Teilhard: Fenómeno Humano “El Pensamiento”, p. 199-285 y Grupo
Zoológico Humano “Aparición del hombre”, p. 73-95.
2. C. Tresmontant, Réflexions sur l’Ultrahumain, p. 52.
3. “¿Cómo, en efecto, puede pensarse en hallar los vestigios de los primerísimos
hombres, cuando hemos de renunciar a conocer a los primeros griegos y a los
primeros chinos? “(Grupo Zoológico Humano ).
4. Véase en las obras de Teilhard: Fenómeno Humano 231-285 y Grupo Zoológico
Humano, p. 93-137.
5. Teilhard: « L’avenir de l’homme, vues d’un paléontologiste », Cité Nouvelle, 10
Junio 1941.
6. El elemento motor de la Noosfera es la reflexión, privilegio del Hombre, poder
esencialmente personal, pero que exige para su desarrollo la comunicación
social. “En el campo de la vida reflexiva, la socialización no es un
epifenómeno sino el fenómeno esencial de la hominización (Grupo Zoológico
Humano, p. 269-272).
7. Véase Grupo Zoológico Humano, p. 98-112.
8. Véase Grupo Zoológico Humano, p. 113-119.
9. "Ma position". Inédito 1948. Véase Grupo Zoológico Humano, p. 119-142.
10. "Tal como me lo decía un día Henri Breuil con su brusca y acostumbrada
intuición, lo que nos agita actualmente desde el punto de vista intelectual,
político e incluso espiritual, es muy simple: Estamos acabando de
desprendernos de las últimas amarras que nos retenían todavía en el Neolítico"
(Fenómeno Humano 258).
11. Teilhard: El porvenir del Hombre, p. 277-290. Véase allí el artículo: "Las
direcciones y las condiciones del porvenir."
12. "Para ajustarse al Hombre, punta y flecha experimentales de la evolución, para
contener y propagar la Noogénesís en la que se expresa cada vez con mayor
claridad la marcha de las cosas, el Espacio-Tiempo no puede tener más que una
forma satisfactoria. Tomadas en su curvatura particular, las capas de la materia
se aprietan y convergen en el Pensamiento por síntesis. Por tanto, como mejor
podemos representárnosla es por un cono, bajo la forma de un cono” (PH 111).
13. Es evidente que el contenido concreto y la forma de este Omega -y todavía más
su identificación con Cristo- no pueden ser conocidos y afirmados sino por la
luz de la revelación cristiana. Análisis detallado en el próximo capítulo 9 "El
Punto Omega".
14. Teilhard: Frase final de la obra Grupo Zoológico Humano, p. 141.
15. Fenomenológicamente esta afirmación de un "polo conjetural y supuesto” de la
Evolución, es una "extra-polación arriesgada".
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 118
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 119
SÍNTESIS PARCIAL
de conciencia que surgen son cualitativamente superiores a las formas anteriores (tales la
Vida y el Pensamiento).
=Hacer que todas las cosas inflexionen finalmente sobre alguna otra. Una vez que la
conciencia es humana y, por lo tanto, espiritual y personal, desarrolla Teilhard la necesidad
de una convergencia de la Humanidad sobre un centro de evolución supremamente personal
y personalizador, Omega, para la continuación posterior de la evolución y para la
consumación definitiva de la humanidad.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 121
EL PUNTO OMEGA
Los hermanos Agudelo en su buen estudio -El universo sensible- señalan que este
universo (que es el de Teilhard), discurre a lo largo de dos trayectorias convergentes. Por
un lado, recorre la circunferencia de la actualidad científica de algunas realizaciones
sobresalientes. Por otro, desciende al centro de su geometría e indaga en la percepción del
científico. Desde esta dialéctica exterior-interior, nos invita a todos a reflexionar
conjuntamente sobre el eje de la posible evolución de un universo orientado hacia el Omega
teilhardiano. Esta inducción es tan importante, tan definitoria o tan necesaria como la
brújula para el excursionista. ¿Cómo podría - si no- aquella circunferencia pasar de una
estructura plana (recurrente y sin profundidad) a la espiral (autoconstructiva y elevable)?
10) El primero de ellos consiste sencillamente en ver. Como han subrayado los
principales comentaristas, el pensamiento teilhardiano tiene un carácter intuitivo y -por así
decir cosmovisional. En él se trata menos de razonar que de mirar. "Ver", "visión ",
"mirar", "hacer ver", "educación de los ojos" son palabras que salen a cada paso bajo la
pluma de Teilhard. Aunque se refiere concretamente a su visión espiritual, este texto de Le
Milieu Divin nos ofrece lo esencial de su actitud metódica: "Lo que estas páginas encierran
y se proponen es, pues, únicamente una actitud práctica o acaso más exactamente una
educación de los ojos. No discutamos ¿queréis? Pero situaos, como yo, aquí', y mirad".
Ahora bien, el punto donde Teilhard se sitúa viene dado por el cambio de perspectiva
que la ciencia moderna ha impuesto a nuestra concepción del universo con la introducción
del factor tiempo. El mundo se ha vuelto esencialmente una historia. El cosmos se ha
convertido en cosmogénesis. Y lo que Teilhard quiere hacer ver desde él es lo que consti-
tuye su propia visión del mundo, a saber, que este universo en génesis converge sobre la
persona humana.
En el fondo se trata de ver al universo desde el punto de vista del hombre, como
escribe Teilhard al comienzo de Le Phénoméne humain: "Estas páginas representan un
esfuerzo por ver y hacer ver lo que el hombre llega a ser y exige, si se le coloca todo entero
y hasta el fin en el cuadro de las apariencias". Pero ¿es que puede verse el universo desde
otro ángulo de visión? En fuerza de la superioridad biológica del fenómeno de la
conciencia, el hombre ocupa en el universo una posición privilegiada: él es -lo quiera o no-
visual y estructuralmente, el centro del paisaje que contempla. Esta postura decididamente
antropológica está preñada de consecuencias, no ya solo cosmológicas, sino incluso
teológicas. Teilhard está dispuesto a exigir todo lo que sea preciso para "hacer sitio al
pensamiento en el mundo". Paso a paso se irá dando cuenta de que las exigencias del
pensamiento son tan grandes que no caben en los límites espacio-temporales de este mismo
mundo y que es preciso abrir en ellos una brecha hacia la Trascendencia.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 123
prolongando más allá de sus límites inmanentes la curva del porvenir, extrapolada a partir
del pasado.
PRUEBAS DE OMEGA
Teilhard emplea más de una vez la figura de un grupo de mineros atrapados bajo
tierra. Antes de poder decidirse a subir del pozo de la mina, tienen que presuponer dos
cosas: 1) que hay una abertura al final del pozo y 2) que al otro lado del pozo hay luz y aire
fresco. Del mismo modo la generación actual se enfrenta con la realidad de tener que hacer
un esfuerzo prolongado y penoso; el esfuerzo del progreso humano. No se hará, no se podrá
hacer el esfuerzo, si se piensa que el mundo está herméticamente sellado, si se piensa que el
fin es la muerte total, si no hay ninguna abertura, ninguna salida.
Para continuar la Humanidad libremente en su esfuerzo, tiene que estar cierta de que
no trabaja en vano, de que subsistirá para siempre la obra a que se aplica. Es decir, se
plantea conscientemente el problema de la acción (1).
Observo de paso (aunque lo trataré más despacio en el capítulo 19) cómo para T. la
negación al término de la Evolución de un Centro irreversible, es una poderosa razón de
insuficiencia de la dialéctica marxista:
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 127
El Universo es una inmensa Evolución que asciende y va siempre hacia una mayor
"complejidad", hacia una mayor "conciencia”, hacia una mayor "improbabilidad", es un
Universo que marcha en definitiva hacia un mayor-ser.
Cuando se va siguiendo paso a paso, esta ascensión del Universo: de la materia a la
vida, de la vida a la reflexión y cuando se descompone en detalle su mecanismo, es prácti-
camente imposible plantearse el problema de todo el conjunto. Es lo que acontece a muchos
científicos positivos, a quienes el detalle de su campo especializado impide ver el sentido
grandioso del conjunto: se quedan en los ladrillos, olvidando al edificio de que estos
ladrillos forman parte.
Pero cuando se observa el conjunto de la Evolución como un cono (convergente) uno
no puede menos de preguntarse con T. cuál es la Cima de ese cono, cuál es esa Energía
poderosa que "hala" así todo el Universo hacia la mayor complejidad y mayor-ser, en una
forma inversa de gravitación.
Es preciso colocar allí en la Cima, un Primer Motor que como Astro poderoso
atrae hacia sí toda la marea de la Evolución:
Ahora bien, ese amor tiene que ser a Alguien y no solo a Algo o a una
Multitud o Colectividad sin rostro personal. "Se me antoja una contradicción amar a
una multitud". Imposible amar verdaderamente a lo colectivo, a lo impersonal.
Para Santo Tomás -como lo era también para Aristóteles- el universo se presentaba
cíclico, y por lo mismo, estático. Para T. en cambio, de acuerdo con la visión científica de
nuestro tiempo, el Universo se presenta evolutivo y por ende dinámico. Este gigantesco
Universo en Evolución es un universo en mutación y ordenado (se rige por la ley de
complejidad-conciencia). Postula, por lo mismo. Una Causa Inteligente, un Primer Motor
adelante que es Dios (7).
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 132
Las otras dos razones teilhardianas son pruebas por la finalidad. Tienden a mostrar
que la gigantesca Evolución del Universo sería absurda si no pudiera concluir en un Centro,
garantía de su irreversibilidad y en Alguien, garantía de unanimidad. Es la prueba de la
acción humana que postula el Absoluto. En su forma clásica, la mejor exposición de ella la
tenemos en la tesis famosa de M. Blondel, L'Action (8).
Alguno puede, con todo, observar: ¿qué interesa que la base de las pruebas sea más o
menos amplia, con tal de que la argumentación metafísica se realice con rigor? ¿No basta
una única realidad, cuya contingencia puede demostrarse, para dar el salto y remontarse
hasta el Ser Necesario? Esto es verdad, y por ello, a un espíritu realmente metafísico le
basta una pequeña y reducida rampa de lanzamiento, para ponerse en órbita alrededor de
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 133
ese Astro supremo, Centro del Universo que es Dios. Pero ¿no existe cierta utilidad y
oportunidad en ampliar la base fenomenológica sobre la que se apoya la reflexión filosófi-
ca, en una época en la que las mentes están tan impregnadas de ciencia y tan refractarias a
las consideraciones ultra-abstractas?
T. había advertido que "el Hombre moderno sabe que ya no adorará a una divinidad
más si ella no posee ciertos atributos por los que pueda reconocerla. El Dios que nuestro
siglo espera debe ser: 1. Tan vasto y misterioso como el Cosmos. 2.Tan inmediato y
envolvente como la Vida. 3. Tan ligado (de alguna manera) a nuestro esfuerzo como la
Humanidad" ("Nota para servir a la evangelización de los nuevos Tiempo" en Escritos del tiempo de
guerra).
T. concluye su reflexión fenomenológica con la afirmación del verdadero Omega,
Quien de sobra reúne los atributos que la mente más moderna pudiera exigir para creer en
la Divinidad. Para que sea Omega y desempeñe todo su cometido, debe concebirse como
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 134
OMEGA AUTO-SUBSISTENTE .
Dios no aparece por extensión, sino por concentración de la Trama del Universo: no
como un medio de disolución, sino como un foco de personalización. Es Espíritu. Y esto
entraña dos cosas:
"Por una parte, su Yo, de El mismo, no puede formarse por la
agregación de Yos inferiores, humanos o sobrehumanos que El
juntara, puesto que los Yos no se adicionan jamás. Debe pues,
poseer su inmanencia especial. Por otra parte, correlativamente,
los yo inferiores acentúan -lejos de atenuar en el curso de su
acceso a la cima divina- su auto-posición" (EH 74).
Para que la unión personalista se realice en un amor común a Omega, este debe ser
una realidad Amante y Amable: "supremamente Persona", "supremamente personalizante",
Alguien con interioridad espiritual, pensamiento, libertad y amor.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 135
Por razones de polaridad y de amor, el Centro Omega debe ser real y actual; un
Centro simplemente virtual no explicaría un fenómeno tan real y actual como es toda la
Evolución ascendente.
"A Noosfera actual y real. Centro real y actual" (FH 323).
"La Cima del Mundo no podría, evidentemente, ser concebida
como un simple foco <virtual> de convergencia. Deberá también
ser real" (EH 76).
Omega tiene que ser actual y existir desde ya y estar permanentemente presente para
ejercer sobre los seres y las conciencias una atracción y una atracción real de amor.
"¿Cómo podría ejercer esta acción tan amante y amable si no fuera
ya, de algún modo, desde ahora mismo? Para amarse es necesario
coexistir. El Punto Omega, con el objeto de llegar a ser extremada-
mente atractivo, debe ya estar también supremamente presente"
(FH 322-323).
3. Foco irreversible
Omega debe ser estable (11), eterno, inmortal, libre de toda amenaza de disgregación
material y de regresión temporal. Solo así puede ser el fundamento inconmovible de la
exigencia de sobrevida y de inmortalidad, formulada por el Hombre, a nombre de una
Evolución irreversible.
"¿De qué nos servirá el discernir a la cabeza de la Evolución un
foco cualquiera, si este foco puede y debe algún día llegar a
disgregarse? El Punto Omega, para satisfacer a las exigencias
supremas de nuestra acción, debe ser independiente de la caída de
las fuerzas con las cuales se teje la Evolución" (EH 323).
Pero Omega así caracterizado, no puede menos de identificarse con Dios. Es el Dios
inmanente: actualmente influyente y presente a toda la Evolución. Y es el Dios, a la vez,
trascendente: fuera de serie, independientemente autónomo de la Evolución.
T. dice explícitamente que Omega se identifica con Dios. Califica a Omega como
Centro Divino. Después de haber designado a Omega como Centro de centros, dirá: "Dios
Centro de Centros" (EH 75); con frecuencia habla de Omega-Dios. Y este Omega -inferencia
racional y conjetural- se identifica en el cielo de su alma con el Dios de la Revelación
judeo-cristiana.
"1) Visto de abajo hacia arriba, de nuestro lado de las cosas, la cima del
cono evolutivo (el Punto Omega) se perfila primero en el horizonte como
un foco de convergencia simplemente inmanente: la Humanidad
totalmente reflexionada sobre sí.
2) Pero, con examen, se ve claro que este foco, para mantenerse, supone
detrás de él, más profundo que él, un núcleo trascendente divino" (AE
152).
3er.Tiempo: Descubrimiento de Omega, a la luz de la fe cristiana, como el Verbo de
Dios encarnado (inmanente-trascendente) = X.
= K→→O→→W→→X
Definición de Omega
En forma completa y clara y sin incluir todavía elementos de fe, esta otra definición:
"Por este nombre "Punto Omega", he designado desde hace mucho
tiempo, y todavía hoy lo entendería así: un polo último y subsistente
de conciencia, lo suficientemente mezclado al mundo como para
poder reunir en sí, por unión, los elementos cósmicos llegados al
extremo de su contracción y capaz sin embargo, por su naturaleza
supra-evolutiva (es decir trascendente) de escapar a la fatal
regresión que amenaza (por estructura) toda construcción a base
de trama de tiempo y de espacio" (Comment je vois, 13, Inédito
1948).
T. sabe por su fe, que el único fundamento infalible de cualquier verdadera esperanza
es siempre un hecho sobrenatural (la Resurrección de Cristo). Pero manteniéndose dentro
de los límites de su Fenomenología, juzga que por un cálculo estadístico basado en el éxito
de la Evolución hasta ahora, puede afirmar que la Humanidad en su conjunto no puede
fracasar, aunque muchos hombres individuales fracasen.
Toco aquí uno de los puntos débiles que suele anotarse en la argumentación
teilhardiana. En efecto, aunque T. reconoce que con el Hombre se da la tremenda posibili-
dad de un fracaso y de un insuceso final de la Evolución (a); sin embargo presume de un
optimismo ingenuo, que va más allá de lo que pueden dar de sí los motivos naturales que lo
apoyan (b).
Pero el amor es el drama más íntimo y más personal que pueda darse en el Hombre; es el
encuentro entre la libertad del hombre y la gracia libre de Dios. Y este sí o nó personal no
puede jamás ser el objeto de una estadística. Aquí falla toda estadística y todo "cálculo
razonado": las categorías materiales y los números estadísticos pueden aplicarse con
garantía de verdad en la fe material de la Evolución, pero no pueden aplicarse lo mismo de
confiadamente en la fase humana o espiritual de la Evolución. El mismo Teilhard lo ha
reconocido así en otros textos (16).
Sin compartir totalmente la crítica que le hace Tresmontant, hay que reconocer que
Teilhard ha dado pie para ella en alguna forma (17). En el conjunto de su pensamiento,
Teilhard no ha descuidado el aspecto existencial personal de la interioridad y de la libertad
humana. Pero sí parece haber descuidado el papel que tiene este aspecto como amenaza
radical interior de la Evolución humana en su camino hacia Dios, Omega y Colector su-
premo de las voluntades.
NOTAS
1. Teilhard tiene 6 páginas de su estudio "El Espíritu de la Tierra' que recuerdan
mucho la dialéctica blondeliana de “L’Action” (EH 46-51).
2. Véanse "El lugar del hombre en el Universo", VP 306, "El Atomismo del
Espíritu", AE 47-55.
3. E. Colomer, Hombre y Dios al Encuentro, Herder, Barcelona 1974, p. 329.
4. Léase el aparte: "Totalización por el amor, de los individuos de la humanidad",
EH, pp. 163-168.
5. Véase también final del artículo "La Hominización", VP 110.
6. E. Rideau, La pensée de P. Teilhard de Chardin, p. 53.
7. Paul Claudel ofrece una bella traducción poética de esta "vía" hacia Dios, en su
"Leyenda de Pakriti" (Figures et Paraboles, p. 120).
8. Puede consultarse el estudio de H. Bouillard, Blondel y el Cristianismo, Herder.
9. Teilhard: "El Corazón del Problema", en El Porvenir del Hombre (PH, p.
319)
10. H.de Lubac, Sur les chemins de Dieu, Paris 1956, p. 135-136.
11. Teilhard: "La Consistencia: tal ha sido indudablemente para mí el atributo
fundamental del Ser" (El corazón de la materia, inédito 1950).
12. T. en Activation de l’Energie, p. 149-158.
13. Obsérvese el parecido con la dialéctica blondeliana. La lógica de la Acción
humana le muestra a Blondel la existencia real de ese ''Necesario
Inalcanzable" para el Hombre. Ante Dios el hombre tiene una
alternativa fundamental: o abrirse a su acción divina (como quiera que
sea) y salvar así la Acción, o por egoísmo cerrarse a ella, lo que
constituye la muerte de la Acción.
14. Teilhard: "Texto sobre el fin del mundo", Tientsin 1924, PH 377.
15. Teilhard: "Para un cristiano, todo el éxito biológico último del Hombre sobre la
Tierra no es solo una probabilidad, sino una certeza, puesto que Cristo (y
virtualmenté, en El, el Mundo) ya ha resucitado. Esta certidumbre que,
sin embargo, procede de un acto de fe "sobrenatural", es de orden supra-
fenoménico" (PH 289-290). "Aquí es donde interviene, para apoyar y
consumar algo que late en el hombre, la Fe Crística" (Comment je vois, p.
236).
16. "Debido a la emergencia continuamente creciente en ella de lo psíquico
("elección individual") sobre lo estadístico, la evolución humana parece
escapar decididamente a toda posibilidad de cálculo preciso" (PH 277).
17. "Teilhard consideraba al mundo algo así como un mecanicista, y no detuvo su
atención en el nivel existencial del fenómeno humano, en la interioridad,
y en el problema de la libertad. Los cristianos, como los marxistas, tienen
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 144
10
CRISTO Y LA EVOLUCION
El fenómeno crístico
Como nota previa a su análisis del cristianismo, Teilhard estudia y compara las
grandes religiones del mundo. Anda tras la búsqueda de la existencia probable de una
revelación, desde el punto de vista de su apologética. El problema consiste en dónde
buscar, y, por tanto, estudia todas las grandes religiones antes de detenerse en el
Cristianismo, la religión más apropiada, con gran diferencia sobre las restantes, para la
búsqueda de la revelación divina. ¿Cuál es su criterio para comparar las religiones más
grandes del mundo? Dado que las apologéticas más sistemáticas del pasado se han
apoyado insistentemente en los milagros como pruebas de la credibilidad del cristianismo,
en la apologética de Teilhard, los milagros -aun cuando siguen constituyendo criterio de
verdad- pasan a un plano secundario y subordinado. Sus criterios más elevados son la
coherencia y la fecundidad. Es decir, la verdad de una religión se percibe por la altura de la
visión significativa de la realidad que nos ofrece, y por la medida en que nos impulsa a
obrar de una forma significativa. Escribe:
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 147
El problema cristológico
Teilhard de este modo postula una conexión entre el proceso natural evolutivo y la
consumación sobrenatural de la Humanidad. Esta conexión "salva" la Evolución, al pro-
longar la "cosmogénesis" en una "cristogénesis". Pero, a la vez, obliga a repensar el Miste-
rio de Cristo en términos de "génesis". Esta tarea no es fácil ni aun para los actuales teólo-
gos de oficio y sus implicaciones no las alcanzó el mismo T. a vislumbrar claramente (9).
