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Desde nuestra óptica y considerando las condiciones de nuestro país, el Derecho de Familia se
define como: "Un grupo de personas entre las que median relaciones económicas y sociales
surgidas de una unión sexual duradera y del parentesco, en el seno del cual se da satisfacción a la
propagación, desarrollo y conservación de la especie humana; se mantienen, educan y forman los
hijos mediante una comprensión y colaboración mutua socialista; además se comparte la vida y
los intereses comunes de toda la sociedad.
En la familia primitiva, la mujer aparece como fuerza de trabajo en un plano de igualdad con
respecto al hombre, esto era debido al bajo nivel de desarrollo de las fuerzas productivas. Se
trataba de una familia comunitaria donde el cuidado de los hijos era una tarea colectiva y cada
madre, lo era de todos los hijos.
En el trabajo de la familia del derecho materno a la familia individual jugo un papel decisivo la
comunidad familiar del patriarcado (Famulus), con posesión del suelo y el cultivo común. Esta
familia individual se basaba en un conjunto de personas (organización amplia omnicomprensiva
aglutinada sobre el lazo civil de la agnación); luego más tarde lo que fue sobre el lazo natural de
la cognación y representó un verdadero núcleo político dentro del Estado y un organismo
autárquico en el sentido de la economía.
La familia individual, fue la primera expresión familiar que tuvo su base en condiciones sociales
y no las naturales, representó el triunfo de la propiedad individual privada sobre el comunismo
primitivo, en que la preponderancia del hombre se consolida a través del parentesco por la línea
del hombre (paterna), la cual garantizaba hijos que sólo pudieran ser el él y designados a
heredarle.
A la monogamia en su sentido histórico la acompañan dos constantes como efecto del limitado
poder del hombre:
La posibilidad de mantener su libertad sexual con otras mujeres fuera del matrimonio (hetairismo
o heterismo) y su antinomia, el adulterio de la esposa legítima (adulterio femenino).
El matrimonio monogámico y el amor sexual individual: quedó proclamado como derecho del
hombre el matrimonio por amor, aunque el matrimonio prosiguió dominado por las influencias
económicas.
Por tanto el matrimonio no se concertará con toda libertad sino cuando, suprimiéndose la
producción capitalista y las condiciones de propiedad creadas por ella, se aparten las
consideraciones económicas accesorias que aún ejercen una poderosa influencia sobre la
elección de los esposos.
Los rasgos de esta sociedad son: el individualismo, el egoísmo, la hipocresía, (la doble moral
sexual) y las desigualdades sociales. Si el matrimonio tiene como fin la concentración de
riquezas y la preservación del patrimonio familiar dentro de la familia legítimamente constituida,
se basa entonces en las conveniencias de clases de un enlace social que implique más riquezas
que trasmitir a la descendencia.
La familia socialista. El papel de la familia en la construcción del socialismo.
La sociedad socialista pone su mayor énfasis en la función educativa del matrimonio y la familia,
la cual ha de ocupar una posición clave en la lucha por el hombre y la mujer nuevos, ya que la
formación de la personalidad socialista que se caracteriza por el humanismo, como atributo
esencial y multifacético es imprescindible para la consolidación del socialismo.
La familia está llamada a desempeñar un pape estratégico en el avance progresivo del Estado
socialista. Por lo que en la legislación cubana, la preocupación por la consolidación de la familia
basada en los principios de la moral socialista, se define como una de las tareas capitales del
Estado Cubano.
2. Aumento de familias igualitarias, que se caracterizan por existir entre sus componentes
relaciones de verdadera igualdad (familia de estructura democrática, no autoritaria).
6. Reconocimiento de la familia nuclear (madre, padre y uno de los hijos como promedio)
como unidad básica de la monogamia cubana, sin desaparecer los lazos de fuerte
consanguinidad con el resto de los parientes.
La naturaleza jurídica de la familia.
Definición del Derecho de Familia: Es el conjunto de relaciones jurídicas que se establecen entre
los miembros de la familia, incluyendo en esta a los adoptantes y muy relacionado con ella, a los
tutores. Estas relaciones reflejan a su vez las relaciones personales, sociales, materiales, que se
crean entre ellos; el hombre y la mujer, al adquirir su condición de esposos como consecuencia
del matrimonio (relaciones conyugales o matrimoniales); entre padres e hijos, incluidos los
adoptantes y adoptados (relaciones paterno – filiares); las existentes con motivo del parentesco
(relaciones parentales) y con motivo de la tutela (relaciones cuasi – familiares).
Naturaleza jurídica del Derecho de Familia: se basa principalmente en que las relaciones
familiares son reguladas por normas jurídicas, que son de Derecho público, ya que en la sociedad
socialista la primacía de los intereses sociales sobre los intereses particulares, tipifican un
sistema de relaciones no sólo uniforme en su esencia, sino también en sus objetivos, por lo que
no puede admitir por principio esta clásica división del ordenamiento jurídico.
El Derecho de familia, constituye una rama dentro de nuestro sistema único (Monista) del
Derecho, no sólo por el carácter distinto de las relaciones sociales reguladas por sus normas, sino
también por la naturaleza de las mismas. El objeto de regulación jurídica del Derecho de Familia,
difiere del Derecho Civil. Si en este último las relaciones patrimoniales ocupan el lugar principal,
en el primero lo son las personales. Existen zonas de Derecho de familia en las que aparecen
vinculadas las relaciones personales a las patrimoniales, como en el caso del régimen económico
del matrimonio, o en la facultad de disponer de los bienes del menor o incapacitado en el
ejercicio de la patria potestad o la tutela.
Las particularidades del Derecho de Familia, no lo aíslan como una materia extraña del Derecho
Civil, muy por el contrario, tiene en ese Derecho su base jurídica conceptual y básica, al dejar
éste establecidas las normas jurídicas comunes y los principios reguladores gnoseológicos y
axiomáticos generales.
Al llegar a la isla los descubridores del "Nuevo Mundo", estos se encontraron con una formación
económico social distinta de la que habían dejado en Europa y hasta en su propio país (España),
a consecuencia de la profunda diferencia social y cultural existente entre la metrópoli y el
continente.
España era una potencia feudal, con una organización social definida, fuerte y religiosa; al
contrario de Cuba que andaba aún en la etapa de la comunidad primitiva.
En Cuba no hubo, después de iniciada la colonización legislación alguna sobre las relaciones
matrimoniales, ni familiares, que no fuera la que llegaba de la metrópoli y se aplicara en los
nuevos dominios. Nuestra realidad social era diferente por lo que era necesario adoptar esa
legislación para resolver los conflictos jurídicos en torno a la condición legal de los indios
incomendados.
La legislación de Indias comprendía sólo situaciones nuevas, las cuales no eran reguladas por la
legislación Española, la que fungía como supletoria.
El Derecho Indiano, versó sobre aspectos muy concretos en esta materia, inscribiéndose en
general en la misma esencia doctrinal del viejo derecho castellano, que se caracterizaba por un
hondo sentido ético religioso, propio del catolicismo romano, el cual no ayudó a salvar el abismo
entre el derecho y la realidad social.
La relación de las principales leyes relativas a la familia a través de la historia de Cuba colonial y
neocolonial.
A partir del siglo XIX, la legislación más protegida por el Derecho lo fue, primeramente el
matrimonio religioso católico que generaba la familia legítima y en segundo orden, las tutelas y
curatelas, para proteger a los menores hijos legítimos, no sujetos a patria potestad generalmente
por fallecimiento del padre o de madre.
Con la protección del matrimonio religioso católico, presentado como paradigma de matrimonio,
incluso para los indios, se produjo una abundante legislación en relación a los requisitos para
celebrarlo, tal es el caso de: (El consentimiento paterno para los menores de 25 años), la dote de
la mujer, las arras del marido y las donaciones en ocasión de los esponsales, acerca de los
impedimentos para la celebración heredados del Derecho Canónico.
Una Real cédula del 13 de noviembre de 1713, dirigida a Puerto Rico, principalmente al obispo;
establece evitar los adulterios, incestos y otros delitos sexuales cometidos por los indios,
presidiendo en ello un criterio de benignidad.
La Real cédula del 15 de octubre de 1805, prohibía los matrimonios entre personas de conocida
nobleza y notoria limpieza de sangre, con mulatos, negros y demás castas; los mayores de edad
debían recurrir a los Virreyes, Presidentes de Audiencias (Gobernadores, Capitanes – Generales)
a fin de que le concedieran o negaran el permiso (licencias).
Esta cédula, fue interpretada según el momento hasta que en 1881, la Real Orden del 27 de
enero, deja en completa libertad a las personas de diferente raza que quieran contraer
matrimonio.
Las Leyes de matrimonio Civil promulgadas en la República de Cuba en Armas, bajo las
constituciones de Guaimaro (1869), Jimaguayú (1896, establecieron que el matrimonio era un
contrato civil, sin sentido religioso imperante, además era considerado como la única forma de
matrimonio y establecía también el divorcio vincular o desvinculatorio, el cual extingue el
vínculo jurídico entre los esposos y da derecho a los ex - cónyuge a contraer nuevos enlaces.
La primera Ley Mambisa de matrimonio civil de 1869, establece los impedimentos para la
celebración del matrimonio, considerando como tales: sólo el parentesco en cualquier grado en la
línea recta y en la colateral no podían casarse entre si los hermanos; los contrayentes menores de
20 años, necesitaban la licencia para poder celebrar el matrimonio. En ese sentido los
legisladores mambises establecieron que podían contraer matrimonio los mayores de 18 años
(varones) y de 14 años (hembras) y los menores de 20 años con licencia, materna o del tutor.
El código civil español de 1888, que empezó a regir en Cuba a partir de 1889, este regulaba las
relaciones jurídicas derivadas del matrimonio, en cuanto a las personas y bienes de los cónyuges,
de la paternidad y filiación y el ejercicio de la patria potestad.
2. En cuanto a la capacidad de los contrayentes para contraer matrimonio, se fijó para el varón
(14 años cumplidos) y para la hembra (12 años cumplidos).
