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EL SIGLO XX
El siglo XX no puede concebirse disociado de la guerra. La humanidad sobrevivió, pero el gran edificio de
la civilización decimonónica se derrumbó ante las llamas de la guerra al hundirse los pilares que lo
sustentaban. Hubo momentos en que parecía que podría desaparecer gran parte de la raza humana.
LA EXPANSIÓN COLONIAL
A partir de 1870 se produjo una extraordinaria aceleración del proceso de expansión colonial a todo el
mundo por parte de las grandes potencias europeas. Contribuyo a este desarrollo los siguientes
factores:
A. CAUSAS DE LA COLONIZACIÓN
Gran Bretaña, Francia (los más grandes), Alemania, Bélgica, Portugal, Italia, España (en menor
proporción), Estados Unidos, Japón (no europeos).
Dramático choque de civilizaciones, conocimiento directo de otras culturas; límites artificiales en las
colonias; desigualdad entre blancos y conquistados; crecimiento de las grandes ciudades coloniales;
mejoras del nivel sanitario y la medicina; desequilibrio en la estructura de la sociedad tradicional;
introducción de una organización política y administración moderna; introducción de elementos de la
economía moderna, (ferrocarriles, puertos); formación de bloques militares y alianzas de potencias
europeas; etc.
LA PAZ ARMADA
Durante un largo período, entre 1870 y 1914 la paz reinó en la mayor parte de Europa. La excepción
fue la región de Los Balcanes, la más oriental de las penínsulas europeas de Mar Mediterráneo.
En los siglos XVII y XVIII el escenario europeo había tenido cuatro protagonistas: Inglaterra, Francia,
Austria y Rusia. Sin embargo, en la segunda mitad del siglo XIX se habían incorporado otros dos
actores, que reclamaban un rol de importancia, Italia y Alemania, que lograron en corto tiempo un
espectacular desarrollo económico y humano. La situación había cambiado en el continente, cosa que
no agradaba mucho a las potencias tradicionales como Francia y Rusia, quienes no querían ver su
posición disminuida.
En esa época, la paz tenía la fragilidad de un cristal. Para mantenerla, se recurrió a un impresionante
despliegue de maniobras diplomáticas, que tuvo por resultado la constitución de diversas alianzas. Tras
la guerra de 1870-71, entre Francia y Alemania, en la que esta última había obtenido una lucida victoria,
los bloques políticos se hicieron más sólidos y pasaron a constituir una pieza clave de la política
internacional en la zona.
El Canciller alemán Otto von Bismarck, fue la figura más destacada e influyente del período situado
entre 1870 y 1890. Francia, derrotada, comenzó a alimentar un hondo resentimiento y un gran deseo
de revancha. Pero eso no era todo. Para mantener el sitial recientemente ganado, Alemania necesitaba
contar con buenos aliados. Empeñado en conseguirlos, Bismarck puso en acción su formidable genio
diplomático, propiciando un acercamiento hacia Austria. En 1872 se celebró una entrevista en Berlín,
entre los emperadores Guillermo I de Alemania y Francisco José, del Imperio austrohúngaro. También
el zar de Rusia, Alejandro II, quiso participar en el encuentro y así nació lo que se conoce como la
"armonía de los tres emperadores". En esta liga, Alemania tuvo el rol predominante y Bismarck, muy
satisfecho, declaró que "la Europa reconocía al nuevo imperio alemán como el baluarte de la paz
general".
a) La Triple Alianza
Luego de la salida de la “Liga de los Tres Emperadores” de Rusia, para Alemania la solución más
aconsejable fue reforzar su amistad con Austria, con la que firmó un nuevo tratado secreto, de carácter
defensivo. A este pacto se incorporó más tarde Italia, con lo que nació la Triple Alianza, firmada en
Viena el 20 de mayo de 1882.
b) La Triple Entente
Las potencias de Francia y Rusia quedaron virtualmente aisladas luego de la constitución de la Triple
Alianza. Esto no agradó para nada al zar. Dadas las circunstancias, Francia y Rusia no tardaron en
estrechar sus lazos de amistad. Llegaron así a pactar una alianza en 1892, la cual tenía un carácter
puramente defensivo. La caída de Bismarck no pasó inadvertida a los otros países europeos. Sin el
astuto canciller, Alemania ya no parecía tan temible.
A esta amistad galo-rusa se adhirió años más tarde Inglaterra, preocupada por el creciente poder de
Alemania. Así, para mantener el equilibrio con la Triple Alianza, surgió este segundo pacto conocido
como la Triple Entente, o Triple Entendimiento, entre Francia, Rusia e Inglaterra.
La Primera Guerra Mundial o “Gran Guerra” fue consecuencia de la quiebra del equilibrio internacional
y de la rivalidad económica y política entre las potencias europeas. El desarrollo de la guerra fue largo
y sangriento y el costo en vidas y en pérdidas materiales fue muy alto.
En 1917 Rusia vivió un proceso revolucionario que desembocó en un sistema radical. Intentó construir
un orden comunista, sustentado en la ideología marxista interpretada por Lenin. Así, la Revolución Rusa
se opuso al modelo liberal del siglo XIX y constituyó una revolución social, propia del siglo XX.
El imperialismo enfrentó entre sí a las potencias europeas: entre 1906 y 1911 estuvo a punto de estallar
la guerra entre Francia y Alemania por el control económico de Marruecos. El enfrentamiento era aún
mayor en el resto de Europa: Alemania aspiraba a dominar todo Europa central y este expansionismo
provocaba temor en Gran Bretaña; en Francia; y en Rusia, que veía amenazados sus territorios de
Lituania y Polonia. Por otra parte, Italia consideraba incompleta su unidad hasta que no se recuperaran
los territorios de Trento e Istria, bajo dominio austriaco.
Los imperios austrohúngaro, otomano y ruso tenían frecuentes litigios fronterizos y dominaban grandes
regiones en las que había poderosos movimientos nacionalistas que deseaban la independencia.
Los viejos acuerdos internacionales entre Austria y Alemania luego Italia quienes formaron la Triple
Alianza, por otra parte Francia, Gran Bretaña y Rusia constituyeron la Triple Entente. Las potencias
se preparaban para una guerra que nadie deseaba: se lanzaron a una frenética carrera armamentista,
aumentaron la duración del servicio militar e impulsaron el “espíritu patriótico”.
En este estado, cualquier chispa podía desencadenar una guerra. El 28 de junio de 1914 fue
asesinado en Sarajevo (Bosnia) el archiduque Francisco Fernando, heredero de Austria-Hungría,
muerto por el estudiante Gavrilo Princip. Al comprobarse la complicidad de Serbia en el atentado,
Austria deseosa de aplastar el nacionalismo en esa zona, dirigió a Serbia un ultimátum que ésta
rechazó. Inmediatamente Austria declaró la guerra a Serbia. (28 de julio).
Automáticamente se pusieron en juego las alianzas, Rusia aliada de Serbia, declaró la guerra a
Austria. Alemania aliada de Austria, declaró la guerra a Rusia y así se originó una declaración de
guerra en cadena. De un conflicto local se pasó a una guerra generalizada.
Los mandos militares pensaban que la guerra sería corta y que no modificaría demasiado las
fronteras. Pero la realidad fue muy diferente: la contienda duró cuatro años modificó profundamente
el mapa europeo y provocó la caída de cuatro imperios: el alemán, el austrohúngaro, el otomano y el
ruso.
En el verano de 1914 se produjo una ofensiva generalizada en todos los frentes. En el este, las tropas
austrohúngaras invadieron Serbia; en respuesta, los rusos invadieron Alemania. Pero el ejército
alemán reaccionó y, al mando de Hindenburg, derrotó a los rusos en la batalla de Tannenberg y
avanzó en territorio ruso.
En el oeste, las tropas alemanas invadieron Bélgica y penetraron en Francia. En lugar de avanzar
hacia la capital francesa, los alemanes iniciaron una maniobra hacia el sureste. El general Joffre
dirigió la contraofensiva francesa y obtuvo la victoria del Marne (6-13 de setiembre), que detuvo el
avance alemán.
En esta guerra Italia inicialmente se mantiene neutral, luego en 1915 se pasa al bloque del Entente
participando con los aliados. Los frentes fueron estabilizados, se renunció al avance territorial y se
inició una guerra de desgaste, en la que se trató de infligir continuas pérdidas al enemigo hasta agotar
su capacidad de resistencia. Los ejércitos se adaptaron a esta guerra de trincheras.
Durante esta fase las mayores batallas se libraron en el oeste: a principios de 1915 los franceses
lanzaron un ataque en el Artois, pero no consiguieron romper las líneas alemanas; en 1916, los
alemanes atacaron masivamente, pero el general francés Pétain logró detenerlos e la batalla de
Verdún.
Al comenzar el cuarto año de guerra, las tropas estaban exhaustas y en varios países hubo
manifestaciones de rechazo a la guerra. Para enfrentar la desmoralización, se confió el poder a
hombres enérgicos, como el francés Clemenceau, decididos a combatir hasta la victoria.
En abril se produjo un hecho decisivo para el curso de la guerra: Estados Unidos declaró la guerra a
Alemania, en respuesta a los ataques de submarinos germanos a su flota. La intervención de Estados
Unidos desequilibró claramente la contienda a favor de los aliados. Poco después, en octubre, en
Rusia triunfó la revolución bolchevique.
Alemania aprovechó el triunfo de la revolución bolchevique, en Rusia, para firmar la paz (tratado de
Brest-Lltovsk, 3 de marzo 1918). En setiembre, el general Foch lanzó una ofensiva general en todos
los frentes.