Que tal intento, aunque arriesgado, sea lícito nos lo confirma la misma historia de la
teología cristiana. Ya en el siglo I para su mayor inteligibilidad, se asimiló el Jesús del
Evangelio al Logos alejandrino. ¿No podría hoy intentarse algo semejante con el neo-
Logos moderno, el principio evolutivo que ve todo el universo en función de "génesis" ?
T. juzga que éste su intento de una Cristología más acorde con la nueva imagen del
mundo, puede esclarecernos ciertos misterios cristianos, como por ejemplo, el de la
Encarnación, donde brillan "los esplendores descendentes de una cristogénesis".
Bien advierte Crespy (pg. 45) que "en esta perspectiva, es Cristo quien da el sentido
de un mundo en movimiento. Su programa es teológico porque es cristológico, y es
cristológico porque es cosmológico. El <kosmos> está ligado al <theos> por el <Xristos>.
Esta es la fundamental intuición del pensamiento de Teilhard".
Este intento puede hacernos ver a nueva luz, la grandeza cósmica de Cristo: un Cristo
presente en todas las dimensiones del mundo, agigantándose a los ojos de la fe, así como el
mundo se agiganta cada vez más a los ojos de la ciencia.
por alto muchos de los datos de la Revelación judeo-cristiana y solo se fija en aquéllos que
corresponden a su hipótesis de una evolución convergente. T supone sencillamente lo
esencial del dogma cristiano (que el Hijo de Dios se hizo Hombre, murió en cruz, resucitó
y es Señor Glorioso) y vierte este contenido en moldes nuevos siguiendo 3 direcciones:
Observemos de una vez cómo estas 3 direcciones están muy acordes con las 3
características del Dios Encarnado que siempre ha profesado la fe cristiana (16). A saber:
1a. La inserción histórica y la consiguiente visibilidad y tangibilidad experimental
de Dios por obra de la Encarnación.
2a. La expansión de orden universal de Cristo por su Resurrección.
3a. El poder asimilador del cuerpo de Cristo, capaz de integrar potencialmente la
totalidad del género humano y llevarlo a su plenitud en Dios.
I. CRISTO-COSMICO
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 152
Implosión de luz
¿Qué sucede cuando identificamos a Cristo con Omega? Cuando "por adhesión si-
multánea tanto al Neo-cristianismo como al Neo-humanismo contemporáneos, nuestro
espíritu se despierta, primero a la sospecha, luego a la evidencia de que el Cristo de la
Revelación no es otro que el Omega de la Evolución? " (20).
Todo entonces se ilumina con nueva luz. Porque de una parte, para nosotros,
"comienza a brillar una salida en lo más alto del devenir", mientras por otra parte, "aparece
la irradiación de un amor que desciende" de la cima del Mundo abierto por lo alto en
Cristo-Jesús. Dicho de otro modo, en el momento mismo en que el universo es consumado
por Cristo, Cristo es consumado por el Universo. Al movimiento de subida del Mundo
(cosmogénesis) corresponde, pues, el movimiento de descenso libre de Cristo
(cristogénesis) (21).
"Si el Mundo es convergente y si Cristo ocupa su centro, entonces
la Cristogénesis de San Pablo y de San Juan no es otra cosa, nada
menos, que la prolongación simultánea esperada e inesperada de
la Noogénesis, en la que, de acuerdo con nuestra experiencia
culmina la Cristogénesis. Cristo se viste orgánicamente de la ma-
jestuosidad misma de su creación" (EH 355).
En resumen:
Fundamentos escriturísticos
Definiciones
Cristo-cósmico o Cristo-universal.
- Es Jesucristo crucificado y resucitado, pero presente actualmente a un universo de
dimensiones planetarias. - Es Jesucristo, el de la historia palestinense, pero inscrito en el
corazón del cosmos y constituido centro del universo. - Es Cristo Centro orgánico de todo
el universo (33).
"Pleroma"
- Es esa misteriosa Plenitud formada por Cristo y el Universo entero en Cristo (34).
- Es la misteriosa síntesis de lo Increado (Dios) y lo creado (Cosmos) que tiene a
Cristo como centro.
- Es la gran compleción (a la vez cuantitativa y cualitativa) del Universo en Dios
(35).
Puntualizaciones importantes
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 156
Sería un error distinguir en el presente orden concreto, dos atracciones distintas, "una
hacia un hipotético fin natural del cosmos, la otra hacia un sobrenatural" En el universo
hay "solamente un centro, natural y sobrenatural al mismo tiempo (que activa toda la
creación en una misma dirección, primero hacia la mayor conciencia posible, después
hacia el mayor grado de santidad), y este centro es Jesucristo, tanto personal como
cósmico". No se puede pensar que en el mundo haya dos cimas, así como en un círculo no
caben dos centros distintos. "Hablando en concreto, existe solamente un único proceso de
síntesis que va de arriba a abajo del universo".
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 157
El consagrante toma ahora el cáliz en sus manos, la copa del dolor del mundo, el
mosto que fluye del corazón humano estrujado en las prensas del sufrimiento, todo eso que
sin Cristo no sería sino "un brebaje disolvente", mas en virtud de la palabra consecratoria
será también sangre de Dios. "Sobre toda muerte que se apresta a roer, a ajar, a cortar"
habrá que pronunciar de nuevo:
El concepto fundamental de Cristo como Centro físico que irradia en todo el uni-
verso, orienta a T. en su enfoque acerca del misterio de la redención. Pues si gracias a su
encarnación Cristo se ha convertido en el centro físico de la humanidad, entonces su labor
salvífica significa necesariamente aceptar la carga total de este desarrollo cósmico del cual
el hombre es la culminación, el propósito principal (48).
Dado que T. concibe el universo como una penosa evolución que engendra con dolor
nuevos estados superiores, la preocupación suya "ha consistido en irradiar de un Cristo
trascendente y personal las cualidades que "redimen" el dolor engendrado por la evolución.
Generaliza la función redentora de Cristo (quien redime no solo del mal moral, sino de los
males físicos) y la identifica con la función de Cristo evolucionador o "evolutor".
Nota. Puedo anotar aquí una cierta semejanza entre el pensamiento de T. y el pensa-
miento teológico de Duns Scoto. Para ambos, el motivo primario de la Encarnación del
Verbo no es tanto neutralizar los efectos del pecado en el mundo, cuanto el unir para Dios
toda la realidad, material y espiritual, natural y sobrenatural en Cristo-Jesús (51).
Cristo, así, “carga, juntamente con los pecados, todo el peso del Mundo en progreso".
Es natural que sobre este telón de fondo del mal físico y el sufrimiento cósmico, para T.
"la Cruz adquiere una seriedad y una belleza nuevas" (54) y se
convierte en "el símbolo del trabajo esforzado de la evolución más
bien que símbolo de la Expiación" (55).
Teilhard sin embargo no parece pueda eludir completamente el reproche que algunos
le hacen (a propósito de Cristo redentor, como en general a propósito del problema del
mal), de que no equilibra suficientemente el sentido positivo, el "poder creador" de la Cruz
con el otro no menos real, aunque más sombrío, del sentido expiatorio, del poder reparador
de la Cruz. En T. el oficio evolucionador de Cristo pareciera dejar en segundo plano su
oficio redentor (56). T. prefirió vivir y morir en "los ardores de la Cruz", más bien que a su
sombra bienhechora (57).
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 163
Son los dos ejes de la cristología teilhardiana, acorde con la más auténtica cristología
tradicional de la Iglesia.
1. Encarnación
Por la Encarnación, Dios entra en la historia humana de una manera humana. Esta
inserción histórica en el proceso mismo de la Evolución es la que da al Verbo de Dios "una
tangibilidad de orden experimental"(58). La Encarnación constituye el "primero y
fundamental contacto de Dios con nuestra raza" y forma una nueva "capa" en la historia de
la humanidad, un nuevo "phylum" destinado a la divinización y unificación final de los
hombres y del universo en Dios (59).
No puede menos de observarse aquí una tensión entre Cristo como "señor del Mun-
do" y Cristo como "elemento del Mundo", que recuerda la tensión entre "divinidad" y
"humanidad" afirmada por la fe cristiana de todos los siglos.
Esta preparación de siglos, esta aspiración suprema de la Tierra, a la vez que pura
receptividad, culminó en la pureza de María (61). "En Nuestra Señora todo lo demás
palidece ante esta luminosa función de atraer, de recibir y dejar pasar a Dios", como un
cristal deja pasar un rayo de luz sin romperse ni mancharse:
2. Resurrección
Por este "tremendo suceso cósmico" Cristo comienza a actuar como Centro Físico
del universo (63).
"Por efecto transformador de la resurrección, el elemento
individual nacido de María se halla elevado al estado no solo de
elemento (o medio o curvatura), sino de centro psíquico de
agrupamiento universal” (64).
Por la resurrección, en efecto, este Hombre que durante su vida terrestre vivía con
sus hermanos por dentro de la historia, ha alcanzado el punto culminante, trascendente de
toda la historia y de toda la creación: la plena unión con el Padre. Constituido así Punto
Omega, atrae hacia sí y unifica en sí todos los meridianos según los cuales se mueven los
hombres y todo el Universo. En adelante el Cristo histórico es el "Cristo total y to-
talizador":
"En un universo que se ve se halla en estado de convergencia, ha
tomado, por la prerrogativa de su resurrección, la posición de
mando como centro universal en quien se reúnen todas las cosas"
(65).
Cristo así como encontró una mujer por su Nacimiento, ha encontrado por su Re-
surrección la cima del Mundo desde la cual domina y vive "la vida total del universo". Por
el mero hecho de haber resucitado, Cristo puede ocupar el puesto axial que ocupa Omega
en la cumbre y en el centro de la Evolución y ser desde allí la influencia interior que todo
lo domina, lo penetra, lo sostiene. Cristo resucitado se incorpora la humanidad y el
universo material (66). Es realmente presente a todo espacio y a toda duración. Es el
verdadero Medio Divino:
"Tú no eres solamente el Dueño exterior de las cosas y el
Esplendor incomunicable del Universo; más que eso, eres el influjo
dominador que nos penetra, nos sostiene, nos atrae, por la médula
de nuestros deseos más imperativos y profundos: Eres el Ser
cósmico que nos envuelve y nos acaba en la perfección de su
Unidad. Por esto precisamente, yo te amo por sobre todas las
cosas" (67).
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 166
NOTAS
(33) Teilhard, "Note sur le Christ-Universel", Ciencia y Cristo, p.37: "Yo entiendo
por Cristo Universal, a Cristo Centro Orgánico de todo el universo: centro
orgánico, es decir del cual está suspendido realmente -en definitiva- todo
progreso, aun natural del universo entero es decir, no solamente de la tierra y
de la humanidad, sino de Sirio, de Andrómaca, de los ángeles, de todas las
Realidades corporales y espirituales".
(34) Teilhard, "Note sur le Christ-universel", Ciencia y Cristo, p. 40.
(35) Teilhard: Cahiers Teilhard de Chardin, No. 4, p. 26.
(36) Teilhard: Texto de 1927: Medio divino, p. 121-122.
(37) Teilhard: Texto de 1934: Comment je vois, p. 24-25.
(38) Teilhard: Texto de 1944, Introduction a la vie chrétienne, 5.
(39) Teilhard: " Super-humanidad, super-Cristo, super-caridad", 1943 Ciencia y
Cristo p. 209-210.
(40) Teilhard: "La unión creadora"1917, Escritos del tiempo de guerra, Madrid
1967, p. 242.
(41) Teilhard: Introduction a la vie chrétienne, 10.
(42) El término "eucaristización" puede servir para designar este movimiento por el
cual la hostia transustanciada se asimila poco a poco la Humanidad y el
Universo entero.
(43) Se encuentran respectivamente en Escritos del Tiempo de Guerra, 285 s. y
Himno del Universo, 17 s.
(44) Escritos del Tiempo de Guerra, p. 287-288.
(45) Escritos del Tiempo de Guerra, 289.
(46) Escritos del Tiempo de Guerra, 297.
(47) Barthelemy-Madaule, Bergson et Teilhard, p. 465.
(48) Para T. es claro que el proceso cósmico no tiene ningún poder salvífico, y que
el único verdadero redentor es Jesucristo. Puede verse su texto en Etudes
(1950) 284, donde se defiende de un ataque anónimo titulado "L'evolution
rédemptrice du P. Teilhard de Chardin".
(49) Teilhard, Le Christ évoluteur, 1942; Christianisme et évolution, 1945.
(50) Teilhard, Christologie et évolution: 1933,7-8.
(51) Puede verse Duns Scot: Dictionnaire de Théologie Catholique 4 (1911) 1891 y
Robert North, "Teilhard and the problem of Creation", Theological Studies 24
(1964) 595-597.
(52) Siendo este pecado contingente, habría que decir que Cristo es también
contingente. ¿No habría, pues, existido si no se hubiera dado el pecado?
(53) Teihard, Christianisme et Evolution, 1945, n. 8.
(54) Teihard, Christologie et Evolution, 1933, p. 1.
(55) Teihard, La vie cosmique, 1916, note.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 169
(56) A juicio de P. Smulders, tal equilibrio no era difícil de hacer, puesto que el
pecado, siendo esencialmente rechazo al amor de Dios por el falso amor de sí
mismo, no se repara sino por el gesto que se pierde en la obediencia amorosa a
la vocación divina, como fue el gesto de Cristo hasta su muerte en cruz.
(57) Teihard, Christologie et Evolution, 1933, c. 1.
(58) Teihard, Le Christíque, 1955, n. 3.
(59) El cristianismo no es más que un “phylum” de amor en la naturaleza.
(60) Teihard, Mi Universo, 1924: Ciencia y Cristo, p. 84.
(61) La pureza, en efecto, que es abertura completa a los planes divinos, "tensión
interior de los espíritus hacia Dios" (MD 143), es la más elevada de las
energías humanas, "una virtud esencialmente activa, a pesar de las apariencias,
porque ella concentra a Dios en nosotros y sobre aquellos que caen bajo
nuestro influjo".
(62) Teihard, Comment je vois, inédito.
(63) Es ciertamente lamentable y dogmáticamente errónea la expresión acuñada por
T. de "una tercera naturaleza cósmica de Cristo” (Le Christique, 1955), en su
deseo de expresar con vigor esta dimensión cósmica de Cristo resucitado.
Sabemos que en Cristo no hay sino dos naturalezas, una divina y otra humana.
Toda la función cósmica de Cristo es solo un aspecto de su naturaleza humana
absolutamente perfecta que le asegura un primado sobre todo el cosmos.
(64) Teihard, Comment je vois, 1948, n. 31.
(65) Teihard, Comment je vois, 1948, n. 31.
(66) Reconocemos que para T. tiene más interés Cristo resucitado que el
acontecimiento mismo de la Resurrección (del que habla no muchas veces),
como muestra más interés para el Cristo-universal que para la historia de Jesús
de Nazareth. Pero toda su visión de Cristo-Omega y Cristo-Evolutor se fundan
sobre la certeza del hecho de la resurrección. Un Jesús muerto y no
resucitado, un Cristo que no fuera vivo, no podría evidentemente ser el Cristo
total y totalizante.
(67) Teihard, La Vie Cosmique, 1916, c.3. n.13. En Escritos del Tiempo de Guerra,
p. 68.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 170
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 171
11
Pesimismos y optimismos
George Gamow en su libro de divulgación "Biography of the Earth" dice que "dentro de diez
billones de años más o menos encontraremos un sol mortecino rodeado de su familia de planetas
enfriándose rápidamente. No habrá ni un solo espectador para contemplar esta triste escena" (5). Se
podrían multiplicar casi hasta el infinito las afirmaciones contemporáneas teñidas de un pesimismo
parecido. Willy Loman en La Muerte de un viajante, de Arthur Miller, se pasaba su vida
"llamando al cero" Y hay una valoración que Walter Kerr hace de Brodway cuando dice "que el
caso del hombre es desesperado, el hombre es importante". Reflexiones nadaístas que recoge C.P.
Snow:
"La mayor parte de los científicos que yo he llegado a conocer, han
sentido tan hondamente como los no científicos que he conocido
también a fondo, que la condición de cada uno de nosotros es
trágica. Cada uno de nosotros está solo: a veces escapamos de
nuestra soledad por el amor, por el afecto y tal vez en los
momentos creadores; pero estos triunfos de la vida son como
charcos de luz que nos construimos nosotros en un camino cuyos
bordes están completamente oscuros: cada uno de nosotros muere
solo (6).
Snow prosigue diciendo que casi todas estas personas no ven "por qué se va a seguir
de que la condición individual sea trágica el que igualmente lo sea la condición social". Si
aquí observemos un cierto optimismo queda restringido por un futuro indefinido pero
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 174
Dos de las teorías más discutidas sobre el origen del universo, la teoría de la
estabilidad (constantemente se está "creando" materia nueva para conservar en una
densidad constante al universo en expansión) y la teoría de los ritmos (ahora estamos en
una fase de expansión que será seguida de otra de concentración, y así sucesiva e
indefinidamente) niegan un principio, y por lo tanto, un final. La tercera teoría, que es la
más comúnmente aceptada, afirma que el universo ha comenzado por un "estallido", ha
seguido desde entonces expandiéndose constantemente y acabará con el "gemido" de su
completa disolución. Los datos astronómicos más recientes parecen estar a favor de la
teoría del "estallido , teoría que, desprovista de un apoyo hiperfísico, nos inclina al
pesimismo con respecto a un resultado positivo para la evolución.
La otra clase de pesimistas, que lógicamente se habrán de adherir a una de las dos
teorías (a la de la estabilidad o a la rítmica) no creen que el cosmos tenga un final o no
dicen nada de él. Más bien hablan de un progreso "indefinido" del hombre en el futuro.
Julián Huxley parece pertenecer a este segundo grupo de pesimistas. Aun cuando está
convencido de que el universo habitable tendrá un fin, no quiere saber nada de un resultado
de la evolución (7). Tal actitud proviene en parte de una legítima cautela científica. Sin
embargo, no le sería difícil prescindir de una opción fundamental que subyace a las
conclusiones pesimistas así como también fluye de una opción la conclusión a que llega
Teilhard acerca de un resultado pleno y conveniente para la evolución.
Teilhard hace lo que no hacen los escritores actuales de la evolución: se enfrenta di-
rectamente con la cuestión de si tenemos ante nosotros una duración finita o infinita de la
tierra. Afirma llanamente que el futuro reserva "un cielo estrictamente limitado de geo-
génesis". Niega, por tanto, que haya de haber "un progreso indefinido, hipótesis que se
contradice con la naturaleza convergente de la noogénesis". Científicamente parece que
Teilhard tiene a su favor los datos, es decir, que la evolución seguirá solo por un tiempo
delimitado (8).
Una ambigüedad casi imposible de evitar tiñe el tema del principio del mundo y del
fin del desarrollo de la noosfera. Con demasiada facilidad, el término "fin" nos sugiere la
terminación completa y definitiva de todo lo anterior. Esto vale para lo individual y para la
totalidad. El interés mayor de Teilhard con respecto al "estado final de la tierra", es el de
demostrar que la naturaleza convergente de la noogénesis no solamente exige un final, sino
lo que es mucho más importante, un final que sea un principio. Esto no debería extrañar.
Sabemos que el final de un bebé es el principio de la niñez; el final de la niñez es el
principio de la adolescencia, y así sucesivamente. Del mismo modo el final del mundo y el
final de los tiempos señalan el principio, el surgir de una existencia radicalmente nueva.
La Noosfera por complexificación creciente se carga cada vez más de energía psíqui-
ca. Llega a un punto de saturación, de maduración completa, de tensión extrema. En este
momento el fuego divino bajará del cielo consumando y renovando a la vez el mundo ex-
terior. "Una involución divina trascendente viene, pues; a combinarse con la evolución
ascendente cósmica" (12).
Este final cristiano de la Historia es algo, pues, paradójico. Exige ser pensado con
una dialéctica de continuidad y de discontinuidad a la vez.