En los últimos años del siglo XIX y principios de XX, se produce la intervención militar
norteamericana en la ya ganada guerra de independencia de Cuba contra el gobierno colonial
español, esta tuvo una repercusión importante para el Derecho de Familia Cubano, al tratar los
interventores de modificar la regulación del matrimonio en el código civil de 1889. Durante la
intervención de los Estados Unidos, se dictaron en ese sentido, varias órdenes militares:
1. La orden No. 487 de 1900, derogó como impedimento para el matrimonio, el ser pariente
colateral por afinidad legítima o natural, el ser descendiente del adoptante y el ser adultero,
sancionado como tal. Además la consanguinidad legítima que llegaba hasta el 4to grado, la
limitó al segundo.
La ley de 29 julio de 1918, estableció una única forma de matrimonio, el civil, quitándole
validez al matrimonio religioso y modificando con ello el art. 42 del código civil, el cual
planteaba:
"El matrimonio es un contrato civil y sólo producirá efectos legales cuando se celebre en
forma establecida en este código".
Exclusivamente civil.
El código civil Español, hecho extensivo a cuba en 1889. Evidenciaba el concepto discriminante
e injusto para la mujer, para la familia llamada ilegítima; en este fue establecido todo el sistema
de Derecho de familia, en función de preservar los intereses de la clase dominante, el matiz
patriarcalista y hegemónico del hombre, esposo o padre.
Este sistema de Derecho, es evidente que entrara en contradicción con una Revolución social
verdadera que proclamó la igualdad de todos sus ciudadanos y transformaba el régimen de
propiedad privada en propiedad social sobre los medios de producción fundamentales.
Para conocer profundamente el alcance de la contradicción que se producía entre las nuevas
relaciones sociales y lo estipulado en el código civil de 1888, en materia de Derecho de Familia,
nos remontamos a dicho Derecho en los últimos años del régimen neocolonial, este conservaba
las desigualdades sucesorias y el concepto tradicional de la patria potestad y otros rasgos del
egoísmo clasista.
Además la situación de la mujer era cada vez peor, ya que se demostraba mediante la
prostitución y de la mendicidad infantil, en continuo y monstruoso crecimiento. También los
restringidos derechos de los hijos extra matrimoniales, en relación a los padres, no se podían
ejercer porque se prohibía la declaración y determinación de la paternidad.
El Código de Familia, principios y objetivos que inspiran al código de familia.
Al promulgarse el código de familia en 1975, como código independiente del civil, todas las
instituciones relativas a la familia, son reguladas en él, conformándose un cuerpo legal
exclusivamente dedicado al Derecho sustantivo regulador de las instituciones de familia como:
matrimonio, divorcio, relaciones paterno – filiales, obligaciones de dar alimentos, adopción y
tutela.
Con este objetivo no sólo se reafirman los valores de la familia, sino que se potencia su papel
como factor clave en la formación de la nueva generación, aumentando con ello, su importancia
a medida que se desarrolla la nueva sociedad. Se hace también un llamado a la ayuda y respeto
recíprocos entre sus integrantes, que no son sólo los esposos, los padres y los hijos, sino también
los tíos, sobrinos, abuelos y hermanos.
Con este objetivo se aspira a fortalecer el matrimonio civil y también a legalizar las uniones
consensuales o matrimoniales de hecho a través del reconocimiento judicial del matrimonio no
formalizado, regulación jurídica que se establece en el código.
3. Contribuir al más eficaz cumplimiento por los padres de sus obligaciones con respecto a la
protección, formación moral y educación de los hijos, para que se desarrollen plenamente en
todos los aspectos y como dignos ciudadanos de la sociedad socialista:
En este objetivo se expresa la alta valoración que se le confiere al ejercicio de los deberes
paterno – filiales que conforman el contenido de la patria potestad de importancia capital en la
formación y educación de los hijos, desde el sostenimiento material hasta la obligación en el
orden jurídico y la formación social, ética e ideológica de los mismos.
Los fines esenciales, del matrimonio en la Cuba actual, se refieren del propio articulado del C.F,
de sus objetivos y conceptos del matrimonio, de los derechos y deberes conyugales; entre ellos
están la comunidad de vida (valorada como algo más que la convivencia, ya que puede existir el
matrimonio, aunque por motivos justificados no se mantuviere en hogar común) y el carino qu
erradia a todas las relaciones familiares, pero que en el caso de matrimonio puede ser traducido
como "Amor", con un sentido más lato que la palabra "Amor conyugal", pues incluye amistad,
inclinación recíproca, camaradería, apoyo moral, ayuda mutua, principalmente en la edad
provista en las situaciones difíciles. También podemos hacer mención de un fin secundario, que
sería la procreación desde antes valorada por algunos teóricos del D.F, no como un fin del
matrimonio, sino de la relación paterno – filial.
Constituir, significa – establecer, formar. Sólo era considerado matrimonio, el civil y solamente
era válido el autorizado por funcionario con capacidad legal para realizarlo, tales funcionarios
eran: los Jueces Municipales y los Notarios, según establece (El art. 43 de la constitución de la
República de 1940).
De hecho una unión no formalizada que se mantenía en el tiempo, lo que implicaba un acuerdo
de voluntades o consentimiento continuativo, no era matrimonio. Solamente lo era cuando el
consentimiento inicial se declaraba ante autoridad, con determinados requisitos y solemnidades.
Naturaleza jurídica del matrimonio. Distintas teorías acerca de la naturaleza jurídica del
matrimonio.
Se han formulado, por algunos autores varias teorías fundamentales acerca de la naturaleza
jurídica del matrimonio como:
1. Teoría del matrimonio como contrato, de esta se deriva la concepción neo – contractualista
que considera al matrimonio como un acto complejo en el cual no intervienen sólo los
esposos, sino también el Estado.
3. Teoría del contrato sui – géneris, esta constituye una convención jurídica y un acto del
Estado; para quien el matrimonio es creado por el funcionario del Estado Civil,
constituyendo así las declaraciones de los contrayentes un mero supuesto para su celebración.
4. La Teoría ecléctica, considera que en el matrimonio coexisten los dos aspectos de contrato e
institución, el sostener que el matrimonio es un contrato en el momento de celebrarse, pero
una vez celebrado reviste el aspecto de una institución.
El sistema mixto existente en Cuba desde finales del siglo XIX, hasta 1918, reconocía efectos
civiles al matrimonio canónico y normaba el matrimonio civil como un matrimonio subsidiario
para los que no profesaban la religión católica; pero la regulación del matrimonio civil, se basaba
en una concepción sagrada y religiosa que lo consideraba por su naturaleza, perpetuo e
indisoluble.
Sacramento o no, el matrimonio históricamente le ha dado a los pueblos un origen divino y desde
el establecimiento de derecho son condiciones esenciales del mismo: la unidad (hombre y
mujer), la perpetuidad (unión para toda la vida).
Esta posición es importante en el análisis de la naturaleza jurídica, ya que ayuda a precisar las
diferencias entre la noción de matrimonio – contrato – sacramento, del derecho canónico de las
nociones matrimonio – contrato y matrimonio – institución. Todo se debe a que al separar en el
concepto matrimonio el elemento contrato del elemento sacramento, las religiones evangélicas
propiciaron la derivación más actualizada de la forma puramente civil del matrimonio. Además
se atribuyó a la noción contractual del matrimonio un sentido de solubilidad, ajeno al concepto
de sacramento, en su carácter de perpetuidad se asoció, de manera natural, a la noción de
matrimonio – institución.
La influencia del "Contrato Social" de Revisión, fue decisiva en esta materia y su filosofía puede
encontrarse en esta afirmación: "El matrimonio, es el más excelente y antiguo de todos los
contratos". En el orden civil es el más excelente, ya que la sociedad civil está más interesada en
él. Es el más antiguo, porque fue el primer contrato que celebraron los hombres.
Esta concepción, para su época constituyó un signo de progreso liberalista y encontró pronto
detractores dentro del propio campo del Derecho Civil y de Familia.
El acto del matrimonio y su celebración ante la autoridad investida para ello, tiene como único
objetivo, la adhesión de los interesados a la institución jurídica del matrimonio, noción suprema
por encima de los contrayentes.
La institución jurídica es el conjunto de reglas de derecho que se penetran unas a otras hasta el
punto de constituirse un todo orgánico, comprendiendo una serie indefinida de relaciones de
derecho y derivadas todas de un hecho único fundamental, de orden físico, biológico,
económico, moral y social.
El matrimonio como institución jurídica tiene una existencia y un fin ya establecido y por encima
de los contrayentes, que preside y rige un conjunto de reglas impuestas por el Estado o por la
tradición, a las cuales los contrayentes no tienen más que adherirse, imponiéndose los efectos de
la institución.
3. Matrimonio reconocido: Se refiere al acto mediante el cual una persona, concurre ante un
tribunal competente, para que mediante resolución judicial, reconocen que entre esa persona
que ante el tribunal insta y otra (fallecida o viva) existió una unión matrimonial contraída
voluntariamente y con aptitud legal en fecha anterior.
Esta naturaleza jurídica principalmente en que el matrimonio es una institución social y jurídica
que se sustenta en la soberana voluntad de los contrayentes.
Los requisitos de capacidad física o madurez sexual, relacionados con la edad, el pleno
discernimiento para otorgar el consentimiento y la aptitud física necesaria para consumar el coito
(impedimentos de edad, demencia e importancia cohendi) Son en sentido natural para celebrar
matrimonio canónico, a la que debía unirse para ser válido el mismo, la aptitud legal (ausencia de
impedimentos matrimoniales, tanto dirimentes como impedientes).
A partir de los años treinta y en la década de los cuarenta de este siglo, comenzó una corriente
legislativa a nivel mundial de contenido eugénico o eugenésico en materia de impedimentos
matrimoniales que sostenía la necesidad de vedar el matrimonio a quienes padecieran de ciertas
enfermedades. En Cuba, por Decreto No. 1267, se dispuso que:
"Toda persona que para contraer matrimonio necesitase comprobar que no padece de enfermedad
venérea y no pudiese obtener el alta escrita de su médico, podrá acudir a algunos de los
hospitales y dispensarios para enfermedades venéreas en la República, donde será reconocido
gratuitamente y provisto de certificado".
