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COMENTARIO DE TEXTO DE UN FRAGMENTO DE EL ESTUDIANTE DE

SALAMANCA DE JOSÉ DE ESPRONCEDA.

Una calle estrecha y alta,


la calle del Ataúd
cual si de negro crespón,
lóbrego eterno capuz
la vistiera, siempre oscura
y de noche sin más luz
que la lámpara que alumbra
una imagen de Jesús,
atraviesa el embozado
la espada en la mano aún,
que lanzó vivo reflejo
al pasara frente a la cruz.

Cual suele la luna tras lóbrega nube


con franjas de plata bordarla en redor,
y luego si el viento la agita, la sube,
disuelta a los aires en blanco vapor:

Así vaga sombra de luz y de nieblas,


mística y aérea dudosa visión,
ya brilla, o la esconden las densas tinieblas
cual dulce esperanza, cual vana ilusión.

La noche sombría, la noche ya entrada,


la lámpara triste ya pronta a expirar,
que a veces alumbra la imagen sagrada
y a veces se esconde la sombra a aumentar.

El vago fantasma que acaso aparece,


y acaso se acerca con rápido pie,
y acaso en las sombras tal vez desaparece,
cual ánima en pena del hombre que fue,

al más temerario corazón de acero


recelo inspirara, pusiera pavor;
al más maldicente feroz bandolero
el rezo a los labios trajera el temor.

Mas no al embozado, que aún sangre su espada


destila, el fantasma terror infundió,
y, el arma en la mano con fuerza empuñada,
osado a su encuentro despacio avanzó.
INTRODUCCIÓN
El fragmento pertenece a la primera parte de El estudiante de Salamanca de José de
Espronceda. Es un poema narrativo en el que se refunden elementos de la tradición
literaria como la leyenda de don Juan, el mundo de ultratumba y la visión de su propio
entierro. En esta primera parte se dibuja la fisonomía del protagonista, en un ambiente
sombrío y misterioso, que enlazará con la parte cuarta de la obra rompiendo la
linealidad de la estructura.

RELACIÓN CON EL ROMANTICISMO


El texto es una muestra típica de construcción romántica en la que podemos analizar los
siguientes elementos:
a) El protagonista es un personaje romántico que se dibuja de forma semejante al don
Juan de Tirso en su carácter rebelde y en su subversión a las normas sociales. Su afición
al juego y a las peleas resultan significativos en este aspecto, así como su afán de burlar
mujeres. La construcción del personaje hace que el espectador lo observe entre la
admiración y el terror.
b) El personaje de Elvira aparece idealizado por lo que muestra una ingenuidad y una
pureza que la harán fácilmente vulnerable ante los caprichos de Félix. Este abandono la
sumirá en la más profunda depresión y en la muerte.
c) La pasión se Elvira hacia don Félix es un sentimiento desbordado que la conducirá
hacia la muerte. En la confesión que la joven escribe en la carta que entrega a don Félix
se muestra completamente rota de dolor y con un terrible desprecio hacia la vida que ya
no le aporta nada.
d) Recreación de un ambiente nocturno y tenebroso: “calle del Ataúd, noche oscura,
lóbrega nube, densas tinieblas”, etc.
e) Gusto por lo misterioso, lo fantasmal y lo etéreo (“mística, aérea visión, vago
fantasma, ánima en pena”, etc.)
f) Retrato del personaje temerario: don Félix de Montemar, el caballero embozado que
acaba de matar a alguien y que descubre una figura fantasmagórica frente a la que no
siente miedo, sino curiosidad.

