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SON VIGENTES
LOS DONES
MILAGROSOS?
CUATRO PUNTOS DE VISTA
T IN , JR.
LA POSTURA CESACIONISTA
LOBERT L. SAUCY
LA POSTURA ABIERTA,
PERO CAUTELOSA
C. SAMUEL STORMS
LA POSTURA DE LA TERCERA OLA
GLAS
LA POSTURA PENTECOSTAL / CARIS ΜΑΤΙ CA
Editor
Wayne A. Grudem
editorial die
EX LIBRIS ELTROPICAL
EDITORIAL CLIE
Galvani, 113
08224 TERRASSA (Barcelona) España
E-mail: Hbros@clie.es
http://www.clie.es
Traducción:
Ismael López Medel
Printed in Spain
Referencia: 22.4544
Con muchoaprecioy cariño
dedicamosestelibro
a nuestras esposas
Jean Gaffin
Margaret Grudem
Debra Oss
Nancy Saucy
Ann Storms
COLECCIÓN TEOLÓGICA CONTEMPORÁNEA:
libros publicados
Estudios bíblicos
Michael J. Wilkins & J.P. Moreland (editores), Jesús bajo sospecha, Colee-
ción Teológica Contemporánea vol. 4, 2003.
Estudios teológicos
Estudios m inisteriales
Wayne. A. Grudem, ed., ¿Son vigentes los dones milagrosos? Cuatro puntos
de vista, Colección Teológica Contemporánea vol. 9, 2004.
índice
1. L A P O S T U R A C E S A C I O N I S T A ....................................................... 31
R IC H A R D B. G A F F IN , J R .............................................................................33
Respuestas
Robert L. Saucy...................................................................................... 71
C. Samuel Storm s................................................................................77
Douglas A. O ss....................................................................................... 91
2. L A P O S T U R A A B IE R T A , P E R O C A U T E L O S A .........................99
R o b e r t l . s a u c y ...................................................................................... 101
Respuestas
Richard B. G a ffin jr ..............................................................................151
C. Samuel Storm s...............................................................................157
Douglas A. O ss......................................................................................165
3. L A P O S T U R A D E L A T E R C E R A O L A ......................................... 173
C. SA M U EL S T O R M S...................................................................................175
Respuestas
RichardB. G a ffin jr..............................................................................221
Robert L. Saucy.................................................................................... 223
Douglas A. O ss..................................................................................... 233
4. L A P O S T U R A P E N T E C O S T A L /C A R IS M Á T IC A ................... 235
D O U G L A S A. O S S ........................................................................................ 237
Respuestas
Richard B. Gaffrn, J r ..............................................................................281
Robert L. Saucy.................................................................................... 295
C. Samuel Storm s................................................................................. 303
7
5. DECLARACIONES FIN ALES.............................................. 307
Douglas A. O ss..................................................................................... 309
C. Samuel Storm s................................................................................. 317
Robert L. Saucy.....................................................................................325
RichardB. G a flin jr ..............................................................................333
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Presentación de la
Colección Teológica Contemporánea
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
Estudios bíblicos
Estudios teológicos
Estudios ministeriales
10
P resentación de la C olección T eológica C ontempránea
Lista de títulos
Estudios bíblicos
Jesús
Michael J. Wilkins & J.P. Moreland (editores), Jesús bajo sospecha, Terras-
sa: C LIE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 4,2003. U na defensa
de la historicidad de Jesús, realizada por una serie de expertos evangélicos
en respuesta a “El Seminario de Jesús,” un grupo que declara que el Nuevo
Testam ento no es fiable y que Jesús fue tan solo un ser humano normal.
Robert H . Stein, Jesús, elMesías: Un Estudio de la Vida de Cristo, Downers
Grove, IL; Leicester, England: InterVarsity Press, 1996//esus theMessiah:A
Survey o fthe Life o f Christ], H o y en día hay m uchos escritores que están
adaptando el personaje y la historia de Jesús a las demandas de la era en la
que vivimos. Este libro establece un diálogo con esos escritores, presenta-
do al Jesús bíblico. Además, nos ofrece un estudio tanto de las enseñanzas
com o de los acontecimientos importantes de la vida de Jesús. Stein enseña
N uevo Testamento en Bethel Theological Seminary, St. Paul, Minnesota,
E E .U U . Es autor de varios libros sobre Jesús, y ha tratado el tem a de las
parábolas y el problema sinóptico, entre otros.
Juan
Leon Morris, Comentario delEvangelio deJuan]Commentary onJohn], 2nd
edition, N ew International Com m entary on the N ew Testament. Grand
Rapids, MI: Wm. B. Eerdmans Publishers, 1995. L os comentarios de esta
serie, New International Commentary on theNew Testament, están considerados
en el mundo anglófono com o unos de los comentarios más serios y reco-
mendables. Analizan el texto de form a detallada, deteniéndose a conside-
rar temas contextúales y exegéticos, y el sentido general del texto.
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
R o m an o s
Douglas J. Moo, Comentario deRomanos[Commentary on Romans], New
International Commentary on the N ew Testament. Grand Rapids, MI: Wm.
B. Eerdmans Publishers, 1996. M oo es profesor de N uevo Testamento en
Wheaton College. Los comentarios de esta serie, New International Commen-
tary on the New Testament, están considerados en el mundo anglófono como
unos de los comentarios más serios y recomendables. Analizan el texto de
form a detallada, deteniéndose a considerar temas contextúales y exegéti-
eos, y el sentido general del texto.
G álatas
F.F. Bruce, Comentario de la Epístola a los Calatas, Terrassa: CLIE, Colee-
ción Teológica Contemporánea, vol. 7,2003.
F ilip en ses
GordonFee, Comentario deFilipenses[Commentary on Philippians], New
International C om m entary on the N ew Testament. G rand Rapids, MI:
Wm. B. Eerdm ans Publishers, 1995. L os comentarios de esta serie, New
International Commentary an theNew Testament, están considerados en el mun-
do anglófono com o unos de los comentarios más serios y recomendables.
Analizan el texto de form a detallada, deteniéndose a considerar temas
contextúales y exegéticos, y el sentido general del texto.
Pastorales
Leon M orris, 1 & 2 Tesalonicenses[1 & 2 Thessalonians], rev. ed., N ew
International Com m entary on the N ew Testament. G rand Rapids, MI:
W m. B. Eerdm ans Publishers, 1991. L os com entarios de esta serie, New
International Commentary on theNew Testament, están considerados en el mun-
do anglófono com o unos de los comentarios mas serios y recomendables.
Analizan el texto de form a detallada, deteniéndose a considerar temas
contextúales y exegéticos, y el sentido general del texto.
Primera de Pedro
Peter H . Davids, La Primera Epístola de Pedro [The First Epistle o fPeter],
N ew International C om m entary on the N ew Testam ent. G rand Ra-
pids, MI: W m . B. Eerdm ans Publishers, 1990. L o s com entarios de esta
serie, NewInternational Commentary on theNew Testament, están considerados
en el m undo anglófono com o unos de los comentarios m as serios y reco-
mendables. Analizan el texto de form a detallada, deteniéndose a conside-
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P resentación de la C olección T eológica C ontemporánea
Apocalipsis
Robert H. Mounce, ElLibro delApocalipsis[TheBook ofiRevelation], rev. ed.,
N ew International Commentary on the N ew Testament. Grand Rapids, ML
Wm. B. Eerdmans Publishers, 1998. L os comentarios de esta serie, New
InternationalCommentary on theNew Testament, están considerados en el mundo
anglófono como unos de los comentarios más serios y recomendables. Anali-
zan el texto de forma detallada, deteniéndose a considerar temas contextúales
y exegéticos, y el sentido general del texto. Mounce es presidente emérito de
Whitworth College, Spokane, Washington, EE.U U ., y en la actualidad es pas-
tor de Christ Community Church en Walnut Creek, California.
Estudios teológicos
Cristología
Richard Bauckham, Dios Crucificado: Monoteísmoy Cristología en elNuevo
Testamento, Terrassa: C LIE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 6,
2003. Bauckham, profesor de N uevo Testamento en St. M ary’s College de
la Universidad de St. Andrews, Escocia, conocido por sus estudios sobre el
contexto de los H echos, por su exégesis del Apocalipsis, de 2 a de Pedro y
de Santiago, explica en esta obra la información contextual necesaria para
comprender la cosmovisión monoteísta judía, demostrando que la idea de
Jesús com o D ios era perfectamente reconciliable con tal visión.
Teología Joánica
Leon Morris, Jesús es el Cristo: Estudios sobre la TeologíaJoánica, T errassa:
C LIE , Colección Teológica Contemporánea, vol. 5,2003. M orris es muy
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
conocido por los muchos comentarios que ha escrito, pero sobre todo por
el comentario de Juan de la serie N ew International Commentary o fthe New
Testament. M orris también es el autor de Creo en la Revelación, Las cartas a
losTesalonicenses,ElApocalipsis,¿PorquémurióJesüs?,yElsalariodelpecado.
Teología Paulina .,
N .T . Wright, El verdaderopensamiento dePablo, T errassa: C U E , Colección
Teológica Contem poránea, vol. 1,2002. U na respuesta a aquellos que di-
cen que Pablo comenzó una religión diferente a la de Jesus. Se trata desuna
excelente introducción a la teología paulina y a la nueva perspectiva de
estudio paulino, que propone que Pablo lucho contra el exclusivismo judio
y no tanto contra el legalismo.
Teología Sistemática
Millard Erickson, TeologíasistemáticafChristian Theology], 2ndedit10n, Grand
Rapids: Baker, 1998. D urante quince años esta teología sistemática de
Millard Erickson ha sido utilizada en muchos lugares com o una introduc-
ción m uy completa. A hora se ha revisado este clasico teniendo en cuenta
los cambios teológicos, al igual que los muchos cambios intelectuales, poh-
ticos, económicos y sociales.
Estudios ministeriales
Apologética/Evangelización
Michael Green & Allster McGrath, ¿Cómo llegara ellos?Ekfendamosyco-
muniquemoslafe cristiana a los no creyentes, Terrassa: C U E , Colección Teologi-
ca Contem poránea, vol. 3,2003. Esta obra explora la evangelización y la
apologética en el mundo postm odem o en el que nos ha tocado vivir, escri-
to por expertos en evangelización y Teología.
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P resentación de la C olección T eológica C ontemporánea
Dones/Pneumatología
Wayne. A. Grudem, eá.,¿Son vigenteslosdonesmilagrosos? Cuatropuntosde
vista, Terrassa: C LIE, Colección Teológica Contemporánea, vol. 9,2004.
Este libro pertenece a una serie que se dedica a exponer las diferentes
posiciones que hay sobre diversos temas. E sta obra nos ofrece los argu-
mentos de la perspectiva cesacionista, abierta pero cautelosa, la de la Ter-
cera Ola, y la del movimiento carismático; cada una de ellas acompañadas
de los comentarios y la crítica de las perspectivas opuestas.
Soteriologxa
J. Matthew Pinson, ed., Cuatropuntos de vista sobre la Seguridad de la Salva-
ción [Four Views on Eternal Security], Grand Rapids: Zondervan, 2002. ¿Pue-
de alguien perder la salvación? ¿Cóm o presentan las Escrituras la compleja
interacción entre la Gracia y el Libre albedrío? Este libro pertenece a una
serie que se dedica a exponer las diferentes posiciones que hay sobre di-
versos temas. En él encontrarem os los argum entos de la perspectiva del
calvinismo clásico, la del calvinismo moderado, la del arminianismo refor-
m ado, y la del arm inianism o wesleyano; todas ellas acompañadas de los
comentarios y la crítica de las posiciones opuestas.
Mujeres en la Iglesia
Bonnidell Clouse & Robert G. Clouse, eds., Mujeresen el ministerio. Cuatro
puntos de vista[Women in Ministry: Four Views], Downers Grove: IVP, 1989.
Este libro pertenece a una serie que se dedica a exponer las diferentes
posiciones que hay sobre diversos temas. Esta obra nos ofrece los argu-
mentos de la perspectiva tradicional, la del liderazgo masculino, la del mi-
nisterio plural, y la de la aproximación igualitaria; todas ellas acompañadas
de los comentarios y la crítica de las perspectivas opuestas.
Vida cristiana
Dallas Willard, Renueva tu Corazón:Sécomo Cristo[Renovation o ftheHeart:
Putting on the Character o fChrist], C olorado Springs: NavPress, 2002. N o
“nacemos de nuevo” para seguir siendo com o antes. Pero: ¿Cuántas veces,
al m irar a nuestro alrededor, nos decepcionamos al ver la poca madurez
espiritual de m uchos creyentes? Tenem os una buena noticia: es posible
crecer espiritualmente, deshacerse de hábitos pecaminosos, y parecerse cada
vez más a Cristo. Este bestseller nos cuenta cóm o transformar nuestro cora-
zón, para que cada elemento de nuestro ser esté en armonía con el reino de
Dios.
15
Prefacio
¿Cóm o actúa el Espíritu Santo en las iglesias de hoy? ¿Realiza sanidades
m ilagrosas, da profecías y mensajes en lenguas? ¿O torga a los cristianos
un nuevo poder para ministrar cuando experimentan “el Bautismo del Es-
píritu Santo” después de la conversión? ¿Expulsa a los dem onios cuando
los cristianos lo ordenan?
O , tal vez, ¿son estas cosas reliquias de un pasado distante, del tiempo
en el que se estaba escribiendo el N u evo Testamento y los apóstoles esta-
ban vivos, dirigían, enseñaban (y hacían m ilagros) en las iglesias?
Entre los evangélicos de hoy existe poco consenso en la respuesta a
estas preguntas. M uchos pentecostales dicen que los cristianos deberían
buscar ser bautizados p o r el E spíritu Santo después de la conversión, y
que esta experiencia resultará en un nuevo poder espiritual para el minis-
teño. O tros evangélicos, sin em bargo, responden que ya han sido bauti-
zados por el Espíritu Santo, porque sucedió en el momento de convertirse
en cristianos. ¿Q uién tiene razón? ¿Cuáles son los argum entos de cada
postura?
C om o añadidura a estas preguntas, existen también muchas diferencias
sobre los dones espirituales extraordinarios. ¿Puede alguien, actualmente,
tener el don de profecía, de m odo que D ios le revele cosas y esta persona
pueda revelárselas a los demás? O ¿se circunscribe al tiempo en que el Nuevo
Testamento estaba todavía por terminar, en el primer siglo d.C.? Y ¿qué hay
de las sanidades? Cuando los cristianos oran hoy en día: ¿deben esperar que
D ios sane frecuentemente de manera milagrosa? ¿Pueden algunas personas
todavía tener un don de sanidad? O ¿Debemos enfatizar al orar que D ios
realice la sanidad a través de los medios normales, com o los doctores y la
Medicina? D e nuevo: ¿deberíamos animar a la gente para que viera el valor
de la enfermedad, y orar para que tenga Gracia para resistir?
Existe incluso menos consenso todavía sobre el don de hablar en lenguas.
Algunos cristianos dicen que es una ayuda útil en su vida de oración.
O tros dicen que es una señal de haber sido bautizado en el Espíritu Santo.
17
¿Son vigentes los dones milagrosos?
18
Prefacio
19
¿Son vigentes los dones milagrosos?
1John Wimber, en su libro sobre doctrina cristiana, escribe: «¿Cóm o podemos expe-
rimentar el Bautismo del Espíritu? Llega con la Conversión... La Conversión y el Bautismo
del Espíritu Santo son experiencias simultáneas» (PowerPoints [San Francisco: H arper
Collins, 1991], 136).
1 Com o editor, no me quedé satisfecho con el nombre “Tercera O la” para este moví-
miento, porque no tiene un significado aparente que se refiera al énfasis distintivo del
movimiento. Consideré el término “evangélicos expectantes”, porque un rasgo distintivo
es el alto nivel de expectación en que D ios obre milagrosamente en la actualidad, pero
los autores lo rechazaron por ser completamente desconocido. U n portavoz reciente de
este grupo ha elegido el término de «evangélicos capacitados», sin que ello implique la
ausencia de capacitación en los demás, del mismo modo que el término “bautista” no sig-
nifica que otros no se bauticen, o el término “presbiteriano”, que otros no tengan ancianos.
Indicaría que la capacitación del Espíritu Santo es un énfasis prominente en la enseñanza
y práctica de este grupo: Ver Rich Nathan y Ken Wilson, EmpoweredEvangelicals (Ann Arbor,
Mich.: Servant, 1995). Quizás esta es la mejor alternativa, pero el consenso de los cuatro
autores, incluido el Dr. Storms, era que de momento, “la Tercera O la” es el término mas
familiar y el que mejor funcionaría en este libro. (N del T: en España también se conoce
con el nombre de “Neopentecostalism o”)
20
Prefacio
Los autores
* N ota del Traductor: en el original inglés esta postura se denomina an open but cautious
position, lit “una posición abierta, pero cautelosa”. Con ello, el autor pretende condensar
la idea de que la Biblia no se define con total claridad en este tema, p or lo que no está
cerrado a la posibilidad de que D ios siga dando dones milagrosos en la actualidad. La
cautela, no obstante, le lleva a no dar por supuesto que todas las manifestaciones aparen-
temente milagrosas de hoy en día, provengan de Dios.
21
¿Son vigentes los dones milagrosos?
ble en la exegesis bíblica. Tam bién buscaba a personas que tuvieran repu-
tación en presentar justamente las posiciones con las que no estaban de
acuerdo, pero que no obstante, afirm aran y defendieran sus propias
convicciones firmemente. Tanto los editores de Zondervan com o yo es-
peram os que cuando este libro se publique, cada lector sepa que el autor
que representa su opinión lo ha hecho con justicia y habilidad. Los autores
de los cuatro ensayos son los siguientes:
(1) Cesacionista¡-. Para la posición cesacionista consultam os al doctor
Richard. B. Gaffin, profesor de T eología Sistemática en el W estminster
Theological Seminary de Filadelfia. Y a ha publicado una defensa extensa
del cesacionismo en su libro Perspectives on Pentecost: Studies in New Testament
Teaching on the Gifts o fthe Holy Spirit (Philisburg, N .J.: Presbyterian and
Reform ed, 1979), que ha tenido una influencia considerable desde su
publicación. E s licenciado en Filosofía y Letras p o r el Calvin College,
licenciado en Teología, M aster en D ivinidad y M aster en Teología por
el Westminster Seminary, donde ha enseñado N uevo Testamento duran-
te 23 años, y ahora enseña Teología Sistemática desde 1986. El Dr. Gaffin
es m inistro en la Iglesia C ristiana O rtodoxa.
(2) La Postura abierta, pero cautelosa: Para el reto de representar a este
inmenso grypo de evangélicos invitamos al D r. Robert L. Saucy, profesor
distinguido de Teología Sistemática en la Talbot School of Theology de
California, donde, a lo largo de una carrera com o profesor que abarca
ahora 34 años, ha instruido a m uchos de los actuales líderes evangélicos.
Es licenciado en Filosofía y Letras por el W estm ont College y tiene un
M áster en T eología y un M áster en D ivinidad obtenidos en el D allas Se-
minary, habiendo publicado tres libros y numerosos artículos especializa-
dos. E l D r. Saucy es m iem bro de una iglesia bautista conservadora.
(3) Tercera Ola: Para representar este punto de vista reciente entre los
evangélicos, nos dirigimos al D r. C . Samuel Storms, el presidente del Grace
T raining Center, un instituto bíblico conectado con la C om unidad Me-
tropolitana de la Viña de Kansas City, y también pastor de la Com unidad
Metropolitana de la Viña. El Dr. Storms es licenciado en Filosofía y Letras
por la U niversidad de O klahom a, obtuvo el M áster en Teología en el
D allas Sem inary y el doctorado en la U niversidad de Texas en Dallas.
Cuenta con más de 20 años de experiencia pastoral, y es autor de 6 libros.
Recientem ente ha hablado y escrito sobre su decisión de adherirse al
m ovim iento de L a Viña.
(4) Pentecostales / carismáticos: Para representar estas opiniones, hablamos
con el D r. D ouglas A . O ss, profesor de H erm enéutica y N u evo Testa-
22
Prefacio
m entó, y Jefe del D epartam ento de Biblia y Teología del Central Bible
College (Asambleas de D ios) en Springfield, M issouri, donde lleva ense-
ñando desde 1988. El D r. O ss es licenciado en Filosofía y Letras por la
W estern W ashington U niversity, tiene un M aster en D ivinidad en el
Assemblies of G od Theological Seminary y se doctoró en el Westminster
Sem inary de Filadelfia. Está a punto de publicar dos libros, The
HermeneuticalFramework ofPentecostalism y un comentario sobre 2 Corintios,
y ha publicado varios artículos especializados. El D r. O ss es miembro de
una iglesia de las Asam bleas de D ios.
(5) El Editor General·. Para completar la información ofrecida sobre los
otros autores, debo añadir que actualmente soy profesor de Teología
Bíblica y Sistemática en el Trinity Evangelical Divinity School, en Deer-
field, Illinois, donde llevo enseñando desde 1981. Mi trasfondo académico
incluye títulos en H arvard (Licenciatura en Filosofía y Letras), Máster en
Divinidad en el W estminster Seminary y estoy doctorado por la Univer-
sidad de Cam bridge, en Inglaterra. D urante la m ayor parte de mi vida he
estado en iglesias “ m oderadas”, con tres excepciones:
En m i época universitaria tuve el privilegio de trabajar un verano en
Mt. Vem on, N ueva York, como asistente del reverendo Harald Bredesen,
quien, en aquella época, era un portavoz prom inente de la renovación
carismática. M ás tarde, ya en el Seminario, fui becario durante el verano
de una iglesia ortodoxa presbiteriana “cesacionista” en Westfield, N ueva
Jersey. El Pastor R obert Atwell, un cesacionista, simplemente me pidió
que no hiciera de m is convicciones sobre los dones m ilagrosos un tema
de controversia en la iglesia. Finalm ente, entre 1989 y 1994, mi m ujer y
yo form am os parte de una iglesia de L a Viña, y tam bién ayudam os a
establecer otra, pero el viaje de 45 minutos finalmente demostró ser mucha
distancia para implicarnos eficazmente en ella. Por esa razón comenzamos
a ir a una maravillosa iglesia bautista cerca de casa, de la que ahora som os
miembros.
Gracias a este trasfondo variado, he adquirido una apreciación profun-
da p o r la sinceridad y p o r la vida cristiana de las personas que mantienen
estas “cuatro posturas” . E sto no significa que crea que estos temas no
tienen importancia, o que todas las posiciones son igualmente persuasivas.
¡A hora corresponde a los lectores elegir cuál de las cuatro es m ás fiel a
la Escritura!
23
¿Son vigentes los dones milagrosos?
El proceso
Los ensayos
Cada autor escribió prim ero un trabajo de 50 páginas con su posicio-
nam iento, que no podía ser cam biado una vez entregado. (Se hizo para
ser justo con los otros autores, que así podían estar seguros de que sus
respuestas se referirían a los m ism os escritos que aparecerían en el libro).
L os autores tenían que tratar los siguientes temas en orden, aunque el
espacio dedicado a cada uno podía variar:
24
Prefacio
m iento más preciso de las otras posturas (así fue). Q uizás los autores
descubrieran que estaban siendo entendidos com o no pretendían (ocurrió
en una o dos ocasiones). Q uizás la discusión podía entrar en más detalles
que en los artículos (podían y lo hicieron). Q uizás incluso los autores cam-
biaran de posición (ninguno lo hizo).
L a gente me ha preguntado por qué estos cuatro hom bres, que creen
en la misma Biblia, y que tienen el m ism o am or profundo y personal por
nuestro Señor, no pudieron ponerse de acuerdo sobre estas cosas. Y o les
digo que toda la Iglesia tardó hasta el año 381 (en Constantinopla) para
fijar finalmente la doctrina de la Trinidad, y hasta el año 451 (en Calce-
donia) para fijar las disputas sobre la D eidad y la hum anidad de C risto
en una persona. ¡N o debem os sorprendernos si estos com plejos temas
sobre la obra del E spíritu Santo no se resuelven en dos días!
P o r otro lado, creo que todos se esforzaron por entender y actuar de
form a recíproca con las demás posturas. E l diálogo cara a cara tiene un
valor inmenso, especialmente cuando no es interrumpido p o r teléfonos,
citas y clases que enseñar.
D urante esta conferencia, los cinco nos em barcam os en 17 horas de
discusión intensa, con los Nuevos Testamentos griegos a veces en la mano,
y cambiando de alineación según los temas de discusión iban pasando del
Bautism o del E spíritu Santo a la guía, la profecía, el don de lenguas, la
sanidad, la guerra espiritual y otros tem as relacionados. U n a y otra vez
volvim os a la pregunta sobre si la iglesia del N u evo Testam ento, com o
es descrita en H echos y en las epístolas del N uevo Testamento, realmente
debe tom arse com o m odelo para la vida de iglesia actual.
Por supuesto, los cuatro autores y los editores de Zondervan sabían que
yo había escrito previamente defendiendo una de estas posiciones, pero
aceptaron mi juramento de ser lo más imparcial posible al editar y moderar
nuestra conferencia de dos días. Espero haber tenido éxito en tal empresa.
D ebo explicar que cuando nos enfrascamos en la conferencia de dos días,
de vez en cuando me bajaba de mi puesto de “moderador” y participaba
activamente en la discusión (especialmente sobre el don de la profecía, sobre
el que he escrito bastante). N o obstante, los doctores Gaffin y Saucy, que
sostenían la opinión contraria en este tema, fueron m uy capaces de defender
su posición, y no creo que mi participación tergiversara la discusión de forma
significativa. En cualquier caso, mi papel como moderador era centrar la dis-
cusión en un asunto cada vez, ¡y avisar de cuándo parar para cenar!
¿C óm o respondieron los autores a esta conferencia? C reo que uno
habló por todos ellos cuando dijo: “no me hubiera perdido esto p o r nada”.
25
¿Son vigentes los dones milagrosos?
26
Prefacio
C reo que es justo decir que los cuatro autores se unirían en su rechazo
a estas enseñanzas. Estas posiciones, hasta donde sabem os, no son de-
fendidas por los líderes académicos de ninguna rama del m undo evangé-
lico. En algunos casos son interpretaciones erróneas de las enseñanzas de
las Escrituras, y en otros casos son caricaturas de otras posiciones. Pero
creemos que en todos los casos son enseñanzas que son de tropiezo para
el C uerpo de C risto, y no de edificación, para que éste se afiance en la
verdad y en fidelidad a la Palabra de D ios.
27
¿Son vigentes los dones milagrosos?
pales posiciones, y para mostrar claramente dónde existe una base común,
y dónde están las principales diferencias. Y quizá a partir de este funda-
mentó, el entendimiento que la Iglesia tiene de estas materias progresará,
“hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y al pleno conocim iento
del H ijo de D io s” (Ef. 4:13).
Finalmente, quiero dar gracias de manera especial a mi ayudante, Je ff
Purswell, p o r recopilar los índices de autores y de textos bíblicos, y por
trabajar cuidadosamente las num erosas referencias que aparecen en el
libro; a mi secretaria, K im Pennington, por coordinar fielmente la corres-
pondencia y la transm isión de los m anuscritos entre los cuatro autores;
a Stan G undry, Jack Kuhatschek y Verlyn Verbrugge de Zondervan por
su ayuda editorial rápida y precisa en cada fase de este proyecto.
W a y n e A. G r u d e m
Trinity Evangelical Divinity School
Deerfield, Illinois
Febrero de 1996
28
Abreviaturas
EvQ TheEvangelical Quarterly
GTJ Grace TheologicalJournal
ICC InternationalCriticalCommentary
IDB Interpreter’s Dictionary o ftheBible
IDBS Interpreter’s Dictionary ofthe Bible Supplement
JE T S Journal oftheEvangelical TheologicalSociety
JP T Journal ofPentecostal Theology
JSNTSup Journalfor theStudy oftheNew TestamentSupplementSeries
K JV Kingjames Version
LW Luther’s Works
LX X Septuagjnta
NASB NewAmerican Standard Bible
N EB New English Bible
NICN T NewInternational Commentary on theNew Testament
NICOT NewInternationalCommentaryon theOld Testament
NIDNTT New InternationalDictionary ofNew Testament Theology
NIGTC NewlntemationalGreek Testament Commentary
N R SV NewRevised Standard Version
N IV Newlntemational Version 0
NVI Nueva VersionInternacional
SBLSemPap SeminarPapers ofthe Society o fBiblicalLiterature
SJT ScottishJournal o fTheology
TDNT TheologicalDictionary o ftheNew Testament
TDOT TheologicalDictionary ofthe Old Testament
TynBd TyndaleBulletin
VoxEv VoxEvangelica
VT VetusTestamentum
WBC WordBiblicalCommentary
W IJ WestminsterTheologicalJournal
29
Capítulo 1
LA POSTURA CESACIONISTA
33
¿Son vigentes los dones milagrosos?
obra del E spíritu más radical, im presionante, milagrosa y com pletam ente
sobrenatural que la que hace - hoy, ahora m ism o - con aquellos que están
nada m enos que: “m uertos... en delitos y pecados” (Ef. 2:1-5). Más allá de
cualquier capacidad hum ana - reflexiva, racional, mística, intuitiva u otra -
el E spíritu les hace “vivos para D ios en C risto Jesús” (Ro. 6:11).
Esta actividad, com o la po sterio r de Jesús en el Evangelio de Juan (p.
ej., Ju an 5:24-25; 11:25-26) y Pablo (p. ej., Ef. 2:5-6; C ol. 2.12-13), deja
claro que se trata de una obra de resurrección no m enos real, no m enos
milagrosa, no m enos escatológica que la futura resurrección de los cuerpos
de los creyentes cuando C risto vuelva. La posición cesacionista que yo, al
igual que m uchos otros, m antengo, no cederá ante nada en enfatizar que la
actividad presente del Espíritu en los creyentes es de “extraordinaria gran-
deza de poder... conform e a la eficacia de la fuerza de su poder [de Dios], el
cual o b ró en C risto cuando lo resucitó de los m uertos y lo sentó a su dies-
tra en los lugares celestiales” (Ef. 2:1,5).
Para expresarlo suavem ente, u n o no debería sugerir sim plem ente que
todas las posiciones cesacionistas son resultado de la esclavitud al realismo
caracterizado p o r el “sentido com ún”1, o son “u n quasi-deísmo intelectua-
lizado” (con la difícilm ente sutil sugerencia de que se encaja en las acusa-
ciones aniquiladoras de Jesús en M ateo 22:29 y de Pablo en 2 Ti. 3:5)12, o
revelan una “hermenéutica anti-sobrenatural” al interpretar Hechos,3 o están
tan atadas a u n pensam iento ilustrado caduco y no bíblico que, a pesar de
estar «encolerizadas p o r el racionalism o de Bultm ann», no obstante, “han
creado su propia m arca de racionalism o.”4
A co n tin u ació n haré lo que pueda para disipar tales conceptos erró-
neos. Pero debem os tenerlo claro. La filosofía occidental desde la Ilustra-
ción ha negado m ayoritariam ente el poder de la resurrección anteriorm en-
te confesado. D el m ism o m odo que otros cesacionistas, soy perfectamente
consciente de que en nuestras actitudes y estilos de vida a m enudo com-
prom etem os tal poder y afligimos al Espíritu Santo (ver Ef. 4:30); necesita-
mos percatarnos de esto, y perm anecer dóciles a tal amonestación. Pero no
nos ayudará considerar nuestra postura com o u n quasi-deísmo apartado de
1H.I. Lederle, “Life in the Spirit and Worldview”, en Mark. W. Wilson, ed., Spirit and
Renewal: Essays in Honor o f Rodman W illiams [Sheffield: Academic Press, 1994], 29.
2J. Ruthven, On the Cessation o f the Charismata: ThePentecostalPolemic on Post-biblicalMirades
[Sheffield: Academic Press, 1993], 204, 206.
3Deere, Jack, Sorprendido por E l Espíritu Santo, Miami: Ed. Carisma, 1996.
4G D .Fee, God’s EmpoweringPresence. TheHoly Spirit in theLetters of?W [Peabody, Mass.:
Hendrickson, 1994], 887-88; Deere, Power o f the Spirit, 112, también enlaza con Bultmann.
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
7B.B. Warfield, Counterfeit Miracles (Edimburgo: Banner of Truth Trust, 1983 [1981].
Deere es típico por llamarle “el más grande de los eruditos cesacionistas” [Power o f the
Spirit, 268, η. 9]
8Por ejemplo, más recientemente, Ruthven, On the Cessation.
9 Fundamentalmente en el capítulo 1 (p. ej., 3-5, 21-23, 25-28).
10Esta idea es pasada por alto, incluso en el trabajo más importante de Ruthven sobre
las ideas de Warfield. Encuentra «sorprendente que él [Warfield] no sea capaz de debatir
sobre casi todas las Escrituras que son importantes para la polémica cesacionista» [On the
Cessation, 111): «Es irónico», según la posición de Wardfield sobre la autoridad y la
inerrancia de las Escrituras, «que solamente en algunas páginas sueltas de Counterfeit Miracles
busque el autor apoyo para su polémica cesacionista en las Escrituras» 8194; cf. 197). Pero
no era ésa la intención principal de Wardfield en ese libro.
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L a postura cesacionista
A. ¿Segundas experiencias?
Casi toda la enseñanza del N uevo Testam ento sobre el E spíritu Santo
busca o tiene su origen en Pentecostés. E n otras palabras, la cuestión im-
p ortante es saber lo que realm ente sucedió en aquel día. P o r ejemplo, ¿los
acontecim ientos excepcionales de Pentecostés suponen u n m odelo que
insta a cada creyente del N uevo T estam ento, sin im p o rtar el tiem po ni el
lugar, a intentar recibir el Espíritu en poder com o una experiencia distinti-
va, acompañada de hablar en lenguas, tan to en la conversión com o en oca-
siones posteriores a la conversión? Las denom inaciones pentecostales y el
m ovim iento carismático responden afirm ativam ente a esta pregunta. Mu-
chos pentecostales anim an a los cristianos, quienes ya han nacido de nuevo, a
ser “bautizados en el Espíritu Santo”, y se apoyan en H echos 2 (Pentecos-
tés), 8 (Samaria), 10 (Cesárea) y 19 (Éfeso). A l igual que los discípulos de
Jesús prim ero nacieron de nuevo y luego fueron bautizados p o r el Espíritu
Santo en Pentecostés (así prosigue el argum ento), n o so tro s deberíam os
buscar una “segunda experiencia” pentecostal en nuestras vidas.13
11Es interesante, desde un punto de vista histórico, el hecho de que uno de los primeros
en notar la importancia de esta idea, especialmente en Pablo, fue Geerhardus Vos, el colega
(cesacionista) de Warfield en el Princeton Seminary (y acompañante en los paseos de
Warfield durante 20 años). Ver su “The Escathological Aspect of the Pauline Conception
of Spirit”, en R.B. G 3 íü n ,]r.,eá., Redemptive History and Biblical Interpretation: The Shorter
Writings o f Geerhardus Vos (Phillipsburg, N .J.: Presbyterian and Reformed, 1980), 91-125,
y The Pauline Eschatology [Grand Rapids: Baker, 1979 [1930], 44,58-60,159-71. Si, como
dice Fee, el último es «un libro varios años adelantado a su tiempo» [Empowering Presence,
803, η. 1], cuánto más será el primer ensayo, que apareció casi dos décadas antes en 1912.
12Por ejemplo Fee en Empowering Presence, 803ss, esp. 822-26.
13Ver, como representación entre muchos defensores recientes, J.R. Wilhams, Renewal
Theology, vol. 2 [Grand Rapids: Zondervan, 1990], 181-236, y la literatura secundaria allí citada.
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
14D .A. Carson, Manifestaciones del Espíntu, una exposición teológica de I a Cor 12-14, An-
damio, Barcelona, 2000
15En este aspecto, consideremos la crítica del punto de vista de Carson en R. Stronstad,
The Charismatic Theology o f Luke [Peabody, Mass.: Hendrickson, 1984],
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Tal respuesta pierde de vista la cuestión principal y saca aún más a la luz
lo que venim os com entando. La teología reform ada, más im portante, la
teología de Pablo que la teología reformada quiere reflejar, no ve ni la muerte
de C risto ni su resurrección com o “sim bólicas” o com o “analogías” para
experiencias particulares, tan to si son subsiguientes a la conversión o dis-
tintas de la experiencia inicial de salvación.
18En el Jordán, Jesús recibe el Espíritu (por ejemplo, él mism o es bautizado con el
Espíritu) como capacitación para la tarea mesiánica a la que ha de enfrentarse (Lucas 3:21-
22); en la ascensión recibe el Espíritu como recompensa por la tarea finalizada que ha
dejado atrás y para bautizar a otros con el Espíritu.
19Lederle, Treasures Oldand New:Interpretationsof“Spint-Baptism ”in the CharismaticRenewal
Movement (Peabody, Mass.: Hendrickson, 1988), 2-3. Mucho más típica entre los escritores
pentecostales/carismáticos es la frase hueca y desafortunada de Williams: “Al contrario que
la venida de Cristo en la Encamación, que fue un acontecimiento único y definitivo, la venida
del Espíritu Santo ocurriría un número ilimitado de veces” [Renewal Theology, 2:184); la venida
del Espíritu es “la primera de las ilimitadas ocasiones posteriores” (n. 10)
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20Parece ser que incluso los autores pentecostales están reconociendo cada vez más que
el Bautismo del Espíritu Santo como una experiencia distintiva de post-conversión no se
enseña aquí; ver, por ejemplo, la perspicaz exégesis de Fee, Empowering Presence, 178-82.
21Dejaré a un lado la relación del “Pentecostés joánico” (Juan 20:22) con Hechos 2; ver R.B.
Gaffin, Perspectiveson Pentecost (Phillipsburg, N.J.: Presbyterian and Reformed, 1979), 3941.
22La segunda venida o, alternativamente, las apariciones breves y temporales de Jesús
después de la resurrección difícilmente pueden considerarse como la venida de Cristo de
la que se habla aquí, la cual según el contexto inmediato (v. 17-23) es tan cercana que
parece idéntica al hecho de que, de form a inminente (“un poco más de tiem po”, v. 19)
el Espíritu (y el Padre, v. 23) morará en / se mostrará a / y estará con los creyentes.
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
23 Esto es, el poder que antes no tenía, pero que ahora tiene, como resultado de la
resurrección (cf. Hechos 2:33, 36)
24 El significado de estas frases, en el contexto, es m uy disputado, y no puede ser
discutido con detalle aquí. En particular, tendré que renunciar a interactuar con la exegesis
divergente de Fee (más recientemente en su Em powering Presence, 264-67. 311-14 y
“Christology and Pneumatology in Romans 8:9-lf and elsewhere: Some Reflections on
Paul as a T rinitarian”, en Jesus o f Nazareth: Lord and Christ, ed. J.B. Green y M. Turner [Grand
Rapids: Eerdmans, 1994], 319-22). Aunque comparto plenamente su oposición al tipo de
cristología del Espíritu funcional argumentada por James Dunn y otros, su insistencia en
que “todo el contenido” de 1 C o. 15:45 es “soteriológicam ente escatológico”
(“C hristology,” 320) hace un flaco favor, en mi opinión, a las profundas dimensiones
cristológicas y neumatológicas también presentes. Ver más en H . Ridderbos, Paul: An
Outline o f his Theology, trad. J.R . de Witt (Grand Rapids: Eerdmans, 1975 [1966], 88,225,
539,yR.B. G a ffin jr .,Resurrection and Redemption:A Study inP aul’s Theology (Phillipsburg,
N .J.: Presbyterian and Reformed, 1987), 85-97.
25 El “es” de 2 C o. 3:17, lejos de expresar una predicción incompetente o atemporal,
descansa en el “fue hecho” de 1 C o. 15:45.
26 Es gratuito considerar estos pasajes com o una Cristología “funcional” que niega
las diferencias personales entre Cristo y el Espíritu, una Cristología que es irreconciliable
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sino presente (por ejemplo, Gá. 2:20; Col. 2:12-13; 3:1-4). El Cristo resucitado
ya está activo en la Iglesia en el poder de resurrección del Espíritu.26
Para Pablo, no existe obra del Espíritu en el creyente que no sea obra de
C risto. Esto aparece, p o r ejem plo, en R om anos 8:9-10: “vosotros... en el
E sp íritu ” (v. 9a), “El E spíritu... en vo so tro s” (v 9b), “pertenece a C risto ”
(v. 9d, v irtu alm en te equivalente al “es de C risto ”) y “C risto... en voso-
tro s” (v. 10a). Es decir, todas las com binaciones posibles son utilizadas de
form a intercambiable. N o describen diferentes experiencias, sino la misma
realidad. N o existe una relación con Jesús que no sea tam bién una comuni-
dad con el E spíritu. La presencia del E spíritu es la presencia de C risto.
Pertenecer a C risto es estar poseído p o r el Espíritu. Para una persona, estar
“fortalecido de poder p o r su Espíritu en el hom bre in terio r” es que Cristo
“m ore p o r la fe en vuestros corazones” (Ef. 3:16-17).27 Y eso es cierto en
la experiencia continuada de los creyentes (ordo salutis), solam ente p o r la
verdad de la experiencia definitiva de C risto, p o r lo que El es y ha llegado a
ser en su exaltación, “el Espíritu que da vida” (historia salutis).
Conclusión: Pentecostés completa la obra finalizada de Cristo para nuestra
salvación. Sin Pentecostés, la redención queda incompleta y sin sentido. Man-
tener la importancia de Pentecostés como una experiencia de poder disfrutada
p o r algunos creyentes a diferencia de otros, una experiencia “más allá” de la
salvación (vista solam ente com o el perdón de los pecados),28 es seriamente
inapropiada. Esa teoría empequeñece el significado de Pentecostés. Sin Pente-
costes no hay salvación. Punto. ¿Por qué? Porque sin Pentecostés no hay vida
(de resurrección) en el Espíritu, y sin la vida escatológica29, los pecadores per-
manecen “m uertos en [sus] delitos y pecados” (Ef. 2:1-5).
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34Com o hacen, por ejemplo, Deere, Power o f the Spirit, 68,244; W. Grudem, Systematic
Theology:An Introduction to BiblicalDoctrine (Grand Rapids: Zondervan, 1994), 358-59,362.
35Fíjense (según Warfield) en que no estoy argumentando que solamente sobre aquellos
en los que los apóstoles pusieron sus manos ejercieron estos dones; el texto no sostiene
una conclusión así de “mecánica”.
36 Por ejemplo, Deere, Power o f the Spirit, 103-4, 249, y con más cautela, Grudem,
Systematic Theology, 359. En su análisis del libro de H echos, ambos autores ilustran el
cuestionable inductivismo del que hemos hablado anteriormente.
37 El amplio debate sobre el trasfondo y naturaleza de los apóstoles en el N uevo
Testamento todavía continúa. Por un lado, la relación exacta entre los apóstoles escogidos
por Jesús y el _el_ah judío de la época, se discute. De momento basta con decir que la última
institución, como mínimo, proporciona un telón para el entendimiento de los apóstoles y
su autoridad; se les ha autorizado para ser representantes jurídicos del Cristo exaltado. De
forma original, sin ser derivados, habla a través de ellos (2 Co. 13:3). Su palabra es la palabra
de Dios (1 Ts. 2:13). Ver, por ejemplo, H . Ridderbos, RedemptiveHistory and theNew Testament
Scriptures (Phillipsburg, N J .: Presbyterian and Reformed, 1988 [1955], 12-15.
38 El continuo debate sobre la autoridad bíblica muestra lo que estamos tratando aquí.
(1) ¿Dice esto D io s/la Biblia porque es verdadero? o (2) ¿Es verdadero porque lo dice
D ios /la Biblia? Estam os ante un falso dilema; sin duda alguna, ambos casos son ciertos.
Pero en el teísmo bíblico, donde la criatura hecha a la imagen permanece siempre depen-
diente de la sabiduría y de la existencia de D ios el Creador, la afirmación (2) es más defi-
nitiva: D ios es la fuente de toda la verdad.
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B. CESACIONISMO
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historia de la redención. Según 1 C o rin tio s 3:11 (la m etáfora varía ligera-
m ente, pero no supone una diferencia teológica im portante), C risto es el
fundam ento de la Iglesia. ¿Cómo? N o en un sentido general de su persona,
o en su persona considerada en abstracto, y ni siquiera principalm ente p o r
su actividad inicial en la Iglesia. Más bien Cristo es el fundam ento “ya puesto”
(v. 11); es decir, El es el fundam ento p o r su m uerte y su resurrección (por
ejem plo, 1 C o. 1:18,23; 2:2,15:3-4; 2 Ti. 2:8). T o d o lo que él representa
para la Iglesia y en la Iglesia depende y se deriva de que es el C risto crucifi-
cado y glorificado. El es el fundam ento de la Iglesia p o r su obra finalizada.
P o r consiguiente, los apóstoles y los profetas no son el fundam ento
porque ellos com pleten partes que faltan en la obra de C risto. Lo que es
esencial, y de o tro m odo faltaría, es u n testim onio adecuado a esa obra, un
testim o n io del Evangelio. Los apóstoles son los testigos autorizados de
Cristo, ordenados p o r el m ism o Cristo resucitado para dar testim onio con
autoridad sobre su resurrección y las implicaciones de ésta (Por ejem plo,
H echos 1:2,8,21-26; 1 C o. 9:1,15:1-4,8-11; Gá. 1:1,15-16).
Los apóstoles (y los profetas43 ju n to a ellos), en otras palabras, son los
cim ientos de la Iglesia p o r su testim onio, testim onio revelador e inspirado
(como apunta Efesios 3:5: «ahora... ha sido revelado a sus santos apóstoles y
profetas p o r el Espíritu»). E n térm inos de la correlación hecho-palabra que
m arca la entrega de la Revelación a través de la historia de la redención, su
testim onio es el fundam ento testimonial de la obra de Cristo; a la obra defini-
tiva de Cristo, que fue una vez p o r todas, se le une u n testim onio definitivo de
esa obra, u n testim onio de una vez para siempre. A quí está la m atriz para el
C anon del N u ev o Testam ento, para el nacim iento de u n nuevo cuerpo de
Revelación que se unirá a lo que con el tiempo llegó a ser el Antiguo Testamen-
to.44 Al quedar completa esta revelación fundacional, y tam bién su papel fun-
dacional com o testigos, los apóstoles, y junto con ellos los profetas y otros
dones de revelación, desaparecen de la vida de la Iglesia.
43El hecho de que aquí se hable de los profetas del Nuevo Testamento (no del Antiguo)
se ve en el orden de las palabras: (no “losprofetas y los apóstoles”, es decir, el Antiguo
y el N uevo Testamento); se ve especialmente en Efesios 3:5, donde aparece la misma
expresión y ocurre con la palabra “ahora” (en contraste con “otras generaciones” en el
pasado).
44 N o tiene nada de especial que no todos los documentos del N uevo Testamento
estén escritos por apóstoles. De form a paralela a lo que hemos visto sobre las señales y
milagros en la era del N uevo Testamento, la apostolicidad, aunque no es estrictamente
un criterio de canonicidad, es indudablemente el medium para el Canon; ver R.B.Gaffin,
Jr., “The New Testament As Canon”, in Inerrancy and Hermeneutic, ed. H.M. Conn (Grand
Rapids: Baker, 1988), esp. 172-79.
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45El esfuerzo en la refutación de Ruthven (On the Cessation, 216-20), por ejemplo, se echa
a perder normalmente por una concepción inadecuada de la autoridad apostólica, junto con
una imprecisa representación de la posición a la que él se opone (¡Por ejemplo, «la predicación
de la soterología calvinista» representa al Cristo exaltado «inactivo en el presente», p. 113!)
* N . del T. Del mism o m odo que usamos “cesacionista” y “la postura abierta, pero
cautelosa”, utilizaremos la expresión “continuista” para referirnos a aquellos creyentes que
creen en la continuidad y vigencia de los dones milagrosos. En este contexto el autor se
refiere a las posturas pentecostales, carismáticas y de la Tercera ola.
46El N uevo Testamento utiliza la palabra griega apostólos en más de un sentido. Aquí
se usa para aquellos designados por Cristo e investidos con su autoridad (ver nota 37),
aquellos que son “prim eros” en la Iglesia (1 C o. 12:28; cf. Ef. 2:20; 4:11; 2 C o. 11:13):
los doce, Pablo y quizás otros.
47Por ejemplo Carson, Manifestaciones del Espiútu, Andamio, 2000; Grudem Systematic
Theology, 906,911. Véase en este sentido la conclusión cualificada, menos que enfática de
un anti-cesacionista tan convencido com o Ruthven (On the Cessation, 220). La idea de
Grudem de que el apostolado es “un cargo, no un don” (1019, η. 6; cf. Deere, Power o f
the Spirit, 242) es difícilmente sostenible (al menos, a la luz de la actividad del Cristo
ascendido en Efesios 4:8,11: “El... dio dones a los hombres”; “El... dio a algunos el ser
apóstoles”) y hace una separación que Pablo no aceptaría. Todos los dones no son cargos
(un tema, por cierto, demasiadas veces ignorado o pasado p or alto en los debates actuales
sobre la ordenación de la mujer), pero todos los cargos son dones.
48Por ejemplo, Grudem, Systematic Theology.
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a eso «una evidencia dem asiado escasa para co n tin u ar desarrollando una
argum entación», en el contexto parece difícil no in te rp re ta r que está di-
ciendo que, hasta donde podem os ver, n o som os capaces de distinguir, en
los tem as de la Inspiración y la A utoridad, entre los profetas del N uevo
Testam ento y los profetas que escribieron en el A ntiguo Testam ento.
La opinión de W illiams es sim ilar a la de Fee (una opinión que es am-
pliamente compartida entre los pentecostales y carismáticos). Aunque man-
tiene que cualquier expresión del don de la profecía es “revelación subordi-
nada” y no está “al m ism o nivel que la Escritura”, al m ism o tiem po afirma
que “viene directam ente de Dios y es hablada con autoridad divina” y que
“las palabras son inspiradas divinam ente” y que “la verdadera profecía es la
propia declaración de D ios.” 52 Si es así, y si tal profecía continúa en la ac-
tualidad, entonces es difícil ver cóm o la suficiencia de la Escritura o su cano-
nicidad (como una colección com pleta de docum entos con una autoridad
única), puede ser m antenida viablemente. Claram ente, el tem a en cuestión
tiene más que ver con si la profecía actual contradice la Escritura.
T am bién puede ser que «nadie... quiere arriesgarse a la posibilidad de
que alguien añada algo a la Escritura».53 Pero si la profecía en la actualidad
es inspiración y autoridad divina, com o se ha m encionado antes, entonces,
cualquiera que fuera la intención, sí se ha añadido algo a la E scritura.54
A hora “el C an o n ” (es decir, el lugar en el que encontram os en la actualidad
la palabra de Dios) se convierte n o solam ente en lo que D ios ha dicho
en su E scritura, sino tam b ién en lo que está diciendo m ás allá de la
E scritura, y nos obligam os a atender y som eternos a am bos. D e hecho,
el ú ltim o seguram ente será más obligatorio p o r su contem poraneidad e
inmediatez con nuestra situación. Ver aquí una amenaza relativizadora para
el C an o n y su au toridad n o es ir desencam inado.55
52Williams, Renewal Theology, 2:382,386; cf. 1:43-44.
53 Deere, Power o f the Spirit, 241 (Después de leerlo, todavía no estoy seguro de si su
postura sobre la profecía y la autoridad es más cercana a la de Fee o a la de Grudem);
cf. Williams, Renewal Theology, 1:44.