La prohibición que limitaba la capacidad para contraer matrimonio por la presencia de una
enfermedad como impedimento, se vinculaba en general con la presentación de un requisito legal
indispensable para celebrarlo, el llamado certificado pre-nupcial.
El matrimonio putativo, quiere decir supuestos, reputado, de putare que significa: creer, juzgar.
Este matrimonio surge cuando ambos cónyuges o al menos uno de ellos, ha contraído de buena
fe el matrimonio considerándolo verdadero y válido, aunque exista impedimento en el mismo.
1. Que el matrimonio se haya celebrado conforme a todos los requisitos legales exigidos
(matrimonio legal, religioso o civil, según el sistema de matrimonio imperante)
2. Que exista no obstante una prohibición de contraer matrimonio que consista en un
impedimento dirimente o anulatorio (el impedimento debe anular por completo el
matrimonio).
3. Que ambos cónyuges o uno de ellos de buena fe desconozca por ignorancia o error
excusable, la prohibición. El error puede ser de hecho o de derecho y tiene como límite que
no vaya en contra de la naturaleza humana, por ejemplo: el matrimonio entre ascendientes y
descendientes (delito de incesto); aún ignorando de buena fe el parentesco consanguíneo no
puede ser beneficiado con el matrimonio putativo, por tratarse de un matrimonio contra
natura.
Los efectos del matrimonio putativo son: primeramente, provocar su nulidad, más la presencia de
la buena fe protege al que obró con ella y aunque el matrimonio sea declarado nulo por sentencia
firme, se producen efectos civiles (patrimoniales) para el que así obró y siempre para los hijos
habidos en la unión.
Art. 4 I – 1: "No puede contraer matrimonio los que carecieren de capacidad mental para otorgar
su consentimiento".
La capacidad mental no sólo se refiere a los dementes que tienen una pérdida total y absoluta de
razón, sino también a los imbéciles que presentan un retraso mental tal que les anula el
discernimiento.
En materia de lucidez mental, entre en funciones la Medicina Legal y dos avances de la ciencia
médica en materias de Psiquiatría y Neurología. En general comprende a los que no estuviere en
el pleno ejercicio de su razón para otorgar su consentimiento, además de la gradación científica
de ese ejercicio y su carácter. En el caso del matrimonio también se refiere a la presencia de
cualquier de las enfermedades catalogadas como alteradoras de la razón o con efectos en ese
sentido, como fiebre alta, conmoción cerebral, o que sin la persona padecer de enfermedad se
encuentre en estado de delirio alcohólico, droga, bajo estado hipnótico. Basta que se carezca de
capacidad mental para otorgar el consentimiento al momento de contraer matrimonio.
La capacidad y la incapacidad debe ser apreciada por el funcionario ante el cual se formalice el
matrimonio o por el tribunal que reconozca la unión matrimonial, que valora en su caso a través
de las pruebas admitidas en Derecho, esa capacidad mental en el momento de iniciarse dicha
unión.
En un estricto sentido técnico – jurídico, debe admitirse como válido el consentimiento otorgado
en intervalo lúcido, ya que la lucidez en plena razón que se exige es en el momento de contraer o
formalizar el matrimonio, ni antes, ni después.
Vínculo o ligamen anterior.
Para que la prohibición exista es necesario que ese matrimonio anterior no sólo sea válido, sino
que haya sido disuelto legalmente. Este impedimento dirimente o anulatorio se refuerza
penalmente para el matrimonio formalizado al configurarse el delito de bigamia, previsto y
sancionado por nuestro código penal, hasta un año de privación de libertad.
Los efectos del matrimonio putativo o de la unión matrimonial putativa, son los de anular ese
posterior matrimonio si es formalizado o los de no reconocer judicialmente el matrimonio si se
trata de una unión no formalizada, pero este segundo vínculo aunque nulo o no reconocido como
matrimonio surtirá plenos efectos legales para los hijos habidos en el mismo y para el cónyuge
que haya obrado de buena fe.
Impubertad legal:
Art. 4 I – 3: "No podrán contraer matrimonio las hembras menores de 14 años y los varones
menores de 16 años".
Contraer matrimonio siendo impúberes los dos contrayentes o uno solo de ellos, conlleva en
principio la nulidad absoluta del matrimonio formalizado en su caso, o al no reconocimiento de
la unión no formalizada, mientras se fuera impúber.
Parentesco:
Art. 5 I – 1: No podrán contraer matrimonio entre sí los parientes en línea directa, ascendientes y
descendientes, y los hermanos de uno o doble vínculo.
La tendencia legislativa en nuestro país, ha sido eliminar las prohibiciones por razón del
parentesco por afinidad y reducir en cuento a los colaterales consanguíneos, la incapacidad, al
segundo grado, hasta hermanos y medios hermanos.
Las relaciones sexuales entre parientes consanguíneos en línea directa (padre e hija, hijo y
madre) o entre hermanos de uno o doble vínculo, constituyen una degeneración sexual y moral,
que atenta contra el normal desarrollo de la familia, integrando así el delito de incesto,
sancionado en nuestro Código Penal con privación de libertad de hasta 5 años (si las relaciones
sexuales son entre ascendientes y descendientes); hasta un año (si tienen lugar entre hermanos).
Existen otras razones de prohibiciones basadas en factores eugenésicos, eje. La prole procreadas
de estas uniones sexuales puede padecer de graves defectos físicos, como sordomudez, epilepsia,
ceguera, retraso mental y hasta locura.
Esta prohibición establecida en el C.F, trae como consecuencia en el orden civil, la imposibilidad
del reconocimiento judicial de esa unión o la nulidad absoluta del matrimonio así formalizado.
La adopción que genera el parentesco legal se conoce como prohibición del matrimonio desde el
Derecho Romano y se ha establecido por el Derecho Canónico, el cual remitió a la legislación
civil, la consideración sobre la naturaleza y los efectos de dicha prohibición, modificando esto y
este pulando sus propias reglas en cuanto a la naturaleza del impedimento y en cuanto a su
extensión.
Dicha prohibición se mantiene mientras el tutor y el tutelado ocupen tales posiciones, pero
concluida la tutela y rendidas las cuentas por el tutor o la tutora, estos dejan de serlo y pueden
contraer matrimonio con el extutelado o tutelada, trayendo esto como consecuencia que la
prohibición tenga características de transitoriedad coyuntural.
Los aspectos que provoca violar esta prohibición en el matrimonio formalizado, permitiendo la
nulidad del mismo de forma absoluta, no se compadecen con la entidad real de la violación a
pesar de sus implicaciones éticas. Además estos efectos apartan drásticamente el tratamiento de
est impedimento de su trayectoria histórica – doctrinal, la cual lo ha considerado un impedimento
o prohibitivo, pero no dirimente.
La prohibición de que el tutor inicie una vida conyugal no formalizada con el menor sujeto a
tutela, implica que si se trata a posterior de reconocer de forma judicial el matrimonio, la
retroacción de los efectos sólo sería admisible desde que ambos tenían aptitud legal, ya sea por
razones de edad del menor o por no estar presente este impedimento.
Conyugicidio:
Art. 5 I – 4: No podrán contraer matrimonio entre sí los que hubiesen sido condenados como
autores o como autor y cómplice de la muerte del cónyuge de cualquiera de ellos.
Para que se consume el conyugicidio es necesario que se produzca la muerte del cónyuge legal o
también del contrayente de unión no formalizada y que esta se haya perpetrado con la intención
de contraer o formalizar matrimonio, la parte liberada del vínculo y una tercera persona que
conoce y está de acuerdo con la intención de producir la muerte.
Pueden existir tres formas de conyugicidio por Eje. El propiamente dicho, que consiste en dar
muerte al propio cónyuge o compañero; el impropio, consiste en dar muerte al cónyuge o
compañero de aquel con quien se pretende contraer o formalizar matrimonio y por último el
conyugicidio con cooperación mutua, consistente en que uno de los cónyuges o compañeros,
unidos a tercera persona, con una colaboración mutua, física y moral, causan la muerte del otro
cónyuge o compañero, todo esto siempre se realiza con la intención de unirse a la otra persona.
matrimonio
- Parentesco.
- Conyugicidio.
Existe para el matrimonio aptitud legal cuando, los contrayentes son personas de distinto sexo,
con la edad requerida, con capacidad o lucidez mental para expresar su voluntad y en los cuales
no concurra ninguna de las prohibiciones legales estudiadas.
El reconocimiento judicial de la unión matrimonial no formalizada. Consideraciones previas.
El C.F hace referencia ala unión voluntaria y a la unión matrimonial, como expresiones de una
relación conyugal distinta del matrimonio formalizado y alude al proceso de reconocimiento de
esa unión ante el tribunal competente como vía de legalización de las mismas y dándose
determinadas condiciones.
Que los tribunales determinarían los casos en que por razón de equidad la unión entre personas
con capacidad legal para contraer matrimonio sería equiparada por su estabilidad y singularidad
al matrimonio civil.
Las uniones libres o concubinarias, denominadas también por el Derecho histórico Español como
(uniones de hecho, consensuales, extramatrimoniales, maridaje y barraganía) podían ascender al
nivel jurídico y social, llegando a ser equiparadas al matrimonio civil, era el único que generaba
la familia legítima o de primera clase. Para ello debían darse algunos presupuestos condicionales
que permitían una unión extra – matrimonial eficaz y valedera ante los tribunales de justicia tal
es el caso de:
Primero: libertad de los unidos en concubinate para poder contraer matrimonio igual que
para contraer matrimonio civil.
Segundo: Estabilidad en esa unión, que habría de existir de manera permanente y mostrarse
para actos exteriores.
Curto: La razón de equidad (hacer justicia) que habría de emerger en cada caso.
Si el matrimonio equiparado partía de la existencia de una unión libre, esta para que se
comparara al matrimonio civil, debía implicar un verdadero estado de comunión espiritual y
material que tenga su sede o asunto usual y acostumbrado en el hogar.
Esta unión debía constituir un verdadero de personas de sexo opuesto, aptas conforme a derecho
que convivieran con todas las características de un matrimonio legalizado.
