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Sociedad y economía en el país egipcio: generalidades - Capítulo 2

II.I. LA UNIDAD BÁSICA DE CONVIVENCIA: LA FAMILIA


La familia aparece así mismo exaltada, con una proyección ideológica y religiosa, en
torno a la figura del soberano y en el mundo de los dioses, entre los cuales sobresalen
los protagonistas del ciclo osiriano (Osiris-Isis-Horus) como ejemplo de los fuertes
vínculos, desvelos y pasiones que se consideran propios del entorno familiar
La unidad básica en la sociedad egipcia era la familia nuclear, es decir, el marido y la
mujer, a los que se añadían los hijos que pudieran tener.
En el Imperio Medio, la célebre Correspondencia de Hekanajte, conjunto de cartas de
un terrateniente, el grupo familiar consta de más de quince personas, incluyendo su
madre, sus hijos (alguno de los cuales estaba ya casado), algún otro familiar cuyo
vínculo es difícil de determinar, criados y subordinados e incluso posiblemente alguna
concubina.
El matrimonio egipcio parece ser una cuestión que emana principalmente de esfera
privada y de la propia voluntad de convivencia de los esposos, sin ningún tipo de
ceremonia religiosa u oficial. Es posible que fuera acompañado de algún tipo de fiesta
o celebración, que tendría un ámbito meramente familiar o social.
En la Época Tardía comienzan a aparecer contratos signados entre los contrayentes, a
veces con intervención de otros familiares.
Es frecuente que la mujer aporte una “dote” que puede recuperar total o parcialmente
en caso de divorcio.Lo que parece claro es que los egipcios consideran que la condición
matrimonial es la meta y el estado normal al que hay que aspirar.
También es frecuente que divorciados o viudos se casen de nuevo. El matrimonio
egipcio es por regia general monógamo, pero no pareciera que estuviera prohibido el
tener varias esposas, o el disfrutar de una o más concubinas, al lado de la esposa
oficial. Otro tema mal entendido es el del supuesto matrimonio entre hermanos. El
que se trate de una práctica atestiguada en la familia real, en torno a la figura del
faraón, por razones de índole fundamentalmente religiosa o política, no evidencia que
sea algo generalizado.La realidad es que las prácticas matrimoniales egipcias son de
tipo exogámico y no precisamente incestuosas; no es raro que haya matrimonios entre
parientes (primos, por ejemplo), pero lo más frecuente es buscar esposa apoyándose
en otros criterios como por ejemplo la vecindad, o la pertenencia a un mismo círculo
profesional. No olvidemos que el matrimonio podía convenirse, tanto para el marido
como para la mujer, en un medio para ascender socialmente.
Una cuestión cuidadosamente tratada es la de las propiedades del matrimonio, al
menos en la Época Tardía, la mujer cogestionaba las propiedades del matrimonio, a las
cuales podía haber aportado una cantidad importante como dote en el momento de la
boda.En realidad, la posición en general de la mujer dentro de la sociedad egipcia, la
valoración que de ella se hace y la imagen que se proyecta es relativamente favorable,
al menos si comparamos con otras civilizaciones antiguas.
Ciertamente, el mundo egipcio es política y culturalmente de predominio masculino,
pero el papel desempeñado por la mujer en la sociedad, la economía y la política dista
mucho de ser desdeñable.
Por otro lado, las fuentes nos informan adecuadamente acerca de los indiscutibles
derechos que se reconocen a la mujer: puede poseer, hacer negocios, heredar; ante la
ley puede ser tratada en pie de igualdad con el hombre.
Pero también encontramos la otra cara de la moneda, que presenta a la mujer en
situaciones precarias o injustas, o vista con un prisma negativo y denigrante. Como en
general en todo el Próximo Oriente antiguo, en Egipto aparece la imagen de la viuda
abandonada y desvalida, comparable al huérfano y al pobre, y que ha de ser objeto de
asistencia piadosa y de protección por parte de los gobernantes y regentes de la
comunidad.
Los hijos suponían una venturosa bendición. Para un campesino pobre significaba
ayuda y mano de obra que podría incrementar la rentabilidad del trabajo agrícola. Para
un egipcio acomodado, el hijo es aquél en quien quedará depositada la obligación del
mantenimiento del culto funerario de sus progenitores, el cuidado de su tumba y el
recuerdo del padre y de los antepasados. El hijo, además, se entiende destinado a
continuar en el puesto del padre, sucediéndole en el cargo.
La esterilidad de la mujer puede ser, motivo más que suficiente para el divorcio,
aunque se podía recurrir a otros procedimientos, como esposas secundarias,
concubinas (incluso sirvientas), y por supuesto, la adopción, fenómeno corriente en
Egipto. El nacimiento venía acompañado de rituales y prácticas consagradas por la
tradición. El hijo mantenía una relación muy estrecha con su madre, que era entendida
como la protagonista y responsable principal de su crianza y educación.
La primera infancia del niño estaba llena de peligros, no sólo por las enfermedades
sino también por el riesgo de las picaduras y mordeduras de animales ponzoñosos, tan
frecuentes en Egipto. La infancia transcurría entre el cuidado de la familia y los juegos,
de tipo atlético o físico normalmente, a veces utilizando una pelota. De todas formas
incluso al niño pequeño, sobre todo en las clases bajas, se le impone una colaboración
en el trabajo cotidiano.

