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REVISTA DIGITAL

NUEVO DERECHO: CREARE SCIENTIA IN IUS.


FEBRERO, 2018

NOTIFICACIÓN LEGAL DE LA DEMANDA Y


LA PRESCRIPCIÓN EN CHILE

POR ROBERTO OPAZO BARRIENTOS*

RESUMEN: El presente artículo tiene por objeto definir desde qué momento se interrumpe
civilmente la prescripción en Chile, si acaso es desde el momento en que la demanda es presentada, o
bien desde que la demanda es notificada legalmente. Problema que es importante responder,
sobretodo cuando se presenta el cumplimiento del plazo de prescripción después de intentada la
demanda, pero antes de su notificación.

PALABRAS CLAVE: Prescripción – Demanda judicial – Notificación legal– Jurisprudencia


– Derecho Civil - Interrupción.

* Abogado de la Universidad Central de Chile, Director de Revista Nuevo Derecho, colaborador permanente en
Revistas de Derecho internacionales, Co fundador de Espacio Central, Investigador de Centro de Estudios Eco Liberal,
Presidente de Partido Político Ciudadanos.
R E V I S TA D I G I TA L NUEVO DERECHO: CREARE SCIENTIA IN IUS
ROBERTO OPAZO BARRIENTOS - “NOTIFICACIÓN LEGAL DE LA DEMANDA Y PRESCRIPCIÓN EN CHILE”

INTRODUCCIÓN

En la legislación chilena, al igual que en muchas otras, se erige la Prescripción como institución
que brinda seguridad jurídica al ordenamiento jurídico; es así como toda discusión que verse respecto
a aquella, toma una trascendencia importante y transversal a las demás instituciones jurídicas.

Con ocasión a un fallo de la cuarta sala de la Corte Suprema chilena, renace una discusión
doctrinaria que durante un tiempo pareció adoptar la figura de dogma legal que versa sobre el
momento en que se entiende operar la prescripción, la doctrina nacional mayoritaria opta por
establecer que la prescripción opera desde que se ha efectuado la notificación legal de la demanda, y
en tanto otros -incluido el fallo de la cuarta sala de la C.S.- optan por considerar que la prescripción
opera desde que se presenta la demanda. Al respecto, es necesario tener en cuenta el artículo 2503 del
Código Civil chileno nos dice que la prescripción adquisitiva se interrumpe civilmente con “todo
recurso judicial intentado por el que se pretende verdadero dueño de la cosa, contra el poseedor.”, y a
su vez el artículo 2518 inciso tercero del mismo cuerpo legal expresa que la prescripción extintiva “Se
interrumpe civilmente por la demanda judicial”.

Este breve artículo tiene por objeto definir cuál es la opción que en la actualidad tiene mayor
operatividad y efectividad a la hora de aplicar la norma y la institución de la prescripción, sobretodo
cuando se presenta el problema del cumplimiento del plazo de prescripción después de presentada la
demanda, pero antes de su notificación.

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I. DOGMA LEGAL: LA PRESCRIPCIÓN SE INTERRUMPE


CIVILMENTE DESDE LA FECHA DE LA NOTIFICACIÓN LEGAL

1. EL DOGMA LEGAL

En nuestro país, largamente sostenida ha sido la noción de optar por concebir que la
prescripción, ya sea extintiva o adquisitiva, se interrumpe civilmente desde el momento de la
notificación legal de la demanda en que se plantea, tanto así que es posible considerarla como un
dogma legal sin siquiera estar estipulado expresa e indubitablemente en nuestra legislación.

Para esta parte de la doctrina, mayoritaria por cierto, estima que la notificación de la demanda es
un elemento constitutivo de la interrupción civil, por tanto debe concurrir conjunta y necesariamente
con los demás elementos que exige la interrupción civil de la prescripción para que ésta produzca sus
efectos. En palabras prácticas, si no notifico legal y completamente la demanda que contiene la
acción, el plazo de prescripción extintiva de aquella sigue corriendo. La situación anterior, se ha
mantenido constantemente reconocida en nuestra jurisprudencia, generando un sin número de
situaciones que en ocasiones distan bastante del uso lógico, adecuado y efectivo de la norma
procesal.

