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UNIVERSIDAD NACIONAL JORGE BASADRE GROHMANN - TACNA

FACULTAD DE EDUCACIÓN, COMUNICACIÓN Y HUMANIDADES

ESCUELA PROFESIONAL DE EDUCACIÓN

EXAMEN PROFESIONAL

TEMA:

LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA: ANTECEDENTES, UTOPÍA Y

REALIDAD

PRESENTADO POR:

BACH. CELIA VERÓNICA MOLLO GÓMEZ

PARA OPTAR EL TÍTULO PROFESIONAL DE:

LICENCIADO EN EDUCACIÓN, ESPECIALIDAD EN CIENCIAS SOCIALES

Y PROMOCIÓN SOCIO-CULTURAL

TACNA – PERÚ

2018
UNIVERSIDAD NACIONAL JORGE BASADRE GROHMANN - TACNA

FACULTAD DE EDUCACIÓN, COMUNICACIÓN Y HUMANIDADES

ESCUELA PROFESIONAL DE EDUCACIÓN

EXAMEN PROFESIONAL

CIENCIAS SOCIALES: LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA:

ANTECEDENTES, UTOPÍA Y REALIDAD

Examen profesional sustentado y aprobado por Unanimidad y con felicitaciones

públicas el 31 de julio del 2018; siendo el jurado calificador:

PRESIDENTE: ---------------------------------------------------------
MGR. PASCUAL SENÓN PUMA ESTACA

SECRETARIO: ----------------------------------------------
GINA VALLE CASTRO

MIEMBRO: ------------------------------------------------------
DR. JULIO CESAR CABRERA VARGAS
Dedicatoria

A mi familia y en
especial a mi hermana
Alejandra, por brindarme su
apoyo incondicional en todo
este trayecto.

A mis compañeros y
docentes que me
acompañaron en esta etapa
universitaria y a mi alma
mater por las grandes
lecciones que aprendí en aula.

Celia
Índice

Dedicatoria

Introducción

Capítulo I

Antecedentes de la integración latinoamericana

1.1. Precursores y libertadores .............................................................................. 9

1.2. El Manifiesto de Cartagena .......................................................................... 14

1.3. La Carta de Jamaica...................................................................................... 15

1.4. Simón Bolívar y la unidad latinoamericana ................................................. 17

1.5. El Congreso de Panamá ................................................................................ 22

1.5.1. Integración y desarrollo económico .......................................................... 24

1.5.2. Peligro expansionista estadounidense ................................................. 27

1.6. La integración latinoamericana por Simón Bolívar ..................................... 28

1.6.1. La creación de la Gran Colombia......................................................... 29

1.6.2. La Confederación Hispanoamericana ................................................. 30

1.6.3. La Confederación de los Andes ............................................................ 33


Capítulo II

La reintegración latinoamericana en el siglo XX

2.1. La crisis del caudillismo y el militarismo en los estados ............................ 38

2.2. Balcanización y dependencia ....................................................................... 39

2.3. Latinoamérica repartida entre las grandes potencias .................................... 43

2.4. La doctrina Monroe y el Panamericanismo ................................................. 44

2.4.1. Etapas del Panamericanismo .................................................................... 49

2.5. El contrapanamericanismo y el resurgimiento de la utopía latinoamericana 52

2.5.1. José Martí y el nuevo ideario de integración latinoamericana .............. 54

2.5.2. José Enrique Rodó y el pensamiento Arielista latinoamericano............. 59

2.5.3. José Vasconcelos y la misión de la raza iberoamericana.......................... 61

2.5.4. José Ingenieros y reivindicación de latinoamérica .................................. 62

2.5.5. Haya de la Torre: Indoamericanismo antiimperialista ............................. 65

2.5.6. El Marxismo latinoamericano de Mariátegui .......................................... 67

Capítulo III

Integración latinoamericana en el siglo XX Y XXI

3.1. Procesos de Integración Latinoamericana hasta mediados del siglo XX ..... 71

3.2. La integración regional latinoamericana a mediados del siglo XX .............. 77


3.2.1. Proyectos de integración latinoamericana ................................................ 79

3.3. Problemas y obstáculos en el proceso de integración .................................. 86

3.3.1. Problemas y obstáculos políticos .............................................................. 86

3.3.2. Problemas y obstáculos sociales .......................................................... 89

3.3.3. Problemas y obstáculos económicos .................................................... 91

Conclusiones ............................................................................................................... 93

Bibliografía ................................................................................................................. 95

Webgrafia .................................................................................................................... 95

Anexos ........................................................................................................................ 97
Introducción

El presente trabajo tiene como objetivo principal realizar una investigación

detallada y consciente de la integración latinoamericana, para identificar su trayectoria,

el contexto donde se desarrolla y las implicancias en la realidad de la historia de

Latinoamérica.

Asimismo, discernir sobre las distintas formas y planteamientos que se dieron

para lograr una integración latinoamericana a lo largo de los siglos XIX, XX y XXI.

El trabajo monográfico se estructura de una manera descriptiva y está

organizada de modo tal que facilita la comprensión de la temática abordada, precisando

secuencialmente las pautas presentadas en el esquema previo a la investigación,

partiendo desde los antecedentes de la integración latinoamericana hasta los proyectos

de integración con carácter comercial y que hoy ocupa como un punto principal del

tema.

En el primer capítulo, se aborda los antecedentes que dieron paso a la

integración latinoamericana, los precursores y libertadores que le dieron forma y los

primeros proyectos de integración que se dieron.


En el segundo capítulo, trata sobre la crisis política del siglo XIX y el

resurgimiento del pensamiento Bolivariano reformulado por pensadores que dieron una

opinión de la coyuntura de las sociedades latinoamericanas.

Y en el tercer capítulo, se abarca los últimos proyectos de integración

latinoamericana y su enfoque comercial. Asimismo, se denota los obstáculos políticos,

sociales y culturales para la integración latinoamericana.

Para la realización de este trabajo monográfico se utilizó las fuentes

bibliográficas y fuentes de internet. Se espera que las informaciones aquí expuestas

sirvan de aporte para las futuras investigaciones sobre el tema.


Capítulo I

Antecedentes de la integración latinoamericana

1.1. Precursores y libertadores

La idea de la integración latinoamericana tiene profundas raíces en la

historia de este continente. Nacida al calor de la crisis definitiva del

colonialismo español y portugués, a fines del siglo XVIII y principios del XIX,

la aspiración de unir a los países de América Latina se desarrolló desde entonces

bajo el signo de los diferentes intereses económicos y comerciales, y las

presiones externas de las grandes potencias. Surgida de un mismo pasado de

explotación colonial y favorecida por la íntima vinculación de los pueblos al

sur de los Estados Unidos -cimentada, entre otros factores, en amplios nexos

socio-culturales, así como por la vecindad geográfica- y en una larga y

atribulada historia común, la identidad latinoamericana se fue forjando a lo

largo de varios siglos de lucha contra la opresión extranjera


Desde entonces a la fecha, diferentes intentos y propuestas han sido

diseñadas para la unión en un solo sistema político y económicos de los estados

latinoamericanos. Al respecto Casas (2007, p. 28) señala:

Durante el proceso de la independencia política de España y Portugal,

pueden identificarse tres grandes etapas en la formulación y

conformación del proyecto de unidad hispanoamericana, en cuanto

construcción de la “patria grande”. La primera, previa al estallido

generalizado de los movimientos revolucionarios y que se identifica

como la de los ‘precursores’, en buena medida fundamentó e impulso

inicial de las etapas posteriores. La segunda, entre 1810 - 1821, que

consiste en la formulación e intercambio de declaraciones unilaterales

de unionismo continental; la tercera, entre 1821 y 1828, que supone el

planteamiento de gestiones diplomáticas de unionismo continental.

Es así como se puede señalar a precursores con el ideal de una unidad

de las naciones latinoamericanas, enfocadas a realizar el sentimiento de una

patria única, Hispanoamérica, que todos juntos deben ayudarla a liberarse de la

tiranía española. Uno de ellos fue Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, que fue un

10
político jesuita y criollo, autor de Carta a los españoles americanos, documento

que instaba a los hispanoamericanos a independizarse de la Corona Española.

En la carta convoca a luchar por la independencia americana. Comienza

el documento considerando a América como un todo, como una sola patria

entendida como oprimida, despojada de derechos por la Península. Luego

caracteriza la situación de dominación política y económica que ejerce España

desde la conquista y llama a la emancipación, ya que cree que ha llegado el

momento propicio para realizarla. Vizcardo utiliza diversos argumentos de

aspectos políticos, geográficos y económicos, mencionando a España como un

país extranjero que gobierna tiránicamente, usurpa la libertad personal y la

propiedad de bienes, el derecho de autogobierno; resalta a América como un

continente más grande, rico, poderoso, poblado y señala los beneficios que

traerá la emancipación tales como la libertad de comercio y la autonomía

administrativa. Pascual (2014, p. 9) señala la importancia de Juan Pablo

Vizcarra y Guzmán:

La importancia de Vizcardo y Guzmán radica en que escribe unos

cuantos años antes del comienzo de la lucha por la emancipación

americana. Adelantándose a su época, es un precursor de las ideas

11
independentistas. El autor, fiel a las ideas liberales, defiende los

derechos individuales, y afirma la necesidad de que los “españoles

americanos” se levanten y luchen por la emancipación. La relevancia de

la carta reside en que a partir de ella se difundieron los principios

liberales y se contribuyó a forjar la conciencia revolucionaria en

América Latina.

Este suceso ahonda más a la búsqueda independentista de las colonias

españolas para poder, en conjunto, alcanzar unidamente la anhelada

independencia y soberanía de sus territorios y así lograr formar un nuevo bloque

de poder en el continente americano.

Otro precursor que instó, de una manera más directa, a una integración

latinoamericana fue Francisco de Miranda. Desde 1790, él soñaba con

Latinoamérica emancipada y unida, para cuyo objetivo redactó un Plan para la

reforma, organización y establecimiento de un gobierno libre e independiente

en la América meridional. Su plan unitario contemplaba sumar a Brasil como

integrante de la búsqueda de la liberación de los pueblos de la “Magna

Colombia”, un término que abarcaba a toda América Latina, así como las

regiones de habla francesa. Luego llega a Haití en 1806, con un contingente

12
militar llamado “Ejército de Colombia para el servicio del pueblo libre de Sur

América”. Pretendía instalar un gobierno monárquico republicano, con

importante participación de los incas, denominándola Incanato.

Luego de su derrota en tierras venezolanas, se dirige a Londres, donde

reagrupa a los sectores latinoamericanos de vanguardia. Por allí pasaron Simón

Bolívar, José de San Martín, Bernardo O´Higgins, Antonio Nariño, Antonio

José de Sucre y otros, que formaban parte de la Logia Gran Reunión Americana.

En Miranda, predominan ideas políticas conservadoras, más cercanas al modelo

político inglés de monarquía que a los principios de la ilustración francesa.

Otro personaje importante para una integración latinoamericana es

Simón Bolívar. Este es considerado como libertador, sus ideas van desde un

análisis de la realidad latinoamericana hasta la planeación de los ideales de una

unidad latinoamericana. Todos estos análisis son plasmados en dos documentos

muy importantes que ayudarán a dar forma a la realidad e importancia de una

verdadera integración latinoamericana. El primero es el Manifiesto de

Cartagena, y la otra la Carta de Jamaica.

13
1.2. El Manifiesto de Cartagena

El Manifiesto de Cartagena es el primer escrito de Simón Bolívar donde

plasma su pensamiento político. Fue redactado en 1812 y constituye un análisis

de las causas de la caída de la Primer República de Venezuela en manos de los

realistas. En relación a esto, Pascual (2014, p. 25) señala:

En su estudio, Bolívar hace referencia en primer lugar a que en América

Latina se han establecido “repúblicas aéreas”, es decir, sistemas de

gobierno basados en ideas foráneas que no se ajustan a la realidad. En

este sentido, se pregunta si es posible la adecuación de las mismas a la

situación latinoamericana, y responde afirmando la necesidad de

gobiernos que tomen en consideración lo propio, diferenciándolo de

Europa y de Norteamérica. Al mismo tiempo critica el federalismo, no

porque sea un sistema pernicioso en sí, sino porque piensa que es

opuesto a los intereses de los latinoamericanos. Afirma luego la

necesidad de establecer un gobierno centralizado y critica las elecciones

populares, ya que considera que la población no está capacitada para

elegir. Siendo un fiel representante de la ilustración, considera esencial

la educación del pueblo a fin de que pueda tomar sus propias decisiones.

