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COLONIAL EN VENEZUELA
EL RESCATE DE LA AUTORIDAD
COLONIAL EN VENEZUELA
Colección Monografías
El pueblo es la historia
EL RESCATE DE LA AUTORIDAD
COLONIAL EN VENEZUELA:
La Real Audiencia de Caracas
(1786-1810)
Caracas, 2009
Colección Monografías
El pueblo es la historia
Comisión Editorial
Arístides Medina Rubio
Pedro Enrique Calzadilla
Luis Felipe Pellicer
Asistente Editorial
Joselin Gómez
Correctora
Katherine Castrillo
Diagramación
Orión Hernández
Diseño de portada
Aarón Lares
Imagen de portada
Fotografía de documentos del Archivo General de la Nación. “Real Audiencia”.
Equipo de apoyo
María Gabriela Pérez
Marianela Tovar
Impresión
Printanet, C.A.
Introducción......................................................................................................11
Capítulo I
Justicia para gobernar el nuevo mundo...................................................23
Capítulo II
Creación y organización de la Real Audiencia de Caracas para
el mejor gobierno de Venezuela...........................................................59
Capítulo IV
Legislación y corrupción en la Real Audiencia de Caracas ...........215
Capítulo V
La Real Audiencia de Caracas y la defensa de la soberanía
monárquica..............................................................................................261
Capítulo VI
La función política de la Real Audiencia de Caracas y el Rescate
de la Autoridad Colonial en Venezuela............................................329
Apéndice:
Juicios sobre el establecimiento y actuación de la Real Audiencia
de Caracas.................................................................................................341
2 Se realizaron cinco congresos que abarcaron las siguientes instituciones y funcionarios: Gobernaciones,
Alcaldías Mayores, ayuntamientos, Juicios de Residencia, Jueces Comisionados, Reales audiencias,
Adelantados, Capitanes, Capitanías Generales, Comandancias, Organización y Leyes Militares, Escuelas
y Academias Militares, Instituciones Económicas (factores, veedores y contadores; la Contaduría Real,
el Real Consulado, la Intendencia y la Encomienda), e Instituciones Culturales. Véanse los resultados de
estos Congresos en las Memorias publicadas por la Academia Nacional de la Historia.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 13
5 Véanse nuestros trabajos y los de Oda Núñez de Peña, Gilberto Quintero Lugo, Mayela
Coromoto Nava Santana, Robinzon Meza, Héctor Molina y Teresa Albornoz de López en la
bibliohemerografía de este estudio.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 19
6 …“a vos y vuestros herederos los reyes de Castilla y León, perpetuamente por la autoridad
apostólica, a tenor de la presente, donamos, concedemos y asignamos, y a vos y vuestros herederos
mencionados investimos de ellas; y de ellas señores con plena, libre y omnímoda potestad, autoridad
y jurisdicción, os hacemos, constituímos y diputamos”… (bulas Inter caetera del 3 y 4 de mayo
de 1493). Alfonso García Gallo: Las bulas de Alejandro VI y el ordenamiento jurídico de la expansión
portuguesa y castellana en África e Indias. Madrid, Instituto Nacional de Estudios Jurídicos, 1958,
p. 343.
24 Alí Enrique López Bohórquez
los reyes católicos para la unión del Nuevo Mundo al reino de Castilla, y
no al de Aragón, dada la naturaleza política de aquel, lo cual le permitiría
actuar libremente en los asuntos del continente americano7. Sobre esta base,
es necesario buscar los precedentes de lo que ha de ser el Estado Indiano:
legislación, instituciones y principios de gobierno del reino de Castilla8. La
administración de justicia en América se fundamenta en esta realidad.
La monarquía española, hasta el siglo XVIII, época de los Borbones,
fue regida por un principio fundamental en su concepción: el monarca
es ante todo juez, garantía de la justicia; por tal motivo nos referiremos
a la Chancillería castellana9, modelo de las audiencias americanas, y al
contexto histórico-institucional en que apareció aquella entidad jurídica. La
Chancillería fue un tribunal, conocido con el nombre de Real Audiencia,
presidido por el rey y establecido en la corte. La denominación de
Chancillería se debe a que sus providencias y acuerdos estaban sellados con
los símbolos y sellos del rey, garantizados por el canciller o chanciller. Este
organismo de administración de justicia apareció en la Baja Edad Media,
y se estructuró definitivamente durante el gobierno de los reyes católicos
como un cuerpo colegiado con jurisdicción en un territorio determinado
y un campo de actuación propio, de acuerdo con las facultades conferidas
por el poder real. Su establecimiento en Castilla obedeció a necesidades de
la Corona de reorganizar la justicia, debido a la gran desigualdad social, al
régimen de privilegios, a la arrogancia de la poderosa nobleza y a los abusos
de los funcionarios del gobierno, creadores de inseguridad social10.
7 Juan Manzano Manzano: La incorporación de las Indias a la Corona de Castilla. Madrid, Edic. Cultura
Hispánica, 1948, p. 353.
8 “El Estado español, con un poder real firmemente asentado por Fernando e Isabel, con un Derecho
muy maduro, es el que realiza la experiencia colonial, y sufre en el curso de ella determinadas
transformaciones, cuyo resultado constituye lo que podemos definir como el Estado Indiano”
Mario Góngora: El Estado en el Derecho Indiano. Época de fundación 1492-1517. Santiago de Chile,
Instituto de Investigaciones Histórico-Culturales. Universidad de Chile, 1951, p. 35.
9 Conviene advertir que los términos Chancillería y Audiencia tienen una misma acepción y, tanto
en España como en América, los documentos se refieren a ambas entidades indistintamente.
10 Sobre la administración de justicia en la Baja Edad Media castellana véanse, Roger B. Merriman:
La formación del Imperio español en el viejo mundo y en el nuevo. Barcelona, Editorial Juventud, 1958,
Tomo I, pp. 195-199; Juan Beneyto: Historia de la Administración Española e Hispanoamericana. Madrid,
Aguilar, 1958, pp. 188-190 y 284-286; Salvador Minguijón: Historia del Derecho Español. Barcelona,
Editorial Labor, 1952, pp. 97, 106 y 209-213; Rafael Altamira y Crevea: Manual de Historia de
España. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1946, pp. 221-224; Pedro Aguado Bleye: Manual de
Historia de España. Madrid, Espasa Calpe, 1959, Vol. I, pp. 880-882; Antonio Ballesteros y Bereta:
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 25
Historia de España y su influencia en la Historia Universal. Barcelona, Editorial Salvat, s.f., Vol. IV, pp.
4-8; Fernando Soldevilla: Manual de Historia de España. Barcelona, Ariel, 1962, Tomo II, p.82.
26 Alí Enrique López Bohórquez
de los cuales debían permanecer al lado del rey a fin de impartir justicia. La
hostilidad de la nobleza impidió el funcionamiento de este tribunal, el cual
sin embargo adquirió prestigio durante el gobierno de Fernando IV (1295-
1310). En ausencia del soberano, los alcaldes juzgaban bajo la dirección del
adelantado del rey o sobre juez. La existencia de varios tribunales y personas
encargadas de ejercer derecho creaba numerosos conflictos de jurisdicción.
En el período siguiente parte de estos problemas tienden a solucionarse
mediante una reorganización jurídica. Así, en el reinado de Enrique II, en
las Cortes de Toro de 1371, la Curia o Cort cambió su nombre por el de
audiencia y recibió nueva estructuración, constituida ahora por 7 oidores (3
prelados y 4 juristas). Durante los reinados de Juan I y Juan II (1379-1456),
este tribunal se denominó Chancillería. En 1387 se le instituyó el cargo de
procurador fiscal y se aumentó su personal a 16 oidores: 6 prelados y 10
doctores en Derecho. Se dispuso que éstos dividiesen su tiempo por igual
entre Medina del Campo, Olmedo, Alcalá de Henares y Madrid. En 1390
se estableció en Segovia y en 1405 se trasladó a Valladolid. Los jueces
eran elegidos exclusivamente entre las filas del clero y de los letrados de
las distintas partes del reino. En 1433, la Audiencia quedó dividida en dos
salas principales para procesos civiles y criminales; los jueces civiles se
llamaron oidores, y los jueces criminales alcaldes. Además, apareció una
sala especial para los pleitos de los señores, la Sala de Hijosdalgo, y un
procurador asignado para salvaguardar los derechos de la corona. Sus fallos
eran inapelables, salvo cuando el rey tomaba decisión sobre determinado
asunto.
A pesar de las reformas introducidas, las quejas y los cambios
constantes del personal demostraron que el tribunal funcionaba
arbitrariamente en el período que precede al gobierno de los reyes católicos,
quienes imprimirán –en su ocasión– un sello distinto a la institución. Los
organismos arriba descritos
cuatro salas) y alcaldes del crimen (3 en una sola sala), según fuera un asunto
civil o criminal. Ambos ministros estuvieron investidos de una serie de
honores y preeminencias, y les estaban impuestas ciertas obligaciones por su
carácter profesional. La presidencia de la Audiencia recaía en un gobernador
o regente. Su competencia era más reducida que la de la Chancillería (cinco
leguas alrededor de la capital). Conocía en apelación de las decisiones de
las justicias menores. De sus sentencias se podía apelar ante la Chancillería
más cercana a su jurisdicción y ésta, a su vez, tenía facultad para apelar
ante el Consejo de Castilla. Estas características se derivaron de la nueva
organización audiencial dada en las ordenanzas de 1489. El papel de las
audiencias en el cuadro institucional fue tan considerable que se mantuvieron
durante toda la administración de los Austrias y de los Borbones, e incluso
formaron parte de la organización judicial española del siglo XIX. Aparte
de las audiencias, los reyes restituyeron el tribunal de la Santa Hermandad,
creado en 1312, denominado Hermandad Nueva, y establecieron el de la
Inquisición en 1480. El primero, para coartar las violencias de malhechores
y de los hombres con poder económico en los lugares más apartados; y el
segundo, destinado a mantener la unidad de la fe. En materia legislativa,
los tribunales y jueces indicados aplicaban disposiciones legales que
ayudaban a resolver los diversos casos que se presentaban. Estas fueron:
el Ordenamiento de Alcalá de Henares (1348), los Fueros Municipales, el
Fuero Real (1265), Las Siete Partidas (1265) y el Espéculo16.
16 Alfonso García Gallo: Manual de Historia del Derecho Español. Madrid, Artes Gráficas, 1971, Tomo
II, pp. 400-401 y 654-656.
17 El sistema administrativo para América, y sus cuadros institucionales, …“tiene su origen en los
cuadros de organización y en los esquemas jurídico-administrativos de Castilla, sin perjuicio de
que se trate de adaptarlos a las peculiares circunstancias y exigencias del Nuevo Mundo. Estas
lo condicionan sin duda, pero no hasta el punto de que el sistema de gobierno y el carácter de
las instituciones resulte desnaturalizado”… Alfonso García Gallo: “Los principios rectores de
30 Alí Enrique López Bohórquez
la organización territorial de las Indias en el siglo XVI”, en Estudios de Historia del Derecho Indiano.
Madrid, Instituto Nacional de Estudios Jurídicos, 1972, p. 664.
18 “Una de las preocupaciones más acentuadas y constantes de la corona española, en la administración
de las Indias, fue la de organizar en ellas un régimen fundado en el derecho y orientado a realizarlo.
No era, sin duda, tarea sencilla la que este aspecto de la conquista imponía a la metrópoli, pues
no se trataba simplemente de transplantar al nuevo mundo las normas jurídicas que iban creando,
sino también de procurar que ellas lograran en América una efectiva vigencia”. Ricardo Zorraquín
Becú: La justicia capitular durante la denominación española. Buenos Aires, Imprenta de la Universidad,
1947, p. 13.
19 “En efecto, ese doble brazo de dominación del estado metropolitano: el aparato burocrático y
el oligopolio-oligopsonio instaurado por el capital comercial, será el que posibilitará finalmente
la imposición de términos de intercambios desfavorables (las diferencias abismales de costos de
producción hacen a las relaciones comerciales entre colonia y metrópoli un verdadero paraíso de
un sui generis intercambio desigual); impedirá la producción de artículos que puedan competir
con los de la madre patria; regulará la producción y el comercio, beneficiando a ciertas regiones,
ciudades y grupos, en detrimento de otros; impondrá cargas y gabelas, etc.” Juan Carlos Garavaglia:
Modos de producción en América Latina (Introducción). Buenos Aires, Siglo XXI, 1974, p. 15.
20 Richard Konetzke: América Latina. Época Colonial. México, Siglo XXI, 1971, p. 103.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 31
… que si a cabsa de las mercadurias quel traera de las dichas yslas e/ tierras,
que así como dicho es que se ganaren o descubrieren, o de las que en troque/
de aquellas se tomaren aca de otros mercadores, naçiere pleito alguno en el
lugar/ donde dicho comerçio e trato terna e fara, que si por la preheminencia/
de su oficio de almirante le perteneçera conoscer del tal pleito, plega a Vuestra
Altezas que el o su teniente, e no otro juez, conosca del tal pleito…22.
21 Horacio López Guédez: Los Reyes Católicos y América (1492-1517). Mérida, Universidad de
Los Andes, 1971; pp. 26-7; Alfonso García Gallo: “Los orígenes de la administración territorial
de las Indias. El gobierno de Colón”, en Estudios de Historia del Derecho Indiano, pp. 563-637.
22 Libro de los Privilegios del Almirante don Cristóbal Colón (1498). Estudio preliminar, edición y notas
por Ciriaco Pérez Bustamante. Madrid, Real Academia de la Historia, 1951, p. 33.
23 Horacio López Guédez: op. cit., p. 28, Alfonso García Gallo: “Los orígenes de la administración
territorial”…, pp. 625-628.
32 Alí Enrique López Bohórquez
24 En carta a Bobadilla, del 21 de marzo de 1499, los reyes lo comisionaron para que …“vos
informéis y sepáis la verdad de (…) quien y cuáles personas fueron las que se levantaron contra
el dicho Almirante y Nuestras Justicias, y por qué cabsas y razón, y que robos y males y daños han
fecho, y todo lo otro que cerca desto vos viéredes ser menester saber para ser mejor informado:
y la información habida y la verdad sabida, á los que por ella falláredes culpables, prendedles los
cuerpos y secuestradles los bienes; y así presos, procedades contra ellos y contra los ausentes á
las mayores penas civiles y criminales que falláredes por derecho”… Colección de Documentos Inéditos
Relativos al Descubrimiento, Conquista y Organización de las Antiguas Posesiones Españolas de América y
Oceanía. Madrid, Imprenta de Manuel G. Hernández, 1882; Tomo XXXVIII, pp. 409-411.
25 Clarence H. Haring: El Imperio Hispánico en América. Buenos Aires, Editorial Solar/Hachette, 1966,
pp. 22-23.
26 El historiador argentino Ricardo Levene adopta la clasificación de Javier Malagón Barceló: Teoría del
Derecho Procesal en las Leyes de Indias. Madrid, 1936, quien habla de tribunales ordinarios, inferiores y
especiales. Tribunales ordinarios: El Consejo de Indias, las audiencias, los gobernadores intendentes
y el Ministerio Público, el virrey presidente de la Audiencia y las Justicias Mayores. Los tribunales
inferiores: alcaldes ordinarios y Cabildo. Los tribunales especiales: Juzgados de bienes de difuntos,
Tribunales de Cuentas, de Indígenas, de Comercio y de Minas, de Aguas, jueces pesquisadores y
residenciadores, jueces hacedores de diezmos y otros que representaban la organización de los
fueros, como los Tribunales Militares, Eclesiásticos, Universitarios, de Protomedicato, de Comedia
y Administrativo. Manual de Historia del Derecho Argentino. Buenos Aires, Guillermo Kraft, 1957,
p. 111. Por su parte, Ricardo Zorraquín Becú distingue los tribunales superiores: Consejo de
Indias y audiencias, y los magistrados inferiores: a) los jueces capitulares (alcaldes ordinarios, de
la hermandad, de aguas y alcaldes indios), y los que formaban el tribunal del consulado; b) los
jueces de nombramiento real directo e indirecto, que desempeñaban sus cargos por un plazo
incierto, casi siempre por varios años (gobernadores y sus tenientes, los intendentes, los asesores
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 33
A) Organismos Superiores
letrados de cada Intendencia, los oficiales reales, los subdelegados de la real hacienda, los jueces
eclesiásticos, los militares y los residenciadores de funcionarios nombrados por el rey); c) los
jueces de tierras, pesquisidores, de comisión y los que residenciaban funcionarios que no eran de
nombramiento real. op. cit., pp. 18-19.
27 Demetrio Ramos Pérez: Historia de la Colonización Española en América. Madrid, Pegaso, 1947, pp.
63-65.
28 Véase “Primeras ordenanzas que se hicieron para la Casa de la Contratación”, en José María
Chacón y Calvo (Compilador): Cedulario Cubano. Los Orígenes de la Colonización. Madrid, Cía.
34 Alí Enrique López Bohórquez
El Consejo de Indias
33 En torno al problema de la fundación del Real Consejo de Indias han surgido una serie de
posiciones entre los especialistas del tema; mantenemos la fecha generalizada del 1 de agosto
de 1524 dada por el tratadista indiano Juan de Solórzano Pereira: Política Indiana. Madrid, Cía.
Iberoamericana de Publicaciones, 1947, Tomo IV, Lib. V Cap. XV. Sobre la polémica véase,
Antonio Muro Orejón: “El Real y Supremo Consejo de las Indias”, Anuario de Estudios Americanos,
XXVII (Sevilla, 1970), pp. 195-218 y Demetrio Ramos Pérez: “El problema de la fundación del
Real Consejo de Indias”, Anuario de Estudios Americanos, XXVI (Sevilla, 1969), pp. 385-425.
34 Sobre el Consejo de Indias véase Antonio Muro Orejón: Lecciones de Historia del Derecho Hispa-
Indiano, pp. 149-164 y “El Real y Supremo Consejo de las Indias”; Demetrio Ramos Pérez: “El
Problema de la fundación del Real Consejo de Indias” e Historia de la colonización española en América;
Juan Pérez de Tudela y otros: El Consejo de las Indias en el siglo XVI. Valladolid, Universidad de
Valladolid, 1970; Esteban de la Puente: op. cit., pp. 423-427; Joaquín Real Díaz: “El Consejo de
Cámara de Indias: génesis de su fundación”, Anuario de Estudios Americanos, XIX (Sevilla, 1962),
pp. 725-758; Richard Konetzke: op. cit., pp. 107-109; José Miranda González: op. cit., pp. 101-103;
Mario Góngora: op. cit., pp. 67-69; Clarence H. Haring: op. cit., pp. 111-126; J. M. Ots Capdequí:
Instituciones, pp. 444-445 y El Estado Español…, pp. 64-65; Francisco Morales Padrón: op. cit., pp.
377-380; Juan de Solórzano Pereira: op. cit., Tomo IV, Lib. V, Caps. XV-XVIII.
35 “Las Leyes Nuevas de 1542-1543. ordenanzas para la gobernación de las Indias y buen tratamiento
y conservación de los indios”, Anuario de Estudios Americanos, XVII (Sevilla, 1959), pp. 561-587, y
“Las ordenanzas de 1571 del Real y Supremo Consejo de las Indias”, Anuario de Estudios Americanos,
XIV (Sevilla, 1957), pp. 363-423. Ambos textos con estudios y notas de Antonio Muro Orejón.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 37
Las Audiencias
36 Sobre las Reales audiencias indianas véase Santiago Gerardo Suárez: “Para una bibliografía de las
Reales audiencias”, Memoria del Segundo Congreso Venezolano de Historia, Tomo III, pp. 210-33; trabajo
ampliado en Las Reales audiencias indianas. Fuentes y bibliografía. Caracas, Academia Nacional de la
Historia, 1989. Otros trabajos publicados con posterioridad a esta obra son Fernando Mayorga: La
Audiencia de Santa Fe en los Siglos XVI y XVIII. Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica,
38 Alí Enrique López Bohórquez
1991; Tomás Polanco Alcántara: Las Reales audiencias en las Provincias Americanas de España. Madrid,
Fundación Mapfre América, 1992; y Teresa Sanciñena Asurmendi: La Audiencia en México en el
reinado de Carlos III. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1999.
37 Al respecto dice Enrique Ruiz Guiñazú: “…Su obra fue básica al determinar su progreso y cultura,
y por su misión política, influyó poderosamente en la estructura geográfica y constitucional de las
nuevas nacionalidades…” La Magistratura Indiana. Buenos Aires, Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de la Universidad de Buenos Aires, 1916, p. 37; Jacques Lambert: América Latina. Estructuras
sociales e instituciones políticas. Barcelona, Ediciones Ariel, 1973, pp. 118-121.
38 Recopilación de las Leyes de los Reinos de las Indias. Lib. II, Tít. XV, Ley I. 5ed. Madrid, Boix Editor,1841.
(En adelante Recopilación).
39 Juan de Solórzano Pereira: op. cit., p. 40.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 39
B) Organismos Inferiores
42 Sobre los corregidores y alcaldes mayores, véase Recopilación, Lib. V, Tít. II; Juan de Solórzano
Pereira: op. cit., Lib. V, Cap. II; Enrique Ruiz Guiñazú: op. cit., pp. 292-294; Mario Góngora: op.
cit., pp. 53-55 y 82-90; Guillermo Lohman Villena: El corregidor de Indios en el Perú bajo los Austrias.
Madrid, Cultura Hispánica, 1957 y “El corregidor de Lima (Estudio Histórico-Jurídico), Anuario
de Estudios Americanos, IX (Sevilla, 1952), pp. 131-171; Clarence H. Haring: op. cit., pp. 145-150;
José María Ots Capdequí: Instituciones, pp. 466-471; Francisco Morales Padrón: op. cit., pp. 389-
399; Ambrosio Perera: “Usanza de los términos Corregimiento y corregidor”, Memoria del Primer
Congreso…, Tomo II, pp. 163-77; Ermila Troconis de Veracoechea: “El Corregimiento del Tocuyo
en los siglos XVII y XVIII”, Ibid., Tomo II, pp. 385-440.
43 En relación con los alcaldes ordinarios véase, Recopilación, Lib. V, Tít. III y IV; Juan de Solórzano
Pereira: op. cit., pp. 19-44; Enrique Ruiz Guiñazú: op. cit., pp. 283-292; Clarence H. Haring: op. cit.,
pp. 168-169 y 174-176; Demetrio Ramos Pérez: Historia de la Colonización…, p. 126.
42 Alí Enrique López Bohórquez
44 Ricardo Levene: op. cit., p. 120; Ricardo Zorraquín Becú: La justicia capitular…, pp. 32-44.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 43
Tierra Firme, debido a la distancia que la separaba del Virreinato del Perú.
Durante más de quince años los magistrados de la Audiencia de los Confines
gobernaron en lo político-militar en las provincias de Guatemala, Nicaragua,
Honduras y Chiapas, hasta tanto se decidiera el nombramiento de un
gobernador. La distancia entre el Nuevo Reino de Galicia y el Virreinato de
la Nueva España determinó el establecimiento de una Audiencia en aquella
provincia, y por muchos años sus oidores –alcaldes mayores– tuvieron el
control del gobierno con independencia del virrey mexicano. Las guerras
civiles en el Perú, como resultado de la rivalidad entre Pizarro y Almagro,
determinaron incluir en las Leyes Nuevas la fundación de un tribunal en
Lima. Tanto aquí como en México se pretendía combatir las tendencias
feudales, todavía imperantes en España.
Durante una década los ministros de Santa Fe gobernaron para acabar
con los excesos de los funcionarios encargados del gobierno, la administración
de justicia y la real hacienda. La riqueza de las minas de Potosí había generado
abusos de autoridad y desacato permanente a las leyes por parte de la gente
que traficaba en aquella región, a lo cual se pretendió poner remedio con la
instalación de una Audiencia en Charcas. En Quito la magistratura respondió
a la distancia que separaba esta provincia de su respectivo centro de control,
lo cual había generado múltiples arbitrariedades de funcionarios y de la clase
económica dominante. Al tribunal de Chile se le confió la reorganización
del ejército para enfrentar a los aguerridos araucanos, proteger a los indios
sometidos y velar por el orden en la administración del erario público. La
Audiencia de Buenos Aires, fundada en dos oportunidades, tuvo la atribución
especial de impedir los fraudes contra la real hacienda y, sobre todo, de
combatir el crecido contrabando con naves extranjeras. La Real Audiencia de
Caracas formó parte del proceso de integración y centralización administrativa
de las provincias que entraron bajo su jurisdicción, orientada –además de
resolver los problemas que causaba elevar los pleitos a Santo Domingo o
a Santa Fe– a controlar los funcionarios, limitar el poder detentado por la
aristocracia criolla, a intervenir en todos los asuntos de la sociedad venezolana.
La creación de un tribunal de justicia en el Cuzco estuvo estrechamente ligada
a las reformas introducidas en el virreinato peruano como consecuencia del
levantamiento de Túpac Amaru.45
Cuadro 1
Creación, distrito y organización de las audiencias en América
Santa Fe en el Nuevo Reino de Las Provincias del Nuevo Reino, 1 presidente togado, 5 oidores
Granada (1549) (Fue erigida las de Santa Marta, Río de San y alcaldes del crimen, 1 fiscal,
posteriormente en Virreinato Juan y la de Popayán, excepto 1 alguacil mayor, y personal
en 1717, suprimido en 1723 los lugares que de ella están subalterno.
y restablecido en 1739; se le señalados a la Audiencia de
señaló por distrito, además del Quito; también toda la Provincia
de esta Audiencia, el de las de de Cartagena y de la Guayana
Panamá y Quito) o Dorado, todo lo que no
fuere de la de Santo Domingo.
Partiendo términos: por el
Sur con la Audiencia de Quito
y tierras no descubiertas; por
Occidente y el Norte con el
mar del Norte y provincias de
la Audiencia de La Española y
Audiencia de Tierra Firme.
46
47 48
47 A.G.I. Caracas, 165. Real Cédula del 8 de diciembre de 1786, comunicando al gobernador y capitán
general de la Provincia de Venezuela sobre la creación de la Audiencia.
48 Enrique Ruiz Guiñazú: op. cit. , pp. 132–137.
50 Alí Enrique López Bohórquez
49 El estudio de Mark Burkholder y D. S. Chandler: From Impotence to Authority. The Spanish Crown and
the American audiencias, 1687-1808. Columbia, University of Missouri Press, 1977; pp. 119-124, revela
que los cambios ocurridos después de 1750 difieren considerablemente del período precedente.
De los doscientos peninsulares nombrados entre 1751 y 1808 sólo tres fueron miembros de
órdenes nobiliarias, lo cual evidencia la escasa vinculación con las familias nobles. Noventa y siete
españoles y cuarenta y cinco americanos habían tenido experiencia en el gobierno, universidades,
audiencias y asuntos judiciales antes de servir en las cortes indianas. Treinta y dos peninsulares
fueron recompensados por sus servicios con la incorporación a la Orden de Carlos III. Diecinueve
regentes obtuvieron la Cruz de dicha orden y otros seis ministros fueron nombrados caballeros
de la misma. Doce regentes fueron al Consejo de Indias y uno al de Castilla. La mayoría de los
magistrados estudiaron fuera de las universidades de Salamanca, Alcalá, Valladolid (España) y
San Marcos (Lima), de donde tradicionalmente procedían los ministros de las audiencias antes
de 1750.
50 Parte dispositiva del Real Decreto de 11 de marzo de 1776 en José Manuel de Ayala: Diccionario
de Gobierno y Legislación de Indias. Madrid, Compañía Iberoamericana de Publicaciones, 1929, II, p.
57.
51 A. G. I. Indiferente General, 829 y A. G. N. (Caracas), reales cédulas, Tomo II, fol. 209: Cédula General
para que en los Reinos de América se haga notoria la nueva planta que S. M. Se ha servido dar a
este Consejo y a las Reales audiencias de aquellos distritos (Madrid, 6 de abril de 1776).
52 Alí Enrique López Bohórquez
56 Manuel Salvat Monguillot: “La Instrucción de regentes”, Revista Chilena de Historia del Derecho, 3
(Santiago, 1964), pp. 37-69, breve estudio y reproducción de la Instrucción. Ricardo Levene: Historia
del Derecho Argentino, Tomo II, pp. 245-246 y José Maria Ots Capdequi: Historia del Derecho de España
en América y el de Derecho Indiano. Madrid, Editorial Aguilar, 1969, pp. 69-72, solamente extractan los
artículos de la Instrucción. Sobre algunos regentes véanse José María Mariluz Urquijo: “Las Memorias
de los regentes de la Audiencia de Buenos Aires”, Revista del Instituto de Historia del Derecho, 1 (1949),
pp. 19-26, y el estudio biográfico de Felipe A. Barreda: Manuel Pardo Ribadeneira, regente de la Real
Audiencia del Cuzco. Lima, 1954. Interesante monografía, que analiza detalladamente la Instrucción, su
aplicación en la Audiencia mexicana y relación de sus regentes, es el artículo de José Luis Soberanes
Fernández: “El Estatuto del regente de la Audiencia de México (1776-1821)”, Anuario de Estudios
Americanos, XXXII (1975), pp. 415-446 y “La reforma judicial de 1776 en México”, Revista de Derecho
Procesal Iberoamericano (Madrid, 1977), pp. 237-255. Una muestra de la concentración de los poderes
político y judicial en los gobernadores, es el estudio de Demetrio Ramos Pérez: “El presidente de
la Real Audiencia de Caracas, en su fase inicial y su intento de concentración de todos los poderes”,
en Estudios de Historia Venezolana. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1976, pp. 751-782.
57 Clarence H. Haring: op. cit., pp. 122-123; Enrique Ruiz Guiñazú: op. cit., p. 246; Ricardo Levene:
Ibid., II, p. 250; José Luis Soberanes Fernández: Ibid., p. 416; Mario Góngora: Studies in the Colonial
History of Spanish America. Cambridge University Press, 1975, p. 172; y Demetrio Ramos Pérez:
Ibid., p. 751.
58 El estudio más comprensivo sobre los regentes de las audiencias es el de Eduardo Martiré: Los
regentes de Buenos Aires. La reforma judicial indiana de 1776. Buenos Aires, Universidad de Buenos
Aires, 1981. No coincidimos en cuanto al objetivo de la reforma, pues este autor sostiene que
consistió en “independizar a las audiencias de la tutela del presidente y en lograr una mayor
centralización a través del regente”. Creemos haber demostrado, sobre la base de la legislación y
54 Alí Enrique López Bohórquez
Parece más clara la idea de que el cargo fue creado para regular
internamente las audiencias, lo que no era del todo novedoso. Con excepción
del aspecto ceremonial, desde el siglo XVI los oidores decanos (o más
antiguos) ejercían la mayoría de las atribuciones concedidas a los regentes
en la Instrucción. Esta señala en el artículo 61 que “las facultades de los
Decanos de las audiencias quedarán en adelante refundidas en los regentes;
y en ausencia o falta de éstos, volverán los decanos según y en la forma que
se conceden a los regentes”. Estos representaron, por tanto, un funcionario
más dentro de la Audiencia con las mismas atribuciones generales de los
otros magistrados, aunque detentando ahora prerrogativas protocolares
y facultades ligeramente ampliadas. La falta de autoridad de los regentes
frente a los presidentes (virrey o gobernador) y ministros de la Audiencia
fue expuesta en 1782 por Vicente de Herrera y Rivero, regente del tribunal
mexicano. En su “Plan para la mejor administración de justicia en América”,
Herrera criticaba que la presidencia de las audiencias recayera en militares
y expresaba la necesidad de separarlos de la institución. Alegaba que el
desconocimiento de cuestiones jurídicas de aquellas autoridades era fuente
de permanentes arbitrariedades en sus relaciones con la Audiencia. Esto
evidenciaba que seis años después de creadas las regencias, la potestad de
los presidentes permanecía invariable.
En cuanto a los regentes, clamaba Herrera por la presidencia
exclusiva de ellos, la necesidad de aclarar algunos aspectos de la
Instrucción y la ampliación de sus facultades, pues éstas se habían
reducido al …“gobierno económico interior de los tribunales, y
si en él o fuera faltaban en algo los ministros, no tienen declarada
el caso de Caracas, que tal independencia no ocurrió; la lectura de este trabajo nos advierte que
la situación tendió a repetirse en la mayoría de las audiencias, incluyendo la de Buenos Aires,
estudiada por Martiré.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 55
Tabla 1
Reformas burocráticas de las audiencias de América y de Filipinas
en 1776 y 1788
Buenos Aires - - 1 - - 5 - - 2 - - 8
Caracas - - 1 - - 3 - - 1 - - 5
Charcas - 1 1 5 5 4 1 2 1 6 8 6
Chile - 1 1 5 5 4 1 2 1 6 8 6
Cuzco - - 1 - - 3 - - 1 - - 5
Guadalajara - 1 1 4 5 4 1 2 1 5 8 6
Guatemala - 1 1 5 5 4 1 2 1 6 8 6
Lima - 1 1 8 10 8 4 5 4 2 2 2 14 18 15
Manila - 1 1 5 5 4 1 2 2 6 8 6
México - 1 1 8 10 8 4 5 4 2 2 2 14 18 15
Quito - 1 1 4 5 4 1 2 1 5 8 6
Santa Fé - 1 1 5 5 5 1 2 2 6 8 8
Santo - 1 1 4 5 3 1 2 1 5 8 5
Domingo
Total 10 13 53 60 59 12 20 18 73 100 98
Fuentes: A.G.I. Indiferente General, 829 y A.G.N. (Caracas), Sección reales cédulas. Tomo II, Fol. 209: Real
Cédula de 6 de abril de 1776; Sección Real Hacienda, Tomo CDXLIX, Fol. 41: Real Orden de 7 de abril
de 1788.
56 Alí Enrique López Bohórquez
Tabla 2
Reforma de salarios y Presupuesto General de las audiencias de América
y Filipinas Introducida por José Gálvez y Antonio Porlier
Alcaldes Presupuesto
Regente Oidores c/u crimen c/u Fiscales c/u General
Audiencias 1787 -1788 1787 -1788 1787 -1788 1787 -1788 1781 1788
Buenos Aires 6.000 -5.250 4.466 -3.500 4.430 -3500 32.726 -29.750
Caracas 5.000 -4.300 3.300 -3.300 3.300 -3.300 19.726 -17.500
Charcas 9.720 -5.860 4.860 -4.860 4.860 -4.860 43.740 -30.160
Chile 9.720 -5.860 4.860 -4.860 4.860 -4.860 43.740 -30.160
Cuzco 9.000 -5.000 4.500 -4.000 4.500 -4.000 27.000 -21.000
Guadalajara 6.600 -6.600 3.300 -3.300 3.300 -3.300 29.700 -23.100
Guatemala 6.600 -4.300 3.300 -3.300 3.300 -3.300 29.700 -20.800
Lima 10.000 -7.500 5.000 -5.000 5.000 -5.000 5.000 -5.000 95.000 -77.500
Manila 7.000 -4.500 3.500 -3.500 3.500 -3.500 31.500 -25.500
México 9.000 -6.750 4.500 -4.500 4.500 -4.500 4.500 -4.500 85.500 -69.750
Quito 6.600 -6.600 3.300 -3.300 3.300 -3.300 29.700 -23.100
Santa Fe 6.600 -4.950 3.300 -3.300 3.300 -3.300 29.700 -28.050
Santo 6.00 -4.300 3.300 -3.300 3.300 -3.300 29.700 -17.500
Domingo
Total: 529.906 -413.870
Nota: Los salarios correspondientes al año 1787 representan la reforma de José de Gálvez en 1776 y
la creación de las audiencias de Buenos Aires (1782), Caracas (1786) y Cuzco (1787): Los salarios en
1788 constituyen la reforma de Antonio Porlier en 1788.
Fuente: A.G.N. (Caracas), Real Hacienda, Tomo CDXLIX, fol. 41: Reglamentos para las audiencias de
América (4 de mayo de 1788).
… leyendo V.E. la Instrucción (…) observará que casi todos los capítulos
tratan sobre ceremonias y distinciones, de modo que más parece que se pensó en
formar unos entes autorizados, que en crear unos ministros útiles. Los decanos
ejecutaban antes con igual buen suceso, casi todas las gestiones cometidas ahora
a los regentes, excepto algunas que tampoco se han puesto en práctica, porque
se ha hallado invencible dificultad en ellas.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 57
tanto los funcionarios como las instituciones colegiadas del rey y de sus
organismos asesores para asuntos americanos en materia de justicia.59
En la jerárquica estructura judicial venezolana encontramos, en
primer término, a los alcaldes ordinarios de los ayuntamientos o cabildos
de las villas y ciudades de las provincias de Venezuela, Nueva Andalucía,
Guayana, Margarita, Trinidad y Mérida de Maracaibo. Esta institución, al
igual que en España y en toda América, estuvo destinada al gobierno local
de las ciudades y villas importantes, en las áreas específicas de justicia y
regimiento, cumpliendo así atribuciones políticas, administrativas, legislativas
y judiciales. Sus funcionarios más importantes, los alcaldes ordinarios, eran
los encargados de administrar justicia ordinaria en primera instancia, tanto
civil como criminal, en las jurisdicciones de sus respectivos ayuntamientos,
como quedó establecido en la Ley I, Título III, Libro 5 de la Recopilación
de 1680. De sus decisiones se apelaba ante la institución en pleno, a los
correspondientes corregidores, tenientes de justicia mayor, gobernadores o
a las Reales audiencias de Santo Domingo o Santa Fe, cuando las provincias
coloniales venezolanas estuvieron en distintos momentos bajo la jurisdicción
de esas magistraturas60.
Como es conocido, el actual territorio venezolano estuvo integrado
por las provincias o gobernaciones antes señaladas Al frente de cada una
de ellas se encontraba un gobernador y capitán general, quien ejercía la
máxima autoridad en el orden de gobierno, con atribuciones gubernativas,
judiciales, legislativas y militares. En materia judicial, el gobernador conocía
en primera instancia de asuntos civiles y criminales en los términos de su
jurisdicción, con el asesoramiento de un letrado denominado teniente
59 Parte de la información que insertamos sobre este aspecto procede del Proyecto de Investigación
“La Administración de Justicia en Venezuela (Período Colonial)”, coordinado por el Dr. Horacio
López Guédez, auspiciado por el Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico de
la Universidad de Los Andes (H-136-87), con la participación de Alí Enrique López Bohórquez,
Ildefonso Méndez Salcedo y Ana Julia Romero.
60 Tanto los alcaldes ordinarios como el Cabildo en general no han sido estudiados en el contexto
de sus respectivas funciones y atribuciones. Para el conocimiento de lo escrito sobre la institución
remitimos al trabajo de Robinzon Meza: Historiografía del Cabildo Colonial. Mérida, Grupo de
Investigación sobre Historiografía de Venezuela/CDCHT/Universidad de Los Andes, 1996. En
la presentación a este libro decíamos: …“el autor además del comentario que orienta el contenido
de los libros, artículos, ponencias y ediciones documentales incluidos, asume su posición crítica
frente a esa historiografía, lo cual permite afirmar que el Cabildo de las distintas provincias
coloniales de Venezuela no ha sido prácticamente estudiado, siendo el de Caracas el que mayor
atención ha recibido”…, p. 6.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 61
61 Existen estudios dispersos sobre las respectivas gobernaciones coloniales venezolanas, en las
que escasamente se trata el tema de la administración de justicia por parte de los gobernadores y
capitanes generales y sus asesores letrados. Guillermo Morón es el historiador que ha dado una
visión general sobre estas instituciones: Historia de Venezuela. Caracas, Italgráfica, 1971, Tomo
III: “La Estructura Provincial”; Héctor García Chuecos en Siglo XVIII Venezolano. Caracas,
Ediciones Edime, s/f; y Luis Alberto Sucre en gobernadores y Capitanes Generales de Venezuela. Caracas,
Cuatricentenario de Caracas, 1964. Estos autores registran información sobre la actuación de
los distintos gobernadores de la Provincia de Venezuela, haciendo referencia sobre algunas de
sus actuaciones en materia de justicia. Aunque se trata de un estudio que analiza historiográfica
y documentalmente el problema de la Capitanía General de Venezuela, el trabajo de grado de
Ildefonso Méndez Salcedo: La Capitanía General de Venezuela, 1777-1821. Una revisión historiográfica,
legislativa y documental sobre el carácter y la significación de su establecimiento. Caracas, Universidad Católica
Andrés Bello, 2001 (Trabajo de grado para optar a la Maestría en Historia de Venezuela), contiene
amplia información sobre los estudios realizados acerca de las provincias coloniales venezolanas.
Este trabajo fue luego publicado en Caracas, Universidad Católica Andrés Bello/Grupo de
Investigación sobre Historiografía de Venezuela/Universidad de Los Andes, 2002.
62 Al respecto véase, Ambrosio Perrera: “Usanza de los términos Corregimientos y corregidor en
la Gobernación de Venezuela” y Ermila Troconis de Veracoechea: “El Corregimiento de Indios
de El Tocuyo en los Siglos XVII y XVIII”, ya citados.
62 Alí Enrique López Bohórquez
63 Sobre este funcionario véase, Gilberto Quintero: El teniente Justicia mayor en la Administración
Colonial Venezolana. Aproximación a su Estudio Histórico Jurídico. Caracas, Academia Nacional de la
Historia, 1996 (BANH. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 231). Otro estudio sobre la
actuación de este funcionario es el de Robert Ferry: “La esclavitud, el contrabando y los Tenientes
de Justicia. Control del interior de Caracas en el siglo XVIII”, en Memoria del Congreso Bicentenario
de Simón Bolívar. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1985, Tomo II, pp. 99-141.
64 Sobre esta institución véase, en particular, el Estudio Preliminar de Gisela Morazzani de Pérez-Enciso a la
Real Cedula de Intendencia de Ejército y Real Hacienda. Diciembre 8 de 1776. Caracas, Ediciones de la Presidencia de
la República, 1976, pp. XXV-LV, y Eduardo Arcila Farías: Economía Colonial de Venezuela. Caracas, Italgráfica,
1973, Tomo II, pp. 1-30.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 63
65 Eduardo Arcila Farías: El Real Consulado de Caracas. Introducción y Compilación de E.A.F. Caracas,
Universidad Central de Venezuela, 1957. Véanse las “ordenanzas” reproducidas en esta obra, y en
particular los artículos I al XIX, referidos a la administración de justicia. También remitimos al
estudio de Mercedes Álvarez: El Tribunal del Real Consulado de Caracas. Caracas, Concejo Municipal
de Caracas, 1967.
66 Al respecto véase Manuel Gutiérrez de Arce: El Sínodo Diocesano de Santiago de León de Caracas de
1786. Valoración Canónica del Regio Placet a las Constituciones Sinodales Indianas. Caracas, Academia
Nacional de la Historia, 1975. Utilizamos aquí la síntesis realizada por Ildefonso Méndez Salcedo
y Ana Julia Romero en el proyecto de investigación sobre “La Administración de Justicia en
Venezuela”, antes citado.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 65
67 Ermila Troconis de Veracoechea: “Los Libros y la Inquisición”, Revista Nacional de Cultura, 191
(Caracas, enero-febrero de 1970), pp. 67-73 y “El Comisariato del Santo Tribunal de la Inquisición”,
en Historia de El Tocuyo Colonial. Caracas, Universidad Central de Venezuela, 19-77, pp. 32~374; y
Nancy Noguera: El Comisariato del Santo Oficio de la Inquisición en Mérida, 1640-1810. Mérida, Escuela
de Historia/Universidad de Los Andes, 1982.
66 Alí Enrique López Bohórquez
68 A.G.I. Santo Domingo, 62: Representación de la Audiencia de Santo Domingo solicitando su traslado
a Caracas (Santo Domingo, 13 de agosto de 1672).
68 Alí Enrique López Bohórquez
de los derechos reales; los pobres serían defendidos de los poderosos, los indios
encomendados y los demás amparados…
69 Ibid.: Representación del fiscal del Consejo de Indias sobre la solicitud de la Audiencia de Santo
Domingo (Madrid, 24 de abril de 1673).
70 El gobernador Felipe Ricardos presentó un plan que comprendía la jurisdicción, composición
y medios de lograr el establecimiento del tribunal a un costo muy bajo para la Real Hacienda.
Ildefonso Leal: “Mosaico de Noticias Históricas de Venezuela”, El Nacional, Historia A-5 (Caracas,
16 de marzo de 1980), artículo luego incluido con el título de “Intentos de fundar la Audiencia de
Caracas en 1753 y 1759” en Nuevas Crónicas de Historia de Venezuela. Caracas, Academia Nacional de
la Historia, 1985, BANH. Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela, 38), pp. 327-347.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 69
…no sólo por infundada, intempestiva y destituida del apoyo que por su
naturaleza y magnitud exige su gravedad, sino por que toma la ciudad de
Caracas la voz de la Provincia, o algunos de sus capitulares sin tener poder
de las demás y sin contar con el gobernador que es superior de toda ella, y
otras personas de autoridad como son el obispo y Cabildo Eclesiástico, y que
se prevenga a aquel Ayuntamiento, no ponga ni promueva semejantes proyectos
sin la noticia, consentimiento y aprobación del citado gobernador y procedan
unas maduras deliberaciones y acuerdos de este ministro y demás personas
que se contemplen adecuadas según la materia común y pública de que se
trate, y que sea de esta naturaleza, debe representarlo por el conducto del
mismo gobernador como cabeza principal a quien V. M. tiene encomendado
aquella Provincia, pues de lo contrario se originan movimientos que pueden
ser turbativos y sediciosos.74
76 A.G.I. Caracas, 374: Expediente sobre las reclamaciones del Ayuntamiento de Maracaibo y del
Virreinato de la Nueva Granada, en razón de lo determinado por la Real Cédula del 8 de septiembre
de 1777 (1777-1786).
72 Alí Enrique López Bohórquez
Los informes del gobernador de Venezuela Manuel González Dávila y del intendente
Francisco de Saavedra acerca del decreto de establecimiento de una Audiencia en
Caracas
poder soportar los gastos en instancias ante jueces superiores, porque dichas
poblaciones estaban más distantes de Santa Fe, debido a caminos fragosos
y frecuentemente intransitables. En cuanto a la intervención de Caracas,
también era de poco considerar pues, como lo establecía la Real Cédula del
8 de septiembre de 1777, la provincia de Maracaibo seguía dependiendo
de su gobernador en asuntos civiles y criminales, con entera inhibición del
gobernador de Caracas y sin conocer otra autoridad inmediata que la del
rey. A esto debía agregarse que en cada ciudad y villa de Maracaibo había
un teniente de justicia mayor –delegado del gobernador en determinados
asuntos–, dos alcaldes ordinarios, dos de la Santa Hermandad y regidores
que componían los ayuntamientos, los corregidores de pueblos de indios y
otros jueces nombrados cuando los problemas de distancia y el bien público
lo exigían. Por consiguiente, los vasallos estaban suficientemente asistidos
en cuestiones de justicia, y siempre no tenían que recurrir ni siquiera ante
el gobernador de Maracaibo, quien solamente podía conocer de asuntos
civiles y criminales que se presentaran ante él o en materias judiciales
correspondientes a sus atribuciones militares y de gobierno. La Audiencia de
Santo Domingo sólo podía intervenir en apelaciones de decisiones tomadas
por los mencionados funcionarios. En relación con las mismas, señalaron
González y Saavedra que las comunicaciones por tierra y mar hacían más
fácil el acceso al tribunal de aquella isla que al de Santa Fe.
En vista de que el gobernador y el intendente solamente conocieron
las comunicaciones del fiscal y del virrey, el 17 de octubre de 1785 decidió
el Consejo de Indias enviar a Saavedra los oficios del visitador Gutiérrez de
Piñérez, del arzobispo-virrey caballero y Góngora y las representaciones de
los cabildos de Maracaibo y de Barinas, para que a la mayor brevedad posible
dictaminara definitivamente la conveniencia de reincorporar Maracaibo al
virreinato de la Nueva Granada; haciéndole saber también que el monarca,
debido a la gran importancia de las provincias sujetas a la Capitanía General
e Intendencia de Venezuela, consideraba la idea de crear una Audiencia en
Caracas. Saavedra remitió el informe solicitado el 14 de marzo de 1786, y
señaló que mantenía la posición asumida en el informe que antes presentara,
conjuntamente con el gobernador González Dávila, en febrero de 1785.
En esta oportunidad el intendente reflexionó sobre las instancias de los
ayuntamientos de Maracaibo y de Barinas, considerando que las mismas
estaban estrechamente relacionadas con el establecimiento de la Intendencia,
74 Alí Enrique López Bohórquez
Informe citado por Carlos Emilio Muñoz Oráa: Los Comuneros de Venezuela. Una Rebelión Popular de Pro-
Independencia. Mérida, Universidad de Los Andes, 1971, p. 74.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 75
78 Desconocía entonces Saavedra que por Real Orden del 15 de febrero de 1786 se había acogido
la idea de que Barinas se convirtiera en Comandancia dependiente de Caracas y que Trujillo se
incorporara a Maracaibo. Documento reproducido en José Félix Blanco y Ramón Azpúrua:
Documentos para la historia de la vida pública del Libertador. Caracas, Ediciones de la Presidencia de la
República, 1978, Tomo I, pp. 210-212.
79 Real Orden al intendente Saavedra notificándole el establecimiento de una Audiencia en Caracas
(Aranjuez, 13 de junio de 1786), Ibid., p. 214. A.G.I. Caracas, 288-Nº 72: Real Cédula al gobernador
de Caracas comunicándole la creación de la Audiencia (San Ildefonso, 31 de julio de 1786); y
A.G.N. (Caracas). reales cédulas, Tomo XI, fol. 303.
76 Alí Enrique López Bohórquez
80 No pretendemos estudiar en detalle esa situación, simplemente exponemos los aspectos más
resaltantes de la actitud del Estado español y la reacción de los distintos sectores de la sociedad
colonial venezolana, apoyados en las investigaciones de diversos historiadores.
81 Sobre la economía colonial venezolana del período a que hacemos referencia véase particularmente
Eduardo Arcila Farías: El Comercio entre Venezuela y México en los siglos XVII y XVIII. México,
Fondo de Cultura Económica, 1950, y Economía Colonial…, Tomo I pp. 107-158, 201-277 y
317-360; Tomás Polanco Martínez: Esbozo sobre historia económica venezolana. Madrid, Ediciones
Guadarrama, 1960, Tomo I pp. 117-154 y 171-206; Federico Brito Figueroa: Historia Económica y
Social de Venezuela. Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1966, Tomo I, pp. 101-121; Manuel
Nunes Días: El Real Consulado de Caracas (1793-1810). Caracas, Academia Nacional de la Historia,
1971 (Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 106), pp. 175-195; y Miguel Izard: El Miedo
a la Revolución…, pp. 27-28, 63-76, 89-95 y 101-105, y “La Agricultura venezolana en una época
de transición, 1777-1830”, Boletín Histórico, 28 (Caracas, 1972), pp. 81-145.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 77
Sin embargo, nada se hizo en las altas esferas del gobierno español
durante los primeros veinte años. Serían necesarias las noticias de las
rebeliones para que se prestara atención a la conducta de la Guipuzcoana.
Entre 1730 y 1732 se desarrolló el levantamiento del zambo Andrés López
del Rosario, “Andresote”, quien organizó un grupo de indios y negros del
valle de Yaracuy contra la compañía que había impedido sus actividades de
comercio clandestino. En 1741 tuvo lugar el motín de San Felipe el Fuerte,
mediante oposición de los hacendados de la región, representados por
el cabildo, al nombramiento con respaldo de la Guipuzcoana del justicia
mayor Ignacio Vasasábal, quien debía reprimir el contrabando. En 1744
se dio la sublevación de El Tocuyo, con participación de diversos sectores
sociales de aquella ciudad; originada a raíz del reclutamiento de tropas para
rechazar un posible desembarco inglés en Puerto Cabello, lo que se convirtió
en una reacción contra las autoridades de la provincia pues los tocuyanos
consideraron que se trataba más de un auxilio a los odiados guipuzcoanos,
que a la defensa de la soberanía española.86
84 Véase los expedientes promovidos por los cabildos de Caracas (1733-1752 y 1780) y de Maracaibo
(1780) en el Boletín del Archivo Nacional, XXII: 85 (1937), pp. 1-48 y 189-208. Información sobre la
oposición de los ayuntamientos, de los cosecheros y mercaderes e informes de algunos funcionarios
en Roland Hussey: Ibid., pp. 96-120; Eduardo Arcila Farías: Economía Colonial…, I, pp. 250-262 y
269-277; y Francisco Morales Padrón: Rebelión contra la Compañía de Caracas, pp. 61-89.
85 Roland Hussey: Ibid., pp. 105-106.
86 Sobre estos tres movimientos han escrito Eduardo Arcila Farías: Economía Colonial…, I, pp. 279-286;
Roland Hussey: Ibid., pp. 71-74 y 121-123; Carlos Felice Cardot: La Rebelión de Andresote, Valles del
Yaracuy, 1730-1733. Caracas, Imprenta Nacional, 1932, y Rebeliones, Motines y Movimientos de Masas
en el siglo XVIII Venezolano 1730-1781. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1977 (El Libro
Menor, 2), pp. 33-38; León Trujillo: Motín y Sublevación en San Felipe. Caracas, Edit. Edime, 1935.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 79
87 En relación con esta rebelión véase Roland Hussey: Ibid., pp. 127-162; Enrique Bernardo Nuñez:
Juan Francisco de León o el levantamiento contra la Compañía Guipuzcoana. Caracas, Edit. Ávila Gráfica,
1949; la introducción de Augusto Mijares a Documentos relativos a la insurrección de Juan Francisco
de León. Caracas, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1949; Carlos Felice Cardot:
Rebeliones, Motines…, pp. 73-78; Francisco Morales Padrón: Rebelión contra la Compañía de Caracas;
Guillermo Morón: Historia…, Tomo IV, pp. 373-378; y Joseph Pérez: Los Movimientos Precursores
de la Emancipación en Hispanoamérica. España, Editorial Alhambra, 1977, pp. 31-44.
88 Sobre la actuación de la Intendencia véase particularmente William W. Pierson: “La Intendencia de
Venezuela en el régimen colonial”, Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 95 (1941), pp. 259-
275; Eduardo Arcila Farías: Economía Colonial…, Tomo II, pp. 1-57; Tomás Polanco Martínez: op.
cit., pp. 207-218; Carlos E. Muñoz O.: Los Comuneros de Venezuela…, pp. 16-42; Estudio Preliminar
de G. Morazzani a la Real Cédula de Intendencia de Ejército y Real Hacienda. Diciembre 8 de 1776, pp.
XXV-LV; Guillermo Morón: Ibid., Tomo V. pp. 23-43 y Miguel Izard: “La agricultura venezolana…”,
pp. 81-106.
80 Alí Enrique López Bohórquez
90 El estudio más acabado sobre esta rebelión es el de Carlos E. Muñoz O.: Los Comuneros de
Venezuela…; también han escrito sobre la insurrección Vicente Dávila: “Los Comuneros de
Mérida”, en Discursos de Incorporación (1920-1939). Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1966,
Tomo 2, pp. 37-85; J. N. Contreras Serrano: Comuneros Venezolanos. Caracas, Imprenta Nacional,
1952: Carlos Felice Cardot: Rebeliones, Motines…, pp. 79-92; Lucas Guillermo Castillo Lara: La
Grita, una ciudad que grita su silencio. Historia del Espíritu Santo de La Grita. Caracas, Congreso de la
República, 1973, Tomo II, pp. 85-156; y Joseph Pérez: op. cit., pp. 87-108. Estos estudios, con
una nueva versión del trabajo de Carlos Felice Cardot, así como la cronología y el itinerario del
movimiento preparada por Alí Enrique López, han sido editados en Los Comuneros de Mérida.
Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1981 (BANH. Fuentes para la Historia Colonial de
Venezuela, 152).
91 Recopilación…, Libro V, Título III, Ley XII. Nos eximimos de hacer una mayor descripción de los sucesos
derivados de la toma del gobierno por los alcaldes ordinarios y su actuación, lo cual puede ser apreciado
básicamente en Héctor García Chuecos: La Capitanía General…, pp. 1-2 (incluye la documentación
82 Alí Enrique López Bohórquez
correspondiente, pp. 27-38) y en Relatos y Comentarios sobre Temas de Historia Venezolana. Caracas, Imprenta
Nacional, 1957, pp.. 22-28; Mario Briceño Iragorry: Tapices de Historia Patria. Ensayo de una morfología de
la cultura colonial. Caracas, Ediciones Edime, 1956, pp. 93-102; Luis Alberto Sucre: op. cit., 197-199, 212,
220-224, 230-236; y Guillermo Morón: Historia…, Tomo IV, pp. 165-191.
92 El único estudio en concreto sobre la sucesión de los alcaldes es el de Joaquín A. Ramírez F.: La
lucha de los alcaldes por el Gobierno de la Provincia. El formidable pleito entre el licenciado don Juan de Padilla
Guardiola y el Cabildo Caraqueño de 1675. Caracas, Banco Central, 1975.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 83
93 De las impresiones que recoge Juan de Solórzano y Pereira en su Política Indiana, Tomo IV, Libro
V, Capítulo 1, p. 18, se desprende que desde mediados del siglo XVII se conocía en la corte de los
abusos cometidos por los alcaldes-gobernadores: “…esto ha originado notables disturbios en la
Provincia de Caracas, donde se comenzó a establecer un abuso que todos los alcaldes ordinarios,
cada uno en su pueblo, quería ser gobernador en ínterin, como sucedió en Barquisimeto y en
otros Pueblos menores, y en el Consejo hubo varias quejas de personas graves y desinteresadas
sobre que convenía quitar este privilegio a la ciudad, y aún no se ha tomado resolución.”
94 Héctor García Chuecos: La Capitanía General…, pp. 12-16, 39-42 y 45-54, y Relatos y Comentarios…,
pp. 23-33.
84 Alí Enrique López Bohórquez
…que los españoles europeos avecindados en Caracas han debido y deben entrar
con igualdad de goce de los empleos públicos y de gobierno con los españoles
criollos; que en los oficios de justicia y república tengan indispensablemente
una de las dos varas de alcaldes ordinarios los españoles europeos que sean
vecinos(…), y que esta misma igualdad se ha debido y debe observar en todos
95 Reseña documental de estas medidas hace Guillermo Morón: Historia…, Tomo IV, pp. 195-
226.
96 A.G.1. Caracas, 12: consulta del Consejo de Indias sobre el recurso que han hecho los españoles
europeos de la ciudad de Caracas, para que se declare que pueden optar en los empleos civiles y
militares (Madrid, 14 de mayo de 1770); publicada en Richard Konetzke: Colección…, Volumen
III, Tomo 1 (Doc. 215), pp. 369-375.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 85
97 A.G.I. Santo Domingo, 892, libro 61, fol. 44: Real Cédula al gobernador de Caracas sobre la
observación de alternativa (Madrid, 16 de julio de 1771); Ibid., (Doc. 219), pp. 380-382.
98 A.G.I. Caracas, 234: Carta de los españoles Juan Ignacio Garmendia, Fernando Domínguez de
Rojas, Antonio Egaña, Felipe de Francia y Juan Ignacio Lecumberri (Caracas, 24 de septiembre
de 1774).
99 A.G.I. Santo Domingo, 893, libro 64, fol. 121.
86 Alí Enrique López Bohórquez
100 Guillermo Morón: Historia…, Tomo IV pp. 225, registra información documental sobre la
imposibilidad de cumplirse con la alternativa en algunas villas y ciudades.
101 Cfr., Federico Brito Figueroa: La estructura social y demográfica de Venezuela Colonial. Caracas, Revista de
Historia, 1961, pp. 24, 27-31 y 35, e Historia Económica…, Tomo I, pp. 141-158. Un contraste de los
padrones eclesiásticos de las ciudades, villas y pueblos visitados por el obispo Martí (1771-1784)
con las estimaciones hechas por Brito Figueroa (1800-1810), permite apreciar que el incremento de
la población fue notable, la cual ascendió de 199.094 a 354.570 habitantes en un lapso aproximado
de veinticinco años, equivalente a un aumento de 79% de la población calculada por el obispo
Martí en Historia económica…, Tomo I, pp. 154-156.
102 Ibid., Tomo I, p. 160.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 87
Cuadro 2
Motines, rebeliones, insurrecciones,
movimientos de masas y conflictos jurisdiccionales (1703-1808)
Motines, rebeliones,
insurrecciones,
movimientos de masas Grupo
Año Razones
y conflictos Étnico
jurisdiccionales
Confabulación de
1747 Negros Obtención de libertad.
Miguel Luengo
1764-
Invasiones de los indios Oposición al sometimiento de los
1777 Indios
Motilones españoles.
1771-
Partidas del negro Guillermo Negros Obtención de libertad.
1774
Conspiración de Gual y S u s t i t u i r l a M o n a rq u í a p o r u n a
1797 Blancos
España República.
Negros
1798 Alzamiento de Cariaco Obtención de libertad.
Esclavos
Expediciones de
1806 Blancos Independencia a Venezuela.
Miranda
Desconocimiento de la autoridad de la
Junta Suprema Central de España ante la
Conjuración de los mantuanos
1808 Blancos invasión de Napoleón y establecimiento de
de Caracas
una Junta Conservadora de los derechos de
Fernando VII.
Fuente: Cuadro organizado con los datos aportados por Manuel Vicente Magallanes: Luchas e
Insurrecciones en Venezuela Colonial, pp. 79-155.
Cuadro 3
Administración de la Provincia de Venezuela
Mariano
1770
Martí
1778
Francisco I
1781
Cortines
Manuel González
1782
T.
Francisco de
1783
Saavedra
Francisco de
1786 Juan Guillelmi Andrade
Rafael
1788
alcalde
Esteban Fernández
1793 Juan A. de Viana
de León
Juan Jurado de
1796
Laínez
Manuel Guevara
1799 Francisco de Ibarra *
Vasconcelos
1801
Antonio López
1802
Quintana (Interino)
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 91
1803
1804
Vicente de
1806
Emparan
1807
José Vicente de
1809 Vicente Basadre
Anca
Funcionarios
Teniente del rey Regentes Oidores Fiscales
Años
1770
1777
Francisco de
1778 Arce
1782
1783
José B. de
1788
Asteguieta
Joaquín de
1791
Zubillaga
1792
1793
Francisco
1796 Berrío y
Guzmán*
92 Alí Enrique López Bohórquez
Felipe
Martínez
1801
de
Aragón
José
1802 Gutiérrez
del Rivero
1803
Antonio
1806 J. Álvarez
Navarro
1807
1809
1810
* Funcionarios americanos.
Fuentes: La información recogida en este cuadro fue extraída de los citados trabajos de Héctor García
Chuecos: El Siglo XVIII Venezolano; Luis Alberto Sucre: gobernadores y Capitanes Generales de Venezuela y
fuentes documentales citadas en el trabajo.
…para evitar los graves perjuicios y dispendio que se originan a los habitantes de
las provincias comprendidas en esa Capitanía General de recurrir por apelación
en sus negocios a mi Real Audiencia Pretorial de Santo Domingo, (…) cuyo
distrito ha de extenderse además de la Provincia de Venezuela, a la de Cumaná,
Maracaibo y Guayana y a las Islas de Trinidad y Margarita; quedando ceñida
la jurisdicción de la expresada Audiencia a la parte española de aquella Isla,
la de Cuba y Puerto Rico… 105
104 A.G.I. Caracas, 165: Real Cédula del 8 de diciembre de 1786, estableciendo una Audiencia en
Caracas.
105 A.G.I. Caracas, 288-72: Real Cédula al gobernador de Venezuela, Juan Guillelmi, participándole
la creación de una Audiencia en Caracas, de acuerdo con el Real Decreto del 6 de julio de 1786,
y el personal que la integrará.
106 Ibid.
107 Ibid.: Real Cédula al presidente de la Real Audiencia, gobernador Juan Guillelmi, para que tome
la juramentación de los ministros del Tribunal (El Pardo, 31 de enero de 1787).
94 Alí Enrique López Bohórquez
108 Héctor García Chuecos: Siglo XVIII Venezolano, pp. 247-248 y Luis Alberto Sucre: gobernadores y
Capitanes Generales, p. 246.
109 A.G.I. Caracas, 228-N° 72: Expediente que comprende la selección y nombramientos de los
ministros y demás personal de la Audiencia.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 95
110 Ibid.: Título de fiscal civil y criminal de Julián Díaz de Saravia (San Lorenzo, 14 de noviembre de
1786).
111 A.G.I. Caracas, 302-Nº 21: Real Cédula a la Audiencia de Caracas participándole el envío del Real
Sello y decisiones de los ministros sobre su recibimiento (Madrid, 8 de diciembre de 1786).
112 Ibid.: Representación del fiscal Julián Díaz de Saravia (Caracas, 12 de junio de 1787).
96 Alí Enrique López Bohórquez
que tanto deseaban de haberse dignado V.M. crear una Real Audiencia en
ella notó su gobernador y capitán general, D. Juan Guillelmi, el profundo
reconocimiento de todas las clases de vasallos, a la Piedad soberana por
una merced de tan graves e importantes consecuencias, y empezó a tomar
providencias eficaces para proporcionar que se experimentasen cuanto
antes”…
Distintos sectores de la sociedad colonial vecina de Caracas también
reaccionaron favorablemente a la invitación de los magistrados, quienes
indicaron en el informe que “a proporción que se divulgaba el señalamiento,
por todas partes crecieron las demostraciones de júbilo, y desde largas
distancias venían a esta capital numerosas tropas de gentes ansiosas de
competir en la forma posible con los habitadores de ella, en aplauso de la
Real Persona y nombre de V.M.” De igual manera lo hicieron miembros de la
iglesia, pues “el reverendo obispo, el Venerable Deán y Cabildo de esta Santa
Iglesia, todo el Clero secular y las casas Religiosas que a nadie ceden en el
amor y celo, a cuanto pueda ser del Real agrado de V.M., se habían preparado
para dar por su parte señaladas demostraciones de júbilo común a todos”. Al
anochecer del día 18 (se iluminaron como de un golpe) todas las calles de
esta grande ciudad y varias torres, señalándose entre todas, con ostentación
brillante la de la Iglesia Cathedral que hizo la señal con un repique general,
a que correspondieron las demás. La confluencia de gentes por las calles,
casi toda la noche, y la alegría que manifestaban en expresiones humildes
de gratitud a V.M., excedieron a lo que se puede ponderar.
