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CHARLES BAUDELAIRE

Traducción: Carlos Pujol

1.* edición: octubre, 1984 t


ESCRITOS SOBRE La presente edición es propiedad de Editorial Bruguera, S. A.
LITERATURA Camps y Fabrés, 5. 08006 Barcelona (España)
Prólogo, traducción y notas: (, Carlos Pujol 1984 Diseño de
cubierta: Neslé Soulerry
Printed in Spain
ISBN 84 02 10163 1 I Depósito legal: B. 26.612 1984 Impreso en los
Talleres Gráficos de Editorial Bruguera, S. A. Carretera Nacional
152, km 21,650. Parets del Vallés (Barcelona) 1984

BRUGUERA

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les dedican una rápida mención. Sic transit. Eso es
Prólogo todo lo que ha quedado, poco más de un siglo
después, de rutilantes académicos, temibles críticos,
imperecederos poetas y novelistas de fama bien
cimentada.
Una lección de humildad para nosotros. Gente
tragada por el olvido que entonces parecía ser
alguien, y que ha resultado no ser más que una
apariencia cuyo recuerdo, en breves y piadosas
notas a pie de página, nos sume en una vaga
melancolía. El señor Dupont, tan vulgar como ya
indica su apellido, ¿pudo creerse un gran poeta?
¿Quién se acuerda de Le Vavasseur, de Asselineau,
de Barbier? Al señor Augier, ¿por qué se le juzgó un
¿Es el poeta un bruto inspirado o un perpetuo dramaturgo ge nial? Todo ese tropel de generales,
niño que sólo sabe sacar música misteriosa de las príncipes y duques que atestaba la Academia
palabras? Opínese lo que se quiera, pero en el caso Francesa, ¿se tomaron alguna vez en serio, se
de Baudelaire nada menos cierto. El mayor poeta creyeron metafóricamente inmortales?
de su siglo es también uno de los hombres más ¡Cuántos nombres olvidados que dan pie a
inteligentes que dio la Francia del xix, uno de los ataques vehementes, en los que hoy creemos ver
que hablan de literatura con mayor lucidez, una cierta despro porción, o, ay, a elogios
conocimiento y profundidad. hiperbólicos que nos hacen son reír. Decían los
Publicar ahora en castellano la crítica latinos que el águila no caza moscas, y sin
baudeleriana no es, pues, añadir unos textos embargo, ¡cuántos grises moscones del Segundo
circunstanciales al glorioso monumento de Las Impe rio legan su borroso nombre a la posteridad
flores del mal. Son éstas unas páginas sin gracias a elogios de amigo o a la ira justiciera de
desperdicio, admirables, de una penetración tan Baudelaire!
rara en su tiempo como en el nuestro; con un Es difícil hablar de los contemporáneos, nunca se
humor devastadoramente amargo y justo, y una puede decir todo, la proximidad con frecuencia nos
seguridad de estilo y de matices que han de ser la engaña, se cambia de parecer, hay que disimular
envidia de cualquier crítico contemporáneo que aversiones bien arraigadas con frases de doble
conserve algún residuo de buen gusto. sentido. A Baudelaire, ¿le gustaba tanto Dupont?
La lectura de estos comentarios mueve a pensar ¿No son exageradas las alabanzas que dedica a
que en la época de Baudelaire abundaban los Gautier, quien tal vez no merecía la honrosa y
perfectos imbéciles, las mediocridades rimbombante dedicatoria de Las flores del mal?
encumbradas, las glorias ficticias; los famosos cuya Sabemos, en cualquier caso, por sus cartas, que
identidad hoy hay que buscar en viejos libros o en no le gustó Los miserables, novela de la que habla
minuciosísimas historias de la literatura que apenas muy bien en un largo artículo; lo cual no impide

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que en otro se ensañe con Victor Hugo. ¿Es esto entusiasmos, remiten al propio poeta. No hay
crítica literaria? ¿O es estrate gia, con sus dosis de menos Baudelaire en estas páginas que en sus
bilis, de venganza, de compromiso y de versos más célebres, ni, por lo común, están escri
compadraje? ¿Fue Baudelaire un verdadero crítico tas con menos vigor, dramatismo y hondura.
lite rario, pueden decirnos algo, todavía hoy, sus El texto que abre nuestro volumen, el primer
escritos de entonces? artículo sobre Pierre Dupont (habrá otro más
Indudablemente sí, porque los excesos y defectos matizado y distanciado) es una curiosidad histórica
de estas páginas, fáciles de subsanar para un lector que nos presenta a un Baudelaire que, en 1851,
juicioso, no afectan a lo esencial; no alteran el todavía excitado por los ideales revolucionarios de
hecho de que Bau delaire en el fondo apenas habla 1848, hace un clamoroso elogio de un rimador
de personas, mientras que habla en cambio mucho obrero, cuyo recuerdo no tardaría mucho en caer
de las dos únicas cosas que le importaban de veras: en el más justo de los olvidos.
la Literatura con mayúscula y él mismo, dos Nada menos baudeleriano que esa exaltación sin
nombres diferentes de algo que se confundía con límites de la poesía útil, sobre la que, años después,
su propia personalidad, con su vocación. al hablar de Poe, volcará los sarcasmos más feroces;
Qué es la Literatura y qué no es. Es Belleza y de la poesía sincera, natural, tomada como
Verdad, un fin en sí mismo. No es predicación, «síntoma de unos senti mientos públicos», del
moral, facilidad, desaliño, pereza, engaño. Es poeta como abanderado del «amor a la virtud y a la
talento, pero también trabajo, inspiración, desde humanidad».
luego, pero más aún constancia, esfuerzo. No es Y nada más baudeleriano que su absoluta
mensaje del tipo que sea, camuflando mer cancías rebeldía ante las ideas consagradas y los valores
averiadas, no es satisfacción a los lectores en busca establecidos, su necesidad de estar en contra; nada
del éxito. Es exigencia y sacrificio, altura. Todo un más suyo también que su identificación con el
programa sobre el que ejemplariza los casos a favor rebelde, en la que no falta ni una transparente
y en contra de gente de su tiempo. alusión familiar a la tiranía de su padrastro, el
Y detrás de la Literatura está el artista, complejo y general Aupick.
atormentado, doloroso narciso que se mira Páginas llenas de brío y de pasión —que sin duda
incansablemen te en su propia imagen crispada, pos teriormente avergonzaron al poeta— en las
fuera de la cual sólo consigue interesarse por las que declara sublime a un escritor muy mediocre, a
mayúsculas de la BELLEZA. Aunque la VERDAD, que un poetastro, sin más razones que las de su
para él reside en el sufrimien to, en el dolor como representatividad revolucionaria. Pero, ironías del
única aristocracia de este mundo, completa y oportunismo crítico y de la estética ideológica:
humaniza turbadoramente tan altiva visión de las Dupont (a quien Marx llegó a citar en El Capital) se
cosas. sometió poco gallardamente al Segundo Imperio y
Baudelaire que sólo habla de sí mismo, que sólo se avino incluso a cantar las victorias de Napoleón
se alude a él; que hace una crítica que es ya de por III en Crimea.
sí Literatura, y en la que todas sus palabras, sus A posteriori, pues, la enseñanza de este escrito
cóleras y sus aficiones, sus protestas y sus tan de circunstancias, abona la filosofía del

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Baudelaire maduro: la vida —a diferencia del Arte, ética fácil y pequeñita, rentable, que el crítico
cuya exigencia lo hace perenne— traiciona; flagela sin piedad. ¿Buenos ejemplos? Según —y
Dupont, arquetipo del poeta útil, re nuncia al aquí se escuda en frases y actitudes de Balzac—,
símbolo en el que residía todo su interés, y pero hipocresías moralizadoras, moral como la
entonces se convierte en la pura nada. Lección de la solución más confortable para la vida, no.
que el poeta hecho crítico iba a tomar buena nota: No transcurren muchas semanas sin que vuelva a
jamás servir a estética que pueda perder todo valor po nerse ferozmente en pie de guerra, esta vez
por razones ajenas a la estética. luchando en otro frente. Empieza a hacer estragos
Con muy pocos meses de diferencia, asesta luego un neoclasicismo que representa muy bien la obra
dos golpes tremendos y sarcásticos, por así decirlo primeriza de Théodore de Banville, de quien son
a derecha y a izquierda: a la literatura ñoña y Las estalactitas en 1846, y con tra el que se dirige
moralizadora por un lado, a los brotes de sin duda este artículo. Fervores anti guos de cartón
esnobismo neopagano por otro. Entre las fechas de piedra, risibles ampulosidades mitológicas que no
ambos artículos (noviembre de 1851 y enero de tardarán en dar paso, con un poco más de solidez,
1852), curiosa y significativamente, la del golpe de a los primeros parnasianos.
Estado de Luis Napoleón. El Segundo Imperio Baudelaire se ensaña también con ellos, con su
estaba en puertas. presuntuoso paganismo, su ridicula amoralidad
Baudelaire se busca a sí mismo, sin romper del afectada, su desdén trágico cómico por las
todo con los acentos cándidamente humanistas y realidades más bien sórdidas en que tales literatos
en cierta manera razonables de su texto sobre se ven metidos a pesar suyo. Si la exaltación
Dupont, en el que de todas formas es posible que sistemática de una virtud a pequeña escala le
haya que atribuir una buena parte más a la amistad parece una falsedad, no menos falsa es esa pose de
personal que al convencimiento. ¿O creía aún en el titanismo de guardarropía, con túnicas y clámides.
ideal de una poesía sencilla, sana y popular, con sus «La ley de la vida exige que quien rechaza los
ribetes de utilitarismo? goces puros de la actividad honrada sólo pueda ser
Tal vez, pero en cualquier caso, nada en la sensible a los terribles goces del vicio», escribe, y
ramplona gazmoñería del teatro de Augier, al que nos deja perplejos, porque eso casi podría firmarlo
dedica un violento ataque ahora que el ministerio algún conspicuo moralista de la «escuela del
amenaza con patrocinar ese tipo de literatura. ¿Qué
hacemos con la virtud? Qui zá, viene a decir, vale sentido común». ¿O está pensando en Pierre
más practicarla que aconsejarla en versos ripiosos. Dupont, a quien no es el momento más oportu no
Una virtud predicada desde el escenario por Augier para citar después del 2 de diciembre?
y compañía enmascara los propósitos más Con todo, eso tiene ecos muy de su poesía. Y
inconfesables, entre ellos el de sustituir añade: «El pecado contiene su infierno, y la
fraudulentamente el arte por la moral. naturaleza dice de vez en cuando al dolor y a la
Y además, ¡qué moral! Un simulacro miseria: ¡ Id a vencer a esos rebeldes!» Seguimos en
acomodaticio y satisfecho para las personas de el mismo tono, pero el enfoque de la cuestión ¡ nos
orden que llenan los palcos y la platea, un recuerda tanto a Las flores del mal! Es un
pancismo disfrazado de buenas costumbres, una momento de encrucijada, en pocos meses los tres

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artículos hacen confluir, confusa y turbulentamente, condenado a una multa y a la supresión, en
encontrados principios de estética y de ética. ediciones posteriores, de determinados poemas.
Viejas polémicas para historiadores de la No puede extrañarnos, pues, el ardor de la
literatura, podrá pensar alguien, ¿quién se acuerda defensa baudeleriana, que insiste en unos cuantos
de Dupont, de Augier o de Banville? ¿Quién les lee puntos capitales que le afectaban muy de cerca: la
ahora? No nos engáñenos, aunque no les leamos, verdad última de lo que se describe, la belleza
entre nosotros están sus sucesores. El populismo purificadora del arte, la justificación espiritual,
social, la blanda moralización y el paganismo aunque paradójica, de un asunto aparentemente
frenético tienen también sus nombres ayer mismo y poco ejemplar. Otra vez a vueltas con la moral y la
hoy, son posturas y tentaciones, no menos ridículas virtud, que de nuevo hay que distinguir de la
que hace un siglo y medio, ni tampoco menos verdad y el arte.
presentes. Pero hay otra cuestión mucho más concreta que
Baudelaire se orienta orientándonos con la le atañe especialmente y en la que pone un gran
profundidad de su crítica implacable. Los suyos no interés. Pasa revista a diversos autores
son textos históricos si saben leerse debidamente, contemporáneos, algunos muy olvidados hoy,
sino búsquedas difíciles, pugnas secretas del artista como Bárbara, otros en esa semipenumbra que
consigo mismo que es posible que nunca pierdan sólo frecuentan los eruditos: Champfleury, Custine,
actualidad; que siempre sigan siendo luz para a quien recordamos por sus Cartas de Rusia más
lectores que en otras circunstancias reconocen a los que por sus novelas... Otros relegados al
mismos fantoches con los que batallaba Baudelaire inframundo del folletín, como Féval, y quizá sólo el
al filo del golpe de Estado del príncipe presidente crepitante Barbey con plena vigencia.
Luis Napoleón. A todos les hace reproches, para concluir que
El artículo sobre Madame Bovary es del otoño de sólo Flaubert ha hermanado la vulgaridad del
1857, cinco años y medio después del último asunto —vulgaridad deliberada, muy consciente—
con el genio del escritor. Adulterios provincianos
comentado. Las vacilaciones ya no existen, el poeta mezquinos, sórdidos, es cuanto merece nuestra
sabe adónde va y qué caminos quiere seguir, y época, dice, lo único que puede entender, porque
cuando exalta la novela flaubertiana lo hace más está a su altura. Los demás se pierden en las nubes,
que como crítico, como escritor que se reafirma a sí sólo Flaubert es fiel a la verdad de su siglo
mismo mirándose en el espejo de una obra en la retratando la zafiedad moral.
que advierte no pocas afinidades sustanciales. Nuestro siglo es feo y adocenado, y todo eso
La primera y más obvia aparece aludida en pocas tiene que pasar a la literatura, pero el escritor no
palabras: «la moral, que por un celo ciego y renuncia a sí mismo, y convierte en arte esos
demasiado vehemente...» En este año de 1857 materiales vulgares de la realidad. La fascinación
Madame Bovary y Las flores del mal baudeleriana por lo feo tratado artísticamente,
comparecieron ante los tribunales franceses bajo la como contrapeso realista de la sublimidad del
acusación de ofensas a la moral pública. Como es mismo arte, se refleja aquí en su apasionado elogio
sabido, Flaubert fue absuelto y Baudelaire de Flaubert.

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Tras un salto de dos años, el artículo sobre largo y elocuente estudio sobre Théophile Gautier,
Asselineau, cuya obra tal vez merezca mejor que había sido el destinatario de Las flores del mal
fortuna, nos devuelve una vez más a aspectos («Al poeta impecable, al mago perfecto de las letras
capitales de la estética de Baudelaire. El ensueño, la francesas, a mi queridísimo y veneradísimo maestro
ironía, «la legitimidad de lo absurdo y de lo y amigo...»).
inverosímil», «la situación anormal de una mente», Muchos elogios eran que se completan aquí con
las alucinaciones, temas que atraían una serie de páginas en las que las alabanzas se
irresistiblemente al escritor, y que comenta con una vierten a chorros. ¿Proporcionadas, merecidas? El
extraordinaria vivacidad. lector moderno se siente incómodo ante ese
Asselineau, que por su cronología es un riguroso despliegue tan aparatoso de veneración filial
coetáneo de Baudelaire, pertenece como tantos —Gautier es para Baudelaire el padre literario
otros escrito res citados hasta ahora, a esa adoptivo— y ante tantas frases que nos suenan a
generación del segundo romanticismo que tenía exageradas y a hiperbólicas.
veintitantos años cuando se produjo el cataclismo De una parte, porque, desde un punto de vista
ilusionado de 184B. Revolución que iba a cambiar puramente biográfico, sabemos que Gautier se
el mundo, y en seguida contrarrevolución que lo sentía embarazado y confuso ante aquel discípulo
devolvió a su lugar más o menos de siempre. entusiasta, que juzgaba un poco comprometedor. El
Los que vivieron aquellas fechas siendo jóvenes, y era un escritor consagra do y prestigioso, que
estuvieron —como Baudelaire— en las barricadas, llevaba diez años a Baudelaire, el último de los
ya no volverían a ser los mismos. El romanticismo románticos y el primero de los modernos; que se
stricto sensu había muerto, y de sus desengaños ganaba el pan con la esclavitud de las crónicas
iba a nacer la literatura del Segundo Imperio: los periodísticas, pero con fama de hombre de letras, y
profetas del «realismo» y los soñadores de un que después de las audacias y calaveradas juveniles,
retorno a la antigüedad, el reino de la fantasía y del había entrado en cierta fase serena y magistral.
arte por el arte. ¡ Y aquel arrebatado discípulo asociaba su
Se hablaba familiarmente de la locura, del sueño nombre con extravagancias truculentas, con versos
y del desvarío con una lucidez amarga que no era la que tenían un regusto blasfemo, con poemas que
de la generación anterior. Y así esos relatos dan pie hablaban desembozadamente del amor sáfico... y
a Baudelaire en el fondo para glosarse a sí mismo, que no tardarían en ser condenados por los
para explayar su estética, para atacar a sus tribunales! Todo eso era inquietante, y lo cierto es
enemigos y defenderse. Lo horrible y lo que la primera redacción de la dedicatoria fue
maravilloso, en una extraña mezcla que se rechazada por Gautier, quien alegó que insistía
confunde con la realidad cotidiana, están ahí como demasiado en «el aspecto escabroso del volumen».
un elemento del que participan todos esos hijos de
una revolución frustrada. Así pues, el padrino del mejor libro poético de los
Del mismo 1859 es, no ya artículo, sino un largo últimos siglos fue llevado a las fuentes bautismales
estudio que se publica tres meses más tarde, en un poco a rastras. Eso puede no empañar la
marzo, y que el editor Poulet Malassis recogerá en simpatía, la humanidad y las notables dotes
forma de plaquette a comienzos de otoño. Un literarias del buen Théo, pero ¡de ahí a esa catarata

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de elogios que le dedica Baudelaire! Hoy, cuando objetividad, de los otros. En el maestro ve a la vez
sólo en los círculos universitarios se sigue leyendo caminos que ya son los suyos y limitaciones que
fielmente a Gautier, estas páginas tienen que sabe cómo vencer. La cortesía pública es una cosa,
parecemos excesivas. la convicción personal sin duda otra distinta.
Y es muy posible —hay indicios en favor de tal En el bloque que titula «Reflexiones sobre
suposición— que a Baudelaire también se lo algunos de mis contemporáneos», de comienzos de
parecieran. Ya es sabido que la sinceridad absoluta los años sesenta, cuando faltaban muy pocos para
raras veces es de este mundo. Y el autor de tan su muerte, Baudelaire se muestra en toda su
ditirámbico estudio no deja de confesar a Victor madurez de criterios y de estilo. Son páginas
Hugo que en su admirado Gautier ad vierte admirables de precisión y de agudeza, de lo mejor
«lagunas», y que está lejos de compartir algunas de de toda su obra crítica, como un tremendo repaso a
sus tendencias, por ejemplo, su entusiasmo por el unos cuantos escritores de la época desde la atalaya
Progreso (en el texto hay, por otra parte, alusiones de su genio.
restrictivas en este sentido). El largo artículo sobre Victor Hugo es, en general,
Pero lo indudable es que la estética anunciada excelente como justicia apreciativa, y tiene además
por Gautier es la plataforma de la estética una seguridad de pluma estupenda. Al menos en el
baudeleriana, y el poeta reconoce —y sin duda lado positivo; es decir, tiene razón en todo lo bueno
magnifica— la deuda contraída con su maestro. La que dice de Hugo, pero calla lo que no le gusta o
reconoce generosamente, aunque en su aquello en lo que disiente. El magisterio estético y
generosidad haya también algo de necesaria moral de Victor Hugo en estos años de exilio era
afirmación personal: no sólo al hablar de Gautier se muy grande, y Baudelaire matiza la sinceridad con
retrata a sí mismo, como suele hacer, sino que una fuerte dosis de prudencia.
además al elogiarle se siente menos huérfano, Admira la grandiosidad, la amplitud de registros
menos solo, sin dejar de ser quien es. verbales, las fulgurantes intuiciones que abundan
«Esta aristocracia que crea a su alrededor la en la obra hugoliana; y silencia piadosamente
soledad», como dice tajantemente, es más una descuidos, caídas, énfasis desplazados, torrentes de
alusión autobiográfica que un comentario crítico; y charlatanería y de filosofías baratas. Muy
cuando nos habla de «la Idea fija», del «amor baudelerianas son observaciones como las que
exclusivo de la Belleza», de la «sublime función» del hacen referencia a la «monstruosidad» y a la
escritor (lo cual es muy impropio aplicado a Gautier, «oscuridad indispensable». No tardaremos en leerle
que se pasó la vida haciendo periodismo), de los elogios más cohibidos y por fin palabras de una
poetas como «seres fabulosos y exóticos», de sus franqueza brutal, durísima.
constantes afanes de perfección formal, ¿de quién Curioso y significativo es el texto dedicado a
habla? Barbier, que tiene algo de ajuste de cuentas, y que
Gautier pasa a convertirse inevitablemente en remacha la vieja polémica de la poesía útil, con
pretexto; por fortuna Baudelaire sólo puede hablar sarcasmos que debían de hacer mella en aquellos
de sí mismo, lo cual nos interesa muchísimo más momentos: «Tengo comprobado que las personas
que todo lo que pudiera decir, con la mayor demasiado enamoradas de la utilidad y de la moral

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descuidan gustosamente la gramática», afirma muy Luego vuelve a hablarnos de Gautier, de su
socarrón. vertiente de «mago perfecto», de poeta —como él
¿Que significa la poesía «honrada», la que mismo— que lo es en la medida en que se acerca a
expresa «ideas», la que está movida por una justa la perfección en el manejo de su instrumento, el
indignación? Nada. «La poesía se basta a sí misma. lenguaje. E imagina una «fábula» —el francés como
Es eterna y nunca tiene que necesitar ayuda lengua muerta, «en las escuelas de las nuevas
exterior.» ¿Qué pasa entonces con el poeta social naciones se enseña la lengua de un pueblo que fue
Barbier? Que ha sido un buen poeta a pesar suyo, grande, del pueblo francés»— que hoy tiene
concede. resonancias de patética profecía.
Con Marceline Desbordes Valmore nos movemos De Pétrus Borel, el Licántropo, Baudelaire parece
en otro terreno. A diferencia de fantoches como ocuparse con menos seriedad, permitiéndose un
Barbier o Dupont, aquí estamos ante verdadera paréntesis entre divertido y emocionado para
poesía, preludiando incluso en sus mejores evocar la extravagante figura de uno de aquellos
momentos la voz de Verlaine, de una «naturalidad» frenéticos del romanticismo, más atractivos como
—es la expresión baudeleriana— que sabe curiosidad que como arte. Una existencia
encontrar acentos líricos de verdadero valor. Pero, estrambótica y maldita tiene también un encanto
¿no había que condenar la naturalidad? ¿En qué que no podía dejar de atraerle.
quedamos? Al escribir sobre ese «raro», cuyas deficiencias
Lirismo «natural», irregular, espontáneo, literarias no trata de ocultar, desplaza las
desaliñado, todo eso no podía complacer a consideraciones estéticas de la zona de los grandes
Baudelaire, y sin embargo, en una de esas ideales a la singularidad, aunque sea con un talento
soberbias inconsecuencias que en el fondo tienen más bien escaso. El Licántropo le interesa como un
pleno sentido, Baudelaire proclama su entusiasmo ejemplo fascinante de persona irregular, distinta,
por la dulce Marceline. De vez en cuando, dice, nos única, espejo deformado de sí mismo que se queda
vemos obligados a abrazar una causa que va contra en la caprichosa anécdota diferencial.
todos nuestros principios estéticos, y una vez más Con Moreau Baudelaire se ensaña por dos
acierta con una independencia admirable. Bien razones que explica muy bien: es el prototipo del
están los principios, pero él está más alto. desorden, de la falta de rigor, de la pereza, del
Hace un elogio muy sensible de la poetisa descuido, no hay peores pecados para un poeta;
lionesa, viendo detrás de sus torpezas y de sus pero además es una gloria útil, una fama
balbuceos un sentido musical y una emoción que oportunista que conquistó sin grandes exigencias
todavía conmueven a nuestros contemporáneos. Y morales. Tópicos románticos, melodramatismo
concluye con una página de antología, barato, latiguillos políticos de éxito fácil, todo unido
describiendo en términos metafóricos la poesía de a un «fárrago de imitaciones». «El ídolo de los
Marceline como un jardín brumosamente lírico y haraganes y el dios de las tabernas», le define
triste, desarrollando la comparación de un modo severamente.
tan delicioso como inspirado. La aristocrática indignación baudeleriana se eleva
del caso particular (que no tiene más interés que el

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representativo, porque Moreau es un poeta muy En realidad tienen poco que ver con Baudelaire, y
malo) al terreno de las ideas: es «el papagayo bobo aunque coinciden en rasgos exteriores (en Leconte
de los badulaques de la democracia», frase que mucho más pompiers). les separa el abismo del
muchos contemporáneos no le perdonarían jamás, genio.
y que le atrajo la enemistad de un influyente editor. La breve nota sobre Le Vavasseur que cierra estos
No obstante, no será la última muestra de desdén juicios pertenece al mismo tono de la dedicada al
antidemocrático que aparezca en su obra. Licántropo. La extravagancia simpática, como
Los dos artículos siguientes corrigen con hemos visto, también le atraía, y esos personajes
discreción, pero también con firmeza, puntos de raros y maniáticos, esos malditos que confunden lo
vista ya expresados con anterioridad. En el primero original con lo excéntrico, constituyen por su misma
rehabilita a Banville, que en sus nuevos libros se ha vida un cierto grado de litera tura viviente,
hecho acreedor a sus elogios. Pero más que hablar tentación destructora que Baudelaire parece
de Banville, Baudelaire aquí diserta sobre el bordear a menudo.
lenguaje lírico, sobre el medio de expresión poética. El prólogo a Cladel, escritor al que llevaba catorce
Su nuevo texto sobre Dupont sigue siendo años, es decir, ni maestro ni compañero, sino de
amistoso, cordial, pero los comentarios están una generación filial, es un nuevo pretexto para
erizados de suaves reservas; sus obras no son «ni repetir su teoría del arte: «La inspiración no es más
esmeradas ni perfectas», «debe más a la naturaleza que la recompensa del ejercicio cotidiano», nos
que al arte», etc., observaciones que en su pluma recuerda, y arremete otra vez contra los perezosos,
tienen un significado inequívoco. Más que crítica, los fatuos, los ilusos, contra la vulgaridad mental
homenaje a una antigua amistad en términos que hace creer a unos desdichados que no hay que
suficientemente ambiguos y educados para no esforzarse por escribir bien, que basta con imitar la
mentir del todo. manera de vivir de los bohemios literarios de
Sobre Leconte de Lisie, el maestro del Parnaso, Murger.
Baudelaire tenía que escribir con elogio, tanto por La literatura hay que hacerla, no hay que imitarla
sus afanes de perfección formal como por su en la vida, viene a decir, y se hace con talento, claro
actitud de altivez: «Pertenece a esa familia de está, pero sobre todo con esfuerzo y perseverancia,
espíritus que siente por todo lo que no es superior hoy diríamos con seriedad profesional. «El aprendiz
un desdén tan tranquilo que ni siquiera se digna de saltimban qui ha de arriesgarse a romperse mil
expresarse.» Los temas exóticos, «la lengua noble, veces los huesos en secreto antes de bailar ante el
decidida, fuerte», la exactitud de sus rimas, todo público.» En otras palabras, según la magnífica
contribuye a hacer de él un artista fraterno, en la fórmula baudeleriana: La inspiración es trabajar
altura de inaccesibles ideales. todos los días.
Hoy nos sorprende un tanto la identificación. «Una reformá en la Academia» más que un
Leconte es sonoro, pero también hueco, su artículo de crítica es un desahogo. Baudelaire había
ampulosa majestuosidad es acartonada, sus presentado su candidatura para el sillón del Padre
poemas antiguos suenan a arqueología, sus Lacordaire, y un es crito de Sainte-Beuve sobre la
inquietudes de trascendencia no nos conmueven. politización de las elecciones académicas le impulsa

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(aunque desde el anonimato) a ajustar las cuentas a los humildes, ha de elogiar su talento de visionario,
una serie de fantasmones, en su época juzgados pero el conjunto es tan declamatorio y chapucero...
ilustres, que pertenecen a la docta corporación por En el artículo siguiente, ya de 1864, sólo dos años
razones de tipo familiar o político. an tes de la parálisis que le fulminaría en Bélgica, se
El artículo es duro y vengativo, aunque su mejor quita la máscara: es una feroz diatriba contra la
ven ganza —postuma— se la proporciona el hecho literatura utilizada con fines políticos, en este
de que hoy nadie recuerde los nombres de aquellos momento de signo democrático, y la cabeza de
señores encumbrados por motivos tan especiales. turco es nada menos que el vene rabie exiliado
De todas formas, ¿podemos imaginarnos a Victor Hugo. El centenario de Shakespeare, que se
Baudelaire en la Academia Francesa? La hipótesis es quiere convertir en una apoteosis revolucionaria y
un tanto incongruente, pero ¡hubiese sido tan filantrópica, le inspira párrafos de una mordacidad
hermoso poder leer ahora un encendido elogio cruel y justiciera que no respeta a nadie.
suyo del dominico Lacordaire! «Shakespeare es socialista. El no lo sospechó
Las costumbres literarias han cambiado muy jamás, pero importa poco. Estamos familiarizados
poco, y esta historia no ha perdido actualidad. En con ese tipo de supercherías.» Con el «crescendo
1862 Baudelaire no ingresó en la Academia, ni propio de la necedad de las muchedumbres
tampoco Jules Favre, el político de la oposición, el reunidas en un solo lugar», se dará libre curso a «la
elegido fue Octave Feuillet, autor de La novela de verborrea francesa», bajo el patrocinio de «ese
un joven pobre. Seis años después Favre conseguía poeta en quien Dios, movido por un propósito de
su propósito, cuando ya Baudelaire había muerto mixtificación impenetrable, ha amalgamado la
sin ser académico, aunque, seamos justos, para ser necedad con el genio». Victor Hugo iba a sobrevivir
inmortal necesitaba ese honor mucho menos que muchos años a Baudelaire, pero su mejor epitafio
sus rivales. ya quedaba escrito.
Más sorprendente es el elogio de Los miserables En cuanto a los dos largos estudios sobre Poe
que leemos a continuación. Es un artículo que no que cierran este volumen (aunque
abandona el plano moral, de pura exaltación cronológicamente son de los años cincuenta,
humanitaria («un libro de caridad, una suelen publicarse al final de sus artículos porque
ensordecedora llamada al orden de una sociedad constituyen un mundo aparte dentro de su labor
demasiado enamorada de sí misma y demasiado crítica), hay que apresurarse a advertir que son un
despreocupada de la inmortal ley de la poco farragosos.
fraternidad»), con muy pocas referencias de Buena parte de su contenido es demasiado
carácter estético. ¿Era así como lo veía Baudelaire? concreto (datos biográficos —algunos
Por una carta a su madre, sabemos que no, que el clamorosamente falsos, dicho sea de pasada—) y
libro le parecía «inmundo», y algo de eso se puede tiene tan sólo una finalidad informad va, que hoy
leer entre líneas, en un texto forzado y extraño en no es de gran interés. En otros aspectos es
el que sólo ocasionalmente oímos su característica demasiado abstracto, abundan en prolijas
voz. Admira la grandiosidad, comparte el amor a discusiones, o insiste con un énfasis un tanto
desplazado en la crítica de la sociedad

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norteamericana que no supo comprender al gran
poeta.
La necesidad de presentar un autor extranjero Pierre Dupont [I] (1)
descono cido al lector francés, y sobre todo la
identificación abso luta con éste, menguan las
posibilidades críticas de Baudelaire. Es mucho más
verboso que en otras ocasiones, la exposición es
confusa y atropellada, y le vemos crispado y
nervioso, queriendo decir más cosas de las que dice
y en general embarullándose.
Con todo, ambos estudios contienen pasajes
admira bles, ráfagas de juicios dignos de su talento,
enérgicas y profundas afirmaciones, gritos patéticos
cuando se identi fica plenamente con el mártir
incomprendido de la poesía que nos describe. Pero
no éste su tono habitual ni el mejor de sus acentos, Acabo de releer atentamente los Cantos y
y el deslumbramiento de Poe le perjudica más que canciones de Pierre Dupont y estoy convencido de
le favorece. que el éxito de este nuevo poeta es un hecho de
Al hablar de Poe, una vez más lo que nos interesa peso, más que en razón de su valor propio, que, sin
son los ecos personales que levanta, la afirmación embargo, es muy grande, a causa de los
de sí mismo a través de un drama ajeno y del arte sentimientos públicos de los cuales esta poesía es
de otro. Todos los dramas humanos y todo el arte el síntoma, y de los que Pierre Dupont se hace eco.
parecen confluir en él, y en la inteligencia y la Para explicar mejor esta idea ruego al lector que
pasión de sus palabras asimila todo el dolor del considere rápida y ampliamente el curso de la
mundo y toda su belleza. El artista sólo sabe hablar poesía en los tiempos que nos han precedido. Sin
de sí mismo, y al hacerlo habla de todos nosotros duda alguna sería una injusticia negar los servicios
con una hondura en la que reconocemos nuestra que ha prestado la escuela llamada romántica. Tal
verdad. escuela nos recordó la verdad de la imagen,
destruyó los lugares comunes académicos, e incluso
CARLOS PUJOL desde el punto de vista superior de la lingüística, no
Barcelona, mayo de 1984 merece los desdenes con que la han abrumado de
un modo inicuo ciertos pedantes impotentes. Pero
por su mis mo principio la insurrección romántica
estaba condenada a una vida corta. La pueril utopía
de la escuela del arte por el arte, al excluir la moral
y a menudo incluso la pasión, era necesariamente
estéril. Se ponía en flagrante contradicción con el
genio de la humanidad. En nombre de los
principios superiores que constituyen la vida

22
universal, tenemos derecho a declararla culpable de a pesar de todos esos trabajos literarios, a pesar de
heterodoxia. Sin duda, unos literatos muy todos esos esfuerzos efectuados fuera de la ley de
ingeniosos, unos anticuarios muy eruditos, ciertos verdad, a pesar de todo ese diletantismo, ese
versificadores que, hay que recono cerlo, elevaron voluptuosismo que se prové de mil instrumentos y
la prosodia casi a la altura de una creación, de mil argucias, cuando un poeta, torpe a veces,
anduvieron mezclados en ese movimiento, y pero casi siempre grande, proclamó con lenguaje
obtuvieron de los medios que habían aportado de fuego la santidad de la insurrección de 1830, y
entre todos efectos verdaderamente sorprendentes. cantó las miserias de Inglaterra y de Irlanda, a
Algunos de ellos con sintieron incluso en despecho de sus rimas insuficientes, a pesar de sus
aprovecharse del medio político. Navarin (2) atrajo pleonasmos, a pesar de sus períodos mal
su mirada hacia el Oriente, y el filohelenis mo redondeados, la cuestión quedó zanjada, y el arte
engendró un libro vistoso como un pañuelo o un se hizo inseparable de la moral y de la utilidad.
chai de la India (3). Todas las supersticiones católicas El destino de Pierre Dupont fue análogo.
u orientales se cantaron en ritmos doctos y Recordemos los últimos años de la monarquía.
singulares. Pero, ¿cómo no preferir a esos acentos ¡Qué curioso sería contar en un libro imparcial los
puramente materiales, he chos para deslumhrar la sentimientos, las doctrinas, la vida exterior, la vida
vista temblorosa de los niños o para acariciar su íntima, las modas y las costumbres de la juventud
perezoso oído, el lamento de esa individualidad durante el reinado de Luis Felipe! Sólo la mente
enfermiza que desde el fondo de un ficticio ataúd, estaba sobreexcitada, el corazón no tomaba la
se esforzaba porque una agitada sociedad se menor parte en el movimiento, y la famosa frase de
interesase por sus irremediables melancolías? (4). ¡Enriqueceos! (5), la negaba por el mismo hecho de
Por egoísta que sea, el poeta me encoleriza menos no afirmarla. La riqueza puede ser una garantía de
cuando dice: Yo, que pienso... yo, que siento..., que saber y de moralidad, a condición de que sea bien
el músico o el pintamonas infatigable que ha adquirida; pero cuando se habla de la riqueza
establecido un pacto satánico con su instrumento. como de la única meta final de todos los esfuerzos
La Cándida granujería del uno se ha cea perdonar; del individuo, el entusiasmo, la caridad, la filosofía y
la arrogancia académica del otro me subleva. todo lo que constituye el patrimonio común en un
Pero más aún que a éste, prefiero al poeta que se sistema ecléctico y propietarista, desaparece. La
pone en permanente comunicación con los historia de la juventud durante el reinado de Luis
hombres de su tiem po, e intercambia con ellos Felipe es una historia de lugares de libertinaje y de
ideas y sentimientos traducidos a un noble lenguaje restaurantes. Con menos desvergüenza, con menos
suficientemente correcto. El poe ta, situado en uno prodigalidades, con una reserva mayor, las en
de los puntos de la circunferencia de la humanidad, tretenidas obtuvieron durante el reinado de Luis
devuelve por la misma línea en vibraciones más Felipe una gloria y una importancia iguales a las
melodiosas el pensamiento humano que se le que alcanzaron bajo el Imperio. De vez en cuando
transmitió; todo verdadero poeta ha de ser una resonaba en el aire un gran estruendo de discursos
encarnación, y para completar de una manera parecidos a los del Pórtico, y los ecos de la Maison
definitiva mi pensamiento por un ejemplo reciente,

24
d'Or (6) se mezclaban con las inocentes paradojas en Lyon, la gran ciudad del trabajo y de las
del palacio legislativo. maravillas industriales. Una familia de artesanos, el
Mientras, algunos cantos puros y frescos trabajo, el orden, el espectá culo de la riqueza
comenzaron a circular en conciertos y en cotidiana creada, todo eso dará sus frutos. Pierde a
sociedades particulares. Era como una llamada al su madre a la edad de cuatro años; un viejo
orden y una invitación de la natura leza; y las padrino, sacerdote, le acoge en su casa y comienza
mentes más corrompidas los acogian como una una educación que debía continuarse en el
bocanada de aire puro, como un oasis. Algunas seminario menor de Largentiére. Al salir de este
pastorales (Los campesinos) acababan de aparecer, centro religioso, Du pont pasa a ser aprendiz de
y ya los pia nos burgueses las repetían con aturdido canut (7); pero pronto traba jará en una casa de
júbilo. banca, lugar irrespirable. Las enormes hojas de
Aquí empieza de una manera clara y decidida la papel con líneas rojas, las horribles carpetas verdes
vida parisiense de Pierre Dupont; pero no estará de de los notarios y de los procuradores, llenas de
más remon taraos más arriba, no sólo para disen siones, de odios, de riñas familiares, a
satisfacer una curiosidad pública legitima, sino menudo de crímenes desconocidos, la regularidad
también para mostrar que existe una admirable cruel, implacable, de una casa de comercio, todas
lógica en la génesis de los hechos materiales y de esas cosas son apropiadas para completar la
los fenómenos morales. Al público le gusta conocer creación de un poeta. Es bueno que cada uno de
la educación de los talentos a los que concede su nosotros, una vez en la vida, haya sentido el ago
confianza; diríase que en eso le empuja un bio de una odiosa tiranía; así se aprende a odiarla.
sentimiento indomable de igualdad: «Has ¡Cuán tos filósofos ha engendrado el seminario!
conmovido nuestro corazón. Ahora tienes que ¡Cuántas natu ralezas rebeldes han nacido junto a
demostrarnos que no eres más que un hombre, y un cruel y puntilloso militar del Imperio! (8) ¡Oh,
que también existen para todos nosotros los disciplina fecundadora, cuántos cantos de libertad
mismos elementos de perfeccionamiento.» Al te debemos! Un buen día, la naturaleza pobre y
filósofo, al sabio, al poeta, al artista, a todo lo que generosa estalla, el encanto satánico se rompe, y de
es grande, a cualquiera que le con mueva y le él sólo queda lo que debe quedar, un recuerdo de
transforme, el público hace la misma petición. El dolor, levadura para la masa.
inmenso apetito que sentimos por las biografías Vivía en Provins un abuelo al que Pierre Dupont
nace de un sentimiento profundo de la igualdad. visitaba de vez en cuando; allí conoció al señor
La niñez y la juventud de Pierre Dupont se Pierre Le brun, de la Academia, y poco tiempo
parecen a la niñez y a la juventud de todos los después, al ser sorteado, tuvo que unirse a un
hombres destinados a hacerse célebres. Es muy regimiento de cazadores. Afortunadamente, el libro
sencilla y explica la edad siguiente. El frescor de las Los dos ángeles ya estaba escrito. Al señor Pierre
sensaciones familiares, el amor, la sujeción, el Lebrun se le ocurrió abrir una suscripción para que
espíritu de rebeldía se mezclan aquí en cantidades un número suficiente de personas pagaran la
suficientes para crear un poeta. Lo demás es impresión del libro; los beneficios sirvieron para
pagar un sustituto. De este modo Pierre Dupont
talento. Pierre Dupont nace el 23 de abril de 1821 comenzó su vida, por así decirlo pública,

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redimiéndose de la esclavitud por medio de la litografías muy estimables, y que podía presentarse
poesía. Para él será un gran honor y un gran audazmente en los salones y ocupar sin desdoro un
consuelo haber conseguido, siendo aún muy joven, lugar sobre los pianos de la burguesía. Todo el
que la Musa desempeñara una función útil, mundo agradeció al poeta que por fin hubiera
inmediata, en su vida. introducido un poco de verdad y de natu raleza en
Este mismo libro, incompleto, a menudo esos cantos destinados a alegrar las veladas. Ya no
incorrecto, con un aire indeciso, contiene, sin eran aquellos indigestos manjares, las cremas y los
embargo, como suele suceder, el germen de un confites con que las familias analfabetas atiborran
talento futuro que una inteligen cia elevada podía imprudentemente la memoria de sus hijas. Era una
pronosticar sin temor a equivocarse. El volumen mezcla verídica de una melancolía ingenua y una
obtuvo un premio de la Academia, y Pierre Du pont alegría inocente y turbulenta, salpicada por
desempeñó desde entonces un modesto empleo en robustos acentos de laboriosa vi rilidad.
calidad de ayudante para las tareas del Diccionario. Mientras tanto, Dupont, avanzando por su
Me inclino a creer que tales funciones, por mínimas camino natural, había compuesto un canto de
que fuesen en apariencia, sirvieron para aumentar y
perfeccionar en él el gusto por la belleza del carácter más enérgico y más propicio para
lenguaje. Obligado a oír a menudo las tormentosas conmover el corazón de los habitan tes de una gran
discusiones de la retórica y de la gramática antigua ciudad. Aún recuerdo la primera confidencia que
en pugna con la moderna, las querellas agitadas e me hizo de él, con una candidez deliciosa y como si
ingeniosas del señor Cousin con el señor Victor estuviese indeciso acerca de su resolución. Cuando
Hugo, su mente debió de robustecerse con tal escuché ese admirable grito de dolor y de
gimnasia, y aprendió así a conocer el inmenso valor melancolía (El canto de los obreros. 1846), quedé
de la palabra exacta. Tal vez eso parezca pueril a deslumhrado y lleno de emoción. ¡Hacía tantos
muchas personas, pero éstas no comprenden el años que esperábamos un poco de poesía fuerte y
trabajo sucesivo que se opera en la mente de los verdadera! Es imposible, sea cual sea el partido al
escritores, y la serie de circunstancias necesarias cual se pertenezca, sean cuales fueren los prejuicios
para crear un poeta. con que nos hayan alimentado, es imposible no
Pierre Dupont acabó por hacer con la Academia conmoverse ante el espectáculo de esa multitud
lo mismo que ya había hecho con la casa de banca. enfermiza, respirando el polvo de los talleres,
Quiso ser libre, e hizo bien. El poeta debe vivir por tragando algodón, impregnándose de albayalde, de
sí mismo; como decía Honoré de Balzac, ha de mercurio y de todos los venenos necesarios para la
ofrecer una superficie comercial. Es necesario que creación de las obras maestras, durmiendo entre
su herramienta le dé de comer. Las relaciones entre piojos, en barrios donde anidan las virtudes más
Pierre Dupont y el señor Lebrun fueron siempre humildes y las grandes al lado de los vicios más
puras y nobles, y, como ha dicho Sainte-Beuve, encallecidos y de los vómitos de los presidios; de
aunque Dupont quiso ser libre e independiente del esa multitud suspirante y languideciente a la cual la
todo, no por ello fue menos agradecido respec to al tierra debe sus maravillas; que siente como una
pasado.
Así apareció el volumen titulado Los campesinos, sangre bermeja e impetuosa corre por sus venas
cantos rústicos; una edición pulcra, ilustrada con (9), que dirige una larga mirada pletórica de tristeza

28
hacia el sol y la sombra de los grandes parques, y a En el fondo del valle, ¿ no escucháis
la que le basta como consuelo y confortamiento, ese largo murmullo que serpea?
repetir a grandes voces su estribillo salva dor: ¿Es acaso una flauta de cristal?
¡Amémonos! Es el agua hecha voz que está
A partir de entonces el destino de Dupont estaba cantando.
tra zado: sólo tenía que seguir andando por aquel
camino que había descubierto. Contar las alegrías, La obra del poeta se divide naturalmente en tres
los dolores y los peligros de cada oficio, e iluminar par tes, las pastorales, los cantos políticos y
todos esos aspectos particulares y todos esos socialistas y algu nos cantos simbólicos que son
diversos horizontes del sufrimien to y del trabajo como la filosofía de la obra. Esta parte quizá sea la
humano con una filosofía consoladora, tal era el más personal, es el desarrollo de una filosofía un
deber que le incumbía, y que cumplió poco tenebrosa, una especie de misticismo
pacientemente. Tiempo vendrá en el que los amoroso. El optimismo de Dupont, su ilimitada
acentos de esta Mar sellesa del trabajo serán como confianza en la bondad natural del hombre, su
una contraseña masónica, y en los que el amor fanático por la naturaleza, constituyen la
desterrado, el abandonado, el viajero per dido, ya mayor parte de su talento. Hay una comedia
sea bajo el cielo inclemente de los trópicos, ya en española en la que una joven pre gunta al oír el
los desiertos de nieve, cuando oiga esta fuerte ardiente alboroto de los pájaros entre los árboles:
melodía perfumar el aire con su aroma original, ¿Qué es esta voz y qué canta? Y los pájaros repiten
a coro: ¡Amor, amor! Frondas, viento del cielo, ¿qué
Nosotros cuya lámpara se enciende decís, qué ordenáis? Y el coro responde: ¡Amor,
cada mañana ante el clarín del gallo, amor! El coro de los riachuelos dice lo mismo. La
nosotros empujados hacia el yunque secuencia es larga y el estribillo es siempre el
antes del alba por un mal salario... mismo ni). Esta voz misteriosa canta de un modo
podrá decir: ¡Ya nada temo, estoy en Francia! permanente el remedio universal en la obra de
La revolución de febrero no activó esa floración Dupont. La belleza melancólica de la naturaleza
impa ciente y aumentó las vibraciones de la cuerda dejó en su alma tal huella que si quiere com poner
popular; todas las desdichas y todas las esperanzas un canto fúnebre sobre la abominable guerra civil,
de la revolución tuvieron eco en la poesía de Pierre las primeras imágenes y los primeros versos que
Dupont. Pero mien tras, la musa pastoril no acuden a su mente son:
renunció a sus derechos, y a medida que se avanza La palidez del lirio tiene Francia,
en su obra se ve siempre, se oye siempre, como en ciñen su frente las verbenas grises.
el seno de. las atormentadas cadenas de montañas
tormentosas, al lado del camino vulgar y agita do, Sin duda habrá quien lamente no encontrar en
el dulce susurro y el resplandor del fresco y esos cantos políticos y guerreros todo el fragor y
primitivo manantial que se filtra de las más altas todo el brillo de la guerra, todos los transportes del
nieves: entusiasmo y del odio, las furiosas llamadas del

30
clarín, el silbo del pífano semejante a la loca Dupont, a qué atribuir esa simpatía que le
esperanza de la juventud que se precipita a envuelve? Voy a revelar ese gran secreto, que es
conquistar el mundo, el rugido infatigable del muy sencillo: no está ni en el talento ni en el
cañón, el gemir de los heridos y toda la ingenio ni en la habilidad para escribir, ni en la
magnificencia de la victoria, tan cara a una nación mayor o menor cantidad de recursos que el artista
militar como la nuestra. Pero reflexionemos, lo que ha extraído del fondo común del saber humano;
en otro sería un defecto en está en el amor a la virtud y a la humanidad, y en
Dupont se convierte en una cualidad. Porque ese no sé qué que se desprende incesantemente de
¿cómo va a contradecirse? De vez en cuando, un su poesía, y que yo me inclino a llamar el gusto
enérgico acento de indignación surge de su boca, infinito de la Repú blica.
pero advertimos que perdonará en seguida, al Hay algo más; sí, hay algo más.
menor signo de arrepentimiento, al primer rayo del ¡La alegría!
sol. Sólo una vez Dupont afirma, quizá sin darse Es singular el hecho de esa alegría que se respira
cuenta, la utilidad del espíritu de destrucción; tal y que domina en las obras de algunos escritores
confesión se le escapa, pero veamos en qué célebres, como Champfleury ha observado
términos: agudamente a propósito de Honoré de Balzac. Por
grandes que sean los dolores que sufren, por
La espada habrá de destruir la espada, desoladores que sean los espectáculos huma nos,
y del combate nacerá el amor. su buen temperamento se impone a todo, y quizás
algo mejor, que es un gran espíritu de sabiduría.
En definitiva, releyendo atentamente estos cantos Diríase que llevan en sí mismo su propio consuelo.
politicos, descubrimos en ellos un sabor particular. En efecto, la naturaleza es tan hermosa y el hombre
Se sostie nen muy bien y están unidos entre si por es tan grande, que es difícil, situándose desde un
un vínculo común, que es el amor a la humanidad. punto de vista superior, concebir el sentido de la
Esta última frase suscita en mí una reflexión que palabra irreparable. Cuando un poeta afirma ante
ilumina del todo el éxito legítimo, pero nosotros cosas tan buenas y tan conso ladoras,
sorprendente, de nuestro poeta. Hay épocas en las ¿vamos a tener valor para resistirle?
que los medios de ejecución en todas las artes son Desapareced, pues, sombras falaces de René, de
suficientemente numerosos, perfeccionados y Ober mann y de Werther na; escondeos en las
asequibles para que todo el mundo pue da nieblas del va cío, monstruosas creaciones de la
apropiárselos en cantidad más o menos igual. Hay pereza y de la soledad; como la piara de cerdos en
tiempos en los que los pintores saben con mayor o el lago de Genezaret, volved a sumergiros en los
menor rapidez y habilidad cubrir una tela; y lo bosques encantados de donde os sacaron las hadas
mismo los poe tas. ¿Por qué el nombre de éste está enemigas, corderos víctima del vértigo romántico.
en todos los labios y el nombre de aquél se oculta El genio de la acción ya os niega todo lugar entre
nosotros.
aún tenebrosamente en los anaqueles del librero o AI releer la obra de Dupont, siento siempre que
duerme manuscrito en las carpetas de los vuelve a mi memoria, sin duda a causa de alguna
periódicos? En una palabra, ¿cuál es el secreto de secreta afinidad, aquel sublime impulso de

32
Proudhon, lleno de ternura y de entusiasmo: oye La edición a la que se ha añadido esta noticia
tararear la canción lionesa, contiene, con cada canción, la música, que es casi
siempre del mismo poeta, melodías sencillas y de
¡Animo, adelante, mis un carácter libre y franco, pero que exigen cierto
buenos obreros! Trabajad arte para ser bien ejecuta das. Verdaderamente era
de firme, y sed los útil, para dar una ¡dea justa de tal talento,
primeros. proporcionar el texto musical, dado que gran parte
y exclama: de esta poesía queda admirablemente completada
«Id, pues, al trabajo cantando, raza predestinada, por el canto. Al igual que multitud de personas, he
vuestro estribillo es más hermoso que el de Rouget oído a menudo a Pierre Dupont cantar sus propias
de Lisie.» (1) (13). obras, y como todo el mundo opino que nadie las
Este será el eterno honor de Pierre Dupont, haber ha cantado mejor. He oído a voces hermosas
sido el primero en franquear la puerta. Con el hacha interpretando esos acentos rústicos o patrióticos, y
en la mano, ha cortado las cadenas del puente sin embargo, sólo me producían un irritante
levadizo de la fortáleza; ahora la poesía popular malestar. Como este libro de canciones entrará en
puede pasar. las casas de todos los que aman la poesía, y que
Grandes imprecaciones, suspiros profundos de también para consuelo de la familia, para celebrar
esperan za, gritos de aliento infinito comienzan a la hos pitalidad o para alegrar las veladas de
agitar los pechos. Todo eso se convertirá en libro, invierno quieren ejecutarlas por sí mismos, les
poesía y canto, a pesar de todas las resistencias. comunicaré una idea que se me ha ocurrido
¡Qué gran destino el de la poesía! Jubilosa o buscando la causa del desagrado que me han
triste, siempre lleva en sí misma el divino carácter producido muchos cantores. No basta con tener la
voz entonada y hermosa, es mucho más importante
utópico. Con tradice sin cesar el hecho, a costa de tener sentimiento. La mayoría de los cantos de
dejar de ser. En la mazmorra se hace rebelión; en la Dupont, ya sean un estado de ánimo ya un relato,
ventana del hospital es esperanza ardiente de son dramas líricos cuyas descripciones constituyen
curarse; en la buhardilla desgarrada y sucia se los decorados y el fondo. Se necesita, pues, para
adorna igual que un hada con lujo y elegancias; no representar bien la obra, meterse dentro de la piel
sólo dice lo que es, sino que además repara. Y del ser creado, dejarnos impregnar profundamente
siempre se hace negación de la iniquidad. de los sentimientos que expresa y sentirlos tan bien
¡ Dirígete, pues, hacia el porvenir cantando, poeta que nos parezca que son nuestra propia obra. Hay
providencial, tus cantos son el calco luminoso de la que asimilar una obra para expresarla bien; he ahí,
esperanzas y de las convicciones populares! sin duda, una de esas verdades triviales y repetidas
mil veces, que conviene repetir una vez más. Si
alguien desdeña mi parecer, que busque otro
secreto.