14
En otras palabras, el Manifiesto de Cartagena da cuenta del

convencimiento de Bolívar acerca de la necesidad de construir y compartir una

visión y una misión colectiva de Latinoamérica. Además, pueden apreciarse dos

ideas claves que van a expresarse en forma constante en el pensamiento político

de Bolívar a lo largo de su vida. La primera es su oposición al federalismo, que

no solo dificulta la lucha contra el enemigo, sino que contribuye a desintegrar

nuestras nacientes repúblicas; y la segunda, su defensa de una revolución

continental, porque la América que quiere liberarse de España es una sola patria

y porque no hay otra forma de enfrentar con posibilidades de éxito al poder

colonialista español.

En síntesis, es un documento que contiene los primeros trazos de la

estrategia revolucionaria continental del Libertador y una plataforma que

sembró los principios fundamentales de la nacionalidad latinoamericana.

1.3. La Carta de Jamaica

La Carta de Jamaica fue un documento escrito por el libertador Simón

Bolívar. Redactó este escrito durante su estadía en la isla de Jamaica. Pues se

encontraba allí refugiado por una derrota contra los realistas al mando del

general Pablo Morillo.

15
El documento fue dirigido a un súbdito de la corona británica, Mr. Henry

Cullen, el cual había mostrado interés en el proceso independentista de las

colonias españolas en América y había escrito antes a Bolívar, preguntándole

acerca de la situación de cada una de ellas. En tal sentido, el Libertador responde

al Sr. Cullen con una misiva que describe ampliamente diversos aspectos de la

América independentista. Martínez (2015, p. 38) da una explicación sobre la

carta de Jamaica:

Mediante la carta, Bolívar plasma con claridad su sueño por una

América unida y advierte el triunfo de la lucha y de las ideas que la

acompañan: independencia, derechos del hombre, gobierno

democrático, federalismo, equilibrio de los poderes, parlamento,

constituciones, leyes a favor de la libertad. El Libertador culmina su

escrito con una imprecación que repetirá hasta su muerte: la necesidad

de la unión entre los países americanos.

En ella, analiza Bolívar en una primera parte, cuales habían sido hasta

ese momento los sucesos históricos en todo el continente americano en la lucha

por la libertad. En términos generales, era un balance del esfuerzo realizado por

los patriotas en los años transcurridos desde 1810 hasta 1815. En la parte central

16
del documento se exponen las causas y razones que justificaban la decisión de

los "españoles americanos" por la independencia. Posteriormente, termina con

una llamada a la Europa para que coopere con la obra de liberación de los

pueblos hispanoamericanos. En la tercera y última parte, profetiza y argumenta

sobre el destino de México, Centroamérica, la Nueva Granada, Venezuela,

Buenos Aires, Chile y Perú. Finalmente, culmina Bolívar su reflexión con una

imprecación que repetirá hasta su muerte: la necesidad de la unión entre los

países americanos.

La Carta de Jamaica representa para la actualidad resulta un documento

imprescindible y de consulta ineludible, ante la imperiosa convocatoria por la

integración latinoamericana y caribeña. Los principios de unificación

continental plasmados en el documento histórico tienen plena validez en el

presente. Como referencia en la estructuración de los nuevos mecanismos de

integración y ante el interés que demuestra el pueblo latinoamericano por

plantearse la unidad y la integración como una ruta común.

1.4. Simón Bolívar y la unidad latinoamericana

Simón Bolívar, desde su Manifiesto de Cartagena en 1812, comienza

a darse un perfil de figura política con características de dar un rumbo a las

17
esperanzas de libertad y, sobre todo, unión de los pueblos hispanoamericanos.

Además, otro deseo fue la de formar en América una gran nación tanto por su

extensión y riqueza como por su libertad política. De acuerdo Morales (2000,

p. 13 y p. 14) señala que:

Simón Bolívar identificó algunos elementos que ayudarían a la unión

americana y que hacían posible tal proyecto. Es así que, el Libertador

vio como esencial el idioma como elemento unificador. En este caso el

idioma castellano de los españoles. Este idioma para Bolívar era una

poderosa razón para la unión americana; Asimismo cuando él habla de

América, se refiere exclusivamente la parte sureña del continente desde

México hasta Argentina sin tomar en cuenta el imperio del Brasil y las

regiones ocupadas por Holanda, Francia e Inglaterra.

Asimismo, la religión constituía otro elemento de unidad para Bolívar.

Durante la Emancipación, el catolicismo dominaba total y

exclusivamente todos los estados del continente latinoamericano

teniendo un dominio en la moral, la tradición y otros aspectos sociales,

y abarcando incluso hasta la economía y el derecho.

Las costumbres fueron otro elemento esencial para la unión

latinoamericana. Los años del colonialismo determino en todos los

18
Estados Latinoamericanos un paralelismo cultural que tienen

minúsculas variantes de una a otra. El comportamiento social, los

patrones de conducta, y los usos colectivos no es difieren una de la otra

dando una especie de parentesco que fortalecería la unión de los estados

republicanos de Latinoamérica.

Por otro lado, otro elemento importante para Simón Bolívar son los

ideales, pues fundamento para la unión continental, pues denota una identidad

colectiva hacia la libertad y la paz de las naciones hispanoamericanas, así

como el sacrificio por todas las naciones.

A favor de la unidad, viene también el necesario reconocimiento por

parte de otros Estados ya consolidados. Bolívar comprueba que, durante la

guerra emancipadora, estos países sufrieron por parte de los norteamericanos

y los europeos, una indiferencia motivada, en su criterio, por la multitud de

soberanías. A los ojos de los grandes países, Hispanoamérica aparecía como

una conglomeración de estados desordenados donde reinaban los conflictos.

Aparte de lo que esto significaba para cada uno de estos países, en cuanto un

consumo exagerado de esfuerzos por el proceso independentista de cada uno

19
de ellos, no era de intereses de intercambio político ni económico para las

grandes naciones de Norteamérica y Europa.

Para materializar su política de compactación continental, Bolívar creía

necesaria una doctrina y de los correspondientes mecanismos jurídicos; en

este aspecto, él se atrevió a establecer las bases del Derecho Americano.

Bajo esta idea doctrinal, crea un sistema sin precedentes que dan

sustento a la unidad hispanoamericana. Es así que, Simón Bolívar formula el

principio de las nacionalidades. Al respecto Panty (2008, p. 47) señala:

El planteamiento bolivariano de unidad latinoamericana no era una mera

aspiración de deseos o una fantasía genial, sino que tenía sólidas y

consistentes razones. Se fundamentaba en la tradición, lengua, origen y

costumbres comunes. Era una unidad, un pacto americano, por encima

de los gobernantes de turno y de las coyunturas políticas. Era un

proyecto estratégico e histórico.

20
Por consiguiente, la unidad latinoamericana planteada por Simón

Bolívar se refuerza bajo las características mencionadas y que darán base a un

sistema político sin precedentes en la historia. Sin embargo, su nueva

concepción posee otros parámetros que ayudan a fundamentar su ideario. En

el principio jurídico del uti possidetis juris, se contiene el fundamento

territorial del nuevo orden. Morales (2000, p. 17) puntualiza lo siguiente:

Este principio, tiene mucha trascendencia y Bolívar lo integra en su

ideología. El uti possidetis, logra el compromiso conjunto de evitar los

conflictos por motivos fronterizos, de afirmar claramente el respectivo

ámbito de las soberanías y de garantizarse recíprocamente su seguridad,

negando, además, para siempre, la posibilidad de establecer colonias en

América. Este principio, por sí solo, acredita la visión revolucionaria del

Libertador. Sosteniendo el uti possidetis juris, Bolívar sostenía su

ideario americanista y señalaba una vez más de manera inequívoca, el

camino de la unidad.

Es este principio el que da a Simón Bolívar garantizar a las nuevas

naciones los límites de los antiguos virreinatos, capitanías generales y

21
gobernaciones para que no se hallen inmersas en conflictos innecesarios que

denigren la fuerza de la unión de toda Hispanoamérica.

Bolívar se apoya también en los antecedentes de los Precursores de la

Independencia y de la Unión Continental, y desde la primera expresión de su

Pensamiento Político en el Manifiesto de Cartagena exhorta a ver los fracasos

e infortunios de los precursores como ejemplos que no serán completamente

inútiles, pues son acciones que inspiraron la libertad e Independencia de todas

las naciones.

Sin duda fue Bolívar quien más lejos llegó en los planes integracionistas

de lo que llamó la América Meridional, a los cuales ya aludió en su Manifiesto

de Cartagena de 1812 y en la Carta de Jamaica de 1815, así como en diversas

misivas, entre ellas las enviadas a Pueyrredón, O'Higgins y San Martín como

jefes de los gobiernos del Río de la Plata, Chile y Perú respectivamente,

proponiéndoles la asociación de cinco estados de la América Hispana.

1.5. El Congreso de Panamá

El Congreso de Panamá fue la cumbre donde Simón Bolívar sentaría las

bases político territoriales de la unión Latinoamérica. En 1824, en Lima,

22
realiza la convocatoria dirigida a los gobiernos de las repúblicas de Colombia,

México, Río de la Plata, Chile y Guatemala. En esta el reafirmaría su idea de

unión bajo la dirección de sus propios integrantes y con los ideales de la lucha

independentista.

Un factor importante para Simón Bolívar era establecer un congreso que

ayudara a formar una institución central de la unión. Dentro de las funciones

que daba a esta organización, se destacan dos principales puntos: primero,

buscar la unificación basada en una conducta americana respecto a lo exterior

o la defensa común y segundo ser órgano de conciliación y entendimiento de

las nuevas naciones.

El Congreso de Panamá tenía que establecer las reglas y parámetros

entre las diferencias socio económicas de las naciones, una instancia para

dictaminar sobre el sentido justo de los tratados públicos de estas naciones y

de las diferentes aspiraciones que de ellos se derivaran. En síntesis, el

Congreso sería el árbitro por excelencia de la buena convivencia continental,

generándose así un ideal pacifista de naciones para el mundo.

23
Simón Bolívar quería que el congreso sea el centro de debates respecto

a los principales asuntos del Nuevo Mundo, que sea la cuna para formular

leyes supranacionales y se buscara participación de todos los integrantes con

miras a un ideal de desarrollo mutuo. Además, quería que el Congreso

existiera de forma permanente, con periódicas reuniones y con órganos de

fuerza propios como ejércitos y flotas confederales. Asimismo, el mismo

carácter de permanencia tendrían los órganos institucionales

complementarios, todos de carácter supranacional y establecidos en una sede

precisa y fija. Desde allí, iba a promoverse el acercamiento cada vez más

íntimo entre la América hispana. Entre los asuntos que debía tratarse, estaban:

1.5.1. Integración y desarrollo económico

La integración según el ideario de Simón Bolívar debía de buscar

ser intangible al tiempo y estar conformado por todos los estados

latinoamericanos. Asimismo, tenía como base el desarrollo económico

de cada uno de ellos. Todo esto tendría que estar contemplado en los

convenios, que los países del sistema se darían entre sí un trato de

comercio preferencial. Panty (2008, p. 47) señala:

24
Sus ideas no fueron una copia mecánica del pensamiento

económico europeo ni de los textos que había leído en España,

Francia, Italia e Inglaterra sobre el librecambio. Para ello, partió

de la realidad concreta que atravesaba la economía de los países

que iniciaban el proceso independentista. La herencia colonial

dejaba una economía primaria exportadora, subordinada a los

vaivenes del mercado mundial capitalista. Los españoles se

habían llevado nuestros metales preciosos y materias primas sin

dejar siquiera un embrión industrial. “Todo es extranjero en este

suelo, decía Bolívar en 1815, religión, leyes, costumbres,

alimentos, vestidos eran de Europa, y nada debíamos ni aún

limitar”. Las ideas económicas de Bolívar parten, entonces, de

donde debían partir: América Latina era dependiente de un

mercado mundial, fenómeno que condicionó una economía

exportadora minera y agropecuaria y el aplastamiento de todo

intento de industrialización.