Al amanecer del día diez y nueve se depositó el Sello Real fuera
de la ciudad en un sitio eminente, en una tienda de damascos de seda,
custodiada de una partida de Granaderos. Entonces se dio inicio a los
actos a las ocho de la mañana, concurriendo el presidente y ministros de
Real Audiencia a la Sala de su acuerdo. De allí pasaron a su capilla, que
dos días antes había bendecido el obispo Mariano Martí, a asistir a la misa
convocada al efecto. Concluido ésta, inmediatamente después comenzó el
desfile correspondiente, encabezado por …“cuatro soldados de a caballo,
ceñidas las espadas; seguían los ministros, subalternos del Tribunal y los de
la ciudad; iban inmediatamente los sujetos de primera distinción y calidad
en caballos con jaeces primorosos; seguían la ciudad, bajo de masas, y con
igual ornato y brillantes; después iban los ministros de Real Hacienda y
Contaduría de Cuentas, y últimamente los de la Real Audiencia en toda
ceremonia, cerrando las dos líneas el presidente y el decano regente de
98 Alí Enrique López Bohórquez
ella”. Todo este séquito se dirigió hasta el lugar en que estaba depositado
el Sello Real, el cual –depositado en un cofre de terciopelo– con profunda
reverencia fue tomado por el presidente-gobernador Juan de Guillelmi
y el decano regente Antonio López de Quintana y colocado …”sobre la
almohada y caballo que había hecho llevar el presidente, con aderezo y ornato
sobresaliente; entregáronse los dos cordones del mismo caballo a el alcalde
ordinario de primero voto, don Lorenzo de Ponte, y al regidor decano, D.
Esteban de Otamendi”… La marcha continuó cubriendo la retaguardia
una compañía de Caballería y por los balcones, ventanas y tablados que se
habían levantado y adornado en las bocas calles, y aun por las alturas de las
casas, resonaban las aclamaciones continuadas: “Viva el rey Nro. Señor”:
entre ellas, y la armonía de la música militar, llegó el Sello Real a la puerta del
Palacio de V.M”…
Allí, las autoridades de la Audiencia volvieron a tomar el cofre
que guardaba el Sello Real, colocándolo en la mesa y sobre la almohada
prevenida; …“se pusieron con los oidores y fiscal en pie delante de sus
asientos, se presentó al propio tiempo al frente medio el canciller, abrió el
presidente el cofre y caja del Sello Real para manifestársele y hacerle entrega.
En el mismo instante de la manifestación le hizo el canciller profunda
reverencia, cerró por su mano el cofre(…), le tomó, entró debajo del palio
y partieron delante las filas a la pieza destinada para su custodia (…) Luego
que el canciller le puso en el armario, prevenido a este fin, torció la llave y
retirado el palio, hizo cortesía a la Audiencia, ciudad y acompañamiento.
Entonces pasaron el presidente, decano regente, oidores y fiscal a la Sala
de la Audiencia y, a presencia de mucha gente que entró en ella, se abrió en
nombre de “Dios y del rey” el despacho público de los negocios de Justicia.
Luego pasaron todos a la Casa del gobernador Guillelmi, “en donde se
sirvió un exquisito abundante refresco general.” Al anochecer del propio día
19 se iluminaron de nuevo el Palacio Real, las torres y todas las casas de la
ciudad, y se había en diversas casas “música, refresco y baile”. Por su parte
el canciller José Antonio de Vidaondo interino ofreció abundante y delicado
refresco, exquisito concierto de música y baile (…) y a que concurrieron más
de doscientas personas de ambos sexos”.
Los actos de celebración continuaron el día 20 de julio. Los miembros
de la Audiencia y Ayuntamiento pasaron desde el Palacio a la Iglesia
Catedral, …“en cuya puerta hizo el recibo el Cabildo eclesiástico y, puesto
los dos cuerpos(…)en la capilla mayor a los lados correspondientes, empezó
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 99
la misa que celebró de Pontifical este Rdo. obispo, que ha promovido a todo
esfuerzo con la magnificencia de altar y coro, en cuanto alcanzan las fuerzas
de los hombres y se debe al Augusto sacrificio. A corto intervalo, después de
concluida la misa, se puso de manifiesto el Señor Sacramentado y se entonó
el Te Deum que prosiguió la música de la Iglesia, difundiendo sus afectos
por el innumerable concurso que se oprimía en todas las naves del templo”.
Inmediatamente los funcionarios de ambas instituciones hicieron la visita
general de los pobres encarcelados. Por la noche, el alcalde ordinario de
primer voto, don Lorenzo de Ponte, dio “…refresco, música y baile tan
espléndido como el que había dado el canciller, y con igual concurrencia
de todas las primeras clases del pueblo.” Entre tanto, las casas religiosas
en sus templos hicieron “…fervorosos sacrificios y ruegos a Dios por la
vida y salud” del rey Carlos, mientras que la Real Pontificia Universidad
en su capilla y sus aulas organizaron lucidos oficios religiosos y funciones
literarias “…en que la juventud ha desplegado entre las luces de sus talentos
el amor, la veneración y los afectos humildes a la Real Persona de V.M., a
los Príncipes, nuestros Señores y a toda su Real Familia.115
La Casa de la magistratura
115 A.G.I. Caracas, 302-Nº 1: La Real Audiencia de Caracas informa al rey sobre el recibimiento del
Real Sello e instalación del Tribunal.
116 Héctor Parra Márquez: Caracas política, intelectual y mundana. Caracas, Archivo General de la Nación,
1966, pp. 11-16; Carmen Clemente Travieso: Las Esquinas de Caracas. México, 1966, pp. 239-241;
y Juan Ernesto Montenegro: Crónicas de Santiago de León de Caracas. Caracas, Instituto Municipal de
Publicaciones, 1997, 447-448. La crónica sobre la Real Audiencia de Caracas también fue incluido
en Escritos Patrimoniales. Caracas, Instituto Municipal de Publicaciones de la Alcaldía de Caracas,
1999, pp. 137-138.
100 Alí Enrique López Bohórquez
117 Allí funcionó durante varios años la tipografía “Casa de Especialidades”, de los señores R. V.
Ortega & y Compañía, y después otros comercios de distinta índole. Para el año de 1887 la casa
permanecía vacía y existió el proyecto de adquirirla para instalar en ella el Poder Judicial. También
la misma idea se dio durante el gobierno de Joaquín Crespo, pero no se llevó a efecto. Este edificio
fue adquirido por el Estado venezolano, construyéndose en su terreno la sede del actual Museo
Bolivariano. Estos datos los extraemos de Héctor Parra Márquez: Ibid. p. 11 y Carmen Clemente
Travieso: Ibid., p. 241.
118 Carmen Clemente Travieso: Ibid., p. 239.
119 Francisco Depons: Viaje a la parte Oriental de Tierra Firme en la América Meridional. Caracas, Banco
Central de Venezuela, 1960, Tomo II, p. 214. Entre las pp. 162-163 se incluye un plano de Caracas
en el que el viajero registra la ubicación de la casa de la Audiencia de Caracas.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 101
120 En efecto, esta información la hemos cotejado en Actas del Cabildo Eclesiástico de Caracas. Compendio
Cronológico. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1963 (BANH. Fuentes para la Historia
Colonial de Venezuela, 65), Tomo II (1771-1808), p. 160.
121 Héctor Parra Márquez: Caracas política, intelectual y mundana, p. 13.
122 Recopilación .., Libro III, Título II, Ley XIII.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 103
123 M. Burkholder y D. Chandler: From Impotence to Authority…, en los apéndices V, VI y VII recogen
cuantitativamente la composición de las audiencias de acuerdo con el origen y la influencia local
de los ministros de las magistraturas americanas.
124 Aunque Gálvez muere el año de crearse el tribunal caraqueño, su actitud frente a los criollos, y
particularmente contra los naturales del distrito de las respectivas audiencias, sería continuada
por los sucesivos ministros y Consejeros de Carlos IV.
125 Incluimos sólo los nombramientos antes del 19 de abril de 1810, fecha iniciadora de la rebelión
de Caracas y son expulsadas las autoridades españolas. (Véase cuadro 4)
104 Alí Enrique López Bohórquez
126 Antonio López Quintana, Francisco Ignacio Cortines, Juan Nepomuceno de Pedrosa, José
Bernardo de Asteguieta y Sarralde, Miguel Aurioles de la Torre, Felipe Martínez Aragón, Antonio
Julián Álvarez Navarro, Julián Díaz de Saravia, José Gutiérrez del Rivero, Francisco Ignacio Morales
y Diego Romero Montero; los dos últimos fallecieron antes de asumir sus respectivos puestos.
127 Después de la muerte en 1788 de José Patricio de Rivera, natural de Santiago de Cuba, hubo
control total de la institución por parte de los españoles, durante catorce años. En 1798 Francisco
Berrío y Guzmán, nacido en La Habana, fue nombrado para la recién creada Fiscalía de Hacienda,
pero no comenzó a ejercer hasta 1802. El tercer americano en el tribunal fue Joaquín Mosquera y
Figueroa, nativo de Popayán, quien en 1804 viniera a Caracas como regente-visitador. Otros dos
americanos serían nombrados en 1809: el oidor José Francisco Heredia, de Santo Domingo, y el
regente Cecilio Odoardo y Palma, natural de La Habana, quienes por circunstancias personales y
debido al comienzo de la guerra en la provincia de Venezuela no tomaron posesión de sus plazas
sino hasta 1812 y 1816, respectivamente, cuando los dos magistrados americanos hicieron valer
sus títulos.
128 El nombramiento de los ministros por lo general se hacía mediante una consulta de la Cámara del
Consejo de Indias, la cual estudiaba las Relaciones de Mérito y Servicios de los letrados aspirantes
a un cargo en la magistratura colonial, y se presentaba una lista al rey para que escogiera el de su
mayor agrado; algunas veces era designado un ministro que no aparecía nominado, o el monarca
nombraba directamente sin intervención del Consejo a través de un Real Decreto. Durante el
cautiverio de Fernando VII, el Consejo de la regencia se encargó en nombre del Soberano de
seleccionar el personal togado para las audiencias americanas.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 105
129 José Patricio de Rivera: nació en la ciudad de Santiago de Cuba en 1763. Estudió en la Universidad
de La Habana, graduándose primero de bachiller en Derecho Civil y Canónico, y luego de licenciado
y doctor en el de Civil. Regentó los Cátedras de Prima y Vísperas de Leyes con carácter ad honorem,
concursando en oposición la Cátedra de Instituta de dicha Universidad en 1765, y ocupando en la
misma los cargos de revisor de archivo y fiscal. Obtuvo licencia para ejercer el título de abogado
de la Audiencia de México en 1758, de la de Santo Domingo en 1759 y de los reales consejos
de Indias y de Castilla en 1760. asesor letrado particular desde 1759 de alcaldes ordinarios, de la
Santa Hermandad del mayordomo de propios, del receptor de penas de cámara, del Tribunal de
Contaduría mayor de cuentas, del jefe de escuadra, del teniente del rey, del intendente de ejército
y de los escribanos de gobierno, guerra y hacienda y número, todos ejercidos en lo ciudad de
La Habana. teniente de la Compañía de Estudiantes de la Universidad de La Habana y Capitán
de la misma durante la invasión inglesa a la isla en 1762. Juez general de bienes de difuntos y
procurador general del común en 1768; y asesor general del gobernador y capitán general Antonio
María Bucareli en 1769. fiscal de la Real Hacienda de la Isla de Cuba y ministro honorario de la
Audiencia de Santo Domingo. oidor primero de la Real Audiencia de Caracas en 1786, Falleció
en esta ciudad el 7 de junio de 1788.
130 Francisco Ignacio Cortines: nacido en la ciudad de Sevilla. Realizó estudios en la Universidad de
Sevilla, donde obtuvo los grados de bachiller en Filosofía, Teología y Cánones, y el de doctor en
Sagrados Cánones en 1763. Profesor de las cátedras de Código de Leyes y de la de Vísperas de
Sagrados Cánones de la mencionada Universidad en 1766. presidente de la Academia de Sagrados
Cánones. En 1771 fue recibido para ejercer como abogado de los reales consejos. Ayudante del agente
fiscal del Consejo de Indias (1767-1772), incorporándose el último año al Consejo de Abogados
de la Corte. Individuo de la Real Academia de Letras de Sevilla. Admitido en 1779 como individuo
numerario de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. fiscal de las Reales Acequias de Jarana
y Colmenar (España), entre 1774 y 1779. Autor del libro titulado Discurso político sobre el establecimiento
de los hospicios en España y del discurso sobre las Memorias del rey D. Pedro y la reina D. María de Padilla.
Nombrado teniente de gobernador y auditor de guerra de la Provincia de Venezuela en 1779. Electo
oidor segundo de la Real Audiencia de Caracas en 1786. Nuevamente auditor de guerra de Caracas
en calidad de interino por muerte de su titular (1788-1789). Por sus méritos y servicios recibió la
Cruz de la Real Orden de Carlos III en 1794. Juez de bienes de difuntos el mismo año y alcalde
mayor de cuartel de la ciudad de Caracas en 1799. Ascendido a regente de la Audiencia de Quito
en 1801. Falleció en dicha ciudad el 15 de marzo de 1806 y cinco días después. Desconociéndose
su muerte, se le concedió el Título de consejero togado de Indias.
131 Juan Nepomuceno de Pedrosa: nació en la ciudad de Oviedo (España) en 1750. Estudió en la
Universidad de Oviedo, donde recibió los grados de bachiller en Leyes y Cánones en 1771 y 1772.
Profesor de las Cátedras de Prima de Cánones y Foro Competenti en 1774 y en la regencia de
Leyes en 1775 de la mencionada Universidad. Recibido como abogado de los reales consejos en
1776. Fiscal de las rentas reales de la ciudad de Oviedo y Principado de Asturias (1767-1797),
por ausencia y enfermedad de su padre. Electo alcalde mayor de la ciudad de Jaca (Reino de
Aragón), ejerciendo al mismo tiempo, en calidad de interino, las funciones en 1770 de Gobierno
Político. Tomó posesión en 1773 de la vara de alcalde Mayor de la Villa y Partido de Camprodón
(Principado de Cataluña) hasta 1777, cuando fuera electo nuevamente alcalde de la ciudad de Jaca.
Alcalde mayor de la ciudad de Valladolid, el cual se encontraba ejerciendo cuando se le concedió
el título de oidor tercero de la Audiencia de Caracas en el año de 1786. Durante sus once años
en Caracas ejerció en el Juzgado de Provincia, el Juzgado del Diezmo, la Junta de Almonedas de
106 Alí Enrique López Bohórquez
la Real Hacienda, la Junta de Monte Pío de la Audiencia, la Junta de Apelaciones del Tribunal
de Cuentas y la Junta del Sínodo Diocesano. Desempeñó el cargo de juez general de bienes de
difuntos en 1790-1792 y 1796-1798. Falleció en Caracas en este último año.
132 Antonio López de Quintana: nacido en Orzales (España) en 1741. Realizó estudios de Filosofía
en el Colegio de Nuestra Señora de la Concepción de Huérfanos de la Universidad de Salamanca,
culminando los cursos en 1755. Estudió Leyes y Sagrados Cánones en la mencionada universidad,
obteniendo el grado de licenciado (1757-1761) y ejerciendo interinamente la cátedra Prima de
Leyes, admitido como miembro del Colegio de Abogados de las Islas Canarias en 1769 y en el
de la Corte en 1772, recibiendo el título de abogado de los reales consejos en 1774. Actuó como
ministro honorario y fiscal interino de la Audiencia de dichas Islas. Nombrado fiscal de lo Criminal
de la Real Audiencia de Guadalajara en 1779, cargo que ejercería más tarde, pues en agosto del
mismo año fue electo para fiscal de la Audiencia de la Contratación de Sevilla, hasta mayo de
1783, cuando pasó a ejercer su empleo en Guadalajara. Se le confirió la plaza de oidor-decano-
regente de la Audiencia de Caracas en 1786, caballero de la Real Orden de Carlos III en 1790.
En el mismo año fue nombrado primer director de la Academia de Derecho Español y Público
y profesor de la Cátedra de Derecho Público. intendente interino de Caracas entre 1791 y 1795.
Nombrado consejero honorario de Indias en 1798. Electo regente de la Audiencia de Santa Fe
en 1804, cargo que no desempeñó pues permaneció en Caracas hasta la culminación de la visita
de Joaquín Mosquera. Restituido a su empleo de regente de Caracas en 1806, por resolución del
Consejo de Indias. Permaneció en esta ciudad hasta 1809, cuando pasó a España a ocupar el
cargo de consejero togado de Indias, concedido en 1805, el cual ejerció hasta 1814.
133 Julián Díaz de Saravia: nació en la Villa de Villacargo (España) en 1737. Estudió Filosofía en el
Convento de San Pablo de la ciudad de Burgos. Se graduó de bachiller en Sagrados Cánones en
la Universidad de Osuna en 1731 y de licenciado en la Facultad de Cánones de la Universidad de
Valladolid en 1770. Recibido de abogado de la Real Chancillería de Valladolid en 1771, ejerciendo
a partir del mismo año el cargo de teniente de corregidor de las siete Merindades de Castilla.
Nombrado fiscal de lo civil y criminal de la Audiencia de Santo Domingo en 1780, pasando a
ejercer el mismo empleo al establecerse la Audiencia de Caracas en 1786. Creada en 1796 una
segunda fiscalía en este tribunal con destino a los negocios de Real hacienda, se encargó de la
misma hasta la designación de su titular. El 30 de diciembre de 1797 falleció en Caracas.
134 A.G.I. Caracas, 288-Nº 72: Expediente sobre el establecimiento de la Audiencia de Caracas, en el
que se incluyen las Consultas de la Cámara del Consejo de Indias del 14 de agosto de 1786 para
la selección del personal.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 107
135 A.G.I. Caracas, 14: consulta de la Cámara de Indias del 27 de octubre de 1788 para proveer la plaza de
oidor vacante por la muerte de José Patricio de Rivera. José Bernardo de Asteguieta y Sarralde: nació
en Foronda (España) en 1747. Estudió en las Universidades de Granada y Orihuela; obtuvo el grado
de doctor en esta última. Nombrado oidor de la Audiencia de Manila en marzo de 1788, cargo que no
asumió pues en octubre del mismo año fue elegido para oidor de Caracas, plaza vacante por fallecimiento
de José Patricio de Rivera. En 1792-1794 y 1798-1800 ejerció como Juez general de bienes de difuntos.
fiscal interino de Caracas en 1795, por enfermedad del propietario Julián Díaz de Saravia. Se le concedió
en recompensa a sus méritos y servicios el título de caballero de la Real Orden Española de Carlos III
en 1803. Ascendido a regente de la Audiencia de Guatemala en 1806, pero permaneció en Caracas con
permiso real hasta 1809 trabajando en la visita que realizaba, desde 1804, Joaquín Mosquera. Jubilado
como ministro en 1810.
136 A.G.I. Caracas, 299: lista de los sujetos que han acudido a solicitar una plaza vacante de oidor de
la Audiencia de Caracas.
137 A.G.I. Caracas, 382: dictamen del Consejo de Indias para la creación de la fiscalía de Real Hacienda
(Madrid, 14 de septiembre 1797).
138 Los pretendientes que residían en la provincia de Venezuela fueron: Baltazar Padrón, quien era
administrador general de rentas de tabaco y naipes de Caracas y había sido promotor fiscal de la
108 Alí Enrique López Bohórquez
Real Hacienda de Maracaibo; Juan Jurado de Lainez, vivía en Caracas con su familia sin ocupación
alguna y cobrando un sueldo, después de la pérdida de la isla de Trinidad, donde había sido auditor
de guerra y asesor de la Real Hacienda; y Francisco García Quintana, agente fiscal de lo civil y
criminal de la Audiencia de Caracas y promotor fiscal de la renta de correos de Venezuela.
139 A.G.I. Caracas, 16: consulta de la Cámara de Indias del 14 de enero de 1798. Burkholder y
Chandler señalan que Francisco Berrío era natural de Santa Fe, y García Chuecos dice que
había nacido en Quito, pero en su “Relación de Méritos y Servicios” se señala que nació en La
Habana. Probablemente la confusión se debe a que su familia era de la Nueva Granada y allí fue
a vivir desde niño o porque residía en Quito cuando fue nombrado para Caracas; From Impotence
to Authority…, p. 191 y Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial Venezolana. Caracas,
Imprenta Nacional/Archivo General de la Nación, 1973 [Edición facsimilar de la edición de
Caracas, Tipografía Americana, 1937-1938], Volumen II, p. 13.
140 Francisco de Berrío y Guzmán: nacido en La Habana en 1746. Estudió Filosofía y Jurisprudencia
con beca del Real Colegio de San Bartolomé, en la ciudad de Santa Fe (Nueva Granada). Recibió
el grado de doctor en Leyes en la Universidad Regia de Santo Tomás de la mencionada ciudad
en 1770. Corregidor de letras del Partido de Pileta en 1774, abogado de la Real Audiencia de
Santa Fe y procurador general de menores y de pobres del Cabildo de Cartagena en 1775. síndico
procurador general del mismo Ayuntamiento en 1780. fiscal de la Real Hacienda. Auditor de
marina y juez de tierras de Cartagena en calidad de interino en 1783. Electo alcalde Ordinario
de primer voto de la ciudad de Cartagena en 1784. Secretario de cartas del arzobispo-virrey de
Santa Fe Antonio caballero en 1785. Designado gobernador justicia mayor de la provincia de
Neiva 1786-1788 y juez subdelegado de rentas reales de la misma en l787. Nombrado en 1798
para la recién creada plaza de fiscal de la Real Hacienda de la Audiencia de Caracas. Se plegó al
movimiento independentista, siendo designado en 1810 por la Junta Suprema de Caracas intendente
de Ejército y Real Hacienda.
141 Rafael Manzanos era natural de la ciudad de Maracaibo; para la fecha en que fue consultado
contaba con la edad de 61 años. Estudió en España y obtuvo en la Universidad de Granada los
grados de bachiller en Filosofía, Leyes y Cánones; académico honorario de las Buenas Letras
de Sevilla, abogado de los reales consejos y de la Audiencia de Caracas; en 1772 fue nombrado
juez de residencia de la provincia de Maracaibo y Consultor del Santo Oficio de la Inquisición
de Cartagena.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 109
142 A.G.I. Caracas, 16: consulta de la Cámara de Indias del 14 de junio de 1798.
143 Francisco Morales falleció en octubre de 1800 debido a la peste que azotaba Puerto Real, a donde
se había trasladado el oidor para embarcarse con destino a Caracas. En dos oportunidades había
tratado de hacerlo, pero la epidemia y la guerra lo impidieron. Morales solicitó al rey, repetidamente,
el auxilio correspondiente para su subsistencia en el puerto, por lo que se le comisionó para el
conocimiento del expolio de bienes del recién nombrado obispo de Maracaibo, Antonio de
Espinoza, quien falleciera en aquel lugar. Finalmente, un hermano del oidor notificó al Consejo
de Indias de su muerte, solicitando se le cancelaran los dos años de sueldo desde la fecha de su
nombramiento para cubrir las deudas y gastos de sepultura. A.G.I. Caracas, 165: Título de fiscal
de lo civil y criminal (San Lorenzo, 14 de noviembre de 1798); y Caracas, 378: Cartas de Francisco
Morales y Gabaldón al Consejo de Indias del 24 de septiembre y 10 de octubre de 1800.
144 A.G.I. Caracas, 165: Título de fiscal de lo civil y criminal de Diego Romero y Montero (San
Lorenzo, 1 de diciembre de 1800).
145 Francisco García de Quintana fue el español residente en Caracas que más insistió en ejercer en
su Audiencia. En 1793 solicitó los honores de oidor; en 1798 fue consultado para la fiscalía de la
Real Hacienda y en noviembre del mismo año pidió la concesión de una plaza en cualquiera de las
audiencias americanas. En 1799 consultado para el puesto vacante de oidor y en 1802 candidato
de la consulta para la fiscalía de lo civil y criminal. Su residencia y relaciones en la provincia desde
1779 sin duda interfirieron en su nombramiento como ministro de planta del tribunal caraqueño.
Sirvió en la administración general de correos de Caracas como protector fiscal durante doce años,
sin sueldo y gratificación alguna. Entre 1783 y 1787 ejerció la Protectoría General de Indios de
Venezuela hasta la creación de la Audiencia, pasando a desempeñar en ella el empleo de agente
fiscal. En varias oportunidades fue miembro del Cabildo. Tuvo participación activa en el proceso
contra la conspiración de Gual y España, mereciendo la recomendación del gobernador y de la
propia Audiencia para ser colocado en la magistratura indiana. A pesar de todos estos méritos de
servicio y de haber servido interinamente la fiscalía de lo civil y criminal, desde la muerte de Julián
Díaz de Saravia, no fue escogido para la plaza vacante al fallecer Morales y Romero; tan sólo se le
confirmó como agente fiscal de aquellos ramos y de Real Hacienda en 1803, hasta que finalmente
fue nombrado asesor de la Intendencia de La Habana en 1806 y se le concedió el título de oidor
honorario de Caracas en 1807. A.G.I. Caracas, 327: relación de Méritos y Servicios (4 de diciembre
de 1793); A.G.I. Dirección General del Tesoro, Leg. 188, fol. 752: título de agente fiscal (13 de abril
de 1789), y leg. 188, fol. 293: título de oidor honorario (1 de julio de 1807); en adelante Dir. Gen.
Tes.; A.G.N. Caracas). ayuntamientos, Tomo XXIII, Fol. 1: Elección del alcalde Ordinario de Caracas
(1 de enero de 1798); Reales Provisiones, Tomo XXXVIII, Fol. 103: creación de la plaza de agente
fiscal de la Real Hacienda (18 de mayo de 1803).
110 Alí Enrique López Bohórquez
146 Héctor García Chuecos señala que, en agosto de 1802, Francisco García de Quintana marchó
a España y dejó encargado del empleo de fiscal en interinato a Bartolomé Ascanio y luego, en
suplencia de éste, a Felipe Fermín Paúl, ambos abogados venezolanos, y que al año siguiente
asumió García el cargo. Dudamos de esto, pues el fiscal interino no estaba facultado para dejar
a otra persona encargada de la fiscalía, lo cual correspondía al gobernador-presidente o a la
propia Audiencia a través de una Real Provisión, que hasta la fecha no hemos localizado. Lo que
sí pueden haber ejercido aquellos abogados fue la función de agente fiscal, lo que tampoco está
del todo comprobado documentalmente. Estudios de Historia…, Tomo II, p. 12.
147 A.G.I. Caracas, 17: consulta de la Cámara de Indias del 9 de abril de 1802. José Gutiérrez del
Rivero: nacido en la ciudad de Terán (España) en 1768. Estudió Filosofía en la Universidad de
Valencia, recibiendo el grado de bachiller en Artes en 1788. En la Universidad de Oñate obtuvo
el título de bachiller en Derecho Civil en 1793 y en la de Valladolid el de bachiller en Derecho
Canónico en 1795. Relator de las salas primera y segunda del Consejo de Castilla y de la sala de
mil quinientos en 1791. Recibido de abogado de los reales consejos en 1797. Nombrado fiscal
civil y criminal de la Audiencia de Caracas en 1802, por fallecimiento de su propietario Diego
Romero y Montero. Depuesto por la Junta de Caracas en abril de 1810 y deportado a Puerto
Rico.
148 A.G.I. Caracas, 16: consulta de la Cámara de Indias del 25 de febrero de 1799. Miguel Aurioles de
la Torre: nacido en la ciudad de Ronda (España) en 1771. Realizó estudios en la Universidad de
Osuna, donde obtuvo en 1790 el grado de bachiller en Derecho Civil, y en la de Sevilla logró el
título de licenciado en Sagrados Cánones. Individuo, secretario y fiscal de las academias de San
Carlos y San Felipe de la ciudad de Sevilla. Individuo, relator, abogado y juez de la Real Academia
de Derecho de Carlos III de Madrid, e individuo de la Real Sociedad Económica de Madrid en
1794. En este año fue recibido de abogado de los reales consejos. Nombrado oidor de la Real
Audiencia de Caracas en 1799, plaza vacante por fallecimiento de Juan Nepomuceno de Pedrosa.
Murió en Caracas el 17 de febrero de 1809.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 111
149 A.G.S. Dir. Gen. Tes. Inv. 2º, Leg. 85, Fol. 145: título de oidor de la Audiencia de Caracas de Felipe
Martínez de Aragón (San Lorenzo, 11 de octubre de 1801). Ha sido infructuosa la localización de
la consulta del 2 de septiembre de 1801 para proveer esta plaza y la del 20 de noviembre de 1805
para otorgar la vacante de oidor por la promoción a Guatemala de Asteguieta y Sarralde, lo cual
nos impide por los momentos estimar el número global de españoles y americanos consultados
para la Audiencia de Caracas entre 1786 y 1810.
150 Joaquín Mosquera y Figueroa: nació en la ciudad de Popayán (Reino de la Nueva Granada) en
1748. Estudió Filosofía, Cánones y Leyes en el Real Colegio Seminario de Nuestra Señora del
Rosario de la ciudad de Santa Fe, donde obtuvo el grado de bachiller en 1765 y el de maestro
de Artes en 1767. doctor en Derecho Civil y Canónico en la Universidad de Santo Tomás de la
citada ciudad. Regentó las Cátedras de Latinidad, Retórica, Vísperas de Cánones y Decretales del
Real Colegio Seminario, del cual fue incluso vice-rector. Recibido de abogado de la Audiencia
de Santa Fe en 1774, ejerciendo también en el tribunal de Quito. El mismo año fue nombrado
asesor, teniente de gobernador o auditor de guerra de la provincia de Popayán. En 1777 fue electo
promotor fiscal de la Curia Eclesiástica Metropolitana del Virreinato de la Nueva Granada. teniente
de gobernador y auditor de guerra de la provincia de Cartagena de Indias, juez de residencia del
virrey Pedro Mesías de la Cerda; gobernador interino de Popayán en 1778 y de Cartagena en
1782. Seleccionado para Subdelegado de Intendencia de esta última ciudad en 1783. Nombrado
oidor de la Real Audiencia de Santa Fe en 1787 y juez de residencia del arzobispo virrey Antonio
Caballero y Góngora en 1790. El mismo año asumió el cargo de asesor de la Real Hacienda. En
su condición de oidor ejerció la función de juez general de bienes de difuntos entre 1791-1793.
En 1795 fue promovido a la Audiencia de México, con el cargo de alcalde del crimen, ejerciendo
también el empleo de protector de la Real Casa de Recogidas de Santa Magdalena. En 1803
ascendió a oidor del mismo tribunal En. 1804 fue trasladado a Caracas para realizar una visita a la
Real Audiencia con el título de visitador regente interino hasta 1809, cuando fue electo diputado
de las provincias de Venezuela y Vocal de la Junta Suprema de España; representación que no
pudo ejercer por no ser natural de Venezuela. En 1810 se le concedió plaza togada en el Consejo
de Indias y en 1812 fue nombrado como uno de los cinco regentes de España hasta 1813. Llegó
a ejercer la presidencia de la regencia; destituido de esta función permaneció en España. ministro
de la Cámara del Consejo en 1814. Recibió en 1817 la Gran Cruz de la Orden Americana de Isabel
la Católica por los méritos y servicios al Estado español, tanto en América como en España.
Falleció en Madrid el 29 de mayo de 1830 a la edad de ochenta y dos años.
151 Sobre la visita de Joaquín Mosquera y Figueroa véase Teresa Albornoz de López: La visita de
Joaquín Mosquera y Figueroa a la Real Audiencia de Caracas (1804-1809): Conflictos internos y corrupción
en la Administración de Justicia. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1987. (BANH. Fuentes
para la Historia Colonial de Venezuela, 195).
112 Alí Enrique López Bohórquez
152 A.G.S. Dir. Gen Tes.; Inv. 2º, Leg. 88, Fol. 102: título de regente de la Audiencia de Santa Fe
(Aranjuez, 17 de mayo de 1804); Inv. 13º, Leg. 9, Fol. 36: traslado del título de ministro togado de
Indias (San Ildefonso, 1805); y A.G.I. Indiferente General, 866: Real Decreto nombrándole ministro
togado (Madrid, 1 de mayo de 1805).
153 A.G.N. (Caracas). Empleados de la Colonia, Tomo XLI, Fol. 166: Carta del Consejo de Indias (Madrid,
13 de abril de 1807); y reales cédulas, Tomo IX, Fol. 56 (Madrid, 1 de julio de 1807).
154 A.G.S. Dir. Gen. Tes., Inv. 2º, Leg. 90, Fol. 43: copia del Título de oidor de la Audiencia de Caracas
de Antonio Julián Álvarez (Aranjuez, 28 de 1806); y A.G.N. (Caracas). Empleados de la Colonia, Tomo
XLI, Fol. 154: recibimiento en la Audiencia de Caracas (17 de enero de 1807). Antonio Julián
Álvarez Navarro: nacido en la provincia de Gasca (España) en 1777. Estudió en la Universidad
de Salamanca, graduándose de bachiller en Leyes en 1798 y en Cánones en 1800. Individuo de la
Real Academia de Jurisprudencia Teórica-Práctica y de Derecho Real Pragmático de la ciudad de
San Isidro del Real en 1800, a la que asistió hasta 1803 desempeñando en la misma los empleos
de juez secular, revisor, juez eclesiástico y fiscal. Recibido de abogado de los reales consejos en
1804. Nombrado oidor de la Real Audiencia de Caracas en 1806, por ascenso de José Bernardo
de Asteguieta a la regencia de Guatemala. Depuesto en abril de 1810 por la Junta Suprema de
Caracas y deportado junto con otros ministros a los Estados Unidos. La regencia española le
jubiló, pero en 1812 fue designado como oidor de la Audiencia de Puerto Príncipe. Por sus méritos
se le concedió la Cruz de Comendador de la Orden de Isabel la Católica en 1817. Ascendido a
regente de Cuba en 1827. En 1830 le fue conferida la Gran Cruz de la Real Orden Americana de
Isabel la Católica. Ejerció en Puerto Príncipe hasta ser jubilado en 1835.
155 En relación con los sucesos del 19 de abril de 1810 y el destino de los ministros de Caracas,
véanse las versiones del gobernador Vicente Emparan y del intendente Basadre en el 19 de Abril
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 113
la Corona. Concedíanles, al efecto, honores de oidor en alguna de sus audiencias. El agraciado no entraba a
tomar parte en las actividades del Tribunal, a las que era completamente extraño, pero sí le era permitido, y
en ello estaba precisamente la prerrogativa, asistir en cuerpo con los ministros titulares, y lograr de los propios
honores que a ellos les estaban concedidos”. Relatos y Comentarios…, p. 37. En algunos casos, eran escogidos
para hacer breves interinatos y colaborar con otro ministro en asuntos de gravedad, y este fue el caso de
Francisco Espejo. En 1804 solicitó los honores de oidor de la Audiencia Caracas, la cual acogió la petición
haciendo resaltar su actividad corno relator de la Real Hacienda (1786-1790). Su ejemplar actuación en las
conspiraciones de Gual y España en 1797 y de Maracaibo en 1799, su comprobada eficacia en el ejercicio
de la abogacía y en la directiva del Colegio de abogados de Caracas. A.G.I. Estado 62: relación de Méritos y
Servicios de Francisco Espejo, solicitando los honores de oidor (Caracas, 1 de junio de 1804); A.G.S. Dir. Gen.
Tes., Inv. 2º, Leg. 82, Fol. 260: título oidor honorario de la Audiencia de Caracas de Francisco Espejo (San
Lorenzo, 4 de diciembre de 1804); y A.G.N. (Caracas). Empleados de la Colonia, Tomo XL, Fol. 75: Francisco
Espejo, oidor honorario (Caracas, 22 de febrero de 1805).
160 A.G.I. Caracas 171: Carta de los oidores Felipe Martínez de Aragón y José Bernardo de Asteguieta
a la Suprema Junta Central (Caracas, 23 de diciembre de 1808).
161 Ibid.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 115
162 José Francisco Heredia y Mieses: nació en la ciudad de Santo Domingo en 1776. Realizó estudios
en la Real y Pontificia Universidad de Santo Domingo, obteniendo los grados de bachiller de
Cánones en 1792, el de licenciado en 1793 y de doctor en 1794. En este último año obtuvo
posición en la Cátedra de Vísperas de Cánones en la misma Universidad. Recibido de abogado de
la Real Audiencia de Santo Domingo en 1795, y titulado por el Real Supremo Consejo de Castilla
en 1798, con facultad para ejercer la abogacía en todos los consejos, chancillerías, audiencias y
demás tribunales de España y sus reinos. doctor en Derecho Civil en la citada universidad en
1801, concursando nuevamente para la Cátedra de Prima de Leyes. Nombrado en 1806 asesor
del Gobierno e Intendencia de Pensacola, Florida Occidental. Electo oidor de la Real Audiencia
de Caracas en 1809, plaza vacante por fallecimiento de Miguel Aurioles de la Torre. Debido al
levantamiento de las provincias de Venezuela no tomaría posesión de su cargo hasta octubre de
1812. En 1817 fue trasladado a la Audiencia de México como alcalde del crimen, donde falleció
en 1830.
163 A.G.S. Dir. Gen. Tes., Inv. 2º, Leg. 92, Fol. 95: título de oidor de José (Sevilla, 15 de enero de 1810).
El levantamiento de Caracas retuvo a Heredia en Cuba. El gobernador de la Isla, marqués de
Somoruelos, le encomendó la tarea de trasladarse a Caracas para mediar a favor del sometimiento de
los caraqueños a la autoridad del Consejo de regencia y conceder amnistía en nombre del rey cautivo. En
agosto de 1810 llegó a Coro, y desde allí entró en contacto con las autoridades encargadas de mantener
el régimen español y con los sediciosos de Caracas para hacerles conocer su misión pacificadora, la cual
fracasó por intransigencia del gobernador de Maracaibo Fernando Miyares y, por supuesto, del jefe del
ejército rebelde marqués José Rodríguez del Toro. Derrotado como negociador de una pacificación,
Heredia regresó a comienzos del año siguiente a Santo Domingo, donde permaneció en espera del
desarrollo de los acontecimientos hasta agosto de 1812. Recobrado el poder español en ese año, por
parte de Domingo Monteverde, se trasladó a Valencia para reinstalar la Audiencia, detentando su título
de oidor y el de regente interino por ausencia de su titular Cecilio Odoardo y Palma. Sobre la destacada
actuación de Heredia véase sus Memorias y el excelente ensayo biográfico de Mario Briceño Iragorry.
164 Cecilio Odoardo y Palma: nacido en la ciudad de La Habana en 1741. Estudió en la Universidad
de La Habana, obteniendo los grados de bachiller en Filosofía en 1759 y de Teología en 1760.
La misma Universidad le confirió el título de Cánones en 1765. Recibido de abogado de la Real
Audiencia de Santa Domingo en 1766. licenciado y doctor en Sagrados Cánones en 1768. Auditor
de guerra de Luisiana en 1770 y asesor general de la provincia de Venezuela (1774-1777). Teniente
de gobernador y auditor de guerra interino de la misma gobernación (1777-1779), igualmente
116 Alí Enrique López Bohórquez
167 Cecilio Odoardo había sido teniente de gobernador y auditor de guerra de Cumaná (1779-1803),
promovido en 1803 al cargo de oidor de la Audiencia de Guadalajara. José Francisco Heredia fue
nombrado en 1806 asesor de la Intendencia de la Florida Occidental y en 1809 ejerció interinamente
el cargo de intendente.
168 Pedro Benito y Vidal, nombrado oidor el 28 de mayo de 1810 en sustitución de Felipe Martínez
de Aragón, promovido como alcalde del crimen de la Audiencia de México. Sebastián de Solís,
designado por Real Decreto del 31 de julio de 1810 para reemplazar al oidor Antonio Julián Álvarez,
trasladado al tribunal de Puerto Príncipe. Solís murió antes de embarcar a Caracas, nombrándose
a Francisco de Paula Vílchez por Real Decreto del 21 de mayo de 1811. Por jubilación de José
Gutiérrez del Rivero. El 28 de mayo de 1810 fue designado José Costa y Gali para la plaza de
fiscal.
118 Alí Enrique López Bohórquez
Fiscales:
a Había sido nombrado en 1804 regente de la Audiencia de Santa Fe, pero permaneció en Caracas hasta
1809 en espera de los resultados de la visita. Fue restituido a su cargo en la Audiencia de Caracas en
1806, cosa que no realizó pues Mosquera continuó como regente.
c Ascendido a regente de Guatemala en 1806, pero permaneció en Caracas hasta finalización de
visita.
d No tomó posesión de su cargo hasta octubre de 1812.
e Falleció antes de embarcar a Caracas.
f Falleció en viaje a Caracas.
g Suspendido de su cargo en esa fecha por el visitador Mosquera, pero permaneció en Caracas sin
ejercer hasta 1810.
h Cargo que no ejerció por no ser natural de dicha provincia. En 1810 se le concedió plaza de consejero
togado en Indias.
170 Las Relaciones de Méritos y Servicios representan una valiosa fuente para un estudio de esta
naturaleza. En éstas se registran los más variados aspectos del pretendiente a un cargo o ascenso en
la administración, tanto de España como de América. Especie de biografía resumida que permite
apreciar desde el origen familiar, estudios, cargos, obra escrita, etc.; analizadas en conjunto y con
el apoyo de otras fuentes representan el punto de partida para el estudio de la actuación de un
grupo de burócratas, como es el caso de los ministros de la Real Audiencia de Caracas. Apud.
Mark Burkholder: “Relaciones de Méritos y Servicios: A Source for Spanish-American Group
Biography in the Eigteenth Century”, Manuscripta, XXI (1977), pp. 97-104.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 121
171 Por efecto del volumen de información y de la diagramación del trabajo, incluimos en esta sección
las referencias documentales de las cuales hemos extraído los datos de cada uno de los ministros
de Caracas.
122 Alí Enrique López Bohórquez
Cuadro 5
Formación profesional, experiencia y cultura jurídica
de los Ministros de la Audiencia de Caracas
172 173 174 175
172 A.G.I. Caracas, 40: relación de los Méritos y Servicios (20.2.1796); Indiferente General, 546: concesión
del título de ministro honorario del Consejo de Indias (5.8.1798). A.G.S. Dir. Gen. Tes. Inv. 24°, Leg.
186, Fol. 40. título de fiscal de lo Criminal de Guadalajara (5.3.1779); Leg. 187, Fol. 10: título de
regente de Caracas (17.10.86); Inv. 2° Leg, 88, Fol. 102: título de regente de Santa Fe (17.5.1804),
y Héctor García Chuecos: Estudios de Historia.., Tomo II, pp. 10-14.
173 A.G.I. Indiferente General, 1.323: Relación de los Méritos y Servicios (29.10.1771). A.G.S. Dir. Gen.
Tes. Leg. 187, Fol. 219: copia del título de oidor primero de Caracas (17. l0. l780) y Héctor García
Chuecos: Ibid., pp. 8-9.
174 A.G.I. Indiferente General, 869: relación de los Méritos y Ejercicios Literarios (23.5.1794); Charcas,
510: Relación de Méritos (12.1.1775). A.G.S. Dir. Gen, Tes. Inv. 24°, Leg. 185, Fol. 185: copia del
título de teniente de gobernador y auditor de guerra (10.11.1779); Leg. 187, Fol. 136: copia del
título de oidor segundo de Caracas (1610.1786); Inv. 2°, Leg. 85, Fol. 104: traslado del título de
regente de Quito (28.7,1801); Inv. 13°, Leg. 9, Fol. 105, traslado del título de ministro togado del
consejo de Indias (20.5.1806). A.H.N. (Madrid). Estado. Real Orden de Carlos III, Expediente 1.011.
Pruebas de Nobleza (30.3.1794). A.G.N. (Caracas). Empleados de la Colonia, Tomo XXV, Fol.
88: juez de Bienes de Difuntos (4.6.1794); ayuntamientos, Tomo XXIV, Fol. 30: alcalde mayor del
Cuartel de la ciudad de Caracas (5.12.1799).
175 Relación de los Méritos y Ejercicios Literarios del licenciado D. Juan Nepomuceno de Pedrosa…”,
reproducida en Boletín del Archivo General de la Nación, 219 (Caracas, 1970), pp. 282-318. A.G.I.
Caracas, 288-N° 72: título de oidor tercero de Caracas (17.10.1786). A.G.S, Dir. Gen. Tes., Leg,
187, Fol, 218: copia del título (19.10.1786). A.G.N. (Caracas) Empleados de la Colonia, Tomo XVII,
Fol. 272 (4.6.1790) y Tomo XXX, Fol. 255 (4.6.1796): nombramiento de juez general de bienes
de difuntos.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 123
176 177 178 179
José Bernardo de Asteguieta
Universidades de Granada y Orihuela: doctor en Leyes.
y Sarralde176
176 A.G.S. Dir. Gen. Tes. Leg. 188, Fol. 894: traslado del título de oidor de Manila (14.5.17881; Leg.
188, Fol. 885: copia del título de oidor de Caracas (13.12.1788); Inv. 2°, Leg. 90, Fol. 47: traslado
del título de regente de Guatemala (3.5.1806). A.G.I. Caracas, 14: consulta de la Cámara de Indias
(27.10.1788). A.G.N. (Caracas). Empleados de la Colonia, Tomo XX, Fol. 257 (4.9.1792), Tomo
XXXIV, Fol. 170 (2.6.1798): nombramientos de juez general de bienes de difuntos; Tomo XXVII,
Fol. 86: fiscal interino (7.1.1795); Tomo XLI, Fol. 166: continuación de su empleo en Caracas
(13.4.1807); y reales cédulas, Tomo IX, Fol. 56 (1.7.1807). AH.N. (Madrid). Estado. Real Orden de
Carlos III, Expediente 1.282: Pruebas de Nobleza (2.6.7.1805) Mark Burkholder y D. Chandler:
From Impotence to Authority…, pp. 181, 191, 199 y 209.
177 A.G.I México. 1.644: relación de los Ejercicios Literarios, Grados y Méritos (4.4.1800). A.G.S.
Dir. Gen. Tes. Inv. 2°, Leg. 85, Fol, 145: traslado del título de oidor de Caracas (11.10.18Ol); Inv.
2°, Leg. 93, Fol, 85: traslado del. título del alcalde del crimen de México (13.6.1811); Inv. 2°, lleg.
97, Fol 175: copia del título de oidor de México (23.10.1816). A.G.N. (Caracas) Empleados de la
Colonia, Tomo XXXVIII, Fol. 84: recibimiento en Caracas (9.4.1802) y Héctor García Chuecos:
Estudios de Historia…, Tomo II, p. 16.
178 A.G.I. Lima, 599: relación de los Méritos y Servicios (15.3.1790); Caracas, 16: consulta de la Cámara
de Indias (17.1.1798) y Caracas, 165: título de fiscal de Real Hacienda de Caracas. A.G.S. Dir. Gen.
Tes. Inv 2°, Leg. 82, Fol. 45: traslado del título de fiscal de Caracas (17.3.1798).
179 A.G.I. Lima, 599: Relación de los Ejercicios Literarios, Grados y Méritos (14.11.1793) Caracas, 16:
consulta de la Cámara de Indias (14.6.1798); y Caracas, 165 título de fiscal de lo civil y criminal de
Caracas (14.11.1798) A.G.S Dir. Gen. Tes. Leg. 2°, Leg. 82, Fol. 215: traslado del título (14.11.1798).
124 Alí Enrique López Bohórquez
180 181
180 AG.I. Santa Fe, 5.13: relación de los Ejercicios Literarios (4.2.180l); Caracas, 165: título de fiscal de
lo civil y criminal de Caracas (21.5.1802). A.GS. Dir Gen, Tes. Inv. 2°, Leg. 86, Fol. 117: traslado
del título (25.5.1802). A.G.N. (Caracas). Empleados de la Colonia, Tomo XXXVIII, Fol. 37: título de
fiscal de Caracas (7.1.1803) y Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial, Tomo II. p. 16.
181 A.N.H. (Madrid), Estado, 7.516-N° 2: Relación de los Méritos y Servicios (18.3.1799); Estado,
7,484-N° 11: Expediente de la Gran Cruz de Isabel la Católica (2.12.1817), A.G.S. Dir. Gen, Tes.
Inv, 2°, Leg 71, Fol. 1: traslado del título de oidor de Santa Fe (13.10.1787); Inv 2°, Leg. 79, Fol,
106: traslado del título de alcalde del crimen de México (10.8.1795); Inv, 2°, Leg. 87, Fol, 235:
traslado del título de oidor de México (3.10.1803); Inv. 2°, Leg. 92, Fol. 304: traslado del título
de Consejero de Indias (27.10.1810); Inv. 13, Leg. 9, Fol. 155: traslado del título de ministro del
Consejo de Indias (20.11.1814). José María Restrepo: op cit., pp. 388-393; Arcesio Aragón: Fastos
Payaneses 1636-1936. Bogotá, Imprenta Nacional, 1939, pp. 91-96; y “Un regente de España,
nacido en Popayán”, Revista de Indias, 36 (Madrid, 1949), pp. 307-.314.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 125
182 A.G.I. Indiferente General. 1507: relación de los Méritos y Ejercicios Literarios (3.5.1779); Caracas,
165: título de fiscal de lo civil y criminal de Caracas (14.11.1786); A.G.S. Dir. Gen. Tes. Inv. 24°,
Leg. 186, Fol. 246: traslado del título de fiscal de Santo Domingo (31.8.1780), Leg. 187, Fol. 217:
copia del título de fiscal de Caracas (14.11.1786); A.G.N. (Caracas). Empleados de le Colonia, Tomo
XXX, Fol. 174: Designación para la segunda fiscalía (15.3.1796) y Héctor García Chuecos: Estudios
de Historia…, Tomo II, pp. 11-12.
183 AG.I. Caracas, 16: relación de los Ejercicios Literarios, Grados y Méritos (18.6.1795); y consulta
de la Cámara de Indias (25.2.1799); A.G.S. Dir. Gen. Tes. Inv. 2°, Leg. 83, Fol. 100: copia del título
(19.4.1799).
184 AG.I. Caracas, 165: título de fiscal de lo civil y criminal de Caracas (1.12.l800); A.G.S. Dir. Gen.
Tes. Inv. 2°, Leg. 84, Fol. 172: traslado del título (11.2.1800).
126 Alí Enrique López Bohórquez
185 A.G.I. Guatemala, 415: relación de Méritos y Ejercicios Literarios (14.3.1804); A.G.S. Dir. Gen.
Tes. Inv. 2°, Leg. 90, Fol. 43: copia del título de oidor de Caracas (24.4.1806); Inv 2°, Leg. 93,
Fol. 323: traslado del título de oidor de Puerto Príncipe (9.6.1812); A.G.N. (Caracas). Empleados
de la Colonia, Tomo XLI, Fol. 134: recibimiento en Caracas (17.7.1807); A.H.N. (Madrid), Estado,
7.488-N° 16: expediente de la Real Orden de Isabel la Católica (18.10.1830); Fernando Armas
Medina: Estudios sobre Historia de América, Sevilla, Cabildo Insular de Gran Canaria, 1973, pp. 310
y 312.
186 A.G.I. Indiferente General, 1.518: relación de Méritos y Servicios (3.7.1804); Caracas 165: título
de oidor de Caracas (1.1.1810). A.G.S. Dir. Gen. Tes. Inv. 2°. Leg. 92, Fol. 95: traslado del título
(15.1.l810); Inv. 2°, Leg. 98, Fol. 74: copia del título de alcalde del crimen de México (2.6.1817);
José Francisco Heredia: Memorias….; Mario Briceño Iragorry: El regente Heredia o la Piedad Heroica…;
José María Chacón: “Un juez de Indias (Vida Documental de José Francisco Heredia, Boletín de
la Academia de la Historia, CIII (Madrid, 1930), pp. 5-68 y 617-715.
187 A.G.I. México, 1642: relación de los Méritos y Ejercicios Literarios (14.8.1804); también Caracas.
16 (19.8.1797); AGS. Dir. Gen, Tes, Leg. 186, FoI. 69: título de teniente de gobernador y auditor
de guerra de Cumaná (22.11.1779); Inv. 2°, Leg. 87, Fol. 160: título de oidor de Guadalajara
(25.6.1803); Inv. 2°, Leg. 92, Fol. 28: título de regente de Caracas (27.10.1809); Inv. 2°, Leg. 94,
Fol, 20: ratificación del título de regente de Caracas (13.1.1813).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 127
…mandar remitir los negocios pendientes en (ese) y que según las leyes deban
venir, como también testimonio de los aranceles que actualmente están en práctica,
incluso el del Real Sello, e igualmente testimonios de las reales cédulas relativas
a la formación de los que en lo sucesivo deben establecerse y del expediente que
130 Alí Enrique López Bohórquez
188 A.G.I. Caracas, 306 – Nº 51: Carta de la Real Audiencia de Caracas a los ministros de Santo
Domingo solicitando el envío de los negocios pendientes, y testimonios de aranceles y reales
cédulas inherentes a los mismos (Caracas, 30 de junio de 1787).
189 Ibid.: La Audiencia de Santo Domingo da cuenta, con testimonio, de las dificultades que le han
impedido remitir a la Audiencia de Caracas los negocios pendientes de aquel distrito, a fin de que
S. M. determine lo que sea de su real agrado (Santo Domingo, 1 de agosto de 1787).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 131
1789, en la que se señala “no haberse hallado en ella cosa alguna alusiva al
asunto por más diligencias que se han hecho”; por lo que con ello quedaba
cerrado momentáneamente el asunto. Difícil debe haber sido la búsqueda
de testimonios de lo acaecido en el caso de aquellas dos audiencias, pues
había transcurrido más de un siglo de aquel hecho. Al final del documento
aparece una nota que dice: “No hay posteriormente nada nuevo sobre este
asunto”. Sin embargo, la Audiencia de Caracas no cesaría en solicitar los
expedientes existentes en la Isla de La Española, lo cual no tuvo efecto sino
hasta 1796, a diez años de su creación, cuando su tribunal acordó enviar un
“Índice de los pleitos que existen en la Real Audiencia de Santo Domingo,
correspondientes a la Provincia de Venezuela o de Caracas, y sus anexas”.190
De acuerdo con el informe realizado por Antonio González Antías para la
Academia Nacional de la Historia, este índice …conforma un legajo de 153
folios, de los cuales están con foliatura original desde el número 1 hasta el
123, los restantes fueron numerados por el autor (de ese informe)…Entre
los folios 125 y 128 hay una lista de autos de disensos matrimoniales en
un total de 43, comprendidos en varias ciudades venezolanas, así como la
inclusión de una relación (fols. 129-130) de los ocho cajones contentivos de
los expedientes remitidos desde Santo Domingo, firmada por José Francisco
Hidalgo, el 1 de marzo de 1796”.191
El regente de la Real Audiencia de Santo Domingo, Joseph Antonio
de Urizar, el 24 de marzo de 1796 se dirigió a los ministros de Caracas para
comunicarles que por resolución del rey había acordado aquel tribunal el
envío de los expedientes relacionados con …“todos los negocios que existen
190 A. A. N. H. Sección Judiciales, A11-C77-D2407. Se trata de uno de los traslados del Registro Principal
del Distrito Federal al Archivo de la Academia Nacional de la Historia, según Decreto Presidencial
Nº 1652, del 14 de julio de 1987.
191 Antonio J. González Antías: Indice de Causas Judiciales remitidas por la Real Audiencia de Santo Domingo
para la Real Audiencia de Caracas. Año 1796 (comentarios y trascripción paleográfica de Antonio
González. Trabajo mimeografiado). Agradecemos al autor permitirnos copia de este documento
y hacer uso del mismo de manera indiscriminada, y por la valiosa colaboración que siempre nos
ha prestado para nuestras investigaciones en la Biblioteca y Archivo de la Academia Nacional de
la Historia. Señala González Antías que “elementos tales como extracto de contenido, ubicación
temporal y espacial del asunto tratado, así como una signatura de la época, conforman los datos
de cada registro del índice. La información, así concebida, permite precisar datos específicos
dentro del conjunto, bien sea de lugares, temática o data. Estos registros están contenidos en
84 legajos, en los cuales se encuentran los 936 extractos del índice. En los folios 131 al 153 se
incluyen comunicaciones oficiales que dan cuenta del envío y recibo del conjunto de papeles
remitidos desde la Real Audiencia de Santo Domingo a su similar de Caracas”…
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 133
192 A. A. N. H. Sección Judiciales, A11-C77-D2407, fol. 131. Apud. Antonio González: Ibid.
193 Ibid., fols. 132 y 135 vto.
134 Alí Enrique López Bohórquez
las razones que tuvieron los ministros de esta magistratura para enviar en
ese año solamente un inventario de 171 expedientes, cuando el de 1796 era
de 907. Solamente encontramos una explicación: el significado económico
de tener que tramitar, a través de abogados y procuradores de la Isla de
La Española, así como los costos derivados de los derechos que debían
cancelarse según los aranceles de administración de justicia establecidos por
aquella Audiencia. Parece ser que no todos los expedientes fueron enviados
a Caracas, pues Javier Malagón Barceló registra, en un artículo, una lista de 38
“pleitos y causas” existentes en el Archivo de la Audiencia de Santo Domingo,
correspondientes a las provincias coloniales venezolanas que, presumimos,
fueron los substanciados con anterioridad al establecimiento del tribunal
audiencial de Caracas y que no requerían de ser enviados a este.196
196 Javier Malagón Barceló: “Pleitos y Causas de la Capitanía General de Venezuela en el Archivo
de la Real Audiencia de Santo Domingo (Siglo XVIII)”, en Estudios de Derecho Procesal en honor de
Hugo Alsina. Buenos Aires, Edit. Edlar, 1946, pp. 441-468; también en Estudios de Historia y Derecho.
México, Universidad Veracruzana, Xalapa, 1966, pp. 183-216.
197 A.G.I. Caracas, 288-72: Real Cédula al gobernador de Venezuela, Juan Guillelmi, participándole
la creación de una Audiencia de Caracas, de acuerdo con el Real Decreto del 6 de julio de 1786,
y el personal que la integrará.
136 Alí Enrique López Bohórquez
atención sobre el hecho de que la disposición real del 6 de julio de ese año
no incluyó el título de presidente-gobernador,198 lo que parecía una intención
de poner a funcionar la idea de un regente-presidente, como se preveía en
el artículo XXVI de la Instrucción de regentes del 20 de junio de 1776, a la
que nos hemos referido anteriormente. Sin embargo, casi inmediatamente
y antes de tomar posesión de sus cargos los nuevos ministros audienciales,
se decidía la designación de Guillelmi como presidente del tribunal, lo
cual modificaría en adelante el protocolo hasta entonces practicado para
el recibimiento y toma de posesión del cargo de gobernador por parte del
cabildo de Caracas, pues sería ante la Real Audiencia que los mandatarios
gubernativos presentarían las credenciales correspondientes.199
Las fuentes consultadas evidencian que las relaciones entre el
presidente-gobernador Juan Guillelmi y los ministros de la Audiencia
fueron más que normales, respetándose las funciones y atribuciones de
los respectivos poderes, y colaborando mutuamente en la solución de los
asuntos administrativos y judiciales sobre los que debieron intervenir de
manera conjunta. No así ocurrió durante la gestión del gobernador Pedro
Carbonell, quien enfrentó, particularmente, al regente Antonio López de
Quintana por la relación que este mantenía con el intendente Antonio
Fernández de León, y por la intervención de los magistrados en cuestiones
inherentes a sus funciones gubernativas. La primera noticia que se tiene
de cargos contra algunos ministros resultó del conflicto de competencia
surgido entre el tribunal y aquel gobernador y capitán general cuando, en
noviembre de 1793, la Audiencia intervino en el nombramiento y reelección
de algunos tenientes de justicia. El gobernador protestó al considerar que
ello representaba una violación de sus atribuciones.200 A partir de entonces
Carbonell se dedicó a hostilizar a la Audiencia con informes acerca de su
desempeño, lo cual dio origen a la Real Orden del 24 de octubre de 1794
que exigía al gobernador informara respecto a los ministros de Caracas.
198 Demetrio Ramos Pérez: “El presidente de la Real Audiencia de Caracas en su fase inicial, y
su intento de concentración de todos los poderes”, en Estudios de Historia Venezolana. Caracas,
Academia Nacional de la Historia, 1976 (BANH. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela,
126), pp. 751-782.
199 Véanse las referencias que al respecto hace Demetrio Ramos Pérez: Ibid., pp. 755-761.
200 A.G.I. Caracas, 389-Nº 13: expediente del gobernador Pedro Carbonell sobre la intervención de la
Audiencia en la reelección de algunos tenientes de justicia (Caracas, 30 de noviembre de 1793).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 137
201 A.G.I. Caracas, 60: informe del gobernador Carbonell sobre las conexiones y partidos del regente
López Quintana, del intendente Fernández de León y de su hermano Antonio (Caracas, 28 de
enero de 1796).
202 Héctor García Chuecos: Siglo Dieciocho Venezolano, pp. 292-299.
203 Sobre otros enfrentamientos entre el gobernador Pedro Carbonell y el intendente Esteban
Fernández de León, Ibid., pp. 300-306.
138 Alí Enrique López Bohórquez
…a los mulatos y gente de baja esfera porque desde que vino aquí se ha rozado
mucho con ellos, los ha favorecido y se asegura que una familia Bejarano le ha
mantenido de pan regalado. Concurre con frecuencia a las funciones de bailes y
otras de esta casta de gente…
204 A.G.I. Caracas, 15: El presidente de la Real Audiencia de Caracas informa sobre la conducta y
desempeño del oidor Francisco Ignacio Cortines (Caracas, 28 de enero de 1796).
205 Héctor García Chuecos: op. cit., p. 311.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 139
206 Ibid.
207 Sobre su actuación véase Juan Andreo García: La Intendencia de Venezuela: don Esteban Fernández de
León, intendente de Caracas, 1791-1803. Murcia, Universidad de Murcia/Secretaría de Publicaciones,
1991.
140 Alí Enrique López Bohórquez
208 A.G.I. Caracas, 191-Nº 57: carta del gobernador al ministro de gracia y justicia (Caracas, 1 de
diciembre de 1802).
209 A.G.I. Caracas, 166: carta del gobernador del Consejo de Indias sobre el informe reservado que
debía rendir el gobernador de la Provincia de Venezuela (Madrid, 3 de abril de 1803) y respuesta
del capitán general de Caracas sobre la administración de justicia y conducta de los ministros de
la Audiencia (Caracas 10 de noviembre de 1804).
210 Los hechos relacionados con este conflicto están registrados en Teresa Albornoz: op. cit., pp.
19-22.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 141
211 Ángel Grisanti: Emparan y el Golpe de Estado de 1810. Caracas, Tipografía Lux, 1960, pp. 71-74.
142 Alí Enrique López Bohórquez
212 Al respecto véase Blas Bruni Celli: Los Secuestros en la Guerra de Independencia. Caracas, Academia
Nacional de la Historia, 1965.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 143
213 El estudio más completo que hasta ahora existe sobre este período de la historia del tribunal
caraqueño es la Memoria de Grado inédita de Mayela Coromoto Nava Santana: La Real Audiencia
de Caracas (1812-1821). Conflictos y acuerdos entre Jueces Civiles y Jefes Militares. Mérida, Escuela de
Historia/Universidad de Los Andes, 1989.
214 Análisis y discusión al respecto en Causas y Caracteres de la Independencia Hispanoamericana (Congreso
Hispanoamericano de Historia). Madrid, Edic. Cultura Hispánica, 1953.
215 Utilizamos el término “aristocracia territorial venezolana” para referirnos al sector dirigente y más
representativo del período colonial venezolano, particularmente de los ricos terratenientes del
Valle de Caracas y zonas adyacentes: los “grandes cacaos” o “mantuanos”, como se les llamaba
en su época, sin pretender asimilación con la aristocracia feudal europea.
216 Nos referimos a la revuelta de Andresote (1730-1733), Motín de San Felipe (1741), Asonada de
El Tocuyo (1744), Confabulación de Miguel Luengo (1747), Levantamiento de Juan Francisco
de León (1749), Rebelión de los Comuneros de Mérida (1781), Insurrección de José Leonardo
Chirino (1795), Conspiración de Gual y España (1797), el Complot de Francisco Javier Pirela
(1799) y las Invasiones de Miranda (1806).
144 Alí Enrique López Bohórquez
217 El tema ha sido investigado en profundidad por Robinzon Meza y Héctor Molina en La lucha por
el poder en Venezuela durante el siglo XVIII. Conflictos y acuerdos del Cabildo de Caracas con las autoridades
coloniales. Mérida, Fundación para el Desarrollo del Municipio Tovar/Grupo de Investigación
sobre Historiografía de Venezuela, 1997.
218 Al respecto véase Carlos Emilio Muñoz Oráa: Las Sociedad Venezolana frente a la Intendencia y Los
Comuneros de Venezuela y Eduardo Arcila Farías: Economía Colonial de Venezuela, Tomo II, pp. 21-22,
37-39 y 117-131.
219 En nuestro libro Los ministros de la Real Audiencia de Caracas (1786-1810). Caracterización de una élite
burocrática del poder español en Venezuela. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1984 (BANH.
Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 174), pp. 111-140, analizamos la reacción de la
aristocracia venezolana tanto a través del Ayuntamiento como del Real Consulado frente a la
Audiencia. Las consideraciones al respecto las utilizamos en este trabajo, ampliando aspectos que
resultaron del hallazgo de nueva documentación.
220 A.G.I. Caracas, 12: expediente del Consejo de Indias sobre la instancia hecha por la ciudad de Caracas
para que se establezca en aquella capital un tribunal en calidad de formal Audiencia (Madrid, 14 de mayo
de 1770).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 145
221 Recopilación, Libro II, Título XV, Leyes CV, CXII, CXVII y CLVII.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 147
231 A.G.N. (Caracas) ayuntamientos, Tomo XXXVI, fol. 147: expediente sobre el uso de sillas en las
funciones de la iglesia que hacía el Ayuntamiento de Caracas. Contiene representaciones del fiscal,
del procurador general y actas capitulares (Caracas, agosto-noviembre de 1787).
150 Alí Enrique López Bohórquez
232 A.G.I. Caracas, 307-Nº 24: La Real Audiencia de Caracas en cumplimiento de la Real Cédula de 19
de octubre de 1788 informa con testimonios, sobre la visita que deben hacer los alcaldes y demás
oficiales de justicia anualmente a los oidores (Caracas, 14 de agosto de 1789); también A.G.N.
