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Monterrey
ISSN: 1405-4167
claudia.lozanop@itesm.mx
Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores
de Monterrey
México
Introducción
Han pasado dos cosas con la literatura del Norte: por un lado, sí hay
un movimiento más fuerte y más interés por escribir; y por otro ya
existe la decisión de ser escritor y no moverte de tu lugar de origen.
Vemos escritores del Norte, como Daniel Sada y Federico Campbell,
pero se comienza a hablar de la literatura de esta región a partir de
que los escritores no se mudan al D.F., a partir de que toman la decisión
de escribir desde Culiacán, Monterrey, Tijuana, Ciudad Juárez. Esto le
da otro sello a la literatura porque eventualmente el que emigra es
absorbido por el D.F. y termina hablando de asaltos en taxis, judiciales,
cosas por el estilo. Nosotros seguimos muy cercanos a nuestra tierra y
es natural que surjan temas relacionados con la realidad de cada región.1
actual. Sin embargo, no hay nada en este espacio que pueda ser
evaluado positivamente, pues está proyectado como un locus horribilis.
En esta selva de asfalto, la muerte acecha y triunfa. Es el infierno al
cual el protagonista, David, desciende, ya que su lugar nativo es la
sierra, pero ahí también es obligado a ir más allá, al abismo del mar,
en el cual encontrará su tumba.
Entonces, si bien siguen apareciendo la sierra, el mar y el valle,
espacios constitutivos de la geografía sinaloense, su significación es
distinta. El mar deja de ser el lugar de los pescadores para convertirse
en el espacio donde la policía desaparece a los estudiantes acusados
de colaborar con la guerrilla; la sierra no es el lugar donde aún se
pueden ver las estrellas, sino el territorio del cual se han apropiado
los narcotraficantes, y el valle agrícola aparece cada vez más
empequeñecido por la voracidad de la mancha urbana.
Esta valoración opuesta del paisaje se perfila en el diálogo que
sostienen El Chato, un estudiante de Economía que pertenece a la
guerrilla, y El Cholo, quien de narcotraficante menor pasa a ser capo
de las drogas:
La última vez que lo vio [El Cholo] le preguntó si alguna vez se retiraría
de la guerrilla. El Chato no respondió de inmediato, observó los
campos sembrados de soya, tomate, cártamo, ese verde húmedo que
le da nombre a Sinaloa y luego añadió: patria libre o morir, mi Cholo,
esas son mamadas pinche Chato, te pregunto en serio, ¿qué onda?
¿Qué futuro tienen ahí? Andar a salto de mata toda la vida ¿y qué
más? Cholo, tú no sabes de estos pedos, tú eres narco(...) tú no podrías
entender que queremos un sistema más justo, un gobierno del pueblo
y para el pueblo (...) Vamos a ganar Cholo, el futuro es nuestro (...)
Antes de que este país se haga socialista o comunista o lo que sea, te
apuesto mis huevos a que todos se hacen narcos como yo, la raza no
quiere tierras, Chuto, ni fábricas, ni madres: la raza quiere billetes, quiere
jnlnr In bofa i/ andar en camionetas como éstn ¿a poco no?, la raza quiere
pistear y andar en el refuego, estás perdiendo el tiempo vilmente. Es
tu visión y no me extraña, siempre has sido un pequeño burgués, pero
deja que yo haga mi lucha, es mi sueño cabrón, ¿qué sabe un pinche
narco de sueños? Pues yo duermo muy bien (Mendoza 53, las cursivas
son mías).
Muchos críticos han elogiado las historias del autor, pero ésta en
especial fue calificada por Ignacio Trejo como una "brillantísima
novela policiaca en la que sus personajes son creíbles y que además
cumple con todas las reglas del género'"'.
En México, una de las voces disidentes del sistema político y social
de los últimos años ha sido el relato policiaco, también llamado negro.
Este género permite la denuncia de lo más sórdido de nuestro sistema,
y, en varios de sus textos, los personajes que delinquen son autoridades
de la policía, jefes del ejército, políticos, abogados, jueces, etcétera,
los cuales incurren en los peores delitos como asesinatos, secuestro,
narcotráfico y tortura.1" Tal vez por este matiz peculiar, el género ha
ido adquiriendo cada vez más reconocimiento de los lectores, aun
cuando se tengan pocos exponentes en México con respecto a otros
países latinoamericanos como Cuba o Argentina. Curiosamente, una
buena parte de los autores mexicanos que incursionan en el género
policiaco son norteños.
