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TEMA I. Parte General e Introducción del Derecho de Familia.

Concepto de familia: Es la unidad fundamental de la sociedad, que cumple funciones que


involucran la satisfacción de las necesidades de protección, afecto y seguridad de cada uno de
sus miembros; también la socialización de los niños y jóvenes, la afirmación de la identidad
cultural, social e individual y la generación y reproducción de la fuerza de trabajo.

Desde nuestra óptica y considerando las condiciones de nuestro país, el Derecho de Familia se
define como: "Un grupo de personas entre las que median relaciones económicas y sociales
surgidas de una unión sexual duradera y del parentesco, en el seno del cual se da satisfacción a la
propagación, desarrollo y conservación de la especie humana; se mantienen, educan y forman los
hijos mediante una comprensión y colaboración mutua socialista; además se comparte la vida y
los intereses comunes de toda la sociedad.

De la familia primitiva a la familia monogámica.

En la familia primitiva, la mujer aparece como fuerza de trabajo en un plano de igualdad con
respecto al hombre, esto era debido al bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. Se
trataba de una familia comunitaria donde el cuidado de los hijos era una tarea colectiva y cada
madre, lo era de todos los hijos.

Por todo lo anterior, la familia no descansaba en el principio de la autoridad paternal, sino en el


de la consanguinidad uterina, donde las mujeres como madres creaban el único lazo de
parentesco válido, por lo que gozaban de aprecio y respeto en la comunidad.

En el trabajo de la familia del derecho materno a la familia individual jugo un papel decisivo la
comunidad familiar del patriarcado (Famulus), con posesión del suelo y el cultivo común. Esta
familia individual se basaba en un conjunto de personas (organización amplia omnicomprensiva
aglutinada sobre el lazo civil de la agnación); luego más tarde lo que fue sobre el lazo natural de
la cognación y representó un verdadero núcleo político dentro del Estado y un organismo
autárquico en el sentido de la economía.

La familia individual, fue la primera expresión familiar que tuvo su base en condiciones sociales
y no las naturales, representó el triunfo de la propiedad individual privada sobre el comunismo
primitivo, en que la preponderancia del hombre se consolida a través del parentesco por la línea
del hombre (paterna), la cual garantizaba hijos que sólo pudieran ser el él y designados a
heredarle.

Es con la familia patriarcal que se desarrolla la historia escrita de la humanidad, estableciéndose


las primeras normas del Derecho de Familia, encaminadas a proteger la clase dominante
asegurando así las facultades omnimodas del pater de familia.

La familia monogámica. Características y formas.

La palabra monogamia etimológicamente significa mono (una) y gamos (familia) y se refiere al


sistema de unión sexual, en el cual el hombre no puede ser marido simultáneamente de más de
una mujer y la mujer de más de un hombre.

Su antinomia se basa en el sistema matrimonial de la poligamia, en el cual el hombre puede tener


varias mujeres (poliginea) o la mujer varios hombres (poliandria).

La familia monogámica, en su sentido histórico se basa legalmente en un matrimonio, se vincula


al surgimiento de la familia propia del advenimiento de la llamada civilización, sobre la base de
la propiedad privada surge la familia que le es propia (monogámica patriarcal), la cual se basa en
el predominio del hombre, que es dueño y señor de los bienes que desea trasmitir por herencia a
sus hijos, por lo que el matrimonio legítimo el derecho de la descendencia a llevar el apellido del
padre, a la herencia del padre mismo y otras ventajas sociales.

Esta familia también se caracteriza por la preponderancia en toda la sociedad basada en la


propiedad privada sobre los medios de producción (esclavista, feudal o burguesa capitalista) y
aún será para la sociedad socialista, pero esta vez sobre otras bases que no sea la de los intereses
económicos de los contrayentes y donde el hombre no ocupe un sitial hegemónico, sino de
absoluta igualdad social y jurídica con la mujer.

A la monogamia en su sentido histórico la acompañan dos constantes como efecto del limitado
poder del hombre:
La posibilidad de mantener su libertad sexual con otras mujeres fuera del matrimonio (hetairismo
o heterismo) y su antinomia, el adulterio de la esposa legítima (adulterio femenino).

El ejercicio de la poligamia masculina dentro de la monogamia legal (hetairismo o heterismo),


colocó a la mujer en una situación aún más desventajosa, de humillación moral y supeditación.
En toda la situación de sometimiento al poder del hombre era necesaria la monogamia de la
mujer, pero no la del mismo hombre, ya que las riquezas debían quedar en manos del hijo
legítimo de ese hombre, excluyendo a los de cualquier otro.

El adulterio femenino se castigaba como un delito grave, mientras se toleraba la poligamia


masculina como algo natural. Además del adulterio de la esposa, prohibido severamente fue
inevitable salida de compensación a la situación de desventaja de la mujer en la monogamia
patriarcal.

El matrimonio monogámico y el amor sexual individual: quedó proclamado como derecho del
hombre el matrimonio por amor, aunque el matrimonio prosiguió dominado por las influencias
económicas.

Por tanto el matrimonio no se concertará con toda libertad sino cuando, suprimiéndose la
producción capitalista y las condiciones de propiedad creadas por ella, se aparten las
consideraciones económicas accesorias que aún ejercen una poderosa influencia sobre la
elección de los esposos.

Los fundamentos rasgos de la familia burguesa.

A la familia en la sociedad burguesa; en el capitalismo, le son propios los rasgos de la sociedad


burguesa, donde la influencia decisiva en la vida familiar la ejercen los intereses de la propiedad
privada.

Los rasgos de esta sociedad son: el individualismo, el egoísmo, la hipocresía, (la doble moral
sexual) y las desigualdades sociales. Si el matrimonio tiene como fin la concentración de
riquezas y la preservación del patrimonio familiar dentro de la familia legítimamente constituida,
se basa entonces en las conveniencias de clases de un enlace social que implique más riquezas
que trasmitir a la descendencia.
La familia socialista. El papel de la familia en la construcción del socialismo.

La sociedad socialista pone su mayor énfasis en la función educativa del matrimonio y la familia,
la cual ha de ocupar una posición clave en la lucha por el hombre y la mujer nuevos, ya que la
formación de la personalidad socialista que se caracteriza por el humanismo, como atributo
esencial y multifacético es imprescindible para la consolidación del socialismo.

Con el socialismo se potencia el papel de la familia, que lejos de desaparecer, incrementa su


importancia social, constituyendo la célula fundamental de la sociedad, que satisface los más
hondos intereses sociales enlazados con los más altos intereses personales.

La familia está llamada a desempeñar un pape estratégico en el avance progresivo del Estado
socialista. Por lo que en la legislación cubana, la preocupación por la consolidación de la familia
basada en los principios de la moral socialista, se define como una de las tareas capitales del
Estado Cubano.

En el desarrollo de la familia socialista en nuestro país existen tendencias positivas estables


como:

1. Libertad en la elección del cónyuge (matrimonio voluntario no concertado por motivaciones


económicas).

2. Aumento de familias igualitarias, que se caracterizan por existir entre sus componentes
relaciones de verdadera igualdad (familia de estructura democrática, no autoritaria).

3. Incremento (aunque descrito) de la distribución equitativa de las tareas domésticas (co –


participación de roles domésticos).

4. Reconocimiento de la necesidad de incrementar la función educativa de la familia (trasmitir


a la prole una concepción científica del mundo y un modo de vida socialista).

5. Incremento del prestigio de la mujer en la familia (incidencia dentro de la familia de la


realización por parte de la mujer, de iguales trabajos que el hombre, por igual salario que
este).

6. Reconocimiento de la familia nuclear (madre, padre y uno de los hijos como promedio)
como unidad básica de la monogamia cubana, sin desaparecer los lazos de fuerte
consanguinidad con el resto de los parientes.
La naturaleza jurídica de la familia.

La naturaleza jurídica se basa en que en nuestro país la familia, en el presente instante


económico – estructural, no es en sí una persona jurídica, sino (una comunidad destinataria de
afectaciones patrimoniales que el Estado tiene presente en los planes de desarrollo económico
del país), como parte de la protección establecida en la constitución de la República.

Definición del Derecho de Familia: Es el conjunto de relaciones jurídicas que se establecen entre
los miembros de la familia, incluyendo en esta a los adoptantes y muy relacionado con ella, a los
tutores. Estas relaciones reflejan a su vez las relaciones personales, sociales, materiales, que se
crean entre ellos; el hombre y la mujer, al adquirir su condición de esposos como consecuencia
del matrimonio (relaciones conyugales o matrimoniales); entre padres e hijos, incluidos los
adoptantes y adoptados (relaciones paterno – filiares); las existentes con motivo del parentesco
(relaciones parentales) y con motivo de la tutela (relaciones cuasi – familiares).

Naturaleza jurídica del Derecho de Familia: se basa principalmente en que las relaciones
familiares son reguladas por normas jurídicas, que son de Derecho público, ya que en la sociedad
socialista la primacía de los intereses sociales sobre los intereses particulares, tipifican un
sistema de relaciones no sólo uniforme en su esencia, sino también en sus objetivos, por lo que
no puede admitir por principio esta clásica división del ordenamiento jurídico.

La naturaleza jurídica del Derecho de Familia en el socialismo: Se basa en las consideraciones


ideológicas, políticas y éticas y en los altos intereses sociales contenidos en las instituciones por
él tuteladas.

Ubicación del Derecho de Familia en el sistema general y único del Derecho.

El Derecho de familia, constituye una rama dentro de nuestro sistema único (Monista) del
Derecho, no sólo por el carácter distinto de las relaciones sociales reguladas por sus normas, sino
también por la naturaleza de las mismas. El objeto de regulación jurídica del Derecho de Familia,
difiere del Derecho Civil. Si en este último las relaciones patrimoniales ocupan el lugar principal,
en el primero lo son las personales. Existen zonas de Derecho de familia en las que aparecen
vinculadas las relaciones personales a las patrimoniales, como en el caso del régimen económico
del matrimonio, o en la facultad de disponer de los bienes del menor o incapacitado en el
ejercicio de la patria potestad o la tutela.
Las particularidades del Derecho de Familia, no lo aíslan como una materia extraña del Derecho
Civil, muy por el contrario, tiene en ese Derecho su base jurídica conceptual y básica, al dejar
éste establecidas las normas jurídicas comunes y los principios reguladores gnoseológicos y
axiomáticos generales.

Evolución del Derecho de Familia en Cuba. Primeros siglos de la conquista.

Al llegar a la isla los descubridores del "Nuevo Mundo", estos se encontraron con una formación
económico social distinta de la que habían dejado en Europa y hasta en su propio país (España),
a consecuencia de la profunda diferencia social y cultural existente entre la metrópoli y el
continente.

España era una potencia feudal, con una organización social definida, fuerte y religiosa; al
contrario de Cuba que andaba aún en la etapa de la comunidad primitiva.

En Cuba no hubo, después de iniciada la colonización legislación alguna sobre las relaciones
matrimoniales, ni familiares, que no fuera la que llegaba de la metrópoli y se aplicara en los
nuevos dominios. Nuestra realidad social era diferente por lo que era necesario adoptar esa
legislación para resolver los conflictos jurídicos en torno a la condición legal de los indios
incomendados.

En Cuba se hacen extensivas: Reales cédulas, Instrucciones, Ordenanzas; que en la esfera de


Derecho Privado puede afirmarse que las instituciones del Derecho Castellano peninsular
alcanzaron en las Indias plena vigencia, al desempeñar un papel muy relevante, a pesar de su
carácter supletorio.

La legislación de Indias comprendía sólo situaciones nuevas, las cuales no eran reguladas por la
legislación Española, la que fungía como supletoria.

El Derecho Indiano, versó sobre aspectos muy concretos en esta materia, inscribiéndose en
general en la misma esencia doctrinal del viejo derecho castellano, que se caracterizaba por un
hondo sentido ético religioso, propio del catolicismo romano, el cual no ayudó a salvar el abismo
entre el derecho y la realidad social.

El Derecho de Familia, en estos primeros siglos de la conquista, en que el derecho castellano


jugó un papel preponderante en lo referido a la organización jurídica de la familia, podemos
referirnos a la legislación al respecto, la cual establecía: el deseo del legislador peninsular de
proteger el matrimonio religioso católico contraído en España por el colonizador, defendiendo la
unidad de domicilio de los casados, tratando de impedir que ningún hombre casado pudiera pasar
a las Indias, ni vivir en ellas, dejando abandonada a su esposa en España.

Además se fomentó institucionalmente la libertad de elección en el matrimonio, entre españoles


solteros y mujeres de distintas razas indias, expresándose por el legislador la intención de
mantener unido al matrimonio contraído entre indios convertidos al catolicismo, prohibiéndole a
los encomenderos la separación de estos.

La relación de las principales leyes relativas a la familia a través de la historia de Cuba colonial y
neocolonial.

A partir del siglo XIX, la legislación más protegida por el Derecho lo fue, primeramente el
matrimonio religioso católico que generaba la familia legítima y en segundo orden, las tutelas y
curatelas, para proteger a los menores hijos legítimos, no sujetos a patria potestad generalmente
por fallecimiento del padre o de madre.

Con la protección del matrimonio religioso católico, presentado como paradigma de matrimonio,
incluso para los indios, se produjo una abundante legislación en relación a los requisitos para
celebrarlo, tal es el caso de: (El consentimiento paterno para los menores de 25 años), la dote de
la mujer, las arras del marido y las donaciones en ocasión de los esponsales, acerca de los
impedimentos para la celebración heredados del Derecho Canónico.

Una Real cédula del 13 de noviembre de 1713, dirigida a Puerto Rico, principalmente al obispo;
establece evitar los adulterios, incestos y otros delitos sexuales cometidos por los indios,
presidiendo en ello un criterio de benignidad.
La Real cédula del 15 de octubre de 1805, prohibía los matrimonios entre personas de conocida
nobleza y notoria limpieza de sangre, con mulatos, negros y demás castas; los mayores de edad
debían recurrir a los Virreyes, Presidentes de Audiencias (Gobernadores, Capitanes – Generales)
a fin de que le concedieran o negaran el permiso (licencias).

Esta cédula, fue interpretada según el momento hasta que en 1881, la Real Orden del 27 de
enero, deja en completa libertad a las personas de diferente raza que quieran contraer
matrimonio.

Las Leyes de matrimonio Civil promulgadas en la República de Cuba en Armas, bajo las
constituciones de Guaimaro (1869), Jimaguayú (1896, establecieron que el matrimonio era un
contrato civil, sin sentido religioso imperante, además era considerado como la única forma de
matrimonio y establecía también el divorcio vincular o desvinculatorio, el cual extingue el
vínculo jurídico entre los esposos y da derecho a los ex - cónyuge a contraer nuevos enlaces.

La primera Ley Mambisa de matrimonio civil de 1869, establece los impedimentos para la
celebración del matrimonio, considerando como tales: sólo el parentesco en cualquier grado en la
línea recta y en la colateral no podían casarse entre si los hermanos; los contrayentes menores de
20 años, necesitaban la licencia para poder celebrar el matrimonio. En ese sentido los
legisladores mambises establecieron que podían contraer matrimonio los mayores de 18 años
(varones) y de 14 años (hembras) y los menores de 20 años con licencia, materna o del tutor.

El código civil español de 1888, que empezó a regir en Cuba a partir de 1889, este regulaba las
relaciones jurídicas derivadas del matrimonio, en cuanto a las personas y bienes de los cónyuges,
de la paternidad y filiación y el ejercicio de la patria potestad.

Dicho código presenta los siguientes principios:

1. En él se establecieron dos formas de matrimonio: el canónico y el civil.

2. En cuanto a la capacidad de los contrayentes para contraer matrimonio, se fijó para el varón
(14 años cumplidos) y para la hembra (12 años cumplidos).

3. La concerniente al régimen económico del matrimonio, se regulaba en el libro referido a las


obligaciones y contratos.

4. El matrimonio podía disolverse por la nulidad y el divorcio, este era de separación de


cuerpos.
5. La deuda alimenticia entre parientes: los alimentos civiles (Para los parientes legítimos e
hijos naturales reconocidos) y los alimentos naturales (para los hijos ilegítimos y para
hermanos legítimos, en algunas circunstancias).

6. El ejercicio de la patria potestad correspondía al padre en defecto de éste a la madre.

7. La adopción no se establecía como una relación paterno – filial propiamente dicha.

8. La tutela, genéricamente se le llamaba también a la curatela, no se consideraba una


institución familiar (instricta senso), sino más propia de Derecho Civil.

En los últimos años del siglo XIX y principios de XX, se produce la intervención militar
norteamericana en la ya ganada guerra de independencia de Cuba contra el gobierno colonial
español, esta tuvo una repercusión importante para el Derecho de Familia Cubano, al tratar los
interventores de modificar la regulación del matrimonio en el código civil de 1889. Durante la
intervención de los Estados Unidos, se dictaron en ese sentido, varias órdenes militares:

1. La orden No. 487 de 1900, derogó como impedimento para el matrimonio, el ser pariente
colateral por afinidad legítima o natural, el ser descendiente del adoptante y el ser adultero,
sancionado como tal. Además la consanguinidad legítima que llegaba hasta el 4to grado, la
limitó al segundo.

2. La Orden militar No. 66 de 1899, establecía en un principio que no se admitieran como


legales los documentos otorgados ante los notarios eclesiásticos para hacer constar las
licencias favorables para contraer matrimonio. Más tarde esta disposición quedó sin efecto
por la O.M – No. 487 de 1900 y por último fue derogado por la O.M – No. 140 de 1901.

3. La Ley de 24 de agosto de 1896, modificó la edad de prohibición de celebrar matrimonios,


sin licencia establecida por el código civil, rebajándose de menores de 23 años que
establecía, a menores de 20 años los varones y menores de 17 las hembras y dispuso de los
mayores de esas edades necesitaban aún del consejo paterno.

4. Las leyes mambisas sobre el matrimonio, principalmente la primera en 1869, evidencian


una renovación legislativa más revolucionaria y radical.

En los primeros decenios de la República, los objetos en materia de familia se centraron en la


Ley del 19 de junio de 1916, consistía en rebajar la edad del alcance de la mayoría de edad, de 23
años a 21 años cumplidos, quedando así emancipado los hijos y fuera de la patria potestad al
cumplir dicha edad.
 La ley de 18 de julio de 1917, trataba los derechos de la mujer casada, otorgándole la libre
administración de sus bienes (paternales o dotales), sin que fuera necesario la licencia del
marido para realizar acto alguno inherente a esa libre administración o dominio de los
mismos, ante de esta ley la mujer no podía sin licencia de su marido, enajenar, gravar, ni
hipotecar los bienes para firnales, tampoco podía comparecer en juicio para litigar sobre
ellos, excepto que hubiera sido autorizada judicialmente. Además el marido era el
administrador y usufructuario de los bines de la dote inestimada y mantenía el dominio y
administración de la estimada.

 La Ley de 9 de julio de 1918, con esta se institucionalizó el divorcio vincular o


desvinculatorio. Comienza dentro de la República neocolonial, la etapa de la legislación
divorciolista que va a dominar el panorama jurídico dentro del Derecho de Familia, hasta
bien entrada la década de los 30.

 La ley de 29 julio de 1918, estableció una única forma de matrimonio, el civil, quitándole
validez al matrimonio religioso y modificando con ello el art. 42 del código civil, el cual
planteaba:

"El matrimonio es un contrato civil y sólo producirá efectos legales cuando se celebre en
forma establecida en este código".