Los imperios centrales no pudieron resistir, y en pocos días se produjo su derrota total: Turquía firmó
el armisticio el 30 de octubre, Austria se rindió el 3 de noviembre, el 9 del mismo mes abdicó Guillermo
II y en Berlín se proclamó la república. Dos días después el 11 de noviembre, los alemanes firmaron
el armisticio en Rethondes (Francia). La Gran Guerra había terminado.
EL TRATADO DE VERSALLES
El 28 de junio de 1919 se firmó el principal tratado de paz, el Tratado de Versalles, que sancionaba la
derrota de Alemania, a la que se declaraba responsable de la guerra e imponía durísimas reparaciones
económicas. Alemania perdía todas sus colonias y debía devolver a Francia Alsacia y Lorena y a
Dinamarca el ducado de Schleswig. Además, debía ceder a Bélgica los territorios de Eupen y Malmédy
y entregar al nuevo Estado polaco la Posnania y el corredor de Dantzig.
El ejército alemán quedó limitado a un máximo de 100,000 hombres, la orilla izquierda del Rin se declaró
zona desmilitarizada y Francia ocupó durante quince años la rica región minera del Sarre. Alemania
consideró el Tratado de Versalles como injusto y humillante, lo que alimentó su deseo de revancha.
Los tratados de Saint-Germain (1919), Neuilly (1919), Trianon (1920) y Sevres (1920) establecieron las
condiciones de paz, respectivamente, para Austria, Bulgaria, Hungría y Turquía.
A raíz de estos tratados quedó dibujado un nuevo mapa de Europa. Con ello se satisficieron los deseos
de muchos pueblos, pero otros se vieron humillados y quedaron fuertes minorías nacionales dentro de
las fronteras de otros estados como consecuencia de una paz impuesta que, finalmente, resultó ser el
germen de nuevos conflictos.
CONSECUENCIAS DE LA GUERRA
b) Sociales, Pérdida de 14 millones de vidas de vidas humanas entre militares y civiles; Desocupación
y aparición de muchas enfermedades y epidemias; Predominio de la cultura norteamericana;
Descontento y pesimismo y deseo de revancha entre las potencias derrotadas.
d) Científicas, rapidez en las comunicaciones, invento del teléfono, radio, aviación; Aparecen nuevas
armas bélicas, submarinos, tanques, aviones; Avance en la ciencia médica y productos químicos.
La gran crisis económica que hubo en todo el mundo después de 1929, con sus graves efectos políticos
y sociales (crisis de la democracia, miedo a la expansión de la revolución comunista, etc.) constituyen
el telón de fondo de la Segunda Guerra Mundial. Distintos hechos históricos precipitaron el estallido del
conflicto, entre los que destaca la agresiva política exterior de Alemania, Italia y Japón.
La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) tuvo dos fases diferenciadas: una primera fase europea, hasta
1941 y una segunda fase de carácter verdaderamente mundial. Al terminar la guerra se acordó la
creación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), pieza central de un sistema de seguridad
y consulta que transformó profundamente las relaciones internacionales.
Toda Europa observaba inquieta la evolución política de Alemania. El ascenso al poder de Hitler en
1933 estuvo seguido de su retiro de la Sociedad de las Naciones. Desde entonces se produjo una
cadena de acontecimientos que sumieron en la inseguridad y el pesimismo a los pueblos europeos.
Hitler ocupó la zona desmilitarizada del Rhin en 1934 e intentó apoderarse de Austria. Al año
siguiente, Francia firmó un pacto militar con Rusia, mientras que Inglaterra realizaba un acuerdo
naval con Hitler. En ese clima de nerviosismo, dos hechos importantes contribuyeron a la separación
de los países europeos:
La empresa de conquista de Abisinia y de Addis Abeba (capital de Etiopía) en 1935, llevadas a cabo
por Mussolini, que violaban los tratados internacionales. Por ello, recibió la condena de la Sociedad
de Naciones. Italia quedó aislada y buscó la amistad de Hitler.
La guerra civil española (1936-39), en la que a pesar de declararse la “no intervención” los futuros
beligerantes europeos ayudaron a cada una de las dos Españas enfrentadas.
A partir de estos acontecimientos, Hitler continuó con su política agresiva: en marzo de 1938 invadió
Austria. Su próximo paso fue reclamar a Checoslovaquia el territorio de los Sudetes, cuya población
alemana era muy numerosa. Checoslovaquia era protegida de Francia y Rusia y las exigencias de
Hitler podían encender la guerra.
Para tratar de evitar enfrentamientos, Mussolini y los jefes de gobierno inglés y francés (Chamberlain
y Daladier) se entrevistaron con Hitler en Munich, donde se firmó un pacto que dejó a
Checoslovaquia abandonada a su suerte y el territorio de los Sudetes pasó a manos de Alemania
(setiembre de 1938). La meta siguiente de Hitler era Polonia.
Por su parte, Mussolini ocupó e incorporó Albania a Italia y, en mayo de 1939, intensificó su amistad
con Alemania firmando el llamado “Pacto de acero”, que consistió en una alianza ofensiva y
defensiva. En 1940, ya comenzada la guerra, Japón se unió a ellos en el llamado “Pacto tripartito”.
Así, estas tres naciones formaron lo que se conoció como el “Eje Berlín-Roma-Tokyo”.
Inglaterra y Francia se unieron a Turquía e intentaron atraer a Rusia, al tiempo que intensificaron su
alianza con Polonia. Rusia prefirió unirse a Alemania, su gran enemiga, pero el desarrollo de la
guerra la hizo luego cambiar de opinión.
b) Estalla la guerra
Continuando con sus insaciables exigencias, Hitler reclamó a Polonia la entrega del puerto de
Danzig y una zona que uniera la Prusia oriental con el resto de Alemania. Polonia, respaldada por
Inglaterra, se negó a la humillante exigencia. Tras asegurarse la no agresión de Rusia mediante la
firma de un pacto germano-soviético (23 de agosto de 1939), Hitler atacó Polonia (1° de setiembre).
Dos días después, Inglaterra y Francia declararon la guerra a Alemania.
La Unión Soviética invadió Polonia oriental, acogiéndose al pacto firmado. En menos de un mes, la
resistencia polaca fue destrozada y el país fue repartido entre los agresores.
La primera fase de la guerra, -es decir, hasta finales de 1941-, Alemania y sus aliados (Italia y Japón)
consiguieron victorias tan espectaculares que llegó a parecer que podrían imponerse a sus
adversarios.
d) El frente occidental
El ataque decisivo se produjo en mayo de 1940, cuando los alemanes avanzaron sobre Holanda y
Bélgica -países neutrales-, para de esta manera sorprender a los ejércitos franco-británicos
situados en la frontera franco-alemana. Así se produjo el derrumbamiento del ejército francés,
considerado como el más potente de Europa. Parte de las tropas británicas consiguieron reembarcar
en Dunkerque, pero dio la sensación de que la guerra estaba decidida.
Después de la derrota francesa, Hitler trató de someter a Gran Bretaña mediante los bombardeos
aéreos y presionando sobre su imperio colonial. Sin embargo, este país, dirigido por Winston
Churchill, mantuvo la resistencia y ayudado materialmente por los Estados Unidos, acabó venciendo
en la batalla aérea.
e) El frente oriental
En junio de 1941, Alemania mantenía una alianza con Rusia que obsesionaba a Hitler desde hacía
tiempo. A mediados de este mes, Hitler inició una gran ofensiva contra la URSS, con el objetivo de
derrotarla mediante una “guerra relámpago”. Al principio pareció posible, porque los alemanes
llegaron a fin de año a 40 kilómetros de Moscú. Sin embargo, el retraso de la campaña, la
inmensidad del territorio y las tácticas guerreras soviéticas acabaron por impedir la victoria alemana.
Hitler debió congelar su ofensiva durante todo el invierno y en el verano de 1942 reinició las
acciones.
El 7 de diciembre de 1941, los japoneses atacaron por sorpresa y desde el aire, la base naval
norteamericana de Pearl Harbor (islas Hawai), donde se encontraba concentrada la escuadra
estadounidense del Pacífico. Este episodio provocó la entrada de los Estados Unidos en la guerra.
En forma inmediata, Estados Unidos y Gran Bretaña declararon la guerra a Japón y Alemania e
Italia se la declararon a Estados Unidos. Pero la movilización de los Estados Unidos se realizó con
una rapidez increible y en proporciones grandes, todos sus inmensos recursos fueron dirigidos a la
guerra.
Rápidamente las victorias del eje llevaron a Japón a realizar una enorme expansión, ocupando
Indochina, Indonesia y Filipinas. A fines de 1941 Japón parecía haber obtenido éxito, tal como
Alemania en Europa.
g) La contraofensiva aliada
Cuando Estados Unidos entra en la guerra, en diciembre de 1941, produjo un cambio en el balance
de las fuerzas. En 1942, veintiséis naciones estaban en guerra contra el eje y tenían una capacidad
industrial en la producción de armamento muy superior a la del adversario. Por tanto, la victoria
aliada era cuestión de tiempo.
