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CRÓNICAS DE UNA

DEVASTACIÓN PROGRAMADA

Neoliberalismo y Neocolonialismo
El genocidio social del siglo XXI
Rachid, Jorge
Crónicas de una devastación programada : neoliberalismo y neocolonialismo el
genocidio social del siglo XXI / Jorge Rachid ; prólogo de Stella Caloni. - 1a ed . -
Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Fundación CICCUS, 2019.
304 p. ; 23 x 16 cm.

ISBN 978-987-693-800-6

1. Neoliberalismo. 2. Neocolonialismo. I. Caloni, Stella, prolog. II. Título.


CDD 320.09

Obra de tapa y carátulas: Rubén Borré


Diagramación y armado: Mateo Missio
Corrección: María Canevari
Coordinación y producción gráfica: Andrea Hamid

© Ediciones CICCUS - 2019


Medrano 288 - CABA (1179)
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merecedora del reconoci-
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en el marco del Proyecto-
Campaña “Despertando Con-
Impreso en Argentina ciencia de Paz”, auspiciado por la Orga-
Printed in Argentina nización de las Naciones Unidas para la
Ciencia y la Cultura (UNESCO).
CRÓNICAS DE UNA
DEVASTACIÓN PROGRAMADA

Neoliberalismo y Neocolonialismo
El genocidio social del siglo XXI

Jorge Rachid
Prólogo de Stella Caloni
Índice
Prólogo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .11
por Stella Clloni

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

Capítulo I. El pueblo, único sujeto histórico . . . . . . . . . . . . . . . 23

Capítulo II. Un mundo en disputa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77

Capítulo III. La represión es el arma del neoliberalismo . . 131

Capítulo IV. Genocidio mental . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 187

Capítulo V. Genocidio social. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 217

Capítulo VI. El peronismo es lucha y compromiso . . . . . . . . 261

Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 299
A mis compañeros:
de la Corriente Federal de Trabajadores
de Primero la Patria
del Instituto Patria Salud
del Instituto Zampay
de Ideario Artiguista
a TODOS mis compañeros de TODAS las Tribus del Peronismo
y del Movimiento Nacional y Popular que me invitaron sin
distinciones, durante estos cuatro años a debatir.

Mi agradecimiento inmenso a mi amiga y compañera Stella Caloni


por su generosa entrega en el prólogo
A Gabriela Dueñas y Maria Carnevari por sus esfuerzos de
compilación y corrección que le dieron vuelo a mis palabras.

A mis nuevos dos nietos Astor y Ariadna


Crónicas de una devastación programada. Jorge Rachid

Prólogo

Escribir el prólogo para un libro de mi amigo Jorge Rachid es caminar


por los barriales, fugarme con la poesía, porque también es poesía la pa-
labra que llega, alcanza, toca, levanta, enciende. Él habla con pasión y
eso es extraordinario en un mundo donde escondemos nuestros senti-
mientos, avergonzados, demasiado institucionalizados en el marco de
un esquema funcional al colonizador.
En el contexto continental actual, donde padecemos los continuos in-
tentos de imponernos un colonialismo tardío bajo la hegemonía de un
imperio en decadencia y sin máscara, este libro es como encontrar agua
fresca en un desierto cuando estamos desfalleciendo y surgen espejis-
mos, formas fantásticas, visiones maravillosas en la reverberación del
sol. Pero son imágenes falsas. Imágenes de la desesperación, de la confu-
sión que provoca la sed.
Lo más importante, además, es que el autor nos habla escribiendo,
con un lenguaje siempre embellecido y directo que interpela nuestros
modos aún coloniales de pensamiento, que a su vez reproducen las es-
tructuras coloniales del mundo que nos rodea.
Hay escasas voces como las de Rachid, médico, sanador de almas tam-
bién, capaz de extraer fuegos de las piedras, pero no fuegos fatuos sino los
de la imaginación creadora y la palabra sin rodeos ni genuflexiones.
Esa imaginación es la que intenta destruir el discurso dominante, pro-
curando someternos con los falsos resplandores de gozos y posesiones in-
alcanzables como los que exhibe la televisión: joyas que nunca tendremos,
automóviles que no podremos comprar, lujos ajenos y lejanos que nos ha-
cen sentir –con toda la impunidad y crueldad de las que son capaces– más
miserables y solos frente a las obscenas vidrieras del poder.
El lenguaje de la colonización –construido para que perduremos sin
crear, sin vivir, sin rebelarnos, sin encontrarnos nosotros mismos en esta
inmensa Torre de Babel– es una oferta permanente para que miremos
sin tocar, para que nos adormezcamos lentamente con la fábula del po-
der y sus infinitas falacias, donde acabamos como pájaros atrapados. El
ser humano desdoblado entre su verdad y aquello que le ofrecen como
una posibilidad, siempre inalcanzable.