Obsérvese cómo dentro de esta concepción, todo lo que es ascenso y progreso autén-
tico de la humanidad adquiere también signo positivo respecto de esa realización final del
Reino de Dios, para el que en cierta manera está disponiendo como requisito previo. Se
aumenta así el interés y la esperanza humana de la Parusía, "al percibir una conexión más
íntima entre el triunfo de Cristo y el éxito de la obra que intentamos edificar aquí abajo los
hombres con nuestro esfuerzo" (MD 170).
Desde este punto de vista, el fin del mundo puede lícitamente pensarse como el paso
de la humanidad más allá de un último "umbral crítico", como emergencia y emersión,
como maduración y "salida", como una mutación a un estado "paraxísmico de maduración"
(14), como una ex-centración absoluta de la Noosfera hacia Omega-trascendente:
Para que el Espíritu, al final del mundo, pueda reposarse plenamente con todo su
peso en Dios-Omega, es preciso que abandone su matriz espacio-temporal, su soporte ór-
gano-planetario. Para su ex-centración en Dios, la raza humana tiene que pasar por una
"reversión" y "des-centración" cósmica, por un "fin" del mundo material, por una "trans-
figuración" del universo (15).
Para evitar confusiones tenemos también que observar que T. habla de la Parusía
desde dos niveles diferentes de conocimiento, como vimos lo hace también a propósito de
Omega.
A nivel de los fenómenos (=conocimientos de razón), la ley de "complejidad-
conciencia" le indica a T. que la energía radial se dirige gradualmente hacia-un cierto acto
colectivo de reflexión de la humanidad, y que para conseguir esta conciencia suprema la
raza humana puede muy bien tener que pasar otro “punto crítico", un último umbral de
reflexión colectiva, análogo a los umbrales de la Vida y del Pensamiento. En este nivel
fenomenológico, T. se inclina a hablar de esa condición final del hombre como si fuera
"ultra-humana" es decir, inmanente, producida dentro del tiempo por el natural proceso de
la evolución.
Al nivel sin embargo de la revelación (= conocimiento de fe), T. sabe que el punto
crítico por excelencia de la raza humana va a ser la Parusía o segunda venida gloriosa de
Cristo y que ésta tendrá lugar al final de la historia humana. La condición final de la hu-
manidad es aquí no solo "ultra-humana", sino lo que es más "supra-humana", algo tras-
cendente, labor de solo Dios, de la cual la evolución no es en ningún sentido una causa
sino meramente la condición preparatoria. Como dice bien E. Rideau: "La convergencia
cósmica no implica, de derecho, la emergencia crística, sino que es solamente su señal pre-
via: lo <ultra-humano>, deducido de la curva de crecimiento del hombre por extrapolación,
no es sino la cara temporal y terrestre de una realidad misteriosa y religiosa, que lo
transforma en <trans-humano> (18).
“En este acontecimiento supremo, la historia va a ser soldada al Trascendente".
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 180
En síntesis
En una obra de 1.924 Teilhard nos ofrece los varios aspectos de la Parusía (21). Es
un excelente resumen de lo que será a su juicio esta última fase de la Cristogénesis:
No hay que dar, sin embargo, beligerancia a la angustia. Este mundo, en apariencia
"sombrío, glacial y ciego" porque no demuestra tener en torno suyo sino el negro agujero
de la nada, se torna "fascinante y amable", invita a la "paz" y a la "confianza", cuando más
allá de la tiniebla de sus bordes deja ver "un foco de atracción cósmica". Rompiendo la
malla de lo empírico, arrancándonos a la totalidad del marco experimental en que hemos
nacido, la disolución del cuerpo no alcanza a destruir la esencia del hombre; más bien
practica un taladro en el tupido "telón de acero" del fenómeno, que permite escapar a lo
inesencial. Sin muerte nuestro mundo sería "asfixiante". Ella representa "liberación y
alivio", "evasión" del espíritu hacia un orden absolutamente diferente (25). La muerte no es
tan solo filo que desgarra despiadadamente la trama espacio-temporal del fenómeno y nos
descepa de ella; no es portillo vertiginosamente abierto sobre el abismo vacío. Es puerta
hacia la noche, pero noche breve, instantánea como un relámpago en negativo, a través de
la cual se arriba al trascendente.
"La muerte nos hace perder pie, completamente, de nosotros
mismos, para entregarnos a los poderes del cielo y de la tierra. Ahí
está la última palabra de su espanto, pero es también, para el
místico, el colmo de su felicidad: el acceso definitivo, por fin, al
Medio Divino que domina, arrebata, enciende" (26).
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 183
Para el hombre, la muerte deja de ser mero accidente de índole orgánica y alcanza
calidad de momento esencial de la historia del espíritu, que necesita doblar esa aguda arista
en que termina la vertiente empírica y comienza la existencia trascendente. Morir
constituye acto metafísico, comunión plenaria con lo real (28). La función de tal acto no es
tan solo catártica, de simple ascesis, sino rigurosamente ontológica(29). La norma ascética
de exigencia de mortificación dimana de la condición metafísica del hombre, que no
alcanza lo absoluto sino a través de la muerte. Esta sola puede transportarnos por entero a
Dios. De ahí que la muerte, en último análisis, tiene carácter ex-tático, de traslado
discontinuo y salto fuera del mundo sensible. "No se acerca uno al absoluto por un viaje,
sino por un éx-tasis" (30). La vocación de la muerte es estática. El cosmos ha de perecer,
pero feliz el mundo que termine en el éxtasis" (31). La muerte es el reverso doloroso de la
comunión y éxtasis en Dios (32).
NOTAS
1. Escatología designa todo lo concerniente al final de los tiempos (ξϕατον en
griego: éxjaton) .
2. "La Iglesia, porción reflejamente cristificada del mundo, eje central de
convergencia universal y punto exacto de encuentro entre el universo y el punto
Omega” (Comment je Vois, 16ss).
3. Nos parece esencial al pensamiento de T. esta convergencia que opera entre el
punto conjetural de unidad final de la historia cósmica (postulado por su Ultrafísica)
y la Parusía de Cristo al final de los tiempos (dato Cristiano). Léase Porvenir del
Hombre, p. 327-330.
4. Francisco Bravo, Teilhard de Chardin, su concepción de la historia, Barcelona
1970, p. 365.
5. G. Gamow, Biography of the Earth, New York, Viking 1953, p. 237.
6. C.P. Snow, The two Cultures and the Scientific Revolution, Cambridge University
Press 1960 p 5-6.
7. Véase la nota 2 de la Introducción de Huxley a El Fenómeno Humano.
8. El Fenómeno Humano, 327, 346, 342.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 184
9. Teilhard tiene un análisis del "indefinido progreso humano" en el artículo: “El fin
de la especie” en El Porvenir del Hombre.
10. Artículo: "De lo pre-humano a lo ultra-humano" en El Porvenir del Hombre.
11. Teilhard, Trois choses que je vois 1.948, n. 3.
12. Teilhard, Comment je vois. 1948, n. 24.
13. Teilhard, Comment je vois, n. 16: “En este sentido el acabamiento de la
Hominización por ultra reflexión aparece como una condición previa necesaria, pero
no suficiente, de su divinización".
14. Teilhard, Comment je vois, 1948, n. 20: "El pensamiento, llegado al final de sí
mismo, en este paroxismo, debe lograr horadar (por efecto de hiper-centración) la
membrana témporo-espacial del Fenómeno, hasta alcanzar un supremamente
Personal, supremamente personalizante".
15. Véase el interesante capítulo XII: "Transfiguración del cosmos" del estudio de
Henri de Lubac, El pensamiento religioso del P. Teilhard de Chardin.
16. Teilhard, Carta del 12 diciembre 1919.
17. Puede consultarse sobre este asunto a M. E. Boismard, "Le retour du Christ",
Lumiére et Vie 2 (1953) 53-76.
18. E. Rideau, La pensée du P. Teilhard de Chardin, p. 358.
19. O. Rabut, O. P., en Diálogo con Teilhard de Chardin, pág. 167, comentando la
idea de Teilhard sobre la parusía y el pleroma final, escribe: "El enorme problema
que nos plantea la evolución es el de que parece que ella salva a la humanidad. Pero,
en el pensamiento de Teilhard, la salvación, en sentido cristiano, no es ni eliminada
ni reemplazada. Es la gracia de Cristo la que salva, y no las fuerzas de la evolución.
La salvación cristiana se sirve de los instrumentos naturales de que disponen los
hombres para aceptar los dones de Dios de una manera más adecuada, y de esta
forma confiere a estos dones la capacidad de producir fruto. Lo único esencial es no
confundir la disposición para recibir, con los dones que se reciben".
20. Teilhard, "La Gran Opción", El Porvenir del hombre, p. 72-73.
21. Teilhard, Mon univers,113-114.
22. Blondel, L’Action (1.893), Puf, París 1950, 33.
23. H. de Lubac, ha titulado así uno de sus capítulos..
24. Teilhard, Escritos en tiempos de guerra 241.
25.Teilhard, Carta del 19 de enero de 1917: Génesis de un Pensamiento 198.
26. Teilhard, Escritos de tiempos de guerra 151.
27. Teilhard, Archives Philosophiques (1961) 135.
28. Teilhard, véase Himno del Universo 107.
29. Teilhard, Carta del 13 de noviembre de 1916: Génesis de un Pensamiento 173.
30. Teilhard, Visión del Pasado 179.
31. Teilhard, Escritos de tiempos de Guerra 246.
32. He hecho mías tres páginas de A. Fierro, El proyecto Teológico de Teilhard de
Chardin , p. 152-155.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 185
12
Henry Poincaré tenía razón cuando decía que la ciencia está en indicativo y la mo-
ral en imperativo. Pero se equivocaba al pensar que la ciencia, por este hecho, es inoperan-
te en materia de moral. No se puede, en efecto, averiguar de qué manera debe vivir el hom-
bre, para que funcione bien, sin reunir los datos que nos suministran las ciencias acerca del
hombre. Para proyectar lo que debemos ser es preciso conocer lo que somos. El imperativo
moral ha de tener, pues, en cuenta nuestro indicativo existencial.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 186
También en este campo nos brinda Teilhard de Chardin algunos puntos de vista de
gran valor orientador. Sobre todo, porque Teilhard incorpora a la filosofía de la acción los
factores energéticos, que no pudieron presentar ni Marx (centrado en la sociología de la
Revolución), ni Blondel (metafísica de la acción humana). En efecto, como él mismo
reconoce, la filosofía de la acción se transformó en Teilhard en "una energética cuasi-ex-
perimental de las potencias biológicas de la evolución" (1).
En efecto, al haber descubierto el hombre moderno el tiempo como algo que im-
pregna la esencia de todos los seres intra-mundanos hasta en sus últimas fibras y pensar el
universo en términos de devenir (2), todas nuestras perspectivas han cambiado y se ha
insinuado en muchos una profunda "crisis religiosa".
Para algunos esta crisis se ha concretado en una "fascinación" del mundo. Esta co-
mo "divinidad inmanente" trata de apartar del único verdadero Dios de la Escritura, lanza
al desespero de la nada o a la idolatría del progreso.
"Si yo juzgo por mí, la gran tentación del siglo es (y será cada vez
más) el encontrar el Mundo de la Vida y del esfuerzo humano,
mayor, más próximo, más misterioso, más vivo que el Dios de la
Escritura" (3).
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 187
que nos rodea y el aire que respiramos. Por otro lado, significa también, y al mismo
tiempo, un punto central, un centro donde todas las realidades se unen, se encuentran y
convergen.
La presencia divina en el mundo es este «medio» misterioso que irradia a través de todos
los niveles del universo, a través de la materia, la vida y la experiencia humana. Nosotros
estamos inmersos en este medio, bañados en él. Si se lo permitimos, puede invadir todo
nuestro ser y transformamos. Teilhard lo llamó también «medio místico», un «océano
divino» en el que nuestra alma puede ser inflamada y divinizada. Todas las realidades,
todas las experiencias, todas nuestras actividades, todas nuestras alegrías y sufrimientos,
tienen este potencial de divinización, de verse encendidas por la efusión del amor divino.
En otros lugares, Teilhard se refiere a la imagen de «la zarza ardiente», tomada de la Biblia
hebrea, para expresar algo de este gran fuego del espíritu que se extiende por todo el
mundo. En El Medio Divino utiliza otra imagen de la misma fuente: la lucha de Jacob con
el ángel. Ésta es una metáfora de la lucha de la vida humana, sus avances y sus
disminuciones. Para Teilhard, la esencia de la práctica espiritual consiste en establecernos
en el Medio Divino, vivir y morir en él, llegar a ser parte de él. Así encontramos la
plenitud, la totalidad del ser, que nos lleva al Punto Omega, identificado con la carne
encarnada de Cristo en la materia".
Pierre T. de Ch. trató de vivir esta espiritualidad antes de consignarla por escrito
para los demás. Recordemos todas sus angustias y luchas personales por más de 30 años,
para llegar al fin a hacer una unidad interior entre su amor a Dios y su amor al mundo (5).
Especialmente el Medio Divino -que describe su experiencia personal- tiene un gran valor
de testimonio a favor de lo que Dios es y Cristo significa para el hombre moderno. Su
verdad está más que en la fría objetividad de la doctrina, en la autenticidad cálida de una
vida cristiana que se transparenta a través de todas sus páginas. En él se trata del "retomo a
un universo iluminado por la fe y vivificado por la 'radiación del amor que desciende' para
vivir la historia en comunión con Dios" (D' Armagnac).
La mística de Teilhard tiene una orientación bien definida: la comunión con Dios a
través del cosmos. Como es obvio. Cristo y más concretamente, el Cristo universal, ocupa
en esta mística el lugar central, ya que es El donde el cosmos se convierte en teatro de una
epifanía o mejor, de una diafanía, por la que Dios transparece en_el fondo último de toda
cosa. Por algo la experiencia profunda de esta mística es la de la "Santa Presencia" unida a
una existencia de transformación y divinización de toda realidad y a la espera ardiente de
!a Parusía. Mística activa que Teilhard ha denominado "mística del oeste" en oposición a
las místicas orientales del Nirvana. En esta mística teilhardiana, Dios se alcanza no al
margen de las cosas, sino a través de ellas, no por el vacío y la nada, sino por tratar de
espiritualizar la realidad e integrarla así (la única excepción es el pecado) en el camino
personal hacia El.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 189
I. ETICA DE CONQUISTA
Desde una perspectiva del esfuerzo humano como sagrado, con un valor religioso
en sí mismo, construye Teilhard el diseño de la estructura de lo que él llama "Etica de
Conquista". Su ética de conquista aparece ya en forma embrionaria en sus primeros
escritos (7).
Pero es en 1924, cuando formula Teilhard la ética de conquista (8). Para ser fiel a
Dios, el hombre debe aceptar, como un deber fundamental, desarrollarse a sí mismo y con-
quistar el mundo. T. considera como un proceso de unificación tanto el desarrollo personal
como la conquista del mundo. El primer impulso que pone en movimiento "lo múltiple", lo
desordenado y lo inorganizado, hacia la unidad, es Cristo-Omega. Él es el que atrae todas
las cosas a la unidad consigo mismas, con las demás y con El. Él es quien lleva "adelante"
la multiplicidad hacia la unidad. Esta atracción fundamental de Cristo- Omega toma forma
y se expresa en el hombre como la obligación y la voluntad de unificar y desarrollarse a sí
mismo y de unificar y conquistar el mundo que le rodea. Pero la obligación del hombre
dista mucho de ser una simple obediencia formal a la voluntad de Dios. Una mentalidad
jurídica podría comprender la obligación humana de trabajar y de desarrollar el mundo
como una obediencia extrínseca debida a un Señor en virtud de un mandato divino más o
menos arbitrario. Algunos cristianos parecen pensar que el hombre debe trabajar
simplemente para demostrar su buena voluntad, que los resultados tangibles de su trabajo
no cuentan sino que son justamente "la evidencia de la sumisión que hemos demostrado al
hacer cosas inútiles". Teilhard reacciona contra esta interpretación pobre y
descorazonadora. Lo que nosotros hacemos es importante. "Si Cristo es Omega, nada
queda al margen de la edificación física de su cuerpo universal. No importa que nuestra
acción sea humilde y quede en el secreto, con tal de que se oriente hacia la unificación, en
última instancia se dirige a Cristo". Si es verdad que nosotros contribuimos a la cons-
trucción del mundo, si es verdad que los resultados tangibles, materiales, del esfuerzo del
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 190
hombre influyen en el movimiento más rápido del mundo hacia la plenitud del pleroma,
entonces se sigue que el cristiano debe actuar con la mayor seriedad, de modo que el
mundo avance cada vez más intensamente hacia la plenitud de Cristo. El cristiano, más que
cualquier no-cristiano, debe promover el esfuerzo humano en todas sus formas y, es-
pecialmente. el esfuerzo que aumenta directamente la conciencia general de la humanidad.
El cristiano debe moverse audazmente en la promoción del progreso humano, lleno de
esperanza cristiana.
1) El primero es éste: "No es. finalmente bueno sino lo que contribuye al crecimiento
progresivo del espíritu".
En virtud de esta regla, un gran número de cosas que podrían haber estado
permitidas en una moralidad estática de equilibrio, parecen ahora intolerables. Durante el
pasado, el hombre tenía el derecho de emplear su vida como mejor le pareciera, con tal de
que no quebrantara los derechos de ningún otro. Pero ahora vemos que ningún uso de la
vida ni de los talentos personales son moralmente correctos a no ser que, de alguna forma,
se empleen en servicio de la humanidad. En la ética de los negocios han predominado las
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 191
ideas de cambio y de justicia (tanto por tanto). En una moral dinámica, la posesión de las
riquezas es moralmente buena solo en la medida en que tales riquezas trabajan en la
dirección del espíritu. La moral conyugal ya no puede contentarse con la fundación de una
familia; su objetivo principal debe ser devolver al amor conyugal todo el poder espiritual
que es capaz de desarrollar entre el esposo y la esposa. La moral de la persona individual
no podrá ya permitir existencias neutras e inofensivas; impondrá a cada persona la
obligación de desarrollarse a sí misma, su libertad, su personalidad, sus cualidades, hasta el
grado más alto.
2) El segundo principio de una moral dinámica es éste: "Es bueno -al menos fundamental y
parcialmente- todo lo que procure un crecimiento de espíritu".
En una moral renovada no queda ya lugar para la timidez o para "jugar a lo
seguro". Todo lo que es bueno, todo lo que posee una fuerza ascensional y puede promover
una conciencia humana más alta y un crecimiento espiritual, debe ser reconocido y
desarrollado.
3) El tercer principio se expresa así: "Es, finalmente, lo mejor aquello que asegure su
más alto desarrollo a las potencias espirituales de la tierra".
En una moral dinámica y abierta, la ley general y más alta es la de desarrollar todas
las cosas hacia una conciencia superior, hacia un crecimiento espiritual más amplio.
Teilhard está muy al corriente de que estas "perspectivas parecerán locas a los que no ven
que la vida es, desde sus orígenes, tanteo, aventura y peligro. Crecen, sin embargo, como
una idea irresistible, en el horizonte de las nuevas generaciones". Finalmente, una moral
renovada y dinámica es una moral religiosa y teísta. La moral de equilibrio es una moral
cerrada sobre si misma; lógicamente puede ser agnóstica y estar absorbida por la posesión
del instante presente. "Una moral de movimiento" -en contraste- "está, necesariamente,
inclinada al futuro, en la prosecución de un Dios". En el último análisis de la moral
renovada y dinámica de Teilhard, su ética de conquista nos abre a una espiritualidad, a un
programa de santidad cristiana y a una mística de la unión con Dios en el mundo y por
medio del mundo (12).
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 192
El problema
Para el cristiano de hoy se plantea una difícil conciliación entre su fe divina y su
pasión por todo lo terreno:
"¿Cómo puede el que cree en el Cielo y en la Cruz continuar
creyendo sinceramente en medio de las ocupaciones terrestres?
Cómo -en virtud de lo que hay en él de más cristiano- puede el fiel
entregarse a la totalidad de su deber humano con el mismo ímpetu
que si se entregase a Dios? He aquí lo que en realidad perturba a
muchas más mentes de lo que imaginamos" (MD 35).
"Para ser cristiano, ¿hay que renunciar a ser humano, humano en
el sentido amplio y profundo de la palabra, humano intensa y
apasionadamente? Para seguir a Jesús y tener parte en su cuerpo
celeste ¿hay que renunciar a la esperanza de que nosotros
palpamos y preparamos un poco de absoluto cada vez que, bajo los
golpes de nuestro trabajo, se amaestra un poco más de
determinismo, se adquiere un poco más de verdad, se realiza un
poco más de progreso? Para estar unidos a Cristo ¿ hay que
desinteresarse de la marcha propia de este Cosmos? Este es el
problema de vida que enfrenta inevitablemente, en un corazón
cristiano, la fe Divina que sostiene sus esperanzas individuales y la
pasión terrestre que es la savia de todo el esfuerzo humano" (13).