El primer gran ataque aliado se produjo en el Pacífico, en una batalla naval, en la primavera de
1942. La superioridad aérea estadounidense les facilitó la victoria en el mar del Coral. En el verano,
Estados Unidos tomó la isla de Guadalcanal y desarticuló el sistema de aprovisionamiento japonés.
h) La derrota de Alemania
Los aliados, entonces, decidieron atacar directamente el poder alemán, el 6 de junio de 1944
desembarcaron en Normandía, con lo que empezó la liberación del continente. Fue una gran
operación que acabó con la resistencia alemana. En agosto fue liberado París, con ayuda de la
resistencia, y en setiembre se traspasó la frontera alemana. Por el este, las tropas rusas llegaron a
Varsovia; a continuación se dirigieron a los Balcanes y, en la primavera de 1945, ocuparon Viena y
Budapest. Con estas acciones se acercó ya el final de la guerra. En abril de 1945, Mussolini fue
ejecutado por la resistencia italiana y el 8 de mayo Alemania se rindió, después de que Hitler
probablemente, se suicidara en la Cancillería.
i) La rendición japonesa
Mientras seguía la guerra en Europa, Japón continuó su resistencia, a pesar de que los
norteamericanos iban conquistando posiciones cada vez más cercanas al archipiélago. Los
norteamericanos, entonces, decidieron emplear un arma nueva y terrible: la bomba atómica. Así, el
6 de agosto de 1945, una bomba atómica produjo 70,000 muertos en Hiroshima, y tres días después
otra bomba lanzada en Nagasaki tuvo un resultado similar. Ante esta situación, el emperador de
Japón, Hirohito, se rindió sin condiciones y pidió la paz el 2 de setiembre de 1945.
LA ORGANIZACIÓN DE LA PAZ
Durante la segunda fase de la guerra se celebraron tres cumbres con las tres superpotencias: Estados
Unidos, la Unión Soviética y Gran Bretaña. En Teherán (1943), Yalta (1945) y Potsdam (1945), los tres
grandes llegaron a un acuerdo para finalizar la guerra y fijar las condiciones de paz y sentaron las bases
de la política mundial.
Una de la más importante fue la conferencia de Yalta, donde comenzaron a manifestarse las tensiones
entre el bloque democrático y la URSS, pero donde también se tomó la decisión de crear un organismo
internacional que, mediante la representación de todos los países soberanos y el debate pacífico de sus
mutuos problemas, pudiera evitar los conflictos bélicos.
SESIÓN 13
LA RECONSTRUCCIÓN NACIONAL
13.1 LA SITUACIÓN POLÍTICA A FINES DEL SIGLO XIX
Políticamente, la postguerra y la reconstrucción nacional vieron el ocaso del último brote militarista del
siglo XIX y el surgimiento de importantes fuerzas civiles que pugnaron por el desarrollo de un proyecto
nacional. Nicolás de Piérola, fundador del Partido Demócrata, construyó las bases del Estado moderno.
Andrés Avelino Cáceres (fundador, en 1884, del Partido Constitucional), era un convencido de que sólo
los militares eran la salvación. Los años transcurridos entre 1890 y 1895 fueron de grandes desórdenes.
En cierto momento hubo hasta cuatro gobernantes simultáneos. También fue el período de pugna entre
Cáceres y Nicolás de Piérola, es decir, entre los rezagos del caudillismo militarista y la nueva propuesta
de una democracia civil. Finalmente fue Nicolás de Piérola, viejo adversario del civilismo, quien con el
propio civilismo como aliado, y con el apoyo decisivo de los estudiantes, intelectuales y del pueblo en
general, organizó las montoneras, retornó al Perú de su exilio en Chile y, mediante una violenta
revolución, ocupó Lima para ser luego elegido sin oposición en 1895.
Este segundo militarismo, a diferencia del primero, es producto de la derrota de 1879. Está representado
por Miguel Iglesias (1883-85), Andrés Avelino Cáceres (1886-90) y Remigio Morales Bermudes (1890-
94).
Este polémico contrato estuvo en discusión pública entre 1886 y 1889, año en que finalmente se hizo
efectivo. Andrés A. Cáceres asumió la delicada tarea de firmar este contrato, como salida única a la
postración económica en la que quedó el Perú luego de la guerra. Por medio de él, la casa Grace ofrecía
dar por cancelada la deuda externa del Perú, mayormente constituida por la deuda con los tenedores de
bonos ingleses y, a cambio, recibiría lo siguiente: la administración de los ferrocarriles nacionales por
sesenta y seis años, el otorgamiento por el Perú de tres millones de toneladas de guano por año y la
obtención de tierras de montaña para su explotación y la libre navegación en el Titicaca. Además, el
gobierno peruano otorgaría 33 pagos anuales de 80,000 libras esterlinas a los poseedores o tenedores
de los bonos de la deuda peruana. Y por su parte, los tenedores de los bonos acordaron no sólo
administrar, sino invertir en los ferrocarriles peruanos, repararlos, extenderlos y facilitar nuevos
préstamos al gobierno que no excedieran los seis millones de libras.
Una vez firmado el contrato, los tenedores de bonos, en Londres, formaron la Peruvian Corporation, Ltd.,
empresa que debería facilitar la ejecución de las obligaciones derivadas del contrato. Eventualmente, la
Peruvian alargó el control de los ferrocarriles e invadió otros aspectos de la actividad económica del país
como, por ejemplo el control de las actividades fiscales de la nación. Por ello fue el blanco de muchos
ataques por parte de quienes vieron en esta empresa la forma codiciosa de operación del capital
extranjero.
Luego de la traumática experiencia de la guerra con Chile, todos entendían que era necesaria e inminente
la formación del Estado moderno en el país. Fue con Nicolás de Piérola (1895-99), fundador del Partido
Demócrata (1884) y convertido en un maduro estadista para la época de su presidencia, que el Perú
entró en una etapa inicial de crecimiento y consolidación como nación. Este presidente hizo suyas
algunas de las ideas del positivismo para lograr un esfuerzo coherente de transformación nacional. Fue
un aristócrata que hizo esfuerzos democráticos para lograr que la aristocracia fuera permeable a las
necesidades de la nación. Cuando asumió la presidencia, en 1895, Piérola ya estaba convencido de que
la riqueza de la nación dependía del desarrollo de las virtudes y habilidades de su pueblo; pero, a
diferencia de los positivistas que solamente valoraban el progreso material, Piérola creyó en el progreso
aceptando, al mismo tiempo, al ser humano con sus limitaciones materiales y al pasado histórico como
parte importante del nacionalismo peruano. También a diferencia de ellos, Piérola fue un
constitucionalista.
Su gobierno fue de reconciliación y consensos, de méritos antes que de privilegios y con una sólida
vocación de servicio que le valió el reconocimiento de sus amigos y enemigos políticos, quienes siempre
lo consideraron como hombre honesto que sabía cumplir con su deber. De esta manera, Piérola inauguró
en el Perú una nueva manera de hacer política: respetó a sus opositores, incluso convocándolos para
trabajar con él; respetó la constitución y el funcionamiento normal del Parlamento; fortaleció las
instituciones y la administración pública; previó la preparación de los códigos de comercio y minería, y
estableció el Ministerio de Fomento como centro de la acción del Estado para el desarrollo material del
país.
Se restituyeron las elecciones municipales y la capacidad de autogobierno de los municipios, aun cuando
no tuvo éxito en establecer un sistema electoral moderno: la herencia del siglo XIX, en esta materia, fue
demasiado pesada y no se estableció ni el sufragio directo y secreto ni tampoco se creó un sistema
independiente y especializado de ejecución y supervigilancia de los procesos electorales.
A pesar de estas observaciones que deben extenderse sobre todo al campo de la política social, Piérola
logró establecer el prestigio de la autoridad y ciertas condiciones de eficiencia en el Estado peruano.
Nicolás de Piérola completó las reformas económicas al ordenar un proyecto para el saneamiento de la
moneda con base en el patrón oro, se propuso lograr no sólo un mejor respaldo a la moneda circulante
sino que colocó las finanzas del país a tono con la tendencia mundial. Esta medida, que se inició en 1899
y recién se completó en 1901, dio estabilidad a los sueldos, salarios y ahorros y garantizó las inversiones
nacionales e internacionales.
Por otra parte, Piérola ordenó la supresión de la odiosa contribución personal conocida como el tributo
indígena, la reforma de la contabilidad fiscal y de la recaudación de contribuciones y, también, la
elaboración del presupuesto respaldado, es decir, de un presupuesto que contara con ingresos propios
y realistas.
Nicolás de Piérola practicó la intervención del Estado en cuestiones económicas y sociales. En tal sentido
creó una serie de instituciones destinadas a reforzar el crecimiento económico de la nación las que
cumplieron adecuadamente su cometido. Entre ellas: el Ministerio de Fomento, desde donde se llevaron
a cabo varias obras públicas, incluyendo caminos, ferrocarriles y edificios, y la Sociedad Nacional de
Industrias para impulsar y cooperar con la empresa privada en la creación de la industria peruana.
Las medidas económicas lograron una situación fiscal estable, planificada y saneada. Se retomó el pago
de la deuda interna y se mejoraron las condiciones de crédito externo.
Por su parte, la Peruvian Corporation Ltd. extendió las líneas férreas a importantes centros mineros. Así
hacia el año 1893, el Ferrocarril Central que empezaba en el Callao llegó a La Oroya, el corazón de un
área con muchos depósitos minerales. Esta expansión permitió que el desarrollo de la llamada “Era de
la Plata”, a la que se consideraba iniciada en 1886, fuera aprovechada a tiempo. Hacia 1895, la
producción de plata alcanzó casi 33 millones de dólares, haciendo así una contribución indispensable a
los inicios de la reconstrucción económica iniciada durante el período de Cáceres. El valor tanto de las
exportaciones como de las importaciones se duplicó a lo largo del período presidencial de Piérola.
Las medidas económicas lograron una situación fiscal estable, planificada y saneada. Se retomó el pago
de la deuda interna y se mejoraron las condiciones de crédito externo.
