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Psicología y Psicoanálisis, entre cierres y aperturas

Por diversas razones, algunas personas afirman:"el psicoanálisis no me cierra"

Es cierto

El psicoanálisis no les cierra, principalmente porque no tiene como meta


"cerrar", sino mas bien abrir.

No cierra sentidos

Sino que abre significaciones,

abre recorridos,

abre a otras posibilidades,

abre espacios.

Estadísticas y estudios desde el discurso científico se presentan como


discursos del saber.

Datos y procedimientos supuestamente objetivos, rigurosamente


demostrados, cuantitativamente fundamentados.

La comprensión plena y la intervención adecuada ambas dadas a -priori.


"Para todxs lo mismo"

El psicoanálisis, escapa al alcance de este discurso generalista:

destaca y rescata :

la subjetividad frente a la objetividad

la singularidad frente a la generalidad estadística


el unx por unx,frente al "para todxs"

Las psicologías que se apoyan en el discurso científico cierran. Y a algunxs


esto lxs tranquiliza.

Para quienes buscan consejos, opiniones, ayudas que direccionen sus vidas y
sus experiencias cotidianas, recetas para las pequeñas o grandes desiciones
diarias

"El psicólogo me dice que..."

"La terapeuta me aconseja que..."

Es allí donde cierran: al ubicarse del lado del saber:

saber lo que es normal y no lo es, lo que está bien y lo que está mal, lo que se
debe y lo que no se debe.

Un saber que está situado afuera del ser en su singularidad.

Un saber que viene dado, formateado, elaborado y concluido por otros y


desde fuera.

El psicoanálisis por el contrario...

Le da prioridad a la palabra del paciente, se dispone a escuchar la palabra del


ser que sufre.

El saber lo tiene el paciente, que no sabe que sabe, que posee un saber no
sabido.

Un saber singular.

Por eso sostiene el "caso por caso",

No hay recetas generalizables para superar duelos, atravesar divorcios, o


aprobar exámenes
El analista -La analista será el sujeto supuesto al saber, el sujeto a quien se le
supone un saber.

Ambos: analizante y analista establecen una relación dialéctica, donde el


analista desde un inicio principalmente escucha, permite la generación de un
espacio y no se lanza al furor curandis, queriendo levantar síntomas, sino mas
bien , permitiendo que ese síntoma se exprese, para poder interrogarlo,
ponerle palabras, asociarlo, hasta disminuir sus efectos, y ahí sí, acontecerá la
cura.

La cura vendrá por añadidura, no es el eje inicial sobre el que analista


organiza su escucha y sus intervenciones.

El eje inicial es la regla fundamental: Hable, diga todo lo que se le ocurra, sin
censurarse.

Y es en los múltiples recorridos asociativos donde acontecerá la cura, y no en


el cortocircuito apresurado de levantar el síntoma, lo que sólo hará que se
refuerce o se sustituya por otro.

El paciente deja el lugar de pasividad y pasa a ser analizante.

Por su parte la-el Analista no estará allí para ofrecerse como modelo a imitar,
ideal de la salud, ni para transmitir saberes,

Sino que estára allí para escuchar, para acompañar, para poner su cuerpo en
presencia , para intervenir en su momento con interpretaciones y en la
conformación de construcciones (a partir de los dichos del analizante) que
tengan efecto de verdad.

Cada análisis es un recorrido tan singular, tan personal, imposible asegurar lo


que va a advenir.

Es un acto de coraje, que sin dudas permite crecer subjetivamente en la


propia singularidad.
Dice Freud que el Psicoanálisis se contenta con transformar la miseria
neurótica en infortunio corriente, sustituyendo síntomas que hacen imposible
la vida de una persona, por otros mas suaves, que hacen su vida mas vivible.

El Psicoanálisis se contenta con restablecer en el paciente: su capacidad de


amar, de trabajar, de crear, de disfrutar, y también de aceptar que no todo se
puede hacer, no todo se puede saber, no todo se puede entender, no todo se
puede decir...

Foucault ante la pregunta de un entrevistador respecto de su posición ante el


psicoanálisis y la psicología dice:

“Todo esto que definimos como opuesto al Psicoanálisis: la psicología


positivista, de laboratorio experimental, la psicofisiología...esta psicología es
la menos teórica que podríamos imaginar.

No existe entre la teoría y prácticas freudianas la distinción que se ha querido


instalar durante muchos años. La práctica y teoría freudianas son una misma
cosa.

En contraste, la psicología llamada teórica me parece terriblemente práctica.

Quiero decir,que las relaciones de producción cambiaron entre los siglos 19 y


20.

El hombre no fue considerado sólo como productor, sino como consumidor. Y


esta aparición del consumo como hecho económico y dentro del juego de
relaciones de producción abrió un espacio en el cual cierto número de
prácticas se volvieron posibles.

Me parece que la psicología de la aptitudes y la psicología de las necesidades


se encuentran muy cómodas dentro de estas prácticas económicas, y creo
que toda psicología a partir de que no es psicología del inconsciente, es decir
toda psicología que no es psicoanálisis, es forzosamente una psicología de
tipo económico”.

Sobre el final de su vida Freud escribe:

"Comencé como neurólogo intentando traer alivio a mis pacientes


neuróticos.

He descubierto algunos nuevos factores importantes sobre el inconsciente


,sobre el papel de las urgencias instintivas.

De estos descubrimientos nació una nueva ciencia: el Psicoanálisis, una parte


de la psicología, un nuevo método del tratamiento de las neurosis.

He debido pagar con creces este toque de buena suerte. La gente no creía en
mis hechos y pensaba que mis teorías eran ofensivas.

La resistencia fue fuerte e inexorable. Al final tuve éxito, pero la batalla aún
no ha terminado."

También en estas palabras de Freud escuchamos “un final abierto”: el éxito


que ha coronado y la lucha que aún continúa.

María Verónica Jorge

Psicóloga UBA

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