2. DOBLE INTERPRETACIÓN PARA LA RELACIÓN DEL ARTÍCULO 2503 Y


2508 DEL CÓDIGO CIVIL CHILENO

El artículo 2503 del Código Civil chileno expresa sin mayor inconveniente que la prescripción
adquisitiva se interrumpe civilmente por “todo recurso judicial intentado por el que se pretende verdadero dueño
de la cosa, contra el poseedor.”, es decir, queda manifestada inequívocamente la idea de bastar con
procurar un recurso judicial para provocar interrupción civil. Al respecto, y al tenor literal del
artículo, pareciera forzado sostener la necesidad de notificar legalmente el recurso, más allá de lo
lógicamente efectivo que ello resultará en un eventual proceso posterior. Ahora bien, el mismo
precepto en el inciso 2º numeral uno expresa que “Sólo el que ha intentado este recurso podrá alegar la
interrupción; y ni aun él en los casos siguientes: 1. Si la notificación de la demanda no ha sido hecha en forma legal”.
Por la otra vereda, la ya mencionada prescripción adquisitiva pareciera ser un poco más exacta que la
prescripción extintiva, al utilizar el término “intentar”, al respecto el artículo 2518 inciso 3º del Código
Civil chileno expresa a secas: “La prescripción que extingue las acciones ajenas (…) Se interrumpe civilmente por

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la demanda judicial; salvos los casos enumerados en el artículo 2503 ”, no exigiendo civilmente notificación
alguna, pero remitiéndose a las condiciones del artículo referente a la prescripción adquisitiva.

Una manera de interpretar esta relación de artículos, es considerar que la interrupción civil y sus
efectos estarán siempre condicionados a la realización legal de la notificación del recurso judicial
intentado, encontrando fundamento única y exclusivamente en la relación literal que existe en ambos
preceptos. Dicho sea de paso, esta es la perspectiva que mayormente ha recogido la doctrina y
jurisprudencia nacional. Pero, hay otra interpretación -cuyo origen es de larga data en Chile1 - que
dice relación con que el artículo 2503 plantea en su inciso 2º numeral uno planteando que para “alegar
” la interrupción de la prescripción -ya sabemos que se refiere a ambos tipos- sería necesario que el
actor intente un recurso judicial, salvo en el caso que la notificación no se haya realizado en la forma
legal, cuestión que de buenas a primeras pareciera ser una condicional de la interrupción civil, pero
que en realidad se refiere a una situación que se encuentra fuera de sede civil, y radica en sede
procesal, de ello da cuenta la expresión “alegar ” que se refiere a una condición procesal de la
interrupción para poder hacer exigible. Por lo tanto hay que diferenciar dos efectos propios de la
interrupción, uno civil y otro procesal, y es esta perspectiva la que produce el vuelco jurisprudencial
que a continuación se expone.

1 Instituciones de Derecho Civil chileno, Imprenta y Librería Ercilla, 2ª edic., Santiago, 1902, t. II, nt. 95, pp. 446
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II. “ES TIEMPO DE CAMBIAR DE CRITERIO”

1. FUNDAMENTOS PARA INNOVAR EN LA JURISPRUDENCIA

En este punto quiero relacionar sucintamente las conclusiones a las que arribo y el fallo que
usted encontrará en el anexo de este artículo, y que debemos tener a la vista para un mayor
entendimiento de la relevancia que tiene este cambio de criterio -como la misma Corte Suprema
señala.-

El fallo en su 5º considerando expresa: “No parece adecuado exigir para la interrupción la


notificación de la demanda, la que si bien debe dotarse de consecuencias en el ámbito estricto del
derecho procesal al configurar el inicio del proceso, no cabría estimarla un elemento constitutivo de
la interrupción civil de la prescripción”. Lo anterior resulta sumamente lógico, ya que en sede
procesal es otro el nivel de extensión y esparcimiento del alcance jurídico de la norma, e incluso,
siendo realmente literales en el entendimiento de los preceptos basta con entender la referencia
procesal del término “alegar ” para entender que el Código Civil se refiere a una segunda clase de
efectos.

La gestión de notificar al deudor, y la eficacia de aquello, no necesariamente radica en lo


diligente que sea el acreedor. Lo anterior se funda en que la notificación dependen de otras
circunstancias ajenas a él, como lo es la gestión que realice el receptor judicial, y asimismo el hecho
de determinar el domicilio de quien se pretende notificar, el que no siempre da certeza de aquel, y las
búsquedas en ocasiones se tornan un obstáculo que pone en riesgo serio la notificación.

