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Antecedentes históricos

El jabón ocupa hoy un lugar esencial en la sociedad. Atrae por su aroma, su textura y sus
burbujas, atributos que determinan el uso especial que se le ha dado desde las primeras
civilizaciones. Aunque no se puede precisar la fecha exacta en que se preparó por primera vez,
existen indicios de que ya se usaba en 2500 a.C. Los habitantes de Sumeria,según una tableta de
arcilla de escritura cuneiforme, utilizaban para lavar la lana una sustancia preparada mezclando
agua, un álcali y aceite de acacia (SPITZ, 2010). Se cree que la palabra jabón, del latín saponem,
proviene de la montaña Sapo, donde se sacrificaban animales cuya grasa, fundida, era arrastrada
junto con las cenizas y el barro hasta las orillas del Tiber (WILCOX, 2000).El papiro de Ebers,
tratado médico que data de 1500 a.C., sostiene que los egipcios usaban jabón como ungüento
para curar infecciones de la piel (BARDINET, 1995);además, perfeccionaron su producción
mezclando grasa animal y aceites vegetales, sales

alcalinas y cenizas si deseaban una sustancia espumosa. En el reinado de Nabónido (556-539


a.C.) en Babilonia, lo preparaban con aceite de sésamo, cenizas y ciprés, aunque era utilizado
para lavar superficies (LEVEY, 1958). Para los hebreos, el baño significó además limpieza
espiritual: el libro de Jeremías (627 a.C.) contiene la palabra hebrea bôrîth,que significa “vegetal
alcalino”, el cual probablemente fue una mezcla de plantas autóctonas quemadas para obtener
un compuesto jabonoso (REINA y VALERA, 1960; SPITZ,2010).Los habitantes de la América
prehispánica tenían la costumbre del baño diario y el lavado frecuente de sus ropas. Para ello
utilizaban dos insumos: para lavar la ropa, la raíz de la planta de jabón Xiuhamolli, que contiene
saponinas que producen espuma (SAHAGÚN, 1577); y la corteza y fruto del Copalxocotl, para
lavar el cuerpo y el cabello (CRUZ, 1552). Aún hoy, el extracto de la corteza se utiliza en el
tratamiento de la lepra (ESCOBEDO, 2013). De forma similar, los habitantes de la antigua China
producían jabón a base de vegetales y lo utilizaban para la limpieza personal, proceso mejor
conocido como “lavado de legumbres”.Posteriormente le adicionaron hierbas y le dieron un uso
cosmético (SCHAFER, 1956).La fórmula egipcia del jabón también fue utilizada por los griegos y
los romanos, que lo elaboraban hirviendo grasas y aceites con álcali de ceniza y cal (SPITZ, 2004).
Empero, el baño para ellos era una cuestión social y de salud. Para la limpieza corporal usaban,
en lugar de jabón, aceite de oliva (ASHENBURG,2007). Fue hasta el siglo II d.C. que lo
comenzaron a utilizar para el baño personal, como resultado de la colonización, que los hizo
aceptar su uso y fabricación (SPITZ, 2004).En Europa, el jabón se dejó de utilizar durante siglos
para la limpieza personal a causa de algunas creencias que se originaron por la peste negra,
recurrente durante la Edad

Media. Siglos después, el “jabón de Marsella” (Francia) se generalizó en varias regiones del
Mediterráneo,como Savona, Italia, y Castilla, España (SPITZ, 2010). Éste se elaboraba con aceite
de olivo y una mezcla de plantas llamada barilla, que proveía el álcali, dado su riqueza en
carbonatos de sodio, calcio y potasio, y era abundante en la región. Fue así como, a mediados
del siglo XVII, el gobierno de Francia reguló el mercado del jabón de Marsella y propuso reglas
para elaborarlo excluyendo las grasas animales. A lo largo de la historia, distintas civilizaciones
utilizaron diversos ingredientes para elaborar el jabón: una sustancia grasa, ya sea de origen
vegetal o animal, y un álcali, ya sea cenizas de madera o de plantas, ricas en carbonatos de sodio
o potasio. Ese es el origen de la reacción más antigua, la saponificación.Industrialización del
jabón En 1795, el jabón de Marsella empezó a industrializarse gracias a los trabajos científicos de
Nicolas Leblanc en 1787, quien obtuvo el álcali de la sal de mar y el carbón, con calor.En 1783,
Scheele descubrió una sustancia dulce a la que llamó ölsus, hoy conocida como“glicerina”, al
hervir aceite de olivo con óxido de plomo. Este trabajo condujo al químico francés Eugene
Chevreul a explicar la saponificación: después de establecer la estructura del triglicérido afirmó
que el jabón es la sal metálica de los tres ácidos grasos (SPITZ, 2010). Estos hallazgos
revolucionaron la industria del jabón, que tuvo una gran demanda después de la Segunda
Guerra Mundial. Durante este periodo la gente se dio cuenta de la importancia de utilizar jabón,
porque salvó la vida de muchos soldados. Por otro lado,la cultura de la higiene propició la
reducción de la muerte infantil.La química de la fabricación de los jabones es muy simple. Como
sabemos, los jabones son las sales de sodio o potasio de los ácidos grasos, principalmente
saturados aunque también insaturados, que contienen cadenas de 10 hasta 18 átomos de
carbono.La fuente de estos ácidos grasos es siempre una mezcla natural de los triglicéridos que
constituyen las grasas de origen animal o los aceites vegetales (SPITZ, 2010). La mayoría de los
fabricantes emplean directamente grasas o aceites. El proceso de fabricación puede ser por
neutralización directa de la mezcla de ácidos grasos, o a partir de las grasas o aceites por
hidrólisis alcalina, denominada originalmente saponificación.
http://www.revista.unam.mx/vol.15/num5/art38/art38.pdf