 La legislación más avanzada en materia de Derecho de familia en nuestro país fue la


Constitución de 1940, en relación con los Derechos de los hijos, a pesar de todos los ogros
formales, al declarar abolida toda calificación sobre la naturaleza de la filiación. Además
mantuvo la distinción entre los hijos, llamando ahora matrimoniales a los legítimos y extra –
matrimoniales a los demás ilegítimos en general, con las mismas diferencias en cuotas
distintas en cuanto a la herencia de sus padres.

 La ley No. 18 de 4 de junio de 1943 (Ley del Patrimonio Familiar) y su reglamento


promulgado por el Decreto No. 507 de 9 de marzo de 1944; aunque la misma no logró
significación social alguna, sí constituyó un intento de considerar a la propiedad familiar
atributos de personas jurídicas regulando el patrimonio familiar con carácter inembargables,
como forma de proteger la pequeña propiedad de la familia. Además la inembargabilidad, la
inalienabilidad, la extensión de los impuestos y contribuciones y la garantía de su esencia
indivisible, constituían privilegios de la propiedad familiar.

Evolución histórica de los sistemas matrimoniales en Cuba.

1. Sistema de matrimonio Desde el descubrimiento hasta 1886.


2. Sistema de matrimonio Desde 1886 hasta 1918.

mixto, religioso, civil

3. Sistema de matrimonio Desde 1918 hasta el presente

Exclusivamente civil.

El Código Civil de 1888, sus contradicciones con el proceso revolucionario.

El código civil Español, hecho extensivo a cuba en 1889. Evidenciaba el concepto discriminante
e injusto para la mujer, para la familia llamada ilegítima; en este fue establecido todo el sistema
de Derecho de familia, en función de preservar los intereses de la clase dominante, el matiz
patriarcalista y hegemónico del hombre, esposo o padre.

La situación discriminante, a pesar de ser atenuante, por la promulgación de las leyes


progresistas, conservo su esencia de desigualdad jurídica entre el hombre y la mujer, sobre todo
entre los hijos matrimoniales y extramatrimoniales.

Este sistema de Derecho, es evidente que entrara en contradicción con una Revolución social
verdadera que proclamó la igualdad de todos sus ciudadanos y transformaba el régimen de
propiedad privada en propiedad social sobre los medios de producción fundamentales.

Para conocer profundamente el alcance de la contradicción que se producía entre las nuevas
relaciones sociales y lo estipulado en el código civil de 1888, en materia de Derecho de Familia,
nos remontamos a dicho Derecho en los últimos años del régimen neocolonial, este conservaba
las desigualdades sucesorias y el concepto tradicional de la patria potestad y otros rasgos del
egoísmo clasista.

Además la situación de la mujer era cada vez peor, ya que se demostraba mediante la
prostitución y de la mendicidad infantil, en continuo y monstruoso crecimiento. También los
restringidos derechos de los hijos extra matrimoniales, en relación a los padres, no se podían
ejercer porque se prohibía la declaración y determinación de la paternidad.
El Código de Familia, principios y objetivos que inspiran al código de familia.

Al promulgarse el código de familia en 1975, como código independiente del civil, todas las
instituciones relativas a la familia, son reguladas en él, conformándose un cuerpo legal
exclusivamente dedicado al Derecho sustantivo regulador de las instituciones de familia como:
matrimonio, divorcio, relaciones paterno – filiales, obligaciones de dar alimentos, adopción y
tutela.

Objetivos del Código de Familia:

1. Contribuir al fortalecimiento de la familia y de los vínculos de cariño, ayuda y respeto


recíprocos entre sus integrantes:

Con este objetivo no sólo se reafirman los valores de la familia, sino que se potencia su papel
como factor clave en la formación de la nueva generación, aumentando con ello, su importancia
a medida que se desarrolla la nueva sociedad. Se hace también un llamado a la ayuda y respeto
recíprocos entre sus integrantes, que no son sólo los esposos, los padres y los hijos, sino también
los tíos, sobrinos, abuelos y hermanos.

2. Contribuir al fortalecimiento del matrimonio legalmente formalizado o judicialmente


reconocido, fundado en la absoluta igualdad de derechos de hombre y mujer:

Con este objetivo se aspira a fortalecer el matrimonio civil y también a legalizar las uniones
consensuales o matrimoniales de hecho a través del reconocimiento judicial del matrimonio no
formalizado, regulación jurídica que se establece en el código.

3. Contribuir al más eficaz cumplimiento por los padres de sus obligaciones con respecto a la
protección, formación moral y educación de los hijos, para que se desarrollen plenamente en
todos los aspectos y como dignos ciudadanos de la sociedad socialista:

En este objetivo se expresa la alta valoración que se le confiere al ejercicio de los deberes
paterno – filiales que conforman el contenido de la patria potestad de importancia capital en la
formación y educación de los hijos, desde el sostenimiento material hasta la obligación en el
orden jurídico y la formación social, ética e ideológica de los mismos.

4. Contribuir a la plena realización del principio de igualdad de todos los hijos:


Este principio de igualdad es real y no formal, pues para ello se conciertan las legislaciones
complementarias de protección y asistencia a la infancia, el mecanismo registral de
reconocimiento e inscripción de los hijos, la posible investigación de la paternidad la exigencia
de responsabilidad paterna, reforzada en el derecho objetivo y en la tutela penológica al ejercicio
de la patria potestad.

TEMA II. El Matrimonio.

Generalidades del matrimonio. Sus fines.

Los fines esenciales, del matrimonio en la Cuba actual, se refieren del propio articulado del C.F,
de sus objetivos y conceptos del matrimonio, de los derechos y deberes conyugales; entre ellos
están la comunidad de vida (valorada como algo más que la convivencia, ya que puede existir el
matrimonio, aunque por motivos justificados no se mantuviere en hogar común) y el carino qu
erradia a todas las relaciones familiares, pero que en el caso de matrimonio puede ser traducido
como "Amor", con un sentido más lato que la palabra "Amor conyugal", pues incluye amistad,
inclinación recíproca, camaradería, apoyo moral, ayuda mutua, principalmente en la edad
provista en las situaciones difíciles. También podemos hacer mención de un fin secundario, que
sería la procreación desde antes valorada por algunos teóricos del D.F, no como un fin del
matrimonio, sino de la relación paterno – filial.

La constitución del matrimonio.

Constituir, significa – establecer, formar. Sólo era considerado matrimonio, el civil y solamente
era válido el autorizado por funcionario con capacidad legal para realizarlo, tales funcionarios
eran: los Jueces Municipales y los Notarios, según establece (El art. 43 de la constitución de la
República de 1940).

De hecho una unión no formalizada que se mantenía en el tiempo, lo que implicaba un acuerdo
de voluntades o consentimiento continuativo, no era matrimonio. Solamente lo era cuando el
consentimiento inicial se declaraba ante autoridad, con determinados requisitos y solemnidades.

Naturaleza jurídica del matrimonio. Distintas teorías acerca de la naturaleza jurídica del
matrimonio.
Se han formulado, por algunos autores varias teorías fundamentales acerca de la naturaleza
jurídica del matrimonio como:

1. Teoría del matrimonio como contrato, de esta se deriva la concepción neo – contractualista
que considera al matrimonio como un acto complejo en el cual no intervienen sólo los
esposos, sino también el Estado.

2. Teoría del matrimonio como negocio jurídico bilateral de orden familiar.

3. Teoría del contrato sui – géneris, esta constituye una convención jurídica y un acto del
Estado; para quien el matrimonio es creado por el funcionario del Estado Civil,
constituyendo así las declaraciones de los contrayentes un mero supuesto para su celebración.

4. La Teoría ecléctica, considera que en el matrimonio coexisten los dos aspectos de contrato e
institución, el sostener que el matrimonio es un contrato en el momento de celebrarse, pero
una vez celebrado reviste el aspecto de una institución.

La concepción del matrimonio como sacramento:

Para la iglesia católica Apostólica y Romana, el matrimonio tiene un carácter sagrado, no


recibido de los hombres, sino impreso por la misma naturaleza; como cosa sagrada, las leyes por
las cuales debe regirse son puestas por la divina autoridad de la Iglesia, la cual tiene el magisterio
de la cosa sagrada.

El sistema mixto existente en Cuba desde finales del siglo XIX, hasta 1918, reconocía efectos
civiles al matrimonio canónico y normaba el matrimonio civil como un matrimonio subsidiario
para los que no profesaban la religión católica; pero la regulación del matrimonio civil, se basaba
en una concepción sagrada y religiosa que lo consideraba por su naturaleza, perpetuo e
indisoluble.

Sacramento o no, el matrimonio históricamente le ha dado a los pueblos un origen divino y desde
el establecimiento de derecho son condiciones esenciales del mismo: la unidad (hombre y
mujer), la perpetuidad (unión para toda la vida).

La concepción del matrimonio como unión santa.

Esta posición es importante en el análisis de la naturaleza jurídica, ya que ayuda a precisar las
diferencias entre la noción de matrimonio – contrato – sacramento, del derecho canónico de las
nociones matrimonio – contrato y matrimonio – institución. Todo se debe a que al separar en el
concepto matrimonio el elemento contrato del elemento sacramento, las religiones evangélicas
propiciaron la derivación más actualizada de la forma puramente civil del matrimonio. Además
se atribuyó a la noción contractual del matrimonio un sentido de solubilidad, ajeno al concepto
de sacramento, en su carácter de perpetuidad se asoció, de manera natural, a la noción de
matrimonio – institución.

La concepción del matrimonio como contrato:

La influencia del "Contrato Social" de Revisión, fue decisiva en esta materia y su filosofía puede
encontrarse en esta afirmación: "El matrimonio, es el más excelente y antiguo de todos los
contratos". En el orden civil es el más excelente, ya que la sociedad civil está más interesada en
él. Es el más antiguo, porque fue el primer contrato que celebraron los hombres.

La doctrina del matrimonio – contrato se impuso a partir de la revolución Francesa y se afirmó


dogmáticamente ya avanzado el siglo XIX y principios del XX, en el que el matrimonio era
simplemente un contrato civil, que podía disolverse por mutuo disenso y por la voluntad de los
cónyuges unilateralmente.

Esta concepción, para su época constituyó un signo de progreso liberalista y encontró pronto
detractores dentro del propio campo del Derecho Civil y de Familia.

La concepción del matrimonio como institución.

El acto del matrimonio y su celebración ante la autoridad investida para ello, tiene como único
objetivo, la adhesión de los interesados a la institución jurídica del matrimonio, noción suprema
por encima de los contrayentes.

La institución jurídica es el conjunto de reglas de derecho que se penetran unas a otras hasta el
punto de constituirse un todo orgánico, comprendiendo una serie indefinida de relaciones de
derecho y derivadas todas de un hecho único fundamental, de orden físico, biológico,
económico, moral y social.
El matrimonio como institución jurídica tiene una existencia y un fin ya establecido y por encima
de los contrayentes, que preside y rige un conjunto de reglas impuestas por el Estado o por la
tradición, a las cuales los contrayentes no tienen más que adherirse, imponiéndose los efectos de
la institución.

La noción de matrimonio – institución se vincula a las históricas condiciones esenciales


atribuidas al matrimonio: la unidad (un varón y una mujer) y la perpetuidad (unión contraída con
el propósito de no romperla).

El carácter de verdadera institución del matrimonio se aprecia en el hecho de que el matrimonio,


en su atributo de unidad, implica también, la no coexistencia o simultaneidad de varios
matrimonios válidos, como puede suceder en los contratos.

Concepto de matrimonio en el Código de Familia.

El matrimonio es la unión voluntariamente concertada de un hombre y una mujer con aptitud


legal para ello, a fin de hacer una vida en común. Este sólo producirá efectos legales cuando se
formalice o se reconozca de acuerdo con las reglas establecidas en la Ley del registro del Estado
Civil.

La Constitución del Matrimonio en el Código de Familia.

Se considera matrimonio al legalizado; mientras no se formalice o reconozca la unión


voluntariamente concertada entre un hombre y una mujer con aptitud legal para ello, a fin de
hacer vida en común, no es matrimonio, sino unión matrimonial. Esta unión matrimonial posee
en sí misma un presupuesto o calidad expectativa de convertirse en matrimonio, pero no lo es,
con la característica de poder apreciarse en ella el consentimiento como continuativo efectivo
para ser acreditado como prueba de la existencia de la unión y válido como concepto contentivo
de los requisitos exigidos para lograr la retroacción de los efectos jurídicos al momento de
iniciada ésta si se legaliza.

Expresiones terminológicas que utiliza el Código de Familia al regular la relación conyugal.

1. Unión matrimonial: Se refiere al hecho en el que un hombre y una mujer legalmente


(contraen), consienten voluntariamente, en unirse para hacer vida en común,
independientemente de que legalicen el hecho de acuerdo con lo que establece la ley.
2. Matrimonio formalizado: Se refiere al acto mediante el cual un hombre y una mujer,
legalmente y de forma voluntaria, de manera consciente, concurren ante un funcionario
facultado para ello, dejando legalizada su decisión de unirse en matrimonio.

3. Matrimonio reconocido: Se refiere al acto mediante el cual una persona, concurre ante un
tribunal competente, para que mediante resolución judicial, reconocen que entre esa persona
que ante el tribunal insta y otra (fallecida o viva) existió una unión matrimonial contraída
voluntariamente y con aptitud legal en fecha anterior.

La naturaleza jurídica del matrimonio establecido en el Código de Familia.

Esta naturaleza jurídica principalmente en que el matrimonio es una institución social y jurídica
que se sustenta en la soberana voluntad de los contrayentes.

Prohibiciones de celebrar matrimonio. Antecedentes históricos – legales.

El Derecho canónico, es el que recrea la doctrina de los impedimentos, precisando las


incapacidades para celebrarlo, que devienen en causas de nulidad o ilicitud del mismo, si están
presentes en un matrimonio, no obstante celebrado, una clara distinción entre, impedimentos
dirimentes o nulatorios, en estos se encuentra presente una prohibición grave de celebrar
matrimonio, que impide se contraiga válidamente, dando lugar a la nulidad absoluta de éste y los
impedimentos prohibitivos o impedientes; en este está presente una prohibición de celebrar
matrimonio, no invalidante una vez celebrado, pero que lo hace ilícito y sometido a determinadas
reglas.

Los requisitos de capacidad física o madurez sexual, relacionados con la edad, el pleno
discernimiento para otorgar el consentimiento y la aptitud física necesaria para consumar el coito
(impedimentos de edad, demencia e importancia cohendi) Son en sentido natural para celebrar
matrimonio canónico, a la que debía unirse para ser válido el mismo, la aptitud legal (ausencia de
impedimentos matrimoniales, tanto dirimentes como impedientes).

En el Código Civil Español extensivo a Cuba en 1889 se distinguían las prohibiciones de


contraer matrimonio de la capacidad requerida en los contrayentes. Las primeras aludían en
general a prohibiciones impedientes o prohibitivas de contraer matrimonio y la segunda aludía a
impedimentos dirimentes que anulaban de manera absoluta al matrimonio si éste se había
celebrado.
Impedimentos por razones eugenésicas.

A partir de los años treinta y en la década de los cuarenta de este siglo, comenzó una corriente
legislativa a nivel mundial de contenido eugénico o eugenésico en materia de impedimentos
matrimoniales que sostenía la necesidad de vedar el matrimonio a quienes padecieran de ciertas
enfermedades. En Cuba, por Decreto No. 1267, se dispuso que:

"Toda persona que para contraer matrimonio necesitase comprobar que no padece de enfermedad
venérea y no pudiese obtener el alta escrita de su médico, podrá acudir a algunos de los
hospitales y dispensarios para enfermedades venéreas en la República, donde será reconocido
gratuitamente y provisto de certificado".

Los impedimentos eugenésicos en Argentina, establecieron la prohibición de casarse a los


leprosos y a todas las personas afectadas d enfermedades venéreas en período de contagio.

La prohibición que limitaba la capacidad para contraer matrimonio por la presencia de una
enfermedad como impedimento, se vinculaba en general con la presentación de un requisito legal
indispensable para celebrarlo, el llamado certificado pre-nupcial.

La filosofía de la eugenesia en la legislación sobre el matrimonio se basa fundamentalmente en


asegurar una procreación saludable y una población fuerte y resguardar la vida del cónyuge sano.
Actualmente esta filosofía se ha extendido al síndrome del SIDA.

Teoría de los matrimonio putativos.

El matrimonio putativo, quiere decir supuestos, reputado, de putare que significa: creer, juzgar.

Este matrimonio surge cuando ambos cónyuges o al menos uno de ellos, ha contraído de buena
fe el matrimonio considerándolo verdadero y válido, aunque exista impedimento en el mismo.

Los requisitos y condiciones del matrimonio putativo son los siguientes:

1. Que el matrimonio se haya celebrado conforme a todos los requisitos legales exigidos
(matrimonio legal, religioso o civil, según el sistema de matrimonio imperante)
2. Que exista no obstante una prohibición de contraer matrimonio que consista en un
impedimento dirimente o anulatorio (el impedimento debe anular por completo el
matrimonio).

3. Que ambos cónyuges o uno de ellos de buena fe desconozca por ignorancia o error
excusable, la prohibición. El error puede ser de hecho o de derecho y tiene como límite que
no vaya en contra de la naturaleza humana, por ejemplo: el matrimonio entre ascendientes y
descendientes (delito de incesto); aún ignorando de buena fe el parentesco consanguíneo no
puede ser beneficiado con el matrimonio putativo, por tratarse de un matrimonio contra
natura.

4. La buena fe debe existir en el momento en que el matrimonio se contrajo, por lo que el


matrimonio no pierde el carácter de putativo si los cónyuges o el cónyuge conoce
posteriormente la prohibición.

5. La buena fe se presume siempre y el que sostenga lo contrario debe probarlo.

Los efectos del matrimonio putativo son: primeramente, provocar su nulidad, más la presencia de
la buena fe protege al que obró con ella y aunque el matrimonio sea declarado nulo por sentencia
firme, se producen efectos civiles (patrimoniales) para el que así obró y siempre para los hijos
habidos en la unión.

Prohibiciones de contraer matrimonio en el código de Familia. Valoración general.

El código no emplea en su preceptiva en esta materia la nomenclatura de impedimentos y su


clasificación doctrinal, sino la de prohibiciones y relaciona éstas como hemos visto, como
antónimos de la capacidad, como verdaderas incapacidades de contraer, asumiendo en ese
sentido el legado histórico y doctrinal sobre ello.

Al regularse las prohibiciones también para el matrimonio no formalizado; se acrecienta la


necesidad de un análisis pormenorizado en cada situación, si la unión matrimonial llega a
legalizarse, valorándose en cada caso la aptitud legal al momento de iniciada la unión. En cuanto
a las prohibiciones eugenésicas en materia de matrimonio no se establece en el código de familia
prohibición alguna dado el desarrollo alcanzado por nuestro sistema de salud pública y sobre el
control de enfermedades transmisibles.

Comentarios a los artículos 4 y 5 del Código de Familia sobre prohibiciones de contraer


matrimonio.
Carencia de capacidad mental:

Art. 4 I – 1: "No puede contraer matrimonio los que carecieren de capacidad mental para otorgar
su consentimiento".