Muchos no llegan a ver la unidad que existe entre su actividad terrestre y su vida
sobrenatural, entre su tarea de hombres y su tarea de cristianos, de aquí que algunos siente
cada vez más, disgusto por un Reino de los Cielos que los aleja de la tierra y otros no
ponen la suficiente seriedad en las actividades terrestres. No faltan quienes se desdoblan
espiritualmente y viven divididos entre el amor de la tierra y el amor de Dios. Ni
enteramente de la tierra, ni enteramente de Dios, imperfectos a sus propios ojos y con visos
de hipócritas para los demás, sufren al no poder unificar su vida (MD 37).
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 193
Solución incompleta
"La acción humana vale y solo vale por la intención con que se realiza". Esta
solución que invocan algunos es verdadera en parte; sirve, pero es incompleta. Deja de
lado la esperanza -imprescindible para ser felices- de que hacemos algo que ha de perdurar,
de resucitar. Nos da el alma, pero olvida el cuerpo.
La solución definitiva
Está dada por San Pablo (1a Cor. 3,23) y bellamente asimilada por Ignacio de Loyola
en el Principio y Fundamento de sus ejercicios espirituales (Ejercicios No. 23):
A) En nuestro Universo toda alma es para Dios en Nuestro Señor (premisa mayor).
"En virtud de la poderosa Encarnación del Verbo, nuestra
alma está totalmente entregada a Cristo, centrado en El" (MD
44).
B) Es así que toda realidad, incluso material, es para nuestra alma (premisa menor).
"Nuestro ser espiritual se alimenta continuamente de las
innumerables energías del mundo tangible. El alma humana (por
muy creada aparte que nuestra filosofía la considere) es
inseparable en su nacimiento y en su maduración del Universo en
el que ha nacido). Toda la Evolución se ha orientado para llegar
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 194
Resultado
Por una parte el esfuerzo humano queda totalmente cristianizado. Comulgamos con
Cristo mediante nuestra total acción. Los trabajos materiales nos acercan también a Dios.
El deber cumplido del propio estado es el camino de santificación.
Por otra parte, igualmente el esfuerzo cristiano queda, así, humanizado. No dejamos
de ser plenamente humanos cuando vivimos nuestro cristianismo. "El cristianismo no hace
desertores y falsos hermanos a los hombres". Como cristianos debemos tener interés por
todo lo humano, más que cualquier otro tipo de hombre. "Sois hombres? Plus et ego. 'Más
lo soy yo'.
"En nombre de nuestra fe tenemos el derecho y el deber de
apasionarnos por las cosas de la tierra" (MD 58).
Me atrevo a pensar que T. de Ch. no incurre en ese grosero error de dar valor
absoluto al progreso puramente humano. En sus escritos, a la vez que exalta el valor del
progreso profano, habla de su posibilidad de perversión y de su radical ambivalencia. T.
sabe que el progreso humano no es rectilíneo, sino que sube-en-espiral, por "tanteos" en los
que a cada cima corresponde un abismo :
"Esta crisis de la acción humana es, por naturaleza, tan vieja como
el hombre, No hay que limitarla, es claro, a unos breves instantes,
ni siquiera a los orígenes de nuestra naturaleza. Nacida con la
inteligencia, la tentación de la rebelión deberá variar
constantemente, crecer con ella" (VP 106).
"Seamos más sinceros y tengamos el valor de mirar la existencia
cara a cara. Cuanto la humanidad se refina y se complica más, se
multiplican también y se acentúan en su gravedad las
probabilidades de desórdenes; porque no hay cumbre sin abismo y
cualquier energía es igualmente capaz para el bien y para el mal.
Todo aquello que deviene sufre o peca. La verdad con respecto a
nuestra situación en este mundo es que estamos crucificados" (16).
Clases de Pasividades
Hay 2 grupos de pasividades que nos asaltan y que exigen ser tratadas de modo
diferente.
Hay que abandonarse en estas dos manos buenas y no romper el hilo que van te-
jiendo en nuestra vida :
"Es bueno abandonar su alma sobre todo si se sufre y se tiene
miedo, -en las manos que han roto y vivificado el pan que han
bendecido y acariciado, que han sido traspasadas; -en las manos
que son como las nuestras que no sabría uno decir qué van a hacer
con el objeto que tienen, si lo van a romper o a cuidarlo, pero
cuyos caprichos, estamos seguros, están llenos de bondad y no
harán sino apretarnos celosamente para sí -en las manos dulces y
potentes que llegan hasta la médula del alma, que forman y crean;
-en estas manos por donde pasa un tan gran amor" (17).
y para siempre. Otras nos llegan más tarde: accidentes, enfermedades. Pesa sobre todo la
vejez, la pasividad que crece con el transcurso del tiempo. Todas concluyen en la muerte
"que es el resumen y consumación de todas nuestras .disminuciones: el mal físico y moral"
(MD 75).
"Cuanto más rechacemos el sufrimiento, en ese primer momento, más nos adherimos al
corazón y a la acción de Dios" (MD 78). Es el modo de hallar a Dios en el primer contacto
con la disminución. Dios, nuestro Padre, no desea el mal para nosotros. Esta resistencia
debe hacerse sin rebelión y sin amargura, con una tendencia anticipada a la aceptación y a
la resignación finales.
“Se trata ahora para los fieles de comprender que si el sufrimiento
y la muerte, en lo que ellas tienen de cósmicamente inevitable,
pueden, por la virtud de Dios, llegar a ser maravillosos
instrumentos de acabamiento y de unión espiritual, ellas no dejan
de ser odiosas, en sí mismas, al Creador. De manera que si nuestro
primer deber es desarrollar el mundo, un segundo mandamiento
semejante al primero nos obliga a luchar hasta el fin contra toda
disminución y todo dolor" (18).
Es un segundo tiempo en el que debemos reconocer que el mal nos une a Dios y
nos realiza a nosotros mismos más plenamente. Tenemos en efecto, a Dios por aliado.
"Él hace que el propio mal que el estado actual de la creación no
le permite suprimir inmediatamente, sirva a sus fieles para un bien
superior. Para quienes buscan a Dios, no todo es inmediatamente
bueno, pero sí es susceptible de llegar a serlo: Omnia convertuntur
in bonum" (MD 80).
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 198
¿Cómo transforma Dios nuestras muertes y nuestros males en algo mejor? De 3 mo-
dos que son: 1) Timón de dirección: haciendo que el fracaso haga derivar nuestra actividad
hacia objetos o hacia marcos de actividad más favorables. 2) Timón de profundidad:
segundo, y es lo más frecuente, haciendo que busquemos la satisfacción de nuestros
frustrados deseos en un campo menos material. Así se ve en la historia de muchos santos y
de hombres célebres en general. Incluso en el fracaso moral: San Agustín, María
Magdalena y tantos otros. "Entonces el fracaso desempeña para nosotros el papel de timón
de profundidad en el avión, o si se prefiere, de podadera para la planta" (MD 81). 3)
Entrega confiada en Cristo. En los casos más difíciles en los que quedamos
desconcertados, porque no aparece a simple vista el bien pretendido, la Providencia se
muestra más eficaz y más santificante. Mediante estos casos de muerte, de aniquilación,
Dios nos une definitivamente, a sí. Esa aniquilación en el otro debe ser mayor cuanto
mayor sea aquel a quien nos ligamos. Por eso es inmenso el desprendimiento querido por
Dios en la entrega a Él.
"Lo que por naturaleza era vacío, laguna, retorno a la pluralidad,
puede convertirse, para cada existencia humana, en plenitud y en
unidad con Dios” (MD 84).
Valiéndose de todas las creaturas, lo Divino "nos asedia, nos penetra, nos fragua".
"En El vivimos, nos movemos y existimos" decía San Pablo (Hechos 17,28). Es decir en El
nos encontramos sumergidos, "en sus ardientes capas vivimos hundidos" (MD 115). Este es
el Medio Divino. Es la omnipresencia activa de Dios personal y trascendente en este
mundo (19). El Medio Divino existe para cada uno de nosotros y es un permanente
reclamo a entrar en su movimiento de unión con Dios y los demás por el amor de Cristo.
El mundo está lleno de Dios. Pero esta luz que baña todo, se irradia a partir de un Foco
histórico y se transmite a lo largo de un eje-tradicional sólidamente preciso y concreto: la
Encarnación del Verbo, Jesucristo!
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 199
Ahora bien, este influjo del MD cristificado se ejerce por la Eucaristía. Por ella la
capa humana de la tierra se halla bajo el influjo organizador de Cristo. Nuestra humanidad
asimila para sí el mundo material, y la Hostia asimila para sí a nuestra humanidad. En
cierta manera, la Transubstanciación eucarística desborda y completa la Transformación
del pan en el altar.
"En un sentido segundo y generalizado, pero un sentido verdadero,
las Especies sacramentales están formadas por la totalidad del
mundo, y la duración de la Creación es el tiempo requerido para
su consagración" (MD 132). La Eucaristía debe ser, así, el
sacramento que invada toda nuestra vida: "nuestra vida recibida,
nuestra vida vivida, nuestra vida abandonada"(MD 134).
-Es a la vez infinito e inmanente. Vasto, como las criaturas mismas que sostiene tiene una
trascendencia que le permite reunir sin confusión a su unidad triunfante y personal, los
elementos del mundo. Próximo y tangible, nos presiona mediante las fuerzas todas del
universo, pero huye continuamente de nosotros. Nunca podremos aprisionarlo aquí abajo.
El hace que el contacto con la materia nos purifique y que el desarrollo lleve al
renunciamiento. Hace que la muerte se convierta en resurrección. Todos los atributos del
MD derivan de una sola perfección. Dios se descubre en todas partes como un Medio
universal, como Punto último donde convergen todas las realidades. En cada creatura, en
cuanto es, se encuentra la gran Realidad: una bajo la multiplicidad, inasible en su
proximidad, espiritual bajo la materialidad. "Porque Dios es el Centro, ocupa toda la
esfera. En el Medio Divino se tocan todos los elementos del Universo, por lo que tienen de
más interno y definitivo" (MD 118). Nosotros debemos establecernos en este Centro!
en una Providencia Superior. La fe hace que nos sean útiles nuestras pasividades de
disminución.
-Fidelidad. La fidelidad nos hace comulgar con el mundo que la fe ha consagrado. Por la
fidelidad a Dios nos hallamos situados en el punto exacto en que puede realizarse en
nosotros el MD. Por ella y solo por ella devolvemos a Dios el beso que nos ofrece con-
tinuamente a través del mundo. No tiene límites de parte de la obra realizada o de la dis-
minución experimentada, porque siempre puede ser más perfectible. No tiene límites de
parte de la intención que nos anime, pues siempre podemos llegar más lejos. No tiene
límites de parte del objeto divino, pues indefinidamente podemos hundirnos en El.
El valor "individual" del MD ha sido destacado, por razón de método. Porque lo particular
debe preceder a lo general. Y porque aunque seamos solidarios del resto de los hombres, al
fin nos salvamos o nos perdemos nosotros mismos. Nadie en el mundo puede salvarnos ni
perdernos, si no queremos. Esto es verdad, Pero también es verdad que nuestra salvación
no se hace ni se consuma sino solidariamente con el resto de la “masa elegida". En sentido
verdadero sólo habrá un hombre salvado: Cristo, cabeza y resumen viviente de la
humanidad.
La intensificación del MD por la caridad. La caridad cristiana, tan solemnemente
predicada en el evangelio, es principio y efecto de toda unión espiritual. No es sino la
cohesión, más o menos consciente de las almas, engendrada por su convergencia común en
Cristo-Jesús. Los medios divinos individuales tienden a abarcar todo el mundo, con todas
las personas. El apasionado del Medio Divino no puede tolerar en torno a sí oscuridad,
tibieza, vacío de Dios. Se da cuenta de que el único abrazo humano capaz de abarcar
dignamente a lo Divino es el de todos los brazos humanos abiertos a un tiempo para llenar
y dar acogida al fuego.
"Entre los hombres y yo quieres, que con ayuda de vuestra
Eucaristía, aparezca la atracción fundamental que
misteriosamente convierte la mirada de las creaturas razonables
en una especie de mónada única en Tí, Jesucristo" (MD 150).
La condenación es el misterio que más tropieza con nuestro punto de vista humano.
Cuanto más personas nos hacemos, es decir, más conscientes de los tesoros que oculta el
menor de los seres y del valor que representa el menor de los átomos para la unidad final,
más perdidos nos sentimos ante la idea del infierno."Dios mío, me habéis dicho que crea
en el infierno. Pero me habéis prohibido que piense, con certeza absoluta, que ningún
hombre ha sido condenado" (MD 161).
20. Hacer brotar una primera especie de renunciamiento y de victoria sobre el egoísmo
estrecho y perezoso del trabajo duro y de la prosecución de un ideal cada vez más amplio.
30. Paralelamente a los 'plenos' de la vida, querer sus 'vacíos', es decir, sus pasividades y
sus disminuciones providenciales, por las que Cristo transforma directa y eminentemente
en sí los elementos y la personalidad que hemos intentado desarrollar para El" (20).
Santidad cristiana
En la primera fase hay una adhesión entusiasta al mundo, una colaboración, de todo
corazón, en el esfuerzo humano por ayudar a la edificación del mundo hacia el pleroma,
hacia la plenitud de todas las cosas en Cristo. En la segunda fase, logramos mediante este
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 203
esfuerzo la primera etapa del desprendimiento cristiano, desprendimiento del propio interés
y de un egoísmo estrecho. Finalmente, estamos dispuestos a aceptar, e incluso las
deseamos, las pasividades y disminuciones que sirven, mediante un proceso de excentra-
ción que nos transforma, para centrarnos no sobre nosotros mismos, sino sobre Dios. En la
perspectiva de Teilhard, el crecimiento en la santidad cristiana, en unión con Dios, es un
movimiento progresivo con un doble polo: acción y apego al progreso/ resignación y
desprendimiento.
Ascesis cristiana
En cambio Teilhard se fija en esta gran corriente También él quiere evitar que el
hombre disipe, frustre su gran facultad de amar y de construir grandes cosas. Pero el punto
de insistencia es diferente. Kempis advierte contra los peligros, mientras Teilhard muestra
el don grandioso v precioso que nos ha sido confiado como una misión.
Con todo sería entender mal a Teilhard el pensar que su llamado a seguir "el santo
impulso de la vida" es una invitación a seguir los apetitos y tendencias naturales (que en el
fondo contrarían dicho impulso) o una invitación engañosa a "buscar el amor y el reino
Divinos en igual pie que los apegos terrenos y el progreso humano". Ya indicamos
anteriormente cómo la edificación del cuerpo de Cristo no se hace por los mismos caminos
por los que se construye el progreso científico, técnico y económico de la humanidad.
T. juzga que no han de separarse ni oponerse las dos fases naturales de un mismo
esfuerzo: vida-muerte, crecimiento-disminución, posesión-renunciamiento. Nuestro deber
y nuestro deseo esencial es estar unidos a Dios. Para unirnos es necesario que seamos
primero nosotros mismos lo más completamente posible. Para ser tenemos que
desarrollarnos y tomar posesión del mundo. Y después de que alcancemos esto, es
necesario que seamos del Otro. Este es el único y doble precepto de la ascética cristiana
integral (Véase MD 94, ss).
Sería entender mal a T. pensar que en su espiritualidad no hay lugar para la ascética y
la victoria sobre sí mismo. La verdadera obediencia a la gran corriente de la vida en
nosotros, las está exigiendo vigorosamente. Son ellas :
Teilhard resume estos tres movimientos de genuina ascética cristiana en una famosa
conferencia dictada en Pekín durante los años de guerra, titulada "Reflexiones sobre la
Felicidad ":
"Se pueden reconocer tres movimientos sucesivos y conjugados en
el proceso de nuestra unificación interior, es decir, de nuestra
personalización.
Para ser plenamente el hombre debe:
1) Centrarse sobre sí;
2) Descentrarse sobre <el otro>;
3) Supercentrarse sobre uno mayor que él.
No se trata, pues, solamente de desarrollarse, ni siquiera
solamente de darse a otro igual, sino también de someterse y
enderezar su vida hacia alguien mayor.
Dicho de otra manera:
- 1) Primero ser;
-2) Luego amar
- 3) Y finalmente adorar" (25).
Son estos los tres movimientos claves del esfuerzo cristiano, coincidentes con los tres
caminos de auténtica felicidad personal:
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 207
El cristiano ideal para Teilhard es "el cristiano a la vez antiguo y nuevo, que resuelve
en su alma el problema del equilibrio vital, haciendo pasar toda la savia del mundo a su
esfuerzo que lo impulsa hacia la Divina Trinidad"(26). Externamente podrá tal vez
parecerse al "terrenista" o neo-pagano, pero su actitud interior es de signo contrario. Es la
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 208
del humanista cristiano que se apega al mundo porque primero está apegado a Dios, por-
que reconoce y abraza el don que Dios le ofrece en el mundo.
"El pagano trata de unirse a todo lo sensible " El cristiano no multiplica sus contactos
para agotar el goce: se adhiere al mundo"./ con el mundo sino para aceptar o
experimentarlas energías que lleva o que le
llevan al cielo.\ Se preadhiere a Dios".
"El pagano piensa que el hombre se diviniza cerrándose " El cristiano ve su divinización solo en la
en sí mismo; el gesto final de la evolución humana es, asimilación por otro de su terminación; la
para cada individuo o para el conjunto, el de compleción de la vida es a sus ojos
constituirse en sí mismo"./ la muerte en la Unión".
"Para el pagano, la realidad universal solo existe " El cristiano toma exactamente los mismos
por su proyección sobre el plano de lo tangible: elementos, pero los prolonga siguiendo su
es inmediata y múltiple"./ eje común que los une a Dios; con lo cual
el Universo, al mismo tiempo, se unifica para
el". (MD 123-124).
Dos fórmulas breves, usadas con frecuencia por Teilhard de Chardin, pueden
sintetizar gráficamente este ideal cristiano y moderno :
— "Inmersión y emersión" — "Hacia -adelante y hacia-arriba"
A) Inmersión y emersión
B) Hacia-Adelante y hacia-Arriba
NOTAS
(1) Teilhard, Carta a C, Cuénot, fechada el 15-11-1955. Cf. también La energía humana,
p. 135; Ciencia y Cristo, Taurus, Madrid 1968, pp. 187-188.
(2) Puede leerse el interesante análisis que hace Teilhard de esta transformación en el
campo de nuestra visión, debida a la percepción de lo que llama "La curva cósmica
del tiempo”, en el artículo "El espíritu nuevo": Porvenir del Hombre 103-120.
(3) Teilhard, Mon Univers, manuscrito de Abril 1918, nota 1, p. 30.
(4) Lo define bien P. Smulders: "Se trata, en el mundo tal como la ciencia moderna lo
descubre a los ojos del hombre, de encontrar a Dios y a Cristo en todas las cosas y de
servir al Creador y al Redentor en el nuevo trabajo sobre el mundo que caracteriza
nuestra era tecnocrática" (La visión de T. de Ch.,215).
(5) "Pues bien: Al término de esta experiencia, después de 30 años consagrados a la
búsqueda de la unidad interior, tengo la impresión de que se ha realizado, de manera
natural, una síntesis entre las dos corrientes que me solicitan. Una no ha ahogado a la
otra. Hoy creo, probablemente más que nunca, en Dios, y al propio tiempo más que
nunca, en el mundo. ¿No está aquí esbozada, a una escala individual al menos, la
solución privada del gran problema espiritual con que tropieza actualmente el
movimiento de avance de la humanidad? " (Teilhard, Comment je crois 1).
(6) Cl. Cuenot, Ce que Teilhard a vraiment dit, París, Stock 1972, p. 248.
(7) Teilhard, Carta del 8-9-1916, en Génesis de un Pensamiento, págs. 150-151. Véase la
carta del 29-1- 1917, en GP, pág. 209.
(8) Teilhard, "Mi Universo", 1924, en Ciencia y Cristo, págs. 59-108.
(9) Teilhard, "El fenómeno espiritual", 1937, en Energía Humana, pág. 114. véase
"Algunas reflexiones sobre la conversión del mundo”, 1936, en Ciencia y Cristo,
págs. 143-152.
(10) Teilhard, "El fenómeno espiritual", 1937, en Energía Humana ,pág. 115.
(11) Utilizo la síntesis que presenta R.L. Faricy, Teilhard de Chardin: Teología del
cristiano en el mundo, Verbo Divino, Estella 1972, págs. 211-219.
(12) Véase A. Devaux, " Teilhard et la construction d’ une morale pour notre temps",
Revue Teilhard de Chardin 6, No. 23 (1965), págs, 35-38, y el ensayo del teólogo
evangélico Denis Mermod. La morale chez Teilhard, Ed, Universitaires, Paris 1967.