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Prólogo

Nos falta un largo camino, pero hemos andado tanto entre espinas y
rosas que nos parece imposible escapar a ese destino implacable del si-
lencio miedoso, de la palabra medida para no molestar, para parecernos
al que nos mira desde arriba con la profunda frialdad del desalmado y
desamado.
Para ser imperialista se debe echar todo vestigio de humanidad a un
pozo ciego.
Por eso a los pueblos les cuesta entender que el opresor les va ro-
bando lentamente la palabra, la voz, la cultura, la memoria, los vínculos,
la libertad de ser lo que son, respetándolos aunque caminen descalzos,
desnudos o desharrapados. Alguna vez los cabecitas negras, con las pa-
tas en la fuente, lo desafiaron con una dignidad inolvidable.
Creo que este libro nos llega en un momento en el que nos jugamos
el futuro, y por eso tenemos que conocer lo que se esconde detrás de la
falsa cortina.
Estamos ante una ofensiva similar a la que caracterizó la expansión
con la cual comenzó a manifestarse el imperio desde mediados del siglo
XIX y en los primeros años del siglo XX para quedarse definitivamente
con nuestra América, truncando nuestras independencias, después de
aquellas formidables luchas contra la ocupación española.
El hecho de que el presidente de EEUU, Donald Trump, el más des-
carnado símbolo de la decadencia de la supremacía de su nación, haya
reconocido recientemente que están actuando bajo los enunciados de la
Doctrina Monroe proclamada en 1823 y que se resumía en América (del
sur) para los americanos (del norte), es una admisión pública del pro-
yecto de extender y consolidar su hegemonía en nuestro continente en el
transcurso del presente siglo.
Más aún después de lo vivido entre los años 2000 y 2015 y 2016,
cuando el huracán de la integración y unidad latinoamericana alcan-
zó su cenit con la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños
(CELAC) en ese glorioso final de 2011.
Un período en el cual se impuso el pensamiento contrahegemóni-
co por naturaleza, el bolivarismo, respuesta contundente a la Doctrina
Monroe, como lo había hecho Simón Bolívar en el Congreso Anfictiónico
en Panamá en 1826. Detrás estaban figuras extraordinarias como José
de San Martín, que junto a Bolívar llevaron adelante la gesta continental
emancipadora, pero también José Martí, y en ellos nombramos a todos
nuestros héroes.
Creo que este libro está concebido con una sinceridad conmovedo-
ra, una sabiduría más de derviche que de político, entendiendo que ese
derviche y mago lo ve todo, descifra los silencios, devela la realidad y
entiende que la verdad es la verdad y no la pre ni la postverdad.

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Crónicas de una devastación programada. Jorge Rachid

