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Adolescentes en edad cada vez más temprana viven el drama de la maternidad no deseada,
el rechazo de los padres y el desprecio o la indiferencia de los demás. Sin preparación
alguna para la maternidad, llegan a ella y esa imprevista situación desencadena una serie
de frustraciones, sociales y personales.
Para el 2005, los municipios de Tisma y Niquinohomo son los que reportaban mayores
embarazos en adolescentes, de enero hasta agosto de ese año tenían contabilizados 1,096
casos, entre los 15 y 19 años de edad. En niñas de 12 y 13 años, se registraron 15 casos.
La zona rural es la que reporta más casos, debido al bajo nivel educacional y la cultura
machista que prevalece en los hogares. Podemos decir que los embarazos no deseados
en la adolescencia se dan de forma más frecuente tras el inicio de relaciones sexuales
tempranas, ya sea por la falta de educación sexual o por el mal uso de los anticonceptivos.
Aunque son muchas las causas de que se produzcan embarazos no deseados en la
adolescencia, aquí expondremos los que han sido más estudiados.
Conocerlos nos permitirá actuar sobre ellos y evitar, en la medida de lo posible, que
nosotros o futuros hijos tengan prácticas sexuales inadecuadas. En este trabajo
presentaremos algunas de las causas y consecuencias que traen el embarazo no deseado
en adolescentes.
Actualmente, cada vez más adolescentes tienen relaciones sexuales antes de cumplir los
16 años. De esta forma, al comenzar a tener relaciones sexuales de forma precoz, los
adolescentes no están preparados para valorar las consecuencias que conlleva una
conducta sexual irresponsable. No existe una causa específica para el embarazo no
deseado en adolescentes, en realidad son muchas y pueden ser individuales, familiares,
sociales, económicos o culturales, aquí algunas de ellas:
Personales
1. Edad de la menarquía (primera menstruación) precoz
2. Deseo de independencia
3. Falta de información acerca de su anatomía y fisiología. En los adolescentes, el
desconocimiento de las funciones y de la anatomía de su sistema reproductor,
genera creencias, costumbres y prácticas inadecuadas.
4. Desconocimiento de métodos anticonceptivos y de su uso correcto.
5. Sentimiento de soledad, incomprensión y baja autoestima.
6. Uso y abuso de alcohol y drogas. El consumo de bebidas alcohólicas y otras drogas,
producen una reducción en la inhibición, que puede estimular la actividad sexual no
deseada.
7. Rebeldía natural y búsqueda de identidad y nuevas experiencias.
8. Sentirse invulnerables porque “eso les ocurre a otros y a mí no”.
Familiares:
1. Inestabilidad familiar.
2. Ejemplo familiar de embarazo adolescente: Varios estudios muestran que si los
progenitores fueron padres adolescentes, es más probable que sus hijos lo sean.
“Se dice que es por imitación o porque la joven piensa: “si tú te embarazaste a mi
edad, ¿por qué no lo voy a hacer yo?”.
3. Falta de comunicación interfamiliar.
4. Provenir de familias disfuncionales.
Sociales:
1. Cambio de valores sociales.
2. Estrato social bajo: Algunos estudios muestran que a mayor grado de escolaridad y
solvencia económica hay menos embarazos en jóvenes, aunque ninguno de estos
factores garantiza, por ejemplo, que una familia no sea disfuncional.
3. Presión grupal y de pareja para tener relaciones sexuales –a veces en forma
esporádica- como una forma de demostrar que es “más hombre o más mujer”.
4. Influencia de los medios masivos de comunicación social.
5. Abuso sexual.
6. Pornografía y prostitución de adolescentes.
Culturales:
1. Sobre todo en áreas rurales hay poblaciones en donde no hay más expectativa de
vida que casarse y tener hijos.
En ocasiones, los jóvenes no mantienen una buena relación familiar y cuando se presenta
alguna situación no toman las decisiones adecuadas o no tienen la confianza para dialogar
en familia en temas como la sexualidad, lo que puede traer como consecuencia embarazos
no deseados.
Mientras que las consecuencias no están bien definidas, las investigaciones confirman que
hay muchas razones de preocupación acerca de los embarazos no planeados entre los
adolescentes.
Desde un enfoque social, diversos estudios señalan que este tipo de embarazo cambia el
proyecto de vida de las adolescentes y provoca un abandono obligatorio de sus metas
futuras por la necesidad de afrontar nuevas responsabilidades ligadas al desarrollo del bebé
y muestran una maternidad irresponsable, pues no están preparadas (psicológicamente)
para cumplir su rol de madre ni enfrentar una estabilidad
Una de las consecuencias inmediatas para una futura madre adolescente –que decida tener
el bebé- es abandonar sus estudios. El principal objetivo de la adolescente es buscar un
trabajo con el que poder hacer frente a los nuevos gastos económicos.
Normalmente, se trata de trabajos poco cualificados y mal remunerados, puesto que la
adolescente no ha adquirido aún una completa formación académica. Posteriormente, le
resultará difícil retomar sus estudios, por lo que se puede perpetuar una situación de
pobreza en el núcleo familiar.
No obstante, en la mayoría de los casos, también terminan por finalizar esta relación
sentimental obligada. Así, las menores que se ven envueltas en un embarazo no deseado
tienen que afrontar, en muchos casos, esta situación por sí mismas o con ayuda de sus
padres.
En nuestra sociedad, por desgracia, un embarazo no deseado siendo un problema del que
debe encargarse, sobre todo, la futura madre. Los padres que se responsabilizan, dejan
de estudiar y buscan un trabajo poco cualificado, siendo éste un factor de riesgo para su
economía futura.
Problemas psicológicos
Los futuros padres se ven envueltos en una situación difícil de afrontar, que supone un
estigma social en la mayoría de los casos. Tienen que asumir el rol de padres, en un
momento en el que estaban definiendo su propia personalidad.
Puesto que la madre ha tenido su primer hijo a una edad muy temprana, es más probable
que tenga un mayor número de hijos que las mujeres de su generación, que tienden a
retrasar la edad de maternidad. Este hecho, sumado al riesgo de desempeñar trabajos mal
remunerados, puede perjudicar gravemente la economía familiar.
Una madre soltera puede sentir la necesidad de tener una pareja a su lado que le aporte
bienestar económico y afectivo. Este pensamiento puede conllevar numerosos problemas,
como intentar continuar una relación a pesar de que sufra maltrato físico o psicológico.
La autoestima de una madre soltera adolescente suele estar muy deteriorada, puesto que
normalmente está estigmatizada socialmente y ha sufrido el abandono de muchas personas
de su alrededor. Éste es un ámbito que debería trabajarse en profundidad, para ayudar a
la adolescente a ser autosuficiente, y evitar que se produzcan numerosas –e inapropiadas-
relaciones sentimentales. Además, esta situación en la que se producen noviazgos
pasajeros puede afectar también a la estabilidad emocional de su hijo, ya que no logra crear
un apego seguro hacia una figura paterna.