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Constanza Chiorino C.

Culturas populares contemporáneas americanas

Profesora Mary Luz Estupiñán S.

September 24, 2019

Trayectorias y

reubicaciones de lo popular

Vías de apropiación de las culturas populares

Para pensar en las trayectorias y reubicaciones de lo popular, es necesario situarnos


inicialmente en el contexto desde donde surge el interés por la tal llamada cultura popular.
El S.XIX es un periodo de grandes cambios en la historia de la humanidad; Iniciado en
plena Primera Revolución Industrial o también llamada Revolución del Carbón y la Industria
Textil y finalizado con la Segunda Revolución Industrial caracterizada por nuevas
tecnologías y fuentes de energía, se desarrolla un siglo donde Europa se enfrenta a tres
situaciones que generan un ambiente propicio para que se originen los estudios culturales
como una necesidad de la época: (1) Desde una mirada estética Europa se encuentra en
una crisis del arte, (2) desde una mirada intelectual Europa se encuentra en una ya
avanzada ilustración, donde la búsqueda de los órdenes de la razón y por otra parte de lo
emotivo son temas en cuestión profundamente instaurados entre los intelectuales. Y
finalmente (3) existe un espíritu político marcado por las independencias y decadencia del
colonialismo que problematiza las cuestiones de identidad nacional.

Como se infiere del texto de Burke1 , el paso del feudalismo al capitalismo industrial es
un proceso clave donde se produce un desplazamiento de la cultura popular desde
colectivos acotados y específicos (campesinado, artesanos, pescadores) A un conjunto de
colectivos que no pertenecen a las élites, sin embargo sus lineas divisorias con ellas son
borrosas. Es por este motivo que Burke propone dirigir la mirada a las conexiones que se
establecen entre ellas como objeto de estudio en vez de tratar de encontrar las diferencias
que separan a ambas.

“Estudiar no los elementos culturales definidos como ‘populares’, sino más bien las vías
específicas por los que éstos son apropiados por los distintos grupos sociales” Burke 1978, 25.

1 Burke, Peter. Las culturas populares en la europa Moderna. Madrid: Alianza, 1978. Pp. 33-142.

ENSAYO 01 CPCA 1
Para Burke, aunque para algunos pudiera caer en lo romántico, los objetos/sujetos
subalternizados no son tabula raza, sino que implican una previa hibridación producto de
estos desplazamientos sociales y culturales, esto a su vez supone la posibilidad de
emancipación, la oportunidad de extender los límites y de nuevos desplazamientos
posibilitados mediante las vías de apropiación de los distintos grupos sociales.

Esta perspectiva es recogida por otros autores develando algunas de estas vías
específicas y a su vez desarrollando y/o complejizando los planteamientos en torno a esta
mirada, algunas de las cuales servirán de base para las ideas propuestas por Stuart Hall 2 a
través la descripción analítica de lo popular, donde lo popular no tiene que ver con los
contenidos sino más bien con las relaciones que los objetos/sujetos establecen. Estos hilos
son relación/conexión y a su vez elementos de tensión entre estas fuerzas distintas.

Para Gramsci3 los sujetos en tensión que permiten cierta fluidez entre grupos y al
mismo tiempo posibilitan desplazamiento y emancipación son los intelectuales, entendidos
como especialistas no sólo en sus áreas técnicas sino también dirigentes y organizadores
dentro de la comunidad. Es crítico respecto al rol de estos y sus distintas manifestaciones
en las estructuras sociales. Entre sus principales reflexiones está el concepto de la
hegemonía y la construcción de ésta. A través del rol de estos líderes intelectuales logra
vincular cultura-sociedad-economía, reivindicando algunos principios del marxismo; La
esfera cultural o más bien socio-cultural está en relación directa con la esfera material.

De esta misma manera es como Gramsci nos ayuda a destrabar el folklore y los
elementos tradicionales, por una parte éstos tienden a un destino subordinado y por otra
cumplen una función emancipadora (signo negativo vs potencia creativa). Desde su mirada,
la colectividad de lo popular (refiriéndose a lo nacional popular) es unitario y coherente, sin
embargo no es homogéneo; se trata de hacer cargo y recoger de cierta forma la diversidad.

Gramsci también reflexiona en torno al papel clave que tienen los medios de
comunicación, especialmente periódicos y revistas pero también cine novelas y otros que
actuar como dispositivos que van compareciendo las condiciones que posibilitan las
expresiones materiales en niveles más profundos, como en las estructuras sociales.

Levemente posterior a Gramsci, Theodor Adorno4 5


profundiza de manera crítica en
torno a las cuestiones de tecnología, medios y cultura de manas. Adorno tiene una mirada
profundamente crítica y desesperanzadora, desde su perspectiva la dominación es total.

2Stuart Hall (1932-2014) fue un teórico cultural y sociólogo jamaiquino radicado en Inglaterra, de tendencia
marxista, sus estudios abordan cuestiones de hegemonía, medios de comunicación y cultura popular.