54Williams enfatiza (con cursivas) que no existe nada, incluyendo la profecía, que deba
ser añadido a la revelación especial recogida en las Escrituras. Pero dos frases después
describe la profecía como «la revelación de algún mensaje para la situación contemporánea
que no añade nada esencialmente a lo que El ha dado a conocer con anterioridad» (Renewal
Theology, 1:44). Sin duda, no es una crítica observar que, por “nada esencial” que sea, una
añadidura sigue siendo una añadidura. Más aún, debemos preguntarnos: realmente, ¿cuál
es la fuerza limitadora y descalificadora de la expresión “nada esencialmente”, cuando se
trata de las mismas palabras de Dios, que poseen inspiración y autoridad divinas? N o veo
que la postura de Williams tenga una respuesta satisfactoria a esta pregunta.
55Ruthven, por ejemplo, habla de “los límites eternamente sellados del Canon bíblico”
(On the cessation, 194). Acepto y valoro esta afirmación, pero tengo dificultades en ver, no
53
¿Son vigentes los dones milagrosos?
Fee, en el contexto anteriorm ente citado, cree que «preguntas com o las
planteadas por las personas con ‘conciencia canónica’ quedan completamente
fuera del marco de referencia [de Pablo]», y que «él no tiene ningún interés en
las preguntas que surgen de nuestra existencia en la Iglesia unos 1900 años
después».56 Pero, ¿son sostenibles tales frases tan exageradas? El m arco de
referencia de Pablo, que es escatológico y tiene en cuenta la historia de la re-
dención,57 con su perspectiva de vivir “entre los tiem pos”, com prende el pe-
riodo entre la resurrección de Cristo y el regreso en su totalidad, sin im portar
que tarde en llegar (o lo poco que tarde, que es lo que Pablo, en respuesta a la
revelación que recibió y comunicó, había anticipado). Pablo es un apóstol para
todas las épocas, sin im portar el núm ero de generaciones posteriores. Escribe
para todos los que están en la posición de haberse convertido «de los ídolos a
Dios para servir al Dios verdadero, y esperar de los cielos a su H ijo, el cual
resucitó de entre los muertos» (1 Ts. 1:9-10). Difícilmente puede decirse que
Pablo haya sido indiferente a las preocupaciones teológicas (legítimas) de la
Iglesia de finales del siglo XX.
Más aún, las cartas pastorales con sus receptores no apostólicos (Timo-
teo, tan to com o ningún otro, se ve com o el sucesor personal y directo de
Pablo, cf. Filipenses 2:20-22, pero Pablo nunca le llama apóstol), m uestran
una preocupación p o r u n futuro post-apostólico. Específicamente, el man-
dato a guardar el “depósito” (apostólico) (2 Ti. 1:14; cf. v. 12; 1 Ti. 6:20) da
señales de, al m enos, una incipiente “conciencia canónica”.
5. Pero, ¿qué hay de la visión de que la autoridad de los dones proféti-
eos es inferior y falible?58
(a) Esta visión no tiene una explicación adecuada para Efesios 2:20; 3:5
(los profetas com o parte de la fundación de la Iglesia, com o hem os discu-
tido anteriormente). W ayne G rudem , p o r ejemplo, ha argum entado exten-
sám ente que en este caso los “profetas” no son los profetas m encionados
en otras ocasiones en Pablo, sino los apóstoles (“apóstoles-profetas”, “após-
toles que tam bién son profetas”).59 G ram aticalm ente, esto es poco proba-
54
L a postura cesacionista
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
único a los ancianos efesios: «Salvo que el E sp íritu Santo solem nem ente
me da testim onio en cada ciudad, diciendo que m e esperan cadenas y aflic-
ciones» (Hechos 20:23). El hecho de que en cada ocasión los discípulos (y
quizás tam bién el m ism o A gabo y otros que profetizaban) intentaran di-
suadir a Pablo, n o com prom ete de ninguna m anera la verdad infalible y
orien tad a p o r el E sp íritu de lo que se estaba p rofetizando. T am bién, si
Agabo com etió errores, éstos no quedaron reflejados en el texto lucano.
N o tenem os noticias de que recoja este incidente para otra cosa que no sea
servir a su propósito global de m ostrar el avance del Evangelio desde Jeru-
salén hasta R om a. Lo que A gabo dice es «lo que el E spíritu dice a las igle-
sias (cf. p o r ejemplo, Apocalipsis 2:7)». E n resum en, la postura de la profe-
cía falible es incapaz de ofrecer ningún ejemplo del N uevo Testam ento que
la respalde.
(c) D eberíam os hacer unos breves com entarios sobre algunos textos
norm alm ente utilizados com o evidencia de que la profecía (no apostólica)
tiene una autoridad m enor, falible. E n 1 C orintios 14:29, el verbo aplicado
a profecía (diakrino) tiene u n am plio sentido semántico; puede estar cons-
tru id o de diferentes m aneras, dependiendo del co n tex to particular, y se
traduce com o “evaluar”, “com probar”, “juzgar” y “pesar”. D e este m odo,
en la form a en la que Pablo lo utilizó n o hay nada que sirva para reclam ar
que, ya que lo que es profetizado está sujeto a “evaluación” es, p o r lo tanto,
falible. Asimismo, tam poco interpretarem os que si los habitantes de Berea
estaban «escudriñando [anakñnó] diariam ente las Escrituras para ver si es-
tas cosas eran así» (H echos 17:11, Lucas les alaba p o r hacerlo), tenem os
que entender que lo que Pablo les enseñaba n o tenía autoridad apostólica
infalible y completa.66
Es difícil v er cóm o 1 C o rin tio s 14:36a sirve p ara justificar que la n o
apostólica tiene m enos autoridad. La pregunta de P ablo (“¿Acaso la pala-
bra de D ios salió de vosotros?”) está casi sin duda dirigida n o a los profe-
tas en especial, sino a to d a la iglesia de C o rin to , en relación con las otras
iglesias (ver v. 33b). Ju n to con la cuestión en la últim a parte del versículo,
es “cortantem ente retórica”,67 tiene la m ism a fuerza que decir lo siguiente:
56
L a postura cesacionista
¿Es que la v erdad com ienza y term in a en vosotros? ¿O s creéis que solo
vosotros tenéis la verdad del Evangelio y de sus implicaciones?
T am p o co la o rd en p eren to ria de P ablo a los profetas en 1 C o rin tio s
14:37-38 apunta a que ellos tengan m enos autoridad: del m ism o m odo que
la am onestación que le propina a Pedro en Gálatas 2:11-14 tam poco signi-
fica que Pedro no enseñara con autoridad plena e infalible cuando ejercita-
ba su oficio apostólico de form a apropiada. A quí no estamos tratando (y a
lo largo de este pasaje) el contenido de la profecía (y su autoridad relativa),
sino la conducta de aquellos que profetizaban.
P o r si 1 Tesalonicenses 5:20 (“n o m enospreciéis las profecías”) no
pareciera tener suficiente fuerza en sí m ism o, añadim os que Pablo utiliza
en 2 C orintios 10:10 el m ism o verbo para describir la valoración derogato-
ria que sus enemigos hacían de su predicación com o “m enospreciable”. Es
cierto que aquí se aplica al aspecto form al de su form a de hablar (su “esti-
lo”) a diferencia de su manera de escribir, pero eso no evita que el contenido
se vea afectado p o r esa valoración despreciativa.
(d) N o debem os ignorar o tro texto, u n o que supone u n enorm e pro-
blem a p ara algunos continuistas. 1 C o rin tio s 12:28 expresa u n orden:
«prim eram ente, apóstoles; en segundo lugar, profetas: en tercer lugar,
maestros...». Existe el consenso general de que este orden tiene que ver con
el v alo r o la utilidad.68 Si es así, entonces su posición se queda con la si-
guíente conclusión: ¡la profecía de la Iglesia, siem pre sujeta a evaluación
com o falible y p o r lo tan to nunca obligatoria para nadie, es más útil y edi-
ficante que la enseñanza basada en la Palabra clara, infalible y con autori-
dad de Dios! ¡La profecía precede a tal enseñanza! E n m i o p in ió n , una
conclusión obviam ente n o deseada e inaceptable. Pero, ¿cómo pueden evi-
tar tal conclusión?
(e) E n definitiva, todos los continuistas, especialm ente los defensores
de la postura falible, insisten en que la profecía está siem pre subordinada a
la E scritu ra y que debe ser com parada a la luz de ésta, de m o d o que su
suficiencia y autoridad n o solam ente n o se ven amenazadas, sino manteni-
das. Pero, ¿cómo ocurrirá tal comprobación? La profecía en el N uevo Testa-
m entó (por ejemplo, la de Agabo), y la que se dice que tiene lugar en la actúa-
lidad, a veces es tan específica que simplemente no puede ser evaluada p o r las
Escrituras existentes. P o r ejemplo, se insta a u n individuo o a u n grupo a una
acción determ inada basándose en, p o r ejemplo, u n sueño, que no puede ser
juzgado p o r la Biblia a m enos que la acción implicara la violación de un man-
68Por ejemplo, Fee, Empowering Presence, 190; Grudem, G ift o f Prophecy, 69.
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
58
L a postura cesacionista
n Calvino, Institutes o f the Christian Religion (Filadelfia: Westminster, 1960). Por ejemplo:
1:6:1; 1:14:1.
74 Grudem , G ift o f Prophecy, 316, n. 27.
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
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L a postura cesacionista
80 Decir, com o dicen algunos cesacionistas que “lo perfecto” tiene en mente la con-
elusion del Canon del N uevo Testamento u otro tipo de estado de cosas anteriores a la
Parusía, simplemente no es creíble exegéticamente.
81 En el estado de gloria “no habrá más templos en la ciudad” pero tampoco Biblia en
la oratoria. La Biblia en la oratoria es la señal de que sigues siendo un pecador en un mundo
pecaminoso (A. Kuyper, Principles o f Sacred Theology [Nueva Y ork: Scribner’s, 1898], 358)
82La opinión de Grudem (Systematic Theology, 911, η. 9) de que Efesios 11 describe “un
acontecimiento en el tiempo” y “dones iniciales”, dejando lugar a dones subsiguientes de
uno pero no necesariamente de todos los dones mencionados, surge más del tiempo aoristo
“él dio”, y del m ism o contexto, de lo que am bos apoyan.
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
62
L a postura cesacionista
87C om o apoyo a esta interpretación del pasaje, hay que fijarse en que borra el problema
perenne con el que la exegesis ha luchado en el versículo 13: C óm o pueden la fe y la
esperanza continuar después de la parusía, especialmente a la luz de pasajes com o 2
Corintios 5:7 (“porque por fe andamos y no por vista”) y Romanos 8:24 (¿por qué esperar
lo que uno ve?). Esta pregunta no comprende el punto principal. El “permanecer” del
que se habla no está más allá de la parusía, sino que trata de la importancia presente y
escatológica de la fe y la esperanza (junto con el amor) en contraste con la cualidad sub-
escatológica no perdurable de nuestro conocimiento presente (incluyendo el don de
palabra que trae tal conocimiento). Apuntar también que, en relación con nuestros an-
teriores comentarios sobre el pasaje, esta perspectiva sobre el versículo 13 muestra lo
cuestionable que es insistir en que el versículo 10 demanda que la profecía y el hablar en
lenguas continúen después de la parusía.
88 En 1 C o. 15:51 está claro que la resurrección del cuerpo será algo más que física:
«N o todos dormiremos, pero todos seremos trasformados»).
89Gaffin, Perspectives on Pentecost, 45.
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
tam ente feliz” con esta “calificación” y ofrece los exorcism os com o prue-
ba de lo contrario.90 Pero aquí tam bién debem os m antener la distinción.
C ogiendo el ejem plo más dram ático que aparece en los Evangelios
(Mt. 12:22-28; cf. Le. 11.14-22), la sustancia escatológica de lo que transpi-
raba (paralela a la resurrección de Lázaro) n o es que el h om bre que había
sido poseído p o r u n dem onio fuera capaz de hablar y de ver, sino que ha-
bía sido librado “del dom inio de las tinieblas” y trasladado... “al reino de su
H ijo am ado” (Col. 1:13). Esto ú ltim o es im prescindible; tiene que ten er
lugar. Pero no ocurre lo m ism o con lo prim ero.
«Por tan to no desfallecemos, antes bien, aunque nuestro hom bre exte-
rio r va decayendo, sin em bargo nuestro h o m b re in te rio r se renueva de
día en día» (2 C o. 4:16). A quí se expresa una distinción categórica que es
básica para la antropología de Pablo y su entendim iento de la vida cristiana,
una distinción que la Iglesia desdibuja de form a peligrosa.91 E n térm inos
de la existencia hum ana (en el “exterior”), junto con toda la C reación (Ro.
8:20-21) los creyentes están sujetos a u n decaim iento ineludible, que lleva
hacia la m uerte (1 Co. 15:42-44); la m ortalidad puede ser abreviada tem po-
raím ente, pero n o eliminada. E n el presente, los creyentes solo experimen-
tam os el poder escatológico del Espíritu en lo más profundo de nuestro ser
(en el “in te rio r”). N in g ú n exam en físico ni test sicólogo nos m ostrará la
diferencia en tre los creyentes y los n o creyentes (aunque, p o r lo general,
la fe y la obediencia a los m andam ientos de D ios p otencian la salud del
cuerpo y la m ente). A quí, el equilibrio no es solam ente u n requisito, sino
que es im prescindible; resum iendo, podem os decir (de los creyentes) que
lo que es cierto en el cuerpo92 todavía no es cierto para el cuerpo.
¿Existe sanidad en la cruz? Sí, nada m enos que la “sanidad” que llegará
con la resurrección del cuerpo. M ientras ta n to , n o es nada m ás que u n
indicador sub-escatológico e insustancial.
U n a vez dicho to d o esto, los escritores neotestam entarios n o dejarían
que interpretáram os m al la distinción entre el d o n (singular) y los dones
(plural) del E spíritu, entre los dones escatológicos, el E spíritu m ism o que
m ora, co m ú n a todos los creyentes, y sus dones sub-escatológicos, ningu-
n o de los cuales es recibido p o r todos los creyentes (por designio divino,
p o r cierto, n o p o r falta de fe, 1 C o. 12:28-30).
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L a postura cesacionista
93Fee, EmpoweringPresence, 893, incluyendo n. 20; cf. G . Fee, Gospeland Spirit: Issues
in New TestamentHermeneutics (Peabody, Mass.: Hendrickson, 1991), 75-77.
94Ibid., p. 167-68. Esta dificultad se expresa por otros continuistas, como, por ejemplo,
Grudem, Systematic Theology (1080): “D e todas formas, puede que nuestras conclusiones
sean algo tímidas”.
95Fee, EmpoweringPresence, 890, η. 17 (cursivas originales).
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
66
L a postura cesacionista
M ás aún, d e n tro del perfil general del N u ev o T estam ento, las cartas
pastorales se pueden ver com o u n to d o que hace un a provisión para el fu-
tu ro post-apostólico de la Iglesia, de m o d o que ayudan a identificar las
continuidades y las discontinuidades. E n concreto sobre la Revelación, la
Palabra de D ios p ara la Iglesia de h o y , la única p ro v isió n hecha es p ara
la enseñanza y la predicación (2 Ti. 1:13,2:2), bajo la supervisión de los
ancianos (1 T i. 3:2; 5:7; T ito 1:9) y centrada en el “depósito” apostólico
(1 Ti. 6:20; 2 Ti. 1:14; cf. Judas 1:3 “la fe... que fue de una vez para siem pre
entregada a los santos”).
2. D eberíam os reconocer la gran am p litu d de los dones espirituales.
C u an d o com param os las listas de dones que se analizan co n m ay o r fre-
cuencia(Rom . 12:1; I C o . 12; Ef. 4), vem os que a veces coinciden y que, no
obstante, son bastante diferentes. Este p a tró n m uestra que, ya sea indivi-
dualm ente o tomadas en conjunto, no son exhaustivas, sino que ofrecen un
m uestrario representativo de los dones. C onfinar nuestra atención a estas
listas, com o sucede tan a m enudo, es sin duda excesivamente lim itado.
El m ism o Pablo, al tra ta r un a serie de asuntos m atrim oniales, ofrece
u n a indicación de las dim ensiones de la extensión ante la que nos encon-
tram os: “C ada cual ha recibido de D ios su propio don, u n o de esta m anera
y o tro de aquella” (1 C o. 7:7; la siguiente aparición de la palabra griega
cañsma será su m últiple uso en los capítulos 12 al 14). Pablo está diciendo
que para el creyente, la cuestión sobre si casarse o n o debe ser respondida
en térm in o s del “d o n ” (espiritual) de cada uno; n o debe establecerse una
separación entre la espiritualidad y la sexualidad.
E sto se debe, tal y co m o esperábam os que fuera, a que el E sp íritu de
D ios es el viento de un a nueva creación. C uando el Espíritu entra en noso-
tros, quiere que le dejem os en trar en todas las áreas de nuestra vida. Pode-
m os decir con justicia entonces que to d o lo que tom e de m í para el servicio
a C risto y a su Iglesia - y esto incluye aptitudes y capacidades que tenía
antes de convertirm e - es u n d o n espiritual.
3. E n 1 Pedro 4:10,1a única aparición de carisma en el N uevo Testamen-
to aparte de Pablo, P edro resum e aspectos im portantes de su enseñanza
sobre los dones espirituales. «Según cada u n o ha recibido u n don especial»
apunta a la distribución com pleta y am plia de los dones en la Iglesia. “Sir-
viéndoos los unos a los otros” capta la dim ensión esencial para su ejercicio
(cf. 1 C o rin tio s 12:4-6); los dones son lo que son en la m edida en que nos
capacitan a hacer algo p o r los demás y para la edificación global de la Igle-
sia (cf. 1 Co. 12:7; 14:12). «Buenos adm inistradores de la m ultiform e gracia
de Dios» de nuevo acentúa tan to la diversidad de los dones com o su pro-
67
¿S on vigentes los dones milagrosos?
D. Peligros
68
L a postura cesacionista
69
Una respuesta de la postura abierta,
pero con cautela a Richard B. Gaffin, Jr.
Robert L. Saucy
La acertada com binación que Gaffin hace del pensam iento teológico y
la exegesis de determ inados pasajes ha servido para exponer una posición
cesacionista m u y com petente. Específicamente, el énfasis hecho en la lie-
gada del E spíritu en Pentecostés dentro del m arco general de la historia de
la redención es excelente y, en m i opinión, m u y significativo para muchas
de las preguntas suscitadas en el debate que nos ocupa. El h echo de que
haya expuesto su caso sin encontrar u n cesacionismo explícito en cuanto a
la venida de lo «perfecto» de 1 C orintios 13:8-10 tam bién es positivo.
Estoy de acuerdo con muchas de las ideas expuestas en el ensayo, inclu-
yendo lo que y o percibo com o sus ideas principales. Estas son que la veni-
da del E spíritu en Pentecostés era un a parte integral de la salvación cristia-
n a y, p o r lo tan to , n o u n a segunda dim ensión de la lab o r del E spíritu no
alcanzada p o r to d o s los creyentes, y que la era apostólica era u n periodo
fundacional en la historia de la Iglesia, que n o proporciona el m odelo para
to d a la historia de la Iglesia.
E n cuanto al p rim e r p u n to , el argum ento del d o c to r G affin de que la
venida del E spíritu en Pentecostés era en realidad la finalización del hecho
salvífico de la prim era venida de Cristo y que, p o r lo tanto, pertenece a cada
creyente, es m agnífico. Q uizás podía haber añadido algo m ás com o res-
puesta a los que intentan dividir claramente el m inisterio del Espíritu entre
“regeneración” y “capacitación” o “dotación de po d er”. E sto les perm ite
estar de acuerdo en que el creyente ha recibido el m inisterio del nuevo
pacto del E spíritu de la regeneración y la un ió n con C risto com o algo dife-
rente a la experiencia pentecostal de “recibir poder”. El lugar central que el
«Bautism o con el E spíritu» tiene en las predicciones de los Evangelios
(cf. M t. 3:11 y paralelos) y justo antes de P entecostés en H ech o s 1:5, y
71
¿Son vigentes los dones milagrosos?
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L a respuesta de la postura a b i e r t a , p e r o c o n cautela a R. B. G affin,Jr .
A unque n o puedo com entar todas las conclusiones a las que llega Ga-
ffin, su fijación en la enseñanza principal de las Escrituras en relación con
el m inisterio del E sp íritu en la vida del creyente, ju n to co n su reconocí-
m iento de que D ios sigue obrando m ilagrosam ente p o r el bien de su pue-
blo, m e lleva a estar de acuerdo en que la posición cesacionista expuesta no
está poniendo al E spíritu «en una caja». Más bien, es u n in ten to de enten-
der el po d er de D ios en relación con la verdad de D ios, una com binación
claram ente enseñada en las Escrituras.
A pesar de estar conform e con muchos de los énfasis de la postura cesacio-
nista, algunas de las conclusiones que demandan el cese completo de los dones
milagrosos va, en m i opinión, más allá de lo que la enseñanza bíblica expresa o
son deducciones necesarias de principios teológicos de la Escritura. D e varias
formas se expresa la opinión de que el cum plim iento de la era apostólica de-
m anda el cese de todas las manifestaciones del don de profecía. El «cese del
don revelación verbal del apostolado» (pág. 52), la consumación de la revela-
ción fundacional, y la terminación del C anon (pág. 51-52) se tasan para demos-
tra r el cese de la profecía, de m odo que solam ente puede haber o revelación
canónica o revelación general hoy (págs. 58-59).
Pero, ¿ofrece la Escritura esta conclusión? Gaffin m ism o confiesa que
sería erró n eo arg u m en tar que Lucas p reten d ía m o strar que «los dones
m ilagrosos y experiencias de p o d e r cesaron con la h isto ria que él docu-
m entó» (págs. 45-46). Si tal es el caso, entonces ¿cómo podem os creer que
cualquier co n tin u ación de los dones m ás allá del tiem po de los apóstoles
«separa lo que para Lucas debe estar unido» (pág. 46)? Estoy totalm ente de
acuerdo con que la Escritura m uestra que la preponderancia de la actividad
m ilagrosa está u n id a a los apóstoles y a o tro s pocos que dan testim onio
inspirado de la o b ra salvífica de C risto. P ero, ¿limita eso todos los dones
milagrosos a este periodo de revelación fundacional?
N o obstante, el cesacionista ciertam ente tiene razó n al señalar que la
Escritura en ningún lugar dice expresamente que los dones milagrosos con-
tinuarán. Esta falta de concreción dificulta afirm ar que el cesacionismo o el
continuism o sean las enseñanzas de las Escrituras. El in ten to de Gaffin de
lim itar los dones milagrosos a los apóstoles argum entando que toda la pro-
fecía estaba relacionada con la fundación de la Iglesia tam b ién parece ir
más allá de las Escrituras. U n a vez más, estoy de acuerdo con que los pro-
fetas estaban involucrados en el ministerio fundacional de dar a conocer el
m isterio de C risto. La pregunta es: ¿estaba toda la profecía «ligada a la obra
redentora» (pág. 78) de tal form a que cuando la revelación fundacional se
com pletó, todos los dones de revelación verbal cesaron (pág. 50-51)?
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
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L a respuesta de la postura a b i e r t a , p e r o c o n cau tela a R. B. G affin,Jr .
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
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Una respuesta de la Tercera Ola
a Richard B. Gaffin, Jr.
C. Samuel Storms
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
97Ver la discusión de J ack Deere al respecto en Surprised by thePower o f the Spirit (Grand
Rapids: Zondervan, 1993), 54-76)
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U na respuesta de la T ercera O la a R ichard B. G affin , J r .
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
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U na respuesta de la T ercera O la a R ichard B. G affin , J r .
pañan» (pág. 45). P ero, ¿por qué n o pueden co n tin u ar los acontecim ien-
tos m ilagrosos y los carismas sin pensar que eso supone un a “repetición”
de Pentecostés? U n a vez más, la exclusividad de Pentecostés com o u n he-
cho de la historia de la redención n o requiere, ni siquiera sugiere, que los
carismas m ilagrosos estén restringidos a ese periodo. La Biblia no dice en
ninguna parte lo que Gaffin llega a afirm ar m ediante deducción teológica.
Gaffin concluye que «sería sin dudas erróneo argum entar... que Lucas
preten d ía m o strar que los dones m ilagrosos y las experiencias de p o d er
cesaron con la historia que él docum entó» (págs. 46-47). E ncuentro que
aquí se confunde esta afirmación con la anterior, ya citada, de que Lucas no
pretende decirnos a qué se parecerá el resto de la historia de la Iglesia con
los hechos milagrosos en H echos, posteriores a Pentecostés. Estos aconte-
cim ientos (presum iblem ente profecía, hablar en lenguas y sanidades), se-
gún Gaffin, se «completaron con el program a apostólico ya finalizado al que
acompañaban» (págs. 44-45, la cursiva es mía).
E ntonces G affin afirm a que «Al respecto, no viene al caso observar
que en H ech o s o tras personas adem ás de los apóstoles ejercen m ilagros
(6:8). O frecer esto com o evidencia de que tales dones continuaron después
del tiem po de los apóstoles separa lo que para Lucas está unido» (pág. 46).
Discrepo. C reo que es precisamente la prueba de que el ministerio milagroso
del E spíritu Santo n o está designado exclusivam ente para los apóstoles o
para la época fundacional de la Iglesia. Si, com o Gaffin sostiene, los fenó-
menos milagrosos y el ministerio apostólico permanecen unidos en la m ente
de Lucas, entonces, ¿por qué otras personas, aparte de los apóstoles, hide-
ro n milagros? N o basta con que G affin sim plem ente afirm e que los mila-
gros n o apostólicos n o tien en nada que ver con n u estro tem a. Ese es u n
p u n to de vital im portancia que el cesacionismo no puede explicar. Recor-
dem os que, de hecho, es el m ism o Lucas quien los separa. ¡Quizás lo hizo
porque ese era precisam ente el tem a que pretendía tratar!
Gaffin dice que «O tros ejercen los dones en virtud de la presencia y de la
actividad de losapóstoles. Lo hacen bajo u n “paraguas apostólico”, p o r decirlo
de alguna manera» (pág. 46, cursivas originales). ¿Dónde dice esto Lucas u
o tro autor bíblico? A u n cuando fuera cierto, ¿por qué deberíamos concluir
que D ios n o quiere que la Iglesia experim ente estos dones después de los
apóstoles? U n a vez más se han extraído conclusiones aplicables universal-
m ente sin garantías textuales. A l m editar en el libro de Hechos, n o encuen-
tro nada en la perpetuidad de los dones m ilagrosos que amenace la integri-
dad o la exclusividad de la era apostólica. Esta exclusividad consiste en que
fue prim ero y fundacional, n o en que fuera milagrosa.
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¿S on vigentes los dones milagrosos?
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U na respuesta de la T ercera O la a R ichard B. G affin , J r .
98 Ibíd., 248.
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
luz de lo que dice el N uevo Testam ento sobre el efecto y alcance del minis-
te ñ o profético? Sim plem ente n o es posible creer que todas las declarado-
nes proféticas eran parte de la fundación definitiva de la Iglesia. D e entra-
da, porque el N u ev o T estam ento n o dice que lo fuera. Más aún, describe
u n m inisterio profético bajo una perspectiva totalm ente distinta de la que
G affin preten d e deducir de Efesios 2:20. Sin duda, n o to d o el m u n d o
que ministró proféticam ente era u n apóstol. P o r lo tanto, el cese de lo últi-
m o no es argum ento para el cese de lo prim ero.
Sugerir que Efesios 2:20 alude a todos los posibles profetas activos en
la Iglesia p rim itiv a n o se corresponde con lo que leem os sobre este don
en el resto del N u evo Testam ento. R equeriría que creyéram os que todos
los que p ro fetizaron sobre el día de Pentecostés y en los años posteriores
«hijos e hijas... jóvenes.... ancianos... sirvientes, tanto hom bres com o muje-
res», estaban p o n ien d o los cim ientos de la Iglesia. Los cesacionistas nos
pid en que cream os que la p rom esa tan esperada de Joel 2 del derram a-
m iento sin precedentes del E spíritu Santo sobre “todas las personas” (He-
chos 2:17), con su actividad redentora en form a de visiones, sueños y pro-
fecías, se cum plió de form a absoluta solo en u n grupo de personas cuyos
dones actuaron de manera fundacional, iniciadora y, p o r lo tanto, temporal.
¿Esta teo ría explica el texto de form a adecuada? Se hace difícil pensar que
la experiencia reveladora y carismática del Espíritu, que Joel anunció y Pe-
dro citó, se realizara de form a com pleta en una m inoría de creyentes solo
durante u n periodo de tiem po de 6 años, y únicam ente durante el prim er
siglo de la Iglesia. M ás bien parece que Joel 2 y H echos 2 están relaciona-
dos y describen la experiencia norm ativa cristiana para toda la com unidad
cristiana en toda la época del Pacto, llamada “los últim os días”.
E l cesacionismo tam bién pretende que cream os que u n grupo de disci-
pulos anónim os en Efeso (Hechos 19:1-7), quienes profetizaron al conver-
tirse (ninguno de los cuales, p o r cierto, fue recordado o m encionado nunca
más), lo hicieron pensando en la fundación de la Iglesia. T am bién es extra-
ñ o pensar que las cuatro hijas de Felipe eran parte de la fundación definiti-
va de la Iglesia (21:9).
Según la tesis de Gaffin, toda actividad profética es actividad fundacio-
nal. Si fuera así, ¿habría hablado Pablo de la profecía com o u n don otorga-
do a la gente n o rm al para “el bien c o m ú n ” del C u e rp o de C risto (1 C o.
12:7-10)? ¿Debem os creer que Pablo exhortó a todos los creyentes de to-
das las iglesias a que desearan ten e r u n a im portancia fundacional para la
Iglesia universal? A l contrario, la profecía debe ser deseada porque su pro-
pósito es com unicar la Revelación de D ios que “anim ará” a aquellos que
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U na respuesta de la T ercera O la a R ichard B. G affin , J r .
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Una respuesta pentecostal/carism ática
a Richard B. Gaffin, Jr.
Douglas A. Oss
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
100 Aquellos que hayan leído ThePresbyterian Controversy (Nueva York: Oxford, 1991),
de Bradley J. Springfield encontrarán esta descripción sorprendentemente paralela a la crisis
contemporánea dentro del pentecostalismo.
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U na respuesta Pe n t e c o s t a l / c a r is m á t ic a a R ichard B. G affin , J r .
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U na respuesta Pe n t e c o s t a l / c a r is m á t ic a a R ichard B. G affin , J r .
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U na respuesta p e n t e c o s t a l / c a r is m A t ic a a R ichard B. G affin , J r .
97
¿Son vigentes los dones milagrosos?
Tal idea tam bién es ajena a los principales grupos pentecostales. P ero
oír la voz del E spíritu es una idea claram ente bíblica, ya sea oírle de form a
audible en una manifestación planeada p o r D ios para edificar el C uerpo de
C risto, o a través de la suave y casi im perceptible voz del Espíritu en núes-
tro interior.
98
Capítulo 2
LA POSTURA ABIERTA,
PERO CAUTELOSA
Robert L. Saucy
La postura abierta, pero cautelosa*
Robert L. Saucy
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necesario para el ejercicio de todos los dones espirituales, es aún más evidente
en aquellos dones que requieren una explicación sobrenatural, es decir, los
dones milagrosos. Aquellos que defienden la segunda experiencia, com ún-
m ente consideran que hablar en lenguas es su evidencia inicial. T odo esto nos
proporciona una experiencia obvia de lo sobrenatural considerada esencial
para el verdadero cristianismo. Estoy totalm ente de acuerdo con que los ere-
yentes deben experimentar lo sobrenatural (no necesariamente lo milagroso),
pero, en mi opinión, las Escrituras no sostienen el modelo de una experiencia
en dos etapas para el creyente en la Iglesia.
Las experiencias de los creyentes en Pentecostés (Hechos 2) y Samaria
(Hechos 8), citadas norm alm ente com o p rueba de la experiencia en dos
etapas, representan la llegada inicial del Espíritu a dos grupos de creyentes
(judíos y samaritanos) que vivieron durante la transición del antiguo pacto
a la nueva era del Espíritu. P o r lo tanto, no son norm ativas para todos los
creyentes de esa época. H a y que fijarse en que estos creyentes tuvieron una
segunda experiencia sin que se nos diga si cum plían los requisitos espiri-
tuales que, p o r regla general, son necesarios para que esta segunda expe-
riencia tenga lugar. El hecho de que les sucediera a todos y no solo a algu-
nos de los creyentes, refuerza esta idea.
P ero la objeción más grande al concepto de recepción o de Bautism o
con el E sp íritu con posterio rid ad a la salvación, es la enseñanza de las
Escrituras de que la relación con el Espíritu pertenece a todos los creyentes.
D e distintas m aneras, las Escrituras revelan que la única condición para
recibir el E spíritu o experim entar el Bautism o del E spíritu es la fe en Cris-
to, que trae la salvación inicial. Esa fe es la única condición asociada explí-
chám ente co n u n pasaje donde se habla de “b au tism o ” (H echos 11:17).
T am bién es la única condición para unirse a C risto y form ar p arte de su
C uerpo, lo que ocurre a través del Bautism o en el E spíritu (1 C o. 12:13)1.
Finalm ente, la fe es la única condición para recibir el E spíritu (Juan 7:38-
39; G álatas 3:2,13-14). N o puede sostenerse el razonam iento de que esta
recepción del E spíritu a través de la fe salvífica solo es u n nivel inicial de la
relación con el Espíritu. C uando Jesús enseña que la recepción del Espíritu
a través de fe en El hará que ríos de agua viva fluyan d en tro del creyente,
sin duda n o está enseñando otra cosa que la plenitud de la vida espiritual, y
no una sim ple base para poder tener una experiencia posterior.
Las Escrituras no contienen ningún m andato que inste a los creyentes a
buscar una nueva relación con el Espíritu, lo que confirma que todos los ere-1
1 V e r ta m b ié n G á . 3:26-28, C o l. 2 .1 2
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B. Cesacionismo
C ualquier discusión sobre los dones m ilagrosos debe abarcar la cues-
tió n sobre si to d o s los dones que aparecen en el N u ev o T estam ento son
norm ales para la Iglesia. Y a que no existe un a enseñanza bíblica explícita
sobre el tem a (al m enos u n a que to d o s aceptem os), solam ente se puede
llegar a una conclusión considerando m uchos pasajes y la experiencia de la
Iglesia. A ntes de ahondar más en el tem a, no obstante, necesitam os esta-
blecer dos p u ntos de clasificación, (a) P o r dones espirituales “m ilagrosos”
quiero decir aquellos dones cuya operación verdaderam ente implica feno-
m enos m ilagrosos. Existe un a confusión considerable en to rn o al debate
contem poráneo debido a que se tienen diferentes conceptos sobre los do-
nes.2 (b) Es im portante que el tem a del cese de los dones milagrosos no se
confunda con el tem a de si los milagros pueden ocurrir en la actualidad. Al
contrarío de la im presión generalizada de que los cesacionistas niegan que
D ios siga haciendo milagros, personalm ente n o conozco a ningún cesado-
nista que niegue que D ios pueda hacer y haga m ilagros en la era de la
Iglesia. La característica del cesacionism o n o es si D ios sigue haciendo
m ilagros, sino si los m ism os fenóm enos de dones espirituales m ilagrosos
vistos en la Iglesia del N uevo Testam ento son normales para toda la era de la
Iglesia.
Para dejar clara m i opinión, el N uevo Testam ento no enseña explícita-
m ente el cese de ciertos dones en u n p u n to determ inado de la experiencia
de la Iglesia. P o r lo tanto, es im posible decir desde el p u n to de vista bíblico
que ciertos dones n o pueden o c u rrir en cualquier m o m en to según la vo-
luntad soberana de D ios. P o r o tro lado, existen varias líneas de evidencia
que dem uestran que los fenóm enos milagrosos experim entados en la Igle-
sia bíblica prim itiva no conform an u n m odelo para la vida de la Iglesia de
todos los tiem pos.
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sim plem ente de lo que sucedía en la Iglesia prim itiva, diciendo que es lo
m ism o que se pretende para la Iglesia de hoy. Más bien, nuestra investiga-
ción requiere una consideración m ucho más am plia de los fenóm enos mi-
lagrosos y de su p ro p ó sito a lo largo de las Escrituras.
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16 D e s p u é s d e o b s e r v a r la d e s c r ip c ió n g e n e ra l d e H e c h o s , O ’R e illy re s u m e c o n sc ie n -
te m e n te esta s fases d e la p r i m e r a e x p a n s ió n m is io n e r a d e l E v a n g e lio . « L o s a p ó s to le s
re p re s e n ta n c o le c tiv a m e n te la p re d ic a c ió n in icial e n Je ru sa lé n e n c o n tin u id a d c o n el judaís-
m o ; E s te b a n m a r c a la r u p t u r a d e c isiv a c o n e l ju d a is m o y c o n el te m p lo y el p r in c ip io del
m o v i m i e n to h a c ia fu e r a d e J e r u s a lé n . F e lip e es el r e p r e s e n ta n te d e la m is ió n e n J u d e a [y
S am aría], y f in a lm e n te P a b lo ... re p r e s e n ta la m is ió n a lo s ge n tile s» ( Word and Sign in the
Acts ofthe Apostles, 21 0, e n especial 208-211; cf. ta m b ié n G .W .H . L a m p e , “M ira c le s i n th e
A cts o f th e A p o stles” in Mirades: Cambridge Studies in TheirPhilosophy and History, de. C .F .D .
M o tile [L o n d re s : A .B . M o w b ra y , 1965]).
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Iglesia, ¿por qué la gente pensaba que era m ejor llevar los enferm os a los
apóstoles? La descripción de la Iglesia prim itiv a en H echos hace que sea
casi im posible negar una actividad m ilagrosa circunscrita a los apóstoles y
a irnos pocos que, ju n to a ellos, participaron en el principio de la proclama-
ción profética del Evangelio de C risto.
E l escritor a los H eb reo s confirm a esta idea que vem os en H echos al
decir que la salvación fue «anunciada prim eram ente p o r el Señor, nos
fue confirmada p o r los que oyeron, testificando Dios juntam ente con ellos,
con señales y prodigios y diversos m ilagros y dones del E sp íritu Santo,
según su voluntad» (He. 2:3-4). La fuerza de esta afirm ación está, sin duda
alguna, en la absoluta fiabilidad, validez e im portancia de esa palabra inicial
de salvación, y n o ta n to en la predicación y la enseñanza p o sterio r de la
palabra de D ios a lo largo de las generaciones. A l igual que la revelación en
el Sinai, hablada p o r m edio de ángeles resultó ser inm utable [bebaios; válida,
garantizada, certera] (v. 2), así según el autor, la nueva revelación cristiana
se nos “confirmaba” (bebaios, v. 3) p o r el prim er testim onio de Cristo, sobre
quien Dios tam bién “testificó” con actividad milagrosa.17 A unque este tex-
to n o identifica a estos prim eros testigos com o apóstoles (el au to r reserva
“apóstol” para C risto, 3:1), sí que habla sobre aquellos que oyeron a Cristo
directam ente. P o r lo tan to , incluye a los apóstoles, pero quizás tam bién
a otras personas que co n ellos, co m o en H echos, fu ero n utilizadas p o r
D ios para proclam ar el m ensaje con la certeza garantizada de los profetas
inspirados.
Este texto n o lim ita la realización de m ilagros a los que escucharon a
Jesús. La m ención de los «dones [lit. distribuciones] del Espíritu Santo» (v. 4)
podría incluir el d o n de hacer milagros de algunas de las personas de entre
los que escucharon el mensaje original. Pero sea o n o el caso, es im portante
ver que el propósito de toda actividad milagrosa es “testificar de” laprocla-
m ación original del nuevo mensaje de salvación. N ada en este texto sugiere
que este testim onio milagroso vaya a continuar acom pañando la posterior
proclam ación del Evangelio. T am poco sugiere que los milagros form aran
parte de la cotidianeidad de la Iglesia en su lucha contra el Maligno.
17 L o q u e e l a u t o r d e H e b r e o s e s tá d ic ie n d o e n 2 : 3 4 s o b r e la c o n f ir m a c ió n d e l
E v a n g e lio a tra v é s d e lo s m ila g ro s h a sid o re s u m id o c e rte ra m e n te p o r M o ffa t. E s te n u e v o
E v a n g e lio n o p u e d e s e r re c h a z a d o p o r q u e « n o s lle g ó c o n p re c is ió n y d e f o r m a fiab le. N o
es n in g u n a s o r p r e s a si p e n s a m o s e n el c a n a l p o r e l c u a l n o s lle g ó . F u e a u te n tic a d o p o r
u n te s tim o n io d o b le : e l d e h o m b r e s q u e h a b ía n e sc u c h a d o a Je sú s e n p e rs o n a , y e l d e D io s ,
q u ie n les a u to r iz ó e in s p ir ó p a r a s u m is ió n » (fa m e s M o f fa t, A Critical and Exegetical
Commentary on theEpistle to tlx Hebrews, I C C [E d im b u rg o : T .& T . C la rk , 1924,1924], 19).
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18 L a p r e g u n ta d e l v e rs íc u lo 5 es e se n c ia lm e n te u n a r e p e tic ió n d e la p re g u n ta a n te r io r
e n el v e rs íc u lo 2: “¿ R e c ib iste is e l E s p ír it u p o r las o b r a s d e la le y , o p o r e l o í r c o n fe?” .
V e r R ic h a rd N . L o n g e n e c k e r, Galatians, W B C (D allas: W o rd , 1990), 105; ta m b ié n E rn e s t
d e W itt B u rto n , A CntkalandExegetiod Commentary on theEpistle to the Galatians, I C C (Edim -
b u rg o : T . & T . C la r k , 1921), 152.
19A u n q u e es p o sib le in te r p r e ta r q u e lo s ú n ic o s q u e h ic ie ro n m ila g ro s “e n tr e ” lo s gálatas
f u e r o n lo s a p ó s to le s , es m e j o r e n te n d e r q u e lo s m ila g ro s ta m b ié n f u e r o n re a liz a d o s p o r
lo s m is m o s gálatas c o m o re s u lta d o de lo s d o n e s re c ib id o s p o r e llo s a tra v é s d e la re c e p c ió n
d e l E s p íritu .
20 E l te m a s o b r e la c o n tin u id a d d e lo s m ila g ro s n o e stá c o m p le ta m e n te c la r o e n el
len g u aje d el v ersícu lo . M ie n tra s q u e m u c h o s in té rp re te s v e n q u e e l u so d e l tie m p o p re s e n te
in d ic a a lg u n a c o n tin u id a d e n a m b o s p a rtic ip io s , p o r e je m p lo , e n la e n tr e g a d el E s p ír itu y
la re a liz a c ió n d e m ila g ro s , lo s v e r b o s d e la f r a s e n o a p a re c e n y p o r lo ta n t o d e b e n so b re -
e n te n d e rse p o r e l c o n te x to . L o n g n e c k e r, al v e r q u e la p re g u n ta d e l v ersícu lo 5 p arece re p e tir
la d e l v e rs íc u lo 2 , q u e u tiliz a el a o r is to (n o r m a lm e n te tr a d u c id o c o m o p a sa d o ), d ic e q u e
lo s v e rb o s d e l v e rs íc u lo 5 ta m b ié n d e b e n i r e n a o ris to , lo q u e se tr a d u c ir ía d e la sig u ie n te
fo rm a : “E n to n c e s , ¿ O s d io D io s su E s p ír it u e h iz o m ila g ro s e n tr e v o s o tr o s p o r las o b ra s
d e la le y ? ” (L o n g e n e c k e r, G alatians, 9 9 ,1 0 5 ); v e r ta m b ié n el d e b a te s o b r e el te m a d e lo s
tie m p o s v erb ales e n B u rto n , c u y a c o n c lu s ió n d eb e se r considerada: «L a elecció n d el p re se n te
e n lu g a r d e l a o ris to m u e s tra q u e el a p ó s to l esta b a p e n s a n d o e n u n a e x p e rie n c ia p ro lo n g a d a
lo su ficien te c o m o p a ra q u e se e n te n d ie ra c o m o u n p ro c e s o , p e r o n o q u e estab a e n p ro c e s o
e n el m o m e n to e n el q u e e sc rib ió estas palab ras» (B u rto n , Commentary on Galatians, 152).
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F. F. Bruce tam bién sitúa estos milagros entre los gálatas en su contexto
adecuado. A u n q u e los circunscribe al apóstol, cree que la referencia de
P ablo a las “señales de u n verdadero apóstol” (2 C o. 12:12) tiene que ver
con este texto, concluyendo que «la introducción del Evangelio en nuevos
territorios generalm ente iba acom pañada de sanidades milagrosas y otros
‘prodigios y señales’, lo cual vem os a lo largo del N uevo T estam ento, no
solam ente en los escritos de Pablo, sino en H ebreos (2:4) y en H echos (2:4
etpassim)”21. Tam bién deberíam os añadir que, en cada una de estas ocasio-
nes en que aparecían milagros en el N uevo Testam ento, la predicación es la
proclam ación inspirada de aquellos con el don de profecía, no solamente el
testim onio de creyentes que extendieron el Evangelio allá p o r donde viaja-
ro n (cf. H echos 8:4). La aplicación directa de Gálatas 3:5 a la Iglesia cuan-
do tal proclam ación profética ya no es habitual, es altamente cuestionable.
E n co n tram o s m ás pruebas de la n aturaleza especial del periodo
apostólico de la Iglesia en la enseñanza de P ablo de que la Iglesia está
«edificada sobre el fundam ento de los apóstoles y profetas» (Ef. 2:20); cía-
ram ente se refiere a los prim eros apóstoles que, com o Pablo, proclam aron
el nuevo mensaje del Evangelio con autoridad plena o inspiración divina.
Los “p ro fetas” m encionados co n ellos son, sin duda alguna, los m ism os
profetas del N u ev o T estam ento que, ju n to con los apóstoles (en Hechos)
reciben la revelación del m isterio de C risto y del Evangelio que habían de
proclam ar entre los gentiles (cf. 3:5; cf. tam bién 4.11).22
Estos apóstoles y profetas form an el “fundam ento” de la Iglesia lo que
supone, sin duda, una referencia a su función fundacional y a la autoridad
que tenían para revelar la interpretación de la acción salvadora de D ios p o r
m edio de C risto . P ero al llam arles “el fu n d am en to ”, el apóstol tam bién
indica que pertenecían al periodo inicial de la Iglesia cuando la enseñanza
con autoridad, que iba a ser el fundam ento de la Iglesia de todos los tiem-
pos, fue entregada p o r D ios a través de la revelación profética. Si tal pe-
riodo fundacional de revelación profética especial puede distinguirse de la his-
to ria p o ste rio r de la Iglesia, se deduce que las señales m ilagrosas que lo
acom pañaban tam bién son una referencia concreta a este periodo.
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chos de los milagros recogidos pueden diferir, parece im posible negar que
la actividad m ilagrosa con la calidad y el efecto característicos de la era de
C risto y los apóstoles n o aparece en la Iglesia posterior com o u n fenóme-
no continuo.
U n breve repaso a las pruebas lo dem uestra. Los escritos inm ediata-
m ente posteriores a la era apostólica contienen pocas pruebas de hechos
milagrosos, si los com param os con lo recogido en los docum entos bíbÜcos
sobre los apóstoles y los que les acom pañaban. C o n pocas excepciones,
las referencias a la actividad milagrosa en los escritos de los siglos segundo
y tercero se lim itan a los dones de profecía y sanidad, que incluía los exor-
cismos.23 Sin negar ninguna expresión válida de estos dones milagrosos
en esa época, estos dos dones son los m ás difíciles de evaluar.24 La asocia-
ción de la sanidad co n los efectos del exorcism o tam b ién dificulta el de-
term in a r si se tra ta de sanidades m ilagrosas de enferm edades orgánicas
genuinas.25
Más todavía, las sanidades durante este periodo parecen haber ocurrido
principalm ente a través de la oración, presum iblem ente siguiendo las ins-
tracciones de Santiago 5:14-16. N o está claro cóm o se relaciona la sanidad
con los “dones espirituales milagrosos”. C om o añadido, según A m undsen
y Ferngren, los relatos sobre las sanidades en los siglos segundo y tercero
«eran norm alm ente algo vagos... la m ayoría de los escritores no afirmaba
haber presenciado los hechos relatados; y n o se m encionaban los nom bres
de las personas a través de las cuales se realizaban las sanidades o los exor-
cismos.»26
Más allá de las lim itaciones y el carácter de relatos sobre los m ilagros
en este p erio d o tem p ran o , tam bién encontram os pruebas acerca de «las
crecientes sospechas de que los m ilagros están m uriéndose» y de que los
m ilagros de estas épocas eran «de tip o diferente a los de la era apostóli-
ca».27 O rígenes, p o r ejem plo, escribe: «Los m ilagros com enzaron con la
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fermedadestantoaganadocomoaesdavosdeunagranjafiieronexpulsadosporun
párroco quecelebróla eucaristíaend lugary ofrecióoraciones. En d séptimo, unpa-
ralíticofue sanado en una urna construida sobreeldepósito de un"suelo santo ”
traído desdela región delsepulcrode Cristo. Eloctavo consistía en dosmilagros:un
demoniofiieexpulsadodeunjovenenlauma,ylaberidaendqjocausadapordde-
momoalsalirfie curadamilagrosamente. En d noveno,unajoven endemoniadafue
liberada de laposesión cuando se ungióa símisma con un aceiteen elquehabían
caídolágrimasdeunsacerdotequeestabaorandopordL· Enddéamo, undemonio
fue expidsado de unjoven al dear: incluso hoy ocurren milagros en el nombrede
Cristo, enocasionesatravés desussacramentosy en ocasionesa travésdéla interce-
sión de las reliquias desussantos».32
A unque se considera norm alm ente que A gustín afirm aba la continui-
dad de los m ilagros en la Iglesia, puede decirse que nadie en nuestros días
reconocería estos relatos com o milagros bíblicos genuinos. La grandeza de
m uchos líderes de este perio d o y a lo largo de la Edad M edia n o pue-
de negarse. Pero el cristianismo de aquella época había aceptado elementos
n o bíblicos que afectaron su entendim iento y práctica milagrosa, incluyen-
do «la veneración de los santos y m ártires, el tráfico de reliquias, la magia
cristiana, u n a preocupación excesiva p o r los dem onios, y la proliferación
de milagros».33
La validez de las pruebas p o r las que se sostenían m uchos de los mila-
gros tam bién es dudosa. E n m arcado contraste con el apóstol Pablo, quien
afirm aba hacer m ilagros, n inguno de los escritores que recogieron estos
m ilagros dijo h ab er tenido p o d er m ilagroso. D ado que p o r esta época la
santidad de u n a p ersona se m edía, en cierta m edida, p o r la cantidad de
poder milagroso que tenía, encontram os frecuentem ente milagros que los
biógrafos atribuían a los santos. Es interesante com probar que, cuanto más
alejado en el tiem p o quedaba u n biógrafo del santo sobre el que escribía,
más m ilagros aparecían en la vida del santo.34
Los pocos relatos sobre los m ilagros de los dos prim eros siglos después
del N u ev o T estam ento y la dudosa validez de m uchos de estos relatos, es-
pecialm ente del siglo IV en adelante, nos im piden decir que el nivel de ac-
tividad milagrosa que vim os en la era de Jesús y de la Iglesia apostólica con-
32 Ib íd , p . 106
33 Ib íd , p . 105. P a ra le e r m á s e v a lu a c io n e s s o b r e lo s s u p u e s to s m ila g ro s d e este ú ltim o
p e rio d o y sus p ru e b a s, v e r B e rn a rd , “T h e M ira c u lo u s in E a rly C h ris tia n L ite ra tu re ”, 1 6 6 8 0 ־.