(Caracas). ayuntamientos, Tomo XIII, fol. 347 y XXXVI, fol. 196: Recursos del Ayuntamiento ante
el rey sobre la visita a los oidores (Caracas, 3 de enero de 1788).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 151
… del recurso a V.M., acompañando testimonios del ceremonial, actas y oficios que
se acordaron considerando que deben conservar ilesas las regalías del presidente de la
Real Audiencia y del mismo Ayuntamiento, sin tributar a cada oidor en particular
las mismas cortesías y ceremonias del rendimiento que a su cabeza inmediata y
pareciéndole que este acto de sumisión en todo un Cabildo de la capital y en todas las
justicias que anualmente eligiera más conforme se ejecutase con la Real Audiencia en
cuerpo y no en cada oidor en particular ni en las casas en que cada uno habita, puesto
que ninguno de dichos ministros por sí sólo conocen ni son superiores de las causas
de que conocen los alcaldes, (s.n.) a quienes vuestra Real Benignidad no se desdeña
de nombrarlos ministros suyos, suplica humilde y rendidamente este Ayuntamiento
a V.M. se digne resolver y mandar lo que sea más de su Real agrado…233
233 A.G.I. Caracas, 307-Nº 15: representación del Ayuntamiento de Caracas del 18 de febrero de
1788.
152 Alí Enrique López Bohórquez
234 A.G.N. (Caracas). Ayuntamiento, Tomo XVIII, fol. 378: el Ayuntamiento de Caracas reclama
ante la Real Audiencia contra la disposición de que los tenientes de justicia de su jurisdicción se
juramenten ante el supremo tribunal (Caracas, 7 de enero de 1793); A.G.I. Caracas, 398-Nº 57:
el presidente de la Audiencia de Caracas da cuenta de lo ocurrido entre aquella Audiencia y el
Cabildo sobre el juramento de los tenientes (Caracas, 21 de abril de 1795).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 153
del arancel municipal En relación con los juramentos, al tiempo que notificaba
a la Escribanía de Cámara de la Audiencia que no cobrara derecho alguno a
los tenientes de justicia por presentar sus respectivos títulos y juramento. Se
trataba de un asunto protocolar, pero del cual se derivaban dos consecuencias
importantes para el Ayuntamiento: por un lado, la pérdida de la subordinación
de los Tenientes de Justicia, y por el otro, la eliminación de los recursos por
los derechos que debían pagar estos funcionarios.
Otro problema ocurrió en 1793, cuando los alcaldes ordinarios Juan
Blanco y Plaza y Joaquín del Castillo Veytía protestaron en la sesión del
27 de enero, porque en las visitas a la Real Cárcel de Caracas, practicadas
todos los sábados en unión de un oidor de la Audiencia, no se les daba el
asiento correspondiente. El tribunal conoció el 14 de marzo del reclamo de
los alcaldes, y, después de su estudio, dictaminó que aquella ceremonia se
venía cumpliendo desde que se había establecido la Audiencia sin la menor
reclamación, que se seguía en Caracas lo acostumbrado en Santo Domingo
y que la protesta obedecía al odio permanente de la justicia ordinaria,
previniendo al Ayuntamiento de no utilizar en sus acuerdos improperios y
expresiones infundadas e indecorosas contra los ministros. El Ayuntamiento
conoció del Real acuerdo el 18 de marzo, acatando inmediatamente lo
dispuesto por la Audiencia.235
235 A.G.N. (Caracas). ayuntamientos, Tomo XVII, fol. 372: la Real Audiencia considera la protesta
de los alcaldes ordinarios de Caracas por el asiento que se les da en la visita semanal de cárcel en
compañía de un oidor. (Caracas, 14 de marzo de 1793).
154 Alí Enrique López Bohórquez
que el Cabildo había manejado estos asuntos y el control que de ellos haría
la Audiencia también conducirían a conflictos, de los cuales señalaremos
algunos, sólo para ilustrar el enfrentamiento entre ambas instituciones.236
Al tener conocimiento los miembros del Ayuntamiento de que
los ministros de la Audiencia preparaban unos aranceles para las justicias
ordinarias, en acuerdo del 26 de abril de 1790 comisionó al síndico
procurador general para pedir testimonio de los nuevos aranceles y tener
conocimiento de ellos. En atención a tal comisión, el licenciado Pedro
Manuel Martínez de Porras solicitó al rey el 27 de mayo copia de los
mismos para su inspección y opinión antes de que entraran en vigencia
pues, según se decía públicamente, eran gravosos para toda la sociedad. De
dicha representación tuvo conocimiento el fiscal de la Audiencia Díaz de
Saravia, quien también elevó instancia ante el monarca, considerando que
la representación del Ayuntamiento era intempestiva porque los aranceles
a que se refería el procurador no estaban todavía aprobados y, por lo
tanto, debía esperarse hasta su pronta publicación.237 Los aranceles fueron
aprobados definitivamente por la Audiencia el 28 de junio, enviándolos al rey
y poniéndolos en vigencia interinamente. Entonces los ministros opinaron
que los derechos establecidos para las justicias ordinarias vendrían a evitar
las estafas a que eran sometidos los litigantes, por no existir una regulación
uniforme.238 El 9 de julio nuevamente representó el procurador, esta vez
para protestar porque los aranceles no le habían sido remitidos antes de
su publicación y para hacer conocer el descontento público de la ciudad
por lo elevado de la tasación, por lo que solicitaba la suspensión de dichos
aranceles hasta tanto se estudiaran los inconvenientes que causaban. El
fiscal enfrentó de nuevo las opiniones del procurador Martínez de Porras,
y en carta del 20 de septiembre hizo saber que en su debida oportunidad
los aranceles habían sido enviados al Ayuntamiento para su aplicación, y
236 Las secciones ayuntamientos y Reales Provisiones del Archivo General de la Nación (Caracas) contienen
una voluminosa documentación sobre la intervención de la Audiencia de Caracas en asuntos
internos de los ayuntamientos de su jurisdicción.
237 A.G.I. Caracas, 167-Nº 42: La Real Audiencia da cuenta de las tentativas del procurador general
de la ciudad contra los Aranceles remitidos a V. E. (Caracas, 27 de septiembre de 1790).
238 Ibid. La Real Audiencia remite testimonios de los aranceles formados para los subalternos
inmediatos y para todo el distrito (Caracas, 28 de junio de 1790).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 155
Por lo cual suplicaba, otra vez, se suspendieran los aranceles hasta que
se reformaran moderadamente, y mientras tanto se observara lo practicado
por orden del Ayuntamiento desde hacía muchos años. Conocidas las últimas
representaciones del procurador y del fiscal, el 27 de septiembre la Audiencia
solicitó al primero que en el término de seis días presentara testimonios
de las personas perjudicadas a causa de los nuevos derechos judiciales, los
fundamentos para considerar que los mismos habían creado intranquilidad
pública, señalara las provincias que habían hecho oposición a los aranceles
y que en el término de veinte días expusiera los reparos que estimara justos
contra el arancel de los juzgados ordinarios, acompañando también pruebas
de corruptela y excesos a que hizo referencia en su última representación. A
nada de esto respondieron ni el procurador ni el Ayuntamiento. A partir de
entonces la Audiencia impuso, además de los aranceles, los procedimientos y
requisitos a seguirse en el cobro de los derechos estipulados, quedando a su
criterio la revisión de éstos y la consideración de las sugerencias introducidas
por los propios ayuntamientos de las provincias.
241 A.G.I. Caracas, 361: Expediente de la protesta del Ayuntamiento de Caracas por la intervención
de la Audiencia en el nombramiento del fiel ejecutor (Caracas, 16 de noviembre de 1795).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 157
cincuenta pesos a los citados alcaldes ordinarios por atreverse a censurar las
providencias del Supremo Tribunal, amenazando a los cabildantes con pena
de cien pesos para quien entrabara el ejercicio del designado. Dos días después
el Ayuntamiento acató la decisión de la Audiencia, juramentando y dando
posesión del cargo de fiel ejecutor al regidor decano José Hilario Mora.
A pesar del Real Decreto de la Audiencia, de las multas impuestas a los
alcaldes ordinarios y del acatamiento compulsivo por parte del Ayuntamiento,
éste se dirigió al rey el 16 de noviembre de 1795 quejándose del agravio,
solicitando se desaprobara por ilegal el procedimiento del tribunal y que
se accediera al nombramiento hecho por el Cabildo. En razón de esta
representación la Audiencia recibió la Real Cédula del 6 de octubre de 1796,
exigiéndole diera cuenta con testimonio íntegro de todo lo actuado en el
referido asunto. El 26 de mayo de 1797 remitió el tribunal el voluminoso
testimonio exigido.242 Nada sabemos del destino y resultado de estas instancias,
pero el ejercicio de José Hilario Mora como regidor y fiel ejecutor en los
subsiguientes dos años, induce a pensar que la corona ratificó la actuación
de la Real Audiencia. De nuevo, soslayando la legislación, el máximo tribunal
impuso su criterio ante el siempre irreverente Ayuntamiento de Caracas.
En 1795, nuevamente, la Audiencia intervendría en las elecciones
municipales, dando como resultado otra disputa y decisiones contrarias a los
intereses de la aristocracia venezolana que controlaba el Ayuntamiento.243 El
1 de enero resultó electo como alcalde Ordinario de primer voto Luis López
Méndez; los vocales del Cabildo protestaron por cuanto los regidores Isidoro
López y José Hilario Mora eran hermano y primo, respectivamente, de aquel
alcalde, quien en 1793 había ejercido el cargo de síndico procurador general y
no había dado residencia de la Alcaldía de la Santa Hermandad en el mismo
año. El Ayuntamiento remitió el Acta correspondiente al gobernador Pedro
Carbonell, quien ordenó se suspendiese a López Méndez hasta que la Real
Audiencia resolviera las dudas. El fiscal reconoció la elección y dictaminó
que el alcalde tomara posesión de su vara, previniendo que en adelante, para
evitar idénticas recusaciones, se hicieran elecciones anuales en individuos
que no tuvieran parentesco dentro del cuarto grado de consanguinidad, y
242 A.G.I. Caracas, 361: La Audiencia informa sobre el nombramiento del fiel ejecutor (Caracas, 26
de mayo de 1797).
243 Hacemos uso de la documentación parcialmente citada por Héctor García Chuecos: Estudios de
Historia Colonial de Venezuela. Caracas, Tipografía Americana, 1938, Tomo II, pp. 89-92.
158 Alí Enrique López Bohórquez
… libre de derecho y facultad para elegir las personas que estime por más
idóneas para los oficios concejiles, sin que fuera impedimento el parentesco de
ellas con alguno de los capitulares ni necesario requisito al hueco de dos años de
un período a otro, a lo menos cuando el anterior no fuera de jurisdicción, voz y
voto, conservándose la práctica observada hasta el presente.244
parentesco. A.G.N. (Caracas). Reales Provisiones, Tomo XLVII, fol. 176 (Caracas, 28 de septiembre
de 1789).
247 Ildefonso Leal: “La Aristocracia Criolla Venezolana y el Código Negrero de 1789”, Revista de
Historia, 6 (Caracas, 1961), pp. 61-81.
248 Véase la documentación de las protestas del Ayuntamiento contra la Real Cédula de Gracias al
Sacar en Santos Rodulfo Cortés: El Régimen de “Las Gracias al Sacar” en Venezuela durante el período
colonial. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1978 (BANH. Fuentes para la Historia Colonial
de Venezuela, 136).
249 Ibid., II, pp. 36-38.
250 Ibid., pp. 42-44.
160 Alí Enrique López Bohórquez
que son mirados como autores de los males que llora esta Provincia en la
multitud de pleitos que la oprimen en la dilatada duración que sufren por las
providencias ilegales, sentencias contemplativas e inciertas, y callejuelas que
estudian para evadirse de los negocios empeñados o para prolongarlos”…
Señalaba el Cabildo que con el establecimiento de la Real Audiencia …“se
han multiplicado las discusiones y discordias; han crecido los costos de los
pleitos; se han hecho más osados los escribanos, procuradores y subalternos;
se van ocupando estos empleos por sujetos tachados por su calidad y
conducta, hormiguean los chismes, enredos, cuentos entre los vecinos,
y Magistrados, que las adoptan de buena voluntad para que influyan en
los negocios públicos; y después que se estableció la Real Audiencia se
ha hecho Caracas un semillero de disgustos, pesares y sobresaltos; no hay
derecho seguro, ni crédito acrisolado; recíprocamente se destruyen Jueces
y súbditos, los unos abusan de su autoridad haciéndola instrumentos de
sus pasiones particulares, y los otros se contentan con hablar en las casas, y
calles publicando los cohechos que aseguran o se presumen, las conexiones
que han influido y los motivos de su desesperación”…
Y En relación conl trato dado al Ayuntamiento, los cabildantes señalaron
…“el desafecto con que los ministros de la Real Audiencia miran este
cuerpo contrariando siempre sus proyectos y ultrajándolo con expresiones
duras, y tal vez indecorosas; en tal extremo que a no ser la prevención y
paciencia con que se hayan sus individuos esperando siempre mejorar de
fortuna, habrían ya renunciado sus oficios”… El informe terminaba con
la solicitud de que se suspendiera la expresada Real Cédula. A fin de que
culminaran las discordias en la Provincia de Venezuela, el Ayuntamiento
proponía el cambio de los ministros que entonces constituían la Audiencia,
sustituyéndolos por otros de mayor celo e interés en favor de los naturales de
aquella provincia. Ninguna de las denuncias contra la Audiencia había sido
tan contundente como ésta. Era la respuesta a casi una década de conflictos,
los que se agudizarían cada vez más al perder la aristocracia caraqueña su
posición social en el proceso de igualación iniciado con la Real Cédula de
Gracias al Sacar, y cuya garantía de aplicación era el tribunal caraqueño.
Caso omiso se haría del informe: primero porque la Real Cédula no fue
suspendida. Por el contrario, siguieron más solicitudes para su aplicación
y se ratificó su vigencia con un aumento del arancel en 1801 y, segundo,
porque Antonio López de Quintana, Francisco Ignacio Cortines y Bernardo
de Asteguieta, ministros de entonces, permanecieron en sus cargos por
162 Alí Enrique López Bohórquez
255 Eduardo Arcila Farías: El Real Consulado de Caracas. Introducción y Compilación de E. A. F. Caracas,
Universidad Central de Venezuela, 1957. Véanse las “ordenanzas” reproducidas en esta obra, en
particular los artículos I al XIX, referidos a la administración de justicia. También remitimos al estudio
164 Alí Enrique López Bohórquez
de Mercedes Álvarez: El Tribunal del Real Consulado de Caracas. Caracas, Concejo Municipal de Caracas,
1967, 2 Vols.
256 A.G.I. Caracas, 921: Carta de Saavedra al ministro José de Gálvez proponiendo la creación del
Consulado (Caracas, 2 de mayo de 1785), reproducida en Eduardo Arcila Farías: Ibid., pp. 217-
219.
257 Sobre el Real Consulado, además de los citados trabajos de Eduardo Arcila Farías y Mercedes
Álvarez, véase Manuel Nunes Días: El Real Consulado de Caracas (1793-1810). Caracas, Academia
Nacional de la Historia, 1971; Guillermo Morón: Historia de Venezuela, Tomo V, pp. 93-97;
Humberto Tandrón: El Real Consulado de Caracas y el Comercio Exterior de Venezuela. Caracas, Facultad
de Humanidades y Educación-UCV, 1976; Eduardo Arcila Farías e Ildefonso Leal: Documentos del
Real Consulado de Caracas. Caracas, Instituto de Estudios Hispanoamericanos-UCV, 1964.
258 Eduardo Arcila Farías afirma que no existen pruebas de que se manifestara colisión de intereses
entre hacendados y comerciantes después de establecido el Consulado, en El Real Consulado de
Caracas, p. 28.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 165
259 Cfr. Eduardo Arcila Farías: Ibid., 33-38; Mercedes Álvarez: op. cit., Tomo I, pp. 303-331; y Manuel
Nunes Días: op. cit., pp. 247-249.
260 “La administración de justicia está a cargo del Tribunal que sólo se comprenderá el prior y cónsules,
y conocerán privativamente de todos los pleitos y diferencias que ocurran entre comerciantes o
mercaderes, sus compañeros y factores, sobre sus negociaciones de comercios, compras, ventas,
cambios, seguros, cuentas de compañías, fletamentos de naos, factorías, y demás que conoce y
debe conocer el Consulado de Bilbao conforme a sus ordenanzas…”. Artículo 2 de las ordenanzas
del Real Consulado de Caracas, incluidas como apéndice en las citadas obras de Eduardo Arcila
Farías y Mercedes Álvarez.
261 A.G.I. Caracas, 908: La Real Audiencia de Caracas acusa recibo de la Real Cédula del Consulado
(Caracas, 25 de noviembre de 1793), documento reproducido en Mercedes Álvarez: op. cit., II, p.
109.
166 Alí Enrique López Bohórquez
262 A.G.N. (Caracas). Real Consulado (Correspondencia), Tomo I, fols. 25-44: Expediente acerca de la
reclamación del Tribunal del Consulado a la Real Audiencia, para que le pase las causas pendientes
allí que correspondan al Instituto Consular. Ibid., pp. 113-125.
263 Ibid.: Dictamen del fiscal Julián Díaz de Saravia sobre la solicitud del Real Consulado de Caracas
(Caracas, 17 de febrero de 1794).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 167
264 Ibid.: Contestación al dictamen del fiscal de la Audiencia por Juan Agustín de la Torre, asesor del
Real Consulado (Caracas, 23 de junio de 1794).
265 A.G.N. (Caracas). Real Consulado (Actas del Real Consulado), Tomo I, fols. 33-48; Manuel Nunes
Dias: op. cit., pp. 247-248.
168 Alí Enrique López Bohórquez
266 A.G.N. (Caracas). Real Consulado (Correspondencia), Tomo I, fols. 25-44: carta al fiscal de la Audiencia
al rey, contradiciendo el parecer del asesor del Consulado (Caracas, 8 de agosto de 1794).
267 A.G.N. (Caracas). Reales Ordenes, Tomo XII, fols. 391-392: Para que se pasen al Consulado los
pleitos pendientes entre partes que versan acerca de negocios mercantiles, en cualquier Estado
en que se hallen, siempre que en ellos no haya recaído sentencia definitiva (San Lorenzo, 20 de
octubre de 1794), reproducido en Eduardo Arcila Farías: El Real Consulado de Caracas, p. 84.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 169
268 Utilizamos fundamentalmente la información registrada por Mercedes Álvarez: op. cit., Tomo I,
pp. 318-321.
269 El Artículo 17 de las ordenanzas del Consulado establecía: “Si se suscitara duda o disputa de jurisdicción
con cualquier otro Tribunal o Juez sobre el conocimiento de algunas causas, se procurará terminar
amigablemente en una o dos conferencias, o por medio de mutuos oficios dictados siempre con la debida
urbanidad y moderación, sus pendiéndose entre tanto todo procedimiento por una u otra jurisdicción.
Pero sí por estos medios no se pudiere terminar el negocio dentro de tres o cuatro días, se pasarán los
autos de ambas jurisdicciones al regente en el mismo día cuarto, o en el siguiente lo más tarde, para que
con vista de ello y de los fundamentos que cada uno exponga, declare en el preciso término de tres días la
jurisdicción que deba conocer, y ésta sea tenida por competente y continúe conociendo sin más disputa,
y con absoluta inhibición de la otra.”
170 Alí Enrique López Bohórquez
270 El fiscal tenía razón, pues en el Artículo 2 de las ordenanzas se exponía claramente las atribuciones
del Consulado en las causas mercantiles; en el Artículo 23 se hacía referencia a los caminos, pero
como facultad de la Junta Consular.
271 Citado por Mercedes Álvarez: op. cit., Tomo I, p. 231.
272 Reproducida en Eduardo Arcila Farías: El Real Consulado de Caracas, p. 100.
273 Mercedes Álvarez: op. cit., Tomo I, pp. 328-329.
274 Reproducida en Eduardo Arcila Farías: El Real Consulado de Caracas, p. 174.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 171
275 A.G.I. Caracas, 915: Relación de pleitos mercantiles en el período 1793-1802; publicado en Mercedes
Álvarez: op. cit., Tomo II, pp. 127-279. El juicio verbal de Isidoro López Méndez y Joaquín Segura
está referido en la página 195; el resto de la información la hemos tomado de la citada obra, pp.
311-312.
276 A.G.N. (Caracas). Real Consulado (Representaciones al rey, 1793-1803), fol. 63; Mercedes Álvarez: Ibid.,
Tomo I, pp. 311-312.
172 Alí Enrique López Bohórquez
277 Ibid., fols. 66-68; y reales cédulas, Tomo XII, fols. 193-208: Real Cédula que contiene lo resuelto
por S.M. en la instancia hecha por el Tribunal del Real Consulado, sobre que se le faculte para
conocer de los pleitos de los labradores en asunto de deslinde de terrenos, sus riegos, desechos
y estancadas de los ríos (San Lorenzo, 3 de agosto de 1797). Contiene el expediente completo
sobre este conflicto. Véase referencias sobre la disputa en Mercedes Álvarez: op. cit.., Tomo I, pp.
330-331.
278 El Consulado estimaba que los litigios relativos a la agricultura causaba anualmente gastos en el
orden de los cien mil pesos.
279 A.G.N. (Caracas). reales cédulas, Tomo VI, fols. 310-312; y Reales Provisiones, Tomo LIV, fols. 89-105:
copia del expediente instruido por ante la Real Audiencia de Caracas, conteniendo el testimonio
de una Real Cédula fechada en San Ildefonso a 3 de agosto de 1797 (Caracas, 9 de febrero de
1798).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 173
280 Ibid. y A.G.N. (Caracas). reales cédulas, Tomo XII, fols. 193-208.
281 A.G.I. Caracas, 915: Relación de pleitos mercantiles en el período 1793-1802; en la reproducción
de Mercedes Álvarez: op. cit., Tomo II, p. 228.
174 Alí Enrique López Bohórquez
282 Real Orden del 16 de mayo de 1795, reproducida en Eduardo Arcila Farías: El Real Consulado de
Caracas, pp. 92-93.
283 A.G.N. (Caracas). Real Consulado (Representaciones al rey 1793-1802), fol. 148; más detalles sobre este
caso en Mercedes Álvarez: op. cit., Tomo I, pp. 303-307.
284 A.G.N. (Caracas). reales cédulas, Tomo VII, fols. 228-231: Para el gobernador de Caracas, declarando
que debió prestar el auxilio que le pidió el Tribunal del Consulado para hacer obedecer a don
Joaquín García Jove sus derechos en la demanda que expresa (Valencia, 11 de diciembre de
1802).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 175
285 A.G.N. (Caracas). Real Consulado (Representaciones al rey 1793-1803), fols. 181-184; Mercedes Álvarez:
op. cit., Tomo II, pp. 307-311.
286 A.G.N. (Caracas). reales cédulas, Tomo VII, fols. 241-242.
287 Mercedes Álvarez: op. cit., p. 311.
288 A.G.I. Caracas, 921-Nº 4: Representación del prior y cónsules para que al Tribunal del Consulado
se le conserve la jurisdicción contenciosa de los bodegueros en razón de pertenecer al Comercio
176 Alí Enrique López Bohórquez
(Caracas, 12 de enero de 1804), reproducida en Mercedes Álvarez: Ibid., II, pp. 281-283.
289 Ibid.
290 A.G.N. (Caracas). reales cédulas, Tomo VIII, fols. 180-182.
291 Ibid., Tomo VIII, fols. 343-345.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 177
292 La relación de pleitos tratados en el Real Consulado entre 1793-1802 y 1807 evidencian la eficacia
del Consulado en materia de administración de justicia, si se considera que los procesos concluidos
y los juicios verbales superaron ampliamente a las causas pendientes. El índice de las relaciones
está reproducido en Mercedes Álvarez: op. cit., Tomo II, pp. 127-279 y 363-441.
293 Al respecto escribía el intendente Francisco de Saavedra al ministro de Estado, señalándole que
era “…muy difícil combinar la cosa de manera que habiendo de entrar en el Consulado los sujetos
más distinguidos del país, no resulten algunos parientes, porque los llamados allí mantuanos están
ligados con infinitas conexiones a causa de que a manera de los judíos, no se casan sino dentro
de su tribu.” Carta de Saavedra a Tomás González de Carvajal (Madrid, 3 de abril de 1793),
reproducida por Eduardo Arcila Farías: El Real Consulado de Caracas, pp. 235-236. Mercedes Álvarez
señala que “…la ciudad de Caracas se componía de unas nueve o diez familias, tan vinculadas y tan
estrechas entre sí, que casi no había individuo de una que no fuera pariente hasta cuarto grado de
alguno de la otra, además de que si se prescindía de tales personas sólo podía contarse con blancos
de orilla o si no con eclesiásticos, abogados, escribanos, mercachifles, procuradores, médicos,
pulperos, que por su oficio y condición no eran hábiles para los empleos (del Consulado)…”.
op. cit., I, p. 214.
178 Alí Enrique López Bohórquez
294 Alfonso García Gallo: “Las bulas de Alejandro VI y el ordenamiento jurídico de la expansión
portuguesa y castellana en África e Indias”, pp. 15-56.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 179
295 Cayetano Bruno, S. D. B.: El Derecho Público de la Iglesia en Indias. Estudio Histórico–Jurídico. Salamanca,
Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto San Raimundo de Peñafort, 1967, pp.
93-129.
296 Al respecto véase Manuel Gutiérrez Arce: “Regio Patronato Indiano (Ensayo de valoración
histórico–canónica)”, Anuario de Estudios Americanos, XI (Sevilla, 1954), pp. 107-166; Richard
Konetzke: “La Iglesia y el Estado”, en América Latina. II, La Epoca Colonial. México, Siglo XXI,
1972, pp. 205-224.
180 Alí Enrique López Bohórquez
297 Cayetano Bruno: op. cit., pp. 131-154 y Richard Konetzke: Ibid., pp. 209-210.
298 Diego de Encinas: Cedulario Indiano. Madrid, Cultura Hispánica, 1945, Tomo I, p. 83.
299 Una síntesis sobre estos aspectos en el citado trabajo de Cayetano Bruno, pp. 192-231.
300 Recopilación…, Libro II, Título XXXI, Ley 16.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 181
301 fray Cesáreo de Armellada: “La Real Audiencia de Caracas en sus relaciones con el obispado
(1787-1790)”, Boletín Histórico, 21 (Caracas, septiembre de 1969), pp. 377-384.
302 José Félix Blanco: Documentos para la historia de la vida pública del Libertador de Colombia y Venezuela. Caracas,
Presidencia de la República, 1983, Tomo II, pp. 23-24; Héctor García Chuecos: Estudios de Historia
Colonial Venezolana, Tomo I, pp. 73-78, 85-87, 191, 202-203, 206, 210-211, 214-215; II: 273-277, 283-293;
Mario Briceño Perozo: Las Causas de Infidencia. Madrid, Guadarrama, 1961, pp. 136-139; Manuel Pérez
Vila (Editor): Actas del Cabildo Eclesiástico de Caracas. Compendio Cronológico. Caracas, Academia Nacional
de la Historia, 1963, Tomo II, pp. 167, 171,173, 177,179, 201, 211,231, 241,267, 285, 289, 301, 358,
369, 378-382, 387-390, 418 y 420; Ildefonso Leal: “Barinas y el Proyecto de obispado en 1798”, en
Nuevas Crónicas de Historia de Venezuela, Tomo II, pp. 366-372; Ermila Troconis de Veracoechea: Las
Obras Pías en la Iglesia Colonial Venezolana. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1971, pp. 74,
151, 260-261; P. Buenaventura de Carrocera: Misión de los Capuchinos en los Llanos de Caracas. Documentos
(1750-1820). Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1972, Tomo III, pp. 357-358 y 375-377; y
Misión de los Capuchinos en Guayana, Documentos (1785-1819). Caracas, Academia Nacional de la Historia,
1979, Tomo III, pp. 166-173, 200-202, 234-235, 238-241 y 250-254.
182 Alí Enrique López Bohórquez
303 Nos eximimos de incluir aquí información al respecto, en tanto más adelante trataremos el
tema de las ordenanzas de la Real Audiencia de Caracas de 1805. En adelante citaremos como
“ordenanzas”.
304 Cayetano Bruno: op. cit., p. 222.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 183
Patronato real:
Censores regios:
311 Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial Venezolana, Tomo I, pp. 281-284.
186 Alí Enrique López Bohórquez
Obispos y obispados:
316 A.G.N. (Caracas). reales cédulas, 1787-1792, Tomo IV, fols. 219-224.
317 Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial Venezolana, Tomo I, pp. 76-78.
318 A.G.N. (Caracas). reales cédulas, 1787-1792, Tomo IV, fols. 240-251.
319 A.G.N.(Caracas). reales cédulas, 1792-1795, Tomo V, fols. 273-275.
320 A.G.N. (Caracas). reales cédulas, 1795-1797, Tomo VI, fols. 1-5.
188 Alí Enrique López Bohórquez
330 Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial Venezolana, I, pp. 214-215.
331 Ibid., p. 216.
332 A.G.N. (Caracas). Reales Provisiones, Tomo XXI, fols. 206-209.
333 Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial Venezolana, Tomo I, pp. 190-191.
334 A.G.N. (Caracas). Reales Provisiones, Tomo LXII, fols, 101-110.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 191
también debían resolverse otros problemas que tenía Barinas, por lo que
consideraban pertinente que transcurrieran cuarenta años, en cuyo tiempo
incrementaría su población y rentas339.
339 Esta información está recogida en Ildefonso Leal: “Barinas y el Proyecto de obispado en 1798”,
pp. 368-370.
340 Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial Venezolana. Tomo I, pp. 76-78.
341 A.G.N. (Caracas). Reales Provisiones, Tomo III, fol. 16: real provisión del 9 de enero de 1791 al provisor
y vicario general de la ciudad de Mérida, o a la persona que ejerciere aquella jurisdicción, para que en
el recurso de fuerza introducido por el presbítero don José Villasmil, cumpla lo que se le previene por
esta Real Audiencia.. Ibid., III, fol. 526: real provisión del 9 de diciembre de 1791 al provisor vicario
general de la ciudad de Mérida, para que remita a esta Real Audiencia los autos de inventario del
presbítero doctor José Osuna, según se le previene.
342 A.G.N. (Caracas). reales cédulas, 1803-1806, Tomo VIII, fols. 106-110.
343 A.G.N. (Caracas). Reales Provisiones, Tomo XXIII, fols. 250-251:real provisión del 1 de julio de 1803
al provisor y vicario general de la Provincia de Guayana para que cumpla lo que se le previene por
esta Real Audiencia en vista de los autos que se acompañan, obrados sobre la validación o nulidad del
matrimonio celebrado por Cayetano Esparza, natural de la Provincia de Guipuzcoa con Ana María
194 Alí Enrique López Bohórquez
Rodríguez Argumedo. Ibid., Tomo XXII, fol. 399: real provisión del 26 noviembre 1803 al provisor
y vicario general de Guayana, para que cumpla lo que se le previene por esta Real Audiencia en vista
del expediente obrado a su instancia, y el de esta diócesis, sobre que se declare por punto general para
donde deben otorgar las apelaciones, respecto a no haber Metropolitano. Ibid., Tomo XXIV, fol. 448:
real provisión del 10 de julio de 1804 al provisor y vicario general de Guayana, para que continúe en el
conocimiento de la causa promovida en su tribunal por Isabel Rojas, contra Fernando Guillén, vecino
de Barcelona, por cumplimiento de esponsales. Ibid., Tomo XXVI, fols, 479-480: real provisión del 2
de septiembre al discreto provisor de la Provincia de Guayana, para que continúe, según su estado, en
la causa que sigue Salvador Lejarazú a nombre de su legítima hija Antonia con Ambrosio Arce, sobre
esponsales. Ibid., Tomo XXVII, fols. 320-324: real provisión del 23 de mayo de 1806 por la cual se
ruega y encarga al Cabildo Eclesiástico y vicario General de la ciudad de Guayana, informen lo que
se les ofreciere y pareciere más oportuno sobre la separación de aquella misión de Franciscanos
Observantes, de la de Cumaná. Ibid., Tomo XXVIII, fol. 56-57: real provisión del 22 de julio de
1806 al discreto provisor sede vacante de la ciudad de Guayana, a la que se acompañan originales
los autos seguidos contra fray Manuel Marcos, por los excesos que se atribuyen en el pueblo de
San Miguel de la Provincia de Cumaná, para que oyendo a las partes les administre justicia. Ibid.,
Tomo XXVIII, fol. 39: real provisión del 23 de julio de 1806 al discreto provisor de la Provincia
de Guayana, para que informe a la Real Audiencia de la representación del colegio de propaganda
fide de la ciudad de Barcelona, relativa a que se suspendan los efectos de la Real Cédula de 8 de
julio de 1803, en que se previene la secularización de los pueblos de indios de aquella misión. Ibid.,
Tomo XXVIII, fols. 334-336: real provisión del 10 de noviembre de 1806 por la cual se declara
que el discreto provisor de la Provincia de Guayana, en no otorgar libremente la apelación que
interpuso el cura rector de aquella santa iglesia catedral, Domingo Díaz Tarife, en los autos que
sigue con los Canónigos sobre derechos parroquiales y otros incidentes, no hace fuerza. Ibid.,
XXIX, fols. 65-66: real provisión del 17 de febrero de 1807 al discreto provisor de la Provincia de
Guayana, para que a la mayor brevedad evacúe el informe que le está pedido sobre la instancia del
devoto padre guardián de propaganda Fide de la ciudad de Barcelona, a fin de que se restituyan a
los religiosos de su orden, los curatos de que se les ha despojado. Ibid., XXXI, fols. 47-48 y XXXII,
fols. 52-53: real provisión del 30 de marzo de 1808 al discreto provisor de la ciudad de Guayana,
para que remita a esta Real Audiencia la causa suplicatoria que el reverendo padre guardián del
convento de propaganda Fide de Barcelona, le dirigió a fin de que se concediese título de cura
interino del pueblo de Clarines, al religioso fray Josef Lloret.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 195
344 Los casos referidos en A.G.N. (Caracas). Reales Provisiones, Tomo III, fol. 130; Tomo III, fol. 158; y Tomo
V, fols. 699-700.
345 A.G.N. reales cédulas, 1792-1795, Tomo V, fols. 84-86 y fols. 87-91.
346 A.G.N. (Caracas). Reales Provisiones, Tomo XXX, fol. 391; y Tomo XXXI, fols. 76-80.
347 Ibid., Tomo XXIX, fol. 90.
196 Alí Enrique López Bohórquez
348 Ibid., Tomo IX, fols. 19-20: real provisión del 28 de junio de 1796 al vicario juez eclesiástico de la
ciudad de Maracaibo, para que en los autos que se acompañan en 35 folios, seguidos por Francisco
Vera para impedir a Juana Francisca Lozada y Noboa el matrimonio que pretende contraer con
José María Rodríguez, y que acceda al que tenía con él contratado, cumpla lo que se le ordena
por esta Audiencia. Ibid., Tomo XII, fols. 101-103: real provisión del 1 de octubre de 1798 al
vicario foráneo de Barinas, para que cumpla lo determinado por esta Real Audiencia en vista de
los autos seguidos por Cándido Contreras, contra Baltazar Maguregui, sobre estrecharle a que
lleve a efecto el matrimonio que trató con María de la Asunción Contreras. Ibid., Tomo XX, fols.
61-62: real provisión del 14 de agosto de 1801 al vicario eclesiástico del pueblo de Nutrias, para
que cumpla lo que se le previene por esta Real Audiencia en vista del Recurso de Fuerza hecho a
ella por María Ignacia Cuevas, contra las providencias que ha dictado en la causa que contra ella
sigue Manuel Antonio Huerta, por esponsales. Ibid., Tomo XXII, fols. 385-387: real provisión
del 20 de noviembre de 1802 dirigida al vicario eclesiástico de la ciudad de Maracaibo, para que
remita a este Real tribunal los autos que ha formado contra el presbítero Cristóbal Ortega, por
haber querido matrimoniar a Antonio Lino López, sin proceder las ritualidades ordinarias, en
conformidad de lo mandado.
349 A.G.N. (Caracas): Reales Provisiones, Tomo I, fols. 424-453: real provisión circular del 22 de diciembre
de 1788 al gobernador de la provincia de Maracaibo, para que cumpla y ejecute en su respectivo
departamento y distrito, cuanto se le previene en el auto inserto, sobre la intimación del real auxilio
de las fuerzas de los jueces eclesiásticos. Esta misma disposición fue enviada al comandante de
la provincia de barinas, tenientes y corregidores, inserta en los fols. 454 al 525, 547 y 550-552.
También están registradas allí el acuse de recibo de los mencionados funcionarios.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 197
el recurso intentado por José Ponce de León, en la causa que le han seguido
los religiosos dominicos de la Isla de Margarita, por insultos y difamaciones
que le imputan, irrogados a dicha orden350. Al gobernador de la provincia de
Cumaná se ordenó, el 13 de octubre de 1790, para que conociera el recurso
de fuerza interpuesto por el presbítero Patricio Quintero, por obligarle el
juez eclesiástico a servir el curato de San Diego, al que había renunciado351.
Una real provisión fue enviada al vicario juez eclesiástico de la ciudad de
Cumaná, el 26 de marzo de 1791, para que en los autos de fuerza seguidos
por María de la Merced Gordón contra Pedro Suárez, por demanda
matrimonial, cumpla lo que se le previene por la Real Audiencia352.
Conventos:
358 Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial Venezolana, Tomo II, 288-292.
359 Ibid.
360 A.G.N. (Caracas). Reales provisiones, Tomo III, fol. 134.
361 Ibid., Tomo XLVIII, fols. 273-274.
200 Alí Enrique López Bohórquez
Curas párrocos:
sobre la situación de las misiones del Alto Orinoco371. El 13 enero 1796, el padre
provincial del convento de San Jacinto, fray Vicente Acosta, presentó ante la Real
Audiencia las patentes despachadas por el padre general de la orden, autorizadas
por el Real y Supremo Consejo de Indias, con el fin de que se le otorgara el pase
regio correspondiente372. Por real provisión del 4 de marzo de 1796 se previno
al obispo de la diócesis de guayana y al prefecto de las misiones de Capuchinos
de la provincia de Cumaná para que actuaran en contra del misionero Serafín
de Calanda, por no cumplir ordenadamente sus funciones eclesiales373. En los
mismos términos se despachó otra provisión, el 1 de marzo de 1797, al prefecto
de misiones de capuchinos, para que conociera lo imputado en el expediente
formado a consecuencia de la queja dada por el teniente justicia mayor de la
Villa de San Fernando de Cachicamos, sobre el insulto que con gente armada
le hizo fray de Sorvilán, cura doctrinero de la misión de Altamira374. Personas
particulares también eran utilizadas por la Audiencia para que informaran sobre
determinados asuntos, como fue el caso de Francisco Javier Ortíz, vecino del
pueblo de Cubiro, a quien por real provisión del 11 de diciembre de 1807 se
le solicitó que con la mayor brevedad, cautela y secreto, procediera a recibir
justificación e informara sobre los hechos que los indios de aquel pueblo
imputaban a su cura doctrinero Pedro Vicente Campos375.
Por Real Cédula del 1 de septiembre de 1797 se notificó a la Real
Audiencia sobre el abono de sínodos a los misioneros capuchinos catalanes de
Guayana, para que ejecutasen lo pertinente en beneficio del mejor gobierno de
aquellas misiones376; otra disposición del 7 de septiembre de ese año informaba
sobre lo contenido en la anterior y otros aspectos relativos al gobierno de
aquella misión capuchina377. Por Real Cédula del 28 de septiembre de 1805,
correspondió a la Audiencia notificar sobre lo resuelto por la Corona en cuanto
a la remoción de los misioneros de los pueblos de su distrito, y se le pidió
371 Títulos de Venezuela en sus límites con Colombia. Caracas, Ministerio de Relaciones Exteriores, 1979,
Tomo III, pp. 135-136.
372 A.G.N. (Caracas). Reales provisiones, Tomo LIII, fols. 46-49.
373 Ibid., Tomo VIII, fols. 152-153.
374 Ibid., Tomo X, fols. 237-238.
375 Ibid., Tomo XXX, fols 351-355.
376 A.G.N. (Caracas). Reales cédulas, 1795-1797, Tomo VI, fols. 333-345.
377 P. Buenaventura de Carrocera. Misión de los Capuchinos en Guayana (1785-1819), Tomo III, pp. 166-
173.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 203
378 A.G.N. (Caracas). Reales cédulas, 1803-1806, Tomo VII, fols. 229-237.
379 A.G.N. (Caracas). Reales provisiones, Tomo LXI, 142-157.
380 Antonio Ybot León: La Iglesia y los Eclesiásticos Españoles en la Empresa de Indias. Barcelona (España),
Salvat Editores, 1961, pp. 312-313.
204 Alí Enrique López Bohórquez
Las Capellanías “eran fundaciones perpetuas por las que una persona
segregaba de su patrimonio ciertos bienes (en vida o por testamento) y
formaba con ellos un vínculo…destinado a la manutención o congrua
sustentación de un clérigo, que se obligaba por ello a celebrar un cierto
número de misas por el alma del fundador, o de su familia, o a cumplir
otras cargas litúrgicas…”388. La fundación y cobro de réditos de capellanías
también fueron objeto de atención por parte de la Real Audiencia, como
problema de derecho privado en cuanto a la relación de un particular con
la Iglesia y a la intervención de las justicias ordinarias en determinados
casos. Así, el 8 de octubre 1792 se mandó librar provisión a los alcaldes
ordinarios de la ciudad de San Sebastián de los Reyes, para que cumpliesen lo
determinado por la Real Audiencia, en el recurso hecho a ella por Francisco
Antonio Belisario, sobre compelerle a fundar una Capellanía de los bienes
del Dr. Manuel Belisario389. De igual manera, se hizo el 11 de octubre de
1797 para con el teniente justicia mayor del pueblo de El Sombrero, a fin
de que informara sobre los autos seguidos por Pedro Puncel contra Juan
José Santaella, sobre fundación de una Capellanía390. Al obispo de Guayana
Francisco Ibarra se le solicitó, el 6 de diciembre de 1798, notificara al
tribunal sobre el conocimiento de las demandas de principales réditos de
capellanías y obras pías391. En los autos seguidos por Rosalía Ochoa y José
Esteves por cobro de réditos de una Capellanía, la Real Audiencia remitió,
el 20 de noviembre de 1798, real provisión al teniente justicia mayor del
Obras pías:
Censos:
396 A.G.N. (Caracas). Reales cédulas, 1792-1795, Tomo XII, fols. 158-166.
397 Ibid., 1776-1804, Tomo XII, fols. 167-170.
398 Ibid., 1795-1791, Tomo VI, fols. 1-5.
399 Gloria Caldera de Osorio y Teresa Albornoz de López: Los censos en Mérida. Siglos XVII y XVIII.
Conceptualización, fuentes y propuestas metodológicas para su estudio. Mérida, Escuela de Historia/
Universidad de Los Andes, 2001, p. XXXII.
400 A.G.N. (Caracas). Reales Provisiones, Tomo II, fols. 19-20.
208 Alí Enrique López Bohórquez
que la liturgia y el culto divino gozaran de esplendor. Otra de sus tareas fue la de
mantener relación con otras instituciones de gobierno local y provincial, como
ocurrirá a partir del momento en que inicia sus actividades la Real Audiencia de
Caracas en 1787. Desde entonces, la situación de esta dependencia eclesiástica
varía considerablemente, pues ahora contaba con un tribunal que regularía su
actuación y la de diversos aspectos relativos a la actuación de la Iglesia. Las
primeras relaciones entre ambas instituciones se refieren a la regulación de las
normas que debían regir la participación de los ministros de la magistratura
en actos litúrgicos y su recibimiento en la iglesia catedral. El 10 de julio de
1787, el Cabildo Eclesiástico conoció de los oficios del presidente-gobernador
y de la Audiencia mediante los cuales se notificaba la fecha y la función de
gracias que debía realizarse con motivo del recibimiento del Real Sello. A tal
efecto, se acordó que dos prebendados recibieran y despidieran, a la puerta
de la Iglesia, a los magistrados del tribunal audiencial, que el sacristán mayor
practicara las ceremonias y funciones dispuestas con toda la pompa que el
hecho exigía. Aunque el Cabildo expuso por escrito objeciones a varios puntos
de los actos ordenados por aquellas autoridades, por no estar arreglados a lo
establecido en las leyes, estaba dispuesto a observarlos sin perjuicio alguno
de la importancia de los mismos411. Esas objeciones fueron consideradas
por las autoridades españolas y por Real Orden del 14 de marzo de 1788 se
instó al Cabildo Eclesiástico a que, a consecuencia de su recurso, se siguiera
lo referente a la entrada del sello real y a las “funciones de tabla” como se
practicaba en la Audiencia de Santo Domingo412.
En Acta del Cabildo Eclesiástico del 15 de marzo de 1788 se señala que
se había visto oficio del presidente de la Real Audiencia, Juan Guillelmi, que
ponía presente una ley sobre recibimiento en la Iglesia, como se practicaba
en otros distritos audienciales americanos413. Al parecer, durante los dos
primeros años de existencia del tribunal audiencial nada contrario ocurrió
al respecto. El primer gran problema entre ambas instituciones ocurrió
cuando se cambió el lugar de las sillas de los magistrados de la Audiencia y
la colocación de la del presidente-gobernador de espalda al coro y frente al
411 Actas del Cabildo Eclesiástico de Caracas. Compendio Cronológico (1771-1808). Caracas, Academia Nacional
de la Historia, 1963 (BANH. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 65), Libro 18, fol.
266 vto. (10 de julio de 1787), Tomo II, p. 160.
412 Ibid., Libro 18, fol. 403 (27 de junio de 1788), pp. 166-167.
413 Ibid., Libro 18, fol. 387 (15 de marzo de 1788), p. 165.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 211
altar para su asistencia a las reales exequias en honor del rey Carlos III. Esta
decisión del Cabildo Eclesiástico fue notificada al gobernador Guillelmi, con
expresión de graves fundamentos para que se dispusiese que su silla se enfilase,
con las demás, en la forma acostumbrada414. Si bien la Audiencia aceptó lo
dispuesto por el Cabildo Eclesiástico, llamó su atención en el hecho de que las
referidas sillas quedarían cerca del “túmulo”, advirtiendo que en lo sucesivo
se colocaran como se había acostumbrado, por lo que acordaba también el
correspondiente recurso ante el monarca415. Estas diferencias se resolvieron
satisfactoriamente, reconociendo el Cabildo Eclesiástico la jerarquía de la Real
Audiencia. El respeto que se mantenía hacia los ministros del alto tribunal
estaba reforzado por lo practicado en otros lugares de Hispanoamérica, la
existencia de disposiciones reales que exigían el mismo y el reconocimiento
de su autoridad en nombre del rey. El 16 de octubre de 1789, la corporación
eclesiástica conoció de un oficio del Ayuntamiento de Caracas en el que
solicitaba el uso del traje de ceremonia con capa y espada para asistir a las
funciones de “tabla” para la jura del rey Carlos IV y la aprobación del convite
preparado para tal fin. El Cabildo Eclesiástico resolvió no aceptar tal petición
instando a los cabildantes a que observaran la costumbre, inmemorial del
Ayuntamiento, en su asistencia al tablado de la ciudad416. Ante tal impasse
entre ambos cabildos, la Audiencia acordó la asistencia del Ayuntamiento
a la referida juramentación como lo solicitaba, sin oponerse al convite
programado, lo cual notificaba al Cabildo Eclesiástico para que cesara en sus
intentos de suspenderlo y condenarlo417.
Otro ejemplo de la imposición del tribunal de Audiencia lo representa
el acuerdo del Cabildo Eclesiástico, del 22 de marzo de 1791, en el que se
certifica que el acompañamiento de los prebendados en el recibimiento y
despedida de la iglesia de los magistrados debía realizarse según la costumbre
de Santa Fe, como lo había solicitado la Audiencia en testimonio enviado
a la institución eclesiástica418. De igual manera, la Audiencia solía exigir al
Cabildo Eclesiástico información sobre la realización de ciertas ceremonias
424 Ibid., Libro 21, fols. 2, 4-5 y 7 (14, 16 y 26 de marzo de 1800), pp. 287-289.
425 Ibid., pp. 300, 369, 378-379, 382, 386-390 y 418.
Capítulo IV
Legislación y corrupción en la Real Audiencia de Caracas
426 Diego de Encinas: Cedulario Indiano. Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1945. Reproducción
facsimilar de la edición única de 1596, Tomo II, p. 13. Otras disposiciones sobre las reales
provisiones de las audiencias: Tomo II, 8-9, 14, 36-37, 167, 291-300, 302, 333; y Tomo IV, 276.
216 Alí Enrique López Bohórquez
427 José Joaquín Real Díaz: Estudio Diplomático del Documento Indiano. Sevilla, Escuela de Estudios
Hispanoamericanos, 1970, p. 8.
428 Alfonso García Gallo: “La Ley como Fuente en el Siglo XVI”, Anuario de Historia del Derecho
Español, XXI (Madrid, 1951), pp. 607-730. (Separata, p. 88).
429 José Joaquín Real Díaz: op. cit., pp. 8-14.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 217
ya que estos tenían carácter judicial o procesal, debido a que el fallo final
correspondía al rey430.
La Real Audiencia de Caracas, salvo algunas excepciones, se ha
estudiado en cuanto a su estructura jurídico-institucional, enfoque derivado
del interés que algunos juristas han manifestado por escribir la historia de
ese tribunal colonial, resaltando su actividad en la administración de justicia
y dejándose de un lado la acción cumplida como agente político efectivo
de la dominación española en Venezuela. En la mayoría de los casos, se ha
incurrido en visión simplista y deficiente, que ha ocasionado presentación
distorsionada, fragmentada y reducida de la función del tribunal de Caracas.
Curiosa orientación, si se considera que el aspecto de justicia tampoco ha
sido investigado con rigurosidad. La interpretación sobre la relevancia
de su actuación judicial ha surgido, cuando no por simple especulación
imaginativa, narrativa, derivada de la legislación metropolitana para las
audiencias indianas, o de su actuación durante la guerra de independencia,
en cuanto a la actitud del regente José Francisco Heredia. Por otro lado,
en ese mismo aspecto judicial, se ha pretendido desconocer el grado de
corrupción por parte de algunos magistrados, demostrado por Joaquín
Mosquera y Figueroa en su visita, asunto sobre el cual nos referiremos
más adelante.
Como en todas las audiencias americanas, para mandar, disponer
y legislar en nombre del rey, la Real Audiencia de Caracas utilizó
fundamentalmente las reales provisiones. Aunque el tribunal caraqueño
pertenece a la era de los reyes borbones Carlos III, Carlos IV y Fernando
VII, las características de las reales provisiones, como documento jurídico y
diplomático, se corresponden con las antes descritas, propias de los siglos XVI
y XVII, con las variantes resultantes de los diferentes asuntos de que tratan
y la manera como los magistrados o los escribanos redactaron el texto. Está
evidenciado el hecho de que la Audiencia de Caracas no fue un tribunal que
cumplió totalmente con las leyes que ordenaban su funcionamiento y también
que confrontó serios problemas para su normal actuación durante la guerra
de independencia. Los ministros de la magistratura caraqueña, por ejemplo,
incumplieron la disposición de llevar al día algunos de los libros de registro
de sus actuaciones. Así, entre las acusaciones que hizo el visitador Joaquín
430 Alfonso García Gallo: “La Ley como Fuente…”, pp. 86-89.
218 Alí Enrique López Bohórquez
a) En lo judicial:
b) En lo político:
c) En lo ideológico:
d) En lo económico:
e) En lo social:
f) En lo eclesiástico:
g) En lo militar:
h) En lo educativo-cultural:
i) En otros asuntos:
432 Sobre este tipo de letra véase el exhaustivo estudio de Antonio González y Guillermo Durand:
Paleografía Práctica (Su aplicación en el estudio de los documentos históricos venezolanos). Caracas, Academia
Nacional de la Historia, 1992, pp. 41-42 y 225-240.
433 El índice de la sección reales provisiones comenzó a publicarse en el tomo IX, número 33 del
Boletín del Archivo General de la Nación (Caracas, marzo abril de 1929) hasta el tomo XXXIX,
número 156 (Caracas, abril-junio de 1952), que son reproducción de los cuatro tomos de índices
mecanografiados existentes en la sala de consulta de ese Archivo.
226 Alí Enrique López Bohórquez
434 A.G.I. Caracas, 167: Carta del regente Antonio López de Quintana (Caracas, 2 de diciembre
de 1787). Gisela Morazzani de Pérez Enciso: “Materiales para el estudio de una Ordenanza
del Siglo XIX”, Revista de la Facultad de Derecho de México, 101-102 (México, enero-junio
de 1976), p. 452.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 227
437 Gisela Morazzani: “Materiales para el estudio de una Ordenanza del Siglo XIX”, p. 453. A.G.I.
Caracas, 343: Carta de la Real Audiencia de Caracas (Caracas, 28 de enero de 1792).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 229
438 A.G.I. Caracas, 343: Informe del fiscal del Consejo de Indias sobre expediente de aranceles de
derechos de la Audiencia de Caracas (Madrid, 6 de febrero de 1792).
230 Alí Enrique López Bohórquez
439 A.G.I. Caracas, 343: Expediente formado de varias cartas y testimonios remitidos por la Audiencia de
Caracas sobre la aprobación de los aranceles que formó para sus subalternos y los jueces ordinarios
y demás curiales de aquella provincia. (Madrid, 9 de abril de 1796). Véase también Gisela Morazzani:
op. cit., pp. 454-455.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 231
440 “Ordenanzas de la Real Audiencia y Chancillería Real que reside en la ciudad de Santiago de León
de Caracas, capital de la Provincia de Venezuela, formadas por el mismo tribunal en virtud de
lo mandado por su majestad, año de 1805”, Boletín del Archivo General de la Nación, 226 (Caracas,
enero-junio de 1974), pp. 27-145.
441 “Ordenanzas de la Audiencia de Caracas (1805)”, en José Sánchez-Arcilla Bernal: Las ordenanzas
de las audiencias de Indias (1511-1821). Madrid, Editorial Dykinson, 1992, pp. 413-489.
442 Gisela Morazzani de Pérez Enciso: “Materiales para el estudio de una Ordenanza del siglo XX”,
pp. 447-464.
443 Tomás Polanco Alcántara: “La Real Audiencia de Caracas y la Capitanía General de Venezuela
durante los años caraqueños de Andrés Bello”, en Bello y Caracas. Primer Congreso Bolivariano del
Bicentenario. Caracas, Fundación La Casa de Bello, 1979, pp. 71-90.
232 Alí Enrique López Bohórquez
444 Alí Enrique López Bohórquez: La Real Audiencia de Caracas. Su Origen y Organización (1786-1805).
Mérida, Escuela de Historia/Universidad de Los Andes, 1976, pp. 55-83.
445 A.G.I. Caracas, 165: ordenanzas de la Audiencia y Chancillería Real de Caracas formadas por el
mismo tribunal (Caracas, 2 de noviembre de 1805).
446 Ibid., y A.G.N. (Caracas). Reales provisones, tomo LXII, fols. 176-179.
447 Gisela Morazzani: “Materiales para el estudio de una Ordenanza del siglo XX”, p. 451.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 233
450 A.G.I. Caracas, 171: Representación Nº 21, sobre los cargos y las contestaciones de D. Antonio
López Quintana para el Excmo. Sr. Secretario de Estado del Despacho Universal de Gracia y
Justicia (Caracas, 20 de agosto de 1807).
451 Gisela Morazzani: “Materiales para el estudio de una Ordenanza del siglo XX”, p. 460.
452 Ibid.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 235
Títulos Nº ordenanzas
1º De la Audiencia y Chancillería Real 95
2º Del Presidente 9
3º Del Regente de la Audiencia 7
4º De los Fiscales 13
5º Del Alguacil Mayor 18
6º Del Canciller 6
7º De los Relatores 24
8º Del Escribano de Cámara 43
9º De los Abogados 25
10º Del Receptor de penas de Cámara 15
11º Del Tasador y Repartidor 2
12º De los Receptores ordinarios 10
13º De los Procuradores 10
14º Del Juzgado de bienes de difuntos 18
15º Del Juzgado de Provincia de los Oidores 4
453 Alí Enrique López Bohórquez: Los ministros de la Real Audiencia de Caracas…, pp. 94-
95.
454 Gisela Morazzani señala que son 359 ordenanzas, y pensamos que posiblemente incluye lo
referido a los términos de las mismas. Nuestra copia del A.G.I. Caracas, 165, comprende
357, coinciden con la edición de José Sánchez-Arcilla Bernal; mientras que las publicadas en
el Boletín del Archivo General de la Nación incluyen 356. Esta disparidad probablemente se
debe a copias de los escribanos o a una inexacta trascripción de alguna de las ordenanzas.
236 Alí Enrique López Bohórquez
a) Presidente
455 Véase la descripción que la historiadora hace a cada una de las fuentes jurídicas con relación a
las respectivas ordenanzas en “Materiales para el estudio de una Ordenanza del siglo XX”, pp.
458-459.
456 A.G.I. Caracas, 165: ordenanzas de 1805 para la Audiencia de Caracas. Tít. 1, Ord. 8 (En adelante
ordenanzas).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 237
457 Ordenanzas, Tít. 1, Ords. 2, 9-11, 41; Tít. 2, Ords. 4-5, 9; Recopilación, Lib. II, Tít. XVI, Leyes 4 y 5.
238 Alí Enrique López Bohórquez
b) Regente y oidores
458 Ordenanzas, Tít. 1, Ords. 20, 41 y 57; Tít. 2, Ords. 1, 7-8; Recopilación, Lib. II, Tít. XVI, Leyes 7, 9, 14, 16;
José María Ots Capdequí: El Estado español en las Indias. México, Fondo de Cultura Económica, 1965,
pp. 47-48.
459 Véase Tabla 2.
460 A.G.I. Caracas, 299: Real título de oidor de José Bernardo de Asteguieta, del 13 de diciembre de
1788.
461 ordenanzas, Tít. 1, Ord. 83; Recopilación, Lib. II, Tít. XVI, Ley 27.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 239
… los tres o dos que quedaren de ellos la vean y determinen y (…) se nombre
al fiscal de lo civil y criminal sino hubiera sido parte en la causa y por su falta
y habiéndolo sido, el de Real Hacienda y si dos fueren recusados, conozcan de
ello los demás (…) pero si en la Audiencia no quedaren más de dos jueces,
tampoco se puedan recusar ambos juntamente, sino solamente el uno, de manera
que siempre haya de quedar y quede un juez de la Audiencia no recusado para
que con el fiscal conozcan de la recusación del otro, u otros jueces en la forma
que va dicha.
c) Fiscales
470 Ibid., Tít. 4, Ords. 1-2, 6, 9-10, 12; Recopilación, Lib. II, Tít. XVIII, Leyes 23 y 29.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 243
d) Alguacil mayor
471 ordenanzas, Ords. 2-5, 11, 12-13; y Tít. 1, Ords 4-6, 43, 65; Recopilación, Lib. II Tít. XVIII, Leyes
4-5 y 43.
472 Ordenanzas, Tít. 5, Ords. 1, 3, 5-6 y 9.
244 Alí Enrique López Bohórquez
e) Canciller
f) Escribano de cámara
473 Ordenanzas, Tít. 5, Ords. 8-12, 14, 16-17; Recopilación, Lib. II, Tít. XX, Leyes 27-29, y Francisco
Depons: op. cit., Tomo II, p. 188.
474 Ordenanzas, Tít. 6, Ords. 1-6; Recopilación, Lib. II, Tít. XXI, Leyes 1 y 5.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 245
condenaciones asignadas por el tribunal, las cuales eran publicadas todos los
sábados. Le correspondía examinar los testigos en el lugar donde estuviera
la Audiencia sin recibir salario alguno, sólo los derechos establecidos en los
aranceles; y en caso de ocurrir fuera del lugar del tribunal, se nombraba un
escribano especial, previa comisión señalada por los oidores475.
El escribano debía recibir a los testigos de los pobres con toda diligencia
y cuidado posibles; y tanto a estos, como a cualquier otro, hacía preguntas
generales como si fueran examinados en juicio plenario. Llevaba los registros
encuadernados y recibía por inventario todos los papeles tocantes al derecho
real y las resoluciones antiguas y modernas que debían estar en su poder,
cuando entraba a servir su oficio. El escribano presentaba a la Audiencia las
causas, asuntos y negocios retardados; asentaba directamente el despacho de
los procesos, de los cuales, a fin de año, daba cuenta al Supremo Consejo de
Indias, tanto de los determinados como de los pendientes. Colocaba al final de
las sentencias los nombres de los jueces que las habían pronunciado. Cuando
los notarios eclesiásticos hacían relación en la Audiencia de algunos pleitos,
estos quedaban en poder del escribano, quien los devolvía a aquellos una vez
resueltos. Por los negocios eclesiásticos que venían del tribunal por vía de fuerza,
el escribano no llevaba derechos tratándose de la defensa de la jurisdicción del
“patronazgo”. Cobraba los honorarios que le pertenecían conforme al arancel
establecido, que indicaba en el reverso de las provisiones, mandamientos, cartas
y otros despachos expedidos por los ministros del juzgado. Recibía derechos
en los pleitos fiscales que se seguían en la Real Audiencia, mas no en los casos
de segunda instancia, ni de los litigios de pobres476.
g) Relator
475 A.G.I. Caracas, 165: Real Cédula del 8 de diciembre de 1786; ordenanzas, Tít. 1, Ords. 39 y 69; Tít. 8,
Ords. 4-5, 8-9, 13, 15, 18-20; recopilación, Lib. II, Tít. XXIII, Ley 1.
476 Ordenanzas, Tít. 8, Ords. 10, 12, 21-26, 29-30, 32-34, 38-39 y 41.
246 Alí Enrique López Bohórquez
h) Abogados
477 A.G.I. Caracas, 165: Real Cédula del 8 de diciembre de 1786; Ordenanzas, Tít. 7, Ords. 4-5, 10-12,
14 y 17-19.
478 A.G.I. Caracas, 165: Real Cédula del 8 de diciembre de 1786; Ordenanzas, Tít. 9, Ords. 1-3, 6-8 y
21.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 247
i) Procuradores
j) Tasador y repartidor
479 Tít. 9, Ords. 10, 17-18-20; Recopilación, Lib. II, Tít. XXIV, Ley 25.
480 A.G.I. Caracas, 165: Real Cédula del 8 de diciembre de 1786; ordenanzas, Tít. 13, Ords. 1-2, 5-6 y
9; recopilación, Lib. II, Tít. XXVIII, Leyes 6 y 7.
248 Alí Enrique López Bohórquez
k) Receptores ordinarios
481 Ordenanzas, Tít. 13, Ords. 1-2, 5-6 y 9.Tít. 11, Ords. 1-2; recopilación, Lib. II, Tít XXVI, Leyes 1-2
y 4.
482 Ordenanzas, Tít. 12, Ords. 1-2, 4-7 y 10; recopilación, Lib. II, Tít. XVIII, Ley 1.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 249
m) Personal subalterno
483 Ordenanzas, Tít. 13, Ords. 1-2, 5-6 y 9.Tít. 10, Ords. 1-10 y 13-15; recopilación, Lib. II, Tít. XXV,
Leyes 1, 3-4.
484 A.G.I. Caracas, 165: Real Cédula del 8 de diciembre de 1786; ordenanzas, Tít. 16, Ords. 2-10, 13-14;
Tít. 1, Ord. 94; Tít. 21, Ords. 2-7.
250 Alí Enrique López Bohórquez
485 Utilizamos los planteamientos expuestos en nuestro estudio Los ministros de la Audiencia de Caracas…,
pp. 27-28.
486 Al respecto véase Miguel Artola: “Campillo y las Reformas de Carlos III”, Revista de Indias, XII:
50 (Madrid, 1952), pp. 685-714.
487 Síntesis de las reformas en Luis Navarro García: Hispanoamérica en el siglo XVIII. Sevilla, 1975
y Eleazar Córdova Bello: Las Reformas del Despotismo Ilustrado en América. Caracas, Universidad
Católica Andrés Bello, 1975.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 251
488 David A. Brading: Miners & Merchants in Bourbon Mexico 1763-1810. Cambridge, Cambridge
University Press, 1971, p. 53.
489 Horacio López Guédez: La Formación Histórica del Derecho Indiano 1492-1808. Mérida (Venezuela),
Universidad de Los Andes, 1976, pp. 44-45.
252 Alí Enrique López Bohórquez
propio Libro y todas las que a lo largo de este código se refieren directamente
a las audiencias, como las que figuran en el Libro I, título XIV, Ley 67; Lib.
II, tít. I, leyes y 25 y tít. XXIII, ley 61; Lib. VIII, tít. I, ley 87; tít. XVII, ley 5;
tít. XVIII, ley 9; y Lib. IX, tít. 3, ley 3, más todas las relativas a gobernadores,
virreyes, oidores, alcaldes del crimen, fiscales, presidentes, visitadores, abogados,
apelaciones, arancel, residencias, penas, real acuerdo, relatores, secretarios,
rondas, sello real, segunda suplicación, recursos de fuerza, descubrimientos,
tasadores y repartidores, testamentos, varas, casos de corte, competencia,
escribanos,…que no están recogidas en el citado libro y título490.
En razón de no contar la Real Audiencia de Caracas con las ordenanzas de
Santo Domingo para formar las suyas, y debido a que no fue hasta 1805 cuando
tuvo las propias, el tribunal caraqueño debió utilizar la legislación austriaca para
regirse e instruir disposiciones. Así, como ha señalado Gisela Morazzani, el 75
por ciento de las ordenanzas de 1805 proceden de la Recopilación de 1680.
De manera que, aunque la Real Audiencia de Caracas surgió en el contexto de
las reformas borbónicas para Venezuela, se aplicaron las disposiciones para la
selección del personal y éste respondió a las exigencias de la nueva burocracia
profesional impuestas por el ministro José de Gálvez491, su funcionamiento
dependió de un orden legislativo que databa de muchos años atrás. Un
conjunto de preceptos vinculados con una conducta socio-política-ideológica
que supuestamente debía entrar en contradicción con la concepción francesa
instaurada por el régimen borbónico, pero que, por el contrario, éste supo utilizar
para garantizar la continuidad de la soberanía española en América.
490 Javier Malagón Barceló: “Las Reales audiencias y Chancillerías. Apuntes para el examen de las
leyes en la Recopilación de Indias”, Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 275 (Caracas,
julio-septiembre de 1986), pp. 677-693.
