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LECTURA ANALITICA ARTÍCULO 66

CONSTITUCIÓN DE LA REPUBLICA DEL ECUADOR

NARVAEZ RIOFRIO FRANCISCO XAVIER

DIRECCIÓN NACIONAL DE REGISTRO DE DATOS PÚBLICOS

CURSO DE DERECHO CIVIL

PEDRO VICENTE MALDONADO

2019
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Derechos de Libertad (art. 66 C.R.E)

La expresión "derechos fundamentales" hace referencia a aquellas cualidades o valores

esenciales y permanentes del ser humano que son objeto de protección jurídica. Con esta

denominación nos referimos también a los derechos que están reconocidos y garantizados por

la Constitución Política del Estado, que es el nivel superior de toda jerarquía normativa. Vale

señalar que la expresión "derechos humanos", según los especialistas en la materia, se

presenta en nuestro tiempo como un concepto de contenido más amplio e impreciso que la

noción "derechos fundamentales”. Como ya se dijo, el concepto "derechos fundamentales"

incluye aquellos derechos reconocidos por el ordenamiento jurídico positivo a partir de la

Constitución del Estado, a diferencia de los denominados "derechos humanos", que están

enfatizados de manera positiva en las declaraciones y convenios internacionales. No obstante,

la expresión "derechos humanos" sirve también para referirse a las exigencias relacionadas

con los valores de dignidad, de libertad e igualdad del ser humano que no han logrado aún su

reconocimiento positivo. La denominación "derechos fundamentales" responde, además, a su

carácter básico o fundamentado del sistema jurídico-político del Estado de Derecho. Ellos

sirven de fundamento a los demás derechos y libertades. 15 No olvidemos que al hablar de

derechos debemos tener en cuenta los correlativos deberes u obligaciones, como se verá más

adelante. El deber ético precede y fundamenta al derecho en la sociedad.


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Los Derechos de Libertad conforman el conjunto de facultades y poderes, reconocidos

constitucionalmente como fundamentales, y que hacen referencia a las condiciones esenciales

de la persona humana. Entre ellos el derecho a la vida, a la integridad personal; la libertad de

ideas y religión, y la de circulación; el derecho a la libertad y seguridad; al honor, a la

intimidad personal y familiar, y a la propia imagen; al matrimonio; la inviolabilidad de

domicilio y el secreto de comunicaciones. Las normas que aseguran su efectividad, así como

de la del resto de los derechos fundamentales, se conocen como garantías constitucionales.

Del análisis realizado podríamos resumir que los derechos civiles y políticos constituyen los

cimientos sólidos donde comienza a erigirse la dignidad de la persona, pero ésta no estaría

completa sin el goce de los derechos económicos, sociales y culturales que son el

complemento indispensable de los otros. Además, en un entorno saludable y en paz, los

hombres alcanzan su desarrollo en función del grupo social al cual pertenecen, así como los

pueblos también necesitan de la solidaridad de las naciones cuya tecnología es más avanzada.

En este contexto, el ejercicio consciente de los derechos políticos, unido al goce de los otros

derechos, lleva a la comunidad a vivir un sistema democrático. Por ello, no es exagerado

señalar que el único camino que conduce a la verdadera democracia, es el camino del respeto

y de la vigencia plena de los derechos fundamentales. Por otro lado, las instituciones

democráticas contribuyen al efectivo desenvolvimiento de los derechos fundamentales. En un

sistema autoritario, muy difícilmente podrán ser garantizados los derechos; dondequiera que

predomine la arbitrariedad, la intolerancia, cuando no exista la seguridad jurídica, el goce y

ejercicio de los derechos sufrirán menoscabo. La organización democrática de un Estado de

Derecho crea las condiciones adecuadas para un mejor desarrollo social, económico y político

de la población, lo cual es absolutamente necesario para la concreción y vigencia de los


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derechos. El reto para nuestros países está en superar la democracia meramente formal; en

buena medida, ello se conseguirá con la consciencia y voluntad -de gobernantes y

gobernados- de hacer efectivos los derechos fundamentales, transponiéndolos de la

Constitución a la realidad de todos los días. Como se observa, democracia y derechos

fundamentales son dos conceptos estrechamente vinculados; es imposible separarlos, pues el

uno presupone al otro: la experiencia histórica así lo ha demostrado.

Bajo estas observaciones puedo indicar que la libertad es la base genuina para un completo

desarrollo de los derechos humanos. Tenemos que distinguir entre libertad como una facultad

del hombre y libertad, como la realización existencial de él mismo. Si damos demasiada

importancia a la libertad, podemos elegir una concepción teórica y corremos el riesgo de caer

en hipocresías. Si limitamos nuestra elección a la libertad, nos olvidamos de que el hombre es

más que sus propias decisiones y perdemos el ideal implícito de los derechos humanos.

“Es libre quien entiende que hay que ayudar a quienes están en nuestro entorno. La libertad

nos da la posibilidad de actuar de manera ética y responsable. Solo la persona que es libre

puede servir a los demás”

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