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UNIVERSIDAD COMPLUTENSE '

5319410796

J0' -r
CURSO

de

tictiftuta ptdcttca*
ADVERTENCIA.

Si los sdbios agricultores que leyeren esta obra , tu


vieren que oponer algún reparo sobre las materias de
que trata , pueden dirijir sus observaciones d don Joa
quín Antonio de Sojo , del comercio de libros en Madrid,
calle de las Carretas , frente al correo , por cuyo conduc
to llegarán al autor , el cual se anresurard d publicar
las para instrucción del público. Y si algún labrador de
seare que se le explique algún punto con mayor exten
sión , podrá exponer sus dudas por el mismo conducto,
con la seguridad de que tendrá respuesta.
CUMSO

de

oÁ^ucuñuta ^táctica

Gonfotme á 6>* ¿filmo* absefaniamtmio¿ Secfio*

en ata ciencia y, ¿ /a¿ majóte* jptáctica* aptaua*

de /a* dema* nactone* #<? <§tttopa.

POR DON AGUSTIN DE QUINTO.

TOMO PRIMERO.

MADRID
IMPRENTA DE COLLADO,
1818.
Et quce ipse in meis fundís colenda animadverti,
et quce legi , et quce a peritis audii.
M. Ter. Varro. De re rustica. Lib. i. n. i.r
INDICE

DE ESTE TOMO PRIMERO.

DISCURSO PRELIMINAR IX
/

' . PRIMERA PARTE.

DE LOS EDIFICIOS RURALES , DE LOS INSTRUMENTOS


NECESARIOS pARA EL CULTIVO, Y DE LOS ANIMALES
DE LABOR.

Cap. I. De los edificiós rurales Pag. 1


Cap. II. De los instrumentos necesariós para
el cultivo de la tierra 24
Cap. III. De los carruages 43
Cap. IV. De los animales destinados para el
cultivo 45
§. I. Del caballo ' 47
§. II. Del buey 53
§. III. De la muía 56
§. IV. Del asno. 58
VI Indice.

SEGUNDA PARTE.

DEL CULTIVO EN GENERAL 61

Cap. I. De los vegetales como objeto de la


agricultura 63
§. I De las raices 67
§. II. Del tronco y del tallo. ... 73
§. III. De las ramas 77
§. IV. De las yemas ó botones , y de los pim
pollos. Ibid.
§. V. De las hojas 7g
§. VI. De las flores , de la fecundación de las
semillas , y de los frutos. . 82
§. VII. De la germinación de las semillas , y
del nacimiento y formación de las plantas . . 86
Cap. II. De los agentes necesarios á la vege
tación 93
§. I. Del ayre Ibid.
§. II. Del agua 96
§. III. Del calor. . 98
§. IV. De. la tierra. 99
§. V. De la luz 100
§. VI. Del equilibrió de estos agentes 101
§. VII. Del alimento de las plantas 102
Cap. III. De las diferentes especies de tierras. 105
Cap. IV. De las labores . . 116
Cap. V. De los terrenos acuáticos. 122
Cap. VI. De los riegos 123
Indice. VII
Cap. VII. De los abonos de las tierras. . . . 132
Cap. VIII. De los estiércoles 143
Cap. IX. De las reglas que deben observarse
en la sucesión 6 alternativa de las cosechas. 150
Cap. X. De los cerramientos 168

TERCERA PARTE.

DEL CULTIVO EN pARTICULAR 176

Cap. L De las plantas cereales 177


§. I. Del trigo Ibid-
§. II. Del centeno I94
§. III. De la cebada I99
§. IV.. De la avena 202
§. V. Del maiz 207
§. VI. Del sarraceno ó trigo negro 214
§. VII. Del mijo 218
§. VIII. Del arroz. 2I9
Cap. II. De las plantas que se cultivan por
sus raices 226
§. I. De la patata. Ibid.
§. II. Del nabo. . . 235
§. III. Del rábano 241
§. IV. De las. zanahorias 242
§. V. De la remolacha 245
§. VI. De la pataca 249
$. VII. De la batata 254
Cap. III. De las plantas leguminosas 257
- §. I. De la lenteja Ibid.
VIII Indice.
§. II. Del altramuz 2í>9
§. III. Del garbanzo 262
§. IV. De la judía 264
§. V. De la haba 268
§. VI. Del guisante 272
Cap. IV. De las plantas testiles 274
§. I. Del lino Ibid.
§. II. Del cáñamo 282
§. III. Del algodonero 286
Cap. V. De las plantas tintóreas 295
§. I. Del añil ó Índigo Ibid.
§. II. Del pastel. 300
§. III. De la rubia 306
§. IV. Del azafrán 311
Cap. VI. De los prados' ó pastos 315
§. I. De los prados naturales 318
§. II. De los prados artificiales 331
§. III. De la alfalfa; 332
§. IV. Del trebol 336
DISCURSO PRELIMINAR.

OBJETO Y PLAN DE ESTA OBRA. *

La agricultura : esta fuente de la riqueza


pública y de la opulencia de las naciones:
esta madre fecunda de las artes y del co
mercio : la ocupacion mas noble del hombre,
y la que mas contribuye á su felicidad : esta
ciencia , cuya importancia jamas se ha pues
to en duda , y cuya perfeccion ha servido
de basa á los imperios; será la materia de
la obra que ofrecemos á nuestros compa
triotas.
Todos los demás ramos de la riqueza
pública no pudieron fundar sino prosperi
dad precaria y pasagera ; y las naciones
que quisieron brillar por las artes solas , ó
por solo el comercio, vieron desaparecer
toda su grandeza , como el humo llevado por
el viento: testigos las repúblicas de Pisa, de
Florencia, de Venecia y de Génova. Si la
industriosa y comerciante Holanda ha po
dido sobrevivir á los ataques de estos últi-
tomo i. b
nios tiempos ; si todavía hace un papel bri
llante en el mapa político de Europa , es
porque supo volver su actividad ácia la agri
cultura, y arrebatar al mar un terreno que
su constancia precisó á producir; y sobre
el cual ha establecido una economía rural
otras
tan prodigiosa
naciones ,privilegiadas
que hace lacon
confusion
suelos mas
de ¡

fecundos , y con climas mas ventajosos.


Si son las artes las que alimentan el
comercio ; y si este florece, cuando no tiene
concurrencia , y cuando él solo se encarga
de aprovisionar á otras naciones y de ex
traer de ellas el dinero, ¿cuántos acciden
tes podrán arruinar este orden de cosas?
Unas veces se presentará un nuevo concur
rente , que vendiendo los géneros y arte
factos á mas cómodos precios, pondrá al
negociante antiguo en la imposibilidad de
vender los suyos : otras hallará este que la
misma nacion á quien vendia, le cerró las
puertas , y estableció en su seno manufac
turas y obradores para no depender del ex-*
trangero ; y otras por fin encontrará que la
misma pobreza de las naciones con quienes
vi .. . r ..
PRELIMINAR. XI

comerciaba, las imposibilita á consumir, y


de consiguiente á comprar. ¿Qué seria en
efecto de una nacion , que dueña absoluta
de
pojar
las áartes
las otras
y deldecomercio
todo el ,numerario?
llegase á des-

Lejos está de semejantes riesgos la na


cion que establece su prosperidad sobre la
agricultura ; porque las ventajas que esta
produce no están expuestas á tales acciden
tes. Dependiendo de sí misma y de sus pro
pios brazos , es independiente de las otras
naciones , y tiene en su seno medios sufi
cientes con que satisfacer á sus necesida
des. Sus individuos tienen con que vivir,
tienen segura su existencia , sin necesidad
de mendigarla del extrangero. No sucede
lo mismo á las naciones industriosas ó co
merciantes, porque siempre dependen de
las agricultoras ; siempre se ven forzadas
á recurrir á sus graneros para alimentar á
sus individuos. Aquel anciano que al tiem
po de morir manifestó á sus hijos que en
el campo que cultivaban dejaba escondido
un gran tesoro , y que los excitó por este
medio á remover la tierra una y muchas
b 2
XII DISCURSO
veces en su busca , les hizo conocer el ver
dadero tesoro de las naciones y de los in
dividuos : tesoro que solo puede encontrar
la agricultura , cuando se ejercita como se
debe ; y en cuya comparacion todos los de-
mas son imaginarios.
Si la bondad absoluta de esta profesion
tan digna del hombre , se halla reconocida
umversalmente, ¿cuánto mas lo será cuan
do se trata de una nacion favorecida por la
naturaleza con todo lo que puede propor
cionarle la mayor riqueza territorial , y pri
vada de las ventajas de las artes y del co
mercio ? Hay naciones condenadas á ser in
dustriosas ó comerciantes , porque ni su cli
ma, ni el suelo que poblaron, son suscep
tibles de un cultivo perfecto ; y porque la
caza ni la pesca no pueden ya bastar á la
subsistencia de sus individuos , ni á llenar
los gastos indispensables del Estado ; pero
las que se encuentran en circunstancias del
todo diferentes : las que , como la nuestra,
son susceptibles de la mejor administracion
agraria por la dulzura de su clima , la fer
tilidad de su suelo , y la fuerza y robustéz
PRELIMINAR. XIII

de sus individuos, deben ser agricul toras


esencialmente. . :
En el estado actual de las sociedades,
una nacion para llegar á la prosperidad de
que es susceptible , tendrá necesidad de de
dicarse también á las artes , y de hacer el
comercio que le sea mas ventajoso; pero no
es por aqui por donde debe comenzar para
llegar ál colmo de la riqueza , ó por mejor
decir , para impedir su total ruina. Las na
ciones como ios individuos deben subir por
grados, si quieren adquirir una opulencia
justa , sólida y duradera ; porque las rique
zas exhorbitantes y rápidas , ó son hijas de
la casualidad , ó de la injusticia , ó de esfuer
zos violentos , y de consiguiente poco segu
ras. Será pues siempre de la mayor pru
dencia el comenzar por lo mas fácil, por lo
que se halla^mas al alcance de la nacion
que trata de alejarse de los bordes del pre
cipicio. ¿Y quién no ve que la agricultura
es la única profesion á la cual debe dedicar
toda su energía una nacion como la nues
tra ? Ella es en efecto la que se puede per
feccionar con menos trabajo ; la que nece
XIV DISCURSO
sita de máquinas y de instrumentos menos
complicados , y la que exige una práctica
mas fácil de adquirirse por los que deben
emplearse en las operaciones manuales de
que depende su perfeccion. Adquirida esta,
la misma agricultura disminuirá nuestra de
pendencia del extrangero , procurándonos
los géneros de primera necesidad , y las
materias que podamos cambiar con él , pa
ra impedir que la balanza del comercio sea
enteramente contra nosotros. Ella dará ali
mento á los individuos , y ocupacion hon
rosa; contribuirá al aumento de nuestra
poblacion, proporcionando la abundancia,
y nos dará materias primeras, y capitales
para mejorar progresivamente nuestra in
dustria , y para dedicarnos al comercio que
exige de nosotros la misma abundancia de
géneros comerciables que faltan á las otras
naciones , y nuestra misma posicion geo
gráfica.
Supuesta pues la necesidad de mejorar
nuestra agricultura , recorramos con rapi-
déz las diferentes épocas de nuestra histo
ria con relacion á ella ; no solamente para
PR.E L IMIN Aifi. x.V

satisfacer la justa curiosidad de los que se


dedican á tan importante profesion , sino
también para descender por este medio á
los motivos que me han excitado á escribir
esta Al
obra
querer
, y al objeto
hablar que
de nuestra
me he propuesto.
agricultu

ra en la época que precedió al estableci


miento de los cartagineses en España , me
veo precisado á confesar la falta. de noti
cias individuales por lo fabuloso de las his
torias , cuando tratan de tiempos tan re
motos ; pero la misma naturaleza de las so
ciedades imperfectas, y todavía medio sal-p
vages , nos debe convencer de que en aque
lla época , ó todavía no eran agricultores
los españoles , ó cultivaban , en su caso , sin
los. conocimientos que debieron despues á
la civilizacion. En aquellos tiempos de fero
cidad y de independencia, la caza y la
pesca , ó los frutos silvestres debieron pro
porcionar á nuestros mayores los medios
de existir y de satisfacer sus primeras ne
cesidades , mirando por consiguiente la agri
cultura como una ocupacion poco confor
me á la independencia que reypaba. entre
XVI DISCURSO
ellos; independencia incompatible con la
sujecion , y con el amor del trabajo. Tal es
la pintura que nos han dejado tambien Cé
sar y Tácito de los germanos de su tiem
po ( i ) ; pintura enteramente conforme á
la que los viageros mas recomendables nos
presentan de los pueblos modernos que to
davía no se han civilizado. En todos los
tiempos y en todas las edades, colocados
los hombres en las mismas circunstancias,
tendrán seguramente las mismas costum
bres , y se presentarán bajo la misma for
ma , como lo observa un célebre inglés (2).
Debieron pues ser los españoles antes de
conocer á los cartagineses , lo que eran los

(í) Nec arare terram, aut expectare annum,


tam facilé persuaseris , quam vocare hostes , & vul
nera mereri ; pigrum , quinimo & iners videtur su-
dore adquirere, quod possínt sanguine parare. Tac.
de mor. germ. n. 14. Delegatadomus , & penaüum,
& agrorum cura faeminei , senibusque , & infir-
missímo cuique ex familia, ipsi habent. Ibi n. 15.
Cib* simplices, agrestia ponía, recens fera, aut
lac concretum. Ibi n. 23. Cas. Comment. lib. 6.

cap.
(2)22.Robenson , mirad, á la hist. del Emp. Car
los V. nota 6. • ' *r 1
PRELIMINAR. \ XVII
germanos cuando los romanos los conocie
ron , y lo que son los americanos todavía
inciviles y medio salvages (i).
Si considerada como un arte, y aun co
mo ciencia , no pudo nacer la agricultura
en las sociedades informes é imperfectas,
necesariamente debió su origen á la pri
mera sociedad perfecta que se formó , y de
consiguiente al Egipto. Un cielo siempre
puro , un clima el mas favorable á la vege
tacion , y las fértiles inundaciones del Nilo
convidaban á los egipcios á perfeccionar es
ta ciencia , y á procurarse medios de man
tener una poblacion asombrosa. Cuando no
tuviesemos otras pruebas que la construc
cion del soberbio lago Meoris para regula
rizar las inundaciones , y establecer un sis
tema constante de riegos ; cuando el haber
colocado en el rango de sus dioses á Osiris,
su primer maestro en la agricultura , y el
haber ofrecido incienso á los animales que
mas sirven al hombre en el cultivo , no pro-

(i) Charlevoiz , diarió histórico de un viagero


«n América: en 4° Parts 1774, fág. 334.
TOMO I. C
XVIII DISCURSO

base el aprecio que hacían de esta ciencia;


sus soberbias pirámides , su inmensa pobla
cion nos convencerían de su opulencia. ¿Y
cómo hubieran llegado á conseguirla sino
hubiesen perfeccionado un arte , sin el cual
jamas existe, y sin el cual no puede conce
birse una poblacion numerosa y civilizada?
Reuniendo , pues observaciones y prácticas,
y comunicándose mutuamente sus indivi
duos las luces que adquirian , llegó el Egip
to á la formacion del primer cuerpo de doc
trina agraria , y de consiguiente á conside
rar la agricultura como una ciencia.
Debió la Grecia su civilizacion á las co
lonias egipcias que se establecieron en ella;
y el Lacio se hallaba todavía en aquella
época envuelto en las tinieblas de la igno
rancia , puesto que Numa fue el primero
que enseñó á los romanos á cocer el trigo,
para emplearlo en su alimento , y que solo
cinco siglos después conocieron el arte de
hacer pan , cuando de vuelta de la guerra
de Macedonia trajeron sus ejércitos pana
deros griegos á Italia. ...
Los cartagineses, cuyas relaciones mer
PRELIMINAR. XIX
cantiles les proporcionaron aumentar sus
conocimientos , aprovechándose de las luces
y progresos de aquellas naciones con quie
nes traficaban , debieron necesariamente
perfeccionar por este medio su agricultura.
No se funda esta idea en una simple pro
babilidad ; porque sus adelantamientos en
esta ciencia eran ya tan grandes en la época
de la conquista de su capital por los roma
nos , que distribuyendo estos á los prínci
pes sus aliados , todos los libros de que se
componían las bibliotecas de Cartago , se
reservaron únicamente los veinte y ocho li
bros de agricultura , escritos por el capitán
cartaginés Magon , y se apresuraron á ha
cerlos
Si traducir
el primerá pueblo
Decio civilizado
Silano. con quien

trataron nuestros mayores fue el pueblo de


Cartago , y si el interés de este astuto con
quistador lo debia excitar á extraer del sue
lo de España la mayor suma posible de pro
ductos ; es indispensable reconocer , que el
origen de nuestra agricultura se debe á nues
tro trato con los cartagineses , y que no
debió ser un objeto de admiracion para los
c a
XX DISCURSO

romanos el estado floreciente en que la en


contraron , cuando por la primera vez visi
taron nuestra península.
Mientras que fue la España el teatro
de la cuarta guerra de los cartagineses y
romanos , y mientras que luchó contra es
tos con tal animosidad que llegó á temer
Roma por su propia existencia , debió ne
cesariamente retrogradar nuestra agricul
tura ; porque la guerra , y en especial la que
se hace en masa , es la ruina de un arte
que necesita paz , hombres y animales. Pero
cuando la España hizo parte ya del impe
rio romano; cuando los vencedores y los
vencidos se llegaron á confundir; cuando
fueron los españoles ciudadanos de Roma,
y sus gallardos jóvenes formaron la cohor
te mas fiel de la guardia de César; y cuan
do las primeras casas de Roma se hicieron
habitantes de España , aliándose con sus
mas ilustres familias ; entonces llegó nues
tra agricultura á un alto grado de perfec
cion. Vióse cultivado nuestro suelo , como
h estaba la hermosa Italia , en donde los;
Serranos , Cincinatos , &c. habian ennoble
PRELIMINAR. XXI
cido la agricultura , manejando la esteva con
las mismas manos que acababan de conse
guir triunfos y victorias ; y cuando muchos
sábios de Roma emplearon sus luces y ta
lentos en la perfeccion de esta ciencia , y
en dar al labrador las reglas y preceptos
que debia seguir en la administracion de sus
heredades , un español de Cádiz fue el que
los venció á todos presentando á Roma el
cuerpo mas completo de doctrina agraria
que poseyó aquella república en los siglos
de su mayor ilustracion (i). Basta leer á
Columela para persuadirse de la perfeccion
de nuestra agricultura , porque apenas ex
plica precepto alguno de los que forman esta
ciencia , sin citar en su apoyo la práctica de
los agricultores españoles , y en especial de
. ¡ . • ; / .: . - •
_f # j "• -
(1) Lucio Junio Moderato Columela , natural
de Cádiz , y filósofo romano , escribid bajo el im
perio de Claudio doce libros de agricultura , en el
estilo del siglo de Augusto. Todas las naciones han
hecho el mayor aprecio de sus obras. Los italianos
tienen una traduccion de ellas , otra los ingleses,
los franceses otra , y tres los alemanes ; y la Espa
ña , Su patria , apenas las conoce , por carecer de '
Su traducción en lengua vulgar H.t; •. 1
XXII DISCURSO
los de la Bética. Su obra nos evita el trabajo
de entrar en el pormenor de la agricultura
de aquella época , porque ella nos enseña el
modo
Lacon
decadencia
que se cultivaban
de la agricultura
nuestrasromana
tierras.

debió acompañar á la del imperio , y á pe


sar del teson de los emperadores Pertinaz,
Constantino, Teodosio y Arcadio; un pue
blo corrompido que pedia al gobierno pan
y espectáculos , no era ya aquel que culti
vaba con tanta perfeccion las campiñas de
Roma , al mismo tiempo que dominado del
amor de la patria , era capaz de los mayo
res sacrificios por la prosperidad de la re
pública. La tierra , como decia Plinio, quiso
vengarse del modo afrentoso con que se le
trataba , cuando desdeñando los ciudadanos
una ocupacion que hizo las delicias de sus
mayores , la confiaron á manos esclavas ó
malhechoras'; y _negó sus productos á una
nacion envilecida y degradada. Pero no si
gamos las causas que adelantaron la ruina
de la agricultura de Roma , y de consi
guiente la de España , supuesto que la plu
ma elocuente del señor Jovellanos lo ha he
PRELIMINAR. XXIII

cho con la dignidad que le es propia ; y pa


semos á considerar nuestra agricultura ba
jo los godos. v ^>t i
Estos bárbaros , que no sabian mas que
pelear y dormir, según la expresion del cé
lebre economista que acabo de citar ; que
no conocian otra ocupacion que la de las
vir
armas;
de lay caza
que estaban
y la pesca
acostumbrados
, ó: de frutosai sil
fáf

vestres , como convenia al estado de bar


barie en que se encontraban , hubieran por
-lo menos sabido apreciar la civilizacion de
los pueblos que subyugaban , y aprender lo
que no sabian , en lugar de despreciar y
destruir. ¿Pero qué podia esperarse de
unos salvages aguerridos, sedientos de san*
gre y de desolacion ? Cuando .en dos años
solos se hicieron dueños de toda España , y
se dividieron por suertes sus provincias;
cuando despues de conquistarla en tan bre
ve tiempo , pudieron sin temer que se su
blevase , pasar al Africa , provincia enton
ces de las mas fértiles y mejor cultivadas del
imperio romano, y abrasarla y despoblarla
en términos de poderse viajar muchos dias en
XXIV DISCURSO

ella , sin encontrar un solo habitante , ¿cuál


<lebia ser la desolacion que sembraban por
todas partes? Todo desapareció por consi
guiente al furor de estos bárbaros, todo fue
ruina y destruccion , sin que quedase otra
señal de literatura , de artes , de leyes , ni
aun del idioma , sino los pocos restos que
pudieron conservar algunos cenobitas , cu
ya virtud se hizo respetar alguna vez de
estos furiosos conquistadores. .
El sistema feudal que establecieron lle
vaba en su misma naturaleza los dos mas
funestos enemigos de las ciencias y de las
artes , y en especial de la agricultura , que
son la guerra y la -esclavitud. Y si á esto se
añade , que la anarquía y el desorden inte
rior reynaban en el Estado , por consecuen
cia necesaria de este mismo sistema; y que
las tinieblas de la mas espesa ignorancia
cubrieron pronto toda la Europa , haciendo
que desapareciesen hasta los vestigios de su
pasada civilizacion ; no deberá admirarnos,
que la falta de poblacion , y la pérdida de
las luces adquiridas hasta aquel tiempo,
arruinasen la agricultura.
PRELIMINAR. XXV
Una circunstancia, desgraciada en sí
misma por los otros males que causó á la
nacion , anticipó sin embargo en nuestra
patria la época de su ilustracion en las cien
cias naturales, y en especial en la agricultu
ra. La invasion de los moros , y su estableci
miento en las provincias meridionales, dió
motivo á que el cultivo se mejorase , y á que
se adoptasen de nuevo las prácticas ya olvi
dadas , en un suelo tan favorecido por la na
turaleza; y como el sistema de tolerancia que
seguían estos conquistadores , bien diferente
del de los godos , permitió á los habitantes
el vivir en sus propiedades ; bien pronto se
extendieron aquellas luces , y pudo florecer
nuestra agricultura mucho tiempo antes que
la de las otras naciones , cuya nueva civili
zacion tuvo su origen en las cruzadas. Du
rante los tres siglos que dominaron los ca
lifas del occidente , de la ditiastía de los
Ommiadas , el sistema rural de las provin
cias de Andalucía , Granada , Murcia , Va
lencia , y una parte de Portugal , recobró
y mantuvo el esplendor que habia perdido;
y una poblacion numerosa encontraba me-
TOMO I. d
XXVI DISCURSO

dios de subsistir en los productos de un


suelo fértil , cultivado por reglas acertadas.
Las provincias del interior, aunque tur
badas por la guerra de tiempo en tiempo,
seguían en cuanto les era posible, mejo
rando sus prácticas agrarias; pero la for
macion al fin del califato de tantos reynos,
como gobernadores habia , proporcionó á
los reyes cristianos el llevar la guerra por
todas partes , sin que desde esta época has
ta la conquista de Granada , último baluar
te del poder de los moros , gozase nuestra
España de un momento de descanso , que
no se viese interrumpida por las disensio
nes que se levantaban entre los diferentes
soberanos que dominaban en sus provin
cias; y en tales circunstancias debió retro
gradar su agricultura.
Conquistada Granada , y reunidos en los
reyes católicos don Fernando y doña Isabel
los diferentes reynos de España , debió re
nacer sin duda alguna su prosperidad inte
rior. El tratado de Herrera pertenece á
esta! época. No podia ocultarse á la sagaci
dad del cardenal Ximenez de Cisneros, con
PRELIMINAR. XXVII
sejero y ministro de aquellos príncipes, que
la paz interior de que disfrutaba la Espa
ña ofrecia la ocasion favorable de mejorar
el sistema agrario ; y para conseguirlo tra
tó de ilustrar á los labradores , dando este
encargo á Gabriel Alonso de Herrera. Este
sábio escribió su obra en lenguage castizo
y agradable , y comunicó á los agricultores
en estilo , que no excedía su comprension,
los preceptos que nos dejaron los autores
romanos y los árabes, tanto nacionales
como extrangeros , añadiendo las prácticas
de su tiempo , á cuyo fin no puede dudar
se que viajó por Francia , la Italia y el Pia-
monte. A pesar sin embargo de los desve
los del gobierno para mejorar nuestra agri
cultura, y de las nuevas luces que derra
maron los escritos de Herrera, la expul
sion de los judíos y de los moros , dejó un
vacío considerable en la poblacion ; y la fal
ta de cerca de tres millones de almas agri-
los
cultoras
grandes
, artistas
capitales
y comerciantes,
que se llevarony consi
la de

go , aunque necesarias en la política , y


para el bien de la religion , no dejaron de
XXVIII DISCURSO

influir poderosamente en el atraso de nues


tra agricultura.
Los esfuerzos del emperador Cárlos V,
y su sabia administracion interior pudie
ron sin embargo contrapesar aquellas pér
didas , y sostener todos los ramos de que
depende la prosperidad pública , á pesar de
las guerras intestinas que desolaron una
parte de España , y de las guerras lejanas
y exteriores que lo ocuparon , y á pesar
del descubrimiento de las Américas ; pero
reunidas todas estas causas de despobla
cion , debieron influir necesariamente para
debilitar nuestra agricultura , en especial
Bajo sus sucesores , que no fueron herede
ros de sus talentos , como lo fueron de sus
estados. En lugar de formar diques contra
la abundancia de oro y de plata que venia
de América , para hacer circular estos me
tales de modo que sirviesen de fomento á
las artes industriosas y á la agricultura , les
permitieron anegar la España , por decirlo
asi , y arruinarlo todo en vez de vivificar
lo. A la manera que un torrente impetuoso
cuando sale de madre arrasa las campiñas,
PRELIMINAR. XXIX

aniquila las fábricas , y anega las habita


ciones del hombre , si su prudencia no ha
sabido emplear los medios del arte , para
impedir la devastacion , haciendo servir el
mismo elemento para dar vida al campo,
mover las fábricas , y hacer sanas y agra
dables las poblaciones ; del mismo modo
una inundacion rápida de riquezas destru
ye y aniquila la industria , aumentando los
precios de los jornales , y de consiguiente
de los géneros manufacturados , y hacien
do que no se pueda sostener la concurren
cia con el extrangero en los mercados pú
blicos ; distrae al hombre de la agricultura,
haciéndole formar proyectos extravagantes
y temerarios; y da ocasion á que el go
bierno se precipite en sistemas de engran
decimiento, rara vez compatibles con la
felicidad de la nacion, y siempre funestos
á la poblacion y al Estado. Asi sucedió lo
que debia suceder según el orden natural
de los acontecimientos que acabamos de
describir ; y refiriéndonos á lo que la so
ciedad económica de Madrid expuso por
medio del señor Jovellanos acerca de los
XXXII DISCURSO

los granos , y su libre comercio permitido,


pudo el labrador perfeccionar y extender
sus prácticas rurales , seguro de encontrar
en la venta el justo precio de sus sudores.
Libre el comercio de América de las tra
bas con que los soberanos de la casa de
Austria lo habian encadenado, pudo dar sa
lida á los productos de nuestro suelo , y
hacer al labrador participante de las rique
zas del nuevo mundo. Los canales de Ara
gon y de Tauste llevaron la fertilidad á
tierras incultas y abandonadas , al mismo
tiempo que el primero ofreció á los frutos
un transporte mas cómodo y sin riesgos.
Los caminos y comunicaciones se mejora
ron por todas partes. La poblacion de la
Carolina , poblacion industriosa y agricul-
tora , sucedió en la Sierra Morena á las ca
vernas y á los bosques., asilo de foragidos
y malhechores. La nueva ciudad de san Cár-
ios comenzaba á animar el puerto abando
nado de los Alfaques , que tanto influjo hu
biera tenido para hacer prosperar Ja agri
cultura de Aragon, y de una parte de las
provincias de Cataluña y de Valencia. Los
PRELIMINAR. XXXIII
pueblos que perdían sus cosechas por una
nube desoladora , ó por otro accidente ca
lamitoso , encontraban en el perdon de sus
contribuciones motivos para no desfallecer,
y para continuar en el cultivo de sus tier
ras ; y los pósitos bien administrados ofre
cieron al labrador semillas abundantes , y
medios de mantener á sus . familias en los
meses mas escasos del año. Protegidas las
artes , y fomentada la industria , las prime
ras materias hallaron el consumo que les
faltaba ; y admitidos. y bien tratados los ex-
trangeros nos comunicaron sus adelanta
mientos , y aumentaron la poblacion. .. . .
Nunca acabaria si hubiese de individuali
zar todas las medidas que tomó su paternaL
gobierno para fomentar ,fa« agricultura ^ ,y
para sacar á la nacion del' funesto estado
en que se encontraba. Baste decir , que du
rante su glorioso reynado recibió la pobla
cion el aumento de dos millones de almas,
para hacer evidente el impulso, que debió
dar á todos los ramos que tienen relacion
con el bien público , y de consiguiente á la
agricultura. ¡ • . > oug i ;

TOMO I. €
xxxrw discurso
Pero no podemos pasar en silencio la
proteccion dada á las ciencias por este prín
cipe, y el establecimiento de sociedades
económicas de amigos del pais. Las ideas
benéficas se pudieron propagar y comuni
car bajo su rey nado : se ventilaron las mate
rias mas importantes de la economía política;
y los talentos útiles fueron recompensados
y protegidos. Desde un extremo al otro de
la España los espíritus se hallaron en agi
tacion , y el deseo de saber se apoderó de
todos los jóvenes. Obras del mayor mérito
vieron la luz pública , y nuestra nacion se
vió enriquecida en aquella época con hom
bres singulares y extraordinarios , que po
dían sostener la comparacion con los pri
meros de las otras naciones : testigos I03
Juanes, los Ulloas, Ba veres, Moyanses,
Iriartes , Campomanes , Jovellanos , Fey-
joos, Melendezes &c. Todo se mejora, todo
hace progresos en un Estado , cuando las
ciencias son protegidas , y los talentos ani
mados por el gobierno; del mismo modo
que todo decae, y todo se arruina cuando
el hombre que sabe encuentra embarazos
PRELIMINAR. XXXV

y desconfianzas , en lugar de recompensas


y de aplausos.
Las sociedades económicas correspon
dieron á la esperanza del soberano , y á pe
sar de los obstáculos y contradicciones que
experimentaron de parte de la envidia y
de la ignorancia, de la pereza y de las
preocupaciones vulgares , derramaron mas
luces en el Estado , é hicieron mas progre
sos y adelantamientos en la agricultura y
demás materias de que depende la felici
dad pública , que cuanto se habia ejecutado
en los dos últimos siglos que las precedie
ron. Reunidos los amigos del pais en aso
ciaciones tan distinguidas, se comunicaron
sus ideas patrióticas , y formaron los nobles
planes, que pusieron con energía en ejecu
cion en cuanto era posible, según las cir
cunstancias en que se hallaron. Conocido
por ellos el terreno que fueron llamados á
mejorar , y los adelantamientos de otras na
ciones , los hicieron públicos por medio de
escritos luminosos, y de exhortaciones ver
bales, y no pocas veces por medio del egem-
plo: excitaron á mejorar con premios ho-
e x
XXXVI ¡DISCURSO

fioríficos , y en sus relaciones con el go


bierno , le hicieron conocer lo que conve
nia ejecutar ó impedir para perfeccionar la
agricultura , las artes y el comercio , prin
cipales objetos de su instituto. Pero no se
pudo ocultar á su perspicacia , que cuanto
mayor suma de verdades útiles adquiera
«na nacion, tanto mayores serán sus pro
gresos en todo lo que tenga relacion con
su felicidad: que las tinieblas de la ignoran
cia son tan opuestas al bien público, como
las cadenas de la esclavitud; y que jamas pre
senta la historia un pueblo feliz en su inte
rior, y respetado en sus relaciones exteriores,
sin que haya cultivado las ciencias y las artes.
Y partiendo de estas máximas tan lumi
nosas
tuvieron
como
del incontestables
sábio gobierno, ,solicitaron
que descansaba
y ob-;

sobre su patriotismo, el establecimiento de


escuelas públicas de agricultura , de comer
cio y dé economía , y aun de otras cien
cias !, sin cuya adquisicion jamas consegui
rían los Estados la prosperidad y esplendor
de que son capaces. '....«;.
.Después de haber ejecutado durante;
PRELIMINAR. XXXVII

el reynado de que estoy tratando , cuanto


les fue posible á estas sociedades , según las
circunstancias en que se vieron ; reunidas
por el gobierno sus opiniones sobre la ley
agraria ó código rural , y comunicadas á la
de Madrid , apareció con este motivo el
famoso informe que escribió el señor Jove-
Uanos : informe , que llamó la atencion de
los economistas nacionales y extrangeros,
por la verdad de los principios en que se
funda , por la exactitud de sus observacio
nes , y por la imparcialidad y la valentía
con que se descubren al gobierno los abu
sos de la legislacion , y la necesidad de re
formarla en la mayor parte de las materias
que tienen relacion con la agricultura. Des
pues de desenvolverse en este informe con
el mayor tino y sabiduría el sistema que
debe seguirse por el gobierno , reducido á
un solo principio , que es la verdadera cla
ve de la ciencia económica , y consiste en
proteger el interés individual , y en remo
ver los estorbos que se le opongan; pasa á
tratar de la necesidad de instruir á los la
bradores , proporcionándoles escuelas gra
XXXVIII DISCURSO
tuitas en que aprendan á leer y escribir,
escuelas de agricultura en que se enseñen
los mejores principios de esta ciencia, y li
bros á su alcance , que los instruyan en las
mejores prácticas agrarias.
Cualquiera que sea la ignorancia actual
de nuestros labradores , el que haya vivido
con ellos ha podido observar , que gene
ralmente los que en su infancia aprendieron
á leer y escribir, son mucho mas dóciles y
reflexivos , y se distinguen por su juicio y
por su cordura del comun de los otros á
quienes faltó la misma educacion. Todavía
decimos mas ; la mayor parte de los que
aprendieron á leer , llegados especialmente
á aquella edad en que las pasiones fogosas
de la juventud perdieron su energía , y he
chos cabezas de sus familias, suelen em
plear muchos ratos de sus veladas y de los
dias festivos en leer en sus casas á sus hijos .
y á sus criados. Con dificultad se hallará
ningun labrador de estas circunstancias que
no tenga algun libro ; y no pocas veces los
he visto ocupados en la lectura del devoto
Peregrino , de los doce Pares de Francia,
PRELIMINAR. XXXIX
ó de aquellos romances inmorales, que pre
sentan como héroe á un salteador ó á un
contrabandista. Esta aficion, que el que
aprendió á leer conserva á la lectura , bien
dirigida por el gobierno y por los sábios,
podrá ser de la mayor utilidad para que se
extiendan las luces , llegando hasta las cla
ses que mas carecen de ellas, y adoptán
dose los métodos de la enseñanza recípro
ca , inventados en Inglaterra en las escuelas
de Bell y de Lancaster, é introducidos ya
en Francia y en la Rusia ; en menos de un
año , y con solo un maestro , podria ense
ñarse á leer y á escribir á un número con
siderable de niños.
Con razon deseaba la sociedad patrió
tica de Madrid , que se multiplicasen las
cátedras de agricultura : ojalá sin embargo,
que la elocuencia del que escribió su infor
me , se hubiese empleado en manifestar la
forma en que debieran establecerse. Co
nozco dos escuelas en Europa que deberían
servir de regla y de modelo á las nuevas
que se creasen: la de Alfort en Francia, y
la de Hofwil en Suiza. \ .r.» . . , ...
.XL ' DISCURSO

En la primera , despues de encargarse


á profesores sábios é ilustrados el instruir
á los discípulos de la cátedra en los mejores
principios de la teoría y de la economía ru
ral ; se cultiva en grande una porcion con
siderable de tierras , y se crian ganados y
toda especie de animales domésticos , todo
bajo
guiendo
la direccion
los jóvenes
de ylospresenciando
profesores; y
todas
sir

las operaciones del campo y de la industria


agraria , ven sus lecciones puestas en prác
tica, reciben la explicacion de la doctrina
rural sobre el terreno mismo que se culti
va , y salen enseñados en cuanto se necesi
ta saber para formarse, y llegar á ser bue
nos labradores. , .
La escuela de Suiza pasa con razon por
la primera de la Europa : debo pues dete
nerme á darla á conocer á mis lectores. El
señorT ellemberg , de Berna , adquirió en
1799 la propiedad de las tierras deHofwil,
¡situadas á dos leguas de^ Berna, á seis del
monte Jura , y á ocho de los Alpes , y con
cibió desde luego la noble idea de estable
cer en aquella soledad una escuela completa
PRELIMINAR. XLI

de agricultura. Adquirió modelos de los me


jores instrumentos de agricultura, constru
yó muchos de su propia invencion , planti
ficó el sistema de la mejor administracion
rural, recibiendo los criados y jornaleros
que fueron necesarios , y un número consi
derable de ganados y de animales domésti
cos, y buscó maestros dotados por el mis
mo, para que enseñasen á los discípulos
que recibiese, las matemáticas, las ciencias
naturales, y cuanto tiene relacion con la
agricultura ; y artistas que construyesen los
instrumentos y máquinas agrarias, y que
los enseñasen á construir. Abrió su escuela
con tan acertados preparativos; y esta es
cuela , tan famosa en el dia , se compone
de tres establecimientos de educacion.
El primero, llamado ahora la escuela
de Verhli , por ser este el nombre del en
cargado de dirigirla , se compone de treinta
y dos niños de la clase indigente, de los
cuales los veinte y ocho son mantenidos á
expensas del señor Tellemberg. Se levan
tan todos los dias al salir el sol , y van con
su amigo y maestro el señor Verhli , con el
TOMO I. f
XLII 'DISCURSO *

bueno e infatigable Verhli , á trabajar al


campo , ó á los laboratorios ; ' en que sej
construyen los instrumentos de agricultura/
En los intervalos que les quedan , aprenden
á leer, á escribir y á contar; se les dan
nociones elementales de geometría , se les
enseña á medir las tierras , á levantar pla
nes , y á bacer diseños de los instrumentos>
agrarios.
nómenos Sede les
la naturaleza
explican los
y principales
de la vegeta
fe-*

cion, y se les ocupa en el invierno en al


gún arte mecánico , para que eviten la
ociosidad
vuelvan. ,La
y para
música
quey sus
el canto
fuerzas
, al
se mismo
desen-»

tiempo que forman parte de esta sencilla


educacion , sirven para el recreo de aque
llos niños ; y los cantares que alli se les en
señan , respirando la mas pura moral y el
patriotismo mas acendrado, fortifican en
sus sencillas almas los sentimientos de la
virtud- Es imposible ver á estas criaturas
al rededor de su maestro ; es imposible oir
ías cantar en coro con él , sin derramar lá
grimas de ternura , y sin pagar á la filan
tropía del autor de tan digno, estableci-
PRELIMINAR. XLIU

miento el justo tributo de gratitud, que le


debe la humanidad.
El segundo establecimiento del señor
Tellemberg, destinado á la educacion de
los niños, pertenecientes á familias ricas y
bien acomodadas , se compone actualmente
de sesenta individuos, desde la edad de.
ocho años hasta la de veinte , enviados alli
te
de ydiferentes
dos ayos partes
y profesores
de Europa
, que; y
viven
de vein?
con

los niños , sin dejar de asistir aun á sus jue


gos y diversiones. Alli se enseña el griego
y el latin , las lenguas modernas , el cálcu
lo y las matemáticas por el método de Pes-
talozzi , el dibujo y la perspectiva , la his
toria natural y los exercicios gimnásticos,
la natacion y la equitacion , el baile y la es
grima. La música y el canto hacen también
parte de la educacion de esta escuela , y
todos los domingos se reunen los niños que
Ja componen con los de la escuela de Verhli,
para cantar en coro las alabanzas del Sér
Eterno. Los paseos de los educandos con
sisten en presenciar los trabajos campestres»
y. ellos mismos cultivan un jardin dilatado»
XLIV DISCURSO

y aprenden algún arte mecánica. Se les ins


truye á fondo en las reglas para formar li
bros de Cuentas , y para llevar los asientos
de las entradas y salidas de una adminis
tracion ; y de los dos médicos empleados en
el servicio del instituto , el uno les da lec
ciones de botánica y de química con rela
cion á la agricultura , y el otro los instruye
en el arte veterinaria.
El tercer establecimiento está destina
do exclusivamente á la agricultura, y se
compone ahora de diez y nueve jóvenes,
de la edad de diez y ocho á veinte años,
entre los cuales hay un griego y un fran
ces , siendo los demás alemanes ó suizos. El
señor Tellemberg les da dos veces cada se
mana lecciones teóricas de agricultura , y
otros profesores les explican la historia na
tural , la botánica , la química y veterina
ria. Estos jóvenes presencian y toman par
te en todas las operaciones campestres , en
tran en el pormenor de todo lo que se hace
en el campo , en los establos y en las cua
dras , en la lechería y demás oficinas de la
industria rural, y en los laboratorios en
PRELIMINAR. .XLV

que se construyen las máquinas é instru


mentos. , j
El señor Tellemberg es el alma de este
grande establecimiento de educacion , de
todo se ocupa , á todo preside , de todo se
le debe dar cuenta , y desde su misma ha
bitacion i en la cual ha construido una torre
á modo de campanario , observa lo que
pasa en todas sus fierras, aun cuando le
detienen en casa otras ocupaciones indis
pensables. Todos los dias á la entrada de la
noche reune á sus mayordomos , criados y
pastores , y recibiendo la cuenta mas exac
ta de lo ocurrido durante el dia , les co
munica sus órdenes para el siguiente , y
hace la oracion de la tarde en medio de
esta sencilla comunidad. Por la mañana los
reune también , y los envia á sus respecti
vas ocupaciones , despues de hacer en co
mun una oracion al Sér Eterno, agrade
ciéndole el nuevo dia , y pidiendo su ben
dicion sobre los trabajos que van á comen
zarse.
No es posible apreciar la utilidad y
perfeccion de este establecimiento solitario
XLVI .? ^DISCURSO r

de esta colonia , destinada á propagar las lur


ees agrarias en los diferentes reynos de Eu
ropa , sino viviendo por algún tiempo en el
seno de esta familia , y presenciando sus es
tudios, sus ocupaciones, y hasta sus diver
siones y sus juegos. Los gobiernos de Pru-
sia , de Rusia , de Polonia , y de diferentes
estados de Alemania , han enviado alli alr
gunos jóvenes en la edad de diez y ocho á
-veinte años , dotados de disposiciones favo
rables y de costumbres puras para apren
der con exactitud el método de aquella en
señanza, y para establecerlo en sus esta
dos ; y el emperador de todas las Rusias ha
condecorado al señor Tellemberg con la
cruz del orden de san Valdomiro. Tal es el
aprecio que merece á la Europa este hom«*
,bre respetable , y tal el concepto que se
tiene¿ de
Porsus
ventura
escuelas
sede
podrán
educacion
comparar
agraria.
con

semejantes cátedras aquellas, cuya enseñanr


za se reduce por lo común á un discurso
pronunciado por el profesor , no con el ob
jeto de dar á conocer las prácticas agrarias,
en cuya perfeccion consiste la -agricultura,
PRELIMINAR. ; XLVII

sino con el fin de complacer á unos oyen


tes que aman Jas bellas frases , el estilo mas
cia?
puro Donde
y el lenguage
no hay tierras,
florido de
ni ganados,
la elocuem
ni

operaciones- rurales , ¿ podrá acaso apren


derse la agricultura? Un corto jardin destn>
,nado á hacer ensayos de miniatura, ¿podrá
dar uña idea del cultivo en grande , y de la
industria agraria? Servirá, si se quiere,
cipios
para proporcionar
de la botánica
á los
, yaficionados
cuando mas losdeprint
jarr

dinería; pero nuncá podrá servir para for


mar verdaderos agricultores;, Los que por
tales medios hubiesen estudiado "esta cien
cia , se encontrarán perdidos en medio de
una vasta administracion, y Jugar de
quirieron
kicir los conocimientos
, tendrán que botánicos
recibir nuevas
que lec
ad-e

ciones
nes pensaban
de aquellos
enseñar.
hombres
Es mismos
muy común
, á quie-
en

semejantes eruditos ¿el querer establecer sin


discernimiento sistemas impracticables se
gún las circunstancias de la localidad ; y no
pocas veces aconsejan una agricultura de
lujo , cuyas expensas son siempre superior-
XLVIII DISCURSO

res á los productos , olvidando el sábio pre


cepto de Caton; bene colerey optimum; qp-
time\ damnosum,
Es indispensable confesar que los la
bradores se suelen oponer á toda novedad
que se les proponga , y que parecen inca
paces de todo lo que no vieron hacer á sus
mayores. Pero al acusarlos de tal tenaci
dad, ¿habernos reflexionado bastante sobre
las causas en que se funda ? ¿ Habernos pre
senciado las conversaciones que les suelen
tener los agricultores de quitasol , los que
aprendieron la agricultura en un jardin bo
tánico ? Un hecho sucedido á mi vista ser
virá de prueba á mi observacion. Un ecle
siástico aragones, de las mejores intencio
nes á la verdad , y lleno de zelo por mejo
rar la agricultura , logró persuadir á cier
tos labradores , que á semejanza de lo que
en Persia se practica , hiciesen segunda cria
de gusanos , con la segunda hoja de las mo
reras. Sucedió á estos hombres sencillos y
dóciles , por su desgracia , lo que debia su
ceder. Perecieron los gusanos , porque las
hojas demasiado duras , les ofrecieron un
PRELIMINAR. XLIX
alimento poco conveniente; y porque las
tronadas y los calores excesivos del mes de
julio se opusieron á su prosperidad; y lo
que fué todavía peor , se secaron las more
ras, cuya segunda hoja se quiso aprove
char, no solo por faltarles estos órganos,
destinados á procurarles la humedad, el ali
mento y la vida , sino también porque ocu
pada toda su sábia en la funcion importan
te de vestirlos , se encontraron sin fuerzas
para resistir á los calores de la estacion. ¿Y
nos admiraremos de que los que fueron
víctimas de semejante engaño , y los que tu
vieron noticia de él , se hagan impenetrables
á los discursos y consejos de los que no
ejercen su profesion, y que gradúen de
charlatanes á los que les predican nuevos
sistemas y diferentes reglas de cultivo ? Los
que asistieron alguna vez á las escuelas de
agricultura de las capitales, y á los ensa
yos que se hicieron en el jardin destinado
para la enseñanza , suelen por desgracia in
currir en el defecto de creerse maestros
enviados á convertir á los labradores , Ies
proponen sistemas impracticables, les acon-
xomo i, g
i, discurso : :

sejan instrumentos costosos, intentan ha


cerles adoptar planes de cultivo , á que se
oponen mil circunstancias propias de la lo
calidad ; y de aqui la inutilidad de sus lec
ciones,
Los yque
la por
tenacidad
el contrario
de sus
hubiesen
oyentes.
apren

dido la teoría agraria , y presenciado su


aplicacion práctica en una dilatada adminis
tracion en los campos perfectamente culti
vados , en los establos y en las cuadras , y
en los laboratorios de la industria rural ; en
suma, en las escuelas semejantes á la de
Alfort ó á la de Hofwil; llamados despues
á mejorar sus propias tierras , ó aquellas
cuya administracion se les encargue , esta
blecerán el sistema mas ventajoso de culti
vo s y darán en él egemplo que ofrecen á
los otros , lecciones que no serán perdidas,
y que se seguirán indefectiblemente. Si re
corremos las naciones de Europa ,cuya agri
cultura se ha mejorado , hallaremos haber
se debido su perfeccion á la circunstancia
de haberse establecido en sus propiedades
hombres instruidos , que poniendo por sí
mismos en práctica los mejores sistemas,
PRELIMINAR. LI

han servido de egeraplo á los labradores de


su comarca. Ved aqui por qué las verda
deras cátedras de agricultura deberían esta
blecerse
reccion del
enprofesor
donde semismo
cultivase
, un terreno
, por lacon
di-'

siderable , en donde se pusiese en práctica


la mejor teoría , en donde se empleasen y
construyesen los instrumentos mas perfec
cionados, en donde se criasen ganados y
animales domésticos, y en donde , en suma,
se hiciese y practicase todo lo que se debe
practicar y hacer para que se mejore la
marca
agricultura.
, que Todos
viesen los
conlabradores
sus ojos la de
prosperi
la co -

dad de semejante establecimiento y y que


palpasen las. ventajas del sistema de cultivo*
adoptado alli , y de bs instrumentos em
pleados en él , sin acudir á las lecciones de
teoría , imitarían lo que viesen ejecutarse;
y si los discípulos de una cátedra tan per
fecta , Jos jóvenes que aprendieron en ella,
no solo la teoría , sino también la práctica,
se estableciesen después en sus propiedades,
ó en otras cuya administracion se les en
cargase , y siguiesen en el cultivo las prác*
m DISCURSO
ticas aprendidas en la escuela ; es imposible
dejar de conocer , que la mejora y perfec
cion de la agricultura sería consecuencia ne
cesaria de este género de instruccion.
Los libros de agricultura son también
un medio oportuno para extender los co
nocimientos i y para instruir á los labrado
res. No es dado á todos el poder asistir á
las lecciones de un curso , pero á todos es
dado comprar un libro , y estudiarlo en su
casa. Es preciso confesar sin embargo , que
no todos los libros son apropósito para pro
curar la instruccion. Una gran parte de las
obras de agricultura tienen el defecto de
desplegar todo el aparato de la ciencia , de
hablar un lenguage; que exige para enten
derse una (instruccion; nada comun , y de
usar de voces que exceden la comprension
vulgar. No quiera Dios que condenemos
por esto las obras de los sábios , que tanto
han contribuido al adelantamiento de esta
ciencia, comunicándole sus descubrimien
tos en las ciencias naturales. Debemos á los
mineralogistas el conocimiento de las dife
rentes especies de tierras : á los químicos

i
PRELIMINAR. Lili

el de los principios que las componen , y el


influjo de los abonos : á los físicos el de la
accion de los meteoros , y los medios de
aumentarla ó de disminuirla: el conoci
miento de las plantas á los botánicos ; y la
perfeccion de los edificios rurales y de los
instrumentos empleados en el cultivo á los
arquitectos y á los sábios en la mecánica.
Loor
tanciaeterno
y á suá zelo
sus producciones
en aplicar á , laá agricul
su cons*

tura las resultas de sus afanosas tareas. Pero


cuando se trate de instruir á los labrado
res , y aun á los individuos bien acomoda
dos , que desean adquirir luces para dirigir
la administracion de sus propiedades; se
mejantes obras serán inútiles. Luego que
una persona , que no se ha ocupado en el
estudio de las ciencias naturales , abra un li
bro de agricultura , y encuentre la teoría ex
plicada á la manera de los botánicos y de los
químicos ; despues que se le explique esta
parte de la ciencia en los términos griegos de
Lineo ; despues que se hable de parenquis-
mos, pericarpios, cotiledones , &c. &c. per*
derá la aficion á la lectura , cerrará el li-
hlV DISCURSO

bro , y seguirá en las prácticas que seguía.


Lo cierto es, que los antiguos escritores agra
rios nos han dado un egemplo , que no debe
perderse : todos explican esta ciencia en tér
minos claros y perceptibles : todos hablan
al labrador un lenguage adaptado á su com
prension : ninguno se propone lucir su eru
dicion en la botánica , en la química y en
la física vegetal ; y todos siguen exacta
mente el sábio consejo de Páladio Rutilio,
de atender á las circunstancias de la per
sona á quien se dirige la instruccion , para
que no se pierda el objeto que en ello se
propone el que escribe ( i ). El mismo Her
rera , nuestro primer maestro en agricul
tura , escribe siguiendo este consejo, y en
seña á los labradores á cultivar la tierra,
sin enseñarles la botánica ni la química. Es

. (i) . P^rs est prima prudentia; , ipsam , cui pras-


cepturus sis, sestimare personam. Ñeque enirn for-
mator agrícolas ,debet artibus , et eloquentía rheto-
res aemulari, quod á plerisque factum est: quidum
disserté loquuntur rusticis, assecuti sunt, uteorum
doctrina , nec á disertissimis possit intelligi. Palad.
Rut. lib. i. de re rustica , n. i. " ' '
PRELIMINAR. LV

cho por estas ciencias los progresos que


han debido á los tiempos posteriores á Her
rera : no habian aparecido aun los Tourne-
forts , los Láñeos, los Lavoisiers , ni los Tour-
croys ; pero ya habia habido Theofrastos y
Dioscorides; ya habia habido alquimistas
egipcios y abderitanos; y sin embargo de
esto jamas confunde Herrera unas ciencias
con otras , y jamas contribuye á la confu
sion de los labradores. Otro tanto debe de
cirse de los Catones , Varrones y Colume-
las , y de cuantos escribieron de agricultura
en tiempo de los romanos. ¿ Por qué pues
no seguiremos tan célebres egemplos, cuan
do se trata de escribir para ilustrar á los
labradores? ¿Por qué razon nos empeñare
mos en confundir las lenguas, y en hacer
que la agricultura abandone la suya propia,
para explicarse en términos químicos y bo
tánicos ? ¿ Por qué no tomaremos las ideas
que estas ciencias nos proporcionan, para
adelantar en la agricultura , comunicándo
las de un modo inteligible? Por qué, en una
palabra , no nos contentaremos con los he
chos y con las cosas que nos importan, de-
LVI DISCURSO

jando las voces que han de embarazar á los


que no han saludado las ciencias naturales?
Es ,indispensable
ría y dar las razones
á la verdad
en que
explicar
se funda
la üeo-
la

práctica ; pero todo esto se puede hacer,


hablando á los labradores en su propia len
gua , y explicándonos como ellos lo harian,
si se detuviesen á pensar , y si adquiriesen
las ideas y los conocimientos que propor
cionan las ciencias naturales. Si el famoso
suizo Kliyogg ó Santiago , conocido en Eu
ropa con el nombre de Sócrates rústico, cu
yos conocimientos en la agricultura hicie
ron la admiracion de Arthur Yung , céle
bre agricultor , y escritor agrario de Ingla
terra , se hallase en estado de escribir , sus
obras harian la mayor impresion en sus
compañeros ; y si un labrador llamado Na
varro , de la villa de Xea de Albarracin,
cuyos conocimientos agrarios é industriales
me llenaron de admiracion en 1 8 1 1 , re
dujese á escrito sus observaciones , y las re
glas de su conducta rural , no debo dudar
que serian leídas por los labradores con pre
ferencia á los escritos de muchos sábios.
PRELIMINAR. LVII
No se ocultaban seguramente á la so
ciedad económica de Madrid estas justas
observaciones , cuando en el famoso infor
me sobre la ley agraria , deseaba dos obras
de agricultura, diametralmente opuestas
en el estilo : una que hablase la lengua de
los sábios , para formar maestros , por de
cirlo asi, y para reunir, aplicados á la agri
cultura , los conocimientos que nos procu
ran las ciencias naturales ; y otra destinada
á los labradores , con el modesto título de
cartilla rústica , que comprendiese la expli
cacion de las principales operaciones agra
rias , en estilo sencillo , y sin usar de térmi
samos
nos queque
excediesen
la sociedad
su comprension.
desease queNo
la car
pen-

tilla rústica consistiese en una reunion de


lecciones sueltas , áridas y descarnadas , in
capaces dé excitar y de sostener el gusto
y la aficion á la lectura , y acaso de pro
porcionar la instruccion á que debiera des
tinarse ; y hemos creido siempre , que un'
curso metódico y ordenado ofrecería en el
enlace de las materias la disposicion opor-
TOMO I. h
LVIII DISCURSO

tuna para instruir á los que se dedicasen á


leerlo. Si una obra semejante de agricultu
ra, escrita, como se debe suponer, segur
los verdaderos principios de esta ciencia , y
conforme enteramente á las luces actuales;
sin perder la sencilléz de su estilo , ni ha
blar el lenguage de los sábios , constase del
orden que se debe seguir eh la enseñanza;
de modo que el profesor al explicar sus ma
terias pudiese aplicar doctrinas mas copio
sas , que si bien dejan de ser necesarias al
labrador, son sin embargo de la mayor uti
lidad á los que en las escuelas aprenden la
teoría con mayor extension y profundidad;
en este caso podría convenir á la instruccion
de los labradores como cartilla rústica, y
á las escuelas actuales , como curso ele
mental.
Lo cierto es que carecemos de lo uno
y de lo otro, y que ni tenemos un libro que
pueda servir para ilustrar á los particulares,
que desean aprender la agricultura , sin te
ner que estudiar obras de botánica y de
química; ni un curso elemental, que re
PRELIMINAR. LIX
uniendo los últimos progresos y adelanta
mientos de la ciencia agraria , pueda servir
para las escuelas (i).
Herrera , el Prior , Valcarcel y los de-
mas autores de nuestra nacion , no pudie
ron aprovecharse de las luces adquiridas en
la época posterior á sus escritos , en Ja cual
las ciencias naturales que tienen relacion
con la agricultura , han hecho progresos ex
traordinarios ; y tan inconducente nos pa
reciera el destinarse tales obras á la ins
truccion del público, como el adoptarse en
nuestras escuelas la filosofía de Aristóteles.
Debemos á las sociedades de amigos del
pais , y á sus beneméritos individuos , dife
rentes escritos llenos de luces y de ideas
exactas ; pero tratando de asuntos sueltos
y separados , no presentan un todo metó
dico y ordenado , como debe ser un curso
elemental. La obra del abate Rozier , aun-

(1) Lo que acabo de decir , y lo demas que si


gue en orden á los libros españoles de agricultura,
debe entenderse de la época de 1814; y si poste
riormente se hubiese publicado alguna obra sobre
esta ciencia , protesto no conocerla , y de consi
guiente no ser mi ánimo censurarla. ' *
h 2,
LX DISCURSO

que traducida en nuestro idioma , no puede


tampoco servir á aquel objeto. A mas de ser
demasiado difusa , y de demasiada costosa
adquisicion, se halla escrita en forma de
diccionario , que es la menos apropósito pa
ra servir de curso metódico , y carece tam
bién de los últimos adelantamientos hechos
despues de la desgraciada muerte del au
tor ; circunstancia que estimuló á los miem
bros del instituto de Francia , y de la sec
cion de agricultura, á. escribir un nuevo dic
cionario , en el cual conservándose los ar
tículos dignos de conservarse , se han au
mentado los últimos descubrimientos, y rec
tificado algunos errores de aquel grande
hombre , conforme á los progresos hechos
despues en las ciencias que tienen relacion
con la agricultura.
La opinion en que estoy , de que care
cemos de un libro elemental y metódico
sobre esta ciencia , ha sido el motivo de es
cribir este curso. La dificultad de formarlo
de modo que pueda servir á dos objetos,
esto es , á la instruccion de loSylabradores
como cartilla rústica , y al uso de las escue
PRELIMINAR. LXI

las como libro elemental , me ha desani


mado no pocas veces ; y la necesidad de
abstenerme del uso de términos que suelen
ser incomprensibles al labrador, y de su
plirlos con los de su lenguage , me ha sido
del mayor embarazo , especialmente por la
diferencia de voces con que los labradores
de cada provincia suelen explicar las mis
mas operaciones.
Tres años de viages con este objeto;
el haber visitado muchos establecimientos
rurales , en los cuales se encuentran prac
ticados los mejores sistemas de agricultura;
las luces qae me han comunicado los sá-
bios con quienes he podido conversar; y la
lectura de las mejores obras antiguas y mo
dernas , me habrían colocado en disposicion
de ofrecer una obra digna del público, si
mis talentos se hubiesen encontrado al ni
vel de los medios que he puesto en prácti
ca para instruirme., y si mi espíritu hubiera
disfrutado en esta época de la tranquilidad
que necesitan las producciones literarias.
Pero como quiera que sea, aun cuando los
defectos que existan en mi obra sean un
LXII . DISCURSO

obstáculo para que se me diga con Ju-


venal:

Gratum est , quod patria civem , populoque dedisti,

Si facisut patria sit idoneus , utilit agris;

quando menos se verá en mi trabajo un tes


timonio de mis deseos por el bien de mi
patria ; y mientras haya hombres despre
ocupados en mi nacion, capaces de apreciar
las circunstancias en que se ha formado este
escrito , viviré confiado en su indulgencia.
No aspiro al aplauso de los sábios , ni es
cribo para los que pueden ser mis maes
tros. Mi objeto ha sido la instruccion de los
labradores
rios que desean
, y de aprender
todos aquellos
esta ciencia
propieta-,
, y

mejorar sus prácticas agrarias sin tomarse


el trabajo de estudiar la botánica ni la quí
mica , y sin empeñarse en cargar su me
moria con el peso de voces desconocidas ; y
si consigo que me entiendan , y que se con
venzan de mis razones, toda mi ambicion
quedará
Parasatisfecha.
conseguir este objeto de mis de-
PRELIMINAR. LXIII

seos en la eleccion de las obras que he creí


do deber consultar para la formacion de la
presente
bios agricultores
, he preferido
, que han
las escritas
unido la por
prácti
sá^

ca á la mejor teoría ; y para que no se me


culpe de negarles el' justo tributo: de mi
agradecimiento, advertiré en este lugar,
que me he valido principalmente de las
obras que siguen.
El diccionario de agricultura , ó curso
cia
completo
, escrito
, teórico
por los
y miembros
práctico dedel
esta
instituto
cien*-

de Francia , seccion de agricultura , ó de


la sociedad de París , cuyos nombres son
Jos siguientes : Thouin , Parmentier , Tessier,
Huzard , Silvestre, Bosc, Chassiron , Chap-
tal, Lacroix, Deperthuis, Ivart, Decan-
dolle y Dutour : en 1 3 vol. en 8.° edicion
dé París, 1809.
La traduccion española del diccionario
de jRozier. r
El tratado sobre el cultivo de la viña,
de los señores Rozier , Chaptal , Parmen
tier y Dumeux 1 2 vol. en 8.° edic. de Pa
rís , 1801. v'; ; < ¿'u-L.
LXIV •' DISCURSO

El amigo de los labradores por P. G.


Poinsot , de la sociedad de emulacion , y de
la de agricultura de Lausana: 2 vol. en 8.°
edic. de París , imprenta de Levrault.
El Sócrates rústico , ó descripcion de la
conducta económica y moral de un paisano
filósofo , escrita en alemán por el S.r Hirzel,

primer médico del canton de Zurich , y


traducido al francés por un oficial suizo , con
notas de Arthur Yung : 2 vol. en edic.
de Lausana, 1777.
El cuerpo de observaciones de la so
ciedad de agricultura de Bretaña : 1 vol.
en 8.° edic. de París, 1762.
La nueva casa de campo , ó economía
rural , práctica y general de todos los bie
nes del campo : por J. F. Bastien : 3 vol. en
4.0 edic. de París, 1804.
Las memorias del abate Boissiers de
Sauvages , sobre la cria de gusanos de seda,
y sobre el cultivo de las moreras : 3 vol. en
8.° edic. de Nimes, 1763.
La buena labradora , ó elementos eco
nómicos, por Rose:.un vol. en 8.° 4.a edic.

París, 1798.

1
PRELIMINAR. LXV
• El Agricultor del mediodía , ó tratado
de los departamentos Meridionales, por
Syneti: 2 vol. en 8.°edic. de Marsella de
i8o3. ... .
Instruccion sobre el arriendo parcial , y
sobre las diferentes operaciones que exige
la tierra en el curso del año , por Se ytres;
a.a edic. 1 vol. en 8.° Marsella , 18 12.

Informe del landaman de los cantones


suizos, sobre el establecimiento rural del
señor Tellemberg en Hofwil, cerca de Ber
na: 1 vol. en 8.° edic. de Ginebra, 1808.
Tratado del olivo , historia y cultivo de
este árbol , diferentes modos de extraer y
conservar el aceite, por Olivier , miembro
del instituto de Francia : 1 vol. en 8.° 2.a edic.

Montpeller, 1784. ,
Curso de agricultura práctica , por M.
-D. . Pfluguer : 2. vol. en 8.° edic. de París,
1809.
Tambien he procurado consultar las
principales obras españolas , y las latinas de
Caton , Varron , Columela , Palladio , Ve-
gecio, Gargilio Marcial, y Auxonio Popma,
reunidas por Gesner en 4 vol. en 8." bajo
tomo r. i
LXVI DISCURSO

el título: Scriptores rei rústicos, veteres


latini : edic. de Dos-Puentes de 1787, '
Recomiendo la lectura de las obras del
catálogo que precede á los jóvenes que de
seen adquirir conocimientos mas dilatados
en la agricultura , ya que el objeto princi-*
«pal que me he propuesto de instruir á los
labradores, me haya determinado á abste
nerme tle citas , que les hubieran servido
de embarazo. Las pocas que existen en mi
obra , me han parecido indispensables , ó
para hacer la lectura mas amena , ó para
probar alguna vez que la autoridad de los
sábiós se halla de acuerdo con mis razona
mientos. '.')
He dividido en seis partes este curso de
agricultura. La primera comprende la ma
teria de construcciones rurales , de los ins
trumentos de labor , y de los animales des
tivo.
tinados
El ábuen
la ayuda
ordendel
me hombre
ha parecido
en el
exigir,
cul*-

que antes de enseñarle á cultivar la tierra,


se le instruya en las circunstancias que de
ben acompañar á su habitacion y á los de-
mas edificios que tienen relacion con la agri-
s
PRELIMINAR. LXVII
cultura-; y que se le hagan conocer los ins
trumentos de que debe servirse, y el modo
de tratar á los. animales , destinados á ser
sus compañeros en el trabajo.,, y sin cuyo
auxilio serian sus esfuerzos imperfectos y
débiles. Colocado el hombre en el campo,
auxiliado, de los animales de labor , y adqui
ridos por él los instrumentos con que debe
trabajar , necesita de conocimientos preli
minares antes de entregarse al cultivo par
ticular de las plantas que mas convienen,
según el lugar en que se encuentra i y estos
conocimientos , que forman la materia del:
cultivo en general, cuales son el de; la ve
getacion ó vida de las plantas,. de las tierras
y sus especies,, de las labores, abonos, rie
gos , cerramientos , medios de utilizar los-
terrenos acuáticos , reglas que se deben se
guir en la alternativa de las cosechas sobre
el mismo, suelo : en ; suma , de cuanto no,
tiene relacion, con eb cultivo en particular
de ciertas y- determinadas plantas , será la
materia de .la?,segyncfa' parte. Contendrá la
tercera lo relativo al cultivo particular de
- las plantas, que son el principal objeto de-j
i 2
LXVIII DISCURSO.

la agricultura en grande , y para evitar los


términos botánicos que fueran necesarios
para clasificarlas , y que confundirían á los
labradores, he determinado dividirlas por
se
los cultivan
diferentes
; y objetos
siguiendo
coneste
queorden,
generalmente
que me -

ha parecido el mas sencillo , á las plantas


cereales seguirán las leguminosas ; á estas
las que se cultivan por sus raices , y las tex
tiles y tintorias, y últimamente las que for
man los pastos naturales y artificiales. Tra
taré en la cuarta de los árboles en gene
ral y en particular ; y aunque el moral , la
viña y el olivo deberian entrar en esta cla
sificacion, su misma importancia, y la ne
cesidad de tratar con mayor extension de
unas
cultura
plantas
, me tan
autorizarán
esencialesá áque
nuestra
les destine
agri-,

la parte quinta , en la cual hablaré tambien


de los gusanos de seda , de la extraccion y
conservacion del aceite , y del modo de fa
bricar y conservar el vino. Los ganados y
los animales domésticos , y las abejas , son
de la inspeccion particular de la agricultu
ra , la cual no prosperarla sin ellos, ni pro-
PRELIMINAR. LXIX

porcionaria al labrador medios de utilizar


muchos de sus productos , ni de consiguien
te su riqueza. El tratado pues de esta in
dustria rural formará la sexta y última par
te de este curso.
Aunque el cultivo de las hortalizas y
de las flores pertenezca , hablando en rigor,
á la agricultura , hemos omitido» tratar de
él , no solamente porque mas corresponde
al jardinero que al labrador , sino tambien
porque los señores don Claudio y don Es
teban Boutelou nos han enriquecido con
una obra, que nada dejaque desear, y que
se halla escrita conforme á los principios
mas sólidos de teoría , y en el estilo mas
apropósito para la instruccion de los que la
lean. Nada hubiera yo podido añadir á lo
que enseñan estos autores , cuyos tratados
recomiendo, manifestándoles al mismo tiem
po mi agradecimiento por el servicio que
con ellos han. hecho á los que desean ins
truirse en las materias de que tratan.
Si la obra que ofrezco á mi nacion,
consiguiese su aprecio, si contribuyese por
lo menos á fomentar la aficion á la agricul
LXX . DISCURSO

tura , y á excitar á los propietarios á vivir


en el campo , me lisongearé de haber tra
bajado por su felicidad, y cooperado á la
de mi patria. bis, . mis compatriotas , amad
la agricultura , si queréis ser felices : habi
tad en el campo ,. estudiad la naturaleza,
contemplad sus obras, gozad del dulce in-^
terésj de cultivar; la. tierra. Observad á los
sencillos labradores , tomad parte en sus-
juegos
dadlos , en
y las
en ocasiones
sus bailesencampestres
que puedan
; ayu-«
ne

cesitar de vuestra mano bienhechora; y en


tonces experimentareis placeres puros , y
s-in mezcla ,, que siempre os ofrecerán nue
vos atractivos, y que anegarán vuestras
almas de dulzura. Si amáis la justicia , la
tierra os ofrece el mejor' egemplo de esta
virtud , enriqueciendo al hombre laborioso,
y negando sus dones al holgazán. Si deseáis
conocer al Sér Supremo , en ninguna parte
hajjareis tantos y tan elocuentes testigos,
como .en i el campo, de su grandeza y raa«
gestad. ¿ Buscáis la salud ? En el campo la
encontrareis. El ayre puro que alli se res
pira , el ejercicio moderado que l estareki
PRELIMINAR. LXXI

precisados á hacer , y la tranquilidad que


una vida tan inocente procurará á vuestros
,corazones., os .darán: agilidad , vigor y r©--
bustéz. Si amáis las comodidades y conve
niencias , las del campo son acaso las únicas
lud,
que pueden
y sin .temor
disfrutarse
de -remordimientos.
sin peligro de la s¿
E¡1

hombre no conoce manjares :tan sabrosos,


como los frutos del árbol plantado por sus
manos; y una comida rústica , sazonada por
el apetito , es .mas deliciosa que la que se
i sirve en vajillas de oro,, y en la cual apura
:sus primores un arte, cuya complicacion es
, la mejor prueba de la corrupcion de los
hombres. Los placeres de la primavera no
son para explicarse ;r es¡ menester salir del

invierno , y habitar en el campo para po


der sentirlos. En el estío la sombra de los
árboles, ta frescura del arroyo y el viento,
embalsamado por \ las plantas , limpiará el
.sudor de vuestra frente, y os harán respi
rar un ambiente puro y lleno de perfumes.
Recibireis en el otoño los regalos de la na
turaleza; y esta madre benéfica y agrade
cida , se -complacerá en ofreceros sus deli*
LXXII DISCURSO
ciosos frutos , en justa recompensa de vues
tros sudores y afanes. Aun la vejéz del año,
el aterido invierno, no dejará de propor
cionaros comodidades y placeres , que con
dificultad os ofrecieran las poblaciones. Un
fuego alimentado con troncos enteros , os
pondrá al abrigo de esta cruda estacion ; y
reuniendo en torno de él á los sencillos ha
bitantes del campo , os recrearán , sin estar
ociosos, con sus conversaciones inocentes,
ó escucharán con atencion vuestras leccio
nes de agricultura , ó de moral. Los que no
han conocido las dulzuras de la vida del
campo , piensan que en el invierno es me
nester condenarse á la soledad y al en
cierro, ¡qué error tan craso! El hombre
del campo es mas aguerrido que el habi
tante de la ciudad ; y cuando este tirita
á pesar de sus pellizas y precauciones,
aquel desafia las intemperies , y se pro
cura con el ejercicio un calor, preferible
.al de las estufas; y un momento de dis
traccion mas saludable , que la que propor
cionan las mesas de juego, y las reuniones
insípidas ó peligrosas de la ciudad. Si amáis
PRELIMINAR. LXXIII

el estudio; ¿en dónde encontrareis las de


licias de lá lectura , como en el campo?
¡La calma de que se goza en él , la vista
(inisma de la naturaleza, todo convida á
leer y á pensar ; y acaso debemos las obras
mas profundas de muchas ciencias al influjo
del campo sobre las ideas. Si vuestro cora-
. zon necesita hacer bien para ser dichoso , y
si la beneficencia fuere la virtud de vues
tras almas , vivid en el campo , os diré to
davía : allí h podréis ejercer del modo mas
digno. Comprad una vaca, ó una caballería
de labor al pobre campesino que ha per
dido la suya y. y gime en el abatimiento por
la imposibilidad de reemplazarla : socorred
durante el invierno á esa pobre familia, que
perdió su cosecha por una intemperie no
merecida: ayudad al menesteroso labrador,
que lucha con su pobreza para levantar su
_ cabana : consolad á la viuda , que privada
de los brazos de su marido ,' no puede sus
tentar á sus hijos, sola esperanza. de sii ve-
_ jéz ; amparad al pobre'desvalido , si un rico
. despiadado lo amenaza con un proceso iñ-
_ justo: calmad jas disensiones domésticas, re-
tomo h ' k
,XXXVI DISCURSO
la biblioteca de la casa de campo, y para
cuya composición tengo ya preparados los
materiales. ...
En él entretanto ofreceré á mi patria
-los deseos que me animan por su felicidad:
: formaré votos porque llegue algún dia al
í grado cíe prosperidad , á que es llamada por
jssx posicion geográfica, por la dulzura de su
-clima, por la fertilidad de su suelo, y por
el talento de sus hijos. Contribuiré á un ob
jeto tan grande con. mis débiles fuerzas ; ,y
si todos mis conatos -fueren inútiles , si jnjs
- tareas careciesen de proporción coa el ob-
\ jeto que me propongo ; si, ¿mis talentos in
suficientes y frios fueren! inferiores á los
9 asuntos ; quei deseo tratar el retiro (del cam-
- po hará mis delicias vy allí me consolaré de
-Ja: inutilidad á que me condenó la natura -
- leza ^ repitiendo con el cantor de Mántua :

fi "fiín, has ne possim natura accedere partes,


. Frigidus obstiterit circum prcecordia sanguis,
Rura mihi , et rigui placeant in vallibus amnes,
Flumina amem , silvasque inglorius.
PARTE PRIMERA.

DE LOS EDIFICIOS RURALES : DE LOS INSTRUMENTOS

NECESARIOS PARA EL CULTIVO , Y DE LOS

ANIMALES DE LABOR.

-... CAPÍTULO PRIMERO.

De los edificiós rurales.

Enseñar las reglas que se deben seguir en la cons


truccion de una casa de placer y de. lujo destina
da á la habitacion del ciudadano , y á reemplazar
la suntuosidad y magnificencia de la que deja en
la ciudad , cuándo se determina á vivir en el cam
po por algun tiempo, no puede ser objeto de ense
ñanza en una obra de agricultura práctica. De
biendo pues tratar de lo que tiene relacion íntima
eon la agricultura , hablaré solamente de la casa
del labrador y de los edificios destinados á la con
servacion de frutos , á la colocacion de los instru
mentos rurales, y al alojamiento de los animales
domésticos , laboriosos ó sedentarios.
Es tan grande su influjo para la prosperidad de
la agricultura , que la mayor parte de los gobier
nos de Europa han creido deberse ocupar hace mu
cho tiempo en mejorar los edificios rurales. La so
ciedad de agricultura de París estimuló á los ar
quitectos á escribir sobre esta materia: la de Lon
dres ha reunido en una coleccion las obras publi
cadas por su influjo , y el señor Lasteyrie ha tra
ducido y publicado en frances esta preciosa colec-
Tomo I. A
2 CURSO DE AGRICULTURA.
cion. La Alemania publicó en 1802 un tratado com
pleto sobre los edificios destinados á recibir los ani
males , cuya cria es uno de los objetos principales
de la economía rural : el señor Deperthuis , miem
bro de la seccion de agricultura del instituto de
Francia , ha dado al público diferentes obras dig
nas de sus conocimientos ; y la España carece to
davía de una obra que trate de tan importante ma
teria con la dignidad que merece. Abandonada á
los albañiles de las aldeas esta parte de la arqui
tectura , los edificios destinados á la economía ru
ral se hallan generalmente llenos de defectos é im
perfecciones , que influyen mucho mas de lo que
se cree en la desmejora de nuestra agricultura. Es
peremos pues que nuestros artistas nos proporcio
narán el no tener que envidiar á los extrangeros,
reuniendo en un tratado metódico y ordenado los
preceptos que deben observarse en esta clase de
construcciones ; y entretanto , séame permitido ex
poner los principios mas importantes , de cuya ob
servancia depende la mejora de tales edificios.

De la habitación del labrador.

Si debe presidir la economía en todas las ope


raciones , que tienen relacion con la agricultura,
deben seguirse sus preceptos en todo su rigor cuan
do se trata de edificar. i Cuántos se han arruinado
por no haberlo hecho con moderacion , y á cuán
tos ha privado este exceso de unos capitales , que
empleados en el cultivo hubieran dado la fertilidad
á-las tierras, y enriquecido al propietario? No edi
fiques antes de plantar, decia Plinio, compra si
puedes , la locura de otro , con tal que la manuten
ción del edifició no sea costosa , y jamas tu granja
deje de ser proporciónada á la extensión del campo.
parte r. CAP r. 3
Nada pues supérfluo , y todo lo preciso : esta es la
máxima que se debe seguir por los que edifican.
Es indispensable procurar á los edificios rurales
la debida capacidad , porque cuando una economía
mal entendida los dispone demasiado pequeños,
puede peligrar la salud del hombre , y aun la de
los animales domésticos. Todos respiran en seme
jante caso una misma atmósfera , y en medio de la
putrefaccion de los estiércoles y excreciones. El
buen órden sufre tambien entonces , porque los ali
mentos no se aprovechan por los animales , los ins
trumentos de labor se hallan mal colocados , y se
extravían ó se inutilizan , y los frutos no se con
servan como conviene. Huyamos pues de este de
fecto, casi general en toda la Francia , cuyas gran
jas son sobrado mezquinas ; y sin incurrir en el ex
ceso opuesto , demasiado comun en las que cons
truyen los opulentos ingleses , construyamos las
nuestras con sencillez , y con la debida capacidad y
ventilacion. No se pierda de vista, que la prospe
ridad de la agricultura depende esencialmente de
la abundada de abonos , de estiércoles y de mate
rias corrompidas, que el labrador debe reunir para
que fermenten y se descompongan; y que por con
siguiente si carece su granja de capacidad y venti
lacion , se verá precisado á respirar un ambiente
mefítico y envenenado. Sin ventilacion no puede
haber limpieza , y sin limpieza no hay salud , en
especial en un pais caliente como la España.
Una habitacion húmeda es siempre mal sana
para el hombre ,- y los alimentos y frutos dejan de
poderse conservar. Si el terreno pues en que fuese
preciso edificar tuviese este defecto , deberá reme
diarse con las reglas del arte. Levántese el suelo
del edificio sobre el nivel del terreno exterior : ábran
se al rededor del edificio fosos , que den salida á la
A2
4 CURSO DE AGRICULTURA.
humedad , y que impidan que se comunique á la
habitacion , y el piso de esta fórmese con encajo
nados de tierra absorvente , de carbon de leña ó
de otras materias. No podrán las lluvias humede
cer el edificio , si sus tejados tuviesen la salida cor
respondiente ; y los cimientos adquirirán mayor
solidez , si en torno de toda la habitacion se cons
truye un buen empedrado , que servirá tambien
para hacer mas fácü y cómoda su entrada y su sa
lida.
Si los vientos dominantes en el pais llevasen al
edificio una humedad dañosa , será indispensable
disminuir sus ventanas por la parte que soplan , sin
olvidar hacer plantíos de árboles corpulentos , que
cubriendo
minante , sirven
la habitacion
tambiendelpara
viento
hacerlo
impetuoso
sano.y Por
do-'

esta 'causa, y por la alegría y amenidad que pro


porcionan á las habitaciones del campo, y aun por
la utilidad. que no dejan de producir , quisiera yo
que en. todas sus entradas y sus salidas , y al rede
dor de ellas se plantasen y se criasen árboles abun
dantes. Su sombra refrigera en el estío , sus ramas
alimentan el fuego en el invierno , aumentan sus
frutos los medios de existir, y sus hojas absorven
el. mal ayre , y lo parifican.
No es indiferente la situacion del edificio: Pli-
nio quería la del norte en los climas meridionales,
la del mediodía en los frios , y la desoriente equino-
cial en los templados. No cabe duda en que segun
el clima se debe orientar diferentemente el edificio;
pero en general puede asegurarse que la mejor si
tuacion es la del mediodía. Ella ocasiona mejor
temple en invierno ; y como el sol elevado sobre
nuestras cabezas en el verano , no entra á visitar
las habitaciones; con procurarles corrientes de ayre,
abriendo las ventanas de la parte del norte , lo que
.. parte r. cap. rr. £>
no suele" ser dificil en unos edificios aislados , y sin
el embarazo de otros , como son los del campo , sé
consigue la comodidad y la frescura. Todo edificio
agrario debiera tener la situacion mas favorable
al objeto para el cual se destina ; pero como sería
necesario para conseguirlo ocupar un terreno ex
cesivo , y apartar algunos de ellos de la vista del
dueño , convendrá limitarse á procurar á todos la
situacion mas ventajosa posible , supliendo con el
arte el defecto que pueda resultar, cuando se sa
crifica el bien de la situacion á la utilidad de
reunidos todos , y de construirlos de manera que
el labrador los pueda ver desde su misma casa. Esta
circunstancia y la de hallarse todos cerrados bajo
una misma llave , son en mi concepto las que con
mayor ardor se deben proporcionar por el propie
tario que conozca sus intereses; y á la verdad que
no suele ser dificil ni costoso el lograrlo. Un pa
tio ó corral grande y espacioso puede reunir y
dar entrada á todos los edificios accesorios de una
casa de campo ; y colocada la habitacion del dueño
en uno de sus lados, con su entrada principal en la
parte exterior, y con salida reservada al patio ó
corral , se reuniría la comodidad y el agrado á la
utilidad de tenerlo todo cerrado y á la vista.
La distribucion interior de una casa de campo
depende de varias circunstancias. El clima en que
está situada , el número de las personas que com
ponen la familia del labrador , la mayor ó menor
comodidad á que estan acostumbradas , la natura
leza y cantidad de los frutos y cosechas que deben
conservarse, &c. &c. todo influye en k* distribu
cion del edificio, y tcdo se debe tener presente por
el que lo dirige , sin que sea posible dar reglas in
variables. i.l .w.'vv. -v ,-;;. v .,,'.. i j..';
Los adornos exteriores se deben desterrar de los
6 CURSO DE AGRICULTURA.
edificios rurales, cuya hermosura debe consistir
solamente en la sencillez , en la uniformidad y en
la limpieza ; pero es necesario procurarles la ma
yor solidez posible , teniéndose presente , que una
casa de campo expuesta á todas las intemperies , y
á las degradaciones , ocasionadas por los mismos
animales domésticos , debe ser mas sólida que la de
la ciudad destinada á sola la habitacion del hom-
bre , y cubierta por las que la rodean de los vien
tos, de -las lluvias y de la accion del sol. Cuando
por haberse construido sin solidéz , se tienen que
hacer reparaciones continuas , se arruina el pro
pietario , y vive con incomodidad. Pero esta solidéz
debe ser respectiva , porque ni todos los edificios
de una casa de campo tienen que sostener el mis
mo peso, ni son todos de igual elevacion, ni estan
expuestos á las mismas degradaciones.
Es necesario conocer los materiales que sirven
para las construcciones, y elegir los mas apropósi-
to para dar á los edificios la solidéz debida. El sue
lo de España es el mismo en que los romanos y
nuestros padres levantaron edificios , que parecen
desafiar á la accion del tiempo que todo lo con
sume: poseemos canteras de las mejores piedras,
tierras crasas, arena, cal y hierro, maderas abun
dantes , y cuanto se puede necesitar : hemos con
servado el arte de hacer tejas y ladrillos ; conoce
mos el uso del yeso , y no hemos olvidado el modo
de hacer los betunes y los morteros : será pues
esencial , cuando se trate de contruir el preparar
los materiales mas apropósito en las épocas en que
se puede hacer con mas economía , empleando en
hacerlo el tiempo menos urgente para las operacio
nes rurales, y el encargar la construccion á un ar
tista inteligente y acreditado , capaz de ejecutarla
segun reglas del artel» ::, '. j -.
PARTE. I. CAP. r. 7

De la necesidad de tener agua cerca de la casa de


campo , y de los mediós de conseguirla.