Es sí que se puede comprender que Simón Bolívar aspiraba a

estructurar una economía sin depender de economías extranjeras

y capaz de abastecer de los productos industriales y

agropecuarios indispensables. Asimismo, en defensa de esa

25
autonomía, desconfiaba de los tratados que se pudieran firmar

con Europa y Estado Unidos. Esto se puede denotar cuando

escribía a Santander diciendo:

No he visto aún el tratado de Comercio y Navegación con la

Gran Bretaña que. según usted dice, es bueno: pero yo temo que

no lo sea tanto, porque los ingleses son terribles para estas cosas.

[…] El tratado de amistad y comercio entre la Inglaterra y

Colombia tiene la igualdad de un peso que tuviera una parte oro

y la otro plomo. Vendidas estas dos cantidades veríamos si eran

iguales. La diferencia que resultara, sería la igualdad necesaria

que existe entre un fuerte y un débil.

Por consiguiente, la economía hispanoamericana necesitaba el

desarrollo económico autónomo sin depender de las grandes naciones

ya desarrolladas en el campo y que es más ningún interés de hacer

convenios paralelos a causa de la incipiente economía de las recientes

repúblicas.

26
1.5.2. Peligro expansionista estadounidense

Otro aspecto de ideario de Simón Bolívar también era que

plasmaba conscientemente los planes expansionistas de los Estados

Unidos y del peligro que Hispanoamérica cayera bajo el control del

capital estadounidense. En una carta a Guillermo White, daba alerta

que la “América del Norte, siguiendo su conducta aritmética de

negocios, aprovechará la ocasión de hacerse de las Floridas, de nuestra

amistad y de un gran dominio del comercio” Panty (2008, p. 47).

De este modo, alertaba ya, desde antes del congreso de Panamá,

el interés de Estados Unidos de mantener control económico en la

América Meridional. Por eso, se opuso a que los Estados Unidos

asistieran al Congreso de Panamá, pues estarían inmiscuidos en

materias económicas y tratados comerciales en reafirmación de la

autonomía latinoamericana. Panty (2008, p. 48) menciona:

Bolívar no perdía ocasión para alertar sobre el peligro de caer

en una nueva dependencia económica, bajo la egida inglesa o

norteamericana. En carta de 1825, manifestaba con

preocupación: “los ingleses y norteamericanos son unos

27
aliados eventuales” se refería a que en esos años Inglaterra y

Estados Unidos se habían decidido a reconocer la

Independencia de las ex-colonias hispanoamericanas, luego de

quince años de vacilaciones, ambigüedades y, a veces,

contrarios abiertos o encubiertos a nuestra liberación, llegando

a prestar atilda concreta al imperio español. Pero Bolívar no se

engañaba con el nuevo viraje internacional de esas grandes

potencias. Así verá siempre la España en América con peligro

y también los norteamericanos.

En conclusión, la única manera de enfrentar a estas potencias y

no caer en nuevas formas de dependencia era formando la unidad de

América Latina. Bolívar concebía un gran proyecto trascendental en la

historia universal no solo como una unificación política, sino también

como una integración étnica, cultural y económica.

1.6. La integración latinoamericana por Simón Bolívar

En un inicio, Simón Bolívar reúne un contingente de fuerzas para

liberar a Nueva Granada y Venezuela para formar la Gran Colombia. Luego de

realizarla piensa en una Confederación Hispanoamericana para oponerla a los

28
intentos del imperialismo de los Estados Unidos. Más tarde, cuando fracasa esa

idea, intenta reunir las Repúblicas nacidas de su espada en una Confederación

de los Andes. Resumiendo, se puede ubicar el pensamiento integracionista

americano en tres momentos, que a continuación se explican.

1.6.1. La creación de la Gran Colombia

El primer momento unificador de Bolívar fue La Gran Colombia.

Bolívar se plantea la unión política de la Nueva Granada y Venezuela

en un solo Estado.

Concibió esa posibilidad, por dos razones principales: en

primer lugar, Bolívar conocía muy bien la realidad de la lucha en

Venezuela y sabía las pocas posibilidades de éxito que esta tenía sin el

apoyo de los pueblos de la Nueva Granada. En 1819, ante la

imposibilidad de ganar la guerra en Venezuela, concibe el plan de

trasladarse a la Nueva Granada, con el fin de derrotar a los españoles

en el Virreinato y sacar de aquí hombres y recursos para regresar y

completar la independencia de Venezuela. Y, en segundo lugar,

Bolívar sabía que las posibilidades de consolidar la independencia

frente a España y las monarquías aliadas de Europa estaban ligadas a

29
la construcción de estados fuertes y, para ello, era preciso unirlos

territorios, poblaciones y recursos de varias de las antiguas provincias

del imperio español.

1.6.2. La Confederación Hispanoamericana

Otro accionar de Simón Bolívar es la creación de la

Confederación Hispanoamericana. Con este acto, el libertador plasma

su ideario de la unificación de los estados americanos de habla hispana

en una gran nación mencionada en la Carta de Jamaica.

Dicha Confederación no sería una simple alianza provisional,

sino tendría que estar permanentemente en funcionamiento y

desenvolverse con la tarea esencial de organismo aglutinante de la

unión de las sociedades hispanoamericanas. Por lo tanto, la

Confederación debía estar conformada por sus propios órganos

institucionales y supranacionales, cuyas funciones políticas y su

desenvolvimiento autónomo fuera lo suficiente para permitir que su

desarrollo tuviera una adecuada armonía con las soberanías de los

miembros de la Confederación.

30
Asimismo, la Confederación debería de poseer una sede

territorial con acuerdos entre todos los integrantes y que posea un

régimen de tratados especiales, para poder evitar conflictos entre

intereses político-territorial de los miembros de la confederación. Para

ello, debía de mantener y reconocer los mismos límites territoriales de

virreinato, audiencia y capitanías, para los nuevos Estados nacientes.

Otro punto esencial, es el marco de desenvolvimiento político de

los miembros de la confederación. Morales (2000, p. 36) señala que:

Simón Bolívar concibió que ningún país de la confederación

podría contraer alianza con países no miembros sin obtener

previamente permiso de la confederación, igualmente, a fin de

fortalecer los vínculos de cohesión de las repúblicas

participantes”. Era así, una unión exclusiva de los estados

nacientes de Hispanoamérica para lograr integración interna

como externa. Por otro lado, Simón Bolívar planteaba la

necesidad de dar forma a las leyes que regirían a los estados y a

la ciudadanía hispanoamericana.

31
Por otra parte, Simón Bolívar planteaba un régimen de comercio

preferencial entre los países miembros de la confederación en base a

un pasado común entre estados para fomentar el desarrollo económico

y aprovechar su ubicación geográfica. Así como también crear un

marco comercial exclusivo entre sus miembros sin que otro país pueda

dar un pedido de integración.

Sin embargo, como cualquier estado Soberano, esta

confederación de naciones hispanoamericanas debía tener medidas de

defensa ante las amenazas del exterior. Morales (2000, p. 36)

menciona:

Igualmente, la liga confederal debía disponer, de un poder

militar propio, de una capacidad ofensiva y defensiva, que sólo

desearía dar y adquirir si los tratados constitutivos de la misma

la dotaban de fuerzas militares de mar y tierra a órdenes de sus

organismos directivos. Con ello daba a la Unión de Naciones

Hispanoamericanas la facultad para reunir las fuerzas locales

de todos los países integrantes y tener un control moderado

sobre estas.

32
Y como último punto, Simón Bolívar señalaba que debía existir

una participación de los estados hispanoamericanos con un

énfasis cultural homogéneo. Y, asimismo, reclamaba también en

la homogeneidad político-social de los miembros de la

confederación. Él poseía el ideal que los miembros de la

confederación se daban el deber de preservar las instituciones

democráticas que partían de sus estados soberanos y de la

confederación.

Este modelo bolivariano de integración Política, Económica y

Social consistía en una Confederación de estados con órganos de poder

propios, capaces de formar el núcleo en torno a una participación

democrática y el desarrollo mutuo para formar una potencia en la región.

1.6.3. La Confederación de los Andes

El tercer y último momento para unir Hispanoamérica por parte

de Simón Bolívar fue la propuesta de La Confederación de los Andes.

la Confederación Andina es considerada como un antecedente del

proceso de integración que más adelante se da en la Declaración de

33
Bogotá y que estuvo integrada por Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú

y Chile, en los años 60 del siglo XX y que eventualmente llevaría a la

creación del Pacto, conocido como Comunidad Andina.

Entre las ideas del Libertador esta conformación de una

confederación entre los emergentes republicas suramericanas que se

ubicaban en dirección de los andes hasta las costas de caribe. Entre ellas

estaban Perú. Bolivia, Ecuador, Colombia y Venezuela.

Según Morales (2000, p. 39) nos da a conocer las características

de la Confederación de los Andes: “Una constitución común para los

estados de la confederación, un gobierno general constituido por un

presidente y un vicepresidente generales, un gabinete ministerial y las

tres cámaras de la Constitución Boliviana; un vicepresidente en cada

uno de los Estados”. Dando la forma estructural para formas dicha unión

de países. Asimismo, la confederación iniciaría el proceso, por etapas,

de tratados públicos entre Bolivia y Perú, primero. y Colombia y Perú,

después, cada país conservaría su deuda y sus compromisos y tendría su

cuerpo legislativo propio. Por consiguiente, miembro de la

confederación tendría autonomía para ejercer sus funciones

34
públicamente, pero coordinando su actuar con los demás participantes.

Es así que las responsabilidades que tendrían el régimen de la

confederación sería la defensa mutua, las relaciones internacionales,

direccionar el comercio y, por último, la unificación del ejército, así

como también los símbolos de estado como la bandera y el ejercicio de

una nacionalidad conglomerada. Morales (2000, p. 54) menciona:

Simón Bolívar perfilada la idea de una Confederación de los

Andes lo cual era una forma de creación política concebida

seguramente para lograr una doble finalidad: 1) La de consolidar

y conservar la independencia política ganada, protegiéndola

militarmente contra el peligro de la reconquista española y las

incursiones de la Santa Alianza primero y la del futuro

imperialismo de cualquier estado continental después, 2)

Constituir las bases geopolíticas de una gran nación que fuera

respetada en el concierto universal por sus riquezas, por su

tamaño y por sus instituciones.

Se puede concluir que, en el ideario de Simón Bolívar, estaba

arraigada la idea de fortalecer a las naciones recientemente

35
independizadas ante amenazas exteriores provenientes de las

ambiciones de las potencias europeas y recientemente del

expansionismo estadounidense.

Finalmente se puede aclarar que el primer intento de integración

latinoamericana de los países cercano a los andes, fue el proyecto de

Confederación ideada por Simón Bolívar en el año de 1826. Sin

embargo, la confederación de los andes no llego a darse por los

siguientes motivos: las enormes distancias geográficas permitían una

gran integración política, la falta de logística y disponibilidad para la

integración en los pueblos, y la falta de una política común entre los

dirigentes de los emergentes estados.

En el presente capítulo se precisó el proceso de desarrollo de la

integración latinoamericana a finales del siglo XVIII hasta finales del

siglo XIX. La aparición de personajes como Juan Pablo Vizcarra o

Francisco Miranda, fueron esenciales para dar base a un ideario de unión

y cooperación. Que más adelante, fue sustentado y ampliamente

desarrollado, por Simón Bolívar y sus importantes obras como la carta

36
de Cartagena. Todo ello, resalta el importante avance que tuvo este

proyecto en la historia de Latinoamérica.