Y en esta época del mentir infinito, la verdad es escasa, la humildad y


la generosidad son valores extraños, la lealtad una debilidad y la digni-
dad y la historia de los pueblos son consideradas cosas del pasado.
Pero el autor nos dice que no es así, y párrafo por párrafo nos va de-
mostrando por qué. Entendemos, entonces, que el pasado es nuestra
raíz, que la memoria popular no se borra por reemplazar a héroes de la
patria por ballenas, pájaros y animales varios. No necesitamos mirar el
bronce para recordar a las grandes figuras de nuestra historia.
En 1955 creyeron que eliminarían definitivamente la memoria de
los irredentos cabecitas negras. Nunca imaginaron que el recuerdo de
Eva Perón, por ejemplo, iba a sobrevivir a todos los dictadores militares
y falsos demócratas. Los desaparecidos de los años ‘70 están siempre
presentes. Sus sombras los persiguen. Jamás podrán apagar esas luces
malas que despiden sus huesitos amados. Malas para ellos, redentoras
para nosotros.
Así, el autor nos va relatando estos acontecimientos en cada columna,
en cada capítulo. Nos muestra cómo necesitamos y debemos recuperar
esas raíces para que crezca el árbol y de sus frutos, para que nadie pueda
seguir exterminando la semilla humana, que siempre volverá en niños,
en mujeres y hombres.
En el Capítulo 4, dice:
Desde el siglo XVI hasta el XVIII y XIX, el temor a la ira de Dios dominaba el
discurso de la colonización y la esclavitud, con la Santa Madre sostenida por
las armadas imperiales inglesas y francesas. El siglo XX inauguró la zaga del
comunismo como agente del terror universal, que permitió nuevas invasio-
nes. Después de la caída del Muro de Berlín en 1989 apareció con toda sus
fuerzas la lucha contra el narcotráfico que militarizó sociedades enteras. Y
ahora se instaló en América Latina el lawfare o guerra jurídica, es decir el
supuesto combate contra la corrupción pero de la mano de la Justicia venal.

Y nos anima a entender esto, analizando:


[…] quiénes han sido perseguidos, encarcelados y asesinados […] siempre los
mismos: aquellos que luchan por un mundo más justo, más equitativo y so-
lidario, en defensa del ser humano y la naturaleza, sin distinciones de raza o
credo. Por eso se los considera sospechosos y pasibles de escarnio.
¿Nada ha cambiado a través de los siglos? Si.
Pero, como sostiene a continuación:
La llamada cultura dominante se va instalando al calor de la construcción
del enemigo, que siempre responde a un plan estratégico de posicionamiento
y explotación de los países emergentes, invadidos, ocupados, bombardeados,
o que han padecido el derrocamiento de sus gobiernos con diversas excusas:
tener arsenal nuclear o armas químicas, ser despóticos y crueles, carecer de
garantías institucionales y otras.

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Prólogo

Este vehemente luchador nos revela las estrategias del poder hegemó-
nico. Llama a las cosas por su nombre, con palabras precisas, y no tiene
miedo de expresar que el imperio domina mediante el terror y la fuerza.
Desde los primeros hasta los últimos capítulos, en un recorrido ex-
traordinario, nos hace saber de qué se trata este entramado de retornos
coloniales, cuyo objetivo es apoderarse de los abundantes recursos de
nuestros países, tan pródigos, a pesar de lo cual el 50, el 60 y hasta el
90% de la población, según el país, vive miserablemente.
“Nunca la noche es más oscura que antes del amanecer” dice Jorge en
la Introducción.
En esa noche estamos inmersos. Desde los finales de los ‘90 EEUU
preparó para nosotros estos escenarios de guerra que hoy transitamos.
Sino ¿cómo se explica que el gobierno de Mauricio Macri, en sólo cuatro
años, nos regresó 60, 70 años atrás, y destruyó tanto como se aniquila
en un bombardeo. Arrasó con derechos y conquistas que creíamos haber
adquirido y no se equivocó en nada. Hizo lo que EEUU necesitaba que hi-
ciera. Destruyó el Estado, en forma rápida y furiosa, tomó la Justicia en
sus manos, mejor dicho, en manos de sus servidores jurídicos. Nos dejó
sin voz al manejar el 98% de los medios de comunicación, con grandes
beneficios para los dueños y especialmente para el que ostenta ser el gran
monopolio mediático.
Es la mano de Washington la que mece la cuna. Hoy la mentira es
un arma. Lo dicen los propios documentos del poder concentrado. Es el
arma clave de la guerra psicológica que ya denunciaba el doctor Ramón
Carrillo, aquel noble y esclarecido peronista que nos dejó un legado ex-
traordinario.
Sin la mascarada de la mentira no hubieran invadido Guatemala en
1954, ni acabado con la revolución nacionalista boliviana de 1952, ni de-
rrocado a Juan Domingo Perón en 1955, ni ahora invadido Afganistán,
Irak, Libia, República Centroafricana, Bahrein, Siria, donde la tenacidad
y entereza del pueblo y el gobierno de Bashar al-Assad, junto al ejército,
mantuvieron y mantienen una resistencia heroica.
Sin embargo, nadie informa que, en realidad, se le ha hecho frente a la
invasión de la OTAN, apoyada por batallones de mercenarios disfrazados
de islamitas, que cometieron los crímenes más atroces contra ese y otros
pueblos. El gobierno pidió ayuda a Rusia, con todo derecho, cuando iba
a comenzar la ofensiva final bajo el comando de Gran Bretaña, Estados
Unidos e Israel, el más interesado en acabar con Siria.
La conflagración se detuvo en las puertas de Damasco, pero no se
cuenta en estos términos. Y allí comenzó otra historia que está llevan-
do al imperio a cometer los mayores desatinos, como sucede cuando co-
mienza la caída. Pero no nos equivoquemos pensando que el derrumbe
será sencillo, pues lo único que tiene a mano somos nosotros.