Nada mas útil , ó por mejor decir, nada mas


necesario que el agua, en la inmediacion de los
edificios rurales. La despoblacion, y de consiguien
te el mal cultivo de muchos territorios de España
procede acaso de la dificultad de procurarse el
hombre el agua necesaria para apagar su- sed, para
los usos de su casa, para los animales , á cuya cria
se dedica , y para las plantas y legumbres , que
desea criar en un pequeño huerto cerca de su mis
ma habitacion. El agua es en verdad la vida del
campo ; y un terreno abrasado por los rayos del
sol , y desnudo por consiguiente del hermoso ves
tido de las plantas , jamas llamará la atencion del
hombre , ni podrá decidirlo á que lo elija para su
residencia. No todos los terrenos pueden gozar dé
las ventajas que proporcionan las fuentes y los
rios ; pero muchos hay , que aunque carezcan de
tan ventajosa proporcion, pueden tener agua por
otros medios , y estos medios son de los que vamos
á tratar.
El construir una balsa , estanque , ó recipiente
de las aguas de lluvia, empleando en su construc
cion la tierra de arcilla, que tiene la propiedad de
conservarlas , sin permitirles que se filtren , es un
medio muy oportuno , de mucha sencillez y de po
co costo,- y si se multiplicasen semejantes estan
ques como se debiera , cada propietario podría ver
en el suyo asegurada su provision. Las cisternas y
pozos, aunque de construccion de mayor costo, son
preferibles sin embargo. No es otra cosa una cis
terna que un vaso ó recipiente subterráneo y cu
bierto , construido para conservar las aguas de llu
8 CURSO DE AGRrcULTURA.
via. Debe ser bastante profunda para que se con
serven sin alterarse; tener solidéz y seguridad
para mantenerla , y bastante capacidad para asegu
rarse con ella la provision. Es verdad que su cons
truccion es dispendiosa , pero su duracion es con
siderable , si se ha construido como se debe , y su
utilidad es la mayor si se reflexiona que el agua
que contiene es la mas saludable , con tal que no
proceda de las primeras lluvias despues de una
larga sequedad , porque entonces llevan consigo las
exalaciones abundantes que se habían recogido en
la atmósfera.
Una buena cisterna asegura la provision del
agua, sin que jamas tenga que temerse que las llu
vias no proporcionen la que se necesita. Muy pocos
serán aquellos terrenos , en los cuales dejen de caer
durante todo el año quince pulgadas de agua de
lluvia > y suponiendo que los tejados de la casa de
campo , y de todos sus edificios accesorios tengan
' solamente cuarenta toesas de superficie, resulta
rían mil seiscientos y veinte pies cúbicos de agua
en la cisterna que las recogiere. Supongamos no
obstante , que los tejados de los edificios no tuvie
sen tanta extension : no habria dificultad en este
caso én dirigir y hacer entrar en la cisterna las
aguas de lluvia que corren por los terrenos inme
diatos , con tal que no se permitiese la entrada á
las primeras , que suelen llevar consigo las mate
rias inmundas del suelo por donde corren , y á to
das las que pasan por lugares infectos.
La incertidumbre de hallar agua y el temor de
encontrarla á demasiada profundidad, son por lo
comun los motivos de la repugnancia que se ad
vierte en abrir un pozo ; pero hay nociones y
principios que pueden desterrar el temor y la in
certidumbre. De todas las señales de fuente subter
PARTE r. cap. r. 9
ranea, dadas como seguras por Herrera , solo pue
den llamar nuestra atencion , y servirnos de regla
las que consisten en los vapores que se levantan
dé algun terreno al salir el sol en los meses de
agosto y de septiembre , y en la circunstancia de
criarse naturalmente sauces, cañas, alisos, yedras
y junqueras. En cualquiera de estos dos casos se
puede sospechar con mucho fundamento que no se
halla distante el agua, que produce aquellos vapo
res, ó que proporciona la humedad necesaria para
que nazcan aquellas plantas. Las demas señales
dadas por este autor, aunque repetidas por los que
le copiaron, son absurdas, y chocan con las luces
del siglo en que vivimos , del mismo modo que la
vara adivinatoria ó varita de virtudes , que aun en
el vulgo francés tiene sus sectarios.
Para mayor inteligencia del punto de que tra
to , detengámonos un momento á considerar los
principios que la física nos proporciona sobre la
materia de las fuentes subterráneas. Es en primer
lugar indubitable que son los montes los depósitos
principales de las aguas que se derraman por los
valles , formando las fuentes , los arroyos y rios,
y dirigiéndose por estos conductos á los lagos ó al
mar , para que extraidas de alli por la accion del
sol, en forma de vapores, produzcan las lluvias y
las nieves, y vuelvan asi á los depósitos de donde
salieron. Este parece ser el admirable mecanismo
de la naturaleza, para mantener en la superficie
del globo el agua necesaria á la vegetacion de las
plantas
De ,este
y á principio
la vidá del
debemos
hombreinferir
y de los
queanimales.
abrién

dose un pozo en la proximidad de un monte , es


muy probable encontrar agua, á no ser que el
monte estuviese separado por un valle inferior del
sitio en que se desea abrir el pozo , porque en
Tomo I. B
10 CURSO DE AGRICULTURA.
este Las
casoaguas
se encontraría
, contenidas
á demasiada
en los depósitos
profundidad.
de los

montes, no se derraman por lo interior de los ter


renos bajos , sino conducidas por lechos ó bancos
de arcilla ó de piedra, únicas substancias mine
rales , capaces de contener el agua , sin que se es-
travie por la filtracion. De esto proviene que en
donde el terreno consiste en arena, en piedra me
nuda, en tierra caliza ó vegetal, las fuentes son
muy raras , y de consiguiente improbable su ha
llazgo.
Tambien es cierto , que en los valles y costa
dos de los montes , salen las fuentes en una sola
disposicion, y que el monte que da una fuente en
la parte del mediodía, jamas ofrece otra en el la
do del norte , y al contrario ; consistiendo este fe
nómeno en que los bancos de arcilla ó de piedra
observan una inclinacion uniforme, y de consi
guiente solo pueden llevar las aguas conforme á
aquella inclinacion en que se hallen, y no al con
trario. De este principio debe inferirse que en va
no se esperará hallar agua por medio de un pozo
de
cuyamediana
parte opuesta
profundidad
hubiere
en alguna
el ladofuente
de un visible.
monte, á

. Las fuentes que aparecen en las faldas de los


montes se presentan á un nivel mas ó menos ele
vado , respecto de los valles y llanos inferiores,
segun la mayor ó menor inclinacion del banco
que les sirve de lecho. Mas si esta inclinacion fue
re tanta , que el banco ó lecho se prolongare de
bajo del nivel de la llanura ó del valle inferior,
entonces no habrá fuente visible , porque el ban
co de arcilla ó de piedra conduce el agua mas
abajo del llano ó del valle , y para descubrirle se
rá menester abrir un pozo , que abriendo el banco
proporcione salida al agua.
parte r. cap. r. 11
Supuestos estos principios de teoría vengamos
á su aplicacion en la práctica.
Supongamos que quiera abrirse un pozo en un
costado que presenta en sitio inferior una fuente
visible. En este caso no hay incertidumbre en
cuanto al éxito , porque el lecho del depósito de
agua existe debajo del punto en que se quiere el
pozo. Solo pues se deberá tratar de saber la pro
fundidad á que se hallará el lecho , ó lo que es lo
mismo , la inclinacion del banco , que contiene , y
conduce el agua. Para averiguar la profundidad á
qüe se halla este banco, ábrase un pozo, ó examí
nese con la sonda , cerca del sitio en que está la
fuente visible , dos toesas por egemplo mas arriba
de ella ó mas abajo. Encontrada el agua , lo que
será muy fácil , ya se habrá descubierto la inclina
cion del banco. Si esta inclinacion fuere de seis
pulgadas , por egemplo , en la distancia de las dos
toesas , que hay entre los dos puntos , en los cua
les se encontró el agua , con solo medir la distan
cia desde la fuente visible hasta el punto en que
se desea abrir el pozo, se sabrá por una regla sen
cilla de proporcion la profundidad á la cual se
hallará. . .. ' .-. . . [j
Pero supongamos que no hubiese fuente alguna
visible en las inmediaciones del punto en qüe se
desea abrir un pozo. En este casó se debe ante to
das cosas observar, si en la disposicion opuesta se
no
encuentra
se esperaría
alguna
i háühr
ifujente.
' el agua
Si se, ¡en
encontrare
eLpunto, que
en va-j-

desea i pero si no la hubiese , se deberáf qbs¿#rar Id


priméro , si en alguno de -los sitios inferioresise ha
advertido algun manantial efímero en el invierno,
ó en éoocas d¿ lluvias considerables, en cuyo caso,
profundizándose alli , se encontrará el agua ; y ha
llada que sea , se averiguará por el medio indica-*
B 2
12 CURSO DE AGRICULTURA.
do arriba, la inclinacion del banco que la condu
ce, para inferir la profundidad á que se encontra
rá en el punto ó sitio que se desea. Si no se co
nociese manantial alguno efímero , como se ha di
cho, será en este caso indispensable, ó profundizar
en el valle inferior abriendo un pozo, ó usar dela
sonda de los minadores hasta encontrar el agua, y
proceder á averiguar por los mismos medios la in
clinacion del banco , para deducir la profundidad
á( que se halla el agua en el sitio , en que se quiere
abrir el pozo. >
Por estos medios se podrá calcular por aproxi
macion el costo que tendrá la abertura de un po
zo antes de emprenderla. He dicho por aproxi
macion, porque la naturaleza del terreno que se
halle , cuando se profundiza , hará mas ó menos
costosa la obra , y de consiguiente mas dificil su
cálculo , á no ser que antes de comenzarla se ave
rigüe con la sonda de los minadores la naturaleza
del terreno, que debe abrirse. .
Cuando se trata de un terreno próximo al mar,
ó á un rio caudaloso , el agua se hallará siempre
á sil nivel, porque los terrenos inmediatos, forma
dos
cirsecomunmente
y derramarse'de
porarena
los lados.
, le permiten introdui

Debe evitarse con el mayor esmero la entrada


en los pozos de las aguas que pasan por terrenos
inmundos ; y convendrá i se tengan descubiertos
para: que el agua se purifique por medio de la eva
poracion, y . de: :1a circulacion del. aire atmosférico»
bastando para Evitar desgracias que su abertura ó
brocal se halle cerrado con una puerta de berjas
de madera ó de hierro.
PARTE I. CAP. I.

Del abrevadero.

Si la casa de campo no estuviese situada en la


cercanía de algun arroyo ó fuente , le es 'indis
pensable un abrevadero , cuya construccion puede
influir mucho sobre la salud de los animales. Si
consistiere el abrevadero en algun estanque en que
se recogen1 aguas de lluvia ó de alguna fuente
poco copiosa , deben sus orillas ser inclinadas ácia
el centro , para que los animales puedan acercarse
á beber con comodidad ; y estar pavimentadas con
solidéz , para que no turben el agua cuando se
aproximan para bebería. Su circunferencia será
proporcionada á la cantidad de agua que debe con
tener, y su profundidad debe ser por lo menos de
cuatro ó cinco pies, para evitar que el calor del
sol la penetre demasiado. Es utilísimo cercarlo de
pared , y colocar una puerta á su entrada , para
impedirla á los cerdos y patos , que turbarían é
inutilizarían el agua. Las gallinas deben apartarse
tambien del abrevadero, porque las plumas que de
jan en él con tanta facilidad, bebidas con el agua,
ocasionan á los animales maj ores toses convulsivas.
Debe cuidarse con el mayor esmero de apartar del
abrevadero las aguas que vinieren de los estiércoles
de la cocina y de todo lugar inmundo , y de lim
piarlo con frecuencia , y en todos aquellos casos en
que Es
el agua
un error
hubiese
creer
perdido
que elsus
pescado
buenas
es qualidades.
dañoso efe

los abrevaderos. Es utilísimo por el contrario, poi


que se alimenta de los insectos, cuya prodigiosa
multiplicacion corrompe muchas veces el agua , y
en especial cuando mueren en ella. Los alemanes,
,tan industriosos en la economía rural, tienen sus
abrevaderos llenos de peces, consiguiendo un gran
14 CURSO DE AGRICULTURA.
de beneficio en su venta, á mas de la limpieza
y salubridad que por este medio proporcionan al
agua.
bi se toma de un pozo la que se destina para
los animales , no por esto es inútil el abrevadero,
aunque entonces su construccion es mas sencilla,
bastando para esto una pila de madera ó de pie
dra, para que en ella se coloque el agua el dia an
terior , á fin de que adquiera el temperamento de
la atmósfera , circunstancia que influye poderosa
mente en la salud de los animales. El agua dema
siado fria es causa muchas veces de obstrucciones
mortales, y en especial cuando los que la beben se
hallan abrasados por el calor del sol , y por la agi
tacion del trabajo del campo.

; De los edificios destinados á la conservación


de los frutos.

La. conservacion de los granos ha sido en todos


tiempos uno de los objetos de la solicitud del hom
bre. Columela nos dejó ya preceptos excelentes, re
glas utilísimas para la construccion de los grane
ros; y los silos que se conservan todavía desde la
mas remota antigüedad en diferentes partes de Eu
ropa , son un testimonio de la parte que los go
biernos mismos tomaban para asegurar la subsis
tencia de todos los individuos del Estado en los años
, de escasez y de malas cosechas. Los de Ardres en
la provincia de Picardía, atribuidos al emperador
Garlos V; los de Metz y los de Sedan,, y los de
Burjasot en nuestra provincia de Valencia , son
pruebas convincentes de la utilidad de semejantes
medios para la conservacion de los granos. ¿ A quien
no admira efectivamente , que el trigo que se halló
"en un silo de Metz en el año 1707 , y que se con*-
PARTE T. CAP. r. 15
servaba allí desde el de 1527, no hubiese per
dido sus buenas cualidades en el transcurso de cer
ca de dos siglos? Fero sea que la construccion de
tales graneros excede las facultades de un parti
cular , sea que la conservacion de los granos no
se lograba en ellos, sino á expensas de una canti
dad muy considerable , que formaba la corteza ó
capa superior de aquel todo , de lo cual resultaba
siempre una grande pérdida , lo cierto es que se
mejantes graneros subterráneos se han abandonado
hace mucho ticmpu.
Si para que los granos se conserven es menes
ter ponerlos á cubierto de la humedad , del calor,
de los animales granívoros y de los insectos , deberá
el granero construirse de manera que proporcione
estas ventajas.
Toda humedad local dispondría á los granos
para que fermentasen , y se corrompiesen : será pues
la primera atencion del hombre que construye un
granero, el asegurarse de que la humedad- no pue
de introducirse , para lo cual será muy oportuno
no destinar para granero el piso mas bajo del edi
ficio, el cual suele siempre ser el mas húmedo.
Como los mismos granos , y todo lo que procede de
los vegetales lleva consigo cierta parte de humedad
que adquirió en la planta que lo produjo , y para
conservarse deba perderla , será de absoluta nece
sidad que el granero sea espacioso , no solamente
para que se pueda colocar el grano en montones
de corto espesor , á fin de que se seque mas fácil
mente , sino tambien para que pueda removerse y
ventilarse por el hombre ; operacion que debe eje
cutarse con frecuencia , especialmt nte en el primer
invierno , y en la primera primavera despues de la
cosecha.
Sin calor no hay fermentacion, ni de consi?
16 CURSO DE AGRICULTVRA.
guíente putrefaccion , y sin él los insectos no pue
den nacer ni multiplicarse. Por esta razon debe el
granero ser fresco y ventilado , recibiendo el ayre
j or la parte del norte, y pudiéndose cerrar perfec
tamente en las épocas de calor excesivo y de vien
tos húmedos ó calientes. Los graneros establecidos
en el piso mas alto de las casas suelen ser defectuo
sos , si el techo no se hubiese construido de mane
ra que impida enteramente el influjo del sol sobre
los granos.
Hay animales granívoros que' consumen una
parte de la cosecha, y hay insectos que viven á ex
pensas de los granos , aprovechándose de la harina
que contienen , y haciéndolos inútiles para el uso
del hombre. Para quitar á los primeros la ocasion
de dañar , es necesario que el granero no les per
mita medios de introducirse ; que carezca de agu
jeros y de comunicaciones exteriores; y que sus
ventanas se hallen guarnecidas de redes de hilo de
hierro. Se cree con error por algunos labradores
mos
que los
, y insectos
por el influjo
son producidos
del tiempo
por ólosdegranos
otras mis*
cir

cunstancias locales ; pero es menester que se per


suadan que no hay insecto alguno que no tenga
por padres otros insectos de su misma naturaleza;
y que las moscas ó mariposas, que es el tercero y
último estado que tienen todos , depositaron sus hue-
vecillos en los granos mismos, ó cuando todavía
se hallaban estos en el campo , ó despues que se co
locaron en el granero. Para remediar pues estos in
convenientes , es necesario lo primero , que las pa
redes , techos , y el piso ó suelo carezcan de esca
brosidades que puedan dar asilo á los insectos , y
que permitan barrerse con el mayor esmero ; y lo
segundo , que se mantenga sin calor la pieza , dán
dole la ventilacion por la parte del norte , y remo*
PARTE I. CAP. T, 17
viendo con frecuencia los granos para que el fresco
los penetre por todas partes. En suma , ausencia
del calor y mucha limpieza : ved aqui las armas¡
con que se debe hacer la guerra á los insectos. Cuan
do hablemos del trigo en la tercera parte de esta
obra, daremos á conocer lo que se debe hacer para
conservarlo , ciñéndonos ahora á lo respectivo al lu
gar en que debe colocarse este y los demas granos,
tan necesarios á la vida del hombre.
Con dificultad se pueden conseguir todas las
circunstancias que debe tener un buen granero cuan
do se destina á este fin uno de los cuartos de la
casa en que viven el labrador y su familia. Por esta
razon , y para evitar el riesgo de un incendio , es
muy oportuno establecerlo en alguno de los edifi
cios accesorios de la casa de campo , con tal que
sea siempre á distancia de los estiércoles y demas
materias infectas , para que no adquieran los gra
nos cualidades desagradables ó dañosas.
Los frutos que sazonan en el verano, época en
que el hombre necesita refrigerar su sangre con ali
merse
mentosenacuosos,
el momento
ácidos
en yque
balsámicos,
adquirierondeben
perfecta
,co^

maduréz ; pero los de otoño , como la uba , la pera


y la manzana, se deben conservar para la estacion
mas triste del año ; estacion en que la naturaleza
parece descansar y olvidar al hombre , para ense
ñarle á la prevision y á la economía. No es de este
lugar el explicar la época y precauciones con que
se debe proceder á la recoleccion de I09 frutos de
otoño , y á su colocacion y conservacion ; pero
debo describir las circunstancias de un buen frute
ro ó lugar destinado para la colocacion de los fru
tos de invierno. . .
La humedad les es mas perjudicial que no á los
granos , y los corrompe mas fácilmente ; y el frío
Tomo I. C
18 CURSO DE AGRICULTURA.
excesivo , los yelos , por poco considerables que sean,
pueden destruir toda la provision en una sola no
che. El ayre exterior unido á los frutos los deter
mina á fermentar , y forma con ellos una levadura
de putrefaccion ; y el contacto de un fruto cor
rompido comunica al inmediato su misma corrup
cion , la cual se extiende asi á todos los contenidos
en el frutero. Segun estos principios de teoría con
vendrá establecer el cuarto destinado á este obje
to, ó en algun subterráneo, si pudiese lograrse sin
humedad , ó en otro sitio , en el cual se pueda te
ner constantemente un temperamento de diez ó
doce grados de calor. Deberá tambien poderse cer
rar con la mayor perfeccion posible ; de modo que
ni aun á la luz se le dé entrada , en especial por la
parte del norte , siempre demasiado fria en el in
vierno ; y tener la capacidad necesaria , y los es
tantes , colgaderos y acomodos oportunos para que
los frutos se coloquen sin amontonarse , y para que
puedan visitarse y reconocerse con frecuencia por
el ama de casa, que es á quien corresponde el cui
dado de semejantes provisiones.
Una buena bodega tiene tal relacion con la bon
dad del vino , que me ha parecido mas conveniente
tratar de ella en la quinta parte de este curso , para
que se encuentre reunido cuanto se necesita saber
en una materia tan importante ; y por lo que toca
al lugar destinado para conservar las raices ó tu
bérculos durante el invierno , cuando trate de las
plantas que los producen , explicaré las reglas que
se deben seguir para colocarlos debidamente.
• Sobre las mismas cuadras y establos se debe es
tablecer el lugar destinado para conservar la paja
y el heno , economizándose de este modo el tiempo
y el trabajo , especialmente cuando en el mismo
piso se construye una trampa ó abertura, para que
PARTE i. cap. r. ; lo,
descienda el heno ó la paja al recipiente colocado
en uno de los extremos ó ángulos de la cuadra. Co
mo las materias de cuya colocacion estoy tratan-
-do , son tan susceptibles de encenderse , será de ab
soluta necesidad el separar el .edificio que las con
tiene de la habitacion del labrador , y de los que
contienen frutos preciosos.
En donde las cosechas de granos son muy abun
dantes, suelen hacerse pajares descubiertos, amon
tonando la paja en forma de pirámide , y compri
miéndola de manera , que la humedad no pueda
introducirse. Es digna de seguirse esta práctica , con
tal de que la paja no se amontone , sino cuando
estuviere del todo seca, y de que semejantes paja
res descubiertos se establezcan en lugar seco , abrién
dose para mayor precaucion en su circunferencia,
y á la distancia de tres ó cuatro pies de la paja, un
foso que detenga las aguas de lluvia, y que les dé
salida, para que no se introduzcan en el pajar.
Cuando la paja se destina para alimentar á los
animales , se deben observar estos preceptos escru
pulosamente pero cuando se guarda con el objeto
de hacer estiercol, no será necesario tanto cuidado.
i Por el mismo medio se suele conservar el heno
de los prados naturales y artificiales , cuando se ca
rece de edificio para su colocacion ; pero de esta
materia trataremos mas adelante, cuando nos ocu
pemos , del establecimiento y del cultivo de los
prados.

Del lugar destinado para los instrumentos de labor.

Uno de los cuidados principales de un buen la


brador consiste en mantener en buen estado los
instrumentos que emplea en el cultivo, los carrua-
ges y los arneses. No solamente depende su conr
C 2
20 CURSO DE AGRICULTURA.
servacion del modo de colocarlos , sino que se con
sigue una economía de tiempo , mas apreciable no
pocas veces que la del dinero. ¿ Cuántas veces su
cede que al tiempo crítico de emplearse un instru
mento de labor, se halla en estado de no poder
servir, porque no se colocó como convenia ? ¿Cuan
tas se pierde un tiempo precioso en buscar los que
se necesitan, sin que se sepa en donde se dexaron,
ó sin poderse hallar , por estar cubiertos de estiér
coles , de leña ó de otras cosas. Lo cierto es que la
buena colocacion de los instrumentos , arneses y
carruages, y su buen estado, es en general el mas
seguro indicio de que una granja se halla bien di
rigida , y de que el buen orden preside á la con
ducta del labrador ; como por el contrario , la de
sidia en esta parte y el abandono son pruebas se
guras de desarreglo y de desorden en la economía
rural y en toda la administracion interior. Y á la
verdad, no se necesitan gastos considerables para
procurarse un lugar en que pueda todo colocarse,
y guardarse al abrigo del sol, y de las lluvias, y
en el orden debido, para visitarse por su dueño, y
para encontrarse cuando se necesitan. Un cobertizo
con tres paredes toscas es lo bastante para este ob~
, jeto, con tal de que no le falte la capacidad nece
saria para que nada se encuentre confundido , y
de que tenga en sus paredes algunos estantes de
madera grosera, barras y estacas para colgaderos.

De las cuadras y establos.

De todos los edificios rurales ningunos se ha


llan por lo comun tan llenos de defectos é imper
fecciones tomo las cuadras y los establos. Al ver
la mayor parte de los nuestros, se les creyera des
tinados para castigar con el encierro y la mortifi
PARTE I. CAP. r. 21
cacion á los animales dañinos ó para hacerlos pe
recer á impulso de las enfermedades que deben
contraer necesariamente. No se quiere atender á
que sin los 'animales de labor la miseria pública se
ria inevitable y cierta la ruina del Estado ; y í
que la riqü£2a del labrador depende esencialmen
te de la salud y duracion de estos instrumen
tos de que se sirve ; digámoslo mejor , de estes sus
compañeros fieles en el trabajo. Son por lo comun
poco espaciosos sus alojamientos, húmedos, obscu
ros , sin ventilacion y de una suciedad que horro
riza : de aqui proviene el mal estado de su salud, y
el que se inutilicen antes de tiempo. Remedíemeos
pues tan perjudiciales abusos , y construyámoslos
por las reglas siguientes.
El suelo ó piso de semejantes edificios debe ser
seco y libre de humedad , y para conseguirlo se
debe levantar seis ó mas pulgadas del nivel del
terreno exterior, sin construirlos jamas próximos á
terrenos elevados, que les comunicarían inevitable
mente la humedad de que se trata de libertarlos.
Debe empedrarse ó pavimentarse de manera que
las orinas no lo penetren , y tener un declive de
dos ó tres pulgadas desde la linea de los pesebres
hasta el canal que debe atravesaí toda la cuadra
en su longitud , para conducir aquellas materias
al depósito exterior de los estiércoles ; canal , cuya
inclinacion debe ser mayor para que las orinas no
se detengan en la cuadra.
Es indispensable tambien establecer por medio
de ventanas ó aberturas opuestas entre sí la ven
tilacion que debe renovar el ayre , y hacer salubre
el alojamiento. Todos los animales , sin exceptuar
el hombre , vician el ayre que respiran , y el que
salió una vez de sus pulmones , ya es inútil para
la vida, ó por mejor decir, es mortífero y envene
22 CURSO DE AGRICULTURA.
nado. Por esto suelen caer en asfixia los individuos
encerrados en un cuarto estrecho y sin ventilacion.
Será pues necesario proporcionarla á los establos y
á las cuadras, si se desea la salud de los animales
que las habitan. - 'o . ;
Las mismas ventanas servirán tambien para
dar la luz necesaria. En la obscuridad pierden la
vista los animales, y la limpieza no suele procu
rarse donde no hay luz. . .
Si el techo de las cuadras y establos no consis
tiese en una bóveda ó en un cielo raso, deberá
por lo menos presentar una superficie lo mas lisa
posible , y lo menos desigual y escabrosa , no sola
mente para que se sacuda con mas facilidad el ayre
mefítico , sino tambien para procurar la mayor lim
pieza y libertad á los animales del polvo y de las
telas de las arañas que se desprenden de los techos,
y les ocasionan oftalmias y otras enfermedades.
Los pesebres deben ser de piedra , ó por lo me
nos de madera fuerte , y bien trabajada , para que
los animales no se puedan herir Cuando se rozan
con ellos , y cuando se rascan ; y su elevacion de
be proporcionarse á la estatura de los animales),
que deben tomar en ellos el alimento , .siendo de la
mayor necesidad que puedan tomarlo sin violencia,
y sin tener que hacer el menor esfuerzo. . (. .
Para impedir que se dañen unos á otros , y
procurar á todos el descanso , de que son dignos,
conviene separarlos por medio de barras de made*-
ras , cuyos extremos deben descansar. en los pese
bres y en los pies derechos , colocados al frente de
aquellos y á la distancia de lo largó del animal.: . ; .
El número de los que deben colocarse en la
cuadra decidirá sobre la capacidad que . se debiere
" darle ,; teniéndose presente que cada uno necesita
«uatro pies de anchura , y tiueve de longitud., y
. PARTE L CAP. L ,- j 23
que á estas dimensiones se deben añadir dos pies
para la anchura de los pesebres , y cuatro por lo
menos para el paso que debe quedar desde la cola
de los animales hasta la pared posterior , para la
entrada y la salida de los criados. Segun esta re
gla es fácil advertir, que la anchura de una cua
dra ó establo , desde la pared contra la cual estan
los pesebres hasta la del frente ó paralela debe con
sistir siempre en quince pies , en esta forma : dos
para el pesebre , nueve para el animal y cuatro
para el paso de los criados ; y que su longuitud
dependerá del número de animales , computando
para cada uno el espacio de cuatro pies.
La altura de semejantes edificios deberá ser ma
yor ó menor, segun el número, de las bestias á que
se destina, para que el ayre tenga siempre el debi
do estado de salubridad, ó lo que es lo mismo, pa
ra que no <se consuma fácilmente por la respira
cion , todo el de la cuadra , pero cualquiera que
fuere , sin embargo aquel número, la elevación del
edificio debe tener sus límites , porque si fuese de
masiada, seria la cuadra fria con exceso; y si fuese
mas baja de lo que conviene , seria insalubre , por
falta de ayre y exceso de calor. Por esto se ha fi
jado generalmente la altura de nueve pies , como
la menor , y la de doce como la mayor que se
puede dar.
Para facilitar la distribucion del alimento que
muchas veces , y en especial en el invierno , con
siste en bebidas de patatas y otras raices y yerbas
cocidas en el agua , han imaginado los ingleses
construir los pesebres .de los establos de diferente
modo. En lugar de construirlos contra la pared,
como se ejecuta de ordinario , los construyen so
bre un banco á la distancia de cuatro pies de una
de las paredes.; y este espacio que queda entre la
24 CURSO DE AGRICULTURA.
pared y los pesebres , forma una galería ó corre
dor, que sirve de paso á los criados que distribu
yen el alimento. Los alemanes han perfeccionado
esta galería , haciendo que su piso ó suelo sea mas
elevado que el del establo, por cuyo medio los pe
sebres se hallen mas bajos , respecto del corredor,
y puede vaciarse en ellos el alimento con mas co
modidad , por las criadas mismas de la granja , y
aun por los niños. J
Cuando la cuadra es doble, es decir, cuando .
tiene dos líneas de animales $ para economizar el
terreno se hace la galería ó corredor en medio de
ella, y á cada lado una línea de pesebres. Debo
recomendar esta invencion á los labradores , por
que por medio de ella se distribuye el alimento á
los animales con mas comodidad, en menos tiem
po, y sin peligro de los accidentes desgraciados que
suelen suceder cuando se tiene que pasar entre sus
pies , especialmente cuando son inquietos ó capri
chosos.
En la quinta parte de esta obra se encontrará
lo perteneciente á la habitacion destinada para los
gusanos de la seda ; y en la sexta todo lo que tie
ne relacion con el corral de ganado , lechería , ga
llinero , palomar , colmenar &c. &c. en suma , lo
que corresponde á los edificios que se necesitan pa
ra la cria de animales, objeto de la industria rural.

CAPÍTULO II.

De los instrumentos necesariós


tierra. para el cultivo de la

Desgraciado el hombre , si se viese reducido á


solos sus brazos, y privado de los instrumentos que
ha sabido inventar para el cultivo de las tierras :
parte r, cap. ir. 25
ni las sociedades podrían prosperar , ni tendrían sus
individuos medios de subsistir. Esta necesidad de
servirse el hombre de instrumentos y máquinas ha
sido conocida por él en todos los Estados ; y.si an
tes de ser civilizado y de reunirse con los demas
en cuerpo de nacion, supo inventar, como lossal-
vages que nos describen los viagaros modernos, ar
cos y flechas para la caza , y líneas y red.s para la
pesca ; desde que se vio precisado á labrar la tier
ra^ debió servirse de instrumentos de piedra ó de
madera, para removerla y desmenuzarla, y parala
destruir las plantas dañosas. La imperfeccion de la
agricultura debió ser una consecuencia necesaria
del uso de instrumentos tan defectuosos ; pero
cuando ya hubo un pueblo civilizado que supo ex
traer el yerro de las entrañas de la tierra , y ha
cerlo servir para la construccion de los instrumen
tos rurales , entonces la agricultura pudo correr á
su, perfeccion. Cualquiera pues que sea el abuso
que el hombre hizo de aquella materia tosca é in
forme , haciéndola servir para su propia destruc
cion, ella será no obstante el mas útil de sus des
cubrimientos, ó por mejor decir, el mas necesario.
.Tanto en la agricultura como en las artes , y
en todas las empresas de utilidad , lo esencial es eL
obtener resultados mas ventajosos con el menor
trabajo y gasto posible. Con este fin ha mejorado
el hombre sus instrumentos, y con el mismo debe
mos nosotros adoptar todos los que sean mejores'
que aquellos de que nos acostumbramos á servir,
sin obstinarnos en cerrar los ojos á la luz , y en
resistir las novedades útiles que se nos presenten.
No debemos perder de vista que con el uso de
buenos instrumentos se economiza el tiempo , el di
nero y la fuerza ; que un hombre solo vale por mu
chos , que el trabajo que con ellos se hace es in-
Tomo L - , D
26 CURSO DE AGRICULTURA.
compárablemente de mayor perfeccion , y que las
cosechas son por esta causa mas lucrativas.
Omitiendo yo los que por demasiado complica
dos ó costosos dejan de estar al alcance del comun
de los labradores , voy a explicar los instrumentos
mas comunes de la labranza , limitándome á los
principales que se emplean en este objeto. Es este
á la verdad uno de aquellos puntos en que suele
ser mas dificil el escribir con claridad , y el expli
carse como conviene ; porqúe la descripcion por
escrito jamas podrá suplir la inspeccion ocular del
instrumento , y mucho menos la de su mismo uso.

De la pala ó laya.

Este instrumento empleado en nuestras provin


cias de Vizcaya y en Cataluña , y en la mayor
parte de las naciones de Europa, es el que manifies
ta la fig. 1 ? lám. 1 ? , y consiste como se ve en urf
mango de madera de doce á diez y seis líneas de
diámetro , y de dos pies y cuatro pulgadas de al
tura poco mas ó menos , segun la estatura del qué
ja
lo debe ser
manejar,
llana yy cortante.
en una palaEsta
de hoja
hierro
debe
cuya
tener
hcP

diez ó doce pulgadas de altura, ocho ó nueve dé


ancha en su parte superior, y una pulgada menos'
en la inferior. Su espesor debe ser de una pulgada
en su parte superior, disminuyéndose en su longi
tud de manera que la parte inferior en que se ha
lla el corte , tenga solamente una línea de recio. Se
une el mango á la hoja, entrando en un agujero
que esta debe tener en su parte superior, y asegu
rándose por medio de un clavo de hierro ó de
madera fuerte que lo traspase.
De cuantos instrumentos se han inventado para
remover y labrar la tierra ninguno lo ejecuta con.

-
parte r. cap. ir. 27"
tanta perfeccion como la pala de que tratamos;
porque á mas de la profundidad á que se intro
duce , nada deja sin remover ni desmenuzar. El
modo de usarse de esta pala es sumamente fácil
y sencillo , pareciendo increible lo que se adelan
ta con ella , cuando los hombres que la manejan
estan acostumbrados á este trabajo. Fíjase en la
tierra perpendicularmente , colocase un pie sobre
uno de los bordes superiores de la hoja , y con él
y con las dos manos puestas en el crucero del mango
se introduce en el suelo. Se tira entonces el mango
hacia atras , haciéndose un cepreci ; y corriéndose
una mano por el mango, sin que la otra desam
pare el crucero , se quebranta la tierra , se levanta
el terron , y se vuelve á colocar , revolviéndolo al
mismo tiempo , para que quede á la superficie la
tierra que estaba en lo interior. Para que esta labor
sea perfecta es menester que se introduzca la pala
á la mayor profundidad posible ; pero que el se
gundo corte que se da á la tierra sea cerca del pri
mero , y asi de los demas para no levantar terro
nes muy, espesos , y para que el terreno quede me
jor desmenuzado.
Para labrar terrenos pedregosos suele emplear
se una pala en forma de tridente ó tenedor , como
la que manifiesta la fig. 2 ? de la misma lámina.
Sus dimensiones son las mismas que las de la pala,
que acabamos de describir , y el mismo el modo de
servirse de ella.

De la azada , azadón y pico.

La forma de la azada , instrumento destinado


tambien para labrar la tierra , quebrantarla , desme
nuzarla y revolverla , es sobrado conocida de todos
para que yo me detenga en su descripcion. Suele
D2
28 ' CURSO DE AGRICULTURA.
ser su hoja ó triangular ó cuadrilonga , ó de tri
dente. La primera se emplea en los terrenos duros
y tenaces, por la mayor facilidad con que se in
troduce : la segunda en los terrenos ordinarios ; y
la tercera sirve ó para los terrenos pedregosos , 6
para limpiar la tierra de las raices que han queda
do despues que se labró. La mayor ó menor incli
nacion de la hoja respecto del mango , ó lo que es
lo mismo , la mayor ó menor abertura del ángulo
que aquella forma con este produce diferencias
que se deben tener presentes. Si la hoja estuviere
muy inclinada al mango debe ser este mucho mas
corto para poderla introducir en la tierra conve
nientemente ; pero si fuese poco inclinada , y for
mase con él un ángulo mas abierto, entonces pue
de ser el mango de mayor longitud , y el hombre
la podrá introducir mas profundamente sin tanto
trabajo y con mas dignidad
Se distingue de la azada el azadon en que su
hoja es mas estrecha y menos inclinada ácia el
mango , el cual por esta causa puede tener mayor
longitud. De este modo se facilita el poderse levan
tar mas al descargarse sobre el terreno ; circunstan
cia muy oportuna , porque de ordinario se emplea
este instrumento en el cultivo de la tierra mas dura
y compacta.
Es el pico ó piqueta un instrumento muy se
mejante al azadon , con la diferencia de que su ho
ja es punteaguda , y mas fuerte y acerada. Se usa
de él para abrir la tierra en sitios pedregosos y es
carpados, y para desmenuzar las peñas que se opo
nen al aprovechamiento del terreno.
.PARTE I. CAP. 11. 29

Del arado.

Este instrumento, el mas precioso de cuantos se


conocen , el fundamento de la riqueza territorial
y el único capaz de asegurar la abundancia de
frutos de que necesita un Estado, no debe su orí-
gen á la invencion de un hombre solo. Si el pri
mer instrumento de agricultura fué una rama de
recha , con la cual se quebrantó y removió la tier
ra , el segundo debió sin duda ser una rama curva,
semejante al arado , que servia de hazada cuando
se introducía á golpes repetidos; y de arado, si se
arrastraba ó tiraba despues de introducida. ¿Pero
por cuantas modificaciones y reformas ha pasado en
arado hasta que ha conseguido la forma en que en
el dia le conocemos? Semejante historia sería tan
inútil como imposible de escribir con acierto.
No es el arado sin embargo el instrumento que
labra la tierra con mayor perfeccion , porque la pala
y aun la azada lo hacen mejor que él, y quebran
tan y desmenuzan mas. Su única ventaja sobre es
tos instrumentos consiste en hacer mucha mas la
bor , é incomparablemente mayor trabajo en me
nos tiempo y con menos gasto , de tal manera , que
sin él sería imposible cultivar la extension de ter
reno que se necesita para alimentar las numerosas
poblaciones que en el dia componen los Estados.
Los efectos que el hombre se propone lograr de
este instrumento se conseguirán siempre con ma
yor ó menor proporcion , segun la forma mas ó
menos perfecta de este instrumento , la naturaleza
de la tierra , su estado de mas ó menos humedad,
y la abundancia y espesor de las raices que con
tiene. De aqui la imposibilidad de dar la preferen
cia á este ó al otro arado de los muchos inventados
3Q CURSO DE AGRICULTURA.
hasta aqui, porque si un arado ligero haría imper
fectamente la labor de un terreno arcilloso ó lleno
de raices, un arado fuerte y pesado emplearía
fuerzas inútiles en un terreno fácil de dividir.
Sea cuíth fuere la forma de un arado, sus par
tes esenciales son siempre las mismas , el dental ó
asiento, la reja,. el timon ó lanza, la esteva y; la
oreja ó revolvedor. La cama destinada principal
mente á unir el timon con el dental , puede consi
derarse como una continuacion de aquel, y aun
que sea necesaria para hacer mas fuerte la línea de
tiro , en especial en la labor de terrenos fuertes , no
puede llamarse indispensable , ni de consiguiente
esencial , habiendo como hay muchos terrenos que
pueden labrarse por un arado que carezca de ella,
y cuyo timon esté unido inmediatamente al dental
ó asiento , como se ve en el que manifiesta la fig. 3?
lám. 1? El cuchillo y el tiro de delante tampoco
son comunes á todos los arados.
Antes de pasar á la explicacion de cada una de
las partes principales del arado , es indispensable
advertir, que Ja marcha fácil y natural de este
instrumento , su entrada en el surco , la igualdad
de la labor y la facilidad de gobernarlo , depende
rá siempre de su construccion , y de que el artista
haya sabido observar las dimensiones que convie
nen á cada una de sus partes.
. La propiedad mas esencial del arado consiste en
que proporcione al labrador la facultad de abrir el
surco mas ó menos profundo, segun lo hubiere por
conveniente. Esta mayor ó menor profundidad del
surco , ó lo que es lo mismo , la mayor ó menor
entrada de la reja , depende principalmente de la
abertura que forman el timon y el dental en el
punto de su contacto ó union. Si esta abertura fue
re mayor , el surco será mas superficial , y cuanto
' , PARTE T. CAP. IT. 31
menor fuere la abertura , tanto mas profundo se
podrá hacer el surco.
Cuando los arados son de juego de ruedas , y
su timon descansa sobre el eje de estas , entonces
es sumamente fácil abrir ó cerrar aquella abertura.
Con solo atrasar el juego de ruedas ó adelantar el
timon para que este descanse sobre el eje de aquel,
no por su extremo, sino un pie por egemplo mas
atras , se consigue abrir el ángulo ó abertura , y ha
cer que la reja profundice menos juy con solo atra
sar mas el timon ó adelantar - el juego de ruedas se
cierra
dad ertlaelabertura
surco. , '. y' i".,;j
se< consigue
• ' mayor
..] profundé

Para conseguir esta misma facilidad en los ara


dos comunes que carecen de juego de ruedas , y
cuyo timon descansa sobre , el yugo de los anima
les hay dos medios igualmente sencillos. Consiste el
priméío en adelantar el timon sobre el yugo , ha
ciendo que su extremo pase : mas adelante., ó en
atrasarlo , asegurándolo en el clavijar mas inme
diato al extremo : en el primer .caso se acerca mas
la reja á los animales , y el ángulo queda mas abier
to , resultando un surco menos profundo ; y en el
segundo se consigue todo lo contrario , la reja dis
ta mas , el ángulo ó abertura se cierra , y el surcó
puede tener mayor profundidad. El otro medio con
siste en que el artista que construye un arado cui
de de que el agujero ú ojo del timón ó de la cama,
si la hubiere , en cuyo ojo debe entrar el dental,
sea bastante capaz para que á mas del extremo de
este puedan entrar dos cuñas de madera, la una
por la parte superior , y la otra por la inferior del
agujero ú ojo. Haciéndose asi por el artista , ya
puede el labrador aumentar ó disminuir la abertu
ra , segun la cuña que afloje , y la que apriete. Su
pongamos que quiera- disminuir la abertura, para
32 CURSO DE AGMCULTVRA.
que el surco sea mas profundo , entonces debe aflo
jar la cuña inferior, y apretando la superior, hará
necesariamente que baje y se acerque el timon al
dental. Este medio es preferible al de adelantar el
timon sobre el yugo, porque muchas veces hacién
dose asi , se acerca demasiado la reja á los pies de
los animales , y como entonces va mas superficial,
los hiere fácilmente. Vengámos ahora á la explica
cion de las partes principales del arado.
En la construccion del dental se debe tener pre
sente , que el centro de la resistencia que el arado
tiene que vencer , no se halla principalmente en la
punta de la reja, la cual como aguda y cortante se
abre paso mas fácilmente j sino en los lados y en el
asiento del dental.. Debe pues este pulirse de ma
nera , que disminuyéndose la frotacion , sea el obs
táculo menos considerable , y emplearse en su cons
truccion una madera dura; y compacta. Siendo los
lados y el asiento del dental las partes que experi
mentan mas frotacion, son tambien las que mas se
disminuyen y deterioran, y entonces deja el arado
de asentar convenientemente en la tierra , y fatiga
excesivamente al que conduce la esteva. Para evi
tar estos inconvenientes es muy oportuno el cons
truir el dental de modo que sean cóncavos sus la
dos y su asiento : de este modo se logra que solo se
frote con el fondo del surco el talon del dental , y
de consiguiente que sea mas suave la marcha del
arado. Para conseguir este mismo objeto en algu
nos cantones de Inglaterra se han adoptado dos
ruedecitas muy bajas , sobre cuyo eje descansa el
talon del dental , ó una sola ruedecita de hierro,
colocada en el mismo talon , á la manera de las que
se suelen poner en los pies de las camas ordinarias,
y en las mesas y otros muebles del uso del hom
bre. Esta invencion tiene la ventaja de que levan
parte r. cap. ir. .. . ZÍ
tando el talon del dental , la punta de la reja se in
clina mas , y proporciona un surco mas profundo.
El uso pues de semejantes ruedas será utilísimo en
los arados que se destinan para los terrenos arcillo
sos y eriales.
Es la reja la parte del arado que debe abrir la
tierra : suelen variar sus formas segun el arado á
que se destinan. Lo esencial es el saberlas propor
cionar á la calidad del terreno; porque si fuere pe
dregoso , ni la punta de la reja debe ser muy agu
da , ni sus lados demasiada cortantes ; porque se
consumirían demasiado pronto; mas si el terreno
careciese de piedras , cuanto mas aguda y cortante
sea la reja en su punta y sus lados , con mas faci
lidad quebrantará la tierra. Debe ser la reja mas
ancha que el dental , para que este no tenga que
abrir el terreno , en cuyo caso se consumiría fá
cilmente. Su hierro debe ser de buena calidad para
que resista á los esfuerzos que debe hacer para abrir
se paso , y su punta y el corte de sus alas deben
acerarse con perfeccion.
Debe ser el timon de madera ligera, para dis
minuir el peso de un instrumento , ya de suyo de
masiadamente pesado. Debe tener la longitud ne
cesaria , no solamente para que el surco no sea su
perficial , sino tambien para evitar que la reja pueda
llegar á herir á los animales. A los labradores que,
desean los timones cortos , los recordaré solamen
te , que ellos saben muy bien que el labrar bien no
es labrar apriesa.
Las estevas deben ser de madera fuerte, lo pri
mero para que equilibren mejor el peso del arado;
y }o segundo para que resistan á los esfuerzos que
hace sobre ellas el labrador. Los arados simples,
destinados á terrenos ngeros ó movilizados ya por
ks labores precedentes , no necesitan mas que una.
Tomo I. E
34 CURSO DE AGRICULTURA.
sola esteva ; pero cuando se trata de arados pesa
dos destinados á terrenos compactos, son necesa
rias dos para que la labor sea perfecta. En este caso
se colocan de modo , que naciendo ambas del den
tal se separen en su extremo posterior , para que
el labrador pueda caminar en medio de ellas, apo
yando una mano sobre cada una , mientras que
otro conduce las bestias del tiro. Su altura debe ser
siempre proporcionada á la estatura del hombre
que debe obrar sobre ellas.
Cuando yo leo en los anales del museo de his
toria natural de París la memoria del señor Jeffer-
son , presidente de los Estados Unidos de América,
el cual no se ha desdeñado de emplear los momen
tos que sus altas ocupaciones le han dejado libres
para perfeccionar el instrumento de que estoy tra
tando , y para dar á los artistas reglas seguras é
invariables para construir como conviene la oreja
ó revolvedor del arado ; no puedo menos de admi
rar la nobleza de la agricultura, y condenar al
mismo tiempo la obstinacion de los labradores que
labran la tierra sin revolverla. Despreciando el uso.
de oreja en sus arados , ó construyéndola con im
perfeccion, la tierra se vuelve á colocar en lo mis
ma posicion que tenia , no sube á la superficie la
que estaba en el fondo , ni desciende al fondo la
que estaba á la superficie; y asi sucede que una
porcion de tierra se ve privada del influjo de la at
mósfera, que tantos principios de fecundidad le
comunicaría , y que el humus ó tierra vegetal no
puede disolverse por faltarle el contacto del ayre
atmosférico , principal agente de la disolucion.
La mayor parte de nuestros labradores ponen
todo el mérito de la labor en la celeridad con que
la ejecutan; y estas labores precipitadas son la
verdadera causa de su ruina, porque. no pueden
parte r. cap. ir. 35
producir sino cosechas débiles ; y nada mas ruinoso
que el cultivar de modo que los productos no, su
peren á las expensas. Pero no es este el lugar de
hablarles de labores, sino de explicar las partes
del arado.
La oreja de los arados que se destinan á terre
nos ligeros suele consistir en una tabla, que colo
cada con la debida inclinacion ácia el surco que se
quiere cubrir, que es el último que se abrió, ocupa
el espacio que hay entre la reja y el extremo poste
rior del timon ; pero cuando se trata de terrenos te
naces , en los cuales la frotacion es mucho mayor , es
indispensable para disminuirla el dar á la oreja una
forma cóncavo-convexa , de manera que su parte
inferior , es decir , la que se apoya sobre la reja,
sea cóncava y convexa la superior , esto es , la mi
tad de ella mas próxima al extremo posterior del
timon. Asi se consigue que la tierra que quebran
tó la reja, impelida por la misma marcha del ara
do , sube por la parte cóncava de la oreja , y al lle
gar á lo alto , que es la parte convexa , tiene que
caer sobre el último surco , revuelta enteramente,
bajando al fondo la que estaba en la superficie. Por
lo comun en los arados menos imperfectos hay una
sola oreja, para conseguir que la tierra caiga sobre
el último surco que se abrió , y no sobre el terreno
que se halla sin labrar. Unas veces, es fija ; pero en
este caso se incurre en el inconveniente de tenerse
que comenzar todos los surcos por una misma par
te, perdiéndose un tiempo considerable en volver sin
labrar desde el fia del último surco hasta donde
debe comenzarse el siguiente. Por esta razon con
viene mucho mas que la oreja sea amovible y
adaptable á los dos lados de la reja. En este caso,
concluido un surco , se levanta le oreja , y se colo
ca en el lado opuesto , para que siempre se halle in*
36 CURSO DE AGRICULTURA.
clinada al último surco que se tiró ; operacion que
se ejecuta en un momento, mediante á que ambos
lados de la reja y del timon tienen lo necesario pa
ra recibirla , esto es , la reja un agujerito en cada
uno de sus lados , para que entre en ellos la punta
de hierro' que hay en la oreja para este efecto , y el
timon una clavija de hierro ó de madera , en la
cual debe afianzarse el extremo superior de la oreja,
en el cual debe haber á este efecto los agujeros
correspondientes. En la Bigorra usan los labradores
de una oreja amovible, la mas sencilla que puede
imaginarse , y consiste en un cuchillo de hierro de
dos pulgadas de anchura , que colocan en el arado,
haciendo que su extremo inferior descanse sobre
uno de los dos lados de la reja , en los cuales hay
dos agujeros para recibirlo; y su extremo superior
en el lado opuesto del timon cerca de la union de
este con el dental , á cuyo fin , ó lo aseguran con
-una cuerdecita, ó lo hacen entrar en los anillos de
hierro que hay á los lados del timon , en la parte
en que deben recibir el cuchillo. Cuantos escrito
res agrarios se han empeñado en describir esta par
te tan importante del arado, han reconocido la di
ficultad de explicarse : otro tanto me ha sucedido á
mí : las cosas mas sencillas en la práctica , las que
á primera vista se comprenden , suelen ser las que
masLa resisten
maderala para
explicacion
la orejapor
debe
escrito.
ser sólida y puli

da , para disminuir la grande frotacion que experi


menta; y por está razon en muchos cantones de
Inglaterra y en la América septentrional suelen ser
las orejas de hierro colado.
Hay algunos arados, que á mas de las partes
explicadas , tienen otras dos, que son los cuchillos
y el juego de ruedas. Los cuchillos se colocan per-
pendicularmente en el tinaon delante de la reja, y
PARTE I. CAP. II. 37
su destino es abrir la superficie de la tierra , y cor
tar el cesped y las raices para que aquella pase con
mas facilidad. Cuando se colocan dos ó mas , debe
ser mas corto el que va delante , porque si bajasen
todos hasta la misma línea , los que pasan despues
del primero fueran ya inútiles. Deben los cuchillos
ser de buen hierro, y tener masó menos corte, se
gun el terreno á que se destinan.
El juego de ruedas , en el cual descansa y se
asegura el timon del arado, sirve para facilitar el
tiro , y para disminuir la fatiga de los animales,
cuando el terreno es duro y erial , y el arado pro
fundo. Este juego de ruedas es de la mayor senci-
Uéz , siendo lo esencial , que las ruedas sean de ma
dera ligera, para que no se introduzcan demasiado
en el suelo, y tener cada una el diámetro de vein
te pulgadas poco mas ó menos.
Para que mejor se entienda lo que acabo de de
cir sobre el arado , pueden verse las figuras 3.a 4.a
y 5.a de la primera lámina. La figura 3.a manifiesta
un arado de los mas sencillos : la 4.a es el arado
del departamento del Gers en Francia , con oreja
amovible y con cuchillo ; y la figura 5.a manifiesta
un arado ingles de dos rejas con juego de ruedas
de hierro. ^
" Del rastro.

Hay rastros manuales que suelen emplearse en


los jardines y aun en los campos , en especial con
el objeto de recoger la$: ¡yerbas y raices que levantó
el arado ; y los hay tambien con el objeto de la
brar las tierras ligeras , y las ya movilizadas con
el arado. Pueden emplearse tambien para la semen
tera , en especial si hubiefeíurgencia de ejecutarla,
y el terreno se hallase demasiado húmedo para el
arado, y para limpiar el campo de las yerbas da-
38 CURSO DE AGRICULTURA.
ñosas. Este instrumento es muy apropósito para se
mejantes operaciones por la mucha labor que hace;
y se halla adoptado por todas las naciones que han
perfeccionado su agricultura. La fig. i." lámina 2.*
manifiesta un rastro de los mas sencillos, que cons
ta de seis puas ó garfios de hierro ; y la fig. 4.a de
la misma lámina manifiesta el rastro triangular, que
es el mas completo de los que se conocen. Ambos
deben tirarse por dos caballerías , aunque el pri
mero se podría tirar por una sola , con solo variar
la forma del timon.

De la azada arado.

Las figuras 2? y 3? de la lámina 2? manifiestan


la forma de este instrumento , muy usado por los
" labradores ingleses. El uno (fig. 3?) lleva solamente
tres azadas , y se mueve con juego de dos ruedas;
el otro (fig. 2?) consta de nueve azadas , y de una
sola rueda. Ambos son muy útiles para labrar la
tierra , despues que ya recibió una ó mas labores de
arado.
Del cultivador.

La fig. i." lámina 3.* manifiesta la forma del


instrumento, llamado por los ingleses cultivador-
Sirve principalmente para cultivar las plantas , sem
bradas
con el maiz,
ó plantadas
las patatas,
en líneas
&c. ,economizando
como se suelelos
hacer
jor •

nales que suelen emplearse para hacerse á fuerza de


brazos. Su misma forma manifiesta bastante , que
á mas de labrar la tierra este instrumento por me
dio de su reja, la extiende ácia los lados, y calza
las plantas por medio de la oreja ;medio circular que
sigue á la reja. ¡,. . .
, i. La fig. 2.a de. la misma lámina 4.* manifiesta la
V
PARTE T. CAP. IT. 3p,
forma del cultivador del Bearne. Su reja consiste en
una media luna de hierro , que adaptada al extre
mo inferior de la esteva , entra en la tierra casi ver-
ticalmente. La labor que ejecuta este instrumento
no es á la verdad tan perfecta , como la que ejecu
ta el cultivador ingles; pero suele ser siempre la
suficiente para extirpar las malas yerbas de las
plantaciones hechas en líneas , y aun para arrimar
la tierra á sus pies. Siempre economiza muchos jor
nales , y tiene la ventaja de la sencilléz , y la de
poderse poner en movimiento por una sola caballe
ría , por débil que sea , circunstancia que facilita
tarla
mucho sinladesgraciar
operacionplanta
, y quealguna
proporciona
; lo que el
noejecu»-
suele

lograrse tan fácilmente cuando son dos las caba


llerías que se emplean.

Del desmenuzador ó rodillo.

Este instrumento , que consiste en un cilindro


de madera , sembrado de garfios ó puntas de hierro,
y adaptado á un bastidor que le sirve de eje , sirve
para desmenuzar y quebrantar con notable econo
mía de tiempo y de trabajo los terrones endureci
dos que levantó el arado , en especial cuando se la
bró un* terreno arcilloso en estado de demasiada
humedad. La fig. 3.a lámina 4.a manifiesta su forma.

Del alineador.
La figura 4.a lámina 4.a manifiesta la forma del
alineador^ instrumento destinado á señalar con igual
dad las líneas en que se quieren hacer las planta
ciones de mahiz, patatas ú otra especie de plantas.
Como en la época en que se trata de sembrarlas, la
tierra se halla ya labrada y desmenuzada, las tres
40 CURSO DE AGRICULTURA.
palas que tiene el alineador para marcar las líneas
pueden ser de madera. El modo de usarse de este
instrumento es el siguiente. Márcanse primero las
líneas del terreno en la misma direccion de oriente
á poniente por ejemplo , cuidándose siempre de que
la pala de uno de los extremos vaya siempre por
dentro de la línea ya marcada, para asegurarse de
esta manera la rectitud de todas , y la igualdad de
las distancias. Tiradas ya todas las líneas en dicha
direccion, se marca de través, es decir, de medio
dia al norte en el caso dicho : por este medio se
consigue que la demarcacion forme sobre el terre-
ho un tablero de damas ; y la plantacion se debe
hacer en el sitio en que las unas líneas cortan á las
otras , ó lo que es lo mismo , en los rincones de
cada cuadrado que presenta el terreno. Asi se lo
grará poder cultivar la plantacion con los instru
mentos ya explicados , sin necesidad de emplear
braceros de azada. La distancia de las tres palas
entre sí debe ser la que se quiera dar á la planta
cion , á cuyo fin ó se construirá este instrumento
conforme al gusto de cada uno , ó se hará de ma
nera que las mismas palas se puedan acercar ó
apartar , procurando que en este caso tenga el tra
vesero de madera en que se colocan diferentes agu
jeros , para ponerlas en los que se desee.

De la arrobadera.

Este instrumento , que es el que manifiesta la


fig. 5.a lámina 3.a , sirve con mucha utilidad para
transportar la tierra de un sitio á otro del campo,
y anivelar su superficie. Consiste , como se ve , en
un cajon de tres lados de madera fuerte , debiendo
tener su suelo ó fondo una plancha de hierro en la
boca ó entrada , para introducirse en la tierra , y
>ARTE r. CAP. ir. 41
cargarse el instrumento sin- que se deteriore, como
sucedería si toda la boca Fuese de madera. En la
parte exterior del fondo, que es la que arrastra so
bre el terreno cuando el instrumento está cargado,
debe haber tres listones de madera , cubiertos con
una chapa de hierro, y hechos de modo, que en
la parte posterior tengan una pulgada de gruesos,
y en la anterior, que corresponde á la boca de la
arrobadera, una sola línea, para inclinar por este
medio el instrumento acia adelante , y disponerlo
para que recoja la tierra. Dichos listones deben es
tar el uno en medio del suelo en su parte exterior,
como llevo dicho , que es la que toca en la tierra,
y los otros dos á los dos lados del mismo suelo. Des
pues de haberse labrado con el arado el terreno que
quiere transportarse , se lleva la arrobadera tirada
de dos caballerías por medio de un timon , cuyo
extremo posterior debe tener un garfio , que entre
en el anillo que une las dos cadenas que se ven en
la
vanta
figura.
cuando
El hombre
quiere cargar
que conduce
el instrumento
la esteva, y
, la
morle--

diendo en la tierra la boca de él , continuando en


andar ácia adelante las caballerías , queda por sí
misma cargada la arrobadera. Conseguido esto , se
suelta la esteva , y asentado el instrumento , se
deja conducir por las caballerías al sitio en que se
ha de descargar ; y al llegar á él , el hombre mis
mo que lo conduce levanta la esteva , y vuelca la
arrobadera ácia adelante , de modo que la este
va caiga , y descanse sobre las cadenas. En esta for
ma se vuelve al sitio en que se ha de cargar se
cunda vez , y repitiéndose la misma maniobra , se
consigue el efecto que se desea con mucha facilidad
y economía.
Otros muchos instrumentos se emplean tambien
en la agricultura, pero son demasiado conocidos
Tomo I, F
42 CURSO DE AGRICULTURA,
por todos , para que yo no me abstenga de moles
tar con su descripcion.

De la necesidad de conservar los instrumentos


en buen estado. -

El labrador cuidadoso de lo que fe conviene , y


amante del orden y del aprovechamiento del tiem
po , nunca pierde de vista la necesidad de conser
var los instrumentos de que se sirve en el estado
mas conveniente. En las épocas en que no se em
plean , se deben tener al abrigo del sol y de la hu
medad , colocándose siempre en el lugar que se les
tiene destinado , del cual se habló ya en el capítu
lo primero , á fin de encontrarlo cuando se necesiten.
Sería sumamente económico y oportuno que los
labradores se acostumbrasen á construir los mas fá
ciles y sencillos , y en especial los de madera , co
mo las escalas , los mangos de hazada , las palas,
horcas , &c. Esta industria , á la cual los labrado
res extrangeros nunca dejan de dedicarse , les haria
economizar un caudal considerable , y les propor
cionaría tenerlos siempre en mejor estado , y una
ocupacion utilísima en los dias en que el mal tiem
po no permite trabajar en el campo , y en una parte
de las noches de invierno.
En una obra destinada á instruir á los labrado
res en las prácticas adoptadas por los extrangeros
no debo yo omitir que los labradores ingleses acos
tumbran á hacer pintar al oleo los instrumentos sus
ceptibles de serlo , y especialmente los carruages,
por haberles manifestado la experiencia , que la du
racion que consiguen con esto, excede en gran ma
nera al costo de la pintura.
parte r. cap. nr. 43

CAPÍTULO III.

De los carruages.

Aunque los carruages pertenezcan mejor á la


clase de máquinas que á la de instrumentos, su utili
dad es tan conocida para la agricultura, que me ha
parecido indispensable tratar de ellos en este lugar.
De pocas invenciones puede gloriarse el hombre
con tanta razon como de esta ; porque sin los car
ruages experimentarían los transportes de frutos di
ficultades incalculables , y ocasionarían crecidos
gastos , que influirían notablemente sobre sus pre
cios : faltaría en muchas provincias la provision de
las cosas que deben venirles de otras partes , y fal
tando la salida en algunas de lo que les sobra , se
verían privadas de una parte de su riqueza. Por esta
razon , y por lo que interesa á la salud y conser
vacion de los animales , debieran determinarse los
labradores al uso de carruages , abandonando la mi
serable costumbre en que suelen estar de servirse
para todos log transportes de animales de carga.
Cuantos se decidieron una vez á tener un carro , y
experimentaron su utilidad , tuvieron á desgra
cia el verse privados de una máquina tan venta
josa ; y ninguno de ellos puede ignorar que un
caballo ó mula que Ueva' sobre sus espaldas dos ó
tres quintales de peso , conduciría diez sobre un car-
ruage , sin peligro de herirse , y con menos fatiga.
Por pequeño que sea un carro proporciona la con
duccion de mas de doble carga ; los instrumentos y
aperos de labor van incomparablemente mejor aco
modados ; todo cabe alli , y el mismo labrador y
su familia se sientan muchas veces sobre la carga,
librándose de la molestia de andar á pie. Si á esto
F2
"44 CURSO DE AGRICULTURA.
se añade la economía que resulta del uso de un
carruage , porque ni se necesitan tantas cuerdas ni
ligaduras , ni los animales se imposibilitan tantas
veces como si se les carga , ni se emplea tanto tiem
po en la conduccion , ni en cargar ni descargar,
no se alcanzará verdaderamente el motivo de la
obstinacion de nuestros labradores en no adoptar
mas generalmente el uso de los carros.
En algunas de nuestras provincias se ve reserva
do el uso de ellos á solos los labradores ricos , que
pueden emplear en su conduccion mulas de un pre
cio exhoibitante. Ignoro si esta costumbre defectuo
sa y perjudical consiste precisamente en creer con
error que para los carruages se necesitan animales
grandes y fuertes , ó en que los artistas no saben
construir sino carruages sumamente pesados. En el
primer caso fuera de desear que los labradores se
convenciesen con el egemplo de otros , de que las
mismas ventajas ofrece proporcionalmente un carro
sencillo y acomodado á unas mulas ó caballos de
mediana fuerza , que otro mayor destinado para ani
males de mayor precio. ¿Que dirían en efecto nues
tros labradores si viesen los carritos de Lila en la
Flandes, que tirados por perros, sirven para conducir
á la ciudad todas sus provisiones ? En el segundo
caso convendría que los artistas adquiriesen los cono
cimientos necesarios para proporcionar á los labrado
res carruages ligeros y de poco costo ; y al mismo
tiempo que servirían por este medio al bien de la
agricultura , encontrarían su propia utilidad , por
que multiplicando el uso de los carruages , asegu
rar ian el empleo de sus brazos y de su industria.
La falta de buenos caminos es á la verdad un
obstáculo que se opondrá siempre al uso de carrua
ges sino se evita ; pero no solamente se debe confe
sar que .es culpa de los mismos habitantes de los
. pARte I. CAp. IV. 45
pueblos , si carecen muchas veces de carreteras ; si
no que en muchas localidades es sin comparacion
mas fácil construir carruages particulares para ca
minos malos , que establecer caminos reales para
toda especie de carros. He visto en las cordilleras
de los Pirineos y de los Alpes carruages largos , ba
jos
aquellos
y estrechos
desgraciados
, que caminos
transitan, que
cómodamente
los habitantes
por •

de muchas de nuestras provincias tendrían por in


transitables aun para las bestias de carga.
No me detendré en explicar la forma de los di
ferentes carruages inventados para el uso del hom
bre , porque el conocimiento de los principales y
mas comunes es harto general ; y porque semejante
empeño me llevaría demasiado lejos. Cerraré pues
este capítulo ciñéndome á decir, que una casa de
campo no deberá tenerse por bien administrada y
dirigida, si un carruage de dos ó cuatro ruedas,
segun las circunstancias locales , otro destinado
para la conduccion de tierras y de estiércoles, y
algunos carritos de mano para diferentes objetos
del cultivo , no hacen parte de los instrumentos y
máquinas de su uso.

CAPÍTULO IV.

De los animales destinados para el cultivo.

Sin animales que ayudasen al hombre en el


cultivo de la tierra seria imperfecta la agricultu
ra , y los Estados carecerían de los frutos que han
menester para la subsistencia de sus individuos. Un
labrador robusto podría trabajando con la pala ó
el azadon hacer producir á la tierra lo que necesi-
tára para sí- mismo , pero no podría dividir sus pro
ductos con otros individuos, ni contribuir por con
46 CURSO DE AGRICULTURA.
siguiente á la subsistencia de las clases que no cul
tivan i y -estas clases son sin embargo tan necesa
rias, como la que se ocupa en el cultivo , en el es
tado que tienen actualmente las sociedades.
Si el naturalista clasifica los animales en mamí
feros, aves, reptiles, peces, &c. , el agricultor no
conoce sino animales domésticos y salvages ; pero
dejando yo para la última parte de esta obra el tra
tado de los animales domésticos , sedentarios ó que
no trabajen , cuya cria forma la industria agraria,
hablaré solamente en este capítulo de los que tra
bajen con el hombre , considerándolos bajo este so
lo aspecto. El caballo pues , el buey , la mula y el
asno llamarán ahora nuestra atencion.
Este debiera ser el lugar de decidir la famosa
cuestion sobre la preferencia del buey ó del caba-
Hp : cuestion que no carece de defensores por una y
otra parte; pero que en mi. concepto se debe deci
dir ¿ no precisamente considerando los animales que
hacen su objeto , sino las circunstancias locales del
pais. La fuerza del buey, la igualdad de sus movi
mientos j la economía con que se le alimenta, su ro
bustez y la circunstancia de que vivo ó muerto enri
quece á su dueño, como escribía con su elocuencia
ordinaria el señor Jovellanos , lo hacen sin duda al
titud
guna con
preferible
que sealmueve
caballoesy un
á lacontrapeso
mula; perodelalen-
estas

ventajas, en especial en aquellos paises en donde


las mas veces es la celeridad el alma del cultivo, y
en . donde es necesario aprovechar el momento para
la sementera y para las otras operaciones rurales:
como tambien en aquellos otros , en los cuales vi
ven los labradores á distancias considerables de sus
campos, y tendrían que consumir en la ida y en la
vuelta mas de doble tiempo , sino se sirviesen sino
de bueyes. He conocido labradores despreocupados
PARTE I. CAP. JGVí ) 47
que en los paises cuyas circunstancias acabo de in
dicar , se determinaron á adoptar bueyes para el
cultivo de sus tierras , guiándose por las razones
generales que favorecen á estos animales tan útiles;
pero su propia experiencia les hizo conocer la ne
cesidad de reservarlos para las labores de invierno
y para las demas que no son urgentes, y la de em
plear mulas ó caballos para las labores de semente
ra , para los acarreos y para otras operaciones que
exijen celeridad en su ejecucion. Rara vez se pue
den dar reglas generales en la ciencia rural , por
que las circunstancias locales influyen de manera,
que lo que conviene y es útil en un pais, suele ser
no pocas veces perjudicial en otro; Ni diré pues
con Juan de Arrieta en su libro de lá fertilidad de
España , que la causa y total perdición de España
ha sido y es , dejar de arar y sembrar', carretear
.y trillar con- bueyes : ni dexaré de reprobar la opi
nion de los habitantes de algunas provincias, que
miran con horror y como una especie de afrenta
el oficio de boyero. -
§. I. \
. " , ': u",-iVi .. :,' >. . - m '->
. u. A :.! Bel caballá. r

No explicaré aqui las reglas que deben obser


varse para la cria de un animal, que hace la mas
noble conquista de las que el hombre ha consegui
do sobre los brutos ; porque he reservado tratar de
ellas en la parte destinada pará la industria agra
ria. Me ceñiré pues á hablar del caballo conside
rándolo en estado de trabajar. - í .'- <.
El labrador que trata, de adquirirlo no debe
exponerse á ser engañado en la edad ni en la con
formacion y constitucion física del que se le pre
senta. Despues de hacerlo reconocer por un artista
48 CURSO DE AGRICULTURA.
veterinario , que reuna la honradez y la buena fe
á los conocimientos de su profesion, debe ensayar
lo y asegurarse por sí mismo de su bondad y de su
.aptitud para el trabajo, sin dar demasiado crédito
á los informes , ni dejarse llevar de la apariencia
exterior de sus miembros y partes ; porque todo
esto puede inducirlo á error, y el ensayo jamas
engaña. . :
La docilidad del caballo depende principalmen
te de la manera con que se le trata ; mas por des
gracia de estos preciosos brutos, se ven entrega
dos por lo comun á unos hombres brutales que los
agovian de fatiga, les dan golpes desapiadados y
rlos hacen perecer de miseria. No se quiere enten
der que es el caballo un animal tan rencoroso y
vengativo para los que lo tratan de esta suerte,
como dócil , noble y agradecido para los que lo
-tratan con dulzura y con suavidad ; y esta circuns
tancia no se debe olvidar por los labradores para
no precisarlo .á un trabajo superior á sus fuerzas.
Si esta regla se debe seguir en todo tiempo es
mas necesaria su observancia en el verano y esta
cion calorosa. En las horas del calor son los ani
males mas débiles; los insectos que los atormentan,
aumentan su impaciencia , los encienden y que-
jnan ; y su cabeza siempre baja , por lo mucho que
sufren , les hace respirar un polvo dañoso. Eví
tese pues cuanto sea posible hacerlos trabajar en lo
fuerte del dia, y al retirarlos á la cuadra, propor-
-cionéseles la comodidad , la frescura y la ausencia
de moscas y de insectos que los fatigan.
Hablando de las construcciones rurales he dado
á conocer la comodidad que deben ofrecer las cua
dras á los animales de labor , su ventilacion y su
limpieza ; preceptos que deben tenerse muy presen
tes , y en especial la necesidad de renovar el ayre.
. PARTE I. CAP. IV. 49
El caballo que se destina á la labor , debe reci
bir suficiente alimento en cantidad y cualidad. Dije
suficiente , porque el exceso le podría dañar, como
la escasez. La corpulencia del caballo , y tambien
su edad , la naturaleza del alimento y la intension
del trabajo , á que se le destina, influyen tanto so
bre la cantidad , que me abstendré de determinar
la; mas por lo que hace á la cualidad , hay reglas
invariables que se deben seguir , si se desea conser
var el caballo en estado de robustéz.
La paja que se destina para su alimento , debe
haberse encerrado cuando está seca y enteramente
libre de humedad, y conservádose del mismo mo
do; porque si fermentase y adquiriese principios de
corrupcion , podría causar la muerte del caballo.
Debe dársele cortada , en especial cuando se mez
cla, como sucede ordinariamente, con grano ó con
salvado , para precisarlo de esta manera á comerlo
todo , sin darle ocasion para que escoja lo uno , y
abandone lo otro. La paja de trigo tiene mas ma
teria azucarada que la de cebada y la de avena, y
en los paises mas meridionales aquella materia es
mas abundante que en los fríos y septentrionales.
Esta observacion debe servir de regla para la dosis
que se le subministre. Si se mezcla la alfalfa con la
paja seca , esta adquiere un perfume que la hace
mas agradable á los animales: debe pues ejecutarse
asi siempre que se pudiere.
La cebada , esta planta de los paises calientes,
como la avena lo es de los fríos , es el mejor ali
mento que en España se puede proporcionar á los
caballos, ya por su buena cualidad, -y ya por la
abundancia de su cosecha. Es indispensable sin em
bargo , para que ofrezca un alimento sano , que se
le haya hecho perder antes de encerrarse toda su
humedad, y con ella el principio de la fermenta
lo»». I, G
¿O CURSO DE AGRICULTURA.
cion. No haciéndose asi, á mas de exponerse al ca
ballo al peligro de perder su salud , se le hace abor
recer por el mal olor que arroja de sí.
Es tambien la avena un alimento muy oportu
no, y exige las mismas precauciones que la cebada.
El grano de mahiz proporciona al caballo un
alimento sano y substancioso ; pero no podrá con
venir á los que tengan los dientes demasiado tier
nos , á no ser que se les dé cascamajado.
No solamente conviene el salvado á los caballos
enfermos como refrigerante, sino que tambien pro
cura á los sanos un alimento provechoso , en espe
cial en tiempo de calor. El mas reciente es siempre
el mejor , si se conserva libre de humedad ; y los de
centeno y de trigo mezclado , son mas frescos que
el de trigo puro.
Las raices , como las patatas, remolachas, &c.
proporcionan al labrador un recurso muy poderoso
para nutrir á sus caballos en el invierno.
El heno , esto es , las yerbas secas de los pra
dos naturales , convienen tambien á la salud del ca
ballo.
La alfalfa le es tambien provechosa, con tal
que si fuese verde , se les dé despues de ventilada
por algun tiempo, para que pierda una parte de su
humedad vegetal ; y aun entonces se debe dar con
mucha precaucion, para evitarle indigestiones. Cuan
do la alfalfa es seca, no debe darse hasta pasados
algunos meses desde que se recogió y atinó , para
que haya arrojado todo su fuego , como suelen de
cir los labradores; esto es, para que ni aun quede
señal de la fermentacion insensible que experimenta
por algun tiempo despues de amontonada.
Lo mismo debe entenderse en cuanto al trebol3
aunque por su naturaleza se puede dar en cantidad
mayor sin los mismos inconvenientes.
PARTE I. CAP. IV. 5i
La cebada verde , que es el alimento á que se
da en España el nombre de forrage , refresca á los
caballos , si se les administra antes de espigar ; pero
despues produce el efecto contrario. Los purga este
alimento en los primeros dias , menos por su vir
tud evacuante que por la novedad que el cambio
de alimento produce en sus estómagos ; por esto se
observa , que á poco tiempo dejan de evacuar y se
engordan. Los caballos viejos y los que no estan
sanos, suelen hallarse mal con este régimen, solo
conveniente á los que tienen seca la fibra, y se ali
mentan habitualmente de grano.
Aunque la mayor parte de las yerbas puedan
servir de alimento al caballo , es indispensable reco
nocer , que los que no se alimentan sino con ellas,
son poco apropósito para grandes fatigas.
Cuando se trate mas adelante de las plantas en
particular , se darán á conocer las que se pueden
destinar para el alimento de las caballerías de la
bor , á mas de las que acabo de señalar , como con
venientes para este objeto.
El agua es la bebida del caballo, y aunque por
ser menos delicado que el asno, beba fácilmente las
corrompidas y saladas ; no por esto se le deben de
jar de proporcionar puras y limpias. Cuando el ca
ballo tiene calor , no se le deberá permitir que las
beba frias, porque perjudicarían á su salud , siendo
por esto muy oportuno sacar de antemano el agua
de los pozos , y dejarla por algun tiempo en el abre
vadero, expuesta al influjo de la atmósfera, para
que adquiera el temperamento conveniente. Debe
dárseles la bebida en muchas veces , despues de las
comidas , y cuando ya estan reposados de la fati
ga, y libres del calor.
Conviene proporcionar á los caballos una cama
de paja ó de hojas secas, no solo por la mayor can-
G 2
52 CUBS0 DE AGRICULTURA.
tidad de estiercol que se consigue, sino para librar
los de los males á que estañan expuestos, si se acos
tasen sobre la humedad , y sobre sus orines y ex
crementos; pero es menester el mayor cuidado para
evitar que el remedio no aumente el mal , en lugar
de impedirlo; loque necesariamente sucedería si no
se renovasen con frecuencia las materias que for
man la cama. Si esta atencion es necesaria en to
das partes para la salud del caballo , lo es mucho
mas en la mayor parte de nuestras provincias, cuyo
calor hace mas peligrosa la humedad.
El estado de domesticidad en que vive el caba
llo , exige que se facilite su transpiracion , para
conservar su salud. Expuesto al barro , al polvo y
á las inmundicias de los lugares en que trabaja y
en que vive , los vasos transpiratorios de su piel
pueden cerrarse mas fácilmepte, refluyendo enton
ces sobre sus órganos interiores el humor que de
berla salir con la transpiracion. Por esto es necesa
rio limpiarlos con frecuencia , y no reservar esta
operacion importantísima para solo los caballos de
silla ó de coche, que suelen necesitarla menos.
Conociendo como conocen los labradores la ne
cesidad de herrar sus caballos , me ceñiré á decir
les , que no dilaten el hacerlo por una economía
mal entendida, y que se valgan del mejor herra
dor que les sea posible emplear, porque esta opera
cion debe hacerse bien , y no es tan fácil acertarla
como vulgarmente se cree.
Cerraré este capítulo encargando 4 los labrado
res , que en los arneses de tiro y de labor busquen
la solidéz , sin olvidar la comodidad de los caba
llos; y abandonen la costumbre ridicula de cargar
los de inútiles adornos , que los fatigan y desfigu
ran. La naturaleza los ha hecho bastante hermosos,
y no necesitan á la verdad de las piezas extrava
parte r. CAP. IV. 53
gantes con que los abruma y los cubre el mal gus->
to de los silleros.
§. II.

Del buey.