37
Capítulo II

La reintegración latinoamericana en el siglo XX

2.1. La crisis del caudillismo y el militarismo en los estados

El subsiguiente fracaso de las iniciativas de unión latinoamericana tiene

su explicación en los movimientos políticos de los caudillos militares que toman

el poder luego de conformarse las repúblicas hispanoamericanas. Instigadas por

las grandes potencias de Europa y Norteamérica, sucedieron las guerras entre

países hermanos, entre ellas, la de Brasil, Argentina y Uruguay (la Triple

Alianza) contra Paraguay (1864-1870) o la guerra del Pacífico, entre Chile, Perú

y Bolivia (1879-1883).

Durante los primeros años de las recientemente conformadas repúblicas,

los Caudillistas y Militares asumieron el poder político como siguientes

herederos del poder colonial y no como instrumentos de desarrollo y

transformación de las estructuras políticas y sociales que había dejado el

colonialismo. Para consolidar su poder, las elites locales, usaban a las masas

populares. Su dominio, denominado posteriormente oligárquico, en la segunda

mitad del siglo XIX, era tan absoluto que ese tipo de concesión no era necesario.

Por lo contrario, ellas hacían de los valores europeos un atributo de su clase, un


símbolo de status y distinción. Dejando al pueblo como meras herramientas

para la producción de sus intereses económicos.

Por la variedad de intereses regionales distintos, se creó a lo largo del

siglo XIX como un ambiente difuso donde la afinidad y desconfianza entre los

países latinoamericanos se mezclaba, Por un lado, existía la necesidad de una

política defensiva de los gobiernos latinoamericanos ante las amenazas externas

españolas en 1860 y, posteriormente estadounidenses, especialmente por su

política intervencionista y hegemónica en el continente. Por otro lado, las

desconfianzas entre naciones vecinas surgieron especialmente por causa de

conflictos territoriales, ocasionadas por demarcaciones incorrectas que se

remontaban hacia el tiempo colonial, dificultando así el nacimiento de una

identidad latinoamericana y, consecuentemente, impidieron una integración

más sólida en el subcontinente hasta las primeras cuatro décadas del siglo XX.

2.2. Balcanización y dependencia

El termino se deriva de la disgregación de los estados latinoamericanos

sin un propósito de unión y cooperación entre todos. La balcanización se

presentó por todo el continente, habiendo guerras civiles entre grupos

centralistas y federalistas, conservadores y liberales, entre otras. Obedecían a

39
estrategias de clases y a proyectos sociopolíticos, vinculados en lo fundamental

con el avance y consolidación del desarrollo capitalista, en el caso de los

liberales, y desde los conservadores, para frenarlo y sostener relaciones pre

capitalistas y semifeudales (latifundios). Al respecto Vitale (2001, p. 31)

menciona: “La balcanización o fragmentación fue estimulada por el capitalismo

norteamericano y europeo, particularmente el inglés. Las guerras entre países

como la triple alianza y la guerra el pacifico minaron el proceso de unidad”.

Esto generó que el ideario trabajo de años atrás por Bolívar se estancara y se

inicie una época de dependencia.

La dependencia por otra parte se generó a causa de la expansión del

capitalismo nacional exportador y la ineficiencia de la burguesía criolla para

manejar la economía de las nuevas naciones. Al no realizarse inversiones en el

sector agrario o minero de las empresas nacionales y promover el desarrollo de

la incipiente industria nacional, la burguesía criolla solamente demostraba que

solamente busco el interés del desarrollo nacional para poder satisfacer sus

propios intereses personales y actividades especulativas y llevar gran parte del

capital a Europa.

40
La clase dominante prefirió centrar sus esfuerzos en la pugna por el

reparto de las entradas fiscales y control de los ingresos del Fisco para los

intereses de su clase. Vitale (2001, p. 31) señala: “En la segunda mitad del siglo

XIX todavía las riquezas nacionales se encontraban en las manos de la clase

dominantes criolla. Esta especificidad es fundamental para comprender el

desarrollo endógeno del capitalismo primario exportador”. Es así que, la

burguesía criolla causó que el desarrollo económico se vuelva dependiente a

causa de su falta de intereses por el desarrollo del país y las ambiciones por

tener el mayor poder dentro de los nuevos estados. Además, la Burguesía

derrochó parte de la plusvalía extraída a los trabajadores, campesinos, indígenas

y esclavos, en estrechar sus relaciones con Europa, la construcción de

mansiones y en la compra de artículos suntuarios.

Es así, que la dependencia se dio, porque existía un Burguesía criolla

banal y deficiente que hizo que el crecimiento económico se vuelva

subordinado, monoproductor y carente de una fuerza industrial nacional.

Asimismo, se acentuó la importación de tecnología avanzada y la necesidad de

transportes marítimos extranjeros para la exportación de las materias primas.

41
Esta dependencia no solo afectó el campo económico, sino también

ambiental. El sistema de económico exportador hacía que las formas de

explotación de los ecosistemas sean reforzadas sin cambiar las formas

anteriores de producción. Relacionado con esto, Vitale (2001, p. 32) manifiesta:

Se aceleró la devastación de los bosques con el fin de habitar tierras para

la economía agroexportadora. Las Comunidades indígenas, que a fines

de la colonia conservaban aún algunas parcelas, fueron expulsadas de

sus tierras. El triunfo de la ciudad-capital significo el aplastamiento de

las economías agrarias pequeñas y de las industrias artesanales del

interior que habían logrado generar una tecnología propia.

Así, los ecosistemas de las nuevas naciones fueron mal explotados y

muchas destruidas por el excesivo uso de ellas a causa del sistema económico

exportador. Además, muchas comunidades fueron minimizadas a causa que la

burguesía deseaba más poder sobre los recursos naturales donde estaban

ubicadas estos pueblos.

La dependencia también afecto el aspecto cultural de las naciones. Al

respecto Vitale (2001, p. 32) señala: “Los artículos extranjeros cambiaron la

42
forma de vestir, las costumbres e incluso la dieta alimenticia. Se escuchaba

hablar inglés o francés a numerosas personas. Hasta las costumbres cambiaron

en sectores de la clase dominante y de pequeña burguesía”. Muchos de estas

características denotan el hecho que los recientes Estados hispanoamericanos

estaban a la merced de las ambiciones internas dominantes y, sobre todo, de las

potencias extranjeras que veían en Latinoamérica un lugar de prosperidad para

sus propios intereses capitalistas.

2.3. Latinoamérica repartida entre las grandes potencias

Aquellos estados que surgieron y que fueron debilitadas por la creciente

marea de inestabilidad política y económica fueron presa de las pretensiones de

Europa y Norteamérica.

Gran Bretaña una de las que inicialmente logró adueñarse de la Guyana

y de islas Antillas, como Jamaica. Asimismo, intempestivamente colocó bases

en Guatemala con afán de conquista territorial siendo expandidas hacia

Honduras. Por otro lado, Estados Unidos, con una política expansionista

denominada “Doctrina Monroe” demostró una actitud imperialista y

colonialista, vio en Nicaragua un territorio muy valioso y estratégico, pues

ansiaba crear un gran proyecto dando forma a un canal que uniera los dos mares,

pacífico y atlántico, y poseer el control de este para sus propios intereses. De la

43
misma manera, México fue otra nación que fue afectada por las ambiciones

expansionistas de Estados Unidos, arrebatándole la mitad de sus territorios. Por

otro lado, República Dominicana vuelve a ser parte del dominio español y se

convierte en un foco de concentración para futuras incursiones del país ibérico

a Cuba y Puerto Rico.

Además, estas grandes potencias comenzaron a promover ideales de

unión basadas conformar un panamericanismo o interamericanismo, donde los

integrantes tendrían como énfasis el desarrollo de nuevos mercados que

beneficien los intereses de Europa, por lado, y Norteamérica, por el otro. Esto

generaba expectativas divergentes sobre la forma y la intensidad de la

cooperación, especialmente ocasionada por las relaciones políticas y

económicas asimétricas entre los EEUU y los países latinoamericanos. En las

primeras décadas de este siglo, se perfiló en Latinoamérica una cierta aversión

contra todas las formas de imperialismo, panamericanismo e intervencionismo.

2.4. La doctrina Monroe y el Panamericanismo

La doctrina Monroe fue una medida económica, política y militar que

nacía del interés de Estados Unidos por expandir su influencia económica. Estas

ideas fueron desarrolladas por la nueva generación de estadistas

44
norteamericanos de las primeras décadas del siglo XIX. El 2 de diciembre de

1823, en su mensaje anual al Congreso, el presidente James Monroe formuló

una serie de principios de la política exterior de Estados Unidos, que recibieron

el nombre de Doctrina Monroe.

La Doctrina de Monroe fue una regla política, una norma cuya

aplicación estaba condicionada en cada caso por factores diversos, por intereses

variables que obligaban a acomodarla a las circunstancias. A consecuencia de

esta política que los Estados Unidos desarrollaron desde los últimos años del

siglo XIX, la Doctrina Monroe se convirtió, en el primer tercio del siglo XX,

en un instrumento de intervención activa de parte de aquel país en algunos

pueblos del Caribe.

En efecto, la Doctrina Monroe se convirtió en bandera de la política de

Estados Unidos en el Hemisferio Occidental por muchos decenios. Según

Morales (2002, p. 51):

En el orden conceptual, la Doctrina Monroe implicó la ideología

hegemónica de los Estados Unidos para justificar, a través de su política

exterior hacia las naciones latinoamericanas, cualquier clase de

45
intervencionismo y expansionismo. Desde un lógico punto de vista

histórico la doctrina se apoyó en el llamado "destino manifiesto" de los

Estados Unidos.

Por consiguiente, la doctrina se convirtió en las bases de todo un

pensamiento de “protección y solidaridad” ante las amenazas de otros

continentes amenazando a Europa y aislar pacíficamente a América en

beneficio de los intereses económicos y la autoridad política de los Estados

Unidos. Asimismo, la Doctrina Monroe es la piedra angular de la idea del

Panamericanismo, pues está buscaba “unificar” y “salvaguardan” los recursos

de los territorios hispanoamericanos y sus gentes, el cual se convirtió en un tema

cuando varios defensores y partidarios de los Estados Unidos afirmaron la

existencia de un cuerpo común de interés y aspiración con la gente de

Latinoamérica.

El panamericanismo es un término que busca generar la solidaridad

entre los Estados Americanos. En sentido similar, se utilizan los términos

hispanoamericanismo e iberoamericanismo, para expresar las buenas relaciones

e integración que deben existir entre los Estados Americanos de habla hispana

o ibérica con España y Portugal; es decir, entre excolonias y sus anteriores

46
metrópolis. Así también podríamos tratar de indoamericanismo y

latinoamericanismo. Morales (2002, p. 53) menciona:

Los primeros antecedentes de la idea de Panamericanismo emergieron

en 1823 con la Doctrina Monroe en Estados Unidos, a pesar de que la

primera semilla puede encontrarse antes en los ideales del Libertador

sudamericano Simón Bolívar. Se puede argumentar, sin embargo, que

estos dos antecedentes del Panamericanismo tienen diferentes

intensiones y propósitos.

En efecto, uno de los mayores interesados en la promoción del

panamericanismo ha sido Estados Unidos, pero desde una óptica económica,

toda vez que su evolución industrial le ha urgido la búsqueda de mayores

mercados. será 1888 el año del inicio del panamericanismo estadounidense,

cuando el Congreso autoriza al Presidente Grover Cleveland que convoque a

los países latinoamericanos a una conferencia para asegurar mercados más

extensos a los productos de cada uno de los países referidos.

Por tal motivo, al año siguiente se realiza en Washington la “Primera

Conferencia Internacional Americana”, de la que surge la Unión Internacional

47
de las Repúblicas Americanas para la pronta compilación y distribución de

datos sobre comercio, con sede en Washington, y bajo la supervisión del

Departamento de Estado. En poco tiempo esta institución opta por el nombre

de “Unión Panamericana”, pero aún bajo el control del Departamento de

Estado. Al respecto, Morales (2002, p. 56) sostiene:

Esta primera conferencia incluía ocho puntos. Los más importantes de

ellos se referían a las medidas que tendían a conservar la paz y fomentar

la prosperidad de los diversos Estados Americanos, creación de una

unión aduanera americana, implantación de una moneda única,

establecimiento de un sistema uniforme de aranceles aduaneros,

recaudaciones y reglamentaciones portuarias para regular las

operaciones de importación y exportación, adopción de un plan de

arbitraje para resolver los litigios y conflictos que surgiesen.