34 B e rn a rd , “T h e M ira c u lo u s in E a r ly C h r is ti a n L it e r a tu r e ”, 172-76.
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37 P o d e m o s d e c ir q u e lo s m ila g r o s n o s o n p a r t e d e l r e in o in a u g u r a d o y d e m o s tr a r lo
c o m p a r a n d o lo s m ila g r o s c o n las re a lid a d e s q u e , s e g ú n la s E s c ritu ra s , p e r t e n e c e n clara-
m e n te a la p re s e n c ia d e l r e i n o a c tu a l. E s ta s re a lid a d e s d e l r e i n o se c e n tr a n e n las b e n -
d icio n es espintuaks d el n u e v o p a c to , p o r e je m p lo , el p e r d ó n de p ecad o s y el d o n d el E sp íritu
c o n su r e s u lta n te n u e v a v id a . M ie n tra s q u e la p re s e n c ia d e l E s p ír it u h o y es u n “d e p ó s ito
d e g a ra n tía ” d e n u e s tr a h e r e n c ia c o m p le ta d e l r e i n o (E fesio s 1:14), n u n c a se d ic e q u e sea
u n a “s e ñ a l”. E n s u lu g a r, e l E s p ír it u y la b e n d ic ió n d e l p e r d ó n son la p re s e n c ia d e l re in o
m is m o y , c o m o ta l, s o n accesibles p a ra c u a lq u ie ra y p a r a to d o s lo s q u e lo s re c ib a n a tra v é s
d e la fe e n C r is to . L a s ú n ic a s b e n d ic io n e s q u e p e r t e n e c e n a l “y a ” d e l r e i n o d u r a n t e esta
e ra s o n a q u e lla s b e n d ic io n e s d e l r e i n o q u e a tr a v é s d e la fe s a lv a d o ra e n C r is to s o n u n a
p r o m e s a p a r a t o d o s lo s c re y e n te s . U n a in d ic a c ió n m á s d e q u e lo s m ila g r o s d e s a n id a d e
in c lu s o e l re s u c ita r a lo s m u e r to s n o s o n e l c o m ie n z o re a l d e las b e n d ic io n e s d e l r e in o
es q u e s o n t o d o s te m p o r a le s . L o s s a n o s , p o r e je m p lo , a l fin a l se m u e r e n . E n la m e d id a
e n q u e el r e in o p e r te n e c e a la n u e v a e ra , su s p r o v is io n e s s o n e te rn a s . S o b re lo s m ila g ro s
c o m o señ ales d e l re in o y n o d e l re in o m is m o , v e r H e r m a n R id d e rb o s , The Coming ofthe
Kingdom (F iladelfia: P r e s b y te ria n a n d R e fo rm e d , 1962), 1 15ff.
38 C o n fre c u e n c ia , c u a n d o e s to s m a n d a m ie n to s se a d a p ta n p a r a la Ig lesia, se ig n o r a n
lo s im p e r a tiv o s d e M a te o 10 li m ita n d o e l d in e r o y la s r o p a s , y e n e sp e c ia l li m ita n d o la
p r e d ic a c ió n a Israel.
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pecados y enseñando los m andam ientos de Jesús (cf. M ateo 28:19-20; Mar-
eos 16:15; Lucas 24:47).39
(d) Finalm ente, la presencia de milagros y “señales” extraordinarias en
ciertas épocas de la historia bíblica echa p o r tierra la explicación, en ocasio-
nes ofrecida, de que la falta de m ilagros en otras épocas se debía al pecado
o a la falta de fe. D ios m andó a personas que hacían m ilagros entre su
pueblo cuando quiso, incluso en épocasde mucha incredulidad. La profundidad
de la fe del p u eb lo de Israel en la época del E xodo es cuestionable, espe-
cialmente m ientras vagaban p o r el desierto. A ún así, D ios realizó milagros
entre ellos a través de su siervo Moisés. Elias y Elíseo h icieron m ilagros,
sin duda, y profetizaron en m edio de u n pueblo apóstata. Lo m ism o puede
decirse de los judíos de la época de Jesús y los apóstoles. La historia
de Israel está tristem ente m arcada p o r una tendencia a la desobediencia a
Dios y a la incredulidad. N o obstante, Dios les dio profetas e hizo milagros
en m edio de ellos según su voluntad.
A unque leemos que Jesús no «hizo m uchos milagros allí [en N azaret] a
causa de la incredulidad de ellos» (Mt. 13:58; M e. 6:5-6), esto n o puede
usarse com o una explicación general de la falta de m ilagros entre el pueblo
de Israel. Recordem os que no dice que Jesús intentó sanarles, pero fue inca-
paz de hacerlo p o rq u e la falta de fe de sus paisanos lo hizo im posible.
H acer m ilagros en esta situación hubiera sido contrario al propósito de su
m inisterio. Las gentes de su aldea «se escandalizaban a causa de El»
(Mt. 13:57; M e. 6:3), lo que quería decir en realidad que n o creían en su
capacidad para hacer milagros. Se escandalizaron p o r sus palabras, con el
resultado de que tal ofensa e incredulidad desem bocó en odio (cf. Le. 4:28-
30). D ado que sí sanó a algunos incluso en m edio de esta situación, proba-
blem ente no h u b o m uchas más sanidades porque, en su incredulidad, no le
traían a m ás enferm os que sanar. Es más, realizar sanaciones en m edio de
aquella oposición podría haber agravado la culpa de aquellas gentes, y he-
cho que sus corazones se endurecieran aún más.
Las E scrituras revelan que la cantidad de m ilagros que D ios hacía no
dependía principalm ente de la fe hum ana, sino de su plan y propósitos so-
beranos. E n ningún lugar del N uevo Testam ento se anim a a los creyentes a
tener fe para poder convertirse en los receptores de obras milagrosas.40
122
L a postura abierta, pero cautelosa
d e m o n io s d e b id o a t a n “p o c a fe ” se e n tie n d e m e j o r n o c o m o la r e p r im e n d a p o r u n a
p e q u e ñ a c a n tid a d d e fe, s in o d e u n a fe m a l d ir ig id a (M t. 17:17-20). Je s ú s in m e d ia ta m e n te
a ñ a d e q u e «la fe c o m o u n g r a n o d e m o s ta z a » es s u fic ie n te p a r a m o v e r m o n ta ñ a s (v. 20).
L o s d is c íp u lo s e s ta b a n a p a re n te m e n te t r a ta n d o el p o d e r q u e se les h a b ía o to r g a d o c o m o
u n p o d e r m á g ic o e n lu g a r d e c o m o v e rd a d e r a fe , la c u a l d e p e n d e to t a lm e n te d e D io s . E l
c o m e n ta rio a d ic io n a l d e M a rc o s d e q u e la o ra c ió n es im p re sc in d ib le , re s p a ld a esta m a n e ra
d e p e n s a r.
123
¿Son vigentes los dones milagrosos?
entre los m iem bros de la Iglesia? ¿ O el hecho de que estas iglesias del N ue-
vo T estam ento recibieran el m inisterio de los apóstoles y de aquellos con
u n m inisterio profético especial tiene algo que ver con la presencia de do-
nes m ilagrosos que D ios había repartido entre algunos de sus m iem bros?
H em o s enco n trado en las Escrituras evidencia de que los dones mila-
grosos fueron entregados a los prim eros oyentes del Evangelio com o una
confirm ación de su fiabilidad.41 La frase de Pablo de que su “testim onio
sobre C risto ” se confirm ó entre los corintios p o rq u e éstos recibieron de
form a abundante dones espirituales, puede estar refiriéndose a la m ism a
cosa (1 C o. 1:5-7). A lgunos dicen que el testim o n io de C risto dado p o r
predicadores de todas las épocas se confirm a p o r los m ism os dones mara-
villosos del Espíritu. Pero debe reconocerse que esta conclusión solamente
es una aplicación de aquellos textos bíblicos que se refieren explícitamente
a los apóstoles y a personas de aquella prim era generación. E n otras pala-
bras, la cuestión de la existencia de dones milagrosos en la Iglesia no es tan
sim ple com o elim inar los dones que estaban lim itados al p rim er periodo
(por ejem plo, el apostolado) y afirm ar aquellos que son para la Iglesia tal
com o se ve en las Escrituras.
U n a segunda verdad en relación con el tem a de la continuidad de los
dones n o apostólicos es que realm ente tenem os m u y pocas evidencias de
cóm o funcionaban estos dones en la Iglesia bíblica. V em os u n poco de lo
que sucedió en la iglesia de C o rin to cuando se reunía. Parece ser que se
trataba de m anifestaciones entre los creyentes norm ales de algunos dones
sobrenaturales, incluyendo las lenguas y la profecía (cf. 1 C o. 14:26). Pero,
¿el plan era que estos dones continuaran existiendo? P o r ejemplo, el im por-
tante papel de la profecía en esta época tenía alguna relación con el hecho
de que la Revelación que algunos defendían com o canónica para la Iglesia,
aún estaba en proceso de form ación. La presencia en la Iglesia posterior de
las Escrituras canónicas completas, sugiere que la necesidad de la actividad
profética dism inuyó, en favor de la enseñanza de la doctrina canónica apos-
tólica. Esto, com o indica la H istoria, es exactam ente lo que sucedió.
E n cuanto a la realización de otros dones milagrosos, n o tenem os evi-
dencias, ni siquiera dentro del N uevo Testam ento. N o vem os a los miem-
bros com unes de la Iglesia realizando milagros de sanidad. Los que querían
ser sanados eran llevados ante los apóstoles. Las instrucciones p ara los
ancianos que aparecen en Santiago de o rar p o r los enferm os n o dice que
tuvieran el d o n de sanidad (Santiago 5:14-16). N o parece que en la Iglesia
124
L a postura abierta, pero cautelosa
Parece claro que, si hablam os del tem a de los dones espirituales mila-
grosos, la época apostólica de la Iglesia fue diferente a las demás. P ero
125
¿Son vigentes los dones milagrosos?
43 E l ti e m p o d e la “p e rf e c c ió n ” ta m b ié n p u e d e re fe rirse a la g lo rific a c ió n p e r s o n a l de l
c re y e n te e n la m u e r te .
44 P a r a u n b u e n d e b a te s o b r e e s ta p o s t u r a , v e r R . F o w le r W h it e “R ic h a r d G a ffin y
W a y n e G r u d e m so b re 1 C o r. 13:10: A C o m p a ris o n o f th e C essatio n ist a n d N o n c e ssa tio n is t
A r g u m e n t a ti o n ” , JETS, 35 (1992): 173-81.
126
L a postura abierta, pero cautelosa
127
¿Son vigentes los dones milagrosos?
debate, p o r regla general se acepta que se dio u n cierto cam bio.46 La canti-
dad de profecías que aparecen al p rin cip io de los Evangelios hablan del
avivamiento de este don que iba a ser una característica inequívoca de la era
mesiánica prom etida.47
A unque unos pocos textos veterotestam entarios apuntan a la desapari-
ción de la profecía (por ejemplo, Salmos 74:9), la m ayoría de estudiosos no
encuentra ninguna enseñanza explícita en el Antiguo Testam ento que dijera
que el don de profecía iba a desaparecer. N o obstante, sí que cesó o p o r lo
menos cambió radicalmente. Este ejemplo proporciona un precedente legí-
tim o de que Dios puede, si desea hacerlo, retirar las manifestaciones de cual-
quier don en cualquier m om ento sin m encionarlo expresamente en la Biblia.
6. Conclusión
te r m i n a r o n s u t a r e a y f u e r o n a p a r ta d o s d e s u ta r e a h a s ta el d ía d e l c u m p lim ie n to d e , n o
so la m e n te la L e y , sin o lo s P ro fe ta s (M t. 5:17), e n el a d v e n im ie n to d e l g ra n p ro fe ta , n u e s tro
S e ñ o r J e s u c r is to . ( P e te r A . V e r h o e f , The Books ofH aggai and M alachi, N I C O T [ G r a n d
R a p id s: E e r d m a n s , 1987], 153).
46 G e n e r a lm e n te la o p in i ó n d e N a p i e r se ace p ta : « M u c h o a n te s d e la é p o c a d e J e s ú s,
la p ro fe c ía h a b ía d eja d o de e x is tir e n Isra e l (Sal. 74:9; 1 M ac a b e o s 4:46; 9:27; 14:41), a u n q u e
u n a f o r m a esp ecial c o n tin u ó a p a re c ie n d o e n lo s e s c rito s so b r e v is io n e s ap o c a líp tic a s. L o s
ju d ío s, n o o b s ta n te , e s p e ra b a n este re a v iv a m ie n to e n la é p o c a d e la v e n id a d e l M esías (Joel
2 :2 8 2 9 ;־Z a c a . 1 3 :4 6 ;־M a l. 4 : 5 6 ;־T e s t. L e v í: 8:14; T e s t. B e n j. 9:2). E s a la lu z d e e s ta
e x p ectació n q u e d e b e m o s e n te n d e r la creen cia, reco g id a p o r Jo se fo , (Guerras 1,68-69; M aier,
Josefo. Los escritos esenciales·, P o rta v o z , p . 209) d e q u e J u a n H ir c a n o te n ía el ‘d o n d e p ro fe c ía ’.
J o s e fo ta m b ié n c ita q u e su p u e s to s “m e sta s” c o m o T e u d a s (Antig. X X ,97; M a ie r, Op. Cit.
p . 259; cf. H e c h o s 5:36) y ‘los egipcios’ {Antig. X X ,168-69; M aier, Op. C it p . 261; cf. H e c h o s
21:38) d ec ía n se r p ro fetas» (B .D . N a p ie r, “P r o p h e t in th e N T ”, ID B ed . G e o rg e A . B u ttric k
[N a sh v ille : A b in g d o n , 1962], 3:919).
47 P o r e je m p lo , L u cas 1:67 ss; 2:26-33; 3:3 ss; 4:17 ss. G .F . H a w t h o r n e escrib e: «L ucas
e n p a rtic u la r (a u n q u e ta m b ié n ap arece e n o tr o s evangelios) p a re c e e sta r d icie n d o q u e la ta n
esp erad a ép o c a d e l E s p íritu (cf. J o e l 2:2 8 ,2 9 ) h a b ía lleg ad o p o r fin (L ucas 4 :1 8 ,1 9 ; cf. Isaías
61:1-3) y q u e la ép o c a d e los p ro fe ta s y d e la p ro fe c ía , si se h a b ía e x tin g u id o , a h o r a esta b a
renaciendo» (“P ro p h e ts, P ro p h e c y ”, EHctionary o f Jesus and the Gospels, e d J o e l B. G re e n , Scot
M c K n ig h t, I. H o w a r d M a rsh a ll [ D o w n e r s G ro v e , HI.: In te rV a rs ity , 1992], 637).
128
L a postuba abierta, pero cautelosa
1. Profecía
129
¿Son vigentes los dones milagrosos?
Prophecy in Early Christianity and theA ncient Mediterranean World (G ra n d R apids: E erd m an s,
1983), 195; G . F . H a w th o rn e , “P ro p h e ts , ’P rophecy”, Dictionary o f Jesus and the Gospels, 636,
C .M . R o b e c k , Jr., “P ro p h e c y , P ro p h e sy in g ” ,Dictionary o f Paul andhis Letters, ed. p o r G e ra ld
F . H a w th o rn e , R a lp h P . M a rtin y D a n ie l G . R e id (D o w n e rs G ro v e , ΙΠ.: In te rV a rsity , 1993),
755.
49 P a r a v e r c ó m o se h a in te n ta d o e x p lic a r lo s d ife re n te s tip o s d e p ro fe c ía , v e r W a y n e
A . G ru d e m , The G ift o f Prophecy in the New Testament Today (W e stc h e ste r, HI.: C ro s s w a y
B o o k s, 1988); G r a h a m H o u s to n , Prophecy: A G iftfo r Today? (D o w n e r s G ro v e , 111.: In te r-
V a rsity , 1989); D o n a ld G e e , Spiritual Gifts in the Work o f Ministry Today (S pringfield, M o .:
G o s p e l P u b lic a tio n H o u s e , 1963). Se sale d e n u e s tr o te m a e l t r a t a r to d o s lo s a rg u m e n to s
d e ca d a p o s ic ió n . S o b re el te m a c r ític o d e la p ro f e c ía y d e s u re la c ió n c o n e ste te m a , v e r
el a p é n d ic e a e ste c a p ítu lo .
50J a m e s D .G . Otaca., Jesús y el Espíritu (S alam an ca: S e c re ta rio T ., 1975, p p .366-367);
G . Fee, Primera Epístola a los Corintios. E d. N u e v a C re a c ió n , G r a n d R ap id s, M ich ig an , 1998.
p . 673ss; C .M . R o b e c k , J r ., “P r o p h e c y , P ro p h e s y in g .” , 761.
130
L a postura abierta, pero cautelosa
no apoyan m ucho esta idea. Es válido ver (como norm alm ente ha hecho la
Iglesia durante la H istoria) que es necesario que la profecía dism inuya una
vez la explicación de la actividad salvífica de C risto com o se explica en
la Biblia pasó a ser accesible para todos los creyentes. El m inisterio de los
prim eros profetas, quienes aportaron edificación, exhortación y consolación
para la Iglesia sobre la base del Evangelio de Cristo, ahora se cumple a través
de otros dones espirituales que dependen de la profecía recogida en la Escri-
tura. Es im p o rtan te que en las últim as cartas de Pablo no existe ninguna
referencia a la profecía, salvo el recordatorio a Tim oteo de la profecía hecha
en su ordenación (1 Ti. 1:18; 4:14). El énfasis de estas cartas, que se llaman
“pastorales” porque dan instrucciones para el ministerio en la Iglesia, está en
la enseñanza, la exhortación y la preem inencia de las Escrituras.51
2. Sanidad
131
¿Son vigentes los dones milagrosos?
53 D e b e m o s r e c o r d a r el c o m e n t a r i o s o b r e e l p o d e r d e la fe e n la s a n id a d q u e h iz o
M c C a s la n d , a la h o r a d e e v a lu a r la s a n id a d e n la Iglesia. «E s d e s o b r a c o n o c id o q u e la
fe re a l c o n tr ib u y e a la b u e n a s a lu d y a la c u r a c ió n d e e n fe r m e d a d e s . L a fe es u n a a y u d a
in c lu so p a ra las en fe rm e d a d e s o rg á n ic a s, p e r o la cien c ia m é d ic a d ir ía q u e tie n e su s lím ite s .
P o r lo q u e sa b e m o s , la fe n o p u e d e r e s ta u r a r o jo s p e r d id o s o e x tr e m id a d e s a m p u ta d a s .
P o r o t r o la d o , e n e l á re a d e las e n fe r m e d a d e s q u e s o n d e o r ig e n p s ic o g é n ic o , n o d e ja ré
d e e n fa tiz a r q u e el v a lo r d e la fe es in c alcu lab le» (S. V . M c C a s la n d , “M ira c le ”, IDB, 3:400).
54 C f. Isaías 1:6; J e r e m ía s 8:22: M a te o 9:12; L u cas 10:34; C o lo s e n s e s 4:14; 1 T im o te o
5:23.
132
L a postura abierta, pero cautelosa
el creyente aún gima con el resto de la Creación (Ro. 8:23), en parte debido
a los dolores físicos.55 Así, vem os que se nos dice m u y p oco acerca del
m inisterio de sanidad en la Iglesia. Solo hay u n pasaje que se refiera a la
sanidad com o un do n (1 C o. 12:9,30). E n ningún o tro lugar se dice que los
santos tengan que m inistrarse los unos a otros a través de la sanidad; tam-
poco se enumera entre los ministerios de la comunidad en 1 Corintios 14:26.
P o r tanto, que la Iglesia enfatice las curaciones físicas milagrosas o que lleve
a cabo cam pañas especiales de sanidad queda bastante alejado de la des-
cripción que el N u evo Testam ento hace de la com unidad de la Iglesia.
N o obstante, com o con todas las infidelidades de esta era, D ios desea
ser m isericordioso con su pueblo. Puede otorgar sanidades milagrosas ya
sea m ediante las oraciones de su p u eb lo o a través del d o n de sanidad
anteriorm ente definido. U n a sanidad de este tip o puede ser, incluso, una
“señal” en la expansión del Evangelio, com o ha sido registrado en el rápi-
do crecim iento de la Iglesia en C hina.56 P o r o tro lado, D ios puede derra-
m ar su p o d er so b ren atu ral sobre u n a p ersona p ara que persevere en la
prueba de la debilidad hum ana (cf. 2 C o. 12:7-10). E n ambas situaciones lo
hace para su propia gloria y nuestro bien últim o.
3. Lenguas
55 A lg o p a r e c id o p u e d e d e c irs e s o b r e e l d o l o r p s ic o ló g ic o d u r a n t e e s ta e ra , a u n q u e
n o p o d r í a a r g u m e n ta r s e q u e e s to e sté m á s re la c io n a d o c o n el e s p ír itu q u e c o n el c u e rp o
y , p o r lo t a n t o , p u e d a v e rs e m á s a fe c ta d o p o r e l c a m b io d e e s p í r it u q u e o c u r r e e n la
r e g e n e r a c ió n . E s in te r e s a n te , n o o b s ta n te , q u e a l m is m o ti e m p o q u e a u m e n t a el in te ré s
p o r las s a n id a d e s físicas d e l c u e r p o , la s c u ra c io n e s d e la m e n te se re le g a n m á s y m á s a
las le y e s n a tu r a le s d e la P s ic o lo g ía .
56 P a r a le e r u n i n f o r m e in te r e s a n te s o b r e la s a c tiv id a d e s m ila g ro s a s , aso c ia d a s p r i n -
c ip a lm e n te c o n la p r i m e r a g e n e ra c ió n d e l re c ie n te f e n ó m e n o d e c r e c im ie n to d e la Iglesia
e n C h in a , v e r A la n C o le , « T h e S pread o f C h ris tia n ity in C h in a T o d ay » , e n GodtheEvangelist,
e d . D a v id W e lls ( G r a n d R a p id s : E e r d m a n s , 1987), 101-6.
57 D e b id o a q u e la p r i m e r a a p a r ic ió n d e l d o n d e le n g u a s e n P e n te c o s té s ( H e c h o s 2)
p a re c e s e r q u e c o n s is tió e n e l h a b la r e n id io m a s e x tra n je ro s d e sc o n o c id o s p a ra las p e rs o n a s
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4. Expulsar demonios
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70 V e r ta m b ié n R o m a n o s 12:3,6; 1 C o r in t io s 1 2 :1 1 ,1 8 ,2 8 ; E f e s i o s 4 : l l ; 1 P e d r o 4:10.
139
¿Son vigentes los dones milagrosos?
H asta ahora he procurado dem ostrar que las Escrituras n o nos otorgan
ningún m odelo para la Iglesia después de la finalización de la era apostólica.
H e razonado, tanto bíblica com o históricamente, que la actividad milagrosa
de la época apostólica n o es habitual para la Iglesia posterior. P o r lo tanto, el
en tendim iento de la lab o r de los dones espirituales en la actualidad debe
venir de u n a enseñanza bíblica más am plia sobre la vida y crecim iento de
la Iglesia y los m inisterios que tienen lugar para que se dé ese crecim iento.
Sin d u d arlo , la Biblia revela que llegar a u n a vida espiritual y crecer,
espiritualm ente hablando, se logra escuchando y apropiándose p o r fe de la
verdad divina de la Palabra.72 D e acuerdo co n esta verdad, la E scritura
71 E s te t e x t o ta m b ié n p u e d e s e r u n a e x h o r t a c ió n a q u e , la p e r s o n a q u e tie n e m á s d e
u n d o n , se c e n tr e e n e l q u e a p o r t a m á s e d if ic a c ió n p a r a la c o m u n id a d .
72 C f. J u a n 8:32; 17:17; R o m a n o s 1:16; 10:17; 1 T s. 2:13; S antiago 1:21; 1 P e d ro 1:23, etc.
140
L a postura abierta, pero cautelosa
enfatiza aquellos m inisterios que, de u n m odo u otro, com unican una ver-
dad com prensible. M ientras que la profecía estaba presente y jugaba u n
p apel im p o rtan te d u ran te el perio d o fundacional antes de que el canon
estuviera com pleto, el énfasis dom inante de las Escrituras en cuanto a la
vida de la Iglesia está en aquellos dones que to d a la Iglesia ha reconocido
com o presentes a lo largo de la historia de la Iglesia. U n lugar preem inente
entre éstos lo ocupa la enseñanza, de la que ya hem os hablado en relación
con las cartas de instrucciones pastorales de Pablo, pero que está tam bién
presente en otros escritos.73 O tras form as de m inistrar la verdad del Evan-
gelio tam bién están presentes en la Iglesia, incluyendo la exhortación, la
am onestación, el ánim o, el consejo e incluso los cánticos.74
Sabiendo que la P alabra de D ios es la que trae la vida, ¿es necesario
tener milagros que busquen conseguir la m ism a finalidad? C reo que aque-
líos que utilizan la expresión «evangelización con poder» para describir una
proclam ación que va respaldada p o r m ilagros, n o están en lo cierto. Las
Escrituras atribuyen poder a la m ism a Palabra de D ios (por ejemplo, Isaías
55:11, H ebreos 4:12). Jesús habló de sus palabras com o de “espíritu” (po-
der viviente) y de “vida” 0 u a n 6:63). E l Evangelio, según Pablo, tiene el
p o d er de sanar (R om anos 1:16; 2 T i. 3:15). Las m uchas referencias a la
eficacia de la Palabra de D ios dem uestran que tiene p o d er para pro d u cir
vida. P o r lo tanto, la proclam ación del Evangelio en el po d er del Espíritu,
apoyadas p o r la vida del predicador, ya constituyen «evangelización con
poder» (cf. 1 Ts. 1:5; 2:13).
Es cierto que D ios ha utilizado los m ilagros a lo largo de la H istoria, y
que continúa haciéndolo a favor de la evangelización. C o m o hem os visto
en relación con la Iglesia de C hina, los relatos acerca de m ilagros parecen
m ás predom inantes en las iglesias em ergentes que en las iglesias bien esta-
blecidas. O tra situación en la que se p o d ría esperar razonablem ente la
m anifestación del p o d er sobrenatural de D ios es en u n am biente donde
Satanás exprese su p o d er de igual m anera. D el m ism o m o d o en que D ios
puede desplegar su poder para expulsar dem onios, tam bién es lógico pen-
sar que D ios, ante casos de claras m anifestaciones demoníacas, podría des-
plegar su poder de form a triunfante. P ero reconocer que Dios, en su Sobe-
ranía, hace m ilagros en ocasiones concretas, es diferente a sugerir que las
E scrituras enseñan que las obras sobrenaturales públicas son el com ple-
m entó usual de la proclam ación del Evangelio.
141
¿Son vigentes los dones milagrosos?
Lo que debería acom pañar la proclam ación verbal, cuando fuera posi-
ble, es la m anifestación del am or sobrenatural. La Escritura no solam ente
ordena el po d er del am or y las buenas obras para persuadir (por ejem plo,
M ateo 5:16),75 sino que m uchos historiadores de la Iglesia lo ven com o la
clave para el éxito evangelístico de la Iglesia prim itiva. Según H e n ry Chad-
w ick «la aplicación práctica de la caridad fue posiblem ente la causa más
im portante del éxito del cristianismo».76*
E sto nos conduce a o tra gran área de los dones que debería ser la ñor-
m a en la Iglesia de la actualidad: los dones de servicio, es decir, aquellos
que no requiere, necesariam ente, el elem ento verbal (cf. 1 Pedro 4:10-11,
donde se divide en tre los dones verbales y los de servicio). La práctica de
los dones relacionados con el servicio en la Iglesia contem poránea es con-
siderablem ente débil com parada con la revelada en la historia de la Iglesia
prim itiva. Sugiero que podríam os recibir más poder y bendición mediante
u n increm ento en la práctica del am or sobrenatural, d entro y fuera de las
iglesias, en lugar de realizarlo m ediante más actividad milagrosa.
75 V e r ta m b ié n J u a n 1 3 :3 5 :1 P e d r o 2:12.
76H e n r y C h a d w ic k , TheEarly Church (B altim ore: P e n g u in B o o k s, 1968), 56, v e r ta m b ié n
G .W . L a m p e , “D ia k o n ia in th e E a r ly C h u r c h ”, e n Service in Christ, ed. J a m e s I. M c C o r d
y T .H .L . P a r k e r (G ra n d R ap id s: E e rd m a n s , 1966), 49-50; R o w a n A . G re e r, Broken Lights
andMendedLives (U n iv e rsity P a rk , P A : P e n n sy lv a n ia S tate U n iv e rs ity P ress, 1986), 122-23.
142
L a postura abierta, pero cautelosa
Es difícil ver cóm o tal adiestram iento y desarrollo se aplicaría a los lia-
m ados dones milagrosos. C om o el nom b re sugiere, trascienden la habili-
dad natural de la persona debido a su abierta m anifestación sobrenatural.
Sin duda, no existía ningún adiestram iento aplicado a la m anifestación de
las lenguas en ninguno de los ejemplos recogidos en H echos. Es difícil ver
cóm o las habilidades hum anas y el adiestram iento tienen que ver con do-
nes com o las lenguas, la interpretación de las lenguas, los m ilagros e inclu-
so la profecía.
Desde que la Iglesia es Iglesia, ya sea que los m iem bros se reúnan o que
cada u n o de ellos esté en su casa y com unidad, el m inisterio de los dones
puede desarrollarse en todas las situaciones. El factor crucial en el ministe-
rio del N uevo Testam ento es que to d o el pueblo de D ios tiene dones, y no
solam ente ciertos profesionales. El C uerpo crece a través del m inisterio de
cada m iem bro (Ef. 4:16). G ran parte del m inisterio tiene lugar cuando los
creyentes cum plen de form a individual (es decir, fuera de las reuniones ge-
nerales) las m uchas exhortaciones a enseñar, am onestar y consolarse “los
unos a los otros”. Cada destello que las Escrituras nos da sobre la adoración
com unitaria, m uestra esta m ism a adm inistración m utua de los dones. El
m inisterio de la Palabra era, sin duda, la parte central, pero se hacía median-
te una variedad de dones.77 E n la adoración bíblica el Espíritu se manifesta-
ba com o el adm inistrador de la Gracia de D ios para las necesidades y edifi-
cación de la com unidad a través de m uchos dones. Algunos dones com o la
enseñanza, necesitaban del m inisterio del Espíritu para preparar lo que lúe-
go se iba a enseñar en la reunión (mientras preparaba, la persona buscaba la
gula divina). P o r o tro lado, algunos m inisterios eran espontáneos.
El p u n to de vista sobre los dones m ilagrosos que he expuesto significa
que deberíam os estar abiertos a su m anifestación, pero, a su vez, esos do-
nes m ilagrosos n o deben verse tan usuales com o los dones que se centran
en aplicar la verdad de la E scritura y en la caridad y el servicio. T am bién
deberíam os estar abiertos a los m ilagros que D ios quiera realizar simple-
m ente a través de las oraciones de su pueblo (por ejemplo, sanidad), que no
son manifestaciones evidentes de u n d o n espiritual.
143
¿S on vigentes los dones milagrosos?
144
L a postura abierta, pero cautelosa
n o está revelado en las Escrituras - existen m uchos, tan to personales (p. ej.,
m atrim onio, carrera profesional) com o colectivos (para la Iglesia) - enton-
ces es u n a revelación nueva.
Sin pretender discutir com pletam ente el tem a de la guía o la dirección
de D ios, n o creo que lo que acabam os de decir, que som os guiados p o r
revelación divina, tenga que ver con los dones milagrosos. Es más, esto es
lo que podríam os llam ar la guía del nuevo pacto, la guía que, en su realidad
perfeccionada, pertenece a la glorificación. La Escritura dice que D ios ha
escrito su ley en el corazón de cada creyente. Ju n to con la verdad de que
cada creyente ha recibido al Espíritu Santo com o C onsolador y M aestro,
este hecho significa que D ios actúa en nosotros para cum plir su prom esa
de guiamos.78 La labor presente de D ios en nosotros utiliza sin duda todos
los m edios externos de guía m encionados, especialm ente la verdad de las
Escrituras. Pero el producto final es el pensam iento de nuestra m ente, que
em ana del corazón, con sentim iento y fuerza. Si creemos que el Espíritu de
D io s está o b ran d o en este proceso, entonces debem os reconocer que el
pensam iento en nosotros está, de alguna m anera, producido p o r El y no se
trata sim plem ente del producto de nuestras propias mentes.
E n térm in o s prácticos, utilizando to d o s los m edios de guía a nuestra
disposición, especialm ente la m editación en las Escrituras, debem os exa-
m in ar cuidadosam ente nuestros corazones y m entes para discernir la voz
de D ios. P e ro tam b ién debem os reco rd ar que esta v o z de D ios está en
nuestros corazones y mentes, los cuales son todavía u n a mezcla de la nueva
obra de D ios y nuestro ego pecam inoso. D e este m odo, el pensam iento de
nuestros corazones puede ser nuestra propia palabra en lugar de la de Dios.
E n esta etapa de la vida en que aún tenem os u n corazón im perfecto, n o
podem os asegurar co n confianza: «Dios m e ha dicho...». La voz del cora-
zó n debe ser som etida a o tro s exám enes de guía divina, especialm ente al
consejo de otros creyentes a los que D ios tam bién habla. Resum iendo, las
personas deben anim arse a escuchar la vo z de la guía de D ios con corazo-
nes abiertos y hum ildes y, sobre todo, corazones preparados p o r el conocí-
m iento de la verdad de las Escrituras.
145
¿Son vigentes los dones milagrosos?
E n tre los m uchos asuntos teológicos sobre los que los cristianos difie-
ren, algunos im piden el com pañerism o práctico más que otros, especial-
m ente los tem as que afectan de form a inm ediata a la vida de la Iglesia. Las
personas pueden vivir juntos felizm ente aunque difieran en interpretacio-
nes teológicas que n o afectan directa o significativam ente al com porta-
m iento (por ejem plo, la Escatología o tem as sobre la Creación) o aquellos
que se practican a nivel individual (por ejemplo, prácticas concretas para el
crecim iento espiritual). Pero no ocurre lo m ism o con el tem a que estamos
tratando en este libro. M uchos de estos temas afectan directam ente al com-
po rtam ien to d en tro de la Iglesia, dificultando que las personas de diferen-
tes posturas tengan com unión.
E n m i opinión, el problem a más im portante en cuanto a la unidad vie-
ne de las posturas que crean (quizás de form a no intencionada) distintos
niveles espirituales entre creyentes, o que juzgan la espiritualidad de otras
personas. A firm ar que la relación con el Espíritu se evidencia p o r determi-
nadas m anifestaciones m ilagrosas, establece u n a línea de diferenciación
espiritual. O cu rre lo m ism o al sostener que la m anifestación de u n don en
particular es u n a clave para la com unión con Dios. D el m ism o m odo, ense-
ñ a r que la Iglesia n o m anifiesta los dones del m ism o m o d o que en la era
apostólica a causa del pecado o de la falta de fe, puede llevar a u n a dife-
renciación espiritual. P o r lo m enos, aquellos que creen esto reconocen su
fracaso, m ientras que otros ni siquiera se arrepienten de su incredulidad.
A l m ism o tiem p o , quizás de m anera m ás sutil, aquellos que abogan
p o r la n o existencia de los dones m ilagrosos en la actualidad, pueden me-
nospreciar a aquellos que creen, p o r ejem plo, que están utilizando el don
bíblico de lenguas en su vida de oración. Aseguran (o incluso enseñan abier-
tam ente) que las personas que h ablan en lenguas están engañadas, en el
m ejor de los casos, y poseídos, en el peor. E n todos estos ejemplos, es difí-
cil ver cóm o aquellos que m antienen posiciones contrarias pueden tener
una relación de com unión.
La unidad en la com unión se basa en la sim ilitud de creencia y práctica.
La u nidad crece cuando se in ten ta m inim izar o se les resta im portancia a
las creencias divergentes, m ostrando un a m ayor tolerancia hacia quienes
n o están de acuerdo. La H isto ria dem uestra que la unidad com pleta en
todas las cosas p ro bablem ente n o es posible. P ero tam b ién revela que el
diálogo, entre los de buena voluntad, puede hacer m ucho para disolver al-
gunas diferencias y aportar u n m ayor am or y respeto a pesar de las diferen-
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L a postura abierta, pero cautelosa
C onsiderar los peligros de la postura propia es norm alm ente tarea difí-
cil. El ideal es, p o r supuesto, sostener un a posición teológica que prom ue-
va la salud espiritual y que no presente ningún riesgo. Atraque estoy seguro
de que mis colegas de este libro m e ayudarán a encontrar más de u n riesgo,
el ú n ico que a m í se m e o cu rre de la posición que y o defiendo es que,
aunque digam os que estam os abiertos a la posibilidad de los m ilagros de
D ios, a veces podem os seguir estando cerrados. La negación de que los
m ism os fenóm enos de la era apostólica sean para la actualidad, norm al-
m ente reduce las expectativas de m ilagros, lo cual puede acabar llevándo-
nos a n o ten er ninguna expectativa.
E n cuanto a los peligros de las otras posiciones, sugiero que el cesacio-
nism o tam b ién conduce a un a p o stu ra dem asiado cerrada en cuanto a la
capacidad de D ios de o b rar milagros y, posiblem ente, produce u n escepti-
cismo indebido hacia los relatos de milagros que ocurren en el m undo. C om o
hem os visto con anterioridad, los que m antienen esta posición tam bién
pueden creerse superiores teológicamente, y más m aduros espiritualmente,
que quienes necesitan y buscan las manifestaciones físicas del Espíritu para
respaldar su fe.
M i m ay o r preocupación es hacia aquellos que abogan p o r que los do-
nes m ilagrosos espirituales son usuales en la vida cristiana de nuestra épo-
ca. C o m o hem os visto antes, esta posición tiene el potencial de catalogar a
los creyentes en cu anto a su espiritualidad, conduciendo al peligro del eli-
tism o p o r u n lado, y al sentim iento de inferioridad, p o r otro. La seguridad
aportada p o r algunos de que la sanidad de D ios es accesible a todos, tam -
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
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L a postura abierta, pero cautelosa
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Una respuesta cesacionista
a Robert L. Saucy
Richard B. Gaffin, Jr.
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
nes fuera de lo com ún), p o r ejem plo, apuntan a una conclusión m u y dife-
rente. P o r citar o tro ejemplo: ¿qué hay de la experiencia de estas numerosas
generaciones del pueblo de D ios durante el largo periodo de 400 años de
esclavitud en Egipto?
Los m ilagros de las Escrituras no son fenóm enos independientes, con
el objetivo del beneficio (o destrucción) de aquellas personas directam ente
afectadas. L o que D eere y otros no ven, y esta es la visión clave reflejada en
la posición a la que se oponen, es que la aparición de los m ilagros está
vinculada al desarrollo de la historia de la salvación, la historia de los he-
chos salvíficos de D ios que com ienzan ya en el jardín del Edén, con oca-
sión de la C aída, y term in an en la o b ra perfecta de C risto . Este vínculo
existe porque los milagros están relacionados a través de la historia con la
Revelación de D ios y porque ésta a su vez, se centra en esos acontecimien-
tos de revelación; la palabra revelada afirma y explica la Redención (ver m i
explicación en p. 60).
Pero la historia de la redención es cualquier cosa m enos una progresión
suave y continua; en lugar de ser Heilsgeschichte (“la historia de la salvación”), en
ocasiones parece ser justo lo contrario, u n heilsgeschichte, una historia de juicio y
destrucción, n o de la Gracia y la bendición. D e todas formas, es una historia
que comienza, que se detiene, que sube, que baja; está marcada p o r m om entos
climáticos y p o r periodos (en ocasiones largos) de (relativa) inactividad.
P o r lo tan to , a pesar de nuestra im presión inicial al leer el A ntiguo Tes-
tam ento, la Revelación n o es una constante fija en la historia de Israel (por
ejem plo del éxodo al exilio). A la vista de la correlación entre la palabra
revelada y el hecho red en to r, la h isto ria de la revelación n o es u n fluir
constante, sin interrupciones. La Revelación tiende a llegar en m om entos
concretos. J u n to con estos m edios y o tro s fenóm enos m ilagrosos que la
acom pañan, la R evelación llega de fo rm a copiosa en conexión co n los
m om entos climáticos y decisivos de la historia de la redención.
Específicamente, sin tener que negar, ni querer hacerlo, que la Revela-
ción y los milagros pueden ocurrir, esporádicam ente, en otras ocasiones a
lo largo de la historia de la salvación. Estos m om entos más concretos son
la relación de D ios con N oé, el llam am iento de A braham y de los otros pa-
m arcas, el Exodo, el desarrollo en to m o a la M onarquía, el principio y el fin
del exilio, y de fo rm a preem inente y consum ada, la venida y la o b ra de
C risto (incluyendo la fundación de la Iglesia).82 El corolario negativo que
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U na respuesta cesacionista a Robert l . saucy
153
¿Son vigentes los dones milagrosos?
Ti. 1:13) que encontram os a lo largo de toda la E scritura, vista ésta com o
u n todo. La Biblia, p o r su propia naturaleza, com o u n todo que recoge una
verdad unificada, invita a u n proceso de com parar la Escritura con la Escri-
tura que necesariamente implica unas consecuencias y unas implicaciones.
«Todo el consejo de D ios concerniente a todas las cosas necesarias para su
propia gloria, la salvación del hom bre, la fe y la vida, está o bien expresa-
m ente recogida en las Escrituras o puede deducirse m ediante consecuen-
cías buenas y necesarias...» (Confesión de Fe de W estm inster, 1:6).
O bviam ente, nos acecha u n gran peligro: debem os ten er cuidado (in-
cluyendo los controles m etodológicos) y asegurarnos de que u n a conse-
cuencia dada no se obtenga de form a arbitraria, sino que verdaderam ente
sea “buena y necesaria”. N o obstante, el abuso no invalida el uso legítimo;
el hecho de que nuestra capacidad para razo n ar y extraer consecuencias
esté sujeta a e rro r n o significa que las consecuencias m ism as tengan que
ser falsas o inciertas.
D u d o de que nuestra discrepancia sobre esta cuestión sea considerable.
P o r ejem plo, Saucy afirm a en repetidas ocasiones la exclusividad de la era
apostólica com o periodo fundacional de la historia de la Iglesia, y tam bién,
que los apóstoles no continúan una vez acabado ese periodo.83 Asim ism o,
y de m anera m ás im portante, afirm a que el canon del N uevo Testam ento
está cerrado. Es más, reconoce la conexión interna que existe entre el cese
del apostolado y la finalización del C anon.
N o obstante, todavía n o veo claro en qué se basa Saucy para m antener
estas posiciones. Es verdad que el N uevo T estam ento n o afirm a explícita-
mente ni la clausura del canon de 27 libros ni el cese de apóstoles com o los
doce y Pablo. P ero, ¿no son estas convicciones «consecuencias buenas y
necesarias» de la enseñanza del C an o n (confirm ada p o r la posterior histo-
ría de la Iglesia)? ¿N o es verdad que, p o r lo m enos, están de acuerdo con la
verdad fijada p o r tal enseñanza?84 Si n o es así, n o nos atrevem os a hablar
de su carácter inm utable ni teológico.
Pero (1) si estas convicciones son inmutables, y (2) considerando el punto
de vista de Saucy, correcto a m i juicio, sobre que las profecías y las lenguas (con
interpretación) constituyen un discurso de revelación inspirado e infalible, ¿no
83 ¿ N o s ig n ific a eso e n to n c e s , c o m o él m is m o re c o n o c e , q u e e x is te al m e n o s u n d o n
e s p iritu a l, e l a p o s to la d o , q u e d e h e c h o es e l “p r i m e r o ” (1 C o . 12:28; E f. 4:11) q u e c e só ,
p o r lo m e n o s e n el se n tid o d e c o n tin u id a d , c o n lo s q u e fu e r o n eleg id o s y a u to r iz a d o s p o r
C r is to d e f o r m a ex clu siv a?
84 P a r a v e r u n e s f u e rz o p o r d e m o s tr a r q u e este es e l c a so , v e r R ,B . G a ffin , J r . “ T h e
N e w T e s ta m e n t A s C a n o n ”, e n InerrancyandHermeneutic, ed. H .M . C o n n (G ra n d R apids:
B a k e r, 1988)
154
U na respuesta cesacionista a Robert l . saucy
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
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Una respuesta de la Tercera Ola
a Robert L. Saucy
C. Samuel Storms
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
Los dones espirituales, com o los descritos en 1 C o rin tio s 12:7-10, son
obras que realizam os con la energía o poder que D ios nos da. P ero ¿cómo
se ejerce el apostelado? Podem os entender cóm o puede ejercerse la profecía,
0 m ostrar misericordia, o dar ánim o. Pero el apostolado n o es una obra que
el E spíritu Santo realiza en el interior de una persona, sino u n cargo para el
cual u n o es llam ado p o r el m ism o Jesucristo.
E sto nos conduce a la pregunta acerca de los criterios para el apostóla-
do, lo que inexcusablem ente lo diferencia de todos los demás dones espiri-
tuales. Si el apostolado fuera u n charisma, sería el único para el cual una
persona debería cum plir ciertos requisitos. Pablo describe los charismata
com o el potencial que toda persona tiene de recibir cualquier don, depen-
diendo de la v o lu n tad soberana del E sp íritu (1 C o. 12:11). N o ocurre lo
mismo con el apostolado. Prácticam ente, la m ayoría está de acuerdo en que
para ser considerado u n apóstol uno debe ser «testigo de la resurrección de
Cristo» y recibir la com isión personal del m ism o Jesús (H echos 1:22-26;
1 C o. 9:1-2; 15:7-9; cf. tam b ié n R om anos 1:1; 5; 1 C o. 1:1; 2 C o. 1:1;
Gá. 1:1). P o r lo tanto, y al contrario que los charismata, solamente unos po-
eos encajan en las condiciones específicas para poder ser considerados com o
apóstoles.
Existe otra razón asociada que explica p o r qué n o creo que Pablo viera el
apostolado com o u n don espiritual. Estoy pensando en su repetida exhorta-
ción de «desead ardientem ente los mejores dones» (1 Co. 12:31; cf. 14:1,12).
Los charismata deben ser deseados y pedidos en oración (14:13). D e hecho,
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U na respuesta de la T ercera O la a Robert l . saucy
debemos desear especialmente aquellos dones que son más eficaces para la
edificación de la Iglesia (en este aspecto, ver especialmente 14:12). M uchos
eruditos creen que la lista del cap. 12:28-29, que coloca el apostolado en
prim er lugar, prioriza de acuerdo con este principio. Pero si el apostolado es
u n don com o la profecía o la enseñanza, ¡Pablo estaría anim ando a todos los
cristianos a que, sobre todas las cosas, quisieran ser apóstoles! Sin embargo,
com o hem os visto antes, esto no es algo que se deba buscar o p o r lo que
debamos orar. O eres un testigo directo de la resurrección de Cristo o no lo
eres. O has recibido la com isión personal de Jesús, o no.
E n una palabra, m ientras que los apóstoles m ism os, sin duda, recibie-
ron charismata, com o la habilidad de profetizar, curar, m ostrar misericordia,
etc. el apostolado per se no es un charisma. El apostolado no es un poder que
se otorga para una tarea concreta; es u n a posición eclesiástica.
La razó n p o r la cual m uchos desean clasificar el apostolado com o un
do n espiritual no es difícil de ver. Saucy escribe: «Si el charisma del aposto-
lado n o continuó en la Iglesia, entonces debem os reconocer que no todos
los dones espirituales operativos en la Iglesia del N uevo T estam ento han
continuado a través de la H istoria. Más aún, este hecho supone la posibili-
dad de que otros charismata tam bién hayan cesado o cambiado.» (pág. 106).
N o tengo problem as en conceder la posibilidad de que todos los charismata
hayan cesado. Pero es una posibilidad que solam ente albergaría si la Escri-
tu ra asegurara explícitamente la tem poralidad de estos dones, o los definie-
ra de tal m anera que los excluyera necesariamente de la vida posterior de la
Iglesia. Sin em bargo, no existe nada inherente a ninguno de los dones que
sugiera que eran tem porales.
Este tipo de argum ento es com o decir que es probable que ninguna prác-
tica de la Iglesia p rim itiva sea válida hoy, sim plem ente po rq u e reconoce-
m os que algunas prácticas no lo son. P ero está claro que ese últim o hecho
no tiene una implicación teológica o práctica sobre la validez y la continui-
dad de una actividad en particular. Cada práctica debe ser evaluada de acuer-
do con lo que es y p o r la razón p o r la que D ios la ordenó. P o r lo tanto, si el
N u ev o T estam ento define explícitamente un don espiritual com o algo ex-
elusivamente lim itado al prim er siglo y, p o r consiguiente, inválido para los
cristianos en los periodos posteriores de la historia de la Iglesia, y o seré el
p rim ero en declararm e “cesacionista” (por lo que a ese d o n se refiere). N o
obstante, nada de lo que Gaffin o Saucy hayan escrito m e lleva a creer que
alguno de los charismata se encuadre d entro de esta categoría.
2. E n varias ocasiones, Saucy subraya la idea de que lo que sí ha cambiado
a lo largo de la h isto ria de la Iglesia es el alcance y la intensidad de los
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
88 Ib íd , p á g . 67.
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U na respuesta de la T ercera O la a robert l . saucy
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
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U na respuesta de la T ercera O la a Robert l . saucy
perspectiva hum ana. C uando se trata de afirm aciones acerca de los mila-
gros n o debem os ser ingenuos y crédulos, pero tam poco podem os ser ex-
cesivamente escépticos.
La ind icació n de Saucy de que la presencia del c an o n co m p leto su-
giere «que la necesidad de la actividad p ro fé tic a d ism in u y ó la necesi-
dad» (págs. 124-125), es u n a afirm ación que n o aparece en las E scritu-
ras. P o d ría ser c ie rto so lam en te si la rev elació n p ro fé tic a del N u e v o
T estam en to ap o rtara palabras de calidad de D ios. Es m ás, n o veo cóm o
el C a n o n h a ría o b so le ta o in n ecesaria el uso de la p ro fe c ía que, p o r
ejem plo, ex p o n e los pecados secretos de u n n o crey en te, llevándole a
arrep en tirse (1 C o . 14: 24-25).
M ás tarde, Saucy afirm a que «el m inisterio de los prim ero s profetas,
quienes a p o rtaro n edificación, exhortación y consolación para la Iglesia
sobre el fundam ento del Evangelio de C risto, ahora se cum ple a través de
o tro s dones espirituales que dependían de la profecía recogida en la Escri-
tura», (pág. 131). D e nuevo, Pablo nunca hace tal afirm ación. ¿N o tendría
más y m ejor sentido bíbÜco argum entar que los m inisterios de edificación,
exhortación y consolación se lograrán precisam ente com o Pablo dice ex-
plícitam ente que se lograrán, es decir, m ediante el ejercicio del don de pro-
fecía? A dem ás, ¿dónde dice el N u ev o T estam ento que el ejercicio de los
dones espirituales, a excepción de la profecía, depende de la profecía reco-
gida en las Escritura? Si eso fuera verdad, entonces deberíam os concluir
que la profecía era el único don espiritual operativo antes de la finalización
del canon. Y creo que nadie querría afirm ar tal cosa.
Parece que Saucy quiere que cream os que porque Pablo en sus últim as
cartas solam ente m enciona la profecía dos veces, el d o n no es vigente para
la p osterio r historia de la Iglesia. P ero P ablo ofreció instrucciones repetí-
das y extensas sobre la naturaleza y el papel de la profecía en 1 C orintios,
u n libro que escribió sobre el año 55 d.C. y, de nuevo, anim ó a los rom anos
al uso de la profecía, a quienes escribió sobre el año 57 d.C . ¿Por qué teñe-
m os que exigirle que se repita en cartas que escribió con u n p ro p ó sito
diferente tan solo ocho o nueve años más tarde? Saucy usa el argum ento de
que antes de m orir, Pablo dirigió a T im oteo hacia las Escrituras y n o hacia
la profecía. P ero de hecho, lo que eso hace es p ro b ar lo que y o explico en
m i ensayo, es decir, que los profetas no congregacionales del N uevo Testa-
m en tó hablaban co n m enos au to rid ad que los apóstoles o la E scritura.
Siguiendo su criterio, tam b ién creeríam os en el cese de otras prácticas o
principios, com o la Santa Cena o el don de la fe, porque, aunque aparecían
en u n a carta anterior, n o aparecen en las Pastorales.