Es necesario que la unión no formalizada reúna ciertos requisitos necesarios para que pueda ser
reconocida por el tribunal (art. 18 pfo. 1). Estos son los siguientes.
1. Aptitud legal: Esta se refiere a la capacidad física, metal y legal requerida. La capacidad
física constituye la diferencia de sexo, indispensable para que pueda legalizarse la unión
conyugal, que debe tratarse de la alianza de un hombre y una mujer.
5. Buena fe: (Art. 18 pfo. 2). En orden civil se obro de buena fe desconociéndose por
ignorancia o error excusable la existencia de ese previo matrimonio formalizado a favor del
contrayente puede surtir efectos legales al obrar estando los hijos, protegidos en cuanto a sus
derechos, aún sí el proceder de sus padres no fuera de buena fe.
La buena fe deviene en requisito seni – quai – nom para que surjan consecuencias para el
contrayente en el orden jurídico, el cual desconocía la existencia del impedimento dirimente
invalidante. Para que sea destruida la buena fe se exige prueba en contrario de quien se favorece
con demostrarla.
Características.
2. Sobre la base de la apreciación de la voluntad continuativa, se acepta que aún faltando ésta
al final de la relación, en uno de los unidos, sea por muestreo o por disentimiento de alguno
para continuarla, estando vivos ambos, se admita demanda de reconocimiento por el otro
componente de la pareja.
El divorciado presenta tal estado conyugal porque ha mediado el divorcio, como causa de
extinción del matrimonio y la viudez porque uno de los cónyuges o contrayentes ha fallecido
y la causa de extinción del matrimonio es la muerte.
1. Surgen derechos sucesorios para el contrayente supérstite en caso de muerte del otro y por
esa misma causa, derecho a ser pensionado por la seguridad social.
2. Tanto en el caso de muerte, como inter – vivos surge el derecho a liquidar la comunidad
matrimonial de bienes. Las dificultades en cuanto al procedimiento de liquidación de la
comunidad de bienes matrimoniales, entre el matrimonio formalizado y el matrimonio
reconocido, se basan en que mientras en el matrimonio formalizado la liquidación se verifica
en las propias actuaciones del proceso de divorcio; en el caso de la unión matrimonial no
formalizada se logra mediante la interposición de un proceso ordinario con trámites dilatados
y complicados para obtener el reconocimiento judicial de la unión y la división de los bienes
comunes.
4. Los hijos habidos de la unión, sino habían sido reconocidos como tales hijos en su
oportunidad por el progenitor, se presume, a través del reconocimiento judicial de la unión
matrimonial como hijos de ambas personas unidas en esa relación conyugal.
Efectos propios del matrimonio formalizado que no surten para el matrimonio reconocido
judicialmente.
Estos efectos que se contrastan son los que surgen para los ex – contrayentes entre sí:
3. Le son ajenos en la práctica los derechos y deberes alimentarios entre cónyuges que se
ejercitan durante la vigencia del matrimonio y no una vez extinguido éste.
4. Se carece conforme a Derecho de parentela por afinidad, que se adquiere con el matrimonio
legalizado y que termina con la extinción del mismo.
5. No procede en principio ejercer la tutela del otro miembro de la pareja declarado incapaz.
6. No se califica a los unidos como cónyuges, términos que se destina a los miembros de la
pareja en el matrimonio formalizado, tratamiento semántico, diferenciado que acarrea
determinados efectos jurídicos.
Las diferencias y semejanzas jurídico formales entre ambas, son muy sutiles en ese plano,
propiciando la real diferencia entre ellas, el cambio raigal en nuestra estructura económica –
social que barrió en la superestructura jurídica con las desigualdades en todos los sentidos para la
familia extra – matrimonial. Sin embargo dejó al alumnado, la labor de establecer más
permenorizadamente la comparación técnico jurídica entre las dos figuras.
Las certificaciones del Registro del Estado Civil tienen eficacia para probar con efectos jurídicos,
el hecho que las motiva, en este caso, que existió una unión no formalizada entre dos personas,
considerada como matrimonio igual al formalizado, desde la fecha en que se inició la misma,
hasta la fecha en que concluyó.
Tal posesión de estado debe reunir los requisitos de aptitud legal, singularidad y estabilidad que
unida a las actas de inscripción del nacimiento de los hijos reconocidos por ambos progenitores
como hijos propios de la unión, sustenta la probanza de la existencia de ese matrimonio de
hecho.
La índole de los procesos en que puede alegarse esta prueba puede ser variada y presentarse en
las distintas materias, civil, penal o administrativo, también por quién demanda o acciona. Eje.
Solicitando la disolución y liquidación de la comunidad matrimonia de bienes, sin interés de
reconocer judicialmente el matrimonio, sino sólo que se reconozca la unión no formalizada a los
efectos de este trámite.
El art. 22, protege a la unión matrimonial, aún cuando ésta no ha trascendido legalmente lo que
evidencia que el matrimonio de hecho se refleja en la superestructura jurídica y es regulado y
protegido por el código de familia, no sólo en el reconocimiento judicial de éste y en el
matrimonio formalizado retroactivamente al momento de iniciada la unión, sino en la admisión
de la prueba de la posesión constante del estado conyugal, lo cual era ignorado en la legislación
sobre familia.
La ineficacia del matrimonio, que provoca la nulidad absoluta o relativa del mismo, más que
causa extinción de éste, es consecuencia de la presencia de vicios o impedimentos invalidantes
en su concertación y legalización.
El C.F no solo regula la nulidad del matrimonio, como una de las causas de extinción del mismo,
sino que la limita paradójicamente a los matrimonios formalizados y al judicialmente
reconocido.
Una unión matrimonial que pudo lograr el reconocimiento del tribunal, mediante la
correspondiente sentencia, aún adoleciendo de vicios o impedimentos dirimentes no percibidos
durante la sustanciación del proceso, puede ser recurrida en el tiempo fijado por la ley, y a fin de
que se anule la sentencia dictada y se declare sin lugar la demanda que dio origen al proceso.
1. Nombres y apellidos.
2. Lugar y fecha de nacimiento y oficina del registro del Estado Civil en que conste su
inscripción con expresión de tomo y folio, según el documento oficial de identidad.
4. Vecindad.
1. Los menores de 18 años de edad necesitan una autorización, que solo puede otorgarse
excepcionalmente y por causa justificada (art. 3 pfo. 1 C.F).
3. El extranjero o extranjera para formalizar matrimonio con cubana o cubano, según el caso
debe cumplimentar además de los requisitos generales, los especiales (Art. 63, de la Ley del
Registro Civil).
4. A través del otorgamiento de un poder especial (Art. 65, de la Ley del Registro del Estado
Civil).
En cuanto a la declaración jurada y el acto de ratificación puntualizamos que los que concurran a
formalizar matrimonio presentarán y ratificarán ante el funcionario autorizado, una declaración
en la que, advertidos que de faltar a la verdad incurren en la responsabilidad correspondiente, en
esta declaración constaran los requisitos generales.
A dicha declaración se acompañará el documento justificativo del estado civil de los contrayente,
cuyo matrimonio anterior se hubiere extinguido por cualquier causa.
Funcionarios facultados para autorizar la formalización del matrimonio según la Ley del Registro
del E.C.
Los funcionarios facultados por el código de Familia para autorizar la formalización del
matrimonio, según la Ley del Registro del Estado Civil son:
1. En condiciones normales:
El registrador es aquel, que extenderá el acto con todas las circunstancias necesarias para hacer
constar que en el acto se han cumplido las diligencias prevenidas en el C.F. el acta será formada
por los comparecientes, los testigos y el funcionarios autorizado y el acto se extenderá mediante
asunto que se practicará en el libro de la Sección de matrimonio del Registro a su cargo.
En el caso del notario, este es el encargado de presentar obligatoriamente dentro del tercer día al
encargado del Registro del Estado Civil, del lugar en se haya efectuado la formalización, copia
fehaciente del acta y del expediente instruido con todos los documentos que lo forman, con el
objetivo de que aquella se inscriba en la se sección de matrimonio del Registro y el expediente
quede bajo la custodia y responsabilidad del cita Encargado del Registro Civil.
Según el C.F art. 3, plantea que no se encuentran autorizados para formalizar matrimonio los
menores de 18 años, aunque en ese mismo art. Se hace referencia de manera excepcional y por
causa justificada que solamente se autoriza para dicha formalización, a la hembra siempre que
tenga 14 años cumplidos y el varón 16 años cumplidos.
Los abuelos maternos o paternos al faltar los padres preferentemente aquellos que convivan
en el mismo domicilio que el menor.
Uno sólo de los facultados, en caso de que el otro se vea impedido de hacerlo.
El tribunal, de negarse las personas facultadas para dar la autorización, por razones
contrarias a los principios y normas de la sociedad socialista.
Al negar la autorización alguno de los que deben otorgarla, los interesados en contraer
matrimonio, uno de ellos, hermano o hermana mayor, podrán cualquiera de ellos instar al
tribunal popular competente para que otorgue la autorización correspondiente.
Los funcionarios facultados para autorizar la formalización del matrimonio no solo deben
apreciar la capacidad en el momento de la formalización, exigiendo una prueba de su existencia
en caso de duda, sino también cuando se trate de matrimonios celebrados con anterioridad,
porque como en estos la formalización tiene efectos retroactivos, debe decidir si cuando
comenzó la unión ambos contrayentes tenían o no dicha capacidad. Por lo que al iniciar la unión
matrimonial no formalizada los contrayentes tuvieren la capacidad mental requerida para dar sus
consentimientos, pero si esa capacidad desapareciere en uno de ellos posteriormente y en fecha
anterior a la formalización, entonces el funcionario no podrá autorizar la formalización,
correspondiéndole a los tribunales decidir acerca del reconocimiento judicial de ese matrimonio.
La mujer cuyo matrimonio se haya extinguido y decida iniciar uno nuevo antes de transcurrido
300 días de dicha extinción, para mejor determinación de la paternidad, deberá presentar un
certificado médico expedido por un centro asistencial estatal, si se halla o no en estado de
gestación (Art. 6 C.F)
Si el resultado del certificado resultara positivo, constituiría una presunción de la paternidad del
cónyuge del matrimonio extinguido.
