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UN ANALISIS OSTEOLOGICO PARA EL RECONOCIMIENTO DE


LAS CONDICIONES DE VIDA EN SITIO VIDOR

RICARDO VAZQUEZ LEIVA y DAVID S. WEAVER


ABSTRACT

Excavations at the multi-component Vidor site (3047/-253-1) recovered a large sample


01 human skeletal material, most/y sub-adult. This age group is especial/y sensitive to the de-
tection of nutritional and endemic pathologies. The indices ojpathologies found in this po-
pulation help support the hypothesis of a lije style typical of agricultural vi/lages like Vidor
between A.D. 500-800.
RESUMEN

Vidor (3047/-253-/) es un sitio costero multicomponente del Pacífico Norte de Costa Ri-
ca. De él se obtuvo una muestra grande de huesos humanos que, en su mayoría, pertenecían
a individuos sub-adultos; por su edad este grupo es el más sensible para detectar problemas
nutricionales Y endémicos. Los índices de las patologías registradas sirven para apoyar la hi-
pótesis acerca del estilo de vida en aldeas agrícolas como Vidor, entre 500 y 800 años d. C.

Wake Foresl University Winston-


Museo Nacional de Costa Rica Salem,
Departamento de Antropología North Carolina

El sitió
EL sitio Vidor (30471-253-1) está localizado en Playa Panamá, provincia de Guanacas-
te, en el lado oeste de la Bahia Culebra (Fig. 2, Presentación, p. 2), adyacente a un estuario al
cual desemboca en la actualidad una quebrada de flujo estacional (Quebrada Panamá). A
causa de esto, los habitantes del sitio pudieron tener acceso a recursos marinos, productos
forestales y algunos beneficios agrícolas (Lange 1977:23). Lange (1979b) presenta un inven-
tario del reconocimiento arqueológico de la bahía y regiones vecinas.
Estuvo habitado desde más o menos el período Bicromo en Zonas (¿300 a.e. ?-a 300
d.C.) hasta el período Policromo Tardío (1200 a 1550 d.e.; Lange 1979b:74). En él se en-
cuentran basureros de conchas estratificados, zonas de vivienda y cementerios.
Para propósitos inmediatos es importante saber que la prospección realizada durante la
temporada de 1979 reveló la existencia de aproximadamente 62 sitios, de los cuales por lo
menos cinco tienen características semejantes a las de Vidor.
La excavación de los restos óseos se llevó a cabo en un sector próximo a uno de los
concheros de mayor tamaño (Loma B), localizado entre los aproximadamente 35 que origi-
nalmente eran visibles en el lugar (Lange 1977:22). Dicho sector presentaba una estratigrafia
complicada debido a la sobreposición de niveles de actividad. El tamaño de la muestra exca-
vada no se puede tomar como representativo, pues el área total con restos arqueológicos
dentro de la planicie donde se halla ubicado Vidor se estima en 116.200 m 2 , mientras el área
excavada científicamente es de sólo 600 m 2 ; esto es un 0.52010 del total.
Probablemente muchas otras áreas del sitio contienen restos humanos. Se han encontra-
do huesos humanos en otros sectores del sitio. En Cerro Soto, colina ubicada entre el sitio y
Ba~ía Culebra, se recuperaron huesos de adultos, durante una recolección de superficie. Esta
cO~II!a fue extremadamente saqueada por lo que hacer excavaciones controladas sería proble-
matIco (Lange 1977:24).
En este artículo se discuten varios aspectos bio-culturales de la población representada
~n la.muestra ósea del sitio Vidor, incluyendo patología, anomalías y status nutricional, para
mfenr acerca de las condiciones de vida en Vidor. No es posible informar específicamente
sobre todos los individuos estudiados, por lo que los especímenes particulares serán usados
como casos en discusión.
98 VINCULOS (Vol. 6, Nos.1·2, 1980