1 Aviso a los propietarios. (N. del A l

34
voluptuosidades desconocidas. Sería al go
La escuela virtuosa (14) hermoso, aunque ya visto muchas veces. Pero tal
acti tud desbordaría las fuerzas virtuosas del
público del señor Augier. A mi juicio lo que quiso
demostrar es que en último término siempre hay
que sentar la cabeza, y que la virtud está
encantada aceptando los restos del libertinaje.
Escuchemos a Gabrielle, la virtuosa Gabrielle,
calcular con su virtuoso marido cuánto tiempo les
falta de virtuosa avaricia, contando los intereses
que se suman al capital y que producen interés,
para disfrutar de diez o veinte mil libras de renta.
Cinco años, diez años, qué más da, no recuerdo las
cifras del poeta. Entonces, dicen los dos hon rados
Desde hace algún tiempo una gran fiebre de esposos,
virtud se ha apoderado del teatro y de la novela. ¡PODREMOS PERMITIRNOS EL LUJO DE UN HIJO!
Los pueriles exce sos de la escuela llamada
romántica han provocado una reacción a la que ¡Por los cuernos de todos los diablos de la
puede acusarse de una culpable torpeza, a pesar de impureza! ¡Por el alma de Tiberio y del marqués de
las intenciones puras de las que parece estar Sade! ¿Y qué harán durante todo ese tiempo?
animada. Desde luego, la virtud es una gran cosa, y ¿Tendré que ensuciar mi pluma con los nombres de
hasta hoy a ningún escritor, a menos que esté loco, todos los vicios a los que se verán obligados a
se le ha ocurrido afirmar que las creaciones del arte entregarse para cumplir su virtuoso programa? ¿O
debian oponerse a las grandes leyes morales. La es que el poeta espera persuadir a ese numeroso
cuestión está, pues, en saber si los escritores público de gentes sencillas que los dos esposos vivi
llamados virtuosos aciertan a ha cer amar y respetar rán en una castidad perfecta? ¿O es que acaso
la virtud, si la virtud queda satisfecha con la manera quiere inducirles a tomar lecciones de los chinos
con que se la sirve. ahorrativos y del señor Malthus?
Dos ejemplos acuden ya a mi memoria. Uno de No, es imposible escribir conscientemente un
los puntos más orgullosos de la honradez verso grá vido de semejantes abominaciones. Lo
burguesa, uno de los caballeros del sentido único que pasa es que el señor Augier se ha
común, el señor Émile Augier, compuso un drama, engañado, y en su error lleva su castigo. Ha usado
La cicuta na, en el que vemos a un joven el lenguaje del comercio, el lenguaje de las
escandaloso, calavera y bebedor, un perfecto personas de mundo, creyendo usar el de la virtud.
epicúreo, enamorarse al fin de los ojos puros de Me aseguran que entre los escritores de esta
una muchacha. Sabemos de grandes libertinos que escuela hay frag mentos excelentes, buenos versos
de pronto renuncian a todo su lujo para buscar en e incluso inspiración. ¡Diablo! ¿Qué excusa iba a
el ascetismo y en la pobreza amargas tener el éxito si aquí no hubiese ningún valor?

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Pero la reacción triunfa, la reacción boba y ellos, en un acceso de erotismo santo, ha llegado a
frenética. El restallante prólogo de Mademoiselle exclamar: ¡Oh, mi bella católica! Lo cual equivale a
de Maupin o® insultaba a la necia hipocresía ensuciar un altar con excrementos. Todo eso es
burguesa, y el impertinente pancismo de la escuela tanto más ridículo cuanto que por lo común las
del sentido común se venga de las violencias amantes de los poetas son busconas de baja estofa,
románticas. Porque, ay, de eso se trata, de una entre las cuales las menos ruines son las que se
venganza. Kean o Desorden y Genio (17) parecía ocupan de gui sar y no pagan a otro amante.
querer persuadirnos de que siempre hay una Al lado de la escuela del sentido común y de sus
relación necesaria entre estos dos términos, y arquetipos de burgueses correctos y vanidosos, ha
Gabrielle, para vengarse, trata a su esposo de crecido y pu pula todo un pueblo malsano de
poeta: grisetas sentimentales que también mezclan a Dios
con sus asuntos, de Lisettes que se lo hacen
¡Oh, poeta! Te amo. perdonar todo en nombre de la alegría francesa,
de mujeres de la calle que conservan no se sabe
¡Un notario! Ahí tenemos a esa honrada dónde una pureza angélica, etc. Otro género de
burguesa, hecha un arrullo amoroso, apoyada en el hipocresía.
hombro de su ma rido y mirándole con ojos tiernos Ahora, a la escuela del sentido común podría
igual que en las novelas que ha leído. Imaginamos a llamár sele la escuela de la venganza (2). ¿A qué se
todos los notarios que habrá en el teatro, debió el éxito de Jérdme Paturot nsi, esa odiosa
aclamando al autor que se dirige a ellos como entre bajada de la Courtille ii9), donde los poetas y los
colegas, y que les venga de todos esos bribones sabios se ven atacados con fango y con harina por
que contraen deudas y que creen que el oficio de prosaicos graciosos? El apacible Pierre Leroux 1201,
poeta consiste en expresar los impulsos líricos del cuyas numerosas obras son como un diccionario de
alma con un ritmo establecido por la tradición. Tal las creencias humanas, ha escrito páginas sublimes
es la clave de muchos éxitos. y conmovedoras que el autor de Jéróme Paturot
Se había empezado por decir: ¡La poesía del quizá no haya leído. Proudhon es un escritor que
corazón! Así naufraga la lengua francesa y las malas Europa nos envidiará siempre. A Victor Hugo
pasiones literarias destruyen su exactitud. debemos sin duda alguna estrofas muy bellas, y no
No estará de más observar de pasada el
paralelismo de la necedad y que las mismas
excentricidades de lenguaje reaparecen en las 2 Este es el origen del nombre Escuela del sentido común.
escuelas extremosas. De este modo, hay una turba Hace unos años, en las oficinas del CorsaireSatan. cuando se
de poetas embrutecidos por la voluptuosidad hablaba del éxito de una comedia de la mencionada escuela, uno
de los redactores exclamó en un rapto de indignación literaria: La
pagana, y que emplean sin cesar las palabras santo, verdad es que hay quien cree que una comedia se hace con
santa, éxtasis, plegaria, etc., para calificar cosas y sentido común. Quería decir: No es sólo con sentido común, etc. El
redactor en jefe, que era un hombre lleno de candidez, consideró
seres que no tienen nada de santo ni de extático, la cosa tan monstruosamente cómica que quiso que se imprimiera.
todo lo contrario, llevando así la adoración de la A partir de entonces el Corsaire Satan y pronto otros periódi eos
se sirvieron del término como una injuria, y los jóvenes de la
mujer hasta la impiedad más repugnante. Uno de susodi cha escuela utilizaron el nombre como una bandera, como
lo habian he cho los sans-culottes. (N. del A.)

38
creo que el sabio señor Viollet le Duc sea un que alguien me señale una sola obra de
arquitecto ridículo. ¡La venganza! imaginación que reú na todas las condiciones de la
¡La venganza! El público bajo tiene que desquitarse. belleza y que sea una obra perniciosa.
Estas obras son caricias serviles dirigidas a pasiones Un joven escritor a quien debemos cosas
de esclavos iracundos. notables, pe ro que aquel día se dejó llevar por el
Existen palabras grandes y terribles que sofisma socialístico, situándose en un punto de
atraviesan incesantemente la polémica literaria: el vista limitado atacó a Balzac en la Semaine, a
arte, la belleza, la utilidad, la moral. Hay una propósito de la moral. Balzac, a quien las duras
confusa reyerta; y por falta de saber filosófico, cada recriminaciones de los hipócritas hacían sufrir
cual se lleva la mitad de la bandera, proclamando mucho, y que concedía una gran importancia a esta
que la otra mitad carece de todo valor. cuestión, aprovechó la ocasión para disculparse
Ciertamente, un artículo corto como éste no es el ante veinte mil lectores. No voy a repetir sus dos
lugar más adecuado para lucir pretensiones artículos; son ma ravillosos por su claridad y su
filosóficas, y nada más lejos de mi ánimo que buena fe. Trató la cuestión a fondo. Con una
cansar a la gente con tentativas de demostraciones jovialidad ingenua y cómica, empezó por contar sus
estéticas absolutas. Voy al grano y hablo el lenguaje personajes virtuosos y sus personajes criminales. La
de las personas corrientes. Es lamentable observar virtud seguía llevando ventaja, a pesar de la
que encontramos errores parecidos en dos escuelas perversidad de la sociedad, que no es obra mía,
opuestas: la escuela burguesa y la escuela socialista. decía él. Luego demostró que hay pocos
¡Moralicemos, moralicemos!, exclaman las dos con desalmados cuya alma fea no tenga un reverso
auténtica fiebre misional. Claro está que una
predica la moral burguesa y otra la moral socialista. consolador. Después de enumerar todos los
En cualquier caso, el arte se reduce a una cuestión castigos que se atraen incesantemente todos los
de propaganda. violadores de la ley moral, y que ya les envuelven
¿Es útil el arte? Sí. ¿Por qué? Porque es el arte. como un infierno en esta tierra, dirige a los
¿Existe un arte pernicioso? Sí. El que turba las corazones inseguros y fáciles de fascinar este
condiciones de la vida. El vicio es seductor, hay que apóstrofe que está a mitad de camino entre lo
pintarlo como seductor; pero arrastra con él siniestro y lo cómico: «Señores míos, ay de vosotros
enfermedades y dolores morales singulares; hay si la suerte de los Lousteau y de los Luciendo os
que describirlos. Estudiad todas las llagas como un inspira envidia.»
médico que está de servicio en un hospital, y la En efecto, hay que pintar los vicios tal como son
escuela del sentido común, la escuela o no verlos. Y si el lector no lleva dentro de sí una
exclusivamente moral, ya no tendrá donde hincar el guía filosó fica y religiosa que le acompañe en la
diente. ¿Acaso el crimen es siempre castigado y la lectura del libro, peor para él.
virtud recompensada? No; y sin embargo, si nuestra Un amigo mío lleva varios años martilleándome
novela, si nuestro drama está bien hecho, nadie los oídos con Berquin (22). ¡Eso sí que es un
sentirá deseos de violar las leyes de la natu raleza. escritor! ¡Berquin! ¡Un autor encantador, bueno,
La primera condición necesaria para hacer un arte consolador, que hace el bien, un gran escritor!
sano es la creencia en la unidad integral. Desafío a Como cuando era niño tuve la dicha o la desdicha

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de no leer más que recios libros de hombre, no lo ¿Qué impide que dos granujas se asocien para
conocía. Cierto día que tenía el cerebro ganar el premio Montyon? Uno simulará la miseria,
embarullado con ese problema tan de moda, la otro la caridad. En un premio oficial hay algo que
moral en el arte, la providencia de los escritores ofende al hombre y a la humanidad, y que ofusca el
puso al alcance de mi mano un volumen de pudor de la virtud. Por lo que a mí se refiere, no
Berquin. Lo primero que advertí es que allí los niños quisiera tener por amigo a un hombre que hubiese
hablan como las personas mayores, igual que los tenido un premio a la virtud: temería encontrar en
libros, y que enseñan moral a sus padres. Este es un él a un tirano implacable.
arte falso, me dije. Pero al proseguir la lectura me di En cuanto a los escritores, su premio está en la
cuenta de que lo juicioso aparecía siempre estima de sus iguales y en la caja de los libreros.
impregnado de dulzonería y que la maldad ¿En qué demonios va a mezclarse el señor
resultaba invariablemente ridiculizada por el ministro? ¿Quiere crear la hipocresía para darse el
castigo. Si uno es bueno, tendrá confites, tal es la gusto de recompensarla? A partir de ahora el
base de esta moral. La virtud es la con dición sine bulevar va a convertirse en un sermón perpetuo.
qua non del éxito. Como para dudar si Ber quin era Cuando un autor deba varios meses de alquiler,
cristiano. Eso sí, me dije, que es un arte pernicioso. escribirá una comedia virtuosa; si tiene muchas
Porque el discípulo de Berquin, cuando se vea en el deudas, una comedia angélica. ¡Menuda institución!
mundo, no tardará en hacer la afirmación recíproca:
el éxito es la condición sine qua non de la virtud. Más adelante volveré sobre este asunto, y hablaré
Por otra parte, la etiqueta del crimen dichoso le de las tentativas que hicieron para rejuvenecer el
engañará, y con la ayuda de los preceptos del teatro dos grandes escritores franceses, Balzac y
maestro, se alojará en la posa da del vicio creyendo Diderot (25).
alojarse en la de la virtud.
Pues bien, Berquin, el señor de Montyon (23), el
señor Émile Augier y tantas otras personas
honorables, todos son lo mismo. Asesinan la virtud
como el señor León Fau cher (24) acaba de herir de
muerte a la literatura con su decreto satánico en
favor del teatro virtuoso.
Los premios acarrean la desgracia. Premios
académicos, premios a la virtud, condecoraciones,
todas esas invenciones del diablo alientan la
hipocresía y congelan los impulsos espontáneos de
un corazón libre. Cuando veo que un hombre pide
la cruz, me parece oírle decir al soberano: He
cumplido mi deber, es verdad; pero si no se le
comunica a todo el mundo, juro no volver a
hacerlo.

42
alzando los ojos al cielo con una emoción no poco
La escuela pagana (26) extraña—. Va a volver.
Hablaba del dios Pan como del prisionero de
Santa Elena.
—No pretenderá decirme —le dije— que es
usted pagano.
—Pues sí, lo soy. Por lo visto ignora usted que el
paganismo bien interpretado, bien entendido, es lo
único que puede salvar al mundo. Hay que volver a
las verdaderas doctrinas, oscurecidas por un
instante por el infame Galileo. Además, Juno me ha
dirigido una mirada favorable, una mirada que me
ha llegado hasta el fondo del alma. Estaba yo triste
y melancólico en medio de la muchedum bre,
Durante el ario que acaba de terminar ha contemplando el cortejo e implorando con ojos de
sucedido un hecho notable. No digo que sea el más amor a esta bella deidad, cuando una de sus
importante, sino que es uno de los más miradas, benévola y profunda, me ha exaltado y
importantes, o mejor dicho, uno de los más alentado.
sintomáticos. —Juno le ha dirigido una de sus miradas de vaca,
En un banquete conmemorativo de la revolución Boo- pis Eré ai). A lo mejor el desventurado está
de febrero, dedicó un brindis al dios Pan, sí, al dios loco.
Pan, uno de esos jóvenes que pueden calificarse de —Pero ¿no ve usted —dijo un tercero— que se
instruidos y de inteligentes. trata de la ceremonia del becerro cebado en
—Pero —le decía yo—, ¿qué tiene que ver el dios carnaval? Miraba a todas esas mujeres vestidas de
Pan con la revolución? rosa con ojos paganos, y Ernestine, que trabajaba
—¿A qué viene la pregunta? —respondía—; pero en el Hippodrome y que hacía el papel de Juno, le
si fue el dios Pan quien hizo la revolución. Él es la ha dirigido una mirada llena de recuerdos, una
revolución. auténtica mirada de vaca.
—Pero vamos a ver, ¿no murió hace mucho —Todo lo Ernestine que quiera —dijo
tiempo? Yo creía que se había oído flotar una refunfuñando el pagano—. Usted lo que quiere es
sonora voz por encima del Mediterráneo, y que esta desilusionarme. Pero a pesar de todo el efecto
voz misteriosa que resonaba desde las columnas de moral se ha producido, y consi dero esta mirada
Hércules hasta el litoral asiático había dicho al como un buen presagio.
mundo antiguo: ¡EL DIOS PAN HA MUERTO! A mi juicio este exceso de paganismo es propio
—Es un rumor que han hecho correr las malas de un hombre que ha leído demasiado y además
lenguas; pero no tiene nada de cierto. ¡No, el dios mal a Henri Heine y su literatura podrida de
Pan no ha muerto! El dios Pan vive —prosiguió, sentimentalismo ma terialista.

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Y puesto que he pronunciado el nombre de este Imposible dar un paso, pronunciar una palabra
céle bre culpable, tanto da contar ahora mismo un sin tropezar con un hecho pagano.
rasgo suyo que me saca de quicio cada vez que Si uno expresa el temor, la tristeza de ver
pienso en él. Henri Heine cuenta en uno de sus disminuida la especie humana, de que la salud
libros que cuando se paseaba por entre agrestes pública degenere debido a falta de higiene, siempre
montañas, al borde de terribles precipicios, en habrá a nuestro lado un poeta que responda:
medio de un caos de hielo y de nieves, tropieza con «¿Cómo quiere usted que las mujeres tengan niños
uno de esos religiosos que, acompañados de un hermosos en un país en que adoran a un feo
perro, van en busca de los viajeros perdidos y crucificado?» ¡Menudo fanatismo!
agonizantes. Hacía tan sólo unos momentos que el La ciudad está patas arriba. Las tiendas se cierran.
autor acababa de entregarse a los solitarios Las mujeres se apresuran a proveerse de viandas,
impulsos de su odio volteriano contra el clero. las calles se desadoquinan, todos los corazones se
Durante un rato contempla a aquel encogen por la an siedad de un gran
hombre-humanidad que prosigue su santa tarea; acontecimiento. El suelo no tardará en inundarse de
en su alma orgullosa se está librando un combate, y sangre. Entonces uno encuentra a un animal que
por fin, después de una dolorosa vacilación, se rebosa dicha; lleva bajo el brazo libros extraños y
resigna y adopta una resolución heroica: ¡Pues jeroglíficos. ¿Y usted?, le preguntamos, ¿con quién
bien, no! ¡No escribiré contra ese hombre! está? Mi querido amigo, responde con voz suave,
¡Cuánta generosidad! Con los pies enfundados en acabo de descubrir nuevos datos curiosísimos
cómodas pantuflas, junto a una chimenea sobre el matrimonio de Isis y de Osiris. ¡Váyase al
encendida, envuel to por las adulaciones de una diablo! Que Isis y Osiris ten gan muchos hijos y que
sociedad voluptuosa, el señor hombre célebre jura nos dejen en paz.
no difamar a un pobre diablo de religioso que Esta locura, inocente en apariencia, a menudo
siempre ignorará su nombre y sus blasfemias, y que llega muy lejos. Hace unos aftos, Daumier hizo una
obra nota ble, la Historia antigua, que era por así
le salvaría si estuviese en peligro. decirlo la mejor paráfrasis de la célebre pregunta:
No, Voltaire nunca hubiera escrito una ruindad ¿Quién nos librará de los griegos y de los
semejante. Voltaire tenía demasiado gusto; romanos? Daumier se lanzó brutalmente sobre la
además, aún era un hombre de acción, y amaba a antigüedad y la mitología para escupir so bre ellas.
los hombres. Y el fogoso Aquiles y el prudente Ulises, y la juiciosa
Volvamos al Olimpo. Desde hace algún tiempo, Penélope y Telémaco, aquel pazguato, y la bella
tengo a todo el Olimpo tras de mí, y nada más Helena, por quien se perdió Troya, y la ardiente
fastidioso; me caen dioses sobre la cabeza como Safo, patrona de las histéricas, y todos en fin
suelen caer las chimeneas. Tengo la sensación de aparecieron ante nuestros ojos con una fealdad
vivir una pesadilla, de que voy dando tumbos por el bufa que recordaba a esos carcamales de actores
vacío y que una multitud de ídolos de madera, de clásicos que sorben rapé entre bas tidores. ¡ Pues
hierro, de oro y de plata caen con migo, me bien! He visto a un escritor de talento llorar ante
persiguen en mi caída, me golpean y me rompen la esos grabados, ante esa blasfemia divertida y útil.
cabeza y el cuerpo.

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Estaba indignado. Decía que era una impiedad. El posibilida des de perdición. Durante mucho tiempo,
pobre cito seguía necesitando una religión. muchísimo tiempo sólo podréis ver, amar, sentir lo
Muchos han alentado con su dinero y con sus que es bello, nada más que lo bello. Uso la palabra
aplausos la deplorable manía que tiende a hacer del en un sentido restringido. El mundo sólo se os
hombre un ser inerte y del escritor un fumador de mostrará bajo su forma material. Los resortes que
opio. hacen que se mueva permanecerán ocultos durante
Desde el punto de vista estrictamente literario, no mucho tiempo.
es más que una imitación inútil y repugnante. ¡Ojalá la religión y la filosofía puedan acudir
¿Cuántas risas no ha habido a costa de los algún día obligadas por el grito de un desesperado!
ingenuos pintamonas que se obstinaban en copiar Este será siempre el destino de los insensatos que
a Cimabue; de los escritores de daga, jubón y acero sólo ven en la naturaleza ritmos y formas. Y aun la
toledano? Y vosotros, desdichados neo- paganos, filosofía al principio sólo va a parecerles un juego
¿no hacéis lo mismo? ¡Imitación, imitación! Sin interesante, una gimnasia agradable, una esgrima
duda habéis perdido el alma en algún lugar, quizá en el vacío. ¡Pero será tan grande su castigo! Todo
no muy recomendable, y ahora os precipitáis a niño cuyo espíritu poético esté sobreexcitado, que
través del pasado como cuerpos vacíos para no tenga incesantemente ante los ojos el estimu
recoger la primera que encontréis entre los detritos lante espectáculo de las costumbres activas y
antiguos. ¿Qué esperáis del cielo o de la necedad laboriosas, que oiga hablar sin tregua de gloria y de
del público? ¿Una fortuna suficiente como para voluptuosidad, cuyos sentidos sean diariamente
elevar en vuestras buhardillas altares a Príapo y a acariciados, irritados, asustados, encendidos y
Baco? Los más lógicos de vosotros serán los más satisfechos por objetos de arte, se convertirá en el
cínicos. Los elevarán al dios Crepitus (28). más desgraciado de los hombres y hará
¿Será el dios Crepitus quien os preparará tisanas desgraciados a los demás. A los doce años
al día siguiente de vuestras estúpidas ceremonias? levantará las faldas a su nodriza, y si el poder en el
¿Acaso Venus Afrodita o Venus Mercenaria aliviará crimen o en el arte no le eleva por encima de las
los males que os haya causado? Todas esas fortunas vulgares, a los treinta años reventará en un
estatuas de mármol, ¿serán mujeres abnegadas el hospital. Su alma, sin cesar irritada e insatisfecha,
día de la agonía, el día del remordimiento, el día de vaga por el mundo, el mundo ocupado y laborioso;
la impotencia? ¿Bebéis tal vez caldos de ambrosía? vaga, decía, como una prostituta, gritando: ¡Plástica,
¿Coméis chuletas de Paros? ¿Cuánto prestan por plástica! La plástica, horrible palabra que me pone
una lira en el Monte de Piedad? la carne de gallina, la plástica le ha envenenado, y
sin embargo, sólo puede vivir por este veneno. Ha
desterrado la razón de su corazón, y como justo cas
Olvidar la pasión y la razón es matar la literatura. tigo, la razón se niega a volver a él. Lo más feliz que
Renegar de los esfuerzos de la sociedad puede sucederle es que la naturaleza le hiera con
precedente, cristiana y filosófica, equivale a una espantosa llamada al orden. En efecto, la ley de
suicidarse, rechazar la fuerza y los medios de la vida exige que quien rechaza los goces puros de
perfeccionamiento. Rodearse exclusivamente de las la actividad honrada, sólo pueda ser sensible a los
seducciones del arte física, es crear grandes terribles goces del vicio. El pecado contiene su

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infierno, y la naturaleza dice de vez en cuando al Que nadie tome esas cosas por chiquilladas. Lo
dolor y a la miseria: ¡Id a vencer a esos rebeldes! que la boca se acostumbra a decir, el corazón se
Lo útil, lo verdadero, lo bueno, lo acostumbra a creer.
verdaderamente amable, todas esas cosas le serán Conozco a no pocos hombres de buena fe que
desconocidas. Encaprichado con su sueño están, como yo, cansados, entristecidos,
agotador, querrá encaprichar y ago tar a los demás. horrorizados y abatidos por esta peligrosa comedia.
No pensará en su madre, en su nodriza; desgarrará La literatura tiene que reponer sus fuerzas en una
a sus amigos o sólo les querrá por su forma; a su atmósfera mejor. Algún día no lejano se
mujer, si tiene, la despreciará y la envilecerá. comprenderá que toda literatura que se niegue a
La afición inmoderada de la forma empuja a caminar fraternalmente en tre la ciencia y la filosofía
desórdenes monstruosos y desconocidos. es una literatura homicida y suicida.
Absorbidos por la pasión feroz de la belleza, de lo
raro, de lo bonito, de lo pintoresco, porque existen
grados, las nociones de lo justo y de lo verdadero
desaparecen. La pasión frenética del arte es un
cáncer que devora todo lo demás; y como la
ausencia absoluta de lo justo y de lo verdadero en
el arte equivale a la ausencia de arte, el hombre
entero se evapora; la especialización excesiva de
una facultad conduce a la nada. Comprendo los
furores de los inconoclastas y de los musulmanes
contra las imágenes. Admito todos los
remordimientos de san Agustín acerca del placer
excesivo de los ojos. El peligro es tan grande que
disculpo la supresión del objeto. La locura del arte
es igual al abuso del espíritu. La creación de una de
esas dos supremacías engendra la necedad, la
dureza de corazón y una inmensidad de orgullo y
de egoísmo. Recuerdo haber oído decir a un artista
burlón que había recibido una moneda falsa: La
guardaré para un pobre. Aquel miserable sentía un
placer infernal robando a un pobre y gozando al
mismo tiempo de los beneficios de una reputación
de caridad. A otro le oí decir: ¿Por qué será que los
pobres no usan guantes para mendigar? Tendrían
más éxito. Y a otro: A éste no le déis nada, viste que
es un horror; sus harapos no le sientan bien.

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nuevo camino, sin más aguijón que el del amor de
Madame Bovary, de Gustave la Belleza y de la Justicia.
Flaubert (29) II

Después de pronunciar esta palabra espléndida y


terrible, la Justicia, permítaseme —qué grato me
resulta ha cerlo— agradecer a la magistratura
francesa el brillante ejemplo de imparcialidad y de
buen gusto que ha dado en esta circunstancia.
Llamada a intervenir en favor de la moral por un
celo ciego y demasiado vehemente, invoca da por
razones que se equivocaban de terreno, situada
ante una novela, obra de un escritor que todavía
ayer era un desconocido —una novela, y qué
I novela, la más imparcial, la más leal—, un campo
En materia de crítica, la situación del escritor que trivial como todos los campos, flagelado,
llega después de todo el mundo, del escritor tardío, empapado, como la misma naturaleza, por todos
tiene ventajas que no tenía el escritor profeta, el los vientos y todas las tempestades... la magis
que anuncia el éxito, el que lo rige, por asi decirlo, tratura, decía, se ha mostrado leal e imparcial como
con la autoridad de la audacia y del sacrificio. el libro que han presentado ante ella a modo de
El señor Gustave Flaubert ya no necesita del holocausto. Mejor aún, digamos, si se nos permite
sacrificio, y es posible que nunca lo haya hacer conjeturas, fundadas en las consideraciones
necesitado. Numerosos artistas, y entre ellos los que han acompañado la sentencia, que si los
más agudos y más acreditados, han comentado y magistrados hubieran descubierto al go de
engalanado su excelente libro. A la crítica no le verdaderamente reprobable en el libro, también lo
queda, pues, más que indicar algunos puntos de hubieran absuelto, habida cuenta de la gratitud que
vista olvidados, o insistir con un poco más viveza, mere ce la BELLEZA de que está revestido. Esta
en los rasgos y en las luces que a mi juicio no han notable preo cupación por la belleza en hombres
sido suficientemente elogiados y glosados. Por otra cuyas facultades sólo son requeridas por lo Justo y
parte, esta posición del escritor rezagado, lo Verdadero, es un sínto ma de los más
distanciado por la opinión, como ya trataba de
insinuar, tiene un encanto paradójico. Es más libre conmovedores, comparado con las ardien tes
porque está solo como el que se rezaga, po dría codicias de esa sociedad que ha abjurado definitiva
comparársele al que resume los debates, y, mente de todo amor espiritual, y que olvidando sus
viéndose obligado a evitar las vehemencias de la antiguas entrañas, sólo piensa en sus visceras. En
acusación y de la defensa, ha de desbrozar un suma, pue de decirse que esta sentencia, por su
alta tendencia poéti ca, fue definitiva; que se dio la

52
razón a la Musa, y que todos los escritores, al Romualdo o la vocación, obra de una torpeza
menos todos aquellos dignos de este nombre, han sublime, en la que hay páginas inimitables que
sido absueltos en la persona del señor Gustave hacen a un tiempo condenar y absolver insipideces
Flaubert. y desmañas. Pero el señor de Custine es un
No digamos, pues como tantos otros afirmar con subgénero del genio, un genio cuyo dandismo se
un ligero e inconsciente mal humor, que el libro ha eleva hasta el ideal del descuido. Esta buena fe de
debido el inmenso favor del que goza al proceso y aristócrata, ese ardor novelesco, esa burla leal, esa
a la absolución. De no ser procesado, el libro absoluta e indolente personalidad, no son
hubiera suscitado la misma curiosidad, hubiera accesibles a los sentidos del gran rebaño, y tan
creado el mismo asombro, la misma agitación. precioso escritor tenía en contra a toda la mala
Además, contaba ya con la aprobación de todos los fortuna que merecía su talento.
hombres de letras desde hacía mucho tiempo. El señor d'Aurevilly 1321 había atraído
Cuando apareció bajo su forma primera, en la violentamente la atención con Una antigua amante
Revue de París, con imprudentes cortes que habían y La hechizada. Su cul to de la verdad, expresado
destruido su ar monía, despertó ya un vivo interés. con un terrible ardor, no podía por menos que
La situación de Gus tave Flaubert, bruscamente contrariar a la muchedumbre. D'Au revilly,
ilustre, era a la vez excelente y mala; y de esta verdadero católico, evocando la pasión para ven
situación equívoca, de la cual su leal y maravilloso cerla, cantando, llorando y gritando en medio de la
talento ha sabido triunfar, voy a dar, en la medida tem pestad, erguido como Ayante en un peñasco
de mis posibilidades, las diversas razones. desolado, y siempre como diciendo a su rival
—hombre, rayo, dios o materia—: «¡Arrebátame o
te arrebato!», tampoco podía ser aceptado por una
especie amodorrada cuyos ojos es tán cerrados a
III los milagros de la excepción.
Champfleury (33), con un espíritu infantil y
Excelente; porque, desde la desaparición de delicioso, jugaba con gran fortuna con lo
Balzac, meteoro prodigioso que cubrirá nuestro pintoresco, había dirigido su binóculo poético (más
país de una nube de gloria, como un oriente raro y poético de lo que él mismo cree) hacia los
excepcional, como una au rora polar que inunda el accidentes y los azares burlescos o conmovedores
helado desierto con sus luces fantasmagóricas, toda de la familia o de la calle; pero por originalidad o
curiosidad relativa a la novela ha bíase aplacado y por debilidad de la vista, voluntaria o fatalmente,
adormecido. Hay que reconocer que se habían descuidaba el lugar común, el lugar de encuentro
hecho asombrosos intentos. Hace ya tiempo que el de la multitud, la cita pública de la elocuencia.
señor de Custine 1301, célebre en un mundo cada Más recientemente aún, el señor Charles Barbara
041, alma rigurosa y lógica, empeñado en la
vez más enrarecido, con Aloys. El mundo tal como refriega intelectual, ha hecho algunos esfuerzos
es y Ethel..., el señor de Custine, creador de la joven indiscutiblemente distin guidos; ha intentado
fea, ese tipo tan envidiado por Balzac (véase el (tentación siempre irresistible) descri bir, elucidar
verdadero Mercadet) on, había dado al público situaciones excepcionales del alma, y deducir

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consecuencias directas de posiciones falsas. Si no cada vez más. Los últimos años de Luis Feli pe
digo aquí toda la simpatía que me inspira el autor habían visto las últimas explosiones de una
de Eloísa y de El asesinato del Puente Rojo, es sensibilidad aún excitable por los juegos de la
porque sólo ocasionalmente pertenece al asunto imaginación; pero el nuevo novelista se encontraba
que trato, a la condición de nota histórica. ante una sociedad absolutamente estragada, peor
Paul Féval 135), situado en el otro extremo de la que estragada, embrutecida y voraz, sintiendo
esfera, espíritu amante de aventuras, horror por la ficción, y sin amar más que lo que
admirablemente dotado para lo grotesco y lo podia poseer.
terrible, ha seguido las huellas, como un héroe En condiciones así, un talento sólido, entusiasta
tardío, de Frédéric Soulié (36) y Eugéne Sue. Pero de la belleza, pero habituado a una esgrima audaz,
las grandes facultades del autor de los Misterios de juzgando a un tiempo lo bueno y lo malo de las
Londres y del Jorobado, como tampoco las de circunstancias, ha debido de decirse: «¿Cuál es el
tantos ta lentos que se salen de lo común, no han medio más seguro de conmover a todas esas viejas
podido realizar el leve y súbito milagro de esta almas? En realidad ignoran lo que podrían amar;
pobre, modesta provincia na adúltera, cuya historia, sólo sienten verdadera repugnancia por lo que es
casi sin peripecia, se compone de tristezas, de grande; la pasión espontánea, ardiente, el
hastíos, de suspiros y de algunos desma yos febriles abandono poético les hace ruborizarse y les ofende.
arañados a una vida truncada por el suicidio. Seamos, pues, vulgares en la elección del asunto,
Si todos estos escritores, unos a la manera de dado que la elección de un asunto demasiado
Dickens, otros moldeados al estilo de Byron o de grande es una impertinencia para el lector del siglo
Bullwer (37), qui zá demasiado bien dotados, xix. Y también guardémonos bien de las efusiones y
demasiado despectivos, no han sabido, como un de hablar por cuenta propia. Seremos de hielo al
simple Paul de Kock (38), forzar la vacilante puerta contar pasiones y aventuras en las que la ma yoría
de la Popularidad, la única de las impúdicas que
clama porque la violen, no seré yo quien se lo de la gente pone ardor; seremos, como se dice aho
reproche... ni tampoco quien les ensalce por ello. ra, objetivos e impersonales.
Del mismo modo que no juzgo ningún mérito del »Y por otra parte, como en estos últimos tiempos
señor Gustave Flaubert haber obtenido al primer nos han martilleado los oídos con pueriles cháchara
intento lo que otros buscan durante toda su vida. de escuela, como hemos oído hablar de cierto
Como máximo vería en ello un síntoma procedi miento literario llamado realismo
suplementario de capacidad y trataría de defi nir las —vergonzosa injuria que se echa en cara a todos
razones que han hecho que el talento del autor se los analistas, palabra vaga y elástica que para el
orientara en un sentido más que en otro. vulgo significa no un método nuevo de creación,
Pero ya he dicho también que esta situación del sino una descripción minuciosa de los accesorios—,
recién llegado era mala; ¡ay!, por una razón nos aprovecharemos de la confusión de las men tes
lúgubremente sen cilla. Desde hace varios años, la y de la ignorancia universal. Extenderemos un estilo
parte de interés que el público concede a las cosas nervioso, pintoresco, sutil, exacto, sobre un
espirituales se ha visto singularmente disminuida; cañamazo trivial. Encerraremos los sentimientos
su presupuesto de entusiasmo ha ido menguando más ardientes y más fogosos en la aventura más

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baladí. Las palabras más solemnes, las más ha podido por me nos que infundir sangre viril en
decisivas, saldrán de los labios más necios. las venas de su criatura, y Madame Bovary, por lo
»¿Cuál es el terreno de la necedad, el ambiente que hay en ella de más enérgi co y de más
más estúpido, el más fértil en disparates, el que más ambicioso, también de más soñador, Mada me
abunda en intolerantes imbéciles? Bovary sigue siendo un hombre. Como Palas
»Las provincias. armada, nacida del cerebro de Zeus, este extraño
»¿Cuáles son allí los actores más insoportables? andrógino ha conservado todas las seducciones de
»La gente común que se agita desempeñando un alma viril dentro de un encantador cuerpo
modestas funciones cuyo ejercicio les falsea las femenino.
ideas.
»¿Cuál es el hecho más usado, el más prostituido, IV
la vulgaridad de las vulgaridades?
»E1 adulterio.
»No es preciso, se ha dicho el poeta, que mi Varios críticos habían dicho: esta obra
heroína sea una heroína. Con tal de que sea verdaderamente bella por la minuciosidad y la
suficientemente boni ta, que tenga nervios, viveza de las descripciones, no contiene ni un solo
ambición, una aspiración irrefrena ble hacia un personaje que represente la moral, que hable como
mundo superior, será interesante. Así el logro será la conciencia del autor. ¿Dónde está el personaje
más noble, y nuestra pecadora tendrá al menos el proverbial y legendario que tiene la misión de
mérito —comparativamente bastante raro— de explicar la fábula y de dirigir la inteligencia del
distinguirse de las fastuosas charlatanas de la lector? En otras palabras, ¿dónde está la
época que nos ha precedido. requisitoria?
»No necesito preocuparme por el estilo, por la ¡Qué dislate! ¡Eterna e incorregible confusión de
disposi ción pintoresca, la descripción de los las funciones y de los géneros! Una verdadera obra
ambientes; poseo todas esas cualidades en un de arte no necesita requisitoria. La lógica de la obra
grado sobreabundante; avanzaré apoyándome en se basta para todas las exigencias de la moral, y es
el análisis y en la lógica, y de este modo el lector quien debe sacar las conclusiones de la
demostraré que todos los asuntos son conclusión.
indiferentemente buenos o malos, según la manera En cuanto al personaje íntimo, profundo, de la
como se tratan, y que los más vulgares pueden fábula, indiscutiblemente es la mujer adúltera; sólo
llegar a ser los mejores.» ella, la víctima deshonrada, posee todas las gracias
A partir de ese momento, Madame Bovary —un del héroe. De cía hace un momento que era casi un
reto, un verdadero reto, una apuesta, como todas hombre, y que el autor la había adornado (tal vez
las obras de arte— ya había sido creada. inconscientemente) con todas las cualidades viriles.
Al autor sólo le restaba, para completar su alarde, Examinemos atentamente:
des pojarse (en la medida de lo posible) de su sexo 1. ° La imaginación, facultad suprema y tiránica, y
y hacerse mujer. El resultado ha sido una maravilla; que sustituye al corazón, o a lo que se llama el
porque, a pe sar de todo su celo de comediante, no corazón, del que suele excluirse el razonamiento, y

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que por lo común domina en la mujer lo mismo que siempre fijos en los archivos de la ciencia. Podría
en el animal. colgarme orgullosamente de su brazo; al menos
2. ° Energía súbita de acción, rapidez de decisión, sería la compañera de un rey de la inteligencia;
fusión mística del razonamiento y de la pasión, que ¡pero la compañera de cadena de ese imbécil, que
caracteriza a los hombres creados para actuar. ni siquiera sabe enderezar un pie deforme! ¡Oh!»
3.0 Afición inmoderada por la seducción, por la En realidad, esta mujer no puede ser más sublime
dominación, e incluso por todos los medios en su género, en la modestia de su ambiente y ante
vulgares de seducción, rebajándose hasta el su limitado horizonte.
charlatanismo de la indumentaria, de los perfumes y 4.° Incluso en su educación conventual veo la
de la pomada... todo lo cual se resume en dos prueba del temperamento equívoco de Madame
palabras, dandismo, amor exclusivo de dominar. Bovary.
Y, sin embargo, Madame Bovary se entrega; Las monjas descubrieron en esta joven una
arrebata da por los sofismas de su imaginación, se asombrosa aptitud para la vida, para aprovechar la
entrega magnifica, generosamente, de un modo vida, para conje turar sus goces. ¡Esto es un hombre
muy masculino, a unos bribones que no son sus de acción!
iguales, exactamente como los poetas se entregan Mientras, la joven se embriagaba deliciosamente
a bribonas. con el color de los vitrales, de los matices orientales
Una nueva prueba de la calidad enteramente viril que las lar gas ventanas labradas proyectaban
que alimenta su sangre arterial es que en resumidas sobre su devocionario de alumna interna; se
cuentas esta desventurada se preocupa menos por saciaba con la música solemne de las vísperas, y
los defectos exte riores visibles, por los cegadores por una paradoja cuyo único mérito corres ponde a
provincianismos de su marido, que por su ausencia los nervios, sustituía en su alma el Dios verdadero
total de genio, por su inferioridad espiritual bien por el Dios de su fantasía, el Dios del porvenir y del
demostrada por la estúpida opera ción del pie azar, un Dios de viñeta, con espuelas y bigotes; ya
zopo. teñe mos al poeta histérico.
A este propósito, releamos las páginas que ¡La histeria! ¿Por qué este misterio fisiológico no
contienen este episodio, tan injustamente tratado va a ser el fondo y el mantillo de una obra literaria,
de parasitario, cuando la verdad es que arroja una ese miste rio que la Academia de Medicina aún no
viva luz sobre el ca rácter de la persona. Una cólera ha resuelto, y que, mientras en las mujeres se
violenta, contenida desde tiempo atrás, estalla en la manifiesta por la sensa ción de una bola
señora Bovary; da portazos; el estupefacto marido, ascendente y asfixiante (me refiero sólo al síntoma
que no ha sabido dar a su novelesca mujer ningún principal), en los hombres nerviosos pasa a
goce espiritual, no se mueve de su habita ción. convertirse en todas las impotencias y también en
Hace penitencia el culpable ignorante; y Madame la apti tud para todos los excesos?
Bovary, la desesperada, grita como una pequeña
Lady Macbeth casada con un capitán insuficiente:
«¡Ah! Si al menos fuera la mujer de uno de esos
sabios viejos, calvos y encorvados, cuyos ojos, V
protegidos por gafas de crista les verdes están

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En resumen, esta mujer es verdaderamente pervertidos hasta la trivialidad azucen los perros
grande, sobre todo digna de compasión y, a pesar contra un desventurado novelista que, con una
de la dureza sis temática del autor, que ha hecho castidad de retor, ha querido envolver en un velo de
los mayores esfuerzos para estar ausente de su gloria aventuras de mesilla de noche, siempre repug
obra y para desempeñar la fun ción de un titiritero, nantes y grotescas cuando la Poesía no las acaricia
todas las mujeres intelectuales le agra decerán que con su claridad de lamparilla opalina.
haya elevado la mujer a tan alta potencia, tan lejos Si me abandonase a esa pendiente analítica, nunca
del animal puro y tan cerca del hombre ideal, y de acabaría de hablar de Madame Bovary; este libro,
haberla hecho participar en ese doble carácter de esencial mente sugestivo, podría inspirar un volumen
cál culo y de ensueño que constituye el ser de observa ciones. Me limitaré por el momento a
perfecto.
Se ha dicho que Madame Bovary es ridicula. En hacer notar que varios de sus episodios más
efec to, ahí la tenemos tan pronto tomando por un importantes han sido primiti vamente o descuidados
héroe de Walter Scott a un individuo —¿podría o vituperados por los críticos. Ejemplos: el episodio
llamarle hidalgo campesino?— que viste chalecos de de la fallida operación del pie zopo, y aquel otro tan
caza y atuendos contrastados, como la vemos notable, tan desolado, tan verdaderamen te
enamorarse de un modesto pa sante de notario (que moderno, en el que la futura adúltera —porque la
ni siquiera sabe realizar una acción peligrosa para su des dichada se encuentra tan sólo iniciando la cuesta
amante), y por fin, la pobre, extenuada, esa abajo va a pedir ayuda a la Iglesia, a la divina Madre,
extravagante Pasífae 139), encerrada en el estrecho a la que no tiene excusas para ser siempre solícita, a
recinto de una aldea, persigue el ideal por los bailes esa farmacia donde nadie tiene derecho a dormitar. El
de can dil y los cafetines de la prefectura... ¡Qué buen reverendo Bournisien, preocupado únicamente
importa! Digá moslo, confesémoslo, es un César en por los granujas del catecismo que hacen gimnasia
Carpentras; ¡persi gue el Ideal' por entre los asientos de coro y las sillas de la iglesia,
Desde luego, no voy a decir como el Licántropo responde con candor: «Si está usted enferma, señora,
1401, de subversiva memoria, aquel rebelde que puesto que el señor Bovary es médico, ¿por qué no
abdicó: «Ante todas las vulgaridades y todas las se dirige a su marido?»
majaderías del tiempo presente, ¿acaso no nos queda ¿Qué mujer, ante esa cortedad del cura, no iría,
el papel de fumar y el adul terio?» Pero lo que sí loca mente amnistiada, a hundir su cabeza en las
afirmaré es que al fin y al cabo, en resumidas cuentas, aguas turbu lentas del adulterio, y quién de nosotros,
incluso con balanzas de precisión, nuestro mundo es en una edad más Cándida y en circunstancias
muy duro para haber sido engendrado por Cristo, y agitadas, no ha conocido alguna vez al clérigo
que no es digno de arrojar la primera piedra a la incompetente?
adúltera; y que unas cuantas cornamentas más o
menos no acelerarán la rapidez rotatoria de las
esferas ni van a adelantar en un solo segundo la
destrucción final del universo. Ya es hora de que se VI
ponga fin a la hipocre sía cada vez más contagiosa, y Inicialmente, tenía el proyecto, pues tenía dos
que se juzgue ridículo que unos hombres y mujeres libros del mismo autor en las manos (Madame

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Bovary y La tentación de san Antonio, cuyos
fragmentos aún no han sido reunidos por el librero)
de hacer una especie de paralelo entre ambos. Quería
La doble vida,
establecer igualdades y corresponden cias. Me de Charles Asselineau (41)
hubiera resultado fácil encontrar en el minucioso
tejido de Madame Bovary las altas facultades de
ironía y de lirismo que iluminan soberanamente La
tentación de san Antonio. Aquí el poeta no se había
disfrazado, y su Bovary. tentada por todos los
demonios de la ilusión, de la herejía, por todas las
lubricidades de la materia circundante... su san
Antonio, en fin, abrumado por todas las locuras que
nos asedian, hubiera encontrado mejores dis culpas
que esta minúscula ficción burguesa. En esta obra, de
la que por desdicha el autor sólo nos ha dado
fragmen tos, hay pasajes deslumbrantes; no hablo tan Once breves narraciones se nos presentan bajo este
sólo del pro digioso festín de Nabucodonosor, de la título general: La doble vida. El sentido del título se
maravillosa apari ción de esa pequeña loca que es la descubre felizmente después de la lectura de algunos
reina de Saba, minia tura que danza en la retina de un de los frag mentos que componen este elegante y
asceta, de la charlata nesca y enfática escenografía de elocuente volumen. Hay un capítulo de Buffon que se
Apolonio de Tiana, seguí do de su cornac, o, mejor titula Homo dúplex, y cuyo contenido no recuerdo
dicho, de su mantenedor, el millonario imbécil que le ya con exactitud, pero cuyo título breve, misterioso,
arrastra mundo a través; quisie ra sobre todo llamar
la atención del lector acerca de esa facultad doliente, grávido de ideas, siempre me ha precipitado a la
subterránea y rebelde que atraviesa to da la obra, ese meditación, y que todavía hoy, en el mo mentó en
filón tenebroso que ilumina —lo que los ingleses que me propongo dar una idea del espíritu que
llaman el subcurrent— y que sirve de guía en esa anima la obra del señor Asselineau, se presenta
confusión, ese pandemónium de la soledad. bruscamente a mi memoria, y la provoca y la
Me hubiera sido fácil señalar, como ya he dicho, confronta como una idea fija. ¿Quién de entre
que el señor Gustave Flaubert ha encubierto nosotros no es un homo dúplex? Me refiero a
voluntariamente en Madame Bovary las altas aquellos cuyo espíritu fue desde la niñez touched
facultades líricas e irónicas manifestadas sin reserva with pensiveness (42); siempre doble, acción e
en la Tentación y que esta última obra, cámara intención, ensueño y realidad; siempre lo uno
secreta de su talento, sigue siendo evidente mente la estorbando a lo otro, usurpando la parte del otro.
más interesante para los poetas y los filósofos. Unos emprenden viajes lejanos dejando atrás un
Tal vez en otra ocasión tenga el placer de llevar a hogar cuyas dulzuras no saben reconocer; y otros,
cabo esta tarea. ingratos para con las aventuras con que la
Providencia les regala, acarician el sueño de una vida
casera, encerrada en un espacio de pocos metros. La
intención que se deja a medio camino, el sueño

64
olvidado en una posada, el proyecto truncado por el elementos de la felicidad humana son menos
obstáculo, la desdicha y los achaques surgiendo del numerosos y más sencillos de lo que enseñan el
éxito co mo las plantas venenosas de una tierra fértil mundo y su doctrina perversa.» Así, Las promesas de
y descuidada, la añoranza que se mezcla con la ironía, Timothée. abominable lucha entre el que promete
la mirada hacia atrás como la de un vagabundo que engañosamente y su víctima; el primero, ese ladrón
se detiene por un instante para reflexionar, el de una especie tan particular, recibe su merecido,
incesante mecanismo de la vida terrena, hostigando y palabra, y agradezco mucho al señor As selineau que
desgarrando a cada minuto la trama de la vida ideal: acabe mostrándonos a su víctima salvada y
tales son los principales elementos de este libro reconciliada con la vida gracias a un hombre de mala
exquisito que, por su espontaneidad, su sencillez de re putación. Así ocurre con frecuencia, y el Deus ex
buen trato y su sinceridad sugestiva participa del machina de los desenlaces felices es, más a menudo
monólogo y de la carta íntima confiada al buzón para de lo que quiere admitirse, uno de esos que el mundo
países lejanos. llama sujetos poco recomendables o incluso granujas.
La mayoría de los pasajes que componen su Mi primo Don Quijote es una historia muy notable y
totalidad son muestras de la desventura humana sumamente adecúa da para poner de relieve las dos
comparada con las dichas del ensueño. grandes cualidades del autor, que son el sentimiento
Así, La taberna de los areneros, a la que dos de la belleza moral y la ironía que nace del
jóvenes acuden regularmente a unas cuantas leguas espectáculo de la injusticia y de la necedad. Ese
de la ciudad para consolarse de las penas e primo, cuya cabeza hierve de proyectos de
inquietudes que se la hacen intolerables, olvidando educación, de felicidad universal, cuya sangre siempre
en el paisaje horizontal de los ríos la vida tumultuosa jo ven se enciende con un entusiasmo desbordante
de las calles y la angustia confinada en un domicilio por los helenos (44), ese déspota del heroísmo que
devastado; así, La posada: un viajero, un hombre de quiere moldear y moldea a su familia a su imagen, es
letras, que inspira a la posadera una simpatía tan viva más que interesante; es conmovedor; eleva el alma
que llega a ofrecerle a su hija en matrimonio, aunque haciéndola avergonzarse de su ruindad cotidiana. La
acaba por volver bruscamente al círculo en el que le ausencia del nivel entre ese nuevo Don Quijote y el
encierra su fatalidad. El viajero hombre de letras, al oír alma del siglo produce un efecto indudable de
ese ofrecimiento generoso e ingenuo, prorrumpe en comicidad conmovida, aunque, para atener nos a la
una carcajada inhumana, que desde luego hubiese verdad, la risa provocada por una debilidad su blime
escandalizado al buen Jean Paul (43), siempre tan es casi la condenación del que ríe, y el Sancho
angélico, aunque tan burlón. Pero suponemos con universal, de que está rodeado el maníaco
razón que al encontrarse de nuevo en el camino o magnánimo, no despierta menos desdén que el
devuelto a su rutina, el viajero pensativo y filósofo Sancho de la novela. Más de una anciana leerá con
habrá corrido su risa maligna, y se habrá dicho con un una sonrisa, y tal vez entre lágrimas, La novela de
poco de remordimiento, un poco de pesar y el una devota, un amor de quince años, sin confidente,
suspiro indolente del escepticismo, siempre sin confidencia, sin acción, y siempre ignorado por el
atemperado por una leve sonrisa: «Al fin y al cabo, la objeto de este amor, un puro monólogo mental.
buena posadera es muy posible que tuviese razón; los

66
La mentira representa bajo una forma a un tiempo sustentaban; donde a menudo in cluso (lo cual
sutil y natural la preocupación general del libro, que todavía asusta más) lo imposible se mezcla con lo
po dría llamarse. Sobre el arte de escapar a la vida real. Lo que me impresiona aún mucho más es el
cotidiana. Los grandes señores turcos encargan a asentimiento que damos a esas contradicciones, la
veces a nuestros pintores decorados que representan facilidad con la que los paralogismos más
aposentos adornados de muebles suntuosos, con monstruosos se aceptan como algo completamente
vistas a horizontes ficticios. Mandan así a tan natural, de tal manera que hay que creer en
singulares soñadores un magnífico salón en una tela, facultades o naciones de un orden particular y ajenas
arrollado como un cuadro o un mapa. Así obra el a nuestro mundo.
héroe de Mentira, y es un héroe mucho menos »Un día sueño que en la avenida principal de las Tu
insólito de lo que podría creerse. Una mentira Herías asisto en medio de una compacta
perpetua adorna y viste su vida. Ello le reporta en su muchedumbre a la ejecución de un general. Un
vida cotidia na unas cuantas sacudidas y algunos silencio respetuoso y so lemne reina entre la
accidentes; pero na die puede eludir pagar un precio asistencia.
por su felicidad. No obs tante, un día, a pesar de »Traen al general en un baúl. Sale de él con
todos los inconvenientes de su delirio voluntario y uniforme de gala, la cabeza descubierta, y
sistemático, la felicidad, la verdadera felicidad, se le salmodiando en voz baja un canto fúnebre.
ofrece, queriendo ser aceptada y sin hacer se de »De pronto, un caballo de guerra, ensillado y con
rogar; sin embargo, para merecerla, habría que cum ca parazón, aparece caracoleando en la terraza de la
plir una pequeñísima condición, confesar una mentira. derecha, la que da a la plaza de Luis XV (45).
De moler una ficción, desmentirse, destruir un »Un gendarme se acerca al condenado y le entrega
armazón ideal, aunque sea a cambio de una felicidad respetuosamente un fusil amartillado: el general
afectiva, he ahí un sacrificio imposible para nuestro apunta, dis para y el caballo cae.
soñador. Seguirá pobre y solitario, pero fiel a sí »Y la muchedumbre se dispersa, y me retiro yo
mismo y se obstinará en extraer de su cerebro todo el también, íntimamente convencido de que era la
adorno de su vida. costumbre, cuando se condenaba a muerte a un
Una gran muestra de talento en el señor Asselineau general, que si su caballo aparece en el lugar de
es comprender y expresar tan bien la legitimidad de su ejecución y él lo mata, el general está
lo absurdo y de lo inverosímil. Intuye y calca, a veces salvado.»
con una fidelidad rigurosa, los extraños Hoffmann no hubiese definido mejor, con la
razonamientos del ensueño. En pasajes de esa naturali dad de su estilo, la situación anormal de una
naturaleza, su desaliño, su atestado mondo y lirondo, mente.
alcanza un gran efecto poético. Citaré, por ejemplo, Los dos fragmentos principales, La segunda vida y
unos cuantos renglones que proceden de un cuento El infierno del músico, son fieles a la idea matriz del
singular, La pierna. volumen. Creer que querer es poner, tomar al pie de
«Lo sorprendente en la vida del ensueño no la letra la hipérbole del proverbio, arrastra a un
consiste tanto en verse transportado a regiones soñador, de decep ción en decepción, hasta el
fantásticas en las que se alteran todas nuestras suicidio. Por una merced es pecial de ultratumba,
costumbres y se contradicen todas las ideas que nos todas las facultades tan ardientemen te envidiadas y

