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Texto: Deuteronomio 8: 2Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tú Dios estos cuarenta años
en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus
mandamientos. 3Y te afligió, y te hizo tener hambre, y te sustentó con maná, comida que no conocías tú, ni tus padres
la habían conocido, para hacerte saber que no sólo de pan vivirá el hombre, más de todo lo que sale de la boca de
Jehová vivirá el hombre. 4Tu vestido nunca se envejeció sobre ti, ni el pie se te ha hinchado en estos cuarenta años.
(R.V.R 1960)
Intro: Es en los desiertos donde los problemas, las crisis, la soledad, la incomprensión parecen ser más fuertes
que nunca antes en la vida, cuando somos llevados al desierto llegan a nuestra vida días en los cuales
deseamos hallar refugio pero no lo encontramos, es el desierto donde la felicidad que acompaña la relación
con nuestro Señor es puesta a prueba en medio del silencio, la lucha y el temor. Es en los desiertos donde
experimentamos en nuestro corazón una profunda necesidad del toque sobrenatural de Dios para poder
seguir adelante.
¿Qué necesito cuando estoy en el desierto?
1) Dirección de Dios…
Sin dirección irás dando vueltas sin sentido. Fíjate cómo dirigió Dios a Israel. “El Señor iba delante de
ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego
para alumbrarlos…” (Éxodo 13:21-22). Dios le dijo a Moisés ‘Cuando se mueva la columna se moverán.
Y cuando la columna se pare se detendrán’.
Se ha preguntado alguna vez ¿qué hacer por la noche cuando todo está oscuro? El salmista
dijo: “Lámpara es a mis pies Tu Palabra y lumbrera a mi camino” (Salmos 119:105). En cualquier
imprevisto, situación y circunstancia que vivas, la Palabra de Dios te guiará, te protegerá y te
mantendrá a salvo. Así que deja de preocuparte y léela todos los días.
Salmos 78: 52 A su pueblo lo guió como a un rebaño; los llevó por el desierto, como a ovejas, 53
infundiéndoles
confianza para que no temieran. Pero a sus enemigos se los tragó el mar. (N.V.I)
Puedes encontrarte en el desierto y aun así estar en el centro de la voluntad de Dios. En el desierto
llegas a conocer a Dios con más profundidad.
2) ¡A Dios!
Una vez Dios le dijo a Moisés: Voy a enviar mi ángel delante de ti, y Moisés respondió: ¡Si tu presencia
no va conmigo, no me saques de aquí…!
Por eso el Señor le pidió a Moisés que construyera el Tabernáculo y le dijo que lo iba a usar como una
herramienta de aprendizaje para demostrar a Su pueblo que:
1) Quiere encontrarse con nosotros a menudo. La palabra “tabernáculo” significa “tienda de reunión”.
Dios quiere que pases tiempo con Él y que lo conozcas. Al hacerlo, te agobiarás menos y confiarás más
él.
La Biblia dice: “Vuelve ahora en amistad con Dios y tendrás paz…” (Job 22:21). Es importante oír
enseñanzas de la Palabra, reunirse con otros creyentes y ser animados por sus testimonios. Pero llega
un momento en que tienes que dejar la información de segunda mano y tener una relación íntima con
Dios.
2) Dios quiere ser el centro de nuestras vidas. Cuando Israel acampaba al anochecer, las doce tribus
colocaban sus tiendas alrededor del tabernáculo donde moraba la presencia de Dios. Cada hombre,
mujer y niño podía salir a la puerta de la tienda y ver a Dios en medio de ellos. ¿Puede ser más claro el
mensaje? Cuando tus afectos más profundos y tus mayores ambiciones están centrados en Cristo, tu
vida irá en ascenso.
“Deléitate asimismo en el Señor y Él te concederá las peticiones de tu corazón” (Salmos 37:4). La
fórmula para prosperar en medio del desierto es centrar tu vida en Cristo y sumergirte en Su Palabra.
Conclusión:
v11El diablo entonces le dejó; y he aquí vinieron ángeles y le servían.
¡Tengo identidad de hijo cuando me interesan los negocios del Padre!
¡Aun en el desierto Dios hará milagros!