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En los casos en los que no parezca claro el procedimiento para clasificar un costo
muerto, es recomendable elaborar un flujo de fondos para un escenario en que se
realiza el proyecto (escenario con proyecto) y, otro, para el caso en que no se
realiza el proyecto (escenario sin proyecto). En la medida en que el costo
aparezca en ambos flujos, resulta ser inevitable su pago. Al deducir el flujo del
proyecto, restando el flujo sin proyecto del con proyecto, el costo que aparece en
los dos se cancelará. Es decir, no será relevante al flujo del proyecto.
Es claro por lo tanto, que los costos muertos no deben incluirse en el flujo de
fondos de un proyecto. Sin embargo, estos pueden tener influencia sobre ese flujo,
en la medida en que la depreciación de activos fijos, el agotamiento de recursos
naturales y la amortización de activos intangibles afecte el pago de impuestos de
un proyecto.
Gastos deducibles
La Ley del Impuesto de Sociedades dice que los gastos deducibles serán “todos
aquellos que sean necesarios para desarrollar la actividad empresarial“. Es
decir, cualquier gasto que tenga algo que ver con aquello a lo que se dedica tu
empresa y que tiene que ver con tu actividad diaria.
¿Y qué entiende esta ley por gastos relacionados con la actividad empresarial?
Los siguientes:
Vehículos: se incluyen los vehículos y todos los gastos que están relacionados
con ellos (mantenimiento, seguro, impuestos). Para que sean deducibles tienen
que tener relación con la actividad de manera total, no pudiéndose usar estos
vehículos para fines particulares.
Local u oficina