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queridas se le conceden de golpe, y, provisto de todo excesivamente personal, es como un monólogo de
el genio concedido en ese segundo nacimiento, invierno, murmurado por el autor, con los pies en los
vuelve a la tierra. Tan sólo no se habían previsto un morillos de la chimenea. Tiene todos los encantos del
solo dolor, un solo obstáculo, que no tardaron en monólogo, el aire de confidencia, la sinceridad de la
hacerle imposible la existencia y le obligaron a confidencia, y hasta ese descuido femenino que
refugiarse de nuevo en la muerte: todos los forma parte de la sinceridad. ¿Nos atreveríamos a
inconvenientes, todas las inco modidades, todos los afirmar que nos gustan siempre, que adoramos sin
equívocos resultantes de la despro porción que hay a tregua esos libros cuyo pensamiento, tensado al
partir de ahora entre él y el mundo terreno. El máximo, hace temer en todo momento al lector que
equilibrio y la ecuación han sido destruidos, y como está a punto de romperse, llenándole, por así decirlo,
un Ovidio demasiado sabio para su antigua patria, de una trepidación nerviosa? Este quiere ser leído tal
puede decir: como se escribió, en bata de andar por casa y los pies
arrimados a la chimenea. ¡Dichoso el autor que no
Barbarus hic ego sum, quia non intelligor illis teme mostrarse yendo de trapillo! Y a pesar de la
(46). humillación eterna que el hombre siente al sentirse
confesado, dichoso el lector pensativo, el homo
El infierno del músico representa el caso de dúplex que, sabiendo reconocer en el autor su espejo
alucinación formidable que sufriría un compositor , no teme exclamar: Thou art the man! m ¡Este es mi
condenado a oír simultáneamente todas sus confesor!
composiciones ejecutadas, bien o mal, en todos los
pianos del globo. Huye de ciudad en ciudad, siempre
persiguiendo el sueño como una tierra prometida,
hasta que, loco de desesperación, pasa al otro
hemisferio, en el que la noche, ocupando el lugar del
día, le otorga por fin cierto descanso. En esta tierra
lejana encuentra además el amor, que, a modo de
una enérgica medicina, devuelve cada facultad a su
sitio, y pacifica todos sus órganos perturbados. «El
pecado de orgullo ha sido redimido por el amor.»
El análisis de un libro es siempre un esqueleto sin
car ne. Sin embargo, a un lector inteligente este
análisis le bastará para hacerle adivinar el espíritu de
búsqueda que anima el trabajo del señor Asselineau.
A menudo se repi te: El estilo es el hombre; pero,
¿acaso no podría decirse con igual precisión: La
elección de los asuntos es el hombre? De la carne
del libro puedo decir que es buena, sa brosa, elástica
al tacto; pero el alma interior es sobre todo lo que
merece estudiarse. Este encantador librito, personal,

70
filosofía que por azar tengo ante los ojos; pero no se
Théophile Gautier (48) crea que el innoble respeto humano es la causa de mi
turbación: mi perplejidad no tiene más origen que el
temor de no hablar de mi asunto de una manera
suficientemente noble.
Hay biografías fáciles de escribir; por ejemplo, las
de los hombres cuya vida hormiguea de sucesos y
aventuras; entonces no hay más que registrar y
clasificar hechos con sus fechas; pero en este caso,
nada de esa variedad mate rial que reduce la tarea
del escritor a la de un compilador. ¡Nada más que una
inmensidad espiritual! La biografía de un hombre
cuyas aventuras más dramáticas transcurren
silenciosamente bajo la cúpula de su cerebro es un
Aunque no hayamos dado de beber a traba jo literario de un orden muy distinto. Hay astros
ninguna vieja, nos sucede lo mismo que a nacidos con funciones peculiares, y lo mismo podría
la muchacha de Perrault; no podemos abrir decirse de los hombres. Cada cual cumple magnífica y
la boca sin que de ella salgan en seguida humildemente su papel de predestinado. ¿Quién
monedas de oro, diamantes, rubíes y perlas;
ya quisiéramos de vez en cuando vomitar puede concebir una biogra fía del sol? Es una historia
un sapo, una culebra y un ratón colorado, que, desde que el astro ha dado señales de vida, está
aunque sólo fuese por variar; pero no nos llena de monotonía, de luz y de grandeza.
es posible. Dado que, en resumidas cuentas, tengo que escribir
THÉOPHILE GAUTIER, Caprichos y zigzags la historia de una idea fija, que por otra parte ya me
ocupa ré de definir y analizar, en rigor importa poco
que informe o que no informe a mis lectores de que
Théophile Gautier nació en Tarbes en 1811. Hace ya
largos años que tengo la fortuna de ser su amigo, e
I ignoro completa mente si en la niñez reveló sus
futuros talentos mediante éxitos de colegial, con esas
No conozco sentimiento más embarazoso que la pueriles coronas que a menú do no saben conquistar
admi ración. Por la dificultad de expresarse los niños sublimes m, y que en cualquier caso se ven
convenientemente se parece al amor. ¿Cómo obligados a compartir con una multitud de horribles
encontrar expresiones con la suficiente fuerza necios, marcados por la fatalidad. De esas
colorista, o matizadas de una manera lo bastante pequeñeces no sé absolutamente nada. El propio
delicada como para responder a las necesidades de Théophile Gautier tal vez tampoco sepa nada, y si por
un sentimiento exquisito? El respeto humano es una casualidad lo recuerda, estoy seguro de que no le
calamidad en todo orden de cosas, dice un libro de resulta ría agradable ver remover todo ese fárrago
de sus años escolares. Nadie lleva más lejos que él

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el pudor majestuoso del verdadero hombre de suyo...!» el premio de estilo fluido se otorga
letras, y nadie tiene más horror de exhibir todo lo indistintamente a todos los escritores co nocidos,
que no está hecho, preparado y maduro para el porque es probable que el agua clara sea el sím
público, para la edificación de las almas bolo más claro de belleza para las personas que no
enamoradas de la Belleza. Que nadie espere de él pier den el tiempo pensando), si se hace observar
memorías, ni tampoco confidencias, ni recuerdos, que se omite su mérito principal, su mérito
ni nada que no sea la sublime función. indiscutible y más deslum brante, en una palabra,
Hay una circunstancia que aumenta la alegría que que olvidan decir que es un gran poeta, veremos
sien to al explicar una idea fija, la de hablar por fin, pintarse en todos los rostros la mayor de las
y a mis anchas, de un hombre desconocido. Todos sorpresas. «Sin ningún género de dudas, tiene un
los que hayan meditado sobre los errores de la estilo muy poético», dirá el más sutil de la cuadrilla,
historia o sobre sus jus ticias tardías comprenderán ignorando que se trata de ritmos y de rimas. Toda
lo que significa la palabra desconocido, aplicada a esa gente ha leído el artículo del lunes, pero nadie,
Théophile Gautier. Alguien que desde hace no desde hace una porción de años, ha encontrado
pocos años llena París y las provincias con el eco de dinero u ocio para leer Albertos. La comedia de la
sus artículos, es cierto; es indiscutible que muchos muerte y España iso». He ahí algo muy duro de
lectores, curiosos de todas las cosas literarias, confesar para un francés, y si no habla se de un
esperan impacientemente su juicio sobre las obras escritor que está a la altura suficiente como para
dramáticas de la semana anterior; aún más asistir con toda tranquilidad a todas las injusticias,
indiscutible que sus crónicas de los Salones, tan creo que hubiese preferido ocultar esa tara de
serenas, tan espontáneas y llenas de majestad, son nuestro público. Pero así son las cosas. Y sin
oráculos para todos los desterrados que no pueden embargo, las ediciones se han multiplicado, y se
juzgar y sentir por sus propios ojos. Para todos esos han vendido fácilmente. ¿Dónde han ido a parar?
públicos diversos. Théophile Gautier es un crítico ¿En qué armarios se han sepultado esas admirables
incomparable e indispensable; y, sin embargo, sigue muestras de la más pura belleza francesa? Lo
siendo un hombre desconocido. Me explicaré. ignoro; sin duda, en alguna región misteriosa
Imagino a alguien instalado en un salón burgués situada muy lejos del faubourg Saint Germain o de
y tomando café después de la cena con el dueño la Chaussée d'An tin, para hablar como la geografía
de la casa, su señora y las señoritas. Detestable y de los cronistas mun danos. Sé bien que no existe
risible jerga, de la que la pluma debería abstenerse, ningún hombre de letras, un artista un poco
del mismo modo que el escritor debería abstenerse soñador cuya memoria no esté amueblada y
de frecuentar compañías tan enervantes. Poco adornada con esas maravillas; pero la gente de
después se hablará de música, tal vez de pintura, mundo, los mismos que se embriagaron o que
pero infaliblemente de literatura. Y Théophile fingieron embriagarse con las Meditaciones y las
Gautier no tardará en ser tema de conversación; Armonías (51), ignoran ese nuevo tesoro de goce y
pero, después de haberle concedido una serie de de belleza.
elogios triviales («¡qué talento!», «¡qué divertido Ya he dicho que ésta era una confesión dolorosa
es!», «¡qué bien escribe, y qué estilo tan fluido el para un corazón francés; pero no basta con

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establecer un hecho, hay que tratar de explicarlo. Es reclamar justicia, ¿no es acaso filisteizarse un poco?
cierto que Lamartine y Victor Hugo han disfrutado Olvidamos constantemente que injuriar a una
durante más tiempo de un público más curioso de multitud equivale a encanallarse a uno mismo. Una
los juegos de la Musa que aquel que ya iba vez situados a gran altura, toda fatalidad nos
embotándose en la época en que Théophile Gautier parece justicia. Saludemos, pues, por el contrario,
se convertía definitivamente en un hombre famoso. con todo el respeto y el entusiasmo que merece, a
Desde entonces ese público ha ido disminuyendo esta aristocracia que crea a su alrededor la soledad.
gradualmente la parte legítima de tiempo dedicado Vemos, por otra parte, que tal facultad es más o
a los placeres del espíritu. Pero ésta seria una menos estimada según el siglo, y que en el curso de
explicación insufi ciente; porque, para dejar de lado las edades hay también lugar para espléndidos
al poeta que es el centro de este estudio, observo desquites. Todo puede esperarse de la extra
que el público sólo ha espiga do cuidadosamente vagancia humana, incluso la equidad, aunque nada
en las obras de los poetas que estaban ilustradas (o más cierto que la injusticia le resulta infinitamente
mancilladas) por una especie de viñeta política, un más natu ral. ¿Acaso no decia hace poco un escritor
condimento apropiado a la naturaleza de sus político que Théophile Gautier goza de una
pasiones actuales. Ha aprendido de memoria la reputación exagerada?
Oda a la Columna, la Oda al Arco de Triunfo, pero
ignora las partes misteriosas, sombrías, las más
atrayentes de Victor Hugo. Recita a menudo los
Yambos de Auguste Barbier (52) sobre las jornadas II
de Julio, pero no ha vertido su pianto con el poeta
sobre la Italia desolada, ni le ha seguido en su viaje Mi primera entrevista con este escritor —que el
por el Lázaro del Norte. universo nos envidiará, como nos envidia a
Ahora bien, el condimento con el que Théophile Chateaubriand, a Víctor Hugo y a Balzac— está
Gau tier espolvorea sus obras, que para los ahora presente en mi me moria. Había ido a su casa
aficionados al arte es de los más exquisitos y de la para entregarle un volumito de versos de parte de
sal más ardiente, tiene muy poca o ninguna acción dos amigos ausentes. Le encontré, no con tan
sobre el paladar de la muchedumbre. Para hacerse buena presencia como hoy, pero ya majestuo so,
completamente popular, ¿no hay acaso que natural y espontáneo en su flotante indumentaria.
consentir merecer serlo, es decir, no hay, por un Lo que primero llamó mi atención en su acogida
aspecto casi secreto, una minucia llamativa, que fue la au sencia total de esa sequedad, tan
mostrarse un poco populachero? En literatura, excusable por otro lado, en todos los hombres
como en moral, es un peligro, y al mismo tiempo acostumbrados por su situación a temer a los
un honor, ser delicado. La aristocracia nos aisla. visitantes. Para caracterizar su manera de re cibirme
Confesaré francamente que no soy de esos que me serviría de la palabra campechano, si no fuese
ven en ello un mal muy deplorable, y que quizá he tan trivial; en ese caso sólo podría emplearse
llevado demasiado lejos mi encono contra los sazonada y realzada, según la receta de Racine, por
pobres filisteos. Recriminar, oponerse e incluso un hermoso ad ietivo como asiático u oriental,

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para expresar un talante a la vez sencillo, digno y las bailarinas y de los caballos de carreras, el
delicado. En cuanto a la conversación (¡qué método con que abordó el asunto (la sobrie dad
solemne es una primera conversación con un como prueba de respeto debido al arte y a las facul
hombre ilustre que nos supera aún más por el tades poéticas) me recordó lo que dicen los libros
talento que por la edad!) se ha moldeado asi piado sos sobre la necesidad de respetar nuestro
mismo muy bien en el fondo de mi mente. Cuando cuerpo como templo de Dios. Conversamos
me vio con un volumen de poesía en la mano, su también sobre la gran fa tuidad del siglo y sobre la
noble rostro se iluminó con una atractiva sonrisa; locura del progreso. En libros que publicó
tendió los brazos con una especie de avidez posteriormente he leído algunas de las fórmu las
infantil; porque es curioso hasta qué punto ese que entonces le sirvieron para resumir sus
hombre, que sabe expresarlo todo y que tiene más opiniones; por ejemplo, ésta: «Hay tres cosas que
derecho que cualquier otro a sentirse hastiado, una persona civilizada nunca podrá crear: un jarrón,
tiene la curiosidad fácil y asaeta vivamente con su un arma, un arnés.» Inútil es decir que aquí se
mirada el no-yo. Después de haber hojeado refiere a la belleza y no a la utilidad. Yo le hablaba
rápidamente el tomito (53), me hizo observar que con entusiasmo de la asombrosa imaginación que
los poetas en cuestión se permitían demasiado a había mostrado en el género bufo y grotesco; pero
menudo sonetos libertinos, es decir, no ortodoxos, ante ese cumplido replicó ingenuamente que en el
y siempre dispuestos a eximirse de la regla de la fondo sentía horror por el ingenio y la risa, ¡esa risa
cuádruple rima. Luego me preguntó, con una que deforma la criatura de Dios! «A veces es lícito
mirada curiosamente recelosa, y como si quisiera mostrar ingenio, como al sabio se le permite una
ponerme a prue ba, si me gustaba leer diccionarios. francachela para demostrar a los necios que podría
Eso me lo dijo como lo dice todo, con una enorme ser igual que ellos; pero ello no es necesario.»
tranquilidad, y con el mismo tono que otro Aquellos a quienes podría sorprender esta opinión
adoptaría para informarse de si yo pre feria la profesada por él no han advertido que como su
lectura de los libros de viaje a la de las novelas. ingenio es un espejo cosmopolita de belleza, en el
Afortunadamente, siendo aún muy joven ya había que, en consecuencia, la Edad Media y el Renaci
caído en la lexicomanía, y vi que mi respuesta me miento se han reflejado con absoluta legitimidad y
granjeaba su aprecio. Precisamente acerca de los mag níficamente, muy pronto se dedicó a
diccionarios añadió que «el escritor que no sabía frecuentar a los griegos y la Belleza única, hasta el
decirlo todo, aquel a quien una idea tan extraña, punto de desconcertar a sus admiradores que no
tan sutil como pueda imaginarse, tan imprevista, poseían la verdadera llave de su cámara espiritual.
cayendo como una piedra de la luna, le sorprende A ese propósito, consúltese Mademoiselle de
desprovisto y sin material para darle cuerpo, éste Maupin, donde se defendió vigorosamente la
no era un escritor». Luego conversamos sobre la belleza griega en plena exuberancia romántica.
higiene, sobre los miramientos que el literato ha de Todo eso se dijo con claridad y decisión, pero sin
tener con su cuerpo y acerca de su sobriedad dic tadura, sin pedantería, con mucha sutileza, pero
obligada. Aunque para ilustrar la materia creo que sin nin gún exceso de quintaesencia. Al escuchar
eché mano de unas comparaciones de la vida de esa elocuencia de conversación, tan alejada del

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siglo y de su violenta algarabía, no podía por III
menos que pensar en la lucidez antigua, en no sé
qué eco socrático, familiarmente traído sobre el ala Todo escritor francés, ansioso por la gloria de su
de un viento oriental. Me retiré conquistado por país, no puede, sin orgullo y sin añoranza, volver
tanta nobleza y naturalidad, subyugado por esa sus miradas hacia esa época de crisis fecunda en la
fuer za espiritual a la que la fuerza física sirve, por que la literatura romántica florecía con tanto vigor.
así decirlo, de símbolo, como para ilustrar una vez Chateaubriand, siem pre lleno de fuerza, pero como
más la verdadera doctrina y confirmarla con un tendido en el horizonte, parecía un Athos que
nuevo argumento. contempla indolentemente el hormigueo de la
Desde aquella minúscula fiesta de mi juventud, llanura; Víctor Hugo, Sainte-Beuve, Alfred de Vigny
¡cuántos años de plumaje variado han agitado sus habían rejuvenecido, más aún, habían resucitado la
alas y levan tado el vuelo hacia el cielo ávido! Sin poesía francesa, que estaba muerta desde Corneille.
embargo, ahora mismo no puedo dejar de pensar Pues André Chénier, con su blanda antigüedad a lo
en ella sin cierta emoción. Esta es mi mejor excusa Luis XVI, no era un síntoma de renovación
ante aquellos que tal vez me hayan juzgado muy suficientemente vigorosa, y Alfred de Musset,
osado y con un aire un tanto de advenedizo al femenino y sin doctrina, hubiera podido existir en
hablar de un modo tan personal, al comienzo de todas las épocas, y nunca hubiese sido más que un
este trabajo, de mi intimidad con un hombre perezoso de graciosas efusiones. Alexandre Dumas
célebre. Pero que se sepa que si algunos de nos daba sin tregua sus fogosos dramas, en los que
nosotros se han tomado confianzas con Gautier es la erupción volcánica resultaba atemperada por la
porque al permitirlas parecía desearlas. Se destreza de un hábil irrigador. ¡Qué ardor en el
complace inocentemente en una afectuosa y hombre de letras de aquel tiempo, y qué
familiar paternidad. Este es otro de sus rasgos que curiosidad, qué calor en el público! ¡Oh,
recuerda al de aquellos tipos ilustres de la esplendores eclipsados, oh sol caído tras el
antigüedad a quienes gustaba la compañía de los horizonte! Una segunda fase se produjo en el
jóvenes, y que paseaban con ellos su sólida movimiento literario moderno, que nos dio a
conversación bajo copiosos verdores, a orillas de Balzac, es decir, al verdadero Balzac, a Auguste
los ríos o bajo arquitecturas nobles y sencillas como Barbier y a Théophile Gautier. Pues hay que hacer
sus almas. observar que, aunque este último no haya sido un
Este retrato, esbozado de forma familiar, literato decididamente muy leído hasta des pués de
necesitaría la ayuda del grabador. publicarse Mademoiselle de Maupin, su primer
Afortunadamente, Théophile Gautier ha libro de poesía, valientemente lanzado en plena
desempeñado en diversos volúmenes funciones revolu ción, data de 1830. Creo que hasta 1832
general mente relativas a las artes y al teatro, que Albertos no se unió a esos primeros versos. Por
han hecho de él uno de los personajes de París más vivaz y abundante que hubiera sido hasta entonces
públicamente conocidos. Casi todo el mundo la nueva savia literaria, hay que admitir que le había
conoce sus cabellos largos y sueltos, su porte noble faltado un elemento, o al menos que habia algo
y lento, y su mirada llena de una ensoñación felina. que sólo aparecía raramente, como por ejemplo en

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Nuestra Señora de París, ya que Victor Hugo sin este cuento, este cuadro, este ensueño continuado
ninguna duda era la excepción por el número y la con la obstinación de un pintor, esa especie de
amplitud de sus facultades; me refiero a la risa y al himno a la Belleza, conseguía sobre todo el gran
sentido de lo grotesco. Los Jóvenes-Francia (54) no resultado de establecer definitivamente la
tardaron en demostrar que la escuela se condición generadora de las obras de arte, es decir,
completaba. Por ligera que esta obra pueda parecer el amor exclusivo de la Belleza, la Idea fija.
a algunos, contiene grandes méritos. Además de la Las cosas que tengo que decir acerca de este
belleza del diablo, es decir, la gracia encantadora y asunto (y las diré muy brevemente) fueron
la osadia de la juventud, contiene la risa, y la mejor archisabidas en otros tiempos. Luego su
risa. Evidentemente, en una época llena de conocimiento se oscureció, hasta ser
embaucadores, un autor se instalaba en plena definitivamente olvidadas. Hubo extrañas herejías
ironía y demostraba que no se dejaba embaucar. que se infiltraron en la crítica literaria. Dios sabe
Un vigoroso sentido común le salvaba de las qué opaca nube, venida de Ginebra, de Boston o
parodias y de las religiones a la moda. Con un matiz del infierno, interceptó los hermosos rayos del sol
más, Una lágrima del Diablo (55) continuaba ese de la estética. La famosa doctrina de la
filón de rica jovialidad. Mademoiselle de Maupin indisolubilidad de la Belleza, la Verdad y el Bien es
sirvió para definir aún mejor su posición. Muchos una invención de filosofastros modernos (¡extraño
son los que durante largo tiempo han hablado de contagio que hace que al definir la locura,
esta obra como respondiendo a pueriles pasiones, hablemos en su jerga!). Los diferentes objetivos de
como si hechizase más por su asunto que por la la búsqueda espiri tual exigen facultades que les
doctísima forma que la distingue. Verdaderamente son eternamente apropiadas; a veces tal objetivo
es forzoso que haya per sonas que rebosen pasión sólo exige una, a veces todas juntas, lo cual no deja
para poder verla así en todas partes. Es la nuez de ser muy raro, y en cualquier caso nun ca con una
moscada de que se sirven para sazonar todo lo que dosis o un grado igual. También hay que ha cer
comen. Por su estilo prodigioso, por su belleza observar que cuantas más facultades exige un
estricta y depurada, pura y florida, este libro era un objetivo, menos noble y puro es, es más complejo,
verdadero acontecimiento. Así lo supo ver Balzac, contiene mayor bastardía. La Verdad sirve de base
quien se apresuró a conocer a su autor. Tener no y de meta a las ciencias; apela sobre todo al
sólo un estilo, sino además un estilo personal, era intelecto puro. Aquí la pureza del estilo encajará
una de las mayores ambiciones, si no la mayor, del bien, pero la belleza de estilo puede considerarse
autor de La piel de zapa y de La búsqueda del como un elemento de lujo. El Bien es la base y el
Absoluto. A pesar de los excesos y los objeto de las investigaciones morales. La Belleza es
intrincamientos de su frase, siempre fue uno de los la única ambición, la única meta del Gusto. Aunque
la Verdad sea una meta de la historia, hay una Musa
conocedores más agudos y más exigentes. Con de la historia para indicar que algunas de las
Mademoiselle de Maupin nacía para la literatura el cualidades que necesita el historiador dependen de
diletantismo, que, por su carácter exquisito y la Musa. La Novela es uno de esos géneros
superlativo, es siempre la mejor prueba de las complejos en los que puede concederse una parte
facultades indispensables para el arte. Esta novela, mayor o menor ya sea a la Verdad, ya sea a la

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Belleza. La parte de la Belleza en Mademoiselle de grande, más noble, más verdaderamente digno del
Maupin era excesiva. El autor tenía derecho a nombre de poema, que aquel que haya sido escrito
hacerla tal. La ambición de esta novela no era únicamente por el placer de escribir un poema.
expresar las costumbres, ni tampoco las pasiones »No quiero decir que la poesía no ennoblezca las
de una época, sino una pasión única, de una costumbres —entiéndaseme bien—, que su
naturaleza muy peculiar, universal y eterna, bajo el resultado final no sea elevar al hombre por encima
impulso de la cual el libro entero fluye, por así del nivel de los intereses vulgares; eso seria
decirlo, en el mismo cauce que la Poesía, pero sin evidentemente un absurdo. Lo que digo es que si el
confundirse del todo con ella, ya que está privado poeta aspira a una meta moral, disminuye su fuerza
del doble elemento del ritmo y de la rima. Esta poética; y no es imprudente apostar que su obra
meta, este objetivo, esta ambición consistía en será mala. Bajo pena de muerte o de decaimiento, la
manifestar, en un estilo apropiado, no el furor del poe sía no puede asimilarse a la ciencia o a la moral;
amor, sino la belleza del amor y la belleza de los no tiene por objeto la Verdad, sólo se tiene a Sí
objetos dignos de amor, en una palabra, el misma. Los mo dos de demostración de verdades
entusiasmo (cosa muy distinta de la pasión) creado son distintos y tienen que buscarse por otros
por la belleza. Verdaderamente, éste es, para una medios. La Verdad no tiene nada que ver con las
mente que no ha sido arrastrada por la moda del canciones. Todo lo que determina el en canto, la
error, un motivo de asombro enorme la confusión gracia, lo irresistible de una canción, quitaría a la
total de los géneros y de las facultades. Al igual que Verdad su autoridad y su poder. Frío, tranquilo,
los diferentes oficios requieren herramientas impa sible, el talante demostrativo rechaza los
distintas, los diferentes objetos de búsqueda diamantes y las flores de la Musa; es, pues,
espiritual requieren sus facultades exactamente todo lo contrario del talante poético.
correspondientes. De vez en cuando es lícito, a mi »E1 Intelecto puro apunta a la Verdad, el Gusto
entender, citarse a sí mismo, sobre todo para evitar nos muestra la Belleza, y el Sentido Moral nos
parafrasearse. Repetiré, pues (56): enseña el De ber. Es cierto que el sentido de
«...Hay otra herejía... Un error más difícil de enmedio mantiene íntimas relaciones con los dos
desarrai gar, me refiero a la herejía de la extremos, y que sólo está separado del Sentido
enseñanza, que comprende como corolarios Moral por una diferencia tan ligera que Aristóteles
inevitables las herejías de la pasión, de la verdad y no dudó en situar entre las virtudes algunas de sus
de la moral. Una multitud de personas se figuran delicadas operaciones. Por eso lo que exaspera
que el objeto de la poesía es una enseñanza sobre todo el hombre de gusto en el espectáculo
cualquiera, que debe tan pronto robustecer la del vicio es su deformidad, su desproporción. El
conciencia como perfeccionar las costumbres, vicio atenta contra lo justo y lo verdadero, subleva
cuando no demostrar al go útil... La Poesía, por al intelecto y a la conciencia; pero, como ofensa a la
poco que se quiera descender en uno mismo, armonía, como disonancia, aún ofende rá de un
interrogar al alma, evocar sus recuerdos de modo más particular a ciertos espíritus poéticos; y
entusiasmo, no tiene más objetivo que Ella misma; no creo que pueda escandalizar el considerar toda
no puede tener otro, y ningún poema será más infracción a la moral, a la belleza moral, como una

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especie de error que atenta contra el ritmo y la aproximen más a las tendencias y deseos de su
prosodia universales. público... aquel que, confundiendo las facultades y
»Este admirable, este inmortal instinto de la los géneros de producción, asigne a todos una
Belleza es lo que nos hace considerar la Tierra y sus meta única... aquel que busque en un libro de
espectáculos como un atisbo, como una poesía los medios de perfeccionar la conciencia.»
correspondencia del Cielo. La sed insaciable de En efecto, desde hace unos años un gran furor de
todo lo que está más allá, y que revela la vida, es la honradez se ha adueñado del teatro, de la poesía,
prueba más viva de nuestra inmortalidad. Por la de la novela y de la critica. Dejo de lado la cuestión
poesía y al mismo tiempo a través de la poesía, por de saber qué beneficios puede reportar a la
la música y a través de ella, el alma entrevé los es hipocresía esa confusión de funciones, qué
plendores situados detrás de la tumba; y cuando un consuelos puede sacar de ella la impotencia
poema exquisito trae lágrimas a los ojos, esas literaria. Me contento con anotar y analizar el error,
lágrimas no son la prueba de un exceso de goce, suponiéndolo desinteresado. Durante la época
sino que son más bien el testimonio de una desordena da del romanticismo, época de ardiente
melancolía irritada, de una postulación de los efusión, a menú do se usaba esta fórmula: ¡La
nervios, de una naturaleza desterrada en lo poesía del corazón! Así se concedían plenos
imperfecto, y que quisiera conquistar derechos a la pasión; se le atribuía una especie de
inmediatamente, en esta misma tierra, un paraíso infalibilidad. ¡Cuántos contrasentidos y sofis mas
revelado. puede imponer a la lengua francesa un error de
»Así, el principio de la poesía es, estricta y estética! El corazón contiene la pasión, el corazón
sencillamente, la aspiración humana hacia una contiene la abnegación, el crimen; sólo la
Belleza superior, y la manifestación de ese principio Imaginación contiene la poesía. Pero hoy el error ha
está en un entusiasmo, un arrebato del alma; tomado otro curso, y de mayores proporciones. Por
entusiasmo completamente indepen diente de la ejemplo, una mujer, en un momento de agradecido
pasión, que es la embriaguez del corazón, y de la entusiasmo, dice a su marido, que es abogado:
verdad, que es el pasto de la razón. Porque la pa
sión es cosa natural, incluso demasiado natural, ¡Oh, poeta! ¡Te amo!
para no introducir un tono hiriente, discordante, en
el dominio de la Belleza pura; demasiado familiar y ¡Intrusión del sentimiento en el dominio de la
demasiado violenta para no escandalizar a los puros razón! ¡Verdadero razonamiento de mujer que no
Deseos, a las graciosas Melancolías y a las nobles sabe adecuar las palabras a su uso! Ahora bien, esto
Desesperaciones que habitan las regiones quiere decir: «Eres un hombre honrado y un buen
sobrenaturales de la Poesía.» esposo; por lo tanto, eres poeta, y mucho mejor
Y en otro lugar escribía: «En un país en el que la poeta que todos aquellos que se sirven del metro y
idea de utilidad, la más hostil del mundo a la idea de la rima para expresar ideas de belle za. Yo
de belleza, se antepone a todas las cosas y las incluso me atrevería a afirmar —prosigue valiente
domina, el perfecto crítico será el más honorable, mente esa "preciosa" al revés— que todo hombre
es decir, aquel cuyas tendencias y deseos se honra do que sabe gustar a su mujer es un poeta

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sublime. Más aún, declaro en mi infalibilidad mayores vigorosos que sabían reír en to das las
burguesa, que cualquiera que escriba circunstancias, incluso en las más definitivas:
admirablemente versos es mucho menos poeta que
cualquier hombre cabal que se consagra a su hogar; Corta más y mejor el ridículo
porque el talento de componer versos perfectos que la cuchilla de la guillotina.
evidentemente perjudica a las facultades del Abandono ese atajo al que me ha empujado la
esposo, ¡que son la base de toda poesía!» indig nación, y vuelvo al tema importante. La
Pero que el académico que ha cometido este sensibilidad de corazón en modo alguno es
error, tan halagador para los abogados, se favorable al trabajo poético. Una extremada
consuele. No está solo, sino en numerosa e ilustre sensibilidad de corazón incluso puede perjudicar en
compañía; pues el viento del siglo es de sinrazón; el ese caso. La sensibilidad de la imaginación es de
barómetro de la razón moderna señala tempestad. naturaleza distinta; sabe elegir, juzgar, comparar,
¿Acaso no hemos visto recientemente a un escritor huir de eso, buscar aquello, rápida,
ilustre y de los más acreditados (57), situar, en espontáneamente. De esa sensibilidad, que suele
medio de unánimes aplausos, toda poesía, no en la llamarse Gusto, extraemos la fuerza para evitar el
Belle za, sino en el amor? ¡En el amor vulgar, mal y perseguir el bien en materia poética. En
doméstico y en zapatillas! ¿Y acaso no exclama en cuanto a la honradez de corazón, una cortesía
su odio por toda be lleza: Un buen sastre es mejor banal nos manda suponer que todos los hombres,
que tres escultores clásicos? Y luego afirma que si incluso los poetas, la poseen. Si el poeta cree o
Raimundo Lulio se hizo teólogo fue porque Dios le deja de creer que es necesario dar a sus trabajos el
castigó por haber retrocedido ante el cáncer que fundamento de una vida pura y ordenada, la
devoraba el pecho de una dama, objeto de sus cuestión sólo atañe a su confesor o a los tribunales;
galanterías. Si hubiese amado de veras, añade, el en lo cual su condición es absolutamente parecida
mal la hubiese embellecido a sus ojos. ¡ Por eso a la de todos sus conciudadanos.
llegó a ser teólogo! ¡Pues, palabra, que es una Vemos, pues, que en los términos en que he
opinión nada desdeñable! El mismo autor aconseja planteado el asunto, si limitamos el sentido de la
al marido-providencia que azote a su mujer cuando palabra escritor a los trabajos que tienen que ver
ésta acude a él, suplicante, exigiendo el alivio de la con la imaginación, Théophile Gautier es el escritor
expiación. ¿Y qué castigo nos permitirá infligir a un por excelencia; porque es escla vo de su deber,
viejo sin majestad, febril y femenino, jugando con la porque obedece sin cesar a las necesida des de su
muñeca, componiendo madrigales en honor de la función, porque el gusto de la Belleza es para él un
enfermedad y revolcándose con delicia en la ropa fatum. porque ha convertido su deber en una idea
sucia de la humanidad? Por lo que a mí respecta, fija. Con su luminoso sentido común (hablo del
sólo conozco uno: es un suplicio que marca sentido común del genio, y no del sentido común
profundamente y para la eternidad; porque, como del vulgo) des cubrió en seguida el camino real.
dice la canción de nuestros mayores, aquellos Cada escritor está más o menos marcado por la
principal de sus facultades. Chateaubriand cantó la
gloria dolorosa de la melancolía y del tedio. Victor

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Hugo, grande, terrible, inmenso como una creación correspondencia y del simbolismo universales,
mítica, ciclópeo, por así decirlo, representa las repertorio de toda metáfora, entiende que pueda
fuerzas de la naturaleza y su lucha armoniosa. sin cesar, sin fatiga y sin error, definir la actitud
Balzac, grande, terrible, complejo también, figura el misteriosa que los hombres de la creación tienen
monstruo de una civilización y todas sus luchas, sus ante la mirada del hombre. En la palabra, en el
ambiciones y sus furores. Gautier es el amor verbo, hay algo sagrado que nos prohibe
exclusivo por la Belleza, con todas sus convertirlo en un juego de azar. Manejar
subdivisiones, que se expresa en el lenguaje más doctamente una lengua equiva le a practicar una
apropiado. Y obsérvese que casi todos los especie de hechicería evocatoria. Entonces el color
escritores im portantes, en cada siglo, los que habla, como una voz profunda y vibrante; los
podríamos llamar prime ros papeles o capitanes, monumentos se yerguen y destacan ante el espacio
tienen debajo de ellos a otros análogos, si no profun do; los animales y las plantas,
parecidos, que pueden reemplazarles. Así, cuando representantes de la feal dad y del mal, articulan su
una civilización muere, basta que se descubra un mueca sin equívoco; el perfume provoca el
poema de un género determinado para dar idea de pensamiento y el recuerdo correspondien tes; la
los análogos desaparecidos y permitir al espíritu pasión murmura o ruge su lenguaje eternamente
crítico restablecer sin lagunas la cadena de parecido. En el estilo de Théophile Gautier hay una
generación. Ahora bien, por su amor a la Belleza, precisión que maravilla, que sorprende y que hace
amor inmenso, fecundo, incesantemente pensar en esos milagros producidos en el juego por
rejuvenecido (compárense, por ejemplo, sus úl una profunda ciencia matemática. Recuerdo que,
timas crónicas sobre San Petersburgo y el Neva con siendo muy joven, cuando saboreaba por vez
Italia o Tra los montes), Théophile Gautier es un primera las obras de nuestro poeta, la sensación del
escritor de un mérito a la vez nuevo y único. De él toque exacto, de la palabra justa, me hada
podría decirse que hasta ahora no hay quien pueda estremecer, y que la admiración engendraba en mí
hacer sus veces. una especie de convulsión nerviosa. Poco a poco
Para hablar dignamente de la herramienta que me acostumbré a la perfección y me abandoné al
tan bien sirve a esa pasión de la Belleza, me refiero fluir de ese bello estilo, ondulante y lustroso, como
a su estilo, necesitaría gozar de recursos un hombre que monta un caballo seguro que le
semejantes a los suyos, de ese conocimiento de la permite la ensoñación, o embarcado en una nave lo
lengua que jamás tiene un fallo, de ese magnífico suficientemente sólida como para desafiar el
diccionario cuyas hojas, agitadas por un soplo tiempo no previsto por la brújula, y que puede
divino, se abren tan sólo para dejar brotar la contemplar a su sabor los magníficos decorados sin
palabra justa, la palabra única, en fin, de ese tacha que construye la naturaleza en sus horas de
sentimiento del orden que pone cada rasgo y cada genio. Gracias a esas facultades innatas, tan
pincelada en su lugar natural y que no omite preciosamente cultivadas, Gautier a menudo ha
ningún matiz. Si reflexionamos sobre el hecho de podido (todos lo hemos visto) sentarse a una mesa
que a esa maravillosa facultad Gautier une una trivial, en un escritorio de diario, e improvisar,
inmensa comprensión innata de la crítica o novela, algo que tenía el carácter de una

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perfección irreprochable, y que al día siguiente digestión de una novela, no se pierde nada de la
provocaba en los lectores tanto placer como tonalidad del efecto.
asombro había suscitado entre los cajistas de la La imaginación de Théophile Gautier, poética,
imprenta la rapidez de la ejecución y la belleza del pintoresca, meditativa, tenía que complacerse en
lenguaje. Esa prontitud en resolver todo problema esa forma, acariciarla y vestirla con los diferentes
de estilo y de composición hace pensar en la severa ropajes que más se acomodan a su manera de ser.
máxima que una vez dejó caer ante mí en la Por eso ha triunfado pie namente en los diversos
conversación, y que sin duda ha convertido en un géneros de relatos que ha decidido cultivar. En lo
deber constante: «Cualquiera, a quien una idea, por grotesco y en lo bufo, está en su terre no. Aquí
sutil e imprevista que pueda llegar a ser, sorprende encontramos la alegría solitaria de un soñador que
sin recursos, no es un escritor. Lo inexpresable no de vez en cuando abre la esclusa a una efusión de
existe.» jovialidad reprimida, y conserva siempre esa gracia
IV sui géneris que siempre aspira a agradarse a sí
mismo. Pero donde más se ha elevado, donde ha
Esa permanente preocupación, involuntaria a mostrado el talento más sólido y más grave, es en
fuerza de ser natural, por la belleza y lo pintoresco, el cuento que yo llamaría el cuento poético. Puede
debía empujar al autor hacia un género de novela decirse que entre las innumerables formas de
apropiado a su tempe ramento. La novela y el novelas y de cuentos que han ocupado o diver tido
cuento tienen un privilegio de flexibilidad la imaginación humana, el más favorecido ha sido
maravilloso. Se adaptan a todas las naturale zas, la novela de costumbres; es la que mejor se adapta
envuelven todos los asuntos y persiguen a su aire a los gustos de la muchedumbre. Como a París lo
metas diferentes. Tan pronto es la busca de la que más le gusta es oír hablar de París, la gente se
pasión como la busca de lo verdadero; esa novela complace en los espejos en los que puede mirarse.
habla a las muche dumbres, esa otra a los iniciados; Pero cuando la novela de costumbres no queda
ésta retrata la vida de épocas desaparecidas, y realzada por el alto gusto natural del autor, corre
aquélla dramas silenciosos que se desarrollan en un un grave riesgo de ser vulgar, e incluso, como en
solo cerebro. La novela, que ocupa un lugar tan materias de arte la utilidad puede juzgarse como
importante al lado del poema y de la historia, es un un grado de nobleza, completamente inútil. Si
género bastardo cuyo dominio carece Balzac hizo de ese género plebeyo algo admirable,
verdaderamen te de límites. Como muchos otros siempre curioso y siempre sublime, fue porque
bastardos, es una favorita de la fortuna y todo le arrojó en él todo su ser. Siempre me ha asombrado
sale bien. No sufre otros in convenientes ni conoce que la gran gloria de Balzac estribara en que se le
más peligros que su infinita liber tad. El cuento, más viese como un observador; siempre me había
conciso, más apretado, goza de los beneficios parecido que su principal mérito estaba en ser un
eternos de la limitación: su efecto es más inten so; y visionario, y un visionario apasionado. Todos sus
como el tiempo que se dedica a la lectura de un per sonajes están dotados del ardor vital que él
cuento es mucho menor que el necesario para la mismo poseía. Todas sus visiones tienen la misma
profundidad de color que los sueños. Desde las

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alturas de la aristocracia hasta los bajos fondos de Mundo se distribuye el día, o por si la señora
la plebe, todos los actores de su Comedia tienen Coquelet prefiere las galanterías del alguacil, su
más avidez de vida, son más activos y astutos en la vecino, a los bombones del droguero, que en sus
lucha, más pacientes en la desgracia, más buenos tiempos fue uno de los bailarines más
voluptuosos en el goce, más angélicos en la entusiastas del Tívoli. Tales misterios no le quitan el
generosidad de lo que la comedia del verdadero sueño. Se complace en alturas menos frecuentadas
mundo nos los muestra. En resumen, en Balzac que la rué des Lom bards: gusta de los paisajes
todo el mundo, incluso las porteras, tienen genio. terribles, ásperos o de los que exhalan un encanto
Todas las almas son almas cargadas de voluntad monótono; las riberas azules de la Jonia o las
hasta los dientes. He ahí el vivo retrato del propio arenas cegadoras del desierto. Habita complacida
Balzac. Y como todos los seres del mundo exterior en pisos suntuosamente adornados en los que
se ofrecían a la mirada de su imaginación con un circula el vapor de un perfume selecto. Sus
relieve pode roso y una mueca impresionante, hizo personajes son los dioses, los ángeles, el sacerdote,
convulsionar sus figuras; ennegreció sus sombras y el rey, el amante, el rico, el pobre, etc. Gusta de
reforzó sus luces. Su prodigiosa afición por el resucitar las ciudades difuntas y de hacer que los
detalle, que se debe a una inmo derada ambición muertos, redivivos, insistan en sus pasiones
de verlo todo, de hacerlo ver todo, de adivinarlo interrumpidas. Toma prestadas del poema, no el
todo, de hacerlo adivinar todo, le obligaba por otra me tro y la rima, sino la pompa y la concisa energía
parte a señalar con mayor fuerza las lineas principa de su lenguaje. Librándose así del ajetreo ordinario
les, para salvar la perspectiva del conjunto. A veces de las realidades presentes, persigue con más
me hace pensar en uno de esos aguafortistas que libertad su sueño de Belleza; pero mucho
nunca se dan por satisfechos con lo que hace el arriesgaría si no fuese tan dúctil y tan obediente,
mordiente, y que transforman en barranca" las hija de un amo que sabe dotar de vida todo lo que
excoriaciones principales de la plancha. De esa quiere mirar, y que ha de convertirse en visible y
sorprendente disposición natural nacie ron tangible. En fin, para dejar de lado la metáfora, el
maravillas. Pero tal disposición suele definirse cuento de género poético gana inmensamente en
como: los defectos de Balzac. Seria mucho mejor dignidad; tiene un tono más noble, más general;
decir que precisamente ahí están sus cualidades. pero está expuesto a un grave peligro, que es el de
Pero ¿quién puede jactarse de estar tan felizmente perder mucho por el lado de la realidad, o magia
dotado y de poder aplicar un método que le de la verosimilitud. Y sin embar go, ¿quién no
permita revestir con seguridad de luz y de púrpura recuerda el festín del Faraón, y la danza de las
la trivialidad pura? ¿Quién puede hacer eso? Ahora esclavas, y el retorno del ejército triunfante, en La
bien, quien no lo haga, a decir verdad no hace gran novela de la momia? La imaginación del lector se
cosa. siente transportada a lo verdadero, respira lo
La musa de Théophile Gautier habita un mundo verdadero; se em briaga de una segunda realidad
más etéreo. Se preocupa muy poco —demasiado creada por la hechicería de la Musa. No he elegido
poco, según algunos— por la manera como el el ejemplo; he tomado el primero que me ha
señor Coquelet, el señor Pipelet o el señor Todo el

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venido a la memoria; hubiera podido citar otros es muy superior a la fábula de Platón, quien se
veinte. limita a hacer de Gygés un pastor, poseedor de un
Al hojear las obras de un poderoso maestro, talismán con la ayuda del cual le resulta fácil seducir
siempre seguro de su voluntad y de su mano, es a la esposa de su rey.
difícil elegir, porque todos los fragmentos se Así es, con su variado porte, esa extraña musa de
presentan a la mirada o a la memoria con el mismo ro pajes múltiples, musa cosmopolita dotada de la
carácter de precisión y de acaba do. No obstante, flexibilidad de Alcibíades; a veces con la frente
yo recomendaría de buena gana, no só lo como ceñida por la mitra oriental, la apariencia grandiosa
muestra del arte de bien decir, sino también de y sagrada, las cintas al viento; otras, pavoneándose
delicadeza misteriosa (porque en nuestro poeta el como una reina de Saba un poco chispa, con su
teclado del sentimiento es mucho más amplio de lo pequeño parasol de cobre en la mano, sobre el
que suele creer se) la historia tan conocida del Rey elefante de porcelana que decora las chimeneas del
Candaule. Ciertamen te, era difícil elegir un asunto siglo galante. Pero lo que más le gusta es
más trillado, un drama que tuviera un desenlace permanecer de pie en las orillas perfumadas del
más umversalmente previsto; pero los verdaderos mar Interior, contándonos con su palabra de oro
escritores se complacen en esas dificultades. Todo «esa gloria que fue Grecia y esa grandeza que fue
el mérito (haciendo abstracción de la lengua) Roma»; y entonces sí que es «la verdadera Psique
estriba, pues, en la interpretación. Si hay un que vuelve de la verdadera Tierra Santa» (58).
sentimiento vulgar, habitual, al alcance de todas las Ese gusto innato por la forma y por la perfección
mujeres, es sin duda el pudor: Pero aquí el pudor en la forma debía hacer necesariamente de
tiene un carácter superlativo que lo hace semejante Théophile Gautier un autor critico excepcional.
a una religión; es el culto de la mujer por ella Nadie mejor que él ha sabi do expresar el goce que
misma; es un pudor arcaico, asiático, que participa proporciona a la imaginación ver un hermoso
de la enormidad del mundo antiguo, una verdadera objeto de arte, aunque sea el más desolado y el
flor de invernadero, harem o gineceo. La mirada pro más terrible que pueda suponerse. Este es uno de
fana podría mancillarlo tanto como la boca o la los privilegios prodigiosos del arte, el de que lo
mano. Contemplación es posesión. Candaule ha horrible, ar tísticamente expresado, se convierta en
mostrado a su amigo Gygés las bellezas secretas de belleza, y el dolor ritmado y con cadencia llene el
la esposa; luego Candaule es culpable, morirá. alma de una serena alegría. Como crítico, Théophile
Gygés se ha convertido ya en el único esposo Gautier ha conocido, amado, explicado en sus
posible para una reina tan celosa de sí misma. Pero Salones y en sus admirables relatos de viajes, la
¿acaso no tiene Candaule una fortísima excusa? belleza asiática, la belleza griega, la belleza romana,
¿No es víctima de un sentimiento tan imperioso la belleza española, la belleza flamenca, la belleza
como extravagante, víctima de la imposibilidad para holandesa y la belleza inglesa. Cuando las obras de
un hombre nervioso y artista de llevar sin todos los artistas de Europa se reunieron
confidente el peso de una inmensa felicidad? Sin solemnemente en la avenida Montaigne (59), como
duda esa interpretación de la his toria, ese análisis en una especie de concilio estético, ¿quién fue el
de los sentimientos que han originado los hechos, primero en hablar y quién habló mejor de esa

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escuela inglesa que los más doctos entre el público Francia, quiero decir el público francés (si
apenas podía juzgar más que por algunos exceptuamos a algunos artistas y a unos cuantos
recuerdos de Reynolds y de Lawrence? ¿Quién escritores), no es artista, no es naturalmente artista;
comprendió en el acto los diversos méritos, ese público es filósofo, moralista, ingeniero,
esencialmente nuevos, de Leslie, de los dos Hunt, aficiona do a relatos y a anécdotas, todo lo que se
uno el naturalista, otro el jefe del prerrafaelismo, de quiera, pero nunca espontáneamente artista.
Maclise, el audaz compositor fogo so y seguro de sí Siente, o mejor dicho, juz ga, sucesiva,
mismo, de Millais, ese minucioso poeta, de J. analíticamente. Otros pueblos, más favorecidos,
Chalón, el pintor de las fiestas de tarde, en los sienten en seguida, a la vez, sintéticamente.
parques, galante como Watteau, ensoñado como Donde sólo hay que ver lo bello, nuestro público
Claude, de Grant, ese heredero de Reynolds, de sólo busca lo verdadero. Cuando hay que ser
Hook, el pintor de los sueños venecianos; de pintor, el francés se hace hombre de letras. Cierto
Landseer, cuyos animales tienen los ojos llenos de día vi en el Salón de la exposición anual a dos
pensamiento; de ese extraño Patón, que evoca a soldados que contemplaban perple jos un interior
Fuseli, y que borda con una paciencia de otros de cocina: «Pero ¿dónde está Napoleón?», decía
tiempos concepciones panteístas; de Cattermole, uno de ellos (el catálogo se había equivocado de
ese acuarelista pintor de historia; y de ese otro cuyo número, y a la cocina se había atribuido una cifra
nombre no recuerdo (¿Cockerell o Kendall?), que pertenecía legítimamente a una batalla
arquitecto soñador que construye sobre el papel célebre). «¡Imbécil!», dijo el otro. «¿No ves que
ciudades cuyos puentes tienen elefantes por pilares, están preparando la sopa para cuando vuelva?» Y
y dejan pasar entre sus piernas, con las velas se alejaron contentos del pintor y contentos de sí
desplegadas, gigantescos veleros de tres palos? mismos. Así es Francia. Una vez conta ba yo esa
¿Quién supo inmediatamente britanizar su genio? anécdota a un general, quien vio en ella un motivo
¿Quién encontró palabras adecuadas para pintar para admirar la prodigiosa inteligencia del soldado
esos frescores deliciosos y esas profundidades francés. Hubiera tenido que decir: ¡La prodigiosa in
huidizas de la acuarela inglesa? Donde hay un teligencia de todos los franceses en materia de
producto artístico que describir y que explicar, pintura! ¡Esos soldados hombres de letras!
Gautier está presente y siempre dispuesto.
Estoy convencido de que gracias a sus crónicas
innu merables y a sus excelentes relatos de viajes,
todos los jóvenes (los que tenían el gusto innato de V
la belleza) han adquirido la educación
complementaria que les faltaba. Théophile Gautier ¡Ay! Francia tampoco tiene mucho de poeta.
les ha dado el amor de la pintura, como Víctor Todos nosotros, hasta los menos patrioteros,
Hugo les había aconsejado la afición a la hemos sabido defender a Francia en las mesas
arqueología. Ese trabajo permanente, continuado redondas, en países lejanos; pero aquí, entre
con tanta paciencia, era más duro y más meritorio nosotros, en familia, sepamos decir la verdad:
de lo que puede parecer; porque recordemos que Francia no es poeta, incluso, para ser francos, siente

98
un horror congénito por la poesía. Entre los escri que he hecho con otros. Ciertamente, no puedo dar
tores que utilizan el verso, siempre preferirá a los aquí un curso completo de poética y de prosodia. Si
más prosaicos. Verdaderamente, creo existen en nuestra lengua términos lo
—¡perdonadme, verdaderos amantes de la Musa!— suficientemente nume rosos, lo suficientemente
que me ha faltado valor al comienzo de este sutiles, para explicar cierta poe sía, ¿voy a saber
estudio al decir que para Francia la Be lleza sólo era encontrarlos? En algunos versos pasa lo que con
fácilmente digerible aderezada por el condi mentó ciertas mujeres hermosas, en las que se han fun
político. Lo que hubiera tenido que decir es todo lo dido la originalidad y la corrección; no se pueden
contrario: por político que sea el condimento, la definir, sólo se pueden amar. Théophile Gautier ha
Belleza significa indigestión, o, mejor dicho, el prolongado, por una parte, la gran escuela de la
estómago francés la rechaza inmediatamente. A mi melancolía creada por Chateaubriand. Su
entender, ello se debe no sólo a que Francia fue melancolía tiene incluso un carácter más tangible,
providencialmente creada para la busca de la más carnal, y que a veces linda con la tristeza
Verdad, con preferencia a la Belleza, sino también a antigua. Hay poemas en La comedia de la Muerte
que el carácter utópico, comunista, alquímico de y en algunos de los que le inspiró su estancia en
todos sus cerebros no le permite más que una España, donde se manifiestan el vértigo y el horror
pasión exclusiva, la de las fórmulas sociales. Aquí, de la nada. Releed, por ejemplo, los versos sobre
cada cual quiere parecerse a todo el mundo, a Zurbarán y Valdés Leal; el admirable párrafo de la
condición de que todo el mundo se le parezca. De sentencia escrita en la esfera del reloj de Urrugne
esa tiranía contradictoria resulta una lucha que sólo m'. Vulnerat omnes, ultima necat (61); finalmente,
se aplica a las formas sociales, es decir, un nivel, una la prodigiosa sinfonía que se titula Tinieblas. Digo
similaridad general. De ahí la ruina y la opresión de sinfonía porque ese poema a veces me hace pensar
todo carácter original. No es solamente en el orden en Beethoven. E incluso se da el caso de que el
literario que los verdaderos poetas aparecen como poeta, acusado de sensualidad, caiga de lleno,
seres fabulosos y exóticos; puede decirse que en hasta tal punto la melancolía se hace intensa, en el
todos los géneros de invención, el gran hombre terror católico. Por otra parte, ha introducido en la
aquí es un monstruo. Por el contrario, en otros poesía un elemento nuevo, que yo llamaría el
países la originalidad se da frondosa, abundante, consuelo por las artes, por to dos los objetos
como la hierba silvestre. Allí las costumbres se lo pintorescos que alegran los ojos y divier ten la
permiten. imaginación. En ese sentido, es verdaderamente un
Amemos, pues, a nuestros poetas secretamente y innovador; ha hecho decir al verso francés más de
sin que se sepa. En el extranjero tendremos derecho lo que había dicho hasta ahora; ha sabido adornarlo
a vana gloriarnos de ellos. Nuestros vecinos dicen: con mil de talles que le han dado luminosidad y
¡Shakespeare y Goethe! Nosotros podemos relieve sin perjudicar al estilo del conjunto o a la
responderles: ¡Víctor Hugo y Théophile Gautier! Tal silueta general. Su poesía, a un tiempo majestuosa
vez parezca sorprendente que acerca del género y rebuscada, avanza magníficamen te como los
que constituye el honor principal de es te último, su cortesanos vestidos de gran gala. Por lo de más,
principal título de gloria, me extienda menos de lo corresponde a la verdadera poesía tener un fluir

