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Nuestra vida es una continua sucesión de experiencias las cuales

vivimos, compartimos y sentimos, independientemente de que estas


sean positivas o negativas.

Como todo, las experiencias negativas son las que nos marcarán
más. Pues nuestro estado natural, en el que somos más felices, es
cuando todo va bien, «viento en popa», y apenas somos conscientes
del tiempo y de nuestra propia existencia.

Las experiencias negativas son necesarias en nuestra vida. Ellas nos


pueden ayudar a encaminarnos en nuestra vida, aprender a hacer
mejores elecciones, saber discernir lo que queremos de lo que no
queremos.
Las Experiencias Negativas en la Infancia
La mayoría de nuestras experiencias durante la niñez, las vivimos en el entorno familiar,
por eso, también suele ser en este entorno y en las primeras experiencias escolares,
donde se abran nuestras heridas

Un estudio reciente ha analizado cómo las experiencias adversas


en la infancia temprana, incluyendo el encarcelamiento de un
progenitor y el maltrato físico y psicológico, impiden el aprendizaje y el
desarrollo del comportamiento desde la edad preescolar.
Proteger a los niños no significa meterlos en una burbuja. Sin
embargo, cuando son pequeños, su comprensión del mundo y su
forma de interpretar lo que ocurre a su alrededor no es la misma que la
que tenemos los adultos, es más, se podría decir que la comprensión
en base a significados y manifestaciones que poseen están ligadas a
las de sus padres, siendo que, los niños perciben negativamente
ciertos estímulos puesto que han sido condicionados por sus padres
para percibirlos de esa manera. Como si fuera poco, muchas veces
nos encontramos con padres que desestiman la intensidad y duración
de las situaciones estresantes para los hijos dificultando así la
detección temprana de posibles trastornos que dificultarán el desarrollo
del menor.
Por ejemplo:
Apego: Es muy importante desarrollar un buen apego, para poder tener relaciones sanas
en la adolescencia y en la edad adulta. Cuando esto no ocurre es muy probable desarrollar
un tipo de apego inseguro que influirá en cómo nos relacionemos con los demás en la
edad adulta, mostrándonos ansiosos y/o distantes en nuestras relaciones, excesivamente
disponibles o evitando a los demás para que no nos dañen, etc.
Desconfianza: Cuando desde niño se viven situaciones en las que el menor se
siente constantemente traicionado, le dicen algo, pero actúan de otra forma, los mensajes
que recibe son contradictorios, etc, no elaborará un sentimiento de confianza hacia los
demás, estará siempre alerta en sus relaciones, analizará y juzgará lo que los demás
hagan, se sentirán inseguros, desde esa experiencia vivida en su infancia.
Pérdida o separación: Cuando se sufre la pérdida de uno de los progenitores, una
separación o una atención negligente, esto generará una serie de reacciones emocionales
en el niño, que de no ser atendidas se convertirán en heridas que perdurarán en la edad
adulta como son: Miedo al abandono, Olvidarse de uno mismo, Violencia, etc.

Las Experiencias Negativas en la Adolescencia y Vida adulta

Por ejemplo, fíjate en las siguientes situaciones que vamos a describir,


pues seguramente muchas de ellas las hayas vivido ya:

 Si alguien me humilla públicamente por un comentario que he


realizado, evitaré decir lo que pienso para que no vuelva a ocurrir.
 Si mi pareja me echa la culpa de nuestra ruptura, quizás en mi
próxima relación actúe con cautela y sumisión.
 Intento pensar siempre como los demás para que las personas no
me pongan mala cara y me acepten.

Estas y muchas más situaciones provocan algo muy natural que es la


búsqueda del placer y la evitación del dolor que nos causa toda
experiencia negativa.

Pero, algunas veces, este miedo a encontrarnos indefensos ante


una situación inesperada que nos daña provoca que nos
pongamos una máscara que no hace más que esconder aquello que
no logramos sanar.

Máscaras que hacen que mostremos ser alguien que no somos y que,
en vez de ayudarnos a enfrentar nuestro problema, provocan que la
herida de nuestro dolor vaya agrandándose.

Mira las experiencias negativas como situaciones de las que


aprender. De todo lo negativo se puede sacar algo positivo, algo que
solo tú podrás encontrar, algo que solo tú decidirás experimentar.

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