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a) Se usa la y no el ante los nombres de las letras a, hache y alfa: «La p con la a, pa»
(País [Esp.] 1.6.85); «La hache es muda» (Miguel Perversión [Esp. 1994]); Apretando
estas tres teclas se obtiene la alfa con iota suscrita; ante los nombres propios de
mujer, cuando llevan artículo: «Era la Ana de los días gloriosos» (Aguilera Caricia
[Méx. 1983]); y ante las siglas, cuando el núcleo de la denominación no abreviada
(normalmente, la palabra representada por la primera letra de la sigla) es un sustantivo
femenino que no comienza por /a/ tónica: «La APA [= Asociación de Padres de
Alumnos] ha tomado esta decisión» (Mundo [Esp.] 1.3.94), ya que asociación es un
sustantivo femenino cuya /a/ inicial es átona.
b) En el caso de los sustantivos que comienzan por /a/ tónica y designan seres
sexuados, si tienen una única forma, válida para ambos géneros, se mantiene el uso de
la forma la del artículo cuando el referente es femenino, ya que este es el único modo
de señalar su sexo: la árabe, la ácrata. Si se trata, en cambio, de sustantivos de dos
terminaciones, una para cada género, la tradición nos ha legado el uso de la forma el
del artículo ante el nombre femenino, como en el caso de ama o aya: «Ya vienen hacia
ustedes el ama de llaves y dos mozos» (Montaño Andanzas [Méx. 1995]); «La señora
paseaba con el aya y el doncel don Domènec, en las plácidas tardes de otoño» (Faner
Flor [Esp. 1986]). Sin embargo, en los sustantivos que, teniendo asimismo dos
terminaciones, han comenzado a usarse solo recientemente en femenino, los hablantes,
de forma espontánea, tienden a usar la forma la del artículo, pues se carece, en estos
casos, de tradición heredada; es el caso de la palabra árbitra, con la que los hablantes
usan, espontáneamente, la forma la y no el: «Pilar Guerra Lorenzo, la árbitra de 16
años que el pasado sábado fue agredida salvajemente en Valladolid, [...] medita no
volver a dirigir ningún partido» (País [Esp.] 4.2.99). Es muy probable que la razón de
que los hablantes digan, espontáneamente, la árbitra (y no el árbitra) sea que, perdida
ya toda conciencia de que la forma el ante nombres femeninos procede, por evolución,
de un femenino ela, en el sistema actual, la forma el se asocia exclusivamente con el
género masculino y la con el femenino; quizá por ello, en los nuevos usos, cuando el
sustantivo se refiere a seres sexuados, tiende a rechazarse la aplicación de la antigua
norma.
c) Cuando el artículo acompaña a topónimos femeninos que comienzan por /a/ tónica,
el uso es fluctuante. Con los nombres de continente se emplea la forma el: «Los
pueblos del África subsahariana no habían desarrollado movimientos nacionalistas»
(Tusell Geografía [Esp. 1995]); en el caso de las ciudades o los países, en cambio, se
emplea con preferencia la forma la, que incluso forma parte del nombre propio en el
caso de La Haya: «El Tribunal de La Haya rechazó la apelación libia» (Expreso
[Perú] 15.4.92); «En la Ámsterdam lluviosa de ayer, este no era el único asunto»
(Mundo [Esp.] 12.9.95); «Lo expulsaron de la Austria católica» (Paso Palinuro [Méx.
1977]).