Descripción y cronología de los enterramientos

Por su posición muy variada en que se encontraron los esqueletos dentro del sitio,
pueden dividirse en tres grandes grupos: a) los articulados, b) los inarticulados y c) los com-
binados.
En el primer grupo se destacan los restos de una adolescente (72)* en posición extendida
y decúbito supino, con las manos sobre el abdomen (Fig. 2A).
Los brazos pudieron estar amarrados a la altura de las muñecas; también se aprecia una
cortadura de 1,1 cm de largo y 1 mm de ancho en el lado anterior de la tibia izquierda. Quizá
esta cortadura se produjo con una hoja de obsidiana en el momento de cortar las ataduras
que mantenían las piernas juntas durante el acarreo del cadáver. Había además esqueletos
articulados, sólo con la flexión suficiente para que cupieran en una fosa un cuarto más pe-
queña que la dimensión total del cuerpo extendido. Formando parte de este mismo grupo, y
de especial interés por su buena preservación, se encontraron los restos óseos de fetos e in-
fantes (100 a 109) en el interior de vasijas funerarias esferoides y ovoides (Fig. 2B).
El grupo de los enterramientos inarticulados fue el más grande y el que contenía la ma·
yor cantidad de indivíduos de la muestra. En todos los casos se encontraron partes óseas de
varios invidivuos. Un enterramiento en particular tenia huesos pertenecientes a un mínimo
de 32 y un máximo de 48 personas (2 a 40 y 51).
Llamamos enterramientos combinados los que presentan asociación directa de esquele-
tos articulados completos con un número considerable de partes óseas de otros individuos.
Para el presente caso la inhumación se caracterizó por tener un esqueleto articulado, como
elemento central, acompañado de varios cráneos y huesos largos.
En cuanto a la distribución temporal de los enterramientos, 1aS'\únicas fechas absolutas
de CI4 con que se cuentan son: 131O.± 40 (HAR-25l3) y 1295..±,. (l)CLA-2129) basadas en
la vida media de 5.568 .± 30, o sea pertenencientes al período 5Q.o!a 800 d.C. (Abel 1978;
Abel·Vidor este volumen). Estas fechas se' obtuvieron de maderas carbonizadas en el fondo
de un horno construido para la cocción de cerámica. La utilización de dicho horno parece ser
contemporánea con la ubicación de sepulturas en lugares aledaños. Los tipos cerámicos en-
terrados junto con los restos óseos pertenecen al final del período Policromo Antiguo (300 a
800 d.C.) (Lange 1977: 24).
Espacialmente se puede delimitar un área de 200 m entre los 40 y 80 m bajo el plano de
cota cero, donde se localizó una concentración masiva de enterramientos de los tres tipos. En
los niveles superiores e inferiores habia menos cantidad de restos óseos. Además, se en-
contraron fosas instrusivas donde se inhumaron individuos adultos.

Edades No. de individuos % % acumulativo

Fetos 32 16.67
Recién Nacidos 23 11.98 28.65
R.N a 2.5 años 29 15.10 43.75
2.5. a 6 años 39 20.31 64.06
6 a 14 años 36 18.75 82.81
Adolescentes
(14 a 20 años) 2 1.04 83.85
Adultos
(20 o más años) 12 6.25 90.10
No identificados 19 9.90 100.00
Totales 192 100.00 OJo

Fig. 1. Distribución de los individuos procedentes del Sitio Vidor según grupos de edades.

'(Los números entre paréntesis significan el código correspondiente a cada individuo en el archivo del Museo Na-
cional de Costa Rica).
Vázquez Lelva y We.ver) UN ANA LISIS OSTEOLOGICO 99

N 44.5 W16

A 50cm

1"> 1$ t O

50 cm
Fig. 2. A. Enterramiento articulado de una adolescente del sexo femenino (72) encontrado
en Sitio Vidor. Por la posición de los huesos de brazos y manos se cree que el cuerpo
estuvo amarrado a la altura de las muñecas.
B. Vasijas funerarias esferoides y ovoides del Sitio Vidor. Dentro de éstas existió el
ambiente adecuado para la completa preservación de restos esqueléticos de fetos de
infantes.
100 VINCULOS (Vol. 6, NOI.l·2,l980