Los motivos centrales de la obra fueron tomados de varias leyendas y, sin duda,
matizados por la lectura de muchas otras obras. Estos motivos centrales son cinco: a) la
visión del propio entierro, b) el mito de don Juan, c) el carácter de la mujer protagonista,
d) la danza macabra y e) la mujer transformada en esqueleto. La visión del entierro
propio aparece ya en la Leyenda de Lisardo, y es evidente a partir de la obra de Tirso. El
entierro propio simboliza el tránsito, la llave del mundo material al espiritual, de manera
que es lógica su recurrencia en el movimiento romántico.
En cuanto al mito de don Juan, la relación de don Félix con el Tenorio de Tirso es
expresa y sus retratos son coincidentes. Don Juan es el símbolo de lo socialmente
reprobable, del individuo rebelde. Pero, a diferencia del protagonista barroco, aquí la
muerte no se contempla como una reconducción del personaje negativo, sino, al
contrario, como un triunfo del anhelo de libertad e individualismo. Si Tenorio es un
condenado, Montemar es un héroe. No es difícil sostener que lo esencial de don Félix
no es el carácter seductor, sino precisamente su rebeldía extrema, pues en el ansia de
afirmación del yo reside la necesidad de traspasar los límites de lo que somos como
seres humanos.
Por lo que respecta al carácter de Elvira, la mujer protagonista, supone el arquetipo de
“mujer romántica”, con dos momentos bien claros: el inicial, en que es bella e inocente
(ser angelical) y uno posterior, en que al ser abandonada por el héroe se muestra infeliz
y melancólica.

RELACIÓN CON LA OBRA DE ESPRONCEDA


Dentro de las obras más representativas de este autor destacan El estudiante de
Salamanca, un poema narrativo inspirado en el mito de Don Juan. Es en esta década,
del 30 al 40, cuando Espronceda labró su reputación de escritor e intelectual. Entre sus
odas, la famosa Canción del pirata, El Canto del cosaco, El mendigo, El reo de Muerte
o El Verdugo. En estas últimas pone de manifiesto su preferencia por personajes al
margen de las convecciones sociales o antihéroes.
Espronceda murió repentinamente en 1842, a los 34 años, dejando inconclusa una de
sus obras más importantes, el poema, El diablo mundo, donde, frente a la inocencia del
ser humano, presenta una visión amarga del mundo dominado por los caprichos del mal.
En esa obra se incluye el emocionante y emocionado Canto a Teresa.
El fragmento analizado en este comentario pertenece a la obra El estudiante de
Salamanca, concretamente a la primera parte en la que se presenta el personaje de Félix
rodeado del ambiente fastasmagórico, nocturno y tétrico de la ciudad de Salamanca.

GÉNERO DE LA OBRA
La obra se clasifica como un poema-lírico narrativo en el que se mezclan composiciones
en los que se analizan los sentimientos y la subjetividad de los protagonistas (Parte
segunda: Carta de Elvira), se narran acciones (Parte cuarta: descenso a los infiernos de
Félix) o se introduce el diálogo como recurso dramático (Parte tercera: escena de la
taberna). Por lo tanto la obra representa la perfección el espíritu romántico al mezclar
todos los géneros con el fin de conseguir hondura, dinamismo y tensión dramática.

2. RESUMEN Y TEMA
El tema del fragmento es la recreación de un ambiente tenebroso en el que un embozado
audaz y un fantasma van a encontrarse. La temeridad del personaje y el elemento
sobrenatural se funden en esta escena.

3.1. ESTRUCTURA EXTERNA

Una calle estrecha y alta, - 8


la calle del Ataúd a 8
cual si de negro crespón - 8
lóbrego eterno capuz a 8
y de noche sin más luz a 8
que la lámpara que alumbra - 8
una imagen de Jesús, a 8
atraviesa el embozado - 8
la espada en la mano aún, a 8
que lanzó vivo reflejo – 8
al pasar frente a la cruz. a 8