La capacidad mental no sólo se refiere a los dementes que tienen una pérdida total y absoluta de
razón, sino también a los imbéciles que presentan un retraso mental tal que les anula el
discernimiento.

En materia de lucidez mental, entre en funciones la Medicina Legal y dos avances de la ciencia
médica en materias de Psiquiatría y Neurología. En general comprende a los que no estuviere en
el pleno ejercicio de su razón para otorgar su consentimiento, además de la gradación científica
de ese ejercicio y su carácter. En el caso del matrimonio también se refiere a la presencia de
cualquier de las enfermedades catalogadas como alteradoras de la razón o con efectos en ese
sentido, como fiebre alta, conmoción cerebral, o que sin la persona padecer de enfermedad se
encuentre en estado de delirio alcohólico, droga, bajo estado hipnótico. Basta que se carezca de
capacidad mental para otorgar el consentimiento al momento de contraer matrimonio.

La capacidad y la incapacidad debe ser apreciada por el funcionario ante el cual se formalice el
matrimonio o por el tribunal que reconozca la unión matrimonial, que valora en su caso a través
de las pruebas admitidas en Derecho, esa capacidad mental en el momento de iniciarse dicha
unión.

De las enajenaciones mentales sólo en el loco demente se admitirían en determinadas


circunstancias, intervalos lúcidos.

La imbecilidad por el contrario no es superable y no admitiría intervalos lúcidos en ningún


momento.

En un estricto sentido técnico – jurídico, debe admitirse como válido el consentimiento otorgado
en intervalo lúcido, ya que la lucidez en plena razón que se exige es en el momento de contraer o
formalizar el matrimonio, ni antes, ni después.
Vínculo o ligamen anterior.

Art. 4 I – 2: "No podrán contraer matrimonio los unidos en matrimonio formalizado o


judicialmente reconocido".

Para que la prohibición exista es necesario que ese matrimonio anterior no sólo sea válido, sino
que haya sido disuelto legalmente. Este impedimento dirimente o anulatorio se refuerza
penalmente para el matrimonio formalizado al configurarse el delito de bigamia, previsto y
sancionado por nuestro código penal, hasta un año de privación de libertad.

El Código de Familia establece esta prohibición de contraer matrimonio y no de formalizarlo,


pues la tutela penológica se ofrece únicamente al matrimonio formalizado, porque nos e integra
el delito cuando se trata de una unión matrimonial posterior a otra que se contrajo anteriormente,
ni cuando se inicie una unión no formalizada, estando vigente el matrimonio formalizado
anteriormente contraído por una de las partes, ni cuando unido consensualmente en unión
matrimonial no formalizado se formalice matrimonio con otra persona. En estos casos no hay
bigamia, ya que para que esta exista conforme al Derecho, debe pre – existir un matrimonio
formalizado no extinguido y uno de los contrayentes formalizar otro matrimonio con tercera
persona, considerándose ambos bigamos a estos últimos contrayentes que actuaron
maliciosamente.

Los efectos del matrimonio putativo o de la unión matrimonial putativa, son los de anular ese
posterior matrimonio si es formalizado o los de no reconocer judicialmente el matrimonio si se
trata de una unión no formalizada, pero este segundo vínculo aunque nulo o no reconocido como
matrimonio surtirá plenos efectos legales para los hijos habidos en el mismo y para el cónyuge
que haya obrado de buena fe.

 Impubertad legal:

Art. 4 I – 3: "No podrán contraer matrimonio las hembras menores de 14 años y los varones
menores de 16 años".

La edad de 14 y 16 años establecida por el Código de Familia se basa en la presunción legal de


que al arribarse a ellas se está apto para la vida carnal de la pareja y si ha arribado a la pubertad
física presumiéndose entonces que la pubertad legal debe coincidir con la pubertad física.
La impubertad legal por el contrario consiste en que por no haber arribado a la edad de 14 y 16
años no se está apto para el matrimonio por lo que se establece una prohibición.

Contraer matrimonio siendo impúberes los dos contrayentes o uno solo de ellos, conlleva en
principio la nulidad absoluta del matrimonio formalizado en su caso, o al no reconocimiento de
la unión no formalizada, mientras se fuera impúber.

Si el matrimonio se formaliza, existiendo esta prohibición, en ambos o en uno de los


contrayentes y la mujer queda encinta, o continúa la pareja viviendo junta, sin haberse
establecido reclamación en juicio contra la validez de ese matrimonio, alcanzándose por el
transcurso del tiempo la pubertad legal, el matrimonio queda convalidado ipso facto e ipso jure
(de hecho y de derecho), se convalida el matrimonio formalizado no obstante la presencia de esta
prohibición

La pubertad en el orden físico, o fisiológico, no se refiere necesariamente a una edad fija o


inconmovible para todas las personas y para todos los pueblos o culturas de la humanidad; esta
tiene variaciones de individuo a individuo y se encuentra fuertemente influenciada por el clima
de cada región. Sin embargo la pubertad en el orden legal ha sido la respuesta de cada sistema de
Derecho, tratando de atemperar ésta, a las condiciones existentes más generales.

 Parentesco:

Art. 5 I – 1: No podrán contraer matrimonio entre sí los parientes en línea directa, ascendientes y
descendientes, y los hermanos de uno o doble vínculo.

La tendencia legislativa en nuestro país, ha sido eliminar las prohibiciones por razón del
parentesco por afinidad y reducir en cuento a los colaterales consanguíneos, la incapacidad, al
segundo grado, hasta hermanos y medios hermanos.

Las relaciones sexuales entre parientes consanguíneos en línea directa (padre e hija, hijo y
madre) o entre hermanos de uno o doble vínculo, constituyen una degeneración sexual y moral,
que atenta contra el normal desarrollo de la familia, integrando así el delito de incesto,
sancionado en nuestro Código Penal con privación de libertad de hasta 5 años (si las relaciones
sexuales son entre ascendientes y descendientes); hasta un año (si tienen lugar entre hermanos).

Existen otras razones de prohibiciones basadas en factores eugenésicos, eje. La prole procreadas
de estas uniones sexuales puede padecer de graves defectos físicos, como sordomudez, epilepsia,
ceguera, retraso mental y hasta locura.

 Art. 5 I – 2: No puede contraer matrimonio entre sí, el adoptante y el adoptado.

Esta prohibición establecida en el C.F, trae como consecuencia en el orden civil, la imposibilidad
del reconocimiento judicial de esa unión o la nulidad absoluta del matrimonio así formalizado.

La adopción que genera el parentesco legal se conoce como prohibición del matrimonio desde el
Derecho Romano y se ha establecido por el Derecho Canónico, el cual remitió a la legislación
civil, la consideración sobre la naturaleza y los efectos de dicha prohibición, modificando esto y
este pulando sus propias reglas en cuanto a la naturaleza del impedimento y en cuanto a su
extensión.

Relación cuasi familia.

Art. 5 I – 3: No podrán contraer matrimonio entre sí el tutor y el tutelado.

Dicha prohibición se mantiene mientras el tutor y el tutelado ocupen tales posiciones, pero
concluida la tutela y rendidas las cuentas por el tutor o la tutora, estos dejan de serlo y pueden
contraer matrimonio con el extutelado o tutelada, trayendo esto como consecuencia que la
prohibición tenga características de transitoriedad coyuntural.

Los aspectos que provoca violar esta prohibición en el matrimonio formalizado, permitiendo la
nulidad del mismo de forma absoluta, no se compadecen con la entidad real de la violación a
pesar de sus implicaciones éticas. Además estos efectos apartan drásticamente el tratamiento de
est impedimento de su trayectoria histórica – doctrinal, la cual lo ha considerado un impedimento
o prohibitivo, pero no dirimente.
La prohibición de que el tutor inicie una vida conyugal no formalizada con el menor sujeto a
tutela, implica que si se trata a posterior de reconocer de forma judicial el matrimonio, la
retroacción de los efectos sólo sería admisible desde que ambos tenían aptitud legal, ya sea por
razones de edad del menor o por no estar presente este impedimento.

 Conyugicidio:

Art. 5 I – 4: No podrán contraer matrimonio entre sí los que hubiesen sido condenados como
autores o como autor y cómplice de la muerte del cónyuge de cualquiera de ellos.

En el conyugicidio se trata de eliminar físicamente al cónyuge o compañero, con el objetivo de


que una vez liberado el otro del vínculo pueda contraer o formalizar matrimonio con una tercera
persona que está consciente de esta acción o cooperó efectivamente para ella.

Para que se consume el conyugicidio es necesario que se produzca la muerte del cónyuge legal o
también del contrayente de unión no formalizada y que esta se haya perpetrado con la intención
de contraer o formalizar matrimonio, la parte liberada del vínculo y una tercera persona que
conoce y está de acuerdo con la intención de producir la muerte.

Pueden existir tres formas de conyugicidio por Eje. El propiamente dicho, que consiste en dar
muerte al propio cónyuge o compañero; el impropio, consiste en dar muerte al cónyuge o
compañero de aquel con quien se pretende contraer o formalizar matrimonio y por último el
conyugicidio con cooperación mutua, consistente en que uno de los cónyuges o compañeros,
unidos a tercera persona, con una colaboración mutua, física y moral, causan la muerte del otro
cónyuge o compañero, todo esto siempre se realiza con la intención de unirse a la otra persona.

Tutela penológica a la observancia de contraer matrimonio sin la presencia de prohibiciones


legales.

Si estas prohibiciones en el orden del Derecho de Familia se infringieran, lográndose consumar


el matrimonio y no tuvieran más respuesta que provocar la nulidad civil del acto inválido; no
estaría totalmente protegida la institución del matrimonio, por lo que además se prevé una
respuesta en el orden penal.
El C.P. vigente sanciona el delito de matrimonio ilegal, como un delito contra el mal desarrollo
de la familia. El art. 307, establece que el formalizar matrimonio, existiendo una prohibición
legal, trae consigo para quien lo realice, la imposición de una sanción de privación de libertad de
tres meses a un año o multa de cien a trescientas cuotas o ambas.

Aptitud legal. Concepto:

- Capacidad - Diferencia de Sexo

Aptitud legal física

para contraer - Pubertad legal

matrimonio

- Capacidad - capacidad para

(implica aptitud mental consentir

legal para forma-

lizar o reconocer - Ausencia de las

el matrimonio) - Capacidad prohibiciones de:

mental - Vínculo o ligamen anterior.

- Parentesco.

- Relación cuasi – Familiar.

- Conyugicidio.

Existe para el matrimonio aptitud legal cuando, los contrayentes son personas de distinto sexo,
con la edad requerida, con capacidad o lucidez mental para expresar su voluntad y en los cuales
no concurra ninguna de las prohibiciones legales estudiadas.
El reconocimiento judicial de la unión matrimonial no formalizada. Consideraciones previas.

El reconocimiento judicial de la unión matrimonial no formalizada se regula en el C.F, en los


arts. 18 y 19 de la Sección tercera del título I, que se denomina "Del matrimonio no
formalizado".

En principio el reconocimiento judicial hace de la unión matrimonial, un matrimonio, con todos


los efectos propios del matrimonio formalizado legalmente.

El C.F hace referencia ala unión voluntaria y a la unión matrimonial, como expresiones de una
relación conyugal distinta del matrimonio formalizado y alude al proceso de reconocimiento de
esa unión ante el tribunal competente como vía de legalización de las mismas y dándose
determinadas condiciones.

Papel del Tribunal Competente y de la Fiscalía Civil y de Familia:

El proceso de reconocimiento de la unión matrimonial no formalizado se sustancia de acuerdo


con la Ley de Procedimiento Civil, Administrativo y laboral, por los trámites del proceso
ordinario ante los tribunales municipales populares, constituyendo la participación del Fiscal de
lo Civil y de Familia, un elemento primordial, como parte actora o demandada, según la
trascendencia social o relevancia pública que conlleva el proceso el cual puede provocar efectos
jurídicos importantes para las partes y los terceros.

La unión de hecho equiparada al matrimonio civil. Antecedente legislativo de la constitución de


1940.

Dicha constitución en su art. 43 pfo. 6 disponía:

Que los tribunales determinarían los casos en que por razón de equidad la unión entre personas
con capacidad legal para contraer matrimonio sería equiparada por su estabilidad y singularidad
al matrimonio civil.

Las uniones libres o concubinarias, denominadas también por el Derecho histórico Español como
(uniones de hecho, consensuales, extramatrimoniales, maridaje y barraganía) podían ascender al
nivel jurídico y social, llegando a ser equiparadas al matrimonio civil, era el único que generaba
la familia legítima o de primera clase. Para ello debían darse algunos presupuestos condicionales
que permitían una unión extra – matrimonial eficaz y valedera ante los tribunales de justicia tal
es el caso de:

 Primero: libertad de los unidos en concubinate para poder contraer matrimonio igual que
para contraer matrimonio civil.

 Segundo: Estabilidad en esa unión, que habría de existir de manera permanente y mostrarse
para actos exteriores.

 Tercero: Singularidad en el maridaje de los concubinos como demostración de sus


propósitos íntimos de afectos mutuos en todo tiempo, con exclusión de otras relaciones
análogas con terceros.

 Curto: La razón de equidad (hacer justicia) que habría de emerger en cada caso.

Si el matrimonio equiparado partía de la existencia de una unión libre, esta para que se
comparara al matrimonio civil, debía implicar un verdadero estado de comunión espiritual y
material que tenga su sede o asunto usual y acostumbrado en el hogar.

Esta unión debía constituir un verdadero de personas de sexo opuesto, aptas conforme a derecho
que convivieran con todas las características de un matrimonio legalizado.

El status jurídico del matrimonio equiparado se evidenciaba en la interpretación de los tribunales


de la época, resumiéndose así:

1. La unión extra – matrimonial se equiparaba al matrimonio civil, pero no se igualaba, ni


identificaba con éste, que era una institución jurídica y social de más trascendencia.

2. El matrimonio equiparado no era inscribible en el Registro del Estado Civil.

3. Los hijos de estas uniones equiparadas, conservaban la condición de hijos naturales, no se


consideraban como legítimos.
La equiparación, principalmente protegió los derechos patrimoniales de la concubina, de
asistencia, seguridad social y de sucesión; dentro de este se encontraban los beneficios
económicos en la cuota viudal hereditaria (cuando la extinción de la unión extra – matrimonial
ocurría por la muerte del hombre, era lo usual), o limitados a la liquidación de la sociedad de
gananciales existente (Si trataba la disolución de la unión intervivos, era lo inusual). Nunca se
identificó, ni igualó con el matrimonio civil, el cual fue considerado como el único y verdadero
matrimonio.

La unión matrimonial reconocida judicialmente.

Requisitos, características y efectos legales.

Es necesario que la unión no formalizada reúna ciertos requisitos necesarios para que pueda ser
reconocida por el tribunal (art. 18 pfo. 1). Estos son los siguientes.

1. Aptitud legal: Esta se refiere a la capacidad física, metal y legal requerida. La capacidad
física constituye la diferencia de sexo, indispensable para que pueda legalizarse la unión
conyugal, que debe tratarse de la alianza de un hombre y una mujer.

2. Unión de un hombre y una mujer: La unión matrimonial como el matrimonio formalizado,


exige una relación entre dos personas de sexo diferente, pues el ayuntamiento homosexual no
es legalizado y no puede ser tenido en cuenta por el ordenamiento jurídico como fundamento
de la familia, ni mucho menos como medio de socialización para menores adoptivos o
nacidos por medio de fertilización en vitro.

3. Singularidad: La singularidad de la unión implica la no concurrencia para cualquiera de los


unidos de un matrimonio formalizado anterior o de otra unión estable concomitante. Esta
además no puede ser apreciada desvinculada de la estabilidad de la unión

4. Estabilidad: Esta alude a la constancia, durabilidad, permanencia, invariabilidad, firmeza,


inalterabilidad, solidez. Además implica para la pareja una convivencia perdurable, firme y
relativamente ininterrumpida que fomenta notoria y públicamente una posesión constante de
estado de cónyuges con sostenimiento mutuo de una economía familiar y de la educación de
los hijos comunes en caso de haberlos.

5. Buena fe: (Art. 18 pfo. 2). En orden civil se obro de buena fe desconociéndose por
ignorancia o error excusable la existencia de ese previo matrimonio formalizado a favor del
contrayente puede surtir efectos legales al obrar estando los hijos, protegidos en cuanto a sus
derechos, aún sí el proceder de sus padres no fuera de buena fe.
La buena fe deviene en requisito seni – quai – nom para que surjan consecuencias para el
contrayente en el orden jurídico, el cual desconocía la existencia del impedimento dirimente
invalidante. Para que sea destruida la buena fe se exige prueba en contrario de quien se favorece
con demostrarla.

 Características.

1. En el orden sustantivo, la valoración de la voluntad, dentro de la unión no formalizada, es


apreciada con un carácter continuativo, renovado de momento a momento, como en el
concepto clásico de la affectio maritales.

2. Sobre la base de la apreciación de la voluntad continuativa, se acepta que aún faltando ésta
al final de la relación, en uno de los unidos, sea por muestreo o por disentimiento de alguno
para continuarla, estando vivos ambos, se admita demanda de reconocimiento por el otro
componente de la pareja.

3. La sentencia que reconoce la existencia de una unión matrimonial no formalizada, tiene


entonces carácter declarativo. Se limita a constatar y declarar el momento de comienzo y
extinción de una situación de hecho, que es pretérica y debe disponer a su voz que en el
término durante el cual existió la unión hubo un matrimonio con los mismos efectos que el
matrimonio formalizado.

4. Los ex – contrayentes o compañeros de la unión matrimonial reconocida, obtienen por la


sentencia judicial el estado civil de casados, pretérito, casados, durante la vigencia de su
unión. Los estados conyugales son cuatro: soltero, casado, viudo, divorciado. La soltería se
pierde con el primer matrimonio y no se recupera más. El que una vez fue casado ya no
vuelve a ser soltero, a no ser que su matrimonio se anulara con nulidad absoluta.

El divorciado presenta tal estado conyugal porque ha mediado el divorcio, como causa de
extinción del matrimonio y la viudez porque uno de los cónyuges o contrayentes ha fallecido
y la causa de extinción del matrimonio es la muerte.

Efectos legales iguales a los del matrimonio formalizado.

Los efectos legales idénticos al matrimonio formalizado se relacionan con el reconocimiento


judicial de la unión matrimonial, que produce efectos en el plano económico o patrimonial y del
estado de familia, estos son:

1. Surgen derechos sucesorios para el contrayente supérstite en caso de muerte del otro y por
esa misma causa, derecho a ser pensionado por la seguridad social.
2. Tanto en el caso de muerte, como inter – vivos surge el derecho a liquidar la comunidad
matrimonial de bienes. Las dificultades en cuanto al procedimiento de liquidación de la
comunidad de bienes matrimoniales, entre el matrimonio formalizado y el matrimonio
reconocido, se basan en que mientras en el matrimonio formalizado la liquidación se verifica
en las propias actuaciones del proceso de divorcio; en el caso de la unión matrimonial no
formalizada se logra mediante la interposición de un proceso ordinario con trámites dilatados
y complicados para obtener el reconocimiento judicial de la unión y la división de los bienes
comunes.

3. La ejecutoria recaída en sentencia firme de reconocimiento judicial de la unión matrimonial


no formalizada se inscribe en el Registro del Estado Civil, correspondiente al domicilio del
promovente. Las inscripciones se realiza estableciendo el lapso de duración de la unión que
se reconoce como matrimonio igual al formalizado durante dicho lapso.