En el caso de que la mujer diera a luz antes de los 300 días no sería necesario presentar dicho
certificado para hacer válido un nuevo matrimonio formalizado.
Esta formalización se lleva a cabo ante un notario Público, en el ejercicio normal de sus
funciones. Los que concurran a formalizarlo presentarán y ratificarán ante el funcionario que lo
autorice, una declaración en la que advertidos que de faltar a la verdad incurren en la
responsabilidad penal correspondiente. El funcionario que autorice la formalización de esos
matrimonios deberá remitir, tan pronto le sea posible, al ministerio de justicia, el acta original
que aquellos efectos haya extinguido, ya que si se trata de un formalizante cuyo matrimonio
anterior se hubiera extinguido por alguna causa, o en el caso de un extranjero que temporal o
permanentemente se encuentre en Cuba, se acredita en el primer caso el Estado Civil del
formalizante y en el segundo se presente el carnet de identidad, en este caso de extranjero y la
autorización del ministerio de justicia para poder formalizar su matrimonio en Cuba.
El matrimonio podrá formalizarse también, mediante un apoderado, pero solo cuando uno de los
contrayentes resida en el lugar donde se realice la formalización, de forma permanente. El poder
deberá de ser especial y en el deberá expresarse el nombre de la persona con quien el apoderado
a nombre del poderdante deberá formalizar el matrimonio. Al otorgase el poder, éste será válido
si antes de la formalización no se le hubiere notificado en forma legal al apoderado y al otro
contrayente, la revocación del poder.
d) Mediante la existencia de la posesión constante del estado conyugal unida a las actas de
inscripción de nacimiento de los hijos, si los hubiere, en caso de cualquier proceso civil,
penal o administrativo en que la formalización del matrimonio no se probara mediante la
certificación del Registro del E.C, según el matrimonio se haya formalizado en Cuba o ante
un Cónsul o Vicecónsul cubano en el extranjero. La prueba en estos casos producirá los
mismos efectos que el reconocimiento judicial.
Contenido de la relación jurídica conyugal: Contenido personal y contenido económico.
Generalidades.
Respecto al contenido personal el C.F por primera vez en nuestra legislación valoriza el trabajo
personal a los efectos de apreciar la contribución que los cónyuges hacen al sostenimiento del
hogar.
Este desarrollo incluye todas las mujeres ya sean de la ciudad o del campo.
La estructura económica de la sociedad conyugal ha sido definida por Planiol y Ripert como "El
statuto que regula los intereses pecunarios de los esposos, ya sea en sus relaciones entre sí, o en
las mentinadas con los terceros.
Legal es cuando la ley, de acuerdo con la estructura económica y social del país, organiza el
régimen económico de los esposos, estableciendo así un statuto único y obligatorio para todos,
fuera de las esferas de las convenciones particulares.
Otras legislaciones capitalistas optan por el principio de la libertad de las convenciones
matrimoniales. Unos códigos dejan en libertad absoluta a los cónyuges para organizar sus
relaciones pecunarias como mejor convenga a sus intereses, con la única limitación de no
contrariar el orden público.
a) El de comunidad universal: en el que se considera comunes todos los bienes de los esposos
ya sean presentes o futuros, muebles e inmuebles o sean adquiridos a título oneroso o
gratuito.
b) El de comunidad de muebles: en el que sólo los bienes muebles, aunque hayan sido
adquiridos lucrativamente, son comunes.
Además debemos distinguir dentro del régimen de separación de bienes los siguientes
b) El de separación con régimen dotal: en el que los cónyuges conservan la propiedad de sus
respectivos patrimonios, pero los bienes de la mujer se dividen en dos según el goce y
administración de los mismos son: los dotales (que constituyen la dote) y los parafernales, en
los cuales la mujer conserva la integridad de sus derechos de administración y goce.
Derechos y deberes de los cónyuges entre sí y con relación a los hijos, sobre la base de la
igualdad.
El C.F referencia en este aspecto al disponer (Art. 26): "Ambos cónyuges están obligados a
cuidar la familia que han creado y a cooperar el uno con el otro en la educación, formación y
guía de los hijos conforme a los principios de la moral socialista..."
Los cónyuges están obligados a contribuir a la satisfacción de las necesidades de la familia que
han creado con su matrimonio, según sus facultades y capacidades económicas. Si uno de ellos
solo contribuyere a esa subsistencia con su trabajo en el hogar y cuidado de los hijos, el otro
cónyuge deberá contribuir por sí solo a la expresada subsistencia sin perjuicio de cooperar a
dicho trabajo y cuidado.
Además ambos cónyuges tienen derecho a ejercer sus profesiones u oficios y prestarse
recíprocamente la ayuda y cooperación para ello, como para emprender estudios o perfeccionar
sus conocimientos, todo esto se realza cuidando de organizar la vida en el hogar, tratando que las
actividades se coordinen con el cumplimiento de las obligaciones impuestas por el propio
código.
El C.F por primera vez aborda en nuestro país, la manera de promover o lograr el reconocimiento
de los hijos facilitando la investigación de la paternidad, cualquiera que sea el estado civil de los
padres, el cumplimiento de sus deberes para con sus hijos, especialmente de aquellos que
conforman la patria potestad y alimentarlos, aún cuando no la tengan (Art. 96 y 59).
En cuanto a las diferencias entre el régimen establecido por el código de familia y el que regía
anteriormente, estas se basan en que éste último permitía a ambos contrayentes, concertar
libremente el régimen económico que regía en su matrimonio. Esto se hacía mediante un
contrato de capitulaciones matrimoniales, celebrado notarialmente, desde un régimen de
separación absoluta de bienes (muebles e inmuebles) hasta uno de comunidad plena y total.
El hecho que el C.F sólo reconozca un régimen económico para el matrimonio como comunidad
matrimonial de bienes, no quiere decir que antes del matrimonio, durante de éste y después de
extinguido, todos los bienes sean obligatoriamente considerados comunes.
El código en los art. 30, 31 y 37, reconoce la existencia coetánea en el matrimonio, de bienes
comunes y de bienes propios de cada cónyuge, si bien sienta la presunción de que se consideran
comunes todos los bienes de los cónyuges mientras no se pruebe que son propios de uno solo de
ellos.
Comentarios a cada uno de los postulados jurídicos – morales de los art. 24 – 28 del C.F.
Art. 24: El matrimonio se constituye sobre la base de la igualdad de derechos y deberes de ambos
cónyuges.
Art. 25: Los Cónyuges deben vivir juntos, guardarse la lealtad, la consideración y el respeto
debido y ayudarse mutuamente.
Los derechos y deberes establecidos para los cónyuges, subsistirán íntegramente mientras no se
extinga el matrimonio legalmente, aunque no mantuvieren un hogar común por motivos
justificados.
Art. 26: Ambos cónyuges están obligados a cuidar la familia que han creado y cooperar en la
educación, formación y guía de los hijos según los principios de la moral socialista. También
deben participar en el gobierno del hogar y cooperar al mejor desenvolvimiento del mismo,
según capacidades y posibilidades de cada uno.
Art. 27: Los cónyuges están obligados a contribuir a la satisfacción de las necesidades de la
familia, cada uno según sus facultades y capacidades económicas.
1. Los salarios o sueldo, jubilaciones, pensiones u otra clase de ingreso, que ambos cónyuges o
cualquiera de ellos obtengan durante el matrimonio, como producto del trabajo o procedente
de la seguridad social.
2. Los bienes y derechos adquiridos por título oneroso durante el matrimonio o costa del
caudal común, se haga la adquisición para la comunidad o para uno de los cónyuges.
2. Los adquiridos durante el matrimonio por cada uno de los cónyuges, por herencia, por título
lucrativo o por permuta o sustitución de un bien propio, salvo que de las donaciones y
legados onerosos se deducirá el importe de las cargas cuando sean soportadas por el caudal
común.
4. Las sumas cobradas por uno de los cónyuges en los plazos vencidos durante el matrimonio,
correspondiente a una cantidad o crédito constituido a su favor con anterioridad al
matrimonio y pagado en ciertos plazos.
En los que respecta a las cargas o gastos del matrimonio el C.F, establece según el principio
de igualdad plena del hombre y la mujer, que serán abonados con cargo a la comunidad
matrimonial de bienes los siguientes.
1. El sostenimiento de la familia y los gastos en que se incurran en la educación y formación
de los hijos comunes y de los que sean de uno de los dos cónyuges.
2. Todas las deudas y obligaciones contraídas durante el matrimonio, por cualquiera de los
cónyuges, excepto en los casos en que para contraerlas se necesitara del consentimiento de
ambos.
3. Las rentas o intereses devengados durante el matrimonio que hubiera que pagar, por las
obligaciones a que tuvieran sujetos los bienes propios de cada cónyuge y los comunes.
4. Las reparaciones menores o de mera conservación en los bienes propios, hechas durante el
matrimonio.
En lo que respecta a los gastos y cargos, algunos están pendientes de pago al tiempo de
realizarse la liquidación de la comunidad matrimonial de bienes deben destacarse:
1. Como gastos que deben abonar ambos cónyuges con cargo a la comunidad matrimonial de
bienes, el sostenimiento y los gastos en que se incurra en la educación y formación del o de
los hijos de uno sol de los cónyuges, siendo posible que la carga sea aliviada en los casos que
dichos hijos sean menores de edad y estén recibiendo una pensión alimenticia.
c) Que es justo que las rentas o intereses devengados durante el matrimonio por
obligaciones a que estuviera sujeto un bien propio de uno de los cónyuges, sean
cargados a ambos cónyuges, en compensación al uso y disfrute que de dicho bien
hace el otro cónyuge que no es su propietario.
El C.F plantea que la comunidad matrimonial de bienes termina por la extinción del
matrimonio. Los bienes comunes se dividen por mitad entre los cónyuges y en caso de
muerte, entre el sobreviviente y los herederos del fallecido. (Art. 38).
Cuando el vínculo matrimonial se extingue por causa de nulidad, el cónyuge que por su
mala fe hubiese motivado dicha causa no tendrá participación en los bienes de la
comunidad matrimonial.