(13) Teilhard, “La vie cosmique" 1916, p. 7-8, Escritos del tiempo de guerra, p. 24-25.
(14) P. Smulders, La visión de Teilhard de Chardin, 219.
(15) Teilhard, Ciencia y Cristo, p. 90
(16) Teilhard, "La Vida cósmica", Escritos de tiempo de guerra, p. 86.
(17) Teilhard, Carta 23 nov. 1916 : GP. p. 175-176. Véase MD. 72,
(18) Teilhard, Le sens humain, 1929.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 211
(19) Teilhard repite con frecuencia la frase de Santa Angela de Foligno: ''El mundo está
lleno de Dios".
(20) Teilhard, Carta escrita muy poco tiempo antes que El Medio Divino, citada en MD,
pág. 92.
(21) MD, pág. 100.
(22) MD, págs, 104-105.
(23) MD pág. 113, nota al pie de página.
(24) Extracto sin fecha del libro Cartas a Léontine Zanta, citado en "Christus", 12 (1965),
pág. 509.
(25) Teilhard, Réflexions sur le Bonheur, Seuil, París 1960, págs. 61-70 y Cahiers P.
Teilhard de Chardin, # 2, Paris. Tradución al español en el volumen Las direcciones
del porvenir, Madrid, Taurus 1974.
(26) Teilhard, "La vida Cósmica" : Escritos del tiempo de guerra, p. 21 ss.
(27) Inmergirse para emerger y levantar. Participar para sublimar. Es la ley misma de la
Encarnación (Science et Christ 166).
(28) Teilhard, "Forma Christi", 1918, Escritos del tiempo de guerra, p. 382-383).
(29) Teilhard, Porvenir del Hombre, p. 329-330. La palabra "salvación'' en este texto se
ha entender evidentemente en su sentido escatológico..
(30) Teilhard, Ciencia y Cristo, p. 233.
(31) Teilhard, Le phénoméne spiritual, 1937, p. 15.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 212
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 213
13
SINTESIS
DE LA COSMOVISION TEILHARDIANA
TEILHARDIANA
Teilhard de Chardin buscó toda su vida una armonía interior sólida entre la ciencia
moderna y la fe cristiana. Sabio evolucionista y fervoroso sacerdote, apasionado del mundo
y de Dios, sintió que su vocación era restablecer el nexo entre el hombre moderno y la
Iglesia, entre el humanismo moderno y el cristianismo, entre los "adoradores de Cristo y
los del mundo”.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 214
Paul Chauchard ha anotado con perspicacia que “lo nuevo en T. no son ni los hechos
científicos, ni las concepciones religiosas; es el hecho de que estos dos mundos de la
ciencia y de la fe que aparecen a la mayoría de nuestros contemporáneos si no ya hostiles,
al menos separados, no constituyen para él sino uno solo, en una admirable armonía de
pensamiento y de vida" (1).
Con razón puede afirmar Georges Crespy, al comienzo de su Ensayo sobre Teilhard
de Chardin que "el capítulo sobre la cristología -matriz y eje de la temática teilhardiana- es
el centro gravitatorio de la obra. Ni mundo sin hombre, ni hombre sin mundo. Ni mundo y
hombre sin historia. Ni hombre ni mundo ni historia sin Dios. Ni Dios sin Cristo".
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 215
1. LA DIALECTICA CIENCIA Y FE
T. sabe muy bien que hay que distinguir entre la verdad de la revelación judeo-cristiana
y la verdad de la ciencia, porque se sitúan en un nivel diferente. Ambas verdades
corresponden a fuentes radicalmente distintas de conocimiento humano: una es de fe so-
brenatural, otra es de razón natural.
Pero T. está convencido también de que entre ambas (religión cristiana y ciencia) no
puede haber una separación total, sino síntesis y convergencia en el fondo.
B) Visto de arriba abajo el orden del proceso se invierte: puesto que todo en el
Universo se mueve últimamente hacia Cristo, "en la Cristogénesis se expresa finalmente a
través de la Antropogénesis, toda la Cosmogénesis"(4). La discontinuidad es clara, por la
distinción de las dos vertientes de la visión. Además se afirma en los diversos "umbrales
críticos" de una génesis que es ontológicamente diversa, aunque teológicamente unitaria.
"Juzgamos que T. ha logrado su intento. En su pensamiento. Ciencia y Religión, Evolución
y Cristianismo han dejado de enfrentarse, para descubrir con ojos de admiración la interna
coherencia de sus diversas perspectivas" (5).
En 1936 Teilhard de Chardin resume en unos pocos párrafos las grandes líneas de su
pensamiento. Cito todo el pasaje, pues expone con claridad la triple dirección que toma su
teoría en búsqueda de una "cosmovisión" unitaria (6).
Toda la historia del mundo se resume, así, para T. en los siguientes términos:
Cosmogénesis> Biogénesis> Noogénesis> Cristogénesis.
Constituye una novedosa y formidable Cosmovisión que aventaja, con mucho, otras
tradicionales. J. Franco Esparza, sdb. en Paso hacia la trascendencia señala sus
características en contraste con las tradicionales. A saber: La de Teilhard es
antropocéntrica-personalista-dinámica-racional-desacralizante. Mientras laTradicional es
cosmocéntrica - cosal -estática -mítica -sacral.
Colofón
Muy al final de su vida, Teilhard fue invitado a visitar los grandes ciclotrones
de la universidad de Berkeley, en California. Sus reflexiones ante aquella
"maravillosa concentración local de energía material" las consignó en un artículo de
Mayo 1953: "En regardant un cyclotrón". El ciclotrón le sugiere el espectáculo
asombroso "de lo humano aspirado en tromba desde los cuatro ángulos del Espacio".
Estamos sumergidos en "el Torbellino de la investigación, un verdadero "maelstrom"
que aspira todo lo que engloba en su profundo eje". Pero esta inmensa "espiral físico-
química ¿hacia dónde va? Su reflexión se colorea entonces de dimensiones de fe y
adoración, hasta entonces extrañas a la Ciencia y termina confiado en que los
cristianos sabrán en nuestro siglo realizar "el huracán de la fe y de amor", frente "al
gran huracán de la investigación científica".
El gran mérito de Teilhard reside en haber ido lo más lejos posible en el intento
de expresar la unión física del hombre y de Dios, realizada por la Encarnación. El
valor de su obra está en haber intentado construir la catedral de un humanismo
cristiano universal:
Podemos con razón exclamar con J. Lacroix: "Si tantas almas han sido tocadas por el
mensaje de Teilhard de Chardin quizás se deba ante todo a que supo hacer del universo
un templo".
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 222
Teilhard de Chardin parte del mundo a través de la ciencia y llega a la Religión del
Dios verdadero. La última página de su diario, fechada tres días antes de su muerte, el 7
de Abril de 1955, dice textualmente (11):
La sublime expresión paulina: Dios todo en todos los seres es la que a su juicio
resume mejor su convicción personal después de una larga y profunda maduración de
más de 50 años. A la entrada del Instituto de Geobiología que él había fundado con
Léroy en Pekín en 1940, fue esa la inscripción que hizo colocar: "Ut Deus sit omnia
in ómnibus" (Εν πασι παντα τηεοσ : Que Dios lo sea todo en todos). No otro es el
colofón de su agitada vida y de su discutido pero interesante pensamiento. No otro el
legado que su visión genial deja para el porvenir de una humanidad mejor:
" La Vida para el Hombre. El Hombre para Cristo. Cristo para Dios".
NOTAS
14
MATERIA- ESPÍRITU/
ANGUSTIA -OPTIMISMO
"En la obra del Padre Teilhard, los elementos positivos son mucho más numerosos
que los elementos negativos o que aquellos que se prestan a discusión", afirmó el General
de los Jesuitas cuando ya voces autorizadas en el Concilio Vaticano II habían respondido a
las observaciones que un sector tradicionalista había hecho al pensamiento renovador de
Teilhard (1).
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 224
Había sin embargo en sus textos imprecisiones y afirmaciones que debían ser
completadas a la luz de todas las exigencias modernas de la razón y la fe. Las
ambigüedades y textos que podían dar pie a interpretaciones erróneas, eran las que habían
motivado una intervención del Santo Oficio con fecha del 1 de Julio de 1962 (2). Dicho
documento no fue una condenación ni siquiera una puesta en el Índice de los autores
prohibidos, ya en desuso. Fue una medida disciplinaria y preventiva que puso el
pensamiento de Teilhard en cierta problematicidad. Las valiosas aclaraciones y
comentarios producidos en estos últimos 40 años acerca del pensamiento auténtico de
Teilhard y el ambiente de menos recelo que existe en Roma respecto de los pioneros del
pensamiento católico moderno, eliminan las sombras que pudieron haber caído hace 50
años sobre la obra de Teilhard.
I. MATERIA Y ESPIRITU
Comencemos tocando uno de los puntos más delicados de la filosofía de todos los
tiempos. La historia de la filosofía está marcada por esta eterna lucha del pensamiento
humano que oscila entre la opacidad visible del Mundo material y la luminosidad
escondida del mundo de las Ideas o espiritual.
¿En cuál de estos grupos se alinea Teilhard de Chardin? ¿Logra superar el dualismo
materia-espíritu? ¿Puede conciliarse su posición con una sana filosofía que respete los
datos de la revelación judeo-cristiana?
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 225
A) Interpretaciones incorrectas
2. El angelismo clásico hace también una mala lectura de la dinámica del ser.
Obtiene un universo acabado y jerarquizado en su cima, pero tiene en su base un
contrasentido dualista. El universo estaría integrado por formas inferiores que son
materiales y por fuerzas superiores que son espirituales.
Materia y espíritu, cuerpo y alma se conciben en este tipo de universo fixista como
dos esencias contrarias (aunque incompletas, dice la escolástica), como conceptos
abstractos, como dos principios del ser heterogéneos, asociados incomprensiblemente a un
mismo compuesto viviente (3).
El contrasentido de esta visión no está en la afirmación de dos principios
incompletos (contrarios, pero complementarios), sino en tratar "estáticamente" una realidad
que es dinámica y que no se deja apresar por dos conceptos antinómicos. Espíritu y materia
se contradicen, si se los aísla de la realidad. En la realidad fenomenológica y existencial,
ambos son inseparables.
B) Interpretación teilhardiana
Para decirlo con una imagen característica: en nuestro universo evolutivo, la materia
se nos presenta como la “matriz" del espíritu" (4).
"Materia y Espíritu no son dos cosas, sino dos estados, dos caras
de una misma Trama cósmica, según que se la mire o se la
prolongue en el sentido en que se hace o, al contrario, en el sentido
en que se deshace".
"Materia y Espíritu no se oponen como dos cosas, como dos
naturalezas, sino como dos direcciones de evolución en el interior
del Mundo".
En conclusión
Teilhard de Chardin podría hacer suya la frase de aquel gran intelectual y médico
luterano que ofrendó su ciencia y su vida por la salud de las poblaciones africanas, Albert
Schweitzer : "El 'conocer' es en mí pesimista. El 'querer' y el 'esperar' son por lo contrario
optimistas".
Chardin forma parte de la generación marcada por las dos guerras mundiales y
experimentó todas las angustias y el absurdo que vivió gran parte de la humanidad de ese
siglo. Su conocer es también pesimista. Pero gracias a su cosmovisión evolutiva y
cristiana, T. da una interpretación diferente al absurdo de nuestro tiempo. Su querer y su
esperar son optimistas.
1. Optimismo existencial
Pero además, hay que captar en la angustia existencial otros dos componentes que
le confieren una profundidad mayor. Son los factores asociados de "crisis de
emancipación" y "crisis de pánico". Ambos componentes se relacionan directamente con el
nacimiento de la libertad, en cuanto autonomía y autoevolución.
Erich Fromm escribió una obra muy estimulante sobre "El miedo de la libertad".
Pero en Teilhard de Chardin este miedo a la libertad no solo es de naturaleza psicológica,
sino que alcanza dimensiones cósmicas y biológicas, ya que es consecuencia directa el
revolucionario cambio del mecanismo evolutivo, al hacerse predominantes -con el hombre
moderno, adulto y consciente- las fuerzas previsoras e inventivas. No obstante, el hombre
moderno tiene todavía la viva sensación de inmadurez ante tal responsabilidad. En algunos
pensadores se observan, incluso, síntomas de pánico.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 231
La angustia del hombre moderno proviene de dos fuentes. En primer lugar, miedo
ante el universo. Su "inmensidad" espacial, temporal y numérica le desconcierta. Y le hace
parecer insignificante y hasta perdido en su repliegues. También por su "estanqueidad". Es
la impresión de sentirnos herméticamente encerrados en su ámbito, sin salida alguna. Pero
hay que añadir todavía la impresión de "hostilidad" que produce el universo. El hombre se
siente aterrado por los poderes de lo inhumano, que le amenaza con innumerables
tentáculos y condiciona su libertad con mil determinismos.
Teilhard es optimista por temperamento. En él hay un cierto "gusto del ser" que
antes de influir su doctrina, caracteriza su personalidad profunda. El mismo instinto que lo
inclinó hacia la biología, es decir hacia la ciencia de la vida, lo inclina a pensar que "la
verdad de la vida reside en una esperanza inconfundible de que el sol sabrá disipar todas
las nubes". Mientras un biólogo pesimista como Jean Rostand no ve en la vida sino un
fruto del azar ciego, T. descubre en ella una promesa: el porvenir de la vida se confunde
con el porvenir del cosmos.
Pero más que por temperamento, T. es optimista por convencimiento intelectual y
por fe religiosa.
2. Optimismo filosófico
Uno tras otro se disipan nuestros temores. Lejos de su inmensa opacidad hostil, el
universo se nos muestra ahora como un "sistema irradiante" de caminos siempre abiertos y
convergentes. El hombre vuelve a encontrarse a la cabeza de la vida. La masa humana se
nos presenta también ahora como una sociedad en vías de unificación en una verdadera
comunidad planetaria. En lugar del temor aparece la paz, la confianza existencial. Nos
sentimos liberados por la certeza de que existe "un corazón del mundo". La sensación de
asfixia y de parálisis se ha trocado en "gusto de vivir" e impulso hacia la acción. El
universo recobra su coherencia total (11).
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 233
Para cualquier conocedor de la historia de las filosofías, es claro que esta segunda
especie de optimismo alcanza exactamente, sin más, el "optimismo" de toda la tradición de
filosofía espiritualista que, por otros caminos, afirma la inmortalidad del alma humana. Así
como San Agustín, Santo Tomás o Descartes enseñan que el alma es inmortal, igualmente
Teilhard enseña que la marcha del Cosmos -dando nacimiento a seres dotados de una alma
espiritual y personal- es una marcha irreversible. Su contexto no es ya individual y estático,
es colectivo y dinámico, pero por una y otra parte la afirmación final es la misma.
3. Optimismo cristiano
Pero Teilhard tiene un fundamento todavía mayor y más sólido para afirmar su
optimismo. Lo que lo separa de otros pensadores espiritualistas y aun optimistas no es su
confianza en la humanidad ni una confianza ingenua en la Evolución (12): es la fe. Todo el
optimismo teilhardiano está en último término colgado de la esperanza cristiana. El
optimismo de T. no es otra cosa que el optimismo del Evangelio. Todo él consiste en
"subir por la escalera luminosa de la Cruz". Su perspectiva es la perspectiva concreta de la
Revelación cristiana:
"Cristo ha vencido a la muerte, no solo reprimiendo sus
desafueros, sino embotando su aguijón. Gracias a la Resurrección
-por su virtud- nada hay que mate necesariamente, sino que todo
en nuestras vidas es susceptible de convertirse en contacto bendito
de las manos divinas, y en bendita influencia de la voluntad de
Dios" (MD 76).
En síntesis:
NOTAS
15
EVOLUCIÓN-CREACIÓN/
NATURAL-SOBRENATURAL
I. EVOLUCIÓN Y CREACIÓN
Ahora bien, hoy se reconoce que una visión fenomenológica evolutiva del mundo
(como es la de Teilhard) no contradice de ninguna manera el dogma cristiano de la
creación ni una sana filosofía de la creación.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 239
Teilhard por su parte afirma repetidas veces que toda persona humana ha nacido de
la evolución :
“Hay que aceptar lo que nos dice la ciencia, es decir, que el
hombre ha nacido de la tierra. Pero, más lógicos que los sabios
que nos hablan, tenemos que aprender la lección hasta el fin, a
saber: aceptar que el hombre ha nacido, todo entero, del mundo,
no solamente sus huesos y su carne, sino su increíble poder de
pensar" (EH 22).
Más aún, Teilhard esboza un intento de explicación del modo como podría
concebirse esta intervención dentro de una teoría evolutiva del origen del espíritu, al
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 241
"La 'creación del alma' concebida así como un caso más (aunque
muy singular) de realización autosuperante, pierde todo el aspecto
escandaloso de 'irrupción divina en el mundo' milagrosa y
categorial. Esa acción de Dios no es categorial porque nada
produce que no produzcan las causas segundas, no actúa 'junto a'
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 242
Unión no significa confusión, por eso sería ingenuo pensar que el mero hecho de
hacer coincidir en concreto, en nuestro único universo histórico, Centro Cósmico y Centro
crístico, Teilhard estuviera cometiendo la monstruosidad de convertir la Encarnación en
culminación de la Evolución. Su visual más profunda es justamente la inversa : la
Evolución, en cuanto a la expresión para nosotros de la Creación, es la que se ordena a la
Encarnación, dentro del plan de Dios de completar el Mundo In Christo Jesu.
Por eso, aunque en su visión del mundo se entrecrucen necesariamente orden natural
y sobrenatural, su actitud a este respecto es del todo aceptable. Se trata en su pensamiento
de dos movimientos convergentes pero de naturaleza y dirección opuesta. Al "ascenso"
natural del mundo corresponde el "descenso" gratuito de Dios. El primero nos consta por
una larga reflexión cosmológica y antropológica realizada exclusivamente sobre los datos
de la Ciencia. El segundo nos es únicamente conocido por el testimonio de la Revelación
cristiana. La clara distinción de estas dos series, tanto en el orden de la realidad como en el
orden del conocimiento, pone suficientemente a salvo el carácter estrictamente
sobrenatural y gratuito de la autodonación de Dios en Jesucristo. Si la explicación del
fenómeno humano ha llevado a Teilhard a afirmar que el movimiento de la creación se
dirige hacia su Creador, Teilhard ha comprendido al mismo tiempo, a la luz de la teología
de la Encarnación, que el don de Dios supera absolutamente todo lo que el hombre podría
desear. Aquel que libremente se dio es, como dice el propio Teilhard, a la vez esperado e
inesperado, supremamente diferente y profundamente idéntico a Aquel que la creación
deseaba.
Conclusión
NOTAS
16
EL MAL Y EL PECADO
El problema del mal, es uno de los que más ha preocupado a la humanidad de todos
los siglos, sin que haya recibido siempre soluciones satisfactorias. El problema del mal se
presenta a muchos como un problema de posición.
Tenemos por una parte un Dios puesto perfectamente bueno, sabio y omnipotente, y
por otras, un Mundo puesto inicialmente bueno y convertido en malo. ¿De dónde proviene
que el signo posicional más se haya transformado en signo posicional menos? ¿Cómo lo
menos ha procedido del más? ¿Cómo el no-ser puede nacer del ser y puede desarrollarse
hasta convertirse en anti-ser? ¿Quién es el responsable de este cambio de signo?
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 246
Imposible discutir aquí -en pocas páginas- el tratamiento dado a este problema por
las filosofías y las religiones de la humanidad. Unas han concluido en un Dios “sin
cabeza", porque imprevisiblemente un mundo que hizo bueno se le volvió malo por obra
del hombre. Otras han concluido en un Dios "sin corazón", porque resultaría que El es
causa del mal como del bien puesto en el mundo. Otras han intentado explicar -por lo
menos teóricamente- la coexistencia en nuestro mundo del ser (un Dios bueno) y del no-ser
(el mal físico y moral). Coexistencia y lucha a muerte en nuestra Tierra Media entre dos
superpoderes tal como nos la narra en lenguaje espectacular -con truculencia de recursos
audio visuales, personajes y acciones bélica- la trilogía fílmica El Señor de los Anillos (el
hobit Frodo, Sam, sus amigos y sus aliados contra el avasallador poder del Señor Oscuro
Sauron), sin que la obra logre disipar del todo las dudas filosóficas de dualismo que
levantó en el siglo III la herejía religiosa del Maniqueísmo, apenas superada gracias al
genio de Agustín de Hipona.
Autores autorizados sostienen que habría tal vez cierto simplismo al tratar Teilhard
como hombre de ciencia preponderadamente del mal físico (del mal de que nos libra
Cristo-Evolutor) sin fijarse mucho en el Mal moral (del que nos redime Cristo-Redentor).