4. Los hijos habidos de la unión, sino habían sido reconocidos como tales hijos en su
oportunidad por el progenitor, se presume, a través del reconocimiento judicial de la unión
matrimonial como hijos de ambas personas unidas en esa relación conyugal.

5. El reconocimiento de la unión, en caso de muerte, se confiere al contrayente supérstete, la


calificación en la práctica del Derecho de viudo o viuda. En el presente o en el pasado son las
mujeres más que los hombres los que promueven el proceso.

Efectos propios del matrimonio formalizado que no surten para el matrimonio reconocido
judicialmente.

Estos efectos que se contrastan son los que surgen para los ex – contrayentes entre sí:

1. No es aplicable el llamado contenido personal de las relaciones conyugales formalizadas,


referentes a los derechos y deberes entre cónyuges, pues al momento del reconocimiento ya
se ha extinguido la relación que lo ha promovido y carecería de lógica esa exigencia con
carácter retroactivo.

2. No procede exigir el pago de una pensión provisional o definitiva al momento de reconocer


la unión, estando vivos ambos ex – contrayentes, es posible en el matrimonio formalizado al
momento de fallarse el divorcio, si los cónyuges hubieran convivido por más de un año o
procreado durante el matrimonio, porque tal medida se establece en caso de divorcio y el
reconocimiento judicial de la unión matrimonial no formalizada no se extingue por causa de
divorcio.

3. Le son ajenos en la práctica los derechos y deberes alimentarios entre cónyuges que se
ejercitan durante la vigencia del matrimonio y no una vez extinguido éste.

4. Se carece conforme a Derecho de parentela por afinidad, que se adquiere con el matrimonio
legalizado y que termina con la extinción del mismo.
5. No procede en principio ejercer la tutela del otro miembro de la pareja declarado incapaz.

6. No se califica a los unidos como cónyuges, términos que se destina a los miembros de la
pareja en el matrimonio formalizado, tratamiento semántico, diferenciado que acarrea
determinados efectos jurídicos.

Diferencias y semejanzas entre la equiparación y el reconocimiento.

Las diferencias y semejanzas jurídico formales entre ambas, son muy sutiles en ese plano,
propiciando la real diferencia entre ellas, el cambio raigal en nuestra estructura económica –
social que barrió en la superestructura jurídica con las desigualdades en todos los sentidos para la
familia extra – matrimonial. Sin embargo dejó al alumnado, la labor de establecer más
permenorizadamente la comparación técnico jurídica entre las dos figuras.

La prueba del matrimonio reconocido judicialmente.

El único medio de prueba admitido en Derecho de la existencia del matrimonio reconocido es la


certificación de su inscripción en el Registro del Estado Civil. Esta certificación curiosamente
deviene también en prueba de la extinción de la unión dado los términos de la sentencia.

Las certificaciones del Registro del Estado Civil tienen eficacia para probar con efectos jurídicos,
el hecho que las motiva, en este caso, que existió una unión no formalizada entre dos personas,
considerada como matrimonio igual al formalizado, desde la fecha en que se inició la misma,
hasta la fecha en que concluyó.

La prueba de la posesión constante del estado conyugal.

Tal posesión de estado debe reunir los requisitos de aptitud legal, singularidad y estabilidad que
unida a las actas de inscripción del nacimiento de los hijos reconocidos por ambos progenitores
como hijos propios de la unión, sustenta la probanza de la existencia de ese matrimonio de
hecho.

La índole de los procesos en que puede alegarse esta prueba puede ser variada y presentarse en
las distintas materias, civil, penal o administrativo, también por quién demanda o acciona. Eje.
Solicitando la disolución y liquidación de la comunidad matrimonia de bienes, sin interés de
reconocer judicialmente el matrimonio, sino sólo que se reconozca la unión no formalizada a los
efectos de este trámite.

El art. 22, protege a la unión matrimonial, aún cuando ésta no ha trascendido legalmente lo que
evidencia que el matrimonio de hecho se refleja en la superestructura jurídica y es regulado y
protegido por el código de familia, no sólo en el reconocimiento judicial de éste y en el
matrimonio formalizado retroactivamente al momento de iniciada la unión, sino en la admisión
de la prueba de la posesión constante del estado conyugal, lo cual era ignorado en la legislación
sobre familia.

Pertinencia del reconocimiento judicial de la unión matrimonial no formalizado en otras


situaciones.

El reconocimiento sólo cubre un período de la convivencia, lo que no es lógico que resulte lo


idóneo para una pareja que continuará su vida matrimonial en el futuro. Existiendo la posible
retroactividad de los efectos en el matrimonio formalizado, al momento de iniciada la unión, al
que se accede con un procedimiento sencillo que necesita del consentimiento de los cónyuges y
la manifestación de los testigos ante funcionarios facultados; por lo que sería absurdo que
estando vivos ambos contrayentes y existiendo la voluntad de continuar la relación, seleccionar
el reconocimiento que entraña todo un proceso ordinario con proposición de pruebas y
participación del Fiscal, logrando efectos más limitados que la formalización, que proyecta los
efectos hacia el futuro.

Nulidad del reconocimiento.

La ineficacia del matrimonio, que provoca la nulidad absoluta o relativa del mismo, más que
causa extinción de éste, es consecuencia de la presencia de vicios o impedimentos invalidantes
en su concertación y legalización.

El C.F no solo regula la nulidad del matrimonio, como una de las causas de extinción del mismo,
sino que la limita paradójicamente a los matrimonios formalizados y al judicialmente
reconocido.

Una unión matrimonial que pudo lograr el reconocimiento del tribunal, mediante la
correspondiente sentencia, aún adoleciendo de vicios o impedimentos dirimentes no percibidos
durante la sustanciación del proceso, puede ser recurrida en el tiempo fijado por la ley, y a fin de
que se anule la sentencia dictada y se declare sin lugar la demanda que dio origen al proceso.

La formalización del matrimonio. Requisitos generales y especiales, declaración jurada y acto de


ratificación.

Formalizar matrimonio, es el acto mediante el cual un hombre y una mujer voluntariamente y de


forma consciente ante un funcionario facultado para ello y dejan legalizada su decisión de
contraer matrimonio, o dejar legalizado un matrimonio contraído por ellos en fecha anterior
retrotrayendo sus efectos.

Los requisitos generales de la formalización del matrimonio son:

1. Nombres y apellidos.

2. Lugar y fecha de nacimiento y oficina del registro del Estado Civil en que conste su
inscripción con expresión de tomo y folio, según el documento oficial de identidad.

3. Ciudadanía, estado conyugal y ocupación.

4. Vecindad.

5. Nombres y apellidos de sus padres.

Los requisitos principales de la formalización del matrimonio.

1. Los menores de 18 años de edad necesitan una autorización, que solo puede otorgarse
excepcionalmente y por causa justificada (art. 3 pfo. 1 C.F).

2. La mujer antes de transcurrir 300 días de extinguido el matrimonio anterior, deberá


acreditar con certificado médico expedido por un centro asistencial estatal, para conocer, si
es verdad o no su estado de gestación (Art. 6 pfo. 2).

3. El extranjero o extranjera para formalizar matrimonio con cubana o cubano, según el caso
debe cumplimentar además de los requisitos generales, los especiales (Art. 63, de la Ley del
Registro Civil).

4. A través del otorgamiento de un poder especial (Art. 65, de la Ley del Registro del Estado
Civil).
En cuanto a la declaración jurada y el acto de ratificación puntualizamos que los que concurran a
formalizar matrimonio presentarán y ratificarán ante el funcionario autorizado, una declaración
en la que, advertidos que de faltar a la verdad incurren en la responsabilidad correspondiente, en
esta declaración constaran los requisitos generales.

A dicha declaración se acompañará el documento justificativo del estado civil de los contrayente,
cuyo matrimonio anterior se hubiere extinguido por cualquier causa.

La anterior declaración se consignará en el acta de matrimonio y será ratificada por los


funcionarios en el acto de la formalización del matrimonio, quienes la suscribirán conjuntamente
con los testigos y el funcionario autorizante.

Funcionarios facultados para autorizar la formalización del matrimonio según la Ley del Registro
del E.C.

Los funcionarios facultados por el código de Familia para autorizar la formalización del
matrimonio, según la Ley del Registro del Estado Civil son:

1. En condiciones normales:

- Los encargados del Registro del Estado Civil.

- Los notarios públicos.

- Los cónsules y vice – cónsules de la República.

2. En eminente peligro de muerte:

- Los notarios públicos.

- Los capitanes de naves o aeronaves.

3. Durante desastres o catástrofes, en cumplimiento de misiones internacionales, en Estado de


guerra o agresión militar.

- Los jefes de ejército y otras grandes unidades militares.

- Los jefes de los consejos de defensa municipales.


- Los jefes de zonas de defensa.

Especial valoración del Registro y del Notario.

El registrador es aquel, que extenderá el acto con todas las circunstancias necesarias para hacer
constar que en el acto se han cumplido las diligencias prevenidas en el C.F. el acta será formada
por los comparecientes, los testigos y el funcionarios autorizado y el acto se extenderá mediante
asunto que se practicará en el libro de la Sección de matrimonio del Registro a su cargo.

En el caso del notario, este es el encargado de presentar obligatoriamente dentro del tercer día al
encargado del Registro del Estado Civil, del lugar en se haya efectuado la formalización, copia
fehaciente del acta y del expediente instruido con todos los documentos que lo forman, con el
objetivo de que aquella se inscriba en la se sección de matrimonio del Registro y el expediente
quede bajo la custodia y responsabilidad del cita Encargado del Registro Civil.

La formalización del matrimonio del menor. Distintos supuestos de autorización.

Según el C.F art. 3, plantea que no se encuentran autorizados para formalizar matrimonio los
menores de 18 años, aunque en ese mismo art. Se hace referencia de manera excepcional y por
causa justificada que solamente se autoriza para dicha formalización, a la hembra siempre que
tenga 14 años cumplidos y el varón 16 años cumplidos.

Dicha autorización puede ser otorgada por:

 El padre y la madre juntos, o uno de ellos en caso de fallecimiento o privación de la patria


potestad.

 Los o él adoptante en caso de adopción.

 Los abuelos maternos o paternos al faltar los padres preferentemente aquellos que convivan
en el mismo domicilio que el menor.

 Uno sólo de los facultados, en caso de que el otro se vea impedido de hacerlo.

 El tribunal, de negarse las personas facultadas para dar la autorización, por razones
contrarias a los principios y normas de la sociedad socialista.
Al negar la autorización alguno de los que deben otorgarla, los interesados en contraer
matrimonio, uno de ellos, hermano o hermana mayor, podrán cualquiera de ellos instar al
tribunal popular competente para que otorgue la autorización correspondiente.

La formalización del matrimonio con carácter retroactivo al momento de iniciada la unión.

Los funcionarios facultados para autorizar la formalización del matrimonio no solo deben
apreciar la capacidad en el momento de la formalización, exigiendo una prueba de su existencia
en caso de duda, sino también cuando se trate de matrimonios celebrados con anterioridad,
porque como en estos la formalización tiene efectos retroactivos, debe decidir si cuando
comenzó la unión ambos contrayentes tenían o no dicha capacidad. Por lo que al iniciar la unión
matrimonial no formalizada los contrayentes tuvieren la capacidad mental requerida para dar sus
consentimientos, pero si esa capacidad desapareciere en uno de ellos posteriormente y en fecha
anterior a la formalización, entonces el funcionario no podrá autorizar la formalización,
correspondiéndole a los tribunales decidir acerca del reconocimiento judicial de ese matrimonio.

La formalización del matrimonio de la mujer cuyo matrimonio se hubiera extinguido


anteriormente dentro de los 300 días anteriores.

La mujer cuyo matrimonio se haya extinguido y decida iniciar uno nuevo antes de transcurrido
300 días de dicha extinción, para mejor determinación de la paternidad, deberá presentar un
certificado médico expedido por un centro asistencial estatal, si se halla o no en estado de
gestación (Art. 6 C.F)

Si el resultado del certificado resultara positivo, constituiría una presunción de la paternidad del
cónyuge del matrimonio extinguido.

En el caso de que la mujer diera a luz antes de los 300 días no sería necesario presentar dicho
certificado para hacer válido un nuevo matrimonio formalizado.

La formalización del matrimonio en eminente peligro de muerte:

Esta formalización se lleva a cabo ante un notario Público, en el ejercicio normal de sus
funciones. Los que concurran a formalizarlo presentarán y ratificarán ante el funcionario que lo
autorice, una declaración en la que advertidos que de faltar a la verdad incurren en la
responsabilidad penal correspondiente. El funcionario que autorice la formalización de esos
matrimonios deberá remitir, tan pronto le sea posible, al ministerio de justicia, el acta original
que aquellos efectos haya extinguido, ya que si se trata de un formalizante cuyo matrimonio
anterior se hubiera extinguido por alguna causa, o en el caso de un extranjero que temporal o
permanentemente se encuentre en Cuba, se acredita en el primer caso el Estado Civil del
formalizante y en el segundo se presente el carnet de identidad, en este caso de extranjero y la
autorización del ministerio de justicia para poder formalizar su matrimonio en Cuba.

La formalización del matrimonio por poder:

El matrimonio podrá formalizarse también, mediante un apoderado, pero solo cuando uno de los
contrayentes resida en el lugar donde se realice la formalización, de forma permanente. El poder
deberá de ser especial y en el deberá expresarse el nombre de la persona con quien el apoderado
a nombre del poderdante deberá formalizar el matrimonio. Al otorgase el poder, éste será válido
si antes de la formalización no se le hubiere notificado en forma legal al apoderado y al otro
contrayente, la revocación del poder.

La prueba del matrimonio formalizado.

Según lo establecido por el C.F, el matrimonio se probará.

a) Mediante la certificación de su inscripción en el Registro del Estado Civil, en los casos de


matrimonios o reconocidos judicialmente, con el objetivo de facilitar la prueba en el caso de
reconocimiento judicial.

b) Mediante la certificación de su inscripción expedida por el Director general de los Registros


y del notario a cargo del Registro del Estado Civil, en los casos de matrimonios formalizados
en el extranjero por los cónsules o vicecónsules de la República.

c) Mediante cualquiera de los medios de prueba admitidos en Derecho, en los casos de


matrimonio formalizados en el país extranjero, donde la formalización no estuviese sujeta a
un registro regular o auténtico.

d) Mediante la existencia de la posesión constante del estado conyugal unida a las actas de
inscripción de nacimiento de los hijos, si los hubiere, en caso de cualquier proceso civil,
penal o administrativo en que la formalización del matrimonio no se probara mediante la
certificación del Registro del E.C, según el matrimonio se haya formalizado en Cuba o ante
un Cónsul o Vicecónsul cubano en el extranjero. La prueba en estos casos producirá los
mismos efectos que el reconocimiento judicial.
Contenido de la relación jurídica conyugal: Contenido personal y contenido económico.
Generalidades.

Respecto al contenido personal el C.F por primera vez en nuestra legislación valoriza el trabajo
personal a los efectos de apreciar la contribución que los cónyuges hacen al sostenimiento del
hogar.

La obligación de contribuir a la satisfacción de las necesidades dl hogar y de la familia que han


creado la establece el C.F, tanto para el hombre como para la mujer, la legislación cubana junto
con el Gobierno Revolucionario se ha dado la tarea de crear las condiciones materiales que
permita a la mujer casada poder incorporarse al trabajo social remunerado.

En la actualidad más de 800 000 mujeres se encuentran incorporadas establemente al trabajo en


todas las esferas del país en tareas técnicas, administrativas, profesionales, políticas y sociales.
Además ciento de miles se encuentran incorporadas al estudio y a la superación.

Este desarrollo incluye todas las mujeres ya sean de la ciudad o del campo.

En cuanto al contenido económico de la relación jurídica conyugal, señalamos que éste


constituye:

El régimen económico del matrimonio, el cual se regula en el art. 29 – 42 C.F.

La estructura económica de la sociedad conyugal ha sido definida por Planiol y Ripert como "El
statuto que regula los intereses pecunarios de los esposos, ya sea en sus relaciones entre sí, o en
las mentinadas con los terceros.

Los diversos regímenes económicos matrimoniales que se encuentran en las distintas


legislaciones de diversos países se clasifican:

1. Por su origen: El régimen económico matrimonial puede ser legal o convencional.

Legal es cuando la ley, de acuerdo con la estructura económica y social del país, organiza el
régimen económico de los esposos, estableciendo así un statuto único y obligatorio para todos,
fuera de las esferas de las convenciones particulares.
Otras legislaciones capitalistas optan por el principio de la libertad de las convenciones
matrimoniales. Unos códigos dejan en libertad absoluta a los cónyuges para organizar sus
relaciones pecunarias como mejor convenga a sus intereses, con la única limitación de no
contrariar el orden público.

2. De acuerdo con su contenido: es preciso distinguir dentro del régimen de comunidad:

a) El de comunidad universal: en el que se considera comunes todos los bienes de los esposos
ya sean presentes o futuros, muebles e inmuebles o sean adquiridos a título oneroso o
gratuito.

b) El de comunidad de muebles: en el que sólo los bienes muebles, aunque hayan sido
adquiridos lucrativamente, son comunes.

c) El de comunidad de adquisiciones: en el que se consideran comunes las rentas de los


cónyuges, los productos de sus trabajos, las economías hechas con esas rentas o economías y
las adquisiciones a título oneroso realizadas durante el matrimonio.

d) El de comunidad de muebles y adquisiciones: en el que la comunidad está integrada por


todos los bienes muebles presentes y futuros, aún los adquiridos lucrativamente (A título
oneroso) por cada cónyuge durante el matrimonio.

Además debemos distinguir dentro del régimen de separación de bienes los siguientes

a) El de separación con comunidad de administración: en el que los cónyuges conservan la


propiedad de sus respectivos patrimonios, la administración y goce de los bienes pasarán a
ambos cónyuges conjuntamente.

b) El de separación con régimen dotal: en el que los cónyuges conservan la propiedad de sus
respectivos patrimonios, pero los bienes de la mujer se dividen en dos según el goce y
administración de los mismos son: los dotales (que constituyen la dote) y los parafernales, en
los cuales la mujer conserva la integridad de sus derechos de administración y goce.

c) El de separación absoluta: en el que permanecen separados los bienes de los cónyuges, no


solo en la propiedad, sino también en el goce y administración.

Derechos y deberes de los cónyuges entre sí y con relación a los hijos, sobre la base de la
igualdad.
El C.F referencia en este aspecto al disponer (Art. 26): "Ambos cónyuges están obligados a
cuidar la familia que han creado y a cooperar el uno con el otro en la educación, formación y
guía de los hijos conforme a los principios de la moral socialista..."

Los cónyuges están obligados a contribuir a la satisfacción de las necesidades de la familia que
han creado con su matrimonio, según sus facultades y capacidades económicas. Si uno de ellos
solo contribuyere a esa subsistencia con su trabajo en el hogar y cuidado de los hijos, el otro
cónyuge deberá contribuir por sí solo a la expresada subsistencia sin perjuicio de cooperar a
dicho trabajo y cuidado.

Además ambos cónyuges tienen derecho a ejercer sus profesiones u oficios y prestarse
recíprocamente la ayuda y cooperación para ello, como para emprender estudios o perfeccionar
sus conocimientos, todo esto se realza cuidando de organizar la vida en el hogar, tratando que las
actividades se coordinen con el cumplimiento de las obligaciones impuestas por el propio
código.