El apoyo al desarrollo del capitalismo en el Perú fue consistente, pues Piérola retomó, inclusive, viejas
instituciones como la Bolsa de Comercio creada por el presidente Ramón Castilla en 1857,
reorganizándola como la Bolsa Comercial de Lima. Esta institución jugó un papel importante en la
generación de capital con el concurso de importantes sociedades anónimas, entre las cuales destacaron
las acciones mineras y las de servicios públicos. A la par que la bolsa se desarrolló la actividad bancaria
con la creación de los siguientes bancos: Banco Italiano, Banco de Perú y Londres y Banco Popular.
Lamentablemente, Piérola no hizo nada importante respecto a la situación de la educación en el Perú.
Tampoco hizo propuesta alguna para mejorar las condiciones de las clases necesitadas. Fue, más bien,
ajeno a las urgencias de las clases trabajadoras y del pueblo en general; puesto que no sólo los perjudicó
con el impuesto a la sal sino que reprimió duramente los movimientos indígenas.
República Aristocrática es un término acuñado (y popularizado) por el historiador Jorge Basadre para
identificar al período que se inició con la restauración del civilismo (hegemonía del Partido Civil) una vez
terminado el mandato de Nicolás de Piérola en 1899 y que se prolongó hasta 1919. Sus principales
características fueron las siguientes:
Tuvo un gobierno de tipo oligárquico antes que democrático. “Para el pueblo, por el pueblo, pero sin
el pueblo”. Nunca utilizó uno de los requisitos indispensables de la democracia: el sufragio universal.
Las personas que se alternaron en el poder pertenecieron al mismo círculo social restringido de un
número muy reducido de familias.
A pesar de que existieron algunos partidos políticos y fuertes enfrentamientos entre ellos, el
predominio en el poder a lo largo de estos años lo tuvo el Partido Civil fundado en 1870.
Hubo escasa alternancia en el poder, a lo largo del período, entre los miembros del Partido Civil y
otros partidos.
Si hacemos un breve recuento encontraremos que, luego del gobierno de consenso del demócrata
Nicolás de Piérola, se sucedieron los siguientes presidentes: Eduardo López de Romaña (1899-1903),
Manuel Candamo (1903-1904), José Pardo y Barreda (1904-1908 y 1915-1919), Augusto B. Leguía
(1908-1912), Guillermo Billinghurst (1912-1914) y el gobierno de facto de Oscar R. Benavides (1914-
1915).
Considerando las limitaciones de la democracia en ese entonces, a lo largo de estos 36 años, incluyendo
el período de Piérola, solamente hubo un golpe de Estado que fue hecho de Benavides contra Billinghurst
en 1914.
También hubo consenso respecto a buscar el desarrollo a través de la exportación de materias primas y
la importación tanto de productos manufacturados como de tecnología que permitieran una adecuación
de la vida citadina a los modelos de los países desarrollados.
En el ámbito de las regiones y de las haciendas, las características de la República Aristocrática fueron
más complejas pues el centralismo político del Estado se acentuó. Los pactos y alianzas realizados entre
los gamonales provincianos y capitalinos terminaron reforzando el centralismo limeño. La república
aristocrática tuvo un momento de “gloria” desde 1899 hasta 1908, uno de “bienestar relativo” hasta 1914
y uno de “incertidumbre e inestabilidad” hasta 1919, este último relacionado a la crisis tanto de origen
internacional como interno.
A. José Pardo, hijo de Manuel Pardo, gobernó durante dos períodos. El primero fue el de mayores
logros, pues transcurrió durante una época económica y socialmente propicia. Recién al final de su
primer período se comenzó a sentir cierto malestar por los efectos de la crisis internacional de 1908,
crisis que el presidente Leguía (1908-1912) tuvo que afrontar. En cambio, en su Segundo Gobierno,
José Pardo tuvo que manejar un país que había cambiado en muchos aspectos con respecto a 1904
y que nuevamente vivía en un ambiente internacional turbulento. Ahora se trataba de la Primera
Guerra Mundial. Su impacto se prolongó a lo largo de todo su período presidencial.
Una de las consecuencias más interesantes del Primer Gobierno de José Pardo fue su Política
Educativa. Retomando los postulados de su padre, logró hacer una serie de reformas realmente
importantes. Fue el primer gobierno que incremento en más del 100% el presupuesto para el rubro
educación y también el primero en crear un gran fondo para la Instrucción Primaria. Se mejoraron los
locales y el material escolar, se estimuló la profesión magisterial, se fomentó la instrucción técnica y
la secundaria, se organizó el Ministerio y se establecieron vínculos con las universidades.
B. Augusto B. Leguía fue un presidente de importante trayectoria política desde que asumió el
Ministerio de Hacienda, primero, durante el gobierno del presidente Candamo en 1903 y; luego, de
José Pardo en 1904. Esta experiencia, sumada a los casi quince años que participó en política lo
convierten en la persona más influyente de la política nacional de aquel tiempo. Su período de
ministro de economía dio claras muestras de lo que serían sus futuros gobiernos. Con toda
seguridad, discrepó de los postulados civilistas que preferían un Estado pequeño, pasivo, muy
barato, garante del orden y del bienestar de los grupos que generaban la riqueza. Discrepó también
de aquella política fiscal que no aplicaba los impuestos directos y sí los indirectos.
La Política Educativa de Augusto B. Leguía, muy a tono con la tendencia de la época de emular a
los Estados Unidos, siguió en lo esencial los pasos de José Pardo quien, influenciado por Manuel
Vicente Villarán, trajo asesores y maestros norteamericanos para que reorganizaran y racionalizaran
todo el sistema de enseñanza en el país. Uno de los aspectos que profundizó fue el de la Reforma
Universitaria en el Cusco.
C. Guillermo Billinghurst, de Partido Demócrata, gobernó solamente un año; sin embargo su gobierno
es importante por las siguientes razones: En su período se adelantó una política de corte populista
que sería aplicada mucho tiempo después con aceptación. Apoyó abiertamente las demandas de
los obreros ante la indignación de las elites civilistas convirtiéndose, así, en una suerte de "precursor
del populismo". Marcó el camino para muchas medidas económicas y sociales que luego retomaría
Leguía en el Oncenio. Su gobierno recibió el impacto directo del malestar causado por la explosión
de la Primera Guerra Mundial, alertando nuevamente sobre la fragilidad económica y política del
sistema exportador de materias primas.
Augusto B. Leguía retornó del exilio europeo al que lo envió Billinghurst y fue grandemente aclamado
como candidato a la presidencia en 1918 y elegido presidente en 1919. A pesar de ello, protagonizó un
golpe de Estado no violento que lo puso en el poder ese mismo año, con la aceptación de propios y
extraños.
Leguía asumió su segundo gobierno a los 56 años de edad con una idea bastante clara del Perú que
soñaba construir. Augusto Leguía imaginó y propuso una utopía a la que llamó La Patria Nueva y cuyo
contenido esencial fue el siguiente:
B. Política económica
El éxito se debió a la prosperidad económica mundial que mantuvo los precios de las materias
primas muy altos y permitió a los banqueros de Nueva York hacer préstamos al Perú, para financiar
sus obras públicas. Por lo tanto aumentó la deuda total y particularmente la externa y también
consolidó el sistema de impuestos. Leguía cuadruplicó la recaudación de los impuestos directos de
los productos primarios, azúcar, algodón, lanas, cueros, minerales, oro, plata, cobre, petróleo, de
cotización mundial.
Aparte de los impuestos directos e indirectos y de los préstamos ya mencionados, Leguía echó
mano a un recurso humano que contribuyó de manera significativa con la economía del Estado en
el aspecto de construcción de obras públicas: por la ley de caminos No. 4113 del 10 de mayo de
1920, se estableció el servicio de trabajo obligatorio llamado Conscripción Vial.
Así, Leguía se sintió orgulloso de su programa de obras públicas a las que consideró no sólo simples
factores de modernización sino vehículos de verdaderos cambios estructurales en todo el país
(sobre todo en Lima, Arequipa, Cusco, Trujillo, Piura y Lambayeque). Es así que, en 1924, anunció
que el patrimonio nacional había sido incrementado en más de 7 millones de libras peruanas
invertidas en obras públicas.
C. Urbanismo y la modernización
Con Leguía, Lima recibió un nuevo impulso modernizador que le dio forma y estructura.
Algunas de las obras fueron: el inicio de la construcción del Palacio de justicia; la inauguración de
las plazas San Martín, Sucre, Alfonso Ugarte y Washington, entre otras; y la creación de los Parques
de la Reserva y Universitario. También fueron inauguradas las avenidas del Progreso (hoy
Venezuela) y de la Unión (hoy. Argentina), Leguía (hoy Arequipa), Pershing, Mariátegui, así como
también muchos monumentos. Urbanizaciones como Santa Beatriz, San Isidro, Chacra Colorada
Jesús María, Lobatón, Balconcillo, Breña y Lince quedaron trazadas y en parte habitadas. También
son de ese período el Hotel Bolívar, el Country Club, el Hospital del Niño y el Teatro Forero (hoy
Municipal).
En muchas ciudades del país (destacando Arequipa y Cusco) se hicieron obras de alcantarillado
(agua y desagüe) y todo tipo de mejoras urbanas. Se construyeron carreteras, ferrocarriles, canales
y gigantescas obras de irrigación (estas últimas en Imperial en Cañete, La Chira y Sechura en Piura,
Esperanza en Chancay, y Olmos en Lambayeque). También se construyeron puertos y espigones
(especialmente en Supe, Cerro Azul y Callao).