II.2. LA CASA
Los egipcios asociaban muy estrechamente la formación de una familia con el
establecimiento de una casa y la adquisición o construcción de un hogar. La mansión
de un gran cortesano o de un miembro importante de la elite podía ser grande y
compleja, pero naturalmente a menor escala de un palacio real.
El status de un individuo o su poder económico se evidenciaba sobre todo por su
tumba, a cuya construcción y decoración se dedicaría una parte importante de los
recursos económicos.
Para combatir el calor se hacían gruesas paredes de adobe, general-mente con escasas
ventanas, destinadas más a permitir una circulación de aire refrescante que a la
iluminación.
El esquema es similar de una familia tipo medio es similar: hay un cuarto de entrada,
que en ocasiones cumple la función de taller, desde donde se accede a la habitación
principal sostenida por un pilar, que es donde se desarrolla fundamentalmente la vida.

II.3. LOS COMPONENTES SOCIO-ECONÓMICOS


Lo normal es que el egipcio siguiera la estela de su padre en cuanto a riqueza,
dedicación y status. Por otra parte, el papel central que en este mundo tiene la figura
del faraón explica que normalmente cualquier éxito personal o cualquier promoción
individual, tanto social como económica, se presente como un «favor real».
Solamente en los momentos de declive del poder real, de anarquía o fragmentación
del país (típicamente, los Períodos intermedios), el protagonismo individual se
acentúa y la evidencia histórica de fenómenos de movilidad social, de enriquecimiento
(o empobrecimiento) es más rica y variada. Todo lo que llevarnos dicho explica en
parte que presentemos este tema en forma de jerarquías socio-económicas, donde la
situación de status y de prestigio del individuo se vincula íntimamente a su actividad
socio-laboral, al trabajo o al cargo al que está dedicado.
La concepción egipcia del estado es mítica, el faraón es soberano universal y que su
pueblo, constituye por excelencia la humanidad, frente al mundo exterior que se
presenta, al menos hasta el Imperio Medio inclusive, como marginal, atrasado y
bárbaro, sin participar los extranjeros plenamente en la condición humana.
II.3.1. La elite cortesana y funcionarial: el modelo del escriba
Uno de los tipos sociales más característicos del Egipto antiguo, en todas las épocas, es
el del cortesano, incluyendo ahí al grupo que rodea al soberano y a la familia real, que
reside preferentemente en la corte o en la capital y que constituye el surtidor de
recursos humanos para las tareas de gobierno del estado y del mantenimiento de la
administración. Es por eso por lo que vinculamos la figura del cortesano a la del
funcionario o empleado de la burocracia administrativa.
Se trata de un sector minoritario pero acomodado, por lo cual ha tenido más
posibilidades de dejar testimonios de su existencia (sobre todo a través de sus
tumbas), y que se articula a su vez en capas o jerarquías que van desde los más altos
notables, próximo al soberano y a veces emparentados con el mismo, depositarios de
importantes parcelas de poder, hasta aquellos modestos empleados de almacenes y
oficinas a quienes se asignan las más humildes misiones, lo que no impide que
podamos considerarlos también relativamente como elite por situarse por encima de
la masa campesina de la población.
En los Períodos Intermedios, cuando la autoridad del faraón se debilitaba, esta elite
podía actuar de forma autónoma o con una especial implantación loca!, manteniendo
así su protagonismo social y político, muy especialmente corno dirigentes regionales o
comarcales. Los componentes de este grupo aparecen definidos por su participación
en el gobierno, vinculados así específicamente al soberano. Al mismo tiempo, de forma
muy típica, el funcionario egipcio se asimilaba bastante bien con el modelo o arquetipo
del escriba.
Desde los comienzos de la historia de Egipto el conocimiento y dominio de la escritura
es entendido como digno y elevado, propio de la condición de un hombre de alta
posición.
Para llevar a cabo su trabajo, el escriba era dotado de un complejo equipo y utillaje.
Empezando por el soporte por excelencia de la escritura, el papiro. Aunque cualquier
superficie y material puso ser utilizada por los escribas egipcios.