El C.F por primera vez aborda en nuestro país, la manera de promover o lograr el reconocimiento
de los hijos facilitando la investigación de la paternidad, cualquiera que sea el estado civil de los
padres, el cumplimiento de sus deberes para con sus hijos, especialmente de aquellos que
conforman la patria potestad y alimentarlos, aún cuando no la tengan (Art. 96 y 59).

Confrontación histórica y de Derecho comparado:

En cuanto a las diferencias entre el régimen establecido por el código de familia y el que regía
anteriormente, estas se basan en que éste último permitía a ambos contrayentes, concertar
libremente el régimen económico que regía en su matrimonio. Esto se hacía mediante un
contrato de capitulaciones matrimoniales, celebrado notarialmente, desde un régimen de
separación absoluta de bienes (muebles e inmuebles) hasta uno de comunidad plena y total.

La ley No. 9 de 20 de diciembre de 1950, le concedió formalmente a la mujer la facultad de


administrar, al igual que el hombre, los bienes del matrimonio, disponiendo que los actos de
dominio sobre los bienes gananciales fueran celebrados conjuntamente por ambos cónyuges o
por uno de ellos con el consentimiento del otro.
El C.F actual establece y autoriza un único régimen económico ara el matrimonio, que denomina
comunidad matrimonial de bienes, el cual existirá desde el momento en que se le reconozca
efectos a la unión matrimonial; ya sea por la formalización ante notario público o ante el
Encargado del R.C de ambos cónyuges o por el reconocimiento judicial, cuando existe la
negativa de alguno de ellos o la oposición a la formalización, o fallecimiento, o se de por
extinguida la unión matrimonial no formalizada.

El hecho que el C.F sólo reconozca un régimen económico para el matrimonio como comunidad
matrimonial de bienes, no quiere decir que antes del matrimonio, durante de éste y después de
extinguido, todos los bienes sean obligatoriamente considerados comunes.

El código en los art. 30, 31 y 37, reconoce la existencia coetánea en el matrimonio, de bienes
comunes y de bienes propios de cada cónyuge, si bien sienta la presunción de que se consideran
comunes todos los bienes de los cónyuges mientras no se pruebe que son propios de uno solo de
ellos.

Comentarios a cada uno de los postulados jurídicos – morales de los art. 24 – 28 del C.F.

Art. 24: El matrimonio se constituye sobre la base de la igualdad de derechos y deberes de ambos
cónyuges.

Art. 25: Los Cónyuges deben vivir juntos, guardarse la lealtad, la consideración y el respeto
debido y ayudarse mutuamente.

Los derechos y deberes establecidos para los cónyuges, subsistirán íntegramente mientras no se
extinga el matrimonio legalmente, aunque no mantuvieren un hogar común por motivos
justificados.

Art. 26: Ambos cónyuges están obligados a cuidar la familia que han creado y cooperar en la
educación, formación y guía de los hijos según los principios de la moral socialista. También
deben participar en el gobierno del hogar y cooperar al mejor desenvolvimiento del mismo,
según capacidades y posibilidades de cada uno.

Art. 27: Los cónyuges están obligados a contribuir a la satisfacción de las necesidades de la
familia, cada uno según sus facultades y capacidades económicas.

Si alguno de ellos contribuyera a la subsistencia, el otro deberá contribuir a la subsistencia, sin


perjuicio del deber de cooperar a dichos trabajos y cuidados.
Art. 28: Ambos cónyuges tienen derecho a ejercer sus profesiones u oficios y deben prestarse
recíprocamente cooperación y ayuda para ello, así como para comenzar estudios o perfeccionar
sus conocimientos, siempre cuidando de organizar la vida en el hogar de modo que tales
actividades sean coordinadas con el cumplimiento de las obligaciones impuestas por el C.F.

La clasificación de los bienes, de las cargas y obligaciones de la comunidad matrimonial de


bienes.

El C.F considera como bienes comunes de los cónyuges (Art. 30).

1. Los salarios o sueldo, jubilaciones, pensiones u otra clase de ingreso, que ambos cónyuges o
cualquiera de ellos obtengan durante el matrimonio, como producto del trabajo o procedente
de la seguridad social.

2. Los bienes y derechos adquiridos por título oneroso durante el matrimonio o costa del
caudal común, se haga la adquisición para la comunidad o para uno de los cónyuges.

3. Los frutos, rentas o intereses percibidos o devengados durante el matrimonio, procedentes


de los bienes comunes o de los propios de cada uno de los cónyuges.

 Los bienes propios de cada uno de los cónyuges (Art. 31)

1. Los adquiridos por cada uno de ellos antes de su matrimonio.

2. Los adquiridos durante el matrimonio por cada uno de los cónyuges, por herencia, por título
lucrativo o por permuta o sustitución de un bien propio, salvo que de las donaciones y
legados onerosos se deducirá el importe de las cargas cuando sean soportadas por el caudal
común.

3. Los adquiridos con dinero propio de uno de los cónyuges.

4. Las sumas cobradas por uno de los cónyuges en los plazos vencidos durante el matrimonio,
correspondiente a una cantidad o crédito constituido a su favor con anterioridad al
matrimonio y pagado en ciertos plazos.

5. Los de uso personal exclusivo de cada uno de los cónyuges.

 En los que respecta a las cargas o gastos del matrimonio el C.F, establece según el principio
de igualdad plena del hombre y la mujer, que serán abonados con cargo a la comunidad
matrimonial de bienes los siguientes.
1. El sostenimiento de la familia y los gastos en que se incurran en la educación y formación
de los hijos comunes y de los que sean de uno de los dos cónyuges.

2. Todas las deudas y obligaciones contraídas durante el matrimonio, por cualquiera de los
cónyuges, excepto en los casos en que para contraerlas se necesitara del consentimiento de
ambos.

3. Las rentas o intereses devengados durante el matrimonio que hubiera que pagar, por las
obligaciones a que tuvieran sujetos los bienes propios de cada cónyuge y los comunes.

4. Las reparaciones menores o de mera conservación en los bienes propios, hechas durante el
matrimonio.

 En lo que respecta a los gastos y cargos, algunos están pendientes de pago al tiempo de
realizarse la liquidación de la comunidad matrimonial de bienes deben destacarse:

1. Como gastos que deben abonar ambos cónyuges con cargo a la comunidad matrimonial de
bienes, el sostenimiento y los gastos en que se incurra en la educación y formación del o de
los hijos de uno sol de los cónyuges, siendo posible que la carga sea aliviada en los casos que
dichos hijos sean menores de edad y estén recibiendo una pensión alimenticia.

b) Que la excepción relativa a las deudas y obligaciones contraídas durante el


matrimonio, son aquellas que el cónyuge contrae por sí solo cuando para ello era
necesario el consentimiento de ambos cónyuges.

c) Que es justo que las rentas o intereses devengados durante el matrimonio por
obligaciones a que estuviera sujeto un bien propio de uno de los cónyuges, sean
cargados a ambos cónyuges, en compensación al uso y disfrute que de dicho bien
hace el otro cónyuge que no es su propietario.

ch) Que la calificación de las reparaciones la hace la Dirección o Departamento de


Arquitectura del Poder Popular al conceder la licencia de obra para hacerlas.

Administración y disposición de la comunidad matrimonial de deberes.

Respecto a la administración de la comunidad matrimonial de bienes el C.F dispone


(Art. 35 – 37) lo siguiente:

 Los cónyuges son los administradores de los bienes de la comunidad matrimonial y


uno de ellos puede realizar los actos de administración, adquiriendo los bienes
destinados por su naturaleza al uso o al consumo familiar.
 Ninguno de los cónyuges realizará actos de dominio en relación con los bienes de
la comunidad matrimonial sin el consentimiento del otro, excepto los de
reivindicación para la comunidad.

 La comunidad matrimonial de bienes se regirá por las disposiciones generales que


regula la comunidad de bienes.

La disolución y liquidación judicial y extrajudicial.

El C.F plantea que la comunidad matrimonial de bienes termina por la extinción del
matrimonio. Los bienes comunes se dividen por mitad entre los cónyuges y en caso de
muerte, entre el sobreviviente y los herederos del fallecido. (Art. 38).

Cuando el vínculo matrimonial se extingue por causa de nulidad, el cónyuge que por su
mala fe hubiese motivado dicha causa no tendrá participación en los bienes de la
comunidad matrimonial.

Cualquiera de los cónyuges podrá renunciar en todo o en parte a sus derechos en la


comunidad de bienes, luego de extinguido el vínculo. La renuncia siempre constará por
escrito.

La causa de extinción del matrimonio, más natural es el fallecimiento de uno de los


cónyuges, en ese caso el cónyuge sobreviviente y los hijos menores tendrán derecho
de continuar en el uso y disfrute de los bienes comunes hasta que se aprueben
judicialmente las operaciones de la liquidación de la comunidad matrimonial de bienes.

En Cuba, generalmente, la liquidación se hace por los propios ex – cónyuges


extrajudicialmente; debe considerarse las ventajas que para el cónyuge sobreviviente y
sus hijos menores comporta la liquidación judicial, cuando el matrimonio se haya
extinguido por causa de fallecimiento del otro cónyuge.

El C.F establece respecto al régimen económico del matrimonio una medida singular,
que va encaminada a cooperar en su constante preocupación por el cuidado, formación
y desarrollo de los menores de edad. Esa medida establece que el tribunal al proceder
a la liquidación de la comunidad matrimonial de bienes, podrá disponer que
determinados bienes domésticos de propiedad común, considerados necesarios para la
educación y desarrollo de los hijos menores, se adjudiquen en propiedad,
preferentemente al cónyuge a cuya guarda y cuidado queden los menores.

Análisis valorativo de los art. 40 y 44 del C.F.

Art. 40 Al transcurrir el plazo de un año a partir de la fecha de la extinción del


matrimonio por causa de divorcio o nulidad, sin haberse iniciado judicial o
extrajudicialmente las operaciones de liquidación de la comunidad matrimonial de
bienes, sin perjuicio, cada cónyuge será propietario único de los bienes muebles a
partir de producirse la extinción de matrimonio por alguna de las causas señaladas
antes.

Art. 44 La declaración judicial de presunción de muerte de uno de los cónyuges


produce inmediatamente la extinción del matrimonio, desde el mismo momento en que
se haga firme dicha declaración.

Las causas de extinción o cesación del matrimonio e ineficacia del matrimonio.

La extinción del matrimonio, tiene lugar en nuestro país por la siguientes causas:

1. El fallecimiento de uno o ambos cónyuges: El fallecimiento de uno de los cónyuges


es la causa normal y la única presumible de cesación del matrimonio, cuando la
cesación del matrimonio se produce por la muerte de uno de los cónyuges debe
procederse a la liquidación de la comunidad matrimonial de bienes, a fin de
determinar cuáles bienes corresponden y deben ser adjudicados al cónyuge
sobreviviente y cuáles a los herederos del cónyuge fallecido o declarado
presuntamente muerte.

El C.F, establece que el cónyuge sobreviviente y los hijos menores tendrán derecho a
continuar en el uso y disfrute de los bienes comunes hasta que se aprueben
judicialmente las operaciones de la liquidación de la comunidad de bienes.

Al producirse el fallecimiento del cónyuge o declararse su presunta muerte existieran


hijos menores, que quedan a la guarda y cuidado del cónyuge sobreviviente este debe
proceder a la liquidación judicial de la comunidad matrimonial de bienes, a fin de que el
tribunal pueda adoptar las medidas autorizadas por el C.F en su (Art. 41)
2. De la presunción de muerte del cónyuge: La declaración judicial de presunción de
muerte de uno de los cónyuges o de los dos en caso de desaparición simultánea,
produce idénticos efectos que el fallecimiento del cónyuge a partir de la fecha en
que dicha declaración judicial quede firme.

El C.F, prevé dos supuestos en su art. 44:

a) El primero, incluye el matrimonio extinguido por la declaración judicial de


presunción de muerte, el cual no recobra auténticamente su validez. Ese
matrimonio fue declarado judicialmente extinguido y únicamente sobre la base de
esa extinción es que puede configurarse el segundo supuesto.

El cónyuge presuntamente sobreviviente adquiere con la declaración de presunción de


muerte del otro cónyuge, el estado civil de viudez, por lo que si al parecer el cónyuge
declarado presuntamente fallecido, ambos quisieran continuar unidos en matrimonio,
irán a comparecer ante el Encargado del R.C y hacer solicitud en aquel sentido.

b) En el caso del segundo supuesto, en caso de que el cónyuge presuntamente viudo


hubiera contraído nuevo matrimonio éste mantendrá toda su validez.

Según este C.F establece que el cónyuge declarado presuntamente fallecido y que ha
reaparecido tendrá el estado civil equivalente al de divorciado.

A los efectos de declarar extinguido el matrimonio, la presunción de muerte del ausente


podrán declararla los tribunales pasados dos años de la declaración de ausencia si lo
pidiera el cónyuge, algún heredero o cualquier otra persona interesada, salvo que la
desaparición fuera producida por consecuencias de un hecho notorio, desastre natural
o accidente que implique la posible muerte, en los cuales podrá solicitarse en cualquier
tiempo después de ocurrido el hecho.

3. De la nulidad del matrimonio: La nulidad es la destrucción legal y retroactiva de un


matrimonio imperfectamente establecido, por incurrir en su constitución un vicio
consustancial suficientemente acreditado.
Como matrimonios nulos, de nulidad absoluta, los celebrados con vulneración de los
requisitos objetivos del matrimonio. Eje. Las prohibiciones absolutas para contraer
matrimonio.

Como matrimonios nulos de nulidad relativa, o anulables, los celebrados con


quebrantamiento de una circunstancia o requisito subjetivo. Eje. Los vicios en el
consentimiento.

 El C.F, califica como nulos de nulidad absoluta los matrimonios formalizados:

a) Entre personas que carecieren de capacidad mental, para otorgar su


consentimiento (Art. 4) I – 1.

b) Entre personas en que una de ellas o ambas, estuvieren ya unidos por otro
matrimonio formalizado y éste con anterioridad no se hubiera extinguido (Art. 4 I
– 2).

c) Entre parientes en línea directa, ascendiente y descendiente y entre hermanos


de uno o doble vínculo. (Art. 5 I – 1).

d) Entre el adoptante y el adoptado (Art. 5 I – 2).

e) Entre el tutor y el tutelado (Art. 5 I – 3).

f) Entre los que hubiesen sido condenados como autores o autor y cómplice de la
muerte del cónyuge de cualquiera de ellos (Art. 5 I – 4).

 Por el contrario, califica como nulos de nulidad relativa, los matrimonios


formalizados.

a) Con error en las personas o mediante coacción o intimidación que viene el


consentimiento (Art. 45 I – 2).

b) Con infracción de los requisitos que para su validez exige el C.F (Art. 45 I – 3).

c) Entre las hembras menores de 14 años y los varones menores de 16 años.


De acuerdo con la nulidad como causa de extinción de los matrimonios formalizados, el
C.F, plantea que el cónyuge por su mala fe hubiera dado motivo a la nulidad, no tendrá
participación en los bienes de la comunidad matrimonial que han fomentado hasta la
fecha de la declaración de nulidad y el tribunal puede según las circunstancias del caso
privar de la patria potestad sobre los hijos menores a uno o ambos de los presuntos
cónyuges. Además el tribunal al adoptar una decisión sobre la patria potestad, preverá
sobre la guarda y cuidado de dichos hijos, la pensión alimenticia y el régimen de
comunidad entre padres e hijos, también sobre la representación legal de dichos hijos
menores si fuera necesario.

Comentarios a cada uno de los incisos del art. 45.

Art. 45: Serán nulos los matrimonios formalizados:

1. Con infracción de las siguientes prohibiciones:

a) Los que carecieren de capacidad mental para dar consentimiento.

b) Los unidos en matrimonio formalizado o legalmente reconocido.

c) Las hembras menores de 14 años y los varones menores de 16 años.

d) Los parientes en línea directa, ascendientes, descendiente y hermanos de uno o


doble vínculo.

e) El adoptante y el adoptado.

f) El tutor y el tutelado.

g) Las condenados como autores, o autor y cómplice de la muerte del cónyuge de


cualquiera de ellos.

2. Con error en las personas o mediante coacción o intimidación que vicien el


consentimiento.

3. Con infracción de los requisitos que para su validez exige el C.F.

El divorcio. Breve recuento histórico – legislativo y consideraciones sociológicas y


demográficas sobre el aumento de la tasa de divorcialidad.

La institución del divorcio, como causa de extinción más generalizada del matrimonio,
tiene gran importancia no sólo en el orden jurídico, sino sociológico, ya que a pesar de
ser el fortalecimiento del matrimonio y la familia un objetivo de nuestra sociedad
socialista, se evidencia su alta incidencia social, por lo que se establece su regulación
jurídica.

Existe una diferencia entre el divorcio vincular o desvinculatorio y el divorcio no vincular


o de separación de cuerpos, el cual se basaba en el concepto religioso sacramental
que en el pasado cubano se tenía del matrimonio, estableciéndolo como un vínculo
indisoluble, que admitía la separación de los cuerpos, pero no del vínculo conyugal que
se suponía sagrado.

Este tipo de divorcio era regulado por el código civil, se mantuvo hasta la puesta e vigor
del C.F; en el que ya se había establecido el divorcio vincular, con ruptura del vínculo
jurídico.

En casi todas las legislaciones modernas, el divorcio tiene naturaleza jurídica de una
acción que únicamente pueden ejercer los cónyuges en un proceso judicial. En Roma
se asumió la naturaleza jurídica de acto privado bilateral que se formalizaba sólo entre
las partes sin intervención de autoridad pública alguna, excepto en momentos en que
intervienen los Magistrados y el Senado. Además en Roma tuvo un carácter de acto
privado unilateral, mediante la fórmula del repudio ejercido solamente por el marido sin
tomar en cuenta el parecer de la mujer.

El Divorcio en el Código de Familia.

El C.F, establece (Art. 50): que el divorcio puede obtenerse, sólo por sentencia judicial
(plantearse ante los tribunales). Además plantea (Art. 51 y 52); el problema de las
causas por las cuales procederá el divorcio.

El divorcio es una construcción jurídica superestructural que debe tener su base en los
hechos de la vida real, en las condiciones de vida material en que se desarrolla la
familia y por tanto el matrimonio.

Las causas del divorcio son supuestos de hechos indispensables para justificar el
divorcio y que por esa razón el legislador no debía ignorar. Esas causas, son las que
autorizan el ejercicio de la acción de divorcio, cuando existan verdaderamente en la
vida del matrimonio.

El C.F deposito toda su confianza en los tribunales, en la conciencia, capacidad y


responsabilidad de sus integrantes, al darle mayor libertad, para apreciar y decidir si los
hechos alegados por el cónyuge tienen o no la entidad suficiente para quedar dentro de
aquellos capaces de crear la situación configurada por el legislador en los (Art. 51 y
52).

El C.F, permite (Art. 53) que la acción de divorcio pueda ejercitarse indistintamente por
cualquiera de los cónyuges, advirtiendo (Art. 54), que tal ejercicio sólo puede realizarse
mientras subsista la situación que la haya o la esté motivando, ya que si la situación
deja de tener vigencia, la acción no podrá ejercitarse sobre la base de los hechos que
la crearon.

