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2018

LA ESCUELA ANTE LAS FAMILIAS NO TRADICIONALES

Instituto Superior de Formación


Docente N°22 “Dr. Adolfo Alsina”.

Profesorado en Lengua y Literatura,


2° año.

Materia: Espacio de Definición


Institucional.

Profesora: Fernández, Belén.

Alumna: Villamarín, Ludmila.


Introducción.

Poco a poco, los pilares modernos que forjaron las escuelas van rompiéndose y no les queda otra
opción que irse amoldando a la nueva sociedad y todo lo que ésta conlleva: nuevas y avanzadas
tecnologías, diferentes culturas presentes en un mismo lugar, Educación Sexual Integral… y las nuevas
configuraciones familiares. La sociedad avanza a un ritmo veloz al igual que las mentes de nuestros
estudiantes que son cada vez más abiertas y sin prejuicios hacia el otro, pero ¿qué sucede con las
instituciones? Son presionadas para que avancen junto con la sociedad, dejando de lado todos aquellos
modelos que siguieron durante décadas, para no quedarse atrás y generar un espacio donde los
estudiantes pueden sentirse incómodos o inseguros –porque muchas veces las escuelas son el único
lugar donde pueden encontrarse con sus pares y ser contenidos, si es que en las casas no hay ningún
tipo de apoyo o contención.

Aunque no es sencillo derrumbar los pilares modernos que forjaron las escuelas, uno de ellos es el
prototipo de familia tradicional al cual pertenecían los alumnos que educaban, no es un proceso
imposible.

En el presente trabajo, se explicará si las escuelas están preparadas para recibir alumnos con
distintas configuraciones familiares. Para ello, se argumentará con material teórico trabajado durante
los años 2017 y 2018 en el marco de la carrera, abarcando temas relacionados con el principal y dando
respuesta a los siguientes interrogantes: ¿Qué ocurre cuando la “familia tradicional” comienza a
compartir espacios con nuevas familias como las monoparentales, polinucleares, de cohabitación,
biparentales de dos madres o dos padres, entre otras? ¿Cómo reacciona la escuela ante las nuevas
configuraciones familiares? ¿Qué se puede hacer para dar lugar a la inclusión de las mismas y originar
un espacio adecuado para que los niños se desarrollen con plenitud y una mirada abierta?, entre otros.
Para finalizar el trabajo, se dará una conclusión final sobre todos los puntos explicados en el mismo.

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Los comienzos de la escuela.

La escuela debió atravesar diversos modos de institucionalización para llegar al que hoy conocemos
“porque cada sociedad y cada proceso social se apoyan en sus antecesores, ya sea para negarlos, para
afirmarlos o para resignificarlos” (Gvirtz, Grinberg y Abregú, 2009, p.37). Esto demuestra que las
prácticas educativas no sólo se adecuan al tipo de sociedad que predomina en el momento y resultan
ser factibles para educar a los jóvenes, sino que aquellas que rigen en la actualidad no son las únicas y
que, por lo tanto, pueden modificarse.
Hoy no podríamos aplicar muchas de las prácticas educativas pasadas como, por ejemplo, el método
de castigo que se utilizaba en la Roma Imperial donde el maestro ejercía su autoridad mediante la
utilización de un bastón, porque tanto la época, como la sociedad y los estudiantes, son distintos. Sin
embargo, teniendo en cuenta que cada pedagogía se construye para intentar responder al tipo de
hombre o al perfil de ciudadano que cada sociedad requiere, considero importante nombrar algunas
prácticas educativas que actualmente pueden ser aplicadas.
En primer lugar, la metodología didáctica moderna planteada por Jan Amos Comenius en el siglo
XVII, porque, además de ser el primero en construir un programa que especifica qué debe enseñarse,
sugiriendo una organización gradual de la educación y segmentando los contenidos de la enseñanza, a
quiénes está destinada ésta última y cómo debe implementarse, en su teoría, trata determinados
aspectos que hoy siguen vigentes como, por ejemplo, que la educación debe ser única, igual y universal
para todos y que las propuestas educativas deben actualizarse según se actualizan el conocimiento
científico y los métodos de enseñanza.
En segundo lugar, el aporte de Juan Bautista de La Salle quien, en 1681, fundó el Instituto de los
Hermanos de las Escuelas Cristianas y se dedicó, a través de su método simultáneo de enseñanza, a la
escolaridad masiva de los niños más pobres. Al aplicar este nuevo método, se dejó atrás otros que
acompañaban y seguían individualmente la enseñanza de los alumnos, por ejemplo, el modelo
preceptoral donde los últimos visitaban la casa de su profesor, o viceversa, para que éste realice un
trabajo individualizado con ellos. A su vez, requiere que la figura de autoridad no sólo posea el
conocimiento de la materia a enseñar sino también una adecuada preparación para organizar grupos,
controlar disciplinariamente a los alumnos y mantener los límites que separan al docente del
estudiante.

