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El fin a l d e l p o em a
Giorgio Agamben, El final del poema. Estudios de poética y
literatura, Buenos Aires, Adriana Hidalgo editora, 2016. Traducción
de Edgardo Dobry.
Mi propósito, que pueden ver resumido en el título
que está frente a sus ojos, es el de definir una instancia
poética que, hasta ahora, ha quedado sin identidad: el
final del poema.
Para esto, deberé partir de una tesis que, sin ser trivial,
me parece sin embargo evidente: que la poesía no vive
sino en la tensión y la escisión (y, por tanto, también en
la virtual interferencia) entre el sonido y el sentido, entre la
serie semiótica y la semántica. Eso significa que intentaré
precisar, en algunos aspectos técnicos, la definición de
Valéry, que Jakobson glosa en sus estudios de poética: Le
poéme, hésitationprolongée entre le son et le sens. ¿Qué es una
hesitación, si se la aparta de toda dimensión psicológica?
La conciencia de la importancia de esta oposición entre
la segmentación métrica y la semántica ha conducido a
algunos estudiosos a enunciar la tesis (que yo comparto)
según la cual la posibilidad del enjambement, el encabalga
miento, constituye el único criterio que permite distinguir
la poesía de la prosa. ¿Pero qué es el encabalgamiento sino la
oposición entre un límite métrico y un límite sintáctico,
entre una pausa prosódica y una pausa semántica? Por lo
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latino que indica el punto en que el arado llega al final esta evoluciona casi naturalmente hacia la palabra-rima
del surco y da la vuelta, este rasgo esencial del verso, que, para trabar el magnífico mecanismo de la sextina. Porque
quizás justamente por su evidencia, ha permanecido sin la palabra-rima es ante todo un punto de indecidibilidad
nombrar entre los modernos. Los tratados medievales entre un elemento por excelencia asemántico (la homofo
señalaban, sin embargo, su importancia. El libro cuarto nía) y un elemento por excelencia semántico (la palabra).
del Laborintus registra, así,finalis terminatio [terminación La sextina es la forma poética que eleva la rima suelta al
final] entre los elementos esenciales del verso, junto con supremo canon compositivo y busca, por así decir, la
membrorum distinctio [distinción de los miembros] y incorporación de un elemento del sonido en el regazo
sillabarum numerado [enumeración de las sílabas]. El autor mismo del sentido.
del Ars de Munich, por su parte, no confunde el final del Pero ha llegado el momento de enfrentarme con el tema
verso (al que llama pausado [pausa]) con la rima, sino que anunciado y de intentar una definición de esta práctica no
lo define como su origen o condición de posibilidad: est abordada en los estudios de métrica y de poética: el final del
autem pausado fons consonantiae [la pausa es la fuente de poema, en cuanto última estructura formal perceptible en
la consonancia]. un texto poético. Existen trabajos sobre los íncipit de la poe
Únicamente en esta perspectiva es posible comprender sía (aunque quizás en medida insuficiente) pero investiga
el prestigio singular, en la lírica provenzal y stilnovista, de ciones acerca del final faltan, en cambio, casi por completo.
esa especial institución poética que es la rima suelta, que Hemos visto la forma tenaz en que el poema se demora
los Leys llaman rimestrampa y Dante, clavis [clave]. Si la y sostiene en la tensión y en la división entre el sonido y
rima señalaba un antagonismo entre sonido y sentido en el sentido, entre la serie métrica y la sintáctica. ¿Pero qué
virtud de la no-correspondencia entre una homofonía sucede en el punto en que el poema termina? Con toda
y una significación, aquí la rima, al no concurrir allí evidencia, la oposición entre un límite métrico y un límite
donde se la esperaba, deja que ambas series converjan semántico ya no es aquí posible en modo alguno; lo que
por un instante en la apariencia de una coincidencia. consta, sin refutación posible, por el hecho trivial de que es
Digo apariencia porque si es verdad que el regazo del impensable un encabalgamiento en el último verso de un
arte parece aquí romper su clausura métrica para dirigirse poema. Es una trivialidad, pero no por ello deja de im
hacia el regazo del sentido, la rima suelta reenvía a su vez plicar una consecuencia tan embarazosa como necesaria.
a una rhyme-fellow en las estrofas sucesivas y, por lo tanto, Puesto que, si el verso se define precisamente mediante la
no hace otra cosa que dislocar la estructura métrica a un posibilidad del encabalgamiento, se deduce que el último
nivel metaestrófico. Por eso, en manos de Arnaut Daniel, verso de un poema no es un verso.
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¿Significa esto que el último verso se degrada en prosa? du mal, que el poema parece bruscamente arruinarse y per
Dejemos por ahora esta pregunta sin responder. Quisiera der el aliento {il toume court -escribe—tombepresque ap lat
sin embargo desentrañar el significado flam ante que [...] ilsem blem algrétoutquily aitlaquelequechosed’écourté,
adquiere, en esta perspectiva, el No sai que s’es de Raimbaut un manque de soujfle). Piénsese en “Andromaque”, compo
d’Aurenga. Aquí, el final de cada estrofa - y especialmente sición intensa y heroica que termina c o n este verso:
del poema completo, por otra parte inclasificable—se dis
tingue por la inesperada irrupción de la prosa —que señala, Aux captifi, aux vaincus, a bien d’autres encor.
in extremis, la epifanía no contingente de un indecidible
entre prosa y poesía-. Acerca de otro poema baudelairiano, Benjamín obser
De pronto se aclara la íntima necesidad de estas instan vaba que “se interrumpe bruscamente, lo que produce la
cias poéticas, como la tornada o la despedida, que parecen impresión, doblemente sorprendente p a ra un soneto, de
destinadas exclusivamente a notificar y, casi, a enunciar el algo fragmentario”. El decaimiento del último verso es
final del poema, como si este tuviese tal necesidad, como índice de la relevancia estructural y no contingente en la
si el final implicase para la poesía una catástrofe y una economía poética del acontecimiento q u e he denominado
pérdida de identidad tan irreparables como para exigir el “final del poema”. Como si el poema, en cuanto estructura
despliegue de medios métricos y semánticos especiales. formal, no pudiese, no debiese terminar, com o si la posibi
No es este el lugar para inventariar estos medios ni para lidad del final le fuese radicalmente sustraída, puesto que
establecer una fenomenología del final del poema (pienso, ella implicaría ese imposible poético que e s la coincidencia
por ejemplo, en la intención particular con que Dante exacta entre el sonido y el sentido. En el punto en el que
señala el final de cada canto de la Comedia a través de la el sonido está por precipitarse en el abism o del sentido el
palabra stelle-, o en la rima que, en los versos sueltos de las poema busca salvarse suspendiendo, por a s í decir, su propio
canciones de Leopardi, intervienen para evidenciar el final final en una declaración de estado de emergencia poética.
de las estrofas o del canto). Lo esencial es que los poetas A la luz de estas reflexiones querría ah o ra examinar un
parecen conscientes de que existe aquí, para el poema, algo pasaje del De vulgari eloquentia en el que D an te parece ex
como una crisis decisiva, una verdadera crise de vers, en la poner, al menos de manera implícita, el problem a del final
que se pone en juego su propia consistencia. del poema. El pasaje se encuentra en el libro III, donde
De ahí el aspecto con frecuencia decadente y casi abyec el poeta trata de la disposición de las rim as en la canción
to del final del poema. Proust observó en una ocasión, a (XIII, 7-8). Tras definir la rima suelta (que alguien sugiere
propósito de los últimos versos de los poemas de Lesfleurs llamar clavis), el texto dice: Pulcerrime tam en se habent ulti-
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