491 Véase al respecto nuestro estudio Los ministros de la Real Audiencia de Caracas…, pp. 83-109.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 253
492 Guillermo Lohman Villena: Los ministros de la Audiencia de Lima en el reinado de los Borbones (1700-
1821). Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1974, pp. XXI-XXII.
493 Véanse éstas leyes en la Recopilación…, Libro II, Título XVI.
494 Juan de Solórzano Pereira: op. cit., Tomo IV, pp. 67-68 y 71-72.
495 Antes de venir a Caracas estaban casados Francisco Ignacio Cortines, Antonio López Quintana,
Joaquín Mosquera, José Patricio de Rivera, José Bernardo de Asteguieta, y José Gutiérrez; este
último se trasladó a Caracas con su familia, y Juan Nepomuceno de Pedrosa se casó por poder
con una residente en España.
496 En el primer año de sus gestiones el salario del regente fue de 5.000 pesos, los oidores y el fiscal recibían
3.300. A partir de la reforma de 1788 el salario del regente quedó reducido a 4.300 permaneciendo igual al de
los otros ministros (Véase Tabla 2).
254 Alí Enrique López Bohórquez
fue muy flexible al permitir que ocho de los magistrados duraran entre siete
y veinte años en sus respectivas plazas497, lo cual propició el desarrollo de las
prohibidas relaciones sociales o de enemistades derivadas de alguna decisión
judicial contra ciertos intereses particulares. La mayoría de las acusaciones
se dieron contra la institución en general y fueron escasas las referidas a
corrupción y arbitrariedad de los ministros. Las denuncias sobre estos aspectos
pueden clasificarse de la siguiente manera: 1) las derivadas de conflictos
jurisdiccionales con el presidente-gobernador, 2) las surgidas por decisiones
contrarias a la opinión del Ayuntamiento de Caracas y 3) las resultantes de
las investigaciones de la visita de Joaquín Mosquera y Figueroa.
Los problemas de cohecho, parcialidad y corrupción quedarían mejor
evidenciados en la visita que, entre 1804 y 1809, realizara Joaquín Mosquera
y Figueroa a la Real Audiencia de Caracas498. Las denuncias de desorden,
venta de la justicia, violación de leyes, conflictos internos y usurpación
jurisdiccional hecha por el gobernador Pedro Carbonell, el Ayuntamiento y
el Real Consulado de Caracas determinaron el inicio de averiguaciones sobre
la conducta de los ministros. El 10 de agosto de 1802 el ministro de Gracia
y Justicia Manuel Antonio caballero solicitó al gobernador Manuel Guevara
Vasconcelos información sobre las circunstancias, edad, capacidad, rectitud
de los magistrados y estado de los pleitos pendientes en el tribunal. El 1 de
diciembre el gobernador rindió un deficiente informe499; por ello, nuevamente
se exigió a Guevara en 1803 que notificara acerca del proceder de los ministros
en cuanto a la administración de justicia, a lo cual respondió el 10 de noviembre
de 1804 considerando que –entre muchas cosas– la actuación de la Audiencia
era correcta y que las representaciones en su contra no tenían fundamento500.
504 Ibid.
505 A.G.I. Caracas, 171 (Caracas, 20 de mayo de 1807).
506 Teresa Albornoz de López: op. cit., pp. 42-44. Reproducimos en el Cuadro 6 el resumen hecho
por la autora de las relaciones de corrupción detectadas por el visitador.
Cuadro 6
Relación de información obtenida por el Visitador Joaquín Mosquera y Figueroa sobre la corrupción en la aplicación de la justicia
Nombre de la fuente Monto y Persona Resultado
Nombre de la Motivos del ministros
que proporcionó la tipo Intermediario que otorgó de la
Causa Caso Implicados
información de la dádiva la dádiva sentencia
Relator de la Real
Jesús Durán Audiencia, Domingo 100 pesos de José Melo José Bernardo de Domingo Favorable a
contra Félix Insultos Gil , Domingo plata Navarrete Asteguieta Alvarado Alvarado
Alvarado Alvarado, así como del
padre del procesado
Guillermo Multa de 3.000 Guillermo Alzuru,
de Alzuru Domingo Alzuru, 1.000 pesos Fernando José Bernardo Marcos
pesos por de plata, 6 Sin Registrar
contra Florencio Marcos Alzuru , Asteguieta Alzuru
abigeato onzas de oro Martines
Gómez Fernando Martínes.
Desfavorable
Joaquín y Felipe Paúl
Despojo de una José B. Asteguiera, a los Padrón.
Melchor Padrón el agente de los
haciendo de 1.000 pesos Diego Navarro Felipe Martínez y Sin registrar No hicieron
contra F. C. hermanos Padrón
caña Miguel Aurioles efectiva la
Padrón Juan J. Diepa dádiva
Cancio
10 fanegas
Arcediano de División de her- Domingo Alvarado y José B. Asteguiera y Tovar Favorable a
de cacao, Andrés Ibarra
Francisco Tovar encia y bienes Ramón Maucó Miguel Aurioles Tomás Sanabria
1.000pesos Sanabria
Andrés Gil José Bernardo de
Ignacio Hernández Antonio Antonio Favorable a
contra Antonio Sin registrar 2.000 pesos Asteguieta
Relator Llanos Salamanca Salamanca Salamanca
de Salamanca
Familia Duranes Jose Bernardo de
José María
y el Cabildo de Caridad social Ramón Maucó 1.000 pesos Asteguieta y Miguel Flia. Durán Sin registrar
Arteaga
Barquisimeto Aurioles
N. Guillonet Manuel
contra el Tte. Procurador Remigio Manuel Díaz José Bernardo de
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela
Fuente: Teresa de Albornoz de López: Una visita a la Real Audiencia de Caracas entre 1804 y 1809, pp.35-36.
258 Alí Enrique López Bohórquez
508 Juan Regla Campistol y otros: Introducción a la Historia de España. Barcelona, Editorial Teide, 1977, pp.
495-498.
509 Sobre estos y otros hechos véase George Lefebvre: La Revolución francesa y el Imperio (1787-1815).
México, Fondo de Cultura Económica, 1973, pp. 76-207.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 263
510 En relación con un pensamiento ilustrado en España, véase Jean Sarraihl: La España Ilustrada de
la segunda mitad del siglo XVIII. México, Fondo de Cultura Económica, 1974, particularmente pp.
155-211.
264 Alí Enrique López Bohórquez
511 Ildefonso Leal: Libros y Bibliotecas en Venezuela Colonial. 1633-1767. Caracas, Academia Nacional de
la Historia, 1978 (BANH. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 132), pp. XLII-XLIII.
La introducción de este trabajo fue publicada en Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1979.
El autor, destacado historiador de la cultura venezolana, presenta en dos volúmenes un catálogo
de las bibliotecas coloniales públicas y privadas más importantes de Caracas y otras ciudades
entre 1633 y 1767, indicando los propietarios y sus contenidos. Sobre este tema, véase también
su discurso de incorporación a la Academia Nacional de la Historia: “La Cultura Venezolana en
el Siglo XVIII”, en Discurso de Incorporación 1967-1973. Caracas, Academia Nacional de la Historia,
1980, Tomo V, pp. 169-200; además de diversos artículos sobre bibliotecas y cultura colonial
recogidos en Nuevas Crónicas de Historia de Venezuela. Caracas, Academia Nacional de la Historia,
1978 (BANH. Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela, 37-38).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 265
512 Sobre sus obras véase el citado estudio de Leal: Libros y Bibliotecas en Venezuela Colonial.1633-
1767.
513 Ibid., pp. LXXXI-LXXXII. Agrega el autor que uno de los medios de penetración será la Compañía
Guipuzcoana, en las naves que “zarpan del puerto de Cádiz, vienen para Venezuela abultados
cargamentos de libros. Tales libros eran remitidos por algunos agentes comerciales radicados
en Sevilla o Cádiz, o por particulares, o por funcionarios designados por la Corona para ocupar
cargos en la administración de las provincias venezolanas, o por los misioneros que venían a
desarrollar su labor evangelizadora”. Véase también los planteamientos que hace Ramón Basterra,
en relación con la vinculación de las élites venezolanas con el planteamiento ilustrado europeo,
y de éste con la independencia, a través de la Compañía de Caracas, en Los navíos de la ilustración.
Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1954, pp. 32-34, 195-214 y 271.
266 Alí Enrique López Bohórquez
una ascendencia eclesiástica- que, como dice Elías Pino Iturrieta, “señala
la traza de una primera perturbación extensa e importante de la privanza
del antiguo sistema y el avance progresivo y trascendente del ideario de
la modernidad”514; vale decir, la formación de una conciencia del criollo
frente a lo español en cuanto a la dominación, que ha de forjar años
más tarde la ideología de la emancipación, liderizada en 1810 por la rica
aristocracia criolla e intelectuales que encontraron un espacio político
para expresar el ideario europeo, ajustado –hasta donde fue posible– a la
realidad venezolana.
Pero no sólo fueron los libros el medio de difusión del pensamiento
europeo en Venezuela. Estos, por lo general, cargados de teorías, estuvieron
acompañados a finales del siglo XVIII por papeles sediciosos que
pretendían incitar a la independencia, particularmente los que contenían
las ideas revolucionarias francesas, provenientes de las islas antillanas.
Su penetración, por supuesto prohibida, encontró mayor receptividad
en quienes se comprometieron más tempranamente en insurrecciones
(José Leonardo Chirino) o en verdaderos intentos separatistas (José María
España y Manuel Gual). Aquellas ideas también fueron conocidas por los
mantuanos, quienes se aliaron circunstancialmente con las autoridades
coloniales para combatirlas y evitar que sus contenidos estimularan a los
sectores sociales sometidos, aunque más tarde también recurrieron a ellas
para plantear la ruptura definitiva con el orden colonial.
A partir de la Revolución francesa fue más sistemática la persecución
de papeles que planteaban ideas contrarias a los principios políticos y
religiosos de la monarquía hispánica. En el caso de los libros, tal actitud se
restringió a aquellos que el propio Estado español y la Inquisición habían
prohibido515, sólo comprometiendo a sus propietarios en casos de denuncias
por su situación dudosa o de juicios por atentar contra la estructura y razón
del orden monárquico, de lo cual son ejemplo Francisco Isnardi y José María
España. Las autoridades coloniales encontraron más peligrosos los papeles
sediciosos que los propios libros de donde surgieron los planteamientos
fundamentales de aquellos. Los libros contaron con un público, por lo
514 Elías Pino Iturrieta: La Mentalidad Venezolana de la Emancipación (1810-1812). Caracas, Universidad
Central de Venezuela, 1971, p. 27.
515 Sobre los libros dedicados al Nuevo Mundo que no podían circular en América, remitimos a
Ildefonso Leal: Libros y Bibliotecas…, pp. XXXII-XLII.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 267
general selecto y limitado; mientras que los papeles tuvieron una audiencia
más amplia y popular. Por ello, la censura y persecución se acentuó contra
este medio de difusión del pensamiento revolucionario.
516 A.G.N. (Caracas), Gobernación y Capitanía General, Tomo XXIX, fol. 198: Comunicación de don
José de Navarrete para el gobernador y capitán general Manuel González, acusando de la suya.
Coro, 9 de abril de 1784. Citado también por William J. Callahan: “La Propaganda, la Sedición y
la Revolución francesa en la Capitanía General de Venezuela, 1789-1796”, en Boletín Histórico, 14
(Caracas, mayo de 1967), pp. 177-205.
517 A.G.N. (Caracas), Intendencia de Ejército y Real Hacienda, Tomo XXV, fol. 14: Carta de Juan Domingo
Antía y Lardizabal al gobernador Juan de Guillelmi. 15 de enero de 1787.
268 Alí Enrique López Bohórquez
518 A.G.N. (Caracas), Reales Ordenes, Tomo X, fols. 140-143: Del ministro de Gracia y Justicia Antonio
Porlier al gobernador Juan de Guillelmi. (Madrid, 24 de septiembre de 1789).
519 Ibid.
520 A.G.N. (Caracas), Gobernación y Capitanía General, Tomo XLIII, fols. 96-97: Informe del gobernador
de la Provincia de Venezuela al ministro de Gracia y Justicia Antonio Porlier. Caracas, 22 de
diciembre de 1792.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 269
provincia varias personas extranjeras que han venido con diferentes motivos,
que en las actuales circunstancias pueden muy bien ser pretexto” 521.
La posibilidad cierta de que el Manifiesto de la Asamblea de
París estuviera circulando en América determinó que las autoridades
metropolitanas solicitaran nuevamente a las coloniales que tomaran todas
las precauciones para detener la introducción y lectura del Manifiesto. En el
oficio del ministro Antonio Valdés al gobernador Pedro Carbonell, del 23
de diciembre de 1793, se aprecia el interés por descubrirlo: “Un asunto de
tanta gravedad exige que Ud. procure por cuantos medios fueren posibles
averiguar los conductos por donde puedan introducirse esos papeles tan
sediciosos y abominables que, además de perturbar la pública tranquilidad,
son diametralmente opuestos a nuestra sagrada religión, fidelidad a nuestro
Augusto Soberano, dignísimo objeto de todos los que tenemos la dicha de
ser sus vasallos, y a las buenas costumbres que en todos los tiempos han
caracterizado a la nación española” 522. Mayor suerte que Guillelmi tendría
Carbonell, pues sus diligencias concluyeron en la ubicación de un ejemplar, a
través de un empleado de la Secretaría de la Gobernación, José Luis Aleado.
El papel sedicioso en cuestión, titulado Extracto del Manifiesto que la Convención
Nacional de París hace a todas las naciones, había sido traducido de una copia
en francés por Juan Javier Arrambide en complicidad con Tomás Cardozo,
boticario de La Guaira; el primero más tarde implicado en la conspiración
de Gual y España. El gobernador actuó con precaución, manteniendo a los
indiciados bajo estricta vigilancia. Ello con la finalidad de que la población
no se enterara de la circulación de propaganda revolucionaria. Las medidas
adoptadas por Carbonell fueron comunicadas al Secretario de Estado del
Despacho Universal de Indias, Duque de Alcudia, el 31 de agosto de 1794,
a quien solicitó, además, la resolución del rey en el caso de Cardozo y
Arrambide. La actuación del gobernador fue aprobada por Carlos IV, según
se informó a Carbonell, por oficio del 17 de noviembre de ese año523.
521 A.G.N. (Caracas), Reales Ordenes, Tomo X, fol. 198-199: Real Orden mediante la cual se aprueban
las diligencias practicadas en esa Provincia para impedir la introducción de papeles sediciosos
por individuos de la Asamblea Nacional, y se dan otras órdenes acerca de la introducción de los
negros fugitivos de colonias extranjeras. (Aranjuez, 17 de mayo de 1790).
522 Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial Venezolana, Volumen I, p. 327.
523Ibid., pp. 329-330. A.G.N. (Caracas), Gobernación y Capitanía General, Tomo LII, fol. 94.
270 Alí Enrique López Bohórquez
524 A.G.N. (Caracas), Gobernación y Capitanía General, Tomo LIX, fol. 224: Copia de circular para varios
gobernadores, para que recojan varios papeles venidos de Santo Domingo contra el gobierno
español y sus principios (Caracas, 21 de agosto de 1796); fol. 235: Copia de comunicación del
gobernador Carbonell al Príncipe de la Paz, para remitir copia de un papel que repartió el agente
del Gobierno francés en la isla de Santo Domingo (Caracas, 23 de agosto de 1796); fols 237-249:
Copia de algunos papeles sediciosos, entre ellos las instrucciones que deben servir de regla al agente
interino del gobierno francés destinado a la parte española de Santo Domingo (Caracas, 23 de
agosto de 1796); fol. 270: Circular para varias personas del clero para que impidan la circulación
de papeles venidos de Santo Domingo (Caracas, 31 de agosto de 1796).
525 Ibid., fols. 240-244.
526 Ibid., Tomo LVIII, fol. 308; Tomo LIX, fols. 233-236; fol. 314: Minuta para el comandante de
Barinas del gobernador Carbonell, avisando recibo de las copias de la instrucción del agente
particular interino francés, recogidas en el pueblo de obispos (Caracas, 27 de septiembre de 1796);
fol. 334: Comunicación de Juan Valdéz de Garza al gobernador Carbonell informándole que
solicitara los dos papeles titulados “Encíclica del clero de Francia” e “Instrucción a los moradores
de la isla de Santo Domingo”. (Margarita, 1 de Octubre de 1796).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 271
530 A.G.N. (Caracas), Gobernación y Capitanía General, Tomo XLVII, fol. 68: Orden del gobernador
Juan de Guillelmi a los Tenientes de Coro, Paraguaná, San Luis, Casigua, Río del Tocuyo (Caracas,
17 de marzo de 1792).
531 Ibid., Tomo XLIII, fol. 96: Carta del gobernador Guillelmi al ministro de Gracia y Justicia Antonio
Porlier (Caracas, 22 de diciembre de 1790).
532 Ibid., Tomo XLVII, fol. 50: Orden del gobernador Juan de Guillelmi al teniente justicia mayor de
El Tocuyo (Caracas, 7 de marzo de 1792). William J. Callahan: op. cit., p. 180.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 273
533 A.G.N. (Caracas), Reales Provisiones, Tomo VI, fols. 351-355: real provisión al alcalde Ordinario de
Segunda Elección de la ciudad de Guanare, para que en los autos seguidos contra don Victorio
Droin, por las palabras injuriosas que se dice vertió contra las personas reales de Francia, cumpla
lo que se le previene conforme a lo mandado (Caracas, 12 de junio de 1794).
534 A.G.N. (Caracas), Gobernación y Capitanía General, Tomo LII, fols. 30-33: Carta del gobernador
Carbonell al sargento mayor Francisco de Albuquerque (Caracas, 3 de noviembre de 1794).
535 Ibid., Tomo XLIX, fol. 213: Al gobernador de Cumaná ordenándole la salida de esa provincia de
don Antonio Artemán (Caracas, 9 de septiembre de 1793).
274 Alí Enrique López Bohórquez
536 Ibid., Tomo XLVII, fol. 107: Orden del gobernador Juan de Guillelmi al teniente justicia mayor
de San Carlos (Caracas, 19 de abril de 1792); fol. 117: Carta del gobernador al Conde de Aranda
(Caracas, 24 de abril de 1792); fols. 108 y 135: Comunicación del gobernador al Comandante de
Puerto Cabello (Caracas, 19 de abril de 1792).
537 Ibid., Tomo LIII, fol. 323: Carta del gobernador Carbonell al Secretario del Despacho Universal
del Estado (Caracas, 13 de enero de 1795).
538 Algunos documentos del expediente de Juan Bautista Olivares se publicaron en “Propaganda
revolucionaria en los últimos años de la colonia”, Boletín de la Academia Nacional de la Historia,
232 (Caracas, octubre-diciembre de 1975), pp. 797-803. Las referencias que hacemos se toman
de estos documentos y de otros que citamos debidamente. Para ampliar conocimientos sobre el
caso de Olivares véase el ilustrativo y detallado trabajo, antes citado, de J. William Callahan, pp.
197-200.
539 A.G.N. (Caracas) Gobernación y Capitanía General, Tomo LIV, fol. 120: Nota del gobernador al
comandante de La Guaira para el embarco de Olivares. (Caracas, 14 de febrero de 1795).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 275
540 Ibid., Tomo LIX, fols. 233-234: Carta del gobernador al Príncipe de la Paz comunicando haber
recibido la orden de libertad de Juan Bautista Olivares (Caracas, 23 de agosto de 1796). Incluida
también en “Propaganda revolucionaria…”, pp. 797-798.
541 Citado por J. William Callahan: op. cit., p. 198.
542 Ibid., pp. 198-199.
543 El acta de la Junta de guerra de 1795 fue publicada bajo el título de “Las Autoridades Coloniales
Venezolanas ante la Propaganda Revolucionaria en 1795”, Boletín del Archivo Nacional, 126. (Caracas,
enero-febrero de 1945), pp. 67-72.
276 Alí Enrique López Bohórquez
548 Para ampliar sobre estos aspectos véase William Callahan: op. cit., pp. 188-196 y 200-202, y Ángel
Sanz Tapia: Los Militares Emigrados y los Prisioneros franceses en Venezuela durante la Guerra contra la
Revolución. Caracas, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1977, pp. 53-66, 90-254.
549 William Callahan: op. cit., p. 194.
550 Ibid., pp. 200-201.
278 Alí Enrique López Bohórquez
551 A.G.N. (Caracas), Reales Provisiones, Tomo L, fols. 192-198: La Real Audiencia dispone constituir
una junta entre las personas de mayor dignidad, integridad y celo, al servicio de su majestad, con
motivo del arribo a La Guaira y Caracas de los franceses prisioneros y emigrados, para evitar las
turbulencias que puedan tener efecto en las provincias de su distrito, lo que hace saber al señor
gobernador y capitán general (Caracas, 30 de noviembre de 1793).
552 A.G.N. (Caracas), Gobernación y Capitanía General, Tomo LVIII, fols. 275-277: Real acuerdo de la Audiencia
de Caracas del 19 de mayo de 1796; y “acuerdo de la Audiencia del 24 de agosto de 1797” en Documentos
Relativos a la Revolución de Gual y España. Caracas, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1949,
pp. 81-85.
553 En la terminología jurídica de la época se denominaba Causa de Infidencia a los procesos seguidos
contra los ciudadanos que se levantaban en armas o realizaban actos de hostilidad y desobediencia
contra la autoridad real; en fin, cualquier acción que se planteara cambiar el orden colonial. Según
la documentación existente en el Archivo General de la Nación, antes de 1810 no fueron muchos
los procesos de esta naturaleza seguidos por la Real Audiencia de Caracas. Es a partir de la guerra
de independencia cuando cobran mayor relevancia e incremento.
280 Alí Enrique López Bohórquez
554 Pedro Manuel Arcaya: Insurrección de los negros esclavos de la serranía de Coro. Caracas, Instituto
Panamericano de Geografía e Historia, 1949.
555 Ramón Aizpurua: “La Insurrección de los Negros de la serranía de Coro de 1795: Una Revisión
Necesaria”, Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 283 (Caracas, julio-septiembre de 1988),
pp. 705-723. Véase también dentro de esta perspectiva la memoria de grado de Pedro Gil, Luis
Dovale y Lidia Bello: La Insurrección de los Esclavos Negros Libres e Indios de la sierra de Coro, 1795,
Una Visión Crítica. Mérida, Escuela de Historia, ULA, 1982. Esta tesis fue publicada más tarde
con el título: La Insurrección de los Negros de la Serranía Coriana: 10 de Mayo de 1795 (Notas para su
discusión). Caracas, Dirección de Cultura-Universidad Central de Venezuela, 1996.
556 El expediente seguido por la autoridades de Coro y Caracas ha sido publicado por Josefina Jordán:
Documentos de la Insurrección de José Leonardo Chirinos. Caracas, Fundación Historia y Comunicación,
1994-1997; 2 Vols.
557 Federico Brito Figueroa: Las Insurrecciones de los Esclavos Negros en la Sociedad Colonial Venezolana.
Caracas, Cantaclaro, 1961, p. 59; y Eleazar Córdova Bello: La Independencia de Haití y su Influencia
en Hispanoamérica. Caracas, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1967. pp. 127-129.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 283
558 Pedro Gil y otros: La Insurrección de los Esclavos Negros Libres e Indios de la sierra de Coro, 1795, p. 91.
Sobre los detalles de la insurrección véase este estudio y los citados de Arcaya, Brito Figueroa y
Azpurua.
559 Ibid., pp. 92-93.
560 El Informe de Manuel Carrera y la comunicación del gobernador Pedro Carbonell están
reproducidos en el apéndice del trabajo de Pedro Gil y otros.
284 Alí Enrique López Bohórquez
“José Leonardo Chirino y la historia como síntesis” (11-20); Robinzon Meza: “Protestas, Rebeliones y
Conspiraciones en la Venezuela del Siglo XVIII” (80-92); Isaac López: “La Sublevación de José Leonardo
Chirino en la Historiografía Venezolana” (93-107); Pedro Vicente Sosa Llanos: “Estado de las Fuentes
Documentales para el Estudio de la Insurrección de José Leonardo Chirino” (109-115); Gilberto Quintero:
“Origen, Desarrollo y Desenlace de la Rebelión de José Leonardo Chirino” (117-143); Alí Enrique López
Bohórquez: “Acciones de las autoridades coloniales de Coro y Caracas contra la insurrección de José
Leonardo Chirino” (145-156); Carlos Edsel: “Los jacobinos negros en la insurgencia de los esclavos de la
Serranía de Coro” (157-172); José Marcial Ramos Guédez: “Insurrección de José Leonardo Chirino en la
Serranía de Coro en 1795: Bicentenario de una lucha” (173-179); Josefina Jordán Andara: “Acercamiento
a la rebelión encabezada por José Leonardo Chirino en 1795” (181-197); Pedro Gil Rivas y Luis Dovale
Prado: “La Insurrección de Coro de 1795. Un movimiento a reivindicar” (199-211); Ramón Aizpurua
Aguirre: ¿Insurrección de libertad o rebelión de independencia? (211-216). Véase También Josefina
Jordán: “Acercamiento a la rebelión encabezada por José Leonardo Chirinos en 1795”, en op. cit., Vol.
I, pp. 16-29, y “Josef Bernardo bien puedes salir donde quieras que estés oculto que ya llegó la hora de
la libertad”, Vol. II, pp. 10-15; y Elena Plaza: “El motín de José Leonardo Chirinos y el problema de la
subversión del orden”, Ibid., Vol. II, pp. 18-28.
565 Las referencias al proceso contra la conspiración se han tomado de los documentos publicados
en Documentos Relativos a la Revolución de Gual y España y en José Félix Blanco y Ramón Aizpurua:
Documentos para la historia de la vida pública del Libertador. Caracas, Presidencia de la República, 1978,
Tomo I, pp. 311-350.
286 Alí Enrique López Bohórquez
566 Una síntesis sobre la actuación de la Real Audiencia de Caracas, en el resumen que para
conocimiento del rey realizara la Secretaría de Estado, publicado en José Félix Blanco y Ramón
Aizpurua: op. cit., Tomo I, pp. 332-344.
567 Documentos Relativos a la Revolución de Gual y España, pp. 297-299.
288 Alí Enrique López Bohórquez
discurso preliminar dirigido a los americanos 568. Papeles en los cuales se apreciaba
evidentemente el ideario revolucionario francés. No vamos a referirnos
al contenido total de los mismos, que han sido muy bien estudiados por
Pedro Grases. Nos interesa resaltar la actuación de la Real Audiencia En
relación con el último de ellos: los Derechos del Hombre y del Ciudadano. El
11 de diciembre de 1797, la Real Audiencia acordó la prohibición de dicho
texto. Se trataba de una decisión importante, pues se enjuiciaba la traducción
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Declaración francesa que
precedía al Acta Constitucional del 24 de junio de 1793, mucho más radical
que la declaración inicial de 1789 de la Revolución francesa. Siendo esta
la obra más importante incautada a los partidarios de la conspiración de
La Guaira, es lógico entender la decisión emanada de los ministros de la
magistratura caraqueña. Además, la misma estaba acompañada de unas
Máximas Republicanas, que debían guiar al buen republicano, y de un Discurso
Preliminar dirigido a los americanos, destinado a explicar las razones de la
Revolución y a justificar la causa del pueblo americano contra la monarquía.
En fin, textos todos que representaban el fundamento de una conspiración
que pretendía instaurar en Venezuela el sistema republicano, inspirado en
los principios de la Revolución francesa.
Descubierto el plan de la conspiración de La Guaira, los notables
de Caracas, reputados como la “nobleza” de la ciudad, se presentaron ante
el gobernador Pedro Carbonell, para ofrecer sus “personas y haciendas”,
y formar compañías armadas bajo su responsabilidad económica, a fin
de resguardar sus vidas, bienes y cualquier otro destino en bien de la
tranquilidad social y de la autoridad pública. El gobernador aprobó el
ofrecimiento y creó dos compañías del Cuerpo de Nobles de Caracas,
cuya función sería custodiar la Sala Capitular y la cárcel real, en la que se
encontraba la mayoría de los sospechosos de la conspiración. Tal actitud fue
notificada a Carlos IV por los mantuanos de aquella ciudad en cartas del 1
y 4 de agosto de 1797, en las que no sólo ratificaron el deseo de continuar
vigilantes, sino también de ofrecer sus vidas en defensa y gloria del rey.
Asimismo, exaltaron la labor cumplida por el intendente, el teniente del rey
y, sobre todo, el regente y demás ministros de la Audiencia, cuyas actividades
–según los firmantes de ambas comunicaciones– garantizaban que la
568 Un análisis detallado de estos papeles en Pedro Grases: op. cit., 35-161.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 289
569 “Cartas del Ayuntamiento de Caracas al rey del 1 y 4 de agosto de 1797”, José Félix Blanco y
Ramón Aizpurua: op. cit., Tomo I, pp. 294-296. Ambas comunicaciones tienen casi el mismo
contenido, con ligeras variantes y mayor número de firmantes en la segunda de ellas.
290 Alí Enrique López Bohórquez
570 Véanse todas las decisiones de la Real Audiencia, Ibid., pp. 360-370.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 291
571 Sobre las distintas interpretaciones historiográficas de esta conjura véase la antología de Alí
Enrique López Bohórquez: Manuel Gual y José María España (Valoración Múltiple de la Conspiración
de La Guaira de 1797). Caracas, Ediciones de la Comisión Presidencial del Bicentenario de la
Conspiración de Gual y España, 1997.
572 Sobre la causa contra Francisco Javier Pirela véase Ángel Francisco Brice: La sublevación de Maracaibo
en 1799, manifestación de su lucha por la Independencia. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1960;
Ildefonso Leal: “Francisco Javier Pirela y su intento de sublevar Maracaibo en 1799”, Revista de
Historia, 21, (Caracas, noviembre de 1964), pp. 41-69; y José Félix Blanco y Ramón Aizpurua: op.
cit., Tomo I, pp. 357-360 y 382-384. Hemos utilizado la información y documentos contenidos
en estos trabajos.
292 Alí Enrique López Bohórquez
580 Detalles sobre el caso de Isnardi en el estudio introductorio de Joaquín Gabaldón Márquez a
la causa seguida por la Audiencia, publicado bajo el título de Proceso Político. Caracas, Academia
Nacional de la Historia, 1960.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 295
581 Las referencias documentales se localizan fundamentalmente en las piezas tercera y cuarta del
citado expediente contra Isnardi, pp. 307-361.
296 Alí Enrique López Bohórquez
582 El estudio más reciente sobre este hecho histórico es el de Inés Quintero: La Conjura de los
Mantuanos. Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 2008. La autora intenta demostrar, sobre
la base de la retracción ante las autoridades coloniales de quienes participaron en esta conjuración,
que no existe relación alguna de este complot con los sucesos del 19 de abril de 1810. Sin embargo,
el expediente levantado por la Sala Extraordinaria de la Real Audiencia presidida por el visitador
Joaquín Mosquero y Figueroa, el desenlace de los hechos y la participación efectiva de la mayoría
de ellos en el futuro proceso emancipador evidencian lo contrario.
583 Véase por ejemplo las consideraciones que al respecto hacen Rafael María Baralt: Resumen de la
Historia de Venezuela. Maracaibo, Universidad del Zulia, 1960, Tomo I, pp. 593-596; José Gil Fortoul:
Historia Constitucional de Venezuela. México, Editorial Cumbre, 1978, Volumen II, pp. 197-2002;
Mario Briceño Iragorry: Casa León y su tiempo. Caracas, Monte Avila Editores, 1981, pp. 125-163;
José Luis Salcedo Bastardo: Historia Fundamental de Venezuela. Caracas, Universidad Central de
Venezuela, 1970, p. 779; Guillermo Morón: Historia de Venezuela. Caracas, Italgráfica, 1971, Tomo
V, pp. 122-124; Guillermo Boza: Estructura y Cambio en Venezuela Republicana. Caracas, Monte Avila
Editores, 1982, p. 779; Manuel Vicente Magallanes: Luchas Insurreccionales en la Venezuela Colonial
p. 240. El primero en tratar el tema de manera concreta, aunque sin abordarlo en su totalidad,
fue Julio Calcaño: “El Motín de 1808”, Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 2 (Caracas,
30 de junio de 1912), pp. 109-116; luego siguieron Vicente Lecuna: “La conjuración de Matos
27 de julio de 1808”, Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 55 (Caracas, julio-septiembre de
1931), pp. 381-440; y José Nucete Sardi: “Conjuración de Caracas en 1808”, Boletín de la Academia
Nacional de la Historia, 207 (Caracas, julio-septiembre de 1969), pp. 535-536.
584 Conjuración de 1808 en Caracas para formar una Suprema Junta Gubernativa: documentos completos. Caracas,
Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1969, 2 Volúmenes.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 297
586 Los firmantes de esta representación fueron: Conde de Tovar, Conde de San Javier, Marqués del
Toro, Antonio Fernández de León, José Joaquín de Argos, Martín Tovar y Ponte, Crisóstomo Tovar,
Vicente Blanco, Miguel Ustariz, Manuel de Matos Monserrate, Andrés Ibarra, Vicente Ibarra,
Jacinto Ibarra, Santiago Ibarra, José María Muñoz, Juan Félix Muñoz, José María Blanco Uribe,
Pedro Eduardo, Juan Eduardo, Sebastián de León, Vicente Hidalgo, José Ignacio Lecumberri,
José Ignacio Toro, Narciso Blanco, Isidoro Quintero, Pedro Palacios, José Ignacio Palacios, Juan
Jeréz, Francisco de Paula Navas, Francisco Cámara, Antonio Esteves, Juan de Ribas, José Félix
Ribas, José Vicente Tejera, Francisco Antonio Paul, José Ignacio Briceño, Nicolás Briceño, Mariano
Montilla, Tomás Montilla, Lorenzo Ponte, Domingo Galindo, José Manuel Monasterios, Agustín
Monasterios, Nicolás Anzola, Fernando Key Muñoz, José Vicente Escorihuela, J. Mintegui, José
Vicente Galhuera, etc. “Representación de las primeras notabilidades de Caracas, designando
comisionados para tratar con el gobernador y capitán general de Venezuela sobre la formación
y organización de la Junta Suprema” (22 de noviembre de 1808), en José Félix Blanco y Ramón
Aizpurua: op. cit., pp. 179-180.
300 Alí Enrique López Bohórquez
587 “Justificación sumarial practicada a las cuarenta y cinco personas que firmaron la Representación
solicitando el establecimiento de una Junta de Gobierno”, en Conjuración de 1808 en Caracas para
formar una Suprema Junta Gubernativa: documentos completos, Tomo I, pp. 129-188.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 303
que se investigaba pero que también eran de interés de las autoridades para
conocer la mentalidad de aquella clase social con respecto de la monarquía
y sus autoridades en la Provincia de Venezuela588.
Varias de las personas claramente involucradas, tratando de evitar
castigos mayores, desistieron del proyecto de establecer una Junta y del
escrito que habían firmado mediante el envío de representaciones ante el
tribunal extraordinario, disculpándose de tal comportamiento y solicitando
se les dejara en libertad, como fue el caso de Andrés Ibarra, Manuel de
Matos Monserrate, José Vicente Blanco, Juan Crisóstomo de Tovar, Pedro y
Juan Bautista Eduardo, Jacinto Ibarra, Juan Félix y José María Muñoz, José
Joaquín de Argos y Francisco Paula de Navas589. De igual manera, otros de
los participantes en la conjura interpusieron recursos durante el proceso,
intentando justificar su acción y cooperación para el establecimiento de
la Junta, así como para exigir satisfacciones en razón de los sufrimientos
y penalidades causadas, a que fueron expuestos por parte de delatores y
traidores que desprestigiaron sus honores, como fue el caso de Antonio
Fernández de León, Martín y José Tovar Ponte, el Marqués del Toro, Mariano
Montilla, José Félix y Juan Nepomuceno Ribas, Pedro Palacios y Nicolás
Anzola590. La causa fue determinada según la política y circunstancias del
momento. A ocho de los conjurados se le siguió juicio formal (Marqués
del Toro, José Félix Ribas, José Tovar Ponte, Pedro Palacios Blanco,
Mariano Montilla, Juan Nepomuceno Ribas, Nicolás Anzola y Luis López
Méndez).
Después de la evacuación general de las declaraciones de los
testigos y de la confesión de todos los reos, el 18 de febrero de 1809 la
Sala Extraordinaria decretó los cargos y sentencias. Se confinó a unos fuera
de la ciudad –en sus haciendas o en otros puntos–, algunos en el recinto
de sus propias casas y otros en completa libertad, obligados seis de ellos
a satisfacer las costas procesales. El sobreseimiento fue propuesto por los
fiscales Francisco Espejo y Francisco de Berrío en informe del 20 de abril de
1809, quienes no pidieron graves castigos, ni penas, más bien consideraron
588 “Sumaria general, las confesiones de varios indiciados, la Representación de los fiscales y Auto
definitivo”, Ibid., Tomo I, pp. 189- 347.
589 “Escritos de Varias personas que han desistido del proyecto de la Junta”, Ibid., Tomo I, pp. 497-
515.
590 Ibid. Tomo I, pp. 515-614 y Tomo II, 615-657.
304 Alí Enrique López Bohórquez
591 “Informe de los fiscales de lo civil y criminal y de Real Hacienda” (Caracas, 20 de abril de 1809),
Ibid., Tomo I, pp. 320-338.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 305
oidor don Antonio Julián Álvarez” 592; que al parecer de los otros ministros
de la Audiencia los escogió el regente por ser fiel a sus dictámenes.
Los críticos de la actuación de Mosquera y Figueroa no cesaron en
denunciar su proceder ante las autoridades españolas, por lo que el oidor
Felipe Martínez de Aragón, quien, con asistencia del oidor José Bernardo
de Asteguieta y Sarralde593, se dirigió al Consejo de regencia en nombre de
la Audiencia de Caracas para presentar quejas por el procedimiento irregular
y arbitrario con que Mosquera creó la Sala Extraordinaria de Justicia, ya que
no se les permitió votar para su establecimiento, acusándolo de ser autor de
tales manipulaciones y de manejar al “viejo y achacoso gobernador” Juan
de Casas. Por ello, ambos oidores informaban “del desprecio en que yace
este tribunal (la Real Audiencia) con motivo de dicho procedimiento, de la
falta de consideración con que son tratados los dos ministros que en el día
concurren a su despacho indujo el regente interino al referido don Juan de
Casas a que tuviese en su posada un acuerdo extraordinario convocado por
el mismo regente y reducido a su voto y al del oidor don Antonio Julián
Álvarez que le están subordinados absolutamente, excluyéndose (a ellos)no
permitió el regente que entrasen; de suerte que el acuerdo en sustancia quedó
reducido al voto de este solamente (el regente)” 594. En cuanto a los Decretos
que acordaba la Sala Extraordinaria solamente los consideraban el regente,
el oidor Álvarez y el gobernador, lo cual –según Asteguieta y Martínez– iba
en detrimento del poder y la autoridad de la Audiencia atomizada en un solo
hombre, Joaquín Mosquera y Figueroa, ya que los otros sólo hacían comparsa
a sus decisiones. Por ello, los oidores solicitaban el nombramiento de otras
personas de méritos para que se encargaran de los puestos de gobernador y
regente por ser, además, aquellos, interinos en sus funciones.
En el contexto de la situación de crisis que vivía España y la Provincia
de Venezuela en particular, Mosquera supo manipular de manera efectiva el
poder y la autoridad que venía detentando la Audiencia desde 1787 y la del
gobernador, creando un tribunal accidental irregular para manejar la actitud
que habían asumido los mantuanos de Caracas ante la invasión napoleónica
y el cautiverio de los monarcas españoles. Queda claro que si bien algunos
miembros de la magistratura caraqueña no estaban de acuerdo con el
proceder de la Sala Extraordinaria por ilícita, tampoco pretendían promover
una rebelión, independientemente de que uno de ellos, Antonio López de
Quintana, estuviera vinculado desde hacía varios años con algunos de los
principales cabecillas de la conspiración. El conocimiento de la actuación de
la Real Audiencia, desde su instalación, nos lleva a señalar que seguramente
los ministros que constituían la Audiencia hubieran actuado de la misma
manera que lo hizo el regente en defensa de la soberanía española, pero
con respeto de los procedimientos legales, que fueron usurpados por un
funcionario que no midió la repercusión que tendría al enfrentarse a una
clase económicamente poderosa. Los mantuanos de Caracas salieron airosos
del proceso gracias al poder que representaban y a las posiciones ambiguas
del gobernador y del regente frente a los sucesos que ocurrían en España.
Es posible señalar, para concluir, que las actitudes de esos dos funcionarios
propiciaron y adelantaron el proceso independentista controlado por aquella
oligarquía que había sido arrestada, confinada a otros lugares y obligada a
pagar las costas causadas por los juicios individuales o colectivos seguidos
por la Sala Extraordinaria de Justicia establecida por el regente-visitador
Joaquín Mosquera y Figueroa.
595 Al respecto véase Caracciolo Parra Pérez: Historia de la Primera República (Cristóbal L. Mendoza:
“Estudio Preliminar”. Caracas, Fundación Biblioteca Ayacucho, 1992 (Colección Biblioteca
Ayacucho, 183), pp. 3-194; Juan Uslar Pietri: Historia Política de Venezuela. 2 ed. Madrid,
Mediterráneo, 1975, pp. 36-56.
596 Juan Uslar Pietri: Ibid. 50-51.
597 Sobre los sucesos de la invasión de Napoleón a España y sus consecuencias políticas véase Miguel
Artola: La Burguesía Revolucionaria (1808-1874). 4ed. Madrid, Ediciones Alfaguara, 1976 (Historia de
España Alfaguara, V), pp. 7-29; John Lynch: Las Revoluciones Hispanoamericanas (1808-1826). Barcelona
308 Alí Enrique López Bohórquez
(España), Ariel, 1976 (Ariel-Historia, 8), pp. 35-47; José Félix Blanco y Ramón Aizpurua: op. cit.,
Tomo II, pp. 99-158.
598 John Lynch: Ibid., pp. 219-220 y 339-341.
599 Al final de nuestra investigación ha aparecido la memoria de grado de Jesús Ángel Luengo
Duque: La Crisis del Imperio Español y la Independencia de Venezuela (1808-1812). Mérida, Escuela de
Historia/Universidad de Los Andes, 2002, que expone y analiza los sucesos de España de 1808 y
sus efectos en Venezuela, así como lo concerniente al 19 de abril de 1810, la crisis de la estructura
monárquica y las dificultades de funcionamiento de la primera República.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 309
600 “Real Cédula de 10 de abril de 1808 librada al capitán general de Venezuela”, en José Félix
Blanco y Ramón Aizpurua: op. cit., Tomo II, pp. 126-127; “acuerdo extraordinario sobre apertura
del Real Despacho de la abdicación de la Corona en el señor don Fernando VII comunicado
al Ayuntamiento de Caracas”, p. 127; “Real Despacho del 10 de abril de 1808 de abdicación
y aceptación de la Corona de España que consideró en cabildo del día 15 de julio de 1808 el
Ayuntamiento de Caracas…”, p. 128.
601 “Acuerdo de la Junta convocada por el gobernador y capitán General de Caracas para resolver
sobre los despachos presentados por los emisarios franceses y el comandante de la Corbeta inglesa
La Acasta” (17 de julio de 1808), Ibid., pp. 166-167.
602 “Carta del capitán Beaver de la Corbeta inglesa La Acasta a Sir. A. Cochrane, comandante en Jefe
de la Estación Naval de las Islas de Sotavento, en La Guaira” (19 de julio de 1808), Ibid., 158-159;
310 Alí Enrique López Bohórquez
“acuerdo del Ayuntamiento de Caracas sobre que don Feliciano Palacios se reciba en el acto en
su empleo de Alférez Real” (15 de julio de 1808), pp. 159-160; “acuerdo del Ayuntamiento de
Caracas en Sesión Extraordinaria incontinenti, por la conmoción del pueblo y proclamación de
Fernando VII”, pp. 160-161; “acuerdo Extraordinario del Ayuntamiento de Caracas sobre la
causa motivo de la conmoción popular del día 15 de julio” (15 de julio de 1808), pp. 161-162;
“Acta del Ayuntamiento de Caracas del 15 de julio de 1808 en la que se relata la colocación del
Real retrato de Fernando VII en la Casa Consistorial de Caracas” (15 de julio de 1808), p. 161.
603 “Acuerdo de la Real Audiencia de Caracas tratándose de los despachos presentados por los
emisarios franceses y el comandante de la Corbeta La Acasta” (18 de julio de 1808), Ibid., pp.
167-168.
604 “Acta del Ayuntamiento en cabildo para considerar los pliegos despachados de la península, que
se referían a la abdicación de la Corona de España y del gobierno de sus colonias en América”
(26 de julio de 1808), Ibid., pp. 163-166.
605 “Oficio del gobernador y capitán general al M. I. Ayuntamiento, sobre la formación de una Junta
en esta Capital, a ejemplo de la de Sevilla” (27 de julio de 1808), Ibid., pp. 170-171.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 311
606 “acuerdo del Ayuntamiento de caracas sobre creación de una Junta en la Capital, a ejemplo de la
de Sevilla” (28 de julio de 1808), Ibid., pp. 171-174; y “Prospecto o Reglamento de la Junta, que a
imitación de la Suprema de Gobierno de Sevilla debe erigirse en esta Capital, Caracas, formado
en virtud de comisión del Muy Ilustre Ayuntamiento, por dos de sus individuos” (29 de julio
de 1808), pp. 172-173; “Representación de las primeras notabilidades de Caracas, designando
comisionados para tratar con el gobernador y capitán general de Venezuela sobre la formación
y organización de la Junta Suprema” (22 de noviembre de 1808), Ibid., pp. 179-180.
607 Ibid., pp. 180-181.
312 Alí Enrique López Bohórquez
608 Para más detalles sobre estos hechos véase Juan Uslar Pietri: op. cit., pp. 51-55; Caracciolo Parra
Pérez: op. cit., pp. 136-176; José Félix Blanco y Ramón Aizpurua: Ibid., Tomo II, pp. 183-229.
609 José Félix Blanco y Ramón Aizpurua: Ibid., Tomo II, p. 159.
610 “Real Orden de la Junta Central, declarando que los vastos dominios de España e Indias no eran
propiamente colonias, sino partes integrantes de la monarquía y que como tales debían entrar a
componer la representación nacional, para lo cual harían elecciones de diputados” (Sevilla, 22 de
enero de 1809), en Ibid., Tomo II, pp. 230-231.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 313
611 “Decreto de la Suprema Junta Central Gubernativa sobre comunicaciones y otros documentos de
carácter revolucionario e instructivo que Miranda remita a las américas españolas, y que fueron
comisados” (Sevilla, 22 de marzo de 1809), Ibid., p. 233.
612 “Decreto de la Junta Suprema Gubernativa promoviendo la reunión de las cortes e indigando
medidas de que habría de ocuparse en sus primeras sesiones” (Sevilla, 22 de mayo de 1809), Ibid.,
pp. 234-235.
613 Ángel Grisanti: op. cit., pp. 45-47.
614 Ibid., pp. 67-69, 78-80 y 83-87. Cfr. Juan Uslar Pietri: op. cit., pp. 56-58 y Caracciolo Parra Pérez:
op. cit., pp. 189-194.
314 Alí Enrique López Bohórquez
615 José Félix Blanco y Ramón Aizpurua: op. cit., Tomo II, pp. 265-275.
616 Al respecto véase lo expuesto en el Capítulo III, 1; y Ángel Grisanti: op. cit., pp. 78-79.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 315
617 Sobre estas actitudes del gobernador Vicente Emparan véase Ángel Grisanti: op. cit., 83-115; Juan
Uslar Pietri: op. cit., 56-67; Caracciolo Parra Pérez: op. cit., pp. 191-193.
316 Alí Enrique López Bohórquez
618 Véase José Félix Blanco y Ramón Aizpurua: op. cit., Tomo II, pp. 380-386; Caracciolo Parra Pérez:
Ibid., 195-204; Ángel Grisanti: Ibid., pp. 121-127.
619 “Documentos de Emparan después de su salida de Venezuela” en Ángel Grisanti: Ibid., pp. 185-
196; “Relación de los sucesos del 19 de abril de 1810 en Caracas, expuestos por don José Vicente
de Anca, auditor de guerra y asesor general de Venezuela”, en Boletín de la Academia Nacional de la
Historia, XLIII: 170 (Caracas, abril-junio de 1960), pp. 236-241.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 317
620 Alí Enrique López Bohórquez: Los ministros de la Real Audiencia de Caracas…, pp. 156-159.
621 Los documentos respectivos en José Félix Blanco y Ramón Aizpurua: op. cit., Tomo II, pp. 401-
414; y Textos oficiales de la Primera República de Venezuela. Caracas, Ediciones de la Presidencia de la
República, 1983; Tomo I, pp. 99-150; Caracciolo Parra Pérez: op. cit., pp. 201-211.
318 Alí Enrique López Bohórquez
622 Textos oficiales de la Primera República de Venezuela, Tomo I, pp. 114-116; Caracciolo Parra Pérez:
Ibid., pp. 203-205; “acuerdo de la Suprema Junta de Caracas organizando el nuevo gobierno de
Venezuela” (25 de abril de 1810) en José Félix Blanco y Ramón Aizpurua: Ibid., Tomo II, 406-
407.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 319
623 Nos referimos a los citados estudios de Mark Burholder, Dewitt Chandler, Leon G. Campbell,
David Brading y John L. Phelan.
624 From Impotence to Authority…, p. 145 (Apéndice I).
625 Rubén Vargas Ugarte: La Carta a los Españoles Americanos de don Juan Pablo Vizcardo y Guzmán. Lima.,
1954, pp. 113-114; Simón Bolívar: Carta de Jamaica. Caracas, Edic. Presidencia de la República
1972, pp. 160-163; y Causas y Caracteres de la Independencia Americana. Congreso Hispanoamericano
de Historia. Madrid, 1953, pp. 242 -276.
320 Alí Enrique López Bohórquez
626 Mark Burkholder y Dewit Chandler: From Impotence to Authority…, pp. 189-277.
627 Héctor García Chuecos: Estudio de Historia Colonial Venezolana, 296-297; Rogelio Pérez Perdomo:
Los Abogados en Venezuela. Caracas, Monte Avila Editores, 1981, pp. 71-75, hace estimaciones en
número y distribución entre 1780-1805 de los abogados en el distrito de la Audiencia. Expedientes
de abogados venezolanos en Héctor García Chuecos: Abogados de la Colonia. Caracas, Imprenta
Nacional, 1958 y Mario Briceño Perozo: Los Abogados de la Colonia. Caracas, Archivo General de
la Nación, 1965.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 321
632 A.G.S. Dir. Gen. Tes. Leg.188, fol. 873: Título de oidor de Guadalajara (10 de Mayo de 1788); Mark
Burkholder y Dewit Chandler: Ibid.., pp. 185-198.
633 A.G.I. Chile, 172: Relación de los Méritos y Ejercicios Literarios de José Francisco Ibarra (23 de
febrero de 1788); A.G.S. Dir. Gen Tes. Inv. 2°, leg, 82, fol. 220: Título de oidor de Santa Fe (2 de
noviembre de 1798); Guillermo Lohman Villena: Los Americanos…, Tomo II, pp. 357-359; Mark
Burkholder y Dewit Chandler: Ibid.., 182 y 223.
634 A.G.S. Dir. Gen. Tes. Inv. 2°, leg 89, fol. 104; Inv. 2°, leg. 92, fol 220; Inv. 2°, leg. 98, fol. 3: Título
de fiscal, alcalde del crimen y oidor. A.G.I. México, 1644: Extractos de los Grados y Méritos (2
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 323
Domingo Rus: Maracaibo representado en todos sus ramos. Madrid Imprenta de Vega y Compañía,
1814; Agere Pro-Patria (Primera parte de Maracaibo representado en todos sus ramos), Estudio Preliminar
de Agustín Millares Carlo. Maracaibo, Universidad del Zulia, 1966.
638 Dice Héctor Parra M. que el Dr. José Bernabé Díaz, natural de Caracas, fue promovido en 1797 a
oidor de la Real Audiencia de Santo Domingo; dudamos de que esto sea cierto, pues en los Títulos
de Indias localizados en el Archivo General de Simancas no existe un nombramiento de Díaz corno
ministro de ese tribunal; tampoco Burkholder y Chandler lo refieren como funcionario de aquella
Audiencia; y, finalmente, porque en noviembre de 1802 y septiembre de 1809 el Dr. José Bernabé
Díaz solicitó a la Real Audiencia de Caracas informara al rey sobre sus méritos y servicios, a fin
de que se le concedieran los honores de oidor de la magistratura caraqueña. A.G.N. (Caracas).
Empleados de la Colonia, Tomo XLIII, fol. 125 (Caracas, 2 de septiembre de 1809); y A.G.I. Caracas,
416 (3 de noviembre de 1802). Héctor Parra Márquez: Presidentes de Venezuela. El doctor Francisco
Espejo…, p. 70.
639 A.G.S. Dir,Gen Tes., leg. 183, fol. 84: Título de oidor honorario de la Audiencia de Santo Domingo
(26 de abril de 1761).
640 Vid. Infra., Capitulo II, nota 166.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 325
que los nacidos en la metrópoli. Esta política, que tenía como rationale la
de hacer más imparcial y eficiente la administración colonial, no podía
dejar de ser vista como una discriminación inaceptable por los juristas y
otros miembros de la élite nacidos en una provincia y que se consideraban
capaces de dirigirla”641.
Está claro que los blancos criollos no fueron los únicos que
participaron en la guerra de independencia, contienda en la cual españoles,
pardos y negros tuvieron también destacada actuación. Aquellos, además
de desencadenarla, se convirtieron en los líderes, y dentro de ellos los
abogados tendrían papel de primer orden. Ese liderazgo se manifestó por
tratarse de “un grupo con una educación política superior que no tiene
por qué sentirse disminuido ante los peninsulares. Independientemente
del bando en que participaron esto era importante para la independencia.
Por otra parte, los juristas que participaron del lado de la independencia
conocen bien los intereses de los criollos y pueden articularlos y diseñar
las medidas para protegerlos, por esto es dable esperar que los juristas
independentistas jueguen un papel muy importante en el planeamiento de
la independencia y en la organización del Estado que resulta de ella” 642. El
marginamiento político a que estuvieron sometidos los criollos conduciría
a que el primer acto de la Junta Suprema de Caracas, el 19 de abril de 1810,
fuera la expulsión de las autoridades españolas, y por supuesto de los
ministros de la Real Audiencia. A partir de entonces los juristas venezolanos
tomaron la dirección del gobierno, hasta la caída de la primera República en
1812. Sin considerar la Alta Corte de Justicia y el Tribunal de Apelaciones,
los encontramos ocupando los puestos políticos –e incluso militares– de
mayor importancia643. De los 42 firmantes del Acta de Independencia,
17 eran abogados. Juan Germán Roscio, quien había tenido dificultades
para recibirse de abogado por dudas en la Audiencia acerca de su origen
étnico, fue designado secretario de Relaciones Exteriores, Miguel José
644 Estos y otros nombramientos de los abogados están recogidos en Toma de Razón 1810 a 1812
(Registros de nombramientos y Actos oficiales emanados de la Primera Junta Patriótica y de la Primera República
de Venezuela). Caracas, Imprenta Nacional, 1955.
Capítulo VI
La función política de la Real Audiencia de Caracas
y el rescate de la autoridad colonial en Venezuela
645 Esta corriente está representada fundamentalmente por Alfonso García Gallo en “Los Principios
Rectores de la Organización Territorial de las Indias en el Siglo XV”, pp. 663, 671-672, 687, 689-
690, y –sobre todo– en “Las audiencias de Indias. Su origen y caracteres”. Esta tesis es compartida
por otros historiadores del derecho como Jesús Lalinde Abadía: “El régimen virreinato-senatorial
en Indias” (Separata del Anuario de Historia del Derecho Español, XXXVII (Madrid, 1967), pp. 102 y
146-147; Víctor Tau Anzoátegui y Eduardo Martiré: Manual de Historia de las Instituciones Argentinas.
Buenos Aires, 1967, pp. III; Ricardo Zorraquín Becu: “Los distintos tipos de gobernador en el
derecho indiano” en Actas y Estudios del III Congreso del Instituto Internacional de Historia del Derecho
Indiano (Madrid, 1973), p. 559; Silvio Zavala: El Mundo Americano en la Epoca Colonial. México, Editorial
Porrúa, 1967, Tomo I, p. 402.
646 Más extensa es la historiografía que reconociendo la función judicial considera también la
función político-administrativa de las audiencias indianas. Entre otros, Juan Beneyto: Historia
de la administración española e hispanoamericana, p. 432; Efraín Cardozo: “La Audiencia de Charcas
y la facultad de gobierno”, Humanidades, XXV (Buenos Aires, 1936), pp. 137-156; Raúl Muñoz
Feliú: La Real Audiencia de Chile. (Particularmente Capítulos VI y VII). Santiago, Imprenta La
Gratitud Nacional, 1937; Luis Aznar: “Evolución del régimen legal y del significado político de las
audiencias indianas”, Boletín de la Universidad Nacional de La Plata, 5 (La Plata, 1933), pp. 8-43; Pío
Ballesteros: “La función política de las Reales Chancillerías Coloniales”, Revista de Estudios Políticos,
XV: 27-28 (Madrid, 1946), pp. 47-109; Miguel y Alonso, Carlos: “Las audiencias en los Reinos y
Señoríos de las Indias”, Cuadernos Americanos, 116-117 (Madrid, agosto-septiembre de 1959), pp.
330 Alí Enrique López Bohórquez
649 Sobre las relaciones Audiencia-gobernador, y la función político-gubernativa del tribunal, véase el
riguroso y esclarecedor estudio de Ildefonso Méndez Salcedo: La Capitanía General de Venezuela, 1777-
1821, pp. 127-135.
334 Alí Enrique López Bohórquez
650 Teresa Albornoz de López: La visita de Joaquín Mosquera y Figueroa a la Real Audiencia de Caracas
(1804-1809): Conflictos internos y corrupción en la administración de justicia, p. 52.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 335
651 Robinzon Meza y Héctor Molina han estudiado en profundidad los aspectos antes descritos en
La lucha por el poder en Venezuela durante el siglo XVIII. Conflictos y acuerdos del Cabildo de Caracas con
las autoridades coloniales, pp. 77-105 y 108-110.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 337
652 Once españoles (dos no tomaron posesión del cargo por fallecer antes de llegar a Caracas) y
cinco americanos (dos de los cuales no ejercieron antes de 1810 debido al inicio de la guerra de
independencia).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 339
Francisco Depons
“… las provincias de Caracas están tan distantes de Santa Fe y de Santo
Domingo, que el asiento del tribunal en cualquiera de estas dos ciudades,
obligaba, para hacerse oír de uno u otro, a emprender viajes largos, costosos
y fatigantes que acarreaban gastos inmensos, infinidad de fatigas y muchas
veces hasta la muerte. Santa Fe, capital del nuevo Reino de Granada, está
a ciento cincuenta leguas al suroeste de Caracas. La comunicación es tan
difícil que, aun con buen tiempo, el correo gasta cuarenta y dos días de una
ciudad a otra. Santo Domingo se halla más o menos a la misma distancia
hacia el norte. Además de los inconvenientes del viaje, la travesía del mar
Caribe, sobre todo en tiempos de guerra, es igualmente peligrosa para el
dinero que se ha de enviar o llevar consigo y para los escritos del proceso.
Por otra parte, desde hace bastante tiempo, Venezuela y sus anexos están
suficientemente poblados como para tener audiencia propia y producen lo
necesario para cubrir los gastos de ella. Es raro pues que se haya aplazado,
hasta época reciente, una medida a todas luces ventajosa.” (Viaje a la Parte
Oriental de Tierra Firme en la América Meridional) [1806]. Caracas, Ediciones
del Banco Central de Venezuela, 1960, I, pp. 187-188).
Firme hasta el año de 1718, en que fue declarado parte integrante del
distrito judicial de Santa Fe; pero viendo el gobierno los grandes dispendios
e incomodidades que ocasionaba la distancia, dispuso que volviesen las
cosas al estado que tenían antes. Igual razón le movió a crear una Audiencia
venezolana el año 1786… Era tan clara y urgente prueba la pobreza del
país, el atraso de su población y la poca importancia que por todo esto se
le daba entonces…” (Resumen de la Historia de Venezuela, [1841], editado en
Obras Completas. Maracaibo, Universidad del Zulia, 1960, I, pp. 364-365).
“Es de justicia tributar a los ministros de este alto tribunal, entre los cuales
figuró el inmaculado Heredia, todo el respeto y la gratitud que merecen de
la posteridad por la rectitud de sus fallos y su constante acatamiento a la
equidad y a la justicia, colocándose siempre por sobre tremendas pasiones
de los propios venezolanos realistas que convirtieron al afortunado de
Monteverde en un ciego instrumento de sus odios y persecuciones contra
los patriotas y fueron quienes, en unión de un grupo de isleños de Canarias,
de largo tiempo radicados en el país, rompieron de hecho la capitulación de
La Victoria e hicieron odiosa para siempre la Causa de España. En elevada
y noble posición se mantuvo siempre la Real Audiencia, que cuando el
triunfo de Boves en 1814, tuvieron sus ministros que refugiarse en Puerto
Cabello, como si fuesen enemigos y el gran caudillo, que fue el más genuino
exponente de la avalancha popular con todos sus instintos depredadores
e igualitarios, sustituyó la Audiencia con un Tribunal adhoc, llamado de
Apelaciones y compuesto por tres abogados venezolanos y quienes sí podían
ser, como lo fueron en realidad, los fieles intérpretes del bando vencedor.”
(Causas de Infidencia. Documentos inéditos relativos a la Revolución de la Independencia.
Caracas, Tipografía del Comercio, 1917, p. XXIV).
No creemos que tal juicio pueda imputársele a nuestra Audiencia: era algo
que emanaba del medio donde ella iba a actuar.
“La Audiencia de Caracas, que fue una de las últimas en ser creadas, gozó
de las ventajas de la evolución histórica sufrida por las otras audiencias
americanas. Y si bien no tuvo como esas otras audiencias, la facultad de
gobernar la Provincia en los casos de ausencia o falta del gobernador y
capitán general, su influencia fue extraordinaria en la resolución de las
cuestiones suscitadas por las relaciones de las autoridades coloniales entre
sí, de ellas con los criollos, blancos españoles y pardos, y finalmente por
asuntos económicos, políticos y sociales del momento.” (“La Real Audiencia
de Caracas y la Capitanía General de Venezuela durante los años caraqueños
de Andrés Bello”, en Bello y Caracas. Primer Congreso Bicentenario. Caracas,
Fundación La Casa de Bello, 1979, pp. 72 y 75).
Tulio Chiossone
“La Real Audiencia de Caracas marca un hito fundamental en la constitución
e integración del poder público venezolano, y es elemento de insoslayable
valorización en el proceso formativo de nuestra nacionalidad.”
J. M. Siso Martínez
“El establecimiento de la Real Audiencia tuvo lógicamente que traer pugnas
con otras instituciones, tales como el Ayuntamiento y el capitán general, ya que
el primero tenía que acudir a la Audiencia para pedir su aprobación en muchos
actos que antes había realizado soberanamente; y el segundo estaba obligado a
consultar muchos casos que antes había resuelto por cuenta propia.” (Historia
de Venezuela [1953]. México, Editorial Yocoima, 1962, p. 171).
Guillermo Morón
“Entre 1786 y 1821 existió la Real Audiencia de Caracas, organismo con
el cual se perfecciona el proceso de unificación de las provincias y se dota
a su distrito del instrumento legal que servirá de base verdadera al uti
possidetis juris de 1810. La Intendencia extiende sus funciones a todas las
provincias; los gobernadores fueron subdelegados en un primer momento
y luego Intendentes en cada una de sus propias provincias, aunque sujetos
al de Caracas; la Capitanía General se restringe a la jurisdicción militar; en
cambio la Real Audiencia, encabezada por el gobernador y capitán general
como su presidente, interviene en todas las causas tradicionales: Gobierno,
Hacienda, Guerra y Justicia”
Pero en el fondo, hubo otras razones poderosas por parte del Estado
español, que poco se han tomado en cuenta cuando se trata de buscar
los motivos de erección de la Real Audiencia de Caracas. Ellas podríamos
resumirlas así:
“Si esta no fue una razón de peso, cabría preguntarse por qué en los siglos
XVI y XVII no se estableció una Audiencia en el territorio si ya existían
las causas tradicionales de las dilaciones, costos y riesgos en las apelaciones
a Santo Domingo y Santa Fe; y sobre todo en períodos conflictivos de la
conquista y colonización. La respuesta es obvia, la región no ofrecía interés
económico entonces, ante unas comunidades indígenas dispersas y sin
356 Alí Enrique López Bohórquez
Ildefonso Leal
“Hay un denominador común en estos testimonios [la solicitud del
gobernador de la Provincia de Venezuela Felipe Ricardos en 1753 y la
petición del Ayuntamiento de Caracas de 1769 para el establecimiento de
un tribunal en aquella ciudad]: el deseo de lograr una integración plena
del territorio venezolano. Esta integración se logrará escalonadamente
en 1776 con la creación de la Intendencia de Real Hacienda; en 1777
con la llamada Gobernación y Capitanía General de Venezuela, que no
es más que una extensión del mando militar del gobernador de Caracas
al resto de las provincias; en 1786 con la fundación de la Real Audiencia;
en 1792 con la puesta en actividad del Real Consulado y en 1804 con el
establecimiento del Arzobispado de Venezuela. Ya el 5 de julio de 1811, en
el momento de declarar su independencia política de España, Venezuela
constituía una entidad plenamente integrada económica, judicial, militar y
eclesiásticamente.” (“Orígenes históricos de la Real Audiencia de Caracas”,
en Revista de Control fiscal, 116. Caracas, enero-abril, 1985, p. 190).
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Trabajo Mimeografiado).
EL RESCATE DE LA AUTORIDAD
COLONIAL EN VENEZUELA:
La Real Audiencia de Caracas
(1786-1810)
Caracas, 2009
Colección Monografías
El pueblo es la historia
Comisión Editorial
Arístides Medina Rubio
Pedro Enrique Calzadilla
Luis Felipe Pellicer
Asistente Editorial
Joselin Gómez
Correctora
Katherine Castrillo
Diagramación
Orión Hernández
Diseño de portada
Aarón Lares
Imagen de portada
Fotografía de documentos del Archivo General de la Nación. “Real Audiencia”.
