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En este contrato, el Estado dejó la ejecución del Proyecto Camisea en manos del
consorcio, mostrándose tres etapas claramente delimitadas. En la primera etapa, cuya
duración fue de dos años, Shell-Mobil se comprometía a un programa de trabajo que
comprendía la perforación de tres pozos exploratorios, la reprocesamiento de 250 km
de líneas sísmicas y un estudio del mercado de Lima para GN. La finalidad era
determinar la factibilidad de desarrollo de dicho mercado y la consiguiente
construcción de dos ductos a la Costa central: uno para el transporte del GN y otro
para el de los condensados. (OSINERGMIN,2014).
La segunda etapa, que tenía una duración de cuatro años y medio, comprendía el
desarrollo de los yacimientos, la construcción de una Planta de Separación de
Líquidos en Camisea y de los ductos a una zona de la Costa central. También se
construiría una Planta de Fraccionamiento y se darían facilidades para el despacho de
hidrocarburos. En octubre de 1997, Shell hizo llegar al gobierno el presupuesto de
inversión de la segunda fase del proyecto, que ascendió a US$ 2,476 millones. La
tercera etapa comprendía el período desde el final de la segunda etapa hasta cumplir
el plazo de 40 años: la explotación. La regalía que recibiría el Estado se determinó
según un factor “R”, que relaciona los ingresos y egresos del contratista, el cual
aumentaba en la medida que los ingresos superasen a los egresos. La regalía
promedio que recibiría el Estado durante la vigencia del contrato sería 30%.
(OSINERGMIN,2014).
Según Campodónico (1999), para seguir con la segunda fase, el consorcio Shell–
Mobil demandaba una serie de nuevos incentivos, como la aceptación del gobierno de
un precio para el GN que no se ajustaba a lo establecido en el contrato, la
participación en la distribución del gas en Lima, la posibilidad de exportar gas a Brasil
mediante la interconexión con el gasoducto Santa Cruz–Sao Paulo y la aplicación de
una serie de reformas de la legislación eléctrica peruana para garantizar un precio
para el GN que le permitiera competir con otros combustibles en el abastecimiento de
energía a centrales termoeléctricas.
En el año 2000 se llevaron a cabo nuevamente las licitaciones del Proyecto Camisea,
otorgándose las siguientes adjudicaciones: primero, la etapa de explotación,
separación y fraccionamiento de hidrocarburos, por una duración de 40 años. Fue
adjudicada en febrero del año 2000 al consorcio formado por las empresas Pluspetrol
(Argentina, 36%), Hunt Oil Co. (USA, 36%), SK Corp. (Corea, 18%) e Hidrocarburos
Andinos (Argentina, 10%), que ofreció una regalía de 37.24% sobre sus ingresos
brutos. (OSINERGMIN,2014).
EXPLOTACIÓN DEL LOTE 88 Y LA PLANTA MALVINAS
A comienzos del año 2000, el Gobierno peruano llevó adelante las licitaciones de la
exploración del Lote 88 y la construcción y operación de la planta Malvinas. Con
relación al primero, mediante Decreto Supremo Nº 021-2000-EM (publicado en el
diario oficial El Peruano el día 7 de diciembre de 2000), se aprobó el Contrato de
Licencia para la Explotación de Hidrocarburos en el Lote 88, celebrado entre Perupetro
S.A. y el consorcio Pluspetrol. Este consorcio ganó el contrato para la explotación de
los yacimientos del Lote 88 durante un período de 40 años. En los términos
acordados, se comprometía al desarrollo del upstream para la primera etapa del
Proyecto Integral de Camisea, que consideraba la perforación de pozos, la
construcción de instalaciones en los yacimientos y de plantas de procesamiento. El 5
de agosto de 2004, se inauguró la planta de gas de Camisea, Malvinas (Cusco), tras
una inversión de US$ 600 millones, con una capacidad de procesamiento inicial de
450 MMPCD. En la actualidad, esta planta está diseñada para procesar 1,160 MMPCD
de GN provenientes de los lotes 56 y 88; y comprende las unidades de separación,
deshidratación, criogénica, estabilización y reinyección. Además, consta de cuatro
trenes criogénicos: dos de 220 MMPCD cada uno y dos de 360 MMPCD cada uno; y
dos unidades de estabilización de condensados de 25,000 BPD cada una. Desde
dicha planta se obtienen dos productos: i) GN seco, transportado hasta la ciudad de
Lima por el sistema de transporte de GN de la empresa TGP (la parte del GN seco que
no es transportado por TGP se reinyecta al yacimiento del Lote 88); y ii) LGN,
transportado hasta la planta de fraccionamiento de Pisco por TGP. En 2012, se realizó
la segunda ampliación de la planta Malvinas con una inversión estimada de US$ 334
millones. El proyecto contempló la instalación de equipos de procesos y de
almacenamiento de LGN para aumentar la capacidad de procesamiento en 520
MMPCD de GN húmedo, con la finalidad de abastecer al mercado nacional con
volúmenes adicionales de GN seco. El GN húmedo proviene de los pozos de las
locaciones Cashiriari 3 del Lote 88, Mipaya del Lote 56 (ambos del Consorcio
Pluspetrol) y de Kinteroni del Lote 57 (Repsol). (OSINERGMIN,2014).
PERSPECTIVAS FUTURAS
El reto de crear y desarrollar un mercado de GN, lo que originó que el diseño se ajuste
sobre la marcha y, finalmente, se opte por la desintegración vertical total de la cadena
de valor del GN. Además de establecer precios promocionales para su expansión con
el operador del Lote 88. A la fecha, y en miras al futuro al requerirse un mayor acceso
a energía, es necesario plantear formas eficientes para el desarrollo de la
infraestructura, con el consecuente acceso al servicio de distribución de GN. De esta
manera, la Política Energética Nacional del Perú 2010-2040, aprobada por Decreto
Supremo N° 064-2010-EM, establece como uno de sus objetivos el desarrollo de la
Industria del GN y su uso en actividades domiciliarias, transporte, comercio e industria,
así como la generación eléctrica eficiente. Este objetivo se ha venido reflejando en el
diseño de los proyectos que involucran el uso del GN y en las normas emitidas hasta
el momento. Acorde con ello, el diseño original de la industria de GN debe adecuarse
a los nuevos proyectos y, consecuentemente, a un cambio en la interrelación entre las
distintas actividades de su cadena de valor. (OSINERGMIN,2014).
REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS
OSINERGMIN (2014). La industria del gas natural en el Perú. A diez años del
Proyecto Camisea
CONCLUSIONES
2. El desarrollo de la industria del GN, luego del inicio de la explotación del campo
de Camisea, ha estado acompañado por un marco regulatorio y legal estable,
transparente y predecible para los inversionistas y usuarios. Este ha permitido
garantizar una rentabilidad razonable para las inversiones mediante la
regulación de tarifas eficientes que reconocen los costos de suministrar gas,
generar señales económicas para la expansión de las redes y para la
búsqueda de nuevas reservas de este hidrocarburo, así como brindar
incentivos a los concesionarios para que cumplan las normas de seguridad
industrial y los estándares de calidad del servicio.