Origen del Jabón – Historia y Leyenda

En la historia del jabón se entrelazan a menudo la literatura y la leyenda. Ya en el siglo

VI a.C, Homero narra en La Odisea cómo Naucasía, hija de Feacia, junto con sus

sirvientas, pateaba en el agua del río la ropa sucia hasta dejarla completamente limpia.

Así, a ese primer método detergente se le llamó "pie de doncella".

Otra leyenda cuenta que el jabón fue descubierto accidentalmente en Roma, por un

grupo de mujeres que lavaba su ropa en el río a orillas del Monte Sapo. En dicho monte

se efectuaban diversos sacrificios de animales, y los restos de grasa animal se

mezclaban con ceniza y otros restos vegetales, que al llover eran arrastrados monte

abajo. Dicha mezcla de grasa con ceniza acababa en el río, donde las lavanderas

observaron que la ropa quedaba más limpia al frotarla con ella.

Realizando un análisis superficial podría ser cierto, todo coincide perfectamente,

incluso la palabra jabón en italiano se escribe sapone, y el monte Sapo está en Italia,

pero todos sabemos que el hombre va adecuando poco a poco las viejas historias, quizá

esta que se contaba en Roma aproximadamente en el año 1000 a.C. haya sido

modificada por algún lugareño, o no, pero es una de las varias que seguramente andan

por allí.
Pero dejando al margen estos mitos y leyendas, y centrándonos ahora en la parte

histórica, hay indicios de que ya en la antigua Babilonia se usaba el jabón, y que

también los sumerios y los hebreos lo conocían. Así mismo, los egipcios lo utilizaron

tanto para lavar la ropa como para fines medicinales. En el siglo I d.C , el naturalista e

historiador romano Plinio, nos habla en sus escritos de un jabón blando conocido por

los antiguos pueblos germanos, y otro jabón más duro utilizado por los galos. También

en el siglo II d.C., el médico romano Galeno nos facilitó las primeras noticias sobre el

empleo del jabón como medio curativo, así como para la fácil eliminación de la

suciedad del cuerpo y de los vestidos.

La fórmula más antigua conocida del jabón, data aproximadamente del 2250 a.C., pero

fue en el siglo VII y precisamente en la ciudad italiana de Savona (a la cual debe su

nombre) donde se empezó a elaborar un jabón a base de aceite de oliva, que también

se hacía en España y era conocido como "Jabón de Castilla". La industria jabonera

floreció en las ciudades costeras del Mediterráneo, favorecidas por la abundante

presencia del aceite de oliva y la sosa natural, procedente de las cenizas de las algas

marinas. En el siglo XV aparece también el conocido "Jabón de Marsella", preparado

con una mezcla de huesos (ricos en potasio) y grasas vegetales. En el siglo XVI el jabón

era extremadamente caro, por lo que su uso no estaba muy difundido. Es por ellos que

no fue realmente hasta el siglo XIX, cuando se expandió el uso del jabón a lo largo de

Europa y el resto del mundo.

Desde entonces hasta ahora, lo que ha evolucionado más en el mundo del jabón no ha

sido tanto su formulación como su apariencia. Así, los jabones han pasado de su

antiguo tacto rudo y aspecto poco agradable (no olvidemos que seguían elaborándose

con grasas animales impuras y ceniza), a la cuidada presencia del jabón industrial que

conocemos actualmente, o las vistosas presentaciones de los jabones artesanales de