100
regular, como los grandes ríos que se acercan al franqueza cuando puede tomarse franquezas,
mar, su muerte y su infinito, y evitar la precipitación cuando no está ante el filisteo enemigo, de su
y las sacudi das. La poesía lírica se eleva, pero puntualidad de reloj en el cumplimiento de todos
siempre con un movi miento elástico y ondulante. sus deberes? ¿Para qué? Todos los escri tores han
Todo lo que es quebrado y brusco le desagrada, y podido, en muchas ocasiones, apreciar tan nobles
lo remite al drama y a la novela de costumbres. El cualidades.
poeta, del que tan apasionadamente admi ramos el A veces se le reprochan huecos en el lugar de la
talento, conoce a fondo esas grandes cuestiones, y religión y de la política. Si quisiera, podría escribir
lo ha demostrado cumplidamente introduciendo de un nuevo artículo que refutase victoriosamente ese
modo sistemático y continuo la majestad del injusto error. Sé, y eso me basta, que las personas
alejandrino en el verso octosilábico (Esmaltes y de talento me comprenderán si les digo que la
camafeos). Allí es sobre todo donde aparece el necesidad de orden que impregna su gran
resultado que puede obtenerse de la fusión del inteligencia basta para preservarle de todo error en
doble elemento, pintura y música, de la en materia de política y de religiones, y que posee más
vergadura de la melodía y de la púpura regular y que ningún otro el sentimiento de universal
simétrica de una rima más que exacta. jerarquía, inscrita en toda la naturaleza, en todos los
Recordemos además esa serie de poemillas de grados del infinito. Otros han hablado a veces de su
pocas estrofas, que son intermedios galantes o frialdad aparente, de su falta de humanidad.
soñadores, y que evocan, unos esculturas, otros También en ese reproche hay ligereza, irreflexión.
flores, otros en fin alhajas, pero todos revestidos de Todo amante de la humanidad no deja nunca, en
un color más fino o más brillan te que los colores ciertas materias que se prestan a la declamación
de la China y de la India, y todos con perfiles más filantrópica, de citar la famosa frase:
puros y más enérgicos que objetos de mármol o de
cristal. Quien ama la poesía se los sabe de corrido. Homo sum; nihil humani a me alienum puto (62).
He tratado (aunque no sé si con acierto) de
expresar la admiración que me inspiran las obras de Un poeta tendría derecho a responder: «Me he
Théophile Gau tier, y de deducir las razones que impues to deberes tan altos que quidquid humani
legitiman tal admiración. Alguien habrá, incluso a me alienum puto (63). ¡Mi función es
entre los escritores, que no comparta mis juicios. extra-humana!» Pero sin abusar de su prerrogativa,
Algún día no lejano las adoptará todo el mundo. éste podría replicar sencillamente (yo que conozco
Para el público hoy no es más que un delicioso su corazón tan manso y compasivo, sé que tiene
escritor; para la posteridad será uno de los mayores derecho a ello): «Me creéis frío y no me veis que
escri tores, no sólo de Francia, sino de toda Europa. me impongo una calma artificial que quieren turbar
Por su espíritu burlón, su guasa, su firme decisión incesan temente vuestra fealdad y vuestra barbarie,
de no dejarse engañar jamás, es un poco francés; ¡oh, hombres de prosa y de crimen! Lo que llamáis
pero si fuera completamente francés no seria poeta. indiferencia no es más que la resignación de los
¿Hay que decir algo de sus costumbres, tan puras desesperados; sólo muy de tarde en tarde puede
y tan afables, de su carácter servicial, de su conmoverse quien considera a los malvados y a los

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necios como incurables. Para evitar el espectáculo que vendrán, un diamante cada vez más raro en
desolador de vuestra demencia y de vuestra una época borracha de ignorancia y de materia, es
crueldad, mis ojos permanecen obstinadamente decir, UN PERFECTO HOMBRE DE LETRAS.
orientados hacia la Musa inmaculada.»
Sin duda, esa misma desesperación de persuadir
o de enmendar a quien sea, ha hecho que en estos
últimos años hayamos visto a veces flaquear a
Gautier, al menos en apariencia, y conceder de vez
en cuando algunas palabras laudatorias a
monseñor Progreso y a la todopoderosa Do ña
Industria. En semejantes ocasiones, no hay que
apresurarse a tomarle al pie de la letra, y nunca más
oportuno aquello de que el desdén a veces hace
demasiado buena el alma. Porque entonces
guarda para sí su verdadero pensamiento,
demostrando sencillamente por medio de una
ligera concesión (que comprenden los que saben
ver claro en el crepúsculo) que quiere vivir en paz
con todo el mundo, hasta con la Industria y el
Progreso, esos despóticos enemigos de toda
poesia.
He oido a varias personas lamentarse de que
Gautier nunca haya tenido cargos oficiales. Sin
lugar a dudas, en muchas cosas, particularmente en
lo que se refiere a las bellas artes, hubiera podido
prestar a Francia eminentes servicios. Pero,
pensándolo bien, es mejor que sea así. Por vasto
que sea el genio de un hombre, por grande que sea
su buena voluntad, la función oficial siempre le
disminuye un poco; tan pronto es su libertad la que
se resiente, como es incluso su clarividencia. En
cuanto a mí, prefiero ver al autor de La comedia de
la Muerte, de Una noche de Cleopatra, de La
Muerte enamorada, de Tra los montes, de Italia,
de Caprichos y zigzags y de tantas obras maestras,
seguir siendo lo que ha sido hasta hoy: el igual de
los más grandes en el pasado, un modelo para los

104
exterior: «Entra a raudales por mis ojos para que me
Reflexiones sobre algunos de mis acuerde de ti.»
contemporáneos (64) En la época de la que hablo, época en la que
ejercia una verdadera dictadura en las cosas
literarias, le encon traba a veces en compañía de
Edouard Ourliac (66), por quien conocí también a
Pétrus Borel y a Gérard de Ner val. Entonces me
pareció un hombre afabilísimo, podero sísimo,
siempre dueño de sí mismo, y apoyándose en una
sabiduría abreviada hecha de unos cuantos
axiomas irre futables. Hacía ya tiempo que había
demostrado, no sólo en sus libros, sino también en
el adorno de su existencia personal, una gran
afición por los monumentos del pasa do, por los
I. Víctor Hugo muebles pintorescos, las porcelanas, los gra bados,
y por todo el misterioso y brillante decorado de la
vida antigua. El crítico cuya mirada descuidase ese
I pormenor, no sería un verdadero crítico; pues no
Hace ya muchos años que Víctor Hugo no está sólo esa afi ción por lo bello e incluso por lo
entre nosotros (65). Recuerdo una época en la que extravagante, expresada por medio de la plástica,
su rostro era uno de los que más a menudo podía confirma el carácter literario de Victor Hugo; no
verse entre la multitud; y muchas veces me sólo confirmaba su doctrina literaria revolucionaria,
preguntaba, al verle tan frecuen temente en la o mejor dicho, renovadora, sino que además
turbulencia de las fiestas o en el silencio de los aparecía como complemento indispensable de un
lugares solitarios, cómo podía conciliar las carácter poético universal. Que Pascal, inflamado
necesidades de su trabajo asiduo con esa afición, de ascetismo, se obstine en vivir entre cuatro
sublime pero peligrosa, por los paseos y las paredes desnudas con sillas de paja; que un
ensoñaciones. Esta contradicción aparente es sin párroco de Saint Roch (ya no recuerdo cuál), con
duda el resultado de una existencia bien gran escándalo de los prelados amigos del confort,
reglamentada y de una fuerte constitución haga almoneda de todo su mobiliario, está bien, es
espiritual que le permite trabajar mientras anda, o, hermoso y es ejemplar. Pero si veo a un literato
mejor dicho, de no poder andar más que que no está agobiado por la miseria, prescindir de
trabajando. Sin cesar, en todos los lugares, a la luz lo que es el goce de los ojos y la diversión de la
del sol, entre el torbellino de la muche dumbre, en imaginación, estoy al borde de creer que es un
los santuarios del arte, a lo largo de las bibliotecas hombre de letras muy incomple to, por no decir
polvorientas expuestas al viento, Victor Hugo, algo peor.
pensativo y sereno, parecía decir a la naturaleza Hoy día, cuando leemos los poemas recientes de
Victor Hugo, vemos que sigue siendo tal como era:

106
un pa seante pensativo, un hombre solitario pero imposible no considerarle como uno de esos
entusiasta de la vida, una mente soñadora e espíritus raros y providenciales que operan, en el
interrogadora. Pero ya no es por las boscosas y orden literario, la salvación de todos, como otros en
floridas afueras de la gran ciudad, por los el orden moral y otros en el orden político. El
accidentados muelles del Sena, por los paseos movimiento suscitado por Victor Hugo continúa
hormigueantes de niños por donde deja vagar sus existiendo aún ante nuestros ojos. Que haya sido
pies y sus ojos. Al igual que Demóstenes, conversa poderosamente secundado, nadie lo niega; pero si
con el mar y el viento; tiempo atrás, erraba solitario hoy hombres maduros, jóvenes, mujeres de mundo
por lugares que bullían de vida humana; hoy, poseen en el sentimiento de la buena poesía, de la
recorre soledades pobladas por su pensamiento. poesía profundamente ritmada y vivamente
Así tal vez sea aún más grande y más singular. Los coloreada, si el gusto público se ha alzado hasta
colores de sus encuentros se han teñido de goces que había llegado a olvidar, todo eso se debe
solemnidad, y su voz se ha hecho más grave, a Victor Hugo. Gracias también a su enérgica
rivalizando con la del Océano. Pero allí como aquí instigación, la mano de los arquitectos eruditos y
se nos aparece siempre como la estatua de la entusiastas repara nuestras catedrales y consolida
nuestros viejos recuerdos de piedra. Nadie tendrá
Meditación que anda. inconveniente en confesar todo eso, salvo aquellos
para quienes la justicia no es una voluptuosidad.
Aquí sólo de un modo abreviado puedo hablar de
II sus facultades poéticas. Sin duda en diversos
puntos no haré más que resumir muchas cosas
En los tiempos ya tan lejanos de los que acabo de excelentes que ya se han dicho; tal vez tenga la
ha blar, tiempos dichosos en los que los literatos dicha de acentuarlas más vivamente.
eran unos para otros una sociedad cuyos Victor Hugo era desde el principio el hombre
supervivientes echan de menos y de la que no mejor dotado, el más visiblemente elegido para
volverán a encontrar otra análoga, Victor Hugo expresar por medio de la poesía lo que llamaré el
representaba la figura hacia la que todo el mundo misterio de la vida. La naturaleza que se exhibe
vuelve la mirada para pedir la consigna. Jamás hubo ante nosotros, sea cual sea el lugar al que miremos,
realeza más legítima, más natural, más aclamada y que nos rodea como un misterio, se presenta bajo
por el reconocimiento, más confirmada por la varios estados simultáneos, cada uno de los cuales,
impotencia de la rebelión. Cuando recordamos lo según sea más inteligible, más sensible para
que era la poesía francesa antes de que él nosotros, se refleja más vivamente en nuestros
apareciese y qué rejuvenecimiento experimentó con corazones: forma, actitud y movimiento, luz y color,
su llegada; cuando se imagina lo poco que hubiese sonido y armonía. La música de los versos de Victor
sido de faltar él; cuántos sentimientos misteriosos y Hugo se adapta a las profundas armonías de la
profundos que han sido expresados, hubiesen naturaleza; como escultor, cincela en sus estrofas la
permanecido mudos; cuántas inteligencias ha forma inolvidable de las cosas; como pintor, las
ayudado a florecer, cuántos hombres brillantes ilumina con el color más propio. Y, como si salieran
gracias a él hubieran quedado en la sombra, es directamente de la naturaleza, las tres impresiones

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impregnan simultáneamente el cerebro del lector. como en la contemplación de la naturaleza. Por su
El resultado de esa triple impresión es la moral de parte, Swedenborg (68), que poseía un alma mucho
las cosas. Ningún artista es más universal que él, más grande, ya nos había enseñado que el cielo es
ninguno más apto para ponerse en contacto con las un hombre grandísimo; que todo, forma,
fuerzas de la vida universal, ninguno más dispuesto movimiento, núme ro, color, perfume, en lo
que él a bañarse sin cesar en la naturaleza. No sólo espiritual como en lo natural, es significativo,
expresa claramente, traduce literalmente la letra reciproco, converso, correspondiente. Lava ter (69),
nítida y clara; sino que expresa, con la oscuridad limitando al rostro del hombre la demostración de
indispensable lo que es oscuro y confusamente la universal verdad, nos había traducido el sentido
revelado. Sus obras abundan en rasgos espiri tual del contorno, de la forma, de la
extraordinarios de ese género que podríamos dimensión. Si exten demos la demostración (no
llamar alardes, si no supiéramos que son sólo tenemos derecho a hacer lo, sino que nos sería
esencialmente naturales. El verso de Victor Hugo infinitamente difícil obrar de otro modo), llegamos
sabe traducir para el alma humana no sólo los a la verdad de que todo es jeroglifo, y sabemos que
placeres más directos que extrae de la naturaleza los símbolos no son oscuros más que de una
visible, sino además las sensaciones más fugitivas, manera relativa, es decir, según la pureza, la buena
las más complicadas, las más morales (uso a volun tad o la clarividencia natural de las almas.
propósito la palabra morales) que nos transmite el Ahora bien, ¿qué es un poeta (tomo la palabra en
ser visible por medio de la naturaleza inanimada, o su acepción más amplia) sino un traductor, un
que se llama inanimada; no sólo la figura de un ser descifrador? En los buenos poetas no hay metáfora,
exterior al hombre, vegetal o mineral, sino además comparación o epíteto que no sea una adaptación
su fisonomía, su mirada, su tristeza, su dulzura, su matemáticamente exacta en la circuns tancia actual,
júbilo triunfal, su odio repulsivo, su encanto o su porque esas comparaciones, esas metáforas y esos
horror; en fin, para emplear otros términos, todo lo epítetos proceden del inagotable fondo de la
que hay de humano en cualquier cosa, y también analogía universal, y no pueden salir de otra parte.
todo lo que pueda haber en ella de divino, de Ahora yo pregunto si es posible encontrar,
sagrado o de diabólico. buscando afanosamente, no tan sólo en nuestra
Los que no son poetas no comprenden esas historia, sino en la historia de todos los pueblos,
cosas. Un buen día Fourier (67) nos anunció, con muchos poetas que sean como Víctor Hu go un
demasiada pompa, que iba a revelarnos los repertorio tan magnífico de analogías humanas y
misterios de la analogía. No niego el valor de divinas. Veo en la Biblia un profeta a quien Dios
algunos de sus minuciosos descubrimientos, ordena comerse un libro. Ignoro en qué mundo
aunque a mi juicio su cerebro estaba demasiado Victor Hugo co mió previamente el diccionario de la
apegado a la exactitud material para no cometer lengua que estaba destinado a hablar; pero veo que
errores y para alcanzar en seguida la certidumbre el léxico francés, al salir de sus labios, se ha
moral de la intuición. Hubiera podido revelar no convertido en un mundo, en un uni verso
menos valiosamente a todos los excelentes poetas coloreado, melodioso y lleno de movimiento. Por
en quienes la humanidad lectora se educa tanto qué encadenamiento de circunstancias históricas,

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fatalidades filosóficas, conjunciones siderales, ese multiforme es! No sé si entre los aficionados a la
hombre nació entre nosotros, yo no lo sé, y no creo pintura hay muchos que se me parecen, pero no
que sea mi deber examinarlo aquí. Tal vez puedo por menos de experimentar un intenso mal
sencillamente porque Alemania había tenido a humor cuando oigo hablar de un paisajista (por
Goethe e Inglaterra a Shakespeare y a Byron, Víctor perfecto que sea), de un pintor de animales o de un
Hugo era algo que se debía legítimamente a pintor de flores, con el mismo énfasis con que
Francia. Veo por la historia de los pueblos que podría elogiarse a un pintor universal (es decir, un
todos se turnan en la misión de conquistar el verdadero pin tor), como Rubens, Veronese,
mundo; quizá suceda lo mismo con la dominación Velázquez o Delacroix. A mi juicio, el que no sabe
poética que con el reino de la espada. pintarlo todo no merece ser lia mado pintor. Los
De esa facultad de absorción de la vida exterior, hombres ilustres que acabo de citar expresan
única por su amplitud, y de esa otra facultad tan perfectamente todo lo que expresa cada uno de los
poderosa de meditación, resulta en Victor Hugo un especialistas, y además poseen una imaginación y
carácter poético particularísimo, interrogativo, una facultad creadora que habla vivamente al
misterioso, y, como la naturaleza, inmenso y espíritu de to dos los hombres. Cuando queréis
minucioso, sereno y agitado. Voltaire no veía darme la idea de un artista perfecto, mi mente no
misterio en nada, o en muy pocas cosas. Pero Victor se detiene en la perfección en un género de
Hugo no corta el nudo gordiano de las cosas con la asuntos, sino que concibe inmediatamen te la
petulancia militar de Voltaire; sus sentidos sutiles le necesidad de la perfección en todos los géneros. Lo
revelan abismos; ve misterio en todas partes. Y en mismo ocurre en la literatura en general y en la
realidad, ¿dónde no lo hay? De ahí procede ese poesía en particular. Quien no es capaz de pintarlo
sentimiento de espanto que impregna algunos de todo, los pala cios y las chozas, los sentimientos de
sus poemas más hermosas; de ahí esas ternura y los de crueldad, los limitados afectos de la
turbulencias, esas acumulaciones, esos familia y la caridad universal, la gracia del vegetal y
derrumbamientos de versos, esas masas de los milagros de la arquitectura, lo más atractivo y lo
imágenes tempestuosas, arrebatadamente más horrible que pueda exis tir, el sentido íntimo y
expresadas con la velocidad de un caos que huye; la belleza exterior de cada religión, la fisonomía
de ahí esas repeticiones frecuentes de palabras, moral y física de cada nación, en fin, todo, desde lo
todas destinadas a expresar tinieblas cautivadoras o visible hasta lo invisible, desde el cielo hasta el
la enigmática fisonomía del misterio. infierno, éste como decía, no es verdaderamente
poeta en la inmensa extensión de la palabra y
según el corazón de Dios. De uno se dice: es un
poeta de interiores, o de fa milia; de otro, es un
III poeta del amor, y de aquel otro: es un poeta de la
gloria. Pero, ¿con qué derecho se limita así el
Victor Hugo posee, pues, no sólo la grandeza, alcance de los talentos de cada cual? ¿Acaso quié
sino además la universalidad. ¡Qué variado es su rese afirmar que quien ha cantado la gloria, por esa
repertorio! Y aunque siempre uno y compacto, ¡qué misma razón es inepto para celebrar el amor? De

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ese modo se debilita el sentido universal de la amor igual por lo que es muy fuerte y por lo que es
palabra poesía. A no ser que de esa manera muy débil, y la atracción ejercida sobre el poeta por
queramos tan sólo dar a entender que unas esos dos extremos se debe a un origen único, que
circunstancias, que no se deben al poeta, hasta es la fuerza misma, el vigor original del que está
ahora le han confinado en una especialidad, creeré dotado. La fuerza le encanta y le embriaga; va hacia
siem pre que se está hablando de un pobre poeta, ella como movido por un parentesco: atracción
de un poeta incompleto, por hábil que sea en su fraternal. Por eso se siente irresistiblemente
género. arrastrado hacia todo símbolo de lo infinito, el mar,
¡ Ah! Con Victor Hugo no hay que establecer tales el cielo; hacia todos los representantes antiguos de
dis tinciones, porque es un genio sin fronteras. Ante la fuerza, gigantes homéricos o bíblicos, paladines,
él per manecemos deslumhrados, hechizados y caballeros; hacia las bestias enormes y temibles.
envueltos, como por la vida misma. La Acaricia jugando lo que inspiraría miedo a unas
transparencia de la atmósfera, la cúpula del cielo, la manos débiles; se mueve en el seno de la
figura del árbol, la mirada del animal, la silueta de la inmensidad sin vértigo. En cambio, pero por una
casa se pintan en sus libros con el pincel del más tendencia diferente cu yo origen es sin embargo el
consumado paisajista. Pone en todo la palpitación mismo, el poeta se muestra siempre el amigo
de la vida. Si pinta el mar, ninguna marina igualará conmovido de todo lo que es débil, solitario,
a las suyas. Los navios que rayan su superficie o que atribulado; de todo lo que es huérfano: atracción
atraviesan sus hervores, tendrán, más que los de paternal. El fuerte que adivina un hermano en todo
cualquier otro pintor, esa fisonomía de luchadores lo que es fuerte, ve a sus hijos en todo lo que
apasionados, ese carácter de voluntad y de necesita ser protegido o consolado. De la misma
animalidad que se desprende tan misteriosamente fuerza y de la certi dumbre que da a aquel que la
en un aparejo geométrico y mecánico de madera, posee, deriva el espíritu de justicia y de caridad. Así
hierro, cuerdas y tela; animal monstruoso creado oímos sin cesar en los poemas de Victor Hugo esos
por el hombre, al cual el viento y las aguas añaden acentos de amor por las mujeres caí das, por las
la belleza de lo que se mueve. pobres gentes trituradas en los engranajes de
En cuanto al amor, a la guerra, a las alegrías de la nuestras sociedades, por los animales mártires de
familia, a las tristezas del pobre, a las nuestra glotonería y de nuestro despotismo. Pocas
magnificencias na cionales, a todo lo que es más personas han observado el encanto y el
particularmente el hombre y que constituye el encantamiento que la bondad añade a la fuerza, y
dominio del pintor de género y del pintor de que se advierte tan frecuentemente en las obras de
historia, ¿hemos visto algo más rico y más concreto nuestro poeta. Una sonrisa y una lágrima en la cara
que la poesía lírica de Victor Hugo? Sin duda aquí de un coloso es una originalidad casi divina. Hasta
deberíamos, si el espacio lo permitiera, analizar la en esos poemillas consagrados al amor sensual, en
atmósfera moral que domina sus poemas y que esas estrofas de una melancolía tan voluptuosa y
circula por su interior, atmósfera que participa muy tan melodio sa, se oye, como el acompañamiento
sensiblemente del temperamento propio del autor. permanente de una orquesta, la voz profunda de la
A mi entender tiene un carácter muy manifiesto de caridad. Tras el amante descubrimos a un padre y a

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un protector. No se trata aquí de esa moral del poeta. Sea cual fuere el asunto tratado, el cielo
sermoneadora que, con su aire de pe dantería, con lo domina y lo abarca como una cúpula inmutable
su tono didáctico, puede estropear los mejores desde la cual se cierne el misterio con la luz, desde
pasajes poéticos, sino de una moral inspirada que la cual el misterio refulge o el misterio invita a la
se desliza invisible en la materia poética, como los ensoñación curiosa o el misterio rechaza al
fluidos inponderables de toda la máquina del pensamiento desalentado. ¡Ah! A pesar de Newton
mundo. La moral no entra en ese arte a título de y a pesar de Laplace, la certidumbre astronómica
objetivo; se mezcla con él y se confunde con él todavía hoy no es tan grande que el ensueño no
como en la vida misma. El poeta es moralista sin pueda alojarse en las vastas lagunas todavía no
quererlo, por abundancia y plenitud de naturaleza. exploradas por la ciencia moderna. Con toda
IV legitimidad, el poeta deja vagar su pensamiento por
un dédalo embriagador de con jeturas. No existe
Lo excesivo, lo inmenso es el dominio natural de problema, abordado y debatido en cualquier
Victor Hugo; en él se mueve como en su atmósfera tiempo o por cualquier filosofía, que no exija
natal. El genio que ha desplegado siempre en la fatalmente su lugar en las obras del poeta. El
pintura de toda la monstruosidad que envuelve al mundo de los astros y el mundo de las almas, ¿son
hombre es verdaderamente prodigioso. Pero ha finitos o infinitos? La eclosión de los seres, ¿es
sido sobre todo en estos últimos años cuando ha permanente en la inmensidad como en la
sufrido la influencia metafísica que se exhala de pequeflez? Lo que estamos tentados de tomar por
todas esas cosas, curiosidad de un Edipo la multiplicación infinita de los seres, ¿no podría ser
obsesionado por innumerables esfinges. No un movimiento de circulación que devuelve esos
obstante, ¿quién no recuerda La pendiente del mismos seres a la vida en épocas y en condiciones
ensueño, que data de tiempos tan antiguos? Una señaladas por una ley suprema y omnicomprensiva?
gran parte de sus obras recientes parece el La materia y el movimiento, ¿no son la respiración
desarrollo, tan regular como enorme, de la facultad de un Dios que ora lanza mundos a la vida, ora los
que presidió la concepción de ese poema reabsorbe en su seno? Todo lo que es múltiple,
embriagador. Diríase que desde entonces la ¿llegará a convertirse algún día en uno, y nuevos
interrogación se ha erguido con ma yor frecuencia universos, brotando del pensamiento de Aquel cuya
ante el poeta soñador, y que a sus ojos todos los única dicha y única función son producir sin cesar,
aspectos de la naturaleza se han erizado reemplazarán a nuestro universo y a todos los que
incesantemente de problemas. ¿Cómo es posible vemos suspendidos en torno a nosotros? Y la
que el padre uno haya podido engendrar la conjetura sobre la apropiación moral, sobre el
dualidad y se haya metamorfoseado por fin en una destino de todos esos mundos, nuestros
población innumerable de números? ¡Misterio! La desconocidos vecinos, ¿acaso no ocupa con toda
totalidad infinita de los números ¿debe o puede naturalidad su lugar en los inmensos dominios de la
concentrarse de nuevo en la unidad original? ¡Mis poe sía? Germinaciones, eclosiones, floraciones,
terio! La contemplación sugestiva del cielo ocupa erupciones su cesivas, simultáneas, lentas o
un lu gar inmenso y dominante en las últimas obras repentinas, progresivas o completas, de astros, de

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estrellas, de soles, de constelaciones, ¿sois prosa y al de la música, las conjeturas eternas de la
simplemente las formas de la vida de Dios, o curiosa humanidad.
habitaciones preparadas por su bondad o su justicia Al describir lo que es, el poeta se degrada y
para almas a las que quiere educar y acercar desciende a la categoría de profesor; al contar lo
progresivamente a sí mismo? Mundos eternamente posible, sigue siendo fiel a su función; es un alma
estudiados, tal vez desconocidos para siempre, ¡oh!, colectiva que interroga, que llora, que espera y que
decid, ¿será vuestro destino ser paraísos, infiernos, a veces adivina.
purgatorios, mazmorras, quintas, palacios, etc.? Que
unos sistemas y unos grupos nuevos, adoptando
formas inesperadas, combinaciones imprevistas,
obedeciendo a leyes que no conocemos, imitando
todos los caprichos providenciales de una V
geometría dema siado vasta y demasiado
complicada para el alcance humano, puedan nacer Una nueva prueba del mismo gusto infalible se
limbos del futuro, ¿qué tiene ese pensamiento de manifiesta en la última obra de la que Victor Hugo
tan exorbitante, de tan monstruoso, que se salga nos ha concedido el goce, me refiero a La leyenda
de los limites legítimos de la conjetura poética? de los siglos. Excepto en la aurora de la vida de las
Insisto en esta palabra, conjetura, que sirve para naciones, cuando la poesía es a un tiempo la
definir medianamente el carácter extracientífico de expresión de su alma y el repertorio de sus
toda poesía. En las manos de cualquier otro poeta conocimientos, la historia en verso es una derogación
que no fuese Victor Hugo, semejantes temas, a las leyes que gobiernan ambos géneros, la historia y
semejantes asuntos hubieran podido adoptar con la poesía; es un ultraje a las dos musas. En los
demasiada facilidad la forma didáctica, que es la períodos extremadamente cultos, se opera en el
mayor enemiga de la verdadera poesía. Contar en mundo espiritual una división de trabajo que fortalece
verso las leyes conocidas, según las cuales se y per fecciona cada género; y quien entonces intente
mueve un mundo moral o sideral, es describir lo crear el poema épico, tal como lo entendían las
que ya está descubierto y que puede examinarse naciones más jóvenes, corre el riesgo de disminuir el
efecto mágico de la poesía, aunque sólo sea por la
por completo con un telescopio o con los recursos insoportable longitud de la obra, y al mismo tiempo
de la ciencia, es reducirse a los deberes de la ciencia de arrebatar a la historia una parte del saber y de la
y entrometerse en sus funciones, es sobrecargar su severidad que exigen de ella las naciones adultas. La
lenguaje tradicional con el adorno superfluo y aquí mayoría de las veces el resultado es una ridiculez
peligroso de la rima; pero abandonarse a todas las fastidiosa. A pesar de todos los honorables esfuerzos
ensoñaciones sugeridas por el espectáculo infinito de un filósofo francés, quien ha creído que se podía
de la vida sobre la tierra y en los cielos, es el súbitamente, sin una gracia antigua y sin largos es
derecho legítimo de cualquiera, y por lo tanto tudios, poner el verso al servicio de una tesis poética,
también del poeta, a quien se concede entonces Na poleón es aún hoy en día demasiado histórico
traducir, en un lenguaje mag nífico, distinto al de la para con vertirse en leyenda (70). Al hombre, aunque
sea un hombre de genio, no le está permitido, ni le es

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posible, hacer retroceder así los siglos artificialmente. ropaje, con su verdadero rostro, con su genuino
Semejante idea sólo podía germinar en la mente de talante, todos lo hemos visto. Con qué arte sublime
un filósofo, de un pro fesor, es decir, de un hombre y sutil, con qué familiaridad terrible ese
ausente de la vida. Cuando Victor Hugo, en sus prestidigitador ha hecho hablar y gesticular a los
primeros poemas, trata de mostrar nos a Napoleón siglos; no me sería posible explicarlo, pero lo que sí
como un personaje legendario, todavía es un quisiera sobre todo hacer observar es que este arte
parisiense quien habla, un contemporáneo sólo podía moverse a sus anchas en el medio
conmovido y soñador; evoca la leyenda posible del legendario, y que (haciendo abstracción del talento
futuro; no la re duce con su autoridad al estado de del mago) la elección del terreno es lo que facilita
pasado. las evoluciones del espectáculo.
Ahora bien, para volver a La leyenda de los siglos, Desde la lejanía de su destierro, hacia el cual se
Victor Hugo ha creado el único poema épico que tienden nuestras miradas y nuestros oídos, el poeta
puede crear un hombre de su tiempo para lectores de querido y venerado nos anuncia nuevos poemas. En
su tiempo. En primer lugar, los poemas que estos últ: nos tiempos nos ha demostrado que, por
constituyen la obra son generalmente cortos, e verdaderamente limitado que sea, el dominio de la
incluso la brevedad de algunos no es menos poesía, por el derecho del genio, no por eso deja de
extraordinaria que su energía. Esto ya es una ser casi ilimitado. ¿En qué orden de cosas, por qué
consideración importante que prueba un nuevos medios renovará su prueba?
conocimiento ab soluto de todo lo posible de la ¿Será por lo bufo, por ejemplo (lo mencionó al
poesía moderna. Luego, queriendo crear el poema azar), por la inmortal alegría, por el júbilo, por lo
épico moderno, es decir, el poema que tiene su sobrenatural, por lo fantástico y lo maravilloso,
origen, o, mejor dicho, su pretexto en la historia, se dotados por él de ese ca rácter inmenso,
ha guardado mucho de pedir prestada a la historia superlativo, con el que sabe dotar a todas las cosas,
algo que no sea lo que ésta puede legítima y como querrá ahora experimentar encantamientos
fructuosamente prestar a la poesía: me refiero a la desconocidos? No le es lícito a la crítica decirlo;
leyenda, el mito, la fábula, que son como pero lo que puede afirmar sin temor a equivocarse,
concentraciones de vida nacional, como depósitos porque dispone ya de las pruebas sucesivas, es que
profundos donde duermen la sangre y las lágrimas es uno de esos mortales tan raros, más raros aún en
de los pueblos. Y finalmente no ha cantado de un el orden literario que en cualquier otro, que extraen
modo particular tal o cual nación, la pasión de tal o una nueva fuerza de los años, y que, por un milagro
cual siglo; ha escalado en seguida una de esas incesantemente repetido, van rejuveneciéndose y
alturas filosóficas desde donde el poeta puede fortaleciéndose hasta la tumba.
contemplar todas las evoluciones de la humanidad
con una mirada igualmente curiosa, colérica o
conmovida. Con qué majestad ha hecho desfilar los
siglos ante nosotros, como fantasmas que saliesen
de una pared; con qué autoridad los ha hecho II. Auguste Barbier (71)
moverse, cada uno de ellos dotado con su perfecto

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Si dijese que el objetivo de Auguste Barbier ha es menos verdad que el verso hecho por simple
sido la busca de la belleza, su búsqueda exclusiva y amor del verso, tiene más posibilidades de llegar a
primordial, imagino que se enojaría, y visiblemente ser bello que el verso hecho por indignación. El
tendría todo el derecho para hacerlo. Por mundo está lleno de gentes indignadísimas que, sin
magníficos que sean sus versos, el verso en sí embargo, nunca escribirán buenos versos. Por eso
mismo nunca ha sido su amor principal. afirmamos desde el inicio que si Auguste Barbier ha
Evidentemente, se había propuesto una meta que él sido un gran poeta, es porque poseía las facultades
cree de una naturaleza mucho más noble y más o una parte de las facultades que hacen al gran
alta. Yo carezco de autoridad y de elocuencia para poeta, y no porque expresa se el indignado
hacerle cambiar de parecer; pero aprovecharé la pensamiento de las personas dignas.
ocasión que se me ofrece para tratar una vez más En efecto, en el error público hay una confusión
esa enojosa cuestión de la alianza del Bien con la muy fácil de aclarar. Tal poema es bello y honrado;
Belleza, que si se ha convertido en oscura e incierta pero no es bello porque sea honrado. Tal otro, bello
sólo se debe al debilitamiento de las mentes. e indigno; pero su belleza no la debe a su
Mi tarea es tanto más fácil cuanto que, por una inmoralidad, o, mejor dicho, para hablar
parte, la gloria de este poeta está ya establecida, la claramente, lo bello no es más honrado que lo falto
posteridad no va a olvidarle, y por otra, se da la de honradez. Ya sé que lo que ocurre con mayor
circunstancia de que yo mismo siento por su frecuencia es que la poesía verdaderamente bella
talento una admiración inmensa y ya antigua. Se le eleva las almas a un mundo celestial; la belleza es
deben versos soberbios; es naturalmente elocuente; una cualidad tan fuerte que no puede por menos
su alma tiene impulsos que arrebatan al lector. Su que ennoblecer las almas; pero esa belleza es una
lenguaje, vigoroso y pintoresco, posee casi el cosa completamente incondicional, y lo más
mismo encanto que el latín. Despide fulgores probable es que si tú, poeta, quieres imponerte por
sublimes. Sus primeras composiciones permanecen anticipado una meta moral, disminuyas
en todas las memorias. Su gloria es una de las más considerable mente tu fuerza poética.
merecidas. Todo eso es indiscutible. Con la condición de moralidad impuesta a las
Pero el origen de esta gloria no es puro; porque obras de arte sucede lo mismo que con esa otra
nació de la ocasión. La poesía se basta a sí misma. condición no me nos ridicula que algunos se
Es eterna y nunca tiene que necesitar ayuda empeñan en imponerles, el expresar pensamientos
exterior. Ahora bien, una parte de la gloria de o ideas que proceden de un mundo ajeno al arte,
Auguste Barbier la debe a unas circunstancias en ideas científicas, ideas políticas, etc. Tal es el punto
medio de las cuales arrojó sus primeros poemas. Lo de partida de los que razonan mal, o, al menos, de
que los hace admirables es el movimiento lí rico los que, sin tener nada poético, se obstinan en
que los anima, y no, como él cree sin duda, los razonar con la poesía. La idea, dicen, es lo más
pensamientos honrados que estos versos tienen importante (cuan do deberían decir: la idea y la
que expresar. Facit indignatio versum (72), nos dice forma son dos seres en uno); natural y fatalmente,
un poeta antiguo, que, por grande que fuese, tenía no tardan en decirse: Puesto que la idea es la cosa
no poco interés en decirlo; ello es verdad; pero no importante por excelencia, la for ma, menos

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importante, puede descuidarse sin peligro. El el sentido contrario al que exige el uso porque esta
resultado es el aniquilamiento de la poesía. palabra tiene el número de sílabas que le conviene.
Ahora bien, en Auguste Barbier, poeta genuino, y En tales casos yo no creo en la incapacidad; acuso
gran poeta, la perpetua y exclusiva preocupación de más bien a la indolencia natural de los inspirados.
expresar sus pensamientos honrados o útiles ha En sus cantos sobre la decadencia de Italia y sobre
conducido poco a poco a un ligero desdén por la las calamidades de Inglaterra y de Irlanda (II Pianto
corrección, por el esmero y el acabado, que bastaría y Lázaro), tiene, como siempre, lo repito, acentos
por sí solo para constituir una decadencia. sublimes; pero la misma afectación de utilidad y de
En La tentación (su primer poema, suprimido en moral estropea las impresiones más nobles. Si no
las ediciones posteriores de sus Yambos), había temiese calumniar a un hombre tan digno de
mostrado ya una grandeza, una majestad de estilo, respeto por todos conceptos, diría que todo eso se
que es su verdadera distinción y que nunca le ha parece un poco a una mueca. ¿Es posible imaginar
abandonado, ni siquiera en los momentos en que a una Musa haciendo visajes? Y luego aquí apa
ha sido más infiel a la idea poética pura. Esa rece un nuevo defecto, una nueva afectación, no la
grandeza genuina, esa elocuencia lírica, se de la rima descuidada o de la supresión de los
manifestaron de un modo magnífico en todos los artículos: me refiero a una cierta solemnidad trivial
poemas adaptados a la revolución de 1830 y a las o a cierta trivialidad solemne, que tiempo atrás se
turbulencias espirituales o sociales que la siguieron. consideraba como una sencillez majestuosa y
Pero esas comnosiciones, repito, eran adaptadas a conmovida. Hay modas en literatura como en
circunstancias, y, por bellas que fuesen, aparecen pintura, al igual que en la indumentaria; hubo un
selladas por el lamentable carácter de la tiempo en que en la poesía, en la pintura, lo
circunstancia y de la moda. Aunque rudo, mi verso ingenuo resultaba de un gran rebuscamiento,
es honrado en el fondo, exclama el poeta; pero como una nueva especie de preciosismo. La
¿era acaso como poeta que recogía en la vulgaridad pasaba a ser una gloria, y recuerdo que
conversación burguesa los lugares comunes de la Edouard Ourliac me citaba riendo, como modelo
moral más boba? ¿O acaso en su condición de del género, el verso siguiente, de su propia minerva:
hombre honrado quería volver a traer a nuestra
escena a Melpómene. la de túnica blanca (¿qué Campanas del convento de Santa Magdalena
tiene que ver Melpómene con la honradez?) y Pueden leerse muchos parecidos en las obras de
expulsar de ella los dramas de Victor Hugo y de Bri zeux, y no me sorprendería que la amistad de
Alexandre Dumas? Tengo comprobado (lo digo sin Antony Deschamps y de Brizeux mi haya servido
chanza) que las personas demasiado enamoradas para inclinar a Auguste Barbier hacia esa mueca
de la utilidad y de la moral descuidan dantesca.
gustosamente la gramática, lo mismo que las En el curso de toda su obra volvemos a encontrar
personas apasionadas. Es doloroso ver a un poeta los mismos defectos y la mismas cualidades. Todo
tan bien dotado suprimir los artículos y los parece improvisado, espontáneo; el rasgo vigoroso,
adjetivos posesivos cuando esos monosílabos y a la manera la tina, brota sin cesar por entre los
esos bisílabos le estorban, y emplear una palabra en tropiezos y las torpezas. Supongo que no necesito

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hacer observar que Soborno, Eróstrato, Cantos bastante fuertes como para resistir incluso al
civiles y religiosos son obras cada una de las cuales poeta que quería disminuirlas.
tiene un objetivo moral. Hago gracia de un leve
volumen de Pequeñas odas, que no es más que un
lastimoso esfuerzo por alcanzar la gracia antigua, y
llego a Rimas heroicas. Aquí, para hablar con
franqueza, apa rece y resplandece toda la locura del III. Marceline Desbordes- Valmore (74)
siglo en su incons ciente desnudez. Con el pretexto
de componer sonetos en honor de los grandes
hombres, el poeta ha cantado el pararrayos y la Más de una vez, algún amigo nuestro, cuando le
máquina de tejer. Ya puede suponerse has ta qué he mos confiado alguno de nuestros gustos o de
grados de prodigiosa ridiculez podría conducirnos nuestras pa siones, no ha dejado de decirnos:
tal confusión de ideas y de funciones. Uno de mis «¡Pues sí que es raro! Porque eso está en completo
amigos ha trabajado en un poema anónimo sobre desacuerdo con todas tus demás pasiones y con tu
la invención de un dentista; nada se opone a que doctrina.» Entonces hemos res pondido: «Es
los versos fueran buenos y el autor lleno de posible, pero es así; me gusta eso, me gusta
convicción. Sin embargo, ¿quién se atrevería a decir probablemente a causa de la violenta contradicción
que, incluso en tal caso, se trata de poesía? que todo mi ser descubre en ello.»
Confieso que cuando veo semejantes dilapidado Tal es mi caso respecto a la señora
nes de ritmos y de rimas siento una tristeza tanto Desbordes-Valmore. Si el grito, si el suspiro
más grande cuanto mayor es el poeta; y creo, a natural de un alma selecta, si la ambición
juzgar por numerosos síntomas, que hoy en día, sin desesperada del corazón, si las facultades es
hacer reír a nadie, podría afirmarse el más pontáneas, irreflexivas, si todo lo que es gratuito y
monstruoso, el más ridículo y el más insostenible de viene de Dios basta para hacer al gran poeta,
los errores, a saber que el objeto de la poesía es Marceline Valmore es y será siempre un gran
difundir las luces entre el pueblo, y. con la ayuda poeta. Es cierto que si uno repara en todo lo que
de la rima y del cómputo silábico, fijar más carece y que puede adquirirse por medio del
fácilmente los descubrimientos científicos en la trabajo, su grandeza va a verse singularmente
memoria de los hombres. disminuida; pero en el mismo momento en que
Si el lector me ha seguido atentamente, no se nos sinta mos más irritados y desolados por la
extraña rá que resuma así este artículo, en el que negligencia, por el traqueteo, por la confusión,
he puesto aún más dolor que burla: Auguste que nosotros, hombres re flexivos y siempre
Barbier es un gran poeta, y en justicia siempre responsables, tomamos por una actitud de
será tenido por tal. Pero ha sido un gran poeta a pereza, una belleza súbita, inesperada,
pesar suyo, por así decirlo; se ha esforzado por inigualable, se yergue ante el lector, y nos vemos
estropear por medio de una idea falsa de la irresistiblemente arre batados hasta las alturas del
poesía facultades poéticas soberbias; cielo poético. Jamás un poeta fue más natural;
afortunadamente, esas facultades eran lo ninguno fue jamás menos artificial.' Nadie ha

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podido imitar ese encanto, porque es del sentimiento, cuando no la aplica, para
absolutamente original y genuino. reavivarlo, en nuestro más íntimo recuerdo, amo
Si alguna vez un hombre deseó para su mujer o roso o filial, la ha encendido en lo más profundo de
para su hija los dones y los honores de la Musa, su propio corazón. Victor Hugo ha expresado
no pudo de searlos de una naturaleza distinta de magníficamen te, como todo lo que él expresa, las
los que fueron con cedidos a la señora Valmore. bellezas y los encantos de la vida de familia; pero
Entre la nómina no poco numerosa de las mujeres sólo en la poesía de la ardiente Marceline es
que en nuestros días se han con sagrado a las posible encontrar ese calor de nida da maternal, de
tareas literarias, muy pocas hay cuyas obras no la que algunos, entre los hijos de la mu jer, menos
hayan sido, si no una desolación para su familia, ingratos que los demás, han conservado el
para su mismo amante (porque los hombres delicioso recuerdo. Si no temiera que una
menos púdicos gus tan del pudor en el objeto comparación de masiado animal pareciese una falta
amado) al menos víctimas de una de esas de respeto para esa adorable mujer, diría que veo
ridiculeces masculinas que en la mujer toman las en ella la gracia, la inquietud, la agilidad y la
proporciones de una monstruosidad. Hemos visto violencia de la hembra, gata o leona, que ama a sus
a la mujer-autor filántropo, a la sacerdotisa cachorros.
sistemática del amor, a la poetisa republicana, a la Se ha dicho que la señora Valmore, cuyos
poetisa del futuro, fourierista o sansimoniana; y primeros poemas datan ya de antiguo (1818), en
nuestros ojos, enamorados de la belleza, nunca nuestro tiempo había sido rápidamente olvidada.
han podido acostumbrarse a todas esas fealdades ¿Olvidada por quién, pregunto? Por aquellos que,
afectadas, a todas esas perversidades impías (hay debido a no sentir nada, no pueden acordarse de
incluso poetisas de la impiedad), a todas esas nada. Ya que posee las grandes y vigorosas
sacrí legas parodias del talante viril. cualidades que se imponen a la memoria, las
La señora Desbordes Valmore fue mujer, fue brechas profundas hechas de improviso en el
siempre mujer y no fue nada más que mujer; pero corazón, las explosiones mágicas de la pasión.
fue en un gra do extraordinario la expresión poética Ningún autor responde con más exactitud a la
de todas las bellezas naturales de la mujer. Tanto si fórmula única del sentimiento, lo sublime que
canta las languideces del deseo en la doncella, la ignora que lo es. Del mismo modo que los
sombría desolación de una Ariadna abandonada o esfuerzos más sencillos y más fáciles son un
los cálidos entusiasmos de la caridad maternal, su obstáculo in vencible para esa pluma fogosa e
canto conserva siempre el acento delicioso de la inconsciente, en cambio, lo que para cualquier otro
mujer; ningún artificio, ningún ornato postizo, nada exige una laboriosa búsqueda, acude naturalmente
más que el eterno femenino, como dice el poeta a ofrecerse a ella; es un perpetuo ha llazgo. Traza
ale mán. Es, pues, en su misma sinceridad donde la maravillas con la despreocupación que suele ser
señora Valmore encontró su recompensa, es decir, propia de las esquelas que se confían al correo.
una gloria que nos parece tan duradera como la de Alma caritativa y apasionada, como muy bien se
los artistas perfectos. Esta antorcha que agita ante define, pero siempre involuntariamente, en este
nuestros ojos para iluminar las misteriosas florestas verso:

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Cuando aún puede darse, no podemos morir. Recuerdo lo que me hacía sentir la poe sía de la
señora Valmore cuando la leía con esos ojos de la
Alma demasiado sensible, en la que las asperezas adolescencia que son, en los hombres nerviosos, a
de la. vida dejan una huella imborrable, ella sobre la vez tan ardientes y tan lúcidos. Esta poesía me
todo, deseo sa del Leteo, es la que puede parece como un jardín; pero no es la solemnidad
exclamar: grandiosa de Versalles; ni tampoco el
pintoresquismo vasto y teatral de la docta Italia,
Si jamás sanaremos de lo que es la que conoce tan bien el arte de edificar jardines
memoria, (aedificat hortos); ni siquiera, no, ni siquiera el
¿de qué sirve, alma mía. de qué sirve Valle de las Flautas o el Ténaro de nuestro viejo
morir? Jean Paul. Es un simple jardín inglés, romántico y
Sin duda, nadie con más derecho que ella para romances co. En él macizos de flores representan
escribir encabezando un volumen reciente: las abundantes expresiones del sentimiento.
Estanques, límpidos e inmóviles, que reflejan todas
¡Este libro contiene toda un alma cautiva! las cosas, apoyándose al revés sobre la bóveda
invertida de los cielos, figuran la profun da
Cuando la muerte vino para llevársela de este resignación, salpicada dp recuerdos. Nada falta en
mundo en el que ella sabía tan bien sufrir, para ese encantador jardín de otros tiempos, ni unas
llevarla al cielo cuyos serenos goces deseaba tan ruinas góticas ocultándose en un lugar agreste, ni
ardientemente, la señora Desbordes Valmore, el mausoleo descono cido que, en una vuelta del
sacerdotisa infatigable de la Musa, y que no sabía sendero, sorprende nuestra alma aconsejándole
callar, porque estaba siempre llena de clamo res y que piense en la eternidad. Avenidas sinuosas y
de cantos que pedían expresión, preparaba aún sombreadas conducen a horizontes súbitos. Asi el
un volumen, cuyas pruebas iban esparciéndose pensamiento del poeta, después de haber seguido
una a una sobre el lecho del dolor que ya no caprichosos meandros, desemboca en las vastas
abandonaba desde hacía dos años. Los que la perspectivas del pasado o del porvenir; pero tales
ayudaban piadosamente en esa pre paración de cielos son demasiado vastos para ser enteramente
sus adioses me han dicho que encontraremos en puros, y la temperatura del clima demasiado cálida
estos versos toda la fuerza de una vitalidad que para no engendrar tempestades. El paseante, al
nunca se sentía vivir tan bien como en el dolor. contemplar esas extensiones veladas de luto, siente
¡Av! Ese libro será una corona póstuma que ascender hasta sus ojos los llantos de la histeria,
vendrá a añadirse a todas aquellas, ya tan hysterical tears. Las flores se doblegan, vencidas, y
brillantes, con las que debe adornarse una de los pájaros solamente hablan en voz baja. Tras un
nuestras tumbas más floridas. relámpago precursor, ha retumbado el trueno: es la
Siempre me ha complacido en buscar en la explosión lírica; por fin, un diluvio inevitable de
naturaleza exterior y visible los ejemplos y las lágrimas devuelve a todas esas cosas, postradas,
metáforas de que me sirvo para caracterizar los dolientes y desalentadas, el frescor y la solidez de
goces y las impresiones de un orden espiritual. una nueva juventud.