Equipo de apoyo
María Gabriela Pérez
Marianela Tovar
Impresión
Printanet, C.A.
Introducción .....................................................................................................11
Capítulo I
Justicia para gobernar el nuevo mundo ..................................................23
Capítulo II
Creación y organización de la Real Audiencia de Caracas para
el mejor gobierno de Venezuela ..........................................................59
Capítulo IV
Legislación y corrupción en la Real Audiencia de Caracas ..........215
Capítulo V
La Real Audiencia de Caracas y la defensa de la soberanía
monárquica .............................................................................................261
Capítulo VI
La función política de la Real Audiencia de Caracas y el Rescate
de la Autoridad Colonial en Venezuela ...........................................329
Apéndice:
Juicios sobre el establecimiento y actuación de la Real Audiencia
de Caracas................................................................................................341
2 Se realizaron cinco congresos que abarcaron las siguientes instituciones y funcionarios: Gobernaciones,
Alcaldías Mayores, ayuntamientos, Juicios de Residencia, Jueces Comisionados, Reales audiencias,
Adelantados, Capitanes, Capitanías Generales, Comandancias, Organización y Leyes Militares, Escuelas
y Academias Militares, Instituciones Económicas (factores, veedores y contadores; la Contaduría Real,
el Real Consulado, la Intendencia y la Encomienda), e Instituciones Culturales. Véanse los resultados de
estos Congresos en las Memorias publicadas por la Academia Nacional de la Historia.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 13
5 Véanse nuestros trabajos y los de Oda Núñez de Peña, Gilberto Quintero Lugo, Mayela
Coromoto Nava Santana, Robinzon Meza, Héctor Molina y Teresa Albornoz de López en la
bibliohemerografía de este estudio.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 19
6 …“a vos y vuestros herederos los reyes de Castilla y León, perpetuamente por la autoridad
apostólica, a tenor de la presente, donamos, concedemos y asignamos, y a vos y vuestros herederos
mencionados investimos de ellas; y de ellas señores con plena, libre y omnímoda potestad, autoridad
y jurisdicción, os hacemos, constituímos y diputamos”… (bulas Inter caetera del 3 y 4 de mayo
de 1493). Alfonso García Gallo: Las bulas de Alejandro VI y el ordenamiento jurídico de la expansión
portuguesa y castellana en África e Indias. Madrid, Instituto Nacional de Estudios Jurídicos, 1958,
p. 343.
24 Alí Enrique López Bohórquez
los reyes católicos para la unión del Nuevo Mundo al reino de Castilla, y
no al de Aragón, dada la naturaleza política de aquel, lo cual le permitiría
actuar libremente en los asuntos del continente americano7. Sobre esta base,
es necesario buscar los precedentes de lo que ha de ser el Estado Indiano:
legislación, instituciones y principios de gobierno del reino de Castilla8. La
administración de justicia en América se fundamenta en esta realidad.
La monarquía española, hasta el siglo XVIII, época de los Borbones,
fue regida por un principio fundamental en su concepción: el monarca
es ante todo juez, garantía de la justicia; por tal motivo nos referiremos
a la Chancillería castellana9, modelo de las audiencias americanas, y al
contexto histórico-institucional en que apareció aquella entidad jurídica. La
Chancillería fue un tribunal, conocido con el nombre de Real Audiencia,
presidido por el rey y establecido en la corte. La denominación de
Chancillería se debe a que sus providencias y acuerdos estaban sellados con
los símbolos y sellos del rey, garantizados por el canciller o chanciller. Este
organismo de administración de justicia apareció en la Baja Edad Media,
y se estructuró definitivamente durante el gobierno de los reyes católicos
como un cuerpo colegiado con jurisdicción en un territorio determinado
y un campo de actuación propio, de acuerdo con las facultades conferidas
por el poder real. Su establecimiento en Castilla obedeció a necesidades de
la Corona de reorganizar la justicia, debido a la gran desigualdad social, al
régimen de privilegios, a la arrogancia de la poderosa nobleza y a los abusos
de los funcionarios del gobierno, creadores de inseguridad social10.
7 Juan Manzano Manzano: La incorporación de las Indias a la Corona de Castilla. Madrid, Edic. Cultura
Hispánica, 1948, p. 353.
8 “El Estado español, con un poder real firmemente asentado por Fernando e Isabel, con un Derecho
muy maduro, es el que realiza la experiencia colonial, y sufre en el curso de ella determinadas
transformaciones, cuyo resultado constituye lo que podemos definir como el Estado Indiano”
Mario Góngora: El Estado en el Derecho Indiano. Época de fundación 1492-1517. Santiago de Chile,
Instituto de Investigaciones Histórico-Culturales. Universidad de Chile, 1951, p. 35.
9 Conviene advertir que los términos Chancillería y Audiencia tienen una misma acepción y, tanto
en España como en América, los documentos se refieren a ambas entidades indistintamente.
10 Sobre la administración de justicia en la Baja Edad Media castellana véanse, Roger B. Merriman:
La formación del Imperio español en el viejo mundo y en el nuevo. Barcelona, Editorial Juventud, 1958,
Tomo I, pp. 195-199; Juan Beneyto: Historia de la Administración Española e Hispanoamericana. Madrid,
Aguilar, 1958, pp. 188-190 y 284-286; Salvador Minguijón: Historia del Derecho Español. Barcelona,
Editorial Labor, 1952, pp. 97, 106 y 209-213; Rafael Altamira y Crevea: Manual de Historia de
España. Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 1946, pp. 221-224; Pedro Aguado Bleye: Manual de
Historia de España. Madrid, Espasa Calpe, 1959, Vol. I, pp. 880-882; Antonio Ballesteros y Bereta:
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 25
Historia de España y su influencia en la Historia Universal. Barcelona, Editorial Salvat, s.f., Vol. IV, pp.
4-8; Fernando Soldevilla: Manual de Historia de España. Barcelona, Ariel, 1962, Tomo II, p.82.
26 Alí Enrique López Bohórquez
de los cuales debían permanecer al lado del rey a fin de impartir justicia. La
hostilidad de la nobleza impidió el funcionamiento de este tribunal, el cual
sin embargo adquirió prestigio durante el gobierno de Fernando IV (1295-
1310). En ausencia del soberano, los alcaldes juzgaban bajo la dirección del
adelantado del rey o sobre juez. La existencia de varios tribunales y personas
encargadas de ejercer derecho creaba numerosos conflictos de jurisdicción.
En el período siguiente parte de estos problemas tienden a solucionarse
mediante una reorganización jurídica. Así, en el reinado de Enrique II, en
las Cortes de Toro de 1371, la Curia o Cort cambió su nombre por el de
audiencia y recibió nueva estructuración, constituida ahora por 7 oidores (3
prelados y 4 juristas). Durante los reinados de Juan I y Juan II (1379-1456),
este tribunal se denominó Chancillería. En 1387 se le instituyó el cargo de
procurador fiscal y se aumentó su personal a 16 oidores: 6 prelados y 10
doctores en Derecho. Se dispuso que éstos dividiesen su tiempo por igual
entre Medina del Campo, Olmedo, Alcalá de Henares y Madrid. En 1390
se estableció en Segovia y en 1405 se trasladó a Valladolid. Los jueces
eran elegidos exclusivamente entre las filas del clero y de los letrados de
las distintas partes del reino. En 1433, la Audiencia quedó dividida en dos
salas principales para procesos civiles y criminales; los jueces civiles se
llamaron oidores, y los jueces criminales alcaldes. Además, apareció una
sala especial para los pleitos de los señores, la Sala de Hijosdalgo, y un
procurador asignado para salvaguardar los derechos de la corona. Sus fallos
eran inapelables, salvo cuando el rey tomaba decisión sobre determinado
asunto.
A pesar de las reformas introducidas, las quejas y los cambios
constantes del personal demostraron que el tribunal funcionaba
arbitrariamente en el período que precede al gobierno de los reyes católicos,
quienes imprimirán –en su ocasión– un sello distinto a la institución. Los
organismos arriba descritos
cuatro salas) y alcaldes del crimen (3 en una sola sala), según fuera un asunto
civil o criminal. Ambos ministros estuvieron investidos de una serie de
honores y preeminencias, y les estaban impuestas ciertas obligaciones por su
carácter profesional. La presidencia de la Audiencia recaía en un gobernador
o regente. Su competencia era más reducida que la de la Chancillería (cinco
leguas alrededor de la capital). Conocía en apelación de las decisiones de
las justicias menores. De sus sentencias se podía apelar ante la Chancillería
más cercana a su jurisdicción y ésta, a su vez, tenía facultad para apelar
ante el Consejo de Castilla. Estas características se derivaron de la nueva
organización audiencial dada en las ordenanzas de 1489. El papel de las
audiencias en el cuadro institucional fue tan considerable que se mantuvieron
durante toda la administración de los Austrias y de los Borbones, e incluso
formaron parte de la organización judicial española del siglo XIX. Aparte
de las audiencias, los reyes restituyeron el tribunal de la Santa Hermandad,
creado en 1312, denominado Hermandad Nueva, y establecieron el de la
Inquisición en 1480. El primero, para coartar las violencias de malhechores
y de los hombres con poder económico en los lugares más apartados; y el
segundo, destinado a mantener la unidad de la fe. En materia legislativa,
los tribunales y jueces indicados aplicaban disposiciones legales que
ayudaban a resolver los diversos casos que se presentaban. Estas fueron:
el Ordenamiento de Alcalá de Henares (1348), los Fueros Municipales, el
Fuero Real (1265), Las Siete Partidas (1265) y el Espéculo16.
16 Alfonso García Gallo: Manual de Historia del Derecho Español. Madrid, Artes Gráficas, 1971, Tomo
II, pp. 400-401 y 654-656.
17 El sistema administrativo para América, y sus cuadros institucionales, …“tiene su origen en los
cuadros de organización y en los esquemas jurídico-administrativos de Castilla, sin perjuicio de
que se trate de adaptarlos a las peculiares circunstancias y exigencias del Nuevo Mundo. Estas
lo condicionan sin duda, pero no hasta el punto de que el sistema de gobierno y el carácter de
las instituciones resulte desnaturalizado”… Alfonso García Gallo: “Los principios rectores de
30 Alí Enrique López Bohórquez
la organización territorial de las Indias en el siglo XVI”, en Estudios de Historia del Derecho Indiano.
Madrid, Instituto Nacional de Estudios Jurídicos, 1972, p. 664.
18 “Una de las preocupaciones más acentuadas y constantes de la corona española, en la administración
de las Indias, fue la de organizar en ellas un régimen fundado en el derecho y orientado a realizarlo.
No era, sin duda, tarea sencilla la que este aspecto de la conquista imponía a la metrópoli, pues
no se trataba simplemente de transplantar al nuevo mundo las normas jurídicas que iban creando,
sino también de procurar que ellas lograran en América una efectiva vigencia”. Ricardo Zorraquín
Becú: La justicia capitular durante la denominación española. Buenos Aires, Imprenta de la Universidad,
1947, p. 13.
19 “En efecto, ese doble brazo de dominación del estado metropolitano: el aparato burocrático y
el oligopolio-oligopsonio instaurado por el capital comercial, será el que posibilitará finalmente
la imposición de términos de intercambios desfavorables (las diferencias abismales de costos de
producción hacen a las relaciones comerciales entre colonia y metrópoli un verdadero paraíso de
un sui generis intercambio desigual); impedirá la producción de artículos que puedan competir
con los de la madre patria; regulará la producción y el comercio, beneficiando a ciertas regiones,
ciudades y grupos, en detrimento de otros; impondrá cargas y gabelas, etc.” Juan Carlos Garavaglia:
Modos de producción en América Latina (Introducción). Buenos Aires, Siglo XXI, 1974, p. 15.
20 Richard Konetzke: América Latina. Época Colonial. México, Siglo XXI, 1971, p. 103.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 31
… que si a cabsa de las mercadurias quel traera de las dichas yslas e/ tierras,
que así como dicho es que se ganaren o descubrieren, o de las que en troque/
de aquellas se tomaren aca de otros mercadores, naçiere pleito alguno en el
lugar/ donde dicho comerçio e trato terna e fara, que si por la preheminencia/
de su oficio de almirante le perteneçera conoscer del tal pleito, plega a Vuestra
Altezas que el o su teniente, e no otro juez, conosca del tal pleito…22.
21 Horacio López Guédez: Los Reyes Católicos y América (1492-1517). Mérida, Universidad de
Los Andes, 1971; pp. 26-7; Alfonso García Gallo: “Los orígenes de la administración territorial
de las Indias. El gobierno de Colón”, en Estudios de Historia del Derecho Indiano, pp. 563-637.
22 Libro de los Privilegios del Almirante don Cristóbal Colón (1498). Estudio preliminar, edición y notas
por Ciriaco Pérez Bustamante. Madrid, Real Academia de la Historia, 1951, p. 33.
23 Horacio López Guédez: op. cit., p. 28, Alfonso García Gallo: “Los orígenes de la administración
territorial”…, pp. 625-628.
32 Alí Enrique López Bohórquez
24 En carta a Bobadilla, del 21 de marzo de 1499, los reyes lo comisionaron para que …“vos
informéis y sepáis la verdad de (…) quien y cuáles personas fueron las que se levantaron contra
el dicho Almirante y Nuestras Justicias, y por qué cabsas y razón, y que robos y males y daños han
fecho, y todo lo otro que cerca desto vos viéredes ser menester saber para ser mejor informado:
y la información habida y la verdad sabida, á los que por ella falláredes culpables, prendedles los
cuerpos y secuestradles los bienes; y así presos, procedades contra ellos y contra los ausentes á
las mayores penas civiles y criminales que falláredes por derecho”… Colección de Documentos Inéditos
Relativos al Descubrimiento, Conquista y Organización de las Antiguas Posesiones Españolas de América y
Oceanía. Madrid, Imprenta de Manuel G. Hernández, 1882; Tomo XXXVIII, pp. 409-411.
25 Clarence H. Haring: El Imperio Hispánico en América. Buenos Aires, Editorial Solar/Hachette, 1966,
pp. 22-23.
26 El historiador argentino Ricardo Levene adopta la clasificación de Javier Malagón Barceló: Teoría del
Derecho Procesal en las Leyes de Indias. Madrid, 1936, quien habla de tribunales ordinarios, inferiores y
especiales. Tribunales ordinarios: El Consejo de Indias, las audiencias, los gobernadores intendentes
y el Ministerio Público, el virrey presidente de la Audiencia y las Justicias Mayores. Los tribunales
inferiores: alcaldes ordinarios y Cabildo. Los tribunales especiales: Juzgados de bienes de difuntos,
Tribunales de Cuentas, de Indígenas, de Comercio y de Minas, de Aguas, jueces pesquisadores y
residenciadores, jueces hacedores de diezmos y otros que representaban la organización de los
fueros, como los Tribunales Militares, Eclesiásticos, Universitarios, de Protomedicato, de Comedia
y Administrativo. Manual de Historia del Derecho Argentino. Buenos Aires, Guillermo Kraft, 1957,
p. 111. Por su parte, Ricardo Zorraquín Becú distingue los tribunales superiores: Consejo de
Indias y audiencias, y los magistrados inferiores: a) los jueces capitulares (alcaldes ordinarios, de
la hermandad, de aguas y alcaldes indios), y los que formaban el tribunal del consulado; b) los
jueces de nombramiento real directo e indirecto, que desempeñaban sus cargos por un plazo
incierto, casi siempre por varios años (gobernadores y sus tenientes, los intendentes, los asesores
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 33
A) Organismos Superiores
letrados de cada Intendencia, los oficiales reales, los subdelegados de la real hacienda, los jueces
eclesiásticos, los militares y los residenciadores de funcionarios nombrados por el rey); c) los
jueces de tierras, pesquisidores, de comisión y los que residenciaban funcionarios que no eran de
nombramiento real. op. cit., pp. 18-19.
27 Demetrio Ramos Pérez: Historia de la Colonización Española en América. Madrid, Pegaso, 1947, pp.
63-65.
28 Véase “Primeras ordenanzas que se hicieron para la Casa de la Contratación”, en José María
Chacón y Calvo (Compilador): Cedulario Cubano. Los Orígenes de la Colonización. Madrid, Cía.
34 Alí Enrique López Bohórquez
El Consejo de Indias
33 En torno al problema de la fundación del Real Consejo de Indias han surgido una serie de
posiciones entre los especialistas del tema; mantenemos la fecha generalizada del 1 de agosto
de 1524 dada por el tratadista indiano Juan de Solórzano Pereira: Política Indiana. Madrid, Cía.
Iberoamericana de Publicaciones, 1947, Tomo IV, Lib. V Cap. XV. Sobre la polémica véase,
Antonio Muro Orejón: “El Real y Supremo Consejo de las Indias”, Anuario de Estudios Americanos,
XXVII (Sevilla, 1970), pp. 195-218 y Demetrio Ramos Pérez: “El problema de la fundación del
Real Consejo de Indias”, Anuario de Estudios Americanos, XXVI (Sevilla, 1969), pp. 385-425.
34 Sobre el Consejo de Indias véase Antonio Muro Orejón: Lecciones de Historia del Derecho Hispa-
Indiano, pp. 149-164 y “El Real y Supremo Consejo de las Indias”; Demetrio Ramos Pérez: “El
Problema de la fundación del Real Consejo de Indias” e Historia de la colonización española en América;
Juan Pérez de Tudela y otros: El Consejo de las Indias en el siglo XVI. Valladolid, Universidad de
Valladolid, 1970; Esteban de la Puente: op. cit., pp. 423-427; Joaquín Real Díaz: “El Consejo de
Cámara de Indias: génesis de su fundación”, Anuario de Estudios Americanos, XIX (Sevilla, 1962),
pp. 725-758; Richard Konetzke: op. cit., pp. 107-109; José Miranda González: op. cit., pp. 101-103;
Mario Góngora: op. cit., pp. 67-69; Clarence H. Haring: op. cit., pp. 111-126; J. M. Ots Capdequí:
Instituciones, pp. 444-445 y El Estado Español…, pp. 64-65; Francisco Morales Padrón: op. cit., pp.
377-380; Juan de Solórzano Pereira: op. cit., Tomo IV, Lib. V, Caps. XV-XVIII.
35 “Las Leyes Nuevas de 1542-1543. ordenanzas para la gobernación de las Indias y buen tratamiento
y conservación de los indios”, Anuario de Estudios Americanos, XVII (Sevilla, 1959), pp. 561-587, y
“Las ordenanzas de 1571 del Real y Supremo Consejo de las Indias”, Anuario de Estudios Americanos,
XIV (Sevilla, 1957), pp. 363-423. Ambos textos con estudios y notas de Antonio Muro Orejón.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 37
Las Audiencias
36 Sobre las Reales audiencias indianas véase Santiago Gerardo Suárez: “Para una bibliografía de las
Reales audiencias”, Memoria del Segundo Congreso Venezolano de Historia, Tomo III, pp. 210-33; trabajo
ampliado en Las Reales audiencias indianas. Fuentes y bibliografía. Caracas, Academia Nacional de la
Historia, 1989. Otros trabajos publicados con posterioridad a esta obra son Fernando Mayorga: La
Audiencia de Santa Fe en los Siglos XVI y XVIII. Bogotá, Instituto Colombiano de Cultura Hispánica,
38 Alí Enrique López Bohórquez
1991; Tomás Polanco Alcántara: Las Reales audiencias en las Provincias Americanas de España. Madrid,
Fundación Mapfre América, 1992; y Teresa Sanciñena Asurmendi: La Audiencia en México en el
reinado de Carlos III. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1999.
37 Al respecto dice Enrique Ruiz Guiñazú: “…Su obra fue básica al determinar su progreso y cultura,
y por su misión política, influyó poderosamente en la estructura geográfica y constitucional de las
nuevas nacionalidades…” La Magistratura Indiana. Buenos Aires, Facultad de Derecho y Ciencias
Sociales de la Universidad de Buenos Aires, 1916, p. 37; Jacques Lambert: América Latina. Estructuras
sociales e instituciones políticas. Barcelona, Ediciones Ariel, 1973, pp. 118-121.
38 Recopilación de las Leyes de los Reinos de las Indias. Lib. II, Tít. XV, Ley I. 5ed. Madrid, Boix Editor,1841.
(En adelante Recopilación).
39 Juan de Solórzano Pereira: op. cit., p. 40.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 39
B) Organismos Inferiores
42 Sobre los corregidores y alcaldes mayores, véase Recopilación, Lib. V, Tít. II; Juan de Solórzano
Pereira: op. cit., Lib. V, Cap. II; Enrique Ruiz Guiñazú: op. cit., pp. 292-294; Mario Góngora: op.
cit., pp. 53-55 y 82-90; Guillermo Lohman Villena: El corregidor de Indios en el Perú bajo los Austrias.
Madrid, Cultura Hispánica, 1957 y “El corregidor de Lima (Estudio Histórico-Jurídico), Anuario
de Estudios Americanos, IX (Sevilla, 1952), pp. 131-171; Clarence H. Haring: op. cit., pp. 145-150;
José María Ots Capdequí: Instituciones, pp. 466-471; Francisco Morales Padrón: op. cit., pp. 389-
399; Ambrosio Perera: “Usanza de los términos Corregimiento y corregidor”, Memoria del Primer
Congreso…, Tomo II, pp. 163-77; Ermila Troconis de Veracoechea: “El Corregimiento del Tocuyo
en los siglos XVII y XVIII”, Ibid., Tomo II, pp. 385-440.
43 En relación con los alcaldes ordinarios véase, Recopilación, Lib. V, Tít. III y IV; Juan de Solórzano
Pereira: op. cit., pp. 19-44; Enrique Ruiz Guiñazú: op. cit., pp. 283-292; Clarence H. Haring: op. cit.,
pp. 168-169 y 174-176; Demetrio Ramos Pérez: Historia de la Colonización…, p. 126.
42 Alí Enrique López Bohórquez
44 Ricardo Levene: op. cit., p. 120; Ricardo Zorraquín Becú: La justicia capitular…, pp. 32-44.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 43
Tierra Firme, debido a la distancia que la separaba del Virreinato del Perú.
Durante más de quince años los magistrados de la Audiencia de los Confines
gobernaron en lo político-militar en las provincias de Guatemala, Nicaragua,
Honduras y Chiapas, hasta tanto se decidiera el nombramiento de un
gobernador. La distancia entre el Nuevo Reino de Galicia y el Virreinato de
la Nueva España determinó el establecimiento de una Audiencia en aquella
provincia, y por muchos años sus oidores –alcaldes mayores– tuvieron el
control del gobierno con independencia del virrey mexicano. Las guerras
civiles en el Perú, como resultado de la rivalidad entre Pizarro y Almagro,
determinaron incluir en las Leyes Nuevas la fundación de un tribunal en
Lima. Tanto aquí como en México se pretendía combatir las tendencias
feudales, todavía imperantes en España.
Durante una década los ministros de Santa Fe gobernaron para acabar
con los excesos de los funcionarios encargados del gobierno, la administración
de justicia y la real hacienda. La riqueza de las minas de Potosí había generado
abusos de autoridad y desacato permanente a las leyes por parte de la gente
que traficaba en aquella región, a lo cual se pretendió poner remedio con la
instalación de una Audiencia en Charcas. En Quito la magistratura respondió
a la distancia que separaba esta provincia de su respectivo centro de control,
lo cual había generado múltiples arbitrariedades de funcionarios y de la clase
económica dominante. Al tribunal de Chile se le confió la reorganización
del ejército para enfrentar a los aguerridos araucanos, proteger a los indios
sometidos y velar por el orden en la administración del erario público. La
Audiencia de Buenos Aires, fundada en dos oportunidades, tuvo la atribución
especial de impedir los fraudes contra la real hacienda y, sobre todo, de
combatir el crecido contrabando con naves extranjeras. La Real Audiencia de
Caracas formó parte del proceso de integración y centralización administrativa
de las provincias que entraron bajo su jurisdicción, orientada –además de
resolver los problemas que causaba elevar los pleitos a Santo Domingo o
a Santa Fe– a controlar los funcionarios, limitar el poder detentado por la
aristocracia criolla, a intervenir en todos los asuntos de la sociedad venezolana.
La creación de un tribunal de justicia en el Cuzco estuvo estrechamente ligada
a las reformas introducidas en el virreinato peruano como consecuencia del
levantamiento de Túpac Amaru.45
Cuadro 1
Creación, distrito y organización de las audiencias en América
Santa Fe en el Nuevo Reino de Las Provincias del Nuevo Reino, 1 presidente togado, 5 oidores
Granada (1549) (Fue erigida las de Santa Marta, Río de San y alcaldes del crimen, 1 fiscal,
posteriormente en Virreinato Juan y la de Popayán, excepto 1 alguacil mayor, y personal
en 1717, suprimido en 1723 los lugares que de ella están subalterno.
y restablecido en 1739; se le señalados a la Audiencia de
señaló por distrito, además del Quito; también toda la Provincia
de esta Audiencia, el de las de de Cartagena y de la Guayana
Panamá y Quito) o Dorado, todo lo que no
fuere de la de Santo Domingo.
Partiendo términos: por el
Sur con la Audiencia de Quito
y tierras no descubiertas; por
Occidente y el Norte con el
mar del Norte y provincias de
la Audiencia de La Española y
Audiencia de Tierra Firme.
46
47 48
47 A.G.I. Caracas, 165. Real Cédula del 8 de diciembre de 1786, comunicando al gobernador y capitán
general de la Provincia de Venezuela sobre la creación de la Audiencia.
48 Enrique Ruiz Guiñazú: op. cit. , pp. 132–137.
50 Alí Enrique López Bohórquez
49 El estudio de Mark Burkholder y D. S. Chandler: From Impotence to Authority. The Spanish Crown and
the American audiencias, 1687-1808. Columbia, University of Missouri Press, 1977; pp. 119-124, revela
que los cambios ocurridos después de 1750 difieren considerablemente del período precedente.
De los doscientos peninsulares nombrados entre 1751 y 1808 sólo tres fueron miembros de
órdenes nobiliarias, lo cual evidencia la escasa vinculación con las familias nobles. Noventa y siete
españoles y cuarenta y cinco americanos habían tenido experiencia en el gobierno, universidades,
audiencias y asuntos judiciales antes de servir en las cortes indianas. Treinta y dos peninsulares
fueron recompensados por sus servicios con la incorporación a la Orden de Carlos III. Diecinueve
regentes obtuvieron la Cruz de dicha orden y otros seis ministros fueron nombrados caballeros
de la misma. Doce regentes fueron al Consejo de Indias y uno al de Castilla. La mayoría de los
magistrados estudiaron fuera de las universidades de Salamanca, Alcalá, Valladolid (España) y
San Marcos (Lima), de donde tradicionalmente procedían los ministros de las audiencias antes
de 1750.
50 Parte dispositiva del Real Decreto de 11 de marzo de 1776 en José Manuel de Ayala: Diccionario
de Gobierno y Legislación de Indias. Madrid, Compañía Iberoamericana de Publicaciones, 1929, II, p.
57.
51 A. G. I. Indiferente General, 829 y A. G. N. (Caracas), reales cédulas, Tomo II, fol. 209: Cédula General
para que en los Reinos de América se haga notoria la nueva planta que S. M. Se ha servido dar a
este Consejo y a las Reales audiencias de aquellos distritos (Madrid, 6 de abril de 1776).
52 Alí Enrique López Bohórquez
56 Manuel Salvat Monguillot: “La Instrucción de regentes”, Revista Chilena de Historia del Derecho, 3
(Santiago, 1964), pp. 37-69, breve estudio y reproducción de la Instrucción. Ricardo Levene: Historia
del Derecho Argentino, Tomo II, pp. 245-246 y José Maria Ots Capdequi: Historia del Derecho de España
en América y el de Derecho Indiano. Madrid, Editorial Aguilar, 1969, pp. 69-72, solamente extractan los
artículos de la Instrucción. Sobre algunos regentes véanse José María Mariluz Urquijo: “Las Memorias
de los regentes de la Audiencia de Buenos Aires”, Revista del Instituto de Historia del Derecho, 1 (1949),
pp. 19-26, y el estudio biográfico de Felipe A. Barreda: Manuel Pardo Ribadeneira, regente de la Real
Audiencia del Cuzco. Lima, 1954. Interesante monografía, que analiza detalladamente la Instrucción, su
aplicación en la Audiencia mexicana y relación de sus regentes, es el artículo de José Luis Soberanes
Fernández: “El Estatuto del regente de la Audiencia de México (1776-1821)”, Anuario de Estudios
Americanos, XXXII (1975), pp. 415-446 y “La reforma judicial de 1776 en México”, Revista de Derecho
Procesal Iberoamericano (Madrid, 1977), pp. 237-255. Una muestra de la concentración de los poderes
político y judicial en los gobernadores, es el estudio de Demetrio Ramos Pérez: “El presidente de
la Real Audiencia de Caracas, en su fase inicial y su intento de concentración de todos los poderes”,
en Estudios de Historia Venezolana. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1976, pp. 751-782.
57 Clarence H. Haring: op. cit., pp. 122-123; Enrique Ruiz Guiñazú: op. cit., p. 246; Ricardo Levene:
Ibid., II, p. 250; José Luis Soberanes Fernández: Ibid., p. 416; Mario Góngora: Studies in the Colonial
History of Spanish America. Cambridge University Press, 1975, p. 172; y Demetrio Ramos Pérez:
Ibid., p. 751.
58 El estudio más comprensivo sobre los regentes de las audiencias es el de Eduardo Martiré: Los
regentes de Buenos Aires. La reforma judicial indiana de 1776. Buenos Aires, Universidad de Buenos
Aires, 1981. No coincidimos en cuanto al objetivo de la reforma, pues este autor sostiene que
consistió en “independizar a las audiencias de la tutela del presidente y en lograr una mayor
centralización a través del regente”. Creemos haber demostrado, sobre la base de la legislación y
54 Alí Enrique López Bohórquez
Parece más clara la idea de que el cargo fue creado para regular
internamente las audiencias, lo que no era del todo novedoso. Con excepción
del aspecto ceremonial, desde el siglo XVI los oidores decanos (o más
antiguos) ejercían la mayoría de las atribuciones concedidas a los regentes
en la Instrucción. Esta señala en el artículo 61 que “las facultades de los
Decanos de las audiencias quedarán en adelante refundidas en los regentes;
y en ausencia o falta de éstos, volverán los decanos según y en la forma que
se conceden a los regentes”. Estos representaron, por tanto, un funcionario
más dentro de la Audiencia con las mismas atribuciones generales de los
otros magistrados, aunque detentando ahora prerrogativas protocolares
y facultades ligeramente ampliadas. La falta de autoridad de los regentes
frente a los presidentes (virrey o gobernador) y ministros de la Audiencia
fue expuesta en 1782 por Vicente de Herrera y Rivero, regente del tribunal
mexicano. En su “Plan para la mejor administración de justicia en América”,
Herrera criticaba que la presidencia de las audiencias recayera en militares
y expresaba la necesidad de separarlos de la institución. Alegaba que el
desconocimiento de cuestiones jurídicas de aquellas autoridades era fuente
de permanentes arbitrariedades en sus relaciones con la Audiencia. Esto
evidenciaba que seis años después de creadas las regencias, la potestad de
los presidentes permanecía invariable.
En cuanto a los regentes, clamaba Herrera por la presidencia
exclusiva de ellos, la necesidad de aclarar algunos aspectos de la
Instrucción y la ampliación de sus facultades, pues éstas se habían
reducido al …“gobierno económico interior de los tribunales, y
si en él o fuera faltaban en algo los ministros, no tienen declarada
el caso de Caracas, que tal independencia no ocurrió; la lectura de este trabajo nos advierte que
la situación tendió a repetirse en la mayoría de las audiencias, incluyendo la de Buenos Aires,
estudiada por Martiré.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 55
Tabla 1
Reformas burocráticas de las audiencias de América y de Filipinas
en 1776 y 1788
Buenos Aires - - 1 - - 5 - - 2 - - 8
Caracas - - 1 - - 3 - - 1 - - 5
Charcas - 1 1 5 5 4 1 2 1 6 8 6
Chile - 1 1 5 5 4 1 2 1 6 8 6
Cuzco - - 1 - - 3 - - 1 - - 5
Guadalajara - 1 1 4 5 4 1 2 1 5 8 6
Guatemala - 1 1 5 5 4 1 2 1 6 8 6
Lima - 1 1 8 10 8 4 5 4 2 2 2 14 18 15
Manila - 1 1 5 5 4 1 2 2 6 8 6
México - 1 1 8 10 8 4 5 4 2 2 2 14 18 15
Quito - 1 1 4 5 4 1 2 1 5 8 6
Santa Fé - 1 1 5 5 5 1 2 2 6 8 8
Santo - 1 1 4 5 3 1 2 1 5 8 5
Domingo
Total 10 13 53 60 59 12 20 18 73 100 98
Fuentes: A.G.I. Indiferente General, 829 y A.G.N. (Caracas), Sección reales cédulas. Tomo II, Fol. 209: Real
Cédula de 6 de abril de 1776; Sección Real Hacienda, Tomo CDXLIX, Fol. 41: Real Orden de 7 de abril
de 1788.
56 Alí Enrique López Bohórquez
Tabla 2
Reforma de salarios y Presupuesto General de las audiencias de América
y Filipinas Introducida por José Gálvez y Antonio Porlier
Alcaldes Presupuesto
Regente Oidores c/u crimen c/u Fiscales c/u General
Audiencias 1787 -1788 1787 -1788 1787 -1788 1787 -1788 1781 1788
Buenos Aires 6.000 -5.250 4.466 -3.500 4.430 -3500 32.726 -29.750
Caracas 5.000 -4.300 3.300 -3.300 3.300 -3.300 19.726 -17.500
Charcas 9.720 -5.860 4.860 -4.860 4.860 -4.860 43.740 -30.160
Chile 9.720 -5.860 4.860 -4.860 4.860 -4.860 43.740 -30.160
Cuzco 9.000 -5.000 4.500 -4.000 4.500 -4.000 27.000 -21.000
Guadalajara 6.600 -6.600 3.300 -3.300 3.300 -3.300 29.700 -23.100
Guatemala 6.600 -4.300 3.300 -3.300 3.300 -3.300 29.700 -20.800
Lima 10.000 -7.500 5.000 -5.000 5.000 -5.000 5.000 -5.000 95.000 -77.500
Manila 7.000 -4.500 3.500 -3.500 3.500 -3.500 31.500 -25.500
México 9.000 -6.750 4.500 -4.500 4.500 -4.500 4.500 -4.500 85.500 -69.750
Quito 6.600 -6.600 3.300 -3.300 3.300 -3.300 29.700 -23.100
Santa Fe 6.600 -4.950 3.300 -3.300 3.300 -3.300 29.700 -28.050
Santo 6.00 -4.300 3.300 -3.300 3.300 -3.300 29.700 -17.500
Domingo
Total: 529.906 -413.870
Nota: Los salarios correspondientes al año 1787 representan la reforma de José de Gálvez en 1776 y
la creación de las audiencias de Buenos Aires (1782), Caracas (1786) y Cuzco (1787): Los salarios en
1788 constituyen la reforma de Antonio Porlier en 1788.
Fuente: A.G.N. (Caracas), Real Hacienda, Tomo CDXLIX, fol. 41: Reglamentos para las audiencias de
América (4 de mayo de 1788).
… leyendo V.E. la Instrucción (…) observará que casi todos los capítulos
tratan sobre ceremonias y distinciones, de modo que más parece que se pensó en
formar unos entes autorizados, que en crear unos ministros útiles. Los decanos
ejecutaban antes con igual buen suceso, casi todas las gestiones cometidas ahora
a los regentes, excepto algunas que tampoco se han puesto en práctica, porque
se ha hallado invencible dificultad en ellas.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 57
tanto los funcionarios como las instituciones colegiadas del rey y de sus
organismos asesores para asuntos americanos en materia de justicia.59
En la jerárquica estructura judicial venezolana encontramos, en
primer término, a los alcaldes ordinarios de los ayuntamientos o cabildos
de las villas y ciudades de las provincias de Venezuela, Nueva Andalucía,
Guayana, Margarita, Trinidad y Mérida de Maracaibo. Esta institución, al
igual que en España y en toda América, estuvo destinada al gobierno local
de las ciudades y villas importantes, en las áreas específicas de justicia y
regimiento, cumpliendo así atribuciones políticas, administrativas, legislativas
y judiciales. Sus funcionarios más importantes, los alcaldes ordinarios, eran
los encargados de administrar justicia ordinaria en primera instancia, tanto
civil como criminal, en las jurisdicciones de sus respectivos ayuntamientos,
como quedó establecido en la Ley I, Título III, Libro 5 de la Recopilación
de 1680. De sus decisiones se apelaba ante la institución en pleno, a los
correspondientes corregidores, tenientes de justicia mayor, gobernadores o
a las Reales audiencias de Santo Domingo o Santa Fe, cuando las provincias
coloniales venezolanas estuvieron en distintos momentos bajo la jurisdicción
de esas magistraturas60.
Como es conocido, el actual territorio venezolano estuvo integrado
por las provincias o gobernaciones antes señaladas Al frente de cada una
de ellas se encontraba un gobernador y capitán general, quien ejercía la
máxima autoridad en el orden de gobierno, con atribuciones gubernativas,
judiciales, legislativas y militares. En materia judicial, el gobernador conocía
en primera instancia de asuntos civiles y criminales en los términos de su
jurisdicción, con el asesoramiento de un letrado denominado teniente
59 Parte de la información que insertamos sobre este aspecto procede del Proyecto de Investigación
“La Administración de Justicia en Venezuela (Período Colonial)”, coordinado por el Dr. Horacio
López Guédez, auspiciado por el Consejo de Desarrollo Científico, Humanístico y Tecnológico de
la Universidad de Los Andes (H-136-87), con la participación de Alí Enrique López Bohórquez,
Ildefonso Méndez Salcedo y Ana Julia Romero.
60 Tanto los alcaldes ordinarios como el Cabildo en general no han sido estudiados en el contexto
de sus respectivas funciones y atribuciones. Para el conocimiento de lo escrito sobre la institución
remitimos al trabajo de Robinzon Meza: Historiografía del Cabildo Colonial. Mérida, Grupo de
Investigación sobre Historiografía de Venezuela/CDCHT/Universidad de Los Andes, 1996. En
la presentación a este libro decíamos: …“el autor además del comentario que orienta el contenido
de los libros, artículos, ponencias y ediciones documentales incluidos, asume su posición crítica
frente a esa historiografía, lo cual permite afirmar que el Cabildo de las distintas provincias
coloniales de Venezuela no ha sido prácticamente estudiado, siendo el de Caracas el que mayor
atención ha recibido”…, p. 6.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 61
61 Existen estudios dispersos sobre las respectivas gobernaciones coloniales venezolanas, en las
que escasamente se trata el tema de la administración de justicia por parte de los gobernadores y
capitanes generales y sus asesores letrados. Guillermo Morón es el historiador que ha dado una
visión general sobre estas instituciones: Historia de Venezuela. Caracas, Italgráfica, 1971, Tomo
III: “La Estructura Provincial”; Héctor García Chuecos en Siglo XVIII Venezolano. Caracas,
Ediciones Edime, s/f; y Luis Alberto Sucre en gobernadores y Capitanes Generales de Venezuela. Caracas,
Cuatricentenario de Caracas, 1964. Estos autores registran información sobre la actuación de
los distintos gobernadores de la Provincia de Venezuela, haciendo referencia sobre algunas de
sus actuaciones en materia de justicia. Aunque se trata de un estudio que analiza historiográfica
y documentalmente el problema de la Capitanía General de Venezuela, el trabajo de grado de
Ildefonso Méndez Salcedo: La Capitanía General de Venezuela, 1777-1821. Una revisión historiográfica,
legislativa y documental sobre el carácter y la significación de su establecimiento. Caracas, Universidad Católica
Andrés Bello, 2001 (Trabajo de grado para optar a la Maestría en Historia de Venezuela), contiene
amplia información sobre los estudios realizados acerca de las provincias coloniales venezolanas.
Este trabajo fue luego publicado en Caracas, Universidad Católica Andrés Bello/Grupo de
Investigación sobre Historiografía de Venezuela/Universidad de Los Andes, 2002.
62 Al respecto véase, Ambrosio Perrera: “Usanza de los términos Corregimientos y corregidor en
la Gobernación de Venezuela” y Ermila Troconis de Veracoechea: “El Corregimiento de Indios
de El Tocuyo en los Siglos XVII y XVIII”, ya citados.
62 Alí Enrique López Bohórquez
63 Sobre este funcionario véase, Gilberto Quintero: El teniente Justicia mayor en la Administración
Colonial Venezolana. Aproximación a su Estudio Histórico Jurídico. Caracas, Academia Nacional de la
Historia, 1996 (BANH. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 231). Otro estudio sobre la
actuación de este funcionario es el de Robert Ferry: “La esclavitud, el contrabando y los Tenientes
de Justicia. Control del interior de Caracas en el siglo XVIII”, en Memoria del Congreso Bicentenario
de Simón Bolívar. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1985, Tomo II, pp. 99-141.
64 Sobre esta institución véase, en particular, el Estudio Preliminar de Gisela Morazzani de Pérez-Enciso a la
Real Cedula de Intendencia de Ejército y Real Hacienda. Diciembre 8 de 1776. Caracas, Ediciones de la Presidencia de
la República, 1976, pp. XXV-LV, y Eduardo Arcila Farías: Economía Colonial de Venezuela. Caracas, Italgráfica,
1973, Tomo II, pp. 1-30.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 63
65 Eduardo Arcila Farías: El Real Consulado de Caracas. Introducción y Compilación de E.A.F. Caracas,
Universidad Central de Venezuela, 1957. Véanse las “ordenanzas” reproducidas en esta obra, y en
particular los artículos I al XIX, referidos a la administración de justicia. También remitimos al
estudio de Mercedes Álvarez: El Tribunal del Real Consulado de Caracas. Caracas, Concejo Municipal
de Caracas, 1967.
66 Al respecto véase Manuel Gutiérrez de Arce: El Sínodo Diocesano de Santiago de León de Caracas de
1786. Valoración Canónica del Regio Placet a las Constituciones Sinodales Indianas. Caracas, Academia
Nacional de la Historia, 1975. Utilizamos aquí la síntesis realizada por Ildefonso Méndez Salcedo
y Ana Julia Romero en el proyecto de investigación sobre “La Administración de Justicia en
Venezuela”, antes citado.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 65
67 Ermila Troconis de Veracoechea: “Los Libros y la Inquisición”, Revista Nacional de Cultura, 191
(Caracas, enero-febrero de 1970), pp. 67-73 y “El Comisariato del Santo Tribunal de la Inquisición”,
en Historia de El Tocuyo Colonial. Caracas, Universidad Central de Venezuela, 19-77, pp. 32~374; y
Nancy Noguera: El Comisariato del Santo Oficio de la Inquisición en Mérida, 1640-1810. Mérida, Escuela
de Historia/Universidad de Los Andes, 1982.
66 Alí Enrique López Bohórquez
68 A.G.I. Santo Domingo, 62: Representación de la Audiencia de Santo Domingo solicitando su traslado
a Caracas (Santo Domingo, 13 de agosto de 1672).
68 Alí Enrique López Bohórquez
de los derechos reales; los pobres serían defendidos de los poderosos, los indios
encomendados y los demás amparados…
69 Ibid.: Representación del fiscal del Consejo de Indias sobre la solicitud de la Audiencia de Santo
Domingo (Madrid, 24 de abril de 1673).
70 El gobernador Felipe Ricardos presentó un plan que comprendía la jurisdicción, composición
y medios de lograr el establecimiento del tribunal a un costo muy bajo para la Real Hacienda.
Ildefonso Leal: “Mosaico de Noticias Históricas de Venezuela”, El Nacional, Historia A-5 (Caracas,
16 de marzo de 1980), artículo luego incluido con el título de “Intentos de fundar la Audiencia de
Caracas en 1753 y 1759” en Nuevas Crónicas de Historia de Venezuela. Caracas, Academia Nacional de
la Historia, 1985, BANH. Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela, 38), pp. 327-347.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 69
…no sólo por infundada, intempestiva y destituida del apoyo que por su
naturaleza y magnitud exige su gravedad, sino por que toma la ciudad de
Caracas la voz de la Provincia, o algunos de sus capitulares sin tener poder
de las demás y sin contar con el gobernador que es superior de toda ella, y
otras personas de autoridad como son el obispo y Cabildo Eclesiástico, y que
se prevenga a aquel Ayuntamiento, no ponga ni promueva semejantes proyectos
sin la noticia, consentimiento y aprobación del citado gobernador y procedan
unas maduras deliberaciones y acuerdos de este ministro y demás personas
que se contemplen adecuadas según la materia común y pública de que se
trate, y que sea de esta naturaleza, debe representarlo por el conducto del
mismo gobernador como cabeza principal a quien V. M. tiene encomendado
aquella Provincia, pues de lo contrario se originan movimientos que pueden
ser turbativos y sediciosos.74
76 A.G.I. Caracas, 374: Expediente sobre las reclamaciones del Ayuntamiento de Maracaibo y del
Virreinato de la Nueva Granada, en razón de lo determinado por la Real Cédula del 8 de septiembre
de 1777 (1777-1786).
72 Alí Enrique López Bohórquez
Los informes del gobernador de Venezuela Manuel González Dávila y del intendente
Francisco de Saavedra acerca del decreto de establecimiento de una Audiencia en
Caracas
poder soportar los gastos en instancias ante jueces superiores, porque dichas
poblaciones estaban más distantes de Santa Fe, debido a caminos fragosos
y frecuentemente intransitables. En cuanto a la intervención de Caracas,
también era de poco considerar pues, como lo establecía la Real Cédula del
8 de septiembre de 1777, la provincia de Maracaibo seguía dependiendo
de su gobernador en asuntos civiles y criminales, con entera inhibición del
gobernador de Caracas y sin conocer otra autoridad inmediata que la del
rey. A esto debía agregarse que en cada ciudad y villa de Maracaibo había
un teniente de justicia mayor –delegado del gobernador en determinados
asuntos–, dos alcaldes ordinarios, dos de la Santa Hermandad y regidores
que componían los ayuntamientos, los corregidores de pueblos de indios y
otros jueces nombrados cuando los problemas de distancia y el bien público
lo exigían. Por consiguiente, los vasallos estaban suficientemente asistidos
en cuestiones de justicia, y siempre no tenían que recurrir ni siquiera ante
el gobernador de Maracaibo, quien solamente podía conocer de asuntos
civiles y criminales que se presentaran ante él o en materias judiciales
correspondientes a sus atribuciones militares y de gobierno. La Audiencia de
Santo Domingo sólo podía intervenir en apelaciones de decisiones tomadas
por los mencionados funcionarios. En relación con las mismas, señalaron
González y Saavedra que las comunicaciones por tierra y mar hacían más
fácil el acceso al tribunal de aquella isla que al de Santa Fe.
En vista de que el gobernador y el intendente solamente conocieron
las comunicaciones del fiscal y del virrey, el 17 de octubre de 1785 decidió
el Consejo de Indias enviar a Saavedra los oficios del visitador Gutiérrez de
Piñérez, del arzobispo-virrey caballero y Góngora y las representaciones de
los cabildos de Maracaibo y de Barinas, para que a la mayor brevedad posible
dictaminara definitivamente la conveniencia de reincorporar Maracaibo al
virreinato de la Nueva Granada; haciéndole saber también que el monarca,
debido a la gran importancia de las provincias sujetas a la Capitanía General
e Intendencia de Venezuela, consideraba la idea de crear una Audiencia en
Caracas. Saavedra remitió el informe solicitado el 14 de marzo de 1786, y
señaló que mantenía la posición asumida en el informe que antes presentara,
conjuntamente con el gobernador González Dávila, en febrero de 1785.
En esta oportunidad el intendente reflexionó sobre las instancias de los
ayuntamientos de Maracaibo y de Barinas, considerando que las mismas
estaban estrechamente relacionadas con el establecimiento de la Intendencia,
74 Alí Enrique López Bohórquez
Informe citado por Carlos Emilio Muñoz Oráa: Los Comuneros de Venezuela. Una Rebelión Popular de Pro-
Independencia. Mérida, Universidad de Los Andes, 1971, p. 74.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 75
78 Desconocía entonces Saavedra que por Real Orden del 15 de febrero de 1786 se había acogido
la idea de que Barinas se convirtiera en Comandancia dependiente de Caracas y que Trujillo se
incorporara a Maracaibo. Documento reproducido en José Félix Blanco y Ramón Azpúrua:
Documentos para la historia de la vida pública del Libertador. Caracas, Ediciones de la Presidencia de la
República, 1978, Tomo I, pp. 210-212.
79 Real Orden al intendente Saavedra notificándole el establecimiento de una Audiencia en Caracas
(Aranjuez, 13 de junio de 1786), Ibid., p. 214. A.G.I. Caracas, 288-Nº 72: Real Cédula al gobernador
de Caracas comunicándole la creación de la Audiencia (San Ildefonso, 31 de julio de 1786); y
A.G.N. (Caracas). reales cédulas, Tomo XI, fol. 303.
76 Alí Enrique López Bohórquez
80 No pretendemos estudiar en detalle esa situación, simplemente exponemos los aspectos más
resaltantes de la actitud del Estado español y la reacción de los distintos sectores de la sociedad
colonial venezolana, apoyados en las investigaciones de diversos historiadores.
81 Sobre la economía colonial venezolana del período a que hacemos referencia véase particularmente
Eduardo Arcila Farías: El Comercio entre Venezuela y México en los siglos XVII y XVIII. México,
Fondo de Cultura Económica, 1950, y Economía Colonial…, Tomo I pp. 107-158, 201-277 y
317-360; Tomás Polanco Martínez: Esbozo sobre historia económica venezolana. Madrid, Ediciones
Guadarrama, 1960, Tomo I pp. 117-154 y 171-206; Federico Brito Figueroa: Historia Económica y
Social de Venezuela. Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1966, Tomo I, pp. 101-121; Manuel
Nunes Días: El Real Consulado de Caracas (1793-1810). Caracas, Academia Nacional de la Historia,
1971 (Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 106), pp. 175-195; y Miguel Izard: El Miedo
a la Revolución…, pp. 27-28, 63-76, 89-95 y 101-105, y “La Agricultura venezolana en una época
de transición, 1777-1830”, Boletín Histórico, 28 (Caracas, 1972), pp. 81-145.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 77
Sin embargo, nada se hizo en las altas esferas del gobierno español
durante los primeros veinte años. Serían necesarias las noticias de las
rebeliones para que se prestara atención a la conducta de la Guipuzcoana.
Entre 1730 y 1732 se desarrolló el levantamiento del zambo Andrés López
del Rosario, “Andresote”, quien organizó un grupo de indios y negros del
valle de Yaracuy contra la compañía que había impedido sus actividades de
comercio clandestino. En 1741 tuvo lugar el motín de San Felipe el Fuerte,
mediante oposición de los hacendados de la región, representados por
el cabildo, al nombramiento con respaldo de la Guipuzcoana del justicia
mayor Ignacio Vasasábal, quien debía reprimir el contrabando. En 1744
se dio la sublevación de El Tocuyo, con participación de diversos sectores
sociales de aquella ciudad; originada a raíz del reclutamiento de tropas para
rechazar un posible desembarco inglés en Puerto Cabello, lo que se convirtió
en una reacción contra las autoridades de la provincia pues los tocuyanos
consideraron que se trataba más de un auxilio a los odiados guipuzcoanos,
que a la defensa de la soberanía española.86
84 Véase los expedientes promovidos por los cabildos de Caracas (1733-1752 y 1780) y de Maracaibo
(1780) en el Boletín del Archivo Nacional, XXII: 85 (1937), pp. 1-48 y 189-208. Información sobre la
oposición de los ayuntamientos, de los cosecheros y mercaderes e informes de algunos funcionarios
en Roland Hussey: Ibid., pp. 96-120; Eduardo Arcila Farías: Economía Colonial…, I, pp. 250-262 y
269-277; y Francisco Morales Padrón: Rebelión contra la Compañía de Caracas, pp. 61-89.
85 Roland Hussey: Ibid., pp. 105-106.
86 Sobre estos tres movimientos han escrito Eduardo Arcila Farías: Economía Colonial…, I, pp. 279-286;
Roland Hussey: Ibid., pp. 71-74 y 121-123; Carlos Felice Cardot: La Rebelión de Andresote, Valles del
Yaracuy, 1730-1733. Caracas, Imprenta Nacional, 1932, y Rebeliones, Motines y Movimientos de Masas
en el siglo XVIII Venezolano 1730-1781. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1977 (El Libro
Menor, 2), pp. 33-38; León Trujillo: Motín y Sublevación en San Felipe. Caracas, Edit. Edime, 1935.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 79
87 En relación con esta rebelión véase Roland Hussey: Ibid., pp. 127-162; Enrique Bernardo Nuñez:
Juan Francisco de León o el levantamiento contra la Compañía Guipuzcoana. Caracas, Edit. Ávila Gráfica,
1949; la introducción de Augusto Mijares a Documentos relativos a la insurrección de Juan Francisco
de León. Caracas, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1949; Carlos Felice Cardot:
Rebeliones, Motines…, pp. 73-78; Francisco Morales Padrón: Rebelión contra la Compañía de Caracas;
Guillermo Morón: Historia…, Tomo IV, pp. 373-378; y Joseph Pérez: Los Movimientos Precursores
de la Emancipación en Hispanoamérica. España, Editorial Alhambra, 1977, pp. 31-44.
88 Sobre la actuación de la Intendencia véase particularmente William W. Pierson: “La Intendencia de
Venezuela en el régimen colonial”, Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 95 (1941), pp. 259-
275; Eduardo Arcila Farías: Economía Colonial…, Tomo II, pp. 1-57; Tomás Polanco Martínez: op.
cit., pp. 207-218; Carlos E. Muñoz O.: Los Comuneros de Venezuela…, pp. 16-42; Estudio Preliminar
de G. Morazzani a la Real Cédula de Intendencia de Ejército y Real Hacienda. Diciembre 8 de 1776, pp.
XXV-LV; Guillermo Morón: Ibid., Tomo V. pp. 23-43 y Miguel Izard: “La agricultura venezolana…”,
pp. 81-106.
80 Alí Enrique López Bohórquez
90 El estudio más acabado sobre esta rebelión es el de Carlos E. Muñoz O.: Los Comuneros de
Venezuela…; también han escrito sobre la insurrección Vicente Dávila: “Los Comuneros de
Mérida”, en Discursos de Incorporación (1920-1939). Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1966,
Tomo 2, pp. 37-85; J. N. Contreras Serrano: Comuneros Venezolanos. Caracas, Imprenta Nacional,
1952: Carlos Felice Cardot: Rebeliones, Motines…, pp. 79-92; Lucas Guillermo Castillo Lara: La
Grita, una ciudad que grita su silencio. Historia del Espíritu Santo de La Grita. Caracas, Congreso de la
República, 1973, Tomo II, pp. 85-156; y Joseph Pérez: op. cit., pp. 87-108. Estos estudios, con
una nueva versión del trabajo de Carlos Felice Cardot, así como la cronología y el itinerario del
movimiento preparada por Alí Enrique López, han sido editados en Los Comuneros de Mérida.
Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1981 (BANH. Fuentes para la Historia Colonial de
Venezuela, 152).
91 Recopilación…, Libro V, Título III, Ley XII. Nos eximimos de hacer una mayor descripción de los sucesos
derivados de la toma del gobierno por los alcaldes ordinarios y su actuación, lo cual puede ser apreciado
básicamente en Héctor García Chuecos: La Capitanía General…, pp. 1-2 (incluye la documentación
82 Alí Enrique López Bohórquez
correspondiente, pp. 27-38) y en Relatos y Comentarios sobre Temas de Historia Venezolana. Caracas, Imprenta
Nacional, 1957, pp.. 22-28; Mario Briceño Iragorry: Tapices de Historia Patria. Ensayo de una morfología de
la cultura colonial. Caracas, Ediciones Edime, 1956, pp. 93-102; Luis Alberto Sucre: op. cit., 197-199, 212,
220-224, 230-236; y Guillermo Morón: Historia…, Tomo IV, pp. 165-191.
92 El único estudio en concreto sobre la sucesión de los alcaldes es el de Joaquín A. Ramírez F.: La
lucha de los alcaldes por el Gobierno de la Provincia. El formidable pleito entre el licenciado don Juan de Padilla
Guardiola y el Cabildo Caraqueño de 1675. Caracas, Banco Central, 1975.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 83
93 De las impresiones que recoge Juan de Solórzano y Pereira en su Política Indiana, Tomo IV, Libro
V, Capítulo 1, p. 18, se desprende que desde mediados del siglo XVII se conocía en la corte de los
abusos cometidos por los alcaldes-gobernadores: “…esto ha originado notables disturbios en la
Provincia de Caracas, donde se comenzó a establecer un abuso que todos los alcaldes ordinarios,
cada uno en su pueblo, quería ser gobernador en ínterin, como sucedió en Barquisimeto y en
otros Pueblos menores, y en el Consejo hubo varias quejas de personas graves y desinteresadas
sobre que convenía quitar este privilegio a la ciudad, y aún no se ha tomado resolución.”
94 Héctor García Chuecos: La Capitanía General…, pp. 12-16, 39-42 y 45-54, y Relatos y Comentarios…,
pp. 23-33.
84 Alí Enrique López Bohórquez
…que los españoles europeos avecindados en Caracas han debido y deben entrar
con igualdad de goce de los empleos públicos y de gobierno con los españoles
criollos; que en los oficios de justicia y república tengan indispensablemente
una de las dos varas de alcaldes ordinarios los españoles europeos que sean
vecinos(…), y que esta misma igualdad se ha debido y debe observar en todos
95 Reseña documental de estas medidas hace Guillermo Morón: Historia…, Tomo IV, pp. 195-
226.
96 A.G.1. Caracas, 12: consulta del Consejo de Indias sobre el recurso que han hecho los españoles
europeos de la ciudad de Caracas, para que se declare que pueden optar en los empleos civiles y
militares (Madrid, 14 de mayo de 1770); publicada en Richard Konetzke: Colección…, Volumen
III, Tomo 1 (Doc. 215), pp. 369-375.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 85
97 A.G.I. Santo Domingo, 892, libro 61, fol. 44: Real Cédula al gobernador de Caracas sobre la
observación de alternativa (Madrid, 16 de julio de 1771); Ibid., (Doc. 219), pp. 380-382.
98 A.G.I. Caracas, 234: Carta de los españoles Juan Ignacio Garmendia, Fernando Domínguez de
Rojas, Antonio Egaña, Felipe de Francia y Juan Ignacio Lecumberri (Caracas, 24 de septiembre
de 1774).
99 A.G.I. Santo Domingo, 893, libro 64, fol. 121.
86 Alí Enrique López Bohórquez
100 Guillermo Morón: Historia…, Tomo IV pp. 225, registra información documental sobre la
imposibilidad de cumplirse con la alternativa en algunas villas y ciudades.
101 Cfr., Federico Brito Figueroa: La estructura social y demográfica de Venezuela Colonial. Caracas, Revista de
Historia, 1961, pp. 24, 27-31 y 35, e Historia Económica…, Tomo I, pp. 141-158. Un contraste de los
padrones eclesiásticos de las ciudades, villas y pueblos visitados por el obispo Martí (1771-1784)
con las estimaciones hechas por Brito Figueroa (1800-1810), permite apreciar que el incremento de
la población fue notable, la cual ascendió de 199.094 a 354.570 habitantes en un lapso aproximado
de veinticinco años, equivalente a un aumento de 79% de la población calculada por el obispo
Martí en Historia económica…, Tomo I, pp. 154-156.
102 Ibid., Tomo I, p. 160.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 87
Cuadro 2
Motines, rebeliones, insurrecciones,
movimientos de masas y conflictos jurisdiccionales (1703-1808)
Motines, rebeliones,
insurrecciones,
movimientos de masas Grupo
Año Razones
y conflictos Étnico
jurisdiccionales
Confabulación de
1747 Negros Obtención de libertad.
Miguel Luengo
1764-
Invasiones de los indios Oposición al sometimiento de los
1777 Indios
Motilones españoles.
1771-
Partidas del negro Guillermo Negros Obtención de libertad.
1774
Conspiración de Gual y S u s t i t u i r l a M o n a rq u í a p o r u n a
1797 Blancos
España República.
Negros
1798 Alzamiento de Cariaco Obtención de libertad.
Esclavos
Expediciones de
1806 Blancos Independencia a Venezuela.
Miranda
Desconocimiento de la autoridad de la
Junta Suprema Central de España ante la
Conjuración de los mantuanos
1808 Blancos invasión de Napoleón y establecimiento de
de Caracas
una Junta Conservadora de los derechos de
Fernando VII.
Fuente: Cuadro organizado con los datos aportados por Manuel Vicente Magallanes: Luchas e
Insurrecciones en Venezuela Colonial, pp. 79-155.
Cuadro 3
Administración de la Provincia de Venezuela
Mariano
1770
Martí
1778
Francisco I
1781
Cortines
Manuel González
1782
T.
Francisco de
1783
Saavedra
Francisco de
1786 Juan Guillelmi Andrade
Rafael
1788
alcalde
Esteban Fernández
1793 Juan A. de Viana
de León
Juan Jurado de
1796
Laínez
Manuel Guevara
1799 Francisco de Ibarra *
Vasconcelos
1801
Antonio López
1802
Quintana (Interino)
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 91
1803
1804
Vicente de
1806
Emparan
1807
José Vicente de
1809 Vicente Basadre
Anca
Funcionarios
Teniente del rey Regentes Oidores Fiscales
Años
1770
1777
Francisco de
1778 Arce
1782
1783
José B. de
1788
Asteguieta
Joaquín de
1791
Zubillaga
1792
1793
Francisco
1796 Berrío y
Guzmán*
92 Alí Enrique López Bohórquez
Felipe
Martínez
1801
de
Aragón
José
1802 Gutiérrez
del Rivero
1803
Antonio
1806 J. Álvarez
Navarro
1807
1809
1810
* Funcionarios americanos.
Fuentes: La información recogida en este cuadro fue extraída de los citados trabajos de Héctor García
Chuecos: El Siglo XVIII Venezolano; Luis Alberto Sucre: gobernadores y Capitanes Generales de Venezuela y
fuentes documentales citadas en el trabajo.
…para evitar los graves perjuicios y dispendio que se originan a los habitantes de
las provincias comprendidas en esa Capitanía General de recurrir por apelación
en sus negocios a mi Real Audiencia Pretorial de Santo Domingo, (…) cuyo
distrito ha de extenderse además de la Provincia de Venezuela, a la de Cumaná,
Maracaibo y Guayana y a las Islas de Trinidad y Margarita; quedando ceñida
la jurisdicción de la expresada Audiencia a la parte española de aquella Isla,
la de Cuba y Puerto Rico… 105
104 A.G.I. Caracas, 165: Real Cédula del 8 de diciembre de 1786, estableciendo una Audiencia en
Caracas.
105 A.G.I. Caracas, 288-72: Real Cédula al gobernador de Venezuela, Juan Guillelmi, participándole
la creación de una Audiencia en Caracas, de acuerdo con el Real Decreto del 6 de julio de 1786,
y el personal que la integrará.
106 Ibid.
107 Ibid.: Real Cédula al presidente de la Real Audiencia, gobernador Juan Guillelmi, para que tome
la juramentación de los ministros del Tribunal (El Pardo, 31 de enero de 1787).
94 Alí Enrique López Bohórquez
108 Héctor García Chuecos: Siglo XVIII Venezolano, pp. 247-248 y Luis Alberto Sucre: gobernadores y
Capitanes Generales, p. 246.
109 A.G.I. Caracas, 228-N° 72: Expediente que comprende la selección y nombramientos de los
ministros y demás personal de la Audiencia.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 95
110 Ibid.: Título de fiscal civil y criminal de Julián Díaz de Saravia (San Lorenzo, 14 de noviembre de
1786).
111 A.G.I. Caracas, 302-Nº 21: Real Cédula a la Audiencia de Caracas participándole el envío del Real
Sello y decisiones de los ministros sobre su recibimiento (Madrid, 8 de diciembre de 1786).
112 Ibid.: Representación del fiscal Julián Díaz de Saravia (Caracas, 12 de junio de 1787).
96 Alí Enrique López Bohórquez
que tanto deseaban de haberse dignado V.M. crear una Real Audiencia en
ella notó su gobernador y capitán general, D. Juan Guillelmi, el profundo
reconocimiento de todas las clases de vasallos, a la Piedad soberana por
una merced de tan graves e importantes consecuencias, y empezó a tomar
providencias eficaces para proporcionar que se experimentasen cuanto
antes”…
Distintos sectores de la sociedad colonial vecina de Caracas también
reaccionaron favorablemente a la invitación de los magistrados, quienes
indicaron en el informe que “a proporción que se divulgaba el señalamiento,
por todas partes crecieron las demostraciones de júbilo, y desde largas
distancias venían a esta capital numerosas tropas de gentes ansiosas de
competir en la forma posible con los habitadores de ella, en aplauso de la
Real Persona y nombre de V.M.” De igual manera lo hicieron miembros de la
iglesia, pues “el reverendo obispo, el Venerable Deán y Cabildo de esta Santa
Iglesia, todo el Clero secular y las casas Religiosas que a nadie ceden en el
amor y celo, a cuanto pueda ser del Real agrado de V.M., se habían preparado
para dar por su parte señaladas demostraciones de júbilo común a todos”. Al
anochecer del día 18 (se iluminaron como de un golpe) todas las calles de
esta grande ciudad y varias torres, señalándose entre todas, con ostentación
brillante la de la Iglesia Cathedral que hizo la señal con un repique general,
a que correspondieron las demás. La confluencia de gentes por las calles,
casi toda la noche, y la alegría que manifestaban en expresiones humildes
de gratitud a V.M., excedieron a lo que se puede ponderar.