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Si bien el modelo planteado por el padre La Salle no recomienda aplicar la individualización porque
resulta inoperante cuando los profesores reciben una mayor cantidad de alumnos, según José Jaime
Botello Valle, a los profesores contemporáneos se les recomienda mantenerse actualizados en lo que
a técnicas de enseñanza se refiere ya que no se hace hincapié en el aprendizaje intelectual del alumno,
es decir, en que éste adquiera solamente conocimientos, sino que es indispensable la educación
personalizada para tratarlo desde su individualidad y así atender sus necesidades personales,
educándolo para que pueda resolver los problemas cotidianos de su vida.
En tercer lugar, el método lancasteriano, conocido también como de educación mutua o monitoreal,
iniciado por Andrew Bell y Joseph Lancaster, que consistía en aplicar alumnos monitores que mediaban
entre el resto de sus compañeros y el profesor. Esto, por una parte, transformó las relaciones sociales
tradicionales en la educación porque ahora el que enseñaba era alguien en proceso de aprender,
alguien que todavía era alumno; pero, por otra parte, también provocó una ruptura de la asimetría que
planteaba el modelo anterior porque los papeles no están prefijados.
A pesar de que este método perdió fuerzas, hoy podríamos aplicarlo porque los alumnos más
avanzados pueden mediar entre el profesor, con sus conocimientos, y el curso, guiando a éste último
hacia un aprendizaje superior.

Estas prácticas educativas demuestran que, si bien la institución está estrechamente relacionada e
involucrada con la comunidad porque reproducen valores sociales, económicos y culturales que están
vigentes en la clase dominante de la misma, actúa de acuerdo con una lógica propia, es decir, sus ritmos
y sus tiempos son completamente distintos a los del mundo, por lo tanto, operan de acuerdo a sus
propias necesidades. Pero, entre ellas, ¿reside la aceptación de las nuevas configuraciones familiares?

Los diferentes tipos de familias.

Cuando, en el siglo XX, se produjo la expansión de la escuela como forma educativa hegemónica no
sólo la volvió obligatoria –lo cual, además, fue aplicado a las clases bajas porque las altas siempre
instruían a sus hijos–, sino que también la convirtió en una de las mayores construcciones de la
modernidad y, como tal, fue regida con pilares específicos modernos. Algunos de ellos son: la
organización en niveles primario y secundario; el establecimiento de la gubernamentalidad planteado
por Michael Foucault como una estrategia basada en enseñar a muchos alumnos a la vez, superando