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Una respuesta pentecostal/carismática
a Robert L. Saucy
Douglas A. Oss
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
de la vida cristiana continúa creciendo, al igual que tam bién continúa ere-
ciendo la santidad posterior a la regeneración. Saucy describe esos peno-
dos de crecim iento dram ático com o «esfuerzos concretos y decisivos» (pág.
103). Los pentecostales describirían el Bautism o del E spíritu inaugural, y
las posteriores experiencias en las que u n o vuelve a ser lleno con el Espí-
ritu y poder, más bien como derramamientos decisivos.
E n cu an to a su afirm ación de que el N u ev o T estam en to n o recoge
ningún m andam iento sobre «ser bautizados en el Espíritu», m i sugerencia
es que m irem os con más detalle lo que los pentecostales dicen sobre la
interpretación de Lucas-Hechos y Pablo. E n prim er lugar, el género narra-
tivo expresa los imperativos de form a diferente a com o los expresa el géne-
ro epistolar. ¿Q ué quiere decir H echos 1:6-8, cuando Jesús les dice a sus
discípulos que el cum plim iento de la profecía de Juan el Bautista estaba a
las puertas y que debían esperar en Jerusalén hasta que recibieran p o d er
(dynamis) cuando el E spíritu Santo viniera sobre ellos? ¿Y qué teología se
com unica m ediante el cum plim iento de esta prom esa a lo largo del libro
de Hechos? ¿N o se trata del equivalente narrativo de u n im perativo? Re-
cordem os el serm ón de Pedro: «Porque la prom esa es para vosotros y para
vuestros hijos y para todos los que están lejos, para tantos com o el Señor
nuestro D ios llame» (Hechos 2:39). E n segundo lugar, debem os dejar que
Lucas explique el cum plim iento de la historia de la redención a su manera;
no debemos extrapolar la teología de Pablo e im ponerla de m anera forzada
en Lucas-Hechos. La arm onización debe llegar después de que la diversi-
dad ordenada p o r D ios haya sido entendida, y el relato de Lucas hace hin-
capié en el po d er carismático del Espíritu.
2. La discusión sobre el cese de los dones m ilagrosos en este ensayo
está más detallada. El D r. Saucy coincide en que el N uevo Testam ento no
enseña tal cese, p ero tam poco está convencido de que los dones sean la
n o rm a p ara la Iglesia de todas las épocas (pág. 104). Las preocupaciones
que presenta son básicamente las m ism as que las del profesor Gaffin, aun-
que n o extrae las mismas conclusiones absolutas. T rata el tem a del aposto-
lado (entendido más am pliam ente com o el círculo de “prim eros testigos”)
[pág. 113], el canon y el propósito de los dones.
3. Sobre el ú ltim o tem a, restringe el propósito demasiado cuando afir-
m a que «el propósito de toda la actividad milagrosa es ‘dar testim onio’ de la
proclam ación original del nuevo m ensaje de salvación» (pág. 113). C om o
hem os visto en este libro, el propósito de los dones n o puede estar restrin-
gido a esta función (por ejem plo, la edificación es el p ro p ó sito en el con-
texto de la adoración en la Iglesia).
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106 Ib íd , 43-45.
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U na respuesta pentecostal/ carismática a Robert l . saucy
E n prim er lugar, Saucy dice que el hecho de que en las cartas del N uevo
T estam ento se hable con m u y poca frecuencia sobre la sanidad prueba su
dism inución después de la prim era generación de testigos (pág. 125). Esto
es u n non sequitur. La cartas son escritos con u n propósito específico, escri-
tos para tra ta r problem as específicos en las iglesias. La sanidad n o era u n
problem a pastoral que requiriera una atención especial, excepto quizás en
el caso de los receptores de la carta de Santiago, que no estaban orando para
que los enferm os sanaran, y necesitaban ser exhortados de form a específi-
ca p ara co rreg ir aquel e rro r. D e m o d o que es n o rm al que este tem a no
recibiera m ucha atención, ya que era un a costum bre norm al y sana.
E n segundo lugar, el hecho es que 1 C o rin tio s 12-14 está en la Biblia.
N o s dice, ju n to con H echos y el resto del N u ev o T estam ento, lo que es
característico y n o rm al durante los últimos días, no la era apostólica. Esta
d istinción en tre era apostólica y post-apostólica n o aparece en la Biblia;
nos sirve para describir las funciones de las personas que fundaron la Igle-
sia (por ejem plo, Ef. 2:20 ss.), p e ro n o deberíam os usarla para definir la
naturaleza de “los últim os días”. Para ello, debemos estudiar el N uevo Tes-
tam e n to con el p ro p ó sito de d eterm in ar lo que es n o rm al p ara la Iglesia
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
172
Capítulo 3
LA POSTURA DE
LA TERCERA OLA
175
¿Son vigentes los dones milagrosos?
A. Segundas experiencias
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L a postura de la T ercera O la
5 D e b e m o s f ija r n o s e n q u e la p r o p o s ic ió n eis ti e n e d o s a c e p c io n e s fu n d a m e n ta le s :
(1) u n s e n tid o local, in d ic a n d o aq u ello e n lo q u e to d o s s o m o s b a u tiz a d o s o (2) u n a referen cia
al propósito u objetivo d e la a c c ió n d e b a u tiz a r, p o r e je m p lo «para que to d o s f o r m e m o s u n
s o lo c u e rp o » . V e r M u r r a y J . H a r r i s , « P r e p o s itio n s a n d T h e o lo g y i n t h e G r e e k N e w
T e sta m e n t» , N I D N T T , 3:1207-11.
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
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L a postura de la T ercera O la
A unque el uso bíblico sugiere que apliquemos la term inología del Bau-
tism o del E sp íritu a la experiencia de conversión de todos los creyentes,
esto no restringe de ninguna m anera la actividad del Espíritu al m om ento
de la conversión. El N uevo Testam ento aprueba y nos anim a a tener múl-
tiples experiencias posteriores del p o d er y presencia del Espíritu. P o r lo
tanto, los evangélicos tienen razón cuando afirman que todos los cristianos
han experim entado el Bautismo en el Espíritu en la conversión, pero están
equivocados cuando niegan la realidad de las experiencias posteriores del
E sp íritu en el transcurso de la vida cristiana, experiencias que han de ser
sensatas, p ero que con frecuencia son espectaculares. Los carismáticos tie-
n en razón al afirm ar la realidad y la im portancia de los encuentros con el
Espíritu después de la conversión, que dan poder, ilum inan y transform an,
pero están equivocados cuando llam an a esta experiencia el “Bautism o del
E sp íritu ”. La term inología m ás apropiada es la de ser “llenos del E spíritu
Santo”. La expresión “estar llenos” es en sí u n a m etáfora que describe
nuestra experiencia y apropiación continua del Espíritu Santo. Ser llenos del
Espírituesestardemaneraprogresiva bajo la influenciadelEspírit11,quecadavezserá
másintensay másíntima.
Existen dos sentidos en el que u n o puede ser lleno del Espíritu Santo. (1)
Ciertos textos describen a personas que han sido “llenas del Espíritu”, como si
éstafuera xmacondiciónocualidaddd carácter cristiano, una dispasiciónmoráoh.
posesión de determ inada m adurez en C risto (ver Lucas 4:1, H echos 6:3; 5,
7:55; 11:24; 13:52). Esta es la condición ideal de todo cristiano, que en todo
m om ento, de form a permanente, esté lleno del Espíritu.
(2) O tro s tex to s describen a las personas «llenas del E sp íritu Santo»
co m o aquellas a quienes se capacita p ara com pletar o llevar a cabo u n a
tarea especial, o equipándolas para el servicio o m inisterio. Esta capacita-
ción del Espíritu puede ser para toda la vida, preparatoria para u n trabajo o
u n m inisterio p articular (Le. 1:15-17; H ech. 9:17), pero tam bién existen
ocasiones en las que alguien recibe u n p o d e r especial e in m ed iato para
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
180
L a postura de la T ercera O la
A algunos les parece extraño que Pablo orara para que el Espíritu vinie-
ra a aquellos que ya lo tenían. ¡Pero esto apenas difiere de la oración de Pa-
blo en Efesios 3:17, de que C risto pueda “m o ra r” en los corazones de las
personas en las que ya está m orando! Pablo se refiere a la experim entación
continuada de lo que es un a verdad teológica. O ra para que, m ediante el
E spíritu, Jesús pueda ejercer cada vez un a m ayor influencia en el alm a de
los creyentes. D e este m odo, en am bos textos Pablo ora para que la obra
de D ios en la vida del creyente aum ente.
(2) T am b ién existe la u n ció n de p o d er para realizar m ilagros, com o
vem os en Gálatas 3:1-5 (especialmente el versículo 5). Pablo se refiere cía-
ram en te tan to a la recepción inicial del E sp íritu p o r p arte de los gálatas
(vs. 2), com o a su experiencia actual del E spíritu (vs. 5). La recepción del
E spíritu fue la evidencia inequívoca de que habían entrado en un a nueva
vida (vs. 2). Fee explica:
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
(3) Pablo tam bién habla de la provisión del Espíritu para poder enfren-
tarse a las dificultades con esperanza (Fi. 1:19) N o creo que estuviera pen-
sando tan to en la “ayuda” del Espíritu, sino en el don del m ism o Espíritu,
el cual D ios le sum inistró continuam ente. E n otras palabras, la frase «la
provisión del Espíritu» es u n genitivo objetivo. D ios le da a Pablo de nuevo
el Espíritu, para socorrerle m ientras está encarcelado.
(4) E n 1 Tesalonicenses 4:8, el apóstol habla de la fuerza co n tin u a del
E sp íritu Santo que necesitam os para vivir de fo rm a pura. D ice expresa-
m ente que el E sp íritu Santo está “e n ” ellos, n o sim plem ente que ha sido
dado “a” ellos. La idea es que D ios p o n e su E sp íritu d e n tro de nosotros
(cf. 1 C o. 6:9). El uso del presente enfatiza la obra continuada del Espíritu
en nuestras vidas. Si Pablo hubiera estado pensado en la conversion de los
tesalonicenses y, p o r tanto, en un a recepción inicial y pasada del Espíritu,
probablem ente hubiera utilizado el aoristo (cf. 1:5-6). E n este contexto, la
idea de P ablo es que la llam ada a la pureza sexual y a la santidad llega con
la provisión continua del Espíritu, que nos capacita para la obediencia. P o r
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L a postura de la T ercera O la
lo tanto, se nos describe al Espíritu com o el com pañero divino perm anen-
te, p o r el po d er del cual el creyente puede vivir en pureza y santidad.
(5) El E sp íritu tam b ién es responsable de que aum ente nuestra com-
p ren sió n de que h em os sido adoptados com o hijos e hijas y, tam bién,
de que podam os estar convencidos de la seguridad de la salvación. Es la
obra del Espíritu intensificar nuestro sentido de la presencia perm anente y
am orosa del Padre y del H ijo (ver Jn. 14:15-23; R o. 5:5; 8:15-17). Existen
ocasiones en la vida cristiana cuando los creyentes se dan cuenta de que
son más conscientes de lo norm al de la presencia, am or y po d er de D ios
(ver Ef. 3:16-19; 1 Pedro 1:8). ¿Por qué se da este fenóm eno? J.I. Packer lo
explica:
«¿A qué se debe la existencia de esta experiencia intensa, la cual, lejos de ser un
hecho definitivo, una bendición segunda[¡y última!], ocurre(¡graciasaDias!)devez
en cuando?N o siemprepodemos explicarlos tiem posy m om entos que D ios elige
para acercarsea sus hijosy hacerquesientan de unaform a m uy vivida la realidad
de su amor. Despuésdeesaexperiencia,avecespodemossercapacesdeverqueera
una preparacampara eldolor, laperplejidad, lapérdida o para algún tipo de minis-
terio m uy duro,pero en otros casos, solam entepodem os decir: “D ios ha elegido
mostrar su am ora su hijo, ámplementeporque lo am a ” Existen, asimismo, otras
ocasiones cuando parece claro que D ios se acerca a los hombresporque éstos se
acercan a É l (ver Santiago 4:8;Jer. 29:13,14;Lc. 11:9-13, donde “darelE spí-
riiuSarüo”ñgpifica “dar la experiencia delm inisterio, la influencia y las hendido-
nes delEspíritu Santo *);y esta es la situación a la que nos refenm os aquí»‘4
183
¿Son vigentes los dones milagrosos?
“E sp íritu Santo”, M ateo dice que nos dará “buenas cosas”. ¿Por qué esta
diferencia? J o h n N olland sugiere lo siguiente:
costé, el don más importante queDios nos da es elEspíritu, Lucas quiere que
veamosque elamor de nuestro Padre no solo le lleva apreocuparse de nuestras
necesidadesdiarias (como vemosen elPadre Nuestro), sino que incluso le lleva a
ofrecemoseldon másgrandequenospodía dar.»16
D ado que esta recom endación en Lucas 11:13 está dirigida a los creyen-
tes, los “hijos” del “Padre”, la entrega del Espíritu en respuesta a la oración
no se puede referir a la experiencia inicial de la salvación personal. Los que
oranpara recibirelEspíútu Santo no son laspersonasperdidas que necesitan que el
Espíritu entreen ellosporvezprimera, sino laspersonas queya tienen al Espíritu y
tienen necesidaddeestarmásllenos, deunaplenitudmayor, una unción máspoderosa
que les capacitey lesfortalezcapara el ministerio. D e hecho, esta petición form a
p arte de las instrucciones acerca de la perseverancia y persistencia en la
oración que com ienzan en 11:1. E n otras palabras, debemospediry buscar de
forrmaconstanteypersiste,encadaocasióndenecesidad,queL>iosnosimpartadenuevo
elpoderdelEspíritu.
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L a postura d e la T ercera O la
185
¿Son vigentes los dones milagrosos?
Podem os decir varias cosas en respuesta a este argum ento, (a) Puede
parecer que en estos tres periodos de la historia de la redención, los fenó-
m enos milagrosos eran más predom inantes que en otras épocas. P ero este
hecho no dem uestra que los fenóm enos milagrosos n o existieran en otras
épocas, com o tam poco dem uestra que n o pueda haber u n increm ento de
los m ism os en épocas posteriores.
(b) Para que este argum ento tenga sustancia, debem os explicar n o sola-
m ente p o r qué los fenóm enos m ilagrosos predom inaban en estos tres pe-
riodos, sino tam bién p o r qué eran supuestam ente infrecuentes, o utilizan-
do el térm in o de M ac A rth u r, “aislados” en los periodos restantes. Si los
m ilagros n o eran frecuentes en otras épocas, teoría que aceptaré ahora so-
lam ente para poder rebatirla, deberían explicar p o r qué. ¿Podría ser que la
relativa baja frecuencia de los m ilagros se debiera a la rebelión, la incredu-
lidad y la apostasía de Israel a lo largo de gran p arte de su histo ria
(cf. Salmos 74:9-11; 77:7-14)? N o.olvidem os que incluso Jesús «no p u d o
hacer allí [en N azaret] ningún m ilagro; solo sanó a u nos pocos enferm os
sobre los cuales puso sus manos» (Me. 6:5), to d o debido a su incredulidad
(ante la cual, leem os que Jesús “estaba m aravillado”, vs. 6. La idea de la
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
bren atu ral de esa época po d rá cum plir los criterios para ser considerado
com o u n m ilagro. C o n una definición tan lim itada de lo que son los mila-
gros es fácil decir que se dieron de form a aislada y poco frecuente.
Pero si hace falta u n “agente hum ano” o una persona “con dones” para
que u n acontecim iento se considere milagroso, ¿qué direm os del nacimien-
to virginal y de la resurrección de Jesús? ¿Qué hay de la resurrección de los
santos m encionada en M ateo 27:52-53, o de la liberación de P edro de la
cárcel en H echos 12? La m uerte instantánea de H erodes en H echos 12:23,
¿deja de ser u n m ilagro po rq u e el agente fue u n ángel? El terrem o to que
abrió la p risión donde estaban Pablo y Silas, ¿deja de ser u n m ilagro por-
que D ios actuó directam ente, sin utilizar u n agente hum ano? La liberación
de Pablo del veneno de un a v íbora (H echos 28), ¿tam bién deja de ser u n
milagro? D efin ir u n m ilagro solam ente com o aquellos fenóm enos mila-
grosos que im plican a u n agente hum ano es arbitrario. Esta definición se
ha desarrollado p rincipalm ente po rq u e ofrece un a m anera de reducir la
frecuencia de los milagros en el relato bíblico.
Además ¿la revelación de D ios siempre ha ido acom pañada de milagros
para evidenciar que se tratab a de u n a revelación divina? Es cierto que en
m uchos casos los milagros confirm aban y autentificaban al mensajero divi-
no. P ero reducir el p ro p ó sito de los m ilagros a esa función es ig n o rar las
otras razones p o r las cuales D ios los ordenó. La asociación de lo milagroso
con la Revelación divina sería u n argum ento a favor del cesacionismo sola-
m ente si la Biblia restringiera la función de los milagros exclusivamente a la
verificación. P ero no es así, com o verem os más adelante.
E n m i opinión, el A ntiguo T estam ento revela u n p a tró n coherente de
m anifestaciones sobrenaturales presente en el transcurso de la H um ani-
dad. A dem ás de la m ultitud de m ilagros durante la vida de Moisés, Josué,
Elias y Elíseo, vem os m uchos casos de actividad angélica, visitas sobreña-
turales y de revelación, sanidades, sueños, visiones, etcétera. U n a vez que
nos desprendem os de la definición lim itada de lo m ilagroso que vim os
hace u n m o m en to , tenem os un a im agen diferente de la vida religiosa del
Antiguo Testamento.20*
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
cieno que los milagros, señales y prodigios frecuentem ente daban testimo-
nio del origen divino del mensaje apostólico. Pero es u n argum ento persua-
sivo en co n tra de la validez tem p o ral de tales fenóm enos, solam ente si
logras dem ostrar dos cosas:
(a) Si logras dem ostrar que la autentificación o confirm ación era el pro-
pósito único y exclusivo de tales demostraciones de poder divino. N o obstante,
no existe ningún texto inspirado en las Escrituras que lo haga. En ningún
lugar delNuevo Testamento se reduceelpropósito o lafunción de lo milagroso o los
charismata al de la autentificación. Lo milagroso, cualquiera que fuera su for-
ma, podía tener varios propósitos distintos. P o r ejemplo, estaba el propósi-
to doxológico. Tal era la razón principal de la resurrección de Lázaro, com o
el m ism o Jesús deja claro en Ju a n 11:4 (cf. vs. 40; cf. tam b ién 2.11: 9:3;
Mat. 15:29-31). Los milagros también tenían un propósito evangelístico (Hech.
9:3243). G ran parte del m inisterio m ilagroso del Señor servía para expre-
sar su compasión y amor p o r las m ultitudes doloridas. Sanó a los enfermos y
alim entó a los cinco m il p o rq u e tu v o com pasión de la gente (Mt. 14:14;
Me. 1:4041).
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
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L a postura de la T ercera O la
P o r supuesto que lo era (cf. H echos 5:12). P ero la frecuencia de los mila-
gros realizados p o r los apóstoles n o dem uestra de n in g u n a m anera que
otros no hicieran tam bién milagros.
E n este p u n to llegamos a 2 C orintios 12:12. ¿N o está diciendo el texto
que los m ilagros son las “señales” de los apóstoles? V erem os que la res-
puesta es negativa. P ablo no dice que la insignia de u n apóstol sean las
señales, prodigios y milagros. La traducción de la N V I crea confusión, ya
que afirm a que «los distintivos de u n apóstol - señales, prodigios y m ila-
gros - , se hicieron entre vosotros con toda perseverancia». Esta traducción
nos lleva a pensar que Pablo está identificando los “distintivos” de u n apóstol
con los fenóm enos m ilagrosos realizados entre los corintios. P ero el sus-
tantivo “distintivos” (o “señales” en LBLA y RV) está en nom inativo, mien-
tras que «señales, prodigios y milagros» están en dativo. A diferencia de lo
que m uch o s creen, P ablo no cree que las insignias de u n apóstol son las
señales, los prodigios y los m ilagros. Su p u n to de vista queda m ejor pías-
m ado si traducim os que «las señales de u n verdadero apóstol fueron reali-
zadas entre vosotros con toda perseverancia, p o r m edio de [o m ejor aún,
acompañadas de] señales, prodigios y milagros» (NASB).
El argum ento de Pablo es que las señales, prodigios y milagros acompa-
ñ aro n su m inisterio en C orintio; fueron elem entos vinculados a su labor
apostólica.23 P ero n o eran p o r sí m ism os «las señales de u n apóstol». Para
Pablo, las m arcas distintivas de su m inisterio apostólico eran, entre otras
cosas: (a) el fru to de su predicación, es decir, la salvación de los corintios
(cf. 1 C o. 9:lb-2, «¿No sois vosotros m i obra en el Señor? Si para otros no
so y apóstol, p o r lo m enos p ara v osotros sí lo soy; pues v osotros sois el
sello de m i apostolado en el Señor.»; cf. 2 C o. 3:1-3); (b) su im itación de
C risto, en la santidad, la hum ildad, etc. (c. 2 C o. 1:12; 2:17; 3:4-6; 5:11; 6:3-
13; 7:2; 10:13-18; 11:6,23-28); y (c) su sufrim iento, dificultades, persecu-
ción, etc. (cf. 4:7-15; 5:4-10; 11:21-33; 13:4). Pablo desarrolló pacientem en-
te estas “señales”, que son las que m arcan su autoridad apostólica, y que
estuvieron acom pañadas de las señales, prodigios y m ilagros que realizó.
Recordemos tam bién que Pablo no se refiere a las “señales” de u n apóstol
o a los fenóm enos m ilagrosos que acom pañaron su m inisterio com o una
23 E l d a tiv o in s tr u m e n ta l es g ra m a tic a lm e n te p o s ib le , p e r o c o n c e p tu a lm e n te im p ro -
b ab le. ¿ Q u é sig n ificaría d e c ir q u e el s u frim ie n to , la s a n tid a d y la h u m ild a d se lo g r a ro n “p o r
medio d e señ ales y p ro d ig io s ” ? E l d a tiv o a so c ia tiv o , q u e d e sig n a las c irc u n s ta n c ia s , p a re c e
en cajar m e jo r (cf. F . Blass y A . D e b ru n e r, A Greek GrammaroftheNew Testament[C hicago:
U n iv . o f C h ic a g o P re s s , 1961], 1 9 5 ,1 9 8 ). E l te m a im p o r t a n te es q u e P a b lo n o ig u a la las
m arcas d e l a p o sto la d o c o n lo s m ilagros, su g irie n d o q u e solamente lo p r im e r o h a c e lo ú ltim o .
193
¿Son vigentes los dones milagrosos?
24 W a y n e G r u d e m , “S h o u ld C h r is ti a n s E x p e c t M ira c le s T o d a y ? O b je c tio n s a n d
A n sw ers fr o m th e B ible” e n TheKingdomand thePower, ed. G a ry S. G re ig y K evin N . S pringer
(V e n tu ra , C A .: R e g a l, 1 9 9 3 ,6 7 ) .
25Ja m e s M o n tg o m e ry B oice, “A B e tte r W ay: T h e P o w e r o f W o r d a n d S p irit , e n Power
Religion, ed . M ic h a e l S c o tt H o r t o n (C h ic a g o : M o o d y , 1992), 126.
194
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«Si hace tiempo que mantenemos una relación sentimental con el mundo, y
nuestro marido,Jesús, despuésde una separación larga, seacerca y nos dice “te
quieroyquieroquevuelvas״. Unadelasmejoresmanerasdeprote^rnuestrarda-
dónadúlteraconelrnuridoesdecin “Realmentetúnoeresmimarido;enrealidad
no mequieres. Si no, demuéstramelo. Damealguna señal". Siésteesdmodoenel
quepedimosunaseñal,somosunageneraciónperversayadúltera. Perosinosacer-
camosaE)iosconuncorazóncontrtío,deseososdeobtenerlavindicacióndesugloria
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27Ibíd.
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O tras personas han opinado que las señales, prodigios y m ilagros en-
gendran u n espíritu triunfalista inconsecuente con el llam am ien to a sufrir
28 Ib íd . E n su lib ro The Final Word:A Biblical Response to the Case o f Tongues and Prophecy
Today (C arlisle: B a n n e r o f T r u t h , 1993), O . P a lm e r R o b e r ts o n c re a u n a d ic o to m ía in n e -
cesaría e n tr e las señ ales y la P a la b ra c u a n d o dice q u e « u n a fe fu e rte e n el p o d e r d e la v e rd a d
d e l E v a n g e lio ir á m u c h o m á s h a c ia la s a lv a c ió n d e lo s p e c a d o re s q u e u n a c o n fia n z a e n
lo m ila g ro s a m e n te d e s lu m b ra n te . E l p a tr ó n e sta b le c id o y e x p líc ito d e las E sc ritu ra s es q u e
la p r o c la m a c ió n c la ra d e la v e rd a d , m á s q u e e l h a c e r m ila g ro s , es el m é t o d o m á s e fe c tiv o
p a r a q u e el E v a n g e lio se e x tie n d a » (83). C o m o h e m o s d ic h o a n te s , n a d ie a f ir m a q u e lo s
m ila g ro s se a n m á s efe c tiv o s so te rio ló g ic a m e n te h a b la n d o q u e el m e n s a je d e la c ru z . P e r o
u n c o m e n t a r i o d e e ste ti p o n o s lle v a a c u e s tio n a r n o s t a n t o la te o lo g ía c o m o la s a b id u ría
d e p r á c tic a m e n te to d o s lo s ev a n g e lista s d e l N u e v o T e s ta m e n to , in c lu y e n d o a Je s ú s 0 n .
5:36; 10:25,37-38; 12:9-11; 14:11; 20:30-31), F e lip e (H e c h o s 8:4-8), P e d r o (9:32-43) y P a b lo
(R o . 15:18-19). M ie n tra s q u e se ría e r r ó n e o s u g e r ir q u e el e v a n g e lism o n o a c o m p a ñ a d o de
m ila g ro s es in f e rio r , n o se n o s p u e d e esc a p a r la e s tre c h a in te rre la c ió n q u e h a y e n la B ib lia
e n tr e lo s p ro d ig io s y la p a la b r a d e la c ru z . V e r e sp e c ia lm e n te “P o w e r E v a n g e lism a n d th e
N e w T e s ta m e n t E v id e n c e ” , e n The Kingdom an d the Power, e d . G a r y S. G r e i g y K e v in
S p rin g e r, 359-92: W a y n e G ru d e m , Power and Truth:A Response to the Critiques o f Vineyard
TeachingandPractice by D A . Carson,]amesMontgomery Boice, andJohn H Arm strongin “Power
Religion ” (A n a h e im : A s s o c ia tio n o f V in e y a r d C h u r c h e s , 1993), 19-28,38-47.
29 P ip e r , “S ig n s a n d W o n d e r s ”, 23.
197
¿Son vigentes los dones milagrosos?
p o r causa del Evangelio. A quellos que desean o rar para recibir milagros,
según sigue la acusación, no se to m an seriam ente la dolorosa realidad de
vivir en u n m u n d o caído. La debilidad, las aflicciones, la persecución y el
sufrim iento son una parte inevitable del Reino que «todavía no esta aquí».
Pero cuando leo el N uevo Testamento, no encuentro ningún conflicto inherente
entre las señales y el sufrimiento, y tenem os que dejar que sea el N uevo Testa-
m entó, y no cualquier telepredicador, el que de form a a nuestra postura. Lo
cierto es que Pablo no encontró incom patibilidades entre los dos, ya que
ambos caracterizan su ministerio. C om o C.K. Barret escribe, «los milagros
no eran contradictorios con la teología crucis que [Pablo] proclamaba y prac-
ticaba, ya que se realizaban no en u n contexto de éxito triunfante y prospe-
ridad, sino en m edio de las preocupaciones y los vilipendios que estaba
obligado a soportar.»30
J o h n P iper ha dicho que «el ‘aguijón’ [en la carne] de Pablo sin duda se
le clavaba con más fuerza con cada sanidad que hacia.»31 N o obstante, las
tribulaciones personales n o le llevaron a renunciar a lo m ilagroso en su
ministerio. T am poco las demostraciones sobrenaturales del poder de D ios
le llevaron a ver el m undo “color de rosa” y a ten er u n ingenuo p u n to de
vista sobre la condición hum ana. U n a vez mas, si alguien quiere probar que
las señales y el sufrim iento son incom patibles, para defender su posición
tendrá que buscar evidencias fuera de la Biblia.
(4) U n cuarto argum ento a favor del cesacionismo tiene que ver con la
finalización, cierre y suficiencia del canon de las Escrituras. Las señales,
prodigios y dones milagrosos acom pañaron y autentificaron la verdad del
Evangelio hasta que la últim a palabra de la Escritura canónica estuvo escn-
ta. E ntonces, según esta teoría, la necesidad de tales m anifestaciones de
poder divino cesó. La Biblia m ism a ha sustituido a los fenóm enos milagro-
sos en la vida de la Iglesia.
E n co n tram o s varios problem as co n este argum ento, (a) La Biblia n o
dice nada parecido. N ingún autor bíblico afirma que la Escritura escrita ha-
ya ocupado el lugar o, en cierto sentido, haya suplantado la realidad de las
señales, prodigios y demás.
(b) ¿Por qué iba a acabar la presencia del canon com pleto con la necesi-
dad de los fenóm enos m ilagrosos? Si las señales, prodigios y el po d er del
Espíritu Santo eran esenciales para dar testim onio de la verdad del Evange-
198
L a postura de la T ercera O la
lio en aquel entonces, ¿por qué no iba a serlo ahora? E n otras palabras, parece
razonable asum ir que los milagros que confirm aron el Evangelio en el pri-
m er siglo, donde quiera que era predicado, servirían igual para confirm ar el
Evangelio en los siglos posteriores, incluyendo el nuestro.
(c) Si las señales, prodigios y m ilagros eran esenciales aún cuando el
H ijo de D ios estaba físicamente presente, ¡cuanto más en su ausencia! Sin
duda, n o estam os preparados para decir que la Biblia, a pesar de toda su
gloria, puede hacer lo que Jesús no pudo hacer. Jesús pensó que era necesa-
rio utilizar los fenóm enos milagrosos del Espíritu Santo para confirm ar y
dar testim onio de su propio m inisterio. Si era esencial para él, ¡cuánto más
para nosotros!. E n otras palabras, si la gloriosa presencia del m ismísi-
m o H ijo de D ios n o excluyó la necesidad de los fenóm enos m ilagrosos,
¿cómo podem os decir que la posesión de la Biblia sí lo hace?
(5) A ú n surge o tro argum ento de la H isto ria de la Iglesia: Si los llama-
dos m ilagros o los dones del E spíritu Santo son válidos para los cristianos
de épocas posteriores a las de los apóstoles, ¿por qué estaban ausentes de la
historia de la Iglesia hasta su supuesta reaparición en el siglo XX?
(a) O p in a r que tales dones n o existían es ignorar u n gran n ú m ero de
pruebas. Tras estudiar la docum entación de la supuesta presencia de estos
dones, D . A. C arson concluye que «existen suficientes pruebas de que algu-
na form a de ‘dones carism áticos’ continuaron esporádicam ente a lo largo
de los siglos de la H isto ria de la Iglesia, de m o d o que es in ú til insistir,
basándose en la doctrina, en que todos los ejemplos son falsos o fruto de la
actividad dem oníaca o la aberración psicológica.»32
(b) Si estos dones eran esporádicos, puede que haya o tra explicación
además de la teo ría de que estaban restringidos al p rim er siglo. D ebem os
recordar que antes de la reform a protestante en el siglo X V I, el cristiano
n o rm al y co rrien te n o ten ía acceso a la Biblia en su p ro p io idiom a. La
ignorancia bíblica estaba m u y extendida. Era norm al, pues, que la gente no
199
¿Son vigentes los dones milagrosos?
«Podría relatar,porlomenos,unadocenadecasossimilares,enlosqueseñalabaa
unapersonadelasala,sintenernilamásmmimaideadequienera,odequeloque
dedaeraverdad;perocreíaqueelEspíritueraelquernemovíaahablarasí,ytan
200
L a postura de la T ercera O la
sorprendenteeramidescripción, quelaspersonasseibanylesdedanasusamigos:
“venid, vedalhombrequernehadichotodaslascosasqueheheeho;dnduda, debe
haberlo mandado Diosa mialma, o de otraforma nopodría haberdescrito mi
situación con tanta exactitud״. Ynosolamenteesto,s1noqueheconocidoocasiones
en las quelospensamientosdeloshombreshan sido reveladosdesdeelpulpito. En
oamoneshetástoapersonasdaruncodazoasusveános,porquehabían recibidoun
golpe inesperado. Y se lesha oído dearal salir: “elpredicadornoshadicho loque
estábamoshablando entre nosotrosal entrar"».34
34 Ib íd , 22 7 .
201
¿Son vigentes los dones milagrosos?
histo ria de la Iglesia no dem uestra que D ios se opusiera a su uso o que
hubiera negado su validez para el resto de la era actual. Tanto la ignorancia
teológicaacerca deciertas verdadesbíblicas como lapérdida delas bendicionesquelos
dones espintuales aportan, nopueden ni debenseratribuidas a la idea de queDios
pretendieraquetalpoderyconocimientosolamentefueranpara loscreyentesdela Iglesia
pnrmttixL
(e) Finalm ente, lo que haya ocurrido o no en la historia de la Iglesia no
es la pauta definitiva m ediante la cual juzgam os lo que deberíam os perse-
guir, p o r lo que deberíam os orar y lo que deberíam os esperar en la vida de
las iglesias de ho y . El criterio final para decidir si D ios quiere conceder
ciertos dones espirituales a su pueblo de h o y está en su Palabra. Es poco
inteligente citar la supuesta ausencia de una experiencia en particular de la
vida de u n santo del pasado de la Iglesia com o argum ento para p o n er en
duda la presente validez de esa experiencia. T am poco el éxito o el fracaso
de los cristianos en días pasados es la pauta definitiva para determ inar lo
que D ios quiere para nosotros hoy. Podem os aprender de sus errores y de
sus logros. La única pregunta realm ente im portante para nosotros y para
este tem a es: “¿qué dice la Escritura?”.
(6) Existe u n a razón m ás p o r la que perm anecí duran te años com pro-
m etido con el cesacionismo. Esta n o se basa en ningún texto en particular
ni en ningún principio teológico; no obstante, ejercía una influencia m ayor
en m i vida que las otras cinco razones. A l m encionar este hecho, no estoy
diciendo, de ninguna m anera, que los demás sean culpables de este error.
N o es una acusación; es una confesión. Estoy hablando del miedo: el m iedo
al em ocionalism o, el m iedo a lo desconocido, el m iedo al rechazo de los
que respeto y aprecio, y cuyas amistades no quería perder; el miedo a lo que
sucedería cuando abandonara el control de m i vida y mis em ociones com-
pletam ente al Espíritu Santo, el m iedo a perder el poco estatus dentro de la
com unidad evangélica que tan to m e había costado conseguir.
E sto y hablando del tip o de m iedo que m e forzaba a ten e r un a agenda
personal para distanciarm e de cualquier cosa que tuviera el peligro de reía-
d o n arm e con personas que y o creía que eran u n a vergüenza para el Cuer-
po de C risto. E ra fiel al decim oprim ero m andam iento del evangelicalismo:
«N o harás lo que los otros hacen mal». E n m i orgullo, había perm itido que
ciertos extremistas ejercieran m ayor influencia en m i m inisterio que la pro-
pia Biblia. E l m iedo a ser etiquetado o relacionado de alguna m anera con
los elem entos “poco atractivos” y “con pocos estudios” del cristianism o
contem poráneo ejercieron u n po d er pernicioso sobre m i habilidad y m i
deseo de ser objetivo al leer las Santas Escrituras. ¡Tam poco soy tan inge-
202
L a postura de la T ercera O la
n u o com o para pensar que m i entendim iento actual de las Escrituras esté
libre de influencias subjetivas! Pero estoy seguro de que al m enos el miedo,
en esta form a, ya no tiene cabida.
C oncluyendo, creo que todos los dones del E spíritu Santo son válidos
p ara la Iglesia co n tem poránea p o r tres razones: (1) La Biblia n o ofrece
pruebas de que no lo sean. Este ha sido el eje fundam ental de lo que ha
precedido hasta ahora. N o se trata solam ente de u n argum ento basado en
el silencio, pues el N u ev o T estam ento calla en cuanto a la presencia de
estos dones en la Iglesia. C om enzando con Pentecostés, y continuando a lo
largo del libro de los H echos, vemos que cuando el Espíritu era derram ado
sobre los nuevos creyentes, experim entaban la manifestación de los charts-
mata del Espíritu. N o hay nada que indique que este fenóm eno estuviera
restringido a aquellos creyentes y a aquella época. Parece, m ás bien, ser
algo com ún y extendido en la Iglesia del N uevo Testam ento. Los cristianos
de R om a (Ro. 12), C o rin to (1 C o. 12-14), Samaria (Hch. 8), Cesárea (Hch.
10), Éfeso (H ch. 19), Tesalónica (1 Ts. 5) y Galacia (Gál. 3) experim enta-
ro n los dones milagrosos y de revelación. Es difícil im aginar que los auto-
res del N uevo Testam ento pudieran haber dicho más claramente a quéiba a
parecerse este cristianism o del nuevo pacto. A sí que si los cesacionistas
quieren p ro b ar que ciertos dones de u n tip o especial han cesado, es su res-
ponsabilidad demostrarlo.
(2) El propósito final de cada don es edificar el C uerpo de C risto (1 Co.
12:7,14:3,26). N o encuentro nada en el N u ev o T estam ento, ni veo nada
en la condición de la Iglesia de cualquier época que m e lleve a creer que
hem os superado la necesidad de edificación y, p o r lo tanto, n o necesitamos
la contribución de los charismata. A dm ito abiertam ente que los dones espi-
rituales fueron esenciales en el nacim iento de la Iglesia, pero ¿por qué iban
a ser m enos necesarios o im portantes para su crecim iento c o n tin u o y su
madurez?
(3) M e vienen a la m ente tres textos. Prim era de C orintios 1:4-9 sugiere
que los dones del E sp íritu están operativos «esperando ansiosam ente la
revelación de n u estro Señor Jesucristo.» (vs. 7). Efesios 4:11-13 fecha ex-
plícitam ente la duración de los dones: serán necesarios «hasta que todos
lleguemos a la unidad de la fe y del conocim iento pleno del H ijo de Dios, a
la condición de u n h o m b re m aduro, a la m edida de la estatura de la pleni-
tu d de C risto» (vs. 13). E l objetivo o fin p o r el cual los dones cesan es el
nivel de m adurez m oral y espiritual que el cristiano individual y la Iglesia en
con ju n to solam ente conseguirán al final de la presente época. A pesar de
la controversia que todavía rodea al tem a, sigo convencido de que 1 Corin-
203
¿Son vigentes los dones milagrosos?
tíos 13:813 ־fecha el cese de los charismata en la perfección del estado eter-
no, consiguiente al regreso del Señor.
(4) C reo que estos dones han sido designados p o r D ios para caracteri-
zar la vida de la Iglesia de hoy, p o r la m ism a razón que creo en la disciplina
de la Iglesia de h o y, gobernada p o r u n núm ero de ancianos, cum pliendo
con la Santa Cena y abrigando otras prácticas y patrones ordenados explí-
chám ente en el N uevo Testam ento y que, en ningún lugar, se dice de form a
explícita que sean tem porales o que estén restringidos al prim er siglo.
(5) N o creo que el Espíritu Santo sim plem ente inaugure la nueva época
y luego desaparezca. El, ju n to con sus dones y frutos, caracteriza la nueva
era. C o m o dice D .A . Carson, «la llegada del E spíritu no está asociada sim-
plem ente con el amanecer de la nueva era, sino con su presencia, n o simple-
m ente con Pentecostés, sino con to d o el periodo desde Pentecostés hasta
el regreso de Jesús, el Mesías».35
1. El don de profecía.
204
L a postura de la T ercera O la
205
¿S on vigentes los dones milagrosos?
Este puede ser el caso de H echos 21, donde el E spíritu Santo evidente-
m ente reveló a algunos discípulos en T iro que Pablo sufriría si iba a Jerusa-
lén. Su aplicación sincera, pero equivocada, de esta revelación fue decirle a
Pablo (“m ediante el E spíritu”, vs. 4) que n o fuera, u n consejo que él des-
obedeció directamente (cf. 20:22). Tam bién mencionaré brevemente el caso
frecuentem ente tratado de A gabo y su profecía sobre la form a del arresto
de Pablo (21:11), dos elem entos que fueron erróneos: fueron los rom anos
los que apresaron a Pablo, n o los judíos [21:33; 22:29]; y lejos de que los
judíos entregaran a Pablo a los gentiles, tuvieron que salvarle de ellos a la
fuerza [21:31-36]. Los que insisten en que el don del N uevo Testam ento no
es m enos infalible que su paralelo del A ntiguo Testam ento deben explicar
aquí esta m ezcla de acierto y error. E n este p u n to , solam ente he oído que
los continuistas som os «demasiado pedantes»38 o culpables de «ser dema-
siado precisos».39*Sin em bargo, parece que los estándares estrictos que se
aplicaban en el A ntiguo Testam ento son ahora convenientem ente amplia-
dos en el N u ev o Testam ento, con la presión de u n pasaje que n o encaja en
la teoría cesacionista. ¿N o será m ás bien que la profecía del N uevo Testa-
m entó es, en ocasiones, falible y que p o r lo tanto debe ser juzgada andado-
sám ente (1 C o. 14:29; 1 Ts. 5:19-22)?
A unque la profecía del N uevo Testam ento no conlleva de form a intrín-
seca autoridad divina, es em inentem ente aprovechable y debe ser valorada
(1 C o. 14:1,39,1 Ts. 5:20). Para m uchos, el hecho de que las m anifestado-
nes proféticas del N uevo Testam ento n o posean la m ism a autoridad divina
intrínseca que la profecía del A ntiguo T estam ento, hace que la prim era se
convierta en insignificante, que n o sirva para la edificación. La respuesta
se encuentra com parando el d o n de profecía con el d o n de enseñanza.
C uando las personas ejercen el don espiritual de la enseñanza, su minis-
terio tiene sus raíces en la Revelación divina (la Biblia) y se sostiene p o r el
38 G a ffin , Perspectives, 66
39R o b e r ts o n , TheFinal Word, 114. B ria n R a p sk e {TheBook ofA as and Paul in Roman
Custody, v o l. 3 d e TheBookofActs in ItsFirst CenturySetting[G ra n d R apids: E e rd m a n s, 1994],
409-10) n o s p id e q u e c re a m o s q u e Ι ο ί re la to s d e l a r r e s to e n H e c h o s 21:27-33 s o n u n a
v e r s ió n c o n d e n s a d a . L a v e r s ió n s u p u e s ta m e n te c o m p le ta h a b r í a in c lu id o lo s d e ta lle s
c o n c e r n ie n te s a c ó m o P a b lo c a y ó e n m a n o s d e lo s r o m a n o s . P e r o , ¿es in te lig e n te b a s a r
n u e s t r o p u n t o d e v is ta e n lo q u e L u c a s no d ijo ? S in d u d a , L u c a s e s ta b a a l t a n t o d e la
c o n tr a d ic c i ó n q u e h a b ía e n s u r e la to e s c r ito e n tr e la p r o f e c ía y s u “c u m p l im ie n t o ” .
¿ D e b e m o s c r e e r q u e p u d o h a b e r e lim in a d o fá c ilm e n te e sta c o n fu s ió n , p e r o q u e n o q u is o
h a c e rlo ? T a m b i é n , la s u g e re n c ia d e q u e 2 8 :1 7 se re fie re a l c u m p l im ie n t o d e la p r o f e c ía
d e A g a b o es u n a su p o s ic ió n e r r ó n e a : P a b lo d e s c rib e c ó m o le tr a n s f ie r e n “fu e r a d e ” (ek)
J e r u s a lé n p a r a h a c e rle c o m p a r e c e r a n te e l siste m a ju d ic ia l r o m a n o d e C e sá re a (23:12-35),
y n o lo s h e c h o s a so c ia d o s c o n la e s c e n a d e la t u r b a e n 21:27-36.
206
L a postura de la T ercera O la
Espíritu Santo. T odos adm itim os que tal enseñanza edifica a la Iglesia, aun-
queel maestroseequivoqueen ocasioneso tengaalgún error. Lo que dice el maestro
tiene autoridad divina solamente en u n sentido secundario, p o r derivación.
La enseñanza no tiene una autoridad divina intrínseca; solam ente la Biblia
la tiene. A l igual que con el don de profecía, en toda enseñanza se incluye la
Revelación (el texto bíblico), la interpretación y la aplicación. Solamente
la Revelación es infalible. El m aestro puede m alinterpretar o aplicar erró-
neam ente la Palabra de Dios, infalible y libre de error. Pero no rechazamos
el do n espiritual de la enseñanza sim plem ente porque el m aestro a veces (o
incluso con frecuencia) se pueda equivocar.
La profecía, no m enos que la enseñanza, está sustentada p o r el Espíritu
y basada en la R evelación de D ios. D e algún m odo, m ás allá del sentido
ordinario de la percepción, D ios revela algo a la m ente del profeta, algo que
n o está en las E scrituras (pero nu n ca c o n tra rio a las E scrituras). Ya
que D ios nu n ca se equivoca, sabem os que esta revelación es verdadera y
libre de error. Pero el don de profecía no garantiza la transmisión infalible de
tal revelación. El profeta pued epercibir la revelación imperfectamente, pue-
de entenderla imperfectamente y consecuentemente, puede comunicarla im-
perfectam ente. P o r eso, Pablo dice que vem os com o en u n espejo, velada-
m ente (1 C o . 13:12). E l d o n de profecía puede acabar en profecía falible,
igual que el d on de enseñanza puede resultar en enseñanza falible. P o r lo
tan to , si u n a enseñanza (don que puede ser falible) puede edificar y cons-
tru ir la Iglesia, ¿por qué n o puede ser buena la profecía para la edificación
(ver 1 C o . 14:3,12,26), aun cuando am bos dones n o estén exentos de la
imperfección hum ana y necesiten ser exam inados?
La exactitud de las manifestaciones proféticas variarán en proporción a
la intensidad del d o n y de la fe del que hable. E n R om anos 12:6 (uno debe
profetizar “en p ro p o rció n a la fe”), Pablo parece estar diciendo que «algu-
nos que ten ían el d o n de la profecía ten ían un a m ay o r m edida de fe (es
decir, una confianza o seguridad de que el E spíritu Santo obraría o estaba
o b ran d o p ara tra e r la revelación que sería la base de la profecía)».40 E n
otras palabras, siem pre habrá grados m ayores y m enores de habilidad pro-
fética y, consecuentem ente, grados m ayores y m enores de precisión profé-
207
¿Son vigentes los dones milagrosos?
tica (la cual, según parece razonable asum ir, variará dependiendo de las
circunstancias personales). P o r lo tanto, el profeta debe hablar en propor-
ción a la seguridad y confianza de que lo que habla procede verdaderamen-
te de Dios. Los profetas n o deben hablar más allá de lo que D ios ha reve-
lado; deben ten er cuidado y n o hablar nunca según su propia autoridad o
sus propios recursos.
El contenido principal de la m ayoría de m anifestaciones proféticas se
define p o r el efecto que produce. Las m anifestaciones proféticas pueden
edificar, exhortary consolar (1 Co. 14:3). Pueden convencer, cuando los secretos
del corazón del pecador quedan al descubierto (14:24-25). Pueden enseñar (14:31).
Pueden, en ocasiones, ofrecer dirección para el ministerio (Hechos 13:1-3),
contener advertencias (21:4,10-14) o presentar oportunidades. Incluso pueden
identificare impartirdonesespirituales (1 Ti. 4:14).
T o d o el m inisterio profético debe estar sujeto a la supervisión y direc-
ción del liderazgo pastoral. Frecuentem ente, una persona con don proféti-
co recibirá la revelación con tal claridad y p o d er espiritual que su pasión
p o r p ro fetizar será m ás fuerte que su paciencia. U n p ro feta puede estar
tentado a extraer la conclusión de que la dinám ica sobrenatural de la expe-
rien d a reveladora, en la que él o ella oye la voz de D ios sin mediadores, está
exenta de la gula bíblica para la com unicaáón y el m inisterio en el C uerpo
de C risto. Esta creencia solo puede llevar al desastre.
E l hech o de que en ningún tex to del N u ev o T estam ento se describa a
los profetas con autoridad eclesial está relacionado co n este principio. El
liderazgo de la Iglesia es responsabilidad de los ancianos. El N uevo Testa-
m en tó n u n ca dice «estad sujetos a los profetas», sino «estad sujetos a los
ancianos» (1 P ed ro 5:5; cf. H e. 13:17). P ablo n o fue de ciudad en ciudad
ordenando profetas, sino ancianos (Hechos 14:23; 20:17; 1 T i. 5:17, T ito
1:5; cf. 1 Pedro 5:2). M ientras que es bueno que algunos ancianos/pastores
tengan dones proféticos, éste n o es u n requisito para ostentar u n cargo de
liderazgo. Los ancianos deben ser «aptos para enseñar» (1 Ti. 3.2), no aptos
para profetizar.
a lu d e al c o n te x t o d e la fe (a u n q u e e n R o m . 10:8 es d u d o s o ). C o n c lu y e q u e «G á la ta s 1:23,
R o m a n o s 10:8 y F ilip en ses 1:27 su g ieren q u e P a b lo u tiliz a hepistisp a ra d e n o ta r el c o n te n id o
d e la c r e e n c ia c ris tia n a , y q u e e stá p e n s a n d o e n la s u s ta n c ia y e s t r u c tu r a d e l E v a n g e lio .
E s to sig n ific a q u e e n R o m a n o s 12:6 b , la p r o f e c ía es (1) lle v a d a a la ó r b i t a d e la p ro c la -
m a c ió n d e l E v a n g e lio y (2) su je ta a l e s tá n d a r o fre c id o p o r el c o n te n id o d e l m en saje» (61).
N o o b s ta n te , si é ste fu e r a e l s ig n ific a d o al q u e P a b lo e s tá a p u n ta n d o , se t r a ta r ía d e u n
u so e x c e p c io n a lm e n te r a r o d e pistis.
208
L a postura de la T ercera O la
41 E s to y e n d e u d a c o n J o h n P ip e r p o r esta s o b s e rv a c io n e s s o b r e la p r o f e c ía y la g uía.
T o d a s la s c u rs iv a s e n lo s te x t o s b íb lic o s c ita d o s e n e sto s p á r r a f o s h a n s id o a ñ a d id a s.
42 E s to n o q u ie r e d e c ir , n o o b s ta n te , q u e P a b lo n u n c a e s tu v ie ra g u ia d o e n su s viajes
p o r re v e la c ió n d iv in a (v e r H e c h o s 16:6-10), n i ta m p o c o q u ie re d e c ir q u e D io s n u n c a h a g a
lo m i s m o c o n n o s o tr o s .
209
¿Son vigentes los dones milagrosos?
2 . Dones de sanidades
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L a postura de la T ercera O la
45Ibíd.
211
¿Son vigentes los dones milagrosos?
212
L a postura de la T ercera O la
3. El don de lenguas
a. El p ro p ó s ito de o r a r e n el E s p íritu
48 V e r F r a n k D . M a c c h ia , “ S ighs T o o D e e p ׳f o r W o r d s : T o w a r d s a T h e o lo g y o f
G lo s s o la lia ” , / / >r 1 (1992): 66-67.
213
¿Son vigentes los dones milagrosos?
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L a postura de la T ercera O la
215
¿Son vigentes los dones milagrosos?
