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MARCO TEORICO

El Trastorno Obsesivo Compulsivo guiado por la definición que aparece en el Manual


Diagnóstico y Estadístico en su última edición publicada por la American Psychiatric Association
es un trastorno mental que se define a partir de la presencia de una o dos sintomatologías como
los son obsesiones y compulsiones, que requieren mucho tiempo o causan deterioro
significativo en la vida personal de quien lo padece , que no se debe a efectos causados por
consumo de sustancias alucinógenas , fármacos u alguna enfermedad médica y que no puede
explicarse a través de los síntomas de otro trastorno mental (APA, 2014).

Además, a la hora de definir el diagnóstico de TOC, los especialistas deben tener en cuenta si
hay o no observación y en caso afirmativo qué cualidad tiene y si en la vida de la persona ha
habido una historia cercana al momento en que se efectúa el diagnóstico.

El TOC: Obsesiones y compulsiones

En referencia a la definición antes descrita, vamos a centrar nuestro interés en primera instancia
en definir los dos conceptos fundamentales que sustentan la descripción clínica del trastorno. L
as que aparecen en primer instancia y son apreciadas en diferentes investigaciones
(Abramowitz, Franklin, Kozak, Levine & Foa, 2000; Cabedo, 2007; García Soriano, 2008;
Ladouceur, Gosselin & Dugas 2000; Morillo, 2004; Rachman, 1997)

Al menos como el concepto central del trastorno, son las obsesiones, que son, siguiendo la
definición publicada por la APA en el DSM – 5 pensamientos, impulsos o imágenes repetitivas
que se experimentan, en alguna etapa durante el trastorno, como no deseadas y que en la
mayoría de las personas causan ansiedad o molestias de consideración. En dichas obsesiones,
el paciente intenta ignorar o mitigar toda clase de pensamientos, impulsos o imágenes o
neutralizarlos con algún otro pensamiento o acto (es decir, realizando una compulsión (APA,
2014).

El segundo síntoma, que se visualiza en las obsesiones y surgen, al menos en un primer


momento como respuesta a ellas, son las compulsiones, que son como se denominan, siguiendo
al DSM-5 (APA, 2014) a aquellos “comportamientos (p. ej., lavarse las manos, ordenar,
comprobar las cosas) o actos mentales (p. ej., rezar, contar, repetir palabras en silencio)
repetitivos que el paciente realiza como respuesta a una obsesión o de acuerdo con reglas que
ha de cumplir de manera adecuada”. Dichos comportamientos o actos mentales tienen como
objetivo prevenir o disminuir la ansiedad o el malestar o evitar algún suceso lamentable; sin
embargo no están conectados de una manera realista con los destinados a neutralizar o
prevenir, o bien resultan claramente excesivos.

los dos conceptos, aparecen juntos en el 90% de los casos (Vallejo, 2001) y tal como señala este
autor y se confronta en la práctica clínica, cuando se toman en cuenta como compulsiones los
rituales cognitivos que no tienen representación comportamental, este porcentaje aumenta a
prácticamente el 98% (Foa, Kozak, Goodman, Hollander, Jenike, & Rasmussen, 1995; Franklin &
Foa, 1998) y ambos tienen una relación funcional, tal como describe Foa junto a Steketee y
Ozarow en 1985, de una manera simplificada, podríamos decir que hablamos de una serie de
pensamientos que generan ansiedad, denominados obsesiones y para aliviar esta ansiedad, se
llevan a cabo una serie de conductas, denominadas compulsiones.

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