Sin embargo, los verdaderos intereses de Estados Unidos era mantener

con el apoyo de los países cercanos y conformar un bloque que detuviera la

expansión económica de las potencias europeas. Asimismo, el interés de

Estados Unidos en los mercados y esferas de inversión de capital

48
Latinoamericano iba en aumento, esto relacionado con la reciente victoria en la

guerra civil del norte capitalista sobre el sur esclavista.

No obstante, la primera reunión logró fomentar la creación de la Unión

Internacional de las Repúblicas Americanas y su órgano permanente, la Oficina

Comercial, con sede en Washington.

La Segunda Conferencia Panamericana sería convocada en 10 años, la

tercera se dio en 1906 en Rio de Janeiro y cuarta, en 1910 en Buenos Aires. La

quinta que se daría en 1915, no se dio porque había empezado Primera Guerra

Mundial.

2.4.1. Etapas del Panamericanismo

Según Morales (2001, p. 57) el Panamericanismo se divide en

tres etapas:

La primera va desde 1824 hasta 1881 e inicia cuando Simón

Bolívar el 7 de diciembre de 1824 invita a los gobiernos del Continente

Americano para integrar una confederación que garantice el sistema que

49
planteaba el Libertador y que funcionará en tiempos de guerra o de paz

como un escudo.

En 1826 se realiza un Congreso en Panamá, del que surge un

Tratado de Confederación, que establecía un congreso permanente con

el fin de proteger los intereses del reciente sistema de las agresiones

extranjeras y asegurar la armonía de los miembros, aunque no logro

darse por falta de apoyo. Igualmente, en la Conferencia de Lima el 11

de diciembre de 1847; no logra salir ante los obstáculos políticos.

La segunda etapa abarca desde 1889 hasta 1928. En esta etapa

Estados Unidos toma la iniciativa para conformar la unión americana.

De entre las diferentes conferencias, es en la sexta, donde se establecen

los fundamentos de la organización regional y se adoptó una convención

sobre Unión Panamericana, que contiene los elementos de lo que

después se convierte en la Organización de Estados Americanos.

Durante estas dos primeras etapas, se observa poca voluntad por

parte de los Estados para ratificar los acuerdos. Probablemente a causa

50
de la incertidumbre ante un cambio o transformación de todo el sistema

hasta ese entonces establecido.

La tercera etapa es la más importante, va desde 1928 el presente.

En esta etapa se puede apreciar verdaderos avances resultados en todos

los niveles. Es así que, en 1933 la búsqueda de unión entre naciones

americanas resurge gracias a Franklin Roosevelt proponiendo la

cooperación entre todos los países americanos por medio de un fin

común.

En el año de 1948, en la novena conferencia de Bogotá, se crea

el primer indicio de panamericanismo en la historia, La Organización de

Estados Americanos, cuyo principal fin es establecer principios y

normas que ayuden a la cooperación y el apoyo entre sus miembros.

Aun así, la falta de visiones compartidas entre los miembros y

las diferencias estructurales de las distintas sociedades no crea un lugar

propicio para fomentar y desarrollar el termino panamericanismo en

todo su significado.

51
2.5. El contrapanamericanismo y el resurgimiento de la utopía latinoamericana

Alrededor de los años de 1980 para adelante, el Panamericanismo

promovido por Estados Unidos, genera una obstaculización en los esfuerzos

para conseguir la unidad continental siguiendo el ideal de Simón Bolívar. En

esta época donde el imperialismo norteamericano iniciaba una violenta ofensiva

expansionista contra los países de América Latina y el Caribe, usando al mismo

tiempo antiguos métodos colonialistas con reciente formas del capital

monopolista. Por consiguiente, el principal esfuerzo por una unidad

latinoamericana queda relegado a manos de pensadores o determinados sectores

y fuerzas políticas antimperialistas.

Entre los distintos personajes con un pensamiento crítico

latinoamericano están principalmente, José Martí, José Enrique Rodó, José

Vasconcelos, José Carlos Mariátegui, que cubren las últimas décadas del siglo

XIX y las tres primeras del XX.

Existen sucesos que permiten comprender y situar el aporte de muchos

de los pensadores al gran proyecto integracionista latinoamericano: en primer

lugar, la no continuidad de los encuentros en congresos y de las formas de

52
unionismo hispanoamericano y su sustitución por las conferencias

panamericanas; en segundo lugar, el fin del dominio español a causa de la

independencia de Cuba y Puerto Rico como también el intervencionismo

norteamericano en las naciones del caribe dan un contexto de necesidad de una

nueva lucha por la independencia: y en tercer lugar, al llegar el nuevo siglo

surgieron movimientos sociopolíticos en Latinoamérica, muchas de ellas

inspiradas por el exterior, nuevas formas de luchas de las clases populares y de

construcción nacional. Asimismo, América Latina se inserta en el capitalismo

mundial ayudando expandir las relaciones comerciales y desarrollando una

incipiente industrial.

Por otro lado, movimientos proletariados son estimulados por

pensamientos anarquistas, socialistas y comunistas. Destacándose la revolución

mexicana y las crecientes clases medias universitarias. Al respecto, Vitale

(2001, p. 68) señala:

El siglo XIX fue fértil en promover figuras políticas nacionalistas:

Benito Juárez en México, los López en Paraguay, Justo Arosemena en

Panamá, José Manuel Balmaceda en Chile, Eloy Alfaro en Ecuador,

Gregorio Luperón en Santo Domingo y otros. Junto a ellos hubo

53
pensadores y hombres de acción en una tradición antiimperialista: el

cubano José Martí, Eugenio María de Hostos y Ramón Emeterio

Betances en Puerto Rico y el chileno Benjamín Vicuña Mackenna.

Todos estos intelectuales reformularán el proceso para la integración

latinoamericana planteada por Simón Bolívar adaptándola a las nuevas y viejas

amenazas que existían.

2.5.1. José Martí y el nuevo ideario de integración latinoamericana

El pensamiento de José Martí, estuvo a la par de su intensa

práctica política, de una connotación antiimperialista,

latinoamericanista y democrático-popular. A causa del

intervencionismo de Estados Unidos, José Martí restableció el viejo

ideal de unidad hispanoamericana para afrontar el panamericanismo y

sus consecuencias a la integración latinoamericana.

La conceptualización de la realidad de América por parte de José

Martí se generó con nuevas cualidades en relación al tradicional

concepto de unidad, pues no se limitaba sólo a las antiguas colonias

españolas. Sino incluía a la totalidad del continente americano, así

54
comenzaba desde entonces a configurarse como sinónimo de

integración continental. Por consiguiente, en el ensayo "Nuestra

América", expuso su contrariedad frente a la agresividad de Estados

Unidos, la estrategia de la integración Latinoamericana, fundamentada

en la identidad histórica de nuestros pueblos. Casas (2007, p. 137)

menciona algunas ideas de su pensamiento:

La necesidad de superar un extranjerismo que parecía endémico

en las élites y también en importantes segmentos de los pueblos

latinoamericanos y se expresaba, entre otras cosas, en recurrir a

modelos foráneos de organización política. Criticó fuertemente

el concepto de raza, así como su corolario, el racismo.

La cuestión del desarrollo de un conocimiento propio donde la

universidad europea sea relegada a la universidad americana. Y

la historia de América, de nuestros antepasados, sea enseñado en

mayor medida que la europea.

El desarrollo de modelos políticos nacionales y democráticos, en

los que se haga “causa común” con los oprimidos y se incorpore

55
verdaderamente (y no dando la espalda) al indio, al negro, al

campesino.

La importancia de la creación, en las más diversas esferas de la

vida social y política, contra la pura imitación.

La cuestión de la unidad de los pueblos de “Nuestra América”,

contra el “gigante de las siete leguas”.

La crítica al desdén sobre Nuestra América y al desconocimiento

que muestra por ella la América del Norte, lo que la convertía en

el “peligro mayor de Nuestra América”.

En todos estos puntos, José Martí logro identificar el

expansionismo de estados unidos y criticó la tendencia imperialista de

este sobre América Latina. Propugnando como mejor medida contra este

hecho una segunda independización de Latinoamérica.

56
Sin embargo, la particularidad de su pensamiento radica en el

hecho que su lucha no solamente era anticolonialista sino con énfasis

antiimperialista. Vitale (2001, p. 49) menciona:

Martí sabía que no bastaba con romper el vínculo colonial

español, sino que también era necesario quebrar la dependencia

económica respecto de Estados Unidos. Dicha dependencia

había rebasado el intercambio comercial a fines del siglo XIX,

expresándose en el control de los ingenios azucareros y de la

producción taba-calera, como resultado de las fuertes

inversiones monopólico. Por eso el anticolonialismo de Martí era

a la vez antiimperialismo.

Esta diferenciación reside en el hecho principal que la lucha

anticolonialista de los revolucionarios de 1810, como Simón Bolívar, y

la lucha de liberación nacional de Martí, en que los primeros sufrieron

una dominación por parte del imperio español y Martí, aparte de eso,

luchaba contra el dominio económico y, tácitamente, político, de

Estados Unidos frente a Cuba.

57
Asimismo, el pensamiento de José Martí fue diferente por tener

una conducción política de carácter partidario. fue la única y primera

revolución contra el imperialismo de una Nación, que estuvo

encabezada por un partido. Por otro lado, el liderazgo se componía de

grupos de obreros, intelectuales y jefes militares pero ningún personaje

de índole burgués.

A pesar de todo, la falta de unidad latinoamericana y el escaso

apoyo brindado por los gobiernos del subcontinente, que desoyeron el

llamado de Martí para apoyar a los cubanos en la lucha contra España,

facilitó la intervención norteamericana en la guerra de independencia de

Cuba que se había reiniciado en 1895. No obstante, la contienda

hispanocubano-norteamericana de 1898 alertó a muchos pensadores

latinoamericanos sobre la urgencia de oponer la integración continental

al desaforado expansionismo del imperialismo norteamericano, que, en

su ofensiva, aprovechaba el atraso y la inestabilidad de los países de la

región.

58
2.5.2. José Enrique Rodó y el pensamiento Arielista latinoamericano

El pensamiento de José Enrique Rodó se caracteriza por

encargarse de reivindicar la cultura latina y sus bases en la cultura

hispana contrastándola con la cultura sajona. A partir de su obra Ariel

de 1900 es contundente la crítica al pragmatismo, al utilitarismo y, en

general, a la cultura estadounidense, a pesar de reconocer sus virtudes.

Casas (2007, p. 146) menciona:

En Rodó, a partir de su Ariel (1985, 93-137), es contundente la

crítica al pragmatismo, al utilitarismo y, en general, a la cultura

estadounidense, a pesar de reconocer sus virtudes (el culto de la energía

individual, la “grandeza y el poder del trabajo”, el desarrollo del espíritu

práctico, la conjunción de la libertad con la capacidad de asociación, la

capacidad de improvisación, el desarrollo de cierto bienestar material,

etcétera). Este reconocimiento le lleva a decir: “no les amo, les admiro”.

De este modo a José Rodó, no le interesaba hablar de una

dependencia puramente económica sino le interesaba hablar sobre la

influencia o dependencia que la cultura extranjera generaba en las

sociedades latinoamericanas. Por lo tanto, su crítica se enfoca en

59
diversos aspectos que retraban esta sociedad: comenzando por el culto

al ocio y al recreo, por su falta de motivación hacia los ideales y la

cultura noble; el “carpe diem” de esta sociedad generaba la falta de

tradiciones profundas, el cultivo del egoísmo individual y colectivo, la

existencia de una moral utilitarista, una sociedad que veía en el

republicanismo un medio para el progreso y no como el ideal para

alcanzar.