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L a postura de la T ercera O la
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
E n p rim er lugar, si las lenguas son siem pre u n idiom a extranjero, pre-
tendiendo ser u n a señal para los n o creyentes: ¿por qué las lenguas de He-
chos 10 y 19 se hablan en presencia de creyentes? Pensem os tam bién que
Pablo describe «diversas clases de lenguas» en 1 C orintios 12:10. Es poco
probable que quisiera decir diversos idiomas hum anos porque: ¿quién hu-
biera dicho que todas las lenguas eran solamente u n lenguaje hum ano, como
el griego, el hebreo o el alemán? Sus palabras sugieren que existen diferen-
tes clases de glosolalia, que p o d ría ser al m enos u n c o n ju n to de idiom as
hum anos y de lenguas angelicales.
Leemos en 1 C orintios 14:2 que el que habla en lenguas «no habla a los
hom bres, sino a Dios». Pero, si las lenguas siem pre son idiomas hum anos,
Pablo com ete una equivocación, ¡ya que el idiom a hum ano sirve para «ha-
blar a los hombres»! Es más, dice que cuando u n o habla en lenguas, «nadie
lo entiende». P ero si las lenguas fueran idiom as hum anos, m uchos las ha-
brían entendido, com o hicieron el día de Pentecostés (Hechos 1:8-11). Esto
sería especialmente cierto en C orinto, una ciudad portuaria cosm opolita y
políglota, frecuentada p o r gentes de m uchos dialectos.
Si las lenguas siem pre eran idiom as hum anos, entonces el don de inter-
pretación n o requeriría la manifestación, obra o presencia del Espíritu San-
to . C ualquiera que hablara varios idiom as, com o el m ism o Pablo, podía
interpretar lenguas en virtud de su talento.
E n 1 C o rin tio s 13:1, P ablo se refiere a «las lenguas hum anas y angéli-
cas». A u n q u e puede estar utilizando un a hipérbole, es igual de probable
que se esté refiriendo a dialectos celestiales o angélicos, p o r los cuales se
manifiesta el Espíritu Santo. G ordon Fee50cita unas fuentes judías antiguas
donde se ve la creencia de que los ángeles ten ían sus p ro p io s lenguajes
celestiales y que, p o r m edio del Espíritu, u n o podía hablar con ellos.
A lgunos dicen que la referencia en 1 C orintios 14:10-11 aid io m ash u -
m anos extranjeros dem uestra que toda la glosolalia se com pone tam bién
de idiom as hum anos. P ero la analogía consiste en que las lenguas funcio-
nan como idiomas extranjeros, no que las lenguas sean idiomas extranjeros.
Su idea es que el oyente n o puede entender las lenguas sin interpretación, al
igual que n o puede entender u n idiom a extranjero. Si las lenguas fueran
idiomas extranjeros, n o haría falta una analogía.
La frase de Pablo en 1 C orintios 14:18 «hablo en lenguas más que todos
vosotros» es una prueba de que las lenguas n o son idiomas extranjeros. Co-
m o apunta W ayne G rudem , «si fueran idiomas extranjeros conocidos, que
218
L a postura de la T ercera O la
los extranjeros pudieran entender, com o en Pentecostés, ¿por qué iba Pa-
blo a usarlos en privado, cuando nadie le iba a entender, en lugar de hacerlo
en la iglesia, donde los visitantes extranjeros podían entenderlo?»5152Final-
m ente, si las lenguas siem pre son idiom as hum anos, entonces la frase de
Pablo en 14:23 no siem pre es verdad. C ualquier creyente que conociera la
lengua que se estaba usando no pensaría que “estaban locos”, sino que
pensaría que se tratab a de u n grupo de personas cultas.
M e gustaría finalizar la conclusión sobre el tem a de las lenguas con u n
apunte personal, sim plem ente para decir que encuentro este don de pro-
funda ayuda en m i vida de oración. Solamente me ha servido para profun-
dizar en m i intim idad con el Señor Jesucristo y para adorar con m ás entu-
siasmo y alegría. A pesar de las caricaturas, orar en el espíritu no disminuye
nuestra capacidad de pensam iento racional o de com prom iso con la auto-
ridad de la Palabra escrita de Dios.
D. Riesgos
219
¿Son vigentes los dones milagrosos?
cia es elevar a los que tien en dones m ás visibles, que son un a m uestra de
p o d er sobrenatural. Q uizás la respuesta más eficaz es recordar constante-
m ente la reprensión de Pablo a los corintios (1 C o. 4:7): «Porque, ¿quién te
distingue? ¿Qué tienes que no recibiste? Y si lo recibiste, ¿por qué te jactas
com o si n o lo hubieras recibido?».53
(3) Finalmente, siempre debemos cuidar que el enfoque central de nuestra
búsqueda espiritual sea A quel que los da, y n o los dones en sí m ism os.
P rim ero y principalm ente n o buscam os los dones, sino que buscam os a
Dios. N o obstante, a aquellos ham brientos de po d er y dones del E spíritu
Santo y o les digo: «¡Magnífico! ¡Que Dios os bendiga!» N o olvidemos que,
a las m ism as personas que abusaban de los dones espirituales, ¡Pablo les
dice que deben estar dispuestos y entusiasm ados para ten er más! P o r u n
lado, les dice: «Herm anos, no seáis niños en la m anera de pensar; más bien
sed niños en la malicia, pero en la m anera de pensar, sed m aduros» (1 C o.
14:20). P o r o tro lado, a estas mismas personas, les dice: «Procurad alcanzar
el am or, pero tam bién desead ardientem ente los dones espirituales, sobre
todo que profeticéis» (14:1). Y de nuevo: «Yo quisiera que todos hablarais
en lenguas, pero aún más que profetizarais» (14:5). Y un a vez más: «puesto
que anheláis dones espirituales, procurad abundar en ellos para la edifica-
ción de la Iglesia» (14:12). Y una vez m ás todavía: «anhelad el profetizar, y
no prohibáis hablar en lenguas» (14:39).54
53 A n te s d e c o n d e n a r d e m a s ia d o r á p id o a lo s c o r i n ti o s , h a r ía m o s b ie n e n a c e p ta r la
o b s e r v a c ió n d e P a c k e r d e q u e « m u c h a s iglesias e n la a c tu a lid a d m a n t ie n e n e l o r d e n
s im p le m e n te p o r q u e está n d o rm id a s, y e n algunas n o s te m e m o s q u e ese s u e ñ o es la m u e rte .
¡N o es d ifíc il q u e e n u n c e m e n te r io h a y a o rd e n ! L a c a r n a lid a d re a l y d e p lo r a b le y la
in m a d u r e z d e lo s c r is tia n o s d e C o r i n t o , a q u ie n e s P a b lo c e n s u r a t a n f u e r te m e n te e n la
c a rta , n o n o s im p id e v e r q u e e s ta b a n d is f r u ta n d o d e l m in is te r io d e l E s p ír itu S a n to d e u n
m o d o e n e l q u e h o y n o lo h a c e m o s » (Keep in Step with the Spirit, 249)
54 E l v e r b o zeloute (“d e s e a r a r d i e n te m e n te ”) e n 12:31 p r e s e n ta u n a a m b ig ü e d a d gra-
m a tic a l. U n a m i n o r í a c re e q u e es in d ic a tiv o y , p o r lo t a n t o , u n a fra se q u e c a r a c te r iz a el
c o m p o r ta m ie n t o d e lo s c o r in tio s (“ deseáis ardientemente lo s m e jo re s d o n e s ”). P e r o e sta
p o s t u r a se e n c u e n t r a c o n e l in c o n v e n ie n te d e q u e , e n 14:1 y 3 9, zeloute es c la r a m e n te
im p e ra tiv o . E s difícil c re e r q u e el m ism o v e rb o , c o n la m ism a f o r m a y e n el m is m o c o n te x to
c a m b ie ta n ra d ic a lm e n te d e m o d o v e rb a l e n esta o c a sió n e n p a r tic u la r (G illesp ie, The First
Theologians, 126). P o r lo ta n t o , es c o m p le ta m e n te b íb lic o q u e d e se e m o s y o re m o s p o r el
r e p a r to d e d o n e s e s p iritu a le s a d ic io n a le s (14:13), e so sí, e s ta n d o s ie m p re s u je to s a lo s
p r o p ó s ito s so b e r a n o s d e l E s p ír it u S a n to (12:11).
220
Una respuesta cesacionista
a C. Samuel Storms
Richard B. Gaffin, Jr.
223
¿Son vigentes los dones milagrosos?
224
U na respuesta de la postura abierta, pero cautelosa a c . samuel storms
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
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U na respuesta de la postura abierta, pero cautelosa a c . Samuel storms
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U na respuesta de la postura abierta, pero cautelosa a c . samuel storms
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
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U na respuesta de la postura abierta, pero cautelosa a c . samuel storms
de SIDA del m ism o m odo que Jesús sanó a los leprosos de su día (como se
deduce de la cita de Deere).
7. F inalm ente, en cuanto al d o n de lenguas, n o veo que la frase del
apóstol de que las lenguas son una señal para los no creyentes esté hablan-
do solamente «del resultado negativo de u n abuso particular de las lenguas...»
C reo que es difícil asegurar de form a precisa lo que Pablo quiso decir con
esas palabras. P ero lo que está claro es que enseña algo sobre el propósito
divino de las lenguas y n o sim plem ente el resultado de su abuso. La teolo-
gía y la práctica de las lenguas de los continuistas necesita abarcar el sign i-
ficado de esta frase de un a form a más com pleta.
E sto nos lleva al aspecto del debate del d o n de lenguas que más m e
preocupa. D e varias m aneras se ha dicho que la función principal de las
lenguas era la edificación personal, especialmente en el tiem po de oración
personal y la vida devocional. D icen que la obra intercesora del Espíritu de
R om anos 8:26-27 incluye lenguas. C o m o he explicado más extensam ente
en m i ensayo, es difícil ver en las Escrituras el énfasis del p ropósito de las
lenguas. E n prim er lugar, la enseñanza de Pablo sobre la ayuda del Espíritu
en la oración (R om anos 8) ciertam ente se aplica a todos los creyentes. Si
esto significa hablar en lenguas, entonces todos los creyentes deberían ha-
blar en lenguas. T oda la teoría de Storm s, de que las lenguas aportan «paz y
gozo» (pág. 213), son «profundam ente útiles., en nuestra vida de oración»,
y «para pro fu n d izar en nuestra intim idad con el Señor Jesucristo», incre-
m en tan n u estro celo en la alabanza (pág. 214), y nos equipan m ejor
para m in istrar a o tro s (pág. 213), sugiere que las lenguas son, sobre todo,
para el crecim iento espiritual personal.
T o d o esto es b astante co n trario a la n aturaleza de las lenguas com o
u n o de los «dones espirituales» que, según la Escritura, son para la edifica-
ción de la com unidad en p rim er lugar, y n o para la edificación personal, y
que se distribuyen entre los creyentes de form a que n o a todos se les da el
m ism o don, es decir, que n o todos tienen el d o n de lenguas (1 C o. 12:30).
El últim o p u n to habla especialm ente en contra de la idea de que el propó-
sito de las lenguas es el crecim iento personal, ya que sin duda los medios de
G racia que D ios da a sus hijos para que crezcan en su relación con Él son
iguales para todos.
E l deseo de los continuistas de ex p erim en tar to d o lo que D ios tiene
para nosotros com o individuos y ver la m anifestación de su gloria en este
m undo oscuro actual es encomiable. P ero la form a en la que norm alm en-
te tratan el tem a de los dones m ilagrosos en la actualidad, en m i opinión,
no se puede sostener de form a coherente. T anto la Escritura com o la expe-
231
¿Son vigentes los dones milagrosos?
232
Una respuesta pentecostal/carism ática
a C. Samuel Storms
Douglas A. Oss
233
¿Son vigentes los dones milagrosos?
para vosotros y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos, para tantos
com o el Señor nuestro D ios llame» (Hechos 2:39). E n segundo lugar, debe-
mos perm itir que Lucas explique el cum plim iento de la historia de la reden-
ción usando sus propios conceptos, y no im poner la teología de Pablo sobre
Lucas-Hechos. La armonización llegará cuando entendamos las diversidades
ordenadas p o r Dios, y el desarrollo del escrito lucano enfatiza el poder caris-
mático del Espíritu. Analizar una narración buscando encontrar un lenguaje
epistolar es hermenéuticamente incorrecto.
3. Basándose en parte en su opinión de que el N uevo Testam ento no res-
palda el Bautismo del Espíritu pentecostal, Storms asegura que las posteriores
experiencias de “ser llenos del Espíritu” «no se refieren tanto a una experiencia
espectacular o decisiva, sino a una apropiación diaria» (págs. 179-180). Aunque
los pentecostales no negamos que el Bautismo en el Espíritu es una experien-
cia definitiva que deja las cosas resueltas para siempre, tam poco nos confor-
mamos con una simple descripción de una dotación de poder, ya sea la prime-
ra experiencia o una experiencia posterior (por ejemplo, Hechos 2:4ss.; 4.31),
que la describa diciendo que no llega a ser algo espectacular o decisivo. Consi-
deremos solamente unas frases de Hechos: «éstos n o están borrachos, com o
vosotros suponéis» (Hechos 2:15); la m ultitud reunida «se desconcertó», y es-
taban «asombrados y perplejos» (2:6-7,12); «Después que oraron, el lugar donde
estaban reunidos tem bló, y todos fueron llenos del Espíritu Santo y hablaron
la palabra de Dios con valor» (4:31). Esto, junto con la naturaleza de las mam-
festaciones que tuvieron lugar en C orinto, lleva a los pentecostales a definir la
dotación en térm inos más dramáticos que el D octor Storms. Es más, la expe-
rienda inaugural que nos introduce en el reino del poder del Espíritu Santo es
m u y intensa, dram ática y decisiva. N o s abre la puerta, pero n o resuelve las
cosas de form a definitiva. El D r. Storms tiene razón al enfatizar la necesidad
de buscar a Dios cada día y buscar la presencia y el poder de su Espíritu Santo.
Basándonos en las evidencias de la historia de la redención, existe u n
sólido fundam ento bíblico para entender la dotación de poder com o un a
obra del E spíritu distinta a la regeneración y la santificación. La visión de
Storm s del N u ev o Testam ento le lleva a coincidir con este principio, aun-
que sus definiciones sean algo diferentes a las mías (págs. 179-184). Dejan-
do a u n lado la term inología, su argum ento es persuasivo debido a que la
realidad de las experiencias regulares de poder espiritual en la vida cristiana
son diferentes a las de la regeneración o la santificación.
4. Sobre el cesacionismo, solam ente quiero decir “A m én” a to d o lo que
Storm s ha escrito. A nim ará a los que ya están de acuerdo con él y persuadí-
rá a m uchos que aún no lo están.
234
Capítulo 4
LA POSTURA
PENTECOSTAL/CARISMÁTICA
D ouglas A . Oss
La postura pentecostal/carismática
Douglas A. Oss
A. Introducción
1P o r e je m p lo , el te m a d e la r e u n i ó n a n u a l d e 1989 d e l G r u p o d e T e o lo g ía E v a n g é lic a
d e la S o c ie d a d d e L i t e r a tu r a B íb lic a , fu e s o b r e lo s d o n e s e s p iritu a le s y lo s m ila g ro s . E n
la m e s a se h iz o e v id e n te u n a b a n d o n o g e n e ra l d e l c e s a c io n is m o .
2 W a y n e G ru d e m , The Gift ofProphecyin 1 Corinthians (W ash in g to n , D .C .: U n iv . P ress
o f A m e ric a , 1982); TheGift ofProphecy in theNew Testamentand Today (W e stc h e ste n C ro s-
sw ay , 1988); D .A : C a rs o n , ShowingtheSpirit:Ä TheologicalExposition of1 Corinthians 12-14
( G r a n d R a p id s : B a k e r, 1987); J a c k D e e r e , Sorprendido por el Espíritu Santo, M ia m i, E d
C a ris m a , 1996.
237
¿Son vigentes los dones milagrosos?
3 S e ría im p o s ib le r e c o g e r e n u n p ie d e p á g in a la s m ile s d e d is c u s io n e s q u e h e te n i-
d o c o n c o le g a s a lo la r g o d e lo s a ñ o s . M is o p in io n e s se h a n id o f o r m a n d o e n u n a
c o m u n id a d d e m in is tr o s y e s tu d io so s p e n te c o sta le s, e s p e c ia lm e n te m is e stim a d o s colegas
d e la F a c u lta d d e l C e n t r a l B ib le C o lle g e , e n e l p a s a d o y e n e l p re s e n te . Si e ste e n s a y o
c o n s ig u e h a c e r a lg u n a c o n tr ib u c i ó n p o s itiv a a este d e b a te , e l m é r it o es s u y o . Y y o s o y el
c u lp a b le d e t o d o s lo s d e fe c to s q u e la c o n tr ib u c i ó n p u e d a t e n e r .
238
LA POSTURA PENTECOSTAL/CARISMÁTICA
La prim era objeción que norm alm ente surge en to m o a la teología pen-
tecostal es el énfasis que hace en la obra del E spíritu y el poder que éste da
a los creyentes conposterioridadal momento de la salvación. Los oponentes al
pentecostalism o suelen describir erróneam ente este énfasis com o una teo-
logia de “segundas bendiciones” o de “segundas experiencias” .4 Los que
así se pronuncian están defendiendo la enseñanza bíblica de que el creyen-
te recibe el Espíritu en la salvación, y están rechazando lo que para ellos es
una visión equivocada de la eficacia de la salvación. M uchos piensan, equi-
vocadam ente, que el pentecostalism o niega el E spíritu a los creyentes no
pentecostales. Según tengo entendido, n ingún pentecostal sostiene que el
E spíritu no se reciba en la salvación (¡esto iría en contra de las Escrituras!).
Los que creen en C risto tam bién tienen el Espíritu en su interior; si alguien
4 Se h a c e n e c e s a r io a h o r a d is tin g u ir e n tr e lo s p e n te c o s ta le s y lo s p e n te c o s ta le s d e la
s a n tid a d . L o s p e n te c o s ta le s d e lo s M o v im ie n to s d e s a n tid a d se c a ra c te riz a n p o r e n fa tiz a r
las « se g u n d a s e x p e rie n c ia s » y s o n h e r e d e r o s te o ló g ic o s d e lo s a v iv a m ie n to s d e s a n tid a d
d e W esley d el siglo X IX (cf. D .W . D a y to n , TheologicalRoots ofPentecostalism[G ra n d R apids,
Z o n d e r v a n , 1987], 35-60). E n la tr a d ic i ó n d e l p e n te c o s ta lis m o d e la s a n tid a d la sa n tifi-
c a c ió n se v e c o m o u n a e x p e rie n c ia d e f in itiv a p o s t e r i o r a la c o n v e r s ió n , q u e lle v a a la
sa n tific a c ió n to t a l y a la e rr a d ic a c ió n d e la n a tu r a le z a p e c a m in o s a ; y a c o n tin u a c ió n , u n o
re c ib e e l B a u tis m o e n e l E s p ír it u S a n to . E s ta s r a m a s s o n m á s p e q u e ñ a s q u e o tr a s tr a d i-
c io n e s p e n te c o sta le s n o -w e sle y a n a s. S e a m o s co n sc ie n te s d e q u e e n n u e s tr o d e b a te v a m o s
a u s a r “p e n te c o s ta l” y “p e n te c o s ta l d e la sa n tid a d ” c o m o té r m i n o s d is tin to s . L o s g ru p o s
p e n te c o s ta le s (p o r e je m p lo , la Ig lesia d e C r is to y las A sa m b le a s d e D io s ) , a p e s a r de e s ta r
e n o r m e m e n te in f lu e n c ia d o s e n a lg u n o s a sp e c to s p o r lo s a v iv a m ie n to s d e sa n tid a d d e l si-
g lo X I X , s o n m á s p a re c id o s te o ló g ic a m e n te a la p o s t u r a d e lo s e v a n g é lic o s r e f o r m a d o s
e n c u a n to a la s a n tific a c ió n y a las “s e g u n d a s e x p e rie n c ia s ”. C f. E .L . W a ld v o g e l,
“T h e O v e rc o m in g L ife: A S tu d y o f th e R e fo rm e d E v an g elical O rig in s o f P e n te c o s ta lis m ”
(P h . D . d iss., U n iv e rs id a d d e H a r v a r d , 1977), 1 -7 ,2 5 ,passim. L as c o n c lu s io n e s d e D a y to n
s o n d e m a s ia d o g e n e ra le s e n c u a n to al p e n te c o s ta lis m o y al e v a n g e lic a lism o m á s a m p lio ,
p u e s r e c o g e n q u e la m a y o r in f lu e n c ia d e l p e n te c o s ta lis m o fu e e l m e t o d is m o d e las “se-
g u n d a s e x p e rie n c ia s ” ( p o r e je m p lo , el M e to d is m o n o e r a u n m o v i m i e n to q u e p re d ic a ra
s o lo las “s e g u n d a s e x p e rie n c ia s ”). M u c h o s d e lo s p r i m e r o s líd e re s d e la s A s a m b le a s d e
D io s e ra n d e o tra s tra d ic io n e s. E l m ás im p o r ta n te fu e E u d o ru s N . Bell, el p r i m e r p re s id e n te
d e l C o n s e jo G e n e ra l d e las A sa m b le a s d e D io s y a n tig u o p a s to r b a u tis ta {Southern Baptist).
E s im p o s ib le m e d i r s u in f lu e n c ia , p e r o c ie r ta m e n te n o fu e s u p e r a d o p o r n in g u n a o t r a
p e r s o n a e n su é p o c a . C o m o b re v e e je m p lo , c o n s id e re m o s o tr o s d o s , J .W . W e lc h (te rc e r
p r e s id e n te d e l C o n s e jo G e n e r a l d e la s A s a m b le a s d e D io s , d e s d e 1915 a 1920) y D . W .
K e r r (f u n d a d o r in f lu y e n te y p a s to r), a m b o s p a s to re s d e la A lia n z a C r is tia n a y M is io n e ra
q u e tr a je r o n co n sig o las tra d ic io n e s re fo rm a d a s d e A .B . S im p so n y R . A . T o r r e y . W ald v o g e l
es m á s p re c is o al d e s c r ib ir las c o r r ie n te s te o ló g ic a s ev a n g é lic a s q u e in f lu y e r o n e n el P e n -
te c o s ta lis m o y a l id e n tif ic a r las d o c tr in a s d o n d e esas in flu e n c ia s se e n r a iz a r o n d e n tr o d e l
m o v i m i e n to (cf. p o r e je m p lo , “T h e ‘O v e r c o m i n g L ife 22-43 ,”) ׳.
239
¿Son vigentes los dones milagrosos?
240
la postura Pentecostal/ carismática
8 P ro b a b le m e n te d e b id o a la in flu en cia d e A .B . S im p so n , R . A . T o r r e y y su s co m p añ e ro s.
9 E n las tra d ic io n e s p en te c o sta le s d e lo s m o v im ie n to s d e sa n tid a d , el re q u is ito n ecesario
p a r a e l B a u tis m o e n e l E s p ír it u S a n to es la s a n tific a c ió n p le n a .
10 S i las e x p e rie n c ia s d e H e c h o s 2 s o n ir r e p e tib le s p a r a ese g r u p o d e g e n te , ¿ p o r q u é
te n e m o s 4:31? Ig u a lm e n te , si e l le n g u a je e n H e c h o s 2 d e s c rib e la sa lv a c ió n , ¿ q u ie re e so
d e c ir q u e e n 4 :3 1 a q u e llo s c r e y e n te s se v u e lv e n a sa lv a r? O t r o p u n t o a c o n s i d e r a r e s e l
s ig u ie n te : 4:31 ti e n e el m i s m o v e r b o y b á s ic a m e n te la m is m a s in ta x is q u e 2 :4 . A m í m e
241
¿Son vigentes los dones milagrosos?
efesios a estar “llenos [continuam ente] del Espíritu” (Ef. 5:18) y a los corin-
tíos a profetizar, sanar, hablar en lenguas, etc. (1 C o. 12-14). Así, el tem a
sobre la legitim idad de las experiencias extra-conversión se reduce a anali-
zar de qué tip o de experiencias se trata (es decir, deja a u n lado la cuestión
de si hay otras experiencias después de la salvación). P ara co n stru ir un a
teo ría pentecostal del tem a, ahora nos centram os en u n estudio bíblico
teológico de la obra del Espíritu, incluyendo consideraciones acerca de las
diferencias entre las presentaciones de Pablo y de Lucas.11
p a re c e q u e si L u c a s e s tu v ie ra p r e o c u p a d o p o r d is tin g u ir e n tr e la n a tu r a le z a d e a m b o s
a c o n te c im ie n to s , n o lo s h a b ría d e sc rito u tiliz a n d o u n lenguaje id é n tic o . P e ro L ucas n o p re-
te n d e d is tin g u ir e s to s h e c h o s . M á s b ie n , e n 4:31 e stá p r e s e n ta n d o m á s d e la o b r a q u e el
E s p ír itu y a h a re a liz a d o : u n g ir c o n p o d e r e s p iritu a l.
11 L as d o s o b ra s d is tin ta s d e l E s p ír itu e ra n u n asp ecto c o m ú n de las p rim e ra s ap o lo g ías
d e l P e n te c o s ta lism o , p e r o na d ie e la b o ró u n a m e to d o lo g ía d e m a n e r a c o h e re n te y ex p líc ita
e n lo s p r i m e r o s a ñ o s d e l m o v i m i e n to (cf. G a r y B. M c G e e , “E a r l y P e n te c o s ta l H e r m e -
n e u tic s”, e n InitialEvidence, G. M c G e e , de. [P e a b o d y , M ass.: H e n d ric k s o n , 1991], 96-118).
F u e el d o c t o r A n t h o n y D . P a lm a q u ie n , c o m o e s tu d ia n te u n iv e r s ita r io e n lo s a ñ o s 60 y
p rin c ip io s d e lo s 70, d e sa rro lló las ev id en cias bíb lico -teo ló g icas d e fo r m a sistem ática y seria
( la m e n ta b le m e n te p a r a e l m u n d o a c a d é m ic o , s u tr a b a jo a ú n n o h a s id o p u b lic a d o ). S u
e s tu d io d e ta lla d o y c u id a d o s o d e m o s tr ó ta n t o las d is tin c io n e s d e l A n tig u o T e s ta m e n to
e n tr e las d o s o b r a s f u n d a m e n ta le s d e l E s p ír it u S a n to c o m o las d iv e rs id a d e s e n la p n e u -
m a to lo g ía d e P a b lo y d e L u cas. L ó g ic a m e n te , e n su s c o n fe re n c ia s s o b re la d ife re n c ia e n tr e
e l é n fa sis p a u li n o d e la “tr a n s f o r m a c i ó n i n t e r i o r ” y el é n fa sis lu c a n o e n “la d o ta c i ó n d e
p o d e r ” p u s o lo s c im ie n to s p a r a lo s p o s te r io r e s e stu d io s p e n te c o s ta le s s o b r e este te m a . E l
m a te r ia l q u e d o y a h o r a e n m is clases e s tá b a s a d o e n lo s a p u n te s q u e t o m é e n v a ria s
a sig n a tu ra s re c ib id a s e n tr e lo s a ñ o s 1976 a 1979 e n e l S e m in a rio d e las A sa m b le a s d e D io s
e n S p rin g field , M isso u ri: “E l E sp íritu S a n to e n la Iglesia d e l N u e v o T e s ta m e n to ”, “T e o lo g ía
d e l N u e v o T e s ta m e n to “ “E xégesis griega: 1 C o r in tio s 12-14” . D e sd e e l tr a b a jo s e m in a ria l
d e l D r . P a lm a , n a d ie h a a v a n z a d o m á s allá d e su s p e n s a m ie n to s iniciales. A lg u n o s detalles
se h a n c o m p le ta d o , c o m o el a n á lisis m á s e x h a u s tiv o d e l t r a s f o n d o d e la S e p tu a g in ta d e
lo s m o d ism o s lu c a n o s (R o g er S tro n sta d , TheCharismatic TheologyofLuke[P e a b o d y , M ass.:
H e n d r ic k s e n , 1984]. P a lm a in c lu y ó b a s ta n te in f o r m a c ió n su s ta n c ia l d e l tr a s f o n d o d e la
S e p tu a g in ta e n su s c o n fe re n c ia s.) R e c ie n te m e n te se h a n u tiliz a d o n u e v o s m é to d o s , c o m o
lo s a c e rc a m ie n to s lite r a r io s a L u c a s -H e c h o s ( p o r e je m p lo , D o n a ld J o h n s , “S o m e N e w
D ir e c t io n s i n t h e H e r m e n e u t ic s o f C la ss ic a l P e n te c o s ta lis m ’s D o c t r i n e o f I n itia l
E v id e n c e ” , e n Initial Evidence, 145-67)
242
la postura Pentecostal/ carismática
12 L a fra se “d o ta c i ó n d e p o d e r ” fu e a c u ñ a d a p o r e l P e n te c o s ta lis m o in ic ia l c o m o
s in ó n im o d e l B a u tis m o d e l E s p ír itu S a n to , y se c o n v ir tió e n u n a e x p re s ió n m u y c o n o c id a
(cf. P e a rlm a n , Knowing theDoctrines oftheBible, 308-13). M a n te n d re m o s e n suspense el te m a
d e l c e sa c io n is m o y la p r e g u n t a m á s a m p lia s o b r e la c o n tin u id a d d e lo s d o n e s m ila g ro so s
a l o la r g o d e lo s ú lt im o s d ía s h a s ta la s e c c ió n s ig u ie n te , a p e s a r d e q u e e l m a te r ia l b íb lic o
n o h a g a e sta s e p a r a c ió n .
243
¿Son vigentes los dones milagrosos?
13 E x is te u n a c u e rd o g e n e ra liz a d o d e q u e la e s p e r a n z a d e l A n tig u o T e s ta m e n to p o r
este d e rr a m a m ie n to p re p a r a e l c a m in o p a r a el c u m p lim ie n to d e l N u e v o T e s ta m e n to . C f.
244
LA POSTURA PENTECOSTA l / c ARISMÁTICA
época futura, ya no estará restringido a ciertos individuos, sino que todos los
m iem bros del R eino de Dios recibirán el Espíritu com o unción profética.14
Esta esperanza se expresa en prim er lugar p o r Moisés, en N úm eros 11:29.
M oisés estaba cansado de soportar en solitario la carga de liderar a los re-
beides israelitas y apeló al Señor para que le liberara de esa carga, aunque
ello significara su propia m uerte (11:10-16). D ios le dijo que eligiera a seten-
ta ancianos israelitas y que les reuniera en asamblea en la tienda de reunión
donde el Señor prom etió: «Descenderé y hablaré contigo allí, y tom aré del
Espíritu que está sobre ti y lo pondré sobre ellos, y llevarán contigo la carga
del pueblo, para que no la lleves tú solo» (vs. 17). Después de que se reunie-
ran los setenta ancianos, «el Señor descendió en la nube y le habló [a Moi-
sés]; y to m ó del E sp íritu que estaba en él y lo colocó sobre los setenta
ancianos. Y sucedió que cuando el E spíritu reposó sobre ellos, profetiza-
ron, pero no volvieron a hacerlo más», (vs. 25). El propósito de esta unción
era designar a los setenta ancianos e iniciarlos en las funciones de liderazgo
que aliviarían algo de la carga de M oisés. La profecía funcionó com o
u n a “señal” de que verdaderam ente habían sido designados y ungidos.15
P e ro el E sp íritu se quedó tam bién con E ldad y M edad, dos ancianos
que n o estaban e n tre los setenta, y p ro fe tiz a ro n en el cam pam ento. E n
respuesta a la p etición de Josué de que alguien les detuviera, M oisés dijo:
«¿Tienes celos p o r causa de mí? ¡Ojalá que to d o el pueblo del Señor fuera
p ro feta, que el S eñor pusiera su E sp íritu sobre ellos!» (vs. 29). D e este
m o d o , la n arració n expresa la esperanza de u n a experiencia carism ática
unlversalizada, en la que n o existe el control hum ano sobre la actividad del
Espíritu, sino que el Espíritu tiene libertad de descender sobre quien quie-
ra.16 El deseo de M oisés tam b ién presagia que el C a n o n irá avanzando
hacia ese cum plim iento, pues Joel auguraría que algún día “todas las perso-
ñas” profetizarían.
245
¿Son vigentes los dones milagrosos?
246
LA POSTURA PENTECOSTA l / c a RISMÄTICA
E n la era del cumplim iento neotestamentario, las dos funciones del Espíri-
tu continúan, pero ahora en plenitud cristológica. N o necesitamos demostrar
el cumplimiento en el N uevo Testamento de la obra transformadora del Espí-
ritu; cualquier Introducción a la Teología, p o r básica que sea, tratará este tema,
y n o es u n tem a que cree debate entre los evangélicos pentecostales y los no
pentecostales. A m bos grupos coinciden en que la regeneración es la experien-
cia transform adora de la salvación, y que el Espíritu pasa a m orar definitiva-
m ente en los cristianos (Ro. 8:9; Tit. 3:5-7). Para que se cumpliera la esperanza
del A ntiguo Testam ento de que el Espíritu m oraría en el ser hum ano, Cristo
hizo que el nuevo nacim iento m ediante el Espíritu fuera para todos los que
tuvieran fe en Él (Juan 3:5-8).
N u estro propósito es explorar si el N uevo Testam ento presenta la fun-
ción del E sp íritu de dar poder, distinta a la regeneración, com o p arte del
cum plim iento de la esperanza veterotestam entaria de que habría una nueva
era del E spíritu. E l debate sobre este aspecto de la pneum atología gira
inevitablem ente en to rn o a los diferentes énfasis que encontram os en el
corpus lucano y en parte de las cartas paulinas.
D . A. Carson escribió lo siguiente al evaluar el estudio que Roger Stronstad
hace sobre la distinción entre la pneum atología de Lucas y la de Pablo:
247
¿Son vigentes los dones milagrosos?
248
LA POSTURA PENTECOSTAL/c a RISMÁTICA
P o r lo ta n t o , se g ú n M e n z ie s , e l d iá lo g o e n H e c h o s 19:1-6 es u n a “c o n s t r u c c i ó n al estilo
d e L u cas”; “P a b lo , sin d u d a , h u b ie r a re la ta d o la h is to ria d e fo r m a d ife re n te ” (268); y “P a b lo
n o h a b r í a in t e r p r e ta d o n i n a r r a d o ” lo s a c o n te c im ie n to s d e H e c h o s 1 9 :1 6 ־c o m o L u c a s
lo s p r e s e n ta (esta ú l t i m a fra se e stá e x tr a íd a d e R . M e n z ie s , “C o m i n g t o T e r m s w i t h a n
E v an g elical H e rita g e - P a r t 2: P e n te c o s ta ls a n d E v id e n tia l T o n g u e s ” . Paraclete 28 [1994]:4).
E n p o s te r io r e s e s c r ito s a s u te s is, M e n z ie s c o n t i n ú a a b o g a n d o p o r s u a p r o x im a c ió n d e
la r e c o n s tr u c c i ó n d e la h is to r i a d e las re lig io n e s , p e r o a ñ a d e q u e las p n e u m a to lo g ía s
d e L u cas y P a b lo so n , e n d efin itiv a, “c o m p le m e n ta ria s” y “c o m p a tib le s” (C o m in g t o T e rm s
w i t h a n E v a n g e lic a l H e r it a g e - P a r t 2 ”, 1-10; “T h e D is tin c tiv e C h a r a c t e r o f L u k e ’s
P n e u m a to lo g y ”, P ara c le te 25 [1991]: 17-30). A u n q u e a la lu z d e s u re c o n s tru c c ió n a n tité tic a
d e la r e la c ió n e n tr e L u c a s y P a b lo su u tiliz a c ió n d e l té r m i n o “c o m p le m e n ta r ia s ” es so r-
p r é n d e n te , v e m o s q u e f o r m a lm e n te r e s p e ta la a u to r id a d d e la E s c r itu r a , y q u iz á s c o n e l
ti e m p o esa s o r p r e n d e n te fo r m u la c ió n se c o r r e g ir á a s í m is m a p a r a a c a b a r c o n c o r d a n d o
c o n ese r e s p e to h a c ia la E s c ritu ra .
22J.H. M a rsh a ll (Luke: Historian and Theologian [G r a n d R ap id s: E e rd m a n s , 1970], 75)
d efin e e l te m a e n lo s m ism o s té rm in o s, a rg u m e n ta n d o q u e L ucas d ifiere d e P a b lo e n algunos
a sp ecto s, p e r o q u e d e b e m o s p e rm itir le d e s a r ro lla r s u p r o p io p e n s a m ie n to te o ló g ic o .
249
¿Son vigentes los dones milagrosos?
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la postura Pentecostal/ carismática
251
¿S on vigentes los dones milagrosos?
252
la postura Pentecostal/ carismática
funciones del E spíritu norm alm ente están separadas p o r u n lapso de tiem-
p o im portante. El énfasis del pentecostalism o siem pre ha estado en la dis-
tinción teológica de las dos funciones, no en la distinción tem poral.
E n H echos 4:31 encontram os más pruebas de la particularidad teológi-
ca de la dotación de p o d er que lleva a cabo el E spíritu. A quí n o tenem os
espacio para realizar u n debate sobre el estado salvífico de las personas;
fu ero n llenas del E sp íritu Santo en el día de Pentecostés. A ú n así, Lucas
utiliza el m ism o lenguaje que en 2:4 para describir la “u n ció n ” inicial (un
lenguaje tam b ién sim ilar al de 4:8; 9:17; 13:9,52). Lucas enfatiza m ás la
obra del Espíritu p o r la que el creyente recibe poder que la obra p o r la que
su in terio r es transform ado, incluso en los contextos más am plios en los
que se relata la conversión e iniciación de nuevos grupos de personas
(p. ej., 8:14-19; 10:44-46; 11:15-17; 19:1-7). Sus descripciones de estos he-
chos retratan unciones con el E spíritu y con p o d er que están de acuerdo
co n el testim o n io del A n tig u o T estam ento: la expectación de éste en la
nueva era.29
P o r consiguiente, com o cum plim iento de la esperanza del A ntiguo Tes-
tam ento, Lucas describe a la Iglesia com o un a com unidad carismática, lia-
m ada p o r D ios p ara llevar el testim onio del Señor Jesucristo durante los
últim os días, y que ha recibido el po d er para lograr esta tarea m ediante el
E spíritu Santo. Igualar la presentación de Lucas con la regeneración pauli-
na es, sim plem ente, perder una dim ensión vital del testim onio que el N ue-
vo T estam ento da de la obra del E spíritu en la Iglesia.
Los pentecostales, p o r lo tanto, leen H echos enfatizando más la unción
para el testim onio y el servicio, que la regeneración. Este énfasis o contex-
to com ienza (como ya hem os explicado anteriorm ente) con la dotación de
poder que el E spíritu realiza en el A ntiguo Testam ento y con las expectati-
29 U n a v e z m á s , e n c o n t r a d e s u p r o p i a f o r m u la c ió n e r r ó n e a s o b r e la te o lo g ía
P e n te c o s ta l, D u n n (E l B a u tis m o d e l E s p ír it u S a n to , E d . L A A U R O R A , B u e n o s A ire s ,
1977; p. 6 2 -6 3 ,7 9 -8 2 ) r a z o n a q u e L u c a s e s tá p r e s e n ta n d o a l E s p ír it u c o m o sine qua non
d e lo q u e s ig n ific a se r sa lv o e in c o r p o r a r s e a l C u e r p o d e C r is to . A s e g u ra q u e lo s p e n te -
c o sta le s, c o m o lo s c a tó lic o s , h a b la n d e la p o s ib ilid a d d e c o n v e r s ió n s in la r e c e p c ió n d e l
E s p ír itu , lo c u a l es im p o s ib le . L o s p e n te c o s ta le s n o s o s tie n e n e sta id e a . E n la te o lo g ía
p e n te c o s ta l tr a d ic io n a l, e l c r e y e n te re c ib e e l E s p ír it u e n la s a lv a c ió n , q u ie n le s re g e n e ra
y p a s a a m o r a r e n él o e lla , y el q u e , d e s p u é s d e la sa lv a c ió n , le v a a u n g i r (cf. P e a rlm a n ,
Knowing theDoctrine oftheSpirit, 305-8; R a lp h M . R ig g s, TheSpirit HimselflSpñxvgftéA:
G o s p e l P u b lis h in g H o u s e , 1949], 42 4 6 ). R ig g s (44) in c lu y e u n tí t u l o p r i n c ip a l q u e d ic e
“T O D O S L O S C R E Y E N T E S T I E N E N A L E S P ÍR IT U S A N T O ” y ex p lica q u e «los q u e
s o n d e C r is to ti e n e n e l E s p ír it u d e C r is to . E l E s p ír it u S a n to lo s b a u ti z a e in t r o d u c e e n
el C u e r p o d e C r is to , y e l E s p ír it u S a n to v iv e e n su s c o ra z o n e s . P o r l o ta n t o , v e m o s q u e
t o d o s lo s c r e y e n te s q u e r e a lm e n te h a y a n n a c id o d e n u e v o ti e n e n a l E s p ír it u S a n to » .
253
¿Son vigentes los dones milagrosos?
vas de que en la nueva era esa experiencia será posible para todo el pueblo
de Dios. El libro de H echos recoge la realización histórica de la esperanza
del A ntiguo Testam ento de form a distinta a las enseñanzas de Pablo sobre
la regeneración, aunque el m ism o Pablo es m u y consciente de la unción
con poder del Espíritu (por ejemplo, en 1 C r. 1214)־. Más específicamente,
Lucas describe la ob ra del E sp íritu de form a análoga a las unciones del
A ntiguo T estam ento asociadas con las tareas teocráticas (profetas, sacer-
dotes y reyes), en lugar de hacerlo exclusivam ente en térm inos de trans-
form ación m oral, aunque esto ú ltim o posiblem ente está incluido en el
cum plim iento de la esperanza del A ntiguo T estam ento acerca de la labor
tran sfo rm ad o ra del E sp íritu (H echos 2:38; 10:9-16,34-35,43). La pneu-
m atología de Lucas no excluye la regeneración; defender que sí lo hace no
tiene ningún sentido. Expresándolo de form a sencilla, la narrativa de Lucas
expresa su pro p ia línea teológica: la unción carismática del Espíritu.
A diferencia del Pentecostalismo, que m antiene que el Bautismo del Es-
p íritu es u n a experiencia diferente del E spíritu que inaugura una vida de
testim onio y de poder, el m ovim iento carismático incluye una variedad
de posicionamientos sobre el tem a de una segunda experiencia. U n sector del
m ovim iento carismático sostiene una posición casi idéntica a la del Pentecos-
talismo.30*O tros mantienen que todo lo que el Espíritu tiene para el cristiano se
recibe en la conversión y que, desde ese m om ento, la vida del cristiano avanza
cuando éste va “utilizando ” lo que ya ha recibido. Pero todos dentro del moví-
m iento carismático coinciden en que el Espíritu da poder al creyente, y que
este hecho incluye las manifestaciones milagrosas.
254
la postura Pentecostal/ carismática
otros lugares del N u evo Testam ento, se refiera a una unción de poder pos-
terio r a la salvación. Igualm ente, los pentecostales han ofrecido interpreta-
ciones de este versículo que enfatizan el papel del Espíritu de introducir al
individuo en el C u erpo de C risto, m ostrando así que la teología de Pablo
no excluye el Bautism o del Espíritu. Considerarem os brevem ente el signi-
ficado de este versículo en su contexto, y estudiarem os las principales in-
terpretaciones sugeridas. E n el análisis final, el sentido de este versículo no
afecta a las conclusiones que ya hem os obtenido porque Pablo aquí no se
está refiriendo concretam ente a la recepción de poder que u n o experimen-
ta. Sin duda, su lenguaje es similar al lenguaje de Hechos, pero está utilizan-
do el lenguaje para aclarar u n tem a concerniente a la unidad en el C uerpo
de Cristo.
G ran parte del debate sobre este versículo se centra en el significado de
la frase griega «por u n m ism o Espíritu» (en henipneumati). U n a opción es
que significa esfera o elemento en el cual los corintios han sido bautizados; en
tal caso se traduciría com o “en u n E sp íritu ”.31 La o tra o pción es que de-
m uestra que elEspíritu es elagente del Bautismo para entrar en el C uerpo de
C risto, con la consiguiente traducción «por u n Espíritu».32 N o podem os
dudar de que el énfasis de Pablo en este contexto está en el bautism o que
todos los corintios com parten, y que ofrece la base para su unidad com o
m iem bros de u n m ism o cuerpo. Es m ás, las m etáforas del versículo, el
Bautism o en u n solo cuerpo y beber de u n m ism o E spíritu deben enten-
derse a la lu z de u n contexto m ás am plio, esto es, la preocupación p o r la
unidad entre los m iem bros del C uerpo de C risto (p. ej., vs. 27).33 Fijém o-
nos en que el énfasis del contexto está en la unidad de los que son bautiza-
255
¿Son vigentes los dones milagrosos?
256
la postura Pentecostal/ carismática
257
¿Son vigentes los dones milagrosos?
este p u n to sigue dejando dos tem as sin resolver: la im itación del preceden-
te bíblico positivo y la dem ostración de la intención del autor.
H echos indica claram ente que las lenguas estaban asociadas con el Bau-
tism o del Espíritu, y que las lenguas tam bién funcionaban com o prueba de
esta o b ra del E sp íritu (H echos 2:4-11). Fijém onos en que los creyentes
circuncisos en la casa de C ornelio sabían que el E spíritu había sido derra-
m ado sobre los gentiles porque les habían oído hablar en lenguas (10:46).
N inguna o tra manifestación asociada en H echos con el Bautism o del Espí-
ritu se presenta de form a explícita com o evidencia de la autenticidad de la
experiencia.
Pero el debate sobre las lenguas com o EFI no se centra en la función de
las lenguas tal y com o se presenta en H echos, sino en si Lucas pretendía
que esta experiencia fuera paradigm ática para la posterioridad.37 Puesto
que el relato histórico, cuidadosam ente presentado p o r el autor (una idea
que él m ism o expresa, Lucas 1:1-4; H echos 1:1-2), establece que las len-
guas son las únicas que funcionan com o evidencia, los pentecostales opi-
n an que la in ten ció n de Lucas es o rd en ar esta relación en tre el derram a-
m iento del E spíritu y las lenguas.
M ás allá de esta interpretación tradicional pentecostal del libro de H e-
chos, dos visiones específicas de la narración han dem ostrado ser útiles en
años m ás recientes para d eterm in ar la in ten ció n de Lucas: la idea de la
narrativa com o “m undo narrativo” y la analogía narrativa.38*A m bos aspee-
tos del análisis narrativo son form as de buscar “patrones” com o evidencia
de cuál fue la intención del au to r al escribir una narración concreta.
(i) E n cu an to a la idea del “m u n d o narrativo”, en cualquier narración
histórica, la m anera de relatar tiene u n propósito: inform ar a la com unidad
sobre su herencia, identidad, experiencia com ún y cualidades esenciales. Al
m ism o tiem po, el narrador está inform ando a la com unidad sobre la natu-
raleza de su propio m undo, cóm o debería estructurarse y, en algunos casos,
có m o n o debería estructurarse. P o r lo ta n to , en el caso de la narración
bíblica, los relatos nos proporcionan u n orden concreto para nuestro “mun-
258
la postura Pentecostal/ carismática
39 Ib íd . 154
"0יM e ir S te rb e rg , ThePoetics ofBiblical Narrative (B lo o m in g to n : In d ia n a U n iv . P ress,
1985), 36 5 .
41R .C . T a n n e h ill, “T h e C o m p o s i ti o n o f A c ts 3-5: N a r r a t iv e D e v e lo p m e n t a n d E c h o
E ffe c t” , SBLSemPap 2 3 (1984): 229.
259
¿Son vigentes los dones milagrosos?
las lenguas son más que una evidencia de una experiencia individual (aun-
que tam b ién sea esto últim o). La glosolalia funciona com o p rueba de la
inclusión de los gentiles en la unción del Espíritu. Así, podem os form ular
el principio de que el poder del E spíritu es para todos los que entran en el
Reino.
E n cuanto a este tem a, la m ayoría de los carism áticos discrepan de los
pentecostales. E ntre los que creen en una unción del E spíritu Santo poste-
rio r a la salvación, pocos argum entan que la Biblia enseñe que las lenguas
son, obligatoriamente, la evidencia de dicha experiencia. A unque hablar en
lenguas suele asociarse con la experiencia del Bautism o del Espíritu, no es
un requisito indispensable.42*
260
la postura Pentecostal/ carismática
«NtdieabmlaBibHojCcimenzoaleeryllegaalacondusimdequeDiosyanoestaha
haciendo milagrosy señales,y quelosdonesdelEspíritu habían cesado. Ladoctrina
delcesacionismo nosurgiódeun estudiocuidadosodelasEscrituras. La doctrina del
cesacionismoseorigjnóen la experiencia».44
261
¿Son vigentes los dones milagrosos?
la fa lta d e e x p e rie n c ia . D e s d e m i p u n t o d e v is ta , ta m b ié n m e p a re c e q u e m u c h o s a rg u -
m e n to s c e s a c io n is ta s se h a n f o r ja d o c o m o r e s p u e s ta al a v iv a m ie n to p e n te c o s ta l d e e ste
siglo.
46 D e e r e s e ñ a la (Ib íd . 191) q u e t o d o e ste d e b a te es o b tu s o p o r q u e n o e x is te n in g ú n
te x t o e sp e c ífic o d e las E s c ritu ra s q u e e n s e ñ e q u e lo s m ila g r o s y lo s d o n e s m ila g r o s o s
e s tu v ie ra n re s trin g id o s al p e r io d o d e l N u e v o T e s ta m e n to . A l m is m o tie m p o , este n o e ra
u n te m a d e d eb a te p a ra lo s au to re s d e l N u e v o T e s ta m e n to , p o r lo q u e ta m p o c o d e fe n d ie ro n
su c o n tin u id a d .
262
la postura Pentecostal/ carismática
263
¿Son vigentes los dones milagrosos?
b. El reino davídico
264
LA POSTURA PENTECOSTA l / c a RISMÁTICA
reino davídico com ienza con el derram am iento del E sp íritu sobre toda
carne. P o r supuesto, la fase de los “ú ltim o s días” del reino davídico está
definida p o r el derramam iento del Espíritu Santo: Cristo com o el rey davídi-
co ha cum plido lo que sucedió el día de Pentecostés, y esta obra continuará
en la Iglesia sobre la que reina (Hechos 1:6-8; 2:25-39).52 Este reino davídi-
co n o es central solo en Lucas-H echos, sino que tam b ién lo es para el
concepto neotestam entario del reino (por ejemplo, Lucas 1:32-38; Ro. 1:2
ss; A p. 22:16 ss). D ich o de o tra form a, la o b ra de dotación de p o d er del
Espíritu, junto con la diversidad de la obra del Espíritu, caracteriza el reino
davídico de Jesús.
Para com unicar lo que quería com unicar en el día de Pentecostés, Pe-
dro cita el Salmo 16:8-11, interpretándolo com o una declaración sobre la
resurrección del Mesías a la luz de la m uerte, sepultura y c o rru p ció n de
D avid (cf. H ech o s 13:32-37). D ado que D avid no estaba hablando de él
m ism o, sino de C risto, estaba hablando proféticam ente sobre un deseen-
diente suyo, quien se sentaría eternam ente en su tro n o (2:30).53 La refe-
rencia al tro n o e tern o de D avid (vs. 30b) refleja u n a serie de textos del
A n tig u o T estam ento que están relacionados conceptualm ente con este
tem a (p. ej., 2 S. 7 :llb -1 6 ; Sal. 89:3-4,35-37; 132:11-18), el cum plim iento
del cual Pedro identifica con la resurrección de Jesús y su exaltación a “la
diestra de D ios” (Hechos 2:33-35).54 A l citar el Salmo 110:1, Pedro refuer-
265
¿Son vigentes los dones milagrosos?