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el modelo preceptoral mencionado anteriormente; el docente como ejemplo de conducta incluso fuera
del establecimiento escolar, por lo tanto, el ámbito privado se perdió para convertirse en el ámbito
público; la imposición de la relación asimétrica entre el docente, portador de conocimientos que el
alumno no tiene, y el alumno, sujeto que nunca es visto como alguien igual que el docente sino más
bien como alguien que siempre está por debajo de él; y el estereotipo de familia tradicional al cual
pertenecían la mayoría de los niños que pretendían educar.
Cuando hablamos de este tipo de familia estamos haciendo referencia a una conformada por el
padre, jefe y único trabajador cuyo salario es suficiente para solventar los gastos, la madre, ama de casa
recluida en el hogar, y el hijo. Es con este prototipo familiar que las escuelas se forjaron desde cero, por
esa razón, se les hace tan difícil aceptarse a los cambios que la sociedad está atravesando –cambios
que, en realidad, hace años ya estaban presentes, pero no eran bien aceptados. Con respecto a este
tema, Isabel Solé Gallart plantea que:
“La escuela no se ha hecho compañera de la familia, sino más bien oponente.
La relación entre escuela y familia, ha sido, en ocasiones, una relación de conflicto.
Por ello, resulta difícil llevar a cabo una adecuada colaboración, participación y
relación entre ambas instituciones, si esta relación tradicional no incorpora las
nuevas configuraciones familiares y no explora modos alternativos para la
inclusión de la diversidad y las formas de relación” (1996: p. 11-17).
Sin embargo, en la actualidad, el modelo tradicional de familia aparece desdibujado porque “se han
venido abajo los grandes pilares que sostenían sus creencias y cimentaban los roles atribuidos a los
diferentes miembros de la familia” (Martínez Pérez, Zielonka, 2006, p.4), es decir, el varón ya no es el
único capaz de sostenerla porque la mujer se incorporó al mercado laboral, lo cual originó un aumento
en la edad para concebir hijos y una disminución de los mismo, promovió una reorganización en la
distribución de las tareas y responsabilidades; además, la consolidación del matrimonio no es un
requisito fundamental para poder construir una familia, por lo tanto, la edad para casarse se aplazó.

Pierre Bourdieu hace su aportación al concepto de familia y plantea que “es producto de
orientaciones construidas culturalmente, de políticas de Estado y de prácticas sociales que son siempre
disputadas”, es decir, estos cambios mencionados anteriormente demuestran que la familia es el
producto de construcciones sociales y, por lo tanto, son cambiantes. Las autoras Sandra Martínez Pérez
y Liliana Zielonka explican que los primeros en demostrar los cambios familiares son los niños porque

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dan cuenta de representaciones que rara vez se corresponden a los pensamientos de los padres. Por
ejemplo, con respecto a este tema, plantean una situación que vivió una docente cuando pidió a sus
alumnos de tres años que dibujaran una invitación para una sola persona de su familia que compartiría
la merienda del día de la familia con ellos y, en lugar de dibujar a sus padres, se visualizaban las personas
que pasaban más tiempo con ellos como los abuelos, los tíos o niñeros.

Este claro ejemplo demuestra que, en la actualidad, convivimos con una multiplicidad y diversidad
de configuraciones familiares. Por ello, creo importante enumerar algunas que mencionan Gonzalo
Musitu y María Jesús Cava, en “La familia y la educación”, pues son las que más predominan en nuestra
sociedad:

1. Las familias en cohabitación: hacen referencia a la convivencia de una pareja que está unida
por lazos afectivos, pero sin el vínculo legal del matrimonio.
2. Los hogares unipersonales: conformados por una sola persona, dependiendo de la edad de
ésta (puede ser joven, adulta, anciana, mujer o varón) que, a su vez, puede significar
diferentes posiciones: los jóvenes suelen ser solteros, los adultos separados o divorciados y
los ancianos viudos.
3. Las familias monoparentales: constituidas por un padre o una madre que no vive en pareja
y pueden vivir o no con otras personas (abuelos, hermanos, amigos) y al menos con un hijo
menor de dieciocho años. Un dato importante es que las mujeres encabezan nueve de cada
diez hogares monoparentales.
4. Las familias reconstituidas: se refieren a las familias que, rotas después de un divorcio, se
rehacen con el padre o la madre, que tienen a su cargo los hijos y su nuevo cónyuge –que
también puede o no tener hijos.
5. Las familias biparentales: constituidas por parejas del mismo sexo, es decir, de dos hombres
o dos mujeres que pueden convivir solas, con hijos propios, adoptivos, que deciden concebir
a partir de la fecundación artificial o a través de las vías de la procreación en el marco de una
pareja convencional.
6. Las familias con hijos adoptivos: pueden ser familias de cualquiera de los tipos anteriores,
aunque la ley les impone algunos límites, en el caso de las familias biparentales hay muchas
que están en lucha para poder adoptar niños y niñas porque aún no se los permiten debido

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a su orientación social. Esta clase de familia pueden tener todos los hijos adoptivos o algunos
adoptivos y otros naturales.
7. Las familias polinucleares: se refiere a padres o madres de familias que deben atender
económicamente además de su actual hogar otro hogar monoparental dejado tras divorcio
o separación, o a hijos tenidos fuera del matrimonio.