Al amanecer del día diez y nueve se depositó el Sello Real fuera
de la ciudad en un sitio eminente, en una tienda de damascos de seda,
custodiada de una partida de Granaderos. Entonces se dio inicio a los
actos a las ocho de la mañana, concurriendo el presidente y ministros de
Real Audiencia a la Sala de su acuerdo. De allí pasaron a su capilla, que
dos días antes había bendecido el obispo Mariano Martí, a asistir a la misa
convocada al efecto. Concluido ésta, inmediatamente después comenzó el
desfile correspondiente, encabezado por …“cuatro soldados de a caballo,
ceñidas las espadas; seguían los ministros, subalternos del Tribunal y los de
la ciudad; iban inmediatamente los sujetos de primera distinción y calidad
en caballos con jaeces primorosos; seguían la ciudad, bajo de masas, y con
igual ornato y brillantes; después iban los ministros de Real Hacienda y
Contaduría de Cuentas, y últimamente los de la Real Audiencia en toda
ceremonia, cerrando las dos líneas el presidente y el decano regente de
98 Alí Enrique López Bohórquez
ella”. Todo este séquito se dirigió hasta el lugar en que estaba depositado
el Sello Real, el cual –depositado en un cofre de terciopelo– con profunda
reverencia fue tomado por el presidente-gobernador Juan de Guillelmi
y el decano regente Antonio López de Quintana y colocado …”sobre la
almohada y caballo que había hecho llevar el presidente, con aderezo y ornato
sobresaliente; entregáronse los dos cordones del mismo caballo a el alcalde
ordinario de primero voto, don Lorenzo de Ponte, y al regidor decano, D.
Esteban de Otamendi”… La marcha continuó cubriendo la retaguardia
una compañía de Caballería y por los balcones, ventanas y tablados que se
habían levantado y adornado en las bocas calles, y aun por las alturas de las
casas, resonaban las aclamaciones continuadas: “Viva el rey Nro. Señor”:
entre ellas, y la armonía de la música militar, llegó el Sello Real a la puerta del
Palacio de V.M”…
Allí, las autoridades de la Audiencia volvieron a tomar el cofre
que guardaba el Sello Real, colocándolo en la mesa y sobre la almohada
prevenida; …“se pusieron con los oidores y fiscal en pie delante de sus
asientos, se presentó al propio tiempo al frente medio el canciller, abrió el
presidente el cofre y caja del Sello Real para manifestársele y hacerle entrega.
En el mismo instante de la manifestación le hizo el canciller profunda
reverencia, cerró por su mano el cofre(…), le tomó, entró debajo del palio
y partieron delante las filas a la pieza destinada para su custodia (…) Luego
que el canciller le puso en el armario, prevenido a este fin, torció la llave y
retirado el palio, hizo cortesía a la Audiencia, ciudad y acompañamiento.
Entonces pasaron el presidente, decano regente, oidores y fiscal a la Sala
de la Audiencia y, a presencia de mucha gente que entró en ella, se abrió en
nombre de “Dios y del rey” el despacho público de los negocios de Justicia.
Luego pasaron todos a la Casa del gobernador Guillelmi, “en donde se
sirvió un exquisito abundante refresco general.” Al anochecer del propio día
19 se iluminaron de nuevo el Palacio Real, las torres y todas las casas de la
ciudad, y se había en diversas casas “música, refresco y baile”. Por su parte
el canciller José Antonio de Vidaondo interino ofreció abundante y delicado
refresco, exquisito concierto de música y baile (…) y a que concurrieron más
de doscientas personas de ambos sexos”.
Los actos de celebración continuaron el día 20 de julio. Los miembros
de la Audiencia y Ayuntamiento pasaron desde el Palacio a la Iglesia
Catedral, …“en cuya puerta hizo el recibo el Cabildo eclesiástico y, puesto
los dos cuerpos(…)en la capilla mayor a los lados correspondientes, empezó
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 99
la misa que celebró de Pontifical este Rdo. obispo, que ha promovido a todo
esfuerzo con la magnificencia de altar y coro, en cuanto alcanzan las fuerzas
de los hombres y se debe al Augusto sacrificio. A corto intervalo, después de
concluida la misa, se puso de manifiesto el Señor Sacramentado y se entonó
el Te Deum que prosiguió la música de la Iglesia, difundiendo sus afectos
por el innumerable concurso que se oprimía en todas las naves del templo”.
Inmediatamente los funcionarios de ambas instituciones hicieron la visita
general de los pobres encarcelados. Por la noche, el alcalde ordinario de
primer voto, don Lorenzo de Ponte, dio “…refresco, música y baile tan
espléndido como el que había dado el canciller, y con igual concurrencia
de todas las primeras clases del pueblo.” Entre tanto, las casas religiosas
en sus templos hicieron “…fervorosos sacrificios y ruegos a Dios por la
vida y salud” del rey Carlos, mientras que la Real Pontificia Universidad
en su capilla y sus aulas organizaron lucidos oficios religiosos y funciones
literarias “…en que la juventud ha desplegado entre las luces de sus talentos
el amor, la veneración y los afectos humildes a la Real Persona de V.M., a
los Príncipes, nuestros Señores y a toda su Real Familia.115
La Casa de la magistratura
115 A.G.I. Caracas, 302-Nº 1: La Real Audiencia de Caracas informa al rey sobre el recibimiento del
Real Sello e instalación del Tribunal.
116 Héctor Parra Márquez: Caracas política, intelectual y mundana. Caracas, Archivo General de la Nación,
1966, pp. 11-16; Carmen Clemente Travieso: Las Esquinas de Caracas. México, 1966, pp. 239-241;
y Juan Ernesto Montenegro: Crónicas de Santiago de León de Caracas. Caracas, Instituto Municipal de
Publicaciones, 1997, 447-448. La crónica sobre la Real Audiencia de Caracas también fue incluido
en Escritos Patrimoniales. Caracas, Instituto Municipal de Publicaciones de la Alcaldía de Caracas,
1999, pp. 137-138.
100 Alí Enrique López Bohórquez
117 Allí funcionó durante varios años la tipografía “Casa de Especialidades”, de los señores R. V.
Ortega & y Compañía, y después otros comercios de distinta índole. Para el año de 1887 la casa
permanecía vacía y existió el proyecto de adquirirla para instalar en ella el Poder Judicial. También
la misma idea se dio durante el gobierno de Joaquín Crespo, pero no se llevó a efecto. Este edificio
fue adquirido por el Estado venezolano, construyéndose en su terreno la sede del actual Museo
Bolivariano. Estos datos los extraemos de Héctor Parra Márquez: Ibid. p. 11 y Carmen Clemente
Travieso: Ibid., p. 241.
118 Carmen Clemente Travieso: Ibid., p. 239.
119 Francisco Depons: Viaje a la parte Oriental de Tierra Firme en la América Meridional. Caracas, Banco
Central de Venezuela, 1960, Tomo II, p. 214. Entre las pp. 162-163 se incluye un plano de Caracas
en el que el viajero registra la ubicación de la casa de la Audiencia de Caracas.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 101
120 En efecto, esta información la hemos cotejado en Actas del Cabildo Eclesiástico de Caracas. Compendio
Cronológico. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1963 (BANH. Fuentes para la Historia
Colonial de Venezuela, 65), Tomo II (1771-1808), p. 160.
121 Héctor Parra Márquez: Caracas política, intelectual y mundana, p. 13.
122 Recopilación .., Libro III, Título II, Ley XIII.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 103
123 M. Burkholder y D. Chandler: From Impotence to Authority…, en los apéndices V, VI y VII recogen
cuantitativamente la composición de las audiencias de acuerdo con el origen y la influencia local
de los ministros de las magistraturas americanas.
124 Aunque Gálvez muere el año de crearse el tribunal caraqueño, su actitud frente a los criollos, y
particularmente contra los naturales del distrito de las respectivas audiencias, sería continuada
por los sucesivos ministros y Consejeros de Carlos IV.
125 Incluimos sólo los nombramientos antes del 19 de abril de 1810, fecha iniciadora de la rebelión
de Caracas y son expulsadas las autoridades españolas. (Véase cuadro 4)
104 Alí Enrique López Bohórquez
126 Antonio López Quintana, Francisco Ignacio Cortines, Juan Nepomuceno de Pedrosa, José
Bernardo de Asteguieta y Sarralde, Miguel Aurioles de la Torre, Felipe Martínez Aragón, Antonio
Julián Álvarez Navarro, Julián Díaz de Saravia, José Gutiérrez del Rivero, Francisco Ignacio Morales
y Diego Romero Montero; los dos últimos fallecieron antes de asumir sus respectivos puestos.
127 Después de la muerte en 1788 de José Patricio de Rivera, natural de Santiago de Cuba, hubo
control total de la institución por parte de los españoles, durante catorce años. En 1798 Francisco
Berrío y Guzmán, nacido en La Habana, fue nombrado para la recién creada Fiscalía de Hacienda,
pero no comenzó a ejercer hasta 1802. El tercer americano en el tribunal fue Joaquín Mosquera y
Figueroa, nativo de Popayán, quien en 1804 viniera a Caracas como regente-visitador. Otros dos
americanos serían nombrados en 1809: el oidor José Francisco Heredia, de Santo Domingo, y el
regente Cecilio Odoardo y Palma, natural de La Habana, quienes por circunstancias personales y
debido al comienzo de la guerra en la provincia de Venezuela no tomaron posesión de sus plazas
sino hasta 1812 y 1816, respectivamente, cuando los dos magistrados americanos hicieron valer
sus títulos.
128 El nombramiento de los ministros por lo general se hacía mediante una consulta de la Cámara del
Consejo de Indias, la cual estudiaba las Relaciones de Mérito y Servicios de los letrados aspirantes
a un cargo en la magistratura colonial, y se presentaba una lista al rey para que escogiera el de su
mayor agrado; algunas veces era designado un ministro que no aparecía nominado, o el monarca
nombraba directamente sin intervención del Consejo a través de un Real Decreto. Durante el
cautiverio de Fernando VII, el Consejo de la regencia se encargó en nombre del Soberano de
seleccionar el personal togado para las audiencias americanas.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 105
129 José Patricio de Rivera: nació en la ciudad de Santiago de Cuba en 1763. Estudió en la Universidad
de La Habana, graduándose primero de bachiller en Derecho Civil y Canónico, y luego de licenciado
y doctor en el de Civil. Regentó los Cátedras de Prima y Vísperas de Leyes con carácter ad honorem,
concursando en oposición la Cátedra de Instituta de dicha Universidad en 1765, y ocupando en la
misma los cargos de revisor de archivo y fiscal. Obtuvo licencia para ejercer el título de abogado
de la Audiencia de México en 1758, de la de Santo Domingo en 1759 y de los reales consejos
de Indias y de Castilla en 1760. asesor letrado particular desde 1759 de alcaldes ordinarios, de la
Santa Hermandad del mayordomo de propios, del receptor de penas de cámara, del Tribunal de
Contaduría mayor de cuentas, del jefe de escuadra, del teniente del rey, del intendente de ejército
y de los escribanos de gobierno, guerra y hacienda y número, todos ejercidos en lo ciudad de
La Habana. teniente de la Compañía de Estudiantes de la Universidad de La Habana y Capitán
de la misma durante la invasión inglesa a la isla en 1762. Juez general de bienes de difuntos y
procurador general del común en 1768; y asesor general del gobernador y capitán general Antonio
María Bucareli en 1769. fiscal de la Real Hacienda de la Isla de Cuba y ministro honorario de la
Audiencia de Santo Domingo. oidor primero de la Real Audiencia de Caracas en 1786, Falleció
en esta ciudad el 7 de junio de 1788.
130 Francisco Ignacio Cortines: nacido en la ciudad de Sevilla. Realizó estudios en la Universidad de
Sevilla, donde obtuvo los grados de bachiller en Filosofía, Teología y Cánones, y el de doctor en
Sagrados Cánones en 1763. Profesor de las cátedras de Código de Leyes y de la de Vísperas de
Sagrados Cánones de la mencionada Universidad en 1766. presidente de la Academia de Sagrados
Cánones. En 1771 fue recibido para ejercer como abogado de los reales consejos. Ayudante del agente
fiscal del Consejo de Indias (1767-1772), incorporándose el último año al Consejo de Abogados
de la Corte. Individuo de la Real Academia de Letras de Sevilla. Admitido en 1779 como individuo
numerario de la Real Sociedad Económica de Amigos del País. fiscal de las Reales Acequias de Jarana
y Colmenar (España), entre 1774 y 1779. Autor del libro titulado Discurso político sobre el establecimiento
de los hospicios en España y del discurso sobre las Memorias del rey D. Pedro y la reina D. María de Padilla.
Nombrado teniente de gobernador y auditor de guerra de la Provincia de Venezuela en 1779. Electo
oidor segundo de la Real Audiencia de Caracas en 1786. Nuevamente auditor de guerra de Caracas
en calidad de interino por muerte de su titular (1788-1789). Por sus méritos y servicios recibió la
Cruz de la Real Orden de Carlos III en 1794. Juez de bienes de difuntos el mismo año y alcalde
mayor de cuartel de la ciudad de Caracas en 1799. Ascendido a regente de la Audiencia de Quito
en 1801. Falleció en dicha ciudad el 15 de marzo de 1806 y cinco días después. Desconociéndose
su muerte, se le concedió el Título de consejero togado de Indias.
131 Juan Nepomuceno de Pedrosa: nació en la ciudad de Oviedo (España) en 1750. Estudió en la
Universidad de Oviedo, donde recibió los grados de bachiller en Leyes y Cánones en 1771 y 1772.
Profesor de las Cátedras de Prima de Cánones y Foro Competenti en 1774 y en la regencia de
Leyes en 1775 de la mencionada Universidad. Recibido como abogado de los reales consejos en
1776. Fiscal de las rentas reales de la ciudad de Oviedo y Principado de Asturias (1767-1797),
por ausencia y enfermedad de su padre. Electo alcalde mayor de la ciudad de Jaca (Reino de
Aragón), ejerciendo al mismo tiempo, en calidad de interino, las funciones en 1770 de Gobierno
Político. Tomó posesión en 1773 de la vara de alcalde Mayor de la Villa y Partido de Camprodón
(Principado de Cataluña) hasta 1777, cuando fuera electo nuevamente alcalde de la ciudad de Jaca.
Alcalde mayor de la ciudad de Valladolid, el cual se encontraba ejerciendo cuando se le concedió
el título de oidor tercero de la Audiencia de Caracas en el año de 1786. Durante sus once años
en Caracas ejerció en el Juzgado de Provincia, el Juzgado del Diezmo, la Junta de Almonedas de
106 Alí Enrique López Bohórquez
la Real Hacienda, la Junta de Monte Pío de la Audiencia, la Junta de Apelaciones del Tribunal
de Cuentas y la Junta del Sínodo Diocesano. Desempeñó el cargo de juez general de bienes de
difuntos en 1790-1792 y 1796-1798. Falleció en Caracas en este último año.
132 Antonio López de Quintana: nacido en Orzales (España) en 1741. Realizó estudios de Filosofía
en el Colegio de Nuestra Señora de la Concepción de Huérfanos de la Universidad de Salamanca,
culminando los cursos en 1755. Estudió Leyes y Sagrados Cánones en la mencionada universidad,
obteniendo el grado de licenciado (1757-1761) y ejerciendo interinamente la cátedra Prima de
Leyes, admitido como miembro del Colegio de Abogados de las Islas Canarias en 1769 y en el
de la Corte en 1772, recibiendo el título de abogado de los reales consejos en 1774. Actuó como
ministro honorario y fiscal interino de la Audiencia de dichas Islas. Nombrado fiscal de lo Criminal
de la Real Audiencia de Guadalajara en 1779, cargo que ejercería más tarde, pues en agosto del
mismo año fue electo para fiscal de la Audiencia de la Contratación de Sevilla, hasta mayo de
1783, cuando pasó a ejercer su empleo en Guadalajara. Se le confirió la plaza de oidor-decano-
regente de la Audiencia de Caracas en 1786, caballero de la Real Orden de Carlos III en 1790.
En el mismo año fue nombrado primer director de la Academia de Derecho Español y Público
y profesor de la Cátedra de Derecho Público. intendente interino de Caracas entre 1791 y 1795.
Nombrado consejero honorario de Indias en 1798. Electo regente de la Audiencia de Santa Fe
en 1804, cargo que no desempeñó pues permaneció en Caracas hasta la culminación de la visita
de Joaquín Mosquera. Restituido a su empleo de regente de Caracas en 1806, por resolución del
Consejo de Indias. Permaneció en esta ciudad hasta 1809, cuando pasó a España a ocupar el
cargo de consejero togado de Indias, concedido en 1805, el cual ejerció hasta 1814.
133 Julián Díaz de Saravia: nació en la Villa de Villacargo (España) en 1737. Estudió Filosofía en el
Convento de San Pablo de la ciudad de Burgos. Se graduó de bachiller en Sagrados Cánones en
la Universidad de Osuna en 1731 y de licenciado en la Facultad de Cánones de la Universidad de
Valladolid en 1770. Recibido de abogado de la Real Chancillería de Valladolid en 1771, ejerciendo
a partir del mismo año el cargo de teniente de corregidor de las siete Merindades de Castilla.
Nombrado fiscal de lo civil y criminal de la Audiencia de Santo Domingo en 1780, pasando a
ejercer el mismo empleo al establecerse la Audiencia de Caracas en 1786. Creada en 1796 una
segunda fiscalía en este tribunal con destino a los negocios de Real hacienda, se encargó de la
misma hasta la designación de su titular. El 30 de diciembre de 1797 falleció en Caracas.
134 A.G.I. Caracas, 288-Nº 72: Expediente sobre el establecimiento de la Audiencia de Caracas, en el
que se incluyen las Consultas de la Cámara del Consejo de Indias del 14 de agosto de 1786 para
la selección del personal.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 107
135 A.G.I. Caracas, 14: consulta de la Cámara de Indias del 27 de octubre de 1788 para proveer la plaza de
oidor vacante por la muerte de José Patricio de Rivera. José Bernardo de Asteguieta y Sarralde: nació
en Foronda (España) en 1747. Estudió en las Universidades de Granada y Orihuela; obtuvo el grado
de doctor en esta última. Nombrado oidor de la Audiencia de Manila en marzo de 1788, cargo que no
asumió pues en octubre del mismo año fue elegido para oidor de Caracas, plaza vacante por fallecimiento
de José Patricio de Rivera. En 1792-1794 y 1798-1800 ejerció como Juez general de bienes de difuntos.
fiscal interino de Caracas en 1795, por enfermedad del propietario Julián Díaz de Saravia. Se le concedió
en recompensa a sus méritos y servicios el título de caballero de la Real Orden Española de Carlos III
en 1803. Ascendido a regente de la Audiencia de Guatemala en 1806, pero permaneció en Caracas con
permiso real hasta 1809 trabajando en la visita que realizaba, desde 1804, Joaquín Mosquera. Jubilado
como ministro en 1810.
136 A.G.I. Caracas, 299: lista de los sujetos que han acudido a solicitar una plaza vacante de oidor de
la Audiencia de Caracas.
137 A.G.I. Caracas, 382: dictamen del Consejo de Indias para la creación de la fiscalía de Real Hacienda
(Madrid, 14 de septiembre 1797).
138 Los pretendientes que residían en la provincia de Venezuela fueron: Baltazar Padrón, quien era
administrador general de rentas de tabaco y naipes de Caracas y había sido promotor fiscal de la
108 Alí Enrique López Bohórquez
Real Hacienda de Maracaibo; Juan Jurado de Lainez, vivía en Caracas con su familia sin ocupación
alguna y cobrando un sueldo, después de la pérdida de la isla de Trinidad, donde había sido auditor
de guerra y asesor de la Real Hacienda; y Francisco García Quintana, agente fiscal de lo civil y
criminal de la Audiencia de Caracas y promotor fiscal de la renta de correos de Venezuela.
139 A.G.I. Caracas, 16: consulta de la Cámara de Indias del 14 de enero de 1798. Burkholder y
Chandler señalan que Francisco Berrío era natural de Santa Fe, y García Chuecos dice que
había nacido en Quito, pero en su “Relación de Méritos y Servicios” se señala que nació en La
Habana. Probablemente la confusión se debe a que su familia era de la Nueva Granada y allí fue
a vivir desde niño o porque residía en Quito cuando fue nombrado para Caracas; From Impotence
to Authority…, p. 191 y Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial Venezolana. Caracas,
Imprenta Nacional/Archivo General de la Nación, 1973 [Edición facsimilar de la edición de
Caracas, Tipografía Americana, 1937-1938], Volumen II, p. 13.
140 Francisco de Berrío y Guzmán: nacido en La Habana en 1746. Estudió Filosofía y Jurisprudencia
con beca del Real Colegio de San Bartolomé, en la ciudad de Santa Fe (Nueva Granada). Recibió
el grado de doctor en Leyes en la Universidad Regia de Santo Tomás de la mencionada ciudad
en 1770. Corregidor de letras del Partido de Pileta en 1774, abogado de la Real Audiencia de
Santa Fe y procurador general de menores y de pobres del Cabildo de Cartagena en 1775. síndico
procurador general del mismo Ayuntamiento en 1780. fiscal de la Real Hacienda. Auditor de
marina y juez de tierras de Cartagena en calidad de interino en 1783. Electo alcalde Ordinario
de primer voto de la ciudad de Cartagena en 1784. Secretario de cartas del arzobispo-virrey de
Santa Fe Antonio caballero en 1785. Designado gobernador justicia mayor de la provincia de
Neiva 1786-1788 y juez subdelegado de rentas reales de la misma en l787. Nombrado en 1798
para la recién creada plaza de fiscal de la Real Hacienda de la Audiencia de Caracas. Se plegó al
movimiento independentista, siendo designado en 1810 por la Junta Suprema de Caracas intendente
de Ejército y Real Hacienda.
141 Rafael Manzanos era natural de la ciudad de Maracaibo; para la fecha en que fue consultado
contaba con la edad de 61 años. Estudió en España y obtuvo en la Universidad de Granada los
grados de bachiller en Filosofía, Leyes y Cánones; académico honorario de las Buenas Letras
de Sevilla, abogado de los reales consejos y de la Audiencia de Caracas; en 1772 fue nombrado
juez de residencia de la provincia de Maracaibo y Consultor del Santo Oficio de la Inquisición
de Cartagena.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 109
142 A.G.I. Caracas, 16: consulta de la Cámara de Indias del 14 de junio de 1798.
143 Francisco Morales falleció en octubre de 1800 debido a la peste que azotaba Puerto Real, a donde
se había trasladado el oidor para embarcarse con destino a Caracas. En dos oportunidades había
tratado de hacerlo, pero la epidemia y la guerra lo impidieron. Morales solicitó al rey, repetidamente,
el auxilio correspondiente para su subsistencia en el puerto, por lo que se le comisionó para el
conocimiento del expolio de bienes del recién nombrado obispo de Maracaibo, Antonio de
Espinoza, quien falleciera en aquel lugar. Finalmente, un hermano del oidor notificó al Consejo
de Indias de su muerte, solicitando se le cancelaran los dos años de sueldo desde la fecha de su
nombramiento para cubrir las deudas y gastos de sepultura. A.G.I. Caracas, 165: Título de fiscal
de lo civil y criminal (San Lorenzo, 14 de noviembre de 1798); y Caracas, 378: Cartas de Francisco
Morales y Gabaldón al Consejo de Indias del 24 de septiembre y 10 de octubre de 1800.
144 A.G.I. Caracas, 165: Título de fiscal de lo civil y criminal de Diego Romero y Montero (San
Lorenzo, 1 de diciembre de 1800).
145 Francisco García de Quintana fue el español residente en Caracas que más insistió en ejercer en
su Audiencia. En 1793 solicitó los honores de oidor; en 1798 fue consultado para la fiscalía de la
Real Hacienda y en noviembre del mismo año pidió la concesión de una plaza en cualquiera de las
audiencias americanas. En 1799 consultado para el puesto vacante de oidor y en 1802 candidato
de la consulta para la fiscalía de lo civil y criminal. Su residencia y relaciones en la provincia desde
1779 sin duda interfirieron en su nombramiento como ministro de planta del tribunal caraqueño.
Sirvió en la administración general de correos de Caracas como protector fiscal durante doce años,
sin sueldo y gratificación alguna. Entre 1783 y 1787 ejerció la Protectoría General de Indios de
Venezuela hasta la creación de la Audiencia, pasando a desempeñar en ella el empleo de agente
fiscal. En varias oportunidades fue miembro del Cabildo. Tuvo participación activa en el proceso
contra la conspiración de Gual y España, mereciendo la recomendación del gobernador y de la
propia Audiencia para ser colocado en la magistratura indiana. A pesar de todos estos méritos de
servicio y de haber servido interinamente la fiscalía de lo civil y criminal, desde la muerte de Julián
Díaz de Saravia, no fue escogido para la plaza vacante al fallecer Morales y Romero; tan sólo se le
confirmó como agente fiscal de aquellos ramos y de Real Hacienda en 1803, hasta que finalmente
fue nombrado asesor de la Intendencia de La Habana en 1806 y se le concedió el título de oidor
honorario de Caracas en 1807. A.G.I. Caracas, 327: relación de Méritos y Servicios (4 de diciembre
de 1793); A.G.I. Dirección General del Tesoro, Leg. 188, fol. 752: título de agente fiscal (13 de abril
de 1789), y leg. 188, fol. 293: título de oidor honorario (1 de julio de 1807); en adelante Dir. Gen.
Tes.; A.G.N. Caracas). ayuntamientos, Tomo XXIII, Fol. 1: Elección del alcalde Ordinario de Caracas
(1 de enero de 1798); Reales Provisiones, Tomo XXXVIII, Fol. 103: creación de la plaza de agente
fiscal de la Real Hacienda (18 de mayo de 1803).
110 Alí Enrique López Bohórquez
146 Héctor García Chuecos señala que, en agosto de 1802, Francisco García de Quintana marchó
a España y dejó encargado del empleo de fiscal en interinato a Bartolomé Ascanio y luego, en
suplencia de éste, a Felipe Fermín Paúl, ambos abogados venezolanos, y que al año siguiente
asumió García el cargo. Dudamos de esto, pues el fiscal interino no estaba facultado para dejar
a otra persona encargada de la fiscalía, lo cual correspondía al gobernador-presidente o a la
propia Audiencia a través de una Real Provisión, que hasta la fecha no hemos localizado. Lo que
sí pueden haber ejercido aquellos abogados fue la función de agente fiscal, lo que tampoco está
del todo comprobado documentalmente. Estudios de Historia…, Tomo II, p. 12.
147 A.G.I. Caracas, 17: consulta de la Cámara de Indias del 9 de abril de 1802. José Gutiérrez del
Rivero: nacido en la ciudad de Terán (España) en 1768. Estudió Filosofía en la Universidad de
Valencia, recibiendo el grado de bachiller en Artes en 1788. En la Universidad de Oñate obtuvo
el título de bachiller en Derecho Civil en 1793 y en la de Valladolid el de bachiller en Derecho
Canónico en 1795. Relator de las salas primera y segunda del Consejo de Castilla y de la sala de
mil quinientos en 1791. Recibido de abogado de los reales consejos en 1797. Nombrado fiscal
civil y criminal de la Audiencia de Caracas en 1802, por fallecimiento de su propietario Diego
Romero y Montero. Depuesto por la Junta de Caracas en abril de 1810 y deportado a Puerto
Rico.
148 A.G.I. Caracas, 16: consulta de la Cámara de Indias del 25 de febrero de 1799. Miguel Aurioles de
la Torre: nacido en la ciudad de Ronda (España) en 1771. Realizó estudios en la Universidad de
Osuna, donde obtuvo en 1790 el grado de bachiller en Derecho Civil, y en la de Sevilla logró el
título de licenciado en Sagrados Cánones. Individuo, secretario y fiscal de las academias de San
Carlos y San Felipe de la ciudad de Sevilla. Individuo, relator, abogado y juez de la Real Academia
de Derecho de Carlos III de Madrid, e individuo de la Real Sociedad Económica de Madrid en
1794. En este año fue recibido de abogado de los reales consejos. Nombrado oidor de la Real
Audiencia de Caracas en 1799, plaza vacante por fallecimiento de Juan Nepomuceno de Pedrosa.
Murió en Caracas el 17 de febrero de 1809.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 111
149 A.G.S. Dir. Gen. Tes. Inv. 2º, Leg. 85, Fol. 145: título de oidor de la Audiencia de Caracas de Felipe
Martínez de Aragón (San Lorenzo, 11 de octubre de 1801). Ha sido infructuosa la localización de
la consulta del 2 de septiembre de 1801 para proveer esta plaza y la del 20 de noviembre de 1805
para otorgar la vacante de oidor por la promoción a Guatemala de Asteguieta y Sarralde, lo cual
nos impide por los momentos estimar el número global de españoles y americanos consultados
para la Audiencia de Caracas entre 1786 y 1810.
150 Joaquín Mosquera y Figueroa: nació en la ciudad de Popayán (Reino de la Nueva Granada) en
1748. Estudió Filosofía, Cánones y Leyes en el Real Colegio Seminario de Nuestra Señora del
Rosario de la ciudad de Santa Fe, donde obtuvo el grado de bachiller en 1765 y el de maestro
de Artes en 1767. doctor en Derecho Civil y Canónico en la Universidad de Santo Tomás de la
citada ciudad. Regentó las Cátedras de Latinidad, Retórica, Vísperas de Cánones y Decretales del
Real Colegio Seminario, del cual fue incluso vice-rector. Recibido de abogado de la Audiencia
de Santa Fe en 1774, ejerciendo también en el tribunal de Quito. El mismo año fue nombrado
asesor, teniente de gobernador o auditor de guerra de la provincia de Popayán. En 1777 fue electo
promotor fiscal de la Curia Eclesiástica Metropolitana del Virreinato de la Nueva Granada. teniente
de gobernador y auditor de guerra de la provincia de Cartagena de Indias, juez de residencia del
virrey Pedro Mesías de la Cerda; gobernador interino de Popayán en 1778 y de Cartagena en
1782. Seleccionado para Subdelegado de Intendencia de esta última ciudad en 1783. Nombrado
oidor de la Real Audiencia de Santa Fe en 1787 y juez de residencia del arzobispo virrey Antonio
Caballero y Góngora en 1790. El mismo año asumió el cargo de asesor de la Real Hacienda. En
su condición de oidor ejerció la función de juez general de bienes de difuntos entre 1791-1793.
En 1795 fue promovido a la Audiencia de México, con el cargo de alcalde del crimen, ejerciendo
también el empleo de protector de la Real Casa de Recogidas de Santa Magdalena. En 1803
ascendió a oidor del mismo tribunal En. 1804 fue trasladado a Caracas para realizar una visita a la
Real Audiencia con el título de visitador regente interino hasta 1809, cuando fue electo diputado
de las provincias de Venezuela y Vocal de la Junta Suprema de España; representación que no
pudo ejercer por no ser natural de Venezuela. En 1810 se le concedió plaza togada en el Consejo
de Indias y en 1812 fue nombrado como uno de los cinco regentes de España hasta 1813. Llegó
a ejercer la presidencia de la regencia; destituido de esta función permaneció en España. ministro
de la Cámara del Consejo en 1814. Recibió en 1817 la Gran Cruz de la Orden Americana de Isabel
la Católica por los méritos y servicios al Estado español, tanto en América como en España.
Falleció en Madrid el 29 de mayo de 1830 a la edad de ochenta y dos años.
151 Sobre la visita de Joaquín Mosquera y Figueroa véase Teresa Albornoz de López: La visita de
Joaquín Mosquera y Figueroa a la Real Audiencia de Caracas (1804-1809): Conflictos internos y corrupción
en la Administración de Justicia. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1987. (BANH. Fuentes
para la Historia Colonial de Venezuela, 195).
112 Alí Enrique López Bohórquez
152 A.G.S. Dir. Gen Tes.; Inv. 2º, Leg. 88, Fol. 102: título de regente de la Audiencia de Santa Fe
(Aranjuez, 17 de mayo de 1804); Inv. 13º, Leg. 9, Fol. 36: traslado del título de ministro togado de
Indias (San Ildefonso, 1805); y A.G.I. Indiferente General, 866: Real Decreto nombrándole ministro
togado (Madrid, 1 de mayo de 1805).
153 A.G.N. (Caracas). Empleados de la Colonia, Tomo XLI, Fol. 166: Carta del Consejo de Indias (Madrid,
13 de abril de 1807); y reales cédulas, Tomo IX, Fol. 56 (Madrid, 1 de julio de 1807).
154 A.G.S. Dir. Gen. Tes., Inv. 2º, Leg. 90, Fol. 43: copia del Título de oidor de la Audiencia de Caracas
de Antonio Julián Álvarez (Aranjuez, 28 de 1806); y A.G.N. (Caracas). Empleados de la Colonia, Tomo
XLI, Fol. 154: recibimiento en la Audiencia de Caracas (17 de enero de 1807). Antonio Julián
Álvarez Navarro: nacido en la provincia de Gasca (España) en 1777. Estudió en la Universidad
de Salamanca, graduándose de bachiller en Leyes en 1798 y en Cánones en 1800. Individuo de la
Real Academia de Jurisprudencia Teórica-Práctica y de Derecho Real Pragmático de la ciudad de
San Isidro del Real en 1800, a la que asistió hasta 1803 desempeñando en la misma los empleos
de juez secular, revisor, juez eclesiástico y fiscal. Recibido de abogado de los reales consejos en
1804. Nombrado oidor de la Real Audiencia de Caracas en 1806, por ascenso de José Bernardo
de Asteguieta a la regencia de Guatemala. Depuesto en abril de 1810 por la Junta Suprema de
Caracas y deportado junto con otros ministros a los Estados Unidos. La regencia española le
jubiló, pero en 1812 fue designado como oidor de la Audiencia de Puerto Príncipe. Por sus méritos
se le concedió la Cruz de Comendador de la Orden de Isabel la Católica en 1817. Ascendido a
regente de Cuba en 1827. En 1830 le fue conferida la Gran Cruz de la Real Orden Americana de
Isabel la Católica. Ejerció en Puerto Príncipe hasta ser jubilado en 1835.
155 En relación con los sucesos del 19 de abril de 1810 y el destino de los ministros de Caracas,
véanse las versiones del gobernador Vicente Emparan y del intendente Basadre en el 19 de Abril
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 113
la Corona. Concedíanles, al efecto, honores de oidor en alguna de sus audiencias. El agraciado no entraba a
tomar parte en las actividades del Tribunal, a las que era completamente extraño, pero sí le era permitido, y
en ello estaba precisamente la prerrogativa, asistir en cuerpo con los ministros titulares, y lograr de los propios
honores que a ellos les estaban concedidos”. Relatos y Comentarios…, p. 37. En algunos casos, eran escogidos
para hacer breves interinatos y colaborar con otro ministro en asuntos de gravedad, y este fue el caso de
Francisco Espejo. En 1804 solicitó los honores de oidor de la Audiencia Caracas, la cual acogió la petición
haciendo resaltar su actividad corno relator de la Real Hacienda (1786-1790). Su ejemplar actuación en las
conspiraciones de Gual y España en 1797 y de Maracaibo en 1799, su comprobada eficacia en el ejercicio
de la abogacía y en la directiva del Colegio de abogados de Caracas. A.G.I. Estado 62: relación de Méritos y
Servicios de Francisco Espejo, solicitando los honores de oidor (Caracas, 1 de junio de 1804); A.G.S. Dir. Gen.
Tes., Inv. 2º, Leg. 82, Fol. 260: título oidor honorario de la Audiencia de Caracas de Francisco Espejo (San
Lorenzo, 4 de diciembre de 1804); y A.G.N. (Caracas). Empleados de la Colonia, Tomo XL, Fol. 75: Francisco
Espejo, oidor honorario (Caracas, 22 de febrero de 1805).
160 A.G.I. Caracas 171: Carta de los oidores Felipe Martínez de Aragón y José Bernardo de Asteguieta
a la Suprema Junta Central (Caracas, 23 de diciembre de 1808).
161 Ibid.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 115
162 José Francisco Heredia y Mieses: nació en la ciudad de Santo Domingo en 1776. Realizó estudios
en la Real y Pontificia Universidad de Santo Domingo, obteniendo los grados de bachiller de
Cánones en 1792, el de licenciado en 1793 y de doctor en 1794. En este último año obtuvo
posición en la Cátedra de Vísperas de Cánones en la misma Universidad. Recibido de abogado de
la Real Audiencia de Santo Domingo en 1795, y titulado por el Real Supremo Consejo de Castilla
en 1798, con facultad para ejercer la abogacía en todos los consejos, chancillerías, audiencias y
demás tribunales de España y sus reinos. doctor en Derecho Civil en la citada universidad en
1801, concursando nuevamente para la Cátedra de Prima de Leyes. Nombrado en 1806 asesor
del Gobierno e Intendencia de Pensacola, Florida Occidental. Electo oidor de la Real Audiencia
de Caracas en 1809, plaza vacante por fallecimiento de Miguel Aurioles de la Torre. Debido al
levantamiento de las provincias de Venezuela no tomaría posesión de su cargo hasta octubre de
1812. En 1817 fue trasladado a la Audiencia de México como alcalde del crimen, donde falleció
en 1830.
163 A.G.S. Dir. Gen. Tes., Inv. 2º, Leg. 92, Fol. 95: título de oidor de José (Sevilla, 15 de enero de 1810).
El levantamiento de Caracas retuvo a Heredia en Cuba. El gobernador de la Isla, marqués de
Somoruelos, le encomendó la tarea de trasladarse a Caracas para mediar a favor del sometimiento de
los caraqueños a la autoridad del Consejo de regencia y conceder amnistía en nombre del rey cautivo. En
agosto de 1810 llegó a Coro, y desde allí entró en contacto con las autoridades encargadas de mantener
el régimen español y con los sediciosos de Caracas para hacerles conocer su misión pacificadora, la cual
fracasó por intransigencia del gobernador de Maracaibo Fernando Miyares y, por supuesto, del jefe del
ejército rebelde marqués José Rodríguez del Toro. Derrotado como negociador de una pacificación,
Heredia regresó a comienzos del año siguiente a Santo Domingo, donde permaneció en espera del
desarrollo de los acontecimientos hasta agosto de 1812. Recobrado el poder español en ese año, por
parte de Domingo Monteverde, se trasladó a Valencia para reinstalar la Audiencia, detentando su título
de oidor y el de regente interino por ausencia de su titular Cecilio Odoardo y Palma. Sobre la destacada
actuación de Heredia véase sus Memorias y el excelente ensayo biográfico de Mario Briceño Iragorry.
164 Cecilio Odoardo y Palma: nacido en la ciudad de La Habana en 1741. Estudió en la Universidad
de La Habana, obteniendo los grados de bachiller en Filosofía en 1759 y de Teología en 1760.
La misma Universidad le confirió el título de Cánones en 1765. Recibido de abogado de la Real
Audiencia de Santa Domingo en 1766. licenciado y doctor en Sagrados Cánones en 1768. Auditor
de guerra de Luisiana en 1770 y asesor general de la provincia de Venezuela (1774-1777). Teniente
de gobernador y auditor de guerra interino de la misma gobernación (1777-1779), igualmente
116 Alí Enrique López Bohórquez
167 Cecilio Odoardo había sido teniente de gobernador y auditor de guerra de Cumaná (1779-1803),
promovido en 1803 al cargo de oidor de la Audiencia de Guadalajara. José Francisco Heredia fue
nombrado en 1806 asesor de la Intendencia de la Florida Occidental y en 1809 ejerció interinamente
el cargo de intendente.
168 Pedro Benito y Vidal, nombrado oidor el 28 de mayo de 1810 en sustitución de Felipe Martínez
de Aragón, promovido como alcalde del crimen de la Audiencia de México. Sebastián de Solís,
designado por Real Decreto del 31 de julio de 1810 para reemplazar al oidor Antonio Julián Álvarez,
trasladado al tribunal de Puerto Príncipe. Solís murió antes de embarcar a Caracas, nombrándose
a Francisco de Paula Vílchez por Real Decreto del 21 de mayo de 1811. Por jubilación de José
Gutiérrez del Rivero. El 28 de mayo de 1810 fue designado José Costa y Gali para la plaza de
fiscal.
118 Alí Enrique López Bohórquez
Fiscales:
a Había sido nombrado en 1804 regente de la Audiencia de Santa Fe, pero permaneció en Caracas hasta
1809 en espera de los resultados de la visita. Fue restituido a su cargo en la Audiencia de Caracas en
1806, cosa que no realizó pues Mosquera continuó como regente.
c Ascendido a regente de Guatemala en 1806, pero permaneció en Caracas hasta finalización de
visita.
d No tomó posesión de su cargo hasta octubre de 1812.
e Falleció antes de embarcar a Caracas.
f Falleció en viaje a Caracas.
g Suspendido de su cargo en esa fecha por el visitador Mosquera, pero permaneció en Caracas sin
ejercer hasta 1810.
h Cargo que no ejerció por no ser natural de dicha provincia. En 1810 se le concedió plaza de consejero
togado en Indias.
170 Las Relaciones de Méritos y Servicios representan una valiosa fuente para un estudio de esta
naturaleza. En éstas se registran los más variados aspectos del pretendiente a un cargo o ascenso en
la administración, tanto de España como de América. Especie de biografía resumida que permite
apreciar desde el origen familiar, estudios, cargos, obra escrita, etc.; analizadas en conjunto y con
el apoyo de otras fuentes representan el punto de partida para el estudio de la actuación de un
grupo de burócratas, como es el caso de los ministros de la Real Audiencia de Caracas. Apud.
Mark Burkholder: “Relaciones de Méritos y Servicios: A Source for Spanish-American Group
Biography in the Eigteenth Century”, Manuscripta, XXI (1977), pp. 97-104.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 121
171 Por efecto del volumen de información y de la diagramación del trabajo, incluimos en esta sección
las referencias documentales de las cuales hemos extraído los datos de cada uno de los ministros
de Caracas.
122 Alí Enrique López Bohórquez
Cuadro 5
Formación profesional, experiencia y cultura jurídica
de los Ministros de la Audiencia de Caracas
172 173 174 175
172 A.G.I. Caracas, 40: relación de los Méritos y Servicios (20.2.1796); Indiferente General, 546: concesión
del título de ministro honorario del Consejo de Indias (5.8.1798). A.G.S. Dir. Gen. Tes. Inv. 24°, Leg.
186, Fol. 40. título de fiscal de lo Criminal de Guadalajara (5.3.1779); Leg. 187, Fol. 10: título de
regente de Caracas (17.10.86); Inv. 2° Leg, 88, Fol. 102: título de regente de Santa Fe (17.5.1804),
y Héctor García Chuecos: Estudios de Historia.., Tomo II, pp. 10-14.
173 A.G.I. Indiferente General, 1.323: Relación de los Méritos y Servicios (29.10.1771). A.G.S. Dir. Gen.
Tes. Leg. 187, Fol. 219: copia del título de oidor primero de Caracas (17. l0. l780) y Héctor García
Chuecos: Ibid., pp. 8-9.
174 A.G.I. Indiferente General, 869: relación de los Méritos y Ejercicios Literarios (23.5.1794); Charcas,
510: Relación de Méritos (12.1.1775). A.G.S. Dir. Gen, Tes. Inv. 24°, Leg. 185, Fol. 185: copia del
título de teniente de gobernador y auditor de guerra (10.11.1779); Leg. 187, Fol. 136: copia del
título de oidor segundo de Caracas (1610.1786); Inv. 2°, Leg. 85, Fol. 104: traslado del título de
regente de Quito (28.7,1801); Inv. 13°, Leg. 9, Fol. 105, traslado del título de ministro togado del
consejo de Indias (20.5.1806). A.H.N. (Madrid). Estado. Real Orden de Carlos III, Expediente 1.011.
Pruebas de Nobleza (30.3.1794). A.G.N. (Caracas). Empleados de la Colonia, Tomo XXV, Fol.
88: juez de Bienes de Difuntos (4.6.1794); ayuntamientos, Tomo XXIV, Fol. 30: alcalde mayor del
Cuartel de la ciudad de Caracas (5.12.1799).
175 Relación de los Méritos y Ejercicios Literarios del licenciado D. Juan Nepomuceno de Pedrosa…”,
reproducida en Boletín del Archivo General de la Nación, 219 (Caracas, 1970), pp. 282-318. A.G.I.
Caracas, 288-N° 72: título de oidor tercero de Caracas (17.10.1786). A.G.S, Dir. Gen. Tes., Leg,
187, Fol, 218: copia del título (19.10.1786). A.G.N. (Caracas) Empleados de la Colonia, Tomo XVII,
Fol. 272 (4.6.1790) y Tomo XXX, Fol. 255 (4.6.1796): nombramiento de juez general de bienes
de difuntos.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 123
176 177 178 179
José Bernardo de Asteguieta
Universidades de Granada y Orihuela: doctor en Leyes.
y Sarralde176
176 A.G.S. Dir. Gen. Tes. Leg. 188, Fol. 894: traslado del título de oidor de Manila (14.5.17881; Leg.
188, Fol. 885: copia del título de oidor de Caracas (13.12.1788); Inv. 2°, Leg. 90, Fol. 47: traslado
del título de regente de Guatemala (3.5.1806). A.G.I. Caracas, 14: consulta de la Cámara de Indias
(27.10.1788). A.G.N. (Caracas). Empleados de la Colonia, Tomo XX, Fol. 257 (4.9.1792), Tomo
XXXIV, Fol. 170 (2.6.1798): nombramientos de juez general de bienes de difuntos; Tomo XXVII,
Fol. 86: fiscal interino (7.1.1795); Tomo XLI, Fol. 166: continuación de su empleo en Caracas
(13.4.1807); y reales cédulas, Tomo IX, Fol. 56 (1.7.1807). AH.N. (Madrid). Estado. Real Orden de
Carlos III, Expediente 1.282: Pruebas de Nobleza (2.6.7.1805) Mark Burkholder y D. Chandler:
From Impotence to Authority…, pp. 181, 191, 199 y 209.
177 A.G.I México. 1.644: relación de los Ejercicios Literarios, Grados y Méritos (4.4.1800). A.G.S.
Dir. Gen. Tes. Inv. 2°, Leg. 85, Fol, 145: traslado del título de oidor de Caracas (11.10.18Ol); Inv.
2°, Leg. 93, Fol, 85: traslado del. título del alcalde del crimen de México (13.6.1811); Inv. 2°, lleg.
97, Fol 175: copia del título de oidor de México (23.10.1816). A.G.N. (Caracas) Empleados de la
Colonia, Tomo XXXVIII, Fol. 84: recibimiento en Caracas (9.4.1802) y Héctor García Chuecos:
Estudios de Historia…, Tomo II, p. 16.
178 A.G.I. Lima, 599: relación de los Méritos y Servicios (15.3.1790); Caracas, 16: consulta de la Cámara
de Indias (17.1.1798) y Caracas, 165: título de fiscal de Real Hacienda de Caracas. A.G.S. Dir. Gen.
Tes. Inv 2°, Leg. 82, Fol. 45: traslado del título de fiscal de Caracas (17.3.1798).
179 A.G.I. Lima, 599: Relación de los Ejercicios Literarios, Grados y Méritos (14.11.1793) Caracas, 16:
consulta de la Cámara de Indias (14.6.1798); y Caracas, 165 título de fiscal de lo civil y criminal de
Caracas (14.11.1798) A.G.S Dir. Gen. Tes. Leg. 2°, Leg. 82, Fol. 215: traslado del título (14.11.1798).
124 Alí Enrique López Bohórquez
180 181
180 AG.I. Santa Fe, 5.13: relación de los Ejercicios Literarios (4.2.180l); Caracas, 165: título de fiscal de
lo civil y criminal de Caracas (21.5.1802). A.GS. Dir Gen, Tes. Inv. 2°, Leg. 86, Fol. 117: traslado
del título (25.5.1802). A.G.N. (Caracas). Empleados de la Colonia, Tomo XXXVIII, Fol. 37: título de
fiscal de Caracas (7.1.1803) y Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial, Tomo II. p. 16.
181 A.N.H. (Madrid), Estado, 7.516-N° 2: Relación de los Méritos y Servicios (18.3.1799); Estado,
7,484-N° 11: Expediente de la Gran Cruz de Isabel la Católica (2.12.1817), A.G.S. Dir. Gen, Tes.
Inv, 2°, Leg 71, Fol. 1: traslado del título de oidor de Santa Fe (13.10.1787); Inv 2°, Leg. 79, Fol,
106: traslado del título de alcalde del crimen de México (10.8.1795); Inv, 2°, Leg. 87, Fol, 235:
traslado del título de oidor de México (3.10.1803); Inv. 2°, Leg. 92, Fol. 304: traslado del título
de Consejero de Indias (27.10.1810); Inv. 13, Leg. 9, Fol. 155: traslado del título de ministro del
Consejo de Indias (20.11.1814). José María Restrepo: op cit., pp. 388-393; Arcesio Aragón: Fastos
Payaneses 1636-1936. Bogotá, Imprenta Nacional, 1939, pp. 91-96; y “Un regente de España,
nacido en Popayán”, Revista de Indias, 36 (Madrid, 1949), pp. 307-.314.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 125
182 A.G.I. Indiferente General. 1507: relación de los Méritos y Ejercicios Literarios (3.5.1779); Caracas,
165: título de fiscal de lo civil y criminal de Caracas (14.11.1786); A.G.S. Dir. Gen. Tes. Inv. 24°,
Leg. 186, Fol. 246: traslado del título de fiscal de Santo Domingo (31.8.1780), Leg. 187, Fol. 217:
copia del título de fiscal de Caracas (14.11.1786); A.G.N. (Caracas). Empleados de le Colonia, Tomo
XXX, Fol. 174: Designación para la segunda fiscalía (15.3.1796) y Héctor García Chuecos: Estudios
de Historia…, Tomo II, pp. 11-12.
183 AG.I. Caracas, 16: relación de los Ejercicios Literarios, Grados y Méritos (18.6.1795); y consulta
de la Cámara de Indias (25.2.1799); A.G.S. Dir. Gen. Tes. Inv. 2°, Leg. 83, Fol. 100: copia del título
(19.4.1799).
184 AG.I. Caracas, 165: título de fiscal de lo civil y criminal de Caracas (1.12.l800); A.G.S. Dir. Gen.
Tes. Inv. 2°, Leg. 84, Fol. 172: traslado del título (11.2.1800).
126 Alí Enrique López Bohórquez
185 A.G.I. Guatemala, 415: relación de Méritos y Ejercicios Literarios (14.3.1804); A.G.S. Dir. Gen.
Tes. Inv. 2°, Leg. 90, Fol. 43: copia del título de oidor de Caracas (24.4.1806); Inv 2°, Leg. 93,
Fol. 323: traslado del título de oidor de Puerto Príncipe (9.6.1812); A.G.N. (Caracas). Empleados
de la Colonia, Tomo XLI, Fol. 134: recibimiento en Caracas (17.7.1807); A.H.N. (Madrid), Estado,
7.488-N° 16: expediente de la Real Orden de Isabel la Católica (18.10.1830); Fernando Armas
Medina: Estudios sobre Historia de América, Sevilla, Cabildo Insular de Gran Canaria, 1973, pp. 310
y 312.
186 A.G.I. Indiferente General, 1.518: relación de Méritos y Servicios (3.7.1804); Caracas 165: título
de oidor de Caracas (1.1.1810). A.G.S. Dir. Gen. Tes. Inv. 2°. Leg. 92, Fol. 95: traslado del título
(15.1.l810); Inv. 2°, Leg. 98, Fol. 74: copia del título de alcalde del crimen de México (2.6.1817);
José Francisco Heredia: Memorias….; Mario Briceño Iragorry: El regente Heredia o la Piedad Heroica…;
José María Chacón: “Un juez de Indias (Vida Documental de José Francisco Heredia, Boletín de
la Academia de la Historia, CIII (Madrid, 1930), pp. 5-68 y 617-715.
187 A.G.I. México, 1642: relación de los Méritos y Ejercicios Literarios (14.8.1804); también Caracas.
16 (19.8.1797); AGS. Dir. Gen, Tes, Leg. 186, FoI. 69: título de teniente de gobernador y auditor
de guerra de Cumaná (22.11.1779); Inv. 2°, Leg. 87, Fol. 160: título de oidor de Guadalajara
(25.6.1803); Inv. 2°, Leg. 92, Fol. 28: título de regente de Caracas (27.10.1809); Inv. 2°, Leg. 94,
Fol, 20: ratificación del título de regente de Caracas (13.1.1813).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 127
…mandar remitir los negocios pendientes en (ese) y que según las leyes deban
venir, como también testimonio de los aranceles que actualmente están en práctica,
incluso el del Real Sello, e igualmente testimonios de las reales cédulas relativas
a la formación de los que en lo sucesivo deben establecerse y del expediente que
130 Alí Enrique López Bohórquez
188 A.G.I. Caracas, 306 – Nº 51: Carta de la Real Audiencia de Caracas a los ministros de Santo
Domingo solicitando el envío de los negocios pendientes, y testimonios de aranceles y reales
cédulas inherentes a los mismos (Caracas, 30 de junio de 1787).
189 Ibid.: La Audiencia de Santo Domingo da cuenta, con testimonio, de las dificultades que le han
impedido remitir a la Audiencia de Caracas los negocios pendientes de aquel distrito, a fin de que
S. M. determine lo que sea de su real agrado (Santo Domingo, 1 de agosto de 1787).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 131
1789, en la que se señala “no haberse hallado en ella cosa alguna alusiva al
asunto por más diligencias que se han hecho”; por lo que con ello quedaba
cerrado momentáneamente el asunto. Difícil debe haber sido la búsqueda
de testimonios de lo acaecido en el caso de aquellas dos audiencias, pues
había transcurrido más de un siglo de aquel hecho. Al final del documento
aparece una nota que dice: “No hay posteriormente nada nuevo sobre este
asunto”. Sin embargo, la Audiencia de Caracas no cesaría en solicitar los
expedientes existentes en la Isla de La Española, lo cual no tuvo efecto sino
hasta 1796, a diez años de su creación, cuando su tribunal acordó enviar un
“Índice de los pleitos que existen en la Real Audiencia de Santo Domingo,
correspondientes a la Provincia de Venezuela o de Caracas, y sus anexas”.190
De acuerdo con el informe realizado por Antonio González Antías para la
Academia Nacional de la Historia, este índice …conforma un legajo de 153
folios, de los cuales están con foliatura original desde el número 1 hasta el
123, los restantes fueron numerados por el autor (de ese informe)…Entre
los folios 125 y 128 hay una lista de autos de disensos matrimoniales en
un total de 43, comprendidos en varias ciudades venezolanas, así como la
inclusión de una relación (fols. 129-130) de los ocho cajones contentivos de
los expedientes remitidos desde Santo Domingo, firmada por José Francisco
Hidalgo, el 1 de marzo de 1796”.191
El regente de la Real Audiencia de Santo Domingo, Joseph Antonio
de Urizar, el 24 de marzo de 1796 se dirigió a los ministros de Caracas para
comunicarles que por resolución del rey había acordado aquel tribunal el
envío de los expedientes relacionados con …“todos los negocios que existen
190 A. A. N. H. Sección Judiciales, A11-C77-D2407. Se trata de uno de los traslados del Registro Principal
del Distrito Federal al Archivo de la Academia Nacional de la Historia, según Decreto Presidencial
Nº 1652, del 14 de julio de 1987.
191 Antonio J. González Antías: Indice de Causas Judiciales remitidas por la Real Audiencia de Santo Domingo
para la Real Audiencia de Caracas. Año 1796 (comentarios y trascripción paleográfica de Antonio
González. Trabajo mimeografiado). Agradecemos al autor permitirnos copia de este documento
y hacer uso del mismo de manera indiscriminada, y por la valiosa colaboración que siempre nos
ha prestado para nuestras investigaciones en la Biblioteca y Archivo de la Academia Nacional de
la Historia. Señala González Antías que “elementos tales como extracto de contenido, ubicación
temporal y espacial del asunto tratado, así como una signatura de la época, conforman los datos
de cada registro del índice. La información, así concebida, permite precisar datos específicos
dentro del conjunto, bien sea de lugares, temática o data. Estos registros están contenidos en
84 legajos, en los cuales se encuentran los 936 extractos del índice. En los folios 131 al 153 se
incluyen comunicaciones oficiales que dan cuenta del envío y recibo del conjunto de papeles
remitidos desde la Real Audiencia de Santo Domingo a su similar de Caracas”…
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 133
192 A. A. N. H. Sección Judiciales, A11-C77-D2407, fol. 131. Apud. Antonio González: Ibid.
193 Ibid., fols. 132 y 135 vto.
134 Alí Enrique López Bohórquez
las razones que tuvieron los ministros de esta magistratura para enviar en
ese año solamente un inventario de 171 expedientes, cuando el de 1796 era
de 907. Solamente encontramos una explicación: el significado económico
de tener que tramitar, a través de abogados y procuradores de la Isla de
La Española, así como los costos derivados de los derechos que debían
cancelarse según los aranceles de administración de justicia establecidos por
aquella Audiencia. Parece ser que no todos los expedientes fueron enviados
a Caracas, pues Javier Malagón Barceló registra, en un artículo, una lista de 38
“pleitos y causas” existentes en el Archivo de la Audiencia de Santo Domingo,
correspondientes a las provincias coloniales venezolanas que, presumimos,
fueron los substanciados con anterioridad al establecimiento del tribunal
audiencial de Caracas y que no requerían de ser enviados a este.196
196 Javier Malagón Barceló: “Pleitos y Causas de la Capitanía General de Venezuela en el Archivo
de la Real Audiencia de Santo Domingo (Siglo XVIII)”, en Estudios de Derecho Procesal en honor de
Hugo Alsina. Buenos Aires, Edit. Edlar, 1946, pp. 441-468; también en Estudios de Historia y Derecho.
México, Universidad Veracruzana, Xalapa, 1966, pp. 183-216.
197 A.G.I. Caracas, 288-72: Real Cédula al gobernador de Venezuela, Juan Guillelmi, participándole
la creación de una Audiencia de Caracas, de acuerdo con el Real Decreto del 6 de julio de 1786,
y el personal que la integrará.
136 Alí Enrique López Bohórquez
atención sobre el hecho de que la disposición real del 6 de julio de ese año
no incluyó el título de presidente-gobernador,198 lo que parecía una intención
de poner a funcionar la idea de un regente-presidente, como se preveía en
el artículo XXVI de la Instrucción de regentes del 20 de junio de 1776, a la
que nos hemos referido anteriormente. Sin embargo, casi inmediatamente
y antes de tomar posesión de sus cargos los nuevos ministros audienciales,
se decidía la designación de Guillelmi como presidente del tribunal, lo
cual modificaría en adelante el protocolo hasta entonces practicado para
el recibimiento y toma de posesión del cargo de gobernador por parte del
cabildo de Caracas, pues sería ante la Real Audiencia que los mandatarios
gubernativos presentarían las credenciales correspondientes.199
Las fuentes consultadas evidencian que las relaciones entre el
presidente-gobernador Juan Guillelmi y los ministros de la Audiencia
fueron más que normales, respetándose las funciones y atribuciones de
los respectivos poderes, y colaborando mutuamente en la solución de los
asuntos administrativos y judiciales sobre los que debieron intervenir de
manera conjunta. No así ocurrió durante la gestión del gobernador Pedro
Carbonell, quien enfrentó, particularmente, al regente Antonio López de
Quintana por la relación que este mantenía con el intendente Antonio
Fernández de León, y por la intervención de los magistrados en cuestiones
inherentes a sus funciones gubernativas. La primera noticia que se tiene
de cargos contra algunos ministros resultó del conflicto de competencia
surgido entre el tribunal y aquel gobernador y capitán general cuando, en
noviembre de 1793, la Audiencia intervino en el nombramiento y reelección
de algunos tenientes de justicia. El gobernador protestó al considerar que
ello representaba una violación de sus atribuciones.200 A partir de entonces
Carbonell se dedicó a hostilizar a la Audiencia con informes acerca de su
desempeño, lo cual dio origen a la Real Orden del 24 de octubre de 1794
que exigía al gobernador informara respecto a los ministros de Caracas.
198 Demetrio Ramos Pérez: “El presidente de la Real Audiencia de Caracas en su fase inicial, y
su intento de concentración de todos los poderes”, en Estudios de Historia Venezolana. Caracas,
Academia Nacional de la Historia, 1976 (BANH. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela,
126), pp. 751-782.
199 Véanse las referencias que al respecto hace Demetrio Ramos Pérez: Ibid., pp. 755-761.
200 A.G.I. Caracas, 389-Nº 13: expediente del gobernador Pedro Carbonell sobre la intervención de la
Audiencia en la reelección de algunos tenientes de justicia (Caracas, 30 de noviembre de 1793).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 137
201 A.G.I. Caracas, 60: informe del gobernador Carbonell sobre las conexiones y partidos del regente
López Quintana, del intendente Fernández de León y de su hermano Antonio (Caracas, 28 de
enero de 1796).
202 Héctor García Chuecos: Siglo Dieciocho Venezolano, pp. 292-299.
203 Sobre otros enfrentamientos entre el gobernador Pedro Carbonell y el intendente Esteban
Fernández de León, Ibid., pp. 300-306.
138 Alí Enrique López Bohórquez
…a los mulatos y gente de baja esfera porque desde que vino aquí se ha rozado
mucho con ellos, los ha favorecido y se asegura que una familia Bejarano le ha
mantenido de pan regalado. Concurre con frecuencia a las funciones de bailes y
otras de esta casta de gente…
204 A.G.I. Caracas, 15: El presidente de la Real Audiencia de Caracas informa sobre la conducta y
desempeño del oidor Francisco Ignacio Cortines (Caracas, 28 de enero de 1796).
205 Héctor García Chuecos: op. cit., p. 311.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 139
206 Ibid.
207 Sobre su actuación véase Juan Andreo García: La Intendencia de Venezuela: don Esteban Fernández de
León, intendente de Caracas, 1791-1803. Murcia, Universidad de Murcia/Secretaría de Publicaciones,
1991.
140 Alí Enrique López Bohórquez
208 A.G.I. Caracas, 191-Nº 57: carta del gobernador al ministro de gracia y justicia (Caracas, 1 de
diciembre de 1802).
209 A.G.I. Caracas, 166: carta del gobernador del Consejo de Indias sobre el informe reservado que
debía rendir el gobernador de la Provincia de Venezuela (Madrid, 3 de abril de 1803) y respuesta
del capitán general de Caracas sobre la administración de justicia y conducta de los ministros de
la Audiencia (Caracas 10 de noviembre de 1804).
210 Los hechos relacionados con este conflicto están registrados en Teresa Albornoz: op. cit., pp.
19-22.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 141
211 Ángel Grisanti: Emparan y el Golpe de Estado de 1810. Caracas, Tipografía Lux, 1960, pp. 71-74.
142 Alí Enrique López Bohórquez
212 Al respecto véase Blas Bruni Celli: Los Secuestros en la Guerra de Independencia. Caracas, Academia
Nacional de la Historia, 1965.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 143
213 El estudio más completo que hasta ahora existe sobre este período de la historia del tribunal
caraqueño es la Memoria de Grado inédita de Mayela Coromoto Nava Santana: La Real Audiencia
de Caracas (1812-1821). Conflictos y acuerdos entre Jueces Civiles y Jefes Militares. Mérida, Escuela de
Historia/Universidad de Los Andes, 1989.
214 Análisis y discusión al respecto en Causas y Caracteres de la Independencia Hispanoamericana (Congreso
Hispanoamericano de Historia). Madrid, Edic. Cultura Hispánica, 1953.
215 Utilizamos el término “aristocracia territorial venezolana” para referirnos al sector dirigente y más
representativo del período colonial venezolano, particularmente de los ricos terratenientes del
Valle de Caracas y zonas adyacentes: los “grandes cacaos” o “mantuanos”, como se les llamaba
en su época, sin pretender asimilación con la aristocracia feudal europea.
216 Nos referimos a la revuelta de Andresote (1730-1733), Motín de San Felipe (1741), Asonada de
El Tocuyo (1744), Confabulación de Miguel Luengo (1747), Levantamiento de Juan Francisco
de León (1749), Rebelión de los Comuneros de Mérida (1781), Insurrección de José Leonardo
Chirino (1795), Conspiración de Gual y España (1797), el Complot de Francisco Javier Pirela
(1799) y las Invasiones de Miranda (1806).
144 Alí Enrique López Bohórquez
217 El tema ha sido investigado en profundidad por Robinzon Meza y Héctor Molina en La lucha por
el poder en Venezuela durante el siglo XVIII. Conflictos y acuerdos del Cabildo de Caracas con las autoridades
coloniales. Mérida, Fundación para el Desarrollo del Municipio Tovar/Grupo de Investigación
sobre Historiografía de Venezuela, 1997.
218 Al respecto véase Carlos Emilio Muñoz Oráa: Las Sociedad Venezolana frente a la Intendencia y Los
Comuneros de Venezuela y Eduardo Arcila Farías: Economía Colonial de Venezuela, Tomo II, pp. 21-22,
37-39 y 117-131.
219 En nuestro libro Los ministros de la Real Audiencia de Caracas (1786-1810). Caracterización de una élite
burocrática del poder español en Venezuela. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1984 (BANH.
Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 174), pp. 111-140, analizamos la reacción de la
aristocracia venezolana tanto a través del Ayuntamiento como del Real Consulado frente a la
Audiencia. Las consideraciones al respecto las utilizamos en este trabajo, ampliando aspectos que
resultaron del hallazgo de nueva documentación.
220 A.G.I. Caracas, 12: expediente del Consejo de Indias sobre la instancia hecha por la ciudad de Caracas
para que se establezca en aquella capital un tribunal en calidad de formal Audiencia (Madrid, 14 de mayo
de 1770).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 145
221 Recopilación, Libro II, Título XV, Leyes CV, CXII, CXVII y CLVII.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 147
231 A.G.N. (Caracas) ayuntamientos, Tomo XXXVI, fol. 147: expediente sobre el uso de sillas en las
funciones de la iglesia que hacía el Ayuntamiento de Caracas. Contiene representaciones del fiscal,
del procurador general y actas capitulares (Caracas, agosto-noviembre de 1787).
150 Alí Enrique López Bohórquez
232 A.G.I. Caracas, 307-Nº 24: La Real Audiencia de Caracas en cumplimiento de la Real Cédula de 19
de octubre de 1788 informa con testimonios, sobre la visita que deben hacer los alcaldes y demás
oficiales de justicia anualmente a los oidores (Caracas, 14 de agosto de 1789); también A.G.N.