Cual | sue | le | la | lu | na | tras | ló | bre | ga | nu | be A 12


Con | fran | jas | de | pla | ta | bor | dar | la en | re | dor, B 12
Y | lue | go | si el | vien | to | la a | gi | ta,| la | su | be, A 12
Di | suel | ta a | los | ai | res | en | blan | co | va | por: B 12
A pesar de ser una escena breve, vemos ya el uso de la polimetría característico de la
obra:
Los doce primeros versos de arte menor están estructurados en forma de romance, riman
en asonante los pares y los impares quedan libres, con la particularidad de que tienen
rima aguda (ataúd, capuz, luz, Jesús, aún, cruz…), característica del estilo de
Espronceda. Aparecen encabalgamientos frecuentes: suaves (entre los versos 7 y 8 o
entre los versos 11 y 12), y abruptos (versos 4 y 5).
Los siguientes versos son dodecasílabos y están estructurados en serventesios con rima
consonante ABAB. También algunos versos terminan en sílaba aguda que, como en el
caso anterior, aumentan la sonoridad de la estrofa. Se observan también
encabalgamientos suaves (entre los versos 15 y 16, entre el 31 y 32) y abruptos (entre
los versos 29 y 30 y entre el 33 y 34).
El ritmo marcado que se consigue con esta polimetría y con la rima aguda se refuerza
con la utilización de figuras fónicas como la anáfora que producen una reiteración de
elementos y un ritmo musical: “y acaso se acerca… (v.26)”; “y acaso en las
sombras…(v. 27). En este sentido se producen también las simetrías binarias o
bimembraciones: “ya brilla, o la esconden” (v. 19); “cual dulce esperanza, cual vana
ilusión; la calle sombría / la noche ya entrada; que a veces alumbra… y a veces se
esconde (v. 20-24)”.

3.2. ESTRUCTURA INTERNA


Se puede dividir el fragmento en tres partes:
a) Los doce primeros versos son una descripción de una calle en la oscuridad de la
noche que es atravesada por un transeúnte embozado.
b) Cinco serventesios, descripción de una visión fantasmagórica que se pasea también
por esa misma calle, que aparece y desaparece e inspira temor y recelo.
c) El último serventesio anuncia un próximo encuentro entre las dos figuras. El
fragmento termina en un momento clave de la narración, dejando en suspense el
desenlace: “osado a su encuentro despacio avanzó.

4. ANÁLISIS FORMAL
El texto presenta desajustes sintácticos, oraciones largas y complejas con un gran
hipérbaton. Con ello se pretende mostrar una escena dinámica e intensa. La primera
oración corresponde a los doce primeros versos. El sujeto de esta oración aparece en el
verso 9. El resultado de ordenar el hipérbaton sería: “El embozado atraviesa una calle
estrella y alta, la calle del Ataúd, cual si un lóbrego eterno capuz la vistiera de negro
crespón, siempre oscura y de noche sin más luz que la lámpara que alumbra la imagen
de Jesús, (el embozado lleva) la espada en la mano aún, que lanzó vivo reflejo al pasar
frente a la cruz.”
En cuanto al léxico utilizado, aparecen palabras que provocan fuertes imágenes con
gran poder evocador y dinamismo. Es especialmente significativa la adjetivación
antepuesta y prolija, como suele serlo siempre en Espronceda: “negro crespón, lóbrego
eterno capuz, siempre oscura, vivo reflejo, lóbrega luna, blanco vapor, mística y aérea
dudosa visión, densas tinieblas, dulce esperanza, vana ilusión…” Todos estos adjetivos
refuerzan la antítesis oscuridad/ luz que atraviesa todo el fragmento, además de
contribuir a generar un ambiente netamente romántico donde la noche y el misterio lo
envuelven todo. Cabe destacar también la adjetivación que caracteriza al protagonista:
“temerario, maldiciente, feroz, osado…” típicos del héroe romántico.
Los sustantivos del texto giran también en torno a un campo semántico de luz y
sombras: noche (“luna, nube, nieblas”), sombras (“tinieblas, fantasma”), luz (“lámpara,
reflejo”).
Por último, hay que señalar la utilización de figuras retóricas que presentan el ambiente
tenebroso y oscuro a través de comparaciones (“cual si de negro…” (v.3); “cual dulce
esperanza…” (v. 20) y antítesis (“oscura / luz; luz/ nieblas; aparece/ desaparece”).

CONCLUSIÓN
En conclusión, la escena tiene un colorido romántico efectista: la noche y el misterio
sobrenatural y fantasmagórico unidos en unos versos llenos de recursos retóricos y
cambios narrativos. Es un poema lleno de énfasis, versificación polimétrica y tópicos
románticos como: profusión de adjetivos, simetrías y yuxtaposiciones, un espíritu
rebelde y temerario que se desprende de la temática y continuos cambios de ritmo. El
texto es, sin duda, muestra representativa del gusto romántico.

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