Efectos provisionales de la demanda de divorcio y efectos definitivos, absolutos y


relativos, de la sentencia firme de divorcio.

El ejercicio de la acción de divorcio produce efectos, según los arts. 55 y 62 dos clases
de efectos: Provisionales y Definitivos; este a su vez puede ser absolutos y relativos.

 Provisionales: son aquellos que se producen por la iniciación del proceso y


consisten en las medidas que el tribunal debe adoptar para que rijan durante el
tiempo que dure la substanciación del proceso. Estas medidas pueden ser
modificadas durante el proceso, se surgen razones que lo ameriten. Las medidas se
refieren a la guarda y cuidado de los hijos menores; a la comunicación de los hijos
con sus padres, a la pensión alimenticia para dichos hijos y a la pensión alimenticia
del cónyuge si fuera procedente.

1. Respecto a la pensión provisional de alimentos para los cónyuges.

Durante el proceso, cualquier cónyuge puede reclamar pensión alimenticia al otro


cónyuge en los casos. (Art. 56 1, 2)
a) Si el reclamante no tiene trabajo remunerado y carece de otros bienes de
subsistencia. Esta pensión durará mientras se sustancie el proceso por fundarse
en la deuda alimenticia genérica.

b) Si el reclamante se encuentra imposibilitado de trabajar por causas de


incapacidad, edad, enfermedad u otro impedimento insuperable y carezca de
otros medios de subsistencia.

2. Respecto a la pensión provisional de alimentos para los hijos menores.

Mientras dure el proceso, todos los hijos menores comunes de los cónyuges deben ser,
alimentados por sus padres conforme los (Arts: 85, 121, 122 I – 1).

Esta obligación legal de los padres respecto a los hijos obliga al tribunal a prever la
pensión alimenticia que debe pagar aquel de los padres que no quede encargado del
cuidado de los menores durante la tramitación del divorcio, para contribuir con el otro,
al sostenimiento de los referidos hijos.

 Definitivos: son los efectos propios de la sentencia con que termine el proceso
de divorcio.

Si la sentencia es estimatoria de la demanda, o de la reconvención, porque se le


declare con lugar, sus efectos pueden ser: absolutos y relativos:

a) Los efectos absolutos: son aquellos que se relacionan directamente con el


vínculo matrimonial con el régimen económico del mismo y los derechos
sucesorios de los cónyuges en relación con el otro, según los arts. 49 y 55 C.F.

1. La sentencia que acoja la demanda, tiene como efecto inmediato, tan pronto
adquiere firmeza, la disolución del vinculo matrimonial existente entre las partes.

2. Como consecuencia lógica de esa disolución del vínculo matrimonial, se


produce la separación de los bienes de los cónyuges, previa la liquidación de la
comunidad matrimonial de bienes.

3. La cesación del derecho a heredar intestado al otro ex – cónyuge, por lo que de


acuerdo con el derecho sucesorio vigente, el cónyuge sobreviviente, concurre a
la herencia de su cónyuge fallecido, como heredero forzoso, o como simple
heredero legítimo.

4. La cesación de las medidas provisionales. Este es un efecto definitivo lógico e


indiscutible, toda vez que las medidas provisionales dispuesta por el tribunal
solamente para ser cumplidas durante el tiempo que dure el proceso.

El carácter definitivo de las medidas no comporta el que las mismas sean inmutables,
pues pueden producirse hechos posteriores a la firmeza de la sentencia, que viabilicen
y justifiquen la modificación de tales medidas

b) Los efectos relativos: Son aquellos que se relacionan con la pensión alimenticia a
favor del ex – cónyuge que la necesite; con la determinación y el ejercicio de la
patria potestad sobre los hijos menores cuando los haya del matrimonio disuelto,
con la determinación del ex – cónyuge a quien debe conferirse la guarda y cuidado
de dichos hijos menores, y con la fijación de la pensión alimenticia para el sustento
de los hijos menores.

De acuerdo con lo que establecen los arts. 56 – 61, 88 – 90, 123, 129, 131 del C.F, en
la adopción de las mencionadas medidas deben tener en cuenta:

1. La sentencia de divorcio \, debe fijar la pensión que proceda con vista al pedimento
de las partes. Para fijar esa pensión el tribunal debe tomar en cuenta:

a) Si los cónyuges hubieren convivido por más de un año procreado durante el


matrimonio.

b) Si el ex – cónyuge que ha de ser beneficiario de la pensión carece de trabajo


remunerado y de otros medios de subsistencia, pero no está imposibilitado para
trabajar, ni tiene hijos menores a su guarda y cuidado.

c) Que de acuerdo con el art. 131 C.F, el pago de la pensión deberá disponerlo por
mensualidades anticipadas.

d) Que el ex – cónyuge obligado a pagar la pensión no podrá satisfacerla


manteniendo en su propia casa al beneficiario de la misma, por principios de orden
moral o material.
2. En lo que respecta a la determinación del ex – cónyuge debe ejercer la patria
potestad, el tribunal, en la sentencia hará el pronunciamiento, ajustándose en
principio, a la regla general, de que ambos padres la conservarán sobre sus hijos
menores.

3. En lo que respecta a la determinación del ex – cónyuge a quien debe concederse


la guarda y cuidado sobre los hijos menores, el tribunal, en la sentencia, hará el
pronunciamiento correspondiente, ajustándose a las reglas contenidas en los arts.
88 – 90 C.F

4. En lo que respecta a las reglas de comunicación que debe mantener con sus hijos
menores, aquel de los padres a quien no se le confiera la guarda y cuidado sobre
los mismos, el tribunal en la sentencia dispondrá lo conveniente para que dichos
menores mantengan la adecuada comunicación con sus padres.

5. En lo que respecta a la pensión alimenticia para el sustento de los hijos menores,


el tribunal en la sentencia debe fijarla, según las reglas especiales contenidas en los
arts. 59 y 60 C.F y no de acuerdo con las normas contenidas en los arts. 121 – 135.

Confrontación sustantiva y adjetiva del divorcio.

El divorcio como causa de extinción del matrimonio se probará conforme a el art. 64


C.F, con certificación de la sentencia firme dictada por el tribunal competente o de su
anotación al margen de la inscripción de matrimonio en el Registro del E.C y también
con la sentencia de divorcio dictada en el extranjero por la cual se disuelva un
matrimonio celebrado de acuerdo con las leyes cubanas o extranjeras, entre cubanos o
entre cubanos y extranjeros, o entre extranjeros, siempre que se certifique que éste fue
substanciado y fallada de acuerdo con las leyes de dicho país.

TEMA III. Relaciones paterno – filiales.

La filiación y las presunciones de filiación. Consideraciones histórico – doctrinales.


La generación, es un lazo natural que surge de la procreación y da lugar a una
institución que, en las normas jurídicas, delimita con perfiles particulares las relaciones
entre procreantes y procreados. Esa institución es la filiación, la cual tiene una especial
trascendencia ya que regula en el orden jurídico, en lo político y en lo social, parte del
estado civil del procreado.

En las legislaciones de los países capitalistas existen distintas clases de filiación, según
que los procreantes, en el momento de iniciarse la generación, estuvieran o no unidos
en un matrimonio debidamente formalizado.

Además en sus normas establecen y regulan una filiación legítima y otra ilegítima
natural o no natural. También otorgan y reconocen a los procreados en cada uno de
esos supuestos, derechos y deberes diferentes en relación con sus procreantes.

La igualdad jurídica y social de todos los hijos, piedra angular del sistema de Derecho
de Familia socialista.

El C.F, no reconoce distintas clases de filiación, solamente acepta aquella que sustenta
y consagra la igualdad entre los hijos, por lo que no puede hablar de filiación legítima,
ni de filiación ilegítima; sino simplemente de filiación.

Todos los hijos son iguales y por ello disfrutan de iguales derechos y tienen los mismos
deberes con respecto a sus padres, cualquiera que sea su estado civil (Art. 65 C.F).

Al C.F, le preocupa también que los padres cumplan sus obligaciones o deberes con
aquello a quienes han procreado; que velen por educarlos a todos por igual, que
contribuyan a su desarrollo, que cuiden de su asistencia a los centros escolares; que
vigilen su formación moral e ideológica, que los hijos habidos de un matrimonio
formalizado o no, o reconocido o no judicialmente, o de una unión no estable y singular,
tengan derecho al uso del apellido de sus padres para que no se vean afectados en la
consideración a que tienen derecho dentro de la familia y en la sociedad y por tanto en
sus posibilidades de formación, superación, educación y trabajo.

La filiación y las presunciones de filiación reguladas en el C.F.


En el C.F, se regula la prueba de la filiación (reconocimiento de la paternidad y de la
maternidad), no sólo en los casos de hijos habidos en un matrimonio formalizado o
reconocido, o no formalizado o no reconocido, sino también en los habidos fuera del
matrimonio. En su art. 74, establece que se presumirá que son hijos de las personas
unidas en matrimonio:

1. Los nacidos durante la vida matrimonial.

2. Los nacidos dentro de los trescientos días siguientes a la fecha de la extinción del
vínculo matrimonial, si la madre no hubiere contraído nuevas nupcias.

 En los arts. 75 y 76 se presumirá la paternidad:

1. Cuando pueda inferirse de la declaración del padre formulada en un documento


indubitado.

2. Cuando hubieren sido notorias las relaciones maritales con la madre durante el
período en que pudo tener lugar la concepción.

3. Cuando la condición de hijo se haya hecho ostensible por actos del propio padre o
de su familia.

 La maternidad se presumirá, cuando la madre se halle en los casos de los incisos


1) y 3). En los demás casos quedará probada por el hecho del parto y de la
identidad del hijo.

El reconocimiento e inscripción de los hijos en el Registro del E.C, como única prueba
de filiación en la legislación vigente. El reconocimiento voluntario y forzoso. Elementos
personales del reconocimiento, capacidad requerida.

El deber de reconocimiento es una obligación que surge de la ley de la naturaleza, de


los dictados de la moral y de las prescripciones de la ley escrita.

Como este deber jurídico no se cumple en todos los supuestos, suele tradicionalmente,
hablarse de reconocimiento voluntario y forzoso.
 El reconocimiento voluntario: tiene lugar cuando el art. 66, establece que, el padre o
la madre, conjunta o separadamente hacen constar en el Registro del E.C o en
documento público que han tenido un hijo dentro del matrimonio.

 El reconocimiento forzoso: Se da cuando, a petición del hijo, o de uno de los padres


en los casos determinados en la ley, la paternidad es declarada por los tribunales e
impuesta a los progenitores.

Se entiende por reconocimiento, aquella declaración hecha por ambos padres o por
cada uno de ellos, por la cual siempre que la hagan en las condiciones y mediante las
formas prescritas por las leyes que una persona es hijo suyo.

Los elementos personales del reconocimiento son dos:

1. El padre o la madre recognoscientes (o ambos).

2. El hijo reconocido.

Ni nuestras leyes, ni las extranjeras expresan nada sobre la capacidad que ha de tener
la persona que verifica el reconocimiento de un hijo. La doctrina respecto al
reconocimiento llevado a cabo por un menor se manifestó en el sentido de que, siendo
la incapacidad del menor un presupuesto legal de carácter general, no es dable
excluirla sino mediante un precepto específico en contrario.

No existe en principio incapacidad absoluta para el menor, quien podrá reconocer


siempre que recurra en su persona los presupuestos de inteligencia y madurez sexual
que puedan acreditarle como padre del reconocido y se deduzca de su acto voluntario,
que ha obrado con conocimiento de causa.

En el art. 68, el C.F establece para asegurar el reconocimiento y la filiación del hijo, que
en los casos de nacimientos de hijos habidos entre personas no unidas por vínculo
matrimonial, al hacerse la solicitud de inscripción únicamente por la madre, estará
autorizada para consignar el nombre del padre de su hijo.
El encargado del Registro Civil citará personalmente a dicho presunto padre para que
comparezca ante él y muestre su consentimiento o impugne la declaración hecha por la
madre, que si en el término de 30 días no concurre a aceptar o negar la paternidad, se
inscribirá el hijo como suyo, formalizándose así la inscripción y una vez efectuada, la
impugnación únicamente podrá hacerla el padre mediante proceso judicial dentro del
término de un año.

Si el padre concurre en tiempo al Registro y negara su paternidad, se procederá a


practicar la inscripción sin consignar el nombre del padre, sin perjuicio del derecho de
la madre a reclamar la filiación en la forma que corresponda.

La impugnación y la reclamación de la paternidad o maternidad. Participación relevante


del Fiscal de lo civil y familia y del Registrador del E.C en nuestra materia.

El Estado de filiación inscripto puede cesar por la destrucción de ese estado, a virtud
del ejercicio de la acción de impugnación del reconocimiento.

Se entiende por impugnación de filiación, el recuento que las leyes conceden a


determinadas personas para destruir el reconocimiento de un hijo.

Según el C.F, la inscripción del nacimiento del hijo, se establece en el art. 66,
señalando que podrá ser impugnada por el cónyuge que no hubiere concurrido el acto.
Además solo podrá fundarse en la imposibilidad de los cónyuges de haber procreado el
hijo.

El art. 81 C.F, establece que si fuere menor de edad la persona de cuyo


reconocimiento se trate, se le dará traslado al fiscal a fin de que dictamine si conviene a
los intereses del menor la substanciación o no del proceso, antes de que arribe a la
mayoría de edad.

Una vez visto el dictamen del fiscal, el tribunal decidirá con carácter previo si procede o
no llevar adelante el proceso.
En caso negativo, acordará el archivo de las actuaciones y reservará a las partes el
derecho para que lo ejerza a tenor de lo que se dispone: si fuera mayor de edad la
persona de cuyo reconocimiento se trate, será requisito para la substanciación del
proceso que la acción sea ejercitada conjuntamente por quien se considere con
derecho de reconocer y por el hijo cuyo reconocimiento se pretenda.

La acción para impugnar la inscripción de un menor, resultado de un matrimonio


formalizado o reconocido judicialmente, hecha por uno de los cónyuges sólo podrá
ejercitarse por el otro cónyuge dentro de los 6 meses siguientes a la fecha en que éste
último hubiere tenido conocimiento de la inscripción. El art. 79, establece la
estabilización de la filiación, por ello el hijo reconocido durante su minoría de edad, sólo
podrá impugnar el reconocimiento dentro del año siguiente a la fecha en que arribe a
su mayoría de edad.

La patria potestad en el C.F. concepto y contenido. Valoración del código de la niñez y


la juventud y otras legislaciones sobre menores.

La patria potestad, trata del contenido de las relaciones paterno – filiales, integrado por
un conjunto de deberes y derechos cumplidos por los padres y ejercitados sobre sus
hijos, mientras éstos no tengan plena capacidad de obrar, por su minoría de edad.

El origen de esta institución se vincula al surgimiento de la familia monogámica


esclavista. En Roma se basaba en el poder de la vida y muerte del Pater – familias,
expresándose como conjunto de derechos sobre los hijos y descendientes naturales y
sobre cuántas personas constituían la familia. La patria potestad constituir la base de la
familia en el Derecho Romano.

Antes del C.C de 1889, la madre no tenía patria potestad sobre sus hijos legítimos,
reconociéndose posteriormente este derecho, siempre de modo supletorio, en defecto
del padre.

En esta legislación se regulaba esta institución sobre la base del poder preferencial del
padre en su ejercicio.
Según el C.F, los hijos menores de 18 años de edad, estarán bajo la patria potestad de
sus padres, quienes la ejercerán conjuntamente. Sólo ejercita uno de ellos en caso de
que el otro haya fallecido o se le haya privado de su ejercicio.

Los arts. 85 y 87 CF., establecen los derechos y deberes de los padres u otra persona
que en sustitución de éstos ejerzan la patria potestad:

a) Tener a sus hijos bajo la guarda y cuidado, esforzarse para que tengan una
habitación estable y una alimentación adecuada, cuidar de su salud y aseo
personal, proporcionarles los medios recreativos propios para la salud y su edad
que estén dentro de sus posibilidades.

b) Atender la educación de sus hijos, inculcarles el amor al estado, velar por su


adecuada superación técnica, científica y cultural con arreglo a sus aptitudes y
vocación y a los requerimientos del desarrollo del país.

c) Dirigir la formación de sus hijos para la vida social, inculcarles el amor a la patria,
el espíritu internacionalista y el respeto a los bienes patrimoniales de la sociedad.

d) Administrar y cuidar de los bienes de sus hijos con la mayor diligencia.

e) Representar a sus hijos en todos los actos y negocios jurídicos en que tengan
interés, ejercitar debidamente las acciones que en derecho corresponda a fin de
defender sus intereses y bienes.

El C.F en su art. 86, faculta a los padres para reprender y corregir moderadamente a
los hijos bajo su patria potestad.

En el art. 84, impone a los hijos la obligación de respetar, considerar y ayudar a sus
padres y a obedecerlos, mientras estén bajo su patria potestad.

Extinción, suspención y privación de la patria potestad. Sus efectos.

El ejercicio de la patria potestad puede ser suspendido o privado a uno de los padres a
ambos y deberá ser adoptadas por los tribunales (art. 92 – 98) cuando:
1. Incumplan los deberes que se dejen en el contenido de la patria potestad.

2. Induzcan al hijo a ejecutar algún delito.

3. Abandonen el país (territorio nacional), u observaren una conducta viciosa,


corrupta, delictiva o peligrosa que resulte incompatible con el debido ejercicio de la
patria potestad.

4. Cometer delito contra la persona del hijo.

 La privación de la patria potestad o la suspención, no exime a los padres de la


obligación de dar alimento a sus hijos (Art. 59 y 96).

 El padre afectado por la sentencia o el fiscal podrán instar, mediante el trámite de


las propias actuaciones, en el cese de la suspención, así como la modificación de
cualquier otra de las medidas mencionadas, cuando hayan variado las
circunstancias que justifiquen su adopción (Art. 97).

 En caso de que el tribunal suspenda a ambos padres o a uno de ellos el ejercicio de


la patria potestad, el otro padre, o el fiscal, vienen obligados a promover el
procedimiento correspondiente ante los tribunales civiles para que éstos resuelvan
sobre la guarda y cuidado de los hijos; así como sobre la pensión alimenticia y el
régimen de comunicación entre padres e hijos (Art. 98 C.F)

 La patria potestad se extingue: por la muerte de los padres; por arribar el hijo a la
mayoría de edad (18 años); por el matrimonio del hijo que no ha alcanzado la
mayoría de edad (emancipación) y por la adopción del hijo, en que la patria
potestad pasa al padre adoptante.

La guarda y cuidado de los hijos menores. La comunicación oral, y escrita entre padres
e hijos menores que no se tengan bajo la guarda y cuidado.

El C.F, en el ejercicio de la patria potestad, debe precisar la situación creada cuando


por cualquier causa los padres no vivieren juntos o decidieren no continuar
conviviendo. Ello lo regula en los arts. (88 – 91): que se estará al acuerdo de los
padres, pero de no mediar acuerdo o entenderse por el tribunal que dicho acuerdo es
atentatorio a los intereses materiales o morales de los hijos, la cuestión la decidirá el
tribunal y para ello se guiará para resolverla por lo que resulte más beneficios para los
menores; los cuales queden al cuidado del padre en cuya compañía se encuentren
hasta el momento de producirse el desacuerdo, prefiriendo a la madre, si se hallaban
en compañía de ambos.
El tribunal dispondrá lo procedente para que aquel de los padres al cual no se le
confiere la guarda y cuidado de los hijos conserve con ellos la comunicación escrita y
de palabra siempre en beneficio de los menores y sus intereses. Solamente en casos
excepcionales podrá limitar la comunicación o prohibirla por cierto tiempo o
definitivamente.