II.3.2. La vida campesina y la actividad agropecuaria


Egipto es un país eminentemente rural y volcado en el trabajo agrícola y en la
explotación de su rico valle fluvial. Ya desde la Antigüedad, viajeros y curiosos des-
tacaron las excelencias de sus campos, su fertilidad, la facilidad de trabajo y
rentabilidad con que se producían las cosechas.
La propia civilización egipcia está muy marcada por la importancia de esta faceta
fundamental de su ecosistema y su economía; los cultos y divinidades relacionados con
la fecundidad de la vegetación y la fertilidad de la tierra son muchos. El faraón
ostentaba, entre otros atributos, un cayado y un mayal con los que a guisa de cedros,
suele aparecer representado en ceremonias oficiales. Podrá parecer sorprendente el
que la figura del agricultor o del pastor, y la vida campesina en general, sean muy mal
conocidas y presenten grandes lagunas a la hora de intentar una reconstrucción
histórica. Ello se debe en buena medida a su condición de sector más humilde y bajo
de la sociedad, incapaz de dejar huellas monumentales y perdurables del estilo de las
tumbas de los sectores superiores y acomodados. El campesinado es además
analfabeto, no quedando tampoco vestigios de ellos en la escritura y los textos.
El campesino estaba vinculado a la tierra que trabajaba, bien por cuenta de la
monarquía (o del estado), bien dependiendo de los templos, o propiedades de algún
rico notable terrateniente.
La imagen que en la actualidad del campesino egipcio es normalmente muy negativa,
entendiendo que vivía en una precariedad y miseria permanente, sometido a trabajos
obligatorios para el estado, a los impuestos y diezmos, arbitrariamente tratado por
propietarios y funcionarios. Es cierto que, sobre todo en los momentos de crisis o de
guerras internas, la población campesina era la primera y más perjudicada de todas,
pero también lo es que Egipto es una buena tierra para la agricultura, cuya rentabilidad
garantizaría la subsistencia e incluso unos excedentes.
Además, al menos una parte de esta población estaría beneficiada por decretos de
inmunidad y medidas de exención que los liberaría de las contribuciones.
Los campos eran dedicados en su gran mayoría al cereal, cuyo ciclo aparece
frecuentemente representado en las paredes de las tumbas. Cuando llegaba la hora de
la cosecha, ésta se hacía en grupos de segadores, a veces animados por canciones o al
ritmo de la flauta. El cereal era transportado a lomos de burros y llevado en principio a
la era, espacio liso, de forma circular, en el que era esparcido y pisoteado por bueyes o
asnos. El almacenaje se realizaba en silos, con base ovalada. En este proceso estaban
presentes, además los capataces o mayordomos, uno o varios escribas, que
registraban las cantidades y nombre de las parcelas.
Otra especie que ocupaba una extensión nada desdeñable de campos era el lino, cuya
importancia radicaba en que de él se extraía la materia prima básica para el trabajo
textil y la elaboración de vestidos y tejidos de todo tipo.
Muy apreciado era el cultivo de productos de la huerta, para lo cual se aprovechaban
parcelas próximas y cercanas al río, para facilitar el riego.
Hay que tener presente que los egipcios conocen desdetiempos prehistóricos cómo
retener las aguas de la inundación por medio de represas, estanques y canales, para
luego hacer uso de ella y distribuirla a medida que se necesitaba
Cada vez está más claro que la importancia económica que tiene la ganadería en la
economía del país egipcio es mayor de lo que normalmente se ha dicho. De hecho, las
representaciones de ganado y de escenas pastoriles son muy frecuentes en las
pinturas y relieves de tumbas y mausoleos.
El ganado menor ovino y caprino era asimismo importante, particularmente
representadas son las cabras, otras de las especies domésticas de mayor difusión. El
asno es conocido también desde tiempos prehistóricos, utilizado para carga y
ocasionalmente como animal de tiro.
Los egipcios eran grandes consumidores de aves. En fin, no podemos dejar de destacar
la importancia de la pesca en un país fluvial.

