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3) Se generan endorfinas
Jugar en familia es divertido y relajante. Nos hace sentir bien, reírnos, disfrutar de un ambiente distendido y mejorar
nuestro estado de ánimo. Y todo ello gracias a las endorfinas, las hormonas de la felicidad que el cuerpo segrega
ante emociones placenteras.
Además, durante el juego también se segrega dopamina, que potencia el proceso de aprendizaje y la imaginación.
Club de Aventureros El Shaddai
Primera Reunión de Apoderados
15 – 09-22019
Dir. Asociado Santiago Fernández Valdés
6) Se fomenta su autoestima
Cuando jugamos con nuestros hijos ellos perciben que son importantes para nosotros y que tenemos tiempo para
dedicárselo en exclusiva y disfrutar junto a ellos, lo que ayuda a fortalecer su autoestima.
Además, durante el juego podemos ayudarles con frases positivas y motivadoras que les animen a superarse o a
mejorar la jugada, y felicitarles y mostrarnos orgullosos por el resultado obtenido (sea el que sea) y lo bien que han jugado.
7) Control emocional
La gestión emocional consiste en saber regular y expresar las propias emociones, algo que constituye la clave tanto
para comprender las emociones de los demás, como para que los demás nos comprendan a nosotros.
Es muy importante saber hacer una buena gestión emocional, y el juego nos aporta un momento maravilloso para ello.
Debemos aprender a disfrutar de las oportunidades y ratitos que nos brinda el día, pues cualquier momento es bueno
para jugar. Así que, si nos lo proponemos, seguro que nos resulta fácil convertir cada actividad cotidiana (ir a la compra,
preparar la cena, bañarles...) en un momento lúdico y maravilloso para disfrutarlo con nuestros hijos.
Recordemos que los niños no necesitan más que el cariño de sus padres y su dedicación. Y si a eso sumamos un poquito
de creatividad e imaginación por nuestra parte, el resultado será insuperable.
Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Incúlcaselas continuamente a tus hijos.
Háblales de ellas cuando estés en tu casa y cuando vayas por el camino, cuando te acuestes y cuando te
levantes. (Deuteronomio 6:6-7)