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LA ENCARNACIÓN DEL HIJO DE DIOS

El misterio de la unión entre el Hijo de Dios y la humanidad, se realiza en el instante en que María pronunció su SI

LA ANUNCIACIÓN:

*La encarnación es uno de los acontecimientos centrales y culminantes del plan de Dios para la salvación de los
hombres y dentro de esta la anunciación es el momento más trascendental. (Lc 1,30s)

*El misterio de la unión entre el Hijo de Dios y la humanidad, se realiza en el instante en que María pronunció
su sí “en nombre de toda la naturaleza humana” (Unión hipostática).

*“Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1,14). El Hijo eterno del Padre fue concebido como
hombre haciéndose hijo de mujer y sometiéndose a la ley. (Gal 4,4).

Por obra y gracia del Espíritu Santo


“Lo concebido en ella viene del Espíritu Santo” (Mt 1,20)

Jesucristo no fue concebido por obra de varón, como los demás hombres, sino únicamente por poder y obra
del Espíritu Santo, permaneciendo su Madre siempre virgen.

La encarnación del Hijo de Dios es obra de la Trinidad en especial del Espíritu Santo, pero no podemos decir
que Jesús es hijo del Espíritu Santo, sino solamente de Dios Padre.

María es la Madre de Dios

María fue escogida desde la eternidad por Dios Padre para ser la Madre de su Hijo (Gn 3,15).

Para que María diera su consentimiento y su aceptación del plan de Dios era necesaria una gracia especial desde
su concepción para dar su sí con verdadera libertad (Inmaculada Concepción).

Bajo el impulso del Espíritu Santo ella es llamada por Santa Isabel “la madre de mi Señor” (Lc 1,43)

La Iglesia confiesa que María es verdaderamente la Madre de Dios porque Jesús es Dios. Decir que ella es solo
madre de Jesús hombre es dividir a Jesús.

El verbo se hizo carne (Jn 1,14)

Juan llama “carne” al hombre entero haciendo ver la humildad por parte de la majestad del Verbo al hacer el gesto
de encarnarse para vivir entre los hombres.

La Iglesia llama “Encarnación” al hecho de que el Hijo de Dios haya asumido una naturaleza humana para llevar a
cabo, mediante ella, nuestra salvación.

El acontecimiento único y totalmente singular de la Encarnación consiste en que el Hijo de Dios se hizo
verdaderamente hombre sin dejar de ser Dios.

La fe en la verdadera encarnación del Hijo de Dios es el signo distintivo de la fe cristiana.

Jesucristo es perfecto hombre

A) Realidad del cuerpo de Cristo:

*El docetismo aparecido en el siglo I consideró que la materia es mala y, en consecuencia, niega que Cristo tuviera
un verdadero cuerpo material, de carne humana y que el cuerpo de Cristo sería sólo aparente.

*La Sagrada Escritura testimonia claramente que Cristo fue hombre verdadero, con un cuerpo real capaz de
cansarse, tener hambre, sed, sufrir, morir…
*Su cuerpo era real y tangible incluso después de la Resurrección.

*Los Padres de la Iglesia argumentaron que negar la realidad del cuerpo de Cristo es negar la realidad de la
redención obrada por el Señor.

B) La realidad del alma de Cristo.

*Apolinar de Laodicea (siglo IV) decía que Jesús carecía de alma humana pues su inteligencia y voluntad no eran
humanas. Que la humanidad de Cristo estaría compuesta solamente de carne y alma sensitiva.

*La Sagrada Escritura testimonia claramente que Cristo fue perfecto hombre con un alma humana y racional
verdadera: se alegró, se conmovió, tuvo afectos… en fin todas las cualidades del alma humana.

*San Gregorio de Nisa y otros combatieron estos argumentos. El papa San Dámaso y el Concilio de Constantinopla
(año 381) condenaron el apolinarismo.

C) Cristo tuvo una verdadera naturaleza humana, compuesta de alma y cuerpo

El Magisterio de la Iglesia y la Tradición han insistido en que Él era verdadero hombre, “semejante a nosotros en
todo, menos en el pecado” (Heb 4,15)

La naturaleza humana está compuesta por la unión substancial de cuerpo y alma. El alma es el principio que da
vida a la materia, el cuerpo es la realidad visible. Para Cristo hacerse hombre tenía que asumir ambas partes.