En el caso de esta narración ubicada, como dije, en la pequeña
urbe mazatleca, un detective, Marsella, será el encargado de resolver
una serie de asesinatos perpetrados a gente no involucrada en la
siniestra actividad del narcotráfico. No obstante, los crímenes apuntan
a una de las dos mafias de la región comandadas por los capos Genaro
Barreto y Armando Ibarra Borbón. La ocasión de la anécdota le permite
al autor mostrar los mecanismos de este mundo, sus reglas y lados
más oscuros, así como denunciar una serie de injusticias y actos
impunes como son los casos de las asesinadas de Juárez, la ineficacia
de las corporaciones policiacas ante el poder del narcotráfico, la
violencia sostenida en las ciudades y la complicidad de las autoridades
con los narcotraficantes. Complicidad que se ve claramente en el pasaje
donde policías y pistoleros se entrevistan en la casona del
narcotraficante, Genaro Barreto, para llegar a un acuerdo. Aquí, como
en toda la novela, es el detective Marsella quien narra:
Esta ciudad que se quiere erigir como motivo de orgullo para la nación,
en verdad fue su ruina; por cobardía, por traición, por ineptitud. Y
ahora todo lo quiere resolver diciéndose progresista, industrial,
trabajadora. ¿Qué más da dejar la vida en una fábrica si no se dejó en
un campo de batalla? Sí señor, el trabajo es la trinchera de los cobardes
(...) Sin tanta estupidez por parte del general Ampudia, o sin tanto
miedo o voluntad de traición, los regiomontanos nos hubiéramos
parapetado a piedra y lodo en la ciudadela, en la catedral, en donde
fuera, en vez de andar corriendo por las calles como viejas asustadas,
como imbéciles, jugando a la roña (57-58).
Notas
1
Editoriales como Tusquets, Era, Joaquín Mortiz, Plaza & Janes y Mondadori.
2
Noroeste [Culiacán, Sinaloa], Feb. 2003.
I
íbidem
4
En su reseña sobre El amante de ¡anis ¡oplin, publicado en la revista Milenio,
Campbell señaló que el autor la escribió en "lenguaje sinaloense".
5
Antes que estos narradores, Cris Villarreal, a finales de los 60, había ya
incursionado en el relato urbano, teniendo como escenario la ciudad de
Monterrey. Otros precursores son Federico Campbell en Los ti/nancnses y
Gómez Nieves en algunos de sus cuentos.
h
Sobre este tema específico, remito al artículo de Alicia Llarena, "Espacio y
Literatura en Hispanoamérica" De Arcadia a Babel, naturaleza i/ ciudad en la
literatura hispanomericana. Ed. Javier de Navascués (Madrid: Iberoamericana,
1993) 343-345.
7
La citas están tomadas de Elmer Medoza. El amante de ¡anís ¡oplin (México:
Tusquets, 2001).
* Las citas fueron tomadas de Juan José Rodríguez. Mi nombre es Casablanca
(México: Mondadori, 2003).
* Noroeste [Culiacán, Sinaloa], 12 feb. 2004.
10
Eugenio Aguirre, en una entrevista hecha por Gerardo Segura, señaló: "Me
interesa mucho la novela policiaca porque creo que es un género que nos
permite hacer un cuestionamiento crítico del sistema y de la sociedad (...) y
que nos permite denunciar las lacras sociales, la corrupción, la prepotencia,
el abuso de autoridad, la represión, la violencia, el narcotráfico, en fin, una
serie de lacras que abundan en nuestro sistema social y en nuestro sistema de
administración del poder". Gerardo Segura. Todos somos culpables (México:
Fondo estatal para la cultura y las artes, 1996) 14.
" Las citas pertenecen al libro de David Toscana. Duelo por Miguel Pruneda
(México: Plaza Janes, 2002).
12
No obstante, el relato enmarcado en esta novela tiene otros espacios
geográficos.
II
Noroeste [Culiacán, Sina.loa] Feb. 2003.
14
íbidem
15
Monterrey es una ciudad del norte de México que se distingue por basar su
economía en la industria y la empresa nacional y transnacional.
lh
A las preguntas de Pruneda: "¿Cómo definir Monterrey? ¿Cómo explicar la
vida en esta ciudad?", Mónica contesta tajantemente: "No se puede (...), y ni
hace falta" (Toscana 213).
17
Hugo Valdés. El Crimen de la calle de Aramberri (México: Castillo, 2003).
Bibliografía
Campbell, Federico. "El amante de Janis Joplin". Milenio, 2001.
Mendoza, Elmer. El amante de ]anis Joplin. México: Tusquets, 2001.
Fuentes, Carlos. Geografía de la novela. México: Fondo de Cultura Económica, 1993.
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