T. muestra bien que el mal físico tiene un gran papel en el sufrimiento humano; pero hay
un fondo escondido del mal moral, su raíz más íntima y profunda, respecto del cual
quisiera uno mejor explicación (1). Teilhard intenta representar en forma más adaptada a la
mentalidad moderna el misterio del mal, pero ellos observan que racionaliza el pecado en
la óptica lógica de un sistema evolucionista, mientras mantiene la noción bíblica de una
revuelta primitiva. Es claro que "el mecanismo de la creación" que constituye al hombre en
estado de fragilidad no es sino una "condición de hecho" que facilita el pecado, pero no es
el pecado (tal como las fuentes bíblicas lo manifiestan) ni excusa la culpabilidad del
hombre (2). ¿A qué se debe esta insuficiencia de la racionalización que intenta hacer
Teilhard del pecado? Sin duda a que el pecado, en su esencia trágica y profunda, es una
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 247
Hay un pasaje de Teilhard que es clave para entender por dónde busca él la solución
teórica al problema del mal en nuestro mundo :
El texto tiene sus oscuridades, pero resalta con claridad el pensamiento central de
Teilhard: en todo ser creado que va haciéndose, que se perfecciona, inevitablemente hay
mal. Esto nos hace recordar la reflexión de San Agustín (siglo IV), una de las más agudas
acerca del mal. Él desarrolló la idea que el mal procedería de la nada de la que han sido
sacadas las criaturas, y consistiría, de algún modo, en carencia de ser, en el no-ser interior a
todo ser creado. Desde esta perspectiva, nada escapa al mal sino el Verbo, puesto que el
Verbo que procede del mismo Dios, no ha sido creado (3).
La diferencia con Teilhard está en que el universo agustiniano era fixista mientras
el de Teilhard es un universo en evolución. Si el mundo evoluciona y esta evolución tiende
hacia la realización plena, es inevitable que el no-ser decrezca, la dimensión del no-ser es
correlativa al crecimiento del ser!
En síntesis:
En la teoría de Teilhard acerca del mal y del pecado se pueden anotar ciertas fallas
pero no puede negarse que intenta ofrecer aportes positivos.
1) No libra por completo a Dios del reproche de ser también el creador del mal. Si
Dios es el autor de lo múltiple llamado a unirse en un doloroso esfuerzo, y si lo múltiple
como tal implica elementos cuya unión produce desarmonías y males, el mal de todas
maneras aunque no provenga de la naturaleza creada, es una consecuencia del acto creador.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 251
No se evitaría el que se siga achacando que Dios permanece como autor del mal, como en
todas las soluciones de tipo monista. El hecho de no llamar mal, a esto, sino "una realidad
estadísticamente inevitable", nada cambia el problema.
2) Por otra parte, el pecado es algo muy distinto a una necesidad estadística. Al
tratarlo así no se reconoce exactamente la naturaleza del pecado (original o nó). ¿Por qué la
necesidad de desorden y de sufrimiento para unirse dentro de la creación habría de exigir
las "compensaciones redentoras" de que habla Teilhard? La redención obrada por Cristo,
de cualquier manera que se la piense, es algo muy distinto de una compensación a fallas
estructurales de la Creación.
3) La teoría de Teilhard explica bien lo que podríamos llamar la raíz ontológica del
mal físico y moral, pero no el mismo mal. La imperfección natural del ser creado y la
imperfección de la libertad humana es lo que hace posible el mal, es la condición radical de
la culpa, pero no es la misma culpa. Bien lo observaba, con delicadeza, el famoso P.
Marechal en respuesta a la consulta que le hacía Teilhard sobre el tema (3 de Julio de
1934):
"Pero esta teoría nueva (se refiere a la de Teilhard sobre el pecado original)
modifica, me parece, el fondo esencial y no solamente la fórmula del dogma
'definido'. Más exactamente, suprime el dogma, al declararlo superfluo. Ella
sustituye, en efecto, la falta original por la raíz ontológica lejana del mal
físico y moral. Esta raíz, esta posibilidad metafísica del mal, inherente a la
'creatura' en cuanto creatura, ni exige ni excluye el estado de justificación
sobrenatural, y por consiguien¬te no podría ser la causa efectiva de la
'privación' de la justicia original que afirma tan claramente Trento del
pecado de Adán. Toda la economía cristiana de la 'jus¬tificación' queda así
destruida. La hipótesis propuesta conduciría a decir que la humanidad como
tal no ha perdido jamás su título inicial a la gracia y que la pri¬vación de la
gracia se concibe solamente, en cada individuo, como efecto de una falta
actual de este. Lo que se conservaría bajo el nombre de <pecado original>
sería solamente la imperfección natural del ser creado, la condición radical
que hace nacer la creatura a partir de lo múltiple, es decir una verdad
filosófica"(7).
del hombre. Lo cual no significa que toda mal provenga necesariamente del hombre, sino
que todo mal es mal para el hombre" (8).
6) Finalmente, el tratamiento dado por Teilhard al problema del mal hace que se
destaque en forma muy positiva el papel universal de Cristo Redentor y la faz luminosa de
la Cruz. El mal existe en el centro de la Creación y está en la raíz misma estructural de la
evolución. Pero es superable y Cristo crucificado y glorioso lo ha superado efectivamente
y desde su Cima, Cristo-Omega, sigue ayudando a superarlo efectivamente día a día. Cristo
crucificado no simboliza el fracaso de Dios ante el mal, sino al contrario, su victoria a
través del mal y anuncia, de este modo, la posibilidad y la realidad de una transformación
del mal en bien. "Omnia convertuntur in Bonum" "Todo se convierte en bien" (S. Pablo):
"Para los que aman a Dios, todo es susceptible de convertirse en bien! " (MD 81).
Desde este punto de vista -como lo destaca Teilhard en su Medio Divino- la cruz tiene un
aspecto eminentemente positivo: "El Cristiano no ha de desaparecer en la sombra de la
Cruz: ha de aparecer en su luz” (MD 104).
NOTAS
(1) Bien lo ha mostrado C. Tresmontant: "Hay en el mal humano un resto que no
explican ni lo múltiple ni la temporalidad de la génesis. La perversidad de los
verdugos de los campos de concentración no se explican por el múltiple.
Teilhard no distingue suficientemente, parece, el mal físico que se explica
naturalmente por el inacabamiento de la creación, y el mal que pro-viene del
pecado del hombre".
(2) E. Rideau, La penseé du P. Teilhard, p. 347-348; P. Smulders, La visión de
Teilhard de Chardin, p. 210 siguientes.
(3) Puede verse S. Agustín, De Civitate Dei en Migne: Patrologia Latina 41, 418.
(4) G. Crespy, Ensayo sobre Teilhard de Chardin, p. 136-137.
(5) Teilhard, Le Christ Evoluteur, p. 7.
(6) De Lubac, La priére du P. Teilhard de Chardin, p. 114
(7) Tomado de E. Rideau, La pensée du P. Teilhard de Chardin, p. 409.
(8) G. Crespy, Ensayo sobre Teilhard de Chardin, p. 150.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 253
17
AMOR-SEXO-FEMINISMO
Toda la obra teilhardiana puede entenderse como un esfuerzo por captar en su raíz la
realidad multiforme del amor, narrando su historia y destacando su valor. Para T. “el amor
construye físicamente el universo”. Hay una “atracción interior y universal” que busca
conducir el universo a alcanzar el primer amor. De éste irradia y hacia él refluye, en
definitiva, la energía esencial del mundo (1).
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 254
Para Teilhard “el amor es la más universal, la más formidable y la más misteriosa de
las energías cósmicas”. No basta, pues, estudiar sus aspectos biológicos, morales,
psicológicos y sociales, desde el nivel de un empirismo elemental en el que se encuentran
las influencias de concepciones caducas sobre la materia y los antiguos tabúes. Hay que
tratarlo con entera franqueza y en sus dimensiones auténticas.
AMOR Y SEXO
En cada una de las tres etapas, T. muestra que el amor, tanto el amor sensual como su
sentido humano y su sentido cósmico, es personalizante. Hablando con más precisión, el
amor lleva a una forma de unión, y él mismo constituye una forma de unión. Y toda unión
verdadera, lejos de confundir los elementos unidos, los individualiza y resalta su identidad.
La unión diferencia a los miembros unidos. Así, el amor, puesto que es una energía de
unión, es la energía del desarrollo y plenitud personal, la energía de la personalización.
A partir de 1931 Teilhard dedica una década a sacar a la luz una fenomenología
científica del amor como energía de la evolución. Su modelo físico le sirve para su hiper-
física. Describe el amor como la más fuerte, la más universal y misteriosa de las energías
cósmicas. La energía cósmica del amor es, en su esencia, la atracción que ejerce sobre cada
uno de los elementos del universo el término universal de la evolución, el Omega. El amor
es la energía psíquica primitiva y universal (4). Desde esta perspectiva cósmica el amor
existe en todos los niveles del universo. En sus formas más primitivas es difícil distinguirlo
de las fuerzas moleculares. Después, a lo largo del proceso evolutivo, tiende a identificarse
con las funciones reproductivas. Con la aparición del hombre, el amor entra ya en el campo
de la conciencia reflexiva, de lo psíquico y de lo espiritual. El amor es una reserva sagrada
de energía; es la sangre de la evolución espiritual (5).
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 255
personalización en Cristo. Por ello afirma T. que “es innegable que el más ardiente foco de
amor colectivo que jamás haya aparecido en el mundo, arde hic et nunc en el corazón de la
Iglesia de Dios” (13).
Para Teilhard la evolución nos lleva más allá de las simples agrupaciones colectivas
humanas que ahora poseemos debido a la influencia de la esfericidad de la tierra, la
dependencia económica, las relaciones culturales, etc. Como quiera que la evolución es
una ascensión hacia formas más elevadas de unidad, describe el futuro de la evolución
humana como una super-personalización producida por la intensificación y generalización
del amor humano. Al final un elemento no solo abrazará a otro o a muchos elementos, sino
a la totalidad y al Centro que hace que semejante amor no sea una utopía. ¿No hay
suficientes razones para considerar la evolución del amor humano como “desarrollándose
hasta que abarque la totalidad de los hombres y a la tierra entera? “ Teilhard es muy
categórico:
Acorde con Viktor Frankl, gran psicoanalista suizo (20), Teilhard de Chardin se
inclina por afirmar una articulación y una estratificación del ser humano. Lo concibe como
una totalidad de cuerpo, alma y espíritu. Y a esas tres capas de la persona humana
corresponden tres posibles formas de situarse ante ellas en una relación amorosa, tres
posibles actitudes de amor humano.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 258
1ª. La actitud más elemental es la que se refiere a la capa externa, corporal, física, la
actitud simplemente “sexual”, tangencial de cuerpo a cuerpo. De la estampa física de una
persona emana el encanto sexual que hace nacer el mismo impulso en la otra persona
sexualmente predispuesta, afectando por tanto a esta persona en su corporalidad.
3ª. Esto lo hace solamente la tercera forma, la tercera posible actitud: la espiritual o
núcleo a núcleo, la del verdadero y auténtico amor humano. El amor (en el exacto sentido
de la palabra) es la más alta forma posible de lo erótico (en el sentido más amplio del
término), como la más profunda penetración posible en la textura personal de la otra parte,
la vinculación con algo espiritual de ella. La relación directa con lo espiritual de la otra
parte constituye, por tanto, la más alta forma posible de emparejamiento. Quien ama en
este sentido no se ve solo excitado en su corporalidad y conmovido en su propia
emotividad, sino afectado (en lo más hondo de su espíritu) por el portador espiritual de lo
que en el ser amado hay de corpóreo y de emocional, por su meollo personal. Se configura
una relación “de centro a centro” que pone su impronta en los demás estratos y en la que
dos personas se aman por lo que “son” y no simplemente por lo que “tienen”.
El “sentido humano” del amor es, así, expresado por la orientación directa, única e
irrepetible hacia la persona espiritual del ser amado, en cuanto algo único e irrepetible.
Cada uno es el centro espiritual de las otras dos capas, el portador de aquellas cualidades
anímicas y físicas hacia las que se orienta lo erótico y lo sexual. Los fenómenos corporales
y los anímicos son, por así decirlo, el “ropaje” exterior e interior que la persona espiritual
“viste”. Mientras que a la persona orientada sexualmente o a la persona enamorada le
llama la atención, en el ser amado, un rasgo corporal físico o una cualidad anímica o
psíquica, es decir, algo que el ser amado “tiene”, el que verdaderamente ama no ama,
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 259
precisamente, algo “en” el ser amado, sino que lo ama a él mismo; no ama, por tanto algo
que el ser amado “tiene”, sino lo que él “es”. Quien verdaderamente ama ve, por decirlo
así, a través del “ropaje” físico y psíquico de la otra persona, para poner los ojos en esta
persona misma. No ve, por tanto, un “tipo” de cuerpo capaz de excitarle, ni tampoco un
tipo de alma capaz de conmoverle, sino que ve al mismo ser humano, a la persona misma a
quien ama como un ser incomparable e insustituible. De donde se desprende, al mismo
tiempo, que el auténtico amor garantiza ya por si mismo su exclusividad y su duración en
el tiempo.
"Nos hemos encontramos con las dos palabras fundamentales: eros como
término para el amor “mundano” y agapé como denominación del amor
fundado en la fe y plasmado por ella. Con frecuencia ambas se contraponen,
una como amor “ascendente”, y como amor “descendente” la otra. Hay otras
clasificaciones afines, como por ejemplo, la distinción entre amor
“posesivo” y amor “oblativo”. En realidad nunca llegan a separarse
completamente. Si bien el eros inicialmente es sobre todo vehemente,
ascendente –fascinación por la gran promesa de felicidad- al aproximarse la
persona al otro se planteará cada vez menos cuestiones sobre sí misma, para
buscar cada vez más la felicidad del otro, se preocupará de él, se entregará y
deseará “ser para ”el otro. Así el momento del agapé se inserta en el eros
inicial; de otro modo, se desvirtúa y pierde también su propia naturaleza. En
la narración de la escalera de Jacob, los Padres de la Iglesia han visto
simbolizada de varias maneras esta relación inseparable entre ascenso y
descenso, entre el eros que busca a Dios y el agapé que transmite de Dios el
don recibido. En este texto bíblico se relata cómo el patriarca Jacob, en
sueños, vio una escalera apoyada en la piedra que le servía de cabezal, que
llegaba hasta el cielo y por la cual subían y bajaban los ángeles de Dios
(véase Génesis 28, 12; Juan 1, 51)”.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 260
En conclusión, entre el amor humano y lo divino existe una íntima relación. El amor
es una única realidad, si bien con diversas dimensiones. El amor engloba la existencia
entera y en todas sus dimensiones, incluido también el tiempo.
Pero para Teilhard el impulso amoroso que pareciera conducir a “un universo a
dos”(cerrado, exclusivo y por tanto absorbente y empobrecedor), debe seguir la ley de
personalización y llevar a una “descentración sobre todo”, es decir, salir de sí y encontrar
su equilibrio por delante de la misma pareja. “El amor humano no puede reducirse a una
función con dos términos (la pareja del varón y la mujer) sino que es una función con tres
términos (que incluye a Omega). Toda su perfección y su éxito están ligados a la
armoniosa combinación de estos tres elementos”.
FEMINISMO
T. en varios textos rinde franco homenaje a la mujer (24), pero lo hace más
especialmente en un bello poema en prosa, con simbolismo bíblico, titulado “El eterno
femenino” (25) y en un párrafo de “El corazón de la materia”, breve autobiografía escrita
al final de su vida (26), en donde recuerda que hacia sus 30 años, se encontró “un día cara
a cara con lo femenino” .
“A partir del momento crítico en que, dejando a un lado muchos
viejos moldes familiares y religiosos, comencé a despertarme y a
ponerme en claro verdaderamente a mí mismo, nada se ha
desarrollado en mí sino bajo una mirada y una influencia de
mujer”.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 261
Se destacan entre ellas Ida Treat, quien lo inició en los problemas del marxismo; su
prima Marguerite Teilhard-Chambon (con el seudónimo de Claude Aragonnés en lite-
ratura) quien influyó mucho en el ensanchamiento de su pensamiento feminista (27); y
Léontine Zanta, la primera mujer que conquistó en Francia el grado de doctor en Letras en
1914 (28).
El puesto de la mujer en la evolución del mundo es tan grande para Teilhard, que
ningún varón, para su plena realización, puede pasarse sin una presencia femenina. Y lo
inverso es lo mismo de verdadero.
De esta forma el varón y la mujer se hallan vinculados ante todo por una necesidad
de total complementariedad, y el amor es el que en primer lugar ha de tender a operar “la
síntesis necesaria de los dos principios masculino y femenino en la edificación de la
personalidad humana” (30). El amor es la condición esencial de la realización de los dos
seres a los que une: “El varón y la mujer, el uno para el otro, cada vez más y para
siempre” (31).
NOTAS
(1) Teilhard, El Fenómeno Humano 316-321; La Energía Humana 35-37.
(2) Utilizamos a lo largo del capítulo reflexiones de varios autores como: J. Rof
Carballo, “sobre la idea de amor en Teilhard”, En torno a Teilhard, Taurus,
Madrid 1969, pp. 37-51; P. Chauchard, Teilhard, testigo del amor, Ed.
Columba, Buenos Aires 1968; R. L. Faricy, Teilhard de Ch: Teología del
cristiano en el mundo, Verbo Divino, Pamplona 1970, pgs. 22-231; H. De
Lubac, El eterno femenino, Sígueme, Salamanca 1969.
(3) No hay en ello nada de extraño. Los modelos se toman generalmente del área
de lo que se conoce mejor, como ayuda para comprender lo que se conoce
menos bien. Cfr. Max Black, Models and Metaphors, Ithaca, N.Y. 1962, p.
232-233.
(4) Teilhard, “El espíritu de la Tierra” 1931, en EH, pgs 35-36.
(5) Teilhard, EH 36-37.
(6) Teilhard, “Esbozo de un universo personal” 1936, en EH, pgs. 78-92.
(7) Teilhard, EH 89. Para un análisis posterior y más completo de “El sentido
humano”, véase “La ascensión del otro” 1942, en La activación de la energía,
pgs. 73-78.
(8) Teilhard, “Esbozo de un universo personal”, EH 91.
(9) Teilhard, “La centrología”1944, AE 118.
(10) Teilhard, “Las direcciones y las condiciones del porvenir” 1948, en El porvenir
del hombre p. 289.
(11 Teilhard, “Cómo concebir y esperar que se realice sobre la tierra la
unanimización humana”, 1950 en PH 354.
(12) Teilhard, PH 355.
(13) Teilhard, Le Christique, NuevaYork, marzo1955, inédito.
( 14) Teilhard, El Fenómeno Humano, p.318.
(15) Teilhard, Fenómeno Humano p.320. La necesidad de la universalidad
englobante del amor puede verse también en Martin Buber, I and Thou, New
York 1958. p. 78-79.
(16) Teilhard, EH 36-37.
(17) Teilhard, EH 140 y 80-81.
(18) Teilhard, EH 37.
(19) Teilhard, EH 82-84.
(20) Frank, V.E. “El sentido del amor”, Psicoanálisis y Existencialismo, México
Fondo de Cultura Económica 1952.
(21) Benedicto XVI : Dios es amor (Deus Charitas est), Encíclica primera de su
Pontificado (25 diciembre 2005).
(22) Margarita Mead, Macho y Hembra, Caracas Nuevo Tiempo y J.M.
Cabodevilla, Hombre y Mujer, Madrid BAC vol. 195.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 264
18
PERSONALISMO - PANTEÍSMO
1. SOCIALISMO PERSONALIZANTE
Aun reconociendo que T. hizo suyas, con mucho tiempo de antelación, la idea y la
realidad de la socialización, todo su pensamiento gira alrededor de la persona (la del ser
humano en singular, la de los hombres conformando sociedad humana y la de Dios en su
relación con los hombres). Asevera que ha re-descubierto la "Persona", sus valores y su
importancia extraordinariamente creciente para sus puntos de vista del Mundo (en carta del
15 julio 1929). Lo subraya de nuevo en 1934 en Esquisse d'un Univers personnel (Esbozo
de un Universo personal en EH) y lo mantiene hasta su último escrito Le Cristique de 1954.
Lejos de ofrecernos una visión del hombre en función del cosmos, Teilhard nos
ofrece una visión del cosmos en función del hombre. Su proyecto de futuro es la máxima
afirmación de esta actitud humanista. La misma socialización, fenómeno histórico-
biológico, de por sí irresistible, debe ser asumida y orientada por el hombre en el sentido de
una mayor personalización. El centro dinámico del pensamiento de T. consiste en lo que un
autor llama un "personalismo de movimiento”.
como infiere los atributos del Punto Omega, este Punto Omega personal y personalizante.