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IV. Théophile Gautier exclama Don Juan, a quien el poeta, en el país de
las almas, ruega que le explique el enigma de la
vida.
El grito del sentimiento siempre es absurdo; pero He querido empezar demostrando que Théophile
es sublime porque es absurdo. Quia absurdum! Gau tier poseía, igual que si no fuese un perfecto
artista, esa famosa cualidad que los pasmados de la
Pide el republicano corazón, crítica se obstinan en negarle: el sentimiento.
hierro y pan. Corazón para ¡Cuántas veces lo ha expre sado, y con qué magia
vengarse, hierro para el de lenguaje, lo más delicado que hay en la ternura y
extranjero y pan para sus en la melancolía! Pocos se han digna do a estudiar
hermanos. esas flores maravillosas, no sé muy bien por qué, y
no veo otro motivo para ello que la repugnancia
Eso es lo que dice La Carmañola. He ahí un grito genuina que sienten los franceses por la perfección.
absurdo y sublime. Entre los innumerables prejuicios de los que Francia
¿Se desea tal vez, en otro orden de sentimientos, está tan orgullosa, subrayemos esa idea que es del
el exacto equivalente? Acudamos a Théophile dominio público, y que naturalmente está escrita
Gautier: la amante valerosa y ebria de su amor encabezando los preceptos de la crítica vulgar, a
quiere huir con un hombre, cobarde, indeciso, que saber, que una obra demasiado bien escrita debe
se resiste y objeta que el desierto carece de sombra carecer de sentimiento. El sentimiento, por su
y de agua, y que la fuga está erizada de peligros. naturaleza popular y familiar, atrae exclusivamente
¿En qué tono responde ella? En el tono absoluto del a la multitud, cuyos preceptores habituales alejan
sentimiento: todo lo posible de las obras bien escritas.
Sombra te harán mis pestañas, Confesémos lo sin más tardanza, Théophile Gautier,
dormiremos al amparo de la cronista de mucho prestigio es mal conocido como
tienda de mi pelo. Huyamos, novelista, mal apre ciado como narrador de viajes y
huyamos. casi desconocido como poeta, sobre todo si se
quiere comparar la escasa popularidad de sus
La dicha me está inundando. Si poemas con sus brillantes e inmensos méritos.
falta el agua, las lágrimas Víctor Hugo, en una de sus odas, nos describe
beberás de mi alegría. París como una ciudad muerta, y en ese sueño
¡Huyamos, huyamos! lúgubre y lleno de grandeza, en ese
amontonamiento de ruinas sucias, la vadas por un
Será fácil encontrar en el mismo poeta otros agua que rompía en todos los puentes sonoros,
ejemplos parecidos: devuelta ahora a los juncos susurrantes e
He pedido la vida al amor que la inclinados, descubre aún tres monumentos de una
otorga. Pero en vano... naturaleza más sólida, más indestructible, que se
bastan para contar núes tra historia. Figuraos, por
favor, la lengua francesa en un estado de lengua

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muerta. En las escuelas de las nuevas naciones, se salió de él. Otros advierten que hasta añadió
enseña la lengua de un pueblo que fue gran de, del fuerzas a la poesía francesa, cuyo repertorio
pueblo francés. ¿En qué autores podemos suponer agrandó, y aumentó el diccionario, sin faltar jamás
que los profesores, los lingüistas de entonces, se a las reglas más severas de la lengua que su
fundarán para conocer los principios y los nacimiento le exigía hablar.
atractivos de la lengua francesa? ¿Será tal vez en ¡Hombre dichoso! ¡Hombre digno de envidia!
los batiburrillos del sentimien to, o de lo que suele Sólo ha amado la Belleza; sólo ha buscado la
llamarse sentimiento? Porque esas producciones, Belleza; y cuando un objeto grotesco u horrible se
que son las preferidas del lector, serán de bido a su ha ofrecido a sus ojos, también ha sabido extraer
incorrección, laj menos inteligibles y las menos de él una misteriosa y simbóli ca belleza. Hombre
traducibles; pues nada más oscuro que el error y el dotado de una facultad única, pode rosa como la
desor den. Si en esas épocas, tal vez situadas Fatalidad, ha expresado sin fatiga, sin es^ fuerzo,
menos lejos de lo que imagina el orgullo moderno, todas las actitudes, todas las miradas, todos los
algún sabio amante de la belleza descubre la colores que adopta la naturaleza, al igual que el
poesía de Théophile Gautier, adivino, comprendo, sentido íntimo contenido en todos los objetos que
veo ya su júbilo. ¡He ahí la verdadera lengua se ofrecen a la contemplación de los ojos humanos.
francesa! La lengua de los grandes talentos y de los Su gloria es doble y una al mismo tiempo. Para él,
espíritus refinados. ¡Con qué delicia va a pasear sus la idea y la expresión no son dos cosas
ojos por esos poemas tan puros y tan contradictorias, que sólo es posible conciliar
preciosamente ador nados! Todos los recursos de mediante un gran esfuerzo o ha riendo ruines
nuestra hermosa lengua, in completamente concesiones. Tal vez sólo él pueda decir sin énfasis:
conocidos, serán adivinados y apreciados. ¡Y qué ¡No hay ideas inexpresables! Si, para arrancar al
gloria para el traductor inteligente que quiere futuro la justicia que se debe a Théophile Gautier,
medirse con ese gran poeta, inmortalidad he ima ginado que Francia había desaparecido, es
embalsamada en escombros más esmerados que la porque sé que la mente humana, cuando acepta
memoria de sus contem poráneos! Cuando vivía, salirse del presente, concibe mejor la idea de
sufrió la ingratitud de los suyos; tuvo que esperar justicia. Como el viajero que, al elevarse,
largo tiempo; pero por fin alcanza su recompensa. comprende mejor la topografía del país que le
Comentaristas clarividentes establecen los vínculos rodea. No quiero clamar, como los profetas crueles.
literarios que nos unen al siglo xvi. La historia de las ¡Este tiempo está cerca! No anuncio ningún
generaciones se ilumina. Victor Hugo es enseñado desastre, ni siquie ra para dar la gloria a mis
y parafraseado en las universidades; pero ningún amigos. He construido una fábula para facilitar la
demostración a las mentes cortas o ciegas. Porque
letrado ig ñora que el estudio de sus fulgurantes entre los vivos clarividentes, ¿quién no comprende
versos ha de com pletarse con el estudio de la que se citará algún día a Théophile Gautier como se
poesía de Gautier. Hay quien observa incluso que, cita a La Bruyére, Buffon o Chateaubriand, es decir,
mientras el majestuoso poeta se veía arrastrado como uno de los maestros más seguros y más raros
por entusiasmos a veces poco propicios a su arte, en materia de lengua y de estilo?
el poeta precioso, más fiel, más concentrado, nunca

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V. Pétrus Borel cómo y por qué un hombre como Pétrus Borel, que
había demostrado un talento verdaderamente
épico en varias escenas de su Madame Putifar
Hay nombres que se convierten en proverbios y (sobre todo en las escenas del comienzo, donde se
adjetivos. Cuando en 1859 un periodiquillo quiere pinta la embriaguez salvaje y septentrional del
expresar todo el asco y el desdén que le inspira una padre de la heroína; en aquella en la que el caballo
poesía o una novela de carácter sombrío y favorito devuelve a la madre, antaño violada, pero
exagerado, lanza el nombre: ¡Pétrus Borel! Y todo siempre llena del odio de su deshonra, el cadáver
queda dicho. Se ha pronunciado la sentencia, el de su hijo bien amado, del pobre Venganza, el
autor está fulminado. valeroso adolescente caí do en el primer encuentro,
Pétrus Borel o Champavert el Licántropo, autor y que ella habia educado con tanto esmero para la
de Rapsodias, de Cuentos inmorales y de Madame vengaza; finalmente, en la descrip ción de los
Putifar, fue una de las estrellas del sombrío horrores y de las torturas de la mazmorra él alcanza
firmamento románti co. Estrella olvidada o el vigor de un Maturin) 1751; decía que me he pre
apagada, ¿quién se acuerda hoy de ella, o quién la guntado cómo el poeta capaz de concebir ese
conoce lo suficiente como para arrogarse el extraño poe ma, de una sonoridad tan clamorosa y
derecho de hablar del asunto con plena conciencia? de un color casi primitivo a fuerza de intensidad,
« Yo». me atrevería a decir como Medea. «digo yo que sirve de prólogo a Madame Putifar. luego
y que eso baste». Edouard Ourliac, su camarada, se pudo mostrar en muchos pasajes tanta torpeza,
reía de él sin el menor empacho; pero Ourliac era tropezar con tantos topetazos y sacudidas, caer en
un pequeño Voltaire aldeano, a quien todo exceso el fondo de tantas malas suertes. No tengo ningu
repugnaba, sobre todo el exceso del amor del arte. na explicación inteligible que dar; sólo puedo
Sólo Théophile Gautier, cuyo amplio espíritu se indicar sin tomas, síntomas de una naturaleza
complace en la universalidad de las cosas, y que, morbosa, enamorada de la contradicción por la
por más que lo quisiera firmemente, no podría contradicción, y siempre dis puesta a ir contra
dejar de interesarse por algo que fuese interesante, todas las corrientes, sin calcular su fuer za, como
sutil o pintoresco, sonreía con placer ante las tampoco la propia fuerza. Todos los hombres, o
extravagantes elu cubraciones del Licántropo. casi todos, al escribir inclinan la letra hacia la
¡Bien llamado Licántropo' Hombre lobo, ¿qué derecha; Pétrus Borel tumbaba por completo la
hada o qué demonio le arrojó a los lúgubres suya a la izquier da, de tal modo, que todas las
bosques de la melan eolia? ¿Qué espíritu maligno letras, por otra parte tra zadas con mucho cuidado,
se inclinó sobre su cuna y le dijo: Te prohibo parecían hileras de soldados abatidos por la
gustar? Hay en el mundo espiritual algo misterioso metralla. Además, trabajar era para él algo tan
que se llama la mala suerte, y ninguno de nosotros doloroso, que la menor carta, la más baladí, una
tiene derecho a discutir con la Fatalidad. Es la diosa invitación, un envío de dinero, le costaba dos o tres
que da menos explicaciones, y que posee, más que horas de agobiantes meditaciones, sin contar las
todos los papas y los lamas, el privilegio de la tachaduras y las enmiendas. Finalmente, la
infalibili dad. Muy a menudo me he preguntado extravagante ortografía que se pavonea en

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Madame Putifar, como una deliberada afrenta a las y burguesa que más tarde nos ha sojuzgado con
costumbres de la mirada pública, es un ras go que tanta crueldad, se veía sacudido a la vez por un
completa esa fisonomía gesticulante. Desde luego, odio aristocrático sin límites, sin restricciones, sin
no es una ortografía mundana, en el sentido de las piedad, contra los reyes y contra la burguesía, y de
coci ñeras de Voltaire y del señor Erdan (76i, sino, una simpatía general por todo lo que en arte
por e! contrario, una ortografía archipintoresca y representaba el exceso en el color y en la forma,
que aprovecha to das las ocasiones para recordar por todo lo que era a la vez intenso, pesimista y
fastuosamente la etimolo gía. No puedo byroniano; diletantismo de una naturaleza singular,
imaginarme sin un simpático dolor todas las y que sólo puede explicar las odiosas circunstancias
fatigosas batallas que, para realizar su sueño en que se había encerra do una juventud hastiada y
tipográ fico el autor ha tenido que librar con los turbulenta. Si la Restauración se hubiese
cajistas encarga dos de imprimir su manuscrito. Así, desarrollado regularmente en la gloria, el Ro
no sólo gustaba de violar las costumbres morales manticismo no se hubiera separado de la realeza; y
del lector, sino también de contrariar y de esa nueva secta, que profesaba el mismo desdén
desconcertar por la expresión gráfica. por la oposición política moderada, por la pintura
Más de uno se preguntará sin duda por qué de Delaroche o la poesía de Delavigne, y por el rey
concede mos un lugar en nuestra galería a un que presidia la fórmula del justo término medio,
escritor que nosotros mismos juzgamos tan no hubiera encontrado razones de existir.
incompleto. Pues no sólo porque ese escritor, por En cuanto a mí, confieso sinceramente que, a
tosco, por chillón, por incompleto que sea, a veces pesar de ver en él un cierto ridículo, siempre he
enviaba al cielo una nota clamorosa y justa, sino sentido simpatía por ese desventurado escritor,
también porque en la historia de nuestro siglo cuyo genio fallido, lleno de ambición y de torpeza,
desem peñó un papel que no carece de no ha sabido producir más que esbozos
importancia. Su especialidad fue la licantropía. Sin minuciosos, relámpagos de tormenta, figuras en las
Pétrus Borel habría una lagu na en el romanticismo. que algo demasiado extravagante en los ropajes o
En la primera fase de nuestra revolución literaria, la en la voz, estropeaban su genuina grandeza. En
imaginación poética se orientó sobre todo hacia el resumen, en él hay un color propio, un sabor sui
pasado; adoptó a menudo el tono melodio so y géneris; aunque sólo fuese el encanto de la
conmovido de las añoranzas. Más tarde, la melanco voluntad, ya es mucho. Pero ama ba ferozmente las
lía tomó un acento más enérgico, más salvaje y más letras, y hoy en día sobran escritores acicalados y
terre nal. Un republicanismo misantrópico se alió hábiles siempre dispuestos a vender a la Musa por
con la nueva escuela, y Pétrus Borel fue la expresión el campo del alfarero (78).
más exacerbada y más paradójica de los El año pasado, cuando terminábamos de escribir
bousingots o del bousingo mr, por que sigue estas notas, tal vez demasiado severas, recibimos la
cabiendo la duda en la manera de ortografiar esas noticia de que el poeta acababa de morir en
palabras que son productos de la moda y de la Argelia, donde se había retirado, lejos de la vida
circunstancia. Ese espíritu, a un tiempo literario y literaria, desalentado o despectivo, antes de haber
república no, a la inversa de la pasión democrática

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dado al público un Tabarin anunciado desde correcto, al menos ochocientas páginas de
tiempo atrás. misceláneas críticas y finalmente un libro de alta
filosofía. Ambos, Poe y Gérard, eran en suma, a
VI. Hégésippe Moreau (79) pesar del vicio de su proceder, excelentes hombres
de letras, en la acepción más amplia y más delicada
La misma razón que hace feliz un destino hace del con cepto, doblegándose humildemente bajo la
que otro sea desventurado. A Gérard de Nerval, su ley inevitable, trabajando, es cierto, cuando quería,
vagabun deo, que fue durante tanto tiempo el a su aire, según un método más o menos
mayor de sus placeres, le ocasionará una melancolía misterioso, pero activos, laboriosos, utilizando sus
de la que finalmente el suicidio llegará a ser su ensueños o sus meditaciones; en una pala bra,
último término y la única cura ción posible. Edgar ejerciendo alegremente su profesión.
Poe, que era un gran genio, se tenderá en el arroyo, Hégésippe Moreau, que fue como ellos un árabe
vencido por la embriaguez. Largos aulli dos, nóma da en un mundo civilizado, es casi lo
implacables maldiciones seguirán a esas dos contrario de un hombre de letras. Su impedimenta
muertes. Todo el mundo querrá excusarse de la no era pesada, pero su misma ligereza le ha
compasión y repe tirá el juicio apresurado del permitido llegar más aprisa a la glo ría. Unas
egoísmo: ¿Por qué compadecer a aquellos que cuantas canciones, unos cuantos poemas de un
merecen sufrir? Además, el mundo siempre está gusto mitad clásico mitad romántico, no asustan a
dispuesto a considerar al desdichado como un las memorias perezosas. En fin, para él todo ha
impertinente. Pero si ese desdichado une el talento resultado bien; jamás fortuna espiritual fue más
a la desgracia, si está, como Gérard, dotado de una dichosa. Su miseria se le computó como trabajo, el
inteligencia brillante, activa, luminosa, pronta a
instruirse; si es, como Poe, un vasto genio, desorden de su vida como genio incomprendido.
profundo como el cielo y como el infierno, oh, Se paseó y cantó cuanto tuvo ganas de cantar.
entonces la impertinencia de la desdicha se hace Conocemos esas teorías, que engendran la pe reza,
intolerable. ¡El genio puede parecer un reproche y que, fundadas únicamente en metóforas, permiten
un insulto para la multitud! Pero si en el desdichado al poeta considerarse como un pájaro locuaz,
no hay ni genio ni saber, si no es posible encontrar ligero, irres ponsable, inasible y transportando su
en él nada superior, nada impertinente, nada que domicilio de una a otra rama. Hégésippe Moreau
impida a la multitud ponerse a su mismo nivel y fue un niflo mimado que no merecía serlo. Pero hay
tratarle en consecuencia de igual a igual, en ese que explicar esa maravillosa fortuna, y antes de
caso advertimos que la desgracia e incluso el vicio hablar de las facultades seductoras que permitieron
pueden llegar a convertirse en una inmensa fuente creer por un instante que se convertiría en un
de gloria. verdadero poeta, quisiera mostrar el frágil, pero
Gérard escribió numerosos libros, viajes o relatos, inmenso armazón de su popularidad excesiva.
todos con el sello del buen gusto. Poe produjo al De ese armazón, cada haragán y cada vagabundo
menos setenta y dos cuentos, uno de ellos tan es un pilar. De esa conspiración, todo indeseable
largo como una novela; poemas exquisitos de un sin talento es naturalmente cómplice. Si se tratase
estilo prodigiosamente original y perfectamente de un verdadero gran hombre, su genio serviría

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para disminuir la compasión que inspiran sus Sí, fue un ogro olfateando carne fresca de niño
desdichas, mientras que muchos hombres que con ropas de cura me raptó entre vagidos, y
mediocres pueden pretender, sin sentirse dema crecí, prisionero, entre aquellos maestros. negros
siado ridículos, elevarse a la misma altura que zánganos que Montrouge tsit cría a millares.
Hégésippe Moreau, y si son desventurados sentir el
natural interés por demostrar, por el ejemplo de ¡Reconozcamos que ese ogro (un clérigo) tenía
éste, que todos los desventurados son poetas. que ser verdaderamente desnaturalizado para
¿Acaso me faltaban motivos para decir que el llevarse así al pequeño Hégésippe entre vagidos,
armazón es inmenso? Ha sido construido en pleno con ropas de cura, con la apestosa y repulsiva ropa
corazón de la mediocridad; está construido con la de cura (sotana) ¡Cruel raptor de niños! La palabra
vanidad de la desgracia; ¡materiales inagotables! ogro implica un gusto decidido por la carne cruda;
He dicho vanidad de la desgracia. Hubo un por eso andaba olfateando carne fresca de niño. Y
tiempo en que entre los poetas estaba de moda el no obstante vemos por el verso siguiente que el
quejarse, no ya de dolores misteriosos, vagos, joven Hégésippe no fue devorado, puesto que, por
difíciles de definir, especie de enfermedad el contrario creció (eso sí, prisionero), como
congénita de la poesía, sino de sufrimientos visibles quinientos otros condiscípulos que el ogro
y palpables bien determinados, de la pobreza, por tampoco se comió, y a quienes enseñaba latín, lo
ejemplo; se decía orgullosamente: ¡Tengo hambre y cual permitirá al mártir Hégésippe es cribir su
paso frío! Era honroso poner en verso esas lengua un poco menos mal que todos los que no
ruindades. Ningún pudor avisaba al rimador que, han tenido la desdicha de ser raptados por un
mentira por mentira, era mejor para él presentarse ogro. Sin duda el lector ya ha reconocido las
al público como un hombre em briagado de una trágicas ropas de cura. las viejas sotanas robadas
riqueza asiática y viviendo en un mundo de lujo y en el vestuario de Claudio Frollo y de Lamennais
de belleza. Hégésippe cayó también en ese gran (82). Este es el toque romántico a lo Hégésippe
defecto antipoético. Habló mucho de sí mismo y Moreau; veamos ahora la nota democrática:
lloró mucho por sí mismo. Remedó más de una vez ¡Negros zánganos.' ¿Captamos bien toda la
las actitu des fatales de los Antony (80) y de los profundidad de la expresión? Zángano es la
Didier, pero les agregó lo que él creía una gracia antítesis de abeja, insecto más interesante porque
más, la mirada colérica y enfurruñada del es por su nacimiento laborioso y útil, como el joven
demócrata. El mimado por la naturale za, hay que Hégésippe, pobre abejita cautiva de los zánganos.
reconocerlo, pero que trabajaba muy poco para Ya vemos que en cuanto a sentimientos de
perfeccionar sus dones, empezó arrojándose entre mocráticos no es mucho más delicado que por lo
la muchedumbre de los que gritan sin cesar: ¡Oh, que res pecta a expresiones románticas, y que
madrastra naturaleza! Y de los que reprochan a la entiende el asunto a la manera de los albañiles, que
sociedad haberles robado la parte que era suya. Se acusan a los curas de holgazanes y de inútiles.
convirtió a sí mismo en un cierto personaje ideal, Esos cuatro versos desdichados resumen con
condenado pero inocente, desti nado desde la toda cía ridad la nota moral en la poesía de
misma cuna a sufrimientos inmerecidos. Hégésippe Moreau. Un lugar común romántico

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pegado, no amalgamado, a un lugar común común. Sus devaneos amorosos tienen la grosería
dramático. Todo en él no es más que una colección de un colegial en vacaciones. Lugares comunes de
de lugares comunes reunidos y acarreados con moral lúbrica, sobras del siglo pasado que
juntamente. Todo eso no forma una sociedad, es recalienta y que nos ofrece con la perversa
decir, un todo, sino algo así como la suma de los candidez de un niño o de un pilluelo.
viajeros de un ómnibus. Victor Hugo, Alfred de ¡Un niño! Esta es la palabra, y de esa palabra y de
Musset, Barbier y Bar thélemy i83i le proporcionan todo el significado que contiene extraeré cuanto
uno tras otro los materiales. Toma prestada de voy a decir de elogioso sobre él. Sin duda no faltará
Boileau su forma simétrica, seca, dura, pero quien juzgue, aun suponiendo que piense igual que
brillante. Nos resucita la antigua perífrasis de De yo, que he ido demasiado lejos en la crítica, que he
lille (84i, vieja presuntuosa inútil, que se pavonea exagerado la expresión. Pensándolo bien, es
desconcertantemente en medio de las imágenes posible; y aunque así fuera, no me parece muy mal
desvergonzadas y crudas de la escuela de 1830. De ni me siento demasiado culpable. Acción, reacción,
vez en cuando echa una cana al aire y se embriaga favor, crueldad se hacen alternativamente
clásicamente, según el método habitual en el necesarios. Conviene restablecer el equilibrio. Así es
Caveau i85i, o bien encaja los sentimientos líricos la ley, y la ley está bien hecha. Piénsese que
en canciones, a la manera de Béranger y de estamos hablando de un hombre a quien se quería
Désaugiers (86); y consigue casi tan bien como ellos elegir el príncipe de los poetas en el país que ha
la oda compartimentada. Veamos, por ejemplo, Los visto nacer a Ronsard, a Victor Hugo, a Théophile
dos amores. Un hombre se entrega al amor trivial, Gautier, y que recientemente se anuncia ba a
con la memoria aún llena del amor ideal. Aquí no es bombo y platillos una suscripción para elevarle un
el sentimiento, el asunto, lo que censuro; aunque monumento, como si se tratase de uno de esos
no poco vulgar, es de naturaleza profunda y hombres prodigiosos cuya descuidada tumba es un
poética. Pero está tratado de una manera baldón en la historia de un pueblo. ¿Estamos ante
antihumana. Los dos amores alternan, como una de esas voluntades en lucha con la adversidad,
pastores de Virgilio, con una simetría matemática como Soulié y Balzac, un hombre abrumado por
desoladora. Esta es la gran desgracia de Moreau. grandes deberes, aceptándolos humildemente y
Sea cual sea el asunto y el género que trata, debatiéndose sin tregua contra el mons truo cada
siempre es discípulo de alguien. A una forma vez mayor de la usura? A Moreau no le gustaba el
prestada, sólo añade de original el mal tono, si es dolor; no admitía que tuviera efectos benéficos y
que una cosa tan universal como el mal tono puede no adivinaba su aristocrática belleza. Por otra parte,
lia marse original. Aunque siempre discípulo, es tampoco conoció esos infiernos. Para poder exigir
pedante, e incluso en los sentimientos más de nosotros tanta compasión, tanta ternura, el
adecuados para escapar a la pedantería, aporta no personaje tendría que ser tierno y digno de
sé qué costumbres de la Sorbona y del Barrio compadecerse. ¿Conoció las torturas de un corazón
Latino. No es la voluptuosidad del epicúreo, sino insatisfecho, los dolorosos desmayos de un alma
más bien la sensualidad enclaustrada, asfixiante, del amante e incomprendida? No. Pertenecía a la clase
fámulo, sensualidad de prisión y de dormitorio de esos viajeros que se contentan con lo más

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barato, y a quienes bastan el pan, el vino, el queso convertido en un notable hombre de letras. Pero,
y la primera que les sale al paso. eso si, no sería el ídolo de los haraganes y el dios
Pero fue un niño, siempre desvergonzado, a de las tabernas. He ahí sin duda una gloria a la que
menudo gracioso, a veces encantador. Tiene la nada puede reemplazar, ni siquiera la verdadera
agilidad y la espontaneidad de la niflez. En la gloria.
juventud literaria, al igual que en la juventud física,
existe una cierta belleza del diablo que hace
perdonar muchas imperfecciones. Aquí tropezamos
con algo peor que imperfecciones, pero también de
vez en cuando nos encanta algo mejor que la VII. Théodore de Banville
belleza del diablo. A pesar de ese fárrago de
imitaciones, a las cuales, niño y colegial como lo fue
siempre, Moreau no pudo sustraerse, encontramos Théodore de Banville fue célebre siendo aún muy
de vez en cuando el acento de la verdad genuina, el joven. Las cariátides datan de 1841. Recuerdo que
acento súbito, auténtico, que no puede confundirse hojeába mos con asombro este volumen donde
con ningún otro. Posee verdaderamente la gracia, tantas riquezas un poco confusas, en desorden, se
el don gratuito; él, tan neciamente impío, él, el encuentran amontonadas. Todo el mundo hablaba
papagayo bobo de los badulaques de la de la edad del autor, y pocos eran los que
democracia, hu biera tenido que dar mil veces aceptaban admitir una precocidad tan
gracias por esa gracia a la que lo debe todo, su sorprendente. París no era entonces lo que es hoy
celebridad y el perdón de todos sus vicios literarios. en día, un barullo, un caos, una Babel poblada de
Cuando descubrimos en ese amasijo de imbéciles y de inútiles, poco exigentes en cuanto a
préstamos, en esa maraña de plagios vagos e la manera de matar el tiempo, y absolutamente
involuntarios, en ese petar deo de ingenio rebeldes a los goces literarios. En aquellos tiempos
burocrático o escolar, una de esas maravi lias el todo París se componía de esa selección de
inesperadas de las que hablábamos hace un hombres encargados de forjar la opinión de los
momento, experimentamos algo que se parece a demás, y que, cuando un poeta acaba de nacer, son
una inmensa pena. Es indudable que el escritor que los primeros en enterarse. Ellos saludaron
ha encontrado, en una de sus horas buenas. La naturalmente al autor de Las cariátides como un
Voulzie y la canción de La gran ja y la granjera, hombre que tenía ante sí una larga carrera.
podía aspirar legítimamente a mejores destinos. Si Théodore de Banville se manifestaba como uno de
Moreau pudo sin estudio, sin trabajo, a pesar de las esos talentos de excepción, para quien la poesía es
malas compañías, sin la menor inquietud por recu la lengua más fácil de hablar, y cuyo pensamiento
perair voluntariamente las horas más favorables, se moldea por sí mismo en un ritmo.
ser a ve ees tan franca, sencilla y graciosamente Las cualidades suyas que saltaban a la vista eran
original, ¡cómo no lo hubiese sido más y más a la abundancia y la brillantez; pero las numerosas e
menudo, de aceptar la norma, la ley del trabajo, si involun tarias imitaciones, la misma variedad del
hubiese madurado, morigera do y estimulado su tono, según que el joven poeta sufriese la influencia
propio talento! Todo induce a creer que se hubiese

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de tal o cual de sus predecesores, contribuyeron en titulo, pero que pueden leerse en el sexto libro de
buena medida a desviar la atención de los lectores sus poesías completas, estancias dignas de Ronsard
de la facultad principal del poeta, la que más tarde por su audacia, su elasticidad y su amplitud, y cuyo
debía ser su gran originalidad, su gloria, su marca mismo comienzo está lleno de grandilocuencia y
de fábrica, me refiero a la certidumbre en la anuncia impulsos sobrehumanos de orgullo y de
expresión lírica. No niego, adviértase bien, que Las júbilo:
cariátides contengan algunos de esos admirables
pasajes que el poeta podría sentirse orgulloso de Oh, vosotros que sois una aurora más joven,
firmar incluso hoy mismo; sólo quiero hacer notar sé que tenéis que amarme, juventud de
que el conjunto de la obra, con toda su brillantez y unos tiempos no nacidos aún, batallones
su variedad, no revelaba de golpe la naturaleza sagrados.
particular del autor, ya fuese porque tal na turaleza Pero, ¿cuál es ese encanto misterioso que el
aún no estuviese constituida, ya porque el poeta se mismo poeta ha reconocido tener, y que ha ido
encontrase aún situado bajo el hechizo fascinador acreciendo hasta convertirlo en una cualidad
de todos los poetas de la gran época. permanente? Si no podemos definirlo con
Pero en Las estalactitas (1843-1845) el exactitud, tal vez encontremos algunas palabras
pensamiento aparece más claro y más definido; el para describirlo, tal vez sepamos descubrir cuál es
objeto de la búsqueda se deja adivinar mejor. El en parte su origen.
color, menos prodigado, brilla no obstante con luz He escrito, ya no me acuerdo dónde: «La poesía
más intensa, y los contornos de cada objeto de Banville representa las mejores horas de la vida,
perfilan una silueta más firme. Las estalactitas son, es decir, las horas en las que nos sentimos dichosos
en el crecimiento del poeta, una fase peculiar en la de pensar y de vivir.»
que se diría que ha querido reaccionar contra su Leo en un critico: «Para adivinar el alma de un
primitiva facultad de expansión, demasiado poeta, o al menos su principal preocupación,
pródiga, demasiado indisciplinada. Varios de los busquemos en sus obras cuál es la palabra o cuáles
mejores fragmentos que componen ese volumen son las palabras que allí aparecen con mayor
son muy cortos y tratan de las elegancias que frecuencia. La palabra delatará la obsesión.»
contiene la alfarería antigua. Sin embargo, sólo más Si, cuando escribí: «El talento de Banville
tarde, después de haber vencido mil dificultades, en representa las mejores horas de la vida», mis
mil gimnasias que sólo los verdaderos enamorados sensaciones no me engañaron (lo cual, por otra
de la Musa pueden apreciar en su justo valor, el parte, comprobaremos acto se guido), y si
poeta, reuniendo en un acorde perfecto la encuentro en sus obras una palabra que, por su
exuberancia de su naturaleza primitiva, y la frecuente repetición, parece denunciar una
experiencia de su madurez, producirá, poniendo inclinación natural y un propósito decidido, tendré
una al servicio de la otra, poemas de una habilidad derecho a concluir que esa palabra puede servir
consumada y de un encanto sui géneris, tales como para caracterizar, mejor que cualquier otra, la
La maldición de Venus, El ángel melancólico y naturaleza de su talento, al mismo tiem po que las
sobre todo ciertas estrofas sublimes que carecen de

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sensaciones contenidas en las horas de la vida en no bajo su aspecto particular, excepcional, sino en
que mejor nos sentimos vivir. los rasgos principales, generales, universales. La lira
Esta palabra es la palabra lira, que evidentemente rehuye gustosamente todos los pormenores en los
para el autor tiene un sentido prodigiosamente que se complace la novela. El alma lírica da
amplio. La lira expresa en efecto ese estado casi zancadas grandes como síntesis; el espíritu del
sobrenatural, esa intensidad de vida en la que el novelista se deleita en el análisis. Esta con
alma canta, en la que está obligada a cantar, como sideración sirve para explicarnos la comodidad y la
el árbol, el pájaro y el mar. Por un razonamiento belleza que el poeta encuentra en las mitologías y
que tal vez incurra en el error de recordar los en las alego rías. La mitología es un diccionario de
métodos matemáticos, llego, pues, a la conclusión jeroglifos vivos, jeroglifos que todo el mundo
de que ya que la poesía de Banville sugiere conoce. Aquí, el paisaje está revestido, como las
inicialmente la idea de las mejores horas y luego figuras, de una magia hiperbólica; se convierte en
presenta una y otra vez a nuestros ojos la palabra decorado. La mujer no es tan sólo un ser de una
lira, y dado que la lira tiene la misión específica de belleza suprema, comparable a la de Eva o a la de
expresar las mejores horas, la ardiente vitalidad Venus; no sólo para expresar la pureza de sus ojos
el poeta empleará comparaciones que proceden de
espiritual, el hombre hiperbólico, el talento de los mejores reflectores y de todas las
Banville es, en suma, esencial, decidida y cristalizaciones más bellas de la naturaleza
voluntariamente lírico. (observemos de pasada la predilección que siente
En efecto, hay una manera lírica de sentir. Los Banville en este caso por las piedras preciosas), sino
hombres más desaventajados por la naturaleza, que además tendrá que dotar a la mujer de un
aquellos a quienes la fortuna concede menos ocios, género de belleza tal que la mente no pueda
experimentan a veces esa especie de impresiones concebirla si no es existiendo en un mundo
tan ricas que el alma parece como iluminada, tan superior. Ahora bien, recuerdo que en tres o cuatro
intensas que parece elevarse. En esos instantes pasajes de sus poesías nuestro poeta, queriendo
maravillosos, todo el ser interior asciende en el aire adornar a mujeres de una belleza incomparable e
por exceso de ligereza y de dilatación, como para inigualable, dice que tienen cabezas de niña. Este
alcanzar una región más alta. es una especie de rasgo de genio particularmente
Existe, pues, también necesariamente una manera lírico, es decir, amante de lo sobrehumano. Es
lírica de hablar, y un mundo lírico, una atmósfera evidente que esa expresión contiene
lírica, paisajes, hombres, mujeres, animales, todos implícitamente el siguiente pensamiento: que el
participando del carácter que singulariza a la Lira. más hermoso de los rostros humanos es aquel cuya
Empecemos por observar que la hipérbole y el super ficie jamás se ha visto oscurecida ni arrugada
apóstrofe son formas de lenguaje que no sólo le por la vida, la pasión, la cólera, el pecado, la
resultan muy agradables, sino que son de las más angustia, la inquietud. Todo poeta lírico, en virtud
necesarias, puesto que esas formas derivan de su naturaleza, opera fatal mente un retorno
naturalmente de un estado exagerado de la hacia el Edén perdido. Todo, hombres, paisajes,
vitalidad. Veamos luego que toda modalidad lírica palacios, en el mundo lírico, pasa a ser, por así
de nuestra alma nos obliga a considerar las cosas decirlo, una apoteosis. Ahora bien, a consecuencias

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de la infalible lógica de la naturaleza, la palabra grandeza. Me conmueven las maravillas y las
apoteosis es una de las que se presentan magnificencias que el poeta decreta en favor de
irresistiblemente bajo la plu ma del poeta cuando cualquiera que pulse la lira. Me hace dichoso ver
tiene que describir (y no es poco el placer que plantear así, sin ambages, sin modestia, sin
siente al hacerlo) una mezcla de gloria y de luz. Y el precauciones, la absoluta divinización del poeta, e
poeta lírico encuentra la ocasión de hablar de sí incluso juzgaría poeta de mal gusto a aquel que, en
mismo, no se pintará encorvado sobre una mesa, esta circunstancia, no fuese de mi parecer. Pero
llenan do una página en blanco con horribles confieso que para atreverse a esa Declaración de
signitos negros, batiéndose con la frase rebelde o los derechos del poeta, hay que ser absolutamente
luchando contra la incu ria del corrector de lírico, y pocos son los que tienen el derecho de
pruebas, como tampoco en un cuarto pobre, triste atreverse.
o en desorden; al igual que, si quiere aparecer Pero, se me dirá, por lírico que sea el poeta, ¿es
como muerto, no se representará pudriéndose en la posible que jamás descienda de las regiones
mortaja, dentro de un ataúd. Eso sería mentir. etéreas, que nunca sienta la corriente de la vida
¡Horror! Sería contradecir la verdadera realidad, es ambiental, que nunca vea el espectáculo de la vida,
decir, su pro pia naturaleza. El poeta muerto, por lo
que se refiere al servicio, apenas se conforma con el carácter perpetuamente grotesco de la bestia
las ninfas, las huríes y los ángeles. Sólo puede humana, la nauseabunda necedad de la mujer, etc.?
reposar en el verdor de unos Cam pos Elíseos, o en ¡Pues claro que sí! El poeta sabe descender hasta la
palacios más bellos y más profundos que las vida; pero sepamos que si consiente en hacerlo, no
arquitecturas de vapor que construye el sol será porque sí, y sabrá obtener provecho de su
poniente: vida. De la fealdad y de la estulticia hará nacer un
nuevo género de hechizos. Pero también entonces
Yo, vestido de púrpura, entre fiestas eternas su bufonería conservará algo de hiperbólico; el
en que me invitarán, exceso destruirá su amargura, y la sátira, por un
voy a beber el néctar donde habitan milagro que se debe a la naturaleza misma del
poetas, poeta, se descargará de todo su odio en una
muy cerca de Ronsard. explosión de alegría, inocente a fuerza de ser car
Allí, donde todo es un esplendor navalesca.
divino, ondas, acordes, luz. Hasta en la poesía ideal, la Musa puede, sin
embriagarán los ojos las formas perder sus prerrogativas, codearse con los vivos. En
femeninas, más bellas que los cuerpos. todas partes sabrá recoger un nuevo ornato. Un
Y los dos disfrutando de espectáculos oropel moderno puede añadir una gracia exquisita,
mágicos que siempre durarán, un estímulo nuevo (un exci tante como se decía
nos podremos contar nuestras batallas antaño) a su belleza de diosa. Fedra con tontillo
deleitó a las sensibilidades más delicadas de
líricas y recuerdos de amor. Europa; con mayor motivo, Venus, que es inmortal
Mé gusta eso; descubro en ese amor del lujo que pue de, cuando se digna visitar París, hacer
va más allá de la tumba un signo confirmativo de descender su carroza entre la vegetación del

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Luxemburgo. ¿Desde cuándo semejante hombre. Maturin en la novela, Byron en la poesía,
anacronismo va a ser una infracción a las re glas Poe en la poesía y en la novela ana lítica, uno a
que el poeta se ha impuesto, a lo que podemos lia pesar de su prolijidad y de su verborrea, tan
mar sus convicciones líricas? Porque ¿es posible detestablemente imitadas por Alfred de Musset;
cometer un anacronismo en la eternidad? otro, a pesar de su irritante concisión, han
Para decir todo lo que creemos la verdad, expresado admirablemente la parte blasfema de la
Théodore de Banville debe considerarse como un pasión; han proyectado fulgores espléndidos,
original de la es pecie más elevada. En efecto, si deslumbrantes, sobre el Lucifer latente que está
echamos un vistazo general a la poesía entronizado en todo corazón humano. Quiero decir
contemporánea y a sus mejores represen tantes, es con ello que el arte moderno tiene una tendencia
fácil advertir que ha alcanzado un estado mixto de esencialmente demoníaca. Y al parecer esa parte
una naturaleza muy compleja; el genio plástico, el infernal del hombre, que el hombre gusta de
sen tido filosófico, el entusiasmo lírico, el talento explicarse a sí mismo, aumenta de día en día, como
humorístico, en ella se combinan y se mezclan si el Diablo se compla ciera en engordarla por
según dosificaciones infinitamente variadas. La procedimientos artificiales, al mar gen de los
poesía moderna tiene a la vez algo de la pintura, de
la música, de la estatuaria, del arte arabesco, de la engordadores, cebando pacientemente al género
filosofía burlona, del espíritu analítico, y, por feliz y humano en sus corrales para prepararse un
hábilmente organizada que sea, se presenta con los alimento más suculento.
signos visibles de una sutileza que toma prestada a Pero Théodore de Banville se niega a inclinarse
diversas artes. Algunos podrían tal vez ver en ello sobre esos pantanos de sangre, sobre esos abismos
síntomas de depravación. Pero éste es un asunto de lodo. Al igual que el arte antiguo, sólo expresa lo
que prefiero no elucidar aquí. Sólo Banville, ya lo he que es bello, alegre, noble, grande, rítmico. Así, en
dicho, es pura, natural y voluntariamente lírico. Ha sus obras no es posible oír las disonancias, las
vuelto a los medios antiguos de expresión poética, discordancias de las músi cas del aquelarre, como
a los cuales sin duda juzga completamente tampoco los chillidos de la ironía, que es la
suficientes y perfectamente adaptados a su objeto. venganza del vencido. En sus versos todo suena a
Pero lo que digo acerca de la elección de los fiesta y a inocencia, hasta la voluptuosidad. Su
medios se aplica con no menos exactitud a la poesía no es sólo una añoranza, una nostalgia, sino
elección de los asuntos, al tema considerado en sí que es inclu so un retorno completamente
mismo. Hasta un punto bastante avanzado de los deliberado al estado paradisíaco. Desde este punto
tiempos modernos, el arte, sobre todo la poesía y la de vista, podemos considerarle, pues, como un
música, no tenía más objeto que el de encantar la original de la naturaleza más animosa. En plena
imaginación presentándole escenas de beatitud, en atmósfera satánica o romántica, en medio de un
contraste con la horrible vida de tensión y de lucha concierto de imprecaciones, tiene la audacia de
en la que estamos metidos. cantar la bondad de los dioses y de ser un perfecto
Beethoven empezó a remover los mundos de clásico. Quiero que esta palabra se entienda aquí
melanco lía y de desesperación incurable en su sentido más noble, en el sentido
acumulados como nubes en el cielo interior del verdaderamente histórico.

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VIII. Pierre Dupont [II] afligidos por la renovada herejía, y creo que
reconocerán como yo que Pierre Dupont fue una
dis tracción excelente. Fue un verdadero dique que
Después de 1848 el de Pierre Dupont fue un sirvió pa ra desviar el torrente, en espera de que se
nombre muy glorioso. Los amantes de la literatura secase y se agotase por sí mismo.
severa y esmerada opinarán tal vez que esta gloria Nuestro poeta hasta entonces había
era excesiva; pero hoy en día se han vengado permanecido inde ciso, no en sus simpatías, sino en
cumplidamente, pues ahora Pierre Dupont sufre un su manera de escribir. Había publicado algunos
olvido mayor del que merece. poemas de un gusto prudente, moderado, que
En 1843, 44 y 45 una inmensa, inacabable nube, dejaba entrever buenos estudios, pero de un esti'o
que no venía de Egipto, se abatió sobre París. Esta bastardo y que no tenía metas mucho más altas
nube vomitó los neoclásicos, que desde luego bien que el de Casimir Delavigne (87) De pronto tuvo una
pudieran com pararse con diversas oleadas de iluminación. Recordó sus emociones de la niñez, la
langostas. El público es taba tan cansado de Victor poesía latente de la niñez, antaño provocada tan a
Hugo, de sus infatigables fa cultades, de sus menudo por lo que podemos llamar la poesía
indestructibles bellezas, tan irritado de oírle llamar anónima, la canción, no la del que se llama a sí
siempre el justo, que desde hacía algún tiem po mismo un hombre de letras, en corvado sobre una
había decidido, en su alma colectiva, aceptar por mesa oficial y utilizando sus ocios de burócrata,
ídolo al primer tarugo que le cayese en la cabeza. sino la canción de cualquiera, del labriego, del
Siempre es una buena historia que contar la albañil, del carretero, del marinero. El álbum de Los
conspiración de todas las necedades en favor de campesinos estaba escrito en un estilo claro y
una mediocridad; pero lo cierto es que hay casos en enérgico, fres co, pintoresco, crudo, y la frase era
que, por verídico que se sea, hay que renunciar a llevada, como un jinete por su caballo, por
que le crean a uno. melodías de un gusto ingenuo, fáciles de recordar y
Ese nuevo entusiasmo de los franceses por la compuestas por el propio poeta. To dos
bobería clásica amenazaba con durar mucho recordamos aquel éxito. Fue muy grande, fue
tiempo; por fortuna, de vez en cuando se advertían universal. Los hombres de letras (me refiero a los
síntomas vigorosos de resistencia. Ya Théodore de verdaderos) lo juzgaron digno de leerse. La
Banville había, aunque en va no, dado a conocer sociedad no fue insensible a su encanto rústico.
Las cariátides: todas las bellezas que contenía la Pero la gran ayuda que significó para la Musa fue
obra eran de un género que el público debía por el orientar de nuevo la atención del pueblo hacia la
momento rechazar, por ser el eco melodioso de la verdadera poesía, que por lo que parece es más
poderosa voz que se quería sofocar. incómoda y más difícil de apreciar que la rutina y
Pierre Dupont nos aportó entonces su pequeña las antiguas modas. Se había recobrado el
ayuda, y esa ayuda tan modesta produjo un efecto bucolismo; como el falso bucolismo de Florian,
inmenso. Ape ló a todos aquellos de nuestros tenía su encanto, pero po seía sobre todo un
amigos que ya en aquellos tiempos se habían acento penetrante, profundo, debido al mismo
consagrado al estudio de las letras y que se sentían tema, y que derivaba muy pronto hacia la

156
melancolía. Aquí la gracia era algo natural, y no Mal vestidos, viviendo en cuchitriles, en
postizo, debido a procedimientos artificiales de los buhardillas o habitando entre escombros,
que se valían en el siglo XVIII los pintores y los compartimos la vida de los buhos y del
literatos. Incluso algu ñas crudezas contribuían a ladrón, amigo de las sombras.
hacer más visibles las delicadezas de los rudos Y no obstante es bermeja nuestra
personajes de quienes esos poemas contaban la sangre y corre impetuosa por las
alegría o el dolor. Que un campesino confiese sin venas; quisiéramos vivir donde haya
empacho que la muerte de su mujer le afligiría sol, en encinares, bajo verdes frondas.
menos que la muerte de sus bueyes a mí me
escandaliza tan poco como ver a unos Ya sé que las obras de Pierre Dupont no son
saltimbanquis que dedican más cuidados esmeradas ni perfectas; pero tiene el instinto, ya
paternales, mimosos y caritativos a sus caballos que que no el sentimiento razonado, de la belleza
a sus hijos. Bajo el horrible idiotismo del oficio está perfecta. He aquí un ejemplo: ¿Hay algo más vulgar,
la poesía del oficio; Pierre Dupont supo encontrarla, más trivial que la mirada que la pobreza dirige a la
y la ha expre sado a menudo de un modo muy riqueza, su vecina? Pero aquí el sentimiento se
brillante. complica con orgullo poético, con una
En 1846 o 1847 (más bien creo que fue en el 46), voluptuosidad entrevista y de la que el poeta se
Pierre Dupont, en una de nuestras largas paseatas siente dig no; es un verdadero rasgo de genio. ¡Qué
(felices pasea tas de un tiempo en el que aún no suspiro tan largo! ¡Qué aspiración! También
escribíamos con la mirada fija en un reloj, delicias nosotros comprendemos la belleza de los palacios
de una juventud pródiga, oh mi querido Pierre, ¿te y de los parques. ¡También nosotros adivinamos
acuerdas?), me habló de un poemilla que acababa el arte de ser felices!
de componer y sobre cuyo valor estaba aún ¿Era este canto uno de esos átomos volátiles que
indeciso. Me cantó, con aquella voz deliciosa que flotan en el aire y cuya aglomeración se convierte
poseía entonces, el magnífico Canto de los en tormén ta, tempestad, acontecimiento? ¿Era uno
obreros. La verdad es que estaba muy inseguro, no de esos síntomas precursores como los hombres
sabía qué pen sar de su propia obra: no creo que clarividentes tantos vieron entonces en la atmósfera
me guarde rencor por divulgar ese detalle, por otra intelectual de Francia? No lo sé; lo que sí sé que es
parte bastante cómico. El hecho es que para él era poco tiempo, muy poco tiempo des pués, este
una vena nueva; digo para él, porque una mente himno resonante se adaptaba admirablemente a
más avezada que la suya a seguir sus propias una revolución general en la política y en las
evoluciones hubiera podido adivinar que después aplicaciones de la política. Se convertía casi
del álbum de Los campesinos, no tardaría en cantar inmediatamente en el gri to que convocaba a las
las penas y las alegrías de todos los pobres. clases desheredadas.
Por retor que tenga que ser, por retor que sea y El impulso de esta revolución arrastró día a día el
por orgulloso que esté de serlo, ¿por qué voy a ta lento del poeta. Todo lo que sucedió tuvo eco en
avergonzarme de confesar que me sentí sus ver sos. Pero he de hacer observar que aunque
profundamente conmovido? el instrumento de Pierre Dupont es de una

158
naturaleza más noble que el de Béranger, tampoco en esa época arrastraba a casi todos los talentos,
es uno de esos clarines guerreros que las naciones no había desviado en nada el suyo de su camino
quieren oír en el minuto que precede a las grandes natural. Nadie ha expresado en términos más
batallas. No se parece a suaves e intensos las modestas alegrías y las
grandes penas de los humildes. El volumen de sus
... Las trompetas, los címbalos canciones representa todo un microcosmos en el
cuyos sones embriagan al más hosco que el hombre deja oír más suspiros que gritos de
soldado, y le arrojan, alegre, entre lluvias de júbilo, y en el que la naturaleza, cuyo inmortal
balas, infundiendo en su pecho el furor del frescor nuestro poeta capta admirablemen te,
combate (3). parece tener la misión de consolar, de aplacar, de
mecer al pobre y al abandonado.
Pierre Dupont es un alma tierna, inclinada a la Todo lo que pertenece a la clase de los
utopía, y por ello mismo verdaderamente bucólica. sentimientos dulces y tiernos es expresado por él
En él todo acaba convirtiéndose en amor, y la con un acento rejuvenecido, renovado por la
guerra, tal como la concibe, no es más que un sinceridad del sentimiento. Pero al sentimiento de
modo de preparar la universal reconciliación: la ternura, de la caridad universal, aña de un tipo de
talento contemplativo que hasta entonces había
La espada romperá cualquier espada sido ajeno a la canción francesa. La contemplación
y del combate nacerá el amor. de la belleza inmortal de las cosas se mezcla sin
cesar en sus poemas cortos a la pena causada por
El amor es más fuerte que la guerra, dice la necesidad y la pobreza del hombre. Posee a no
también en el Canto de los obreros. dudarlo un cierto turn of pensiveness (88) que le
Hay en su talento una cierta fuerza que implica acerca a los mejores poetas didácti eos ingleses. La
siempre la bondad; y su naturaleza, poco propicia a misma picardía (porque hay picardía, e incluso de
resignarse a las leyes eternas de la destrucción, una especie refinada, en ese cantor de las rus
sólo quiere aceptar las ideas consoladoras en las deidades) posee en sus versos un carácter
que puede encontrar elementos que le sean pensativo y con movido. En muchas de sus
análogos. El instinto (¡qué instinto más noble el composiciones ha mostrado, con acentos más
suyo!) domina en él a la facultad de razonar. El repentinos que doctamente modulados, hasta qué
manejo de las abstracciones le repugna, y punto era sensible a la gracia eterna que fluye de
comparte con las mujeres el singular privilegio de los labios y de la mirada de la mujer:
que todas sus cualida des poéticas, al igual que sus
defectos, los debe al sentimiento. Hiló su gracia la naturaleza con el hilo
A esta gracia, a esa ternura femenina Pierre más bello de sus husos.
Dupont debe sus primeros cantos.
Afortunadamente, la actividad revolucionaria, que Y en otro lugar, olvidando revoluciones y guerras
sociales, el poeta canta, con un acento delicado y
vo luptuoso:
3 Pétrus Borel, Prólogo en verso a Madame Putiphar. (N. del A.)