Fig. 3. A. Huesos craneales afectados por espongio hiperostosis que pone en evidencia el
desarrollo de poros caracteristicos de esta patología. Esta fue la afección observada
con más frecuencia en los restos óseos del Sitio Vidor.
B. Fragmento de palatino perteneciente a un individuo adulto encontrado en Vidor.
La flecha señala los rasgos indicadores de una infección en la cavidad alviolar del ca-
nino superior derecho.
C. IIión derecho de un individuo de 7 a 8 años excavado en el sitio Vidor. La flecha
señala un agujero producto de una infección que propició la erosión delligamentum
capitum.
D. Cuerpos vertebrales encontrados en Vidor pertenecientes a un niño de edad no
determinada. Presentan perforaciones y aparentan estar comprimidos en for~a
idéntica a las lesiones por una condición granulomatosa conocida como histiositosls.
E. Clavícula de un individuo adulto encontrado en sitio Vidor. La fecha indica e1lu-
gar donde hubo una lesión traumática leve. Esta fue la única fractura detectada en la
muestra esquelética de dicho sitio.
Vizquez L.ln y W••v.r) UN ANALlSIS OSTEOLOOICO 101

Distribución de edades
De los 192 individuos analizados para este estudio, la edad ósea fue estimada únicamen-
te para 173 (90,10010; Fig. 1). De estos sólo 12 (6,25%) fueron adultos. Esta escasa represen-
tación de adultos induce a pensar en la posibilidad de que en Vidor, durante un lapso de su
historia cultural, los enterramientos se agruparon según edades como ocurrió en una locali-
dad del valle de Oaxaca (México) del Período Formativo (Whalen 1976:78). J
Esta proporción está bien sustentada por el hecho de que la mayoría de enterramientos
de adultos ocupaba niveles estratigráficamente superiores y sus fosas, en algunos casos, se
introdujeron en enterramientos de subadultos.
La Tabla I presenta la distribución de edades de la muestra del sitio Vidor; tal disposi-
ción es poco frecuente en dos aspectos:
a) la alta proporción de fetos (16,70010), algunos con sólo 5 meses de desarrollo intraute-
rino, causada en parte por la práctica cultural de inhumar algunos fetos e infantes en vasijas
funerarias y en más alto grado por las condiciones mismas de preservación en el sitio;
b) el gran número de individuos entre 2,5 afias y la adolescencia, (aproximadamente 14
afias), edades que no son muy comunes en la mayoría de las muestras arqueológicas. La
mortalidad en la nifiez no es generalmente alta después de la adlactación, excepto bajo condi-
ciones muy severas (Angel 1969).
Aun cuando existen algunas evidencias de deficiencias nutricionales (que serán discuti-
das luego), es improbable que la muestra en cuestión refleje fehacientemente los patrones de
mortalidad en Vidor. Es más probable que tal distribución de edades se deba a que el área ex-
cavada estuviese reservada principalmente para individuos subadultos.
Debido a que en el 70,69% de los individuos no se pudo identificar el sexo, es imposible