El intento de un recurso judicial importa la actividad del acreedor, y es sobre este punto cabe
recordar que la institución de la prescripción nace justamente como una institución que brinda
certeza jurídica -por ello es quien cierra el Código Civil chileno- y que sirve de contrapeso a la
negligencia o pasividad del acreedor, y justamente el sólo hecho de intentar un recurso judicial
significa un quiebre en esa negligencia o pasividad, es decir, dejar sin fundamento a la prescripción,
manifestando una faceta activa del acreedor, no siendo necesaria -al menos civilmente- la notificación
legal.

El artículo 2503 no expresa en qué momento debe notificarse el recurso judicial, pues
entendiendo que hay dos efectos, uno sustantivo y otro procesal, bien podría practicarse la gestión en
cualquier época -teniendo en cuenta los plazos legales especiales que correspondan-, ya que no la
determina, limitándose únicamente a expresar que debe notificarse.

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CONCLUSIÓN

El mismo fallo da cuenta de las razones por las cuales es positivo hacer el cambio de criterio
jurisprudencial, y lo hace de la siguiente manera:

“Considerado lo anterior es tiempo de variar el criterio mayoritario que ha sostenido que la


interrupción de la prescripción requiere la presentación de la demanda y además su notificación aún
devengándose el plazo de prescripción. Esta posición doctrinal y jurisprudencial contraviene el
fundamento mismo de la prescripción que sanciona el descuido, desidia y negligencia de quien
detenta un derecho y en cambio privilegia una interpretación que no tiene asidero en los artículos
2518 y 2503 nº 1, ambos del Código civil.”

Entender que la interrupción civil de la prescripción se produce desde que el acreedor sale de su
pasividad o negligencia e intenta una acción judicial manifestando su intención de hacer valer un
derecho basta para interrumpir la prescripción, considerando los fundamentos de ambas
instituciones. En tanto, la notificación es una condición procesal de la interrupción para poder
hacerla exigible. Lo anterior trae una serie de ventajas prácticas, considerando que en ocasiones la
determinación del domicilio de una persona resulta complicado, y dilata la realización de la diligencia
y -desde el dogma legal que se ha mantenido hasta ahora- pondría en riesgo el efecto de la
interrupción civil de la prescripción, situación que no es menor considerando los alcances de certeza
que brinda ella. A contrario sensu, la perspectiva que presenta el fallo y por el cual el presente
artículo se inclina, impide el riesgo ya expresado, siendo la opción más apropiada aplicable a la praxis,
e incluso brinda un apoyo real al actor, y no le impone una obligación procesal que importaría un
obstáculo para exigir una pretensión.

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Anexo:

Santiago, treinta y uno de mayo de dos mil dieciséis.

VISTO:

En estos autos Rol N° 838-2012 seguidos ante el 2º Juzgado Civil de San Fernando, juicio
sumario sobre acción reivindicatoria especial del Decreto Ley 2695 caratulados “Vargas Cerpa Luis
Alberto y otros con Marmolejo Fuenzalida Carlos”, por sentencia de veintitrés de mayo de dos mil
catorce, escrita a fojas 279 y siguientes, se acogió en forma parcial la demanda ordenando la
cancelación de la inscripción de dominio a favor del demandado, sin costas.

Recurrido el fallo en apelación, la Corte de Apelaciones de Rancagua, por resolución de dieciséis


de abril de dos mil quince, que se lee a fojas 322 y siguientes, rechazó la excepción de prescripción
interpuesta en segunda instancia y confirmó la sentencia.

En contra de esta última decisión, el demandado deduce recurso de casación en el fondo. Se


trajeron los autos en relación.

CONSIDERANDO:

PRIMERO: Que el recurrente manifiesta que la sentencia ha incurrido en infracción a los


artículos 15, 16 y 26 del DL 2695, y los artículos 22, 2503 y 2523 del Código Civil. En relación al
primer acápite de normas infringidas que contempla el Decreto Ley 2695, el recurrente indica que la
sentencia recurrida yerra al asimilar el concepto “deducir” que utiliza el artículo 26 del DL 2695 con
una caducidad, y agrega que “cuando se refiere en el Considerando Noveno a deducir, lo que en
realidad describe es un plazo de caducidad para presentar la demanda y no un plazo de prescripción
extintiva”. De esta manera confunde, señala el recurrente, la prescripción extintiva con la caducidad.
Relaciona el yerro recién indicado con los artículos 15 y 16 del mismo cuerpo normativo, los cuales
quedarían sin aplicación al seguirse la interpretación otorgada por la sentencia impugnada. En
relación a las reglas previstas en el Código civil, el recurrente manifiesta que hay contravención al
artículo 22 al alterarse la armonía en la hermenéutica de los artículos 2503 nº 1 y 2523 nº 2, cuya
aplicación debe llevarse a cabo en forma sistemática con los previsto en el artículo 26 del referido
Decreto Ley 2695. Finaliza indicando la forma en que los errores de derecho denunciados han
influido en lo dispositivo del fallo, requiriendo la nulidad y su enmienda conforme a derecho,
debiendo acogerse la excepción de prescripción interpuesta.