160
Antes de que tus bellos ojos cierre muere la palabra que nace en nuestros
ese sueño celoso, beldad mía. labios, ese nombre infinito del Amor.
descendamos los dos hasta la orilla y ¡Amada mía! ¡Oh,
soltemos amarras de la barca. deseo mío!
Ese aire tan tibio, la luz suave de ¡Aprovechemos la hora
estrellas que se bañan en las aguas, el feliz!
rumor de los remos que se quejan,
todo respira voluptuosidad. Por medio de una transformación imaginativa
que es muy propia de los enamorados cuando son
¡Amada mía! ¡Oh. poetas, o de los poetas cuando están enamorados,
deseo mío! la mujer se embellece con todos los encantos del
¡Aprovechemos la hora paisaje, y el paisaje se adue ña ocasionalmente de
feliz! los encantos que la mujer amada derrama sin darse
Nuestra barca de amor está repleta cuenta sobre el cielo, sobre la tierra y sobre las
de perfumes que son como fulgores; aguas. Este es otro de los rasgos más frecuentes
creo ver ramilletes olorosos que caracterizan el estilo de Pierre Dupont cuando
deshojándose ahora entre tu aliento; se arroja confiadamente en los medios que le son
tus ojos, que la luna hace más favorables y cuando se abandona sin preocuparse
pálidos, parece que se llenan de por las cosas que no puede llamar verdaderamente
violetas; tus labios son igual que suyas, al libre desarrollo de su naturaleza.
pebeteros y tu cuerpo perfuma como Hubiese querido extenderme más ampliamente
un lirio. sobre las cualidades de Pierre Dupont, quien, a
¿No ves brillar el eje de los mundos, pesar de una propensión demasiado fuerte por las
esa estrella polar que es inmutable? categorías y las divisiones didácticas —que a
A su entorno los astros en el aire menudo en poesía no son más que un indicio de
giran en torbellinos como arena. pereza, ya que el desarrollo lírico natural debe
¡Oh, qué calma! Los cielos son tan grandes, contener los suficientes elementos didácticos y des
criptivos—, a pesar de numerosos descuidos de
desprenden tal murmullo armonioso! Mi lenguaje y de unas negligencias formales
mano, que acaricia tu cabello, siente verdaderamente inconcebibles, es y quedará como
estremecimientos fugitivos. uno de nuestros poetas más va liosos. He oído decir
Letras que son aún más numerosas a muchas personas, por otra parte no poco
que todo el alfabeto de la China, competentes, que el acabado, el esmero, en resu
¡oh. grandes jeroglíficos dorados, os men, la perfección, les contrariaban y les impedían,
estoy descifrando, adivinando! por así decirlo, tener confianza en el poeta. Esta
opinión (pa ra mí singular) es muy adecuada para
La noche, que es más bella que los inclinarnos a la resignación por lo que respecta a las
días, escribe en su lenguaje que no

162
incompatibilidades entre el ingenio de los poetas y provinciano, eso es lo que hemos podido observar
el temperamento de los lectores. Gocemos, pues, por lo común en los mejores de ellos.
de los poetas, con la única condición de que posean El señor Leconte de Lisie es la primera y única
las cualidades más nobles, las cuali dades excepción que he descubierto. Aun suponiendo que
indispensables, y aceptémosles tal como Dios le ha pueda en contrar otras, sin duda alguna seguirá
hecho y nos los da, puesto que se nos afirma que siendo la más sorprendente y la más vigorosa. Si
esa cualidad sólo se acrece por medio del sacrificio unas descripciones demasiado bien hechas,
más o menos completo de otra. demasiado embriagadoras para no haberse
Me veo forzado a abreviar. Para terminar en moldeado en recuerdos de niñez, no revelasen de
pocas palabras, Pierre Dupont pertenece a esa vez en cuando a la mirada del crítico el origen del
aristocracia natural de los espíritus que deben poeta, sería imposible averiguar que vio la primera
infinitamente más a la na turaleza que al arte, y que, luz en una de esas islas volcánicas y perfumadas, en
como otros dos grandes poetas, Auguste Barbier y las que el alma humana, blandamente mecida por
la señora Desbordes-Valmore, sólo por la todas las voluptuosidades de la atmósfera, olvida
espontaneidad de su alma encuentran la expresión, todos los días el ejercicio del pensamiento. Incluso
el canto, el grito, destinados a grabarse su personalidad física es un mentís a la idea
eternamente en todas las memorias. habitual que solemos hacernos de un criollo. Una
frente enérgica, una cabeza fuerte y ancha, ojos
claros y fríos, proporcionan ya desde el principio la
IX. Leconte de Lisle imagen de la fuerza. Por debajo de esos rasgos
dominantes, los primeros que se advierten, se
chancea una boca sonriente animada de una
A menudo me he preguntado, sin acertar a incesante ironía. Finalmente, para completar el
responderme, por qué los criollos no aportaban, mentís tanto en lo espiritual como en lo físico, su
por lo común, en los trabajos literarios, ninguna conversación, sólida y grave, está siempre, en todo
originalidad, ninguna fuerza de concepción o de momento, sazonada por esa burla que confirma la
expresión. Diríase que tienen almas femeninas, fuerza. No sólo es, pues, erudito, no sólo ha
hechas únicamente para contemplar y para gozar. meditado, no sólo posee esa mirada poética que
Su misma fragilidad, lo grácil de sus formas físicas, sabe extraer el carácter poético de todas las cosas,
sus ojos de terciopelo que miran sin examinar, la sino que además tiene talento, cualidad rara en los
estrechez singular de sus frentes, enfáticamente poetas; talento en el sentido popular y en el sentido
altas, todo lo que con frecuencia hay en ellos de más elevado de la palabra. Si esa capad dad de
atractivo les delata como enemigos del trabajo y burla y de bufonería no aparece (al menos de una
del pensamiento. Languidez, gracia, una facultad manera muy visible) en sus obras poéticas, es
natural de imitación que comparten por otro lado porque quie re ocultarse, porque ha comprendido
con los negros, y que da casi siempre a un poeta que era su deber ocultarse. Leconte de Lisie,
criollo, sea cual sea su excelencia, un cierto aire verdadero poeta, serio y meditativo, siente horror
por la confusión de los géneros, y sabe que el arte

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sólo obtiene sus efectos más poderosos por medio engañar. Hay otro hombre, aun que pertenezca a
de sacrificios proporcionados a la singularidad de un orden distinto, que puede nombrarse al lado de
su objetivo. Leconte de Lisie, Ernest Renán. A pesar de la
Intento definir el lugar que ocupa en nuestro diversidad que les separa, toda persona clarividente
siglo este poeta tranquilo y vigoroso, uno de los comprenderá esta comparación. Tanto en el poeta
que más amamos y de los que tienen más valor. El como en el filósofo, descubro esa ardiente pero
carácter distintivo de su poesía es un sentimiento imparcial curiosidad por las religiones, y ese mismo
de aristocracia intelectual que bastaría por si solo espíritu de amor universal, no por la humanidad
para explicar la impopularidad del autor, si por otra considerada en sí misma, sino por las diferentes
parte no supiéramos que la impopularidad en formas con que el hombre, a través de las edades y
Francia es inseparable de todo lo que aspira a de los climas, ha revestido la belleza y la verdad. Ni
cualquier género de perfección. Por su gusto innato en el otro, jamás la impiedad absurda. Pintar en
de la filosofía y por su facultad de descripción hermosos versos, de una naturaleza luminosa y
pintoresca, se eleva muy por encima de esos tranquila, las diversas maneras según las cuales el
melancólicos de salón, de esos fabricantes de hombre ha adorado hasta hoy a Dios, buscando la
álbumes y de keepsakes (89), en los que todo, belleza, tal es, por lo que puede juzgarse en el más
filosofía y poesía, se acomoda al sentimiento de completo de sus libros, la meta que Leconte de
unas damiselas. Sería como equiparar las insulseces Lisie ha asignado a su poesía.
de Ary Scheffer (90) y las anodinas imágenes de Su primera peregrinación fue para Grecia; y al
nuestros misales con las robustas figuras de comienzo sus poemas, eco de la belleza clásica,
Cornelius (9i). El único poeta a quien, sin absurdo, llamaron la aten ción de los entendidos. Más tarde
sería posible comparar Leconte de Lisie es se dedicó a una serie de imitaciones latinas que, por
Théophile Gautier. Ambos se complacen lo que a mí respecta, me interesan más. Pero para
igualmente en los viajes; ambas imaginaciones son ser completamente justos, he de confesar que tal
naturalmente cosmopolitas. Ambos gustan de vez mi afición por el asunto es aqui más fuerte que
cambiar de atmósfera y de vestir su pensamiento mi juicio, y que mi predilección natural por Roma
con las variables modas que el tiempo desparrama me impide sentir todo lo que hubiera debido
por la eternidad. Pero Théophile Gautier da al apreciar en la lectura de sus poemas griegos.
detalle un relieve más intenso y un color más Poco a poco, su talante viajero le arrastró hacia
encendido, mientras que Leconte de Lisie se mun dos de belleza más misteriosa. La atención que
interesa sobre todo por el armazón filosófico. ha presta do a las religiones asiáticas es enorme, y
Ambos aman el Oriente y el desierto; ambos allí es donde expresa con majestuoso ímpetu su
admiran el reposo como un principio de belleza. repugnancia natural por las cosas transitorias, por
Ambos inundan su poesía de una luz apasionada, las trivialidades de la vida, y su amor infinito por lo
más centelleante en Théophile Gautier, más inmutable, por lo eterno, por la Di vina Nada. Otras
reposada en Leconte de Lisie. Ambos son veces, con una brusquedad de capricho aparente,
igualmente indiferentes a todas las fullerías emigraba hacia las nieves de Escandinavia, y nos
humanas, y saben, sin esfuerzo, no dejarse nunca hablaba de las divinidades boreales, arrolladas y

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disipadas como brumas por el radiante Nifio de profundo del alto. Sus rimas, exactas sin exceso de
Judea. Pero sean cuales fueren la majestad de afectación, cumplen la condición de belleza
maneras y la solidez de razón que Leconte de Lisie requerida y responden regularmente a ese amor
ha desarrollado en esos asun tos tan diversos, lo contradictorio y misterioso del espíritu humano por
que prefiero entre sus obras es un cierto filón muy la sorpresa y la simetría.
nuevo y que es bien suyo y nada más que suyo. Las En cuanto a la impopularidad de la que hablaba
composiciones de esa clase son raras, y quizá al comienzo, creo ser eco del pensamiento del
porque este género era su género más natural, es el propio poeta al afirmar que no le causa ninguna
que más ha descuidado. Me refiero a los poemas en tristeza, y que lo con trario no añadiría nada a su
los que, sin preocuparse por la religión y las contento. Le basta con ser popular entre aquellos
sucesivas formas del pensamiento humano, el que a su vez son dignos de agradarle. Pertenece,
poeta ha descrito la belleza tal como aparecía ante por otra parte, a esa familia de espíritus que
su ojo original e individual: las formas imponentes, sienten por todo lo que no es superior un desdén
abrumadoras de la naturaleza; la ma jestuosidad del tan tranquilo que ni siquiera se digna expresarse.
animal en su carrera o en su reposo; la gracia de la
mujer en climas favorecidos por el sol, en fin, la
divina serenidad del desierto o la temible magnifi
cencía del océano. Aquí Leconte de Lisie es un X. Gustave Le Vavasseur (92)
maestro, y un gran maestro. Aquí, la poesía
triunfante no tiene más objetivo que ella misma.
Los verdaderos entendidos saben que me refiero a Hace ya bastantes años que no he visto a
composiciones como Los aulladores. Los elefantes. Gustave Le Vavasseur, pero mi pensamiento vuelve
El sueño del cóndor, etc., sobre todo a El Manchy. siempre con gusto a la época en la que le
que es una obra maestra excepcional, una frecuentaba asiduamente. Recuer do. que más de
verdadera evocación en la que brillan, con todas una vez, al entrar en su casa por la maña na, le
sus misteriosas gracias, la belleza y la magia sorprendí casi desnudo, sosteniéndose
tropicales, con las que ninguna belleza meridional, peligrosamen te en equilibrio sobre un andamiaje
griega, italiana o españo la, puede parangonarse. de sillas. Trataba de repetir los malabarismos que la
Poco tengo ya que añadir. Leconte de Lisie posee víspera habíamos visto realizar por personas que
el gobierno de su idea; pero ello no seria casi nada tienen esa profesión. El poeta me confesó que
si no poseyera también el dominio de su sentía envidia de todas las hazañas de fuerza y de
herramienta. Su lengua es siempre noble, decidida, habilidad, y que a veces había conocido la dicha de
fuerte, sin notas chillonas, sin falsos pudores; su demostrarse a sí mismo que no era incapaz de
vocabulario, muy extenso; sus emparejamientos de hacer otro tanto. Pero, después de esta confesión,
palabras son siempre notables y encajan crea el lector que el poeta no me parecía por ello
perfectamente con la naturaleza de su talento. ridículo o dis minuido; por el contrario, le hubiese
Utiliza el ritmo con amplitud y seguridad, y su elogiado por su fran queza y por su fidelidad a su
instrumento tiene el tono suave, pero amplio y propia naturaleza; además, me acordaba de que
muchos hombres, de condición tan rara y elevada

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como la suya, habían sentido envidias se mejantes muy chispeante, su conversación no deja de ser
respecto al torero, al cómico y a todos los que, sólida, nutritiva, sugestiva, y la agilidad de su
haciendo de su persona un glorioso espectáculo mente, de la que puede estar tan orgulloso como
público, despertaban el entusiasmo del circo y del de la de su cuerpo, le permite comprenderlo todo,
teatro. apreciarlo todo, sentirlo todo, incluso lo que a
Gustave Le Vavasseur siempre ha amado primera vista parece más alejado de su naturaleza.
apasionada mente lo difícil. Para él una dificultad Los mártires ridículos, de Léon
guarda todas las seducciones de una ninfa. El Cladel (94)
obstáculo le fascina; la agu deza y el juego de
palabras le embriagan; no hay música que le sea
más grata que la de una rima triple, cuádruple,
multiplicada, es genuinamente complicado. Jamás
he co nocido a nadie tan pomposa y francamente
normando. Por ello, Pierre Corneille, Brébeuf (93),
Cyrano le inspiran más respeto y afecto que a
cualquier otro menos aficiona do a lo sutil, a lo
retorcido, a la agudeza que es remate y estallido
como una flor pirotécnica. Hay que imaginar, junto
a esa afición ingenuamente extravagante, una rara
distinción de corazón y de mente, y una cultura tan Un amigo mío, que es al mismo tiempo mi editor,
sólida como vasta, y quizás alguien pueda formarse me rogó que leyera este libro, diciéndome que sería
así una idea de ese poeta que ha vivido entre de mi agrado. Acepté con no pocas reservas; ya que
nosotros, que vive desde hace tiempo refugiado en me habían dicho que el autor era joven, y la
su tierra, y que sin duda pone en sus nuevas y Juventud en los tiempos que corren, me inspira por
graves funciones el mismo celo ardiente y sus nuevos defectos una desconfianza ya muy bien
minucioso que ponía antaño para elaborar sus justificada por aquellos que la han representado en
brillantes estrofas, de una sonoridad y de un reflejo todas las épocas. Ante la Juventud experimento la
tan metálicos. Vire y los virois es una pequeña obra misma sensación de malestar que cuando tropiezo
maestra, y la muestra más perfecta de ese talento con un olvidado camarada de colegio, convertido
rebuscado, que recuerda las complicadas astucias en bolsista, y a quien los veinte o treinta años
de la esgrima, pero que no exclu ye, como algunos transcurridos no impiden tutearme o darme unas
podrían creer, ya lo vemos, el ensueño y el vaivén palmadas en el vientre. En resumen, me siento en
de la melodía. Porque, hay que repetirlo, Le mala compañía.
Vavasseur es una inteligencia vastísima, y no No obstante, el amigo en cuestión no se
olvidemos eso, uno de los conversadores más equivocaba; algo le había atraído y debía atraerme
delicados y más hábiles que hemos conocido, en un también a mí; des de luego, no es la primera vez
tiempo y en un país en que la conversación puede que me he engañado; pero estoy seguro de que ha
compararse a las artes desaparecidas. Aun siendo

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sido la primera en que me he alegrado tanto de Sin embargo, tiene sus clásicos, sobre todo Henri
engañarme. Murger y Alfred de Musset. Ignora con qué amarga
Existen en la gentry (95) parisiense cuatro zumba hablaba Murger de la Bohemia; y en cuan
juventudes distintas. Una, rica, necia, ociosa, que no to al otro, no va a imitarle en sus nobles actitudes,
adora más divinidades que el libertinaje y la gula, sino en sus crisis de facultad, en sus fanfarronadas
esa musa del viejo sin honor: ésta no nos interesa de pereza, en la hora en que, con contoneos de
en lo más mínimo. Hay otra necia, sin más viajante de comercio, un cigarro entre los dientes,
preocupación que el dinero, tercera divinidad del escapa de una cena en la embajada para ir a una
viejo; ésta, destinada a hacer fortuna, tam poco nos casa de juego o a! salón de con versación. Con una
interesa para nada. Sigamos adelante. Hay una absoluta confianza en el genio y en la inspiración,
tercera especie de jóvenes que aspiran a hacer la se arroga el derecho de no someterse a ningu na
felicidad del pueblo y que han estudiado teología y gimnasia. Ignora que el genio (si es que puede
política en el periódico Le Siécle; suelen ser llamarse así el germen indefinible del gran
abogadillos que, como tantos otros, conseguirán hombre), al igual que el aprendiz de saltimbanqui,
aderezarse para subir a la tribuna, imitar a ha de arriesgarse a romperse mil veces los huesos
Robespierre y declamar, siguiendo su ejemplo, en secreto antes de bailar ante el público; en una
cosas graves, pero con menos pureza que él, sin palabra, que la inspiración no es más que la
ningún género de dudas; porque la gramática no recompensa del ejercicio cotidiano. Tiene malas
tardará en ser algo tan olvidado como la razón, y el costum bres, amores necios, tanta fatuidad como
paso que llevamos hacia las tinieblas, es de esperar pereza, establece su vida sobre el patrón de ciertas
que en el año 1900 este mos ya sumidos en la novelas, como las entretenidas se afanaban, veinte
oscuridad absoluta. años atrás, por parecerse a los grabados de Gavarni
En sus últimos tiempos, el reinado de Luis Felipe (97), quien es posible que nunca pusiera los pies en
ya proporcionaba numerosas muestras de tosca un baile popular. Así es como el hom bre de talento
juventud epicúrea y de juventud agiotista. La moldea al pueblo y el visionario crea la realidad. He
tercera categoría, la ban da de los políticos, nació conocido a algunos desdichados embriagados por
de la esperanza de ver renovarse los milagros de Ferragus XXIII (98), y que planeaban en serio formar
febrero (96). una coalición secreta para repartirse, como una
Por lo que se refiere a la cuarta, aunque yo la horda se reparte un imperio conquistado, todas las
haya visto nacer, ignoro cómo nació. Sin duda funciones y las riquezas de la sociedad moderna.
alguna por sí misma, espontáneamente, como los Esta deplorable pequeña casta es la que el señor
seres infinitamente pe queños en una garrafa de Léon Cladel ha querido pintar; el lector verá con
agua pútrida, la gran garrafa francesa. Es la qué rencorosa energía. El título me había intrigado
juventud literaria, la juventud realista, vivamente por su construcción antitética, y poco a
entregándose al salir de la niñez al arte realista poco, a medida que me sumergía en las costumbres
(¡para cosas nuevas se requieren palabras nuevas!) del libro, apreciaba más su viva significación. Vi
Lo que la caracteri za claramente es un odio desfilar los mártires de la necedad, de la fatuidad,
enérgico, innato, por los museos y las bibliotecas. de la crápula, de la pereza encaramada en la

172
esperanza, de los amoríos presuntuosos, de la derecho de condenarse de nuevo. Confío en que
sensatez egoísta, etc.; todos ridículos, pero algunos de este siglo sabrán reconocerse en él con
verdaderamente mártires; porque sufren por amor placer.
de sus vicios, y se sacrifican a ellos con una La desproporción del tono con el asunto,
extraordinaria buena fe. Comprendí entonces por desproporción que sólo advertirá el sabio
qué me habían anunciado que la obra iba a desinteresado, es un me dio de comicidad cuya
seducirme; vi que era de esos libros satíricos, uno fuerza salta a la vista; a mí hasta me sorprende que
de esos libros socarrones cuya comicidad se hace no se haya empleado más a menudo por los
comprender mucho mejor por el hecho de ir pintores de costumbres y los escritores satíricos,
acompañada del énfasis inseparable de las sobre todo en las materias concernientes al Amor,
pasiones. verdadero almacén de comicidad poco explotada.
Toda esa mala sociedad, con sus costumbres Por grande que sea un ser, y por insignificante que
viles, su modo de vivir aventurero, sus incurables resulte en relación con el infinito, el pathos y el
ilusiones, ya fue pintada por un pincel tan agudo énfasis son cosas que le están permitidas y que le
como el de Murger; pero el mismo asunto, son necesarias; la Humanidad es como una colonia
sometido a concurso, puede proporcio nar varios de esas efímeras de Hypanis (99), de las que se han
cuadros igualmente notables por razones diver sas. escrito tan hermosas fábulas, y las mismas
Murger bromea contando cosas que a menudo son hormigas, para sus cuestiones políticas, pueden
tristes. El señor Cladel, a quien no falta humor, echar mano de la trompeta de Corneille,
como tampoco la tristeza, cuenta con una proporcionada a su boca. En cuanto a los insectos
solemnidad artística hechos deplorablemente enamorados, no creo que las figuras de retórica de
cómicos. Murger pasa rápidamen te y huye ante las que se sirven para gemir sus pasiones sean
escenas cuya contemplación persistente ape naría mezquinas; todas las buhardillas escuchan todas las
demasiado su blando carácter. El señor Cladel insis noches trágicos recitados que la Comedia Francesa
te con furor; no quiere omitir ni un detalle, olvidar no podrá nunca aprovechar. La penetración síquica
ni una confidencia; abre la herida para mostrarla del señor Cladel es muy grande, es su cualidad
mejor, la cierra, pellizca los amoratados bordes, y mayor; su arte, minucioso y brutal, turbulento y
hace brotar una sangre amarilla y pálida. Maneja el febril, sin duda alguna se restringirá más tarde en
pecado como un curioso, le da una y más vueltas, una forma más severa y más fría, que expondrá sus
examina complacidamente las circunstancias, y cualidades morales a una luz más intensa, más al
despliega en el análisis del mal el concienzudo desnudo. Hay casos en que, debido a esa
ardor de un casuista. Alpinien, el principal mártir, exuberancia, ya no se puede distinguir la cualidad
no descansa; tan pronto acaricia sus vicios como los del defecto, lo cual sería excelente si la amalgama
maldice, y ofrece en su perpetua oscilación el fuese com pleta; pero, por desgracia, al mismo
instructivo espectáculo de la enfermedad incurable tiempo que su lucí dez se ejerce con voluptuosidad,
enmascarada por el arrepentimiento periódico. Es su sensibilidad, furiosa por haberse reprimido,
un autoconfesor que se absuelve y se gloria de las estalla de un modo súbito e indiscreto. Así, en uno
penitencias que él mismo se inflige, esperando de los mejores pasajes del libro, nos presenta a un
obtener, con nuevas necedades, el honor y el buen hombre, un oficial lleno de honor y de claro

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entendimiento, pero de una vejez prematura, y a el personaje que más le gusta, se dejará interpelar
quien enervantes congojas y la falsa higiene de la con el nombre del personaje en cuestión; y
embria guez, entregan a las mofas de una pandilla ninguno de los dos se dará cuenta del disfraz.
de cafetín. El lector conoce la antigua grandeza Murger (¡pobre sombra!), transformado, pues, en
moral de Pipabs, y ese mismo lector sufrirá también intérprete, en diccionario de len gua bohemia, en
el martirio de ese antiguo valiente, haciendo Perfecto secretario de los enamorados del año de
zalemas, brincando, arrastrándose, declamando, gracia de 1861. No creo que después de semejante
dándoselas de gracioso, para obtener de aquellos cita pueda discutírseme el vigor siniestramente
jóvenes verdugos... ¿el qué? La limosna de un caricaturesco del señor Cladel. Un ejemplo más:
último vaso de ajenjo. De pronto, la indignación del Alpinien, el mártir protagonista de esta cohorte de
autor se manifiesta de una manera estentórea, por mártires ridículos (siempre hay que volver al título),
boca de uno de los personajes, que hace justicia un buen día decide, para distraerse de las
inmediatamente de aquellas diversiones de intolerables penas que le causan sus malas
aprendices de pintor. El discurso es muy elocuente costumbres, su holgazanería y sus vagas ensoñado
y arrebatadísimo; por desdicha, la nota personal del nes, emprender la más extraña peregrinación que
autor, su sinceridad exasperada, no se disimula pueda imaginarse en las locas religiones inventadas
suficientemente. El poeta, bajo su máscara, aún se por los solitarios ociosos e impotentes. Como el
deja ver. El arte supremo hubiese consistido en amor, es decir, el libertinaje, la crápula erigida en
permanecer gla cial y hermético, y en dejar al lector una especie de contra re ligión, no le ha
todo el mérito de la indignación. El efecto de horror proporcionado las recompensas que espe raba,
hubiese sido mucho más eficaz. Que la moral oficial Alpinien aspira a la gloria, y vaga por los cemente
se encuentre aquí justificada, es indiscutible; pero el rios implorando a las imágenes de los grandes
arte sale perdiendo, y con el arte verdadero la hombres difuntos; besa sus bustos, les suplica que
verdadera moral: la suficiente nunca pierde nada. le confíen su secreto, el gran secreto: «¿Qué es lo
Los personajes del señor Cladel no retroceden que hay que hacer pará convertirse en alguien tan
ante nin guna confesión; se muestran con una grande como vosotros?» Las estatuas, si fuesen
instructiva desnudez. Las mujeres, una a quien su buenas consejeras, podrían respon der: «¡Quédate
calma animal, tal vez su vaciedad, le presta a los en casa, medita y ensucia mucho papel!» Pero ese
ojos del amante hechizado, un falso aire de esfinge; medio tan sencillo no está al alcance de un soñador
otra, presuntuosa modista, que ha excitado su histérico. La superstición le parece más natural. Lo
imaginación con todas las ortigas de George Sand, cierto es que esta invención tan tristemente jocosa
se prodigan reverencias de otro mundo, y se hace pensar en el nuevo calendario de los santos
llaman ¡Señora! como un triunfo. Dos enamorados de la escuela positivista.
pasan la velada en las Variétés y asisten a la Vida ¡La superstición!, decíamos. Desempeña un gran
de Bohemia: de regreso a su cuchitril, riñen según papel en la tragedia solitaria e interior del pobre
el estilo de la obra que acaban de ver; mejor aún, Alpinien, y no sin un delicioso y doloroso
cada uno de ellos, olvidando su propia enternecimiento vemos cómo su obsesionada
personalidad, o, mejor dicho, confundiéndola con mente —en la que la superstición más pue ril,

176
simbolizando oscuramente, como en el cerebro de
las naciones, la verdad universal, se amalgama con Una reforma en la Academia(100)
los senti mientos religiosos más puros— se orienta
hacia las salvadoras impresiones de la niñez, hacia
la Virgen María, ha cía el canto robustecedor de las
campanas, hacia el ere púsculo consolador de la
Iglesia, hacia la familia, hacia su madre...; la madre,
ese regazo siempre abierto para los frutos secos,
los pródigos y los ambiciosos más torpes. Puede
suponerse que a partir de ese momento, Alpinien
está ya salvado a medias; no le falta más que
convertirse en un hombre de acción, un hombre de
deber, un día tras otro.
Muchos creen que la sátira está hecha con
lágrimas, con lágrimas brillantes y cristalizadas. En El gran artículo del señor Sainte BeuVe sobre las
este caso, ben ditas sean las lágrimas que nos dan próximas elecciones de ta Academia non ha
ocasión de reír, una risa tan deliciosa y tan insólita, constituido un verdadero acontecimiento. Hubiese
y cuyo estallido demues tra por otra parte la sido muy interesante para un profano, un nuevo
admirable salud del autor. Diablo cojuelo asistir a la sesión académica del
En cuanto a la moraleja del libro, brota de él jueves siguiente a la publicación de tan curioso
naturalmente como el calor de ciertas mezclas manifiesto. El señor Sainte-Beuve atrae sobre su
químicas. Es lícito emborrachar a los ilotas para cabeza todos los rencores de ese partido político,
curar de la embriaguez a los nobles. doctrinario, orleanista, hoy religioso por espíritu de
En cuanto al éxito, cuestión sobre la cual nada oposición, digamos sencillamente hipócrita, que
puede presagiarse, diré tan sólo que lo deseo, quiere llenar el Instituto de sus criaturas predilectas
porque es posible que de este modo el autor y transformar el santuario de las musas en un
recibiera un nuevo estímulo, pero que ese éxito, por parlamento de descontentos; «los hombres de
otra parte tan fácil de confundir con una boga Estado sin obra», como les llama desdeñosamente
momentánea, no disminuiría en nada todo el bien otro académico que, aun siendo de noble cuna, es,
que el libro me hace conjeturar del alma y del literariamente hablando, hijo de sus obras. El poder
talento que lo han engendrado al unísono. de los intrigantes viene de muy lejos; porque
Charles Nodier, hace ya mucho tiempo,
dirigiéndose a quien acabamos de aludir, le
suplicaba que se presentase y que prestara a sus
amigos la autoridad de su nombre para frustrar la
conspiración del partido doctrinario, «de esos
políticos que vienen vergonzosamente a robar un
sillón debido a algún pobre hombre de letras».

178
El señor Sainte-Beuve, que en todo su valeroso que quisiera dejar a salvo el honor de la
artícu lo no oculta demasiado el mar humor de un corporación a la que pertenece. Todo está aquí,
viejo hombre de letras contra los príncipes, los incluso la utopía. El señor Sainte-Beuve, para
grandes señores y los politicastros, espera sin eliminar de las elecciones la vaguedad, tan
embargo al final para abrir la es clusa de toda su naturalmente querida por los grandes señores,
bilis concentrada: «Verse amenazado de no salir de desea que la Academia Francesa, asimilada a las
un mismo matiz y pronto de una misma familia, demás academias, se divida en secciones que
estar destinado, si se viven veinte años más, a ver correspondan a los diversos méritos literarios:
verificarse el augurio del señor Dupin: "Dentro de lengua, teatro, poesía, historia, elocuencia, novela
veinte años aún habrá en la Academia un discurso («ese género tan moderno, tan variado, al que la
doctrinario"; y ello cuando todo cambia y avanza a Academia ha concedido hasta hoy tan poco lugar»),
nuestro alrededor... No lo aguanto más, y no soy el etc. De este modo, dice, será posible discutir,
único; más de uno de mis colegas es como yo; ¡a la verificar los méritos y hacer comprender al público
larga es asfixiante! ¡Es sofocante!» la legitimidad de una elección.
«Por eso he dicho a todo el mundo muchas cosas Pero, ¡ay!, en la tan razonable utopía del señor
que hubiera preferido poder desarrollar a puerta Sainte Beuve hay una vasta laguna, es la famosa
cerrada ante unos cuantos. He elevado mi informe sección de la vaguedad, y es muy de temer que
al Público.» este olvido voluntario haga impracticable para
Y en otro lugar: «Alguien que se divierte siempre la reforma.
contando con los dedos esa clase de cosas, ha El poeta periodista nos da de pasada, en su
observado que si el señor Dufaure hubiese apreciación de los méritos de algunos candidatos,
consentido en la dulce violencia que que rían los detalles más divertidos. Nos enteramos, por
hacerle, hubiera sido el decimoséptimo ministro de ejemplo, de que el señor Cuvillier Fleury 11021,
Luis Felipe en el Instituto, y el noveno en la crítico «ingenioso con el sudor de su frente, que
Academia Francesa.» quiere verlo todo, incluso la literatura, por el
Todo el artículo es una obra maestra llena de tragaluz del orleanismo, y a quien nunca hay que
buen humor, de jocosidad, de penetración, de desafiar a que cometa una torpeza, porque las
sentido común y de ironía. Los que tienen el honor comete aun cuando nadie se lo pida», nunca deja
de conocer íntimamen te al autor de Joseph de decir hablando de sus méritos: «La mejor de mis
Delorme y de Voluptuosidad saben apreciar en él obras está en Inglaterra.» ¡Uf, qué olor de antesala y
una facultad de la que el público no puede gozar, de pedagogía! Queriendo elogiar al señor Thiers, un
nos referimos a una conversación cuya elocuencia día le llamó «un Marco-Saint Hilaire elo cuente».
caprichosa, ardiente, sutil, pero siempre razonable, Admirable elogio que produce el efecto contra rio.
no tiene igual, ni siquiera entre los conversadores «Al presentar su candidatura cuenta con los votos
de mayor fama. ¡Pues bien! Toda esa elocuencia de sus colaboradores en el Journal des Débats que
familiar está contenida aquí. Nada se echa de son miembros de la Academia, y con varios otros
menos, ni el juicio irónico de las falsas celebridades, amigos políticos. Los Débats, Inglaterra y Francia,
ni el acento profundo, convencido, de un escritor no es poco. Tiene posibilidades.»

180
El señor Sainte-Beuve sólo se muestra favorable e La odisea del infortunado señor de Carné, eterno
in dulgente con los escritores. Así, de pasada hace can didato, quien «vaga ahora como una sombra
justicia a Léon Gozlan (103). «Es de los que tienen por los confines de las dos elecciones», es un pasaje
más que ganar en una discusión y una conversación de alta y sucu lenta ironía.
sobre títulos publicados; no es suficientemente Pero donde lo bufo estalla en toda su magistral
conocido de la Academia.» El autor invita al señor amplitud es a propósito de la candidatura más bufa
Alexandre Dumas hijo a presentar su can didatura. y abraca dabrante que jamás se inventó en los
Se adivina que esta nueva candidatura libraría su anales de la Acade mia. «¡Es el sol que aparece,
conciencia de un gran peso. La misma invitación se retiraos, estrellas!» IIOÓ).
dirige al señor Jules Favre, para el sillón de ¿Quién es, pues, ese candidato cuya radiante
Lacordaire iiwi. Por poca buena fe que se tenga, sea fama hace palidecer a todos los demás, como el
cual fuere el partido al que se pertenece, hay que rostro de Cloe, antes incluso de lavarse la cara,
reconocer que el señor Jules Favre es el gran orador borra los esplendores de la aurora? ¡Ah! Es forzoso
de nuestro tiempo, y que sus discursos son los decirlo, pues de otro modo nadie lo adivinaría
únicos que pueden leerse con placer. El señor nunca: El señor príncipe de Broglie, hijo del señor
Charles Baudelaire, de quien más de un académico duque de Broglie, académico. El general Philippe
ha tenido que deletrear el nombre bárbaro y de Segur ha podido sentarse al lado de su padre, el
desconocido, sufre más que arañazos, unas anciano conde de Ségur; pero el general había
cosquillas: «El señor Baudelaire ha encontrado la bebido en las fuentes de Tácito y había escrito la
manera de construirse, en la extremidad de una Historia de la Grande Armée, que es un libro
lengua de tierra juzgada como inhabitable, y más soberbio. En cuanto al señor príncipe, es pura y
allá de los confines del mundo romántico conocido, simplemente un porfirogeneta. «También él se ha
un quiosco extravagante, muy adornado, muy tomado la molestia de nacer... En su escrupulosa
recargado, pero atractivo y misterioso... Tan conciencia habrá juzgado que era su deber hacer
singular quiosco, hecho de taracea, de una un elogio público del padre Lacordaire, y a ello se
originalidad delibe rada y muy elaborada, que consagra.»
desde hace algún tiempo atrae la atención, en la Alguien que conoció, hace veintidós o veintitrés
extremidad del Kamschatka romántico, es lo que yo años, a ese monigote decadente, nos afirma que ya
llamaría la Folie Baudelaire nos). El autor está en la escuela había adquirido tal velocidad de
satisfecho de haber hecho algo imposible.» Diríase pluma que podía seguir la palabra y presentar a su
profesor su lección íntegra, estricta, con todas las
que el señor Sainte Beuve ha querido vengar al repeticiones e incluso los inevitables descuidos. Si
señor Baudelaire de las personas que le pintan el profesor había cometido inadvertidamente algún
como un terrible duende de mala fama y error, volvía a encontrarlo cuidadosamente
desmelenado; porque un poco más lejos le reproducido en el manuscrito del principito. ¡Qué
presenta, paternal y familiarmente, como «un buen obediencia! ¡Y qué habilidad!
muchacho, de lenguaje pulcro y muy clásico de Desde entonces, ¿qué ha hecho este candidato?
formas». Siempre lo mismo. De mayor, repite la lección de

182
sus profesores actuales. Es un perfecto loro a quien
no podría imitar ni el mismo Vaucanson. Los miserables (108), de Victor
El artículo del señor Sainte-Beuve debía
inevitablemen te poner sobre aviso a la prensa. En Hugo
efecto, acaban de publicarse dos nuevos artículos
sobre el mismo asunto, uno del señor Nefftzer, otro
señor Texier. La conclusión de este último es que
todos los escritores de algún mérito deben
olvidarse de la Academia y dejarla morir en el
olvido. Finís Poloniae uo7i. Pero hombres como los
señores Mérimée, Sainte-Beuve y de Vigny, que
quisieran dejar a salvo el honor de la corporación a
la que pertenecen, no pueden favorecer una
resolución tan desesperada.

I
Hace unos meses escribía yo a propósito del gran
poe ta, el más vigoroso y el más popular de Francia,
los ren glones siguientes, que iban a tener, en un
espacio de tiempo brevísimo, una aplicación más
evidente aún que Las contemplaciones y La
leyenda de los siglos:
«Si el espacio lo permitiera, sin duda aquí habría
que analizar la atmósfera moral que domina y que
circula en estos poemas, y que participa muy
sensiblemente del tem peramento propio del autor.
A mi juicio manifiesta un carácter muy claro de
amor igual por lo que es muy fuerte y por lo que es
muy débil, y la atracción que ejercen sobre el poeta
esos dos extremos procede de una fuente única,
que es la misma fuerza, el vigor original del que
está dotado. La fuerza le encanta y le embriaga; va
hacia ella como hacia algo familiar: atracción
fraterna. Por eso se siente irresistiblemente
empujado hacia todo símbolo del infinito, el mar, el

184
cielo; hacia todos los representantes antiguos de la ese arte a título de meta. Se mezcla, se confunde
fuerza, gigantes homéricos o bíblicos, paladines, con él como en la misma vida. El poeta es mo ralista
caballeros; hacia los animales enormes y temibles. sin proponérselo, por abundancia y plenitud de
Acaricia jugando lo que inspiraría miedo a unas naturaleza.»
manos débiles; se mueve en la inmensidad sin Aquí sólo hay una línea que haya que cambiar;
sentir vértigo. En contraste, por una tendencia porque en Los miserables la moral entra directa
distinta cuyo origen es sin embargo el mismo, el a titulo de meta, como se advierte por otra parte
poeta se muestra siempre el conmovido amigo de en la misma confesión del poeta, situada, a
todo lo que es débil, solitario, afligido; de todo lo manera de prólogo, encabezando el libro:
que es huérfano: atracción paterna. El fuerte Mientras exista, por el hecho de las leyes y de las
adivina un hermano en todo lo que es fuerte, pero costumbres, una condena social que crea
ve hijos en todo lo que necesita ser protegido o artificialmente, en plena civilización, infiernos,
consolado. De la misma fuerza y de la certidumbre complicando con una fatali dad humana el destino,
que da a quien la posee, deriva el espíritu de que es divino... mientras haya en la tierra ignorancia
justicia y de caridad. Así se producen sin cesar en y miseria, libros como éste podrán no ser inútiles.
los poemas de Victor Hugo esos acentos de amor «¡Mientras...!» ¡Ay! ¡Ello equivale a decir SIEMPRE!
por las mujeres caídas, por las pobres gentes Pero no es éste el lugar para analizar semejantes
cuestiones. Queremos sencillamente hacer justicia
trituradas en los engranajes de nuestras al extraordinario talento con que el poeta se
sociedades, por los animales mártires de nuestra adueña de la atención pública y la inclina, como la
glotonería y nuestro despotismo. Pocas personas cabeza recalcitrante de un colegial perezoso, hacia
han advertido el atractivo y el hechizo que la los prodigiosos abismos de la miseria social.
bondad añade a la fuerza, y que se ma nifiesta tan
frecuentemente en las obras de nuestro poeta. Una
sonrisa y una lágrima en el rostro de un coloso es
una originalidad casi divina. Hasta en esos II
poemillas de dicados al amor sensual, en esas
estrofas de una melanco lía tan voluptuosa y tan El poeta, en su exuberante juventud, puede
melodiosa, se oye, como el acom pañamiento de complacerse sobre todo en cantar las pompas de la
una orquesta, la voz profunda de la caridad. Tras vida; porque todo lo que la vida contiene de
el amante se adivina a un padre y a un protec tor. espléndido y de rico atrae particularmente la
No se trata aquí de esa moral sermoneadora que, mirada de la juventud. La edad madura, por el
por su aire de pedantería, por su tono didáctico, contrario, se vuelve con inquietud y curiosidad
puede estropear los versos más hermosos, sino de hacia los problemas y los misterios. Hay algo tan
una moral inspira da que se desliza invisible en la absolu tamente extraño en esa mancha negra que
materia poética, como los fluidos imponderables en forma la pobre za en el sol de la riqueza, o, si se
toda la máquina del mundo. La moral no entra en prefiere, en esa mancha espléndida de la riqueza en
las inmensas tinieblas de la miseria, que un poeta,

186
un filósofo, un literato tendrían que ser verdaderos método de que se ha servido el autor para arrojar
monstruos para no sentirse a veces con movidos e luz sobre las verdades a las que quie re servir.
intrigados hasta la angustia. Ciertamente, ese Este libro es un libro de caridad, es decir, un libro
literato no existe; no puede existir. Pues todo lo que escrito para excitar, para provocar el espíritu de
distingue a uno de otro, la única divergencia, caridad; es un libro interrogativo, planteando casos
consiste en sa ber si la obra de arte no debe tener de complejidad social de una naturaleza terrible y
más objetivo que el arte, si el arte no debe expresar desgarradora, diciendo a la conciencia del lector:
adoración más que por sí mismo, o si puede «Pues bien. ¿Qué piensas de todo eso? ¿Qué
imponérsele un objetivo más o menos noble, conclusión sacas?»
inferior o superior. En cuanto a la forma literaria del libro, más
Decía que es en su plena madurez cuando los poema que novela, tenemos de él un síntoma
poetas sienten que su cerebro se apasiona por precursor en el prólogo de María Tudor. lo cual nos
ciertos problemas de una naturaleza siniestra y proporciona una nueva prueba de la fijeza de las
oscura, extraños abismos que les atraen. No ideas morales y literarias de Victor Hugo:
obstante, caeríamos en un grave error situando a «...El escollo de lo verdadero es lo pequeño; el
Victor Hugo entre los creadores que han espera do esco lio de lo grande es lo falso... ¡Admirable
tanto para hundir una mirada inquisitiva en todas omnipotencia del poeta! Hace cosas más altas que
esas cuestiones que afectan en el grado máximo a nosotros, que viven como nosotros. Hamlet, por
la concien cia universal. Desde el principio, ejemplo, es tan verdadero como cualquiera de
digámoslo, desde los inicios de su fulgurante vida nosotros, y más grande. Hamlet es colosal, y sin
literaria, encontramos en él esa preocupación por embargo real. Porque Hamlet no sois voso tros, no
los débiles, los proscritos y los maldi tos. La idea de soy yo, somos todos nosotros. Hamlet no es un
justicia se advierte muy pronto en sus obras hombre, es el Hombre.
manifestada por su insistencia en la rehabilitación. «Extraer perpetuamente lo grande de entre lo
¡Oh, no insultéis nunca a una mujer caída!. Un verdadero, lo verdadero de entre lo grande, tal es,
baile en el ayuntamiento. Marión de Lorme. Ruy pues, según el autor de este drama, la meta del
Blas. El Rey se divierte son poemas que prueban poeta en el teatro. Y estas dos palabras, grande y
suficientemente esta ten dencia ya antigua, nos verdadero, lo contienen to do. La verdad contiene
atreveríamos casi a decir esta obsesión. la moral, lo grande contiene la belleza.»
Es evidente que el autor ha querido en Los
miserables crear abstracciones vivas, figuras ideales
cada una de las cuales, representando uno de los
III tipos principales necesa rios para el desarrollo de su
¿Es acaso necesario hacer el análisis material de tesis, se elevara hasta una altura épica. Es una
Los miserables, o, mejor, de la primera parte de novela construida al modo de un poema, y en la
Los misera bles? La obra está actualmente en todas que cada personaje sólo es excepción por la
las manos, y no hay quien ignore su fábula y su manera hiperbólica con la que representa una
contextura. Más importante me parece observar el generalidad. El modo como Victor Hugo ha
concebido y construido esta novela, arrojando en

188
una indefinible fusión, para obtener un nuevo metal arzobispa do para ser objeto de una suave
corintio, los ricos elementos consagrados reprimenda. Porque ese género de heroísmo podía
generalmente a obras especiales (el sentido lírico, el considerarse como una crítica indirecta de todos
sentido épico, el sentido filosófico), confirma una los párrocos demasiado débiles para ponerse a su
vez más la fatalidad que le empujó, siendo más altura.
joven, a transformar la antigua oda y la antigua Valjean es el bruto ingenuo, inocente; es el
tragedia, hasta el pun to, es decir hasta los poemas proletario ignorante, culpable de un delito que
y los dramas que conocemos. nosotros absolveríamos sin la menor duda (el robo
Pues Monseñor Bienvenu es la caridad de un pan), pero que al castigarse legalmente le
hiperbólica, es la fe perpetua en el sacrificio de sí arroja a la escuela del Mal, es decir, al Presidio. Allí
mismo, es la confianza absoluta en la Caridad su mente se forma y se afina en las morosas
considerada como el medio más perfecto de meditaciones de la esclavitud. De allí sale
enseñanza. Hay en la pintura de este persona je finalmente sutil, temible y peligroso. Paga la
toques y pinceladas de una delicadeza admirable. hospitalidad del obispo con un nuevo robo; pero
Vemos que el autor se ha recreado en perfeccionar éste le salva con una hermosa mentira, convencido
ése mo délo angélico. Monseñor Bienvenu lo da de que el Perdón y la Cari dad son las únicas luces
todo, no posee nada y no conoce otro placer que el que pueden disipar todas las tinieblas. En efecto, se
de sacrificarse a sí mismo, siempre, sin reposo, sin produce la iluminación de esta con ciencia, pero no
pesar, a los pobres, a los débiles e incluso a los lo suficientemente aprisa como para que el animal
culpables. Inclinándose humildemente ante el rutinario que habita aún en el hombre no le arrastre
dogma, pero sin empeñarse en comprender lo, se a una nueva recaída. Valjean (ahora el señor
consagra especialmente a la práctica del Evangelio. Madeleine) se ha convertido en honrado, rico y
«Más galicano que ultramontano», por otra parte poderoso. Ha enriquecido, casi civilizado, un
hombre de fino trato social, y dotado como municipio, pobre an tes de su llegada, del que es
Sócrates del poder de la ironía y de la palabra alcalde. Se ha envuelto en un admirable manto de
ingeniosa. He oído contar que, en uno de los respetabilidad; se ha cubierto y acorazado con
reinados precedentes, cierto párroco de Saint Roch, buenas obras. Pero llega un día aciago en el que
pródigo de sus bienes para con los pobres, al ser descubre que un falso Valjean, un sosias inepto,
sorprendido cierta mañana sin medios para atender abyecto, va a ser condenado en su lugar. ¿Qué
nuevas peticiones, se apresuró a mandar a la hacer? ¿Está completamente seguro de que la ley
almoneda todo su mobiliario, sus cuadros y sus interior, la Conciencia, le ordena demoler él mismo,
objetos de plata. Ese rasgo concuerda plenamente denunciándose, todo el difícil y glorioso andamiaje
con el carácter de Mon señor Bienvenu. Pero se
añade, para continuar la historia del párroco de de su vida nueva? «La luz que todo hombre al
Saint Roch, que la noticia de tal hecho, muy sencillo nacer trae a este mundo», ¿basta para iluminar tan
y natural según el corazón del hombre de Dios, complejas tinieblas? El señor Madeleine sale
pero demasiado hermosa según la moral del mun vencedor, pero no sin librar espantosas luchas, de
do, fue de boca en boca, llegó hasta el rey y que ese mar de angustia, y vuelve a ser Valjean por
finalmente ese cura comprometedor fue llamado al amor a la Verdad y a la Justicia. El capítulo en que

190
se retrata minu ciosa, lenta, analíticamente, con sus han tenido un comien zo. Ya sé que el hombre
dudas, sus restricciones, sus paradojas, sus falsos puede aportar algo más que fer vor en todas las
consuelos, sus desesperadas trampas, esa pugna profesiones. Se convierte en perro de caza y perro
del hombre consigo mismo (Tormenta dentro de de combate en todas las funciones. Esta es,
un cráneo), contiene páginas que pueden ciertamente, una belleza, que tiene su origen en la
enorgullecer para siempre, no sólo a la literatura pasión. Es posible, pues, ser agente de policía con
francesa, sino incluso a la literatura de la entusiasmo; pero, ¿se entra en la policía por
Humanidad pensante. ¡Es glorioso para el Hombre entusiasmo? ¿O es, por el contrario, una de esas
Racional que estas páginas se hayan escrito! Habría profesiones en las que sólo es posible ingresar
que buscar mucho y durante mucho tiempo, empujado por ciertas circunstancias y por razones
durante muchísimo tiempo, para encontrar en otro completamente ajenas al fanatismo?
libro páginas iguales a éstas, en las que se expone Imagino que no es necesario contar y explicar
de una manera tan trágica toda la espantosa todas las bellezas tiernas, estremecedoras, que
Casuística inscrita desde el Comienzo en el corazón Victor Hugo ha vertido en el personaje de Fantine,
del Hombre Universal. la griseta caída, la mujer moderna situada entre la
Hay en esa galería de dramas funestos una figura fatalidad del trabajo im productivo y la fatalidad de
horri ble, repugnante, la del gendarme, el cómitre, la prostitución legal. Hace ya mucho tiempo que
la justicia estricta, inexorable, la justicia que no sabe sabemos que es hábil expresando el grito de la
comentar, la ley no interpretada, la inteligencia pasión en el abismo, los gemidos y los furiosos
salvaje (¿puede llamar se a eso una inteligencia?) llantos de la leona madre privada de sus cachorros.
que nunca ha comprendido las circunstancias Aquí, como una derivación que no puede ser más
atenuantes, en una palabra, la Letra sin el Espíritu: el natural, tenemos que reconocer una vez más con
abominable Javert. He oído a algunas perso ñas, qué seguridad y con qué ligereza de mano ese
por otra parte juiciosas, que a propósito de ese pintor robusto, ese creador de colosos, colorea las
Javert decían: «Al fin y al cabo, es un hombre mejillas de la infancia, enciende sus ojos y describe
honrado; hay en él cierta grandeza.» Es la ocasión su gesto petulante y Cándido. Diríase un Miguel
de citar a De Maistre: «¡No sé lo que es un hombre Angel complaciéndose en rivalizar con Lawrence o
honrado!» En cuan to a mí, lo confieso, aceptando Velázquez.
el riesgo de que se me crea culpable («los que
tiemblan se sienten culpables», de cía aquel loco de
Robespierre), Javert me parece un monstruo IV
incorregible, famélico de justicia como el animal
feroz lo está de carne sangrante, en una palabra, el Los miserables es, pues, un libro de caridad, una
Enemigo absoluto. ensordecedora llamada al orden de una sociedad
Ahora quisiera sugerir aquí una pequeña critica. demasiado enamorada de sí misma y demasiado
Por enormes, por enérgicas de trazo y de actitud despreocupada de la inmortal ley de fraternidad; un
que sean las figuras ideales de un poema, tenemos alegato en favor de los miserables (los que sufren
que suponer que, como las figuras reales de la vida, miseria, aquellos a quienes la miseria deshonra), en

192
los labios más elocuentes de nuestro tiempo. A
pesar de todo lo que puede haber de engaño Aniversario del nacimiento de
voluntario o de inconsciente parcialidad en la Shakespeare (109)*
manera en que, a los ojos de la estricta filosofía, se
plantean los términos del problema, pensamos,
exactamente igual que el autor, que libros de esta
naturaleza nunca son inútiles.
Victor Hugo está a favor del Hombre, y sin
embargo no está contra Dios. Tiene confianza en
Dios, y sin em bargo no está contra el Hombre.
Rechaza el delirio del Ateísmo en rebeldía, y sin
embargo no aprueba las glotonerías sanguinarias
de los Molocs y de los Teutates.
Cree que el Hombre nació siendo bueno, y sin
embargo, aun enfrentado a sus desastres
permanentes, no acusa de ferocidad y de malicia a Al señor redactor jefe del Fígaro
Dios.
Creo que para aquellos que ven en la doctrina Muy señor mió:
ortodoxa, en la pura teoría católica, una explicación, Más de una vez, leyendo el Fígaro, me he sentido
si no completa, al menos la más amplia posible de es candalizado por el descaro vulgar que constituye
todos los misterios inquietantes de la vida, el nuevo por desgracia una parte del talento de sus
libro de Victor Hugo ha de ser Bienvenido (como el colaboradores. Para hablar francamente, ese tipo de
obispo cuya victoriosa caridad cuenta); un libro al literatura criticona que asociamos al «petit journal»,
que hay que aplaudir, un libro al que hay que dar a mí no me divierte lo más mínimo, y casi siempre
las gracias. ¿Acaso no es útil que de vez en cuando hiere mis instintos de justicia y de pudor. No
el poeta, el filósofo, cojan un poco por los cabellos obstante, cada vez que una necedad monumen tal,
a la Felicidad egoísta y le digan, hundiéndole el una hipocresía monstruosa, una de esas que
hocico en la sangre y en la basura: «Ve tu obra y nuestro siglo produce con inagotable abundancia,
bebe tu obra»? se yergue ante mí, inmediatamente comprendo la
Pero, ¡ay!, incluso después de tantos progresos utilidad del «petit jour nal». Por lo tanto, como ya
prometidos desde hace tanto tiempo, ¡siempre ve usted, me quito la razón muy gustoso.
quedarán tantas huellas del Pecacjo Original para Por ese motivo me ha parecido conveniente
que podamos comprobar su inmemorial realidad! denunciarle una de esas barbaridades, una de esas
bufonerías, antes de que haga definitivamente
explosión.
El 23 de abril es la fecha en que, hasta la misma
Finlandia debe, según dicen, celebrar el tercer
centenario del nacimiento de Shakespeare. Ignoro

194
si Finlandia tiene al gún interés misterioso en esta mandrágora sin alma, a decir verdad, esté
honrar a un poeta que no nació en su suelo, si destinada a hacer un papel un tanto ridículo ante la
desea ofrecer, a propósito del poeta y co mediante estatua del poeta más apasionado del mundo.
inglés, algún brindis malicioso. En último térmi no Ignoro si el nombre de Philaréte Chasles, que
comprendo que los literatos de toda Europa tanto ha contribuido a popularizar entre nosotros la
quieran participar en un impulso común de literatura in glesa, se incorporará a la junta; lo dudo
admiración por un poeta cuya grandeza (como la mucho, y no me faltan buenas razones para
de varios otros grandes poe tas) hace cosmopolita; dudarlo. Aquí, en Versalles, a pocos pasos de donde
sin embargo, podríamos comentar de pasada que, vivo moi, habita un viejo poeta que figuró, no sin
si es razonable honrar a los poetas de todos los honor, en el movimiento literario romántico; me
países, aún sería más justo que cada cual empe zara refiero al señor Emile Deschamps, traductor de
por honrar a los propicios. Cada religión tiene sus Romeo y Julieta. Pues bien, señor mío, ¿me creerá
santos, y compruebo con pena que hasta hoy aquí usted que este nombre no ha sido aceptado sin
nadie se ha preocupado demasiado por celebrar el algunas objeciones? Si le rogase que adivinara por
aniversario del nacimiento de Chateaubriand o de qué, nunca llegaría a adivinarlo. El señor Emile
Balzac. Se me ob jetará que su gloria es aún Deschamps fue durante largo tiempo uno de los
demasiado joven. Pero, ¿y la de Rabelais? principales funcionarios del Ministerio de Finanzas.
Ya tenemos, pues, un hecho aceptado. Es cierto que, hace también largo tiempo, presentó
Suponemos que, movidos por una gratitud su dimisión. Pero, en materia de justicia los señores
espontánea, todos los literatos de Europa quieren factótums de la literatura democrática no hilan tan
honrar la memoria de Shakespeare con absoluta delgado, y esa caterva de jovencitos está tan
sinceridad. ocupada en sus asuntos que a veces descubre con
Pero, ¿es que los literatos parisienses se ven asombro que tal o cual venerable anciano al que
impulsa dos por un sentimiento tan desinteresado? debe mucho aún no ha muerto. A usted no le
¿No será que obedecen, aun sin saberlo, a una sorprenderá enterarse de que el señor Théophile
diminuta camarilla que persigue una meta personal Gautier ha estado a punto de ser excluido por
y particular, muy distinta de la gloria de soplón. (Soplón es un término que significa autor
Shakespeare? que escribe artículos sobre teatro y pintura en el
A ese respecto, he sido el confidente de ciertas periódico oficial del Estado.) A mí no me ha
bromas y de algunas quejas que quisiera hacer sorprendido en lo más mínimo, y sin duda a usted
llegar hasta usted. tampoco, que el nombre del señor Philoxéne Boyer
En algún lugar, da lo mismo donde, se celebró haya suscitado muchas recriminaciones. El señor
una reunión. El señor Guizot debía formar parte de Boyer es un hombre de talento, de mu cho talento,
la junta. Sin duda se quería honrar en él al firmante en el mejor sentido de la palabra. Es una
de una medio ere traducción de Shakespeare. El imaginación ágil y poderosa, un escritor muy
nombre del señor Ville main también figuraba allí. erudito que, hace tiempo, comentó las obras de
Tiempo atrás habló, con ma yor o menor acierto, Shakespeare en brillantes improvisaciones. Todo
del teatro inglés. Es un pretexto suficiente, aunque eso es verdadero, in discutible; pero, ¡ay!, el

196
desventurado ha dado algún que otro indicio de un Pero la verdad es que los señores organizadores
lirismo monárquico un poco intenso. de la fiestecilla tienen otras cosas que hacer
En lo cual sin duda era sincero; pero ¡qué importa! además de glorifi car la poesía Dos poetas que
Esas odas desafortunadas, a los ojos de tales asistieron a la primera reu nión de la que le hablaba
señores anulan todo su mérito como comentarista hacían observar tan pronto que se olvidaba a éste o
de Shakespeare. En cuanto a Auguste Barbier, a aquél, tan pronto que habría que hacer esto o lo
traductor de Julio César, y a Berlioz, autor de un otro; y sus observaciones se orientaban únicamente
Romeo y Julieta, no sé nada. El señor Charles en un sentido literario; pero cada vez uno de
Baudelaire, cuya afición por la literatura aquellos pequeños humanitarios les respondía: «No
anglosajona es bien conocida, había sido olvidado. com prenden ustedes de qué se trata.»
Eugé ne Delacroix ha tenido no poca suerte de Ninguna ridiculez va a echarse de menos en esta
haber muerto. Sin duda alguna, le hubieran cerrado solem nidad. Como es lógico, habrá que honrar a
las puertas del festín en las narices, a él, traductor a Shakespeare en el teatro. Cuando se trata de una
su modo de Hamlet iiii), pero también miembro representación en honor de Racine, se pone en
corrupto del Consejo municipal; a él, genio escena, después de la oda de circunstancia. Los
aristocrático que extremaba la ruindad hasta ser litigantes y Británico; si es Corneille a quien se
cortés, incluso con sus enemigos. En cambio, honra, será El mentiroso y El Cid; si es Moliére,
veremos al demócrata Biéville, hacer un brindis, con Pourceaugnac y El misántropo. Ahora bien, el
restricciones, por la inmortalidad del autor de director de un gran teatro, hombre de cordura y de
Macbeth, y al delicioso Logouvé, y a Saint-Marc moderación, cortesano imparcial de unos y de
Girardin 11121, ese horrible cortesano de la otros, decía recientemente al poeta encargado de
juventud mediocre, y al otro Girardin (ii3), inventor componer algo en honor del trágico inglés: «Haga
de la brújula de los caracoles y de la suscrip ción a lo posible por colar el elogio de los clá sicos
un sueldo por cabeza para abolir la guerra. franceses, y luego, para honrar mejor a Shakespea
Pero el colmo de lo grotesco, el nec plus ultra de re, representaremos Nunca se debe jurar nada.»
la ridiculez, el síntoma irrefutable de la hipocresía Un pe queño proverbio de Alfred de Musset.
de la manifestación, es el nombramiento del señor Hablemos un poco del verdadero objetivo de ese
Jules Favre co mo miembro de la junta. ¡Jules Favre gran jubileo. Como usted ya sabe, en 1848 se
y Shakespeare! ¿Ad vierte usted todo el alcance de estableció una alianza adúltera entre la escuela
semejante barbaridad? Sin duda el señor Jules literaria de 1830 y la de mocracia, una alianza
Favre es un hombre lo suficientemente culto como monstruosa y extravagante. Olym pió (ii4i renegó
para apreciar las bellezas de Shakespeare, y por de la famosa doctrina del arte por el arte. y desde
esta razón es admisible; pero si tiene una onza de entonces, él, su familia y sus discípulos no han
sentido común y si está decidido a no dejado de predicar al pueblo, de hablar para el
comprometer al antiguo poeta, tendría que pueblo y de mostrarse en toda ocasión los amigos
rechazar el honor absurdo que se le confiere. ¡Jules y los patronos asiduos del pueblo. «¡Tierno y
Favre en una junta shakespeariana' ¡Es algo más profundo amor del pue blo!». Desde entonces,
grotesco que un Dufaure en la Academia! todo lo que le gusta en literatura ha tomado el