El toro castrado se llama buey , y se le sujeta


á esta operacion, para que sea mas dulce de carác
ter , se engorde con mas facilidad , y su carne sea
mas tierna y mas sabrosa.
Si el caballo ha sido la conquista mas noble del
hombre sobre los brutos, el buey es la mas util;
y sin él , decia Euffón , los pobres y los ricos sub
sistirían dificilmente : se vería inculta la tierra, y los
campos fueran estériles. Fesan sobre el buey las
mayores fatigas de la labranza , y él es el criado
mas útil del labrador. Si hacia en otro tiempo la
principal riqueza del hombre , en el dia es aun la
basa de la opulencia de los Estados. Sin el cultivo
de las tierras no hay riqueza sólida , y sin bueyes
es dificultoso que fioiezca el cultivo. Los bienes cue
este puede proporcionar , son los únicos verdade
ros ; y todos los demas, aun el oro y la plata , no
son otra cosa que bienes imaginarios y represen
tativos ; monedas de crédito , cuyo valor es nulo
cuando no se funda en la riqueza ten itorial.
Los mejores bueyes para la labianza sen los
que tienen la cabeza certa y recogida, anchala
frente, las orejas grandes y vellosas, las astas
fuertes, lisas y medianas, los ojos grandes y negros,
las narices muy abiertas, blancos é iguales Jos
dientes, negros los labios, carnoso el cuello, grue
sa la espalda , ancho el pecho , las piernas gruesas,
cortas y nerviosas, larga y bien reblada la cola,
el pie firme y las rezuras anchas y cortas. Convie
ne tambien que sean dóciles y obedientes á la voz,
!

54 CURSO DE AGRICULTURA.
sensibles al aguijon , y ni demasiado voraces , ni
tampoco inapetentes. Es muy oportuno darles un
nombre cuando se les doma , y nunca exasperarlos
de manera que lleguen á mirar con horror el tra
bajo y al hombre que los conduce. Hablándoles de
continuo , castigándolos con ayunos y premiando
los con mayor cantidad de alimento cuando han
servido bien , se consigue que sean dóciles y vo
luntariosos.
Por feroz y brutal que parezca el buey , cobra
fácilmente aficion al que lo gobierna, y con mayor
razon á su compañero de yugo. Se han visto algu
nos negarse enteramente á trabajar cuando llegó á
faltarles el compañero que tuvieron por mucho
tiempo. Por esto , conviene cuando se les doma , y
durante los primeros años de su vida laboriosa,
uncirlos con bueyes diferentes , y no siempre con
uno mismo.
Ó se uncen los bueyes por las astas , ó se les
hace tirar con el pecho como el caballo. Ambas
maneras tienen sus partidarios y defensores ; pero
si en los paises , en que son naturalmente mansos
y dóciles puede adoptarse el segundo medio , mas
cómodo sin duda para el animal ; en aquellos otros,
en los cuales vuelven á tomar fácilmente su feroci
dad natural, debe preferirse el primero, porque
sujetándolos mas, los imposibilita para desviarse de
la línea de sus deberes.
Cualquiera que sea la forma del yugo es esen
cial que sea ligero , y que se coloque de manera
que no pueda herirlos en la cabeza, lo que se con
sigue por medio de un colchado : debe el yugo ase
gurarse tambien para que no vaguee , porque en
tonces fatigaria demasiadamente.
El uso moderado del aguijon es indispensable:
porque la dureza de su piel los hace insensibles á
parte r. CAP. IV. 55
los golpes del latigo; pero un boyero bueno usa
rara vez de un instrumento , que hace derramar
sangre , y sabe con sus voces acelerar la marcha
pesada de estos animales. .
Cuando se alimentan en el establo se les puede
hacer trabajar ocho horas por dia , dividiendo en
dos partes el trabajo, para que coman y descansen
en el intermedio ; pero cuando se alimentan á pas
to, su trabajo no puede ser tan grande , porque ne
cesitan mas tiempo para comer. Ni conviene fati
garlos con exceso, ni maltratarlos ; porque de dóci
les El
y pacíficos
buey quesuelen
no hacerse
trabaja feroces
se puede
y vengativos.
alimentar

con paja ó con heno, sin que se necesite tasarle un


alimento, al cual nunca se entrega inmoderada
mente ; pero cuando trabaja , es menester propor
cionarle alimentos mas subtanciosos , y aun darles
grano como al caballo y á la mula. Ama con ex
ceso el trebol y la alfalfa ; pero si se le diesen sin
discrecion, le ocasionarian graves enfermedades.
No se acostumbra como el caballo á mantenerse
con alimentos secos; por cuya causa conviene pro
porcionarle alguna vez alimentos verdes. Cuando
no pudiere dársele yerba, las hojas de los árboles,
y las raices como patatas , nabos , &c. le son muy
provechosas..
Debe dársele de beber como á los caballos, y
con las mismas precauciones; y en cuanto á la lim
pieza , ventilacion , necesidad de proporcionarle
cama y demas cuidados que exige su salud , deben
observarse las mismas reglas.
El boyero , atento y cuidadoso , que mira con
interés por el bien de estos preciosos animales , no
deja de limpiarlos por la mañana y de lavarles
siempre les ojos : los tiene limpios y aseados , y los
cubre de modo, que ni las moscas, ni los demas in
56 CURSO DE AGRICULTURA.
sectos los incomodan y atormentan, sin olvidar
limpiarles el sudor en tiempo de frio cuando vuel
ven de trabajar; porque sabe que de este modo les
es el frio menos dañoso.
Desde la edad de tres años hasta la de doce
quando mas , se puede hacer trabajar al buey ; pero
llegado á los doce años debe engordarse para ven
derse en carne para el público. El dilatar esta ope
racion es una economía mal entendida.

§, III.

De la muía.

Si estuviese probado que por haberse adoptado


este animal en la agricultura de España, se ha dis
minuido la cria de caballos hasta el punto de care
cer de los necesarios para el exército y para los
demas servicios á que se destinan , desde luego co
menzaría este capítulo declamando contra las mu-
las. Pero como yo veo que si los caballos se han
disminuido , lo mismo ha sucedido con aquellas ; y
que á pesar de las circunstancias tan favorables de
nuestro suelo para la cria de toda especie de ani
males útiles , recibimos vergonzosamente del ex-
trangero un grande número de caballos, de mulas,
de bueyes y de vacas , y aun de ovejas y de car
neros para el abasto de muchas ciudades y provin
cias ; estoy autorizado para pensar , que la desidia
de nuestros labradores procede de otras causas, que
no es de este lugar el desenvolver. No adoptaré
pues el lenguage de Juan de Arrieta en el libro
que ya cité ; porque ni los animales carniceros , ni
los insectos mas venenosos se pueden perseguir con
tamaña furia y ojeriza , como la que emplea este
autor sandio contra las mulas. No contento con
y< PARTE L CAP. IV. 57
atribuirle^ todas las desgracias de España , y con
afirmar que peca el que proporciona su nacimien
to ; atribuye á su sangre la virtud de producir las
nubes de langostas que de tiempo en tiempo des
truyen las cosechas. Perdonemos á la ignorancia de
aquel tiempo y al exceso de predileccion que este
buen hombre profesaba á los bueyes , el haber creí
do tales sandeces , y reconozcamos que la mula es
uno de los animales mas útiles para la agricultura,
en el estado que actualmente tiene la nuestra ; y
que hasta que llegue el dichoso tiempo de su per
feccion y mejora , que los labradores habiten en el
campo , establezcan abundantes prados artificiales,
y se entreguen á la cria de animales y de ganados,
la mula será siempre muy ventajosa para el cultivo.
Ella es mas sobria y menos delicada para el
mantenimiento que no el caballo ; es mas apropó-
sito para la carga , y mas sufrida en el trabajo j
en la fatiga , menos expuesta á enfermedades , y
se mantiene por mas tiempo en el estado de traba
jar : su pie es mas firme , y no vacila aun en los
mas quebrados senderos. Es mas ligera que no el
buey , y no necesita como este que de tiempo en
tiempo se le proporcione alimento en verde. ¿Y se
podrá dejar de reconocer el influjo de estas venta
josas cualidades sobre la eleccion de muchos la
bradores , que colocados en paises secos y de in
ciertas cosechas tienen que decidirse por el animal
que reuna las circunstancias de sobrio , de fuerte
y de ligero ?
Debiendo pasar por esta causa á explicar las
reglas que se deben seguir para el cuidado de la
mula, me referiré para evitar fastidiosas repeticiones
á lo que mas arriba dixe sobre el caballo , con la
diferencia no obstante , que procede de su sobrie
dad , y de su menor delicadeza ; por cuyas apre-
Tomo I. H
58 CURSO DE AGRICULTURA.
ciables circunstancias , ni habrá menester de tanto
alimento , ni será preciso contemporizar tanto con
ella en la fatiga , aunque por lo que respecta á su
limpieza , y á la ventilacion y buen estado de la
cuadra serán necesarias las mismas precauciones.

$. IV.

Del asno.

Es el asno un animal utilísimo para la agricul


tura: puede labrar las tierras ligeras , como lo ha
cia en tiempo de Columela en la Andalucía y en
la Libia ; puede allanar despues de labradas las ar
cillosas y compactas : puede arrastrar el alineador,
el cultivador y el rastro ; y puede servir del mismo
modo para la conduccion de tierras y de estiérco
les , con la ventaja de poderse cargar y descargar
por las personas mas débiles de la familia del labra
dor. De todo esto y de mucho mas es capaz el asno
en los paises meridionales de Europa , á pesar de
haber perdido una parte del vigor y de la hermosu
ra que tenia en los paises de su origen. En el Asia y
en las costas septentrionales del África , este animal
iguala al caballo , y sirve para el noble ejercicio
de la guerra. Y sin embargo de esto el desprecio y
los palos acompañan siempre á un animal tan útil.
w¿ Y por qué tal desden, exclama Buffon con su
inimitable elocuencia , ácia un animal tan bueno,
tan pacífico, tan útil y tan sobrio? ¿Despreciarán
los hombres , aun en los animales , á los que sirven
bien y á poca costa ? Se educa al caballo , se le
cuida, se le instruye y se le ejercita , mientras que
abandonado el asno al criado mas grosero y brutal
y á la ferocidad y malicia de los muchachos , lé-
jos de ganar debe perder ; y si no tuviese tan gran-

!
parte r. CAP. ir. $g
de fondo de buenas cuaíiiades , las perdería todas
sin duda alguna , por el modo inhumano con que
se le trata. Él es la mofa y el juguete de los villa
nos, que lo conducen con un enorme palo, lo atro-
pellan , lo sobrecargan y lo fatigan sin necesidad,
ni miramiento. No se atiende á que el asno seria
por sí mismo y para nosotros el primero , el más-
hermoso, el mas distinguido de los animales útiles,
sino hubiese caballos en el mundo. Es el segundo
en lugar de ser el primero , y esto solo basta para
que se le desprecie. La comparacion es la que lo
degrada , y ni se le mira ni se le juzga por lo que
es, sino por relacion al caballo. Se olvida que es un
asno , que tiene todas las cualidades de su natura
leza , todos los dotes de su especie ; y no se piensa
sino en la forma y en las cualidades de otro ani
mal que le faltan , y que no debe tener. Es por su
naturaleza tan humilde , tan pacífico y tan tran
quilo como el caballo es fiero, impetuoso y ardien
te : sufre con constancia y aun con valor los gol
pes y castigos injustos ; es sobrio en la cualidad y
en la cantidad del alimento , y se contenta con las
yerbas mas duras y mas desagradables , que los ca
ballos dejan y desdeñan."
He copiado con gusto este hermoso pasage de
Buflbn , para que muchos labradores se arrepien
tan de su injusticia ácia un animal que le propor
ciona los servicios mas útiles. Porque el asno sabe
abstenerse de las aguas podridas , y prefiere vol
verse sin beber , para no exponer su salud , aun
cuando la sed lo fatiga ; ¿ inferireis , hombres des
apiadados , que puede pasar por muchos dias sin ir
al agua, y que no es necesario molestarse en lle
varlo al abrevadero? Porque es tan sobrio , que cual
quiera alimento lo sostiene en estado de seros útil;
¿lo condenareis á perpetuo ayuno , y á que se nu-
H2
ÉÜ CURSO EE AGIUCULTCKA.
tra con lo que el caballo y la mula dejan en el pe
sebre? Porque anda mas ligero cuando el peso lo
oprime , para llegar antes al fin de la jornada , y
arrojar de su espalda un fardo superior á sus fuer
zas, i creeréis que conviene cargarlo con exceso?
A estas reflexiones debo ceñir cuanto debe de
cirse á los labradores para que se abstengan de mal
tratar á un animal tan útil , cuya sobriedad y poca
delicadeza, si los autoriza para no cuidarlo con
tanto esmero como al caballo , jamas les deberá dar
motivo ni fundamento para que no cuenten con él
sino para cargarlo y darle golpes.

r
PARTI: n. 61

PARTE SEGUNDA.

DEL CULTIVO EN GENERAL.

Hasta aqui solo hemos tratado de alojar al hom


brean el campo; de darle las reglas que deben diri
girlo en la construccion de los edificios rurales ; de
hacerle conocer los instrumentos de que debe ser
virse , y los animales que deben ayudarlo para el
cultivo de la tierra. Enseñémosle ahora á cultivar
la de un modo provechoso, y vengamos al objeto
de la agricultura , al plan de operaciones que se
debe adoptar para conseguir de la tierra el mayor
producto posible.
Desde que el hombre se vió obligado á cultivar
la tierra para asegurar la reproduccion de los fru
tos , en que debia afianzar su subsistencia , se pro
puso sin duda observar y estudiar la naturaleza , y
reuniendo observaciones á observaciones, consiguió
reglas que lo guiasen en el trabajo , á que el decreto
de Dios y su propia necesidad lo condenaban. La
rectificacion de sus cálculos , erróneos las mas ve
ces , como todo lo suyo , debió ser la obra de mu
chos siglos , y de sus adelantamientos en las otras
ciencias auxiliares de la agricultura ; pero como es
tos adelantamientos y progresos no pueden ser con
mos
una
trarios
ciencia
de áabandonarla,
lastan
lecciones
importante.
si de
queremos
la .naturaleza
evitar
i'u el, no
. error
trate-i
en ,

Cuando las semillas han adqúiridó el grado de


ta
maduréz
que lasque
produjo
les conviene
, y cubren
, se desprenden
la tierra. de
Lalahume
plán-

dad de esta madre comun las dispone para extender


una raicilla, que debe pronto, buscar el alimento,
62 CURSO DE AGRICULTURA. •
y proporcionar el desarrollo de las partes que con el
tiempo han de formar una planta del todo seme
jante á la que produjo la semilla. Ved aqui la ope
racion de la naturaleza.
Pero no -todas las semillas encontraron en la
tierra la disposicion que necesitaban. Cayeron unas
sobre un terreno duro y compacto , y stt tierna
raiz no pudo penetrarlo en busca de alimento : cupo
á las otras un terrena tan seco , que aunque ligero
y penetrable como la arena ¿- no les ofreció la hu
medad que exigian para hincharse , abrirse y for
mar su raiz , y perecieron agostadas por los rayos
del sol : hallaron otras por el contrario un exceso
de humedad, que les dio la muerte ; y no pocas de
jaron de vivir, ó porque no encontraron los sucos
que esperaban de su madre comun, ó porque se
vieron abandonadas del refrigerio de la sombra en
los primeros dias de su delicada existencia : ó por
que la voracidad de las aves é insectos las privó del
suelo en que anhelaban crecer y perpetuarse. Aun
las que tuvieron la felicidad de encontrar abundan
cia de sucos , perecieron tal vez por la misma abun
dancia , y porque su débil estómago no pudo dige
rir en los primeros momentos de su edad tierna
un alimento, que en edad mas crecida las hubiera
hecho prosperar con vigor. ,j.\. , . ; :
Estas fueron sin duda las primeras observacio
nes del hombre labrador , y estas son todavía las
que deben guiarlo en el cultivo , si quiere que la na
turaleza corone sus afanes. Disponer la tien-a para;
recibirlas semillas, dándole reí grado convenientes
déiiiibvilidadt'y .ligereza;: proporcionarle, la hume
dad oportuna', templar con ella el calor excesivo,
y solo empeñarse en cultivar las plantas que la zona
en que vive , y la situacion y exposicion de su cam
po , hubieren áq llevar á perfecciona y prOporcjo-
PARTE IT. CAP. L (53
nar sucos abundantes , que sirvan de alimento á los
vegetales que cultiva , segun su edad y disposicion
para digerirlos. Este es el compendio de la ciencia
rural; esta es la suma de las operaciones del labra
dor ; mas para ejecutarlas con acierto , debe adqui
rir conocimientos indispensables , conocimientos
prévios al cultivo , para no proceder á ciegas y sin
guia ; y estas son las luces que voy á procurarle,
comenzando por las nociones que tienen por objeto
la vida vegetal. ,

CAPÍTULO PRIMERO.

De ¡os vegetales, como objeto de ¡a agricultura.

El admirable reyno vegetal, en cuanto su pros


peridad interesa á las necesidades del hombre , es el
objeto de la agricultura. Si la botánica se propone
el conocimiento de todos los individuos de este her
moso reyno, para llamarlos por sus nombres, y
colocarlos en las clases y familias á que correspon
den por su organizacion particular; y si la química
se emplea tambien en averiguar la naturaleza y
propiedades de los cuerpos que vegetan y de sus
productos ; el labrador dirige sus esfuerzos á mul
tiplicar por medio del cultivo los vegetales útiles.
Desde que la botánica llega á descubrir una nueva
planta , que puede serlo , aumentando el número de
las que ya sirven al bien del hombre ó de los anima
les , á cuya cría se dedica ; ó desde que la química
encuentra en alguna de las ya conocidas una subs
tancia , que extraida por sus operaciones , podrá
emplearse con buen éxito en la medicina ó en las
artes ; desde aquel momento se apodera de ella la
agricultura para multiplicarla. Ved aqui el carác
ter' particular qué distingue esta ciencia de todas
€4 , CURSO DE AGRICULTURA.
las demas que se ocupan tambien de los vegetales.
La agricultura los produce , mientras que la botá
nica los contempla y estudia despues de produci
dos , y mientras que la química analiza sus partes
y productos, cuando ya tienen existencia. Este mis
mo carácter de la ciencia agraria , su noble ocupa
cion de criar y de producir , simplifica al mismo
tiempo su estudio , contrayéndolo á solas las plan
tas , cuya utilidad se encuentra ya probada y re
conocida. Si no es pues necesario al agricultor co
nocer las plantas de cuyo cultivo no está encargado;
ni por consiguiente saber á fondo los diferentes sis
temas de la botánica , ni operar en los vegetales á
la manera de los químicos , no serán sus conoci
mientos tan complicados , aunque le sea indispen
sable el estudio del vegetal , porque sin conocerlo
no podría ayudarlo , ni satisfacer á sus necesida
des ; y sus mismas operaciones lo arruinarían mu
chas veces , en lugar de proporcionarle que pros
perase. .
Estudiemos pues este hermoso reyno de la na
turaleza , complaciéndonos de antemano en un es
tudio , en el cual todo es agradable y placentero.
El reyno mineral no puede estudiarse sino en los
horrores de la noche : es menester huir del sol,
enterrarse vivo y bajar á las entrañas de la tierra
en busca de objetos que apartó la naturaleza de la
vista del hombre, para que no tentaran su codicia.
El reyno animal , aunque sin comparacion mas á
nuestro alcance, necesita sin embargo de operacio
nes fastidiosas para conocerse. Sin la anatomía no
puede adelantarse en su estudio ; y los cadáveres
y los gusanos y los miasmas y la putrefaccion ....
¿ Que diferencia entre estos objetos , y los que la
agricultura nos llama á contemplar ? Praderas es
maltadas de hermosas flores; campos cubiertos de
parte ir. cap. r. 65
doradas mieses y de mil plantas , que destinó la
naturaleza para nuestro alimento ; árboles vistosos,
que doblan sus cimas y sus ramas , para poner en
nuestras manos sus deliciosos frutos ; bosques que
nos convidan al descanso con su sombra y con su
frescura : ved aqui los objetos á cuyo estudio nos
excita la agricultura. Estos son los séres que quie
re contemplemos , para que enamorados de su be
lleza , consagremos nuestros afanes á su prosperi
dad. Acerquémonos pues á conocer unos indivi
duos tan dignos del estudio del hombre, como ne
cesarios á su existencia.
Distingamos desde luego en los vegetales unos
séres organizados , que tienen vida , que nacen y
que mueren , y que desde el principio de su exis
tencia hasta que dejan de vivir , corren periodos
particulares , se alimentan para crecer , y crecen
para dar vida á otros individuos. No les hagamos
el agravio de compararlos á los que forman el
reyno mineral, que ni viven ni mueren, ni crecen
por principio vital, ni por su organizacion interior,
sino por sola la agregacion de partes exteriores , en
tanto grado , que sujetos á la mano del químico
pueden perder su naturaleza , y adquirirla de nue
vo. ¡ Pero que analogía entre el vegetal y el ani
mal! Nos hallaríamos! embarazados , dice un sabio
naturalista de nuestros dias , para señalar los lími
tes de ambos reynos, y para decir en donde acaba
el uno , y empieza el otro (1). V
En efecto , tanto las plantas como los animales
se alimentan de materias extrañas, que introducen
dentro de sí, y que preparan en sus órganos , para
que constituyan y formen sus diferentes partes. La

(i) Chaptal , Elemens de Chimie , introd. á la quatriéme


Partie. ¡ . i , ..
" Tomo I, . I r
66 CURSO DE AGRICULTURA.
planta crece , y su aumento no es otra cosa que la
dilatacion ó extension de sus miembros , como lo es
el del animal. Su duracion es como la de este, pro
porcionada al tiempo de su crecimiento ; y si hay
animales que en el estado de libertad viven muchos
siglos , tambien hay. árboles , que como la encina,
el cedro del Líbano y el castaño , ven pasar debajo
de su sombra multiplicadas generaciones de hom
bres. Hay en los animales séres efímeros, como en
tre las plantas las hay de un solo dia : hay hongos
humildes , que el sol vio nacer por la mañana y á
cuya muerte presidió por la tarde. Las mismas eda
des se advierten en la planta que en el animal , y
la misma analogía entre sus edades.
Si hay insectos que viven del ayre solo , ó á
expensas de la sangre de otros animales ,- tambien
hay plantas á quienes nutre aquel elemento , y
plantas paresitas que se mantienen con sucos age-
nos. Si hay anfibios entre los animales, y si los hay
marinos y de agua dulce , tambien hay plantas de
igual naturaleza ; y si las plantas se multiplican
generalmente por su semilla , del mismo modo se
multiplican los animales, sin que falten entre estos
algunos como los pólipos i que se multiplican por
estaca. No faltan vegetales , que como los reptiles,
mudan todos los años su vestido: ni faltan tampo
co sensitivas , capaces de moverse cuando reciben
una impresion que les desagrada. ¿Los movimien
tos de otras no serán una prueba de sensibilidad?
Hay flores qUe se ocultan cuando aparece el sol en
el horizonte , otras que solo se abren cuando se
acerca este astro luminoso , y otras que lo siguen
enamoradas sin perderlo de vista hasta que otro
hemisferio se los oculta. Huyen la's raices de los
obstáculos que se oponen á la direccion que les
conviene, y muchas veces acuden presurosas, cam-
PARTE IT. CAp. I. 6?
biando enteramente la que seguian , acia donde las
llama la humedad ó una vena de tierra mas subs
tanciosa y mas mullida. No son á la verdad tan
abundantes los movimientos de las plantas como lo
son los del animal , ni cambian el suelo en que na
cieron ; pero acaso esta circunstancia léjos de pro
bar una imperfeccion, solo será una prueba de que
tienen una necesidad de menos : otras hay sin em
bargo que solo se abren cuando se acerca la ma
rea , y se cierran cuando se aparta.
Mucho mas se podria extender este paralelo, si
la descripcion misma del vegetal , de que voy á
ocuparme , no hubiese de servir á este mismo ob
jeto. Recorramos pues ya con la posible rapidéz los
puntos mas importantes de la vegetacion ; comen-
zemos por sus partes mas esenciales , para pasar
despues á la explicacion de sus funciones , y huya
mos para no embarazar á los labradores , de todo
aquello , que solo puede ser útil al botánico.
Las raices , el tronco , las ramas , los botones ó
yemas , las hojas , las flores y los frutos son las
partes principales del vegetal , y estas son las que
vamos á dar á conocer separadamente,

5. I.

De ¡as raices.

- . Son las raices la parte inferior del vegetal , y


sirven para fijarlo en la tierra , y para chupar los
sucos nutritivos. Las hay de tres maneras , bulbo
sas , tuberosas y fibrosas. Las primeras son las
que se componen de una bulba ó cebolla , como la
azucena y el azafran , de cuyo extremo inferior
sale una cabellera de hilos ó filamentos , que son sus
verdaderas raices, como se puede advertir en la
68 CURSO DE AGRICULTURA.
cebolla. Despues que una bulba ha dado flores por
algun tiempo deja ya de vivir , pero ha producido
antes varias cebollitas, que sirven de raiz á nuevas
plantas. Una cabeza de ajos no es otra cosa que la
reunion de diferentes bulbas ó cebollas producidas
por la que se plantó. :
Las raices tuberosas consisten en un tubérculo,
que es un cuerpo carnoso, sólido y ordinariamente
mas grueso que el tallo de la planta á que perte
nece. Muchas de estas raices tienen la facultad de
dar. nacimiento á nuevas plantas con una sola parte
de tubérculo , con tal de que en esta parte haya
gérmen ú ojo , como se observa en la patata.
Las raices fibrosas son las que se componen de
diferentes fibras ó filamentos , como el trigo , los
árboles , &c. Cuando germinan las semillas , lo pri
mero que de ellas sale es una raicilla , llamada nabo,
de la cual van naciendo diferentes ramificaciones,
que se dividen y subdividen hasta venir á parar en
unos hilos ó filamentos , llamados cabelludos ó bar
bas. La direccion de estas raices no es siempre la
misma : unas veces profundizan perpendicularmen-
te como la alfalfa , y otras se dirigen horizontal-
mente ó por los lados , como el trigo ; pero las rai
ces de una misma especie de plantas siguen cons
tantemente el mismo camino, Por esto es necesario
hacer que á una cosecha suceda otra de diferentes
plantas, porque dirigiéndose sus raices de otra ma
nera , encuentran todavia con que vivir en un ter
renoPorquerazon
las primeras
de su duracion
no ocuparon.
dan las raices á las

plantas diversos nombres ; y por esta regla se lla


marán anuales aquellas plantas, cuyas raices duran
un año solo ; visarmales , cuando sus raices duran
dos años ; yibaces , cuando viven algunos años las
raices , y los tallos ó troncos ; y perenes*^ cuando
PARTE ft CAP. r. 69
aunque el tallo perezca en el invierno , ó sobrevi
ve su raiz , ó produce otra , que en la primavera
dará una nueva planta.
Las raices son del todo semejantes al tronco ó
tallo: se componen de los mismos principios, y so
lo se distinguen en ser mas gruesa su piel exterior
ó epidermis, y en carecer de poros por toda su
extension. Solo en cada uno de sus extremos ó hi
los tienen un poro las raices ; y este es el orificio
que les sirve de boca para chupar los sucos de la
tierra. Por esto conviene que los labradores no se
contenten con cultivar el terreno inmediato al
tronco de los árboles , y con arrimar alli los abo
nos ; porque los extremos de las raices son los que
mas necesitan de estos abonos , y no es cerca del
tronco donde aquellos se encuentran, sino á la
circunferencia de la copa del árbol.
La analogía que se observa entre el tronco , las
ramas y las raices , es del todo admirable. Cuando
se despunta , ó corta el tronco ó las ramas , dejan
de crecer por la parte que se cortó , y producen
entonces ramas ó renuevos por debajo del corte.
Lo mismo sucede con las raices y con cualquiera
de sus diferentes ramificaciones : una vez cortadas,
ya dejan de crecer por la parte del corte , pero
arrojan detras de él nuevas raices y filamentos.
Las raices pues tienen como las ramas un gérmen
preparado para dar productos laterales, cuando no
pueden darlos por el extremo que se cortó.
Descubiertas las raices, y colocadas al ayre, se
convierten en ramas productivas ; y enterradas las
ramas se hacen raices, y producen filamentos ó bar
bas. En el primer caso la piel de la raiz, que se co
locó al descubierto , adquiere poros que no tenia;
y en el segundo pierde los suyos la rania que se
enterró.' .
70 CURSO DE AGRICULTURA,
Como segun lo dicho cuando se despunta una
raiz arroja mas articulaciones ó filamentos ; y mul
tiplicándose estos , se multiplican los orificios ó bo
cas de la planta , y de consiguiente se le procura
mayor abundancia de medios de nutrirse; es digna
de elogios la práctica de aquello» agricultores que
despuntan el nabo ó raiz principal de las plantas , y
aun las raices laterales mas gruesas , en especial
cuando se trata de árboles enanos ó en espalera;
porque cuando se trata de árboles corpulentos que
se dejan en absoluta libertad , aquella práctica po
dría ser dañosa , porque los expondria á verse con
movidos por los vientos , faltándoles en la debida
proporcion con su corpulencia la raiz principal , que
es la que los arraiga y asegura. Tampoco deberá
despuntarse esta raiz ó nabo de aquellas plantas , á
las cuales se desea impedir que ocupen demasiado
terreno , como sucede con las plantas que se desti
nan para cerrar un campo ; porque si no se corta
aquella raiz, no se le excita á la produccion de otras
muchas.
Se extienden las raices en la misma proporcion
de las ramas del árbol ; porque las hojas , como
veremos mas adelante, proporcionan á la planta un
alimento , del cual tambien se aprovechan las rai
ces. Por esto la poda , bien entendida , concurre á
la produccion de nuevas raices, y á darles mas vi
gor , aumentando el número de renuevos frondo
sos y de consiguiente el de hojas alimenticias.
Si las raices son mas vigorosas cuando las ra
mas son mas robustas y lozanas ; del mismo modo.
cuando aquellas prosperan , tambien estas adquie
ren mayor frondosidad. Siempre que se vea que
una rama tiene mayor vigor que las demas del ár
bol, no debe dudarse que las raices que correspon
den á aquella rama , son tambien mas fuertes y
PARTE II. CAP. I. 71
mas robustas ; ó porque han encontrado una tierra
mas mullida y ligera , ó mayor cantidad de tierra
vegetal, ó humedad mas considerable. Cuando por
hallarse una rama ofuscada por otros árboles, ó
por la sombra de un edificio , ó por otra causa es
menos frondosa que las demas que disfrutan del
ayre libre ; se observa tambien que la raiz que le
corresponde , es menos vigorosa que las demas rai
ces. Por esta razon cuando se plantan árboles en
espalera , conviene que se extiendan las raices en
la misma direccion de la pared , cortando las que
se dirigen acia ella , ó al frente de la misma , por
que no se desean ramas en ninguna de estas dos
direcciones , sino á los lados.
Calzándose las plantas se les proporciona echar
mas raices, y de consiguiente mas hojas y mas fru
tos ; por esto conviene tanto esta operacion en bue
na agricultura , y asi se observa que una planta de
patata que se calzó , produce mas tubérculos ; una
de maiz mas espigas , y una de col mas hojas. El
dar á la tierra movilidad y ligereza por medio de
labores repetidas , el ahuecarla y hacerla penetra
ble á las raices , es otra operacion que se propone
el mismo objeto. Con ella se proporciona á las rai
ces el extenderse en busca de alimento ; se procura
un acceso fácil al calor , al ayre y al agua ; y con
siguiéndose de este modo abundancia de raices ro
bustas , se consigue tambien el vigor de la planta,
y la multiplicacion de sus frutos.
El calor que las raices conservan en el invierno
mantiene la vida de muchas plantas , que acaso sin
él perecerían. Este es el fundamento de aquellos jui
ciosos jardineros que en el invierno calzan , antes
de anochecer , algunos pies de plantas delicadas , y
los descalzan durante el dia , para que el calor se
introduzca á la profundidad de las raices.
72 CURSO DE AGRICULTURA,
Aun cuando hallan estas algun impedimento pa
ra seguir la direccion que les es propia , se esfuer
zan en evitarlo , y en dirigirse por otra parte ; es
tas direcciones forzadas les son siempre fatales , y
se oponen á su vigor y robustéz. Por esta razon
conviene hacer los hoyos espaciosos, cuando se trata
de plantaciones , á fin de colocar las raices sin la
menor violencia , y en su posicion la mas natural;
y cuando hubiere estrechéz , nacida de obstáculos
invencibles , será mas útil cortar la parte de las rai
ces que no se pudiere colocar naturalmente , que
no doblarlas con violencia, y darles direcciones for
zadas.
Las raices podridas y cadavéricas de un árbol
que. pereció, comunican un principio de muerte á
los árboles de su misma especie que se quieran plan
tar en su lugar , y sirven de abono , descompo
niéndose, á las plantas de especie diferente. ¿Por
ventura las raices habrán sido encargadas por el
Autor de la naturaleza de instruir al hombre en la
necesidad de procurar que alternen en el cultivo
plantas de orden distinto , absteniéndose de hacer
que se sucedan sobre el mismo suelo las cosechas
de la misma especie de vegetales?
Diximos al principio que las raices estaban des
tinadas para chupar los sucos que deben servir de
alimento á las plantas; ¿pero cómo cumplen con
este encargo? ¿Cuál es la accion por la cual absor-
ven las materias alimenticias , y las envian al vege
tal ? Siempre que se trata de acciones vitales , de las
que proceden de un principio de vida , y de la in
terior organizacion de los séres que viven ó vege
tan , la naturaleza reserva sus arcanos, y hasta aho
ra no es dado al hombre penetrar sus misterios. Pue
de sin embargo conjeturarse , que las raices estan
dotadas de la facultad de absorver; facultad seme
PARTE II. cap. r. • 73
jante á la que tienen los animales , para hacer su
bir á su boca y estómago el agua y los demas ali
mentos de que necesitan , aun cuando se encuen
tran en situacion que no es natural ; y atendido
que para alimentarse las raices es menestet calor,
humedad , y que las materias alimenticias se ha
yan antes disuelto ; es muy probable que el alimen
to de las plantas entra reducido á vapor en el ori
ficio de sus raices , y no en el estado de líquido 6
de sólido.
Sirven las raices tambien para la multiplicacion
de las plantas , como los troncos , las ramas y los
botones ; y con solo enterrarse convenientemente y
procurarles la humedad necesaria, producen co
munmente un tallo nuevo, que servirá para formar
la planta. No solo esto, sino que aun aquellas que
se encuentran unidas á un árbol vigoroso , arrojan
renuevos ó planzones á su pie ; planzones que ó se
deben cortar para no despojar al árbol de los su
cos que emplean y consumen ; ó se deben arrancar
con una parte de su raiz , para colocarse en otro
lugar, y conseguir por este medio una nueva
planta. • .. • .
S. II. . .

Del tronco y del tallo.

Es el tronco aquella parte del vegetal que sa


liendo de las raices , sube á sostener las ramas que
forman su cabeza ; es la columna , cuya basa son
las raices, y cuyo chapitel son las ramas. Su direc
cion es comunmente la vertical , aunque en algu
nas plantas se dirige por el suelo horüontalmente,
y en otras no pudiendo sostenerse por sus propias
fuerzas , se prende y enreda por medio de sus zar
cillos en los cuerpos que se hallan á su alcance.
Tomo I. K
74 CURSO DE AGRICULTURA.
Llámase tronco cuando es leñoso , y tallo cuando
es hervaceo. Hay plantas tambien cuyas hojas sir
ven de tronco , como el nogal ó higuera tuna ; y
en todas aun en los árboles de mayor corpulencia,
los troncos comienzan siendo hervaceos ; y este es
el, estado en que crecen mas , y se desenvuelven.
Tres son las partes principales del tronco en la
mayor parte de los árboles , la corteza , la madera
ó cuerpo leñoso , y la médula ó corazon.
La corteza por sí sola consta de otras tres par
tes , la piel exterior , llamada epidermis , un tejido
de celditas ó bolsas , llamado tejido celular , y
unas capas ú hojas cortezales, que se pueden sepa
rar unas de otras , en especial cuando se macera
la corteza. El todo de esta se puede tambien sepa
pecialmente
rar del tronco cuando
en la la
mayor
sabia parte
está en
demovimiento.
los árboles, es»

La piel exterior ó epidermis de la corteza pa


rece destinada para poner al vegetal á cubierto de
la impresion demasiado grande de los cuerpos ex
teriores, del sol, por egemplo, del ayre y de la
humedad. Se halla tambien dotada de poros , para
que el vegetal haga por ellos la excrecion - de las
materias de que no necesita.
La capa de celditas que sigue inmediatamente
á la epidermis , contiene una multitud de vasos ó
bolsitas , solo distinguibles con ayuda del micros
copio , en las cuales se hace la principal digestion
de los sucos alimenticios; y estas bolsitas se comu
nican por medio de otros vasos con todas las par
tes de la planta , hasta con la médula ó corazon,
para entregarles estos sucos comunes , á efecto de
que se les apropien y asemejen en virtud de su or
ganizacion particular.
Debajo de esta capa de celditas ó vasos estan
las capas de la corteza , que no son otra cosa que

i.

y
PARTE II. CAP. I. 75
la reunion de los vasos internos del vegetal. De tres
especies son los que este contiene; vasos comunes,
porque estan destinados para recibir los sucos co
munes, la sábia, por egemplo; vasos propios, esto
es , los de cada parte del vegetal , aquellos en que
cada una de sus partes trabaja y modifica los co
munes , para asemejarlos y crecer ; y vasos aéreos,
esto es , los que solo contienen ayre.
Por poco que se considere lo que se acaba de
decir sobre las funciones de la corteza , se conocerá
su necesidad para la vida de las plantas. En efecto,
descortécese un árbol , y se verá morir sin reme
dio , porque le faltará el estómago digestivo , y los
alimentos no llegarán , ó se acercarán á sus partes
sin haber sido preparados ni digeridos. Prívesele
por el contrario de la parte leñosa , de la médula
misma , y todavía se le verá vivir por solo el influjo
de la corteza , como sucede en los árboles podridos
y vacíos interiormente.
El cuerpo leñoso ó la madera del árbol es una
substancia sólida que forma el armazon de su tron
co, y consiste en varias capas colocadas unas so
bre otras , y formadas de fibras , que separan los
vasos en que se colocan los sucos , y que comuni
can con la médula ó corazon. Estas capas son mas
flojas en la juventud del árbol , y mas duras y cer
radas á proporcion que tiene mas edad. La primera
capa , esto es , la que se halla inmediata á la cor
teza se llama albura , ó blanco de la madera , es la
menos dura de todas , por ser la última que se ha
formado ; y no llega á ser madera perfecta , sino
cuando otra capa viene á cubrirla ; efecto que se
verifica todos los años, pues en cada uno mientras
el árbol aumenta su volumen , se produce una nue
va capa , y esta es la albura ; pasando á ser ma
dera la que fue albura en el año anterior. Como la
K 2
76 CURSO DE AGRICU1TUBA.
albura no tiene consistencia , y se suele cuitar de la
madera de construccion destinada á sostener pesos
considerables , de lo cual resulta una disminucion
en el volumen del madero , imaginó Buffon un me
dio muy sencillo para remediar este inconveniente,
y dar á la albura la fuerza de la madera ; y con
siste este^medio en descortezar el árbol un año an
tes de cortarse ; pero como el árbol descortezado
muere en todas sus partes, y hasta sus raices pere
cen , solo se podrá emplear este medio en los árbo
les resinosos, el pino, por egemplo, que nunca bro
tan despues de cortados por su pie ; ó en todos
aquellos de los cuales se desea desnudar el terreno;
pero no en los que producen nuevo tronco cuando
una vez se cortan, como los olmos, los álamos, &c.
La médula ó corazon del árbol es el centro del
tronco , y se compone de vasos mas anchos y me
nos apretados y ceñidos , sobre todo cuando el ár
bol es joven , porque á medida que se hace viejo
se comprimen y estrechan aquellos vasos , y llegan
á desaparecer enteramente, sin que la médula pue
da ya distinguirse del cuerpo leñoso ó madera del
árbol.
Casi todos los troncos de los árboles constan de
las partes que acaban de explicarse. Hay sin em
bargo algunos, aunque en muy corto número, cu
yos troncos no tienen médula ni cuerpo leñoso , ni
verdadera corteza, sino solamente una reunion de
fibras , rodeadas de un tejido de celditas ó vasos,
mas abundantes ácia el centro , el cual por esta
causa es mas tierno que su parte exterior ; y estos
árboles son aquellos , que como las palmeras , pro
ceden de una semilla que al germinar en la tierra
no se divide en dos partes , como sucede á casi to
das , sino que siempre subsiste entera , como en el
trigo. Cuando tratemos mas adelante de la germi
, parte ir. cap. r. 77
nacion de las semillas", se dará á conocer mejor esta
diferencia.
§. III.

De las ramas.

No son las ramas otra cosa que las subdivisio


nes del tronco. Su organizacion es pues la misma,
y las mismas las partes que las componen. Los su
cos nutritivos sin embargo , la sabia , por egemplo,
no acude á las ramas en tanta abundancia como al
tronco , porque la porcion de aquellas , no siendo
paralela ó vertical , sino lateral é inclinada écia la
izquierda ó la derecha , no proporciona un camino
recto , ni tan expedito como la línea recta y verti
cal. Por esto las ramas verticales son tan dañosas
en los árboles frutales , porque atrayendo á sí la ma
yor parte de la sabia , empobrecen á las demas , y
las privan del alimento de que necesitaban ; y esta
misma abundancia de sucos que se apropian las ra
mas verticales , las hace producir mucha madera,
pero no frutos ; porque el exceso de frondosidad y
lozanía hace ineptas las plantas para celebrar sus
esponsales, por valerme de la expresion del célebre
Lineo , y sin esponsales ó fecundación de las semi
llas no puede haber frutos.
Cuando tratemos de los árboles en particular en
la cuarta parte de esta obra , entraremos en varios
pormenores sobre las ramas , y quedará completa
esta materia.
§. IV.

De ¡as yemas ó botones , y de ios pimpollos.


.>
Ni las flores , ni las hojas , ni las ramas nacen
de repente en el árbol : es menester que se prepare
78 H CURSO DE AGRICULTURA.
su nacimiento , que se forme un gérmen , y que se
desenvuelva. Este es el oficio de los ojos , de los bo
tones ó yemas , y de los pimpollos ó nuevos. Lo
primero que aparece es el ojo en el fin de la pri
mavera , ó en el principio del verano , manifestán
dose al exterior bajo una forma verdosa y puntea-
guda; y esto puede decirse que es el gérmen. Acia
el fin del setiembre , el ojo ya ha pasado á ser bo
ton ó yema , ya se ha robustecido y desenvuelto
por sus lados , para adquirir una forma oval ; y ya
se ha cubierto de escamas, para abrigar el gérmen
que encierra : gérmen que ya consiste ó en algunas
hojas rolladas , ó en el embrion de la flor que debe
nacer. En este estado se conserva el boton durante
el invierno ; mas cuando el calor de la primavera
vivifica los sucos de las plantas , y les anuncia que
ha pasado ya la cruda estacion en que corrieran
riesgo sus tiernos hijos : entonces es cuando el boton
se desenvuelve y brota , y cuando ya se deja ver un
nuevo ó pimpollo , todavía tierno y sin consisten
cia. Es pues el pimpollo , por valerme de la expre
sion del abate Rozier , una rama recien nacida , que
ha tenido por madre una rama vieja, un boton por
padre y una hoja por nodriza.
No se deséhvuelven á un mismo tiempo todos
los botones de la planta. Los que estan al extremo
de las ramas suelen por lo comun abrirse los pri
meros, siguiendo los demas en esta proporcion. El
boton terminal ó del extremo del tronco ó tallo
suele desenvolverse* el último ; porque siendo tan
importante para el crecimiento del árbol , ha que
rido asegurarlo la naturaleza , haciendo que brote
en una época en que ya no puedan temerse los frios
ni los yelos.
Es necesario distinguir los botones que contie
nen ramas de madera de los que contienen hojas y
PARTE ir. CAP. L ' 7g
frutos : los primeros son por lo comun largos y pun
tiagudos , algun tanto menores los segundos , aun
que tambien en punta , y los terceros mas grue
sos y aplastados. .
El estudio de cada especie de plantas es tam
bien necesario , porque suelen variar en el tiempo
que emplean en perfeccionar sus pimpollos. Si" la
viña los forma ya perfectos en el primer año : los
perales y los manzanos emplean tres en la perfec
cion de loá suyos. Asi sucede que el fruto de estos
árboles nunca se presenta sino en renuevos, que en
el primer año dieron tres hojas desiguales , cuatro
ó cinco en el segundo , y desde ocho hasta diez en
el tercero , que es cuando estan formados y com
pletos para la formacion de flores y de frutos; al
tratar de la poda en la cuarta parte se dará mayor
luz sobre esta materia.

§. v? :

De las hojas.

Este hermoso vestido de las plantas merece la


atencion de los labradores ; porque no solo contri
buye al adorno , sino á la vida del vegetal. Una fi
bra de las que forman la corteza se separa del
tronco ó de las ramas , y constituye la cola de la
hoja ; y dividiéndose en otras fibras forma como
las mallas de una red , entre las cuales se deja ver
un tejido verde. Este todo es la hoja. Obsérvese
cuando los insectos han devorado el tejido verde, y
se verán las mallas de la red , los nervios , el es
queleto de las hojas.
Son diferentes por lo comun sus dos lados 6
superficies : la superior mas lisa y menos poro
sa ; y la inferior por el contrario dotada de mas
80 CURSO DE AGRTCVLTVÉ.A,
poros , de menos consistencia y de un tacto vello
so, mas ó menos parecido al terciopelo. Esta parte
inferior se halla destinada á chupar los sucos nu
tritivos que suben á la atmósfera desde la tierra
reducidos al estado de vapor ; por esto debe tener
mas poros. La parta superior debe abrigar la hoja
de los rayos del sol y de las lluvias excesivas? por
esto es lisa, por esto es mas cerrada. Con semejan
te acierto obra la naturaleza constantemente. Obli
guese á una hoja á que cambie su posicion , á que
mire á la tierra el lado que miraba ácia el cielo, y
se verá que al fin vuelve á tomar la posicion que
la naturaleza le habia señalado.
Son las hojas unos órganos indispensables á la
vegetacion , encargados de diversas funciones , to
das interesantes, todas necesarias. Ellas son' en pri
mer lugar las que exhalan y transpiran principal
mente las materias , de que el vegetal no necesita.
El agua que les sobra , el ayre vital que recibieron
en el ayre atmosférico que respiraron , y todo lo
inútil que les trajo la sábia todavía sin elaborar,
insípida y acuosa , que es el estado en que subió á
ellas desde las raices; todo, repito, es arrojado á
fuera por las hojas, ó por el medio de la transpi-
. racion , ó por medio de su caida , cuando al acer
carse el invierno se desprenden del árbol. Pero este
punto se entenderá mucho mejor, cuando se haya
leido lo que diremos mas adelante sobre la forma
cion y vida de las plantas , y sobre los agentes ne
cesarios á la vegetacion.
Gtro tanto decimos de la facultad de que las
hojas se hallan dotadas , de aspirar y apropiarse las
substancias que reducidas á vapor se hallan en la
atmósfera , y subieron á ella desde la tierra., le
vantadas por el calor del sol ; y lo mismo de su
propiedad de elaborar , modificar y perfeccionar la.
PARTE II. CAP. r. 81
sábia, y de hacerla descender á todas las partes de
la planta , y aun á las raices ; porque estos puntos
deben tratarse con mayor extension en los artícu
los siguientes.
Sirven tambien las hojas para abrigar á las flo
res , á estos lechos nupciales de la fecundacion de
las semillas ; y no pocas veces se las ve doblar
se por la noche , para/cubrirlas ; fenómeno á que
dio Lineo el nombre de sueño de las plantas. Lo
cierto es que sin hojas no hay flores, y que con solo
deshojar un rosal en la primavera, se retarda hasta
el verano y aun hasta el otoño el nacimiento de las
rosas. Los mismos frutos son protegidos por las ho
jas , y sin ellas serian agostados por los rayos del sol,
y caerían del árbol sin haber recorrido aquellos
periodos que se necesitan para su perfecta madurez.
Tampoco debemos olvidar la utilidad que el
hombre percibe de las hojas haciéndolas servir pa
ra sustentar á los animales, á cuya cria se dedica.
Prescindiendo de las producidas por las plantas
anuales , y por las que forman todos los prados;
las de todos los árboles pueden destinarse á este
grande objeto, y aun reservarse para el invierno,
secándose .convenientemente para que perdiendo la
humedad vegetal, se Uberten de la fermentacion
«que las corrompiera.
i Y como dejaremos de advertir en las hojas el
depósito de sucos alimenticios con que la natura
leza reemplaza las continuas pérdidas ocasionadas
por la misma vegetacion , cuando desprendiéndose
de los árboles forman humus ó tierra vegetal? De
este modo hace servir la naturaleza á la reproduc
cion de nuevos individuos , los restos de los que
perecieron despues de haber corrido todos los pe
riodos de su vida , y de haber llenado las funcio
nes á que ,1a misma los destinó.;. -. j> j;J
Tomo I. L
82 CURSO DE AGRICULTURA.
El tratado de las hojas forma en la botánica
uno de los artículos mas extensos ; pero lo dicho
en este debe bastar al labrador , para quien los di
ferentes nombres botánicos, dados á las hojas con
motivo de su insercion , sus pliegues y su forma,
son mas indiferentes que necesarios.

§. VI.

De las flores : de la fecundación de las semillas y


de los frutos.

Si el nacimiento de las flores , cuyos aromas


embalsaman el ayre que se respira , y cuyos varia
dos colores esmaltan el verde de los prados , es un
fenómeno encantador para cuantos gozan del mag
nífico espectáculo de la naturaleza , ¿ que será para
el labrador, que mira en ellas los principales agen
tes, los padres de los frutos? Admire en buen hora
el ciudadano la belleza de las macetas de sus jar
dines : recorra el campo la joven aldeana para tras
ladar á su -pecho las flores que han de aumentar
sus gracias naturales á los ojos del zagal que la
ama : pero el labrador considere en estos produc
tos pasageros del vegetal , el fundamento de su es
peranza , y los preparativos de la naturaleza , para
formar los frutos con que despues ha de recompen
sarle sus sudores y sus afanes.
En efecto : no son las flores otra cosa que
aquella parte de la planta , en la cual se ha de for
mar el frutos, ó la cual ha de contribuir á su for
macion. Sin flores no habrá frutos, porque ellas son
las que lo producen; las que contienen aquellas
partes que deben preparar la semilla , y fecundarla
para que tenga vida, y para que adquiera la facul
tad de producir una nueva planta. No creamos
parte rr. cap. r. 33
pues que las flores consisten precisamente en aque~
lias hojas de variados colores , que encantan nuestra
vista; porque tambien las hay , y no son ciertamente
las menos importantes , las del trigo por egemplo,
que carecen de hojas vistosas ; y reconozcamos como,
una verdad fuera de disputa , que los órganos de
la fecundacion son el constitutivo de las flores.
Echemos mano de una azucena, y alli reconoce
remos estos órganos.
Veremos en primer lugar , que desde el centro
de la flor se levanta una columnita , mas ancha
en su basa , y con una especie de chapitel en su
extremo superior. Esta columnita es la que reune
los órganos femeninos. Su basa es el ovario ó re
ceptáculo de las semillas ó huevos: su chapitel ó
cabeza es el lugar que como la boca de un em
budo, debe recibir el fluido del macho; y el cuer
po principal de la columnita es el conducto por
donde debe bajar el fluido á fecundar las semillas
del ovario.
Entre la columnita que hemos descrito , y las.
hojas de la azucena, observaremos seis hilitos ó es
tambres , cada uno con su respectiva cabeza , la cual
consiste en una cajita llena de un polvito amarillo,
y de olor fuerte y desagradable. Dentro de este
polvito está encerrado el líquido destinado á la fe
cundacion del ovario. Ved aqui pues los órganos
masculinos de la flor.
Las plantas , que como la azucena , tienen en
una misma flor órganos masculinos y femeninos, se
llaman plantas hermafroditas; y de esta especie son
la mayor parte de las que hacen objeto del cultivo;
pero no son asi todas las plantas. Hay algunas que
tienen flores machos y flores hembras , es decir , flo
res en las cuales no se encuentran mas que órganos
masculinos , y flores en las cuales no se hallan mas
84 CVRSO DE AGRICULTURA.
que órganos femeninos ; y tanto las unas como las
otras existen en el mismo pie, como sucede en el
mahiz; y hay otras plantas , que solo producen flo
res masculinas ó flores femeninas , es decir , las
unas ó las otras , siempre en distinto pie , como el
cáñamo , la espinaca y el álamo. Como solo las flo
res hembras son las que pueden producir frutos,
por esto han observado los labradores , que en las
plantas machos del cáñamo nunca se ven los caña
mones. <
Explicada la flor, vengamos á conocer el modo
con que la fecundacion se verifica ; y admiremos
desde el principio el plan general de la naturaleza,
que ha sujetado el reyno vegetal á las mismas le
yes que el animal. Tanto en el uno como en el otro
el gérmen encerrado en la madre, y destinado para
producir nuevos individuos de su misma especie,
necesita de la fecundacion del padre, para adquirir
la facultad vital. En ambos reynos el individuo que
encierra en sú seno el gérmen ó los huevos se lla
ma hembra; el que le imprime la vida se llama
macho , y la fecundacion se verifica siempre por
medio de un fluido fecundante que el macho arro
ja sobre la hembra , siendo tanta la analogía de esta
importante operacion , que en el líquido fecundan
te de las flores se advierten los mismos principios
constitutivos, y un olor análogo al líquido que em
plean los animales para este mismo efecto.
La historia de los amores de Zéfiro y de Flora
fue acaso inventada por la mitología , para explicar
la admirable fecundación de los individuos del rey-
no vegetal , porque lo cierto es, que sus agentes
misteriosos son llevados en alas de los vientos al
seno de las flores , que solo de este modo pasan á
ser fecundas , para producir semillas capaces de per
petuar la especie. En general, cuando el polvillo
..' PARTE IT. CAP. T. ^ 85
fecundante ha llegado á su perfeccion ; quando la
hermosa primavera ha puesto en calor las flores que
produjo, excitándolas á que se sometan á la ley del
amor ; entonces se desprende el polvillo por la fuer
za elástica de que lo dotó la naturaleza , y llevado
por el viento al seno de la hembra , suelta al tocar
sus órganos el líquido que debe fecundarle. Las llu
vias que creyeron de azufre los incautos no son
otra cosa que el polvo fecundo de los pinos.
En las plantas hermafroditas, es decir, en aque
llas cuya flor contiene órganos machos y órganos
hembras , la fecundacion es mas sencilla , aunque
no en todas del mismo modo. En algunas se acerca
á la hembra el órgano macho, y sin tocarla des
pide el polvo que la fecunda : en otras se inclina
sobre la hembra , descansa sobre ella , y le da la
maternidad ; y en otras por fin se acercan unos
despues de otros los órganos machos á la hembra,
y no pocas veces todos al mismo tiemro. Les ór
ganos de la hembra no son tampoco indiferentes:
son tambien sensibles al placer del amor ; pero los
movimientos que ejecutan son mas modestes y ver
gonzosos , como si la ley que prescribe á los ma
chos que busquen á las hembras, la ley que los hizo
mas atrevidos , dotando á las hembras de pudor y
recato , fuese general á todos los seres.
Verificada asi la fecundacion , ya se ha logra
do el objeto grande de la naturaleza , la conserva
ción de la especie por medio de las nuevas semillas
que acaban de adquirir la facultad vital ; y desde
aquel momento los estambres, es decir, los órga
nos
la flor
machos
, que cubrieron
se mustianaquel
y se,lecho
secan nupcial
; las hojas
, pier
de

den tambien la vida ; y solo permanece el ovario


fecundado para adquirir nuevo vigor con los sucos
que alimentaban las partes que cayeron), los cuales

i
86 CURSO DE AGRICULTURA.
acuden entonces al ovario , para que prospere y se
perfeccione. No sucede lo mismo en los animales
cuyos órganos duran tanto como la vida del indi
viduo.
Reconozcamos ya el fruto de las plantas en el

ovario fecundado , en las semillas que adquirieron


por la fecundacion la facultad de dar vida á un
nuevo individuo , y en la cubierta que las semillas
llevan generalmente; cubierta, unas veces carnosa
como en la pera ; otras de hueso ó casco como en
la nuez; otras de uno y otro como en la ciruela;
otras en baina como las habas , y otras de mane
ras del todo diferentes. Aunque suceda pues que el
labrador llame frutos con impropiedad aquellos
productos de la planta , por cuya adquisicion la
cultiva como las hojas en unas como en los pra
dos , las flores en otras como en el azafran , y en
otras los tubérculos ó raices como en la patata : el
verdadero fruto del vegetal no podrá consistir sino
en el ovario fecundado , en las semillas con su cu
bierta.
§. VIL

De la germinación de Jas semillas, y del nacimiento


y formación de las plantas.

Antes de explicar la germinacion de las semi


llas , conozcamos las partes que la componen ; y
asi como tomamos una azucena para estudiar en
ella las partes de la flor , por ser una de las que
mejor las presentan á nuestra vista ; valgámonos
ahora de una haba , que descubre las suyas con
mayor claridad que otras semillas. Ablandémosla
pues en agua caliente , y observaremos lo primero,
que su piel ó epidermis se separa y aparta : lo se
gundo , que la haba se parte en dos mitades, que
PARTE II. CAP. I. 87
son dos cuerpos harinosos ; y lo tercero , que den
tro de estos cuerpos se encuentran otros dos mu
cho mas pequeños , unidos entre sí , redondo el
uno y aplastado el otro. Ni hay mas partes en la
semilla , ni se necesitan mas para que produzca.
Advirtamos no obstante ante todas cosas , que hay
algunas semillas, aunque en corto número, que no
se dividen en dos mitades , como la haba , sino que
permanecen siempre enteras como el trigo y los
dátiles ; y pasemos á considerar las funciones de
cada una de las partes de la semilla en el naci
miento de las plantas.
Colocadas las semillas en circunstancias favora
bles de calor , de humedad y de ayre libre , se
hinchan y fermentan sus dos mitades harinosas , y
se forma de esta suerte una emulsion , un jugo ha
rinoso , que pasando á los cuerpecitos interiores,
redondo
mos dicho, el los
unoalimenta
y aplastado
y desenvuelve.
el otro , como
El ayre,
llevan
el

calor y la humedad son indispensables para esta


operacion , pero la tierra no es igualmente necesa
ria } porque ¿ quién no ha visto germinar las semi
llas en el mismo granero en que se colocaron para
conservarlas , cuando en los primeros dias de la
. primavera se ven rodeadas de un ayre libre , hú
medo y caliente? Sin embargo de esto, la germi
nacion se obra en la tierra , no solamente porque
allí se reúnen estos agentes , sino tambien porque
alli, y no en otra parte, podrán las plantas prospe
rar y vivir. La diferencia de tiempo¡ que ^emplean
muchas semillas en germinan- -¡ -procede::s¡SDtj&üdk
del mayor ó menor que necesitan pára ablandarse
y fermentar sus partes harinosas , que han de ali
mentar al nuevo individuo. Por esto- es tan útil
poner
brarse ,enlas
el semillas
agua , por
quealgun
suelentiempo
tardar, en
antes
germinar.
de sen>
88 CURSO DE AGRICULTURA.
Alimentado con el suco harinoso de las dos
partes de la haba el cuerpecito redondo que con
tiene , se hincha tambien , y adquiere por grados
cierta consistencia ; y saliendo de las mantillas en
que estaba encerrado, se abre camino por la tierra
en busca de alimento. Ved aqui ya pues la raiz
principal, el nabo, como suele decirse, de la nue
va planta. El cuerpecito aplastado se desenvuelve
del mismo modo ; pero en lugar de extenderse por
dentro de la tierra , se levanta de ella perpendicu-
larmente , y sube á. vivir en un nuevo elemento:
viene á habitar en el ayre libre , que es el teatro
en donde debe desplegar toda su hermosura , y á
buscar la luz , sin la cual no tendría la perfeccion
de que es susceptible. Pero no sube solo este cuer
pecito ; aquellas dos mitades de la semilla , temero
sas de que perezca por falta de alimento , suben
con él , lo acompañan en los primeros pasos de su
vida , y lo nutren hasta que ya estan ciertas de
que puede vivir por sus fuerzas propias. Entonces
se secan y perecen ; dejan de existir cuando hubie
ron cumplido con todos sus deberes. ¿ Que labra
dor no habrá observado, que las dos mitades de la
judía que se sembró , suben acompañando á la
-nueva planta ? . : í ..'
Asi se verifica la germinacion de las semillas:
asi nacen los individuos del reyno vegetal ; pero
detengámonos un momento a considerar su analo
gía con lostainiaiales en este primer periodo de su
jvida..En Jos anjmales recibe el feto el alimento de
ía pSaaehta>, cmnp Jo, recibe el vegetal de las semi
llas mismas. Al salir el feto del seno de su madre,
recibe otro sustento preparado en los pechos de la
quede dio el ser ¿ y al salir la planta del seno de la
tierra, lo recibe tambien de las hojas seminales de
las mitades de la> semilla , que lo salieron acompa
parte ir. cap. r. 89
ñando. Y si desde que adquiere el animal suficien
tes fuerzas para vivir por sí mismo, y sin la ayuda
de otro , se confian á su estómago para que los di
giera , los alimentos de que necesita , sin preparar
se en otro estómago ; si la madre niega sus pechos
á su hijo ya crecido y robusto , tambien desampa
ran al vegetal las hojas seminales , cuando otras ho
jas y las raices le pueden procurar lo que necesita
para vivir por sus propias fuerzas. La naturaleza
habrá seguido pues un plan uniforme en la forma
cion de los séres orgánicos materiales.
Veamos ya cómo vive la planta , cómo sus par
tes se desenvuelven , y cómo llega á correr todos
los periodos de la vida. Las mismas raices que chu
paron los sucos nutritivos les dan la primera elabo
racion , y de esta digestion resulta la sábia , subs
tancia simple , sin sabor ni color , apenas diferente
del agua. Ella es en los vegetales lo que es el quilo
en los animales. La transpiracion de las plantas, cuan
do el calor viene á ser mas intenso , y las modifi
caciones que este licor acuoso experimenta en los
diferentes órganos de aquellas , lo convierten en un
suco mas espeso , semejante á la jaletina ; suco que
ya tiene color y el sabor de yerba-; y en este es
tado ya no es el quilo , ya es el suco propio , ya
puede compararse á la sangre del animal. En este
estado , é impelida acaso por la dilatacion y com
presion del ayre atmosférico , y del que existe den
tro de la planta , ó en virtud de una accion vital,
poco conocida ; recorre la sábia todas sus partes , y
recibe en las hojas nueva perfeccion. Allí es tam
bien donde adquiere nuevas substancias, que aque
llas recibieron de la atmósfera , y donde se des
prende de la humedad que le sobra , y de otras ma
terias inútiles ó dañosas al vegetal. La absorcion de
alimentos se hace de noche por las hojas, y duran-
Tomo I. M
9O CURSO DE AGRICULTURA.
te el dia se arrojan , y echan fuera las materias su-
pérfluas , entre las cuales debe contarse el ayre vi
tal que los animales necesitan para vivir, y que pa
rece inútil á las plantas. Como por la noche el ayre
es mas fresco , debe condensarse y ocupar un lu
gar menos considerable : por esto sin duda el que
se encuentra en los vasos interiores de las plantas
deja vacíos, deja mayor espacio, y permite un trán
sito libre al suco que desciende entonces desde las
hojas á las raices. Puede tambien atribuirse este fe
nómeno al calor mas intenso del dia , y mas mo
derado por la noche, ó á alguna accion vital desco
nocida ; mas aunque la causa sea oculta , el efecto
es indubitable: la sábia solo sube durante el dia, y
solo desciende por la noche. ,
Lo que acabamos de decir puede hacernos com
prender de algun modo el movimiento de la sábia
en la primavera y en el otoño , y su ovacion en el
verano y en el invierno. Si para la circulacion de
aquel suco era necesario un calor moderado , y
que la transpiracion no fuese abundante , porque
siéndolo , el suco se hace espeso y menos movible
en la primavera y en el otoño , épocas en que am
bas circunstancias se verifican , debe la sábia mo
verse y circular ; debe pararse en el verano , por
que el demasiado calor la priva , por la transpira
cion , de la fluidéz que necesitaba, y debe cesar en
el invierno, porque falta el calor que habia menes
ter para formarse , y para mantenerse en estado de
fluidéz. El sábio naturalista Decandolle atribuye
este movimiento de la sábia á la accion vital de
los botones ó yemas. Lo cierto es, que solo se pone
aquella en movimiento , ó cuando se desenvuelven
en la primavera los botones del año anterior, ó
cuando se forman en el otoño los que deben desen
volverse en el siguiente.
PARTE H. CAP. i. , • gi
Hemos dicho que los sucos nutritivos del vege
tal recibían en las hojas nuevas materias , se des
prendían de las inútiles, y bajaban hasta las raices
recorriendo todas las partes de la planta. Puestos
en ellas estos sucos , se les incorporan , aumentan
su volumen, y lo desenvuelven. Su consistencia ya
jaletinosa y espesa , pasa al estado de albura ó de
corteza , y continuando en evaporarse lo que es lí
quido, en recibirse nuevas substancias, y en ela
borarse y modificarse , se endurece hasta el punto
de ser madera , verificándose de este modo , que
todos los años adquiere el vegetal una nueva capa
que aumenta su volumen. Alargándose pues sus fi
bras por este medio , crecerá la planta en altura , y
ensanchándose del mismo modo , será fuerza que
aumente su volumen.
Es indispensable sin embargo que tenga límites
el aumento del vegetal , y que llegue al término de
su crecimiento ; y este término parece consistir en
cierto grado de dureza que lo imposibilita para de
senvolverse. Lo cierto es que los vegetales crecen
mas cuanto son mas jóvenes y tiernos; y que á pro
porcion que se endurecen ya crecen menos. Esto á la
verdad es fácil de entenderse , porque para crecer un
cuerpo herbaceo no han menester sus sucos tantas
preparaciones, como las que necesita un cuerpo duro
para adquirir dureza y consistencia. Este grado de
dureza , que llega á impedir el crecimiento del vege
tal , es relativo á su especie y á su robustéz y salud:
por poco que una yerba se endurezca ya se imposi
bilita para crecer; y este mismo grado de dureza no
puede impedir el crecimiento de las plantas leñosas.
Cuando los vegetales dejaron de crecer , conti
nuando sus órganos en obrar por las mismas leyes
que les son propias, aumentan la dureza y la consis
tencia de las partes ya formadas en la planta misma,
M2
0,2 CVRSO DE AGRICULTURA.
y esta dureza llega á ser tal, que imposibilita á los
órganos para sus funciones , en cuyo estado debe
morir
Lasnaturalmente
funciones queel acabo
vegetal
de haciéndose
explicar de caduco.
los ór

ganos de las plantas , habrán sin duda alguna lla


mado la atencion de mis lectores sobre su analogía
con las de la vida del animal. En efecto , si este in
troduce los alimentos en su boca , mezclados con di
ferentes materias , nutritivas las unas y las otras
inútiles , las cuales pasan por un conducto propio
hasta el lugar en que se separan las supérfluas bajo la
forma excrementicia; si las materias útiles son con
ducidas aun recipiente, en donde reciben el influjo
del ayre que se respira, y se convierten en sangre
para circular y nutrir todas las partes del individuo,
otro tanto sucede en el vegetal. Y si este perece cuan
do despues de haber llegado al término de su creci
miento , continúan en endurecerse todas sus partes
que
hastaestan
ser yaencargadas
inútiles para
; lo mismo
las funciones
se verifica
vitales
en de
el

animal cuando sus líquidos se van , consolidando,


cuando sus carnes llegan á contraer la dureza del
nervio , los nervios la del hueso , y los huesos se
niegan
Peroá doblar
todavíasussearticulaciones.
encuentra otra analogía que

muchos hombres se resisten á confesar , porque con


funde su orgullo y petulancia. Las leyes vitales del
animal son tan desconocidas del hombre , como lo
son las de las plantas. Es tan imposible explicar,
por qué acciones vitales llegan á convertirse en
huesos los alimentos líquidos que introducimos en
nuestro estómago , como por cuáles otras se con
vierte el estiércol en un fruto sabroso y aromático.
Mucho se ha adelantado en los últimos tiempos en
el estudio de la física vegetal ; mas un espeso velo
cubre todavía sus principales misterios y sus arcanos.
PARTE II; CAP. IT. 93

CAPÍTULO II.

De los agentes necesarios á ¿a vegetación.

Hemos considerado al vegetal en sí mismo: he


mos penetrado en su interior para estudiar sus par
tes, y conocer las funciones que les estan encarga
das , hasta el punto que nos ha sido posible ; con
templemos ahora los agentes exteriores , sin cuyo
auxilio , ó do viviría , ó no llegaría á la perfec
cion de que es susceptible;- y supuesto que son
cinco aquellos agentes , el ayre , el agua , el calor,
la tierra y la luz , pasemos á considerarlos con la
debida separacion.

§. I.

Del ayre.

Es tan necesario este agente , que sin él ni ger


minan las semillas, ni las plantas pueden vivir.
Entiérrese un grano á tal profundidad, que el ay
re atmosférico no pueda introducirse , y se verá
que nunca germina : coloquese una planta en el
vacío , se verá que pierde la vida. Por su pesadéz,
por su dilatacion y compresion parece obrar sobre
todos los séres , y poner en movimiento los resor
tes de sus órganos , sin cuyo juego y ejercicio
perderían la existencia. Sirve tambien el ayre de
alimento á las plantas , no solamente porque con
tiene
ferentes
bajo
substancias
la forma ,deque
vapores
el calor
y del
exhalaciones
sol extrajo di-*
de

la superficie , y del seno de la tierra ; sino tambien


porque el ayre mismo que respiramos, el ayre at
mosférico lleva siempre consigo ciertas substancias
94 CURSO DE AGRICULTURA.
que alimentan al vegetal, y que este se apropia y
asemeja. , -
Hace mucho tiempo que se sabe con certidum
bre , que en el ayre atmosférico hay dos subs
tancias , necesaria la una para la vida de los ani
males , y la otra tan dañosa y funesta que por sí
sola no puede respirarse sin riesgo de morir. -Cuan
do los animales respiran pues el ayre atmosférico , y
lo introducen en sus pulmones , se apropian y apo
deran del ayre vital ó ayre de vida ; lo guardan y
retienen , sin dejarlo salir ; y arrojan á fuera el
ayre mortífero, el ayre funesto á su existencia. Por
esto se observa muchas veces, que cuando muchos
individuos se encuentran colocados en un cuarto
sin ventilacion, en un calabozo,, por egemplo , lle
gan á consumir el ayre vital que se encontraba en
aquella estrecha atmósfera , quedando solamente
el ayre mefítico que restituyeron con sus alien
tos. Ved aqui por que en semejantes casos suelen
caer los hombres en afíxia , faltarles enteramente la
respiracion , y no pocas veces perder la vida ; y
ved aqui , por que la ventilacion es tan necesaria
en las habitaciones , destinadas para el hombre , y
para los animales. Cualquiera se puede asegurar de
esta verdad por un medio sumamente sencillo. Llé
nese de ayre una vejiga , y por medio de un em
budo , puesto en su boca , respírese aquel ayre por
algun tiempo. Pronto se experimentará un agovio
interior , una pena y una incomodidad insoporta
ble : se apropiaron nuestros pulmones el ayre vital
que alli se encontraba; solamente restituyeron el
mefítico , y cuando sucedió que este ocupaba toda
la vejiga , llegó á ser imposible respirarlo. (1).

(i) Á esto se reduce la teoría química del oxígeno ó ayre


yital del ázoe ó gas nitrógeno , y del ácido carbónico , que
parte ir. cap. ir. g5
Por una providencia admirable del Autor de la
naturaleza , los vegetales necesitan del ayre impu
ro , que tanto daño causa al animal , y apropián
doselo para alimentarse , arrojan y restituyen el
ayre vital á la atmósfera , contribuyendo por este
medio á su purificacion y salubridad (1). Varias
experiencias de estos últimos tiempos han eviden
ciado la certeza de esta doctrina ; y segun ellas,
absorven las plantas, durante la noche, el ayre at
mosférico , y durante el dia restituyen y exhalan el
vital i Quien no reconocerá á vista de esto la utili
dad de los plantíos , y el error que cometen los que
los destruyen por un interés mal entendido?
Pero no solamente es necesario el ayre como
alimento , sino como un agente sin el cual ni fer
mentarían , ni se disolverían las materias que nu
tren á las plantas ; porque sin su contacto nada
fermenta , nada se corrompe , y si aquellas mate
rias, el estiércol, por egemplo, no se disolviesen , no
llegarían á las raices en estado líquido , ni por con
siguiente en el de vapores. Este es uno de los mo
tivos que hacen necesarias las labores profundas;
porque sin ellas no llegaría el ayre á las raices.

consiste en la combinación del oxígeno con el carbono. El


oxígeno ó ayre vital es necesario para la vida de los anima
les: el ázoe ó gas nitrógeno, y el gas ácido carbónico les son
contrarios; y estas tres substancias se encuentran en el ayre
atmosférico.
( i) Todos los análisis químicos ejecutados sobre los ve
getales manifiestan del modo mas evidente , que el nitrógeno
y el carbono entran en su composición como principios cons
titutivos. Los gases , que no son otra cosa que unas substan
cias aeriformes , esto es , semejantes al ayre, cuando se com
binan con otros cuerpos, forman por lo común materias fi
jas y sólidas : desde que aquellos gases se combinan pues en
el vegetal como alimentos, contribuyen á la formación de sus
partes sólidas , y se encuentran en ellas cuando se analizan.
96 CURSO DE AGRICULTURA.

§. ir.

Del agua.

La experiencia nos dice que sin humedad no


hay vegetacion : veamos sin embargo en qué con
siste la necesidad de su influjo.
- Es en primer lugar necesaria el agua para hin
char y desenvolver la semilla , y para que la parte
harinosa que esta contiene , forme la emulsion ó el
líquido que debe nutrir al vegetal en el primer pe
riodo de su vida. Sin humedad , en lugar de des
envolverse las semillas se estrecharían y se seca
rían , y ni habría emulsion , ni habría líquido. Asi
es que para impedir que germinen y entallezcan las
semillas que conserva el hombre para su alimento
6 el de los animales, el medio mas seguro y senci
llo es exponerlas á la accion del fuego. No de otro
modo se conservan las castañas por muchos meses,
sin peligro de que germinen.
No es menos necesaria la humedad para redu
cir al estado de líquidos las substancias nutritivas,
contenidas en los estiércoles y demas abonos ; y si
aquellas substancias se conservasen sólidas y fijas,
no producirían los vapores alimenticios que deben
entrar por el orificio de las1 raices. La misma sabia
no podría formarse sin humedad , supuesto que en
su primer estado apenas se distingue del agua.
Con la frescura que consigue la planta cuando
transpira , se templa el demasiadq calor del sol , y
se consigue que su exceso no perjudique. Es un
principio cierto en la química , que todos los cuer
pos que pasan desde el estado de sólidos ó de lí
quidos al de vapores , se descargan por medio de
la. evaporacion de una parte del calor , que conte
PARTE II. CAP. IX.' ^7
nian (1). En esto consiste que colocada el agua en
un. cántaro de tierra porosa , ó en una piel de ca
bra, como lo ejecutan los pastores de algunas pro
vincias , y puesta al sol ó al viento caliente , se
refresca; porque como aquella agua se evapora,
pierde por este medio una parte del calor que te
nia. Por esto tambien tiene el hombre menos calor
cuando transpira y suda ; y las plantas quedan re
frigeradas , cuando la humedad que contienen les
proporciona transpirar.
Es tambien el agua un alimento de que la
planta necesita ; y todos los analisis químicos nos
demuestran que los vegetales descomponen el agua,
y se, apropian y asemejan una parte de ella (2).
A mas del alimento que el agua por sí misma
proporciona á las plantas , es tambien un depósito
de substancias nutritivas , recogiendo las que exis
ten en otros cuerpos embebiéndose de ellas , y acer
cándolas á los órganos de los vegetales en tanto
grado , que los abonos líquidos son sin compara
cion de mayor provecho que los sólidos , porque se
encuentran mas preparados para servir de alimen
to, y necesitan menos esfuerzos del vegetal. Por
esta razon las aguas turbias , aquellas en las cuales
se hallan disueltas las materias alimenticias , son
sin duda alguna los mejores abonos. El señor Te-
llembeg de Suiza , de cuya escuela agraria hemos
dado noticia en el discurso preliminar , rara vez
emplea para sus prados y cosechas de cereales

(1) Chaptal , Élemens de Chímie , tota. r. pag. 72.


(2) El agua se compone de dos substancias , el oxígeno y
el hidrógeno. Mientras que el oxígeno ó ay re vital es arro
jado por la planta, como dijimos hablando del ayre, el hi
drógeno se queda en ella, y le sirve de alimento. Asi sucede,
que siempre que se analiza un vegetal , resulta en el análisis
una porción de hidrógeno.
Tom. I. N
98 , CURSO DE AGRICULTURA.
otros abonos que los líquidos. Sus estercoleros estan
cubiertos , para qüe el sol no disminuya las mate
rias nutritivas que en ellos se colocan , por una
evaporacion demasiado grande. Alli se reunen tam
bién todos los desagües dé las cuadras y establos,
á mas de lo cual se introduce en ellos el agua que
se tiene por conveniente para que se corrompa ; y
esta agua es la que emplea generalmente para abo
nar las plantas que hemos dicho, conduciéndola en
toneles cada uno sobre su carreta.

§. III.

Del calor.

Con solo atender á lo que sucede en el invier


no, se conocerá la necesidad del calor para la vida
vegetal. Sécanse las yerbas , las hojas se mustian y
se caen , y las plantas vivas apenas se distinguen
de las que ya dejaron de vivir. Mas cuando la es
tacion aterida cede su imperio á la benéfica prima
vera , entonces el rey no vegetal sale á vivir de
nuevo ; y animado por el calor del sol , comienza
á desplegar toda su hermosura. Sin el calor ^pues
no hay vegetacion ; y las semillas1 fueran del todo
estériles , como lo son los huevos de los animales,
cuando les falta aquel fomento que desenvuelve y
hace nacer el nuevo individuo.
Los sucos sin el calor no se reducirían á vapo
res para introducirse por las raices de las plantas;
ni la sábia podría ser un fluido que recorriese to
das sus partes ; y si la humedad no estuviese equi
librada por medio del calor que la disminuye , to
do seria acuoso y sin consistencia , las partes sóli
das no podrían formarse, y los frutos perderían su
sabor y dejarían de conservarse.
., parte ii. cap. rr. r gg
Pero no todos los vegetales necesitan del mis
mo grado de calor para prosperar; ni todos son
igualmente sensibles á su falta. Hay algunos que
resisten á los yelos mas fuertes, y hay otros á quie
nes el menor exceso del frio hace perecer. Cada es
pecie de plantas tiene su pais propio , y el querer
las sacar de las zonas que les señaló la naturaleza
es un trabajo inútil y ruinoso no pocas veces. Pe
ro no se debe olvidar , que no es el grado de la
titud el que decide del clima de un terreno : hay
otras causas que contribuyen muy poderosamente
sobre los vegetales $ de cuyo cultivo puede ser sus
ceptible. Los terrenos altos y elevados , los que se
hallan situados al septentrion, los que estan ex
puestos á los vientos de norte , serán incapaces de
recibir aquellos vegetales , que sin embargo pros
peran en aquella zona. ¿ Quién puede ignorar que
en la hermosa provincia de Valencia hay terre
nos sumamente considerables , en los cuales no so
lo los naranjos , pero ni los olivos , ni la viña pue
den cultivarse ; y que en otros paises sin compara
cion mas septentrionales se cultivan con buen éxi
to aquellas plantas ?

§. IV.

De la tierra.

Las plantas no viven de la tierra , no la reci


ben como alimento , y varios naturalistas han lo
grado criarlas con sola la ayuda del ayre , del ca
lor y del agua. Pero el labrador no cultiva las
plantas por el medio que aquellos emplearon con
solo el objeto de adelantar en el conocimiento de la
vegetacion : las considera en su estado natural , y
léjos de querer desterrarlas de la patria que les se-
N2
100 CURSO DJE AGRICULTURA.
ñaló su Criador, se propone multiplicarlas en el
suelo que les es propio. Consideremos pues la tier
ra como la pátria de las plantas , como la habita
cion que les destinó la naturaleza, como el punto
de apoyo de sus raices ; porque solo pueden fijar
las sobre este cuerpo sólido , para no temer la fu
ria de los vientos , y para levantar sus cimas ma
jestuosas en busca de la luz y de los benéficos in
flujos de la atmósfera.
\ Pero la. tierra es al mismo tiempo el depósito
de las substancias alimenticias , del calor y de la
humedad , y cual madre comun de lo que vegeta,
proporciona y distribuye estas substancias á medi
da de la necesidad de las plantas. Esta es una de
las razones en que se funda la necesidad de las la
bores. Por ellas se dispone la tierra de manera que
las raices se puedan extender en busca de alimen
to , y de modo que el calor , el ayre y el agua
puedan introducirse oportunamente.

De la luz.

Sin la luz carecería de vida la naturaleza : los


animales que viven en la obscuridad del seno de la
tierra , y los que solo salen por la noche de sus
guaridas , son débiles , carecen de fuerza y de vi
gor ," y nunca se presentan á nuestra vista con los
bellos colores de los otros que viven á la luz. Otro
tanto sucede á los individuos del reyno vegetal.
Los que viven en las tinieblas carecen de solidez y
de consistencia , se ahilan y pierden el color , y
nunca sus productos se ven dotados del olor y el
sabor , que distingue siempre á los que disfrutaron
de una luz pura. Ni aun su>parte leñosa es com
PARTE II. CAP. II. 101
bustíble , sino imperfectamente ; y los aromas , las
resinas , los aceytes volátiles son el patrimonio de
los climas meridionales , en donde la luz es mas
pura , mas viva y mas constante.
Sin la luz dejan los vegetales de transpirar el
ayre vital , porque sin ella no pueden descompo
ner el ayre atmosférico ; y sin descomponerlo les
es imposible aprovecharse de los principios que de
ben servir á su alimento. ¿Es necesario mas para
reconocer la necesidad de un agente tan podero
so? ¿Pero cuál es su fuerza, y en qué consiste?
Todos los naturalistas estan de acuerdo en que no
obra como alimento del vegetal , sino como un es
timulante de sus órganos, como un agente que los
excita para que egerzan las funciones que les son
propias. •
§. VI.