inferir acerca de la distribución de sexos en la muestra. La razón de esto es que no todas las
partes óseas sirven para la determinación osteológica del sexo, y en la gran mayoría de los in-
dividuos las partes diagnósticas se hallaban ausentes o fragmentadas.
Patologias
La condición patológica observada con más frecuencia en los restos óseos del sitio Vidor
es una afección muy similar a la espongio hiperostosis descrita por Steinbock (1976:213-20).
La espongio hiperostosis se manifiesta como el desarrollo de poros en el hueso con exposi-
ción de la tabla interna y una imagen radiográfica radiada (en forma de "cepillo") muy dis-
tintiva (Fig. 3A). Los huesos más afectados son los de la bóveda craneal (especialmente los
parietales), las órbitas y la maxila. También las regiones epifisiales de los huesos largos son
afectadas de vez en cuando (Angel 1967). La espongio hiperostosis puede ser causada por los
desequilibrios metabólicos que son atributos frecuentes de las anemias hemoliticas, la mala-
ria endémica, las anemias causadas por deficiencia mineral (principalmente hierro) y las en-
fermedades condicionadas primordialmente por anemias crónicas. Las causas más probables
de esta condición ósea en Vidor serán discutidas de acuerdo a un sumario que indica la inci-
dencia de esta patología tan particular.
De los individuos exhumados en Vidor, 45 mostraron evidencias de espongio hipersto-
sis; de estos 45, 14 mostraron haberse restablecido de las deficiencias metabólicas causantes
de las lesiones en el hueso. En estos 14 individuos, las porosidades de lados agudos que pre-
viamente se habían abierto, empezaron a redondearse, conforme con el desarrollo del nuevo
tejido periostial. Estas 14 personas tenían más de 2,5 afias al momento de su muerte. Los 31
individuos restantes que presentaron casos activos de espongio hiperostosis -que variaban
en edades desde fetos hasta aproximadamente 15 años- sufrieron procesos muy severos, co-
mo los responsables del síndrome evidencido en Vidor.
El-Najjar (1976), Steinbock (1976) y otros autores han indicado que la causa primordial.
de la espongio hiperostosis en el Nuevo Mundo fue nutricional; no hay evidencias de anemias
hemolíticas hereditarias ni de malarias antes de la llegada de los europeos. La dependencia de
un régimen alimenticio basado en maíz y grasas vegetales puede ser causante de anemias, aun
cuanto el contenido de hierro y otros minerales sea aparentemente suficiente (EI-Najjar
1976; Cook y Monsen 1977). Tres de los mayores efectos en la metabolización de los minera-
les de una dieta centrada en el maíz son:
a) no están presentes las suficientes grasas animales para facilitar el transporte de hierro
a través del intestino, provoc,ando que la mayoría del hierro ingerido sea evacuado con las
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heces (Coak y Monsen 1977; Fomon 1974);