198
color revolucionario y filantrópico. Shakes peare es será algo un poco más adecuado que el brindis por
socialista. El no lo sospechó jamás, pero importa Polonia que se hizo, según he oído decir, en un
poco. Una especie de crítica paradójica ha tratado banquete ofrecido al señor Daumier.
ya de disfrazar al monárquico Balzac, el hombre del Luego, según lo que se les ocurra y el crescendo
altar y del trono, en hombre de subversión y de propio de la necedad de las muchedumbres
demolición. Estamos familiarizados con ese tipo de reunidas en un solo lugar, brindarán por Jean
supercherías. Ahora bien, ya sabe usted que Valjean, por la abolición de la pena de muerte, por
vivimos un tiempo de sucesiones testa mentarías, la abolición de la miseria, por la Fraternidad
que existe una clase de hombres cuyo gaznate está universal, por la difusión de las luces, por el
obstruido con brindis, discursos y gritos no utiliza verdadero Jesucristo, legislador de los cristianos,
dos, que, como es muy natural, buscan como se decía antaño, por el señor Renán, por el
afanosamente don de colocar. He conocido señor Havin, etc., en fin, por todas las estupideces
personas que vigilaban con la máxima atención las propias de este siglo XIX, en el que tenemos la
listas de difuntos, sobre todo entre las fatigosa dicha de vivir, y en el que, por lo que
celebridades, y que se precipitaban a los domicilios parece, se priva a todo el mundo del derecho
de las familias y a los cementerios para hacer el natural de elegir sus hermanos.
elogio de personas a las que nunca habían Olvidaba decirle que las mujeres estaban
conocido. Puedo decirle que el señor Victor Cousin excluidas de la fiesta. Bellos hombros, bellos brazos,
es el príncipe del género. bellos rostros y brillantes atavíos hubieran podido
Cualquier banquete, cualquier fiesta es una perjudicar la austeridad democrática de semejante
buena oca sión para satisfacer la verborrea solemnidad. Sin embargo, creo que podría invitarse
francesa; los oradores nunca faltan; y la camarilla a algunas cómicas, aunque sólo fuese para darles la
caudataria de ese poeta msi (en quien Dios, movido idea de representar un poco a Shakespeare y de
por un propósito de mixtificación impenetrable, ha rivalizar con los Smithson y los Faucit.
amalgamado la necesidad con el genio) ha juzgado Puede reproducir mi firma si lo prefiere; suprímala
que era el momento oportuno para utilizar esa si juzga que carece de suficiente valor.
indomable manía en provecho de los objetivos Le ruego que acepte el testimonio de mi mayor
siguien tes, a los cuales el nacimiento de consideración.
Shakespeare sólo servirá de pretexto:
1. ° Preparar e impulsar el éxito del libro de
Victor Hugo sobre Shakespeare, libro que, como
todos los suyos, está lleno de bellezas y de
necesidades, y que es posible que vuelva a dejar
desolados a sus admiradores más sinceros.
2. ° Brindar.por Dinamarca. La cuestión es
candente, y es lo menos que puede hacerse por
Hamlet, que es el más conocido de ios príncipes de
Dinamarca. Por otra parte, hay que reconocer que

200
rótulo era cruelmente verídico. En la historia literaria
Edgar Poe, su vida y sus obras existen destinos análogos, verdaderas condenas...
hombres que llevan la mala suerte escrita en
((116) caracteres misteriosos en los sinuosos pliegues de
su frente. El Ángel ciego de la expiación se ha
adueñado de ellos y les azota implacablemente
para edificación de los demás. En vano su vida
muestra talentos, virtudes, gracias; la Sociedad
guarda para ellos un anatema especial, y acusa en
ellos las deformaciones que su persecución les han
producido. ¿Qué fue lo que no hizo Hoffmann para
desarmar al Destino y qué fue lo que no empren dió
Balzac para conjurar a la fortuna? ¿Existe, pues, una
Providencia diabólica que prepara la desgracia
desde la cuna, que arroja con premeditación a
...Algún maestro desventurado a quien la natura lezas espirituales y angélicas a ambientes
inexorable Fatalidad ha perseguido hostiles, como si fueran mártires en mitad del circo?
encarnizadamente, cada vez más ¿Existen, pues, almas sagradas, dedicadas al altar,
encarnizadamente, hasta que sus cantos se
reducen a un único estribillo, hasta que los condenadas a dirigirse a la muerte y a la gloria a
cantos fúnebres de su Esperanza adoptan este través de sus propias ruinas? La pesadilla de las
melancólico estribillo: ¡Nunca! ¡Nunca más! Tinieblas, ¿acechará eternamente a esas almas
EDGAR POE, El cuervo privilegiadas? Será inú til que se debatan, será inútil
En su trono de bronce el Destino burlón que se adapten al mundo, a sus previsiones, a sus
ha empapado su esponja en la hiél más astucias; perfeccionarán la pruden cia, cegarán
amarga, todas las salidas, acolcharán las ventanas contra los
y la Necesidad atenaza sus vidas. proyectiles del azar; pero el Diablo entrará por una
THÉOPHILE GAUTIER. Tinieblas cerradura; una perfección será el defecto de su cora
za, y una cualidad superlativa el germen de su
perdición.
I
Desde lo alto del cielo ha de abatirle el águila
En estos últimos tiempos un desdichado fue arrojando en su frente ta tortuga, pues ellos
llevado ante nuestros tribunales, y en su frente se tienen que perecer inevitablemente.
leía un raro y singular tatuaje: ¡No hubo suerte!
Llevaba así encima de sus Ojos la etiqueta de su Su destino está escrito en toda su complexión,
vida, como un libro exhibe su título, y el brilla con fulgor siniestro en sus miradas y en sus
interrogatorio demostró que aquel extravagante

202
ademanes, circula por sus arterias con cada uno de aplicar sus facultades creadoras de un modo más
sus glóbulos sanguíneos. apropiado al suelo americano, hubiese podido
Un célebre escritor de nuestro tiempo ha escrito convertirse en un autor de dinero, a money making
un libro para demostrar que el poeta no podía author; otro —éste es un cínico ingenuo—, que por
encontrar un buen lugar ni en una sociedad muy grande que fuera el genio de Poe, para él
democrática ni en una aris tocrática, ni en una hubiera sido mejor tener sólo talento, porque el
repúbica ni en una monarquía abso luta o talento se impone siempre con mayor facilidad que
temperada. ¿Y quién ha sabido responderle peren el genio. Otro, que ha dirigido periódicos y revistas,
toriamente? Hoy yo aporto una nueva leyenda en un amigo del poeta, confiesa que era difícil em
apoyo de su tesis, añado un santo nuevo al plearle, y que estaban obligados a pagarle menos
martirilogio: he es crito la historia de uno de esos que a los demás, porque escribía en un estilo
ilustres desventurados, de masiado rico en poesía y demasiado por encima del vulgo. ¡Cómo apesta a
en pasión, que después de tantos otros viene a tendero!, como decía Joseph de Maistre.
hacer en este bajo mundo el triste aprendí zaje del Hay quien se ha atrevido a más, y uniendo la
genio entre las almas inferiores. obtusa tosquedad de su cerebro a la ferocidad de la
¡Lamentable tragedia la vida de Edgar Poe' Su hipocresía burguesa, le han insultado a placer; y
muer te, ¡desenlace horrible a cuyo horror se después de su súbita desaparición, han reprendido
agrega la triviali dad' De todos los documentos que ásperamente a ese cadáver, sobre todo el señor
he leído me he queda do con la convicción de que Rufus Griswold, quien, para citar aquí la expresión
los Estados Unidos no fueron para Poe más que vengativa del señor George Graham, cometió
una vasta prisión que él recorría con la agitación de entonces una inmortal infamia. Poe, teniendo tal
un ser nacido para respirar en un mun do más vez el siniestro presentimiento de una muerte
amoral, una gran barbarie iluminada por el gas, y súbita, ha bía nombrado a los señores Griswold y
que su vida interior, espiritual, de poeta o incluso Willis para orde nar sus obras, escribir su vida y
de borracho, no era más que un perpetuo esfuerzo rehabilitar su memoria. Ese pedagogo-vampiro
para escapar a la influencia de esta atmósfera difamó largamente a su amigo en un enorme
antipática. Impla cable dictadura la de la opinión en articulo, vulgar y venenoso, que precisamente
las sociedades demo cráticas; no imploréis de ella encabezaba la edición póstuma de sus obras. ¿No
ni caridad ni indulgencia ni elasticidad ninguna en existe, pues, en Norteamérica ninguna ley que
la aplicación de sus leyes a los múl tiples y prohiba a los perros la entrada en los cementerios?
complejos casos de la vida moral. Diríase que del En cuanto al señor Willis, ha demostrado, por el
amor impío de la libertad nació una tiranía nueva, contrario, que la benignidad y la decencia iban
la tiranía de las bestias o zoocracia, que por su unidas al verdadero talento, y que la caridad para
feroz insensi bilidad recuerda al ídolo de con nuestros colegas, que es un deber moral, era
Jaggernaut. Un biógrafo nos dirá gravemente también una de las exigencias del buen gusto.
—porque el buen hombre es bien inten cionado—, Hablad de Poe con un noteamericano, tal vez
que Poe, si hubiese querido regularizar su ge nio y reconoz ca que tenía genio, tal vez incluso se

204
muestre orgulloso de él; pero en un tono sardónico pueblo sin aristocracia, el culto de la Belleza sólo
superior que delata al hom bre práctico, nos hablará puede corromper se, menguar y desaparecer... que
de la vida desordenada del poeta, de su aliento reprochaba a sus conciu dadanos, hasta en su lujo
alcoholizado que habrá ardido a la llama de una enfático y costoso, todos los síntomas del mal
bujía, de sus costumbres de vagabundo; nos dirá gusto característico de los advenedizos; que
que era un ser errático y heteróclito, un planeta consideraba el Progreso, la gran idea moderna,
desorbitado, que daba tumbos de Baltimore a como un éxtasis de papanatas, y que llamaba a los
Nueva York, de Nueva York a Filadelfia, de Filadelfia perfeccionamientos de la vivienda humana,
a Boston, de Boston a Baltimore, de Baltimore a cicatrices y abominado nes rectangulares... Poe era
Richmond. Y si, con el corazón conmovido por estos en su país un cerebro singu larmente solitario. Sólo
preludios de una historia lastimosa, uno da a creía en lo inmutable, en lo eter no, en lo selfsame,
entender que el individuo quizá no sea el único y gozaba —cruel privilegio en una sociedad
culpable, y que debe de ser difícil pensar y escribir enamorada de sí misma— de ese enérgico senti do
cómodamente en un país donde hay millones de común a lo Maquiavelo que precede al sabio como
soberanos, un país sin capital propiamente dicha, y una columna luminosa a través del desierto de la
sin aristocracia... entonces les veremos abrir mucho historia. ¿Qué hubiese pensado, qué hubiese escrito
los ojos, que despiden chispas, con la baba del el infortunado de oír a la teóloga del sentimiento
patriotismo a punto de salir de sus labios, y suprimir el Infierno por amistad para con el género
América, por su boca, lanzará injurias a Europa, su humano, al filósofo de las cifras proponer un
vieja madre, y a la filosofía de los tiempos antiguos. sistema de seguro, una suscripción de un sueldo
Repito que yo he llegado al convencimiento de por cabeza para la supresión de la guerra... y la
que Edgar Poe y su patria no estaban a la misma abolición de la pena de muerte y de la ortografía,
altura. Los Estados Unidos son un país gigantesco e esas dos locuras correlativas, y tantas otras
infantil, naturalmente celoso del viejo continente. enfermedades que escriben, con la oreja tendida al
Satisfecho de su crecimiento material, anormal y viento, fantasías giratorias tan huecas como el
casi monstruoso, este recién llegado a la historia elemento que las dicta? Si añadimos a esta visión
tiene una fe ingenua en la omnipoten cia de la impecable de lo verdadero, auténtica enfermedad
industria; está convencido, como algunos crónica en ciertas circunstancias, una delicadez
desventurados entre nosotros, de que terminará exqui sita de los sentidos, para la que una nota
por devorar al Diablo. ¡El tiempo y el dinero tienen falsa era una tortura, una finura de gusto que,
allí un valor tan grande! La actividad material, excepto la proporción exacta, todo hería, un amor
exagerada hasta las proporciones de una manía insaciable de la Belleza, que había adquirido la
nacional, deja en los espíritus muy poco lugar para fuerza de una pasión morbosa, nadie puede
las cosas que no son de la tierra. Poe, que era de extrañarse de que para semejante hombre la vida
buen linaje, y que por otra parte creía firmemente se convirtiera en un infierno, y que haya tenido un
que la mayor desgracia de su país era la de carecer mal fin; lo admirable es que haya podido durar
de aristocracia de raza, dado que, decía, en un tanto tiempo.

206
II adoptó. Así se llamó, pues, desde entonces Edgar
Allan Poe. Se crió en un ambiente acomodado y
La familia de Poe era una de las más respetables con la legítima esperanza de heredar una de esas
de Baltimore. Su abuelo materno había servido fortunas que dan al carácter una soberbia
como quar- ter-mas ter-general en la guerra de la certidumbre. Sus padres adoptivos le llevaron a un
Independencia, y La Fayette sentía por él gran viaje que hicieron por Ingla térra, Escocia e Irlanda,
estima y amistad. Este, con motivo de su último y antes de regresar a su país le dejaron con el
viaje a los Estados Unidos, quiso visitar a la viuda doctor Bransby, que dirigía un importante centro
del general para expresarle su gratitud por los educativo en Stoke-Newington, cerca de Londres.
servicios que le había prestado su marido. El En William Wilson el propio Poe describió esta
bisabuelo había contraído matrimonio con una hija extraña mansión, construida en el antiguo estilo
del almirante inglés Mac Bride, que estaba isabelino, y las impresiones de su vida de colegial.
emparentado con las familias más nobles de Volvió a Richmond en 1822 y continuó sus
Inglaterra. David Poe, padre de Edgar e hijo del estudios en América bajo la dirección de los
general, se enamoró perdidamente de una actriz mejores maestros del lugar. En la Universidad de
inglesa, Elisabeth Arnold, célebre por su belle za; Charlottesville, donde ingresó en 1825, destacó no
huyó con ella y se casaron. Para unir más sólo por una inteligencia casi milagrosa, sino
íntimamente su destino al suyo, se hizo cómico y también por una abundancia casi siniestra de pa
trabajó con su mujer en diferentes teatros en las siones —una precocidad verdaderamente
principales ciudades de la Unión. Los dos esposos americana— que fue la causa de su expulsión. Hay
murieron en Richmond casi al mismo tiempo, que hacer notar de pasada que ya en Charlottesville
dejando en la pobreza y en el abandono más Poe había manifestado una aptitud de las más
completo a tres hijos de corta edad, uno de ellos notables por las ciencias físicas y matemáticas. Más
Edgar. tarde hará de ellas un uso frecuente en sus extraños
Edgar Poe había nacido en Baltimore en 1813. cuentos, obteniendo efectos de los más ines
Me fundo en sus propias palabras al dar esta fecha, perados. Pero tengo razón para sospechar que a
ya que él mismo protestó contra la afirmación de ese tipo de cosas no les concedía gran importancia
Griswold, quien sitúa su nacimiento en 1811. Si —tal vez a causa de esa misma aptitud precoz—, y
alguna vez el espíritu nove leseo, para servirme de que no estaba lejos de considerarlas como fáciles
una expresión de nuestro poeta, presidió un juegos, al lado de las obras de pura imaginación.
nacimiento —¡espíritu siniestro y tormentoso!—, Unas desdichadas deudas de juego condujeron a
sin duda alguna presidió el suyo. Poe fue una riña momentánea entre él y su padre adoptivo,
verdaderamente el hijo de la pasión y de la y Edgar —hecho curiosísimo, y que demuestra, a
aventura. Un rico negociante de la ciudad, el seflor pesar de todo lo que se ha dicho, una dosis de
Alian, se prendó de aquel encantador desdichado a senti mientos caballerescos muy fuerte en su
quien la naturaleza había dota do de una impresionable cerebro— concibió el proyecto de
apariencia muy atractiva, y como no tenía hi jos, le luchar en la güera de los helenos y de combatir a

208
los turcos. Partió, pues, para Grecia. ¿Qué fue de él precoz —creo que iba a decir la experiencia
en Oriente, qué hizo allí, estudió las orillas clásicas innata— que caracterizan a los grandes poetas.
del Mediterráneo, por qué volvemos a encontrarle La miseria le empujó durante un tiempo a ser
en San Petersburgo sin pasaporte, comprometido soldado, y es de suponer que aprovechó los
en no sabemos qué asunto, obligado a llamar al em morosos ocios de la vida de guarnición para
bajador norteamericano Henry Middleton, para preparar los materiales de sus futuras obras... obras
escapar a las leyes rusas y volver a su patria? Se extrañas, que parecen haberse creado para
ignora. Hay una laguna que sólo él hubiera podido demostrarnos que lo extraño es parte integrante de
llenar. La vida de Edgar Poe, su juventud, sus la belleza. Devuelto a la vida literaria, el único
aventuras en Rusia y su correspondencia han sido elemento en el que pueden respirar ciertos seres
repetidamente anunciadas por los periódicos desplazados, Poe moría en una extrema miseria
norteamericanos, pero nunca han visto la luz. cuando un feliz azar le alargó la mano. El
De regreso a los Estados Unidos, en 1829 propietario de una revista acababa de fundar dos
manifestó el deseo de entrar en la escuela militar premios, uno para el mejor cuento, otro para el
de West Point; fue admitido en ella, y allí como en mejor poema. Una letra singularmente hermosa
todas partes dio indicios de una inteligencia atrajo la atención del señor Kennedy, que presidía el
admirablemente dotada, pero indisciplinable, y al jurado, y le inspiró el deseo de examinar por sí
cabo de pocos meses se le expulsó. Al mismo mismo los manuscri tos. Resultó que Poe había
tiempo se producía en su familia adoptiva un ganado los dos premios; pero sólo se le concedió
acontecimiento que debía tener consecuencias uno. El presidente del jurado sintió curiosidad por
gravísimas para toda su vida. La señora Alian, por ver al desconocido. El editor del periódico le
quien parece haber sentido un afecto realmente presentó a un joven de una apostura asombrosa, en
filial, murió, y el señor Alian contraía nuevas andrajos, abotonado hasta la barbilla, y que parecía
nupcias con una mujer mucho más joven que él. un noble tan orgulloso como hambriento. Kennedy
Aquí se sitúa una disputa doméstica, una historia se portó muy bien. Presentó a Poe a un tal Thomas
extraña y tenebrosa que no puedo contar porque White, que fundaba en Richmond el Southern
ningún biógrafo la ha explicado claramente. No es, Literary Messenger. El señor White era un hombre
pues, de extra ñar que se vea definitivamente audaz, pero sin ningún talento literario; necesitaba
separado del señor Alian, y que éste, que tuvo hijos que alguien le ayudase. Poe se encontró así, muy
de su segunda unión, le olvida ra por completo en joven aún, a los veintidós años, director de una
su herencia. revista cuyo destino dependía enteramente de él.
Poco tiempo después de haber dejado Richmond, Su prosperidad fue obra suya. El Southern Literary
Poe publicó un breve volumen de poemas; lo cierto Messenger ha reconocido posteriormente que
es que se trataba de una aurora radiante. Para debía su clientela y su fructuosa notoriedad a aquel
quien sabe comprender la poesía inglesa, existe ya excéntrico maldito, a aquel borracho incorregible.
aquí el acento extraterrestre, la calma en la En esta publicación apareció por vez primera la
melancolía, la solemnidad deliciosa, la experiencia Aventura sin igual de un cierto Hans Pfaall y varios

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relatos más que nuestros lectores verán desfilar la figura humana, y ya veremos que en muchos
ante sus ojos. Durante cerca de dos años, Edgar aspectos la literatura de Poe es extra o
Poe, con un entusiasmo prodigioso, sorprendió a su sobrehumana. Nos enteraremos por notas hirientes
público con una serie de composiciones de un y escandalosas insertas en los periódicos que el
género nuevo y con artículos críticos cuya vivacidad, señor Poe y su mujer se encuentran gravemente
claridad y severidad razonadas tenían forzosamente enfermos en Fordham y en una absoluta miseria.
que atraer la atención. Estos artículos se ocupaban Poco tiempo después de la muerte de la señora
de libros de todo género, y la sólida educación que Poe, el poeta sufrió los prime ros ataques de
el joven había conseguido le servía de mucho. No delirium tremens. Una nueva nota aparece
está de más que se sepa que esta tarea súbitamente en un periódico —ésta más que
considerable se hacía por quinientos dólares, es cruel— que le acusa de desdén y de repugnancia
decir, dos mil setecientos francos al año. del mundo, hacién dolé uno de esos procesos de
Inmediatamente —dice Griswold, lo cual quiere intención, verdaderas requi sitorias de la opinión
decir: el muy imbécil se creía, pues, ya rico— se púbica, contra las cuales siempre tuvo que
casó con una joven hermosa, encantadora, de defenderse, una de las luchas más estérilmente
carácter amable y heroico, pero sin un céntimo, fatigosas que conozco.
añade el mismo Griswold con un matiz de desdén. Sin duda ganaba dinero, y sus trabajos literarios
Era la señorita Virginia Clemm, su prima. le permitían subsistir. Pero poseo pruebas de que
A pesar de los servicios prestados a su periódico, tenía que su perar continuamente las dificultades
el señor White despidió a Poe al cabo de dos años, más atroces. Como tantos otros escritores, soñaba
poco más o menos. La razón de esta riña se con una revista propia, quería tener algo suyo, y el
encuentra evidentemente en los excesos de hecho es que había sufrido suficientemente como
hipocondría y en las crisis alcohólicas del poeta, para desear con ardor ese refugio definitivo para su
accidentes característicos que ensombrecían su pensamiento. Para llegar a ese resultado, para
cielo espiritul, como esas nubes lúgubres que dan procurarse una suma de dinero que le bastara,
súbitamente al paisaje más romántico un aire de recurrió a las lecturas. Ya es sabido lo que son esas
melancolía en apariencia irreparable. A partir de lecturas, una especie de especulación, el Colegio de
entonces, veremos al desventurado desplazar su Francia a disposición de todos los literatos, un
tienda como un hombre del desierto y transportar autor que no publica su lectura más que después
sus ligeros penates a las principales ciudades de la de haber sacado de ella todo el dinero que ha
Unión. En todas partes dirigirá revistas o colaborará podido proporcionarle. Poe ya había da do en
en ellas de un modo brillantísimo. Dará a conocer Nueva York una lectura de Eureka, su poema
con deslumbrante rapidez artículos críticos y cosmogónico, que ya había suscitado tremendas
filosóficos, cuentos llenos de magia que aparecen discusiones. Imaginó esta vez dar lecturas en su
reunidos bajo el título de Tales of the Grotesque tierra natal, en Virgi nia. Contaba, como escribió a
and the Arabesque... título notable e intencionado, Willis, hacer una gira por el oeste y el sur, y
ya que los adornos grotescos y arabescos excluyen esperaba la ayuda de sus amigos literarios y de sus

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antiguas amistades de colegio y de West Point. se le llevó a un hospital. Allí murió Poe, la misma
Visitó, pues, las principales ciudades de Virginia, y noche del domingo 7 de octubre de 1849, a la
Richmond volvió a ver a quien había conocido tan edad de treinta y siete años, vencido por el
joven, tan pobre, tan desastrado. Todos aquellos delirium tremens, ese terrible visitante que ya
que no habían visto a Poe desde los días de su había habitado su cerebro en una o dos ocasiones.
oscuridad se precipitaron para ver de cerca a su Así desapareció de este mundo uno de los mayores
ilustre compatriota. Apareció apuesto, elegante, héroes literarios, el hombre de genio que había
correcto como el genio. Creo incluso que desde escrito en El gato negro estas palabras fatídicas:
hacía algún tiempo había llevado su ¿Qué enfermedad es comparable al Alcohol?
condescendencia hasta hacerse admitir en una Esta muerte es casi un suicidio, un suicidio
sociedad de templanza. Eligió un asunto tan vasto preparado desde mucho tiempo atrás. Al menos
como elevado: el Principio de la Poesía, y lo causó el mismo es cándalo. El clamor fue grande, y
desarrolló con esa lucidez que es uno de sus la virtud dejó oír su cant enfático, libre y
privilegios. Creía, como verdadero poeta que era, voluptuosamente. Las oraciones fúnebres más
que el objetivo de la poesía es de la misma indulgentes no acertaron a no dar lugar a la
naturaleza que su pincipio, y que no debe pensar inevitable moral burguesa, que no se dejó perder
en otra cosa más que en sí misma. una oca sión tan admirable. El señor Griswold
La. buena acogida que se le atribuyó inundó su difamó; el señor Willis, sinceramente afligido,
pobre corazón de orgullo y de alegría; estaba tan estuvo por encima de lo conveniente. ¡Ay! Aquel
alborotado, que hablaba de establecerse que había alcanzado las altu ras más arduas de la
definitivamente en Richmond y de terminar su vida estética y que se había sumergido en los abismos
en los lugares que su niñez le había hecho tan menos explorados del intelecto humano, aquel que
queridos. Mientras, tenía qué hacer en Nueva York, en el curso de una vida que se asemeja a una
y partió el 4 de Octubre, quejándose de escalofríos tempestad sin un respiro de bonanza había
y de flojeras. Como al llegar a Baltimore el día 6 descubierto medios nuevos, procedimientos
seguía encontrándose mal, por la noche hizo llevar desconocidos para sorprender la imaginación, para
su equipaje al embarcadero, desde donde debía seducir a los espíritus sedien tos de belleza,
dirigirse a Filadelfia, y entró en una taberna para acababa de morir en pocas horas en la cama de un
tomar cualquier estimulante. Allí, por desdicha, hospital. ¡Qué destino! ¡Y tanta grandeza y tanta
encontró a antiguos amigos, y perma neció más desdicha para levantar un torbellino de fraseología
tiempo del que suponía. Al día siguiente por la burguesa, para convertirse en pasto y en tema de
mañana, a las pálidas y tenebrosas luces del alba, los gaceteros virtuosos!
se encontró un cadáver en la vía pública —¿es así
como hay que decirlo?—, no, un cuerpo vivo aún, Ut declamatio fias!
pero al que la Muerte había marcado con su real
sello. En este cuerpo, del que se ignoraba el Tales espectáculos no son nuevos; es raro que
nombre, no se encontraron ni pa peles ni dinero, y una sepultura reciente e ilustre no se convierta en

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lugar de cita de escándalos. Por otro lado, a la Reconozcamos, sin embargo, que el lúgubre final
Sociedad no le gustan esos furiosos desventurados, del autor de Eureka suscitó algunas consoladoras
y ya sea porque aguan las fiestas, ya porque los excepciones, sin las cuales habría que desesperar, y
juzga cándidamente como un remordimiento, este mundo sería ya invivible. El señor Willis, como
indudablemente tiene razón. ¿Quién no recuer da ya he dicho, habló dignamente, e incluso con
las declaraciones parisienses cuando la muerte de emoción, de las buenas relacio nes que siempre
Bal zac, quien, sin embargo, murió, con todo había mantenido con Poe. Los señores John Neal y
decoro? Y más recientemente aún —hoy, 26 de George Graham recordaron al señor Griswold la
enero, hace exactamente un año—, cuando un necesidad del pudor. El señor Longfellow —y éste
escritor de honradez admirable, de una gran es aún más meritorio, puesto que Poe le había
inteligencia, y que siempre fue lúcido, fue cruelmente maltratado— supo elogiar de una
discretamente, sin molestar a nadie —tan manera digna de un poeta su poderosa inspiración
discretamente que su discreción se parecía al como poeta y como prosista. Un desconocido
desdén— a entregar su alma en la calle más negra
que pudo encontrar... ¡qué repugnantes homilías! escribió que la Norteamérica literaria había perdido
¡Qué asesinato más refinado! Un célebre gacetero, su mejor talento.
a quien Jesús no enseñará nunca las maneras Pero el corazón destrozado, el corazón
generosas, consideró el hecho tan jovial como para desgarrado, el corazón atravesado por siete
celebrarlo con un grosero juego de palabras. Entre espadas fue el de la señora Clemm. Edgar era a un
la numerosa enumeración de los derechos del tiempo su hijo y su hija. Terrible destino, dice Willis,
hombre que la sabiduría del siglo xix recomienda de quien tomo estos detalles casi pa labra por
tan a menudo y con tanta complacencia, dos no palabra, terrible destino el que ella custodiaba y
poco importantes han sido olvidados, que son el protegía. Porque Edgar Poe era un hombre
derecho a contradecirse y el derecho a partir. Pero embarazoso; además de escribir con una fastidiosa
la Sociedad considera al que se va cómo un dificultad y en un estilo que estaba demasiado por
insolente; castigaría muy gustosa a algunos encima del nivel intelectual común para que se le
despojos fúnebres, como aquel desdichado pudiera pagar bien, siempre andaba metido en
soldado, aquejado de vampirismo, a quien la visión agobios de dinero, y a menudo él y su mujer
de un cadáver exasperaba hasta el furor. Y, sin enferma carecían de las cosas más necesarias para
embargo, puede decirse que, en ciertas la vida. Un día Willis vio entrar en su oficina a una
circunstancias, después de un ponderado examen mujer, vieja, grave, llena de mansedumbre. Era la
de ciertas incompatibilidades, con firmes creencias señora Clemm. Iba a pedir trabajo para su querido
en ciertos dogmas y metemsicosis... puede decirse Edgar. El biógrafo dice que quedó singularmente
sin énfasis y sin retruécano, que el suicidio es a impresionado, no solamente por el magnífico
veces la acción más razonable de la vida. Y así se elogio, por la justa apreciación que tenía del talento
forma una compañía de fantasmas ya numerosa, de su hijo, sino además por toda su apariencia
que nos visita familiarmente, y de la que cada exterior... por su voz suave y triste, por sus modales
miembro acude para elogiarnos su reposo actual y
verternos sus persuasiones. un poco anticuados, pero hermosos y dignos. Y

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durante varios años, añade, vimos a aquel sobre todo qué hijo más afectuoso era para mí. su
infatigable servidor del genio, pobre e pobre madre desolada...»
insuficientemente vestido, yendo de periódico en Esta mujer se me figura con una grandeza mayor
periódico para vender, tan pronto un poema como que las de la antigüedad. Después de sufrir una
un artículo, diciendo a veces que él estaba enfermo, irreparable herida, sólo piensa en la reputación de
única explicación, única razón, invariable excusa aquel que lo era todo para ella, y no basta para
que daba cuando su hijo sufría momentáneamente contentarla que se diga que era un genio, necesita
una de esas esterilidades que conocen los que se sepa también que era un hombre de deber y
escritores nerviosos: y sin permitir nunca que de sus de cariño. Es evidente que esta madre —antorcha y
labios escapara ni una silaba que pudiera hogar encendidos por un rayo de los más altos
interpretarse como una duda, como una falta de cielos— nos ha sido dada como ejemplo a los
confianza en el genio y en la voluntad de su bien hombres, demasiado olvidadizos de la abnegación,
amado. Cuando su hija murió, siguió al lado del del heroís mo y de todo lo que está más allá del
super viviente de la desastrosa batalla con un ardor deber. ¿No era justo encabezar las obras del poeta
maternal redoblado, vivió con él, cuidó de él, con el nombre de la que fue el sol moral de su
vigilándole, defendiéndole de la vida y de sí mismo. vida? Embalsamará en su glo ria el nombre de la
Ciertamente —conclu ye Willis, con una alta e mujer cuya ternura sabía restañar sus heridas, y
imperfecta razón— si la abnega ción de la mujer, cuya imagen volará incesantemente sobre el
nacida con un primer amor y sostenida por la martirilogio de la literatura.
pasión humana, glorifica y consagra su objeto, ¿qué
decir del que inspira una abnegación como ésta,
pura, desinteresada y santa como una centinela III
divina? Los de tractores de Poe hubieran tenido que
advertir que hay se ducciones tan poderosas que La vida de Poe, sus costumbres, sus maneras, su
no pueden ser más que virtudes. ser físico, todo lo que constituye el conjunto de su
Se adivina qué terrible fue la noticia para aquella personaje, se nos aparece como algo a un tiempo
des venturada mujer. Escribió a Willis una carta de tenebroso y brillante. Su persona era singular,
la que reproducimos unas líneas: seductora, y, como sus obras, marcada con un
«Esta mañana me he enterado de la muerte de mi indefinible sello de melancolía. Por otra parte,
que ridísimo Eddie... ¿Puede usted darme algunos estaba notablemente bien dotado en todos los sen
detalles, contarme algunas circunstancias? ¡Oh, no tidos. De joven había mostrado una rara aptitud
abandone a su pobre amiga en esa amarga para todos los ejercicios físicos, y aun siendo de
aflicción! Diga al señor... que venga a verme; tengo corta estatura, con pies y manos de mujer, todo su
que decirle algo de parte de mi pobre Eddie... No ser tenía ese carácter de delicadeza femenina, era
necesito rogarle que anuncie su muerte y que hable más que robusto y capaz de extraordinarios rasgos
bien de él. Sé que usted lo hará así. Pero diga de fuerza. En su juventud ganó una apuesta de
natación que sobrepasa la medida ordinaria de lo

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posible. Diríase que la Naturaleza da a aquellos de curioso, proyectos de mobiliarios, planos de casas
quienes quiere conseguir grandes cosas un de campo, de jardines y de reformas de paisajes?
temperamento enér gico, como otorga una Existe una carta deliciosa de la señora Francés
poderosa vitalidad a los árboles encargados de Osgood, que fue una de las amigas de Poe, y que
simbolizar el luto y el dolor. Esos hombres, a veces nos da sobre sus costumbres, sobre su persona y
con apariencias débiles, tienen posibilidades de sobre su vida hogareña, los detalles más curiosos.
atleta, resistencia para la orgía y para el trabajo, Esta mujer, que era también una notable escritora,
están inclinados a los excesos y son capaces de niega valerosamente todos los vicios y todas las
asombrosas sobriedades. flaquezas que se han atribuido al poeta. «Con los
Hay algunos puntos relativos a Edgar Poe sobre hombres —dice a Griswold—, tal vez era tal como
los cuales hay acuerdo unánime, por ejemplo su usted le pinta, y como hombre es posible que tenga
gran distinción natural, su elocuencia y su apostura, usted razón. Pero le aseguro que con las mujeres
que, por lo que dicen, le inspiraba un poco de era muy distinto, y que jamás hubo mujer que
vanidad. Sus modales, mezcla singular de altivez y conociera al señor Poe sin sentir por él un profundo
de una exquisita suavidad, estaban llenos de interés. Para mí sólo fue un dechado de elegancia,
certidumbre. Fisonomía, andares, gestos, porte de de distinción y de ge nerosidad...»
la cabeza, todo le designaba, sobre todo en sus «La primera vez que nos vimos fue en
buenos tiempos, como un ser de elección. Todo su Astor-House. Willis me había entregado en la mesa
ser respiraba una solemnidad impresionante. Era común El cuervo. sobre el cual el autor, me dijo,
alguien real mente privilegiado por la naturaleza, deseaba conocer mi opi nión. La música misteriosa
como esas figuras de transeúntes que atraen la y sobrenatural de ese poema extraño caló en mí de
mirada del observador y que se apegan a su un modo tan hondo, que cuando supe que Poe
memoria. El pedante y agrio Griswold no deja de quería conocerme, experimenté un senti miento
reconocer que cuando fue a visitar a Poe y le singular que se parecía al espanto. Compareció
encontró pálido y enfermo aún por la muerte y la ante mí con su hermosa y altanera cabeza, sus ojos
enfer medad de su esposa, quedó impresionado no som bríos que despedían una luz-única, una luz de
sólo por la perfección de sus maneras, sino también sentimiento y de pensamiento, con sus modales
por la fisonomía aristocrática, por la atmósfera que eran una mezcla intraducibie de altivez y de
perfumada de su piso, por otra parte muy suavidad; me saludó tranqui lo, grave, casi frío; pero
modestamente amueblado. Griswold ignora que el bajo aquella frialdad vibraba una simpatía tan
poeta tiene, más que todos los demás hombres, ese acentuada que no pude por menos que sentirme
maravilloso privilegio atribuido a la mujer parisiense profundamente impresionada. A partir de aquel
y a la española, de saber adornarse con nada, y que momento y hasta su muerte fuimos amigos... y sé
Poe, enamorado de la belleza en todas las cosas, no que en sus últimas palabras tuve mi parte en sus
podía dejar de descubrir el arte de transformar una recuerdos, y que me dio, antes de que su razón
choza en un palacio de una nueva especie. ¿No fuese abatida de su trono de soberana, una prueba
escribió acaso, del modo más original y más suprema de su fidelidad en amistad.

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»Era sobre todo en su intimidad, a un tiempo oyes? —exclamó—. ¡Como si su vanidoso
sencillo y patético, donde el carácter de Edgar Poe corazoncito no le hubiera hecho saber que es ella!"
aparecía para mí en su luz más hermosa. Travieso, «Cuando me vi obligada a viajar por motivos de
afectuoso, ingenio so, tan pronto dócil como salud, mantuve una correspondencia regular con
maligno igual que un niño mimado, tenía siempre Poe, obedeciendo así a las vivas solicitaciones de su
para su joven, dulce y adorada esposa, y para todos mujer, que creía que yo podía tener sobre él una
los que acudían a su casa, incluso en medio de las influencia y un ascendiente saludables... En cuanto
tareas literarias más agotadoras, una palabra al amor y a la confianza que existían entre su mujer
amable, una sonrisa benévola, atenciones graciosas y él, y que eran para mí un espectáculo delicioso,
y cor teses. Pasaba interminables horas en su nunca podré hablar con suficiente convicción, con
escritorio, bajo el retrato de su Lenore, la amada y suficiente calor. No voy a mencionar ciertos
la muerte, siempre constante, siempre resignado y episodios poéticos a los que le empujó su
fijando con su admirable letra las brillantes temperamento novelesco. Creo que ella era la única
fantasías que cruzaban por su asombroso cerebro mujer a la que ver daderamente amó...»
incesantemente alerta. Recuerdo haberle visto una En los relatos de Poe nunca hay amor. Al menos,
mañana más animado y jubiloso que de costumbre. Ligeia y Eleonora no son, propiamente hablando,
Virginia, su dulce esposa, me había rogado que les historias de amor, porque la idea principal sobre la
fuera a visitar, y me era imposible resistir a sus que gira la obra es muy distinta. Tal vez creía que la
ruegos... Le en contré trabajando en la serie de prosa no es una lengua que esté a la altura de ese
artículos que publicó ba jo el título de The Literati extraño y casi inexpresable sentimiento; ya que sus
of New York. "Ya verá —me dijo, desplegando con poemas, en cambio, están fuertemente
una risa triunfal varios rollitos de papel (escribía en impregnados de amor. La divina pasión apa rece en
tiras estrechas, sin duda para adaptar sus originales ellos magnífica, estrellada y siempre velada por una
a la justificación de los periódicos)—, voy a irremediable melancolía. En sus artículos habla a ve
mostrarle por la diferencia de las longitudes los ees del amor, e incluso como algo cuyo nombre
diversos grados de estima que siento por cada hace estremecer la pluma. En The Domain of
miembro de su gremio literario. En cada uno de Arnheim afirmará que las cuatro condiciones
estos papeles, uno de ustedes es estudiado y elementales de la felicidad son: la vida al aire libre,
debidamente discutido. ¡Ven aquí, Virginia, y el amor de una mujer, el despego de toda
ayúdame!" Y los desenvolvieron todos uno a uno. Al ambición y la creación de una nueva Belleza. Lo
final había uno que parecía interminable. Virginia, cual corrobora la idea de la señora Francés Osgood
riendo, retrocedía hasta un rincón del cuarto, acer ca del respeto caballeresco de Poe por las
sujetándolo por una punta, y su marido iba hacia el mujeres, es el hecho de que, a pesar de su
otro rincón con el otro extremo. "¿Y quién es el prodigioso talento por lo grotesco y lo horrible, no
afortunado —pregunté— que ha juzgado usted hay en toda su obra ni un solo pasaje que tenga
digno de este inconmensurable regalo?" "¿No la que ver con la lubricidad, ni siquiera con los goces
sensuales. Sus retratos de mujeres son, por así
decirlo, aureolados; tjrillan en el seno de un vapor

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sobrenatural y están pintados a la manera enfática conversador —algo horrible—, y por otra parte su
de un adorador. En cuanto a ciertos episodios palabra, como su pluma, sentía horror por lo
poéticos, ¿podemos sorprendernos de que un ser convencional; pero un vas to saber, un buen
tan nervioso, cuya sed de Belleza era tal vez el conocimiento de la lengua, profundos estudios,
rasgo principal, haya cultivado a veces con un ardor impresiones recogidas en países diversos, hadan de
apasionado la galantería, esa flor vol cánica y esta palabra una enseñanza. Su elocuencia, esencial
perfumada para la que el hirviente cerebro de los mente poética, llena de método, y moviéndose sin
poetas es una tierra de predilección? embargo fuera de todo método conocido, un
De su singular apostura personal, de la que arsenal de imáge nes extraídas de un mundo poco
hablan varios biógrafos, creo que podemos frecuentado por la mayoría de las mentes, un arte
formarnos una idea aproximada recurriendo a prodigioso para deducir de una proposición
todas las nociones vagas, pero características, que evidente y absolutamente aceptable visio nes
contiene la palabra romántico, palabra que sirve secretas y nuevas, para abrir sorprendentes
por lo común para expresar los tipos de belleza que perspectivas, y, en una palabra, el arte de arrebatar,
consisten sobre todo en la expresión. Poe tenía una de hacer pensar, de hacer soñar, de arrancar las
frente amplia, dominadora, en la que ciertas almas del fangal de la rutina, tales eran las
protuberancias delataban las facultades deslumbrantes facultades de las que muchos
desbordantes que tienen la misión de representar conservan el recuerdo. Pero sucedía a veces —al
—construcción, comparación, ca sualidad— y en la menos así lo dicen— que el poeta, complaciéndose
que se advertía en un tranquilo orgullo el en un capricho destructor, devolvía bruscamente a
sentimiento de la idealidad, el sentido estético por sus amigos a la tierra con un terrible cinismo y
exce lencia. Sin embargo, a pesar de esos dones, o demolía brutalmente su obra de espiritualidad. Por
si se quiere a causa de esos privilegios exorbitantes, otra parte hay que hacer notar que era muy poco
la cabeza, vista de perfil, tal vez no ofreciese un exigente en la elección de sus oyen tes, rasgo que
aspecto agradable. Como en todas las cosas creo que el lector encontrará sin dificultad en la
excesivas por algún concepto, de la abundancia historia de otras inteligencias grandes y originales,
podía resultar una insuficiencia, de la usurpa ción para las que cualquier compañía era buena. Ciertos
una pobreza. Tenía ojos grandes, a un tiempo som espí ritus, solitarios en medio de la multitud, y que
bríos y llenos de luz, de un color indeciso y se compla cen en el monólogo, manifiestan poca
tenebroso, próximo al violeta, la nariz noble y delicadeza en materia de público. Esta es, en suma,
sólida, la boca fina y triste, aunque ligeramente una especie de fraternidad fundada en el desprecio.
sonriente, la piel morena clara, el rostro Del vicio de la embriaguez —del que se ha
generalmente pálido, la fisonomía un poco hablado tanto y que se le ha reprochado con una
distraída e imperceptiblemente enmascarada por insistencia que podría hacer suponer que todos los
una melancolía habitual. escritores de los Estados Unidos son ángeles de
Su conversación era muy notable y esencialmente sobriedad— conviene que hablemos. Hay varias
instructiva. No era lo que suele llamarse un buen interpretaciones plausibles, y ninguna excluye a las

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demás. Ante todo, estoy obligado a observar que así a su vicio para librarse de un perjurio para con la
Willis y la señora Osgood afirman que una cantidad pobre muerta, cuya imagen seguía viviendo en él, y
muy pequeña de vino o de licor bastaba para a la que había cantado admirablemente en su
perturbar completamente su organismo. Por otro Annabel Lee. Considero, pues, en un gran número
lado es fácil imaginar que un hombre tan realmente de casos, el hecho infinitamente significativo de
solitario, tan profundamente desgraciado, y que a premeditación como algo sabido y comprobado.
menudo pudo ver todo el sistema social como una Leo por otra parte en un largo artículo del
paradoja y una impostura, un hombre que, acosado Southern Literary Messenger —la misma revista
por un destino sin piedad, repetía con frecuencia que le debía el inicio de su prosperidad—, que
que la sociedad no era más que un hatajo de jamás la pureza, el acabado de su estilo, jamás la
miserables (es Griswold quien nos cuenta eso, tan claridad de su pensamiento, jamás su ardor por el
escandalizado como un hombre que puede pensar trabajo se vieron alterados por su terrible
lo mismo, pero que no lo dirá nunca); es natural, costumbre; que la redacción de la mayoría de sus
decía, suponer que ese poeta, arrojado desde niño excelen tes páginas precedió o siguió a una de sus
a los azares de la vida libre, con el cerebro asediado crisis; que des pués de la publicación de Eureka
por un trabajo áspero y continuo, haya buscado a cedió lamentablemente a su inclinación, y que en
veces una voluptuosidad de olvido en las botellas. Nueva York, la misma mañana en que aparecía El
Rencores literarios, vértigos del infinito, conflictos cuervo, mientras el nombre del poeta estaba en
domésticos, insultos de la miseria, Poe huía de todo todos los labios, atravesaba Broadway tamba
precipitándose a la negrura de la embriaguez como leándose vergonzosamente. Obsérvese que las
en una tumba preparatoria. Pero por buena que palabras precedió o siguió implican que la
parezca esta explicación, no me parece embriaguez podía servir lo mismo de estimulante
suficientemente amplia, y desconfío de ella a causa que de reposo.
de su deplorable simplicidad. Ahora bien, es indiscutible que —como esas
He sabido que no bebía como un sibarita, sino impresio nes fugitivas y fulminantes, tanto más
como un bárbaro, con una prisa y una economía de fulminantes en sus retornos por el hecho de ser
tiempo muy americanas, como cumpliendo una fugitivas, que siguen a veces a un síntoma exterior,
función homicida, como si tuviese dentro de él algo una especie de aviso, como una campanada, una
que matar, a worm that would not die. Se cuenta nota musical o un perfume olvidado, y que a su vez
que un día, cuando iba a volverse a casar (se habían son seguidas por un acontecimiento parecido a un
publicado las amonestaciones, y cuando se le acontecimiento que ya conocemos y que ocupaba
felicitaba por una unión que ponía en sus manos las el mismo lugar en una cadena anteriormente
mejores condiciones de dicha y de bienestar, dijo: revelada... como esos singulares sueños periódicos
«Es posible que hayáis visto las amonestaciones, pe que se repiten en nuestras noches... existen en la
ro podéis estar seguros de que no me casaré»), fue, embriaguez no sólo enea denamientos de sueños,
escandalosamente borracho, a escandalizar al sino también de series de razona mientos que
vecindario de la que debía ser su mujer, recurriendo necesitan, para reproducirse, del ambiente que les

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dio vida. Si el lector me ha seguido sin repugnan No son sus milagros materiales, a los que sin
cia, habrá adivinado ya mi conclusión: creo que en embargo debe su fama, los que le permitirán
mu chos casos, aunque no ciertamente en todos, la conquistar la admiración de los lectores pensantes,
embriaguez de poe era un medio mnemónico, un sino por su amor a la be lleza, por su conocimiento
método de trabajo, método enérgico y mortal, pero de las condiciones armónicas de la belleza, por su
apropiado a su na turaleza apasionada. El poeta poesía profunda y dolorida, aunque muy bien
había aprendido a beber como un escritor trabajada, transparente y perfecta como una al haja
esmerado se dedica a sus cuadernos de notas. No de cristal; por su admirable estilo, puro y
podía resistir al deseo de volver a encontrar las extravagante, tupido como las mallas de una
visiones maravillosas o espantosas, las armadura, complacien te y minucioso, y en el que la
concepciones suti les que había entrevisto en una más leve de las intenciones sirve para empujar
tempestad precedente; eran como antiguos suavemente al lector hacia el objetivo deseado; y
conocidos que le atraían de un modo im perativo, y finalmente sobre todo por ese genio tan peculiar,
para volver a su lado tomaba el camino más por ese temperamento único que le permitió pintar
peligroso, pero el más directo. Una parte de lo que y explicar de una manera impecable, impresionante,
hoy es nuestro goce fue lo que le mató. terrible, la excepción en el orden moral. Diderot,
para elegir un ejemplo entre ciento, es un autor
IV sanguíneo; Poe es el escritor de los nervios, e
incluso de algo más, y el mejor que conozco.
En él, toda entrada en materia es atractiva sin
De las obras de este genio singular tengo poco violen cia, como un torbellino. Su solemnidad
que decir; el público dirá lo que piensa de ellas. Tal sorprende y mantiene en vilo. Comprendemos en
vez me sería difícil, aunque no imposible, introducir seguida que se trata de algo grave. Y lentamente,
al lector en los misterios de su elaboración, poco a poco, se desarrolla una historia cuyo único
extenderme largamente sobre esa faceta del genio interés reposa en una imperceptible desviación del
norteamericano que le hace exultar ante una intelecto y en una hipótesis audaz, en una dosis
dificultad vencida, un enigma que se resuel ve, un imprudente de la Naturaleza en la amalgama de las
esfuerzo coronado por el éxito, que le empuja a facultades. El lector, prisionero del vértigo, se ve
hacer malabarismos, con una voluptuosidad infantil obliga do a seguir al autor en sus irresistibles
y casi perversa, en un mundo de probabilidades y deducciones.
conjeturas, y a crear fábulas a las que su arte sutil Ningún hombre, lo repito, ha contado con más
ha dado una vida verosímil. Nadie negará que Poe magia las excepciones de la vida humana y de la
es un malabarista mara villoso, y sé que él daba naturaleza; los ardores de curiosidad de la
sobre todo su aprecio a otra parte de sus obras. convalecencia; el fin de las estaciones, cargadas de
Tengo algunas observaciones más im portantes esplendores que desasosiegan, los tiempos
que hacer, por otro lado muy breves. calurosos, húmedos y brumosos, cuando el vien to
del sur reblandece y distende los nervios como las

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cuer das de un instrumento y los ojos se llenan de ciudades, todo se describe aquí nerviosa y
lágrimas que no salen del corazón; la alucinación, fantásticamente. Como nuestro Eugéne Delacroix,
que al comienzo deja cierto lugar a la duda, y que que ha elevado su arte a la altura de la gran poesía,
no tarda en provocar el convencimiento y en a Edgar Poe le gusta agitar sus figuras sobre fondos
razonar como un libro; el absurdo instalándose en violáceos y verdosos, donde se revelan la
la inteligencia y gobernándola con una espantosa fosforescencia de la podredumbre y el olor de la
lógica; la histeria usurpando el lugar de la voluntad, tempestad. La naturaleza llamada inanimada
la contradicción establecida entre los nervios y la participa de la naturaleza de los seres vivos, y como
mente, y el hombre desavenido hasta el punto de ello se estremece con un esca lofrío sobrenatural y
expresar el dolor por la risa. Analiza lo que hay de galvánico. El espacio se hace más profundo gracias
más fugitivo, sopesa lo imponderable y describe, de al opio; el opio da un sentido mágico a todos sus
esa manera minu ciosa y científica cuyos efectos colores, y hace vibrar todos los ruidos con una
son terribles, todo lo ima ginario que flota en torno sonoridad más significativa. A veces, perspectivas
al hombre nervioso y que le conduce a la perdición. magnificas, henchidas de luz y de color, se abren
El mismo ardor con que se arroja a lo grotesco bruscamente en sus paisajes, y vemos aparecer al
por amor de lo grotesco y a lo horrible por amor a fondo de sus horizontes ciudades orientales y
lo horrible, me sirve para verificar la sinceridad de arquitecturas vaporizadas por la distancia, donde el
su obra y el acuerdo del hombre con el poeta. Ya sol arroja lluvias de oro.
he observado que en algunos hombres ese ardor Los personajes de Poe, o, mejor dicho, el
era a menudo el resultado de una vasta energía personaje de Poe, el hombre de facultades
vital inocupada, a veces de una obstinada castidad aguzadas, el hombre de ner vios distendidos, el
y también de una profunda sensibilidad reprimida. hombre cuya voluntad ardiente y pa ciente
La voluptuosidad sobrenatural que el hombre constituye un desafío para las dificultades, aquel
puede sentir al ver correr su propia sangre, los cuya mirada se tensa con la rigidez de una espada
impulsos súbitos, violentos, inútiles, los clamores en claván dose en objetos que se agrandan a medida
que se prorrumpe sin que la mente haya dado que él los mi ra... es el mismo Poe. Y sus mujeres,
ninguna orden a la garganta, son fenómenos que todas luminosas y enfermas, que mueren de
pertenecen al mismo orden de cosas. extraños males, que hablan con una voz que parece
En el seno de esa literatura en la que el aire es música, son también él mismo; al me nos, por sus
enrare cido, la mente puede experimentar esa vaga aspiraciones raras, por su saber, por su me lancolía
angustia, ese miedo que está al borde de las incurable, participan fuertemente de la naturaleza
lágrimas y esas náuseas del corazón que habitan los de su creador. En cuanto a su mujer ideal, a su
lugares inmensos y singulares. Pero la admiración Titánida, se muestra bajo diferentes retratos
es más fuerte, y por otra parte ¡el arte es tan desparramados en sus poemas, por desgracia poco
grande! Los fondos y los accesorios son los numerosos; retratos, o, me jor dicho, maneras de
apropiados a los sentimientos de los personajes. sentir la belleza, que el tempera mentó del autor
Soledad de la naturaleza o trepidación de las acerca y confunde en una unidad vaga, pero

230
sensible, y en los que vive, más delicadamente
quizá que en ningún otro lugar, ese amor insaciable Nuevas notas sobre Edgar Poe
de la Belleza que es el mayor de sus méritos, es
decir, el compendio de todo lo que en él merece el (117)
afecto y el respeto de los poetas.
Reunimos bajo el título de Historias
extraordinarias di versos cuentos elegidos de entre
el conjunto de la obra de Poe. Esta obra se
compone de un número considerable de relatos, de
una cantidad no menos de artículos críticos y de
artículos diversos, de un poema filosófico (Eureka), I
de poemas y de una novela puramente humana (La
narración de Arthur Gordon Pym). Si más adelante
se me ofrece.
tal como espero, la ocasión de hablar de este poeta, ¡Literatura decadente! Palabras vacías que oímos
daré el análisis de sus opiniones filosóficas y caer a menudo, con la sonoridad de un bostezo
literarias, asi como, en términos generales, de las enfático de los labios de esas esfinges sin enigma
obras cuya traducción completa tendría pocas que velan ante las puertas santas de la Estética
posibilidades de éxito entre un público que prefiere clásica. Cada vez que resuena el irrefutable oráculo,
con mucha diferencia la diversión y la emoción a la puede afirmarse que se trata de una obra más
más importante verdad filosófica. divertida que la litada. Evidentemente aluden a un
poema o a una novela cuyas partes están todas
hábilmente dispuestas para provocar la sorpresa,
cuyo estilo está magníficamente adornado y en la
que los recursos de la lengua y de la prosodia se
utilizan de una manera impecable. Cuando oigo
retumbar el anatema —que, dicho sea de paso, cae
generalmente sobre algún poeta preferido—, siento
siempre el deseo de responder: ¿Acaso me toman
por un bárbaro como ustedes, me creen capaz de
divertirme tan tristemente como se divierten
ustedes? Entonces, /grotescas comparaciones se
agitan dentro de mi cerebro; me parece ser
presentado a dos mujeres: una, matrona rústica,
repugnante de salud y de virtud, sin elegancia y sin
personalidad, en resumen, debiéndolo todo a la
simple naturaleza; la otra, una de esas bellezas que
dominan y sojuzgan el recuerdo, uniendo a su

232
encanto profundo y originalidad toda la elocuencia académica. Y entonces su lengua insuficiente se
del atavio, dueña de un modo personal de moverse, queda corta, como en el caso —fenómeno que se
consciente y soberana de sí misma... una voz que multiplicará tal vez con variantes— de una nación
suena como un instrumento bien afinado, y unas que comienza por la decadencia, y que empieza
miradas grávidas de pensamiento y dejando por donde terminan los demás.
traslucir tan sólo lo que desean. Mi elección no Entre las inmensas colonias del siglo presente
puede ser dudosa, y sin embargo hay esfinges nacen nuevas literaturas, y en ellas se producirán
pedagógicas que me reprocharían faltar al honor con toda segu ridad accidentes espirituales de una
clásico... Pero, dejando de lado las parábolas, creo naturaleza desconcertante para la mentalidad
que me es lícito pregun tar a esos hombres sabios académica. Joven y vieja a un tiempo, Norteamérica
si comprenden debidamente to da la vanidad, toda balbucea y chochea con una volu bilidad
la inutilidad de su sabiduría. La expresión literatura asombrosa. ¿Quién puede contar sus poetas? Son
decadente implica que hay una escala de innumerables. ¿Sus damas sabihondas? Inundan las
literaturas, una balbuciente, una pueril, una revis tas. ¿Sus críticos? Puede creerse que posee
adolescente, etc. Me refiero a que esta expresión pedantes que no tienen nada que envidiar a los
supone algo fatal y providencial, como un decreto nuestros y que recuer dan sin cesar al artista lo que
ineluctable; y nada más injusto que reprocharnos el es la belleza antigua, ponen en duda la moralidad
que nos inclinemos ante la ley misteriosa. Todo lo del objetivo de un poeta o de un novelista y la
que acierto a comprender en la sen tencia calidad de sus intenciones. Allí como aquí, quizá
académica es que es vergonzoso obedecer a esta más aún que aquí, hay escritores que ignoran la
ley con placer, y que somos culpables de ortografía; una actividad pueril, inútil; multitud de
regocijarnos por nuestro destino. Ese sol que hace com piladores, de repetidores, de plagiarios de
unas horas lo aplastaba todo con su luz directa y plagios y de críticos de críticas. En ese hervidero de
blanca, no tardará en inundar el horizonte del ocaso mediocridades, en ese mundo enamorado de los
con variados colores. En las metamorfosis de ese perfeccionamientos materiales —escándalo de un
sol agonizante ciertos espíritus poéticos nuevo tipo que hace comprender la grandeza de
descubrirán nuevas delicias; descubrirán columnas los pueblos holgazanes—, en esa sociedad ávida de
deslumbrantes, cascadas de metal fundido, paraísos sorpresas, prendada de la vida, pero sobre todo de
de fuego, un esplendor triste, la voluptuosidad de una vida llena de excitaciones, apareció un hombre
la añoranza, todas las magias del ensueño, todos que era grande, no sólo por su sutileza metafísica,
los recuerdos del opio. Y la puesta de sol les por la belleza siniestra o fascinante de sus
aparecerá así como la maravillosa alegoría de un concepciones, por el rigor de su análisis, sino que
alma cargada de vida, que desciende detrás del era grande también, y no menos grande, como
horizonte con una magnífica provisión de caricatura. Tengo que explicarme bien; porque,
pensamientos y de sueños. recientemente, un crítico imprudente se servía, para
Pero a los irreductibles profesores no se les ha denigrar a Edgar Poe y para poner en duda la
ocurrí do pensar que en el movimiento de la vida sinceridad de mi admiración, de la palabra
puede haber complicaciones y combinaciones malabarista, que yo mismo apliqué al noble poeta
completamente inesperadas para su sabiduría casi como un elogio.