(Caracas). ayuntamientos, Tomo XIII, fol. 347 y XXXVI, fol. 196: Recursos del Ayuntamiento ante
el rey sobre la visita a los oidores (Caracas, 3 de enero de 1788).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 151
… del recurso a V.M., acompañando testimonios del ceremonial, actas y oficios que
se acordaron considerando que deben conservar ilesas las regalías del presidente de la
Real Audiencia y del mismo Ayuntamiento, sin tributar a cada oidor en particular
las mismas cortesías y ceremonias del rendimiento que a su cabeza inmediata y
pareciéndole que este acto de sumisión en todo un Cabildo de la capital y en todas las
justicias que anualmente eligiera más conforme se ejecutase con la Real Audiencia en
cuerpo y no en cada oidor en particular ni en las casas en que cada uno habita, puesto
que ninguno de dichos ministros por sí sólo conocen ni son superiores de las causas
de que conocen los alcaldes, (s.n.) a quienes vuestra Real Benignidad no se desdeña
de nombrarlos ministros suyos, suplica humilde y rendidamente este Ayuntamiento
a V.M. se digne resolver y mandar lo que sea más de su Real agrado…233
233 A.G.I. Caracas, 307-Nº 15: representación del Ayuntamiento de Caracas del 18 de febrero de
1788.
152 Alí Enrique López Bohórquez
234 A.G.N. (Caracas). Ayuntamiento, Tomo XVIII, fol. 378: el Ayuntamiento de Caracas reclama
ante la Real Audiencia contra la disposición de que los tenientes de justicia de su jurisdicción se
juramenten ante el supremo tribunal (Caracas, 7 de enero de 1793); A.G.I. Caracas, 398-Nº 57:
el presidente de la Audiencia de Caracas da cuenta de lo ocurrido entre aquella Audiencia y el
Cabildo sobre el juramento de los tenientes (Caracas, 21 de abril de 1795).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 153
del arancel municipal En relación con los juramentos, al tiempo que notificaba
a la Escribanía de Cámara de la Audiencia que no cobrara derecho alguno a
los tenientes de justicia por presentar sus respectivos títulos y juramento. Se
trataba de un asunto protocolar, pero del cual se derivaban dos consecuencias
importantes para el Ayuntamiento: por un lado, la pérdida de la subordinación
de los Tenientes de Justicia, y por el otro, la eliminación de los recursos por
los derechos que debían pagar estos funcionarios.
Otro problema ocurrió en 1793, cuando los alcaldes ordinarios Juan
Blanco y Plaza y Joaquín del Castillo Veytía protestaron en la sesión del
27 de enero, porque en las visitas a la Real Cárcel de Caracas, practicadas
todos los sábados en unión de un oidor de la Audiencia, no se les daba el
asiento correspondiente. El tribunal conoció el 14 de marzo del reclamo de
los alcaldes, y, después de su estudio, dictaminó que aquella ceremonia se
venía cumpliendo desde que se había establecido la Audiencia sin la menor
reclamación, que se seguía en Caracas lo acostumbrado en Santo Domingo
y que la protesta obedecía al odio permanente de la justicia ordinaria,
previniendo al Ayuntamiento de no utilizar en sus acuerdos improperios y
expresiones infundadas e indecorosas contra los ministros. El Ayuntamiento
conoció del Real acuerdo el 18 de marzo, acatando inmediatamente lo
dispuesto por la Audiencia.235
235 A.G.N. (Caracas). ayuntamientos, Tomo XVII, fol. 372: la Real Audiencia considera la protesta
de los alcaldes ordinarios de Caracas por el asiento que se les da en la visita semanal de cárcel en
compañía de un oidor. (Caracas, 14 de marzo de 1793).
154 Alí Enrique López Bohórquez
que el Cabildo había manejado estos asuntos y el control que de ellos haría
la Audiencia también conducirían a conflictos, de los cuales señalaremos
algunos, sólo para ilustrar el enfrentamiento entre ambas instituciones.236
Al tener conocimiento los miembros del Ayuntamiento de que
los ministros de la Audiencia preparaban unos aranceles para las justicias
ordinarias, en acuerdo del 26 de abril de 1790 comisionó al síndico
procurador general para pedir testimonio de los nuevos aranceles y tener
conocimiento de ellos. En atención a tal comisión, el licenciado Pedro
Manuel Martínez de Porras solicitó al rey el 27 de mayo copia de los
mismos para su inspección y opinión antes de que entraran en vigencia
pues, según se decía públicamente, eran gravosos para toda la sociedad. De
dicha representación tuvo conocimiento el fiscal de la Audiencia Díaz de
Saravia, quien también elevó instancia ante el monarca, considerando que
la representación del Ayuntamiento era intempestiva porque los aranceles
a que se refería el procurador no estaban todavía aprobados y, por lo
tanto, debía esperarse hasta su pronta publicación.237 Los aranceles fueron
aprobados definitivamente por la Audiencia el 28 de junio, enviándolos al rey
y poniéndolos en vigencia interinamente. Entonces los ministros opinaron
que los derechos establecidos para las justicias ordinarias vendrían a evitar
las estafas a que eran sometidos los litigantes, por no existir una regulación
uniforme.238 El 9 de julio nuevamente representó el procurador, esta vez
para protestar porque los aranceles no le habían sido remitidos antes de
su publicación y para hacer conocer el descontento público de la ciudad
por lo elevado de la tasación, por lo que solicitaba la suspensión de dichos
aranceles hasta tanto se estudiaran los inconvenientes que causaban. El
fiscal enfrentó de nuevo las opiniones del procurador Martínez de Porras,
y en carta del 20 de septiembre hizo saber que en su debida oportunidad
los aranceles habían sido enviados al Ayuntamiento para su aplicación, y
236 Las secciones ayuntamientos y Reales Provisiones del Archivo General de la Nación (Caracas) contienen
una voluminosa documentación sobre la intervención de la Audiencia de Caracas en asuntos
internos de los ayuntamientos de su jurisdicción.
237 A.G.I. Caracas, 167-Nº 42: La Real Audiencia da cuenta de las tentativas del procurador general
de la ciudad contra los Aranceles remitidos a V. E. (Caracas, 27 de septiembre de 1790).
238 Ibid. La Real Audiencia remite testimonios de los aranceles formados para los subalternos
inmediatos y para todo el distrito (Caracas, 28 de junio de 1790).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 155
Por lo cual suplicaba, otra vez, se suspendieran los aranceles hasta que
se reformaran moderadamente, y mientras tanto se observara lo practicado
por orden del Ayuntamiento desde hacía muchos años. Conocidas las últimas
representaciones del procurador y del fiscal, el 27 de septiembre la Audiencia
solicitó al primero que en el término de seis días presentara testimonios
de las personas perjudicadas a causa de los nuevos derechos judiciales, los
fundamentos para considerar que los mismos habían creado intranquilidad
pública, señalara las provincias que habían hecho oposición a los aranceles
y que en el término de veinte días expusiera los reparos que estimara justos
contra el arancel de los juzgados ordinarios, acompañando también pruebas
de corruptela y excesos a que hizo referencia en su última representación. A
nada de esto respondieron ni el procurador ni el Ayuntamiento. A partir de
entonces la Audiencia impuso, además de los aranceles, los procedimientos y
requisitos a seguirse en el cobro de los derechos estipulados, quedando a su
criterio la revisión de éstos y la consideración de las sugerencias introducidas
por los propios ayuntamientos de las provincias.
241 A.G.I. Caracas, 361: Expediente de la protesta del Ayuntamiento de Caracas por la intervención
de la Audiencia en el nombramiento del fiel ejecutor (Caracas, 16 de noviembre de 1795).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 157
cincuenta pesos a los citados alcaldes ordinarios por atreverse a censurar las
providencias del Supremo Tribunal, amenazando a los cabildantes con pena
de cien pesos para quien entrabara el ejercicio del designado. Dos días después
el Ayuntamiento acató la decisión de la Audiencia, juramentando y dando
posesión del cargo de fiel ejecutor al regidor decano José Hilario Mora.
A pesar del Real Decreto de la Audiencia, de las multas impuestas a los
alcaldes ordinarios y del acatamiento compulsivo por parte del Ayuntamiento,
éste se dirigió al rey el 16 de noviembre de 1795 quejándose del agravio,
solicitando se desaprobara por ilegal el procedimiento del tribunal y que
se accediera al nombramiento hecho por el Cabildo. En razón de esta
representación la Audiencia recibió la Real Cédula del 6 de octubre de 1796,
exigiéndole diera cuenta con testimonio íntegro de todo lo actuado en el
referido asunto. El 26 de mayo de 1797 remitió el tribunal el voluminoso
testimonio exigido.242 Nada sabemos del destino y resultado de estas instancias,
pero el ejercicio de José Hilario Mora como regidor y fiel ejecutor en los
subsiguientes dos años, induce a pensar que la corona ratificó la actuación
de la Real Audiencia. De nuevo, soslayando la legislación, el máximo tribunal
impuso su criterio ante el siempre irreverente Ayuntamiento de Caracas.
En 1795, nuevamente, la Audiencia intervendría en las elecciones
municipales, dando como resultado otra disputa y decisiones contrarias a los
intereses de la aristocracia venezolana que controlaba el Ayuntamiento.243 El
1 de enero resultó electo como alcalde Ordinario de primer voto Luis López
Méndez; los vocales del Cabildo protestaron por cuanto los regidores Isidoro
López y José Hilario Mora eran hermano y primo, respectivamente, de aquel
alcalde, quien en 1793 había ejercido el cargo de síndico procurador general y
no había dado residencia de la Alcaldía de la Santa Hermandad en el mismo
año. El Ayuntamiento remitió el Acta correspondiente al gobernador Pedro
Carbonell, quien ordenó se suspendiese a López Méndez hasta que la Real
Audiencia resolviera las dudas. El fiscal reconoció la elección y dictaminó
que el alcalde tomara posesión de su vara, previniendo que en adelante, para
evitar idénticas recusaciones, se hicieran elecciones anuales en individuos
que no tuvieran parentesco dentro del cuarto grado de consanguinidad, y
242 A.G.I. Caracas, 361: La Audiencia informa sobre el nombramiento del fiel ejecutor (Caracas, 26
de mayo de 1797).
243 Hacemos uso de la documentación parcialmente citada por Héctor García Chuecos: Estudios de
Historia Colonial de Venezuela. Caracas, Tipografía Americana, 1938, Tomo II, pp. 89-92.
158 Alí Enrique López Bohórquez
… libre de derecho y facultad para elegir las personas que estime por más
idóneas para los oficios concejiles, sin que fuera impedimento el parentesco de
ellas con alguno de los capitulares ni necesario requisito al hueco de dos años de
un período a otro, a lo menos cuando el anterior no fuera de jurisdicción, voz y
voto, conservándose la práctica observada hasta el presente.244
parentesco. A.G.N. (Caracas). Reales Provisiones, Tomo XLVII, fol. 176 (Caracas, 28 de septiembre
de 1789).
247 Ildefonso Leal: “La Aristocracia Criolla Venezolana y el Código Negrero de 1789”, Revista de
Historia, 6 (Caracas, 1961), pp. 61-81.
248 Véase la documentación de las protestas del Ayuntamiento contra la Real Cédula de Gracias al
Sacar en Santos Rodulfo Cortés: El Régimen de “Las Gracias al Sacar” en Venezuela durante el período
colonial. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1978 (BANH. Fuentes para la Historia Colonial
de Venezuela, 136).
249 Ibid., II, pp. 36-38.
250 Ibid., pp. 42-44.
160 Alí Enrique López Bohórquez
que son mirados como autores de los males que llora esta Provincia en la
multitud de pleitos que la oprimen en la dilatada duración que sufren por las
providencias ilegales, sentencias contemplativas e inciertas, y callejuelas que
estudian para evadirse de los negocios empeñados o para prolongarlos”…
Señalaba el Cabildo que con el establecimiento de la Real Audiencia …“se
han multiplicado las discusiones y discordias; han crecido los costos de los
pleitos; se han hecho más osados los escribanos, procuradores y subalternos;
se van ocupando estos empleos por sujetos tachados por su calidad y
conducta, hormiguean los chismes, enredos, cuentos entre los vecinos,
y Magistrados, que las adoptan de buena voluntad para que influyan en
los negocios públicos; y después que se estableció la Real Audiencia se
ha hecho Caracas un semillero de disgustos, pesares y sobresaltos; no hay
derecho seguro, ni crédito acrisolado; recíprocamente se destruyen Jueces
y súbditos, los unos abusan de su autoridad haciéndola instrumentos de
sus pasiones particulares, y los otros se contentan con hablar en las casas, y
calles publicando los cohechos que aseguran o se presumen, las conexiones
que han influido y los motivos de su desesperación”…
Y En relación conl trato dado al Ayuntamiento, los cabildantes señalaron
…“el desafecto con que los ministros de la Real Audiencia miran este
cuerpo contrariando siempre sus proyectos y ultrajándolo con expresiones
duras, y tal vez indecorosas; en tal extremo que a no ser la prevención y
paciencia con que se hayan sus individuos esperando siempre mejorar de
fortuna, habrían ya renunciado sus oficios”… El informe terminaba con
la solicitud de que se suspendiera la expresada Real Cédula. A fin de que
culminaran las discordias en la Provincia de Venezuela, el Ayuntamiento
proponía el cambio de los ministros que entonces constituían la Audiencia,
sustituyéndolos por otros de mayor celo e interés en favor de los naturales de
aquella provincia. Ninguna de las denuncias contra la Audiencia había sido
tan contundente como ésta. Era la respuesta a casi una década de conflictos,
los que se agudizarían cada vez más al perder la aristocracia caraqueña su
posición social en el proceso de igualación iniciado con la Real Cédula de
Gracias al Sacar, y cuya garantía de aplicación era el tribunal caraqueño.
Caso omiso se haría del informe: primero porque la Real Cédula no fue
suspendida. Por el contrario, siguieron más solicitudes para su aplicación
y se ratificó su vigencia con un aumento del arancel en 1801 y, segundo,
porque Antonio López de Quintana, Francisco Ignacio Cortines y Bernardo
de Asteguieta, ministros de entonces, permanecieron en sus cargos por
162 Alí Enrique López Bohórquez
255 Eduardo Arcila Farías: El Real Consulado de Caracas. Introducción y Compilación de E. A. F. Caracas,
Universidad Central de Venezuela, 1957. Véanse las “ordenanzas” reproducidas en esta obra, en
particular los artículos I al XIX, referidos a la administración de justicia. También remitimos al estudio
164 Alí Enrique López Bohórquez
de Mercedes Álvarez: El Tribunal del Real Consulado de Caracas. Caracas, Concejo Municipal de Caracas,
1967, 2 Vols.
256 A.G.I. Caracas, 921: Carta de Saavedra al ministro José de Gálvez proponiendo la creación del
Consulado (Caracas, 2 de mayo de 1785), reproducida en Eduardo Arcila Farías: Ibid., pp. 217-
219.
257 Sobre el Real Consulado, además de los citados trabajos de Eduardo Arcila Farías y Mercedes
Álvarez, véase Manuel Nunes Días: El Real Consulado de Caracas (1793-1810). Caracas, Academia
Nacional de la Historia, 1971; Guillermo Morón: Historia de Venezuela, Tomo V, pp. 93-97;
Humberto Tandrón: El Real Consulado de Caracas y el Comercio Exterior de Venezuela. Caracas, Facultad
de Humanidades y Educación-UCV, 1976; Eduardo Arcila Farías e Ildefonso Leal: Documentos del
Real Consulado de Caracas. Caracas, Instituto de Estudios Hispanoamericanos-UCV, 1964.
258 Eduardo Arcila Farías afirma que no existen pruebas de que se manifestara colisión de intereses
entre hacendados y comerciantes después de establecido el Consulado, en El Real Consulado de
Caracas, p. 28.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 165
259 Cfr. Eduardo Arcila Farías: Ibid., 33-38; Mercedes Álvarez: op. cit., Tomo I, pp. 303-331; y Manuel
Nunes Días: op. cit., pp. 247-249.
260 “La administración de justicia está a cargo del Tribunal que sólo se comprenderá el prior y cónsules,
y conocerán privativamente de todos los pleitos y diferencias que ocurran entre comerciantes o
mercaderes, sus compañeros y factores, sobre sus negociaciones de comercios, compras, ventas,
cambios, seguros, cuentas de compañías, fletamentos de naos, factorías, y demás que conoce y
debe conocer el Consulado de Bilbao conforme a sus ordenanzas…”. Artículo 2 de las ordenanzas
del Real Consulado de Caracas, incluidas como apéndice en las citadas obras de Eduardo Arcila
Farías y Mercedes Álvarez.
261 A.G.I. Caracas, 908: La Real Audiencia de Caracas acusa recibo de la Real Cédula del Consulado
(Caracas, 25 de noviembre de 1793), documento reproducido en Mercedes Álvarez: op. cit., II, p.
109.
166 Alí Enrique López Bohórquez
262 A.G.N. (Caracas). Real Consulado (Correspondencia), Tomo I, fols. 25-44: Expediente acerca de la
reclamación del Tribunal del Consulado a la Real Audiencia, para que le pase las causas pendientes
allí que correspondan al Instituto Consular. Ibid., pp. 113-125.
263 Ibid.: Dictamen del fiscal Julián Díaz de Saravia sobre la solicitud del Real Consulado de Caracas
(Caracas, 17 de febrero de 1794).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 167
264 Ibid.: Contestación al dictamen del fiscal de la Audiencia por Juan Agustín de la Torre, asesor del
Real Consulado (Caracas, 23 de junio de 1794).
265 A.G.N. (Caracas). Real Consulado (Actas del Real Consulado), Tomo I, fols. 33-48; Manuel Nunes
Dias: op. cit., pp. 247-248.
168 Alí Enrique López Bohórquez
266 A.G.N. (Caracas). Real Consulado (Correspondencia), Tomo I, fols. 25-44: carta al fiscal de la Audiencia
al rey, contradiciendo el parecer del asesor del Consulado (Caracas, 8 de agosto de 1794).
267 A.G.N. (Caracas). Reales Ordenes, Tomo XII, fols. 391-392: Para que se pasen al Consulado los
pleitos pendientes entre partes que versan acerca de negocios mercantiles, en cualquier Estado
en que se hallen, siempre que en ellos no haya recaído sentencia definitiva (San Lorenzo, 20 de
octubre de 1794), reproducido en Eduardo Arcila Farías: El Real Consulado de Caracas, p. 84.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 169
268 Utilizamos fundamentalmente la información registrada por Mercedes Álvarez: op. cit., Tomo I,
pp. 318-321.
269 El Artículo 17 de las ordenanzas del Consulado establecía: “Si se suscitara duda o disputa de jurisdicción
con cualquier otro Tribunal o Juez sobre el conocimiento de algunas causas, se procurará terminar
amigablemente en una o dos conferencias, o por medio de mutuos oficios dictados siempre con la debida
urbanidad y moderación, sus pendiéndose entre tanto todo procedimiento por una u otra jurisdicción.
Pero sí por estos medios no se pudiere terminar el negocio dentro de tres o cuatro días, se pasarán los
autos de ambas jurisdicciones al regente en el mismo día cuarto, o en el siguiente lo más tarde, para que
con vista de ello y de los fundamentos que cada uno exponga, declare en el preciso término de tres días la
jurisdicción que deba conocer, y ésta sea tenida por competente y continúe conociendo sin más disputa,
y con absoluta inhibición de la otra.”
170 Alí Enrique López Bohórquez
270 El fiscal tenía razón, pues en el Artículo 2 de las ordenanzas se exponía claramente las atribuciones
del Consulado en las causas mercantiles; en el Artículo 23 se hacía referencia a los caminos, pero
como facultad de la Junta Consular.
271 Citado por Mercedes Álvarez: op. cit., Tomo I, p. 231.
272 Reproducida en Eduardo Arcila Farías: El Real Consulado de Caracas, p. 100.
273 Mercedes Álvarez: op. cit., Tomo I, pp. 328-329.
274 Reproducida en Eduardo Arcila Farías: El Real Consulado de Caracas, p. 174.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 171
275 A.G.I. Caracas, 915: Relación de pleitos mercantiles en el período 1793-1802; publicado en Mercedes
Álvarez: op. cit., Tomo II, pp. 127-279. El juicio verbal de Isidoro López Méndez y Joaquín Segura
está referido en la página 195; el resto de la información la hemos tomado de la citada obra, pp.
311-312.
276 A.G.N. (Caracas). Real Consulado (Representaciones al rey, 1793-1803), fol. 63; Mercedes Álvarez: Ibid.,
Tomo I, pp. 311-312.
172 Alí Enrique López Bohórquez
277 Ibid., fols. 66-68; y reales cédulas, Tomo XII, fols. 193-208: Real Cédula que contiene lo resuelto
por S.M. en la instancia hecha por el Tribunal del Real Consulado, sobre que se le faculte para
conocer de los pleitos de los labradores en asunto de deslinde de terrenos, sus riegos, desechos
y estancadas de los ríos (San Lorenzo, 3 de agosto de 1797). Contiene el expediente completo
sobre este conflicto. Véase referencias sobre la disputa en Mercedes Álvarez: op. cit.., Tomo I, pp.
330-331.
278 El Consulado estimaba que los litigios relativos a la agricultura causaba anualmente gastos en el
orden de los cien mil pesos.
279 A.G.N. (Caracas). reales cédulas, Tomo VI, fols. 310-312; y Reales Provisiones, Tomo LIV, fols. 89-105:
copia del expediente instruido por ante la Real Audiencia de Caracas, conteniendo el testimonio
de una Real Cédula fechada en San Ildefonso a 3 de agosto de 1797 (Caracas, 9 de febrero de
1798).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 173
280 Ibid. y A.G.N. (Caracas). reales cédulas, Tomo XII, fols. 193-208.
281 A.G.I. Caracas, 915: Relación de pleitos mercantiles en el período 1793-1802; en la reproducción
de Mercedes Álvarez: op. cit., Tomo II, p. 228.
174 Alí Enrique López Bohórquez
282 Real Orden del 16 de mayo de 1795, reproducida en Eduardo Arcila Farías: El Real Consulado de
Caracas, pp. 92-93.
283 A.G.N. (Caracas). Real Consulado (Representaciones al rey 1793-1802), fol. 148; más detalles sobre este
caso en Mercedes Álvarez: op. cit., Tomo I, pp. 303-307.
284 A.G.N. (Caracas). reales cédulas, Tomo VII, fols. 228-231: Para el gobernador de Caracas, declarando
que debió prestar el auxilio que le pidió el Tribunal del Consulado para hacer obedecer a don
Joaquín García Jove sus derechos en la demanda que expresa (Valencia, 11 de diciembre de
1802).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 175
285 A.G.N. (Caracas). Real Consulado (Representaciones al rey 1793-1803), fols. 181-184; Mercedes Álvarez:
op. cit., Tomo II, pp. 307-311.
286 A.G.N. (Caracas). reales cédulas, Tomo VII, fols. 241-242.
287 Mercedes Álvarez: op. cit., p. 311.
288 A.G.I. Caracas, 921-Nº 4: Representación del prior y cónsules para que al Tribunal del Consulado
se le conserve la jurisdicción contenciosa de los bodegueros en razón de pertenecer al Comercio
176 Alí Enrique López Bohórquez
(Caracas, 12 de enero de 1804), reproducida en Mercedes Álvarez: Ibid., II, pp. 281-283.
289 Ibid.
290 A.G.N. (Caracas). reales cédulas, Tomo VIII, fols. 180-182.
291 Ibid., Tomo VIII, fols. 343-345.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 177
292 La relación de pleitos tratados en el Real Consulado entre 1793-1802 y 1807 evidencian la eficacia
del Consulado en materia de administración de justicia, si se considera que los procesos concluidos
y los juicios verbales superaron ampliamente a las causas pendientes. El índice de las relaciones
está reproducido en Mercedes Álvarez: op. cit., Tomo II, pp. 127-279 y 363-441.
293 Al respecto escribía el intendente Francisco de Saavedra al ministro de Estado, señalándole que
era “…muy difícil combinar la cosa de manera que habiendo de entrar en el Consulado los sujetos
más distinguidos del país, no resulten algunos parientes, porque los llamados allí mantuanos están
ligados con infinitas conexiones a causa de que a manera de los judíos, no se casan sino dentro
de su tribu.” Carta de Saavedra a Tomás González de Carvajal (Madrid, 3 de abril de 1793),
reproducida por Eduardo Arcila Farías: El Real Consulado de Caracas, pp. 235-236. Mercedes Álvarez
señala que “…la ciudad de Caracas se componía de unas nueve o diez familias, tan vinculadas y tan
estrechas entre sí, que casi no había individuo de una que no fuera pariente hasta cuarto grado de
alguno de la otra, además de que si se prescindía de tales personas sólo podía contarse con blancos
de orilla o si no con eclesiásticos, abogados, escribanos, mercachifles, procuradores, médicos,
pulperos, que por su oficio y condición no eran hábiles para los empleos (del Consulado)…”.
op. cit., I, p. 214.
178 Alí Enrique López Bohórquez
294 Alfonso García Gallo: “Las bulas de Alejandro VI y el ordenamiento jurídico de la expansión
portuguesa y castellana en África e Indias”, pp. 15-56.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 179
295 Cayetano Bruno, S. D. B.: El Derecho Público de la Iglesia en Indias. Estudio Histórico–Jurídico. Salamanca,
Consejo Superior de Investigaciones Científicas, Instituto San Raimundo de Peñafort, 1967, pp.
93-129.
296 Al respecto véase Manuel Gutiérrez Arce: “Regio Patronato Indiano (Ensayo de valoración
histórico–canónica)”, Anuario de Estudios Americanos, XI (Sevilla, 1954), pp. 107-166; Richard
Konetzke: “La Iglesia y el Estado”, en América Latina. II, La Epoca Colonial. México, Siglo XXI,
1972, pp. 205-224.
180 Alí Enrique López Bohórquez
297 Cayetano Bruno: op. cit., pp. 131-154 y Richard Konetzke: Ibid., pp. 209-210.
298 Diego de Encinas: Cedulario Indiano. Madrid, Cultura Hispánica, 1945, Tomo I, p. 83.
299 Una síntesis sobre estos aspectos en el citado trabajo de Cayetano Bruno, pp. 192-231.
300 Recopilación…, Libro II, Título XXXI, Ley 16.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 181
301 fray Cesáreo de Armellada: “La Real Audiencia de Caracas en sus relaciones con el obispado
(1787-1790)”, Boletín Histórico, 21 (Caracas, septiembre de 1969), pp. 377-384.
302 José Félix Blanco: Documentos para la historia de la vida pública del Libertador de Colombia y Venezuela. Caracas,
Presidencia de la República, 1983, Tomo II, pp. 23-24; Héctor García Chuecos: Estudios de Historia
Colonial Venezolana, Tomo I, pp. 73-78, 85-87, 191, 202-203, 206, 210-211, 214-215; II: 273-277, 283-293;
Mario Briceño Perozo: Las Causas de Infidencia. Madrid, Guadarrama, 1961, pp. 136-139; Manuel Pérez
Vila (Editor): Actas del Cabildo Eclesiástico de Caracas. Compendio Cronológico. Caracas, Academia Nacional
de la Historia, 1963, Tomo II, pp. 167, 171,173, 177,179, 201, 211,231, 241,267, 285, 289, 301, 358,
369, 378-382, 387-390, 418 y 420; Ildefonso Leal: “Barinas y el Proyecto de obispado en 1798”, en
Nuevas Crónicas de Historia de Venezuela, Tomo II, pp. 366-372; Ermila Troconis de Veracoechea: Las
Obras Pías en la Iglesia Colonial Venezolana. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1971, pp. 74,
151, 260-261; P. Buenaventura de Carrocera: Misión de los Capuchinos en los Llanos de Caracas. Documentos
(1750-1820). Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1972, Tomo III, pp. 357-358 y 375-377; y
Misión de los Capuchinos en Guayana, Documentos (1785-1819). Caracas, Academia Nacional de la Historia,
1979, Tomo III, pp. 166-173, 200-202, 234-235, 238-241 y 250-254.
182 Alí Enrique López Bohórquez
303 Nos eximimos de incluir aquí información al respecto, en tanto más adelante trataremos el
tema de las ordenanzas de la Real Audiencia de Caracas de 1805. En adelante citaremos como
“ordenanzas”.
304 Cayetano Bruno: op. cit., p. 222.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 183
Patronato real:
Censores regios:
311 Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial Venezolana, Tomo I, pp. 281-284.
186 Alí Enrique López Bohórquez
Obispos y obispados:
316 A.G.N. (Caracas). reales cédulas, 1787-1792, Tomo IV, fols. 219-224.
317 Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial Venezolana, Tomo I, pp. 76-78.
318 A.G.N. (Caracas). reales cédulas, 1787-1792, Tomo IV, fols. 240-251.
319 A.G.N.(Caracas). reales cédulas, 1792-1795, Tomo V, fols. 273-275.
320 A.G.N. (Caracas). reales cédulas, 1795-1797, Tomo VI, fols. 1-5.
188 Alí Enrique López Bohórquez
330 Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial Venezolana, I, pp. 214-215.
331 Ibid., p. 216.
332 A.G.N. (Caracas). Reales Provisiones, Tomo XXI, fols. 206-209.
333 Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial Venezolana, Tomo I, pp. 190-191.
334 A.G.N. (Caracas). Reales Provisiones, Tomo LXII, fols, 101-110.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 191
también debían resolverse otros problemas que tenía Barinas, por lo que
consideraban pertinente que transcurrieran cuarenta años, en cuyo tiempo
incrementaría su población y rentas339.
339 Esta información está recogida en Ildefonso Leal: “Barinas y el Proyecto de obispado en 1798”,
pp. 368-370.
340 Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial Venezolana. Tomo I, pp. 76-78.
341 A.G.N. (Caracas). Reales Provisiones, Tomo III, fol. 16: real provisión del 9 de enero de 1791 al provisor
y vicario general de la ciudad de Mérida, o a la persona que ejerciere aquella jurisdicción, para que en
el recurso de fuerza introducido por el presbítero don José Villasmil, cumpla lo que se le previene por
esta Real Audiencia.. Ibid., III, fol. 526: real provisión del 9 de diciembre de 1791 al provisor vicario
general de la ciudad de Mérida, para que remita a esta Real Audiencia los autos de inventario del
presbítero doctor José Osuna, según se le previene.
342 A.G.N. (Caracas). reales cédulas, 1803-1806, Tomo VIII, fols. 106-110.
343 A.G.N. (Caracas). Reales Provisiones, Tomo XXIII, fols. 250-251:real provisión del 1 de julio de 1803
al provisor y vicario general de la Provincia de Guayana para que cumpla lo que se le previene por
esta Real Audiencia en vista de los autos que se acompañan, obrados sobre la validación o nulidad del
matrimonio celebrado por Cayetano Esparza, natural de la Provincia de Guipuzcoa con Ana María
194 Alí Enrique López Bohórquez
Rodríguez Argumedo. Ibid., Tomo XXII, fol. 399: real provisión del 26 noviembre 1803 al provisor
y vicario general de Guayana, para que cumpla lo que se le previene por esta Real Audiencia en vista
del expediente obrado a su instancia, y el de esta diócesis, sobre que se declare por punto general para
donde deben otorgar las apelaciones, respecto a no haber Metropolitano. Ibid., Tomo XXIV, fol. 448:
real provisión del 10 de julio de 1804 al provisor y vicario general de Guayana, para que continúe en el
conocimiento de la causa promovida en su tribunal por Isabel Rojas, contra Fernando Guillén, vecino
de Barcelona, por cumplimiento de esponsales. Ibid., Tomo XXVI, fols, 479-480: real provisión del 2
de septiembre al discreto provisor de la Provincia de Guayana, para que continúe, según su estado, en
la causa que sigue Salvador Lejarazú a nombre de su legítima hija Antonia con Ambrosio Arce, sobre
esponsales. Ibid., Tomo XXVII, fols. 320-324: real provisión del 23 de mayo de 1806 por la cual se
ruega y encarga al Cabildo Eclesiástico y vicario General de la ciudad de Guayana, informen lo que
se les ofreciere y pareciere más oportuno sobre la separación de aquella misión de Franciscanos
Observantes, de la de Cumaná. Ibid., Tomo XXVIII, fol. 56-57: real provisión del 22 de julio de
1806 al discreto provisor sede vacante de la ciudad de Guayana, a la que se acompañan originales
los autos seguidos contra fray Manuel Marcos, por los excesos que se atribuyen en el pueblo de
San Miguel de la Provincia de Cumaná, para que oyendo a las partes les administre justicia. Ibid.,
Tomo XXVIII, fol. 39: real provisión del 23 de julio de 1806 al discreto provisor de la Provincia
de Guayana, para que informe a la Real Audiencia de la representación del colegio de propaganda
fide de la ciudad de Barcelona, relativa a que se suspendan los efectos de la Real Cédula de 8 de
julio de 1803, en que se previene la secularización de los pueblos de indios de aquella misión. Ibid.,
Tomo XXVIII, fols. 334-336: real provisión del 10 de noviembre de 1806 por la cual se declara
que el discreto provisor de la Provincia de Guayana, en no otorgar libremente la apelación que
interpuso el cura rector de aquella santa iglesia catedral, Domingo Díaz Tarife, en los autos que
sigue con los Canónigos sobre derechos parroquiales y otros incidentes, no hace fuerza. Ibid.,
XXIX, fols. 65-66: real provisión del 17 de febrero de 1807 al discreto provisor de la Provincia de
Guayana, para que a la mayor brevedad evacúe el informe que le está pedido sobre la instancia del
devoto padre guardián de propaganda Fide de la ciudad de Barcelona, a fin de que se restituyan a
los religiosos de su orden, los curatos de que se les ha despojado. Ibid., XXXI, fols. 47-48 y XXXII,
fols. 52-53: real provisión del 30 de marzo de 1808 al discreto provisor de la ciudad de Guayana,
para que remita a esta Real Audiencia la causa suplicatoria que el reverendo padre guardián del
convento de propaganda Fide de Barcelona, le dirigió a fin de que se concediese título de cura
interino del pueblo de Clarines, al religioso fray Josef Lloret.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 195
344 Los casos referidos en A.G.N. (Caracas). Reales Provisiones, Tomo III, fol. 130; Tomo III, fol. 158; y Tomo
V, fols. 699-700.
345 A.G.N. reales cédulas, 1792-1795, Tomo V, fols. 84-86 y fols. 87-91.
346 A.G.N. (Caracas). Reales Provisiones, Tomo XXX, fol. 391; y Tomo XXXI, fols. 76-80.
347 Ibid., Tomo XXIX, fol. 90.
196 Alí Enrique López Bohórquez
348 Ibid., Tomo IX, fols. 19-20: real provisión del 28 de junio de 1796 al vicario juez eclesiástico de la
ciudad de Maracaibo, para que en los autos que se acompañan en 35 folios, seguidos por Francisco
Vera para impedir a Juana Francisca Lozada y Noboa el matrimonio que pretende contraer con
José María Rodríguez, y que acceda al que tenía con él contratado, cumpla lo que se le ordena
por esta Audiencia. Ibid., Tomo XII, fols. 101-103: real provisión del 1 de octubre de 1798 al
vicario foráneo de Barinas, para que cumpla lo determinado por esta Real Audiencia en vista de
los autos seguidos por Cándido Contreras, contra Baltazar Maguregui, sobre estrecharle a que
lleve a efecto el matrimonio que trató con María de la Asunción Contreras. Ibid., Tomo XX, fols.
61-62: real provisión del 14 de agosto de 1801 al vicario eclesiástico del pueblo de Nutrias, para
que cumpla lo que se le previene por esta Real Audiencia en vista del Recurso de Fuerza hecho a
ella por María Ignacia Cuevas, contra las providencias que ha dictado en la causa que contra ella
sigue Manuel Antonio Huerta, por esponsales. Ibid., Tomo XXII, fols. 385-387: real provisión
del 20 de noviembre de 1802 dirigida al vicario eclesiástico de la ciudad de Maracaibo, para que
remita a este Real tribunal los autos que ha formado contra el presbítero Cristóbal Ortega, por
haber querido matrimoniar a Antonio Lino López, sin proceder las ritualidades ordinarias, en
conformidad de lo mandado.
349 A.G.N. (Caracas): Reales Provisiones, Tomo I, fols. 424-453: real provisión circular del 22 de diciembre
de 1788 al gobernador de la provincia de Maracaibo, para que cumpla y ejecute en su respectivo
departamento y distrito, cuanto se le previene en el auto inserto, sobre la intimación del real auxilio
de las fuerzas de los jueces eclesiásticos. Esta misma disposición fue enviada al comandante de
la provincia de barinas, tenientes y corregidores, inserta en los fols. 454 al 525, 547 y 550-552.
También están registradas allí el acuse de recibo de los mencionados funcionarios.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 197
el recurso intentado por José Ponce de León, en la causa que le han seguido
los religiosos dominicos de la Isla de Margarita, por insultos y difamaciones
que le imputan, irrogados a dicha orden350. Al gobernador de la provincia de
Cumaná se ordenó, el 13 de octubre de 1790, para que conociera el recurso
de fuerza interpuesto por el presbítero Patricio Quintero, por obligarle el
juez eclesiástico a servir el curato de San Diego, al que había renunciado351.
Una real provisión fue enviada al vicario juez eclesiástico de la ciudad de
Cumaná, el 26 de marzo de 1791, para que en los autos de fuerza seguidos
por María de la Merced Gordón contra Pedro Suárez, por demanda
matrimonial, cumpla lo que se le previene por la Real Audiencia352.
Conventos:
358 Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial Venezolana, Tomo II, 288-292.
359 Ibid.
360 A.G.N. (Caracas). Reales provisiones, Tomo III, fol. 134.
361 Ibid., Tomo XLVIII, fols. 273-274.
200 Alí Enrique López Bohórquez
Curas párrocos:
sobre la situación de las misiones del Alto Orinoco371. El 13 enero 1796, el padre
provincial del convento de San Jacinto, fray Vicente Acosta, presentó ante la Real
Audiencia las patentes despachadas por el padre general de la orden, autorizadas
por el Real y Supremo Consejo de Indias, con el fin de que se le otorgara el pase
regio correspondiente372. Por real provisión del 4 de marzo de 1796 se previno
al obispo de la diócesis de guayana y al prefecto de las misiones de Capuchinos
de la provincia de Cumaná para que actuaran en contra del misionero Serafín
de Calanda, por no cumplir ordenadamente sus funciones eclesiales373. En los
mismos términos se despachó otra provisión, el 1 de marzo de 1797, al prefecto
de misiones de capuchinos, para que conociera lo imputado en el expediente
formado a consecuencia de la queja dada por el teniente justicia mayor de la
Villa de San Fernando de Cachicamos, sobre el insulto que con gente armada
le hizo fray de Sorvilán, cura doctrinero de la misión de Altamira374. Personas
particulares también eran utilizadas por la Audiencia para que informaran sobre
determinados asuntos, como fue el caso de Francisco Javier Ortíz, vecino del
pueblo de Cubiro, a quien por real provisión del 11 de diciembre de 1807 se
le solicitó que con la mayor brevedad, cautela y secreto, procediera a recibir
justificación e informara sobre los hechos que los indios de aquel pueblo
imputaban a su cura doctrinero Pedro Vicente Campos375.
Por Real Cédula del 1 de septiembre de 1797 se notificó a la Real
Audiencia sobre el abono de sínodos a los misioneros capuchinos catalanes de
Guayana, para que ejecutasen lo pertinente en beneficio del mejor gobierno de
aquellas misiones376; otra disposición del 7 de septiembre de ese año informaba
sobre lo contenido en la anterior y otros aspectos relativos al gobierno de
aquella misión capuchina377. Por Real Cédula del 28 de septiembre de 1805,
correspondió a la Audiencia notificar sobre lo resuelto por la Corona en cuanto
a la remoción de los misioneros de los pueblos de su distrito, y se le pidió
371 Títulos de Venezuela en sus límites con Colombia. Caracas, Ministerio de Relaciones Exteriores, 1979,
Tomo III, pp. 135-136.
372 A.G.N. (Caracas). Reales provisiones, Tomo LIII, fols. 46-49.
373 Ibid., Tomo VIII, fols. 152-153.
374 Ibid., Tomo X, fols. 237-238.
375 Ibid., Tomo XXX, fols 351-355.
376 A.G.N. (Caracas). Reales cédulas, 1795-1797, Tomo VI, fols. 333-345.
377 P. Buenaventura de Carrocera. Misión de los Capuchinos en Guayana (1785-1819), Tomo III, pp. 166-
173.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 203
378 A.G.N. (Caracas). Reales cédulas, 1803-1806, Tomo VII, fols. 229-237.
379 A.G.N. (Caracas). Reales provisiones, Tomo LXI, 142-157.
380 Antonio Ybot León: La Iglesia y los Eclesiásticos Españoles en la Empresa de Indias. Barcelona (España),
Salvat Editores, 1961, pp. 312-313.
204 Alí Enrique López Bohórquez
Las Capellanías “eran fundaciones perpetuas por las que una persona
segregaba de su patrimonio ciertos bienes (en vida o por testamento) y
formaba con ellos un vínculo…destinado a la manutención o congrua
sustentación de un clérigo, que se obligaba por ello a celebrar un cierto
número de misas por el alma del fundador, o de su familia, o a cumplir
otras cargas litúrgicas…”388. La fundación y cobro de réditos de capellanías
también fueron objeto de atención por parte de la Real Audiencia, como
problema de derecho privado en cuanto a la relación de un particular con
la Iglesia y a la intervención de las justicias ordinarias en determinados
casos. Así, el 8 de octubre 1792 se mandó librar provisión a los alcaldes
ordinarios de la ciudad de San Sebastián de los Reyes, para que cumpliesen lo
determinado por la Real Audiencia, en el recurso hecho a ella por Francisco
Antonio Belisario, sobre compelerle a fundar una Capellanía de los bienes
del Dr. Manuel Belisario389. De igual manera, se hizo el 11 de octubre de
1797 para con el teniente justicia mayor del pueblo de El Sombrero, a fin
de que informara sobre los autos seguidos por Pedro Puncel contra Juan
José Santaella, sobre fundación de una Capellanía390. Al obispo de Guayana
Francisco Ibarra se le solicitó, el 6 de diciembre de 1798, notificara al
tribunal sobre el conocimiento de las demandas de principales réditos de
capellanías y obras pías391. En los autos seguidos por Rosalía Ochoa y José
Esteves por cobro de réditos de una Capellanía, la Real Audiencia remitió,
el 20 de noviembre de 1798, real provisión al teniente justicia mayor del
Obras pías:
Censos:
396 A.G.N. (Caracas). Reales cédulas, 1792-1795, Tomo XII, fols. 158-166.
397 Ibid., 1776-1804, Tomo XII, fols. 167-170.
398 Ibid., 1795-1791, Tomo VI, fols. 1-5.
399 Gloria Caldera de Osorio y Teresa Albornoz de López: Los censos en Mérida. Siglos XVII y XVIII.
Conceptualización, fuentes y propuestas metodológicas para su estudio. Mérida, Escuela de Historia/
Universidad de Los Andes, 2001, p. XXXII.
400 A.G.N. (Caracas). Reales Provisiones, Tomo II, fols. 19-20.
208 Alí Enrique López Bohórquez
que la liturgia y el culto divino gozaran de esplendor. Otra de sus tareas fue la de
mantener relación con otras instituciones de gobierno local y provincial, como
ocurrirá a partir del momento en que inicia sus actividades la Real Audiencia de
Caracas en 1787. Desde entonces, la situación de esta dependencia eclesiástica
varía considerablemente, pues ahora contaba con un tribunal que regularía su
actuación y la de diversos aspectos relativos a la actuación de la Iglesia. Las
primeras relaciones entre ambas instituciones se refieren a la regulación de las
normas que debían regir la participación de los ministros de la magistratura
en actos litúrgicos y su recibimiento en la iglesia catedral. El 10 de julio de
1787, el Cabildo Eclesiástico conoció de los oficios del presidente-gobernador
y de la Audiencia mediante los cuales se notificaba la fecha y la función de
gracias que debía realizarse con motivo del recibimiento del Real Sello. A tal
efecto, se acordó que dos prebendados recibieran y despidieran, a la puerta
de la Iglesia, a los magistrados del tribunal audiencial, que el sacristán mayor
practicara las ceremonias y funciones dispuestas con toda la pompa que el
hecho exigía. Aunque el Cabildo expuso por escrito objeciones a varios puntos
de los actos ordenados por aquellas autoridades, por no estar arreglados a lo
establecido en las leyes, estaba dispuesto a observarlos sin perjuicio alguno
de la importancia de los mismos411. Esas objeciones fueron consideradas
por las autoridades españolas y por Real Orden del 14 de marzo de 1788 se
instó al Cabildo Eclesiástico a que, a consecuencia de su recurso, se siguiera
lo referente a la entrada del sello real y a las “funciones de tabla” como se
practicaba en la Audiencia de Santo Domingo412.
En Acta del Cabildo Eclesiástico del 15 de marzo de 1788 se señala que
se había visto oficio del presidente de la Real Audiencia, Juan Guillelmi, que
ponía presente una ley sobre recibimiento en la Iglesia, como se practicaba
en otros distritos audienciales americanos413. Al parecer, durante los dos
primeros años de existencia del tribunal audiencial nada contrario ocurrió
al respecto. El primer gran problema entre ambas instituciones ocurrió
cuando se cambió el lugar de las sillas de los magistrados de la Audiencia y
la colocación de la del presidente-gobernador de espalda al coro y frente al
411 Actas del Cabildo Eclesiástico de Caracas. Compendio Cronológico (1771-1808). Caracas, Academia Nacional
de la Historia, 1963 (BANH. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 65), Libro 18, fol.
266 vto. (10 de julio de 1787), Tomo II, p. 160.
412 Ibid., Libro 18, fol. 403 (27 de junio de 1788), pp. 166-167.
413 Ibid., Libro 18, fol. 387 (15 de marzo de 1788), p. 165.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 211
altar para su asistencia a las reales exequias en honor del rey Carlos III. Esta
decisión del Cabildo Eclesiástico fue notificada al gobernador Guillelmi, con
expresión de graves fundamentos para que se dispusiese que su silla se enfilase,
con las demás, en la forma acostumbrada414. Si bien la Audiencia aceptó lo
dispuesto por el Cabildo Eclesiástico, llamó su atención en el hecho de que las
referidas sillas quedarían cerca del “túmulo”, advirtiendo que en lo sucesivo
se colocaran como se había acostumbrado, por lo que acordaba también el
correspondiente recurso ante el monarca415. Estas diferencias se resolvieron
satisfactoriamente, reconociendo el Cabildo Eclesiástico la jerarquía de la Real
Audiencia. El respeto que se mantenía hacia los ministros del alto tribunal
estaba reforzado por lo practicado en otros lugares de Hispanoamérica, la
existencia de disposiciones reales que exigían el mismo y el reconocimiento
de su autoridad en nombre del rey. El 16 de octubre de 1789, la corporación
eclesiástica conoció de un oficio del Ayuntamiento de Caracas en el que
solicitaba el uso del traje de ceremonia con capa y espada para asistir a las
funciones de “tabla” para la jura del rey Carlos IV y la aprobación del convite
preparado para tal fin. El Cabildo Eclesiástico resolvió no aceptar tal petición
instando a los cabildantes a que observaran la costumbre, inmemorial del
Ayuntamiento, en su asistencia al tablado de la ciudad416. Ante tal impasse
entre ambos cabildos, la Audiencia acordó la asistencia del Ayuntamiento
a la referida juramentación como lo solicitaba, sin oponerse al convite
programado, lo cual notificaba al Cabildo Eclesiástico para que cesara en sus
intentos de suspenderlo y condenarlo417.
Otro ejemplo de la imposición del tribunal de Audiencia lo representa
el acuerdo del Cabildo Eclesiástico, del 22 de marzo de 1791, en el que se
certifica que el acompañamiento de los prebendados en el recibimiento y
despedida de la iglesia de los magistrados debía realizarse según la costumbre
de Santa Fe, como lo había solicitado la Audiencia en testimonio enviado
a la institución eclesiástica418. De igual manera, la Audiencia solía exigir al
Cabildo Eclesiástico información sobre la realización de ciertas ceremonias
424 Ibid., Libro 21, fols. 2, 4-5 y 7 (14, 16 y 26 de marzo de 1800), pp. 287-289.
425 Ibid., pp. 300, 369, 378-379, 382, 386-390 y 418.
Capítulo IV
Legislación y corrupción en la Real Audiencia de Caracas
426 Diego de Encinas: Cedulario Indiano. Madrid, Ediciones Cultura Hispánica, 1945. Reproducción
facsimilar de la edición única de 1596, Tomo II, p. 13. Otras disposiciones sobre las reales
provisiones de las audiencias: Tomo II, 8-9, 14, 36-37, 167, 291-300, 302, 333; y Tomo IV, 276.
216 Alí Enrique López Bohórquez
427 José Joaquín Real Díaz: Estudio Diplomático del Documento Indiano. Sevilla, Escuela de Estudios
Hispanoamericanos, 1970, p. 8.
428 Alfonso García Gallo: “La Ley como Fuente en el Siglo XVI”, Anuario de Historia del Derecho
Español, XXI (Madrid, 1951), pp. 607-730. (Separata, p. 88).
429 José Joaquín Real Díaz: op. cit., pp. 8-14.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 217
ya que estos tenían carácter judicial o procesal, debido a que el fallo final
correspondía al rey430.
La Real Audiencia de Caracas, salvo algunas excepciones, se ha
estudiado en cuanto a su estructura jurídico-institucional, enfoque derivado
del interés que algunos juristas han manifestado por escribir la historia de
ese tribunal colonial, resaltando su actividad en la administración de justicia
y dejándose de un lado la acción cumplida como agente político efectivo
de la dominación española en Venezuela. En la mayoría de los casos, se ha
incurrido en visión simplista y deficiente, que ha ocasionado presentación
distorsionada, fragmentada y reducida de la función del tribunal de Caracas.
Curiosa orientación, si se considera que el aspecto de justicia tampoco ha
sido investigado con rigurosidad. La interpretación sobre la relevancia
de su actuación judicial ha surgido, cuando no por simple especulación
imaginativa, narrativa, derivada de la legislación metropolitana para las
audiencias indianas, o de su actuación durante la guerra de independencia,
en cuanto a la actitud del regente José Francisco Heredia. Por otro lado,
en ese mismo aspecto judicial, se ha pretendido desconocer el grado de
corrupción por parte de algunos magistrados, demostrado por Joaquín
Mosquera y Figueroa en su visita, asunto sobre el cual nos referiremos
más adelante.
Como en todas las audiencias americanas, para mandar, disponer
y legislar en nombre del rey, la Real Audiencia de Caracas utilizó
fundamentalmente las reales provisiones. Aunque el tribunal caraqueño
pertenece a la era de los reyes borbones Carlos III, Carlos IV y Fernando
VII, las características de las reales provisiones, como documento jurídico y
diplomático, se corresponden con las antes descritas, propias de los siglos XVI
y XVII, con las variantes resultantes de los diferentes asuntos de que tratan
y la manera como los magistrados o los escribanos redactaron el texto. Está
evidenciado el hecho de que la Audiencia de Caracas no fue un tribunal que
cumplió totalmente con las leyes que ordenaban su funcionamiento y también
que confrontó serios problemas para su normal actuación durante la guerra
de independencia. Los ministros de la magistratura caraqueña, por ejemplo,
incumplieron la disposición de llevar al día algunos de los libros de registro
de sus actuaciones. Así, entre las acusaciones que hizo el visitador Joaquín
430 Alfonso García Gallo: “La Ley como Fuente…”, pp. 86-89.
218 Alí Enrique López Bohórquez
a) En lo judicial:
b) En lo político:
c) En lo ideológico:
d) En lo económico:
e) En lo social:
f) En lo eclesiástico:
g) En lo militar:
h) En lo educativo-cultural:
i) En otros asuntos:
432 Sobre este tipo de letra véase el exhaustivo estudio de Antonio González y Guillermo Durand:
Paleografía Práctica (Su aplicación en el estudio de los documentos históricos venezolanos). Caracas, Academia
Nacional de la Historia, 1992, pp. 41-42 y 225-240.
433 El índice de la sección reales provisiones comenzó a publicarse en el tomo IX, número 33 del
Boletín del Archivo General de la Nación (Caracas, marzo abril de 1929) hasta el tomo XXXIX,
número 156 (Caracas, abril-junio de 1952), que son reproducción de los cuatro tomos de índices
mecanografiados existentes en la sala de consulta de ese Archivo.
226 Alí Enrique López Bohórquez
434 A.G.I. Caracas, 167: Carta del regente Antonio López de Quintana (Caracas, 2 de diciembre
de 1787). Gisela Morazzani de Pérez Enciso: “Materiales para el estudio de una Ordenanza
del Siglo XIX”, Revista de la Facultad de Derecho de México, 101-102 (México, enero-junio
de 1976), p. 452.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 227
437 Gisela Morazzani: “Materiales para el estudio de una Ordenanza del Siglo XIX”, p. 453. A.G.I.
Caracas, 343: Carta de la Real Audiencia de Caracas (Caracas, 28 de enero de 1792).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 229
438 A.G.I. Caracas, 343: Informe del fiscal del Consejo de Indias sobre expediente de aranceles de
derechos de la Audiencia de Caracas (Madrid, 6 de febrero de 1792).
230 Alí Enrique López Bohórquez
439 A.G.I. Caracas, 343: Expediente formado de varias cartas y testimonios remitidos por la Audiencia de
Caracas sobre la aprobación de los aranceles que formó para sus subalternos y los jueces ordinarios
y demás curiales de aquella provincia. (Madrid, 9 de abril de 1796). Véase también Gisela Morazzani:
op. cit., pp. 454-455.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 231
440 “Ordenanzas de la Real Audiencia y Chancillería Real que reside en la ciudad de Santiago de León
de Caracas, capital de la Provincia de Venezuela, formadas por el mismo tribunal en virtud de
lo mandado por su majestad, año de 1805”, Boletín del Archivo General de la Nación, 226 (Caracas,
enero-junio de 1974), pp. 27-145.
441 “Ordenanzas de la Audiencia de Caracas (1805)”, en José Sánchez-Arcilla Bernal: Las ordenanzas
de las audiencias de Indias (1511-1821). Madrid, Editorial Dykinson, 1992, pp. 413-489.
442 Gisela Morazzani de Pérez Enciso: “Materiales para el estudio de una Ordenanza del siglo XX”,
pp. 447-464.
443 Tomás Polanco Alcántara: “La Real Audiencia de Caracas y la Capitanía General de Venezuela
durante los años caraqueños de Andrés Bello”, en Bello y Caracas. Primer Congreso Bolivariano del
Bicentenario. Caracas, Fundación La Casa de Bello, 1979, pp. 71-90.
232 Alí Enrique López Bohórquez
444 Alí Enrique López Bohórquez: La Real Audiencia de Caracas. Su Origen y Organización (1786-1805).
Mérida, Escuela de Historia/Universidad de Los Andes, 1976, pp. 55-83.
445 A.G.I. Caracas, 165: ordenanzas de la Audiencia y Chancillería Real de Caracas formadas por el
mismo tribunal (Caracas, 2 de noviembre de 1805).
446 Ibid., y A.G.N. (Caracas). Reales provisones, tomo LXII, fols. 176-179.
447 Gisela Morazzani: “Materiales para el estudio de una Ordenanza del siglo XX”, p. 451.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 233
450 A.G.I. Caracas, 171: Representación Nº 21, sobre los cargos y las contestaciones de D. Antonio
López Quintana para el Excmo. Sr. Secretario de Estado del Despacho Universal de Gracia y
Justicia (Caracas, 20 de agosto de 1807).
451 Gisela Morazzani: “Materiales para el estudio de una Ordenanza del siglo XX”, p. 460.
452 Ibid.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 235
Títulos Nº ordenanzas
1º De la Audiencia y Chancillería Real 95
2º Del Presidente 9
3º Del Regente de la Audiencia 7
4º De los Fiscales 13
5º Del Alguacil Mayor 18
6º Del Canciller 6
7º De los Relatores 24
8º Del Escribano de Cámara 43
9º De los Abogados 25
10º Del Receptor de penas de Cámara 15
11º Del Tasador y Repartidor 2
12º De los Receptores ordinarios 10
13º De los Procuradores 10
14º Del Juzgado de bienes de difuntos 18
15º Del Juzgado de Provincia de los Oidores 4
453 Alí Enrique López Bohórquez: Los ministros de la Real Audiencia de Caracas…, pp. 94-
95.
454 Gisela Morazzani señala que son 359 ordenanzas, y pensamos que posiblemente incluye lo
referido a los términos de las mismas. Nuestra copia del A.G.I. Caracas, 165, comprende
357, coinciden con la edición de José Sánchez-Arcilla Bernal; mientras que las publicadas en
el Boletín del Archivo General de la Nación incluyen 356. Esta disparidad probablemente se
debe a copias de los escribanos o a una inexacta trascripción de alguna de las ordenanzas.
236 Alí Enrique López Bohórquez
a) Presidente
455 Véase la descripción que la historiadora hace a cada una de las fuentes jurídicas con relación a
las respectivas ordenanzas en “Materiales para el estudio de una Ordenanza del siglo XX”, pp.
458-459.
456 A.G.I. Caracas, 165: ordenanzas de 1805 para la Audiencia de Caracas. Tít. 1, Ord. 8 (En adelante
ordenanzas).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 237
457 Ordenanzas, Tít. 1, Ords. 2, 9-11, 41; Tít. 2, Ords. 4-5, 9; Recopilación, Lib. II, Tít. XVI, Leyes 4 y 5.
238 Alí Enrique López Bohórquez
b) Regente y oidores
458 Ordenanzas, Tít. 1, Ords. 20, 41 y 57; Tít. 2, Ords. 1, 7-8; Recopilación, Lib. II, Tít. XVI, Leyes 7, 9, 14, 16;
José María Ots Capdequí: El Estado español en las Indias. México, Fondo de Cultura Económica, 1965,
pp. 47-48.
459 Véase Tabla 2.
460 A.G.I. Caracas, 299: Real título de oidor de José Bernardo de Asteguieta, del 13 de diciembre de
1788.
461 ordenanzas, Tít. 1, Ord. 83; Recopilación, Lib. II, Tít. XVI, Ley 27.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 239
… los tres o dos que quedaren de ellos la vean y determinen y (…) se nombre
al fiscal de lo civil y criminal sino hubiera sido parte en la causa y por su falta
y habiéndolo sido, el de Real Hacienda y si dos fueren recusados, conozcan de
ello los demás (…) pero si en la Audiencia no quedaren más de dos jueces,
tampoco se puedan recusar ambos juntamente, sino solamente el uno, de manera
que siempre haya de quedar y quede un juez de la Audiencia no recusado para
que con el fiscal conozcan de la recusación del otro, u otros jueces en la forma
que va dicha.
c) Fiscales
470 Ibid., Tít. 4, Ords. 1-2, 6, 9-10, 12; Recopilación, Lib. II, Tít. XVIII, Leyes 23 y 29.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 243
d) Alguacil mayor
471 ordenanzas, Ords. 2-5, 11, 12-13; y Tít. 1, Ords 4-6, 43, 65; Recopilación, Lib. II Tít. XVIII, Leyes
4-5 y 43.
472 Ordenanzas, Tít. 5, Ords. 1, 3, 5-6 y 9.
244 Alí Enrique López Bohórquez
e) Canciller
f) Escribano de cámara
473 Ordenanzas, Tít. 5, Ords. 8-12, 14, 16-17; Recopilación, Lib. II, Tít. XX, Leyes 27-29, y Francisco
Depons: op. cit., Tomo II, p. 188.
474 Ordenanzas, Tít. 6, Ords. 1-6; Recopilación, Lib. II, Tít. XXI, Leyes 1 y 5.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 245
condenaciones asignadas por el tribunal, las cuales eran publicadas todos los
sábados. Le correspondía examinar los testigos en el lugar donde estuviera
la Audiencia sin recibir salario alguno, sólo los derechos establecidos en los
aranceles; y en caso de ocurrir fuera del lugar del tribunal, se nombraba un
escribano especial, previa comisión señalada por los oidores475.
El escribano debía recibir a los testigos de los pobres con toda diligencia
y cuidado posibles; y tanto a estos, como a cualquier otro, hacía preguntas
generales como si fueran examinados en juicio plenario. Llevaba los registros
encuadernados y recibía por inventario todos los papeles tocantes al derecho
real y las resoluciones antiguas y modernas que debían estar en su poder,
cuando entraba a servir su oficio. El escribano presentaba a la Audiencia las
causas, asuntos y negocios retardados; asentaba directamente el despacho de
los procesos, de los cuales, a fin de año, daba cuenta al Supremo Consejo de
Indias, tanto de los determinados como de los pendientes. Colocaba al final de
las sentencias los nombres de los jueces que las habían pronunciado. Cuando
los notarios eclesiásticos hacían relación en la Audiencia de algunos pleitos,
estos quedaban en poder del escribano, quien los devolvía a aquellos una vez
resueltos. Por los negocios eclesiásticos que venían del tribunal por vía de fuerza,
el escribano no llevaba derechos tratándose de la defensa de la jurisdicción del
“patronazgo”. Cobraba los honorarios que le pertenecían conforme al arancel
establecido, que indicaba en el reverso de las provisiones, mandamientos, cartas
y otros despachos expedidos por los ministros del juzgado. Recibía derechos
en los pleitos fiscales que se seguían en la Real Audiencia, mas no en los casos
de segunda instancia, ni de los litigios de pobres476.
g) Relator
475 A.G.I. Caracas, 165: Real Cédula del 8 de diciembre de 1786; ordenanzas, Tít. 1, Ords. 39 y 69; Tít. 8,
Ords. 4-5, 8-9, 13, 15, 18-20; recopilación, Lib. II, Tít. XXIII, Ley 1.
476 Ordenanzas, Tít. 8, Ords. 10, 12, 21-26, 29-30, 32-34, 38-39 y 41.
246 Alí Enrique López Bohórquez
h) Abogados
477 A.G.I. Caracas, 165: Real Cédula del 8 de diciembre de 1786; Ordenanzas, Tít. 7, Ords. 4-5, 10-12,
14 y 17-19.
478 A.G.I. Caracas, 165: Real Cédula del 8 de diciembre de 1786; Ordenanzas, Tít. 9, Ords. 1-3, 6-8 y
21.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 247
i) Procuradores
j) Tasador y repartidor
479 Tít. 9, Ords. 10, 17-18-20; Recopilación, Lib. II, Tít. XXIV, Ley 25.
480 A.G.I. Caracas, 165: Real Cédula del 8 de diciembre de 1786; ordenanzas, Tít. 13, Ords. 1-2, 5-6 y
9; recopilación, Lib. II, Tít. XXVIII, Leyes 6 y 7.
248 Alí Enrique López Bohórquez
k) Receptores ordinarios
481 Ordenanzas, Tít. 13, Ords. 1-2, 5-6 y 9.Tít. 11, Ords. 1-2; recopilación, Lib. II, Tít XXVI, Leyes 1-2
y 4.
482 Ordenanzas, Tít. 12, Ords. 1-2, 4-7 y 10; recopilación, Lib. II, Tít. XVIII, Ley 1.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 249
m) Personal subalterno
483 Ordenanzas, Tít. 13, Ords. 1-2, 5-6 y 9.Tít. 10, Ords. 1-10 y 13-15; recopilación, Lib. II, Tít. XXV,
Leyes 1, 3-4.
484 A.G.I. Caracas, 165: Real Cédula del 8 de diciembre de 1786; ordenanzas, Tít. 16, Ords. 2-10, 13-14;
Tít. 1, Ord. 94; Tít. 21, Ords. 2-7.
250 Alí Enrique López Bohórquez
485 Utilizamos los planteamientos expuestos en nuestro estudio Los ministros de la Audiencia de Caracas…,
pp. 27-28.
486 Al respecto véase Miguel Artola: “Campillo y las Reformas de Carlos III”, Revista de Indias, XII:
50 (Madrid, 1952), pp. 685-714.
487 Síntesis de las reformas en Luis Navarro García: Hispanoamérica en el siglo XVIII. Sevilla, 1975
y Eleazar Córdova Bello: Las Reformas del Despotismo Ilustrado en América. Caracas, Universidad
Católica Andrés Bello, 1975.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 251
488 David A. Brading: Miners & Merchants in Bourbon Mexico 1763-1810. Cambridge, Cambridge
University Press, 1971, p. 53.
489 Horacio López Guédez: La Formación Histórica del Derecho Indiano 1492-1808. Mérida (Venezuela),
Universidad de Los Andes, 1976, pp. 44-45.
252 Alí Enrique López Bohórquez
propio Libro y todas las que a lo largo de este código se refieren directamente
a las audiencias, como las que figuran en el Libro I, título XIV, Ley 67; Lib.
II, tít. I, leyes y 25 y tít. XXIII, ley 61; Lib. VIII, tít. I, ley 87; tít. XVII, ley 5;
tít. XVIII, ley 9; y Lib. IX, tít. 3, ley 3, más todas las relativas a gobernadores,
virreyes, oidores, alcaldes del crimen, fiscales, presidentes, visitadores, abogados,
apelaciones, arancel, residencias, penas, real acuerdo, relatores, secretarios,
rondas, sello real, segunda suplicación, recursos de fuerza, descubrimientos,
tasadores y repartidores, testamentos, varas, casos de corte, competencia,
escribanos,…que no están recogidas en el citado libro y título490.
En razón de no contar la Real Audiencia de Caracas con las ordenanzas de
Santo Domingo para formar las suyas, y debido a que no fue hasta 1805 cuando
tuvo las propias, el tribunal caraqueño debió utilizar la legislación austriaca para
regirse e instruir disposiciones. Así, como ha señalado Gisela Morazzani, el 75
por ciento de las ordenanzas de 1805 proceden de la Recopilación de 1680.
De manera que, aunque la Real Audiencia de Caracas surgió en el contexto de
las reformas borbónicas para Venezuela, se aplicaron las disposiciones para la
selección del personal y éste respondió a las exigencias de la nueva burocracia
profesional impuestas por el ministro José de Gálvez491, su funcionamiento
dependió de un orden legislativo que databa de muchos años atrás. Un
conjunto de preceptos vinculados con una conducta socio-política-ideológica
que supuestamente debía entrar en contradicción con la concepción francesa
instaurada por el régimen borbónico, pero que, por el contrario, éste supo utilizar
para garantizar la continuidad de la soberanía española en América.
490 Javier Malagón Barceló: “Las Reales audiencias y Chancillerías. Apuntes para el examen de las
leyes en la Recopilación de Indias”, Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 275 (Caracas,
julio-septiembre de 1986), pp. 677-693.
491 Véase al respecto nuestro estudio Los ministros de la Real Audiencia de Caracas…, pp. 83-109.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 253
492 Guillermo Lohman Villena: Los ministros de la Audiencia de Lima en el reinado de los Borbones (1700-
1821). Sevilla, Escuela de Estudios Hispano-Americanos, 1974, pp. XXI-XXII.