b) el ácido fítico y los fitatos en productos de maíz libres de levaduras enlazan y no per-
v miten la absorción del hierro ingerido (Reinhold et al 1974);
c) el alto contenido de calcio de la mayoría de las dietas basadas en el maíz tiende a blo-
quear la absorción de hierro (Fomon 1974).
En estos momentos no se dispone de un análisis completo de los restos de la fauna en Vi-
dar y no se ha encontrado ninguna muestra floral (Lange, comunicación personal 1979).
Aparentemente predominó el consumo de moluscos, aunque están presentes en el sitio
huesos de peces, chompipe (Meleagrididae), venados (Odocoileus virginianus Brooke), y
otros mamíferos como armadillo (Dasypus novemcinctus) y pizote (Nasau narica) (para un
v resumen, véase Kerbis, este volumen). Es incierto que durante los períodos tempranos, la
dieta estuviera basada en productos marinos. No obstante, la alta incidencia de espongio hi-
perostosis sirve de base para proponer, como hipótesis de trabajo, que el maíz (por lo menos
para la primera mitad del período Policromo Antiguo) y los moluscos fueron la base de la
dieta, aunque se tenga como agravante de la evidencia la poca presencia en el sitio de manos
y metates (la mayoría solamente fragmentos y con evidencia de modificación para romper
nueces o semillas).
Si este fuera el caso en Vidor, existieron diferentes prácticas culturales difundidas entre
los pueblos agricultores que pudieron haber encauzado las anemias hacia edades específicas,
exacerbando los problemas nutricionales de los individuos jóvenes. Primero, los agricultores'
tienden a destetar a sus niños antes que los cazadores y recolectores. Segundo, cuando los ni-
\,{ ños están destetados suelen aceptar atoles y potajes (Aberle 1932; Stone 1949; González
1972) que son pobres en grasas de todo tipo (principalmente grasas animales), en minerales y
vitaminas, pero, en cambio, ricos en calcio y fitatos. Intencionalmente no se ofrece carne a
los niños, porque ocasiona diarreas y es difícil de masticar y tragar. Este tipo de dieta poste-
ríor al destete puede fomentar anemias, las cuales serían evidenciadas por lesiones en los
huesos. Tercero, los moluscos llegan a los niños pequeños con frecuencia en forma de sopas,
las cuales son ricas en calcio y fósforo pero contendrán pocas de las raras grasas y vitaminas
v presentes en los moluscos crudos (Parmalee y KlippeI1974). Así, los niños tienen mucho más
desventajas que las personas adultas en un régimen dietético dependiente del maíz y algunos
productos marinos.
Se puede considerar que las uncinarias son una causa adicional de las anemias persisten-
tes, aunque en Vidor no se disponga de la evidencia directa. Allison el al (1974) ha de-
mostrado la presencia de uncinarias en Sudamérica, alrededor 'de 900 d.C. Dos de los
síntomas de la infección de este parásito son: la pérdida de sangre, conducente a una anemia,
v y un desequilibrio general en el metabolismo (Darling 1920). Las uncinarias son unos parási-
tos difundidos en el área de Vidor, representados específicamente por: Necalor americanus y
Ancylosloma quodenale. En tiempos precolombinos existió una faja climática que se
extendía por lo menos desde el norte de Chile hasta el norte de México, donde las condi-
ciones ambientales eran favorables para la diseminación de las uncinarias. Sólo estamos po-
niendo en alerta la posibilidad de infecciones parasitarias crónicas en Vidor, particularmente
en jóvenes y adolescentes. Los infantes tal vez quedaron aislados de los parásitos debido a
varias prácticas culturales: restringiendo sus movimientos en las cunas o en el suelo compac-
tado de los alrededores de las viviendas. El suelo duro no permite la presencia de larvas de
vuncinarias (Scott y Bercovitz 1944).
En general, en la muestra de Vidor las infecciones son raras, probablemente por la
estructuración de edades dentro de la misma. Los infantes y los niños están propensos a mo-
rir por enfermedades de vida corta que dejan pocas huellas en el esqueleto más que por infec-
ciones de vida ligera, las cuales sí dejan modificaciones en los huesos.
Se identificaron dos casos claros (7 y 63) y dos casos posibles (94 y 114) de osteomielitis
no específica (Steinbock 1976). Todos se presentaron en niños. Los dos casos claros fueron
en edades de 6, 5 años y aproximadamente 10 años. Los casos cuestionables se hallaron en un
niño de 2, 5 años y en los restos de un niño de edad indeterminada. La distribución de edades
se compagina con la que Steinbock da para la osteomielitis (Steinbock 1976:61). Si bien la
fuente de las infecciones crónicas que provocaron las patologías óseas es desconocida, se sa-
be que Streplococcus es el microorganismo que más comunmente las causa. Este agente in-
feccioso, transportado por el aire, es común en una aldea tropical, calurosa, húmeda con un
v estado de sanidad discutible y mucha gente (Wistreich y Lechtman 1976:564).
Debido a la corta e.dad de la mayoría de los individuos encontrados en Vidor, las
Vázqu.Z L.I•• YW••••r) UN ANALISIS OSTEOLOGICO 103