234
Desde el seno de un mundo glotón, hambriento misterios; le dan gracias por las grandes verdades
de ma terialidades, Poe surgió elevándose a los que acaba de proclamar, pues han descubierto (¡oh,
sueños. Asfixia do como estaba por la atmósfera verificadores de lo que no puede verificarse!) que
americana, escribió encabezando Eureka: «¡Ofrezco todo lo que él ha enunciado es absolutamente
este libro a aquellos que han puesto su fe en los cierto; aunque al principio, confiesan esas pobres
sueños como si fuesen las únicas realidades!» Hizo gentes, hubiesen tenido la sospecha de que podía
así una admirable profesión de fe; la hizo a su tratarse de una simple obra de imaginación. Poe
manera, in his own way. El autor que en el responde que, por lo que a él respecta, no lo ha
Coloquio entre Monos y Una, lanza a torrentes su dudado jamás. Citemos también ese breve pasaje
desprecio y su asco por la democracia, por el que me salta a la vista al hojear por centésima vez
progreso y la civilización, este autor es el mismo sus divertidos Marginalia, que son como la cámara
que para arrancar la credulidad, para quitar la secreta de su mente: «La enorme multiplicación de
bobería de los suyos, ha afirmado con mayor los libros en todas las ramas del conocimiento es
energía la soberanía humana y ha elabora do con el uno de los mayores azotes de nuestra época.
máximo ingenio unas fábulas de lo más halagador Porque es uno de los obstáculos más graves que se
para el orgullo del hombre moderno. Desde este oponen a la adquisición de todo conocimiento
punto de vista, Poe me parece como un ilota que efectivo.» Aristócrata por naturaleza que aún que
quiere conseguir que se ruborice su amo. En fin, por nacimiento, el virginiano, el hombre del Sur, el
para reafirmar mi pensamiento de un modo aún Byron extraviado en un mundo que no es el suyo,
más claro, Poe fue siempre grande, no sólo en sus conservó siempre la impasibilidad filosófica, y tanto
concepciones nobles, sino también como bromista. si define la nariz del populacho como si se burla de
los fabricantes de religiones o escarnece las
bibliotecas, sigue siendo lo que fue y será siempre
II el verdadero poeta: una verdad vestida de una
manera extravagante, una paradoja aparente que
¡Porque nunca se dejó engañar! No creo que el no quiere codearse con la muchedumbre, y que se
virginiano que escribió tranquilamente, en pleno precipita al extremo oriente cuando los fuegos
desbordamiento democrático: «El pueblo no tiene artificiales se disparan por el poniente.
nada que ver con las leyes, excepto obedecerlas», Pero he aquí algo más importante que todo lo
haya sido jamás víctima de la sabiduría moderna; y demás: advirtamos que este autor, producto de un
«La nariz del populacho es su imaginación; tirando siglo tan satisfecho de sí mismo, hijo de una nación
de ella se le podrá siempre conducir fácilmente», y más satisfecha de sí misma que ninguna otra, vio
cien otros pasajes en los que hace llover chanzas claramente, afirmó imperturbablemente la maldad
como metralla, aunque siempre de un modo natural del Hombre. Hay en el hombre, dice, una
despreocupado y altivo. Los swedenborgianos le fuerza misteriosa que la filosofía moderna no
felicitan por su Revelación magnética, como quiere tener en cuenta; y sin embargo, sin esa
aquellos inocentes iluminados que antaño veían en fuerza sin nombre, sin esa inclinación primordial,
el autor del Diablo enamorado un revelador de sus una multitud de acciones humanas permanecerán

236
sin explicarse, inexplicables. Estas acciones sólo precisamente para confirmar la pretendida
tienen atractivo porque son malas, peligrosas; omnipotencia del hombre, quería a veces
poseen la atracción del abismo. Esta fuerza purificarse a sí mismo. El día en que escribió: «Toda
primitiva, irresistible, es la Perversidad natural, que certidumbre reside en los ensueños», arrinconaba
hace que el hombre sea sin cesar y al mismo su propio americanismo en la región de las cosas
tiempo homicida y suicida, asesino y verdugo; inferiores; en otras ocasiones, volviendo al
porque, añade, con una sutileza notablemente verdadero camino de los poetas, obedeciendo sin
satánica, la imposi bilidad de encontrar un motivo duda a la inesquivable verdad que nos asedia como
razonable suficiente para ciertas acciones malas y un demonio, prorrumpía en los ardientes suspiros
peligrosas podría conducirnos a considerarlas del ángel caído que se acuerda de los Cielos; se
como el resultado de las sugerencias del Diablo, si sentía nostálgico de la Edad de oro y del Edén
la experiencia y la historia no nos enseñasen que perdido; lloraba toda esa magnificencia de la
Dios a menudo se sirve de ellas para establecer el Naturaleza, ovillándose ante el cálido aliento de
orden y castigar a los infames; ¡después de los hornos; finalmente, lanzaba esas admirables
haberse servido de los mismos infames como páginas del Coloquio entre Monos y Una, que
cómplices! Tal es la frase que se desliza, lo admito, hubiesen encantado y turbado al impecable De
en mi mente, como un sobreentendido tan pérfido Maistre.
como inevitable. Pero por ahora sólo quiero tener Fue él quien dijo a propósito del socialismo, en la
en cuenta la gran verdad olvidada —la perversidad épo ca en que éste aún no tenía nombre, o al
primordial del hombre—, y no sin cierta satisfacción menos este nombre aún no se había vulgarizado
veo como algunos restos de la antigua sabiduría del todo: «El mundo actualmente está infestado
vuelven a nosotros desde un país donde no por una nueva secta de filósofos, que aún no se
esperábamos que existieran. Es agradable que identifican como formando una secta, y que en
algunos estallidos de vieja verdad salten así al consecuencia todavía no han adoptado un nombre.
rostro de todos esos aduladores de la humanidad, Son los creyentes en todas las antiguallas (como
de todos esos mimosos adormecedores que quien diría, los predicadores de lo viejo). El Sumo
repiten en todas las variaciones posibles de tono: Sacerdote en el Este es Charles Fourier, en el Oeste
«¡Yo nací bue no, y usted también, y todos Horace Greely; y son sumos sacerdotes de un
nosotros, todos nacimos buenos!», olvidando —no, modo muy consciente. El único vínculo común
fingiendo olvidar—, ¡oh, igualitarios por el entre la secta es la Credulidad; llamemos a esto
despropósito!, que todos nacimos marcados por el Demencia, y dejémoslo correr; y si uno es
mal. concienzudo (los ignorantes generalmente lo son),
¿Por qué mentira podía dejarse engañar aquel os dará una respuesta análoga a la que dio
que a veces —dolorosa necesidad de los medios— Talleyrand cuando le preguntaron por qué creía en
las denuncia ba con tanto rigor? ¡Qué desdén por la Biblia: «Creo en ella, dijo, en primer lugar porque
los filosofastros en sus días buenos, en los días en soy obispo de Autun, y en segundo lugar porque
que estaba, por así decir lo, iluminado! Ese poeta, no comprendo absolutamente nada de lo que
de quien diversas ficciones parecen pensadas dice.» Lo que esos filósofos llaman argumento es

238
una manera muy suya de negar lo que es y de sabios de los sabios? ¿No es asombroso que esta
explicar lo que no es. idea tan sencilla no ilumine todos los cerebros; que
El progreso, esa gran herejía de la decrepitud, el Progreso (en la medida en que hay progreso)
tampoco podía escapar a sus ataques. El lector verá, perfecciona el dolor en la proporción en que afina
en diferentes pasajes, de qué términos se servía la voluptuosidad, y que si la epidermis de los
para caracterizarlo. Verdaderamente, diríase por el pueblos se hace cada vez más delicada,
ardor con que se ocupa del asunto, que quería evidentemente sólo persiguen una Italiam
vengarse, como de una molestia pública, como de fugientem, una conquista que pierden al minuto
una plaga callejera. ¡Cuánto hubiese reído, con esa siguiente, un progreso que se niega sin cesar a sí
risa despectiva del poeta que nunca engrosa el mismo?
racimo de los bobos, si hubiese podido leer, como Pero esas ilusiones, por otra parte interesadas,
me ha ocurrido recientemente a mí, esa frase proceden de un fondo de perversidad y de mentira
mirífica, que hace pensar en los dislates bufos y —meteoros de los pantanos— que empujan al
voluntarios de los payasos, y que he visto desprecio a las almas enamoradas del fuego
pavoneándose pérfidamente en un periódico de lo eterno, como Edgar Poe, y exasperan las
más grave: El incesante progreso de la ciencia ha inteligencias oscuras, como la de Jean-Jacques, en
permitido en tiempos muy recientes volver a quien una sensibilidad herida y propensa a la
encontrar el secreto perdido y que se buscaba rebelión hace las veces de filosofía. Que éste
desde hacía mucho, de... (fuego griego, temple del tuviera razón contra el Animal depravado es
cobre, cualquier cosa desaparecida), cuyas indiscutible; pero el animal depravado tiene
aplicaciones más afortunadas se remontan a una derecho a reprocharle que invoque la simple
época bárbara y muy antigua... He ahí una frase naturaleza. La naturaleza sólo engendra monstruos,
que puede llamarse un verdadero hallazgo, un y toda la cuestión está en ponerse de acuerdo
magnífico des cubrimiento, incluso en un siglo de sobre la palabra salvajes. Ningún filósofo se
incesante progreso; pero creo que la momia de atreverá a proponer como modelo esas
Alamistakeo no dejaría de preguntar, en el tono desventuradas hordas corrompidas, víctimas de los
suave y discreto de la superioridad, si fue gracias al elementos, pasto de las fieras, tan incapaces de
progreso incesante —a la ley fatal, irresistible, del fabricar armas como de concebir la idea de un
progreso— como tan famoso secreto se per dió. poder espiritual y supremo. Pero si se quiere
Por otra parte, para abandonar el tono de la farsa, comparar al hombre moderno, al hombre civilizado,
en un asunto que contiene tantas lágrimas como con el hombre salvaje, o mejor dicho, a una nación
risas, ¿no es algo verdaderamente portentoso ver a llamada civilizada con una nación llamada salvaje,
una nación, varias naciones, pronto a la humanidad es decir, privada de todas las ingeniosas
entera, decir a sus sabios, a sus hechiceros: Os invenciones que dispensan al individuo del
amaré y os haré grandes si me convencéis de que heroísmo, ¿quién puede dejar de ver que todo el
progresamos sin quererlo, inevitablemente... honor corresponde al salvaje? Por su naturaleza,
durmiendo; libradnos de la responsabilidad, incluso por necesidad, es enciclopédico, mientras
ocultadnos la humillación de las comparaciones,
falsead la historia y entonces podréis llamaros los que el hombre civilizado se encuentra confinado en

240
las regiones infinitamente pequeñas de la suficientemente grande como para que pueda
especialidad. El hombre civilizado inventa la contener todo su dinero... y además toda su alma.»
filosofía del progreso para consolarse de su En cuanto a la religión, no voy a hablar de
abdicación y de su degradación; mientras que el Vitziputzli tan a la ligera como lo hizo Alfred de
hombre salvaje, esposo temido y respetado, Musset; confieso sin reparo que prefiero con
guerrero obligado al valor personal, poeta en las mucho el culto de Teutates (118) al de Mammón; y
horas melancólicas en las que el sol declinante el sacerdote que ofrece al cruel solicitador de
invita a cantar el ayer y los antepasados, se acerca hostias humanas víctimas que mueren
mucho más a los lindes del ideal. ¿Qué laguna nos honrosamente, víctimas que quieren morir, me
atreveremos a reprocharle? Tiene al sacerdote, parece alguien muy manso y humano al lado del
tiene al hechicero y al médico. Pero, ¿qué digo?, financiero que sólo inmola a las poblaciones a su
tiene al dandy, suprema encarnación del ideal de la propio interés. Muy de tarde en tarde, tales cosas
belleza trasladado a la vida material, aquel que se entrevén aún, y una vez lei en un articulo del
dicta la forma y regula las maneras. Sus vestidos, señor Barbey d'Aurevilly una exclamación de
sus adornos, sus armas, su pipa demuestran una tristeza filosófica que resume todo lo que me
facultad inventiva que desde hace mucho tiempo gustaría decir acerca de este asunto: «Pueblos
ya nos ha abandonado. ¿Compararemos nuestros civilizados que arrojáis sin cesar la piedra a los
ojos perezosos y nuestras orejas ensordecidas con salvajes, ¡pronto no mereceréis ni siquiera ser
esos ojos que atraviesan la bruma, con esas orejas idólatras!»
que oirían crecer la hierba? Y el salvajismo, en el Semejante ambiente —ya lo he dicho, pero no
alma sencilla e infantil, animal obediente y cariñoso, puedo resistir la tentación de repetirlo— no es el
que se da por entero sabiendo que no es más que más propicio a los poetas. Lo que una mente
la mitad de un destino, ¿lo declararemos inferior a francesa, supongamos la más democrática,
la dama norteamericana de la que el señor entiende por Estado, sería una idea inaceptable en
Bellegarigue (¡redactor del Monitor de los una mente norteamericana. Para toda inteligencia
Ultramarinos!) ha crei do hacer un elogio diciendo del viejo mundo, un Estado político tiene un cen tro
que era el ideal de la mujer entretenida? Esta motor que es su cerebro y su sol, recuerdos
misma señora, cuyas costumbres excesivamente antiguos y gloriosos, largos anales poéticos y
prácticas, inspiraron a Edgar Poe —aun siendo tan militares, una aristocracia a la que la pobreza, hija
galante, tan respetuoso con la belleza— las tristes li de las revoluciones, sólo puede añadir un
neas siguientes: «Esos inmensos bolsos, parecidos paradójico lustre; pero ¡Eso! Esa caterva de
al pepino gigante, que están de moda entre vendedores y compradores, lo que no tiene
nuestras beldades, no tienen, a pesar de lo que nombre, ese monstruo sin cabeza, ese deportado
suele creerse, un origen parisiense; son más allá del océano, ¡Estado! Aceptémoslo si una
completamente indígenas. ¿Por qué semejante inmensa taberna donde el consumidor acude y
moda en París, donde una mujer en su bolso sólo hace sus negocios sobre unas mesas manchadas,
guarda el dinero? Pero ¡qué decir del bolso de una en medio de la barahúnda de palabras
norteamericana! El bolso tiene que ser lo malsonantes, puede asimilarse a un salón, a lo que

242
llamábamos antaño un salón, república del ingenio III
presidida por la belleza.
Siempre será difícil ejercer, a un tiempo noble y Semejante medio social engendra
fructuosamente, la profesión de hombre de letras necesariamente erro res literarios proporcionados.
sin exponerse a la difamación, a la calumnia de los Contra esos errores Poe reaccionó tan a menudo
impotentes, a la envidia de los ricos —¡esa envidia como le fue posible y con todas sus fuerzas. No
que es su castigo!—, a las venganzas de la debemos, pues, sorprendernos de que los escritores
mediocridad burguesa. Pero lo que es difícil en una norteamericanos, sin dejar de admitir sus singulares
monarquía moderada o en una república regular, se dotes como poeta y como narrador, siempre hayan
hace casi impracticable en una especie de olla de querido rebajar su valor como crítico. En un país en
grillos en la que cada cual, gendarme de la opinión, el que la idea de utilidad, la más hostil del mundo a
vigila en beneficio de sus vicios— o de sus virtudes, la idea de belleza, lo domina todo, el crítico
que viene a ser lo mismo—, donde un poeta, un perfecto será el más honorable, es decir, aquel
novelista de un país con esclavos es un escritor cuyas tendencias y deseos estén más cerca de las
detestable a los ojos de un crítico abolicionista; tendencias y de los deseos de su público; aquel
donde no se sabe cuál es el mayor escándalo: el que, confundiendo las facultades y los géneros de
desmelenamiento del cinismo o la imper producción, asigne a todos un objetivo único; aquel
turbabilidad de la hipocresía bíblica. Quemar a que busque en un libro de poesía los medios de
negros encadenados, culpables de haber sentido en perfeccionar la conciencia. Naturalmente, no
su negra mejilla el hormigueo del rojo del honor, tardará en despreocuparse de las bellezas reales,
disparar el revólver en la platea de un teatro, efectivas, de la poesía, y cada vez será menos
establecer la poligamia en los países del Oeste, que sensible a las imperfecciones e incluso a los errores
los salvajes (término que parece una injusticia) aún de la ejecución. Por el contrario, Edgar Poe,
no habían mancillado con esas bochornosas dividiendo el mundo del espíritu en Intelecto puro,
utopías, pegar unos carteles que anuncian, sin duda Gusto y Sentido moral, aplicaba la crítica según el
para reafirmar el principio de la libertad ilimitada, la objeto de su análisis perteneciente a una de esas
curación de las enfermedades de nueve meses, tres divisiones. Antes que nada era sensible a la
tales son algunos de los rasgos sobresalientes, perfección del plan y a la corrección de la ejecución;
algunas de las ilustra ciones morales del noble país desmontando las obras literarias como piezas
de Franklin, el inventor de la moral del mostrador, mecánicas defectuosas (para el objeto que
el héroe de un siglo consagrado a la manera. No deseaban tener), observando cuidadosamente los
está de más llamar la atención incesante mente vicios de fabricación; y cuando pasaba al detalle de
sobre esas maravillas de brutalidad, en un tiempo la obra, a su expresión plástica, en una palabra, al
en el que la americanomanía se ha convertido casi estilo, escudriñando sin omisión los errores de
en una pasión de buen tono, hasta el punto de que prosodia, las faltas gramaticales y toda esa masa de
un arzobispo ha podido prometernos muy en serio escorias que, en los escritores que no son artistas,
que la Providencia no tardaría mucho en ensucian las mejores intenciones y deforman las
permitirnos disfrutar de ese ideal trasatlántico. concepciones más nobles.

244
Para él, la Imaginación es la reina de las se escribe con objeto de preparar esta impresión
facultades; pero para él esta palabra es algo más final, la obra está fallida desde el comienzo. En todo
grande que lo que suele entender el común de los el relato no debe haber ni una sola palabra que no
lectores. La Imaginación no es la fantasía; tampoco contenga una intención, que no tienda, directa o
la sensibilidad, aunque sea difícil concebir a un indirectamente, a perfeccionar el objetivo
hombre imaginativo que no sea sensible. La propuesto.
Imaginación es una facultad casi divina que per cibe Hay un aspecto en el cual el cuento es superior
en primer lugar, al margen de los métodos incluso al poema. El ritmo es necesario para el
filosóficos, las relaciones íntimas y secretas de las desarrollo de la idea de belleza, que es el objetivo
cosas, las correspondencias y las analogías. Los mayor y más noble del poema. Ahora bien, los
honores y las funciones que confiere a esta facultad artificios del ritmo son un obstáculo insuperable
le otorgan tal valor (al menos cuando se para este desarrollo minucioso de pensamientos y
comprende debidamente el pensamiento del autor) de expresiones que tiene por meta la verdad.
que un sabio sin imaginación sólo resulta un falso Porque la verdad puede ser a menudo la meta del
sabio, o al menos un sabio incompleto. cuento, y el razonamiento la mejor herramienta
Entre los dominios literarios en que la para la construcción de un cuento perfecto. Por
imaginación puede obtener los resultados más este motivo, esta forma literaria, que no es tan
curiosos, recoger los tesoros, no más ricos ni de elevada como la poesía pura, puede producir obras
más valor (porque éstos pertenecen a la poesía), más variadas y más fácilmente apreciables para la
pero sí los más numerosos y variados, existe uno mayoría de los lectores. Además, el autor de un
por el que el Poe siente una particular atracción, el cuento tiene a su disposición una multitud de
cuento. Este tiene sobre la novela larga la inmensa tonos, de matices de lenguaje, el tono razonador, el
ventaja de que su brevedad contribuye a la sarcástico, el humorístico, que repudia la poesía, y
intensidad del efecto. La lectura, que puede hacerse que son como disonancias, ofensas a la idea de
de una tirada, deja en la mente un recuerdo mucho belleza pura. Esta es también la causa de que el
más fuerte que el de una lectura rota, interrumpida autor que en un cuento se propone un simple
a menudo por el ajetreo de los quehaceres y el afán objetivo de belleza, tenga que trabajar
de los intereses mundanos. La unidad de impresión, enfrentándose con grandes inconvenientes, ya que
la totalidad de efecto es una ventaja inmensa que está privado de uno de los instrumentos más útiles,
puede dar a esa forma literaria una superioridad el ritmo. Ya sé que en todas las literaturas se han
muy peculiar, hasta el punto de que un cuento hecho intentos, a menudo coronados por el éxito,
demasiado corto (y ello es sin duda un defecto) para crear cuentos puramente poéticos; el propio
todavía es preferible a un cuento demasiado largo. Edgar Poe escribió algunos muy hermosos. Pero
El artista, si es hábil, no acomodará sus son luchas y esfuerzos que sólo sirven para
pensamientos a los incidentes, sino que, después demostrar la fuerza de los verdaderos medios
de concebir deliberadamente, con toda calma, un adaptados a las metas correspondientes, y casi me
efecto que quiere producir, inventará los incidentes, inclino a creer que en algunos autores, los más
combinará los hechos más adecuados para que grandes que pueda elegirse, tales tentaciones
conduzcan al efecto deseado. Si la primera frase no heroicas proceden de la desesperación.

246
IV hace ya tiempo que han infectado la prensa
francesa. No será, pues, inútil dar cuenta
«Genus irritabile vatum! Que los poetas (nos sumariamente de algunas de sus más importantes
servimos de la palabra en su acepción más amplia y opiniones relativas a la composición poética. El
como abarcando a todos los artistas) constituyen paralelismo del error hará su aplicación muy fácil.
una casta irritable, es bien sabido; pero el porqué Pero, antes que nada, debo decir que después de
de ello no parece que todo el mundo lo haya reco nocer lo que corresponde al poeta natural, a lo
comprendido bien. Un artista sólo es un artista innato, Poe concedía una gran importancia a la
gracias a su exquisito sentido de la Belleza, sentido ciencia, al traba jo y al análisis, que parecerá
que le procura goces embriagadores, pero que al exorbitante a los orgullosos no eruditos. No sólo
mismo tiempo implica, contiene un sentido dedicó esfuerzos considerables para someter a su
igualmente exquisito de toda deformidad y de toda voluntad el demonio fugitivo de los minutos felices,
desproporción. Por eso un agravio, una injusticia para evocar a su antojo esas sensaciones exquisitas,
hecha a un poeta que sea verdaderamente un los anhelos espirituales, los estados de salud
poeta, le exaspera hasta un punto que puede poética, tan raros y tan preciosos que
parecer, a los ojos de la mayoría, que existe una verdaderamente podríamos considerarlos como
completa desproporción respecto a la injusticia gracias exteriores al hombre y como revelaciones;
cometida. Los poetas ven la injusticia, nunca donde sino que también sometió la inspiración al método,
no existe, pero muy a menudo donde los ojos no al análisis más severo. ¡La elección de los medios!
poéticos no ven nada injusto. Por eso la famosa Una y otra vez vuelve a lo mismo, insiste con una
irritabilidad poética no tiene nada que ver con el docta elocuencia en la adecuación del medio al
temperamento, entendido en el sentido vulgar, efecto, en el uso de la rima, en el
sino que está en relación con una clarividencia que perfeccionamiento del estribillo, en la adaptación
va más allá de lo ordinario, relativa a lo falso y a lo del ritmo al sentimiento. Afirmaba que quien no
injusto. Esta clarividencia no es más que un sabe captar lo intangible no es poeta; que sólo es
corolario de la viva percepción de lo verdadero, de poeta quien es dueño de su memoria, soberano de
la justicia, de la proporción, en una palabra, de la las palabras, registro de sus propios sentimientos
belleza. Pero hay algo que está muy claro: el siempre a punto para dejarse hojear. ¡Todo para el
hombre que no es (según el juicio del común de las desenlace!, repetía a menudo. Hasta un soneto
gentes) irritabilis, no tiene nada de poeta.» requiere un plan, y la construcción, el armazón, por
Así habla el propio poeta, proporcionando una así decirlo, es la garantía más importante de la vida
excelente e irrefutable apología a todos los de su misteriosa de las obras de imaginación.
casta. Poe mostraba esta sensibilidad en las Recurro naturalmente al artículo titulado The
cuestiones literarias, y la extremada importancia Poetic Principie, y en él descubro, ya en su mismo
que atribuía a las cosas de la poesía le movía a comienzo, una vigorosa protesta contra lo que
menudo a adoptar un tono en el que, a juicio de los podría llamarse, en materia de poesía, la herejía de
débiles, la superioridad se hacía notar demasiado. la longitud o de la dimensión, el absurdo valor
Creo que ya he observado que varios de los prejui atribuido a los poemas extensos. «Un poema largo
cios que tenía que combatir, de las ideas falsas, de no existe; lo que se entiende por un poema largo es
los juicios vulgares que circulaban a su alrededor,

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una absoluta contradicción de términos.» En efecto, Pero existe otra herejía que, gracias a la
un poema sólo merece este nombre en la medida hipocresía, a la tosquedad y a la bajeza de los
en que excita, que arrebata el alma, y el valor espíritus es mucho más temible y tiene
efectivo de un poema depende de esta excitación, posibilidades de duración mayores, un error más
de este arrebato del alma. Pero, por necesidad persistente; me refiero a la herejía de la enseñanza,
psicológica, todas las excitaciones son fugitivas y que comprende como corolarios inevitables la
transitorias. Ese estado singu lar en el cual el alma herejía de la pasión, de la verdad y de la moral.
del lector ha sido, por así decirlo, violentada, sin Una multitud de personas están persuadidas de
duda alguna no puede durar tanto como la lectura que el objetivo de la poesía es enseñar algo, que
de un poema que supera la tenacidad de debe robustecer la concien cia, perfeccionar las
entusiasmo de que es capaz la naturaleza humana. costumbres o demostrar algo útil. Edgar Poe
Evidentemente, ya hemos condenado, pues, al asegura que los norteamericanos han patrocinado
poema épico. Porque una obra de tales de manera especial esta idea heterodoxa; ¡Xay! No
dimensiones no puede considerarse como poética es preciso ir a Boston para encontrar la herejía en
más que en la medida en que se sacrifica la cuestión. Aquí mismo nos asedia y todos los días
condición vital de toda obra de arte, la Unidad; no lanza embates contra la verdadera poesía. La
me refiero a la unidad en la concepción, sino a la poesía, por poco que se quiera descender hasta el
unidad en la impresión, a la totalidad del efecto, fondo de uno mismo, interrogar al alma, evocar sus
como ya he dicho al comparar la novela con el recuerdos de fervor, no tiene más ob jeto que ella
cuento. El poema épico se nos aparece, pues, misma; no puede tener otro, y ningún poe ma será
estéticamente hablando, como una paradoja. Es tan grande, tan noble, tan verdaderamente digno
posible que en épocas remotas se compusiesen del nombre de poema como el que se habrá escrito
series de poemas líricos, fundidos posteriormente únicamente por el placer de escribir un poema.
por los compiladores para hacer poemas épicos; No quiero decir con eso que la poesía no
pero toda intención épica procede evidentemente ennoblezca las costumbres —que quede claro—,
de un sentido imperfecto del arte. El tiempo de esas que su resultado final no sea elevar al hombre por
anomalías artísticas ha pasado, e incluso es muy encima del nivel de los intereses vulgares; eso sería
dudoso que un poema largo haya podido ser evidentemente un absurdo. Lo que digo es que si el
alguna vez verdaderamente popular en toda la poeta persigue un fin moral, disminuye su fuerza
extensión del término. poética; y no es imprudente apostar que su obra
Hay que añadir que un poema demasiado corto, será mala. La poesía no puede, bajo pena de
el que no proporciona un pabulum que baste a la muerte o de extinción, asimilarse a la ciencia o a la
excitación creada, el que no iguala al apetito natural moral; no tiene la Verdad por objeto, sólo se tiene a
del lector, es también muy defectuoso. Por brillante sí misma. Los modos de demostración de verdad
e intenso que sea su efecto, no es duradero; la son otros, pertenecen a otro ámbito. La Verdad no
memoria no lo retiene; es como un sello que se tiene nada que ver con las canciones. Todo lo que
aplica con demasiada suavidad y demasiado aprisa, constituye el encanto, la gracia, lo irresistible de una
y que no tiene tiempo de grabar su imagen en la canción quitaría a la Verdad su autoridad y su
cera.
poder. Frío, sereno, impasible, el talan te

250
demostrativo rechaza los diamantes y las flores de belleza superior, y la manifestación de este
la musa; es, pues, todo lo contrario del talante principio está en un entusiasmo, una excitación del
poético. El Intelecto puro aspira a la Verdad, el alma —entusiasmo que es completamente
Gusto nos muestra la Belleza y el Sentido moral nos independiente de la pasión, que es la embriaguez
enseña el Deber. Es cierto que el sentido intermedio del co razón, y de la verdad, que es el alimento de
mantiene íntimas relaciones con los dos extremos, y la razón—. Porque la pasión es natural, demasiado
que sólo está separado del Sentido moral por una natural para no introducir un tono hiriente,
diferencia tan ligera que Aristóteles no vaciló en discordante, en el dominio de la belleza pura,
situar entre las virtudes algunas de sus delicadas demasiado familiar y demasiado violenta para no
operaciones. Por otra parte, lo que exaspera sobre escandalizar a los puros Deseos, las graciosas
todo al hombre de gusto en el espectáculo del vicio Melancolías y las nobles Desesperaciones que
es su deformidad, su desproporción. El vicio atenta habitan las regiones sobrenaturales de la poesía.
contra lo justo y lo verdadero, subleva al intelecto y Esta extraordinaria elevación, este exquisita
a la conciencia; pero, como atentado contra la delicadeza, ese acento de inmortalidad que Edgar
armonía, como disonancia, ofenderá aún más Poe exige de la Musa, no le hace menos atento a las
particularmente a ciertos espíri tus poéticos; y no prácticas de ejecución, sino que por el contrario le
creo que sea escandaloso considerar toda empuja a aguzar incesantemente su genio efectivo.
infracción a la moral, a la belleza moral, como una Muchos, sobre todo los que han leído el singular
especie de fallo en el ritmo y en la prosodia poema titulado El cuervo, se escandalizarían si yo
universales. analizase el artículo en el que nuestro poeta, en
Este admirable, este inmortal instinto de la apariencia ingenuamente, pero con una leve
Belleza es lo que nos hace considerar la Tierra y sus impertinencia que no me parece mal, explicó
espectáculos como un anticipo, como una minuciosamente el modo de construcción
correspondencia del Cielo. La sed insaciable de empleado, la adaptación del ritmo, la elección de
todo lo que está más allá y que reve la la vida es la un estribillo —lo más breve posible y lo más
prueba más efectiva de nuestra inmortali dad. A un susceptible de aplicaciones diversas, y al mismo
tiempo por la poesía y a través de la poesía, por la tiempo el más representativo de melancolía y de
música y a través de ella, el alma entrevé los desesperación, adornado con la rima más sonora
esplendores situados tras la tumba; y cuando un de todas (nevermore, nunca más)—, la invención
poema exquisito hace brotar las lágrimas, esta de un pájaro capaz de imitar la voz humana, pero
lágrimas no son la prueba de un exceso de goce, de un pájaro —el cuervo— que en la imaginación
sino más bien el testimonio de una melancolía popular tiene un carácter funesto y fatal; la elec
irritada, de una súplica de los nervios, de una ción del tono más poético de todos, el tono
naturaleza desterrada en lo imperfecto y que qui melancólico, del sentimiento más poético, el amor
siera apoderarse inmediatamente, ya en esta misma por una mujer muer ta, etc. «Y no situaré, dice, al
tierra, de un paraíso revelado. héroe de mi poema en un ambiente pobre, porque
Así, el principio de la poesía es estricta y la pobreza es trivial y contraria a la idea de Belleza.
sencillamente la aspiración humana hacia una Su melancolía se albergará en una estancia

252
magnífica y poéticamente amueblada.» El lector extrañeza, que es como el condimento
sorprenderá en varios de los cuentos de Poe indispensable de toda belleza. Hace un magnífico
síntomas curiosos de esa afición inmoderada por uso de las repeticiones del mismo verso o de varios
las formas bellas, sobre todo por las formas bellas versos, retornos obstinados de frases que simulan
singulares, por los ambientes adornados y las las obsesiones de la melancolía o de la idea fija, del
suntuosidades orientales. estribillo pu/o y simple, pero que reaparece de
Ya he dicho que ese artículo me parecía tocado diversas maneras distintas, del estribillo con
de una ligera impertinencia. De todos modos, los variante, que finge la indolencia y la distracción, de
partidarios de la inspiración no dejarán de ver en él las rimas redo bladas o triplicadas, y también de un
una profanación y una blasfemia; pero creo que el género de rima que introduce en la poesía
artículo se escribió espe cialmente para ellos. Frente moderna, pero con más precisión e intención, las
a ciertos escritores que afectan el abandono, sorpresas del verso leonino.
aspirando a la obra maestra con los ojos cerrados, Es evidente que el valor de todos esos medios
llenos de confianza en el desorden y esperando que sólo puede verificarse por la aplicación; y una
las letras arrojadas al techo vuelvan a caer en forma traducción de poemas tan deliberados, tan
de poema sobre el suelo, Edgar Poe —uno de los concentrados, puede ser un sueño tentador, pero
hombres más inspirados que conozco— tiene la no será más que un sueño. Poe compuso pocos
afectación de ocultar la espontaneidad, de simular poemas; a veces se lamentaba de no poder
sangre fría y deliberación. «Creo poder jactarme entregarse, no más a menudo, sino exclusivamente
—dice con un orgullo divertido y que no me parece a ese tipo de trabajo, que consideraba como el más
de mal tono— que ningún aspecto de mi poema ha noble. Pero su poesía es siempre de un poderoso
sido abandonado al azar, y que la obra entera efecto. No es la efusión ardiente de Byron, no es la
avanza paso a paso hacia su objetivo con la melancolía blanda, armoniosa, distingüida, de
precisión y la lógica rigurosa de un problema de Tennyson, por quien sentía, dicho sea de paso, una
matemáticas.» Decia que sólo los amantes del azar, admiración casi fraterna. Es algo profundo y
los fatalistas de la inspiración y los fanáticos del espejeante como el sueño, misterioso y perfecto
verso blanco pueden juzgar extravagantes esas como el cristal. Supongo que no necesito decir que
minucias. En materia de arte no existen minucias. los críticos norteamericanos han denigrado a
A propósito de versos blancos, añadiré que Poe menudo esta poesía. Recien temente leía en un
concedía una importancia extremada a la rima, y diccionario de biografías norteamericanas un
que en el análisis que hizo del placer matemático y artículo en la que se la declaraba extraña, y se
musical que la mente obtiene con la rima, puso reconocía que era de temer que esa musa de
tanto cuidado y tanta sutileza como en todas las doctos ropajes hiciese escuela en el glorioso país de
cuestiones relativas al oficio poético. Del mismo la moral útil, para terminar lamentando que Poe no
modo que había demostrado que el estribillo es hubiese dedicado su talento a la expresión de las
susceptible de aplicaciones infinitamente variadas, verdades morales, en vez de malgastarlo en la
trata también de rejuvenecer, de redoblar el placer búsqueda de un ideal extravagante y de prodigar
de la rima, añadiéndole ese elemento inesperado, la

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en sus versos una voluptuosidad misteriosa, es
cierto, pero sensual.
Ya conocemos esa leal esgrima. Los reproches Notas
que los malos críticos hacen a los buenos poetas
son los mismos en todos los países. Al leer este
artículo me parecía leer la traducción de una de
esas numerosas requisitorias que los críticos
parisienses disparan contra aquellos de nuestros
poetas más enamorados de la perfección. Nuestras
predilecciones son fáciles de adivinar, y toda alma
prendada de poesía pura me comprenderá cuando
diga que, entre nuestra casta antipoética, Victor
Hugo sería menos admirado si fuese perfecto, y que
sólo ha podido hacerse perdonar todo su genio
lírico introduciendo a la fuerza y brutalmente en su (1) Publicado en 1851. Pierre Dupont (1821-1870)
poesía lo que Edgar Poe consideraba como la fue uno de los poetas obreros más famosos de su
mayor de las herejías modernas: la enseñanza. época. Después de cantar la revolución de 1848,
después del golpe de Estado de diciembre de 1851 se
le condenó a siete años de deportación, pero fue
incluido en una amnistía.
(2) Batalla naval librada en octubre de 1827, y en la
que la escuadra de los aliados (Gran Bretaña, Rusia y
Francia) derrotó a la turcoegipcia.
(3) Alusión al libro Las orientales (1829) de Victor
Hugo.
(4) Alusión al libro de Sainte-Beuve, Vida, poesía y
pensamientos de Joseph Delorme (1829).
(5) Consigna atribuida a Franfois Guizot, uno de los
políticos más influyentes del reinado de Luis Felipe.
(6) Famoso restaurante del bulevar de los Italianos.
(7) Nombre que se daba a los obreros lioneses de la
seda.
(8) Indudable alusión al padrastro de Baudelaire, el
general Aupick.
(9) Las cursivas corresponden a dos citas de poemas
de Dupont.
(10) De 1848.
(11) El mágico prodigioso, de Calderón de la Barca
(III, 5).
(12) Tres prototipos de taciturnos héroes
románticos, según las novelas de Chateaubriand,
Sénancour y Goethe.
(13) El autor de la Marsellesa.
(14) Publicado en noviembre de 1851.

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(15) Estrenado en 1844. Los principales títulos las extensísimas Memorias del Diablo (8 vol.,
dramáticos de Émile Augier (1820-1889) pertenecen a 1837-1838).
la época del Segundo Imperio. (37) Bulwer-Lytton (1803-1873), novelista inglés
(16) La famosa novela de Gautier (1836). muy famoso en su tiempo: Pelham (1828), Eugene
(17) Drama de Alexandre Dumas (1836). Aram (1832),' Los últimos días de Pompeya (1834).
(18) Novela satírica (1842) de Louis Reybaud. (38) Paul de Kock (1793-1871), novelista popular,
(19) Fiesta carnavalesca del antiguo barrio uno de los más leídos de su siglo.
parisiense de La Courtille. (39) Mitológica esposa de Minos famosa por sus
(20) Filósofo y político (1797 1871), portavoz del amores contra natura con el toro de Creta.
sansimonismo. (40) Sobrenombre del escritor Pétrus Borel
(21) Étienne Lousteau y Lucien de Rubempré, (1809-1859), a quien Baudelaire dedica unas páginas
personajes de la Comedia Humana. más adelante.
(22) Arnaud Berquin (1747-1791), autor de un (41) Charles Asselineau (1821-1874) acababa de
empalagoso libro titulado El amigo de los niños. publicar el volumen de cuentos La doble vida. La
(23) El barón de Montyon instituyó en 1782 unos critica de Baudelaire es de enero de 1859.
premios a la virtud y a los libros que la fomentaran. (42) En inglés, «herido por la melancolía».
(24) Ministro del Interior que por un decreto de (43) Johann Paul Friedrich Richter, más conocido
octubre de 1851 se proponía alentar el teatro que por Jean- Paul (1763-1825), escritor romántico
tuviera un fin moral y educativo. alemán.
(25) No hay noticia de que Baudelaire escribiera (44) La causa de la independencia griega.
semejante artículo. (45) Hoy de la Concordia.
(26) Publicado en enero de 1852. (46) «Aqui me juzgan bárbaro porque no me
(27) En griego, «Hera, la de los ojos vacunos», la comprenden», (Tristes. V. 10).
diosa identificada por los romanos con Juno. (47) En inglés, «tú eres el hombre», cita de Las
(28) En latín, crujido de dientes. confesiones de un fumador de opio, de De Quincey.
(29) Publicado en octubre de 1857. (48) Publicado en marzo de 1859.
(30) El marqués Astolphe de Custine (1790-1857),
autor de dos famosos libros de viajes —España bajo (49) Sobrenombre dado en su adolescencia a Victor
Fernando Vil (1838) y Rusia en 1839 (1843)— además Hugo.
de las novelas citadas por Baudelaire: Aloys (1829), El (50) Tres obras poéticas de Gautier, respectivamente
mundo tal como es (1835), Ethei (1839) y Romualdo de 1833, 1838 y 1845.
o la vocación (1848). (51) Dos famosos libros de poesía de Lamartine.
(31) Comedia de Balzac. (52) Poeta (1805 1882) al que Baudelaire dedicará
(32) Jules Barbey d'Aurevilly (1808 1889), el más un estudio. Las sátiras de sus Yambos (1830-1831) le
famoso de estos novelistas de entonces que comenta hizo famoso, pero entre sus restantes obras figuran
Baudelaire. Una antigua amante es de 1849 y La también II Pianto (1833) y Lázaro (1837), sobre las
hechizada de 1854. miserables condiciones de vida de los obreros
(33) Seudónimo de Jules Husson (1821 1869), ingleses.
adelantado y teórico del movimiento llamado (53) Seguramente, el volumen colectivo Versos,
realista. publicado en 1843, lo cual permite datar la primera
(34) Charles Barbara (nacido en 1822) es el más visita de Baudelaire a Gautier.
oscuro de los autores citados en este pasaje. Fue (54) Libro satírico de Gautier (1833) donde pone en
amigo de juventud de Baudelaire y publicó en 1855 solfa al esnobismo literario romántico.
la novela El asesinato del Puente Rojo. (55) De 1839.
(35) Paul Féval (1817-1887) es un conocido (56) Baudelaire cita aquí un fragmento de sus
folletinista de la época, autor de Los misterios de Nuevas notas sobre Edgar Poe.
Londres (1848) y El jorobado (1858). (57) Michelet en El amor (1859).
(36) Frédéric Soulié (1800-1847), rival de Balzac en (58) Cita de Poe, Estancias a Helena.
los primeros años de la novela de folletín, autor de (59) Con motivo de la Exposición universal de 1855.

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(60) Aldea del departamento de los Bajos Pirineos, (79) Poeta (1810-1838) de vida desastrada, que
a veinticinco quilómetros de Bayona. murió de privaciones en un hospital dejando un único
(61) «Todas hieren, la última mata». libro, El miosotis (1838).
(62) «Soy hombre y no juzgo ajeno nada humano». (80) Protagonista del drama romántico de Dumas
(63) «Cualquier cosa humana la considero ajena». (1831).
(64) Textos publicados en la «Revue Fantaisiste» en (81) El seminario.
1861. (82) Claudio Frollo es el perverso clérigo de Nuestra
(65) Después del golpe de Estado de diciembre de Señora de París, de Victor Hugo. Lamennais
1851, Víctor Hugo se exilió voluntariamente y no (1752-1854) se cita aquí como símbolo del sacerdote
regresó a Francia hasta después de la caída del de ideas liberales que se separó de la Iglesia.
Segundo Imperio, en 1870. (83) Poeta satírico (1796-1867).
(66) Novelista (1813-1848) hoy completamente (84) Poeta didáctico (1738-1813) que gozó de una
olvidado. La frase parece sugerir un trato asiduo fama tan inmensa como inmerecida.
entre Baudelaire y Víctor Hugo, pero sabemos que (85) La société du Caveau, fundada en 1729, fue una
sus relaciones personales fueron muy escasas y especie de club de la canción, sobre todo en los
esporádicas. géneros báquico y satírico, que tuvo una larga vida,
(67) Charles Fourier (1772-1837), una de las hasta muy entrado el siglo xix.
principales figuras del llamado socialismo utópico. (86) Pierre-Jean de Béranger (1780-1857) fue el
(68) Emmanuel Swedenborg (1688-1772), cancionero más célebre de todo el siglo, con un
famosísimo teósofo. repertorio epicúreo y político, sorprendentemente
(69) Johan Raspar Lavater (1741-1801), autor de la admirado por las mayores figuras de su tiempo.
Fisiognomía (1775-1778), sobre la manera de Marc-Antoine Désaugiers (1772-1827) fue otro
descubrir el carácter por los rasgos de la cara, teoría popularísimo autor de canciones, sobre todo de
que ejerció una gran influencia en todo el siglo xix.
(70) Edgar Quinet (1803-1875), profesor del Colegio asunto parisiense. A diferencia del liberal Béranger,
de Francia, publicó en 1836 un mediocre poema era de convicciones monárquicas.
épico sobre Napoleón. (87) Poeta (1793-1843) considerado como el mejor
(71) Sobre Barbier, véase la nota 52. de Francia en la época de la Restauración, y en
(72) «La indignación inspira la poesía» (Juvenal, seguida barrido por los grandes románticos.
Sátiras). (88) «Talante melancólico».
(73) Dos poetas románticos menores, Auguste (89) Especie de libro-álbum, generalmente con
Brizeux (1803-1858) y Antony Deschamps grabados.
(1800-1869). (90) Pintor francés (1795-1858) de carácter
(74) Poetisa (1786-1859) que, a diferencia de tantos romántico.
otros oscuros autores románticos que comenta (91) Peter von Cornelius (1783-1867), pintor alemán
Baudelaire, hoy seguimos leyendo con placer y que formó parte del grupo de los nazarenos.
admiración. (92) Poeta (1819-1896) que también fue amigo de
(75) Charles-Robert.Maturin (1782 1824), novelista Baudelaire.
irlandés autor de la famosa novela gótica Melmoth (93) Georges de Brébeuf (1618-1661), poeta que
(1820). dejó una obra escasísima y muy poco leída.
(76) André-Alexandre Erdan, partidario de la (94) Publicado en 1861 y que al año siguiente
ortografía fonética. reapareció como prólogo a la novela de Cladel
(77) Nombre dado, poco después de la revolución (1835-1892).
de 1830, a jóvenes que mostraban un afectado (95) Personas educadas y de buena cuna.
desaliño y que eran de ardientes convicciones (96) La revolución de 1848.
democráticas. (97) Paul Gavarni (1804-1866), el más popular de los
(78) Alusión al pasaje evangélico donde se habla del grabadores franceses de asunto costumbrista.
destino que se da a las treinta monedas de Judas
después de su muerte (Mt. 27,3-7).

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(98) Alusión al pequeño ciclo balzaquiano de La (115) Naturalmente, sigue aludiendo a Victor
historia de los Trece, una de cuyas novelas se titula Hugo.
Ferragus. (116) Publicado en 1855.
(99) Las hypanis son unas mariposas que llevan el (117) Publicado en 1857.
nombre de un río de la antigua Sarmacia. (118) Divinidad de los antiguos celtas.
.(100) Articulo aparecido anónimamente en la «Revue
anecdotique» a fines de enero de 1862.
(101) «Le Constitutionnel», 20 de enero de
1862.
(102) Alfred-Auguste Cuvillier-Fleury (1802-1887),
que había sido preceptor del duque de Aumale,
cuarto hijo del rey Luis Felipe.
(103) Periodista y escritor (1803-1866), que fue
secretario de Balzac, sobre quien dejó un curiosísimo
libro de recuerdos.
(104) Jules Favre (1809-1880) fue un abogado y
político enér gicamente opuesto al Segundo Imperio.
Al sillón que acababa de dejar vacante la muerte de
Lacordaire aspiraba también el propio Baudelaire.
Ninguno de los dos fue elegido, pero en 1868 Favre
consiguió ingresar en la Academia.
(105) Juego de palabras intraducibie. «Folie» es al
mismo tiempo locura y casa de recreo muy lujosa.
(106) Verso de Georges de Scudéry sobre La viuda,
de Pierre Corneille.
(107) «Este es el fin de Polonia», frase atribuida al
patriota polaco Kosciuszko, y que aquí se usa, claro
está, irónicamente.
(108) Publicado en abril de 1862.
(109) Artículo en forma de carta, aparecido
anónimamente en «Le Figaro» el 14 de abril de 1864.
(110) Verosímilmente se encontraba en Versalles
huyendo de sus acreedores.
(111) Por sus cuadros de tema hamletiano como
Hamlet y Horacio y Hamlet y Polonio.
(112) Saint-Marc Girardin (1801-1873) fue un
mediocre crítico literario muy respetado en su época.
(113) «El otro Girardin» es Emile de Girardin
(1806-1881), gran periodista, el fundador de «La
Presse», diario con el que revolucionó los hábitos de
lectura de todo el país. Aquí se alude a un artículo
publicado en 1850 en «La Presse» sobre la teoría de
que los caracoles se comunicaban entre sí por medio
de brújulas simpáticas, y, tal como dice Baudelaire, a
una suscripción patrocinada por el periódico para
conseguir la abolición de la guerra.
(114) Victor Hugo.

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Indice

Prólogo. 5
Pierre Dupont,
La escuela virtuosa,
La escuela pagana,
Madame Bovary. de Gustave Flaubert,
La doble vida, de Charles Asselineau,
Théophile Gautier,
Reflexiones sobre algunos de mis contemporáneos,
I. Victor Hugo,
II. Auguste Barbier,
III. Marceline Desbordes-Valmore,
IV. Théophile Gautier,
V. Pétrus Borel,
VI. Hégésippe Moreau,
VII. Théodore de Banville,
VIII. Pierre Dupont,
IX. Leconte de Lisie,
X. Gustave Le Vavasseur,
Los mártires ridículos, de Léon Cladel,
Una reforma en la Academia,
Los miserables, de Victor Hugo,
Aniversario del nacimiento de Shakespeare,
Edgar Poe, su vida y sus obras,
Nuevas notas sobre Edgar Poe,
Notas,

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