Del equilibrió de estos agentes.

Acabamos de ver que el ayre, el agua, el calor,


la tierra y la luz son indispensables á la vegeta
cion ; pero es necesario reconocer , que si no ob
servan estos agentes la proporcion debida , carece
rán los vegetales de robustéz y de salud. El equili
brio parece ser el sistema universal de la naturale
za , y en él parece consistir la perfeccion y la con
servacion de todas sus obras.
Pero no es la misma para todos los vegetales la
proporcion en que deben obrar aquellos agentes.
La naturaleza , que ha querido cubrir con vegeta
les todas las zonas de la tierra, ha organizado á
unos para vivir en la humedad, y ha dotado á
otros de la facultad de existir en las arenas abrasa
das. ¿ Qué labrador ignora que el pino no podría
sufrir la humedad , que apenas bastará para nutrir
102 CURSO DE AGRICULTURA.
al sauce ? 2 Qué jardinero deja de conocer , que las
cebollas , originarias del Egipto, perecerían sise re
gasen como se riega el ápio , originario de las la
gunas? ¿Y qué agricultor no se ha convencido por
su misma experiencia, que un injerto de melocoto
nero , hecho sobre el almendro , resiste mucho mas
á la sequedad que el que se hizo sobre el ciruelo?
Otro tanto sucede con los demás agentes de la ve
getacion. Hay plantas cuyas raices necesitan de un
terreno mas ligero y mullido ; otras que han me
nester de mayor abundancia de sucos nutritivos.
Será pues necesario en el labrador el conocimiento
de lo que exige la naturaleza de cada planta, para
ayudarla por los medios del arte , y para que ten
ga lo necesario en la proporcion oportuna. Por esta
razon , siempre que tratemos de las plantas en par
ticular , trataremos de dar á conocer el clima , ex
posicion , terreno y cultivo que les conviene.

§. VII.

Del alimento de las plantas.

De todos los fenómenos de la vegetacion nin


guno á la verdad es tan admirable como la diversa
estructura de los vegetales , su diferente forma y
constitucion , y la variedad de sus productos, cuan
do se piensa que solo dos principios son necesarios
para producirla. Sola la diferencia de los órganos
digestivos de las plantas hace que los mismos prin
cipios contribuyan por la diversa modificacion que
reciben en ellos á la formacion de mas de veinte mil
plantas que se conocen ; porque lo cierto es , que
todo lo que sirve de alimento al vegetal , se encuen
tra en el ayre y en el agua , y que descompuestas
por él estas dos substancias, le proporcionan cuan
parte ir. cap. ir. 103
to necesita para vivir. Hablando mas arriba del in
flujo de estos dos agentes, manifesté la parte de cada
uno de ellos que sirve de alimento á los vegetales,
y la parte de que como imítil se desprendían ; y la
doctrina que he procurado dar , se halla fundada
en los últimos adelantamientos hechos por la quí
mica, y en el resultado de los analisis, practicados
sobre las substancias vegetales.
¿Para qué se necesitarán pues los estiércoles y
demas abonos , se me objetará acaso, si con el ayre
y el agua tienen los vegetales cuanto necesitan para
vivir? Voy á satisfacer á esta pregunta , y pido la
atencion de los labradores.
Es necesario considerar ante todas cosas , que
no pueden los hombres satisfacer sus necesidades
con los productos que les daria la tierra natural
mente. Hubo un tiempo , es verdad , en que poco
numeroso el linage humano, y no acostumbrado
todavía á las comodidades que ha hecho conocer la
vida social , podia subsistir peregrinando con sus
ganados , y abandonando un pais empobrecido ya,
por otro todavía virgen y lleno de productos. Pero
desde que el hombre abandonó aquella vida erran
te y vagabunda ; desde que formó sociedades civi
les , y desde que estas tuvieron que ceñirse á cier
tos y determinados territorios , ya no pudieron es
tos ser suficientes para contentar sus necesidades,
y tuvo que cultivar la tierra , y ayudarla para que
sus productos fuesen mayores que los que natural
mente le hubiera dado. Si los auxilios de la natura
leza hubieran bastado en la primera época para la
fertilidad de la tierra , cuando no se le pedia sino
lo que naturalmente pudiese producir ; en la se
gunda fue indispensable socorrerla con las opera
ciones del cultivo.
Para convencernos de la verdad de esta obser-
104 CURSO DE AGRICULTURA.
vacion , observemos lo que pasa en aquellos bos
ques , adonde no llegó la mano del hombre. Nun
ca falta á los inmensos árboles que los pueblan , el
sustento de que necesitan , á pesar de su desmesu
rada corpulencia ; porque las hojas , las cortezas y
las ramas que se destruyen por el tiempo, bajan al
pie del árbol , y descompuestos cerca de las raices
estos restos preciosos, enriquecen al ayre y al agua
de los principios con que deben alimentar á los ve
getales. Pero todo lo contrario sucede en los cam
pos cultivados por el hombre. De todo se aprove
cha el cultivador, de los frutos y de las ramas de
los árboles , como de los granos y de las hojas de
las yerbas. ¿Qué es por ventura lo que se deja en
el campo que se segó de trigo ó de cebada ? Asi su
cede pues , que á fuerza de aprovecharse el hom
bre de todo, y de precisar á la tierra á que produz
ca lo que naturalmente no produjera , queda del
todo empobrecida. Privada el agua de los restos ve
getales que le hubieran procurado sucos en abun
dancia, no puede bastar para la continua repro
duccion que se desea ; y no encontrando el calor
del sol en el suelo , sobre el cual descarga sus ra
yos, materias que le dén benéficos vapores, carece
el.ayre de los principios alimenticios que fueron ne
cesarios para producir lo que de la tierra exige el
cultivador. Convengamos pues en que si los agen
tes naturales bastarían para la vegetacion natural;
para la vegetacion á que el hombre quiere violen
tar el terreno , se necesitan auxilios y socorros ar
tificiales. El caballo dejado en libertad se conserva
ría vigoroso y robusto con sola la yerba de los pra
dos ; pero cuando el trabajo , á que se le precisa por
el hombre, consume sus fuerzas naturales y lo pri
va del descanso en que viviría ; es indispensable pro
porcionarle alimentos mas substanciosos , si se quie-
.PARTE ir. cap. ir. . IOS
re que satisfaga nuestros deseos. Lo mismo sucede
con
cesidad
Hay
la tierra.
de
sinlos
embargo
abonos otra
pararazon
la fecundidad
que prueba
de la
nues
ne-,

tros campos , y para la prosperidad de las plantas


que cultivamos; y esta razon merece la atencion de
los labradores. Al descomponerse por la fermenta
cion ó putrefaccion los restos vegetales ó animales,
en que generalmente consisten los abonos , se pre
sentan los sucos á las plantas , ya asemejados á su
naturaleza , y ya preparados de un modo conve
niente ; y este alimento debe serles de mucho mas
provecho que el que careciese de tan útil prepara
cion. Cuando se les da hecha , por decirlo asi , la
mitad del trabajo , sus órganos adelantan en diri
girlo y en apropiárselo ; y asi como el animal en
cuentra en la leche un alimento preparado ya en
otro estómago , ya animalizado , como suele decir
se; del mismo modo los vegetales encuentran en los
abonos que se les procuran un alimento preparado
ya por otros vegetales , ó por los animales de cu
yos restos se compone, y con menos trabajo lo
digieren y se lo asemejan.
Cuando tratemos mas adelante de los abonos
se dará á esta materia la extension de que es sus
ceptible, sin exceder no obstante los límites que nos
hemos propuesto.

CAPÍTULO III.

De las diferentes especies de tierras.

Dejemos disputar á los químicos sobre si la tier


ra es un elemento , como lo enseñaron algunos fi
lósofos antiguos. No los sigamos tampoco en sus
discusiones sobre el número de tierras primarias,
Tomo I. O
106 CURSO DE AGRICULTURA.
ni sobre la esencia ó composicion de las secunda
rias. Por este medio , en lugar de hacer un difuso
artículo , lo que seria fácil ; y en lugar de hacerlo
obscuro é incomprensible á los labradores , lo que
seria mas fácil todavía : acaso lograremos unir la
claridad á la concision. No siempre pueden ser cla
ros los que escriben ; pero siempre pueden dejar de
ser molestos.
Si el químico con sus analisis descubre diferen
tes especies de tierra , y lo mismo el mineralogis
ta , el labrador solo encontrará cuatro , la arena,
la arcilla , la cal y el mantillo. Pero ni aun estas
cuatro especies se le presentarán puras y sin mez
clas ; sino confundidas y mezcladas en diferentes
proporciones ; y estas darán el nombre á la tierra
de que se compone su campo. Si hay mas arena en
la proporcion , la tierra se llamará arenosa : si hay
mas arcilla , arcillosa ; caliza , si dominare la cal;
y vegetal ó humus , si el mantillo abundare.
La arena procede de la descomposicion del pe
dernal , y como este se llama silex en latin , se ha
llamado tierra siliciósa aquella en que la arena do
mina , en lugar de habérsele llamado pedernalosa,
lo que hubiera sido mas castellano.
La arcilla proviene principalmente del alun ó
alumbre
La ¿cal
, mezclado
no se sabecon
conmenos
certeza
parte
de qué
de proviene,
pedernal.

pues aunque se piense comunmente que procede de


la descomposicion ó desorganizacion de los anima
les marinos, los químicos mas sábios, y entre ellos
el célebre Foucroy , confiesan con modestia que
todavía no hay bastantes datos para asegurarlo con
certeza absoluta.
El mantillo procede de la descomposicion de
los vegetales y de los animales. En cuanto á esto
estamos mas seguros , porque lo vemos. Las hojas
.. PARTE ir. cap. ur. 10?
de las plantas reunidas y amontonadas , cuando se
pudren por la humedad y por el calor, se descom
ponen , no son ya lo que eran , y el resultado de
esta descomposicion es el mantillo. Lo mismo su
cede cuando se pudre y corrompe el cuerpo de
un animal ; lo que resulta es el mantillo , el polvo
en que el hombre se ha de convertir. Triste cosa
es que porque este polvo se llama humus , de alli se
haya tomado el nombre del hombre ; triste cosa es,
pero necesaria para abatir su orgullo siempre que
se le nombra.
Veamos ahora las propiedades de estas tierras.
Como las partículas del pedernal ó los granos de
arena, que es lo mismo, ni se embeben del agua,
sino que antes bien la dejan pasar sin detenerla;
ni se unen entre sí , sino que antes bien se mantie
nen separados ; es natural que se muevan fácilmen
te por el cultivo , y que permitan á las raices de
las plantas el extenderse y alargarse en busca de
alimento : es natural también que dén fácil entrada
á los rayos del sol , para que su influjo llegue mas
adentro; y no lo es menos que no conserven la
humedad, porque ó la dejan bajar al fondo sin
detenerla en la primera capa, ni en aquella en que
viven las raices , ó proporcionan al sol que la eva
pore y extraiga. Esta tierra pues se llamará calien
te con sobrada razon.
Las tierras arcillosas son todo lo contrario : son,
es decir , compactas y tenaces, retienen el agua y
se niegan á dejarla pasar ; y como no presentan
vacíos á causa de su union , impiden que se intro
duzca el calor del sol y el ayre de la atmósfera.
Endurecidas por el calor se disminuye su volumen,
y al tiempo que se retiran y contraen , para ocu
par menos lugar, oprimen las raices de las plantas,
y forman grietas por las cuales el calor y la hume*
108 CVRSO DE AGRICULTURA.
dad se repal*en desigualmente. Estas tierras pues
resisten la labor y el cultivo , porque resisten la
movilidad y la ligereza : impiden por su tenacidad
que las raices se introduzcan y extiendan, y cuan
do se retiran y contraen , hieren á las raices ; dete
niendo demasiado la humedad , perjudican á la vege
tacion , y hacen que se corrompan las semillas y las
raices ; y no presentando vacíos por donde los ra
yos del sol y el ayre puedan introducirse , cierran
la entrada al calor , tan necesario á la vida vegetal.
La tierra caliza consiste muchas veces en unas
partículas de la piedra de este nombre, muy seme
jantes á la arena, y entonces son igualmente movi
bles y ligeras , produciendo los mismos efectos que
nacen de su separacion entre sí , y de que no for
man un todo tenaz , duro y compacto. Otras veces
se ven reducidas á un polvillo como el que forma
la piedra cal despues de quemada ; y entonces no
dan paso al agua , la absorven y forman una cor
teza fatal á la vegetacion, como lo es la arcilla.
Esta tierra caliza tiene sin embargo la propiedad
de ser caliente por sí misma , porque en ella se ha
lla combinada la materia del calor : y mezclada
con el agua en cantidad que no sea grande , pro
duce un calor extraordinario , y quema. El ayre,
y en especial el ayre húmedo , produce con poca
diferencia el mismo efecto sobre la cal.
La tierra vegetal que procede , como se ha di
cho , de la descomposicion de los vegetales y de
los animales , es la que contiene el alimento de las
plantas i pero les sucede á estas lo que sucede á los
animales, el exceso de alimento les daña, como les
daña su escaséz : hay enfermedades que proceden
de comer demasiado , y otras que proceden de no
comer bastante. Asi pues como la planta rerece por
falta de alimento, esto es, por falta de tierra vegetal
. parte ir. cap. nr. IO9
tambien podrá morir por comer demasiado ; y si al
guna vez se ve que no muere en medio dé la abun
dancia excesiva de sucos, se observa sin embargo,
que su constitucion no es perfecta , y que si pro
duce muchas hojas y tallos , no produce frutos ni
semillas. Los vegetales muy bien alimentados son
inútiles para celebrar sus esponsales: son impotentes,
dice Lineo.
Hemos dicho que las tierras de que acatamos
de hablar no se hallan puras, sino mezcladas, y de
aqui resulta la fecundidad del terreno , esto es , el
que pueda producir ; porque separadas ó puras y sin
mezcla , serian enteramente estériles. En electo , la
arena sola no daria sucos alimenticios, y la planta
ni podría arraigarse por falta de consistencia en el
suelo , ni crecer por falta de humedad , y por so
bra de calor : la arcilla seria tambien inútil por
sus cualidades contrarias , y tampoco proporciona
ría alimento : la cal quemaría , y ó seria tan inútil
como la arena á causa de su movilidad , ó tan
perjudicial como la arcilla á causa de su tenacidad,
segun se hallase, ó en grano ó en polvo ; y la tier
ra vegetal ó mantillo daria quizá frondosas plan
tas , pero sin fruto.
. La proporcion pues en que las diferentes tierras
se hallen mezcladas , será la que constituya el ter
reno en estado de producir , y la que le dé la este
rilidad ó la fertilidad. Si no hay la debida propor
cion , si la arena , por egemplo , domina con exce
so, el calor será demasiado, y el calor excesivo
daña á la produccion : si abunda la arcilla, dañará
la humedad , y si hay escasez de mantillo no habrá
alimento, como si hubiese exceso habrá indigestion.
¿Cual será pues la proporcion debida, para que
un terreno pueda decirse fértil? ¿Cual será la pro
porcion mejor que pueda desearse? Los sabios, los
110 CURSO DE AGRICULTURA.
que mas han estudiado la naturaleza , los que han
profundizado las ciencias naturales para enriquecer
con sus productos la agricultura , confiesan su ig
norancia para responder á esta pregunta. ¿Seremos
nosotros mas atrevidos , y nos empeñaremos en for
mar tablas de proporcion? De ninguna manera. No
sería tan dificil el formarlas |para un terreno per
fectamente conocido , porque podrían tenerse pre
sentes las circunstancias de su clima , de su exposi
cion y de su situacion , y aun de las plantas á que
se destina ; pero si se trata de establecer reglas ge
nerales, es mas justo decir que son imposibles. En
efecto, si la arena es causa de que un terreno sea
seco y caliente ; en los climas cálidos por su natu
raleza y faltos de humedad, deberá entrar en me
nos cantidad que en los climas fríos y húmedos. Si
la arcilla mantiene y conserva la humedad, y hace
que el terreno sea frio ; en donde llueve mucho,
deberá entrar en menor proporcion que en donde
llueve poco. Bajo el mismo clima , el terreno ex
puesto á los rayos del sol en el mediodía, necesi
tará para ser bueno mas cantidad de arcilla que el
terreno cuya exposicion fuere la del norte. Si la
superficie de un campo no fuese igual , y tuviere
escabrosidades ó altos y bajos , como suele decirse,
la proporcion debería ser diferente , porque las par
tes altas que desprenden el agua con mas facilidad,
necesitarían de mas arcilla, y las bajas de mas are
na, porqué el agua se detiene en ellas naturalmen
te mas de lo que se necesita. Supongamos , y esto es
ya cuanto puede concederse , que se acertó con la
porporcion , y que se compuso el terreno de sesen
ta centésimas partes de arcilla , de veinte de arena,
de diez de cal , y de diez de mantillo , que es aca
so la proporcion que se cree mas perfecta : yo pre
guntaré lo primero , ¿para qué clima se ha forma-
PARTE II. CAP. III. lil
do esta proporcion? Porque si es bueno para la pro
vincia de Valencia , no puede serlo para la de As
turias, y al contrario. Y lo segurído, ¿con cuántas
pulgadas cúbicas se cuenta de agua de lluvia. Si se
ha contado con quince , y cayeron veinte , la pro
porcion ya es defectuosa , y hubiera sin duda al
guna sido mas perfecta , si hubierav entrado algo
menos de arcilla , y un poco mas de arena.

El señor Girard , del instituto de Francia , ha


publicado el analisis de cien partes del cieno del
rio Nilo hecho por el químico Regnault , segun el
cual han resultado los principios siguientes :

Agua 11 partes.
Carbono. 9.
Oxido de hierro 6.
Silice ó arena 4.
Carbonata de magnesia. ... 4.
Carbonata de cal. 18.
Alun ó alumbre. ........ 48.

TOTAI 100.

Ninguno ignora la fertilidad del cieno del Nilo;


pero este cieno cuya mitad es alun ó arcilla , segun
el analisis que antecede , y que por esta razon es
tan conveniente para conservar la humedad en un
suelo en que nunca llueve , como el de Egipto; ¿po
dría convenir á los climas de Europa , en donde
las lluvias son mas ó menos abundantes ?

Me he detenido mas de lo justo en hablar de la


proporcion en que las tierras deben entrar en la
composicion de los terrenos , porque quiero que mis
112 CURSO DE AGRICULTURA.
lectores se desengañen desde el principio , y sepan,
que mi objeto no es inducirlos á error , ni asegu
rarles como cierto lo que los sabios ignoran. Con
fesemos nuestra ignorancia cuando es menester , y
tengamos la modestia de no encubrirla con razo
namientos mas brillantes que sólidos : solamente asi
tendremos derecho á que se nos crea , cuando com
batimos algun error , ó cuando enseñamos á los ig
norantes.
¿ Para qué se necesitará pues el conocimiento de
las tierras ? Para conocer los defectos del terreno de
nuestro campo , y para remediarlos en lo posible. No
hay ningun labrador que no conozca , si sus tierras
son frías ó calientes ; si necesitan de mucha hume
dad , ó si su exceso las perjudica ; si son ligeras y
movibles , y fáciles de remover , ó si son duras , te
naces y compactas , y dificiles de desmenuzarse ; si
carecen de sucos , ó si estos abundan; porque todo
esto se ve por los efectos , todo se toca con las ma
nos. Supuesto asi el conocimiento de las tierras , le
señala las causas de los defectos de su campo. Si ve
que no forman terrones ; y que siempre se hallan
desunidas y sueltas ; si ve que apenas cesa de llo
ver cuando ya está seca su superficie , seguro puede
estar de que la arena domina. Si observa que resis
ten al arado y al azada , que forman duros terro
nes, y que no quieren desmenuzarse , y que á poco
que llueva se mantienen húmedas mucho tiempo;
cierto puede estar de que la arcilla se encuentra en
abundancia. Cuando ve que las plantas son lozanas
y vigorosas, pero que no producen, no debe du
dar que hay mas mantillo que el necesario. Cono
cido de esta manera el origen del mal, le será fácil
su curacion.
Si algun particular quisiere sin embargo saber
con mayor exactitud la proporcion que guardan en
PARTE II. CAP. Ilf. 7 'H'3
su campo las cuatro especies de tierras que consti-
. '• tuyen, su terreno , le aconsejaremos' que practique
el siguiente analisis , propuesto á los labradores por
los miembros del instituto de Francia en el tomo 13
de su diccionario de Agricultura , pág. 84.
Tómese una porcion de tierra y límpiese ante
todas cosas de las piedras, raices y todo cuerpo ex
traño, y despues de bien mezclado y reunido, há
gase secar al ayre libre , ó al calor de un horno
despues de haberse sacado el pan. Hecho asi , pé
sense cien onzas , por egemplo , y estas cien onzas
de tierra limpia y seca , coloquense en un vaso de
tierra con una cantidad de agua clara , cuatro ve
ces mayor en su volumen que la tierra colocada en
el vaso. Despues de haberse tenido en él por tiem
po de veinte y cuatro horas , agítese todo , y re
vuélvase con un palo hasta que parezca bien mez
clado , dividido y desmenuzado ; y entonces dé
jese reposar por un breve rato , pasado el cual sa
quese por decantacion el agua turbia , y coloquese
en otra vasija. Esta operacion se repite poniéndose
nueva agua en el vaso , revolviéndose todo , y sa
cándose siempre el agua turbia á la vejiga en que
se puso la primera , hasta tanto que se vea que el
agua que se coloca sale limpia , y no se entur
bia por mas que se mezcle y se revuelva. Cuando
esto se verifica , ya se tiene hecha una parte del
analisis , pues la arena y la cal sólida se quedan en
el primer depósito , esto es , en el vaso en que todo
se puso , y del cual llegó el agua á salir del todo
clara. : ¿-
Este depósito de arena y de cal sólida se seca
y se pesa ; y despues de pesado se derrama sobre
él una porcion de agua fuerte ó de vinagre de pri
mera calidad , se seca nuevamente y se vuelve á
pesar. La cantidad que falta segun este segundo
Tomo I. P
114 CURSO DE AGRICULTURA.
peso , es la cal sólida. Supongamos , por egemplc,
renta
que este
onzas
depósito
antes de
de arena
ponérsele
y déelcal
agua
pesaba
fuerte
cua-
ó '

el vinagre , y que despues de esto solo pesó trein


ta , entonces sabremos que las diez onzas que fal
tan son la cal sólida , y de consiguiente que hay
en nuestro terreno treinta partes de arena , y diez
de cal sólida.
El agua turbia que se sacó por decantacion á
otra vasija contiene la arcilla , el humus y la cal
no sólida , esto es , la cal pulverizada. Despues de
haberse dejado reposar esta agua turbia , se saca
toda el agua por decantacion , y el depósito que
queda en el fondo se seca y se pesa. Supongamos
que pesa sesenta onzas , que es lo que debe pesar
poco mas ó menos , si la arena y la cal sólida pe
saron cuarenta ; ya tenemos pues que en nuestro
campo hay sesenta partes de arcilla, de mantillo y
de. cal polvo. Continuemos la operacion para saber
la proporcion de cada una de estas tierras.
Habiéndose secado , como hemos dicho , este de
pósito de arcilla, de mantillo ó de polvo de cal, se
pone al fuego hasta que aparezca del todo rojo; en
tonces se saca y se pesa despues de frio. La canti
dad que falta al peso de las sesenta onzas es el man
tillo , que desapareció por la calcinacion. Suponga
mos que faltasen diez onzas ; ya sabemos pues que
en nuestro campo hay diez centésimas partes de
mantillo.
Sobre la arcilla y la cal polvo que han resis
tido á la calcinacion , derrámese como se dijo ar
riba , agua fuerte ó vinagre : déjese secar , y pé
sese : la cantidad que falta al peso de cincuenta on
zas que habia , es la cal polvo ; y si lo que falta
son diez onzas , ya habremos averiguado por este
medio cuántas partes de cal pulverizada , y cuán
PARTE II. CAP. III. US
tas de arcilla hay -en nuestro campo. El resultado
de este analisis habrá sido el siguiente:

Arena 30.)
Arcilla 40.1
Cal sólida. . , 10. >. . 100.
Cal en polvo.
Mantillo. . . .

No debe esperarse cuando se practique este aná


lisis , que resultarán definitivamente despues de la
operacion las cien onzas de peso , que era puntual
mente el de la tierra que se tomó ; porque siempre
se pierde una pequeña parte en la operacion mis
ma , que queda en las vasijas , ó en el agua que se
derrama ; pero lo que falta será siempre poco con
siderable , si la operacion se hace con cuidado ; y
siempre manifiesta el resultado la proporcion que
guardan las tierras en la composicion del terreno
de nuestro campo.
Encargamos á los labradores que ejecuten este
analisis, para saber con seguridad la naturaleza de
sus terrenos. El gusto ó sabor de la tierra , y el
abrir un hoyo para volverlo á llenar con la misma
tierra que se sacó , para inferir que la tierra es
buena , si sobra alguna porcion despues de lleno el
hoyo , mala si falta , y mediana si ni falta ni so
bra ; por mas que sean operaciones enseñadas por
los escritores romanos Virgilio y Columela , y re
petidas por nuestro Herrera , son defectuosas y
nunca ofrecen el resultado del analisis.
á error
El color
, porque
del terreno
á excepcion
puede
deligualmente
rojo , que es
inducir
siem

pre una prueba de que hay en la tierra mucho


moho ú orin de hierro , cosa que los químicos lla
man oxido, los demas colores se encuentran enter-
P 2
116 CVRSO ©E AGRICULTURA.
renos buenos y malos. Hasta el negro , que tanto
deseaba Virgilio , puede provenir del carbon ó de
la turba , y hacer la tierra estéril , aunque por lo
comun sea un anuncio de haber mucho mantillo.

CAPÍTULO IV.

De las labores.

Preparar la tierra para que las semillas que se


le confian correspondan á los deseos , y satisfagan
la esperanza del labrador ; en esto consisten las la
bores. No se necesita empuñar la esteva para saber
que el producto de un campo es siempre en pro
porcion de las labores que se le dieron ; que la tier
ra -es agradecida , y que paga con usura el cuida
do que se le dispensa , y que la clase de labradores
ricos no se compone de los que cultivan mayor
porcion de tierra, sino de los que trabajan con ma
yor perfeccion.
El efecto de las labores es dividir, desmenuzar,
ahuecar y revolver la tierra, y las utilidades que
de esto se siguen son las siguientes. Primera , las
raices de las plantas penetran la tierra con mas fa
cilidad , y de consiguiente crecen mas , van mas
lejos , y reciben mas alimento. Segunda , se trae á
la superficie del campo el mantillo ó tierra vegetal
que estaba escondida , y poniéndose asi en contac
to con el ayre , se disuelve y proporciona alimento
á las plantas. Tercera , se facilita la entrada del ay
re en el seno de la tierra , y este ayre lleva tam
bien alimento á las plantas , y disuelve el mantillo
que está en el interior ó fondo del terreno. Cuarta,
las aguas filtran mas fácilmente y dan mas hume
dad , agente necesario á la vegetacion. Y quinta,
PARTE IL CAP. IV. . 117
se destruyen las yerbas perjudiciales que robaban
el alimento á las plantas útiles.
Estas ventajas tan considerables prueban la ne
cesidad de cultivar bien , y de que las labores sean
perfectas; y esta necesidad se halla reconocida por
todos los escritores agrarios. El campo debe ser mas
débil que el labrador , decía Columela ; porque si
es mas fuerte , este se empobrece. Que tu campo no
sea demasiado grande , decia Plinio , porque vale mas
sembrar menos , y labrar, mejor. Alaba los campos
grandes , cantata Virgilio en sus Geórgicas j pero
tú cultiva un campo pequeño.
Por no haberse seguido unos consejos tan salu
dables se han empobrecido muchos labradores ; y
no pocos gobiernos se han arrepentido de haber san
cionado la extension del cultivo mas de lo justo. Si
los escritores franceses se han quejado y se quejan
de los daños que se han seguido á su nacion , por no
haberse puesto límites al furor de cultivarlo todo,
no solamente por la falta de combustible , la priva
cion de abrigos naturales y la escaséz de humedad,
sino tambien por haberse deteriorado el cultivo
por su demasiada extension ; ¿ cuánto mayores da
ños se seguirían á nuestra España, cuya poblacion
es mucho menor, si se permitiera por mucho tiem
po el extender arbitrariamente el cultivo á los bal
díos y montes blancos ? Bien sé que esta reflexion
tendrá por enemigos á los escritores económicos, que
constituyen la felicidad pública en la division de
las tierras , y en la multiplicacion de los propieta
rios ; pero tambien sé que hay muchos proyectos,
que parecen excelentes en la teoría, y que llevados
á ejecucion perdieron la hermosura que parecían
tener en el gabinete en que se formaron. Mi com
patriota y consocio don Ignacio de Aso, probó ha
ce algunos años con hechos positivos , que . la re
1 18 CURSO DE AGRICULTURA.
duccion á cultivo de una parte de montes blancos
de Aragon había disminuido los productos territo
riales de aquella provincia (1). Si por extender el
cultivo , se cultiva mal , cierto es el perjuicio del
Estado , y segura la ruina del labrador.
Todo tiene sin embargo sus límites , y tampo
co aprobaremos el cultivo de lujo , ni la conducta
de aquellos propietarios que dan á sus tierras mas
labores de las que pueden necesitar , y cuidados
extraordinarios
cha es la que deja
y de
al excesivo
agricultor
gasto.
mas La
producto
mejor cose*
lim

pio : el que gastando veinte , tuvo cuarenta de uti


lidad , cultivó mejor que el que gastando noventa,
tuvo ciento. Es muy bueno , decia Caton , el cul
tivar bien i p2ro el cultivar muy bien es perjudi
cial (2). Por haberse desviado de este precepto han
perdido muchos escritores agrarios el fruto que hu
bieran producido sus obras.
Conocida la naturaleza del terreno , y sabidos
los efectos de las labores , le será fácil al labrador
el determinar el número de las que debe darle , su
forma y aun la época ; sin que sea posible estable
cer aqui una regla general acomodable á todos los
terrenos. El que fuere ligero no necesita tantas la
bores como el compacto y duro ; porque con me
nor número de ellas se le proporciona la movilidad
y la ligereza necesaria : darle mas labores que las
que se necesitan para este fin , seria un gasto inútil,
y seria hacerlo mas caliente y mas seco de lo que
ya lo es. Si se labra para sembrar alfalfa , es me
nester mayor profundidad en los surcos que si
se labra para trigo ; porque las raices de aquella
profundizan á muchos pies , y las de este no van

(1) Historia de la Economía política de Aragón.


(2) Bené cekre , optinmm; optimi damnoium. ¡
PARTE TT. CAP. IV. H9
mas allá de seis pulgadas. Si la capa superior del
terreno tuviere poco espesor , y debajo de ella hay
una tierra estéril , no convendrán las labores pro
fundas ; pero si el buen terreno tuviere por el con
trario un grande espesor , cuanto mas profundas
sean las labores , otro tanto serán mas convenien
tes. Cuando los abonos que se desean enterrar fue
sen en cantidad poco considerable , el cubrirlos con
labores demasiado profundas seria un desacierto;
pero si la cantidad de abonos fuere considerable, en
tonces las labores profundas son de toda necesidad.
Fuera de los casos particulares, en que confor
me á los principios explicados convenga hacerse de
otra manera ; la regla general es , que los surcos
sean profundos , estrechos y .unidos-, profundos, pa
ra que los efectos de la labor sean mayores : estre
chos, para que los terrones que levanta el ara
do sean menores; y unidos, para que nada quede
sin desmenuzar y revolver. Los grandes terrones
son perjudiciales , porque ni el sol ni el ayre pue
den penetrar en su interior, y queda mucha tierra
sin recibir sus benignos influjos , lo que no sucede
cuando todo el terreno está desmenuzado.
Si el terreno estuviere expuesto á humedades
considerables , especialmente en el invierno , con
vendrá atravesar el terreno labrado con algunos
surcos abiertos , lo mas anchos que sea posible y
en la direccion oportuna , para facilitar por medio
de estas sencillas regaderas , el desvío de la hume
dad. Fuera de este caso debe quedar el campo lo
mas llano posible , para que toda el agua penetre
en él , y no se desvíe y corra á otra parte.
Las rejas se deben cruzar siempre , para que
unos surcos corten á los otros ; porque de esta ma
nera se consigue mejor el efecto de desmenuzar y
de revolver. . .
120 CURSO DE AGRICULTURA.
Si el terreno fuere inclinado ó pendiente , debe
comenzarse á labrar por su parte superior , no de
arriba abajo, sino de cruzado, con el objeto de re
coger la tierra acia arriba , porque demasiadas cau
sas la arrastran ácia bajo, descarnando la parte
superior.
Por lo que respecta á la longitud de los surcos
no puede darse una regla general, porque suele de
pender de la situacion y de la extension del terre
no. Diré no obstante , que no convienen demasia
do largos , porque no se debe fatigar con exceso á
los animales , los cuales al fin del surco tienen un
momento para alentar ; ni demasiado cortos , por
que en las vueltas se pierde tiempo.
Fuera de los casos en que está la tierra húme
da ó helada , se puede labrar en todo tiempo del
año , sin dejar de lograrse la movilidad que se de
sea ; pero hay épocas en que el labrar es mas ven
tajoso que en otras.
Las labores de verano son las menos útiles , y
las mas veces perjudiciales , ó sea porque la fuerza
del sol hace mudar la naturaleza del mantillo , ó
por otra causa desconocida. Si se trata sin embar
go no de un yermo ó barbecho , sino de un terre
no en que acaba de recogerse una cosecha , y al
cual se quiere confiar otra , no debe repararse en
labrar , aunque sea en el verano ; lo primero, por
que haciéndose asi, se entierran los restos de la co
secha que precedió , y las malas yerbas que toda
vía no hubiesen arrojado sus fatales semillas ; y
por este medio se abona la tierra : lo segundo , por-
que él terreno que acaba de ser despojado de las
plantas que lo cubrian , no se halla empedernido
de manera que la labor le perjudique ; y lo terce
ro, porque no conviene perder el tiempo cuando
se trata de hacerlo producir.
PARTE IT. CAK tK.VI? $21
Las labores de otoño son las mas convenientes,
y los labradores mas instruidos no Alejan de hacer
las antes del invierno , porque cuanto antes se dis
ponga la tierra para recibir el influjo atmosférico,
mas acopio de principio^ de fecundidad se le pro
porciona. , " * . ' .:.)',.. ,.;
Las labores de invierno siguen en utilidad á las
de otoño , y las de primavera son utilísimas ; y si
se dejó pasar el invierno sin hacerlas , son nece
sarias. , ,
Hay casos sin embargo en que se debe labrar,
sea cual fuere la época del año ; cuando se trata,
por egemplo , de terrenos tan arcillosos y compac
tos , para cuya labor es indispensable aprovechar
el momento en que se hallan convenientemente hu
medecidos.
; Aunque la concurrencia de otros trabajos ur
gentes autoriza en varias ocasiones al labrador para
diferir la labranza , no quisiera sin embargo que se
imitase á. aquellos labradores, que solo labran cuan
do no tienen otra cosa que hacer; porque las labo
res son. una operacion de que depende demasiado
el buen éxito de las cosechas., para abandonarla ó
diferirla con cualquier pretexto. -.-.j :..
He contraido este artículo á las labores del ara
do , pues aunque son mejores las que se ejecutan
con la hazada y la pala; para el cultivo en grande
se emplean poco estos instrumentos. Sin embargo
debo advertir , que las reglas que acabamos de dar
son aplicables á las labores que se ejecutan con ellos.
Labrado el campo deben desmenuzarse los ter
rones que levantó el arado , y allanarse su superfi
cie con el rastro ó con el rodillo.

. . , . i i. . . .
Tomo I.
122 CURSO DE AGRICULTURA.

CAPÍTULO V.

, - ¡ ¡ De ¡os terrenos, acuáticos. . :.

No intento comprender bajo este nombre los


terrenos cubiertos de continuo de aguas considera
bles , como los estanques , lagunas y pantanos, por
que las operaciones que se necesitarian para des
aguarlos , ó pertenecen á la arquitectura hidraulica,
Ó son demasiado complicadas y costosas, y exceden
las facultades del labrador. Hablo pues solamente
de aquellos terrenos , que cubriéndose de demasiada
humedad en algunas estaciones del año , suelen ser
inútiles para el cultivo.
El primer medio de hacerlos útiles es el de cul
tivarlos de manera que se formen en ellos lomos ó
caballones levantados , divididos entre sí con inter
valos mas profundos, para que por ellos se despida
la humedad , y corra en la direccion mas oportuna,
quedando asi desaguados los caballones , y puedan
prosperar las plantas que las ocupan. Como el tri
go y las demas cereales tienen suficiente con seis
pulgadas de tierra, es sumamente fácil el dar á los
caballones esta elevacion sobre los intervalos , y asi
se logra el utilizar el terreno en la cosecha de es
tas preciosas plantas.
El segundo medio consiste en abrir zanjas ó fo
sos en número suficiente , para que dén salida á la
humedad. Columela trata este punto con su peri
cia acostumbrada , y los escritores posteriores no
han hecho mas que copiar lo que él enseña. tr Si el
"terreno es húmedo , dice, debe ante todas cosas
^ponerse á seco con fosos ó zanjas. De estas hay
«dos especies , ciegas y patentes. Las patentes se
«usan con preferencia en los terrenos fuertes y te
'. PARTE II. CAP. Vi. ' 123
«naces; pero en los terrenos ligeros deben preferir
le los fosos ciegos. Hechos los fosos de tres pies át
«profundidad , se llenan hasta su- mitad con piedra
«menuda ó con guijarros , y se igualan despues'
«con la tierra que se extrajo al abrirlos , dejándo
los al nivel del restante terreno. Cuando no se tu-
«viese piedra ni guijarros , entonces se hace un te-
«jido con sarmientos entrelazados, ó con ramas de
«ciprés, de pino ú de otros árboles, y se coloca en
«el fondo del foso , comprimiéndolo mucho para
«que cierre bien , y no deje vacíos ; y sobre esta
«enramada se coloca lá tierra que se extrajo, para
«que quede el foso al nivel del terreno. En el prin-
«cipio y fin de estos fosos debe hacerse un puente-
«cito de piedra , para sostener mejor las orillas , é
«impedir que se cierre la salida con el choque del
«agua cuando sale (1)." He citado con gusto la au
toridad de nuestro paisano Columela , para desen
gañar á los que creen que la invencion de los fosos
ciegos se debe al célebre Roziei.

. .CAPÍTULO VI. ¡-

- x De los riegos. ' ., -

En el medio consiste la virtud , dice la moral:


en huir de los extremos está el bien , dice la agri
cultura. Todo es proporcion en la naturaleza, todo
es equilibrio. Hemos aprendido en el capítulo ante
rior los'remedios contra la humedad excesiva ; tra
temos pues ahora de los riegos, que son los que re
median la sequedad. Sin humedad no hay Vegeta
cion , y las plantas se agostan y perecen. El agua
deslie los sucos nutritivos, los desata y.acerca á las

, (i) Columela : De r« rustica, lib. II. nutn-, s. .'


Q2
124 CURSO. DE AGRICULTURA.
raices para que puedan aspirarlos , y aprovecharse
de ellos ; y ella misma es acaso uno de los alimen
tos del vegetal, pues en todos los analisis resulta
siempre ima parte de agua. El agua templa el ca
lor excesivo , tan fatal á la vegetacion , y sus va
pores levantados al rededor del árbol mantienen la
frescura en todas sus partes.
La naturaleza ha proporcionado las lluvias , el
rocío , la filtracion de las aguas , y las salidas de
los ^íqs , para mantener en la tierra el grado de hu
medad necesaria ; pero como el hombre precisa á
la tierra á que produzca de continuo , le confia
plantas , que no produciría naturalmente , y dismi
nuye la humedad con el mismo cultivo, desaguan
do los pantanos y las lagunas que la engendraban,
aumentando con las labores la evaporacion , y des
truyendo los arboles y los bosques , cuya sombra
abrigaba la tierra de los rayos del sol , y cuyas ho
jas atraian las nubes y facilitaban las lluvias; ha
sido indispensable acudir á los riegos artificiales , en
especial cuando el calor del clima concurre con las
causas indicadas á, disminuir la humedad natural.
Todas las naciones han conocido por estos mo
tivos la necesidad.de r^gar; y ya los egipcios, los
griegos y romanos hicieron esfuerzos dignos de su
grandeza , para procurarse este beneficio. Todavía
truyeron
gemían bajoel imperio
la dominacion
romano,
de los
lasbárbaros
demas naciones
que des^

de Europa. , cuando ya los moros de España cons


truían azudes ó presas en los rios , abrían azequias
ó canales de hierro , y usaban de las norias , in
ventadas por ellos para procurarse cosechas sucesi
vas en las vegas de Granada y en las huertas de
Valencia, y en cuantas partes podían establecer este
bello sistema de agricultura. No abandonaron nues
tros mayores los establecimientos útiles que les de
. ' parte n. cap. vr. 125
jaron sus enemigos, y antes bien los mejoraren,
perfeccionaron y extendieron , dando á la España
un sistema de riegos , digno de conocerse por las
demas naciones de Europa. Nuestro sábio gobierno
ha dispensado toda su proteccion á esta especie de
empresas ; testigos el canal de Aragon , comenzado
por Cárlos V. y continuado por el señor don Car
los III , y las enormes sumas empleadas por el se
ñor infante don Antonio para proporcionar á Ca-
landa,
Losvilla
esfuerzos
de su encomienda,
de los habitantes
una azequia
para procurarse
de riego.

este beneficio exceden todo cálculo y ponderacion.


Con solo viajar por lo interior de España , recono
cer sus vegas y la corriente de sus rios , se hará á
los españoles la justicia que merecen. En el espacio
de cuarenta leguas que hay desde Zaragoza hasta
la embocadura del Ebro , apenas se harán dos le
guas en la navegacion de este caudaloso rio , sin
tener que saltar una presa ó azua , destinada á co
locar el agua en canales de riego, y ejecutada con
el caudal de los particulares, que seaprovechan.de
ella. Los demas rios se hallan con poca diferencia
en el mismo caso, y sola la villa de Caspe en Ara
gon posee tres azuas ó presas en el rio Guadalope,
con las cuales mantiene el agua en cuatro canales
para regar ocho mil y cincuenta y seis jornales de
tierra ó yuntas de labrar , habiendo tenido que
abrir ochenta y dos minas para llevar el riego á
una extension tan dilatada , en un terreno cortado
con mil ramificaciones de montes y collados ; sien
do de advertir que cuando fueron de ella expelidos
los moros , solamente habia una azua ó presa.
Nunca acabaríamos si hubiesemos de referir todas
las obras que existen en España para proporcio
nar el riego de las tierras : obras dignas de admi
racion que los escritores extraugeros no dejarían
í2S CURSO DE AGRICVLTURA.
La experiencia y la razon nos dicen de acuer
do , que un árbol regado por los brazos del hom
bre, durante sus cuatro .ó sus seis años primeros,
adquiere bastante fuerza para vivir por sí solo , en
especial si es de aquellas especies que prosperan en
los terrenos secos ; porque sus raices lian profundi
zado bastante para no perder la humedad de que
necesitan , y sus hojas , á mas de Cubrir el suelo,
y de impedir la evaporacion , son otras tantas bo
cas que chupan la humedad de la atmósfera. ¿Y
cuál es el terreno de España en que no puede pro
porcionarse un riego á brazo para . una cortísima
plantacion durante su primeros años ? La proximi
que
dad de
ó de
un rio,
otro de
depósito
un canalde inferior,
agua proporciona
de un estan-,
en

muchas partes este sencillo riego , . usando de un


tonel sobre un carro , si lo permite el terreno , ó
de dos portaderas de madera colocadas sobre una
caballería , provistas de una jeta en su fondo , y
capaces de regar dos arbolitos cada una. Cuando el
agua se hallare á mucha distancia, y cuando Un.
pozo ó una cisterna parecieren obras costosas , un
grande foso , ó balsa revestido de arcilla en su inte
rior , podria recoger y mantener las aguas pluvia
les. En cualquiera de estas circunstancias sería fácil
una pequeña plantacion, proporcionada á las fuerzas
del propietario, y esta plantacion se podria exten
der por los mismos medios , á medida que la prime
ra dejase de exigir riegos repetidos. Comenzada esta
operacion por nosotros mismos , nuestros hijos nos
bendecirían é imitarían, y practicada á un tiempo
por muchos propietarios , volvería la fertilidad á
nuestro suelo , y remediaría la aridéz de nuestras
provincias. Yo he visto olivos viejos en los rnone-
gros de Aragon : yo he visto en los terrenos mas
áridos de España labradores industriosos , que para
PARTE ir. cap. vr. 129
hermosear el cubierto que habitan , han sabido criar
una higuera, una parra ó un árbol silvestre , sin
mas trabajo que el de regarlo cuando era joven
con el agua sobrante de sus usos domésticos. ¿ Por
qué pues comenzando por dar vida á su casa de
campo con la plantacion de una docena de árboles,
no
diaciones
continuaría
y susel entradas
labrador yensalidas
hermosear
, y el
susterreno
inmer

mas próximo que cultiva ? ¿ Qué felicidad no se


procurarían al observar los progresos de una vege
tacion debida á sus manos industriosas ? Entonces
sí que se podría asegurar que el hombre reyna so
bre la tierra , y no cuando destruye y cuando
arranca. Pero ¿y los ganados? se me dirá ; ¿y los ma
les y los destrozos de tantos hombres de perversa
intencion ? Si estos subsisten , responderé , si los ga
naderos pueden mofarse impunes de los gritos del
hombre laborioso , no planteis labradores : llorad
sobre los males de vuestra patria , y conservad
vuestro celo y patriotismo , para cuando el gobier
no haya exterminado los excesos que tan descara
damente se oponen á la prosperidad de la agricul
ben
turaobservarse
Pero prosigamos
en los riegos.
dando las reglas que de?;

Como el calor es tan necesario como la hume


dad para la vegetacion', y como el agua demasiado
fria , en especial en el verano , detendría la vege
tacion de la planta , privándola del movimiento de
la sabia ; siempre que el riego se ejecute con agua
de algun pozo , pues en los demas casos no hay este
inconveniente , convendrá que antes de llevarse el
agua á las plantas , se deje algunas horas fuera del
pozo, en un recipiente de piedra ó de madera, para
que Por
adquiera
esta misma
el temple
causa
atmosférico.
deben escasearse los rie

gos en el rigor del invierno ; y cuando se crean in-


( TsmoL R
130 CURSO DE AGRICULTURA.
dispensables, deberán ejecutarse al medio dia, cuan
do el frio es menos intenso. Los riegos de esta épo
ca pueden contribuir á corromper las raices aumen
tando la humedad que no necesitan , y á helar las
plantas aumentando el frio.
Si observamos á la naturaleza conoceremos que
en la primavera son las lluvias , por lo comun , fre
cuentes y no copiosas , y que un sol ardiente las
precede , y las sigue. Inferiremos pues de esta ob
servacion , que un riego excesivo daría demasiada
humedad , y expondria á las plantas á helarse por
la noche ; y nos limitaremos á dar riegos frecuen
tes y poco copiosos , proporcionándolos dos horas
despues de salido el sol, para que la noche encuen
tre la tierra descargada por la evaporacion de una
parte de su humedad. El regar con exceso en la
primavera ocasionarla otro inconveniente digno de
precaverse : dilataría demasiado los vasos de las
plantas , y las haría adquirir una frondosidad, que
no podrían mantener cuando pasasen al calor del
verano.
Cuando este llega debe llevarse una regla del
todo diferente. Las plantas han llegado á su mayor
altura y extension : el sol es mas ardiente , y la hu
medad viene á faltar del todo. Deberá pues regarse
en abundancia , y á la caida de la tarde , porque
entonces se encuentra el agua al temple atmosfé
rico , y la humedad se evapora menos , y llama al
rocío de la noche, por cuyo medio se forma al re
dedor del árbol una atmósfera húmeda y prove
chosa. Regando al medio dia ó por la mañana , se
perdería pronto la humedad por la excesiva evapo
racion , y se enfriaría la tierra demasiado, con pe
ligro de retardar ó de impedir la vegetacion.
Fuera del -caso de grande sequedad , los riegos
de otoño son poco convenientes. Los días son ya
PARTE IT. CAP. Vi. 131
cortos, y las noches frescas: pierde la tierra Sü ca
lor , los frutos sazonan , y el árbol se dispone á
cesar en su vegetacion. Si se regase pues fuera de
dicho caso, se daría á la planta una humedad
inútil , se atrasaría la maduréz de los frutos , se im
posibilitaría su conservacion , y se dilataría la ve
getacion de los árboles , exponiéndolos á perecer en
los primeros hielos.
Los riegos sobre las hojas de los árboles son uti
lísimos cuando las lluvias no acuden á lavarlos y á
mantener sus órganos libres y expeditos para ejer
cer sus importantes funciones ; pero el ejecutar esta
operacion cuando el sol brilla á descubierto , seria
una imprudencia , porque las gotas de agua sobre
las hojas serian otros tantos espejos ustorios que las
quemarían.
La calidad de los terrenos influye también en
el arte de regar. Los compactos , duros y tenaces
deben recibir riegos copiosos que los penetren ; pero
no con frecuencia , porque semejantes terrenos sa
ben conservar la humedad. Los ligeros y sueltos re
jarían
cibiríancorrer
sin utilidad
y evaporar
un riego
; pero
copioso
necesitan
, porque
porloesta
de*

misma causa riegos frecuentes.


La especie de plantas debe observarse del mismo
modo. Si el apio , por egemplo , que debe su origen
á las lagunas , necesita , por decirlo asi , nadar en el
agua ; la cebolla , que viene de las abrasadas are
nas de Egipto, la teme con exceso.
Un terreno cubierto de plantas está menos ex
puesto á. la evaporacion : el que se encuentra situa
do al norte , sufre menos de los rayos del sol que
el que está situado al medio dia; y el que se halla
desnudo ó poco cubierto de vegetales , debe sufrir
mas falta de humedad: circunstancias que deben
observarse. -."..,1..
R2
432 " CURSO DE AGRICULTURA.
Siempre que un árbol se trasplanta necesitará
por medio del riego se acerque la tierra á sus rai
ces , y se cierren los vacíos que las imposibilitarían
para chupar el alimento.
Por lo que hace á la bondad de las aguas , este
es el orden bajo el cual se clasifican generalmente:
primero , las de lluvias reunidas en recipientes : se-
gundo , las de los rios : tercero , las de arroyos: cuar
to , las de fuentes ; y quinto , las de pozos.
No producirían los riegos los buenos efectos que
en ellos se afianzan, si el terreno sobre el cual se
ejecutan no estuviese bien anivelado. De otra ma
nera , las partes bajas recibirían demasiada canti
dad de agua , mientras que las altas y pendientes
no solo carecerían de la necesaria , sino que per
derían toda su substancia, que las corrientes arras
trarían á la parte inferior. La necesidad de allanar
los terrenos de regadío es bastante conocida de
nuestros labradores , bien superiores en esto á los
franceses , que ni aun conocen la arrobadera , ins
trumento de que nos servimos con las mayores ven
tajas para transportar la tierra desde los sitios al
tos á los bajos , sin embargo de que Pictet Malet
de Ginebra , que la conoció en Alicante , les dió
una descripcion la mas circunstanciada.

CAPÍTULO VIL

De los abonos de las tierras.

De la sencilla explicacion que hicimos mas arri


ba de la vida vegetal y de los agentes indispensa
bles á la vegetacion , explicacion que deseamos se
tenga aquí presente , ha debido inferirse , que para
que las plantas prosperen son menester tres cosas:
la primera , que la tierra esté bien dispuesta para
. parte ir. cap. vir. 133
que las raices se extiendan convenientemente , y
para que el agua y el ayre penetren hasta ellas y
se
da mantengan
, que esté dotada
allí en la
dedebida
sucos proporcion
nutritivos , : para
la según--
que

las plantas encuentren siempre lo que necesitan pa


ra vivir; y la' tercera; que no falten los estimulan
tes que hagan obrar los órganos de las plantas, á
efecto de que ejecuten sus respectivas funciones.
Esta misma division clasifica naturalmente los abo
nos ó mejoras de que el labrador se debe encargar.
Coloquemos pues los abonos en tres clases , com
prendiendo en la primera todas las operaciones que
tienen por objeto principal disponer la tierra , ó dar
al terreno la mejor disposicion para que las raices
se extiendan , y para que el agua y el ayre pene
tren debidamente y como conviene : la segunda , las
operaciones que tienen por objeto dotar el terreno
de sucos alimenticios ; y la tercera , las que se pro
ponen estimular los órganos de las plantas. (1).

.PRIMERA CLASE.

Labores. Por lo que respecta á esta especie de


abono , me refiero á lo que dejo dicho en el capí
tulo iv de esta segunda parte. , i
Mezcla de tierras. Dijimos en el capítulo ni de
.esta parte, que podia un terreno ser defectuoso pa
ra la vegetacion , ó por demasiado compacto , uni
do y tenaz, como la arcilla pura; ó por demasia-?

(i) Hay operaciones que se dirigen ó pueden dirigir á


dos objetos , y que contribuyen á dos fines ; pero me ha pa
recido mas oportuno el no formar con ellas una clase aparte;
no solo para simplificar la división, sino también por ser mas
común el emplear esta especie de abonos con un objeto solo.-
En todo caso , siempre se hallarán explicados los efectos de
cada mío. . .1 - /..» .r.:. - . 4^" ' --»'-.- .'.ii : •

1
134 CURSO DE AGRICULTURA.
do suelto y ligero , como la arena ; y que la debi
da proporcion en que se hallaren estas dos especies
de tierras , era lo qUe hacia la bondad de un terre
no. Es pues indispensable que un terreno arcilloso
con exceso se mejore , si se le mezcla arena que lo
mantenga mas desunido, y que por el contrario, un
terreno arenoso se hará mejor , si se le mezcla una
porcion de arcilla. Esta especie de abono constitu
ye la principal basa de la agricultura de los ingle
ses, y es de admirar que no sea mas comun en to
das partes , como el que la desprecie nuestro Her
rera, tan versado en la doctrina de los antiguos
escritores (1).
Este es el lugar de hablar de la marga , por ser
la tierra que se emplea con preferencia para corre
gir los defectos de las otras. Es la marga un com
puesto de calcar y de arcilla, susceptible de desha
cerse al ayre, que se pega á la lengua, que ama la
humedad y que absorve el agua , haciendo ruido
cuando está seco. Este compuesto no suele hallarse
á la superficie de la tierra , sino debajo de ella , á
mayor ó menor profundidad , y siempre contiene á
mas del calcar y de la arcilla una parte de arena.
La proporcion en que se encuentran en la mar
ga el calcar y la arcilla , hace que produzca efec
tos diferentes. Si la arcilla domina será mas opor
tuna para abonar los terrenos sueltos , y si el cal
car abunda , será mas apropósito para los terrenos
duros y fuertes. _ : . /

(i) i*J Si no tuviese el labrador especie alguna de estiér-


>»col, le será muy provechoso el hacer lo que me acuerdo que
» practicaba Marco Columela , mi tio , labrador doctísimo y
i> laborioso , el cual ponía arcilla en los lugares arenosos , y
»arena en los arcillosos y fuertes, habiendo conseguido por
»este medio , no solo criar alegres mieses , sino también las
» mas hermosas viñas :" Colum. iib. 2. n. 16,
, *ART1 II. cap. vn. 135
Para saber qué es lo que domina en la marga,
y conocer la proporcion en que se hallan en ella
la arcilla , el calcar y la arena , bastará practicar
la operacion siguiente. Tómese, por egemplo, una
libra de marga, y disuélvase en vinagre ó en agua
fuerte : con esto queda ya disuelta la parte calcar.
Póngase despues agua en la misma vasija , y re
muévase con un palo durante algun tiempo. Lue
go que se cesa de remover , se precipita la arena
como mas pesada en el fondo del vaso. Entonces
«aquese el agua por decantacion á otra vasija , y
con el agua todavía turbia , sale la parte de la ar
cilla , que se dejará secar. Practicado asi , pésense
con separacion la arcilla y la arena que se quedó
.en el fondo del vaso , y todo lo que falte al peso
de la libra , era el peso del calcar. Supongamos , por
egemplo, que la arena pesó dos onzas y seis la ar
cilla , en este caso podremos estar ciertos que el
calcar era de peso de ocho onzas, y que de consi
guiente la marga es caliza.
Este conocimiento es indispensable para em
plear la marga con acierto, y remediar con ella la
tenacidad ó la ligereza del terreno ; pero la mar
ga tiene tambien otra propiedad , que se debe á su
parte calcar, y es la de proporcionar al terreno
sucos nutritivos. En efecto , el calcar de la marga
absorve en grande abundancia el ayre atmosférico,
y se harta del ácido carbónico que habia en él; di
suelve el mantillo y lo dispone para que sirva de
alimento á las plantas f y el mismo calcar sirve de
alimento, por la porcion de carbono que contie
ne, siendo como generalmente se cree, un resulta
do de la descomposicion de los animales marinos
que vivieron en otro tiempo sobre la tierra , cuan
do esta estuvo cubierta por las aguas del mar.
, .Como es necesario que la marga esté expuesta
136 CURSO DE AGRICULTURA.
al ayre atmosférico para que se deshaga y reduzca
á polvo , y para que se embeba y se harte de áci
do carbónico , que es en lo que consiste principal
mente su utilidad , es muy oportuno el tenerla ex
puesta al ayre en montones pequeños , antes de
extenderse sobre el terreno. Si asi no se hace , y si
i se extiende la marga en grande cantidad antes de
haberse expuesto al ayre por algun tiempo, se ha
brá hecho infértil el terreno, y producirá débil
mente hasta que la marga haya absorvido con el
ayre atmosférico el ácido carbónico , en cuya abun
dancia consiste la fertilidad.
Riegos. Si es necesario para la vegetacion que
haya cerca de las raices de las plantas la humedad
de que necesitan , el proporcionar riegos al terre
no será abonarlo y hacerlo mejor. Esta mejora es
tan necesaria en los terrenos mas fértiles de Espa
ña , que por esta razon he tratado de ella con se
paracion en el capítulo iv de esta segunda parte.
Desaguaderos. Si hay terrenos malos por dema
siada aridéz , los hay igualmente por exceso de hu
medad. Los desaguaderos serán pues un abono ; y
por lo que respecta á su construccion me refiero al
capítulo ni de esta segunda parte en que traté de
los terrenos acuáticos.
Sombra. La mayor parte de los árboles que pro
ceden de semilla , prosperan en la sombra mejor
que al sol, mientras existen en el estado herbaceo,
esto es , en los primeros seis meses de su vida ; y lo
mismo sucede á las plantas jóvenes que se trasplan
tan desde el semillero al plantel, las cuales inter
rumpieron su accion vegetativa, por haberse arran
cado del terreno en que habian fijado sus raices.
Será pues un abono para tales plantas el cubrirlas
de los rayos del sol , proporcionándoles sombra.
Las nieves. Aunque la experiencia ha manifes
. PARTE II. CAP. VII. 137
tado el error en que estaban los antiguos, supo
niendo en las nieves sales alimenticias ; no por esto
deben dejar de tenerse por un abono , porque se
amparan de las substancias que salen de la tierra,
y se las restituyen cuando se deshacen. No es mi
intento no obstante persuadir á los labradores que
se las procuren y extiendan sobre sus campos, sino
que no se afanen en apartarlas y en recogerlas en
montones, como lo he visto practicar. Es mas con
forme á la razon y á la experiencia el adagio espa
ñol : año de nieves , año de bienes ; que la opinion
de los que las creen perjudiciales.
Quitar las piedras y los guijarros. Desembara
zar el terreno de las piedras y cuerpos duros que
incomodan á la labor y á las raices de las plantas,
es en general procurarle un abono. He dicho en
general, porque hay ocasiones en que lejos de da
ñar son útiles las piedras. Los terrenos arenosos y
ligeros en exposicion demasiado caliente, reciben
de ellas la utilidad de impedir que el agua . se eva
pore demasiado pronto , porque se oponen á que el
sol penetre á demasiada profundidad. En los terre
nos demasiado compactos sirven las piedras para
dividirlos , formando vacíos que permiten salida al
agua y dilatacion á las raices.
Las cenizas. Dos efectos producen las cenizas
en los terrenos. Obrando mecánicamente aumentan
per su extrema division la movilidad de la tierra;
y obrando físicamente atraen y conservan la hume
dad, subministran á la tierra principios útiles, pa
ra fijar el ácido carbónico que nada en la atmósfe
ra, y hacen disoluble el humus ó mantillo. Pero
como en este último caso obran á la manera de la
cal , administradas con exceso esterilizarían la tier
ra: circunstancia digna de la atencion de los labra
dores.
Tomo I. S
133 CURSO DE AGRICULTURA.

SEGUNDA CLASE.

Los estiércoles. Es tan importante este abono y


de un uso tan general, que me ha parecido conve
niente tratar de él en capítulo separado ; capítulo ,
que se encontrará á continuacion del presente.
Plantas enterradas. Todas las plantas al des
componerse restituyen á la tierra una porcion de
principios nutritivos. Diferentes experiencias han
demostrado que las plantas en estado de yerba,
viven mas bien á expensas de la atmósfera que de
la tierra ; y que solo cuando forman sus granos ó
semillas es cuando empobrecen la tierra , recibien
do de ella mas alimento que del ayre atmosférico.
Enterrando pues con el arádo una cosecha de plan
tas , al tiempo que florecen , y antes que formen
sus granos ó semillas , se proporcionará á la tierra
un abono considerable ; porque no solamente se le
restituye el alimento que recibieron de ella , sino
tambien el que tomaron en el ayre atmosférico. Es
ta práctica era ya conocida de los antiguos , los
cuales empleaban particularmente el altramuz para
el abono de sus tierras. " Yo pienso , dice Columela,
«que aun cuando todos los demas abonos falten al
«labrador , nunca le faltará el recurso fácil del al
tramuz. Con solo sembrarlo en las tierras pobres
»»en el mes de setiembre , y cortarlo despues con el
«arado ó el hazadon , tendrá la fuerza del mejor
«estiércol" (i). "El que hubiere sembrado el altra-
"ibuz , dice Paladio , con la intencion de esterco
lar , debe arrancarlo con el arado en el mes de
«mayo" (2).

(1) Colum. de re rustica , lib. 2. n. 16.


(2) Pallad. Rut. de re rustica, lib. 6. n. 4.
PARTE II. CAP. Vir. 13g
La turba. Asi como las plantas *herbaceas des
compuestas al ayre forman el humus ó mantillo,
del mismo modo forman la turba cuando se des
componen dentro del agua, reunidas en grande
cantidad y sin calor excesivo. Si el calor fuere de
masiado pierden los principios que las constituyen
en estado de turba, y corrompen el agua. En cual
quiera parte pues en que hubiere turba , podrá
emplearse para abonar la tierra , sino se prefiere el
emplearla como combustible, para lo cual lleva
ventajas al carbon de piedra. He visto la turba en
abundancia en Concud , pueblecito próximo á Te
ruel ; pero ni se empleaba como abono , ni se uti
lizaba como combustible.
El taño. Componiéndose el taño de la corteza
de un vegetal y de los principios animales de las
pieles , para cuyo adobo ha servido , debe sin duda
alguna poder servir de abono para las tierras. Pero
como no siempre ha perdido el principio astringen
te en la preparacion , para la cual se empleó , da
taria á las plantas si se subministrase en grande
cantidad. Convendrá pues emplearlo en dosis pe
queña , y mezclado con tierra para mayor segu
ridad.
Los restos de Jos granos y frutos , de Jas ¡cuales
se ha extraído -aceite. La actividad de estos resi
duos para abonar las tierras , los hace mirar en una
parte de Flandes como uno de los mas preciosos
abonos. Esta actividad no es debida al aceite, pues
apenas iles queda, sino al humus ya disuelto que
contienen , el cual puede entrar desde luego en las
piaatas. Por esta razon se esparcen al vuelo ., á la
manera del que .siembra sobre los trigos en los pri
meros xlias de la primavera.
MI hollin. Esta materia que forma una especie
de ¿jaban ácido proporciona un abono considera-
S 2
440 CURSO DE AGRICULTURA.
ble , si se emplea con cautela y en corta cantidad,
esparciéndola al vuelo sobre la tierra. En otra for
ma quemaria las plantas.
El cieno. No es otra cosa el cieno que la des
composicion de las plantas y animales que viven en
el agua , mezclada con las tierras conducidas por
las aguas mismas. Todo cieno pues, sea de agua
dulce , sea del mar , ofrece un abono que merece
emplearse cuando los gastos de su extraccion y con
duccion no son mayores que el producto que se es
pera ; mas como tarda mucho^á descomponerse , ó
se debe exponer al ayre por algun tiempo antes de
emplearse , ó solo se deberá contar sobre sus efec
tos algun tiempo despues de colocado sobre el ter
reno.
Las barreduras de los caminos. Como la tierra
de los caminos se halla mezclada con los detrimen
tos de las substancias animales y vegetales , debe
necesariamente proporcionar un abono de la mejor
utilidad ; pero si se han de deteriorar y descarnar
los caminos para conseguirlo , entonces es mas útil
dexar de emplearlo.
El barro de los caminos y de las calles. Por la
misma razon debe ser útil como abono el barro de
los caminos y de las calles. En cuanto al de estas
ninguna razon puede impedir á los labradores el
utilizarlo; pero ás fin de no degradar los caminos,
era mucho mas útil recoger las aguas que corren
con
por loellos
cua]
enseunconseguirá
foso ú hoya
la.utilidad
fuera desin
loselmismos,
menor

daño.
Quemar las tierras. El abate Rozier «ondena
esta operacion como contraria al interés de la agri
cultura. En ningun caso , segun su modo de pen
sar , ofrece ventajas que no sean muy inferiores al
gasto de ella , y que no puedan obtenerse con mas
parte ir. cap. vir. 141
facilidad por medio de la cal ó de la arena ; de la
cal cuando se ejecuta para descomponer las raices
que abundan en el terreno , y de la arena cuando
se quiere corregir la tenacidad del terreno. He ob
servado no obstante efectos maravillosos de esta
operacion en una parte de Aragon y de Cataluña,
y me es imposible dudar , que un terreno compac
to y abundante en raices , debe mejorarse conside
rablemente cuando se quema con el auxilio de la
lefia muerta, recogida en sus inmediacicnes con mu
cha prudencia, para no destruir las plantas de mon
te. En este caso se logran dos ventajas sin disputa:
Se corrige la tenacidad de la tierra con la ceniza
de lo que se quema , y se la enriquece con los res
tos de las plantas quemadas. Si esta operacion , prac
ticada como. yo la he visto en los terrenos áridos de
monte , produce efectos maravillosos en las des ó
tres primeras cosechas; ¿cuánto mayores debe pro
ducirlos en terrenos acuáticos , compactos , turbo
sos ó abundantes en raices y en plantas dañosas?
Pero acaso convendría mas que los labradores ig
norasen esta especie de abono, que no que lo pro
porcionen con tan grande daño de los plantíos. El
interés del dia los conduce , y no abren los ojos
para ver que esterilizan para siempre sus tierras,
desterrando los vegetales de sus inmediaciones , pri
vando de combustible á la posteridad , y contribu
yendo á que falten las lluvias , y á que el clima sé
cambie. Los árboles abrigan de los vientos , puri
fican el ayre, y mantienen la humedad. Fácil me
fuera citar algunos hechos que pareceiian ilusiones,
si una fatal experiencia no confirmara su verdad.
Fuentes hay que han desaparecido desde que se cor
tó y se aniquiló el bosque que coronaba el terreno
en el cual nacían.
142 CURSO DE AGRICULTURA.

TERCERA CLASE.

No bastaría presentar alimentos á la planta, si


sus órganos no estuviesen dispuestos á recibirlos y
digerirlos. El calor y la luz son los estimulantes
naturales : sin ellos ó no hay vegetacion ó es im
perfecta. Pero hay tambien estimulantes artificiales
que pueden proporcionarse por el labrador , y pue
den compararse ó á los licores fuertes con que el
hombre despierta sus órganos abatidos , ó á las
especerías con que sazona sus alimentos para hacer-
dos mas digeribles.
Las sales. Aunque fuera ridículo proponer el
,uso de la sal para abonar las tierras , no lo será se
guramente el recomendar el uso de los depósitos de
-las orinas , de la cal , del hollín , de la ceniza , &c.
y de cuantas materias contengan sales que puedan
,estimular los órganos de las plantas ; pues aunque
se halla reconocido que las sales no sirven de ali
mento , no puede ponerse duda sobre su virtud
.estimulante. Las especerías y los licores tomados
con exceso gastan los órganos y los debilitan á
fuerza de excitarlos demasiado. Otro tanto sucede
con las sales , si se proporcionan sin prudencia á
las plantas.
El yeso. Es menester haberlo visto para creer
.los efectos maravillosos del yeso , esparcido en pol
vo sobre las plantas , y especialmente sobre la al
falfa y el trebol. Estos efectos no pueden atribuirse
k otra causa que á su virtud estimulante , si se
considera la corta cantidad que basta para produ
cirlos. Lo cierto es , que semejante fenómeno no
lia podido explicarse de otra manera por los sabios
que se han propuesto aclarar este punto. •.
El excremento en polvo. La mismo diremos del
JARTE IT. cap. vnr. 143
«cremento en polvo esparcido sobre las plantas,
porque la cantidad que se suele emplear es tan
pequeña , que no podria obrar tan prodigiosamen
te como
Debo aumento
advertir yantes
sino de
como
cerrar
simple
este capítulo
estimulante.
, que

siempre que se quiere hacer uso de las materias


reducidas á polvo, que estimulan los órganos de
las plantas , debe escogerse para esta operacion un
tiempo cubierto y próximo á la lluvia , porque la
experiencia ha probado que los efectos son en este
caso superiores.

CAPÍTULO VÍIL

De los estiércoles.

Entendemos por este nombre las materias vege


tales ó animales susceptibles de descomponerse al
ayre , y de producir el humus , tierra vegetal ó
mantillo , principal alimento de las plantas. Asi pues
' la paja , las hojas y las ramas y frutos de las plan
tas ; los excrementos de los animales y sus carnes,
uñas , huesos , y pelo ; en suma , cuanto se pueda
descomponer al ayre , y provenga de las plantas ó
de los animales podrá servir para hacer estiércol y
para el abono de las tierras.
Las raices de las plantas y sus hojas y tallos y
cuanto de ellas se desprende , y se queda sobre la
tierra, forma anualmente un depósito considerable,
que bastaría á mantener la vegetacion, sino hubie
se mas plantas que las que nacen naturalmente y
sin el cuidado del hombre. Pero cuando este con el
cultivo precisa á la tierra á que le dé productos su
periores á sus fuerzas naturales, entonces es el hu
mus insuficiente , y es necesario socorrerla y ayu
darla , subministrándole lo que le falta* Esto es,.
144 CURSÓ DE AGRICULTURA.
puntualmente lo que se ejecuta cuando por medio
de los estiércoles se procura alimento á los vege
tales.
Varios son los efectos del estiércol sobre la tier
ra , y estos efectos deben conocerse. Primero , cuan
do es reciente , no hecho ó nuevo , y se halla re
unido en cantidad considerable, aumenta el calor
de la tierra. Segundo , cuando este mismo estiércol se
halla dividido ó esparcido en pequeñas porciones le
comunica sus sales y una especie de jabon, que
contiene. Tercero , si ya se ha descompuesto por la
fermentacion, forma el humus ó mantillo, princi
pal alimento de las plantas. Cuarto , cuando es nue
vo levanta la tierra , y le quita una parte de su
tenacidad y dureza. Quinto, cuando está ya podri
do conserva mas tiempo la humedad.
Supuestas estas nociones preliminares, para que
el labrador adquiera la debida instruccion en una
de las materias mas interesantes de la . agricultura,
me ocuparé de tres cuestiones prácticas, que son:
primera : ¿ cómo se deben formar los estiércoles?
segunda ¿en qué estado se deben aplicar á la tier
ra ? y tercera ¿ cómo debe hacerse esta operacion?
Para tener abundancia de estiércol es necesa
rio tener el mayor número posible de animales y de
ganados , disponerles camas abundantes de paja , de
heno , de hojas y aun de tierra , en las cuales pe
netren las orinas y los excrementos , recoger con el
mayor cuidado todos los restos animales y vegeta
les que esten al alcance del labrador , y saber re
unir este todo de manera que produzca la abundan
cia que se desea. En pocas cosas son tan descuida
dos nuestros labradores como en ejecutar lo que les
acabo de proponer. Por poco considerable que sea
un campo, puede mantener una familia, pero para
esto debe vivir en él. Solo en el campo pueden criarse
PARTE ir. CAP. VIII. 145
muchos animales , porque todo se aprovecha allí
sin necesidad de transportes ni acarreos. El labra
dor que quiera enriquecerse pronto , que aumente
sus ganados, decia Caton: labrar bien y estercolar
bien es todo el secreto de la agricultura , decia Oli-
vier de Serres , el padre de la agricultura francesa.
Por esto los prados artificiales son tan lucrativos;
porque con ellos puede aumentarse el ganado, con
este el estiércol, y con el estiércol las cosechas.
Como los estiércoles al salir de las cuadras y de
los establos contienen porciones solubles que se de
ben utilizar , pues el estiércol en tanto es mejor,
en cuanto contiene mas cantidad de materias que
pueden descomponerse ; sean cuales fueren las dife
rentes prácticas usadas por los labradores , la mas
conveniente seria la de formar un hoyo cuadrado
de dos ó tres pies de profundidad , y de la exten
sion proporcionada á la cantidad de estiércol que se
hubiese de reunir. Este foso debería pavimentarse de
una materia bastante sólida , para impedir que la
humedad producida por el estiércol se pierda in
útilmente. En uno de los ángulos de este foso de
bería abrirse otro mas profundo que comunicase con
el primero por medio de un pequeño acueducto
para recoger las aguas que saliesen del estiércol, pa
ra no perder la utilidad que resulta de ellas , y po
derlas emplear para regar el depósito de estiércol,
y proporcionarle la humedad que necesita para des
componerse. Son tan importantes las aguas que pro
ceden de la fermentacion del estiércol , que el señor
Tellenberg , célebre agricultor de la Suiza , y pro
fesor y maestro de agricultura práctica , apenas
emplea otros abonos para sus prados, que los abo
nos líquidos que se proporciona con estas aguas. Un
cubierto de los mas simples , y á cierta elevacion
para no impedir la entrada del ayre, agente nece-<
Tom. I. T
146 CURSO DE AGRICULTURA.
sario para la fermentacion , serviría para separar
las aguas de lluvia, cuya abundancia podría ser
dañosa. Si el foso que acabo de describir reuniese
las circunstancias de estar expuesto al norte , y
cerca de las cuadras y establos para recibir las ori
nas , aunque no tanto que pudiese perjudicar á la
salud del hombre y de los animales , nada dejaría
que desear para la formacion de un buen estiércol.
Entonces no se necesitarla otra cosa que colocarse
y reunirse en él todas las materias vegetales y ani
males posibles, extendiéndolas con igualdad, com
primiéndolas algun tanto, pero no con exceso, por
que la demasiada compresion impidiendo la entrada
del ayre, perjudicaría á la fermentacion : y mante
niéndolas en un estado de humedad igual y cons
tante, por medio de las aguas del segundo foso, de
las orinas , de las que vienen del fregadero y de todas
las que se pudiesen conseguir , si estuviesen carga
das de principios animales y vegetales. Asi lo ejecu
tan los mejores labradores de Europa : asi lo acon
sejan los sábios escritores agrarios ; y asi lo encar
ga Columela. Tan cierto es que en la agricultura
de nuestros dias se ha adelantado menos de lo que
comunmente se piensa sobre lo que ya supieron los
antiguos , con menos química y menos botánica,
si se quiere , pero con mas observacion y mas ex
periencia.
Para responder á la cuestion segunda observe
mos los diferentes estados que presenta el estiércol
despues de reunido. A poco tiempo se establece en
su masa una especie de fermentacion , fácil de co
nocer por el calor que arroja de sí ; calor tan in
tenso que lo llegaría á encender, si la humedad
llegara
de una ágrande
faltarlecantidad
; y entonces
de agua
es cuando
con varias
se despren-
por

ciones de gas. Despues de este estado , disminuye


parte ir. cap. virr. 147
su volumen : se reconcentra , se ennegrece y se
enfría ; y la paja y demas substancias que lo c om-
ponian se desnaturalizan , y apenas se pueden dis
tinguir. Pasado un tiempo mas ó menos largo , se
gun el calor de la atmósfera , y la cantidad de
agua que ha recibido , se convierte en una masa ne
gra, crasa y homogenea , la cual no es otra cosa
que el humus , mezclado á las sales y tierras de
diversas especies. Esta masa es disoluble al agua;
pero si se la libra de la humedad , puede conser
varse por mucho tiempo sin que se altere.
i Y en cuál de estos tres estados en que acaba
mos de considerar el estiércol, se deberá emplear
y extender sobre la tierra ? Acordémonos para re
solver de los efectos que le hemos atribuido. ¿Se le
quiere emplear para aumentar con él el calor de
una tierra fria? Coloquese en abundancia sobre el
terreno en su primer estado. Entonces fermentará
alli, y comunicara su calor á la tierra. ¿Se desea
aumentar con él la movilidad de la tierra , y dar
ligereza á la que es compacta? Extiéndase en el mis
mo estado , pero dividido y en pequeña cantidad.
Pero si se quiere emplear con el principal objeto,
con el cual principalmente se emplea , de enrique
cer la tierra con principios nutritivos , y de poner
la en estado de producir en abundancia ; en este
caso debe emplearse en su tercer estado , cuando el
humus se ha formado ya; porque si el estiércol
para dar sucos alimenticios debe llegar á ser humus
ó tierra vegetal , solo cuando- ya se ha reducido á
este último estado , podrá producir pronto el efecto
que se desea. Empleado antes de esta época , tar
dan en conocerse sus efectos.
Hay sin embargo algunas excepciones , aunque
en corto número , de la regla general que acaba de
establecerse. Se ha advertido que el estiércol en su
T2
148 CraSO DE AGRICULTURA.
tercer estado comunica su olor y sabor á las raices
de las plantas de la primera cosecha ; de lo cual se
ha inferido, y con fundamento, que cuando se tra
ta de abonar el terreno que se destina á producir
aquellas plantas que se cultivan por sus raices , co
mo las patatas , nabos , &c. debe emplearse el es
tiércol en su primer estado. Como la cosecha de
trigo y de las demas cereales no permiten escar
darse con perfeccion el terreno ; y como el estiér
col en su primer estado contiene todavía semillas
perjudiciales capaces de reproducirse , cualquiera
que sea el objeto con que se emplee , no deberá ja
mas hacerse hasta que llegue al tercer estado en
que ya las semillas se han hecho estériles por la fer
mentacion. Solo de esta manera se impedirá que
nazcan las yerbas perjudiciales al sembrado.
En pocas palabras responderemos á la cuestion
tercera. Los estiércoles deben extenderse sobre la
tierra con la mayor prontitud posible , y con igual
dad ; y enterrarse convenientemente y en cantidad
bastante y no excesiva. Deben extenderse con la
mayor prontitud posible , para impedir que el calor
los haga perder una parte de su substancia, ó que
las lluvias los deshagan y arrastren fuera del cam
po ; y con igualdad , pa' a que aproveche á todas
las plantas á las cuales se destinan. Deben enterrar
se convenientemente ; esto es , á la profundidad de
las raices : mas hondo que estas las privaría de una
parte de sus sucos; y mas superficial , amas de ori
ginarse el mismo inconveniente , el calor del sol le
absorveria una parte de su substancia: en cantidad
bastante y no excesiva , porque si se emplea en cor
ta cantidad no produce el efecto que se desea, y si
se da con exceso , ó quema las plantas , ó las hace
perecer de indigestion , ó las hace producir ramas,
y hojas demasiado lozanas, y ningun fruto.
PARTE II. CAP. virr. 149
Antes de cerrar este artículo quisiera entrar en
algunos detalles sobre cada uno de los principales
-estiércoles.
Llámase caliente el del caballo , el del asno y
el de la mula , porque tiene mucha tendencia á la
fermentacion: por esta causa adelanta la vegeta
cion mas que los otros , y produce antes el efecto
de enriquecer la tierra; mas este efecto dura mu
cho menos por la misma razon.
El de buey y de vaca se llama frío por la ra
zon contraria. La viscosidad de los excrementos de
estos animales se opone á la entrada del ayre , y de
consiguiente retarda la fermentacion. Por esto sus
efectos sobre las tierras son mucho mas lentos; pero
son El
pordel
lo cerdo
comunsede
reputa
mayor generalmente
duracion. por el me:

nos activo, y esta era ya la opinion de los agricul


tores romanos ; pero, esta cualidad debe atribuirse
principalmente á los alimentos que lo nutren ; por
que si consistiesen estos en granos, castañas, be
llotas, &c. tendría su excremento mas carbono que
el que producen sus alimentos ordinarios de yer
bas , raices , restos de la lechería , salvado , &c.
El estiércol de ovejas , de cabras y de conejos
es de los mas activos , y el que permite conservarse
mas tiemf o antes de emplearse , por' la dificultad
con que se reduce á polvo, y se descompone. Las
ovejas hacen mas estiércol que los carneros: comen
mas que estos , y su vientre y estómago son mas
anchos. Siempre que se las precisa á levantarse du
rante la noche aumentan el estiércol , observacion
de que muchos suelen aprovecharse.
La palomina ó estiércol de palomas , . y el de
las gallinas , se reputa por el mas activo de todos
los
tidad
estiércoles
de amoniaco
, á causa
que sin
contiene.
duda deEslaimposible
grande can-i
em-?
150 CVKSO DE AGRICULTURA.
picarlo solo sin quemar las plantas , con las cuales
se halle en contacto. De dos maneras se suele dis
poner para utilizarse sin inconveniente: ó se mez
cla en el palomar ó gallinero con tierra , que se
muda con frecuencia : ó se hace esta mezcla fuera
del palomar en un hoyo destinado al efecto, de
manera que para una parte de palomina haya por
lo menos nueve de tierra.
Los excrementos humanos forman un estiércol
de la mayor actividad ; pero á mas de dañar á las
plantas , como la palomina , comunican á las cose
chas un sabor desagradable , en especial cuando con
sisten en raices , como las patatas. Por esta razon,
para poderse utilizar deben mezclarse con la tierra
reducidos á polvo , y en corta cantidad.
Teniendo la cal la propiedad de disolver y de
descomponer, podrá mezclarse con el estiércol , cuan
do se desee adelantar su descomposicion , ó bien en
el estercolero , ó bien en el campo antes de extender
se ; pero la cal en estos casos debe antes haberse
apagado al ayre, y emplearse en pequeña cantidad;
porque si fuese viva ó en abundancia , quemaría el
esciércol en lugar de descomponerlo.