patologías dentales son raras. Un individuo (49), de aproximadamente 5,5 años, mostró una
profunda caries oclusal en uno de los molares deciduales, como la que se hubiera esperado
ver en poblaciones dependientes de un régimen agrícola. La ausencia general (dentro de toda
la muestra) de caries en los restos dentales puede ser un argumento a favor de la no depen-
dencia agrícola, o puede indicar un concienzudo cuidado dental, como el que ha sido detalla-
do etnográficamente en muchos grupos humanos.
Un palatino de adolescente mostró caries ocIusales asociadas a porosidades, rasgos indi-
cadores de una infección crónica poco severa. Un adulto masculino (131), que contaba con
unos 30 a 35 años al momento de su muerte, mostró los efectos de un absceso grande en la
raíz de un canino superior (Fig. 3). El absces( ~staba aparentemente abierto, drenado y bien
propiciando la muerte del individuo, probablemente a través de una infección general.
En tres casos se notaron patologías específicas dentro de la muestra de Vidor. Un adulto
masculino (113) de 30 a 35 años mostró una osteoartritis típica en estado temprano de de-
sarrollo, como era de esperar para la edad estimada (Steinbock 1976:278-86). Estaban afec-
tadas la cavidad glenoidea de la escápula, las vértebras y las coyunturas de manos y pies. Só-
lo ese caso de osteoartritis se halló en la muestra de Vidor, debido a la distribución de edades
dentro de la misma. Es de esperar que cuando una muestra de adultos sea localizada en el si-
tio, muchos de los individuos mostrarán señas de osteoartritis como consecuencia biológica
del envejecimiento. ~
Una ínfección de origen desconocido propició, en un caso, la erosión delligi!.mentllm ca-
pitum en el acentabulum del ilión derecho (Fig. 3C) de un niño de 7 a 8 años (132). La coyun-
tura habría sido afectada, probablemente dando paso a una inmovilidad voluntaria y quizá
contribuyendo a la muerte del individuo a través de una infección sistemática general.
Un niño de edad no determinada (32) mostró una patología peculiar que resulta de inte-
rés. El individuo estaba representado por varios fragmentos, incluyendo el cuerpo de una
vértebra toráxica superior y una vértebra lumbar. Los cuerpos de las vértebras presentan per-
foraciones y aparentan estar comprimidos (Fig. 3D) en forma idéntica a otras lesiones repor-
tadas como histocitosis, una condición granulomatosa diagnosticada por Morse (1978) y
descrita ampliamente por Steinbock (1976). La histocitosis ha sido considerada como una
patología benigna, pero no se puede ignorar el efecto dañino provocado por el dolor produ-
cido por desacomodo de los cuerpos vertebrales y el efecto coadyuvante de molestias en el
apetito y en la salud general. Así, es probable que la histocitosis fuera en este caso, por lo
menos, una causa indirecta de la muerte.
En general, las patologías observadas en Vidor concuerdan con un modo de vida
agrícola, suplementado (aunque margina!mente) con alimentos de origen animal.
La virtual ausencia de traumas en la muestra ósea de Vidor es notable. Sólo se observó
una posible fractura; se trata de una lesión leve en la clavícula de un adulto que había sanado
(Fig. 3E).
En una población adaptada al trabajo agrícola, que involucra alguna caza y recolección
de moluscos, se debería esperar un considerable número de fracturas de dedos, tobillos y mu-
ñecas, así como algunas fracturas en los huesos largos. Una muestra de adultos de Vidor de-
berá mostrar un incremento sustancial en el número de lesiones traumáticas.
Anomalías
La muestra en cuestión ha presentado varios ejemplos particulares de anomalías óseas y
dentales. Un individuo adolescente (24) mostró incisivos en forma de doble pala, anomalía
que se manifiesta pocas veces en los amerindios (Hrdlika 1920; EI-Najjar y Mc Williams v
1978). Aunque se sospechó que este rasgo dental tenga una base genética fuerte en América
(Blanco y Chakraborty 1976), ningún otro individuo de Vidor presentó esta anomalía, exclu-
yendo la posibilidad de formular una hipótesis acerca de prácticas matrimoniales.
En los incisivos de un individuo (96) apareció hipoplasis del esmalte que es un defecto en
la formación del esmalte atribuido generalmente al cese del crecimiento como resultado de
deficiencias nutricionales o procesos patológicos (Molnar y Ward 1975). Tomando en cuenta
la considerable incidencia de defectos en las bases n"tricionales, la presencia de un solo caso
de hipoplasia del esmalte es sorprendente, y tal vez se deba a otra causa.
Buen número de variantes idiosincráticas fue notado entre los individuos. Uno presentó
un.apatela (rótula) bipartida, resultado del crecimiento de la patela a partir de dos centros de
OSIfIcación en vez de uno solo. Esta anomalía no tiene consecuencia a nivel mecánico (Miles
1975:5). .
104 VINCULOS