266
LA POSTURA PENTECOSTA l / c ARISMÁTICA
267
¿Son vigentes los dones milagrosos?
pneum atológicas contem poráneas que o m iten esta expresión que, según
vem os en las Escrituras, caracterizan al Espíritu. Extraerem os a continua-
ción algunas conclusiones a favor de una teología bíblica del Espíritu, basa-
da en los fundam entos que ya hem os asentado.
E n prim er lugar, cuando los teólogos contem poráneos restringen y con-
finan las evidencias hasta tal p u n to que la pneum atología resultante tiene
poco que ver con el Dios Espíritu Santo de la Biblia, poderoso e inmutable,
creo que están desarrollando una teoría que es irreconciliable con el registro
bíblico de la persona y la obra del Espíritu.62634*P o r supuesto, confinar tan
estrecham ente la aplicación contem poránea de la enseñanza de las Escritu-
ras sobre el Espíritu desnaturaliza al tercer m iem bro de la Trinidad. Temen-
do en cuenta la falta de evidencia explícita, no resulta nada creíble establecer
u n p u n to en el tiem po (ya sea la m uerte de u n apóstol, el final de la forma-
ción del canon del N uevo Testam ento, o el punto final de la fundación de la
Iglesia) en el que se dio un a m utación dram ática en la persona y obra del
Espíritu, de m odo que dejó de ser carismático y poderoso, y sus funciones
quedaron restringidas a su labor transform adora. Esta conclusion no solo
n o refleja la abrum adora evidencia bíblica sobre la naturaleza y ob ra del
Espíritu, sino que además no responde al cum plim iento de la esperanza his-
tórico-redentora sobre la vida en el Espíritu en la era del nuevo pacto.
E n segundo lugar, los cesacionistas com únm ente blanden el sable del
ordo salutis p ara deshacerse de las obras del E sp íritu que D ios n o había
destinado para la Iglesia contem poránea. C ondicionados p o r la tradición
(p. ej., reform ada, bautista, dispensacionalista) de la teología sistemática,
solam ente p reguntan un a serie lim itada de preguntas sobre la labor post-
apostólica del E spíritu (por ejem plo, los tem as de la naturaleza, regenera-
ción y santificación), y no son capaces de reconocer que la gran m ayoría de
las evidencias bíblicas definen al E spíritu com o u n ser carismatico y apun-
tan hacia la co n tinuidad de su o b ra de poder en la era del nuevo pacto. ^
Este argum ento no pretende excluir la transform ación m oral, que tam bién
es un a fu n ció n crucial de la p ersona y ob ra del E sp íritu , sino que solo
pretende llevar este debate más alia de las fronteras estrecham ente estable-
cidas p o r el lenguaje tradicional del ordo salutis.
268
LA POSTURA PENTECOSTA l / c ARISMÁTICA
269
¿Son vigentes los dones milagrosos?
bíblicas para concluir que el E spíritu ha cambiado, ahora que han llegado
los últim os días.
68 L a p e rs p e c tiv a d e L u c a s h a re c ib id o la a te n c ió n a d e c u a d a d u r a n t e n u e s t r o e x a m e n
d e l c u m p l im ie n t o h is tó r ic o - r e d e n to r , p o r lo q u e n o s lim ita r e m o s a h o r a a o tr o s a u to r e s
d el N u e v o T e s ta m e n to . , , ״ ., .
69 P o r e je m p lo , el s e n tid o d e “p e rfe c c ió n ” d e l v e rs íc u lo 10. V e r C arsoa,M am ßtaa.ones
del E sp ín tu t,; G . F e e , The First Epistle to the Corinthians, 641-52; W . G r u d e m , 7&e G ift of
Prophecy in 1 Corinthians 210-19; íd e m . Prophecy in the New Testament, 224-52; J. R u th v e n ,
Charism ata, 131-51; M .M . B. T u r n e r , “S p iritu a l G ifts T h e n a n d N o w , V o x E v 15 (1985).
764. R . G a ffin (Perspectives on Pentecost: Studies in New Testament Teachmgon the G ip of the
Holy Spirit [P h illip s b u r g , N J : P r e s b y te ria n a n d R e fo rm e d , 1979], 109-12), u n cesa c io m sta
a se g u ra s o b r e 1 C o r i n t i o s 13:10-12, « la lle g a d a d e “l o p e r f e c to ” (vs. 10) y e n to n c e s d e l
c o n o c im ie n t o c o m p l e to d e l c r e y e n te (vs. 12) s in d u d a se re f ie r e n a la é p o c a d e l re g r e s o
d e l S e ñ o r. L a p o s t u r a q u e d e s c r ib e e l p u n t o e n e l q u e e l c a n o n d e l N u e v o T e s ta m e n to
sea c o m p l e ta d o n o p u e d e s e r c re íb le e x e g é tic a m e n te » (109). N i t a m p o c o p r e s c r ib e la
c o n ti n u id a d h a s ta la P a ru s ía , se g ú n G a ffin .
270
la postura Pentecostal/ carismática
este contexto, Pablo está comparando la naturaleza eterna del amor, el camino
más excelente, con la naturaleza tem poral de ciertos dones que, aunque cubren
las necesidades de la Iglesia, pasarán cuando llegue “lo perfecto” (vs. 10). El
mismo Pablo describe la transición entre “lo imperfecto” a “la perfección” en
los versículos 1112־, y la característica principal de esta transición es el paso de
«tener u n conocimiento parcial» a «tener u n conocimiento completo», de una
percepción difuminada (“veladamente”, v. 12a) a una percepción “clara” (“cara
a cara”, v. 12b). Esta profunda transform ación de la form a en que el creyente
percibe y conoce solamente puede anticipar u n acontecimiento, la venida del
Señor.
M ientras que la teoría de R ichard G affin de que el texto n o supone la
co n tinuidad absoluta está bien desarrollada, sigue pareciendo que Pablo
enseña la continuidad de los dones hasta la Parusía.70 Y, ciertam ente, Pa-
blo n o está desarrollando un a doctrina cesacionista. Es más, 1 C orintios
1:7 enlaza conceptualm ente con 13:8-12 y apoya la lectura “continuista”,
porque ahí los dones tam bién están asociados con u n periodo interm edio
en la vida de la Iglesia, durante la cual los creyentes «esperan ansiosamente
que nuestro Señor Jesucristo sea revelado».
P ero es en el co ntexto más am plio de 1 C o rin tio s 12-14 que resuelve
finalm ente este tem a. La discusión de Pablo sobre los dones en estos capí-
tulos identifica su p ro p ó sito com o el del bien co m ú n de la congregación
(12:7; 14:1-19). N o hay n i rastro de que los dones m ilagrosos de C o rin to
fueran en sí algo fuera de lo norm al. D e hecho, según H echos y el p ropio
testim o n io de P ab lo («D oy gracias a D ios p o rq u e hablo en lenguas más
que todos vosotros», 14:18) parece que se trata de u n rasgo norm al y acep-
tado de la vida del nuevo pacto. El problem a en C o rin to era el abuso de los
dones, n o su uso per se.
Tam poco existe ninguna conexión, en este contexto, que asocie los dones,
incluyendo los dones de palabra (p. ej., profecía, lenguas e interpretación),
exclusivam ente a la form ación del canon bíblico o al apostolado. D e
hecho, ninguno de estos tem as se m enciona y, teniendo en cuenta el pro-
pósito pastoral de Pablo en este contexto (instruir sobre el funcionam iento
correcto de los dones), probablem ente ni siquiera se le pasó p o r la cabeza.
E n m i o pinión, estos tem as cesacionistas nacen de la Iglesia contem porá-
nea; a las personas de la Iglesia p rim itiv a sim plem ente n o se les hubiera
ocurrido concebir algo diferente a una experiencia caracterizada p o r el poder.
El cesacionismo hubiera sido ajeno a su com prensión de la era del cumplí-
271
¿Son vigentes los dones milagrosos?
m iento. La Iglesia del N uevo Testam ento no estaba buscando razones para
excluir los dones, sino que aquellos prim eros creyentes estaban buscando
aquellos dones (12:31; 14:1,12).
P o r lo tanto, que los teólogos contem poráneos im pongan razonamien-
tos cesacionistas (por ejem plo, el canon bíblico y el apostolado) que son
tan extraños al co ntexto conceptual del pasaje, es m ilitar en c o n tra del
p ro p ó sito de Pablo. C onsiderando este contexto, 1 C o rin tio s 13:8-12 se
com prende de m anera m ucho más natural si entendem os que enseña que
los dones perm anecen hasta la venida del Señor.71 M ientras esperam os su
regreso, los dones deben usarse sobre la base del fundam ento eterno del
am or; éste es el único contexto en el que tienen sentido.
La im portación de Rom anos 12:3-8 es similar a la de 1 C orintios 12-14.
D e nuevo, Pablo instruye a los cristianos rom anos sobre el correcto fun-
cionam iento de los dones en la Iglesia. La base para su uso se encuentra,
o tra vez, en la actitud correcta de los creyentes (Ro. 12:3-5), lo que incluye
el am or (vs. 9-13). Pablo trata el tem a de los dones com o otra característica
norm al de la vida cristiana, tal com o lo sería ten er u n a actitud santificada
(vs. 9-21), ser buenos ciudadanos (13:1-7), vivir justam ente (13:8-14), etc.
A unque la lista de dones es diferente a la que encontram os en 1 C orintios
12:7-11, la profecía sigue estando incluida (Ro. 12:6) y se m enciona en pri-
m er lugar. N o existe nada en el pasaje o en su contexto que indique que se
anticipaba u n cam bio dram ático en el m odo de o p erar del E spíritu, que
resultaría en la finalización de la o b ra del E spíritu de dotación de poder.
E n Gálatas 3:5 encontram os u n apunte paulino que norm alm ente n o se
m enciona en este debate, pero que es significativo. C o m o ilustración de su
enseñanza sobre la fe frente a las obras, P ablo dice a los Gálatas: «Aquel
que sum inistra el E spíritu y hace m ilagros entre vosotros, ¿lo hace p o r las
obras de la ley o p o r oír con fe?». A quí está asumiendo la norm alidad de los
m ilagros. Es u n a ilustración - algo concreto que to d o s pueden entender
fácilm ente - de u n a idea teológica m ás amplia.
Esta norm alidad, esta aceptación cóm oda de las m anifestaciones mila-
grosas n o es exclusiva de Pablo, ni siquiera de Lucas. Santiago 5:14-16 tam-
bién ofrece instrucciones sobre la sanidad con el m ism o to n o . La oración
p o r la sanidad física y el p o d e r sanador de D ios es norm al, y debem os
esperar que esté presente en la vida de la Iglesia. Adem ás, Santiago anim a a
sus lectores a ten e r fe cuando o ren p o r los enferm os, dándoles el ejem plo
canónico de Elias (vs. 17-18). Escribe que «Elias era u n ho m b re de pasio-
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LA POSTURA PENTECOSTAL/c ARISMÁTICA
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
74 E n c o n tr a m o s o t r o e je m p lo e n M a rc o s 9:38-40, d o n d e v e m o s a u n a p e rs o n a a n ó n im a
h a c ie n d o u n e x o rc is m o .
75 C f. I j u a n 2 : 18-27; 4:1-6. I g u a lm e n te D e e r e , Sorprendido por el Espíritu Santo.
76 V e r, p o r e je m p lo , G ru d e m , Prophecy in 1 Corinthians, p a ssim , P r o p e h c y i n th e N e w
T e sta m e n t, passim ; D e e re , Sorprendido por el Espíritu Santo; R u th v e n ; Charismata, p assim .
A u n q u e la m a n e r a d e a r g u m e n ta r a f a v o r d e la c o n ti n u id a d p u e d e n o s e r la m is m a q u e
la re fle ja d a e n e ste e n s a y o , lo s c a ris m á tic o s e s ta r ía n d e a c u e r d o c o n su s c o n c lu s io n e s .
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LA POSTURA PENTECOSTAI/CARISMÁTICA
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
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LA POSTURA PENTECOSTAL/c ARISMÁTICA
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
P erm ítan m e com enzar con u n a analogía del m ercado de valores. Las
acciones m ás fuertes tien en p o co riesgo, p ero tam b ién ap o rtan m enos
dividendos con el tiem po. Las acciones que crecen rápidam ente tienen mu-
cho más riesgo, p ero los dividendos potenciales son m ucho mas amplios.
E l riesgo p rin cipal para los que sostienen la posición cesacionista es
que se pierd en u n a vida plena del E sp íritu aquí en la T ierra. A un q u e n o
estén en p eligro de perder la salvación sí se pierden la plenitud del Evange-
lio en la vida cristiana. E n cam bio, los riesgos son m ayores para aquellos
que califican a los carism áticos com o herejes o, incluso peor, inspirados
p o r el diablo, sim plem ente po rq u e las m anifestaciones del E sp íritu son
evidentes en tre ellos. ¿Acaso los pentecostales expulsan dem onios con el
poder de Beelzebú?
Para los que coinciden con la postura pentecostal, existen varios peli-
gros que enum ero a continuación.
(1) Las señales y los prodigios pueden, en ocasiones, elevarse sobre la
verdad. Los falsos m aestros, enm ascarados com o apóstoles de C risto, ge-
neralm ente aseguran hacer señales y prodigios que, según ellos, confirm an
la validez de sus m inisterios. Es cierto que las señales y prodigios confir-
m an el Evangelio cuando se predica de verdad. P ero los m ovim ientos pen-
tecostal y carism ático deben fijarse en la verdad de lo que se predica para
determ inar si es bíblico o no. T am bién recordem os la advertencia de Jesús
a los setenta, cuando le contaron que incluso los espíritus estaban sujetos a
ellos: «N o os regocijéis en esto, de que los espíritus se os som etan, sino
278
LA POSTURA PENTECOSTAL/c a RISMÁTICA
regocijaos de que vuestros nom bres están escritos en los cielos» (Lucas
10:17-20).
(2) Los dones proféticos pueden usarse para m anipular y cam elar en
lugar de fortalecer. T odos los creyentes tienen el Espíritu, que es perfecta-
m en te capaz de hablar directam ente al corazón del creyente sin n ingún
interm ediario hum ano, especialmente en el caso de la guía personal.
(3) Los pentecostales deben saber que n o pueden aceptar a cualquier
grupo que se llam e cristiano, sin im p o rtar sus com prom isos doctrinales,
sim plem ente p o rq u e apoyan la m ism a p o stu ra en cuanto a los dones
m ilagrosos. Algunas aberraciones doctrinales sim plem ente n o deben ser
aprobadas, ni tácita ni explícitamente, ni siquiera bajo los auspicios de “re-
novación carism ática” o “diálogo” (por ejem plo, la d o ctrin a católica de
M aría com o co-redentora y co-mediadora).
(4) Los grupos clásicos pentecostales n o deben alejarse de su raíz evan-
gálica histórica y caer en el liberalism o, convirtiéndose así en u n a secta
existencialista. E n esto los pentecostales tien en m u ch o que aprender de
sus herm anos evangélicos en cuanto a tener el valor de perm anecer firmes,
defendiendo enseñanzas bíblicas cardinales e im pidiendo que los com pro-
misos liberales se infiltren y destruyan la Iglesia.
(5) Finalm ente, los pentecostales n o deben convertirse en pragmáticos,
es decir, n o deben caer en la m áxim a de que los fines m ilagrosos justifican
los m edios, incluyendo la m anipulación p o r m edio de la alta tecnología.
F. Conclusión
279
Una respuesta cesacionista
a C. Samuel Storms y a Douglas A. Oss
Richard B. Gaffin, Jr.
281
¿S on vigentes los dones milagrosos?
282
LA RESPUESTA CESACIONISTA A C. SAMUEL STORMS Y A DOUGLAS A. OSS
consum ación (la prim era venida de C risto, que culm ina en Pentecostés y la
fundación de la Iglesia, y su Segunda Venida). D ebido a que la historia de
la Iglesia y la historia de la redención n o son un continuum (exceptuando su
superposición d u ran te la época de los apóstoles), la presencia de dones
m ilagrosos a lo largo del A ntiguo T estam ento, incluso sin indicaciones
expresas sobre su cese en algún m o m e n to en el fu tu ro , n o im plica que
continúen en la actualidad. Y su presencia es u n argum ento m ucho menos
convincente para la continuidad presente. Tam poco podem os decir, com o
dice Storm s (pág. 203), en vista de la presencia de estos dones d uran te la
era apostólica, que «es difícil im aginar que los autores del N u ev o Testa-
m entó pudieran haber dicho más claram ente a qué iba a parecerse este cris-
tianism o del N u ev o Pacto». A la vista de las diferencias entre la historia de
la salvación y la historia de la Iglesia, el silencio de la Escritura sobre el cese
de ciertos dones n o tiene, p o r sí solo, peso com o argum ento.
¿Estoy negando toda continuidad entre la historia de la redención y la
historia de la Iglesia? P o r supuesto que no. D e hecho, identificar correcta-
m ente esas continuidades (al igual que las discontinuidades) es la cuestión
prin cip al que estam os tratan d o en este sim posio. U n p u n to crítico para
clarificar esta cuestión es la distinción entre la historia de la salvación (histo-
ria saíutis) y el orden de salvación (ordo salutis), entre el cum plim iento definí-
tiv o de la R edención (com enzando co n la prom esa de G n . 3:15 y culmi-
n an d o en su cu m p lim iento en la o b ra acabada de C risto) y su aplicación
continuada (la experiencia del creyente de los beneficios de tal redención
acabada, independientem ente del tiem po o el lugar [ver m i ensayo, págs.
41-43,59-60]).
L o que es im p o rta n te aquí n o es ta n to los térm in o s utilizados, sino
có m o se utilizan. P odrem os decir correctam ente que la historia de la re-
dención continúa en la actualidad, pero solam ente si entendem os la conti-
nuidad en el sentido de la apropiación continuada de la R edención en la
vida de la Iglesia, n o en térm inos de su cum plim iento definitivo (de igual
form a que podem os hablar de la continuidad de la historia de la revelación
entendiendo que la Revelación, com pleta y acabada y entregada a la Iglesia,
sigue siendo creída y aplicada continuam ente m ediante el p o d er ilumina-
d o r del E spíritu; p. ej., Ef. 1:17; Fi. 3:15). Sin em bargo, y de n uevo éste
vuelve a ser el p u n to crucial, la G racia de D ios que ob ra en el presente de
m uchas form as en la Iglesia no puede sim plem ente ubicarse en una línea o
en una secuencia ju n to con la G racia revelada en la obra acabada de Cristo.
Las líneas de pensam iento que m otivaron la Reform a (por ejemplo, la doc-
trin a católico-rom ana de la misa), han dejado m u y claro el peligro de hacer
283
¿Son vigentes los dones milagrosos?
83 L o s tr e s ú lt im o s té r m i n o s se u s a n e n la C o n f e s ió n d e F e W e s t m i n s te r (20:1) p a r a
d e s c r ib ir la lib e r ta d c ristia n a .
״G o r d o n F ee, God’sEmpoweringPresence: TheHolySpirit in theLetters ofPaul (P eabody,
M ass.: H e n d r ic k s o n , 1994), 903.
284
LA RESPUESTA CESACIONISTA A C. SAMUEL STORMS Y A DOUGLAS A. OSS
285
¿Son vigentes los dones milagrosos?
(la co n tin u id ad de los dones), m uchos de sus argum entos coinciden con
los de Storm s (págs. 184-204). El principal interés del estudio es m o strar
que, a lo largo de la historia de la redención, existe u n a lab o r doble del
Espíritu, su o bra “transform adora” (regeneración, conversión) y su obra
“de dar p o d e r” (unción, capacitación con vistas a ejercer los dones mila-
grosos); estas dos obras son diferentes, y la diferencia debe quedar clara; la
últim a culm ina convirtiéndose en universal bajo el N uevo Pacto.
Lo que debe cuestionarse en esta construcción n o es que las dos obras
(regeneración y dotación con poder) sean diferentes: lo son claram ente y
no se deben confundir. Pero, en m i opinión, existe una confusión de o tro
tipo en la construcción misma; p o r culpa de esto, a pesar de la cantidad de
razones bíblico-teológicas, tal construcción no sirve en absoluto para aquello
que intenta establecer. La Regeneración es u n aspecto de la aplicación de la
Redención; la dotación con poder es una realidad histórico-redentora. N in-
guno de los participantes de este sim posio discutirá la prim era afirmación.
Tam bién está claro que la últim a se dio bajo el antiguo pacto (las diferentes
dotaciones con p o d er teocráticas anticipadas, a form a de “tip o ”, p o r la
obra definitiva de C risto).
La construcción de Oss, en otras palabras, está m arcada p o r una confu-
sión de categorías. Las m anzanas de la historia salutis se m ezclan con las
naranjas del ordo salutis. Las dos se com binan para form ar lo que de hecho
se convierte en u n ordo híbrido o m odelo de aplicación para el nuevo pacto,
es decir, el p atró n norm ativo para la experiencia cristiana individual, el pa-
radigma de la unción con poder para todos los creyentes. Pero to d o esto se
hace a costa de la desaparición, o al m enos la difum inación, de la distinción
entre el cum plim iento acabado de la salvación y su aplicación continuada, y
lo que pertenece a cada u n a de ellas.85
4. Sin em bargo, aún puede hacerse la siguiente pregunta: la prom esa del
A ntiguo Testam ento, y el N uevo Testam ento m ism o, ¿no evidencian algo
parecido a la m utación escatológica de las unciones teocráticas y las dota-
d o n e s con p o d er histórico-salvíficas con dones m ilagrosos a lo largo del
A n tig u o P acto hasta la experiencia (en potencia) de to d o s los creyentes
85 O s s c re e q u e «la p n e u m a to lo g ía p e n te c o s ta l se b a sa e n e l a c e r c a m ie n to h is tó r ic o -
r e d e n t o r a la te o lo g ía b íb lic a » (pág. 2 4 2 ). A l c o n tr a r i o , y o a r g u m e n to q u e e ste acerca-
m i e n to es m á s c o m p a tib le c o n las c o n c lu s io n e s re f o r m a d a s c e sa c io n is ta s. E n c u a lq u ie r
caso , lo ú ltim o ra r a m e n te p u e d e se r e x p lic a d o c o m o re s u lta d o d e l « c o n d ic io n a m ie n to te o -
ló g ic o d e u n a c e rc a m ie n to q u e o p e r a e x c lu s iv a m e n te e n té r m in o s d e las c a te g o ría s d e sal-
v a c ió n siste m á tic o -te o ló g ic a s tr a d ic io n a le s » (pág. 2 6 9 , a n o s e r q u e , q u iz á s e s te m o s p re -
p a ra d o s p a r a d e s e c h a r la d is tin c ió n e n tr e la a p lic a c ió n y el c u m p l im ie n t o p o r se r aje n a s
a la te o lo g ía b íb lic a ).
286
LA RESPUESTA CESACIONISTA A C. SAMUEL STORMS Y A DOUGLAS A . OSS
del nuevo pacto? D e nuevo tenem os que señalar que una respuesta a f i r m a -
tiva a esta pregunta dem uestra el desconocim iento de la función histórico-
redentora de estas unciones del antiguo pacto. Es decir, sería ignorar que la
atención y el cum plim iento de estas dotaciones no está en los creyentes del
N uevo pacto y en sus experiencias, sino en la obra definitiva de C risto y el
testim onio definitivo que dieron de dicha obra los profetas y los apóstoles.
Pero, ¿qué decim os de N úm eros 11:29 («¡Ojalá que to d o el pueblo del
Señor fuera profeta, y que el Señor pusiera su E spíritu sobre ellos!»)? M e
parece que esta frase se interpreta m al cuando no nos percatam os de lo que
podría llamarse una “hipérbole histórico-redentora”. Leerlo com o una pro-
m esa o esperanza sobre u n fu tu ro en el que todos los creyentes serán
profetas (en potencia) en el sentido del d o n de R om anos 12,1 C orintios
12-14 y Efesios 4 es ir dem asiado lejos. P ara Pablo es enfático en este
sentido que n o to d o s son profetas (“¿acaso son todos profetas?” [1 C o.
12:29]), y que la razó n positiva y últim a para esta restricción es el diseño
divino (la Iglesia co m o C u erp o con m uchas partes diferentes, 12:11-27).
Asimismo, la exclamación de N úm eros 11:29 se parece a la declaración
de Pablo en 1 C orintios 14:5 («quisiera que todos hablarais en lenguas, pero
aún más que profetizarais»). Esta y otras frases relacionadas en el contexto
inm ediato (por ejemplo, el versículo 18), difícilmente im plican que hablar
en lenguas, ju n to con la profecía sean (potencialmente) u n don para todos
los creyentes. Porque, com o con la profecía, Pablo ya ha dejado claro que
n o todos hablan en lenguas (12:30), de nuevo p o r la m ism a razón positiva
(un solo C uerpo con diferentes partes).
¿Estoy negando «el carácter p ro fético de todos los creyentes» com o
O ss lo llam a (págs. 263-264)? P o r supuesto que n o , p ero tiene que ser
definido co rrectam ente. La glosa apostólica que P edro hace de la visión
apocalíptica de Joel, “y profetizarán” (H echos 2:18), n o puede encontrar
su cum plim iento en el don distribuido de form a restrictiva en 1 C orintios
12-14. Sin em bargo, paralelo al sacerdocio de todos los creyentes, se en-
tiende m ejor en térm inos de la unción de 1 Ju an 2:20,27. Esta unción con
el Espíritu, dice Juan, es verdadera en todos los creyentes, de tal m odo que
«no tenéis necesidad de que nadie os enseñe» (cf. H ebreos 5:12). A su vez,
estas palabras se hacen eco del cum plim iento de la profecía de Jerem ías, «Y
n o tendrán que enseñar más cada u n o a su prójim o, y cada cual a su herma-
no, diciendo: ‘conoce al Señor’, porque todos m e conocerán, desde el más
pequeño hasta el m ás grande» (Jer. 31:34).
Esta unción universal n o es u n a experiencia carismática (¡al m enos, n o
com o se suele entender en la actualidad!). Esta unción/enseñanza n o signi-
287
¿Son vigentes los dones milagrosos?
86 E s to , c u a n d o m e n o s , n o s c o n f r o n ta c o n lo q u e es u n p r o b le m a g ig an tesco e n c u a n to
al “o r d e n d e Ig le sia ” . U n p r o b l e m a q u e u n a c r is tia n d a d fr a g m e n ta d a , e s p e c ia lm e n te e l
ev an g elicalism o n o rte a m e ric a n o (en s u m a y o r ía ta n in d ife re n te , e d e sio ló g ic a m e n te h ab lan -
d o ) n o e s tá p r e p a r a d a p a r a a f r o n ta r .
288
LA RESPUESTA CESACIONISTA A C. SAMUEL STORMS Y A DOUGLAS A . OSS
se enseña en ningún lugar que hayan cesado. Tal acercam iento es demasia-
do aritm ético o m ecánico. Si m is anteriores com entarios tien en validez,
entonces lo que h ay que m o strar es que estos dones, cuya fu n ció n a lo
largo de to d o el A n tiguo T estam ento es histórico-redentora, y que en el
N u ev o Testam ento están asociados orgánicam ente con la función históri-
co-redentora de los apóstoles, han dejado tal función p ara ado p tar u n
significado diferente, que tiene que ver con la experiencia y la aplicación.
Pero, p o r lo que puedo ver, el N uevo Testam ento no m uestra tal cambio, ni
explícita ni implícitamente.
6. E sto m e lleva al tem a del canon. N o cuestiono si Storm s y Oss creen
en u n canon cerrado y con autoridad final. P ero no está m u y claro sobre
qué base m antienen tal creencia y cóm o la defenderían si se les presionara.
Si adoptan la p o stu ra de que «la idea del cesacionismo n o se encuentra en
n ingún lugar del universo teológico de la Iglesia Prim itiva», com o O ss es-
cribe (pág. 274), entonces tam poco lo están las nociones del cese del apos-
tolado o de la term inación del canon. C o m o he apuntado en m i respuesta
a Saucy, p o r lo que puedo ver, las tres nociones se enseñan con u n grado de
claridad m ay o r o m en o r en el N uevo T estam ento y, lo que es más im por-
tan te, van de la m ano. A lguien m e ten d ría que d em o strar en u n m odo
teológicam ente co herente cóm o es posible m an ten er ju n to s el cierre del
canon y la continuidad de los dones de revelación.
E n este aspecto reconozco que, ta n to O ss com o Storm s, creen que la
profecía está subordinada a la E scritura, y debe ser evaluada p o r ella. N o
obstante, tengo m is dudas de que puedan hacer efectiva tal convicción. Es
inherentem ente imposible realizar una evaluación significativa a la vista de
la especificación, ya sea predictiva o directiva, que la profecía tiene en cada
ocasión, al m enos si hablam os del d o n del N uevo Testam ento.
A quí, n o obstante m i preocupación es parecida, aunque algo diferente.
O ss llama a la profecía (y al hablar en lenguas), «discurso m otivado p o r el
E sp íritu ”» (pág. 259). N o aclara en qué difiere tal discurso del discurso
inspirado de los profetas y los apóstoles canónicos p o r u n lado, o del dis-
curso controlado p o r el E spíritu que debería caracterizar a cada creyente
p o r el o tro lado. Presum iblem ente, su origen (que proviene del Espíritu) es
parecido, si n o idéntico, al p rim ero , ya que ve la profecía com o u n d o n
especial que trae nuevas revelaciones a la Iglesia (aunque sean manifestadas
de form a imperfecta). Storm s cree que la profecía, basada en la revelación
infalible, «en ocasiones puede fallar», (pág. 205). P ero c o n tin ú a dejando
claro que la profecía es infalible, o que tal puede ser el caso. E sto parecería
indicar que en su origen la profecía es inspirada, nacida del aliento de Dios.
289
¿Son vigentes los dones milagrosos?
290
LA RESPUESTA CESACIONISTA A C. SAMUEL STORMS Y A DOUGLAS A. OSS
291
¿Son vigentes los dones milagrosos?
más amplio com o la «demostración del poder del Espíritu» que acompaña-
ba su predicación del Evangelio (2:4: cf. 1 Ts. 1:5). Estoy casi seguro de que
ese poder no iba acom pañado de “señales y prodigios”, ya que era ejercido
precisamente cuando la propia conducta de Pablo era de debilidad, tem or
y m ucho tem b lo r” (vs. 3) .87
E l tem a de ese pasaje es m ás bien la ob ra del E sp íritu en el oyente,
coincidiendo con la predicación del Evangelio, actividad que convierte y
convence poderosam ente. El resultado de esta obra es que el oyente cree el
Evangelio y su fe no echa raíces sobre «la sabiduría de los hom bres, sino el
poder de Dios» (1 Co. 2:5). Tam bién estamos hablando de la obra del Espí-
ritu expresada más am pliam ente u n par de versículos después (vs. 14-15),
p o r m edio de la antítesis categórica y p ro fu n d a en tre «el h o m b re sin el
Espíritu» (los que n o aceptan o n o pueden entender las cosas del E spíritu
de D ios porque éstas solamente pueden entenderse m ediante el Espíritu) y
«el h o m b re espiritual» (la persona renovada y en la que m o ra el E spíritu,
quien sí es capaz de discernir estas cosas). E l p o d er del E spíritu en su
esencia escatológica del reino esta aquí, en la renovación e ilum inación
interna, y n o en los dones milagrosos.
T om em os Filipenses 3:10 com o otro ejemplo. C om o parte de su aspira-
ción de «ganar a C risto y ser hallado en él» (vs. 8-9), u n m odelo para todos
los creyentes, Pablo expresa el deseo de «conocerle a El, (y) el poder de su
resurrección y la participación en sus padecim ientos, llegando a ser com o
É l en su m uerte». E n esta declaración debem os fijarnos en que los dos
usos de “y ” n o son de coordinación, sino de explicación. P ablo n o está
diciendo que el conocim iento de C risto, el p o d er de su resurrección y la
participación en sus padecim ientos sean factores separados de nuestra ex-
periencia, com o si los días de sufrim iento hubieran oscurecido los tiem pos
m em orables y estim uladores del poder de la resurrección. Mas bien, la se-
cuencia desvela progresivam ente lo que im plica la experiencia única de
conocer a C risto (cf. vs. 8, «el incom parable valor de conocer a C risto Je-
sus, m i Señor»). Es una experiencia que, en su esencia, es «llegar a ser com o
El en su m uerte». E n un a palabra, Pablo esta diciendo que la huella dejada
en nuestras vidas p o r el poder de la resurrección de C risto es la cruz.
87 F e e , c o m o p e n te c o s ta l, r e c o n o c e e ste p u n t o {1 Cotinthidns, 9 5 ), a u n q u e in t e n ta
calificarlo su g irie n d o q u e la “d e m o s tra c ió n ” im p lic a el ejercicio d e d o n e s esp iritu ales, c o m o
las le n g u a s , q u e p o s t e r io r m e n t e d ie r o n m u e s tr a d e la c o n v e r s io n . S in e m b a r g o , la o b r a
d e l E s p ír it u d e la q u e se h a b la a q u í n o es u n re s u lta d o d e la c o n v e r s io n , s in o q u e es la
q u e la h a c e p o s ib le .
292
LA RESPUESTA CESACIONISTA A C. SAMUEL STORMS Y A DOUGLAS A. OSS
293
Una respuesta abierta, pero cautelosa
a Douglas A. Oss
Robert L. Saucy
O ss nos h a obsequiado con u n estudio excelente de la teología pente-
costal sobre la o b ra del E spíritu y los dones m ilagrosos. La m ención del
co ntexto y desarrollo de su posición y, especialm ente, la detallada discu-
sión bíblica han sido útiles para clarificar su p u n to de vista. M e ha gustado
el uso de la teología bíblica para d em o strar el desarrollo de la o b ra del
E spíritu en el A ntiguo y el N uevo Testam ento. La afirm ación positiva de
que todos los creyentes tienen el Espíritu, y que la “recepción” pentecostal
del E spíritu solam ente se refiere a su obra de “d ar po d er” tam bién ha sido
esclarecedora. La tesis principal de que los creyentes deberían buscar la
dotación de p o d er del E spíritu n o es solam ente válida, sino que es central
para la m isión de la Iglesia y, p o r lo tanto, u n mensaje válido para todos los
creyentes. Sin em bargo, varios aspectos del entendim iento pentecostal de
esta experiencia son, a m i m odo de ver, problem áticos.
1. Oss, acertadam ente, pide que el debate sea sobre el contenido, y n o
sobre la term inología com o “bautism o” y “ser lleno del Espíritu Santo”. La
confusión siempre se reduce cuando los térm inos se clarifican, espeáalm en-
te cuando los térm inos son tan im portantes para el debate en cuestión. Pero
m e hubiera gustado ver más explicaciones sobre la diferencia de significa-
do de esos dos térm inos. P o r u n lado, “bautism o” está relacionado esencial-
m ente con “ser lleno del E spíritu” para recibir poder del E spíritu, con la
excepción de que es la prim era de tales experiencias. Si asum im os, com o
parece estar im plícito, que uno que ha recibido el bautism o puede apartarse
del Señor y necesita un “ser lleno” de nuevo, uno se pregunta qué diferencia
hay entre esa persona y alguien que nunca ha recibido el “bautism o del Espi-
295
¿Son vigentes los dones milagrosos?
ritu Santo”. Si las experiencias de H echos 2:4 y 4:31 son fundam entalm ente
iguales (por ejemplo, si en ambas aquellas personas fueron “llenas del Espí-
ritu ”), ¿por qué insistir en que la prim era es tam bién u n “bautism o”? La
persona que ha sido bautizada, pero ahora vive apartada del Señor, ¿tiene
más poder del Espíritu que alguien que nunca ha sido bautizado? Oss niega
lo que frecuentem ente hem os creído que la teología pentecostal defendía,
que el bautismo implica u n tipo de recepción del Espíritu en una manera nue-
va. Pero, si no se trata de una nueva recepción o venida del Espíritu, ¿cuál es
exactamente la distinción entre uno no bautizado y otro bautizado, pero que
ahora cam ina en desobediencia al Espíritu? Este tipo de preguntas, junto
con otras relacionadas con el uso bíblico de los térm inos “bautism o” y “ser
llenos del E spíritu” dem uestran que el tem a del contenido inevitablemente
está relacionado con el significado de los térm inos.
2. O ss apunta correctam ente que el tem a crucial es la diferencia teoló-
gica que h ay en tre la función transform adora del E spíritu y su función de
“d ar p o d e r” (pág. 240). E sto y de acuerdo con que se tra ta de conceptos
diferentes pero, n o obstante, y o tendría cuidado de n o separarlos demasía-
do. La o b ra tran sfo rm ad o ra del E sp íritu es esencialm ente su m inisterio
para p ro d u cir una nueva vida caracterizada p o r el am or divino (Gá. 5:22-
23). C uando el E spíritu da poder para el m inisterio, lo hace con el propósi-
to de expresar ese am or en servicio a los demás. C o m o dice el apóstol, la
Iglesia crece (incluye la función p o r la cual el E spíritu transform a nuestro
interior) m ediante el m inisterio p ro d u cid o p o r el p o d e r del E sp íritu en
cada m iem bro, y to d o esto es el m ism o am or, que es el fru to del E spíritu
(Ef.4:16).
El e n ten d im ien to pentecostal de las diferentes obras del E spíritu, se-
gún O ss, se basa en la distinción entre la teología del E spíritu de los escri-
tos de Lucas y la de los de Pablo. Está claro que si los propósitos de Lucas
y Pablo son (diferentes, los énfasis que hagan tam bién serán diferentes. La
preocupación de Lucas de la propagación del Evangelio a todas las perso-
ñas lleva a centrarse en el poder y la dirección que el E spíritu ofrece para la
realización de esta tarea. P ero lim itar el significado de la llegada del Espí-
ritu en H echos a esa entrega de po d er para el servicio es, sin duda, restrin-
gir la teología del E spíritu lucana. A unque el E spíritu da poder al m iniste-
rio del Evangelio, su venida com o resultado de la fe en C risto es ni m ás ni
m enos que el d o n m esiánico del E spíritu que pertenece al cum plim iento
de la salvación del nuevo pacto.
E l co n cep to de Lucas del “B autism o del E sp íritu ” es m ás que recibir
poder para el m inisterio: ¡es recibir el Espíritu prom etido! “Recibir” el don
296
U na respuesta abierta, pero cautelosa a douglas a . oss
297
¿Son vigentes los dones milagrosos?
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U na respuesta abierta, pero cautelosa a douglas a . oss
“ V e r m i e n sa y o s o b r e la in te rp re ta c ió n d e H e c h o s c o m o e l m o v im ie n to d e lo s testig o s
d e l E v a n g e lio d e sd e J e r u s a lé n a t o d o s lo s p u e b lo s (pág. 135, n . 61).
299
¿Son vigentes los dones milagrosos?
Espíritu), pero no creo que la conclusión sea correcta. Oss m ism o reconoce
que los apóstoles tenían u n papel «único, irrepetible y fundacional» (pág.
275). Más aún, dado que no ve ningún profeta en la actualidad que ofrezca
«revelación infalible con plena autoridad divina», tam bién debe aceptar
algún cambio en la relación con los profetas del N uevo Testamento, quienes,
al m enos en algunos casos, profetizaron con plena autoridad (Ef. 2:20; 3:5).
E stos cam bios innegables son suficientes para desechar el resto del
argum ento que defiende que todas las actividades del Espíritu continúan en
la era escatológica.
La postura pentecostal de Oss, que enfatiza los milagros com o parte de
la era presente, va m ucho más allá de las enseñanzas de la Escritura. C om o
he indicado en m i ensayo, milagros com o la sanidad directa, que solamente
son tem porales, n o pertenecen a la esencia de las bendiciones del reino.
A dem ás, las referencias al “p o d e r” de D ios en la enseñanza apostólica
n o enfatizan los m ilagros externos, sino m ás bien el p o d er espiritual que
obra en el in terio r de las personas. C o m o D u n n señala, el poder de la Igle-
sia de esta nueva era que sale hacia el m u n d o es fundam entalm ente u n
poder expresado en la debilidad y el sufrim iento de esta era.8’
Igualm ente, la E scritura n o hace u n hincapié especial en los m ilagros
com o parte del m inisterio del E spíritu del nuevo pacto, com o Oss sugiere.
Las profecías explícitas del A n tig u o T estam ento sobre el N u e v o P acto
se centran claram ente en la ob ra trasform adora del Espíritu. Los corazo-
nes del pueblo de D ios serán cam biados para que am en a D ios y anden en
sus cam inos (cf. Jer. 31:33; 32:38-40, Ez. 36:26-27). E n el nuevo Testam en-
to, Jesús habla específicamente del N uevo Pacto en relación con el perdón
de pecados (Mt. 26:28) y Pablo lo relaciona de nuevo con la obra espiritual
e in te rio r del E spíritu, p o r la que los creyentes son «transform ados en la
m ism a im agen [la del Señor] de gloria en gloria» (2 C o. 3.18; ver tam bién
H eb. 8:8-12; 10:16-17).
Finalm ente, es difícil ver que «la gran m ayoría de evidencias bíblicas»
apuntan a la «continuidad de la obra [del Espíritu] de dar p o d er [presumí-
blem ente m anifestaciones m ilagrosas] en la era del N u e v o Pacto» (pag.
275). C o m o he dem ostrado en m i ensayo, cuando nos deshacemos de los
m ilagros hechos com o “señales” en relación co n las funciones únicas e
irrepetibles de Jesús y los apóstoles, las referencias a la actividad milagrosa 89
300
U na respuesta abierta, pero cautelosa a douglas a . oss
en la Iglesia que nos quedan son m u y escasas. Y esto sucede n o solo con la
enseñanza, sino aún más con los milagros que tuvieron lugar en las iglesias.
Es difícil concluir, basándose en los ejem plos bíblicos, que «ehpoder sana-
d o r de D ios es norm al y que debem os esperar que esté presente en la vida
de la Iglesia», (pag. 272).
La teoría de O ss sobre la im portancia y el lugar principal que tiene la
actividad m ilagrosa en las áreas donde el evangelism o está llegando p o r
prim era vez, está bien desarrollado. T am bién estoy de acuerdo en que los
llam ados “encuentros de p o d e r” con los espíritus dem oníacos son, en la
actualidad, parte de la obra de Dios. P ero la consideración del m inisterio
del E spíritu en tales encuentros lleva a la conclusión de que ese m inisterio
está directam ente relacionado con la liberación de alguien de las ataduras
de Satanás y del pecado, lo cual es la función principal de la obra de trans-
form ación de la persona que ejerce el E spíritu del N uevo Pacto.
C o n todo esto n o trato de negar la posibilidad de que D ios realice mila-
gros hoy. Lo hace. Sin em bargo, sí que niego que la descripción de la acti-
vidad m ilagrosa en la Biblia, especialm ente con Jesús y la era apostólica,
deba ser en ten d id a co m o m odelo p ara to d a la h istoria de la Iglesia. La
perspectiva pentecostal debe ser adm irada p o r recordam os a toda la Iglesia
la verdad de que la vida y m inisterio cristianos dependen del p o d er sobre-
natural de D ios m ediante su Espíritu. N o obstante, algunas de las enseñan-
zas utilizadas p ara respaldar esta verdad son, bíblicam ente, difícilm ente
sostenibles.
301
Una respuesta de la Tercera Ola
a Douglas A. Oss
C. Samuel Storms
Basta una lectura rápida del ensayo de O ss para darse cuenta de lo cer-
cana que está su postura sobre la obra del E spíritu Santo de la mía. A pesar
de que existen áreas de divergencia (por ejem plo, y o n o creo que las len-
guas sean la prim era evidencia física del Bautism o del Espíritu), son, en su
m ayoría, semánticas, y n o de contenido. U n a en particular m erece u n co-
m entarlo especial.
Oss hace u n a buena explicación de las diferentes perspectivas de Lucas
y de Pablo que, aunque diferentes, son com plem entarias. Lucas se centra
en la obra del Espíritu de dar poder, que tiene paralelismos con la “unción”
del profeta, rey o sacerdote del A ntiguo T estam ento, m ientras que Pablo
subraya el aspecto del m inisterio del E spíritu que O ss llam a «la transfor-
m ación interior». C uando O ss aporta este m atiz a su interpretación de 1
C o rin tio s 12:13, concluye que aún si aceptáram os que P ablo está descri-
biendo la iniciación soteriológica, «eso n o cambia el argum ento a favor de
que el E spíritu da po d er a los creyentes en m om entos posteriores a la sal-
vación (basada en la teología bíblica y en la pneum atología de Lucas)»,
(pág. 256). E stoy com pletam ente de acuerdo. C o m o he com entado en m i
ensayo, la doctrina paulina del Bautism o del E spíritu com o u n a m etáfora
de la conversión n o dism inuye, de ninguna m anera, la realidad de las “un-
ciones” siguientes y m últiples del E spíritu Santo, diseñadas para dar poder
a los creyentes para el m inisterio carism ático. A un q u e esto sugiere que,
para Oss, Pablo y Lucas em plean la m ism a term inología del Bautism o del
E spíritu p ara describir dos hechos diferentes (algo que m e parece im pro-
bable, aunque n o im posible), las realidades espirituales que estos hechos
303
¿Son vigentes los dones milagrosos?
304
U na respuesta de la T ercera O la a douglas a . oss
(4:18; 5:17; 6:19; 8:48; cf. 24:29), se ofreció a sí m ism o en sacrificio p o r los
pecados (H ebreos 9:13-14) y fue resucitado de entre los m uertos (Hechos
17:31; 1 Ti. 3:16) era la presencia del E spíritu Santo.
E n su Evangelio, Lucas «identifica precisamente el poder de Jesús com o
el poder del Espíritu Santo y, p o r lo tanto, atribuye las cosas que Jesús hizo,
lo que hizo que la gente extendiera su fam a p o r to d o lugar, al dynam is, “el
poder” del Espíritu».90 El m ism o Jesús atribuye explícitam ente su poder
sobre los dem onios a que el E sp íritu Santo m oraba en él. E n ten d ió que:
305
¿Son vigentes los dones milagrosos?
93 Ib íd , 24 2 .
306
Capítulo 5
DECLARACIONES FINALES
Declaración final de la postura
pentecostal/carismática
Douglas A. Oss
Estas observaciones finales surgen después de haber pasado dos días
m uy provechosos y edificantes debatiendo con los otros autores y el editor
del presente libro. Muchas gracias a W ayne Grudem , Richard Gaffin, Robert
Saucy y Sam Storms p o r sus opiniones de incalculable valor. Se nos ha pedi-
do que ofrezcamos nuestras opiniones sobre las áreas en las que estamos de
acuerdo y las diferencias que quedan entre las posiciones, y que presentemos
u n consejo final para la Iglesia acerca de los dones milagrosos.
Existen varías áreas en las que estamos de acuerdo, aunque toda-
vía quedan diferencias muy importantes.
1. Marcos de trabajo. E l m odelo teológico de G affin para entender los
dones milagrosos (y, en cierto m odo, el de Saucy) se basa en la prem isa del
“canon a b ie rto ”. G affin sostiene que, dado que la Iglesia p rim itiv a (por
ejemplo, la de C orinto) n o tenía todavía el N uevo Testam ento, necesitaba
que los dones de palabra funcionaran com o canon del N uevo Testam ento
hasta que el canon estuvo com pleto y fue accesible. Ve esta descripción en
textos co m o Efesios 2 :2 0 2 2 ־. P o r o tro lado, m i m arco de trabajo (y el de
Storm s tam bién) se basa en u n a co m p ren sió n bíblico-teológica de “los
últim os días”. M antenem os que las experiencias descritas en el N uevo Tes-
tam e n to son el cu m plim iento de la expectación que h ay en la E scritura
acerca de “los ú ltim os días”, y creem os que son características de esta era
hasta el regreso del Señor.
A m bos “m odelos”, o “m arcos de trabajo” se usan para excluir las evi-
dencias presentadas p o r las otras posturas. P o r ejem plo, G affin identifica
cualquier evidencia que y o aporte en co n tra del cesacionism o com o algo
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
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D eclaración final de la postura pentecostal/ carismática
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
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D eclaración final de la postura Pentecostal/ carismática
1:4-7), pero que apenas había avanzado en el cam ino de la santificación (cf.
el recordatorio de la epístola).
Storms y Saucy coinciden en que la dotación de poder no es santificación
y en que se desarrolla con el tiem po en la vida cristiana. Los pentecostales no
estamos en desacuerdo con esta interpretación, pero enfatizamos la necesi-
dad de una experiencia del poder del E spíritu identificable y especial que
señale el com ienzo del proceso. Esta dotación inaugural de p o d er es lo
que llamamos “bautism o en”, o “ser lleno del Espíritu Santo”; las experien-
cias posteriores del poder del E spíritu tam bién las definim os com o “ser
lleno del E spíritu Santo”. Storm s y Saucy afirm an acertadam ente el crecí-
m iento que tiene lugar en este área de la vida cristiana, porque una experien-
cia especial no le otorga a uno u n estado perm anente de poder espiritual.
Pero la diferencia principal está en el nivel de intensidad que caracteriza a la
prim era experiencia. Storm s y Saucy creen que en el orden de la salvación
hay dos rasgos diferentes que surgen de la regeneración: la santificación y la
dotación de poder. T am bién en cuanto al orden de la salvación, los pente-
costales sitúan al com ienzo de la sección de la dotación de poder una expe-
riencia inicial y única de bautismo con el Espíritu y con poder.
T o d o s estam os de acuerdo en que la regeneración n o está ausente de
H echos. E n 2:38; 11:9,14,15-18, p o r ejem plo, existe un a clara indicación
de que el derram am iento del E spíritu se asociaba con la Em pieza de cora-
zó n y la nueva vida en C risto. N o obstante, cuando Lucas pasa a describir
la naturaleza de la obra del Espíritu, hace m ucho más énfasis en la dotación
de poder; la lim pieza y la santificación son im portantes, pero n o reciben el
m ism o nivel de tratam iento. A ún más, las descripciones que encontram os
en H echos de la o b ra del E spíritu de dar p o d er presentan esa experiencia
com o algo espectacular e inm ediato.
U n a s p alab ras p a ra la Iglesia. Los pentecostales tienen una larga his-
to ria de lucha p o r encontrar el equilibrio en la vida espiritual entre el fruto
del E sp íritu y la m ilagrosa dotación de p o d e r del E spíritu. A lo largo de
esta historia h a habido abusos, p e ro tam bién una rica bendición de Dios.
D u ran te m uchos años hem os buscado abrazar los m ovim ientos legítimos
del E spíritu a la vez que intentábam os evitar im itaciones abusivas o falsas.
Las siguientes reflexiones pastorales vienen de u n o que nació en u n círculo
pentecostal, se crió en ese círculo, y que lo ha visto todo.
1. M e gustaría que la com u n id ad evangélica en general n o se alejara
tím idam ente de la dim ensión de poder de la vida en el Espíritu solo porque
puedan darse abusos. Si la Biblia enseña que esta ob ra del E spíritu es para
ho y , entonces debem os buscar las expresiones bíblicas de tal poder, y n o
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D eclaración final de la postura pentecostal/ carismática
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Declaración final de la postura
de la Tercera Ola
C. Samuel Storms
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
enseña que esta distinción sea excusa para negar a los cristianos post-apos-
tólicos (com o tú y yo), la vigencia de los dones m ilagrosos tan claram ente
descritos (y y o creo que tam bién prescritos) p o r Pablo, Lucas y los otros
autores del N u ev o Testam ento. Som os u n cuerpo en C risto con aquellos
que trab ajaro n para el reino en el libro de H echos. A un q u e n inguno de
los que form am os parte de este sim posio quiere argum entar a favor de la
sucesión apostólica, quiero insistir en lo que podríam os llam ar sucesión
eclesiástica. Somos la continuidad orgánica del C uerpo de C risto que nació
en Pentecostés. El m ism o Espíritu Santo que vino para m orar en aquellos
creyentes (la Iglesia) y darles poder perm anece para m orar en nosotros (la
m ism a Iglesia) y darnos poder ahora. Los cesacionistas dicen que esto no es
así, pero tienen la obligación de dem ostrar que están en lo cierto, y todavía
no han aparecido evidencias bíblicas ni explícitas ni im plícitas que respal-
den su interpretación.