Nada hay en el Padre Teilhard que se parezca a un colectivismo despersonalizante. Al
contrario, todo es para la persona; pero la persona no es para el individuo; ella no encuentra
su salvación en el aislamiento o el ensimismamiento. Tiene una dimensión social y no se
acaba sino en la comunión con los demás" (2).
Colocar la colectividad por encima del individuo -como hizo Marx- o exaltar al
individuo sobre la sociedad -como hizo Nietzche- son para T. dos posiciones igualmente
falsas. Su pensamiento es eminentemente personalista, como el de E. Mounier (3). La
mayor parte de su reflexión sobre la cosa política consistió precisamente en buscar un
método que evitara hacer de la "totalización una totalitarización". Por ser "totalitarizantes"
y "apersonalistas" rechaza T. fuertemente las formas nazistas, fascistas y comunistas:
2. PAN CRISTISMO
La diferencia crucial entre los dos radica en la forma como concibe a Dios y como
interpreta la unión del hombre con Dios.
En cambio, para T. al origen y al final de todas las cosas existe una Persona (y esto es
lo que lo opone tan radicalmente a los místicos del Extremo Oriente). El sentido cósmico,
el amor del universo no consiste en perderse en lo múltiple, en fundirse con lo inmenso,
sino en descubrir y amar, a través del velo sutil de las cosas, a Alguien. Cuando Teilhard
habla de Dios deja claro cómo el único verdadero Omega no puede ser concebido sino
como el punto de encuentro entre el Universo llevado al límite de centración y otro Centro
todavía más profundo" (8). Nuestro Dios no es idéntico al Mundo, no es un "Dios-Mundo"
(MD 124), un fundamento informe del ser. Sino que es Persona trascendente, Yo supremo,
Centro Super-personal y personalizante. Centro de centros.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 269
''El Océano que reúne todas las corrientes espirituales del Universo
es no solamente Algo, sino Alguien. Posee un rostro y un
corazón"(9).
El falso panteísmo está caracterizado por una identificación de Dios con los hombres
y el cosmos -Dios que se hace todo- de forma que ya no hay distinción alguna entre seres
que inicialmente pudieron existir separadamente. Este panteísmo está envenenado por la
pérdida de identidad del hombre o su total aniquilación. Spinoza es un ejemplo excelente de
semejante panteísmo. Él se burló de la creencia en la inmortalidad personal y soñó en
cambio con "la absorción en la calma inmensa en que se sume toda personalidad".
Las dos formas principales de falso panteísmo consideradas por Teilhard son el
panteísmo oriental y el humanitario (11). Aunque él admira el sentido oriental de la
totalidad ("El Oriente me fascina con su fe en la unidad final del universo"), encuentra
insuficiente el panteísmo oriental a causa de la supresión de lo múltiple, de su destrucción
de la identidad humana y demás riquezas individuales, y de su desvalorización de la
materia, la investigación y el progreso terreno. Por otra parte, el panteísmo humanitario
"representa una novísima forma de religión en torno de nosotros". Sus manifestaciones no
están codificadas fuera del marxismo pero no deja de ser una religión en el sentido de una
"Fe contagiosa en un Ideal al que entregar la propia vida". El panteísmo humanitario
propone principalmente que "el supremo interés de la existencia consiste en entregarse en
cuerpo y alma al progreso universal, tal como se manifiesta en los adelantos tangibles de la
humanidad". La extensión de este panteísmo puede medirse por el hecho de que "a lo largo
de un siglo hemos visto nacer y establecerse en torno a nosotros una religión de la evolu-
ción bajo varias formas: la comunista y la nacionalista, la científica y la política, la indi-
vidualista y la colectiva".
La opción particular de Teilhard por un "panteísmo cristiano" tiene una doble raíz:
la teoría y la acción. La necesidad de ver las cosas en su ser enterizo exige una unidad
esencial entre Creador y creatura. Y Teilhard se mantiene fiel al pensamiento cristiano
ortodoxo en la explicación de esta unidad. Sin embargo, como también lo fue Santo Tomás
de Aquino, ha sido acusado frecuentemente de un panteísmo erróneo. Pero la raíz de estas
acusaciones consiste en la incapacidad de concebir un monoteísmo verdaderamente
personal si no es en la figura de un Dios " disociado del mundo".
En síntesis
Teilhard quiso ser siempre "el adorador de Uno mayor que el mundo" (15), y su
ambición fue el guiar a sus contemporáneos por el camino de esta adoración. Quería
llevarlos a partir de una "visión evolucionista" hasta el "concepto tradicional de un Dios
que influye intelectualmente sobre las mónadas inmortales distintas de El". Afirmar un
Todo impersonal -decía a hombres de ciencia- es quieras que no, ceder a una "ilusión
espacial" (16).
Como a muchos otros grandes pensadores, a T. no le podía satisfacer la pobreza
moral del panteísmo oriental:
"Qué pobreza moral la del panteísmo!, exclamaba Romain Rolland,
llegado -al caer de su vida- del hinduísmo al cristianismo. Un ser
en el que todos los seres quedan absorbidos! ¿Qué interés puede
darse, si El y ellos son impersonales? Esto no da ninguna solución
al verdadero problema que es el Yo (los yos en plural), esta
infinidad de yos" (17).
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 272
NOTAS
(1) Teilhard, Le Christ dans la matiére 1916), Hymne 56; HU 54; MD 1 58; Le
Coeur de la matiére (1950), p.20.
(2) Robert Coffy, Teilhard de Chardin et le socialisme, París (Chronique Sociale de
France) 1966, p. 124 ss.
(3) Una interesante confrontación entre ambos personalismos, realizada en Francia
por la revista "Esprit", se recoge en el volumen de Jean Marie Domenach,
Teilhard de Chardin y el personalismo, Barcelona, Nova Terra 1969, 162
páginas.
(4) Teilhard, Notas personales, 2 Octubre 1945. El tema lo ofrezco más en detalle en
el próximo capítulo 19 Teilhard y Marx.(5)
(5) Teilhard, FH 308.
(6) Teilhard, Comment je vois, No. 33.
(7) Y correlativamente destruye también la trascendencia del hombre.
(8) Teilhard, Grupo Zoológico Humano 141. Véase Fenómeno Humano 315.
(9) Teilhard, Carta 28 Septiembre 1933.
(10) Para un desarrollo de este tema, véase C.F. Mooney Teilhard de Chardin y el
misterio de Cristo, pgs. 69 ss.
(11) Su Cómo yo creo resume lo principal de sus críticas a estos dos tipos de falso
panteísmo.
(12) Teilhard, Cómo yo creo (1934).
(13) Hechos de los Apóstoles 17, 28.
(14) Los aspectos trinitarios del pensamiento de Teilhard están bien estudiados por
autores como Mooney, Rideau y Smulders.
(15) Teilhard, "La Mystique de la Science", Etudes 20 mars 1939.
(16) Teilhard, Cómo yo creo 1934.
(17) Frases recogidas por Claudel, Revue des Deux Mondes, 15 Javier 1949.
(18) Teilhard, “El Espíritu de la Tierra" (1931) y "Esbozo de un Universo Personal"
(1936) en La Energía humana, p. 99.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 273
19
TEILHARD Y MARX
En el campo católico hay quienes han tildado a Teilhard de marxista por su aparente
materialismo, su concepción del progreso del mundo y sus ideas claramente socializantes
(1). En el campo marxista, en cambio, "los ateos oficiales ven en Teilhard su enemigo
numero uno", como ha dicho Spulbeck buen conocedor de los países socialistas. A los ojos
de los intelectuales católicos que viven en las democracias populares, T. es quizás la única
"solución de un dilema"(2). Frente a las religiones del Hacia-Adelante (marxismo y
humanismo ateos) y sin coincidir con las religiones del Hacia-Arriba (panteísmos
orientales y teísmos apofánticos), T. señala al Cristianismo como una auténtica "tercera
vía", como "la religión del progreso", como "la religión misma de la evolución" (3).
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 274
que T. juzga más débiles; y finalmente una palabra sobre el tan traído y llevado diálogo
que hizo furor en pasada época entre cristianos y marxistas (9).
I. PUNTOS DE COMPARACION
Teilhard y Marx están, a la vez, muy cerca y muy lejos. Coinciden en tomar en serio
el carácter intrínsecamente histórico del universo. Pero difieren en la concepción de esta
historia: finalista y espiritualista para Teilhard, dialéctica y materialista para Marx.
Según Garaudy, T. coincide con Marx en dos temas centrales: la unión de la historia
de la naturaleza y la historia del hombre en una única grande historia de la evolución; y en
el esbozo de un humanismo optimista y conquistador que toma en sus manos la evolución
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 276
para llevarla adelante hasta su meta definitiva. Teilhard se distingue del marxismo por su
método: científico-fenomenológico, que no es el dialéctico-filosófico de Marx; y se
distingue por el sentido finalista de su concepción de la evolución, que postula
necesariamente a Dios no solo al término, sino en el mismo origen de su movimiento. El
universo de T. es "llamado" desde arriba (13). Consecuentemente con su marxismo,
Garaudy critica a T. su concepción "biologista" de los fenómenos sociales y el minimizar
la dialéctica de la "lucha de clases", la "alienación" y la importancia de la "negación" en la
historia (14).
1. Método científico
2. Dialéctica de la historia
Sin embargo hay diferencias radicales entre ambos sistemas de pensamiento. Teil-
hard no es un materialista histórico sino un espiritualista y hace una afirmación clara de la
Trascendencia que no se da en el marxismo. "Teilhard a diferencia de Marx no parte de
una primacía absoluta de la infraestructura sobre la superestructura. Teilhard se inclina más
bien a buscar en el espíritu humano la causa de la situación que motiva el cambio" (B.
Delfgaauw).
"Para nosotros marxistas, la religión es un opio cuando proclama que para dirigirse
a Dios es necesario volver la espalda al mundo, ya que esto es el álibi por excelencia de
todas las fuerzas de regresión histórica. El Padre Teilhard ha abierto en nuestra época, la
perspectiva de una nueva forma de espiritualidad cristiana que invita al creyente, no a
renunciar al mundo, sino por el contrario a poner en tensión todas las energías para
transformar el mundo haciéndolo más humano, es decir, más consciente, más unificado y
más personal” (23).
Nada saca el marxismo abriendo su horizonte hacia una disolución en la especie (la muerte
según Marx es la dura victoria de la especie sobre el individuo), puesto que la especie
perecerá como el individuo y la naturaleza acabará así devorando todo el episodio humano.
Por ello, el cristiano que concibe T. puede "reivindicar el derecho y el orgullo de decir a su
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 280
4. Confianza en la técnica
Quizá por haber vivido en una época de intenso progreso económico y social -del
que fue testigo en el país industrialmente más avanzado los EUA- Teilhard no podría
suscribir el esquema marxista, con la implacabilidad de su determinismo, según el cual los
progresos del capitalismo engendrarán fatalmente, por su misma naturaleza, un
rebajamiento inversamente proporcional de la condición de un proletariado cada vez más
alienado. Todos los economistas (no marxistas) están hoy de acuerdo en reconocer que, la
evolución económica y social ha desmentido vigorosamente semejante esquema, y que la
condición obrera, hasta en los países menos desarrollados, ha mejorado considerablemente
desde el siglo XIX. Para no dejar en mal lugar el análisis marxista, los economistas
comunistas tienen que entregarse a auténticos equilibrismos intelectuales que esencial-
mente consisten en transferir la alienación de lo económico a lo psicológico.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 281
El burgués, para Teilhard, es aquel que ha escogido tener antes que ser, que prefiere
la tradición y el confort intelectual al movimiento y la búsqueda, el disfrute al esfuerzo, y
aquellos en quienes ve a los "Obreros de la Tierra" son los científicos, los ingenieros y el
inmenso conglomerado que constituye la clase trabajadora, a la busca no solo del bienestar,
sino (y sobre todo) del más-ser!
5. Personalismo comunitario
En síntesis
Dados los valores personalistas que T. aprecia en grado sumo como demócrata y
como cristiano, no puede menos de sentir náuseas ante el "apersonalismo" del socialismo
marxista:
"La ansiedad ante el comunismo tiene que ver con el carácter
impersonal, material, del 'Omega' rojo; mal colocado, este Omega
deforma la personalidad (la moralidad de los elementos que
agrega). Ante el comunismo lo que se estremece y rebela en
nosotros es lo personal (lo verdaderamente evolutivo)" (32).
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 284
T. nos advierte que el verdadero nombre del comunismo debería ser el "terrenismo"
(35). El marxismo camina al encuentro de la nada, puesto que le falta un último Polo de
transformación:
"La experiencia actualmente en curso demuestra de sobra la
imposibilidad en que se encuentra de vivir dentro de sí, en circuito
cerrado, una corriente de hominización puramente inmanente. No
huida hacia adelante que le permita evitar una muerte total. Ni
Centro supremo de personalización para irradiar amor entre célu-
las humanas. Mundo enteramente desintegrable y mundo
congelado. Universo sin corazón ni salida. La antropogénesis
marxista, por poderosamente impulsada que se encuentre al
comienzo del evolucionismo biológico en el que se halla inserta,
como excluye la existencia de un Centro irreversible a su término,
no logrará justificar ni sostener su impulso hacia el fin" (36).
Para T. la tremenda problemática del marxismo está en que las tensiones dialécticas
del ser humano no cesarán porque los problemas económicos estén resueltos; por el con-
trario, rebotarán en otras direcciones.
Conclusión
NOTAS
(16) C. Cuénot, loc. cit. 168. Casi en la misma forma M. Rossi señala que aquí, en
la común concepción de la positividad axiológica del esfuerzo humano de
transformación del mundo, y no en el evolucionismo, es donde debe registrarse
el punto de máxima convergencia entre Teilhard y el marxismo:"La
santificazione dello sforzo umano in Teilhard considerata dalla prospettiva d'
un umanesimo marxista”, en Le messaggio spirituale di Teilhard de Chardin,
Milano 1965, p. 181-189.
(17) C. Cuénot, Teilhard et le Marxisme, p. 171.
(18) C. Cuénot, Teilhard et le Marxisme, p. 172.
(19) R. Garaudy, Perspectives de l' homme, p. 196.
(20) Claude Soucy, Pensée logique et pensée politique chez Teilhard de
Chardin, París, PUF 1967.
(21) R. Garaudy, Del anatema al diálogo, 130.
(22) Garaudy, Ibidem 140 y 148.
(23) R. Garaudy, Del anatema al diálogo, p. 145-146.
(24) Hago mías las reflexiones de P. L. Mathieu, El pensamiento político y
económico de Teilhard de Chardin, Taurus, Madrid 1970, pgs. 93-98.
(25) Teilhard, “Un gran acontecimiento que se perfila: La planetización humana”
(1945), en El porvenir del Hombre, p. 172.
(26) Véase Teilhard, Aparición del hombre, pgs. 375-378.
(27) Teilhard, Inédito firmado en París el 18 de Enero 1950: en PH, 351-352.
(28) B. Belfgaauw, Teilhard de Chardin y el problema de la evolución, p. 48-49.
(29) P. L. Mathieu, op. cit 103.
(30) J. Rubio Carracedo, Antropología prospectiva inspirada en los ensayos de T.
de Chardin, Studium, Madrid 1973, pg. 195.
(31) Teilhard, "Salvemos a la Humanidad" (1937), En Ciencia y Cristo 165.
(32) Teilhard, Notas personales, 2 Octubre 1945.
(33) I. Hermann, "El humanismo total, Posibles puntos de referencia entre
coexistencia y pluralidad", Concilium no.16 (1966) 314.
(34) Teilhard, "El corazón del problema" (1945), en Porvenir del Hombre, 331-
332.
(35) Teilhard, "Salvemos la Humanidad", CC 164-165.
(36) Teilhard, "El corazón del problema", PH 327.
(37) Teilhard, "Lugar que ocupa la técnica en una biología general de la
Humanidad" (1947) en Activación de la Energía, 156-157.
(38) Teilhard, "Para ver las cosas con claridad. Reflexiones sobre dos formas
inversas de espíritu"(1950), AE 211.
(39) Chauchard P., El pensamiento científico de Teilhard, pp. 159-168.
(40) Citado por P. L. Mathieu, El pensamiento político y económico de Teilhard de
Chardin,
(41) Teilhard, Carta 2 de Abril de 1952.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 289
20
TEILHARD
EN EL MUNDO DE LAS IDEAS
"La crítica [de Teilhard] a la metafísica contribuyó a reanimar la
llama de un tizón que apenas se disimulaba bajo la ceniza"
(H. Kuhn, Bilan de la théologie du XXe siécle, I, p. 312)
Para este somero recorrido, utilizo como <rutas> de información confiable que
agradezco, dos buenos capítulos del monumental volumen en francés "Bilan de la
théologie du XXe siécle", Casterman, Tournai-Paris 1970. Helmut Kuhn: "Philosophie de
l'esprit et idealismes les plus recentes", Tome I, pp. 303-312 y Joseph Schultz: "La
théologie fondamentale", Tome II, pp. 9-52.
• El neo-kantismo del último cuarto final del siglo XIX significó una
refundación de la filosofía alemana que había sido derrotada por el
positivismo del progreso científico y técnico. Aquí tuvo gran papel Hermann
Cohen (1842-1918), fundador de la escuela de Marburg quien intentó
redescubrir "la incondicionalidad de lo a-priórico" gracias al análisis
trascendental de Kant. Había que excluir "la cosa en sí" y buscar con una
apropiada metodología la producción de la realidad a partir del pensamiento
puro. Para contribuir al logro de la reconstrucción humanista que era la tarea
del nuevo siglo, el neo-kantismo debía desprenderse de la estrechez
científica. Debía humanizarse. Del suelo fecundado por el neo-kantismo
comenzaron a brotar varios idealismos. De un cierto tipo de idealismo crítico
nació una metafísica en el sentido de la "filosofía primera" de Aristóteles que
quería al mismo tiempo llevar a formular "un retorno de todas las cosas a
Dios", en frase de Eckhart.
• Paul Natorp dio una nueva forma al análisis trascendental bajo el rótulo de
<Denkpsychologie> (psicología del pensamiento). Y así otros intentos
humanistas, aunque tratando de no recaer en el idealismo absoluto de Fichte,
Schelling, Hegel, como alcanzó a lograrlo Paul Tillich buen teólogo y
filósofo.
V. LA TEOLOGÍA FUNDAMENTAL
EN EL ÁMBITO CATÓLICO
1. Nacimiento
2. Desarrollo
3. Resultados
Conclusión
21
Se necesita tiempo para domar las ideas cerreras. No podemos olvidar que T. fue un
pionero y que jamás puede ser tarea de un solo hombre llevar a feliz término un gran
estudio que revoluciona culturalmente una época. Ello exige no solamente varias etapas,
sino varios espíritus. A este propósito son esclarecedoras las siguientes frases de otro
ilustre pensador, John Henry Newman (2):
T. como cualquier autor humano está sujeto a críticas justas. Utilicemos su pensa-
miento con cuidado y prudencia, pero no lo obliguemos a cerrar su fichero ni a apagar su
llama iluminadora de nuevos caminos. Él mismo nos lo recomienda así:
“En esta ordenación de los valores puedo haberme perdido en
determinados puntos. Ahí tienen tarea los que quieran mejorarme"
(FH 346).
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 301
Entre los varios grupos de científicos que se dan en nuestro mundo -de acuerdo a la
división que hacen los hermanos Agudelo- invito con ellos a mis lectores a que
engrosemos la lista de científicos complejos, evolucionistas, universales con el nombre de
Teilhard (Agudelo M.G. y J.S., " El secreto de Teilhard" El universo sensible, México
2002).
de nuestro tiempo, una síntesis que abarcó su vida, en un afán de vivirla, de resolverla, de
expresarla en palabras y comunicarla a los demás. Muy diversos aspectos entran en dicha
síntesis: el amor de Dios y el amor del Mundo, la fe en Cristo y la fe en el Hombre, la
Religión y la Ciencia, el desprendimiento cristiano y la inmersión en el mundo, el Reino de
Dios y el Progreso humano.
En los anteriores capítulos he tratado de presentar los grandes temas sobre los que
reflexionó Teilhard dejando en ellos su impronta original de genio profundo, de enfoque
moderno y estilo original. Ellos se pueden repartir en tres grupos bien señalados por un
especialista que utilizo acá (8). Todos ellos subrayan la gran actualidad del pensamiento de
Teilhard para nuestro siglo XXI cuando nuestros contemporáneos pueden sentirse hoy
mejor comprendidos en sus problemas por el Teilhard de ayer y mejor equipados para
apreciar ahora sus soluciones de lo que lo fueron a mediados del siglo pasado.