Participación del Fiscal de lo Civil y Familia y del tribunal competente en todo asuntos
de menores.

Al C.F, le preocupa la decisión del tribunal en cuanto al ejercicio de la patria potestad y


la guarda y cuidado de los hijos en el caso de divorciarse los padres. Para ello dispone
(art. 57, 58, 59, 61).

 El tribunal en la sentencia de divorcio, hará pronunciamiento sobre la patria


potestad, estableciéndose que ambos padres la conservación sobre sus hijos
menores.

 El tribunal podrá definir la patria potestad a favor de aquel que a su juicio debe
ejercerla, cuando así lo exija el interés de los hijos menores.

 El tribunal podrá determinar la privación de la patria potestad a ambos padres,


cuando esto sea necesario en interés de los hijos menores.

 El tribunal en su sentencia de divorcio, también deberá determinar cuál de los


padres conservará la guarda y cuidado de los hijos menores y dispondrá lo
conveniente para que dichos menores mantengan la adecuada comunicación con el
padre a quien no se difiera dicha guarda y cuidado.

La adopción, su concepto y evolución histórica. Principios y objetivos que inspiran la


adopción plena en el C.F.

La adopción es una institución que ha existido en la mayor parte de los pueblos


antiguos. Esta ha ido evolucionando a través de la historia, modificando sus objetivos
de acuerdo con las transformaciones de la estructura socio – económicas en las
distintas épocas y países. En Grecia y en Roma la adopción tenía un matiz político y
religioso debido a la importancia que se le concedía en esa época al culto familiar y a la
continuidad de éste.
Con la adopción se aseguraba la conservación del culto a los dioses y se impedía la
extinción de la familia, cuya perduración se estimaba necesaria políticamente, por lo
que el acto jurídico en que se constituía la adopción se requería como solemnidad
especial la intervención del Estado.

La adopción es la institución en virtud de la cual se establece entre dos personas no


unidas por un vínculo sanguíneo directo, un vínculo de parentesco civil del que se
derivan relaciones análogas que resultan de la paternidad y filiación natural.

La adopción es un acto jurídico en el que debe existir una declaración de voluntad por
parte del o de los adoptantes y la base para que un tribunal pueda determinar la
intensidad y eficacia de los efectos, que se producen y son determinados por el C.F

El C.F fundamenta la adopción, en el principio de la igual jurídica de todos los hijos en


lo que respecta a sus relaciones entre sí y con sus progenitores y crea entre
adoptantes y adoptados un vínculo de parentesco igual al existente entre padres e hijos
del cual se derivan los mismos derechos y deberes que en cuanto a las relaciones
paterno – filiales (Art. 99).

Según el art. 102, se limita la adopción a los menores de 16 años que se encuentren en
determinadas circunstancias y exige que entre adoptante y adoptado exista una
diferencia de edad, de por lo menos 15 años; dispone que cuando la adopción se lleve
a cabo por personas unidas en matrimonio se haga por ambos cónyuges
conjuntamente, para así facilitar al adoptado una vida familiar igual a la de un hijo
consanguíneo.

En la adopción el C.F, asimila el parentesco adoptivo al parentesco consanguíneo y


regula todas las relaciones entre el o los adoptantes con el adoptado, en lo que
respecta a la patria potestad y la guarda y cuidado del adoptado a las mismas
disposiciones que establece para las relaciones de ls padres con sus hijos.
En el art. 116 C.F, se reconoce al adoptado los mismos derechos hereditarios que a los
demás hijos del adoptante.

Elementos personales y formales de la adopción:

En el art. 100 C.F, se establece los requisitos para que una persona pueda adoptar a
otra son:

1. Haber cumplido 25 años de edad.

2. Hallarse en el pleno goce de los derechos civiles y políticos.

3. Estar en situación de solventar las necesidades económicas del adoptante.

4. Tener las relaciones morales y haber observado una conducta que permita
presumir, que cumplirá respecto al adoptado los deberes que estable el art. 85.

5. Los adoptantes han de tener por lo menos quince años más de edad que los
adoptados.

No podrán adoptar los dementes o las personas que hayan sido declaradas
judicialmente incapaces para regir su persona y bienes por razón de enajenación
mental, sordomudez u otra causa.

 En cuanto a los elementos formales, la adopción debe ser autorizada judicialmente


por el tribunal competente a través de la tramitación de un expediente de
jurisdicción voluntaria promovidos por los adoptantes.

 De acuerdo con los art. 102 y 107, el adoptante debe tener por lo menos quince
años más que el adoptado y si éste ha cumplido siete o más años de edad, el
tribunal explotara su voluntad con respecto a la adopción.

 En el art. 103 el C.F, establece que solo podrán ser adoptados los menores de 16
años que se encuentren en estos casos:

1. Que sus padres no sean conocidos: en estos casos el menor debe ser
previamente inscripto en el Registro Civil como hijo de padres desconocidos, pues
es la propia institución y su dirección, la que ejercerá la función de tutor del menor
(Art. 147) y la que podrá consentir la adopción la cual, de producirse, puede dar
lugar a una nueva inscripción en el Registro Civil según (Art. 106).
2. Que hayan sido abandonados por sus padres o por cualquier causa se encuentren
en estado de abandonó: en estos casos el fiscal debe ejercer previamente las
acciones conducentes a privar a dichos padres de la patria potestad, de la guarda y
cuidado y e la comunicación con los hijos.

3. Que respecto a los menores se haya extinguido la patria potestad o ambos padres
hayan sido privados de ésta: en estos casos no es necesario se practiquen una
nueva inscripción en el Registro del E.C, si bien sea conveniente para el mejor
desarrollo del menor, el tribunal podrá disponer, a instancia de los promoventes,
que la inscripción que aparece en el Registro del E.C, se le cambie al menor los
apellidos originales por los de los padres adoptivos.

 El art. 103 C.F, establece que también pueden ser adoptados los que estén sujetos
a patria potestad, si él o los que la ejerzan otorgan su consentimiento a la adopción.

 La adopción se autoriza, según e; art. 105 por el tribunal competente a través de un


expediente de jurisdicción voluntaria, en el cual deberá acreditar:

1. Que los adoptantes han cumplido 25 años; que estén en pleno goce de los
derechos civiles y políticos; que estén en situación de solventar las necesidades
económicas del adoptado. Se requiere además que los cónyuges adopten
conjuntamente, debiendo en todos los casos el adoptante tener 15 años más que el
adoptado.

2. Que el adoptado se encuentre en cualquiera de estos casos:

a) Que sus padres no sean conocidos.

b) Que haya sido abandonado por sus padres o que se encuentre por cualquier
causa en estado de abandono.

c) Que respecto a él se haya extinguido la patria potestad, habiéndose privada a


sus padres, o estando sujeto a patria potestad, se pruebe fehacientemente el
consentimiento expreso de quien o quienes la ejerzan.

3. Que con la adopción se satisfacen todas las exigencias a que se contrae el art. 99
C.F, que estable el fundamento de la institución de la adopción.

Participación del tribunal competente o del fiscal de lo civil y de familia.

Al fiscal se le notificará la promoción del expediente y tiene intervención en el


procedimiento a los efectos de velar porque se cumplan todos los requisitos
establecidos por la ley y por que la adopción se apruebe en beneficio del menor.
Al tribunal antes de decidir puede oír a las personas o las instituciones oficiales y por
organizaciones sociales que estime pertinente, según establece el art. 105 C.F.

El tribunal debe explotar la voluntad del que va a ser adoptado y de acuerdo con el
resultado de esa explotación resolver lo que proceda.

La resolución que apruebe la adopción será siempre fundada y anotada a todos los
efectos legales, en el Registro del Estado Civil donde aparezca la inscripción de
nacimiento del adoptado.

Si el adoptado se encuentra en situación de que los padres no sean conocidos, que


haya sido abandonado por ellos o que se encuentre en estado de abandono; la
resolución dispondrá a petición del tribunal, que en el R.C se practique una nueva
inscripción con el apellido del o de los adoptantes. Esta nueva inscripción debe ser
dispuesta por el tribunal.

Adopción de menores internos en centros asistenciales o adopción institucional.


Características. Inscripción de la adopción en el Registro del E.C:

Cuando se trata de menores acogidos en Hogares de menores o en círculos infantiles


mixtos, red de instituciones de asistencia social, los directores de esos centros
participarán en la institución del expediente, pudiendo oponerse a la adopción. En
todos los casos, el tribunal dará traslado al fiscal de lo civil para que dictamine sobre la
conveniencia o no de la adopción.

La resolución judicial que autorice la adopción deberá ser anotada en el Registro del
E.C, donde conste la inscripción del nacimiento del adoptado y la misma determinará si
el adoptado conserva los apellidos de su familia natural, o toma los del o los del
adoptante.

En caso de que el adoptado no tenga padres conocidos será inscrito con los apellidos
del o de los adoptantes (Art.103).
Efectos de la adopción.

 La adopción es una de las causas por las cuales se extingue la patria potestad (Art.
92 C.F).

 La adopción produce además otros efectos como:

1. Todos los derechos y deberes derivados de la patria potestad, que se confiere al o


a los adoptantes.

2. El derecho del o de los adoptantes de otorgar o conocer al adoptado la


autorización para contraer matrimonio hasta que cumpla 18 años de edad.

3. Los derechos y deberes del adoptante derivados de la obligación alimenticia que


dispone los arts. (59, 85 y 123 C.F)

4. El C.F, al regular las relaciones entre adoptantes y adoptados de manera igual que
las relaciones paterno – filiales, que son recíprocas; el adoptado debe cumplir en
relación con el o los adoptantes las obligaciones derivadas de esta institución
jurídica.

5. Los adoptados están también en el deber de alimentar a sus padres adoptivos tal
como lo señala el art. 123 C.F.

Impugnación y extinción de la adopción. Diferencias y conceptuales.

El C.F, en su art. 108 establece que mientras la adopción se encuentra en tramitación


ante el tribunal puede oponerse a la misma, los padres del menor, si en el expediente
en que se solicite la aprobación del tribunal se alega que el adoptado es de padres
desconocidos, ha sido abandonado por éstos, o se encuentra en estado de abandono.
Para que pueda tenerse en cuenta la oposición, el presunto padre opositor debe
justificar la paternidad mediante la certificación de nacimiento correspondiente.

Además puede oponerse a la adopción cuando el adoptado sea un menor, al cual se le


haya extinguido la patria potestad o de padres que han sido privados de ella, los
abuelos de dicho menor y a falta de estos, los tíos y los hermanos mayores de edad.
En estos casos el tribunal al proceder al archivo del expediente, debe cuidar que el
menor quede bajo la protección de quienes puedan atenderlo y cuidarlo debidamente.

El art. 110 del C.F, establece que podrán impugnar la adopción acordada judicialmente
las personas relacionadas en el art. 108. Esta impugnación podrá hacerse dentro del
término de seis meses acordada la adopción y siempre que se justifique la causa que
impidió al impugnante oponerse en el expediente.

Cuando la adopción deja de cumplir los fines señalados en el art. 99 C.F, puede ser
suspendida, como lo establece el art. 111 C.F: los efectos jurídicos a que de lugar la
adopción podrá ser suspendidos por las causas previstas en el art. 95. En este caso, el
tribunal podrá revocar la adopción también.

El art. 95, señala las causas por las cuales los padres pueden perder o se le puede
suspender el ejercicio de la patria potestad, en los casos en que se les imponga dicha
pérdida o suspensión como sanción por sentencia firme dictada en proceso penal o
cuando se les atribuya a uno sólo de ellos o se prive a ambos de la patria potestad por
sentencia firme de divorcio o de nulidad de matrimonio.

La adopción, una vez constituida, podrá ser revocada por las mismas causas del art.
95, también cuando el adoptado comete delito contra la persona del adoptante. En este
caso la acción corresponderá al adoptante. En los otros casos del art. 95, la acción
corresponderá al fiscal.

Una vez, que se revoque la adopción, cesan entre adoptante y adoptado los deberes y
obligaciones surgidas del vinculo establecido. Por esto cesa la obligación recíproca de
prestarse alimentos establecida por el art. 123 C.F. además cesan la prohibición de
contraer matrimonio entre adoptante y adoptado referido en el art. 5 C.F y los derechos
hereditarios generados por dicha institución de acuerdo con lo establecido en el art.
116 C.F.

Existe una distinción entre oposición a la adopción; la impugnación de la adopción y


extinción de la adopción:
La impugnación puede tener lugar mientras la adopción se tramita, por las personas
que el propio art. 108 relaciona.

La extinción de la adopción puede producirse en todo caso por la muerte del adoptado.
En determinadas circunstancias, en el caso de los menores por haberse extinguido la
patria potestad por la muerte del o de los adoptantes o por haber sido ambos privados
de ésta.

TEMA IV. Parentesco, Alimentos y Tutelas.

El parentesco. Concepto, clases y efectos jurídicos. Análisis histórico – doctrinal.


Obligaciones que surgen del mismo.

El C.F, para regular la deuda alimenticia entre parientes, precisa el concepto del
parentesco por consanguinidad y el parentesco por afinidad.

El parentesco por consanguinidad: Era imprescindible, toda vez que la obligación


alimenticia solo la refiere dicho código a las personas unidas entre sí por un vínculo
sanguíneo, salvo en los casos de los cónyuges y de los adoptantes y adoptados.

El parentesco por afinidad: Era necesario por otras razones ya que el parentesco por
afinidad es ajeno a la obligación o deuda alimenticia.

El C.F, al definir el parentesco por afinidad y la manera de contraer los grados entre
parientes afines, resultaba una necesidad que ha llenado lagunas legislativas, que
hasta ese momento venía salvándose a través de un consenso teórico que nunca se
vio plasmado en una norma legal.

El art. 117 C.F, establece que son parientes entre si, por consanguinidad.

1. Las personas que descienden una de otras.

2. Las que no siendo descendientes una de otras, descienden de una misma persona
(tronco común).
El C.F, establece que el parentesco consanguíneo se contará por grados; que en las
líneas ascendentes y descendientes el grado se determina por el número de
generaciones que separan a una persona de otra, pasando por el ascendiente común,
mediante la suma del número de generaciones, que separan a cada una de las
personas del ascendiente común.

También el C.F define que se entiende por parientes colaterales de doble vínculo y de
un solo vínculo. Establece que son de doble vínculo: los parientes consanguíneos
colaterales por parte de padre y de madre, conjuntamente y que son de un solo vínculo:
los parientes consanguíneos colaterales por parte de padre o de madre,
exclusivamente.

En cuanto al parentesco por afinidad, el art. 120 establece que los parientes
consanguíneos directos o colaterales de uno de los cónyuges y viceversa y que lo
serán en la misma línea y grado.

Entre los cónyuges no existe ningún grado de parentesco, no consanguíneo, ni por


afinidad; sino solo un vínculo de convivencia representado por una simple relación
jurídica y voluntaria, que han creado entre sí y que por esas mismas razones pueden
extinguirla mediante el divorcio.

El parentesco por afinidad se extingue simultáneamente a la extinción de la relación


jurídica conyugal que une a los cónyuges, aún cuando el derecho en algunas
legislaciones prorrogue a la afinidad determinada vigencia posterior a la extinción de la
relación jurídica conyugal que servía de eslabón y base única para su existencia.

El parentesco: Es el lazo existente entre personas que proceden de un tronco común o


procreador común o relación que existe entre dos o más personas por tener una misma
sangre, aunque no descienden una de otras.

El parentesco tiene relevantes efectos jurídicos en nuestro D.F, ya que crea


obligaciones, hace surgir derechos y prohibiciones, inhabilita para ciertos actos como
testigos. Con todo esto se reafirma la importancia que el socialismo confiere a la
familia, no sólo a los padres, sino también a los abuelos y hermanos.
Entre las obligaciones que surgen del parentesco, se encuentra la de dar alimentos. En
sentido jurídico el concepto se llama computación el parentesco, al sistema de contar la
cercanía o distancia que media entre una generación y otra de parientes. La regla es
contar por grados, tanto grados como generaciones, principio que se aplica tanto a la
línea recta como a la colateral.

El parentesco por afinidad se cuenta como el consanguíneo, en la misma línea y grado.


Entre padre e hijo (existe un grado), entre nieto y abuelo (dos grados), entre hermanos
(dos grados), entre sobrino y tío (tres grados), entre el esposa y el cuñado (dos
grados).

La deuda alimenticia. Concepto de alimentos. Análisis histórico y Derecho Comparado.


Concepto de alimento en el C.F.

El C.F define como alimento; todo lo que es indispensable para satisfacer las
necesidades de sustento, habitación y vestido de una persona, en el caso de los
menores de edad, también lo requerido para su educación, recreación y desarrollo.

Se entiende por deuda alimenticia familiar, la prestación que determinadas personas,


económicamente posibilitas, han de hacer a algunos de sus parientes, para que con
ella puedan éstos subvenir a las necesidades más importantes de la existencia.

La deuda alimenticia, supone según esta definición las circunstancias siguientes:

1. Un vínculo de parentesco consanguíneo entre dos persona: cuando la prestación


alimenticia se da entre extraños, la ley no confiere legislativamente la obligación,
sino que la misma surge merae voluntate, como ocurre con la prestación de
alimentos que nace de un contrato.

2. Que el obligado a dar alimentos se encuentre económicamente posibilitado para


darlo: si las leyes, en un hermoso espíritu de altruismo y razón, articulan en la
persona de los parientes necesitados un derecho subjetivo a solicitar alimentos.

3. Que el pariente, incluyendo el hijo mayor que demanda alimentos, se encuentre


necesitado verdaderamente: El Código no ha precisado en que grado de necesidad
debe encontrarse la persona para poder exigir la prestación alimenticia.
En realidad se trata, de una cuestión sometida a la apreciación del tribunal. Se observa
que:

a) Para determinar si una persona se encuentra o no necesitada deberá tenerse en


cuenta su sexo, su edad, pero no su desocupación voluntaria.

b) Para apreciar esa necesidad debe tenerse en cuenta además su patrimonio y su


capacidad de trabajo.

c) En cuanto a su patrimonio, debe sopesarse los ingresos que tenga, permitiendo


así determinar si tiene o no posibilidad económica para mantenerse así mismo.

d) Si la persona no tiene ingreso, pero sí capital (aunque sea improductivo) no debe


considerársele necesitada, si puede disponer de aquél para subvenir de momento a
sus necesidades.

La obligación de dar alimentos, surge, desde que surge la necesidad para subsistir del
que los reclama, pero el derecho a que le sean abonados, no surge para el alimentista
sino desde la fecha en que se interponga la demanda de alimentos.

La deuda alimenticia tiene una naturaleza estrictamente personal, por lo que produce
consecuencias como:

1. El derecho de pretensión y la deuda se extingue desde el momento en que fallece


el obligado a cumplirla o el llamado a beneficiarse de ella: No se traspasa a los
herederos ya que con la muerte desaparece el vínculo que justificaba la obligación,
aunque si se trasmite a los herederos del alimentante la obligación de abonar la
deuda correspondiente a las meses anteriores al fallecimiento, que no hubiese
pagado el alimentante y en su lugar fuese pagado por un tercero no obligado, con o
sin conocimiento del alimentante fallecido.