493 Véanse éstas leyes en la Recopilación…, Libro II, Título XVI.
494 Juan de Solórzano Pereira: op. cit., Tomo IV, pp. 67-68 y 71-72.
495 Antes de venir a Caracas estaban casados Francisco Ignacio Cortines, Antonio López Quintana,
Joaquín Mosquera, José Patricio de Rivera, José Bernardo de Asteguieta, y José Gutiérrez; este
último se trasladó a Caracas con su familia, y Juan Nepomuceno de Pedrosa se casó por poder
con una residente en España.
496 En el primer año de sus gestiones el salario del regente fue de 5.000 pesos, los oidores y el fiscal recibían
3.300. A partir de la reforma de 1788 el salario del regente quedó reducido a 4.300 permaneciendo igual al de
los otros ministros (Véase Tabla 2).
254 Alí Enrique López Bohórquez
fue muy flexible al permitir que ocho de los magistrados duraran entre siete
y veinte años en sus respectivas plazas497, lo cual propició el desarrollo de las
prohibidas relaciones sociales o de enemistades derivadas de alguna decisión
judicial contra ciertos intereses particulares. La mayoría de las acusaciones
se dieron contra la institución en general y fueron escasas las referidas a
corrupción y arbitrariedad de los ministros. Las denuncias sobre estos aspectos
pueden clasificarse de la siguiente manera: 1) las derivadas de conflictos
jurisdiccionales con el presidente-gobernador, 2) las surgidas por decisiones
contrarias a la opinión del Ayuntamiento de Caracas y 3) las resultantes de
las investigaciones de la visita de Joaquín Mosquera y Figueroa.
Los problemas de cohecho, parcialidad y corrupción quedarían mejor
evidenciados en la visita que, entre 1804 y 1809, realizara Joaquín Mosquera
y Figueroa a la Real Audiencia de Caracas498. Las denuncias de desorden,
venta de la justicia, violación de leyes, conflictos internos y usurpación
jurisdiccional hecha por el gobernador Pedro Carbonell, el Ayuntamiento y
el Real Consulado de Caracas determinaron el inicio de averiguaciones sobre
la conducta de los ministros. El 10 de agosto de 1802 el ministro de Gracia
y Justicia Manuel Antonio caballero solicitó al gobernador Manuel Guevara
Vasconcelos información sobre las circunstancias, edad, capacidad, rectitud
de los magistrados y estado de los pleitos pendientes en el tribunal. El 1 de
diciembre el gobernador rindió un deficiente informe499; por ello, nuevamente
se exigió a Guevara en 1803 que notificara acerca del proceder de los ministros
en cuanto a la administración de justicia, a lo cual respondió el 10 de noviembre
de 1804 considerando que –entre muchas cosas– la actuación de la Audiencia
era correcta y que las representaciones en su contra no tenían fundamento500.
504 Ibid.
505 A.G.I. Caracas, 171 (Caracas, 20 de mayo de 1807).
506 Teresa Albornoz de López: op. cit., pp. 42-44. Reproducimos en el Cuadro 6 el resumen hecho
por la autora de las relaciones de corrupción detectadas por el visitador.
Cuadro 6
Relación de información obtenida por el Visitador Joaquín Mosquera y Figueroa sobre la corrupción en la aplicación de la justicia
Nombre de la fuente Monto y Persona Resultado
Nombre de la Motivos del ministros
que proporcionó la tipo Intermediario que otorgó de la
Causa Caso Implicados
información de la dádiva la dádiva sentencia
Relator de la Real
Jesús Durán Audiencia, Domingo 100 pesos de José Melo José Bernardo de Domingo Favorable a
contra Félix Insultos Gil , Domingo plata Navarrete Asteguieta Alvarado Alvarado
Alvarado Alvarado, así como del
padre del procesado
Guillermo Multa de 3.000 Guillermo Alzuru,
de Alzuru Domingo Alzuru, 1.000 pesos Fernando José Bernardo Marcos
pesos por de plata, 6 Sin Registrar
contra Florencio Marcos Alzuru , Asteguieta Alzuru
abigeato onzas de oro Martines
Gómez Fernando Martínes.
Desfavorable
Joaquín y Felipe Paúl
Despojo de una José B. Asteguiera, a los Padrón.
Melchor Padrón el agente de los
haciendo de 1.000 pesos Diego Navarro Felipe Martínez y Sin registrar No hicieron
contra F. C. hermanos Padrón
caña Miguel Aurioles efectiva la
Padrón Juan J. Diepa dádiva
Cancio
10 fanegas
Arcediano de División de her- Domingo Alvarado y José B. Asteguiera y Tovar Favorable a
de cacao, Andrés Ibarra
Francisco Tovar encia y bienes Ramón Maucó Miguel Aurioles Tomás Sanabria
1.000pesos Sanabria
Andrés Gil José Bernardo de
Ignacio Hernández Antonio Antonio Favorable a
contra Antonio Sin registrar 2.000 pesos Asteguieta
Relator Llanos Salamanca Salamanca Salamanca
de Salamanca
Familia Duranes Jose Bernardo de
José María
y el Cabildo de Caridad social Ramón Maucó 1.000 pesos Asteguieta y Miguel Flia. Durán Sin registrar
Arteaga
Barquisimeto Aurioles
N. Guillonet Manuel
contra el Tte. Procurador Remigio Manuel Díaz José Bernardo de
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela
Fuente: Teresa de Albornoz de López: Una visita a la Real Audiencia de Caracas entre 1804 y 1809, pp.35-36.
258 Alí Enrique López Bohórquez
508 Juan Regla Campistol y otros: Introducción a la Historia de España. Barcelona, Editorial Teide, 1977, pp.
495-498.
509 Sobre estos y otros hechos véase George Lefebvre: La Revolución francesa y el Imperio (1787-1815).
México, Fondo de Cultura Económica, 1973, pp. 76-207.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 263
510 En relación con un pensamiento ilustrado en España, véase Jean Sarraihl: La España Ilustrada de
la segunda mitad del siglo XVIII. México, Fondo de Cultura Económica, 1974, particularmente pp.
155-211.
264 Alí Enrique López Bohórquez
511 Ildefonso Leal: Libros y Bibliotecas en Venezuela Colonial. 1633-1767. Caracas, Academia Nacional de
la Historia, 1978 (BANH. Fuentes para la Historia Colonial de Venezuela, 132), pp. XLII-XLIII.
La introducción de este trabajo fue publicada en Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1979.
El autor, destacado historiador de la cultura venezolana, presenta en dos volúmenes un catálogo
de las bibliotecas coloniales públicas y privadas más importantes de Caracas y otras ciudades
entre 1633 y 1767, indicando los propietarios y sus contenidos. Sobre este tema, véase también
su discurso de incorporación a la Academia Nacional de la Historia: “La Cultura Venezolana en
el Siglo XVIII”, en Discurso de Incorporación 1967-1973. Caracas, Academia Nacional de la Historia,
1980, Tomo V, pp. 169-200; además de diversos artículos sobre bibliotecas y cultura colonial
recogidos en Nuevas Crónicas de Historia de Venezuela. Caracas, Academia Nacional de la Historia,
1978 (BANH. Fuentes para la Historia Republicana de Venezuela, 37-38).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 265
512 Sobre sus obras véase el citado estudio de Leal: Libros y Bibliotecas en Venezuela Colonial.1633-
1767.
513 Ibid., pp. LXXXI-LXXXII. Agrega el autor que uno de los medios de penetración será la Compañía
Guipuzcoana, en las naves que “zarpan del puerto de Cádiz, vienen para Venezuela abultados
cargamentos de libros. Tales libros eran remitidos por algunos agentes comerciales radicados
en Sevilla o Cádiz, o por particulares, o por funcionarios designados por la Corona para ocupar
cargos en la administración de las provincias venezolanas, o por los misioneros que venían a
desarrollar su labor evangelizadora”. Véase también los planteamientos que hace Ramón Basterra,
en relación con la vinculación de las élites venezolanas con el planteamiento ilustrado europeo,
y de éste con la independencia, a través de la Compañía de Caracas, en Los navíos de la ilustración.
Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1954, pp. 32-34, 195-214 y 271.
266 Alí Enrique López Bohórquez
una ascendencia eclesiástica- que, como dice Elías Pino Iturrieta, “señala
la traza de una primera perturbación extensa e importante de la privanza
del antiguo sistema y el avance progresivo y trascendente del ideario de
la modernidad”514; vale decir, la formación de una conciencia del criollo
frente a lo español en cuanto a la dominación, que ha de forjar años
más tarde la ideología de la emancipación, liderizada en 1810 por la rica
aristocracia criolla e intelectuales que encontraron un espacio político
para expresar el ideario europeo, ajustado –hasta donde fue posible– a la
realidad venezolana.
Pero no sólo fueron los libros el medio de difusión del pensamiento
europeo en Venezuela. Estos, por lo general, cargados de teorías, estuvieron
acompañados a finales del siglo XVIII por papeles sediciosos que
pretendían incitar a la independencia, particularmente los que contenían
las ideas revolucionarias francesas, provenientes de las islas antillanas.
Su penetración, por supuesto prohibida, encontró mayor receptividad
en quienes se comprometieron más tempranamente en insurrecciones
(José Leonardo Chirino) o en verdaderos intentos separatistas (José María
España y Manuel Gual). Aquellas ideas también fueron conocidas por los
mantuanos, quienes se aliaron circunstancialmente con las autoridades
coloniales para combatirlas y evitar que sus contenidos estimularan a los
sectores sociales sometidos, aunque más tarde también recurrieron a ellas
para plantear la ruptura definitiva con el orden colonial.
A partir de la Revolución francesa fue más sistemática la persecución
de papeles que planteaban ideas contrarias a los principios políticos y
religiosos de la monarquía hispánica. En el caso de los libros, tal actitud se
restringió a aquellos que el propio Estado español y la Inquisición habían
prohibido515, sólo comprometiendo a sus propietarios en casos de denuncias
por su situación dudosa o de juicios por atentar contra la estructura y razón
del orden monárquico, de lo cual son ejemplo Francisco Isnardi y José María
España. Las autoridades coloniales encontraron más peligrosos los papeles
sediciosos que los propios libros de donde surgieron los planteamientos
fundamentales de aquellos. Los libros contaron con un público, por lo
514 Elías Pino Iturrieta: La Mentalidad Venezolana de la Emancipación (1810-1812). Caracas, Universidad
Central de Venezuela, 1971, p. 27.
515 Sobre los libros dedicados al Nuevo Mundo que no podían circular en América, remitimos a
Ildefonso Leal: Libros y Bibliotecas…, pp. XXXII-XLII.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 267
general selecto y limitado; mientras que los papeles tuvieron una audiencia
más amplia y popular. Por ello, la censura y persecución se acentuó contra
este medio de difusión del pensamiento revolucionario.
516 A.G.N. (Caracas), Gobernación y Capitanía General, Tomo XXIX, fol. 198: Comunicación de don
José de Navarrete para el gobernador y capitán general Manuel González, acusando de la suya.
Coro, 9 de abril de 1784. Citado también por William J. Callahan: “La Propaganda, la Sedición y
la Revolución francesa en la Capitanía General de Venezuela, 1789-1796”, en Boletín Histórico, 14
(Caracas, mayo de 1967), pp. 177-205.
517 A.G.N. (Caracas), Intendencia de Ejército y Real Hacienda, Tomo XXV, fol. 14: Carta de Juan Domingo
Antía y Lardizabal al gobernador Juan de Guillelmi. 15 de enero de 1787.
268 Alí Enrique López Bohórquez
518 A.G.N. (Caracas), Reales Ordenes, Tomo X, fols. 140-143: Del ministro de Gracia y Justicia Antonio
Porlier al gobernador Juan de Guillelmi. (Madrid, 24 de septiembre de 1789).
519 Ibid.
520 A.G.N. (Caracas), Gobernación y Capitanía General, Tomo XLIII, fols. 96-97: Informe del gobernador
de la Provincia de Venezuela al ministro de Gracia y Justicia Antonio Porlier. Caracas, 22 de
diciembre de 1792.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 269
provincia varias personas extranjeras que han venido con diferentes motivos,
que en las actuales circunstancias pueden muy bien ser pretexto” 521.
La posibilidad cierta de que el Manifiesto de la Asamblea de
París estuviera circulando en América determinó que las autoridades
metropolitanas solicitaran nuevamente a las coloniales que tomaran todas
las precauciones para detener la introducción y lectura del Manifiesto. En el
oficio del ministro Antonio Valdés al gobernador Pedro Carbonell, del 23
de diciembre de 1793, se aprecia el interés por descubrirlo: “Un asunto de
tanta gravedad exige que Ud. procure por cuantos medios fueren posibles
averiguar los conductos por donde puedan introducirse esos papeles tan
sediciosos y abominables que, además de perturbar la pública tranquilidad,
son diametralmente opuestos a nuestra sagrada religión, fidelidad a nuestro
Augusto Soberano, dignísimo objeto de todos los que tenemos la dicha de
ser sus vasallos, y a las buenas costumbres que en todos los tiempos han
caracterizado a la nación española” 522. Mayor suerte que Guillelmi tendría
Carbonell, pues sus diligencias concluyeron en la ubicación de un ejemplar, a
través de un empleado de la Secretaría de la Gobernación, José Luis Aleado.
El papel sedicioso en cuestión, titulado Extracto del Manifiesto que la Convención
Nacional de París hace a todas las naciones, había sido traducido de una copia
en francés por Juan Javier Arrambide en complicidad con Tomás Cardozo,
boticario de La Guaira; el primero más tarde implicado en la conspiración
de Gual y España. El gobernador actuó con precaución, manteniendo a los
indiciados bajo estricta vigilancia. Ello con la finalidad de que la población
no se enterara de la circulación de propaganda revolucionaria. Las medidas
adoptadas por Carbonell fueron comunicadas al Secretario de Estado del
Despacho Universal de Indias, Duque de Alcudia, el 31 de agosto de 1794,
a quien solicitó, además, la resolución del rey en el caso de Cardozo y
Arrambide. La actuación del gobernador fue aprobada por Carlos IV, según
se informó a Carbonell, por oficio del 17 de noviembre de ese año523.
521 A.G.N. (Caracas), Reales Ordenes, Tomo X, fol. 198-199: Real Orden mediante la cual se aprueban
las diligencias practicadas en esa Provincia para impedir la introducción de papeles sediciosos
por individuos de la Asamblea Nacional, y se dan otras órdenes acerca de la introducción de los
negros fugitivos de colonias extranjeras. (Aranjuez, 17 de mayo de 1790).
522 Héctor García Chuecos: Estudios de Historia Colonial Venezolana, Volumen I, p. 327.
523Ibid., pp. 329-330. A.G.N. (Caracas), Gobernación y Capitanía General, Tomo LII, fol. 94.
270 Alí Enrique López Bohórquez
524 A.G.N. (Caracas), Gobernación y Capitanía General, Tomo LIX, fol. 224: Copia de circular para varios
gobernadores, para que recojan varios papeles venidos de Santo Domingo contra el gobierno
español y sus principios (Caracas, 21 de agosto de 1796); fol. 235: Copia de comunicación del
gobernador Carbonell al Príncipe de la Paz, para remitir copia de un papel que repartió el agente
del Gobierno francés en la isla de Santo Domingo (Caracas, 23 de agosto de 1796); fols 237-249:
Copia de algunos papeles sediciosos, entre ellos las instrucciones que deben servir de regla al agente
interino del gobierno francés destinado a la parte española de Santo Domingo (Caracas, 23 de
agosto de 1796); fol. 270: Circular para varias personas del clero para que impidan la circulación
de papeles venidos de Santo Domingo (Caracas, 31 de agosto de 1796).
525 Ibid., fols. 240-244.
526 Ibid., Tomo LVIII, fol. 308; Tomo LIX, fols. 233-236; fol. 314: Minuta para el comandante de
Barinas del gobernador Carbonell, avisando recibo de las copias de la instrucción del agente
particular interino francés, recogidas en el pueblo de obispos (Caracas, 27 de septiembre de 1796);
fol. 334: Comunicación de Juan Valdéz de Garza al gobernador Carbonell informándole que
solicitara los dos papeles titulados “Encíclica del clero de Francia” e “Instrucción a los moradores
de la isla de Santo Domingo”. (Margarita, 1 de Octubre de 1796).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 271
530 A.G.N. (Caracas), Gobernación y Capitanía General, Tomo XLVII, fol. 68: Orden del gobernador
Juan de Guillelmi a los Tenientes de Coro, Paraguaná, San Luis, Casigua, Río del Tocuyo (Caracas,
17 de marzo de 1792).
531 Ibid., Tomo XLIII, fol. 96: Carta del gobernador Guillelmi al ministro de Gracia y Justicia Antonio
Porlier (Caracas, 22 de diciembre de 1790).
532 Ibid., Tomo XLVII, fol. 50: Orden del gobernador Juan de Guillelmi al teniente justicia mayor de
El Tocuyo (Caracas, 7 de marzo de 1792). William J. Callahan: op. cit., p. 180.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 273
533 A.G.N. (Caracas), Reales Provisiones, Tomo VI, fols. 351-355: real provisión al alcalde Ordinario de
Segunda Elección de la ciudad de Guanare, para que en los autos seguidos contra don Victorio
Droin, por las palabras injuriosas que se dice vertió contra las personas reales de Francia, cumpla
lo que se le previene conforme a lo mandado (Caracas, 12 de junio de 1794).
534 A.G.N. (Caracas), Gobernación y Capitanía General, Tomo LII, fols. 30-33: Carta del gobernador
Carbonell al sargento mayor Francisco de Albuquerque (Caracas, 3 de noviembre de 1794).
535 Ibid., Tomo XLIX, fol. 213: Al gobernador de Cumaná ordenándole la salida de esa provincia de
don Antonio Artemán (Caracas, 9 de septiembre de 1793).
274 Alí Enrique López Bohórquez
536 Ibid., Tomo XLVII, fol. 107: Orden del gobernador Juan de Guillelmi al teniente justicia mayor
de San Carlos (Caracas, 19 de abril de 1792); fol. 117: Carta del gobernador al Conde de Aranda
(Caracas, 24 de abril de 1792); fols. 108 y 135: Comunicación del gobernador al Comandante de
Puerto Cabello (Caracas, 19 de abril de 1792).
537 Ibid., Tomo LIII, fol. 323: Carta del gobernador Carbonell al Secretario del Despacho Universal
del Estado (Caracas, 13 de enero de 1795).
538 Algunos documentos del expediente de Juan Bautista Olivares se publicaron en “Propaganda
revolucionaria en los últimos años de la colonia”, Boletín de la Academia Nacional de la Historia,
232 (Caracas, octubre-diciembre de 1975), pp. 797-803. Las referencias que hacemos se toman
de estos documentos y de otros que citamos debidamente. Para ampliar conocimientos sobre el
caso de Olivares véase el ilustrativo y detallado trabajo, antes citado, de J. William Callahan, pp.
197-200.
539 A.G.N. (Caracas) Gobernación y Capitanía General, Tomo LIV, fol. 120: Nota del gobernador al
comandante de La Guaira para el embarco de Olivares. (Caracas, 14 de febrero de 1795).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 275
540 Ibid., Tomo LIX, fols. 233-234: Carta del gobernador al Príncipe de la Paz comunicando haber
recibido la orden de libertad de Juan Bautista Olivares (Caracas, 23 de agosto de 1796). Incluida
también en “Propaganda revolucionaria…”, pp. 797-798.
541 Citado por J. William Callahan: op. cit., p. 198.
542 Ibid., pp. 198-199.
543 El acta de la Junta de guerra de 1795 fue publicada bajo el título de “Las Autoridades Coloniales
Venezolanas ante la Propaganda Revolucionaria en 1795”, Boletín del Archivo Nacional, 126. (Caracas,
enero-febrero de 1945), pp. 67-72.
276 Alí Enrique López Bohórquez
548 Para ampliar sobre estos aspectos véase William Callahan: op. cit., pp. 188-196 y 200-202, y Ángel
Sanz Tapia: Los Militares Emigrados y los Prisioneros franceses en Venezuela durante la Guerra contra la
Revolución. Caracas, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1977, pp. 53-66, 90-254.
549 William Callahan: op. cit., p. 194.
550 Ibid., pp. 200-201.
278 Alí Enrique López Bohórquez
551 A.G.N. (Caracas), Reales Provisiones, Tomo L, fols. 192-198: La Real Audiencia dispone constituir
una junta entre las personas de mayor dignidad, integridad y celo, al servicio de su majestad, con
motivo del arribo a La Guaira y Caracas de los franceses prisioneros y emigrados, para evitar las
turbulencias que puedan tener efecto en las provincias de su distrito, lo que hace saber al señor
gobernador y capitán general (Caracas, 30 de noviembre de 1793).
552 A.G.N. (Caracas), Gobernación y Capitanía General, Tomo LVIII, fols. 275-277: Real acuerdo de la Audiencia
de Caracas del 19 de mayo de 1796; y “acuerdo de la Audiencia del 24 de agosto de 1797” en Documentos
Relativos a la Revolución de Gual y España. Caracas, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1949,
pp. 81-85.
553 En la terminología jurídica de la época se denominaba Causa de Infidencia a los procesos seguidos
contra los ciudadanos que se levantaban en armas o realizaban actos de hostilidad y desobediencia
contra la autoridad real; en fin, cualquier acción que se planteara cambiar el orden colonial. Según
la documentación existente en el Archivo General de la Nación, antes de 1810 no fueron muchos
los procesos de esta naturaleza seguidos por la Real Audiencia de Caracas. Es a partir de la guerra
de independencia cuando cobran mayor relevancia e incremento.
280 Alí Enrique López Bohórquez
554 Pedro Manuel Arcaya: Insurrección de los negros esclavos de la serranía de Coro. Caracas, Instituto
Panamericano de Geografía e Historia, 1949.
555 Ramón Aizpurua: “La Insurrección de los Negros de la serranía de Coro de 1795: Una Revisión
Necesaria”, Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 283 (Caracas, julio-septiembre de 1988),
pp. 705-723. Véase también dentro de esta perspectiva la memoria de grado de Pedro Gil, Luis
Dovale y Lidia Bello: La Insurrección de los Esclavos Negros Libres e Indios de la sierra de Coro, 1795,
Una Visión Crítica. Mérida, Escuela de Historia, ULA, 1982. Esta tesis fue publicada más tarde
con el título: La Insurrección de los Negros de la Serranía Coriana: 10 de Mayo de 1795 (Notas para su
discusión). Caracas, Dirección de Cultura-Universidad Central de Venezuela, 1996.
556 El expediente seguido por la autoridades de Coro y Caracas ha sido publicado por Josefina Jordán:
Documentos de la Insurrección de José Leonardo Chirinos. Caracas, Fundación Historia y Comunicación,
1994-1997; 2 Vols.
557 Federico Brito Figueroa: Las Insurrecciones de los Esclavos Negros en la Sociedad Colonial Venezolana.
Caracas, Cantaclaro, 1961, p. 59; y Eleazar Córdova Bello: La Independencia de Haití y su Influencia
en Hispanoamérica. Caracas, Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1967. pp. 127-129.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 283
558 Pedro Gil y otros: La Insurrección de los Esclavos Negros Libres e Indios de la sierra de Coro, 1795, p. 91.
Sobre los detalles de la insurrección véase este estudio y los citados de Arcaya, Brito Figueroa y
Azpurua.
559 Ibid., pp. 92-93.
560 El Informe de Manuel Carrera y la comunicación del gobernador Pedro Carbonell están
reproducidos en el apéndice del trabajo de Pedro Gil y otros.
284 Alí Enrique López Bohórquez
“José Leonardo Chirino y la historia como síntesis” (11-20); Robinzon Meza: “Protestas, Rebeliones y
Conspiraciones en la Venezuela del Siglo XVIII” (80-92); Isaac López: “La Sublevación de José Leonardo
Chirino en la Historiografía Venezolana” (93-107); Pedro Vicente Sosa Llanos: “Estado de las Fuentes
Documentales para el Estudio de la Insurrección de José Leonardo Chirino” (109-115); Gilberto Quintero:
“Origen, Desarrollo y Desenlace de la Rebelión de José Leonardo Chirino” (117-143); Alí Enrique López
Bohórquez: “Acciones de las autoridades coloniales de Coro y Caracas contra la insurrección de José
Leonardo Chirino” (145-156); Carlos Edsel: “Los jacobinos negros en la insurgencia de los esclavos de la
Serranía de Coro” (157-172); José Marcial Ramos Guédez: “Insurrección de José Leonardo Chirino en la
Serranía de Coro en 1795: Bicentenario de una lucha” (173-179); Josefina Jordán Andara: “Acercamiento
a la rebelión encabezada por José Leonardo Chirino en 1795” (181-197); Pedro Gil Rivas y Luis Dovale
Prado: “La Insurrección de Coro de 1795. Un movimiento a reivindicar” (199-211); Ramón Aizpurua
Aguirre: ¿Insurrección de libertad o rebelión de independencia? (211-216). Véase También Josefina
Jordán: “Acercamiento a la rebelión encabezada por José Leonardo Chirinos en 1795”, en op. cit., Vol.
I, pp. 16-29, y “Josef Bernardo bien puedes salir donde quieras que estés oculto que ya llegó la hora de
la libertad”, Vol. II, pp. 10-15; y Elena Plaza: “El motín de José Leonardo Chirinos y el problema de la
subversión del orden”, Ibid., Vol. II, pp. 18-28.
565 Las referencias al proceso contra la conspiración se han tomado de los documentos publicados
en Documentos Relativos a la Revolución de Gual y España y en José Félix Blanco y Ramón Aizpurua:
Documentos para la historia de la vida pública del Libertador. Caracas, Presidencia de la República, 1978,
Tomo I, pp. 311-350.
286 Alí Enrique López Bohórquez
566 Una síntesis sobre la actuación de la Real Audiencia de Caracas, en el resumen que para
conocimiento del rey realizara la Secretaría de Estado, publicado en José Félix Blanco y Ramón
Aizpurua: op. cit., Tomo I, pp. 332-344.
567 Documentos Relativos a la Revolución de Gual y España, pp. 297-299.
288 Alí Enrique López Bohórquez
discurso preliminar dirigido a los americanos 568. Papeles en los cuales se apreciaba
evidentemente el ideario revolucionario francés. No vamos a referirnos
al contenido total de los mismos, que han sido muy bien estudiados por
Pedro Grases. Nos interesa resaltar la actuación de la Real Audiencia En
relación con el último de ellos: los Derechos del Hombre y del Ciudadano. El
11 de diciembre de 1797, la Real Audiencia acordó la prohibición de dicho
texto. Se trataba de una decisión importante, pues se enjuiciaba la traducción
de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Declaración francesa que
precedía al Acta Constitucional del 24 de junio de 1793, mucho más radical
que la declaración inicial de 1789 de la Revolución francesa. Siendo esta
la obra más importante incautada a los partidarios de la conspiración de
La Guaira, es lógico entender la decisión emanada de los ministros de la
magistratura caraqueña. Además, la misma estaba acompañada de unas
Máximas Republicanas, que debían guiar al buen republicano, y de un Discurso
Preliminar dirigido a los americanos, destinado a explicar las razones de la
Revolución y a justificar la causa del pueblo americano contra la monarquía.
En fin, textos todos que representaban el fundamento de una conspiración
que pretendía instaurar en Venezuela el sistema republicano, inspirado en
los principios de la Revolución francesa.
Descubierto el plan de la conspiración de La Guaira, los notables
de Caracas, reputados como la “nobleza” de la ciudad, se presentaron ante
el gobernador Pedro Carbonell, para ofrecer sus “personas y haciendas”,
y formar compañías armadas bajo su responsabilidad económica, a fin
de resguardar sus vidas, bienes y cualquier otro destino en bien de la
tranquilidad social y de la autoridad pública. El gobernador aprobó el
ofrecimiento y creó dos compañías del Cuerpo de Nobles de Caracas,
cuya función sería custodiar la Sala Capitular y la cárcel real, en la que se
encontraba la mayoría de los sospechosos de la conspiración. Tal actitud fue
notificada a Carlos IV por los mantuanos de aquella ciudad en cartas del 1
y 4 de agosto de 1797, en las que no sólo ratificaron el deseo de continuar
vigilantes, sino también de ofrecer sus vidas en defensa y gloria del rey.
Asimismo, exaltaron la labor cumplida por el intendente, el teniente del rey
y, sobre todo, el regente y demás ministros de la Audiencia, cuyas actividades
–según los firmantes de ambas comunicaciones– garantizaban que la
568 Un análisis detallado de estos papeles en Pedro Grases: op. cit., 35-161.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 289
569 “Cartas del Ayuntamiento de Caracas al rey del 1 y 4 de agosto de 1797”, José Félix Blanco y
Ramón Aizpurua: op. cit., Tomo I, pp. 294-296. Ambas comunicaciones tienen casi el mismo
contenido, con ligeras variantes y mayor número de firmantes en la segunda de ellas.
290 Alí Enrique López Bohórquez
570 Véanse todas las decisiones de la Real Audiencia, Ibid., pp. 360-370.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 291
571 Sobre las distintas interpretaciones historiográficas de esta conjura véase la antología de Alí
Enrique López Bohórquez: Manuel Gual y José María España (Valoración Múltiple de la Conspiración
de La Guaira de 1797). Caracas, Ediciones de la Comisión Presidencial del Bicentenario de la
Conspiración de Gual y España, 1997.
572 Sobre la causa contra Francisco Javier Pirela véase Ángel Francisco Brice: La sublevación de Maracaibo
en 1799, manifestación de su lucha por la Independencia. Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1960;
Ildefonso Leal: “Francisco Javier Pirela y su intento de sublevar Maracaibo en 1799”, Revista de
Historia, 21, (Caracas, noviembre de 1964), pp. 41-69; y José Félix Blanco y Ramón Aizpurua: op.
cit., Tomo I, pp. 357-360 y 382-384. Hemos utilizado la información y documentos contenidos
en estos trabajos.
292 Alí Enrique López Bohórquez
580 Detalles sobre el caso de Isnardi en el estudio introductorio de Joaquín Gabaldón Márquez a
la causa seguida por la Audiencia, publicado bajo el título de Proceso Político. Caracas, Academia
Nacional de la Historia, 1960.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 295
581 Las referencias documentales se localizan fundamentalmente en las piezas tercera y cuarta del
citado expediente contra Isnardi, pp. 307-361.
296 Alí Enrique López Bohórquez
582 El estudio más reciente sobre este hecho histórico es el de Inés Quintero: La Conjura de los
Mantuanos. Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, 2008. La autora intenta demostrar, sobre
la base de la retracción ante las autoridades coloniales de quienes participaron en esta conjuración,
que no existe relación alguna de este complot con los sucesos del 19 de abril de 1810. Sin embargo,
el expediente levantado por la Sala Extraordinaria de la Real Audiencia presidida por el visitador
Joaquín Mosquero y Figueroa, el desenlace de los hechos y la participación efectiva de la mayoría
de ellos en el futuro proceso emancipador evidencian lo contrario.
583 Véase por ejemplo las consideraciones que al respecto hacen Rafael María Baralt: Resumen de la
Historia de Venezuela. Maracaibo, Universidad del Zulia, 1960, Tomo I, pp. 593-596; José Gil Fortoul:
Historia Constitucional de Venezuela. México, Editorial Cumbre, 1978, Volumen II, pp. 197-2002;
Mario Briceño Iragorry: Casa León y su tiempo. Caracas, Monte Avila Editores, 1981, pp. 125-163;
José Luis Salcedo Bastardo: Historia Fundamental de Venezuela. Caracas, Universidad Central de
Venezuela, 1970, p. 779; Guillermo Morón: Historia de Venezuela. Caracas, Italgráfica, 1971, Tomo
V, pp. 122-124; Guillermo Boza: Estructura y Cambio en Venezuela Republicana. Caracas, Monte Avila
Editores, 1982, p. 779; Manuel Vicente Magallanes: Luchas Insurreccionales en la Venezuela Colonial
p. 240. El primero en tratar el tema de manera concreta, aunque sin abordarlo en su totalidad,
fue Julio Calcaño: “El Motín de 1808”, Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 2 (Caracas,
30 de junio de 1912), pp. 109-116; luego siguieron Vicente Lecuna: “La conjuración de Matos
27 de julio de 1808”, Boletín de la Academia Nacional de la Historia, 55 (Caracas, julio-septiembre de
1931), pp. 381-440; y José Nucete Sardi: “Conjuración de Caracas en 1808”, Boletín de la Academia
Nacional de la Historia, 207 (Caracas, julio-septiembre de 1969), pp. 535-536.
584 Conjuración de 1808 en Caracas para formar una Suprema Junta Gubernativa: documentos completos. Caracas,
Instituto Panamericano de Geografía e Historia, 1969, 2 Volúmenes.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 297
586 Los firmantes de esta representación fueron: Conde de Tovar, Conde de San Javier, Marqués del
Toro, Antonio Fernández de León, José Joaquín de Argos, Martín Tovar y Ponte, Crisóstomo Tovar,
Vicente Blanco, Miguel Ustariz, Manuel de Matos Monserrate, Andrés Ibarra, Vicente Ibarra,
Jacinto Ibarra, Santiago Ibarra, José María Muñoz, Juan Félix Muñoz, José María Blanco Uribe,
Pedro Eduardo, Juan Eduardo, Sebastián de León, Vicente Hidalgo, José Ignacio Lecumberri,
José Ignacio Toro, Narciso Blanco, Isidoro Quintero, Pedro Palacios, José Ignacio Palacios, Juan
Jeréz, Francisco de Paula Navas, Francisco Cámara, Antonio Esteves, Juan de Ribas, José Félix
Ribas, José Vicente Tejera, Francisco Antonio Paul, José Ignacio Briceño, Nicolás Briceño, Mariano
Montilla, Tomás Montilla, Lorenzo Ponte, Domingo Galindo, José Manuel Monasterios, Agustín
Monasterios, Nicolás Anzola, Fernando Key Muñoz, José Vicente Escorihuela, J. Mintegui, José
Vicente Galhuera, etc. “Representación de las primeras notabilidades de Caracas, designando
comisionados para tratar con el gobernador y capitán general de Venezuela sobre la formación
y organización de la Junta Suprema” (22 de noviembre de 1808), en José Félix Blanco y Ramón
Aizpurua: op. cit., pp. 179-180.
300 Alí Enrique López Bohórquez
587 “Justificación sumarial practicada a las cuarenta y cinco personas que firmaron la Representación
solicitando el establecimiento de una Junta de Gobierno”, en Conjuración de 1808 en Caracas para
formar una Suprema Junta Gubernativa: documentos completos, Tomo I, pp. 129-188.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 303
que se investigaba pero que también eran de interés de las autoridades para
conocer la mentalidad de aquella clase social con respecto de la monarquía
y sus autoridades en la Provincia de Venezuela588.
Varias de las personas claramente involucradas, tratando de evitar
castigos mayores, desistieron del proyecto de establecer una Junta y del
escrito que habían firmado mediante el envío de representaciones ante el
tribunal extraordinario, disculpándose de tal comportamiento y solicitando
se les dejara en libertad, como fue el caso de Andrés Ibarra, Manuel de
Matos Monserrate, José Vicente Blanco, Juan Crisóstomo de Tovar, Pedro y
Juan Bautista Eduardo, Jacinto Ibarra, Juan Félix y José María Muñoz, José
Joaquín de Argos y Francisco Paula de Navas589. De igual manera, otros de
los participantes en la conjura interpusieron recursos durante el proceso,
intentando justificar su acción y cooperación para el establecimiento de
la Junta, así como para exigir satisfacciones en razón de los sufrimientos
y penalidades causadas, a que fueron expuestos por parte de delatores y
traidores que desprestigiaron sus honores, como fue el caso de Antonio
Fernández de León, Martín y José Tovar Ponte, el Marqués del Toro, Mariano
Montilla, José Félix y Juan Nepomuceno Ribas, Pedro Palacios y Nicolás
Anzola590. La causa fue determinada según la política y circunstancias del
momento. A ocho de los conjurados se le siguió juicio formal (Marqués
del Toro, José Félix Ribas, José Tovar Ponte, Pedro Palacios Blanco,
Mariano Montilla, Juan Nepomuceno Ribas, Nicolás Anzola y Luis López
Méndez).
Después de la evacuación general de las declaraciones de los
testigos y de la confesión de todos los reos, el 18 de febrero de 1809 la
Sala Extraordinaria decretó los cargos y sentencias. Se confinó a unos fuera
de la ciudad –en sus haciendas o en otros puntos–, algunos en el recinto
de sus propias casas y otros en completa libertad, obligados seis de ellos
a satisfacer las costas procesales. El sobreseimiento fue propuesto por los
fiscales Francisco Espejo y Francisco de Berrío en informe del 20 de abril de
1809, quienes no pidieron graves castigos, ni penas, más bien consideraron
588 “Sumaria general, las confesiones de varios indiciados, la Representación de los fiscales y Auto
definitivo”, Ibid., Tomo I, pp. 189- 347.
589 “Escritos de Varias personas que han desistido del proyecto de la Junta”, Ibid., Tomo I, pp. 497-
515.
590 Ibid. Tomo I, pp. 515-614 y Tomo II, 615-657.
304 Alí Enrique López Bohórquez
591 “Informe de los fiscales de lo civil y criminal y de Real Hacienda” (Caracas, 20 de abril de 1809),
Ibid., Tomo I, pp. 320-338.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 305
oidor don Antonio Julián Álvarez” 592; que al parecer de los otros ministros
de la Audiencia los escogió el regente por ser fiel a sus dictámenes.
Los críticos de la actuación de Mosquera y Figueroa no cesaron en
denunciar su proceder ante las autoridades españolas, por lo que el oidor
Felipe Martínez de Aragón, quien, con asistencia del oidor José Bernardo
de Asteguieta y Sarralde593, se dirigió al Consejo de regencia en nombre de
la Audiencia de Caracas para presentar quejas por el procedimiento irregular
y arbitrario con que Mosquera creó la Sala Extraordinaria de Justicia, ya que
no se les permitió votar para su establecimiento, acusándolo de ser autor de
tales manipulaciones y de manejar al “viejo y achacoso gobernador” Juan
de Casas. Por ello, ambos oidores informaban “del desprecio en que yace
este tribunal (la Real Audiencia) con motivo de dicho procedimiento, de la
falta de consideración con que son tratados los dos ministros que en el día
concurren a su despacho indujo el regente interino al referido don Juan de
Casas a que tuviese en su posada un acuerdo extraordinario convocado por
el mismo regente y reducido a su voto y al del oidor don Antonio Julián
Álvarez que le están subordinados absolutamente, excluyéndose (a ellos)no
permitió el regente que entrasen; de suerte que el acuerdo en sustancia quedó
reducido al voto de este solamente (el regente)” 594. En cuanto a los Decretos
que acordaba la Sala Extraordinaria solamente los consideraban el regente,
el oidor Álvarez y el gobernador, lo cual –según Asteguieta y Martínez– iba
en detrimento del poder y la autoridad de la Audiencia atomizada en un solo
hombre, Joaquín Mosquera y Figueroa, ya que los otros sólo hacían comparsa
a sus decisiones. Por ello, los oidores solicitaban el nombramiento de otras
personas de méritos para que se encargaran de los puestos de gobernador y
regente por ser, además, aquellos, interinos en sus funciones.
En el contexto de la situación de crisis que vivía España y la Provincia
de Venezuela en particular, Mosquera supo manipular de manera efectiva el
poder y la autoridad que venía detentando la Audiencia desde 1787 y la del
gobernador, creando un tribunal accidental irregular para manejar la actitud
que habían asumido los mantuanos de Caracas ante la invasión napoleónica
y el cautiverio de los monarcas españoles. Queda claro que si bien algunos
miembros de la magistratura caraqueña no estaban de acuerdo con el
proceder de la Sala Extraordinaria por ilícita, tampoco pretendían promover
una rebelión, independientemente de que uno de ellos, Antonio López de
Quintana, estuviera vinculado desde hacía varios años con algunos de los
principales cabecillas de la conspiración. El conocimiento de la actuación de
la Real Audiencia, desde su instalación, nos lleva a señalar que seguramente
los ministros que constituían la Audiencia hubieran actuado de la misma
manera que lo hizo el regente en defensa de la soberanía española, pero
con respeto de los procedimientos legales, que fueron usurpados por un
funcionario que no midió la repercusión que tendría al enfrentarse a una
clase económicamente poderosa. Los mantuanos de Caracas salieron airosos
del proceso gracias al poder que representaban y a las posiciones ambiguas
del gobernador y del regente frente a los sucesos que ocurrían en España.
Es posible señalar, para concluir, que las actitudes de esos dos funcionarios
propiciaron y adelantaron el proceso independentista controlado por aquella
oligarquía que había sido arrestada, confinada a otros lugares y obligada a
pagar las costas causadas por los juicios individuales o colectivos seguidos
por la Sala Extraordinaria de Justicia establecida por el regente-visitador
Joaquín Mosquera y Figueroa.
595 Al respecto véase Caracciolo Parra Pérez: Historia de la Primera República (Cristóbal L. Mendoza:
“Estudio Preliminar”. Caracas, Fundación Biblioteca Ayacucho, 1992 (Colección Biblioteca
Ayacucho, 183), pp. 3-194; Juan Uslar Pietri: Historia Política de Venezuela. 2 ed. Madrid,
Mediterráneo, 1975, pp. 36-56.
596 Juan Uslar Pietri: Ibid. 50-51.
597 Sobre los sucesos de la invasión de Napoleón a España y sus consecuencias políticas véase Miguel
Artola: La Burguesía Revolucionaria (1808-1874). 4ed. Madrid, Ediciones Alfaguara, 1976 (Historia de
España Alfaguara, V), pp. 7-29; John Lynch: Las Revoluciones Hispanoamericanas (1808-1826). Barcelona
308 Alí Enrique López Bohórquez
(España), Ariel, 1976 (Ariel-Historia, 8), pp. 35-47; José Félix Blanco y Ramón Aizpurua: op. cit.,
Tomo II, pp. 99-158.
598 John Lynch: Ibid., pp. 219-220 y 339-341.
599 Al final de nuestra investigación ha aparecido la memoria de grado de Jesús Ángel Luengo
Duque: La Crisis del Imperio Español y la Independencia de Venezuela (1808-1812). Mérida, Escuela de
Historia/Universidad de Los Andes, 2002, que expone y analiza los sucesos de España de 1808 y
sus efectos en Venezuela, así como lo concerniente al 19 de abril de 1810, la crisis de la estructura
monárquica y las dificultades de funcionamiento de la primera República.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 309
600 “Real Cédula de 10 de abril de 1808 librada al capitán general de Venezuela”, en José Félix
Blanco y Ramón Aizpurua: op. cit., Tomo II, pp. 126-127; “acuerdo extraordinario sobre apertura
del Real Despacho de la abdicación de la Corona en el señor don Fernando VII comunicado
al Ayuntamiento de Caracas”, p. 127; “Real Despacho del 10 de abril de 1808 de abdicación
y aceptación de la Corona de España que consideró en cabildo del día 15 de julio de 1808 el
Ayuntamiento de Caracas…”, p. 128.
601 “Acuerdo de la Junta convocada por el gobernador y capitán General de Caracas para resolver
sobre los despachos presentados por los emisarios franceses y el comandante de la Corbeta inglesa
La Acasta” (17 de julio de 1808), Ibid., pp. 166-167.
602 “Carta del capitán Beaver de la Corbeta inglesa La Acasta a Sir. A. Cochrane, comandante en Jefe
de la Estación Naval de las Islas de Sotavento, en La Guaira” (19 de julio de 1808), Ibid., 158-159;
310 Alí Enrique López Bohórquez
“acuerdo del Ayuntamiento de Caracas sobre que don Feliciano Palacios se reciba en el acto en
su empleo de Alférez Real” (15 de julio de 1808), pp. 159-160; “acuerdo del Ayuntamiento de
Caracas en Sesión Extraordinaria incontinenti, por la conmoción del pueblo y proclamación de
Fernando VII”, pp. 160-161; “acuerdo Extraordinario del Ayuntamiento de Caracas sobre la
causa motivo de la conmoción popular del día 15 de julio” (15 de julio de 1808), pp. 161-162;
“Acta del Ayuntamiento de Caracas del 15 de julio de 1808 en la que se relata la colocación del
Real retrato de Fernando VII en la Casa Consistorial de Caracas” (15 de julio de 1808), p. 161.
603 “Acuerdo de la Real Audiencia de Caracas tratándose de los despachos presentados por los
emisarios franceses y el comandante de la Corbeta La Acasta” (18 de julio de 1808), Ibid., pp.
167-168.
604 “Acta del Ayuntamiento en cabildo para considerar los pliegos despachados de la península, que
se referían a la abdicación de la Corona de España y del gobierno de sus colonias en América”
(26 de julio de 1808), Ibid., pp. 163-166.
605 “Oficio del gobernador y capitán general al M. I. Ayuntamiento, sobre la formación de una Junta
en esta Capital, a ejemplo de la de Sevilla” (27 de julio de 1808), Ibid., pp. 170-171.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 311
606 “acuerdo del Ayuntamiento de caracas sobre creación de una Junta en la Capital, a ejemplo de la
de Sevilla” (28 de julio de 1808), Ibid., pp. 171-174; y “Prospecto o Reglamento de la Junta, que a
imitación de la Suprema de Gobierno de Sevilla debe erigirse en esta Capital, Caracas, formado
en virtud de comisión del Muy Ilustre Ayuntamiento, por dos de sus individuos” (29 de julio
de 1808), pp. 172-173; “Representación de las primeras notabilidades de Caracas, designando
comisionados para tratar con el gobernador y capitán general de Venezuela sobre la formación
y organización de la Junta Suprema” (22 de noviembre de 1808), Ibid., pp. 179-180.
607 Ibid., pp. 180-181.
312 Alí Enrique López Bohórquez
608 Para más detalles sobre estos hechos véase Juan Uslar Pietri: op. cit., pp. 51-55; Caracciolo Parra
Pérez: op. cit., pp. 136-176; José Félix Blanco y Ramón Aizpurua: Ibid., Tomo II, pp. 183-229.
609 José Félix Blanco y Ramón Aizpurua: Ibid., Tomo II, p. 159.
610 “Real Orden de la Junta Central, declarando que los vastos dominios de España e Indias no eran
propiamente colonias, sino partes integrantes de la monarquía y que como tales debían entrar a
componer la representación nacional, para lo cual harían elecciones de diputados” (Sevilla, 22 de
enero de 1809), en Ibid., Tomo II, pp. 230-231.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 313
611 “Decreto de la Suprema Junta Central Gubernativa sobre comunicaciones y otros documentos de
carácter revolucionario e instructivo que Miranda remita a las américas españolas, y que fueron
comisados” (Sevilla, 22 de marzo de 1809), Ibid., p. 233.
612 “Decreto de la Junta Suprema Gubernativa promoviendo la reunión de las cortes e indigando
medidas de que habría de ocuparse en sus primeras sesiones” (Sevilla, 22 de mayo de 1809), Ibid.,
pp. 234-235.
613 Ángel Grisanti: op. cit., pp. 45-47.
614 Ibid., pp. 67-69, 78-80 y 83-87. Cfr. Juan Uslar Pietri: op. cit., pp. 56-58 y Caracciolo Parra Pérez:
op. cit., pp. 189-194.
314 Alí Enrique López Bohórquez
615 José Félix Blanco y Ramón Aizpurua: op. cit., Tomo II, pp. 265-275.
616 Al respecto véase lo expuesto en el Capítulo III, 1; y Ángel Grisanti: op. cit., pp. 78-79.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 315
617 Sobre estas actitudes del gobernador Vicente Emparan véase Ángel Grisanti: op. cit., 83-115; Juan
Uslar Pietri: op. cit., 56-67; Caracciolo Parra Pérez: op. cit., pp. 191-193.
316 Alí Enrique López Bohórquez
618 Véase José Félix Blanco y Ramón Aizpurua: op. cit., Tomo II, pp. 380-386; Caracciolo Parra Pérez:
Ibid., 195-204; Ángel Grisanti: Ibid., pp. 121-127.
619 “Documentos de Emparan después de su salida de Venezuela” en Ángel Grisanti: Ibid., pp. 185-
196; “Relación de los sucesos del 19 de abril de 1810 en Caracas, expuestos por don José Vicente
de Anca, auditor de guerra y asesor general de Venezuela”, en Boletín de la Academia Nacional de la
Historia, XLIII: 170 (Caracas, abril-junio de 1960), pp. 236-241.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 317
620 Alí Enrique López Bohórquez: Los ministros de la Real Audiencia de Caracas…, pp. 156-159.
621 Los documentos respectivos en José Félix Blanco y Ramón Aizpurua: op. cit., Tomo II, pp. 401-
414; y Textos oficiales de la Primera República de Venezuela. Caracas, Ediciones de la Presidencia de la
República, 1983; Tomo I, pp. 99-150; Caracciolo Parra Pérez: op. cit., pp. 201-211.
318 Alí Enrique López Bohórquez
622 Textos oficiales de la Primera República de Venezuela, Tomo I, pp. 114-116; Caracciolo Parra Pérez:
Ibid., pp. 203-205; “acuerdo de la Suprema Junta de Caracas organizando el nuevo gobierno de
Venezuela” (25 de abril de 1810) en José Félix Blanco y Ramón Aizpurua: Ibid., Tomo II, 406-
407.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 319
623 Nos referimos a los citados estudios de Mark Burholder, Dewitt Chandler, Leon G. Campbell,
David Brading y John L. Phelan.
624 From Impotence to Authority…, p. 145 (Apéndice I).
625 Rubén Vargas Ugarte: La Carta a los Españoles Americanos de don Juan Pablo Vizcardo y Guzmán. Lima.,
1954, pp. 113-114; Simón Bolívar: Carta de Jamaica. Caracas, Edic. Presidencia de la República
1972, pp. 160-163; y Causas y Caracteres de la Independencia Americana. Congreso Hispanoamericano
de Historia. Madrid, 1953, pp. 242 -276.
320 Alí Enrique López Bohórquez
626 Mark Burkholder y Dewit Chandler: From Impotence to Authority…, pp. 189-277.
627 Héctor García Chuecos: Estudio de Historia Colonial Venezolana, 296-297; Rogelio Pérez Perdomo:
Los Abogados en Venezuela. Caracas, Monte Avila Editores, 1981, pp. 71-75, hace estimaciones en
número y distribución entre 1780-1805 de los abogados en el distrito de la Audiencia. Expedientes
de abogados venezolanos en Héctor García Chuecos: Abogados de la Colonia. Caracas, Imprenta
Nacional, 1958 y Mario Briceño Perozo: Los Abogados de la Colonia. Caracas, Archivo General de
la Nación, 1965.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 321
632 A.G.S. Dir. Gen. Tes. Leg.188, fol. 873: Título de oidor de Guadalajara (10 de Mayo de 1788); Mark
Burkholder y Dewit Chandler: Ibid.., pp. 185-198.
633 A.G.I. Chile, 172: Relación de los Méritos y Ejercicios Literarios de José Francisco Ibarra (23 de
febrero de 1788); A.G.S. Dir. Gen Tes. Inv. 2°, leg, 82, fol. 220: Título de oidor de Santa Fe (2 de
noviembre de 1798); Guillermo Lohman Villena: Los Americanos…, Tomo II, pp. 357-359; Mark
Burkholder y Dewit Chandler: Ibid.., 182 y 223.
634 A.G.S. Dir. Gen. Tes. Inv. 2°, leg 89, fol. 104; Inv. 2°, leg. 92, fol 220; Inv. 2°, leg. 98, fol. 3: Título
de fiscal, alcalde del crimen y oidor. A.G.I. México, 1644: Extractos de los Grados y Méritos (2
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 323
Domingo Rus: Maracaibo representado en todos sus ramos. Madrid Imprenta de Vega y Compañía,
1814; Agere Pro-Patria (Primera parte de Maracaibo representado en todos sus ramos), Estudio Preliminar
de Agustín Millares Carlo. Maracaibo, Universidad del Zulia, 1966.
638 Dice Héctor Parra M. que el Dr. José Bernabé Díaz, natural de Caracas, fue promovido en 1797 a
oidor de la Real Audiencia de Santo Domingo; dudamos de que esto sea cierto, pues en los Títulos
de Indias localizados en el Archivo General de Simancas no existe un nombramiento de Díaz corno
ministro de ese tribunal; tampoco Burkholder y Chandler lo refieren como funcionario de aquella
Audiencia; y, finalmente, porque en noviembre de 1802 y septiembre de 1809 el Dr. José Bernabé
Díaz solicitó a la Real Audiencia de Caracas informara al rey sobre sus méritos y servicios, a fin
de que se le concedieran los honores de oidor de la magistratura caraqueña. A.G.N. (Caracas).
Empleados de la Colonia, Tomo XLIII, fol. 125 (Caracas, 2 de septiembre de 1809); y A.G.I. Caracas,
416 (3 de noviembre de 1802). Héctor Parra Márquez: Presidentes de Venezuela. El doctor Francisco
Espejo…, p. 70.
639 A.G.S. Dir,Gen Tes., leg. 183, fol. 84: Título de oidor honorario de la Audiencia de Santo Domingo
(26 de abril de 1761).
640 Vid. Infra., Capitulo II, nota 166.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 325
que los nacidos en la metrópoli. Esta política, que tenía como rationale la
de hacer más imparcial y eficiente la administración colonial, no podía
dejar de ser vista como una discriminación inaceptable por los juristas y
otros miembros de la élite nacidos en una provincia y que se consideraban
capaces de dirigirla”641.
Está claro que los blancos criollos no fueron los únicos que
participaron en la guerra de independencia, contienda en la cual españoles,
pardos y negros tuvieron también destacada actuación. Aquellos, además
de desencadenarla, se convirtieron en los líderes, y dentro de ellos los
abogados tendrían papel de primer orden. Ese liderazgo se manifestó por
tratarse de “un grupo con una educación política superior que no tiene
por qué sentirse disminuido ante los peninsulares. Independientemente
del bando en que participaron esto era importante para la independencia.
Por otra parte, los juristas que participaron del lado de la independencia
conocen bien los intereses de los criollos y pueden articularlos y diseñar
las medidas para protegerlos, por esto es dable esperar que los juristas
independentistas jueguen un papel muy importante en el planeamiento de
la independencia y en la organización del Estado que resulta de ella” 642. El
marginamiento político a que estuvieron sometidos los criollos conduciría
a que el primer acto de la Junta Suprema de Caracas, el 19 de abril de 1810,
fuera la expulsión de las autoridades españolas, y por supuesto de los
ministros de la Real Audiencia. A partir de entonces los juristas venezolanos
tomaron la dirección del gobierno, hasta la caída de la primera República en
1812. Sin considerar la Alta Corte de Justicia y el Tribunal de Apelaciones,
los encontramos ocupando los puestos políticos –e incluso militares– de
mayor importancia643. De los 42 firmantes del Acta de Independencia,
17 eran abogados. Juan Germán Roscio, quien había tenido dificultades
para recibirse de abogado por dudas en la Audiencia acerca de su origen
étnico, fue designado secretario de Relaciones Exteriores, Miguel José
644 Estos y otros nombramientos de los abogados están recogidos en Toma de Razón 1810 a 1812
(Registros de nombramientos y Actos oficiales emanados de la Primera Junta Patriótica y de la Primera República
de Venezuela). Caracas, Imprenta Nacional, 1955.
Capítulo VI
La función política de la Real Audiencia de Caracas
y el rescate de la autoridad colonial en Venezuela
645 Esta corriente está representada fundamentalmente por Alfonso García Gallo en “Los Principios
Rectores de la Organización Territorial de las Indias en el Siglo XV”, pp. 663, 671-672, 687, 689-
690, y –sobre todo– en “Las audiencias de Indias. Su origen y caracteres”. Esta tesis es compartida
por otros historiadores del derecho como Jesús Lalinde Abadía: “El régimen virreinato-senatorial
en Indias” (Separata del Anuario de Historia del Derecho Español, XXXVII (Madrid, 1967), pp. 102 y
146-147; Víctor Tau Anzoátegui y Eduardo Martiré: Manual de Historia de las Instituciones Argentinas.
Buenos Aires, 1967, pp. III; Ricardo Zorraquín Becu: “Los distintos tipos de gobernador en el
derecho indiano” en Actas y Estudios del III Congreso del Instituto Internacional de Historia del Derecho
Indiano (Madrid, 1973), p. 559; Silvio Zavala: El Mundo Americano en la Epoca Colonial. México, Editorial
Porrúa, 1967, Tomo I, p. 402.
646 Más extensa es la historiografía que reconociendo la función judicial considera también la
función político-administrativa de las audiencias indianas. Entre otros, Juan Beneyto: Historia
de la administración española e hispanoamericana, p. 432; Efraín Cardozo: “La Audiencia de Charcas
y la facultad de gobierno”, Humanidades, XXV (Buenos Aires, 1936), pp. 137-156; Raúl Muñoz
Feliú: La Real Audiencia de Chile. (Particularmente Capítulos VI y VII). Santiago, Imprenta La
Gratitud Nacional, 1937; Luis Aznar: “Evolución del régimen legal y del significado político de las
audiencias indianas”, Boletín de la Universidad Nacional de La Plata, 5 (La Plata, 1933), pp. 8-43; Pío
Ballesteros: “La función política de las Reales Chancillerías Coloniales”, Revista de Estudios Políticos,
XV: 27-28 (Madrid, 1946), pp. 47-109; Miguel y Alonso, Carlos: “Las audiencias en los Reinos y
Señoríos de las Indias”, Cuadernos Americanos, 116-117 (Madrid, agosto-septiembre de 1959), pp.
330 Alí Enrique López Bohórquez
649 Sobre las relaciones Audiencia-gobernador, y la función político-gubernativa del tribunal, véase el
riguroso y esclarecedor estudio de Ildefonso Méndez Salcedo: La Capitanía General de Venezuela, 1777-
1821, pp. 127-135.
334 Alí Enrique López Bohórquez
650 Teresa Albornoz de López: La visita de Joaquín Mosquera y Figueroa a la Real Audiencia de Caracas
(1804-1809): Conflictos internos y corrupción en la administración de justicia, p. 52.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 335
651 Robinzon Meza y Héctor Molina han estudiado en profundidad los aspectos antes descritos en
La lucha por el poder en Venezuela durante el siglo XVIII. Conflictos y acuerdos del Cabildo de Caracas con
las autoridades coloniales, pp. 77-105 y 108-110.
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 337
652 Once españoles (dos no tomaron posesión del cargo por fallecer antes de llegar a Caracas) y
cinco americanos (dos de los cuales no ejercieron antes de 1810 debido al inicio de la guerra de
independencia).
El rescate de la Autoridad Colonial en Venezuela 339
Francisco Depons
“… las provincias de Caracas están tan distantes de Santa Fe y de Santo
Domingo, que el asiento del tribunal en cualquiera de estas dos ciudades,
obligaba, para hacerse oír de uno u otro, a emprender viajes largos, costosos
y fatigantes que acarreaban gastos inmensos, infinidad de fatigas y muchas
veces hasta la muerte. Santa Fe, capital del nuevo Reino de Granada, está
a ciento cincuenta leguas al suroeste de Caracas. La comunicación es tan
difícil que, aun con buen tiempo, el correo gasta cuarenta y dos días de una
ciudad a otra. Santo Domingo se halla más o menos a la misma distancia
hacia el norte. Además de los inconvenientes del viaje, la travesía del mar
Caribe, sobre todo en tiempos de guerra, es igualmente peligrosa para el
dinero que se ha de enviar o llevar consigo y para los escritos del proceso.
Por otra parte, desde hace bastante tiempo, Venezuela y sus anexos están
suficientemente poblados como para tener audiencia propia y producen lo
necesario para cubrir los gastos de ella. Es raro pues que se haya aplazado,
hasta época reciente, una medida a todas luces ventajosa.” (Viaje a la Parte
Oriental de Tierra Firme en la América Meridional) [1806]. Caracas, Ediciones
del Banco Central de Venezuela, 1960, I, pp. 187-188).
Firme hasta el año de 1718, en que fue declarado parte integrante del
distrito judicial de Santa Fe; pero viendo el gobierno los grandes dispendios
e incomodidades que ocasionaba la distancia, dispuso que volviesen las
cosas al estado que tenían antes. Igual razón le movió a crear una Audiencia
venezolana el año 1786… Era tan clara y urgente prueba la pobreza del
país, el atraso de su población y la poca importancia que por todo esto se
le daba entonces…” (Resumen de la Historia de Venezuela, [1841], editado en
Obras Completas. Maracaibo, Universidad del Zulia, 1960, I, pp. 364-365).
“Es de justicia tributar a los ministros de este alto tribunal, entre los cuales
figuró el inmaculado Heredia, todo el respeto y la gratitud que merecen de
la posteridad por la rectitud de sus fallos y su constante acatamiento a la
equidad y a la justicia, colocándose siempre por sobre tremendas pasiones
de los propios venezolanos realistas que convirtieron al afortunado de
Monteverde en un ciego instrumento de sus odios y persecuciones contra
los patriotas y fueron quienes, en unión de un grupo de isleños de Canarias,
de largo tiempo radicados en el país, rompieron de hecho la capitulación de
La Victoria e hicieron odiosa para siempre la Causa de España. En elevada
y noble posición se mantuvo siempre la Real Audiencia, que cuando el
triunfo de Boves en 1814, tuvieron sus ministros que refugiarse en Puerto
Cabello, como si fuesen enemigos y el gran caudillo, que fue el más genuino
exponente de la avalancha popular con todos sus instintos depredadores
e igualitarios, sustituyó la Audiencia con un Tribunal adhoc, llamado de
Apelaciones y compuesto por tres abogados venezolanos y quienes sí podían
ser, como lo fueron en realidad, los fieles intérpretes del bando vencedor.”
(Causas de Infidencia. Documentos inéditos relativos a la Revolución de la Independencia.
Caracas, Tipografía del Comercio, 1917, p. XXIV).
No creemos que tal juicio pueda imputársele a nuestra Audiencia: era algo
que emanaba del medio donde ella iba a actuar.
“La Audiencia de Caracas, que fue una de las últimas en ser creadas, gozó
de las ventajas de la evolución histórica sufrida por las otras audiencias
americanas. Y si bien no tuvo como esas otras audiencias, la facultad de
gobernar la Provincia en los casos de ausencia o falta del gobernador y
capitán general, su influencia fue extraordinaria en la resolución de las
cuestiones suscitadas por las relaciones de las autoridades coloniales entre
sí, de ellas con los criollos, blancos españoles y pardos, y finalmente por
asuntos económicos, políticos y sociales del momento.” (“La Real Audiencia
de Caracas y la Capitanía General de Venezuela durante los años caraqueños
de Andrés Bello”, en Bello y Caracas. Primer Congreso Bicentenario. Caracas,
Fundación La Casa de Bello, 1979, pp. 72 y 75).
Tulio Chiossone
“La Real Audiencia de Caracas marca un hito fundamental en la constitución
e integración del poder público venezolano, y es elemento de insoslayable
valorización en el proceso formativo de nuestra nacionalidad.”
J. M. Siso Martínez
“El establecimiento de la Real Audiencia tuvo lógicamente que traer pugnas
con otras instituciones, tales como el Ayuntamiento y el capitán general, ya que
el primero tenía que acudir a la Audiencia para pedir su aprobación en muchos
actos que antes había realizado soberanamente; y el segundo estaba obligado a
consultar muchos casos que antes había resuelto por cuenta propia.” (Historia
de Venezuela [1953]. México, Editorial Yocoima, 1962, p. 171).
Guillermo Morón
“Entre 1786 y 1821 existió la Real Audiencia de Caracas, organismo con
el cual se perfecciona el proceso de unificación de las provincias y se dota
a su distrito del instrumento legal que servirá de base verdadera al uti
possidetis juris de 1810. La Intendencia extiende sus funciones a todas las
provincias; los gobernadores fueron subdelegados en un primer momento
y luego Intendentes en cada una de sus propias provincias, aunque sujetos
al de Caracas; la Capitanía General se restringe a la jurisdicción militar; en
cambio la Real Audiencia, encabezada por el gobernador y capitán general
como su presidente, interviene en todas las causas tradicionales: Gobierno,
Hacienda, Guerra y Justicia”
Pero en el fondo, hubo otras razones poderosas por parte del Estado
español, que poco se han tomado en cuenta cuando se trata de buscar
los motivos de erección de la Real Audiencia de Caracas. Ellas podríamos
resumirlas así:
“Si esta no fue una razón de peso, cabría preguntarse por qué en los siglos
XVI y XVII no se estableció una Audiencia en el territorio si ya existían
las causas tradicionales de las dilaciones, costos y riesgos en las apelaciones
a Santo Domingo y Santa Fe; y sobre todo en períodos conflictivos de la
conquista y colonización. La respuesta es obvia, la región no ofrecía interés
económico entonces, ante unas comunidades indígenas dispersas y sin
356 Alí Enrique López Bohórquez
Ildefonso Leal
“Hay un denominador común en estos testimonios [la solicitud del
gobernador de la Provincia de Venezuela Felipe Ricardos en 1753 y la
petición del Ayuntamiento de Caracas de 1769 para el establecimiento de
un tribunal en aquella ciudad]: el deseo de lograr una integración plena
del territorio venezolano. Esta integración se logrará escalonadamente
en 1776 con la creación de la Intendencia de Real Hacienda; en 1777
con la llamada Gobernación y Capitanía General de Venezuela, que no
es más que una extensión del mando militar del gobernador de Caracas
al resto de las provincias; en 1786 con la fundación de la Real Audiencia;
en 1792 con la puesta en actividad del Real Consulado y en 1804 con el
establecimiento del Arzobispado de Venezuela. Ya el 5 de julio de 1811, en
el momento de declarar su independencia política de España, Venezuela
constituía una entidad plenamente integrada económica, judicial, militar y
eclesiásticamente.” (“Orígenes históricos de la Real Audiencia de Caracas”,
en Revista de Control fiscal, 116. Caracas, enero-abril, 1985, p. 190).
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Chile. 172.
Guatemala. Legajo 415.
Lima. Legajo 599.
México. Legajos 1.642, 1.644, 1.645.
Santa Fe. Legajo 548.
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del Virreinato y en especial de la de Lima, compuesta por magistrados
ignorantes y venales; propone algunas medidas para atenuar esos
males. Lima, 13 de enero de 1762”; reproducido en Revista de la
Biblioteca Nacional, 24 (Buenos Aires, 1942), pp. 345-350.
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excelentísimo Sr. marqués de Sonora siendo visitador general de este reyno al
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