De esta visión nueva del mundo ha surgido una nueva forma de religiosidad natural
que era totalmente inimaginable en los siglos pasados:
todavía al Dios que pueda adorar, dice Teilhard: "Nuestro siglo es religioso,
probablemente más religioso que los otros, solamente no ha encontrado todavía al Dios
que pueda adorar "(Carta 10 diciembre 1952). Más que de un ateísmo deberíamos hablar
de un teísmo (creencia en Dios) insatisfecho. Las consecuencias de esta situación religiosa
de la humanidad son claras:
A más de la creencia en un solo Dios personal (común con las otras dos grandes
religiones monoteístas el Judaísmo y el Islam), T. destaca tres elementos que son
característicos del Cristianismo y lo distinguen de otras religiones: 1) El hecho de que una
persona histórica ocupa en él un lugar inequívocamente central. 2) El Cristianismo es
profundamente escatológico, es decir, orientado hacia los fines últimos. 3) La persona
histórica de Cristo ha anunciado su regreso al final de los tiempos (parusía) como
coronación y culminación plena. En el "pleroma"de Cristo (como Cabeza) se constituirá la
unidad plena del Cielo y del Universo, se "recapitulará" todo en Él, Dios y el Mundo, para
siempre (San Pablo a los Efesios 1, 9-10).
Hay “una armonía de orden superior”, cuya grandeza y riqueza no cesaba de alabar
Teilhard. Es la armonía entre la estructura fundamental del cristianismo y las exigencias de
una evolución convergente. Esto confiere a la obra de Teilhard el sentido de una
justificación racional de su fe (Comment je crois, 1934). Por otra parte, no olvidemos que
la armonía constituye la característica de la verdad.
Sigurd Daecke en la segunda parte de su tesis, ha organizado muy bien los varios
temas de aproximación de la valiosa síntesis de Teilhard -con frases originales del mismo-
que nos sirven como remate sustancial de su pensamiento de ayer pero muy adaptado y útil
para nuestros contemporáneos de hoy (4):
1. Unidad de Dios y del Mundo: "El Cristo Universal, tal como lo comprendo,
es una síntesis de Cristo y el Universo": "Como a mí me gusta decirlo, la síntesis del 'Dios'
(cristiano) hacia-arriba y del 'Dios' (marxista) hacia-adelante, es el único Dios que
podremos adorar en adelante 'en espíritu y en verdad'
2. Unidad de la trascendencia y de la inmanencia: "Hacia El (Omega), todo
sube como hacia un hogar de inmanencia. Pero de El todo baja también como de una cima
de trascendencia"/ "Una fe nueva en la que se integran la Fe ascensional hacia un
Trascendente y la Fe propulsora hacia un Inmanente".
3. Unidad de lo sobrenatural y lo natural: "Las dos super-entidades (la una
'sobrenatural', la otra natural), ¿cómo no irían a relacionarse y a armonizarse en el
pensamiento cristiano, siendo así que el punto crítico de Maduración entrevisto por la
Ciencia es la condición física y la fase experimental del punto crítico de la Parusía,
postulado y esperado en nombre de la Revelación?
4. Unidad del Reino de Dios y del porvenir terrestre: "Dios coincide (sin con-
fundirse) con el Centro de convergencia de la Cosmogénesis" /"No solo no se contradicen
Progreso humano y Reino de Dios, sino que de esta conjunción jerarquizada se prepara a
salir probablemente el renacimiento cristiano cuya hora parece biológicamente que ha
llegado".
5. Unidad de lo sagrado y de lo profano: "Para el evolucionista que se ha
hecho cristiano, puede ser superada la barrera que parecía separar lo profano de lo
sagrado"/ "En virtud de la Creación, y más todavía de la Encarnación, nada es profano,
aquí abajo, para quien sabe ver. Por el contrario, todo es sagrado para quien distingue en
cada creatura, la parcela escogida de ser sometida a la atracción de Cristo en vías de
consumación".
6. Unidad de lo 'Hacia-Arriba' y lo 'Hacia-Adelante': "Lo Hacia-Arriba y lo
Hacia-Adelante del Universo coinciden: nada de Hacia-Arriba sin Nada-Adelante y nada
de Hacia-Adelante sin Nada-Arriba"/ "Me confirmo cada día más en esta doble convicción:
que el nudo del problema espiritual presente está en la síntesis de un Hacia-Arriba con un
Hacia-Adelante, y que el principio de la solución de este problema de las dos Fes está en el
discernimiento por encima de nosotros, de un punto crítico de Maduración humana, fase
experimental y punto de aplicación de la Parusía".
7. Una sola palabra puede resumir todas las citas de Teilhard: Síntesis. Todo el
pensamiento de T. está dominado por la unidad, como fue mi deseo dejarlo claro en este
estudio.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 306
El sabio Cardenal Jean Danielou, s.j. dejó un genial artículo tratando de descubrir
el significado profundo de la obra de T. para nuestro tiempo (5). Danielou sabía muy bien
que la obra de T encerraba problemas, lagunas, ambigüedades y peligros. Pero estaba
seguro de su fecundidad y su gran valor a través de una triple significación: la filosófica, la
teológica y la espiritual.
En resumen
Para Danielou, la significación de la obra de T consiste en haber restablecido una
serie de "pasajes" entre realidades que parecían opuestas: ciencia y fe, mundo y Dios, tarea
terrena y vida espiritual. Con ello devuelve la unidad al mundo desquiciado, a la vez que
restaura la armonía católica de naturaleza y gracia. Su humanismo no solo es verdadero
sino que es integral:
Certeza y llamada
Remato con la apreciación fina que un gran conocedor de la vida y obra de Teilhard
ha dejado en brillante estudio (7).
Poco a poco fuimos descubriendo el prodigioso edificio construido por el autor del
Fenómeno Humano y de El Medio Divino, edificio con el que se cierra una era y se abre
otra nueva, en el que domina la unidad y la síntesis, en el que el hombre amplifica sus
aspiraciones profundas, en el que la humanidad sella sus bodas con Dios. La clave de
bóveda de este edificio es Cristo, el Hijo de Dios, quien quiso nacer en nuestra carne y
recorrer con nosotros el camino para hacernos, en el pleno sentido de la palabra, dioses con
Él por toda la eternidad.
Esta "catedral", construida en sus grandes líneas por Teilhard es -por su
universalidad misma- "definitiva"; pero ella exige para su acabamiento, la totalidad de las
iniciativas, de las actividades, de las ciencias y de las artes. Esta "catedral" se levanta ante
nuestros ojos como una "certeza" y una "llamada". Certeza de que Cristo, sobre cuya
Resurrección se apoya, la acabará y la consolidará. Y llamada al trabajo acelerado,
arrastrados como estamos por el inexorable movimiento de una evolución en rebote por el
que estamos poseídos.
NOTAS
(1) Luis Martínez Gómez, "Teilhard entre dos siglos", artículo del número
extraordinario de la revista Pensamiento 102-103 (1970) 255-275.
(2) John Henry Newman, The Idea of a University, London 1875, p. 474-477.
Traducción española Pensamientos sobre la Iglesia, Barcelona 1964, p.
339-340.
(3) Teilhard, Comment je vois, 1934, 5.
(4) Sigurd Daecke, Teilhard de Chardin und die evangelische Theologie,
Góttingen, Vandenhoec und Ruprecht, 1967, a partir de la p. 261.
(5) J.,Danielou, “Signification de Teilhard de Chardin", Etudes, 312 (1962)
145-161.
(6) J. Daniélou, art. cit.
(7) C. Cuénot, Ce que Teilhard a vraiment dit, Stock, Paris 1972, pgs. 313- 314.
(8) N.M.Wildiers en su Prólogo al libro que recoje valiosos aportes de Teilhard,
editados en francés 10 años después de su muerte con el título Science et Christ
(Paris Seuil) y traducido al español Ciencia y Cristo (Madrid Taurus).
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 309
GLOSARIO TEILHARDIANO
ADITIVIDAD: Proceso por el cual los elementos se agrupan, no por simple adición,
sino porque al unirse hacen surgir caracteres nuevos.
ALIENACION: Designa, para Hegel, la proyección de la actividad humana en una
fuerza extraña, bajo la forma de representaciones religiosas. Para Marx
significa que el trabajador no posee ni los medios de producción ni el producto
de su trabajo.
ALMA HUMANA: Es de naturaleza espiritual. Contrariamente al animal solo el
hombre posee un alma pensante.
AMORIZACION: La atracción mutua de los elementos cósmicos, aún inconscientes.
Este término está en relación con el concepto de energía.
ANALOGIA: Relación de dos seres a la vez semejantes y desemejantes. Se llama
analogía de atribución cuando hay una “atribución” de una propiedad a un ser
que en realidad no tiene sino una relación de causa a efecto. Por ejemplo, un
alimento sano. Y hay analogía de proporcionalidad cuando se comparan dos
relaciones, por ejemplo, el martillo es al escultor lo que la pluma es al escritor.
ANTROPOCENTRISMO: Sistema en el cual el hombre se considera como el
máximo fruto de la evolución y la clave de su explicación. Se opone a un
antropocentrismo estático ya superado.
ANTROPOGENESIS: Nacimiento dentro de la corriente evolutiva de la especie
humana mediante la hominización que hace aparecer el pensamiento reflexivo.
ANTROPOIDE: Semejante al hombre. Constituye un suborden de los
primates.
ANTROPOLOGIA: Estudio del hombre por medio de las ciencias naturales,
sociales, culturales, morales, filosóficas y teológicas.
ANTROPOMORFOS: Simios sin cola. Gorila y chimpancé de Africa, Orangután y
Gibón de Malasia.
ANTROPOMORFISMO: Modo de pensar por el cual se transponen atributos
humanos a otros sujetos, por ejemplo a Dios o también a los animales.
ARBORICOLA: Que habita en los árboles.
ARREGLO: Proceso por el cual las partículas elementales se agrupan o disponen en
núcleos cada vez más complejos.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 310
ASIMETRIA: Todos los componentes químicos del reino vivo están formados por
moléculas que tienen una estructura asimétrica. La luz proyectada sobre ellos
sufre una desviación hacia la derecha (destrógiros) o hacia la izquierda
(levógiros).
ATOMO: Indivisible. Se considera como el último constitutivo de la materia. Sin
embargo es un micro-universo compuesto de neutrones o protones.
ATOMICIDAD: El hecho de estar algo compuesto de elementos infinitamente
múltiples y reducidos.
ATOMIZARSE: Descomponerse en una mutitud de elementos extremadamente
pequeños.
AUSTRALOPITECOS: Grandes primates extinguidos, cuyos primeros vestigios
fueron descubiertos en el Transvaal (Africa) por Dart (1924).
BACTERIA: Una de las clases en las cuales se agrupan los vivientes más simples.
Toda bacteria es un microbio pero no todo microbio es una bacteria.
BIFASICO: Con dos caras o dos aspectos.
BIOCONCIENCIA: Designa la interioridad propia de los elementos vivos no
reflexivos.
BIOGENESIS: Conjunto de fenómenos que presiden la aparición de la vida. Fase
superior de la cos- mogénesis.
BIOLOGIA: Ciencia de la vida. Estudia los problemas generales de la vida, herencia,
evolución.
BIOSFERA: Red constituida por el conjunto de seres vivientes que envuelve el
globo.
CELULA: La más pequeña unidad del reino viviente, que puede tener una existencia
autónoma o no.
CENTRACION: El hecho de que en el curso de la evolución, el interior de las cosas
va creciendo en proporción a la complexificación de su exterior.
CENTRO: Puede ser Dios, Centro del Universo.
CENTREIDAD: Expresa el grado de centración: esta cualidad está en función de la
complejidad de las estructuras.
CEFALIZACION: Término que designa la aparición progresiva, en el curso de la
evolución, del conjunto de órganos que van a formar la cabeza.
CEREBRACION: Formación progresiva, por la evolución, del sistema nervioso
central que desemboca en el cerebro.
CEREBROLOGIA: Estudio morfológico del cerebro.
CHANCELADE: Fósil descubierto en 1888 de un esqueleto humano inhumado
intencionalmente.
CARIDAD: El amor de una Cosmogénesis “cristificada” hasta en sus raíces.
CHUKUTIEN: Localidad situada a unos 50 kilómetros de Pekín.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 311
EXTRAPOLACION: Operación por la cual se construye una curva más allá del
dominio de observación. Se aplica análogamente cuando alguien pasa su
dominio científico o cuando se proyecta hacia el futuro algo presente.
EXTRATEMPORAL: Que se construye haciendo abstracción del tiempo.
EXTRINSECISTA: Se dice del razonamiento que no tiene en cuenta sino las
relaciones exteriores de los seres sin tener en cuenta un lazo orgánico.
FABER HOMO: El hombre prehistórico que fabrica utensilios.
FACTOR LETAL: Factor hereditario incompatible con la vida: que lleva a la muerte.
FE: En general: convicción que corresponde a una síntesis intelectual. Fe cristiana:
entrega personal a Cristo y aceptación del Mensaje cristiano.
FINALISMO: El pensamiento finalista considera la evolución como dirigida hacia
un fin. Responde a la realización de un plan.
FIXISTA: O estático es aquello que excluye todo movimiento evolutivo.
FONTAL: Que se deriva de la fuente o se encuentra en ella.
FORMA: En la filosofía tomista, principio de determinación con relación a la
materia, la cual es el principio de indeterminación. No existen separados sino
en conjunto formando un solo ser. Cuerpo en esta filosofía no es equivalente de
materia; el cuerpo está constituido de materia y forma.
FENOMENO MISTICO: Amor de Dios.
FENOMENO HUMANO: El hecho experimental de la aparición, en nuestro
universo, del poder de reflexionar y de pensar.
GALAXIA: Sinónimo de vía láctea. También se aplica para decir un conjunto de
estrellas cualquiera. El universo tiene infinidad de Galaxias.
GENERATRIZ: Línea que por su movimiento engendra una superficie. Superficie
que por su movimiento engendra un volumen.
GENTILES: Del latín: Gentes. Para los hebreos eran los extranjeros. En la Escritura
significa primero los no-judíos y luego los no-cristianos.
GEOBIOLOGIA: Ciencia de los elementos vivos que componen el conjunto de la
biosfera, sus lazos entre sí y con la evolución. *
GEOCENTRISMO: Concepción según la cual la Tierra sería el centro del Universo.
GIBON: Especie de mono.
GNOSIS: Palabra griega que significa conocimiento. Para los Padres Alejandrinos
designa un conocimiento más avanzado de la revelación cristiana.
Generalmente designó un conocimiento reservado a una pequeña élite de
espíritus privilegiados, ellos se creían de naturaleza superior a los demás. Esta
segunda corriente considera la materia como mala, la unión a la materia como
el fruto de una caída cometida en una pre-existencia y la salvación como
destrucción del cuerpo. A veces se aplica esta palabra al esfuerzo por reducir la
Revelación cristiana a una simple filosofía.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 316
LEY DE UNION: Ley que establece que en todos los dominios “la unión diferencia”
porque las partes se perfeccionan y se acaban en un todo organizado.
MAGMA: Masa espesa, viscosa y gelatinosa. Las rocas fundidas constituyen
magmas.
MAL: La existencia del mal es un problema que siempre ha preocupado al hombre.
Se le han dado las soluciones más diversas. Es carencia del ser; el no-sentido
dentro del universo.
MANIQUEISMO: Herejía nacida en el siglo III que era una de las formas de la
Gnosis. Mani, el fundador (de ahí su nombre) enseñaba la existencia de dos
principios creadores: uno del Bien y otro del Mal.
MATERIA: Es necesario hacer distinciones: a) En el sentido ordinario la materia es
lo que cae bajo nuestros sentidos, b) En sentido metafísico es el principio
determinable por oposición a la forma, principio determinante, c) En sentido
físico: forma primordial de la estofa del universo, com puesta de un “dentro” y
un “fuera”.
METAMORFOSIS: Modificación de forma o de estructura en el curso de la vida.
METAFISICA: Ciencia de los principios del ser y de las causas primeras.
MICRO-ORGANISMO: Designa los organismos más pequeños, como el virus o las
bacterias.
MICRO-COSMOS: Pequeño mundo. La célula es un micro-cosmos con relación al
animal, el hombre lo es con relación a una galaxia.
MEDIO DIVINO: Obra de T. de inspiración religiosa, apoyada en la visión
fenoménica propia de T. El Universo se considera centrado en Dios quien por
medio de Cristo diviniza todo el cosmos y lo pone en evolución hacia su fin
último. Es la Omnipresencia de Dios en el Universo y por medio de Cristo.
MIOCENO: Período de la era terciaria que sucede al Oligoceno.
MISSINLINK: Eslabón perdido. Se ha tratado, infructuosamente, de buscar una
forma de paso del simio al pitecántropo.
MOLECULA: La más pequeña parcela de materia susceptible de existir en estado
libre.
MONADA: Cuando habla de la Gran Mónada es la Noosfera o Humanidad. Partícula
perfecta en la cual una especie de inteligencia se une a la materia. Platón aplica
este término pitagórico a las ideas. Leibnitz cree que las mónadas son
sustancias simples o indivisibles de las cuales están compuestas todas las
sustancias. T. utiliza este término en un sentido muy amplio: todo elemento que
porte un siquismo centrado. Los elementos constituyen microuniversos en
relación con el cosmos.
MONISMO: Toda filosofía que rechace una distinción entre el Mundo y Dios.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 318
SUPERVIDA: La vida tal como será, ya fuera de los límites del espacio-tiempo.
Estado en que las conciencias personales se habrán integrado en una
Conciencia colectiva.
SIMBIOSIS: Término de biología que expresa el hecho por el cual ciertos seres no
pueden vivir sin el concurso de los seres orgánicos.
TACTISMO: Movimiento o reacción de un organismo ante un factor externo.
TAEDIUM VITAE: El sentir fastidio por la vida.
TERRENISMO: Actitud de los que toman la tierra como objeto último del esfuerzo
humano.
TOTALIZACION: Constitución en un todo único de la humanidad por vía de
socialización y de unificación. La Energía amorizante se presenta como el
factor fundamental de totalización humana.
TRANSBIOLOGICO: La evolución que se prolonga en un plano superior más allá
de los fenómenos de orden biológico después de haber pasado un punto crítico
del umbral.
TRASCENDENTE: El hecho de superar algo. Trascendencia: Relativa: con
emergencia de algo, Ej. la vida trasciende la materia inorgánica aunque
proviene de ella. Absoluta: Dios que no emerge de la creación sino que le es
preexistente y supera todo ser creado y el conjunto de seres.
TRANSFORMISMO: Teoría que sostiene la transformación de los seres. Lamarck
funda su transformación sobre la lucha por la vida. Darwin sobre la selección
natural. Teilhard presenta el elemento síquico como algo activo en la
evolución.
TRANSHUMANO: Estadio evolutivo al cual la humanidad no podrá llegar sino
después de haberse despojado de las contingencias materiales.
TRANSPERSONAL: Que se relaciona a un Ser personal superior, trascendente al ser
humano.
TRANSFENOMENAL: Lo que existe más allá del fenómeno y que escapa a la
observación científica.
TRANSUSTANCIACION: Cambio de la sustancia del pan y del vino en el Cuerpo y
la Sangre de Cristo en la Eucaristía. Es antes un gesto, una comunión, que una
cosa. Por medio de ella se promueve el acabamiento de la humanidad.
TROPISMO: Designa el hecho de que los organismos vivos se orientan bajo la
influencia de un factor exterior.
ULTRAEGO: Culminación de la evolución de nuestro yo personal, por la unión a un
Super-ego común.
ULTRAHUMANO: Estado de la humanidad cuando se establece la conciencia
colectiva y la unanimización. El estado ultrahumano se logrará al fin de los
tiempos mediante la unión con Omega.
ULTRAPERSONALIZACION: Estadio de personalización después de que se haya
atravesado un nuevo umbral crítico.
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 325
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Colombiana
Enrique Neira Fernández DEL αΤΟΜΟ A ΩMEGA 337
INDICE GENERAL
PRESENTACIÓN 5
TABLA DE CONTENIDOS 7
3. OBRAS 31-46
OBRAS PUBLICADAS
SUS MEJORES OBRAS
OTRAS OBRAS
BIBLIOGRAFÍA 327-337
E–mail: josenrique.neira@gmail.com
Desempeño
Publicaciones
29 libros y manuales. De entre ellos destacamos: – “El saber del poder. Introducción a la
Ciencia Política” (9 ediciones) – “Teología de la Liberación en A. L.”– “Etica profesional
para universitarios” ”– “Reingeniería Política: análisis del caso colombiano - "Venezuela IV
y V Repúblicas" - "Observatorio de Política Internacional" serie de análisis semanales que
ya completa más de 540 comentarios para todo público sobre países y personajes del
mundo. Accesibles en: www.saber.ula.ve/observatorio y en web de París:
www.enrique-neira.com.
Distinciones