José Enrique Rodó elaboró una acabada protesta ética de la

indefensión latinoamericana ante la acometida de los Estados Unidos,

donde puso total énfasis en el cuidado de exponer el afán de apropiar

modelos ajenos a la propia realidad del continente latinoamericano,

dándose de manera introspectiva la aceptación de nuevas dependencias.

Al respecto. Casas (2007, p. 151) señala:

La visión de Rodó es latinoamericanista y crítica de la cultura

estadounidense, pero permanece todavía en él una visión

aristocratizante y clerical, con herencias del evolucionismo

positivista propio de la visión de algunas capas de la burguesía

progresista y de varios segmentos de intelectuales liberal-

60
democráticos de la época. La idea de raza se mantiene en sus

análisis. Recordemos que, para Martí, al contrario, “no hay odio

de razas, porque no hay razas”.

Para José Enrique Rodó, hay una magna patria que es una

realidad moral a reunificarse políticamente. Su ideal de raza es

permanente. Toda su obra está fundada en un proyecto multifacético

para toda sociedad. Se basa en conceptos como la raza y la tradición.

Para el existen, y existirán, en los países hispanoamericanos unos

vínculos sin fin, una integración moral que superará las divisiones

políticas que transcurren en el tiempo.

2.5.3. José Vasconcelos y la misión de la raza iberoamericana

José Vasconcelos tuvo gran influencia de la revolución

mexicana. En uno de sus libros iberoamericanistas, La raza cósmica.

Misión de la raza iberoamericana. Notas de viajes a la América del Sur

señaló que nuestra cultura mestiza asimiló a la cultura indígena, a

diferencia de la cultura norteamericana que la destruyo. Esto daba a los

latinoamericanos la oportunidad de reescribir la historia: la formación

de una nueva y quinta “raza integral”, raza “cósmica” o raza “síntesis”

61
Con el propósito de formar una sociedad integradora, y cuya misión se

encargarían los habitantes del continente latinoamericano.

Para Casas (2007, p. 161) “Vasconcelos enfoca una raza definitiva,

que surge de esta región que asimilaría todas las razas. No habla

biológicamente, sino trata de explicar que es algo más intrínseco y que

afloraría en cada hombre pues todos son de la capaces de mimetizar y

adaptarse a su entorno, tanto social como cultural.” Por lo tanto,

Vasconcelos aporta una nueva forma de ver la posible integración

Latinoamérica, distinta a las demás, por no se ser revolucionaria sino

idealista y utópica, pero con una lógica que ayudaría a promover y

estrechar los lazos que tanta falta hace a las distintas sociedades

latinoamericanas.

2.5.4. José Ingenieros y reivindicación de latinoamérica

El argentino José Ingenieros fue fundador del Partido Socialista en

1898. Médico de profesión, divulgó la moderna sicología y el enfoque

criminológico en su país, en el marco del avance de las ideas

positivistas. Su postura frente a la Doctrina Monroe lo demostró

diciendo:

62
No somos, no queremos ser más, no podríamos seguir siendo

panamericanistas. La famosa doctrina de Monroe, que pudo

parecernos durante un siglo la garantía de nuestra independencia

política contra el peligro de conquistas europeas, se ha revelado

gradualmente como una reserva del derecho norteamericano a

protegernos e intervenirnos (Citado en Vitale, 2001, p. 73).

Su pensamiento era revolucionario y contra imperialista, dando

severas críticas a la doctrina Monroe y su conveniente y des vergonzoso

uso por parte de Norteamérica en momento que solamente a esta nación

le favorecía. Es así que, fue partidario de retomar la lucha por la unidad

latinoamericana mencionando:

Creemos que nuestras nacionalidades están frente a un dilema de

hierro. O entregarse sumisos y alabar la Unión Panamericana

(América para los norteamericanos) o prepararse en común a

defender su independencia, echando las bases de una Unión

Latinoamericana (América Latina para los latinoamericanos)

(citado en Vitale, 2001, 74).

63
José Ingenieros estaba decidido a desenmascarar las verdaderas

consecuencias los modelos políticos y económicos que prevalecían en

el mundo. Por ejemplo, advertía el carácter colonialista e imperialista

que había adquirido el sistema capitalista mundial al promover la

inversión de capitales en las áreas llamadas periféricas. Resaltando el

hecho que el capitalismo norteamericano tenia intereses en captar las

fuentes de riquezas naturales y asegurarse el control monopolista, con

excusas de intervención para proteger los capitales que posee y

garantizar los intereses de sus prestamistas. Señalando que es totalmente

claro que tanta presión y poder de parte en los estados soberanos estos

tengas una independencia de su accionar.

Su pensamiento animó e impulso una actitud reformista de los

universitarios. Por ejemplo, alentó en los estudiantes universidades

populares a crear alianzas con los emergentes movimientos de obreros,

artesanos y campesinos, y poner su conocimiento al servicio de un

proyecto social.

64
2.5.5. Haya de la Torre: Indoamericanismo antiimperialista

En el Perú un joven llamado Víctor Haya de la Torre promovía

la Alianza Popular Revolucionaria para América Latina (APRA), un

idealista que estableció un movimiento de gran impacto en la historia de

Latinoamérica y generadora también de importantes polémicas en su

trayectoria. Se reconocen cuatro movimientos que influyeron en su

ideario: la Revolución Rusa, la Revolución Mexicana, la Reforma

Universitaria de 1918-1923 y el Pensamiento Nacional-antiimperialista.

Al respecto, Vitale (2001, p. 76) detalla que, según Haya de la

Torre, en la sociedad peruana existía un sector capitalista,

proimperialista que se desarrolló desde los grandes grupos de poder

económico nacionales, y otro feudal, conformado por los terratenientes

criollos que prevalecían desde los inicios de la República. Por lo cual,

el imperialismo era, para Haya de la Torre, la primera etapa del

capitalismo en Latinoamérica y que posteriormente se uniría con el

feudalismo, conformándose así un gran poder de influencia económica

y política en el Perú.

65
Es por ello que, Víctor Haya de la Torre propone una liberación

nacional a través de una revolución antiimperialista y antifeudal. Con la

característica de ser un movimiento policlasista de gran envergadura por

los agentes económicos del país sean nacionales y extranjeros, antes que

solamente conformar un partido cerrado de la clase obrera como

promovían los movimientos socialistas de la época, además tendría que

ser capaz de llevar adelante una revolución nacionalista, democrática y

antiimperialista, que estuviera dirigida por personas de la clase media

de la sociedad peruana.

Otro aspecto importante de su pensamiento, era la importancia

del Estado en la regulación de este nuevo sistema de gobierno. El Estado

tendría que ser el mediador de las nuevas tendencias y modelos que se

replanteaban en el Perú. Su principal objetivo sería reactivar la

economía, estimular el sector agrario y desarrollar la industria nacional

y por supuesto es la fuerza opositora que frene al sistema capitalista que

determina al gran poder imperialista.

Con respecto al proyecto de integración Latinoamericana. Él la

replanteaba con el hecho de conformar una federación de Estados donde

66
el poder político debía ser tomado por los productos antes que los

intereses imperialistas de Estados Unidos. Un ejemplo de ello era su

denuncia al uso del Canal de Panamá, que sería la mayor evidencia de

expansión y dominación que los Estados Unidos ejercían en los Estados

de Latinoamérica, proponiendo su internacionalización para los países

latinoamericanos.

Con el paso del tiempo el APRA se establecía, por medio de

Haya de la Torre, en un partido político que buscaba dirigir el Perú. Por

lo tanto, fue “una organización de proyección continental, lo que generó

contradicciones abiertas con las secciones de la Tercera Internacional en

América Latina. Haya de la Torre insistía en el carácter de su

organización: “Es el partido continental antiimperialista e

integracionista de la gran nación latinoamericana, que los apristas

llamamos Indoamérica, y que el genio del Libertador Simón Bolívar

quiso unir” (en Vitale, 2001, 76).

2.5.6. El Marxismo latinoamericano de Mariátegui

José Carlos Mariátegui fue uno de los más importantes

representantes del marxismo latinoamericano. Su pensamiento se

67
plasma en sus obras y escritos donde resalta la realidad peruana desde

un aspecto totalmente distinto a los socialistas de la época.

Luego de su expulsión del Perú por apoyar un movimiento

obrero, su obra estuvo influenciada al transcurrir por Italia y estar en

contacto directo con las polémicas teóricas y las luchas obreras y

sociales de su tiempo. El mayor aporte que entrego al estudio de la

realidad peruana fue su análisis de la situación del indio y su

interrelación con la situación de clases en el país. La precisó como una

cuestión económica y social y no meramente étnica o cultural. Vitale

(2001, p. 85) señala: “Mariátegui fue uno de los primeros marxistas

latinoamericanos en preocuparse seriamente de la cuestión indígena y

agraria por el papel que pondrían jugar en las comunidades indígenas en

la construcción del socialismo”. El enfoque revolucionario que estaba

planeando fue de una revolución agraria. Basado en el movimiento

indígena y que abordaba de frente la cuestión nacional, ateniéndose a

las especificidades de nuestro continente.

Asimismo, mediante su análisis a la realidad del modo de

producción daba por hecho que el capitalismo estaba siendo un nuevo

68
modo de colonialismo. Por lo tanto, para Mariátegui Latinoamérica

estaba siendo colonizada, todo esto ocurría por el desarrollo del

capitalismo a través del tiempo y que en su última fase que sería el

imperialismo que estaba afectando a los estados soberanos

latinoamericanos.

En su libro más importante: Siete ensayos de interpretación

sobre la realidad peruana. El expone sus inquietudes sobre la supuesta

postura antiimperialista que tenía la burguesía nacional a favor de sus

intereses con los obreros y campesinos.

Esta obra sería el primer intento de análisis marxista de una

formación social latinoamericana. Su hipótesis se conformaría en el

hecho que la burguesía progresista nunca existió en la historia peruana

y que por lo tanto no hubo un defensor de los intereses capitalistas e

imperialistas que desde el exterior se introducía en el país. Por lo tanto,

reclama una revolución que se oponga a la gran red del capitalismo

había tejido en los distintos sectores del país. Además, proyecto este

análisis a otras realidades de las sociedades latinoamericanas con la

69
lógica que nunca podrá haber una reconciliación de un capitalismo

independiente y manejado por los intereses a favor del pueblo.

Por ello, Mariátegui propone que es el socialismo el único medio

en que pueda frenar a los intereses del capitalismo y la formación de un

imperialismo cada vez más opresor. Pero con énfasis en una revolución

socialista con objetivos agrarios y antiimperialistas.

En este capítulo, se resalta el avance de proyecto de unión

latinoamericana en medio de los distintos sucesos sociales, políticos y

económicos del siglo XX. En medio de las distintas acciones como el

militarismo de gobiernos Latinoamericanos, la doctrina Monroe

planteada por Estados Unidos y las crisis económicas, causaron que el

proyecto de unión latinoamericana tome muchas facetas de carácter

social, económico y político.

70
Capítulo III

Integración latinoamericana en el siglo XX Y XXI

3.1. Procesos de Integración Latinoamericana hasta mediados del siglo XX

Desde inicios del siglo XX hasta la gran depresión económica las

relaciones en el continente americano estuvieron dominadas por las políticas

intervencionistas de Estados Unidos. Entre los países más afectados eran las

naciones del Caribe y Centroamérica, con especial énfasis en el canal de

Panamá donde tenían una colonia establecida. Bermúdez (2010, p. 361) señala:

A partir de 1933, con el presidente estadounidense Franklin D.

Roosevelt, las relaciones interamericanas adquirieron una cara nueva

ante los peligros que rondaban al mundo. Se implementó la política de

buena vecindad, que contemplaba el abandono táctico de la intervención

directa, a fin de reducir las existentes entre Estados Unidos y los países

de la región americana. Los propósitos de esta nueva política eran

neutralizar el antiamericanismo y poder contar con aliados seguros en

caso de conflictos internacionales.


