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La vida del ser humano está ligada a la tierra, desde los tiempos remotos de la
historia con los pueblos Semitas de la antigua Mesopotamia y las tribus nómadas del
oriente del Mediterráneo, como también la expansión de los imperios conquistando
territorio o la lucha de Cayo Julio Cesar controlando la Galia, en todos esos escenarios la
tierra ha sido el eje de la controversia. Al volver la mirada hacia la edad media nos
encontramos con el feudalismo y después del renacimiento los europeos controlando
tierras en América, hasta llegar a la Gran Colombia donde el control de la tierra se
convirtió en el combustible de lucha armados y guerras civiles que no cesan hasta hoy.
Cabe agregar que, desde la existencia de Colombia como república hasta nuestros
días, se ha tenido que soportar un sin número de transformaciones legislativas en lo
concerniente al acceso de la tierra. Desde la ley 200 de 1936 donde se introduce la función
social de la propiedad, la Ley 100 de 1944 que buscaba regular las formas de trabajo en
el sector agrícola, la Ley 135 de 1961 con la cual se crea el INCORA cuyo fin era
modernizar el campo, la Ley 4 de 1973 Llamado pacto de Chicoral, la Ley 30 de 1998
se crea con el objetivo de distribuir la tierra, la Ley 1448 de 2011 que es la ley de víctimas
y restitución de tierras, hasta hoy sin lograr una verdadera reforma agraria.
JUSTIFICACIÓN
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
METODOLOGÍA
Procedimiento
Dado que la mira central de este análisis está puesta en la concentración de la tierra
y por ende el impacto social y económico que dicha concentración ha tenido en Colombia,
es conveniente seguir un orden organizado de los aspectos más relevantes que son
consecuencias de este fenómeno. Por ende se hace necesario hacer una descripción que
dé respuesta a la pregunta planteada y con miras a lograr los objetivos de este proyecto
investigativo. Dicha descripción no pierde de vista la esencia cuantitativa, aunque en
algunos momentos, ciertas porciones del documento parecieran de contenido cualitativo,
esto obedece a la descripción teórica que pone en contexto todo lo relacionado al tema de
tierras.
En este orden de ideas, me parece importante como primera medida resaltar las
categorías principales que han llevado a la concentración de la tierra en las últimas
décadas en Colombia.
Primera categoría.
Según algunas estadísticas realizadas antes del año 2015, Concerniente a los
indicadores sociales, según el DANE, para el 2013 el nivel de pobreza monetaria y
pobreza monetaria extrema en el campo se registró en 42,8% y 19,1%, respectivamente.
Considerando el cálculo del nivel de pobreza multidimensional, el 45,9% de la población
rural es pobre. En desigualdad de ingresos, el índice de Gini que se registra para el 2013
en el campo es de 50,05% frente a 49,9% en el 2012. Las estadísticas oficiales en el campo
podrían estar subestimando la realidad que se vive en el sector rural, para el 2012 un
estudio de la Universidad de los Andes (CEDE, 2012), indica que actualmente el 77% de
la propiedad de la tierra se encuentra en 13% de propietarios, el 80% de campesinos tiene
menos de una Unidad Agrícola Familiar (UAF), es decir son microfundista, el 18% de
los propietarios no tienen formalizado sus títulos y el 40% de los productores son
informales, pero a pesar de la falta de acceso a la tierra el 70% de los alimentos que se
producen en el país vienen de pequeños productores.
Se han proferido leyes y normas para el desarrollo rural, de las cuales se han
generado varias reformas, pero su aplicación no ha dado los resultados esperados, no ha
sido satisfactoria su aplicación a la realidad que viven nuestros campesinos. De manera
que, si tienen la tierra, no tienen los medios suficientes para producir y sacar provecho de
ella y esto hace más complejo el desarrollo rural. Quiero citar las palabras que pronunció
el señor César Pachón representante de Dignidad Agropecuaria ante el congreso de la
república en el Recinto del Senado el día 07 de mayo de 2013, cuando el país presenciaba
uno de los paros agrarios más grandes de los últimos años, decía:
Es así, que en este análisis encontramos una constante a lo largo de los intentos de
reformas agrarias, y es su entrecruzamiento con la violencia política, el conflicto armado
y el despojo de la tierra. Se evidencia que las motivaciones de las diferentes reformas
agrarias que han buscado crear mecanismos de acceso a la tierra por parte de la población
campesina, no están fundamentadas en la necesidad de redistribuir la propiedad rural sino
en apaciguar los procesos de conflicto agrario y ciclos de violencia. En la última etapa ha
surgido además la necesidad de reparar el daño creado a las víctimas del desplazamiento
y del despojo por la ausencia del Estado en las zonas rurales del país. Una ausencia estatal
que ha sido la causa directa de la violación masiva y grave de los derechos fundamentales
de la población campesina en Colombia, que hoy se desea solucionar con la Ley de
Víctimas. En conclusión podemos decir que en Colombia, la reforma agraria es una tarea
sin concluir.
Segunda categoría
Continuando esta misma línea, preguntémonos ¿qué son las ZIDRES (zonas de
interés de Desarrollo Rural económico y social)? esta ley 1776 aprobada el 29 de enero
de 2016, lo expresamos en palabras coloquiales, es una humillación más para el
campesino colombiano, sencillamente busca acumular baldíos para ceder a empresas
nacionales y extranjeras, de tal manera que los ocupantes campesinos les toca
conformarse con ser jornaleros porque no tienen el capital para poner a producir la tierra.