II.3.3. Manufacturas y circulación de bienes en la economía egipcia


Los procesos de manufacturación o artesanales en el mundo egipcio están
condicionados por los propios recursos naturales. Durante la mayor parte de la historia
de Egipto, de la Realeza y su entorno, del sector cortesano funcionarial, de los grupos
altos y medios, que viven del servicio del estado y que, no solo para su vida cotidiana
sino para sus residencias de eternidad, para sus tumbas, van a requerir toda una serie
de bienes de calidad y bien elaborados.
Un sector importante es el textil, integrado por mayoría de mujeres. La materia prima
deriva de especies vegetales, como el lino, altamente valorado por niveles socio-
políticos y religiosos. Se utilizaba la lana para la realización de pelucas.
El trabajo de la madera adquirió un notable grado de desarrollo, aunque la madera de
calidad proviene del exterior (Líbano y África). Egipto, estaba bien dotado de arcillas,
barros y calizas para la elaboración de la cerámica.
La metalúrgica era muy apreciada, lo que se reflejaba en el estatus de los obreros a ella
dedicados, se elaboraban armas, elemento para la guerra. La mayoría de la población
era campesina, fabricaban sus propios útiles, diferente de aquellos que trabajaban
plenamente dedicados a servir al soberano y a la alta nobleza. El trabajo del artesano
quedaba puesto en cierta forma bajo la protección del dios y destacándose como
actividad creativa. Muy interesante son los “poblados de artesanos” dedicados casi a
trabajar en la construcción y el equipamiento de las tumbas de los monarcas y
miembros de la familia real.
No es fácil determinar cómo era el intercambio de bienes en la economía egipcia. La
importación de bienes está referida y presentada como actividad auspiciada y
dependiente del poder central, del gobierno del país, en definitiva de la monarquía
faraónica. El concepto de ganancia y de beneficio no tiene cabida ante un comercio de
trueque. La clave del sistema reposa en un poder central fuerte que además se apoya
en una administración eficiente y en una burocracia nutrida que penetra en todas las
capas de la sociedad. Los salarios se pagaban en especie, raciones de alimento.
La propiedad privada es relativamente limitada, aunque existió, pero sumergida en el
tradicional estado centralizado faraónico.

II.3.4. Otros recursos de interés


Una sociedad y economía campesina. Durante la Época Tinita y el Imperio Antiguo no
existe un ejército permanente como tal, en todo casi se recurría a los nubios o
población de marginales. Durante los conflictivos tiempos del Primer Período
Intermedio parece que existió un grupo de soldados, pero que en la época del Imperio
Nuevo hubo soldados más profesionales. Después del Tercer Período Intermedio, se
consagró un ejército de mercenarios (Bajo el mando Ramésida). No existe el concepto
de ciudadano y de hombre, tampoco existe una definición jurídica de la palabra
esclavo, ni se puede hablar de esclavitud como de una única realidad social.
Lo que si se da es una gran variedad de grados de dependencia de unos individuos
frente a otros con respecto a instituciones (templos) o en fin, frente al estado y a la
figura del faraón, grados de dependencia que afectan a la actividad laboral o
simplemente del trabajo. Cualquier siervo o dependiente egipcio tenía derecho a
actuar de forma independiente (comprar o vender), formar una familia, e incluso a
mejorar de estatus emancipándose por medio de una transacción económica o por
adopción o el matrimonio.

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