“No fue sanado lo que no fue asumido” y Cristo sanó a todo el hombre: cuerpo y alma. Nuestro Señor es “perfecto
Dios y perfecto hombre: subsiste con alma racional y carne humana.”

La Sagrada Escritura sobre Jesús:

Jesús se atribuye una superioridad sobre la Ley y el Templo. Es superior al Templo, sede de la gloria de Dios (Mt
12,6) es señor del sábado, establecido por Dios para el culto divino (Mt 12,1-8)

Jesús se atribuye una superioridad sobre todas las criaturas: sobre los ángeles y sobre los hombres: es más que
Jonás y que Salomón (Mt 12,41-42); superior a los propios ángeles (Mt 24,36).

Tiene poder para perdonar los pecados, poder exclusivo de Dios. (Mt 9,6 y Lc 7,48-50)

Se iguala a Dios en la autoridad. Como legislador: “Habéis oído que se dijo…pero Yo os digo…” (Mt 5,22). También
en el poder de juzgar a los hombres (Jn 5,22).

Jesús impone preceptos que sólo Dios puede exigir. Pide la fe en su persona, igual que la fe en Dios (Jn 14,1); exige
un amor por encima de todo, más que al padre o a la madre (Mt 10,37); la aceptación de Jesús es requisito para la
salvación (Mt 10,32); incluso pide que se entregue la vida por El para salvarse. (Lc 17, 33).

Jesús existe antes de todo, y es creador y conservador del mundo. Jesús mismo dice: “…la gloria que tuve junto a ti
antes de que el mundo existiera.” (Jn 17,5). San Pablo lo afirma en Col 1,15-17). “es el primogénito de toda
creación.”

Él ha venido al mundo enviado por su Padre. Ha venido del cielo (Jn 3,13), de lo alto (Jn 8,23), “ha salido de Dios
Padre” (Jn 8, 42) y a El vuelve después de su Pasión y Muerte (Jn 13,3).

Jesús, en su actividad, es igual al Padre y realiza las obras de Dios. “Mi Padre sigue trabajando y yo también
trabajo.” (Jn 5, 17)

Jesús afirma su igualdad y su compenetración con Dios Padre. (Jn 8,19, Jn 10,38, Jn 14,9-10).

Jesús es un sólo y mismo Dios con el Padre. “El Padre y yo somos una sola cosa.” (Jn 10,30)
Afirmaciones explícitas de su condición divina:

- Jn 1,1: En el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.”

- Rom 9,5: “De los patriarcas según la carne desciende Cristo, el cual es sobre todas las cosas Dios bendito por los
siglos”

- Filp 2,5-8: “Siendo de condición divina, no retuvo su igualdad con Dios, sino que se rebajó a si mismo…

- Tit 2,13-14: “esperamos la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo”.

El nombre de “Hijo de Dios”

A) El título de “hijo de Dios” en general se da en el Antiguo Testamento a los ángeles (Dt 32,8), al pueblo elegido
(Ex 4,22) y a sus reyes (Sam 7,14) y significa una filiación adoptiva, relación particular entre Dios y su criatura.
Cuando el Mesías es anunciado como “hijo de Dios” (Sal 2,7) los judíos le entendían como un simple hombre
especialmente bendecido por Dios.

Los racionalistas modernos dicen que Cristo se puede llamar “hijo de Dios” en ese sentido general porque
desarrolló la conciencia de su filiación divina de forma especial y se dejó conducir por el Espíritu Divino.

B) Jesús es el Hijo único de Dios, de la misma naturaleza que el Padre. Jesús cuando se declara Hijo de Dios
significaba que era verdadero Dios nacido del Padre. Por eso los judíos querían matarle acusándole de blasfemo.

Jesús distingue siempre su filiación al Padre de la filiación de los demás hombres respecto a Dios. Cuando habla
con los discípulos nunca dice “nuestro Padre” sino “mi Padre” y “vuestro Padre” (Jn 20,17). Es el Hijo único del
dueño de la viña distinto de todos los siervos que envió antes. (Mt 21, 33-46).

Jesús es el Hijo único de Dios, el Unigénito del Padre. (Rom 8,3.32), Jn 3,16.18.

Jesús es el Hijo que tiene una identidad de naturaleza con el Padre: Nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni nadie
conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo quiera revelarlo.” (Mat 11,25-30)

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