CAPÍTULO IX.

De las reglas que deben observarse en la sucesión


ó alternativa de las cosechas.

Ninguna de las prácticas agrarias es de tanta


importancia como la que voy á explicar en este ca
pítulo. Llamo pues la atencion de los labradores,
asegurándoles desde luego , que encontrarán en él
lo que habrán observado no pocas veces , aunque
sin sacar las consecuencias que debian servirles para
mejorar sus operaciones.
PARTE II. CAP. IX. 151
Trigo y barbecho ó rastrojo : este es el círculo
en general de nuestra rutina , si se exceptúa una
pequeña parte de terrenos de riego, cuya corta ex
tension los hace susceptibles cómodamente de dife
rente alternativa: círculo vicioso, perjudicialísimo,
y una de las causas que mas se oponen á la felici
dad pública , pues por el se condena á la esterilidad
una porcion inmensa de terrenos preciosos , y se
nos priva de un sin número de cosechas , intere
santísimas para el alimento del hombre , y para la
cria de animales domésticos y de ganados , sin cuya
abundancia jamas será floreciente la agricultura de
un Estado. v
La mayor parte de nuestros labradores se con
tenta con tener un par de bestias de labor ,, que
mantiene con cebada y con paja , y con las cuales
labra un terreno considerable , sin sacar de él otra
cosa que una cosecha de granos , muchas veces
mezquina é insuficiente para proveer á sus necesi
dades ; porque al fin el hombre no vive con pan solo,
y hay otras cosas que le son tan indispensables pa
ra la vida. Sus tierras sin abonos no pueden corres
ponder á sus deseos; ¿y cómo abonarlas sin gana
dos ni animales domésticos ? Entregadas por otra
parte á la reproduccion de la misma especie de
plantas , se hallan bien pronto empobrecidas ; y el
barbecho á que para impedir este mal se las conde
na , léjos de darles el vigor que les falta , suele no
pocas veces debilitarlas mas , ó porque el suelo se
cubrió de yerbas dañosas , no menos comedoras
que las útiles ; ó porque el estado de dureza en que
se halla le impide aprovecharse de los influjos de la
atmósfera, i Qué diferencia entre nuestro cultivo y
el de los labradores franceses , alemanes , suizos é
ingleses ! Alli el barbecho apenas se conoce , y una
porcion escasa de terreno , que apenas en , España
152 CURSO DE AGRICULTURA.
bastaría para alimentar dos bestias de labor , ali
menta una familia numerosa , los animales necesa
rios para el cultivo , una ó dos vacas , veinte ó mas
ovejas, algunos cerdos, y no pocas aves. ¿De dón
de nace esta diferencia? ¿Es por ventura nuestro
suelo menos fecundo que el calizo y arenoso de,
muchas provincias de Francia, que el frío y hume-
do de Inglaterra, y qüe el quebrado y montuoso de
una grande parte de Alemania y de toda la Suiza?
Nuestro suelo es mas fértil , nuestro clima es mas
suave , y con la misma industria y aplicacion se
rian nuestras cosechas mas abundantes que no las
suyas. La ciencia de alternar y de establecer una
sucesion de cosechas , capaz de mantener la tierra
en estado de fertilidad , es lo que nos falta , y este
será el objeto de este capítulo. Que no esperen sin
embargo los labradores de todas nuestras provin
cias encontrar indicadas las cosechas que deben cu
brir el suelo de sus campos; porque este trabajo me
sacaría de los límites que me he propuesto ; pero si
se penetran de los principios generales que voy á
establecer, ellos mismos los podrán aplicar al suelo
que cultivan. El escritor agrario debe dar reglas y
establecer principios , dejando su aplicacion á los
labradores.
Antes de decidirse un labrador por la série de
cosechas , que sucesivamente ha de encargar á sus
tierras, son muchas las cosas á que debe atender.
Primero. Debe considerar la naturaleza de sus
tierras, y el clima bajo el cual se hallan situadas.
En un terreno elevado, frío y ligero, en el cual el
centeno se encuentra bien, seria imprudencia sem
brar cebada ; asi como seria un desatino cultivar
las habas ó las coles en terrenos secos y compactos.
Por la misma razon seria perder el tiempo y el tra
bajo si se quisieran confiar á la tierra las plantas y
parte n. CAP. IX. 153
semillas que exigen otro clima. Esta observacion es
tan obvia que no excede la comprension de los la
bradores. Todos saben con poca diferencia las co
sechas que sus tierras pueden llevar ó por su natu
raleza, ó por el clima. Es sin embargo conveniente
advertir , que no es siempre el grado de latitud el
que decide, siendo mas bien la situacion particular
de las mismas tierras , su exposicion mas ó menos
meridional , ó al norte, su elevacion y sus abrigos
naturales , los montes, por egemplo , los que contri
buyen mejor que la latitud en que se halla un ter
reno á que sea susceptible de esta ó de aquella co
secha, i Cuántos terrenos hay en España en donde
es imposible criar la viña , la cual sin embargo cre
ce y prospera en una gran parte de la Alemania y
aun en la Hungría ? Y sin apartarnos de nuestra
casa, ¿cuántos terrenos hay en la fértil provincia
de Valencia , el de Morella , por egemplo , en el cual
ni el olivo ni la viña pueden criarse , y sin embar
go vemos que ambas plantas prosperan en el Am-
purdan ?
Segundo. Debe tambien considerar los recursos
y las necesidades locales , y la facilidad ó dificul
tad del despacho y salida de sus frutos. Hay paises
en donde los estiércoles se hallan mas abundantes,
y en ellos se podrán cultivar las plantas que nece
sitan abundancia de abonos : otros en que cierta es
pecie de frutos escasean siempre , á pesar de ser ne
cesarios ; y entonces se debe esforzar el labrador á
cultivarlos lo mas en grande que le sea posible. Al
gunos en los cuales es sumamente fácil dar salida
á cierta cosecha, como sucede con el cáñamo en las
inmediaciones de un puerto , y con las hortalizas y
forrages cerca de una ciudad populosa ; y estas
circunstancias deben aprovecharse, porque el dar
salida á los frutos debe ser una de las atenciones
Tomo I. V
ÍS4 CURSO DE AGRICULTURA.
del labrador. Caton aconsejaba , que cuando se tra
tase de adquirir tierras , se prefiriesen las que estu
viesen cerca de una grande ciudad ó cerca de un
puerto.
Si el terreno careciere de salida cómoda , y si
los frutos no hubiesen de tener el despacho que el
labrador desea, en los paises montuosos, por egem-
plo , el cultivar entonces con el objeto de criar ga
nados y animales domésticos , y el hacerles consu
mir los productos , es lo que convendría , porque
el transporte de animales nunca es costoso : ellos
mismos van adonde se les quiere conducir.
Tercero. La abundancia ó escaséz de jornaleros
debe influir tambien en la eleccion de las cosechas,
porque algunas exigen mucho mas número de bra
zos. De aqui es que no convendría cultivar en gran
de el azafran , la rubia y el lino-en donde los jor
naleros escasean , ó por la falta de poblacion , ó
porque hay demasiadas fábricas que los ocupan.
Cuarto. Debe tambien atenderse mucho á que
las operaciones que exige cada cosecha puedan ha
cerse con prontitud y economía , y á que no se com
pliquen con las de otra cosecha que venga al mis
mo tiempo , porque en este caso las dos cosechas,
ó por lo menos la una , tendrán que abandonarse.
Este precepto es de suyo bastante luminoso.
manera
Quinto.
, queDel
la cosecha
mismo modo
que exige
debemayor
cuidarse
cantidad
sobre

de abonos , ó mayor número de labores , entre lo


menos posible en la sucesion ó alternativa que se
establezca , para que de este modo se conserven las
tierras mas fácilmente en estado de fertilidad , y en
disposicion de continuar en producir, sin necesidad
de grandes gastos. Por esto es tan útil el destinar
para prados naturales ó artificiales una parte del
terreno en que consiste el campo, y en especial las
parte ir. cap. nr. 155
"tierras mas distantes de la habitacion del labrador;
porque las cosechas de los prados ni exigen abonos
ni labores , ni aun el transporte de los frutos , si se
hacen consumir en el mismo campo.
Por las reglas antecedentes podrá determinar el
labrador las cosechas que debe desterrar de sus cam
pos , sea por no convenir á la naturaleza de sus
tierras ó al clima, 'situacion y exposicion; sea por
que no tendrán salida y despacho ; sea por exigir
mayor número de brazos y de labores , ó mayor
cantidad de abonos que la que puede proporcionar;
ó sea finalmente porque complicarían las operacio
nes y los trabajos que exigen de él las demas cose
chas, á que sin estos inconvenientes puede entre
garse. Determinadas de esta manera las cosechas
que no debe admitir , démosle los conocimientos
que deben guiarlo en la sucesion y alternativa de las
que debe cultivar.
No son las raices, como se creyó en algun tiem
po , los únicos órganos destinados á proporcionar
alimento á los vegetales. Se hallan estos dotados
sobre toda su superficie de poros absorventes ; y no
solo las hojas , que con razon se llaman raices aéreas,
sino tambien las ramas mismas y el tronco absorven
de la atmósfera los diferentes principios nutritivos
que les convienen, y que se encuentran esparcidos en
diferentes proporciones. Es igualmente cierto y fue
ra de duda, que las plantas no reciben siempre ün
alimento en la misma proporcion de la tierra que
de la atmósfera , sino que segun su conformacion
exterior , y segun la época de su vida vegetal , unas
veces reciben mas de la atmósfera que de la tierra,
y otras al contrario. Asi es que cuanto mas ligero
y mas poroso es el tejido de sus hojas y de sus ta
llos , y cuanto mas se encuentran en el estado de
yerba , mas alimento reciben de la atmósfera que
Í5¡6 CURSO DE AGRICULTURA.
de ta tierra ; y al contrario , cuanto su tejido es mas
liso , mas duro y mas leñoso ó menos herbaceo;
cuanto mas se aproximan á la época de su madu
rez , y á la perfeccion de sus semillas ó granos , y
cuanto mas pesados son estos con relacion á sus de-
mas partes, mas alimento toman de la tierra que
de la atmósfera.
Se halla igualmente reconocido, que por una ley
constante de la naturaleza , la destruccion de los
séres organizados sirve y aprovecha para la repro
duccion de los que le suceden , y de aqui es que los
vegetales que se destruyen del todo, y los despojos
que dejan anualmente, restituyen á la tierra una
parte mas ó menos considerable de los sucos ali
menticios que recibieron de ella , juntamente con
otra no menos importante de los que recibieron de
la atmósfera.
La experiencia nos enseña tambien que cuanto
mejor expuestas se hallen las plantas á los influjos
atmosféricos , y cuanto mas se haya removido la
tierra y acumulado cerca de sus raices , troncos y
tallos, menos empobrecen el suelo en que se crian,
por la razon de que en estos casos se fijan en la
tierra mas principios alimenticios.
Los principios que acabo de establecer son con
firmados por la experiencia , y por la observacion
de todos los dias , como lo voy á demostrar con
hechos que no me negarán los labradores.
El trigo , la cebada , el centeno y la avena se
cultivan generalmente por razon de sus granos , y
hasta que llegan estos á toda su perfeccion , se man
tienen las plantas en la tierra. Estos granos son pro-
porcionalmente mucho mas pesados que las demas
partes de las plantas que los producen : el tejido de
estas y de sus hojas es liso , duro y pajoso ya á la
época de florecer ; y llega á secarse del todo , y á
PARTE II. CAP. IX. 157
perder enteramente el estado de yerba cuando los
granos adquieren su Tnaduréz: configuracion que
precisa á estas plantas á recibir en su último inter
valo todo su alimento de la tierra. Por otra parte
sus muchas raíces cabellosas la empobrecen por un
sin número de puntos de contacto , y la comprimen
de tal manera , que la hacen impenetrable al ayre
atmosférico ; y como sus restos y despojos son del
todo nulos, pues de todo se aprovecha el labrador,
si se exceptúa un miserable y seco rastrojo , de di
ficil y lenta descomposicion ; no hay labrador al
guno que no conozca que la tierra debe quedar muy
empobrecida , si semejantes plantas la ocupan du
rante algunos años consecutivos.
Pero supongamos , lo que muchas veces sucede,
que semejantes plantas , en lugar de dejarse hasta su
maduréz, y de permitírseles formar y madurar sus
granos se hubiesen cortado en verde para forrages,
ó hecho consumir por los ganados ; como entonces
han vivido á expensas de la atmósfera , y dejan á la
tierra muchos despojos de facilísima descomposi
cion ; y como por otra parte las plantas inútiles que
nacieron en ella han sufrido la misma suerte , de
be resultar por necesidad , que léjos de haber sido
dañosas , habrán enriquecido y limpiado la tierra.
De aqui es que todos los labradores han podido ob
servar que despues de una cosecha en verde , que
da la tierra en un estado de fertilidad para otras
cosechas ; y que las plantas que hacen la basa de
los prados artificiales , la alfalfa , por egemplo, como
siempre se siegan en verde , ó se consumen en este
estado , fertilizan la tierra en lugar de estragarla,
porque sus muchos despojos le contribuyen mas de
lo que de ella recibieron. He visto un terreno sem
brado de trigo cuatro años seguidos, y sin ningun
abono dar en todos ellos una cosecha abundante;
158 CURSO DE AGRICULTURA.
y esto solamente porque en los cinco años anterio
res habia habido alfalfa , que se segaba en verde
todos los años , á excepcion del último que se en
terró con el arado.
Las plantas leguminosas , cuyas raices se intro
ducen perpendicularmente en la tierra , y la abren
y quebrantan á manera de cuñas , la disponen á
recibir mejor el influjo atmosférico. Sus tallos y sus
hojas presentan una gran superficie á los mismos
influjos , y su tejido siempre tierno y flexible , las
mantiene en estado de yerba , aun despues de gra
nar. Por estas causas y porque sus despojos son
siempre considerables , son muy poco grabosas al
terreno , y se ven cultivar por mucho tiempo , y
siempre con" buen éxito. Todos los labradores lo
han Lo
debido
mismo
observar
debe decirse
con las habas,
de aquellas
los guisantes,
plantas , que
&c.

por tener sus flores la forma de una cruz , se lla


man por los botánicos cruciferas ó cruciformes;
las coles y los nabos, por egemplo, porque como se
cultivan para consumirse antes que granen , y sus
hojas son grandes , anchas y suculentas , reciben
- mucho mas de la atmósféra que de la tierra.
Con solo separar entre sí las plantas cultiva
das en grande, sembrándolas en surcos á líneas y á
distancia conveniente, removiendo con frecuencia
la tierra que las rodea, y cabándola profundamente,
se logra que empobrezcan el suelo en que se crian
infinitamente menos que si se cultivasen de otra
manera ; porque semejante cultivo dispone las plan
tas' y lá' tierra de un modo favorable para recibir
el ayre atmosférico , y destruye las demas plantas
inútiles y tragonas , que de otro modo hubieran
hecho daño considerable. Por este motivo el maiz,
que por todas sus circunstancias debería empobre
cer la tierra rriueho ré&s que las otras plantas gra
. PARTE II. CAP. IXl 1$9
mineas ; precisamente porque se le cultiva del modo
referido empobrece y estraga mucho menos.
Lo contrario sucede con el cáñamo y con el
lino ; porque como no dejan el menor despojo , se
les ha permitido formar y perfeccionar sus semillas,
y cierran el terreno que cubren : empobrecen de
tal modo la tierra , que queda imposibilitada para
recibir consecutivamente las mismas plantas , sino
se le socorre con nuevos abonos.
, Aunque por experiencia y por el analisis se ha
ya convencido de falso el sistema que suponía ne+
cesitarse diferentes alimentos para cada especie de
plantas , no deja de ser indispensable el dilatar lo
mas que se pueda la vuelta del mismo vegetal sobre
el mismo terreno, la de las especies del mismo gé
nero , y la de los individuos de la misma familia,
sea cual fuere su configuracion , y por favorable
que sea para el cultivo. ;
Humbolt cuenta en sus aforismos que Brugmans
fue el primero que observó que las plantas se desem
barazaban por deyeccion excrementoria de sus su
cos impuros á semejanza de los animales ; y esta
circunstancia ha hecho creer á algunos ser la causa
de que el mismo vegetal no podia vivir en el lugar
manchado por los sucos impuros de otro de su es
pecie.
Todos los labradores saben muy bien que el
moral perece cuando sus raices llegan á tocar las
partes cadavéricas de otro que murió en ,el lugar
que ocupa. El ^eñor Tessin , célebre agricultor
frances nos asegura, que lo mismo sucede con el
peral y con el olmo ; y su compañero el señor Tho-
min , profesor de agricultura en el museo de his
toria natural de París , no duda enseñar que las"
raices que se pudren en la tierra comunican un
principio de muerte á lá misma especie de plantas,
160 CURSO DE AGRICULTURA.
y sirven de abono á las plantas de diferente especie.
Tambien es indudable que las plantas de una
misma especie viven del mismo modo , llegan á la
misma profundidad con sus raices , y reciben los
sucos alimenticios en la misma proporcion ; de lo
cual debe resultar necesariamente que una planta
que sucede en el mismo terreno á otra de su espe
cie , debe encontrarlo desprovisto y exhausto de los
alimentos que necesita.
Sea pues por cualquiera de estas razones , ó acaso
por todas ellas , ó por otra causa desconocida , lo
cierto es que desde Virgilio hasta nuestros dias no
se encontrará escritor alguno de los que han mere
cido alguna celebridad, que no haya enseñado que
la tierra descansa cuando se mudan las cosechas que
se le piden (1), y que es imprudente y muy perju
dicial el querer que se sucedan sobre el mismo ter
reno dos ó mas cosechas de plantas de la misma
especie.
Si se hallase sin embargo algun labrador incré
dulo que no quiera persuadirse de esta verdad , le
será fácil deponer su error , haciendo una experien
cia la mas sencilla. Divida en cuatro partes iguales
una extension de tierra , en la cual haya cultiva
do una cosecha de trigo; prepárelas del mismo
modo , bien que sin abonarlas ; y siembre entonces
trigo en la una, cebada en la otra, avena en la ter
cera , y guisantes , habas ú otras legumbres en la
cuarta. Por este medio observará , como yo lo he
observado , que el trigo será el mas débil : que la
cebada no será tan abundante como la avena , y
que las legumbres habrán prosperado fuera de pro
porcion con respecto á los demas granos.

(i) Sic quoque mutatis requiescunt foetibus arva. Virg.


Georg. i.° v. 82.
PARTE II. CAP. IX. 161
Lo que acabo de decir en cuanto á las plantas
de una misma especie , debe aplicarse con igual ra
zon á todas aquellas , cuyas raices se hallan dota
das de la misma forma. Será pues imprudente ha
cer suceder las plantas de raices profundas , per
pendiculares y tuberosas , sobre el mismo suelo en
que se acaban de cultivar otras plantas , cuyas rai
ces se hallan configuradas del mismo modo ; y no me
nos imprudente será el hacer que se sucedan única
mente aquellas cuyas raices son fibrosas y superfi
ciales. Si el vegetal toma por sus raices los sucos
de la tierra , el lugar que dejan las raices de una
planta , debe necesariamente quedar exhausto y en
la imposibilidad de procurar á otra el alimento que
necesita ; pero Una planta de raices profundas po
drá todavía vivir y sustentarse en el terreno en
que se cultivó otra de raices superficiales , porque
estas no llegaron á la profundidad á que irán las
otras en busca de alimento.
Pero ninguna práctica será tan provechosa á los
labradores como la de establecer la sucesion de
prados artificiales en los terrenos en que ya han
cultivado otras especies de plantas , para repetir
N este mismo cultivo despues de algunos años , du
rante los cuales , sin haber dejado de dar buenos
productos , el terreno habrá adquirido abundan
te tierra vegetal para producir las cosechas que se
le confien.
Cuanto mayor producto pueda exigirse de la
tierra con menor número de labores y menor can
tidad de abonos , tanto mas económico , y de con
siguiente mas provechoso será el cultivo. La ma
yor cosecha en -cantidad no es siempre la mas útil;
porque si el labrador para conseguirla ha tenido
que emplear un tiempo exhorbitante , un trabajo
excesivo y una cantidad enorme de abonos : si los
X
162 CURSO DE AGRICULTURA.
gastos por esta causa han sido superiores al prove
cho, semejantes cosechas arruinarán al labrador.
¡ Cuán ventajosos pues deberán ser para la agri
cultura los prados artificiales? No se les dió, segun
Columela , el nombre de prado , sino porque siem
pre se hallaban preparados ó prontos , sin necesidad
de grandes operaciones (1). En efecto, formados una
vez , ni necesitan de abonos ni de labores , y ofre
cen al labrador medios de mantener sus caballe
rías y sus ganados , y animales domésticos , con
los cuales se aumentan sus rentas en dinero , la co
modidad de su existencia y el acopio de estiérco
les , para abonar las tierras que destina al cultivo
de las plantas cereales , y de las otras que necesita;
quedándole sobrado tiempo para cultivarlas, y ad
quiriendo por este medio la seguridad de que des
pues de algunos años , con solo romper el prado
artificial , encuentra terreno sumamente fértil y en
estado de alimentar las plantas mas exigentes que
quiera confiarle.
Todas las naciones de Europa que han mejo
rado su agricultura , han debido este beneficio al
establecimiento de prados artificiales. Las ventajas
que estos han procurado exceden toda exageracion:
la riqueza territorial ha recibido un aumento ex
traordinario, la cria de animales ha subido de pun
to , y la naturaleza de las tierras ha cambiado en
términos , que muchas en que apenas crecia el mi
serable centeno , se ven cubiertas de trigo puro. El
número de departamentos y cantones de Francia
que ofrecen pruebas de esta verdad , si hubiera dé
referirse , llenaría por sí solo un volumen ; pero no
puedo dejar de publicar un hecho que viene en

(i) Nomen quoque indiderunt ab eo , quod protinus esset


paratum, nec naagnuua laboreen desideraret.Col. lib. 2. n. 17.
PARTE II. CAP. IX. 163
apoyo de lo que acabo de decir. Los diezmadores
de las inmediaciones de Lauterbousg pusieron de
manda á los propietarios de tierras en solicitud de
que les pagasen el diezmo del trebol con que las
cubrían hacia algunos años. Los propietarios en
su defensa huyeron de la disputa sobre el derecho
y sobre la costumbre en que estaban de no pagar
la, lo que hubiera bastado para que la demanda
se despreciase ; pero probaron hasta la evidencia
que desde que cultivaban el trebol , la cosecha de
trigo ,. y de consiguiente el diezmo de este grano
se habia aumentado mas de un tercio , con lo que
fueron absueltos de la demanda.
El cultivo en grande de las plantas, cuyas rai
ces sirven de alimento al hombre, y á los anima
les , es de la mayor utilidad , por las mismas ra
zones de contribuir al aumento de unos productos
sumamente importantes , y de preparar la tierra
para las cosechas de granos. En ninguna parte se
confian estos á un terreno recien estercolado , sin
haber antes cultivado una cosecha preparatoria,
como la de patatas por egemplo. De esta manera se
pueden arruinar las plantas dañosas , á cuyo naci
miento suele contribuir el estiercol , y se propor
ciona una labor que ahueca la tierra, y la dis
pone para que prosperen las nuevas plantas que
se le confien.
2 Y por qué en la mayor parte de las tierras
de España, que serian susceptibles de este sistema,
ni se adoptan los prados artificiales , ni se inter
calan las cosechas, para que la tierra produzca
mas , y para criar mayor número de ganados , y
de animales domésticos ? ¿ Por qué no se abandona
siempre que se puede el miserable barbecho que
condena á la esterilidad la mitad de sus tierras ? ¿ Será
acaso para que haya mas trigo y mas cebada , que se
X2 ,
164 CURSO DE AGRICULTURA.
resista la adopcion de los prados ? Pero si asi se
prueba , se piensa con error , porque con prados
y con otras cosechas intermedias que ocupasen el
lugar del barbecho se mantendrían mas animales,
se tendría mas abono , y se labraria mejor ; todo
lo
noscual
, porque
produciría
no seaumento
coge mas
en ,las
porque
cosechas
se siembre
de gra*

mucho , sino porque se cultive bien. Pero es pre


ciso que la tierra descanse : otro error tan comun
como fácil de combatirse ; porque el calor del sol
seca y empobrece mucho mas un terreno desnu
do , que el que está cubierto de plantas. Sin em
bargo de esto , si no estuviese en la mano del la
brador el variar las cosechas , si debiese por ne
cesidad sembrar siempre trigo , entonces el barbe
cho seria sin duda menos ruinoso que el cultivar
de continuo , y sin intermision la misma planta:
pero no es esto lo que se le aconseja , sino que va
ríe , y mude de cosechas , con la seguridad de
que naciéndolo asi , sus productos serán mayores,
su existencia mas cómoda y agradable y el es
tado mas floreciente.
Es verdad que hay tierras en España tan ári
das y faltas de humedad , que no se puede es
tablecer en ellas una alternativa que comprehenda
cosechas de verano ; pero las tierras de esta espe
cie no son la mayor parte de las que comprehen-
de nuestro suelo , y aun en muchas de ellas po
drían cultivarse las plantas que necesitan menos
humedad , para alternar con las cosechas de cerea
les. El cultivo de las plantas de invierno podría
y debería establecerse en semejantes tierras : el
centeno para ser consumido en verde por las ove
jas de cria , y por los corderos , en el invkrno y
la primavera , ó para enterrarse con el arado,
podría cultivarse con infinita utilidad : en una
JPARTE ir. CAP. XT. KjS
palabra , si se quisiere cultivar con perfeccion , si
se quisieren seguir las reglas del buen cultivo , y
sino se prefiriese el descanso y la ociosidad al
sistema de alternar las cosechas seria una fuente
de riqueza territorial.
Aunque no es mi ánimo detallar las cosechas
que pudieran formar la alternativa en nuestras
provincias , debo presentar á nuestros labradores
algunos egemplos de las que he visto establecidas
en los paises extrangeros.

Primera alternativa.

Primer año , patatas.


Segundo , trigo y trebol.
Tercero , trebol , enterrando en el otoño el últi
mo corte para sembrar.
Cuarto , trigo ó cebada.

En estos cuatro años sin mas que un abono y


tres labores, se consiguen cuatro cosechas abundan
tes y preciosas i sin que la tierra haya apenas des
merecido , pues antes bien se le podrá confiar sin
temor alguna de las cosechas de verano , como maiz,
judías, sarraceno, calabazas &c.

Segunda alternativa.

Primero , panizo en líneas y judías.


Segundo , trigo.
Tercero , sarraceno y habas ó patatas.
Cuarto , cebada.

Tercera alternativa.

Primero , remolachas ó nabos.


166 CURSO DE AGRICULTURA.
Segundo , trigo , y despues panizo para consumir
se en verde.
Cuarta , trebol.
Quinto , trebol.
Sexto, trigo.

Cuarta alternativa.

Primero , habas y despues maiz en líneas, y judías.


Segundo , trigo.
Tercero , altramuz para enterrarse con el arado.
Cuarto , trigo con trebol.
Quinto , trebol.
Sexto , trigo ó cebada.

Quinta alternativa.

Primero, patatas.
Segundo , trigo.
Tercero , calabazas y judías , ó melones ú otras
hortalizas de verano.
Cuarto , centeno para gasto de invierno y de pri
mavera.
Quinto , maiz , para pasto en verde.

Sexto , trigo.

Estos egemplos y otros infinitos que pudieran


darse combinando siempre las épocas , y las cosechas
que convienen segun el clima y la naturaleza del ter
reno , harán conocer á los labradores las ventajas
de una alternativa establecida bajo los principios
que quedan explicados. Lo esencial es el no perder
momento desde que levantada una cosecha se pue
de hacer la labor precisa , para confiar á la tierra
la que debe sucederle.
Si alguna de las cosechas accesorias no presen
PARTE II. CAP. XI. 167
tase motivos de esperanza , no se le debe permitir
que ocupe mucho tiempo la tierra : llegada que sea
á florecer no hay que detenerse en hacerla pacer
por el ganado , ó en enterrarla como abono. La
tierra se habrá siempre aprovechado de las labo
res que se le dieron , sin haber desmerecido de
modo alguno. Las cosechas enterradas en verde me
joran en lugar de deteriórar : ¿as demás empobre
cen mas ó menos , aunque algunas muy poco. Esta re
gla no se debe olvidar.
Antes de confiar á la tierra la primera cosecha
de la alternativa se debe disponer y preparar con
labores multiplicadas y con abundancia de abonos,
y una vez constituida en este buen estado , con so
lo saber intercalar las cosechas de manera que las
unas preparen el buen éxito de las otras , se podrá
continuar la sucesion por algunos años sin nece
sidad de mucho trabajo , ni de excesivos abonos, y
se conseguirán continuas cosechas sin barbecho.
No es mi ánimo, y sobre esta prevencion pi
do la atencion de los labradores , que sigan á un
mismo tiempo la alternativa de una sola cosecha
en toda la extension de su tierra: quiero decir, que
se hallen todas estas al mismo tiempo cubiertas de
patatas , por egemplo , despues de trigo , &c. &c.
Este proyecto seria á la verdad poco conveniente
y no llenaría nuestro objeto. Sus campos se deben
dividir en distintas suertes ó porciones , y mien
tras en la una se cultiva el trigo , en la otra debe
haber patatas , &c. cambiando sobre todo el terre
no las cosechas , de modo que aseguren todos los
años las cosechas principales y las accesorias. Si sus
tierras fuesen de tan grande extension que les fuere
imposible cultivarías asi , les será indispensable el
cultivar la alfalfa ó el trebol en la mitad ó en un
tercio , segun la extension : asi se procurarán forra-
168 CURSO DE AGRICULTURA.
ges abundantes y copiosos abonos, y tendrá todo
el tiempo que necesite para las demas cosechas, has
ta que llegue la vez á las tierras ocupadas por ellas,
de ser transformadas en prados artificiales, y reem
plazadas por las que ocupaban los prados.
Es tan importante el sistema de alternar las co
sechas, que cuando trate en particular de cada plan
ta , procuraré explicar la relacion que tiene con las
demas en la alternativa , y cuáles la deben prece
der y seguir. Haciéndolo asi , habré proporcionado
toda la luz posible á una materia , que es en mi
concepto una de las que mas importa que se conoz
can en el sistema agrario.

CAPITULO X.

De los cerramientos.

ISIo trataré aqui de las ventajas que resultan


de cerrar los campos , porque no hay ninguno que
las ignore, ni de las causas que impiden los cerra
mientos en algunas de nuestras provincias , porque
estas causas no pertenecen á la agricultura. Supues
ta pues la utilidad de cerrar , y la posibilidad de
hacerlo , hablaré de los diferentes modos de ejecu
tarlo.
Cuatro son estos medios segun la práctica que se
sigue actualmente, y no eran mas ni menos los que
empleaban los romanos , llamándolos natural , agres
te , militar y fabril. El primero es el que nosotros
llamamos seto vivo : el segundo , es el que se hace
con maderas en forma de estacada : el tercero es el
que consiste en fosos ; y el cuarto y último es el que
se hace con paredes , ó de piedra, ó de ladrillo, 6
de tierra. Hablaré de todos , reservando para el úl
PARTE II. CAP. IX. ' > I69
timó lugar el de plantas vivas , que es el' principal
por lo que respecta á la agricultura.
Él seto fabril consiste en paredes, y su cons
gun
trucciones
los materiales
relativaque
á laenlocalidad
él abundan.
de cada
Lo mismo
pais , su-
se-*-

cedia en lo antiguo. Segun Varron se hacian de pie


dra los cerramientos en los campos Tuse ulanos, de
ladrillos cocidos eff los campos de Francia , de la
dras
drillos
encrudos
los campos
en losde
Sabinos
España
, yy de
detierra
Tarento
y de
(1).pie>
A

no ser que se quieran hacer setos de lujo , emplean


do en ello los albafiiles ; los mismos labradores los
podrían ejecutar por poco que en ello se ejercitasen.
¿Quién exigirá muchos conocimientos para cons
truir
Para
una cercar
pared\ie
un piedra
campo seca
con óestacadas
de tierra óá empaliza
tapialete ?

das , que es lo que se llama seto agreste , tampoco


se necesitan ni grandes gastos , ni mucha habilidad.
Todas
ta las cañas
las maderas
formanson
unabuenas
pared para
bastante
este fuerte,
fin , y ha*
pa

ra cerrar la entrada á los ganados.


fosoEldeseto
tres
militar
ó cuatro
es el pies
mas ysencillo
colocar: basta
la tierra
abrirque
un x

se extrae sobre el borde interior para aumentar


la dificultad de saltarlo. Si se ejecutan cuando la
tierra está húmeda , puede darse á esta especie de
pared que se forma en el borde interior , un liso
que haga imposible el asirse ó sostenerse para su
bir ; operacion mucho mas fácil si la tierra es crasa
y arcillosa. ,.
El seto natural , que consiste en árboles ó ar
bustos plantados al rededor del campo , es el que me
rece la atencion del labrador. Por esta razon voy
á extenderme en hablar de él.

(i) Varron lib. 1. n. 14. - . , , ' ..


Tomo I. Y
170 CURSO DE AGRICULTURA.
Una cerca puede formarse ó por semilla ó por
plantacion. El primer medio es mas conveniente por
que las plantas que proceden de semilla , conservan
su raiz perpendicular , y no extienden tanto sus rai-
zes laterales ; circunstancia muy apreciable , porque
en esta especie de cercas se debe cuidar de que ocu
pen y empobrezcan el menor terreno posible.
Debe prepararse el terreno qiTt se ha de sembrar,
cavándolo á dos pies de profundidad, y á tres ó cua
tro de anchura , y extrayendo todas las piedras grue
sas , para dar á la plantacion la mayor igualdad. El
terreno que haya de ocupar esta plantacion , debe
separarse del camino ,. con un foso de cuatro pies,
como se ha dicho arriba , y aun convendrá hacer á
mas una empalizada , para que las plantas en sus
primeros años no esten expuestas á ser comidas ni
maltratadas.
Preparado asi el terreno , se sembrará en los pri
meros dias de la primavera, colocando la semilla en
dos ó tres líneas, distantes ocho ó diez pulgadas en
tre sí , y cada grano deberá distar solo dos pulga
das de los demas de la misma línea. Se cubrirán las
deradamente
semillas con unasi elpulgada
terreno de
no tierra
tuviese
, ysuficiente
se regará mo
hu

medad.
Al fin del primer verano se deberá cavar lige
ramente el terreno, y esta operacion, bien que mas
profunda , se repetirá al salir del primer invierno.
En el año siguiente no solamente se repetirán en
las mismas épocas ambas labores, sino que se cuida
rán de resembrar los lugares en que se advirtiesen
faltas ó vacíos. En el tercer ano,á mas de las mis
mas labores r será, ya bueno precisar á las ramas ás
que se extiendan lateralmente , siguiendo la direc
cion de la cerca, á cuyo fin se doblarán y se entre
lazarán con las plantas vecina*,, las ramas que se
parte rr. cap. ix. * 17í
dirigiesen ácia el campo ó ácia el camino , cuidan
do siempre de cerrar todos los vacíos- ó claros. Si
algunas ramas, y lo mismo el tronco , subiesen de
masiado , se doblarán al tiempo de la sabia. j
En el tercer año tendrá la cerca regularmente
tres pies de altura, por lo menos, y ya podrá es
quilmarse por los lados , y aun por arriba , para ha
cerla formar mas ramas , y para que se fortalezcan
las que se hallan en buena direccion. .
Si en esta época no tuviere el seto toda la dis
posicion que se desea , hay un medio sencillísimo de
procurársela , y consiste en podar todas las plantas
á seis pulgadas de tierra , operacion que se repite
- al año siguiente á doce pulgadas , egecutando dos
veces esta poda ó en el invierno ó entre las dos sá-
bias.
A los seis años se halla la cerca formada ente
ramente, y no tendrá necesidad alguna de labores.
Deberá esquilmarse todos los años , sino se tiene con
otro objeto que con el de defender la heredad, pero
si se quisiere utilizar haciéndola producir leña para el
fuego , no deberá podarse sino cada dos, tres ó cua
tro años , haciéndolo siempre entre las dos sábias,.
es decir , en el mes de julio. En este último caso, es
decir , cuando se quiere sacar del seto leña para que
mar ; ó solamente se cortarán las ramas que tengan
mas de tres pies de altura , ó toda la cerca rasa á la
tierra , ó de este mismo modo una sola de las líneas
que la forman , en suposicion de haberse sembrado
en dos ó en tres líneas. , i-> :
Es incalculable la utilidad que con este objeto
puede sacarse de las cercas , y la que resultaría al
Estado si por un medio tan sencillo se le procurase
abundancia de combustible ; pero la desidia que se
advierte generalmente en procurarse árboles para ét
fuego , es á la verdad digna de llorarse: aun diré mas;
1?2 CURSO DE AGRICULTURA.
el decir á nuestros labradores , plantad para quemar,
seria proferir una heregía en su agricultura ó expo
nerse á su mofa y á su escarnio. Pero no contem
porizaremos con sus caprichos , ni con su desidia,
y aun cuando .1a ruina de los plantíos y de los bos
ques no nos hiciese temer una esterilidad general,
sola la falta de combustible debería llamar nuestra
atencion , para hacer abrir los ojos de los labrado
res sdbre su escaséz , y la grande distancia á que ya
se encuentra de las poblaciones. Levantaré pues mi
voz para excitarlos á que planten por todas partes,
y á que cubran de árboles para leña los terrenos
inútiles para árboles frutales , y para otras cosechas.
¿Cuántos terrenos húmedos, cuántas corrientes de
ríos y canales se podrían plantar de álamos ó de sau
ces , cuyas ramas cortadas cada cuatro años . da
rían un producto considerable? Por esta misma cau
sa desearía ver multiplicados los cerramientos na
turales ó de plantas vivas. ¿Qué dirían nuestros la
bradores si vieran que en provincias enteras de
Francia no hay un solo monte , ni bosque comunal;
que todo se halla reducido á cultivo, y que toda la
provision
duce la industria
de combustible
y laboriosidad
consiste del
en la
labrador?
leña que pro*
• .

- Cuando se quiere formar un seto vivo por el


medio de plantacion , ó se busca la planta en los bos
ques incultos ó se consigue por medio de estacas , ó
se trae desde el semillero en que se crió con esta
intencion. Fuera de esto, el modo de formar el se
to es el mismo que el que se : ha explicado para la.
formacion de semilla. Entrelazar las ramas, impe
dirles que tomen otra direccion que la lateral , y
precisarlas á que se guarnezcan por el pie, y á que
cierren los vacíos ó claros por medio de la poda ;
este es todo el secreto del arte de formar cerramien
tos vivos. > ;.c .. . X !.'.. / . «... "-'1
parte ir. CAp. rx. 173
Apenas hay árbol niarb isto que no pueda em
plearse para este fin. Hay quien emplea el pino , co
mo se ha hecho en los campos que mi muger posee en
la Sabinia , dice Varron : hay quien siembra apre
ses, como en los campos que tuve en el Vesuvió , y
hay quien hace con olmos sus cerramientos , como se
ve en los campos de Crustumino(i). Sin embargo de
esto me ha parecido conveniente dar una lista de
las plantas que se emplean mas comunmente con
este objeto.

Plantas espinosas.

El espino blanco : es una de las mas á propósito ;


conviene á todos los terrenos , sufre la poda y se
multiplica de semilla ; pero tarda esta dos años
El en
azarollo
nacer.: en Aragon se llama manzano de da

ma ; posee las mismas cualidades que el anterior,


y conviene mas á climas calientes.
El níspero : de la especie natural , pues el que co
munmente se cultiva en las huertas carece de
espinas.
El cidro : es preferible á todos , pero necesita de cli
ma caliente. Se multiplica de semilla de acodos
y de estacas.
El granado : lo mismo que el anterior. En Italia se
le da preferencia para este objeto.
El azufaifo : llámase tiujolero en algunas provin
cias.
El harto : es utilísimo , y se emplea con frecuen
cia.
La pita.
El rosal silvestre.

(i) M. T. Varro. De re rustica lib. i. n-, xy. ' '


174 CURSO DE AGRICULTURA.
El zarzo ó zarzal : es muy oportuno para cercas
La grosella
de defensa
ó zepa
; pero
de se
Corintho.
extiendeSeria
demasiado.
muy útil sino

fuese tan baja , pero puede servir para cerrar


La vacíos
acacia.inferiores.
Aunque esté cada planta á dos pies de

distancia , con solo doblarlas y entrelazarlas , se


consigue un seto de defensa , que ocupa poco
terreno, y sirve de adorno.
No espinosas.
La encina : se encuentra bien en todos los terrenos,
y admite la poda. Se multiplica por semilla, y
conviene sembrarse en el mismo lugar.
La haya : lo mismo que la anterior , pero quiere
terreno frío.
El carpe
se multiplica
: es de los
de semilla.
que mejor sufren el esquilmo :

El olmo : lo mismo.
El membrillero : se multiplica de semilla , de aeodo y
de estaca.
El mimbrero : conviene para el injerto por aproxi
macion.
El avellano : se- multiplica de simiente y de renuevos.
El moral jy la morera. : son muy apropósito , y se
emplean mucho por los propietarios de Francia.
EJ cifflifiomo : conviene para las cercas de jardines:.
se multiplica de semilla y de renuevos.
El saúco : viene. bien en todos los terrenos., y se.
multiplica de estacas y de semilla.
El. box : lq mismo que (¿antecedente r conserva siem
pre las hojas , y se presta con la mayor docili
dad al esquilmo.
El mirto : como el anterior, con .kk ventaja de que
sus hojas huelen bien y sus flores son de un her
moso adorno,, v
PARTE ir. CAp. IX. 175
El tamariz: muy apropósito para los terrenos hú
medos , y aun para los salados : multiplícase de
estaca.
El romero : muy útil para cerrar los claros inferio
res.
La vina : es muy apropósito en segunda línea.
176 CURSO DE AGRICULTURA.

PARTE TERCERA.

DEL CULTIVO EN PARTICULAR.

Explicados ya los principios del cultivo en ge


neral , y dadas las nociones agrarias , que sin tener
por objeto el cultivo de ciertas y determinadas plan
tas, son sin embargo indispensables para ejercer
con provecho el noble estado de labrador , pasaré
ahora á la explicacion de las reglas que se deben
seguir en el cultivo particular de las plantas , que
hacen el objeto principal de la agricultura : y pa
ra establecer algun orden en materia tan impor
tante , hablaré primero de las plantas cereales :
segundo, de las leguminosas: tercero , deAas que se
cultivan por sus tubérculos ó' raices : cuarto , de las
textiles: quinto, de las tinctorias, y sexto, de las que
forman los prados naturales y artificiales.
Debo ante todas cosas advertir , que aunque los
límites que me he propuesto en esta obra puramen
te elemental , dirigida principalmente á dar los prin
cipios ó elementos de la ciencia agraria , no me per
mitan tratar de todas las plantas que se cultivan ó
puedan cultivarse ; ocupándome sin embargo, como
lo voy á hacér, de las principales, cuidaré de que
se encuentren en esta obra las reglas y los princi
pios de teoría que se deben seguir en el cultivo de
las demas.
PARTE III. CAP. r. 177

CAPÍTULO PRIMERO.

Tie las plantas cereales.

Bajo este nombre que inventó la mitológia pa


gana para señalar los dones de Ceres, se entienden
comunmente las plantas gramíneas que se cultivan
por razon de sus granos ; el trigo , el centeno , la
cebada y la avena. Mas aunque el maiz , el sarra
ceno y el arroz no se comprendan rigorosamente
en la clase de cereales , imitando el egemplo de mu
chos escritores , que las colocan en esta categoría,
trataré de ellos en seguida de las cereales rigorosas.

§1.

Del trigo. Triticum hybernum. liw.

Si en el Asia ocupa el arroz el lugar primero,


por ser la planta que alimenta á mayor número de
habitantes; en la agricultura de Europa debe el
trigo , por esta misma causa , tener la primacía. El
es nuestra planta por excelencia: él es el primer
manjar de la mesa del rico , y casi el único ali
mento del pobre: él es el que proporciona los me
dios de existir y de trabajar á la poblacion de esta
parte del mundo, y el que está pronto á servir .para-
el mismo objeto , á los que habitan en todo el glo
bo , siempre que lo llamen á ocupar un lugar en su
agricultura; porque es la planta de todos los paises
y de todos los climas; planta que crece y que pros
pera bajo la línea , y entre los trópicos , al extremo
del norte , y al extremo del mediodía.
Es indispensable reconocer ante todas cosas que
este grano de primera necesidad , la mas bella re-
Tomo I. Z
178 CURSO DE AGRICULTURA.
compensa del trabajo del labrador , se negará á co
ronar sus esperanzas y sus deseos ^ sino reune para
cultivarlo todos sus esfuerzos y sus afanes , y si no
emplea todos los recursos del arte que profesa. Ver
dad poco conocida , ó por lo menos poco practicada,
pues que al paso que el labrador se propone como
principal fin de sus operaciones el logro de la ma
yor cantidad posible de trigo , elige de ordinario el
camino diametralmente opuesto. Se emplea en sem
brar mucho , y no se ocupa en preparar las tierras
como conviene. Si con labores repetidas no que
brantáis la tierra , decía Virgilio en sus Geórgicas
*á ios labradores , en vano esperareis en el montón
ageno ; fuerza será que vayáis á las selvas para sa
tisfacer el hambre con bellotas (1).
Al tratar yo del cultivo de esta preciosa planta
no me detendré en recorrer las diferentes especies
de trigo , ó por mejor decir , sus variedades ; por
que este conocimiento interesa muy poco al labra
dor , cuyo cuidado se debe reducir á cultivar con
el debido acierto el mejor trigo de su pais. Todas
las diferencias que se advierten en orden á la for
ma y volumen de los granos , y á la existencia ó
privacion de aristas , no son mas que diferencias
inconstantes y accidentales que resultan, y que
desaparecen por el influjo del terreno , del clima y
del cultivo. Ni aun el trigo tremesino ó de marzo
forma segun las últimas experiencias una especie
distinta ; porque con solo acostumbrar por grados
el trigo comun á sembrarse tarde , llega á ser tre
mesino en los paises en donde por otra parte sea el
clima apropósito para que prospere , que son aque
llos en donde los calores ni son prematuros ni ex
cesivos. El mismo tremesino llega á poder servir

<i) Yitg; lib. i. Georg. y. 155.


PARTE III. CAP. I. 179
para las sementeras de otoño, cuando por grados
se adelanta su sementera.
Terreno que exigirel trigo. Requiere en general
esta planta una tierra substanciosa y de consistencia,
pero teme los dos extremos. Ni convendrá pues á su
prosperidad el terreno demasiado hueco y ligero,
que abandonaría con facilidad sus raices poco pro
fundas , y las dejaría á descubierto ; ni el demasiado
duro y tenaz , que los impediría extenderse en busca
de alimento. De aqui la necesidad de remediar la
tenacidad de 4a tierra por medio de labores pro
fundas y repetidas , y la de hacerla mas compacta
y unida por medio de la mezcla de- tierras que
posean estas cualidades , y por medio tambien del
cultivo de otras plantas , que enterradas con el ara
do producen este efecto.
Abonos. Hablando de las reglas que se deben se
guir en la alternativa de las cosechas , dimos á co
nocer la razon por la cual las plantas cereales , y
en especial el trigo , vivian á expensas del suelo que
ocupaban , recibiendo muy poco de la atmósfera ; y
supuesta la demostracion de esta verdad , es indis
pensable que- el labrador ponga el mayor cuidado
en abonar su campo , para dotarlo por este medio
de substancias nutritivas del trigo ; sin perder de
vista no obstante , que el exceso de abonos puede
hacer tanto daño á la cosecha como su escaséz , dán
dole demasiada frondosidad en tallos y en hojas, y
haciendo
Debe cuidarse
que las plantas
sobre sean
manera
ineptas
de no
para
emplear
dar fruto.
sino

los estiércoles ya perfectos y consumados, para que


la fermentacion que han debido experimentar, ha
ya
tas podido
perjudiciales
consumir
que éseinutilizar
hallabanlasensemillas
ellos. Como
de plan-
el

modo ordinario de cultivar el trigo se opone á que


se escarde y limpie de las yerbas dañosas con la
Z2
180 CURSO DE AGRICULTURA.
perfeccion que era de desear , y de la cual son
susceptibles otras cosechas ; es indispensable reme
diar el mal en su origen por el medio indicado,
aunque siempre insistiré en aconsejar á los labra
dores, que despues de haber estercolado un campo
con perfeccion , cultiven aquellas plantas que pre
paran el suelo , para que se le entreguen sin el me
nor inconveniente las semillas del trigo. Cuando un
campo estercolado perfectamente se destina para
una cosecha de patatas ú otras raices ; con el cul
tivo que estas exigen , se destruyen las malas yer
bas , y la tierra queda bien removida y preparada
para recibir la cosecha de trigo que se le quiera
confiar.
Labores. Es imposible determinar el número de
labores que deben preceder á la sementera , porque
cada especie de tierra lo exigirá mayor ó menor,
segun su naturaleza de ligera ó compacta, y segun
el mayor ó menor grado en que tuviere estas cua
lidades. He dicho arriba que esta planta teme los
dos extremos , y esta regla y no otra debe guiar al
labrador. Nuestro Herrera se hace ya cargo de la
diferencia de tierras , por lo que hace al núme
ro de labores que se les debe dar , opinando que
el precepto de sembrar al cuarto surco , dado por
Virgilio , solo debe entenderse de las tierras gruesas,
rán
y nodosde labores
las flacas
, antecedentes
y ligeras , para
á- la las
sementera
cuales basta-*
, y la

tercera al tiempo de sembrarse. (1).


Lo dicho hasta aqui debe sin embargo enten
ner
dersela de
tierra
las labores
, para que
destinadas
las- raices
á movilizar
de las semillas
y dispo<
se

puedan arraigar y extender convenientemente , pues


por lo que hace á las labores que se dan en las cuV

- -(i) Herrera > lib. r, cap. 5.


PARTE III. CAP. I. 181
ferentes épocas del año con el objeto de destruir
las malas yerbas , y de disponer el terreno favora
blemente al influjo de la atmósfera , y de consi
guiente á hacer provision de substancias alimenti
cias , lejos de procurarse economizar , se deben
multiplicar todo lo posible , como abonos que fer
tilizan el terreno.
He hallado el secreto , me decia en cierta oca
sion un labrador del partido de Huesca , para te
ner cosechas de trigo , aun cuando por no llover en
la primavera lo necesario , pierden las suyas mis
convecinos ; y todo este secreto consiste en dar á
mis tierras dos rejas mas de las que se acostum
bran. Ved aqui una observacion del todo confor
mé á la teoría ; porque cuanto mas hueco y mas
mullido estuviere el terreno, admitirá mas agua
cuando llueve , y colocándola á mayor profundi
dad , la podrá conservar por mucho mas tiempo.
En los paises pues en donde llueve poco deberán
multiplicarse las labores. .' ' -»
No quisiera tampoco que se olvidase la utilidad
del rastro triangular , para labrar la tierra despues
de desyermada por el arado á la debida profundi
dad. Los garfios de aquel introduciéndose seis pul
gadas , que es lo que comunmente necesitan las
raices del trigo, y proporcionando este instrumento
tanta celeridad en la ejecucion de las labores , y de
consiguiente tanta economía de tiempo , procuran
á los labradores ventajas que no deben despreciar
cuando desean ahuecar sus terrenos y destruir las
plantas dañosas. "!' : . - ' '
- Sementera. Aunque el trigo como planta anual
deberia sembrarse en la primavera , se ha recono
cido en todos los tiempos , que si se siembra en el
otoño , adquiere la planta mayor fuerza , produce
mas espigas, y sus granos son mas robustos. Cyan+
182 CURSO DE AGRICULTURA.
do al llegar el sol al signo de la balanza iguala los
dias con las noches, decia Virgilio en sus Geór
gicas , uncid , á labradores , vuestros bueyes , sem
brad las tierras , y continuad en esta operación
hasta el fin del riguroso invierno (1). - ,
El otoño pues será la época mas conveniente
para la sementera ; y como en general suele ser la
mejor la mas temprana, los primeros dias de otoño
sarán preferibles á los últimos. Esta regla sin em
bargo no es general, sino dependiente de las cir
cunstancian locales. Si fuese un pais , en el cual
no pueda contarse con certidumbre con la hume
dad conveniente para la sementera ; y antes del
otoño en los últimos de agosto , por egemplo, sobre
viniesen lluvias abundantes', no deberá perderse
esta ocasion de confiar los granos á la tierra en el
momento en que permitiese la entrada de la reja.
Si hubiere sido por el contrario , demasiado lluvio
sa la estacion del otoño , de modo que no hubiese
sido posible entrar en el campo , hubiera sido un
error muy craso el no proceder á la sementera en
losi primeros dias favorables de invierno. Desde el
mes, de agosto hasta el de enero se podrá pues
sembrar., aunque desde la mitad de setiembre has
ta el fin de octubre sea la época mas propicia,
y- la que por lo comun ofrece resultas mas lisonge-
ras. El labrador que. por la extension dilatada de
sus- tierras se vea precisado á sembrar en toda la
época desde agosto hasta enero , deberá sin embar
go considerar la naturaleza de. sus campos , para
saber á cuáles deberá primero confiar las semillas,
§í: cuáles; deberá reservar para los últimos. Las tier
ras mas húmedas , mas frías y sombrías y menos
substanciosas deberán sembrarse primero, para que

. (&) Vdrg. Geerg. ¡ib. i. v- 2 ro. ' '


PARTE III. CAP. r. 183
pueda el grano producir la planta antes que los
frios y las humedades de invierno vengan á ahogar
el gérmen ; y las tierras situadas en lugar mas ca*
líente , las menos humedas y mas substanciosas po
drán reservarse para despues, como menos expues
tas á los inconvenientes de las otras.
\Ni conviene confiar á la tierra las semillas del
trigo mezcladas con las de plantas perjudiciales , ni
adoptar para la sementera los granos vacíos y sin
la robustéz que necesitan para alimentar á la planta
en el primer periodo de su vegetacion. Por estas
razones conviene que se elijan para la sementera
los granos mas perfectos , y que se separen de todo
lo que no fuese trigo puro. No quisiera sin embar
go que en circunstancias poco favorables , y cuan
do el precio de los trigos escogidos fuese exhorbi-
tante , hiciesen los labradores sacrificios ruinosos
para adquirirlos. En tales circunstancias es mucho
mejor que aprovechen el de sus cosechas , aunque
pequeño y desmedrado , con tal que se halle limpio
de semillas dañosas. El señor Tessier , inspector de
los establecimientos rurales del gobierno de Fran
cia , y miembro del instituto , seccion de agricul
tura , ha publicado varias experiencias hechas por
él mismo , reducidas á emplear en la sementera los
granos de trigo mas desmedrados , los que habían
fermentado durante una larga navegacion , y lo que
es mas , los que despues de haber germinado , hizo
secar por algun tiempo al calor de un horno, para
que se inutilizasen sus gérmenes ya desenvueltos ; y
habiendo resultado que todos sirvieron todavía para
producir , es ya fuera de duda que con tal que los
granos no hayan perdido el gérmen interior, y que
conserven una parte de harina , podrán todavía
sembrarse con buen éxito, especialmente cuando la
adquisicion de otros mas perfectos hubiera de ser
184 CURSO DE AGRICULTURA.
demasiado costosa , pues en otro caso siempre con
vendrá emplear los mejores para conseguir plantas
mas robustas , como se ha dicho.
Es un error creer que solo el trigo de, la última
cosecha pueda convenir para sembrarse ; porque di
ferentes experiencias han acreditado que el de' dos
ó tres años es igualmente bueno.
Aunque el trigo por sí mismo sea incapaz de
degenerar , puede sin embargo desmerecer por va
rias causas accidentales. Por esta causa , y porque
siempre que el labrador trata de renovar su semi
lla , prefiere , como es justo , un trigo bien grana
do , y libre de defectos é imperfecciones ; no me
opondré á la renovacion de tiempo en tiempo del
trigo que se destina para sembrar , especialmente
cuando para sembrarlo en tierras de monte se pre
fiere el de huerta , y cuando para las tierras fuertes
y compactas se elige el producido en tierras lige
ras, y al contrario, por haber confirmado la expe
riencia que semejantes cambios conducen á la pros
peridad de la cosecha.
Prescindiendo de la cuestion sobre la naturaleza
del caries y tizon de los granos de trigo , y de las
diferentes opiniones , sobre si son verdaderas enfer
medades suyas , ó una especie de plantas parasitas,
que viven á sus expensas ; ello es cierto que se de
ben libertar de esta imperfeccion los granos que se
destinan para sembrar. Dos medios hay para con
seguirlo , consistiendo el primero en ponerlos á hu
medecer en el agua clara y corriente , y en espar
cir sobre ellos despues un poco de cal viva , y re
moverlos ; y el segundo en disolver cal viva en el
agua , y en ponerlos en ella por algunas horas.
. Es imposible determinar la cantidad de simiente
que deberá emplearse con proporcion á la extension
del campo , no solo porque las medidas agrarias son
PARTE IIT. CAP. I. 185
diferentes en las provincias , sino porque segun la
cualidad y estado de las tierras , se necesitará ma
yor ó menor. Lo cierto es que las tierras mas subs
tanciosas y mejor preparadas necesitan menos si
miente , porque los granos amacollan mas , y cada
uno produce muchas espigas ; y que las tierras po
bres y poco productivas, deben recibir mas simien
te , porque apenas puede esperarse en ellas una es
piga por cada grano. Exige del mismo modo la pru
dencia , que se - emplee mayor cantidad de semilla,
cuanto mayor fuere el temor de que la cosecha se
pueda desgraciar por falta de nacer el trigo , con
el fin de conseguir suficientes plantas , aun cuando
muchos granos sean estériles. Estas son las únicas
reglas generales que se pueden dar al labrador para
su gobierno ; pero es indispensable persuadirle la
necesidad de abstenerse del exceso , demasiado co
mun á todos los de su profesion de emplear mucha
mas simiente que la que realmente se necesita. Este
exceso , tan perjudicial y digno de combatirse , no
solamente priva al Estado de una cantidad enorme
de trigo que anualmente, pudiera economizarse , y
al labrador de la riqueza que su venta le propor
cionaría , sino que influye en gran manera para que
las cosechas se desgracien ; porque confiados á la
tierra muchos mas granos de los que puede alimen
tar , las plantas que resultan , ó perecen antes de
producir , ó no producen lo que debieran. Sin con
tar con las espigas dobles , ó por mejor decir j con
el número extraordinario de las que se ven nacer
muchas veces de un grano solo , una sola espiga
que produjese cada planta de trigo, resultaría un
producto de cuarenta por uno ; y sin embargo de
esto cuando el labrador consigue el de diez , cree
que la cosecha ha sido, abundante. ¿De donde nace
pues tan monstruosa desproporcion, que solo se ob-
Tomo I. Aa
186 CURSO DE AGRICULTURA.
serva en las cosechas de las plantas cereales , sino
en la enorme cantidad de simiente que se empleó,
y que consumió inútilmente la fertilidad del terre
no? En vista de razones tan poderosas, ¿por qué
no se decidirán siquiera una vez los labradores á
hacer ensayos sobre tierras , disminuyendo la can
tidad de granos que suelen emplear en la semente
ra? ¿Por qué no probarán á sembrar con dos fane
gas solas el campo en que acostumbran á emplear
cuatro? Solo entonces , y en el caso que las resul
tas de sus. ensayos confirmasen su viciosa costum
bre, podria permitírseles el continuar en ella, y el
despreciar las razones de la mejor teoría , con que
los mas instruidos escritores agrarios condenan la
práctica, por desgracia demasiado comun, de em
plear en la sementera mucho mas trigo del que con
viene para la prosperidad de las cosechas.
Tres medios se han inventado para sembrar: el
sembrador , especie de arado , que al mismo tiem
po que abre los surcos dexa caer los granos en ellos:
el plantador , instrumento de manera semejante al
mango del azadon , que en uno de sus extremos,
tiene cuatro puntas de hierro , que introducidas en
la tierra , vertical ó perpendicularmente , forman
otros tantos agujeros , en los cuales se deposita el
trigo , y el esparcir al vuelo la simiente.
El primer medio se halla abandonado y sin uso
por los muchos inconvenientes que presenta , tanto,
que los ingleses que lo adoptaron por algun tiempo,
dejan ya de emplearlo en sus sementeras. El segun
do seria muy del caso , si bastára cultivar el trigo
en jardines. El tercero pues , aunque el mas anti
guo de todos , es el que obtiene y obtendrá' proba
blemente la preferencia. Pocas reglas sin embarga
se pueden dar. sobre el modo de ejecutar esta sen
cilla- operacion conocida, de todas ,.y¿ cuya mérito
, . parte m. cap. ir. .187
principal consiste en esparcir el trigo -con igualdad,
para que el terreno se halle sembrado sin exceso y
sin escaséz. Por esta causa , y porque el modo de
recorrer el campo , segun el viento que á la sazon
hiciese , exige conocimientos prácticos que solo el
hábito puede proporcionar , aconsejaré siempre que
se encargue esta operacion á un labrador experi-
- mentado , y cuya habilidad sea conocida.
Operaciones que deben seguir á la sementera. Si
se dejase el trigo á la superficie de la tierra se se
carla y endurecerla por el influjo del calor y del
ayre , en lugar de hincharse y de ablandarse como
se necesita para formar la planta que ha de nacer;
faltariale tambien la humedad necesaria, y los in
sectos y los animales granívoros consumirían una
parte de la semilla. Por esto es necesario cubrirla á
continuacion de haberla sembrado. Para conocer la
profundidad á la cual el grano debe enterrarse , se
-debe consultar la naturaleza del terreno , porque si
fuese arcilloso , acuático ó expuesto á la humedad,
la profundidad debe ser menor; y mucho mayor
si fuese ligero , movihje y capaz de perder la hu
medad fácilmente. Esta diferencia se funda en que
-el exceso de humedad puede ahogar el grano y ha
cerle perder su facultad germinativa, corrompién-
,dolo , asi como la sequedad le impide hincharse y
desenvolverse ; y en que como los granos no ger
minan sino estan en contacto con el ayre atmosfé
rico , y el terreno arcilloso presenta mas obstáculos
.á la entrada de este , que no el ligero y arenoso,
en este puede enterrarse el grano á mas profundi-
«dad que no en aquel. Sin embargole esto tiene sus
límites la mayor 6 menor profundidad, estando
admitido -generalmente -que la mayor podrá consis
tir en cinco pulgadas,, y ¿a menor en una.
" El rastro es ciertamente el instrumento *mas
Aa2
188 CURSO DE AGRICULTURA.
apropósito para cubrir los granos , no solamente
por la igualdad con que lo ejecuta , sino por la
prontitud con que se verifica la operacion. Cuando
se cubren las semillas con el arado , ó se entierran
á demasiada profundidad , ó se distribuyen des
igualmente , haciéndose bajar al fondo todos los
granos desde las alturas ó costados de los surcos.
Una simple tabla cargada con dos piedras , que en
algunas partes suele. emplearse para este efecto, es
un instrumento muy defectuoso , porque no cubre
bien , y contribuye á que se forme sobre la super
ficie del terreno una corteza perjudicial al brote y
nacimiento de las plantas.
Cuando por esta ú otras causas llega á formar
se semejante corteza antes que todo el trigo hubie
se nacido , es tambien necesario pasar el rastro,
para destruirla y abrir la tierra.
El escardar el trigo , bajo cuyo nombre se
entiende
bas , parala asegurar
operacion
la de
prosperidad
arrancar las
de la
malas
cosecha,
yerr

es utilísimo , aunque demasiado descuidado en Es


paña. Conviene que cuando se ejecute esta opera
cion , ni la tierra se encuentre demasiado húmeda
ni demasiado seca , porque en el primer caso , se
deteriora pisándose , y en el segundo las plantas
que se arrancan , suelen quebrarse dejando sus rai
ces en la tierra.
Hecha esta operacion , ya no exige el trigo nin
guna otra sirio en dos casos. Si el pais fuese cálido
y seco , y. pudiere regarse en la primavera , no de
berá omitirse ; y si las plantas ofrecieren demasia
da frondosidad , é hicieren temer con fundamento
que la cosecha pudiese desgraciarse por esta causa,
entonces convendrá disminuir una parte de sus ho
jas , haciéndolas pacer á la ligera por el ganado.
Siega y trilla. La simple inspeccion de la plan-'
PARTE III. CAP. r. I89
ta indica la época de su maduréz. Sin embargo es
mas conveniente , en especial cuando la cosecha es
considerable , el no esperar á que llegue el trigo á
la maduréz mas completa , porque se desgracia
ría una porcion de grano , y el labrador perdería
una parte del producto de su sudor. Si á pesar de
esta precaucion , llegase una parte de la cosecha á
sazonar tanto , qUe haya peligro de que se desgra
ne al segarse, entonces es necesario hacer la siega
por las mañanas y tardes , y aun por las noches , si
hiciere luna , porque si se ejecutase en lo fuerte del
dia , y cuando el calor es muy intenso , la pérdida
seria de mayor consideracion.
Dos instrumentos se conocen para cortar el
trigo , la hoz y la guadaña. El primero desgrana
menos y proporciona poderse cortar á la altura que
se desee; el segundo es mas pronto y expedito, y
procura mayor cantidad de paja. Por esta razon,
segun las circunstancias locales, y el objeto que se
proponga el labrador , convendrá el uno con pre
ferencia al otro. Cortadas las mieses se colocan en
haces , reuniendo para formarlas las gabillas , y
atándolas con paja de centeno , con esparto , ó
con mimbres , ó con otra especie de ligaduras , se
gun la proporcion que se tuviere ; y despues de
haber dejado por algun tiempo los haces en el
mismo campo, para que pierdan su humedad vege
tal , y se sequen perfectamente , ó se trasladan á
la era ó á otro sitio para formar montones , que
segun las diferentes provincias suelen tener los
nombres diferentes de peces , fajinas , &c. cuidán
dose siempre de no remover ni trasladar los haces
en lo fuerte del sol , para evitar la pérdida de una
porcion de grano.
Las eras para trillar suelen ser circulares , por
ser esta la forma mas común de las parvas ó ten
I9O CURSO DE AGRICULTURA.
didas de las mieses. Su asiento ó suelo debe ser só
lido , y lo mas limpio posible ; y cuando no con
siste en un ensolado ó empredrado, debe disponer
se con una capa de arcilla, apisonada y humedeci
da con alpechín (agua producida por las aceitunas
cuando se muelen) ó por lo menos con agua, pa
sándose despues el rodillo de piedra , para impedir
que se mezcle la tierra con el trigo , y para que se
consiga con mayor prontitud el objeto que se desea.
Si el suelo de las heras fuese ligero , y sin dureza
ni solidéz , la operacion de trillar seria mas costosa
y dificil. Es tambien circunstancia indispensable el
situar las heras de modo que puedan recibir todos
los La
vientos
trilla
, yse en
ejecuta
especial
ordinariamente
el que domina
deen
tres
el pais.
ma

neras : ó por medio de trillos comunes , guarneci


dos de cuchillos de hierro y de pedernales , y tira
dos de caballos ó mulas ; ó por medio de solos los
animales de labor , haciéndolos trotar sobre la par
va ó tendida de mieses ; ó por medio de látigos ó
azotes con que los hombres empleados en esta ope
racion macean y dan golpes sobre las espigas, ten
didas al efecto de un modo conveniente. El último
medio es el que se emplea mas comunmente en los
paises frios , en donde la paja no se desmenuza , ni
se destina para otra cosa que para hacer estiércol;
pero en los paises calientes , en donde suelta el gra
no con mas facilidad, y en donde conviene desme
nuzar la paja , para darla á comer á los animales,
se prefiere siempre uno de los primeros medias , co
mo mas -prontos y -oportunos. El demasiado costo
que -suelen tener las otras máquinas inventadas úl
timamente para trillar, será siempre un obstáculo
para que se adopten; porque siempre será dificil
determinar al labrador á que emplee algunos miles
.de-reales para adquirir una máquina , <sin la cual
PARTE III. CAP. I. .
está acostumbrado á deshacer sus mieses. Por esta
razon me abstengo de explicar estas nuevas máqui
nas en una obra destinada á generalizar la instruc
cion, y de consiguiente á dar conocimientos adap
tables por todos.
Trillado¡ el trigo y separado de la paja y demas
materias extrañas , lo que se consigue echándolo al
viento , y pasándolo por cribas y porgaderos ; ya
no se trata sino de colocarlo de manera que pueda
conservarse. Hablando de los edificios rurales se
explicaron las circunstancias que debia tener un
buen granero; pero este es el lugar de dar á cono
cer la manera de gobernar el trigo.
Conservación del trigo. Lo que mas se necesita
para conservarlo es el secarlo enteramente , y el
hacerle perder toda su humedad vegetal antes de
encerrarlo en el granero. La humedad lo dispon
dría seguramente á la fermentacion y á la cor
rupcion. En la mayor parte de las provincias de
España es sumamente fácil secar el trigo sin mas
trabajo que exponerlo por algunas horas á la accion
del sol , extendiéndolo convenientemente ; pero en
aquellos paises en donde el calor no fuere tan in
tenso , será de absoluta necesidad el exponerlo al
sol por mucho mas tiempo.
Sin contacto con el ayre exterior nada fermen
ta , nada se corrompe , porque aquel ayre es el
agente principal de la putrefaccion; por esta causa
conviene tanto poner el. trigo á cubierto de su
influjo. Las urnas y las jarras de los antiguos, los
silos ó cisternas de tiempos posteriores,. y la prác
tica- en que estan algunos paises de encerrar el tri
go mezclado con la paja menuda , colocándolo en
cestos de paja de centena, no tienen» otro objeto
que cubrirlo del. contacto con el ayre atmosférico;
pero, la invenciaru mas^ sencilla. y mas cómoda de
Íg2 CURSO DE AGRICULTURA.
todas , es en mi concepto la del señor Parmentier,
tan conocido en Europa por el buen uso que ha he
cho de sus profundos conocimientos en las ciencias
naturales , aplicándolos á las artes útiles. Segun el
pensamiento de este sábio , colocado el trigo en sa
cos de mediana capacidad , para que puedan mane
jarse cómodamente , deben colocarse derechos estos
sacos en el granero , de modo que no toquen á
ninguna de sus paredes , y que tampoco se toquen
entre sí. Mas para que los sacos puestos de punta,
como se ha dicho , no vengan á caer , debe poner
se del uno al otro un palo de cualquiera madera,
de medio pie de largo , á cuyos dos extremos haya
dos ganchitos de hierro , para asegurarlos en los sa
cos , á un pie de distancia de la boca. Colocados
los palos en esta forma , es imposible que se caigan
los sacos , porque forman un todo entre sí , y no
puede caerse el uno sin arrastrar á todos los otros.
Colocándose el trigo en tierras ó montones se
le expone al influjo de todos los elementos , y á la
voracidad de los insectos y animales granívoros;
pero si las circunstancias en que se encuentra el
labrador no le permitiesen obrar de otra manera,
nunca le aconsejaré demasiado que el monton ó
tendida tenga el menor espesor posible , para im
pedir que se caliente , y entre en fermentacion; que
cuide mucho de ventilarlo por la parte del norte , y
que lo remueva con frecuencia : todo á fin de evi
tar la fermentacion y el nacimiento de los in
sectos. ;
Relación de esta cosecha en la alternativa de las
otras. Para completar este artículo y satisfacer lo
que ofrecí en el capítulo sobre la alternativa ó su
cesion de cosechas , debo repetir , lo primero , que
el sembrar trigo en el mismo terreno que acaba de
producir una cosecha de la misma planta, ó de
PARTE III. CAP. I. 193
otra de su misma familia , es querer despojar á la
tierra de sus sucos alimenticios , y perder el tiem
po y el trabajo que pudieran haberse empleado con
utilidad en otra cosecha : lo segundo , que sembrar
el trigo sobre un terreno recien estercolado , es
quererlo mezclar con malas semillas , ó querer que
las plantas inútiles se opongan á su prosperidad ; y
lo tercero , que el interés de la agricultura exije,
que despues de estercolar se cultiven aquellas plan
tas , para las cuales se dispone la tierra de un mo
do conveniente , á fin de sembrarla despues de tri
go , con seguridad de que su cosecha corresponde
rá á los deseos del labrador.
No .debo omitir en este lugar, que algunos agri
cultores de Francia acostumbran á sembrar una
porcion de trigo ácia el fin de junio ó principios
de julio, con el objeto de proporcionarse un prado
momentáneo para el otoño y principios de invier
no, sin perjuicio de una cosecha mediana de grano
que las mismas plantas producen, despues de haber
servido de pasto en verde ; egemplo que se puede
seguir en paises de riego ó en aquellos que aun en
la estacion del verano ,'pueden contar con humedad
suficiente. .
Con el mismo objeto acostumbran otros á sem
brar , despues de la cosecha de trigo , una cantidad
considerable de los granos menudos y semillas peque
ñas que salieron de la criba ó porgadero, cuando se
cribó el trigo, la cebada ó la avena. Con una semi
lla de tan corto valor , y con una labor tan sola
mente, las mas veces de rastro, consiguen un pra
do momentáneo para el otoño y parte del invierno,
sin que desmerezca la tierra en lo mas mínimo;
pues llegada la primavera entierran estas plantas
con el arado, para sembrar patatas, maiz, judías
1§4 CURSO DE AGRICULTURA.
verano , y pueden levantarse antes de la sementera
de otoño. De esta manera lo ejecuta entre otros el
señor Ibart, profesor de agricultura y de econo
mía rural en la escuela de Alfort , y miembro del
instituto , seccion de agricultura.
Cuando lleguen á conocer nuestros labrado
res las ventajas que proporciona la cria de anima
les domésticos , entonces adoptarán estos y otros
medios que les daremos á conocer en el curso de
esta obra , para mantenerlos en sus propias tierras
y en sus establos , á fin de aprovecharse de todos
sus productos.
He dado al artículo concerniente al trigo mas
extension de la que parece permitir un libro ele
mental , porque su cultivo es tan análogo al de las
otras plantas cereales, que al tratar de estas no se
rá necesario repetir la mayor parte de los conoci
mientos dados en este artículo.

5- II.

Del Centeno. sécale cereale. lik.

Terreno que le conviene. Despues del trigo el


centeno es la planta cuyo grano da mas harina , y
cuya harina es mas apropósito para la confeccion
del pan, alimento necesario para el hombre. A esta
ventaja es preciso aumentar la de prosperar en ter
renos pobres , en los cuales el trigo no se criaria,
y en los climas fríos y expuestos en el invierno á
hielos excesivos. Con tal que el terreno no sea acuá
tico, será oportuno para esta produccion, por es
téril que sea , y ora sea arcilloso y ora ligero. La
causa de acomodarse en semejantes terrenos parece
ser el que para la formacion de sus granos menu
dos y tígeros, necesita de menos alimento que el tri
parte nr. cap. r. I9S
go ; y el que sus hojas en mayor número , reciben
mas sucos de la atmósfera , mientras que su caña
mas débil y menos dura , exige menos de la tierra
en que vive. De aqui es , que como muchos labra
dores han podido observar , despues que una cose
cha de trigo ha dejado la tierra imposibilitada para
producir otra de la misma especie , todavía se ve
que prospera en ella una de centeno. En los paises
cuyo frío es tan intenso , que no permite la pro
duccion del trigo, del maiz ni de la cebada, el cen
teno es la planta que conviene y prospera , y es el
que da pan á sus habitantes ; como la avena pro
porciona alimento á los animales domésticos. El Au
tor de la naturaleza que ha criado al hombre para
poblar toda especie de climas, le ha proporcionado
en todos medios convenientes para vivir , y para
alimentar los animales , sin cuyo auxilio le seria im
posible cultivar la tierra.
Su cultivo. Ni necesita el centeno de la abun
dancia de abonos que el trigo y otras plantas , pues
se contenta con un escaso alimento ; ni de la multi
tud de labores que por esta misma causa se exigen
para el cultivo de otras cosechas mas exigentes. Dos
labores por lo comun , son cuanto es menester para
que el centeno prospere ; y si sucede á una cose
cha , para la cual como para la de patatas , le ha
moviluado y ahuecado la tierra , con solo el rastro
puede ahuecarse con confianza. Por lo que respecta
paracion
á las demas
de operaciones
la paja y conservacion
de su cultivo,
de siega,
su grano,
se*

nos referimos enteramente á lo que dejamos dicho


hablando del trigo , con solo añadir que su semen
tera debe ser mas temprana.
Circunstancias de su harina , su grano y su
paja. La harina dd centeno no es tan blanca ni seca
como la del trigo , conserva mucho mas la hume-»
Bb2
I96 , CVRSO DE AGRICULTURA.
dad , y por esta causa el pan que se forma con ella,
necesita estar mas tiempo en el horno , y aun des
pues de cocido debe tardarse á comer por lo menos
dos dias : en otro caso puede ser dañoso. Como el
centeno tiene mas sabor que el trigo , puede mez
clarse ventajosamente con la harina de este y de
otras semillas ; y aun por lo comun el pan de cen
teno puro solo se fabrica en aquellos miserables pai-
ses en donde no puede haberse otra especie de grano.
Los pájaros aman poco el centeno , y acaso esta
es la causa de que en la Polonia y demas paises del
norte , los gorriones son menos abundantes que en
los paises meridionales de Europa. Ofrece sin em
bargo un alimento conveniente á los animales do
mésticos , sea en grano ó en pan , como se acos
tumbra á dárseles en la Flandes , la Holanda , la
Alemania y la Suiza.
La paja de centeno tiene varios destinos. Ella
sirve para atar los haces de trigo , cebada y avena,
los emparrados y los árboles de espalera, para cu
brir las casas de los labradores y varios edificios
rurales , por la razon de que se pudre menos que
la del trigo ; para asientos de sillas , para fabricar
sombreros comunes , &c. &c. Pero hasta que en Es
paña llegue la industria á saber emplear este y otros
productos de nuestro suelo, el principal destino de
bería ser el formar la cama de los animales domés
ticos , y el aumentar asi la provision de estiercol,
nunca bastante para que prospere la agricultura;
pues por lo demas las bestias de labor se entregan
á ella dificilmente , y aun cuando la coman , nun
ca hallarán el alimento que necesitan.
Su utilidad para pastos. Mas vengamos ahora
á la utilidad del centeno para formar pastos de pri
mavera , y aun de invierno y otoño : utilidad que
debiera ser mas apreciada , y que los labradores se
, . PARTE ur. CAP. r. Ig7
deberían proporcionar , saliendo de la ciega rutina
que les hace mirar con desprecio todo lo que no
vieron hacer á sus mayores. Estas ventajas fueron
bien conocidas de los romanos , quienes segun sus
escritores geoponicos , no lo cultivaban con otro ob
jeto que con el de tener forrages tempranos ; y en
el dia se hallan bien apreciados de los sábios agri
cultores franceses , que en los paises meridionales
como en los del norte de la Francia , cultivan el
centeno únicamente para alimento en verde , aun
que despues les proporcione una cosecha en grano.
Sembrado el centeno lo mas temprano posible,
en tierras naturalmente fértiles ó bien dispuestas,
proporciona en el invierno , y aun antes y despues
de esta cruda estacion , un pasto abundante y sa
ludable á los ganados y bestias de labor , sin que
por esto deje de proporcionar una cosecha abun
dante de grano.
Si el terreno no fuese fértil , ni se hallase bien pre
parado , siempre se podrá conseguir un pasto abun
dante para el invierno y la primavera ; y si despues
de haberse segado ó pasturado en esta, seentierran
con el arado antes de granar , se habrá mejorado
la tierra en lugar de empobrecerse , y se la habrá
dispuesto con ventaja para recibir otra cosecha in
mediatamente como las patatas , el panizo para for-
rage , el mijo, el altramuz, el garbanzo, la ju
día , &c. &c. Despues de las cuales ninguna difi
cultad habrá en que se la confie una cosecha de
trigo.
En el caso en que se quisiere sembrar centeno
con solo el objeto de qué sirva como forrage ó ali
mento en verde , poco trabajo exigirá la prepara
cion de la tierra , pues algunas vueltas del rastro
serán suficientes : circunstancia que no" deberá per
derse de vista, puesto que una expensa tan despre
I98 CURSO DE AGRICULTURA.
ciable proporciona un product» de mucha monta,
y un abono para el terreno.
Hemos observado con admiracion los efectos en
esta parte de la industria agraria en diferentes can-
t-ones de Francia , y citariamos diferentes hechos
que excitarian á su imitacion, si los estrechos lími
tes de un curso elemental nos lo permitiese. Nos
limitaremos pues á uno solo. Despues de una cose
cha de trigo y otra de altramuz, hemos visto sem
brarse el centeno en el mes de setiembre : propor
cionó pasto durante el invierno , se segó en el mes
de marzo para forrage : en el abril se enterró con
el arado, y al mismo tiempo se sembraron patatas,
y recogidas estas en el mes de octubre, fueron
reemplazadas por una cosecha abundante de trigo.
En solo pues el tiempo de tres años hemos visto
cogerse sobre el mismo terreno dos cosechas de tri
go , una de pasto sumamente abundante , y otra de
patatas; Esperemos que nuestros labradores, ins
truidos por los sabios agricultores de España , lle
garán á introducir en la agricultura las mejoras que
se advierten en las demas naciones de Europa : ocu
pémonos un momento de la práctica viciosa y per
judicial de sembrar el centeno mezclado con el trigo.
De la mezcla del trigo y del centeno. El pro
ducto de semejante mezcla suele llamarse trigo mi-
tadenco, ó trigo mezclado, ¿pero qué motivo pue
de autorizar una práctica tan contraria á la razon
y a los intereses de la agricultura ? Si el centeno y
el trigo exigen terrenos del todo diferentes: si
cuando aquel ha llegado á su verdadera sazon, es
te se halla todavía atrasado ; y si de consiguiente
es imposible proceder á segar esta monstruosa mez
cla , sin que una gran porcion de centeno se haya
desgranado y perdido, ó sin que el trigo se halle sin
granar , y de consiguiente sin poder utilizarse su
PARTE Uf. CAp. i. igg
grano ; ¿ cuál es el objeto que puede proponerse el
gurar
labrador
unaencosecha
una operacion
, si la otra
tanseinsensata
desgracia
i El
: esta
de ase*
es

la respuesta que se suele dar cuando se pregunta


á los labradores la razon de su conducta, ¡Fero qué
insensatez ! ¿No seria mas obvio , mas natural y
. mas libre de los inconvenientes que hemos obser
vado , el sembrar de centeno la mitad del campo
y de trigo la otra mitad ?
bamos
Si lasderazones
oponertan
á la
obvias
viciosa
y á conducta
su alcancedeque
losaca-r
la

bradores que mezclan las semillas tan inconsidera


damente, no fuesen suficientes para hacerles aban
donar una práctica tan monstruosa , inútil juzga
mos el proponerles las dificultades que nacen cuan
do se trata de reducir á harina dos semillas.de ca->
hdades tan diferentes de conservar para semilla
una mezcla que desaparece por si misma al cabo
de algun tiempo. ...... ; ;¡ ¡j . .- . f .