hoy en día. http://www.aromareiki.net/Origen_del_Jab_n.pdf

los paises con mayor exportacion


https://es.ripleybelieves.com/world-s-largest-exporters-of-soap-7711

El bañarse es una costumbre


que ha estado entre nosotros
por mucho tiempo porque la gente
siempre ha sentido el deseo de
estar limpia. Aún antes de que
se inventara el jabón, la gente se
bañaba en ríos o arroyos. Sin
embargo, el agua sólo lava la
suciedad. No puede disolver los
residuos de aceite o suciedad
que se forman con el tiempo.
Los primeros relatos sobre el uso
del jabón para bañarse vienen
de los egipcios alrededor del año
1500 A.C. Los egipcios hacían
jabón de grasa animal y de aceite
vegetal que mezclaban con sales
alcalinas tales como carbonato
de sodio. Esta mezcla funcionaba
relativamente bien para limpiar y
tratar enfermedades de la piel. Los
egipcios se bañaban regularmente
y se cree que fueron muy limpios.
Sin embargo, hay pruebas más
antiguas sobre la manufactura del
jabón. Los investigadores han
encontrado pequeñas cantidades de
un material parecido al jabón en
jarros de arcilla encontrados en las
ruinas de la ciudad de Babilonia.
El material data de alrededor del
2800 A.C., 1300 años antes de
la cultura egipcia. En la parte
exterior de los jarros hay escritos
que indican que el material había
sido hecho hirviendo grasa animal
con cenizas, y que se utilizaba para
aderezar el peinado.
Los griegos preferían no utilizar
jabón para la limpieza personal. En
su lugar, se restregaban la piel con
bloques de arcilla, arena, piedra
pómez y cenizas para remover la
suciedad. Se ungían el cuerpo con
aceites y lo raspaban con una hoja
de navaja llamada “strigil”. Los
griegos utilizaban jabón, pero solo
para lavar la ropa en los arroyos.
Alrededor del año 312 A.C., el
jabón vino a ser muy popular con
la construcción de los primeros
baños romanos. Los romanos
construían enormes baños públicos
que llenaban con el agua de su
sistema de acueductos. Los
acueductos eran sistemas de
canales que llevaban agua de los
ríos a las ciudades romanas. Los
romanos inventaron la plomería
interior utilizando cañerías o tubos
de plomo. De hecho la palabra
“plomería” viene de la palabra en
latín (el idioma de los romanos)
para plomo—plumbum.
Pero, cuando el Imperio Romano
cayó en el año 467 D.C., los
europeos dejaron de bañarse.
La gente estaba desaseada, los
alimentos no se lavaban antes
de consumirlos, y las viviendas no
eran limpias. Durante la Edad
Media, mucha gente se enfermó
y algunos murieron. Como las
personas y las viviendas no se
aseaban, las plagas eran muy
comunes. En 1347 D.C., los
comerciantes italianos esparcieron
la fiebre bubónica desde China
hasta Europa. En solo cinco años,
la “Muerte Negra”, como se le
llamaba, mató una tercera parte
de la población europea.
No fue sino hasta el siglo 17 que la
limpieza volvió a tener importancia
en el estilo de vida, pero el jabón
era considerado un objeto de lujo.
La mayoría de las personas no
podía costearlo. Durante este
tiempo, los que hacían jabón
guardaban sus fórmulas muy
cuidadosamente, y los gobernantes
de Europa le ponían un alto
impuesto al jabón. No fue sino hasta
el siglo 19 que el jabón se convirtió
en un objeto que la mayoría de las
personas podían adquirir.
En los Estados Unidos, los pioneros
utilizaban jabón de lejía para
limpiar. El jabón de lejía era difícil
de hacer y era muy irritante para
la piel. Sin embargo era barato, y
los materiales de los que se hacía
eran fáciles de encontrar. Para
hacer jabón de lejía, los pioneros
mezclaban lejía con aceite. La lejía
proviene de las cenizas, y el aceite
que utilizaban venía de la grasa
del cerdo o sebo. Para hacer lejía,
ellos vertían agua sobre las cenizas
sacadas de la chimenea. Luego
separaban el agua y la filtraban.
Las cenizas no se disolvían en el
agua pero la lejía sí lo hacía. Para
obtener el aceite, los pioneros
calentaban la grasa de cerdo en
una cacerola bien grande hasta
que se desprendiera el aceite. El
aceite entonces se hervía y la costra
que se colectaba en la parte de
arriba se removía y se descartaba.
El aceite y el agua de lejía se
mezclaban y se obtenía jabón de
lejía. El proceso tomaba varios días
y el jabón de lejía era tan irritante
que quemaba la piel y los ojos de
los pioneros.
Hoy día las cosas son muy
diferentes. No tenemos que hacer
nuestro propio jabón ya que los
podemos comprar en cualquier
tienda. Los jabones modernos no
irritan la piel y limpian mucho
mejor que antes. Algunos jabones
hasta contienen lociones y perfumes
para suavizar la piel y dar una
sensación de frescura. Para
nosotros todo es más comfortable,
¡gracias a la Química, que
proporciona tantas cosas para
vivir mejor!
Historias del jabón de Celebrando Química.

American Chemical Society © 2002

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email kids@acs.org or call 800-227-5558, ext. 6187

chemistry.org/kids

Originally published October 2002.

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