3 Gramsci, Antonio. “Intelectuales y clases subalternas”, en ¿Qué es la cultura popular?. Valencia: PUV, 2011.
4Adorno, Theodor W. y Max Horkheimer. Dialéctica de la ilustración: Fragmentos de la filosofía. Madrid: Trotta,
2001. Pp. 165-212.

5 Adorno, Theodor W. Prismas: la crítica de la cultura y la sociedad. Buenos Aires: Ariel, 1962. Pp. 2-29.

ENSAYO 01 CPCA 2
Influenciado en gran medida por su contexto, habiendo experienciado las dos
Guerras Mundiales, expresa una fuerte sensibilización y malestar respecto a todo lo que se
vincule directamente a la técnica y la tecnología. Se propone comprender porqué la
humanidad insiste en adentrarse en nuevas formas y géneros de barbarie, reflexionando en
torno a la ilustración y cómo ésta ha dado cabida de igual forma a ideas de liberación y
dominación, siendo la razón la hegemonía en la sociedad occidental. Para Adorno los
excesos de razón dominadora e instrumental han opacado los fines esenciales del ser
humano, por lo que sostiene una postura crítica frente al proyecto ilustrado. Para él las
formas de apropiación, atisbos de resistencia, radican en el arte genuino y sus expresiones
(Mientras el arte es la promesa de la felicidad, la industria cultural que apela a la diversión y
el placer; es la renuncia a lo que podría haber quedado de resistencia en la sociedad.

Adorno propone como vía para abordar y estudiar las relaciones entre los distintos
elementos culturales su concepto de Dialéctica. Complejiza en torno a dualidades como
razón/emoción, teoría/práctica e intelecto/cuerpo y a diferencia del pensamiento hegeliano
de diálogo entre opuestos con la finalidad de una síntesis, Adorno propone atender a las
diferencias, aspectos negativos o “cabos sueltos” como objetos de estudio.

“En la medida en que el método dialéctico tiene que recusar hoy la identidad hegeliana
de sujeto y objeto está también obligado a tener en cuenta la duplicidad de momentos: se trata de
relacionar el saber de la sociedad como totalidad, y el saber de la imbricación del espíritu en ella, con la
exigencia del objeto – como tal, según su contenido específico – de ser conocido. Por esta razón, la
dialéctica no permite que ninguna exigencia de pureza lógica le castre su derecho a pasar de un género a
otro de las cosas, su derecho a iluminar la cerrazón de las cosas con la mirada puesta en la sociedad, y su
derecho a presentar la cuenta a la sociedad que no es capaz de redimir la cosa. Al final, se hace suspecta
al método dialéctico la contraposición de conocimiento interno y procedente del exterior, que se le
presenta como síntoma de esa cosificación que ella debe combatir como crítica” (Adorno, 1962. 27).

Raymond Williams6 pone en cuestión ciertos paradigmas instaurados en el colectivo,


afirmando que lo intelectual y lo material en realidad nunca estuvieron separados, además
incorpora a esto la experiencia, la estética, lo sensible, extendiendo el campo de estudio al
momento de pensar la cultura. Para él las formas experienciales y las perspectivas son las
que daban luces de donde buscar los espacios y las vías de apropiación. Para él la idea de
cultura misma es un registro de nuestros significados y nuestras definiciones, los cuales
han de entenderse dentro del contexto de nuestras acciones.

Williams acusa que “masas” era “una nueva palabra para denominar al populacho, y
las características tradicionales de este se mantuvieron en su significación: credulidad,
inconstancia, prejuicio de rebaño, bajeza en los gustos y las costumbres. De acuerdo con
estas pruebas, las masas constituían una amenaza perpetua a la cultura.” Williams, 247.

6 Williams, Raymond, Cultura y sociedad. Buenos Aires: Nueva Visión, 2001. Pp. 245-275.

ENSAYO 01 CPCA 3
Esta idea de poder denominar a la otredad es el lado negativo de la comunicación
masiva, y su evidencia se reúne en los conceptos de cultura de masas o cultura popular,
que en la practica hacen referencia a un público no formado “de gustos y hábitos bajos”.
Pero para Williams enfatizar la idea de cultura es legítimo, ya que nos recuerda que una
cultura es, en esencia, imposible de planificar. En ese sentido habría que dejar atrás la idea
objetiva y homogénea de “masas” y más bien incorporar su crecimiento, movimiento, vida
y relaciones, las que permitirían una nueva libertad. Siendo muy crítico con la industria y las
instituciones, se muestra incrédulo frente a las posibilidades de comunicar de los nuevos
medios, ya que la necesidad de gran audiencia para sostener a esos mercados hace
rentable la ignorancia, la dominación, mientras que para que exista comunicación no basta
la transmisión, sino que se necesita también recepción y respuesta.

“En esencia, la teoría de la comunicación de masas depende en su totalidad de que una


minoría explota de una manera u otra a una mayoría… El fracaso se debe a una arrogante
preocupación por la transmisión, que se apoya en el supuesto de que las respuestas comunes ya se
han encontrado y sólo resta aplicarlas.” Williams, 258.