En un individuo se encontró un forámen cervical accesorio, rasgo que permite unos


patrones radiales poco comunes en las arterias cervicales. El patrón de las arterias cervicales
no tiene importancia anatómica, aunque se ha propuesto un origen genético para los foráme-
nes cervicales accesorios (Anderson 1962).
En un individuo, el atlas (primera vértebra cervical) se unió a los cóndilos occipitales.
No hay señales de traumas en la cabeza o el cuello de este individuo, llegándose a la conclu-
sión de que la unión se debió a un desarrollo óseo anómalo. Los movimientos de la cabeza
probablemente no estuvieron severamente restringidos.
Un individuo presentó exostosis auditoria, que es un acicate óseo desarrollado alrededor
del meato auditivo. La frecuencia de esta exostosis es considerada por varios autores como
un indicio de afinidad entre poblaciones (EI-Najjar y Mc Williams 1978). Dado que se obser-
vó sólo un caso, se considera una anomalía individual.
Conclusiones
Los restos óseos estudiados dejan la impresión general de que el sitio Vidor, por lo me-
nos durante un lapso de su historia cultural, siguió el estilo de vida de una aldea en la costa.
La distribución de edades, sin duda, sesga esta impresión; afortunadamente se cuentan con
los restos de infantes y niños. Estos son los más sensibles a las condiciones nutricionales que
están entre las evidencias indirectas más fuertes, lo que permite inferir acerca del estilo de vi-
da de Vidor.
La alta incidencia de espongio hiperostosis provee una buena base para la hipótesis de
una dieta agrícola. Además, la evidencia de infección (osteomielitis) en un grupo de edad
típicamente afectado por microorganismos transportados por el aire, y no por infecciones
traumáticas, apoya la hipótesis de un estilo de vida de aldea, con condiciones sanitarias
pobres, aglomeración de gente durante las horas de sueño y otras circunstancias que pu-
dieron haber alentado el contacto y la transmisión de los microorganismos.
Dada la evidencia disponible de infección por uncinarias en Sudamérica y lo propicio
del ambiente en Vidor para el ciclo de vida de las mismas, la infección parasitaria debe consi-
derarse como un posible problema endémico.
Los restos óseos de Vidor no presentan incidencia inusitada en lo respectivo a
anomalías. No es posible, dada la poca frecuencia de las anomalías, postular hipótesis con-
cerniente a las relaciones genéticas dentro del sitio.
La virtual falta de evidencias de lesiones traumáticas permite proponer una inferencia
acerca de la vida diaria en Vidor: un ambiente bien controlado, por lo menos para los infan-
tes y los niños, producirá pocas lesiones. Esto posiblemente va de acuerdo con un modo de
vida agrícola, donde es de esperar un incremento de las lesiones en la adolescencia y en la
edad adulta.
La muestra provee un cuerpo de datos para estudio que puede ser examinado con el pro-
pósito de apoyar hipótesis arqueológicas relativas a la vida en la costa pacífica de Costa Ri-
ca. Es posible que en la Bahía Culebra existan restos que permitirán inferir patrones más
englobantes referentes a enfermedades, subsistencia y otros comportamientos humanos, así
como aprender más de la Costa Rica y, por extensión, de la Centroamérica precolombina.
c: I

AGRADECIMIENTO
Agradecemos a Wake Forest University por hacer posible el viaje del Dr. Weaver; al Dr. Frederick W. La~~~. Dr.
MichaeI J. Snarskis por la lectura del borrador; a los señores Luis Ferrero y Héctor Gamboa P. por la revlslon del
texto; a Maritza Gutiérrez G. por el trabajo fotográfico.
VáZqU8Z L.'•• YW•••• r) UN ANALlSISOSTEOLOGICO 105

