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CALEFACCIÓN
INSTALACIONES DE CALEFACCIÓN
Básicamente, una instalación de calefacción actual tiene tres partes:
PRODUCCIÓN DE CALOR
Caldera central de combustible sólido
POR COMBUSTIBLES
Existen aparatos unitarios por combustión, como las estufas de gas butano,
llamadas estufas catalíticas. Tienen un rendimiento aceptable, pero
requieren aire del exterior para la combustión y producen gran cantidad de
vapor de agua como resultado (aproximadamente 1,6 litros de agua por
cada kilogramo de combustible[9]), por lo que no son demasiado
aconsejables, pues añaden gran cantidad de humedad al aire ambiente.
También se usan estufas unitarias de queroseno, con los mismos
inconvenientes, aunque con una producción de vapor un poco menor.
POR ELECTRICIDAD
SISTEMA HÍBRIDO
Para paliar el problema del bajo rendimiento de la bomba de calor con bajas
temperaturas, puede hacerse un sistema híbrido con caldera y bomba de
calor. Un programador electrónico determina cuando la bomba tiene buen
rendimiento (teniendo en cuenta, tanto la temperatura exterior como el
precio de los combustibles) y es adecuado que funcione y la para, y pone en
marcha la caldera, cuando el rendimiento de la bomba es bajo.
Aunque se piensa que la energía solar puede servir para la calefacción, los
inconvenientes de la instalación no compensan las ventajas: los colectores
solares tienen menor rendimiento cuanto más baja es la temperatura
exterior (y, por lo tanto, los días en los que más falta hace la calefacción) y
además, los días más fríos del año son también los más cortos, con menos
horas de soleamiento. Técnicamente puede hacerse, pero la cantidad de
colectores necesaria es grande y, cuando no haga falta calefacción
producirán unas importantes cantidades de calor que habrá que disipar en
el ambiente o en otro uso. Una posibilidad interesante es aprovechar ese
calor sobrante haciendo una acumulación estacional, que requiere unos
depósitos grandes, pero es factible.
POR AGUA
POR AIRE
Cuando de un sistema de agua se trata, los más clásicos son los radiadores,
pero también se emplean los paramentos radiantes. Estos no son
propiamente aparatos, sino que consisten en un circuito de tuberías
empotradas bajo el recubrimiento, convirtiendo el paramento en un emisor
de calor. Lo más habitual es que ese paramento sea el suelo, pero veces se
usa también el techo o las paredes. El techo no es una buena solución
porque la piel humana absorbe muy bien la radiación térmica y
los alopécicos tienen tendencia a sufrir dolores de cabeza con este sistema.
Otro terminal empleado en los sistemas de agua es el ventiloconvector.
Cuando se trata de sistemas por aire, los terminales son sencillamente los
diversos tipos de rejillas o difusores por los que se impulsa el aire al
ambiente.
REGULACIÓN
ACCESORIOS
Para el buen funcionamiento de un sistema de calefacción son necesarios
una serie de accesorios.
CIRCULADORES
VASO DE EXPANSIÓN
DILATADORES
Por la misma razón que el agua dilata, dilatan también las tuberías de la
instalación, por lo que, en tramos rectos largos, hay que intercalar
dilatadores. También deben ponerse dilatadores cuando las tuberías pasen
por una junta de dilatación del edificio.
PURGADORES
En los circuitos cerrados recorridos por agua, es de especial importancia que
no haya aire en absoluto. Por su menor densidad se acumula en las partes
altas y las bombas no están calculadas para hacer circular agua en esas
circunstancias. Para ello, en esos puntos deben situarse purgadores, para
extraer el aire. Existen manuales (en la mayoría de los radiadores hay uno)
o automáticos.
OTROS
AHORRO DE ENERGÍA
EFICIENCIA DE LA INSTALACIÓN
Deben emplearse calderas eficientes, entre las que hay que destacar
las calderas de condensación , cuyos rendimientos son mucho mayores que
las convencionales.
AEROTERMIA
SOLAR
ENERGÍAS RESIDUALES
OTRAS
USO DE LA INSTALACIÓN
No es poco importante, desde el punto de vista del ahorro, el manejo que el
usuario hace de la instalación.
Cuando se trata de una instalación individual centralizada, es fundamental
que disponga de un termostato de ambiente situado en el local de uso más
habitual: sala de estar, por ejemplo. La cocina puede no ser un buen sitio,
porque en ella, a menudo, hay fuentes de calor funcionando (cocina, horno)
que falsearían las mediciones, aunque si se vive habitualmente en un local
donde esté la cocina, puede ponerse allí, sabiendo que cuando se enciendan
estas fuentes de calor, se desequilibrará durante un rato la instalación y los
demás locales pueden quedar con la temperatura un poco baja. No es nada
conveniente, como se ha dicho, utilizar el termostato de la caldera para
regular la temperatura interior, pues se pierde rendimiento y además debe
cambiarse de posición cada vez que cambia la temperatura exterior. El
termostato de ambiente mantiene la temperatura interior estable, sea cual
sea la temperatura del exterior. Si en días muy fríos no se llega a la
temperatura cómoda, lo más probable es que la caldera no tenga la
potencia necesaria, o que su termostato está fijo en una temperatura baja.
Termostato programable
Es importante equilibrar la instalación al principio de temporada: con todas
las llaves de paso de los emisores completamente abiertas (se abren y
cierran como los grifos de agua corriente) se dejará funcionando la
calefacción unas horas. Si alguno de los locales no alcanza suficiente
temperatura, se procederá a cerrar un poco (p.e. un cuarto de vuelta) todas
las llaves de paso de los demás locales y se esperará un buen rato a ver el
resultado. Pasado ese rato, se comprobarán los locales y se seguirán
cerrando un poco las llaves de los que estén a mayor temperatura
(regulación por caudal), hasta que estén todos, más o menos a la misma. Si
un local se utiliza poco, conviene cerrar un poco más la llave de paso de su
emisor, pero no demasiado, porque enfriará los locales paredaños.