El C.F establece respecto al régimen económico del matrimonio una medida singular,
que va encaminada a cooperar en su constante preocupación por el cuidado, formación
y desarrollo de los menores de edad. Esa medida establece que el tribunal al proceder
a la liquidación de la comunidad matrimonial de bienes, podrá disponer que
determinados bienes domésticos de propiedad común, considerados necesarios para la
educación y desarrollo de los hijos menores, se adjudiquen en propiedad,
preferentemente al cónyuge a cuya guarda y cuidado queden los menores.
La extinción del matrimonio, tiene lugar en nuestro país por la siguientes causas:
El C.F, establece que el cónyuge sobreviviente y los hijos menores tendrán derecho a
continuar en el uso y disfrute de los bienes comunes hasta que se aprueben
judicialmente las operaciones de la liquidación de la comunidad de bienes.
Según este C.F establece que el cónyuge declarado presuntamente fallecido y que ha
reaparecido tendrá el estado civil equivalente al de divorciado.
b) Entre personas en que una de ellas o ambas, estuvieren ya unidos por otro
matrimonio formalizado y éste con anterioridad no se hubiera extinguido (Art. 4 I
– 2).
f) Entre los que hubiesen sido condenados como autores o autor y cómplice de la
muerte del cónyuge de cualquiera de ellos (Art. 5 I – 4).
b) Con infracción de los requisitos que para su validez exige el C.F (Art. 45 I – 3).
e) El adoptante y el adoptado.
f) El tutor y el tutelado.
La institución del divorcio, como causa de extinción más generalizada del matrimonio,
tiene gran importancia no sólo en el orden jurídico, sino sociológico, ya que a pesar de
ser el fortalecimiento del matrimonio y la familia un objetivo de nuestra sociedad
socialista, se evidencia su alta incidencia social, por lo que se establece su regulación
jurídica.
Este tipo de divorcio era regulado por el código civil, se mantuvo hasta la puesta e vigor
del C.F; en el que ya se había establecido el divorcio vincular, con ruptura del vínculo
jurídico.
En casi todas las legislaciones modernas, el divorcio tiene naturaleza jurídica de una
acción que únicamente pueden ejercer los cónyuges en un proceso judicial. En Roma
se asumió la naturaleza jurídica de acto privado bilateral que se formalizaba sólo entre
las partes sin intervención de autoridad pública alguna, excepto en momentos en que
intervienen los Magistrados y el Senado. Además en Roma tuvo un carácter de acto
privado unilateral, mediante la fórmula del repudio ejercido solamente por el marido sin
tomar en cuenta el parecer de la mujer.
El C.F, establece (Art. 50): que el divorcio puede obtenerse, sólo por sentencia judicial
(plantearse ante los tribunales). Además plantea (Art. 51 y 52); el problema de las
causas por las cuales procederá el divorcio.
El divorcio es una construcción jurídica superestructural que debe tener su base en los
hechos de la vida real, en las condiciones de vida material en que se desarrolla la
familia y por tanto el matrimonio.
Las causas del divorcio son supuestos de hechos indispensables para justificar el
divorcio y que por esa razón el legislador no debía ignorar. Esas causas, son las que
autorizan el ejercicio de la acción de divorcio, cuando existan verdaderamente en la
vida del matrimonio.
El C.F, permite (Art. 53) que la acción de divorcio pueda ejercitarse indistintamente por
cualquiera de los cónyuges, advirtiendo (Art. 54), que tal ejercicio sólo puede realizarse
mientras subsista la situación que la haya o la esté motivando, ya que si la situación
deja de tener vigencia, la acción no podrá ejercitarse sobre la base de los hechos que
la crearon.
El ejercicio de la acción de divorcio produce efectos, según los arts. 55 y 62 dos clases
de efectos: Provisionales y Definitivos; este a su vez puede ser absolutos y relativos.
Mientras dure el proceso, todos los hijos menores comunes de los cónyuges deben ser,
alimentados por sus padres conforme los (Arts: 85, 121, 122 I – 1).
Esta obligación legal de los padres respecto a los hijos obliga al tribunal a prever la
pensión alimenticia que debe pagar aquel de los padres que no quede encargado del
cuidado de los menores durante la tramitación del divorcio, para contribuir con el otro,
al sostenimiento de los referidos hijos.
Definitivos: son los efectos propios de la sentencia con que termine el proceso
de divorcio.
1. La sentencia que acoja la demanda, tiene como efecto inmediato, tan pronto
adquiere firmeza, la disolución del vinculo matrimonial existente entre las partes.
El carácter definitivo de las medidas no comporta el que las mismas sean inmutables,
pues pueden producirse hechos posteriores a la firmeza de la sentencia, que viabilicen
y justifiquen la modificación de tales medidas
b) Los efectos relativos: Son aquellos que se relacionan con la pensión alimenticia a
favor del ex – cónyuge que la necesite; con la determinación y el ejercicio de la
patria potestad sobre los hijos menores cuando los haya del matrimonio disuelto,
con la determinación del ex – cónyuge a quien debe conferirse la guarda y cuidado
de dichos hijos menores, y con la fijación de la pensión alimenticia para el sustento
de los hijos menores.
De acuerdo con lo que establecen los arts. 56 – 61, 88 – 90, 123, 129, 131 del C.F, en
la adopción de las mencionadas medidas deben tener en cuenta:
1. La sentencia de divorcio \, debe fijar la pensión que proceda con vista al pedimento
de las partes. Para fijar esa pensión el tribunal debe tomar en cuenta:
c) Que de acuerdo con el art. 131 C.F, el pago de la pensión deberá disponerlo por
mensualidades anticipadas.
4. En lo que respecta a las reglas de comunicación que debe mantener con sus hijos
menores, aquel de los padres a quien no se le confiera la guarda y cuidado sobre
los mismos, el tribunal en la sentencia dispondrá lo conveniente para que dichos
menores mantengan la adecuada comunicación con sus padres.
En las legislaciones de los países capitalistas existen distintas clases de filiación, según
que los procreantes, en el momento de iniciarse la generación, estuvieran o no unidos
en un matrimonio debidamente formalizado.
Además en sus normas establecen y regulan una filiación legítima y otra ilegítima
natural o no natural. También otorgan y reconocen a los procreados en cada uno de
esos supuestos, derechos y deberes diferentes en relación con sus procreantes.
La igualdad jurídica y social de todos los hijos, piedra angular del sistema de Derecho
de Familia socialista.
El C.F, no reconoce distintas clases de filiación, solamente acepta aquella que sustenta
y consagra la igualdad entre los hijos, por lo que no puede hablar de filiación legítima,
ni de filiación ilegítima; sino simplemente de filiación.
Todos los hijos son iguales y por ello disfrutan de iguales derechos y tienen los mismos
deberes con respecto a sus padres, cualquiera que sea su estado civil (Art. 65 C.F).
Al C.F, le preocupa también que los padres cumplan sus obligaciones o deberes con
aquello a quienes han procreado; que velen por educarlos a todos por igual, que
contribuyan a su desarrollo, que cuiden de su asistencia a los centros escolares; que
vigilen su formación moral e ideológica, que los hijos habidos de un matrimonio
formalizado o no, o reconocido o no judicialmente, o de una unión no estable y singular,
tengan derecho al uso del apellido de sus padres para que no se vean afectados en la
consideración a que tienen derecho dentro de la familia y en la sociedad y por tanto en
sus posibilidades de formación, superación, educación y trabajo.
2. Los nacidos dentro de los trescientos días siguientes a la fecha de la extinción del
vínculo matrimonial, si la madre no hubiere contraído nuevas nupcias.
2. Cuando hubieren sido notorias las relaciones maritales con la madre durante el
período en que pudo tener lugar la concepción.
3. Cuando la condición de hijo se haya hecho ostensible por actos del propio padre o
de su familia.
El reconocimiento e inscripción de los hijos en el Registro del E.C, como única prueba
de filiación en la legislación vigente. El reconocimiento voluntario y forzoso. Elementos
personales del reconocimiento, capacidad requerida.
Como este deber jurídico no se cumple en todos los supuestos, suele tradicionalmente,
hablarse de reconocimiento voluntario y forzoso.
El reconocimiento voluntario: tiene lugar cuando el art. 66, establece que, el padre o
la madre, conjunta o separadamente hacen constar en el Registro del E.C o en
documento público que han tenido un hijo dentro del matrimonio.
Se entiende por reconocimiento, aquella declaración hecha por ambos padres o por
cada uno de ellos, por la cual siempre que la hagan en las condiciones y mediante las
formas prescritas por las leyes que una persona es hijo suyo.
2. El hijo reconocido.
Ni nuestras leyes, ni las extranjeras expresan nada sobre la capacidad que ha de tener
la persona que verifica el reconocimiento de un hijo. La doctrina respecto al
reconocimiento llevado a cabo por un menor se manifestó en el sentido de que, siendo
la incapacidad del menor un presupuesto legal de carácter general, no es dable
excluirla sino mediante un precepto específico en contrario.
En el art. 68, el C.F establece para asegurar el reconocimiento y la filiación del hijo, que
en los casos de nacimientos de hijos habidos entre personas no unidas por vínculo
matrimonial, al hacerse la solicitud de inscripción únicamente por la madre, estará
autorizada para consignar el nombre del padre de su hijo.
El encargado del Registro Civil citará personalmente a dicho presunto padre para que
comparezca ante él y muestre su consentimiento o impugne la declaración hecha por la
madre, que si en el término de 30 días no concurre a aceptar o negar la paternidad, se
inscribirá el hijo como suyo, formalizándose así la inscripción y una vez efectuada, la
impugnación únicamente podrá hacerla el padre mediante proceso judicial dentro del
término de un año.
El Estado de filiación inscripto puede cesar por la destrucción de ese estado, a virtud
del ejercicio de la acción de impugnación del reconocimiento.
Según el C.F, la inscripción del nacimiento del hijo, se establece en el art. 66,
señalando que podrá ser impugnada por el cónyuge que no hubiere concurrido el acto.