Nuestros campesinos además de tierras en propiedad, también necesitan capacitación,
consideramos que la falta de conocimiento para poner a producir el campo es una de las
grandes falencias, lastimosa y crudamente observamos que al estado no le interesa esta
parte y cuando se levantan a reclamar lo que realmente necesitan son asesinados,
despojados, expropiados y a la fuerza.
Finalizamos esta categoría con una cita muy importante tomada una investigación
hecha por Arco Jiménez sobre política agraria en Colombia. “Es bien sabido que
Colombia ha sido a lo largo de su historia un país de grandes desigualdades, que ha
concentrado la propiedad de la riqueza y el poder político en privilegiadas élites. Cómo
una población de 44.444 millones de habitantes (2005), ocupa el puesto número 79 en el
ranking mundial de desarrollo humano (como un índice de 0.689 dos puestos más atrás
que en el 2009 cuando ocupó el lugar 77) según el reporte “la verdadera riqueza de las
naciones: Caminos hacia el desarrollo humano” del Pnud año 2010, y hace parte
paradójicamente de los países con un desarrollo alto en el contexto mundial. No obstante
lo anterior, supuesto en el ranking (a mayor número corresponde un mayor desarrollo) es
superado por otros países latinoamericanos como Ecuador (puesto 77), ( Venezuela ( 75),
Brasil (73), Perú (63), Costa Rica (62), México(56), Panamá (54), Uruguay
(52), Argentina (46) y Chile (45) este último en lugar más alto entre los
latinoamericanos” (Jiménez, A.2000).
Tercera categoría
“El conjunto de trabajos publicados por el CNMH sobre tierras y territorios, ofrece
una visión general y amplia sobre el problema agrario no resuelto del país y la incidencia
del conflicto armado sobre la población rural. Muestra, en primer lugar, que el
acaparamiento de la tierra por las élites regionales creó una estructura concentradora y
excluyente del campesinado, que se vio forzado a colonizar territorios sin presencia
estatal ni infraestructura, y que en ellos se incubó la fuerza de las guerrillas y
posteriormente se expandieron los cultivos ilícitos, configurando los ingredientes para el
agravamiento de la violencia” Balance de Tierras
Si bien es una obligación del estado restituir los predios despojados a sus legítimos
propietarios, algunos afirman que la restitución de los derechos de las víctimas del
conflicto armado se verá enredada por otras decisiones de la Corte Constitucional.
Además de eso es importante resaltar que los grandes poseedores de tierras en Colombia
se han propuesto y han alcanzado gran representación en el congreso de la república, el
recinto donde se hacen las leyes.
La lucha por la tierra ha bañado en sangre los campos colombianos. El país durante
muchos años ha intentado solucionar el acceso a la tierra del sector agrario, siendo esta la
causa por la cual se ha proferido leyes y una amplia normatividad jurídica, pero no se ha
hecho lo más necesario que es una reforma agraria completa.
El Estado intenta brindar a los campesino apoyo económico, algunas ayudas, pero
esto es solo un mero alivio de necesidades temporales que no aportan ninguna solución
de fondo a la crisis del agro colombiano. Lo que es un sistema jurídico que en teoría
podemos decir es muy bueno, pero en la práctica no ha dado los resultados esperados. Es
evidente el abismo de la teoría a la práctica, como una antinomia de la normatividad
jurídica colombiana. En consecuencia, los grandes terratenientes se han beneficiado por
la expulsión que los grupos armados han ocasionado a los pequeños poseedores de tierras,
porque de este modo han podido ampliar sus posesiones.
Como una paradoja de la vida, en los campos colombianos donde los paramilitares
apoyados por las Fuerzas Armadas estatales desplazaron a miles de familias campesinas,
hoy se encuentran estas tierras, en manos de grandes terratenientes, concesiones mineras
y petroleras.
La historia nos muestra que incluso desde antes del desplazamiento masivo por la
guerra de los últimos cincuenta años, ya existía una alta concentración de la propiedad de
la tierra. Colombia ha estado desde hace mucho tiempo en la urgente necesidad de una
reforma agraria y a medida que transcurren los años la nación afronta nuevos desafíos,
que hacen cada vez más urgente dicha reforma.
Según Darío Fajardo analista y experto en tierras; las fincas de más de 500
hectáreas en Colombia, es decir el 41.1% de la tierra está en manos del 0.4% de la
población y el resto en manos del 58% de las personas. Para el analista, el problema radica
en que el modelo planteado en el Plan Nacional de Desarrollo es perverso, porque “no
solamente no están presentes elementos que pudieran incidir en reducir ese proceso de
concentración de la propiedad sino que están agravando tendencias que ya se venían
presentando previamente”.
Colombia un país con una amplia normativa jurídica respecto al acceso a la tierra,
sostiene un conflicto de décadas con relación a la misma tierra. Por ende concluimos que
el problema no es la falta de normativa jurídica, sino de su aplicabilidad. Además es una
falta de conciencia social individual y colectiva; esto no es un asunto solamente de las
elites gobernantes sino de todo el pueblo colombiano incluyendo los actores armados.
Referencias Bibliográficas
Referencias
Cabarcas, A. A. (2017). CONCENTRACION DE LA TIERRA Y DESARROLLO
SOCIOECONOMICO RURAL. Barranquilla: Universidad del Norte.