2. G affin argum enta que el consejo de Pablo a los que hablan en len-
guas en 1 C orintios 14:28 de “hablar para sí m ism o y para D ios” n o puede
referirse al ejercicio privado del don, porque el contexto es el de la asam-
blea de la Iglesia. Pero, si esto fuera verdad, G affin estaría en posición de
alentar la legitimidad de las lengaaspersonales, sin interpretación, no evangelísti-
easy que no son señales en la reunión grupal de la Iglesia, u n punto de vista que,
estoy seguro, n o le gustaría adoptar. Es m ejor entender que el apóstol Pa-
blo está recom endando que el uso personal de la oració n en lenguas sin
interpretación se haga fuera de la asamblea de la Iglesia, es decir, en la pri-
vacidad de la vida devocional de cada u n o .1
3. ¿Qué quiere decir Pablo con «la dem ostración del poder del Espíritu»
que acom pañó su predicación del Evangelio (1 C o. 2:4:1 Ts. 1:5)? D ecir,
com o hace Gaffin, que no puede tratarse de milagros porque «era ejercido
precisam ente cuando la propia conducta de Pablo era de ‘debilidad, tem o r
y m u ch o te m b lo r’ (vs. 3)» (págs. 291-292) es entender la naturaleza y los
propósitos de lo milagroso de form a totalm ente opuesta a la realidad. Véa-
se que las debilidades y el d o lo r de P ablo causados p o r su “espina en la
carne”, ¡llegaron inmediatamente-después de su experiencia de revelación
más im portante (2 C o. 12:1-6)! Y la presencia de «señales, prodigios y mila-
gros» en su m inisterio eran, para Pablo, perfectam ente compatibles con su
1 C o m o F e e a p u n ta , « h a b la r ‘p a r a sí ( ־־e n p riv a d o ) es c o n t r a r i o a ‘e n la a s a m b le a ’
d e l v s. 2 8 , lo q u e q u ie r e d e c ir q u e d e b e r ía m o s o r a r a D io s d e e sta m a n e r a e n p riv a d o »
(God’sEmpoweringPresence: TheHolySpiritin theLettersofPaul[P eabody, M ass.: H e n d ric k so n ,
1994], 251).
318
D eclaración final de la postura de la T ercera O la
N o estoy seguro de que Saucy o cualquier o tro pudiera dem ostrar que
los m ilagros tien en u n p ro p ó sito ú ltim o y unos propósitos secundarios.
E n cu en tro m uchas declaraciones en el N u e v o T estam ento en las que la
m otivación que había detrás de los milagros eran cosas tales com o la com-
pasión, el am or o el deseo de m ostrar m isericordia a los que suplican que se
les ayude (Mt. 9:27-31; 14:13-14; 15.22-28; 32-39; 17:14-21; 20:29-34;
M e. 1:41-42; 5:19; 6:3444; 8:2ss; 9:22; Le. 7:11-17; 17:13-14). El verbo
traducido com o «tener o m ostrar compasión» (splanchnizomai) se utiliza en
once ocasiones en el N u ev o T estam ento para referirse a la com pasión de
Jesús hacia los pecadores, ¡nueve de las cuales hacen referencia a la motiva-
ción de Jesús de sanar a los enfermos!
5. Saucy cuestiona la form a en que utilizo H echos 4:29-31, insistiendo
en que tal oració n solam ente es válida cuando los “apóstoles” están pre-
sentes. Entonces apela a H echos 4:33, u n texto que, n o obstante, solamen-
te habla del testim onio apostólico de la resurrección de Jesús. H echos 5:12
se refiere a los apóstoles com o aquellos que realizaron señales y milagros,
u n h echo que nadie niega. P ero n o podem os desechar ta n fácilm ente la
oración de Hechos 4, cuando vemos que creyentes que no eran apóstoles, como
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
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D eclaración final de la postura de la T ercera O la
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D eclaración final de la postura de la T ercera O la
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
Escritura em pleando una guía teológica que solam ente sirve para filtrar y
dejar fuera los elem entos carismáticos y milagrosos de la vida y del minis-
terio. H onram os y sostenemos la autoridad bíblica al som eter nuestra con-
ciencia y nuestra vida de Iglesia al texto, independientem ente de lo cercana
o alejada que esté nuestra experiencia del m odelo del N uevo Testam ento.
T odos n o so tro s desearíam os que la vida contem poránea de la Iglesia
fuera u n a reflexión más com pleta del ideal del N u ev o T estam ento. Pero
podem os, debemos, responder a la incom odidad y a la confusion que esto
crea frecuentem ente con más oración p o r los enfermos, u n mayor celo p o r
los dones espirituales y u n deseo másprofundo de que la m ano de Dios haga
aquellas señales y prodigios que bendicen a su pueblo y magnifican su nom-
bre. Si la Iglesia deja paso a una teología que vacia la oración de la expecta-
tiva de la actuación de Dios, la Iglesia perderá poder.
324
Declaración final de la postura
abierta, pero con cautela
Robert L. Saucy
Las obras de D ios com o el Espíritu invisible e infinito siem pre han sido
tem as que al pu eb lo de D ios le ha costado entender. Y si pensam os en la
falibilidad otorgada a todos los intérpretes, una incom prensión de las obras
de D ios nos conduce inevitablem ente a la diversidad de opiniones. C om o
es evidente p ara el lecto r de este lib ro , la com prensión del tem a de los
dones espirituales m ilagrosos en la Iglesia contem poránea n o es u n a ex-
cepción. A pesar de las diferencias que h ay e n tre n o so tro s, m e gustaría
decir que la participación en este sim posio ha sido una auténtica bendición
para m í. La u nidad en la Iglesia tiene m uchas dim ensiones, y juntarse en
to rn o a las Escrituras para buscar la verdad p o r el bien de la obra de D ios
n o hace sino in crem en tar u n sentim iento de unidad, incluso cuando no
llegamos a u n acuerdo final.
M e gustaría com enzar estas palabras de conclusión con unos cuantos
com entarios que explican y dan respuesta a algunos com entarios sobre m i
ensayo. D ichos com entarios indicaban que am bos continuistas creen que
m i posición lim ita de form a reduccionista el p ro p ó sito de los m ilagros,
diciendo que solo funcionan com o “señales” autentificadoras (ver Storms,
págs. 161-162 y O ss, pág. 166). M i intención n o era esa, y confío en que el
resto del ensayo ayude a aclararlo. Los contextos de m is afirmaciones que
los continuistas m encionan estaban relacionados con contextos que tratan
específicam ente los m o m en to s de la h isto ria bíblica en que la actividad
m ilagrosa extraordinaria acom pañó a los m inistros proféticos inspirados
p o r D ios (en especial Jesús y los apóstoles). M i intención, incluso en esos
casos, no era decir que la realización de los milagros tenía u n solo propósi-
325
¿Son vigentes los dones milagrosos?
to, sino más bien decir que, en esas ocasiones, su propósito principal era el
de autentificar a los portadores de la Revelación divina y su mensaje.
T am bién quiero aclarar m i descripción del Bautism o del Espíritu pen-
tecostal co m o aquello que nos trae «relación nueva y definitiva» con el
Espíritu, y que para Oss es u n concepto erróneo de esta tradición. M i frase
se basaba en las explicaciones pentecostales del Bautism o del Espíritu, ta-
les com o las de R alph Riggs y D onald Gee:
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D eclaración final de la postura abierta, pero con cautela
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
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D eclaración final de la postura abierta, pero con cautela
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
T am bién nos insto a dejar claro que el énfasis de nuestras iglesias está
en las verdades centrales de la fe evangélica que nos hacen U n o en C risto
y en su salvación. El objetivo final de la actividad del E spíritu es que todos
seamos «conform e a la imagen de Su H ijo» (Ro. 8:29). H istóricam ente, la
obra de D ios de avivam iento siem pre se ha centrado en las verdades vitales
de la salvación, es decir, arrepentirse del pecado y obedecer a Cristo vivien-
do en santidad. D ebem os tener m ucho cuidado y asegurarnos de que nin-
gún fenóm eno concom itante eclipse la im portancia real de la obra de Dios,
en c u an to a su realidad y su reputación. T odos debem os p reocuparnos
cuando la fascinación p o r lo m ilagroso y las manifestaciones de poder en la
Iglesia adquieran más im portancia que la preocupación p o r la salvación de
los perdidos y el discipulado y el crecim iento en el fru to espiritual y ético
del Espíritu.
Además, y o animaría a que siempre realizáramos una evaluación bíblica
crítica de todas las m anifestaciones “m ilagrosas”. Este consejo es natural
en alguien que defiende la p o stu ra “abierta, p ero co n cautela”. A l n o en-
contrar ninguna enseñanza bíblica explícita ni a favor del cesacionismo ni a
favor del continuism o, m e veo obligado a considerar cuidadosam ente los
fenóm enos de la obra de D ios a la luz de lo que conocem os de la Escritura
sobre los dones milagrosos, para así encontrar alguna pauta que m e ayude
a d eterm in ar la cuestión de la m anifestación de estos dones en la actuali-
dad. Esta es la razón p o r la que considerar los m ilagros de la historia de la
Iglesia n o m e parece “irrelevante”, adjetivo que sí usa u n o de los p a rtid -
pantes de este sim posio. Pero, incluso creer en la continuidad de los dones
milagrosos n o excluye la responsabilidad de la Iglesia de evaluar cuidadosa-
m ente todas las actividades milagrosas a la luz de los patrones bíblicos de la
naturaleza y práctica de estos dones. Sugiero que, incluso con nuestras di-
ferencias, podríam os ten er m ás unidad en la Iglesia de h o y si tuviéram os
más voluntad para considerar seriam ente todas las enseñanzas bíblicas so-
bre este tem a, y actuáram os en consecuencia.
E n conclusión, m e gustaría añadir dos im presiones fuertes que m e que-
d aro n com o resultado de la co m u n ió n con los o tro s participantes, mien-
tras discutíam os el tem a de este libro. N uestra interacción renovó m i idea
de que nuestros desacuerdos son entre “herm anos y herm anas en C risto”.
R econozco que los m ilagreros falsos están presentes en este m undo, ace-
chando al p u eb lo de D ios y a aquellos fuera de la Iglesia. D etectarlos n o
siem pre es fácil, y deberíam os hacer to d o lo posible p o r proteger a núes-
tras iglesias de ellos. Sin em bargo, la com unión que disfrutam os era clara-
m ente entre creyentes. N o coincidim os en todos los puntos, pero nuestro
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D eclaración final de la postura abierta, pero con cautela
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Declaración final
de la postura cesacionista
Richard B. Gaffin, Jr.
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
los resultados que ésta pueda ten er (por m uy beneficiosos que sean, com o
p o r ejem plo u n increm ento en el am or p o r los demás, celo p o r el Evange-
lio, oración ferviente). La única que tiene ese derecho es la sana doctrina, es
decir, la enseñanza fiel a la E scritura. C u an d o todas las partes están dis-
puestas a m an ten er ese principio sin com prom eterlo, podem os m ostrar-
nos esperanzados y estar seguros de que el E spíritu ho n rara nuestro com-
prom iso y otorgará a la Iglesia una m ayor unidad, no solamente a la hora de
entender su obra, sino tam bién a la hora de experim entarla.
E n u n libro reciente sobre espiritualidad pentecostal (que recoge tanto
el desarrollo dentro del m ovim iento carismático com o dentro de las deno-
minaciones pentecostales)1, H arvey C ox concluye que, con la dism inución
de «la m odernidad científica y la religión convencional», estamos presen-
ciando una nueva «lucha p o r encontrar el alma de la hum anidad». E n esta
batalla los nuevos contendientes, según C ox, son el “fundam entalism o” y
el “experiencialismo* ”.12 E ntre los prim eros, p o r ejem plo, están «aquellos
cristianos que creen en la infalibilidad verbal de la Biblia»3; los últim os
aceptan una gran variedad de espiritualidades intuitivas, m enos analíticas,
en las cuales la experiencia es el elem ento principal.
C o m o rem iniscencia de las luchas del cristianism o protestante norte-
am ericano a principios de este siglo, el tem a que C o x nos presenta es una
repetición del fam oso serm ón “Shall the Fundamentalists Winf” [¿Ganaran
los fundamentalistas?] - [N . del T . Serm ón del pastor H a rry Em erson Fos-
dick (1922)]. Es especialm ente interesante su observación de que en esta
versión actualizada, «la m ayoría de las luchas entre los fundam entalistas y
los experiencialistas incluso se están lidiando dentro de los param etros del
Pentecostalismo».4 U n o de los tem as principales del libro es que el elemen-
to que más ha fom entado el “experiencialismo” ha sido la aparición en este
siglo de la espiritualidad pentecostal. Pero, según el, dentro del Pentecosta-
lismo m ism o se sigue debatiendo si prevalecerá el “experim entalism o” o el
fundamentalismo.5
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D eclaración final de la postura cesacionista
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
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D eclaración final de la postura cesacionista
.por loque leagradáaD ios en varios tiem posy dediversas maneras revelarsea
sím ism oy declararsu voluntadasulgksio;y además... le agradó dejar esa revela-
ciónporescnto[lo cualera m uy necesario]... tantomáscuantoquehancesadoyalos
modosanteriorespor los cítalesD ios reveló su voluntad a su Iglesia,»
337
¿Son vigentes los dones milagrosos?
las revelaciones continuas de las que habla el ala radical de la R eform a.8 E n
cuanto a descubrir la voluntad de D ios para hoy, y buscar y esperar la guía
de D ios para nuestras vidas, la C onfesión es contundente: n o hay lugar ni
para la tradición hum ana ni para la nueva revelación.
D e hecho, la opinión de Oss y Storm s está en línea con el frente radical
de la Reform a que la Confesión de W estm inster rechaza. M ejor que los dos
continuistas, la Confesión ve la plenitud y finalización del proceso de Reve-
lación unida a la historia acabada de la Redención. A l apreciar esa relación,
tam bién se entiende que el periodo posterior a Pentecostés y la fundación
apostólica de la Iglesia está desprovista de las nuevas revelaciones (aparte,
quizás, de las excepciones n o buscadas ni esperadas que confirm an la re-
gla). A sim ism o tam bién se entiende que en este tiem po interm edio, hasta
que C risto regrese, tales revelaciones especificas ya n o son necesarias, por-
que la Escritura canónica es suficiente com o «lámpara a mis pies y lumbre-
ra a m i camino» (Sal. 119:105; fijémonos en el pronom bre “m i”, personal y
concreto, aunque no individualista).
Q u e D io s o to rg u e a su Iglesia en nuestra era u n a apreciación p o r el
razonam iento histórico-redentor que enm arca su actividad de revelación y
que, con tal apreciación, nos dé u n a confianza inquebrantable en la sufi-
ciencia única, sola y exclusiva de la Escritura com o la guía para la fe y para
la vida.
3. F in alm ente, lo m ás esencial de la o b ra del E sp íritu es su carácter
escatológico. E l E spíritu dado actualm ente a la Iglesia, en palabras de Pa-
blo, es el “depósito” y las “prim icias” hacia el fu tu ro escatológico, afirma-
ción cada vez m ás respaldada en nuestros días, especialm ente en tre la
com unidad académica. P ero existe m ucho m enos consenso sobre el lugar
que ocupa la dim ensión escatológica en la actividad to tal del Espíritu en la
creación y la salvación.
Los pentecostales y carismáticos subrayan que los dones de revelación
y las sanidades son manifestaciones de la presencia del R eino escatológico
y del poder del Espíritu. Pero, com o he intentado dem ostrar anteriorm ente
(págs. 61-65), tales fenóm enos, cuando suceden, no son sino señales provi-
sionales, epifenóm enos que n o pueden definirse com o escatológicos. Pa-
blo parece bastante claro sobre ello en 1 C o rin tio s 13:8-12: los dones de
palabra com o la profecía y las lenguas (incluyendo el tipo de conocim iento
que aportan) “cesan” y “pasan”. Esto n o puede decirse de lo que es escato-
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D eclaración final de la postura cesacionista
339
Conclusión
Wayne A. Grudem
A unque éste es el final del libro, obviam ente n o es el final del debate.
A ú n quedan diferencias im portantes p o r solucionar. N o obstante, los auto-
res tam bién com parten algunas opiniones clave, y creemos que es adecúa-
do m encionarlas y dar gracias p o r ellas.
Áreas de acuerdo
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¿S on vigentes los dones milagrosos?
b) Guía: El E spíritu Santo nos guía (pero se tendría que realizar u n estu-
dio m ás p ro fu ndo sobre cóm o utiliza el E spíritu Santo nuestras im-
presiones y sentim ientos en esta cuestión en particular).
c) Dotación depoder: El Espíritu Santo otorga poder a los cristianos para
realizar diferentes tipos de m inisterios, y esta entrega de poder es una
actividad que puede distinguirse de la obra transform adora del Espí-
ritu Santo m ediante la cual nos perm ite crecer en santificación y en
obediencia a D ios. Esta o b ra del E sp íritu Santo de d ar p o d er n o es
una nueva doctrina; las generaciones que nos preceden solían llamar-
le “unción”. E l Espíritu Santo puede dam os tal poder para el ministe-
rio en diferentes ámbitos, n o solam ente para predicar, sino para orar,
evangelizar, aconsejar y otras actividades que realizam os en la iglesia
para el avance del reino de Dios.
d) Revelación: D ios, en su Soberanía, puede recordam os cosas específi-
cas, n o solam ente (i) recordándonos ocasionalm ente palabras especí-
ficas de las E scrituras para c u b rir la necesidad del m o m en to , sino
tam bién (ii) dándonos una com prensión repentina sobre la aplicación
de las Escrituras a una situación concreta, (iii) influyendo en nuestros
sentim ientos y em ociones, y (iv) dándonos inform ación específica
sobre situaciones de la vida real que no habíam os adquirido p o r otros
342
C onclusión
Áreas de desacuerdo
343
¿Son vigentes los dones milagrosos?
344
C onclusión
5. D espuÁdelaconversión:¿solohayunadotacióndepoder^O ssencuentra.en
el lib ro de H echos u n patrón: los cristianos experim entaron un a sola un-
ción del Espíritu Santo con poder (o Bautism o del Espíritu Santo), distinta
al m om ento de la conversión, y cree que hablar en lenguas acom paña a esa
unción. N o obstante, los otros autores n o ven ese p a tró n ni anim an a los
cristianos a buscar esa experiencia concreta com o algo distinto al m om en-
to de la conversión y distinto de las dotaciones con poder que, a lo largo de
la vida cristiana, pueden darse en ocasiones diversas.
6. ¿HastaquépmtodebernosverlavidadelaIglesiaendNuevo Testamentoam o
el modelo a im itar en laactualidad?Este fue quizás el desacuerdo más impor-
tan te en tre los autores. Storm s y O ss, durante nuestras conversaciones,
co n tin u a ro n enfatizando que en todas las otras áreas de la vida cristiana
(com o la evangelización, la conducta m oral, la doctrina, el gobierno y el
m inisterio de la iglesia, etc.) tom am os el N uevo Testam ento com o m odelo
a im itar en la actualidad. C o n eso en m ente, retaro n a G affin y a Saucy a
explicar p o r qué en el área de las obras m ilagrosas del E sp íritu Santo n o
estaban dispuestos a adoptar el m odelo del N uevo Testam ento.
G affin y Saucy, p o r o tra parte, siguieron usando el argum ento de que
to d o s creem os en la singularidad de los apóstoles; es decir, que ahora n o
existen apóstoles (en el sentido de «los apóstoles de Jesucristo» que funda-
ro n la Iglesia prim itiva y escribieron la Biblia). Y teniendo en cuenta que la
presencia de los apóstoles y la situación de “canon abierto” hacen que la
época del N u ev o T estam en to sea diferente a la nuestra, G affin y Saucy
a p u n taro n a que Storm s y Oss habían adm itido que hay algunos detalles
del N u ev o T estam ento que no son u n m odelo para nosotros. Si es así, y si
Storm s y O ss tam bién coinciden en que las vidas de los apóstoles estuvie-
ro n caracterizadas p o r u n poder m ilagroso inusual incluso durante la era
del N u ev o T estam ento, entonces, ¿por qué n o adm itir la diferencia entre
aquellos tiem pos y los nuestros, específicamente en este tem a de la activi-
dad milagrosa, u n área que estaba m u y estrecham ente relacionada con los
m ism os apóstoles?
¿D ebem os esperar h o y m ilagros con la m ism a frecuencia y el m ism o
p o d er con el que o cu rrían en la vida de los apóstoles en el N u e v o Testa-
m entó? Storm s y O ss piensan que debem os esperar u n poco m enos de lo
que sucedió entonces; Saucy dice que debem os esperar bastante m enos; y
G affin cree que debem os esperar m uchísim o m enos que eso. Estas discu-
siones acabaron en u n callejón sin salida.
7. Resultados en la vida de iglesia. A causa de las seis diferencias ya comen-
tadas, cuando hablam os sobre estilos concretos de m inisterio y vida ecle-
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¿Son vigentes los dones milagrosos?
sial, nos dim os cuenta de que las iglesias en las que estos puntos de vista se
creen y enseñan son bastante diferentes. Las iglesias que sostienen la visión
de Storm s y Oss incluyen m ucha más enseñanza sobre los dones milagro-
sos y anim an a las personas a o ra r p o r esos dones, buscarlos y ejercerlos
(sanidad, profecía, lenguas e interpretación, m ilagros, discernim iento
de espíritus y quizás alguno más). Pero las iglesias con el p u n to de vista de
Gaffin, y en cierto m odo el de Saucy, no anim an a las personas a o rar p o r
estos dones, y norm alm ente n o ofrecen u n “espacio” para que se den ni en
las asambleas grandes ni en grupos más pequeños. D e este m odo, el tip o
de liderazgo que cada au to r ejercería si fuera pastor de una iglesia tendría
u n enfoque y u n énfasis diferentes. Y está claro que estas cuestiones mar-
can la vida de una iglesia.
1E s ta p r e g u n ta , y s u re s p u e sta , m e la s u g irió e n p r i m e r lu g a r e l e d it o r d e Z o n d e r v a n ,
J a c k K u h a ts c h e k , c u a n d o e m p e z a m o s a p la n e a r la p u b lic a c ió n d e e ste li b r o . P e r o n o m e
d i c u e n ta d e la im p o r t a n c ia fu n d a c io n a l d e e s ta p r e g u n t a h a s ta q u e c o m e n c é a e s c r ib ir
la c o n c lu s ió n d e e ste lib r o .
346
C onclusión
347
¿Son vigentes los dones milagrosos?
348
C onclusión
Salmo 133
349
Bibliografía en castellano
D u n n , J a m e s D . G . , Jesús y El Espíritu, S a la m a n c a : S e c r e t a r i a d o T r i n i t a r i o , 1 9 8 1 .
H i l b e r a t h , B e r n d , Pneumatología, B a r c e lo n a : H e r d e r , 1 9 9 6 .
351
¿Son vigentes los dones milagrosos?
S m o u t e r W . y v a r i o s , El movimiento carismático. F E L i R e , 2 0 0 1 .
352
índice de temas y personas
A
A b e l 284
A b ie r ta , p e r o c a u te lo s a , p o s t u r a 2 1 , 5 1, 9 9 , 101, 2 2 5 , 2 2 7 , 2 2 9 , 231
A b ra h a m 151, 152, 284
A g a b o 5 5 -5 8 , 7 4 -7 6 , 1 1 2 , 2 0 6 , 2 2 9 , 3 2 0
A lia n z a C ris tia n a y M is io n e r a 239
A m o r 2 5 , 6 1 -6 3 , 8 8 , 1 0 3 , 1 4 2 , 1 4 6 -1 4 8 , 1 8 1 -1 8 4 , 1 9 0 , 1 9 6 , 2 0 9 , 2 2 0 , 2 2 5 ,
271, 272, 279, 293, 296, 319, 322, 334, 339, 341, 347
A m o r c o m o s o b r e n a t u r a l 14 2
A n á lis is n a r r a t i v o 2 5 8
Ver. te o l o g í a n a r r a t i v a
A n a n ia s 106, 135, 192, 3 2 0
A n c ia n o s 2 0 , 4 9 , 5 6 , 67, 6 8 , 8 4, 124, 192, 2 0 4 , 2 0 8 , 2 1 1 , 2 3 0 , 2 4 5 , 24 6 ,
252, 288, 321, 348
Á n g e le s 7 7 , 1 1 3 , 1 5 3 , 2 1 8
A n i m o , d o n d e 7 2 , 8 7 , 1 4 1 , 1 5 8 , 16 2
A n ti-s o b re n a tu ra l 3 4, 323
A p l i c a c i ó n d e la s E s c r i t u r a s 1 4 4 , 1 5 6 , 3 4 2
A p o s to la d o 7 3 , 105, 124, 149, 154, 157, 158, 159, 166
, c o m o u n d o n 15 8 , 159
, c o m o u n o f i c i o 5 7 , 1 6 8 , 2 8 8 , 2 7 5 , 2 8 8 ,3 2 6
, n o es u n d o n 158
A p ó s t o l e s 1 7 , 1 8 , 2 6 , 4 4 -4 9 , 5 0 -5 2 , 5 4 , 5 5 , 5 7 , 6 1 , 6 2 , 1 0 5 -1 1 2 , 3 1 9 , 3 4 5
A p ó s t o l e s y p r o f e t a s 4 9 - 5 1 ,8 3 , 8 5 , 9 6 , 1 1 5 , 1 2 3 , 1 6 1 , 2 2 6
A s a m b l e a d e l a I g l e s ia 3 1 8
A s a m b le a d e l p u e b lo d e D io s 3 4 7
A s a m b le a s d e D io s 19, 2 3 , 176, 2 3 9 , 2 4 2
A s o c i a c i ó n d e I g l e s ia s d e l a V i ñ a 2 0
A u to r i d a d b íb lic a 4 6 , 2 4 9 , 3 2 4 , 3 3 6
Ver. E s c r i t u r a , a u t o r i d a d d e la
B
B a u tis m o d e l E s p ír itu 2 0 , 4 8 , 7 8 , 1 0 2 , 1 3 5 , 1 6 5 , 1 6 6 , 1 7 5 -1 7 7 , 1 7 9 , 1 8 0 ,
1 84, 2 3 3 , 2 3 4 , 2 4 0 , 2 5 1 , 2 5 2 , 2 5 4 -2 6 1 , 2 9 6 -2 9 9 , 3 0 3 , 3 0 4 , 3 1 1 , 326, 328
B a u tis m o d e l E s p ír itu S a n to 19, 2 0 , 2 4 , 2 5 , 3 9 , 4 1 , 176, 2 4 3 , 2 5 3 , 3 4 5 , 351
B a u tis m o e n e l E s p ír itu S a n to 176, 2 3 8 , 2 3 9 , 2 4 1 , 2 5 2 , 3 1 0 , 3 2 6 , 34 4
353
¿Son vigentes los dones milagrosos?
C
C a íd a s 1 4 4 , 2 9 3
C a lv in o 59, 168, 169
C a n o n d e la E s c r i t u r a 1 0 5 , 1 2 0 , 1 4 4 , 18 5
, c e r r a d o 5 1 ,5 2 ,8 6 , 8 7 ,1 5 5 ,1 7 0
,c a n o n d e l A n tig u o T e s ta m e n to 74
, c a n o n d e l N u e v o T e s ta m e n to 5 0 , 6 1, 8 5, 88
C a n t a r e n g r u p o y h a c e r lo e n le n g u a s 136
C a ris m á tic a 2 0 , 2 1 , 2 3 , 3 5, 4 0, 5 1, 7 7, 7 9, 80, 84, 9 4, 176, 184, 2 3 8 , 244-
247, 253, 254, 262, 267, 269, 277, 279, 287, 298, 300, 346, 347
, m o v i m i e n t o c a r i s m á t i c o 1 5, 19, 2 6 , 3 7 , 1 4 0 , 2 5 4 , 3 3 4 , 3 5 2
C e n t r a l B ib l e C o l l e g e ( M is s o u r i) 2 3 , 2 3 8
C e s a c io n i s m o 18, 2 2 , 6 5 , 6 9 , 7 1 , 7 3 , 7 7 , 8 1 , 8 4 , 8 9 , 9 1 , 104, 147, 184-188,
190, 198, 200, 202, 210, 234, 237, 243, 261, 265, 266, 269-
271, 274, 276, 289, 309, 317, 328, 330
C e s a c io n i s t a , p o s t u r a 18, 3 1 , 3 3 , 3 5 , 3 7 , 3 9 , 4 1 , 4 3 , 4 5 , 4 7 , 4 9 , 5 1 , 5 3 , 5 5 ,
57, 59, 61, 63, 65, 67, 69, 73, 333, 335, 337, 339
C e s a c io n i s t a s 1 8 , 1 9 -2 1 , 2 7 , 3 4 , 3 6 -3 8 , 5 1 , 6 1 , 6 8 , 6 9 , 7 5 , 7 7 , 8 4 , 9 2 , 1 0 4 ,
185, 187, 189, 203, 204, 216, 261, 2 6 2 , 268, 271, 2 7 2 , 286, 311, 318, 323,
331, 339, 347
C o m p a s ió n 109, 190, 196, 2 1 2 , 2 2 5 , 2 3 0 , 3 1 9 , 3 2 1 , 322
C o m p a s ió n d e D io s 321
C o m u n id a d C r is tia n a d e la V iñ a 2 0
C o m u n id a d M e tr o p o lita n a d e la V iñ a 22
C o n f e r e n c ia s d e lo s a u to r e s 2 4
C o n fe s ió n d e F e d e W e s tm in s te r 6 9 , 154, 170, 3 3 6
C o n s e jo 118, 141, 144, 145, 154, 167, 170, 2 06, 210, 2 16, 2 17, 309,
318, 330, 337
C o n tin u is m o 7 3, 148, 22 6 , 3 28, 3 3 0
C o n t i n u i s t a s 5 1 , 5 2 , 5 7 , 5 9 -6 2 , 6 5 , 6 7 , 7 7 , 1 9 1 , 2 0 5 , 2 0 6 , 2 2 6 , 2 2 7 , 2 3 0 ,
2 3 1 , 3 2 5 , 3 2 7 -3 2 9 , 3 3 1 , 3 3 6 , 3 3 8 , 3 3 9
C o n v e n c io n e s b a u tis ta s 3 1 4
C o ra z o n a d a s 2 6 , 156
C o m e lio 258, 266, 297, 299
C re y e n te s d e B e re a 149
CH
C h a rle s S p u rg e o n 2 0 0
C h i n a 1 3 3 , 141
C h r i s t i a n B r o a d c a s t in g N e t w o r k 19
354
Índice de temas y personas
D
D a lla s T h e o lo g ic a l S e m in a r y 2 3 7
D a v id 244, 2 6 5 , 2 8 4 , 285
D e m o n i o s 1 7 , 7 7 , 1 1 8 , 1 1 9 , 1 3 7 -1 3 9 , 1 6 0 , 1 6 2 , 3 0 5 , 3 2 3
D e s e a r d o n e s 1 3 9 ,1 5 9 ,1 6 4
D iá c o n o s 192
D i a k r i n o 5 6 ,1 4 8
D i s c e r n i m i e n t o d e e s p í r i t u s 1 9, 1 3 0 , 1 4 8 , 1 7 5 , 18 9
D i s c i p l i n a d e l a I g l e s ia 2 0 4
D is c u r s o in s p ira d o 111, 180, 2 8 9 , 2 9 0
D is p e n s a c io n a lis m o 2 6 5
D iv e rg e n c ia , á re a s d e 303
D o c t r i n a 19, 2 0 , 2 5 , 3 7 , 4 3 , 6 0, 6 2 , 9 7 , 103, 120, 124, 147, 165, 167, 170,
175־177, 185, 1 9 9 , 2 0 1 , 2 2 3 , 2 3 3 , 2 3 8 , 2 5 6 , 257
D o n e s d e p a l a b r a 4 9 , 6 3 , 6 8 , 9 2 , 9 6 -9 8 , 2 7 1 , 2 7 5 , 2 8 5 , 2 8 8 , 3 0 9 , 3 1 0 -3 1 2 ,
338, 339
Ver. d o n e s d e re v e la c ió n
D o n e s d e re v e la c ió n 4 9 , 5 0 , 58, 7 3 , 9 6 , 185, 2 8 9 , 3 2 3 , 3 3 5 , 338
Ver. d o n e s d e p a la b r a
D o n e s e s p e c ífic o s 2 4 , 2 2 7 , 2 7 5
D o n e s e s p i r i t u a l e s 1 7 , 6 2 , 6 6 -6 8 , 7 6 , 8 8 , 1 0 1 , 1 0 2 , 1 0 4 -1 0 6 , 1 1 7 , 1 2 3 -1 2 7 ,
1 3 1 , 1 3 6 , 1 3 7 , 1 4 0 , 1 4 2 , 1 4 4 , 1 5 7 -1 5 9 , 1 6 3 , 1 6 4 , 1 7 1 , 1 9 0 , 2 0 0 -2 0 3 ,
2 0 8 , 2 2 0 , 2 2 6 , 2 3 1 , 2 3 7 , 2 7 3 , 2 8 8 , 2 9 2 , 3 2 4 , 3 2 5 , 3 2 8 , 3 2 9 , 3 3 1 , 3 4 7 , 35 2
Ver. d o n e s e s p e c ífic o s
D o n e s m i l a g r o s o s 1, 3 , 6 , 1 5, 18 -2 1 , 2 3 , 4 5 , 4 8 , 5 1 , 6 2 , 7 2 -7 4 , 7 6 , 8 0 -8 3 ,
9 5 , 9 6 , 1 0 1 , 1 0 2 , 1 0 4 , 1 0 6 , 1 1 6 , 1 1 7 , 1 2 0 , 1 2 3 -1 2 9 , 1 3 9 , 1 4 0 , 1 4 3 ,
1 4 5 -1 4 8 , 1 6 0 , 1 6 1 , 1 6 5 , 1 6 6 , 1 8 4 -1 8 6 , 189, 191, 192, 198, 2 0 1 , 203,
2 2 7 , 2 3 0 , 2 3 1 , 2 3 7 , 2 4 3 , 2 6 1 , 2 6 2 , 2 6 5 , 2 6 9 -2 7 1 , 2 7 3 , 2 7 5 - 2 7 8 ,
2 8 1 , 2 8 3 , 2 8 5 , 2 8 6 , 2 8 8 , 2 9 1 , 2 9 2 , 2 9 5 , 2 9 9 , 3 0 9 , 3 1 0 , 3 1 8 -3 2 0 , 328-
330, 341, 346
D o n e s n o m ila g ro s o s 144, 160
D o n e s p ro fé tic o s 4 9 , 5 1 , 5 2 , 5 4, 5 9 , 6 1 , 6 2 , 6 6 , 8 5, 169, 2 0 8 , 2 7 9
D o ta c ió n d e p o d e r (d e l E s p ír it u S a n to ) 311
E
E d if i c a c ió n 2 7 , 6 7 , 8 5 , 9 6 , 1 3 0 , 1 3 1 , 1 3 6 , 1 4 0 , 1 4 3 , 1 5 9 -1 6 1 , 1 6 3 , 1 6 6 , 1 9 1 ,
1 9 2 , 2 0 3 , 2 0 6 , 2 0 7 , 2 1 3 -2 1 5 , 2 2 0 , 2 2 6 , 2 3 1 , 3 1 2 , 3 2 0 , 3 2 2
E fe c to e c o 2 5 9 , 299
E fe s o , d is c íp u lo s d e 2 4 8 , 2 9 7
E g i p t o , e s c l a v i t u d j u d í a e n 1 5 2 , 153
355
¿Son vigentes los dones milagrosos?
E l C l u b 7 0 0 19
E l d ía d e l S e ñ o r 2 4 6
E ld a d y M e d a d 245
E li a s 1 0 7 2 7 3 ,2 7 2 ,2 2 7 ,1 8 8 ,1 8 6 ,1 5 1 ,1 2 2 ,1 1 2 ־
E li a s y E l í s e o 1 0 7 , 1 0 8 , 1 1 0 -1 1 2 , 1 2 2 , 1 8 6 , 188
E litis m o 147
E m o c io n a lis m o 2 0 2 , 219
E m o c io n e s 202, 219, 323, 342
E n f e r m e d a d y p e c a d o 132
E n f e r m e d a d e s o r g á n i c a s 1 1 7 , 1 3 1 , 13 2
E n s e ñ a n z a 2 0 , 3 7 , 5 7 , 6 7 , 7 2 -7 5 , 9 6 , 9 7 , 1 0 1 -1 0 5 , 1 1 0 , 1 1 3 , 1 1 5 , 1 1 6 , 123-
1 2 9 ,1 3 5 , 1 3 8 -1 4 0 , 1 4 2 , 1 4 8 , 1 4 9 , 1 5 3 -1 5 5 , 1 5 7 , 1 6 0 , 1 7 2 , 205, 207,
225, 226, 230, 231, 239, 249, 251, 252, 257, 268, 270, 272, 287,
2 8 8 , 2 9 8 , 3 0 0 , 3 1 0 , 3 2 1 , 3 2 7 -3 3 0 , 3 3 4 , 3 4 6 , 3 4 7
E n s e ñ a n z a b íb l ic a 7 3 , 7 5 , 1 0 1 , 1 0 4 , 1 1 6 , 1 2 5 -1 2 8 , 1 3 9 , 1 4 0 , 153, 155, 226,
230, 239, 257, 310, 327, 328, 329, 330, 347
E n s e ñ a n z a s o b r e lo s d o n e s 6 7 , 3 4 6
E p a fro d ito 125, 209, 210
E ra a p o s tó lic a 5 2 , 7 1 , 7 3 -7 5 , 8 1 , 1 0 4 , 117, 121, 123, 125, 127, 129,
140, 155, 156, 162, 172, 2 2 7 , 2 8 2 , 2 8 3 , 30 1 , 319
E s c a t o l ó g i c a d e l E s p í r i t u S a n t o , n a t u r a l e z a 3 6 , 4 3 , 9 3 , 1 5 6 ,3 3 9
E s c r i t u r a , a u t o r i d a d d e la 5 1 , 7 5 , 9 7 , 1 7 0 , 2 4 9 , 2 7 5 , 3 2 3 , 3 3 6
E sp e ra n z a 2 7 , 6 1 -6 3 , 1 0 3 , 1 3 2 , 1 8 2 , 2 1 0 , 2 1 2 , 2 4 4 -2 4 7 , 2 5 3 , 2 5 4 , 2 6 0 ,
263, 268, 269, 287, 293, 321, 323, 339
E s p ír itu S a n to , e l 1 7 7 9 - 8 1 , 8 4 ,7 7 ,6 9 ,5 6
9 1 , 1 1 3 , 1 3 5 , 1 4 5 , 1 4 8 , 1 5 3 ,1 5 6 , 1 5 8 , 1 6 0 , 1 6 6 , 1 6 8 , 1 7 0 , 1 7 5 -1 8 0 ,
1 8 2 -1 8 4 , 189, 194, 195, 196, 1 9 8 -2 0 4 , 2 0 6 , 2 0 7 , 2 1 8 -2 2 0 , 2 2 3 ,
2 2 4 , 2 2 8 , 2 2 9 , 2 3 3 , 2 3 4 , 2 3 7 ,- 2 4 4 , 2 4 6 ,2 4 7 , 2 5 0 - 2 5 3 , 2 5 7 , 2 6 0 , 2 6 1 ,
2 6 4 -2 6 6 , 2 6 8 , 2 6 9 , 2 7 3 -2 7 5 , 2 8 4 , 2 8 5 , 2 9 1 , 2 9 5 , 2 9 7 , 3 0 3 -3 0 6 , 3 1 0 -
3 1 3 , 3 1 8 ,3 2 6 ,3 3 5 ,3 4 2 - 3 4 6
E s p íritu s p riv a d o s 170, 337
E s t e b a n 1 1 0 -1 1 2 , 1 8 0 , 1 9 2 , 1 9 7 , 3 0 6 , 3 2 0
E v a n g e lic a lis m o 2 0 2 , 2 2 3 , 2 3 9 , 2 8 8 , 3 1 4
E v a n g é lic o s c a p a c ita d o s 2 0
E v a n g e lis m o 160, 197, 2 7 7 , 301
E v i d e n c i a fís ic a i n i c i a l 2 5 7
E x h o rta c ió n , d o n d e 8 7 , 1 3 1 , 1 3 9 -1 4 1 , 1 5 8 , 1 6 3 , 1 6 4 , 1 8 3 , 2 0 4 , 2 1 4 , 2 2 9 ,
320
E x ilio 152, 153
E x is te n c ia lis m o 92
É x o d o 107, 122, 132, 152, 188, 189
E x o rc is m o 6 4 , 117, 137, 156, 2 5 1 , 2 6 5 , 2 6 7 , 2 7 4 , 2 7 7 , 311
E x p e c ta c ió n d e lo s m ila g ro s e n e l p r e s e n te 2 0
356
Indice de temas y personas
E x p e rie n c ia e x tra -c o n v e rs ió n 2 4 0
E x p u ls ió n d e d e m o n io s 1 7 ,1 8 ,1 2 2 ,1 3 7 - 1 3 9 ,1 4 1 ,1 6 2 ,2 7 8 ,3 0 4 ,3 2 3
F
Fe 6, 14, 21, 27, 2 8 , 3 8 , 4 1 , 4 3 , 4 7 , 5 1 ,6 3 , 6 4 , 9 1 , 9 4 , 9 7 , 102,
1 0 3 , 1 2 1 -1 2 3 , 132, 140, 147, 148, 154, 157, 162, 170, 177, 182,
194, 197, 2 0 3 , 2 0 7 , 2 0 8 , 2 1 0 -2 1 2 , 217, 229, 230, 247, 252, 261,
269, 272, 275, 277, 284, 292, 293, 296, 297, 314, 321, 322, 330,
337, 338, 342
, d o n d e la 163
, o r a c i ó n d e la 2 1 1 ,2 3 0 , 321
F a ls o s m ila g r o s 2 7 4
F e lip e 8 4, 110, 111, 112, 192, 197, 2 6 6 , 3 2 0
F ís ic a s , m a n i f e s t a c i o n e s 1 4 7
F ís ic o s , f e n ó m e n o s 7 7
F r u t o d e l E s p ír itu S a n to 9 4 , 148, 2 7 6 , 2 9 6 , 3 1 3 , 323
F u e g o 39, 78, 106, 107, 251, 263
F u l l e r T h e o l o g i c a l S e m i n a r y 13
F u n d a m e n ta lis m o 3 3 4 , 335
G
G lo s o la lia 6 5 , 134, 2 1 5 , 2 1 8 , 2 6 0 , 2 6 3 , 2 7 6 , 3 1 2
Ver. l e n g u a s , d o n de
G ra c e T ra in in g C e n te r 22
G u e r r a e s p iritu a l 2 5 , 138, 155, 162, 2 1 4 , 3 2 2
Ver. e x p u l s i ó n d e d e m o n io s
G u ía 18, 2 5 , 52, 5 8 , 6 0 , 66, 6 9 , 7 6 , 8 7 , 9 2 , 9 7 , 1 3 0 , 1 4 3 -1 4 5 , 1 56,
204, 208, 209, 278, 2 79, 314, 324, 329, 338, 342, 343
H
H a b la r e n le n g u a s 1 7 -2 0 , 2 4 , 3 7 , 6 1 -6 3 , 6 5 , 7 8 , 8 1 , 8 5 , 8 9 , 9 6 , 1 0 2 ,
1 0 6 , 1 3 6 , 1 7 6 , 1 9 1 , 2 1 3 -2 1 7 , 2 2 0 , 2 3 1 , 2 4 2 , 2 5 7 , 2 5 8 , 2 6 0 , 2 8 7 , 2 8 9 ,
290, 291, 299, 335, 344, 345
V e r le n g u a s , d o n d e
H e c h o s 1 3, 2 5 , 3 4 , 3 7 -3 9 , 4 1 , 4 2 , 4 4 -4 8 , 5 0 , 5 5 , 5 6 , 7 1 , 7 2 , 7 4 , 7 5 , 78-
8 2 , 8 4 , 8 5 , 9 3 -9 7 , 102, 106, 1 0 9 -1 1 3 , 115, 121, 125, 128, 133-
135, 137, 143, 144, 149, 155, 158, 161, 162, 165, 166, 171, 179, 180,
1 8 8 , 1 9 2 , 1 9 3 , 1 9 5 -1 9 7 , 2 0 3 , 2 0 6 , 2 0 8 , 2 0 9 , 2 1 2 , 214, 217, 218,
2 2 5 -2 2 7 , 2 2 9 , 2 3 0 , 2 3 3 , 2 3 4 , 2 4 0 -2 4 3 , 2 4 6 , 2 4 8 -2 5 5 , 2 5 7 -2 6 1 , 2 6 3 , 2 6 4 -
2 6 7 , 2 7 1 , 2 7 3 , 2 7 4 , 2 7 6 -2 7 8 , 2 8 7 , 2 9 6 , 2 9 9 , 3 0 4 , 3 0 5 , 3 1 0 , 3 1 1 ,
3 1 3 , 3 1 7 -3 2 1 , 3 2 7 , 3 2 8 , 3 4 5
H e r e d e s , m u e r te d e 188
H i s t o r i a d e la I g l e s ia 3 6 , 8 0 , 1 9 9 , 2 0 1
357
¿Son vigentes los dones milagrosos?
H i s t o r i a d e la r e d e n c i ó n 3 8 , 4 1 , 4 4 , 4 5 , 4 8 , 5 0 , 5 1 , 5 4 , 5 9 , 6 0 , 7 1 , 7 8 -8 1 ,
9 1 , 9 2 , 9 5 , 1 52, 153, 165, 166, 186, 187, 189, 2 3 4 , 2 3 8 , 2 4 2 , 2 4 3 , 2 5 9 ,
2 6 2 , 2 6 7 , 2 8 1 -2 8 3 , 2 8 5 , 2 8 6 , 3 1 7 , 3 2 7
H i s t o r i a d e la s a l v a c i ó n 3 8 , 4 0 , 4 5 , 9 2 , 9 3 , 1 1 2 , 1 1 6 , 1 5 2 , 1 5 3 , 2 6 7 , 2 8 1 -
283, 284, 285, 310
Historia salutis 3 8 , 4 3 , 93, 283, 285, 286
Ver. h i s t o r i a d e la s a l v a c ió n
I
I g le s ia b a u t i s t a c o n s e r v a d o r a 2 2
Ig le s ia C r i s t i a n a O r t o d o x a 2 2
I g l e s ia d e D i o s e n C r i s t o 19
I g l e s ia d e L a V i ñ a 2 3
Ilu m in a c ió n 5 8, 169, 171, 180, 2 0 5 , 2 9 2
Im p o s ic ió n d e m a n o s 4 7
Im p re s io n e s 18, 9 7 , 3 3 0 , 342
I n e r r a n c i a d e la s E s c r i t u r a s 2 6 , 3 6
In s p ira c ió n 52, 53, 7 2 , 9 7 , 110, 115, 120, 148, 22 8 , 2 2 9 , 2 9 0 , 320
I n t e r p r e t a c i ó n d e le n g u a s 4 9 , 1 8 5 , 1 9 1
In tu ic io n e s 2 6 , 156
J e s ú s 6 , 1 1 , 1 3 , 1 4 , 3 3 , 3 4 , 3 7 -4 4 , 4 6 , 4 7 , 6 2 , 6 3 , 8 2 , 1 0 2 , 1 0 7 ,1 1 1 , 1 1 3 ,
118, 1 1 9 , 1 2 1 -1 2 3 , 1 2 5 , 1 2 7 -1 2 9 , 141, 144, 148, 155, 156, 158-
1 6 0 , 1 6 6 , 1 7 7 , 1 7 8 , 1 8 0 -1 8 3 , 1 8 6 , 1 8 8 -1 9 0 , 1 9 5 , 1 9 7 , 1 9 9 , 2 0 0 , 2 0 4 ,
212, 2 2 5 , 2 2 7 , 2 3 0 , 2 3 1 , 2 3 3 , 2 4 8 , 2 5 0 -2 5 2 , 2 6 2 , 2 6 5 -2 6 7 , 2 6 9 , 2 7 3 ,
2 7 4 , 2 7 8 , 2 8 1 , 2 8 4 , 2 9 2 , 2 9 7 , 3 0 0 , 3 0 1 , 3 0 4 - 3 0 6 , 3 1 1 , 3 1 9 -3 2 2 , 3 2 5 ,
327, 328
, c o m o r e y d a v íd ic o 2 6 5 , 2 6 6
J o e l 79, 84, 128, 2 4 3 , 245, 246, 251, 2 6 3 , 2 6 4 , 287, 297, 311
J u a n el B a u tis ta 39, 45, 93, 109, 111, 166, 178, 233, 266, 297,
320
K
K n o x j o h n 169, 207
L
L a ic o s , e r r o r e s h e c h o s p o r 2 7
L e n g u a s, d o n d e 2 0 , 25, 133, 134, 136, 137, 175, 2 1 3 , 2 1 7 , 22 7 , 2 3 1 , 29 0 ,
291, 344, 352
L ib e ra lis m o 2 7 9 , 31 4
L itu rg ia a n g lic a n a 3 4 6
L o s p r o f e ta s y lo s a p ó s to le s 5 0
358
Indice de temas y personas
L u c a s 3 8 -4 1 , 4 4 4 7 , 4 9 , 5 5 , 5 6 , 7 3 , 7 8 , 7 9 , 8 0 , 8 1 , 8 2 , 9 3 - 9 5 , 1 0 8 , 1 1 1 ,
1 1 2 , 1 2 2 , 1 2 8 , 1 3 2 , 1 3 5 , 1 6 2 , 1 6 6 , 1 7 9 , 1 8 0 , 1 8 1 , 1 8 3 ,1 8 4 , 1 9 2 , 2 0 6 ,
2 1 2 , 2 2 4 , 2 3 3 , 2 3 4 , 2 4 2 , 2 4 5 , 2 4 7 -2 5 4 , 2 5 6 , 2 5 8 , 2 5 9 , 2 6 1 -2 6 7 ,
2 7 0 , 2 7 2 , 2 7 4 , 2 7 8 , 2 7 9 , 2 9 6 -2 9 9 , 3 0 3 -3 0 6 , 3 1 1 , 3 1 3 , 3 1 8
L u t e r o 1 6 7 -1 6 9
M
M a ría 279
M a y o r p r e o c u p a c ió n d e lo s c ris tia n o s 3 4 6
M e to d is m o 2 3 9
M ie d o al e m o c io n a lis m o 2 0 2
M ila g r o s 1, 3 , 15, 17, 2 6 , 4 5 , 4 6 , 4 8 , 5 0 , 6 3 , 7 2 , 8 0 , 8 1, 8 2 , 104, 107-122,
124, 125, 131, 132, 141, 143, 147, 1 5 1 -1 5 3 , 160, 163, 167,
168, 171, 175, 1 8 5 -1 9 0 , 1 9 2 -1 9 5 , 1 9 7 -1 9 9 , 224, 225, 227,
230, 261, 262, 272, 273, 274, 277, 293, 300, 301, 318, 319, 321, 323,
3 2 5 , 3 2 7 - 3 3 0 , 3 4 2 -3 4 5
, e n e l A n t i g u o T e s t a m e n t o 15 1
, fa lso s 2 7 4
,y s e ñ a le s 160, 261
M ila g ro s d e J e s ú s 6 3 , 108, 109, 121, 2 2 5 , 2 3 0
M is tic is m o 3 1 4
M o d e rn is m o 35, 31 4
M o is é s 7 6 ,1 0 7 - 1 1 2 ,1 1 6 ,1 2 2 ,1 4 9 , 1 5 1 ,1 7 8 ,1 8 6 ,1 8 8 ,2 4 5 ,2 4 6 ,2 6 0 ,2 8 1 ,2 8 4
M o n ta ñ is ta s 120
N
N a c i m i e n t o v i r g i n a l 18 8
N e o -o rto d o x a 228
N e o -o rto d o x ia 26 9
N o es la h is to r ia d e la r e d e n c ió n 2 8 2
N o é 15 1 , 152
N u e v a E r a , r e l i g i ó n d e la 2 6
N u e v a re v e la c ió n 1 1 3 , 1 4 4 , 153, 2 2 5 , 3 3 8
O b r a tr a n s f o r m a d o r a d e l E s p ír itu S a n to 342
O r a c ió n 17, 2 1 , 2 6 , 4 7 4 9 , 58, 6 8, 9 6 , 103, 111, 117, 118, 123, 136, 144,
1 4 6 , 1 5 8 , 1 8 1 , 1 8 4 , 1 9 5 , 1 9 6 , 2 0 0 , 2 0 9 , 2 1 1 -2 1 4 , 2 1 9 , 2 2 4 , 2 2 6 ,
227, 230, 231, 244, 25 0 , 27 2 , 2 7 8 , 29 1 , 31 2 , 318, 31 9 , 321, 322, 324,
3 3 4 -3 3 6 , 3 4 2 , 3 4 4 , 3 4 7 , 3 4 8
O r a c i ó n d e la fe 2 1 1 ,2 3 0 , 321
O r a c i ó n d e f e ( S a n t i a g o 5 .1 5 ) 2 1 1
O r d e n d e l a s a l v a c i ó n 3 8 , 9 3 , 2 5 6 , 2 8 5 , 3 1 0 -3 1 3
Ordo soltáis 3 8 , 4 3 , 7 8 , 9 3 , 2 6 8 , 2 8 3 -2 8 6
Ver. o r d e n d e la s a l v a c ió n
¿Son vigentes los dones milagrosos?