2. El alimentista no puede ceder su derecho a la pretensión a un tercero, ni renunciar


a la misma (Art. 132 C.F). El derecho a reclamar y percibir los alimentos, es
inherente a la persona beneficiada y no constituye un crédito con un valor
económico del que pueda disponer, articulándole en un sujeto distinto.

Elementos personales en la obligación de dar alimentos. Concurso de alimentantes y


alimentista. Abono de la deuda por un tercero no obligado.
Tiene derecho a reclamar alimentos según el art. 122 C.F, los:

1. Los hijos menores, a sus padres.

2. Las demás personas con derecho a recibirlos, cuando careciendo de recursos


económicos, estén impedidos de obtener los alimentos por sí mismo, por razón de
edad e incapacidad.

En el art. 123, se impone el deber de prestarse recíprocamente alimentos las siguientes


personas.

1. Los cónyuges.

2. Los ascendientes y descendientes.

3. Los adoptantes y adoptados.

4. Los hermanos, cualquiera que sea su vínculo.

Sobre esto se advierte que:

a) Que el deber de los cónyuges de darse alimento recíprocamente se extiende al


supuesto de que los mismos vivan separados, mientras no se extinga el vínculo
matrimonial existente entre ellos.

b) Que el deber alimenticio entre ascendientes y descendientes, excluye a los padres


en relación con sus hijos menores.

c) Que el deber de prestarse alimentos los adoptante y adoptados, tienen su base en


los principios plasmados en el art. 99 del C.F y por los que establece una paridad
completa de las relaciones entre adoptantes y adoptados con relación paterno –
filial entre padres e hijos naturales.

d) Que la deuda alimenticia entre hermanos, esta fundamentada principalmente en el


interés de la legislación de reforzar los vínculos familiares.

En cuanto a la cuantía de los alimentos el art. (127, 128) del C.F, establece:

1. La cuantía de los alimentos será proporcional a la capacidad económica de quien


los da y a las necesidades de quien los recibe.
2. En ningún caso se afectará los recursos del obligado a prestar alimentos hasta el
pto. de que no pueda satisfacerlos sin desatender sus propias necesidades y las de
su cónyuge e hijos menores.

3. La cuantía de los alimentos no es inmutable ni interna, ya que se reducirá o


aumentará, proporcionalmente, según la disminución o aumento que sufran las
necesidades del alimentista y los ingresos económicos del que los esté
satisfaciendo.

Características de la deuda alimenticia. (Art. 132 C.F)

El derecho alimentario, o deuda alimenticia tiene las características de ser


imprescriptible, irrenunciable, intransmisible e incompensable.

La imprescriptibilidad de la deuda alimenticia implica la obligación de dar alimentos


como principio jurídico y no cesa para los así obligados, sino por el transcurso de tres
meses sin reclamar el alimentista mensualidades no percibidas hacen prescribir su
acción para reclamar estas y no por ello prescribe su derecho dispuesto por el tribunal
a percibir alimentos.

La exigibilidad, la obligación de pago y las maneras de satisfacer los alimentos.

Cuando en la prestación por alimentos existe un solo alimentante y un solo alimentista,


no existe problema. Los problemas surgen cuando son dos o más los obligados a
prestarlos, o dos o más los que puedan reclamarlos de una misma persona.

El C.F en sus arts. 124, 125 y 126 establece:

La reclamación de alimentos, cuando sean dos o más los obligados a prestarlos, se


hará en el orden siguiente:

1. El cónyuge.

2. A los ascendientes del grado más próximo, o a los adoptantes, en su caso.

3. A los descendientes del grado más próximo, o al adoptado, en su caso.

4. A los hermanos.
Cuando la obligación de dar alimentos recaiga sobre dos o más personas, el pago de la
pensión será proporcional a los ingresos económicos respectivos. En caso de vigente
necesidad y por circunstancias especiales, el tribunal podrá obligar a una sola de ellas
a que los preste provisionalmente, sin perjuicio del derecho a reclamar de los demás
obligados la parte que le corresponda.

El C.F establece que cuando dos o más alimentistas reclamen a la vez alimentos a una
misma persona obligada a darlos y ésta no tuviere ingresos económicos suficientes
para atender a todos, se guardará en el orden establecidos en el art. 24 C.F.

La prescripción de la acción del alimentista. Causas de cesación de la obligación de dar


alimentos: (Art. 135 C.F)

La obligación de dar alimentos cesa por la muerte del alimentante o del alimentista.
Esta causa de cesación no es transmisible por vía de herencia, ni el derecho de
alimentista a reclamar alimento de los herederos del alimentante que venía
prestándolos, ni el deber del alimentante a prestarlo a los herederos del alimentista,
que venía recibiéndolos.

La obligación también cesa cuando cesa, a su vez, la causa que hizo exigible la
obligación así como cuando los recursos económicos del obligado a prestar alimentos
se hubiera reducido hasta el punto de no poder satisfacerlos sin desatender sus
propias necesidades. Además la obligación debe cesar tan pronto el alimentista
abandone o sea separado de los estudios o transfiera su incorporación o pueda
incorporarse, en la misma institución nacional de enseñanza o en otra similar, a un tipo
de curso o en horario que le permite continuar, los estudios de la especialidad o
especialización que cursaba al arribar a la edad laboral y al propio tiempo no le impida
dedicarse regularmente al trabajo remunerado. La continuación en el pago de los
alimentos, a partir de ese momento, dependerá de la voluntad del alimentante.

La institución tutelar. Análisis histórico y de Derecho comparado:

La tutela se consolidó como institución jurídica, adquiriendo fisonomía propia. En Roma


se estableció en interés de las familias para velar por el patrimonio y la persona del
heredero varón. Esta tutela se encontraba asociada al surgimiento de la propiedad
privada sobre los medios de producción y la salva guarda del patrimonio familiar.
El Derecho Romano conoció otra institución, la curatela, que ya no comprende como la
tutela, la protección de la persona y bienes, sino sólo la del patrimonio.

Eran tres las formas clásicas de constituirse la tutela en el Derecho Romano:

1. La disposición paterna.

2. La decisión familiar.

3. La disposición de la autoridad.

Tanto la tutela como curatela, son en el Derecho Romano instituciones de asistencia y


protección; donde el tutor defendía tanto la persona como sus bienes, mientras que el
curador se ocupaba sólo de los bienes.

Los sistemas de tutela en el Derecho moderno pueden clasificarse en tres grupos; que
se han impuesto en el Derecho comparado,:

1. Legislaciones que conciben la tutela como institución familiar en la que el Consejo


de Familia tiene la parte más preponderante.

2. Legislaciones que la conciben como institución pública ejercida por órganos


judiciales o administrativos.

3. La tutela mixta en la que intervienen la autoridad y la familia.

La esencia de la tutela en las sociedades basadas en la propiedad privada sobre los


medios de producción, es patrimonial y se relaciona con la salvaguarda de las riquezas
familiares, en riesgo, en manos de incapaces.

La tutela en el C.F, su contenido general, sistema al que se adscribe. Situación de los


sujetos a tutela y elementos formales de la institución tutelar.
El C.F, establece un solo tipo de tutela: la tutela de autoridad judicial en la que el tutor
es designado por el tribunal popular competente en el que se establece una tutela de
autoridad, en la que desaparecen el productos y el consejo de familia, pasando al
tribunal las facultades que le correspondían a ambos.

El cargo del tutor es voluntario, pero una vez aceptado no es renunciable, sino a virtud
de causa legítima debidamente justificada a juicio del tribunal.

Nuestra actual legislación define la tutela como una institución jurídica que tiene por
objeto la protección y cuidado de las personas y del patrimonio de los que por su
incapacidad legal están imposibilitados de gobernarse así mismo. Esta institución
jurídica está integrada por un conjunto de normas y preceptos que estructuran y
regulan la atención y asistencia de los jurídicamente incapaces.

La tutela es esencialmente social porque afecta al agregado humano que integra el


cuerpo político; es de matiz económico porque gracias a ella se le da protección al
patrimonio del incapaz. Es una institución jurídica, ya que vive en la esfera de la ley y
se manifiesta dentro del ordenamiento jurídico.

El C.F, en su art. 137, delimita el objetivo de la tutela; en su art. 143, establece un solo
tipo de tutela, en la que el tutor es designado por el tribunal correspondiente a domicilio
del tutelado.

La delación de la tutela, función del tribunal competente y del Fiscal de lo civil y de


familia. Función protectiva de parientes, funcionarios públicos y C.D.R. (Art. 137 C.F).

Según el art. 138 C.F, están sujetos a tutela:

1. Los menores de edad que no estén bajo patria potestad.

2. Los mayores de edad que hayan sido declarados judicialmente incapacitados para
regir su persona y sus bienes por razón de enajenación mental, sordomudez u otras
causas.
La delación de la tutela quiere decir: poner de manifiesto, denunciar, delatar, es la
necesidad de poner a una persona bajo tutela.

El C.F, la regula como: la relación de personas que están en el deber de informar esta
situación al fiscal.

El art. 140 C.F, establece que corresponde cumplir esta obligación primeramente a los
parientes del menor o incapacitado dentro del tercer grado de consanguinidad, luego a
las personas que conviven con el menor o incapacitado y sus vecinos o al comité de
defensa de la revolución correspondiente y también a los funcionarios públicos que por
el ejercicio de su cargo tengan conocimiento de la existencia del estado de necesidad
que requiere la constitución de la tutela.

El fiscal, siempre que lo estime necesario y de acuerdo con lo dispuesto en el art. 141,
instará la constitución de la tutela cuando reciba la información de las personas o
cuando por sentencia firme se prive de la patria potestad a quien la ejercite, o sea
revocada la adopción.

Los arts. 142 y 162, establecen que el tribunal popular del lugar en que resida la
persona tutelada, proveerá al cuidado de ésta y de sus bienes hasta constituida la
tutela y posteriormente constituir la tutela mediante resolución fundada en la que
nombrará al tutor.

Es el tribunal a quien corresponde constituir la tutela y mediante la correspondiente


resolución fundada designar al tutor.

De acuerdo con lo establecido en el C.F, corresponde al tribunal la facultad de vigilar y


fiscalizar la actuación del tutor, de recibir y aprobar los informes y los estados de
cuenta anuales. También tiene la misión de salvaguardar los intereses del menor o
incapacitado sujeto a tutela no solo cuidando de su patrimonio, sino vigilando la
educación y formación del menor y la posible curación del incapacitado.

Los expedientes de tutela, se substanciarán por los trámites de la jurisdicción


voluntaria, según el art. 144 C.F.
Contenido General de la Tutela:

Según el art. 153 el tutor está obligado a cuidar de que no le falte al tutelado lo
necesario para su manutención, el vestido y la habitación.

Si el tutelado es un demente o sordomudo tiene el tutor la obligación de procurar que


adquiera su capacidad.

El tutor debe administrar diligentemente el patrimonio del menor o incapacitado. Los


actos que el tutor puede realizar sin la autorización del tribunal son aquellos típicos de
toda administración, para cobrar las cantidades debidas al pupilo, pagar las deudas de
éste y realizar los gastos necesarios en su educación, vestido y alimentos, además de
cuidar de los bienes el tutelado.

Cuando el tutor necesite autorización del tribunal para realizar determinados actos, si
los realiza sin esa autorización el acto será nulo.

En el art. 154 C.F, se establece medidas para ordenar el depósito del efectivo, las
alhajas y otros bienes de elevado valor del menor o mayor incapacitado y determinar
los límites de disponibilidad de los fondos que tenga el tutelado en cuenta bancaria.

En el art.155 C.F, se dispone la necesidad del tutor a que el tribunal le autorice a


realizar ciertos actos.

En el art. 156, el tribunal no podrá autorizar al tutor para disponer de los bienes del
menor o incapacitado, sino por causa de necesidad o utilidad debidamente justificada.

El tutor debe informar y rendir cuenta de su gestión al tribunal por lo menos una vez al
año, en la oportunidad que este le señale. Viene obligado además (Art. 158), a notificar
al tribunal sus cambios de domicilio.
Cuando cesa la tutela, surge para el tutor o los herederos de éste la obligación de
rendir cuentas finales o definitivas.

En caso de que la tutela termine, el tutor debe entregar al tutelado, o a sus herederos
todos los documentos y bienes que conserve por razón de la tutela. Igualmente será
cuando sea sustituido como tutor. Estas obligaciones deben cumplirse por los
herederos del tutor en caso de que fallezca (Art. 160).

El tutor, sus obligaciones, requerimientos para el ejercicio de la tutela. La revocación


del tutor, participación del fiscal de los civil y familia y de las entidades y personas
concernidas.

El C.F establece que la aceptación del cargo de tutor es voluntaria, pero una vez
aceptada no es renunciable, sino se alega una causa justificada, a juicio del tribunal
que constituyó la tutela y designó el tutor.

El tutor es quien obra y actúa, el que tiene a su abrazo o protección la persona del
tutelado, al cual representa en todos los actos civiles y en la administración de sus
bienes. Este tiene como función llevar a cabo a nombre e interés del tutelado todos los
actos jurídicos que éste no pueda realizar por sí mismo, por razón de su edad e
incapacidad.

En los art. 146 y 149 C.F, se expresa los requisitos necesarios para ser designados
tutor, en los casos de los menores de edad y mayores de edad incapacitados.

Remover al tutor, significa, destituirlo, quitarlo de su ejercicio por razones de incumplir


las obligaciones que le vienen impuestas o porque hubiere dejado de reunir los
requisitos exigidos para su designación. Esta remoción la dispondrá el tribunal de oficio
o a instancia del fiscal (Art. 159 C.F). El art. 140 C.F establece las personas que
deberán poner en conocimiento del fiscal los hechos que a su juicio puedan determinar
dicha remoción.

El tribunal al conocer cualquier hecho que de motivo a la remoción del tutor, procederá
de inmediato a tomar las medidas oportunas para el cuidado y protección del tutelado.
Hasta que no se resuelva el nombramiento del nuevo tutor, el fiscal propondrá y el
tribunal resolverá las cuestiones más urgentes en cuanto a las necesidades del
tutelado.

La extinción de la tutela (no debe confundirse con la remoción), tiene lugar por tres
causas fundamentales expuestas en el art. 160 C.F.

El Registro de tutelas, responsabilidad del tribunal competente.

El registro de tutela, consiste en un libro que se controla en los tribunales encargados


de fiscalizar la tutela en que se toma razón de las tutelas constituidas y los asientos
hechos de cada una, bajo el cuidado del secretario del tribunal o de la Sección
correspondiente.

En los casos de tutela constituido con anterioridad a la vigencia del C.F, se tratará de
subsanar las omisiones que contenga el registro de acuerdo con el art. 164,
adoptándose las medidas procedentes para suplir tales omisiones.

Cada inscripción se hará constar al comienzo de cada año si el tutor ha rendido cuenta
de su gestión y el tribunal examinará anualmente dicho Registro, dejando constancia
de ello y adoptará las medidas necesarias para defender los intereses del tutelado.

La tutela de los menores de edad. Requisitos y condiciones para ser designado tutor de
un menor de edad. La novedosa atribución de ejercer la patria potestad o tutela de los
directores – tutores de establecimientos asistenciales o de educación o reeducación y
jefes tutores de las unidades militares y paramilitares.

Esta tutela se produce cuando se extinga la patria potestad en todos los casos, por
haber fallecido los padres o porque a éstos se les haya privado o suspendido de la
patria potestad por sentencia judicial.

 Las causas por las cuales puede suprimirse la patria potestad a los padres sobre
sus hijos menores, son reguladas en el art. 93 C.F
 La tutela de un menor de edad debe constituirse por el tribunal según las
atribuciones del art. 145 C.F.

 El tribunal debe tomar en cuenta la preferencia manifestada por el menor, en el


caso que éste haya cumplido más de 7 años y la opinión mayoritaria de los
parientes en cuanto resulte aceptable.

 El C.F, prevé las distintas situaciones que pudieren presentarse en relación con la
tutela de los menores de edad que no estén sujetos a patria potestad o tutela y que
estén atendidos por establecimientos asistenciales de educación o reeducación y
los que estén viviendo en unidades militares y paramilitares. (Art. 147).

 Existen entre las causas de cesación de la tutela del menor regulado en el art. 160
C.F, otras como

1. El arribar el menor a la mayoría de edad.

2. Al producirse el matrimonio del menor, el cual queda emancipado.

3. La adopción del menor, que lo constituye bajo la patria potestad de quien lo haya
adoptado.

4. Al reintegrársele a los padres la patria potestad que temporalmente les había sido
suspendida por cualquier causa establecida por el C.F

 Para ser designado tutor de un menor de edad se establecen los requisitos


establecidos en el art. 146 C.F.

La tutela de los mayores de edad incapacitados. Requisitos y condiciones para ser


designado tutor de un mayor de edad incapacitado. Función de los directores de los
establecimientos asistenciales para mayores de edad incapacitados.

La tutela a los enajenados mentales es plena, absoluta y completa, el tutor tiene el


deber de procurar por todos los medios que el enfermo recupere su capacidad.

En la tutela de los sordomudos, su contenido resulta más variable, ya que la resolución


judicial en que se declare la incapacidad, debe fijar en cada caso la extinción de la
tutela y sus límites, según el grado de incapacidad del sordomudo.
Es indispensable que antes de constituir la tutela de los mayores, éstos sean
declarados incapaces judicialmente. De la declaración judicial se derivan dos clases de
efectos: uno inmediato que es el reconocimiento de la incapacidad y otro posterior y
definitivo, que es la constitución de la tutela.

La tutela del mayor de edad incapacitado correspondiente por su orden: (Art. 148 C.F).

1. Al cónyuge.

2. A uno de los padres.

3. A uno de los hijos.

4. A uno de los abuelos.

5. A uno de los hermanos.

Corresponde a los Directores de los establecimientos asistenciales como función la


tutela de los mayores de edad incapacitados que se hallen internos en dichos
establecimientos y que no éste sujetos a tutela, a los efectos e computar su
responsabilidad jurídica. La representación de los incapacitados ante los tribunales de
justicia en calidad de tutores, podrá ser delegada por dichos directores de centros
asistenciales en un miembro del cuerpo jurídico de los respectivos organismos.

 La tutela del mayor de edad incapacitado cesa cuando cesa la causa que la
motivo.

 Se extingue la tutela del loco y del sordomudo, cuando recobren la razón o


aprendan a leer escribir, según sea el caso y se les declare ya capaces para
administrar su propia persona y bienes. además esta tutela se extingue por la
muerte del tutelado.

 Los requisitos y condiciones para ser designado tutor de un mayor de edad


incapacitado serán plasmados en el art. 149 C.F.

Semejanzas y diferencias doctrinales y conceptuales entre las instituciones de la tutela


de menor de edad y la adopción.
Los objetivos de la tutela de un menor de edad se asemejan a los de la adopción, en
cuanto proveen la defensa y amparo del menor, pero se diferencian en que en la
adopción se establece una relación paternal, mientras que en la tutela la relación no es
parental, sino meramente jurídica entre el tutor y el tutelado. Por esto se organiza y
desarrolla la tutela con un control más rígido sobre ella, a fin de lograr ese efectivo
control sobre la persona del tutor, lo que no exige en el adoptante.

FIN

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