Con estas obras las regiones del Perú se comenzaron a definir desde principios del siglo XX. Las
regiones fueron identificadas por su producción; el norte petrolero y azucarero, el centro minero, el
sur lanero, la selva cauchera.
Gracias a la bonanza que experimentó la economía peruana en estos años, tanto el Centenario de
la Independencia nacional, ocurrido en 1921, como el de la batalla de Ayacucho, en 1924, fueron
celebrados con grandes fiestas.
Por ocasión del Centenario de la Independencia, la ciudad de Lima, fue embellecida, adornada y
totalmente iluminada, escenario de muchas festividades. El gobierno levantó un monumento en
Pisco, lugar del desembarco de la expedición libertadora de San Martín, se instituyó la "Orden del
Sol" para premiar servicios extraordinarios, se creó una medalla conmemorativa y se inauguró el
monumento a San Martín.
La conmemoración de la batalla de Ayacucho fueron aún más suntuosas que las del Centenario,
pues en ellas participaron embajadas y misiones especiales de treinta países. En esta ocasión
también se llevaron a cabo ceremonias como la de la “Plantación del árbol del centenario”, discursos
y fiestas especiales. Además, se inauguraron solemnemente los monumentos al almirante Petit
Thouars y a Sucre, el Palacio Arzobispal, la avenida del Progreso (Venezuela de hoy), el Hospital
Arzobispo Loayza, el Museo Arqueológico, la Exposición Nacional del Centenario, las salas Bolívar
y San Martín en el Museo Bolivariano y el Panteón de los Próceres.
Fue quizá el más complejo, pues tuvo muchas facetas. La más importante es el hecho de que el
problema del campesino se superpuso al problema del indio. En el Perú el campesino era el indio,
de tal manera que los asuntos económicos eran cruzados por los asuntos raciales.
Fueron la situación del campesino-indio y sus levantamientos sociales los que motivaron las políticas
de gobierno respecto al indio y el indigenismo como respuestas.
La política de gobierno respecto a la situación del indio respondió a una estrategia armonizadora y
el gobierno fundó escuelas agrarias, instituyó el Día del Indio y creó el Patronato de la Raza Indígena
con una Oficina de Asuntos Indígenas, bajo la dirección del indigenista Hildebrando Castro Pozo.
También apoyó la apertura de escuelas primarias al interior del país y propició el reconocimiento
constitucional de las comunidades en 1920. Este reconocimiento valió a Leguía el apelativo de
Wiracocha.
A pesar de todo esto, la Oficina de Asuntos Indígenas poco pudo hacer por satisfacer los reclamos
indígenas por la propiedad de sus tierras y por contrarrestar los abusos de los gamonales. Aun
cuando desde la época de Rumi Maqui en adelante las protestas y los enfrentamientos entre
gamonales y campesinos no se habían detenido.
La enorme dependencia económica del Perú con respecto al capital externo, sobre todo norteamericana,
hizo al país vulnerable a lo que acontecía económicamente en otras partes del mundo. Es por esto que
la devastadora crisis de Nueva York, conocida como el Crack del 29, inmediatamente afectó al Perú.
En el Perú, la baja de los precios de nuestros productos en el mercado mundial afectó inmediatamente
el presupuesto nacional, aumentó nuestra deuda externa e interna, perdimos de forma gradual nuestras
reservas de oro, se devaluó la moneda y prácticamente se paralizó la producción en casi todos los
sectores. Todo esto repercutió en el alza del costo de vida, la pérdida de capacidad adquisitiva en la
población urbana, el aumento del desempleo y el incremento de la cantidad de sueldos impagos.
La primera señal en el Perú fue la quiebra del Banco de Perú y Londres, que era la institución de crédito
más importante del país. Inmediatamente después quebraron otras instituciones financieras y este
fenómeno se fue agravando a medida que los ingresos por préstamos externos desaparecieron y las
exportaciones de materias primas se redujeron.
El coronel José M. Sánchez Cerro, piurano, fue quien llevó a cabo un golpe de Estado que empezó en
Arequipa el 22 de agosto de 1930, contando con el apoyo del pueblo del sur así como de destacados
intelectuales. En particular, contó con el apoyo de José Luis Bustamante y Rivero quien sería el autor de
la elaboración del Manifiesto de Arequipa, en el que se explicaron las razones del golpe. El 25 de agosto,
Sánchez Cerro llegó a Lima y mandó encarcelar al presidente Leguía, quien con la salud quebrantada
murió el 6 de febrero de 1932 en el Hospital Naval de Bellavista.
Con la llegada al poder de José M. Sánchez Cerro se inició lo que se ha denominado el Tercer Militarismo,
que duraría hasta 1939. Los otros dos habrían ocurrido en el siglo XIX. El Primero (1821-1840) durante
el período independentista, y el Segundo durante el período posterior a la guerra con Chile.
El periplo de Haya luego de su arribo a Panamá en 1923, continuó por México, entregó a los
estudiantes una bandera de la unidad indoamericana, y que posteriormente conformarían su futuro
ideario aprista. En 1924 en México se fundó la Alianza Popular Revolucionaria Americana, APRA,
pasó por los Estados Unidos, la Unión Soviética, Suiza, Italia, Francia y, posteriormente, Londres. La
primera Asamblea Latinoamericana Aprista tuvo lugar en París, en julio de 1925, completándose en
esa ocasión el programa antiimperialista del Apra.
Entre 1926 y 1931 Haya viajó mucho, fue el impacto de la crisis de 1929 lo que permitió que el aprismo
se constituyera en partido político en el Perú.
El Apra se fundó como Partido Aprista Peruano, PAP, en setiembre de 1930 a tan sólo un mes de la
caída del presidente Leguía. La fundación del partido en Lima estuvo desde un principio orientada a
llegar a la victoria en las elecciones, sin descartar el mensaje insurreccional que luego cobraría vida.
B. EL Partido Comunista o PC
El Partido Comunista estaba proscrito, por lo que no participó en las elecciones de 1931. Sin
embargo, es importante ubicar la importancia del Partido Comunista en el desarrollo de los
acontecimientos políticos a lo largo de 1930, y sobre todo, del año de 1931. Sin duda, su presencia
influyó tremendamente en toda la política nacional.
El Partido Socialista fue fundado por José Carlos Mariátegui y luego a, su muerte, se convirtió en el
Partido Comunista del Perú. Los dirigentes de este partido estaban convencidos que en el Perú, a
partir de la crisis de 1929, se vivía una etapa pre-revolucionaria que había que convertir en
revolucionaria. Es decir, en una insurrección nacional que terminara con la toma del poder central por
las clases trabajadoras.
b) Aspecto económico: Las exportaciones estaban bajando tanto en valor como en volumen;
mientras que las importaciones subían, creando una delicada situación económica tanto para los
productores como para el fisco.
El control de cambio (en realidad se mantuvo el que se había impuesto al final del gobierno de
Prado).
El control de precios de ciertos productos.
El establecimiento de licencias para la importación se requería presentar licencias que,
calificadas y aprobadas, permitían contar con las divisas necesarias para las importaciones.
El incremento de los impuestos directos, para así poder aumentar los gastos públicos.
El subsidio de productos alimenticios, especialmente los importados, cuyos precios subían
rápidamente en el mercado mundial.
SESIÓN 14
En un contexto internacional como el de la "guerra fría", fue fácil establecer una persecución al
movimiento popular y a los principales dirigentes comunistas y apristas, creándose una "atmósfera de
terror". Se capturó a los líderes apristas, que fueron encarcelados o exiliados, y se despidió a líderes
sindicales. Haya de la Torre se asiló en la embajada de Colombia, donde se quedó hasta 1954, ante la
negativa del gobierno de autorizar su salida del país.
Fue así como el Partido Aprista quedó totalmente desestructurado. Se declaró el estado de emergencia
y un año más tarde, en julio de 1949, se aprobó la ley de seguridad interior, por la cual fueron suspendidas
las garantías constitucionales y se cerró el Congreso; pero se mantuvo el Poder Judicial.
En la práctica, todos estos hechos significaron el triunfo de la reacción conservadora de la oligarquía bajo
la dirección de Pedro Beltrán. El Apra estuvo en crisis y la movilización social se contuvo; Para 1950, la
oligarquía buscaba que Odría entregara el poder y La Prensa encabezaba una fuerte campaña para que
se derogase la ley de seguridad interior. Ante esto, el gobierno detuvo y deportó a Eudocio Ravines
(principal estratega político de la Alianza Nacional), debido a lo cual Beltrán renunció al BCR por estar
en “desacuerdo con línea política que seguía el gobierno” y, finalmente, en abril de 1950, declaró en
receso a la Alianza Nacional.
Odría se negó a dejar el poder; en 1950 convocó a elecciones, pero terminó siendo candidato único. La
Liga Nacional Democrática presentó otra candidatura: la del general Montagne, quien fue apoyado por
los sectores medios. Odría se deshizo de él, acusándolo de conspirador y de ser apoyado por el Apra;
fue entonces apresado y luego tuvo que abandonar el país.
Sin embargo, el movimiento popular no pudo ser controlado completamente; en 1952 se repitieron las
huelgas y se dieron, además, protestas que buscaban democratizar la vida política. En 1955 se
produjeron nuevas manifestaciones en Arequipa, fueron cruelmente reprimidas; inclusive se asesinó a
varios estudiantes cuando intentaban dialogar. Debido a esto último, Odría tuvo que separar a Esparza
Zañartu de su cargo.