SEGUNDO: Que con el mérito de la prueba rendida los jueces del fondo han dado por
establecidos los siguientes hechos en lo que al análisis del recurso intentado interesa:

a. El demandado regularizó el inmueble disputado conforme el DL 2695 mediante resolución


exenta nº 3306 del 22 de julio de 2011 del Ministerio de Bienes Nacionales, la cual fue inscrita a
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nombre del demandado a fojas 49 nº 49 del Registro de Propiedad del Conservador de Bienes Raíces
de San Fernando con fecha 14 de julio de 2011.

b. La demanda consistente en acción de dominio especial del artículo 26 del DL 2695 fue
interpuesta con fecha 6 de julio de 2012.

c. La referida demanda fue notificada al demandado con fecha 17 de julio de 2012.

d. El demandado interpuso a fs. 318 excepción de prescripción extintiva por haber transcurrido
un año desde la inscripción a su favor y la notificación de la referida demanda.

TERCERO: Que, en base a los hechos recién reseñados, y en lo que atañe al recurso deducido,
no existe duda que transcurrió más de un año entre la inscripción de la resolución que regularizó el
inmueble a favor del demandado y la notificación de la demanda de acción especial de dominio
prevista en el artículo 26 del DL 2695. También existe certeza que no había transcurrido ese término
entre la indicada inscripción y la presentación de la demanda. La sentencia recurrida entendió que
había operado la interrupción civil de la prescripción por la mera presentación de la demanda, sin
que fuere necesaria la notificación de la misma. Para alcanzar esta conclusión hace aplicable a la
acción deducida en autos las reglas de la prescripción de corto tiempo, en particular lo previsto en el
artículo 2523 del Código Civil, conforme el cual la interrupción civil opera “desde que interviene
requerimiento”, lo que asimila a la presentación de la demanda.