§. Ul
i." . - . .'- '' . • <
De h Cebada. Or¿ei)m Vulgare. ur.

Entre las diferentes especies de cebada las mas


importantes de conocer son la cebada ordinaria y
la cebada de marzo ó de primavera.
Terreno que le conviene. El terreno mas conve
niente á esta planta es el ligero y substancial , con
tal que se halle e» exposicio» 6$&m% caliente. Un
terreno compacto .no es Qpojftínp, v porque de
ordinario semejantes terrenos; ¿on fríos y resisten la
entrada del influjo del sol ; ó porque como las rai
ces de esta planta se introducen á mayor profun
didad que las de las otras plantas cereales , encuen
tran obstáculo para prospera* en Ja tenacidad dü
200 CURSÓ DE AGRICULTURA.
. terreno. Se ha dicho y se repite , que esta planta
corresponde á los climas calientes , como la avena
pertenece á los frios : asi pues será inútil el quererla
aclimatar en los paises frios y elevados. .i: . .
Su cultivo. Las reglas dadas sobre el cultivo del
trigo deben observarse escrupulosamente , si se quie
re que la cebada corresponda á los deseos del la
brador , con la diferencia de que el exceso de abo
nos le causa mayor daño, por hallarse mas dispues
ta á vegetar vigorosamente, y á producir tal fron
dosidad en sus hojas , que impide al grano el des
envolverse. Muchos labradores acostumbran sin
embargo á sembrar cebada con preferencia al tri
go, despues de haber estercolado con abundancia;
mas esta práctica debe tenerse por viciosa, á no ser
que sea con el objeto de consumirla en verde, ó de
hacerla pacer por el ganado en el fin del invierno,
6 en el principio de la primavera , sin perjuicio de
la cosecha en grano , que en tal caso suele ser mu
cho mas abundante.
Cuando se desea sembrar la cebada de marzo,
debe tenerse por regla importantísima el adelantar
cuanto sea posible su sementera ; porque cuanto
mas tiempo haya estado en la tierra , sus raices se
habrán extendido mas , y de consiguiente la planta
será mas vigorosa.-
Siempre que se siembra la alfalfa, y muchas
veces cuando se siembra el trebol , suele sembrarse
cebada al mismo tiempo; pero en este caso se debe
tener presente , que es indispensable disminuir la
mitad de la cantidad que se emplearía , si se sem
brase sola, porque de otra manera ahogada las
plantas que se siembran con ella.
Como la cebada conserva la humedad mucho
mas que el trigo , su conservacion será mas dificil,
si no se tiene el mayor cuidado de colocarle en
PARTE m. CAP. T. 201
montones menos espesor , y de removerlo con mas
frecuencia.
Sus usos. Asi como en el norte se cultiva la ce
bada en los terrenos cuya exposicion lo permite,
con el objeto de fabricar con ella la cerbeza , bebi
da destinada á reemplazar el vino ; en los paises
meridionales se cultiva para alimento de los ani
males domésticos ; pues aunque su harina sea sus
ceptible de emplearse en la fabricacion del pan, este
es tan malo , que solo en el caso de una miseria
extrema , puede el hombre vivir de este alimento.
Por lo que respecta al que proporciona á los ani
males , jamas se encargará bastante el procurarles
un mantenimiento , que reune en el mas alto gra
do las cualidades de refrigerante y nutritivo.
Cultivada como forraje en verde es tambien de
la mayor utilidad , por ser el alimento en yerba,
que primero se les puede proporcionar en abun
dancia.
Reducido á harina y hervida en agua , aumen
ta la leche de las vacas, y engruesa los cerdos, los
bueyes y las aves, proporcionando á sus carnes una
delicadeza que dificilmente les procurarán otros ali
mentos.
Su paja es mas dura y menos substanciosa que
la del trigo , aunque los bueyes y las vacas la co
men generalmente bastante bien, y con menos difi
cultad que los caballos y el ganado de lana ; mez
clada sin embargo con la paja de avena ó con al
falfa ó trebol , es bien recibida, por todos los ani
males domésticos. v

Tom. I.
202 CURSO DE AGRICULTURA.

5. IV.

De la avena. Avena sativa. un.

Esta planta , conocida de todos los labradores,


é introducida en todos los paises de Europa , en
donde la cebada no . puede criarse , encierra dife
rentes
dad particular
especies ,encuyo
la práctica.
conocimiento
Lo esencial
no ofrece
es el utili^
cul

tivar como conviene la especie conocida y experi


mentada en el pais.
Terreno que le conviene. La tierra menos conve
niente á la avena es la arenosa , ligera , demasiado
movible y caliente. Ama un terreno de alguna te
nacidad y consistencia, en el cual la humedad se
pueda conservar y" proporcionarle la frescura de
•que necesita.
Su cultivo. Siendo esta planta la menos delicada
de todas las cereales, y la que exige menos cuida
dos de parte del labrador , no necesitará de tantas
labores , ni de iguales abonos que el trigo y la ce
bada. Se ve por el contrario prosperar en una tier
ra empobrecida por el trigo , y suceder á este con
alguna ventaja. Pero que esta regla no seduzca de
masiado á los labradores ; porque si la avena no exi
ge los mayores cuidados , si es menos delicada que
las otras cereales , no por eso deja de aprovecharse
de un buen cultivo , ni de corresponder agradecida
á las atenciones con que se la trata : sabe por el con
trario negarse del todo á producir si se la cultiva
sobre un terreno demasiado pobre (1). No debe
perderse de vista que cultivándose por razon de sus
granos debe necesariamente empobrecer la tierra,

(1 ) Et levis obseso stabat avena solo. Ovid.


. parte iir. cap. r. -- 203
y que por esta causa el hacerla suceder inmediata
mente á una cosecha de trigo, ó de otra planta de
la misma familia, es querer despojar á la tierra de
toda su substancia.
Suelen los labradores ser poco delicados en ele
gir los granos que deben emplear para simiente , y
á la verdad que obrando de esta manera , no con
sultan sus intereses. Debieran acordarse que por lo
comun se siega esta planta antes que haya llegado
á su perfecta maduréz y sazon , y que por esta causa
se encuentran muchos granos sobremanera débiles
y expuestos á no producir ; y sobre todo debieran
observar que es absolutamente indispensable el no
confiar á la tierra un solo grano de avena loca,
avena fatua , que en algunas provincias se llama
ballueca , y avena estéril. Pero detengámonos á ha
blar de una planta de las mas perjudiciales al cul
tivo , y de la cual hablaba Virgilio cuando dijo:
infelix lolium , et heriles dominantur avence (1).
De la avena loca. Forma esta planta una espe
cie particular de avena , que se distingue de la co
mun en ser indígena , muy rústica , vigorosa y
temprana, y en producir granos mas menudos,
negros y capaces de conservarse muchos años en la
tierra sin perder su virtud germinativa. Su caña es
de ordinario mas alta que la de la avena comun , y
tambien mas recia. Pero lo que mas contribuye á
hacer esta planta tan perjudicial á la tierra es la
prontitud con que forma sus granos, y los arroja;
prontitud que la ha dado el nombre de estéril, por
haberse creido por algun tiempo , y creerse aún por
algunos labradores, que semejante planta care
ce de grano , y que proviene de la alteracion del
trigo , la cebada ó la avena. Creeríamos agraviar

(i) Lib. i. Georg. v* 154.-


Ce 2
204 CURSO DE AGRICULTURA.
á las luces del siglo en que vivimos , si nos detu
viésemos en impugnar los errores vulgares sobre la
degeneracion y trasmutacion de las semillas. La
abundancia de la avena loca ó ballueca en algunos
campos se explica fácilmente lo primero , por su fe
racidad, y por la prontitud con que grana y arroja
sus semillas sobre la tierra : lo. segundo , por la fa
cultad que estas conservan de mantenerse muchos
años sin perder su virtud germinativa ; y lo tercero,
por la mala práctica de hacer suceder por mucho
tiempo sobre el mismo terreno las plantas de una
misma familia. Una vez sembrada la avena loca,
aunque sea en cortísima cantidad con las otras se
millas , todo su producto queda sobre la tierra , y
al fin de algunos años se ha formado un depósito
capaz de cubrir el suelo y de ahogar las plantas
que se le han confiado. Efecto que debe suceder
necesariamente , y que es extraño no se verifique
con mas frecuencia , sobre todo cuando se sigue la
ciega rutina de no cultivar sino plantas cereales,
sin alternar este cultivo con el de cosechas prepa
ratorias, ó con el de las plantas que se cultivan
para pastos.
De aqui procede la necesidad de separar con el
mayor cuidado de la avena que se destina para si
miente , los granos que pudiere haber de la avena
loca : operacion fácil de ejecutar sin otro instru
mento que la criba ó porgadero comun, pues ó se
mejantes granos pasan por los agujeros del porga
dero como mas menudos , ó suben á la superficie
como mas ligeros. En todos los casos en que la
avena loca llega á verse en cantidad en un campo,
el medio mas oportuno para acabar con ella , es el
segar en verde todo el sembrado , y el emplear en
seguida la tierra en alguna de las cosechas que ad
miten , como las patatas , el cabarse y recabarse
PARTE III. CAP. I. 205
el terreno ; medio indispensable para limpiar el
que está manchado con la presencia de semejantes
plantas*
Época de sembrar. Aunque la avena pueda sem
brarse mucho mas tarde que las otras semillas ce
reales , pues con tal que se siembre al fin del in
vierno, ó en el principio de la primavera suele pros
perar, cuanto antes sin embargo se siembre , y cuan
to mas tiempo ocupe la tierra , tanto mayor robus
tez adquiere generalmente.
Escardas. De todas las cereales , ninguna plan
ta exige los escardos con igual razon que la avena,
porque el terreno que ella ocupa produce comun
mente mas yerbas dañosas.
Siega. La facilidad con que se desgrana la ave
na desde que llega á sazonar , hace que los labra
dores la sieguen por lo comun antes de esta época;
pero si con razon es indispensable observar el mo
mento y aprovecharlo , jamas podrá merecer la
aprobacion de un agricultor instruido , la práctica
que peca por el extremo opuesto , y que hace que
se siegue la avena cuando su grano se halla sin for
mar y todavía en leche , como suele decirse.
Por lo que respecta á las demas operaciones que
exige su cultivo , nos referimos á lo que hemos ex
puesto y enseñado hablando del trigo , por ser aque
llas reglas aplicables al cultivo de todas las plantas
gramíneas y cereales.
Sus usos. El destino de este grano es el de alimen
tar los animales domésticos, todos los cuales la co
men con placer. Es excelente para las vacas de leche,
para los bueyes, carneros, cerdos y aves que quieren
engordarse ; y dado á las gallinas las hace poner
huevos mas temprano. Conviene sin embargo que
no se haya encerrado antes de haber perdido toda
su humedad, porque en tal caso se pudre fácil
206 CURSO DE AGRICULTURA.
mente. Su conservacion no es tan dificil como la
de otros granos , y se puede lograr sin mas trabajo
que el de librarla de la humedad , y el de remo
verla de tiempo en tiempo, para que no se caliente
y sufra alguna fermentacion.
Dada á los animales como pasto en verde , les
proporciona un sabroso y Substancioso alimento;
pero por lo comun es poco éconómica esta manera
de darla.
La sucesión en el orden de cosechas. JL.a circuns
tancia de cultivarse para grano debe tenerse pre
sente por el labrador para no sembrar la avena in
mediatamente despues de otra cosecha de granos,
y para no hacerla seguir de otra de la misma na
turaleza. Deberá pues siempre colocarse en la alter
nativa , de modo que se encuentre precedida y re
emplazada por otra de aquellas que mejoran la tier
ra , ó que por su diferente cultivo , ó su diverso
modo de vegetar , empobrecen mucho menos el
suelo. En las circunstancias sin embargo en que el
labrador necesitare exigir de sus tierras ya debili
tadas , una cosecha de granos , la avena deberá
preferirse ; porque necesita de menos alimento que
las otras cereales , y prospera mejor en terrenos
débiles.
Una de las mayores utilidades del cultivo de
esta planta es la de sufrir el sembrarse tarde ; cir
cunstancia que debe hacer se la dé la preferencia
en las ocasiones en que por haberse diferido mucho
la cosecha del otoño, la del maiz ó patatas^ por
egemplo , fuese ya demasiado tarde para confiar á
la tierra, el trigo ó la cebada. ,
PARTE III. CAP. I. 207

§. V.

Bel maiZ. zea mays. lin.

Originario de la América meridional es el maiz,


uno de los dones mas preciosos que hemos re
cibido del nuevo mundo. El corto tiempo que ocu
pa la tierra , la época en que se consigue su co
secha , la abundancia de sus granos harinosos , y
el sabroso alimento que proporciona en verde á los
animales, recomiendan su cultivo á los labradores,
como uno de los que les proporcionan mayor pro
ducto.
- Diremos de sus variedades , fundadas ó en la
diferencia del color de sus granos, ó en su mayor
ó menor volumen, ó en su número mayor ó menor,
ó en la diferencia de tiempo que necesita para criar
se , lo que hemos dicho de las variedades de las de-
mas plantas cereales. Los labradores suelen saber
bastante las que les convienen , y las que la expe
riencia ha acreditado mas oportunas á cada pais.
Terreno que exige. El suelo mas conveniente
para esta produccion es aquel que reune las cir
cunstancias de hueco , profundo y substancial;
pero no por esto deja de acomodarse en los terre
nos inferiores que no reunen aquellas calidades en
el mas alto grado. Sus raices profundas , y que se
extienden al mismo tiempo lateralmente , sus gra
nos abundantes y harinosos , y la fuerza de su ve
getacion , manifiestan bastante la necesidad de una
tierra rica en principios vegetales , y que de ningun
modo se oponga por su tenacidad á la prosperidad
de esta planta. La circunstancia de que recorre to
dos los periodos de su vegetacion durante el estío,
la hace convenir á muchos terrenos , cuyo clima
208 CURSO DE AGRICULTURA.
sin embargo no puede decirse meridional, y el que
la ha visto cultivarse con ventajas en las orillas del
Sena , y aun en la Holanda , en la Borgoña , el
Franco Condado y el Piamonte , no deberá dete
nerse en asegurar , que son pocas las provincias de
España en las cuales el cultivo de esta planta no
pueda introducirse , si ya no lo estuviere.
Su cultivo. Por lo que acabamos de decir sobre
la naturaleza del terreno , que se exige para esta
planta , se ha debido sin duda conocer la necesidad
de darle las labores suficientes para ahuecarlo y pro
fundizarlo : labores cuyo número es imposible seña
lar por ser dependiente de la naturaleza y calidad
de la tierra. Por la. misma razon, y por haberse
aprehendido por la experiencia , que cultivado el
maiz en terrenos que se acaban de desyermar , ó en
los que han estado por algun tiempo cubiertos de
prados artificiales ó en los que sumergidos en el in
vierno, solose prestan á las plantas de estío, suele
producir de un modo extraordinario ; por todas es
tas causas es indispensable enriquecer la tierra con
suficientes abonos , si se quiere que el maiz llene la
esperanza del labrador.
La época de sembrarse el maiz , es aquella en
que ya la superficie de la tierra se haya calentado
con los rayos del sol , y en la cual ya no puedan te
merse los frios ni los hielos; y su semilla debe pro
curarse de los mejores granos , y ponerse á hume
decer por veinte y cuatro horas en el agua , para
que su germinacion sea mas pronta y para que pue
dan separarse los granos vacíos que nadan sobre el
agua sin bajar al fondo.
Suele sembrarse á vuelo ó á sulcos ; pero aten
dida la necesidad de que las plantas se hallan dis
tantes entre sí y de las diferentes labores que han
de recibir durante el curso de su vegetacion , debe
PARTE III. CAP. I. 209
sin duda alguna preferirse el segundo medio como
mas económico y oportuno , para producir los efec
tos que se desean. Y como el interés de los labrado
res exige que se pueda emplear ó el rastro ó el cul
tivador en las operaciones subsiguientes con preferen
cia á la azada , manejada por los brazos del hombre :
nunca encargaremos bastante el sembrar en líneas
que se hallen con direccion regular, y cuyas distan
cias puedan recorrerse en todos sentidos , y por cual
quiera lado sin peligro de dañar á las plantas.
Sembrada la semilla debe cubrirse y allanarse
el terreno por los medios que se han propuesto , ha
blando del trigo. N
Cuando el maiz ha nacido ya, y llegado á la al
tura de cuatro ó seis pulgadas , debe recorrerse el
terreno , para arrancar á mano las plantas dobles y
todas las que se hallan demasiado cerca de las que
se quieren conservar ; y al mismo tiempo, sea con
la azada ó sea con el cultivador, si se ha sembra
do de manera que se pueda emplear este instrumen
to , deberán arrancarse todas las plantas inútiles ó
dañosas ; operacion que en algunas provincias se
llama picar , y en otras repicar , y que debe repe
tirse por algunas veces , y en general siempre que se
dejen ver nuevas plantas inútiles, ó que el terreno
llegue á formar corteza.
Cuando la planta ha llegado á la altura de vein
te pulgadas ó de dos pies, entonces esta operacion
debe ser mas perfecta , y sea con la azada manual
(5 con el cultivador , debe recorrerse el terreno, mas
profundamente calzando las plantas; es decir, acer
cándoles una porcion de tierra, y cubriendo con ella
una parte del pie , y alguna de sus articulaciones in
feriores, no solamente con el objeto de ahuecar mas
la tierra, de facilitar ála humedad el descender has
ta las raices, mas profundas, sino tambien, con el de
Tomo J. Dd
210 CURSO DE AGRICULTURA.
proporcionar á las articulaciones el formar nuevas
raices , y de consiguiente el procurar mayor vigor y
fuerza á la planta.
Todas las plantas tardías que suelen nacer de las
raices de la principal ó de las articulaciones que se
hallan á su basa , deben arrancarse cuidadosamente,
como tambien las espigas tardías , las mal colocadas,
y las que han abortado; todo con el fin de que la plan
ta principal pueda alimentarse y prosperar mejor.
Pero la labor mas indispensable , y la mayor ne
cesidad de calzar la planta, es sin duda el momento
crítico de la formación del grano en la espiga , por
que el mas importante trabajo de la naturaleza debe
ayudarse mas con todos los esfuerzos del arte.
Sin señalar el número de labores que necesita el
maiz despues de nacido , diremos sin embargo que
cuanto mas se multipliquen, mayor será el producto,
y la tierra quedará menos empobrecida por habér
sela dispuesto mejor á recibir el influjo de la atmós
fera.
Suelen algunos labradores cometer el error de
despojar el maiz de algunas de sus hojas, al paso que
su vegetacion se va adelantando , creyendo propor
cionar por este medio mas vigor á la j. lanta y ma
yor perfeccion á la espiga ; pero la experiencia y la
razon se hallan de acuerdo contra una operacion
que produce el efecto Contrario del que se propone
el que la ejecuta. Si las hojas son en todas las plan- r
tas otros tantos órganos absorventes de la humedad
y de los sucos que se hallan en el ayre que las rodea,
las hojas del maiz pueden decirse otros tantos em
budos ó embasadores por donde la humedad y el ali
mento se introducen en abundancia, y sin cuyo auxi
lio la planta se verá privada de una parte de su vi
gor, y precisada á sa^at de la tierra mas alimehto
del que en- otro caso hubiera exigido; Lo úmC© pues
.' PARTE III. CAP. I. 211
que se podrá permitir el labrador , será el cortar la
cabeza de la planta sobre el nudo ó articulacion en
que se halla la espiga, cuando esta ya comienza á
sazonar, y cuando por consiguiente recibe todo su
alimento por sus raices.
Sazonada la espiga , lo que se conoce por la sim
ple inspeccion , debe separarse de la planta con to
da su cubierta ó bien sin ella , y este es el modo de
recoger esta cosecha. El maiz se conserva mejor en
la misma espiga que desgranado ; pero como para
Jos usos del comercio y para el empleo á que se le
destina , es indispensable desgranarlo , únicamente se
§uele conservar en la espiga el grano que se destina
para sembrar. Para separarse el grano de la espiga
debe esperarse á que se haya secado perfectamente,
y entonces la operacion es muy sencilla ,ó frotando
una espiga con otra ó frotándola sobre un hierro sin
corte, que suele fijarse en el borde de una mesa ó
de un banco : operacion que suelen ejecutar los labra
dores en las noches de invierno. Su conservacion se
consigue con solo limpiarlo del polvo y otras mate
rias extrañas , y colocarlo en montones de pequeño
espesor , removiéndolo de tiempo en tiempo para que
no fermente. .. v.: ...... ¡» ..
Sus usos. Aunque la harina del maiz carece de la
substancia glutinosa , vegeto-animal , necesaria pa
ra la confeccion del pan, mezclada sin embargo con
la harina de trigo , puede emplearse en este importan
te objeto, y aumentar los recursos necesarios para la
vida , especialmente en tiempos calamitosos. En mu
chas de las provincias de España , hervida en el.agua
la harina de maiz , forma una pasta mas ó menOs es
pesa , á la cual suelen dar los naturales diferentes
nombres , como gachas , farinetas , &c. que hace el
principal alimento del pueblo en la estacion de in
vierno. . .V
Dd2
. í
212 CURSO DE AGRICULTURA.
Todos los animales gustan del maiz, y pocos gra
nos les son muy provechosos , habiéndose advertido
generalmente que la carne de los que se han engor
dado con él , es de las mas finas y sabrosas.
Otra de las utilidades de esta planta preciosa , es
la de proporcionar uno de los mejores pastos en verde;
pasto á que se entregan con ansia todos los" animales,
y que les procura un alimento dulce y substancioso.
brado
Si la planta
muchose mas
destina
espesa
á esteque
objeto
cuando
debesehaberse
cultiva sem>
por

su grano , y segarse en la época en que forma su flor.


Algunos han querido conservar esta yerba para el
invierno , haciéndola secar despues de segada como
se ejecuta con la alfalfa , y con las demas plantas de
la misma especie ; pero el espesor de sus cañas hace
larga y dificil esta operacion.
Las cubiertas de las espigas suelen destinarse
para alimentar los bueyes en el invierno, y tambien
se acostumbran á aprovechar para llenar los jergo
nes de las camas y para hacer estiercol , y el centro
ó corazon dela espiga, despues de desgranarse ali
menta el fuego agradablemente, y sus cenizas con
tienen una gran cantidad de potasa , de la cual se
debiera sacar mayor provecho que el que comun
mente se saca.
. Su relación en la .sucesión de cosechas. Considere
mos ahora el maiz con relacion al lugar que ocupa
en la sucesion de cosechas. Con tres objetos puede
cultivarse el maiz , ó como cosecha principal, ó como
cosecha secundaria, ó como planta para forrage.
En el primer caso su producto es considerable,
-y exige todos los esfuerzos del labrador. Ofrece
recursos incalculables para alimento del hombre y
de los animales.
Bien cultivado produce comunmente mil granos
por uno , y la cantidad de harina que proporciona
PARTE III. CAP. í. 213
es muy superior á la que producen los otros granos.
Hay cantones en las cercanías del Rhin, que se han
enriquecido con su cultivo y con la venta de los ani
males que este precioso grano les permite criar. Es
tas consideraciones deberían excitar á lqs labradores
de España á cultivar todo el maiz posible, aun cuan
do su cultivo no sirviese , como sirve en efecto á pre
parar la tierra para producir cosechas de trigo ; pe
ro esta asercion necesita algun detalle. Exige el maiz
un terreno abundante de sucos alimenticios, pero
si se cultiva como conviene , si se le dan abundan-
. tes labores , la substancia que extraerá de la tierra
será poco considerable , pues la mayor parte se verá
reemplazada por la adquisicion de los principios ali
menticios que la atraerá del ayre atmosférico. Se
ha atribuido al maiz el empobrecimiento de la tier
ra; pero no se ha querido conocer , que si el terre
no despues de su cosecha ha quedado exhausto , ha
sido porque se cultivó mal , y porque se escasearon
sus labores. Cultívese pues , como conviene , sobre
un terreno recien estercolado, y se conseguirá sin du
da alguna una cosecha importantísima por sus gran
des productos y por la preparacion que habrá dado
á la tierra para confiarla con seguridad y ventajas
otra de trigo.
Como cosecha secundaria presenta tambien
ventajas conocidas. Despues de una cosecha de tri
go ó de cebada , si el terreno se halla todavía en
estado conveniente , puede el maiz proporcionar un
producto considerable ; y en este caso es digno de
advertirse , que si se siembra mas claro que de or
dinario , puede admitir entre sus distancias el cultivo
de plantas de otra naturaleza, y disminuirse por es
te medio el empobrecimiento de la tierra. He visto
en varias partes de España cultivarse en un campo
de maiz patatas , nabos ó calabazas , y aun tan>
214 CURSO DE AGRICULTURA." .
bien las judías, á las cuales sirven de tutores las plan
tas del maiz , y este egemplo debería imitarse por los
que todavía no hubieren adoptado una práctica tan
útil y sencilla."
Cultivado el maiz como forrage ofrece todavía
mayor utilidad en la sucesion de cosechas de granos
por razon de que como planta hervacea, ni em
pobrece el terreno, ni necesita un suelo tan substan
cioso , ni abundantes labores , pues antes bien se le
ve prosperar en suelos compactos y tenaces. Por ra
zon de la época en que se cultiva ofrece al labrador
un seguro recurso para aumentar los medios de ali
mentar á sus animales , especialmente en las ocasio
nes en que habiendo sido escasa la cosecha de ceba
da 6 de avena, le sea necesaria reemplazar esta fal
ta y poder conservar el grano de su cosecha para la
época de la sementera y de las labores de invierno,
durante las cuales necesitan las bestias de labor ali
mentos mas substanciosos.

§• VI.

Del sarraceno ó trigo n?gro. £?"

Segun la opinion comun de los escritores agra


rios esta planta fue introducida por los moros en la
agricultura de España , desde donde. se ha extendido
á las demas naciones de Europa, las cuales la cul
tivan generalmente por las grandes utilidades que
•les procura.
Tierra que le conviene. Con tal que el terreno no
sea acuático , y que la humedad no sea considerable,
£sta planta prospera en todos los suelos, en los are
nosos y ligeros , como en los arcillosos y compac
tos. Prefiere la aridez á la humedad , y esta circuns
PARTE III. CAP. I. - 215
yor
tancia
parte
debería
de nuestras
hacerla admitir
provincias,
en el cultivo
si los labradores
de la rr.a-

no se opusiesen ciegamente á la admision de tedo lo


que es nuevo sin examinar si les conviene ó perjudica.
Su cultivo. Aunque las labores y los abonos con
vengan en general á to^da especie de plantas, el sar
raceno es una de aquellas que saben prosperar sin
exigir demasiado esfuerzo de parte del labrador. Su
producto sería sin duda mas abundante si algunas la
bores y suficientes abonos precediesen á su semente
ra ; pero con solo remover con la azada ó arado una
tierra ligera ó con sola una labor de arado , si la
tierra es compacta , se consigue una cosecha propor
cionada y regular.
Su semilla , que por lo comun se esparce al vue
lo, debe ser en corta cantidad, cuando esta planta
se cultiva por su grano , porque entonces se ramifi
ca mas , y se aprovecha del beneficio de la luz y del
ayre. Pero si se cultiva con el fin de limpiar el cam
po de las malas yerbas , efecto que produce comple
tamente, ahogándolas ó haciéndolas perecer, ó con el
objeto de abonar la tierra , enterrándola con el ara
do
pensable
antes de
sembrarla
que llegue
masá espesa
granar , entonces es indis*

Desde que los hielos dejan de temerse, puede ya


sembrarse ; y hasta en el mes de julio se podrá eje
cutar esta operacion , puesto que en tres meses recor
re la planta todos los periodos de la vegetacion.
Cubierta la semilla y allanado el terreno, ya no
necesita de labor alguna. Ella misma sabe descar
dar ahogando y dando muerte á cuantas plantas le-1
quieran disputar el alimento , y sus raices mantie
nen por sí solas la tierra en el estado de ligereza y
movilidad de que necesita. ¡ Qué cualidades tan
preciosas y cuán dignas de conocerse y de aprove-
216 CURSO DE AGRICULTURA.
Florece esta planta no de una vez , sino sucesi
vamente , y de manera que la mitad del tiempo que
vive sobre la tierra, lo emplea en granar , con una
sucesion no interrumpida. Al mes y medio que se ha
sembrado, ya presenta granos perfectos en muchas
de sus ramas , de lo cual resulta una pérdida de co
secha; pero por fortuna su producto es tan grande
que siempre queda lo suficiente para satisfacer los de
seos del labrador si sabe conducirse del modo conve
niente. Para hacerlo asi , deberá lo Io. arrancar las
plantas cuando conozca que la mayor parte de sus ra
mas han formado y perfeccionado sus granos : lo 2°.
ejecutar esta operacion por la mañana, porque con la
fuerza del sol se desgranarían considerablemente:
3o. colocar las haces de manera que sus pies se ha
llen contra el suelo y sus cimas en alto, y cubrir
las con paja ó con esparto para librarlas de la glo
tonería de las aves , que las codician con extremo:
4o dejarlas de esta manera hasta que las ramas , y de
consiguiente las hojas y el fruto se hayan secado
completamente ; y 5o. conducirlas entonces á la gran
ja ó á la era con el mayor cuidado y delicadeza,
para desgranarlas ; lo que le es sumamente sencillo,
pues con cualquiera instrumento que las bata ó ma
cee sueltan inmediatamente sus granos.
Limpios estos por los mismos medios con que se
limpia el trigo , se pueden conservar por dos ó tres
años , con solo remover los montones de tiempo en
tiempo.
Sus usos. La harina del sarraceno es bastante blan
ca y sabrosa, y aunque puede reducirse á parí, mez
clada con otras semillas , como la del maiz ; lo que
mas se acostumbra es el hervirla en el agua y dis
ponerla asi para alimento del hombre.
Su grano alimenta bien á las bestias de labor,
engruesa á los bueyes , cerdos y carneros ; y propor
parte m. cap. r. ¡ 2l7
clona á las aves domésticas uno de los alimentos que
mas apetecen. ¿Por qué pues, no se cultiva mas por
nuestros labradores esta preciosa planta, y porqué se
encuentra desterrada del primer suelo que conoció
en la Europa?
Su relación en la sucesión de cosechas. Hemos
visto que considerada esta planta como cosecha
principal, y como tal debiera sin dudar ocupar mu
chas veces los campos , exige un cultivo poco dis
pendioso ; y no debilitando como efectivamente no
debilita la tierra , por el corto tiempo que la ocupa,
y lo mucho que recibe de la atmosfera , es sin duda
su cultivo muy conveniente para reemplazar el in
útil barbecho, y suceder y preceder á otras cosechas
mas exigentes. Pera otras utilidades que proporcio
na la deberían hacer adoptar , como planta fertili
zante.
Las plantas enterradas en verde producen un
verdadero abono, y pocas se indicarán que puedan
competir con el sarraceno , bajo esta consideracion.
Sus ramas numerosas y sus muchas hojas la dispo
nen á recoger de la atmósfera gases abundantes ; y
la facilidad con que enterrada se descompone en hu
mus ó tierra vegetal , aumenta todavía las ventajas
que proporciona. El abate Rozier nos predica con
su elocuencia ordinaria, y nos exhorta á aprovechar
nos de este precioso abono , proponiendo el medio
mas sencillo de ejecutarlo.
Siémbrese , dice , el sarraceno á mitad de febre
ro , época en que en la mayor parte de nuestras
provincias ya no deben temerse los hielos : pero si se
quiere dilaten esta operacion hasta fines del mes : á
los cuarenta dias , esto es , en la mitad de abril , áre
se el terreno y entiérrese la planta, sembrándose
nuevamente con la misma labor; y esta segunda pro
duccion de la misma planta , entiérrese del mismo
Tomo I. Ee
218 CURSO DE AGRICULTURA.
modo á fines de junio. Durante el mes siguiente la
planta enterrada se pudrirá del todo, y habrá enri
quecido la tierra de sucos nutritivos , para que dis
puesta con las labores oportunas en los meses de
agosto y de setiembre se la pueda confiar con se
guridad de buen éxito , una cosecha de trigo ó de ce
bada. No alcanzamos á la verdad por qué unas lec
ciones tan útiles son perdidas para nosotros , y por
qué no las ponemos en egecucion hasta en los terre
nos mas áridos de nuestros montes , que condenamos
sin piedad al dañoso barbecho. Cuan ventajoso se
ria tambien este sistema de abonos para los arbola
dos, los olivares por egemplo.
No debemos acabar este artículo sin añadir en
elogio del sarraceno que sus hojas y ramas ofrecen
un pasto substancioso á los animales, que cortadas en
el estado de yerbas y enjutas como las demas plan
tas de pastos , son apetecidas por los bueyes y los ga
nados : que su flor es buscada por las avejas , y que
quemadas sus cañas dan una ceniza en la cual el
sábio Vauquelin ha encontrado treinta centésimas
partes de potasa.
§. VIL
Del WWJ0. Panicum miliaceum. un.

El nombre de esta planta , que trae su origen


de la palabra latina mille , manifiesta la abundan
cia de su producto , pero su cualidad por lo que res
pecta al mantenimiento del hombre no se encuentra
en razon directa de su cantidad.
Terreno que le conviene. Un terreno ligero, seco
y substancioso es el que mas conviene á esta planta.
La humedad la es contraria, y por lo que hace al
clima de todas las plantas gramíneas anuales esta
es la que mejor resiste al calor.
parte irr. cap. r. 21^
Su cultivo. La cantidad considerable de granos
que produce precisan al mijo á exigir de la tierra
la mayor parte de su alimento : circunstancia que
mente
le haceabonado.
desear unCultívese
terreno bajo
substancioso
las mismas
y suficiente-
reglas, que

el maiz, con sola la diferencia, Ia. de deberse sem


brar mas claro , porque se extiende mas lateralmen
te : 2a. de cubrirse menos, es decir , de enterrarse
menos profundamente por ser sus granos mucho mas
menudos , y 3? de no esperarse para recogerle al úl
timo grado de su madurez, porque se desgrana con
mas facilidad y las aves y pájaros le hacen un daño
considerable.
Sus usos. El grano del mijo se emplea general
mente en alimentar las aves domésticas , que lo aman
con exceso; pero su planta proporciona un forrage
precioso que todos los animales comen con provecho.
Su relación en la sucesión del cultivo. La corta
utilidad que produce esta planta hace que jamas se
cultive como cosecha principal. Como cosecha se
cundaria ó de estío podrá confiarse alguna vez á la
tierra , especialmente despues de otras cosechas que
no se cultiven por razon de sus granos. Cultivada
como pasto en verde, no habrá dificultad en admi
tirla despues de estas, pues en tal caso no se alimen
ta á expensas de la tierra de modo que la pueda
empobrecer.

§. VIII.

Del arrOZ. Oryza sativa, uir.

Esta planta, que por sí sola constituye un géne


ro , exige circunstancias del todo particulares , y que
nada tienen de comun con el cultivo de las demas
plantas.
Ee 2
220 CURSO DE AGRICULTURA.
Terreno que le conviene. Aunque el arroz produz
ca con ventajas en un suelo de escasa fertilidad,
con tal que su capa inferior le permita retener á la
superficie el agua en que debe estar- sumergido y las
substancias fertilizantes disueltas en ella ; prefiere
sin embargo un terreno substancioso , húmedo y na
turalmente fértil. Si el suelo no fuese naturalmen
te acuático , debe por lo menos hallarse dispuesto
de suerte que se pueda sumergir y llenar de agua
cuando se quiera , y descubrirse ó quitarse el agua
del mismo modo.
En cuanto sea dable se deberá escoger una es-
posicion meridional y distante de plantaciones de ár
boles, que puedan hacerle sombra. Su clima debe
hallarse cuando mas á los cuarenta y cinco grados
de latitud, pues ácia el Norte no puede criarse.
Su cultivo. Cuando un terreno se destina para
arrozar , debe ante todas cosas dividirse en peque
ñas porciones ó eras , separadas entre sí por medio
de calzadas ó terraplenes bastante elevados para con
tener el agua en las eras , y de anchura suficiente
para que un hombre pueda pasar por ellos. Es igual
mente indispensable que estas eras se puedan des
aguar siempre que el cultivo lo exige.
Deben darse al terreno antes de sembrarse las la
bores necesarias para proporcionarle un estado de
movilidad, indispensable para que las raices de la
planta puedan introducirse y extenderse ; y si el sue
lo fuese demasiado pobre , será oportuno que se le
den abonos.
Los arrozales de nueva construccion suelen sem
brarse á mediados ó al fin del mes de abril , y los
otros á la mitad de mayo. Esta diferencia consiste
en que estos exigen mas dias de calor para que la
tierra adquiera el temperamento oportuno, mientras
que aquellos consiguen antes este temperamento.
parte rn. cap. r. 221
La primera operacion para la sementera es el in
troducir el agua en las eras , estancándola de modo
que cubra el terreno , bien que á corta altura. Siém
brase el arroz como el trigo , recorriendo el sembra-
dor.á pies descalzos todas las eras que se deben sem
brar , y esparciendo en todas ellas la semilla que ha
debido antes tenerse á humedecer durante uno ó dos
dias. Concluido de sembrar , debe enterrarse y cu
brirse el grano , lo que se ejecuta por medio de una
tabla tirada de un caballo , y sobre la cual se tiene
derecho el hombre que lo dirige. Asi es como se en-
tierra el arroz y como se allana el rerreno y se igua
lan los sulcos.
En algunas partes se hacen planteles ó semi
lleros de arroz, y despues se trasplantan en los arro
zales ; y en otras no se introduce en estos el agua
hastaA despues
medidadeque
haber
crecen
sembrado
las plantas
y enterrado
debe el
cuidar
arroz.

se de aumentar el agua, de manera, que los extre


mos de sus hojas se hallen siempre flotantes sobre
la superficie del agua. Pero cuando la planta se ha
desenvuelto ya y fortificado bastante , para poder
se sostener derecha sin el apoyo del agua , lo que
se conoce fácilmente por la existencia del primer
nudo , ó articulacion de la caña , y por el color
verde mas obscuro que adquieren las hojas ; en
tonces debe desaguarse el arrozal para procurar
mayor consistencia á las plantas , y escardar el
terreno de toda yerba extraña. Hecho esto sin em
bargo , y desde que se advierte que la planta toma
un color amarillo , y que sufre por la ausencia del
agua , se le vuelve á dar en mayor abundancia,
procurándose siempre que ya no le falte este nece
sario alimento , sobre todo en la época en que el
arroz va á florecer y á formarse , y cuando el calor
es mas considerable. .
222 CURSO DE AGRICULTURA.
Cuando el arroz fuese demasiado vigoroso , y
se teme que su frondosidad pueda dañar al gra
no , convendrá cortar el extremo de la caña al
aproximarse la época de florecer , y por este medio
se asegurará la cosecha.
Desde que se advierte la proximidad de la época
de la madurez y de la entera perfeccion del grano,
cosa fácil de conocerse, porque la espiga y la paja
comienzan á volverse amarillas, se desagua el arrozal,
y se deja en seco para segar la planta con mas co
modidad , y disminuir la insalubridad del terreno.
Su siega se ejecuta como la del trigo , y del mismo
modo se forman las haces y se trillan , separando
por los mismos medios el grano de la paja. Para
descubrir despues el grano de arroz y quitarle la
pielecita que le cubre , disponiéndolo asi á los usos
del comercio , se lleva á los molinos destinados al
efecto, en los cuales se ejecuta esta operacion por
medio de morteros ó pilones de madera fuerte ó de
piedra, y movidos ó por el agua ó por la fuerza de
los animales.
Por lo que respecta al agua de que deben cubrir
se los arrozales, la de rio parece la mejor, después
de la cual viene la de laguna, ó estanques, y la últi
ma la de fuentes , la cual como mas fria que las otras
podría perjudicar á la cosecha si antes no se la detu
viese en recipientes para hacerla adquirir el temple
de la atmósfera.
Hemos tenido presente para escribir sobre el cul
tivo del arroz las relaciones de los viageros que han
descrito la forma en que se cultiva esta planta en
la India , y en especial en la costa de Coromándel,
en el Japon , en la China , en la Cochinchina , en
el bajo Egipto y cercanías deDamieta y Roseta, en la
Carolina y en el Piamonte, y en todas ellas hemos
visto emplearse los mismos medios sin diferen
íarte ni. cap. r. > 223
cía substancial. Debemos sin embargo advertir , que
en la India , en el Japon y en la China , se hace
siempre plantel ó semillero , y que en el Egipto una
cosecha de cebada ó de barsim , planta en todo seme
jante á la alfalfa , ocupa todos los arrozales desde el
momento que el arroz desaparece de ellos : circuns
tancia que disminuye sobre manera la insalubridad
del terreno.
Sus usos. Las dos terceras partes de los habitan
tes del globo se alimentan de arroz ; y este es se
guramente el objeto con que se cultiva , y la cir
cunstancia de no exigir preparacion alguna para co
merse , pues con solo hervirse en el agua ofrece un
alimento sano , aunque no de la mayor substancia:
esta circunstancia repito , aumenta su mérito y la
estimacion en que se le tiene.
Insalubridad de Jos arrozales. Todos los gobier
nos de Europa se han ocupado de la insalubridad de
los arrozales, y los unos como el de Francia, los han
desterrado de sus dominios, mientras que otros, co
mo
to ylosceñido
de España
de estrechos
y del Piamonte,
límites , los
quehan
los circunscri*-
cultivado

res no se atreverían á quebrantar sin incurrir en pe


nas considerables. He tenido ocasion de ver en Va
lencia los innumerables escritos hechos contra el ar
roz
tir los
, y efectos
en defensa
de una
suya
pasion
: en todos
exaltada
he ó
creido
los del
adver-
inte ,

rés siempre ciegos en no ver los inconvenientes,


cuando se trata de un objeto que le conviene, y po
co faltó para que comparase esta eterna lucha con
la de los propietarios y ganaderos. Tal es el espíri
tu que habia animado estas discusiones , y tan dis
tantes se hallaban los que las promovían de conve
nir aún en los puntos de mas sencilla resolucion. El
gobierno sin embargo siguió la marcha que debia
seguir, y sin desterrar los arrozales les señaló loslí*
224 CURSO DE AGRICULTURA.
mites en que se deben contener , y la distancia que
deben guardar siempre de la capital de la provin
cia y de las poblaciones situadas de manera que ex
perimentasen los funestos efectos de un cultivo , que
, estancando el agua , cubre la atmósfera de miasmas
corrompidos y pestilenciales.
¿ Y cómo es , que en la China y en el Egipto se
cultiva el arroz sin que jamas haya dañado á la sa
lud de sus habitantes i ¿ ó por qué vientos favorables
renuevan la atmósfera y la limpian de los miasmas
dañosos , ó por qué el agua se renueva con mas fre
cuencia y el terreno desamparado del arroz se cubre
de cosechas que lo sanean ? El estancar el agua y el
detenerla mucho tiempo sin movimiento es lo que la
corrompe : renuévese pues con mayor frecuencia,
siempre que las circustancias fuesen apropósito, y cú
brase el terreno despues del arroz con plantas benéfi
cas, y acaso se podrá cultivar sin el menor perjuicio
de la salud del público , ley suprema , delante de la
cual deben enmudecer todas las pasiones y todos los
intereses particulares.
Arroz seco. Creemos no deber cerrar este artí
cimientos
culo sin proporcionar
actuales sobre
á nuestros
el arroz seco
lectores
ó arroz
los cono-*
que

se cultiva sin mudar el terreno. Mr. Poivie en su


libro intitulado Viage de un filósofo , dice lo que si
gue: "Los habitantes de la Cochinchina cultivan
«dos especies de arroz sobre los montes y en los co
gnados. Despues de haber dado á la tierra una labor
«de azada , siembran el arroz como nosotros sem-
«bramos el trigo ácia el fin de diciembre ó princi-
wpios de enero, época en que acaba la estacion de
«las lluvias. Apenas ocupa por tres meses la tierra,
«y produce una cosecha muy abundante. En 1749
»y 1750, crucé muchas veces los montes de la Co-
"chinchina en que se cultiva este arroz , los cuaLes
PARTE III. CAP. r. 225
Mson-muy altos y frios. Observé en el mes de enero
«de 1750 que el arroz se hallaba lleno de verdor , y
«tenia tres pulgadas de altura , sin embargo de que
«el termómetro de Reaumur estaba á solos cuatro
"grados sobre el hielo. Llevé conmigo algunos quin
tales á la isla de Francia, que se sembraron con
«buen éxito , y produjeron mas que el arroz culti
vado en el pais por medio de las inundaciones. "
la de
Mr.
Francia
Ceré ,, director
en una del
memoria
jardín sobre
botánico
el arroz
de la di
isr

rigida á la sociedad de agricultura de París , dice


lo que sigue : "El arroz , este precioso grano , crece
«tambien en esta isla no en lagunas y estanques de
«que carecemos , sino en los parages en donde llue-
«ve con frecuencia. En el mes de octubre se limpia
«bien la tierra , y esta operacion se repite á prime
aos de diciembre : al fin de este mes los negros mas
«inteligentes abren en ella de un golpe de azada los
«hoyos necesarios , seguidos de mugeres que arrojan
«en ellos los granos de arroz ; hecho lo cual se cu
bren los hoyos del mismo modo. Si hecha la semen
cera faltan las lluvias la cosecha se pierde ; pero
*>si las lluvias acuden como de ordinario, la cosecha
»es segura y abundante."
Estos hechos son demasiado concluyentes para
que pueda dudarse de la existencia del arroz seco,
ó del arroz que pueda cultivarse sin inundaciones;
y acaso vendrá un dia en que por medio de ensa
yos repetidos y á fuerza de acostumbrar por grados
el arroz á vivir sin tanta humedad como en el dia
exige, se logrará el cultivar en los paises mas llu
viosos de Europa una planta de tan rico producto.

Tomo I. Ff
226 CURSO DE AGRICULTURA.

CAPÍTULO II.

De las plantas que se cultivan por sus raices.

Las principales de estas plantas son la patata,


el navo , el rábano, la zanahoria , la remolacha , la
pataca y la batata ; y de ellas vamos á hablar ahora
siguiendo el orden que nos hemos propuesto.

I.

De la patata, Solanum tuberosum. lin.

Esta planta originaria del nuevo mundo es uno


de los mas importantes objetos de la agricultura mo
derna. La historia de su introduccion en Europa
merece ser conocida por el interés con que debemos
mirar cuanto tiene relacion con una planta que ha
hecho desaparecer el peligro del hambre en cuantos
paises se da á su cultivo la extension de que es sus
ceptible. El almirante Drake trajo de Virginia á
Inglaterra su patria 4as primeras patatas en 1586,
cultivólas el célebre agricultor Gerard , y comuni
cadas por este á su amigo Carlos de la Éclusa, na
tural de Arras y profesor en Leyden , se extendie
ron bien pronto á la Holanda y á la Alemania , y su
cesivamente á los demas paises de Europa (1). La
España ha sido la ultima en adoptar su cultivo , y
aunque con sentimiento debemos confesar que to
davía no se ha adoptado sino de un modo mezqui
no é insuficiente para producir las ventajas que de
biera proporcionar.
Se conocen diferentes variedades de patatas , fun-

(i) El buen jardinero. Por MordanideCanruy.


PARTE III. CAP. ir. 22?
dadas todas ó en su diferente color, ó en su mayor ó
menor volumen, mas por lo que respecta á la prác
tica lo que mas interesa es -saber que las blancas y
las amarillas son por lo comun las mas volumino
sas , las menos delicadas sobre la naturaleza del ter
reno , las mas convenientes para alimentar los ani
males y las mas tempranas ; y que las rojas ó que
tiran á este color son de mejor sabor y mas tardías,
aunque exigen terreno mas substancioso.
Terreno que les conviene. Los mas célebres escri
tores agrarios que se han ocupado de la patata , en
tre los cuales contamos como los principales á los
señores Carmentier é Ivart , convienen en decir des
pues de repetidas observaciones , que en cualquiera
terreno se acomoda bastante bien la patata, si se es-
eeptúan los húmedos y compactos ; que prefiere los
huecos y ligeros , como todas las plantas cuyo prin -
cipal producto consiste en la raiz ; que este produc
to es siempre proporcionado á la cualidad y al buen
estado del suelo, y á la preparacion que se le ha da
do, y que en general tiene menos sabor cuanto el
terreno fuere mas húmedo y tenaz.
Su cultivo. La tierra destinada á esta cosecha, -
debe haber recibido cuantas labores se hayan crei-
do necesarias segun su naturaleza y cualidades par
ticulares para que haya adquirido el estado de mo
vilidad y ligereza-, del cual depende en gran par
te el que se llenen las esperanzas del labrador. En
esta y cualquiera otra ocasion nos guardaremos
bien de señalar su número , porque tenemos por
ridículo y acaso por dañoso el dar reglas genera
les en una materia susceptible de tantas variaciones.
Si solo se tratase de conseguir una buena cose
cha de patatas, considerada esta cosecha separada
mente de las que deben seguirla , pocos abonos se
rian necesarios , y un puñado de estiércol colocada
Ff 2
228 CURSO DE AGRICULTURA.
cerca de la patata cuando se siembra , sería sufi
ciente para producir en abundancia. Pero no de
be esto bastar al labrador que conoce sus intere
ses , y que sabe que una cosecha limpia y abundan
te debe preparar otras sucesivas de mayor impor
tancia. Lo esencial es el procurarse despues y á
poco coste una cosecha buena de trigo ó de ceba
da ; y para conseguir este objeto es indispensable
el abonar abundantemente el terreno que se desti
na para las patatas antes de la última labor que pre
cede á la plantacion ó á la siembra. j
Por lo que respecta á la época de la plantacion
debe tenerse presente, que la caña ó tallo hervaceo
de esta planta teme los hielos , y que de consiguien
te deberá esperarse para ejecutarla á que ya no
se puedan temer , pues si sobreviniesen en aquel es
tado sufriría mucho su vegetacion y süs produc
tos se disminuirían. Pero debe al mismo tiempo aten
derse á que si los calores devoradores de la canícula,
en un suelo por otra parte árido y arenoso, encontra
sen la planta en la época en que forma los tubérculos
ó raices , por las cuales se cultiva, el producto sería
poco considerable. Sentados estos principios, es fácil
inferir si segun el cüma y la exposicion del terreno
convendrá retardar ó adelantar la plantacion. En
terrenos menos calientes que los de muchas de nues
tras provincias , he visto dos abundantes cosechas
de patatas en el mismo año. Se plantó la primera
despues de la sementera del trigo , y la segunda des
pues de recogida la primera y de haberse dado dos
labores
Las alpatatas
suelo. se pueden producir ó por planta

cion de tubérculos enteros ó de parte de ellos, que


contenga sin embargo dos ó tres ojos, ó por simien
te. La mayor parte de los escritores agrarios, y el
comun de los labradores es de opinion , que una
rARTEIII. cap. ir. . - 229
p arte del tubérculo dotada de algunos ojos , ó cuan™
do mas una patata por pequeña que sea llena com
pletamente el objeto que se propone el labrador ó
cultivador 5 pero las razones en que funda su opi
nion el señor íbart,nos han parecido concluyentes
para sentir con él , que cuanto mas voluminosa y
mas sana sea la patata , tanto mayor será su pro
ducto. No puede dudarse que la parte pulposa del
tubérculo contiene la substancia alimenticia de la
cual ha de vivir el géimen , hasta que las raices y
las hojas puedan encargarse de esta operacion, y
alimentar la planta, y de consiguiente cuanto ma
yor y mas sana fuere la substancia pulposa , mayor
alimento proporcionará al gérmen ; y desenvuelto
este con mayor vigor y prontitud , mas fuerte y
vigorosa será la vegetacion y su producto. Por el
contrario, si el gérmen se encuentra en los prime
ros momentos sin alimente suficiente ó precisado á
recibirlo mal sano , que es el único que pueden dar
le los pequeños tubérculos que no adquirieron el
grado de sazon conveniente , es indubitable que su
vegetacion será débil y lenta , y de consiguiente sus
productos. El emplear para la plantacion una sola
parte de la patata , tiene á mas el grave inconve
cial
niente
ende
loshallarse
terrenosmas
húmedos
expuesta
; y áelpodrirse,
reunir enenelespe
mis -

mo punto cuando se planta ó muchos tubérculos ó


muchas partes de ellos , hace que se dañen los unos
á los otros, privándose recíprocamente delos sucos
alimenticios , desde que se hallan en estado de pro
curárselos. Convendrá pues, segun esta fundada
teoría , el no plantar sino los tubérculos mayores y
mas sanos , y el poner uno solo en cada lugar y á
la distancia conveniente , aunque se podrá salir de
esta regla segura y plantarse ó pequeños tubérculos
ó las porciones dotadas de dos ó mas ojos , si la im-
230 CURSO DE AGRICULTURA.
penosa ley de la necesidad lo exigiere asi , cuidarm
elo sin embargo de no plantar, aquellas porciones
sin haberlas tenido al ayre por dos ó tres dias, pa
ra que enjugándose la parte del corte se hallen me
nos expuestas á podrirse.
Puede hacerse la plantacion en hoyos practica
dos con la azada, ó á sulcos de arado ; pero si se
trata de una grande cosecha ningun medio encon
tramos mas oportuno que el empleado por el señor
Ibart en el terreno de Alfort , destinado á sus lec
ciones prácticas. Detras del arado que forma el pri
mer sulco van los encargados de la plantacion , y
colocando los tubérculos en el fondo del sulco á dis
tancia de dos pies el uao del otro , cuidando siem
pre de aproximarlos ácia la parte por donde se le
ha de dar el segundo sulco. Cúbrense con este los
tubérculos plantados , dejándose este sulco sin plan
tar. Plántase el terrero de la misma manera , y
asi se continúa hasta que se concluye la opera
cion.
Desde que las plantas comienzan á salir y á for
mar las líneas de la plantacion se escardan con
el cultivador, recorriendo con estejnstrumento to
das las distancias ; y si cerca de las plantas se ad
virtieren otras dañosas que el cultivador no hubiere
arrancado , deben escardarse con la mano. Es in
útil decir que en donde el cultivador no estuviese
en uso , la operacion de escardar deberá ejecutar
se por los medios acostumbrados en el pais.
- Cuando las plantas se aproximan á la época de
florecer, entonces deben calzarse como el maiz, ó
bien con la azada ó con la azada arado. Estas son
las labores indispensables para el cultivo de la pa
tata ; debiendo únicamente prevenir que si se repi
tieren , lo que en algunos casos puede ser necesa
rio , como si el terreno fuese tenaz ó si las lluvias
PARTE III. CAP. IT4 ¡ . 23 i
fuertes lo hubiesen endurecido , el producto será
mayor indubitablemente.
Hemos dicho que las patatas se pueden produ
cir por simiente , operacion que es indispensable
ejecutar de tiempo en tiempo , para renovar las bue
nas especies que degeneran siempre despues de al
gunos años , y á fin de obtener variedades interesan
tes. Para esto se coge el fruto el dia anterior al
destinado para arrancar las plantas , y se conserva
durante el invierno ó en la arena ó colgado al
ayre. Pasado el invierno se deshace este fruto en
-el agua , para separar los granos ó semillas del glu-
ton pulposo que las cubre, y se siembran en un ter
reno bien preparado y desmenuzado. Las plantas
se escardan y calzan como se ha dicho de las que
proceden de la plantacion ; y aunque algunas veces
sucede que ya en el primer año se consiguen por
este medio tubérculos voluminosos , lo mas comun
es el ser pequeños y únicamente apropósito para
plantarse en el año siguiente , en el cual ya produ
cen con ventajas.
Es un error creer que el cortar las cañas y las
Tamas de la planta favorece la formacion de los
tubérculos , pues precisamente sucede todo lo con-
"trario , siempre que se priva á la planta de los me
dios que la ha dado la naturaleza para vegetar prós
peramente.
Llegada la época de la cosecha , época que la
misma planta indica con exactitud , cuando su caña
comienza á perder su color verde, se procede á ar
rancar los tubérculos ó con la azada ó con el ara
do, ó con otro instrumento equivalente. Si la cose
cha fuere de una extension considerable , el uso
del arado es el que mas conviene por reunir la ce
leridad á la economía ; y recogidos en este caso los
tubérculos , suele hacerse entrar los.- cerdos para
232 CUKSO DE AGRICULTURA.
que se aprovechen de los que hubieren quedado,
procurándose por este medio á la tierra una espe
cie de labor que la desmenuza y quebranta.
De su conservación. Si la cosecha fuese conside
rable es indispensable tratar de su conservacion,
para lo cual lo primero que debe ejecutarse es el
extender las patatas en un parage seco para que re
suden, y se desprendan de la humedad ; el separar
los de los cuerpos extraños que pudieran causar su
¡fermentacion , y el poner aparte los tubérculos mal
sanos ó que hubiesen sido heridos al tiempo de ar
rancarse. Practicado asi, es necesario colocar las pa
tatas al abrigo de los frios del invierno, para lo
cual se han inventado tres medios sumamente sen
cillos. Consiste el primero , en colocarlas en un mon
ton piramidal en un parage seco , cubriéndolas de
paja y despues de tierra, sobre la cual en los ma
yores frios deberá colocarse una porcion de estier
col. El segundo medio consiste en abrir un foso en
la tierra y en un parage elevado y seco : el suelo
y las paredes de este foso deben guarnecerse con
paja , y despues de haberse llenado de patatas y
cubiértose estas con paja, debe cubrirse el todo con
tierra en forma tambien piramidal ó cónica. Por el
tercero medio se colocan las patatas ó en una bo
dega libre de humedad, ó en cualquiera desvan ó
granero de la casa de campo , cubriendo con paja
ó cosa equivalente los montones que forman. Cual
quiera de estos medios que se emplee , es muy con
veniente el dividirlas en diferentes hoyos ó monto
nes , porque si todas se colocasen en uno solo , al
abrirse para tomar las que se van necesitando se
arriesgaba la conservacion de las restantes , en lu
gar de que por el medio indicado puede cada mon
ton llevarse de una vez á la granja para consumir
se en seguida.
PARTE III. CAP. II. 233
Pasado el invierno es menester impedir que las
que hayan quedado sin consumirse broten y se
pierdan al acercarse la primavera. Llegada pues es
ta época , deben separarse las que se destinan para
plantar , y colocarse las restantes en un granero bien
ventilado
dando de ,ventarlas
extendiéndolas
de tiemposobre
en tiempo
el suelo
y de
, yarran
ciú-

car los brotes ó gérmen que hubiesen arrojado.


Para dilatar la conservacion de las patatas mas
alia de un año , y ponerse asi al abrigo del hambre,
si otras circunstancias produjesen este temor , el
único medio y el mas seguro , es el secarlas al fue
go de un horno , cortándolas antes en dos ó mas
porciones circulares. Las patatas asi dispuestas estan
libres de todo peligro , y con solo hervirse en el
agua , proporcionan un alimento sano y substan
cioso. En Alemania y Suiza se hacen fideos ó ma
carrones de las patatas conservadas asi, sin mas
dificultad que la de hacerlas hervir y pasar despues
por un cilindro de hoja de lata , cuyo fondo está
lleno
deras.de
Para
agujeritos
hacerlassemejantes
pasar por áestos
los de
agujeros
las espuma-
se las

comprime con un palo o embolo de las dimensiones


conveniente&para que pueda entrar en el cilindro (1).
Para evitar repeticiones debemos advertir , que
todas las raices que el hombre se procura por me
dio del cultivo , se conservan por los mismos me
dios que los que acabamos de proponer.
Sus usos. Es recomendable la propiedad que tie
nen las patatas de alimentar al hombre , proporcio
nándole una comida sana y substancial ; pero sin

(i) Este instrumento sumamente sencillo y semejante en


todo á la geringa , se emplea también para hacer pasar la
manteca , y darla una forma agradable á la vista cuando se
sirve sobre un plato. . '.
Tomo I. Gg
234 CURSO DE AGRICULTURA.
duda es mas recomendable y preciosa la circunstan
cia de ofrecer un comestible que no necesita mas pre
paracion que la de ponerse á hervir en el agua , ó á
cocerse bajo la ceniza. Ellas proporcionan al mismo
tiempo, mezcladas con la harina de trigo, un pan
agradable , y hasta los mas glotones encuentran
varios modos de preparar un plato delicado de esta
raiz.
Pero por grande que sea la utilidad de la patata
como alimento del hombre , no lo es menor como
alimento de los animales. No hay ninguno que se
niegue á comerla , y si alguna vez presentan alguna
repugnancia en los principios , con solo dársela en
corta cantidad, ó mezclada con otros alimentos , se
acostumbran á ella fácilmente , y llegan á amarla
con pasion. Si se les dieren crudas , es necesario di
vidirlas en trozos ; y si cocidas , con solo sazonarlas
con un poco de sal , se les proporcionará el comer
las con mayor deseo. ¡ Qué ventajas no ofrece pues
esta planta al labrador que la cultiva ! Se ha averi
guado que una porcion de tierra , plantada de pa
tatas, produce doble que si se hubiera sembrado
de trigo , por lo respectivo al alimento que propor
ciona ; y á la verdad que no se necesita que el ter
reno sea de una grande extension para que las pa
tatas que produce puedan alimentar una familia
durante el invierno , y hacer vivir á una vaca,
á un cerdo y á las aves domésticas , animales tan
necesarios para la prosperidad y comodidad del
labrador.
Su relación en la sucesión de cosechas. La prin
cipal utilidad que proporciona el cultivo de la pa
tata , por lo que respecta á las demas cosechas que
deben sucedería , es la de preparar la tierra para
asegurar una cosecha de trigo ó de cebada. To
dos los agricultores estan de acuerdo en esta ver
PARTE III. CAP. II. 235
dad , pero todos se hallan unánimes en atribuir
esta importante propiedad á la manera de culti
var esta planta , y á que con las labores y los es-
cardos se limpia la tierra de toda produccion per
judicial , y se la da un estado de movilidad y lige
reza , que la dispone á recibir en abundancia los
influjos de la atmósfera. Que no esperen pues los
labradores tan preciosos efectos , si su cultivo es
mezquino , y si plantada la patata en un terreno
débil , la negasen las labores y escardos de que ne
cesita para prosperar ; y que no olviden jamas esta
leccion : fuera de las plantas que se entierran en
yerba , todas las demás empobrecen mas ó menos la
tierra , d no ser que un cultivo perfectoy abundante
la indemnice de las pérdidas que su vegetación les
ocasióna.
Cultivando las patatas en líneas distantes entre
sí , pueden al mismo tiempo cultivarse otras plan
tas sobre el mismo terreno, y en los vacíos dejados
por aquellas : circunstancia que se debe tener muy
presente sobre todo en los años en que hubiese fal
tado la cosecha de granos ; y en los cuales se tra
tase por consiguente sacar de la tierra el mayor pro
ducto posible , empleándola en cosechas de estío.
Descubriendo la planta cuando se supone que
ha formado ya los tubérculos , se le pueda despojar
de los mas voluminosos , sin perjuicio de la cosecha
principal , con tal de que se vuelva á cubrir con
perfeccion , y que se la calce con tierra en abun
dancia.
§. II.

Del nabo. Branca napus. tur.

Omitiremos , como lo hemos ejecutado hasta


aqui , el explicar las variedades del nabo , fundadas
Gg2
236 CURSO DE AGRICULTURA.
todas en su mayor ó menor volumen , y en su
forma mas ó menos larga ú oval.
Terreno que le conviene. Un terreno fresco y
ligero es el que mas conviene á los nabos , aunque
no dejan de producir bien en las tierras fuertes y
compactas , si el año no hubiese sido ni demasiado
seco , ni demasiado lluvioso : la sombra les es per
judicial.
Su cultivo. Debe darse al terreno por lo menos
una labor , y dividirse bien y desmenuzarse la tierra
con el rastro y el allanador. Aunque los nabos se
puedan sembrar en los jardines en casi todas las épo
cas del año, su sementera en grande se debe ejecutar
desde el mes de junio y mucho mas adelante, segun
el clima , la exposicion y la naturaleza del suelo ; y
como su semilla no puede brotar sin humedad,
cuando no se la pueda procurar por medio del
riego , será indispensable el esperar á que las lluvias
la procuren.
Se siembra al vuelo á la manera del trigo , pero
la simiente debe esparcirse mezclada con otra tanta
arena ó tierra bien seca. El objeto con que se cul
tiva esta planta influye sobre la mayor ó menor
cantidad de simiente que se debe emplear ; porque
si se sembrase para hacerla comer luego á los gana
dos , se deberá emplear mucho mayor ; y si fuese
con el objeto de recoger todas las raices , entonces
convendrá sembrarse mas clara. Sembrado el terre
no es indispensable cubrir la semilla , pero á muy
corta profundidad , porque en otro caso no nace
ría ; y esta operacion suele ejecutarse ó por medio
de una tabla tirada de un caballo , ó con un haz
de leña
Cuando
ramosa
las , plantas
tirada del
llegan
mismo
á tener
modocinco
ó á brazo.
ó seis

hojas se deben escardar y aclarecer, y aunque


por lo comun estas son las únicas labores que se
PARTE III. CAP. tí. 237
dan á esta planta , si se la calza en la época próxi
ma á la formacion de su raiz, el producto se suele
triplicar.
El modo de recogerse la raiz y de conservarse
es el mismo que hemos explicado hablando de la pa
tata , con sola la diferencia de que esta operacion
no es tan urgente en cuanto al nabo , y de que
fuera del caso de temer hielos tempranos se podrá
mantener en la tierra la mayor parte del invierno.
Para conseguir el grano ó semilla del nabo se
plantan sobre un terreno bien preparado los nabos
mas escogidos que se hubiesen reservado para este
efecto, procurándose ejecutar esta operacion cuan
do haya cesado el temor de los hielos. Las plantas
se deben colocar á dos ó tres pies de distancia en
tre sí: deben calzarse dos veces por lo menos, una
antes de florecer y otra despues; y como estas
plantas son por lo comun demasiado gruesas y pre
sentan al viento demasiada superficie , convendrá
el sostenerlas por medio de estacas ó tutores.' Cuan
do estas plantas se han vuelto amarillas, se deben
arrancar ó cortar , y colgarse el grano ácia abajo
en el desvan ó en el granero , para que llegue á
adquirir toda su perfeccion ; lo que de ordinario no v
se verifica hasta pasados dos ó tres meses, en cuya
época se ha secado del todo. Hecho asi , se les sepa
ra enteramente de sus cubiertas, golpeándolos so
bré paños ó cosa equivalente, y pueden conservar
se por cinco ó seis años sin que pierdan su facultad
germinativa.
Sus usos. El nabo proporciona al hombre un ali
mento sano , y en los países fríos y húmedos , en los
cuales no prosperarían igualmente las patatas , ofrece
esta planta un recurso abundante para el sustento
del pueblo en el invierno. El origen de su cultivo
se pierde en la noche de los tiempos : les mas anti
238 CURSO DE AGRICULTURA.
guos escritores geoponicos hablan ya de él? y la
época de su introduccion en las montañas de Gali
cia no seria en verdad fácil de descubrir.
Es el nabo una de las plantas mas útiles para
alimentar los animales en el invierno. Sus hojas les
ofrecen un pasto saludable , y sus raices los alimen
tan en el establo , y les hacen adquirir una gordura
que facilita su buena venta.
Enterrada esta planta con el arado abona y en
riquece la tierra , cultivándose muchas veces con
este solo objeto ; y esta propiedad tan interesante
fue ya conocida de los antiguos. Nuestro Herrera,
compilador fiel de todo lo bueno y lo malo que se
habia escrito antes de su tiempo sobre la agricultu
ra, nos dice en el capítulo 27 del libro 4. "Muchos
«siembran nabos de los gordos, y desque estan cre
cidos , aran bien la tierra, que pudran, que ester
colan
Su relación
maravillosamente
en la sucesión
la tierra."
de cosechas. De tres

maneras puede entrar esta planta en el cultivo en^


grande y en la sucesion de cosechas. La primera
se ejecuta cuando se quiere preparar la tierra para
las cosechas de cereales ; y en este caso es indispen
sable abonar el terreno abundantemente , y darle
labores repetidas , como hemos explicado hablando
de la patata. Tambien es conveniente sembrar á
sulcos, lo que se ejecuta por dos medios sumamen
te sencillos , y consisten , ó en colocar la semilla
en una botella , á cuya boca se haya adaptado el
cañon de una pluma , ó de otra cosa equivalente,
para derramarla por el sulco á la distancia conve
niente , ó en sembrar al vuelo todo el terreno , y
en formar con el rastro las líneas ó fajas de distan
cia, ó de vacíos que se quieran dejar cuando la
planta ha nacido ya ; por cuyo medio no solamen
te se consigue el que no haya plantas en el terreno
PARTE III. CAP. II. 239
que recorrió el rastro, sino que este mismo terreno
quede mas abonado con los restos ó descomposi
ción de las plantas que arranca. Sin duda los anti
guos cultivaron ya el nabo con este objeto de pre
parar la tierra , pues segun Plinio , los labradores
mas cuidadosos lo sembraban á la quinta labor (1).
En este caso es indispensable escardar la tierra y
el calzar las plantas repetidas veces ; todo con el
fin de preparar el terreno para las cosechas poste
riores.
La segunda manera de cultivar el nabo es el
hacerlo servir para la produccion de una cosecha
intermedia entre dos de cereales, cuando el terreno
se halla bien dispuesto , y no empobrecido. En este
caso se cultiva de un modo mas sencillo , pues ó se
siembra sobre la labor misma que sirve para enter
rar el rastrojo , ó con solo el rastro, y tampoco exi
ge los cuidados de escardar y calzar las plantas.
Durante el otoño deben ya en este caso consumirse
los nabos en el mismo campo por los animales y los
ganados , por cuyo medio se aumenta la substancia
del terreno, producida por las deyecciones animales,
y por los restos de las plantas que quedan en él , y
se corrompen pronto. Si la tierra necesitare de ad
quirir nueva fuerza para la cosecha de granos que
debe seguir inmediatamente , en este caso se entier-
ran con el arado todas las plantas y raices de los
nabos , y se la proporciona un abono sumamente
considerable y de pronta descomposicion. Pueden
los nabos cultivarse de esta misma manera despues
de una cosecha de habas ó guisantes, ó judías
tempranas , y sus buenos efectos serán siempre los
mismos. _

(1) Diligentiores quinto sulco , napum seri jubent , rapatn


quarto , utroque stercolato. Historia naturalis.
240 CURSO DE AGRICULTURA.
La tercera maneija de cultivar los nabos con
siste en sembrarlos á la primavera sobre un terreno
empobrecido por las cosechas anteriores , y con el
objeto de procurarse , ó un pasto de estío y princi
pios de otoño , ó un abono vegetal. Es bastan
te una labor para sembrarlos, sin que tampoco se
necesite abonar el terreno, porque en esta época
acaso las raices son siempre débiles , y el producto
de consiguiente poco considerable : circunstancias
que precisan á economizar las labores y disminuir
los gastos.
Es muy del caso que los labradores adviertan
para cultivar el nabo con las mayores ventajas po
sibles , que los mas voluminosos y de figura oval
son los mas apropósito cuando se cultivan para pas
to ó alimento del ganado en el campo ; porque son
mas fáciles de encontrar y de aprovecharse que los
largos , delgados y uniformes : que estos exigen un
terreno mas ligero y desmenuzado por la necesidad
en que se hallan , para prosperar , de profundizar
mas en la tierra ; asi como los redondos y gruesos
podrán acomodarse mejor en los terrenos arcillosos
y compactos. .
La mayor delicadeza de algunos nabos no pro
cede , como comunmente se cree , de la semilla , ó
de que formen una variedad , sino de la calidad
del terreno en que se cultivan , terreno por lo co
mun arenoso, ferruginoso y rojizo. Rozier ,y-Vil-
morin lo han creído asi , despues de repetidas ob
servaciones, y nosotros hemos observado estas cua
lidades en el suelo de Maimar , pueblo de Aragon,
cerca de Daroca , cuyos nabos pasan por los mejo
res de toda la provincia.

i: -. . . ,', , ,: '.
PARTE III. CAP. i. 241

§. III.

Del rábano. Raphanus sat/vus. lik.

Esta raiz mas conocida en el cultivo de las huer


tas que en el de los campos, puede sin embargo pro
porcionar una utilidad considerable , si se cultiva
en grande como los nabos.
Terreno que le conviene. Las tierras ligeras , are
nosas y frescas son las mas convenientes para el
cultivo de esta planta. En los terrenos secos , arci
llosos y compactos su raiz no puede desenvolverse
ni adquirir el volumen que se desea.
Su cultivo. Su cultivo es en todo el mismo que
el del nabo ; y por esto nos referiremos al artículo
que precede para evitar repeticiones inútiles.
Aunque el rábano se coma por el hombre , es
pecialmente su variedad pequeña y oval , no por
esto merecerá contarse entre las plantas que se cul
tivan en grande por el alimento que proporcionan.
No diremos lo mismo por lo que respecta á los ani
males , á los cuales ofrece en sus hojas un agrada
ble pasto , y en sus raices un alimento substancio
so. Sus semillas ó granos producen un aceite , que
se emplea en el norte, y en una gran parte de la
- ' Francia para las luces , y para varios usos de las
artes; y enterrada la planta como abono vegetal
proporciona al terreno principios nutritivos y subs
tanciosos. .
Las utilidades que segun lo dicho pueden pro
curarse por esta planta , determinarán el lugar que
se la quiera dar en la sucesion de las cosechas, si
guiendo los principios y reglas de conducta que
hemos desenvuelto hablando del nabo.

Tomo L '. ' ' Hh


242 CURSO DE AGRICULTURA.

í. IV.

De las zanahorias, naucus carro tta. un,

Esta planta conocida en España desde la mas


Temota antigüedad , y cultivada solamente en las
huertas y jardines es uno de los principales objetos
del cultivo en grande en Inglaterra, en la Holanda,
en la Flandes , y en muchos departamentos de la
Francia. Ella es uno de los principales alimentos de
los ganados de estas naciones y aun de sus anima
les de labor , y ella ofrece al hombre un alimento
sano y substancioso , y un aguardiente que reem
plaza el que en otros paises se extrae del vino. ¿ Y
por qué nosotros no la cultivaremos en grande?
Sin duda porque no queremos aumentar nuestra ri
queza , ni exigir de nuestro fértil suelo los inmen
sos productos que conseguiríamos si imitasemos el
egemplo de las demas naciones.
Terreno que exige. Para que su larga y tierna
raiz pueda desenvolverse como conviene , exige un
terreno fresco , ligero y profundo , mas bien calizo
y vegetal que arenoso en exceso , y arcilloso ó com
pacto. Los suelos pedregosos la son contrarios.
Su cultivo. Aunque esta planta se aprovecha
mucho de los abonos, es sin embargo indispensable
el que los estiércoles que se emplean , se hallen bien
consumidos , porque si fueren frescos, .comunican á
la raiz un sabor sumamente desagradable.
Toda planta que se cultiva por Tazon de su raiz,
y que por esta causa exige un terreno ligero y des
unido , necesita sin duda de labores multiplicadas
y profundas antes que su semilla se confie á la tier
ra , y siempre que la zanahoria se quiera cultivar
como cosecha principal y preparatoria de otras ce
PARTE III. CAP. IT. 243
reales , será indispensable disponer el terreno con
venientemente con labores profundas y repetidas;
pero si solo se cultivase como cosecha intermedia ó
intercalar , ó como pasto que se destina á consu
mirse en el campo mismo , ó como abono vegetal
para enterrarse con el arado ; entonces una labor
será suficiente , y aun bastarán algunas vueltas del
estirpador. Lo que es sin embargo indispensable en
todos los casos es el allanar y desmenuzar comple
tamente et terreno , para que la semilla se reparta
con igualdad , y pueda nacer cómodamente.
Las muchas plantas que suelen desgraciarse,
sea porque la menudéz de la semilla impide el po
derse escoger la mas conveniente , sea por los mu
chos insectos que persiguen la planta hace indis
pensable el sembrar espeso , y el cubrirse con deli
cadeza y exactitud. Si no se cubriese dejaria de na
cer por la falta de humedad í y sí se cubriese de
masiado, no podría romper la capa de la tierra, y
seria sofocada por otras plantas mas diligentes en
brotar y formarse. La época de su siembra ,es dife
rente segun el clima, la naturaleza del terreno , y
el objeto con que se cultiva ; pero ello es cierto que
se puede sembrar desde el mes de enero hasta el
mes de julio , con tal que pueda procurarse al ter
reno la humedad necesaria , para que brote la semi
lla. El modo de sembrarse mas comun es al vuelo,
mezclada con arena ó con tierra ; aunque si se sem
brase á sulcos , se podrá derramar la semilla por el
medio que hemos propuesto para sembrar los nabos
á sulcos , ó á líneas.
La operacion de escardar el terreno despues que
ha nacido esta planta , y desde que ya se puede
bien distinguir , es la que exige su cultivo con el
mayor rigor ; porque como tarda tanto tiempo en
nacer, ha dado lugar á que un sin número de
Hh2
244 CURSO DE AGRICULTURA.
plantas se hayan desenvuelto antes que ella , y á
qué dotadas de mayor vigor y lozanía la disputen
con ventajas el alimento : circunstancia que exige
repetirse esta tan necesaria operacion , siempre que
la existencia de otras plantas no destruidas anterior
mente la hiciere necesaria. .
Cuando se cultiva en grande , y como cosecha
principal y preparatoria , siempre aconsejaremos el
cultivarla á sulcos ó á distancias convenientes, y
el calzar las plantas, como hemos dicho de las pa
tatas , no solo para doblar , y acaso triplicar el pro
ducto de la cosecha, sino para conseguir mejor que
la tierra quede preparada para las cosechas poste
riores ; pero si se cultiva como cosecha intermedia
ria ó secundaria , ó con alguno de los otros objetos
que hemos explicado, con solo escardarse con fre
cuencia se llenará suficientemente cuanto exige esta
especie de cultivo.
Por lo que respecta á la operacion de cortar sus
hojas antes que la raiz se haya formado , siempre
miraremos esta práctica como contraria al objeto
que se propone el que la ejecuta.
La cosecha de la zanahoria , es decir , la ope
racion de arrancar y recoger sus raices , se hace
del mismo modo que la de las patatas y de los na
bos , y lo mismo su conservacion ; añadiendo sola
mente que sus raices resisten mas al frio, y que en
los paises en donde el invierno no es riguroso , po
drán dejarse en el mismo campo , y arrancarse á
medida que k^exigiere la necesidad de consumirse.
Sus usos. A lo que dejamos dicho en la intro
duccion de este artículo añadiremos únicamente,
gleses
que segun
es lala zanahoria
opinion comun
de todas
de loslasagricultoresñn-
raices la que

ofrece á los ganados y aun á los animales de labor


el alimento mas sano y substancioso : que ella au
parte iir. cap. ir. 245
menta la leche de las vacas , mantiene en el mejor
estado á las ovejas paridas y á los corderos que co
mienzan á comer, engorda á los bueyes y carneros,
y los hace formar una carne grasa y del mejor
gusto;
ticas , las
y cocida
cuales sirve
se entregan
de sustento
á ella
á las
conaves
pasion.
domés*
Las

hojas de esta planta forman por sí solas un pasto


abundante y apetecido por todos los ganados.
Su relación en la sucesión de cosechas. Quedan
explicados arriba los varios objetos con que esta plan
ta se puede cultivar , y de ellos se ha debido infe
rir el lugar que puede tener en la sucesion de las
cosechas: añadiré sin embargo aqui, que de todas las
plantas que se cultivan por sus raices, ninguna
empobrece menos la tierra , y ninguna deja el ter
reno en mejor estado , para producir inmediatamen
te una cosecha de trigo ó de cebada.

§. V.

De la remolacha. Beta vuigar.s.