Este plan estratégico tomo forma en la doctrina Monroe, y su aplicación

tuvo grandes cambios a la forma de integración de los países americanos

mediante el uso diplomático y militar por parte de Estados Unidos. Evidencia

de esto está la fuerte ofensiva diplomática para unir a América de amenazas

externas, para lo cual, Roosevelt realizo una campaña de difusión contra el

nazismo y el fascismo y su peligro para la paz del mundo.

A pesar de todo, se resalta el hecho que hasta inicios del siglo XX la

marcha para desarrollar el proyecto de integración latinoamericana no tenía un

fin claro que ayude a fortalecer a los países de hemisferio sur continental. Al

respecto, Bermúdez (2010, p. 362) manifiesta:

Haciendo un balance de los resultados de las conferencias

panamericanas con relación a la integración efectiva de los países de

América hasta 1928, se debe concluir que sus alcances fueron pobres,

por dos razones: 1) la disparidad de criterios en las cuestiones más

fundamentales de los países; 2) el apogeo que alcanzaba el imperialismo

estadounidense durante las dos primeras décadas del siglo xx (reflejado

en la creación artificial de Panamá, con la soberanía adquirida por los

Estados Unidos en la zona del Canal; y la aplicación de la Enmienda

72
Platt para el caso cubano). Estos fueron los principales eventos que

impidieron un acercamiento mayor entre los países del continente

americano.

Por lo tanto, durante todo el periodo republicano de la mayoría de países

latinoamericanos el proyecto de integrar Latinoamérica no logra formar una vía

a su desarrollo y queda estancada a merced de las grandes potencias que

subyugaron la voluntad y mitigaron el ideal de desarrollo autónomo.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos puso principal

énfasis en fortalecer y controlar el continente americano, dando órdenes a los

países vecinos de enemistarse decisivamente contra las potencias del Eje y crear

un gran bloque que este a favor de los intereses de los Aliados. Esto generó, al

final de la guerra, que Estados Unidos se consolide como nueva potencia global,

y que incremente la dependencia económica y militar de los países

latinoamericanos hacia ella, reemplazando así a Europa, que había quedado

relegada a causa de los estragos de la propia guerra.

Por otro lado, el concepto manejado del Panamericanismo hasta la

primera mitad del siglo XX tuvo un carácter favorable a intereses capitalista de

73
Estados Unidos hacia el hemisferio sur americano. Sin embargo, en el año de

1948, luego de concluir la guerra, el panamericanismo empezó a cambiarse

paulatinamente por el concepto interamericanismo. Concepto que fue manejado

dentro de la naciente Organización de Estado Americanos (OEA), organismo

que reemplazo a la Unión Panamericana.

El sistema interamericano fue desarrollado durante la Guerra Fría y tenía

como fin prioritario proteger al hemisferio del comunismo en nombre de la

solidaridad geográfica; es decir, de entrada, dicho sistema estuvo supeditado de

nuevo a intereses estratégicos y hegemónicos que impedían pensar en la

solución de otras problemáticas presentes en la región. Con el propósito de

fortalecer este sistema, se crearon dos instrumentos diplomáticos: uno militar,

el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), firmado en Río de

Janeiro, en 1947, un mecanismo de acción conjunta para la defensa del

hemisferio; y el otro político, la OEA, cuya carta se firmó en Bogotá en 1948

con dos objetivos básicos: 1) la solución pacífica de los diferendos regionales,

y 2) la seguridad colectiva (en Bermúdez, 2010. p. 364).

La OEA tuvo muchas controversias con respecto a su actividad para

fomentar la unión de los estados americanos. Por ejemplo, entre sus acciones

74
estuvo el hecho de hostigar a países que tengan una mala relación diplomática

y política con Estados Unidos, expulsándolas de la organización. Así, se denota

el favoritismo que mantenía este organismo a los intereses de Estados Unidos y

que solamente era un medio para fomentar la manipulación política y

económica con respecto a los países latinoamericanos.

Por consiguiente, comenzó a ver poca simpatía de los países del

continente por el concepto “panamericano”, en tanto que, en vez de servir para

incentivar la unidad, sirvió para resaltar que en el continente existían dos partes

muy diferenciadas, la América Sajona y la América hispana.

Además, a partir de 1948 se empezó a usar más la nomenclatura Las

Américas. Buscando romper con el esquema del panamericanismo planteado

por Estados Unidos. Por lo tanto, fue necesario el accionar crítico de

pensadores, políticos y movimientos populares que reactiven el sentimiento de

ser independientes y soberanos de sus Estados, dándose así un nuevo

replanteamiento de la realidad Latinoamericana. Al respecto, Bermúdez (2010,

p. 365) manifiesta:

75
Las nacientes organizaciones internacionales creadas en América a

mitad de siglo le dieron un impulso al concepto “Latinoamérica”. Este

fue acogido por vez primera en la denominación oficial de un organismo

internacional, al constituirse en el seno de la Organización de las

Naciones Unidas (ONU) en el año 1948 la Comisión Económica para

América Latina (CEPAL), con la que América Latina inició su proceso

de institucionalización internacional.

El Cepal fue una última acción para fomentar la integración

latinoamericana, tuvo la tarea de fortalecer el concepto de “Latinoamérica”

frente a la nuevas tendencias y grupos de poder que estaba generándose en el

mundo. Asimismo, ayudo a crear y desarrollar medidas cooperativas e

integradoras en distintas regiones del hemisferio sur continental de América.

En síntesis, en la primera mitad del siglo XX existió una diferencia entre

las formas de concebir las relaciones interamericanas por parte tanto de los

Estados Unidos como por parte de los países latinoamericanos, ya que la

potencia del continente enfocó la integración más hacia una alianza político-

estratégica, con la finalidad de extender su zona de influencia a lo largo del

continente americano; mientras los países latinoamericanos intentaban poner

76
énfasis en la colaboración y cooperación económica, es decir, en la

preponderancia de obtener algún tipo de ayuda o financiamiento para conseguir

el anhelado crecimiento económico.

3.2. La integración regional latinoamericana a mediados del siglo XX

Luego de la estructuración de potencias hasta mediados del siglo XX, se

dieron nuevos y distintos proyectos y movimientos que tenían el propósito de

desarrollar el proyecto de integración latinoamericana. Bermúdez (2010, p.

367) menciona: “han sido muchos los inconvenientes para la consolidación de

los proyectos iniciados: se han presentado antagonismos teóricos y prácticos

entre los países del continente. Por ejemplo, la hegemonía estadounidense en el

ámbito económico ha impedido una integración sólida”. Es importante resaltar

el hecho que, durante el transcurso del siglo XX, el interés de Estados Unidos

para fomentar la unión latinoamericana siempre provenía o estaba conformado

con la participación de dicho país.

A pesar de ello, se tiene claro que existió una dualidad en el proceso de

desarrollar la integración latinoamericana entre Estados Unidos y los países de

América del sur y el caribe. La primera buscaba más la conformación de alianza

política y económica que ayude a expandir su influencia y la segunda plantear

77
una organización con un principio de cooperación económica para fomentar y

establecer un medio de apoyo para el desarrollo económico.

Más adelante, alrededor de los años 70, se generó una nueva tendencia

para desarrollar la integración latinoamericana. Esto a causa de la crisis que

generaba el modelo económico en la región. Sin embargo, estas medidas

generaron que los mercados internos y externos sufran a causa del nuevo marco

económico planteado y acreciente aún más la crisis económica.

Es con la aparición de la Organización de Naciones Unidas (ONU) que

los intereses económicos latinoamericanos pueden beneficiarse del ámbito

internacional. Este nuevo enfoque de integración latinoamericana consideraba

que el fortalecimiento económico entre los países latinoamericanos era un

punto clave para crear una protección ante las ambiciones de Estados Unidos.

Resaltando un punto diferencial con las anteriores formas de integración

latinoamericana, donde era más evidente el interés económico empresarial que

fomentar el ideal de cooperación entre países con un pasado común.

Con todo, en los últimos 45 años, fueron muchos los intentos por

estimular el desarrollo de la integración mediante proyectos concretos.

78
3.2.1. Proyectos de integración latinoamericana

Panty (2008, p. 140) da una vista rápida por la cronología de la

integración latinoamericana:

A. Pacto Andino

Pacto Andino: Grupo subregional creado por el acuerdo

de Cartagena de 1969 e integrado por Bolivia, Colombia, Chile,

Ecuador y Perú. Posteriormente, se adhirió Venezuela y, en

1976, se retiró Chile.

Un examen pormenorizado de diversos análisis

comparativos referidos al acuerdo revela que, no obstante, la

longitud del acuerdo, su capacidad de funcionamiento dentro del

contexto global actual, se ve limitado por la concepción de

mundo con que este pacto fue creado. Con todo, es uno de los

proyectos de integración más emblemáticos del Continente,

básicamente por el espíritu que animó a sus creadores, al

momento de suscribir el histórico Acuerdo del Pacto Andino.

79
B. Can

CAN o Comunidad Andina de Naciones es una

organización subregional de integración con personería jurídica

internacional, constituida por Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú

y Venezuela y compuesta por los órganos e instituciones del

Sistema Andino de Integración (SAI), que tiene por objetivos

promover el desarrollo equilibrado y armónico de los Países

Miembros en condiciones de equidad, mediante la integración y

la cooperación económica y social. El devenir de este acuerdo es

verificable en una historia cuya cronología ya abarca un lapso de

casi 40 años.

C. Mcca

MCCA o el Mercado Común Centroamericano está

integrado por Costa Rica. El Salvador, Guatemala Honduras y

Nicaragua. Se rige por el Tratado de Managua (1960) y sus

protocolos modificatorios. Su población representa un 6.5% y su

territorio un 2.1 % del total de América Latina. Su producto

80
Interno Bruto un 2.2% del de la región. Actualmente, el MCCA

constituye una unión aduanera imperfecta.

D. Caricom

Comunidad y Mercado Común del Caribe (CARICOM)

es un acuerdo de integración regional conformado por Antigua-

Barbuda, Bahamas, Belice. Dominica, Granada, Montserrat, Sta.

Lucia, San Vicente y las granadinas, St. Kitts y Nevis. Tiene por

objetivos: estimular la cooperación económica en el seno de un

mercado común del Caribe; estrechar las relaciones políticas y

económicas entre los estados miembros; promover la

cooperación educacional, cultural e industrial entre los países de

la Comunidad.

Muchas de las claves de este acuerdo se encuentran en el

proceso que se llevó adelante para constituir este conglomerado,

se hallan en la historia del CARICOM.

81
E. Aladi

Asociación Latinoamericana de Integración, fue creada

en 1980, mediante el llamado Tratado de Montevideo, suscrito

el 12 de agosto de 1980, por los gobiernos de Argentina, Bolivia,

Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, México, Paraguay, Perú,

Uruguay y Venezuela.

En el mismo documento, se consignó que los países

firmantes estaban animados por el propósito de fortalecer los

lazos de amistad y solidaridad entre sus pueblos, persuadidos de

que la integración económica regional constituía uno de los

principales medios para que los países de América Latina

pudieran acelerar su proceso de desarrollo económico y social, a

fin de asegurar un mejor nivel de vida para sus pueblos.

F. Mercosur

Mercado Común del Sur o MERCOSUR es una

agrupación regional formada por Argentina; Brasil, Paraguay y

Uruguay. El día 26 de marzo de 1991, en la ciudad de Asunción

del Paraguay, se firmó el Tratado de Asunción para la

82
Constitución de un Mercado Común entre estos países. Este

instrumento, luego, fue ampliado por el Protocolo de Asunción,

firmado en 1994.

El objetivo primordial del Tratado de Asunción es la

integración de los cuatro Estados Partes, a través de la libre

circulación de bienes, servicios y factores productivos, el

establecimiento de un arancel externo común y la adopción de

una política comercial común, la coordinación de políticas

macroeconómicas y sectoriales y la armonización de

legislaciones en las áreas pertinentes, para lograr el

fortalecimiento del proceso de integración.

G. Alca

Alca o Área de Libre Comercio de las Américas es una

iniciativa de constitución de un acuerdo comercial que integra a

países de América, propuesta en diciembre de 1994 por los

Estados Unidos de Norteamérica durante la Reunión de Jefes de

Estado del Continente, realizada en Miami.