CUARTO: Que resulta necesario realizar dos aclaraciones antes de dirimir el conflicto jurídico
que se presenta en la especie. En primer lugar, debe descartarse como fundamento de la interrupción
civil por la mera presentación de la demanda lo previsto en el artículo 2523 del Código Civil. Esta
regla resulta impertinente, pues su ámbito de aplicación se circunscribe a las acciones contempladas
en los artículos 2521 y 2522 del mismo Código. Así queda claro del tenor de la regla. El artículo
2523, inserto en el parágrafo 4 relativo a “ciertas acciones que prescriben en corto tiempo”, alude a
las prescripciones mencionadas en los dos artículos precedentes, esto es, los artículos 2522 y 2521,
cuyo texto se circunscribe a las acciones que prescriben en tres años a favor o en contra del Fisco y
de las Municipalidades provenientes de toda clase de impuestos; aquellas de dos años que refieren a
los honorarios de jueces, abogados, procuradores; las de médicos y cirujanos; las de directores o
profesores de colegios y escuelas; las de ingenieros y agrimensores, y en general, de los que ejerzan
cualquier profesión liberal. A éstas se agregan, conforme el artículo 2522, aquellas que prescriben en
un año relativa a mercaderes, proveedores y artesanos por el precio de los artículos que despachan al
menudeo y, en general, la acción de toda clase de personas por el precio de servicios que prestan en
forma periódica o accidentalmente, dando como ejemplo, los posaderos, acarreadores, mensajeros,
barberos, etc.. El artículo 2523 si bien establece que la interrupción opera por el mero requerimiento,
lo que puede asimilarse a la demanda judicial, no corresponde aplicarse en la especie, quedando
limitado su ámbito de aplicación a las acciones previstas en los ya reproducidos artículos 2521 y 2522
del mismo Código. En segundo lugar, existe una impropiedad manifiesta en el debate planteado en
estos autos al referirse a la prescripción de la acción de dominio o aludir a la prescripción extintiva de
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la acción reivindicatoria especial del artículo 26 del DL 2695. Este precepto establece: “Sin perjuicio
de lo dispuesto en el artículo 19° los terceros podrán, dentro del plazo de un año, contado desde la
fecha de la inscripción del inmueble practicada por resolución administrativa o judicial, deducir ante
el tribunal señalado en el artículo 20° las acciones de dominio que estimen asistirles”. Del texto cabe
concluir que se estipula un plazo de caducidad para interponer la acción reivindicatoria especial. Si
transcurre el término de un año sin que el o los terceros hayan reclamado su derecho no podrán
ejercer la acción con posterioridad, la que debe entenderse caduca, mas no prescrita. He aquí el
problema dogmático que se ha manifestado en la especie. Las acciones de dominio, por ejemplo la
reivindicatoria, no prescribe, sino que se extingue como una consecuencia de la adquisición del
dominio por otro sujeto, lo que priva al dueño de la protección dominical. Por lo mismo el
demandado de acción reivindicatoria que haya adquirido por prescripción adquisitiva no debe alegar
la extinción por prescripción de la acción dominical, sino que debe defenderse alegando que es
dueño conforme la prescripción adquisitiva. Toma relevancia, en consecuencia, lo previsto en el
inciso 2º del artículo 15 del DL 2695, el que dispone: “Transcurrido un año completo de posesión
inscrita no interrumpida, contado desde la fecha de la inscripción del interesado se hará dueño del
inmueble por prescripción, la que no se suspenderá en caso alguno”. Conforme esta regla, si el
demandado –interesado- ha sido poseedor inscrito por el plazo de un año desde la inscripción de la
resolución del Ministerio de bienes Nacionales habrá adquirido el dominio y ninguna acción
dominical podrá derrotar su titularidad. Sin embargo, el mismo precepto alude a que dicha posesión
inscrita no debe haber sido interrumpida, pues en caso contrario, de acuerdo al efecto propio a la
interrupción, perderá el tiempo transcurrido. En definitiva, el fallo recurrido efectivamente yerra al
haber convocado la aplicación del artículo 2523 del Código Civil y también ha existido un error al
considerar que la prescripción extintiva es aplicable a las acciones de dominio, incluyendo aquella
especial del artículo 26 del DL 2695. Aclarado esto podemos enfrentar el dilema jurídico esencial de
estos autos, esto es, si ha operado la interrupción de la prescripción a favor del demandado desde la
inscripción a su favor.