Presenta esta planta cuatro variedades secun


darias, á saber: la roja, la amarilla, la blanca y
la blanca gruesa, llamada tambien remolacha cam
pestre ; pero como el modo de cultivarlas no ofre
ce diferencia considerable , omitiré el extenderme
sobre un objeto mas propio del botánico que del
labrador.
Terreno que exige. El terreno para esta planta
debe poseer las mismas cualidades que el que ape
tecen las demas de que he hablado, y que se culti
van por sus raices ; es decir , ligero , fresco , des
menuzado, profundo y substancial. Sin embargo
de todas ellas es esta la planta menos delicada , y.
prospera mejor que las demas en suelos compactos.
246 CURSO DE AGRICULTURA.
con tal de que no lo sean con exceso, y en los me
nos profundos ,. á causa sin duda de sus raices , que
son menos profundas que las otras.
Su cultivo. Aunque su cantidad y su volumen
se hallen siempre en razón directa de los abonos
que se hayan procurado al terreno t no sucede lo
mismo con su cualidad, la cual por el contrario será
mas delicada , y de mejor sabor , si el terreno no
hubiese sido estercolado , en especial recientemente,
y con estiércoles poco consumidos. Otra razon influ
ye tambien para que esta planta sea menos exigen
te de abonos , y consiste en que sus muchas hojas,
y el presentar siempre á descubierto una parte de
su raiz ,. la disponen á recibir en mayor abundan
cia los influjos de la atmósfera-
Por lo que respecta á las labores que deben pre
ceder á su siembra, haré la misma diferencia que
dejo establecida en cuanto á las demas plantas de
la misma naturaleza , y es la que resulta del objeto
con que se cultiva; porque si fuere el de cose
cha principal y preparatoria, necesitará labores re
petidas , en lugar de que una sola será bastante , ó
algunas vueltas del rastro, si se cultivase como ob
jeto secundario ó cosecha intermedia, ó para pasto,
ó como abono vegetal..
La época de su sementera comienza á la prima
vera , y cuando ya el temor de los hielos hubiere
cesado ; y continúa hasta el mes de junio , pudién
dose escoger en todo este tiempo, y segun el clima
y objeto del cultivo , el momento que se crea mas
conveniente.
Cualquiera que sea el modo de cultivarse en los
jardines , y el de proceder á su siembra , trans-
plantacion &c. yo no me ocuparé sino del modo
adoptado generalmente para su cultivo en grande.
Si se cultivase como cosecha principal y prepa
parte m. cap. ir. 247
ratoria, siempre aconsejaremos se siembre á sulcos,
ó á intervalos distantes entre sí, para poderla apli
car con mayor perfeccion y economia las labores
de escardo , y de la caba ; pero en los otros casos
se podrá sembrar al vuelo , sin observar tales dis
tancias , bien que siempre será preciso el aclarecer
las plantas que se hallasen .agrupadas y demasiado
juntas entre sí.
Como su semilla tarda mucho en recibir la hu
medad de la tierra , es muy conveniente el tenerla
á humedecer en el agua .durante ocho dias , antes
de confiarse á la tierra.
Desde que las plantas aparecen se deben escar
dar , y esta operacion deberá jepetírse siempre que
hubiese necesidad , causada por la presencia de
otras plantas. Conviene mucho cavarse algunas ve
ces el terreno , aunque en lugar de calzarse las
plantas , como lo exigen las demas .de que hemos
hablado hasta aqui , se deberá por el contrario
cuidar sobre manera de no cubrir sus raices, cuya
parte superior debe siempre encontrarse á descu
bierto.
Se recogen las raices y se conservan por los
mismos medios indicados antexiormente , pero me
es imposible aconsejar el medio del .arado , porque
la raiz de la remolacha es la mas sensible de todas
á la menor herida , y se corrompe en este caso con
la mayor facilidad.
Para procurarse simiente de remolacha se hace
lo mismo que he prevenido para conseguir la si
miente del nabo.
Sus usos. Las hojas de esta planta forman un
plato tan agradable como las espinacas , y sus rai
ces ofrecen al hombre un alimento sano y refrige
rante , en especial como ensalada , cocida antes al
horno , ó bajo cenizas , dejada enfriar , y condimen
243 CURSÓ DE AGRICULTURA.
tada con aceite, sal y vinagre. En Alemania cons
tituye uno de los principales alimentos del pueblo,
confitada en vinagre, despues de cocida por dichos
medios, y de dividirse en cortaduras delgadas: ali
mento que contribuye sobre manera á la salud de
los labradores, previniendo las enfermedades in
flamatorias y escorbúticas , tan comunes en los ha
bitantes del campo.
. Si cierto sistema de política ha presentado las
remolachas por algun tiempo como un medio abun
dante de producir el azucar , nosotros apreciare
mos en su justo valor las exageraciones de los polí
ticos , y diremos con el señor Parmentier , princi
pal maestro en esta materia , que aunque de las re
molachas pueda extraerse mayor cantidad de azu
car que de las demas materias vegetales, jamas
podra cubrir su producto el trabajo y los gastos
de la extraccion. Otro tanto decimos , siempre con
la autoridad de este sabio, del aguardiente que pu
dieran producir.
■ El alimento que proporcionan á los animales es
lo que constituye el grande mérito de esta raiz,
por lo que hace á la agricultura : y yo no omitiré
ocasion alguna de excitar á los labradores á cul
tivarla con este objeto, y de procurarse siempre
Cuantos medios les ofrece la agricultura para au
mentar el número de sus ganados , que tantos pro
vechos les proporcionan. /
Su relación en la sucesión de cosechas. A cuanto
dejo dicho anteriormente sobre las ventajas que pro
porciona el cultivo de las plantas que se hacen en
trar por la utilidad de sus raices en la sucesion de
cosechas , todo lo cual es aplicable á la remolacha,
añadiré únicamente , que por razon de sus muchas
hojas y de la corta profundidad de su raiz, apenas
empobrece el terreno , por lo mucho que atrae de
parte nr. cap. ir. 249
la atmósfera ; y que las cosechas de trigo ó de ce
bada que puedan sucedería son siempre vigorosas
y abundantes.
§. VI.

De la pataca. Heliantbus tuberosus. liw.

Esta planta conocida en Francia bajo el nom


bre de topinambour , es una especie anual del tor
nasol , originaria del Canadá segun los unos , y del
Brasil segun los otros. La época de su introduccion
en Europa es desconocida , sabiéndose únicamente
que el primer escritor agrario que le dio lugar en
sus escritos fué el célebre Duhamel, el cual en 1762
aconsejo su cultivo á los labradores , por su notoria
utilidad para sustentar á los animales. Sin embargo
de esto , no se llegó á cultivar en grande en el rey-
no de Francia basta que el señor Ibart , profesor de
agricultura y economía rural en. la escuela de AU
fort, la adoptó en los terrenos de su escuela,. des
pues de repetidas observaciones hechas por él mis
mo. Este sábio maestro de agricultura , y celoso
promovedor del cultivo de aquellas plantas que
pueden aumentar la riqueza territorial de su nacion,
habia advertido en la pataca cuatro propiedades
ventajosísimas , son á saber : primera , la de resistir
en la mayor aridéz y sequedad,. en tanto grado
que la pataca habia prosperado en épocas , en que
por falta de humedad habían perecido las patatas:
segunda , la de sufrir tambien los mas fuertes fríos,
tanto que en 1788, en que el termómetro de Rea-
mur llegó á diez y ocho grados bajo el cero, ni se
perdieron los tubérculos que estaban enterrados , ni
los que estaban á la superficie de la tierra : tercera,
la de producir un tercio mas de tubérculos que la
patata , con el mismo cultivo y en circunstancias
Tom. I. Ii
¿SO CURSO DE AGRICULTURA.
del todo iguales ; y cuarta , la de proporcionar en
sus tallos, altos comunmente de seis pies, un com
bustible utilísimo para la cocina , y para calentar
los hornos de toda especie. Movido el señor Jbart
de estas ventajas, promovió el cultivo de la pataca,
el cual en el dia se halla adoptado por muchos la
bradores franceses.
Los nuestros no Ja han recibido todavía en la
agricultura en grande , aunque en las huertas y
jardines suele dársele un pequeño lugar , por cuya
causa no puede decirse planta desconocida. Sin em
bargo de esto , me es necesario confesar , que las
nociones que dan sobre esta planta los señores don
Claudio y don Estevan Boutelou , en su tratado de
la huerta , son del todo contrarias á las publicadas
por el señor Ibart , asegurando , como aseguran, que
necesita de terrenos húmedos , y que apetece la
humedad. Podrá acaso ser que el mayor calor del
clima de España sea causa de tan notoria diferen
cia : podrá ser tambien que las patacas criadas por
muchos años en jardines y acostumbradas al riego,
lleguen á necesitar de este beneficio ; y podrá suce
der que la humedad contribuya á que esta planta
dé grandes cosechas , sin que no obstante se nece
site para producirlas medianas. Gomo yo en España
no cultivé jamas la pdanta de que estoy tratándo,
y no deseo inducir á error á los labradores , he de
bido darles parte de la diferente opinion de estos
autores recomendables, para que antes de admitir
la pataca en el cultivo en grande , se aseguren por
medio de ensayos en pequeño, para proceder con el
debido acierto. No pudiendo dudarse que si la pataca
resiste á la aridéz , y produce á pesar de la sequedad,
seria ventajosísimo su cultivo en inmensos terrenos
abandonados y desnudos ; voy á dar las reglas de
su cultivo , seguro de que su adopcion convendrá por
PARTE III. CAP. II. 251
lo menos en nuestras provincias mas septentrionales,
y aun en los terrenos elevados de las meridionales,
en donde no es intenso ni constante el calor.
Terreno que exige. Todos los terrenos son apro-
pósito para la pataca , menos los arcillosos y tena
ces. En los siliciosos é infecundos , en los que re
sultan de la descomposicion de las canteras de? pie
dra , y aun en los dominados por la sombra de los
árboles, se observa que prospera esta planta.
Su cultivo. Cuando se cultiva con la intencion
de conseguir una cosecha considerable, y de man
tener la tierra en estado de fertilidad para confiar
le despues otras cosechas , será indispensable dispo
nerla con labores profundas , y tambien abonarla;
pero cuando se destina para esta planta un suelo
insubstancial y abandonado por su ingratitud, con
solo el objeto de utilizarlo en esta produccion , y
de vestirlo , entonces ni es necesario darle muchas
labores , ni emplear en él los abonos que otras cose
chas han menester.
En cuanto á la forma de plantarse nos referi
mos á lo que ya se dijo hablando de las patatas,
debiendo sin embargo observar, que como la pata
ca es mas sensible á la humedad , y se corrompe
en ella mas fácilmente , en lugar de emplear para la
plantacion tubérculos cortados en muchas partes,
convendrá mucho mas plantarlos enteros.
El escardo y la operacion de calzar las plantas
convienen tambien á la pataca , la cual da mas tu
bérculos, si se ejecutan ; pero no son tan necesarias
estas operaciones como en las otras plantas que se
cultivan por sus raices; porque las patacas ahogan
fácilmente todas las yerbas que intentan disputarles
el alimento, y su producto es siempre considerable,
aun en el caso de no acercarse la tierra á sus rai
ces para calzarlas.
252 CÜRSO DE AGRICULTURA.
Recolección. Varias consideraciones se reunen
para dejar las plantas y los tubérculos en la tierra
cuando han llegado á completa maduréz , sin nece
sidad de apresurarse para recogerlas y encerrarlas
en la granja. En primer lugar , sus tubérculos no
temen el frío , y todavía aumentan su volumen du
rante el otoño : en segundo , sus cañas ó tallos,
aunque despojados de sus hojas , permanecen ver
des por mucho tiempo , y cargados del agua vege
tal, por cuya razon nunca son tan apropósito para
el fuego , como si se dejaren secar completamente
en el campo mismo ; y en tercero , se consigue la
utilidad de no ocupar la granja , y de no embara
zarla con esta cosecha. Cuando llega sin embargo
la época de recogerla , para limpiar el campo , ó
para ponerla al abrigo de la demasiada humedad
del invierno ; comenzándose por cortar los tallos,
y por reunidos en haces, se deben recoger los tu
bérculos por los mismos medios que se emplean pa
ra las patatas , y con solo colocarlos al abrigo de la
humedad , su conservacion es segura.
Sus usos. La pataca cruda ó cocida en el agua,
ó debajo de la ceniza , sirve para alimento del hom
bre. Su sabor es muy semejante al del cabo de la
alcachofa , y en algunos paises de Francia la lla
man los labradores alcachofa del Canadá , y la co
men cruda con sal , despues de pelarla. Su princi
pal destino es sin embargo el de alimentar á los ani
males en el invierno.
Sus tallos proporcionan un combustible de mu
cha utilidad , y las cenizas que resultan en este caso
son muy alkalinas , y semejantes á las del tornasol
anual de flores grandes que contienen tanta potasa.
Sirven tambien estos tallos para enramadas y tuto
res , y aun para cercas.
Su relación en la sucesión de cosechas. Esta plan
PARTE III. cap. ir. 253
ta tiene una propiedad que debe conocerse , por lo
mucho que influye sobre el lugar que debe dársele
en el cultivo; y consiste en la dificultad con que
mucre , ó por mejor decir , en la facilidad con que
se reproduce ^ apoderándose del terreno en que una
vez nació. De aqui procede , que si por una parte
es muy útil para confiarse á un terreno yermo ó
abandonado , y que no se emplea en otras cosechas;
por otra no se debe admitir en el campo , ert el cual
se han de cultivar otras plantas , sin determinar
antes la sucesion ó alternativa que debe remediar
aquel inconveniente.
En el primer caso, ¿de cuánta utilidad no seria
esta planta si se llamase á ocupar tantos terrenos
áridos é incultos que se hallan del todo inutilizados
para la vegetacion en muchas de nuestras provincias?
Recogida anualmente su cosecha, se veria con admi
racion en la primavera cubrirse nuevamente el terre
no de las mismas plantas ; pues el mas pequeño tu-*
bérculo, la menor raiz que se deje sin arrancar basta
para producir y dar nacimiento á nuevas cosechas;
y aun cuando no se quiera cultivar con esmero , ni
ocuparse de semejantes tierras , despues que se plan
taron de patacas , siempre se podrá contar con otros
productos que los que ofrece un suelo infecundo,
privado de toda vegetacion.
Pero si se cultivase esta planta en un campo
destinado despues á otras cosechas , es necesario
adoptar una alternativa , que remedie los inconve
nientes que lleva consigo. Voy á proponer para la
instruccion de los labradores las que sigue el señor
Ibart en el terreno de su cátedra de Alfort.

. t . :
254 CURSO DE AGRICULTURA.

i.r año. Pataca.

5 J 2.° Prado artificial con grano de marzo.


w \ 3.° El mismo prado artificial.
H
4.° Pataca.
>

1.* año. Pataca para utilizar sus tubérculos.


>
£ ] 2.° La misma como pasto hasta la época
* < de sembrarse sarraceno ó maiz para
> j forrage.
< f 3.° Pataca., ,'. - . .

Por medio de estas alternativas , y coa solo cui


dar de recoger todos los tubérculos que extrae el
arado, cuando se emplea para el cultivo de las dife
rentes cosechas que siguen y alternan con la pata
ca ,. se consigue llegar á desterrarla y poder culti
var otra especie de plantas. '. .

§. VII. .:
De la bcttáta. cotivaUuXus batatas, lin-
Esta planta originaria de la India y de la Amé
rica meridional , que con tan buen suceso se culti
va en Málaga , no se ha adoptado sin embargo en
España con la extension que se debiera. En, todas
nuestras costas meridionales se hallarían terrenos
apropósko pana cultivarla, infinitamente mas ven
tajosos que los jardines de Montpellier , Tolosa,
Burdeos y Tolon, en los cuales se ve crecer con
conocida utilidad.
Terreno que exige. Necesita para prosperar esta
PARTE m. CAP. II. 255
planta de un terreno ligero y arenoso, y de un cli
ma caliente; pero si por esta razon los terrenos
acuáticos y los fuertes y tenaces se opondrían á su
prosperidad ; por esto mismo babrá menester que
se le acuda con riegos oportunos y frecuentes , aun
que no copiosos , á fin de mantener en vigor su vida
vegetal á pesar del calor del clima y de lo ligero
del terreno.
Su cultivo. Dispuesto el que se destina á esta
cosecha en eras alomadas , y cavadas muy á fon
do, se procede á plantar, ó con las mismas batatas
ó raices, como se hace con la patata, ó empleando
su misma rama, como si se plantase por estaca, lo
que se ejecuta de esta manera. Se reservan para es
te fin algunas eras de plantas, cubriéndolas duran
te el invierno con esteras , ó cosa semejante. Á úl
timos de marzo ó principios de abril se arrancan es
tas plantas , se limpian sus tallos ó cañas de las ho
jas y de todos los tallos secos , y se cortan ó divi
den en trozos de palmo y medio de largos , procu
rando que en cada trozo haya tres ó mas nudos.
Estos trozos se plantan á golpe de azadon , cuidan
do de que quede cubierto algun nudo por la tierra,
y de que quede fuera de ella algun otro á fin de
que de este salga el nuevo tallo, y -de aquel las rai
ces. Debe procurarse tambien que el extremo supe
rior de cada trozo sea el que se deja fuera de la
tierra. Plantados asi los trozos deben regarse. Estos
trozos se pueden conservar doce ó diez y seis dias
antes de plantarse , colocándose en parage fresco y
húmedo. Desde los primeros dias de junio habrán ya
producido las plantas unos renuevos , que pueden
y deben esquejarse , cortándose con el cuchillo,
para plantarse seguidamente , y aumentar por este
medio la plantacion , siendo estos esquejes los que:
suelen dar mas producto. , , ./•
256 CURSO D£ AGRICULTURA.
El cuidado que exige esta plantacion despues
que las plantas hubiesen nacido , es el mismo que el
de la patata, y se reduce principalmente á destruir
las malas yerbas , á calzar las plantas y á mante
ner la tierra bien mullida y ahuecada. Debe sin
embargo cuidarse de los riegos frecuentes , pero
no copiosos , como se ha dicho , porque estos per
judican á la cosecha , haciendo producir raicillas
en lugar de tubérculos. No conviene abonar mucho
el terreno, porque en este caso la planta adquiere
demasiada frondosidad en perjuicio de la cosecha.
i ¡Puede esta planta multiplicarse por su semilla,
como la patata , y si este medio se emplease de
tiempo en tiempo, no debemos dudar que se conse -
guirian variedades de mucha estimacion.
De todas las raices la batata es acaso la que de
be arrancarse con mas delicadeza para conservarse
en buen estado ; y despues de haberse limpiado de
la tierra y de las raicillas , se debe colocar en lugar
fresco, pero no húmedo, poniéndola á cubierto de
las mutaciones de la atmósfera.
Sus usos. Todos saben la estimacion que tiene
esta raiz por su delicado sabor ; cuya circunstancia
y la de no ser tan abundante como seria de desear,
hacen que se reserve para el alimento del hombre,
para el cual son tambien convenientes sus tallos
tiernos y sus hojas. Si se diese á esta planta en las
costas meridionales el lugar que deberia tener ¿ no
se puede dudar que su cultivo seria muy lucrativo
para los labradores que lo adoptasen , y que des
pues de consumirse una parte de su cosecha en las
provincias del interior , podria extraerse otra buena
parte al extrangero.
Su relación en la sucesión de cosechas. Esta plan
ta tiene en la alternativa.de las cosechas la misma
relacion que la patata , con sola la diferencia , que
PARTE III. CAP. IIÍ. 257
como no puede convenirle un terreno muy esterco
lado , no deberá servir como cosecha preparatoria
del trigo.

CAPÍTULO III.

De las plantas leguminosas.

La familia de las plantas leguminosas es una de


las mas importantes en la agricultura, no solamen
te por sus granos tan útiles para el alimento del
hombre y de los animales domésticos , sino tambien
por sus hojas y por su aptitud para formar los pas
tos ó prados artificiales. No hablaré sin embargo
en este capítulo de la alfalfa , ni del trebol , aun
que pertenezcan á esta familia , para no confundir
la clasificacion que tengo adoptada ; ni de los ár
boles que tambien corresponden á la familia legu
minosa ; ni de todas las plantas que la componen,
para no "entrometerme en las atribuciones del bo
tánico , sino de aquellas plantas únicamente , que
el labrador suele cultivar por razon de sus granos.
La lenteja pues, el altramuz, el garbanzo, la ju
día , la haba y el guisante harán la materia de este
capítulo.
S. i.

De la lenteja. Ervum íens. lw.

Terreno. Conviene á esta planta un terreno li


gero , y los húmedos y compactos le son perjudi
ciales.
Su cultivo. El corto producto que suele dar esta
planta , y lo mucho que su cultivo empobrece la
tierra cuando se cultiva por sus granos , hace que
solo se destine el terreno en que se acaba de reeo-
Totno I. Kk
1:58 CURSO DE AGRICULTURA.
ger una cosecha de trigo , de cebada ó de avena,
cuando se determina estercolarlo despues , á fin de
sacar de la tierra el mayor producto posible. Esta
es la causa de dársele labores escasas antes de sem
brar esta planta. Sin embargo de esto el labrador
que quiera cultivarla con mayor utilidad, y dismi
nuir con el buen cultivo el daño que hace al ter
reno empobreciéndolo , deberá prepararlo con la
bores antes de confiarle la semilla , para dar-le la
ligereza que ha menester. Deberá tambien sembrar
á surcos ó líneas , trazándolas con el alineador , y
emplear el cultivador , para destruir las malas yer
bas y acercar la tierra á las plantas ; y si careciese
de estos instrumentos tan útiles , deberá servirse de
la hazada para las mismas operaciones, repitiéndo
las siempre que lo exigiere el estado de la tierra , y
por lo menos dos veces antes de que la planta for
me su flor.
Llegada la época de la maduréz del fruto se
arranca ó se siega la planta , y separado el fruto á
golpes de látigo , se le hace perder la humedad ve
getal , antes de encerrarlo , única precaucion que
necesita para conservarse.
Sus usos. Ofrecen las lentejas al hombre un ali
mento sano y substancioso ; y este es por lo comun
el principal objeto con que se cultivan. Las plantas
despojadas del grano pueden servir tambien para
los ganados en el invierno. En algunas partes se
cultiva esta planta como forrage verde ; en cuyo
caso segada en flor es muy apetecida de los anima-
ká, y lejos de haber empobrecido la tierra, la deja
en estado de producir una cosecha abundante de
trigo ó de cebada.
Su relación en la alternativa. Aunque segun los
deseos del labrador y la utilidad que su grano pue
da proporcionarle , puede sin dificultad cultivarse
parte ra. CAp. III. 2 S9
esta planta como cosecha principal y preparatoria
á la manera del maiz ; atendida no obstante la cor
ta cantidad de su producto , y lo mucho que em
pobrece la tierra , por razon de la debilidad de sus
hojas y de sus tallos , y por el demasiado peso de
sus granos , comparado con la ligereza de la plan
ta ; no suele cultivarse como dije al principio de
este capítulo , sino despues de una cosecha de tri
go , con el objeto de sacar de la tierra el mayor
producto posible antes de abonarla de nuevo.
Otra cosa será si se cultiva como forrage en
verde ; en cuyo caso , aunque se siembre espesa y
no en líneas ó á surcos , como se debe hacer , po
drá preceder á cualquiera cosecha de trigo , de ce
bada ó de avena , sin peligro de que perjudique á
la fertilidad del campo.

S- ii.

Del altramuz, mpinus aibus. lik.

El altramuz de flor blanca , conocido de la an


tigüedad , muy estimado de los romanos , y objeto
digno de nuestra agricultura , será la materia de
este párrafo.
Terreno que exige. Desama el altramuz los ter
renos acuáticos y tenaces , siendo los ligeros y se
cos, aunque no sean fértiles ni substanciosos, los que
mas le convienen.
Su cultivo. Cuando se cultiva esta planta por
sus granos , siempre será oportuno que precedan á
la sementera las labores necesarias , para dar al
terreno la ligereza y movilidad que necesita para la
prosperidad de la cosecha ; mas si se cultivase para
pasto en verde , ó para enterrarse en flor como
abono , una sola labor será suficiente.
Kk2
260 CURSO DE AGRICULTURA.
Esta planta teme mucho los hielos , por cuya
razon ó deberá sembrarse ácia el fin del setiembre
ó en la primavera, cuando ya aquel peligro hubie
re cesado. Aun despues de levantada la cosecha de
granos puede sembrarse el altramuz , con tal que
no se pase del mes de julio.
solaSiempre
la diferencia
se siembra
que sialsevuelo
cultiva
estacomo
planta
pasto
, con
ó

como abono , se debe emplear mayor cantidad de


semilla que cuando se cultiva por sus granos. En
este solo caso se escarda y se cava el terreno , siem
pre que el estado en que se halla parezca exigirlo.
Segada la planta , cuando su fruto ha sazonado
ya , se golpea con el látigo para que suelte el gra
no ; mas como de todos los de las plantas que se
cultivan este es el que se desgrana con mas dificul
tad , puede sin inconveniente dilatarse cuanto se
quiera la operacion de golpearlo para sacarlo de la
vaina.
Sus usos. El alimento que los granos de altramuz
ofrecen al hombre es á la verdad poco agradable.
Su sabor es amargo : y segun Herrera , aunque se
siembren cerca del camino , estarán seguros , sin
que los apetezcan los muchachos , ni las preñadas.
Sin embargo de esto hay paises en que el pueblo
los come , como en Valencia y en el Piamonte.
Los romanos destinaban la harina de altramuz pa
ra alimento de sus esclavos. Lo cierto es que laván
dolo en agua se le despoja de su amargura , y que
entonces, ó cocido ó reducido á harina, es sano para
el hombre. \
Los animales comen este grano si se les dá cas
camajado ; pero el modo mas conveniente es el de
reducirlo á harina. En este estado les proporciona
un alimento que comen con gusto y con provecho.
Pero la utilidad mayor que el altramuz propor
pARTE III. CAp. III. 261
ciona á la agricultura , consiste en la virtud que
tienen sus plantas para abonar la tierra cuando se
entierran en flor con el arado. Los romanos lo cul
tivaban ya con este objeto , como dijimos hablando
de los abonos , y desde entonces no ha dejado de
emplearse con igual fin por los buenos agricultores.
En los paises meridionales en especial , que son en
los que mas prospera esta planta , no se puede en
contrar un medio tan sencillo para abonar la tier
ra ; y atendida la economía con que puede propor
cionarse un abono tan eficaz , pues cuando se cul
tiva con este fin , basta una labor , y ningun otro
cuidado ; no puede concebirse á la verdad , por
qué no se adopta su cultivo con este objeto, en
tantos territorios de España , en donde crecería
admirablemente , y en donde se consume tanto
tiempo y caudales en la conduccion de los estiér
coles á las tierras distantes de la habitacion del la
brador ; gastos y tiempo que se ahorrarían si se
cultivase como abono esta planta , aun en los oli
vares y arbolados.
Su relación en la alternativa. El lugar que se
conceda á esta planta en la alternativa dependerá
del objeto por el cual se cultive. Si fuere por sus
granos, en cuyo caso empobrece la tierra, ni de
berá preceder ni seguir á las cosechas de cereales;
pero si fuere como pasto en verde , ó como abono
vegetal, entonces se le podrá destinar el lugar que
se quiera : podrá seguir inmediatamente ó preceder
á las plantas cereales , ó á cualesquiera otras , siem
pre con utilidad de las demas cosechas , siempre
con ventajas para el labrador.
262 CURSO DE AGRICULTURA.

§, III.

Del garbanzo. Cicer arietinum. liw.

Porque se ha creído advertir en el grano del


garbanzo alguna semejanza con la cabeza del car
nero , se le ha dado el nombre de arietinum , ó
acarnerado. Por esta misma causa , y no porque
los carneros amen este grano con especial predi
leccion, en algunas partes de Europa, se le llama
grano del carnero. _
Terreno. Esta planta, que resiste sin embargo bas
tante bien á los fríos y lluvias , ama con prefe
rencia los terrenos secos y ligeros , y sufre en los
húmedos y compactos.
Su cultivo. Dispuesta la tierra con las labores
necesarias , las cuales cuando mas suelen ser dos,
y con los abonos oportunos que son indispensables,
si no se quiere ver el terreno del todo empobreci
do despues de su cosecha , se procede á sembrar al
vuelo ó en líneas , habiéndose antes tenido por al
gun tiempo la semilla en el agua , para disponerla
mejor á que germine.
Las épocas para la sementera son el principio
del otoño ó la primavera , aunque el otoño se debe
preferir cuando se tiene libertad de ejecutarlo , por
que las plantas que se siembran entonces tienen mas
tiempo para arraigarse , y resisten mejor á la seque
dad del verano.
Debe escardarse esta planta luego que nace , sin
que sea necesario repetir esta operacion , porque
desde que sus partes se desenvuelven , ahoga por sí
misma las demas plantas que se atreven á dispu
tarle el alimento. Antes de que llegue á florecer , y
cuando ya esta época se aprojdma, conviene que
parte ra. cap. iit. 263
se cave el terreno con delicadeza para no herir á
las raices , y calzar las plantas. Asi se le propor
ciona mas alimento , y se disminuye el peligro de
la sequedad.
Desde que las cubiertas del grano toman un
color amarillo deben arrancarse las plantas para
trillarse como el trigo, si la cosecha fuere conside
rable , ó para golpearse con el látigo. Separados les
granos se conservan con gran facilidad , con solo
haberles hecho perder la humedad de su vegetacion
antes de encerrarlos.
Sus usos. El principal objeto con que en los
paises meridionales se cultiva esta planta es el de
aprovecharse de sus granos , destinándolos para el
alimento del hombre. Pasan generalmente por indi
gestos pero no impide esta opinion que su consu
mo sea considerable , y que se coman con gusto
secos ó verdes en los paises en que se cultivan. Ya
por esta causa aconsejaba Herrera que no se sem
brasen los garbanzos cerca de camino ni de luga
res de pasage ; porque cuando están tiernos , no pasa
ninguno , aunque sea fraile y ayune , que no lleve
un manojo (1).
En algunos paises del norte se cultiva esta plan
ta para pasto de los ganados en el invierno, segán
dola en verde , y haciéndola secar , como la alfal
fa. Los corderos en especial aman este alimento , el
cual les es por otra parte de gran provecho. No
faltan tampoco agricultores extrangeros que la cul
tivan para enterrarla con el arado cuando está en
flor como abono vegetal , y en la forma que se ha
dicho del altramuz.
Su relación en la alternativa. Cuando se culti
va esta planta por razon de sus granos , ni deberá

(i) I4b. i. cap. 17.


264 CURSO DE AGRICULTURA.
preceder ni seguir á las cosechas de cereales, á
causa de lo mucho que empobrece al terreno , no
por ser salada como lo creyó Herrera , sino porque
sus hojas son débiles y sin lozanía , y sus granos,
demasiado voluminosos y pesados , con relacion á
las demas partes de la planta ; circunstancias que
la precisan á exigir de la tierra la mayor parte de
su alimento.
Pero si se cultivase el garbanzo como pasto , ó
para enterrarse como abono , entonces no habrá
dificultad en que preceda ó suceda á las plantas
cereales , porque lejos de empobrecer , enriquece el
terreno con sus muchos despojos.

§. IV.

De la judía, phaseolus vulgaris. 'mw.

Esta planta leguminosa encierra un sin núme


ro de variedades ; mas como no es constante su ca
rácter , pues el influjo particular del terreno , del
clima y del cultivo , las hacen degenerar en tér
minos de desconocerse al fin de algunos años ¿ por
esta causa y porque cada labrador puede en fuerza
de sus mismas observaciones , ó continuar en el
cultivo de las variedades conocidas en el pais , ó
adoptar las que le parezcan mas oportunas , omitiré
su descripcion. Diré sin embargo , porque esta di
ferencia tiene relacion con las operaciones del cul
tivo, que las hay enanas y de enrame, y que al
paso que aquellas no necesitan de apoyos ni tutores,
como estas desean subir en espiral , asiéndose á los
cuerpos vecinos , es necesario hacerles enramadas.
Terreno. Tierras ligeras, desmenuzadas y subs
tanciosas son las que mas convienen á esta planta,
y en especial á sus variedades de enrame, pues las
parte m. CAP. IIT. 265
enanas , aunque tambien apetecen un terreno lige
ro y bien cavado , ño lo han menester tan subs
tancioso. La exposicion meridional y descubierta se
debe proporcionar á la judía , como originaria de
los países meridionales. Los abonos son muy opor
tunos , pero si consisten en estiércoles deben em
plearse los mas hechos ó consumados. . ,
Su cultivo. Sin que el terreno se haya dispuesto
con labores repetidas , en vano se esperará una co
secha considerable. En cuanto á la época de su se
mentera tres consideraciones se deberán tener pre
sentes : primera , que haya cesado ya el temor de .
hielos tardíos , y que la tierra se haya ya calenta
siado
do : segunda
húmedo, ,que
porque
ni elen
terreno
el primer
esté seco
caso no
ni germi
dema- .

cera
nará , laque
judía
se \,siembre
y en elbastante
segundoásetiempo
pudrirá
, para
; y per-
que

pueda sazonar la cosecha antes de las primeras es


carchas y frios del otoño. Atendiendo el labrador
á estas circunstancias , podrá fácilmente acertar en
la época que debe escoger para la sementera, sea
cual fuere el clima y las circunstancias locales de
su campo. .... . .' ,¡ ,'. . , .^t,
Nunca aconsejaré que se siembre ial vuelo , sino
4 líneas, trazándolas con el aliñeador , á fin de po
derse servir del cultivador ó del rastro en las ope
raciones del cultivo que exigen ; y tampoco apro
baré la práctica de sembrar muchos granos en un
mismo hoyo , porque las plantas que asi nacen , se
dañan mutuamente. En el caso que alguna judía
dejare de nacer, mejor es resembrar para evitar
vacíos, que no emplear el medio indicado deponer
en un golpe muchas judías.
Si hecha la sementera , y cubierta la semilla,
sobrevinieren lluvias y vientos , suele á la superfir
cie del terreno formarse una corteza que se opone
Tomo I. Ll
266 CURSO DE AGRICULTURA.
al nacimiento de las judías ; y para deshacerla y
ahuecar el terreno se debe pasar un ligero rastro.
Tres veces se debe -esta planta escardar , cavar y
calzar durante su vegetacion : la primera , algun
tiempo despues de haber nacido: la segunda, cuan
do se aproxima el tiempo de florecer ; y la tercera,
des, ues que se ha despojado de su flor. Si estas
operaciones no se hiciesen por medio del rastro y
del cultivador , que son los medios mas económicos
y prontos , será indispensable que se ejecuten con
la hazada , empleando muchos jornales
Después de la segunda labor de las tres que se
han indicado , deben hacerse las enramadas.
La recoleccion no se debe hacer sino cuando las
judías estan del todo secas , y para conseguirlo en
cuanto á todas , es menester no hacer la recolec
cion en una sola vez. Cuando las judías son enanas,
suelen arrancarse las plantas , y llevarse á la era
para trillarlas ó golpearlas. Si se desean emplear
las judías para comerse verdes , es mas oportuno
destinar para esto una era ó bancal, que el ir co
giendo del judiar , destinado para judías secas; no
solamente porque sufren las plantas de manosearse,
sino tambien para no despojarlas de las judías que
han de granar mejor.
Sus usos. El grano de esta planta proporciona
al hombre un buen alimento , y el pueblo de mu
chas naciones de Europa le debe uno de los medios
principales de subsistir , con la ventaja de ser faci
lísima su conservacion , porque los insectos no Jo
atacan. Los tallos secos y las legumbres ó bainas
de las judías sirven para alimentar el ganado de
lana en el invierno ; y sino se les diese este destino,
se deberían quemar para ceniza , por la mucha po
tasa que contienen.
Las judías verdes se puede» conservar para el
PARTE m. CAP. ITT. 26?
invierno por un medio sumamente sencillo. Se des
puntan lo primero, y se les quitan las hebras: se
ponen despues en un cesto, y este se coloca duran
te dos minutos- en un caldera de agua hirbiendo;
se sacan y se extienden á la sombra , para que se
sequen : y asi se guardan en vasijas de tierra. An
tes de emplearse se ponen á humedecer en agua
fria por tiempo de seis horas , por cuyo medio ad
quieren el color verde , y la ternura que teman
cuando se cogieron.
Su relacionen la alternativa. Aunque esta plan
ta , cultivada por razon de sus granos , consume
una parte de los sucos alimenticios contenidos en
la tierra ; si se abona el terreno con abundancia,
y se les dan las debidas labores con perfeccion, no
habrá dificultad en que preceda á la cosecha del
trigo , porque con las labores se habrán destruido
las malas yerbas que el estiercol hizo nacer , y se
habrá llamado sobre el terrena el influjo de la at
mósfera. " Si las cosechas preparatorias , dice el
«conde de Peré, agricultor instruido, son bellas y
«lozanas , habrán cubierto la tierra de los ardientes
«rayos del sol , y la habrán preparado oportuna»
»>mente para las cosechas principales." Esta es la
regla que se debe seguir i porque si el terrena no
se ha abonado coma conviene , ni se le han dado
las debidas labores , las plantas serán mezquinas
y sin vigor, y la tierra no quedará cubierta por
ellas. » : '
Un caso hay sin embargo en el cual puede cul
tivarse esta planta sin abonar el terreno que ha de
cubrir, y es cuando despues de una cosecha de tri
go, se desean darle nuevos abonos r ó sembrarse de
prado artificial , ó dejarse en descanso; porque en
tonces se pierde poco en sacar de él un producto¡
mas , y en sembrarse las judías despues del trigoj
L12
268 CURSO DE AGRICULTURA.
No debemos omitir en este lugar el modo in
genioso de sembrarse las judías en algunas partes
de España , y consiste en sembrarlas con el maiz,
para que este les sirva de enramada.

De §.la V.
haba, vicia ftba. m.

Siguiendo fielmente el plan que me he propues


to , no trataré aqui del modo de cultivar esta plan
ta en las huertas y en los jardines. Los señores Bou-
telou lo hicieron ya con el mayor acierto ; y en
cargando á mis lectores consulten el precioso tra
tado de la huerta , con que aquellos sábios jardine
ros nos han enriquecido , me ocuparé unicamente
de esta planta como objeto del cultivo en grande.
. Por la misma razon omitiré dilatarme sobre sus
variedades ; limitándome á las dos que pueden ser
objeto de aquel cultivo , la haba pequeña ó habon,
y la ordinaria.
La primera , que parece ser el tipo original de
todas las plantas de su género , es mas rustica y
productiva ; mas aunque sus productos sean mayo
res , son menos delicados , y solamente se pueden
emplear en el alimento de los animales , en lugar
de que los de la segunda , aunque menos conside
rable en la cantidad, son mas voluminosos y agra
dables , y pueden servir , como en efecto sirven,
para nutrir al hombre* Cualquiera que sea sin em
bargo la diferencia de estas dos variedades, las re
glas que se deben seguir en su cultivo son las mis
mas enteramente. .: - . .'
, , Terreno. Aunque prefiera esta planta las tierras
huecas y substanciosas , produce sin embargo con
siderablemente en los terrenos compactos y arcillo
PARTE Ilf. CAP. IIT. 269
sos1, para cuya fertilizacion y mejoramiento es la
planta mas excelente. Las tierras ligeras y arenosas
son las que menos le convienen.
Su cultivo. No solamente es oportuno que las
tierras que se destinan para este efecto hayan reci
bido antes de sembrarse repetidas y profundas la
bores , sino tambien abonos abundantes. De este
modo se logrará que los productos correspondan á
la esperanza del labrador , y que el terreno quede
bien preparado para la produccion de otras cosechas.
Cuanto antes se verifique la sementera , tanto
mayores suelen ser sus productos , siendo iguales
las demas circunstancias , no solamente porque la
prosperidad de la planta depende generalmente del
tiempo que se le ha dado para arraigarse ; sino tam
bien porque ninguna cosa teme tanto la haba como
que la sorprendan al tiempo de florecer, la seque
dad y los calores. Por esta causa en los paises me
ridionales , en donde no son muy frios los inviernos,
convendrá que se siembre en el otoño ; y en los
países frios en la primavera , cuando haya cesado
enteramente
Aunque lael siembra
riesgo deal los
vuelo
hielos.
sea la mas comun,

yo aconsejaré siempre la que se hace en líneas- ó á¡


surcos , para que las labores subsiguientes puedan
ejecutarse con mayor prontitud y economía.
Cerno la piel del grano ó de la haba tarda
gaucho á penetrarse de la humedad , á no ,ser que
el terreno tuviese demasiada, convendrá en mi
concepto j oner¡ á humedecer por veinte y cuatro
horas
Cubierta
en el agua
la semilla
las que éseigualado
destinan el
para
terreno
la siembra.
, será

indispensable escardarlo cuando las plantas se dejan


ver ; ^ esta operacion deberá repetirse cuantas ve*j
ees la necesidad lo exigiere, hasta que llegada lai
época próxima á la produccion de la flor, se dé i
¿70 , CURSO DE AGRICULTURA.
las plantas una labor de cultivador ó de azada,
calzándolas al mismo tiempo. Si esta labor se repi
tiere algun tiempo despues , la cosecha seria mas
abundante,
Cuando se comienzan á poner negras las legum
bres ó bainas de las habas , y sus hojas y tallos se
marchitan , entonces y sin pérdida de tiempo se
debe proceder á segar las plantas , y á separar los
granos por medio de la trilla ó del golpeo , cuando
las haces que se formaron al segarse se hubiesen
secado completamente.
Cuando se recogen las habas verdes para co
merse , pierden siempre las plantas , por lo que las
hacen sufrir los que pasan por ellas con este obje
to : consideracion que debiera tenerse muy presen
te para cultivar con separacion las plantas , cuyas
legumbres se han de coger todavía verdes.
Sus usos. Los granos de las habas verdes ó se
cos, son utilísimos para el alimento del hombre;
en especial del campesino , cuyo robusto estómago
las digiere sin el menor peligro. Hay en España
varios paises en donde el pueblo se mantiene con
habas verdes todo el tiempo que se las puede pro
porcionar , y en los cuales se consume en este esta
do toda la cosecha , sin que lleguen á sazonar com
pletamente, sino las que se reservan para semilla.
En otras partes , y especialmente en las inmedia
ciones de los puertos de mar , se cultivan princi
palmente con el objeto de consumirlas ó de ven
derlas á los. navegantes en estado de secas.
El habon ó haba pequeña ó campestre , no pue
de servir para alimentar al hombre, por su du
reza y mal sabor; pero se emplea con mucha utili
dad en alimentar á los anímales , sea entero ó
molido, cocido, ó crudo. Mas como para este mis
mo objeto puede servir tambien la haba comun
PARTE IIT. CAP. IlT. 271
sino fuese porque el habon ni exige tantas labores,
ni tan buen terreno , como aquella , hubiera ya
desaparecido del cultivo. Lo cierto es que la haba
comun á mas de alimentar á los animales , puede
servir y sirve tambien para nutrir al hombre, sin
hacerle el daño que supusieron los pitagóricos , por
cuyo motivo se abstenían de ella por punto de la
religion que profesaban.
Las cañas ó tallos y las hojas de esta planta se
consumen en Francia por los ganados , cosa que
me admiró verdaderamente , y que debí atribuir á
que los habían acostumbrado á este alimento ; por
que en España los he visto muchas veces pasar por
los habares , y mirarlos con el mismo respeto que
los discípulos de Pitágoras.
Su relación en la alternativa. De todas las plan
tas que se cultivan por razon de sus granos , nin
guna empobrece menos la tierra que la haba ; no
solamente por las labores que exige su cultivo , sino
tambien porque aun despues de granar se mantie
ne en el estado de yerba , y mientras existe en el
terreno recibe de la atmósfera alimentos copiosos;
circunstancia que deben tener presente los labrado
res para preferirla como cosecha preparatoria , y
aun como secundaria ó intermedia de los granos
de verano , como el maiz , judías,, &c.
Si en alguna de las provincias de España se
pudiese
sucede enacostumbrar
Francia, todavía
el ganado
podría
á cultivarse
comerla , como

pasto ; y entonces lejos de perder ni de desmerecer


el terreno , todavía quedaría en mejor estado.
Cultivada esta planta con el objeto de enterrar
la con el arado cuando está en flor , para que abo
ne y fertilice la tierra, son incalculables los bienes
que ocasiona. Los autores latinos de agricultura
nos refieren , que los tesalienses, los macedonios.y
272 CURSO DE AGRICULTURA.
los romanos cultivaban la haba con este objeto;- y
cia
duce
los modernos
publican
esta planta
á agricultores
voz
como
los maravillosos
abono
de Inglaterra
en losefectos
suelos
y de
que
ingratos
Franp
pror

y arcillosos , que mudando por su influjo de natu


raleza, quedan dispuestos ventajosamente para . el
cultivo del trigo y de las otras plantas cereales.
Esperamos pues que nuestros labradores estercolar
Cán la tierra por este medio , ya que su desidia en
criar ganados y animales domésticos los priva del
estiercol que estos producen*... . . . .

• ,'" §. VI.

Del guisante. pjsum satívum. us.

El cultivo de esta planta no pertenece tanto á


la agricultura del labrador como á la del jardinero
y del hortelano. Su utilidad es sin embargo consi
derable , y merece ser adoptada por esta razon. ¡
i Refiriéndome enteramente al tratado de la huer
ta de los señores Boutelou , por lo que tiene rela
cion con el cultivo de esta planta en los jardines,
diré solamente lo que he observado en los parages
en donde s* cultiva esta planta por los labradores..
Su cultivo. Como en este caso, ó se cultiva por
sus granos para alimentar á los animales , que los
apetecen con ansia , ó como forrage , ó como abono
vegetal , las reglas de su cultivo deben ser diferen
tes , segun el objeto que en él se propusiere el agri
cultor.
En el primer caso , se eligen por lo comun , ó
las variedades mas rústicas , y menos delicadas , ó
las enanas : aquellas , porque se acomodan mejor
en todos los terrenos , y exigen menos abonos y la*
bores ; y estas, porque no han menester apoyos ni
parte ra. CAP. III. 273
enramadas. La época y el modo de sembrarse los
guisantes es el mismo que el de las habas : su cul
tivo
que no
es tambien
necesitanel de
mismo
tantascon
labores.
sola laHediferencia
visto en de
al

gunos cantones de Francia sembrarse al vuelo con


las habas para que estas les sirvan de tutores.
En el easo de sembrarse para forrage ó abono
vegetal su siembra se debe hacer al vuelo , sin eco
nomizarse demasiado la semilla ; y la época de se
garse en el primer caso , ó de enterrarse con el
arado en el segundo , es siempre cuando las plan
tas estan floridas.
Sus usos. Los graqos de esta planta ofrecen al
hombre y á los animales domésticos un alimento
sano y substancioso, y sus hojas y tallos un forrage
al cual se entregan estos con complacencia. Como
abono vegetal fecundiza la tierra y la enriquece
al descomponerse , comunicándola las substancias
que supo atraerse de la atmósfera.
Su relación en la alternativa. Aun cultivada
esta planta por razon de sus granos apenas empo
brece la tierra, por lo respectivo á las diferentes co
sechas que pueden sucederle, y esto por la misma
razon que hemos explicado hablando de las habas,
consiste en su configuracion siempre hervacea ; pero
si se trata de hacer que le suceda inmediatamente
otra cosecha tambien de guisantes, es preciso reco
nocer todo lo contrario , pues sin un intervalo di
latado no se puede volver á cultivar sobre el mis
mo suelo. Los labradores de las inmediaciones de
París no se atreven á cultivar esta planta en el ter
reno que una vez ocupó, sino es que hayan pasa
do por lo menos seis años.

Tomo I. Mm
274 CVRSO DE AGRICULTURA.

CAPÍTULO IV.

[De ¡as plantas testiles.

Tres son las plantas principales, que se emplean


en los tejidos , el lino , el cáñamo y el algodon, y
ellas harán la materia de este capítulo. La impor
tancia de su cultivo es tan conocida como la rique
za que proporciona al" cultivador. Una nacion que
no sabe procurarse las primeras materias , ó tendrá
que renunciar á la industria y privarse de una de
las tres fuentes de la riqueza pública , ó hacerse tri
butaria de las otras naciones ; y la España tan fe
lizmente privilegiada por la naturaleza con un sue
lo y un clima el mas apropósito para cultivar unas
plantas tan productivas , seria otro tanto mas cri
minal sino se aprovechase de circunstancias tan fa
vorables. ¿ Pero cuál es nuestro estado actual con
relacion á estas materias? ¿sacamos de nuestro suelo
todas las ventajas que nos podría proporcionar ?
i y nuestra industria sabe emplear con el debido
acierto las primeras materias que poseemos ? No
pertenece al agricultor el detenerse sobre objetos
cue miran á la ciencia administrativa , puesto que
ella sola es capaz de aplicar remedio á los males,
y de consiguiente de tratar de conocerlos. Entre
mos pues en las funciones que nos son propias, y
tratemos del cultivo de las plantas testiles.

Del litlO: Linum usitatissimuüi. lik.

Se ignora la época en que comenzó el lino á


cultivarse en Europa , en la cual se le ve introdu
PARTE III. CAP. IV. - 275
cido desde la mas remota antigüedad, tanto que
ya nuestro español Pomponio Mela, que escribió
bajo los emperadores Tiberio , Calígula y Claudio,
alaba á la España por su fertilidad en producir
esta planta (1). . ..j <.
Dos variedades se conocen generalmente, las
cuales merecen distinguirse por los cultivadores,
porque segun el objeto con que cultiven esta plan
ta, deberán elegir la mas apropósito para conse
guirlo.
Llámase la primera lino grande, y tambien lino
frio , y lino fino ; y la segunda lino grueso , lino ca
liente , y lino cabezudo. La primera es mas alta, mas
delgada, mas tardía y menos granosa; y la segunda,
mas baja , mas temprana , mas granosa y gruesa.
Cuando se desea que la hilaza sea mas fina y
mas larga , entonces la primera variedad es mas
conveniente , y ella es la que produce el hilo que
se emplea en las finas batistas y en los delicados
encaxes , que procuran á la Flandes tantas rique
zas. Pero si el objeto con que se cultiva, es con el
de obtener una hilaza mas fuerte y mas apropósito
para texidos comunes y de mayor duracion , ó el
de conseguir granos mas abundantes y de mayor
producto de aceyte , entonces la segunda varie
dad será mas oportuna.
Segun la época en que se acostumbra á sembrar
el lino , suele dársele el nombre de lino de invier
no, ó lino de verano ; pero esta diferencia no esta
blece una variedad verdadera , pues la misma semi
lla puede segun el clima y las circunstancias locales
sembrarse en el otoño ó en la primavera.

(i) Adeo fertilis ut sicubi ob penuriarn áquarunj effae-


ta , ac sui disimilís est , lihuái aut spartum alat. Pcmip.
Mela de situ Orbis. lib. 2. cap. (í:
Mra 2
276 CURSO Í>E AGRICULTURA.
Terreno que exige. El terreno de mejor calidad
y el mas fértil es el que necesita esta planta para
producir ventajosamente ; cualquiera defecto le per
judica , y el mayor cuidado nunca será excesivo
para ponerlo en el mejor estado de fecundidad.
Su cultivo. Esto mismo manifiesta bastante la
necesidad de preparar la tierra con labores abun
dantes y repetidas, y con los mejores abonos, sin
que podamos señalar el número de aquellas, ni la
cantidad de estos. Siempre hemos huido de tan ri^
dículas indicaciones , graduándolas de inconducen
tes é importunas; y limitándonos á establecer prin
cipios fundados en la razon y en la experiencia,
dexaremos su aplicacion á los mismos cultivadores,
dotados de bastantes conocimientos para hacerlo
del modo que mas convenga al terreno cuyo cul
tivo los ocupa.
La época de la sementera debe, variar con rela
cion al clima. En donde los inviernos fueren ri
gurosos, deberá esperarse á la primavera, y á que
el peligro de los hielos haya cesado , pero en los
paises meridionales y de un clima mas dulce con
vendrá ejecutarla en el otoño y aprovechar esta
feliz circunstancia para dar mas tiempo á la plan
ta de arraigarse y desenvolverse, siguiendo siem
pre la regla general de que cuanto mas tiempo
ocupan la tierra las plantas, tanto mas vigorosas
suelen criarse, y de tanta mayor fuerza se haiian
dotadas para prosperar en su vegetacion.
La linaza para semilla debe ser lustrosa j pesa
da, llena , reciente , esto es , cuando mas de dos
años , y tener á mas la cualidad de encenderse pron
to, y chispear cuando se arroja sobre las ascuas.
Hay quien cree que es indispensable renovar
la semilla todos los años, ó por lo menos un año
sin otro , y esta es la práctica general de la Flan
parte, ni. cap. vr. 277
des , la Bretaña y la Irlanda , que hacen venir de
Riga toda la linaza que emplean en la sementera;
pero nosotros nos conformarémos con la opinion
de los miembros del instituto de Francia, que no
tienen por necesaria semejante renovacion , sino en
el caso de no poderse adquirir en el pais la que se
necesita , dotada de las circunstancias que se re
quieren para producir. En efecto las menores no
ciones de la fisica vegetal , dicen aquellos sábios,
bastan para convencer, que una planta cultivada
tan espesa como el lino, y tan oprimida por las que
la rodean , debe elevarse fuera de proporcion , ser
débil y delgada , y producir ó pocas simientes , ó
mal granadas. No es pues de extrañar que los gra
nos de semejantes plantas sean poco apropósito pa
ra emplearse en la sementera , y que se desee su
renovacion , especialmente en los paises , en los cua
les , como en les citados arriba, se cultiva la pri
mera variedad del lino, y se pone el mayor esmero
en que las plantas sean altas y delgadas , para que
proporcionen una hilaza mas fina ; pero si se tema
sen el trabajo de cultivar una porcion de plantas
con el objeto de procurarse semillas convenientes,
en cuyo caso, lejos de sembrarlas espesas , tratarían
de proporcionarles mas ventilacion , mas sol, y mas
luz, y no procederían á separarlas del suelo, sino
cuando sus granos hubiesen adquirido toda su per
feccion ; entonces se convencerían sin duda alguna
que semejantes semillas serian tan del caso como
las que se procuran de paises lejanos para conse
guir la renovacion , que creen indispensable. Siguien
do estos principios fundados en la saná razon y en
las leyes de la fisica vegetal , aconsejarémos á los
labradores el cultivar con separacion las plantas
que destinan para simiente, para no sembrar les
granos producidos por las plantas que cultivaron
278 CURSO DE AGRICULTURA.
por su hilaza , y para bastarse á sí mismos, y no de
pender de un pais extrangero.
De lo dicho debe inferirse, que si se siembra el
lino por razon de su hilaza , deberá emplearse ma
yor cantidad de simiente que si se siembra por ra
zon de sus granos.
El método de sembrarse al vuelo es el mas
oportuno , y el adoptado en todos los paises ; pero
á fin de que la sementera sea acertada, debe proce-
derse á esparcir la semilla con la precaucion de
hacerlo despacio y sin la precipitacion ordinaria,
y haberse dividido el terreno en pequeñas eras ó
bancales, como se ejecuta en cuanto á todas las se
millas que por su demasiada pequenez exigen se
mejantes cuidados.
La operacion de escardar el lino es de abso
luta necesidad ; pero dificultosamente se podrá eje
cutar sin dañar á las plantas , sino se ha dividido
el terreno como acabamos de proponer , y dexado
entre las eras un pequeño paso.
El lino, y eri especial el mas alto y delgado, es
tá muy expuesto á doblarse al menor contratiem
po de vientos ó de lluvias; y en este caso desmere
ce sobre manera su cualidad ; pero en los paises
en que como en la Flandes se cultiva con el ma
yor esmero, se impide esta pérdida por un medio
sencillo. Como allí se cultiva en eras pequeñas di
vididas entre sí por un paso de un pie de anchura,
el cual sirve para escardar cómodamente y sin
perjuicio de las plantas ; cuando ya esta operacion
ha dexado de ser necesaria, y el lino ha llegado á
una altura que hace temer el que pueda abatirse y
doblarse , se colocan en el paso que dividen las eras
unos pies derechos ó estacas , cuyos extremos supe
riores tienen la forma de una horca, y sirven para
tener los palos ó maderas transversales que se colo-
parte ni. cap. vy. 27g
can del uno al otro pie derecho. Por este medio
forma cada era una especie de todo ó de grupo de
plantas, que no puede doblarse de modo alguno, y
que los palos transversales obligan á mantenerse
en pie.
Como el lino teme sobremanera la sequedad es
indispensable el uso de riegos en el verano , sin que
esta planta exija otro cuidado hasta la cosecha.
Sobre la época en que debe procederse á arran
car el lino, debe tenerse presente el objeto que se
propone el que le cultiva. Si desease una hilaza fi
na y delgada ó mas blanca, no deberá esperar á
que el lino haya llegado á sazonar perfectamente;
pero si fuese su intencion el adquirir una hilaza
mas fuerte y duradera , aunque menos fina y de me
nos blancura , y una cosecha de linaza abundante
en principios aceitosos , en este caso deberá esperar
á que las plantas hayan llegado á su mayor sazon.
La blancura de la hilaza y su mayor finura jamas
se consigue , sino se sacrifica á este objeto su fuerza
y su duracion.
Se arranca el lino en manojos iguales , se sepa
ran de él las plantas extrañas que dañarían á la ca-
, lidad de la hilaza , y despues de haber sacudido la
tierra de las raices , se colocan los manojos al sol y
á la exposicion del mediodía , atándolos cerca de
su extremo superior ó de las semillas , y separando
sus pies ó extremos inferiores , le hacen tener dere
chos para que la linaza se acabe de secar.
Llegado este caso, se procede á separar la lina
za , ó pasando las cabezas de las plantas por un pei
ne de madera, colocado sobre un paño que la re
ciba, ó golpeándolas sobre una mesa ó banco. Ejecu
tado asi. se debe limpiar perfectamente el grano ó
linaza , de modo que no quede la menor cosa que
le sea extraña ; y colocada en parage libre de hu
280 CURSO DE AGRICULTURA.
medad y de insectos, en el cual se la removerá con
frecuencia, se dejará secar completamente , y se le
hará perder toda la humedad vegetal. Si se desea
conservar para simiente , se podrá entonces colo
car en algun tonel ó vasija de tierra perfectamen
te cerrada ; y si se destinase para extraer aceite,
se deberá esperar á que pase algun tiempo para que
la materia que lo ha de producir se vuelva mas
crasa y aceitosa.
Por lo que respecta á la semilla ó granos nada
mas tiene que hacer el labrador ; mas por lo que
respecta á la hilaza todavía le faltan operaciones
que ejecutar antes que las artes se aprovechen de
sus trabajos.
Su primera operacion es la que se llama curar,
ó cocer el lino , y consiste en separar de las fibras
ó hebras de su corteza por medio de la fermenta
cion el gluton gomo-resinoso que las envuelve. La
fermentacion de la goma obra la disolucion de la
resina.
De varias maneras se ejecuta esta operacion;
pero la mas comun es la de colocar los manojos
del lino en el agua estancada. La agua corriente,
ni la mineral no son apropósito. Colocánse los ma
nojos por capas ó lechos , procurando acomodar en
el centro los que parecen mas dificiles de cocer , y
se cubren todos con piedras ó con tierra , á fin de
precisarlos á mantenerse en el fondo y á permane
cer cubiertos de agua. Conviene ejecutar esta opera
cion en tiempo caloroso. Cuando se advierte que
las hebras ó fibras se separan con facilidad de la
parte leñosa , se sacan del depósito , se lavan con
agua corriente, y se hacen secar con la mayor
prontitud posible, ó bien al sol, ó sobre algun hor
no , si el pais fuere demasiado frio.
Nos es indispensable advertir, que semejantes
parte rn. CAP. IV. 28 i
depósitos de agua son perjudiciales á la salud , y
que por esta causa deben establecerse lejos de las
habitaciones del hombre. , : ' " .
Para separar las hebras de las partes leñosas >sé
emplean varios instrumentos sencillos , que en todos
los paises son casi los mismos : la majadera y agra
madera ó caballete , nombres que significan una
misma cosa , la espada, y el peyne ; y en este esta
do sale ya el lino de las manos del labrador , y pa
sa á las de el artista para sír hilado en la forma
conveniente al objeto á que se le destina.
¡dicina
Sus, como
usos. Elendulzante
aceite linaza
y emoliente
se emplea
, y en
aunla me-*
co

mo vermífugo ; bien que esta virtud es comun a


todos los aceites , pues todos tienen aunque no en
igual grado la propiedad de obstruir las traqueas
respiratorias de los gusanos. Varias artes económi
cas lo emplean igualmente con utilidad , y aun la
pintura
ve para lo
alumbrar
prefiere, para
á los hacer
otros jabon
como , disecante.
&c. Sñ>
• : >

i Pero cualquiera que sea la utilidad del grano


de esta planta , la hilaza que proporciona es sin
duda alguna el objeto principal de su cultivo .* hila*
za , que se emplea en el tejido de los mejores lien
zos , y en la fabricación de. los encajes , sirviendo
todavía despues para las fábricas de papel.
Su relación en, ¿a sucesión , de cosechas. En todo
tiempo se ha reconocido en el lino la propiedad de
debilitar y empobrecer el terreno en que se culti
va. Segun Virgilio quema la tierra : según Colume*
da le es muy dañoso ; y segun Plinio , la hace- uh
grave daño ; y en esta parte los agricultores ma+
demos se hallan de acuerdo con los antiguos, acon
sejando unánimemente , que sin el transcurso de al*
gunos años no debe cultivarse esta planta sobre ei
mismo terreno. ,.v -...4 ¿. . ./ -¡ .>Jd>
Tomo I, Nn
282 CVRSO DE AGRICULTURA.
No por esto sin embargo deberá condenarse á
un inútil reposo, porque otras plantas le pueden
suceder con ventajas notorias. Como el terreno se
ha preparado para esta produccion del modo mas
feliz , y que ni los abonos ni las labores se la han
palmente
dado con perpendicular
escasez , y como
no ha
la podido
raiz delconsumir
lino prinei-
to

da la substancia de la superficie , las plantas de


otra naturaleza y entre ellas las cereales , encon
trarán todavía medios de prosperar , y llenarán la
esperanza del labrador. Efectivamente , nada mas
comun que el conseguirse una cosecha abundante
de trigo ó de cebada en el terreno en que creció
el lino.
.La perfeccion con que conviene prepararse el
cha
suelo
te admite,
preparatoria,
que se
sino
destina
que
deexige
para
patatas
el
esta
que
por
planta
egemplo
preceda
, nootra
,y
solamen*
aun
cose-»
de

maiz bien cultivado ; y de esta manera sin perjudi


car el terreno , y aun antes bien preparándolo de
un modo mas conveniente , se logra una cosecha
anterior y un producto mas para indemnizar de
los sacrificios y gastos que exige su cultivo.

S. IL

Del cáñamo. Cannabls sativa. ti».

Aunque por razon de la calidad de su hilaza


no pueda el cáñamo competir con el lino por razon
de su fuerza y duracion , merece sin duda alguna
la preferencia.
Terreno que exige. Exige un terreno fértil y
preparado del mejor modo, porque su raiz es perpen
dicular y profunda , y carece casi del todo de rai
cillas laterales , y tambien porque privado como
parte nr. cap. vr. 233
se encuentra segun el cultivo ordinario , de hojas
que le pudieran servir para atraerse los gases at
mosféricos , se ve precisado á vivir á expensas del
suelo. No es tan. delicada esta planta por lo res
pectivo al clima, pues antes bien se la ve prospe
rar igualmente en las regiones del imperio de Ru
sia , y en los cantones mas templados de Italia y
de la España.
Su cultivo. La disposicion 6 preparacion del ter
reno exige los mismos cuidados, las mismas labo
res, y los mismos abonos , que hemos indicado ha
blando del lino , porque es el mismo modo de ve
getar , é igual en todo el de cultivarse.
Por la misma razon ni deberá sembrarse sino
en la época en que no puedan ya temerse los hielos,
ni emplearse otra semilla que la que sea fresca ó
del año anterior , pesada , lustrosa , de buen gusto
y de color obscuro. La que fuere ligera y blanca
se debe desechar como infecunda , por no haber
sazonado completamente.
Siémbrase al vuelo como el lino, y mas ó menos
espeso, segun que el terreno fuese mas ó menos
fértil, y segun el objeto con que se cultivare. Es
decir , mas espesa en el terreno mas fértil , y cuan
do se. desea una hilaza mas fina ; y mas claro en et
terreno menos substancial ; y cuando se desea una
hilaza mas fuerte y de mayor duracion ó cuan
do se cultiva por razon de los cañamones.
Debe cubrirse poco la semilla , en tanto grado,
que media pulgada de tierra es suficiente para im
pedir su nacimiento , muchos prefieren el no cubrir
la ; pero- nosotros hemos advertido que haciéndolo
asi, se pierden muchas plantas, ó por falta de la hu
medad. indispensable para brotar, ó por ser comi
dos los cañamones por los pájaros , que los buscan
con- el. mayor esmero ;- y por esto aconsejaremos et
Nn 2
284 CVRSO DE AGRICULTURA.
cubrirlos ligeramente pasando por el terreno sem
brado un haz de zarzas ó de otras ramas equiva
lentes.
Debe ponerse el mayor cuidado en alejarse del
terreno los pájaros que se arrojan á él con la ma
yor ansia en busca de los cañamones , hasta que
la planta se halle nacida , como tambien en escar
darse el terreno con frecuencia , y en aclarecerse si
se advierte' exceso de plantas, procurando siempre
el no dañarlas al ejecutar esta operacion ; á cuyo
fin é igualmente para colocar los pies derechos y
barras transversales , que conviene fijar para soste
ner el cáñamo , , é impedir que se doble , como he
mos prevenido hablando del lino , aconsejamos el
que se siembre en eras , ó tablas de corta exten
sion , separadas entre sí por un pequeño paso de¡
un pie de anchura. . . .
Esta planta no teme la voracidad de los insec
tos. :. s.u fetidez los aparta de ella , y no pocas ve-,
ees es peligrosa al hombre si tiene la imprudencia;
de adormecerse cerca del cañamar.
. Los -riegos de verano son las únicas 'operado-"
nes que .restan que hacer hasta la cosecha. . í
Para ejecutarla como conviene es necesario
distinguir las plantas machos de las plantas hem
bras. Aquellas son mas altas y mas. delgadas, y )
no forman granos ó cañamones ; y estas son mas:
bajas,Detengámonos
mas fuertes yUn robustas,
momentoy forman
para desengañar
los granos.

á los labradores, que confunden ordinariamente


los sexos del cáñamo , llamando machos á las hem
bras, y hembras á ios machos. Para hacerlo- asi , se:
fundan lo primero, en la robustez de la planta , y
creyendo que el macho debe ser mas robusto, apli
can este nombre á la hembra mas robusta y fuer
te como llevamos dicho ¿ y, Iq,segundo , en la exis-
... ... i
..' ' PARTE nr. CAP. IV/. "i 285
tencíá de los granos ó cañamones, verdaderas1 se-
jnillas de la planta : y suponiendo que las semillas'
deben hallarse en el macho , y que en las hembras
no las debe haber , se confirman en su equivoca
cion. La fisica vegetal se halla interesada en ilus
trar á estas gentes sencillas, y en hacerlas salir de
su ignorancia. Llámese macho el que contiene el
polvo fecundante , y el que lo despide sobre la hem^
bra, para que fecundizada esta por él pueda produ
cir los granos ó frutos destinados á la multiplica
cion y reproduccion de la especie. Asiipues , lejos
de llamar macho á la planta que produce los caña
mones se la debe llamar hembra por esta misma
causa. Admiremos aqui La sabiduría del Autor de
la naturaleza. Como la, planta macho no debe sos
tener otro peso que el ligero polvillo fecundante,
la hubiera sido inútil una constitucion mas fuer
te yi * robusta ; y como debe despedir este polvo
sobre las plantas hembras , es indudablemente'
mas oportuno el que llegue á mayor altura. Esta
es la causa de que las plantas machos sean mas al-'
tas y mas débiles y delgadas. Por la misma razon
las plantas hembras destinadas á sostener el peso
del fruto, y á producirlo, y alimentarlo, y tambien
á-recibir el polvo que las hace fecundas , deben ser
mas- fuertes, mas robustas y mas bajas: apliquemos
ahora estos principios al modo de hacer la cosecha
del cáñamo. .1 : 1
Desde que las plantas machos han despedido su
polvo fecundante y r cumplido asi las leyes de la
naturaleza, sus hojas se marchitan, caen sus flores,
el pie i de sus cañas se vuelve blanco y su cabeza
comienza no
bradores á dejan
amarillearse.
de advertir
Estas, indican
señales la
que
época
los la-
de i

proceder á arrancarlas y de colocarlas con separa-,


cion -¿ porque su. hilaza es mas delgada y fina. . , - i
286 CURSO DE AGRICULTURA.
Uti mes , ó mes y medio despues, las plantas
hembras presentan señales no menos equívocas de
haber llegado á la época de su verdadera, sazon.
Sus hojas se arrugan , su caña amarillea, y sus ca
bezas se inclinan al peso de los cañamones, ya bien
formados y prontos á salir de sus cubiertas ; y en
tonces es cuando deben arrancarse para ejecutar
las demas operaciones diríjidas al aprovechamiento
de los cañamones ó de la hilaza : operaciones ente
ramente conformes á las que hemos prevenido por
lo tocante al lino, á cuyo artículo nos referimos
para evitar repeticiones inútiles.
Sus usos. Con los mismos objetos se cultiva el
cáñamo que el lino , y á los mismos usos se desti-
aan sus productos, con la débil diferencia, que sue
le hacerse mas consumo de los cañamones, como
alimento de las aves y pájaros.
Su relación con las demás cosechas. Su relacion.
en la alternativa y orden de las cosechas es del to
do la misma que la del lino , porque en la misma
forma influye sobre el terreno. La circunstancia
sin embargo de sembrarse mas tarde suele permi
tir el que le preceda una cosecha de forxage tem
prano ; cosecha que lejos de disminuir el vigor y la
substancia del terreno la aumenta considerablemen
te , en especial si se entierra su último producto.

IIL

Del algodonero.

De todas las naciones del Continente en niñe


arse el cultivo de esta planta tan
>mo en España , porque ninguna re-^
^rado las circunstancias que. favo-
jetacioa,.y sin embargo de esto y de
PARTE IIT. CAp. IV. 287
la riqueza que proporcionan sus productos , se ve
con admiracion que es desconocida de inmensos
territorios en que seguramente prosperada.
Terreno que exige. Es inútil intentar el intro
ducir esta planta á mayor latitud que la de los cua
renta y tres ó cuarenta y cuatro grados mas ácia
el norte , perece por falta de calor , y aun la pro
jimidad del mar le es sobremanera conveniente, á
causa sin duda.de las partículas de sal que le lle
van los vientos, y que favorecen su vegetacion. Sin
embargo de esto se le ve prosperar en lo interior de
la China , de la Persia y de los Estados unidos de
América..- .
Su raiz perpendicular exige un terreno libre de
piedras y de guijarros, ligero , hueco y profundo:
ja demasiada substancia hace que la planta adquie
ra una frondosidad perjudicial al fruto , y el exce
so d¿ humedad pierde sus raices. Por estas razones
el suelo mas aproi osito para cultivar el algodon
será aquel en que domina la arena sin faltarle sin
embargo la cantidad de arcilla ó de tierra caliza
suficiente para darle alguna consistencia. De dos
extremos el que le es mas contrario es el de la du
reza y tenacidad ; y asi es que se cultiva en Malta,
en el Egipto , y en la Arabia Petrea sobre tierras
áridas y arenosas.
Como no es siempre el grado de latitud el que
influye sobre el temperamento de la atmósfera , no
bastará que el terreno en que se quiera cultivar se
encuentre dentro de la latitud que hemos indicado,
pues á mas de esto será indispensable que por su
demasiada elevacion no se encuentre bajo un tem
peramento demasiado frio.
reccion
La prosperidad
perpendicular
de esta
que planta
su raizdepende
ha podido
de la se
di- .

guir i y esta circunstancia hace indispensable que.


'288 CURSO? BE AGRICULTURA.
por medio de labores se haya preparado el terrend
•y
dadadquirido
y ligereza
un, estado
y aunque
de profundidad,
tampoco en esta
de ocasion
movíli-»

nos apartaremos del sistema que hemos seguido siem


pre de nO indicar reglas generales en materias tan
.sujetas á. variaciones, debemos sin embargo adver
tir que la práctica comun es la de dar tres rejas ó
labores : la primera , al fin del otoño : la segunda^
al principio de la primavera ; y la tercera , antes de
sembrar. • r
Si el terreno no pareciere bastante fértil , nece
sitará.
do
tidad
frondosa
excesiva
sin duda
en, algunos
para
perjuicio
queabonos;
la
delplanta
fruto.
peronojamas
sea demasiad
en can-?

. : Sin detenernos en señalar la época en'que debe


sembrarse en los países situados bajo la línea y cer
ca de los trópicos; por lo que respecta á la España
debe sembrarse como en Malta , en todo el levante^
en la China y en Nápoles, cuando ya no puedan
temerse los hielos tardíos del principio de la prima
vera. • . '. ' >
s. Debe escogerse para sembrar la semilla mas
sazonada y de mayor peso , y preferirse la del año
anterior , y para facilitar su germinacion es muy
oportuno el humedecerla en el agua antes de con
fiarse á la tierra. Como suele corromperse por ex-*
eeso de humedad, en el caso de sobrevenir lluvias
sembrarse
considerables
si sedespues
viere que
de no
la sementera,
nace pasados
deberá
los ocha
re-'

dias. <. . .• >


a.. El modo de sembrarse es diferente en varios
paises. En las indias occidentales suelen hacerse fo
sos paralelos sin dar cultivo alguno al terreno inter
medio , y en aquellos fosos es donde se siembra.: En
las indias ^orientales , en la China y en el levan-i
te. se siembra al vuelo, y en. Malta y .en nuestras;
PARTE III. CAP. IV. 289
provincias en que se cultiva esta planta, se practi
can diferentes hoyos sobre el terreno arado, á la dis
tancia entre sí desde diez y ocho á treinta pulga
das , y colocándose en cada hoyo cuatro ó cinco
granos ó semillas, se cubren con pulgada y media
ó dos pulgadas de tierra perfectamente desmenu
zada.
Sin detenernos en manifestar las ventajas y los
inconvenientes de estos diversos medios, nos conten
tamos con presentarlos al examen de los cultiva
dores, para que ensayándolos y comparando sus
resultas^ puedan adaptar el que les pareciere mas
conveniente.
Apenas nace esta planta, cuando ya se la ve ro
deada de malas yerbas, y aunque en los primeros
días parece vencerlas, y vegetar con mayor vigor,
pasados algunos mas se observa lo contrario , y que
atrasándose en su vegetacion , les cede la victoria.
Este será pues , el momento de desembarazarla de
una vecindad tan incómoda , arrancándolas con de
licadeza, para que no sufran las raices de la plan
ta principal , y comprimiendo el terreno ligeramen
te con el pie despues de arrancadas. Si como siem
pre sucede , las yerbas perjudiciales se dejasen ver
nuevamente, la misma operacion deberá repetirse,
y al mismo tiempo aclararse las plantas , no de
jándose sino dos cuando mas en cada lugar, y es
ta es la única operacion que exige su cultivo , sino
es que sean los riegos necesarios , los cuales debe
rán siempre ser moderados, porque como arriba he
mos prevenido , la demasiada humedad es perjudi
cial á sus raices.
Son diferentes las opiniones sobre la operacion
de calzar las plantas. Hay quien opina por su uti
lidad á causa de abrigar las plantas del calor exce
sivo y de proporcionarlas el criar mas raices ; y hay
Tomo I. Oo
290 CURSO DE AGRICULTURA.
quien la cree perjudicial , porque la raiz principal
se encuentra privada por ella de la humedad y de
los sucos nutritivos, á causa de hallarse en este caso
demasiado profunda. Dejamos pues á los cultiva
dores el hacer los debidos ensayos , y el decidirse
por lo que les resulte mas ventajoso.
En algunos paises como en Sicilia , en la isla
de Malta , en la Calabria y en la China , cuando
la planta ha llegado á cierta altura se la tuerce en
su parte superior, y se continúa en despojarla de
todos sus renuevos con el fin de precisar á la sabia
á perfeccionar el fruto sin distraerse en alimentar
demasiadas ramas y hojas. En España y otros pai
ses se poda la planta todos los años , y en los cli
mas en que el algodonero crece naturalmente y
llega á la altura de veinte y mas pies , ninguna ope
racion ge necesita para que todas sus ramas se lle
nen de flor y de fruto perfectamente sazonado. Se
rá pues imposible el establecer una. regla general
en esta materia , y las circunstancias locales debe
rán dirigir al cultivador para poner en uso cuan
tas operaciones crea convenientes para que lle
gue el fruto á debida sazon antes que Jos fríos del
fin del otoño lo sorprendan y paralicen, i .
Cuatro mejses despues de nacido el algodonero
suele florecer, y desde entonces se debe ya cesar en
toda operacion, porque el menor movimiento que
se le diese al pie , haria caer las flores, y con ellas
la esperanza del fruto. Desde esta época hasta la
perfecta sazon ó madurez , y de consiguiente hasta
la cosecha suelen pasar dos meses y algunos dias,
y en este intervalo va sazonando el fruto con len
titud, y disponiéndose á salir del capullo, arrojando
las vedijas ó copos del algodon, que es en lo que
consiste su cosecha.
Llegada esta época, debe ya comenzarse á reco
PARTE- III. CAP. IV. 29l
ger sin que se pierda tiempo , porque si sobrevinie -
se humedad, perdería sobremanera el algodon, cu
yo principal, mérito consiste siempre en la seque
dad y limpieza. Si se dilatase demasiado esta ope
racion, se incurriría en otros inconvenientes no me
nos dañosos. Desde que el fruto sazona , se marchi
ta su cáliz, y se seca y reduce á polvo; y cayendo
en este estado sobre el algodon, lo mancha y lo des
poja de su blancura. Ignoramos si se incurre en
Motril en este defecto; pero podemos asegurar que
en todas las fábricas de algodon que hemos visitado
en Francia, se reputa el nuestro por el menos blan
co de todos los que reciben del extrangero. Por otra
parte los vientos se llevan las vedijas , y puestas en
t ierra se pierden fácilmente.
El modo mas conveniente de recoger el algodon
es el de tomar con los tres primeros dedos de la
mano derecha las vedijas que salen del capullo,
manteniendo la rama con la izquierda para impe
dir que este se mezcle al algodon. Esta operacion
debe repetirse hasta que todo se hubiere recogido,
colocando con separacion el producto de cada vez,
porque el de la primera es siempre mejor y el de
la última el de menor mérito. >.
Recogido el algodon, debe colocarse en un psc-
rage seco , porque de todos los productos, del reyno
vegetal ninguno atrae la humedad con igual pron
titud , y cuidarse sobremanera - de impedir la en
trada á los ratones que buscan -con ansia sus gra
nos ó semillas.
1 Para que el algodon se halle en estado de ven
derse y ser objeto del comercio, debe separarse de
las semillas , y limpiarse con la mayor perfeccion.
La primera operacion se ejecuta ó por medio de
un molino de la mayor sencillez , compuesto de dos
cilindros horizontales el uno sobre el otro , y ambos
Oo 2
2ü2 CURSO DE AGMCVLTURA.
sobre una mesa., á los cuales un hombre solo pone
en movimiento con su pie por medio de dos ruedas
colocadas á los dos extremos de la mesa, de las
cuales cada una mueve un cilindro. Sentado el
hombre delante de la mesa , pone en movimiento
con el pie toda la máquina del modo que lo ejecu
tan los amoladores , mientras que con las manos
presenta el algodon á los cilindros. Los granos ó
simientes no pudiendo pasar por entre ellos , caen
debajo de la mesa por un agujero longitudinal,
practicado en ella para este efecto, mientras que
el algodon pasa al otro lado y cae sobre un saco ó
sobre un cajon. Puede verse esta máquina en el
tomo 4o. del Diccionario de agricultura del insti
tuto de Francia.
En falta de este medio se hace á mano la se
paracion de la semilla, y esta práctica es mas con
veniente, porque el algodon desmerece menos aun
que tenga contra sí la circunstancia de mayor coste.
Hecha la operacion de que acaba de hablarse,
todavía falta la de limpiar el algodon de una par
te de hojas , de capullos y aun de simientes ; y pa
ra esto se le coloca sobre un bastidor en forma de
mesa , compuesto de cuerdas muy tirantes ó de un
lienzo recio , y con varios agujeros á la manera de
una criva ó de varillas de alguna madera elástica,
y golpeándolo con látigos ó varillas delgadas se
consigue el hacer caer tedas las materias extrañas:
hecho lo cual ya debe embalarse como se ejecuta
con la lana.
Concluida de recoger la cosecha , deben ejecu
tarse las operaciones que exige la planta para ase
gurar sus productos en lo venidero y adquirir la
forma mas conveniente. En el primer año debe
dexarse crecer en libertad, sin sujetarla á operacion
alguna , de que por su edad tierna es poco suscep
PARte m. CAp. IV. 293
tibie ; pero en el segundo año, esto es, á la prima
vera inmediata despues de la primera cosecha debe
podarse á tres ó cuatro pulgadas del suelo, sin que
basta el año siguiente tenga que hacerse operacion
alguna; pues por el contrario se le deben dejar las
ramas producidas por el tronco , sea cual fuere el
número de ellas. En el año siguiente se cortan rasas
al tronco todas las ramas producidas en el anterior,
dejándose dos únicamente que se rebajan ó podan
á tres ó cuatro pulgadas del tronco. Esta operacion
se repite á la misma época en los años siguientes,
aunque segun la fuerza y vigor de la planta po
drán conservársele tres ó cuatro ramas en lugar
de las dos que se dejáron en el tercer año.
Estos cuidados son indispensables para que el
algodonero pueda subsistir durante diez años. En
otra forma su existencia no sería tan larga , ni sus
frutos en nuestros climas llegarian á perfecta sa
zon. Pero lo que exige la mayor atencion es el
sembrar los muchos vacíos ocasionados por la muer
te de las plantas que perecen , ó por los frios del
invierno, ó por los insectos ú otras causas ; pues sin
este cuidado el plantío ofrecerá el aspecto de un
cultivo imperfecto y los productos se disminuirán
anualmente.
Sus usos. Del corto número de plantas cuyos
productos sirven para tejidos, el algodonero ocu; a
seguramente el primer lugar. El lino y el cáñamo
necesitan diferentes preparaciones para perder la
goma que envuelve su corteza , mientras que el al
godon se presenta naturalmente preparado. La se
da no puede proporcionar tejidos groseros y de du
racion ; y el algodon puede servir para fabricar les
mas finos que se conocen , como la musulina de
Bengala , y los que se emplean en las indias para
sacos y velas de las embarcaciones. Recibe esta hi
294 CURSO DE AGRICULTURA.
laza los mejores colores, y los conserva; y á mas
de servir con notorias ventajas de la salud y de la
comodidad en toda especie de tejidos , proporciona
colchados que reunen el calor á la ligereza , sirve
para las luces , y se emplea por los chinos hace ya
dos mil años en sus fábricas de papel. Los ciruja
nos turcos se sirven de él para hacer las hilas que
emplean en las curaciones , y los colchones y almoa-
das de la Persia y de la India no son de otra cosa
que de algodon.
Estas utilidades y la dependencia en que se es
taba de la India han llamado la atencion de las
naciones de Europa , y en especial de la Holanda,
la Inglaterra y la Francia ; y su industria encon
trando una ocupacion nueva les ha abierto una
nueva fuente de riquezas. Segun los cálculos mas
moderados , en solo los tejidos que vende al extran-
gero , gana la Inglaterra anualmente cinco millo
nes de libras esterlinas ; y la Francia da un valor
de doscientos millones de francos á las primeras
materias que recibe. Es verdad que sin el uso de
las máquinas que han inventado jamas conseguirían
los
unos queresultados
el torno tan
y la ventajosos
rueca les hubiera
y tan superiores
proporcio á ,

nado : es verdad que la industria , la laboriosidad


y el zelo de sus habitantes para enriquecer á su
nacion y para atraerse las riquezas de las demas,
no se advierten en los Españoles ; pero mientras
que reconozcamos en ellos la misma disposicion pa
ra sobresalir en todos los ramos de industria , jamas
desconfiaremos de verlos competir con los que aho
ra nos tienen dependientes de sus manufacturas,
y cual sanguijuelas de nuestro dinero , nos lo ex
traen por unos objetos que nosotros mismos nos
deberíamos proporcionar.
Hasta que llegue el feliz momento de que nues-<
parte in. cap. vr. 295
tras operaciones se realicen , ocupémonos en au
mentar nuestras plantaciones y en perfeccionar el
cultivo de una planta , cuyo producto nos ofrece
ría materias primeras con que pagar á los extran-
geros las obras de sus manufacturas , y con que in
demnizarnos de este sacrificio.
Su relación con el cultivo de otras plantas. Cul
tivado el algodonero en líneas , como se debe cul
tivar, sus intervalos pueden aprovecharse en toda
especie de cosechas , no habiendo razon ni motivo
alguno para que deje de utilizarse un terreno pre
cioso por todas sus circunstancias.
Por la misma razon que varias veces hemos ya
propuesto para aconsejar que se varíen las cosechas,
y que no se confien al mismo terreno las de la
misma especie , juzgamos oportuno y conforme á
la mejor teoría , el no sembrar de nuevo el algo
donero en el mismo lugar en que acabaron su vida
vegetal las plantas de su misma especie.