La fundación del Centro de Altos Estudios Militares (CAEM) en 1953, por el general José del Carmen
Marín, formaría a los militares en otras materias con el fin de reemplazar a los civiles en la acción de
gobierno y evitar las críticas que habían recibido por no tener, además de su propia formación castrense,
una adicional de tipo académico. Empezaron a percibir la necesidad de institucionalizarse, se impartieron
cursos en las distintas disciplinas de las ciencias sociales y en el diseño de proyectos de desarrollo
nacional.
a) Aspecto económico
Producido el golpe de Estado se abrió una polémica sobre los controles establecidos durante la época
de Bustamante, particularmente sobre el control de cambios. La Prensa planteó liberalizar la
economía, lo que implicaba suprimir los controles que, en su opinión, “desestimulaban el crecimiento
de la producción”. Algunos industriales apoyaban la eliminación del control de cambio pero
manteniendo el control de las importaciones (lo cual los protegería). El Comercio fue el único medio
que defendió el control de cambio.
Odría eliminó el control de cambio poco a poco, la moneda se devaluó en 41 %.
Odría cedió ante el liberalismo, que se convirtió en la política económica oficial; pero, en oposición a
los planteamientos de Beltrán, continuó la expansión del gasto público a costa del déficit fiscal.
A partir de 1950, se dieron condiciones internacionales muy favorables para las exportaciones
peruanas: los precios de las materias primas subieron notoriamente debido al crecimiento de la
demanda de EE.UU. y, luego, debido a la guerra de Corea. Esto significó el crecimiento de algunas
exportaciones, de los ingresos fiscales y, por lo tanto, del gasto público. La economía peruana entró
en un período expansivo; las exportaciones no sólo crecieron en valor, sino también en volumen: para
1952 había aumentado notablemente la producción que se exportaba.
Se dio una legislación social que buscaba otorgar ciertos beneficios a los trabajadores. Entre ellos
sobresalieron:
b) Fin de la dictadura
Las movilizaciones populares no desaparecieron y más aún, se agudizaron en 1955; muchas de ellas
buscaban democratizar la vida del país. Odría buscó, consolidar una candidatura única; pero fracasó.
Surgieron dos candidatos principales: Hernando de Lavalle (el continuador de Odría) y Manuel Prado
(ex presidente). Este último fue apoyado por el Movimiento Democrático Pradista (luego, Movimiento
Democrático Peruano). Prado entabló conversaciones con el APRA, justificando dicha decisión.
Manuel Prado seguía representando a la burguesía nacional, que debería desarrollar económicamente
al país, y al “capitalismo industrial”, que haría contrapeso al capitalismo extranjero.
A. El Partido Demócrata Cristiano 1956, que surgió “como organización permanente con el propósito
de luchar por la instauración de un orden social democrático y cristiano y combatir así por una
existencia justa para el hombre, con fe en la libertad y en las instituciones representativas y apoyada
en una seguridad económica sin exclusiones”.
B. El Frente Democrático de Juventudes, que dio origen luego a Acción Popular, influyó notoriamente
en sectores medios y populares. Apoyó un antiimperialismo “constructivo”, buscando redefinir las
condiciones del capital extranjero en beneficio del desarrollo del capital nacional. Propugnó una serie
de reformas, entre ellas, la reforma agraria, la tributaria y la crediticia. Se preocupó de asuntos como
vivienda, educación y salud pública.
Entre las primeras acciones del presidente Prado fue formar la Comisión para la Reforma Agraria y
la Vivienda. Para solucionar el problema del agro planteó la supresión del control de precios, lo que
“elevaría las ganancias e incentivaría inversión capitalista, haciendo desaparecer a productores
ineficientes”. Además era necesario ampliar la frontera agrícola en la selva, evitando que creciera la
presión sobre la tierra.
En relación con la vivienda planteó desarrollar una legislación en favor de la constitución de mutuales
de ahorro y préstamo destinadas a la construcción.
Aspecto económico: Con relación a la política económica de Prado cabe resaltar dos
aspectos: En primer lugar que Prado nombró como ministro de hacienda (lo que hoy sería
economía) a Pedro Beltrán, quien puso en práctica una serie de medidas muy duras, entre las
que sobresalió una gran devaluación.
En segundo lugar, una serie de factores, entre los que sobresale el interés de industriales, llevaron a
la promulgación de la ley de promoción industrial. Ésta, básicamente, liberaba del pago de aranceles
a las importaciones de maquinaria, impulsando, la sustitución de importaciones en el Perú; sin
embargo, por distintas circunstancias, la industrialización fue impulsada por empresas internacionales
y no peruanas que, luego, incluso controlaron el sistema financiero, es decir, la banca.
Posteriormente, en 1963 y 1964, se dieron excenciones tributarias, que incentivaron aún más la
inversión. Así, por ejemplo, la participación norteamericana en la manufactura se incremento de 35
millones de dólares, en 1960, a 92 millones, en 1966.
Otro de los problemas que tuvo que enfrentar el gobierno de Manuel Prado fue la cuestión de la
legitimidad de la IPC en el país.
El otro problema, de orden político, importante que este gobierno tuvo que enfrentar fue el movimiento
campesino encabezado por Hugo Blanco en la Convención (Cusco). Este movimiento que llegó a
realizar “tomas” de tierras de haciendas puso sobre el tapete, nuevamente, la polémica acerca de la
necesidad de una reforma agraria.
Al finalizar los años de gobierno de Prado, se convocó a elecciones; se presentaron tres candidatos
principales: Haya de la Torre, Manuel Odría y Fernando Belaúnde. El problema fue que ninguno de los
tres obtuvo la mayoría (la tercera parte de los votos, según la constitución), la elección debía darse en el
Congreso. Ante la posibilidad de alianzas que dieran como resultado la elección de Haya de la Torre (que
tenía el veto del Ejército) o la de Odría (que retrasaría, según el Ejército, la realización de las reformas),
el Ejército dio el primer golpe institucional, formándose una Junta Militar integrada por el presidente del
Comando Conjunto y los comandantes generales de las Fuerzas Armadas. Ellos fueron los generales
Ricardo Pérez Godoy y Nicolás Lindley, el teniente general FAP Pedro Vargas Prado y el vicealmirante
Juan Francisco Torres Matos, respectivamente.
Una de las primeras acciones de esta junta Militar fue controlar los movimientos campesinos que se
estaban dando en La Convención: decretó la reforma agraria en La Convención y apresó a Hugo Blanco,
además tomó otras medidas de carácter cívico-militar: apertura de carreteras, postas médicas y escuelas.
Según un sector de militares fue la conjunción de estas tres medidas la que le permitió el triunfo.
Belaúnde obtuvo el triunfo electoral por un estrecho margen asumiendo el poder el 28 de Julio de 1963.
Había llegado el momento de las reformas, y se prometió que en los primeros 100 días de gobierno, el
Ejecutivo lanzaría un conjunto de proposiciones legislativas, para resolver en noventa días el problema
de la posesión ilícita de la IPC en la Brea y Pariñas (Talara), lo que no cumplió.
Las discrepancias entre el ejecutivo y el parlamento se profundizaron en 1965, el país empezó a sentir
los signos de la crisis económica debido al estancamiento de las exportaciones y el alza de las
importaciones, el gasto publico estimulado por los bloques parlamentarios, se reducían los ingresos
tributarios; frente a esta situación el gobierno tuvo que recurrir a préstamos internacionales y la crisis
política se acentuaba.
Por un lado el gobierno iba tomando una imagen represiva, muchos de los trabajadores de la
Federación de Empleados Bancarios fueron expulsados. A esto se sumaba lo limitado de la Reforma
Agraria. Constantemente se interpelaba a los ministros, lo que consecuentemente tenía que ser
cambiados, en 5 años Belaúnde tuvo 178 ministros.
En 1965 aparecieron brotes guerrilleros en zonas de la selva (Cusco, Madre de Dios), (MIR), y el
Ejército de Liberación Nacional, destacaron José de la Puente Uceda (murió en las acciones), Javier
Heraud (murió en las acciones) y Guillermo Lobatón. Jóvenes influidos por la revolución cubana.
En 1967 se devalúo la moneda, al mismo tiempo que entro en negociaciones con empresas
norteamericanas para lograr una multimillonaria inversión que vuelva a dar vida las exportaciones
mineras y que debía articularse con la industria nacional. Hizo “arreglos” con la IPC, firmó el Acta de
Talara y terminaron con el escándalo de la sustracción de la “pagina once”.
El escándalo político fue aprovechado por la Junta Militar con un grupo de militares comandados por
Juan Velasco quien dio el golpe de Estado el 3 de octubre de 1968.
BALOTA 15
La primera medida del gobierno fue dejar sin efecto el Acta de Talara y tomar el complejo petrolero de
la IPC, subsidiaria de la Standard Oil de New Jersey lo que finalizó con la expulsión de la empresa sin
indemnización, dado que las deudas de la empresa al país eran mayores que sus bienes, surge
también, la empresa nacional PETRO PERU
a) Las Reformas:
La Reforma Educativa 1972: La primera medida tomada en 1969 no tuvo respaldo ya que como
parte de la Ley Universitaria, se quitó reconocimiento a las federaciones de estudiantes, se anuló
la autonomía universitaria y la libertad de cátedra. Hasta que se probó la ley general de educación
1972, en ella se promovió la educación gratuita y educación laboral, el nuevo sistema educativo
contempla educación inicial, básica y superior.
Cambios en la minería, 1970. Los principales yacimientos mineros pasaron a ser administrados
por el Estado a través de Minero Perú.