NOTA DE LOS EDITORES:


Este articulo trata el importante problema de la reconstrucción de las dietas y manera de vivir de los pueblos
prehistóricos costeros. Por f~lta de datos aprop~ados, tanto botá~icos como de los artefactos, se presenta una in-
terpretación basada en el anahsls de las patologlas en los restos oseos.
Por su interés, aqui se mencionan los trabajos de Norr, relacionados con la reconstrucción de patrones dietéti-
cos. El trabajo de Norr (1980, 1981a, 1981b, 1981c), se deriva del hecho de que "La proporción de los isótopos es-
tables de carbono, carbono 13 y carbono 12, del carbono orgánico tal como se encuentra en el colágeno de los
huesos, puede servir com.o indicación dietética .(Norr 1980: 1). La utilidad de est.e ':Jlétodo sederiv~ de la distinción
entre las plantas de fotoslntesls 3 y las de fotoslntesls 4, yel hecho de que estas ultimas no dIscriminan muy severa-
mente a las plantas del isótopo pesado c:J3 como las de la fotosintesis 3. Según Norr (T9'8n~ e maiz es la única
pI1!TI1 e4ljue se conoc~ y que tuv~ significación ~~ la dieta prehistóric.a en el.hemisfe.rio oc~idental. El análisis del
colágeno óseo hace factible determinar la proporclOn en que contribuyo el malz a la dieta. Sin embargo, en los am-
bientes costeros, los alimentos marinos al ser analizados también presentan indicaciones del C4; actualmente. Norr
está tratando de establecer la diferencia entre los componentes dietéticos C4 que contienen el maiz y los alimentos
marinos.
Basada en los análisis de las cinco muestras óseas pertenecientes a los periodos Policromo Medio y Policromo
Tardio de los sitios Vidor y Nacascolo, Non (1980:8), concluyó que la contribución dietética t<;llal del maíz y las./
plantas C4 se establece entre el 82070 y el 92070. Ella comparó estos resultados con una muestra correspondiente al
período Policromo Tardío del sitio no costero de La Guinea, en el valle del Tempisque. En esta muestra, se observó
que el maíz contribuyó a la dieta en un 69.3070; estos datos óseos fueron complementados con los obtenidos de arte-
factoS diagnósticos usados en la práctica de la agricultura (Hoopes 1980).
Todo lo relacionado con el cultivo del maiz y los sistemas de subsistencia tropical se vuelve cada día más
complicado. Brewbaker (1979) presenta considerables datos en cuanto a la dificil adaptación de la mayoria de las va-
riedades de maiz a las condiciones tropicales, especialmente cuando hay intensificación de síembras. Linares y Rane-
re (1980) aportan datos que indican que en Panamá el maiz pudo haber sido cultivado desde 3000 a.c. en la costa
Pacífica, aunque aparentemente no se cultivó en algunas partes de la costa Atlántica antes del ano 600 d.C. Esta va-
riabilidad concuerda con otras muestras costarricenses analizadas por Norr. El análisis hecho por Norrde los datos
óseos del sitio Méndez, que se ubica en el ínterior entre los volcanes Tenorio y Miravalles, indica que el maiz no se
consumía allí durante el período 300-500 d.C., mientras que en la costa Atlántica Snarskis reporta la presencía del
maiz desde el 300 d.C.
Los patrones de subsistencia precolombina en la parle sur de América Central eran complicados. Esperamos
poder aprovechar la llegada de múltiples análisis, incluyendo el de los artefactos, la recuperacíón e identificación de
los restos botánicos, los estudios patológicos y demográficos, y el análisis del colágeno de los huesos humanos, todo
esto como un esfuerzo conjunto para reconstruir fielmente la dieta precolombina.

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