CAPÍTULO V.

. De las plantas tintorias.

Las principales plantas que se cultivan por su


utilidad para los tintes, son el añil, el pastel, la ru
bia y el azafran ; y estas mismas harán el objeto
de este capítulo.

§. I.

Bel añil ó índigo. llorera .mi. «k.

Esta planta cuyos productos son tan preciosos


y lucrativos , y cuyo cultivo se ha llegado á con
seguir con buen éxito en los departamentos fran
2go CURSO DE AGRICULTURA.
ceses del Var, y de Vaucluse y en la Toscana , de
bería sin duda alguna introducirse en España, cuyo
clima le sería mucho mas favorable. Nos es impo
sible dudar de esta asercion , cuando la hemos vis
to prosperar en el jardín de plantas de Valencia,
cultivada al descubierto y sin emplear medio algu
no de los inventados para el cultivo forzado de las
plantas , á cuya adopcion se opone el clima. Bajo
este supuesto , y animados de la esperanza de ver
la ocupar un lugar distinguido en la agricultura
de nuestras provincias meridionales vamos á dar
las reglas de su cultivo.
Terreno que exige. Un terreno situado dentro
de los cuarenta y un grados de latitud, abrigado
de los vientos de norte, expuesto almediodia, y
poco lluvioso , sería el mas oportuno para el añil,
si reuniese las circunstancias de alguna profundi
ses
daden, ligereza
donde crece
y fertilidad
naturalmente
; pues aunque
se le vea
en los
prospe
pai-

rar en los terrenos de piedras y arenosos, cuando


se trata de adoptarlo en paises nuevos para él , es
necesario favorecer su vegetacion por todos los me
dios. Los terrenos húmedos y tenaces son los que
menos le convienen, y en los que sus hojas dan me
nos cantidad de materia colorante.
Su cultivo. Por estas circunstancias y porque
su raiz es perpendicular debe darse ai terreno por
medio de labores y abonos la ligereza , fertilidad y
limpieza que exige una planta delicada sin duda
como todas las que se desean aclimatar.
Las mejores semillas serán las mas sazonadas y
las mas frescas , y la época mas conveniente para
confiarlas á la tierra será cuando ya los hielos no se
deban temer , y cuando ya el sol haya calentado el
terreno, disponiéndolo favorablemente parala ger
minacion de una planta originaria de paises cálidos.
. pARte III. CAÍ. V. 297
Dispuesto el terreno con las labores necesarias,
deberían formarse en líneas paralelas , distantes dos
pies entre sí , surcos superficiales y rectos , ó simples
regaderas pequeñas , en las cuales deberían depo
sitarse las semillas á la distancia de un pie las unas
de las otras , y cubrirse en seguida ligeramente con
tierra fresca bien desmenuzada.
Los cuidados posteriores que exige esta planta
se reducen á escardos continuos de las plantas ex
trañas que la intentasen sofocar , y le disputasen
la posesion del terreno; y a riegos moderados y
frecuentes , cuidando siempre el evitar de una parte
la sequedad , que perjudicaría á su vegetacion , y
de otra la humedad , que disminuiría la materia
colorante de sus hojas.
Estas son las que forman la cosecha del añil;
pero su producto se arriesgará si no se aprovecha el
momento favorable. Mucho antes de florecer la
v planta , las hojas no han adquirido todavía la per
fección que se desea ; y demasiado tiernas y acuo
sas darían poca materia colorante ; y si se esperase
para cogerlas á que la planta floreciese, ya habrían
perdido una gran parte de su substancia, con la
cual la naturaleza las habría forzado á contribuir
para la formacion de la flor. Será pues la época
mas favorable , cuando la planta se hallase cerca de
florecer : época que no es dificultoso conocer , y
que las mismas hojas indican por medio de su co
lor verde obscuro , y del ruido que hacen al tocar
se como hojas quebradizas. Con solo pasar la mano
desde abajo arriba por la planta se advierte este
estado de perfeccion ; y entonces se debe proceder
á cortar la planta con la hoz á dos ó tres pulgadas
del suelo. En los terrenos y climas que le son favo
rables , suele la planta dar nuevos productos , que
aunque inferiores en calidad á los primeros, deben
Tomo I. Pp
298 CURSO DE AGRICULTURA.
aprovecharse del mismo modo , y siguiendo las
mismas reglas.
Cortadas asi las partes de la planta , deben colo
carse sobre algunas telas ó lienzos , y llevarse sin
pérdida de tiempo á la pila ó cuba destinada á su
fermentacion ; porque á poco que se tardase , comen
zarían á fermentar , y su calidad se deterioraría.
El lugar destinado para la fermentacion y pro
duccion de la materia colorante , que es el único
objeto con que entra en el comercio el producto
de esta planta , debe ser bien ventilado y enlosado,
ó enladrillado para la mayor limpieza , y contener
tres pilas ó cubas en forma de anfiteatro , es decir,
de modo que toda el agua de la primera pueda
pasar á la segunda , y desde esta á la tercera , sa
liendo de cada una por una jeta ó canilla colocada
al nivel de su fondo ó suelo.
Extracción del color. Colócanse las hojas que
se cortaron en la cuba mas alta , arreglándolas por
lechos ó capas , de manera que no quede ningun
vacío hasta que solo queden seis pulgadas de la cu
ba sin llenarse. Entonces se pone en la cuba el agua
necesaria para cubrir las hojas , y tres pulgadas
mas , procurando que el agua sea limpia y de la
mas dulce posible : se sujetan las hojas con tablas,
colocadas sobre ellas, pero sin comprimirlas de
masiado , y á poco rato se advierte que comienza
la fermentacion , que separa el principio colorante.
Cuando ya separado este por medio de la fermen
tacion , comienza á reunirse , estado que se debe
conocer , tomando de diferentes partes de la cuba
una porcion de licor, y colocándolo en un vaso
de plata bien limpio , en el cual se advierte la re
union , entonces debe pasarse toda el agua ó licor
á la segunda cuba , y batirse ó golpearse con mode
racion , para que el movimiento que se le imprime
pARTE til. CAp. V. 299
por este medio , promueva la reunion de la mate
ria colorante y su precipitacion. Hecho asi se pasa
á la tercera pila , en la cual se le deja tambien re
posar, y despues de algunas horas, esto es, cuando
ya se conoce que el sedimento ó heces en que con
siste la materia colorante , se ha precipitado al fon
do , se saca el licor , y se le da salida á parage en
que no pueda beberse por ningun animal , ni mez
clarse con otra agua destinada á este objeto , por
ser sumamente insalubre y dañoso.
Las heces ó depósito que han quedado en la
segunda y tercera pila , se deben recoger y colo
car en saquitos de lienzo grosero , y colgarse estos
para que acabe de agotarse toda el agua ; y el de
pósito que queda en estos sacos se debe poner á se
car al ayre y á cubierto del sol en cajas ó tablas
destinadas al efecto. Conseguida la disecacion por
estos medios , queda ya el indio en el estado' que
bradizo , y dotado de un color azul , morado obs
curo , ó de cobre , que son las circunstancias que
se desean para que sea objeto del comercio.
Su uso. El indio se substituye al pastel , y aun
se le prefiere para el tinte , sin embargo de que el
color azul que proporciona, no sea tan fijo; y este
es el principal uso á que se le destina.
Su relación en la sucesión de cosechas. Aunque
esta planta empobrezca poco á la tierra por razon
de que se la cultiva por sus hojas , y de que no se
le permite correr todos los periodos de su vege
tacion , en especial en Europa , en donde conven
drá sembrarla todos los años , porque seria dificil
el hacerla resistir al frio del invierno , á no ser que
se la cubriese y abrigase ; sin embargo no aconse
jaremos el que se cultive por mucho tiempo en el
mismo terreno , siendo sin duda alguna mucho mas
oportuno el hacerla alternar con otras cosechas
Pp2
300 CURSO M AGRICULTURA.
de las muchas que en el otoño se confian á la tier
ra. Por lo menos seria conveniente y conforme á
la mejor teoría y al interes del labrador el sembrar
pastos de primavera en el terreno destinado para
el añil > porque semejante cosecha se podría utili
zar antes de la época en que debe sembrarse esta
planta.
No debemos pasar en silencio que si se de
searen semillas perfectas , y sobre las cuales pue
da descansar la esperanza , deben dejarse algunas
plantas con este objeto, y permitirlas recorrer to
dos los periodos de su vegetacion , sin tocar á sus
hojas. La produccion de las semillas es la gran
de obra de la naturaleza , y todas las partes de la
planta deben contribuir á su perfeccion.

§. II.

Del pastel. isatis tinctoria. irs.

No es esta planta tan delicada como la antece


dente por lo respectivo al clima. Crece naturalmen
te en las costas del Báltico , y cuando se cultiva en
el medio dia, lejos de sentir el calor, sus produc
tos son mas perfectos. Prospera en Alemania y en
Inglaterra , y su cultivo está introducido en los
departamentos septentrionales y meridionales de
Francia. No es posible pues poner la menor duda
sobre que el suelo y el clima de la mayor parte de
nuestras provincias serán muy ventajosos para esta
planta. >
Terreno que exige. Le será conveniente un ter
reno que reuna la profundidad, la ligereza y la fer
tilidad. Su raiz perpendicular no se hallaria bien en
un suelo tenaz y compacto ó pedregoso ; y vege
tando débilmente no ofrecerá la planta la multitud y
PARTE III. CAP. V. 301
frondosidad de las hojas que se desea como prin
cipal objeto del cultivo. El exceso de humedad cor
rompe la raiz, y dando demas agua á las hojas, dis
minuye la cantidad de materia colorante.
Su cultivo. Labores frecuentes y profundas de
ben haber puesto el terreno en el estado convenien
te , segun lo que se acaba de decir ; y por medio
de abonos se le ha debido procurar la fertilidad ne
cesaria , antes de proceder á la sementera.
El otoño podria ser la época para esta opera
cion , respecto de que esta planta no teme los trios;
pero segun la práctica mas comun , suele diferirse
hasta el mes de febrero , acaso con el motivo de
tener mas lugar para disponer el terreno.
Elegida la simiente mas fresca y mas granada,
suele sembrarse al vuelo , ó á surcos ; pero es impo
sible dejar de preferir este último medio , no sola
mente porque facilita las operaciones ulteriores,
sino tambien por dar á las plantas la anchura nece
saria , que por lo menos debería ser de cuatro pies,
atendiendo á que cada planta suele tener veinte
pulgadas de diámetro : por estos motivos conven
dría sin duda alguna el sembrarse como el añil.
Los escardos son absolutamente necesarios , y
lo mismo el cavar la tierra lo menos una vez , cuan
do la planta ha adquirido ya la altura conveniente,
y el darla riegos moderados , cuando la sequedad
pareciere oponerse á su vegetacion.
Cuando sus hojas comienzan á ponerse amari
llas y á doblarse , perdiendo la direccion recta que
tenian , lo que suele verificarse desde el mes de ju
nio , ha llegado el momento de recogerse. Si esta
operacion se ejecutase prematuramente , no estarían
dotadas de toda la perfeccion que se desea ; y si se
difiriese mas de lo justo , habrían perdido una par
te considerable de la materia que ha de producir
302 CURSO DE AGRICULTURA.
el color. Por esta causa y porque las hojas inferio
res suelen llegar mucho mas antes que las otras á
este punto de perfeccion , es indispensable el reco
ger las hojas de esta planta en distintas veces , si se
quiere asegurar el buen éxito de la cosecha , y no
perder con una mezcla perjudicial el mérito de las
primeras hojas , cuyo producto es siempre de me
jor calidad.
Extracción ó formación de la materia colorante.
Cortadas las hojas ó con la mano ó con una hoz,
deben tenerse extendidas por uno ó dos dias cuan
do mas , para que pierdan marchitándose el exceso
de humedad vegetal que contienen ; y para evitar
que fermenten y se corrompan , á lo que se hallan
muy expuestas, deberán revolverse con frecuencia.
En este estado se llevan á un molino de aceite,
.y se hacen moler y reducir á pasta ipor el ruejo
destinado á deshacer las aceitunas, y cuando todas
las hojas se hallan en este estado , y han pasado
por esta operacion , deben reunirse en uno ó mu
chos montones , segun la cantidad, y apretarse esta
pasta con las manos y pies , bajo cubierto y no al
ayre libre. La superficie de estos montones de pasta
debe unirse y alisarse con perfeccion.
Hecho asi, la fermentacion se establece muy
pronto , y la materia ó principio azul se desenvuel
ve , formándose á la superficie del monton una cor
teza negra y muy dura , que se opone á la evapo
racion de los gases ; por cuyo motivo , mientras
dura este estado de fermentacion , que se debe fa
vorecer por todos los medios; debe cuidarse de
cerrar las grietas que se forman en ésta corteza , lo
que se ejecuta con una porcion de la misma pasta,
reservada á este efecto en un montoncito separado.
Doce dias por lo menos, y diez y ocho cuando
mas , dura este estado de fermentacion , y pasada
PARTE III. CAp. V. 303
.este tiempo se halla la fermentacion acabada , lo
que se conoce fácilmente , porque se disminuye el
olor amoniacal del hidrógeno fosfórico, que en
los primeros dias afectaba penosamente el olfato y
la vista.
Entonces deben ya romperse los montones,
mezclarse bien la pasta y la corteza , y compri
miéndose el todo con las manos , formarse bolas del
peso de una libra cada una. Estas bolas deben po
nerse á secar en un granero, si el tiempo no fuese
húmedo con exceso , ó en estufas , ó de otro modo
artificial, si el tiempo no ayudase; sin perderse ja
mas de vista , que si no se las proporciona con
prontitud este estado de sequedad suelen pudrirse
é inutilizarse. Secas las bolas por los medios que se
acaban de proponer, quedan ya objetos del comer
cio , y se entregan á las artes por la agricultura.
Su uso. La materia colorante del añil , separa
da como se halla de todo cuerpo extraño , debe sin
duda alguna ser preferida á las bolas del pastel,
formadas no solamente del principio ó heces que
contienen el color , sino tambien del resto de las
hojas, y de cuanto se recogió con ellas, y de todo
el residuo de la fermentacion ; y esta diferencia,
sobre manera considerable, ha sido la causa de que
se prefiera el indio en el comercio ; porque á pesar
de su mayor coste , es todavía económico el em
plearlo en la tintura , á la cual ofrece en un corto
volumen mucha mas materia colorante que las bo-
ias de pastel. Para evitar este inconveniente , se
han ensayado diferentes medios en Francia é In
glaterra dirigidos todos á separar las heces azules
del resto de la masa , á la manera que se ejecuta
con el añil ; pero el que ha merecido la aprobacion
general, es el inventado por Gren en Alemania, y
el que vamos á explicar aqui.
304 CURSÓ DE AGRICULTURA.
se colocan
Despuesendeuna
haberse
pila, lavado
cuyas tres
las hojas
partesdei
de.pastea
capa

cidad se hallen llenas de agua , cuidando siempre


que esta las cubra : sujétanse las hojas con tablas ú
otras piezas de madera , y luego comienza la fer
mentacion , que se manifiesta por una espuma azu-
losa, que se forma á la superficie. Cuando ya ha
llegado á cierto grado , que consiste en teñir toda
el agua de verde obscuro , se pasa toda el agua á
traves de un lienzo , y se deposita en otra cuba.
Las hojas que han quedado se lavan con agua,
y esta se mezcla y reune al primer depósito. Hecho
todo asi , se pone agua de cal en este depósito , en
la proporcion de dos ó tres libras , segun su fuerza,
por cada diez libras de hojas que se emplearon , y
se remueve y agita todo con fuerza por algun tiem
po. Dejándose entonces reposar todo el líquido , la
materia colorante se deposita en el fondo , conver
tida en heces , y sacándose el agua por arriba , se
recogen las heces y se ponen en sacos ó mangas de
lienzo , como hemos dicho del añil , hasta que el
agua que contienen se agote del todo. Entonces se
lavan las heces en los mismos sacos , poniendo en
ellos agua , que se ha de filtrar , y repitiendo esta
operacion hasta que el agua salga del todo clara ; y
llegado este caso, se cortan las heces en porciones
mas ó menos grandes, segun la voluntad de cada
uno , y se hacen secar como hemos dicho del añil,
quedando despues de secas en estado de servir á las
artes que las emplean.
Aunque el indio haya disminuido el consumo
del pastel por las razones que hemos expuesto , no
por eso deja de emplearse este tinte , ó separado , ó
mezclado con aquel , especialmente en los tintes de
lana , por Ja. facultad que se le conoce de fijar el
color mucho mejor que el indio ; y de todos modos
. ' PARTE III. CAP. V. 305
no deja de ser un objeto de comercio, y digno por
consiguiente de cultivarse.
Pero todavía puede cultivarse esta planta Con
otro objeto , y es el de pasto ó forrage para los
ganados. No solamente durante el verano repite la
produccion de sus hojas , sino que continúa en fa
cerlo durante el invierno , sin que cese de vegetar,
aun cuando se halla cubierta de nieve ; y no aca
bada con esto su virtud productiva , todavía da
nuevas hojas en el principio de la primavera : épo
cas todas en que los pastos verdes son tan escasos,
y de consiguiente tan apreciables.
Su relación en la sucesión de cosechas. Suele esta
planta suceder con buen éxito al lino , segun la
observacion de Rozier , y no podrá dudarse su
grande utilidad para alternar con las cosechas que
mejoran ó que debilitan poco el terreno en que
crecen, dándola el lugar que la corresponda segun
el cultivo á que se la destine. Si fuere el de pasto,
como en este caso no necesitará de tanta prepara
cion , ni de un suelo tan fértil , podrá alternar con
las plantas cereales , porque ni sus hojas , consumi
das antes de sazonar, exigirán abundancia de prin
cipios nutritivos , ni los consumirán en cantidad
excesiva ; y aun en este caso , sus plantas sembra
das mas espesas j ahogarán las perjudiciales ; y man
teniendo con su sombra la humedad del terreno,
impedirán la evaporacion de los sucos que contiene.
Repetimos como aviso importante el no cortar
las hojas destinadas para la produccion de semillas,
por las mismas razones que hemos propuesto ha
blando del añil.

Tomo I. Qq
305 CURSO HE AGRICULTURA.

§. III.

De la rubia. Rubia tinctorum. tur.

Nos ha llenado de admiracion que nuestro


Herrera olvidase esta planta en su tratado de agri
cultura , cuando nos . consta. que en su tiempo se
cultivaba ya , y que el emperador Carlos V. la in
trodujo en la Alsacia , y excitó á los habitantes á
su cultivo. Trataré de simplificar las reglas que de
ben dirigir al cultivador , huyendo de la extension
que se ha solido dar á esta materia por la mayor
parte de los escritores agrarios ; pero siri dejar de
ofrecer á su conocimiento los principios de la me
jor teoría , segun los escritos modernos mas acre
ditados por la solidéz de- sus razonamientos , y por
el peso de las razones en que se fundan.
Terreno que exige. El clima meridional , y de
consiguiente el de nuestra España, contribuye á
que las raices de esta planta se hallen dotadas de
mejores principios colorantes ; y por lo que respec
ta al terreno debe reunir las circunstancias de fres
co , ligero y substancioso , si la cantidad y la cali
dad de las raices han de obtener el grado de per
feccion que las hace estimar. Con solo decir que
esta planta se cultiva por sus raices , se conocerá
la necesidad de reunir las circunstancias que hemos
indicado. Un suelo arenoso será perjudicial por ca
liente y desubstanciado : un terreno^ compacto se
opondrá
ces; y si alfuese
desenvolvimiento
húmedo, las corromperá.
y extension de las rai--

Su cultivo. Dos pies de profundidad se necesi


tan por lo menos para que el terreno ofrezca á la
rubia los medios que necesita para prosperar , co
mo tambien abundantes abonos , bien consumidos,
parte. ur. CAp. V. 307
y de los que se reconocen como mas ventajosos,
por su ninguna disposicion á comunicar semillas
perjudiciales, ni dañosos insectos. Sentado este prin
cipio , dejamos su aplicacion al labrador , para que
sirviéndose de la mejor hazada , ó de otro instru
mento, lo ponga en este estado, si desea que una
cosecha abundante en cantidad y calidad le in
demnice de todas sus fatigas ; encargándole que no
olvide jamas , que una cosecha que no se consigue
sino despues de tres años de trabajo y de sudor,
no debe exponerse por una miserable economía ; y
que en todo caso importa mucho mas el cultivar
un corto terreno como conviene , que el cultivarlo
grande con imperfeccion y mezquinado.
De tres maneras puede conseguirse la rubia , ó
sembrando el terreno , sin ánimo de trasplantar,
ó en semillero ó plantel para poblar despues el ter
reno que se destina á este cultivo , ó plantando rai
ces. Aunque nosotros juzgamos preferible el prime
ro de los tres medios indicados , y lo aconsejáremos
en cuantas ocasiones se trata de plantas que se cul
tivan por sus raices : hablarémos de los tres y de
la forma en que deben ejecutarse.
La semilla de esta planta debe sembrarse antes
de secarse. Si no se pudiere pues conseguir el sem
brarla inmediatamente que se ha cogido , se debe
rá haber conservado en la tierra , ó en la arena
humedecida ; prefiriéndose siempre la mas grana
da , y la que hubiese llegado á mayor sazon. Du
rante el invierno, y siempre antes de la mitad de
febrero , debe sembrarse ó plantarse la rubia.
De tres maneras suele sembrarse : primera , al
vuelo ; pero este es el medio menos oportuno , por
que distribuye mal la semilla , y dificulta las ope
raciones posteriores : segunda , á surcos ó á líneas:
• medio mucho mas conveniente , y que se debe eje
303 CURSO DE AGRICULTURA.
cutar , como hemos aconsejado hablando de las
patata s , remolachas , &c. ; y tercera , en eras ó ban
cos alt ernativos de cuatro ó seis pies de anchura;
y las unas que son las que se destinan para ser
ocupadas por la planta., medio pie mas profundas
que las otras.
El método de sembrar en plantel ó semillero,
solo nos parece adaptable en los paises calientes
que carecen de riego, pues en este caso, sembrán
dose espesa una corta porcion de terreno, se podrá
beneficiar con riegos de mano , hasta que pueda
trasplantarse en tiempo oportuno.
El medio de plantar raices suele ejecutarse, ó
cuando se arranca un campo de rubia , en cuyo
caso se ponen aparte para este fin los mejores pies,
y se destrozan sus raices de modo que cada una
reuna dos ó tres ojos ó yemas de la planta ; ó ar
rancando los hijos ó nuevos laterales de las mejo
res plantas , todavía en estado de vigor , y desti
nadas á conservarse : operacion sin embargo que
no se ejecuta sino al último extremo , y en la ma
yor necesidad , porque disminuye considerable
mente el producto.
- El modo de plantar con raices , si bien presen
ta un resultado mas pronto , tiene el inconvenien
te de que si se repite, la planta degenera, y sus rai
ces pierden el mérito y la virtud de dar el color
que se desea.
Para plantar la rubia por el medio indicado, se
hace un agujero con el plantador , se introduce en
él la raiz , y se cierra con el mismo instrumento,
ó se hace una regadera ó pequeña zanja de medio
pie de profundidad , y se colocan en ella las raices
a ocho pulgadas de distancia; cubriéndose en segui
da de modo , que cuando mas haya dos . pulgadas
de tierra sobre el cuello de las raices. No deben
pARTE TlT. CAp. V« 3Q9
arrancarse con mucho tiempo las raices destinadas
para la plantacion ; y lo mejor será el plantar
siempre las que se arrancaron en el mismo dia.
Esta plantacion debe hacerse temprano , esto es,
en el mes de setiembre.
En el primer año en que se plantó la rubia , ade
lanta muy poco , y no necesita de otro. cuidado
que el de escardarse , cavarse una vez ligeramente
en el verano, y regarse si la sequedad lo exigiere.
En el segundo año ya la planta ha adquirido
bastante fuerza para producir semillas que pueden
recogerse y emplearse sin dificultad ; y los trabajas
y cuidados que exige , son ya los mismos que los
que deben darse á las que se han plantado de rai
ces: cuidados que vamos á explicar.
Tres labores se deben dar en el segundo año,
y otras tantas en el tercero , son á saber : una en
la primavera : otra en el verano ; y la tercera al
fin del otoño : todas con la azada , á no ser que
por haberse sembrado ó plantado en líneas , pueda
emplearse el arado simple ó la azada arado. Cuan
do se ejecuta la primera de dichas tres labores
debe calzarse la planta , esto es , cubrir de tierra
una parte de ella ; para proporcionar mayor canti
dad de alimento á las raices. En el levante suele
repetirse tres veces esta operacion , y por este me
dio consiguen. raices de mejor calidad , y las mas
estimadas- en. el comercio.
Al tercer año es cuando las raices han adquiri
do su mayor perfeccion , y de consiguiente el
tiempo de arrancarlas y recogerlas ; lo que ordina
riamente se ejecuta á fines de octubre ó á principios
de noviembre.
Hay algunos que arrancan las raices con el
arado ; pero por este medio se pierden muchas. El
medio pues que nos parece. el mas apropósito, es
310 CURSO DE AGRICULTURA.
el abrir con la azada una zanja de dos pies de
profundidad al uno de los lados de las plantas,
en cuya forma pueden tomarse las raices por el
pie , y con menos esfuerzos recogerse todas. Para
conseguir el beneficio , cuyo logro se ha esperado
tres años , nada debe economizarse.
Recogidas las raices de la rubia deben lavarse
con agua abundante , y limpiarse bien de las partes
podridas de sus fibras menudas, y de cuantas ma
terias extrañas contuvieren , y extenderse á cubier
to para que pierdan toda la humedad de su vege
tacion. Hecho asi debe tratarse de secarlas perfecta
mente ; pues aunque algunos hayan creído que esta
operacion no es necesaria para -que sirvan al obje
to á que se las destina , desde que el señor Chap-
tal ha ase garado lo contrario , y aconsejado la di
secacion : una autoridad tan respetable debe im
poner silencio á todas las demas.
La operacion de secar las raices debe ejecutarse
al sol , ó al calor moderado de un horno. Cuando
se quiebran al quererse doblar, deben ya retirarse,
y darse por acabada la operacion. Deben entonces
golpearse ligeramente con un azote sobre un basti
dor de cuerdas ó de varillas delgadas y elásticas,
para que se separen enteramente las raices mas me
nudas , la epidermis y la tierra ; y en este estado
pasan á ser objeto del comercio , aunque muchos
acostumbran á moler y reducir á polvo las raices
mas gruesas por medio de un molino de harina , ó
de los ruejos de las tañerías , lo que las hace mas
apreciables.
Sus usos. Ninguno ignora que la rubia , nombre
que se da en el comercio á la raiz de esta planta , pro
porciona á los tintoreros un color rojo, menos bri
llante , pero mas sólido que el de la cochinilla, y que
sirve tambien para fijar otros colores mas fugaces.
PARTE m. CAP. V. 2í 1
Los animales comen bien esta planta, y aun se
asegura que si se alimentan de sus raices , adquie
ren sus huesos un color rojo ; pero el principal ob
jeto de su cultivo es para que sirva á los tinto
reros.
Relación en la sucesión de cosechas. Dos solas ob
servaciones tenemos que hacer sobre la relacion
del cultivo de esta planta, en la sucesion de cose
chas. Primera ,, que el terreno en que se ha culti
vado , produce siempre á continuacion una cosecha
abundante de trigo, ó de otros granos á causa sin
duda del excelente cultivo que se le dió para la ru
bia ; y segunda , que es una de las pocas plantas
que no parecen resistir á que se las destine á reem
plazar las de su misma especie que se arrancaron;
circunstancia que se debe atribuir á que por las
diferentes operaciones de su cultivo, y en especial
por la última que se ejecuta para arrancar las rai
ces , se hace subir á la superficie un terreno nuevo,
ó por lo menos poco empobrecido.

§~ IV.

Del azafrán, crocus sativus. n»,

El' cultivo de esta planta ofrecía en lo antiguo


una riqueza considerable á muchas de nuestras
provincias ; pero se advierte haberse abandonado
por muchas de ellas ; y aun en las que en el dia lo
cultivan, se ve reducido á una corta extension. Es
verdad que es uno de los de mayor coste , por el
empleo de un número, considerable de brazos que
necesita ; pero sus productos indemnizan abundan
temente de todos estos sacrificios.
Terreno que exige. Exige esta planta un terre
no ligero , sin que sea sin embargo del todo areno
312 CURSO DE AGRICULTURA.
so. Un suelo compacto la es perjudicial , y la hu
medad sobre manera contraria á su vegetacion.
Su cultivo. El campo destinado al azafran debe
haberse cavado y desmenuzado á diez pulgadas de
profundidad , limpiado de las piedras y dividido
en eras ó bancos , separados entre sí por un sende
ro estrecho , que sirva de paso á los que han de re
coger la cosecha. Los abonos perjudican siempre á
la calidad d¿l producto , aunque aumenten alguna
vez su cantidad.
En los meses de junio , julio y agosto suelen
plantarse las cebollas del azafran , colocándose en
regaderas , ó pequeñas zanjas transversales de siete
á ocho pulgadas de profundidad, hechas con la aza
da , y distantes entre sí de seis á ocho pulgadas , para
que sirvan de paso á las muge res y niños que reco
gen la flor. Dos pulgadas de distancia entre las ce
bollas, es cuanto necesitan para prosperar. La tierra
de la segunda zanja ó regadera suele servir para cu
brir las cebollas que se plantaron en la primera.
Desde que las primeras lluvias de otoño han
penetrado la tierra , si el tiempo se conserva de un
temperamento conveniente y sin crudeza , comien
zan á aparecer las flores del azafran ; porque estas
plantas primero dan sus flores que sus hojas ; y en
tonces debe cavarse ligeramente el terreno plantado.
En el principio de octubre está ya la flor en es
tado de cogerse , á lo que se debe proceder sin per
der momento ; porque á poco que se difiera esta
operacion , su cualidad se deteriora , y los pistilos
son mas dificiles de separar. Tres semanas suele du
rar esta cosecha , porque no todas las plantas pre
sentan su flor al mismo tiempo ; y el modo de re
cogerse es el de cortar las flores con la uña , colo
cándolas en un canastillo. Es sobremanera oportu
no ? que cada día antes de quitarse el rocío , se re
parte irr. cap. v. 313
cojan todas las flores que se hallan en estado , por
la pérdida que hay en dejarlas mas tiempo. Sin
embargo, en lo fuerte de la cosecha suelen tambien
cogerse por las tardes.
Conviene mucho el deshilarlas en seguida , esto
es, el arrancar y separar los pistilos de la flor ; por
que aunque alguna vez sea indispensable el diferir es
ta operacion, en cuyo caso se extienden las flores á
cubierto, hay siempre peligro de ejecutarlo así, por
que si se marchitan las flores , la separacion del pis
tilo es mas dificultosa; y si se corrompen, yá el
pistilo se altera , y no debe presentarse al comer
cio. Llegadas pues, las flores á la casa, deben co
locarse sobre una mesa y sentadas al rededor las
mugeres encargadas ordinariamente de hacerlo , van
arrancando ó cortando con la uña todos los pisti
los, y colocándolos cada una sobre su plato.
Seguidamente deben los pistilos hacerse secar
al calor del fuego , cuya operacion se ejecuta por
diferentes medios sumamente sencillos. En algunas
partes se colocan sobre un tamiz de crin, y se po
ne este á la elevacion ó altura de pie y medio so
bre ascuas encendidas, y cubiertas de ceniza para
moderar el calor : en otras partes se colocan en
vasijas de tierra ó de hoja de lata. Lo mas esen
cial para que esta operacion se ejecute como con
viene , es el remover continuamente los pistilos
para impedir que se quemen , y librarlos del olor
del humo, que les daria una calidad detestable.
Cuando ya se han secado convenientemente , esto
es , cuando ya se deshacen en los dedos , se ponen
á enfriar colocándolos sobre hojas de papel, y se
encierra despues en cajas , que se colocan en un
parage libre de humedad.
Volvamos ahora á tomar el hilo del cultivo de
las plantas.
Tomo I. Rr
314 CURSO DE AGRICULTURA.
Luego que estas han sido despojadas de sus flo
res se visten de hojas, las cuales se conservan hasta
el mes de mayo , en que suelen cortarse para alimen
tar el ganado, sin que en todo este tiempo haya que
hacer trabajo alguno en el azafranal. A la mitad de
junio debe dársele una labor de azada , sin profundi
zarla mas que á cuatro pulgadas; y esta operacion
debe repetirse en los meses de agosto y setiembre.
Este mismo cultivo se debe seguir durante tres
años , recogiendo en todos ellos las flores en la for
ma que lo hemos prevenido ; teniéndose presente
que la cosecha del primer año , suele ser cuando
mas el tercio de la del segundo y tercero.
tarse
Alen
cuarto
otro lugar
año se, arrancan
y esto por
laslas
cebollas
razones
para
siguien
plan*

tes : primera , porque el terreno queda empobreci


do , en tanto grado , que ya la cosecha del tercer
año suele no ser de tan buena calidad como la del
segundo , aunque su cantidad seá la misma. Segun
da , porque como la cebolla del azafran se renueva
todos los años sobre la antigua , si esta se hallaba
á seis pulgadas de profundidad , la nueva solamen
te se hallará á tres, y de consiguiente muy expues
ta i los hielos y á otros accidentes , como tambien
á ser herida por los instrumentos de labor ; y ter
cera , porque las cebolletas se han aumentado en
número considerable y se dañan recíprocamente las
unas á las otras.
Su uso. El azafran se emplea en la medicina,
como detersivo , resolutivo , anodino , cefálico,
optálmico , estomacal , diaforético &c , pero se
debe usar con mucha circunspeccion, porque en
dosis considerable produce sopores letárgicos , vó
mitos y delirio. Se cuenta que murió el mancebo
de una farmacia por haberse dormido sobre un sa
co de azafran. Por estas circunstancias es indispen
part£ m. CAP. V. 315
sable que el lugar en que se reunen las mug eres
para separar los pistilos tenga la mayor ventila
cion posible , y aun así hay muchas que no pueden
continuar mucho tiempo cerca del azafran , y que
se ven forzadas á interrumpir su ocupacion.
La economía doméstica emplea el azafran para
dar color á la crema, bizcochos, sopa, salsas,
conservas y licores , y no pocas veces á la manteca.
Los pintores y tintoreros le emplean tambien
por el color amarillo que les proporciona.
Su relación en la sucesión de cosechas. Ninguna
planta desea tanto como el azafran el cambiar de
terreno , ni conserva tanto tiempo su aversion al
que ocupó una vez durante tres años. Sea por lo
mucho que le empobreció , y porque es imposible
enriquecerlo con estiércoles poco convenientes pa
ra esta planta , ó sea porque las cebollas primeras
que se corrompieron cuando produjeron las nuevas,
son otras tantas partes cadavéricas que se oponen
á una nueva vegetacion , lo cierto es que en cuan
tos parages se cultiva el azafran , es indispensable
dejar pasar diez años por lo menos, para que pue
da confiarse con buen éxito al mismo terreno.
Las demas cosechas suelen prosperar y pueden
suceder sin el menor inconveniente.

CAPITULO VI.

De los -prados ó pastos.

Sin medios de mantener los animales de la


bor y los ganados, no hay que esperar prosperidad
en la agricultura, pues ni las tierras se podrán cul
tivar sin aquellos , ni privadas de ^los abonos que
estos producen responderían á los demas cuidados
del labrador. La riqueza de una casa de campo de-
Rr 2
316 CURSO DE AGRICULTURA.
pende siempre del número de animales que susten
ta con sus propios productos, pues á mas de los
beneficios que proceden de sus crias , sus lanas, su
leche &c. , la abundancia de sus estiércoles aumen
ta las cosechas y llena los graneros. A estas venta
jas se deben añadir otras no menos considerables^
pues los prados mejoran la calidad del terreno,
convirtiendo en fértil el que antes era ingrato é
infecundo por la grande cantidad de humus ó tier
ra vegetal que resulta de la descomposicion de sus
restos ; y no necesitando de labores para producir
facilitan el cultivo de las demas cosechas y propor
cionan al labrador el tiempo que ha menester pa
ra las demas operaciones agrarias. No nos admire
mos pues , al ver reunidos todos los agricultores
antiguos y modernos para probarnos la necesidad
de los pastos y el grande influxo que tienen en la
agricultura, ni nos parezca extraño el que se hallen
de acuerdo para declararlos uno de los principales
objetos de la ciencia agraria. Tan persuadidos esta
mos nosotros de esta verdad que no dudaremos en
sostener , que entre tanto que nuestros labradores se
obstinen en descuidar esta fuente de riquezas ter
ritoriales i mientras miren con indiferencia la cria
de animales domésticos , y no se determinen á imi
tar el ejemplo de las demas naciones , proporcio
nándose por medio de pastos los recursos de que
necesitan para aumentarlos , nuestra agricultura
será mezquina , y jamas se la podrá poner en pa
ralelo con las demas de Europa. En vano nos ha
brá privilegiado la naturaleza con un clima de los
mas favorables , con un suelo fértil y susceptible
de toda especie de producciones, y con la abundan
cia de arroyos y rios, que por todas partes llevan
la humedad y la vida á los vegetales : todo esto
será en vano y todos nuestros afanes serán perdi*
PARTE HT. CAP. VT. 3l?
dos , si como lo he dicho , repitiéndolo en cuantas
ocasiones se me presenten , no aumentamos con el
establecimiento de pastos los medios de mantener
nuestras tierras en un estado constante de fertili
dad y abundancia , de sucos alimenticios de las
plantas que les queramos confiar. Persuadidos pues
de la grande utilidad de los pastos , digámoslo me
jor, de su necesidad para que florezca nuestra agri
cultura , me extenderé en este articulo acaso mas
de lo que permiten los límites de una obra ele
mental.
Al tratar de las plantas que nos han ocupado
hasta aquí , he procurado hacer conocer las que
pueden servir para pasto ó alimento de los anima
les. Evitaremos pues , repeticiones fastidiosas , y
nos ocuparemos únicamente de aquellas que no se
cultivan con otro objeto, es decir, de los prados
naturales y artificiales. .
Fijémonos ante todas cosas sobre la verdadera
acepcion de estos nombres y definámoslos como
conviene.
El terreno que produce naturalmente una yer
ba bastante abundante para servir de pasto á los
animales, ó para poderse segar cuando está sazona
da y convertirse en heno , es lo que se llama pra
do natural.
Los prados que se establecen por algunos años
en las tierras arables, y se componen de una sola
especie de planta , son los verdaderos prados arti
ficiales.
De aquí es que en un terreno arable y desti
nado alguna vez para trigo, aunque se siembre con
la semilla de toda suerte de aquellas plantas que
crecen en los prados naturales , no se llamará pra
do artificial , porque no se compone de una sola
especie de plantas ¿ ni tampoco aquel en que se
318 CURSO DE AGRICULTURA.
siembre una sola especie de planta anual , porque
en este caso no se establecerá el prado por algu
nos años. Los pastos que se forman por estos me
dios , suelen llamarse prados momentáneos ; y de
ellos no nos ocuparemos aqui por haber ya trata
do de esta materia, cuando hablamos de las plan
tas que se cultivan principalmente con otros obje
tos , aunque alguna vez se les destina al alimento
de los animales. Ciñámosnos pues , en este lugar
a los prados naturales y artificiales.

§. r.

De los prados naturales.

Si hiciesemos la clasificacion de estos prados á


la manera de los botánicos , describiendo las dife
rentes especies de plantas que los componen ( tra
bajo que me sería sumamente sencillo ) la lista de
estas plantas, casi inumerables, y los nombres lati
nos que necesariamente les deberíamos dar , con
fundirían al labrador en lugar de instruirlo , y nos
haria exceder de los límites que nos hemos propues
to. Seguiremos pues , otro rumbo y clasificaremos
•estos prados , no por las yerbas que en ellos nacen,
sino por su diferente situacion , y por las demas
circunstancias en que se encuentran ; y siguiendo
este principio estableceremos cuatro clases.
División de los prados naturales en cuatro clases.
La primera se compone de los pastos elevados y se
cos, cuya yerba por ser corta y escasa deja de po
derse segar : la segunda , contiene los pastos que
aunque secos , producen sin embargo bastante yer
ba para poder segarse y convertirse en heno : la
tercera , comprehende los pastos situad os en terre
nos bajos é inferiores que sin ser acuáticos poseen
PARTE III. CAP. VI. 3l9
humedad suficiente , 6 por las inundaciones acci
dentales ocasionadas por las corrientes de aguas na
turales, ó por riegos artificiales establecidos por el
hombre ; y la cuarta , los pastos que se hallan en
terrenos acuáticos y pantanosos.
Admiremos aqui , y antes de tratar con sepa
racion de estas cuatro clases de prados naturales,
la admirable prevision del Autor de la naturaleza
y la clasificacion hecha por el mismo, de los pastos
que pueden convenir á las diferentes especies de ga
nados , á cuya cria pueden , dirijirse los cuidados
del hombre. El ganado lanar, mas cuidadoso de la
cualidad que de la cantidad de la yerba , y que
ama respirar el ayre mas puro , eucuentra en los
pastos elevados y secos el alimento de que necesita.
El caballo ^al cual la humedad tambien perjudica,
pero que ha menester de mas alimento que el gana
do lanar por su corpulencia ; recibe en los pastos
inferiores y secos un alimento abundante y cual
conviene á su constitucion. Menos sensible á la hu
medad el ganado vacuno, llena su enorme vientre
en los pastos inferiores , que una humedad mode
rada hace mas abundantes, mientras que el búfalo
y el cerdo encuentran en los terrenos acuáticos los
medios de vivir y la ocasion de revolverse en el
agua y el cieno.
Primera clase de prados. Los terrenos elevados
y secos de nuestros montes son los que forman y
constituyen esta primera clase de prados ó pastos
naturales ; pero perteneciendo en general al comun
de los pueblos , mejor sería abandonarlos á la natu
raleza y al descuido absoluto del hombre, que el
detenernos á indicar las reglas que podrían seguir
se para mejorarlos , porque ¿ cómo se podría conse
guir el descubrimiento de las fuentes naturales, y
la reunion de sus aguas, que en muchas partes po
320 CURSO DE AGRICULTURA.
drian mudar su naturaleza ? ¿ cómo sembrarlos de
muchas plantas útiles para reemplazar las perjudi
ciales y de corto provecho ? ¿ cómo poblar de ar
bustos, cuyas ramas alimentarían al ganado cabrío,
tantos terrenos del todo abandonados y en los cua
les no se advierte la menor vegetacion ? Los pro
yectos impracticables no deben proponerse en los
escritos destinados á la instruccion de un pueblo,
cuyo hábito es el de resistir todas las novedades
que se le presentan aun cuando son de fácil ejecu
cion y de conocida utilidad. Pasemos pues , á las
otras clases de prados , y proporcionemos al inte
rés individual , á que de ordinario pertenecen el
poder aplicarles las reglas que prescribe la teoría
del arte.
Segunda clase de prados. Hemos dicho que es
ta segunda clase comprende los terrenos que aun
que elevados y secos no lo son tanto como los de
la primera , y producen una yerba abundante que
se puede segar y convertir en heno. Estas venta
jas nacen por lo comun, ó de la mejor cualidad del
suelo , ó de su mayor humedad natural. El cuida
do del hombre sobre estos prados debe consistir
primero, en mantenerlos y conservarlos en buen
estado ; y segundo , en proporcionarles las mejoras
de que son susceptibles : detallemos estos objetos.
Desde que las lluvias del otoño han ablandado
el suelo , conviene impedir la entrada de los gana
dos, no solamente porque en esta época ya no 'pre
sentan los prados producto alguno, sino tambien
por el daño que causarian con sus pies , haciendo
hoyos en el terreno y enterrando las plantas. El
no seguir esta regla perjudica á los prados sin uti
lidad ni provecho de los animales.
En esta misma época deben repararse los cerra
mientos , sean de cercas vivas , ó sean de fosos y
parte ra. cap. vr. 321
arrancarse los arbustos que hayan crecido en per
juicio del prado. Pero la principal operacion , la
que mas contribuye á conservarlo en el estado con
veniente , consiste en arrancar las yerbas dañosas.
Segun los analisis de los prados naturales hechos por
los botánicos , se encuentran estas en mayor núme
ro que las útiles y provechosas ; y aunque por for
tuna las malas yerbas convertidas en heno pierden
casi del todo la facultad de dañar que tenían cuan
do verdes ; como estos prados se destinan muchas
veces para pasto de los animales , ninguna diligen
cia será excesiva para despojarlos de las plantas
que podrían dañarles. Ni esta operacion es tan di
ficil y complicada como al primer aspecto parece.
Todos los labradores conocen ciertas plantas como
dañosas , y por ellas se debe comenzar. Los habi
tantes de la Normandía han encontrado el medio
mas sencillo de conocer las yerbas dañosas sin ne
cesidad de conocimientos botánicos , y siguiéndole
mantienen sus prados en el estado mas convenien
te. Observan con cuidado las plantas que los ani
males puestos en libertad sobre el prado , se abstie
nen de comer ; y estas son las que arrancan y re
mos
emplazan
á loscon
labradores
otras queelaquellos
hacer esta
apetecen.
observacion
Encargay-

y el conducirse como los Normandos , ya que nos


es imposible el excitarlos al estudio de la botáni
ca y al conocimiento de las inumerables plantas
que El
cubren
limpiar
los las
prados
agüeras
naturales.
ó canales destinados á

recoger y conducir las aguas pluviales , es tambien


una operacion que se debe ejecutar al principio del
otoño , para que las primeras lluvias de esta esta
cion, que son las mas fértiles del año, puedan apro
vecharse convenientemente.
. . Desde el principio de la primavera deben deshaj-
Tomo I. Ss
322 CURSO DE AGRICULTURA.
cerse y extenderse con la azada los montoncitos
de tierra formados por los topos y por las hormi
gas , para facilitar la siega del prado , que por lo
comun se ejecuta con la guadaña ; y en este tiem
po y en todos los demas se debe hacer la guerra á
unos animales que causan tantos daños al suelo y
á las plantas.
Pasemos ahora á los trabajos dirijidos á mejorar
esta clase de prados , trabajos que deben tener por
objeto el mejorar la calidad y la cantidad de .su
yerba.
Extirpadas por los medios que he propuesto,
las plantas dañosas, es indispensable proceder á lle
nar sus vacíos , sembrando en ellos desde el prin
cipio de la primavera las semillas del heno que se
pueden recoger en el suelo del granero ó parage
en donde se haya conservado, durante el invierno,
y aumentando una porcion de semillas de trebol ó
de alfalfa.
Tambien conviene apartar la humedad excesi
va que se advirtiere en alguna porcion del terreno,
por los medios que he propuesto en su lugar , y
asi se logrará el que perezcan las plantas acuáticas,
y el poderlas reemplazar con otras mas útiles.
El cercar el terreno , es una mejora que debe
mos encargar á los labradores, si quieren ser verda
deros dueños de su propiedad, y no verla invadida
por ganados agenos.
Aunque de todas las producciones vegetales
ningunas empobrezcan menos que las yerbas,- la
experiencia de todos los dias nos acredita que por
una progresion lenta á la verdad , pero indubitable,
los prados naturales pierden su fertilidad al fin de
algunos años, y sus productos llegan á disminuirse.
En este caso dos consejos podemos proponer á los
labradores. Consiste el primero , en abonar el suelo
parte iil cap; vr. " 323"
por los medios menos dispendiosos de que se pudie
ren valer ; y el segundo , en desyermárlos y rom-
, perlos para cultivar por algunos años las plantas
cereales , que prosperarían considerablemente, des
pues de lo cual podría volver el prado á su esta
do primitivo- -
Tercera clase de prados. Para la conservacion
de los prados que constituyen esta tercera clase,
se necesitarán los mismos cuidados que he prevenido
para los que componen la segunda , aumentando
los que sus circunstancias particulares hicieren
desear..
Llegado el otoño, se deberá impedir del mismo
modo la entrada de los ganados, y limpiarse, y po
nerse corrientes las regaderas para aprovechar y
hacer entrar en el prado las aguas turbias de las
primeras lluvias, ó de las'crecidas del río , ó del ar
royo que sirve para su riego. Esta operacion se de
be repetir en cuantas ocasiones se presenten duran
te el invierno, cuidando siempre de impedir la en
trada á las aguas desde el momento en que se pre
sentan claras y limpias , porque si en el estado de
turbias aumentan la fertilidad del terreno , sirvién
dole de abono ; cuando son limpias , aumentan una
humedad inútil en aquella estacion , y siempre per
judicial á la calidad de la yerba.
Llegada la primavera, y en especial si fuere ca
liente y seca , se deberá adoptar un sistema ente
ramente contrario , proporcionando riegos de agua
limpia, é impidiendo la entrada á la turbia, cuyo
depósito dañaría á la calidad de la yerba ; y estos
riegos se deberán continuar durante el verano , bien
que con la debida moderacion , porque su exceso
perjudicaría á la calidad de la yerba.
El mismo cuidado se debe tener despues de
haberse segado el prado , para favorecer con rie-
Ss 2
324 CURSO DE AGRICULTURA.
gos oportunos la salida de la yerba, que debe servir
para el segundo corte.
Todos los trabajos que se ejecuten para mante
ner el sistema de riego en las presas ó en los cana
les, pertenecen á la clase de los que tienen por ob
jeto el conservar el prado en el estado conveniente.
Por lo que respecta á los que se dirijen á su
mejora , poco tenemos que añadir á lo que dejamos
escrito sobre la segunda clase de prados. Sin em
bargo , como la clase de que tratamos se halle mas
expuesta á convertirse , por lo menos en alguna de
sus partes , en acuatica ó pantanosa , exigirá ma
yor cuidado para mejorarse , sea desaguando por
los medios del arte la porcion de terreno que lo
necesitase , sea aniquilando las plantas acuáticas y
reemplazándolas con otras mas útiles. Las cañas,
por egemplo, y los juncos, serán muy fáciles de des
truir, segando en el mes de abril el terreno en que
crecen , esparciendo en él una cantidad de ceniza,
y regándolo inmediatamente para que introducida
la ceniza en sus tubos por este medio , las haga
perecer y las extermine. Este medio es indefecti
ble para concluir con esta especie de plantas, sobre
todo si se repite por segunda vez. El quemar el
terreno suele producir iguales efectos con mas eco
nomía y sencillez.
Cuarta clase de prados. Los terrenos acuáticos
y pantanosos forman la cuarta parte de los prados
naturales. En lugar de conservar semejantes terre
nos en el estado en que se hallan , debe tratar su
dueño
de la humedad
de mejorarlos
excesiva
, desaguándolos
que los haceyinútiles
privándolos
para

alimentar á los animales , y perjudiciales á la salud


del hombre. Todos sus conatos deberán dirijirse á
convertirlos en prados de tercera clase ; y para
conseguirlo le será indispensable el ejecutar las
parte m. cap. vr. 325
obras que deben desaguarlos , las cuales consisten
ó en impedir la entrada á las aguas exteriores, si
son ellas la causa de su mal estado, ó en dar salida
á las interiores por los medios que previene el arte
para estos casos.
Mejorado el terreno y reducido al estado que
le conviene , se deberá ejecutar para su con
servacion cuanto hemos prevenido sobre los pra
dos de la tercera clase ; pero como por perfectas
que hayan sido las obras ejecutadas para desaguar
los, será imposible que alguna parte de ellos no con
serve demasiada humedad , entonces el cuidado del
labrador deberá dirijirse á sacar de ella el mayor
provecho posible , comenzando por separarla por
medio de fosos de lo restante del prado, para ha
cerla servir de pasto de estío , ó plantándola de ár
boles acuáticos, que servirán para disminuir la hu
medad , teniendo presente que un álamo ó un sau
ce , dotado de toda su fuerza vegetal , esto es,
cuando ya tiene diez años de vida , absorve cada
veinte y cuatro horas seis libras de agua , de cuya
cantidad restituye á la atmósfera la que no se ha
apropiado por el medio de la asimilacion.
Si á lo dicho se aumenta la necesidad de man
agüe
tener, ysin
conservar
permitir su
las menor
obras que
degradacion
producen, seelhabrá
des*

adquirido cuanto conviene saber para el buen cul


tivo de los prados que forman la cuarta clase.
Modos de utilizar la yerba de hs prados. De
tres maneras se pueden utilizar las yerbas de los
prados y y este aprovechamiento es lo que consti
tuye la cosecha , la cual puede consumirse , ó em
plearse haciendo pacer los animales en el mismo
prado , segando la yerba para dárseles en estado
de verde en las cuadras y establos, ó convirtiéndo
la en henos , y de consiguiente en alimento seco.
326 CURSO DE AGRICULTURA.
Rec orramos por su orden estos tres modos.
El primero , es: seguramente el mas económico
po r lo que respecta á los gastos de siega , transpor
te s &c. , pero no lo es en cuanto á la cantidad del
de
p roducto
parte , de
porque
él sinlosprovecho
animales alguno.
inutilizan
Eluna
prado
gran-
se

deteriora por este medio, no solamente por las mu


chas plantas qne arrancan los ganados con sus dien
tes , sino tambien por las que destruyen con sus
pies , y por las que queman con sus excrementos
y deyecciones. Si á esto se añade el daño que pue
de resultarles del exceso de una comida abundan
te en ayrey en humedad, y la pérdida de sus de
yecciones para las tierras arables , deberá inferirse
que este medio de aprovechar las yerbas de los
prados , es sin duda . alguna el menos conveniente.
Mas como varias circunstancias locales pueden hacer
lo
ránnecesario
seguirse, tratemos
para remediar
-de indicar
ó porlaslo
reglas
menos
quedismi
debe

nuir sus inconvenientes.


En cuanto sea posible se deberá elegir una épo
ca en la cual el buen tiempo parezca seguro , y
la yerba no se halle demasiado adelantada en su
vegetacion y para que se pueda comenzar á pacer
sin riesgo de que la última llegue á sazonar del
todo , lo cual seria perjudicial al prado.
No conviene que los animales esten muy ham
brientos cuando entren en el prado , porque entre
gándose con exceso al alimento que les presenta,
podrían contraer enfermedades peligrosas, y del mis
mo modo se deberá cuidar de que no entren en el,
cuando la yerba se halle húmeda , ó con el rocío
de la mañana , ni en ocasiones de intemperies que
podrían dañar á su salud.
El orden con que los animales deberian entrar
en el prado , si en esto se tuviese toda la libertad
parte m. CAP. VI. . '32?
necesaria , depende de la calidad de la yerba con
veniente á cada una de sus especies, y á la manera
diferente de cortarla. Por lo que hace á los pastos,
que son mas propios para cada especie de ganado
ya llevamos dicho lo suficiente , cuando hemos cla
sificado los prados ; mas por lo que respecta al di
ferente
á los labradores,
modo de ócortar
por mejor
la yerba
decir,debemos
repetirlesinstruir
lo que

ellos mismos han debido observar.


El ganado vacuno es el que corta la yerba del
modo mas conveniente á los prados , pues no sola
mente la corta mas alta, sino. -que conmueve menos
la planta, y su corte es mas igual y mas limpio.
El caballo , la mula y el asno , la cortan mu
cho mas y la conmueven , tirándola con los dien
tes ácia sí , y el ganado lanar y cabrío , son sin
duda alguna los que mas yerba arrancan , y los
que la siegan mas corta, y hasta sus raices.
El ganado de cerda no .debería entrar sino en
los prados que no se desean conservar , porque
llevados de su inclinacion ácia las raices y los in
sectos, conmueven la tierra y arrancan las plantas.
Estas observaciones no deberán echarse en ol
nientemente
vido por el labrador
su numero
, que
de desea
animales
mantener
sobre las
convei-
pro

piedades que cultiva , aunque serán del todo inuti


les para el ganadero , ó por el demasiado número
de cabezas que forma su cabana , ó porque miran
con indiferencia la conservacion de los pastos ,
cuya propiedad no les pertenece. . .i
dos El
segándolos
segundo medio
en verde
de para
aprovecharse
alimentardeá los
los pra¿
ani

males en la cuadra, ó en el establo , es seguramen


te mas oportuno , no solamente porque se pierde
menos yerba , y el prado se conserva en un estado
mas conveniente, sino porque la cantidad del estiér
323 CURSO DE AGRICULTURA.
col producido por los animales es sin comparación
mas considerable. Se objeta sin embargo á este me
dio el no ser tan conveniente para mantener á los
animales en el estado de robustez y de salud : no
podemos negar que un reposo excesivo puede cau
sar inconvenientes ; pero no podemos dejar de atri
buir los que se observan principalmente á k falta
de ventilacion y de limpieza de los establos. Esta
blecidos estos como conviene y renovado el ayre
que deben respirar, y libre por medio de la limpie
za de los miasmas dañosos , acaso su salud no su
friría por la falta del ejercicio ; pero si no obstan
te se desease mayor seguridad , no sería dificil el
conseguirla , haciéndolos salir todos los dias á un
parque cerrado por algunas horas.
Hay sin embargo precauciones que tomar para
que este alimento no les sea dañoso , y consisten
principalmente en no segar la yerba con la hume
dad , en impedir su fermentacion despues de cor
tada, colocándola debajo de cubierto y en tendidas
de corto espesor , y removiéndola con frecuencia,
y en administrarla con circunspeccion y parsimo
nia , sobre todo en los primeros dias , porque el
tránsito repentino desde el alimento seco , al que
no lo es , podría conprometer su salud.
La imposibilidad de hacer consumirse en verde
la yerba de los prados , la necesidad de conservar
para el invierno una provision conveniente, y la
utilidad de proporcionar i los animales de labor
un alimento menos relajante , y de mayor fuerza
bajo un volumen mucho menor , precisan á conver
tirla en heno , cuya operacion vamos á detallar.
Es un error creer que la planta que ha llega
do á su último grado de madurez , sea mas conve
niente para ser convertida en heno, y de consi
guiente que se deba segar en este estado , porque
ÍARTE nr. CAP. vr. ' 329
esta completa maduréz , y la formacion de las semi
llas , no se verifica jamas sino á expensas de los ta
llos y de las hojas destinadas á concurrir á la gran
de obra de la naturaleza , la cual ocupada enton
ces en la multiplicacion de la especie , lejos de ha
cer caso de los individuos, los hace servir con cuan
to tienen al grande objeto que se propone. De aqui
es que las hojas y tallos quedan empobrecidos y
desubstanciados, y de consiguiente fuera del caso
de proporcionar un alimento substancioso , y si á
esto se añade , que el suelo se debilita , y que el
prado desmerece por esta misma causa , quedará
convencido que no debe esperarse á una época tan
poco favorable para segar el prado.
Si la yerba se hallare demasiado verde, y antes
de haberse secado su flor, se incurriera igualmente ,
en un extremo poco ventajoso , porque en tal esta
do es demasiado acuosa , poco substancial , y pier
de mucho al secarse ó marchitarse. Deberá pues lle
varse por regla , que la época mas oportuna para
esta operacion , es cuando la mayor parte de las
plantas que componen el prado se hallan ya floridas.
El segar los prados en un tiempo seco , es igual
mente del todo necesario , no solamente porque en
otro caso conservaría la yerba una humedad daño
sa , sino porque seria imposible el secarla : opera
cion indispensable para convertirla en heno.
Tambien conviene el segar lo mas cerca de la
tierra que sea posible , pues por este medio se au
menta el producto , y se proporciona que la segun
da cosecha sea mayor.
Despues de la siega , lo mas importante será el
hacer que la yerba se seque ó marchite , como con
viene , antes de encerrarse y de recogerse; y aunque
esta operacion dependa principalmente del hábito
que se adquiere con la experiencia, diremos sin en>
Tomo I. Tt
330 CURSO DE AGRICULTURA.
bargo, que los caracteres distintivos del mejor heno,
consisten en su sequedad , en su color verde y en su
buen olor. La sequedad no debe ser excesiva , por
que si lo fuese , perderia la yerba una gran parte
de su substancia. Para que mantenga su color na
tural bastará que no se haya secado con exceso , y
que se haya cuidado de recoger el heno en monto
nes durante la noche ,' porque el rocío lo blanquea
ría , si lo encontrase extendido como se tiene du
rante el dia , para conseguir su disecacion. El per
fume ó buen olor del heno se conseguirá indubita
blemente , si se ha segado en un tiempo seco , y si
se ha podido impedir que fermente, privándolo de
la humedad antes de recogerlo.
Desde que el heno ha adquirido el estado de se
quedad conveniente , no debe perderse tiempo en
recogerlo y encerrarlo en el parage destinado para
su conservacion ; ó en formar con él montones se
mejantes á los que suelen -hacerse con la paja , cuya
forma suele ser diferente en cada provincia , aun
que la mejor es la inventada por los holandeses , los
cuales los forman dejando en medio de ellos un con
ducto á manera de chimenea , para que circulando
el aire por su interior , se impida una fermentacion
muchas veces perjudicial , siendo indudable que la
misma reunion del heno la ocasiona siempre , aun
que rara vez bastante vigorosa , para hacerle con
traer defectos que lo inutilicen , ó hagan dañoso ; y
de aqui es que por lo menos hasta pasados cuaren
ta dias desde que se encerró, ó reunió en monto
nes, no conviene darle en alimento á los animales.
./ parte nr. cap. vr. 331

§. II.

De los prados artificiales.

Ni todos los terrenos son aptos para formar pra


dos naturales, ni sin pastos se puede alimentar el
ganado, que hace la fertilidad de la tierra, y la ri
queza de la agricultura. De aquí el origen de los
prados artificiales, los cuales á mas de llenar el
grande objeto de mantener los animales de labor y
los ganados , contribuyen á¡ mantener la tierra en
el estado de fecundidad , alternando con las demas
cosechas que se la confian : ventaja que no propor
cionan los prados naturales , pues en ellos no alter
ca cosecha alguna. Otra circunstancia no menos
apreciable es la de dar un producto mucho mayor
en calidad y cantidad ; y si á esto se añade la fa
cultad de que se hallan dotados de enriquecer la
tierra con sus despojos', y de convertir en fértil un
terreno infecundo , no nos podrá causar admiracion
el verlos reconocidos en toda la Europa como la
primera y principal basa de la agricultura.
Este sería sin duda alguna el lugar de tratar la
cuestion, que tanto ha dividido los escritores agra
rios modernos sobre la proporcion en que los pra
dos artificiales debían entrar en el cultivo? pero
nosotros nos abstendremos de ocuparnos de ella,
ya porque las circunstancias locales son las que ver
daderamente deben decidirlaj-y ya tambien porque
la España se encuentra todavía muy léjos de ha
cernos temer que los demasiados prados artificiales
puedan estrechar el cultivo de las plantas cereales,
y ocupar los terrenos destinados para estas. , . t
Como la alfalfa y el trebol son las plantas, que
forman generalmente los prados artificiales , trata-
Tt2
332 CURSO DE AGRICULTURA.
remos de ambas con separacion , y con esto llena
remos el objeto , que nos hemos propuesto en este
artículo.
S. III.

De la alfalfa. Medicago sativa. un.

Esta planta , que los romanos recibieron de los


medos, como lo manifiesta el nombre de médica
que la dieron , ha sido mas ó menos cultivada en
Europa , segun el estado próspero ó adverso en
que se ha encontrado la agricultura. En el tiempo
en que escribió nuestro Herrera apenas era conoci
da : él mismo parece que jamas la habia visto , y
asegura que en su tiempo no existia en Italia : aser
cion que á la verdad nos llena de asombro , cuan
do sabemos el grande aprecio en que los romanos
la tenían.
En la actualidad ocupa el suelo de una grande
parte de Europa, y sus excelentes calidades deben
sin duda alguna mantenerla en este estado de esti
macion. Antes de desenvolver estas calidades que
reservamos para el fin del articulo , tratemos del
terreno que exige, y del cultivo que se la debe dar.
Terreno que exige. Aunque algunas veces se
hayan conseguido productos considerables y abun
dantes de esta planta cultivada en terrenos areno
sos , ó húmedos y compactos , y tambien en los
superficiales; en general debemos estar ciertos, que
para que sus productos sean abundantes y seguros,
y para que se consigan por largo tiempo , es indis
pensable que el terreno sea profundo, substancioso,
y ni demasiado tenaz ni demasiado suelto : en una
palabra, el mejor terreno posible es el que será
mas conveniente á la prosperidad de esta planta,
cuya raiz se introduce en la tierra á tal profundi
-PARTE ITT. CAP. Vi. 333
dad , que alguna vez se han recogido raices de
nueve pies de longitud. El clima meridional es el
que mas conviene á esta planta , y las exposiciones
abiertas y sin sombra , como que necesita de un
dulce calor , y de una humedad moderada.
Su cultivo. Por la misma razon debe prepararse
el terreno con labores profundas y repetidas , hasta
que adquiera el mejor estado posible. El número de
semejantes labores dependerá de la naturaleza y
calidad de la tierra , por cuya razon nos absten
dremos de señalarle.
Aunque los abonos no se exijan siempre en igual
abundancia que las labores , especialmente en un
terreno naturalmente fértil ; no deberán sin embar
go negarse del todo , si se desea que esta planta se
desenvuelva de un modo ventajoso. Hay quien opi
na que son inútiles los abonos , cuando la planta
por medio de su larga raiz busca el alimento que
la conviene á una profundidad, á que es imposible
que aquellos lleguen ; pero este modo de opinar
tiene contra sí , lo primero , el que antes que la raiz
llegue á semejante profundidad , debe crecer y des
envolverse cruzando la capa superior ; y lo segundo^
que la raiz principal y perpendicular de esta planta,
se halla guarnecida en toda su extension de raiceci-
Uas laterales , que la sirven de otros tantos medios
supletorios , con los cuales se procura el alimento en
todas las capas de la tierra que cruza ó atraviesa.
Como un estiercol que no hubiese fermentado -
suficientemente , causaría daño á la delicada semilla
de la alfalfa , y daría ocasion al nacimiento de va
rias especies de insectos , y de plantas perjudicia
les , será sobremanera conveniente el emplear para
este fin el que hubiere ya fermentado bastante , y
se hallare reducido casi del todo al estado de hu
mus ó tierra vegetaL 'a. .o.. ., ,, , . ,
334 CURSO DE AGRICULTURA.
" Deberá emplearse para la sementera la semilla
mas pesada , la mas lustrosa , la mas amarilla y la
mas reciente , y para limpiarla de otro grano per
judicial , y elegir al mismo tiempo los mas apropó-
sito, será muy útil el ponerla en el agua, para em
plear- únicamente los granos que se precipiten al
fondo.
La época mas conveniente para sembrarlos será
el otoño en los paises meridionales , y la primavera
para los mas frios , debiéndose principalmente po
ner atencion en que esta planta teme con exceso
los hielos cuando la sorprehenden en el estado de
yerba ; por cuyo motivo , á no ser en los climas
mas suaves de algunas de nuestras provincias del
mediodia, en las demas convendrá sembrarse en la
primavera para asegurar el buen éxito.
No e§ imposible fijar de un modo absoluto la
cantidad de semilla que se debe sembrar en cada
medida de tierra , porque esto depende de la natu
raleza y circunstancias del terreno ; pero no pode
mos dejar de proponer como regla la mas gene
ralmente recibida, y menos expuesta á variacio
nes , el emplear la sexta parte del volumen de tri
go que se acostumbra á sembrar en el mismo ter
reno. Asi pues , si en el campo que se desea poblar
de alfalfa , se sembrase una fanega de trigo , bas
tará la sexta parte de una fanega de simiente de
alfalfa. ' 'j . - - - ,,;» . - : . ' 1
Por lo comun se siembra mezclada con la avena,
y este medio es el que se reconoce por mas venta
joso al buen éxito de esta planta. ,. • " ,.
No nos detengamos en los medios ridículos pro
puestos por los agricultores de gabinete, de sembrar
á surcos la alfalfa por medio del sembrador , de
trasplantarla , cortandola antes su raiz perpendicu
lar, &c. &c. y atengámonos al medio sencillo y ge
pARTE IJjr. CAp. VT. 335
neral de sembrarla al vuelo , como el mas practi
cable y oportuno.
Cubierta la semilla , ya no exige el cultivo de
esta planta otra operacion que la de regarse en el
verano, siempre que la sequedad lo hiciere necesa
rio , y en especial despues de cada corte.
Los romanos, á quienes sus esclavos proporcio
naban el cultivar las tierras con poco coste , acos
tumbraban á escardar á mano la alfalfa en los
principios de su vegetacion (1), aunque tambien lo
solian ejecutar por medio de rastros de madera (2);
y nuestro Herrera , tomándolo sin duda de los au
tores latinos, que hacen todo el fondo de sus capí
tulos , nos dice en el 24 del libro 4. " y despues de
"haberla sembrado , si naciere yerba , quítenla á
«mano con algun rastro chico de palo , que si cuan-
»do chica la tocan con hierro , recibe mucho per
juicio. "
Sin embargo de estas prácticas de los antiguos*
lo mas comun es el no escardar la alfalfa, si no en
el caso que la cantidad de malas yerbas fuere tan
considerable , que haya peligro de que sofoquen la
planta principal ; y entonces lo que generalmente
se ejecuta, es el pasar por todo el campo el rastro,
por cuyo medio se destruyen las malas yerbas sin
que la alfalfa sufra considerablemente, á causa de
la longitud y profundidad. Este caso sin embargo
es poco frecuente, porque la buena disposicion que
se ha dado al terreno antes de sembrarse , y el no
haberse abonado sino con estiércoles los mas con
sumados, permite pocas veces la salida de yerbas

(1) Medica herbis ómnibus liberanda est , manu potius,


quatn surculó. Phn. lib. i. 8.
(2) Rastris ligneis frequenter herba mundetur , ne tene¿
ram medicam premat. Palad. iib. 5. tit. 1. /<-•.»
336 CURSO DE AGRICULTURA.
que la misma alfalfa no pueda destruir por sí sola.
Durante todo el tiempo que esta planta ocupa
la tierra, no se necesita el empleo de abonos, sino
es que sean los que consisten en polvo , como el
yeso , las cenizas , y la cal muerta ó apagada ; los
cuales , y en especial el primero , producen los
efectos mas asombrosos , esparcidos én la primave
ra , cuando el tiempo se halla cubierto y próximo
á llover.
Se siega esta planta cuando se halla en flor y
no antes , ni despues como hemos prevenido ha
blando de las prados naturales , sin que jamas se
deje de cortar cuando llega á este estado.
Si se hubiere de dar por alimento seco , es in
dispensable el hacerla secar , como la yerba de los
prados naturales ; p^ro como esta planta se presta
con mas dificultad á esta operacion , será necesario
emplear mas tiempo > y poner mas cuidado para
ejecutarla con perfeccion.
Su uso. Sea como alimento verde , ó en el esta
do de seca , aprovecha y mantiene á los animales,
sin que ninguno de ellos se niegue á comerla con
apetito , por no decir con pasion ; pero no debemos
disimular á los labradores que si se les diese en
cantidad excesiva , sería perjudicial á su salud , en
especial en estado de verde. Por esta razon , y por
el daño que causan á las plantas , no debe permitir
se la entrada de los animales en las alfalfas.
Para evitar este inconveniente , y el que se in
flame , como algunas veces sucede , cuando se ha
reunido en mucha cantidad , y al mismo tiempo
para aprovecharla mejor , é impedir la menor pér
dida de sus hojas y tallos , acostumbran algunos
labradores al tiempo de recogerla y de cerrarla , á
mezclarla con la paja , á la cual comunica un per
fume , que la hace apetecer por los animales.
parte m. cap. vr. 335
Su relación en la sucesión de cosechas. ¡Qué re
curso ofrece tan precioso esta planta á la agricul
tura , por su larga vida y por la multitud de sus
cosechas! Tal es su vigor y su fuerza, deciaPlinio,
que una vez sembrada dura treinta años (i) , y si
en algunas partes puede segarse dos veces por año,
apenas habrá provincia alguna de España en que
no puedan ejecutarse cinco ó seis cortes. Este mé
rito y excelente calidad debe hacer que se admita
esta planta en una porcion considerable de las tier
ras de cada propietario, y entonces las restantes
serán cultivadas con mayor perfeccion , no sola
mente porque su reduccion á menor número dará
mas lugar á un cultivo mas exacto y perfecto, sino
tambien porque los estiércoles serán mas abundan
tes , siéndqlo los ganados que se mantienen.
Pero la mayor ventaja que ofrece el cultivo de
esta preciosa planta para la sucesion, y el orden <5
alternativa de las cosechas, consiste en el estado de
fertilidad en que deja el terreno, sobre el cual ha
vivido por algunos años. Es necesario haberlo ob
servado por sí mismo para creerlo. Sin nuevos abo
nos , y sin mas que un número regular de labores,
y muchas veces escaso , hay quien ha conseguido
cinco cosechas consecutivas de trigo sobre un ter
reno que habia estado ocupado siete años por la al
falfa.
No quisieramos sin embargo que este egemplo
se imitase al pie de la letra ; porque el verdadero
interés del labrador no consiste en empobrecer el
terreno , haciéndolo producir hasta que quede en
teramente agotado de principios nutritivos. El gran
de arte consiste en tratarlo de modo , que jamas se

(r) Tanta dos est ejus, ut cum uno satu tricenis anni»
duret medica. Hitt. nat.
Tomo I. Vv
¡*36 CURSO DE AGRICULTURA.
niegue á responder á las esperanzas del que le cul
tiva ; y para esto , en lugar de confiarle cosechas
consecutivas de granos , obraría con mas pruden
cia , haciéndolas alternar con las de otras plantas
que empobrecen menos.
Como la produccion de los granos ó semillas se
ejecuta siempre á expensas de la planta y del suelo;
cuando se quisieren lograr las de esta planta , seria
conveniente esperar á los últimos años , y recoger
las del segundo corte ; porque la primera produc
cion , sea cual fuere el año que se elige , es siem
pre demasiado frondosa ; y esta circunstancia rara
vez contribuye á la perfeccion de los granos.

§. IV.

• ." Del tT£bol. Trifolium pratense. vm.

Esta planta que crece naturalmente en los pra


dos , se ha mejorado por medio del cultivo , como
sucede con todas las demas que los cuidados del
hombre sacan de su estado natural y silvestre ; y
alterna ventajosamente con la alfalfa en la forma
cion de prados artificiales. Ni nuestro Herrera , ni
Olivier de Serres , patriarca de la agricultura fran
cesa , la conocieron , puesto que no la nombran en
sus escritos , lo que nos debe convencer de que su
cultivo no va mas alia del siglo diez y seis.
Solo vive dos años esta planta , y tres cuando
mas , y por esta circunstancia es menos apropósito
que la alfalfa para formar prados artificiales de
larga duracion , aunque de igual utilidad para al
ternar con las plantas cereales, y sUplir el infecun
do barbecho , puesto que en cada año proporciona
tambien cuatro ó cinco cortes» .
Terreno que exige. Puede' decirse que el trebol
parte m. cap. rr. - 337
se acomoda en todos los terrenos , con tal que no
sean húmedos con exceso ; pero sin embargo se le
ve prosperar mejor en los arcillosos, que en los li
geros, siempre que por medio de labores se hayan
desmenuzado , y proporcionado á su raiz tambien
perpendicular , el poderse introducir y desenvol
ver convenientemente. Por lo que respecta al cli
ma , es menos delicada que la alfalfa , sintiendo
menos el exceso del frio y la falta de humedad , y
siendo comun el verla prosperar en los años secos.
Su cultivo. Aunque esta planta se desenvuelva
con mayor perfeccion , y sus productos sean ma
yores , si por medio de labores y abonos se ha
dado al terreno la mayor ligereza y fertilidad po
sible ; sin embargo es mucho menos delicada que
la alfalfa , y suele contentarse con dos labores , y
algunas veces con una sola , y con un suelo priva
do de abonos , con tal de que posea un fondo re
gular de fertilidad , y que no se halle demasiado
exhausto de sucos nutritivos.
Desde el mes de febrero se puede ya sembrar;
ó sola, y mezclada en este caso con igual porcion
de tierra seca , ó de arenado acompañada de ave
na , ó de cebada , y algunas veces de trigo ó de
centeno.
Su semilla debe tener las calidades y circuns
tancias de la alfalfa , y siempre convendrá ponerla
en el agua , para desechar los granos que. no bajen
al fondo. Debe sembrarse al vuelo, y cubrirse lige
ramente.
Sucede algunas veces sin embargo , que se
siembra en la primavera sobre la cosecha de cerea
les que se sembró al otoño , y en este caso , ó se
deja sin cubrir , ó se pasa sobre el sembrado un haz
á¿ leña ramosa , para conseguir el cubrirla , sin da
ñar á las plantas sobre las cuales se ha sembrado.
Vv2
338 CURSO DE AGRICULTURA.
Cuando las circunstancias lo permiten conviene
el escardaría , y esta operacion convendrá sobre
manera para el aumento de sus productos; pero
sin ella suele el trebol prosperar de un modo bas
tante ventajoso.
La operacion sin embargo mas interesante , y
la que proporciona ventajas incalculables , es la de
esparcir el yeso en polvo sobre esta planta en la
primavera del segundo año ; por cuyo motivo , y
seguros por nuestra propia experiencia de sus ma
ravillosos efectos , la aconsejamos á los que la
cultivan. • ..
Sobre el modo de segar y secar el trebol , nos
referimos enteramente á lo que dejamos dicho ha
blando de la alfalfa , debiendo únicamente advertir:
lo primero , que en el primer año no debe cortarse,
sino es que se quiera perjudicar á sus productos en
los siguientes: y lo segundo , que todavía es mas di
fícil de secarse , porque sus tallos ó cañas son mas.
espesas , y contienen mas agua de vegetacion. Por
esto juzgamos mas digna de seguirse la práctica de
los que recogiéndola antes que se haya secado del
todo , y de consiguiente antes que sus hojas se se
paren del tallo , la mezclan con la paja , formando
lechos alternativos , para conservarla sin tanto pe
ligro de que fermente , y comunicar á la paja un
sabor agradable á los animales.
Sus usos. Del mismo modo que la alfalfa , ofre
ce el trebol un alimento conveniente á los ganados,
y animales domésticos , sea como alimento seco, ó
en estado de yerba ; pero de todos ellos , los que
mas se aprovechan de esta planta , y los que mas
la aprecian son los cerdos , especialmente cuando
se les permite el pacerla en el mismo campo , lo
que se verifica en su último año, y antes de labrar
el terreno.
parte in. cap. vr. 339
Su relación en la sucesión de cosechas. Detengá
monos un momento sobre las excelentes calidades
de esta planta , para saber la parte que se le debe
dar en la sucesion de las cosechas.
Es dificultoso encontrar otra alguna, cuyo cul
tivo sea mas provechoso , puesto que todo su pro
ducto es siempre limpio para el labrador , sin exi
gir el menor gasto. En efecto, como esta plantase
siembra siempre , ó sobre alguna de las cereales , ó
al mismo tiempo , la cosecha de granos que se con
sigue , cubre sobradamente todo el gasto de las la
bores , simiente y sementera ; y cuanto produce en
el año siguiente , ó en los dos años que ocupa la
tierra es en puro provecho sin el m;nor trabajo.
Como uno de los efectos que produce en la tier
ra es el quebrantarla y abrirla , siempre que se apli
que su cultivo á los terrenos arcillosos y compac
tos, se concurrirá á su mejora de un modo poderoso.
Cubriendo el suelo durante su vida vegetal,
mantiene la humedad , é impide su evaporacion , y
la pérdida que en- otro caso sería consiguiente de
sucos substanciales ; y no satisfecha con procurar
este beneficio, le enriquece con todos sus restos, y
le comunica nuevo vigor , para que produzca las
nuevas plant as que se destinen á sucederle.
Si á cualidades tan preciosas aumentamos , co
mo es debido , los medios que ofrece para el man
tenimiento de los animales, y d¿ consiguiente para
aumentar los estiércoles , de cuya abundancia de
pende la fertilidad de la tierra , deberemos quedar
convencidos , que su cultivo es uno de los mas
ventajosos , y que sola la nías crasa ignorancia , y
un descuido total de nuestros intereses nos puede
todavía detener , para no preferir esta preciosa
planta al fatal y mortífero barbecho.
Sigamos el egemplo de las naciones, cuya agri
340 CURSO DE AGRICULTURA.
cultura es la mas floreciente : y adoptémosla en la
serie y orden de nuestras cosechas, como lo ejecu
tan la Inglaterra , la Holanda , la Alemania y la
Francia , naciéndola alternar con las demas cose
chas , para mantener nuestros campos en el debi
do estado de fertilidad.
En las naciones que acabamos de citar sucede
el trebol en lugar del barbecho á las cosechas de
granos ; y despues de haber dado abundantes pro
vechos como pasto , ó alimento seco de los anima
les , se entierra su último producto con el arado,
y la tierra queda mejor dispuesta para producir
nueva cosecha de granos , ú otras plantas que si
se la hubiera condenado á un inútil reposo.
Pero si se le cultivase por razon de su semilla,
entonces el suelo no podrá quedar tan mejorado , por
las razones que tantas veces hemos dado en esta
obra , y aun por esto es mas conveniente el desti
nar una corta porcion de terreno á este solo obje
to , que el dejarla granar en el todo del campo.
Al cerrar este artículo , y con él el tratado so
bre los prados naturales y artificiales , no podemos
dejar de copiar aqui las siguientes palabras de la co
leccion de las obras de Arthur Yung, primer escritor
agrario de la Inglaterra : "No es el que ara siempre
«el labrador mas rico , sino el que siembra pastos.
«Es inútil insistir sobre este hecho: basta comparar
«los paises de pastos con los que se destinan al
«producto de granos. Faltan en estos los abonos,
«mientras que en aquellos se hallan en abundancia,
«y las tierras se mejoran aumentando su fertilidad,
«que es la basa de la riqueza. "
LAM.T. Tom.I.

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