Sin embargo, me parece factible aclarar que la familia tradicional no “desapareció” del mapa, sino
que debido a las posibilidades que ofrecen la ciencia y las formas de reproducción, ya no se requiere la
unión necesaria entre un hombre y una mujer para procrear. Esto sucede, por ejemplo, con la llamada
“reproducción asistida” cuando una mujer opta por ser madre sin que exista ningún tipo de relación
con un hombre.

Debido a que estas nuevas configuraciones familiares están sumergidas en un mundo cambiante y
en una sociedad inestable que fomenta la inseguridad y el miedo porque la vieja educación recibida no
le sirve para poder interpretar los nuevos cambios que se viven –aunque esto no siempre es así ya que
con una clara explicación se pueden dejar los prejuicios de lado–, necesitan encontrar, por un lado,
nuevos modos de guiar y educar a sus hijos, y, por otro lado, espacios donde predomine el diálogo con
las instituciones que éstos frecuentan y que aún siguen ligadas a la imagen tradicional de familia con la
que se construyeron, como, ejemplo, la escuela.

¿Cómo reacciona la escuela ante las nuevas familias?

Al continuar ligadas a los viejos parámetros culturales y representacionales con las que fueron
forjadas en el pasado, ante estos nuevos cambios sociales se sienten descolocadas y muchas veces no
saben cómo actuar, es decir, no se plantean el hecho de que la mayoría de sus estudiantes ya no
pertenecen al prototipo de familia tradicional al que aún se aferran.
Por lo tanto, su desafío es atender a la diversidad porque ser indiferente a ella significa provocarles
a sus estudiantes otras feas experiencias a las que ya están expuestos debido a que, parte de la
sociedad, aún no logra aceptar los cambios con respecto a, por ejemplo, las distintas orientaciones
sexuales.

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La escuela, al ser la segunda institución donde los niños pasan más tiempo, debe abordar
correctamente los temas que, con el avance de las tecnologías, predominan constantemente y pueden
llegar a ser mal informados como, por ejemplo, la adopción, la homosexualidad, el bullying o las nuevas
configuraciones familiares. De esto va a depender la posterior inclusión e incorporación de los nuevos
modelos familiares, además, la sociedad misma demanda tratar estos temas porque su patrones
tradicionales y modernos no sirven para educar hoy, requieren transformaciones.

La relación entre escuela-familia-sociedad.

La escuela es un espacio que colabora en la inclusión del niño en la sociedad, donde se generan
hábitos que comenzaron a inculcarse en el hogar, se introducen parámetros culturales y se origina una
parte importante de la socialización de los niños, ya que se les ofrece oportunidades para relacionarse
con grupos de pares y adultos que no pertenecen a su entorno familiar. Esos niños, además, pertenecen
a dos sistemas completamente distintos, el familiar y el escolar, cada uno con sus reglas específicas y
particulares que muchas veces se contradicen, generándoles conflictos. Entonces, ¿cómo se puede dar
solución a este interrogante?

Martínez Pérez y Zielonka, nuevamente, hacen su aportación a este tema y plantean que el desafío
es “explorar nuevos espacios de encuentro donde familias y escuela puedan comprender el lugar del
otro y construir estrategias para la complementación de sus funciones educativas” (2006, p.8), lo cual
puede lograrse de tres maneras:
En primer lugar, organizando espacios de encuentro mediante comunicados que comiencen a partir
de “Estimada familia” en lugar de “Estimados padres” porque, con el segundo enunciado, se estaría
asumiendo un tipo de familia particular que tal vez no se corresponda al destinatario, en cambio, con
el primer enunciado, la heterogeneidad de las nuevas configuraciones familiares se ve representada y
no se hace hincapié en un tipo de familia en particular.
Con esto, junto a los cambios rápidos y profundos de la sociedad, se le otorga importancia a la fusión
entre la escuela y la familia para trabajar juntas en un proyecto en común y así crear una nueva
concepción de socialización y educación, mediante la utilización de medios e instrumentos que ayuden
a captar la atención de las nuevas generaciones a formar.