Reforma Pesquera 1973, El Perú era el mayor exportador de harina de pescado, pero el sector
se encontraba en una crisis, se debió al descontrol en el crecimiento de las empresas privadas,
para ello se creó Pesca Perú.
Proscribió a los partidos políticos y creó en 1972 el Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización
Social (SINAMOS) convirtiéndose en un instrumento de control y poder, siendo una organización
popular en todo tipo de actividades.
Inició los trabajos de irrigación del Proyecto Majes y Cerro Verde (Arequipa).
El 29 de agosto de l975, por acuerdo del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, el general Juan
Velasco Alvarado es remplazado por Francisco Morales Bermúdez en cuyo gobierno se han
continuado varios de los cambios que se realizaron durante la primera fase manteniéndose los menos
al volverse la orientación económica que privilegia a los grupos propietarios.
El Plan Túpac Amaru.- Tuvo como propósito central elabora una guía de trabajo para el gobierno
del General Morales Bermúdez. No fue una política de continuación, fue un alto en el camino. El
estado se quedó sin recursos financieros y los ahorros en el gasto permitieron solamente
administrar la crisis. El plan nunca fue puesto en verdadera aplicación, sólo es una propuesta
para la mejor ocasión.
Uno de los acontecimientos más importantes del gobierno de la segunda fase fue la convocatoria a
una Asamblea Constituyente, con el objeto de reemplazar la constitución de 1933 y ponerse acorde
con los nuevos cambios de la sociedad.
Esta Asamblea se instala el 28 de julio de 1978 bajo la Presidencia de Víctor Raúl Haya de la Torre,
fue la que dio la constitución de 1979. El control de la Asamblea Estuvo a cargo del APRA y el Partido
Popular Cristiano, ellos con la mayoría absoluta diseñó y aprobó la Constitución.
Luego se convoca a elecciones generales, que fueron ganadas por Fernando Belaúnde Terry el
18 de mayo de 1980.
15.2 EL SEGUNDO GOBIERNO DE BELAÚNDE (1980-1985)
El arquitecto Fernando Belaúnde Terry comenzó su gobierno con inconfundibles muestras de espíritu
democrático: no bien asumió el mando, ordenó que se publicara y cumpliera plenamente la Constitución
de 1979 y firmó la norma que devolvía a sus dueños los medios de comunicación expropiados por el
gobierno revolucionario de las Fuerzas Armadas en 1974. Un poco más tarde convocó a elecciones
municipales, por primera vez desde 1966.
Durante la realización de las elecciones, en mayo de 1980, y la asunción del mando por el arquitecto
Belaúnde, en julio de dicho año, Sendero Luminoso inició la lucha armada, precisamente el 18 de mayo,
quemando las ánforas de la elección presidencial y parlamentaria de aquel día en el distrito de Chuschi,
(Ayacucho). A ese atentado siguieron 4 más durante el mes. Para fin de año, se habían totalizado 261
acciones armadas. Al año siguiente llegaban a 701. Había comenzado una lucha interna en la que
Sendero Luminoso crecería incesantemente durante varios años, hasta la captura del máximo líder de
dicho movimiento, Abimael Guzmán Reinoso, en setiembre de 1992.
El país había sufrido una crisis económica de significativas proporciones a partir de 1976. El gobierno del
general Morales Bermúdez hizo esfuerzos por ponerla bajo control; pero, la inflación tuvo un incremento
importante en relación a períodos previos y se incubaba el problema del crecimiento de la deuda externa
que, a partir de 1982, encarecería significativamente los pagos que tenía que hacer el Perú al exterior,
generando un agudo problema de incapacidad de pago. Durante los años siguientes, el Perú tendría que
pagar muchos millones de dólares sólo por intereses, los que ahogarían el esfuerzo interno de inversión
y desarrollo. A estos problemas se sumó la aparición del fenómeno de El Niño en el verano de 1983, que
causó gran destrucción e hizo retroceder significativamente la situación económica del país por las
pérdidas que produjo.
Durante el período de gobierno del presidente Belaúnde, el APRA eligió como secretario general a Alan
García, entonces un joven político de poco más de treinta años de edad, que era además diputado por
el APRA en el Congreso existente.
El apoyo popular con el que contó inicialmente el gobierno fue decreciendo como producto de la situación
económica deteriorada, principalmente por los altos costos del pago de la deuda externa y por los efectos
perjudiciales del fenómeno de El Niño de 1983. Cuando el partido de gobierno, Acción Popular, se
presentó a las elecciones de 1985, obtuvo una votación del orden del 6% del total, con la que dicho
partido fue reducido a ser una de las fuerzas pequeñas de la política nacional.
A. Las elecciones municipales
Las municipalidades son gobiernos locales y como la Constitución define al Perú como una república
democrática con gobierno representativo, entonces resulta necesario que las máximas autoridades
municipales sean elegidas por los vecinos de la respectiva circunscripción.
Convocó a nuevas elecciones municipales en 1983 y las autoridades elegidas en aquella oportunidad
iniciaron su labor al comenzar 1984. En Lima, el triunfo fue esta vez para Alfonso Barrantes Lingán,
candidato de la Izquierda Unida. Desde entonces no se ha interrumpido la elección democrática de
alcaldes y regidores, con lo que la democratización del Estado se afianzó en el plano del gobierno
local. Los alcaldes de Lima elegidos, luego de Barrantes, fueron Jorge del Castillo en 1986, aprista;
Ricardo Belmont Cassinelli en 1989, independiente que fue reelegido para un período adicional; y,
Alberto Andrade Carmona en 1995, también independiente y reelegido en 1998.
El gobierno del presidente Belaúnde inició su política económica aplicando ciertas reglas liberales
permitió una apertura de importaciones, enormemente restringidas durante el gobierno militar previo y
anunció un proceso de privatización de empresas públicas que, como ya vimos, también habían
crecido en el período anterior Sin embargo, dicho proceso no se llevó a la práctica.
Así, la deuda de cada país creció enormemente. Llegó un momento en que la cantidad de dólares que
tenía el Perú no le permitía pagar lo que debía y, en consecuencia, debió renegociarse la deuda
externa, es decir, pedir mayores plazos para así reducir la cantidad de dinero que había que pagar
cada año, aunque desde luego aumentaba la cantidad total de la deuda, porque se prolongaba en el
tiempo y así costaba más.
El gobierno empezó a incurrir en déficit fiscal, es decir, que empezó a gastar más de lo que tenía. Ello
se hizo imprimiendo más moneda sin respaldo y el efecto fue la elevación de los precios. A esto se
llama inflación. Esta creció significativamente hacia el final del gobierno del presidente Belaúnde y
contribuyó a agravar los problemas que existían.
Sendero Luminoso se había preparado para la subversión terrorista durante varios años y, a partir de
mayo de 1980, inició una impresionante escalada de violencia. Era subversivo porque se enfrentaba
al gobierno, tratando de derribarlo para construir su propio poder en el Perú, y era terrorista porque
buscaba construir su poder creando terror en la población. Sendero Luminoso no buscaba que la
población lo aceptase o le tuviese simpatía. Por el contrario exigía que se cumplieran sus órdenes,
mataba y destruía.
Sendero Luminoso comenzó su lucha “cercando a la ciudad desde el campo”, esto es, desarrollando
su fuerza y organización en el ámbito rural.
Por ello comenzó sus acciones en Ayacucho, entonces el departamento más olvidado y pobre del
Perú. Allí construyó bases de apoyo en ciudades y campo y, desde allí, se fue proyectando hacia otros
lugares del territorio nacional.
A partir de 1984, Sendero Luminoso empezó a hostigar a las ciudades y particularmente a Lima: hacía
operativos nocturnos, asesinatos selectivos y provocaba cortes de fluido eléctrico, entre otras
acciones. Sin embargo, su ataque a la ciudad empezaría tres años después, en 1987.
Durante todo el gobierno del presidente Belaúnde, y a pesar de los duros golpes que le infligieron las
Fuerzas Armadas y la Policía en las actividades antisubversivas que desarrollaron, Sendero Luminoso
creció constantemente.
En junio de 1984, una columna del Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA), tomó la ciudad
de Juanjuí, (San Martín), y con ello se dio a conocer públicamente.
El MRTA fue también un movimiento subversivo pero con estrategias diferentes a las de Sendero
Luminoso. En los primeros años, al igual que Sendero, enfrentaba a las Fuerzas Armadas y Policiales
y ocasionaba la muerte de soldados y policías; luego optó por secuestros selectivos, no por eso menos
sangrientos. A diferencia de Sendero, sus cuadros estuvieron compuestos, en buena parte, por
personas que habían tenido militancia política anterior, con experiencia en la dirigencia de movimientos
políticos.
A partir de 1985, Sendero Luminoso empieza también a aparecer en las zonas cocaleras y por las
mismas razones: podía conseguir allí recursos económicos con los cuales financiar su lucha. Por
consiguiente, Sendero y el MRTA empezaron a tener fuertes enfrentamientos: ambos grupos nunca
fueron aliados.
Quedaron algunos grupos operativos a cargo de dirigentes aún no detenidos, como el que irrumpió en
la Embajada de Japón y tuvo a decenas de personas como rehenes desde el 17 de diciembre de 1996
hasta el 22 de abril de 1997. Estos últimos fueron muertos en la operación Chavín de Huantar, durante
el gobierno de Fujimori.
La política económica de García incluyó un severo control del tipo de cambio, así como las sobre
emisiones de moneda. Igualmente se rechazaron los consejos del Fondo Monetario Internacional y se
limitó el pago de la deuda externa al 10% de los ingresos que por exportaciones obtenía el país. Esta
decisión causó el retraso en el pago de la deuda externa y que el país fuera declarado como inelegible
por el FMI en 1986.