Jesús Martín Barbero y Ana María Ochoa7 , por el contrario, se muestran más
esperanzados en relación a la comunicación y las tecnologías, postulando que los nuevos
medios (cine, novelas, etc) si son posibilidades de emancipación.

En esos espacios desechados por la élite se puede decir lo que “no se puede decir”,
mostrar las zonas ciegas, ir del pensamiento a la crítica, y posteriormente a la
materialización de nuevas realidades. Sería justo ahí donde se pueden desdibujar los
límites de las estructuras sociales y pudiese producirse la emancipación y apropiación por
los grupos excluidos y/o invisibilizados. Barbero y Ochoa auguran la reinvención de la
cultura popular mediante estos nuevos dispositivos tecnológicos y nuevos lenguajes, sin
embargo también denuncian la complicidad y manipulación de los grupos de poder y la
industria en función de los intereses mercantiles.

“Lo que la globalización pone en juego no es pues una mayor circulación de productos, sino una
rearticulación profunda de las relaciones entre culturas, pueblos y países. La identidad cultural de los pueblos
podrá entonces continuar siendo narrada y construida en los nuevos relatos y géneros audiovisuales sólo si las
industrias comunicacionales son tomadas a cargo por unas políticas culturales capaces de asumir lo que los
medios masivos tienen de, y hacen con, la cultura cotidiana de la gente.” Barbero y Ochoa, 122.

Barbero 8 por su parte, profundiza en torno a los procesos de constitución de lo masivo


a partir de las transformaciones y desplazamientos en las culturas subalternas de América
Latina, los procesos de transnacionalización y nacimiento de nuevas identidades culturales.

7Ochoa, Ana María y Martín Barbero, Jesus. “Políticas de multiculturalidad y desubicaciones de lo popular”.
Buenos Aires: CLACSO, 2001.

8Martín Barbero, Jesús. De los medios a las mediaciones. Comunicación, cultura y hegemonía. Barcelona:
Gustavo Gili, 1987. Pp. 203-259.

ENSAYO 01 CPCA 4
De los medios a las mediaciones recorre articulaciones entre prácticas de
comunicación y movimientos sociales. A partir de diversos agentes como la demanda de
re-conocimiento de verdades culturales y sujetos sociales, el mestizaje y la vigencia cultural
de diferentes identidades, aparecen las manifestaciones de escalas barriales como
mediador entre lo público y lo privado, como un sentido de comunión o de un “nosotros”
que tiene ciertas expresividades estéticas como el graffiti; Lugar de mestizaje de
iconografía popular e imaginería política, que son manifestaciones de re-apropiación.

A través del contrapunteo de Ortiz 9 se añade una réplica o advertencia a considerar


en relación a los dos personajes más importantes en la historia cubana: el tabaco y el
azúcar. Al igual que los autores anteriores aquí es clave las relaciones que establecen
estos personajes mas que elemento mismo. Haciendo la distinción entre aculturación
(concepto etnocéntrico de significación moral. que implica el sometimiento a la occidental)
y transculturación (proceso en el cual cada nuevo elemento se funde, adoptando modos ya
establecidos a la vez que introduciendo exotismos y generando nuevos fermentos) y
desarrollando la historia de estos personajes, enfatiza la importancia de analizar ambos
escenarios y sus implicancias.

“…en la producción tabacalera y en la azucarera pueden advertirse los mismos cuatro


elementos: tierra, máquina, trabajo y dinero, cuyas variantes combinaciones constituyen su historia.
Pero, desde su germen en la entraña de la tierra hasta su muerte por el consumo humano, tabaco y
azúcar se conducen casi siempre de modo antitético.” Ortiz, 13.

“El azúcar se hace por el hombre y a la fuerza. El tabaco lo da la naturaleza por su voluntad. “Ortiz, 51.

“Cuba tuvo dos orgullos paralelos, síntesis de este curiosísimo contraste, el ser el país que
producía el azúcar en más cantidad y el tabaco en más calidad. El primero fue desvanecido; el
segundo nadie se lo puede quitar. Ya se ha visto cómo el tabaco y el azúcar han contrastado siempre
hasta que las máquinas y el capitalismo financiero han ido aplanando sus diferencias,
deshumanizando sus economías y equiparando más y más sus problemas.” Ortiz, 87.

Finalmente para Canclini10, complejizando y enriqueciendo aún más el debate, el


objeto de estudio serían los procesos de hibridación, los ciclos y reordenamientos
mediante los cuales se fusionan las estructuras y prácticas sociales discretas (existentes
pero que tampoco son “puras”) para generar otras nuevas. Aquí el resultado de la
hibridación no es tan relevante como que el “análisis empírico de estos procesos,
articulados a estrategias de reconversión, muestra que la hibridación interesa tanto a los
sectores hegemónicos como a los populares que quieren apropiarse los beneficios de la
modernidad.” Canclini, 16.

9Ortiz, Fernando. Contrapunteo cubano del tabaco y el azúcar. La Habana: Consejo nacional de cultura, 1963.
Pp. 3-88.

10García Canclini, Néstor. Culturas híbridas: estrategias para entrar y salir de la modernidad. México: Grijalbo,
1989. Pp. 13-45.

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