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Crónicas de una devastación programada. Jorge Rachid

De ahí la importancia de este libro, dado que aborda las problemáti-


cas actuales desde una mirada estratégica, necesaria, abierta, compro-
metida, fuerte y avasalladora. Es imprescindible su lectura para cons-
truir el camino que debemos transitar.
Macri está gobernando de facto. Dirán que fue elegido en elecciones
democráticas, sin mencionar que desde el intento de golpe de Estado de
marzo del 2008 contra Cristina Fernández de Kirchner, la mafia mediá-
tica no dejó un solo día de atacar, falsear, mentir. En el manual de guerra
sicológica que desarrolla EEUU, el primer punto especifica que ya no se
necesitan armas para matar. “Se mata moralmente” –así lo expresan–
“denigrando, degradando” a los líderes, a los activistas y a todo aquel que
representa el más mínimo peligro para sus designios.
Y en esas operaciones sicológicas, la desinformación y los entreteni-
mientos (léase Bailando por un sueño, Gran Hermano y otros) como
en los programas de chismes, la banalidad está pensada para convertir
a grandes sectores de masas (es decir, pueblos) en verdaderos ejércitos
de seres zombificados, que ya no piensan por sí mismos, repiten como
alienados, pues en eso los han convertido, como hizo Joseph Goebbels
en la Alemania de Hitler.
Así, este libro nos muestra la realidad como pocas veces la hemos vis-
to y la entendemos bastante más a fuerza de golpes, como un boxeador
aturdido: nuestra dependencia de la mayor potencia del mundo es más
violenta cuanto más se visualiza su decadencia.
Por eso vale la pena recordar aquel noviembre de 2005, cuando los
presidentes Néstor Kirchner, Luiz Inácio Lula Da Silva, Tabaré Váz-
quez, Nicanor Duarte, integrantes del MERCOSUR, y el gran unificador
Hugo Chávez, dijeron NO al Área para el Libre Comercio de las Améri-
cas (ALCA). Fue Néstor Kirchner el vocero de este hecho histórico, nunca
visto, cuando en un discurso memorable y por primera vez en el mundo,
cara a cara, pronunció un estruendoso NO en brillantes, fuertes y con-
tundentes palabras que hicieron palidecer a George W. Bush, quien ha-
bía llegado en plan de beligerancia y amenazas, con barcos, helicópteros,
cañoneras, y se volvió con las manos vacías. Algún día, cuando por fin
seamos definitivamente independientes y soberanos, inscribiremos esta
fecha en la gesta de la resistencia y la dignidad latinoamericana.
Ahora EEUU, que se imaginó dueño del mundo en este siglo XXI,
decidiendo por su cuenta invasiones y conflictos bélicos, se encuentra
con que, enturbiando el espejo, emergen nuevas potencias que lo desa-
fían a lo largo y ancho del planeta. Y el mundo unipolar se terminó en
Damasco y con las acciones desplegadas en Venezuela, país al que le han
congelado unos 50 mil millones de dólares entre EEUU y Gran Breta-
ña, impidiendo con el bloqueo la llegada de alimentos, medicamentos,
enviando mercenarios criminales, intentando un golpe fallido tras otro