QUINTO: Que conforme lo ya indicado, el artículo 15 del DL 2695 exige para la adquisición
del dominio del interesado que transcurra un año desde la inscripción y que la prescripción
adquisitiva en virtud de la posesión no haya sido interrumpida. No existiendo reglas especiales acerca
de la interrupción debemos recurrir al derecho común y retomar el conflicto preciso que se ha
sometido a revisión ante esta Corte. El debate en este juicio reside en determinar cuando se produce
la interrupción de la prescripción que corre a favor del interesado en regularizar un bien raíz
conforme el DL 2695. O dicho de otro modo si la notificación de la demanda constituye un
elemento constitutivo de la interrupción o, en cambio, sólo resulta una condición para alegarla en la
instancia respectiva. Una mayoría doctrinal ha afirmado la necesidad de la notificación legal de la
demanda. Así lo ha manifestado Ramón Domínguez Benavante (“Interrupción de la prescripción por
interposición de demanda judicial”, en Boletín de la facultad de derecho y ciencias sociales, Córdoba,
1969, pp. 77-86); Alfredo Barros Errázuriz (Curso de Derecho Civil, Santiago, 1942, p. 311) y Ramón
Meza Barros (De la prescripción extintiva civil, Santiago, 1936, p. 42). El argumento esencial para
sustentar esta posición ha sido lo previsto en el artículo 2503 nº 1 del Código Civil. La ausencia de
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notificación legal de la demanda impide la interrupción, lo que conlleva erigir aquella en condición de
ésta. En la especie se presenta este dilema en toda su envergadura. Habiéndose presentado la
demanda aún sin expirar el plazo de prescripción adquisitiva, se notifica, sin embargo, ya expirado el
término. No es que esté ausente la notificación legal de la demanda, sólo que ésta se verificó una vez
finito el plazo previsto para la adquisición por prescripción. En consecuencia, para esta doctrina ya
no sólo sería necesario notificar en forma válida sino que tendría que ocurrir antes que haya expirado
el plazo de prescripción. El efecto interruptivo se produciría con la notificación sin que a la
presentación de la demanda pueda asignársele ese efecto. Para resolver este asunto jurídico es
necesario considerar las reglas atingentes. Por una parte, el artículo 2518 del código civil indica que:
“Se interrumpe civilmente por la demanda judicial; salvos los casos enumerados en el artículos
2503”. Desde ya es posible sostener que salvo en los casos enumerados en el artículo 2503, la
demanda judicial interrumpe civilmente la prescripción. Sin embargo, tal solución o más bien
interpretación que se ha venido sosteniendo no es uniforme en el derecho extranjero. Así por
ejemplo el Código civil francés en su artículo 2241 indica que: “La demanda ante la justicia, incluso
en acción de urgencia, interrumpe el plazo de prescripción…”. En el mismo sentido el reciente
Código Civil y Comercial de la nación en Argentina señala en el articulo 2546. “ Interrupción por
petición judicial. El curso de la prescripción se interrumpe por toda petición del titular del derecho
ante autoridad judicial que traduce la intención de no abandonarlo, contra el poseedor, su
representante en la posesión, o el deudor, aunque sea defectuosa, realizada por persona incapaz, ante
tribunal incompetente, o en el plazo de gracia previsto en el ordenamiento procesal aplicable”. El
panorama en el derecho extranjero resulta disímil y, en todo caso, como lo sugiere Domínguez Águila
parece relevante distinguir “el efecto procesal del efecto substantivo que tiene la
demanda” (Domínguez Águila, Ramón. La prescripción extintiva, Santiago, Jurídica, 2004, p. 263).
No parece adecuado exigir para la interrupción la notificación de la demanda, la que si bien debe
dotarse de consecuencias en el ámbito estricto del derecho procesal al configurar el inicio del
proceso, no cabría estimarla un elemento constitutivo de la interrupción civil de la prescripción. Esto
se refuerza si consideramos que la notificación no constituye un acto dentro de la esfera única del
acreedor, pues queda supeditada su realización a los vaivenes del acto procesal del receptor y la no
siempre fácil ubicación del deudor. A esto cabe agregar que el fundamento de la prescripción estriba
en sancionar la desidia o negligencia del acreedor en la protección de sus derechos o en el reclamo de
los mismos. La presentación de la demanda parece satisfacer este requisito dado que ahí aflora su
voluntad de hacer efectivo su derecho mediante la acción respectiva, sin que haya necesidad de
notificación de la demanda. Cabe acá considerar la opinión de Domínguez Águila, quien sostiene que
“Habrá de reconocerse sin embargo, que en el estado actual de la jurisprudencia ya es regla la que
obliga a notificar la demanda antes que el plazo de prescripción haya transcurrido; pero no porque tal
sea la jurisprudencia dominante podemos aceptar la doctrina sin otra consideración. Ella proviene
más bien de la confusión que generalmente existe entre los efectos procesales de la notificación y los
aspectos substantivos en que descansa la prescripción, y no separar unos de otros determina aquí que
se pretenda exigir que la voluntad interruptiva se haga depender de su conocimiento por el deudor, a
pesar que aquella no tiene por qué tener un carácter recepticio. Es verdad que el Código exige luego

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para mantener el efecto interruptivo que haya una notificación válida; pero no la pide para que ese
efecto se produzca inicialmente” (Domínguez Águila, Ramón (2004), op. cit., p. 263). Queda todavía
por considerar que el artículo 2503 nº1 que ha sido el precepto que ha fundado la tesis predominante
no señala que deba notificarse dentro del plazo de prescripción para que ésta se entienda
interrumpida. Sólo indica que para alegar la interrupción la demanda debe haber sido notificada sin
indicar la época en que deba realizarse ni tampoco que deba tener lugar antes de expirar el plazo.
Considerado lo anterior es tiempo de variar el criterio mayoritario que ha sostenido que la
interrupción de la prescripción requiere la presentación de la demanda y además su notificación aún
devengándose el plazo de prescripción. Esta posición doctrinal y jurisprudencial contraviene el
fundamento mismo de la prescripción que sanciona el descuido, desidia y negligencia de quien
detenta un derecho y en cambio privilegia una interpretación que no tiene asidero en los artículos
2518 y 2503 nº 1, ambos del Código civil.