Durante el gobierno de Alan García, junto a la violencia subversiva, que costó miles de vidas, se
realizaron actos de represión militar, como la de la matanza de las prisiones y la masacre de decenas
de campesinos en el pueblo ayacuchano de Cayara en 1988. Aunque inicialmente García mostró
interés en frenar las violaciones a los derechos humanos, tras la matanza de los penales, permitió que
continuase la violencia contrasubversiva de las fuerzas armas y se formaron escuadrones de la muerte
(Comando Rodrigo Franco), los que amedrentaron a sospechosos de terrorismo y a críticos de la
política antiterrorista.
A partir de 1988 y 1989 los grupos terroristas intensificaron su ola de atentados en Lima y varias otras
ciudades frente a la impotencia gubernamental.
La controversia se volvió a dar cuando a menos de veinte días de la transferencia al nuevo gobierno,
Víctor Polay, "Comandante Rolando" y 47 militantes del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru
lograron fugar del penal de "máxima seguridad" Miguel Castro Castro a través de un túnel de 330
metros construido desde fuera del penal.
El punto de ruptura de su gobierno fue la intención de estatizar la banca como una forma de controlar
la inflación que, a esas alturas (28 de julio de 1987), ya resultaba agobiante. En efecto, los indicadores
económicos señalan que el Perú, durante su mandato, llegó a sufrir una hiperinflación de 1,722.00%
en 1988 y 2,776.00% en 1989. Para inicios de 1990 estos índices alcanzaron el 2,178.00 %. La
devaluación de la moneda fue altísima y durante su gobierno hubo que cambiar dos veces la moneda
oficial (sol e inti) debido a que quedó rápidamente sin valor. Ello derivó en una gran especulación y en
la escasez de productos de primera necesidad.
Frente a la escasez general de recursos, el gobierno empezó a incurrir en un significativo déficit fiscal,
que cubría la diferencia emitiendo moneda sin respaldo. El déficit crecía porque aún cuando los
ingresos del Estado disminuían, éste seguía pagando los sueldos de sus empleados y utilizaba
cantidades significativas de recursos para subsidiar ciertos productos básicos como alimentos,
combustible y otros. El efecto de esta política es el alza de los precios, es decir, la inflación.
Hacia fines de la década, las agrupaciones políticas, a las que se empezó a llamar partidos políticos
tradicionales, comenzaron a perder representación del pueblo y a significar cada vez menos en las
opiniones políticas. Esto se traduciría rápidamente en una pérdida de su capacidad para obtener votos a
favor. Esto último generó una profunda crisis política no sólo para los partidos sino para todo el sistema
político, que pasó a ser dominado por personas independientes. Este fue un cambio significativo en la
manera de hacer política en el Perú de fines de los años ochenta y principios de los noventa.
Los llamados partidos políticos tradicionales presentes en la vida del país durante la década de 1980
fueron, principalmente, Acción Popular, Partido Aprista Peruano, Partido Popular Cristiano y la Izquierda,
que adoptó diversos nombres y que aquí llamaremos por el que utilizó durante mayor tiempo y con más
éxito: Izquierda Unida.
Aparición del Movimiento Libertad y del Neoliberalismo en el Perú, contra la estatización de la banca en
1987, liderado por Mario Vargas Llosa. Años después sería el FREDEMO.
Alberto Fujimori había triunfado como líder de un movimiento denominado Cambio 90 Nueva Mayoría, este
no tenía la estructura de un partido político y era la tercera fuerza en el Congreso. Por ello, lograr la
aprobación de proyectos de ley se convirtió en una tarea difícil: la oposición aprista obstruía los proyectos
constantemente.
El 5 de abril de 1992, con el apoyo de los militares dio un autogolpe de Estado disolviendo el Congreso. El
vicepresidente Máximo San Román y el Congreso depuesto intentaron reconstruir un gobierno legítimo; sin
embargo, no contaron con el apoyo popular. Entonces, ante la presión internacional, Fujimori optó por
convocar a elecciones para un Congreso Constituyente que redactaría una nueva Constitución, que luego
sería sometida a un referéndum. La nueva Constitución de 1993 establecía el voto nacional por distrito
electoral único, el mandato presidencial por cinco años con derecho a una reelección y la existencia de un
Congreso unicameral con 120 representantes. Defendía un sistema económico liberal aunque señalaba la
obligación del Estado de mantener una política social.
A. LA ESTABILIDAD DE LA ECONOMÍA
Fujimori decidió enfrentar la hiperinflación a través de medidas enérgicas, como retirar los subsidios, poner
fin al control de precios, eliminar el dólar MUC (establecido por el gobierno anterior), reiniciar las relaciones
con los organismos internacionales y ordenar la recaudación fiscal. El famoso "shock", sobre el que se
discutió en la campaña electoral de 1990, fue una de las medidas que se tomaron para detener la inflación
y "sincerar" la economía. Las medidas económicas dieron resultado: en 1994, la inflación se había reducido
a 15,4%.
El Banco Central de Reserva restringió la emisión de billetes y el gobierno equilibró el presupuesto para no
efectuar gastos innecesarios. Además, se hizo eficiente la recaudación de impuestos: la SUNAT
(Superintendencia Nacional de Administración Tributaria) elevó en 324% los niveles de recaudación
tributaria en 1994 en relación a los de su ingreso a la presidencia.
Por otro lado, el pago de la deuda externa y la recuperación de la confianza de las instituciones financieras
internacionales se convirtieron en una prioridad del gobierno. Tras una serie de diálogos, se logró renegociar
la deuda externa peruana, mientras que el Estado se comprometió a hacer reformas económicas. Además,
se estableció como unidad monetaria el nuevo sol, Asimismo, se hizo necesario reorganizar la inmensa
burocracia estatal. Los ministerios y las múltiples empresas del Estado se habían convertido en organismos
ineficientes, y las empresas eran más una fuente de pérdidas que de ingresos, en 1990 había 224 empresas
estatales que perdían anualmente 2500 millones de soles. Por ello, desde 1991 se inició una política de
privatizaciones. De allí en adelante, se transfirieron noventa empresas al sector privado. Esto trajo consigo
eficiencia en los servicios, pero también produjo alzas en las tarifas y despidos mediante la racionalización
de personal.
B. LUCHA FRONTAL CONTRA EL TERRORISMO
Un año crítico fue el de 1992, pues se produjeron tres atentados que conmocionaron a la población: el
asesinato de la dirigente popular María Elena Moyano y la explosión de "coches bomba" en las instalaciones
del Canal 2 de televisión y en la calle Tarata, en Miraflores. No obstante, el12 de setiembre de ese año, una
operación de la DINCOTE (Dirección Nacional Contra el Terrorismo) capturó a Abimael Guzmán, líder de
Sendero Luminoso, y a otros importantes dirigentes senderistas.
El MRTA fue otro movimiento subversivo combatido por el régimen. En diciembre de 1996, muchos de sus
militantes ya estaban encarcelados; sin embargo, un grupo tomó la residencia del embajador japonés y
retuvo a diplomáticos y políticos. Tres meses más tarde, ya en 1997, una operación militar liberó a los
rehenes.
En Mayo de 1997 el israelí, nacionalizado peruano, Baruch Ivcher, director del canal Frecuencia Latina
hasta entonces cercano al gobierno, fue deportado por su oposición al retiro de los miembros del Tribunal
Constitucional, bajo la premisa de que ningún extranjero puede controlar algún tipo de medio de
comunicación, establecido por la Constitución.
Ante tal evidencia, la opinión pública no dudó en mostrar su indignación. Dos días después, el 16 de
setiembre, el presidente Alberto Fujimori dio un mensaje a la nación con el fin de convocar a elecciones
adelantadas y anunciar la desactivación inmediata del SIN.
Posteriormente, dos meses más tarde, y en momentos en que el gobierno perdía a desprestigiada
presidencia en el Congreso, Fujimori realizó un viaje que tenía como escalas AcapuIco, San Francisco,
Brunei y Tokio. Desde esta última ciudad, Fujimori envió su renuncia por fax y se declaró bajo la protección
del gobierno japonés. Esta sorpresiva renuncia permitió conocer un hecho que algunos periodistas habían
denunciado anteriormente: la doble nacionalidad de Fujimori, lo que le ha permitido evadir a la justicia
peruana al ser considerado ciudadano japonés. Su socio Montesinos, en cambio, capturado y traído al Perú
para que responda por una serie de cargos que se le imputan.
El gabinete en pleno renunció y los vicepresidentes rehusaron hacerse cargo del gobierno. Entonces, la
presidencia de la República recayó en el presidente del Congreso, Valentín Paniagua.
El 6 de noviembre de 2005 Fujimori llegó a Santiago de Chile procedente de Tokio, a bordo de un vuelo
privado. Al día siguiente fue detenido por orden de un ministro de la Corte Suprema chilena, que emitió un
auto de detención previa contra él. Mientras, en Lima se convocó un Consejo de Ministros urgente para
evaluar la nueva situación presentada tan de improviso.
Dicho Consejo de Ministros presidido por el presidente Alejandro Toledo Manrique, tomó la decisión de
enviar una comisión a la capital chilena, a fin de iniciar los trámites de extradición de Fujimori, con el fin de
llevarlo al Perú y que responda por los cargos que se le imputan, entre los años 1990 y 2000. Hasta la
salida del presidente de Toledo no se pudo con la extradición del fugitivo de la justicia peruana.