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Prólogo

y hasta una invasión, que escasos países –uno de ellos, la Argentina de


Macri– apoyan.
Esa es la brutal ofensiva económica lanzada contra Venezuela. Com-
parar esa situación con Argentina es criminal, porque no estamos blo-
queados ni nos han congelado los fondos. Pero en cuatro años nuestro
país ha sido devastado como si lo hubieran bombardeado día tras día.
Al revés de la trama, los millones prestados por el maldito poder para
condenarnos a ser deudores y por lo tanto, dominados y ocupados, han
sido robados sin disimulo alguno. Pero para eso está la guerra psicológi-
ca, para que una parte de la sociedad sometida aplauda su lenta y propia
destrucción.
También en el Capítulo 4, el autor nos describe este escenario con
lúcidas palabras:
Si usted sigue la información, verá cómo a partir de los horrorosos hechos
mostrados casualmente por TV en directo acerca de los atentados a las To-
rres Gemelas, las personas pasamos a ser objeto de control e investigación.
Así, los apresamientos ya no necesitan código penal, en cualquier lugar del
mundo fuerzas militares secuestran y desaparecen personas, se aplican tor-
mentos, se invaden países, miles de muertos y millones de desplazados por
los conflictos bélicos, mientras en los países centrales estos hechos aberran-
tes se exhiben como una película, en tiempo real.

Si usted cree estar alejado de estas situaciones, piense conmigo: en el siglo


XIX tres países alentados por Inglaterra causaron el genocidio paraguayo en
la Guerra de la Triple Infamia. Sepa que en el siglo XX, en nombre de la paz
y la concordia, fusilaron a miles de trabajadores en la Patagonia, en los Ta-
lleres Vasena y en los quebrachales chaqueños. En el ’55, diciendo defender
la libertad y la democracia, bombardearon a compatriotas indefensos en la
Plaza de Mayo. En el ’56 fusilaron a los patriotas que pedían elecciones sin
proscripciones. Recordemos a nuestros 30 mil desaparecidos, y ahora, a los
muertos como consecuencia de la represión.

Y si observa con atención verá que los sectores que a lo largo de la historia
instalaron la práctica del exterminio siempre han sido los mismos, aquellos
que se hicieron de la Argentina a fuerza de fusil y genocidios, al servicio de
la colonización.

Así funciona con la corrupción, como idea corporizada sin esqueleto. El


consciente colectivo se construye con imágenes televisivas que condenan a
determinadas personas, por el sólo hecho de ser parte de los otros. Así, el la-
tiguillo que devuelvan lo robado, que nadie sabe bien a qué se refiere ni pue-
de ser demostrado en juicio, se arraiga sin que importe la verdad. Los medios
instalan, el poder disemina, el partido judicial ejecuta y el pueblo compra.

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Crónicas de una devastación programada. Jorge Rachid

Y continúa, en este libro imprescindible para saber y sabernos:


Pero esa imagen de plástico construida sobre ficciones, si bien es una política
de masas que va gestando ideas colectivas, en algún momento choca con la
realidad y se astilla como un cristal que deja ver los objetivos verdaderos
del poder. En su manipulación, éste olvida que la conciencia crítica existe
y las sensaciones afectivas, humanas, cotidianas son superiores al espacio
simbólico ocupado por las fuerzas colonizadoras. Los argentinos conocemos
bien esa historia: la hemos vivido y la hemos vencido cuando el repliegue se
transforma en ofensiva del movimiento nacional y popular.

Este texto que arderá en nuestra memoria, ha sido escrito por un


compañero, un camarada, un hombre inmensamente libre en su pensa-
miento, generoso, humilde, coherente, apasionado, que imagina auro-
ras. Y fecunda y enriquece nuestro camino para alcanzarlas.
Gracias Jorge por la belleza para decir y hacer y rescatarnos de
las sombras.

Stella Calloni, julio de 2019

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