SEXTO: Que, por consiguiente, los errores de derecho en que se ha fundado el recurso de
casación en el fondo, no se han cometido del modo postulado por el recurrente, no sólo porque las
reglas que se estiman infringidas no resultan pertinentes para dirimir el específico problema de
derecho planteado en sede de casación, sino porque la correcta doctrina es que la mera presentación
de la demanda interrumpe la prescripción, siendo la notificación de la misma una condición para
alegarla, debiendo circunscribir su efecto al ámbito procesal, pero no como un elemento constitutivo
de la interrupción de la prescripción. Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los
artículos 765 y 767 del Código de Procedimiento Civil, se rechaza el recurso de casación en el fondo
interpuesto en lo principal de fojas 328 en contra de la sentencia de dieciséis de abril dos mil quince,
que se lee a fojas 322 y siguientes.

Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en los artículos 765 y 767 del Código de
Procedimiento Civil, se rechaza el recurso de casación en el fondo interpuesto en lo principal de fojas
328 en contra de la sentencia de dieciséis de abril dos mil quince, que se lee a fojas 322 y siguientes.

Se previene que el ministro señor Muñoz, no obstante concurrir al fallo en los términos que se
plantea el rechazo del recurso, mantiene su parecer expresado en anteriores pronunciamientos en el
sentido que no resulta pertinente considerar el plazo de prescripción de un año previsto por los
artículos 15 y 25 del decreto Ley N° 2.695.

Se previene que la ministra Chevesich concurre al rechazo del recurso teniendo únicamente en
consideración que aun cuando los jueces del fondo hubieren incurrido en yerro al aplicar lo que
dispone el artículo 2523 del Código Civil, que los condujo a concluir que operó la institución de la
interrupción civil de la prescripción como medio de extinguir las acciones judiciales, por haberse
presentado la acción de dominio que establece el artículo 26 del Decreto Ley N° 2.695, dentro del
plazo que la misma norma señala, no tiene ninguna influencia substancial en la parte dispositiva de la
sentencia, atendido que bajo ninguna circunstancia se podría haber acogido la referida excepción que
se opuso en segunda instancia, pues, tal como se sostiene en el motivo cuarto precedente, dicho
litigante solo pudo enervar la acción de dominio intentada en su contra alegando que es dueño del
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inmueble por haber operado a su favor uno de los modos de adquirir el dominio –la prescripción-,
deduciendo la respectiva demanda reconvencional, lo que no hizo.

A juicio de la disidente, ese era el estadio procesal en el que procedía que alegara que tiene justo
título, porque la Subsecretaría del Ministerio de Bienes Nacionales, División de Constitución de la
Propiedad Raíz, emitió la resolución acogiendo su solicitud de saneamiento una vez afinado el
procedimiento administrativo; que dicha resolución se inscribió en el Registro de Propiedad del
Conservador de Bienes Raíces, adquiriendo la calidad de poseedor regular del inmueble; y que como
dicha calidad la ha tenido durante un año completo sin que haya sido interrumpida en los términos
que establece la ley, solicitar el rechazo de la demanda principal y que se haga lugar a la
reconvencional.

En consecuencia, con la contienda así planteada, correspondía decidir si se interrumpió o no


civilmente la posesión, pues, como se señaló, las acciones de dominio, naturaleza que tiene la
reivindicatoria, y que es la intentada por la parte demandante y recurrida, no prescriben, sino que se
extinguen como consecuencia de la adquisición del dominio por otro sujeto, lo que priva al dueño de
la protección dominical.

Regístrese y devuélvase con sus agregados.

Redacción del abogado integrante señor Carlos Pizarro Wilson y de las prevenciones, sus
autores.

N° 6900-15

Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor Sergio
Muñoz G., señora Gloria Ana Chevesich R., señores Carlos Cerda F., Manuel Valderrama R., y el
Abogado Integrante señor Carlos Pizarro W. No firma el Ministro señor Muñoz y el Abogado
Integrante señor Pizarro, no obstante haber concurrido a la vista y al acuerdo de la causa, por estar
con feriado legal el primero y por estar ausente el segundo.

Santiago, treinta y uno de mayo de dos mil dieciséis.

Autoriza el Ministro de Fe de la Excma. Corte Suprema

En Santiago, a treinta y uno de mayo de dos mil dieciséis, notifiqué en Secretaría por el Estado
Diario la resolución precedente.

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