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En segundo lugar, en relación a lo anterior, incorporando las tecnologías para promover la
comunicación con las familias, ya que los tiempos acelerados que caracterizan a la sociedad reducen
las posibilidades de que los horarios de los padres coincidan con los de los hijos y se realicen encuentros
fuera del horario escolar.
En tercer lugar, creando comunidades de aprendizaje donde prime el diálogo y se desarrolle el
potencial de todos los agentes involucrados en la educación, para revisar las mutuas representaciones
que una tiene una institución de la otra –educación y familia–, ofreciendo alternativas para incluir la
diversidad y establecer estrategias que permitan comprender los cambios que caracterizan a las
sociedades contemporáneas y repercuten en ambas instituciones.

Además de estas opciones que nos sugieren las autoras, es importante que las escuelas comiencen
a replantearse el rol familiar que las forjaron y que hoy en día no es el único vigente en la sociedad,
porque con ello se logrará romper la homogeneización de la familia y se podrán crear espacios que
incluyan la diversidad de contextos, orígenes, culturas y situaciones individuales, es decir, que les den
a los niños soluciones en lugar de conflictos.

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Conclusión.

El mundo avanza a una velocidad rápida no sólo a nivel tecnológico, porque son notables los grandes
progresos de los medios de comunicación, sino también a nivel cultural. Los viejos parámetros
culturales con los que nuestros abuelos e incluso nuestros padres fueron criados, no sirven hoy ni para
educar a las nuevas generaciones ni para comprender los cambios a los que cuales nos enfrentamos.
Sin embargo, esto no significa que todos los cambios sean aceptados por los ciudadanos ya que algunos
de ellos simplemente no quieren hacerlo o prefieren mantenerse al margen en lugar de opinar porque,
no utilizar los términos correctos o estar bien informados, puede originar polémica.

Pero el hecho de que actualmente se traten temas “tabús” que, en el pasado, rara vez nos
hubiésemos animado a tratar, significa que la sociedad misma quiere dejar atrás pensamientos que lo
único que logran es volver a la “época de los dinosaurios” porque de nada sirve manejar la última
tecnología si intelectualmente permaneces en el pasado, indiferente a temas presentes que llegaron
para quedarse y ser aceptados.

Con respecto a las instituciones escolares, me parece correcto que comiencen a adecuarse
lentamente a los cambios que se trataron en el trabajo porque si la sociedad avanza y la escuela
retrocede, les crea conflictos a los alumnos que, de por sí, asisten a las instituciones porque están
obligados y no porque desean aprender. Pienso que, si se incluyen temas que les son relevantes y
polémicos, podríamos no sólo comenzar a desprendernos de aspectos pasados que ya nada aportan
sino también a incentivar y motivar la educación. Además, cuando la propia institución no quiere
aceptar los cambios porque “de las puertas para adentro” se actúa con otros pensamientos que entran
en enfrentamiento con los actuales, ¿qué podría aportarles a los estudiantes si no es más que enojo o
frustración?

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Bibliografía.

 MARTÍNEZ PÉREZ, S y ZIELONKA, L. (2006) La escuela ante las nuevas configuraciones


familiares. Sevilla.
 MUSITU, G, y CAVA, M. J. (2001) La familia y la educación. Barcelona: Octaedro.
 SANTILLÁN, L. (2006). Escuela, nuevas configuraciones familiares y cambio sociocultural.
Disponible en: http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL002015.pdf.
 ¿Familia tradicional? (2014) Almudí. Disponible en: https://www.almudi.org/noticias-
antiguas/7112-familia-tradicional.
 PINEAU, P. ¿Por qué triunfó la escuela? O la modernidad dijo: “Esto es educación”, y la escuela
respondió: “Yo me ocupo”.
 BOTELLO VALLE, J. J. Filosofía de la educación. (p. 13-14).

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