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Pablo escribe a los cristianos sobre las

autoridades. Lo que èl dice va muy bien con las


palabras que enseñó Jesús: dad al César lo que
es del César, y a Dios lo que es de Dios. Queda
claro que el cristiano sirve al Señor, pero
también en la vida diaria dentro de la sociedad.
Romanos 13:1 Todos debemos someternos a las autoridades, pues no hay
autoridad que no venga de Dios. Las autoridades que hay han sido establecidas por
Dios.
2 Por lo tanto, aquel que se opone a la autoridad, en realidad se opone a lo establecido por
Dios, y los que se oponen acarrean condenación sobre ellos mismos.

No debemos permitir que los gobernantes nos obliguen a


desobedecer a Dios.

Jesús y sus apóstoles nunca desobedecieron a las


autoridades por razones personales; cuando lo hicieron fue
por ser leales a Dios.

Su desobediencia les costó caro: los amenazaron, los


golpearon, los pusieron en prisión, los torturaron y los
ejecutaron por sus convicciones.

Como ellos, si nos vemos obligados a desobedecer, debemos


estar dispuestos a sufrir las consecuencias.

3 Porque los gobernantes no están para infundir temor a los que hacen lo bueno, sino a los
que hacen lo malo. ¿Quieres vivir sin miedo a la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás su
aprobación, 4 pues la autoridad está al servicio de Dios para tu bien. Pero si haces lo
malo, entonces sí debes temer, porque no lleva la espada en vano, sino que está al
servicio de Dios para darle su merecido al que hace lo malo.

Cuando las autoridades civiles son injustas, las personas honestas


temen. En este versículo, Pablo se refiere a los magistrados que
cumplen con su tarea. Cuando son justos, los que actúan con
honestidad no tienen nada que temer.

Tit 3:1 Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y


autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda
buena obra. 2 Que a nadie difamen, que no sean
pendencieros, sino amables, mostrando toda mansedumbre
para con todos los hombres.

5 Por lo tanto, es necesario que nos sujetemos a la autoridad, no sólo por causa del castigo,
sino también por motivos de conciencia.
6 Por eso mismo ustedes pagan los impuestos, porque los gobernantes están al servicio de
Dios y se dedican a gobernar.

7 Paguen a todos lo que deban pagar, ya sea que deban pagar tributo, impuesto, respeto u
honra.

Mat 17:24 Cuando Jesús y sus seguidores entraron al pueblo de


Capernaúm, se le acercaron a Pedro unos hombres que
recaudaban el impuesto del templo y le preguntaron: —¿Tu
maestro no paga el impuesto del templo [e]?

Mat 17:27 Pero, como nosotros no queremos que armen un
escándalo, ve al lago y pesca con anzuelo. Ábrele la boca al
primer pescado que pesques, y allí encontrarás una moneda
[f]. Llévala y dásela a los que cobran impuestos. Ese dinero

pagará tu impuesto y el mío.

8 No tengan deudas con nadie, aparte de la deuda de amarse unos a otros; porque el
que ama al prójimo, ha cumplido la ley.
9 Los mandamientos:
«No adulterarás»,
«no matarás»,
«no hurtarás»,
«no dirás falso testimonio»,
«no codiciarás», y cualquier otro mandamiento, se resume en esta sentencia: «Amarás a
tu prójimo como a ti mismo.»10 El amor no hace daño a nadie. De modo que el
amor es el cumplimiento de la ley.

1Co 13:4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene


envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;
5 no hace nada indebido, no busca lo suyo, no se irrita, no
guarda rencor;
6 no se goza de la injusticia, mas se goza de la verdad.
7 Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
8 El amor nunca deja de ser…

Esto de ninguna forma significa que vayas por ahí predicando amor,
amor y amor, y no obedezcas Toráh, porque Yahshúa dice
claramente si lo amas a El observarás TODOS Sus mandamientos
(Jua_14:22, Jua_14:24).

Si no observas Toráh, no amas a tu Salvador, y si no amas a tu


Salvador es difícil que ames a tu prójimo. Y de cumplir la Toráh se
desprende el amor.

11 Hagan todo esto, conscientes del tiempo en que vivimos y de que ya es hora de que
despertemos del sueño. Porque nuestra salvación está más cerca de nosotros ahora que
cuando creímos.

12 La noche ha avanzado, y se acerca el día. Por tanto, desechemos las obras de las
tinieblas, y revistámonos de las armas de la luz.
13 Vivamos con honestidad, como a la luz del día, y no andemos en glotonerías ni en
borracheras, ni en lujurias y lascivias, ni en contiendas y envidias.

14 Más bien, revistámonos del Señor Jesucristo, y no busquemos satisfacer los


deseos de la carne.

La noche se refiere al tiempo presente de maldad.

El día alude al regreso de Cristo.

Algunas personas se sorprenden de que Pablo incluya contiendas y


envidias en la lista en que están los obvios pecados de glotonería,
borrachera y lascivia.
Como Jesús en su Sermón del Monte (Mateo 5-7), Pablo considera
que las actitudes son tan importantes como las acciones.

Así como el odio lleva al asesinato, el celo conduce a la contienda y la


lascivia al adulterio.

Cuando Cristo vuelva, quiere hallar a su pueblo limpio por dentro y


por fuera.

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