83
El Alca es un proyecto norteamericano de orientación

neoliberal para el mantenimiento del predominio de USA sobre

los Estados del sur, el sometimiento de los mismos y el

aniquilamiento de sus procesos de integración como CAN,

MERCOSUR, etc. Los TLC son los instrumentos para su

implementación.

H. Alba

Alba es la Alternativa Bolivariana para los pueblos de

nuestra América, que surge en Cuba en diciembre del 2004, en

oposición a el ALCA y los TLC patrocinados por USA. ALBA

está integrada por Venezuela, Cuba, Nicaragua y Bolivia,

además de Ecuador y Haití. Se propone no solo una integración

de mercados, sino también una integración política y social.

I. Unasur

Unasur es la primera propuesta de integración

sudamericana como conjunto. El 8 de diciembre de 2004 se

constituyó la Comunidad Sudamericana; y a partir de la Cumbre

de Isla Margarita, en abril de 2007, se le cambió el nombre por

84
el actual UNASUR, lo cual quedó protocolizado en el Tratado

de Brasilia, firmado el 23 de mayo de 2008. Tiene como

propósito: contribuir a la identidad y ciudadanía suramericana.

Sus instituciones son una mezcla entre los parámetros del Grupo

de Río y los existentes en los demás mecanismos de integración.

Entre los problemas que plantea enfrentarse encuentra la

pobreza, la exclusión, y la desigualdad social; así mismo busca

promover el mejoramiento de los niveles de vida de amplios

sectores poblacionales. En el proceso de formación de

UNASUR, los dos principales impulsores han sido los gobiernos

de Brasil y Venezuela. Esta unión integra 12 países cuatro de la

CAN (Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú); cuatro del Mercosur

(Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay); más Venezuela y

Chile, que son miembros asociados de ambos grupos

subregionales; se completa con Guyana y Surinam. El

Parlamento Suramericano tendrá su sede en Cochabamba -

Bolivia.

85
3.3. Problemas y obstáculos en el proceso de integración

En los últimos años del siglo XX las crecientes crisis económicas en

América, Asia y Europa, generaron la necesidad de una integración económica

para la subsistencia de las economías emergentes de Latinoamérica. Sin

embargo, surgen inmediatamente problemas en la región que permitan

materializar el proyecto de integración entre los países latinoamericanos. En

sentido, a continuación, se explican los problemas y obstáculos políticos,

sociales y económicos señalados por Forero (2010, p. 173):

3.3.1. Problemas y obstáculos políticos

- Debilidad democrática y problemas de gobernabilidad: Una política

demagoga e improvisada por parte de los partidos políticos, así

como un desdén en la participación ciudadana en asuntos

democráticos ha generado una tendencia vacía y poco significativa

de la gobernabilidad y su potencial para fomentar políticas de

integración, mejoramiento del empleo, distribución equitativa de

los ingresos, la seguridad ciudadana y la erradicación de la

corrupción para desarrollar un ambiente favorable para la

integración entre los países latinoamericanos.

86
- Área marginal en los temas globales: Los países latinoamericanos

permanecen calificados como tercermundistas, por lo tanto, no se

encuentran dentro de la vista de las grandes potencias. Esto

ocasiona una dualidad circunstancial, positiva porque se encuentra

con mayor libertad para ejercer sus políticas frente a sucesos

mundiales y negativa porque no se encuentra dentro del marco de

desarrollo de las principales potencias.

- Debilidad institucional y ausencia de mecanismos regionales

efectivos de resolución de conflictos: Las políticas de contención y

resolución de conflictos no están bien implementadas en las

políticas de gobierno de los países latinoamericanos. Lo por cual,

muchos conflictos son resueltos, por ejemplo, en instituciones

internacionales como la corte de la Haya

- Ausencia de liderazgos regionales: No existe una guía que fomente

el desarrollo de la integración latinoamericana. Esta ausencia de

liderazgo genera que se necesite un sentido estratégico a los

procesos políticos regionales, y colocarlos en la agenda del sistema

internacional. En otras palabras, la ausencia de un liderazgo

87
unificador de intereses comunes causa que primen la individualidad

y se creen mayor énfasis en intereses nacionales.

- Una región sin sentido estratégico: De la misma manera de la

repercusión de la falta de un liderazgo regional, esto también

ocasiona un vacío en proyectos de unificación entre los países

latinoamericanos y, por lo tanto, medidas que ayuden a largo plazo

al desarrollo regional y fomente su participación efectiva en el

contexto internacional. Además, esto puede identificar los intereses

nacionalistas de los gobiernos de turno de cada país en América de

sur y Caribe.

- Ausencia de confianza institucional: Como punto aparte de toda la

mezcolanza democrática de los países latinoamericanos, se agrega

el hecho que el liderazgo de los partidos políticos, planes de

gobiernos e ideología pobre se genere una disparidad política y

decadencia ideológica para fomentar proyecto de integración entre

los países.

- Exceso de retórica de los gobiernos latinoamericanos: A pesar de

existir una considerable cantidad de cumbres y reuniones entre los

88
países latinoamericanos. Todos son solamente actividades

protocolares que buscan, de manera demagoga, calmar las ansias de

conseguir que el proyecto de integración latinoamericana se

formalice. Esto hace que en la práctica se convierta en un verdadero

obstáculo e impida realizar tan añorado proyecto.

- Tendencia nacionalista: El nacionalismo de los países

latinoamericano se fortalece cada día que un gobierno, falto de

visión internacional, accede al poder. Generando así una tendencia

peligrosa para la fomentación de integración regional.

3.3.2. Problemas y obstáculos sociales

- Una región inequitativa con grandes masas marginadas: Uno de los

puntos críticos que caracteriza a la mayoría de países

latinoamericanos sigue siendo la pobreza. A pesar de que se toman

medidas que fomenten el empleo y el desarrollo económico de los

países, es un problema que genera grandes brechas entre los

sectores sociales de un país y que el progreso efectivo de

integración regional se obstaculice.

89
- Ausencia de cohesión social, nacional y regional: La existencia de

un gobierno débil que se mide por los intereses de grupos de poder

económico para implementar medidas políticas, económicas y

sociales genera una gran dualidad de intereses extranjero con

intereses del pueblo. Causando que existe una ausencia cohesión

social, nacional y regional.

- Una alta heterogeneidad: La diversidad cultural, geográfica,

económica y política que existe en los diversos países

latinoamericanos causas que una gran disparidad en el modo de

lograr unificar y cohesionar intereses comunes de cada uno de ellos.

Por ejemplo, la diferenciación de mercados, el tamaño y cantidad

de culturas, la extensión geográfica y el progreso industrial. Sin

embargo, esto ha generado que nuevos actores políticos tomen la

iniciativa para sobresalir entre la multitud de políticos tradicionales.

Un ejemplo, sería el gobierno de Bolivia con su política pro

indigenista que ha ayuda a desarrollar este marginado sector social

de la región.

90
3.3.3. Problemas y obstáculos económicos

- Un crecimiento económico relativo en los últimos años: La poca

capacidad para fomentar el crecimiento económico en los países

latinoamericanos cambia a partir de la apertura del mercado asiático

y la exportación de materias primas. Sin embargo, se puede notar

que no los va igual a todos los países. Hay unas economías ya en

recesión, otras se encuentran con pronóstico reservado y otras se

han venido desacelerando a causas de los distintos estados de crisis

que existen en el ámbito internacional.

- Modelos de desarrollo diversos: Se pueden identificar tres visiones

dentro de los modelos de desarrollo. La primera, se enfoca en

desarrollar el mercado; la segunda, en fomentar una armonía entre

el Estado y el mercado, con intereses en el aspecto social; y la

última, enfocado en la autonomía estatal para el manejo de la

economía.

- Ausencia de una política comercial común: Esto implica que,

mientras las exportaciones de los países latinoamericanos crecen

vigorosamente al calor de la demanda de minerales y alimentos de

91
China y la India, el comercio entre ellos tiende a decrecer, al tiempo

que la institucionalidad y las medidas de política para concretar una

integración más sólida avanzan muy lentamente.

En este capítulo, se concluye como el proceso de integración se

transformó desde un ideal de desarrollo político, social y económico a

la cooperación macroeconómica entre los países latinoamericanos.

Entre este tipo de alianzas la constituye por ejemplo la CAN, ALADI,

MERCOSUR, entre otros. Asimismo, se resalta el hecho de los

obstáculos que aún perdura para poder cumplir el proyecto, así como,

nuevos problemas que surgen por la dinámica social, política y

económica en el mundo.

92
Conclusiones

PRIMERA. El proceso de integración latinoamericana se dio a partir del sentimiento

independentista en a finales del siglo XVIII e inicios del siglo XIX gracias

a los aportes de Juan Pablo Vizcardo y Guzmán, Francisco de Miranda y

finalmente luego del periodo independentista, el poder recayó en manos

de intereses personales, así como también a merced de las grandes

potencias europeas y norteamericana.

SEGUNDA. Los antecedentes de la integración latinoamericana se encuentran en las

ideas de lucha contra la opresión de la corona española que fueron

planteadas por Juan pablo Vizcardo y Guzmán y Francisco de Miranda,

luego fortalecidas por Simón Bolívar a través de dos documentos la Carta

Magna y el Manifiesto de Cartagena, se analizó la realidad

latinoamericana y se planteó los ideales de una unidad latinoamericana.


TERCERA. La crisis de los caudillos y militares durante el siglo XIX dejó a

Latinoamérica debilitada ideológicamente .Ante esta situación surgieron

nuevos pensadores, entre los que destacan José Martí, José Rodó, Raúl

Haya de la Torre y José Vasconsuelos, que recurrieron al ideal

Bolivariano para poder desarrollar un nuevo ideario de progreso y

desarrollo en conjunto, sin embargo, Estados Unidos mediante la doctrina

Monroe y el Panamericanismo, logra subyugar a las naciones hispanas y

usarlos a favor de su interés.

CUARTA. La realidad actual de Latinoamérica está inmersa en los vaivenes de la

economía mundial y las políticas nacionalistas de cada país. Los intentos

de la integración latinoamericana están limitada a un aspecto meramente

comercial y económico, dejando atrás el afán de una unión cultural y

política que ayude el progreso íntegro de las naciones Americanas del

Caribe y Sudamérica.
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http://revistas.uncu.edu.ar/ojs/index.php/mel/article/view/201/88

Vitale, L. (2010). La larga marcha por la unidad y la identidad latinoamericana, de

Bolívar al Che Guevara. Recuperado el 12 de julio de 2018, de Archivo Chile:

file:///C:/Users/WIN%2010/Downloads/LA_LARGA_MARCHA_POR_LA_

UNIDAD_Y_LA_IDENT.pdf
Anexos

PLAN DE CLASE

1. Información general

1.1. Tema: La integración latinoamericana: Antecedentes, Utopía y Realidad.

1.2. Duración: 45 min

1.3. Bachiller: Celia Verónica Mollo Gómez

1.4. Especialidad: Ciencias Sociales y Promoción Socio-Cultural

2 Objetivos

2.1. Objetivo general:

Explicar los antecedentes, utopía y realidad del desarrollo de la integración

latinoamericana.

2.2. Objetivos específicos

 Analizar los antecedentes de la integración latinoamericana desde el

proceso independentista hasta el congreso de Panamá.

 Describir la reintegración latinoamericana desde finales del siglo XIX

hasta el siglo XX.

 Valorar la situación actual de la integración latinoamericana


3. Contenidos de aprendizaje

3.1. Título: La integración Latinoamericana: Antecedentes, Utopía y Realidad.

3.2. Motivación: Presentación de un video

3.3. Resumen Temático:

- Antecedentes de la integración latinoamericana

- La reintegración latinoamericana en el siglo XX

- Integración latinoamericana en el siglo XX Y XXI

4. Metodología

4.1. Método : Deductivo-Inductivo

4.2. Técnica : Expositiva

5. Materiales Didácticos

 Proyector multimedia

 Diapositivas

 Pizarra acrílica

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