Además solo podrá fundarse en la imposibilidad de los cónyuges de haber procreado el
hijo.
Una vez visto el dictamen del fiscal, el tribunal decidirá con carácter previo si procede o
no llevar adelante el proceso.
En caso negativo, acordará el archivo de las actuaciones y reservará a las partes el
derecho para que lo ejerza a tenor de lo que se dispone: si fuera mayor de edad la
persona de cuyo reconocimiento se trate, será requisito para la substanciación del
proceso que la acción sea ejercitada conjuntamente por quien se considere con
derecho de reconocer y por el hijo cuyo reconocimiento se pretenda.
La patria potestad, trata del contenido de las relaciones paterno – filiales, integrado por
un conjunto de deberes y derechos cumplidos por los padres y ejercitados sobre sus
hijos, mientras éstos no tengan plena capacidad de obrar, por su minoría de edad.
Antes del C.C de 1889, la madre no tenía patria potestad sobre sus hijos legítimos,
reconociéndose posteriormente este derecho, siempre de modo supletorio, en defecto
del padre.
En esta legislación se regulaba esta institución sobre la base del poder preferencial del
padre en su ejercicio.
Según el C.F, los hijos menores de 18 años de edad, estarán bajo la patria potestad de
sus padres, quienes la ejercerán conjuntamente. Sólo ejercita uno de ellos en caso de
que el otro haya fallecido o se le haya privado de su ejercicio.
Los arts. 85 y 87 CF., establecen los derechos y deberes de los padres u otra persona
que en sustitución de éstos ejerzan la patria potestad:
a) Tener a sus hijos bajo la guarda y cuidado, esforzarse para que tengan una
habitación estable y una alimentación adecuada, cuidar de su salud y aseo
personal, proporcionarles los medios recreativos propios para la salud y su edad
que estén dentro de sus posibilidades.
c) Dirigir la formación de sus hijos para la vida social, inculcarles el amor a la patria,
el espíritu internacionalista y el respeto a los bienes patrimoniales de la sociedad.
e) Representar a sus hijos en todos los actos y negocios jurídicos en que tengan
interés, ejercitar debidamente las acciones que en derecho corresponda a fin de
defender sus intereses y bienes.
El C.F en su art. 86, faculta a los padres para reprender y corregir moderadamente a
los hijos bajo su patria potestad.
En el art. 84, impone a los hijos la obligación de respetar, considerar y ayudar a sus
padres y a obedecerlos, mientras estén bajo su patria potestad.
El ejercicio de la patria potestad puede ser suspendido o privado a uno de los padres a
ambos y deberá ser adoptadas por los tribunales (art. 92 – 98) cuando:
1. Incumplan los deberes que se dejen en el contenido de la patria potestad.
La patria potestad se extingue: por la muerte de los padres; por arribar el hijo a la
mayoría de edad (18 años); por el matrimonio del hijo que no ha alcanzado la
mayoría de edad (emancipación) y por la adopción del hijo, en que la patria
potestad pasa al padre adoptante.
La guarda y cuidado de los hijos menores. La comunicación oral, y escrita entre padres
e hijos menores que no se tengan bajo la guarda y cuidado.
Participación del Fiscal de lo Civil y Familia y del tribunal competente en todo asuntos
de menores.
El tribunal podrá definir la patria potestad a favor de aquel que a su juicio debe
ejercerla, cuando así lo exija el interés de los hijos menores.
La adopción es un acto jurídico en el que debe existir una declaración de voluntad por
parte del o de los adoptantes y la base para que un tribunal pueda determinar la
intensidad y eficacia de los efectos, que se producen y son determinados por el C.F
Según el art. 102, se limita la adopción a los menores de 16 años que se encuentren en
determinadas circunstancias y exige que entre adoptante y adoptado exista una
diferencia de edad, de por lo menos 15 años; dispone que cuando la adopción se lleve
a cabo por personas unidas en matrimonio se haga por ambos cónyuges
conjuntamente, para así facilitar al adoptado una vida familiar igual a la de un hijo
consanguíneo.
En el art. 100 C.F, se establece los requisitos para que una persona pueda adoptar a
otra son:
4. Tener las relaciones morales y haber observado una conducta que permita
presumir, que cumplirá respecto al adoptado los deberes que estable el art. 85.
5. Los adoptantes han de tener por lo menos quince años más de edad que los
adoptados.
No podrán adoptar los dementes o las personas que hayan sido declaradas
judicialmente incapaces para regir su persona y bienes por razón de enajenación
mental, sordomudez u otra causa.
De acuerdo con los art. 102 y 107, el adoptante debe tener por lo menos quince
años más que el adoptado y si éste ha cumplido siete o más años de edad, el
tribunal explotara su voluntad con respecto a la adopción.
En el art. 103 el C.F, establece que solo podrán ser adoptados los menores de 16
años que se encuentren en estos casos:
1. Que sus padres no sean conocidos: en estos casos el menor debe ser
previamente inscripto en el Registro Civil como hijo de padres desconocidos, pues
es la propia institución y su dirección, la que ejercerá la función de tutor del menor
(Art. 147) y la que podrá consentir la adopción la cual, de producirse, puede dar
lugar a una nueva inscripción en el Registro Civil según (Art. 106).
2. Que hayan sido abandonados por sus padres o por cualquier causa se encuentren
en estado de abandonó: en estos casos el fiscal debe ejercer previamente las
acciones conducentes a privar a dichos padres de la patria potestad, de la guarda y
cuidado y e la comunicación con los hijos.
3. Que respecto a los menores se haya extinguido la patria potestad o ambos padres
hayan sido privados de ésta: en estos casos no es necesario se practiquen una
nueva inscripción en el Registro del E.C, si bien sea conveniente para el mejor
desarrollo del menor, el tribunal podrá disponer, a instancia de los promoventes,
que la inscripción que aparece en el Registro del E.C, se le cambie al menor los
apellidos originales por los de los padres adoptivos.
El art. 103 C.F, establece que también pueden ser adoptados los que estén sujetos
a patria potestad, si él o los que la ejerzan otorgan su consentimiento a la adopción.
1. Que los adoptantes han cumplido 25 años; que estén en pleno goce de los
derechos civiles y políticos; que estén en situación de solventar las necesidades
económicas del adoptado. Se requiere además que los cónyuges adopten
conjuntamente, debiendo en todos los casos el adoptante tener 15 años más que el
adoptado.
b) Que haya sido abandonado por sus padres o que se encuentre por cualquier
causa en estado de abandono.
3. Que con la adopción se satisfacen todas las exigencias a que se contrae el art. 99
C.F, que estable el fundamento de la institución de la adopción.
El tribunal debe explotar la voluntad del que va a ser adoptado y de acuerdo con el
resultado de esa explotación resolver lo que proceda.
La resolución que apruebe la adopción será siempre fundada y anotada a todos los
efectos legales, en el Registro del Estado Civil donde aparezca la inscripción de
nacimiento del adoptado.
La resolución judicial que autorice la adopción deberá ser anotada en el Registro del
E.C, donde conste la inscripción del nacimiento del adoptado y la misma determinará si
el adoptado conserva los apellidos de su familia natural, o toma los del o los del
adoptante.
En caso de que el adoptado no tenga padres conocidos será inscrito con los apellidos
del o de los adoptantes (Art.103).
Efectos de la adopción.
La adopción es una de las causas por las cuales se extingue la patria potestad (Art.
92 C.F).
4. El C.F, al regular las relaciones entre adoptantes y adoptados de manera igual que
las relaciones paterno – filiales, que son recíprocas; el adoptado debe cumplir en
relación con el o los adoptantes las obligaciones derivadas de esta institución
jurídica.
5. Los adoptados están también en el deber de alimentar a sus padres adoptivos tal
como lo señala el art. 123 C.F.
El art. 110 del C.F, establece que podrán impugnar la adopción acordada judicialmente
las personas relacionadas en el art. 108. Esta impugnación podrá hacerse dentro del
término de seis meses acordada la adopción y siempre que se justifique la causa que
impidió al impugnante oponerse en el expediente.
Cuando la adopción deja de cumplir los fines señalados en el art. 99 C.F, puede ser
suspendida, como lo establece el art. 111 C.F: los efectos jurídicos a que de lugar la
adopción podrá ser suspendidos por las causas previstas en el art. 95. En este caso, el
tribunal podrá revocar la adopción también.
El art. 95, señala las causas por las cuales los padres pueden perder o se le puede
suspender el ejercicio de la patria potestad, en los casos en que se les imponga dicha
pérdida o suspensión como sanción por sentencia firme dictada en proceso penal o
cuando se les atribuya a uno sólo de ellos o se prive a ambos de la patria potestad por
sentencia firme de divorcio o de nulidad de matrimonio.
La adopción, una vez constituida, podrá ser revocada por las mismas causas del art.
95, también cuando el adoptado comete delito contra la persona del adoptante. En este
caso la acción corresponderá al adoptante. En los otros casos del art. 95, la acción
corresponderá al fiscal.
Una vez, que se revoque la adopción, cesan entre adoptante y adoptado los deberes y
obligaciones surgidas del vinculo establecido. Por esto cesa la obligación recíproca de
prestarse alimentos establecida por el art. 123 C.F. además cesan la prohibición de
contraer matrimonio entre adoptante y adoptado referido en el art. 5 C.F y los derechos
hereditarios generados por dicha institución de acuerdo con lo establecido en el art.
116 C.F.
La extinción de la adopción puede producirse en todo caso por la muerte del adoptado.
En determinadas circunstancias, en el caso de los menores por haberse extinguido la
patria potestad por la muerte del o de los adoptantes o por haber sido ambos privados
de ésta.
El C.F, para regular la deuda alimenticia entre parientes, precisa el concepto del
parentesco por consanguinidad y el parentesco por afinidad.
El parentesco por afinidad: Era necesario por otras razones ya que el parentesco por
afinidad es ajeno a la obligación o deuda alimenticia.
El C.F, al definir el parentesco por afinidad y la manera de contraer los grados entre
parientes afines, resultaba una necesidad que ha llenado lagunas legislativas, que
hasta ese momento venía salvándose a través de un consenso teórico que nunca se
vio plasmado en una norma legal.