P
P a b l o 1 7 7 -1 8 2 , 1 8 5 , 1 8 8 , 1 9 -1 9 4 , 1 9 6 -1 9 8 , 2 0 1 , 2 0 6 -2 1 0 , 2 1 3 - 2 2 0 ,2 2 4 , 2 2 9 ,
R
R a c io n a lis m o 3 4 , 7 7 , 291
R a p to p r e trib u c io n a l 201
R e fo rm a 69, 2 83, 338
360
Indice de temas y personas
R e f o r m a ra d ic a l 69
R e g e n e r a c i ó n 7 1 , 9 2 , 1 3 3 , 1 6 5 , 1 6 6 , 2 3 4 , 2 3 8 , 2 4 0 , 2 4 1 , 2 4 6 -2 4 8 , 2 5 0 -2 5 4 ,
2 5 6 , 2 6 1 , 2 6 4 , 2 6 7 -2 6 9 , 2 7 4 , 2 8 6 , 3 0 4 , 3 1 1 , 3 1 3 , 3 2 6
R e g e n t U n i v e r s i t y 19
R e in o d e D io s 6 2 , 2 4 5
R e s u rre c c ió n 13, 3 4 , 3 8 , 4 0 -4 4 , 4 7 , 5 0 , 5 4 , 6 3 , 6 4 , 9 3 , 9 4 , 115, 158,
1 5 9 , 1 8 8 , 1 9 0 , 1 9 7 , 2 6 5 -2 6 7 , 2 8 2 , 2 8 4 , 2 9 2 , 2 9 3 , 3 0 5 , 3 0 6 , 3 1 9 , 3 3 9
R e t o m o d e C r i s t o 4 9 , 6 1 , 63
R e v e la c ió n 1 8 , 4 9 , 5 0 , 5 2 - 5 4 , 5 8 - 6 1 , 7 3 - 7 6 , 7 9 , 8 3 , 8 5 -8 9 , 9 6 , 9 7 , 1 1 0 ,
113, 115, 116, 127, 130, 144, 145, 149, 1 5 2 -1 5 6 , 163, 169, 1 7 1 , 185-
188, 191, 203, 205, 2 0 6 -2 0 9 , 212, 214, 215, 2 2 5 -2 2 9 , 269,
2 7 4 , 2 7 5 , 2 8 3 , 2 8 5 , 2 8 9 -3 0 0 , 3 1 2 , 3 1 8 , 3 2 0 , 3 2 3 , 3 3 5 -3 3 9 , 3 4 3 , 3 4 4
R e v e l a c i ó n , i l u m i n a c i ó n e s p e c ia l d e 18 0
R u t h e r f o r d , S a m u e l 1 6 9 , 1 7 0 , 171
s
S a c e rd o c io d e to d o s lo s c re y e n te s 2 0 1 , 2 8 7
S a m a ria 3 7 , 4 4 , 4 5 , 8 0 , 102, 112, 135, 2 0 3 , 2 5 2 , 2 9 7
S a n A g u s tín 162
S a n id a d 17, 19, 2 5 , 4 8 , 4 9 , 6 4 , 8 2 , 1 1 2 , 1 1 5 , 1 1 7 , 1 2 1 , 1 2 4 , 1 2 5 , 1 3 1 , 132,
133, 143, 147, 1 4 8 , 1 6 0 -1 6 2 , 1 7 1 , 175, 185, 189, 191, 192, 194,
1 9 5 , 1 9 8 , 2 0 4 , 2 1 0 -2 1 2 , 2 2 7 , 2 3 0 , 2 7 2 , 2 7 3 , 2 8 1 , 3 0 0 , 3 2 1 , 3 2 9 , 3 4 6
, p s ic o s o m á tic a 132
S a n id a d , c a m p a ñ a s d e 1 3 1 ,1 3 3
S a n id a d , d o n d e 17, 124, 125, 131, 133, 162, 185, 2 1 0 , 2 1 1 , 2 3 0 , 329
S a n tid a d , m o v im ie n to s p e n te c o s ta le s d e 2 3 9
S a n ti f i c a c ió n 3 8 , 9 2 , 9 4 , 1 3 6 , 1 5 6 , 1 6 0 , 1 6 1 , 1 6 5 , 2 3 4 , 2 3 9 , 2 4 1 , 2 5 1 , 2 6 0 ,
2 6 4 , 2 6 8 , 3 1 1 -3 1 3 , 3 4 2
S a t a n á s 1 3 7 -1 3 9 , 1 4 1 , 1 5 5 , 1 5 6 , 2 5 0 , 2 7 7 , 3 0 1
S e c ta s 1 2 0
se g u n d a b e n d ic ió n 7 2 , 7 8 , 2 8 5
S e g u n d a b e n d ic ió n o s e g u n d a e x p e rie n c ia 2 4 0
S e g u n d a s e x p e rie n c ia s 4 0 , 4 4 , 9 2 , 2 3 8 , 2 3 9 , 2 4 1
S e g u r i d a d 1 5 ,7 4 , 1 4 7 , 1 8 3 , 2 0 7 , 2 0 8 , 2 1 1 , 2 1 2 , 2 7 3 , 2 9 3 , 3 1 9 , 3 2 2
S e m i n a r i o d e la s A s a m b l e a s d e D i o s 2 4 2 -—
S e m i n a r i o F u l l e r 19
S e n tim ie n to s 18, 2 6 , 156, 3 2 2 , 34 2
S e ñ a le s y m a r a v i l l a s 4 7
S e r H en o d e l E s p ír itu S a n to 2 0 ,1 6 6 ,1 7 6 ,1 7 9 , 1 8 0 ,2 2 3 ,2 2 4 ,2 3 4 ,2 4 0 ,2 4 1 ,2 9 5 ,
2 9 6 ,3 1 1 ,3 1 3 , 3 2 8 ,3 4 4 ,3 4 6
S e rv ic io , d o n e s d e 142
S ID A 212, 231
S í n o d o d e M i s s o u r i 18
361
¿S on vigentes los dones milagrosos?
S o b e ra n ía d e D io s 261
S p u rg e o n , C h a rle s 8 7, 88, 2 0 0 , 2 0 1 , 2 9 0
S u b s e c u e n c i a , d o c t r i n a d e la
Ver. s e g u n d a s e x p e r i e n c ia s
S u c e sió n a p o s tó lic a 5 1 , 318
S u e ñ o s 7 8 , 7 9 , 84, 118, 168, 188, 251
S u f i c ie n c i a d e la E s c r i t u r a 5 3 , 5 8 , 6 0 , 7 6 , 8 7 , 3 3 6
S u fr im ie n to 148, 193, 198, 2 1 2 , 2 9 2 , 2 9 3 , 3 0 0 , 31 9
T
T a lb o t S c h o o l o f T h e o lo g y 10, 22
T e m b l o r e s 1 4 4 , 181
T e o lo g ía d e s e g u n d a b e n d ic ió n o s e g u n d a e x p e rie n c ia 2 4 8
T e o lo g ía n a r r a tiv a 299
t e o r í a c e s a c i o n i s t a d e B .B . W a r f i e l d 2 6 8
T e r c e r a O l a , p o s t u r a d e la 1 7 5 , 1 7 7 , 1 7 9 , 1 8 1 , 1 8 3 , 1 8 5 , 1 8 7 , 1 8 9 , 1 9 1 , 1 9 3 ,
195, 197, 199, 201, 203, 205, 207, 209, 211, 213, 215, 217, 219, 227, 319, 321, 323
T h e M a s t e r ’s S e m i n a r y 18
T im o te o 4 5 , 131, 132, 138, 163, 21 0
T o le ra n c ia 146
T o r o n t o , B e n d i c i ó n d e 2 4 , 181
tr a d ic io n e s p e n te c o s ta le s d e lo s m o v im ie n to s d e sa 2 4 1
T r i n i t y E v a n g e li c a l D i v i n i t y S c h o o l 2 3 , 2 8
T riu n fa lis m o 64
T ró fim o 210
u
U n c i ó n 1 8 4 , 2 4 1 -2 4 5 , 2 5 0 -2 5 6 , 2 5 8 -2 6 1 , 2 6 3 , 2 6 6 , 2 6 7 , 2 7 9 , 2 8 6 , 2 8 7 , 2 9 8 ,
304, 342, 345
,c o n a c e ite 119, 162, 211
, c o n e l / d e l E s p í r i t u 2 5 0 , 2 5 2 , 2 5 9 , 2 6 0 ,2 6 3 , 2 9 6 , 2 4 3 , 2 4 4 ,
, c o n e l E s p ír itu y c o n p o d e r 2 6 6 , 2 7 9 ,3 0 6
,c o n / d e p o d e r 181, 2 4 3 , 2 4 8 , 2 5 2 , 2 5 4 , 2 5 5 , 2 6 0 , 2 6 6 ,2 9 5
, d e l E s p íritu c o n p o d e r 2 5 6 , 258
, d e l E s p ír itu S a n to 2 6 0 , 3 4 5
, e n e l E s p ír itu 252
U n i d a d y p u r e z a d e la I g l e s ia 3 4 1
362
Índice de temas y personas
V
V i d a d e ig l e s i a h o y 2 5 , 9 5 , 2 0 2
V i s i o n e s 18, 3 9 , 7 6 , 7 8 , 7 9 , 8 4 , 8 5 , 1 2 8 , 1 8 8 , 2 2 8 , 2 5 1 , 2 5 8 , 2 9 3
w
W a rf ie ld , c e s a c io n is m o d e 3 5 , 3 6 , 3 7 , 4 6 , 167, 2 6 8 , 338
W e s t m i n s t e r S e m i n a r y 18, 2 2 , 23
W e s tm in s te r S h o r te r C a te c h is m 335
363
Indice bíblico y extrabíblico
G é n e s is Ju eces 5 :1 - 1 4 1 6 2
3 139 3:10243 1 3 :2 1 1 6 2
3 :1 5 2 8 3 6 :3 4 1 8 0 ,2 4 3 1 9 :3 5 1 0 7
1 1 :2 9 2 4 3 2 0 :9 -1 1 1 0 7
Éxodo 1 4 -1 6 1 0 7 2 2 :1 9 2 4 4
4 :5 1 0 9 1 4 : 6 1 8 0 ,2 4 3
4 :3 1 1 0 9 1 4 :1 9 1 8 0 ,2 4 3 1 ° C ró n ic a s
7 :3 1 0 7 1 5 :1 4 - 1 7 2 4 3 1 2 :1 8 2 4 3
1 0 :2 1 0 9 1 5 :1 4 1 8 0
1 5 :2 5 - 2 6 1 3 2 2 o C ró n ic a s
3 1 :3 1 8 0 1° S a m u e l 7 :1 - 3 18 1
3 3 :1 5 - 1 6 2 8 4 1 0 :6 1 8 0 ,2 4 3 7 :1 4 2 4 4
3 5 :3 0 -3 5 2 4 3 1 6 :1 2 - 1 3 2 8 5 1 7 :7 -9 1 1 0
3 5 :3 1 1 8 0 1 6 :1 3 1 8 0 , 2 4 3 , 2 6 6 2 0 :1 4 -1 7 2 4 3
1 9 :2 0 2 4 3 2 4 :2 0 2 4 3
L e v ític o 3 2 :2 4 1 0 7
2 6 :4 1 2 4 4 ,2 4 6 2o Sam uel
7 :1 1 - 1 6 1 8 0 ,2 4 3 N e h e m ía s
N ú m e ro s 2 2 :2 8 2 4 4 9 :1 0 1 0 7
1 1 :1 0 - 1 6 2 4 5 2 3 :2 2 2 8 ,2 4 3 9 :2 0 2 4 4 ,2 4 6
1 1 :1 7 2 4 5
1 1 :2 4 - 2 7 2 4 3 1° R eyes Job
1 1 :2 5 2 4 5 8 :1 0 - 1 1 1 8 1 2 :1 - 8 1 3 2
1 1 :2 9 2 4 5 ,2 5 1 ,2 6 0 ,2 8 7 1 3 :1 8 1 4 8
2 4 :2 1 8 0 1 7 :4 -6 1 0 7 S a lm o s
1 7 :1 7 - 2 4 1 0 7 ,2 4 3 2 265
D e u te ro n o m io 1 7 :2 4 1 0 9 1 6 :8 - 1 1 2 6 5
4 :3 4 - 3 5 1 0 9 1 8 :1 2 2 4 3 1 6 :1 1 1 8 1
4 :3 4 1 0 7 1 8 :1 6 - 4 6 2 4 3 2 5 :9 2 4 4
6 :2 2 1 0 7 1 8 :3 6 1 0 8 3 8 :3 1 3 2
7 :1 9 1 0 7 1 8 :4 6 1 0 7 5 1 :1 0 2 4 4
1 0 :1 6 2 4 4 ,2 4 6 1 9 :6 - 7 1 0 7 5 1 :1 1 2 4 4 ,2 8 5
1 3 :1 - 5 1 4 8 1 9 :1 1 - 1 3 1 0 7 5 1 :1 7 2 4 4
1 8 :2 2 1 4 8 7 4 :9 -1 1 1 8 6
2 6 :8 1 0 7 2o R eyes 7 4 :9 1 2 8 ,1 5 1
2 8 :4 9 2 1 5 2107 7 7 :7 - 1 4 1 8 6
2 9 :3 1 0 7 2 :1 9 -2 2 2 4 3 7 7 :1 1 1 4 9
3 4 :1 1 1 0 7 4 :1 7 2 4 3 7 8 :4 3 1 0 7
365
¿Son vigentes los dones milagrosos?
8 9 :3 - 4 2 6 5 3 1 :3 4 2 8 7 M a la q u ía s
8 9 :3 5 - 3 7 2 6 5 3 2 :2 0 - 2 1 1 0 7 , 1 0 8 , 1 8 9 2 :4 - 9 1 1 0
1 0 5 :2 7 1 0 7 3 2 :3 8 - 4 0 3 0 0 3 :2 4 2 5 1
1 1 0 :1 2 6 5 5 1 :3 3 3 9 4 :4 - 6 1 0 8 ,1 2 8
1 1 9 :1 0 5 6 0 , 3 3 8
1 3 2 :1 1 -1 8 2 6 5 E z e q u ie l M a te o
133 349 1 :4 -2 :8 2 5 1 3 :1 1 7 1 ,1 7 6 ,1 7 8 ,2 9 7
1 3 5 :9 1 0 7 1 1 :1 9 - 2 0 2 4 6 3 :1 3 -1 7 2 6 5
1 4 3 :1 0 2 4 4 ,2 4 6 1 8 :3 1 2 4 4 5 :1 6 1 4 2
3 6 :2 4 - 2 8 3 1 0 ,3 1 1 5 :1 7 1 2 8
P ro v e r b io s 3 6 :2 6 - 2 7 2 4 6 , 2 6 3 , 3 0 0 6 :1 0 1 5 6
1 7 :2 2 1 3 2 3 7 :1 4 2 4 6 6 :1 3 1 5 6
3 9 :2 9 1 7 8 , 2 6 3 , 2 9 7 8 :2 8 - 3 2 16 2
Is a ía s 9 :1 - 8 6 3
1 :6 1 3 2 D a n ie l 9 :6 - 7 2 7 3
2 :2 2 2 6 3 8 :1 7 1 8 1 9 :1 2 1 3 2
6 :1 -5 1 8 1 8 :2 7 1 3 2 9 :2 7 -3 1 2 1 2 ,3 1 9
1 1 :1 1 8 0 1 0 :7 - 1 9 1 8 1 1 0 :1 1 2 1
2 1 :1 0 3 9 1 2 :8 -9 2 2 8 1 1 :1 - 6 2 7 3
2 8 :1 1 2 1 6 1 2 :2 2 - 3 2 3 0 4
3 2 :1 5 1 7 8 , 2 9 7 O seas 1 2 :2 2 - 2 8 6 4
4 1 :1 5 -1 6 3 9 3 :5 2 6 3 1 2 :2 8 2 7 3 ,3 2 3
4 2 :1 2 6 5 1 2 :3 2 3 6
4 4 :3 1 7 8 , 2 9 7 Jo el 1 2 :3 9 1 9 5
4 9 :6 4 5 2 84 1 3 :3 0 3 9
5 5 :1 1 1 4 1 2 :1 1 - 1 8 2 4 6 1 3 :3 9 3 9
6 1 :1 - 3 1 2 8 2 :2 8 - 3 2 2 4 3 , 2 4 6 , 2 5 1 , 1 4 :1 3 - 1 4 2 1 2
6 3 :1 0 - 1 1 2 4 4 ,2 4 6 2 6 3 ,3 1 1 1 4 :1 4 1 9 0 ,3 2 2
6 6 :2 181 2 :2 8 - 2 9 1 2 8 1 4 :2 5 - 3 3 2 7 3
1 5 :2 2 - 2 8 3 1 9
J e re m ía s M iq u e a s 1 5 :2 9 - 3 1 1 9 0
1 :7 2 2 8 4 :1 2 6 3 1 5 :3 2 -3 9 3 1 9
1 :9 2 2 8 1 6 :4 1 9 5
5 :1 4 2 5 1 H abacuc 1 6 :1 4 1 0 8
5 :1 5 2 1 6 3 :1 6 1 8 1 1 6 :1 7 1 3 0
8 :2 2 1 3 2 1 7 :2 -8 1 8 1
2 3 :2 9 2 5 1 Z a c a ría s 1 7 :1 4 :2 1 3 1 9
2 9 :1 3 1 8 3 4 :5 2 2 8 1 7 :1 7 - 2 0 12 3
2 9 :1 4 1 8 3 1 2 :1 0 2 9 7 2 0 :2 9 - 3 4 2 1 2 ,3 1 9
3 1 :1 2 1 7 8 1 3 :4 -6 1 2 8 2 0 :3 4 2 1 2
3 1 :3 1 - 3 4 2 4 6 , 3 1 0 2 1 :1 1 1 1 0
3 1 :3 3 - 3 4 2 6 3 2 2 :2 9 3 4
3 1 :3 3 3 0 0 2 4 :2 4 1 0 7
366
Indice bíblico
2 6 :2 8 3 0 0 3 :1 7 3 9 2 :1 1 1 9 0
2 7 :5 2 - 5 3 1 8 8 3 :1 8 1 1 1 3 :2 1 0 9 ,2 7 3
2 8 :1 9 - 2 0 4 2 , 1 2 2 3 :2 1 - 2 2 4 0 , 2 5 0 , 2 6 6 3 :5 - 8 2 4 7
4 :1 - 2 3 0 4 3 :8 3 3
M arco s 4 :1 1 7 9 ,2 5 0 ,2 6 6 3 :3 4 - 3 5 3 0 4
1 :5 1 7 8 4 :1 4 2 5 0 ,2 6 6 4 :1 9 1 1 0
1 :8 1 7 6 ,1 7 8 4 :1 5 -3 7 2 5 0 5 :3 6 1 9 7 ,2 7 3
1 :9 - 1 1 2 6 5 4 :1 6 -2 1 2 6 6 6 :6 3 141
1 :2 5 1 5 5 4 :1 8 - 1 9 1 2 8 ,2 4 5 7 :3 7 - 3 9 1 6 5
1 :4 0 - 4 1 1 9 0 4 :1 8 3 0 4 , 3 0 6 7 :3 8 - 3 9 1 0 2
1 :4 1 -4 2 2 1 2 , 3 1 9 4 :2 4 - 2 7 108 7 :3 9 4 1
2 :1 - 1 2 6 3 4 :3 1 -3 2 2 6 6 8 :3 2 1 4 0
2 :1 0 -1 1 2 7 3 4 :4 0 2 1 2 8 :3 4 1 3 8
5 :1 9 3 1 9 4 :4 3 111 8 :5 6 2 8 4
6 :5 1 8 6 5 :1 7 - 2 6 6 3 9 329
6 :1 2 - 1 3 1 2 1 5 :1 7 3 0 5 9 :1 - 1 2 2 7 4
6 :1 5 1 0 8 5 :2 4 - 2 5 2 7 3 9 :3 1 9 0
6 :3 4 - 4 4 3 1 9 6 :1 9 3 0 5 9 :6 -7 1 6 2
8 :2 3 1 9 7 :1 1 -1 7 2 1 2 ,3 1 9 9 :3 2 -3 3 2 7 3
9 :2 2 3 1 9 7 :1 8 - 2 8 3 9 1 0 :2 5 1 9 7
9 :2 5 1 5 5 7 :1 8 - 2 3 2 7 3 , 2 7 4 1 0 :3 7 - 3 8 1 9 7 ,2 7 3
9 :3 8 -4 0 2 7 4 7 :2 2 1 0 9 1 1 :4 1 9 0
1 3 :2 2 2 7 4 7 :3 0 1 7 8 1 1 :2 5 6 3
16 168 8 :4 8 3 0 5 1 2 :9 -1 1 1 9 7
1 6 :1 5 1 2 2 9 :8 1 0 8 1 3 :3 5 1 4 2
1 6 :1 7 1 3 4 1 0 :9 1 9 2 1 4 :1 1 1 9 7 ,2 7 3
1 6 :1 8 2 1 2 1 0 :1 7 - 2 0 1 6 2 ,2 7 9 1 4 :1 2 4 1 ,1 6 8
1 6 :2 0 2 7 3 1 0 :1 9 - 2 0 1 9 2 1 4 :1 5 - 2 3 1 8 3
1 0 :2 1 3 0 4 1 4 :1 6 - 1 7 4 1
L ucas 1 0 :3 4 1 3 2 1 4 :1 8 4 1
1 :1 - 4 2 5 8 1 1 :9 -1 3 1 8 3 ,2 1 2 1 5 :2 6 7 9
1 :1 5 -1 7 1 7 9 1 1 :1 3 1 8 3 ,2 2 4 1 6 :7 4 1
1 :3 2 - 3 3 2 6 4 1 1 :1 4 - 2 2 6 4 1 6 :1 3 - 1 4 4 2
1 :4 1 1 8 0 1 1 :2 0 2 7 3 1 6 :1 4 7 9
1 :6 7 1 2 8 ,1 8 0 1 7 : 1 3 - 1 4 2 1 2 ,3 1 9 1 7 :1 7 1 4 0
1 :6 8 - 7 9 2 6 4 2 0 :4 3 9 1 8 :6 1 8 1
2 :2 6 - 3 3 1 2 8 2 4 :4 7 1 2 2 2 0 :2 2 4 1 ,3 0 5
3 39 2 4 :4 9 3 0 5 2 0 :3 0 - 3 1 1 9 7 ,2 3 0
3 :3 1 2 8 2 4 :5 2 - 5 3 4 7 2 0 :3 0 1 0 9 ,1 8 9
3 :7 1 7 8 2 1 :2 5 5 9 , 1 8 9
3 :1 6 - 1 7 4 5 Ju an
3 :1 6 3 9 ,9 3 ,1 7 6 ,1 7 8 , 1 :3 2 3 0 4 H echos
251 1 :3 3 1 7 6 ,1 7 8 1 :1 - 2 2 5 8 ,3 0 4
367
¿Son vigentes los dones milagrosos?
1 :2 5 0 4 :4 13 5 9 :1 7 1 7 9 ,2 1 2
1 :4 -5 2 9 7 4 :7 -1 2 2 6 6 9 :3 2 - 4 3 1 9 0 ,1 9 7
1 :5 3 8 , 3 9 , 7 1 , 1 7 6 , 1 7 8 , 4 :8 1 8 0 ,2 4 1 ,2 6 4 ,2 6 6 9 :3 6 - 4 2 1 1 2
251 4 :2 9 - 3 1 1 9 5 , 2 2 6 , 3 1 9 , 9 :4 2 1 3 5
1 :6 -8 2 3 3 , 2 6 5 , 2 6 6 , 3 1 1 4 :3 0 -3 1 9 4 1 0 3 7 ,2 0 3 ,2 4 1 ,2 6 4 ,
1 :8 4 4 , 4 5 , 2 5 1 , 2 5 2 4 :3 0 2 7 7 297
1 :1 5 - 2 6 4 6 4 :3 1 1 8 0 , 2 3 4 , 2 4 1 , 2 5 0 , 1 0 :1 4 8 2 6 6
1 :2 1 -2 6 1 5 8 2 5 3 ,2 6 4 ,2 6 6 ,2 9 6 1 0 :9 -1 6 2 5 4
2 3 7 ,3 8 ,3 9 ,4 1 ,4 5 ,4 7 , 4 :3 3 2 2 6 , 2 6 6 , 3 1 9 1 0 :1 9 2 4 0
8 0 ,8 4 ,1 0 2 ,1 3 3 , 5 :1 -1 1 1 0 6 1 0 :3 4 - 4 6 2 6 6
1 6 5 ,2 1 7 5 :1 2 -1 6 1 1 2 1 0 :3 4 - 3 5 2 5 4
2 :1 - 4 2 5 1 5 :1 2 1 9 3 , 2 2 6 , 3 1 9 1 0 :3 7 - 3 8 3 9 , 3 0 4
2 :2 - 3 1 0 6 5 :1 4 - 1 5 1 6 2 1 0 :3 8 2 4 0 , 2 5 0 , 2 6 6 , 2 7 4
2 :4 -1 1 2 5 8 5 :1 4 1 3 5 1 0 :4 3 2 5 4
2 :4 1 1 5 ,1 3 4 ,2 4 1 ,2 6 6 , 5 :1 5 1 0 6 1 0 :4 4 - 4 8 4 4
296 5 :1 6 1 0 6 1 0 :4 4 4 7 2 4 0
2 :5 -2 1 7 8 5 :1 7 - 2 2 1 0 6 1 0 :4 4 4 6 2 7 6
2 :6 - 7 2 3 4 5 :3 6 1 2 8 1 0 :4 5 4 5 ,2 9 7
2 :1 1 9 6 ,2 1 4 6 -7 1 9 2 1 0 :4 6 9 6 ,1 3 4 ,2 1 4 ,2 5 8
2 :1 2 2 3 4 6 :3 - 6 1 8 0 ,2 6 6 1 0 :4 7 2 9 7
2 :1 3 2 7 7 6 :3 1 7 9 , 2 4 1 , 2 6 4 1 1 :9 3 1 3
2 :1 5 2 3 4 6 :5 1 7 9 1 1 :1 4 2 9 7 ,3 1 3
2 :1 6 7 9 6 :7 1 3 5 1 1 : 1 5 - 1 8 4 4 ,3 1 3
2 :1 7 - 1 8 2 6 4 6 :8 -1 5 2 6 6 1 1 :1 6 1 7 6
2 :1 8 2 6 4 ,2 8 7 6 :8 1 1 0 ,2 7 7 1 1 :1 7 1 0 2 ,2 9 7
2 : 1 9 2 6 3 ,2 7 7 6 :1 0 1 1 0 ,2 6 4 1 1 :2 2 -2 7 2 6 6
2 :2 2 -3 1 4 0 7 :5 5 1 7 9 , 1 8 0 , 2 4 0 , 2 6 4 1 1 :2 4 1 7 9
2 :2 2 1 0 9 ,2 3 0 ,2 7 3 ,2 7 7 8 3 7 ,5 0 ,1 0 2 ,1 6 5 ,2 0 3 1 1 :2 8 5 5
2 :2 5 -3 9 2 6 4 ,2 6 5 8 :4 - 1 3 2 6 6 12 188
2 :3 0 2 6 6 8 :4 -8 1 9 7 1 2 :1 -1 1 1 0 6
2 :3 2 -3 3 4 0 8 :4 1 1 5 1 3 :1 4 2 4 1 ,2 6 4
2 :3 3 -3 5 2 6 5 8 :6 1 1 0 ,2 7 7 1 3 :1 -3 9 7 , 2 0 8 , 2 5 0 , 2 6 6 ,
2 :3 3 4 2 , 2 6 6 , 2 9 7 8 :1 2 - 1 6 2 4 0 278
2 :3 8 4 7 297 8:12111 1 3 :1 2 6 6
2 :3 8 - 3 9 2 5 2 8 :1 3 2 7 7 1 3 :2 7 4
2 :3 8 2 5 2 ,2 5 4 ,2 9 7 ,2 9 8 , 8 :1 4 - 1 9 2 6 4 1 3 : 6 - 1 2 1 0 6 ,2 7 7
313 8 :1 4 -1 7 2 9 7 1 3 :9 1 8 0 ,2 4 0 ,2 6 4 ,2 6 6
2 :3 9 9 5 ,1 6 6 8 :1 4 4 4 1 3 :1 2 1 3 5
2 :4 2 1 3 5 8 :2 6 4 0 2 6 6 1 3 :3 2 -3 7 2 6 5
2 :4 3 2 7 7 8 :3 6 1 3 5 1 3 :4 3 1 3 5
2 :4 6 4 7 4 7 9 :1 -3 1 2 6 6 1 3 :4 7 4 5
3 :8 1 4 4 9 :1 - 1 9 2 6 6 1 3 :4 8 1 3 5
3 :1 2 2 6 6 9 :1 7 - 1 8 1 3 5 1 3 :5 2 1 7 9 ,2 4 1 ,2 6 4
368
Indice bíblico
1 4 :3 1 9 6 , 2 7 6 , 2 7 7 2 1 :1 1 - 1 4 5 5 1 2 :3 -8 9 6 , 1 2 3 , 2 7 2
1 4 :8 - 1 8 2 6 6 2 1 :1 1 2 0 6 ,2 2 9 1 2 :3 - 6 8 2
1 4 :8 - 1 0 2 1 2 2 1 :2 7 - 3 6 2 0 6 1 2 :3 - 5 2 7 2
1 4 :2 1 1 3 5 2 1 :3 3 2 0 6 ,3 2 1 1 2 :3 1 3 9 ,1 4 0
1 4 :2 3 2 0 8 2 1 :3 8 1 2 8 1 2 :6 -8 4 9 , 1 9 2
1 5 :7 -1 1 2 9 7 2 2 :2 9 2 0 6 ,3 2 1 1 2 :6 1 3 9 , 1 4 8 , 1 6 8 , 2 0 7 ,
1 5 :8 4 5 2 3 :1 2 - 3 5 2 0 6 ,2 2 9 ,3 2 0 2 2 9 ,2 7 5 ,3 2 0
1 5 :9 2 5 2 2 4 :2 5 1 4 4 1 2 :9 - 2 1 2 7 2
1 5 :1 2 2 7 7 2 8 188 1 3 :1 - 1 4 2 7 2
1 5 :3 2 7 4 2 8 :7 - 8 2 1 2 1 4 :1 7 1 4 1
1 6 :6 - 1 0 2 0 9 2 8 :9 1 0 6 1 5 :1 3 10 3
1 6 :1 4 1 3 5 2 8 :1 7 2 0 6 ,2 2 9 ,3 2 0 1 5 :1 8 - 1 9 1 9 7
1 6 :1 6 - 1 8 1 3 7 2 8 :2 4 1 3 5 1 5 :1 9 1 9 6
1 6 :1 8 1 5 5
1 6 :2 3 - 2 6 1 0 6 Romanos Ia Corintios
1 6 :3 4 1 3 5 1 :1 1 5 8 1 :1 1 5 8
1 7 :4 1 3 5 1 :2 5 2 , 2 6 5 1 :4 - 9 2 0 3 ,2 6 0
1 7 :1 1 - 1 2 1 3 5 1 :1 6 1 4 0 ,1 4 1 ,1 9 6 1 :4 - 7 3 1 3
1 7 :1 1 5 6 ,1 4 9 2 :2 8 -2 9 2 4 4 1 :5 -7 1 2 4
1 7 :3 1 3 0 5 3 :2 1 5 2 1 :7 2 7 1
1 7 :3 4 1 3 5 4284 1 : 1 8 - 3 :2 3 3 5
1 8 :4 1 3 5 5 :5 1 8 1 ,1 8 3 1 :1 8 5 0 ,1 9 6
1 8 :8 1 3 5 6 -8 1 3 7 ,2 6 0 ,2 7 4 1 :2 2 -2 3 1 9 6
19 3 7 ,2 0 3 6 :1 -1 4 9 4 1 :2 2 1 9 5
1 9 :1 - 2 2 2 6 6 6 :1 4 1 1 :2 3 5 0
1 9 :1 - 7 4 4 ,8 4 ,2 6 6 ,2 9 7 6 :1 2 - 1 3 1 3 8 2 :2 5 0
1 9 :1 - 6 2 5 0 ,2 7 6 6 :1 5 4 1 2 :3 3 1 8
1 9 :2 2 9 7 6 :1 7 1 3 8 2 : 4 1 9 6 ,3 1 8
1 9 :6 1 3 5 8 :1 -1 1 2 4 0 2 :5 2 9 2
1 9 :1 1 -1 2 1 0 6 ,1 3 6 ,2 6 6 , 8 :9 -1 7 2 4 0 2 :1 3 2 2 8
2 7 4 ,2 7 7 8 :9 2 4 7 2 :1 4 -1 5 2 9 2
1 9 :1 2 1 6 2 8 :1 0 1 3 2 2 :1 5 1 5 6
1 9 :1 6 2 6 4 8 :1 4 5 9 ,1 5 6 ,2 4 0 3 :1 1 5 0
1 9 :1 7 2 1 4 8 :1 5 - 1 7 1 8 3 4 :6 6 9 ,7 5
2 0 :1 7 2 0 8 8 :2 0 -2 1 6 4 4 :7 2 2 0
2 0 :2 2 2 0 6 8 :2 3 4 3 ,6 3 ,1 3 3 4 :2 0 2 9 1
2 0 :2 3 5 6 8 :2 4 6 3 5 :9 5 2 , 5 9
21206 8 : 2 6 - 2 7 2 1 5 ,2 3 1 6 :5 2 0 9
2 1 :4 2 0 8 8 :2 6 2 1 4 7 :7 6 7
2 1 :8 - 9 1 9 2 1 0 :1 7 1 4 0 9 :1 - 2 1 5 8 ,1 9 3
2 1 :8 1 1 1 1 1 :3 3 - 3 6 6 9 9 :1 5 0
2 1 :1 0 -1 4 2 0 8 1 2 2 0 3 ,2 6 0 1 0 :2 1 7 8
2 1 :1 0 - 1 1 5 5 ,3 2 0 1 2 :2 2 0 9 1 0 :1 1 8 9
369
¿Son vigentes los dones milagrosos?
1 1 :3 0 1 3 2 272 1 4 :2 6 8 5 , 1 2 4 , 1 3 3 , 1 3 6 ,
1 2 -1 4 9 7 , 1 9 2 , 1 9 6 , 2 0 3 , 1 3 :8 -1 2 6 1 , 2 7 1 , 3 3 8 1 4 3 ,1 6 1 ,2 0 3 ,2 0 7 ,
2 4 0 ,2 6 0 1 3 :8 - 1 0 7 1 , 1 2 6 2 1 7 ,3 1 9
12 6 7 ,1 2 3 ,1 2 5 ,1 3 6 , 1 3 :1 0 6 0 ,6 1 1 4 :2 7 - 2 8 2 1 3
1 6 8 ,1 7 1 ,1 7 7 ,2 8 7 1 3 :1 2 6 1 , 2 0 7 1 4 :2 7 2 1 7
1 2 :4 - 3 1 2 9 8 14 4 9 ,7 4 ,8 6 ,1 6 8 ,1 7 1 1 4 :2 8 8 5 ,2 1 3
1 2 :4 - 1 1 2 5 6 ,2 7 5 1 4 :1 -2 8 2 7 6 1 4 :2 9 5 6 , 8 6 , 1 3 0 , 1 4 8 ,
1 2 :4 -6 4 3 , 6 7 , 2 7 5 1 4 : 1 - 1 9 9 6 ,2 7 1 2 0 6 ,2 7 5 ,
1 2 :5 1 3 6 1 4 :1 -1 2 1 3 6 1 4 :3 0 2 0 5
1 2 :6 1 8 5 1 4 :1 -5 2 6 1 1 4 :3 1 2 0 8
1 2 :7 -1 1 1 2 3 , 1 6 1 , 2 7 4 1 4 :1 1 4 0 ,1 5 0 ,1 6 4 ,2 0 6 , 1 4 :3 2 2 1 3
1 2 :7 -1 0 8 3 , 8 4 , 1 5 8 , 1 6 0 , 220 1 4 :3 3 33
1 7 5 ,1 8 6 ,1 9 1 ,1 9 2 , 1 4 :2 2 1 3 ,2 1 8 1 4 :3 6 5 6
2 7 1 ,3 1 9 1 4 :3 -4 1 3 0 1 4 :3 7 - 3 8 5 7
1 2 :7 -8 9 6 1 4 :3 8 5 , 1 3 6 , 1 9 1 , 2 0 3 , 1 4 :3 9 2 0 6 , 2 2 0 , 2 6 1
1 2 :7 6 7 ,9 6 ,1 3 5 ,1 3 9 , 2 0 7 ,2 0 8 ,3 1 9 1 4 :4 0 3 3
1 6 1 ,2 0 3 ,2 1 3 ,2 1 6 1 4 :4 -5 3 1 9 1 5 :1 - 4 5 0
1 2 :8 - 1 0 5 8 ,2 8 8 1 4 :4 2 1 3 ,2 1 6 ,3 1 2 1 5 :3 - 4 5 0
1 2 :8 2 0 1 1 4 :5 -6 1 3 6 1 5 :7 - 9 1 5 8
1 2 :9 4 8 ,1 2 5 ,1 3 1 ,1 3 3 , 1 4 :5 9 6 ,2 1 3 ,2 2 0 ,2 8 7 , 1 5 :8 -1 1 5 0
160 312 1 5 :4 2 - 4 4 6 4
1 2 :1 0 1 1 4 ,1 3 4 ,1 4 8 , 1 4 :7 -9 1 3 4 1 5 :4 2 4 2
1 8 5 ,2 1 8 1 4 :1 0 - 1 3 1 3 4 1 5 :4 4 6 3
1 2 :1 1 -2 7 2 8 7 1 4 :1 0 -1 1 2 1 8 1 5 :4 5 4 2
1 2 :1 1 1 3 9 ,1 5 8 1 4 :1 2 - 1 3 3 1 9 1 5 :4 7 4 3
1 2 :1 3 4 1 ,9 4 ,1 0 2 ,1 7 7 , 1 4 :1 2 6 7 , 1 3 6 , 1 5 8 , 1 5 9 , 1 5 :5 1 6 3
1 7 8 ,2 2 3 ,2 5 4 ,2 9 8 , 220 1 6 :4 2 0 9
303 1 4 :1 3 15 8
1 2 :1 4 -2 7 1 9 1 1 4 :1 4 - 1 9 2 1 5 2 a C o rin tio s
1 2 :1 8 1 3 9 1 4 :1 4 - 1 5 2 1 3 1 :1 1 5 8
1 2 :2 7 - 2 9 1 2 3 1 4 :1 4 2 1 4 ,3 1 2 1 :1 2 19 3
1 2 :2 7 - 2 8 1 3 6 1 4 :1 5 -1 9 2 1 3 1 :2 1 3 0 6
1 2 :2 8 - 3 0 6 4 ,1 7 5 1 4 :1 6 2 1 3 ,2 1 4 1 :2 2 4 3
1 2 :2 8 - 2 9 1 0 5 , 1 5 7 , 1 4 :1 7 3 1 2 2 :1 7 6 3 ,1 9 3
158 1 4 :1 8 - 1 9 1 9 1 3 :1 - 3 1 9 3
1 2 :2 8 5 1 , 5 5 , 5 7 , 1 3 9 , 1 4 :1 8 2 1 8 ,2 5 6 3 :4 -6 1 9 3
1 5 4 ,2 8 8 1 4 :1 9 - 3 3 1 3 0 3 :1 7 4 2
1 2 :2 9 2 8 7 1 4 :2 0 2 2 0 3 :1 8 3 0 0
1 2 :3 0 1 3 1 ,1 3 3 ,1 3 4 , 1 4 :2 2 1 3 5 4 :1 - 6 3 2 3
2 3 1 ,2 8 7 1 4 :2 3 2 1 6 4 :7 - 1 5 1 9 3
1 2 :3 1 1 3 9 ,1 5 8 ,1 6 4 1 4 :2 4 - 2 5 8 5 , 8 8 , 1 6 3 , 4 :7 5 8
1 3 :1 1 3 3 ,2 7 6 2 0 1 ,2 0 8 ,3 1 9 4 :1 6 6 4 ,1 3 2
1 3 :8 -1 3 6 0 , 6 2 , 2 0 4 , 2 7 0 , 1 4 : 2 6 - 3 3 9 6 ,2 7 7 5 :4 -1 0 1 9 3
370
Indice bíblico
5 :5 4 3 ,6 3 3 :2 9 2 8 4 4 :1 1 - 1 3 1 3 6 ,2 0 3 ,2 7 4 ,2 8 8
5 :7 6 3 4 :3 1 3 8 4 :1 1 4 9 ,5 5 ,1 0 5 ,1 2 3 ,
5 :1 1 1 9 3 4 :4 4 7 1 3 9 ,1 5 4 ,1 5 7 ,2 7 5
5 :1 7 2 8 2 4 :6 2 4 0 4 :1 3 61
6 :3 - 1 3 1 9 3 4 :8 - 9 1 3 8 4 :1 6 1 3 6 , 1 4 3 , 2 9 6
7 :2 1 9 3 4 :1 3 2 1 0 4 :2 6 -2 7 1 3 8
8 :2 3 1 0 5 ,2 8 8 4 :2 8 -2 9 2 8 4 4 :3 0 3 4
9 :1 5 6 9 5 :1 6 - 2 6 2 4 0 5 -6 1 3 7
1 0 :4 -5 3 5 5 :1 6 103 5 :1 5 -2 0 2 6 0
1 0 :1 0 5 7 5 :2 2 -2 3 6 2 , 1 0 3 , 2 9 6 , 3 2 3 5 :1 8 1 0 3 , 2 4 2 , 2 9 8
1 0 :1 3 - 1 8 1 93 5 :2 3 1 4 4 5 :1 9 1 4 1 ,1 4 3
1 1 :4 -5 1 3 9 5 :2 5 103 6 :1 1 -1 2 1 5 6
1 1 :6 1 93 6 :6 1 4 1 6 :1 3 1 3 8
1 1 :1 3 - 1 5 2 7 4 6 :1 8 2 1 4
1 1 :1 3 5 1 E fe s io s
1 1 :1 4 - 1 5 1 9 4 1 :1 -1 4 2 6 0 F ilip e n s e s
1 1 :2 1 - 3 3 1 9 3 1 :1 3 -1 4 2 4 0 1 :9 -1 0 2 0 9
1 1 :2 3 - 3 3 3 1 9 1 :1 3 4 4 1 :1 9 1 8 2
1 1 :2 3 - 2 8 1 9 3 1 :1 4 6 3 2 :2 0 - 2 2 5 4
1 1 :3 3 1 9 4 1 :1 5 -2 3 1 8 0 2 :2 2 14 2
1 2 :1 -6 3 1 8 1 :1 7 5 8 ,1 3 0 ,2 2 4 ,2 8 3 2 :2 5 -3 0 2 1 0
1 2 :1 2 9 3 1 :1 8 10 3 2 :2 5 2 0 9 ,2 8 8
1 2 :7 - 1 0 1 3 3 ,2 1 0 1 :2 1 3 6 3 :8 -1 0 2 9 2
1 2 :9 - 1 0 2 9 3 2 96 3 :1 0 4 1 ,2 9 2
1 2 :1 2 4 9 ,1 0 6 ,1 0 9 ,1 1 5 , 2 :1 -1 0 2 9 3 3 :1 5 5 8 , 1 3 0 , 2 8 3
1 9 3 ,2 7 4 2 :1 - 3 1 3 7
1 3 :3 4 6 2 :1 3 4 ,4 3 C o lo s e n s e s
1 3 :4 1 9 3 2 :5 - 6 3 4 1 :6 4 5
2 :5 3 4 1 :9 2 0 9
G á la ta s 2 :1 1 - 2 1 4 9 ,8 3 1 :1 1 1 0 3
1 :1 5 0 ,1 5 8 2 :1 9 - 2 2 9 6 ,2 7 5 1 :1 3 6 4 , 1 5 6
1 :1 1 - 1 2 5 2 2 :2 0 - 2 2 9 5 ,3 0 9 1 :2 3 4 5
1 :1 5 -1 6 5 0 2 : 2 0 5 1 ,5 4 ,5 5 ,8 3 ,8 5 ,8 6 , 2 :1 2 - 1 3 4 3
2 :1 1 - 1 4 5 7 1 1 5 ,1 6 1 ,1 7 1 ,3 0 0 2 :1 2 4 3
2 :2 0 4 3 3 :5 5 0 , 5 4 , 2 0 0 3 -4 1 3 7
3 2 0 3 ,2 8 4 3 :1 6 - 1 9 1 0 3 ,1 8 3 3 :1 - 4 4 3
3 :1 - 5 1 8 1 , 2 4 0 3 :1 6 -1 7 4 3 3 :1 6 1 4 1 ,1 4 3
3 :2 - 5 1 7 9 3 :1 7 1 8 1 4 :1 4 1 3 2
3 :2 1 0 2 4 6 7 ,2 8 7 4 :1 6 5 2
3 :5 8 2 , 1 1 4 , 1 1 5 , 1 2 5 , 4 :3 2 9 3
1 5 3 ,1 7 1 ,1 9 0 ,1 9 2 , 4 :4 - 6 4 3 I a T e s a lo n ic e n s e s
2 2 4 ,2 6 0 ,2 7 2 4 :7 -1 1 1 0 5 1 :5 1 4 1 , 1 9 6 , 2 9 2 , 3 1 8
3 :1 3 - 1 4 1 0 2 4 :8 51 1 :9 -1 0 5 4
371
¿Son vigentes los dones milagrosos?
2 : 1 3 4 6 ,5 2 ,1 1 0 ,1 4 0 ,1 4 1 3 :1 4 - 1 7 1 3 1 1 :8 1 8 3
3 :1 5 141 1 : 1 0 - 1 1 2 2 8 ,2 8 4
4 :8 1 8 2 , 2 2 4
3 :1 6 7 5 ,2 7 5 1 :2 0 7 9 ,2 6 4
4 :1 8 141
5 8 6 ,2 0 3 4 :2 131 1 :2 3 1 4 0
5 :1 1 1 4 1 4 :2 0 2 1 0 2 :1 2 1 4 2
5 :1 9 - 2 2 8 2 , 2 0 6 , 2 7 5 4 :1 0 -1 1 1 4 2
5 :1 9 -2 1 2 6 1 T ito 4 :1 0 6 7 , 1 3 6 , 1 3 8 , 1 3 9
5 :1 9 - 2 0 1 9 2 , 3 2 0 1:5 2 0 8 4 :1 1 6 8
5 :1 9 7 4 1:9 1 3 1 5 :1 - 4 2 8 8
5 :2 0 5 7 , 2 0 6 3 :5 - 7 2 4 7 5 :2 2 0 8
5 :2 1 - 2 2 8 7 5 :5 2 0 8
5 :2 1 8 6 , 1 2 9 H e b re o s 5 :8 1 5 6
1 :2 7 9 , 2 6 4
2 a T e s a lo n ic e n s e s 2 :1 - 4 2 7 3 2 a P e d ro
2 :9 - 1 2 2 7 4 2 :3 - 4 1 0 9 , 1 1 3 , 1 5 3 , 1 8 9 1 :2 1 5 9 ,2 2 8
2 :9 1 0 7 2 :4 1 1 5 ,1 2 5 ,1 7 1 ,2 7 3 3 :3 7 9 , 2 6 4
2 :1 5 5 2 4 :1 2 1 4 1
3 :1 5 141 5 :1 2 1 4 1 ,2 8 7 l aJu an
6 :5 3 6 , 3 2 9 2 :1 8 -2 7 2 7 4
I a T im o te o 8 :7 - 1 3 2 4 6 2 :1 8 - 2 2 3 0 6
1 :1 8 1 3 1 8 :8 - 1 2 3 0 0 2 :1 8 2 6 4
3 :2 1 4 2 9 :1 3 - 1 4 3 0 5 2 :2 0 2 8 7
3 :1 6 3 0 6 1 0 :1 6 - 1 7 3 0 0 2 :2 7 - 2 8 3 0 6
4 :1 7 9 ,2 6 4 1 0 :2 4 - 2 5 1 4 1 2 :2 7 2 8 7
4 :1 1 1 3 1 1 1 :4 - 1 2 :2 2 8 4 4 :1 -6 2 7 4
4 :1 3 1 3 1 1 1 :2 6 2 8 4 4 :1 3 2 7 4
4 :1 4 1 3 1 ,2 0 8 1 2 :1 3 1 2 5
4 :1 6 1 3 1 1 3 :1 7 2 0 8 Judas
5 :1 7 1 3 1 ,2 0 8 20 213
5 :2 3 1 3 2 , 2 1 0 S a n tia g o
6 :2 0 5 4 1 :2 1 1 4 0 A p o c a lip s is
3 :1 1 4 1 ,3 2 1 1 :1 7 1 8 1
2 a T im o te o 4 :7 1 3 8 2 :7 5 6
1 :1 3 6 7 4 :8 1 8 1 ,1 8 3 1 1 :3 1 3 0
1 :1 4 5 4 5 8 3 ,1 2 5 ,1 6 2 ,2 3 0 ,3 2 1 1 1 :1 0 1 3 0
2 :2 1 3 1 , 1 4 2 5 :3 2 6 4 1 3 :3 - 4 2 7 4
2 :8 5 0 5 :1 3 -1 8 2 6 0 1 3 :1 3 1 0 7
2 :9 4 5 5 : 1 4 - 1 6 4 8 ,1 1 7 ,1 2 4 ,2 7 2 1 4 :1 4 - 2 0 3 9
2 :1 0 1 4 2 5 :1 5 2 1 1 1 6 :1 4 1 0 7
2 :1 5 1 4 2 1 9 :2 0 1 0 7
2 :2 5 - 2 6 1 3 8 I a P e d ro 2 0 :3 1 3 9
3 :1 7 9 ,2 6 4 1:5 1 0 3 ,1 6 5 2 0 :8 1 3 9
3 :5 3 4 1 :7 6 9 2 2 :1 6 2 6 5
372
Indice bíblico
LITERATURA EXTRABÍBLICA
373