El art. 117 C.F, establece que son parientes entre si, por consanguinidad.
2. Las que no siendo descendientes una de otras, descienden de una misma persona
(tronco común).
El C.F, establece que el parentesco consanguíneo se contará por grados; que en las
líneas ascendentes y descendientes el grado se determina por el número de
generaciones que separan a una persona de otra, pasando por el ascendiente común,
mediante la suma del número de generaciones, que separan a cada una de las
personas del ascendiente común.
También el C.F define que se entiende por parientes colaterales de doble vínculo y de
un solo vínculo. Establece que son de doble vínculo: los parientes consanguíneos
colaterales por parte de padre y de madre, conjuntamente y que son de un solo vínculo:
los parientes consanguíneos colaterales por parte de padre o de madre,
exclusivamente.
En cuanto al parentesco por afinidad, el art. 120 establece que los parientes
consanguíneos directos o colaterales de uno de los cónyuges y viceversa y que lo
serán en la misma línea y grado.
El C.F define como alimento; todo lo que es indispensable para satisfacer las
necesidades de sustento, habitación y vestido de una persona, en el caso de los
menores de edad, también lo requerido para su educación, recreación y desarrollo.
La obligación de dar alimentos, surge, desde que surge la necesidad para subsistir del
que los reclama, pero el derecho a que le sean abonados, no surge para el alimentista
sino desde la fecha en que se interponga la demanda de alimentos.
La deuda alimenticia tiene una naturaleza estrictamente personal, por lo que produce
consecuencias como:
1. Los cónyuges.
En cuanto a la cuantía de los alimentos el art. (127, 128) del C.F, establece:
1. El cónyuge.
4. A los hermanos.
Cuando la obligación de dar alimentos recaiga sobre dos o más personas, el pago de la
pensión será proporcional a los ingresos económicos respectivos. En caso de vigente
necesidad y por circunstancias especiales, el tribunal podrá obligar a una sola de ellas
a que los preste provisionalmente, sin perjuicio del derecho a reclamar de los demás
obligados la parte que le corresponda.
El C.F establece que cuando dos o más alimentistas reclamen a la vez alimentos a una
misma persona obligada a darlos y ésta no tuviere ingresos económicos suficientes
para atender a todos, se guardará en el orden establecidos en el art. 24 C.F.
La obligación de dar alimentos cesa por la muerte del alimentante o del alimentista.
Esta causa de cesación no es transmisible por vía de herencia, ni el derecho de
alimentista a reclamar alimento de los herederos del alimentante que venía
prestándolos, ni el deber del alimentante a prestarlo a los herederos del alimentista,
que venía recibiéndolos.
La obligación también cesa cuando cesa, a su vez, la causa que hizo exigible la
obligación así como cuando los recursos económicos del obligado a prestar alimentos
se hubiera reducido hasta el punto de no poder satisfacerlos sin desatender sus
propias necesidades. Además la obligación debe cesar tan pronto el alimentista
abandone o sea separado de los estudios o transfiera su incorporación o pueda
incorporarse, en la misma institución nacional de enseñanza o en otra similar, a un tipo
de curso o en horario que le permite continuar, los estudios de la especialidad o
especialización que cursaba al arribar a la edad laboral y al propio tiempo no le impida
dedicarse regularmente al trabajo remunerado. La continuación en el pago de los
alimentos, a partir de ese momento, dependerá de la voluntad del alimentante.
1. La disposición paterna.
2. La decisión familiar.
3. La disposición de la autoridad.
Los sistemas de tutela en el Derecho moderno pueden clasificarse en tres grupos; que
se han impuesto en el Derecho comparado,:
El cargo del tutor es voluntario, pero una vez aceptado no es renunciable, sino a virtud
de causa legítima debidamente justificada a juicio del tribunal.
Nuestra actual legislación define la tutela como una institución jurídica que tiene por
objeto la protección y cuidado de las personas y del patrimonio de los que por su
incapacidad legal están imposibilitados de gobernarse así mismo. Esta institución
jurídica está integrada por un conjunto de normas y preceptos que estructuran y
regulan la atención y asistencia de los jurídicamente incapaces.
El C.F, en su art. 137, delimita el objetivo de la tutela; en su art. 143, establece un solo
tipo de tutela, en la que el tutor es designado por el tribunal correspondiente a domicilio
del tutelado.
2. Los mayores de edad que hayan sido declarados judicialmente incapacitados para
regir su persona y sus bienes por razón de enajenación mental, sordomudez u otras
causas.
La delación de la tutela quiere decir: poner de manifiesto, denunciar, delatar, es la
necesidad de poner a una persona bajo tutela.
El C.F, la regula como: la relación de personas que están en el deber de informar esta
situación al fiscal.
El art. 140 C.F, establece que corresponde cumplir esta obligación primeramente a los
parientes del menor o incapacitado dentro del tercer grado de consanguinidad, luego a
las personas que conviven con el menor o incapacitado y sus vecinos o al comité de
defensa de la revolución correspondiente y también a los funcionarios públicos que por
el ejercicio de su cargo tengan conocimiento de la existencia del estado de necesidad
que requiere la constitución de la tutela.
El fiscal, siempre que lo estime necesario y de acuerdo con lo dispuesto en el art. 141,
instará la constitución de la tutela cuando reciba la información de las personas o
cuando por sentencia firme se prive de la patria potestad a quien la ejercite, o sea
revocada la adopción.
Los arts. 142 y 162, establecen que el tribunal popular del lugar en que resida la
persona tutelada, proveerá al cuidado de ésta y de sus bienes hasta constituida la
tutela y posteriormente constituir la tutela mediante resolución fundada en la que
nombrará al tutor.
Según el art. 153 el tutor está obligado a cuidar de que no le falte al tutelado lo
necesario para su manutención, el vestido y la habitación.
Cuando el tutor necesite autorización del tribunal para realizar determinados actos, si
los realiza sin esa autorización el acto será nulo.
En el art. 154 C.F, se establece medidas para ordenar el depósito del efectivo, las
alhajas y otros bienes de elevado valor del menor o mayor incapacitado y determinar
los límites de disponibilidad de los fondos que tenga el tutelado en cuenta bancaria.
En el art. 156, el tribunal no podrá autorizar al tutor para disponer de los bienes del
menor o incapacitado, sino por causa de necesidad o utilidad debidamente justificada.
El tutor debe informar y rendir cuenta de su gestión al tribunal por lo menos una vez al
año, en la oportunidad que este le señale. Viene obligado además (Art. 158), a notificar
al tribunal sus cambios de domicilio.
Cuando cesa la tutela, surge para el tutor o los herederos de éste la obligación de
rendir cuentas finales o definitivas.
En caso de que la tutela termine, el tutor debe entregar al tutelado, o a sus herederos
todos los documentos y bienes que conserve por razón de la tutela. Igualmente será
cuando sea sustituido como tutor. Estas obligaciones deben cumplirse por los
herederos del tutor en caso de que fallezca (Art. 160).
El C.F establece que la aceptación del cargo de tutor es voluntaria, pero una vez
aceptada no es renunciable, sino se alega una causa justificada, a juicio del tribunal
que constituyó la tutela y designó el tutor.
El tutor es quien obra y actúa, el que tiene a su abrazo o protección la persona del
tutelado, al cual representa en todos los actos civiles y en la administración de sus
bienes. Este tiene como función llevar a cabo a nombre e interés del tutelado todos los
actos jurídicos que éste no pueda realizar por sí mismo, por razón de su edad e
incapacidad.
En los art. 146 y 149 C.F, se expresa los requisitos necesarios para ser designados
tutor, en los casos de los menores de edad y mayores de edad incapacitados.
El tribunal al conocer cualquier hecho que de motivo a la remoción del tutor, procederá
de inmediato a tomar las medidas oportunas para el cuidado y protección del tutelado.
Hasta que no se resuelva el nombramiento del nuevo tutor, el fiscal propondrá y el
tribunal resolverá las cuestiones más urgentes en cuanto a las necesidades del
tutelado.
La extinción de la tutela (no debe confundirse con la remoción), tiene lugar por tres
causas fundamentales expuestas en el art. 160 C.F.
En los casos de tutela constituido con anterioridad a la vigencia del C.F, se tratará de
subsanar las omisiones que contenga el registro de acuerdo con el art. 164,
adoptándose las medidas procedentes para suplir tales omisiones.
Cada inscripción se hará constar al comienzo de cada año si el tutor ha rendido cuenta
de su gestión y el tribunal examinará anualmente dicho Registro, dejando constancia
de ello y adoptará las medidas necesarias para defender los intereses del tutelado.
La tutela de los menores de edad. Requisitos y condiciones para ser designado tutor de
un menor de edad. La novedosa atribución de ejercer la patria potestad o tutela de los
directores – tutores de establecimientos asistenciales o de educación o reeducación y
jefes tutores de las unidades militares y paramilitares.
Esta tutela se produce cuando se extinga la patria potestad en todos los casos, por
haber fallecido los padres o porque a éstos se les haya privado o suspendido de la
patria potestad por sentencia judicial.
Las causas por las cuales puede suprimirse la patria potestad a los padres sobre
sus hijos menores, son reguladas en el art. 93 C.F
La tutela de un menor de edad debe constituirse por el tribunal según las
atribuciones del art. 145 C.F.
El C.F, prevé las distintas situaciones que pudieren presentarse en relación con la
tutela de los menores de edad que no estén sujetos a patria potestad o tutela y que
estén atendidos por establecimientos asistenciales de educación o reeducación y
los que estén viviendo en unidades militares y paramilitares. (Art. 147).
Existen entre las causas de cesación de la tutela del menor regulado en el art. 160
C.F, otras como
3. La adopción del menor, que lo constituye bajo la patria potestad de quien lo haya
adoptado.
4. Al reintegrársele a los padres la patria potestad que temporalmente les había sido
suspendida por cualquier causa establecida por el C.F
La tutela del mayor de edad incapacitado correspondiente por su orden: (Art. 148 C.F).
1. Al cónyuge.
La tutela del mayor de edad incapacitado cesa cuando cesa la causa que la
motivo.
FIN